Arifureta Shokugyou de Sekai Saikyou - El Coleccionista de ......Tan pronto como el corto intercambio terminó, la rhea desapareció. Ninguna raza en el mundo podría igualar su talento

Arifureta Shokugyou de Sekai Saikyou

Volumen 07 - [Light Novel]

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Traducción al español: Jaden Editor y Corrector: Jaden Editor De Imagen: Sotaru

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Goblin Slayer Side Story: Year One


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INDICE Prólogo: Campaña Culminante - Así, El Mundo Se Salvó .................................................... 7

Capítulo I – Camino De Vida - Línea De Sangre, Experiencia y Encuentros ..................... 19

Intermedio 01: Algo Típico Que Se Convierte En La Semilla De Una Aventura ................. 25

Capítulo II – Expedición De Compras - Obteniendo Equipo ............................................... 28

Intermedio 02: Por Primera Vez ......................................................................................... 47

Capítulo III – Tutorial – Primera Aventura........................................................................... 51

Intermedio 03: De Los Dos Que Siguieron Después De Eso ............................................. 81

Capítulo IV – Fase Media ................................................................................................... 82

Intermedio 04: Tristemente, Su Aventura Terminó Aquí ................................................... 111

Capítulo V – Avanzar Al Siguiente Nivel - Experiencia y crecimiento ............................... 113

Capítulo VI – Aventura En Solitario - Ni Siquiera Siete Aventureros ................................ 136

Capítulo VII – Fase Culminante - La Noche Llega ............................................................ 164

Capítulo VIII – Fase Final - La Batalla Termina ................................................................ 186

Capítulo IX – Después De La Reunión - Entre Aventuras ................................................ 197

Epílogo – Creación De Personajes - Así, El aventurero Se Sube Al Tablero ................... 209

Palabras Del Autor ........................................................................................................... 211



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Prólogo: Campaña Culminante - Así, El Mundo Se Salvó

El horizonte estaba lleno de oscuridad; el resplandor carmesí del sol poniente iluminaba a una horda deforme. Una brisa llevó el hedor de la podredumbre a través del campo.

Zombis, demonios, esqueletos y espectros junto a sonrientes demonios de otros mundos,

sus labios goteando asqueroso líquido. Era un ejército de no-muertos. Un ejército de la oscuridad. El anfitrión que avanzaba representaba la amenaza más grave posible para las fuerzas del

Orden. Un joven príncipe heredero, enfrentado a este ejército del caos, se frotó la mano. El equipo

de diamantes que llevaba era ligero como una pluma, así que debe haber surgido del nerviosismo.

El ejército de Personajes de Dios se había extendido por una pequeña colina, y este príncipe

era uno de sus generales. Desde el pie de la colina, miró hacia atrás, mirando a sus compañeros reunidos. Mientras esperaban ansiosamente su señal, el príncipe, como su líder, tuvo que dar la vuelta y enfrentarse a los demonios que se les acercaban.

Si tenían alguna esperanza de ganar no era la cuestión. La victoria era su única opción. Pero, sobre todo, no fueron ellos mismos los que determinaron el curso de esta batalla.

Todos los reunidos en este campo no eran más que ayudantes, asistentes de aquel que salvaría al mundo.

Estaban preparados para morir en el esfuerzo.... "¡Su Alteza! ¡Su Alteza! ¡Todo el mundo está listo!" La voz que le sacudió de su ensueño era incongruentemente alegre. En medio de la

formación, pudo ver a un joven, pequeño de estatura. Era el capitán de la autoproclamada Brigada Rhea, un grupo de voluntarios. El príncipe no pudo reprimir ni una pizca de sonrisa.

"¿Es eso cierto? Bien, entonces estaremos preparados para ellos cuando lleguen". "Sí, eso creo", dijo rhea. "Los elfos y los enanos están un poco nerviosos. Sin embargo, los

lagartos parecían muy contentos", añadió Rhea, y luego les ofreció una pequeña sonrisa. "La batalla es la mayor alegría que conocen", dijo el príncipe. "Aliados alentadores para

tener en combate."



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"Es cierto, eso. Si son tan amables de pelear en nuestro nombre, al menos podremos correr un poco".

Rheas tenía una habilidad casi mágica para hacerse invisibles, y por el momento, su habitual

indiferencia había desaparecido. Estaban sirviendo como excelentes mensajeros aquí en el campo de batalla. Hubiera sido una tontería tomar a la gente pequeña, por muy valientes que fueran, y enfrentarlos contra el enemigo.

Pero cuando el príncipe lo dijo, rhea le preguntó riendo: "Pero, ¿qué harás si hay un enemigo

que los humanos no pueden matar?” Sin embargo, se adaptaban bien al papel de comunicación que el príncipe les había

asignado. No había nadie más que pudiera colarse tan hábilmente por un campo de batalla lleno de magia en vuelo y el choque de armas, sin ser detectado y sin miedo.

Tengo que admirar a los rheas, pensó. "Bien, entonces. Diles a todos que empezaremos a mi señal. Justo como lo planeamos." "¿Sin cambios? Muy bien, entonces." Tan pronto como el corto intercambio terminó, la rhea desapareció. Ninguna raza en el

mundo podría igualar su talento para volverse invisible. Reflexionando más profundamente, el príncipe pensó que los humanos no eran rivales para

los elfos cuando se trataba de arcos, o para los enanos y sus hachas, o incluso para el combate en general cuando se comparaba con los lagartos.

En pocas palabras, el príncipe era sólo general de las fuerzas humanas. Los elfos, enanos,

lagartos y rheas se habían reunido aquí estrictamente por buena voluntad. Y el príncipe estaba profundamente agradecido por ello. Respiró hondo, y luego se levantó de su silla plegable.

"¿Has preparado "[Turn Undead]"? Queremos darles a esos desgraciados un saludo

adecuado." "En efecto, su Alteza," respondió una anciana, la gran sacerdotisa del Dios del

Conocimiento. Apenas tenía edad para estar en el campo de batalla, pero aquí estaba con la cabeza bien alta. "Pero esas criaturas," dijo ella, "no están malditas. Es algo más parecido a una enfermedad. Como si ya estuvieran en la cúspide de volver al polvo..."

"Me lo imaginaba. Muy bien." El príncipe respiró y lo dejó salir. Su mano se cerró, y luego se abrió. "Tropas... La balanza es despiadada. Los dados, aún más. Nadie puede decir cuál es

nuestro destino".



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Los líderes y el personal del campamento se volvieron silenciosamente hacia él. Un mago real usó uno de sus preciosos hechizos, pero en este momento, totalmente apropiado para tejer un encantamiento que llevaba la voz del príncipe en el viento. El ejército de la Orden escuchaba claramente las apasionadas palabras de su líder.

"Puede ser que un día la Orden sea destruida. Que todo arda, y que nos olviden." Cuando la voz del príncipe se elevó, tomó las riendas de su amado caballo. Puso los pies

en los estribos y se subió a la silla de montar. Hacía tanto tiempo que no lo hacía, que temía haber olvidado cómo hacerlo. Se tomó un respiro.

Miró a ambos lados: la guardia real, vestida con una mezcla de varios equipos, le sonreía.

Eran todos jóvenes, de diferentes razas y clases sociales, procedentes de diferentes ramas del ejército, unidos sólo por la capa de mugre que parecía cubrirlos a todos. Nadie habría asumido que eran élites cuidadosamente elegidos.

Ustedes, pensó el príncipe riendo, y luego bajó la visera de diamante de su propio casco.

Estos eran sus camaradas, compañeros con los que había navegado por laberintos, ganado condecoraciones por su valor militar, y que finalmente se habían reunido a su alrededor como su guardia.

Por los dioses benditos. Esto no es nada como una aventura. "No olviden que lo mismo ocurre con nuestros oponentes. Los dados son crueles... pero

justos". De este lado, había un gran ejército con sólo ellos mismos en quien confiar. Al otro lado del

campo había tantos monstruos empeñados en consumir la tierra. El príncipe lo acogió todo, y luego ofreció su última plegaria: "Hay esperanza de victoria. ¡Debemos aprovecharla!" Un lujurioso grito de guerra se elevó, tan apasionado y orgulloso que las criaturas que se

retorcían en el horizonte dieron involuntariamente un paso atrás. El equipo se estremeció y las gargantas se gritaron roncamente. El ejército subió su moral

con un gran pisotón en el suelo. ¡Abajo los demonios! Abajo el caos! ¡Te vamos a llevar a la siguiente dimensión! "¡Milagros!" La primera orden. Los clérigos que atizaron la línea de batalla comenzaron a ofrecer sus

oraciones a los dioses.



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Dioses que están sentados en el cielo. Por favor, protéjanos. Sé nuestra salvación. Concédenos la victoria, te lo imploramos.

La protección, la bendición y la guerra santa brillaron. Los milagros vinieron de cada dios:

el Dios Supremo, la Madre Tierra, el Dios del Conocimiento, el Dios del Comercio, así como el Dios de la Guerra.

El príncipe asintió. Sin duda las fuerzas del Caos dependían de las habilidades oscuras de

sus propias deidades malvadas. "Arqueros, ¡preparen la primera descarga!" Los cazadores humanos, junto con las filas de experimentados silvicultores proporcionadas

por el rey de los elfos, sacaban sus arcos con un temblor colectivo de cuerdas. Apuntaron hacia arriba, a una diagonal. Los humanos hicieron una mueca, concentrados,

pero los elfos nunca perdieron su sonrisa fácil. ¿Por qué deberían hacerlo? Pasaron cada momento de su vida con sus arcos. Disparar era tan simple como respirar.

"¡Suelten!" Las flechas de los elfos eran tres veces más rápidas, más altas y más largas que las

humanas. Trazaron un gran arco a través del cielo, y luego cayeron como la lluvia sobre las fuerzas del Caos. Sus puntas de flecha plateadas dañarían incluso a los no-muertos.

Al mismo tiempo, hubo un sonido tembloroso del ejército de los Dioses Oscuros, como de

muchos trapos rasgados agitándose a la vez. Sombras oscuras, danzando en el cielo, desviaban la lluvia de flechas:

Murciélagos gigantes. Extendieron sus enormes alas como un pabellón sobre las cabezas de sus aliados,

terriblemente leales a sus amigos malvados. Los murciélagos cayeron con una multitud de gritos, pero gracias a ellos, el daño a las fuerzas enemigas fue mínimo.

