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  PRECURSORES  DE LA  ETNOLOGÍ i D E  L A ER A s ^ n í DE LAS EXPLORACIONES: VIAJEROS Y DESCUBRIDORES
15

Angel Palerm Marco Polo y Cristobal Colon

Nov 01, 2015

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Rocio Trinidad

Marco Polo y Cristobal Colon
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  • II

    PRECURSORES DE LA ETNOLOGA i DE LA ERA s^ n

    ' DE LAS EXPLORACIONES: VIAJEROS Y DESCUBRIDORES

  • 10. Marco Polo ft^n^l'rtyfe

    Trtaros y chinos m*

  • 72

    f

    6

    VIAJEROS Y DESCUBRIDORES D E LA E R A DE LAS E X P L O R A C I O N E S

    sorprendidos en Crimea por una guerra trtara e imposibili-tado su regreso a Venecia, decidieron seguir el viaje hacia el este. Llegaron as a Catay (norte de China), a la corte del gran Kan, y regresaron por fin a Italia aos despus.

    En 1271 decidieron viajar nuevamente a Catay, acompaa-dos esta vez por Marco Polo, entonces de 17 aos de edad. Su itinerario los llev primero a San Juan de Acre y a travs de Armenia hasta Bak. Desde all descendieron siguiendo el Tigris hasta el golfo de Persia, atravesando la meseta de Pa-mir y el desierto de Gobi y llegaron a la corte de Kublai Kan. El viaje de regreso, despus de 17 aos de estancia en el Ex-tremo Oriente, lo hicieron por la costa china hasta Cambodia y Sumatra; de all a Ceiln y por la costa de la India hasta Ormuz, en el golfo de Persia. A travs de Persia y de Armenia llegaron a Trebizonda, Constantinopla y Venecia. >r;

    Este increble viaje fue relatado por Marco Polo mientras estaba en Genova como prisionero de guerra. Su libro fue con-fundido durante mucho tiempo con otras obras fantsticas de autores que jams haban abandonado sus hogares. Lentamen-te, sin embargo, la veracidad de su relato y de sus descrip-ciones se abrieron camino. Puede decirse que Marco Polo cre la imagen de Asia para los europeos, una imagen que no fue modificada sino hasta el siglo xvi, con los viajes de los por-tugueses a la India y el establecimiento de los jesutas en Chi-na. E s interesante recordar que Coln posea un ejemplar de los Viajes de Marco Polo, que anot profusamente para que le siiuiera de guia en su mtico encuentro con las Indias y Catay por la ruta de occidente.

    De las descripciones de Marco Polo hemos seleccionado una que se refiere a los trtaros del interior de Asia, cuyo estilo de vida era muy semejante al de los escitas descritos por He-rodoto, ms de mil quinientos aos antes. Las otras descrip-ciones se refieren a una gran ciudad del sur de China, que haba resistido hasta recientemente el dominio de la dinas-ta monglica, y a un grupo chino cercano a la frontera actual con Birmania. ,attotB m- " t s iu) "

    ( I

    I Los TRTAROS nunca permanecen en u n mismo lugar. T a n p r o n t o se acerca el i n v i e rno se trasladan a los l lanos de una regin ms clida, a f i n de encontrar pastos para sus ganados* E n el verano

    MARCO POLO

    buscan lugares i verdes y su gai Duran t e dos o altas. . . ya que rebaos.

    Sus tiendas o Son redondas y tos que transpoi cuatro ruedas, la entrada m i r

    Adems de 1 j o r de dos r i viajeros de la carros son t i r ; mujeres y los rJ ncs necesarias.

    Las mujere> y venden, y l i s sus fami l iarcv y a los asunto* res halcones

    Subsisten er en especial r."! ran i c el ver: mismo comen de perros, s i a preparan de 3 v i no blanco

    A los hon-:i Los gastos r.; i icia del ce- -3 pract ican.

    Es por t r i m o n i o , f --el priv i legie l i m a ; lo n r ^ a i h i j o pueilc dre. N o pv.tt hermanos i .

