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? ANS. fNST. PAT. Ser. Cs. Se, Punta Arenas (Chile). Vol. 17, 1987 NAVEGANTES NORTEAMERICANOS EN AGUAS DE MAGALLANES DURANTE LA PRIMERA MITAD DEL SIGLO XIX MATEO MARTINIC B.* INTRODUCCIÓN En el historia] marítimo de Magallanes, desde el tiem po del arribo de los europeos hasta mediados del siglo XIX, se fueron dando de manera singular, a modo de ver daderos ciclos, secuencias de presencia de naves por lo común de idéntica nacionalidad y con carácter virtualmen te exclusivo. Se sabe así del ciclo hispano, que abarca en tre 1520 y 1580; luego el ciclo holandés, entre 1598 y 1643; en seguida el ciclo francés, desde 1698 a 1725 aproximadamente; y por fin el correspondiente a los via jes científicos —con barcos de distinta bandera que tu vo ocurrencia entre 1764 y 1838. Muy poco o nada se sabe, en cambio, acerca de una prolongada secuencia náutica norteamericana que tu vo su mayor desarrollo durante la primera mitad del siglo XIX y que no debió ser del todo irrelevante, considerada bajo distintos aspectos. Con este trabajo, por consecuencia, se desea contri buir, aunque sea de manera preliminar, al conocimiento de esa prácticamente ignota presencia naval. 1. BALLENEROS Y LOBEROS La expansión mercantil que hubo de darse en los hacía poco constituidos Estados Unidos de América, a contar de la última década del siglo X VID, conformó una expre sión característica del ímpetu con que la joven república iniciaba su vida independiente. La misma mostró su ximo vigor entre los armadores de la Nueva Inglaterra, región que poseía una notable tradición en la actividad marítima mercante. * Área de Historia, Instituto de la Patagonia, Universidad de Magallanes. Casilla 113-D, Punta Arenas, Magallanes, Chile. De esa manera las naves yankees se dispersaron por los mares del globo, alcanzado inclusive lugares tan remotos como las costas del extremo meridional sudamericano. Aquí armadores y capitanes encontraron litorales poblados por millones de animales marinos que tanto po dían suministrar las siempre bien cotizadas pieles, como aceite y grasa (lobos de un pelo. Otaria flavescens; lobos finos o de dos pelos, Arctocephalus australis; y elefantes marinos, Mirounga leonina). En rigor esos navegantes fueron precedidos al prome diar los años 70 de aquel siglo por otros que se hicieron presentes en el vasto espacio marítimo austral, por ra zón del interés de algunos armadores que se vieron afligi dos por las circunstancias propias de la guerra angloame ricana, de ruinosas consecuencias para la economía neo- inglesa, en especial para la isla de Nantucket, centro de la producción de aceite de ballena, cuyo principal merca do era Londres. Fue menester, entonces, para salvar del desastre a la actividad, buscar nuevos mercados y tam bién mares más seguros para el trabajo de las naves caza doras, que en uno y otro caso estuviesen libres de las vi gilantes correrías británicas. De ese modo, algunos balle neros fueron a dar muy al sur llegando a conocer las is las Malvinas, cuya estratégica situación para el uso de la navegación pudieron valorizar cabalmente, haciendo de este archipiélago una especie de centro de operaciones. A- llí, de paso, sus tripulantes pudieron advertir la cuantio sa riqueza animal que pululaba en sus quebrados litorales y la facilidad que mostraba su captura, comparada con la faena ballenera de suyo difícil y peligrosa. Pronto, dadas las circunstancias desfavorables que se fueron presentando para la producción de aceite de ba llena, cedió el ritmo de la correspondiente actividad caza dora y pasó a incrementarse aquella referida a la captura de pinnipedos, especialmente de animales de piel fina. Contribuyó decisivamente a ello tanto la apertura del mercado oriental (China), como del europeo, en este ca so durante la última década del siglo XVDI, debido a las
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Jul 04, 2022

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ANS. fNST. PAT. Ser. Cs. Se, Punta Arenas (Chile). Vol. 17, 1987

