“Análisis esqueletocronológico de tortugas marinas varadas en el centro-norte del estado de Sinaloa y su relación con la actividad pesquera” TESIS QUE PARA OBTENER EL GRADO DE MAESTRÍA EN RECURSOS NATURALES Y MEDIO AMBIENTE PRESENTA JORGE LUIS PARRA GAXIOLA GUASAVE, SINALOA; MÉXICO. DICIEMBRE DE 2012 INSTITUTO POLITÉCNICO NACIONAL CENTRO INTERDISCIPLINARIO DE INVESTIGACIÓN PARA EL DESARROLLO INTEGRAL REGIONAL UNIDAD SINALOA
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“Análisis esqueletocronológico de tortugas
marinas varadas en el centro-norte del estado
de Sinaloa y su relación con la actividad
pesquera”
TESIS
QUE PARA OBTENER EL GRADO DE
MAESTRÍA EN
RECURSOS NATURALES Y MEDIO AMBIENTE
PRESENTA
JORGE LUIS PARRA GAXIOLA
GUASAVE, SINALOA; MÉXICO. DICIEMBRE DE 2012
INSTITUTO POLITÉCNICO NACIONAL
CENTRO INTERDISCIPLINARIO DE INVESTIGACIÓN
PARA EL DESARROLLO INTEGRAL REGIONAL
UNIDAD SINALOA
Reconocimiento a proyectos y becas
El trabajo de tesis se desarrolló en el Programa de Protección y Conservación de
Vida Silvestre del Departamento de Medio Ambiente del Centro Interdisciplinario de
Investigación para el Desarrollo Integral Regional (CIIDIR) Unidad Sinaloa del
Instituto Politécnico Nacional (IPN). El presente trabajo fue apoyado
económicamente a través de los proyectos SIP 20100363, 20113147 y 20121813 y
con apoyo de la organización internacional Ecohealth Alliance y del GRUPO
TORTUGUERO de las Californias A.C. El alumno Jorge Luis Parra Gaxiola fue
apoyado con una beca CONACYT con clave 36900. Adicionalmente se obtuvo apoyo
económico del Programa Institucional para la Formación de Investigadores (PIFI) del
IPN. Al Consejo Estatal de Ciencia y Tecnología de Sinaloa (COECyT) por la beca
otorgada para la terminación de esta tesis.
ÍNDICE
ABREVIATURAS …………………………………………………………………………… i
GLOSARIO …………………………………………………………………………………. iii
ÍNDICE DE FIGURAS ……………………………………………………………………... vi
ÍNDICE DE TABLAS ……………………………………………………………………….. ix
RESUMEN …………………………………………………………………………………... x
ABSTRACT …………………………………………………………………………………. xi
.
I. INTRODUCCIÓN ……………………………………………………………………….. 1 II. ANTECEDENTES ………………………………………………………………………. 9
VII. MATERIALES Y MÉTODOS …………………………………………………….. 31
VII.1. Monitoreo de varamientos ………………………………………………... 31 VII.1.1. Identificación de especies ………………………………………… 32 VII.1.2. Medidas morfometricas …………………………………………… 32 VII.1.3. Determinación de género ………………………………………… 32 VII.1.4. Necropsia …………………………………………………………... 33
VII.2. Monitoreo en islas …………………………………………………………. 34 VII.3. Aplicación de encuestas en campos pesqueros ………………………. 34
VII.3.1. Determinación del tamaño de muestra …………………………. 35
VII.3.1.1. Calculo del número de muestra …………………………. 36 VII. 3.1.1.1. Sistema Laguna Navachiste …………………… 36
VII. 3.1.1.2. Sistema Lagunar Altata-Pabellón ……………… 38
VII.4. Esqueletocronología ………………………………………………………. 39 VIII. RESULTADOS …………………………………………………………………….. 49
VIII.1. Monitoreo en playa ………………………………………………………... 49 VIII.1.1. Sistema Lagunar Navachiste …………………………………….. 49
VIII.1.1.1. Identificación de la especie ……………………………………. 50 VIII.1.1.2. Determinación de tallas ………………………………………... 51 VIII.1.1.3. Determinación de género ……………………………………… 52 VIII.1.1.4. Necropsia ………………………………………………………... 52 VIII.1.1.5. Distribución de tortugas por isla ………………………………. 53
VIII.1.2. Sistema Lagunar Altata-Pabellón ………………………………... 54 VIII.1.2.1. Identificación de la especie …………………………………… 56 VIII.1.2.2. Determinación de tallas ……………………………………….. 56 VIII.1.2.3. Determinación de género ……………………………………... 57 VIII.1.2.4. Necropsia ……………………………………………………….. 58
VIII.2. Encuestas ………………………………………………………………….. 59 VIII.2.1. Sistema Lagunar Navachiste …………………………………….. 59
VIII.2.1.1. Edad de los pescadores ………………………………………. 59 VIII.2.1.2. Aspectos biológicos …………………………………………… 60 VIII.2.1.3. Consumo ……………………………………………………….. 61 VIII.2.1.4. Pesca dirigida e incidental ……………………………………. 63
VIII.2.2. Sistema Lagunar Altata-Pabellón ………………………………... 64 VIII.2.2.1. Edad de los pescadores ………………………………………. 64 VIII.2.2.2. Aspectos biológicos …………………………………………… 65 VIII.2.2.3. Consumo ……………………………………………………….. 66 VIII.2.2.4. Pesca dirigida e incidental ……………………………………. 68
VIII.3. Esqueletocronología ………………………………………………………. 69 IX. DISCUSIÓN ……………………………………………………………………………. 72
IX.1. Monitoreo en playa ………………………………………………………... 72 IX.1.1. Identificación de la especie ……………………………………….. 72 IX.1.2. Determinación de tallas …………………………………………... 72 IX.1.3. Incidencia de varamiento …………………………………………. 72 IX.1.4. Distribución de tortuga varada por isla ………………………….. 73 IX.1.5. Causas de varamiento …………………………………………….. 74
depressus) y Verde (Chelonia mydas) (Spotila, 2004). Son considerados organismos
cosmopolitas con la excepción de la tortuga Lora (L. kempii) que se concentra en el
Golfo de México y la costa oriental de Estados Unidos de América (Meylan y Meylan,
2000), y la Aplanada (N. depressus) endémica de la plataforma continental de
Australia (Theissinger et al., 2009).
2
A nivel mundial existe incertidumbre en cuanto a la denominación como
especie diferente de la tortuga Negra o Prieta del Pacífico Oriental en relación con la
tortuga Verde o Blanca. Las diferencias morfológicas y conductuales distinguen a la
Negra como una especie diferente (Chelonia agassizii) mientras que las evidencias
genéticas apoyan una agrupación, distinguiéndolas en las poblaciones del Atlántico-
Mediterráneo y del Índico-Pacífico (Pitchard y Mortimer, 2000). Dado que este
debate todavía no concluye entre los especialistas de tortuga marina (PACE, 2008),
en este trabajo se denominara a la población de tortuga Negra como la especie
Chelonia agassizii, considerando la denominación manejada por la NOM-059-
SEMARNAT- 2010.
Las costas mexicanas son privilegiadas teniendo la presencia de la mayoría
de las especies de tortuga marina excepto por la especie australiana (Aduriz, 2006).
En el Pacifico Oriental, incluyendo el Golfo de California están presentes cinco de las
siete especies, éstas son: tortuga Negra o Prieta (C. agassizii), Caguama (C.
caretta), Golfina (L. olivacea), Laúd (D. coriacea) y Carey (E. imbricata); donde la
región provee la alimentación necesaria para su desarrollo, cuya dieta se constituye
de abundantes algas, pastos marinos e invertebrados (Nichols, 2003). En Sinaloa se
localizan estás cinco especies (Briseño, 2006), y para el Municipio de Guasave se
han reportado hasta el momento sólo tres de estas especies tortuga Golfina (L.
olivacea), Negra o Prieta (C. agassizii) y Carey (E. imbricata) (Zavala et al., 2007).
En este ámbito resulta muy importante llevar a cabo estudios también en los
hábitats de alimentación, ya que los esfuerzos por la conservación de tortuga marina
se han enfocado casi exclusivamente a proteger las playas de anidación (Bjorndal
2000; Domingo et al., 2006); si bien es indispensable para salvaguardar la protección
de crías, no garantizan su supervivencia (Medellín et al., 2009). Los sitios de
alimentación son vulnerables a acciones como: captura dirigida e incidental;
accidentes con embarcaciones; así como el estar en contacto directo con agentes
contaminantes que se descargan al mar (Bjorndal, 2000); donde estos factores
pueden llegar a provocar la muerte o el varamiento de estas especies (Geraci y
3
Lounsbury, 1993; Shaver y Teas, 2000). Es por ello que las diferentes etapas del
ciclo de vida de las tortugas marinas deben de monitorearse y ser protegidas
(Medellín et al., 2009).
Durante los recorridos en las playas de las islas del ANP (isla San Ignacio,
Macapule y Vinorama) (aprox. 60 km.) frente a la zona costera, se han registrado por
lo menos 156 varamientos de tortugas vivas y muertas de las 3 especies (Golfina,
Prieta y Carey), por diferentes causas, principalmente la pesca incidental, aunque no
se descarta la presencia de enfermedades en las poblaciones presentes (Zavala et
al., 2007; Aguilar-González et al., 2009), siendo necesario el monitoreo mensual para
el registro de los varamientos y la colecta de muestras para estudios posteriores
sobre enfermedades y conocer la dinámica costera que acarrea a los organismos a
estas playas durante un año. Por otra parte, la participación local en actividades
productivas que contribuyan a la conservación de especies bandera, como las
tortugas marinas puede ser una alternativa para mejorar la condición marginal de las
comunidades humanas asentadas dentro del ANP “Islas del Golfo de California” en el
estado de Sinaloa y contribuir a la conservación efectiva de estas especies.
Las tortugas marinas en su ciclo de vida requieren de diversos ecosistemas,
incluyendo el terrestre (playas de anidación), en el cual las hembras salen a anidar y
donde se lleva a cabo el desarrollo embrionario; así como de ambientes costeros
(zona nerítica), donde se alimentan y terminan su desarrollo, y el mar abierto (zona
oceánica) en el cual las crías pasan los primeros 5 a 20 años de su vida etapa
conocida como “años perdidos”, antes de alcanzar la madurez sexual y dirigirse a las
zonas de alimentación (Aduriz, 2006). La mayor parte de la vida de las tortugas
adultas transcurre en estos sitios (en combinación con o independiente de las
tortugas inmaduras), que normalmente se encuentran distantes de las playas de
anidación. Las áreas de alimentación de los adultos pueden ser fijas en su ubicación,
como por ejemplo mantos de algas marinas o transitorias, como las zonas en el
océano donde se registran grandes proliferaciones de medusas o invertebrados
4
bénticos (Meylan y Meylan, 2000). No obstante, estos ambientes están sujetos a
riesgo debido a diversos fenómenos naturales y los inducidos por el hombre.
Entre las amenazas de origen antropogénico que afectan a estas especies en
la zona de anidación, se encuentran: la captura directa de tortugas, depredación de
los huevos para consumo, pérdida o degradación de las playas debido al desarrollo
costero, iluminación artificial, la extracción de arena entre otras; mientras en las
áreas de alimentación y corredores migratorios se ven afectadas debido a descargas
industriales, petroleras y agrícolas, así como la destrucción del lecho marino
generado por dragado (Eckert, 2000; Lagueux et al., 2005), y en general por la
contaminación y los cambios a gran escala en las condiciones oceanográficas y por
la disponibilidad de nutrimentos como resultado del calentamiento global (Lewison,
2006).
Otro factor de suma importancia que ha contribuido al desplome de la
población de tortuga marina ha sido sin lugar a dudas la pesca, sea incidental o
dirigida. Esta pesca dirigida, aunque ilegal incluye no únicamente el consumo de
carne y huevos como importante fuente de proteína; sino también la extracción de
ciertos derivados por su importancia medicinal (Lagueux et al., 2005) tal como: el
aceite y la sangre, utilizados en algunas comunidades para curar el asma y anemia,
respectivamente (Nichols, 2001), así como alimento afrodisíaco ya que se cree
aumenta la potencia sexual de la población masculina (Eckert, 2001; Rincón-Díaz y
Rodríguez-Zárate, 2004). En ciertos lugares a menudo especies como la tortuga
Laúd (D. coriacea) son capturadas para la venta de su carne, consumo familiar o uso
como carnada en la pesquería artesanal de tiburón, estas son arponeadas y
destazadas en el mar, acciones cuya incidencia muy difícil de evaluar (Sarti, 2004).
