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COLECCIN DE HISTORIADORES I D E D O C U M E N T O S
RELATIVOS A I.A
INDEPENDENCIA DE CHILE T O H V C O X I V
DON BERNARDO O'HIGGINS APUNTES HISTRICOS SOBRE LA REVOLUCIN S E
CHILE
POR
MANUEL JOS GANDARILLAS
S A N T I A G O D E C H I L E
&wwE
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JMPRENTA CERVANTES-J3AHD ERA, 50
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A D V E R T E N C I A
Hemos reunido en este volumen los artculos qu.' con el ttulo de
"Don Bernardo O'Higgins, Apuntes Histricos de la Revolucin de
Chileu public don Manuel Jos Gandarillas en El Arau-cano, peridico
oficial del Gobierno de Chile, desde el nmero 17o de 24 de Enero de
1834 hasta el nmero 199 ('e 4 de Julio siguiente.
Los artculos de Gandarillas fueron provocados por la publicacin
de la obra del doctor Ascencio, que insertamos en el volumen
precedente de esta coleccin, i'Escritos, dice el seor Barros Arana,
con regulares formas literarias, i en cierto modo con alguna
moderacin en su parte esterna, esos artculos son la condensacin
vigorosa de todos los car 0 os que formularon contra O'Higgins sus
mas
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VI ADVERTENCIA
encarnizados enemigos; lo que no quita que en la relacin i sobre
todo en los numerosos documentos que la acompaan, se encuentren
muchos datos importantes para la historia. Esos artculos no han
sido reimpresos nunca, i a esta circunstancia, as como a su carcter
de escritos de polmica, se debe ti que sean mui poco conocidosn.
(Historia fene-ral de Chile, vol. 9, pj. 648.)
E L EDITOR.
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PRLOGO DEL A U T O R
Solo ahora hemos podido ver el cuaderno de la Acusacin
pronunciada por el doctor don Juan As-cencio contra un papel
denunciado por el Gran Ma-riscal del Per t don Bernardo O'Higgins a
que se refiere el comunicado de don Diego J . Benavente de nuestro
nmero 170, i el del presente del coro-nel don Jos Santiago Luco i,
a nuestro parecer, no tiene este folleto compaero que le iguale
entre las producciones que ha hecho abortar a las impren-tas
hispano-americanas, bien sea el espritu de par-tido o el deseo de
dominar, o la influencia de la venganza mas sublimada. En l se
trata de vindi-car al Gran Mariscal del Per de los excesos que se
le atribuyen por el alcance al Mercurio Peruano durante el tiempo
que fu Director de esta Repbli-
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2 MANUEL JOS GANDARILLAS
ca, i los medios de que se vali el autor de la acusa, cion,
lejos de favorecer a su patrocinado, le causan el gran perjuicio de
despertarle enemigos que ha-ban sofocado sus resentimientos. Puede
decirse que los obliga a escabar el foso profundo en que la
jenerosidad, la prudencia i el tiempo haban sepul-tado para siempre
hasta la memoria de los hechos ignominiosos que se le atribuyen, i
que todos los das se oyen en boca de la mayor parte de los
habi-tantes de Chile. Nadie se acordaba ya del nombre de O'Higgins,
pero la aparicin del papel publi-cado con el nombre del doctor
Ascencio ha reno-vado heridas, revivido rencores e incendiado
ni-mos. No se encuentra en todo l una lnea que corresponda al
objeto que se propuso su autor, cual es el de colocar a su
patrocinado al lado de los hroes i en medio de los hombres
grandes.
Para conseguir este fin se eliji por teatro el juri de imprenta
de Lima, i se present a don Bernardo O'Higgins como el inventor del
sistema de gobierno representativo en Chile, el autor de su
independen-cia i el fundador de la Repblica. S e le atribuyen
innumerables triunfos en la guerra, se le prodigan elojios; mas al
lado de todo esto, no deja en pi mas que la reputacin de un solo
chileno. E l doctor As-cencio, o el verdadero autor del papel,
present una multitud de documentos que interpret como quiso, i en
ellos no hai mas que lisonjas de ami-
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DON BERNARDO O'HIGGINS 3
gos, correspondencia de compaeros, esperanzas de hombres buenos
i producciones de partidarios. Casi todos se refieren a tiempos en
que el Gran Mariscal del Per no habia dado motivos para formar el
concepto que espres el autor del alcance acusado. Pueden servirle
de comprobantes de la reputacin en que en un tiempo se le tuvo, mas
no de instru-mento con que sofocar la opinin que le form su
Gobierno. E l doctor Ascencio, o su director, eriji al juri de
imprenta de Lima en calificador de los hechos que pertenecen a la
historia de la revolucin de Chile, sin conocer las personas, el
pais ni sus circunstancias. E n unapalabra, con rasgos de pluma lo
arruin todo i seal con el dedo una planta so-litaria que la
casualidad hizo nacer sobre los escom-bros, para que el juri la
calificase de estraordinaria entre la de su especie, sin que este
cuerpo repa-rase en la calidad del juicio que se habia sujetado a
su conocimiento, pues los hechos en que deba afianzarse no han
sucedido en su territorio, ni sabe si son ciertos o falsos los
documentos que se le presentaron; ni est en el nmero dess
atribucio-nes autorizar los insultos que se han hecho a la
Re-pblica de Chile, dando asenso a las aserciones del pronunciador
de la acusacin.
Los chilenos amantes del decoro de su pais a quienes haya
llegado la acusacin pronunciada por el doctor Ascencio, contengan
la indignacin que
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4 MANUEL JOS G AND AR ILLAS
precisamente debe haberles causado su lectura, i esperen la
refutacin que nos proponemos dar en los nmeros siguientes de este
peridico. Conside-ramos ofendido el honor nacional i, por lo tanto,
como escritores nos creemos obligados a vindi-carlo; prevenimos que
aunque uno de nosotros se encuentra injuriado en el folleto que
vamos a im-pugnar, la naturaleza de la injuria, que no es mas que
un solemne embuste, es incapaz de alterar la imparcialidad que
siempre ha guiado nuestra plu-ma ( i ) .
L a refutacin, que ofrecimos en el nmero ante-rior, del
panejrico del Gran Mariscal del Per don Bernardo O'Higgins,
publicado bajo el ttulo de Acusacin propuesta por el doctor don
Juan As-cencio, no es una contradiccin directa a cuanto asienta
este seor. Emprenderamos un trabajo molesto e infructuoso para el
pblico, sin conseguir mas que llenar papel con desvergenzas, ocupar
ociosos i satisfacer la malignidad. Son mas altas las miras que nos
guian. Poco nos importa la averi-guacin de ciertos hechos aislados
que en el curso de una larga administracin pueden compararse con
las pequeas heridas que por casualidad suele sufrir el cuerpo
humano. Nuestra empresa es pre-
( i ) Publicado en El Araucano de 17 de Enero de 1834 .
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DON BERNARDO o 'HISGlNS 5
sentar en su verdadero aspecto al hroe del doctor Ascencio, i
ofrecer a los imparciales que sepan leer la historia, un lijero
bosquejo de lo que ha pasado en Chile, que al mismo tiempo que d a
conocer la vida poltica de don Bernardo O'Higgins, les haga mirar
con desprecio la multitud de volmenes que ha producido la mana de
escribir viajes por rela-ciones de virlocheros i maestros de
postas, o por afecciones particulares, o con el objeto de adquirir
sus autores un concepto cuya verdad solo puede saberse comparando
sus narraciones con la exacti-tud de los sucesos.
Para llegar a nuestro fin, nos parece conveniente hacer un breve
diseo de la revolucin de Chile, desde 1 8 1 0 en que empieza la
poca gloriosa de que el doctor Ascencio hace autor esclusivo a don
Bernardo O'Higgins. N o nos es preciso entrar en descripciones de
batallas, porque solo el valor na-tural de los chilenos sin
direccin i sin tctica, es bastante ttulo para que se reconozca su
gloria militar, pues, muchas veces la que se adquiere por los
triunfos es efecto de la casualidad, i no obra de aquel talento que
hace resultar los sucesos de las combinaciones i conocimientos.
Estamos convenci-dos de que el camino por donde el hroe es
con-ducido a recibir la corona, es el mismo por donde muchas veces
marcha el desgraciado al patbulo habiendo quizas prestado ste mas
servicios a sus
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6 MANUEL JOS G ANDAR ILLAS
verdugos i ocasiondoles aqul mas daos. L a ca-sualidad en sus
efectos es tan ciega como la justicia en sus actos, pero mas activa
i ostentosa.
Estando ligada la vida pblica de don Bernardo O'Higgins con la
historia de la revolucin de Chile, no podemos menos que volver los
ojos al clebre ao de 1 8 1 0 en que se conmovi toda la Amrica, mas
bien por instinto o por influencia de las cir-cunstancias que por
una combinacin meditada; i recorrer los principales pasajes que
forman los ana-les de nuestros tiempos, descubren nuestro carcter i
dan a conocer los principales personajes que el doctor Ascencio
eleva i abate a su antojo. Mani-festaremos el modo con que se hizo
la revolucin, sin dar razn de las causas, porque, como hemos dicho
antes, ella fu una inspiracin a toda la Am-rica; daremos una idea
de las opiniones que domi-naban entonces, que aunque
insignificantes para el objeto de alcanzar la independencia,
influyeron de-masiado en los desastres que sufri Chile en el ao de
1 8 1 4 . Haremos conocer los efectos que produjo la dominacin
espaola, el modo de destruirla, i describiremos el gobierno de don
Bernardo O'Hig-gins, concluyendo con una breve esposicion de lo que
es Chile actualmente.
Con este objeto dividiremos nuestra obra en cuatro pocas: i . a
Desde n de Julio de 1 8 1 0 hasta 1 0 de Octubre de 1 8 1 4 ; 2 . a
Desde esta fecha
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DON B E R N A R D O O ' H I G G I N S J
hasta 12 de Febrero de 1 8 1 7 ; 3 . a Desde sta hasta 28 de
Enero de 1823 ; i 4 . a Desde sta hasta el dia.
E n las tres divisiones primeras nos proponemos referir los
hechos que dan a conocer al Gran Ma-riscal del Per, i en la ltima
comparar el gobierno
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P E I M E H A P O C A
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C A P T U L O P R I M E R O
PRIMEROS MOVIMIENTOS POPULARES
El espritu de libertad que desde fines del siglo pasado se habia
difundido por toda la Europa, pa-sando a Amrica trasmiti a Chile
unas cuantas centellas de fuego patritico, que prendiendo en unos
pocos individuos abri el camino a la revolu-cin. Entre stos deben
sealarse los respetables ancianos don Jos Antonio de Rojas, don
Juan Antonio Ovalle i el doctor don Bernardo Vera que, por sus
conversaciones liberales, provocaron la ira de don Francisco
Antonio Garca Carrasco que gobernaba a Chile; quien los hizo
arrancar de sus casas en la noche del 25 de Mayo de 1 8 1 0 i
remi-tirlos a Valparaiso escoltados. Una providencia re-pentina,
tomada contra personas tan respetables i
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12 MANUEL JOS G \NDARILLAS
por un jefe que durante su gobierno no habia des-cubierto mas
cualidad que la de hacerse odioso i despreciable, alarm al pacfico
vencidario de San-tiago hasta el estremo de hacerle reunirse
tumul-tuariamente a pedir la vuelta de los tres individuos que
haban sido separados de esta ciudad. E l Presi-dente prometi que se
cumpliran sus peticiones, a cuyo efecto partieron para Valparaso
dos ciudada-nos respetables; mas, habiendo sido burlados, por-que
dos de los individuos desterrados, los ancianos, haban sido
embarcados para Lima, en virtud de rdenes anticipadas, se conmovi
de nuevo el ve> cindario, i despus de varios pasos infructuosos
para hacer cumplir al Presidente Carrasco con los deberes de
gobernante i con las promesas que habia hecho, recurri al Tribunal
de la Real Audiencia, en donde fu depuesto del mando, i se subrog
en su lugar al conde de la Conquista don Mateo Toro.