NAVEGANTES NORTEAMERICANOS EN AGUAS DE MAGALLANES DURANTE LAPRIMERA MITAD DEL SIGLO XIX

MATEO MARTINIC B.*

INTRODUCCIÓN

En el historia] marítimo de Magallanes, desde el tiem

po del arribo de los europeos hasta mediados del sigloXIX, se fueron dando de manera singular, a modo de ver

daderos ciclos, secuencias de presencia de naves por locomún de idénticanacionalidad y concaráctervirtualmente exclusivo. Se sabe así del ciclo hispano, que abarca en

tre 1520 y 1580; luego el ciclo holandés, entre 1598 y1643; en seguida el ciclo francés, desde 1698 a 1725

aproximadamente; y por fin el correspondiente a los via

jes científicos —con barcos de distinta bandera— que tu

vo ocurrencia entre 1764 y 1838.

Muy poco o nada se sabe, en cambio, acerca de una

prolongada secuencia náutica norteamericana que tuvo su

mayor desarrollo durante la primera mitad del siglo XIX

y que no debió ser del todo irrelevante, considerada bajodistintos aspectos.

Con este trabajo, por consecuencia, se desea contri

buir, aunque sea de manera preliminar, al conocimientode esa prácticamente ignota presencia naval.

1. BALLENEROS Y LOBEROS

La expansión mercantil que hubo de darse en los hacía

poco constituidos Estados Unidos de América, a contar

de la última década del siglo XVID, conformó una expresión característica del ímpetu con que la joven repúblicainiciaba su vida independiente. La misma mostró su máximo vigor entre los armadores de la Nueva Inglaterra,región que poseía una notable tradición en la actividadmarítima mercante.

* Área de Historia, Instituto de la Patagonia, Universidad de

Magallanes. Casilla 113-D, Punta Arenas, Magallanes, Chile.

De esa manera las naves yankees se dispersaron por losmares del globo, alcanzado inclusive lugares tan remotoscomo las costas del extremo meridional sudamericano.

Aquí armadores y capitanes encontraron litorales

poblados por millones de animales marinos que tanto podían suministrar las siempre bien cotizadas pieles, como

aceite y grasa (lobos de un pelo. Otaria flavescens; lobosfinos o de dos pelos, Arctocephalus australis; y elefantesmarinos, Mirounga leonina).

En rigor esos navegantes fueron precedidos al promediar los años 70 de aquel siglo por otros que se hicieron

presentes en el vasto espacio marítimo austral, por ra

zón del interés de algunos armadores que se vieron afligidos por las circunstancias propias de la guerra angloamericana, de ruinosas consecuencias para la economía neo-

inglesa, en especial para la isla de Nantucket, centro dela producción de aceite de ballena, cuyo principal merca

do era Londres. Fue menester, entonces, para salvar deldesastre a la actividad, buscar nuevos mercados y tam

bién mares más seguros para el trabajo de las naves caza

doras, que en uno y otro caso estuviesen libres de las vi

gilantes correrías británicas. De ese modo, algunos balleneros fueron a dar muy al sur llegando a conocer las islas Malvinas, cuya estratégica situación para el uso de la

navegación pudieron valorizar cabalmente, haciendo deeste archipiélago una especie de centro de operaciones. A-llí, de paso, sus tripulantes pudieron advertir la cuantiosa riqueza animal que pululaba en sus quebrados litorales

y la facilidad que mostraba su captura, comparada con lafaena ballenera de suyo difícil y peligrosa.

Pronto, dadas las circunstancias desfavorables que se

fueron presentando para la producción de aceite de ballena, cedió el ritmo de la correspondiente actividad caza

dora y pasó a incrementarse aquella referida a la capturade pinnipedos, especialmente de animales de piel fina.