    Sus arm> es el arma ei:

    70

    m

  • MARCO POLO as f.Aj 3 a Am Al B
  • 74 VIAJEROS Y DESCUBRIDORES DE L A E R A DE LAS E X P L O R A C I O N E S - ^CO POLO

    desde nios.. . L l e van armaduras hechas de cueros de bfalo y de otros animales, secadas al fuego para que sean duras y fuertes. Son bravos en el c o m b a t e . . . y su disposicin es cruel . Soportan cua lqu ie r clase de privacin, y cuando es necesario v i ven durante u n mes con la leche de sus yeguas y con los animales que cazan. Sus caballos comen slo yerba, y no requieren cebada u otros gra-nos. Los hombres permanecen a cabal lo dos das y dos noches sin descanso, y due rmen mientras sus monturas p a s t a n . . . r|-'j

    Cuando uno de los grandes jefes trtaros marcha en expedicin, se coloca a la cabeza de u n ejrcito de cien m i l caballos, organi -zado de la siguiente manera. N o m b r a u n o f i c ia l para mandar cada diez hombres, y otros para mandar cien, m i l y diez m i l respectiva-mente. As, diez de los jefes de diez hombres reciben rdenes de l que manda c ien; cada diez de estos ltimos estn bajo el mando del que comanda m i l hombres, y cada diez de ellos bajo u n co-mandante de diez m i l . . .

    L l evan pocas cosas con ellos, excepto tiendas para acampar y utensi l ios para c o c i n a r . . . Cada hombre tiene, po r lo comn, dieciocho caballos y yeguas, y cuando su m o n t u r a se fat iga la cam-bia por o t r a . . . Pueden marchar hasta diez das sin provisiones, bebiendo la sangre que sacan de sus caballos abrindoles una v e n a . . . hacen provisin de leche, que reducen a una pasta d u r a hirvindola y separando la m a n t e q u i l l a . . . Cada hombre l leva diez l ibras de esta pasta, y cada maana t oman med ia l i b r a que ponen en u n rec ip iente de p i e l con a g u a . . . L a marcha misma del cabal lo hace mezclar la leche seca y el a g u a . . . y de esto c o m e n . . .

    E n la p rov inc i a de Ka rdandan [Yunan , en el sur de C h i n a ] . . . la p r i n c i p a l c iudad es V i chang [ Yung - chang ] . . . Los hombres y las mujeres de esta p rov inc ia t i enen la costumbre de cubrirse los dientes con lminas f inas de oro, que a justan perfectamente a la f o rma de la d e n t a d u r a . . . Los hombres l l evan tambin bandas o fajas oscuras alrededor de las piernas y brazos, que tatan de la siguiente manera. T o m a n cinco alfi leres j un t o s y p inchan la p i e l hasta que sale sangre; enseguida restriegan las heridas con una sustancia colorante, que deja una marca indeleble . L l evar estas fajas oscuras se considera m u y decorativo, adems de cons t i tu i r una distincin honorab le .

    Los hombres prestan m u y poca atencin a o tra cosa que no sea su h a b i l i d a d como j inetes y cazadores, e l uso de las armas y la

    v ida m i l i t a r , mujeres, a las que turados en la

    Esta gente tiene muje r ha dado a ' nio en sus p a " en la cama, t en i rante 40 das, hacen las visitas i de la casa, l leva nio a su lado.

    Esta gente con v ino est hecho bebida.

    E n esta provin los ancestros v a l quienes der ivan i t i enen . . .

    Cuando una pe a aquellos brujos m o les expl ica la l l a m a n entonces a de ins t rumentos n honor y reverenci pritu toma poses se pregunta a l p a curar la . E l ma l e enfermedad se di bru jos d i r i gen so-culpable y promet de su p rop ia san^ jas que tengan l a t

    A l trmino de y magnfica c iud sur de Ch ina ] , ce por su preem' en p u n t o de gra ducen a los que

    Es fama que 1

  • MARCO POLO A. m A 3 30 aiCKHJia :da .OHiflf.l''

    v ida m i l i t a r . De jan todos los asuntos domsticos en manos de sus mujeres, a las que ayudan esclavos adqu i r idos por compra o c a p turados en la guerra.

    Esta gente t iene una costumbre s ingular. T a n p r o n t o como una mu je r ha dado a luz se levanta de la cama, baa y envuelve a l nio en sus paales, mientras el m a r i d o toma el lugar de e l la en la cama, teniendo a l recin nacido a su lado. L o cu ida as d u -rante 40 das. Ent re tanto , los amigos y parientes de la f am i l i a hacen las visitas de congratulacin; la mu j e r at iende los asuntos de la casa, l leva a l imentos y bebida al mar ido , y amamanta al nio a su lado.

