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1 N T ROD U e CIÓ N ALA . . HISTORJ.A . . el SMA DE . INGLATERRA
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ALA . HISTORJ.A Ec;LES:I,ASrl~ADEL SMA DE . …biblio3.url.edu.gt/Publi/Libros/HistoriasDelaContrarreforma/23.pdf · Volumen V, y Pastor. Historia de los PaPa.s, Vols. 23 y 24. (1)

Oct 10, 2018

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1 N T ROD U e CIÓ N

ALA .

. HISTORJ.A . Ec;LES:I,ASrl~ADEL . el SMA DE . INGLATERRA

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INTRODUCCION A LA

HlSTORIA ECLESIASTJCA DEL CISMA DE INGLATERRA

I. HISTORIA EXTERNA DEL ORIGINAL PE SANDER. TRANSFOR­MACIONES DE RISHTON y PERSONS, ANTERIORES A LA TRADUC·

CIÓN DE RIBADENEYRA

La H~storia del Cisma de Inglaterra nos mete de llenD en unD de .1DS capítulDs más intrincadDs de la gran aven­tura prDtestante, el de la Reforma anglicana, cuyas rela­ciDnes CDn ' España no. han sidD estudiadas tDdavía desde el punto de vis.ta español (1). .

. Este librD tiene la impDrtancia de ser el primerD que trazó en España un panDrama general de la gran lucha entre el CatDlicismD y el PrDtestantismD inglés. Fué CDmD un puente que puso encDntactD la masa naciDnal espa­ñDla CDn la Dpinión católica europea, a través de la CD­piDsa cantidad de escritDres extranjerDs que en sus pági­nas se entrecruzan . De tDdas las Dbras de Ribadeneyra, es la que más necesita de una IntrDducción histórica a su lectura. De tDdas ellas, es también la que mejDr refleja el pensamientD y la actitud de ' su autDr frente al triple puntD de oista CDn que cDn/i'esa paladinamente haber sidD escritD, a saber: desde el puntD de vista de hijD de la Igle­sia, de hijD de España y de :' hijD de la CDmpañía de Je­sús (2).

LDs edit.Dres · de Ribadeneyra vienen repitiendD unáni­mementeque ' la HistDria del · Cisma de Inglaterra es· tra­ducción de una Dbra laUna del cDntrDversista inglés NieD-

(1) El punto más estudiado ha sido el del divorcio de Catalina de Arag6n y Enrique VIJI. Sobre este incidente existe una abundante lite. ratura antigua y moderna. El estudio más moderno ' y . asequible es El Divorcio de. Catalina de Aragón. San Juan Fisher y Tomás Mo·ro, de FÉhIX' DE LLANOS y TORRIGLIA, en su libro Sant03 y Virreinas , Madrid ; 1942.'Es de gran importancia la Corresrpondenciá de Gutiérre Gómez de Fuen'salida, embajador en; Alémania, Flandese' Inglaft;.rrCl, publicada por

. el DUQUE DE BERW1CK y ALBA, así como la CCYrrespondencia del EmbaJa . . dor de Fernando' el .Cató/ico, Dr. Puebla.

(2) HiB1tCYria del Cisma en Inglaterra. Prefacio del autor al cristiano . lector .

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HISTORIAS DE LA CONTRARREFORMA

lás Sander sobre el Origen y Progreso del Cisma Anglica­no; pero nunca se han preocupado de resolver el compli­cado problema de su origtnalidad, comparando la edición latina con la castellana de Ribadeneyra: El mismo R¡. badeneyra no habló con la debida precisión. El término traducción, o , "por mejor decir, refundición, sólo se refie­re a la primera parte. La segunda parte, que hoy forma el

'libro tercero de dicha Historia, es completamenb origi­nal, habiéndose publicado por separado cinco años des­pués . Tampoco es exactamente cierto que el autor del ori­ginal latino utilizado por Ribadeneyra sea Nicolás Sander . La base primitiva la constituye, ciertamente, un original latino de este escritor; pero cuando la obra llegó a manos de Ribadcimeyra había. sll/rido ya dos importantes trans­formaciones: una, del Padre Eduardo Rishton, en la edi- . cíón de Colonia de 1585, y otra, del Padre Roberto Persons , en la edición . de Roma de 1586. .

La clave historial de estastra~sformaciones, anterio­res a la traducción de Rihadeneyra,nos la da la carta que p.or ví(l de introducción pliso Rishton al frente de su edi­ción latina de 1585, desconocida, al parecer, de críticos y 'editores, y cuyo conocimiento juzgo imprescindible para que los lectores tengan idea exacta de la Historia externa del libro de Ribadeneyra. .

Nicolás Sander. es ' un personaje relevante en la primer,l etapa de la lucha contrq. la Reforma anglicana, anterior a los sucesos de la Armada Invencible. Sander es uno de los sacerdotes emigrados en . Espdña, desde donde colaboró activame.nte, con libros .y con .hechos, en la empresa de la recatolización de Inglaterra. En Madrid conoció al Padre ' Ribadeneyra, y aquí publicó uno de sus libros más céle­bres, De Visibili l\t1onarchia{ 1). El año 1579 salió de Es­paña, para desembarcar poco después en Irlanda, donde los católicos se habían alzado . en armas contra Inglaterra . Víctima de privaciones y trabajos apostólicos , moría en dicha isla él año 1581. Los anglic'atlOs vieror¡ siempre en

. el I:1n enemigo peligrosísimo, como lo demu.estra la espe­cial persec'ución de que fué objeto por esta causa una . . . . .

(1) Para: la Vida y Bibliografíá de Nicolás Sar¡.dá, o Sa.nders, y de otros personajes que trabajaron con sus escritos contra "el Cisma Angli· canO, es básico. el siguiente Diccionario, d e JosÉ GILLOW: ' A L iterary an.d Biographical Hist<J>ry or Bibliographical Dictionary of the Englis, Catholies... Londan-Néw York. (Cinco volúmenes.) Desde el punto d e vista .inglés puede verse un estudio completo y documentado del Cisma en estos libros: G. CONSTANT: . The English Schisma Henry VIII (1509-1547) .. London, ,1934. Primer volumen de ·la Serie Te Reformation in En­gland, y ERNEsr C . MESSENGER: The RefQrmatioh the Mas and the' Pnest hood. V~ls. 1 y n, London, 1937.

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INTRODUCCIÓN AL CISMA DE INGLATERRA 857

hermana suya religiosa, que~ al fin, consiguió escapar de Inglaterra.

Al morir dejaba inédito un libro acerca de los Orígenes del Cisma Anglicano desde el divorcio de Enrique VIll hasta los prÚneros años de la Reina Isabel. Cuatr.o años transcurrieron después de la muerte de ,Sander sin que na­die se acordara de' publicar su libro póstum.o, hasta que la llegada a Francia del Padre Eduardo Rishton (1), uno de los sacerdotes desterrados por la Reina Isabel, después de padecer cuatro años de cautiveTÍc;> en la Torre de Londres, vino a dar ocasión para que se publi,cara, por iniciativa del · infatigable Padre Roberto Persons, entregado, como siem­pre, a la tarea de editar libros y folletos de propaganda antirreformista en su clandestina y trashumante imprenta.

Oigamos de labios de Rishton, en¡ su carta-prólogo, es­te intere,sante episodio, que nos ilustrará eobre las peripe­cias de la primera edkión: de Sander:

' «Habiendo yo venido ' a Francia, desterrado de Inglaterr", recién salido de las cárceles londin'enses, pude darme cuenta, por las cÓnver­saciones de muchos, del empeño COIl que los impresores andaban en busca de algunas obras de Nicolás Sander, inéditas todavía; :ir las cua­les aquel docto varón, prematuramente fallecido, había dejado en poder de sus amigos o abandonadas a ,merced de aus adversarios. La más buscada de todas era cierta obra excelente acerca del Origen y Progreso del Cisma Anglicano; pero los poquísimos ejemplares existentes esta­ban manuscritos y diseminados,> parte en Italia, ,parte en España, donde el había puesto punto final a su -obra, sin pasar de los súcesog acaecidos hasta su tiempo. ,

Sander, llevaqo de su fogoso celo por la salvación de las almas, pasó d~ España hasta Irlanda, con animo de consolara ' los afligidos católicos que, por defender su religión, se habían: levantado. en armas, y en esta empresa, víctima de sus incesantes trabajos, privaciones y padeci1llientos consiguientes, falleció poco despu~s. Al moru dejaba esta obra del Cisma Anglicano dividida en tre's libros, pero si.n comple­tar todavía y sin haberla podido dar la {I!tima mano, como hubiera de­seado, impedido por o,tras ocupaciones y por la necesidad incesante de redactar nuevos escritos.

Hallábame yo el año pasado en París, después de mi salida de In­glaterra, cuando se me presentó un antiguo amigo mío, Iodoco Skarnhert de Colonia (2). a qui~~ en Roma había conocido y con quien muchas veces había yo conferido sobre este género de libros, por ser ,qmbos a dos muy aficionados a las cuestiones históricas. Est~ amigo mío fué el que comenzó a rogarme encarecidamente 9ue le entregara el libro

(1) Idem íd. Vol. V, pág. 425. ' . (2) Es éste 'uno de los varios seudónimos > empleados por el Padre

Jesuíta Robertc> Persons, un'a ~e las figuras más grandes de la Contra­reforma inglesa. Huído de lnglaterra, su labor fundameptal fué la de crear en Europa (Flandes y España) numerosas seminarios para for­mar dero 'católico. Estuvo< 'en contacto muy estrecho con Felipe 11 para los. as,untos poHtico-rt;ligiosos ?e Inglaterra. Fundó en España l<;>s Semlnanos de VaJladohd y $evIll,,; no el de Madrit;l, c;:omo s.e

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858 HISTORIAS DE LA CONTRARREFORMA

del Doctor Sander. No ignoraba que ' yo lo había leído, y hasta creía que yo poseía algún ejemplar. Insistía en que con ello no sólo m e haría un gran favor a mí mismo y al impresor , sino que, sobre todo, prestaría un gran servicio a la Cristiandad. la cual no podía m enos de sacar una ' admira ble lección de esta historia de los sucesos del , Cisma por lo que él recordaba haber oído acerca d e su contenido.

Neguéme yo en un principio a sus pretensiones, d a ndo como razón el no tener el manuscrito ni medio fácil d e encontrarlo. Además , temía los inconvenientes de confiarlo a la imprenta, viviendo, como viv(<\n, todavfa personajes cuya conducta y vi cios gravísimos habían de apare­cer patentes en dicha historia. Oponía él que, por el contrario, debía prevalecer la utilidad pública sobre el inte rés p articular d e algunas per­sonas, tanto más cuanto qJle no se preveía ya esperanza alguna de en­mienda en sujetos que cada día acumulan crímenes a crímenes. Por otra parte , la intención del autor había sido publicar su obra hace ya algunos años, si las ocupaciones primero y después la muerte no se lo hubieran impedido. Andando, como andaban, algunos ejemplares en manos de particulares , era seguro que en cualquier momento se le ocu­rierra a alguien publicarla" y acaso con errores, si algún inglés no se encargaba de ello. A su juicio, nadie mejor preparado que yo, quien, además de tener alguna práctica en este género de estudios, podía, por mi e,..:periencia personal de cuatro años d e cautiverio en las cárceles londinenses, completar fácilmente los sucesos que durante el rein ~do de Isabel habían ocurrido en Inglaterra después de la muerte d e Sander.

Convencido por estas y otras razones , prometí al Doctor Iodoco que haría todo lo que estuviese en mi mano, comenzando por buscar, ' con el auxilio de mis amigos, un ejemplar, a costa de no pequeñas dificul­tades. Conseguido el manuscrito" y estudiado todo él minuciosamente, corregí algunos pasajes adulterados por los copistas o mal desarrollados, por su autor a causa de la premúra de tiempo con que escribiera. Omití ciertas discusiones que, por su excesiva amplitud, interrumpían el hilo de la historia, y añadí, en cambio, otros muchos detalles que faltaban , sobre todo los, referentes a la época posterior a la muerte de Sander .

y como el volume'n dé la obra no me pareció tan grande que no permitiera hacerlo, lo incluí todo en un solo lib~o, el cual, definitiva­m ente corregido y enmendado, envié a mi amigo el Doctor lodoco, acompañado de esta carta, para que, según sus ardientes deseos, se lo mandase todo a su impresor, rogándole únicamente que lo imprimiesen lo más cuidadosamente posible, cosa que espero él cumplirá con la máxima diligencia)) (1).

De esta carta de Rishton se deduce que el manuscrito de Sander sufrió reformas fundamentales en sus manos, reformas que no podrán nunca comprobarse por no que-

ha <;licho. Alabó ante el P.. General los libros de Ribadeneyra referentes al Cisma. En Roma participó activamente en solucionar el pleito entre los jesuítas y sacerdotes s,eculares. Escribió numerosos , libros y editó muchos más en su imprenta clandestina. Véase' el Diccionario de 'Cillow. Volumen V, y Pastor. Historia de los PaPa.s, Vols. 23 y 24.