Esta variacin proporcion a los patriotas un campo libre para
propagar las ideas liberales i puso en sus manos los medios de
hacer efectivo el pro-yecto de sustraer a Chile de la dominacin
espao-la; i as es que al poco tiempo lograron constituir un
gobierno, el 18 de Setiembre del mismo ao, que, aunque disfrazado
con las apariencias de obe-, diencia i amor a Fernando V I I , no
fu otra cosa que el plantel del sistema republicano en Chile i un
sacudimiento completo de las cadenas coloniales.
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DON BERNARDO O'HIGGINS 1 3
N o estaban los chilenos educados para pasar repen-tinamente del
estado de vasallos de un monarca al de ciudadanos de un pueblo
libre, i todas las ano-malas que se advierten en las providencias
de aquel primer gobierno, en que se nota una mezcla de pro psitos
de obediencia al rei de Espaa i de actos que indicaban espresamente
intenciones de sustraerse de ella, fueron sin duda ocasionadas por
la necesi-dad de llevar adelante la empresa contra todos los
obstculos queoponian la escasez de luces, la igno rancia de los
principios polticos i el ningn conoc miento de los derechos del
hombre. L a obediencia al rei era entonces poco menos que un dogma
de relijion i creyendo faltar a sta muchos no queran escuchar ni
siquiera la esplicacion de lo que es el hombre en sociedad. El
hbito de respetar al rei se habia hecho objeto de conciencia, i sta
no de-jaba obrar a la razn. No se conocan los buenos libros, ni
siquiera se tenia idea del instrumento maravilloso de la imprenta;
apenas habia juriscon-sultos rancios, telogos fanticos i
practicantes de confesonario, de modo que fu preciso casi como
engaar a la multitud, porque si se procuraba ins-truirla de
repente, se corra el riefgo de que el res-plandor de una luz
repentina la deslumhrase e hi-ciese malograr la empresa en su
orjen.
Bien fuese, la prudencia que naturalmente acom-paa a los hombres
pensadores, o bien la casuali-
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14 MANUEL JOS GANDARILLAS
dad, lo cierto es que, mediante esta conducta, Ios-pueblos de
Chile reconocieron la Junta establecida en 18 de Setiembre que
empez su gobierno crean-do cuerpos para la defensa del pas, N o se
sabe que hubiese habido alguna oposicin en ningn punto del
territorio. S e convoc un Congreso lejislativo r i el mismo dia que
se haban de elejir los diputados-de Santiago en la casa del
consulado, se presenta-ron por la primera vez sntomas de diferencia
d e opiniones en cuanto al gobierno establecido.
Don Tomas Figueroa intent aprovecharse d e la reunin que hubo de
haber aquel dia para d e s -truir con un golpe de mano todo lo que
se habia trabajado. Los que se han encargado de recojer datos para
la historia darn cuantas ideas hayan adquirido sobre un suceso tan
secreto en sus pre-parativos, tan misterioso en sus relaciones i
tan fe-liz para sus autores como para la causa de Chile porque la
muerte de este caudillo ostensible dej-libre el curso a sta, i
estorb que aquellos siguie-sen su mismo camino. Baste decir que
inmediata-mente que se supo que don Tomas Figueroa, a la cabeza de
algunos dragones de la frontera, i del escuadrn de hsares que
consigui seducir, inten-taba atropellar la reunin en que los
vecinos iban por la primera vez a ejercer los derechos de los
hombres libres, se prepar el batalln de granade-ros para una accin
de guerra, por la actividad del
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DON BERNARDO o'HIGGINS 15
mayor don Juan Jos de Carrera, i a este cuerpo se debe el que no
se hubiera estinguido la llama de la libertad que habia prendido en
Chile poco mas de 6 meses antes.
Apagada la fermentacin que habia hecho nacer este suceso continu
la junta gubernativa librando las providencias necesarias para la
eleccin de di-putados e instalacin del Congreso, que al fin se
reuni i en l obtuvo asiento don Bernardo O'Hig-gins, elejido por
uno de los partidos secundarios de la provincia de Concepcin, menos
por la voluntad de los habitantes que por el favor de algunos
amigos. Entre las providencias que tom este cuerpo a que asisti el
hroe incomparable del doctor Ascencio, solo hai tres notables,
porque lo dems de sus operaciones se redujo casi al despa-cho de un
juzgado ordinario. Aquellas fueron, una a favor de la libertad que
honrar siempre la me-moria de su autor; otra contra los principios
de economa poltica que manifiesta la ignorancia de esta ciencia en
aquel tiempo, i la ltima que ha sido burlada porque pugna con las
costumbres, a saber: la libertad de los hijos de las esclavas, la
imposicin de derechos exorbitantes de la yerba mate i la estincion
de los lutos; en las que el Gran Mariscal del P er no tuvo mas
cooperacin que el s o el n de su sufrajio. Nada hai de grande
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l6 MANUEL JOS GANDARILLAS
en este hombre en su primera aparicin a !a vida pblica.
Despus de una revolucin, como la que se haba efectuado, por la
cual se haba erijido un gobierno popular, compuesto de una junta
revestida del Po-der Ejecutivo i de un Congreso Lejislativo deba
haberse cambiado el rumbo de los negocios adop-tado un sistema que
correspondiese a la innovacin que se habia hecho. Y a se habia
variado el curso de las ideas i se habian disipado los temores que
al principio hicieron dar pasos que, aunque disimula-dos, en
realidad eran ciertos i firmes, no obstante que parecan estraviados
i vacilantes. Era , pues, llegado el tiempo de decidirse por la
causa de la libertad o por la de continuar sometidos al re de
Espaa. Mas, no todos los que obtuvieron sufrajios para representar
a la nacin pensaban del mismo modo. Pugnaban entre s los temores de
la mayor parte i los esfuerzos de unos pocos, i solo el 4 de
Setiembre de 1 8 1 1 se pudo entablar una marcha recta mediante la
revolucin que hizo don J o s Miguel Carrera, purgando el Congreso
de los miembros que, viviendo en Chile, no pensaban mas que en
Espaa. E l plan de este ciudadano fu mu grande, no lo describimos
porque una relacin nuestra se atribuira a espritu de partido. N o
pudo ejecutarlo completamente porque, el jeno de la discordia empez
a separar a los patriotas unos de
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D O N B E R N A R D O o ' H I G G I N S 17
otros; la envidia se manifest en toda su fealdad; la ambicin
abri una gran brecha, i empez en-tonces la tctica de las
conjuraciones, nicos me-dios con que pueden saciarse estas
detestables pa-siones, crueles perseguidoras dlos hombres, cuyas
aptitudes no estn en consonancia con sus aspira-ciones.
A pesar del impulso que se habia dado a los negocios pblicos,
poco o nada avanz el patrio-tismo, porque la sucesin de
conjuraciones ener-vaba su enerja. Cualquiera medida gubernativa
era atribuida a inters personal: se hizo creer que el levantamiento
de tropas i construccin de cuar. teles para la seguridad del pais
eran medidas opre-soras, i se lleg a conseguir que la provincia de
Concepcin armase soldados contra la de Santiago. No se crea que
esto procedia por diferencia de principios o por diversidad de
objetos. S e desea-ba jeneralmente la independencia; pero la silla
del Gobierno se hizo el objeto de la ambicin particu-lar, i abri
torrentes de calumnias, murmuraciones i embustes que dividieron al
pueblo en dos parti-dos, los cuales se trataban unos a otros de
crimi-nales. S e imputaban mutuamente defectos que procedan de una
ignorancia comn: se elevaban a la clase de crmenes consecuencias de
los errores que se nos haban infundido desde la infancia, i hasta
las puerilidades nacidas de nuestros antiguos
TOMO XIV 2
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l 8 MANUEL JOS GANDARILLAS
hbitos eran representadas como acciones repren-sibles. Carrera i
sus hermanos trabajaban por la patria: sus enemigos deseaban
hacerlo por s mis-mos: haba contrariedad en cuanto a los modos de
proceder i deseo por ambas partes de que el pais fuese
independiente. Podremos lisonjearnos deque esta contienda fu a cara
descubierta hasta el lti-mo trmino de encarnizamiento a que lleg N
o hubo clubs ni ljias, ni ninguna especie de asocia-cin secreta en
donde se decretase el esterminio de alguno o algunos individuos, i
aunque se nota-ron algunas medidas fuertes, todos saben que fue-ron
por cumplir con la tramitacin de los juicios que la seguridad
pblica obliga a mandar formar a cualquiera que se halle a la cabeza
de un gobier-no. Cuanto pueda decirse en contra de las
provi-dencias gubernativas que se libraron desde el 4 de Setiembre
de 1 8 1 1 hasta el i . de Abril de 1 8 1 3 no tendr otro objeto
que el de descubrir el estado en que nos hallbamos i las pasiones
que nos domi-naban; mas, en esta poca no se encontrar el nom-bre de
don Bernardo O'Higgins.
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C A P T U L O I I
SITUACIN TOLTICA D E L PAS EN ABRIL DE 1 8 1 3 E
INVASIN DE PAREJA ( l )
Cuidadosamente hemos omitido el hacer una re-
( 1 ) La imparcialidad con que nos hemos propuesto escribir, nos
obliga a hacer una confesin que servir a! pblico de testi-monio de
la pureza de nuestras intenciones. L o que escribimos en el nmero
anterior, fu sin tener a la vista todos los docu-mentos necesarios
que felizmente hemos podido reunir al tiem-po de continuar esta
parte. Entre stos hemos conseguido el manuscrito de un ilustre
patriota, que ya ha pasado a la nada de los seres, i est colocado
entre los grandes chilenos. No tena-mos apunte de los diputados que
haban sido separados del Congreso en el ao de i 8 i i , i s o l o
sabamos en jeneral que aquella operacin fu ocasionada porque los
tales seores eran contrarios al sistema de libertad. E n el
manuscrito hemos halla-do inscritos los nombres de los patriotas
don Jos Miguel In-fante i don Juan Antonio Ovalle, con la honrosa
nota de que el habtr sido arrojados del Congreso, fu debido a su
carcter inflexible que no condescenda con las miras siniestras de
los autores ocultos de aquel movimiento ejecutado por los
Carreras.
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20 MANUEL JOS GANDARILLAS
lacion prolija de las conjuraciones que hemos Indi-cado, porque
ellas no manifiestan mas que inespe-riencia, errores e ignorancia.
Los patriotas choca-ban unos con otros sin que para ello hubiese
habi-do una causa racional; bien es que la ceguedad en que nos
hallbamos no dejaba conocer los resortes secretos con que las
pasiones estraviaban las mas puras intenciones del patriotismo. Don
Jos Mi-guel Carrera i sus hermanos trabajaron cuanto pu-dieron en
favor de la causa americana, formando tropas, arreglando cuarteles,
dando bases para que se mejorase la educacin pblica i preparando,
finalmente, lo que pareca preciso para asegurar la defensa del pais
en todos sus ramos. Mas, como ninguna providencia de stas puede
llevarse a cabo si no es auxiliada por la irresistible fuerza de la
opinin popular, casi todas ellas quedaron en em brion por las
divisiones suscitadas por las ideas que ya hemos espuesto. Rotos
los lazos que nos liga-ban al rei de Espaa, perdi el Gobierno el
presti-gio con que se hacia respetar, i parece que se le
despreciaba porque sus rdenes no tenan una ema-nacin del monarca.
Todos se crean gobernantes i ninguno quera ser gobernado. L a
palabra demo-cracia destruy la cadena de dependencias que la buena
poltica establece desde el primer jefe hasta el ltimo subalterno. N
o haba superiores mas que en el nombre, porque se crey que la voz
libertad
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DON BERNARDO o'HIGGINS 21
no daba ningn jnero de entrada a la obediencia. Del mas nfimo
grado de sumisin se pas al mas elevado de altivez; as es que
ninguna de las pro-videncias emprendidas pudieron perfeccionarse. E
n estos momentos fu invadida la provincia de Con-cepcin por el
jeneral Pareja con un cuerpo de tro--pas, formidable para el estado
en que nos hallba-mos.
