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Andanzas de Un Liberal Queretano Hilarión. Beatriz Lucía Cano

Feb 25, 2018

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    El objetivo principal de esta investigacin espresentar un panorama de la vida y obra de Hi-larin Fras y Soto: un personaje de intelectualmediana en la historia literaria y poltica delMxico decimonnico. Y esta mediana es un ali-ciente mayor para demostrar que los hombresftiles pueden ser objeto de una biografa. Laconstruccin de biografas con una intencinexaltadora ha provocado que la mayora de loshistoriadores desdee el gnero, sin percatarsede que cuando se explora la vida de una personaes posible encontrar indicios que ayuden a ex-plicar ciertos fenmenos y comportamientos so-ciales. La apuesta de este trabajo es ofrecer lasemblanza de Hilarin Fras y Soto, para enten-der la relevancia que tuvo dentro de los crculosen que se desarroll. No pretendo ensalzar a es-te personaje o darle mayor importancia de laque tuvo, sino presentar una visin general desus actividades y evaluar sus aportaciones enlos mbitos literario, histrico y poltico.

    Para realizar el presente trabajo, recurr alas propuestas de Robert Gittings y FranoisDosse.1Aunque ambos provienen de tradicioneshistoriogrficas distintas, comparten ideas que

    1Robert Gittings,La naturaleza de la biografa, Mxi-co, INAH(Divulgacin, serie Historia), 1997, pp. 14 y 80;Franois Dosse,El arte de la biografa: entre historia y fic-

    utilizamos en este estudio. Una de stas es con-siderar que el gnero biogrfico se ubica entrela realidad y la ficcin, por lo que es ilgicopensar que la narracin de una vida resulteexacta; lo nico que un historiador puede haceres encontrar un orden exterior convincente alos sucesos internos de un individuo. Pese a lossilencios inherentes a toda biografa, tratar depresentar a un hombre que intent dejar unahuella. Sin embargo, el haber compartido lapoca con personalidades descomunales, tantopolticas como intelectuales, slo le permitieronfigurar de manera secundaria, sin que ello im-pida relatar su vida y obra, pues estoy conven-cida de que los hombres medianos tienen algoqu decir y aportar a la historia.2

    cin, Mxico, Universidad Iberoamericana (El oficio de la his-toria), 2007, pp. 15, 18 y 36.

    2Para desentraar la vida de este personaje, consultlos acervos de la ciudad de Mxico y de Quertaro. En lalevtica ciudad, examin la Hemeroteca del estado, el Ar-chivo General del Estado de Quertaro, la Biblioteca delCongreso del estado y el Archivo Histrico de la Casa de laCultura Jurdica de Quertaro. En estos lugares me dieron

    numerosas facilidades para reproducir algunos de los ma-teriales de difcil consulta en el Distrito Federal. Al tiempoque acud a los fondos bibliogrficos de la Universidad Au-tnoma de Quertaro, tuve la oportunidad de conocer auno de los descendientes de Hilarin Fras y Soto: Igna-cio Realino Fras y Camacho, quien me proporcion datos

    Andanzas de un liberal queretano:Hilarin Fras y Soto

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    El ms insignificante de los escritores:Hilarin Fras y Soto

    En las siguientes pginas se expondr la viday obra de un escritor que quiz no alcanz elbrillo de otros personajes de su generacin, ta-les como Guillermo Prieto, Ignacio Ramrez, Vi-cente Riva Palacio, Jos Toms de Cullar,Manuel Orozco y Berra, Manuel Payno y otrosms; y que, sin embargo, dej un legado prol-fero que incluye traducciones, artculos perio-dsticos, obras histricas y literarias. Al igualque sus contemporneos, Hilarin tuvo la opor-tunidad de participar en el mbito de la polti-ca. En su tierra natal ocup diversos cargospblicos y fue nombrado diputado federal envarias ocasiones. En esta seccin se buscarmostrar los vnculos polticos y literarios queFras y Soto estableci en Quertaro y en la ciu-dad de Mxico. Para ello, ser dividida en dospartes: la primera da cuenta de la genealogade la familia Fras, las circunstancias de vidadel escritor queretano, y la segunda seala suactividad literaria y poltica.

    De acuerdo con Vicente de P. Andrade, losprimeros indicios de la familia Fras inician conel doctor Bartolom Fras Albornoz (Talavera,1520), quien fue uno de los primeros profesoresde la Universidad de Mxico. Los Fras se esta-blecieron tanto en la ciudad de Mxico como enSantiago de Quertaro. Los antecedentes his-tricos ubican a esta familia en las escalas su-periores de la sociedad queretana. Entre losantepasados ms ilustres o que pueden llegara ser causa de orgullo, estn: Mara Josefa Ver-gara y Hernndez, casada con Jos Luis SantosFras, considerada la gran benefactora de laciudad de Quertaro,3cedi sus bienes a la ciu-dad con la intencin de que se realizaran obras

    importantes para descifrar la genealoga de la familiaFras y Soto.

    3

    Vicente de Paula y Andrade,Estudio genealgico delos Fras, dedicado al seor don Alberto Fras Maldonado,Mxico, Nueva Imprenta Mariana O. Bezinger y Co., 1912,pp. 4 y 6; John C. Super,La vida en Quertaro durante laColonia, 1531-1810, trad. de Mercedes Pizarro Romero,Mxico, FCE, p. 153.

    de beneficencia pblica; el monto de los bienes do-nados ascenda a 800 mil pesos. La posicineconmica y social de los Fras les permiti ocu-par puestos polticos de importancia, inclusouno de ellos sera gobernador interino durantela Revolucin.4

    Algunos de los miembros de la familia Frasdestacados en lo poltico fueron el doctor en c-nones Jos Jimnez Fras, quien fue abogadode la Audiencia de Mxico y del Colegio de Abo-gados. En 1822 Salvador Fras fue nombrado al-calde tercero constitucional propietario, ademsde ser uno de los primeros miembros del Tribu-nal Jurado. Por su parte, Jos Fras y Tovar fueelegido diputado al Congreso de la Unin en1825; mientras que Jos Mara Fras fue nom-brado alcalde del Ayuntamiento de la ciudad deQuertaro al ao siguiente. En tanto, EstebanFras y Tovar obtuvo el nombramiento de Juezde Letras de Quertaro a principios de 1827. En1847 Francisco Fras y Herrera fue nombradopresidente de la Junta de Auxilio a la Patria;ms tarde, en 1855, fue uno de los integrantesdel Tribunal Especial.5En 1857 Fras y Herre-

    4Martha Eugenia Garca Ugarte,Breve historia de Que-rtaro, Mxico, FCE/El Colegio de Mxico/Fideicomiso Histo-ria de las Amricas, 1999, pp. 49 y 109-112; Valentn F.Fras,Leyendas y tradiciones queretanas, t. III, Quertaro,Universidad Autnoma de Quertaro, 1988, p. 30, vanse

    tambin de este mismo autor,Leyendas y tradiciones, t. IV,1989, p. 38, yLeyendas y tradiciones, 1990, pp. 253-254.5Joseph Mara Zelaa e Hidalgo, Glorias de Quertaro,

    en la fundacin y admirables progresos de la muy i. y ven.congregacin eclesistica de presbteros seculares de MaraSantsima de Guadalupe [...], Mxico, Oficina de D. MarianoJoseph de Ziga y Ontiveros, 1803, pp. 54 y 172; Juan Ri-cardo Jimnez Gmez,El sistema de Quertaro (1531-1872),Quertaro, Gobierno del Estado de Quertaro/Instituto deEstudios Constitucionales del Estado de Quertaro/Uni-versidad Autnoma de Quertaro/Miguel ngel Porra,2005 [1999], pp. 255, 298, 351, 367, 539, 542 y 656; ManuelSurez Muoz y Juan Ricardo Jimnez Gmez, Constitu-cin y sociedad en la formacin del estado de Quertaro,1825-1929, Mxico, FCE/Instituto de Estudios Constitucio-nales, 2000, pp. 302, 576 y 601; Ramn del Llano Ibez,

    El partido catlico y el primer gobernador de la Revolucinen Quertaro: Carlos M. Loyola, Quertaro, UniversidadAutnoma de Quertaro, 2005, p. 43; ngela MoyanoPahissa (ed.),Antologa documental para la historia de laconformacin poltica del estado de Quertaro, 1824-1845,Quertaro, Universidad Autnoma de Quertaro, 2005, p. 14.

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    ra era consejero de gobierno. Epifanio Fras fuemiembro del Ayuntamiento de San Pedro de lasCaadas en 1870. Tambin en 1887, Refugio Es-quivel y Fras sera nombrado presidente de lamesa directiva del Club Porfirio Daz, asociacinen la que participaba como redactor deLa Gace-ta, una publicacin del Club. En 1913 FranciscoFras fue elegido diputado al Congreso de laUnin por Quertaro. Luis Fras Hernndez ocu-p de manera interina el gobierno del estado endos ocasiones: del 15 al 21 de noviembre de1915 y del 5 al 19 de octubre de 1916.

    Los Fras no slo ocuparon cargos dentro dela esfera pblica, tambin tuvieron una impor-tante participacin en la vida cultural queretana.En las ceremonias cvicas del 15 de septiembreera habitual que un miembro de esta familiapronunciara el discurso oficial. Uno de los impre-sores ms afamados de la ciudad fue FranciscoFras y Herrera, quien estableci su imprentaen 1844 en la que editLa Opinin,El Federa-lista,El Voto de Gracias,El Israelita,El Diariodel Ejrcito,ElCorreo del Ejrcito yEl DiabloVerde. Adems de ser el propietario del primerteatro de la ciudad llamado Teatro de la MediaLuna o Coligallo, el cual se fund en el segundotercio del siglo XIXy se clausur en 1880.6

    Entre los Fras, tambin hubo algunos escri-tores, los ms destacados fueron Valentn F.Fras y los hermanos Fras y Soto: Eleuterio,Luciano e Hilarin. De los ltimos me ocuparen extenso en los siguientes apartados. ValentnF. Fras, autor deLas calles de Quertaro yLe-yendas ytradiciones queretanas, a travs de suscrnicas, buscaba mostrar los sucesos ms im-portantes de la antigua ciudad queretana.

    En este recuento general de la familia Fras,se puede observar su relevancia en los mbitospoltico, social, cultural y econmico. No cabe

    6Ramn del Llano Ibez,La Iglesia catlica en Que-rtaro durante los aos de la Reforma de 1854-1880, Quer-

    taro, Universidad Autnoma de Quertaro, 2000, p. 27. ElTeatro de Coligallo en realidad era una plaza que permitallevar a cabo representaciones dramticas y tertulias fa-miliares. Los jueves y domingos se realizaban las funcio-nes. Por lo general, cuando conclua una obra de teatro sepresentaba un nmero musical para cerrar.

    duda de que dejaron estampada su huella en elQuertaro decimonnico. En la presente inves-tigacin se ha dejado en un apartado especial ala familia Fras y Soto, cuna de dos hombres quebrillaran con luz propia: Luciano e Hilarin.7

    Los Fras y Soto: una familia de polticosy literatos

    La genealoga de Vicente de P. Andrade no in-dica cul era el lugar que corresponda a Lucia-no, Hilarin y Eleuterio en el orden familiar,pero otras fuentes sealan que Hilarin era elmayor de los tres, pues naci el 22 de octubrede 1831; Luciano, el 7 de enero de 1834, y Eleu-terio, el 20 de febrero de 1845.8En el periodo enel que nacieron los hermanos Fras, Quertaro

    7Alberto Trueba Urbina,El teatro de la Repblica. Bio-grafa de un gran coliseo, Mxico, Botas, 1954, pp. 18-20,107 y 125; Valentn Fras, Leyendas y tradiciones ,t. III, op. cit., 1988, pp. 228-229 y 246;Leyendas y tradicio-nes, t. IV, 1989, pp. 67 y 92;Leyendas y tradiciones,1990, pp. 9, 87, 127 y 147; Leyendas y tradiciones,t. I, 1990, p. 175; Fernando Daz Ramrez, Historia delestado de Quertaro (1851-1867), t. IV, Quertaro, Edicionesdel Gobierno del Estado, 1979, p. 272; Jos GuadalupeRamrez lvarez, Quertaro. Visin de mi ciudad, Que-rtaro, Ediciones Provincia 1956, p. 150; Patricia PriegoRamrez y Jos Antonio Rodrguez, Lamanera en quefuimos. Fotografa y sociedad en Quertaro, 1840-1930,

    Mxico, Direccin de Patrimonio Cultural-Secretara deCultura y Bienestar Social/Gobierno del Estado de Quer-taro 1989, pp. 33-34.

