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Antropolgicos del anunci de la muerte de Dios en Nietzsche,
Heidegger y Sloterdijk
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Alcances Antropolgicos del anunci de la muerte de Dios
enNietzsche, Heidegger y Sloterdijk
Revista Observaciones Filosficas
Lic. Isaac Moctezuma Perea - Universidad Nacional Autnoma de
Mxico
ResumenHace ms de cien aos Nietzsche anunci la muerte de Dios,
ese suceso debi dar comienzo conuna forma de interpretacin y
representacin del mundo y de lo humano ms noble, msvigorosa y mejor
que la de las formas de interpretacin y representacin de la
metafsica de lamodernidad, sin embargo, las consecuencias de aquel
gran suceso no fueron de ninguna maneralo noble y lo grande que
Nietzsche esperaba, por el contrario, la muerte de Dios abri
pasotambin a la forma ms peligrosa de nihilismo: el relativismo
subjetivista, con lo cual seconfirma nuevamente la sentencia de
Goethe segn la cual cultivando nuestras virtudes,cultivamos tambin
nuestros defectos. Hoy nos enfrentamos a ese inquietante husped y a
susms terribles consecuencias con una urgencia con la que Nietzsche
y Heidegger apenas pudieronprever en sus ms oscuras pesadillas.
Ante dicho panorama es necesario replantear aquel sucesoteniendo
presente que nos es posible, ni deseable tomar una actitud
nostlgica, ni afrontarlo confra indiferencia. Esas son las premisas
de una antropologa filosfica.
AbstractMore than a century ago Nietzsche announced the death of
God, that event had to start with aform of interpretation and
representation of the world and the human nobler, more vigorousand
better than that of the forms of interpretation and representation
of metaphysics Modernity,however, the consequences of that great
event were in no way what noble and how big Nietzscheexpected, on
the contrary, the death of God its way to the most dangerous form
of nihilism:relativism subjectivist, This again confirms the
sentence of Goethe whereby cultivating ourvirtues, also cultivate
our shortcomings. Today we are faced with this troubling host and
its mostterrible consequences with an urgency with which Nietzsche
and Heidegger barely able, in theirdarkest nightmares. Given this
scenario it is necessary to rethink this incident bearing in
mindthat it is possible, nor desirable to take a nostalgic
attitude, or face with cold indifference. Theseare the premises of
a philosophical anthropology.
Palabras clave
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Muerte de Dios, Metafsica, Postmetafsica, Modernidad, Nihilismo,
Antropologa, Antropologafilosfica.
KeywordsDeath of God, Metaphysics, Postmetaphysics, Modernity,
Nihilism, Anthropology, Philosophicalanthropology.
La grandeza de este acto, no es demasiado grande para nosotros?
No hemos de convertirnosnosotros mismos en dioses para aparecer
dignos de l? Jams ha habido acto ms grande ytodos los que nazcan
despus de nosotros pertenecern por obra de este acto a una historia
msgrande que toda historia hasta ahora habida.
Friederich Nietzsche, La gaya ciencia. III, 125, p. 161.
Hace poco ms de un siglo un hombre acaso no solamente un hombre
sino dinamita, dotadode una gran sensibilidad, observ que su poca,
la poca en la que hasta entonces haba vivido lahumanidad, haba
llegado a su fin. Aquella gran iluminacin lo llev a alejarse de los
hombres ya subir a la montaa. A tres mil pies sobre la humanidad a
seis mil sobre Bayreuth aquelhombre interpelado por la urgencia de
la gran crisis de una poca sombras que an hoyimpiden que los rayos
del sol despunten por el horizonte llev a cavo su ms grande
empresa.Por medio de sus pensamientos estaba dispuesto a provocar
entre sus contemporneos unadecisin, la respuesta de su parte, ante
uno de los ms grandes regalos que jams se le hayanhecho a la
humanidad: la posibilidad de decidir por s misma su futuro, fue el
silencio, laincomprensin y la indiferencia, pero no hay que
dejarnos seducir por el error, aquel hombre nofue herido de muerte
por la enfermedad que aquejaba a sus contemporneos un mal que
hadurado ms de cien aos, y un enfermo que agoniza pero que se niega
ha morir sin estar segurode que no queda esperanza. Ni la ausencia
de salud, de dinero, de fama, de amor, de proteccinconvirtieron a
aquel hombre sensible en un oso trgico y grun, por el contrario,
slo asrecibira una de sus ltimas iluminaciones, la paradoja de su
situacin lo hizo comprender lahistoria: que ni los sujetos ni los
acontecimientos forman una unidad lgica, sino slo unaficcin, una
creacin del fuego eterno que todo lo crea y todo lo destruye acaso
una fatalidad?No, la oportunidad ms plena, y el regalo ms precioso,
solamente as aquel solitario pensadorsupo que su momento no era
aquel, en que l (su cuerpo) y los suyos caan uno detrs de
otroenfermos del husped ms inquietante que la humanidad jams haya
recibido ante su puerta,
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ahora aquel husped se ha enseoreado de la casa, y al igual que
en aquel momento, sussombras, como una negra y eterna noche,
impiden que su filosofa sea escuchada. Pero aquelhombre saba que su
tiempo llegara, quizs no hoy, es demasiado pronto, el rayo
necesitatiempo, el trueno necesita tiempo; quizs no maana, acaso
aquel filsofo intua que sumaana lo traicionara? Qu su regalo sera
mal interpretado y su pensamiento tergiverso paralas ms contrarias
de sus esperanzas? Pero qu hay del pasado maana? A quin le
pertenece?No acaso a m? pens para sus adentros No habr sido el
tiempo suficiente para que lasterribles verdades y las ms luminosas
esperanzas hayan llegado a los hombres? No habr ladistancia
suficiente para que no sea nuevamente traicionado? El pasado maana,
ese deba sersu tiempo, el tiempo en que su filosofa provocar
realmente una decisin, el tiempo en el quenadie podra huir con
indiferencia y desdn, porque slo el pasado maana sera impelido
conurgencia, al igual que lo fue aquel eremita, a tomar una
decisin, no por vanidad, sino por lanecesidad ms urgente, solamente
un tiempo as estara preparado para la dureza, para laseriedad, para
la jovialidad de sus pensamientos sin el peligro de caer enfermos
de nostalgia o deapata. A caso hoy es ese largo pasado maana
anunciado? Acaso nosotros somos esahumanidad enferma y urgida de
cura por las sombras de aquel husped inquietante que en lostiempos
de aquel gran filoso slo cubran un tercio del mundo? Acaso hoy esas
sombras lo hancubierto todo y no hay hacia donde salir huyendo? Slo
asumindonos como las promesas yesperanzas del pasado es posible que
seamos capaces de contar nuestra propia historia como ungran
relato.
Nuestro relato tiene tres protagonistas: Friederich Nietzsche,
Martn Heidegger y PeterSloterdijk. Su tiempo, que es el nuestro,
est marcado por su relacin con el nihilismo. Lamuerte de Dios
representa el topos de nuestra trama, en l se decide la relacin de
nuestrosprotagonistas con ese el ms inquietante de los huspedes de
la humanidad. Nuestro relato sedesarrolla en un tiempo muy
particular: la historia en el sentido en que le fue revelado a
aquelhombre de gran sensibilidad, una historia que no es
determinada por la lgica, sino creada atravs de la tragedia y la
comedia; de la irona y la paradoja; de la pica y la lrica, una
historia,en fin, que no es ms un fro catlogo de anticuario, ni un
registro de crmenes y criminales, dehombres heridos por una sed
interminable de venganza. La relacin que une a nuestrospersonajes
va ms all de los lmites tradicionales de la historia, el tiempo de
su relacin, es eltiempo de la creacin esttica, un tiempo que va ms
all de los fros lmites de la vida y lamuerte corpreas cmo podramos
hoy interpretar la relacin entre Nietzsche y Heidegger sinocomo una
paradoja? Porque cmo podramos interpretar la filosofa ontolgica de
Heideggercomo una superacin de la metafsica por ms que est basada
en la filosofa de Nietzsche, y por
David
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ms que su propsito fuera superarla? Y Cmo podra Heidegger haber
llegado a su intuicinontolgica sino por medio de la filosofa de
Nietzsche como su plataforma? Cmo podramosnosotros acercarnos al
sentido postmetafsico de la filosofa de Nietzsche, como si de
nuestrofuturo se tratara, sino a partir de la filosofa de Heidegger
como antecedente mediador de esafilosofa postmetafsica? Heidegger
es una autntico hijo del maana del presente de Nietzsche.
Ah donde la paradoja, como elemento esttico, sustituye a la
lgica como potencia constructoradel edificio del mundo y con ello
de la historia, es donde se comienza a revelar el
sentidopostmetafsico de sta.
De esta relacin es de la que nos ocuparemos a continuacin.
Nuestro tercer personaje y surelacin con los dos primeros ser
aclarada en su momento qu relato revela todos sus secretosdesde el
principio? No son la tensin dramtica y el suspenso otros de los
elementosconfiguradotes de la historia? Para poder llegar al pasado
maana hay que confrontarnosprimero con el maana ojal nuestro
ayer.
