EXCLUSION AND INCLUSION1
Documento incluido dentro de la Biblioteca Digital de la
Iniciativa Interamericana de Capital Social, Etica y Desarrollo del
Banco Interamericano de Desarrollo (BID) -
www.iadb.org/etica23Exclusion and InclusionSouth Asians for Human
RightsAmartya Sen, 12 November 2001
EXCLUSION E INCLUSION
Amartya Sen
1.Introduccin
El tema de esta conferencia , "Inclusin de los Excluidos," hace
buen uso de la idea relativamente reciente de la exclusin como una
forma de privacin. Resulta tambin adecuado puesto que el concepto
de exclusin ha resultado prctico y til para fines de organizacin .
En efecto, muchas privaciones y violaciones de derechos humanos
consisten en estar excluidos del goce de derechos elementales que
deberan ser algo que se da por sentado , tales como el acceso a los
tribunales, o la libertad de expresin El lenguaje de la exclusin ,
al igual que la versatilidad y alcance del concepto, se prestan
tambin a la realizacin de un debate significativo acerca de una
variedad de exclusiones, seleccionadas de reas muy diversas, que
abarcan el campo poltico, econmico y social..
Los integrantes de South Asians for Human Rights tienen mucha
razn en favorecer esta versatilidad, puesto que debemos
interesarnos por diversos tipos de privaciones, que van desde la
violacin de derechos civiles y polticos , por una parte, hasta las
penurias en lo econmico y la negacin de atencin en salud y educacin
por la otra. Podemos interesarnos simultneamente por la exclusin
poltica y civil as como por la exclusin de las oportunidades
econmicas y sociales. Mucho se ha debatido en el pasado acerca del
mbito correcto de los derechos humanos con la inclinacin de algunos
por limitar la lista elegida a las libertades civiles y derechos
polticos, mientras que otros abogan por centrarse nicamente en el
derecho al empleo, a la alimentacin, al ingreso, a la educacin y as
sucesivamente. De hecho, algunas reuniones internacionales tales
como la Conferencia Mundial sobre Derechos Humanos realizada en
Viena en 1993 han terminado en un caos justamente debido a las
discusiones relativas a la cobertura de los mismos. Existen
argumentos tanto de fundamento como de orden
prctico para preferir adoptar una postura ecumnica antes que de
divisin en materia de la cobertura , y el concepto de exclusin
tiene la versatilidad suficiente para hacerlo posible. Existen gran
cantidad lamentable es reconocerlo- de exclusiones de toda ndole en
los pases del Asia Meridional, y yo dira que resulta adecuado que
podamos decir que, de una u otra forma, estamos interesados en
todas las privaciones que podran remediarse o aliviarse a travs del
cambio social.
2.Exclusin versus Inclusin DesigualSin embargo, ningn concepto,
por conveniente que resulte, est exento de costo, y la nocin de
exclusin no es una excepcin. Para darse cuenta de ello, podra ser
til empezar por recordar que algunos de los conceptos clsicos de
injusticia se refieren realmente a situaciones de inclusin en
condiciones de desigualdad ms que a exclusin. Esto es especialmente
cierto en el caso de la nocin marxista de explotacin, en la cual el
problema consiste en que al trabajador se le incluye de manera
tajante en una relacin de produccin en la cual recibe menos de lo
que le corresponde. De hecho, numerosos problemas vinculados a
privaciones resultan de condiciones desfavorables de inclusin y
condiciones adversas de participacin ms que de situaciones que
puedan ser consideradas, con toda sensatez y sin estirar
excesivamente el trmino,. como un caso de exclusin. Por ejemplo, en
el trabajo por obligacin contrada con el empleador), en el infantil
con caractersticas de semi- esclavitud, o, en forma ms general, en
situaciones de condiciones profundamente desiguales en una relacin
de participacin, el enfoque se centra directamente no en la
exclusin sino en la naturaleza desfavorable de las inclusiones en
juego.
Lo anterior no es para negar que , habida cuenta de la
adaptabilidad del lenguaje de la exclusin, es posible ajustar la
retrica de la exclusin para hacerla abarcar igualmente la inclusin
desfavorable. Ampliada de esta manera, la exclusin puede incluir
tambin, por ejemplo, la exclusin de la inclusin equitativa. La
plasticidad del lenguaje de la exclusin permite con facilidad esta
extensin retrica, en una forma muy parecida a la que le permiti a
Sam Goldwyn, en la pelcula Moghal, imponer una frase innovadora en
direccin contraria, a saber inclyanme (hacia) afuera.
