Analisis de esfuerzo bajo cargas combinadas A menudo es posible
analizar un miembro estructural sometido a cargas combinadas
superponiendo los esfuerzos y deformaciones causados por cada carga
que actua por separado. Ahora bien, la superposicion de los
esfuerzos y las deformaciones es permisible solo en ciertas
condiciones. Un requisito es que los esfuerzos y las defomaciones
deben ser funciones lineales de las cargas aplicadas. Esto requiere
a su vez que el material obedezca la ley de Hooke y que los
desplazamientos sean pequeos.
2.- Para cada carga sobre la estructura se determinan las
resultantes de esfuerzo en la seccion transversal que contenga el
punto seleccionado (Las posibles resultantes de los esfuerzos son
una fuerxa axial, un momento de torsion, un momento flexionante y
una fuerza cortante). 3.- Se calculan los esfuerzos normal y
cortante en el punto seleccionado debidos a cada una de las
resultantes de esfuerzos. Ademas si la estructura es un recipiente
a presion, determinar los esfuerzos debidos a la presion interna.
El procedimiento descrito para analizar los esfuerzos en los puntos
A y B, puede usarse en otros puntos. Los puntos donde los esfuerzos
calculados con la formula de flexion y las formulas de los
cortantes tienen valores maximos y minimos, llamados puntos
criticos, los esfuerzos normales debidos a la flexion son maximos
en la secci transversal de momento flexionante maximo que se
presenta en el soporte, por tanto, los puntos en las partes
superior e inferior de la viga en el extremo empotrado son los
puntos criticos para el calculo de los esfuerzos. Como paso final,
los esfuerzos principales y los esfuerzos cortantes maximos en los
puntos criticos pueden compararse entre si para determinar los
esfuerzos normales y cortantes maximos absolutos en la barra. Con
la variedad de situaciones practicas no parece tener limite, no
vale la pena obtener formulas especificas para calcular los
esfuerzos maximos. Cada estructura suele tratarse como caso
especial.
Otro requisito es que no debe existir interaccion entre las
diversas cargas; es decir, los esfuerzos y deformaciones causados
por una de las cragas no deben verse afectados por la presencia de
otras cargas. La mayor parte de las estructuras comunes satisfacen
estas dos condiciones, por lo que el uso de la superposicion es muy
comun en el trabajo ingenieril. Si bien hay muchas maneras de
analizar una estructura sometida a mas de un tipo de carga, por lo
general el procedimiento incluye los siguientes pasos: 1.- Se elige
un punto en la estructura para determinar los esfuerzos y las
deformaciones (Por lo general se escoje un punto en una seccion
transversal, donde los esfuerzos son grandes; por ejemplo, en una
seccion transversal, donde el momento flexionante tiene su valor
maximo).
Seleccion de los puntos criticos Si el objetivo del analisis es
determinar los esfuerzos maximos en cualquier parte de la
estructura, entonces hay que escoger
lso puntos criticos en secciones transversales donde las
resultantes de esfuerzos alcancen los valores maximos. Ya en dichas
secciones se elegiran los puntos en que los esfuerzos normales o
los esfuerzos cortantes tengan sus valores maximos. Si la seleccion
de los puntos se hace con buen juicio, podremos estar
razonablemente seguros de haber obtenido los esfuerzos maximos en
la estructura. Sin embargo, a veces es dificil reconocer de ante
mano donde se localizan los esfuerzos maximos en el miembro.
Entonces quiza sea necesario investigar los esfuerzos en un gran
numero de puntos. Otras estrategias tambien pueden resultar utiles,
como obtener ecuaciones especificas para el problema en
conosideracion o alaborar hipotesis simplificadoras a fin de
facilitar un analisis que podria resultar sumamente dificil sin
ellas.