¿Acaban de obligar a la Orden a desperdiciar municiones? ¿O habían reducido parte del

poder aéreo del enemigo? Por supuesto, el príncipe vería las cosas de la última manera. "Cuán estúpido tienes que ser para dejar la buena y sólida tierra", murmuró el príncipe, y los

aventureros de la guardia real se sonrieron el uno al otro. Un poco de humor era algo bueno; lo mantenía a uno relajado. Sólo una de las muchas

perlas de sabiduría que el príncipe había recogido durante su aventura. "¡Muy bien, sigan adelante! ¡Hechiceros, desaten su magia!"



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Ellos tuvieron la iniciativa. No podían dejar que el enemigo encontrara una oportunidad para contraatacar.

Los magos reales blandieron su bastón y comenzaron a entonar palabras de verdadero

poder en voz alta y clara. Bola de fuego era el hechizo favorito. Una descarga de ellos salieron disparados hacia el

enemigo. Las esferas de llama ardían al rojo vivo mientras volaban, explotando entre las filas del enemigo. Hubo un gran ruido, y soldados enemigos salieron volando hacia el cielo como si fueran ramas, destrozadas en pedazos.

Estaba claro, sin embargo, que el efecto no era tan dramático como normalmente habría

sido. Los humanos no fueron los únicos que pudieron preparar sus defensas. En la medida en que eran aquellos con la lógica fundamental de la magia, los dioses

malvados podrían incluso haber tenido una ventaja.... "¡REGRESAR!" Y por fin, los Dioses Oscuros vieron apropiado hacer su movimiento. Apenas sonó el ruido sobrenatural, un enjambre de bichos de caparazón duro asaltó a las

fuerzas del Orden, cayendo como una lluvia de guijarros. Hubo un sonido de alas que rompía los oídos, mientras los insectos volaban, y luego chocaban contra la barrera sagrada. La mayoría fueron detenidos por el milagro divino, pero más de unos pocos se abrieron paso. En un abrir y cerrar de ojos, soldados a pie, caballeros, arqueros, magos y monjes fueron acribillados con agujeros, muchos de los cuales murieron.

"Firmes", gritó el príncipe, agitando su espada mientras uno de los insectos se desprendía

de su casco. "¡Vanguardia, a la carga!" Los caballeros dieron la espalda a sus corceles y, con un gran bramido, atacaron. El ruido

de los cascos sacudió el suelo. Al mismo tiempo, hubo un espeluznante pum-pum, pum-pum de tambores de guerra, y los

guerreros lagartos se lanzaron a la batalla. Estas dos unidades eran aparentemente polos opuestos, pero en su destreza en la lucha,

eran casi indistinguibles. "DAEMMEMMMMMMMMEOOOOON!" llegó el grito de los Dioses Oscuros. El ejército enemigo se había recuperado de las bolas de fuego, y ahora un grupo de

dullahans se dirigía hacia allí. La velocidad combinada de los caballos que se acercaban, junto con el peso total de sus jinetes, daba a las lanzas de los caballeros la fuerza suficiente para



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derribar una muralla del castillo. Su colisión en el campo de batalla creó un ruido de combate virtualmente indescriptible.

El chillido de metal sobre metal resonó, y jinetes de ambos lados salieron volando. Las

lanzas atravesaban limpiamente el escudo y la armadura por igual, mientras que otros caían de sus caballos y sufrían fracturas en los huesos o eran pisoteados por sus propias monturas.

Los cadáveres llenaban el campo de batalla en un instante, pero por supuesto, era el final

de nada. "¡Ahh! ¡Contemplen, contemplen! ¡Soy un colmillo, el descendiente de Archaeopteryx!" Los lagartos se lanzaron al enemigo como sombras, provocando gritos primero de una

criatura villana y luego de la siguiente. Garra, garra, colmillo, cola. Los hijos de los naga no conocían el miedo; su conducta en la batalla era irreprochable ante sus antepasados. Gritaron que el fuego que cayó del cielo ya había enseñado a su pueblo la destrucción hacía eones.

Sin embargo, el vigor de los dullahans, habiendo roto el ataque de los caballeros, tampoco

se vio disminuido. Agitaron lanzas incrustadas de sangre; parecía que simplemente iban a invadir a todo el ejército.

"¡Muro de lanza, listo!" Era el trabajo de los soldados a pie evitar que eso ocurriera. Alineados en tres filas,

hundieron los extremos de sus lanzas en el suelo, creando una pared de lanzas de tres niveles. Los caballos normales podrían haber temido la barrera puntiaguda, pero los pálidos y

malvados montes de estos jinetes no lo hicieron. Irritados por el obstáculo en su camino, los dullahans blandieron sus armas. Las lanzas fueron rápidamente cortadas en los tallos, y luego, las cabezas de los lanceros comenzaron a volar....

"¡Yaah! ¡Todos adentro, tropas!" Fue entonces cuando aparecieron los rompe-escudo enanos. Los ganchos que llevaban

capturaron los escudos de los dullahans y los sacaron, con lo cual las hachas de batalla de los enanos entraron en juego.

Las hachas y los martillos calientes se balanceaban, aplastando y rompiendo. Intrépido,

impertérrito, ola tras ola estalló, apuntalando la línea de batalla. El significado del término fortaleza enana se hizo claramente evidente.

¿Podemos ganar? ¿Quién podría culpar al príncipe por su pensamiento pasajero? Si todo iba bien, no había

duda. Sí, se podría considerar que las fuerzas del Orden tienen la ventaja hasta este punto.



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Pero, oh, espera y mira. Los Dioses Oscuros cantaron sus hechizos, y un viento sopló sobre el campo de batalla.

Los soldados que se encontraron con el miasma descubrieron que su carne y sus órganos se pudrían y caían mientras vivían; se derrumbaban retorciéndose en el suelo. No había duda: se estaban convirtiendo en no-muertos.

Cuando es mordido por un zombie, comido por un demonio, o cuando el alma de uno es

congelada por un hechizo, es como si uno se convirtiera en su propio verdugo. Aquellos que mueren en batalla deberían regresar a la tierra, pero en vez de eso estaban siendo incorporados a las filas enemigas como guerreros no-muertos.

Cuanto más tiempo durara la batalla, más consumirían y crecerían las fuerzas del Caos. Un

verdadero "amanecer de los muertos" podría no estar tan lejos.... "¡Manténgase firmes! ¡Esos no son los hombres que conoces! Destrúyanlos y devuelvan

sus cuerpos a sus camaradas de armas", gritó el príncipe, pero los comienzos del pánico estaban escritos en su rostro.

A la derecha y a la izquierda del príncipe se encontraba a sus caballeros cuidadosamente

escogidos. Si tan solo pudieran atravesar y rodear a los Dioses Oscuros, la situación podría ser salvada....

¿Pero cuántos caballeros tendrían que morir para conseguirlo? ¿Se convertirían ellos

también en no-muertos? Las respuestas a esas preguntas afectarían a algo más que a esta batalla. Cuando

terminaran los combates, ¿cómo encontraría gente nueva? ¿Cómo podría la tierra volver a ser fértil? ¿Cómo podrían volver los pueblos?

Podrían ganar la batalla, pero ¿podrían realmente salvar al mundo? “……” Detente. Ni siquiera los dioses controlaban los tiros de los dados, mucho menos los mortales. El príncipe tiró violentamente de las riendas de su caballo. Empezaría con lo que tenía

delante. Le molestaba, le molestaba profundamente, saber que no podía terminar esto sólo con su propia sabiduría y talento.

El curso de esta batalla dependía de seis personas que estaban lejos. Los aventureros que se adentran en el Calabozo de los Muertos.



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◇ ◇ ◇ La Suma Sacerdotisa abrió los ojos cuando escuchó al líder decir que ya era hora de irse. No-abiertos sus ojos no era la expresión correcta. Hacía mucho tiempo que no veía nada

más que oscuridad. Las cosas probablemente han comenzado arriba, murmuró el líder, inspeccionando un

arma. El miasma desbordante, la sensación de la losa fría, la sensación de amenaza aplastante.

Podía recordar la pausa que tomaron en el pasillo entre las cámaras funerarias como si fuera ayer.

Escuchó el débil y familiar chasquido de la armadura del líder. Sin duda estaba

inspeccionando su cuchillo, como de costumbre. "¿Estás bien?" La Suma Sacerdotisa fue atraída hacia sí misma cuando alguien le habló de repente. Era Mujer Mago. Era hija de una familia acomodada, y su suave voz reflejaba su crianza. "Sí, bien", contestó la Suma Sacerdotisa con prontitud, para no preocupar a su solícita

compañera. Ella se levantó. "Bueno, si necesitas algo, házmelo saber. Ese chico no entiende nada sobre lo que quiere

una chica". La Suma Sacerdotisa rechazó la habitual condescendencia de la Maga hacia el líder. La

forma en que la hechicera respondía haciendo pucheros, sus mejillas hinchadas, la hacía parecer infantil y poco fiable.

Pero como líder de la última fila, con el control sobre el uso de hechizos, todos confiaban

en ella. Incluida la Suma Sacerdotisa, por supuesto. Y ella estaba genuinamente agradecida de que la hechicera estuviera dispuesta a cuidarla. Podría pasar por alto un poco de mal comportamiento....

"Bueno, ella tiene que decidir si seguir adelante o atrás, después de todo. No servirá de

nada alejarse mucho del ascensor". Este tranquilo consejo debe haber sido brindado por el Monje Bugman. No era inusual tener

dos tipos religiosos en un solo grupo. El Monje Bugman siempre hablaba con cuidado, quizás porque era el miembro más viejo y experimentado del grupo. "En la pelea que está a punto de empezar, cualquiera que no esté totalmente preparado sólo será una carga."



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La Suma Sacerdotisa no aprobaba del todo su tono brusco, pero se conocían desde hacía mucho tiempo. Ella sonrió débilmente.

Ella pudo escuchar un crujido cuando el bugman desenrolló el mapa que había hecho y

trazó un camino con una larga garra. "Estamos a mitad de camino. Podemos continuar hasta el décimo piso o regresar. No me

importa de ninguna manera." "Ya que hemos estado conservando nuestros hechizos con tanto cuidado, deberíamos tener

un poco de margen, ¿no?" El ladrón medio elfo sonaba como si la oscuridad del laberinto no le molestara en absoluto. Inusitadamente para un ladrón, estaba de pie en la primera fila, pero no dio ninguna indicación de estar cansado. O tal vez, como la Suma Sacerdotisa, lo estaba escondiendo.