A pesar del riesgo que implica el llevar a cabo actividades de consumo y
comercio ilegal, la explotación de estas especies ocurre alrededor de todo el mundo
(Aguirre et al., 2006). En México se estima que la explotación comercial de tortuga L.
olivacea en su costa Pacífica se inició en 1961. Exportando junto con Ecuador
5
grandes cantidades de piel de L. olivacea y de C. mydas hacia los países de Japón,
Francia, España, Italia y los Estados Unidos (Lagueux et al., 2005). En Sinaloa esta
sobreexplotación se acentúo entre los años 1967 y 1969 con una captura que superó
a un millón de tortugas (Briseño, 2006).
La pesca incidental o BYCATCH (término en inglés) ocurre en toda flota
pesquera afectando a un número elevado de especies marinas como: tortugas,
vaquita y delfines entre los más emblemáticos (Lewison, 2004), que por su ecología y
hábitos alimenticios interactúan frecuentemente con diversos artes de pesca. La
captura incidental de tortuga marina en las pesquerías ha sido reconocida como un
factor de alta mortalidad, donde las principales artes de pesca implicadas son las de
arrastre, de enmalle (agalleras) y los palangres pelágico de superficie y de fondo
(Oravetz, 2000). Aunado a esto se tiene de manera indirecta un problema más que
deriva de la actividad pesquera, este es el impacto físico por acción de
embarcaciones menores (pangas) con motor fuera de borda, donde a menudo las
propelas de los botes ocasionan heridas en el cuerpo de éstos animales como
fracturas del caparazón o inclusive la mutilación de algún miembro (WWF/UAS,
2006).
Las tortugas marinas son regularmente capturadas por las redes de arrastre
usadas en embarcaciones camaroneras (Lewison et al., 2003) que son sumergidas
durante largo tiempo, y cuando las tortugas marinas caen en ellas mueren por
ahogamiento ya que no pueden salir a la superficie a respirar (Lagueux et al., 2005;
CIT, 2006). Debido a lo anterior en 1978 se realizaron adecuaciones a las redes
camaroneras para permitir a las tortugas marinas y otras especies no blanco
capturadas a escapar sin daño alguno; ésta consistió en la instalación de un
dispositivo denominado DET, o Dispositivo Excluidor de Tortugas (Robins et al.,
2002; Lagueux et al., 2005).
Por su parte, el uso de palangre pelágico ha generado una interacción
adversa con éstas especies que muerden las carnadas de los anzuelos, quedando
6
enganchadas o enredadas en las líneas (Lewison, 2004). Las especies más
afectadas son C. caretta en el Norte y Sur del Océano Pacífico, D. coriacea en el
Pacífico Oriental, y en el Mar Mediterráneo son C. mydas y C. caretta (CIT, 2006). En
el palangre de fondo, aunque no existe mucha información al respecto, tienen el
potencial para capturar tortugas que habitan en arrecifes, como E. imbricata ya que
estas artes funcionan en el fondo del mar generalmente sobre un arrecife u otro
fondo duro (CIT, 2006). Hasta la fecha como medida de mitigación o prevención de
captura de tortugas marinas se han propuesto algunas modificaciones a los tipos y
tamaños de anzuelos, así como la carnada y tiempo de arrastre (Galeana-Villaseñor
et al., 2008; Domingo et al., 2009).
En el Noroeste Mexicano la captura incidental y dirigida, así como el saqueo
de huevos, son fuertes amenazas para la conservación de las tortugas marinas. El
consumo de huevos y carne de tortuga tiene una larga tradición en la región y la
veda establecida desde 1990 no ha logrado detener la pesca furtiva y el consumo de
productos de tortugas marinas, existiendo un estimado preliminar de mortalidad total
debida a consumo humano de 35, 000 tortugas/año (Koch et al., 2004).
Las anteriores acciones son algunas de las causas que han afectado a las
poblaciones de tortuga marina contribuyendo al declive a nivel mundial, siendo esta
la razón por la que han surgido acuerdos internacionales para su protección y
conservación, lográndose que las siete especies de tortugas marinas estén
contempladas dentro de la Lista Roja (IUCN, 2009) con alguna categoría de riesgo
de extinción. De igual forma, la Convención para el comercio Internacional de
Especies de Flora y Fauna Silvestre (CITES) las ha incluido en el Apéndice I,
prohibiendo a los países signatarios la comercialización internacional de estas
especies. En México, desde 1990 las especies de tortugas marinas con distribución
en el país, están consideradas en peligro de extinción (NOM-059-SEMARNAT-2010)
enmarcadas dentro de la Ley Federal de Vida Silvestre la prohibición de todo tipo de
explotación de ellas (Artículo 60 Bis1). No obstante, a pesar de estas
reglamentaciones y de la disposición de los países involucrados, las poblaciones de
7
tortugas marinas en todas las etapas de su ciclo de vida siguen siendo impactadas
por la influencia humana (Medellín et al., 2009).
Recientemente se han documentado diversos estudios que abordan la
problemática del impacto antropogénico; en los esfuerzos se han aplicado distintas
estrategias cuya finalidad es poder evaluar tal situación. Una de ellas ha sido la
aplicación de encuestas, éstas utilizan como herramienta básica el cuestionario cuyo
objetivo es la obtención de respuestas confiables y susceptibles a ser cuantificadas
(Casas, 2003); esta cuantificación puede ser obtenida mediante la aplicación de
diversas metodologías.
En la ciencia de la pesca, las estimaciones de las tasas de crecimiento
mediante el uso de las dimensiones de las marcas diarias o anuales en los otolitos y
escamas para calcular la longitud del cuerpo es una técnica ampliamente aceptada
(Campana, 1990; Francis, 1990; Vigliola et al., 2000). Todos estos métodos de
cálculo inverso incorporan 2 suposiciones clave: (1) que hay una constante de
velocidad de deposición de marcas de crecimiento (por ejemplo, diaria o anual) en la
estructura que está siendo utilizada, y (2) que no es una constante de
proporcionalidad o predecible entre alguna medida de la estructura (otolito o de
escala) y el tamaño del cuerpo. Las correlaciones métricas de estas en la literatura
pesquera han demostrado que pueden ser alométrico (no lineal) o isométrico (lineal).
El análisis esqueletocronológico de los húmeros de la tortuga boba Caretta caretta
ha evidenciado la deposición anual de marcas de crecimiento, cumpliendo el primer
supuesto para el cálculo del crecimiento posterior (Klinger y Musick, 1992; Coles et
al., 2001; Bjorndal et al., 2003; Snover y Hohn, 2004). Para satisfacer el segundo
supuesto, es necesario demostrar y describir una fuerte correlación entre una
dimensión del húmero y la longitud de caparazón de la tortuga a través de los rangos
de tamaño de los animales en el estudio, o preferiblemente, para todos los intervalos
de tamaño a permitir el uso de marcas de crecimiento temprano para volver a
calcular el tamaño y la información de tasas de crecimiento (Chaloupka y Musick,
1996).
8
El conocimiento de la duración de la etapa juvenil, edad de maduración sexual
y la longevidad reproductiva son esenciales para la comprensión de la historia de
vida de cualquier organismo (Stearns, 1992). Por otra parte, la capacidad de
relacionar la edad reproductiva es parte integral de los estudios de la dinámica
poblacional, que a su vez puede informar sobre directas estrategias de conservación
para los organismos considerados en riesgo de extinción (Saether et al., 1996,
Chaloupka y Musick 1997, Heppell et al., 2003a). Dada la situación Vulnerable y en
Peligro de Extinción de la mayoría de las poblaciones de tortugas marinas en todo el
mundo (IUCN, 2008), surge la necesidad de caracterizar con precisión el estado de
estas especies, sabiendo que los datos de edad son vitales para los esfuerzos de
conservación (Heppell et al., 2003 a,b).
La determinación de la edad de los animales es importante para obtener
información de la historia vital de las especies, como la que proporciona conocer el
crecimiento, la edad y tamaño al alcanzar la madurez sexual, la longevidad o la
estructura de las poblaciones. En el grupo de los anfibios hay dos métodos que se
consideran fiables para estimarla. Son la del marcaje-recaptura y la
esqueletocronología. Esta última es una técnica relativamente fácil de aplicar. La
estructura de los huesos hace que el crecimiento anual parezca como una capa
concéntrica ancha, mientras que el periodo de hibernación se muestre como una
estrecha línea hematoxilinofílica. Contando estas líneas de detención del crecimiento
en la secciones de los huesos se estima el número de años. Entre las dificultades
que ofrece la técnica están: la reabsorción del hueso, la línea de la metamorfosis y
sobre todo la certidumbre de que la LAG (Líneas de crecimiento detenido) se
deposite una vez al año durante todos los años (Sarasola V. et al., 2000).
9
II. ANTECEDENTES
II. 1. Contaminación
Este trabajo engloba parte de su investigación sobre las tortugas marinas que
sufren por los enmalles, que se les considera una causa importante de mortalidad
para tortugas, porque las redes y líneas de pesca pueden ahogar o mutilar
extremidades produciendo heridas atractivas para sus depredadores naturales
(Mascarenhas et al., 2004; Heithaus et al., 2008). Otra problemática es que las
redes de deriva a menudo se escapan y se convierten en “redes fantasma”
atrapando la vida marina durante mucho tiempo después de haber sido
abandonadas, razón por la cual han sido prohibidas en muchos lugares (CIT, 2006).
En la península de Baja California, la ingesta o enredos en basura por animales
marinos es considerado un problema moderado por la baja densidad poblacional
humana en ella, no obstante se tiene el problema de que existen pocos sitios donde
depositar la basura, ocasionando que esta se arroje muchas veces en cualquier sitio
y no en uno adecuado, siendo los plásticos los que propician problemas a las
tortugas marinas (Nichols, 2004). En Cuyutlán, Colima, al desarrollarse un estudio
sobre patología en tortuga Golfina (L. olivacea) se detectó durante el análisis físico
externo como lesiones más evidentes traumatismos en la piel de las aletas debido al
enmallamiento en redes de pesca (Gámez et al., 2009).
Zavala et al. (2007) reportó para el municipio de Guasave, Sinaloa 54 casos de
tortugas varadas (vivas y muertas), de las especies L. olivacea (83%), C. agassizii
(14%) y E. imbricata (3%), así como el rescate de un juvenil de L. olivacea atrapado
en desechos de embalaje de camarón en la pesca ribereña y de media altura.
Además está la evidencia del consumo de materiales sintéticos por parte de un
ejemplar de la especie E. imbricata.
10
Aguilar González et al. (2009) reportó para el municipio de Guasave, Sinaloa
102 casos de tortugas varadas (vivas y muertas) de las especies L. olivacea 97%
(99), C. agassizii 2% (2) y E. imbricata 1% (1).
II. 2. Saqueo directo
II. 2. 1. Consumo
Los productos derivados de tortuga marina como carne, tejido adiposo,
órganos, sangre y huevos son alimentos comunes para muchas comunidades
alrededor de todo el mundo (Aguirre et al., 2006; Peckham, et al., 2007). En países
como Oceanía el consumo de tortuga se asocia a un estatus social, y es regulado
únicamente por jefes y sacerdotes de esos lugares (Allen, 2007).
En México la carne de tortuga ha sido tradicionalmente consumida por las
comunidades indígenas, por lo menos desde la llegada de los españoles y tanto la
carne como los huevos formaron para los indígenas y algunos pobladores parte de
su dieta básica (Chacón y Araúz, 2001). Medellín, et al. (2009) mencionan que el
primer registro de explotación comercial de la especie C. mydas se realizó en el siglo
XIX por barcos balleneros en Baja California, práctica que creció hasta alcanzar
proporciones industriales al ser exportada a Estados Unidos y Gran Bretaña; y que
posteriormente, la demanda constante de carne de tortuga Prieta continuó en
aumento en los estados del noroeste de México.
El consumo de huevos y carne de tortuga en el Noroeste Mexicano tiene una
larga tradición en la región y la veda establecida desde 1990 no ha logrado detener
la pesca furtiva y su consumo estimándose hasta un total de 35,000 tortugas/año
relacionadas con el consumo humano (Koch, 2004). El consumo de carne de tortuga
en muchos círculos sociales de México y Estados Unidos sigue siendo común y
frecuente; la “tradición” es la que mantiene esta cultura, siendo un platillo preferido
en muchas fiestas y reuniones de Semana Santa (Seminoff et al., 2003). Además de
comercializar productos secundarios que extraen de ellas para la fabricación de
artesanías hechas con el caparazón, aceite y piel (Chacón y Araúz, 2001). En la
11
mayoría de los países centroamericanos existen muchos mercados y opciones de
comercio; la carne se vende en el mercado costero, pero los objetos de ornato hacia
el interior de los países. Los cosméticos y otros productos de aceite de tortuga
marina derivan de captura “subsistente” e “indígena” y podrían ser considerados
legales; este aspecto depende de la claridad y especificidad de las leyes, sin
embargo mucha de la comercialización es ilegal (Reuter, 2004). En México la
explotación ilegal es incentivada por las utilidades que se pueden obtener de la venta
de las tortugas, ya que una sola tortuga Prieta (C. agassizii) pueda ser vendida en el
mercado negro hasta en $1,000 dólares (Seminoff et al., 2003).