Apenas se anunci en Santiago el desembarco de las tropas de
Pareja cuando se difundi por todo el pueblo una consternacin que
parecia presajiar una prxima ruina. Todo era conflictos, amargura,
i temores: en el desmayo jeneral no se divisaban mas que peligros
inminentes; i en medio de esta si-tuacin tan azarosa, don Jos
Miguel de Carrera, que se hallaba a la cabeza del Gobierno, dio
mues-tras del jenio sobresaliente por el cual la envidia le condujo
aos despus al patbulo. Con unas po-cas providencias que es intil
referir ahora, reani-m la confianza pblica, alent el patriotismo e
im-puso silencio a la discordia que en meses anterio-res haba
atentado contra sus dias. En pocas horas desaparecieron las
divisiones, i los patriotas de to-das clases no pensaban mas que en
auxiliar al ciu dadano que tan ardientemente se habia ofrecido a ir
a castigar a los invasores de su patria. E l esp-ritu nacional se
enardece al recordar la largueza con que los vecinos se
suscribieron entonces con gran-
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2 2 MANUEL JOS GANDARILLAS
des sumas para pagar soldados i dems elementos de guerra. Con
solo la oferta i sin esperar la recau-dacin ni los aprestos
precisos, parti Carrera para Talca, nombrado por el Gobierno con
anuencia del Senado, jeneral en jefe del ejrcito restaurador,
acompaado solo de catorce hsares, i all con su infatigable
actividad reuni cerca de 3,000 hom-bres de caballera antes que el
ejrcito invasor ocu-pase la orilla austral del rio Itata. Mientras
tanto, el jefe de ste aumentaba sus fuerzas con las mili-cias de
Concepcin valindose de un traidor; i esta circunstancia no puede
pasarse en silencio.
E l 29 de Marzo de 1 8 1 3 apareci la espedicion de Pareja en la
rada de San Vicente, i luego que. lleg el aviso al intendente de la
provincia don Pe-dro Jos Benavente empez a tomar todas las me-didas
de defensa que le proporcionaba aquel punto i sus recursos: mand
poner sobre las armas la fuer-za disponible, salvar los caudales,
reforzar el puerto de Talcahuano i dirijir partidas de observacin
sobr el campo en que pareca que debera obrar el enemigo, dejando
una divisin de 400 hom-bres en los suburbios de Concepcin para
des-tinarla al punto que indicasen lascircunstancias. E n la tarde
del mismo da envi Pareja un parlamen-tario al intendente intimndole
rendicin, i este le contest del modo que debia esperarse de un
pa-triota entusiasta. S e retir el parlamentario al da
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DON BERNARDO o'HICGINS 23
siguiente, i al momento dispuso su jefe atacar al puerto de
Tacahuano. E l intendente orden al teniente-coronel Jimnez Navia
que marchase a defenderlo, mas ste se demor estudiosamente en el
camino i proporcion al enemigo su ocupacin.
Sin embargo de este contraste, aun habia habido tiempo para
desalojar al enemigo, pero el traidor Jimnez se resisti a
ejecutarlo diciendo que ya las circunstancias haban variado. E n
esta estrechez se reuni una junta de guerra, i conociendo que 400
hombres no eran bastantes para hacer frente a 1,800 de que constaba
la espedicion invasora, acord que la divisin se retirase al
interior a reunir milicias i esperar ausilios de Santiago; mas
cuando se tomaban las medidas para ejecutar este acuerdo, Jimnez
Navia sublev la tropa, le hizo arrojar la cucarda nacional i
gritar: viva el rei! dejando burladas todas las determinaciones de
los patriotas. Mas, no por esto se entregaron aquellos habitantes a
la dominacin que se trataba de impo-nerles, sino que hicieron los
esfuerzos posibles. Hablar por nosotros el documento nmero i .
Cuando Carrera lleg a Talca (el 5 de Abril) se encontr con
varios oficiales emigrados, entre ellos don Bernardo O'Higgins
quien le dijo que en virtud de la cirmiar del intendente don Pedro
fos Benavente, reuni los rejimientos, i estando ya en marcha para
ausiliar la ciudad, recibi la noticia
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24 MANUEL JOS GANDARILLAS
de que ya estaba rendida. Carrera dio rdenes para reunir las
milicias de la provincia de Concepcin, i habiendo sabido que en
Linares existia una partida enemiga compuesta de 23 dragones
mandados por un subteniente, dispuso que O'Higgins, acompa-ado de 8
oficiales, fuese a sorprenderla con 12 soldados de la Gran Guardia,
17 dragones i 50 mi-licianos. L a partida enemiga no pudo resistir
el ataque de una fuerza tan superior, i al amanecer del 7 cay toda
prisionera en poder de don Ber-nardo, (vase el documento nmero 2 en
que anun-cia este brillante triunfo.) Despus de esto avanz sobre el
Maule el ejrcito enemigo, i destin una partida de 400 hombres a
reconocer la posicin de nuestro ejrcito, i se present don
Estanislao V-rela como parlamentario de Pareja intimando ren-dicin
i ofreciendo a Carrera grandes ventajas a nombre del virrei del
Per. Mientras se leia la comunicacin que habia conducido, la
partida ene-miga mat dos centinelas de los patriotas, i con tan
ruin procedimiento se destin una fuerza de 600 hombres que,
creyendo atacar a la de observacin, se precipit sobre el campo
enemigo, haciendo destrozos en l i habra concluido con el ltimo
soldado si los individuos que la formaban hubiesen visto antes
siquiera una accin blica.
En la oscuridad de la noche introdujo la confu-sin i el espanto,
hizo rendir las armas a la mayor
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DON BERNARDO O'HIGGINS 25
parte de la infantera, tom la artillera, cree con-cluida la
guerra, vencido el enemigo i vengada la patria, i en medio de los
trasportes de esta primera victoria de la libertad, los soldados,
inespertos aun, i con poca disciplina, se entregan al saqueo de los
vencidos. L lega el dia, los sorprende en el desor-den i hace
volver a los enemigos de su aturdimiento, que corriendo a las armas
atacan la divisin i hacen retirarse a los vencedores sin dejarles
mas reliquia de su triunfo que 35 prisioneros que pudie-ron
conservar (documento nmero 3). Despus de esto, cuando ya se reuni
todo el ejrcito, se dio una accin jeneralen los campos de San
Carlos, en la cual los patriotas en nmero de 2,800, porque no
entraron todas las milicias, atacaron a los espaoles con tal
denuedo que los obligaron a ponerse en fuga, dejando mas de 300
prisioneros, 5 caones i 30 carros de pertrechos.
El enemigo se encerr en Chillan, i el ejrcito nuestro se diriji
a ocupar Concepcin i Talca-huano, dejando a aqul a sus espaldas.
Inmediata-mente que lleg a las cercanas de aquella ciudad, se. mand
intimar rendicin al jefe que la ocupaba i se entreg al instante
como se ver menudamente en el documento nmero 4. No surti el mismo
efecto la intimacin que se hizo a Talcahuano, porque el coronel
Tejeiro, que mandaba aquel puerto, respondi al parlamentario que
para capitu-
-
26 MANUEL JOS GANDARILLAS
lar necesitaba ver la fuerza que le atacaba, i fu preciso
hacerlo rendirse por medio de un asalto sangriento. Desde este
suceso hasta el sitio de Chillan no hai ninguno que sea necesario
referir para el objeto que nos hemos propuesto i solo diremos que
en este tiempo estuvo don Bernardo O'Higgins ocupado en comisiones
mui subalternas.
D O C U M E N T O S
NM. i
El valiente patriota don Rafael de la Sotta, con 150 hom-bres,
sostuvo por cerca de 3 horas el fuego del ejrcito de Chi-lo, i
despus de clavar la artillera cedi a la fuerza infinita-mente
superior, i se salv para volver a pelear en unin de sus
conciudadanos, a quienes inflama con sus palabras i ejemplo. E l
traidor Jimnez Navia, olvidando cuanto se debe al recono-cimiento i
a la confianza, vendi a Concepcin: no pudo sor-prender a los
virtuosos. Don Pedro Jos Elizegui, capelln de dragones, apenas oy
la voz de rendirse, \')o:yo no sucumbo a iniquidades, si hai quien
me siga, hgalo, i se retir seguido de un sarjento, 7 dragones i 1
tambor: hizo batir marcha, la que verific alcanzando los caudales
que se haban salvado, apresu-rndolos para que no fuesen alcanzados
del infame Carvajal, que por orden de sus nuevos amos los persegua.
Al pasar por Chillan, tom 100 i tantos fusiles i con ellos ha
llegado a Cu-ne, acompaado de Jimnez Tendillo, tan fiel como hbil,
el que se ha destinado a la comisara del ejrcito. Se han reunido a
! los ilustres don Enrique Lasale, un hijo de Benavente, otro de
Manzano, el guapo Serrano, Vsquez de Novoa; i se aguar-dan otros
muchos i a todos se socorre.
Los militares de aquella desgraciada ciudad i los vecinos
principales renen sus fuerzas i aguardan al jeneral i sus rde-
-
DON BERNARDO O'HIGGINS 27
nes, llenos de entusiasmo por reconquistar su patria, como lo
esperan en breve. Y a han marchado los cuerpos de gran guar-dia
nacional; Tej imientos de prncipe i princesa: sigue la artille-ra;
granaderos i milicias de Maipo.(Monitor nm. 1 . )
NM. 2
Excmo. Seor:
Tengo el honor de decir a V. E. que he cumplido con lo que en el
dia de ayer me orden i quedan en nuestro poder todas las armas de
21 dragones, incluso cabo, sarjento i el oficial don Jos Ribera.
Los prisioneros los conduce a ese cuartel jeneral el ayudante de
rdenes don Bartolom Araoz; i al oficial, el capitn de granaderos de
milicias disciplinadas don Pedro Bar-nachea. No hallo como ponderar
a V. E . el ardor con que toda la oficialidad, los famosos
nacionales i valientes promaucaes atacaron en columna a media
rienda al enemigo que inmedia-tamente se rindi, no obstante, que se
hallaban formados en batalla con bala en boca, pues se aterraron al
horrendo grito de la libertad. Este pequeo ensayo har ver a los
tiranos lo que puede un pueblo que quiere ser libre. El capitn don
Pedro Barnachea les distribuy mas de $ 200 i gran cantidad de
pueblo se junt a abrazar a sus libertadores. Me hallo en este
momento juntando el rejimiento de este partido, que lo ha puesto a
mi disposicin el coronel don Santiago Amagada i dems plana
mayor.
Dios guarde a V. E . muchos aos.Linares, 6 de Abril de 1813, a
las ocho de la maana.Bernardo O'Higgins.-Y.xcmo. seor jeneral en
jefe del ejrcito restaurador don Jos Miguel Carrera.
NM. 3
Excmo. Seor:
Todos saben que las principales armas de la impotencia de
los tiranos son la intriga, la perfidia i la mas negra alevosa.
Por
hoi tenemos una de las infinitas pruebas de esta verdad.
-
z8 MANUEL J O S GANDARILLAS
Cuando nos hallbamos con el parlamentario de Pareja don
Estanislao Vrela, llegaron sus avanzadas en nmero de 400 hombres i
empezaron a tirotear nuestros centinelas que estabau al otro lado
del rio Maule. E n consecuencia de este atentado, quise volverles
la mano, i para ello dispuse que despus de ora-ciones saliesen 200
granaderos, 100 nacionales i 300 milicianos de caballera a atacar
su primera fuerza que estaba en las Yerbas Buenas. Llegaron al
campo enemigo a l a s 3 de la maana sin ser sentidos hasta el "quin
viven de los centinelas. Contest el alfrez Rencoret la patria i
muera el re, con una descarga cerrada. Avanzaron los granaderos
mandados por el teniente retirado don Santiago Bueras, por el
espresado Rencoret, i por el americano don Enrique Ross que sirve
de aventurero del ejrcito. Tambin lo hizo el capitn de la guardia
don Jos Mara Benavente, i parte de los soldados que mandaba. El
denuedo de la tropa fu imponderable. Hicieron huir al ene-migo, le
tomaron toda su artillera, que se compona de 7 piezas, le mataron
300 hombres i muchos oficiales. Segn las seas i papeles que les
sacaron de los bolsillos, se creen muertos el jeneral de la segunda
divisin don Jos Berganza, el intendente Vergara, el comandante de
los dragones, el mayor jeneral, i entre otros muchos algunos
afirman que el jeneral en jefe.