(1) Esta carta Prólogo latina d e Rishton va al frente d e la edición de Nicolás Sander (Colo~ia , 1585). La pongo íntegra por no, haber sido utilizada entre nosotros. a pesar de su importancia capital para conocer las peripecias sufridas por el libro de Sander antes d e ser traducido por Ribadeneyra.

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INTRODUCCIÓN AL CISMA DE [NGWATERRA 85Y

dar rastro, por ahora, del primitivo manuscrito. En la bre­V·e Introducción al reinado de Isabel, Rishton especifica algo más su intervención en esta parte de la obra:

"El autor d e lo anterior d e esta historia-dice-había avanzado ,,1-gunos años en el reinado d e Isabel; p~ro, como otros, muerto él, han emprendido comentarios más exactos sobre la vida, costumbres y go­bierno d e esta mujer, com entarios que a su tiempo se publicarán, pu­blicamos d e antemano este resumen d e las cosas hechas por ella contra la Iglesia, para que por estas .uñas conozcan todos lo que algún día será esta leona que acabamos d e describir» (1).

Con estas reformas y algunos ligeros retoques de Per­sons, por ejemplo, en las listas de los Mártires, incluídas por vía de apéndice, veía, al fin, la luz pública, en /585, aquel manuscrito que Sander redactara en lViadrid, y del cual tan pocos ejemplares quedaban en España y en Ita­lia (2) .

No necesita aclararse que, aunque en el pie de im­prenta aparezca el nombre de la ciudad de Colonia como tugar de la impresión, ésta se realizó, indudablemente, en la imprenta secreta d e Persons (3), debiéndose tener en cuen-

(1) NICOLAI SANDERll: De. origine ac Progresu. Libro III. Introduc-ción, pág. 25!, ' , , (2) I:l título d e la primera edición era el siguiente: Doctissimi v1ri Nicolai Sanderii: De Origine ac Progressu Schismaiis Anglicani liber .. . Editus et auctus per l:.duardum k.ishton. Colonire Agripinre, 1585, fol. 207. L a segunda edición d e Roma , publicada por Persons en 1586, decía así: Nicolai Sanderií: De Origine' ac Progressu Schismafis Angli­cani libri fres ... aucti p er Edouardum Rishtonum e~ impressi primum in Germania nunc iterum locupletius et castigatius editi. Romre, 1586.

(3) Es inte resante conocer algo de las peripecias de la imprenta clan­destina de: P ersons hasta su instalación en el Continente. Propiedad de Stephen Brinkley, en 1580 estaba instalada en una casa llamada Green­street, en East Ham, condado de Essex. a unas cinco millas de Londres . Pasó luego a H enley Park, residencia de Francis Browné , hermano d ei Vizconde Montague, para retornar otra vez a Greenstreet. Durante algún tiempo quedó oculta en l!na casa cerca de H enley, dentro de un bosque cerrado propiedad de Cecilia Storner, hasta que en agosto d e 1581 la policía asaltó la casa, encarcelando en )a Torre de Londres a Brinkley y sus ayudantes. En 1584, puesto ya en libertad, Brinkley se traslada, con el ' Padre Persons y Jorge Flinton, uno de sus ayudantes, a la ciu­dad de Ruán, donde quedó definitivamente establecida, en una casa per­tenecientea la Compañía de Jesús. Sin querer, pensamcs en esta im­prenta de Persons cuando leemos 'este pasaje d e Ribadeneyra': "Imprí­mense muchos libros de nuestra parte y derrámanse por todo el reino, aunque no sin grandísima dificultad y pelIgro de la vida. Y para esto tenemos imprenta e impresores secreJ:os y lugar escondido debajo de tierra, el cual se muda muy a menudo, y ' mozos nobles que con gran cautela reparten. los libros.» Debo estos datos a mi buen amigo Monse~ ñor EDwlN HENSON, R ector del Colegio Inglés d e Valladolid, fundado por P ersons. Henson, especialista én estos estudios, tiene ya 'publicadas dos importantes obras en .la Catholic Record Society: The English Colie ge at Valladolid. R egisters 158?-1862. London, 1930, y The English Col­lege at Madrid, 1611-1767. ~ondon, 1929.

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860 HISTORIAS DE LA CQ~TRARREFORMA

ta que los libros impresos en ella llevaban, indistintamen­te, los nombres de Colonia, Ruan o Douai, aunque la pro­cedencia fuera siempre la misma

Rishton no consiguió Ver impresa la obra que con tan­to cariño había preparado para la publicación. Antes de que terminaran los trabajos de la imprc;:sión moría en F ran­cia, víctima de la peste, el 30 de junio 'de . /585, a la tem­prana edad de treinta y cinco años. Dueño ya Persons, y depositario único, de la asendereada o,bra, dispúsose en seguida a tirar una segunda edición, en mejores condicio­nes que las de la semiclandestina! de /585. Muy de prisa debió de trabajar el dinámic,o y 'ejecutivo Persons, pues al año siguiente. 1586, ya salía en Roma dicha edición, corregida y aumentada por su mano.

Las actuales circunstancias de la guerra n,d me han per­mitido consultar el original de la edición de /585 que exis­te en Roma, corregida y anotada de mano def. propio Per­sonso En él se verían las alteraciones e interpolaciones, al par,ecer considerables, que iilfrodujo, según lo deja ' entre­Ver el título de la obra. Una de ellas consiste, ciertamen­te, en la incorporación, por vía de apéndice del Diario de la Torre de Londres; obra póstuma de Rishton. Lo que sí convi'ene, dejar ' bien asentado es que esta edición de Roma anuló la anterior y sirvió de arquetipo para las nu­merosas lraduccio.nes y refundicio'nes que ' se hicieron de ella, 'hasta él punto de llegar a ' ser uno de los libros de controversia histórica m'ás pópular,es en Europa y el que más contribuyó a formar una determinada opinión cató­lica europea ante el complicado problema d§ la Refor-ma anglicana. , ,

Consta la existencia, ' según , PalIen (/), de quince edi­ciones solamente en los diez primeros años, debiendo do­blarse, por lo menos, el número real de ellas. Estas quin­ce ediciones, parte latinas, parte en lengua popular, se re­parten en la siguiente forma: nueVe en Alemania, siete en

, Francia, seis en España, cuatro en Italia y una, respectiva­mente, en HO[imda,Po[onia y PortugaL El año /6/0, vivien­do todavía , Ribadeneyra, aparec-e ya la segunda parte del Cisma de Inglaterra, adicionada ~ la obra de Sander. La úl­tima alteración en el título aparece en el año /628 (2) . A partir de esta fecha todas las ediciones se reproducen sin variantes.

(1) J. H. POLLEN: Nicolás Sanders. En Eng. Hist. ~view. Vol. VI ; p,áginas 36 y siguientes. por lo que toca a España, fueton bastante más de seis, pUes sólo hasta el año 1595' se cuentan, por lo menos, catorce ediciones en lengua castellana. Pollen tiene , otras varias obras impor-tantes sobre el Cisma. "

(2) Vera et sincera Historia Schilmlatis A nglicani. De ejus Origine ac

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INTRODUCCiÓN AL CISMA DE. INCLA TERRA 8úl

1I. GÉNESIS y MÓVILES QUE DETERMINAN LA «HISTORIA DEL CISMA))

¿Cuál fué la génesis del libro de RibadeneYl'a y por qué caminos surgió · en su mente la idea de traducirlo al castellano-? El fundamento hay que buscarlo muchos años ant,es, por lo menos en 1558, fecha de su viaje a Londres. Ribadeneyra iba incQrpora,,'o al séquito del Conde de Fe­ria, Don Gómez de Figueroa, aparentemente en calidad de amigo, consejero espiritual y capellán de su casa; en realidad, para explorar las posibilidades de establecer la Compañía de Jesús en aquellos reinos (l).

Ningún observatorio más a propósito para darse p·er­fecta cuenta del estado interno de Inglaterra que el do­micilio de nuestro rep1'esentante en Londres. No sin cier­ta infantil satísfacción lo hace constar Ribadeneyra en su Historia del Cisma y en su Epistolario:

«Yo estaba en este tiempo en Londres, en casa de Don Gómez de Figueroa, entonces Conde y después Duque de Feria. El cual había sido enviado del católico Rey Don Felipe, su Señor, a visitar .y asistir a la Reina Doña María, su mujer, que estaba mala, y por estar Su ;\lta­jestad ocupado en la guerra contra Francia no lo podía hacer por su persona ... Quiso que yo le acompañase ... , y después que murió la Reina residió algunos meses en Londres representando a la persona del Rey, su Señor, con ,grande autoridad, valor y prudencia» (2).

Ribadeneyra llegó a Londres algo antes de la muerte ' de la Reina María Tudar. Esta circunstancia, funesta para sus planes, y lo mal que desde el primer momento le probó aquel clima hicieron que se slhtiera descentrado en el am-. '

Progressu Tribus /ibri¡; fideliter conscripta, ab R. D. Nicolas Sandero' A 71-g/o Doct. Thea:logo aucta per Eduardum Risthonum. Nunc postremum appendice ex R. P. Petris Ribadenirre libris, aucta et castigatius ' edita. Colonire Agripinre. 1628.

(1) M. ,R. VoJ. 1. En este volumen pueden verse las cartas corres­pondientes al tiempo que estuvo en Inglaterra Ribadeneyra y «.1 resul­tado negatitvo de sus aspiraciones de introducir allí la Compañía de , Jesús, en parte por falta de entusiasmo del Cardenal ' Poleo

(2) Historia del Cisma. Libro l, cap. XXII. Ribadeneyra vivió en ín~ timo trato y correspondencia epistolar con los diferentes miembros de esta noble familia, descendientes y allegados de este Primer Duque de Feria. (Véanse Vol. lo, págs. 213-214-286. Yol. 11, págs. 133-173.) «La me­moria y reconocimiento al Duque de Feria, don Góme'z, y después a sus hijos y mujer, díganlo ellos, y díganlo los que le habrán oído hablar y encarecer lo que la Compañía debe. a este gran señor., .. No perdía ocasión de engrandecer las cosas del Duque con cualquier ocasión que se le ofrecía. Y muerto el Duque, con la voluntad que' ha acudido a la señora Duquesa, doña Juana Dormer, su mujer, hasta que murió, : y a 'su hijo don Lorenzo, el Duque, y a su nieto, que hoy vive, lo cual ellos han reconocido y estimado por ver el amor con que el Padre lo h ada .» Hermano Cristóbal Lópe.z. M. R. Y 01. II, pág. 442.

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86~ HISTORIAS DE LA CONTRARREFORMA

biente londinense. Resintióse del pecho y aplanáronse su ~ nervios bajo las pertinaces nieblas de Londres, insuperables ' e n los meses de noviembre a febr ero para un meri'dional co­mo él, nacido bajo el claro cielo castellano de Toledo y re criado desde los trece años en las soleadas campiñas italia­nas . El típico «spleeri» londinense parecía cerrar su siempre despejado horizonte psicológico. Su labor veíase limitada al cultivo espiritual de la casa del Conde y no se adivinaba camino viable para el establecimiento de la Compañía de Jesús después de la coronación de la Reina Isabel. Muerta María, la posición del Conde de Feria y de su protegido el joven Ribadeneyra variaba sustancialmente. Ambos con­vinieron en que la es·tancia de Ribadeneyra en Londres no debía prolongarse más, como así se hizo:

«Esta determinación tomamos el Conde y yo, viendo lo poco· que aquí se hacía y la poca esperanza para adelante mientras que Nuestro Señor no dispone mejor los ánimos de los que puedan ayudar ... Lo de Inglaterra dejo muy peligroso, aunque no tan desahuciado como lo haBa por acá. He aprovechado no poco hasta ahora la presencia y autoridad del ·Conde de Feria ; el cual, cierto, ha hecho todo lo posible para conservar la Religión. y si alguna resistencia han hecho los católicos, bien se puede a él atribuir, y si para esto valiera algo mi estada en aquel reino , yo la diera por muy bien empleada; pero . ella no hacía al caso, y yo estaba muy enfermo» (1).

Pocos . meses había durado su estancia en Inglaterra, pero fueron -los suficientes para darse cuenta de que . los comienzos del reinado de Isabel eran .tales «que no se po" día esperar sino muy ruin conclusión». N o era él el lla­mado a introducir la Compañía de Jesús en "Inglaterra. La Providencia le reservaba para historiar más adelante los trabajos y martirios Je sus hermanos Edmundá- Campion y Roberto Persons, que, más afortunados, lograr(an, a cos­ta del martirio o del destierro, establecer clandestinamen­te una base de operaciones apostólicas, sostén durante mu­chos años de los católicos perseguidos en las Islas Bri­tánicas.

Los . ca~gps de gobierno le alejaron muchos años del mnbiente inglés, aunque por su Epistolario se echa de ver el interés que siempre despertaban en él las nueVas de aquellos reinos. Su vuelta a España, el año- 1574, le da nQeva ocasión de intervenir con la pluma en la lucha del Catolicismo contra el Cisma anglicano. En la segunda car­ta escrita desde Madrid da cuenta al padre Mercurian de su encuentro con el Doctor Sander, el mismo cuyo libro traduciría más adelante. ((También está aquí el Doctor San­dero», dice, como quien alude a persona conocida por am-

(1) M. R. Vol. I,pág. 321.