Conviene, sin embargo, no dejarse tentar por re- formular cada
una de las privaciones humanas en el lenguaje de la exclusin a
travs de re- definiciones ad hoc. Algunas violaciones encajan ms
fcilmente en el formato de la exclusin que otras. Por ejemplo, la
negacin del recurso a la justicia, o el ser despojado de la
libertad de expresin o excluido de la atencin mdica o seguro de
salud son ejemplos claros de exclusin en una forma en que no pueden
serlo el trabajo en condiciones de explotacin, o el estar sometido
a la contaminacin urbana o al calentamiento global. No es necesario
que debatamos cada una de las violaciones de derechos humanos que
figuran bajo los diferentes ttulos generales, y en esta
oportunidad, al dedicarnos al aspecto de incluir a los excluidos,
resulta oportuno que nos centremos en aquellos problemas que caen
naturalmente bajo la descripcin general de violacin de derechos a
travs de la exclusin.
Esto reviste especial importancia porque algunas "exclusiones"
cruciales han sido objeto de mucho menos atencin en el debate
pblico de la que merecen. En efecto, en algunos casos, el efecto
contradictorio del lenguaje de la expresin inclusin desigual ha
hecho que la desventaja de la exclusin sea mucho menos visible que
en la alternativa de la inclusin desigual, en condiciones carentes
de equidad.. Por ejemplo, es fcil organizar en cualquier pas
Occidental, especialmente en un campus universitario, una campaa
contra los productos obtenidos del trabajo en condiciones de
explotacin en pases en desarrollo, pero resulta ms difcil animar
una movilizacin a favor de un mayor nivel de empleo y de inclusin
en lo econmico. El propio hecho de que personas distantes se
interesen por situaciones como el trabajo en condiciones de
explotacin en pases lejanos al propio es sin duda algo positivo.
Resulta constructivo por partida doble puesto que estas protestas
pueden, en numerosos casos, contribuir a una mejora real de las
condiciones de trabajo para los trabajadores afectados y , a la
vez, al involucrarse y expresar preocupacin y accin directas por la
difcil situacin que afecta a personas en lugares muy alejados,
quienes as actan estn dando un paso orientado hacia la justicia
global.
Sin embargo, tambin hay un aspecto negativo inherente a centrar
la atencin en el tema de la inclusin desigual y desfavorable si no
se aborda al mismo tiempo el problema de la exclusin. Si quienes
protestan logran solamente el cierre de esas unidades de produccin,
sin ayudar a los trabajadores desplazados en forma alguna (de hecho
sin interesarse por sus vidas y su supervivencia) entonces el
efecto podra muy bien ser el de empeorar en vez de mejorar- las
cosas para estos nuevos excluidos quienes se encontraban
previamente en situacin de inclusin desfavorable.La conclusin bsica
es que tenemos que tener presentes las dos modalidades de
desigualdad y trato desfavorable y carente de equidad tanto en la
exclusin como en la inclusin y es necesario no confundir la una con
la otra. Resulta que muchos de los casos ms extremos de violacin de
los derechos humanos , tales como la negacin de las libertades
fundamentales, la tortura, el encarcelamiento sin juicio, la
privacin del derecho al voto, por una parte, y el hambre o la
ausencia global de atencin mdica, por la otra, pueden muy bien ser
debatidos dentro del formato de la exclusin. Sin embargo, debemos
igualmente tener en cuenta aquellas violaciones de los derechos
humanos entre las que figuran entre otras el trabajo por obligacin,
el que se realiza en condiciones de explotacin , la semi-
esclavitud de nios, problemas ambientales, etc., que pueden
visualizarse ms claramente como inclusin desfavorable.
3.Congruencia y ClaseEn efecto, debemos tener en cuenta
igualmente el hecho emprico de que a menudo hay una notable
congruencia de privaciones a travs de diversas modalidades de
exclusiones e inclusiones para los verdaderos desvalidos de la
sociedad. Algunas personas del Asia Meridional son adineradas,
mientras la mayora no lo son. Algunas tienen un excelente nivel de
educacin, mientras otras son analfabetas. Algunas tienen una vida
fcil llena de lujos, mientras que otras se ven obligadas a trabajar
de manera incesante en condiciones terribles. Algunas ejercen
influencia, mientras otras carecen por completo de ella. . Algunas
tienen abogados, otras no. Algunas reciben un trato respetuoso por
parte de la polica, a otras se las trata como basura. Estas
clasificaciones desiguales tienen pertinencia por separado, pero a
la vez sus efectos se combinan De hecho, lo ms notable es que , con
gran frecuencia, son las mismas personas las que son pobres en
ingreso y riqueza , estn afectadas por el analfabetismo, trabajan
duramente en condiciones terribles, no tienen la menor influencia ,
ni la posibilidad de tener abogados propios y reciben malos tratos
de la polica .