Heidegger y la muerte de Dios. La ontologa como respuesta al
nihilismo
Ocuparnos de la relacin entre Heidegger y la muerte de Dios, as
como de su respuestafilosfica al nihilismo representa ocuparnos de
su interpretacin de la filosofa de Nietzsche engeneral y en
particular de este tpico. Comprender hasta que punto su contexto y
suinterpretacin son insostenibles y cul fue el pathos oculto tras
su respuesta ontolgica resultaindispensable para poder
superarla.
Heidegger representa el antecedente inexpugnable sin el cual
resulta imposible acercarnos alsentido postmetafsico de la filosofa
de Nietzsche, y por tanto al principio de una antropologafilosfica.
l fue sin duda el primero y ms importante de los filsofos
posteriores a Nietzscheque se ocup seria y decididamente de su
filosofa. Pero al igual que con el filsofo de Friburgocomienza la
filosofa de Nietzsche a ser tomada en serio a travs de exhaustivos
y detalladosanlisis e interpretaciones, igualmente comienza el
periodo de las tergiversaciones y malosentendidos, y no me refiero
aqu slo a la grosera manipulacin de los nazis, sino a
lasinterpretaciones serias, filosficas, polticas, estticas, de
muchos de los ms grandes nombresde la filosofa del siglo pasado que
se ocuparon decididamente de la filosofa de Nietzsche sin
sercapaces, por otro lado, de tomarlo verdaderamente en serio, lo
que significa tomarlo sinsolemnidad.
Tres son las consideraciones que debemos tener presentes para
comprender mejor la
David
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David
David
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interpretacin heideggeriana del tpico de la muerte de Dios en
particular, y de la filosofa deNietzsche en general. En primer
lugar, y parafraseando al propio Heidegger, la primeraconsideracin
que debemos tener presente es la ms evidente, pues podemos decir
que es slo laopinin exaltada de un pensador -del que siempre se
puede objetar correctamente que al final
perteneci al partido Nazi>1. Sin embargo, la descalificacin
es tan slo una salida fcil, y deninguna manera un argumento, que
nos permite dar la vuelta a la seriedad de muchascuestiones. Sobre
el particular slo resta decir que ya es hora de abandonar los
prejuicios querondan alrededor de la filosofa de Martn Heidegger,
sobre todo en el pensamiento de izquierday en particular en
Latinoamrica. Por cunto tiempo ms y cun caro hemos de pagar
pornuestros prejuicios? Es cosa que an no se perfila por el
horizonte del pensamientolatinoamericano de izquierda sino slo de
manera muy tmida. Es que acaso an no estamos losuficientemente
maduros para poder pensar en Martn Heidegger como un pensador
deIzquierda? Es cosa que slo el tiempo nos revelara. La segunda de
la consideraciones, y que adiferencia de la primera no podemos
imputar del todo al propio Heidegger, estriba en lacreencia, por
aquel entonces extendida, de que Nietzsche haba dejado ms o menos
inconclusasu obra capital que deba presentar lo ms logrado de su
filosofa y de la que sus obras anterioresrepresentaran tan slo un
preludio, dicha obra deba llevar por ttulo La voluntad de poder
ycomo subttulo Ensayo de una transvaloracin de todos los valores.
Esta creencia resultdeterminante dentro del contexto de la
interpretacin heideggeriana de la filosofa de Nietzschepues dicha
obra represent el pilar sobre el que gira su interpretacin. La
tercera de lasconsideraciones, a diferencia de las dos primeras de
carcter contextual, dar en el puntofilosfico de la interpretacin de
Heidegger pues, como l mismo reconoce, dicha interpretacin>2. Es
desde este prejuicio metafsico-filosfico desde el que Heidegger
parti para sus consideraciones, ese tamiz desde el que lafilosofa
metafsica ha re-interpretado incesantemente la filosofa de
Nietzsche para cortar lopeligroso y revolucionario de su
pensamiento.
Pero no basta slo con la mencin para allanar el camino
largamente cubierto por la maleza,hace falta trabajo duro bajo los
rallos del sol y al cobijo de las estrellas por lo que a
continuacin
David
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se profundizara sobre las consideraciones antes presentadas.
Primera consideracin
El hecho de que Heidegger perteneci al partido nazi en realidad
no resulta determinante en smismo, sino slo en relacin con las
otras dos de nuestras consideraciones.
La obra La voluntad de poder fue el producto de las
manipulaciones del Archivo Nietzsche engeneral y en particular de
su hermana, Elizabeth Frster-Niezsche, y de su amigo
HeinrichKselitz (Peter Gast). Al igual que Heidegger, fueron
militantes del partido nazi. Este escritoconstituy una especie de
libro de cabecera para el partido a manera de justificacin terica
desus ideologas. Por tanto una de las razones, no la nica como se
ver ms adelante, por la queHeidegger otorg una mayor importancia a
la mencionada obra por sobre las dems del hbeasde Nietzsche,
concluidas, revisadas e impresas en vida del autor, estuvo
directamenterelacionada con sus preferencias e implicaciones
polticas.
Segunda consideracin
La segunda de las consideraciones que debemos tener en cuenta en
dicha decisin de carctermetodolgico, con fondo poltico-filosfico,
son las impresiones legadas por el propio Nietzscherespecto de la
importancia que dicha obra debi tener en relacin con la totalidad
de su filosofa.Me refiero en particular a los anuncios de La
voluntad de poder como obra en preparacin queaparecen tanto en la
contracubierta de Ms all del bien y el mal como en el aforismo
nmero
27 del libro tercero de La genealoga de la moral>3.
As mismo resultan esclarecedores algunos de los documentos de su
legado epistolar, dondepodemos encontrar la importancia con la que
Nietzsche se entreg a dicho proyecto.
En una carta fechada el 7 de abril de 1884 dice a su amigo Franz
Overbeck: >4 y en otra, dirigida igualmente a Overbeck desde
Sils-Maria el 30de agosto de 1887: >5. Como puedeverse la
decisin de Heidegger no fue completamente arbitraria, ni tampoco
exclusivamenteorientada por su ideologa y preferencias polticas, de
hecho La voluntad de poder
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recepcin de Nietzsche durante una buena parte del siglo
XX>>>6. Es por ello que, comodecamos anteriormente, que a
diferencia de la primer consideracin, esta segunda ms que
unprejuicio personal o poltico representa una laguna epocal dentro
de la exgesis de la filosofa deNietzsche y, sin embargo, resulta
determinante, pues debido al hecho de que la
interpretacinheideggeriana estuvo basada en dicha laguna su
interpretacin constituy una tergiversacin yun falseamiento de la
filosofa del autor de Zaratustra, de la que igualmente no
estcompletamente exento de responsabilidad pues siempre se le podr
objetar correctamente elhaber dado preeminencia a esta obra
inconclusa sobre las dems del corpus nietzscheano.
Para que la situacin quede por completo aclarada a continuacin
presentar el contexto de lainterpretacin de Heidegger basada en La
voluntad de poder, as como lo insostenible de dichocontexto, con lo
que la segunda consideracin dentro del contexto de la interpretacin
del toposde la muerte de Dios quedar resuelta.
Llegar a las cimas lo suficientemente elevadas desde las cuales
pueda verse con claridad el vallede la cuestin en torno al contexto
de la produccin de La voluntad de poder es una tareaextenuante,
incluso dolorosa. Desacostumbrados como estamos a la pureza del
aire de lamontaa corremos el grave peligro de caer enfermos, pues
qu otra cosa es la enfermedad de lamontaa, para aquellos que
filosofan a tres mil pies por encima de la humanidad, sino
lanostalgia? Llegar a tales alturas significa llegar al punto desde
el que igualmente, desde el quenecesariamente se vislumbra tambin
el ocaso de la vida lcida del filsofo Friederich
Nietzsche.Momentos, los ltimos del eremita de Sils-Maria, marcados
por grandes contrastes y es a causade ellos, por fuerza de ellos,
por los que Nietzsche lleg a la ms brillante de sus intuiciones
eiluminaciones.
(desde Niza, 20 de diciembre de 1887); (desdeNiza, 6 de enero de
1888); (desde Niza, 1 de febrero)>7.
El legado epistolar de estos ltimos momentos de su vida lcida
nos revela, entre otras cosas yallende a estas profundas
iluminaciones, el contexto del particular que por el momento
nos
David
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atae, a saber, el de la verdadera situacin de La voluntad de
poder. Dichas misivas fueron bien
conocidas por Heidegger>8 y sirvieron como base y
justificacin de sus intuiciones respecto a losfragmentos que forman
La voluntad de poder. En ellas Nietzsche revela sus intenciones
dededicarse por completo a la elaboracin de la que debi ser su obra
capital, para lo cual decidino publicar nada ms apenas terminadas
las ltimas correcciones para llevar a la imprenta a Lagenealoga de
la moral (a finales del verano de 1887), que debi servir como ayuda
yaclaraciones a Ms all del bien y del mal (aparecida en 1886),
libro que, a pesar de larealizacin de todos los esfuerzos posibles
para su mejor difusin, slo vendi 106 ejemplares(los dems fueron
devueltos).