    8Vicente de Paula y Andrade, Estudio genealgico,op. cit.,pp. 9-11; Valentn Fras, Las calles de Quertaro.Origen histrico, legendario y anecdtico de su nomencla-tura. Obra enriquecida con multitud de grabados e ilustra-da con notas histricas, Quertaro, Demetrio Contreras,1910, p. 230; Valentn Fras, Leyendas y tradiciones,t. I, 1990, p. 97; Juan Ricardo Jimnez Gonzlez,El sistemade, op. cit., pp. 298-334; Manuel Surez Muoz y Juan Ri-cardo Jimnez Gmez, Constitucin y sociedad, op. cit.,p. 596; Martha Eugenia Garca Ugarte,Breve historia de,op. cit., pp. 157, 202-204; Fernando Daz Ramrez,Historiadel estado, t. III, op. cit., p. 7; Jos Rodrguez Familiar,Documentos para la historia de Quertaro. Efemrides que-

    retanas: acontecimientos notables en la vida de Quertaro(1903-1910), t. IV, Quertaro, Imprenta Selesiana, 1973, p. 53,vanse tambin de este autor, Documentos para la historiade Quertaro. Efemrides (1870-1887), t. I, pp. 216-217, yDocumentos para la historia de Quertaro. Efemrides(1888-1895), t. III; El Diario del Hogar, 23 de agosto de

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    experimentaba problemas polticos derivadosde la inestabilidad que se viva en todo el pas.Los Fras y Soto se criaron en el seno de unafamilia tradicional con un padre de tendenciasliberales y una madre sumamente religiosa.Los registros histricos indican que Luciano eHilarin recibieron la instruccin primaria y elgrado de bachilleres en su natal Quertaro;concluidos sus estudios fueron enviados a laciudad de Mxico para terminar la carrera demedicina.9

    Luciano abandona los estudios y decide re-gresar a la ciudad de Quertaro para dedicarsea otras actividades. Instala una imprenta en laque se hace el tiraje de la mayor parte de la do-cumentacin oficial; adems de diversas publi-caciones peridicas, entre ellasLa Sombra deArteaga, peridico oficial del estado, y el sema-nario El Constitucionalista.10A la par de suslabores editoriales, Luciano se dedic a activi-dades polticas y literarias; era reconocido comoel jefe del Partido Liberal queretano. Form par-te de la Asociacin de Profesores y Profesoras del

    1888. ngel Pola indicaba que Hilarin naci el 21 de oc-tubre de 1836, fecha que se encontraba equivocada.

    9Ramn del Llano Ibez,La Iglesia catlica en Que-rtaro, op. cit., 2000, p. 29.

    10Fernando Daz Ramrez,Historia del, t. IV, op. cit.,p. 34; Valentn Fras, Leyenda y tradiciones,t. III, op.

    cit.,p. 228; Jos Rodrguez Familiar,Documentos para lahistoria de Quertaro. Efemrides,t. IV, op. cit., p. 145;Fernando Daz Ramrez,Historia del periodismo en Que-rtaro, Quertaro, s.e., 1968, pp. 33-34, 48 y 91-92; LuisGonzlez y Gonzlez, Vida poltica en Quertaro duranteel Porfiriato, Quertaro, Fondo Editorial de Quertaro/Consejo Estatal para la Cultura y las Artes/UniversidadAutnoma de Quertaro, 2004, pp. 233. En 1876, Lucianoadquiri la imprenta de Mariano Rodrguez Velsquez,quien se haba establecido en 1860, lo que representaba elfin de la competencia, pues ya no exista nadie que hicieramella al monopolio de la impresin. En la imprenta de Lu-ciano salieron a la luz, entre otros peridicos,La GuardiaNacional yElCamino de Tampico, del que fungira comodirector. Fras tuvo la imprenta hasta 1898, ao en el que lavendi a Luis G. Fras, con lo que el monopolio de la impre-

    sin sigui en manos de una misma familia. En la impren-ta de Luis se editaraLa Crislida, peridico en el que eradirector Alejandro Fras. Aos despus, Luis G. Fras vendila imprenta a Josefa Lozada. Se tiene conocimiento deotras dos imprentas vinculadas a los Fras: la de Fras her-manos y la de los Talleres Fras hermanos.

    estado. Entre 1892 y 1902, Fras fue miembropermanente del Ayuntamiento de la ciudad deQuertaro.11A invitacin de su hermano Hila-rin, colabor en el peridico capitalino,El Co-rreo del Comercio,con unacolumna llamadaCrnica Parlamentaria, misma que aparecipor primera vez el 24 deseptiembre de 1872. Lu-ciano Fras y Soto muere el ao de 1902, consi-derado como uno de los grandes impulsores dela cultura y educacin en Quertaro.

    Eleuterio, otro miembro de la familia Fras ySoto, tuvo una vida corta pero intensa. En 1869ocup la oficiala mayor de la secretara de go-bierno.12En 1870, fue elegido diputado al Con-greso local y en 1879, nombrado ministro delTribunal Superior de Justicia del Estado. Aligual que sus hermanos, tuvo su veta literaria.Se deca que era un poeta inspirado, cuya poe-sa mostraba un alma talentosa. Muestra deello eran sus composiciones La plegaria, Enla muerte de mi padre, Decepcin, Magda-lena y Souvenir a un amiga. Es probable quehubiera logrado una frtil carrera literaria ypoltica. Sin embargo, su temprana muerte el 4de julio de 1882, cuando tena 37 aos, cort susaspiraciones.13

    11La Pluma, 13 de enero y 22 de septiembre de 1895;Jos Rodrguez Familiar,Documentos para la historia deQuertaro. Efemrides, t. II, op. cit., pp. 20, 43-44, 61y 137.

    12Jos Rodrguez Familiar,Documentos para la histo-ria de Quertaro. Efemrides, t. IV, op. cit., pp. 7, 81,88-89, 100, 133 y 135, vanse tambin de este autor,Do-cumentos para la historia de Quertaro.Efemrides, t. I(pp. 234-236, 324 y 368), t. II (pp. 187, 192, 209, 236 y 341)y t. III.

    13La Sombra de Arteaga, 10 de junio de 1869 y 14 denoviembre de 1888; Jos Guadalupe Ramrez lvarez,Quertaro. Visin, op. cit., p. 154; Alberto Trueba Urbina,El teatro de la, op. cit., pp. 136, 144, 148, 152, 156, 164 y300-301; Fernando Daz Ramrez,Historia del estado, op.

    cit., t. IV, p. 278; Valentn Fras,Leyendas y tradiciones,op. cit., 1990, pp. 156-157; Manuel Surez Muoz y JuanRicardo Jimnez Gmez, Constitucin y sociedad, op.cit., pp. 257, 276 y 617; Jos Rodrguez Familiar,Docu-mentos para la historia de Quertaro. Efemrides, t. I,op. cit., pp. 7 y 9.

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    El mdico de la familia: Hilarin

    Jos Hilarin Rafael Jess de los Dolores Frasy Soto se grada en la Escuela de Medicina en1856,14pero nunca ejerce la profesin, dedicandosu vida al terreno poltico y literario. Unos mesesdespus de graduarse como mdico, Fras fuenombrado secretario de gobierno. Otros puestosque ocup fueron la prefectura de San Juan delRo, y diputado y regidor del Ayuntamiento dela ciudad de Mxico.15Aunque desempe car-gos de importancia, no cabe duda que lo ms

    14AHFM, Fondo Escuela de Medicina y alumnos, leg. 27,exp. 10, ff. 2, 11, 12, 13 y 14, y leg. 137, exp. 40, f. 1; ElDiario del Hogar, 23 de agosto de 1888. Al parecer Hilarinaspiraba a ingresar a la Academia de Medicina, razn porla que en 1886 present la tesisLa accin del trtaro em-tico en la pulmona, la que, segn ngel Pola, no slo re-sult original, sino que revolucion las teoras sobre estetema. No se cuenta con documentos que muestren cul fuela resolucin de la Academia, mas todo indica que su pro-puesta fue rechazada. El que Fras tuviera que presentaruna tesis muchos aos despus de haberse titulado mos-traba los cambios que se haban efectuado en el plan deestudios de la Escuela de Medicina, misma que estipul en1870 que los estudiantes deban preparar una tesis paragraduarse. El reglamento indicaba que los profesores titu-lados fuera del pas y los que no lo hubieran hecho, podanpresentar una tesis de tema libre. Aunque en el segundocaso tambin se adverta que deban presentarse 48 horasantes del examen con el presidente y secretario de la ins-titucin, a fin de elegir una temtica que haba sido apro-

    bada por una Junta de Catedrticos.15Hilarin Fras Soto,Rectificaciones a las memorias delmdico ordinario del emperador Maximiliano, Mxico, Edi-tora Nacional 1967, p. 387;El Monitor Republicano, 10 deoctubre de 1881. Fras evocaba con mucho cario su estan-cia en San Juan del Ro, pues le recordaba una ciudad depaisaje flamenco cuyas esbeltas torres y casas pintadasde blanco y rojo se perdan entre las copas de los rbolesfrutales. El autor crea que esta ciudad no haba logradomejorar sus condiciones econmicas por la guerra civil queacab con su comercio y provoc que sus habitantes vivie-ran con miedo. Una visin totalmente distinta presentabaJos Mariano Rivera, quien deca que durante la estanciade Hilarin (1881) en la jefatura de San Juan haba ejerci-do su autoridad enrgicamente pero con ciertos rasgos pa-tolgicos. Cuando se ordenaba el pase de algn bandido a

    la muerte, l suspenda el acto en dos o tres ocasiones paraexaminar, segn l, los estragos que causaba la agona mo-ral en la vctima y para recoger en las planchas del anfi-teatro algn dato cientfico que agregar a sus experimentosprcticos. A decir de Jos Mariano Rivera, lo anterior evi-denciaba el tipo de sentimiento que mova al queretano.

    sobresaliente fue su labor como legislador, noslo impuls la ley del divorcio (1868), incluso,en dos ocasiones se desempe como miembrodel Gran Jurado, instancia del Congreso que seencargaba de juzgar a los gobernadores quehaban sobrepasado sus funciones. Durante suestancia en la Legislatura federal, el queretanopropuso una ley reglamentaria del artculotercero constitucional, en la que planteaba laobligatoriedad de la educacin. Adems, fue re-presentante del estado de Hidalgo en la Cma-ra de Diputados, el queretano particip en eldebate sobre la reforma constitucional del ejer-cicio de las profesiones. Fras mostr, en diver-sos pasajes de su vida, un gran inters por laeducacin, tanto en Quertaro como en la ciu-dad de Mxico formul proyectos encaminadosa mejorar la calidad de la educacin. Fuera delmbito poltico, se dedic a realizar actividadesdocentes en la Escuela Normal de Profesores,lugar en el que lleg a sustituir a Ignacio M. Al-tamirano en las ctedras de espaol, lectura ydeclamacin.

