Série de 61 escenarios relacionados en el margen entre la hospitalidad y la desterritorialización.
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AUTOSUGGESTION
WHEN THE MINUTES DRAG
2015 Francesc Pascual i Torrenswww.pascualtorrens.com
AUTOSUGGESTION / WHEN THE MINUTES DRAG
Série de 62 escenarios relacionados en el margen entre la hospitalidad y la desterritorialización.
Impreso por Capital Trading en la Ciudad de México, Mayo de 2015
Here, here,Everything is by design.
Esconder significa dejar huellas. Pero unas que sean invisibles.
Walter Benjamin, Imágenes que piensan
Afirmo el primer encuentro en su diferencia, quiero su regreso, no su repetición.
Roland Barthes, Fragmentos de un discurso amoroso
AUTOSUGGESTION
1.
Sugestión que se produce en una persona independientemente de toda influencia extraña.
Nombre femeninoLarousse Editorial
2.
Influencia sobre las ideas y los juicios propios ejer-cida consciente o inconscientemente por el mismo individuo.
Nombre femenino: psiquiatríaWordreference
3.
La autosugestión es un proceso mediante el cual un individuo autodirecciona a su subconsciente para llegar a creer algo, o fijar determinadas asociaciones mentales, generalmente con un propósito específico.Cuando es con un propósito específico, puede llevarse a cabo a través de métodos de autohipnosis o autoa-firmaciones constantes y repetitivas, y puede ser visto como una forma de lavado de cerebro autoinducido. El éxito está típicamente correlacionado con la persis-tencia de su uso y su duración temporal. La autosuges-tión también se puede considerar como una especie de rezo, autoexhortación, meditación, palabras de ánimo que el individuo se da a sí mismo, u otras actividades análogas. Un ejemplo trivial de autosugestión consiste en aquellos propósitos que uno se plantea a sí mismo ante el inicio del nuevo año. Casos más graves se mues-tran en pacientes alienados.
Proceso o técnicaWikipedia
4.
Muchos fenómenos que aparentan ser paranormales pueden explicarse a través de la autosugestión.
alegsa.com.ar
5.
Here, here,Everything is by design,Everything is by design.
Here, here,Everything is kept inside.So take a chance and step outside,Your hopes, your dreams, your paradise.Heroes, idols, cracked like ice.
Here, here,Everything is kept inside.So take a chance and step outside.Pure frustration face to face.A point of view creates more waves,So take a chance and step outside.
Take a chance and step outside.Lose some sleep and say you tried.Meet frustration face to face.A point of view creates more waves.
So lose some sleep and say you tried.So lose some sleep and say you tried...
Joy Division, Autosuggestion
WHEN THE MINUTES DRAG
EXTRASUGGESTIONS
6.
Y al dar la vuelta, terminan los Verdores y empiezan las piedras. No hay nada, no tienes nada que darle al desierto: ni una gota de agua ni una gota de sangre. Con los ojos vendados avanzas por corredores, plazas, callejas donde conspiran tres estrellas astrosas. El río habla en voz baja. A tu izquierda y derecha, atrás y adelante, cuchicheos y risas innobles. El monólogo te acecha a cada paso, con sus exclamaciones, sus signos de interrogación, sus nobles sentimientos, sus puntos sobre las íes en mitad de un beso, su molino de lamentos y su repertorio de espejos rotos prosigue: nada tienes que decirte a ti mismo.
Octavio Paz, Vuelo nocturno
7.
Tal vez pasó la época en que pensábamos que el corazón de los tiempos habitaba centros, de manera que nuestro sueño hoy de que en esos pequeños rincones también palpite nuestra época no nos es un sueño ajeno: en ellos estamos, en esos rincones, por ellos nos perdemos.
José Luis Brea, Pensar el presente
8.