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INTRODUCCIÓN AL CISMA DE INGLATERRA 8ó3

bos (1). Es lógico suponer que este encuentro, lo suficien­temente importante para cre~r Ribadeneyra debérselo co­municar a su General, daría pie para cambios de impre­siones sobre los asuntos ingleses y tal vez para que sa­liera a relucir el manuscrito que, sobre el Cisma, Sander andaba elaborandó.

Las motivaciones que determinaron a Ribadeneyra a traducir a Sonder están claramente explicadas por él mis­mo. Obedecen al triple imperativo de hijo de la Iglesia, hijo de la Comp.añía de jesús e hijo de España. Ser hijo de la Iglesia le obliga a defender (muestra santa fe católi­ca; apostólica y romanan. Este fué el móvil de toda su vi­da, como ya dejamos indícado. A continuación, y en cier­ta manera como concreción del móvil anterior, viene el ser miembro de la Compañía de jesús:

"El ser yo religioso de la Compañía de Jesús también es causa y motivo para tomar este trabajo, pues el ser religioso me obliga a favo­recer y alentar con mis Bacas ' fuerzas todas las cosas que tocan a nues­tra sagrada Religi6n. como ésta; y el ser de la Compañía de Jesús, más particularmente, así porque Dios Nuestro Señor la instituy6 y envi6 al my.ndo en estos miserables tiempos para defender la fe cat61icn y oponerse a los herejes ... , como por · la merced tan señalada que el mismo Señor n.os hace a todos los hijos de ella tomando por instmmeJ'to a la Reina Isabel de Inglaterra .. . Entre los que han muerto por la fe en tiempo de (sabel, los principales han sido algunos Padres de la Com­pañía, ingleses de naci6n, los cuales quisieron antes ' a puros tormen­tos, ser descoyuntados y muertos, que apartarse un pelo de la confesi6n de la verdad cat61ica.» Finalmente , "el ser español me obliga a desear y procurar todo .lo que es honra y provecha de mi naci6n, como lo es que se sepa y se publique en ella la vida · de la esclarecida Reina Doña Catalina. nuesta. española, hija de los gloriosos Reyes Cat61icos Don Fer­nando y Doña Isabel, que fué mujer legítima del Rey Enrique VIII de Inglaterra y repudiada y desechada de él con los mayores agravios ("Iue se pueden imaginan> (2) . .

Este punto de vi~ta español gira en torno de · un doble principio. Para él, España tiene como misión y destino histórico defender a la Iglesia por todos los medios. Por otra parte, considera a Inglaterra como principal enemigo de la Catolicidad y como «el castillo fuerte» desde' donde se muepe la guerra contra España en Flandes, Alemania, Francia y Escocia. Los mismos ataqqes a nuestros puertos y las piraterías contra nuestras Armadas de las Indias no son sino. manifestaciones diversas de una latente incompa-

(1) M. R. Vol. 1. pág. 726. El nombre de Sander sale de vez en cuando en los documentos jesuíticos. En Roma se relaci'on6 mucho con ellos. El P. Nadal habla de la fracasada publicaci6n de cierto libro de acuerdo con él. Ribadeneyra tuvo trato! con él en España.

(2) Historia del Cisma de . lnglatera. El a\ltor al cristia.no y piadQ­So lectQr,

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864 HISTORIAS DE LA CONTRARREFORMA

tibilidad religiosa. La consecuencia no es dudosa: España debe emprender la conquista religiosa de Inglaterra, aun­que tenga que realizarla mediante una conquista material.

Este es el sentido auténtico de la exhortación final a la invasión y a la intervención española en Inglaterra, úl­tima meta de sus aspiraciones al traducir el libro de Sander.

«¿ Quién: de nosotros, con todas sus fuerzas, no procurará d esh acer una tiranía tan bárbara y quitar este oprobio a toda la Cristiandad ~ ¿ Con qué podremos nosotros , los españoles, servir a Nuestro Se5,or la merced que nos hace en conservar estos reinos en nUestra santa fe ca­t61ica, sanos, límpios y puros d e h erejías , sino con el celo d e la misma fe cat61ica y deseo de su gloria y que se conviertan o destruyan los herejes? Y si una vez restituy6 la fe cat61ica, estando desterrada d e aquel reino, siendo Rey de ella el R ey Don Felipe, nuestro Señor , pro­curemos que se conserve o que ~e cobre lo que entonces se gan6 . No sería d e menos hoO:ra para España si echase el demonio d e In glaterra, que lo es haberlo desterrado d e l¡ls Indias ... , espeCialmente, que echán­dolo d e' ella se echará en gran parte de otras provincias de la Cristian­dad que por su comunicaci6n e industria · de los que ahora ' gobiernnn sustentan sus errores y maldades. Y si ellos, abrasados de fuego infer­nal, atizan este incendio ... y lo d erraman y extienden por otros reinos , y envían a Moscovia y a los príncipes herejes, y solicitan al Turco .para d esasosegamos y quitarnos, 'si pudiesen , la fe y la eterna salud de nues_ tras ánimas, ¿ por qué nosotros nos dejaremos vencer de su endiablado furor . y no haremos por Dios Nuestro Señor y por nuestra santa L ey lo que ellos, con extraña rabia y solicitud, hacen contra él y contra ella?» (1).

Cuando llegó a manos de Ribadeneyra el libro de San­der se, respiraba ya en toda España, y sobre todo en Ma­drid, un ambiente de Cruzada. A Madrid llegaban al día informes sobre el progreso de la Gran ' Armada. Conven­cido de la oportunidad del tema y de su momento histó­rico, puso manos diligentes a la traducción.

No nos c6nsta que utilizara el manuscrito latino, que, según Rishton, andaba diseminado por España, aunque tal vez lo ' conociera, dado ,su trato personal con Sander. T am­poco hay indicio que ,demuestre haber llegado a sus ma­nos la rarísima y semiclandestina edición de Colonia (1585 J. Hay que suponer, por lo tanto, que el trabajo lo hizo so­bre la segunda edición de Roma (1586 J. Sorprende la ra­pidez inverosímil de Ribadeneyra. La edición de Persons salió avanzado dicho año de " 586, y ya el '8 de julio de '587 nuestro traductor daba por terminado su trabajo en Toledo. El primer saqueo de Cádiz por el pirata Drak,e había dado alas a Ribadeneyra para coronar su empresa. «Yo me estuve-escribe en ·la fecha indicada-para acabar en T a­leda lo de: la Historia de Inglaterra porque la venida del

(1) Idem : Libro n, cap , último. COT!cf~si6n de este¡ obre¡.

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INTRODUCCIÓN AL CISMA DE INGLATERRA 865

Drake a Cádiz nos dió priesa» (1). Hay que suponer, sin embargo, que la traducción estaba terminada, por lo m e­nos, antes del mes de abril, y que lo que terminaría en T u' ledo ' el mes de julio serían las corrección de última hora impuestas por la Censura privada de la Orden, la cual es· tá firmada por el Viceprovincial d := Toledo el 28 de abril de '588. ,

Por cierto que esta Censura de la Orden costó su tm­bajo conseguirla, y hasta puede decirse que ' por poco la Historia del Cisma no se queda inédita por la oposición que a su publicación hacía el Viceprovincial, Padre Po­rres. El amanuense y biógrafo de Ribadeneyra H.o López nos cuenta minuCiosamente este episodio, que dice mu­cho en favor de la virtud de Ribadeneyra:

"y porque he dicho de la Historia de Inglaterra, no menos en dla mostr6 su humilda'd el Padre y sufrimiento que en otras cosas. Porque diciendo el Superior que entonces era, que por ningún caso dar(a licen­cia para que se, imprimiese, el Padre no se turb6, ni alter6, ni di6 que­ja, sino que, con mucha paz, dijo: -Pues, enhorabuena,; s610 ruego a V. R. que junte los consultores , y yo les daré las razones que tengo, y si les contentare, bien; y si no , paciencia. Hízolo así, y el Padre di6 en la consulta las razones que tenía (que creo fueron nueve), y luego los dej6 en ella, saliéndose. y, no ob.stante que de siete ' a och.o votos solo~ dos eran a su favor, el uno que la había ' leído toda, dijo que era la mejor cosa que en aquel género había le'ído; el otro dijo que sin leerla no era de raz6n condenarla, y sali6 de los demás que no se lm­,primiese; con toclo, el Padre no se quej'6 ni se alter6 contra los con­sultores ... , sino, sin mostrar pesadumbre, escribi6 a nuestro Padre Ge­neral sus razones, y el Superior las suyas y las que sac6 de la consllll­ta; y nuestro Padre, ' vistas las unas y las otras, remiti6 el imprimirla a que se hiciese lo que el Padre Riba.deneyra le parecía., no obstante que por respetos superiores dijo que algunas razones había para que no, pero que él lo remitía al Padre.

y con esto se imprimi6 y se recibi6' con tal aplauso, que admir6; y solía vengarse el Padre de esta suerte de los que le contradijeron, que cuando iban a casa de los señores hallábanlos leyendo el libro y les. decían mil bienes de él. Otras personas venían con el mismo aplauso a nuest~a casa; hasta los oidores y otros personajes; y decíame a mí el Padré: -¿ Qué mejor ni qué mayor venganza podría yo tomar que ésta? Y con esta modestia y con una boca llena de risa hablaba de es~o» (2) .

Dos 'días después de su llegada a Madrid, el 20 deju­nio, firmaba Ribadeneyra la Dedicatoria al Príncipe Don Felipe, más tarde Rey tercero de este nombre. En ella le pone ante los ojos, como lección de vida yde gobierno, todo el proceso del. Cisma, y le exhorta a seguir el ejem-

. (1) M. R. Vol. 1, pág. 77. El segundo y más importante Cádiz fué el dirigido por el Conde de Essex en 1596.

(2) M. R. VoL n, pág. 445. Apéndice.

saqueo· de •

2~ A

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866 HISTORIAS DE LA CONTRARREFORMA

plo de su padre, Felipe l/, como «defensor de nuestra santa fe cat6lica y pilar firmísimo de la Iglesia». Bastante más lenta lué la Censura oficial, que no salió hasta el 4 de mayo de /588. Suponiendo que Ribadeneyra entregara el manuscrito a su llegada a la Corte, queda un margen de unos diez meses , poco más o menos, para tramitarla.

El . Censor, Doctor Pedro, L6f.Jez de Montoya, se sale un tanto de los tópicos de rúbrica en su censura. Además: de elogiar el buen estilo con que ha sido escrita, garantiza : ante la opinión la historicidad del libro con estas palabras :

ceNo se dice cosa acerca de esto que no lo hayan escrito y publi ca . . do en sus libros personas muy graves y naturales del mismo, R eino, es- , pecialmente el Doctor Nicolás Sandero, que fué p ersona de conocida ; santidad y erudición, y su Historia se imprimió en Roma y h a sido , muy bien ·recibida en todas partes. Y en algunas cosas que yo m e ' acuerdo haber leído en las Historias latinas dichas con· este argumento" (con buen celo, pero con alguna libertad), en ésta las hallo moderadas , con mucha cristiandad, y ,en todo va esta Historia muy aventajada, y . así, me parece que se puede y debe imprimirla y ser mily favorecida" para · bien y provecho de la República» (1). .

La obra salió con el siguiente título: Historia Eclesiás-­tica del Scisma del Reyno de Inglaterra, en la cual se tra- · tan las cosas más notables que han sucedido en aquel Rey- . no, tocantes a nuestra Santa Religión, desde aue comenzó · la n1uert~ de la Reina de Escocia. Recogida de diversos y graves autores por el Padre Pedro de Ribadeneyra, de la: Compañía de Jesús. Dirigida al Príncipe de Esuaña Dow Felipe, nuestro Señor. En Madrid. En casa de Pedro Ma.,. drigal. Año 1588.

Casi simultáneamente 'aparecieron el mismo año las edi- , ciones de Valencia, Zaragoza, Barcelona , Lisboa, A mbe­res y la segunda edición de Madrid .. Existe el detalle de que la Censura de A mberes está firmada yg. el mes de ju. lio, antes que las de Barcelona y Valencia, que datan del mes de agosto ; El éxito no pudo ser más fulminante.. Ri­badeneyra había tenido la oportunidad de escoger el mo­mento más a propósito: el de ·la salida de la G run A rma­da del estuario del Tajo con rumbo hacia Inglaterra , y el público, acuciado por la palpitante actualidad de la obra, se la quitaba con verdadera fruición de entre las manos.

(1) Obras de-! P. Ribadeneyr.a. Madrid, 1595, pág. 448. Aprobación del Dr. Pedro López de Montoya. pá~. 448 , a l h et:J,te qe l'il Hi~toria '¡d· Cisma.