Contribuyó decisivamente a ello tanto la apertura delmercado oriental (China), como del europeo, en este ca

so durante la última década del siglo XVDI, debido a las

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12 MATEO MARTINIC B.

severas perturbaciones que pasó a sufrir el comercio porcausa de las guerras que afectaban al continente.1

En lo que a la región magallánica interesa, la presenciade naves norteamericanas debió cobrar relevancia a partirdel mismo período. Precisamente a esta época, 1790, co

rresponde la primera de las escasas referencias que han

podido compulsarse: la del bergantín "Hancock" de Bos

ton, cuya tripulación realizó faena de caza en la isla delos Estados y, posiblemente, en otras cercanas al cabode Hornos.

La actividad cazadora, practicada principalmente pornaves del puerto de Stonington, fue de alguna importancia pues llegó a contarse una decena o más de expediciones por año, hacia los comienzos del siglo XLX, declinando a contar de 1 804, para resurgir con renovada fuerza en 1815. Los lugares preferidos para la captura de lobos fueron las islas Diego Ramírez, de los Estados y o-

tras vecinas del archipiélago del Cabo de Hornos, además de las costas del sur de Patagonia. 2

La faena cinegética debió mantenerse en grado de

importancia hasta el hallazgo de las tierras polares (islasOreadas, Shetland del Sur y Península Antartica), en quecon seguridad pudo ceder considerablemente debido a queesa región concentró las operaciones de pesquería—como se las conocía en esa época— por algo más deun lustro, no obstante lo cual muchas embarcaciones

pudieron realizar capturas en ocasionales recaladas durantelos viajes hacia y desde el lejano sur.

Tan intenso debió ser aquel movimiento que un sector

de la extensa costa de la Patagonia oriental fue conocido

por los loberos como New Haven Green (Pradera de Nueva Haven, fide Bertrand, 1971), y era uno de los lugarespreferidos para el secado de pieles.

En un principio las bravias costas del archipiélago delCabo de Hornos fueron evitadas por los cazadores, perodespués, cuando el exterminio arreció en otros lugares,la faena también se extendió por esos tormentosos parajes.

La Gaceta Ministerial de Chile de los años 1821 y1822 abunda en referencias genéricas sobre tal actividad,con ocasionales aunque no siempre precisas referencias

específicas, al punto que buena parte del movimiento de

Valparaíso durante aquel tiempo derivaba de la recaladade naves afectadas al tráfico cinegético.

1 Tan provechoso resultaría el mercado chino que, según Jones

(1977), sólo de la isla Más Afuera del archipiélago Juan Fernández —una de las fuentes de suministro, junto con las Malvinas,Patagonia y Tierra del Fuego—

, se extrajeron en poco tiempo(cuando concluía el siglo XVIII) dos o tres millones de píelesde lobo marino para ser vendidas en el puerto de Cantón.2 Así quedó expresado puntualmente en una petición elevada en

1831 al Presidente Andrew Jackson por un grupo de armadores

y capitanes de Stonington, en donde se le hacía saber que desdehacía más de treinta años ellos y otros residentes de ese puertode la Nueva Inglaterra estaban dedicados a la caza en esos lugares, utilizando a las Malvinas como lugar de encuentro y refu

gio (Jones, op cit. 121-122).

Con la declinación de la caza antartica, al promediar latercera década del siglo, la captura en los litorales fueguinos y patagónicos occidentales debió intensificarse ymantenerse hasta entrados los años 40, para luego caer

notoriamente. Del relato que dejara el misionero TitusCoan es posible inferir una presencia que resulta sorprendente, por la cantidad de naves, ya que aquél registró du

rante su permanencia de diez semanas en la comarca de

la bahía de San Gregorio, estrecho de Magallanes (1833-34), un total de ocho goletas de su bandera, número im

portante si se considera que buena parte del tiempo de su

estadía transcurrió por tierras del interior.No obstante la certidumbre sobre tales presencia y acti

vidad, los datos precisos en lo que se refiere a naves son

harto escasos (Ver Apéndice). En subsidio, la arqueología histórica ha permitido agregar nuevos indicios queaunque precarios contribuyen a afirmar aquella noción.

