AMAMANTAR DESDE LA CASA HASTA LA TRIBUNA · 2020-08-07 · me ha resultado tan práctico y fácil, no tengo que cargar con una ma-leta llena de biberones con leche, sobre todo cuando

C O N F E R E N C I A I N T E R A M E R I C A N A D E S E G U R I D A D S O C I A L

A M A M A N T A R D E S D E L A C A S A H A S T A L A T R I B U N A

AGOSTO, 2020

Cuando me enteré de que sería madre por primera vez, leí mucho sobre lo que sucede en el embarazo y después del parto. Sin embargo, cuando uno vive la experiencia, las cosas son muy diferentes. Los primeros días fueron dolorosos, después de una cesárea mis senos se agrietaron, me sangraban, reprochaba por qué nadie me había advertido. Además, yo creía que mi bebé rápido succionaría del pezón y tomaría su leche, pero no fue así, para ella no fue fácil capturar el pezón y mamar. Ya después no quería separarse de él.

Erika Vanessa del Castillo Ibarra | Colaboradora MAB

L AS OPINIONES AQUÍ VERTIDAS SON RESPONSABILIDAD DE L A AUTOR A L AS OPINIONES AQUÍ VERTIDAS SON RESPONSABILIDAD DE L A AUTOR A Y NO CORRESPONDEN A UNA POSICIÓN OFICIAL DE L A CISSY NO CORRESPONDEN A UNA POSICIÓN OFICIAL DE L A CISS

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C O N F E R E N C I A I N T E R A M E R I C A N A D E S E G U R I D A D S O C I A L

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), la lac-tancia materna debe ser exclusiva durante los primeros seis meses de vida del bebé, pasado ese tiempo se alterna con alimentos apropia-dos y seguros para la edad hasta los dos años o más. Los beneficios que se logran es una salud física, fortalece su sistema inmunológi-co y emocional de bebé y madre. Además de ser muy económico y amigable con el medio ambiente.

Ante las explicaciones de los ex-pertos hablar de la lactancia ma-terna va más allá de una receta o un instructivo. En la práctica no existen garantías suficientes para la libre lactancia como un derecho de madre e infante. En nuestras sociedades, no te salvas de cues-tionamientos y preguntas desde: “¿Cómo es posible que una mujer no amamante a su bebé?”, “¿Cuán-to tiempo le vas a seguir dando?”, etc. Por otro lado, lo privado se tiene que volver público, ahí es donde no existen espacios confor-tables para amantar y la práctica se vuelve estresante y complicada de mantener.

Mis planes contemplaban amaman-tar a mi bebé sólo durante los seis primeros meses. Cuando las grie-tas sanaron y el dolor de la cesárea disminuyó, amamantar a mi bebé se convirtió en el momento más es-pecial de mi maternidad, en el mo-mento y espacio donde mi peque-ña y yo intercambiábamos miradas y caricias de un amor infinito. En las noches me resulto fácil y cómo-do, pues a la hora de amamantar sólo abrazaba le daba de comer en la comodidad de la cama y ambas seguíamos durmiendo. Me resultó cómodo y fácil de “practicar”.

Al verla me resultaba difícil sepa-rarme de ella. Tomé la decisión de llevarla conmigo a todos lados, entre éstos, a mi trabajo donde me lo permitieron en todo mo-mento. Sin embargo, esto no es posible para la gran mayoría de madres trabajadoras en lactancia. Pude hacerlo hasta los dos años seis meses.

A esa edad vino el “desprendi-miento”, momento doloroso para mí, quizá más que el inicio de la lactancia. El momento pasa y lue-go comprendes que existen otras maneras de fortalecer los lazos de amor con tu bebé.

Después de cinco años, volví a embarazarme, creí que, como ya había amantado una vez, en esta ocasión no se agrietarían mis se-nos. Para empezar, recién había nacido, me lo pasaron para que lo amamantara, por fortuna empe-zó a comer. No evite las grietas ni el sangrado, sin embargo, con la experiencia anterior, supe lo que debía hacer.

Superadas las grietas, amamantar me ha resultado tan práctico y fácil, no tengo que cargar con una ma-leta llena de biberones con leche, sobre todo cuando en tu opción al trabajo es de tiempo completo. Si bien es cierto que no todas las mujeres tienen muchas opciones ni laborales ni para elegir sobre sus cuerpos, a veces estos dilemas o contradicciones sociales te obli-gan a sentir culpa por hacer o no hacer “lo correcto”. La lactancia es algo que, sólo nosotras podemos asumir, el Estado es quien debe garantizar esa decisión.

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En la realidad, los centros labora-les no son adecuados para aman-tar, muchas lo hacen en el baño o simplemente se sacan su leche para dejar biberones preparados. Otras se deben incorporar a su empleo antes de que el infante cumpla los seis meses, edad que propone la OMS como exclusivo de lactancia a libre demanda.

Y deja de ser una opción para las mujeres que deben incorporarse a sus empleos. Creo que la lactan-cia debería de ser acompañada con la misma calidez con la que se ha decidió a ejercerla y con ella la sociedad.

Yo decidí lactar a mis dos hijos, en cualquier lugar donde esté y ellos lo demanden. Aún lo hago con el pequeño que tiene año y medio de edad. Desde la tribuna he visibili-zado la lactancia materna, hemos sido bien recibidos pues mi bebé se convirtió en el 501.

Después de regresar de la escuela me acompaña por las tardes has-ta la reunión entre compañeros y compañeras en territorio. Trato de reivindicar esta labor y sobre todo el derecho a decidir sobre mi cuerpo.

Cuando se prolonga la lactancia, el consejo de muchas (bien inten-cionadas) es ¡libérate!.

No lo veo como una prisión de la que me deba liberar, me gusta hacerlo y mi bebé lo disfruta, por ahora, esta pandemia, me permite hacerlo más cómodo de llevar.

Estoy convencida que la materni-dad, como la lactancia, es una de-cisión personal y lo que debemos generar entre todos y todas son espacios fraternos y solidarios para lograr que las madres lactan-tes no lo tomen como un dilema sino como la mejor opción para ella y su bebé.

Erika Vanessa del Castillo Ibarra

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Diputada Federal por el Distrito 1.Licenciada en Sociología por la UNAM, con estudios en mate-ria de derechos humanos. Desde hace 19 años participa en la lucha social. Fue promotora en el área de grupos vulnerables en la de-legación Gustavo A. Madero y en la Dirección General de Equidad y Desarrollo Social en la CDMX en el área de indígenas. Además, Coordinadora del Programa Es-pacios Públicos en la CDMX, en la Dirección General de Igualdad y Diversidad Social.

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SOBRE ERIKA VANESSA DEL CASTILLO IBARRLA

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