La información sobre consumo es escasa y difícil de obtener debido a que es
un delito, pero aún así se han desarrollado trabajos sobre mortalidad como el
llevado a cabo en Bahía Magdalena, Baja California Sur (BCS), a través del
rastreo de carcasas obteniéndose en comunidades de Puerto Magdalena, San
Carlos y Alcatraz así como en playas deshabitadas que arrojó un total de 400 para
las primeras y 114 carcasas en las segundas, donde C. mydas representó el
52%, mostrándo la existencia de consumo doméstico (Gardner y Nichols, 2001).
En el complejo lagunar Magdalena-Almejas se ha dado seguimiento a las tasas de
mortalidad por más de cuatro años, estimándose un incremento anual de
aproximadamente 500 carapachos de C. caretta, C. mydas, y E. imbricata; este
trabajo muestra que C. mydas es la especie preferida regionalmente para consumo
humano resultando que el 90% de las tortugas Prietas encontradas muertas entre los
años 2000-2004 fueron consumidas cerca de Bahía Magdalena (Koch, 2004).
Recientemente en BCS se abordó la problemática estudiándose además del
consumo, el mercado negro (comercio ilegal) de estas especies, registrándose un
total de 1,014 carcasas de tortuga marina de Marzo de 2006-Febrero 2008
destacando que el 45.5% correspondió a consumo, siendo la causa principal de
mortalidad. Esta información obtenida de mercado negro se respaldó con la
aplicación de 151 encuestas en 13 campos pesqueros, en donde se logró reconocer
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el tipo de mercado (local, nacional e internacional) para los sitios contemplados y las
rutas de tráfico (Mancini y Koch, 2009).
II. 3. Impacto pesquero
II. 3. 1. Pesca incidental
La captura incidental (captura no deseada) afecta la biodiversidad marina,
empleando artes de pesca que son poco selectivas capturando millones de toneladas
de organismos vertebrados e invertebrados (pesca de acompañamiento) desechados
al mar y asociada con la muerte de especies longevas como mamíferos marinos,
tortugas, tiburones, además de aves (Araúz y Quesada, 2004; Vagg, 2008).
En poblaciones de tortuga marina los impactos adversos suelen ser más
serios comparados con el que se ocasionan a la mayoría de peces e invertebrados
marinos, debido a sus tasas reproductivas bajas, siendo reconocida como una
actividad que genera una mortalidad alta en tortugas marinas (WWF/UAS, 2006).
Otras características que influyen son su longevidad, tiempo requerido para alcanzar
la madurez sexual, amplia variedad de hábitats, necesidad de subir a la superficie
para respirar, y necesidad de desovar en playas arenosas (WWF/UAS, 2006). Las
actividades pesqueras afectan grandemente a estos reptiles debido a su ciclo de
vida, ya que enfrentan un alto riesgo de muerte al migrar desde Japón, Oceanía y
Sudamérica para desovar en México y para alimentarse (Nichols, 2003); al hacerlo,
atraviesan zonas de convergencia de corrientes oceánicas en donde se combinan
cardúmenes de peces comerciales, un fuerte esfuerzo pesquero, tortugas y restos de
redes que efectúan pesca fantasma (Lewison et al., 2004; CIT, 2006).
Las artes de pesca ribereñas que representan la mayor amenaza para las
tortugas marinas son los palangres pelágicos y de fondo, además de las redes
agalleras y de arrastre (Oravetz, 2000; Sarti 2004). La captura incidental de
pesquerías, en particular la de palangre, ha recibido mayor atención y ha sido
propuesta como la causa principal de mortalidad de tortugas (Lewison, 2004). Sin
13
embargo, datos preliminares también sugieren que la captura incidental por
pesquerías de redes agalleras y de arrastre es igual o más alta que la ocurrida en
palangres y sus tasas de mortalidad son mayores (Lewison et al., 2006). Las redes
agalleras no son selectivas y son responsables por la muerte de un gran número de
aves, tortugas y mamíferos marinos (CIT, 2006; Bugoni et al., 2001); las redes de
arrastre camaroneras por su parte, se ha estimado que a nivel mundial provocan una
mortalidad anual de 150 000 tortugas marinas (Oravetz, 2000). En el norte de
Australia la pesquería de camarón captura aproximadamente 1,000-4,000 tortugas
anualmente, con una mortalidad estimada de 22% previa al implemento de los
dispositivos excluidores de tortuga marina (Robins et al., 2002). Lewison et al. (2003)
evaluaron la eficiencia del DET y otras medidas de manejo sobre las poblaciones de
C. caretta y L. kempii mediante el análisis de datos de varamiento a largo plazo en el
Golfo de México encontrando que el cumplimiento con las exigencias del uso de este
dispositivo es un factor significativo en la variabilidad de los varamiento anuales;
donde la baja observancia de la regulación se correlacionó con un número alto de
varamientos.
Achával et al. (2003) reportan entre 1993 y 1996 en el Atlántico Sudoccidental,
durante la pesca comercial con palangre pelágico oceánico de pez espada, la
captura de 106 tortugas de manera incidental, de las que C. caretta representó el
68.9%, y D. coriacea el 30.2% con una presencia de 1.18 tortugas/1000 anzuelos. La
interacción de este arte ha sido comprobada en Brasil y Uruguay que operan en el
Océano Atlántico por grupos de observadores a bordo entre 1998 y 2004 con una
captura de 1,486 tortugas con una CPUE de 1.3 tortugas/1,000 anzuelos en C.
caretta (Domingo et al., 2006). Luego de la creación del Grupo de Especialistas en
Tortuga Marina del Océano Atlántico Sudoccidental estos dos países han adoptado
un enfoque integrado transfronterizo en los análisis de captura incidental y entre
2005 y 2007 después de haber sido monitoreados 2,614 lances se capturaron 1,965
C. caretta con las mayores CPUE en otoño (0.74 tortugas/1,000 anzuelos); mientras
que D. coriacea con 312 ejemplares fueron durante primavera (0.16 tortugas/1,000
anzuelos) (Giffoni et al., 2008).
14
En Chile en el periodo 2001-2005, la pesquería de pez espada capturó
incidentalmente tortugas marinas de las especies C. caretta y D. coriacea, las que
generalmente ingieren anzuelos o se enredan en las líneas de pesca; en este
periodo observadores a bordo de la flota pesquera palangrera registraron 363
tortugas marinas fuera de la Zona Económica Exclusiva de Chile, donde 284
ejemplares de tortuga Laúd (D. coriacea) provenían de México y Australia (Donoso,
2007). Esto concuerda con la captura incidental ocurrida en 1980 cuando tortugas
Laúd marcadas en México por parte de palangres chilenos por la pesca de pez
espada fue correlacionado con el desplome de la población anidante mexicana (Sarti,
2004).
Indudablemente el decline de poblaciones de fauna marina alrededor de todo
el mundo está relacionado con la captura incidental de la industria pesquera a gran
escala, sin embargo, el impacto de la pesquerías a pequeña escala ha tenido
también fuertes repercusiones (Bugoni et al., 2001). La captura incidental en esta
clase de pesquerías ha reflejado cifras alarmantes en BCS, México donde la especie
C. caretta es considerada una de las más afectadas estimándose para el 2005 cerca
de 1,000 ejemplares como mínima captura anual identificando además una zona de
traslape entre importantes sitios de forrajeo y la actividad pesquera (Pekham et al.,
2007). Situación similar la descrita en la región de Caera, Brasil por el proyecto
TAMAR-IBAMA entre 2005-2006, con 86 casos de varamiento determinando que la
actividad pesquera fue la causa que afectó a estas especies por el esfuerzo de pesca
en una zona catalogada como área de alimentación y corredor migratorio (Lima et al.,
2007).
Actualmente aunque de manera tradicional se han utilizado anzuelos rectos y
anzuelos atuneros; existe una tendencia de introducir anzuelos circulares en las
pesquerías comerciales para disminuir la mortalidad de especies no objeto de
captura, principalmente peces de pico (Istiophoridae y Xiphiidae) y tortugas marinas
(Galeana- Villaseñor, et al., 2008).
15
En México el 77% del volumen de la producción pesquera se obtiene del
Océano Pacífico, más específicamente en Baja California, Baja California Sur,
Sonora, Sinaloa y Nayarit. En estas pesquerías resultan voluminosas las capturas,
un esfuerzo aplicado mayor y por consiguiente, mayor la probabilidad de presentarse
captura incidental (Instituto Nacional de la Pesca, 2004). Lo anterior motivó que a
mediados de 2005 WWF-México y la Universidad Autónoma de Sinaloa evaluaron la
captura incidental de tortugas marinas en la flota palangrera ribereña de Sinaloa para
probar la efectividad de los anzuelos circulares en la reducción de la captura
incidental y la mortalidad asociada. Se probó que la incidencia de tortugas en los
anzuelos circulares es menor que en anzuelos tipo “J” y que las tortugas atrapadas
en anzuelos circulares se liberan rápidamente y con mínimo daño (WWF/UAS, 2006).
II.4. Esqueletocronología
Las tortugas marinas son animales vertebrados de larga vida, con maduración
en sus primeros años de adolescencia o mucho mas tarde y potencialmente capaces
de reproducirse durante varias décadas después. Históricamente, los estudios de
edad y crecimiento de las tortugas marinas se han centrado principalmente en
especies de tortugas marinas como la tortuga Verde (C. mydas) y tortuga Caguama
(C. caretta). Este campo de investigación ha desarrollado, nuestra comprensión en el
intervalo de tiempo durante el cual las tortugas marinas han experimentado una
transformación significativa. Al principio, se creía que en las tortugas marinas la
transición de crías a juveniles medianos era dentro de un sólo año (Carr, 1967), sin
embargo, la extrapolación a corto plazo de las tasas de crecimiento observadas en
tortugas marinas juveniles en cautiverio (Caldwell, 1962; Uchida, 1967; Hirth, 1971) y
tortugas silvestres durante la estación de crecimiento del verano (Mendonça, 1981)
sugirió que las edades de maduración podrían ser de 4 hasta 15 años. Con
posterioridad los datos obtenidos a partir de la tasa de crecimiento en cautividad las
tortugas marinas han sido criados en semilibertad (Frazer y Schwartz,1984) y con
estudios de marca-recaptura realizados sobre escalas de tiempo (Limpus, 1979;
16
Limpus y Walter, 1980; Frazer y Ehrhart, 1985; Braun-McNeill et al., 2008) indican un
mayor tiempo para la maduración de lo que se pensaba. Del mismo modo, la
esqueletocronología (La técnica del análisis de las marcas de crecimiento en las
estructuras esqueléticas para obtener información sobre la historia de vida) se ha
aplicado para obtener los datos de edad (Zug et al., 1986, 1995, 2002; Klinger y
Musick, 1995; Parham y Zug, 1997; Zug y Glor, 1998; Snover, 2002; Snover y
Rhodin, 2008), a menudo resultando en estimaciones marcadamente crecientes de la
duración de la etapa de la edad de madurez sexual.
Durante las últimas dos décadas, los biólogos de tortugas marinas han
obtenido estimaciones de edad de las diferentes poblaciones de tortuga Verde,
Caguama y Lora (Heppell et al., 2003). Los resultados demuestran que las diferentes
poblaciones de la misma especie y diferentes especies tienen diferentes tasas de
crecimiento y alcanzan la madurez sexual a edades diferentes (Bjorndal 2003;
Heppell et al., 2003; Balazs y Chaloupka, 2004; Chaloupka et al., 2004). Entre estas
tres especies, las tortugas Loras tienen el tamaño más pequeño de adultos (56-78
cm de longitud recta del caparazón (LRC), Márquez 1994) y la más joven edad de
maduración sexual (11-16 años; Zug et al., 1997). La tortuga Caguama y la tortuga
Verde son significativamente mayores que los adultos de tortuga Lora y alcanzan la
madurez sexual mucho más tarde, mayor o igual a 30 años para las Caguamas
(Chaloupka 2003) y mayores de 25 años para las Verdes (Zug et al., 2001; Balazs y
Chaloupka 2004; Chaloupka et al., 2004). Para la tortuga Caguama y Verde “los
años perdidos” tienen un intervalo de duración en su etapa oceánica de 8 a 14 años
para la tortuga Caguama (Snover, 2002; Bjorndal et al., 2003) y de 3 a 6 años para
las tortugas Verdes (Zug y Glor, 1998). Las predicciones del intervalo de edad de
maduración de estas especies ahora es de 30 a 40 años (Limpus, 1979; NMFS
SEFSC, 2001; Snover, 2002; Zug et al., 2002; Heppell et al., 2003b) y son tan altas
como 40 a 50 años en el caso de las tortugas Verdes de Hawai (Balazs y Chaloupka,
2004). A pesar de los avances logrados con las tortugas marinas, las estimaciones
del tiempo necesario para que una cría de tortuga Laúd (Dermochelys coriacea) de 6
cm (Van Buskirk y Crowder, 1994) para llegar a 145 cm o más adultos varían
17
ampliamente (TEWG, 2007). Los datos más recientes de crecimiento en cautividad
indican que la tortuga Laúd no puede madurar hasta los 12 o 18 años de edad
(Jones, 2009). La presencia de cartílago vascularizado en los huesos de las
extremidades de la tortuga Laúd, una característica asociada con un crecimiento
rápido y más frecuente de endoternos, ha sugerido la posibilidad de maduración
temprana, tal vez entre 3 y 6 años de edad (Rhodin, 1985).