    A la par de sus actividades polticas, Fras sedesempe como redactor de varios peridicosque, a su vez, le sirvieron de plataforma paraexpresar sus opiniones polticas y publicar susproducciones literarias. Desde su llegada a laciudad de Mxico, Hilarin tuvo contacto conlos miembros de la Academia de Letrn, tiempodespus perteneci al Liceo Hidalgo; situacindeterminante en la vida de Fras y Soto, puesgracias a ello defini su vocacin como escritor.Sus primeros escritos que aparecieron en laspginas de El Soly La Revista Universal, deacuerdo con los crticos, eran artculos de unapobreza de estilo y repletos de incorrecciones.Estilo que fue perfeccionando con base en el oficio,su pluma adquiri una voz propia y una madurez,que lo llev a integrarse al grupo de escritoresque colaboraran en la realizacin deLos mexi-canos pintados por s mismos, en 1854. Tam-bin se incorpor a las filas del Ejrcito. Laorden para ser admitido fue expedida por Anto-nio Lpez de Santa Anna, el 2 de agosto de1854. Hilarin se integr al primer cuerpo m-dico militar como primer ayudante. De esta ma-

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    nera, Fras form parte del Ejrcito mexicanodado que se haban estipulado que sus subal-ternos deberan guardarle los honores de orde-nanza y ser obedecido en las rdenes que diera,ya fuera por escrito o de palabra.16

    En diciembre de 1867, Vicente Riva Palaciole ofreci el cargo de redactor en jefe y respon-sable deLa Orquesta, peridico en el que en-contr un espacio donde exponer sus opinionessobre los asuntos pblicos. Bajo su direccin,elrotativo mejor su calidad literaria, ya que Frasinvit a colaborar a Guillermo Prieto, FranciscoZarco, Manuel Payno y Florencio M. del Casti-llo. El queretano aprovechara este medio parapublicar sus escritos literarios, entre ellos lanovela Vulcano y la serie de tipos popularesdesignada lbum fotogrfico. A finales de1867, se integr a la redaccin delBoletn Re-publicano, la experiencia adquirida ah lo lleva fundarFra-Divolo (marzo de 1869) en donderedact la mayor parte de los artculos.17Con elcierre de Fra-Divolo, Fras se incorpor a ElSemanario Ilustrado, peridico en el que tam-bin colaboraron Alfredo Chavero, Manuel Pe-redo, Ignacio Ramrez y Guillermo Prieto. Aprincipios de 1871, fue redactor de El Correodel Comercio, peridico al que renunci el 1 deoctubre de ese ao.18En 1873, el queretano cen-tr la mayor parte de su atencin a la traduc-cin de diversas obras escritas en francs. Aprincipios de mayo de 1874, Fras fue parte del

    16Archivo Histrico de la Secretaria de la Defensa Na-cional (AHSDN), Direccin de Archivos e Historias, ArchivoCancelado, Hilarin Fras y Soto, caja 142D/III/4/2280, ff.1-3. El sueldo asignado a Hilarin fue de 75 pesos sietereales y ocho granos.

    17La Sombra de Arteaga, 5 de enero de 1868, 4 de abrilde 1869 y 4 de noviembre de 1880; Ciro B. Ceballos,Panora-ma mexicano, 1890-1910. (Memorias.), estudio introductorioy edicin crtica de Luz Amrica Viveros Anaya, Mxico,UNAM, p. 351.

    Los redactores deLa Sombra alababan la aparicin deFra-Divolo, pues conocan el talento e instruccin de un

    literato de bien cortada pluma. La denominacin del pe-ridico provoc que el vulgo pensara que Hilarin tenaun pacto con el diablo. De hecho, tantoEl Centinela Espa-ol como Ceballos le prodigaban adjetivos despectivos co-mo mdico demonaco, diablo viejo o slo diablo.

    18La Independencia Mdica, 1 de mayo de 1882.

    equipo de redaccin deEl Siglo XIX, el cual es-taba integrado por Julio Zrate, Jos G. Pren yngel Domnguez. En 1880, ingres a las filasdeEl Diario del Hogar, peridico dirigido porFilomeno Mata y en el cual colaboraron Guiller-mo Prieto, Jos Toms de Cullar y Juan deDios Peza. El mdico realiz, mediante las p-ginas de esta publicacin, crticas a las diversasinstituciones que dependan del Ayuntamientode la ciudad de Mxico. Tambin dio a conocernovelas cortas, que sern analizadas ms ade-lante. A pesar de ser un hombre con diversasactividades, Hilarin se dio tiempo para ocuparla direccin deLa Independencia Mdica a par-tir del 15 de agosto de 1881, la publicacin te-na el propsito principal de difundir trabajoscientficos, dando prioridad a las noticias pro-venientes de la Escuela Nacional de Medicina.

    Un rasgo que caracteriz a Hilarin Fras ySoto fue el no asumir la defensa de la polticapblica, haber sido un poltico y un escritor cr-tico de su poca, que sirvi tanto a administra-ciones conservadoras como liberales; esto leacarre ser denominado como alguien arribis-ta que buscaba acomodarse a la circunstanciaspolticas del momento. Pese a sus bandazos po-lticos, Hilarin siempre fue un defensor del li-beralismo. Encontr en la escritura el medioperfecto para propagar su postura poltica,ideolgica y moral, a una sociedad inmersa enconflictos blicos y sociales, y creo que su valorradic en su espritu crtico y revolucionario.

    La actividad literaria de Hilarin Frasy Soto

    Hilarin Fras y Soto consideraba la tarea delliterato ardua y poco sencilla, pues deba cum-plir con una funcin moralizante, esto es, paral la literatura no slo tena que entretener alos lectores, sino tambin dejarles enseanzastiles que aplicaran en su vida diaria. En esteapartado veremos los vnculos que Fras y Sototuvo, desde su juventud, con los crculos litera-rios de la ciudad de Mxico y la forma en la questos influyeron en sus escritos; tambin se

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    analizarn sus retratos costumbristas reunidosenLos mexicanos pintados por s mismos yl-bum fotogrfico.

    Su ingreso al Colegio de Medicina, que en esemomento se encontraba ubicado en el Colegiode San Juan de Letrn, fue determinante paraque el joven queretano lograra relacionarse conel grupo literario que se reuna entorno a la Aca-demia de Letrn. La participacin de Fras en laAcademia marc su posicin frente a la literatura.En dicha asociacin se buscaba delinear las carac-tersticas de un proyecto nacionalista fundado enel redescubrimiento de Mxico. Su posterior in-tegracin a las filas del Liceo Hidalgo reforzarala idea que tena de la literatura, pues dicha agru-pacin haca hincapi en que la literatura era unespejo de la sociedad y cuya finalidad no radicabaslo en conmover el corazn, sino tambin en per-suadir el entendimiento a travs de la generali-zacin de los principios de virtud y civilizacinentre la mayora de los ciudadanos.19

    Entre noviembre de 1867 y abril de 1868, elqueretano asisti a las veladas literarias organi-zadas, por el poeta Luis Gonzaga Ortiz, reunio-nes donde se daban cita los miembros de las dosms importantes asociaciones literarias como lofueron La Academia de Letrn y El Liceo Hidal-go. En 1872, Hilarin fue nombrado socio hono-rario de la Sociedad Literaria La Concordia,

    19Alicia Perales Ojeda,Las asociaciones literarias mexi-canas, Mxico, UNAM-Instituto de Investigaciones Filolgi-cas (Ida y regreso al siglo XIX), 2000, pp. 29-30 y 35-36;Mara Luna Agustn, La escritura de la historia y la tra-dicin retrica, 1834-1885, enLa tradicin retrica en lapotica y en la historia, Mxico, UAM-Azcapotzalco/CONA-CyT(Cuadernos de debate, 3), 2004, pp. 36-37; Vctor DazArciniega,Historia de la literatura mexicana. Realismo ycostumbrismo, Mxico, SEP, 1982, p. 44; Fernando Ocaran-za,Historia de la medicina en Mxico, Mxico, LaboratoriosMidy, 1934, p. 157; Julio Jimnez Rueda,Letras mexicanasen el siglo XIX, Mxico, FCE(Popular), 1989, p. 137; CarlosGonzlez Pea,Historia de la literatura mexicana.Desdelos orgenes hasta nuestros das, Mxico, Porra (Sepancuantos, 44), 1981, p. 140; Sara Sefchovich,Mxico pas de

    ideas, pas de novelas (una sociologa de la literatura mexi-cana), Mxico, UNAM, 1987, p. 38; Emmanuel Carballo,Re-flexiones sobre literatura mexicana, siglo XIX, Mxico,ISSSTE, 1999, p. 40; ngel Muoz Fernndez,Los mucha-chos de Letrn: Jos Mara Lacunza; estudio y recopila-cin, Mxico, Factora Ediciones, 1997, p. 14.

    editora de la revistaLa Esperanza, cuya finali-dad era dar a conocer los trabajos de los jvenesliteratos. A su paso por estas asociaciones litera-rias, Hilarin logr entablar amistad con los es-critores y pensadores ms sobresalientes de lapoca como Guillermo Prieto, Francisco Zarco,Manuel Payno, Ignacio M. Altamirano, Jos Ma-ra Rivera, Luis Gonzaga Ortiz, Manuel Peredo,Ignacio Ramrez, Ignacio Rodrguez Galvn y Vi-cente Riva Palacio, por nombrar algunos.

    Hilarin Fras y Soto fue un escritor prolfico,pues lo mismo escriba poesa que haca tra-ducciones, crtica literaria, novela y cuadrosde costumbres o redactaba artculos para losperidicos en los que se empleaba como redactor.Sus primeros poemas datan de cuando tena 19y 20 aos, Fras public sus primeros poemas enEl Siglo XIX.20Estas primeras creaciones litera-rias reflejaban a un hombre lleno de fe y espe-ranza en el futuro. La poesa de Fras y Soto erade tono intimista y panegirista. Aunque la pro-duccin lrica del queretano no fue muy amplia,sus obras merecieron el elogio de figuras comoJuan de Dios Peza, quien consideraba que eraun poeta inspirado y un escritor elegante.

    Una de las facetas desconocidas de Hilarines su labor como traductor de textos de autoresfranceses o que fueron traducidos a esa lengua.La novela La sultana de las flores, de MarcFourier, se convirti en su primera traducciny se public en La Orquesta (1862). En 1870,Fras traduciraElevacin y cada del empera-dor Maximiliano de Emil de Kratry. Tresaos despus, enLa enseanza, aparecieron cua-tro traducciones suyas: la deLa Tierra y los ma-res, de LuisFiguier; laHistoria de un acuario yde sus habitantes, de Ernesto Van Bruyssel; Viajeal fondo del mar, de J. de la Blanchre yAven-turas de un joven naturalista, de Lucien Biart.Hilarin sealaba que el papel del traductor era

    20El Siglo XIX, 6 y 7 de marzo de 1850; El Diario del

    Hogar, 23 de agosto de 1888. Segn ngel Pola, Hilarincompuso sus primeros versos a la edad de 12 aos, masstos resultaron malos debido a que eran una secrecinde actos reflejos, lo que llev a ste a afirmar ms tardeque la poesa no es ms que una cosa fisiolgica, postu-ra que denotaba su naturalismo.

