Top Banner
Al apoyo mutuo Kropotkine, Pierre (Traductor: Asmley Montagu) Publicado: 1920 Categoría(s): No Ficción, Ciencias y técnicas, Ciencia, Cienc- ias de la vida, Teorías de la evolución Fuente: Magali text 1
271

Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

Aug 25, 2020

Download

Documents

dariahiddleston
Welcome message from author
This document is posted to help you gain knowledge. Please leave a comment to let me know what you think about it! Share it to your friends and learn new things together.
Transcript
Page 1: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

Al apoyo mutuoKropotkine, Pierre

(Traductor: Asmley Montagu)

Publicado: 1920Categoría(s): No Ficción, Ciencias y técnicas, Ciencia, Cienc-ias de la vida, Teorías de la evoluciónFuente: Magali text

1

Page 2: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

Acerca Kropotkine:Pierre (Piotr) Alekseïevitch Kropotkine est un anarcho-com-

muniste, géographe et scientifique. Issu de la haute noblessemoscovite, il intègre l’armée impériale russe à partir de 1857.Il est alors affecté comme officier de Cosaques en Sibérie. Àpartir de 1867, il quitte l'armée pour faire des études demathématiques et de géographie à l'université de Saint-Péters-bourg. Il publie plusieurs travaux sur l'Asie septentrionale etexplore la péninsule scandinave. À partir de 1872, il fait partiede la Fédération jurassienne de la Première Internationale. Ilrepart à Saint-Pétersbourg où il mène une activité de militantclandestin. Il est emprisonné en 1874 et s'évade deux ans plustard. Réfugié en Grande-Bretagne, il revient en Suisse, reprendson activité militante et publie plusieurs ouvrages politiques. Ilfonde en 1879 le journal Le Révolté. Il est arrêté en France en1883 à la suite des grèves des soieries lyonnaises. Il est détenuà Lyon et amnistié en 1886, grâce à l'intervention de plusieurspersonnalités dont celle de Victor Hugo. Il s'installe alors enAngleterre et publie différents ouvrages de géographie et depolitique. Son ouvrage L’Entraide, un facteur d'évolution enfait un scientifique internationalement respecté. Il collaborenotamment à la Géographie Universelle d'Élisée Reclus ainsiqu'à la Chambers Encyclopædia et à l'Encyclopædia Britanni-ca. En 1916, la signature du « manifeste des 16 » lui vaut de lapart de ses anciens amis le petit nom d'« anarchiste de gouver-nement ». Il retourne en Russie en 1917 et refuse un poste deministre, proposé par Aleksandr Kerenski. Il prend une attitudecritique vis-à-vis du pouvoir bolchévique notamment sur la per-sonnalité de Lénine et des méthodes autoritaires de la nouvelleURSS. En 1919, l'insurrection anarchiste menée par NestorMakhno à travers l'Ukraine revendiquera l'application effectivedes principes exposés dans l'Entraide, lorsque paysans libéréset ouvriers émancipés organiseront un système de troc massifentre les productions manufacturières & industrielles et cellesagricoles. Son enterrement constitue la dernière manifestationpublique anarchiste en URSS, le 13 février 1921. Source :Wikipédia

Copyright: This work is available for countries where copy-right is Life+70 and in the USA.

2

Page 3: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

Nota: Este libro le es ofrecido por Feedbookshttp://www.feedbooks.comEstricamente para uso personal. En ningún caso puede ser uti-lizado con fines comerciales.

3

Page 4: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

PRÓLOGO A LA PRIMERA EDICIÓN RUSA

Mientras preparaba la impresión de esta edición rusa de mi li-bro - la primera que ha sido traducida del libro Mutual aid: aFactor of Evolution, y no de los artículos publicados en la revis-ta inglesa- he aprovechado para revisar cuidadosamente todoel texto, corregir pequeños errores y completar los apéndicesbasándome en algunas obras nuevas, en parte respecto a laayuda mutua entre los animales (apéndice III, VI y VIII), y enparte respecto a la propiedad comunal en Suiza e Inglaterra(apéndices XVI y XVII).

4

Page 5: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

PRÓLOGO

Mis investigaciones sobre la ayuda mutua entre los animales yentre los hombres se imprimieron por vez primera en la revistainglesa Nineteenth Century. Los dos primeros capítulos sobrela: sociabilidad en los animales y sobre la fuerza adquirida porlas especies sociables en la lucha por la existencia, eran resp-uesta al artículo desconocido fisiólogo y darwinista Huxley,aparecido en Nineteenth Century en febrero de 1888 -"La lu-cha por la existencia: un programas en donde se pintaba la vi-da de los animales como una lucha desesperada de uno contratodos. Después de la: aparición de mis dos artículos, donde re-futé esa opinión, el editor de la revista, James Knowies, expre-sando mucha simpatía hacia mi trabajo, y rogándome que locontinuara, observó: "Es indudable que usted ha demostradosu posición en cuanto a los animales, pero ¿cuál es su posicióncon respecto al hombre primitivo?"

Esta observación me alegró mucho, puesto que, indudable-mente, reflejaba no sólo la opinión de Knowles, sino también lade Herbert Spencer, con el cual Knowles se veía a menudo enBrighton, donde ambos vivían muy próximos El reconocimientopor Spencer de la ayuda mutua Y su significado en la lucha porla existencia era muy importante. En cuanto a sus opiniones so-bre el hombre primitivo, era sabido que estaban formadas so-bre la base de las deducciones falsas acerca de los salvajes, he-chas por los misioneros y los viajeros ocasionales del siglo die-ciocho y principios del diecinueve. Estos datos fueron reunidospara Spencer por tres de sus colaboradores, y publicados porellos mismos bajo el título de Datos de la Sociología, en ochograndes tomos; fundado en éstos escribió él su obra Bases dela Sociología.

Sobre la cuestión del hombre respondí también en dos artí-culos, donde, después de un estudio cuidadoso de la rica litera-tura moderna sobre las complejas instituciones de la vida tri-bal, que no podían analizar los primeros viajeros y misioneros,describí estas instituciones entre los salvajes y los llamados"bárbaros". Esta obra, y especialmente el conocimiento de laComuna rural a principios de la Edad Media, que desempeñóun enorme papel en el desarrollo de la civilización que renacía

5

Page 6: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

nuevamente, me condujeron al estudio de la etapa siguiente,aún más importante, del desarrollo de Europa - de la ciudadmedieval libre y sus guiadas de artesanos -. Señalando luego elpapel corruptor del Estado militar que destruyó el libre desa-rrollo de las ciudades libres, sus artes, oficios, ciencias y co-mercio, mostré, en el último artículo, que a pesar de la des-composición de las federaciones y uniones libres por la centra-lización estatal, estas federaciones y uniones comienzan a de-sarrollarse ahora cada vez más, y a apoderarse de nuevos do-minios. La ayuda mutua en la sociedad moderna constituyó, detal modo, el último artículo de mi obra sobre la ayuda mutua.