A diferencia de la tortuga Lora, la tortuga Golfina se producen ampliamente a
través de los mares tropicales y es la especie de tortuga más abundante (Reichart,
1993), sin embargo, el rango de tamaño adulto es casi idéntico para las dos especies
(53-79 cm SCL, Reichart, 1993; Zug et al., 1998). A pesar de que las tortugas Lora
están geográficamente restringidos a la cuenca del Atlántico occidental y el Golfo de
México, la tortuga Golfina tiene una amplia distribución en todos los mares tropicales
y se considera la especie más abundante. A pesar de la disparidad en la distribución,
el tamaño adulto es casi idéntico para las dos especies. Sus tamaños de cuerpo y
afinidades filogenéticas son similares (Bowen y Karl, 1996) sugieren que la L.
olivacea probablemente tiene una tasa de crecimiento y la primera edad de madurez
sexual similar con L. kempii. Los datos de edad, sin embargo, no se han obtenido
para la tortuga Golfina ya que los investigadores rara vez se encuentran las tortugas
inmaduras y, por lo tanto, han tenido pocas oportunidades para el estudio de las
tortugas jóvenes. En cambio, la investigación se han centrado en el comportamiento
y la ecología asociada a las actividades de reproducción anuales en las playas de
anidación (Plotkin et al., 1997). La ausencia de tortugas jóvenes en las aguas
costeras y cercanas a la costa o hábitats de desarrollo como los estuarios, sugiere
que los juveniles de L. olivacea ocupan el hábitat oceánico (Bolten, 2003).
Es importante destacar que por primera vez, el intervalo de la muestra de
tamaños corporales ofrece una oportunidad para examinar el crecimiento de esta
especie y proporcionará una estimación de la edad para las diferentes tallas de
individuos. El lento crecimiento y la madurez tardía afecta en gran medida a la
demografía de una población (Crouse et al, 1987;. Chaloupka y Musick, 1996). La
18
comprensión del crecimiento y la variación en el patrón de crecimiento de las
tortugas marinas es un requisito previo importante para el desarrollo de modelos de
población que se requieren para guiar la recuperación de la población y la
conservación de las tortugas.
La esqueletocronología, se está convirtiendo en un método estándar para la
evaluación de las trayectorias individuales de crecimiento de las tortugas marinas
(Bjorndal et al., 2003). El carácter anual de las marcas de crecimiento del esqueleto
ha sido directamente validado en numerosos anfibios y reptiles (Castanet et al.,
1993). Para las tortugas marinas, las marcas de crecimiento anual en el hueso
(húmero) se han validado tanto de forma directa (Klinger y Musick, 1992; Coles et al.,
2001; Snover y Hohn, 2004) e indirectamente (Bjorndal et al., 2003; Snover y Hohn,
2004).
Estudios anteriores utilizando las marcas de crecimiento del esqueleto de las
tortugas marinas para poder calcular la longitud y las tasas de crecimiento han
demostrado una relación lineal entre las dimensiones del húmero y la longitud del
caparazón para el intervalo de diferentes longitudes de las tortugas en estudio como
juveniles neríticos (Klinger y Musick, 1995) y juveniles pelágicos (Bjorndal et al.,
2003). Sin embargo, ya que las tortugas Caguamas juveniles realizan un cambio
ontogenético importante entre los hábitats pelágicos y nerítico, es posible que la
relación entre los cambios del húmero y la longitud del caparazón dan como
resultado una relación no lineal sobre todo en estas etapas de su vida (Vigliola et al.,
2000; Hurst y Conover, 2003).
19
III. JUSTIFICACIÓN
Es necesario evaluar y proteger el estado de los hábitats críticos para la
supervivencia de las poblaciones de tortugas marinas de amenazas existentes o
anticipadas, ya que es fundamental para la conservación de estas especies (Eckert
et al., 2000) en riesgo de extinción a nivel mundial (IUCN, 2009).
Las tortugas marinas forman parte importante de sistemas ecológicos
complejos, cuya vitalidad se interrelaciona con recursos comerciales explotables
(peces, moluscos y manglares) y en la estabilización de áreas costeras y marinas. Es
decir, su conservación conlleva a proteger estos ambientes que son instrumentos de
protección para el mundo interconectado del que dependen las sociedades humanas
(Eckert et al., 2000).
Es lamentable que precisamente la actividad antropogénica sea uno de los
principales factores que mayor influencia han tenido en el declive de la población de
tortuga a escala global. La pesca incidental y directa sobre tortugas se presenta en
diversas partes del mundo y el sistema lagunar San Ignacio-Macapule-Navachiste
como el sistema lagunar Altata-Pabellón no son la excepción. Las comunidades de
pescadores ubicados en estos sistemas lagunares tienen cierta influencia en el
cambio de las poblaciones de las tortugas marinas, por lo que es relevante
determinar la percepción que ellos mismos se tienen como individuos y comunidad.
Por tales motivos resulta prioritario adquirir conocimiento sobre estas acciones que
tienen lugar en los hábitats de alimentación (Bjorndal, 2000). En este contexto, el
Sistema Lagunar San Ignacio-Macapule-Navachiste (SLN) ubicado en la parte Norte
de Sinaloa, reconocido como una importante zona de alimentación para la tortuga
marina (Nichols et al, 2004), y el Sistema Lagunar Altata-Pabellón (SLAP) ubicado en
el municipio de Culiacán, reconocido como una importante zona de anidación de
Tortuga Marina.
20
Históricamente la riqueza biológica de Sinaloa es de las menos estudiadas y
por tanto, persisten muchos vacíos de información. En la literatura científica
especializada, Sinaloa no tiene una representación proporcional a su jerarquía, pese
a encontrarse en una región estratégica para la conservación de fauna y flora de
atención prioritaria y de la importancia nacional e internacional de sus ecosistemas
para la biodiversidad global la cual se encuentra. Por lo anterior, se explica la
escasa presencia de esta región en los mapas de distribución de especies protegidas
o en los inventarios que dan cuenta de la diversidad de regiones terrestres y marinas
prioritarias para la conservación en México. Particularmente, el área de estudio se
encuentra dentro de la UGC11 en el Programa de Ordenamiento Ecológico Marino
del Golfo de California la cual es considerada como una zona con alto impacto por
pesca y extracción de recursos y con un nivel de fragilidad muy alto, pero con
aptitudes de conservación y de turismo, lo que hace necesario ampliar las
investigaciones sobre las especies presentes, sobre todo aquellas en algún estatus
de protección como es el caso de las tortugas marinas.
Los asentamientos costeros del sitio son Boca del Río, La Pitahaya, El
Tortugo, El Coloradito, El Caracol, El Huitussi y Cerro Cabezón en del SLN; y las
Arenitas en el SLAP, distribuidos en la franja continental, dependen de los recursos
naturales para su subsistencia y el actual descenso en la calidad de vida de sus
habitantes se deriva de las malas prácticas en el aprovechamiento de sus recursos y
el desconocimiento del patrimonio natural, cultural e histórico de su entorno. La
pesca extractiva es la principal actividad económica de los ribereños. Sin embargo a
partir de los 1980’s el auge por el cultivo de camarón despertó el interés de grupos
externos por invertir y transformar zonas prístinas para el establecimiento de más de
68 granjas acuícolas (Lyle-Fritch et al., 2001) que generan una carga adicional a la
capacidad metabólica de estos cuerpos de agua. Sumado a lo anterior, uno de los
valles agrícolas más extensos de Sinaloa es componente de la misma cuenca
hidrológica. En consecuencia, las lagunas reciben aguas que arrastran residuos de
agroquímicos; además de aguas servidas provenientes de los asentamientos
urbanos del municipio de Guasave (Escobedo-Urías et al, 1999). En la actualidad, la
21
disminución de las capturas de camarón, peces y otras especies comerciales,
conlleva una presión creciente de la pesca ilegal sobre las especies declaradas en
peligro de extinción o veda permanente como las tortugas marinas. Se adiciona el
incremento del esfuerzo pesquero y la continua transformación de hábitats con nula
planeación y escasa vigilancia. La insuficiente producción y falta de alternativas
productivas, aceleran procesos de mayor empobrecimiento y expoliación de los
habitantes, el deterioro del ambiente y el incremento de amenazas a los hábitats y
especies prioritarias de conservación. De ahí la necesidad de realizar proyectos que
integren actividades de capacitación y educación ambiental en las comunidades con
influencia en este sistema natural para identificar potenciales usos del patrimonio
natural como alternativas económicas que ayuden a mejorar su condición de vida.
Asimismo se contribuiría a generar información de base para un manejo mas
responsable del ANP y su área de influencia y de las especies prioritarias para la
conservación como las tortugas marinas, que utilizan estos hábitats para refugio,
alimentación y desarrollo pero que se desconoce la condición de las poblaciones y
los factores de presión directos de sus amenazas.
Con éste trabajo, por primera vez se realizará un estudio para determinar la
edad de las poblaciones de tortugas marinas en el estado de Sinaloa, tanto en las
islas y playas de anidación a través del registro de varamientos. Dentro de los
trabajos con tortugas marinas en el noroeste de México, son nulos en este ámbito, lo
cual es una parte fundamental de ésta propuesta.
Muchos aspectos sobre la historia de vida de las tortugas marinas son aún
poco conocidos, porque es difícil observar a los animales marinos, especialmente
durante el período que pasan en las áreas de alimentación y durante las grandes
migraciones. Las tortugas marinas tienen características de su ciclo de vida que
dificultan la aplicación de los estudios de marcado y recaptura para determinar
parámetros importantes como el crecimiento y la determinación de la edad. Por esta
razón, se han obtenido pocos estudios de determinación de la edad utilizando las
líneas cíclicas de crecimiento presentes en los tejidos duros en las tortugas marinas.
22
Muy poco se sabe acerca de las etapas del ciclo de vida de las tortugas
marinas que habitan en el Sistema Lagunar Navachiste y el Sistema Lagunar Altata-
Pabellon, por lo tanto, este estudio tiene como objetivo principal hacer uso de la
técnica histológica que se ha utilizado en los análisis de las tortugas marinas,
verificando la ocurrencia del crecimiento cíclico en los huesos y obteniendo
estimaciones de edad para la población local (Campos-Trigo, 2004).
23
IV. HIPÓTESIS
Existe una relación de talla y edad determinada por la técnica de
esqueletocronología en tortugas marinas en el estado de Sinaloa y difiere de lo
reportado para otras poblaciones a nivel mundial.
La incidencia de varamientos en el área de estudio tiene relación con la
actividad pesquera.
V. OBJETIVO GENERAL
Determinar la edad de las tortugas marinas varadas en dos regiones del
estado de Sinaloa, una de anidación (centro) y otra de alimentación (norte), mediante
un análisis esqueletocronológico y su relación con la actividad pesquera.
V.1. Objetivos Específicos
1. Caracterización biológica de los organismos varados.
2. Evaluar el impacto de la actividad pesquera sobre las tortugas marinas en las
áreas de estudio mediante la aplicación de encuestas.
3. Analizar la edad y crecimiento de las tortugas marinas por la técnica de
esqueletrocronología.
4. Compara los resultados de la zona de anidación (centro) contra la zona de
alimentación (norte) en el estado de Sinaloa.
24
VI. ÁREA DE ESTUDIO
VI.1.Sistema Lagunar Navachiste VI. 1. 1. Localización geográfica
El sistema lagunar San Ignacio-Macapule-Navachiste (SLN) en el Municipio de
Guasave, Sinaloa está conformado de numerosos esteros, islas e islotes y pequeñas
bahías como las de San Ignacio y Macapule. Su ubicación se encuentra entre los 25°
30’ y 25° 65’ latitud Norte y los 108°50’ y 109° 02’ longitud Oeste (Hernández et al.,
2005) (Fig. 1).