La lnea divisoria entre los adinerados y los desposedos no es
solamente un clich retrico o un slogan elocuente, sino,
lamentablemente, constituye un rasgo importante del mundo en el que
vivimos. La confluencia de diversas privaciones especficas en forma
de exclusiones congruentes es un rasgo envolvente abarcador de la
condicin de los derechos humanos en Asa Meridional. En este momento
no me referir en mayor detalle a las implicaciones de dicha
confluencia, aunque tal vez debera mencionar que constituye el tema
central de mi Conferencia Nehru . En vez de ello, hoy quiero
referirme en forma especfica a una importante clase de privaciones
que suelen recibir poca atencin, pero que tienen un alcance masivo
, que se hace sentir a travs de las divisiones de clases. Tambin
incorpora , en forma simultnea, inclusiones desfavorables as como
exclusiones debilitantes.
4.Identidades e Identificaciones Me refiero al tema complejo y a
la vez de profundas consecuencias de nuestra libertad de elegir la
manera en que nos vemos a nosotros mismos nuestras afiliaciones,
nuestras asociaciones, nuestras identidades. Este es un mbito en el
cual la privacin no suele causar la muerte (aunque puede tambin
inducirla, como comentar) , pero s puede ahogar nuestra voz,
nuestra independencia, y nuestra facultad para actuar como
ciudadanos polticos de un pas o del mundo.
Este tema ha adquirido particular importancia en el contexto de
la crisis poltica y confrontacin actuales, cuyas ramificaciones se
han puesto en evidencia creciente desde el 11 de Septiembre, si
bien las races del problema se originan mucho antes. El derecho de
ver nuestra identidad en funcin de nuestra eleccin puede parecer,
en lo superficial, una idea tan abstracta que podramos vernos
tentados a pensar que realmente estoy haciendo perder el tiempo a
esta asamblea de personas prcticas al debatir algo tan conceptual.
. Pero la exclusin conceptual puede tener efectos muy profundos en
la forma en que nos vemos unos a otros. Para dar un ejemplo
sencillo, considerar que la tragedia del 11 de Septiembre ha sido
causada, por ejemplo, por personas que encuentran refugio o
proteccin en Afganistn coloca a todas las personas de dicho pas en
la misma categora descriptiva , lo cual puede tener un peso muy
importante en el grado de aceptacin que pueda resultar de ello para
seres humanos corrientes , con una sensibilidad normal tanto en
Estados Unidos, como en Europa o, inclusive en Asia Meridional
tambin ante la situacin de poder aceptar que personas inocentes
pertenecientes a ese grupo identificado posiblemente estarn
condenadas a morir en una operacin que ser consecuencia del
asesinato de estadounidenses inocentes por parte de delincuentes
que encuentran proteccin en Afganistn. Naturalmente , los afganos
inocentes no son considerados en ningn momento como blanco , sino
simplemente como vctimas del dao colateral , cuyas vidas no pueden
ser salvaguardadas si el fin ltimo es el de apresar o matar a Osama
bin Laden y poner fin a su terrorismo organizado. Resulta evidente
que el imponer sin distinciones la identidad de afganos a un grupo
no tiene ningn valor militar directo, pero la aceptacin a nivel
civil de la indulgencia del pblico ante actos que tienen
consecuencias brutales en grupos identificados puede tener efectos
trascendentales.
El ejemplo de Afganistn lleva inherentes otras complejidades que
no debemos dejar de lado, y su vinculacin con los cambios internos
en Pakistn constituye en s un tema de importancia. No debemos
simplificar excesivamente un tema complejo, y sin embargo ilustra -
aunque sea a grandes rasgos - un problema general que es
fundamental para la comprensin ( e interpretacin) de conflictos en
el mundo contemporneo, as como la aceptacin de los actos brutales e
inhumanos cometidos por diferentes grupos en el mundo entero.
Esto es de particular pertinencia en Asia Meridional , y lo ha
sido durante mucho tiempo. Muchos de nosotros con edad suficiente
para haber vivido en los sangrientos aos 1940 podemos recordar
vvidamente la facilidad con la cual los disturbios que antecedieron
a la particin se alimentaron de los contrastes de identidad que
acababan de ser creados , que transformaron a amigos de antes en
nuevos enemigos, y convirtieron a asesinos en camaradas putativos.
La carnicera que sobrevino luego tuvo mucho que ver con la
imposicin de una nueva identidad, carente de humanidad razonada o
de una eleccin derivada de la reflexin .