Al editar estos artículos en libro, introduce al unos agrega-dos esenciales, especialmente acerca de la relación de mis opi-niones con respecto a la lucha darwiniana por la existencia; yen los apéndices cité algunos hechos nuevos y analicé algunascuestiones que, a causa de su brevedad, hube de omitir en losartículos de la revista.

Ninguna de las ediciones en lenguas europeas occidentales,y tampoco las escandinavas y polacas fueron hechas, natural-mente, de los artículos, sino del libro, y es por ello que contení-an los agregados hechos en el texto y los apéndices. De las tra-ducciones rusas sólo una, aparecida en 1907, en la EditorialConocimientos (Znania) era completa; además, introduje, fun-dado en nuevas obras, varios apéndices nuevos, parte sobre laayuda mutua entre los animales y parte sobre la propiedad co-munal de la tierra en Inglaterra y Suiza. Las otras ediciones ru-sas fueron hechas de los artículos de la revista inglesa, y no dellibro, y por ello no tienen los agregados hechos por mí en eltexto, o bien han omitido los apéndices. La edición que se ofre-ce ahora contiene completos todos los agregados y apéndices,y he revisado nuevamente todo el texto y la traducción.

P. K.Dmitrof, marzo 1920.

6

Page 7: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

INTRODUCCIÓN

Dos rasgos característicos de la vida animal de la Siberia Or-iental y del Norte de Manchuria llamaron poderosamente miatención durante los viajes que, en mi juventud, realicé poresas regiones del Asia Oriental.

Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria durezade la lucha por la existencia que deben sostener la mayoría delas especies animales contra la naturaleza inclemente, así co-mo la extinción de grandes cantidades de individuos, que ocu-rría periódicamente, en virtud de causas naturales, debido a locual se producía extraordinaria pobreza de vida y despoblaciónen la superficie de los vastos territorios donde realizaba yo misinvestigaciones.

La otra particularidad era que, aun en aquellos pocos puntosaislados en donde la vida animal aparecía en abundancia, noencontré, a pesar de haber buscado empeñosamente sus ras-tros, aquella lucha cruel por los medios de subsistencia entrelos animales pertenecientes a una misma especie que la mayo-ría de los darwinistas (aunque no siempre el mismo Darwin)consideraban como el rasgo predominante y característica dela lucha por la vida, y como la principal fuerza activa del desa-rrollo gradual en el mundo de los animales.

Las terribles tormentas de nieve que azotan la región nortede Asia al final del invierno, y la congelación que a menudo su-cede a la tormenta; las heladas, las nevadas que se repiten to-dos los años en la primera quincena de mayo cuando los árbo-les están en plena floración y la vida de los insectos en su apo-geo; las ligeras heladas tempranas y, a veces, las nevadasabundantes que caen ya en julio y en agosto, aun en las regio-nes de los prados de la Siberia Occidental, aniquilando, repen-tinamente, no sólo miríadas de insectos, sino también la segun-da nidada de las aves; las lluvias torrenciales, debidas a losmonzones, que caen en agosto en las regiones templadas delAmur y del Usuri, y se prolongan semanas enteras y produceninundaciones en las tierras bajas del Amur y del Sungari enproporciones tan grandes como sólo se conoce en América y

7

Page 8: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

Asia Oriental, y, en los altiplanos, grandísimas extensiones setransforman en pantanos comparables, por sus dimensiones,con Estados europeos enteros, y, por último, las abundantesnevadas que caen a veces a principios de octubre, debido a lascuales un vasto territorio, igual por su extensión a Francia oAlemania, se hace completamente inhabitable para los rumian-tes que perecen, entonces, por millares; éstas son las condicio-nes en que se sostiene la lucha por la vida en el reino animaldel Asia Septentrional.

Estas difíciles condiciones de la vida animal ya entonces atra-jeron mi atención hacia la extraordinaria importancia, en la na-turaleza, de aquellas series de fenómenos que Darwin llama "li-mitaciones naturales a la multiplicación" en comparación conla lucha por los medios de subsistencia. Esta última, natural-mente, se produce no sólo entre las diferentes especies, sinotambién entre los individuos de la misma especie, pero jamásalcanza la importancia de los obstáculos naturales a la multipli-cación. La escasez de la población, no el exceso, es el rasgo ca-racterístico de aquella inmensa extensión del globo que llama-mos Asia Septentrional.

Por consiguiente, ya desde entonces comencé a abrigar ser-ias dudas, que más tarde no hicieron sino confirmarse, respec-to a esa terrible y supuesta lucha por el alimento y la vida den-tro de los límites de una misma especie, que constituye un ver-dadero credo para la mayoría de los darwinistas. Exactamentedel mismo modo comencé a dudar respecto a la influencia do-minante que ejerce esta clase de lucha, según las suposicionesde los darwinistas, en el desarrollo de las nuevas especies.

Además, dondequiera que alcanzaba a ver la vida animalabundante y bullente como, por ejemplo, en los lagos, donde,en primavera decenas de especies de aves y millones de indivi-duos se reúnen para empollar sus crías o en las populosas colo-nias de roedores, o bien durante la migración de las aves quese producía, entonces, en proporciones puramente "america-nas" a lo largo del valle del Usuri, o durante una enorme emi-gración de gamos que tuve oportunidad de ver en el Amur, enque decenas de millares de estos inteligentes animales huían

8

Page 9: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

en grandes tropeles de un territorio inmenso, buscando salvar-se de las abundantes nieves caídas, y se reunían en grandes re-baños para atravesar el Amur en el punto más estrecho, en elPequeño Jingan; en todas estas escenas de la vida animal quese desarrollaba ante mis ojos, veía yo la ayuda y el apoyo mut-uo llevado a tales proporciones que involuntariamente me hizopensar, en la enorme importancia que debe tener en la econo-mía de la naturaleza, para el mantenimiento de la existencia decada especie, su conservación y su desarrollo futuro.