Quien podra persuadirse de que el ejrcito enemigo estaba todo
reunido? Constaba de 2,000 hombres de fusil i de 4,000 de
caballera. Los pocos soldados nuestros fueron suficientes para
destrozarlos, temarles el campo i llegar al estremo de que
habindoles intimado rendicin el capitn Benavente, conten-taron
estar rendidos i que no les hiciesen mas fuego.
Los incomparables granaderos llevaban la muerte por cual-quiera
parte donde queran, burlaban al enemigo hasta el estre-mo de
tomarlos por los cabellos, tirarlos al suelo i all acabarlos a
bayonetazos.
Se dispersaron por el campo a matar i saquear piratas i otros
tiraban las piezas para retirarlas del peligro que esperaban cuando
el enemigo conociese la poca fuerza que le atropellaba.
La muerte del tambor, que imposibilit el reunidos, fu la
-
DON BERNARDO o'HIGGINS 29
causa de que no acabasen con toJo el ejrcito del gran Pare ja ,
en el que solo se oia el muero, el rei, de los valientes defensores
de nuestra patria i el perdn i ayes de los aventureros.
Habian ya arrastrado a brazos los caones casi hasta el punto de
salvarlos; cuando despertando el enemigo carg sobre los nuestros
haciendo fuego de fusil i can que los oblig a retirarse con los
despojos i algunos fusiles. U n solo granadero trajo 5, i he dado
orden de que se le paguen a $ 16 , siendo completos, i a 1 2 si no
lo estn.
Otros han sacado onzas de oro, relojes, sables i vestuarios
completos: hasta las botas les quitaron de los pies. Por esto
conocer V. E . los serenos que ocupaban nuestros soldados el campo
que acababan de ganar.
Quiero ser injnuo para hacer a stos el honor que justa-mente se
merecen i para que esta leccin sirva de ejemplo. Si no se divierten
en el saqueo i obran unidos, ellos solos acaban con el ejrcito
real, i ya estara el nuestro en marcha para la Mocha sin el menor
obstculo. Sin embargo, espero que as suceda en el momento que
reciba el refuerzo.
Viva V. E . seguro que no tenemos que envidiar el valor de las
mejores tropas del mundo i no olvide jamas el mrito que han
contrado el capitn don Jos Mara Benavente, el teniente Bueras, el
alfrez don Manuel Rencoret i el americano don Enrique Ross .
No se ha portado con menos bizarra el teniente coronel don
Manuel Serrano, el teniente don Juan Nicols Carrera i el coronel
del rejimiento de lanceros don Juan de Dios Puga, que comandaba 300
milicianos.
Todos los oficiales, sarjentos, cabos i soldados han hecho
prodijios de valor. Cuando haya tomado mejores informes i el nombre
de otros oficiales que no tengo presentes con las dems noticias
necesarias, entonces mandar un exacto detalle de todo. Entre tanto,
reciba V . E . 3 1 prisioneros, i la gloria de saber que tiene la
patria brazos esforzados i patriotas decididos, que la pondrn a
cubierto de las tentativas de los tranos.
-
3 MANUEL JOS GANDAR1LLAS
Por ltimo, i en consecuencia de todo, incluyo a V. E . el parte
del comandante de la vanguardia, don Luis Carrera, para que V. E .
confime el concepto de honor i gloria que debe tributarse en
obsequio de los valientes defensores i restaurado-res invictos de
los imprescriptibles derechos de la patria.
Dios guarde a V. E . muchos aos.Cuartel jeneral de Talca, Abril
29 de 1 8 1 3 . E x c m o . Seor.Jos Miguel de Ca-rrera.Excmo.
Superior Gobierno del Reino.
N M . 4
Anteayer se intim desde este punto la rendicin a Con-cepcin por
medio de un oficio que condujo don Juan Esteban Manzano que se me
ha presentado: el resultado ha sido entre-gar la plaza i depositar
el mando en manos del Cabildo que habia cuando la invadieron, Al
amanecer lleg Manzano con la respuesta que incluyo i ya quedaban
tomando providencias para asegurarla. Mand a mi ayudante don
Antonio Mendiburu para que tomase el mando poltico i militar i le
acompaa un oficial de artillera con algunos soldados para
fortificarse en la plaza mientras llegamos. Desde ayer mand a la
ciudad una guerrilla de 60 nacionales que ya habr llegado i voi a
mandarle a la lijera mas refuerzos. Ayer interceptamos un pliego
para Pareja que incluyo i en el camino hicimos prisionero por el
racionero Elizegui i una partida al alfrez de artillera don Bruno
Bazan que iba para Concepcin, i a un fraile de Chillan. Ahora acaba
de presentrseme el alfrez de infantera de Con-cepcin, don Gregorio
Sandoval, que ha andado con el ene-migo i se fug de Talcahuano. Me
asegura que anoche venan de aquel puerto de 60 a 80 hombres entre
chilotes i europeos, con el nimo de atacar la plaza para sacar 4
caones volantes, plvora, armas, pertrechos, las banderas del
batalln i otras cosas que ya iban en camino, e hizo detener al
parlamentario, porque hizo responsable a! gobernador Marquina.
Saiuioval vio muchas guardias i centinelas en las boca-calles de la
Concep-cin, i asegura que cuando venian en camino oy algunos
cao-
-
D O N B E R N A R D O O ' H I G G I N S 3 1
nazos. Y o creo que los de Talcahuatio siguieron la empresa i la
ciudad se defendi; ya lo sabr todo i lo avisar. Ahora misino he
intimado la rendicin al puerto, i oficio al obispo que estaba ya
embarcado para que evite los desastres que harn mis solda-dos si
ven una injusta resistencia. Espero la respuesta que no dudo sea
favorable, porque ellos han destrozado ya el cureaje de todas las
bateras i me dicen han clavado la artillera. L a batera de Penco ya
la han abandonado. Dicen que defienden el pueblo i, segn han
situado sus caones, no harn mas que sellar su ruina. E l mando lo
tienen todos los indecentes bode-goneros i demas]canalla del
puerto, i as es que no se ve mas que una completa anarqua. Segn la
noticia de los que emigran, la fragata Essex i otro buque pequeo
bloquea el puerto, i esta es seguramente la causa porque aun no se
ha ido el obispo, i una porcin de buques i entre ellos dos de
Montevideo. Las seas de la Essex, i un recado que por medio de un
americano mand a los patriotas para que se refujiasen a su buque
los que gusta-sen, no deja duda que el Potrillo se le ha unido. Los
de Tal-cahuano dicen que son buques suyos, pero se acercan, tiran
caonazos i ni por los fuertes norte entrarn en Baha: si as sucede
hasta los buques pillamos. Ayer intim al ejrcito ene-migo para que
rinda i entregue las armas dejndole retirarse a su pais, porque si
no admiten partido tan ventajoso, perecern. Aun no ha contestado.
Nuestro parlamentario fu recibido con mucha sorpresa porque el
gallego Snchez que no permiti viese al jeneral, i se agarr mi
oficio, ofreciendo contestacin, no le dio ni asiento, i es de
presumir i asegurar sea por la muerte de Pareja que ayer estaba
agonizando de un fuerte dolor de puntada que le pas a tabardillo.
Bazan dijo que cuando sali, quedaba en las ltimas. Resta, pues,
Excmo. Seor, que el refuerzo venga sobre Talca para sitiar a
Chillan, si es tan tenaz el enemigo que vindose derrotado,
encerrado, sin recursos i sin jeneral, con el mayor descontento de
su tropa, se atreve a resistir. En tal situacin, ser vctima del
encono de mis sida--dos que le juran pasarlos a cuchillo como lo
hicieron la tarde del 1 5 con muchsimos de ellos.
-
32 MANUEL JOS GANDARILLAS
Pueden venir todos los artilleros, granaderos, nacionales i los
de Buenos Aires que a los dos dias de llegar pueden vol-verse. Esto
es preciso si hemos de cubrirnos de gloria pronto, sin saciificar a
nuestros valientes soldados, sin perder el tiempo que tanto
necesitados para la mayor prosperidad de Chile.
Dios guarde V. E . muchos aos.Campamento de C o -yanco, 22 de
Mayo de 1 8 1 3 , dos de la tarde.Excmo. Seor. Jos Miguel de
Carfera.Excmo. Gobierno del Reino,
-
C A P I T U L O I I I
S I T I O DE CHILLAN I SUS NINGUNOS R E S U L T A D O S .
DEPOSICIN D E L J E N E R A L CARRERA I NOMBRA-
MIENTO EN SU LUGAR D E L CORONEL o ' n i G G I N S .
C A U S A D E LA ENEMISTAD CONTRA STOS.
Posesionado el jeneral Carrera de los puntos de Concepcin i
Talcahuano, dio las rdenes necesa-rias para asegurar la provincia,
dejando a los es-paoles encerrados en Chillan, a donde se haban
refujiado a las rdenes del espaol don jun Fran-cisco Snchez, que
habia tomado el mando por la muerte del jeneral Pareja, ocasionada,
segn se dijo entonces, por la pesadumbre que le caus la derrota en
Yerbas Buenas. L a inobediencia del jefe de la divisin ausiliar que
permaneca en Tal-ca, i otros varios inconvenientes, debidos sin
duda a la poca disciplina militar, hicieron intiles sus
TOMO XIV 2
-
34 MANUEL J O S GANDARILLAS
medidas, i le fu preciso trasladarse a Talca a ha-cerlas cumplir
por s mismo. Desde el 25 de Mayo en que se tom a Concepcin
(documento nm. 5) no hubo mas que escaramuzas i pequeos encuen-tros
con las partidas sueltas que cruzaban la pro-vincia; pero se
dictaban providencias para concluir la guerra definitivamente en la
prxima primave-ra. En ese tiempo pas un buque por el Huasco le
amenaz a nombre de un Ossorio, i dio, ademas, la noticia de que
Valparaiso seria invadido mui pronto por una espedicion mandada por
don Joa-quin de la Pezuela. Con este motivo, el Gobierno encarg al
jeneral del ejrcito restaurador que concluyese cuanto antes con los
refujiados en Chi-llan, para ocurrir con las tropas a ausiliar a
los pueblos del norte; i por este lance, que no tuvo ningn
resultado, precipit el jeneral sus operacio-nes i puso el sitio a
Chillan en la mitad de un in-vierno de los mas rigurosos, con
fuerzas inferiores a las enemigas i casi sin los elementos precisos
para lograr un xito favorable. E n el mismo dia mand un
parlamentario a intimar al cabildo de Chillan que cooperase a que
el ejrcito real desocu-pase la poblacin, porque si permaneca en
ella, la arruinara. E l 28 contestaron el cabildo i Snchez, jefe de
los realistas, por medio del parlamentario don Antonio Adriasola,
que no se rendan. F u despedido ste sin contestacin, i al poco
tiempo
-
D O N BERNARDO O ' H I G G I N S 35
se rompi el fuego que continu sin causar graves daos al enemigo,
i sin mas provecho que conte-ner sus salidas. E n la noche del 3 1
fueron manda-dos a incendiar esta ciudad el coronel don Bernardo
O'Higgins con 300 hombres i dos piezas volantes de artillera, i el
capitn don Jos Mara Benaven-te con 80 fusileros. Ambos consiguieron
prender fuego a algunas casas; mas, al tiempo de retirarse
O'Higgins, fu atacado por el enemigo i trab con l un tiroteo mui
mal dirijido. S e avis a Carrera que peligraba i al momento mand
tropas en su ausilio. Sali a examinar por s mismo la verdad, i hall
que mientras la tropa se defenda en una parte, su jefe la miraba
desde otra en una comple-ta inaccin, sin hacer siquiera que los
oficiales se colocasen en los puntos que corresponda. E l 5 de
Agosto hicieron los espaoles una salida con toda la fuerza, i hubo
una accin sangrienta de cerca de 4 horas, en que fueron rechazados
i obligados a encerrarse de nuevo (documentos nms. 6 i 7.) E l
ejrcito restaurador perdi toda la plvora que tenia de repuesto por
haberse incendiado, i halln-dose los soldados desprovistos hasta de
vveres i atormentados con lo riguroso de la estacin, i no habiendo
una probable esperanza de conseguir un triunfo decisivo, acord el
jeneral hacer retirar la tropa a varios puntos dla provincia, como
lo hizo el 10 del mismo Agosto con 3,000 cartuchos de
-
36 MANUEL JOS GANDARILLAS
fusil i 60 de can, dejando sobre el Itata una di-visin que
observase los movimientos dlas tropas de Chillan. Creyendo el jefe
de stas que las nues-tras cederan a la fatiga i a la escasez,
considern-dolas sin municiones, inmediatamente que vio le-vantar el
sitio, diriji al jeneral una atrevida inti-macin para que se
rindiese, i ste, no obstante que conoca el mal estado de sus
fuerzas i la supe-rioridad de las enemigas, le dio una contestacin
que solo pudo haber sido inspirada por el amor a la libertad i la
confianza en el valor de sus solda-dos. Despidi al emisario don Jos
Hurtado con una salva de los 60 cartuchos de can que le ha-ban
quedado; i asustado el enemigo a la vista de este aparato, porque
con l seguramente se persua-di que nuestras divisiones no estaban
desprovis-tas como se habia figurado, volvi a sus trincheras i dej
a sta dirijirse tranquilamente a los puntos que se les habian
designado (documentos nme-ros 8 i 9.)