Figura 1. Sistema Lagunar San Ignacio-Macapule-Navachiste.
VI. 1. 2. Clima
El tipo de clima de acuerdo a la clasificación de Köppen modificada por
García (1973) es de tipo semiseco muy cálido (BS (h’)) y seco muy cálido (BW (h’)).
El promedio de precipitación anual es de 365 a 450 mm, presentándose un tercio
25
entre Agosto y Septiembre. La evaporación anual es cercana a los 2,000 mm, con un
máximo de 2,498 mm y un mínimo de 1,358 mm, por lo que hay un déficit hídrico. La
temperatura ambiental promedio anual es de 18°C.
VI. 1. 3. Suelos
Los suelos presentes en el área de estudio y zonas aledañas son
principalmente de tipo Solonchak y Regosol de textura gruesa a media,
moderadamente permeable y poco o moderadamente susceptibles a la erosión.
Además de existir unidades de suelos tipo Litosol, localizadas en la porción oeste del
sistema y en las islas mayores (INEGI, 2003).
VI. 1. 4. Hidrología
La zona de estudio se localiza en la cuenca Bahía Lechuguilla-Ohuira-
Navachiste, en la Región Hidrológica 10 (Sinaloa) que tiene una extensión de 3,858
km2 abarcando porciones de cuatro municipios del estado. Recibe los afluentes de
los arroyos de Ocoroni y de Cabrera. La cuenca de captación de este río, es de
8,179km2, con un escurrimiento medio anual de 1,239 millones de metros cúbicos.
En la ribera de su trayecto se encuentran las poblaciones de Bamoa, Cruz Blanca,
Pueblo Viejo, la Ciudad de Guasave, Tamazula y La Brecha vertiendo sus aguas al
Golfo de California en la comunidad de Boca del Río (Ayuntamiento de Guasave,
Sinaloa, 2009).
VI. 1. 5. Oceanografía
El sistema lagunar se encuentra en la parte media del litoral oriental de la
región inferior del Golfo de California, que se caracteriza por su libre comunicación,
salinidades superficiales relativamente altas y la presencia de una fuerte corriente
hacia el sur, cerca de sus límites occidentales. Las mareas en la zona son de tipo
mixto semidiurno, es decir dos ciclos de marea en un intervalo de 24 h, quedando al
descubierto grandes extensiones de los fondos más someros durante la bajamar,
principalmente en las mareas vivas. En la boca de Vasiquilla se presentan corrientes
26
muy fuertes durante el reflujo que alcanzan 2 m s-1. En la boca de Ajoro la dinámica
hidrológica es más dominada por los vientos de la región (FIR, 2008).
VI. 1. 6. Descripción de las islas San Ignacio, Macapule y Vinorama
VI. 1. 6. 1. Isla San Ignacio
Ubicada entre las coordenadas 25° 22’ y 25° 27’ latitud Norte, y 108° 48’ y
109° 03’ longitud Oeste. Su formación es de arenas de grano grueso a fino,
depositado en antiguas líneas de costa, así como limos y arcillas. Tiene
aproximadamente 23 km de longitud y un área de 37 km2, y es una isla que separa
las lagunas de Navachiste y San Ignacio del Golfo de California. Es una isla en su
mayor parte plana, exceptuando la zona de dunas. Aproximadamente el 60% del
área de la isla está constituida por arenas de grano grueso a fino que forman
pequeños médanos. Se presentan también dunas activas sobre la línea de playa,
mismas que llegan a alcanzar hasta los 15m de altura, mientras que en la zona
interior de la isla se ubican limos y arcillas depositadas en el manglar (Zavala-
Norzagaray et al., 2005).
VI. 1. 6. 2. Isla Macapule
Esta isla tiene una longitud de 22.7 km, 2.5 km en su parte más ancha y 300
m en su parte más angosta. Se localiza en posición paralela con la costa de la
laguna Macapule entre los 25° 19’ y 25° 23’ de latitud Norte y los 108° 32’ y 108° 46’
de longitud Oeste. Su playa sur está libre de bajamar y es de forma casi rectilínea.
En su mayor parte es plana, con excepción de los lugares en los que se desarrollan
las dunas de hasta 15 m de altura. Alrededor del 60% de la isla está cubierto por
estas dunas en cuya superficie se desarrolla una vegetación constituida
principalmente por formas herbáceas y algunos arbustos leñosos; mientras que en el
resto se presentan suelos arcillosos cubiertos por formas leñosas, arbustivas,
halófilas herbáceas y manglar (Zavala-Norzagaray et al., 2005). El régimen de
propiedad de la isla es federal y ejidal que comparten el dominio personas de las
27
comunidades de La Pitahaya, Palos Verdes y El Alamito-Caimanero, quienes han
utilizado la isla como zona de pastoreo de ganado vacuno principalmente.
VI. 1. 6. 3. Isla Vinorama
Esta isla cuenta con una superficie de 5 km de largo, por 2 km de ancho en su
parte más amplia, y un área de 8.7 km2; se localiza entre las coordenadas 25° 21’ y
25° 25’ de latitud Norte, y los 108° 44’ y 108° 48’ de longitud Oeste. Actúa como
barrera para la laguna de Macapule ya que se ubica frente a su entrada Oeste, así
como para la laguna de Navachiste en su parte Sureste, formando parte para la
primera de la boca norte o Boca Macapule, y para la segunda laguna la boca sur o
Boca Vasiquilla. Presenta una superficie plana en su mayoría, casi el 30% de la isla
se encuentra formada por dunas móviles que llegan alcanzar una altura de 10 a 12
m, en las que se distribuye escasa vegetación, mientras que en el resto de la isla se
presentan suelos arcillosos cubiertos por formas herbáceas halófilas y pastizales, así
como manglares arbóreos en las partes periódicamente anegadas y en las orillas de
las entradas de agua salada. Esta isla, junto con la Macapule, son las únicas que
tienen áreas como propiedad privada (Zavala-Norzagaray et al., 2005).
VI. 2. Sistema Lagunar Altata-Pabellón
VI. 2.1. Localización geográfica
El sistema lagunar Altata-Pabellón, en el Municipio de Culiacán, Sinaloa está
conformado de numerosos esteros, islas e islotes y pequeñas bahías como las de
Altata y Ensenada del Pabellón. Su ubicación se encuentra entre los 24° 30' y 24° 64'
latitud Norte y los 107° 48' y 108° 00' longitud Oeste (Fig. 2).
28
Figura. 2. Sistema Lagunar Altata-Pabellón.
VI. 2. 2. Oceanografía
Tiene una extensión de 22,000 ha. La laguna Ensenada Pabellón abarca
13,400 ha, con una longitud de 28 km y un ancho máximo de 13 km con valor medio
de 10 km; y profundidad media de 1.5 km. La Bahía de Altata, tiene 8,800 ha de
superficie, longitud 27 km, ancho máximo 5 km con valor medio de 2 km y una
profundidad promedio de 5 m.
La comunicación con el mar se da por medio de una boca central con el
Océano Pacífico. Al este se comunica con Ensenada Pabellón, a través de la Boca
de Barra formada entre la Península de Lucenilla y la costa. El sistema comprende
parte del frente deltaico del Río Culiacán, que pertenece a la Región Hidrológica No.
10.
29
Las lagunas Altata y Pabellones se localizan en la porción centro-norte de la
planicie costera de Sinaloa, en ellas hay parte del frente deltaico del Río Culiacán,
cuyo cauce meándrico y divagante fluye hacia el interior del sistema y adopta
características estuarinas. Los remanentes de las barreras litorales más antiguas se
identificaron: a) el sureste de la Laguna Pabellones es rectilíneo y caracteriza a la
laguna dando forma a la Punta Las Arenitas; b) el noreste de la Laguna Pabellones
es un arco de paleodunas arenosas cóncavo hacia la ribera lagunar, bastante
modificado artificialmente; c) al centro del sistema, entre la boca del Río Culiacán y el
Estero El Tular, frente a la boca La Tonina, es cóncavo con respecto al litoral, está
erosionado y parcialmente cubierto por sedimentos lagunares y de pantano, y d) al
nornoroeste de la Laguna Altata, donde constituyen cordones/ganchos de barrera
erosionados y parcialmente cubiertos por pantanos y dunas. La comunicación entre
el Golfo de California y el sistema lagunar es franca y se realiza mediante dos bocas
naturales; una, denominada La Tonina, es amplia, 2 km de anchura, y está limitada
por las barreras litorales de la Península de Lucenilla e Isla de Redo; otra, La
Palmita, es pequeña, 0.5 km de amplitud, segmenta a la Península de Lucenilla y da
acceso a la Laguna Altata. En ambas se ha desarrollado un sistema de canales de
marea bien definido. Las barreras litorales de la Península de Lucenilla e isla de
Redo están formadas por, al menos, dos grupos de antiguos cordones de playa que
reflejan: a) periodos de importante aporte de sedimentos; b) truncamiento frontal
debido a erosión marina, y c) antiguas bocas lagunares. El flanco marino de las
barreras está sujeto a erosión remontante, las playas son angostas, de pendiente
mayor de 20º, con frecuentes escarpes de erosión de hasta 0.60 m de relieve. Hacia
sotavento hay pantanos de manglar disectados por esteros meándricos angostos y
llanuras lodosas. Las dunas son incipientes, esporádicamente distribuidas y
escasamente estabilizadas, a excepción del extremo distal de la Península de
Lucenilla. La profundidad media de las lagunas es de 1.5 m en Pabellones y 5.0 m en
Altata, con valores máximos de 14.5 y 17.5 m en los canales de marea de las bocas
La Tonina y La Palmita, respectivamente. El piso lagunar es irregular, con surcos y
canales naturales labrados por las corrientes de marea y el oleaje que, en la boca La
Tonina, superan los 0.894 m s-1. Los numerosos bajos e islotes, al este de la Laguna
30
Pabellones, evidencian el avance de la sedimentación deltaica y la acentuada
evolución lagunar (Ayala-Castañares y Gutiérrez-Estrada, 1993).
31
VII. MATERIALES Y MÉTODOS
La metodología incluye los siguientes componentes:
a) Monitoreo de las Islas San Ignacio, Macapule, Navachiste y la península de
Lucenilla frente a la zona costera para el registro de varamientos de tortugas
marinas.
b) Identificación de especies, registro de datos morfométricos,
c) Aplicación de encuestas en los principales campos pesqueros.
d) Colecta de húmeros de las aletas de las tortugas marinas varadas.
e) Análisis esqueletocronologico.
VII. 1. Monitoreo de varamientos
La detección de tortugas marinas varadas se realizó mediante un monitoreo
sistemático con periodicidad mensual durante un año, en las islas San Ignacio,
Macapule, Vinorama en el Municipio de Guasave y la Península de Lucenilla en el
Municipio de Culiacán.
Para el desarrollo del monitoreo de las islas San Ignacio, Macapule y
Vinorama, se partió desde el campo pesquero El Tortugo mediante una lancha con
motor fuera de borda (panga) para trasladar todo el equipo de trabajo entre las islas.
En las islas se utilizó una cuatrimoto honda de 350cc para los recorridos sobre la
línea de playa de las islas. Como apoyo a los trabajos de campo las comunidades
pesqueras jugaron un papel importante, ya que en coordinación con ellas se
recibieron los avisos de varamiento ocurridos fuera de las fechas de los trabajos de
campo. De igual manera se realizó para el monitoreo de la Península de Lucenilla en
el Sistema Lagunar Altata-Pabellón (SLAP), pero aquí no se necesito de una lancha
solo la cuatrimoto. El formato para el registro de varamiento se muestra en el Anexo I
y II.
32
VII. 1. 1. Identificación de especies
La identificación se realizó con base a la guía de identificación de especies de
tortuga marina propuesta por Pitchard y Mortimer (2000) que considera aspectos
morfológicos como: la forma de cabeza, plastrón y la cantidad de escudos en el
caparazón.
VII. 1. 2. Medidas morfométricas
El registro de datos morfométricos se realizó según la metodología de Bolten
2000; que considera cuatro medidas específicas la longitud y ancho (curvo y recto)
del caparazón. Para las medidas rectas (LRC y ARC) se utilizara un calibrador
(vernier) y en el caso de las medidas curvas (LCC y ACC) un flexómetro o cinta
común (Fig. 3).
Figura 3. Medidas morfométricas a) curvas (LCC, ACC), b) rectas (LRC, ARC).