Carniceras similares han venido ocurriendo ms recientemente en
el mundo en Ruanda, Congo, Bosnia , Kosovo, y en otros lugares,
bajo el hechizo de identidades recin impuestas . Por ejemplo,
amplificar en forma dramtica la presunta gravedad de la lnea
divisoria entre, digamos, los Hutus y los Tutsis ("Nosotros Hutus
siempre hemos odiado a los Tutsis"), mientras se obvian otros
principios de clasificacin vinculados con, por ejemplo, clase,
ocupacin o ubicacin , y que van ms all de las divisiones entre
Hutus y Tutsis, puede transformar alguna de las muchas lneas
divisorias coexistentes en una divisin explosiva y de confrontacin
, con un poder incendiario . La imposicin de una identidad
irreflexiva puede matar cual una plaga.
5.Civilizaciones y Choques Para ocuparnos de los derechos
humanos, tenemos que prestar mayor atencin a la manera en que se
imponen a la gente identidades toscas y presuntamente pre-
existentes. Un buen punto de partida es el de ver el profundo
impacto de la idea del choque de civilizaciones , desarrollada por
Samuel Huntington. Se nos puede clasificar en funcin de muchos
sistemas de divisin que compiten entre ellos, cada uno de los
cuales tiene una gran pertinencia en nuestras vidas:
nacionalidades, sitios de vivienda, clases, ocupaciones, idiomas,
poltica y muchas otras. Si bien se han ventilado muchos las
categoras religiosas en aos recientes, no puede suponerse que las
mismas eliminen otras distinciones , y mucho menos pueden ser
consideradas como el nico sistema de clasificacin de la gente en el
mundo . Pero la clasificacin en materia de civilizacin de creacin
ms reciente, tan frecuentemente invocada en la actualidad y que
tiene efectos tan profundos en las actitudes y polticas, sigue muy
de cerca las divisiones religiosas. Samuel Huntington coloca en
contraste a la civilizacin occidental con las otras : "civilizacin
islmica", " civilizacin hind , " civilizacin budista , etc., y si
bien incorpora categoras hbridas (tales como civilizacin snica o
japonesa), las supuestas confrontaciones por diferencias religiosas
son incorporadas a una visin construida sobre la base de una
divisibilidad dominante y endurecida. Al catalogar a la poblacin
del mundo en categoras de quienes pertenecen al mundo islmico , al
mundo cristiano, al mundo hind, al mundo budista, etc., el poder de
divisin de la prioridad puesta en clasificar se usa implcitamente
para encerrar a la gente dentro de un conjunto especifico de
casillas rgidas. Otras divisiones ( como por ejemplo entre ricos y
pobres, entre integrantes de diferentes clases y ocupaciones, entre
personas de diferentes criterios polticos, entre nacionalidades y
ubicaciones residenciales, entre grupos de idiomas, etc. ) quedan
completamente inmersas en esta forma presuntamente pre - existente
de ver diferencias entre los grupos humanos .
La debilidad fundamental de la tesis del choque entre
civilizaciones radica en su programa de dividir a la gente del
mundo en categoras en funcin de un sistema presuntamente rector -
de clasificacin. La deficiencia de la tesis, por lo tanto, empieza
mucho antes de que lleguemos al punto de preguntar si
necesariamente las civilizaciones tienen que chocar una pregunta
que resulta conceptualmente parsita de la clasificacin en
categoras. No importa cual es la respuesta que nos propongamos de
dar a esta pregunta (chocan las civilizaciones?), la forma misma
del interrogante nos encasilla dentro de una forma estrecha,
arbitraria y engaosa de pensar acerca de la gente del mundo. Y su
poder de confundir puede atrapar no solamente a quienes quisieran
apoyar dicha tesis (desde los fundamentalistas islmicos hasta los
defensores de las supremacas occidentales), sino tambin a aquellos
a quienes les gustara impugnarla pero responden dentro de sus
trminos de referencia previamente especificados.
Hablar en trminos de mundo islmico, o mundo hind o mundo
cristiano ya implica reducir a la gente a esta sola dimensin.
Muchos de quienes se oponen a la tesis de Huntington (por ejemplo
quienes argumentan que Occidente no est luchando contra el mundo
islmico o chocando con l) resultan, en efecto, desviados hacia el
hecho de compartir la misma estrecha clasificacin en categoras. .
Cuando , por ejemplo , el Primer Ministro Blair expresa su propia
visin del mundo islmico- un tema acerca del cual aparentemente se
ha convertido en experto ya ha quedado atrapado en esta forma uni -
dimensional de ver a los pueblos del mundo. La misma visin
empobrecida del mundo dividido en casillas de civilizaciones es
compartida por quienes predican la amistad entre civilizaciones
tanto como por quienes las ven como en confrontacin.