Por último, tuve oportunidad de observar entre el ganadocornúpeta semisalvaje y entre los caballos en la Transbaikalia,y en todas partes entre las ardillas y los animales salvajes engeneral, que cuando los animales tedian que luchar contra laescasez de alimento debida a una de las causas ya indicadas,entonces todo la parte de la especie a quien afectaba esta cala-midad salía de la prueba experimentada con una pérdida deenergía y salud tan grande que ninguna evolución progresistade las especies podía basarse en semejantes períodos de luchaaguda.

Debido a las razones ya expuestas, cuando más tarde las re-laciones entre el darwinismo y la sociología atrajeron mi aten-ción, no pude estar de acuerdo con ninguno de los numerosostrabajos que juzgaban de un modo u otro una cuestión extre-madamente importante. Todos ellos trataban de demostrar queel hombre, gracias a su inteligencia superior y a sus conocim-ientos puede suavizar la dureza de la lucha por la vida entrelos hombres pero al mismo tiempo, todos ellos reconocían quela lucha por los medios de subsistencia de cada animal contratodos sus congéneres, y de cada hombre contra todos los hom-bres, es una "ley natural". Sin embargo, no podía estar de ac-uerdo con este punto de vista, puesto que me había convencidoantes de que, reconocer la despiadada lucha interior por laexistencia en los límites de cada especie, y considerar tal gue-rra como una condición de progreso, significaría aceptar algoque no sólo no ha sido demostrado aún, sino que de ningún mo-do es confirmado por la observación directa.

9

Page 10: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

Por otra parte, habiendo llegado a mi conocimiento la confe-rencia "Sobre la ley de la ayuda mutua", del profesor Kessler,entonces decano de la Universidad de San Petersburgo, quepronunció en un Congreso de naturalistas rusos, en enero de.1880, vi que arrojaba nueva luz sobre toda esta cuestión. Se-gún la opinión de Kessler, además de la ley de lucha mutua,existe en la naturaleza también la ley de ayuda mutua, que, pa-ra el éxito de la lucha por la vida y, particularmente, para laevolución progresiva de las especies, desempeña un papel mu-cho más importante que la ley de la lucha mutua. Esta hipóte-sis, que no es en realidad más que el desarrollo máximo de lasideas anunciadas por el mismo Darwin en su Origen del hom-bre, me pareció tan justa y tenía tan enorme importancia, que,desde que tuve conocimiento de ello (en 1883), comencé a reu-nir materiales para el máximo desarrollo de esta idea que Kess-ler apenas tocó, en su discurso, y no tuvo tiempo de desarro-llar, puesto que murió en 1881.

Solamente en un punto no pude estar completamente de ac-uerdo con las opiniones de Kessler. Mencionaba éste los "senti-mientos familiares" y los cuidados de la descendencia (véasecapítulo 1) como la fuente de las inclinaciones mutuas de losanimales. Pero creo que el determinar cuánto contribuyeronrealmente estos dos sentimientos al desarrollo de los instintossociales entre los animales y cuánto los otros instintos actua-ron en el mismo sentido constituye una cuestión aparte, y muycompleja, a la cual apenas estamos, ahora, en condiciones deresponder. Sólo después que establezcamos bien los hechosmismos de la ayuda mutua entre las diferentes clases de ani-males y su importancia para la evolución podremos determinarqué parte del desarrollo de los instintos sociales corresponde alos sentimientos familiares y qué parte a la sociabilidad misma;y el origen de la última, evidentemente, se ha de buscar en losestadios más elementales de evolución del mundo animal has-ta, quizá, en los "estadios coloniales". Debido a esto, dediquétoda mi atención a establecer, ante todo, la importancia de laayuda mutua como factor de evolución, especialmente de laprogresiva, dejando para otros investigadores el problema delorigen de los instintos de ayuda mutua en la Naturaleza.

10

Page 11: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

La importancia del factor de la ayuda mutua -"si tan sólo pu-diera demostrarse su generalidad"- no escapó a la atención deGoethe, en quien de manera tan brillante se manifestó el geniodel naturalista. Cuando, cierta vez, Eckerman contó a Goethe -sucedía esto en el año 1827- que dos pichoncillos de"reyezuelo", que se le habían escapado cuando mató a la ma-dre, fueron hallados por él, al día siguiente, en un nido de peli-rrojos que los alimentaban ala par de los suyos, Goethe se emo-cionó mucho por este relato. Vio en ello la confirmación de susopiniones panteístas sobre la, naturaleza y dijo: "Si resultara,cierto que alimentar a los extraños es inherente a la naturalezatoda, como algo que tiene carácter de ley general, muchosenigmas quedarían entonces resueltos. Volvió sobre esta cues-tión al día siguiente, -y rogó a Eckerman (quien, como es sabi-do, era zoólogo) que hiciera un estudio especial de ella, agre-gando que Eckerman, sin duda, podría obtener "resultados val-iosos e inapreciables" (Gespráche, ed. 1848,- tomo III, págs.219, 221). Por desgracia, tal estudio nunca fue emprendido,aunque es muy probable que Brehm, que ha reunido en susobras materiales tan ricos sobre la ayuda mutua entre los ani-males, podría haber sido llevado a esta idea por la observacióncitada de Goethe.

Durante los años 1878-1886 se imprimieron varias obras vo-luminosas sobre la inteligencia y la vida mental de los animales(esas obras se citan en las notas del capítulo I de este libro),tres de las cuales tienen una relación más estrecha con la cues-tión que nos interesa, a: saber: Les Sociétés animales, de Espi-nas (París, 1887); La lutte pour I'existence et l'association pourla lutte, conferencia de Lanessan (abril 1881); y el libro, cuyaprimera edición apareció en el año 1881 ó 1882, y la segunda,considerablemente aumentada, en 1885. Pero, a pesar de la ex-celente calidad de cada una, estas obras dejan, sin embargo,amplio margen para una investigación en la que la ayuda mut-ua fuera considerada no solamente en calidad de argumento enfavor del origen prehumano de los instintos morales, sino tam-bién como una ley de la naturaleza y un factor de evolución.

Espinas llamó especialmente la atención sobre las sociedadesde animales (hormigas, abejas) que están fundadas en las

11

Page 12: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

diferencias fisiológicas de estructura de los diversos miembrosde la misma especie y la división fisiológica del trabajo entreellos, y aun cuando su obra trae excelentes, indicaciones en to-dos los sentidos posibles, fue escrita en una época en que eldesarrollo de las sociedades humanas, no podía ser examinadocomo podemos hacerlo ahora, gracias al caudal de conocimien-tos acumulado desde entonces. La conferencia de Lanessan tie-ne más bien el carácter de un plan general de trabajo, brillan-temente expuesto, como una obra en la cual fuera examinadoel apoyo mutuo comenzando desde las rocas a orillas del mar, ypasando al mundo de los vegetales, de los animales y de loshombres.