Estas misivas revelan, sin embargo, adems las intenciones del
filosofo de elaborar dicha obracapital, las difciles condiciones
contra las que Nietzsche tuvo que enfrentarse para tal empresa yque
finalmente lo hicieron renunciar a sus planes originales. Para
tales intuiciones resultanesclarecedoras una serie de cartas
escritas por Nietzsche, para sus amigos ms cercanos, durantela
primera mitad del ao de 1888. El tono de tales documentos es el de
un filsofo que seencuentra desesperado e insatisfecho, el de una
persona que intuye, gracias a su gransensibilidad, el ocaso de sus
das y el apremio del tiempo y sin embargo, con todo, el de
unvalioso tiempo desperdiciado y que se ha ido al agua.
(desde Niza, 13 de febrero); (desde Turn, 17 de mayo)>9.
Asimismo, otra carta que resulta en extremo esclarecedora para
tratar de hacernos una idea delestado de nimo en el que se
encontraba Nietzsche para la elaboracin de su obra capital es
ladirigida a su amiga Meta von Salis, del 22 de agosto. En ella el
filsofo muestra una grannostalgia respecto del tiempo inmediato
anterior lleno de intuiciones e inspiracin. Ahora conuna gran meta
(auto-impuesta) ante s las cosas se tornaron diferentes a caso el
genio habaabandonado al filsofo?
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espritus de la naturaleza- conversando un poco con usted. A todo
esto tengo delante de mcierto libro. Nunca antes me he visto
ataviado tan dignamente -casi como un clsico. Laprimera hojeada a
ese libro me ha proporcionado una sorpresa: he descubierto un largo
prlogoa La genealoga, cuya existencia haba olvidado... En el fondo
no tena en la memoria ms que elttulo de los tres tratados: el
resto, es decir, el contenido, se me haba ido de la cabeza. Esto
esconsecuencia de una actividad mental extrema que ha llenado este
invierno y esta primavera yque, por as decirlo, haba levantado un
muro en medio. Ahora vuelve a revivir delante de m ellibro- y, al
mismo tiempo, el estado del pasado verano, del cual surgi.
Problemasextremadamente difciles, para los cuales no haba an un
lenguaje, una terminologa: pero enaquel tiempo tuve que encontrarme
en un estado de inspiracin casi ininterrumpida, de talmodo que este
escrito transcurre como la cosa ms natural del mundo. No se le nota
ningnesfuerzo. -El estilo es vehemente y excitante y, con todo,
copioso en finesses; y dctil y lleno decolorido, una prosa como yo
no la haba escrito en realidad hasta entonces. Ciertamente, el
grancrtico Spitteler dice que, desde que ha ledo ese escrito mo, ha
abandonado todas lasesperanzas en m como escritor...
En comparacin con el ltimo verano, el cual me permiti semejante
improvisacin sobre unostemas horribles, este verano parece, en
verdad, haberse ido al agua. Esto me dueleextraordinariamente: pues
la primavera, que por vez primera march bien, yo traje aqu arribams
fuerza incluso que el ao pasado. Tambin estaba todo preparado para
una tarea grande ycompletamente determinada. El panfleto contra
Wagner (-del cual, dicho sea entre nosotros,estoy orgulloso)
corresponde en todo lo esencial a Turn y fue propiamente esa
recreacinautntica , ptima, que uno poda permitirse en medio de
cosas difciles.
Entre las peculiaridades de este verano est el absurdo insomnio.
Tambin hoy, como ayer,como anteayer, he estado reflexionando desde
las dos de la madrugada... a las cuatro tomo
cacao...>>>10.
Acostumbrado como estaba debido a su gran sensibilidad Nietzsche
no hizo caso omiso de lossignos alrededor de los planes en torno a
La transvaloracin, y a pesar de sus propsitos,Nietzsche renunci a
sus planes originales (tanto al de no publicar nada ms para
dedicarse porcompleto a la elaboracin de La voluntad de poder,
como, y an ms importante, al de seguircualesquiera de los planes
elaborados hasta entonces para dicha obra, debido a
loinsatisfactorios que le resultaban), es por ello que Nietzsche
dio a la imprenta o dej preparadaspara su impresin seis obras: El
caso Wagner, Crepsculo de los dolos, El anticristo, Eccehomo,
Ditirambos de Dioniso y Nietzsche contra Wagner, y es en estas
obras y en el contexto de
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su produccin donde se encuentran las claves para una mejor
comprensin de las intencionesltimas del autor.
Como correctamente supo observar Andrs Snchez Pascual, en los
ltimos das de agosto de1888 Nietzsche decidi cambiar radicalmente
sus proyectos literarios, los que forman el ncleode la
interpretacin heideggeriana en torno a La voluntad de poder.
>11, de ello da cuenta sobre todo el contexto de la produccin y
lapreparacin para su publicacin del Crepsculo de los dolos. En una
serie de cartas a su editor(C. G. Naumann) y a sus amigos,
Nietzsche refiere este contexto, del cual llama la atencin
sobretodo el contraste respecto de la situacin inmediata anterior,
en la que se encontr embargadopor la desesperacin y la melancola,
incapaz de dominar sus apuntes para La voluntad de podery de
formular con la suficiente coherencia sus transvaloraciones. El
clima en el que vieron la luztanto el Crepsculo de los dolos, como
de El anticristo fue arto diferente, lleno de intuiciones
eiluminaciones, la mente de Nietzsche se aclar, el camino se despej
y como por obra de undaimon lo imposible se volvi posible, las
transvaloraciones surgieron unas detrs de otras y delas cosas que
antes el eremita de Sils-Maria se haba credo incapaz, una maana,
como por artede magia, estuvieron listas. Al respecto refiere
Nietzsche en una carta a su amiga Meta von Salis,escrita el da 7 de
septiembre:
>12.
Al respecto resulta igualmente esclarecedor otra carta dirigida
a su amigo Franz Overbeck(escrita igualmente en septiembre), en
ella adems de dar cuenta del cambi de los vientos afavor de su
empresa, Nietzsche da la clave para una mejor comprensin de su
antes referidarenuncia a la intempestividad.
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aprendido de golpe a escribir. [...] El primer libro se llama,
quede dicho entre nosotros, ElAnticristo. [...] Semejante empresa
hace necesarias, incluso desde el punto de vista de la
higiene,pausas y distracciones profundas. Una de ellas [...] se
llama El caso Wagner. Un problema paramsicos. Es una declaracin de
guerra sin cuartel. [...] Tambin un segundo manuscrito [...]
setitula Ociosidad de un psiclogo (era el nombre que en primera
instancia Nietzsche habapensado para el Crepsculo de los dolos) y
me resulta muy querido porque expresa de formamuy breve (acaso
tambin muy ingeniosa) mi heterodoxia filosfica esencial. Por lo
dems esmuy tempestivo: digo mis donaires sobre un sinnmero de
pensadores y artistas de la
Europa de hoy...>>>13.
Antes de seguir refirindonos a lo insostenible del contexto de
la interpretacin heideggeriana,debemos detenernos un poco. Para que
sea ms clara la situacin de la renuncia de Nietzsche ala
intempestividad tendremos que renunciar por un momento a la
traduccin cannica deladjetivo Unzeitgemsse introducida por el
profesor Andrs Snchez Pascual que, dicho sea depaso y nuevamente,
son las mejores ediciones con que contamos en lengua castellana de
lasobras de Nietzsche, en ellas se traduce el trmino Unzeitgemsse
por intempestivo, sobre todoen relacin con las Unzeitgemsse
Betrachtungen (Consideraciones intempestivas) si bien latraduccin
obedece con perfeccin al sentido de dichas Consideraciones, es
decir, al hecho deque son intempestivas, no obedece igualmente a la
relacin que el trmino alemn tienerespecto del concepto de tiempo,
de la temporalidad. Si estas consideraciones (David Stauss,
elconfesor y el escritor; Sobre la utilidad y perjuicios de la
historia para la vida; Schopenhauercomo educador y Richard Wagner
en Bayreuth) son intempestivas, lo son en relacin con
latemporalidad en la cual fueron escritas, es decir, por el hecho
de que enfrentaban decididamentea su tiempo, es por ello que la
preposicin Un junto con el trmino Zeit (tiempo) refieren estarpor
fuera del tiempo, del tiempo presente o del contexto de la
produccin de dichasconsideraciones.
Una traduccin alternativa ms en relacin con la temporalidad la
ofrecen las ediciones de Joan
B. Linares Chover>14 donde Unzeitgemsse es traducido por
extemporneo, si bien estatraduccin resulta ms fidedigna a la
relacin con la temporalidad del trmino alemn no loresulta tanto
como intempestivo con relacin a la intencin de dichas
consideraciones y, sinembargo, el trmino extemporneo tampoco
resulta suficiente para comprender del todo lo quesignifica la
renuncia de Nietzsche a la intempestividad pues extemporneo refiere
nicamentea una relacin fuera o ms all del tiempo presente mientras
que el adjetivo Unzeitgemsserefiere una extemporaneidad muy
particular que para el conocedor de las obras tempranas de
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Nietzsche resulta evidente: Nietzsche enfrenta intempestivamente
a su presente con el pasado.Por ello dice en la segunda de las
Intempestivas, Sobre la utilidad y los perjuicios de la
historiapara la vida:
>15.
Sin embargo, este enfrentamiento, es decir, por lo que estas
consideraciones son intempestivas,no lo hace Nietzsche del todo a
la manera nostlgica del romanticismo, sin embargo, resultaclaro que
Nietzsche se enfrenta a su presente con las armas que le
proporciona el mundo clsico,aunque siempre con el propsito de
actuar sobre su propio tiempo y ms an, de actuar en prode un futuro
ms noble.