Inmediatamente que se supo en Concepcin el incendio de la plvora
del ejrcito sitiador, se le mand un ausilio escoltado por 60
hombres. Dis-persados stos en el camino i creyendo los enemi-gos de
la revolucin que se habian concluido todos nuestros recursos,
intentaron levantarse en aquella ciudad. Con el aviso que tuvo el
jeneral Carrera se diriji a ella precipitadamente, i con sus
provi-
-
D O N BERNARDO O ' H I G G I N S 37
dencias activas consigui contenerlos. All empren-di nuevos
preparativos para continuar la campaa en Octubre siguiente, i al
tiempo de reunir las di-visiones a las orillas del Roble, fu
sorprendido por una de los enemigos que, sin embargo, fueron
rechazados por nuestras tropas i obligados a reti-rarse con gran
prdida (documento nm. 10.) E l jeneral Carrera sali herido en esta
accin i se vio en la necesidad de pasar a Concepcin a curarse.
Sin embargo del valor con que se portaron nuestros soldados en
los diferentes encuentros con los enemigos, pocos progresos hacan
nuestras ar-mas i aqullos lograban grandes conquistas en la opinin.
Los contrarios a Carrera atribuyeron estos resultados a mal manejo;
empezaron a desa-creditarle, imputndole crmenes i difundiendo
es-pecies que al fin destruyeron su concepto, i obliga-ron a la
Junta Gubernativa a trasladarse a la ciudad de Talca a tomar
providencias que diesen mejor direccin a la guerra. Empez por negar
les ausi-lios a Carrera, i concluy con destituirlo del man-do del
ejrcito, subrogando en l al coronel don Bernardo O'Higgins, a
peticin de aqul (docu-mentos nms. I I , 12 , 13 i 14.) Aqu nos es
ne-cesario hacer una breve digresin para dar a conocer el orjen d
la enemistad de don Bernardo O'Higgins con el jeneral Carrera,
despus que, segn los documentos que se han copiado, la insi-
-
38 MANUEL JUS GANDARILLAS
nuacion o recomendacin de ste al Gobierno fu la causa de que se
le hubiese elevado a aquel des-tino.
Desde el mes de Abril, en que se abri la cam-paa contra los
realistas, hasta Noviembre de 1 8 1 3 en que el brigadier Carrera
fu subrogado en el mando del ejrcito restaurador por el coronel
O'Higgins, no se advirti la mas pequea diferen-cia entre ambos, ni
se traslujo un motivo que pudie-ra producirla. Carrera que le habia
colocado al frente del ejrcito, aunque adornado de cualidades
eminentes, carecia de la tctica de Augusto, Cons-tantino i Gustavo
i dej en Santiago un partido de oposicin que, no obstante de
haberle impuesto silencio, como dijimos antes, al tiempo de salir a
encontrar al enemigo, se prevali de sus pocos sucesos en la guerra,
para hacerle aborrecible. N o sabemos que O'Higgins tuviese
conocimiento al-guno de los resortes secretos que movia aquel
par-tido para arruinar a Carrera, i s tenemos noticia de que los
dos se profesaban amistad. Por dos meses resisti O'Higgins
recibirse del mando del ejrcito, (documento nm. 15) como
avergonzndose de una elevacin que no corresponda a la humildad de
un campesino sin otro mrito que el valor para pelear, tan comn en
los chilenos, que nadie lo califica de cualidad sobresaliente.
Desempe durante el mando de Carrera con alguna regularidad las
co-
-
DON BERNARDO o'HISGINS 39
misiones que se le encargaron; manifest ser pa-triota, i
seguramente a esto debi la recomendacin insinuacin que aqul hizo a
la junta para que le nombrase jeneral. Apenas fu conocido por su
silencio en el desastroso Congreso de 1 8 1 1 sin dejar el menor
motivo para ser erijido en jefe de partido.
Seguramente recibi O'Higgins algunas comu-nicaciones reservadas
que le redujeron a hacerse cargo del jeneralato que habia rehusado
i, al mismo tiempo le hicieron descubrir un sentimiento de am-bicin
que antes no habia manifestado. Despus de la indiferencia que mostr
en la guerra que hacia contra el brigadier Carrera i sus hermanos
el par-tido de oposicin, tom una parte activa i degrad el puesto
que ocupaba. Unos cuantos oficiales le pidieron que hiciera salir a
Carrera de Concepcin, porque sus sirvientes los molestaban; i sin
examinar la verdad, sin averiguar la justicia i sin guardar
siquiera aquel decoro que corresponda a su alto carcter, pas a don
Jos Miguel una nota en que, no se sabe, si le avisa o le ordena que
conviene se aleje de aquel lugar (documento nm. 16). N o era estrao
que O'Higgins participase del contajio que desde la capital se
diseminaba por el partido con-trario a los Carreras. Asert ste con
el medio poderoso de despertar sus pasiones o de crerselas, si
antes no las tenia, i form de l un caudillo ar-mado de que careca.
E l tal partido consigui para
-
40 MANUEL JOS GANDARILLAS
s un triunfo mu aclamado; mas, la patria recibi daos que por
entonces no se percibieron i cuyas consecuencias no han podido
resarcirse hasta ahora. Mas, no era estrao que don Bernardo
O'Higgins fuese seducido; hombre de campo i sencillo, sin la menor
instruccin en poltica (porque aunque fu, i volvi, a Inglaterra,
estuvo, de paso, en Cdiz a manteles de don Florencio Terrada i don
Juan Pablo Fretes que se dirijian a Madrid a comprar empleos, no
adquiri ninguna) no pudo menos que rendirse a las lisonjeras
instigaciones de los enemi-gos de Carrera, i envolverse en el humo
de una vanidad, descubierta a manera de una repentina esplosion
volcnica; pero que el Gobierno Supremo particpase de la seduccin,
cuando la discrecin i la prudencia, el conocimiento de las cosas i
su misma comportacion deban haberle hecho mas circunspecto, es lo
que debe causar admiracin. Sin ningn objeto de inters pblico, i
solo por fomen-tar el odio contra los Carreras, espidi un decreto
anulando las sentencias pronunciadas en varias causas de
conjuraciones formadas contra ellos (do-cumento nm. 17) . Quiz de
esta providencia parte el principio de autorizacin con que los
facciosos se creen apoyados para semejantes empresas, no consideran
en los gobiernos mas lejitimidad que el halago de sus intereses
particulares. Del mismo modo que en el ao de 1826 se supuso a la
compa*
-
DON BERNARDO O'HIGGINS 4 1
na empresaria del estanco una faccin poltica que intentaba
apoderarse de la administracin pblica, as en 1 8 1 3 i 1 8 1 4 se
pint a los Carreras como ene-migos de la libertad americana,
salteadores i co-bardes. En las dos pocas la gritera i falsas
impu-taciones enloquecieron a los hombres que, revestidos de la
suprema autoridad, debieron haberlas conte-nido. En la ltima
perdieron todos los empresarios sin que el pais ni los facciosos
ganasen algo; pero en aqulla se quedaron los chilenos sin patria i
sin hogar, esclavos i reducidos a la nada entre los pue-blos
americanos.
No se sabe, pues, que hubiese motivo alguno de. diferencia entre
Carrera i O'Higgins, hasta fines de 1 8 1 3 . La enemistad que
apareci despus, fu fomentada i aun forzada desde Santiago; de ella
resultaron prdidas en el ejrcito restaurador, que ocasionaron la
del pais entero, como se ver mas adelante. Las calumnias contra los
Carreras i las adulaciones a O'Higgins hicieron formarse dos
par-tidos entre los ciudadanos sin causa ni motivo p-blico. S e
injuriaban mutuamente sin pensar en el orjen de sus disensiones, i
los odios llegaron hasta el trmino de regar con sangre los llanos
de Maip. Mas la digresin nos ha distrado. Volveremos despus al
punto de que partimos al comenzarla, i no anticiparemos sucesos que
deben recordarse a mejor tiempo.
-
42 MANUEL JOS GANDARILLAS
D O C U M E N T O S
N M . 5
Santiago i Junio 2 de 1 8 1 3 . E n este instante acaba el
Go-
bierno de recibir el parte del jeneral del ejrcito restaurador
con
fecha 25 de Mayo ltimo cuyo tenor es el siguiente:
Excmo. Seor:
Hoi he tomado posesin del mando de esta ciudad con sin-gular
complacencia de los amantes a la sagrada causa que de-fienden las
armas de la patria de que estoi encargado; en ella he hallado
muchos fusiles, plvora, municiones, algunas piezas de artillera i
cantidad de vestuarios que el terror de las cercanas de mis tropas
hizo olvidar al enemigo en estos almacenes; la in-temperie no me
permiti mi ingreso i, por este motivo, los tris-tes restos de las
tropas invasoras, bajo el pretesto de venir de Talcahuno a llevarse
4 caones de menos calibre, cometieron el atentado de saquear las
casas de algunos vecinos, cuyo pro-cedimiento ha llenado de
indignacin a todos i han puesto el sello a su temeraria empresa de
subyugar el reino, habiendo ya caido en mis manos el autor de este
criminal exceso.
Los soldados abandonan al enemigo i vienen apresuradamen-te a
alistarse bajo las banderas de la patria; dentro de dos dias atacar
al puerto de Talcahuano; no dudo tomarlo sin efusin de sangre que
procuro evitar por todos los medios posibles: ven-cido este punto
me dirijira Chillan donde se abrigan otros res-tos consternados por
la muerte de su jeneral Pareja. Luego que me halle debidamente
apoyado tomar las providencias de segu-ridad que son consiguientes
i, entre tanto, debe V. E . descansar tranquilo en la enerja i
entusiasmo de mis valerosas tropas.
Nuestro Seor guarde a V. E . muchos aos. Concepcio n, 25 de Mayo
de 1 8 1 3 . M i g u e l de Carrera.
-
DON BERNARDO O'HIGGINS 43
N M . 6
Tranquilcese V. E . Sigo en la misma posicin, i he adelan-tado
la batera que ya est sobre el mismo pueblo, i fortificada de modo
que ni triples fuerzas del enemigo podrn penetrarnos. Este est mui
consternado, porque se le han escapado casi toda la milicia de
caballera, la mayor parte de la recluta, i muchos de los vecinos en
quienes fundaba sus principales esperanzas, a lo que se agrega la
gran prdida que esperimentaron en la ac-cin del 3. Me aseguran
tuvieron mas de 1 2 0 hombres en-tre muertos i heridos, con 3
oficiales de los primeros i 2 de los segundos.