En cuanto a la obra recién editada de Büchner, a pesar deque induce a la reflexión sobre el papel de la ayuda mutua enla naturaleza, y de que es rica en hechos, no estoy de acuerdocon su idea dominante. El libro se inicia con un himno al amor,y casi todos los ejemplos son tentativas para demostrar la exis-tencia del amor y la simpatía entre los animales. Pero, reducirla sociabilidad de los animales al amor y a la simpatía significarestringir su universalidad y su importancia, exactamente lomismo que una ética humana basada en el amor y la simpatíapersonal conduce nada más que a restringir la concepción delsentido moral en su totalidad. De ningún modo me guía el amorhacia el dueño de una determinada casa a quien muy a menudoni siquiera conozco cuando, viendo su casa presa de las llamas,tomo un cubo con agua y corro hacia ella, aunque no tema porla mía. Me guía un sentimiento más amplio, aunque es más in-definido, un instinto, más exactamente dicho, de solidaridadhumana; es decir, de caución solidaria entre todos los hombresy de sociabilidad. Lo mismo se observa también entre los ani-males. No es el amor, ni siquiera la simpatía (comprendidos enel sentido verdadero de éstas palabras) lo que induce al rebañode rumiantes o caballos a formar un círculo con el fin de defen-derse de las agresiones de los lobos; de ningún modo es elamor el que hace que los lobos se reúnan en manadas para ca-zar; exactamente lo mismo que no es el amor lo que obliga alos corderillos y a los gatitos a entregarse a sus juegos, ni es elamor lo que junta las crías otoñales de las aves que pasan jun-tas días enteros durante casi todo el otoño. Por último,

12

Page 13: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

tampoco puede atribuirse al amor ni a la simpatía personal elhecho de que muchos millares de gamos, diseminados por te-rritorios de extensión comparable a la de Francia, se reúnan endecenas de rebaños aislados que se dirigen, todos, hacia unpunto conocido, con el fin de atravesar el Amur y emigrar auna parte más templada de la Manchuria.

En todos estos casos, el papel más importante lo desempeñaun sentimiento incomparablemente más amplio que el amor ola simpatía personal. Aquí entra el instinto de sociabilidad, quese ha desarrollado lentamente entre los animales y los hom-bres en el transcurso de un período de evolución extremada-mente largo, desde los estadios más elementales, y que enseñópor igual a muchos animales y hombres a tener conciencia deesa fuerza que ellos adquieren practicando la ayuda y el apoyomutuos, y también a tener conciencia del placer que se puedehallar en la vida social.

Una importancia de esta distinción podrá ser apreciada fácil-mente por todo aquél que estudie la psicología de los animales,y más aún, la ética humana. El amor, la simpatía y el sacrificiode sí mismos, naturalmente, desempeñan un papel enorme enel desarrollo progresivo de nuestros sentimientos morales. Pe-ro la sociedad, en la humanidad, de ningún modo le ha creadosobre el amor ni tampoco sobre la simpatía. Se ha creado sobrela conciencia - aunque sea instintiva- de la solidaridad humanay de la dependencia recíproca de los hombres. Se ha creado so-bre el reconocimiento inconsciente semiconsciente de la fuerzaque la práctica común de dependencia estrecha de la felicidadde cada individuo de la felicidad de todos, y sobre los sentim-ientos de justicia o de equidad, que obligan al individuo a con-siderar los derechos de cada uno de los otros como iguales asus propios derechos. Pero esta cuestión sobrepasa los límitesdel presente trabajo, y yo me limitaré más que a indicar miconferencia "Justicia y Moral", que era contestación a la Éticade Huxley, y en la cual me refería esta cuestión con mayordetalle.

Debido a todo, lo dicho anteriormente, Pensé que un libro so-bre "La ayuda mutua como ley de la naturaleza y factor de

13

Page 14: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

evolución" podría llenar una laguna muy importante. CuándoHuxley publicó, en el año 1888 su "manifiesto" sobre la luchapor la existencia ("Struggle for Existence and its Bearing uponMan") el cual, desde mi punto de vista, era una representacióncompletamente infiel de los fenómenos de la naturaleza, talescomo los vemos en las taigas y las estepas, me dirigí al redac-tor de la revista Nineteenth Century rogando dar ubicación enlas páginas, de la revista que él dirigía a una critica cuidadosade las opiniones de uno de los más destacados darwinistas, yMr. James Knowles acogió mi propósito con la mayor simpatíapor este motivo hablé también, con W. Bates, con el gran "na-turalista del Amazonas", quien reunió, como es sabido, los ma-teriales para Wallace y Darwin, y a quien Darwin, con perfectajusticia, calificó en su autobiografía como uno de los hombresmás inteligentes qué había encontrado. "sí, por cierto; eso esverdadero darwinismo exclamó Bates, lo que han hecho deDarwin es sencillamente indignante. Escriba esos artículos ycuando estén impresos le enviaré una carta que podrá publi-car. Por desgracia, la composición de estos artículos me ocupócasi siete años, y cuándo el último fue publicado, Bates ya noestaba entre los vivos.

Después de haber examinado la importancia de la ayuda mut-ua para el éxito y desarrollo de las diferentes clases de anima-les, evidentemente, estaba obligado a juzgar la importancia deaquel mismo factor en el desarrollo del hombre. Esto era aúnmás indispensable, porque existen evolucionistas dispuestos aadmitir la importancia de la ayuda mutua entre los animales,pero, a la vez, como Herbert Spencer, negándola al respecto alhombre. Para los salvajes primitivos -afirman- la guerra de unocontra todos era la ley dominante del la vida. He tratado deanalizar en este libro, en los capítulos dedicados a los salvajesy bárbaros, hasta dónde esta afirmación que con excesiva com-placencia repiten todos sin la necesaria comprobación desde laépoca de Hobbes, coincide con lo que conocemos respecto alos grados más antiguos del desarrollo del hombre.