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    significativo, ya que tena que reelaborar el tex-to, volverlo accesible a los nuevos lectores deotras lenguas, sin que este perdiera su esencia.21

    El gnero costumbrista reuna las caracters-ticas del tipo de literatura que los escritores dela segunda mitad del XIXpretendan elaborar;una literatura nacional que se apartara de losmodelos extranjeros. Reflejaba las necesidadesde las naciones de expresar su individualidad yreafirmar su identidad. Los costumbristas bus-caban rescatar a los personajes pintorescos paraconvertirlos en los representantes de determina-dos sectores sociales.22Emmanuel Carballo con-sidera a Guillermo Prieto (Fidel), Jos Tomsde Cullar (Facundo), Francisco Zarco (Fortn),ngel de Campo (Micrs) e Hilarin Fras y Soto

    (Safir), como las cinco personalidades que sobre-salieron en la escritura de artculos costumbris-tas. Con el manejo de estrategias retricas, comola stira y la irona, los costumbristas mexicanosbuscaban exagerar las fallas y con ello, lograrintroducir con mayor fuerza sus ideas renova-doras. La atencin prestada a las clases bajas

    21La Orquesta, 22 de septiembre de 1862. Esta nota re-flejaba una situacin propia de los traductores: la imposi-bilidad de realizar una traduccin total que reproduzca elsentido del texto original, puesto que el paso de una lenguaa otra se encuentra lleno de obstculos; esto no significa la

    imposibilidad de lograr un buen trabajo. Aunque la traduc-cin literal es respetable, se debe privilegiar aquellas quevuelven comprensible el texto sin traicionar la intencincomunicativa del autor. As, la traduccin se presenta co-mo un componente bsico en la difusin de la cultura, y lostraductores se convierten en elementos imprescindibles dela comunicacin humana.

    22Mara Esther Prez-Salas, Costumbrismo y litografaen Mxico: un nuevo modo de ver, Mxico, UNAM-Institutode Investigaciones Estticas (Monografas de arte, 29),2005, pp. 17, 22 y 24-25; Mario Caldern, La novela cos-tumbrista mexicana, en Belem Clark y Elisa Speckman(eds.),Larepblica de las letras.Asomos a la cultura escri-ta del Mxico decimonnico, I. Ambientes, asociaciones ygrupos. Movimientos, temas y gneros literarios, Mxico,UNAM(Ida y vuelta al siglo XIX), 2005, pp. 315-316; John

    Brushwood,La barbarie elegante. Ensayos y experienciasen torno a algunas novelas hispanoamericanas del sigloXIX,Mxico, FCE(Tierra firme), 1988, pp. 17 y 20; Julio JimnezRueda,Letras mexicanas, op. cit., pp. 97-98, 109-110, 114y 171; Cristina Barros y Arturo Souto, Siglo XIX: romanti-cismo, realismo y naturalismo, Mxico, ANUIES, 1976, p. 55.

    propici que este movimiento se identificaracon los pobres.23

    A continuacin, se abordar la produccin delltimo de los costumbristas identificado porCarballo: Hilarin Fras y Soto. Los primeroscuadros de costumbres de Fras formaron partede la obra colectiva intituladaLos mexicanos pin-tados por s mismos.Tipos y costumbres naciona-les(1854). sta se conformaba de una serie deartculos que retratan los personajes tpicos de lasociedad mexicana decimonnica. Hilarin contri-buy con los cuadros de cinco tipos: El aguador,El cochero, La costurera, El poetastro y Lalavandera. Fras y Soto, en 1868, retoma la des-cripcin de tipos populares en una serie que pu-blic enLa Orquesta, entre el 15 de febrero y el 9

    de mayo, con el nombre de lbum fotogrfico.Veinte tipos entre los que sobresalen: La travia-ta, La viuda, El mendigo, El billetero, Elestudiante, El empleado, El cura del pueblo,La lavandera, La colegiala y El peluquero.24Diversos autores han coincidido en que, pese alintento de los retratos costumbristas de salva-

    23Julio Jimnez Rueda, Letras mexicanas, op. cit.,p. 114; Rubn Salazar Mallen, Tres temas de literaturamexicana, Mxico, S. E., 1947, pp. 63 y 78; Arqueles Vela,Fundamentos de la literatura mexicana, Mxico, Patria,1953, pp. 82-83; John Brushwood,La barbarie elegante.

    Ensayos, op. cit., pp. 16, 22 y 25, del mismo autor, TheRomantic novel in Mexico, disertacin doctoral, NuevaYork, Columbia University, 1950, pp. 139-140 y 150; SaraSefchovich, Mxico pas de ideas, op. cit., pp. 26 y 33;Carlos Gonzlez Pea,Novelas y novelistas mexicanos, M-xico, UNAM/Universidad de Colima, 1987, p. 102; Juan deDios Peza,Poetas y escritores modernos mexicanos, Mxi-co, SEP-Subsecretara de Asuntos Culturales/El libro y elpueblo, 1965, p. 32.

    24El Diario del Hogar, 23 de agosto de 1888. ngel Polaindica en la nota biogrfica de Fras que ste fue el autorde El cura, La lavandera y El estudiante de medicina.El dato era errneo; para esta coleccin slo escribi Lalavandera y los otros pertenecan a su segunda coleccinde tipos, motivo por el cual tambin resulta falsa su ase-veracin respecto a que los tres escritos anteriores fueron

    recogidos por la polica, pues se consideraban sediciosos yhaban alarmado al mismo Santa Anna. Cuando el jefe depolica Juan Lagarde sali a aprehender al autor de lostextos, se dieron cuenta que era un joven escritor; por estarazn el ministro de gobernacin, Ignacio Aguilar y Maro-cho, decidi retirar la orden de prisin.

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    guardar los tipos populares que se perdan conlos cambios experimentados por la sociedad de-cimonnica, tambin tenan la finalidad deeducar al pueblo al enlazar las virtudes del tra-bajo con la censura de los vicios. As, las coleccio-nes de tipos se convirtieron al mismo tiempo encompendios de educacin moral y sentimental.Junto a la actitud paternalista con la que sedescriba a los otros, se perciba el desprecio quemanifestaban a su ignorancia y atraso. De igualmanera, este doble punto de vista sera reprodu-cido en la descripcin de tipos del queretano,quien aplauda a los virtuosos, pero tambin te-na palabras de desprecio contra los disolutos.25

    Fras y Soto describi 24 tipos populares: tre-ce del sexo masculino y once del femenino, con

    dimensiones variables. En las pginas siguien-tes, se estudiarn las dos series de tipos popu-lares de manera conjunta; se separarn lostipos masculinos de los femeninos, a fin de en-tender el concepto del autor sobre cada gneroy grupo social. La atencin de Hilarin, tantoen hombres como en mujeres, se centr en laclase baja y media baja.

    Los tipos masculinos

    Sus retratos masculinos se pueden reunir en

    cinco grupos: los marginales (El bandido, Elmendigo, El pilluelo y El billetero), los in-comprendidos (El empleado y El estudian-te), los trabajadores (El peluquero, Elaguador y El cochero), los literatos (El poe-ta y El poetastro) y los religiosos (El sacris-tn y El cura).

    25Guadalupe Ros de la Torre, La idea de la mujer atravs de la prensa porfiriana, en Celia del Palacio

    (coord.), La prensa como fuente para la historia, Mxico,Miguel ngel Porra/Universidad de Guadalajara/CONA-CyT, 2006, p. 134; Rosa Beltrn, Presentacin, en Losmexicanos pintados por s mismos, Mxico, Direccin Ge-neral de Publicaciones-Conaculta (Clsicos para hoy, 18),1993 [1885], pp. 9-11.

    Los marginales

    Hilarin hace el cuadro de el bandido, perso-naje marginal que no apareca en las coleccio-nes europeas. Su objetivo era presentarlo comoun tipo social, adems de refutar las versioneseuropeas en las que se afirmaba que Mxicoestaba infestado de bandidos. Es preciso dife-renciar el adjetivo bandido en dos sentidos:uno el que se le daba a los funcionarios, polti-cos y caudillos; bandidos engendrados por eldiente venenoso de la calumnia. En segundolugar se encontraban los verdaderos bandidosque robaban y mataban, ya fuera por necesi-dad o por instinto. Hilarin haca nfasis enlas condiciones sociales como caldo de cultivodel bandidaje, su percepcin no se limitabasimplemente a enunciar los casos, sino a bus-car las causas que los producan.

    Del mismo modo, consideraba a el mendigo,producto de la sociedad, quien sin necesidad detrabajar lograba obtener recursos monetariosde diversas formas. Este personaje no pensabaen el maana; exclusivamente se centraba encubrir sus necesidades materiales de cada da,necesidades que cubra la misma sociedad quelo despreciaba. El queretano presenta a el bi-lletero como un personaje que se distingua de elmendigo, porque buscaba su sustento de una ma-nera honorable. Ellos diversificaban sus acti-vidades, es decir, adems de billetes vendanperidicos, fsforos, novenas, peines e infinidadde artculos de la pequea industria.

    Otro tipo es el pilluelo, marcado con el es-tigma de la orfandad, en la mayora de los casoscontaba slo con su madre, quien se dedicaba acuidar vecindades o a lavar ropa ajena. El pi-lluelo siempre se mostraba risueo y feliz,no se preocupaba por la pobreza en la que viva,se conformaba con tener los medios para ali-mentar los placeres de la vagancia. Pese a quecarecan de educacin, conservaban la honra-dez y la nobleza. El futuro que le aguardaba ala mayora era la miseria. Fras menciona queen el pilluelo se encontraba el verdadero enteque formara a la sociedad. Tanto los ricos comolos gobernantes pensaban que el sostenimiento

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    de estos grupos, por medio de la filantropa y lacreacin de hospicios, era parte de su tarea enel mundo, mas no proponan soluciones para in-tegrarlos al trabajo honesto.26

    Los incomprendidos

    En este rubro se ubicaban dos personajes dis-miles pero con idnticas aspiraciones: los em-pleados y los estudiantes. Los primeros tenanla reprobacin general por su mala imagen deservidores pblicos, comnmente se les conferanadjetivos como sanguijuela del erario, murda-go del pueblo o cannigo de lista civil. Desem-peaba su trabajo en alguna dependencia degobierno. Su nica satisfaccin era el reconoci-miento de algn personaje con posicin relevante.Dependa de su trabajo, sin ste prcticamente noera nadie. A pesar de ser diferente al anterior ti-po, el estudiante comparta con el empleado lailusin de figurar en la escena pblica, para al-canzar una posicin social relevante era necesa-rio que venciera la pobreza. Algunas actividadesque desempeaba para alcanzar sus objetivoseran escribir para los peridicos e inmiscuirse enla actividad poltica. Un rasgo caracterstico en-tre ellos era la prctica del dragoneo, es decir,hacer ostentacin de sus conocimientos entre susamistades: los mdicos recetaban, los abogadosdiriman pleitos, etctera; sus ilusiones desapa-recan cuando se convertan en profesores. La so-ciedad domesticaba al len que terminaba con elalma gastada y el corazn fro.27

    Los hombres trabajadores

    As como haba sectores de la clase baja que de-dicaban su vida a la vagancia y al ocio, tambinexistan los que se comprometan con el trabajoy el servicio a los dems. Uno de ellos era elaguador, quien posea numerosas cualidades:mesurado, confiable, honrado, pacfico, entre-

    26Hilarin Fras y Soto,lbum fotogrfico, Tlahuapan,Premia Editora/INBA-SEP-Cultura (La Matraca, segundaserie), 1984, pp. 66-69.