Con el incendio tuve el sentimiento de ver quemado al digno
comandante segundo de granaderos don Carlos Spano, quien en la
accin mand la batera, i se port con un acierto i valor propio de su
honor i decidido patriotismo. Tambin hubo des-gracias de esta
naturaleza en dos oficiales, entre los que se cuen-ta el valiente
Rencoret, oficial de granaderos, i en algunos sol-dados; pero todos
creo no peligrarn. Spano i Rencoret se res-tablecern mui luego. Y o
querra tener tiempo para dar a V. E . el parte exacto de la
memorable accin del 3 i alabar en l el estraordinario mrito que han
contrado muchos de sus indivi-duos. Lo har en el jeneral, i
entonces conocer V. E . lo que valen los soldados de la patria
cuando pelean por su libertad.
Viva V. E . seguro de que no tarda el momento feliz de nues-tra
tranquilidad.
Dios guarde a V. E . muchos aos. Campamento jeneral, 5 de Agosto
de 1 8 1 3 . A las 10 de la maana.Excmo. seor.Jos Miguel de
Carrera.Excmo. Superior Gobierno de Chile.
N M . 7
Cuando acababa de cerrar el oficio para V . E . , tuve que
de-tener el correo i montar a caballo porque el enemigo hacia
nue-va salida. La verific con toda su caballera, i con casi toda
la
-
44 MANUEL JOSE GANDARILLAS
infantera. Unos i otros fueron rechazados en poco tiempo con
grandes prdidas, porque la artillera gruesa a metralla barra sus
columnas. Corrieron vergonzosamente i tras de ellos nuestros
soldados que los siguieron hasta las inmediaciones de la plaza, de
donde los hice retirar porque tienen fortificadas las casas, i
habran recibido mucho mal.
Nuestra prdida es de poca consideracin. No pasan de 30 los
heridos i casi todos de poco cuidado; entre stos se cuentan los
tres bizarros oficiales Molina, Zorrilla i Laforest. Los muertos
sern 10 o 1 2 .
La desercin del ejrcito enemigo se aumenta con el escar-miento.
Ayer han perdido muchos oficiales i, segn se me ase-gura, uno de
ellos es don Leas Molina, primer apoyo de sus esperanzas. E l
hospital lo tienen lleno de heridos i enfermos, i es ya tanta su
turbacin, que estn trayendo indios de Guam-bali con lanzas i a pi
para abultar su fuerza. Sin embargo, su desesperacin les da valor,
i atacan con entusiasmo i mejor cuando traen en su cuerpo vino con
plvora. Hoi les voi a hacer la ultimacin.
La accin dur 4 horas, una en el campo i 3 dentro del pueblo.
Dios guarde a V. E. muchos aos. Campamento jeneral, arrabales de
Chillan, 6 de Agosto de 1 8 1 3 . 9 de la maana. Excmo. SeorJos
Miguel de Carrera.Excmo. Superior Go-bierno del Estado.
NT)M. 8
Intimacin del jeneral espaol al jeneral Carrera
Aunque pudiera sin esta formalidad destruir las miserables
reliquias del ejrcito del mando de V. S. por la protervidad con que
se ha negado a un partido ventajossimo, respecto al estado de
abatimiento en que se hallaba al tiempo de mi propuesta, no es
conforme a mi humanidad ni a las piadosas intenciones del jefe que
espedicion el que est a mis rdenes. Con todo, es in-
-
D O N B E R N A R D O O ' H I G G I N S 4S
dispensable que V. S. se entregue a discrecin porque, de lo
contrario, ser inexorable en hacerle sentir a V . S. todo el rigor
de las leyes militares dentro de tan pocos minutos, como son los
que necesito para vencer la corta distancia que nos separa. Ahora
es cuando V. S. debe acreditar la humanidad de su co-razn, evitando
su muerte i la de todos los infelices que le acompaan, como
inevitable efecto del superior nmero i valor de mis tropas que solo
aguardan la seal de atacar para darla.
Dios guarde a V. S. muchos aos.Campamento del ejrcito real,
Agosto i o de 1 8 1 3 . J u a n Francisco Snchez Seor don Jos
Miguel Carrera.
N M . 9
Contestacin
Las miserables reliquias del ejrcito de la patria esperan con la
mayor impaciencia el formidable ejrcito del mando de V. S. Ojal
hubiera V. S. escusado la formalidad del parlamentario para que
hubiese llegado cuanto antes el momento mil veces deseado! Y a que
V. S. me desafia a sangre i fuego, admito la proposicin, i as lo he
hecho saber al ejrcito, i lo har tambin al Gobierno para que pueda
obrar arreglado a los principios adaptados por la gran rejencia
espaola. Tenemos precision de escarmentar a los malvados con el
terror; es contra nuestro carcter, pero es indispensable. Solo
siento que V. S. se quede encerrado en la desgraciada Chillan i no
venga a participar de las glorias que hoi le adquirir su resuelto
ejrcito, pero su alma es sensible i no podr ver la asolacin de mis
desgraciados soldados.
Dios guarde a V. S. muchos aos. Campo jeneral de Coyanco, Agosto
10 de 1813 . Jos Miguel de Carrera.Seor don Juan Francisco
Snchez.
-
46 MANTJEI; JOS GANDARILLAS
NrM. 10
Parte oficial del Jeneral del Ejrcito a la Enema. Junta
Guber-
nativa, comunicado a este Gobierno en oficio de 2 5 del
corriente.
Ecxmo. seoi:
Empeada la Providencia en dar nuevas glorias al ejrcito
restaurador, dispuso el movimiento, que hice el 14 del corriente a
efecto de amparar i protejer el trnsito del centro, segn tuve el
honor de impartir a Y . E. en mi oficio nmero 18 de 12 del mismo.
Para ello fu preciso reunirme con la divisin que en mi primera
salida saqu de este punto, i a mi regreso qued en la Florida, no
menos que con la del invicto coronel O'Higgins, que en seguimiento
i persecuciou del enemigo en la retirada que este hizo de la
hacienda de Rere ya se hallaba situado en el Cerro Negro i camp en
las alturas de las Lagunas de Aven-dao, frente del vado del Roble.
E l 16 se traslad el centro fotmando su situacin como a 3 leguas de
distancia del punto en que me hallaba. As situadas ambas
divisiones, sobrevino en la de mi mando que el da siguiente por un
punto enteramente incgnito nos asalt tan de improviso el enemigo en
nmero como de 1,200 combatientes a la misma hora en que se rompi la
diana; de calidad que solo fu sentido aqul cuando se difun-di en
todo el campo la armona infernal de las balas. Pero Seor Excmo., no
alcanzo a distinguir, ni decidir con certeza si la intrepidez i
denodado valor de 800 de uuestros soldados con quienes en mui
cortos momentos se incorporaron otros ioo, i mas con su respectiva
oficialidad brillante i esforzada se sinti primero que su
estraordinaria amovilidad i prontitud en pre-sentarse ya formados
al frente del enemigo. La accin ha sido de las mas terribles i de
un fuego el mas vivo i tenaz de arti-llera i fusil, de una i otra
parte, que no tuvo intermisin en el espacio de tres horas i media.
Con esta pequea fuerza que era la nica que debi reunirse por estar
empleada la restante en guerrillas, \ otros puntos, qued por
nuestro el campo de batalla
-
DON BERNARDO O'HIGGINS 47
dejando el enemigo a la vista 8o hombres muertos, incluso 4 de
sus oficiales, i 17 prisioneros, sin contar con otros muchos que
perecieron en algunos bosques i quebradas, en donde suce-sivamente
se fueron encontrando: abandon tambin todas sus municiones, 1 30 i
tantos fusiles, 2 piezas de artillera de a 4, a mas de la que se le
revent en medio del fuego activo que se hizo, i otra que se dice
haber perdido en el precipitado trnsito del rio, en el cual se
ahogaron igualmente algunos de sus sol-dados con un oficial
apellidado Vargas, i otros arrojaron sus fusiles al agua a impulso
del terror i consternacin inesplicable que infundi en sus nimos la
sangrienta, vigorosa i heroica defensa de nuestras tropas que le
siguieron hasta la misma ribera del Itata.
De nuestra parte murieron 20, i fueron heridos mui leve-mente,
el benemrito, el intrpido, el digno coronel O'Higgins i el valiente
capitn de la Gran Guardia Nacional i comandante interino de la
jeneral, don Diego Benavente: de alguna grave-dad el capitn de
milicias don Martin Prats, i el alfrez agrega-do a la Guardia
Nacional don Alfonso Bentez; i puramente contuso el capitn de
artillera don Juan Mora, cuya bizarra se ha acreditado en todas las
acciones en que ha tenido parte este oficial. Seria, Seor Excmo.,
un proceder infinito si hubiese de ceirme a individualizar todos i
cada uno de los hechos que han distinguido la gallarda i brillantez
del mrito de todos los jefes, oficiales i tropa de nuestra divisin.
Por ahora, me es im-posible dar a V. E . este rato de satisfaccin i
el mayor placer por hallarme un poco indispuesto: lo reservo s para
el parte jeneral en que especificar a V. E . el todo de las
acciones con que se han distinguido el valor i esfuerzo de dichos
oficiales i soldados. Sin embargo, no puedo dejar en silencio el
justo elojio que tan dignamente se merece el citado O'Higgins, a
quien debe contar V . E . por el primer soldado capaz en s solo de
reconcentrar i unir heroicamente el mrito de las glorias i
triun-fos del Estado chileno. Por ltimo, el centro de nuestro
ejrcito ya se haya situado i ventajosamente atrincherado en
Buyuquin;
-
4 8 MANUEL JOS GANDARILLAS
pero sucede, Seor Excmo., que con diferencia de un cuarto de
hora i por la distancia de 3 leguas de nuestro acampamento, no
tuvieron parte en el dia de gloria que acabo de comunicar a V. E .
200 de nuestros intrpidos granaderos que marcha-ron de dicho centro
en socorro de la divisin que se estaba batiendo con el enemigo a
virtud del aviso que a este efecto in-mediatamente se comunic, para
que hubisemos enteramente acabado i tal vez concluido la campaa con
la total ruina de este pirata.{Monitor araucano nm. 87 del jo de
Octubre de 1813.)
N M . 1 1
Talca i Noviembre 27 de 18 13 .Siendo necesario poner a la
frente del ejrcito que debe decidir la suerte de la patria, i for
mar su futura felicidad, un oficial de valor, conocimientos,
decidido patriotismo i mrito, i hallndose todas estas cualida des
reunidas en el coronel de los ejrcitos nacionales, don Bernardo
O'Higgins, ha venido el Gobierno en nombrarle jene-ral del ejrcito
restaurador i divisiones que deben reunrsele, para que subrogue al
brigadier don Jos Miguel de Carrera que se retira del mando. E n
cuya virtud, todos los jefes, co-mandantes, oficiales i dems
individuos de que conste el es-presado ejrcito, sean de la clase
que fueren, tendrn, obedece-rn i respetarn al espresado coronel por
jeneral en jefe, lo mismo que verificarn todas las dems autoridades
polticas i eclesisticas del Estado en la parte que les
tocare.Infante. Eyzaguirre.Cienfuegos.Egaa, secretario.