El número y la importancia de las diferentes instituciones deayuda mutua que se desarrollaron en la humanidad gracias algenio creador las masas salvajes y semisalvajes, ya durante el

14

Page 15: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

período siguiente de la comuna aldeana, y también la inmensainfluencia que estas instituciones antiguas ejercieron sobre el,desarrollo posterior de la humanidad hasta los tiempos moder-nos, me indujeron a extender el camino de mis investigacionesa los períodos de los tiempos históricos más antiguos. Especial-mente me detuve en el período de mayor interés, el de las ciu-dades repúblicas, libres, de la Edad Media, cuya universalidady cuya influencia sobre nuestra civilización moderna no ha sidosuficientemente apreciada hasta ahora. Por último, tambiéntraté de indicar brevemente la enorme importancia que tienentodavía las costumbres de apoyo mutuo transmitidas en heren-cia por el hombre a través de un periodo extraordinariamentelargo de su desarrollo, sobre nuestra sociedad contemporánea,a pesar de que se piensa y se dice que descansa sobre el prin-cipio: "cada uno para sí y el Estado para todos", principio quelas sociedades humanas nunca siguieron por entero y que nun-ca será llevado a la realización, íntegramente.

Quizá se me objetará que en este libro tanto los hombres co-mo los animales están representados desde un punto de vistademasiado favorable: que sus cualidades sociales son destaca-das en exceso, mientras que sus inclinaciones antisociales, deafirmación de sí mismos, apenas están marcadas. Sin embargo,esto era inevitable. En los últimos tiempos hemos oído hablartanto de "la lucha dura y despiadada por la vida" que aparente-mente sostiene cada animal contra todos los otros, cada salvajecontra todos los demás salvajes, y cada hombre civilizado con-tra todos sus conciudadanos semejantes opiniones se convirtie-ron en una especie de dogma, de religión de la sociedad instr-uida-, que fue necesario, ante todo oponer una serie amplia dehechos que muestran la vida de los animales y de los hombrescompletamente desde otro ángulo. Era necesario mostrar, enprimer lugar, el papel predominante que desempeñan las cos-tumbres sociales en la vida de la naturaleza y en la evoluciónprogresiva, tanto de las especies animales como igualmente delos seres humanos.

Era necesario demostrar que las costumbres de apoyo mutuodan a los animales mejor protección contra sus enemigos, quehacen menos difícil obtener alimentos (provisiones invernales,migraciones, alimentación bajo la vigilancia de centinelas,

15

Page 16: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

etc.), que aumentan la prolongación de la vida y debido a estofacilitan el desarrollo de las facultades intelectuales; que die-ron a los hombres, aparte de las ventajas citadas, comunes conlas de los animales, la posibilidad de formar aquellas institucio-nes que ayudaron a la humanidad a sobrevivir en la lucha duracon la naturaleza y a perfeccionarse, a pesar de todas las vicisi-tudes de la historia. Así lo hice. Y por esto el presente libro eslibro de la ley de ayuda mutua considerada como una de lasprincipales causas activas del desarrollo progresivo, y no la in-vestigación de todos los factores de evolución y su valor res-pectivo. Era necesario escribir este libro antes de que fuera po-sible investigar la cuestión de la importancia respectiva de losdiferentes agentes de la evolución.

Y menos aún, naturalmente, estoy inclinado a menospreciarel papel que desempeñó la autoafirmación del individuo en eldesarrollo de la humanidad. Pero esta cuestión, según mi opi-nión, exige un examen bastante más profundo que el que hahallado hasta ahora. En la historia de la humanidad, la autoa-firmación del individuo a menudo representó, y continúa repre-sentando, algo perfectamente destacado, y algo más amplio yprofundo que esa mezquina e irracional estrechez mental quela mayoría de los escritores presentan como "individualismo" y"autoafirmación". De modo semejante, los individuos impulso-res de la historia no se redujeron solamente a aquellos que loshistoriadores nos describen en calidad de héroes. Debido a es-to, tengo el propósito, siempre que sea posible, de analizar endetalle, posteriormente, el papel que ha desempeñado la autoa-firmación del individuo en el desarrollo progresivo de la huma-nidad. Por ahora, me limito a hacer nada más que la observa-ción general siguiente: Cuando las instituciones de ayuda mut-ua es decir, la organización tribal, la comuna aldeana, las guil-das, la ciudad de la edad media empezaron a perder en eltranscurso del proceso histórico su carácter primitivo, cuandocomenzaron a aparecer en ellas las excrecencias parasitariasque les eran extrañas, debido a lo cual estas mismas institucio-nes se transformaron en obstáculo para el progreso, entoncesla rebelión de los individuos en contra de estas instituciones to-maba siempre un carácter doble. Una parte de los rebeldes seempezaba en purificar las viejas instituciones de los elementos

16

Page 17: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

extraños a ella, o en elaborar formas superiores de libre convi-vencia, basadas una vez más en los principios de ayuda mutua;trataron de introducir, por ejemplo, en el derecho penal, elprincipio de compensación (multa), en lugar de la ley del Ta-lión, y más tarde, proclamaron el "perdón de las ofensas", esdecir, un ideal aún más elevado de igualdad ante la concienciahumana, en lugar de la "compensación" que se pagaba segúnel valor de clase del damnificado. Pero al mismo tiempo, la otraparte de esos individuos, que se rebelaron contra la organiza-ción que se había consolidado, intentaban simplemente destr-uir las instituciones protectoras de apoyo mutuo a fin de impo-ner, en lugar de éstas, su propia arbitrariedad, acrecentar deeste modo sus riquezas propias y fortificar su propio poder. Enesta triple lucha entre las dos categorías de individuos, los quése habían rebelado y los protectores de lo existente, consistetoda la verdadera tragedia de la historia. Pero, para represen-tar esta lucha y estudiar honestamente el papel desempeñadoen el desarrollo de la humanidad por cada una de las tres fuer-zas citadas, hará falta, por lo menos, tantos años de trabajo co-mo hube de dedicar a escribir este libro.

De las obras que examinan aproximadamente el mismo pro-blema, pero aparecidas ya después de la publicación de mis ar-tículos sobre la ayuda mutua entre los animales, debo mencio-nar The Lowell Lectures on the Ascent of Man, por HenryDrummond, Londres, 1894, y The Origin and Growth of theMoral Instinct, por A. Sutherland, Londres, 1898. Ambos librosestán concebidos, en grado considerable, según el mismo plandel libro citado de Büchner, y en el libro de Sutherland le con-sideran con bastantes detalles los sentimientos paternales y fa-miliares corno único factor en el proceso de desarrollo de lossentimientos morales. La tercera obra de esta clase que tratadel hombre y está escrita según el mismo plan es el libro delprofesor americano F. A. Giddings, cuya primera edición apare-ció en el año 1896, en Nueva York y en Londres, bajo el títuloThe Principles of Sociology, y cuyas ideas dominantes habíansido expuestas por el autor en un folleto, en el año 1894. Debo,sin embargo, dejar por completo a la crítica literaria el examende las coincidencias, similitudes y divergencias entre las dosobras citadas y la mía.