Vale, para el caso, consignar la existencia de una tumbaen la isla Gonzalo, archipiélago Diego Ramírez, dondefueron sepultados los restos del marinero Ansel L. Tho-

mes, del schooner "Alonzo", el 30 de setiembre de 1832.Esta tumba fue relevada para el conocimiento históricosólo en 1972. 3

Fue tal la intensidad de la caza desarrollada, que en pocos años la cantidad casi fabulosa de pinnipedos que otro

ra colmaba los litorales australes se redujo a una expresión mínima. De centenares de miles de pieles cobradasen cada expedición (incluida la caza antartica entre 1818

y 1821), se cayó a algunos millares obtenidas en capturas llevadas a cabo en condiciones cada vez más difíciles.En idéntica proporción disminuyeron las expediciones ynúmero de embarcaciones que las componían, provocando la decadencia del tráfico de loberos y balleneros demanera tan decisiva que él mismo prácticamenteconcluyó hacia la mitad del siglo.

En lo que toca a procedencia, esto es, los puertos dematrícula u origen de las naves loberas o balleneras, to

dos naturalmente eran neoingleses. No constando más

que en ínfima parte esa circunstancia, puede indicarse, so

bre la base de las escasas referencias el predominio delos puertos de New London, Nueva York y Stonington,seguidos por los Mystic, New Bedford, Boston, Wes-

terly, Newport, Bristol y Bridgeport, en orden de importancia decreciente.

2. EXPLORADORES

La actividad exploratoria en la región magallánica porparte de naves nprteamericanas a las aguas australes fueciertamente excepcional y la misma hubo de darse en

3 En 1985 pescadores de Punta Arenas que operaban en la zona

del estrecho Trinidad dieron cuenta del hallazgo de restos náufra

gos que deben atribuirse a una embarcación velera de origen an

glosajón, probablemente norteamericana conocida como es la

frecuencia de paso de naves de esa bandera por aguas de Magallanes. Hallazgos semejantes se hicieron posteriormente en otros

lugares de los canales patagónicos.

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NAVEGANTES NORTEAMERICANOS EN MAGALLANES 13

1839 con el arribo de la Expedición Exploradora de losEstados Unidos, comandada por el comodoro Charles Wil-kes. Esta tuvo como precursora a la flotilla dirigida porJames Eights, que merodeó por mares fueguinos y antar

ticos entre 1829 y 1831, aunque en verdad ocupándosemás de la caza de lobos que de exploraciones, sin embar

go de lo cual pudieron desarrollarse algunas tareas de es

casa importancia para el conocimiento de la zona magallánica austral.Tomando a Wilkes, uno de lo objetivos fundamentales

de su expedición se refería a trabajos de exploración y re

conocimiento en aguas antarticas, por lo que su labor en

el género debía ser necesariamente pobre en lo que se re

fería a suelo chileno. No obstante ello se realizaron algunos trabajos puntuales de provecho.

Así, el buque insignia "Vinccnnes" desarrolló faenas hi

drográficas desde el Falso Cabo de Hornos (isla Hoste)hasta la isla Nueva, con el fin de completar las cartas in

glesas que teman insuficiencias e imperfecciones. El barco tender "Sea Gull" a su turno exploró con detenimien

to el archipiélago Wollaston, descubriendo la isla Baylyy otros accidentes hidrográficos. Otra nave, el "Reüef '

debía desarrollar una exploración de mayor envergaduraentre bahía Orange y el estrecho de Magallanes, vía ca

nal Cockburn, pero una tormenta prolongada que la casti

gó severamente impidió al fin el cumplimiento de ese

propósito.Además de lo mencionado, los oficiales del comodoro

Wilkes pudieron desarrollar algunas limitadas obser

vaciones de carácter naturalista y etnográfico que, con

otros antecedentes referidos al área fueron publicados en

el tomo primero de la narración de la expedición, publicado en Filadelfia en 1845.