Esta visin particular de clasificacin por categoras resulta a la
vez un serio error epistmico y un enorme riesgo tico y poltico, con
consecuencias de largo alcance en materia de derechos humanos. La
gente se visualiza a s misma de mltiples y diferentes maneras. Un
musulmn de Bangladesh es, adems de musulmn, bengal , ciudadano de
su pas, a lo cual cabe agregar las otras identidades vinculadas con
clase, gnero, ocupacin, ideologa poltica, gustos, etc. Un hind
nepals es adems de hind alguien con caractersticas polticas y
tnicas que tienen pertinencia propia, junto con otras identidades
cientos de ellas- que le hacen ser quien es .
Campesinos sin tierra que luchan contra patronos explotadores
tienen cosas en comn que los unen ms all de las fronteras
religiosas, e inclusive las nacionales. Nuevamente, sta no sera su
nica identidad, pero es una de ellas y en ocasiones inclusive la
dominante. Tambin la pobreza puede ser una importante fuente de
solidaridad que atraviesa fronteras de otra ndole . El tipo de
divisin que se recalca , por ejemplo, en el caso de quienes
protestan en el marco del movimiento anti-globalizacin . (el cual,
dicho sea de paso, es uno de los movimientos ms globalizados del
mundo) se propone tratar de unir a los desaventajados de la economa
mundial, pasando por encima de las lneas divisorias religiosas,
nacionales o de civilizacin . La multiplicidad de categoras
funciona en direccin contraria a la de la separacin rgida y sus
implicaciones incendiarias.
En la raz del conflicto sin argumentos hay una suposicin previa:
- asumida frecuentemente en forma implcita ms que articulada
explcitamente- a saber que los pueblos del mundo pueden dividirse
en categoras particulares en funcin de algn sistema de particiones
especfico y abarcador. Esta visin singularmente divisoria es no
solo contraria a la anticuada creencia, que tiende a ser
ridiculizada en la actualidad ( no totalmente sin razn, por cierto)
como excesivamente blanda, de que nosotros seres humanos somos
todos iguales , sino tambin contrara a la idea menos debatida pero
mucho ms plausible de que somos diversamente diferentes. De hecho,
dira que la principal fuente de esperanza en la posible armona en
el mundo contemporneo radica en la pluralidad de nuestras
identidades, que se superponen unas a otras y se oponen a
divisiones marcadas por una lnea nica y endurecida de impenetrable
divisin. Nuestra humanidad compartida se encuentra ante un salvaje
desafo cuando la confrontacin resulta unificada dentro de un
sistema de clasificacin presuntamente dominante, lo cual resulta
mucho ms tendiente a divisiones que el universo de categoras
plurales y diversas que configuran el mundo en el cual vivimos. La
diversidad plural puede ser un gran factor de unificacin, en una
forma en que justamente no lo es un sistema nico de divisiones que
pretenden abarcarlo todo.
6.Ingenuidad frente a la Civilizacin
Con este enfoque especfico de dividir a los pueblos del mundo,
los defensores del choque de civilizaciones omiten numerosos
aspectos significativos. Por ejemplo, al describir a la India como
una civilizacin hind, en su exposicin del supuesto choque de
civilizaciones , Huntington tiene que minimizar la importancia del
hecho de que en la India hay un nmero mayor de musulmanes (cerca de
125 millones ms que toda la poblacin de Gran Bretaa y Francia
reunidas) que cualquier otros pas del mundo con excepcin de
Indonesia y Pakistn. Se puede - o no - colocar a la India dentro de
la arbitraria definicin de el mundo musulmn, pero no deja de ser
cierto que en la India hay un nmero de ciudadanos musulmanes casi
igual al de Pakistn ( y de hecho muchos mayor al de la mayora de
los pases del as llamado mundo musulmn) . A la vez , es imposible
pensar en la civilizacin de la India sin tener en cuenta el
importante papel de los musulmanes en la historia de ese pas.
Resulta en realidad ftil intentar comprender la naturaleza y
alcance del arte, literatura, msica o comida de la India sin ver
las intensas interacciones que atraviesan las barreras de las
comunidades religiosas.
La India, como habrn de darse cuenta quienes clasifican
civilizaciones (junto con quienes re- escriben la historia de la
India con el patrocinio oficial) no es solamente una civilizacin
hind. De hecho, el rasgo mismo de su carcter secular , que
enorgullece estimo que con razn - a muchos de sus ciudadanos- tuvo
slidos antecedentes en los pronunciamientos oficiales de dos
grandes emperadores de la historia de la India , a saber el
emperador budista Ashoka y el emperador musulmn Akbar.