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INTRODUCCiÓN AL CISMA DE INGl.ATERRA 867

111. MODIFICACIONES INTRODUCIDAS POR RIBADENEYRA EN EL ORIGINAL DE SANDER-RISHTON-PERSONS

Las modificaciones introduci'das por Ribadeneyra se de­ducen de éstas sus palabras aclaratorias: «El parecerme que todos estos provechos se pueden sacar de esta Historia me ha movido a poner la mano en ella y a querer escribir en nuestra lengua castellana la parte que he juzgado bien se­pan todos, cercenando algunas cosas y añadiendo otras que están en autores graves de nuestros tiempos y tocan al mis­m~ Cisma, y distinguiendo este tratado en dos libros y los libros en capítulos, para que el' lector t enga donde descan­sar» (1).

Dicho con otras palabras, las aportaciones de Ribade­neyra comprenden cuatro cosas: ') Nueva estructuración de la obra en libros y capítulos. 2) Omisiones y abrevia­ciones varias. 3) Interpolaciones añadidas d .e su propia co­secha; y 4) A mpliación de ¡as fuentes de información.

La nueVa estructuración en libros y ' capítulos, abando­nando el sistema cronológico por años, proporciqna indu­dables ventajas estéticas de presentación, da facilidades para la mejor asimilación de la lectura , y revela un sen­tido histórico más perfecto y artístrco, porque permite la agrupación y exposición unitaria de los hechos, sin nece­sidad de interrumpir y reanuda.r cada año su narración.

Las omisiones son constantes, hasta el punto de quedar la traducción reducida a dos terceras partes del original. El procedimiento es doble. Unas veces, las menos, la omi­siórv del texto es absoluta; otras, la mayoría, se le refunde. El proceso jurídico sobre el divorcio de Enrique VIII, pre­sidido por Campeggio, en Londres, como Delegado pon­tificio; la transformación radical en el culto, en la legisla­ción y en la vida de las Universidades durante el breve rei­nado de Eduardo VII; el panorama' de la restauración ca­tólica, llevado a cabo por el Cardenal'Pole y María Tu­dor; las intervenciones de Enrique e Isabel en la política exterior europea, y otros muchos sucesos de interés predo­

. minantemente británico, tratados momsamente en la edi-. ción latina, son ejemplos bien logrados del método de re-fundición empleado por Ribadeneyra, gracias a su despó­tico dominio del asunto y a su maravilloso ,poder de sín­tesis.

Menor importancia cuantitativa tienen las'· inte'rpolacio­nes añadidas por cuenta propia. Es corriente '. e~ Ribade­neyra intercalar · considerandos providencialistas'; ,i por. . vía de ,

(1) Historia del Cisma. El Autor al cristiano y piadoso lector.

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861) HISTORIAS DE LA CONTRARREFORMA

moraleja, en los momentos emocionales de la narración y trazar rápidas y coloristas caracterizaciones de los persona­jes en escena. Exclusivos de Ribadeneyra son los siguien­tes pasajes: el capítulo-sem,blanza de María Tudor, de lo mejor que en este género compuso Ribadeneyra, y que re­cuerda, por su realista ' interpretación, ' el doliente retrato de la Reina pintado por A ntonio Moro; el paralelismo entre los Reyes Enrique 11 y Enrique VIII de Inglaterra; la pe­queña monografía sobre María Estuardo, romántica Reina, mártir de Escocia; la refutación vibrante, aunque algo re­cargada de la Falsa Felicidad que los Herejes predican de su Reino, y, por fin, la larga conclusión en qué, desenten­diéndose de Sander, enfoca el problema desde el punto de vista español, propugnando abiertamente la intervención española en Inglaterra, con el fin de recatolizarla.

T odoel libro va ambientado con incesantes alusio.nes a España. Algunas pertenecen a Sander; pero la mayor par­t'e hart salido de su pluma. Se le nota Un empeño grande por hacer resaltar la intervención personal de Felipe II en puntos tan vitales como la reconciliación de Inglaterra con el Papa y la fundación de los Seminarios ingleses en Es­paña. Sander apenas si roza el tema del matrimonio de Felipe con María Tudor. Conocida es la reserVa con que miraron este enlace muchos católicos ingleses, algunos tan destacados como el Cardenal Pole, nombrado primero Nun= Cio Delegado del Papa part:!-.{a tramitación del complicado problema de la Reconciliación, y luego A rzobis.po de Can­terbury. En el original latino el hecho de la reconcili'ación gira en torno de la Reina María y de dicho Cardenal. Es Ribadeneyra el que apunta la eficaz colaboración de Don Felipe, y recoge dos interesantes cartas suyas: una para su hermana Doña Juana, Gobernadora de España; otra jJara el Papa, en las cuales se narran entusiásticamente todos los detalles del gran pconteeimiento (1) .

. TampOco desperdicia ocasión de insinuar la labor de nuestro representante diplomático en Londres, Conde de Feria, matizada c~m algunas alusiones a su propiacondi­ción de testigo ocular de los hechos y actor, bien que mo­desto, en el drama. apasionante del Cisma (2).

Más complicado resulta determinar las fuentes de in­fOTmac(ón utilizadas por Ribadeneyra. Las citadas en él son, en casi su totalidad, las mismas de Sander; las suyas propias no' [[evan ' casi 'nunca referencia bibliográfica. Pero existen; y él Lo afirma. Corría ya por entonces una litera­tura .tan abundante ' sobré el Cisma anglicano, que, au~ re-

(1) . Idem. Libro n. cap. XV. (2) Idem. Libro II. cap. XXII.

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INTRODUCCIÓN AL CISMA DE INGLA TERI{A tlóY

conociendo a Sander como fuente primordial, Ribadeneyra se creyó en la necesidad de asesorarse de otros autores.

"Las· cosas maravillosas y espantosas-dice-que después que (;0-

menzó el Cisma de Inglat~rra Dios Nuestro Señor ha obrado en aquel Reino ... son tantas, tan extrañas y varias, que no se puede compren­der bien sino leyendo la Historia del mismo Cisma y el discurso de todo lo que ha pasado en él. El cual quiero yo escribir Cin toda llaneza y verdad, e ilustrarle con la novedad y variedad de cosas tan admirables sacadas de las historias de nuestros tiempos, · y particularmente de la del Doctor Sandero, el cual las recogió de los instrumentos y escritu:·as públicas y de las relaciones que de palabra o por escrito hombres graví­simas le dieron y de lo que él mismo vió y observó» (1).

El caudal documental acumulado por Sander-Rishton­Persons es inmenso. Al acometer ciertos sucesos trascen­dentales suelen indicar de un modo histórico los autores que han escrito sobre ese punto, así católicos como protes­tantes. Sorprende el conoCimiento minucioso que tenían de los campeones de úno y otro bando, tanto nacionales como extranjeros, de cuyos sermones, conferencias y dis­cusiones conocen §l asunto y hasta el día en que se cele­braron. Siguen punto por punto las vicisitudes y reacciones del elemento estudiantil en las Universidades de Oxford y Cambridge, según que predomine en ellas la influencia de Bucero, Pedro Mártir, Ochino y demás heréticos inmigra­dos del Continente en tiempo dé Eduardo VI, o el lumi­noso y mágico poder de atracción de Pedro Soto, el domi­nico español a quien atribuyen la edición .latina, .y lo re­afirma Ribadeneyra; la formación teológica y la orienta­ción . religiosa de la nueVa generación educada durante el breve paréntesis de María Tudor.

Bastábale a RibUdeneyra traer nUeVos pasajes de los li­bros ya ci.tados por Sander, o aducir aquellas obras a que se alude . en el texto, sin citarlas directamente·, para po­derasegurar con · verdad que habla ensanchado su campo de información, como en realidad lo hizo, empezando por él propio Sander, de cuyo libro De Visibili MQnarchia se beneficia en repetidas ocasiones, y siguiendo por el" Car­denal Pole, cuya obra De Unione Ecclesiae utiliza, entre grandes elogios, más ampliamente qué el original latino. Concretando algo más, añadiremos que las vidas y p~rse­cueiones de los numerosos mártires tienen como base la cart~ de Persons. sobre la persecución a~glicana. Para la hiStoria de los Seminarios ingleses en el ·Continente utiliza la Apología del Cardenal Guillermo Allen. Para María Es­tuardo, la citada De Visibili Monarchia, y tal vez la carta

(1) Idem. Argumento de esta presente historia.

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H70 HISTORIAS DE LA CONTRARREFORMA

en que Bernestapolio c!lenta su vida y reivindica su muer­te. Para la vida y martirio de Tomás Moro ,' ampliada con­siderablemente en la edición de 1605, utilizó la biografía que sobre él escribió Staplethon (1). .

También intercala en el texto Ribadeneyra, por cuenta propia, interesantes cartas de Felipe II, Catalina de A ragón, María Tudor, .María Estuardo y otros personajes más se ' cundarios, así como alguna Bula de , los Papas y Leyes del Parlamento ¡ con referencia expresa al Bulario Pontificio y a la coleccióri de Decretos parlamentarios, de donde las ha torriado (2).

El resto de las ' fuentes orales y escritas no llevan más indicación que la de un vago y genérico «también se dice», «otros cue.ntan», «refieren personas graves », siempre difi , cultoso de localizar. .

Detrás de esa vaga referencia se encuentrq un cronista ,español que había vivido 'en Inglaterra y del cual toma Ri­bddeneyra varias anécdotas interesantes. Me refiero a la anónin;za Crónica ,del Rey Enrique VIII de Inglaterra (3). De él, entre otros mpchos, están copiados, al 'pie de la le,tra, la despedida de Enrique VIII, 'moribundo,de su hija la Princesa María; la procesión triunfal de Ana Bolena des­de lá Torre, de Lonc;lres a la A badía de Westminster y la anécdotq del astrólogo cuyo horóscopo determina a, W 01-sey . é:t realizar su plan persecutorio contra la Reina Doña Catalina. ' '

Lo que no acabo de ver'es la importancia tan d ecisiva que Molíns quiere dar a esta influencia. Estamos ante dos obras de tema y confección: totalmente dispares. El Anó­nimq es un Diario,. o méjor unas Memorias privadas, teji­das por un extranjero sobre el cañamazo de la vida de En­rique VIII y de su Corte con criterio a ratos disculpante para la persona real. Su narración, de sorprendente vera­cidad y realismo, se desliza por los tremendos ,lances de la vida privada y de las actividades políticas de Enrique con cierta frialdad, libre de preocupaciones religiosas , pese ' a la catoli~idad y españolía insobornable de su autor. La de Ribadeneyra es una Historia Eclesiástica, que abarca todo el panorama del Cisma .en los cuatro reinados de Enrique, '

(1) Véanse en el 'texto las notas 'correspondientes a estos ' au tores y a '.sus obras respectivas, ,utilizadas por Ribadeneyra en el , cuerpo de la Obra. ' " ,

(2) Ribadeneyr¡¡. va más allá, todavía que Sander,: Rishtpn, P ersons, en el afán documental , cuando se trata, sobre todo, d e personajes con-temporáneos. ' , "

O) ' ANÓNIMO,;. Chronica del R'ey Enrico octavo de Inglaterra, es­crita por un autor ' coetáneo ' y ahora por primera vez impresa e ilus­trada con introducción , notas y apéndices por el Marqu6s de Molins. Madrid, 1874. Biblioteca "Libros de AntañOll, V ol. IV

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INTRODUCCiÓN ' AL CISMA DE INCL A TERRA 87 1

Eduardo, María e Isabel, buscando solamente en ellos la proyección religiosa de los hechos y prescindiendo de los temas estrictamente políticos. La coincidencia de estos dos libros en determinados momentos anecdóticos marca un in­flujo puramente externo y no da derecho a establecer de­pendencias esenciales entre ellos, con evidente preterición de otros autores que cuentan, más o menos, las mismas cosas qu e el A nónimo, y de los cuales tan sólo en diChas anécdotas biográficas se aparta Ribadeneyra.

En cuanto a los informes orales que nuestro autor pudo adquirir, habrá que recordar que Madrid era uno de los fo­cos de reu nión, donde venían a parar muchos nobles, sacer­dotes y religiosos huídos o desterrados de Inglaterra. Uno de ellos había sido Sander. Luego, Persons convivió · con Ribadeneyra varios de los nueVe años que estuvo en Es­paña, y en ocasión memorable, como luego diremos, elo­gió ante el General de los Jesuítas los méritos de esta obra de Ribadene'yra. El mismo recordaría en su feliz memoria preciosas .reminiscencias de sus días londinenses y del tra­to 'con su particular amigo el Conde de Feria, don quien hubo de cruzarse varias Veces en la vida después de su vuelta a España. Hasta Q.quí la historia externa de la pri­mera parte del Cisma. De 'la segunda parte hablaremos en seguida . . ,

IV. HISTORICIDAD

Lo que acabamos, de indicar sobr.e las fuentes docu­mentales nos da ya una garantía de la historicidad del li­bro de Sandú. Tal vez por eso mismo se hizo temible y suscitó desde su aparición un verdadero torrente de de­l1uncias en el campo protestante, donde se le tachó de «far­do 'de exageraciones», pese a las salvedades de su autor de haber sacado su historia de los instrumentos y escrituras públiCas y de las relaciones q!1e de pala·bra o por escrito hombres gravísimos le dieron y de lo que él mismo vió y observó (1). .