3. MERCANTES

En la misma medida que la pujante y vigorosa república norteamericana se expandía por el continente septentrional y los intereses geopolíticos y comerciales de laUnión iban alcanzando las costas del Pacífico, fue cre

ciendo el movimiento mercantil de variado carácter y,

por consiguiente, el tráfico marítimo que concentraba en

el hecho la mayor parte de esa actividad. Debe aclararse

que el comercio comprendió además a las repúblicas su

damericanas, que eran otros tantos interesantes nuevos

mercados para la creciente producción manufacturera delos Estados Unidos, lo que agregaría otra razón adicional

de paso interoceánico por el área austral.

Mucho de ese tráfico, en densidad imposible de esti

mar, debió realizarse por aguas magallánicas, habiéndoseiniciado hacia la cuarta década del siglo tanto por la ruta

del Estrecho como, de preferencia por entonces, por la

del cabo de Hornos. El mismo se hizo manifiesto por la

época en que se produjo la fiebre aurífera en California,al punto que se ha calculado que de los quinientos barcos

que llegaron a San Francisco entre abril y diciembre de

1849, 233 habían partido de puertos norteamericanos del

Atlántico (Vergara, 1973). En un lapso algo mayor

(abril 1849-julio 1850) pasaron por el estrecho de Magallanes 149 buques de la misma procedencia; 1 1 1 de ellos

llevaban rumbo a San Francisco, 24 a Valparaíso y 3 a

El Callao, según cuenta llevada por José de los Santos

Mardones, gobernador de la Colonia de Magallanes.Está visto que la instalación de este establecimiento na

cional, a partir de 1843, permitió llevar algún control

del tráfico fretano, pues aunque sólo recalaban en el mis

mo las naves que tenían alguna necesidad, de cualquiermodo la autoridad chilena pudo informarse con cierta a-

proximación sobre la magnitud y composición del tráfi

co marítimo. De allí la relativa mayor abundancia de re

ferencias con que se ha podido contar.

No todos los barcos nortamericanos tuvieron una trave

sía feliz, pues no fueron pocos los que sufrieron siniestros hundiéndose y yéndose sobre las costas abruptas del

archipiélago patagónico. Se sabe así de los naufragios de

las goletas "Betsey" (1845), "John A. Sutter" y "Sacramento" (1849), "Andes" y "John A. Ruyter" (1850), o-

curridos en la mayoría de los casos en el área del cabo

Tamar, que franquea el paso desde el Estrecho al canal

Smyth.En cuanto a los puertos de origen de la naves mercan

tes, haciendo para el caso la misma salvedad que se hicie

ra con los barcos loberos y balleneros, a juzgar por las

contadas referencias los principales debieron ser Nueva

York, New London y New Bedford, mencionándose tam

bién Baltimore, Boston, Calais (Maine), Edgartown,Fall Rivef y Nueva Orleáns, con lo que una vez más se

ratifica la predominancia absoluta marítimo-mercantil de

los puertos de la Nueva Inglaterra.Pasada la mitad del siglo el tráfico de naves norteameri

canas por aguas de Magallanes, en especial por el Estre

cho, decayó en forma notoria y brusca. Por cierto no fueron ajenos a esta circunstancia, de una parte, el términode la fiebre del oro de California y, de otra, la progresivay creciente vinculación terrestre entre ambas costas delcontinente boreal, que culminaría con el enlace ferroviario durante la década de los 60.

Durante la segunda mitad del siglo, particularmente durante el último tercio, la presencia marítima nortamerica-na se reactualizaría bajo otra forma: la de la navegaciónde los grandes clippers por las aguas exteriores. Pero su

desarrollo es ajeno al objeto de este trabajo.

4. CONSECUENCIAS

Se afirmó que la presencia marítima norteamericana,sostenida por espacio de sesenta años no careció de relevancia. En efecto, a la misma —buques balleneros y loberos— se debe el ejercicio de laprimera actividad económica desarrollada en Magallanes: el descubrimiento ypuesta en explotación de los ricos recursos pelíferos, quedebieron ser ciertamente cuantiosos como para soportarla verdadera depredación que significó tan prolongada labor. Ello permitió que, tras un período de recuperación,tan valioso recurso animal shviera de base para el desenvolvimiento de la incipiente economía colonial de PuntaArenas a contar de 1869-70.