Aún así, su tono alegre levantó su propio espíritu, y por eso, ella estaba agradecida.



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"Entonces, la ganancia, la vitalidad y la resistencia son cosas diferentes. No nos servirá de nada si nuestros corazones no están en ello. ¿Qué tal un poco más de descanso?"

"¿Qué es esto? ¿Ya estás cansado? Hee-hee!" La Guerrera Femenina se rió de manera

significativa y juguetona al Ladrón Medio-elfo con su lanza. En términos convencionales, la Guerrera Femenina fue probablemente la más atractiva de

las tres mujeres en el grupo, y fue debido a la tragedia en su pasado. La Suma Sacerdotisa sabía esto, porque ella había experimentado algo similar. Lo que es más, la Suma Sacerdotisa pensaba que la Mujer Guerrera era increíble, porque nunca dejaba pasar su pasado.

"Bueno, eso no servirá", decía la Guerrera Femenina. "¿No quieres gustarles a las chicas?" "Aww, seguro". Así que cuando la guerrera le susurró: "¿Verdad?", la Suma Sacerdotisa tuvo que reírse. Les había llevado tiempo, pero ahora eran todos amigos de verdad. Nunca podrían haber

sobrevivido a la aventura que los llevó a este punto si ninguno de ellos hubiera estado allí. "¿Qué hay de ti?" "¿Qué?" La Gran Sacerdotisa ladeó la cabeza ante la inesperada voz. El líder, que había estado

escuchando silenciosamente su discusión grupal, de repente le había dado la palabra a ella. "¿Qué hay de ti?"

"Yo, uh..." Siempre fue así. Parecía poco interesado, pero era considerado con todos ellos. Nunca

tomaría una decisión basada en la opinión de una sola persona, sino que se aseguraría de haber escuchado a todo el mundo.

Si no... ¿cómo podría haberle seguido hasta aquí? Había podido llegar a este punto precisamente gracias a sus compañeras. Habían esperado

hasta que ella pudiera reunirse con ellos. Igual que ahora, esperaron a oír sus palabras. "Déjame ver.... Puede que no haya una próxima vez." Por lo tanto, había mejorado su

capacidad para ofrecer con confianza su propia opinión. "Personalmente, quiero terminar esto ahora."

Cuando habló, el grupo se miró y todos asintieron. Entonces, vámonos. "Un enfrentamiento final con el Gran Malo, ¿eh? A mí me gusta. ¡No puedo esperar!"



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"¡Heh! Heh! Heh! Heh! Si el Señor de los Demonios se me acerca, lo cortaré en pedacitos". "Genial. Entonces si perdemos, es tu culpa". "Aw..." "Todo saldrá bien. Todos confiamos el uno en el otro." Más vale que lo hagamos. El líder le dio a la hechicera una sonrisa irónica y comenzó a

caminar. La Suma Sacerdotisa lo siguió, agarrando la balanza y la espada entre sus pechos aún en

desarrollo. Ella no sabía cuántos de ellos sobrevivirían o qué tan gravemente serían heridos en esta

pelea. Todos y cada uno de los que luchan arriba podrían morir. Pero... El mundo se salvaría. De eso estaba segura.



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Capítulo I – Camino De Vida - Línea De Sangre, Experiencia y

Encuentros

Habían pasado tres días desde que su hermana mayor dejó de existir. Por eso decidió mudarse.

Su hermana le había dicho que no se moviera de donde estaba, pero ya no era su hermana,

igual que un trozo de carne no era una vaca viva. No más que una salchicha era un cerdo, o un huevo era un pollito, o un pollito una gallina grande. Una gallina no era ni su carne ni su huevo.

El niño, que acababa de cumplir diez años, se arrastró con cuidado desde entre las tablas

del suelo donde se había escondido. Sus pantalones estaban mojados con su propio excremento y con una picazón desagradable, pero no era nada que no pudiera soportar.

Más apremiante era el dolor de sus articulaciones rígidas, y el esfuerzo agonizante de tratar

de evitar que las tablas del piso chirriaran. El clamor de los invasores era ahora más lejano, afortunadamente, pero aún así, no había sustituto para la cautela.

Le había dicho a su hermana que siempre tenía hambre, pero extrañamente, ahora no se

daba cuenta del vacío de su estómago. Quizás era el barro que se había metido en la boca para evitar que su estómago gruñera por el olor quemado de aquellos a los que había amado alguna vez. Ella le había enseñado que la tierra aquí era comestible, y que en tiempos de hambruna, la gente a veces la comía.

Su garganta estaba tan seca y áspera como los días de verano, cuando había jugado hasta

el mediodía; su cabeza retumbaba de dolor, sus sienes palpitaban al ritmo de su corazón con un gran y profundo dolor, como si estuvieran siendo golpeadas repetidamente.

No se molestó en mirar alrededor de la habitación mientras se precipitaba por el suelo hacia

la cocina. Se había volteado una olla de sopa y faltaba un cuchillo de cocina. La jarra de agua estaba rota, pero el fondo estaba intacto.

Se inclinó sobre ella como un perro, sorbiendo todo lo que podía antes de tener que subir a

respirar. Si hubiera sabido que el agua simple podía ser tan deliciosa, nunca le habría rogado a su hermana que añadiera azúcar a sus bebidas.

Luego, finalmente, se sentó en el suelo, sin siquiera tomarse el tiempo de limpiarse la boca

mientras miraba el interior de la casa. El vestidor estaba astillado, hecho un desastre tremendo, las ropas de su hermana

arrancadas y esparcidas por todas partes. Entre los escombros, vio la cinta que le había dado para su cumpleaños. Había marcas de pequeños pies descalzos pisándolo todo.



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El arco de su padre, que había colgado de la pared, estaba roto; la bolsa de medicinas de su madre había sido desgarrada y luego tirada a un lado.

¿Cuándo desaparecieron nuestros padres? Intentó recordar cómo eran su madre y su padre, pero como siempre, solo podía invocar

imágenes borrosas. Su padre, un guardabosques, y su madre, una mujer curandera, habían muerto (según se le dijo) en una epidemia antes de que él tuviera la edad suficiente para recordarlos realmente. Su madre, insistente en cuidar de los demás, había contraído la enfermedad ella misma; y su padre, que había estado en el desierto buscando algo sabroso, también había caído enfermo.

Después de eso, fue su hermana mayor quien lo crió. Y él había visto hasta el final lo que le había sucedido. Se agarró contra un armazón en ruinas y se levantó lentamente. La habitación era un desastre, cubierta de barro y sangre y algo pegajoso. De alguna manera, no se sentía bien. Pero, ¿por qué? Ladeó la cabeza, perplejo, pero se

le ocurrió inmediatamente: Esta ya no era su casa. Esta casa ya no era su hogar. Buscó el cofre del tesoro escondido bajo la cama. La tapa estaba rota y alguien había

rebuscado entre el contenido. Contenía las bonitas piedras que había encontrado mientras jugaba con la chica de al lado, algunas flores secas prensadas y un palo del tamaño perfecto para ser una espada.

Ahora todo estaba destruido, robado, perdido. Pescando a través de la caja, pensó que había agarrado el puñal de su padre. Era un

recuerdo suyo, con una empuñadura de cabeza de halcón, confiada al niño por su hermana. Pero todo lo que pudo encontrar fue la vaina de la daga, y la tiró de nuevo a la caja. Cuando salió de la casa, sintió algo en la suela del zapato. Era el bolso de su hermana. Era sólo una bolsa de cuero liso, pero estaba cosida con un

patrón de flores. Lo tomó en sus manos y escuchó el tenue tintineo de las monedas que había dentro.

Tiró de la cuerda y luego colgó el bolso alrededor de su cuello, metiéndolo dentro de su

camisa. Se aseguró de cerrar bien el bolso para que no hiciera ruido.



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Poco a poco, se asomó por la puerta, asegurándose de que no había nadie alrededor, y luego salió.

El cielo era de un negro rojizo y espantoso. ¿Era por la mañana o por la noche? No se dio

cuenta. Su sombra se extendió, y se pegó a la pared de la casa para ocultarla, como si estuviese

jugando un juego de pasos de sombra. Eventualmente, llegó lo suficientemente lejos a lo largo de la pared como para echar un vistazo a la casa de al lado. No es que necesitara mirar.

Colgando de la rama de un árbol en su patio, donde había habido un columpio en el que le

gustaba columpiarse, estaban los cuerpos de los esposos que habían vivido allí. Aparte de su hermana, era lo único que había podido ver en los últimos tres días. Sin embargo, casi no sentía nada al respecto, ya que ya no le parecían humanos. ¿Qué hay de ella, me pregunto? Luchó por buscarla, pero pronto se dio cuenta de que era una pregunta a la que no tenía

que responder. Si ella hubiera regresado, habría sido en carruaje, y los restos del siniestro estarían en alguna parte. Si no había carruaje, significaba que no había llegado ninguno.

Significaba que todos sabían que esta aldea había sido atacada por goblins. Todos lo

sabían, y nadie había venido. Podía oír voces de emoción en la distancia. El crujido de una fogata. Los sonidos de la

cocina. Apretó el puño y se mordió el labio, pero por mucho que se clavara las uñas en las manos,

por mucho que las mordiera, no podía hacerlas sangrar; era terriblemente frustrante. Si hubieran sabido que estaba aquí ahora, pensando en estos pensamientos, se habrían

reído de él. Eso era todo lo que había que hacer. Para cuando atacaran la siguiente aldea, ya se habrían olvidado de él.

Debería salir a la carretera de la ciudad. Nunca había estado en la ciudad. No tenía ni idea de lo lejos que podría estar ni de si era

posible caminar hasta allí. Pero sentía que era su única opción. Entonces, de repente, sus rodillas se doblaron, y tropezó. Parecía que no tenía fuerzas para

estar de pie.



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Pero debo… seguir adelante... Empezó a arrastrarse por el suelo, forzando a su cuerpo a moverse hacia el camino. Sus

codos y rodillas se rasparon, pero las ignoró y siguió moviéndose. Se arrastró con determinación por senderos, entre arbustos, pasando por lugares en los que

había estado corriendo alegremente hasta unos días antes. Ignoró los pensamientos inútiles que burbujeaban en su mente; se concentró en mantener sus brazos y piernas en movimiento.