Esta campaña se inició con un libro anónimo titulado Antisanderus, publicado un poco después de la Historia de Ribadeneyra . En .él se {nduran, interpretados a su mane­ra, entre otros documentos, la dispensa de Julio Il, la Bula de Clemente ' VIl y los dictámenes de las Universidades de Orleáns, París, Bourges, T oulouse, Bolonia y Padua, algu-

. nds de 'las que respondieron a Enrique e n la encuesta pro­movida por él"sobre su divorcio' (2) . En 1676 el Canónigo

(1) Historia del Cisma. Argumento d e esta presente Historia. (2) Para más detalles sobre la polémica suscitada por el libro de San­

d er, pued en consultarse las obras ya citad as d e JosÉ GILLOW: Bibliogra­p]ücal Dictionary . Vol. V . De J. POLLEN, NICOLÁS SANDER y de G . CON S-

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872 , HISTORIAS DE LA CONTRARREFORMA

Maucroix, de Reims, dió a la luz una s~gunda traducción francesa de Sander, poniéndolo de nueVo en el primer pla­no, circunstancia que aprovechó para impugnarlo violenta­mente el capellán de Carlos II, Gilberto Burnet, en su His­toria de la 'Reforma de la Iglesia de Inglaterra (1679). Es ésta la más ruidosa de las impugnaciones, aunque su exa­gera(io partidismo la desvalo'riza ante la crítica serena. Su tesis, a juicio de B9ssuet en la Historia de las Variacio­nes' es demostrar que Sander no hizo' sino ctÍnventar he­chos atroces para h(lcer detestable la Reforma inglesa)) (1).

La causa de , Sander encontró defensa y apoyo eln /. Le G rand, contundente refutador de Burnet, quien tiene el mérito de ' haber apuntalado s,us afirmaciones con los Va­liosos docqmentos que le proporclonó Th,<:<venot, custodio de la Real Biblioteca., En pleno siglo XVIII se afianza la opinión a fUvor ' de Sander con las aportaciones de Dodd, profesor un tiempo de 10: Universidad de Lovaina. Así lle­gamos al año 1877, en que David Lewis lanza la traduc­ción inglesa del popular libro de Sander, prece(iida de una sólida introducción y cOn abundantes notas,. A nte la dis­crepancia Sander-Burnet, su 'veredicto es terminante. ceEn cada uno de los, puntos controverfidos-dice-la razón está ddlado de Sanaer y en con~ra de °Burnet.)) La última pala­bra sobre la ' historicidad de nuestro controversista la ha di~ho' el Jesuíta !. H. Pollen en su ~studio sobre Sander. Con él queremos deiar definitivamente asentado eeque la serena justicia de, los' h.istodadores modernos tiende a re­,conocer en Sander el mérito indiscutible ' de una intención Veraz y cautelosa» (2).

Este fallo de la crítica debe hacerse extensivo a Riba­deneyra, quien, ante ,todo, es un traductor. Las interpola­ciones por él añadidas, además de ir bien apuntaladas '/Dor testimonios veraces, coinciden con el estado actual de la crítica, y ninguna de sus afirmaciones ha podido ' ser rec-tifict;1da. "

Existen ciertos hechos cuyo último detalle no - ha po­dído ser puesto en claro por los historiadores. Por ejem­plo, el alcance de las relaciones amorosas de Enrique VIII con la madre de Ana Bolena, si Enrique VIII comulgó y niaccionó en ' sentido cristiano tradicional a la hora de la muerte, el caso del ince~tode Ana Bolena con su hermano Jorge J.I otros por el estilo que 'saltan a lo largo, de la His­toria del ' Cisma. En ellos Sander y Ribadeneyra se incli-

TANT: The Reformation in Engl~nd. The English Schisma Henry V l/l. (1) Historia de las Variaciones . de las Iglesias Protestantes. Li­

bro VII. :e,ág. 122. Todo el libro 'séptimo es, un estudio minucioso de las' ideas de Burnet.

(2) G. CONSTANT : Obra citada,

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INTRODUCCIÓN AL CLSMA DE INGLATERRA 873

nan a la hipótesis más en consonancia con su tesis de' de­mostrar el origen turbio y pecaminoso de la Reforma in­glesa, ni más ni menos que por razones antitéticas los pro­testantes aceptan la hipótesis más favprable a sus ideas.

Este ho es ya un problema de historicidad estricta, sino el reflejo de dos sistemas diversos de interpretación histó­rica en torno a un mismo hecho consumado. El siste.ma pro­testante disculpa y atenúa; el sistema católico acusa y pone de relieve las sinrazones que con él se cometen. · El tono apasionado de Sander-Rishton-Persons, producto de la ele­vada tensión religiosa de sus almas, es lo que a ratos pro­duce en lectores sectarios o poco compTensivos la impre­sión de exorbitancia y exageración'; pero los hechos por ellos anatematizados son ya de gor sí tan exorbitantes,que la exaltación nar.rativa queda perfectamente justificada. Ellos llevaban en sus almas y hasta en sus carnes la huélla fresca de la persecución, de la cárcel o' del destierro; asistían cons­ternados al derrumbamiento del milenario Catolicismo in­glés, y doliale.s particularmente el verse tachados de_vulga­res conspiradores contra la qUe ellos lhlman su «dulce In­glaterra'». Nada tiene de particular el que no siempre al­canzasen esa serena perspectiva interpretacionista con que hoy. valoramos los hechos a tres siglos y medió de distancia.

El sistema interpretacioriista de Ribadeneyra resultq. algo más moderado. Bien lo hizo notar su censor el Doctor Ló­pez de M ontoya·: «En algunas cosas que yo me acuerd~ haber leído en ' las historias latinas de Sander dichas en este argumento con muy buen cel~, pero con alguna liber­tad, en esta del Ribadeneyra las hallo moderadas con mu­cha cristiandad. Yen!. todo Va esta Historia muy aventaja­da» (1). Este es, realmente, el tono de Ribadeneyra. A.un cuando dé a enfJender la posibilidac{ de que Ana Bolena, por las razones apuntadas, pudiera ser hija de Enrique VIII y no acierte a ver dentro de la aberración indisculpable de éste su obsesión por llegar a tener a todo trance herederos ·masculinos. A unque no adivina la. grandeza política y cul­tural que se estaba incubando en el . reinado de Isabel y trata de demostrar que todas esas bienandanzas son «falsas felicidades que los herejes predican en su reino», lo Va di­ciendo con tal lujo de considerandos y atenuaciones y en­volviéndolo todo .en un velo tan discreto de dolor y me­laflcolía sacerdotales, que su, tesis se abre insensiblemente camino en el corazón del . lector, impelida por el generoso aliento de su oratoria. A quí radica~ tal vez; ' la acogida ' casi clamorosa que España y Europa dispensaron a ' su Historia del Cisma .de Inglaterra.

(1) Obras dd P. Pedro de Ribad¡meyra. Madrid, 1595. Aprobación del Dr. Pedro López de Montoya a la Historia . del Cisma.

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874 HISTORiAS DE LA CONTRARREFORMA

V. ' LA ARENGA A LOS SOLDADOS DE LA «INVENCiBLE», ESCRITA PARA REMATE DE LA «HISTORIA DEL CiSMA » (1)

Mientras el público devoraba las páginas de su libro, Ribadeneyra seguía atento a los últimos preparativos de la A rmada, a punto de zarpar. Se daba cuenta de la tr,as­cendencia de la jornada, y quería contribuir a su éxito en la medida de sus posibilidades. Su trato con Doña A na Félix de Guzmán, hija del Conde de Olivares , y, por tanto , san­gre del Duque de ' M edina-Sidonia, colocado ya al frente de la A rmada, le depara ocasión para dar un toque más en pro de la empresa . Entre sus papeles quedaba una lar­ga, 'razonada y cálida exhortación' para los soldados y ca­pitanes que Van a este jornada de Inglaterra, hecha en nombre de su Capitán General, el Duque de Medina-Si­donia. «Esta exhortación-dice en su carta a Doña A na­yo tenía escrita por remate de, la Historia del ,Cisma de In­'glaterra. aunque pensaba suprimirla por justos respetos .» Nada mejor que mandarla por conducto de dicha señora al propio Duque de M edtna-Sidonda, para que, si lo ' juz­gaba oportuna, ,caldeara con ella el ánimo de sus soldado's. 'lamentando no poder ir personalmente en la expedición , por su edad y achaques. «De mejorga'na fuera yo 6: esa jornada, si estuviera para ello; y tuviera por m~y señala­da merced de Nuestro Señor morir en ella; ' pero ,suplirán esta falta los otros Padre[~ que van de la Compañía ... Con oraciones, y mi'sas, y penitencias, y deseos, y gemidos ' qyu­ddremos tos que quedamos a los que van» (2). _

Carta y arenga ' van e,n el texto a continuación de la Historia del Cisma, y ahí podrá el lector saborear esta pie­

' za grandilocuente , que literariamente recuerda lo que se­ría en sus buenos tiempos de Flandes la! soberana cilocuen­cia de Ribadeneyra. Desde e,l punto de vista doctrinal no cede en ponderación y claridad de argumentos al m ejor in­forme diplomático que el Consejo de Estado pudiera lanzar c,omo ultimátum de guerra y e:xpresión del pensamiento de los goberrwJ.ntes y del sentir popular de la Nación.

Baste dtar este breVe párrafo-resumen, donde se in­diea el contenido de sus veinticuatro bien repletas páginas:

{(En esta jornada, señores, se ' e ncierran todas las razones d e justa y santa guerra que puede hab er en el mundo ; y ,aunque parezca yue es. guerra ofensiva y no defensivá y que acometemos el Reino ajeno y no ,d efendemos el nuestro ; ' p ero" 'si bien se mira , hallar,emos que es guerra def~nsiva. en la cual se defiende nuestra ságradil Religi6n y ~an-

(1) El considerar Ribadeneyra esta EXHORTACiÓN como parte inte­gré!.nte de.la Híst:orid del Cisma, obliga a incluirla en esta edici6n y a estudiar ampliamente 's1.1 alcance y significado.

(2) Véase la ' leproducci6n de la carta íntegra en el texto.

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INTRODUCCIÓN AL CISMA bE INGLATERRA 87,1

tísima fe católica romana; de defiende la reputación importantísima d e nuestro R ey y Señor y de nuestra Nación; se defienden todas las ha­ciendas y bienes de . todos los R e inos de España, y con ellos nuestra p az, y sosiego, y quietud» (l).

. Ignoramos el uso que de esta arenga haría el de Medina­Sidonia. En las palabras que pronunció el día de la so­lemne función de despedida , maravillosa de expectación y colorido frente al estuario del Tajo, se limitó a balbucir los tópicos del momento. Sin duda, el buen Duque andaba en elocuencia a la T11isma altura . que en estrategia naval. Entre tanto, los grandes y pequéños poetas nacionales da­ban al viento sus rimas, présagas de triunfos y victorias .

. El culteranismo de G óngora ensayaba su Canción H eroica a la Gran Armada del Rey Don Felipe, engarzándola al re­cuerdo, no muy lejano, dd triunfo de Lepanto y prome­tiendo para el día de la victoria

Cantar de nuestra España las armas y los triunfos y éorona(2) . .

A su . vez, Lope de Vega, militante en la empresa a bordo del galeón «San Juan)), olvidaba por un instante sus eróticos devaneos para rubricar el entusiasmo patriótico de su alma con este soneto irreprochable:

Famosa Armada de estandartes llena, partidos todos de la roja estola; árboles de la fe, donde tremola tanta flámula blanca en cada antena.

Selva del mar, a nuestra vida amena, que del cristiano Ulises la fe sóla te saca de la margen española contra la falsedad de una sirena.

Id y abrasad el mundo, que bien llevan la~ velas vi!,!ntos y alquitrán los tiros que a mis suspiros y a mi pecho deban.

Seguras de los dos podréis partiros; fiad que os guarden y fiad que os muevan; tal es mi ruego y tales mis suspiros (3).

Miguel d~ Cervantes reacciona optimista 'contra los que t:>resienten una derrota, y exclama:

(1) Mientras escribo estas líneas leo en la Memoria del C0l1sejo de Investigaciones Cientfficas (1944) que Manuel Torres López trab.:lja sobre el tema «La Jornada de Inglaterra y e l H echo d e la Invencible en las Cortes de 1588,). Dada la competencia del Sr. T orres López, se nos hará en su trabajo gran luz sobre el auténtico estado d e con­ciencia d e ' la Nación en torno' a este célebre su ceso .

. (2) BiblioteclJI Autores Españoles. VoL XXXII ,. p!ig. 449; (3) Obras de Lope de Vega. Edición Sancha. Vo!.. I\l, p¿Íg. 212.

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876 HISTORIAS DE LA CONTRARREFORMA

DiJes que está seguro el triunfo y gloria y que ya España canta la victoria (1).