VII. 1. 3. Determinación de Género
Cuando fue posible, se identificó el género a través de la caracterización
visual de la cola, que es larga, musculosa y prensil, esta se extiende fuera del
caparazón en los machos adultos maduros, mientras que en las hembras es corta y
33
poco extendida más allá de los escudos marginales (Wibbels, 2000), o a través de la
necropsia del animal, determinando el tipo de gónadas observadas. Esta diferencia
es la presencia de testículos y ovarios, ambos se sitúan por encima de los riñones;
los primeros tienen apariencia lisa y bronceada; mientras que los ovarios presentan
textura granulosa en forma de ramillete de uvas (Work, 2000).
VII. 1. 4. Necropsia
La necropsia se realizó con base a la metodología de Work (2000) para
registrar la presencia o no de desechos (bolsas de plástico, restos de redes u otro
material sintético) en el tracto digestivo de las tortugas varadas muertas. Anterior a
este procedimiento se registró cualquier anomalía externa como: protuberancias en
el cuerpo, presencia de epibiontes como balanos y algas, así como lesiones en
caparazón, por las embarcaciones, arponeadas y enmalladas, que se relacionen a
las actividades de pesca.
La necropsia en tortugas inicia colocando al espécimen con el plastrón hacia
arriba, y empleando un cuchillo o bisturí se corta entre el carapacho y el plastrón
separándolos con cortes de las uniones músculo-esquelétales. Seguido se cortan los
músculos alrededor de las aletas, eliminando los pectorales desprendiendo entonces
el plastrón. Se extrae el tracto gastrointestinal del cual se revisa el contenido a nivel
tráquea, esófago y estómago, con la finalidad de detectar si hubo la ingesta de algún
tipo de material sintético. Cuando fue posible, se colectaron muestras de los
diferentes órganos de las tortugas muertas, una fracción fue fijada en formalina al
10%, neutralizada y otra se refrigeró para luego ser preservada en congelación para
la realización de estudios posteriores. Cada tortuga encontrada varada muerta se
quebró o fue llevada lejos de la línea de costa; rayándola o marcándola para evitar
su repetición en el siguiente conteo. Mediante la realización de la necropsia de las
tortugas muertas, se pudieron extraer los húmeros cuando los animales estaban
completos.
34
VII. 2. Monitoreo en islas
Durante el periodo de enero a diciembre de 2011, se realizaron 32 salidas de
campo, ya que en los meses de mayor varamiento (Junio-Septiembre) las salidas se
reprogramaron cada 15 días. Dada la alta frecuencia de varamientos que se presentó
en esas fechas.
Se registró la ubicación de cada uno de los varamiento obtenidos del
monitoreo desarrollado en las islas con un GPS en coordenadas geográficas y se
generaron mapas de distribución de varamientos empleando el programa SURFER
Versión 9.0, con los polígonos de INEGI.
VII. 3. Aplicación de encuestas en campos pesqueros
Las encuestas de manera conceptual pueden considerarse como una técnica
o estrategia que utiliza un conjunto de procedimientos estandarizados de
investigación mediante los cuales se recoge y analiza una serie de datos de una
submuestra de casos representativa de una población o universo más amplio, del
que se pretende explorar, describir, predecir y/o explicar una serie de características,
donde la información generada se captura de forma estructurada formulando las
mismas preguntas y el mismo orden a cada uno de los encuestados.
El instrumento básico utilizado en este tipo de investigación por encuesta es el
cuestionario, el cual se define como el documento que recoge de forma organizada
los indicadores de las variables implicadas en el objetivo de la encuesta, restringido
al formulario que contiene las preguntas que son dirigidas a los sujetos estudiados.
El objetivo del cuestionario es el traducir las variables empíricas sobre las que se
desea información, en preguntas concretas capaces de suscitar respuestas fiables,
válidas y susceptibles de ser cuantificadas (Casas et al., 2003).
En este trabajo se realizaron encuestas para obtener información sobre la
biología de la tortuga marina, además de otros como el consumo y la actividad
35
pesquera en la zona costera del SLN y el SLAP considerando el modelo de encuesta
semi-estructurada (Tambiah, 2000) para lograr la construcción de un esquema más
amplio de estas especies en el área (Anexo III).
VII. 3. 1. Determinación del tamaño de muestra
En este trabajo se manejó la muestra de tipo probabilística estratificada por la
presencia de sub-poblaciones dentro de la población total. Es decir la población de
pescadores distribuida en siete campos pesqueros El Cerro Cabezón, El Huitussi, El
Tortugo, Boca del Río, Caracol, Coloradito y Pitahaya, de los cuales se consideraron
los primeros cuatro por contener el mayor número de cooperativas y la elevada
producción pesquera generada al Municipio de Guasave, con un número total de
pescadores de 1170 (Tabla 1) en el SLN.
Tabla 1. Número de pescadores por campo pesquero (Datos: Federación de pescadores del Municipio de Guasave, Sin. 2011).
Campo pesquero No. de pescadores
El Cerro Cabezón 385
El Huitussi 597
El Tortugo 158
Boca del Río 30
Total 1170
Para el SLAP la población de pescadores está distribuida en seis campos
pesqueros Las Arenitas, Las Aguamitas, El Castillo, Altata, Las Puentes y El Tetuán,
de los cuales sólo se consideraron los primeros cuatro por contener el mayor número
de cooperativas y la elevada producción generada para el Municipio de Culiacán y
Navolato, con un número total de pescadores de 1340 (Tabla 2).
36
Tabla 2. Número de pescadores por campo pesquero (Datos: Federación de pescadores del Municipio de Culiacán y Navolato, Sin. 2011).
Campo pesquero No. de
pescadores
Las Arenitas 368
Las Aguamitas 380
El Castillo 395
Altata 197
Total 1340
VII. 3. 1. 1. Cálculo del número de muestra
El número de encuestas totales se calculó a partir de la aplicación de las
fórmulas de muestra probabilística simple propuestas por Hernández et al. (1998):
Es decir:
VII. 3. 1. 1. 1. Sistema Laguna Navachiste
Donde:
N = tamaño de la población de 1170 pescadores.
Se = error estándar = 0.024
V2 = varianza de la población. Su definición (Se) cuadrado del error estándar.
S2 = varianza de la muestra expresada como la probabilidad de ocurrencia.
Cálculo de S2 y V2:
S2 = p (1 - p) = 1 (1 – 0.9) = 0.09
V2 = (Se) 2 = (0.024)2 = 0.000576
37
Sustitución 1. n’ = 0.09 / 0.000576 = 156
Aplicación de la Fórmula:
⁄
Sustitución 2.
Posteriormente para calcular el número de encuestas para cada uno de los
campos pesqueros seleccionados, es decir la muestra estratificada se consideró la
siguiente fórmula:
⁄
Donde:
nh = muestra de cada estrato.
Nh = población de cada estrato.
Sh =desviación estándar de cada elemento en un determinado estrato.
⁄
Sustituyendo nuestros datos:
kSh= 138/ 1170 = 0.11795
Por último el total de cada sub-población se multiplica por esta fracción
constante con el fin de obtener el tamaño para el estrato:
Donde:
Nh = número total de pescadores, es decir la población de pescadores que
pertenece a este estrato.
fh= es la fracción constante anteriormente calculada 0.11795
nh = corresponde al número redondeado de pescadores que tienen que
entrevistarse.
38
En la tabla 3 se presentan los resultados de la última expresión matemática
descrita. En la primera columna se localizan las unidades del análisis, es decir, los
estratos representados por los campos pesqueros, en la segunda columna las
unidades de análisis considerando el número de pescadores total por estrato y en la
última columna se indica la unidad muestral de cada estrato (Tabla 3).
Tabla 3. Muestra probabilística estratificada de pescadores SLN.
No. total de pescadores
Campo pesquero fh = 0.11795 Muestra
Nh (fh) = nh
El Huitussi 597 ( 0.11795) 70
El Cerro Cabezón 385 (0.11795) 45
El Tortugo 158 (0.11795) 19
Boca del Río 30 (0.11795) 4
Total 138
VII. 3. 1. 1. 2. Sistema Laguna Altata-Pabellón
Se utilizaron las mismas formulas que para el SLN, pero es diferente el
tamaño de la población (N=1,340 pescadores) por lo tanto cambia el número de
encuestas. A continuación se describen los datos que cambiaron:
Aplicación de la Fórmula:
⁄
Sustitución 1.
=140 encuestas
Posteriormente para calcular el número de encuestas para cada uno de los
campos pesqueros seleccionados, se sustituyeron nuestros datos:
kSh= 140/ 1340 = 0.1045
39
Y la presente tabla nos indica los resultados que arroja la aplicación de la
última expresión matemática descrita. En la primera columna se localizan las
unidades de nuestro análisis, es decir, los estratos representados por los campos
pesqueros. En la segunda columna encontramos las unidades de análisis
considerando el número de pescadores total por estrato. Y la última columna indica
la unidad muestral de cada estrato (Tabla 4).
Tabla 4. Muestra probabilística estratificada de pescadores SLAP.
No. total de pescadores
Campo pesquero fh = 0.1045 Muestra
Nh (fh) = nh
El Castillo 395 ( 0.1045) 41
Las Aguamitas 380 (0.1045) 40
Las Arenitas 368 (0.1045) 38
Altata 197 (0.1045) 21
Total 140
VII. 4. Esqueletocronología
Durante los monitoreos de varamiento de todas las tortugas encontradas se
les extrajeron los húmeros, éstos fueron puestos en agua hirviendo para poder
eliminar los tejidos blandos (nervios, piel y carne). Posteriormente los huesos se
lavaron y se pusieron a secar. A cada húmero se le tomaron 12 medidas (Fig. 4)
utilizando un vernier digital (Fig. 5).
40
Figura 4. Medidas tomadas de cada hueso.
El registro de estas medidas es importante porque los huesos se cortan,
imposibilitando el registro de las medidas en un futuro. Estas medidas pueden ser
necesarias en otros estudios sobre el crecimiento óseo.
Las medidas registradas fueron las siguientes:
1. Longitud máxima (cm): distancia de la extremidad más próxima del proceso
cubital a la superficie articular distal.
2. Longitud longitudinal (CL): distancia desde la superficie cerca de la cabeza
superficie articular distal, paralelo al eje longitudinal del húmero.
41
3. Longitud del proceso cubital (CPU): distancia de la estremidad proximal del
proceso cubital para la unión de la cabeza del cúbito y el proceso.
4. Longitud proximal (CP): distancia desde la superficie cerca de la cabeza al
borde distal del proceso radial, paralelo al eje longitudinal.
5. La anchura proximal (LP): distancia desde la superficie pre-axial de la cabeza
a la superficie post-axial del proceso cubital, perpendicular al eje longitudinal.
6. La longitud radial del procedimiento (CPR): distancia entre los bordes antes y
después del proceso axial, diagonal al eje longitudinal.
7. Ancho en la cresta deltopectoral (LCDp): distancia transversal de la barra
superficie de pre y post-axial en la cresta deltopectoral.
8. La anchura media (LM): distancia a través de la superficie de pre y post-
axiales en punto de anchura mínima.
9. Anchura distal (LD): distancia a través de la superficie de pre y post-axiales en
unión de los cóndilos articulares con la varilla (eje).
10. Diámetro máximo d la cabeza (DCMax).
11. Diámetro mínimo de la cabeza (DCMin).
12. Espesor (E): profundidad mínima en el centro del tallo, aproximadamente
sobre el ancho promedio (ML), perpendicular al eje longitudinal y transversal.
Figura 5. Vernier digital.
42
Después del registro de las medidas, el extremo distal de los huesos más
grande tuvo que ser cortado para que el resto del hueso se ajustara en el mandril
Isomet (ubicación de corte indicada por la línea de puntos negros en la Fig. 6), para
este proceso se utilizó una sierra de calar (Fig. 7).
Corte de las secciones, (Sierra de baja velocidad modelo Isomet)
Se montó la sierra Isomet en el laboratorio. Se le colocó una gota de jabón en el
recipiente lleno de agua. También se puede colocar un tazón pequeño o una caja de
Petri a un lado, con una toalla, para colectar el agua que gotee del hueso durante el
proceso de corte.
En la sierra Isomet se eligió el mandril adecuado y se aseguró al hueso, se alineo
a la línea del lápiz sobre el hueso para ser paralelo al plato. Según Sheehan y
Hrapchak (1973), para garantizar un entorno seguro y descalcificación adecuada, el
tejido seleccionado no puede superar los 5 mm de espesor. Por lo tanto, las
secciones fueron cortadas hasta tener una muestra de 4 mm de sección transversal
perpendicular al eje largo del hueso, justo dentro del borde distal de la cicatriz de
inserción en el lado ventral (Nota: velocidad de la sierra 6). Se puede utilizar las
marcas en mm de la perilla de ajuste; la cabeza proximal se caerá después de este
primer corte.
Figura 6. Húmero de Tortuga Golfina.