Un caserón, un porche con sombra, unas tejas, una decora-ción árabe deslucida, un hombre sentado apoyado contra el muro, una calle desierta, un árbol mediterráneo (Alhambra, de Charles Clifford): esta fotografía antigua (1854) me im-presiona: es que, ni mas ni menos, tengo ganas de vivir allí. Estas ganas se sumergen en mí hasta una profundidad y por medio de unas raíces que desconozco: ¿calor del clima? ¿Mito mediterráneo, apolinismo? ¿Desheredamiento? ¿Jubilación? ¿Anonimato? ¿Nobleza? Sea lo que sea (de mí mismo, de mis móviles, de mi fantasma), tengo ganas de vivir allí, con tenuidad, y esta tenuidad jamás la foto de turismo puede satisfacerla. Para mí, las fotografías de paisajes (urbanos o campesinos) deben ser habitables, y no visitables. Este deseo de habitación, si lo observo a fondo en mí mis-mo, no es ni onírico (no sueño con un lugar extravagante) ni empírico (no intento comprar una casa a partir de las vistas de un prospecto de agencia inmobiliaria); es fantasmático, deriva de una especie de videncia que parece impulsarme ha-cia adelante, hacia un tiempo utópico, o volverme hacia atrás, no se adónde de mí mismo: doble movimiento que Baudelaire ha cantado en Invitation au Voyage y en Vie Anterieure. Ante esos paisajes predilectos, todo sucede como si yo estuvie-se seguro de haber estado en ellos o de tener que ir.
Roland Barthes, La cámara lúcida
9.
Ésta es una época nostálgica, y las fotografías promueven la nostalgia activamente. La fotografía es un arte elegíaco, un arte crepuscular. Casi todo lo que se fotografía, por ese mero hecho, está impregnado de patetismo. Algo feo o grotesco puede ser conmovedor porque la atención del fotógrafo lo ha dignificado. Algo bello puede ser objeto de sentimientos tristes porque ha envejecido o decaído o ya no existe. Todas las fotografías son “memento mori”. Hacer una fotografía es participar de la mortalidad, vulnerabilidad, mutabilidad de otra persona o cosa. Precisamente porque seccionan un momento y lo congelan, todas las fotografías atestiguan la despiadada disolución del tiempo.
Susan Sontag, Sobre la fotografía - Caverna de Platón
10.
Los prestigios de la decadencia, aunque menos pregonados, son más urbanos, sutiles y filosóficos que los del progreso: la duda, el placer, la melancolía, la desesperación, la memoria, la nostalgia. El progreso es brutal e insensible, desconoce el matiz y la ironía, habla en proclamas y en consignas, anda siempre deprisa y jamás se detiene, salvo cuando se estrella contra un muro. La decadencia mezcla al suspiro con la sonrisa, al ay de placer con el dolor, pesa cada instante y se demora hasta en los cataclismos: es un arte de morir o, mas bien, de vivir muriendo. […] Las religiones guardan celosamente las llamas de la eternidad, que es la negación —o, más bien, la disolución— de la historia; en cambio la decadencia abre a los pueblos advenedizos —sean romanos o aztecas, asirios o mongoles— ese modesto sucedáneo de la gloria eterna que es la fama terrestre.
Octavio Paz, Tiempo nublado
11.
Así como la fascinación ejercida por las fotografías es un recordatorio de la muerte, también es una invitación al sen-timentalismo. Las fotografías transforman el pasado en un objeto de tierna reminiscencia, embrollando las distinciones morales y desmantelando los juicios históricos mediante el patetismo generalizado de contemplar tiempos idos.[…]Una fotografía también podría describirse como una cita, lo cual asemeja un libro de fotografías a uno de citas. Y un modo cada vez más difundido de presentar fotografías en libros consiste en acompañarlas ellas mismas con citas.[…]El surrealismo es el arte de generalizar lo grotesco y luego descubrir los matices (y los encantos) de eso. Ninguna actividad está mejor abastecida para ejercer la manera de mirar surrealista que la fotografía; y finalmente todas las fotografías se miran de modo surrealista.