    Esta gente come la carne c r u d a . . . acompaada de arroz. Su v ino est hecho de arroz, mezclado con especias; es una buena bebida.

    E n esta prov inc ia no hay templos n i dolos, pero reverencian a los ancestros y a los ancianos de la f ami l i a , o sea a aquellos de quienes der i van su existencia y a quienes deben todo lo que t i enen . . .

    Cuando una persona i m p o r t a n t e se enferma, su f am i l i a l l ama a aquellos brujos que ofrecen sacrificios a los do los . . . E l enfer-m o les expl ica la naturaleza de l m a l que le aqueja. Los brujos l l aman entonces a una serie de personas que tocan una var iedad de instrumentos ruidosos, a cuyo son danzan y cantan h imnos en honor y reverencia de los dolos. Hacen esto hasta que el m a l es-pritu toma posesin de uno de ellos. Entonces cesa la msica y se pregunta a l posedo la causa de la enfermedad y los medios de curar la . E l m a l espritu contesta por la boca de l posedo que la enfermedad se debe a a lguna ofensa cont ra c ierta de idad. Los brujos d i r i gen sus preces a esta de idad, p i d i endo el perdn del culpable y p romet i endo que si se cura ste ofrecer u n sacri f ic io de su p rop ia sang re . . . E l espritu p ide ofrendas de algunas ove-jas que tengan la cabeza negra. . .

    A l trmino de tres das de viaje [desde Va-giu] se alcanza la nob le y magnfica c iudad de Kin-sai [Hang-chou, cap i ta l entonces de l sin- de C h i n a ] . Su nombre signi f ica " c i u d a d celest ial" , y lo mere-ce por su preeminencia sobre todas las ciudades de l m u n d o tan to en p u n t o de grandeza y de belleza como po r sus delicias, que i n -ducen a los que la h a b i t a n a creerse en u n paraso. . .

    Es fama que la c iudad tiene c ien U de c i r cu i to . Sus calles y ca-

  • 76 V IAJEROS Y DESCUBRIDORES D E LA E R A DE LAS EXPLORACIONES

    nales son extensos. H a y plazas proporc ionadas en tamao al pro-digioso concurso de gente que las f r e c u e n t a . . . Est s i tuada entre u n lago de agua dulce y clara y u n ro de g ran m a g n i t u d , cuyas aguas se hacen correr po r canales grandes y pequeos a travs de cada b a r r i o . . . Este arreglo [adems de mantener l i m p i a la c iu-dad ] fac i l i ta la comunicacin por agua, aparte de la que t ienen por t ierra , entre todas las partes de la c i u d a d . . . Es fama que el nmero de puentes de todos tamaos excede a doce m i l . Aque l los que salvan los canales pr inc ipales y conectan las calles i m p o r t a n -tes t ienen arcos tan elevados y b i en construidos que los barcos con sus mstiles pueden pasar por debajo, a la vez que por ar r iba pasan los carros y los caba l l o s . . .

    E n los lmites de la c iudad y cerrndola por u n lado hay u n foso de unos cuarenta li de largo, m u y ancho y l l eno de agua, que viene de l ro menc ionado antes. Fue excavado en t i empo de los an t i -guos reyes de la p rov inc ia para que cuando el ro desbordara su cauce las aguas sobrantes pud i e r an correr por este foso; a l m ismo t i empo, serva como med io de defensa. La t i e r ra excavada se amonton en el lado in t e r i o r de l foso, y t iene la apar iencia de c e r r o s . . .

    H a y en la c iudad diez plazas pr inc ipa les que sirven de merca-dos. . . Cada lado de estas plazas t iene med i o li de la rgo . . . y es-tn a lo largo de la calle p r i n c i p a l . . . a cuatro li una de o t r a . . . Parale lamente a la calle princ2>al pero en la parte opuesta de las plazas corre i m canal m u y grande, con espaciosos almacenes de p iedra para acomodar a los mercaderes que l legan de la I n d i a y de otras partes con sus mercancas... E n cada plaza y tres veces a la semana se j u n t a n hasta cuarenta o c incuenta m i l pe rsonas . . .