Pasó mucho tiempo. Su entorno se fue oscureciendo poco a poco, lo que significaba que quizás el cielo rojo de

antes había sido el crepúsculo. No se molestó en mirar desde el barro, incluso cuando las estrellas salieron por encima y las lunas gemelas comenzaron a brillar sobre él.

Pronto, estaría en la valla que marcaba la frontera de la aldea. El que él y esa chica habían

encontrado una vez, sólo para ser regañados por su hermana. Si pudiera pasar esa valla, estaría afuera.

Sería la primera vez que abandonaba su aldea, y sería porque su aldea había sido destruida

por goblins. "GROBBB...!" "GOOBRRRB! ¡GRO!" Pero parecía que las cosas no serían tan sencillas. Ahí estaban. No eran mucho más altos que él, como si fueran unos mocosos de un pueblo vecino. Pero

eran mucho, mucho más terribles. Lo sabía porque había visto cada minuto de lo que habían hecho. Sabía por qué estas criaturas, normalmente conocidas por vestirse con harapos, tenían

trajes nuevos y frescos esta noche. Estaban de pie, apáticos, alrededor de la valla, con las lanzas en la mano. Hasta el chico se

dio cuenta de que eran guardias. Había visto a los adultos de su aldea cambiar la guardia en la puerta de la aldea, así que sabía lo que era un guardia.

¿Había otros caminos que salían de la aldea? Intentó pensar, pero su mente estaba confusa

y era difícil. Había unas cuantas calles laterales que había descubierto mientras jugaba, pero no podía imaginar que los goblins no las hubieran encontrado también.



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Respiró lo más silenciosamente posible, intentando permanecer oculto, pero de repente, un par de pupilas ardientes se giraron en su dirección.

Él me ve. El chico aprendió entonces que los goblins podían ver en la oscuridad, aunque el

conocimiento llegó demasiado tarde para ayudarle. Agarró una piedra con su mano derecha y se puso en pie. Tiró la piedra. Podría haber sido

de noche, pero tenía la luz de las lunas y las estrellas. La roca silbaba por el aire en un arco. "¿¡GOBORR!?" El goblin gritó, acompañado por un crujido húmedo. Cayó al suelo, retorciéndose, sangre

saliendo de su nariz. Se agarró las manos a la cara e hizo una especie de gimoteo de pánico. Forzando sus piernas temblorosas a moverse, el chico cogió otra piedra y empezó a correr. "¡GOOBRBRRBB!" El goblin que quedaba se había estado riendo de la desgracia de su compañero,

señalándole con su lanza. El chico sabía que no llegaría a tiempo, pero no le importaba. Ahora el otro goblin, balbuceando de rabia, levantó su lanza. Muere, monstruo asqueroso, pensó el chico. Agarró la piedra tan fuerte como pudo. La oxidada punta de la lanza corrió hacia él. Para él estaba claro que este sería el final. La

única pregunta real era si el fin vendría aquí, inmediatamente, o en los próximos días..... "Ahora lo veo." En ese momento, hubo una ráfaga de viento frío del oeste, como el que sopla de noche. No entendía lo que había pasado; sólo registró un silbido, como una flauta. Entonces las

cabezas de los goblins frente a él salieron volando, y el sonido se transformó en chorros de sangre.

Usó su manga para limpiar la sangre oscura que salpicaba su cara. Su hermana mayor ya

no estaba allí para regañarlo por sus malos modales. "El chico tiene valor, si no otra cosa." En ese momento, pensó que había visto un viejo rhea horrible y arrugado.



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Pero tan pronto como se dio cuenta de ello, un dolor sordo y fuerte le atravesó la cabeza, y su oscuridad superó su conciencia.

No fue hasta que llegó a la conclusión de que debía estar inconsciente. Y el fin aún no llega.

◇ ◇ ◇ Otra aldea destruida por goblins Nunca sería nada más que otro número en otro informe proporcionado al rey, que nunca

sabría ni siquiera el nombre de la aldea. Tal vez ni siquiera los dioses sabían cómo se llamaba el pueblo....



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Intermedio 01: Algo Típico Que Se Convierte En La Semilla De

Una Aventura

El sonido agudo del metal hace eco en el túnel hoy, como todos los días. Hacia abajo y hacia abajo ellos van, más y más profundo en la tierra, buscando el metal que

ellos desean. Mineros humanos y enanos, excavadores de todas las razas, rompen las rocas con picos,

haciendo túneles más profundos bajo la montaña. Tesoro es lo que buscan: oro y plata y joyas durmiendo bajo la tierra. No es tan descabellado

imaginar que puedan llegar a ser ricos como señores de la noche a la mañana. "Casi me hace sentir como un aventurero", bromea alguien, y todos los hombres se ríen a

carcajadas. "Espero que no veamos monstruos aquí abajo." "No son los monstruos los que viven tan abajo. Preocúpate más por los dioses oscuros y

cosas por el estilo". Otro coro de risas. No pueden olvidar la batalla cinco años antes; lo mejor que pueden hacer

es reírse. ¿Qué es la vida sino una acumulación de días, después de todo? ¿Y puedes llamarlo vivir

si no disfrutas de esos días? Tal vez no encontraste nada ayer, pero siempre está el día de hoy. Si hoy no funciona,

mañana sí. Y al día siguiente. Los hombres sabían bien que el descubrimiento de una veta de oro exige una acumulación

de días. Además, encontrar oro no es el fin del asunto. Luego viene la excavación. El delicioso

trabajo de desenterrar el oro te espera. Los mineros no tienen tiempo para la melancolía; en cierto modo, soportan una carga propia. Piénsalo: sin ellos, las joyas brillantes de los nobles o las monedas que cambian de manos

en el mercado no existirían. Nosotros somos los que apoyamos al reino. Es un pensamiento alentador incluso en los

esfuerzos más agotadores.



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Hay quienes trabajan para poder enviar dinero a casa, mientras que otros trabajan para pagar la deuda por algún delito que cometieron. Otros ahorran su dinero, albergando un sueño tonto de convertirse en aventureros; otros todavía están ganando algo para apoyarlos en el camino.

No es que a nadie le importe un bledo de dónde viene esta gente o por qué. La única

pregunta es si hacen un buen día de trabajo, y todos lo saben. Ya seas un criminal o el tercer hijo de un noble, en el agujero, no importa, mientras puedas cavar.

"Bien, chicos, ¿qué tal si lo dejamos por hoy?" "¡Tú lo dijiste!" Cavan desde el amanecer hasta el anochecer, no es que uno pueda decir la hora abajo.

Una gran campana resuena desde arriba; así es como saben que es el final de la jornada laboral.

Hay un alboroto general cuando todos salen de la mina, con las herramientas colocadas

sobre los hombros. "¿Hrm?" murmura un minero, su pico clavado en la pared. "¿Pasa algo?" "Espera. Está atascado en algo..." Tira tan fuerte como puede. Cuando libera el hacha, sin embargo, falta el final. En su lugar hay un viscoso líquido negro, uno de cuyos hilos aún cuelga de la tierra. El minero la mira vacía. Un instante después, el liquido negro explota. Cubre al minero de

pies a cabeza; lucha pero no puede decir nada porque lo sofoca. "¡Ngah! ¿¡Qué...!?" "¿Qué ha pasado? ¿¡Qué está pasando!?" El grito atrae a otros mineros que casi habían salido de la mina. Tal vez hubiera sido mejor si hubieran seguido adelante y no se hubieran dado la vuelta.

Aunque, ¿quién sabe si esa hubiera sido la opción más sabia? Lo primero que notan al regresar a la mina es el olor a carne quemada. El líquido negro está

devorando al minero cubierto, humeando a medida que avanza. La desafortunada víctima literalmente se derrite ante sus ojos, hasta que no es más que un esqueleto reluciente.



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"¡Este...! ¡este podría ser una burbuja come-hombres! ¡He oído hablar de ellos!" "¡Corre! ¡Es peligroso!" Algunos de los hombres se aferran a sus picos, la fuente de su sustento, mientras que otros

simplemente los echan a un lado. El burbujeo negro sigue saliendo del suelo, arrastrándose tras ellos. ¿Cuántos reclamará antes de llegar a la superficie...? Los dados del Destino y del Azar no tienen piedad alguna.



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Capítulo II – Expedición De Compras - Obteniendo Equipo

Todavía podía recordar claramente por qué habían luchado. Debían tener unos ocho años. Había sido invitada a venir a ayudar con las vacas en la granja de su tío, ya que los animales

estaban a punto de dar a luz. Mirando hacia atrás, ella sabía que era sólo una excusa para darle a su sobrina la oportunidad de divertirse, pero en ese momento, ella no se había dado cuenta de eso.

Iba a la ciudad, conseguía un trabajo y montaba sola en un carruaje. Estaba rebosante de

alegría y emoción. Sentía que de repente se había convertido en una verdadera adulta. Ahora sabía lo tonto que era eso.

Recordó que fanfarroneaba con él: "Bastante genial, ¿eh? Nunca has estado en la ciudad,

¿verdad?" El chico vivía al lado de ella y era dos años mayor que ella. Tal vez por eso su tono

condescendiente le irritaba tanto. Por eso no se atrevía a decir simplemente: "¿Quieres venir conmigo?". Ella quería que fuera

él quien dijera que quería ir para que ella pudiera hincharse el pecho con orgullo y decir: "¡Claro!".

Pero se quedó ahí con los puños cerrados, mirando al suelo. La causa aproximada de lo que dijo a continuación fue muy pequeña. Él gritó algo, luego

ella le gritó algo a ella, y los dos se entusiasmaron por ello. La pelea terminó con ambos llorando copiosamente.

Nunca fue capaz de disculparse con él. La discusión continuó hasta que su hermana mayor

lo recogió. Cuando subió al carruaje al día siguiente, sólo sus padres estaban allí para despedirla. Significaba que lo último que había visto de él era su espalda cuando su hermana lo llevó a

la casa de ellos, con la mano en la de ella. Ella nunca lo volvió a ver. Ya habían pasado cinco años.

◇ ◇ ◇ "Er-errgh..."