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14 MATEO MARTINIC B.

La frecuencia de paso, como la permanencia tem

poral de embarcaciones en los distritos archipielágicosfueguinos y patagónicos, permitió también dar inicio a

una relación interétnica con los indígenas yamanas y ka-

weskar (alakalufes). A la misma debe atribuirse la primera agresión cultural que de manera negativa pasaría a afec

tar la vida aborigen, contribuyendo al rápido decrecimiento poblacional —principalmente por la introducción deenfermedades de los civilizados— , al empobrecimientoespiritual y finalmente a la aculturación de los puebloscanoeros que habían vivido milenios según sus normas

ancestrales y que habían podido resistir sin dificultad aparente el débil influjo cultural europeo, que hubo de derivar del esporádico trato durante los dos y medio siglosanteriores a 1780.

Avanzado el siglo XLX, el tráfico de barcos norteamericanos resultó casi providencial en algunas oportunidadespara la Colonia de Magallanes, a la que pudo abastecer

con suministros y auxilios indispensables, en sustitución del no siempre oportuno aprovisionamiento que de

bían realizar las naves nacionales.

Asimismo, es del caso consignar que aquellas naves a-

fectadas a trabajos exploratorios llevaban a bordo obser

vadores naturalistas que pudieron realizar, siquiera en forma limitada, algunas colecciones y registros botánicos y

zoológicos que fueron aprovechados posteriormente en o-

bras especializadas, con lo que se aportó al progreso del

conocimiento científico de la naturaleza meridional. 4

Por fin debe mencionarse como una consecuencia sin

gular de la presencia marítima norteamericana, la estadía

voluntaria o forzada de algunos individuos de tal nacionalidad entre los aborígenes patagones, como fueran los ca

sos de los misioneros Titus Coan y William Arms, en

1833-34, y del piloto Benjamín Franklin Bourne, en

1849. La de aquéllo', precisamente hubo de derivar de

las reflexiones que motivaran al capitán Benjamín Mo

rrell —que navegó las aguas magallánicas entre 1822 y1825— las condiciones de vida de los aborígenes de los

canales occidentales de la Patagonia. Dicha convivencia

permitió a unos y a otro adquirir un caudal de informacio

nes culturales sobre la vida indígena del período precolo-nizador, que fue dado a conocer en interesantes obras quehan sido valorizadas por la posteridad como importantesfuentes etnohistóricas.5

En cuanto a Morrell, el mismo dejaría como fruto de

su experiencia náutica por aguas meridionales chilenas u-

na interesante relación de viajes, en que se alternan nota

bles descripciones de carácter geográfico —las primeraspropiamente modernas según y como habrían de darse poco después, al cabo de la grandiosa empresa hidrográficabritánica de 1 826- 1 834— ; naturalista, costumbrista y et

nográfica, a las que añadió consideraciones y reflexiones

diversas, inclusive de orden político.'6 Bajo unos y otros

aspectos la narración de Benjamín Morrell hubo de servir

para poner en valor de los cuasi olvidados territorios meridionales americanos, y para concitar sobre los mismos

(o a lo menos contribuir a ello) la atención de algunaspotencias marítimas. Así, no debiera caber duda acerca

de que su libro pudo influir, siquiera de manera indirecta,en el renovado interés que hubo de advertirse en dicho

respecto durante los años 30 y primera parte de los 40del siglo XLX.

5 B.F. Bourne. The captive in Patagonia, Boston 1853. T.

Coan, Adventures in Patagonia. A Missionary's Explora/ionTrip, Nueva York 1880.

* A narrative of four voyages to the Soulh Sea, North AndSouth Pacific Ocean, Chínese Sea, Elhiopic and SouthernAtlantic Ocean, Indian and Antartic Ocean. From the year 1822to 1831, Nueva York, 1832.

i W. J. Hooker y G.A.W. Arnott, Contributions towarda Flora

of South America an the Islands of ¡he Pacific, 1835, 1836,1841 (En Wilkes, 1845).