    27Ibidem, pp. 50-53.

    gado al trabajo. Sus atributos eran dignos dealabanza, pues careca de educacin, por estemotivo desconoca los principios en que se fun-daba la moral. La mitad de su vida la dedicabaal trabajo. En cierta forma, el aguador se con-verta en el prototipo a seguir para los demsgrupos de la sociedad.

    En el caso de el cochero, Hilarin reconocaque era un tipo distintivo, tena ciertos ras-gos que lo diferenciaban de los dems. La ma-yora de las personas dedicadas a esta actividaderan de los sectores bajos de la poblacin de lacapital o provenan del interior del pas. Suaprendizaje iniciaba desde la niez: dar de co-mer a la mula, engancharla y limpiar el carro.Si hacan mritos ascenda a sota, lo que signi-ficaba que poda viajar en el exterior y ocuparsedel cuidado del carro. Hasta por fin, subir a lacategora de cochero. Existan varias clases, pe-ro ms caracterstico era el de sitio. Su carcterera desconfiado, spero, cnico; no obstante, sele reconoca como un ciudadano pacfico, unbuen padre de familia y un trabajador compro-metido. Slo una enfermedad poda separarlode su actividad diaria. El malestar ms comnque lo aquejaba era las lceras en las piernas,producto del contino roce de la lanza. El co-chero en esta condicin penaba a causa del do-lor y de la miseria, pues no haba nadie que leproporcionara recursos para mantenerse, locual era un triste final para un hombre compro-metido con el trabajo.28 Pese a que careca deeducacin, tena una gran vivacidad natural,producto de los lances y aventuras que viva daa da.

    En el tipo de el peluquero, Hilarin en rea-lidad quiso retratar la desaparicin del barbero,al cual se consideraba, junto con el aguador,como uno de los personajes caractersticos de laciudad desde la poca colonial. El queretano sedio a la tarea de rescatar la imagen de un tipoque, pensaba, desaparecera en un escaso tiem-po. Un hombre trabajador que buscaba ganarsela vida de una manera honesta.29

    28Ibidem, pp. 29-38.29Ibidem, pp. 87-89.

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    Los literatos

    La poesa era un gnero que fascinaba a don Hi-larin y trat de rendir un reconocimiento aquienes se dedicaban a cultivarla. Tanto enLosmexicanos, como en ellbum, consagr unartculo para hablar de los poetas. Reconocaque la degradacin de la poesa gener el tipo delos poetastros, caracterizados por grupos de chi-cos coquetos, sentimentales, relamidos,jactanciosos y recortados, los cuales creanque podan hacer versos con slo aleccionarsemediante la lectura de peridicos y de algunasnovelas, por lo tanto no entendan de maticespoticos y utilizaban cualquier elemento paraconstruir sus composiciones. El poetastro ha-

    blaba de todas las materias, ya que no habaconocimiento fuera de su alcance. Sin embargo,el estudio y la meditacin no bastaban paracrear versos.30En oposicin se encontraba elpoeta, la otra cara de la moneda, quien contabacon mejores recursos literarios para crear unapoesa superior. Buscaba saciar su alma sedien-ta de victoria, motivo por el cual utilizaba laprensa y la tribuna como los medios de expresinde su sentir. En un arranque poltico, el quere-tano identificaba a los poetas con el liberalismoy a los poetastros con el conservadurismo.

    Los religiosos

    Fras y Soto hizo el cuadro del el cura y el sa-cristn, dos individuos del mbito religioso.Existan varios tipos de curas de pueblo: los queslo queran obtener ganancias sin importarlesla feligresa, los sabios y los de misa y olla.Los primeros eran despreciables, ya que no cum-plan con la labor para la que se prepararon; encambio, se deba dignificar a los de misa y olla,puesto que llevaban vida de apstoles, eranhumildes, llenos de virtud, abnegacin y cari-dad. Si el cura del pueblo mereca alabanza, no

    30VV.AA.,Los mexicanos pintados por s mismos: tipos ycostumbres nacionales, Mxico, Centro de Estudios de His-toria de Mxico, CONDUMEX, 1989,pp. 119-126.

    se poda decir lo mismo del sacristn, quien seadjudicaba papeles que no le pertenecan. Elsacristn era el arribista de la iglesia, quienbuscaba obtener beneficios por los serviciosprestados. Existan varias clases de sacristanesde acuerdo con la situacin jerrquica: los de pa-rroquia, los de monjas y los de frailes. Ambos ti-pos permitieron a Hilarin hacer una reflexin delos contrastes que se vivan en el interior de laIglesia; mientras unos deseaban cumplir con susobligaciones, otros slo pretendan enriquecersea costa de la fe, por lo tanto, deba denunciarse.

    Los tipos femeninos

    La principal intencin de Hilarin era juzgar conseveridad el comportamiento de las mujeres,pues muchos de los tipos se apartaban del idealmujeril de la poca. Los tipos femeninos elabora-dos por Fras y Soto pueden agruparse en cuatrorubros: las marginales (La traviata, La corredo-ra y La vieja), las trabajadoras (La lavandera,La viuda y La costurera), las presuntuosas(La actriz, La polla y La gran seora) y lasreligiosas (La monja y La colegiala).

    Las marginales

    La traviata representaba lo ms brillante,ms florido y ms perfumado de la corrup-cin social. En la miseria y el hambre era posi-ble encontrar las causas por las que jvenespuras y santas se arrojaban a ese vil merca-do de las esclavas del placer. La sociedad hi-pcrita desdeaba a este personaje durante elda, mas les abra sus brazos en las noches ypermita que hicieran suyos los jardines, los pa-seos y las calles. Con el corazn gastado y elalma muerta a todo sentimiento de pasin, sevolva la reina de la noche que imperaba,mandaba, desdeaba y se burlaba de los hom-bres, quienes durante el da la censuraban ydenigraban. Las que pertenecan a este grupopasaban por la vida como flores de festn, y elmatrimonio era la nica forma de salir del fango

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    social. El segundo tipo era la corredora quedesempeaba un doble papel: comerciante deobjetos y de amor. Sera digna de mencin si s-lo se consagrara a esa tarea, sin embargo, busca-ba traficar con la honra de las mujeres.31Merecala reprobacin de la sociedad porque atentabacontra la moral. El tercer tipo se refera a la vie-ja; el autor menciona que haba tres clases: lasvirtuosas, las devotas y las mundanas.32

    Las trabajadoras

    El caso de la lavandera, la describe como unapersona que afrontaba sus penurias econmicascon estoica actitud, a quien no le importaba pa-sar la mitad del da en el agua o planchar el res-to de la tarde. A diferencia de la lavandera, lacosturera viva ms desahogada. Ella recurrial trabajo manual a fin de evitar la miseria, elhambre y la infamia. Su porvenir giraba en tor-no a su aspecto fsico As, conquistaban su posi-cin social mediante la coquetera, el artificio yel engao. Su triste estado moral resultaba deuna deficiente educacin religiosa, motivo por elcual desconocan los principios de virtud.

    Las presuntuosas

    Hilarin Fras incluy el retrato de la gran se-ora, mujer de clase alta, personaje que carecade costumbres nacionales, o bien imitaba lasextranjeras, y estaba condenada a una vida te-diosa en su palacio, santuario del lujo y de laindolencia. La gran seora buscaba copiar lasmodas europeas. Sus vestidos escandalosos yprovocativos se cean en su cuerpo y dibuja-ban unas formas que deban ocultarse. No leimportaban los problemas sociales, slo queramantener sus privilegios.33

    El tipo de la actriz exhiba a la mujer declase media o baja que deseaba sobresalir y tra-taba de escapar de la miseria. Ser artista sevolva su ms grande ideal. Pese a que no tuvo

    31Ibidem, pp. 31-33.32Ibidem, pp. 40-42.33Ibidem, pp. 38-39.

    educacin artstica formal, su vocacin inflexi-ble la llev al escenario, donde logr pequeostriunfos. El matrimonio era la nica forma quela salvara del hambre. En la polla, el quere-tano describa a la nia que transitaba a la ju-ventud. Esperaba convertirse en mujer con elobjetivo de ganar un lugar en el mercado de lasociedad. En estos tres tipos, Hilarin mostrabauna faceta crtica en contra de las fminas queapelaban a lo fsico para destacar socialmente.Es interesante que los personajes mencionadospertenezcan a etapas distintas de la vida: la po-lla apenas floreca, la actriz estaba en su juven-tud y la gran seora en la madurez.

    Las religiosas

    Fras y Soto expone en el cuadro de la monja,la figura femenina que padeca la ms cruentaviolencia. Los conventos haban sido creadospor hombres de una fe ciega que deseaban fo-mentar la adoracin perpetua; y con el fin deservir como jaulas inviolables de la realeza,ya que se necesitaba encerrar las ramas femeni-nas que trajeran adulteraciones o divergenciasen las dinastas. Tambin servan de refugio aquienes sufran por amor o haban cometidouna falta que requera de expiacin. Al entraren el presidio religioso, la vida de las monjas

    se volva montona y sujeta a reglas.En el tipo de la colegiala, Hilarin analiza

    la educacin impartida en las escuelas de ni-as, donde se fomentaba el fanatismo religioso.Se les someta a un trabajo continuo y fati-gante para evitar que recordaran los xtasisvagos y dulces del mundo. Al igual que en mu-chos retratos, Fras sostuvo una posicin ambi-valente con los personajes descritos, puesto quereconoca los atributos religiosos de las monjas,pero las consideraba inservibles a la sociedad.En cuanto a las colegialas, sealaba que erapertinente educarlas en una moral inflexible,sin embargo, aseveraba que los mismos colegiosfomentaban los vicios a eliminar. Los dos tiposdescritos muestran el acendrado moralismo delautor y su actitud misgina.

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    Crtica literaria

    Hilarin Fras y Soto se quejaba de la falta deuna literatura cien por ciento nacional, y de unpueblo analfabeta que se complaca con leer no-velas realistas o libelos inmorales.34Motivo porel cual Fras incursionara en la crtica literaria,lo cual surgi a partir de la confluencia de dosfactores: la necesidad econmica y el desalientopor el tipo de literatura de finales del XIX.

    En las pginas deEl Siglo XIX, el queretanopublicara una serie de artculos sobre diversosliteratos del pasado, del presente y los que de-nominaba olvidados. Su intencin era rendirculto a quienes trataron de legar una literaturade tinte nacional (los del pasado). Consagrarlesfrases afectuosas de estmulo y aliento a losque nadie conoca (los olvidados), y estimular alos nuevos talentos que le inyectaban vitalidad.La razn principal de Fras al elaborar ese re-cuento responda a su deseo de presentar losproblemas que aquejaban a las letras mexi-canas; la adhesin a modelos extranjeros,principalmente a los franceses, y la falta deproduccin de obras representativas. Las crea-ciones literarias deban simbolizar una poca,retratar a un pueblo y transmitir un periodohistrico a las futuras generaciones.

    Su crtica estaba fundada en los postuladosque haba propuesto la escuela nacionalista en-cabezada por Altamirano; en ellos se apelaba ala necesidad de seguir un mtodo propio y crearobras significativas en las que se incluyeran ti-pos nacionales.35Las crticas de Hilarin fueronbien recibidas por algunos literatos: enLa Aspi-racin Nacional se public un artculo en dondese menciona que la labor del mdico era loable.