El 14 de mayo zarpaban, al fin, las naves de Lisboa, impelidas por el viento reivindicacionista de toda una na­ción. Ribadeneyrd seguía con sus ' ruegos y oraciones la es­tela de las naves. Jamás aconteciiniento nacional en Es­paña ha ido acompañado de mayor séquito de públicas ro­gativas y oraciones. Por conocidas, dejamos las órdenes circuladas ' en este sentido por el Rey a todas las diócesis y monasterios. Por desconocida y haber intervenido en ella Ribadeneyra, hablaré de la gran procesión organizada en Madrid por los Jesuítas , secundando estos deseos del Mo­narca. La cuenta el Padre Alcázar como la primera pro­cesión en que la Compañía intervenía en Madrid, pre'vio permiso expreso del General de la , Orden, mandado des­de Roma, por no acostumbrarse en la Compañía tomar par­te en las procesiones, en virtud de un privilegio pontificio:

«Mas como el Rey Cat6lico, reconociendo que el poder de todos los Príncipes de la tierra está dependiente y subordinado al Supremo Do­minio del Dios de los Exércitos, , aunque tenía tan justificados los mo­tivos para aquella severa demostraci6n, mand6 escribir una Carta Cir­cular a los Superiores de las Religiones, y señaladamente, a 13 de julio, U11a a nuestro Viceprovincial, el P adre Francisco de Porres, en la cual, con expresiones muy graves y poderosas, ' encarg6 se hiciese murha oraci6n por el buen suceso de aquella expedici6n ' naval. , Para avivar la deyoci6n de esta Corte se traxo la milagrosa y antigua imagen de Nuestra Señora de Atocha al Convento de las D escalzas Reales, fundado por, la Serenísima Princesa de Portugal Doña Juana, a donde con pú­blica rogafÍva iban en procesi6n por sus días todas las Ordenes. Y aunque la Compañía tiene y practica el privilegio pontificio de no ir a las procesiones. cons1,lltado nuestro Padre Claudio, algurws meses antes, sobre este asunto, respondi6, en carta de 18 de abril, al Viceprovincial, que cuando se ofreciese ocasi6n como la presente, de una necesidad tan universal, sería, bien que fuesen los nuestros, a ellas, guardando lo que estaba ordenado en el Pécimo Canon de la Tercera Congregaci6n Ge­neral acerca de los sobrepellices y lugar, y que así lo podría avisar a ' los Colegios de esta Provincia donde, como en Madrid , se hiciesen semejantes procesiones. Con , esta p ermisi6n de nuestro Padre pareci6 conveniente y necesario ejecutarla en esta Corte, y se practic6 en la forma siguiente:

Iban delante los estudiantes de nuestras Escuelas, que pasaban d~ seiscientos, con velas encendidas, en la mano, gobernando los Maes­tros cada: uno su clase y cantándose las Letanías. Seguidamente des­pués los Padres y ' Hermanos , de la Compañía, que serían más de sesenta, todos con sobrepellices ' y , velas encendidas, y ' l~ego los con­gre~antes de l¡¡. ' Anunciata, con hachas de cera blanca, acompañaban al Nino Jesús en t¡.nas 'andas ricas y primorosas, cerrando la procesi6n

. (1) MIGUEL DE CERVANTES: Obras c()m~leftts. Edici6n Aguil'al.

Página 1936. Madrid, 1944.

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INTRODUCCIÓN AL CISMA DE lNGUA TERRA 877

el Preste , con Diácono y Subdiácono, a quienes seguían Don Juan Luis d e la Cerda, Duque d e Medin aceli, y Don Francisco Hurtado d e Mendoza, Marqués d e Almazán, con otros muchos señores y ca ­balle ros y un pueblo innumerabl e, atraído de la novedad. Iban los es­tu~iantes con tan buen orden y concierto, y con tanta modestia y devoción, que d ejaron edificad a toda la Corte , y fue ron ocasión para que much os enviaran sus hijos a nuestros estudios» (1).

Tres meses de silenciosa expectativa transcurrie ron sin que la Nación supiera nada de la empresa, salvo ciertas tendenciosas nuevas de la victoria, ' que pronto habían dé disiparse amargamente , no sin antes dar ocasión a un vio­lento duelo literario entre ingleses y españoles (2). En esos tres meses, sin embargo, se sigue oyendo la voz de Ribo­deneyra, nada menos que eri una importantísima carta a Felipe I/, pidiéndole su intervención contra las malhada­das intrigas de los memorialistas y enemigos de la Compa­ñía, por el" peligro de que se -promovieran grandes escán­dalos precisament~ «en tiempo que todos tenemos t=>uestos los ojos y corazones en esta gloriosa Jornada de Inglate-rra» (3). ,

El 13 de agosto escribía el Padre Fray Luis d e Granada , su conocida carta de felicitación a Ribadeneyrd. por su

Historia del Cisma de Inglaterra, con aquel cáfido elogio del estilo literario de nuestro autor, que la crítica ha con­firmado: «Del estilo no digo nada, porque ése nació con vuestra paternidad, y ése había yo menester para saber atabar esta obra» (4). ,

Las mieles del elogio se le amargaron muy pronto en el paladar. A quel largo silencio de tres meses, precursor dé grandes catástrofes , vino a romperse con el eco de un vago , rumor de tragedia, que poco a poco fué tomando cuerpo hasta concretarse en realidad irremediable. La in­vasión ha .fracasado. La poderosa A rmada ha sucumbido a manos de los enemigos de España y de los elementos na­turales manejados por · Dios en desconcertante coinciden-

,cia. Toda Europa sonríe y canta alborozada . Para los pro­testantes, la Jornada ha sido un /u"icio de Dios, donde éste se ha puesto de parte de Inglaterra . Para los católicos no , españoles, la derrota es un alivio al miedo pavproso que sentían de que 'el poder inmenso de Felipe II pudiera ha-

(1) . BAB.TOLOMÉ ALCÁZAR : Crono-Historia. Año 1588, cap. 1. (2) ' .CESÁREO FERNÁNDEZ PURO: La Armada Invencible. Vol. 1. Ma·

drid, 1884. En las páginas 175-200 pueden verse los papeles españoles que circularo\l anunciando la victoria prematura de la Armada, los curiosos romances del vecino d e ·Córdoba Cristóbal Bravo y las corres­pondien'tes respuestas en castellano h echas circular por los mgleses.

(3) M. R. Vol. n, pág. 97. (4) FRAY JUSTO CUERVO: Oora¡¡ completas del P. Fray Lui¡¡ q~ Gn1,­

nada. Vol. XIV, pág. 512.

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878 HISTORIAS DE LA CONTRARREFORMA

berse visto coronado con un éxito qu e le hubiera conVer­tido en árbitro absoluto de .Europa.

El mismo Papa Sixto V, que se hubiera alegrado d e ver nuevamente reducida .a Inglaterra a la antigua fe, no pareció disgustarse de que el hecho no se hubiera reali­zado por este medio, que hubiera aumentado el prestigio y' poderío de España tal vez desmesuradamente (1) .

Lo cierto es que en España enmudecieron todas las liras,' afinadas ya para cantar el peán de la victoria. Ni Lope de Vega ni Góngora tornaron a ensayar sus ditirambos, como lo habían prometido. Solamente Cervantes vuelve a recoger el tema animosamente para exezltar a los soldados caídos en la Jornada y hacer hincapié en la idea de que no fúeron vencidos por los enemigos, sino que' seguirán siendo siempre vencedores. «Pisándole han la cola al León de Es­paña», pero él sabrá e'rguirse retador y victorioso. No te parezca acaso desventura , oh España, madre nuestra (2r En el Escorial una voz amarga y re~ignada pronuncia una de las frases más senequistas de nuestra historia. Verídica o no, es un eco del auténtico estado del espíritu nacional : « Y o envié mis naves a luchar contra los hombres y no conC

tra los .elementos)) (3). El caso . de 'conciencia que el desas­tre de la Gran A rmada creó en el alma del Rey Y . de los . españoles yel reflejo de esa angustia religiosa en los escri­. tores contemporáneos mereGen los honores de un estudio aparte, que no juzgo oportu'no incluir .en e~ta IntroducCión porq'ue nos . llevaría demasiado lejos.

VI. EL MEMORIAL DE FELIPE 11 y EL TRATADO DE LA TRIBU­LACIÓN. PARÉNTESIS ENTRE LA PRIMERA Y SEGUNDA PARTE

Dejamos consignado que uno de los fines pretendidos por Ribadeneyra con su libro fué justificar 'Y hacer am­biente a favor ·de laintervenei6n española en Inglaterra. Consumado el desastre, que tan malparado dejaba el úl­timo capitulo de la Historia , la idea inici,al seguíci traba­jando en su alma, haciéndole tomar determinadas actitu­des en orden a rectificar errores con miras a una nueva

(1) LUDOVICO PASTOR: Historia de los Papas. Vol. XXII, págs. 3":--56 . · Pastor trata ampliamente el t~ma d e la Invencible v los diversos efcc'os p$icoI6gico.s que produjo en Ro'ma, en los PªÍses Protestantes y en Es­paña. Por lo que toca a España , el problema del desastre l esulta, 'com o siempre , demasiado unilateral.

(2) MIGUEL DE CERVANTES: Obras completas . ' Edici6n A guilar. Mr>-drid , 1944; págs. 1936;37. .

t3). No <)on$tg hist6ricamente que Felipe H pronunciar'i esta frase . Sin embargo, responde al sentir general de los españoles y , por tanto, de su Rey , . ,.

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INTRObuCCIÓN AL CISMA DE INCl:ATER8A 879

,expedición, a exigir responsabilidades al Rey, a s~s mlnrs­.tros y a consolar: a la Nación en su dolor por esta tribula­,ción colectiva. Estas actividades son las que llenan el pa­:réntesis de tiempo transcurrido entre la aparición d e las ,dos partes del Cisma, y están cracterizadas por el Memo­;rÍal a Felipe 11 y por el Trata do de la ,Tribulación.

Este Memorial, e n realidad, está escrito con miras al Rey, aunque se dirige a través d e uno d e sus ministros , o del Primer Ministro, como puntualiza Alcázar. En la co­rrespondencia del Nunci¿ Lipomano, aludiendo al esta" do en que quedó Felipe /l, se dice a propósito d e la In­'vencible que (<u n religioso le dijo con toda libertad que Dios había dado oídos, más que a las oraciones y proce­siones dispuestas por el. Rey, a las voces (le los pobres 'oprimidos que e n su necesidad ac.udían. a la Corte, sin ;ser oídos ni socorridos )) (1),

Nada tie ne d e particular que este religioso, aludido fue­se Ribadeneyra, porque en: la carta que nos ocupa es ése :el primer cargo de que 'acusa. Por otra parte, pocos nom­bre.s d e religiosos sonarían en aquellos momentos por Ma­drid como el de Pedro de Ribadeneyra. También el Pa­dre A lcázar dedica un capítulo a analizar este informe, bajo 'el epígrafe de Conjeturas del Padre Ribadeneyra sobre las causas de la pérdida fatal de la Arm,ada de España contra ITnglaterra : . «POCO m enos que anegada en llantos y sepul­tada en lutos hallamos en los principios de este año a nues­tra España, por liz jornada infeliCísima de la poderosa A r­mada con que el Rey Felipe determinó castigar la altivez e impiedades de la R eina Isabel de Inglaterra., . El Padre Ribadeneyra, gran vasallo del R ey y cuya incomparable elocuencia había alentado, como vimos, ' a estos mismos infelices' soldados, poniéndose a considerar tan impensado suceso, conjeturó sus causas y las expresó en una prudente. carta al Primer Ministro del Rey» (2) .

Esta' carta-iniorme a que noS' referimos es, en gran par­te , un esquema del futuro Tratado de la Tribulación, en lo que tiene de providencialtsta y consolatoria; pero su 'fina­lidad es totalmente divensa: se trata de emplazar al Rey á un severo examen' de conciencia sobre 'seis trascenden­tales puntos. Parte del supuesto de que esta desgracia ha

,sido sólo una prueba, y, por tanto, hay ' que volver a insis­tir en la empresa fracasada. «Me ha parecido se debe aún tratar más de esto, porque dU,ra todavía la necesidad de llevar la guerra adelante y buscar al enemigo" si no que-

, (1) LUDOVICO PASTOR : Hist.oria de los Papas. Vol. XXII . p<ig . 55. (2) BARTOLOMÉ ALCÁZAR: erono-Historia. Año 1588. cap. l.

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SilU HISTORIAS DE LA CONTRARREFORMA

remos que él nos busque y nos haga guerra en nuestras casas» (1).