    Los habitantes de la c iudad son idlatras y usan papel mone-da . . . L a mayor parte de los hombres y de las mujeres visten de seda, que se produce en gran cant idad en la prov inc ia , adems de la que i m p o r t a n los mercaderes . . . Ent re todas las artesanas comerciales que se prac t i can hay doce que se consideran superio-res a las dems.. . Cada una de ellas t iene u n m i l l a r de talleres, en cada uno de los cuales t raba jan diez, qu ince o ve inte operarios, y en algunos ca.sos hasta c u a r e n t a . . . Los dueos de estas m a n u -facturas no t raba jan con sus manos; por el contrar io , asumen el aire de gent i lhombres. Sus mujeres tampoco t rabajan. L a riqueza de sus trajes y de sus joyas apenas puede ser imag inada.

    .'\unque las leyes de los reyes ant iguos disponen que cada c iu-dadano debe seguir la profesin de su padre, a los que enr ique-

  • MARCO POLO ritf-. mi AH3 AJ 3 ga3;aiaJ'S:5,r ,<

  • 78 VIAJEROS Y DESCUBRIDORES D E LA E R A DE LAS E X P L O R A C I O N E S

    Sucedi que Marco Polo estaba en la c iudad de Kin-sai cuan-do se hizo el i n f o rme a n u a l a los comisionados de su majestad sobre la cant idad de ingresos y el nmero de habitantes. T u v o o p o r t u n i d a d as de comprobar que se reg istraron c iento sesenta m i l tomans de hogares; es decir, de fami l ias v i v i endo bajo u n mismo techo. Dado que u n toman son diez m i l unidades, se des-prende que la t o ta l i dad de la c iudad debe tener u n milln seiscien-tas m i l f a m i l i a s . . .

    Cada padre de f ami l i a , o cabeza de hogar, est ob l igado a colo-car u n escrito en la puer ta de su casa ind i cando el nombre de cada m i e m b r o de la f ami l i a , si es hombre o muje r , y tambin el nmero de caballos que tenga. Cuando a lgu ien muere o abando-na la casa, se bo r ra su nombre de la l ista; si a lgu ien nace se agre-ga enseguida. Con este med io los altos func ionar ios de la p r o v i n -cia y los gobernadores de las ciudades saben en cua lqu ier momen-to el nmero exacto de habitantes. L a misma reglamentacin se cump le en toda la p rov inc ia de Catay y en la de M a n j i .

    De manera parecida, los administradores de las hosteras y po-sadas inscr iben en u n l i b r o los nombres de los huspedes, i n d i -cando el da y la ho ra de su l legada y de su par t ida . Todos los das se l leva una copia a los magistrados que t ienen a su cuidado las plazas pblicas y los mercados.

    Es costumbre en la p rov inc ia de M a n j i que las clases indigentes, incapaces de sostener a sus fami l ias , vendan sus hi jos a los r i c o s . . .

    11. Batuta

    Turcos de Crimei"

    Medio 5!g. Ben Batutc z un via--todo el nc a Damasco,

    Antes de rras de Persim costa orienM Incansables el Mar Is'eg* a la India, C pas por TA sulmana. A* del Africa as de c

    Batuta cia, su re real de l oficial ' este proc tunados. es lo qui belleza t mente in extrame

    A pes*r4 geogrfiem El mbitm^ Pero qu

  • 14. Coln ^ '^ ^^

    Visin del Nuevo Mundo

    Viajero y descubridor no son, por necesidad, la misma cosa, aunque el descubrimiento geogrfico supone, evidentemente, el viaje. Los viajeros de los comienzos del Renacimiento, que nos han servido hasta ahora de ilustracin, desde luego no fueron verdaderos descubridores. Los caminos de Marco Polo, Ben Batuta y el Hermano Juan, haban sido recorridos ya por otros muchos comerciantes, guerreros, misioneros y sim-ples aventureros. El Oriente y el Occidente, a fin de cuentas, eran mundos en contacto directo e indirecto, pero constante, desde la ms remota antigedad. La gran tarea de algunos de los viajeros fue, realmente, la de familiarizar a los europeos con las fabulosas civilizaciones y pueblos del Asia, por medio de sus crnicas y relatos. De ah su inters para una historia de la etnologa.