EXTRASUGGESTIONS
[…]El gusto por las citas (y por la yuxtaposición de citas incon-gruentes) es un gusto surrealista. […] En un mundo que está a un paso de convertirse en una vasta cantera, el coleccionista se transforma en un personaje consagrado a una piadosa tarea de rescate. Puesto que el curso de la historia moderna ya ha socavado las tradiciones y resquebrajado las totali-dades vivientes donde antes encontraban su sitio los objetos preciosos, el coleccionista puede ahora dedicarse sin remordi-mientos a excavar en busca de los fragmentos más escogidos y emblemáticos.[…]Como al coleccionista, al fotógrafo lo anima una pasión que, si bien parece dedicada al presente, está vinculada a una percepción del pasado. Pero mientras las artes tradicionales de la conciencia histórica procuran poner en orden el pasado, distinguiendo lo innovador de lo retrógrado, lo central de lo marginal, lo relevante de lo irrelevante o meramente interesante, la actitud del fotógrafo —como la del coleccio-nista— es asistemática, de hecho antisistemática. El ardor de un fotógrafo por un tema no tiene relación esencial con sus contenidos o valores, con lo que lo hace clasificable. Es ante todo una afirmación de la presencia de ese tema; de su per-tinencia (la pertinencia de una expresión en un rostro, de la disposición de un conjunto de objetos), lo cual equivale a la pauta de autenticidad del coleccionista; de su especificidad, las cualidades cualesquiera que lo hacen único. La mirada sobre todo ávida y tenaz del fotógrafo no sólo se resiste a la clasificación y evaluación tradicionales de sus temas, sino que procura conscientemente desafiarlas y subvertidas. Por esta razón, su tratamiento es mucho menos aleatorio de lo que se afirma en general.[…]El fotógrafo —y el consumidor de fotografías— sigue los pasos del trapero, una de las figuras favoritas de Baudelaire para caracterizar al poeta moderno:“Todo cuanto la gran ciudad desechó, todo cuanto perdió, todo cuanto desdeñó, todo cuanto pisoteó, él lo cataloga y colecciona […] aparta las cosas, lleva a cabo una selección acertada, se porta como un tacaño con su tesoro y se detiene en los escombros que entre las mandíbulas de la diosa Industria adoptarán la forma de cosas útiles y agradables.”[…]La perspicacia del trapero surrealista estaba consagrada a encontrar bello lo que otros encontraban feo o carente de in-terés y relevancia: ornamentos, objetos naif o pop, desechos urbanos.
Susan Sontag, Sobre la fotografía - Objetos melancólicos
WHEN THE MINUTES DRAG
12.
The Chinese have a theory that you pass through boredom into fascination and I think it’s true. I would never choose a subject for what it means to me or what I think about it. You’ve just got to choose a subject —and what you feel about it, what it means, begins to unfold if you just plain choose a subject and do it enough.
Diane Arbus: An Aperture Monograph
13.
Todo sólo porque habían prestado atención, sólo porque no estaban lo bastante distraídos. Sólo porque, de repente, exigentes y duros, quisieron tener lo que ya tenían. Todo porque habían querido darle un nombre; porque quisieron ser, ellos que eran. Aprendieron entonces que, si no se está distraído, el teléfono no suena, y que es necesario salir de casa para que la carta llegue, y que cuando el teléfono finalmente suena, el desierto de la espera ya ha cortado los hilos. Todo, todo por no estar distraídos.
Clarice Lispector, Para no olvidar
14.
Andreu te contemplaba con una sonrisa triste y en cierto modo feliz, tal vez resignada; solía pasarme el brazo por los hombros y yo me recostaba en su cuerpo, detrás de la Tossa vieja, bajo un cielo que anunciaba lluvia. Nuestro trío no aceptaba los días de sol, las mañanas gloriosas de prima-veras superficiales. Buscábamos la tristeza de los paisajes solitarios, yermos de arena y agua sucia, telón de fondo sobre el cual proyectar nuestras figuritas pensativas. Éramos una especie de grupo escultórico, hecho de sombras cuidadosa-mente delimitadas, que se recortaban, no sin contraluces favorecedores, contra las perspectivas obvias de los inviernos más tristes. Al igual que en nuestros días de infancia, nos aferrábamos al invierno, pero ahora ya por motivos estéticos, pues nos habíamos descubierto mucho más decorativos en paisajes desolados que entre la exultación de mil florecillas multicolores. Nos gustaba ser sombras, y en cada momento solíamos crear nuestra propia “mise en scène” mientras edificábamos la realidad exterior a base de gestos, posturas y mucha literatura, hasta lograr convertirnos en un prodigio de estética animada.