Las resultantes de esfuerzos en la base del poste son un momento
flexionante M, un par de torsion T y una fuerza cortante V. Sus
magnitides son:
El examen de esta resultantes de esfuerzos muestra que los
esfuerzos de flexion maximos ocurren con el punto A y los esfuerzos
cortantes maximos con el punto B; Por tanto A y B son puntos
criticos donde deben determinarse los esfuerzos . Esfuerzos en el
los puntos A y B. El momento flexionante M produce un esfuerzo de
tension en el punto A pero ningun esfuerzo en el punto B. El
esfuerzo de tension en el punto A se obtiene con la formula de
flexion:
Donde d2 es el diametro exterior (220 mm) e I es el momento de
inercia de la seccion transversal. El momento de inersia es:
Donde d1 es el diametro interior. Por la tanto el esfuerzo de
tension en el punto A es. Ejemplo: Un poste circular hueco con
diametro exterior de 220 mm y diametro interior de 180 mm sostiene
un letrero de dimensiones de 2.0 m x 1.2 m. El letrero esta
desplazado 0.5 m del centro del poste y su borde inferior esta 6.0
m sobre el terreno. Solucion La presion del viento contra el
letrero produce una fuerza resultante W que actua en el punto medio
de este y es igual a la presion p multiplicada por el area A sobre
la que actua: donde Ip es el momento polar de inercia: La linea de
accion de esta fuerza esta a una altura h = 6.6 m sobre el suelo y
uan distancia b = 1.5 m de la linea central del poste. La fuerza
del viento que actua sobre el letrero es estaticamente equivalente
a una fuerza lateral W y a un par de torsion T que actua sobre el
poste. El par es igual a la fuerza W multiplicada por la distancia
b:
El par de torsion T produce esfuerzos cortantes, en los puntos A
y B. Podemos calcular dichos esfuerzos con la formula de
torsion:
Entonces
Por ultimo calculamos los esfuerzos cortantes en los puntos A y
B debidos a la fuerza cortante V. el esfuerzo cortante en el punto
A es cero y el esfuerzo cortante en el punto B se obtiene con la
formula del cortante para un tubo circular :
Sustituimos
ecu (j) Donde r2 y r1 son los radios exterior e interior,
respectivamente, y A es el area de la seccion transversal: Los
esfuerzos maximos en el plano pueden obtenerse con la ecuacin
Al sustituir los valores numericos en la ecu (j), obtenemos:
Este termino se evaluo antes, por lo que vemos de inmediato
que
Ahora hemos calculado todos los esfuerzos que actuan sobre los
puntos A y B de la seccion transversal. Elementos de esfuerzo. El
siguiente paso es mostrar estos esfuerzos sobre elementos de
esfuerzo. Para ambos elementos, el eje "y" es paralelo al eje
longitudinal del poste y el eje x es horizontal. En el punto A, los
esfuerzos que actuan sobre el elementos son
Puesto que los esfuerzos principales tiene signos opuestos, los
esfuerzos cortantes maximos en el plano son mayores que los
esfuersos cortantes maximos en el plano son mayores que los
esfuerzos cortantes maximos fuera del plano; por tanto, el esfuerzo
cortante maximo en el punto A es de 28.2Mpa. Esfuerzos principales
y esfuerzos cortantes en el punto B. Los esfuerzos en este punto
son
En el punto B, los esfuerzos son
Puesto que no existen esfuerzos normales que esten actuando
sobre el elemento, en el punto B se encuentra en estado de cortante
puro. Ahora que conocemos todos los esfuerzos que actan sobre los
elementos de esfuerzo, podemos usar las ecuaciones para determinar
los esfuerzos principales y los esfuerzos cortantes maximos.
Esfuerzos principales y esfuerzos cortantes maximos en el punto A.
Los esfuerzos principales se obtienen con la ecuacion:
Dado que el elemento esta en estado cortante puro, los esfuerzos
principales son
y el esfuerzo cortante maximo en el plano es
Los esfuerzos cortantes maximos fuera del plano tienen la mitad
de este valor.