    La gran poca de los verdaderos descubridores comienza con Coln. Con l se abren, por primera vez, las tierras y las culturas de un mundo que con razn viene a ser llamado Nuevo. No deja de ser una considerable irona histrica que el primero de los grandes descubridores se considerara a s mismo, sencillamente, como un viajero ms, en busca de un camino distinto a los conocidos que lo llevara al Oriente. Co-ln no lleg a apercibirse del sentido verdadero de su empresa, ni tampoco de sus posibles efectos. Muri, segn se dice, to-dava ingenuamente convencido de haber llegado a Catay y a las Indias por la ruta del sol.

    Sus seguidores, sin embargo, dejaron de buscar al Kan de Marco Polo en las nuevas tierras, y tuvieron conciencia clara de estar explorando un mundo indito para los europeos. Los problemas para ubicarlo en el esquema tradicional, tanto

    97

  • 9 # 8 VIAJEROS Y DESCUBRIDORES DE LA ERA DE LAS EXPLORACIONES COLON

    geogrfico como histrico, tanto teolgico como cosmolgico, van a ocupar la atencin de los occidentales durante mucho tiempo. La antropologa moderna surge de este esfuerzo de comprensin y de interpretacin del Nuevo Mundo. Puede decirse que Amrica y la antropologa nacen, entonces, al mis-mo tiempo.

    De esta manera, a los relatos de los descubridores y a las crnicas de los conquistadores, se unen y siguen las descrip-ciones de los primeros etngrafos que pudiramos llamar profesionales. Los textos que hemos seleccionado para esta antologa van mostrando el desarrollo progresivo tanto de la etnografa y de sus tcnicas de investigacin, como de la teo-ra etnolgica y de sus mtodos de interpretacin. Este pro-ceso avanza desde la visin deslumbrada e incauta de Coln, hasta las descripciones concienzudas de Sahagn y las elabo-radas interpretaciones de Acosta.

    Las pginas siguientes han sido seleccionadas de la versin compendiada (ya que los originales se perdieron) por Fray Bartolom de las Casas de los relatos de Coln.

    ^u-ir%m sfe i\ ,%tiSsmO Is, f

    In Nomine D.N. Jesu Christi. Porque, cristiansimos y m u y altos y m u y excelentes y m u y poderosos prncipes. Rey y Re ina de las Espaas y de las islas de l a mar , Nuestros Seores, este presente ao de 1492, despus de Vuestras Altezas haber dado f i n a la gue-r r a de los moros que re inaba en Europa y haber acabado la guerra en la m u y grande c iudad de G r a n a d a . . . y luego en aque l presente mes [de enero], por la informacin que yo haba dado a Vuestras Altezas de las tierras de I n d i a y de u n prncipe que es l l amado Gran Can, que quiere decir en nuestro romance Rey de los Reyes, como muchas veces l y sus antecesores haban enviado a R o m a a ped i r doctores en nuestra santa fe porque le enseasen en e l la y que nunca el Santo Padre le haba provedo y se perdan tantos pueblos creyendo en idolatras o rec ib iendo en s sectas de perd i -cin. Vuestras Altezas, como catlicos cristianos y Prncipes ama-dores de la santa fe cr ist iana y acrecentadores de el la y enemigos de la secta de M a h o m a y de todas las idolatras y herejas, pensa-r o n en enviarme a m, Cristbal Coln, a las dichas part idas de Ind ias para ver los dichos prncipes, y los pueblos y tierras y la disposicin de ellas y de toda la manera que se pud i e ra tener para

    I

    la conversin fuese por tie salvo po r el mos por cierta j

    Jueves 11 y co verde j u n t o i y u n palo, y h i e r ro , y u n z-: una tab l i l l a , de t i e r ra y resp i raron \

    Despus C T andaran dog -mas velera r seales que t. u n mar inero m i ran te , a las i v ido lumbre , J que fuera t i e r i i -dos de l Rey, ^ 3 hizo y vdola. la t i e r ra , de h l a s . . . t e m p o i L i de los Lucayo; Luego v in i e ron a barca armada, mano, que era boles m u y ver Lt iego se ayunta j palabras forma gacin y descul

    Yo, porque era gente que amor que no colorados y u n a i otras cosas muc y quedaron tan:i>i venan a las bar; y nos traan pa otras cosas muc dbamos, como

  • COLON ^xa '/.i j a Aa A, aa g3>ioaii?ijD?;;i y ZOSHUMV

    la conversin de ellas a nuestra santa fe; y o rdenaron que yo n o fuese por t i e r ra a l Or i ente , por donde se acostumbra de andar, salvo p o r el camino de Occidente, p o r donde hasta hoy no sabe-mos por cierta fe que haya pasado n a d i e . . .