((Los seis puntos que Su ' Majestad debe considerar son los sigUIen­tes: 1) Desagraviar a las muchas personas que en estos Reinos, par­ticularmente en Andalucía, han sido perjudicadas por sus ministros con exacciones injustas en la preparación de la empresa. 2) Cuál es la causa de que tanta y tan gruesa hacienda como tiene Su Majestad luzca tan poco y se hunda. y si el permitir eso Dios habrá 'sido por los abusos en dichas recaudaciones y por la malversión en el empleo de ellas. 3) Que examine Su Majestad si en los negocios que ha tenido con Inglaterra desde que Nuestro Señor le hizo Rey de ella ha, tenído más cuenta ' con la seguridad de su Reino , que con la gloria de Dios y acrecentamiento de la fe católica. 4) Que se ponga m.ayor cuidado en quitar pecados públicos, especialmente en personas 'grandes, más obligadas a dar ejemplo. 5) Que conside~e si conviene meter su real persona en el gobierno de las Religiones, como ahora se hace; y 6) Por hn, que considere Su Majestad que la mayor riqueza del Reino está en la abundancia de hombres valerosos y magnánimos, que puedan ser en paz y en guerra pilares de ' la República. y con ser Su ,Majestad Rey tan poderoso y el ' mayor Monarca que ha habido entre qistiaIJos, tiene mucha falta de semejantes hombres, como en el suceso' de esta jornada se ha demostrado, Y que estos hombres no nacen hechos .. , y si Su Majestad los favoreciese y ocupase y galardonase a los que sirven, entiendo que habría hombres para todos los Reinos de Su Majestad y para todos los oficios de paz y guerra.» ,

Igno.ro, sÍ' esta reconvención, eco y protesta de un hom­bre de la calle, llegó a las manos o a los oídos ,de Felipe /l. ' Ribadeneyra había cump~ido con su deber. «Yo sólo pre­tendo cumplir con la obligación que como vasallo y religioso de la Compañía de Jesfls, ten'go de celar la felicidad de Su Majestad y del Reino y la exaltación de nuestra santa fe ca-tólica. » ,

Liquidada esta obligación de patriótica fiscalización con los gobernantes, era' precísodirigirse a la Nación" qUe, des­orientada con tan imprevisto desenlace, no ace,rtaba ti con­s'olarse. Estrada cita una disposición del Rey poniendo tasa a las demostraciones de dolor que las Relaciones, Diarios y rumores de gentes que intervinieron en la empresa difun­dieron por todos los ámbitos de España. «y como antigua­mente en Roma, después de la infeliz batalla de Cannas, por Decreto del Senado, se estrecharon las 'lágrimas a treinta

'días, así convino que en España se pusiese l.ímite al duelo de las enlutadas familias de los que lloraban» (2). , Ribadeneyra, que tarito había contribuido. con su H~sto­

ria del Cisma a entusiasmar los ánimos antes de la Jornada, quería contribuir en la misma manera a COnsolarlos después

, (1) Véase en el texto todo el informe Íntegro, (2) BARTOLOMÉ ALCÁZAR: erono-Historia. Año 1588. Cap. 1.

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INTRODUCCIÓN AL CISMA DE INGLATf.RBA 881

del desastr~, y rápidamente cODl1ibió el esquema del Tra­tado de la Tribulación. Es lógico considerar este libro como una consecuencia de la Historia del Cisma, pues viene a ser una variación dolorosa y consolatoria del tema, a.nticipado como triu.nfo prematuro algunos meses antes en dicha obra.

En la Carta-Memorial a Felipe II se rezuman el estupor y la contenida irascibilidad ante la noticia de una derrota. El lenguaje es duro, cargado de acusaciones y exigencias de responsabilidades. En el Tratado de la Tribulación, Ribade­neyra, sereno ya y reconcentrado sobre sí mismo se aisla y corta todo contacto de rumor cO'rtesano para resolver el caso de conciencia nacional que como un clavo atravesaba el al­ma religiosa de ' España con el agudo interrogante de este cruel dilema: ePor qU,é ha permiti'do Dios la victoria de los protestantes y la derrota de los católicos? cEs que, como ' dicen los herejes, Dios se ha puesto departe de ellos, ayu­dándO'les hasta con 10'8 elementos naturales del mar y del . cielo, sin hacer caso a las oraciones de los católicos? eSe trata, de un castigo o es una prueba momentánea enviada por Dios? eQué consecuencias deben sacarlos españoles. para su vida privada y en relación con la gigantesca lucha por la Contrarreforma, en la que .[os Monarcas de España son el brazo derecho?

Este es el trascendental sentido hilitórico del Tratado de la Tribulación, que no sé si 'la generalidad de la gente llega a pen,etrar profundamente , Hay, quienes, ilusio.nados con la afirmación de que este Tratado fué escrito con motivo del desastre de la Armada llamada Invenoible, esperan encon­ttar en él no sé qué sensacionales disquisiciones históricas, quedando decepcionados al Ver que en el fondo no es mqs que un tratado de ascétIca.

Sin embargo, éste fué el móvil de Ribadeneúra al escri­birlo. Reiteradamente lO' hace con'star en su corresponden- , cia priváda' y en el cuerpo de la obra: Pero Ribadeneyra, a imitación de San Agustín, en cuyos libros De Civitate Dei se inspira, sabe remontarse a las 'más altas esferas del pro­videncialismo cristiano, sIn tomar de los hechos materiales más que el fundamento histórico indispensable para cons­truir su sistema. En la Ciudp.d de Dios, el saCo de Roma por Alarico es la anécdota histórica ocasional, y de ella se par­te como base; pero la tesis que se discute es mucho másam­pUa. Se .trata de saber si los planes de Dios son abandonar al decadente Imperio romano, ya cristianizado, frente a los apocalípticos ataques de los godos y demás pueblos bárba­ros. Más aún: lanzándose a través del tiempo y del espacio, enfoca el problema general de la Providencia de Dios so­bre la Ciudad de los BuenO's frente a' los ataques perennes

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de la Ciudad de los Malos. Para Ribadeneyra, el hecho oca­sional es la derrota de la Armada española en aguas del Ca-

. nal de la Mancha; pero el verdadero problema consiste e n averiguar cuáles puede n ser los planes de Dios en la lucha trascendental de la Reforma protestante frente a la C ontra­:rreforma católica, en la cual la pérdida de la A rmada es tan sólo un episodio. . .

Para Ribadeneyra, dos son las grandes tribulaciones que afligen a la Igles'ia: una de fuera, el peligro protestante; otra de dentro, el avance de la secta de los «./luminados» , tema que enfoca ampliamente, particularizándolo al caso de Es­paña, donde varios brotes de falsas llagas y seudoprofetis­mo p.reludiaban las ruidosas intervenciones de la Inquisición española en este punto.

Ribadeneyra, descendiendo, a .imitación de San Agus­tín, de la tribu(ación colectiva de la Iglesia a la tribulación individual, ineludib'e en la vida de todo hombre, desarro­lla tbdo el s"istema .Cristiano sobre el origen del mal, los pla­nes de Dios al permitir dichas tribulaciones y la actitud que se debe tornar frente al problema del dolor. individual y co­lectivo. La consecuencia final que saca Ribadeneyra res­pecto de la gran tribulación que pesaba sobre el alma es­pañola queda bastcintebien resumida en el siguiente coro­lario, resumen de toda su teoría prOVidencialista y consola-toria: . . .

, «Los sucesos que h emos visto en n uestros días no son con,trarios a

los que ha tenido en c;:stos setenta años la Santa Iglesia Católica con­tra los h erej"es. Ni ello~ tienen por qué eng,Jeírse y d esvanecerse , pues h asta ahora, siempre que los cat6licos lucharon, vencieron, y ahora, porque no se luchó, no se venció. Y no se peleó porque el Señor quisli castigarnos, no por mano d e e llos, sino por la suya , p ara q u e nosotros nos humillásem os y e llos no . se pudiesen ensoberbecer ~on n \1estro castigo» (1).

Tal vez pueda parecer que, tanto en la lntroducción .ge­neral como en esta al libro del Cisma, insistó demasiado en Gonsiderar la fecha de 1588 como la divisoria matemática de dos ' épocas políticas, ' Hege1}1onía y Decadencia, y de dos épocas culturales, Renacimiento y Barroco. Igualmente, pue­den parecer exagerados los efectos psicológicos que. atribuyo al desastre. . ,

Objetivamente, tres cosas son ciertas: primera, la pér­dida de la hegemonía naval, que culminó en Lepanto; se­gunda, el desmoronamiento del mito nacional de nuestra in­vemcibilidad frente a los protestantes: tercera, la duda de si la Monarquía española podría realizar la reconquista espi-

(1) Tratado de la Tribulación, Libro 11. Cap. IX.

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INTRODUCCiÓN AL CISMA DE INGLATERRA 1:11);)

ritual de Europa, destino histórico al que .se creía, llamada. Subjetivamente cabe discutir hasta qué punto los espa­

ñoles de 1588 se dieron cuenta de que el hechO! de la In­vencible era el comienzo de lo que posteriormente hemos llamado la decadencia. En la generación d e Ribadeneyra se da solamente la primera fase del proceso psicológico Ve­rificado en la conciencia española, fase de estupor, de ex­trañeza. de duda. de desilusión; pero se sigue creyendo y teniendo fe en el triunfo definitivo de España; La derrota es un paréntesis que la Providencia ha abierto y puede ce­rrar cuando le plazca. Hasta el reinado de Felipe IV no aceptan los españoles su papel de vencidos, segunda fase del proceso psicológico nacional.

Lo que no se puede negar es que este proce.~o interno de la decadencia política española se inicia en 1588.

VII. APARECE LA SEGUNDA PARTE DE LA d--IISTORIA DEL CISMA))

La segunda parte de la Historia del Cisma de Inglaterra no apareció hasta el año 1593. El tiempo preciso para que la marcha de los acontecimientos religiosos en Inu.latcrra diera material suficiente para un nueVo libro. El desastre de la Gran Armada dió ocasión a una nueVa era d,e perse; cución contra' los catóNcos. con el: Pretexto de haber éstos colaborado en favor del Rey de España. También se ini­cia de una manera sistemática una campaña de difamación

. política y moral, presentando a los perse,rruidos, no como ·mártires de la fe. sino como vulgares malhechores, traido­res a las 1eyes del Reino y conspiradores contra la persona de la Reina, apoqándose en alffún caso individual de no muy clara procedencia. Esta idea , hábilmente propa!fada ante la opinión inglesa 71 extendida bor las Universidades .lJ Cancillerías europeas, iba creando un ambiente de descré­dito en torno a ' los numerosos mártires ingleses, y a des­hacerlo tiende esta segunda parte.

Lo que da unidad a su contenido es el Edicto que en 159.1 pubUcó la Reina. Es el m~s combleto y agresitJo de t.odos los suyos, y en él se ataca, indistintamente, al Papa, . al Rey de España" a los /esuftas y a los seminaristas forma­dos en lás Seminarios del Continente y a todos los católi­cos que se dejan seducir por ellos. Tomando en bloque to­dos estos aspectos en forma de conspiración extranjera que tratara de perturbar el equillbriof político de la Nación, la Reina justifica con ellos sus seVeras medidas persecutorias, tendientes tan sólo a atajar los males que a ella y a la Na-

." ¡ . '

ClOn amenazan. Las ideas l1JndQ,m~n.ta,les del libro , algo entremezcladas

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884 HISTORIAS DE. LA CO]\lTRARREFQRMA

en ocasiones, son las siguientes: /) Circunstancias históri­cas del Edicto y su refutaci6n . 2) Persecuciones y martirios a que d¡6 lugar. 3) La gran reacci6n religiosa del pueblo católicó, gracias, sobre todo, a la labor de los sacerdotes procedentes de los Seminarios; y 4) Exhortación pro viden­cialista a los perseguidos para que no desmayen en la em­presa . tan gloriosamente emprendida, con alusiones a su Tratado de la Tribulación. .

Cuanto dijimos sobre las fuentes y la historicidad de la primera parte debe tenerse en' cuenta en esta segunda, he­cha la salvedad de que su concepción es completament<:: originaL Sin perjuicio de esta originalidad arquitect6nica . me vnclino a creer que los materiales empleados en su cons­trucción están tomados de la Concertatio Ecclesiae Catoli , cae in Anglia, en su edici6n de Tréveris de /588. Por dos Veces remite Ribadeneyra a esta obra al lector que quiera ampliar sus c~nocimientos sobre estos problemas, una en el c:;;uerpo de la obra y otra en la ,nota final ,al lector. En esta Concertatio, que no es una obra s610, sino una especie de arsenal documental de libros, folletos, relaciones y cartas referentes al' Cisma, se encuentran copiosamente des,crilos los martirios y vidas de los católicos perseguidos, el pro­ceso de la fundación y desenvolvimiento de los Seminarios , a base de la Apología del Cardenal Alle,n, la refutación de la célebre ]ustitia Britanica, del mismo autor, y hasta una Exhortación consolatoria a los católicos, en la que pudo inspirarSe;! Ribadeneyra para el remate de su obra. La trans= cripción casi literal de algunos pasajes corrobora esta , hi· pótesis, sobre la que por ahora no es preciso insistir ' más a fondo (1).