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Un gallo cantó a lo lejos. Los rayos del sol de la mañana perforaron sus párpados sin piedad. Podía oír a alguien que trabajaba en el campo; su tío ya debía estar trabajando en sus tareas

del día. Se tendió en su cama de paja, pero sólo estaba retrasando lo inevitable. Finalmente, se rindió, saliendo arrastrándose de debajo de las sábanas, exponiendo su cuerpo desnudo al aire vigorizante.

"Sooo soñolienta..." Apenas se sentía como si hubiera dormido. Ella arqueó la espalda, haciendo que su cuerpo

bien desarrollado se moviera. Su pecho y su trasero sobresalían por ser especialmente redondos, casi vergonzosamente. Se preguntaba por qué estaba mucho más desarrollada que otras niñas de su edad (aunque es cierto que conocía a pocas de ellas). Tal vez sólo había tenido un crecimiento acelerado.

Su generosa figura, sin embargo, no la hacía en absoluto feliz. Dejó caer su largo cabello

sobre su cara mientras se metía en su ropa interior y luego en su ropa. Miró a la ventana y pensó en abrirla, pero se detuvo. No tenía ganas de hacerlo. Cuando llegó al comedor, vio un montón de pan de centeno en una cesta sobre la mesa.

Había una sopa delgada y fría esperando en la olla de la sopa. Tomó un trozo de pan, lo mojó en la sopa y lo masticó, ofreciendo una pequeña oración de

agradecimiento a los dioses por su comida. Sólo después de todo esto salió a la calle, donde miró a su alrededor y rápidamente vio a

su tío. "Buenos días, tío." "¡Ah, buenos días!" Una sonrisa dividió la cara de su tío, escarpada y bronceada, y dejó de

trabajar lo suficiente como para saludarla. No la regañó por haberse quedado dormida. Se mordió el labio suavemente.

"Dilo", dijo su tío. Se calló antes de decir: "Cuando termine aquí, tengo que hacer unas

entregas..." Sin esperar a que terminara su frase - ¿quieres venir? - sacudió la cabeza y dijo: "No,

gracias". De alguna manera se las arregló para sonreír y añadió: "No necesito ir a.… a la ciudad".

"Ya veo", murmuró, poniendo una mueca de dolor. Se apretó una mano contra su pecho.

"Lamento molestarte", dijo su tío, "pero, ¿podrías dejar salir a las vacas? Necesitamos que coman bien y engorden."



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"Sí", dijo asintiendo con la cabeza, "seguro". Fue al granero con la espalda encorvada y los ojos hacia abajo para dejar salir a los

animales. Ella agitó el palo en su mano, diciendo: "¡Aquí, vacas! ¡Vamos!" La luz del sol primaveral era agradablemente cálida, una brisa corría a través de las

margaritas que florecían en la cima de la colina. A pesar del momento encantador, su corazón se sentía pesado y gris. Qué sueño tan horrible. Fue hace ya cinco años. ¿O fue sólo hace cinco años? Cinco años desde que la granja en las afueras de la ciudad la acogió. Y aún así, mírala. No soy una chica muy buena... Tal vez ya no deberían tener nada que ver el uno con el otro. Sólo se causaban dolor el uno

al otro. Sería mejor si ella pudiera hacer que él la dejara en paz, pero ella no podía soportar la idea de dejar que él la criara sin hacer nada a cambio. De hecho, no podría hacer nada por su cuenta. Ella suspiró profundamente.

Se dio cuenta de que las vacas habían caminado hasta el borde de la granja mientras ella

estaba perdida en estos pensamientos. El camino a la ciudad pasaba al otro lado de su valla, y algunos de los transeúntes que

viajaban por ella la miraban. “…” Se encontró extrañamente desconcertada; se sonrojó y trató de encogerse en sí misma. "¡Aquí, vacas!", dijo ella, tratando de ignorar las miradas de los demás, pero su grito salió

casi en un susurro. No es como si estuviera haciendo algo inusual.... Finalmente logró calmarse un poco, pero la confusión del mundo continuó. La migración de aquellos que habían sido desplazados o muertos de hambre por la batalla

contra los Dioses Oscuros cinco años antes continuaba incluso ahora. A veces, se trataba de niños y niñas de edades no tan diferentes a las de ella. En lugar de mochilas, llevaban cualquier tipo de bolsa que tuvieran a mano; algunos de ellos llevaban espadas que parecían haber recogido en el camino. Todos fruncieron el ceño y corrieron por el camino con cierta ansiedad.



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Van a ser aventureros. Ella lo supo de un vistazo. En su memoria, él había mirado de la misma manera. Aventureros. Una palabra para hacer palpitar el corazón. Esas personas exploraron ruinas

desconocidas, lucharon contra monstruos, encontraron tesoros, salvaron princesas y a veces incluso participaron en el destino del mundo.

Había oído que era un grupo de aventureros que habían sido responsables de salvar el

mundo cinco años antes. Muchos soñaban con convertirse en aventureros cuando se les reconociera como adultos a

los quince años, o cuando pudieran dejar de serlo. Algunos de ellos, por supuesto, habían perdido sus hogares, no podían aprender un oficio o no tenían otra opción. Sin embargo, eso no le quitó el brillo a la idea de ser un aventurero, y ella lo sabía mejor que nadie.

Además, ¿quién sabía? Si las cosas hubieran sido un poco diferentes, hubiera sido ella en

ese camino. O simplemente podría estar muerta. Como él. "Ergh..." El pensamiento causó un escalofrío que se propagó desde su estómago a través del resto

de su cuerpo. Cierra la boca. Olvídate de todo excepto de lo que tienes que hacer ahora mismo. Las vacas. Llama a Aquí vacas, aquí vacas, y luego sal de este camino, rápido. Ya había

tenido suficiente. Levantó la vista para hacer un recuento y asegurarse de que todo el ganado estaba allí. "¿Eh...?" Parpadeó. Fue en ese momento cuando pensó que lo había visto, mezclado entre la multitud, una

espalda familiar.... ¿Se lo había imaginado? Se frotó los ojos con la manga. No. De ninguna manera. No había manera, pero... “……”



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Se quedó en silencio, paralizada, incapaz de mover un músculo.

◇ ◇ ◇ "¡Disculpe, disculpe! ¡Me gustaría registrarme como aventurero, por favor!" "¡Por supuesto, ahora mismo voy!" "Lo siento, ¿podrías coger tres bolsas de monedas de oro de la caja fuerte?" "¡Claro, ahora mismo!" "Asegúrate de anotar cualquier poción que vendas en la caja registradora. Tenemos que

equilibrar los libros mañana." "¡Oh, por supuesto! ¡Estoy en ello!" "¡El mapa! ¿Dónde está el mapa?" "Está encima de.... ¡Aquí, yo lo traigo!" "¡Hay un error en este papeleo! Un wyrmling es un dragón bebé; ¡un gusano es sólo un

insecto!" "¿¡Qué!? ¡Lo siento mucho!" Estaba tan ocupada que su cabeza daba vueltas. El personal corrió de un lado a otro en la

recepción del Gremio de Aventureros. ¡No recuerdo que mi entrenamiento en la capital fuera así...! La nueva integrante del personal corrió como una rata saltando a toda velocidad, con

lágrimas en los ojos al enfrentarse al papeleo. Naturalmente, el trabajo del personal era escribir las misiones traídas al gremio. Cualquier

error puede ser una cuestión de vida o muerte para un aventurero. La reputación de la Asociación quedaría destrozada.

Recién nacido o no, un dragón era un dragón. Confundirlo con un insecto fue un error del

más alto nivel. Un aventurero podría emprender la búsqueda pensando que todo lo que tenían que hacer era aplastar algún bicho, sólo para encontrarse con el aliento ardiente de la criatura.

En realidad, a este nivel, tal vez un gusano sería aún más aterrador....



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Se tomó un segundo para amartillar su cabeza mientras escribía furiosamente, envolviendo una banda alrededor de sus mangas con tirantes. Pensó que había oído hablar de algo llamado gusano púrpura que se suponía que era muy fuerte.

Preocupada, sacó el Manual del Monstruo y hojeó las páginas. "Así que un gusano púrpura es una amenaza de nivel doce. Y un dragón verde recién nacido

tiene... ¿4 años?" Eso significa que en realidad cometí lo contrario del error que pensé que cometí. Tuvo que hacer este tipo de investigación para casi todas las misiones, y no le hizo ningún

favor en cuanto a mantenerse al día con su trabajo. Había mucho que aprender, y tenía horas extras todos los días. Regresó a casa justo a tiempo para cenar y luego caer en la cama.

No tenía mucho tiempo para prepararse por las mañanas; era todo lo que podía hacer para

ponerse un poco de maquillaje y trenzar su cabello. Se sentía muy lejos de las mujeres urbanas y sofisticadas, tan encantadoras y ordenadas, a las que había admirado.

El hecho de que fuera bien educada y proveniente de una familia de medios y reputación

no significaba que tuviera la obligación de convertirse en la esposa bonita de alguien. Comprendió la importancia de hacer conexiones con familias prominentes en el mundo entero, asegurando que el trabajo de su padre y de su esposo se desarrollara sin problemas. Pero había otros que se encargaban de tales tareas. Ella, por ejemplo, ¡iba a entrar en el servicio público!

Y mira adónde me llevó. "Oh, aquí. Haz los papeles para todas estas misiones de goblins, también." Una pila de papeles fue depositada delante de ella con un golpe, y pensó que podría estallar

en lágrimas. No podría ser la esposa de nadie aunque quisiera... ¡No tengo tiempo! La recepcionista del siguiente escritorio vio la expresión en la cara de la chica. "¿Estás

bien?", preguntó. La nueva muchacha estaba constantemente agradecida por la amabilidad de esta otra mujer, que había dicho que tenía un puesto de sacerdote.

"...Sí, voy a.…ir a buscar agua." Con las cosas tan agitadas como estaban, ni siquiera tuvo tiempo de preparar el té que tanto

le gustaba. Se puso de pie de forma inestable, luego se dirigió a la jarra comunitaria y vertió agua en

un vaso en el que había escrito su nombre. El agua estaba tibia, pero todavía se sentía



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maravillosa en su garganta y labios secos. El nuevo miembro del personal bebía ruidosamente, y luego dejaba escapar un respiro, uf.