    Jueves 11 y Viernes 12 de octubre... V i e r o n pardelas y u n j u n -co verde j u n t o a l a nao. V i e r o n los de l a carabela P i n t a u n a caa y u n palo, y t omaron o t ro p a l i l l o labrado a l o que pareca con h ie r ro , y u n pedazo de caa y o t ra h i e rba que nace en t ie r ra , y una t ab l i l l a . Los de la carabela Nia tambin v i e r on otras seales de t i e r ra y u n p a l i l l o cargado de escaramujos. C o n estas seales resp i raron y alegrronse t o d o s . . .

    Despus de l sol puesto, naveg a su p r i m e r camino a l oeste: andaran doce mi l l as cada h o r a . . . Y porque la carabela P in ta era ms velera e iba delante de l A l m i r a n t e , hall t i e r ra e hizo las seales que el A l m i r a n t e haba mandado . Esta t i e r ra v i d o p r im e ro u n mar ine ro que se deca Rod r i g o de T r i a n a ; puesto que el A l -mi ran te , a las diez de la noche, estando en el casti l lo de popa, v ido lumbre , aunque fue cosa t a n cerrada que no quiso a f i rmar que fuera t i e r ra ; pero llam a Pero Gutirrez, repostero de estra-dos de l Rey, y djole que pareca l umbre , que mirase l, y as l o hizo y v dola. . . A las dos horas despus de med ia noche pareci la t i e r ra , de la cual estaran dos leguas. Amaaron todas las ve-l a s . . . tempor izando hasta el da viernes, que l legaron a una isleta de los Lucayos, que se l l amaba en lengua de ind ios Guanahan i . Luego v i n i e r o n gente desnuda, y el A l m i r a n t e sali a t i e r ra en la barca armada, y Martn A lonso Pinzn y Vicente Yez, su her-mano, que era capitn de l a N ia . . . Puestos en t ierra v i e ron r-boles m u y verdes y aguas muchas y frutas de diversas maneras. . . Luego se ayunt all mucha gente de la isla. Esto que se sigue son palabras formales de l A l m i r a n t e , en su l i b r o de su p r imera nave-gacin y descubr imiento de estas Indias .

    Yo, porque nos tuv i e ron mucha amistad, porque conoc que era gente que mejor librara y convertira a nuestra Santa Fe con amor que no por fuerza, les d i a algunos de ellos unos bonetes colorados y unas cuentas de v i d r i o que se ponan al pescuezo, y otras cosas muchas de poco valor, con que h u b i e r o n mucho placer y quedaron tanto nuestros que era marav i l l a . Los cuales despus venan a las barcas de los navios adonde nos estbamos, nadando, y nos traan papagayos y h i l o de algodn en ovi l los y azagayas y otras cosas muchas, y nos las trocaban por otras cosas que nos les dbamos, como cuentecil las de v i d r i o y cascabeles. E n f i n , todo

  • VIAJEROS Y DESCUBRIDORES DE LA E R A DE LAS E X P L O R A C I O N E S

    t omaban y daban de aque l lo que tenan de buena v o l u n t a d . Mas me pareci que era gente m u y pobre de todo.

    El los andan todos desnudos como su madre los pari, y tam-bin las mujeres, aunque no v ide ms de una har to moza. Y todos los que yo v i eran todos mancebos, que n i n g u n o v ide de edad de ms de t r e in ta aos; m u y b i en hechos, de m u y hermosos cuerpos y m u y buenas caras; los cabellos gruesos casi como cerdas de cola de caballos, y cortos; los cabellos traen por enc ima de las cejas, salvo unos pocos detrs que traen largos, que jams cortan. De ellos se p i n t a n de pr ie to , y ellos son de la color de los canarios, n i negros n i blancos, y de ellos se p i n t a n de blanco, y de ellos de colorado, y de ellos de lo que ha l l an , y de ellos se p i n t a n las ca-ras, y de ellos todo e l cuerpo, y de ellos slo los ojos, y de ellos slo la nariz.