Comparando las dos partes de la Historia del Cisma se nota un cambio t'mportante en la posición de: Ribadeneyra respecto al problema anglicano; no en vano había tenido lugar en este interregno el desastre de la Invencible. Con­vencida de la imposibilidad de atajar la marcha del Cisma , por intervenciones armadas extranjeras, al estilo de la de Felipe l/, desecha todas las sugerencias en este punto y se ilimIta a presentar el problema en SUi aspecto puramente re­¡ligioso, haciéndolo constar así ya al frente de la Introduc-. , ,Clono

«Habiendo sido tan bien recibida esta mi Historia, y seguídose por la , misericordia del Señor algún fruto de ella, he querido yo añadir , ,algul'la~ cosas de las que por brevedad había dejado en la p·rimera

, ,

(1) Coneertatio Ecclesice Catholiece in A nglia adversus Calvinopapis­,tas et Puritanos" a paueis annis singulari sludio qu,orumdam hominum dce­trina et sanetitate 'illuBtrium renovata. A uguslce T revorirum 1583, 'E¿ ta es, la edición ,origln~l de JOHN GIBBONS, S. J .. y del Rvc;!.Q. JOHN FENN, 'mas tarde fuI,'! a,lllphapft 'por el sacerdQ~~ J. BRIDGWATER.

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INTRODUCCiÓN AL CISMA DE INGLATERRA 835

impresión, y aun enriquecerla con este tercero libro o segunda parte con las que después que se imprimió han sucedido, y son de mucho peso y consideración, y propias de lo que yo en ella pretendo, que es poner delante de lo~ ojos de los que la leye.ren esta persecución y vic­toria de la Iglesia Católica, cercenando todo lo que toca al estado y ¡gobierno político y no necesario para continuar esta tela que vamos ·lejiendo del Cisma del Reino de Inglaterall (1).

Después de publicada por separado, según hemos indi­cado (2), la segunda parte, tuvo un percance que quiero po­ner aquí, por ser desconocido; me refiero a la prohibición momentánea de que fué objeto, bier:t por intervención per­sonal y airacta del Rey Felipe 1I, como insinúa Lucero, bien por sugerencia de alguno de sus ministros, que juzgó peli­groso e inoportuno publicar el Edicto de /sabe{, como afir-ma Persons. .

V éase este curioso incidente a .través de la carta con que el Padre Hernando Lucero informaba a Roma el 18 de no­viembre de 1593:

«Ultimo de octubre, a las doce horas de la noche tuvo un propio y carta del señor Presidente de Castilla, en que, por orden de Su Ma­jestad, mandaba se recogiesen todos los libros de la . Segunda . Parte de la Historia de Inglaterra, que últimamente, pocos meses ha, imprimió el Padre Pedro de Ribadeneyra, por parecerles en gobierno de Estado

. mucho inconveniente que aquel EdIcto que sacó la Reina de Inglate­rra contra el Papa, y Rey y católicos ande en vulgar castellano y que lo pueda leer todo género de gente. Yo lo recibí, obedeciendo, e hice recoger los libros que había aquí, en casa, y en los libreros de fuer,!, y escribí al Padre Ribadeneyra y al Padre Rector de Madrid de lo que · pasaba y que ellos hiciesen allí otro tanto y me avisasen en · qué· Qtros colegios había libros para lo mismo. Los que están vendidos a seglares, que son muchos, temo no los quisiesen recoger por vía de Inquisición, que sería negocio de mucho ruido y pensarían muchos· se hacía . por mala doctrina lo que iba por otro término. El Padre Ri­badeneyra me ha escrito que ha acudido ya con la nueva que yo le di al señor Presidente y que tiene esperanzas que se suspenderá la

. ejecución de todo. He sabido por ciencia cierta que ese mandato fué «motu propriQ) d.el Rey, que leía aquel libro actualmente y reparó en lo dicho)) (3).

Todo se arregló favorablemente, sin más que algunos ligeros cambios en el a~unto del Edicto .

El incidente dió indirectamente ocasión para que el Pa­dre Roberto Persons, de quien varias Veces hemos hecho

(1) Histo·ria del Cisma. Pai:te 2 .... Actualmente, Libro 111. Al benig­:1)0 y piadoso lector.

(2) Su título comenzaba así: Segunda Parte de la Hi~toria Eclesicis­:tiéa del Scisffia de Inglaterra ... Alcalá, 1693.

(3) Archivo Provincia de Toledo. B. Fo!. 165. En la presente Edi· .ción de la Historia del Cisma, se ha vuelto a, imprimir íntegro el Edicto .de la Reina Isabel, que sólo por i¡nposición circunstancil;ll de Felipe n f~~ abreviado por Ribedeneyra. .

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886 HISTORIAS DE LA CONTRARREFORMA

mención, escribiese a R oma el siguie nte caluroso elogio de Ribadeneyra , el 4de dici embre 'de 1593:

({Algunos me han dicho q ue escribiese yo a nuestro P adre lo que siento d el efecto q ue hacen los libros que e! P adre Ribad eneyra h a escrito sobre las cosas d e Inglaterra , Y o, sin duda, p ienso q ue ha ayudado mucho pa ra informa r a la gente de estos R einos y q ue los dichos libros son muy estimados y alabados, T ambién h e entend :do que el Rey , por informaci6n de alguna p ersona , orden6 que se cam­biasen al ¡;;unas cosas en e! estilo del Edicto, y así se ha, h echo , y todo está ya a rreglad o , Creo q ue animaría m uch o al P adre Ribad e­neyra que nuestro ' P adre le agradeciese sus fatigas en esta p arte» (1) .

La Segunda Par te ,de la Historia del Cisma triunfó tan rotundamente como la primera, m ereciendo los honores de una consagración que , no tuvo aquélla: la de ser i,nco'rpo · rada a las ediciones d e Sander, que todavía seguían hacién­dose en Europa . Es.fa incorporación ti ene lugar por primera Vez en la edición de Colónia de 1610, un año antes de mo­rir Ribadeneyra. La traducción es completamente literal, sal­Vo insignificantes omisiones (2) . De esta manera vinieron a unirse en ,una misma gloria literaria los nombres de San­der, ' el inspirador inglés, y de su traductor, el español Ri­badeneyra.

La Historia del Cisma de Inglaterra sirvió también de modelo a ciertas obras contemporáneas fuera y dentro de España. G .Constant asegura que de Ribádeneyra proce­

, den el libro de Bernardo Davanzati de igual título al de aquél (3) y la Historia , Eclesiá:sdca de la Revolución de Inglaterra, del Dominico toscano Girolamo Pollini, qU e lsa­belde Inglaterra intentó hacer desaparecer (4).

, ,'Hay en España una obra hoy bastante rara que, a mi juicio , tiene también como base el libro de Ribadeneyra. Me refiero a la Historia Particular de la J;>érsecución d e In­glaterra (5), del fraile Jerónimo Padre Diego de Y c/:)es, co n-

(1) ldem . (Epist . H isp, 1593. B. Fo!. 169-170.) No he Dodido da r ' con ningúri e jemplar d e los no corregidos , a fin d e comprobar en qué consistieron las variantes introducid as.

(2) Estas omisiones consisten ,en algunas frases y en breves párrafos, donde a veces se alude a alguna circunstancia o costumbre española , como las corridas de toros . No consta: el ,nombre del traductor latino. El H ermano Crist6bal L6fez, que habla de , la traducci6n latina d~ la V ida de San Ignacio y d e Príncipe Cristiano" nada dice d_c,' la Se'gunda P arte de!, Ci$la. El P. 5choto tr.adujo -la Historia de-l Cisma al latín . Roma" 1596. ,

, (3) Obra cit~da , pág. 444. GIROLAMO POLLlNI: Historia Eclesiástica della Rivoluzione' d' In,ghi/terra divisa in libri quatro. Florencia, 1591.

(4) Obra citada, pág. 444. BERNARDO, DAVANZATI: Schisma d' Inghil !erra SInO al/a morle' del/a ReginC/J Maria, de'Scritto in lingua florentina ... Roma , 1602 ({J . , '

, (5) FRAY , DIEGO DE YEPES : ,Historia ,particuLar de la -persecución de , Inglaterra 9 de los martirios más in·signef!.. que en el/a ha habidO' desde el año del Señor 1570 .. . Madrid , 1579. E l trato íntimo del p . Y ep es con

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INTRODUCCiÓN AL CISMA DE INGLATERRA aíl?

l esor d e Felipe Il y Obispo de Tarazana. Su autor la compu­so para entretener con su lectura al gran 1\IIonarca durante las largas enfermedades de sus últimos aTlaS. A Yepes lo que le atrae es resolver el enigma de cómo los católicos ingleses han podido resistir, sin ser aniquilados, q,n<J. persecución tan larga y sistemática de más de cuarenta años. Yepes cree que hasta ahora los autores se han fijado demasiado e'n la exposición histórica de los hechos. De aquí el carácter mix­to de exposición histórica y disquisición doc~rinal propio de la obra. Tres de los seis libros de que consta son el marco externo donde se apoyan los otros tres, cuya tesis abarca: los doce medios de que Dios se ha valido para mantener la fe católica en Inglaterra y las diversas causas por que la Dl­vina Providencia ha permitido esta persecución. La huella de Ribadeneyra aparece, sobre todo, en el libro primero, donde se le cita, y en el libro tercero, cuyos veintiocho ca­pítulos son un tratado providencialista, al estilo del de la Tribulación. .

La Historia del Cisma es una de las obras de Ribadeneyra que se han conservado perennes en la memoria de las ge­neracio'nes españolas, tanto como la Historia: de San Igna­cio, el Flos Sanctorum y el Tratado de la Tribulación. Die · cinueve ediciones salidas de . las imprentas en lengua cas­tellana, a lo largo de tres siglos y medio, lo demuestran. Más de la mitad correspond~n al siglo XVI; pero ni en el siglo XVII ni en el XVIN han faltado, por lo menos, dos ediciones. A 1 reeditarla la B. A. C. no hace sino continuar una tradición secular" r.efrendada por plebiscito popular es­pañol, consciente de que con ello incorpora al gran acervo de la cultura cristiana en nuestra Patria una de las obras más esenciales para llegar a \conocer el pensamiento hispá­nico sobre el gran drama de la Contrarreforma católica.

* * *

Por vía de curiosidad bibliográfica pongo . a continua­ción las principales ediciones del Cisma de Inglaterra, cu · yas fechas indicim que nunca ha dejado de leerse, más o menos, en nuestra Patria, haciendo constar que las prime­ras son reproducción héchas casi simultáneamente en di­Versas ciudades:

l. Madrid . . l 588. En casa de Pedro Madrigal. Con bastantes erratas.

el Seminario de San Albano, de Valladolid, le permiti6 manejar una copiosa y verídica literatura sobre el referido tema del Cisma. Todavía se conserva en la Biblioteca de este Seminario un ejemplar de la obra de Yepes.

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888 HISTORIAS DE LA CONTRARREF'ORMA

2. Madrid. 1588. En casa de Pedro Madrigal. Se co­rrigieron en ella las erratas de la primera impresión, pero se deslizaron muchas más.

3. Valencia. 1588. Por Pedro Patricio Mey. · 4. ZaragoZa. 1588. Por Pedro Puig y Viuda de Juan

Escanilla. 5. Barcelona. 1588. Por cuenta de Hierónimo Genovés

y Jaime Cendrat. 6. Amberes. 1588. En la imprenta de Plantino. 7. Lisboa. 1588. En casa de Antonio Alvarez. 8. Madrid. 1589. Viuda de Alonso ,GÓmez. 9. Lisboa. 1589. Manuel de LyTa. .

10. Alcalá. 1593. En casa de Juan Iñiguez de Leque­rica. Segunda parte.

11 . . Lisboa. 1594: Manuel de Lyra. Segunda parte . . 12. Amberes. 1594. Las dos partes. En casa de Martín

Nunzio. . . . 1:3. Madrid. 1595. Viuda de Pedro Madrigal. Va incluí­do en las Obras, primera recopilación hecha en ((Vida de Ribadeneyra». · .

. 14. Madrid. 1605. Luis Sánchez. Segundá recopilación de las Obras. El Cisma va en el volumen JI. Al comienzo lleva la fecha 1604; en .el colofón, la de 1605. .

15. Madrid. 1674. Imprenta Real. 16. Madrid. 1781. Manuel Martín. 17. ' Madrid. 1786. En casa de Plácido, Barco López. 18.Cádiz. 1863. Edición de la Revista Médica. 19. Madrid. 1868. Edición Ribadeneyra. Biblioteca de

Autores Españoles. . , .

NOTA.-Particularmente difícil h.a, sido rectificar la Historia del Cisma con arreglo a la Edición Príncipe de 1 60S i Ribadeneyra se permitió retoques y añadiduras en las diversas reediciones de sus l.ibros. Por no tener en cuenta este detalle, Vicente de la Füente nos. dió una versión incompleta y mutilada, que en esta edición se ·ha procurado perfec­cionar. Llamo igualmente la atención sobre la grafia de los nombres de personas y ciudades inglesas, deformados por Ribadeneyra co!' arreglo a arbitrarias latinizaciones y castellanizaciones; y que ha habido que rehacer en número de varios centenares con arreglo a 1a ortogra fía inglesa, salvo en algunos casos raros, donde la identificación de la palabra ha resultado imposible. Debo hacer constar mi gratitud a Mon­señor Edwin Henson,. Rector del Colegio-Seminario inglés de San Al. bano, en Valladolid.