"Oof.... Mi mano está acalambrada..." Se frotó la mano hinchada reflexivamente y se masajeó los ojos llorosos. Goblins otra vez, ¿eh? Los goblins eran, por supuesto, el monstruo más débil, el más bajo de los NPCs. Con

aproximadamente el mismo tamaño, fuerza e inteligencia que los chicos, formaron grupos y vivieron en cuevas o ruinas, desde las cuales atacaron aldeas y secuestraron a mujeres. Podían ser intimidados para seguir a alguien más fuerte que ellos, pero en el fondo siempre creyeron que eran el centro del universo, y les daba gran alegría atormentar a aquellos que eran más débiles que ellos.

Era extremadamente típico que dos o tres goblins intentaran robar ganado de un pueblo,

por ejemplo, y que algún grupo de jóvenes locales los ahuyentaran. Sólo cuando las cosas se ponían bastante mal la gente iba al gremio. Y como regla general, no hubo un final de "bastante malo". Era algo que ocurría casi a diario.

Incluso había una especie de proverbio de lengua y hueso: cada vez que se forma un grupo

de aventureros, también lo hace un nido de goblins. A veces se preguntaba por qué el estado no hacía algo al respecto, pero ya estaba al borde

del colapso, y se preguntaba qué podía hacer. Hacía solo cinco años que el ejército del Caos, comandado por el Señor de los Demonios,

había asaltado el país como una tormenta. Incluso ahora, elementos de sus fuerzas vencidas estaban siendo descubiertos por toda la tierra: Asesinos de Elfos Oscuros deambulando a voluntad entre las sombras de la capital, tramando malicia. Malvados cultistas que practican rituales horribles en las profundidades de las ruinas subterráneas, buscando revivirlo. Incluso nigromantes en sus casas y torres, usando a los muertos para experimentos indecibles.

Monstruos caóticos también arrasaban en cada rincón del mapa, haciendo lo que les

gustaba sin control. No importa la gente que quiera ir a luchar contra un dragón en las montañas. Los goblins estaban entre los monstruos más numerosos, pero eso no cambiaba lo

lamentablemente débiles que eran. "Tiene sentido que los aventureros quieran luchar contra otro monstruo..." Ni siquiera a ella le gustan los goblins, y todo lo que tenía que hacer era el papeleo

relacionado con ellos. No podría ser más divertido, supuso, ir por ahí matándolos.



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Si le hubieran dicho que, a partir de ahora, tendría que pasar todo el día, todos los días, haciendo papeleo relacionado con los goblins, habría hecho un escándalo al respecto.

La nueva integrante del personal dio otro suspiro profundo y luego regresó a la recepción a

esperarla. Ella tendría que resolver estas misiones de goblins para que pudieran ser colocadas en el tablero. El solo hecho de pensarlo hizo que su estómago se agitara y le saltaron lágrimas a sus ojos que antes había intentado contener.

"Ughhhh..." "Oye, anímate", dijo su colega con una sonrisa en el escritorio al lado. "Cierto..." "Sabes, hacer tu trabajo es una forma de servir a la justicia. ¡Deberías estar un poco más

contento!" ¿Es esta su manera de consolarme? Sería más feliz si lo escuchara de un clérigo de la

Madre Tierra, no del Dios Supremo, pensó insolentemente. Tal vez una sirvienta de la Madre Tierra no me haría trabajar tan duro....

"Oye, ¿has almorzado?" Aun así, estaba indescriptiblemente agradecida por esta muestra de consideración. La nueva integrante del personal agitó la cabeza, haciendo que sus trenzas se movieran de

un lado a otro. "No he tenido tiempo..." "Oh, sólo ve y come. ¡Rápido, ahora! ¡No puedes trabajar con el estómago vacío! Oops,

aquí viene la siguiente persona!" "Genial..." "¡No olvides sonreír!" A pesar de la insistencia de su compañero de trabajo, la nueva integrante del personal no

pudo abrir el apetito. Se dio un masaje en las mejillas, tratando de convencerles para que sonrieran, y parecía que tenía tantos problemas para ofrecer. Durante su entrenamiento, ella había sonreído diligentemente a cada aventurero, deseándoles la mejor de las suertes. Pero al final...

Es porque me involucré demasiado con ellos. Tenía oscuros recuerdos de la capital, de una época en la que casi había perdido su

inocencia. O, bueno, no del todo, pero a ella le pareció que sí. Después de todo, había sido



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muy fuerte para que una joven no se resistiera. Fue nada menos que un milagro que ella se hubiera librado de ello.

Pero aún así, no puedo enviarlos con el ceño fruncido. Sonreír era sólo parte del trabajo. No quería dejar a los que aceptaban tareas con un sabor amargo en la boca. Tampoco

quería que malinterpretaran cómo se sentía. Pero, ¿cuánta sonrisa era suficiente, entonces? Mientras se tomaba un momento de su precioso tiempo intentando arreglar la expresión de

su cara, una silenciosa presencia apareció en el escritorio. “…” Un chico se paró allí delante de ella. "Er-ah", dijo, y la sonrisa que había trabajado tan duro para llegar a su rostro desapareció

abruptamente. Tenía unos quince años, un poco menos que la edad de la nueva integrante del personal, y

sólo era un adulto recién llegado. De dondequiera que viniera, el viaje le había dejado destartalado.

A juzgar por su apariencia, parecía que estaba allí para convertirse en un aventurero. Pero

quizás había venido de algún pueblo a hacer una búsqueda. No podría decirlo. El chico, sin embargo, simplemente miró fijamente al nuevo miembro del personal, en

silencio. Casi parecía que la estaba mirando. "Ejem... ¿qué...? ¿Qué puedo hacer por ti?" "No", contestó el chico, moviendo la cabeza. "¿Estás bien?" Ella no siguió su conversación. Conmocionada, la nueva integrante del personal miró hacia

el escritorio vecino en busca de ayuda. "Escucha," estaba diciendo un hombre, "¿no puedes bajar un poco la recompensa? No

puedo pagar tanto por los guardias". "Desafortunadamente, la cantidad está estipulada en nuestros estatutos", contestó su

colega. "Tal vez si te llevas a un aventurero de bajo rango..." "No quiero aficionados ni matones alrededor de mi equipaje. Necesito gente en la que pueda

confiar..."



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Parecía tener las manos ocupadas; no habría ayuda. Se ha dicho a la nueva integrante del personal que, aunque ahora es menos común, solía

haber muchos buscadores que trataban de silenciar a los buscadores con violencia. Hay algunos sospechosos que han huido de la capital, entre los cuales, según ha oído, esas prácticas siguen siendo comunes. Por lo tanto, el trabajo que hacían las recepcionistas y otros empleados del Gremio de Aventureros era muy importante.

Una manera de servir a la justicia. De acuerdo. Respiró hondo, y de alguna manera se las arregló para devolverle la sonrisa a su cara. "¡Bienvenidos al Gremio de Aventureros! ¿Qué puedo hacer por ti hoy?" "Si no te importa, entonces, me gustaría registrarme." "R-registro, ¡cierto! Ejem, rellena este... ¡Eep!" Ella había revuelto los papeles de su escritorio con demasiada impaciencia, y se fueron

revoloteando hacia el suelo. Sí, la primavera era cuando la mayoría de la gente se registraba como aventureros, pero

eso no significaba que siempre tenían el papeleo a mano. Mientras la nueva integrante del personal se apresuraba a recoger los papeles, el joven

cogió uno en la mano. "¿Goblins...?", preguntó. "¿Goblins? Oh..." Vio que la hoja de papel que había cogido era una de las misiones que finalmente había

conseguido escribir. "Sí, es una…una búsqueda de goblins, pero..." Era algo sencillo, al menos según los estándares de lo que tendía a llegar al Gremio. El tipo

de búsqueda que puedes encontrar por el marcador en cualquier parte de la frontera. "¿Goblins?" Parecía obsesionado con la palabra. Ella mostró el papel sin siquiera mirar la

recompensa o cualquier otra información sobre la misión. "Entonces, solicito matar goblins". "Er, uh.... Sería peligroso sin un grupo." El chico se detuvo un momento y dijo: "No hay problema". La nueva integrante del personal buscó rápidamente en su memoria. Fue a abrir el Manual

del Monstruo, que decía específicamente que ni siquiera un grupo por sí solo era suficiente.



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Recordó haber oído repetidamente que necesitabas más que unas cuantas personas para emprender una búsqueda de goblins; incluso había tomado nota de ello.

Y, sin embargo, la forma de persuadir a alguien en una situación como ésta había

desaparecido completamente de su mente. Tenía la clara sensación de que si pasaba demasiado tiempo mirándole, su estómago

haría otro ruido, así que rápidamente estampó el papel. "¿Dónde está?" murmuró, buscando en el escritorio y sacando una pluma de ganso. Sin

embargo, no pudo encontrar la etiqueta de rango más importante. "¿Eh? Um..." "Aquí." Su colega le deslizó una etiqueta de porcelana, casi como si dijera: ¿Qué estás

haciendo?" "¡Muchas gracias!" La nueva integrante del personal dijo con una inclinación de cabeza,

pero su compañera de trabajo la despidió con un gesto de su mano. Bien, ahora.... La etiqueta de rango es básicamente una copia de la Hoja del Aventurero.... La nueva integrante del personal anotó la información con el mayor cuidado posible,

asegurándose de que lo tenía todo. Nombre, sexo, edad, clase, color de pelo, color de ojos, peso, habilidades....

Uno en combate, uno en ranger. Junto con.... "¡Listo, hecho!" Respiró hondo y se limpió el sudor de la frente, dándose palmaditas en la

espalda mentalmente. Entonces ella deslizó la etiqueta a través del escritorio hacia él: un marcador de nivel para Porcelana, el décimo y más bajo rango.



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"Es muy importante, así que por favor trate de no perderlo", dijo. “……” El chico aceptó en silencio el pequeño trozo de porcelana; lo sostuvo en la palma de su

mano y lo miró fijamente. "¿U-ummm-?" "Entiendo." Luego, con indiferencia, se metió la etiqueta de rango en el bolsillo y se marchó con paso

firme. "Sheesh. Qué imbécil". Estas palabras vinieron de la siguiente persona en la fila, un joven que llevaba un palo de

madera que parecía ser una lanza. Algunos de los otros aventureros, nuevos y viejos por igual, miraron al chico, que había ido en dirección al taller.