Extr
emo
p
roxi
ma
l Extremo
D
istal
3-4 mm de espesor para la sección transversal
Corte inicial
43
Ya que la sección del hueso esta casi completamente cortada, se utilizaron
unas pinzas grandes para agarrar la sección del hueso. Se colocó la parte cortada en
los histocaset y el resto del húmero se almacenó de nuevo en su bolsa ziploc con su
respectiva etiqueta.
Figura 7. Sierra de baja velocidad modelo Isomet de Buehler.
Sección de envejecimiento:
El proceso de Fijar/Descalcificar se hizo en la campana química. Se utilizó
descalcificador comercial Cal-Ex. Se puso Cal-Ex durante 2-3 días para los huesos
pequeños y 6-8 días para los huesos grandes. Se retiró el histocaset del Cal-Ex
utilizando pinzas largas, se agitó suavemente el exceso de químico en el frasco de
Cal-Ex, los histocaset se introdujeron en un vaso de precipitados lleno de agua. Se
apartó el vaso y las muestras de la campana, para posteriormente enjuagar muy bien
los histocaset con las secciones del hueso en su interior, usando agua del grifo en el
fregadero.
44
Micrótomo (Etapa de congelación)
Colocar el micrótomo y el microscopio en el puesto de trabajo
Se utilizó el micrótomo acoplado a la etapa de congelación para tomar las
secciones de hueso descalcificado a 25 μm de espesor (se fijo la muestra en el
micrótomo con el compuesto comercial marca Tissue-Tek). Se realizaron los ajustes
necesarios con las manijas de los ejes X y Y para colocar la muestra. Se aplico el
compuesto Tissue-Tek sobre el área de trabajo, colocando suficiente para que el
hueso quede rodeado. Se giró el control de fase de temperatura a 15 °C para
congelar, y se espero a que se formara una capa de hielo en el área de trabajo (Fig.
8).
Figura 8. Microtomo marca Leica SM 2010R con muestra congelada, fijada con el compuesto Tissue-
Tek.
Se aseguro que la hoja de cortar estaba por encima del hueso, y se ajustó según
se necesitó. Se etiquetó el histocaset y un contenedor de glicerina a la espera de la
etapa de congelación, una vez conseguida, se subio el control de temperatura a 5-7
°C. Con el guante de nitrilo en la mano izquierda, se pusieron los dedos para
45
descongelar la parte superior de la sección un poco antes del corte y se tomaron las
secciones del hueso descalcificado con un movimiento suave, se utilizó un pincel
húmedo, para limpiar las rodajas del hueso. Durante el corte, el escuchar un sonido
suave es bueno, pero si se escucha como “nieve crujiente” es malo, ya que puede
indicar que esta muy congelado o no esta bien descalcificado.
Se cortaron varias secciones a la vez y se colocaron en una caja de Petri con
agua, a continuación; se comprobaron las secciones bajo el microscopio de disección
para los arañazos, roturas, espesor, incluso secciones enteras o completas, etc. Las
secciones completas se separaron en la caja de Petri. Al cabo de unas 10 secciones
completas, se giró la manija de temperatura de congelación para descongelar y con
unas pinzas se tomo el hueso con cuidado y se colocó en el vaso con agua para
quitarle el compuesto Tissue-Tek, después se coloco en glicerina al 50% durante 15
min., a continuación se transfirió a glicerina al 100% dentro de frascos de 2 oz llenos
de glicerina al 100%. Las secciones delgadas de hueso de 25 μm se colocaron en los
histocaset y se remojaron en agua durante toda la noche (Fig. 9).
Figura 9. Secciones delgadas (25 μm) del húmero en agua.
46
Tinción
Las muestras de hueso cortadas se tiñeron con hematoxilina (modificada de
Ehrlich, Anexo IV) para esto se diluyeron de 35 a 50 ml de la tinción con un volumen
igual de agua destilada justo antes de la tinción. Se llevó a un vaso de precipitados y
se dejó a que se mezclara en un agitador de placas. Se giró lo suficientemente alto
como para tener un buen “remolino” del movimiento.
Las muestras de hueso listas para teñir se colocaron en un histocaset y se
metieron en el frasco con la tinción alrededor de 8-10 min, se sacaron de la tinción y
se pasaron a 2 frascos con agua para lavar el histocaset, se sacó de ahí el histocaset
y las secciones teñidas se colocaron en una cajas de Petri con agua bajo el
microscopio para “desenredar” las secciones. Una vez que se consiguió tener una
buena tinción del hueso, se colocaron las secciones en cajas de petri con agua
corriente durante un mínimo de 20 minutos. Se tiñeron todas las secciones de la
misma manera. Después de que estuvieron durante 20 min en agua las secciones
del hueso se pasaron a los portaobjetos para examinar las secciones bajo el
microscopio y se escogió la mejor sección del hueso (buena tinción y sección
completa) para el montaje (Fig. 10). Las muestras se observaron al microscopio y se
seleccionó la mejor sección del hueso (la que mejor se veían los anillos de
crecimiento).
47
Figura 10. Diferentes secciones delgadas teñidas, las del lado derecho se consideren buenas y las
del lado izquierdo no.
Fotografías
Las muestras se observaron en un microscopio compuesto marca Leica DM 500
a 4x. Se abrió el programa de análisis de imagen marca Leica ICC50. Se ajustó la
iluminación y luego se empezó a capturar las imágenes. Se usaron los ajustes de
color para ajustar la luz blanca y tonos del color. Las fotografías capturadas fueron
almacenadas para su posterior análisis(Fig. 11).
48
Figura 11. Fotografía de una sección teñida.
Análisis de la edad
Al tener las fotografías se identificaron los anillos de crecimiento de cada hueso, para
usar la formula de Factor de Corrección (FC) el cual hace una estimación de la edad
de una tortuga, el cual deriva del número de capas de crecimiento (diámetros)
observada en la región exterior de la sección del húmero más una estimación del
número de capas de crecimiento perdido por la reabsorción del hueso en el centro
del mismo. El ultimo componente no observable se estimó como (D-DH)/FC, donde D
es el diámetro del núcleo de reabsorción, DH es el diámetro del húmero de una
eclosión (antes de empezar el incremento de formación), y FC es el factor de
corrección. El factor de corrección es una constante “tasa de envejecimiento” (años
mm-1) que se supone que se aplican al núcleo de reabsorción y se calculó como la
pendiente media de las sucesivas capas de crecimiento del húmero en una muestra
de las tortugas más pequeñas individuales siendo para las tortugas Golfinas de 2.20
años mm-1. El diámetro de la mitad de la diáfisis del húmero cría de L. olivacea es d
0.8 mm. Nosotros usamos 4.0 cm LCC como una longitud de caparazón promedio de
crías de tortugas del Pacífico (Marquez et al., 1976).
49
VIII. RESULTADOS
VIII. 1. Monitoreo en playa
VIII. 1. 1. Sistema Lagunar Navachiste
Después de 17 salidas de campo en las Islas San Ignacio, Macapule y
Vinorama en el periodo de enero a diciembre de 2011, se obtuvo el registro de 222
tortugas varadas. Inicialmente en los meses de enero y febrero de 2011 no se
registraron casos de varamiento, en marzo se registró el primer varamiento del año,
seguido de dos y tres casos en abril y mayo respectivamente, de junio a septiembre
se registro la mayor incidencia de varamientos con 210 ejemplares, pero a partir del
periodo octubre-diciembre descendió a 12 casos (Fig. 12).
Se registró la ubicación de cada uno de los datos de varamiento obtenidos del
monitoreo desarrollado en las islas empleando el programa SURFER Versión 9.0,
con los polígonos de INEGI (Fig. 13). Los datos de varamiento fueron
geoposicionados con un GPS en coordenadas geográficas.
Figura 12. Incidencia de varamiento de tortuga marina en la zona costera de las Islas San Ignacio, Macapule y Vinorama, Sinaloa.
1 2 3
39
53 47
65
10
2
0
10
20
30
40
50
60
70
E F M A M J J A S O N D
No
. de
ind
ivid
uo
s va
rad
os
Tiempo (Mes)
Varamientos Mensuales SLN 2011
50
Figura 13. Ubicación de cada uno de los registros de varamiento de tortuga marina en las Islas de San Ignacio, Macapule y Vinorama.
VIII. 1. 1. 1. Identificación de la especie
Se identificó la presencia de las especies L. olivacea y C. agassizii con el 94%
(209) y 6% (13) respectivamente de los casos de varamiento (Fig. 14).
51
Figura 14. Registro en porcentaje de la incidencia de varamiento por especies de tortuga marina en las islas San Ignacio, Macapule y Vinorama.
VIII. 1. 1. 2. Determinación de tallas
La talla se clasificó mediante una distribución de frecuencias por intervalos o
categorías de 10 cm, tomando en cuenta la medida del Largo Curvo de Caparazón
(LCC), el cual sólo se pudo determinar en 204 organismos de los 222 organismos
varados; encontrándose una mayor frecuencia entre los 61 y 70 cm (Fig. 15). Esta
medida se logró determinar en el 50% (n = 110) de los casos.
94%
6%
Varamientos por especie SLN
L. olivacea C. agassizii
1 11
76
110
6
0
20
40
60
80
100
120
10-20 21-30 31-40 41-50 51-60 61-70 ≥71
No
. de
ind
ivid
uo
s
Clases LCc(cm)
Distribución de LCC SLN
52
Figura 15. Distribución de frecuencias de la talla Largo Curvo de Caparazón (LCC) agrupados por intervalos de 10 cm.
VIII. 1. 1. 3. Determinación de género
De los organismos que se logró determinar el género (n = 49) se obtuvo un
51% correspondiente a hembras y el 49 % a machos (Fig. 16).
Figura 16. Determinación de género de tortugas varadas en la zona costera de las Islas San Ignacio, Macapule y Vinorama en el periodo de enero a diciembre de 2011.
VIII. 1. 1. 4. Necropsia
Debido a que los ejemplares varados presentaban un alto grado de
descomposición, no se obtuvo evidencia sobre la ingesta de materiales sintéticos en
el tracto gastrointestinal, observándose únicamente restos de organismos como:
medusas, esponjas, caracoles, algas, y pescado. La necropsia solo sirvió para la
extracción de los húmeros de las tortugas. Sin embargo, el análisis de la anatomía
externa de las tortugas, reveló que el 63% presentó heridas de enmalles
principalmente en aletas, el 32% de los ejemplares lesiones externas en el
49% 51%
Identificación de género SLN
Machos Hembras
53
caparazón como fracturas, por impacto con embarcaciones, y el 5% señales de
arponeo (Fig. 17).
Figura 17. Porcentajes de causas posibles de varamiento para tortuga marina en las Islas San Ignacio, Macapule y Vinorama.
VIII. 1. 1. 5. Distribución de tortugas por isla
En las islas Macapule y San Ignacio predominó el número más alto de
incidencias con el 52% y 47%, respectivamente, mientras que la isla Vinorama
obtuvo el 1% (Fig. 18).
63%
32%
5%
Causas posibles de varamiento SLN
Enmalles Fracturadas Arponeadas
54
Figura 18. Porcentaje de tortugas varadas localizadas en cada una de las islas donde se desarrollo el monitoreo.
VIII. 1. 2. Sistema Lagunar Altata-Pabellón
Después de 15 salidas de campo en la Península de Lucenilla en el periodo de
enero a diciembre de 2011 se obtuvo el registro de 63 tortugas varadas muertas.
Inicialmente en los meses de enero-junio de 2011 no se registraron casos de
varamiento, en julio se registraron los primeros varamiento del año con 20 tortugas,
seguido de 43 en agosto (Fig. 19).
Se registró la ubicación de cada uno de los datos de varamiento obtenidos del
monitoreo desarrollado en la península de Lucenilla empleando el programa
SURFER Versión 9.0, con los polígonos de INEGI (Fig. 20). Los datos de varamiento
fueron geoposicionados con un GPS en coordenadas geográficas.
52% 47%
1%
Distribución de tortugas por Islas
Macapule San Ignacio Vinorama
55
Figura 19. Incidencia de varamiento de tortuga marina en la zona costera de la Península de Lucenilla.
Figura 20. Ubicación de cada uno de los registros de varamiento de tortuga marina en la Península de Lucenilla.
20
43
0
10
20
30
40
50
E F M A M J J A S O N D
No
. de
ind
ivid
uo
s va
rad
os
Tiempo (Mes)
Varamientos Mensuales SLAP 2011
56
VIII. 1. 2. 1. Identificación de la especie
Se identificó la presencia de las especies L. olivacea y C. agassizii con el 95%
(39) y 5% (2) respectivamente de los casos de varamiento (Fig. 21).