N M . 1 2
Como es tan evidente que cada momento que pasa sin co-menzar las
operaciones activas de la guerra, es un nuevo mal que padece la
patria, quisimos que V. E . contestase a nuestro oficio reservado
de 9 del corriente dentro del trmino que le sealamos, que era
suficiente respecto a que no habia necesidad de trmites. Hemos
dejado pasar mas de un doble trmino i apurando las circunstancias,
hemos, por ltimo, resuelto lo que
-
D O N B E R N A R D O O ' H I G G I N S 49
aparece en los adjuntos decretos, habiendo concurrido a esta
resolucin el habernos espresado el comandante de artillera don Luis
de Carrera, que V . E . quera separarse, deseando solo que el mando
del ejrcito se pusiese en el coronel O'Hggins, i el del batalln de
granaderos en el coronel Spano, como lo hemos decretado. Estamos
persuadidos de que se agraviara V. E . si se creyese que esta
resolucin, tan frecuente en todos los pases, i mucho mas en un
estado libre, fuese dolorosa para V. E . , principalmente no
fundndose en delitos o defectos per-sonales, sino en la necesidad
de que todas las armas no se hallen en una familia, i V . E . no
hara justicia a nuestra digni-dad i buena f, si temiese pasar al
punto de Chile que mas le acomodase. En cualquier lugar del Estado
debe V. E . estar seguro de que lejos de inferrsele dao alguno, se
le mirar con el aprecio que merece su graduacin i sus
servicios.
Dios guarde a V. E . muchos aos.Talca i Noviembre 27 de 18 13 .
J o s Miguel I?ifante.Agustn Eyzaguirre. Jos Igna-cio Cienfuegos,
Excmo, seor jeneral en jefe don Jos Miguel de Carrera.
N M . 1 3
Al comunicar a V . S. que se le ha nombrado jeneral en jefe del
ejrcito restaurador en los trminos que anuncia el adjunto decreto;
al poner en manos de V. S. la defensa i salvacin de la patria i la
suerte feliz o infeliz de 1.000,000 de habitantes, tenemos la
satisfaccin de que elevamos al destino mas grande i mas respetable
al hombre que arrastra tras s los votos i ad-miracin de sus
conciudadanos, i cuyo honor, virtudes i cono-cimientos aseguran de
que responder a la patria dignamente de esta confianza, i que
despus de haber tenido la gloria de restaurar su libertad, volver
al seno de la paz a recibir los tier-nos aplausos de sus
compatriotas, i a gozar de los laureles con que le ha coronado su
mrito.
Dios guarde a V. E . muchos aos.Talca i Noviembre 27 de TOMO XIV
4
-
MANUEL JOS GANDARILLAS
1 8 1 3 . Jos Miguel Infante.Agustn Eyzaguirre.Jos Igna-
cio Cien/ueqos.Mariano Egaa, secretario.Al coronel don
Bernardo O'Higgins.
NM. 14
No pudiendo ser indiferentes al clamor jeneral de los pueblos ni
despreciar la oportunidad de restituirles su libertad, hace muchos
dias que el Gobierno tenia meditada la separacin del jeneral en
jefe don Jos Miguel de Carrera, i para esta resolu-cin habamos
querido oir el respetable dictamen de V. S., se-gn se lo insinuamos
en oficio reservado de 22 del corriente. Varias circunstancias i la
consideracin de que es un nuevo mal cada momento que se pierde sin
continuar las operaciones activas de la guerra, nos ha obligado a
anticipar esta determi-nacin, en que no pueden menos de complacerse
todos los hombres de bien; nuestro nimo desde el momento en que se
medit la separacin del anterior jeneral, ha sido nombrar a V. S.
para ponerle a la frente del ejrcito: a este efecto hemos espedido
los adjuntos decretos, que todos pasamos a manos de V. S. para que
les d la direccin conveniente. Al tomar todas estas providencias,
no hemos tenido otro objeto que el bien de la patria i la pronta
libertad i felicidad de este pais.
Dios guarde a V. S. muchos aos.Talca i Noviembre 28 de 1813 .
Jos Miguel Infante.Agustn EyzaguirreJos Igna-cio Cienfuegos.Seor
coronel don Bernardo O'Higgins.
N M . 1 5
Concepcin, 29 de Enero, 7 d l a maana.Mi buen amigo: H a llegado
al estremo nuestra lamentable situacin. L a llegada de este seor
plenipotenciario dio nuevas esperanzas a los faccio-sos i las cosas
se divisan de un modo tristsimo si Ud. no vie-ne con la velocidad
del rayo. E l amigo Uribe dir a U d , cuanto
-
D O N B E R N A R D O O H I G G I N S SI
pasa i va con el solo objeto de venirse con Ud. para pasado
maana.
Disponga U d . de su invariable i apasionado amigo.Jos Miguel de
Carrera.Seor don Bernardo O'Higgins.
Oficio de O'Higgins a Carrera
En este instante que acabo de llegar a esta plaza, recibo el
oficio de V. S. del dia de ayer con la orden del mismo da, en que
me da a reconocer por jeneral del ejrcito restaurador por
disposicin del Supremo Gobierno del Estado de Chile. Debe serle a V
. S. reconocido por haberle sostenido sus armas con honor i
ventaja. H e tomado el peso del mando del ejrcito porque las
diferentes circunstancias as lo exijeu.
Dios guarde a V. S. muchos aos.Penco, 2 de Febrero de 1814 ( 1 )
. B e r n a r d o O'Higgins. Seor brigadier don Jos Miguel de
Carrera.
NM. 16
Seor don Jos Miguel de CarreraConcepcin, Marzo i. de 1 8 1 4 . M
U seor mi i amigo de todo mi aprecio. He tra-bajado cuanto est a
mis alcances por contener la mayor parte de la oficialidad que se
halla en esta ciudad a fin de que cesen la variedad de contiendas
que diariamente ocurren; bien conoz-co que Ud. no tendr parte en
ellas, pero hai algunos dscolos que las promueven. E n este
instante acaba de presentarse un cuerpo de oficiales i jefes
representando no serles ya soporta-bles innumerables insultos que
reciben por dependientes de Ud. i que si en esta noche permanecen
en este pueblo, no se podrn contener, i tomarn medidas en contra de
Ud. i ellos, que los pongan a cubierto de su seguridad i
tranquilidad. S que se halla Ud. con su equipaje fuera i en punto
de verificar
(1) Comprese esta fecha con la del documento nmero 1 1 .
-
52 MANUEL JOS GANDARILLAS
su viaje, haga Ud. el ltimo sacrificio. Evite un lance que debe
comprometerme i causar a Ud. , a la patria i a m males que se
divisan prximos, i admita el consejo de quien desea su
tran-quilidad i es su apasionado amigo.Bernardo (JHiggins.
Seor don Bernardo O'Higgins.Concepcin, i . de Marzo de 1 8 1 4 .
M U seor mi i amigo de mi mayor estimacin. N o es poca la admiracin
que me ha causado la apreciable de U d . cuando veo por ella la
reunin de oficiales i jefes para pedir mi salida fijndome poco
menos que la hora con amenazas terri-bles si no accedo; dnde
estamos, amigo mi? Es posible que hayamos llegado al tiempo en que
cuatro miserables facciosos ignorantes, puedan a salvo, saciar sus
pasiones? Amigo, me voi a los infiernos para no presenciar las
desgracias que espera el pais en que nac; voi a buscar jentes mas
racionales para ser menos infeliz, voi en fin, a separarme de
hombres ingratos que, lejos de conocer los beneficios, pagan con
bajezas.
No han llegado a mi noticia los insultos que han hecho mis
dependientes a esos dignos oficiales, i no dude Ud. que habrian
sido sorprendidos, si se hubiesen servido avisrmelo, ya que les
falt enerja para contenerlos, o mas acertado tenan jefe a quien
reclamar por la justicia; pero distan de este orden tan necesario
para nuestra tranquilidad i tienen la osada de avan-zarse a hablar
a Ud. en trminos que merecan una mordaza; paciencia, el tiempo as
lo requiere. Valdes, Vega i otros que dicen haber sido insultados,
i que seguramente sern unos de los del complot, han repetido sus
tropelas llenos de aquella in-famia mui propia de sus almas, i
cuando apuraron mi sufrimien-to hube de contestarles como dir a U d
. cuando tenga el gus-to de verle.
Es verdad que mi equipaje est al cargarse, i que esta tarde
sale. Ojal hubiese podido verificarlo das antes. Mi marcha, i la de
todos los que nos acompaamos est acordada para ma-ana, i a pesar de
que me habia propuesto no privar al ejrcito del menor ausilio, me
veo en la necesidad de suplicar a Ud. por seis caballos para mis
criados. Esta noche pueden estar los
-
D O N B E R N A R D O O ' H I G G I N S 53
seores suplicantes tan seguros de nuestros insultos, como
que-damos nosotros de los suyos, en la firme intelijencia que
mien-tras ellos gastan el tiempo en intrigas i en conversaciones
odiosas, nosotros lo empleamos en diversiones que a nadie ofenden,
i cuando andan cargados de armas i con escoltas para asustar, nos
encuentran sin un palo.
Conozco, mi amigo, que Ud. se interesa en mi seguridad, no puedo
menos que serle reconocido; prometo a Ud . no compro-meterle, ni
ser autor de los males que se divisan, i que procu-rar evitar por
cuantos medios estn a mi alcance.
Viva U d . seguro del afecto que le profesa su apasionado amigo
Q. B. S. M.Jos'e Miguel de Carrera.
En este momento se me acaba de pasar una representacin firmada
por los comandantes, oficialidad de los cuerpos i pueblo exijiendo
el arresto de V. S S . para asegurar la tranquilidad i se-guridad
de esta ciudad. Con este objeto se han reunido en el parque de
artillera: he contestado que V. SS . maana antes de las 10 del dia
me han asegurado su separacin de esta ciudad. Deseando, pues,
evitar toda clase de movimientos ruidosos i riesgosos, hallo de
suma necesidad que V . SS . se retiren, si es posible, antes de
venir el dia afuera de la ciudad: ya no es po-sible contener
oficialidad i pueblo.
Dios guarde a V. S. muchos aos.Concepcin, i . de Marzo de 18 14
, a las 9 de la noche.Bernardo O'Higgins.Seores don Jos Miguel i
don Luis de Carrera.
Excmo. Seor:Los comandantes, oficiales i vecinos de esta ciudad,
comprometidos por la seguridad i felicidad de la patria contra la
dominacin de la casa destructora de nuestros sagra-dos derechos,
ponemos en la sabia consideracin de V. E . que habiendo llegado ya
nuestros justos enojos (contra los dos Ca-rreras i sus protervos
satlites) hasta el grado de una necesaria exasperacin en mrito de
los repetidos insultos con que cada momento se burlan de la suprema
autoridad de nuestro G o -bierno, de la de V . E. i la de todo
ciudadano que ha manifes-
-
54 MANUEL JOS GANDAR1LLAS
tado su fidelidad i amor a tan sagrados deberes: consultando
nuestra seguridad i la del Estado no hemos podido menos que
acojernos en este momento bajo el sagrado de las tropas i
cuar-teles, desde donde imploramos sin prdida de instantes la
presencia de V . E., a efecto de que en el primer lugar haga que
estos individuos se retiren al momento de esta ciudad bajo la
escolta de mayor confianza; en segundo, que se recojan i pongan en
buen depsito todas las cargas que tienen prontas para marchar por
contenerse en ellas efectos conocidos peculiares al erario pblico,
i hasta tiles de guerra de que tanto necesita-mos: V. E . no debe
ni puede en estos momentos despreciar la voluntad de este pueblo
fiel i patriota. Sabemos positivamente que si se evitan estos pasos
es vacilante nuestra seguridad i la del reino, i antes de que
lloremos nuestra inaccin perezosa queremos sacrificarnos gustosos
por nuestra tranquilidad de-seada.
Nuestro Seor guarde a V. E . muchos aos. Concepcin, Marzo i . d
e 1 8 1 4 . Excmo. seor jeneral en jefe.Fernando Urzar.Jos Domingo
V a l d e s . J u a n de L u n a . A n t o n i o Urrutia.Manuel Jos
de Astorga.Rafael Anguita.No firma el pueblo por no aglomerar
firmas, i por lo urjente de la mate-ria.Excmo. seor jeneral en jefe
del ejrcito restaurador.