Tal vez valga la pena detenerse un momento en el personaje de
Akbar para sealar tres razones especficas vinculadas a la
estrategia de clasificacin de Huntington. Primero, a la luz del
papel delineador que Huntington ve en la historia especial de la
civilizacin occidental como adalid de la libertad individual y de
la tolerancia ("Occidente era occidente mucho antes de que fuese
moderno , en palabras de Huntington) , posiblemente valga la pena
mencionar que justo en el momento (en los aos 1590) en que Akbar
expresaba sus convicciones acerca de la tolerancia religiosa (como
por ejemplo que a nadie se le debe incomodar por motivos ligados a
la religin, y que toda persona debe tener la posibilidad de
convertirse a la religin de su eleccin ) ), an estaban en curso las
persecuciones de la Inquisicin y Giordano Bruno fu condenado a
morir en la hoguera, por hereje , en el Campo dei Fiori en Roma (en
1600). Si bien en la actualidad puede lucir impresionante la cara
de occidente, no siempre ha sido su condicin durante todo este
tiempo.
En segundo lugar, Akbar sigui siendo musulmn, pero con creencias
polticas, sociales e incluso religiosas claramente heterodoxas, y
con una claramente articulada preferencia por la bsqueda de la razn
ms que la dependencia de la tradicin ." Si ser musulmn es
equivalente a una entidad homognea, carente de identidad poltica,
social o de doctrina especficas, entonces Akbar no podra calzar en
la misma casilla en que estn la mayora de los dems. Cabe en
contraste recordar en este contexto que si bien el secularismo
poltico y heterodoxia religiosa de Akbar tena tanto seguidores como
detractores entre grupos musulmanes influyentes en Delhi y Agra,
cuando falleci en 1605, el telogo islmico Abdul Haq, quin haba
mantenido una actitud crtica frente a Akbar debido a muchas de sus
creencias y pronunciamientos, tuvo que reconocer que a pesar de sus
innovaciones, Akbar haba seguido siendo un buen musulmn. . Esto no
ha de extraar cuando la religin de una persona no es considerada
como su nica y envolvente identidad , pero sin duda causara estupor
a algunos de los comentaristas contemporneos, tan deseosos de tener
en cuenta nicamente una sola dimensin - tanto fundamentalistas como
anti-fundamentalistas
El tercer tema es apenas un punto incidental de la historia.
Cuando Akbar organizaba sus simposios multi- religiosos en Agra,
entre los invitados figuraban no solamente expositores hindes y
musulmanes de diferentes escuelas , sino tambin cristianos, judos ,
parsis y jainas , y, segn Abul Fazl ( el aliado intelectual de
Akbar), incluso los seguidores de "Charvaka" una de las escuelas de
pensamiento ateo de la India que haba florecido desde
aproximadamente el siglo VI A.C. Es difcil reconciliar esta
increble pluralidad con la visin mono- cultural y mono-- religiosa
que tiene Huntington de la India vista como una civilizacin hind,
aun cuando dejramos totalmente de lado el importante papel de los
musulmanes en la India .
7.Libertad, Derechos y Responsabilidad , La ingenuidad de
Huntington frente a la civilizacin no sera un problema serio si sus
anlisis no le hubiesen conferido a sus categoras de civilizacin una
posicin singularmente predominante y dominante en la clasificacin
de los pueblos del mundo. En ello radica la dificultad central.
Dira que el tema fundamental est en la necesidad de reconocer la
pluralidad de nuestras identidades, as como el hecho de que, como
seres humanos responsables, debemos elegir (por medio de la razn ,
como afirmara Akbar ), en vez de un descubrimiento por inercia ,
cules prioridades debemos asignar a nuestras diversas asociaciones
y afiliaciones. Por su parte, los tericos de ineludibles choques
tratan, efectivamente, de negar enfticamente, o de pasar
implcitamente por alto, la pertinencia de mltiples principios de
clasificacin y, vinculado a ello, la necesidad que tenemos todos de
asumir responsablemente las decisiones referidas a nuestras
prioridades.
Sin duda es muy importante nuestra identidad religiosa y de
civilizacin, pero no deja de ser una afiliacin entre muchas otras .