Figura 21. Registro en porcentaje de la incidencia de varamiento por especies de tortuga marina en la Península de Lucenilla.
VIII. 1. 2. 2. Determinación de tallas
La talla se clasificó mediante una distribución de frecuencias por intervalos o
categorías de 10 cm, tomando en cuenta la medida del Largo Curvo de Caparazón
(LCC), el cual sólo se pudo determinar en 41 organismos de los 63 organismos
varados; encontrándose que las tallas más comunes estuvieron entre los 51 y 60 cm
(Fig. 22). Esta medida se logró determinar en el 49% (n = 20) de los casos.
92%
8%
Varamiento por especie SLAP
L. olivacea C. agassizii
57
Figura 22. Distribución de frecuencias de la talla Largo Curvo de Caparazón (LCC) agrupados por intervalos de 10 cm.
VIII. 1. 2. 3. Determinación de género
De los organismos en que se logró determinar el género (n = 5) se obtuvo un
60% correspondiente a hembras y el 40 % a machos (Fig. 23).
5
20
16
0
5
10
15
20
25
10-20 21-30 31-40 41-50 51-60 61-70 ≥71
No
. de
ind
ivid
uo
s
Clases (cm)
Distribución de LCC SLAP
60%
40%
Identificación de género SLAP
Hembras Machos
58
Figura 23. Determinación de género de tortugas varadas en la zona costera de la Península de Lucenilla en el periodo de enero a diciembre de 2011.
VIII. 1. 2. 4. Necropsia
Debido a que los ejemplares varados presentaban un alto grado de
descomposición, no se obtuvo evidencia sobre la ingesta de materiales sintéticos en
el tracto gastrointestinal, observándose únicamente restos de organismos como:
medusas, esponjas, caracoles, algas, y pescado. La necropsia solo sirvió para la
extracción de los húmeros de las tortugas. Sin embargo, el análisis de la anatomía
externa de las tortugas, reveló que el 65% presentó heridas de enmalles
principalmente en aletas, el 31% de los ejemplares lesiones externas en el
caparazón como fracturas, por impacto con embarcaciones, y el 4% señales de
arponeo (Fig. 24).
Figura 24. Porcentajes de causas posibles de varamiento para tortuga marina en la Península de Lucenilla.
59%
31%
10%
Causas posibles de varamiento SLAP
Enmalles Fracturadas Arponeadas
59
VIII. 2. Encuestas
VIII. 2. 1. Sistema Lagunar Navachiste
Se analizaron 146 encuestas, ocho más que el número inicialmente estimado
(138) y se aplicaron en los campos pesqueros donde la cantidad de encuestas a
realizar fue menor (Tabla 5).
Tabla 5. Encuestas totales aplicadas a cada estrato (campo pesquero).
Campos Pesquero No. de encuestas
calculada
No. de encuestas
cumplidas
El Huitussi 70 70
El Cerro Cabezón 45 45
El Tortugo 19 23
Boca del Río 4 8
Total 146
VIII. 2. 1. 1. Edad de los pescadores
La edad de los pescadores encuestados durante este estudio presenta un
intervalo de 19 a 74 años, donde el 63% de la población tiene entre los 31 a 50 años
(Fig. 25).
1
22
41
51
22
8
1 0
10
20
30
40
50
60
<20 21-30 31-40 41-50 51-60 61-70 71-80
No
. de
Pe
scad
ore
s
Edad (años)
Edad de los Pescadores Encuestados
60
Figura 25. Edad de los pescadores encuestados en las comunidades pesqueras del SLN.
VIII. 2. 1. 2. Aspectos biológicos
El 64% de los pescadores encuestados reconoce en el área la presencia
principalmente de tres especies: Golfina (L. olivacea), Negra (C. agassizii) y Carey
(E. imbricata) aunque una pequeña proporción señala haber visto otras especies
(Fig. 26).
Figura 26. Especies de tortuga marina reconocidas por los pescadores encuestados en el área del SLN.
Asimismo el 74% considera que la población actual de tortuga marina es
menos abundante, atribuyen este declive en la población a la pesca ilegal e
incidental en un 45% y 29% respectivamente, y solamente el 9% opina que son más
abundantes, siendo la especie Golfina (L. olivacea) la que presenta este patrón de
abundancia.
39%
29%
22%
6% 4%
Principales especies en el área
L. olivacea C. agassizii E. imbricata C. caretta D. Coriacea
61
VIII. 2. 1. 3. Consumo
El 88% de los pescadores reconoce haber consumido tortuga marina (Fig. 27)
y de este, el 38% comenta haberla comido hace menos de un año, mientras que el
39% entre uno y cinco años atrás.
Figura 27. Porcentaje de consumo en las comunidades pesqueras del SLN.
Actualmente el 69% de los pescadores admite consumir tortuga marina de
una a cinco veces al año siendo Golfina (L. olivacea), Negra (C. agassizii) y Carey
(E. imbricata) las especies más consumidas con un 48%, 44% y 7% respectivamente
(Fig. 28).
88%
12%
Porcentaje de consumo
Ha consumido No ha consumido
62
Figura 28. Consumo de tortuga marina por especie.
El análisis de las encuestas muestra porcentajes de consumo de tortuga
Golfina y Negra similares, aunque 100% prefiere la tortuga Prieta o Negra (C.
agassizii), ya que la consideran más “sabrosa” y con menos “olor”, característica que
disgusta a las personas. Aunque la especie más fácil de conseguir es la Golfina (L.
olivacea).
El 57% de los encuestados estima que el consumo de tortuga es un problema
que se acentúa sobre todo en la temporada de pesca, mientras que el 22% señala
que es en Semana Santa afectando a organismos adultos y juveniles de todas las
especies.
El 73% de los encuestados manifestó que la venta de carne de tortuga es
poca, aunque existen precios bien establecidos donde un kg se cotiza entre los $50 y
$80, mientras que una tortuga completa siempre excede los $500 y es adquirida por
lo general de manera local. Por otro lado, el 80% considera que consumir carne de
tortuga tiene poca importancia como alimento en la dieta diaria.
48%
44%
7%
1%
Consumo por especie
L. olivacea C. agassizii E. imbricata D. Coriacea
63
El 100% asegura estar bien informado respecto al marco legal que protege a
estas especies pero existe un consumo alto por parte de las personas de estas
comunidades, ya que para ellos representa una oportunidad que deben aprovechar.
VIII. 2. 1. 4. Pesca dirigida e incidental
El 69% de los pescadores afirmó haber capturado tortuga marina (Fig. 29), el
59% de ellos consideran que la mayor parte de esta captura es incidental en sus
labores de pesca diaria, ocurriendo con mayor frecuencia en mar abierto cuando se
emplea el arte de pesca denominado “Chinchorro” de fondo y aboyado generalmente
colocados en mar abierto (Fig. 30) utilizadas ampliamente en la zona para la captura
de manta, tiburón y algunas especies de escama. El 12% de este corresponde a
pesca dirigida, peor la mayoría de los pescadores omiten contestar a este
cuestionamiento, ya que temen verse comprometidos con esta problemática y optan
por la evasión de este tipo de preguntas que resultan comprometedoras.
Figura 29. Porcentaje de captura de tortuga marina en las comunidades pesqueras del SLN.
85%
15%
Porcentaje de captura
Si No
64
Figura 30. Artes de pesca utilizados en los meses de mayor incidencia para la pesca incidental de tortuga marina.
Se detectó además, que el periodo de mayor incidencia de pesca incidental
ocurre de Junio a Septiembre en los que el 85% de los pescadores han estimado
que se capturan entre 1 y 10 tortugas/semana.
VIII. 2. 2. Sistema Lagunar Altata-Pabellón
VIII. 2. 2. 1. Edad de los pescadores
Se analizaron 38 encuestas que se aplicaron en el campo pesquero de las
Arenitas ya que solamente en ese sitio se hizo el monitoreo de varamiento.
La edad de los pescadores encuestados durante este estudio presenta un intervalo
de 19 a 70 años, se observó que el 53% tiene entre los 31 a 50 años (Fig. 31).
51%
31%
10% 6%
2%
Artes de pesca utilizados en el área
Chinchorro de fondo Chinchorro aboyado Chango Chorupa Tarraya
65
Figura 31. Edad de los pescadores encuestados en las comunidades pesqueras del SLAP.
VIII. 2. 2. 2. Aspectos biológicos
El 49% de los pescadores encuestados reconoce en el área la presencia de la
tortuga Negra (C. agassizii); el 33% Golfina (L. olivacea), y el 18% Carey (E.
imbricata) (Fig. 32).
1 2
10 10
7 8
0
2
4
6
8
10
12
<20 21-30 31-40 41-50 51-60 61-70
No
. de
Pe
scad
ore
s
Edad (años)
Edad de los Pescadores Encuestados
49%
33%
18%
Principales especies en el área
C. agassizii L. olivacea E. imbricata
66
Figura 32. Especies de tortuga marina reconocidas por los pescadores encuestados en el área del SLAP.
Asimismo el 42% considera que la población actual de tortuga marina es
menos abundante y el 18% considera que es la misma población de antes. Atribuyen
este declive en la población a la pesca ilegal en un 68%, y el 40% opina que son más
abundantes, siendo la especie Golfina (L. olivacea) la que presenta este patrón de
abundancia.
VIII. 2. 2. 3. Consumo
El 59% de los pescadores reconoce haber consumido tortuga marina (Fig. 33)
y de este, el 27% comenta haberla comido entre uno y cinco años, mientras que el
20% entre 10 y 20 años atrás.
Figura 33. Porcentaje de consumo en la comunidad de las Arenitas del SLAP.
Actualmente el 73% de los pescadores admite consumir tortuga marina una
vez al año siendo Negra (C. agassizii), Golfina (L. olivacea), y Carey (E. imbricata)
las especies más consumidas con un 69%, 22% y 6% respectivamente (Fig. 34).
59%
41%
Porcentaje de consumo
Ha consumido No ha consumido
67
Figura 34. Consumo de tortuga marina por especie.
El análisis de las encuestas muestra porcentaje elevado de consumo de
tortuga Negra y bajo porcentaje de consumo de tortuga Golfina, en un 79% y 21%
respectivamente, esto debido a que la tortuga Prieta o Negra (C. agassizii), la
consideran más “sabrosa” y con menos “olor”, característica que disgusta a las
personas. Aunque la especie más fácil de conseguir es la Golfina (L. olivacea).
El 56% de los encuestados estima que el consumo de tortuga se da cuando
hay, aunque cuando hay temporada de pesca aumenta un 25% y 16% en Semana
Santa afectando a organismos adultos y juveniles de todas las especies.
El 62% de los encuestados manifestó que la venta de carne de tortuga es
poca, pero al igual que en el SLN, conocen que aunque existen precios bien
establecidos donde un kilogramo se cotiza entre los $50 y $80, mientras que una
tortuga completa siempre excede los $500 y es adquirida por lo general de manera
local. Por otro lado, el 90% considera que consumir carne de tortuga tiene poca
importancia como alimento en la dieta diaria.
71%
23%
6%
Consumo por especie
C. agassizii L. olivacea E. imbricata
68
El 100% asegura estar bien informado respecto al marco legal que protege a
estas especies pero existe un consumo alto por parte de las personas de estas
comunidades, ya que para ellos representa una oportunidad que deben aprovechar.
VIII. 2. 2. 4. Pesca dirigida e incidental
El 24% de los pescadores afirmó haber capturado tortuga marina (Fig. 35), el
92% de ellos consideran que la mayor parte de esta captura es incidental en sus
labores de pesca diaria (Fig. 36), pero el 8% de este corresponde a pesca dirigida y
1% respondieron que también van a la playa de la península de Lucenilla a capturar
nidos de tortuga marina.
Figura 35. Porcentaje de captura de tortuga marina en la comunidad de las Arenitas del SLAP.
76%
24%
Porcentaje de captura
No Si
69
Figura 36. Artes de pesca utilizados en los meses de mayor incidencia para la pesca incidental de tortuga marina.
Se detectó además, que el periodo de mayor incidencia de pesca incidental
ocurre de julio a agosto en los que el 24% de los pescadores han estimado que se
capturan entre 1 y 10 tortugas/semana.
VIII. 3. Esqueletocronología
De enero a diciembre de 2011 se obtuvieron 101 muestras de húmeros de
tortugas marinas varadas en las diferentes áreas de estudio; de las cuales se
escogío una submuestra de 30 tortugas por cuestiones de tiempo, 25 SLN y 5 SLAP
en proporción por las encontradas en total (Tabla 6 y 7).
37%
24%
22%
15%
2%
Artes de pesca utilizados en el área
Chinchorro de fondo Chinchorro aboyado Tarraya Chango Chorupa
70
Tabla 6. Edad calculada y LCc de las tortugas del SLN, con su promedio, edad