    En sus artculos de crtica, lo mismo analiza-ba libros de viajes, poesa, obras teatrales y laproduccin de escritores del pasado como de lasnuevas figuras. Para l, la causa del estanca-miento de la literatura mexicana resida en tra-tar de ser una copia de las corrientes francesasy en especfico, del decadentismo que algunos

    34El Pacto Federal, 15 de marzo de 1885.35El Siglo XIX, 10 de noviembre de 1894.

    escritores asimilaban como la escuela poticade finales de siglo. De esta manera, no titubea-ba al afirmar que el decadentismo era un des-equilibrio cerebral que haba proscrito a laretrica clsica de la poesa; por este motivo, suspracticantes podan considerarse como los id-latras del espejo en la frase, de la palabra re-lumbrosa y de las alteraciones bizantinas. Losdecadentistas desgarraron el idioma potico:sus versos no slo carecan de ideas, medidas einspiracin, sino que introducan disparates,vulgaridades e imgenes absurdas, tal comose observa en las producciones parisinas que seconceban extravagantes lucubraciones sinsentido e ideas.

    Fras y Soto, en su papel de crtico, calificabade intil juzgar a los literatos por la estructura opor los recursos literarios utilizados. Esta apre-ciacin del arte resultaba insensata, pues elverdadero no deba analizarse cientficamente.Para entender la grandeza de un poeta se nece-sitaba escudriar las turgentes formas de supsique, y as, conocer sus ideales, creencias, am-biciones y la profundidad de sus sentimientos.

    Aunque Hilarin Fras no se destac por suscrticas literarias, stas reflejaban su concep-cin sobre la literatura; sus valores estticos,neoclasicistas, contrarios a su ideario polticoliberal. Los textos crticos de Fras carecan defundamentos tericos y quedaban en simplescomentarios estriles y subjetivos; enfatizandorasgos superfluos ms que hacer un anlisis dela obra en s. Caa en lo que muchas veces juz-gaba: el elogio fcil, la falta de profundidad enlos comentarios. Un ejemplo claro es su crticadel libro de Luis Malanco, Un viaje a Oriente,donde comenta que el autor era un hombre ta-lentoso con gran inteligencia en su escritura,calificndolo como una de las mejores produc-ciones de la literatura mexicana.

    Fras y Soto nunca se percat que las nuevascorrientes literarias planteaban formas tras-gresoras, que rompan con los cnones de lapoca; renovadoras en la estructura y el lengua-je. Una de esas tendencias era el decadentismo,como l llamaba al modernismo, manifestacinartstica que proyectaba la psique y los senti-

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    mientos ms profundos del ser humano. Ele-mentos que, desde el punto de vista de nuestroautor, deban plasmar los escritores en susobras, para que la enseanza moral trascendie-ra. Pertrechado en un ultranacionalismo, Hila-rin no conceba que la literatura mexicana secontaminara con modelos extranjeros.

    La crtica social en las novelasde Hilarin Fras

    Hilarin Fras y Soto reconoci no ser un lite-rato excelso; la literatura para l era una acti-vidad complementaria de sus funciones comopoltico. Su produccin, en particular la nove-lstica, est permeada por sus ideas polticas ymorales; es un testimonio de las inquietudes deun hombre que trat de reformar a la sociedada travs de las letras. Siempre buscaba que suscreaciones tuvieran una intencin didctica.

    Este apartado se divide en cuatro partes: enla primera se analiza la novela Vulcano; en lasegunda se examinaLa colegiala; en la tercera seestudia La tabaquera del anticuario; y en lacuarta se reflexiona sobreEl hijo del Estado.

    La primera novela:Vulcano

    La novela Vulcano aparece en las pginas deLa Orquesta, entre el 2 de abril y el 3 de mayode 1861, obra con un alto contenido de crticasocial. Fras formaba parte del grupo de escri-tores que vean en la escritura un medio deanlisis social, evidenciando los problemas mo-rales que se arrastraban. Por lo tanto, pondraen prctica esta propuesta en sus novelas, lascuales tenan la particularidad de denunciar elrelajamiento de la tica social. Su principal in-tencin era lograr la moralizacin de las clasesbajas y, especficamente, de las mujeres, raznpor la cual sus principales protagonistas sonellas, quienes se convertan en las generadorasde los males de la sociedad.36

    36Roger Picard,El romanticismo social, Mxico, FCE,1947, p. 164; Jorge Ruedas de la Serna, Por los caminos

    En su opinin, el deber serfemenino se li-gaba a un comportamiento recatado, virtuoso yapegado a los valores familiares. Pero existanmujeres que rompan con esta imagen idealiza-da y fracturaban la estabilidad social.37

    Fras y Soto hace un marcado contraste en-tre los personajes de la novela; los masculinos(?) son juguetes del destino y de las decisionesde la protagonista (Julia). Su enamoramientono les permite comprender la maldad innatade una mujer que nicamente buscaba su bene-ficio personal.

    En la figura de la joven protagonista, Hila-rin intenta plasmar las caractersticas pro-pias de las mujeres: precocidad de instinto,rapidez de concepto, excelso arte de agradar yde mentir, frialdad, indiferencia y falta deafecto. Ella, como las dems, podan sacrificar

    de la retrica. El trnsito del siglo XVIIIal XIX, en JorgeRuedas de la Sernaet al., Tradicin retrica en la poticay en la historia, op. cit., 2004, pp. 27, 66; Cristina Barrosy Arturo Souto, Siglo XIX: romanticismo, op. cit., p. 82.Picard menciona que los escritores del XIXmostraban unased insaciable de enseanza social, al grado de que en lasnovelas histricas y los relatos fantsticos apareca la tesissocial. Balzac consideraba que el escritor era un maestrode los hombres.

    37John Brushwood,Mxico en su novela. Una nacinen busca de su identidad, Mxico, FCE(Breviarios), 1973,pp. 222-224, del mismo autorLa barbarie elegante. Ensa-yos, op. cit., pp. 16-17, 21, 23 y 26, y The Romantic no-

    vel in Mexico, op. cit., p. 17; Julio Jimnez Rueda,Letrasmexicana, op. cit., pp. 162 y 170; Vctor Daz Arciniega,Historia..., op. cit., pp. 152, 22-23; Leticia Algaba Mart-nez,Las licencias del novelista y las mscaras del crtico,Mxico, UAM-Azcapotzalco (Biblioteca de Ciencias Socia-les y Humanidades, serie Literatura), 1997, pp. 63-64 y126; Arqueles Vela,Fundamentos de la literatura, op. cit.,pp. 88-90; Emmanuel Carballo,Reflexione sobre literatu-ra, op. cit.,p. 16; Arturo Fernando Jasso, La crticaliteraria en Mxico: de Jos Gmez de la Cortina a JosLuis Martnez, tesis doctoral, University of Missouri,1970, pp. 41 y 46; S.M. Schreiber,Introduccin a la crti-ca literaria, Barcelona, Labor, 1971, pp. 134, 148-149;Antonio Alatorre,Ensayos sobre crtica literaria, Mxico,Conaculta (Lecturas mexicanas), 2001, p. 40. La novelarealistaespaola fue criticada debido a que se deca que

    pintaba vicios y miserias morales, pero no ofreca elemen-tos literarios bellos. Las novelas sociales que ofrecan lec-ciones morales o polticas se consideraban arte utilitario.Por su parte, Altamirano consideraba que como la novelaera el libro de las masas deba tener influencia en sueducacin.

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    la virgen pureza de su cuerpo y corazncon el propsito de conseguir sus fines. Lamuerte de la pecadora y del fruto del pecadosignificaba la redencin de la sociedad.38Deacuerdo con la descripcin del queretano, lasmujeres causaban los males de los hombres,razn por la cual se les deba educar bajolos parmetros de la moral social. Los hom-bres eran las vctimas de las intrigas de quienesslo deseaban satisfacer sus deseos materia-les. Por esta razn el dinero no provocaba lainmoralidad, sino las fminas que anhelabanposeer bienes y que no se detenan ante nadapara tenerlos. Algo que quiso enfatizar Frasy Soto fue que la maldad se encontraba enlos individuos, no en el dinero. Esto se obser-va en la transformacin de la protagonista,quien representa los cambios de la sociedad, yexpone como la bsqueda de la riqueza vencea los nobles sentimientos.

    Hilarin lanzaba una advertencia: no slohaba que poner ms nfasis en el comporta-miento de las mujeres, sino tambin recordarque los hombres estaban propensos a pecar. Lamoral social tena la obligacin de no descuidara ninguno de los dos grupos si se quera mante-ner estabilidad social.

    La Colegiala

    Desde las pginas deEl Diario del Hogar(1880),Hilarin lanz numerosos ataques contra diver-sas instituciones que, en su opinin, tenan unmal funcionamiento a consecuencia, en la ma-yora de las ocasiones, de las malas decisionestomadas por el Ayuntamiento o el gobierno fe-deral. Las denuncias eran insertadas en la tra-ma de las novela de folletn, pues el uso de laficcin fue una tctica utilizada por los literatospara decir verdades que, de otra manera, no se

    38Franoise Carnier, Estereotipos femeninos en el si-glo XIX, en Carmen Ramos (coord.),Presencia y transpa-rencia: la mujer en la historia de Mxico, Mxico, ElColegio de Mxico (Programa Interdiciplinario de Estudiosde la Mujer), 2006, p. 103.

    expresaran, y salvarlos de cualquier tipo de re-presalias.

    La segunda novela del queretano, La Cole-giala, se public en cuatro entregas que apa-recieron entre el 11 de julio y el 1 de agosto de1882. La obra se divide en dos partes: en la pri-mera se recrimina la poltica educativa del Co-legio de la Paz o de las Vizcanas; mientras queen la segunda, se alaban las acciones del Hos-pital de San Salvador. Si bien, el motivo cen-tral de la primera parte era la crtica delColegio, tambin existe una somera reflexinsobre los malos matrimonios; este argumentosin duda buscaba enfatizar la propuesta delmdico sobre el divorcio. Aunque se trata deasuntos distintos, Fras decidi unirlos en unatrama narrativa.

    Los orgenes de La Colegiala se pueden si-tuar en un artculo que Hilarin escribi sobreel Colegio de la Paz, Fras era un notable es-critor de pluma galana, que asumi la tareade escribir una novela con la virtud de denun-ciar lo que pasaba en el Colegio de las Vizca-nas, lugar que deba estar bajo el ms estrictoescrutinio de los padres, pues era una de lasesperanzas del porvenir. En su novela denun-cia la pobre instruccin acadmica. El Colegiode las Vizcanas era el plantel de mayor impor-tancia para la educacin de la mujer, que sufralos defectos propios de una educacin antigua,motivo por el que su reglamento y plan de estu-dios no llenaban las exigencias de la poca. Elnovelista estaba convencido de que la mala edu-cacin y la falta de disciplina en ese lugar eranconsecuencia del desconocimiento de las auto-ridades del Colegio sobre la educacin de la mu-jer, esto provocaba el decaimiento moral.

    El principal problema que enfrentaba el Co-legio era el educativo. El mdico consider ab-surdo el plan de estudios; deca que segua elmismo mtodo abigarrado que el de todaslas escuelas nacionales; pues se ofrecan mu-chas materias que carecan de conexin entreellas y no contribuan al verdadero aprendiza-je; ste deba ser racional y progresivo. Eldesinters de las alumnas por las materiascientficas llev a las autoridades escolares a

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    poner mayor empeo en que las alumnasaprendieran a tejer o a picar papel, esto es, fo-mentar las labores, para ayudarles a sobreviviren el futuro.