>16.
Por tanto esa renuncia a la intempestividad no es, como lo
presenta el profesor SnchezPascual una tal renuncia a la
intempestividad, para estar seguros de ello basta con
preguntarsealguna vez los escritos de Nietzsche dejaron de ser
intempestivos?, sino una renuncia a esaparticular forma de
extemporaneidad en la que Nietzsche pensaba respecto de sus
obrasanteriores.
El problema no es slo de semntica, recalcar esto significa
reconocer lo insostenible mismo delcontexto de la interpretacin de
Martin Heidegger. Nietzsche mismo refiere el nuevo papel quesus
obras debieron jugar en el nuevo contexto:
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mejor que nadie?... Si nada ha picado, no es mi culpa. Faltaban
los peces...>>>17.
Esto nos permite vislumbrar en relacin con qu Nietzsche renuncia
a seguir con el camino desu filosofa anterior, en realidad no
existe tal renuncia, sino slo una transvaloracin, Nietzschecontino
con la intempestividad de siempre, slo que para continuar siendo
intempestivonecesit llevar su filosofa ms all de los lmites
convencionales, el camino de Nietzsche hacialos felices certmenes
de los hiperbreos ser el de la posteridad.
La situacin fue excelentemente interpretada por Juan B.
Llinares, la urgencia de Nietzsche ensus ltimos momentos de lucidez
era la de >18.
Slo en este sentido puede comprenderse la renuncia de Nietzsche
a la extemporaneidad. Lafilosofa de Nietzsche sufre muchas
transformaciones o como acertadamente se ha dicho,Nietzsche utiliza
muchas mscaras para representar diferentes papeles, todas ellas
exigidas porsus nimos y el contexto de su realidad, entre Nietzsche
y su tiempo existe una Zusammenhangesta misma relacin con su tiempo
llevar al Nietzsche por el camino de la posteridad. Comoqueda
constado en el aforismo anteriormente citado de Ecce homo Nietzsche
tuvo la firmedecisin de provocar una decisin y de encontrar manos
que le ayudarn a aniquilar ahacer no a transvalorar; el eremita de
Sils-Maria estuvo dispuesto a bajar nuevamente de lamontaa para ver
que haba ocurrido con los hombres mientras estuvo ausente, pero al
igualque Zaratustra descubri que mientras tanto todo se haba vuelto
ms pequeo. Si nadie quisoentregarse a la tarea de la destruccin
junto con l, si ningn pez pic, no fue por negligencia opor falta de
habilidad, es slo que an no haba ningn pez en aquellas aguas
preparado para tandelicioso anzuelo. En esos momentos la
intempestividad de Nietzsche tom el camino consabido>19. Esa
nueva relacin con su tiempo, con el tiempo,como ya se ha dicho, fue
el de la posteridad, y no cualquier clase de posteridad, sino la
delpasado maana, cuando arriba se dijo que Heidegger es sin duda
alguna un hijo del maana del
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presente de Nietzsche fue en relacin con esta forma particular
de posteridad del pasadomaana, cuando igualmente se preguntaba si
acaso nosotros somos los hijos de ese pasadomaana largamente
anunciado? Si el Zaratustra es una obra para nuestros odos? Si
ahorapodemos preguntarnos si ya hay peces lo suficientemente
maduros quizs lo suficientementehambrientos en estas aguas para tan
deliciosos manjares, para tan terribles verdades? Si eshora de
destruir esas pequeas casas de aldea y construir grandes templos?
Se entiende laimportancia de tales cuestiones? Nos encontramos ante
una historia tan grande como no la hahabido antes y ante una
encrucijada ante la que hay que tomar una decisin qu decisin hayque
tomar? Ello halara sobre la grandeza o mediocridad de nuestro
tiempo.
Por lo dems an queda por decir, sobre el particular, que por el
momento nos ocupa, cul fue eldestino final del multicitado proyecto
de la obra principal de Nietzsche.
Como ya se ha dicho antes, el periodo en el que Nietzsche se
decidi a elaborar una obra tal quellevara el ttulo de La voluntad
de poder y el subttulo de Ensayo de una transvaloracin detodos los
valores fue un periodo marcado por la melancola, la desesperacin y
la insatisfaccinrespecto de los proyectos y la elaboracin de los
materiales que deban constituir tal obra, portanto el supuesto plan
en el que La voluntad de poder, editada por el Archivo Nietzsche
deWeimar a cargo de su hermana Elizabeth y su amigo Peter Gast, y
en el que la interpretacin deHeidegger estuvo basada, fue
igualmente desechado por Nietzsche a causa de que ste leresultaba
del todo insatisfactorio (el plan en el que est basada la edicin de
La voluntad de
poder fue escrito por Nietzsche el 17 de marzo de 1887>20).
Otra cosa que resulta curiosa y quedesestima ms an la edicin del
Archivo de Weimar es que este plan ni siquiera fue el ltimodejado
por el autor, existe otro posterior del 26 de agosto, este ser el
ltimo plan que Nietzsche
escribiera para La voluntad de poder>21.
Sin embargo, como consta en las misivas del periodo inmediato
posterior, la situacin paraNietzsche tom un feliz giro de ciento
ochenta grados, las intuiciones e iluminaciones sesucedieron, la
inspiracin regreso y las transvaloraciones estuvieron listas. Como
queda claro enla carta dirigida a su amigo Franz Overbeck (antes
citada del mes de septiembre de 1888),durante este periodo de gran
prolijidad (en el que Nietzsche deja listas seis obras) queda
casilisto el primer libro de La transvaloracin de todos los valores
(ttulo que para entonces deballevar el proyecto de la obra capital,
Nietzsche hace mucho que abandon para tal obra el ttulode La
voluntad de poder) cuyo nombre deba ser El Anticristo.
La situacin de la salud de Nietzsche era por entonces
desesperada, mientras la enfermedad
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avanzaba a marchas forzadas, el filsofo decidi emprender una
carrera contra el tiempo: contrasu enfermedad y contra la
indiferencia de su presente, esperanzado en un futuro que deba ser
elsuyo: el del pasado maana. As para cuando su amigo Franz
Overbeck, el telogo de Basilea, fuea visitar a Nietzsche, el 8 de
agosto de 1889, con esperanzas de salvarlo, si todava era
tiempo,sin embargo, como es bien sabido, ello no fue posible,
Overbeck encontr a su amigo sumergidoen la locura y rodeado por
montones de papeles entre los cuales se encontraba,
cuidadosamente envuelto en un folio, El Anticristo>22. Pudo o
no entonces Franz Overbeckrescatar verdaderamente a su amigo
Nietzsche al rescatar este manuscrito? Esta cuestin sepresenta tan
definitiva para nuestros propsitos que entender el lugar que ocupa
El Anticristodentro del hbeas nietzscheano significa entender el
destino final de la proyectada obra capitalde Nietzsche.
Como se ha dicho fue F. Overbeck quien recogi en Turn, entre
otros papeles, el manuscrito deEl Anticristo, perfectamente acabado
y envuelto en un folio para su publicacin. En una cartadirigida a
Peter Gast (escrita el 4 de febrero de 19889), quien le preguntaba
por las obras queNietzsche haba dejado concluidas, Overbeck
responde:
>23.
Como puede constatarse por el subttulo tachado en el manuscrito
encontrado por el telogo deBasilea, El Anticristo termin por
convertirse para Nietzsche en la totalidad de laTransvaloracin de
todos los valores, pero lo mismo que pasara con La voluntad de
poder, yacorde con las ltimas intenciones de Nietzsche en
convertirse en un filsofo para la posteridad
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(que Overbeck relaciona con un cierto tono cnico de su ltimo
periodo de produccin), decidiabandonar igualmente este subttulo y
reemplazarlo por Maldicin sobre el cristianismo.Aunque con lo
anterior no se quiere afirmar lo que muchos exegetas vienen
afirmando, desde elacceso pblico a los materiales legados por el
eremita de Sils-Maria en contra de La voluntad depoder (es decir,
como obra y como topos), que Nietzsche abandonara, como lo hizo con
losttulos y subttulos, los temas de la voluntad de poder y de la
transvaloracin de todos losvalores, por el contrario El Anticristo
est constituido principalmente por transvaloraciones
querepresentan, junto con las dems obras de madurez del autor, los
autnticos puntos suspensivosfinales del programa filosfico contra
la modernidad y contra sus representaciones metafsicas ynihilistas
del filsofo postmetafsico Friederich Nietzsche.
Tercera consideracin
El contexto de la interpretacin heideggeriana de la filosofa de
Nietzsche en general y del toposde la muerte de Dios en particular
basada en el anlisis de la obra La voluntad de poder estcontenida
principalmente en dos obras: Nietzsche y La frase de Nietzsche Dios
ha muerto. Sibien en ellas Heidegger demostr que no se dejo llevar,
como muchos otros pensadores de lapoca, principalmente los que
pertenecieron al partido nazi, de manera ingenua por la creenciaen
que La voluntad de poder, tal cual fue publicada por Elizabeth y el
Archivo Nietzscherepresentara la obra capital del eremita de
Sils-Maria, cosa que habla muy bien del propioHeidegger, tambin es
cierto, sin embargo, que se dej seducir por la creencia, por
aquelentonces extendida, de que los fragmentos de los que est
compuesta dicha obra (en la primeraedicin de 1901 la obra consista
de 483 fragmentos, para la segunda edicin de 1906 la obra
fuesustancialmente ampliada hasta contar con los 1067 fragmentos de
que se compone la obradesde entonces) contenan la verdadera
filosofa de Friederich Nietzsche y, peor an, la clavepara la
correcta interpretacin de su filosofa anterior. Al respecto dir el
propio Heidegger:
>.