Nota: Si se requieren los esfuerzos maximos en cualquier parte
del poste, hay que determinar tambien los esfuerzos en el punto
critico diametralmente opuesto al punto A, por uqe en dicho punto
el esfuerzo de compresion debido a la flexion alcanza el valor
maximo. Los esfuerzos principales en ese punto son
conocimiento. A veces los s. se definen como estados afectivos
durables de orden moral. Pero en el presente trabajo se estudian en
un sentido ms amplio. 1. Sentimientos, afectividad y Psicologa. La
caracterstica comn a estas tres acepciones, recogidas en el
Diccionario de la Lengua Espaola, es su inmediata referencia a
fenmenos que la Psicologa (v.) recoge bajo la rbrica comn de la
afectividad. En el presente artculo se estudian los s. desde un
punto de vista psicolgico. Para todo lo referente a las cuestiones
tericas y de carcter general de los mismos, como especies de la
vida afectiva, v. AFECTIVIDAD; PASIN I. En el aspecto
psicopatolgico, v. PsicoPATOLOGA; NIMO, ESTADO DE; ANGUSTIA;. DOLOR
II; HIPOCONDRIA; HISTERIA; NEUROSIS I; PSICOSIS II; TIMOPATIA;
etctera. Los s. participan, de algn modo, de todas las cualidades
que caracterizan y distinguen a los dems estados y procesos
afectivos. Por esta razn, la palabra s. ha servido para designar,
aun entre los psiclogos, cualquier fenmeno de esta estirpe. La ya
clsica interpretacin polar de la vida afectiva de Wundt (v.) se
fundaba en las tres dimensiones (gusto-disgusto, excitacin-reposo y
tensinrelajacin) que el autor asigna a los s., para distinguir, as,
esta parcela mayor de la vida
y el esfuerzo cortante maximo es de 28.2 MPa; por tanto, el
esfuerzo de tension maximo en el poste es de 55.7 MPa, el esfuerzo
maximo de compresion es de -55.7 MPa y el esfuerzo cortante maximo
es de 28.2 MPa (Recuerde que solo se han considerado los efectos de
la presion del viento en el analisis. Otras cargas, como el peso de
la estructura, tambien producen esfuerzos en la base del
poste).
SENTIMIENTOSTodos nos hallamos familiarizados con los estados
sentimentales, y, sin embargo, no resulta fcil su descripcin. En el
lenguaje habitual, el vocablo sentimiento se emplea para indicar el
estado de nimo afligido por un suceso triste o doloroso, y para
referirse a la accin y efecto de sentir o sentirse en la intimidad
de la conciencia. Tambin para denotar ciertos modos de afeccin
psicolgica. Es obvio que s. no es lo mismo que conocimiento (v.) ni
siquiera una variante de l. El s. no es tampoco reductible a las
sensaciones (v.) aunque en- el lenguaje vulgar podamos decir, p.
ej., que sentimos hambre. El s. est en relacin directa con el
apetito (v.), aunque tambin sea consecuencia indirecta del
afectiva de la representada por las emociones. Hasta entonces,
las emociones se haban incluido dentro de la nocin de s., junto a
las afecciones y los impulsos (v.). La Psicologa experimental (v.
PSICOLOGA II) interpret los s. como propiedades de la sensacin
(v.). Toda sensacin tendra un matiz sentimental (Ziehen, 18621941,
filsofo psiquiatra alemn). En la teora de James (v.) y Lange, el s.