    El los no traen armas n i las conocen, porque les mostr espadas y las t omaban por el f i l o y se cor taban con ignorancia . N o t ienen algn h i e r r o ; sus azagayas son unas varas sin h i e r ro , y algunas de ellas t ienen a l cabo u n diente de pez, y otras de otras cosas. Ellos todos a u n a mano son de buena estatura de grandeza y bue-nos gestos, b i en hechos. Yo v ide algunos que tenan seales de he-r idas en sus cuerpos, y les hice seas qu era aquel lo , y ellos me mos t ra ron cmo all venan gente de otras islas qvie estaban cerca y les queran tomar y se defendan. Y yo cre y creo que aqu v ienen de t i e r ra f i rme a tomarlos por cautivos. Ellos deben ser buenos servidores y de buen ingenio , que veo que m u y presto d i -cen todo lo que les deca, y creo que l igeramente se haran cris-tianos, que me pareci que n i n g u n a secta tenan. . . N i n g u n a bes-t i a de n inguna manera vide, salvo papagayos en esta isla.

    Sbado 13 de octubre... El los v i n i e r on a la nao con almadas, que son hechas de l pie de u n rbol, como u n barco largo, y todo de u n pedazo, y labrado m u y a marav i l l a segn la t ierra , y gran-des en que algunos venan cuarenta o cuarenta y cinco hombres, y otras ms pequeas, hasta haber de ellas en que vena u n solo hombre . Remaban con una pala como de hornero , y anda a mara-v i l l a ; y si se le trastorna, luego se echan todos a nadar y la ende-rezan y vacan con calabazas que traen ellos. Traan ovi l los de algodn h i l ado y papagayos y azagayas y otras cositas que sera tedio de e s c r i b i r . . . Y yo estaba atento y trabajaba de saber si haba oro, y v ide que algunos de ellos traan u n pedazuelo col-gado en u n agujero que t i enen en la nariz, y por seas pude enten-der que yendo a l sur o vo lv i endo la isla por el sur, que estaba

    COLON

    all u n rey que Trabaj que b-^ i d e a . . .

    Esta isla es t muchas aguas montaa, y toc. har to mansa, \ que no se les ha que pueden y se dan por c u a l q u i r escudilas y de dar diez y seis es una blanca -algodn h i lado el oro tue trae: po qu i e ro i r a :

    [ La busca de islas, en las qu las ya descritas e isla de Cuba, da esta gente c hace la siguiente a Cuba. ]

    Dice el A l m i r rboles, todo ce: nuestros, con lc muchas y pajnr cant idad de pa. nuestras, de un las hojas m u \m u y l lana .

    Salt el A l m que crey ser u de las cuales ha hall redes de fisgas de hueso t ro . Y crey q u

    Tornse a la diz que era gran aves que no pod isla la ms her

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    all u n rey que tena grandes vasos de el lo, y tena m u y mucho . Trabaj que fuesen all, y despus v ide que no entendan en l a i d e a . . . ; r

    Esta isla es b i en grande y m u y l l ana y de rboles m u y verdes y muchas aguas y una laguna en med io m u y grande, s in n i n g u n a montaa, y toda el la verde, que es placer de m i r a r l a ; y esta gente ha r t o mansa, y por la gana de haber de nuestras cosas, y ten iendo que no se les ha de dar sin que den algo y no lo t ienen, t o m a n l o que pueden y se echan luego a nadar ; mas todo l o que t ienen lo dan por cua lqu ie r cosa que les den; que hasta los pedazos de las escudilas y de las tazas de v i d r i o rotas rescataban, hasta que v i dar diez y seis ov i l los de algodn por tres ceots de Por tuga l , que es una blanca de Cast i l la , y en ellos haba ms de u n a arroba de algodn h i l a d o . . . Aqu nace en esta i s l a . . . y tambin aqu nace el oro cjue t raen colgando a la n a r i z . . . Mas, po r no perder t iem-po qu i e ro i r a ver si puedo topar a la isla de C i p a n g o . . .