Por la primera de las cuestiones enunciadas por Heidegger, sobre
el hecho de que La voluntad
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de poder deba ser la obra capital exhaustivamente preparada,
pero inconclusa de Nietzsche,como ya dijimos arriba, est mayormente
determinada por el contexto de la exgesis y el accesopblico a los
documentos del propio Nietzsche, por aquel entonces secuestrados
por el Archivode Weimar, por lo que se refiere a la segunda de las
cuestiones enunciadas, a saber que laexpresin La voluntad de poder
constituye el carcter fundamental de todo lo ente, el
propioHeidegger dice ms adelante: >25, la cuestin es
completamente distinta, pues a diferencia de laprimera la segunda
de las consideraciones de Heidegger no est determinada por su
contextohistrico, del que el propio autor estara igualmente
determinado, sino por el contexto filosficode su interpretacin. Es
debido a este prejuicio, es decir, al hecho de que con dichos
fragmentosy con dicha expresin, la filosofa de Nietzsche se le
presentaba de manera asequible a su propiafilosofa
metafsica-ontolgica, un hecho volitivo-filosfico, por el que el
profesor de Friburgo sedecidi por La voluntad de poder como
principio de su interpretacin.
Caben por el momento otras consideraciones, antes de tocar fondo
en las cuestionespropiamente filosficas, que resultan ilustrativas
para comprender en extenso la decisin por elcontexto de
interpretacin -as como la demostracin por la impertinencia de dicho
contexto-,para tales ilustraciones no queda nada mejor que
remitirnos a las fuentes nuevamente. En otroapunte dice
Heidegger:
>26.
Queda patente pues no slo el hecho de pensar que la autntica
filosofa de Nietzsche quedrelegada a su obra pstuma, sino tambin el
nefasto afn por parte de Heidegger de utilizar Lavoluntad de poder,
los fragmentos de los que est compuesta, como el tamiz por el que
han decernirse como harina las obras publicadas en vida del autor
para poder extraer de ellas loverdaderamente autntico e importante
como si La voluntad de poder sirviera como ojo solarpor medio del
cual se pueden distinguir lo autntico de la filosofa de Nietzsche
comodiamantes en un estercolero. Pero esto slo pudo suceder a fuer
de otra creencia injustificada, asaber, primero, la de la
autenticidad y segundo, y esto es lo que resulta verdaderamente
increble
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ya sea por su ingenuidad o por su desvergenza, la cuestin del
carcter de los fragmentos, de suelaboracin, de su tratamiento, de
su revisin, de su terminacin. Slo a alguienverdaderamente ingenuo o
desvergonzado se le ocurrira anteponer una obra inconclusa,
unosfragmentos inacabados a las obras publicadas y detalladas por
el propio autor. Esta situacin laconstata Heidegger al sealar:
>27. Tal cuestin no tendra tal impacto, sinoa costa de oponer de
manera verosmil a La voluntad de poder, en su estado fragmentario
einconcluso, como obra capital a As habl Zaratustra. Heidegger
explica de esta manera larelacin que hay entre ambas obras:
>28.
Esta creencia represent la base de su interpretacin. Al respecto
del topos en cuestin dice:
>29.
Este apunte le sirvi a Heidegger como antesala para una de sus
consideraciones ms nefastas ytergiversas respecto de la filosofa de
Nietzsche:
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aquello contra lo que lucha, como le sucede a todos los
movimientos contra algo. El movimientode reaccin de Nietzsche
contra la metafsica es, como mero desbancamiento de sta,
unaimplicacin sin salida dentro de la metafsica, de tal modo que
sta se disocia de su esencia y, entanto que metafsica, no consigue
pensar nunca su propia esencia. Y as, para la metafsica y porcausa
de ella, permanece oculto eso que ocurre precisamente dentro de
ella y en tanto que ella
misma.>>>30.
Como se advierte no me refiero a la consideracin sobre que la
frase Dios ha muertorepresenta en realidad la prdida del sentido y
la vida del mundo suprasensible en general comoplatonismo, sino a
la suposicin por parte de Heidegger de que la filosofa de
Nietzscherepresenta una mera reaccin pues qu otra cosa podra ser la
filosofa de Nietzsche hastaentonces, si la obra principal que deba
contener su autntica filosofa nunca fue concluida,sino una mera
reaccin? cul puede ser el autntico sentido de la transvaloracin de
todos losvalores, sino el de un mero desbancamiento de la metafsica
y por tanto el de estar implicadapor la misma esencia que trata de
desbancar? Es en este sentido cuando el contexto de lainterpretacin
de Heidegger se vuelve verdaderamente peligroso pues sus prejuicios
y creenciasle permiten descalificar, o mejor dicho re-calificar las
obras de Nietzsche a partir de la salidafcil de una obra capital
inconclusa, pero que, sin embargo, bien sirve como tamiz por el que
hande ser re-calificadas todas las obras anteriores para poder
otorgarle una correcta relacin entrela filosofa de Nietzsche y la
suya propia.
Segn esta interpretacin La voluntad de poder representa la
autntica filosofa de Nietzscheel hecho de que halla quedado
inconclusa le permiti afirmar a Heidegger que Nietzsche no tuvoun
programa filosfico positivo, y debido a que la relacin de las obras
anteriores respecto de laobra capital es la que mantiene un prtico
al edificio principal, stas slo representaron unamera reaccin
contra aquello que se critica en ellas, y por tanto estuvieron
sumergidas en laesencia de aquello que criticaban por lo que no
fueron esencialmente distintas, sino slo sucolofn, es decir, el de
la metafsica >31, por tanto aqu la transvaloracin toma los
matices de una mera y obtusainversin en sentido geomtrico, a lo que
cabe preguntar es acaso el sentido que latransvaloracin tiene
dentro de la filosofa de Nietzsche? A caso comprendi Nietzsche
sufilosofa, como afirma confiadamente Heidegger, como una reaccin
contra la metafsica, esdecir, como una mera reaccin, slo como una
reaccin? Es la filosofa de Nietzsche unafilosofa metafsica? es la
transvaloracin la consumacin de la metafsica y el nihilismo?
Aquello que le permiti afirmar de manera tan decidida a
Heidegger que la filosofa de Nietzsche
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represent slo una mera reaccin contra la metafsica y por lo
tanto su consumacin en laperversin, es el sentido tan particular
que la metafsica tiene para el filsofo de Friburgo. Para
Heidegger la metafsica es aquello que pregunta por la verdad de
lo ente en cuanto tal>32,dicha afirmacin le permiti a Heidegger
apartarse de la definicin tradicional de la metafsica:como la
totalidad de lo suprasensible en oposicin a lo meramente sensible,
pero msimportante an, le permiti darle un sentido postmetafsico a
su propia filosofa, pues enrelacin con toda la tradicin filosfica
occidental, que segn l pregunta por el ser de lo enteque es en lo
cual descansa su carcter metafsico, su filosofa est determinada por
una pregunta
distinta: la pregunta que interroga por el sentido del
ser>33, y por lo tanto su filosofa mantieneuna relacin directa
con el ser. Es por ello que: tanto la pregunta fundacional de la
filosofa deHeidegger como su privilegiada relacin con el mismsimo
ser -la pregunta sirve como base dedicha relacin que no obedece ya
a ningn intermediario como lo era en la pregunta por el ser delo
ente- le permiti a Heidegger presentarse como el verdadero
consumador del nihilismo,consumacin de la que Nietzsche slo present
el camino con su crtica. Debemos tener presenteque todo el proceso
de tergiversacin y manipulacin de su contexto de interpretacin
basada enLa voluntad de poder le permiti operar con la filosofa de
Nietzsche de manera asequible yacorde con lo que l se representaba
como la metafsica.
Si a Heidegger le ha parecido pertinente y ms an necesario
establecer su interpretacinentorno al topos de la muerte de Dios,
es porque dicho topos representa el resumen de
larelacin-interpretacin de Nietzsche con el nihilismo, por el hecho
de que su tiempo, al igual queel de Nietzsche y al igual que el
nuestro, est igualmente determinado por el nihilismo. Por ellodicha
interpretacin deba >34, porque, >35. Y si bien no todas las
posibilidades del nihilismo sonnegativas, de hecho, tanto para
Nietzsche como para Heidegger representa la piedra de toquedesde la
cul puede re-plantearse la situacin de la humanidad, Heidegger
reconoci, acorde consu interpretacin, que el desarrollo de la
filosofa de Nietzsche slo pudo representar laconsumacin, pero de
ninguna manera la superacin del nihilismo.
La situacin de tales consideraciones es completamente diferente
a las anteriores, ningunassutilezas podran disfrazar la seriedad
del asunto en cuestin. Si Heidegger increp
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incesantemente a la filosofa de Nietzsche con su filosofa
ontolgica es porque l interpret quela filosofa de Nietzsche le
sirvi como palestra al ms inquietante de los huspedes para queste
pudiera cernir su sombras sobre el occidente. Es por ello que
afirma: >36.