es una sensacin concomitante de otras. Es clsica la interpretacin
que de la vida afectiva se desprende de la frase no lloramos porque
estamos tristes, sino que estamos tristes porque lloramos. Stumpf
(18481936, psiclogo y fenomenlogo alemn) ha seguido manteniendo la
idea de la relacin entre la sensacin y los s. en su estudio de una
categora especial de stos: los llamados sentimientos sensoriales,
considerando que, en todo caso, el s., como contenido de
conciencia, sera percibido por un sentido o sensacin distinta de
los cinco clsicos (v. SENTIDOS). Pero Oswald Klpe (1862-1915,
psiclogo continuador de la obra de Wundt y fundador de la Escuela
de Wrzburg; v.) ya haba atribuido a los s. las mismas propiedades
que a las sensaciones para distinguirlos de stas, admitiendo, en
unos y otras, cualidad, duracin e intensidad. Tambin Ward, sentando
la distincin segn la cual el s. se registra como perteneciente al
sujeto cognoscente y la sensacin al objeto conocido. En nuestro
tiempo, las doctrinas psicolgicas de base orgnica siguen girando
en torno a la relacin entre determinadas sensaciones y la conducta;
en este sentido, las experiencias de Cannon (18711945, fisilogo y
psiclogo norteamericano) parecen abonar la teora de que tanto los
signos orgnicos (vegetativos y viscerales principalmente), como los
contenidos de conciencia (v. CONCIENCIA II), si bien pueden
intervenir condicionando la conducta (v.), son la expresin, a travs
del soma y de la psique, de fenmenos cuyo punto de origen no se ha
podido probar de manera concluyente (Morgan y Steller; v. PSICOLOGA
FISIOLGICA). Con independencia del problema de su causalidad, la
Psicologa actual trata de investigar comprensivamente, utilizando
sobre todo el mtodo fenomenolgico, la esencia y significado de los
procesos afectivos (v. FENOMENOLOGA II). Krger (1874-1948, psiclogo
alemn, discpulo de Wundt y precursor de los conceptos de totalidad
funcional del psiquismo) considera el s. como una cualidad general
de la vida anmica, atribuyndole las siguientes particularidades:
universalidad, riqueza cualitativa, transformacin continua,
polaridad y profundidad. De este modo, los s. se distinguen tanto
de los impulsos y tendencias como de las operaciones intelectuales
y los actos
voluntarios, subrayando, a la vez, la ntima conexin de los
procesos afectivos con unos y otros. La ms importante de las
conclusiones del anlisis fenomenolgico es que los s., junto con el
humor y los estados de nimo, no slo representan condiciones de la
vivencia, sino que constituyen el supuesto radical de toda
experiencia interna (v. VIVENCIA). La subjetividad, como
caracterstica primordial de los estados y procesos afectivos, es
tan evidente en los s. que slo ella bastara para denunciar su
existencia. Todos los s., sin excepcin, contienen una referencia
vivida al yo (o a la persona), que les distingue de otros
contenidos y funciones. Los s. se convierten as en propiedades o
modos de la subjetividad misma. Max Scheler (v.) los define como
estados del yo, proposicin que alcanza cabal entidad psicolgica si
se concibe el yo (v.) como funcin cardinal y unificadora de todos
los procesos psquicos en la conciencia psicolgica. Lo que los s.
revelan, dado el carcter ontolgicamente referencial de la vida
humana, no es slo un corolario racional o una realidad fsicamente
sensible. Entre ambas maneras extremas de la referencia personal,
lo que caracteriza existencialmente al ser psquico es el modo
experiencial o ptico de toda referencia, pues sta no se agota bajo
la especie esttica de la relacin yo-mundo.