Terenci Moix, El día en que murió marilyn
15.
Las fotografías son un modo de apresar una realidad que se considera recalcitrante e inaccesible, de imponerle que se de-tenga. O bien amplían una realidad que se percibe reducida, vaciada, perecedera, remota. No se puede poseer la realidad,
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no es sino echar de menos un determinado instante, y las casas, los caminos, los paseos, desgraciadamente, son tan fugitivos como los años.
Marcel Proust, Nombres de países: el nombre
17.
Espacio, tiempo: magnitudes obsoletas que simplemente ya no estructuran las dimensiones reales de nuestra actua-lidad. El efecto velocidad las ha dejado atrás, ganándose para sí el estatuto preferente de parámetro primero. […] Toda percepción, toda experiencia, toda construcción misma de la realidad, está sometida a una norma efectiva, espontánea e inexorable: la de su velocidad de acontecimiento. Aquí, la reflexión heideggeriana pudo ser pionera: la articulación de ser-a-tiempo vino a nombrar un puro efecto: la simultaneidad.
José Luis Brea, La conquista de la ubicuidad
18.
En uno de los extremos está el miedo a la desterritorialización frente al que sucumbimos: nos encarcelamos en la simbiosis, nos intoxicamos de familiarismo, nos anestesiamos frente a toda sensación de mundo, nos endurecemos. En el otro extremo —cuando conseguimos no resistir a la desterritoria-lización y, zambullidos en su movimiento, nos convertimos en pura intensidad, en pura emoción de mundo—, nos acecha otro peligro. La fascinación que la desterritorialización ejerce sobre nosotros puede ser fatal: en lugar de vivirla como una dimensión imprescindible de la creación de territorios, la tomamos como una finalidad en sí misma. Y, completamente desprovistos de territorios, nos fragilizamos hasta deshacer-nos irremediablemente.[...]Sin territorio fijo, las máquinas célibes vagan por el mundo. Con cada hilo que se presenta —humano o no— ellas mismas tejen, se tejen. Y en cada nuevo hilo, olvidan, se olvidan. Sin identidad, son pura pasión: nacen de cada estado fugaz de intensidad que consumen. Su vuelo, ya lejos del sofo-cante mundo de los Ulises y Penélopes, alcanza universos insospechados. La vida se expande. Hay una alegría en esa expansión. Grandeza célibe.Sin embargo, también hay una miseria en ese todo: nunca se articulan los hilos, nunca se organizan territorios. Y así el potencial de expansión contenido en la recién conquistada intimidad con el mundo se desperdicia. Se dispersa.En esa furia de tejer con tantos hilos, tan rápidamente sustitui-dos, ya no conseguimos detenernos. El otro, descartable, es el mero paisaje que como mucho mimetizamos. Almas en pena, viajamos a través de esos paisajes que se suceden, al igual que nosotros mismos. Nunca nos posamos en ningún paisaje que nos permita constituir territorio y, reorganizados, prose-guimos viaje. Miseria célibe . Hay cierta amargura en todo eso.