Habiendo quedado en emprender su marcha precisamente maana a las
1 1 del da los dos sujetos cuya separacin solici-tan V. SS. por su
oficio de esta noche, no hai necesidad de tomar medida alguna
violenta. Si a la hora prefijada no verifi-can su salida, queda a
mi arbitrio hacer uso de la fuerza si fuese necesario. Por lo que
respecta a las cargas que conducen, el Supremo Gobierno del Estado
har se reconozcan en Talca, i determinar segn crea mas conveniente,
procurando siempre evitar escndalos a la tropa, que ha sido hasta
aqu la causa de nuestro mayores padecimientos.
Dios guarde a V. SS . muchos aos. Cuartel jeneral de Con-cepcin,
i . de Marzo de 1814.Seores comandantes de las divisiones de esta
ciudad.
-
DON BERNARDO O'tUGGlNS 55
Excmo. seor: Desde anoche sabia que el correo Elgueta volva a
Concep-
cin, porque el enemigo habia cubierto con bastante fuerza las
riberas del Itata hasta la boca: mand un espa que lleg hasta
Rafael, i confirma la noticia, aadiendo que no ignora mi marcha un
solo individuo de la campaa. A la una de hoi, se presenta Andrade i
otro que aseguran ser cierto todo lo espues-to, i que el enemigo ha
emboscado una fuerza como de 50 hombres en el camino de la costa,
con el objeto de sorpren-derme. A las 2 de esta tarde ha salido
otro espa sobre Coele-mu i boca del Itata para estar de vuelta al
amanecer de maana. Estn a mis alcances todas las precauciones i
disposiciones que he de tomar para evitar el ser sorprendido, i
debe V . E . quedar en la intelijencia de que le noticiar de cuanto
juzgue serle til. La guerrilla del alfrez Manzano apenas cuenta 23
hombres mal montados i municionados. Somos muchos los ciudadanos
que marchamos espuestos a ser vctimas por los avisos que dan los
muchos traidores que se pasean en Concepcin, i no permi-tir
continuar el camino hasta que sea de un modo que nos asegure no
caer en manos de nuestros opresores.
Dios guarde a V. E . muchos aos.Penco, 3 de Marzo de 1814.Jos
Miguel de Carrera.Excmo. seor don Bernardo O'Higgins, jeneral en
jefe del ejrcito restaurador.
N M . 1 7
Decreto.Talca, 18 de Febrero de 1 8 1 4 . E l Supremo Go-bierno
del Estado,teniendo en consideracin el mrito i circuns-tancias de
las conspiraciones que se dijeron intentadas en 27 de Noviembre de
1 8 1 1 , i ." de Abril de 1 8 1 2 , i 28 de Enero de 1 8 1 3 ,
contra la prepotencia militar del brigadier don Jos Mi-guel, don
Juan Jos i don Luis Carrera, viene en anular las sen-tencias que se
pronunciaron en las causas seguidas con motivo de dichas
conspiraciones, no obstante que conoce que nunca es el camino
lejtimo para evitar los males de esta naturaleza, un
-
6 MANUEL JOS GANDARILLAS
desorden, i que los ciudadanos que aman su libertad, i nada
miran superior a ella, deben producirse descubiertamente, i con
la enerja i carcter de hombres libres.Eyzagurre.Infante.
Gonzlez, secretario.
-
C A P T U L O I V
SUCESOS DURANTE E L MANDO DE O ' H I G G I N S . P R -
DIDA D E TALCA I CONCEPCIN. DEPOSICIN D E
LA JUNTA I CREACIN TUMULTUARIA D E L DIREC *
T O R I O . D I S P E R S I N D E LA TERCERA D I V I S I N .
T R A T A D O D E LIRCAI I OPOSICIN PBLICA A SU
CUMPLIMIENTO.
Desde que tom el mando del ejrcito el nuevo jeneral O'Higgins
nada hubo de importante para la patria. Los soldados chilenos
vencieron a los espaoles en el Membrillar, Cuchacucha i otros
puntos, pero se perdi Concepcin, fu tomada la ciudad de Talca i el
patriotismo empez a entibiarse hasta el trmino de celebrarse los
vergonzosos tratados de Lircai en que fueron reducidos a
de-pendientes de Fernando los mismos guerreros que,
-
58 MANUEL JOS GANDAR1LLAS
segn las espresiones del doctor don Juan Ascencio, se habian
ceido con los laureles de la victoria. N o es necesario repetir que
para el objeto que nos hemos propuesto, es intil describir
menuda-mente las campaas que hubo i que, ademas, nos es repugnante
referir los motivos que las hicieron desastrosas. Nos basta sealar
por toda causa los siguientes prrafos del diario de un oficial,
ntimo amigo de don Bernardo:
1 8 1 4 . M a r z o 26.Alcanz el ejrcito a acam-parse en el
portezuelo de Duran. Supimos de po-sitivo que el enemigo reunia
fuerzas en San Carlos en cuyo pueblo tenia 700 hombres. Muchos ofi
cales eran de opinin que se atacase aquella fuerza porque
consideraban que derrotada seria fcil acabar con los enemigos i
echarlos del pais; pero el jeneral en jefe (O'Higgins) , accedi a
los pare-ceres de los coroneles Mackenna i Balcarce, que eran de
opinin de retirarnos hacia el Maule. No
parece fuera de propsito notar que aunque a natu-raleza hace a
todos los hombres iguales en derechos, con todo parece que ella
destina a cada uno al em-pleo que deba tener en la sociedad, i que
pasando de aquellos lmites de que es capaz su desempeo, lejos de
ser til, es perjudicial a s i a la patria. No se hace favor, si no
mucho agravio a un hombre de bien colocndole en un alto empleo que
demanda nociones sttperiores a sus conocimientos o talento
-
DON BERNARDO O'HIGGINS 59
porque es afrentarle esponiendo sus faltas a la espectacion
pblica, u
" Marzo 30.Pasamos Perquilauquen i nos acam-pamos como una legua
al norte de este rio. E l ejrcito enemigo se situ como tres leguas
de no-sotros hacia la cordillera. S e supo despus que Elorriaga se
habia venido de Talca acompaado de dos hombres por el camino de
Linares. Por este tiempo se hadan ya intolerables las eslorsiones
de nuestra tropa: no solo se tomaba todo el ganado que encontraba,
sino que saqueaba las casas de los miserables sin dejarles ni aun
lo necesario para su subsistencia. Varios oficiales hicieron
presente al jeneral remediase aquellos daos; pero ste, insen-sible
(O'Higgins) a los estmulos de humanidad, nunca pliso remedio, i aun
parece que se complaca SI corazn con los padecimientos de aquellos
infe-lices. 11
Parece que estas observaciones escritas en la misma campaa, a
presencia de las operaciones del hroe del doctor Ascencio, harn
concebir a cualquiera que las confronte con los resultados, que las
desgracias de Chile provinieron de haberse encargado su defensa a
un hombre inepto, insen-sible i mal aconsejado. N o tenia entonces
un men-tor astuto i sagaz, o mas bien un artfice diestro i hbil
como el que l condujo desde Mendoza hasta la silla del Gobierno de
Chile para que le sirviera
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6o MANUEL JOS GANDARILLAS
de instrumento de acciones brillantes i ejecutor de crmenes
horrendos. Tampoco habia descubierto la ambicin que todava no puede
sofocar, sin em-bargo de haberla satisfecho a sus anchas i, si se
ha de decir la verdad, menos habia manifestado el amor patrio que
le supone el doctor Ascencio, por que despus de haber peleado
heroicamente, como se dice, contra los espaoles, se ofreci
espont-neamente para ir de diputado a Espaa o, en el caso de no ser
aceptada esta oferta, pasar a L i m a en rehenes a disposicin del
virrei Abascal, para asegurar con su persona la obediencia al rei
de Espaa por los tratados. N o negaremos que hubo acciones
gloriosas despus que O'Higgins se reci-bi del mando, mas stas
fueron del ejrcito i no de l, porque no diriji ninguna, i habiendo
asen-tado que la causa de la patria no hizo ningn pro-greso por su
falta de disposicin, pasemos a la prdida de Talca de donde parten
los hechos notables de nuestra revolucin i que dio orjen a los
clebres tratados de Lircai.
Sin embargo, no podemos dejar de decir que la prdida de Talca
provino de haberla dejado guar-necida por una fuerza mui pequea. E
l docu-mento nmero 18 que copiamos, dar a los curiosos alguna idea
de aquel desgraciado suceso. L a junta gubernativa, que se habia
trasladado a Talca a acelerar los movimientos de la guerra i darles
una
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D O N B E R N A R D O O ' H I G G I N S
nueva direccin, dispuso que saliese de aquella ciudad un convoi
de vveres i caudales para ausiliar la divisin situada en el
Membrillar, escoltada por 90 fusileros i, con este motivo, qued
reducida la guarnicin a 20 infantes, 70 artilleros con 3 cao-nes i
30 lanceros. E l coronel don Carlos Spano, gobernador de la plaza,
aunque bien conoci la situacin en que quedaba, no pudo sujetar la
remesa de los 90 hombres, porque el coronel Mackenna clamaba por
los ausilios, sin los cuales, aseguraba que se perda la divisin de
su mando. Sabedor el enemigo de la poca guarnicin de Talca, la
invadi casi por sorpresa, a pesar de las precauciones del valiente
Spano, porque fueron frustradas por la neglijencia de sus
encargados. N o pudo hacer mas que defenderse heroicamente, i morir
cubierto de heridas al pi del pabelln tricolor. Durante esta
ocurrencia desgraciada se retiraba el Gobierno para esta capital;
la trasluci el pueblo cuando aqul aun venia en camino i se prepar
para deponerle inme-diatamente que llegase. Decimos pueblo, porque
en aquellos tiempos se atribua a ste todo movi-miento tumultuario,
pero en realidad creemos que los diversos sacudimientos que hubo no
fueron mas que la obra de unos cuantos individuos. P o -dramos
asegurar, sin temor de equivocarnos, un orjen comn a todos los que
sucedieron desde el 4 de Setiembre de 1 8 1 1 hasta el 7 de Marzo
de
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62 MANUEL JOS GANDARILLAS
1 8 1 4 ; mas, nohai necesidad de remover rencores, i de
recordar hechos de que quiz sus propios auto-res se confiesen
verdaderamente arrepentidos, e injenuamente avergonzados.
Fu , pues, depuesta la JuntadeGobierno:se nom-br director
supremo a don Francisco de la Lastra, i por hallarse de gobernador
de Valparaso se confi interinamente el mando a don Antonio Jos de
Iri-sarri. E n tiempo de ste se form un cuerpo de tropas compuesto
de 600 infantes, 70 artilleros con 4 piezas i 1,600 tiros de
dotacin i un cuerpo esco-jido de caballera i se puso a las rdenes
del tenien. te-coronel de artillera, don Manuel Blanco Enca-lada.
March en buen orden hasta los arrabales de Talca donde trab accin
con los enemigos sin con-seguir mas fruto que dejar 400 prisioneros
i volver a esta ciudad con los que pudieron escapar. N o tuvo el
jefe la culpa de este desastre; pues todo fu ori-jinado de la falta
de unidad en la tctica, de la indis-ciplina i de la licencia
incorrejible que se habia apoderado de nuestros militares en el
curso de la campaa i al amparo de la discordia que agriaba los
nimos. N o se pens jamas en arreglar positi-vamente un sistema de
guerra. L a ruina de los Ca-rreras era el objeto primario, i todo
lo dems se miraba como accesorio e insignificante. As fu que el
patriotismo empez a desfallecer en el Gobierno, sin que bastasen a
reanimarlo el valiente pasaje del
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DON BERNARDO o'HIGGINS 63
Maule, facilitado por la intrepidez del capitn de granaderos don
Enrique Campino i la ventajosa colocacin de nuestro ejrcito en
Quechereguas, al norte de Talca. Quiz se acobardaron nuestros
pri-meros polticos al contemplar totalmente ocupada por los
realistas la provincia de Concepcin, i no concibiendo que el pais
tenia recurso para restau rarla, adoptaron el proyecto de capitular
con aqu-llos. Si no fuera que se ha escrito tanto sobre este lance
tan deshonroso para los chilenos, arrojara