Todo contenido de conciencia, sea percepcin (v.), representacin
(v.) o idea (v.), supone siempre una experiencia ntima que
transmuta aquella relacin en Otra, cuya frmula adecuada es la de
sujetoobjeto, expresiva de un dinamismo originado tanto en la
natural tendencia (impulsos o instintos) de la subjetividad hacia
lo real, como en la condicin subjetiva, inesquivable y dura, de la
realidad misma (A. Milln Puelles, o. c. en bibl., 22 ss.). En la
base del vivenciar, y sustantivndolo, hay siempre una tonalidad
afectiva, definible como s. concreto, e indicador, no slo del modo
de la referencia, sino de la intensidad o grado de la misma, es
decir, de su profundidad subjetiva. 2. Clasificacin de los
sentimientos. La riqueza cualitativa de los s., al hacer
interminable su catlogo y descripcin particular, ha determinado la
conveniencia de su clasificacin, pero su ubicuidad funcional
permite adoptar diferentes puntos de vista. He aqu las
clasificaciones ms comunes: a) De acuerdo con la polaridad de la
vida afectiva (Wundt), pueden clasificarse en los pares de opuestos
ya citados. Lipps (18891961, psiclogo y filsofo alemn de los
problemas del lenguaje) agrega otras oposiciones: s. importantes y
ftiles, los de lo noble y lo cmico, p. ej. b) Segn la localizacin
relativa en la ecuacin referencial, los que forman parte de la
conciencia de la personalidad (estados del yo, en
sentido estricto), y los que crean un tono a la conciencia del
objeto. P. ej., mi tristeza y la tristeza del paisaje. c) Segn su
concrecin objetiva: en inobjetivos, no dirigidos o meros estados de
nimo, y en dirigidos (Lersch). d) Por la cuanta de laafectacin: en
perifricos y profundos (Krger). e) En su intensidad y duracin se
basaba, segn laspers, la clasificacin de los s. seguida
tradicionalmente para distinguir las diferentes especies de
fenmenos afectivos: emociones, afectos, estados de nimo y s. f) Por
ltimo, cabe clasificarlos por su origen, de acuerdo con las
concepciones estratiformes de la personalidad y la distincin
fenomenolgica de tales niveles, seguida, sobre todo, por Max
Scheler, Karl laspers, Kurt Schneider y Lpez Ibor. La creciente
importancia de la fenomenologa de los s. para la Psicologa clnica
(v.), pedaggica (v.), etc., justifica sobradamente una somera
consideracin de la misma. Por otra parte, el actual criterio
funcional de la vida afectiva, postulado por la generalidad de los
psiclogos, slo puede complementarse de manera adecuada con la
calificacin dinmica de los diferentes niveles tendenciales de la
subjetividad. Este concepto supera cumplidamente el equvoco
contenido en la inverificable cuanta del ser afectado, al sustituir
la nocin de intensidad o grado por la de profundidad, al mismo
tiempo que se soslayan, por insuficientes, los datos y argumentos
de la
Psicofisiologa. 3. Estratificacin de los sentimientos. La
clasificacin de los s., de acuerdo con el trazado esquemtico de los
diferentes niveles funcionales del psiquismo, se ordena
fundamentalmente a la distincin fenomenolgica de los estados y
procesos afectivos, no en cuanto a la relacin de los objetivos de
la tendencia y de la voluntad de realizar valores, sino como
fuentes experimentables de tales movimientos tendenciales (M.
Scheler). De este modo, los estratos de la personalidad (v.),
afectivamente delimitados, revelan la existencia de los diversos
grados en la referencia del sujeto con las realidades objetivas que
lo constituyen. Estos grados corresponden a cuatro grupos de s.: a)
s. sensibles o sentimientos de la sensacin (Stumpf); b) s. vitales
(como funciones) y corporales (como estados); c) s. anmicos, o del
yo; d) s. espirituales, o de la personalidad psicolgica. a)
Sentimientos sensibles. Sealan el trnsito de los fenmenos
sensoriales a los afectivos, entre la sensacin y el s., entre un
modo de referencia puramente fsico y el psicolgico. Cualquier
persona aprecia muy bien la cualidad que distingue la pura sensacin