17

Page 18: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

Todos los capítulos de este libro fueron publicados primera-mente en la revista Nineteenth Century ("La ayuda mutua en-tre los animales", en septiembre y noviembre de 1890; "La ayu-da mutua entre los salvajes", en abril de 1891; "ayuda mutuaentre los bárbaros", en enero de 1892; "La ayuda mutua en laCiudad Medieval", en agosto y septiembre de 1884, y "La ayu-da mutua en la época moderna", en enero y junio de 1896). Alpublicarlos en forma de libro, pensé, en un principio, incluir enforma de apéndices la masa de materiales reunidos por mí queno pude aprovechar para los artículos que aparecieron en larevista, así como el juicio sobre diferentes puntos secundariosque tuve que omitir. Tales apéndices habrían duplicado el ta-maño del libro, y me vi obligado a renunciar a su publicación o,por lo menos, a aplazarla. En los apéndices de este libro estáincluido solamente el juicio sobre algunas pocas cuestionesque han sido objeto de controversia científica en el curso de es-tos últimos años; del mismo modo en el texto de los artículosprimitivos intercalé sólo el poco material adicional que me fueposible agregar sin alterar la estructura general de esta obra.

Aprovecho esta oportunidad para expresar al editor de Nine-teenth Century, James Knowles, mi agradecimiento, tanto porla amable hospitalidad que mostró hacia la presente obra, ape-nas se enteró de su idea general, como por su amable permisopara la reimpresión de este trabajo.

P. K.Bromley, Kent, 1902.

18

Page 19: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

Capítulo 1LA AYUDA MUTUA ENTRE LOS ANIMALESLa concepción de la lucha por la existencia como condición deldesarrollo progresivo, introducida en la ciencia por Darwin yWallace, nos permitió abarcar, en una generalización, una vas-tísima masa de fenómenos, y esta generalización fue, desde en-tonces, la base de todas nuestras teorías filosóficas, biológicasy sociales. Un número infinito de los más diferentes hechos,que antes explicábamos cada uno por una causa propia, fueronencerrados por Darwin en una amplia generalización. La adap-tación de los seres vivientes a su medio ambiente, su desarrolloprogresivo, anatómico y fisiológico, el progreso intelectual yaun el perfeccionamiento moral, todos estos fenómenos empe-zaron a presentársenos como parte de un proceso común. Co-menzamos a comprenderlos como una serie de esfuerzos inin-terrumpidos, como una lucha contra diferentes condicionesdesfavorables, lucha que conduce al desarrollo de individuos,razas, especies y sociedades tales- que representarían la mayorplenitud, la mayor variedad y la mayor intensidad de vida.

Es muy posible que, al comienzo de sus trabajos, el mismoDarwin no tuviera conciencia de toda la importancia y generali-dad de aquel fenómeno la lucha por la existencia, al que recu-rrió buscando la explicación de un grupo de hechos, a saber: laacumulación de desviaciones del tipo primitivo y la formaciónde nuevas especies. Pero comprendió que el término que él in-troducía en la ciencia perdería su sentido filosófico exacto siera comprendido exclusivamente en sentido estrecho, como lu-cha entre los individuos por los medios de subsistencia. Poreso, al comienzo mismo de su gran investigación sobre el ori-gen de las especies, insistió en que se debe comprender "la lu-cha por la existencia en su sentido amplio y metafórico, es

19

Page 20: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

decir, incluyendo en él la dependencia de un ser viviente de losotros, y también - lo que es bastante más importante- no sólo lavida del individuo mismo, sino también la posibilidad de quedeje descendencia.

De este modo, aunque el mismo Darwin, para su propósitoespecial, utilizó la expresión "lucha por la existencia" preferen-temente en su sentido estrecho, previno a sus sucesores encontra del error (en el cual parece que cayó él mismo en unaépoca) de la comprensión demasiado estrecha de estas pala-bras. En su obra posterior, Origen del hombre, hasta escribióvarias páginas bellas y vigorosas para explicar el verdadero yamplio sentido de esta lucha. Mostró cómo, en innumerablessociedades animales, la lucha por la existencia entre los indivi-duos de estas sociedades desaparece completamente, y cómo,en lugar de la lucha, aparece la cooperación que conduce aldesarrollo de las facultades intelectuales y de las cualidadesmorales, y que asegura a tal especie las mejores oportunidadesde vivir y propasarse. Señaló que, de tal modo, en estos casos,no se muestran de ninguna manera "más aptos" aquéllos queson físicamente más fuertes o más astutos, o más hábiles, sinoaquéllos que mejor saben unirse y apoyarse los unos a los otros- tanto los fuertes como los débiles- para el bienestar de todasu comunidad "Aquellas comunidades -escribió- que encierranla mayor cantidad de miembros que simpatizan entre sí, flore-cerán mejor y dejarán mayor cantidad de descendientes- (se-gunda edición inglesa, página 163).

La expresión, tomada por Darwin de la concepción malthus-iana de la lucha de todos contra uno, perdió, de tal modo, suestrechez cuando fue transformada en la mente de un hombreque comprendía la naturaleza profundamente. Por desgracia,estas observaciones de Darwin, que podrían haberse converti-do en base de las investigaciones más fecundas, pasaron inad-vertidas, a causa de la masa de hechos en que entraba, o se su-ponía, la lucha real entre los individuos por los medios desubsistencia.

Y Darwin no sometió a una investigación más severa la im-portancia comparativa y la relativa extensión de las dos formas

20

Page 21: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

de la "lucha por la vida" en el mundo animal: la lucha inmedia-ta entre las personas aisladas, y la lucha común, entre muchaspersonas, en conjunto; tampoco escribió la obra que se propo-nía escribir sobre los obstáculos naturales a la multiplicaciónexcesiva de los animales, tales como la sequía, las inundacio-nes, los fríos repentinos, las epidemias, etc.