    Para un liberal exaltado como l, los proble-mas de la enseanza o la disciplina educativapasaban a un segundo trmino cuando se debancastigar acciones que infringan las leyes de Re-forma de manera fragante. Pese a que la educa-cin deba ser laica, se promovan las prcticasreligiosas como la prctica de rezos nocturnos,la asistencia a tandas de ejercicios espirituales,a las misas; tambin, procuraban que se confe-saran y comulgaran.

    Hilarin utiliz el personaje de Gracia enLa Colegialacon el propsito de introducir eltema de los malos matrimonios, y mostrar lanecesidad del divorcio en esos casos. A causa deesta mala unin, la mujer enloqueci. Esto de-mostraba la necesidad de que se separaran losmatrimonios que no funcionaban, pues con ellose evitaran mayores males, motivo por el cual,Fras no dudaba en afirmar que el divorcio erauna ley salvadora de la sociedad.

    Si la primera parte de la obra tena una tra-ma muy sencilla; la segunda careca de sta,pues el eje del relato radicaba en destacar laimportancia del Hospital de San Salvador, quese haba vuelto modelo en la atencin de suspacientes. Hilarin elogia el buen manejo y elexcelente servicio que brindaba a sus internos,contaba con buenas instalaciones, ofreca untrato digno y tena la mejor plantilla de mdi-cos; lo presentaba como ejemplo a seguir paralas dems instituciones. Las opiniones favora-bles que hace Fras respecto al Hospital y alpersonal que laboraban en el mismo, son hones-tas, ya que, enEl Diario del Hogar aparecieronopiniones que afirmaban que el literato no setentaba el corazn para criticar, sobre todo,aquello que consideraba y vea mal.39

    39El Diario del Hogar, 20 y 22 de julio de 1882;El Mo-nitor Republicano, 10 de octubre de 1881. Un ejemplo fuela crtica realizada contra el Hospital de San Hiplito, endonde sealaba que ste se hallaba en malas condiciones,y que adems careca de una divisin para los enfermos.

    La tabaquera del anticuario

    La tabaquerase public en cuatro entregasenEl Diario del Hogar, las cuales, aparecieronentre el 3 y el 15 de agosto de 1882. La novelaposea un doble objetivo: criticar las condicionesen las que se encontraba el Museo Nacional; yridiculizar a los sabios, quienes trataban deinterpretar el pasado prehispnico. Con unagran mordacidad, Fras afirmaba que no se ne-cesitaban grandes conocimientos para llegar aser anticuario, arquelogo, naturalista, taxider-mista o sabio, sino slo se requera gozar deuna gran audacia, y disponer de un padrinaz-go que le favoreciera en todo momento.

    Hilarin denuncia las carencias del Museo,las cuales se reflejaban en la negligencia de lasautoridades, que iban desde ser considerado undisparate arquitectnico hasta la falta de ver-daderos estudiosos e investigadores del pasadoprehispnico de nuestra patria. Nuestro autorreconoca que la pobreza del Museo Nacional40era causa de la desatencin del gobierno, quienpermita que las riquezas arqueolgicas salieranhacia los museos de Francia, Viena y Londres,mientras que a los mexicanos no les quedabaningn recuerdo de las razas civilizadas quepoblaron su suelo. Lo anterior revela que Hila-rin estaba convencido de la necesidad de de-fender el patrimonio arqueolgico nacional. Esprobable que su voz haya sido una de las prime-ras en levantarse para denunciar el saqueo ar-queolgico realizado por los extranjeros. Frasdetallaba que algunos coleccionistas particula-res, posean objetos ms ricos y numerosos ensus hogares que el propio Museo. En su narra-cin Hilarin buscaba enfatizar las carenciasque existan en el lugar.

    40En el primer nmero de losAnales del Museo Nacio-nal de Mxico (1877) se realiz un breve recuento del ori-gen del Museo Nacional y se menciona que en noviembre

    de 1822 se estableci en el edificio de la Universidad unconservatorio de antigedades y un gabinete de historianatural. En 1831 Lucas Alamn decidi la unin de ambosestablecimientos para crear el Museo Nacional. En diciem-bre de 1865, Maximiliano orden el traslado a la antiguaCasa de Moneda; ibidem, pp. 1-2.

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    A lo largo de la novela Fras y Soto censurala figura del anticuario, ya que stos no poseanun mtodo para elaborar interpretaciones racio-nales de las piezas arqueolgicas. Ellos conside-raban a todas las estelas como representacionesde dioses, razn por la cual, no reflexionabansobre si las imgenes encarnaban a hroes, sm-bolos o alguna otra cosa. Adems de que reve-laban divergencias en la identificacin de lasfiguras, pues se daban casos en que dos anti-cuarios difirieran en la interpretacin de unamisma pieza. La crtica de Fras hacia los an-ticuarios pretenda indicar la pobre sistemati-zacin de su prctica. Es evidente que si laarqueologa quera ocupar un lugar entre lasciencias, no le convena basar sus conocimien-tos en las arbitrarias claves del jeroglfico. Sinembargo, el autor no propona una solucin con-creta para realizar estudios cientficos de lasantigedades mexicanas.

    El hijo del Estado

    Hilarin Fras y Soto public, entre el 22 deagosto y el 25 de septiembre de 1882 en las p-ginas deEl Diario del Hogar,El hijo del Estadonovela que tena como objetivo elaborar una se-vera crtica de la defectuosa organizacin de lasinstituciones de beneficencia y de la falsa filan-tropa.41

    La novela estaba dedicada al presidente dela repblica Manuel Gonzlez. El autor preten-da que sta permitiera al mandatario poneratencin en un asunto que las medianas sos-layaban; buscaba denunciar la monstruosidadsocial de la caridad, que converta a los hom-bres en unos eternos menores de edad. Aun-que la intencin primaria de Hilarin consistaen criticar las condiciones del Hospital de Ma-ternidad e Infancia, donde, desde su perspecti-va, se generaban graves males a la sociedad,

    41El Diario del Hogar, 3 de enero de 1885.El Hijo del Es-tado fue publicado en 1884 en edicin rstica, cuyo costofue de un peso. Aunque no se conoce el tiraje, al parecer laedicin tuvo xito, pues a principios de 1885 se deca queestaba prxima a agotarse.

    tambin aparecieron algunas referencias aotros problemas considerados deshonestos, co-mo el de las pensiones que otorgaba el Estadoa ciertos sectores sociales.

    Es importante destacar que el hospital resul-t vital para los sectores marginados, ya queproporcionaba asistencia mdica, alimentacine instruccin elemental gratuita durante eltratamiento del paciente, sin embargo, exis-tan situaciones cuestionables. Nuestro autorhace nfasis en los principales problemas delhospital: las psimas instalaciones que lo al-bergaba, la insalubridad y la mala administra-cin.42Desde el punto de vista de Hilarin, lamala organizacin social y los cdigos absur-dos generaron situaciones anmalas, desem-bocaron en la formacin de clases socialesabyectas y corrompidas, las cuales no busca-ban obtener beneficios de su propio esfuerzosino que stos se los proporcionara el Estado.Fras reaccionaba contra el paternalismo delEstado, quien ocasion que nadie quisieraasumir sus responsabilidades. El gobierno, alarrogarse la manutencin de los nios desam-parados, incentivaba la indolencia moral de unpueblo que eluda sus obligaciones sociales.

    Las instituciones de beneficencia se convir-tieron en un medio para deshacerse de los hijosno deseados, y de aqullos a quienes no se lespoda sostener por causa de la miseria. Hilarindistingua dos tipos de beneficencias: socorrera los pobres por medio de clrigos que buscaban

    42La Escuela de Medicina, 15 de marzo y 1 de abril de1885. La propuesta de Hilarin no tuvo mayor resonancia,pues se decidi seguir con las reformas del edificio que con-cluyeron en 1885. Tres aos despus, enLa Escuela de Me-dicina apareci un artculo firmado porParacelso (Adrinde Garay) que abogaba por mejorar las condiciones de loshospitales de la ciudad de Mxico, ya que expona que s-tos no contaban con edificios adecuados. Desde su pers-pectiva, corresponda poner especial atencin al hospitalde dementes para hombres que carecan de lo indispensa-ble para la curacin de los pacientes, a diferencia, del que

    se destinaba para las mujeres, esto mostraba avances, gra-cias al empeo de un director que tena notoria compe-tencia cientfica. El autor tambin propona la separacindel Hospital de Maternidad del de Infancia, y que se si-guiera otra poltica en la administracin de alimentos ymedicinas para los enfermos.

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    cobrar donativos, y aquellos que ejercan actosfilantrpicos con el objetivo de halagar la vani-dad. Se trataba de un altruismo interesado,ya que slo persegua convertir a los asistidosa las prcticas cristianas.43

    Con sus novelas Fras y Soto expona los ma-les de una sociedad, que careca de educacin y deuna moral. El literato mantena la esperanzade que sus juicios tuvieran eco en sus lectores.

    En defensa de la patria: Hilarin Frasy su percepcin de la Intervencinfrancesa y el Imperio de Maximiliano

    En este apartado se abordar la labor histo-riogrfica de Hilarin Fras, la cual se enfoctotalmente en los acontecimientos ocurridosdurante la Intervencin francesa de 1862 y elImperio de Maximiliano. Pese a que el objetivoprimordial del queretano no era presentar unanarracin de este periodo de la historia mexica-na, sino debatir las obras de algunos escritores,tanto extranjeros como mexicanos, tampoco sepuede pasar por alto su propia concepcin de lahistoria y los hechos.

    Estas apreciaciones se plasmaron en cuatroescritos con distintos fines: el primero,Mxico,Francia y Maximiliano. Juicio sobre la Inter-vencin y el Imperio, escrito con objeto de recti-ficar los errores de la obra intitulada Elevaciny cada del emperador Maximiliano escrita porel conde E. de Kratry,se ocupaba de los prime-ros aos del Imperio, hasta la salida del ejrci-to francs; el segundo, Rectificaciones a lasmemorias del mdico ordinario del emperadorMaximiliano, se centraba en los ltimos mo-mentos de la monarqua, hasta la muerte deMaximiliano, adems de buscar la conciliacin

    43Gonzalo Capelln de Miguel,Enciclopedia del paupe-rismo, Madrid, Ediciones de la Universidad de Castilla La

    Mancha, 2007, pp. 123-124. Jurez mostraba una visinmoderna respecto a la beneficencia. En esos aos, en Eu-ropa se planteaba que la caridad era un acto individual,mientras que la beneficencia se refera a la sociedad, y ade-ms constitua un sistema de instituciones que buscabanproveer a los menesterosos de lo que les haca falta.

    de los grupos polticos mexicanos; el tercero,M-xico y los Estados Unidos durante la Interven-cin francesa. Rectificaciones histricas, tratabade ensalzar el apoyo que, desde su perspectiva,Estados Unidos prest a Mxico; y el ltimo,Jurez glorificado y la Intervencin y el Imperioante la verdad histrica refutando con docu-mentos la obra del seor Francisco Bulnes inti-tulada El Verdadero Jurez,presentaba unavisin idlica de Jurez.

    El presente apartado se divide en tres par-tes: la primera muestra la concepcin que Frastena acerca de la historia; la segunda exponesu interpretacin de las causas que generaronla Intervencin francesa y el Imperio, y la ter-cera pone de manifiesto su percepcin de los dospersonajes centrales de este periodo histrico:Benito Jurez y Maximiliano.