visual o del tacto de un objeto de un s. de dicha, pero hay
experiencias en que la distincin es apenas posible. Ejemplos tpicos
son el dolor (v.), el
hambre y la sed, en los que unas veces parece predominar lo
sensorial y otras lo sensitivo, sin que, en ningn caso, pueda
sealarse una lnea de separacin neta entre ambos. Las caractersticas
de los s. sensibles (o sensoriales) revelan la existencia de
fenmenos psquicos en los que su proximidad a la corporalidad
permite distinguirlos del resto de la vida anmica. La primera es su
localizacin. Lo mismo el dolor que el hambre y la sed aparecen
siempre ms o menos localizados, aun cuando tal localizacin rara vez
muestra lmites topogrficos precisos. Esta difusin e irradiacin
somtica de los s. sensoriales tiene un correlato anatomofisiolgico
bien conocido, cuya naturaleza funcional, semejante a la de los
actos reflejos, revela la intervencin en el fenmeno de instancias
neurolgicas superiores y, a travs de ellas, del propio psiquismo
(V. REFLEJOS; REFLEXOLOGA). En segundo lugar, los s. sensoriales
presentan cierto carcter de signo o indicacin de que algo fsico se
encuentra alterado. No se trata exclusivamente, ni siempre, de una
seal de alarma capaz de desencadenar reacciones de defensa; a
veces, ni siquiera indica la presencia de ninguna enfermedad. Las
sensaciones de hambre y sed, p. ej., revelan la existencia de
procesos biolgicos de cierto rango, cuya manera de notificar la
conciencia personal es,
precisamente, como tales s.; as, los dolores de parto o los de
crecimiento y los mismos fenmenos del hambre o sed, indicadores, no
de una alteracin interna de carcter decisivamente nocivo, sino de
una situacin en la que intervienen tanto el medio interno (situacin
nutricia o metablica) como el medio exterior (costumbres, educacin,
cultura y creencias). Por ltimo, debe sealarse su carcter puntual y
transitorio. Cada dolor es, siempre, como cada manifestacin del
hambre o de la sed, una experiencia nueva. Cualquier s. sensible,
por intenso que sea, se olvida tan pronto como desaparece. Por eso
no cabe adiestramiento; y, por ello, las experiencias dolorosas se
olvidan tan pronto como cesan, modificndose as el tono sentimental
de los recuerdos, que tienden, en general, a ser evocados en forma
placentera. El s. sensible refleja, en esencia, una situacin
exclusivamente actual. Es ms, dentro del dilatado y complejo
despliegue de la vida afectiva y del propio psiquismo parecen
emerger de una zona virtual de encuentro del espacio y tiempo
vividos (V. TIEMPO III), en el que el sujeto revela su condicin
referencial en un presente que tiene ms de aqu que de ahora, ms de
opresin fsica que de amenaza posible. b) Sentimientos vitales y
corporales. En este nivel
desaparece la nota local caracterstica de los anteriores. Siguen
expresando una situacin en la que lo fsico acaba de perder su
precisin topogrfica para extenderse a la corporalidad en su
conjunto. El s. de salud o de enfermedad, el de ligereza o
cansancio, los ordinarios de bienestar o malestar, contienen esa
significacin corporal, unitaria y comprehensiva que refleja su
expresin verbal: p. ej., me siento cansado (o bien, o mal). Por
este carcter indicativo del estado global del organismo y su
funcionamiento se les llama tambin cenestesia (v.) o sensibilidad
interna. Sin embargo, no se trata de una suma o integracin de las
sensaciones particulares de todos y cada uno de los sectores de la
economa biolgica, como idearon Leibniz y Wundt, ni de una especie
de sensacin global, como piensan Hoffding y los psiclogos
behavioristas (V. CONNUCTISMO), sino de una verdadera percepcin
primaria (Max Scheler y Lpez Ibor), con la que pasivamente se
identifica el propio sujeto. La condicin ms importante de los s.
vitales es su temporalidad. Muestran el carcter fluente de la vida
misma, y no como mero movimiento, sino como sucesin llena de
sentido. El pasado y el futuro operan dinmicamente en cada momento.