se puede poseer (y ser poseído por) imágenes; al igual que, como afirma Proust, el más ambicioso de los reclusos volun-tarios, no se puede poseer el presente pero se puede poseer el pasado. Nada sería menos característico de la sacrificada labor de un artista como Proust que la facilidad de la fotogra-fía, que debe de ser la única actividad productora de obras de arte acreditadas en que basta un simple movimiento, una presión digital, para obtener una obra completa. Mientras los afanes proustianos presuponen que la realidad es distante, la fotografía implica un acceso instantáneo a lo real. Pero los resultados de esta práctica de acceso instantáneo son otra manera de crear una distancia. Poseer el mundo en forma de imágenes es, precisamente, volver a vivir la irrealidad y lejanía de lo real.La estrategia del realismo de Proust implica una distancia respecto de lo que normalmente se vive como real, el presente, con el objeto de reanimar lo que sólo suele estar al alcance de modo remoto y penumbroso, el pasado: la manera en que el presente se vuelve real en sus términos, es decir en algo que puede ser poseído. En este esfuerzo de nada valían las foto-grafías. Cuando Proust las menciona, lo hace con desprecio: como sinónimo de una relación superficial, excesiva y exclu-sivamente visual y meramente voluntaria con el pasado cuya cosecha es insignificante comparada con los descubrimientos profundos que se posibilitan siguiendo las pistas dadas por todos los sentidos, la técnica que él denominaba «memoria involuntaria». No se puede imaginar para la obertura de “Por el camino de Swann” un final en que el narrador se en-frente a una instantánea de la iglesia parroquial de Combray y del goce de esa migaja visual en vez del sabor de la humilde magdalena remojada en el té que despliega ante los ojos toda una parte de su pasado.Pero no porque una fotografía no pueda evocar recuerdos (es posible, aunque depende más del contemplador que de la fotografía) sino por lo que Proust aclara respecto de sus propias exigencias sobre la evocación imaginativa: que no debe ser sólo extensa y precisa sino ofrecer la textura y esencia de las cosas. Y al considerar las fotografías sólo en la medida en que él podía utilizarlas, como instrumento de la memoria, Proust de algún modo interpreta mal qué son las fotografías: no tanto un instrumento de la memoria como su invención o reemplazo.
Susan Sontag, Sobre la fotografía - El heroismo de la visión
16.
La realidad que yo conocí ya no existía. Bastaba con que la señora de Swann no llegara exactamente igual que antes, y en el mismo momento que entonces, para que la Avenida fuera otra cosa. Los sitios que hemos conocido no pertenecen tampoco a ese mundo del espacio donde los situamos para mayor facilidad. Y no eran más que una delgada capa, entre otras muchas, de las impresiones que formaban nuestra vida de entonces; el recordar una determinada imagen
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Sin tiempo ni espacio para tejer lo que sea, cuerpo y alma van perdiendo la capacidad de urdir. Invalidándose nuestras defensas inmunológicas: nos volvemos tan vulnerables que, al más leve toque, nos disolvemos. Y mori mos de sida.[...]Exhaustos de tanta repetición, descubrimos que siendo como Penélope exaltando el retorno al confort del hogar, al confinamiento conyugal, o sien do como Ulises, exaltando la libertad de aventura que únicamente existe en función de su eterno retorno al nido, sólo se enmascara el miedo a la deste rritorialización por un deseo de absoluto.Y no solamente eso. Constatamos también que el acto de exal-tar esa libertad para circular incorpóreamente, sin Penélope alguna que nos refleje en su espera (máquinas célibes), termina separándonos de nuestra propia vida. Consternados, descubrimos que por haber pretendido libramos del espejo, lo que acabamos perdiendo es la posibilidad de involucramos —como si la única ligazón posible fuese la de especular. Por haber pretendido libramos de la simbiosis, lo que acaba-mos perdiendo es la posibilidad de construir territorios como si el único montaje posible fuese la simbiosis.[...]En realidad, lo que no soportamos es la estridencia de esos sonidos inarticulados. Es el «nada más de aquel todo». Lo que no soportamos es que somos un poco Penélopes, un poco Ulises, un poco máquinas célibes, un poco replican-tes... y no solamente eso. E incluso, en los momentos en que, desavisados, conseguimos soportarlo, descubrimos con cierto alivio que, de la convivencia desencontrada de esas figuras, se destila ya una nueva suavidad.
Suely Rolnik, ¿Una nueva suavidad?
19.