Si la filosofa de Nietzsche es interpretada como metafsica y ms
an como la consumacin enla perversin de la metafsica es porque:
>37.
La situacin real de la filosofa de Nietzsche, su antimetafsica,
su crtica contra el nihilismo,parecen ahora aclaradas a la luz de
la interpretacin heideggeriana. Si Nietzsche interpret lasituacin
del nihilismo como la desvalorizacin de los valores hasta ahora
supremos, la prdidade la fuerza vinculante del mundo suprasensible,
y ms an, lo ms inquietante y propio delnihilismo que: , Heidegger
reconoci, por otro lado que >38 por favor no perdamos de vista
este inquietante asunto, Heidegger reconocique la filosofa de
Nietzsche no fue ms all de lo que criticaba, por el contrario,
latransavaloracin, que deba ser la autentica superacin de la
metafsica y el nihilismo, es slo laconsumacin de la metafsica en la
corrupcin, y la fuerza vinculante de la forma ms peligrosade
nihilismo: el relativismo.
Es por ello que >39, para Heidegger, en la filosofade
Nietzsche >40, por ello el valor se convierte en lo vinculante
por excelencia, esdecir, aquella medida aquel punto de vista que
sustituyen a lo suprasensible como lascondiciones del aumento y la
conservacin de la vida, lo que equivale a decir en la filosofa
de Nietzsche: la voluntad de poder>41, porque
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>42, aquello que se ha vuelto irreconocible para Nietzsche en
su crtica, esel fundamento mismo de sta, es decir, la situacin del
devenir de la metafsica occidental. Poreso afirma Heidegger que
>43.
No existe realmente ninguna inversin, ninguna ruptura con la
tradicin metafsica anterior,aquella que podramos definir por la
conquista de la subjetividad cuya consumacin sera lateora de la
voluntad de poder de Nietzsche, una teora en la que, como anunciaba
Heidegger, losuprasensible ha sido sustituido por lo meramente
sensible, lo suprasensible como mero objetode lo sensible (el
sujeto volente que valoriza) no puede sino caer en lo sin-sentido
(lo propio delnihilismo relativista que configura nuestra realidad)
ante la eliminacin de la diferencia entreuno y otro.
Por ello es necesario regresar nuevamente a la interpretacin ms
cercana de Heideggerrespecto del topos de la muerte de Dios tras
haber avanzado en tales consideraciones, porque aligual que con
Nietzsche, la relacin con este tpico representa el resumen de la
relacin-interpretacin y respuesta de la filosofa de Heidegger al
nihilismo:
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Siguiendo el hilo conductor de las tres imgenes (sol, horizonte
y mar), que para el pensarpresumiblemente son algo ms que imgenes,
se pueden aclarar las tres preguntas acerca de quse quiere decir
con el suceso de la muerte de Dios. Matar significa la eliminacin
por parte delhombre del mundo suprasensible que es en s. Este matar
alude al proceso en el que lo entecomo tal no es exactamente
aniquilado, pero s se vuelve otro en su ser. En este proceso,
tambiny sobre todo, el hombre se vuelve otro. Se vuelve aquel que
aparta lo ente entendido como loente en s. La subversin del hombre
a la subjetividad, convierte a lo ente en objeto. Pero loobjetivo
es aquello que ha sido detenido por la representacin. Apartarse de
lo ente en s, esto es,la muerte de Dios, se consuma en ese
aseguramiento de las existencias por medio de la cual elhombre se
asegura dichas existencias materiales, corporales, psquicas y
espirituales, pero slopor mor de su propia seguridad, que quiere el
dominio sobre lo ente en cuanto posible elemento
objetivo con el fin de corresponder al ser de lo ente, a la
voluntad de poder.>>>44.
Slo a partir de tales consideraciones podemos observar la
importancia y la profundidad delasunto ante el que nos encontramos
y la seriedad y profundidad del tratamiento de Heidegger
alrespecto, del que, hasta hace poco, nos habamos ocupado de una
manera un tanto grosera, sibien no superficial. Slo a partir de
tales consideraciones podramos intentar hacer justicia a
suinterpretacin, si bien lo que anteriormente se dijo y critic
acerca de ella no es falso, por elcontrario, pues nos permite
reconocerla con mayor profundidad allende a sus lagunashermenuticas
y sus tergiversaciones metodolgicas, en toda su urgencia y en toda
su actualidad(allende igualmente a toda ceremonia innecesaria y a
toda descalificacin estpida). Slo apartir de tales consideraciones
es posible observar la filosofa ontolgica del filsofo de
Friburgocomo una autntica respuesta de su poca, producto de su gran
sensibilidad e ingenio, contra elinquietante husped cuyas sombras
se ciernen sobre nuestras cabezas como autnticos cuervosde la
tempestad.
>45.
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Que su interpretacin y su filosofa estuvieron impulsadas por la
urgencia de plantear unarespuesta ante las nefastas consecuencias
de un husped tan inquietante como lo es el nihilismoen modo alguno
demuestran la supremaca de tal respuesta respecto del
planteamientonietzscheano sino tan slo la evolucin de esta
urgencia, y ms an, cuando sospechosamenteaparece como un remake de
la metafsica. Hemos >46, contra ello nos previene el Dr.
Wolfgang Fritz Haug, sin embargo, Heidegger nocomenz a subordinarse
a ese sentido superior sin pensarlo, ni tampoco es a causa de
unadisposicin profundamente arraigada. Heidegger fue testigo de
primera mano de las terriblesconsecuencias que la consumacin de la
metafsica y la conquista absoluta de la subjetividad,que l
interpret como la teora de la voluntad de poder de Nietzsche, han
provocado: lamasificacin ms grosera, el relativismo ms obtuso, la
vulgaridad como condicin y meta sonslo algunas de las ms terribles
consecuencias de la perdida de los valores vinculantes del
viejorgimen metafsico. La prdida de los valores absolutos y
universales no ha significado deninguna manera una oportunidad para
los hombres, como podra haber ledo en su tiempoHeidegger a
Nietzsche, para aumentar su nobleza, sino todo lo contrario. Su
gran sensibilidad yhonestidad, impulsada por su tristeza y horror,
lo llevan a intentar una exhumacin disfrazadade novedad. Con su
ontologa Heidegger intent re-fundar un principio vinculante
losuficientemente poderoso y universal (a la manera de los viejos
principios metafsicos) capaz deregresar el sentido, del sin-sentido
al que nos ha conducido el proceso de la modernidad. Y enalgn lugar
y durante algn tiempo, infinitamente menores al de su viejo
predecesor, el ser deHeidegger pudo ocupar con algn honor el trono
de los principios vinculantes sin mayoressobresaltos, pero aquellas
mismas circunstancias que provocaron el primer final de la
metafsicaanterior a Nietzsche y aquellas mismas circunstancias que
provocaron la respuesta de Heideggercontra su filosofa siguen an
determinando y de manera mucho ms violenta -con una violencianunca
antes vista en la que el final de los tiempos no resulta de ninguna
manera un trucopublicitario, ni un recurso literario, mucho menos
un anlisis dialctico, sino algo mucho mssimple y literal- el
devenir de nuestra actual representacin del mundo. El seguir con
nuestrasconsideraciones no representa por lo tanto, de ninguna
manera, un ejercicio dialctico oretrico, sino una urgencia.
Pero la interpretacin de Heidegger fue correcta? La teora de la
voluntad de poder si lapodemos llamar as, representa realmente la
consumacin de la metafsica de la subjetividad?Es realmente la
filosofa de Nietzsche la consumacin de la metafsica de la filosofa
occidental?
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La situacin de la metafsica de la subjetividad tiene su
principio en el aseguramiento del sujeto(del subiectum de las
representaciones), por eso dijo Heidegger que: >47. Si la teora
de la voluntad de poder, y ms an, si la filosofa de
Nietzschetuviera un sujeto como unidad y principio sera correcta la
interpretacin de Heidegger, sinembargo, para Nietzsche no hay tal
sujeto >48. >49.
Bien hemos hecho en advertir desde nuestros primeros compases
que el sentido de latransvaloracin no podra ser entendido como una
mera inversin. Heidegger se equivoc,Nietzsche no ha efectuado
ninguna inversin como pensador metafsico, es decir, no a
sustituidoa lo suprasensible como producto de lo meramente
sensible, ni ha eliminado la diferencia entreambos, lo cual
efectivamente terminara en el sin-sentido sealado. Heidegger no
pudoentender, no quiso entender, la terrible revelacin de una
filosofa enteramente diferente a las dela tradicin occidental, una
filosofa postmetafsica: que ni lo sensible, ni lo suprasensible
sondimensiones de lo real, sino slo invenciones del intelecto, y ms
claramente, creacionesestticas. En ese sentido la re-presentacin
del mundo no puede servir como certeza de laexistencia y la unidad
del sujeto de dicha re-presentacin, pues tampoco el sujeto es
unarealidad dada, una certeza inmediata. En realidad la esttica de
Nietzsche propone esta terriblerevelacin como punto de partida para
una praxis completamente emancipada de las dicotomasdel intelecto,
stas aparecen como creaciones estticas susceptibles de
mejoramiento,destitucin, sustitucin, creacin, re-creacin y
destruccin en relacin con una filosofa de lavida.