Sin embargo, tal investigación era ciertamente indispensablepara determinar las verdaderas proporciones y la importanciaen la naturaleza de la lucha individual por la vida entre losmiembros de una misma especie de animales en comparacióncon la lucha de toda la comunidad contra los obstáculos natu-rales y los enemigos de otras especies. Más aún, en este mismolibro sobre el origen del hombre, donde escribió los pasajes ci-tados que refutan la estrecha comprensión malthusiana de la"lucha" se abrió paso nuevamente el fermento malthusiano; porejemplo, allí donde se hacía la pregunta: ¿es menester conser-var la vida de los "débiles de mente y cuerpo" en nuestras soc-iedades civilizados? (capítulo V). Como si miles de poetas, sab-ios inventores y reformadores "locos", Y también los llamados"entusiastas débiles de mente" no fueran el arma más fuerte dela humanidad en su lucha por la vida, en la lucha que se sostie-ne con medios intelectuales y- morales, cuya importancia expu-so tan bien el mismo Darwin en los mismos capítulos de sulibro.

Luego sucedió con la teoría de Darwin lo que sucede con to-das las teorías que tienen relación con la vida humana. Suscontinuadores no sólo no la ampliaron, de acuerdo con sus in-dicaciones, sino que, por lo contrario, la restringieron aún más.Y mientras Spencer, trabajando independientemente, pero enanálogo sentido, trataba hasta cierto punto de ampliar las in-vestigaciones acerca de la cuestión de quién es el más apto (es-pecialmente en el apéndice de la tercera edición de Data ofEthics), numerosos continuadores de Darwin restringieron laconcepción de la lucha por la existencia hasta los límites másestrechos. Empezaron a representar el mundo de los animalescomo un mundo de luchas ininterrumpidas entre seres eterna-mente hambrientos y ávidos de la sangre de sus hermanos.

21

Page 22: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

Llenaron la literatura moderna con el grito de ¡Ay de los venci-dos! y presentaron este grito como la última palabra de labiología.

Elevaron la lucha "sin cuartel", Y en pos de ventajas individ-uales, a la altura de un principio, de una ley de toda la biología,a la cual el hombre debe subordinarse, de lo contrario, sucum-birá en este mundo que está basado en el exterminio mutuo.Dejando de lado a los economistas, los cuales generalmenteapenas conocen, del campo de las ciencias naturales, algunasfrases corrientes, y ésas tomadas de los divulgadores de segun-do grado, debemos reconocer que aun los más autorizados re-presentantes de las opiniones de Darwin emplean todas susfuerzas para sostener estás falsas ideas. Si tomamos, por ejem-plo, a Huxley, a quien se considera, sin duda, como uno de losmejores representantes de la teoría del desarrollo (evolución)veremos entonces que en el artículo titulado "La lucha por laexistencia y su relación con el hombre" no enseña que "desdeel punto de vista del moralista, el mundo animal se encuentraen el mismo nivel que la lucha de gladiadores: alimentan bien alos animales y los arrojan a la lucha: en consecuencia, sólo losmás fuertes, los más ágiles y los más astutos sobreviven única-mente para entrar en lucha al día siguiente. No es necesarioque el espectador baje el dedo para exigir que sean muertoslos débiles- aquí, sin ello, no hay cuartel para nadie".

En el mismo artículo, Huxley dice más adelante que entre losanimales, lo mismo que entre los hombres primitivos "los másdébiles y los más estúpidos están condenados a muerte, mien-tras que sobreviven los más astutos y aquellos a quienes esmás difícil vulnerar, a que los que mejor supieron adaptarse alas circunstancias, pero que de ningún modo son mejores enlos otros sentidos. La vida -dice- era una lucha constante y ge-neral, y con excepción de las relaciones limitadas y temporalesdentro de la familia, la guerra hobbesiana de uno contra todosera el estado normal de la existencia.

Hasta dónde se justifica o no semejante opinión sobre la na-turaleza, se verá en los hechos que este libro aporta, tanto delmundo animal como de la vida del hombre primitivo. Pero

22

Page 23: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

podemos decir ya ahora que la opinión de Huxley sobre la na-turaleza tiene tan poco derecho a ser reconocida en tanto quededucción científica, como la opinión opuesta de Rousseau,que veía en la naturaleza solamente amor, paz y armonía, per-turbados por la aparición del hombre. En realidad, el primerpaseo por el bosque, la primera observación sobre cualquiersociedad animal o hasta el conocimiento de cualquier trabajoserio en donde se habla de la vida de los animales en los conti-nentes que aún no están densamente poblados por el hombre(por ejemplo de D'Orbigny, Audubon, Le Vaillant), debía obli-gar al naturalista a reflexionar sobre el papel que desempeñala vida social en el mundo de los animales, y preservarle tantode concebir la naturaleza en forma de campo de batalla gene-ral como del extremo opuesto, que ve en la naturaleza sólo pazy armonía. El error de Rousseau consiste en que perdió de vis-ta, por completo, la lucha sostenida con picos y garras, y Huxl-ey es culpable del error de carácter opuesto; pero ni el optimis-mo de Rousseau ni el pesimismo de Huxley pueden ser acepta-dos como una interpretación desapasionada y científica de lanaturaleza.

Si bien, comenzamos a estudiar los animales no únicamenteen los laboratorios y museos sino en el bosque, en los prados,en las estepas y en las zonas montañosas, en seguida observa-mos que, a pesar de que entre diferentes especies y, en parti-cular, entre diferentes clases de animales, en proporciones su-mamente vastas, se sostiene la lucha y el exterminio, se obser-va, al mismo tiempo, en las mismas proporciones, o tal vez ma-yores, el apoyo mutuo, la ayuda mutua y la protección mutuaentre los animales pertenecientes a la misma especie o, por lomenos, a la misma sociedad. La sociabilidad es tanto una leyde la naturaleza como lo es la lucha mutua.

Naturalmente, sería demasiado difícil determinar, aunquefuera aproximadamente, la importancia numérica relativa deestas dos series de fenómenos. Pero si recurrimos, a la verifica-ción indirecta y preguntamos a la naturaleza: "¿Quiénes sonmás aptos, aquellos que constantemente luchan entre sí o, porlo contrario, aquellos que se apoyan entre sí?", en seguida ve-remos que los animales que adquirieron las costumbres de

23

Page 24: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

ayuda mutua resultan, sin duda alguna, los más aptos. Tienenmás posibilidades de sobrevivir como individuos y como espec-ie, y alcanzan en sus correspondientes clases (insectos, aves,mamíferos) el más alto desarrollo mental y organización física.Si tomamos en consideración los Innumerables hechos que ha-blan en apoyo de esta opinión, se puede decir con seguridadque la ayuda mutua constituye tanto una ley de la vida animalcomo la lucha mutua. Más aún. Como factor de evolución, esdecir, como condición de desarrollo en general, probablementetiene importancia mucho mayor que la lucha mutua, porque fa-cilita el desarrollo de las costumbres y caracteres que asegu-ran el sostenimiento y el desarrollo máximo de la especie juntocon el máximo bienestar y goce de la vida para cada individuo,y, al mismo tiempo, con el mínimo de desgaste inútil de energí-as, de fuerzas.