Ahora bien, la hospitalidad sólo puede ser ofrecida aquí y ahora, en algún lado. La hospitalidad da como impensada, en su «noche», esa relación difícil, ambivalente con el lugar. Como si el lugar del que se tratara en la hospitalidad fuera un lugar que no perteneciese originalmente ni al anfitrión ni al invitado, sino al gesto mediante el cual uno da acogida al otro —incluso y sobre todo si uno mismo no tiene morada a partir de la cual pueda ser pensada esta acogida—.[...]Si, en hebreo, «fabricar tiempo» es equivalente a «invitar», ¿cuál es esta extraña inteligencia de la lengua que certifica que para producir tiempo es preciso ser dos, o más bien es preciso que exista lo otro, una efracción de lo otro original? El porvenir se da como lo que nos viene del otro, de eso que es enteramente sorprendente. El lenguaje entonces no viene a romper la distancia entre yo-mismo y el otro, sino que la vacía.
Anne Dufourmantelle, La hospitalidad
20.
No, no te pido que seas un héroe. Sólo me refiero a tus raíces. Que sepas que cuando vuelvas a tu ciudad y a tus calles, cuando hayan pasado los años y llegues por el muelle y bajes de un barco enorme y la Rambla vuelva a abrirse ante ti, entonces sentirás… no sé cómo decírtelo… no un sentimiento de héroe, nada de patria que te llama, no, eso no… nos senti-rás a nosotros, a todos, latiendo en el fondo de cada recuerdo tuyo; y también nuestros rinconcitos, nuestras casas ya envejecidas, donde un día tú fuiste feliz… me sentirás a mí, recordarás estas palabras, aquel arco roto; recordarás a tu madre, de joven, en su piso del Ensanche, a Bruno y la calle en que nació… abrirás la mirada sobre mil cosas que creías no haber advertido antes y descubrirás que las tienes muy arraigadas, más de lo que nunca has tenido ningún amor, ningún miedo… como nosotros mismos, ¿sabes?, hechos a la misma imagen…
Terenci Moix, El día en que murió marilyn
21.
Una verdad más acerca de la condición que llamamos exilio es que ésta acelera tremendamente nuestro vuelo (...) hacia el aislamiento, hacia una perspectiva absoluta: hacia la condi-ción en que todo lo que le queda a uno es uno mismo y su lenguaje, con nada o nadie de por medio.
Iósif Brodsky, Esta condición llamada exilio
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22.
Hay algo inextricable en los espacios y su concurrencia con los factores distancia y tiempo. Tomo fotografías de manera asistemática, de hecho antisistemática. Las archivo de manera cronológica. Colecciono sujetos y rincones. Autosuggestion es una metodología, un proce-so, para re-organizar atmosferas emocionales: acercar lo vivido a lo soñado —el recuerdo del pasado con el deseo más latente. Cuando el tiempo se arrastra aflora la fragilidad y ésta no consiste en habitar el miedo; la fragilidad es carpe diem. Un punto de vista lleva a otro.
Los rincones aquí relacionados —más urbanos, más sutiles— son decadentes por su pátina sensible, por la desterritorialización ineludible en el tránsito —en la duda, en el placer, en la melancolía— en el afán de permanecer. Arrastrarse en el tiempo, empujar para descubrir otra medida de velocidad que en su lento acaecer perturba al recuerdo: lo modifica, lo reinventa en la frontera entre lo imaginario y lo imposible.
La hospitalidad surge aquí como el lugar donde recordar y organizar para ofrecer y requerir. Hospitalidad como pasaje común que se sirve del uso del propio lenguaje, para entender el exilo, para vaciar la distancia entre el uno y el otro y permanecer allí, en este vacío, lo suficientemente distraído —para no olvidar, para desafiar el momento en que la rambla se vuelva a abrir, como una herida, como territorio límite.
Francesc Pascual i TorrensCiudad de México, Abril de 2015
23.