La filosofa de Nietzsche se propuso acabar con el atomismo
psquico, con la ficcin de la unidady la certeza inmediata del
sujeto, contenida en el concepto de alma (tal cual se lo representa
lamodernidad y el cristianismo), como causa sui, pero de ningn modo
a la manera tosca y agrestedel naturalista, quien apenas toca los
grandes y nobles conceptos de la tradicin filosfica, como
el del alma, con sus garras los pierde, los destruye>50,
porque una tarea tal en manos de gente
vulgar e impa conducira a los terribles resultados que hoy
configuran nuestra realidad>51. Para
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Nietzsche su filosofa extramoral, su filosofa ms all del bien y
el mal, su filosofa de la vida, sutransvaloracin, la esttica, a
pesar de cuestionar todas las certezas inmediatas, >52, no deba
conducir en modoalguno al grosero relativismo, ni a la cobarde
incertidumbre, no deba en modo alguno paralizarnuestra actividad,
nuestra vida, no debamos llegar a la conclusin de que no debemos
hablar y
solamente mover el dedo>53. Su filosofa deba abrir >54. En
resumen, su crtica de la unidad de sujeto deba servir como
principio para lasuperacin de la representacin tradicional de lo
humano.
Sin tener esto claro, la muerte de Dios, es decir, la prdida de
los principios vinculantes de lametafsica, slo puede ser
interpretada como un suceso nefasto, el lugar hacia el que
loshombres de la modernidad, impelidos por su naturaleza vulgar y
desmedida avaricia, se dirigencomo estpidos autmatas.
Las valoraciones contenidas en la interpretacin de Heidegger nos
demuestran con claridad quel an no estaba listo, como no lo
estuvieron los contemporneos de Nietzsche, para escuchar yaceptar
tan terribles verdades, es que acaso las noticias van demasiado
lento? Es que acasonuestra sensibilidad anquilosada no alcanza a
percibir la luz de los rayos y el rugido de lostruenos? Oh tiempo!
Cunto tiempo ms es necesario para que nosotros, al igual que
elhombre loco, entonemos un Rquiem aeternam deo? Que Heidegger no
haya tenido lasensibilidad suficiente para soportar esa Cave canem
es cuestin principal para nosotros ynuestra empresa pues representa
el pathos filosfico sobre el que se construyen todas
sustergiversaciones. El propio Heidegger podra decir al respecto
que en su interpretacin seesconde una tras-lacin de la experiencia
filosfica de Nietzsche (experiencia postmetafsica) aotro modo de
pensar (metafsico), por supuesto, de ello no puede sino resultar
otra forma de
experimentar el increble y majestuoso suceso de La muerte de
Dios>55.
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frmula Dios ha muerto comprende la constatacin de que esa nada
se extiende. Nadasignifica aqu ausencia de mundo suprasensible y
vinculante. El nihilismo, el ms inquietante
de todos los huspedes, se encuentra ante la
puerta.>>>57.
Este hecho, adems de ir contra el sentido filosfico de
Nietzsche, que es el que ms nosinteresa, va incluso en contra del
tratamiento estilstico del pasaje, pues la serie deconsideraciones
negativas que giran en torno al asesinato de Dios por parte de los
hombresforman el nudo que mantiene la tensin dramtica del aforismo
pero de ninguna manera suconclusin, no son pues, las implicaciones
negativas de dicho acto lo que el pasaje y el filsofopretenden
resaltar, por el contrario, todas las consecuencias quedan opacadas
por los beneficiosy las oportunidades de tal acontecimiento, si
stas no son enunciadas a detalle como lasprimeras es porque no
existe ningn camino preconcebido que conduzca hacia ellas. Pero...
Esque acaso no dice Nietzsche que: ? No habremos de ser nosotros
mismo como dioses para serdignos de un acto tan grande? No es sta
la verdadera intencin del pasaje? Pero qu pasaAcaso se puede seguir
creyendo que la filosofa de Nietzsche fue una mera reaccin contra
lametafsica? Acaso se puede creer que la filosofa de Nietzsche
representa la perversin de lametafsica? Acaso su filosofa es un
circulo vicioso de la metafsica del cual resulta imposibleescapar?
En realidad la filosofa de Nietzsche es una filosofa de la negacin:
de la negacin delo suprasensible y, por tanto, de la negacin de lo
sensible? Todas estas cuestiones nos conducena la pregunta que
rebela el verdadero dilema de la cuestin Por qu ambos pensadores
tieneninterpretaciones tan diferentes del suceso de la muerte de
Dios? Como puede observarse lo queest en juego no es su
interpretacin sobre el nihilismo, ambos coincidieron en que el
nihilismoes una realidad del proceso de la modernidad, que sus
consecuencias son terribles y que esnecesario plantear una
respuesta si no se quiere llegar al exterminio. Son los hombres de
lamodernidad los que llevaron a cabo el acto ms grande que hasta
ahora la humanidad hayarealizado, quizs demasiado grande, el dilema
de la cuestin es cmo nos representamos a losactores de ese hecho.
Para una de estas representaciones el asesinato de Dios es el
ltimoeslabn de una cadena de errores que jams debieron de suceder;
para la otra es unaoportunidad, la oportunidad ms grande de la
humanidad: la posibilidad de decidir y deconstruir por s misma su
propio futuro; para nosotros la primera es una herencia, el peso
deuna carga de la que quisiramos librarnos pero, que sin embargo,
llevamos tatuada en lo mshondo de nuestro ser; la segunda es una
promesa de la que quisiramos ser los protagonistas.Quin ha sido el
primero en inventar unos nuevos juegos, no para expiarnos de un
pecado, sino
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para celebrar nuestra victoria?
Peter Sloterdijk y la antropologa filosfica
Es en este punto donde nuestro tercer personaje aparece para
reclamar sus fueros. A diferenciade los otros dos, de l no podemos
contar una historia, como si de un hecho del pasado setratara. Como
nuestro contemporneo Peter Sloterdijk se sinti igualmente herido y
enfermo pues acaso para poder ser un mdico de la cultura no hay que
estar profundamente enfermo deella?. Sloterdijk sinti una sincera
inclinacin en un mundo donde imperan, en realidad, laindiferencia y
la antipata. Pero esta sincera inclinacin en modo alguno segua la
actitud de lafilosofa dogmtica, en el que la indiferencia se cuenta
como un signo de distincin de una crticaultramoderna en el que las
filosofas del ayer slo figuran como datos de un almanaque de lo
quese ha vuelto inservible, ni tampoco por la lisonja, si es que
ella puede ser considerada como laforma ms peligrosa de desprecio y
antipata. No se trata de conservar y venerar, sino deactualizar. Si
como deca Nietzsche toda filosofa es la autoconfesin de su autor,
son pues esosafectos personales los que hoy en da resultan
pertinentes, pues al igual que ellos, y ms an,nosotros estamos
urgidos por los problemas de los que Nietzsche y Heidegger
estuvieronenfermos.
A pesar de que Heidegger fue uno de los crticos ms decididos de
la antropologa moderna, surepresentacin del sujeto estuvo basada,
sin embargo, en los principios de la representacin delsujeto dicha
antropologa.
>58.
Tanto para Heidegger, como para Hobbes, result cierta la >59,
porello de ningn modo la muerte de Dios, que sirve como palestra
para la conquista de estasubjetividad sbdita, pudo representar para
l una oportunidad. Sin embargo, esta
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representacin tiene como principio un prejuicio metafsico, el de
la unidad del sujeto, tanto enel plano individual como en el plano
colectivo.
Por medio de su frrea disciplina y su seriedad metodolgica la
antropologa cientfica busc launidad del sujeto (tanto individual
como colectivo) por medio de la bsqueda de los rasgosfundamentales
de los sujetos, convertidos en fenmenos para su estudio cientfico.
Pero al igualque todo mtodo, el mtodo de la antropologa representa
su pobreza de principios, pobreza quepor medio de un prejuicio y
tambin de un perjuicio fue proyectada como caractersticafundamental
del objeto de su estudio: lo humano. Slo a travs de representarse
lo humanocomo algo simple y bsico a la antropologa se le pudo
presentar como objeto de estudio, slo sihay vulgaridad hay mtodo.
El telos de esa antropologa, en tanto piedra de toque
delenfrentamiento de las representaciones de la modernidad contra
las representaciones de laantigedad y la edad media, ser la
eliminacin de la nobleza metafsico-teolgica del ansenrgime por
medio del igualitarismo antropolgico (la representacin unitaria de
lo humano). Enltima instancia la antropologa moderna no slo sirvi
para combatir y eliminar efectivamentela nobleza
metafsico-teolgica, en la medida en que los principios de su
representacin y sumetodologa descansan y se justifican en una
representacin unitaria de lo humano, estarepresentacin slo puede
darse en el plano de la vulgaridad, por lo que la
antropologacientfica combate ferozmente toda manifestacin de
nobleza, no slo la del viejo rgimen. Perola crtica de Nietzsche
puso al descubierto estos prejuicios metafsicos, slo disfrazados
depostmetafsicos en la medida en que enfrentaban las
representaciones de la metafsica-teolgicade la antigedad y la edad
media. Su crtica de la unidad del sujeto (su crtica de todas la
certezasinmediatas) y su esttica (como autntica actividad
propiamente humana) representan losprincipio de una nueva
representacin que no menosprecie el hecho humano.