La pregunta que debemos hacernos no es si, por ejemplo, el Islam (o
el Hinduismo o el Cristianismo ) son religiones amantes de la paz o
si son combativas (dganos cul es la respuesta?), que es el ngulo
desde el cual Blair se aproxima a este tema. Lo que debemos
preguntar es cmo un musulmn practicante ( o un hind o un cristiano)
combinan sus creencias o prcticas religiosas con otros compromisos
y valores, y con otros rasgos de su identidad personal. El
considerar la afiliacin religiosa o de pertenencia a una
civilizacin en el sentido de Huntington - , como una identidad
totalmente absorbente constituye, de por s, un craso error. Entre
los feligreses devotos de cada religin ha habido feroces guerreros
al igual que grandes adalides de la paz, y en lugar de preguntar
quin es el verdadero creyente y quin es un mero impostor, deberamos
aceptar el hecho de que la fe profesada por cada uno de nosotros no
es lo que en s, resuelve todas las decisiones que tenemos que tomar
durante nuestras vidas, entre ellas las referidas a nuestras
prioridades polticas y sociales, y los consiguientes temas de
comportamiento y accin. Es posible que tanto quienes proponen la
paz y la tolerancia como quienes abogan por la guerra y la
intolerancia pertenezcan a la misma religin y tal vez sean (a su
manera) , verdaderos creyentes , sin que parezca haber en ello
contradiccin alguna. El mbito de la identidad religiosa de las
personas no domina todos los dems aspectos de su comprensin y
afiliacin.
Si bien esta no es la oportunidad para un debate sobre este
aspecto, este tema est tambin vinculado a la poltica pblica de
poner a los nios en colegios en los que se imparte enseanza basada
en creencias religiosas, en los cuales el conocimiento de la
cultura propia puede en ocasiones estar acompaado de una severa
reduccin de oportunidades educativas que podran alimentar una
eleccin mejor informada de la forma de vida deseada. El propsito de
la educacin , adems de transmitir al nio informacin acerca de las
diferentes culturas del mundo (entre ellas aquella a la cual
pertenece su familia de una u otra forma) es tambin el de
contribuir a cultivar el razonamiento y el ejercicio de la libertad
en su vida adulta.. Se pierde algo muy importante cuando se cierran
ante los ojos de los nios pequeos las puertas que abren al universo
de las opciones , por la equivocada creencia de que la tradicin
hace innecesaria la eleccin (como lo han afirmado,
sorprendentemente, algunos comentaristas).
Podran ustedes pensar que me estoy refiriendo a Madrassas en
Pakistn, o a las escuelas religiosas aqu, pero en realidad tambin
estoy hablando de Gran Bretaa. Ha sido tal el estado de confusin
relativo a las identidades, as como la intensidad de la creencia
implcita de que una persona no tiene opciones en materia de
prioridades vinculadas con su identidad, que no se considera como
particularmente negativa la falta de libertad de eleccin que
resulta para nios de la reciente dispensa relativa a los colegios
basadas en la creencia religiosa (musulmana, hind o cristiana) en
la nueva Gran Bretaa multi- tnica. El derecho humano que se pierde
en todo esto es, naturalmente, para los nios, el derecho de
disfrutar de una educacin amplia que les prepara para elegir, y no
para simplemente seguir.
8.Comentarios Finales Pierre Bourdieu ha afirmado en un contexto
diferente ( pero de manera pertinente para este debate igualmente)
que una clasificacin oficial puede crear categoras que no tendran
mucho fundamento si no fuese por esa identificacin social. En su
criterio, una clasificacin por categoras ideada socialmente puede
terminar produciendo diferencias dnde no las haba , y la magia
social puede transformar a las personas, dicindoles que son
diferentes . En efecto, el mundo social constituye diferencias por
el simple hecho de disearlas ." Cuando ese problema se combina con
la prdida de todas las categoras excepto una ya sea civilizacin,
religin o cualquiera otra- nos encontramos ante una notable
violacin del derecho humano de verse a s mismo a travs de sus
propios ojos. Se nos incluye nicamente en una categora , mientras
las dems son eliminadas de un plumazo (incluso con muchos de
nosotros dentro de ella ) .
El principal problema de la perspectiva del choque entre
civilizaciones no reside en la suposicin no razonada de la
necesidad de que existan esos choques (lo cual es un tema
subsiguiente y parasitario) . Radica en dividir a los pueblos del
mundo en una forma supuestamente profunda y particular en
civilizaciones diferentes (ya sea que choquen o no) . Esta forma
simplista de ordenar en categoras conduce a una forma profundamente
errnea de comprender a los pueblos del mundo as como las relaciones
entre ellos , y tambin tiene el efecto de incrementar una forma de
distincin particular una inclusin determinada de antemano - que
elimina a todas las dems. No resulta sorprendente que a los
fundamentalistas musulmanes, hindes o defensores de las supremacas
occidentalesen fin todos les gustara esta concepcin del mundo, pero
ha sido tan intenso el poder del pensamiento confundido e inducente
a confusin que inclusive aquellas personas cuyo instinto debera ser
totalmente contrario a esta forma de reducir a otros seres humanos
parecen caer integralmente en esta trampa . En su nombre se
entablan guerras, y tambin se subyuga a las identidades humanas
mediante el solo poder de la clasificacin dominante.