Gracias a los s. vitales, ni la memoria es una simple representacin
de figuras, ni el
futuro una serie de imgenes inertes, sino algo que modula las
vivencias del presente. De ah su capacidad evocadora y de
presentimiento. En el sentimiento vital sentimos nuestra vida
misma, es decir, nos es dado en ese sentimiento algo, el ascenso o
la decadencia de la vida, su enfermedad o salud, su peligro y su
porvenir (cfr. M. Scheler, o. c. en bibl.). Esta continuidad
variable de la existencia es sentida vitalmente, tanto como humor,
talante o estado de nimo fundamental, como tambin a modo de relacin
con el entorno, que adquiere de esta suerte tonalidades pticas. As
es como un paisaje puede afectarnos, como una personapuede resultar
simptica o antiptica, y como una situacin puede ser comprendida
empticamente, mostrando ventajas o inconvenientes cuyo sentido
intelectual slo aparecer ms tarde (v. SIMPATA Y ANTIPATA). En su
valor de anticipacin significativa reside el sentido y la
importancia de los s. vitales. Sus alteraciones constituyen uno de
los captulos de mayor importancia para la Psiquiatra actual. c)
Sentimientos anmicos. Se les designa tambin como s. dirigidos
(Lersch), s. puros del yo y s. reactivos. Corresponden a un nivel
referencia] ms elaborado psquicamente, es decir, ms concreto e
independiente de servidumbres corporales. Se revela en ellos la
urdimbre motivacional
que sirvi a Dilthey para distinguir los fenmenos psquicos de los
fsicos (V. FENMENOS PSQUICOS Y FENMENOS FSICOS). La tristeza, la
alegra, la clera, la ira,. el entusiasmo, la decepcin y el asombro,
por citar sus especies ms comunes (v. PASIN I), se tienen por algo,
surgen en un momento determinado, y, por intenso que sea su efecto,
nunca tienen esa difusin corporal caracterstica de los s. vitales.
Ms que estados son cualidades del yo, cuyo significado se limita a
modular afectivamente una singular relacin sujeto-objeto, con
independencia de otros contenidos y funciones, hasta el punto de
que la ausencia de motivacin o la prdida de su sentido seran signos
reveladores de anomala. Dentro de esta clase de s. ocupan una
peculiar posicin los s. estticos. Presentan el carcter dirigido o
reactivo que caracteriza a todos los del grupo. Sin embargo, su
dependencia del objeto es evidentemente mayor que, p. ej., en la
tristeza, la alegra o la clera. Al mismo tiempo, la resonancia
afectiva que desencadena la contemplacin de algo bello tiene, a la
vez, cierta difusividad que los aproxima a los s. vitales y un
grado de elevacin que les permite proyectarse en la direccin de lo
espiritual. Tan evidente es que la belleza puede infundir placer o
deleite espiritual como provocar ciertas reacciones emocionales.
Esta doble vertiente es, sin duda, la clave psicolgica de la
singularidad individual y la consiguiente dispersin en la escala
de los gustos estticos (V. ESTTICA I). d) Sentimientos
espirituales. Brotan de los niveles referenciales ms elevados y
absolutos, expresando modos personales de relacin trascendental. Se
motivan no por la noticia, el acontecimiento u objeto sensibles,
sino por algo cuya entidad se muestra ms all de una percepcin o
imagen inmediatas, como resultado de las operaciones espirituales
ms decantadas. Se distinguen netamente de los dems fenmenos
afectivos en que, ms que estados, se podran catalogar como modos de
ser: s. absolutos que penetran y empapan todos los contenidos
peculiares de la vivencia. La beatitud, la suprema felicidad o la
paz del alma (v. PAZ INTERIOR), cuando son vividas embargan
plenamente, tomando posesin de todo nuestro ser. Por eso, no se dan
en las relaciones del sujeto con acontecimientos parciales, ni en
situaciones voluntariamente determinadas o empricamente manejables;
sino que proceden de races ms hondas, por lo que tampoco est en
poder del hombre modificarlos a su placer. Esta falta de
condicionamiento ha inducido a Max Scheler a calificarlos como los
s. religiosos y metafsicos, en los que se revela la esencia valiosa
del ser personal. Un estudio filosfico y no meramente fenomenolgico
de estos s. nos llevara a poner de
relieve como sobre ellos gravita un conocimiento, aunque sea
limitado y a veces con errores, de la realidad trascendente de
Dios. En resumen, la naturaleza y significado de los s. cualquiera
que sea su cualidad, grado o nivel de origen, revelan, con los
caracteres de una experiencia tan real como incomunicable, la
esencial unidad de la persona humana y su ontolgica condicin
referencial. V. t.: AFECTIVIDAD; NIMO, ESTADO DE; IMPULSOS;
MEDICINA PSICOSOMTICA; PASIN.
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