Por esto intervenimos, por esto nos hablamos y mostramos los hallazgos de nuestros ojos, de nuestras manos, de nuestro pensamiento. Nos sabemos heridos, los unos en los otros, y todos en el mundo. Pero no queremos, ya, hacer de todo esto un drama. Traemos con nosotros heridas—incontables heridas: la historia de la humanidad es la de sus campos de batalla— pero ni queremos regodearnos en el lecho fácil de su narración inmunda, ni pretendemos entonar las virtudes salvíficas de algún universal remedio. No nos queda ya mucha esperanza, pero tampoco nos entregamos a la amarga melancolía de la convalecencia. Mostrar, esto es todo.Una herida es siempre un territorio límite, escapado a su destino. Y el hombre, sí, es la herida del mundo, su extravío. Que el hombre muestre su herida, que se muestre a sí mismo como herida —esto es necesidad y honradez. Y no hay cura en ello, pero tampoco lamento puro: sino conocimiento, conoci-miento de sí, de uno mismo, de sus lugares, sus territorios, sus límites, sus pliegues y sus rompimientos, de sus heridas. Imaginar un cuerpo todo hecho de heridas, de órganos que fallan a su misión. A dónde dirige sus funciones, cómo sobre-vive. Sólo el hombre es capaz de existir herido, sólo para él la herida es condición.Y puede que los tiempos del chamán, en que este mostrar se quería imaginar potenciador, multiplicador de las fuerzas de la vida, del espíritu, hayan quedado atrás. No parece que haya cura para esta herida del hombre -pero mostrarla sigue siendo el signo de un afirmar la voluntad de un existir más potente. Y darle por misión al arte esta mostración no es entonces gratuito. ¿Acaso no nos repugna cuando se llama arte a esos espejos falsos que el hombre se pone ante sí mismo —para imaginarse, como los gordos de Botero, cumplido y feliz?
José Luis Brea, Muestra tus heridas
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24.
The word that would best describe this feelingWould be hauntedI touch the clothes you left behindThat still retain your shape and linesStill hauntedI trace the outline of your eyesWe’re in the mirror hypnotized I’m hauntedI find a solitary hairGone and still I remeniceI’m haunted
So this is for when you feel happyAnd this is for when you feel sadAnd this is for when you feel...NothingOh when the minutes drag
And this is for the tears that won’t dryAnd this is for a bright blue skyAnd this is for when you feel... LuckyOh when the minutes drag
So this is for when you’re feeling happy againAnd this is for when you’re feeling sadAnd this is for when you feel... Something
Love And Rockets, Haunted When The Minutes Drag
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25.
A system for self-improvement developed by Emile Coue which was popular in the 1920s and 1930s
auto-suggestion, self-suggestionself-improvement, self-reformation - the act of improving yourself
NounPrinceton University, Farlex Inc.
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Taller de Joan Barberà - Barcelona, España
Borde sur, Gran Cañón del Colorado - Arizona, USA
Bezalel Academy of Arts, Florentin - Tel Aviv, Israel
Colonia Florida - Monterrey, México / Colonia Florida - Monterrey, México
The Bartlett School of Planning - Londres, UK / Mission District - San Francisco, California, USA
Bezalel Academy of Arts, Florentin - Tel Aviv, Israel / Santo Domingo Tehuantepec - México
Estudio de Ethel Gutmann, Florentin - Tel Aviv, Israel
Biquini Wax - México DF, México / Bezalel Academy of Arts, Florentin - Tel Aviv, Israel
Bezalel Academy of Arts, Florentin - Tel Aviv, Israel
Bezalel Academy of Arts, Florentin - Tel Aviv, Israel
Borde sur, Gran Cañón del Colorado - Arizona, EUA
Bezalel Academy of Arts, Florentin - Tel Aviv, Israel / Coctelería Fizz - Barcelona, España / Arts District - Los Angeles, California, USA
Bezalel Academy of Arts, Florentin - Tel Aviv, Israel
Dodge en West Hollywood, Los Angeles - California, EUA
Cerca estación Tren Suburbano Fortuna - Estado de México, México
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Vista desde la puerta de Capital Trading - Estado de México, México
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BIBLIOGRAFÍA
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BARTHES, ROLAND. Fragmentos de un discurso amoroso. Madrid: Siglo XXI Editores, 1993.
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