Heidegger estaba seguro de que la conquista de la subjetividad,
tal cual l se representaba esehecho, no poda representar una
respuesta posible, ni deseable al nihilismo, pues ms que unasalida,
la conquista de la subjetividad era causa y consecuencia del mismo,
por ello su respuestafilosfica, una respuesta que aoraba los
felices das del viejo rgimen metafsico, fue la
ontologa. Nietzsche estuvo seguro de que la psicologa>60
representara la autntica piedra detoque de su tarea destructiva
pero despus de todo quines son los protagonistas de la
historia?Quines acecinaron a Dios? Quines sufren las terrible
consecuencias de sus actos? Quineshan llevado a cabo ese acto tan
grande y noble del que pareceran indignos? Quines han deplantear
una respuesta a sus problemas y urgencias si Dios est muerto? A
todas estas preguntasla respuesta es el hombre. Son los hombre los
protagonistas de su propia historia, pero no es el
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burgus corto de miras, la historia a dejado de ser una novela de
la modernidad, a partir de esemomento en el que Dios es asesinado
comienzan de nuevo las posibilidades de un gran relatocmo podemos
buscar a sus protagonistas?
>61.
Esta antropologa exige realmente a las capacidades de lo humano
cmo rescatar lo ms noble yexcelso del hecho humano sino exigindolo?
Cmo superar el anquilosamiento de siglos?Cmo recuperar la confianza
en la nobleza humana? Al igual que un atleta que ha dejado
deejercitarse por mucho tiempo, los seres humanos tenemos entumidos
los msculos y tan prontolos ponemos en movimiento nos sentimos
profundamente cansados y adoloridos, pero el dolorno desaparece con
el descanso, slo se prolonga, y cuando nuevamente tengamos urgencia
demovernos, el dolor regresara, sin embargo, sin nos ejercitamos
peridicamente, nuestrascapacidades aumentan, nuestra salud se
reestablece, nuestro vigor se incrementa y el dolordesaparece. Sin
embargo no hay que dejarnos engaar, esta antropologa filosfica
capaz derepresentarse lo ms noble del hecho humano nada tiene que
ver con la humanitas de los
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romanos, con el humanismo tradicional, pues ste cree, al igual
que la antropologa cientfica,poder captar la esencia humana, no
importa si en su discurso lo humano es representado comobueno,
sociable y hermoso, la vulgaridad de la antropologa moderna no es
que se representa lohumano como homo lupus homini, sino su
prejuicio de que es posible captar la esencia de lohumano por medio
de la disciplina y la rigurosidad metodolgica, el humanismo
sustituye, lasms de las veces, la disciplina y el rigor metodolgico
de las ciencias por una fe y por unasesperanzas igualmente
injustificas a caso hay algo como una esencia unitaria de lo
humano?
Ese es el prejuicio metafsico de la antropologa y del
humanismo>62.
Pero regresando a lo que nos atae, >63. Slo puesasumindonos
como las nobles promesas de un pasado es posible que podamos
comenzarnuestra propia historia como un gran relato...
Isaac Puki J. Moctezuma Perea es Licenciado en Comunicaciones
por la UniversidadNacional Autnoma de Mxico. Particip como ponente
en tres mesas del Primer EncuentroEstudiantil Metropolitano de
Pensamiento Crtico. Form parte del comit organizador delprimer
Seminario Internacional de Pensamiento Crtico, Teora y Praxis
PolticaLatinoamericana. Actualmente es coordinador de logstica
interna del Centro de Documentaciny Difusin de Filosofa Crtica.
Bibliografa Adolfo Vsquez Rocca, Peter Sloterdijk; del pesimismo
metodolgico al cinismo difuso ennuestras sociedades exhaustas, En
Konvergencias,
Argentina,>http://www.konvergencias.net/vasquezrocca138.pdf.
Aristteles, Metafsica, Gredos, Madrid, 2000. Friederich Nietzsche,
Ms all del bien y del mal, Alianza, Madrid, 2003. -, Ecce homo,
Alianza, Madrid, 2005. -, La genealoga de la moral, Alianza,
Madrid, 2006. -, El Anticristo, Alianza, Madrid, 2003. -, Crepsculo
de los dolos, Alianza, Madrid, 2006.
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-, As habl Zaratustra, Alianza, Madrid, 2006. -, Sobre la
utilidad y los perjuicios de la historia para la vida, Edaf,
Madrid, 2000. -, La voluntad de poder, Edaf, Madrid, 2006. -,
Fragmentos pstumos vol. IV, Tecnos, Madrid, 2006. -, La gaya
ciencia, Akal, Madrid, 2001 -, Smtliche Briefe. Kritische
Studienausgabe in 8 Bnden, Walter de Gruyter, Berln, 1986. - y Hans
Vaihniger, Sobre verdad y mentira en sentido extramoral, La
voluntad de ilusin enNietzsche, Tecnos, Madrid, 2006. Gianni
Vattimo, Ms all del sujeto, Paidos, Barcelona, 1992. -, El sujeto y
la mscara, Pennsula, Barcelona, 1989. Joan B. Linares Chover.
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Caminos del bosque, Alianza, Madrid, 2005. -, Nietzsche, Imago
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Ontologa, Alianza, Madrid, 2000. -, Hitos, Alianza, Madrid, 2007.
Peter Sloterdijk, Extraamiento del mundo, Pre-textos, Valencia,
2001. -, El desprecio de las masas, Pre-textos, Valencia, 2005. -,
El pensador en escena, Pre-textos, Valencia, 2000. -, Experimentos
con una mismo, Pre-textos, Valencia, 2003. -, Normas para el parque
humano, Siruela, Madrid, 2003. -, En el mundo interior del capital,
Siruela, Madrid, 2007. -, Sobre la mejora de la buena nueva,
Siruela, Madrid, 2005. Wolfgang Fritz Haug, Einfhrung in
marxistisches Philosophiren, Argument, Hamburg, 2006. Wolfgang
Fritz Haug, Filosofar con Brecht y con
Gramsci,>http://www.wolfgangfritzhaug.inkrit.de/documents/FilosofarconBrechtyGramsci.pdf.
Fecha de recepcin: Octubre 9 de 2007
Fecha de Aceptacin Febrero 2 de 2008
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1. La frase original se refiere a Nietzsche y reza: .
MartnHeidegger, Caminos del bosque, La frase de Nietzsche Dios ha
muerto, Alianza, Madrid, 2005,p. 160. 2. Ibid., p. 159. 3. Cfr.,
Friederich Nietzsche, Genealoga de la moral (GM), Alianza, Madrid,
2006, III, 27, p.270. 4. Op cit., Smtliche Briefe. Kritische
Studienausgabe in 8 Bnden, Walter de Gruyter, Berlin,1986, t. 6, p.
496. 5. Op cit., El crepsculo de los dolos (GD), Alianza, Madrid,
2006, Introduccin, p. 8. 6. Op cit., Fragmentos pstumos (NF) vol.
4, Tecnos, Madrid, 2006, Introduccin, p. 12. 7. GD, Introduccin,
pp. 10-11. 8. Cfr., Martn Heidegger, Nietzsche, Imago mundi,
Madrid, 2005, I, pp. 24-29. 9. GD, Introduccin, p. 11. 10. Ibid.,
pp. 12-13. 11. Ibid., p. 14. 12. Ibid., pp. 16-17. 13. Ibid., pp.
19-20. 14. Cfr., Joan B. Linares Chover. Nietzsche, Antologa,
Pennsula, Barcelona, 1988. 15. Friederich Nietzsche, Sobre la
utilidad y los perjuicios de la historia para la vida (HL),
Edaf,Madrid, 2000, Prefacio, p. 33. 16. Ibid., pp. 33-34. 17. Op
cit., Ecce homo (EH), Alianza, Madrid, 2005, Ms all del bien y del
mal, 1, p. 119. 18. NF, vol. IV, Introduccin, p. 13. 19. Op cit.,
El Anticristo (AC), Alianza, Madrid, 2003, Prlogo, p. 29. 20. Cfr.
Martn Heidegger, Nietzsche, op cit., I, p. 22 y Friederich
Nietzsche, La voluntad depoder, Edaf, Madrid, 2000, Prlogo. 21.
Cfr. GD, Introduccin, pp. 13-14. 22. Cfr. AC, Introduccin, p. 7.
23. Ibid., p. 9. 24. Martin Heidegger, Nietzsche, op cit., I,
pp.17-18. 25. Ibid., p. 18. 26. Ibid., p. 22. 27. Ibid., p.23. 28.
Ibid., p.24.
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29. Martn Heidegger, Caminos del bosque, op cit., p. 160. 30.
Ibid., p. 162. 31. Ibid., p. 157. 32. Cfr., ibid., p. 157 y
Nietzsche, I, p. 18. 33. Cfr. Op cit., Ser y tiempo, FCE, Mxico,
2005, Introduccin, pp. 11-50. 34. Op cit., Caminos del bosque, op
cit., p. 157. 35. Ibid., p. 163. 36. Ibid., p. 164. 37. Ibid., p.
165. 38. Ibid. 39. Ibid., p. 169.