La nueva integrante del personal no estaba segura de qué decir exactamente, pero el trabajo

era trabajo. Ella se reenfocó. "¡Bienvenidos al Gremio de Aventureros! ¿Qué puedo hacer por ti hoy?" "Yo también quiero registrarme, por favor." "¡Ahora mismo!" Se obligó a sonreír tan brillantemente como pudo. Necesito aprender a sonreír mejor, ahora mismo. Estaba determinada, decidida, y aparentemente no iba a almorzar en un futuro cercano. Ahora que lo pienso... Cuando él me preguntó si estaba bien... ¿Se refería al almuerzo? El pensamiento apenas duró un momento en medio del ajetreado remolino. Su colega en el

escritorio de al lado estaba viendo a la nueva integrante del personal lanzarse a su trabajo con una expresión exasperada.

Más tarde, se arrepentirá intensamente de no haber podido ayudarle más diligentemente.

Pero esa es una historia para otro momento.

◇ ◇ ◇



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"Er, entonces, supongo que no tienes ninguna espada legendaria a mano... ¿o sí?" preguntó el joven, con los ojos brillantes. Sin embargo, todo lo que logró fue darle al jefe del taller un dolor de cabeza desgarrador.

"Si lo hiciera, ¿crees que las tendría tiradas en mi tienda?" "Por supuesto que no. Claro. ¿Qué tal una hoja mágica con historia? ¿Tienes algo de eso?" "¿De verdad crees que sólo tienes que ir a la tienda y comprarlos?" El jefe se frotó las cejas

y agitó la cabeza lentamente. Casi acaba de echar al chico, pero lo pensó mejor. "Por un lado, incluso un simple encantamiento añade un cero al precio de cualquier equipo."

"Claro, claro... En ese caso, uhhhh..." El joven miró ansiosamente las armas y el equipamiento que había en los estantes, con la

mirada fija en el brillo de su mirada. Recogió esto y aquello experimentalmente. "Empecemos por hablar de tu presupuesto", dijo el jefe. "No puedo vender lo que tú no

puedes comprar". "Oh, s-si. Bien, aquí" dijo el joven, pescando en su bolsillo y sacando un bolso. "Quiero el

arma más poderosa que pueda comprar con esto." ¡Quiere el arma más poderosa! ¡Por supuesto que sí! El jefe, maestro del taller, suspiró. Esta era una cancion y baile familiar. Un joven de ojos

brillantes entró, habiendo sido criado en historias de aventura y ahora convencido de que él también era un héroe en la espera. Visitantes tan completamente ignorantes como este joven eran inusuales, pero era solo una cuestión de grado, no de amabilidad. Todos querían espadas que fueran demasiado grandes para que las usaran, o armaduras desarmadas hasta el punto de que lo único que ofrecían era movilidad.

La suma total de los conocimientos de estos chicos consistía en una balada destrozada que

habían oído cantar una mariposa borracha en una taberna en algún lugar. Tales canciones estaban de moda ahora, y no había nada que pudiera hacer al respecto, pero por más endurecido que estuviera, aún así se sentía frustrado.

El jefe consideró darle un consejo al chico, pero ¿de qué serviría? "¿Servirá una espada para ti?" "Sí. Creo que una espada suena bien." El jefe tomó el monedero, decidido a encontrarle al joven serio un arma adecuada.



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¿Debería ser con una mano o dos? El joven estaba vestido con un traje de cuero relativamente grueso. El jefe dudaba que fuera realmente adecuado para alguien que luchó en la primera fila.

"¿No quieres un escudo o un casco?" "¿Un casco? Nah. La gente no podría verme la cara." El jefe no podía culpar a alguien por querer gloria; no estaba dispuesto a criticar. Los

aventureros se ganaban la vida vendiendo sus rostros y su reputación. ¿Qué más había? Creo que no hay un hombre vivo que no haya deseado ser un héroe al menos una vez. "No voy a discutir sobre el casco", dijo. "Pero al menos toma un escudo." "Nunca he usado uno..." "No importa". El chico asintió apático ante el veredicto del viejo. Bueno, no tenía que ser entusiasta. En la

medida en que escuchaba todo lo que decía el jefe, había esperanza para el chico. Esperanza, por lo menos.

Había muchos que venían con el equipo viejo y destartalado de sus casas de campo o que

hacían todas sus compras sin escuchar una palabra de lo que decía. Y cuando se trataba de eso, el viejo podía decir lo que le gustaba, pero no era él quien tenía

que enfrentarse a los monstruos en la batalla. No importaba el equipo que llevases, morirías cuando llegase tu hora, así que quizás

debería simplemente dejarles hacer lo que quisieran. Sería una lástima que alguien le dejara influir en su opinión, y que luego muriera con un equipo que ni siquiera había querido.

No importa cuán estúpido, o feo, o ridículo el equipo que ellos querían podría haber sido.... ¿Quién podría hacer burla de cualquier joven por las decisiones que tomó al dar sus

primeros pasos en el mundo? Cuando el jefe pensó en la primera vez en su vida que había tomado un martillo e intentado forjar una espada....

"¿Hmm?" Fue en ese momento que otra persona joven entró al taller desde la dirección del área de

recepción del gremio, caminando con audacia, pero con indiferencia. "Necesito equipo".



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"Así es", dijo el viejo, frunciendo involuntariamente el ceño ante la brusca declaración. El joven que había estado en medio de las compras se pinchó las orejas con un interés

juvenil. El jefe le hizo un movimiento espeluznante y dirigió su atención al joven recién llegado. Se ve patético. El chico estaba en un estado lamentable, como si acabara de llegar huyendo de un rústico

rincón lejano. "¿Tienes monedas?" "Sí", dijo el chico, y luego se sacó una pequeña bolsa de cuero del bolsillo alrededor de su

cuello y la puso sobre el mostrador. Se sacudió cuando el dinero que había dentro se asentó. El anciano abrió la bolsa con un dedo, sacó una de las monedas de oro que había dentro y

la mordió. No era sólo una limosna. Estos eran de verdad. El canoso comerciante rozó el patrón de flores cosido en el bolso, y luego miró al chico.

"Nos llevamos el bolso de mamá, ¿no? ¿O tal vez de la hermana?" “…” Por un segundo, el chico no dijo nada; luego asintió. "Así es." El tendero dio un resoplido de insatisfacción. ¿El chico estaba bromeando o no? De cualquier manera, esto era oro real frente a él, y un cliente con dinero en efectivo era un

cliente con el que haría negocios. "Bien, entonces. ¿Qué es lo que quieres?" "Armadura de cuero resistente y un escudo redondo." "Oh-ho", respiró el viejo. Miró de nuevo al chico, ignorando la expresión de estupefacción

en la cara de su anterior cliente. Bien musculoso. Claramente un luchador. Probablemente de varias clases, tal vez como

explorador o como ranger. Ninguna de las dos cosas sería inusual. "¿Y para un arma?" "Una espada.... de una mano."



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"Obviamente, dado el escudo. Creo que este es el adecuado para ti." Sin detenerse, el viejo agarró una de las hojas alineadas detrás del mostrador y se la entregó. Era una espada de acero. No tenía nada de especial, pero era un arma perfectamente resistente y útil.

El chico la tomó y la puso en una vaina a su lado. El peso le hizo inclinarse un poco. Lo suficientemente común con los novatos. "La armadura de cuero está en el estante de atrás. Los escudos están en la pared". "Está bien." El chico corrigió con fuerza la inclinación, y luego se dirigió hacia donde el viejo le había

indicado. La forma furtiva en que sacó una armadura de la mesa y un escudo de la pared hizo que pareciera que las estaba robando. El viejo se dejó impresionar por un momento. De repente, el otro joven aventurero, que parecía tan asustado, se movió.

"H-hey", dijo, "¿acabas de registrarte hoy?" El chico no contestó en voz alta, pero asintió con la cabeza. Eso hizo que el joven sonriera y dijera: "¡Yo también!" Se hinchó el pecho. "H-hey, ¿qué tal

si tú y yo vamos a una aventura juntos?" "Una aventura", resonó suavemente el chico. La voz del joven parecía flotar con entusiasmo

en el cielo, mientras que la del muchacho se arrastraba verdaderamente por el suelo. "¿Tiene que ver con goblins?" Su voz era brusca.

"¡En absoluto!", exclamó el joven. Todo su cuerpo parecía temblar con el afán de negar la

idea. "Estoy apuntando un poco más alto que eso. Olvida los goblins. Estoy pensando en ruinas desconocidas y cosas así…"

"Quiero goblins". "¿Eh?" "Voy a matar goblins". Con eso, el muchacho pareció perder el interés en el joven. Se puso la armadura con una

mano poco práctica pero relativamente rápida, y luego se ató el escudo a su brazo. Era pequeño y redondo, y además de la correa, tenía un asa. Lo agarró y tomó algunos bloques de práctica.

Estaba preparado con el escudo, desenvainó su espada, y luego la volvió a envainar. Intentó

moverse un poco, y luego asintió.



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"Me las llevaré". "Un placer". "¿Cuánto me queda?" "Sobre esto", dijo el anciano, vertiendo el contenido de la bolsa sobre el mostrador. Recogió

una docena de monedas de oro y las barrió detrás del mostrador. Ahora sólo quedaban unas cuantas. El joven murmuró: "Estafa", ganándose la mirada del

comerciante. "La preparación del cuero duro lleva tiempo. No es barato", dijo. "Si no te gusta, compra en

otro lado". El anciano no cometería la locura de escatimar en el trabajo de rellenar el cuero después de haberlo hervido en aceite.

El chico, por su parte, parecía impasible ante el comentario; tocaba cada moneda de oro y

las contaba. "¿Puedo comprar una poción?" "La próxima vez que quieras una, tómala en la recepción. No es que no tenga algo aquí..." Aceptó más dinero del muchacho y lo cambió por dos botellas que sacó de detrás del

mostrador. Un líquido verde claro ondulaba suavemente dentro de ellos, y olían ligeramente a medicina.

"Un antídoto y una poción curativa. ¿Suficientemente bueno?" "Sí", dijo el chico y puso ambas botellas en su bolsa. Quedaba una moneda. "¿Hay algo más que deba hacer?" "Hmm, veamos, ahora.... Un juego de herramientas de aventurero, una daga..." El viejo miró al chico de pies a cabeza. Estaba vestido con una armadura de cuero, una

espada de una mano y un escudo de la otra. Combinado con su bolso lleno de artículos diversos, miró cada centímetro del aventurero novato.