Para defendernos, debemos afirmar nuestro derecho de elegir las
prioridades en materia de nuestras mltiples asociaciones,
afiliaciones e identidades. Tenemos que decidir cunta importancia
debemos acordarle a cada una de ellas. No se nos puede pedir que
nuestras creencias religiosas o nuestras identidades, ya sean por
eleccin o por simple herencia, dominen nuestra vida por completo as
como todas nuestras decisiones afectivas. Cuando existe la opcin,
negar su existencia es adems de un fracaso cientfico, una negacin
de un derecho humano elemental, lo cual a su vez conduce a una
falta de tica, puesto que permite una negacin de responsabilidad
que inevitablemente va de la mano con el ejercicio de la libre
eleccin.
Centrar nuestra atencin nicamente en esta clasificacin en virtud
de las grandes religiones, adems de no tener en cuenta otros
intereses e ideas que motivan a las personas ,tiene tambin el
efecto de reducir la importancia de otras prioridades al amplificar
la voz de la autoridad religiosa. Ocurre entonces que a los clrigos
musulmanes as como a otras autoridades religiones se las considera
como los voceros ex-officio del as llamado mundo islmico , a pesar
de que un nmero importante de musulmanes pueda albergar profundas
diferencias con los propsitos sostenidos por uno u otro de dichos
representantes religiosos. . Lo mismo es vlido tambin para los
lderes religiosos hindes o cristianos, a quienes se les considera
como los voceros de sus respectivos rebaos. La singular
clasificacin, adems de convertir las distinciones provisionales en
barreras rgidas e inflexibles, confiere tambin una voz de mando al
, "establishment" , a las figuras ms representativas de dichas
categoras, a la vez que acallan y silencian a otras. Debemos luchar
por los derechos humanos que resultan denegados por esta actitud,
con claridad intelectual as como con determinacin poltica. Son muy
pocas las cosas que tienen tanta importancia en el mundo
contempornea- y esto no es menos cierto en Asia Meridional .
Texto de un trabajo presentado el 12 de Noviembre de 2001, en la
conferencia inaugural sobre el tema "Incluir a los Excluidos,"
preparada por South Asians for Human Rights, presidida
conjuntamente por Asma Jahangir (Pakistan) e I.K. Gujral
(India).
"Class in India," (Clases en la India) , Conferencia Nehru ,
Nueva Deli, Noviembre 13 de 2001.
Me he referido a este tema en Reason before Identity, (Razn
antes que Identidad) 1998 Conferencia Romanes (Oxford y Delhi:
Oxford University Press, 1999); y tambin en "The Smallness Thrust
upon Us," (La Pequeez que nos Imponen ) The Little Magazine,
2001.
Vase Shaharyar M.Khan, The Shallow Graves of Rwanda, (Las Tumbas
Someras de Ruanda ) , con Prlogo de Mary Robinson (New York: I.B.
Tauris, 2000).
El tema es debatido ms ampliamente en "Other People," (Otra
Gente) Conferencia Anual de la Academia Britnica,2000 (de prxima
publicacin por la Academia, versin ms breve ya publicada en The New
Republic, Diciembre 2000), y en "The Smallness Thrust upon Us," The
Little Magazine, 2001.
Samuel P. Huntington, The Clash of Civilizations and the
Remaking of the World Order (El Choque de Civilizaciones y la
Reformulacin del Orden Mundial (New York: Simon & Schuster,
1996).
He debatido este tema y otros vinculados en mi Conferencia
Romanes en Oxford en 1998 , publicada como : Reason before Identity
(Oxford: Oxford University Press, 1999).
Traduccin en Vincent Smith, Akbar: the Great Mogul (Akbar, el
Gran Mogol) (Oxford: Clarendon Press, 1917), p. 257.
Vase Irfan Habib, ed., Akbar and His India (Akbar y su India)
(Delhi and New York: Oxford University Press, 1997) que contiene un
conjunto de excelentes ensayos en que se investigan las creencias y
polticas de Akbar as como las influencias intelectuales que le
llevaron a su posicin heterodoxa.
See Iqtidar Alam Khan, "Akbar's Personality Traits and World
Outlook: A Critical Reappraisal," in Irfan Habib, Akbar and His
India, p. 78.
Me he referido a este tema en "Other People" (Otra Gente)
(2000).
Pierre Bourdieu, Sociology in Question ( Sociologa Cuestionada)
(London: Sage, 1993), pp. 160-1.