    Hilarin Fras afirmaba que no tena preten-siones de escribir historia, pero su labor comoimpugnador de textos que agraviaban al Esta-do mexicano, trascendi para convertirse enuno de los primeros historiadores del periodo.44Actividad que no deba tomarse con ligereza,pues de ella provenan las pginas que con-formaran la historia de una nacin. Para elqueretano, la historia evidentemente se debacontar completa y sin suprimir ningn detalleporque una historia truncada no beneficiabaa nadie, debido a que su misin era dejar unrecuerdo de gloria para nuestros hijos y unaleccin permanente a los pueblos; se necesitabalegar una enseanza para el futuro. No slo ha-

    44Hilarin Fras y Soto,Mxico, Francia y Maximilia-no. Juicio sobre la Intervencin y el Imperio, escrito con ob-jeto de rectificar los errores de la obra intitulada Elevaciny cada del emperador Maximilianoescrita por el conde E.de Kratry, Mxico, Imprenta del Comercio de N. Chveza cargo de J. Moreno, 1870, p. 475;El Siglo XIX, 4 de no-viembre de 1870. El 10 de octubre de 1870, el diputadoAntonio Perales dirigi una carta a Hilarin en la que sedeshaca en elogios para el mdico queretano; pensabaque su obra era sublime y magnfica en el tratamiento

    de la parte histrica, poltica y literaria, adems de quenadie lo poda igualar en el retrato de los personajes. Eldiputado consideraba que el mdico posea un genio cla-ro, robusto, inspirado y original. En suma, su traba-jo patritico y til lo colmara de aprecio entre susconciudadanos.

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    ba que ilustrar a los contemporneos, sinotambin lograr que las siguientes generacionesreflexionaran sobre los hechos. Por esta razn,era necesario cuidar que los testigos y quienesvivan esa poca dijeran la verdad; as, se ga-rantizaba que no se falseara el juicio de la his-toria. Sin embargo, Fras reconoci que el tiempoconstitua el mejor medio para estudiar la histo-ria, pues la distancia permita revelar las ver-daderas grandezas de los pueblos y las faltasen las que se haba incurrido.

    Otro aspecto al que se debera poner especialatencin era la forma de narrar los acontecimien-tos; la pasin no representaba una buena guaque alumbrara el camino de la historia. Hila-rin afirmaba que el historiador necesitaba te-ner imparcialidad, sangre fra, pues de estamanera se evitara que los sentimientos influ-yeran sobre los juicios histricos. El historiadordeba procurar que su relato no favoreciera aun determinado bando o personaje; tambindeba ser capaz de analizar la veracidad de loshechos que le eran contados; no todas las versio-nes podan considerarse confiables y, por lo mis-mo, no se les poda dar el rango de autenticidadque se necesitaba para ingresar a la Historia.45

    La Intervencin francesa y el Imperio

    La desfavorable etapa por la que pasaba Mxi-co; conflictos con el clero, la crtica situacineconmica causada por la guerra de Reforma,forzaron al gobierno de Benito Jurez a suspen-der el pago de las convenciones extranjeras porun periodo de dos aos. Circunstancia que pro-voc la intervencin extranjera (Espaa, ReinoUnido y Francia) que tena como objetivo cobrarlas deudas.

    45Hilarin Fras y Soto,Mxico,Francia y Maximilia-no. Juicio, op. cit., p. 574; de este mismo autor,Jurezglorificado y la Intervencin y el Imperio ante la verdad

    histrica refutando con documentos la obra del seorFrancisco Bulnes intitulada El verdadero Jurez, Mxico,Imprenta Central, 1905, p. 214, y Rectificaciones a lasmemorias del mdico ordinario del emperador Maximi-liano, Mxico, Editora Nacional, 1967, pp. 332, 344, 346y 445.

    Fras estaba seguro de que la verdadera cau-sa de Intervencin, tanto en el caso de Franciacomo de Espaa, era derrocar a Jurez y esta-blecer un nuevo gobierno. Por su lado, Inglate-rra nicamente tomaba parte en el asuntopara cobrar su dinero. Al realizar un balancede las motivaciones que llevaron a esos trespases a unirse en la Convencin Tripartita, elqueretano concluye que ninguno tena verda-deras razones para intervenir militarmente enMxico. Por ejemplo, Espaa se sum a la em-presa por su intencin de erigir un trono paraJuan de Borbn y con ello, recuperar lo que ha-ba perdido. De acuerdo con esto, Fras argu-menta que Espaa particip en la Intervencinpor tres razones: su odio por el Mxico indepen-diente, su deseo de acrecentar sus crditos y susueo de fundar una monarqua en suelo ame-ricano. En lo que se refiere a Inglaterra, Frasindica que se limitaba a pedir el pago de unadeuda cuyos orgenes se remontaban a los pri-meros das del Mxico independiente. En cuan-to a Francia, Hilarin afirma que sus quejas selimitaban a dos puntos: las agresiones a sussbditos y el pago del adeudo. El mdico pen-saba que sus pretensiones eran ridculas ycalumniosas. Sobre la deuda, Fras aseveraque resultaba insignificante, pues ascenda a250 mil pesos, producto de la sumatoria de su-puestos saldos, pagos a particulares y del cr-dito Jecker.

    Fras y Soto hace nfasis en la batalla dePuebla ganada por el bando mexicano; su deseoera mostrar la trascendencia del triunfo, pueslos mexicanos derrotaron a un ejrcito muchomayor, tanto en nmero de integrantes como enrecursos de armamento y estratgicos. Con estobuscaba refutar las falsas apreciaciones de K-ratry sobre el 5 de mayo, en las cuales, hacamencin que la retirada de los franceses estuvocubierta de gloria. No obstante, el mdico res-paldaba ciertos pasajes del francs sobre la cau-sa de la derrota francesa, ocasionada por dosfactores: la imprevisin imperial y la ignoranciade Saligny, quien diriga casi toda la expedicin.

    La Intervencin logr, tal vez por segundaocasin desde la Independencia, la unificacin

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    popular en torno a un proyecto nacional: el delos liberales.

    El Imperio

    La invasin francesa y la ulterior instauracinde la monarqua Habsburgo fueron posiblesms por factores externos que internos. Algu-nos conservadores mexicanos radicados en Eu-ropa haban iniciado un cabildeo para buscar elapoyo de Napolen III e instaurar un rgimenmonrquico. Una vez que se cont con su apoyo,se decidi que el candidato ideal era Maximilia-no de Habsburgo. El nuevo Imperio sera apo-yado y sostenido por las tropas francesas queya estaban en suelo mexicano.

    A su llegada a Veracruz, el emperador tuvo unrecibimiento fro y receloso de la poblacin. Lasclases acomodadas eran las ms entusiastas, puescrean que conservaran sus privilegios con el nue-vo rgimen. Sin embargo, Maximiliano se diocuenta que careca de respaldo, pues no exista elpartido imperialista. Su primera labor sera for-mar un equipo de trabajo, el archiduque recurria los liberales moderados y a los maximilianis-tas a fin de conseguir soporte a su proyecto. Sibien unos cuantos se adhirieron al Imperio por eldeseo de obtener dinero, la mayora le fue leal, atal grado que olvidaron sus antiguas alianzas ypusieron todo su empeo en consolidar el tronode un hombre que les causaba una gran fascina-cin por su irresistible ascendiente.46

    El emperador, para sorpresa del grupo quehaba apoyado su llegada, decidi seguir por elcamino de la Reforma. Aunque Fras aclara queno se poda considerar al francs un insigne re-presentante del reformismo porque permitique el catolicismo se volviera la religin de Es-

    46Erika Pani,Para mexicanizar el Segundo Imperio. Elimaginario poltico de los imperialistas, Mxico, InstitutoMora/El Colegio de Mxico, 2001, pp. 49-50; vase tambin

    de esta autora,El Segundo Imperio. Pasados de usos ml-tiples, Mxico, CIDE/FCE(Herramientas para la historia),2004, p. 69. Pani menciona que en aras de la conciliacinnacional, y con excepcin de Iglesias y Sierra, fueron pocoslos escritores que se detuvieron a reflexionar sobre la par-ticipacin de los moderados en el Imperio.

    tado, toler el culto pblico y dej subsistir lascomunidades religiosas.47

    Aunque Maximiliano organiz un gabineteliberal, nunca gobern de manera independien-te, motivo por el cual no se podan aceptar lascrticas de Europa en las que se indicaba quelos partidarios del emperador ocasionaron ladesgracia del Imperio. Por ejemplo, Kratry su-gera que el bando imperialista mostraba tor-peza e ignorancia en materia de administracinpblica. Otros afirmaban que los imperialistastraicionaron al monarca por el odio que sentanhacia los franceses y por sus compromisos conlos juaristas. Hilarin calific estas opinionesde equivocadas, pues no se deba pasar por altoque Maximiliano era un emperador de nombre,y la administracin hacendaria y militar estabaen manos de los franceses, quienes no acepta-ron los consejos de los mexicanos.

    Las acciones tomadas por el archiduque pro-vocaron que los conservadores, sus aliados, lodespreciaran, fueron lastimados en sus creenciase intereses y vieron defraudadas sus esperanzaspolticas. Fras considera que la decadencia delImperio era consecuencia de la ausencia de unalegislacin propia, ya que exista una mescolan-za de leyes conservadoras, liberales y francesas.

    47Patricia Galeana, Prlogo, en Konrad Ratz, Quer-taro: fin del Segundo Imperio, Mxico, Conaculta (Cien deMxico)/Gobierno del Estado de Quertaro, 2005, p. 13,vase tambin de esta autora,Las relaciones Iglesia-Esta-do durante el Segundo Imperio, Mxico, UNAM-Institutode Investigaciones Histricas (Serie Moderna y contempo-rnea, 23), 1991, pp. 6-7, 46, 54 y 123-158. Galeana consi-dera que Maximiliano ratific las Leyes de Reforma con elobjetivo de controlar a la Iglesia. La poltica eclesisticadel emperador coincida en muchos aspectos con el pensa-miento juarista y la reforma de 1833. La autora sostieneque el archiduque realiz una mezcla de las reformas de1833 y 1859, pues no slo pretenda ejercer el Regio Patro-nato, sino que tambin otorg libertad de culto, ratific lanacionalizacin de los bienes y suprimi el pago de lasobvenciones parroquiales. Por sus acciones relativas a la

    poltica eclesistica, Galeana pensaba que Maximilianohaba realizado una tercera reforma; no se poda afirmarque haba engaado a los clericales, ya que escuch susideas y declar el catolicismo como religin de Estado. Sinembargo, era evidente que no respondi a las expectativasde la Iglesia y de los conservadores.

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    Para que Maximiliano consolidara su Impe-rio, necesitaba encontrar una solucin a las di-versas problemticas que aquejaban al pas:deba buscar la forma de desligarse de los fran-ceses, pues ellos se entrometan en el ramo po-ltico, cercenaban los recursos hacendarios,multiplicaban la deuda y dificultaban la forma-cin de un ejrcito mexicano que sostuviera alImperio cuando ellos se retiraran.48 Tambintena que resolver la cuestin religiosa y la pe-nuria del tesoro que no le permita cubrir losrubros civiles y militares; as como convencer alespritu pblico, que no aceptaba la dominacinextranjera ni la frmula monrquica, negociarcon el gobierno norteamericano, que poda re-presentar una amenaza de muerte a su admi-nistracin, y pactar con los defensores de lapatria. Era una empresa difcil, s