    [ La busca de Cipango l leva a la exploracin de innumerab les islas, en las que Coln encuentra gentes y cu l turas semejantes a las ya descritas en Guanahan i . E n algn lugar le i n f o r m a n sobre la isla de Cuba, " que creo que debe ser Cipango, segn las seas que da esta gente de la grandeza de e l la y r iqueza" . E l 28 de octubre hace la siguiente entusiasta descripcin de u n a t ier ra ya cercana a Cuba. ]

    Dice el A l m i r a n t e que nunca t an hermosa cosa v ido , l l eno de rboles, todo cercado el ro, hermosos y verdes y diversos de los nuestros, con flores y con su f ru to , cada uno de su manera. Aves muchas y pajar i tos que cantaban m u y dulcemente. Haba g ran cant idad de palmas de o t ra manera que las de Gu inea y de las nuestras, de una estatura mediana y los pies sin aquel la camisa y las hojas m u y grandes, con las cuales cob i jan las casas. La t i e r ra m u y l lana.

    Salt el A l m i r a n t e en la barca y fue a t i e r ra , y lleg a dos casas que crey ser de pescadores y que con temor se huye ron ; en una de las cuales hall u n perro que nunca ladr. Y en ambas casas hall redes de h i l o de pa lma y cordeles y anzuelos de cuerno y fisgas de hueso y otros aparejos de pescar y muchos huesos den-t ro . Y crey que en cada casa se j u n t a n muchas personas . . .

    Tornse a la barca y anduvo por el ro a r r i b a u n buen rato , y diz que era g ran placer ver aquellas verduras y arboledas, y de las aves que no poda dejarlas para se volver. D ice que es aque l la isla la ms hermosa que ojos hayan visto, l l ena de m u y buenos

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    V I A J E R O S Y D E S C U B R I D O R E S D E L A E R A D E L A S E X P L O R A C I O N E S

    puertos y ros h o n d o s . . . L a isla dice que es l l ena de montaas m u y hermosas, aunque no son m u y grandes en l ongura , salvo a l t a s . . .

    Domingo 16 de diciembre... Esta t i e r ra es ha r t o fra y la mejor que lengua puede decir. Es m u y alta, y sobre el mayor monte po-dran arar bueyes, y hecha toda a campias y valles. E n toda Cas-t i l l a n o hay t i e r ra que se pueda comparar a e l la en hermosura y bondad . T o d a esta isla y l a de la T o r t u g a son todas labradas como l a campia de Crdoba. T i e n e n sembrado en ellas ajes, que son unos rami l l os que p l an tan , y a l p ie de ellos nacen unas races como zanahorias, que sirven por pan , y r a l l a n y amasan y hacen p a n de ellas, y despus t o r n a n a p l an ta r e l m ismo r a m i l l o en o t ra parte y t o rna a dar cuatro o cinco de aquellas races que son m u y sabrosas, p r op i o gusto de castaa. Aqu las hay ms gordas y bue-nas que haba visto en n i n g u n a parte porque tambin diz cue de aqullas haba en Guinea . Las de aquel lugar eran tan gordas como la p i e r n a . . .

    Domingo 13 de enero... Envi l a barca a t i e r r a . . . para que tomasen de los ajes para comer, y h a l l a r o n ciertos hombres con arcos y flechas, con los cuales se p>araron a hablar , y les compra ron dos arcos y muchas flechas y rogaron a u n o de ellos que fuese a hab la r a l A l m i r a n t e a la carabela. Y v ino , el cual diz que era m u y dis forme en la c a t a d u r a . . . Tena el rostro todo t i znado de car-bn . . . Tra a todos los cabellos m u y largos y encogidos y atados atrs y despus puestos en una redeci l la de p lumas de papagayos, y l as desnudo como los otros. Juzg el A l m i r a n t e que deba ser de los caribes que comen los h o m b r e s . . .

    Los arcos de aquel la gente diz que eran t an grandes como los de Francia e Ing la t e r ra ; las flechas son propias como las azagayas de las otras gentes que hasta all haba visto, que son de los p i m -pol los de las caas cuando son simiente, que quedan m u y dere-chas y de l ongura de una vara y med ia y de dos, y despus ponen a l cabo u n pedazo de palo agudo de u n pa lmo y medio , y encima de este p a l i l l o algunos le ing i e ren u n diente de pescado y algunos y los ms le ponen all h ie rba , y no t i r a n como en otras partes, salvo po r una cierta manera que no pueden m u c h o ofender. Al l haba m ucho a lgodn . . . y hay muchos a lmac i gos . . . Tambin hay mucho aj, que es su p i m i e n t a . . .