REGISTRO DE REFERENCIAS DE NAVES NORTEAMERICANAS EN MAGALLANES 1788-1850 *

Año Nombre Clase Actividad Procedencia Capitán

1788 "Columbia" ? Comercio (navegación de paso) Nueva Inglaterra ?

1788 "Lady Washington" ? Comercio (navegación de paso) Nueva Inglaterra ?1790 "Hancock" Bergantín Caza de lobos Boston Samuel Crowell1792 "Butterworth" Bergantín Caza de lobos Nueva Inglaterra ?

1802 "Minerva" ? ? Salem ?

1805 "Minerva" ? Caza de lobos Salem ?

1813 "Essex" Fragata Guerra Nueva York Commodore Porter

1821 "Frederick" Brick Caza de lobos Stonington Benjamín Pendlcton

*En 1834 se encontraban en las islas Malvinas

ton", "Charles Adams", "Uxor", "Commodoreellas haya operado en litorales magallánícos.

s las siguientes naves afectadas a la caza de lobos o al comercio: "Caroline", "Hamil-

; Barre", "Macdonough", "Taima" y "Atlantic". Es posible que todas o la mayoría de

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NAVEGANTES NORTEAMERICANOS EN MAGALLANES 15

Año Nombre Clase Actividad Procedencia Capitán

1821 "Alabama Packet" Brick Caza de lobos Stonington William A. Fanning1821 "Hero" SIoop Caza de lobos Stonington Harris Pendleton1821 "James Monroe" Sloop Caza de lobos Stonington Nathaniel B. Palmer1821 "Wasp" Goleta Caza de lobos Nueva York Roben Johnson

1822-23 "Wasp" Goleta Caza de lobos Nueva York Benjamín Morrell1822 "Jane María" Bergantín Caza de lobos Nueva York ?1824 "Endeavour" Ship Comercio Salem Elwell

1824-25 "Tartar" Goleta Caza de lobos Nueva York Benjamín Morrell1825 "Chile" Goleta Caza de lobos Stonnington ?1826 "Uxor" ? Caza de lobos ? Cuüer1828 ? ? Caza de lobos ? ?1828 "Uxor" ? Caza de lobos ? Cuüer

1828-31 "Rob Roy" Goleta Caza de lobos New Ix>ndon ?1829-31 "Penguin" Goleta Exploraciones New London Alcxander S. Palmer1829-31 "Seraph" Goleta Exploraciones New London Benjamín Pendleton

1830 "Annawan" Bergantín Exploraciones New London Nathaniel P. Palmer1830 "Industry" Goleta Caza de lobos New Bedford ?1830 "Hope" Goleta Caza de lobos Nueva York ?1832 "Alonzo" Goleta Caza de lobos ? 71833 "Mary Jane" Goleta ? Nueva York William Clift1833 "Francés Ilenriclla" Goleta Caza de lobos New Bedford ?1833 "Plutarch" Goleta Caza de lobos Mystic Miner1833 "Tally" Goleta Caza de lobos New London Alien1833 "Elizabeth Jane" Goleta Caza de lobos ? Albertson1833 "Transpon" Goleta Caza de lobos Bristol ?1834 ? Goleta Comercio New Bedford ?1834 "Peruvian" Goleta Caza de lobos y comercio Boston ?1834 "Antarctic" Goleta Caza de lobos y comercio James S. Nash

1836-39 "Athenian" Goleta Caza de lobos Nueva York ?1837 "Pacific" Goleta Caza de lobos ? ?1837 "Montgomery" Goleta Caza de lobos ? 71837 "Anna Howard" Goleta Caza de lobos y comercio New London ?1838 "Pilgrim" Bergantín Comercio Boston ?1839 "Vincennes" Corbeta Exploración Norfolk Com. Charies Wilkes1839 "Peacock" Corbeta Exploración Norfolk U. William L. Hudson1839 "Relief ¿Barca? Exploración Norfolk Lt. A.K. Long1839 "Porpoise" Bergantín Exploración Norfolk Ll Cadwalader Ringgold1839 "Seagull" Goleta Exploración Norfolk Lt. Roben E. Johnson1839 "Flying Fish" Goleta Exploración Norfolk U. Samuel R K1843 "Enterprise" Bergalín Caza de lobos ? ?1843 "Sapwing" Bergatín Caza de lobos ? ?1843 "United States" Fragata Navegación de paso ? 71844 "Express" Barca Comercio Nueva York William Newcomb1844 ? Goleta Caza de lobos ? ?1845 "Betsey" Goleta Caza de lobos ? Perkins1845 "Daniel Webster" Fragata Caza de ballenas ? ?1845 "Ceres" Barca ? ? 71845 "Alfred" Bergantín Caza de ballenas ? John Davenport