"Si me preguntas a mí... tal vez un casco." "Un casco". "Espera justo ahí. Tengo uno barato".



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El jefe volvió a entrar en el almacén del taller. El joven, que ya había terminado de hacer las compras, miró al muchacho con dudas. Parecía estar pensando, en una palabra, ¿Qué le pasa a este tipo? o tal vez más exactamente, Qué tipo tan raro.

Finalmente, el joven agitó la cabeza y murmuró: "No tiene sentido para mí", y salió del taller. Casi al mismo tiempo, el viejo jefe salió del almacén. "Te sugiero que uses uno de estos", dijo. "Si no te preocupa demasiado que la gente pueda

ver tu cara." Luego colocó el casco que sostenía sobre el mostrador. Era viejo, con cuernos que crecían a ambos lados. Una cosa que parece diabólica.

◇ ◇ ◇ El Gremio de Aventureros está tan ocupado como siempre con las idas y venidas. ¿Cuánto

destaca un aventurero entre la multitud? Su armadura es nueva, sin mancha. Tiene un casco de acero con cuernos. A su cadera hay una espada, y en su brazo hay un escudo recién comprado.

¿Qué otra cosa podemos decir del joven con este equipo que no sea un aventurero novato? Cuando sale por la puerta y entra en la ciudad, nadie se da cuenta. Nadie se daría cuenta, tampoco, si nunca volviera. Nadie en absoluto.



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Intermedio 02: Por Primera Vez

"¡Increíble! Empecemos..." La boca de la cueva se abrió lo suficientemente ancha como para tragarse los árboles que

la rodeaban. El pesado guerrero intentó sonar tan listo e impresionante como pudo. Era una simple pregunta, o se suponía que lo era. Asesinato de goblins. Un hack and slash estándar de pantano. Supuestamente, los goblins habían construido un nido cerca de una aldea y habían

empezado a robar ganado y cosas por el estilo. En algún momento, presumiblemente pasarían a la gente. Los aldeanos querían que alguien se deshiciera de los goblins antes de que fuera demasiado tarde. Era una historia muy típica.

Recordaba una vez en su propio pueblo en su propia juventud, cuando habían llegado

algunos aventureros. En su memoria, parecían asombrosos, más grandes que la vida, y tan seguros de sí mismos. Pero en cuanto a él...

Supongo que tengo un largo camino por delante. Las manos del Guerrero pesado se abrieron y cerraron por su propia voluntad. Trató de

hacer que los guantes, que todavía no le eran familiares, se sintieran bien. ¿Por qué estaba tan preocupado? Todos los aventureros empezaron con este tipo de

búsqueda, ¿no? No había nada que temer. ¿O fue...? ¿Y si, por casualidad, fuera derrotado y tuviera que regresar a casa arrastrándose? Tendría

que regresar cojeando a la aldea que había dejado tan dramáticamente unas semanas antes. ¡Y eso es lo último que quiero...! No se trataba sólo de verse mal. Lo importante era que su mejor amigo se había robado a

la chica que le gustaba. Bueno, había sido más bien un flechazo de su parte. Ni siquiera le había dicho que le

gustaba... pensó. ¿Así que tal vez eso no contó como si la hubieran robado? No lo sabía, pero no importaba. No quería interponerse entre ellos, y tampoco quería irse a casa con el rabo entre las piernas.

Diablos, perseguí goblins de nuestra aldea.



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Así que estaba seguro... bueno, bastante seguro... que suponiendo que no pasara nada fuera de lo normal, estaría bien. Y no estaba solo.

Ahora que lo pienso, los aventureros que vinieron a nuestro pueblo también tuvieron una

fiesta. Cuando el pensamiento cruzó su mente, el Guerrero Pesado se detuvo donde estaba en los

arbustos. "¿Qué? ¿Qué es lo que está mal? ¿Por qué te detuviste? Si te vas a detener, déjame tomar

la iniciativa." A su lado, la Mujer Caballero sonreía ansiosamente, como una niña traviesa. El hecho de que ya tuviera su espada fuera y lista hablaba tanto de su salvajismo como de su afán de combate.

Estaba refunfuñando por su bebida cuando la encontré en la taberna. Quizá me equivoqué

al convencerla de que se uniera a mi grupo. "No es nada", dijo. "Sólo me perdí en mis pensamientos por un momento." Agitó la cabeza para despejar la duda de su mente. Era el líder de su grupo, hasta donde

llegó (y no llegó muy lejos). Tenía mucho que hacer. El Guerrero Pesado pensó desesperadamente en cómo se habían comportado los hombres

mayores de su aldea cuando él estaba ayudando en los campos. "Vamos, chico, el que puede usar toda la magia..." "¿No crees que ya es hora de que recuerdes mi nombre?" La Chica Druida se quejaba,

hinchando sus mejillas de una manera que la hacía lucir más linda que enojada. A su lado, el chico explorador tenía su cuchillo en la mano y miraba la cueva con cautela.

En cuanto a los conjuntos, ambos lograron parecer aventureros pobres. Son más infantiles de lo que esperaba... Se había visto forzado a reclutar a un usuario mágico y a un explorador con sólo el

conocimiento que había aprendido de las canciones de los bardos, y este fue el resultado: un par de chicos que habían mentido sobre sus edades para convertirse en aventureros. En este momento, sin embargo, no tuvo más remedio que confiar en ellos.

Probablemente no pueda pedirles demasiado, pero... es lo que es. "Guarda tu magia", dijo. "No sabemos lo que hay ahí dentro." Esa era la pura verdad.



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No era como si esperara encontrarse con un dragón, una criatura a la que no tenía ninguna intención de molestar, sino que todo era posible. Había una famosa parábola sobre alguien que estaba caminando por la calle cuando tuvo un encuentro al azar con un drake.

Aún así, la orden hizo que el Guerrero Pesado se sintiese demasiado como si su propio

miedo se estuviese mostrando, por lo que intentó añadir una palabra de aliento. "No uses tu magia si no la necesitas", dijo. "Sí, claro", dijo la Druida, su cabeza moviéndose hacia arriba y hacia abajo y sus manos

sobre su bastón. "Así que", dijo el Guerrero Pesado, mirando al Chico Explorador, que apenas parecía

parpadear. "Hey". "¡De acuerdo!" El chico saltó un poco y contestó con voz áspera. ¿Cómo se supone que voy a manejar estos momentos? El Guerrero Pesado intentó recordar cuando los goblins habían llegado a su aldea. "Respira profundamente", instruyó. "Entrar, salir, hasta que yo diga que paren." "¡Claro que sí!" El chico asintió vigorosamente; era difícil decir si había ayudado. Pero al

menos el Guerrero Pesado había conseguido que hiciera el esfuerzo de calmarse. Eso tendría que bastar por ahora.

Pero no había... ¿algo más? Algo que se suponía que tenías que hacer justo antes de una aventura, justo antes de ir a

matar goblins. ¿No había algo más que hacer? ¿Tenía que ser atendido? ¿Lo has visto? El Guerrero Pesado se encontró frunciendo el ceño, atacado por una ansiedad

inidentificable. Se giró hacia su peleador medio-elfo. "Hey, ¿me estoy perdiendo algo?" "Veamos", dijo el Peleador Medio-Elfo en lo que parecía un tono pensativo. Giró la cabeza

con gracia, acogiendo a cada uno de los miembros del grupo, luego aplaudió y dijo suavemente: "¡Ah, pongamos primero la formación! No sabemos lo que hay ahí dentro, ¿verdad?"

"¿Nuestra formación?"



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Como en el caso anterior, el explorador estaría al frente, por delante del grupo, mientras que los lanzadores de hechizos se mantendrían en la última fila. ¿Se refería a eso?

Mientras el guerrero pesado luchaba por poner en práctica sus modestos conocimientos, la

mujer caballero le dio una palmadita en el hombro. "Para que lo sepas, ¡tengo un milagro de curación!" ¿Por qué estaba diciendo eso aquí y ahora? ¿Para qué serviría? El guerrero pesado apartó

la mirada de la mujer caballero, que se estaba hinchando triunfalmente el pecho de una manera muy poco femenina. Él suspiró.

Tenían las pociones que todos habían ido a comprar juntos. ¿Por qué tendrían que ir a rogar

a los dioses por...? No. Recuerda.... Realmente no sabemos lo que hay ahí dentro. "Aunque no lo necesitemos esta vez, ¿quién puede decir lo mismo de la próxima vez?

Genial, bien, bien". Muy bien, en efecto. Decidió estar agradecido por cada carta que le fue otorgada para jugar. Entonces el Guerrero Pesado miró a la Chica Druida y suspiró por enésima vez. Estaba allí

de pie, murmurando su encantamiento para sí misma con la esperanza de que lo recordara. No es un espectáculo que inspirara confianza. Dada la forma en que se veía como una niña en su primer viaje fuera de la ciudad, él no pensó que se equivocaba al preguntarse sobre ella. Dejada a la cola del grupo, parecía que podía perderse o simplemente caerse.

Tal vez deberíamos poner a uno de los nuestros en primera fila atrás. "Vale, oh, caballero milagroso. Tú eres el furgón del tren. Confío en ti para que vayas a la

retaguardia". "¡Bien! ¡Déjamelo a mí!" La forma en que golpeaba la pechera de su armadura no

comunicaba más que miedo, pero así debe ser. Había hecho todo lo que se le ocurría. El pensamiento ayudó a que el Guerrero Pesado se

relajara un poco. "Bien, ¿nos vamos?" Golpeó al chico explorador en la espalda, luego levantó su espada y partió. Unos quince minutos más tarde, se encontraría en problemas cuando la espada comenzó

a atascarse en cada pared.



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Capítulo III – Tutorial – Primera Aventura

La cueva apareció abruptamente en medio del bosque, justo más allá de la aldea. ¿Cuánto tiempo había estado allí? Ninguno de los aldeanos lo recordaba. Parecía como si hubiera estado allí desde siempre, y sin embargo, al mismo tiempo, era

como si la cueva hubiera surgido recientemente, en un abrir y ce

Arifureta Shokugyou de Sekai Saikyou - El Coleccionista de ......Tan pronto como el corto intercambio terminó, la rhea desapareció. Ninguna raza en el mundo podría igualar su talento

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