?1846 "Caravan" Fragata Caza de ballenas ?1847 "Hiram" Goleta ? ? ?

?1847 "Brewster" Barca ? ?1848 "Spartan" Fragata Caza de ballenas ? ?1848 "Patuxent" Goleta ¿Comercio? ? Charles Waterman1848 "Undine" Barca Comercio (navegación de paso) ? A. Brownell1848 "John Allyne" Goleta Comercio (navegación de paso) New Bedford ?1848 "Hebe" Barca Comercio (navegación de paso) Baltimore ?1848 "J. B. Gagcr" Goleta Comercio (navegación de paso) Nueva York ?1849 "Haverly" Fragata Caza de ballenas ? ?1849 "Roben Bruce" Bcrg.-Goleta Comercio Nueva York ?1849 "Iowa" Goleta Comercio (navegación de paso) ? ?1849 "Sacramento" Goleta Comercio (navegación de paso) ? ?1849 "John G. Colley" Barca Comercio (navegación de paso) ? ?1849 "Washington" Goleta Caza de ballenas Mystic

New OrleansClift

1849 "Hopewell" Goleta Comercio (navegación de paso) Morlón1849 "John A. Sutter" Goleta Comercio (navegación de paso) Rhode Island ?

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16 MATEO MARTINIC B.

Año Nombre Clase Actividad Procedencia Capitán

1849 "Julius Pringle" Goleta Comercio (navegación de paso) New London ?1849 "Sarah" Barca Comercio (navegación de paso) New Bedford Morse1849 "Ohio" Goleta Caza de lobos ? ?1849 "Sailor's Return" Goleta Caza de lobos ? ?1849 "Benjamín Wolf '

Goleta Caza de lobos ? ?1849 "Catherine" Goleta Caza de lobos ? ?1949 "John E. Davidson" Goleta Caza de lobos Newport William Smtley1850 "Mary Phoebe" Goleta Comercio (navegación de paso) ? ?1850 "B. M. Prescou" Bergantín Comercio (navegación de paso) Calais (Maine) ?1850 "Mount Vemon" Goleta Comercio (navegación de paso) New London Gibson1850 "Orleans" Goleta Comercio (navegación de paso) New London ?1850 "Page" Goleta Comercio (navegación de paso) Edgartown ?1850 "Provídence" Goleta Comercio (navegación de paso) Nueva York ?1850 "Flight" Goleta Comercio (navegación de paso) Baltimore ?1850 -

"Roben" Bergantín Comercio (navegación de paso) FallRiver Collins1850 "Tcnnessee" Vapor Correo 7 ?1850 "Andes" ? Comercio (navegación de paso) New London ?1850 "John A. Ruyter" ? Comercio (navegación de paso) ? ?1850 "Sarah Sands" Vapor Comercio (navegación de paso) ? ?

AGRADECDvOENTOS

El autor agradece a los señores Femando Schmidt y José Martinic B., por su apreciada colaboración en la búsqueda y obtención de obras que interesan a la materia en

la Biblioteca del Congreso de los EE.UU. de América yotros fondos documentales norteamericanos.

FUENTES DE CONSULTA

a) Inédaa

— Correspondencia de Colonización. Ministerio del Interior. Intendencia de Chiloé 1841-1847. Archivo Nacional.

—Correspondencia de Colonización. Ministerio del Interior. Gobernación de Magallanes. Años 1845-1869.Archivo Nacional.

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