Hasta donde yo sepa, de los sucesores científicos de Darwin,el primero que reconoció en la ayuda mutua la importancia deuna ley de la naturaleza y de un factor principal de la evolu-ción, fue el muy conocido biólogo ruso, ex-decano de la Univer-sidad de San Petersburgo, profesor K. F. Kessler. Desarrollóeste pensamiento en un discurso pronunciado en enero del año1880, algunos meses antes de su muerte, en el congreso de na-turalistas rusos, pero, como muchas cosas buenas publicadas,sólo en la lengua rusa, esta conferencia pasó casi completa-mente inadvertida.

Como zoólogo viejo - decía Kessler -, se sentía obligado a ex-presar su protesta contra el abuso del término "lucha por laexistencia", tomado de la - zoología, o por lo menos contra lavaloración excesivamente exagerada de su importancia. - Espe-cialmente en la zoología -decía- en las ciencias consagradas alestudio multilateral del hombre, a cada paso se menciona la lu-cha cruel por la existencia, y a menudo se pierde de vista porcompleto, que existe otra ley que podemos llamar de la ayudamutua, y que, por lo menos ton relación a los animales, tal vezsea más importante - que la ley de la lucha por la existencias.Señaló luego Kessler que la necesidad de dejar descendencia,inevitablemente une a los animales, y "cuando más se vinculanentre si los individuos de una determinada especie, cuanto más

24

Page 25: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

ayuda mutua se prestan, tanto más se consolida la existenciade la especie y tanto más se dan la! posibilidades de que dichaespecie vaya más lejos en su desarrollo y se perfeccione, ade-más, en su aspecto intelectual". "Los animales de todas las cla-ses, especialmente de las superiores, se prestan ayuda mutua"- proseguía Kessler (pág. 131), y confirmaba su idea con ejem-plos tomados de la vida de los escarabajos enterradores o ne-cróforos y de la vida social de las aves y de algunos mamíferos.Estos ejemplos eran poco numerosos, como era menester en unbreve discurso de inauguración, pero puntos importantes fue-ron claramente establecidos. Después de haber señalado luegoque en el desarrollo de la humanidad la ayuda mutua desempe-ña un papel aún más grande, Kessler concluyó su discurso conlas siguientes observaciones.

"Ciertamente, no niego la lucha por la existencia, sino quesostengo que, el desarrollo progresivo, tanto de todo el reinoanimal como en especial de la humanidad, no contribuye tantola lucha recíproca cuanto la ayuda mutua. Son inherentes a to-dos los cuerpos orgánicos dos necesidades esenciales: la nece-sidad de alimento y la necesidad de multiplicación. La necesi-dad de alimentación los conduce a la lucha por la subsistencia,y al exterminio recíproco, y la necesidad de la multiplicaciónlos conduce a aproximarse a la ayuda mutua. Pero, en el desa-rrollo del mundo orgánico, en la transformación de unas for-mas en otras, quizá ejerza mayor influencia la ayuda mutua en-tre los individuos de una misma especie que la lucha entreellos".

La exactitud de las opiniones expuestas más arriba llamó laatención de la mayoría de los presentes en el congreso de loszoólogos rusos, y N. A. Syevertsof, cuyas obras son bien cono-cidas de los ornitólogos y geógrafos, las apoyó e ilustró con al-gunos ejemplos complementarios. Mencionó algunas especiesde halcones dotados de una organización quizá ideal para losfines de ataque, pero a pesar de ello, se extinguen, mientras -que las otras especies de halcones que practican la ayuda mut-ua prosperan. Por otra parte, tomad un ave tan social como elpato -dijo- en general, está mal organizado, pero practica el ap-oyo mutuo y, a juzgar por sus innumerables especies y

25

Page 26: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

variedades, tiende positivamente a extenderse por toda latierra".

La disposición de los zoólogos rusos a aceptar las opinionesde Kessler le explica muy naturalmente porque casi todos ellostuvieron oportunidad de estudiar el mundo animal en las exten-sas regiones deshabitadas del Asia Septentrional o de RusiaOriental, y el estudio de tales regiones conduce, inevitablemen-te, a esas mismas conclusiones. Recuerdo la impresión que meprodujo el mundo animal de Siberia cuando yo exploraba lastierras altas de Oleminsk Vitimsk en compañía de tan- destaca-do zoólogo como era mi, amigo Iván Simionovich Poliakof. Am-bos estábamos bajo la impresión reciente de El origen de lasespecies, de Darwin, pero yo buscaba vanamente esa aguzadacompetencia entre los animales de la misma especie a que noshabía preparado la lectura de la obra de Darwin, aun despuésde tomar en cuenta la observación hecha en el capitulo III deesta obra (pág. 54).

-¿Dónde está esa lucha? -preguntaba yo a Poliakof-. Veíamosmuchas adaptaciones para la lucha, muy a menudo para la lu-cha en común, contra las condiciones climáticas desfavorables,o contra diferentes enemigos, y I. S. Poliakof escribió algunaspáginas hermosas sobre la dependencia mutua de los carnívo-ros, rumiantes y roedores en su distribución geográfica. Porotra parte, vi yo allí, y en el Amur, numerosos casos de apoyomutuo, especialmente en la época de la emigración de las avesy de los rumiantes, pero aun en las regiones del Amur y del Us-suri, donde la vida animal se distingue por su gran abundancia,muy raramente me ocurrió observar, a pesar de que los busca-ba, casos de competencia real y de lucha entre los individuosde - una misma especie de animales superiores. La misma im-presión brota de los trabajos de la mayoría de los zoólogos ru-sos, y esta circunstancia quizá aclare por qué las ideas deKessler fueron tan bien recibidas por los darwinistas rusos,mientras que semejantes opiniones no son corrientes entre loscontinuadores de Darwin de Europa Occidental, que conocen elmundo animal preferentemente en la Europa más occidental,donde el exterminio de los animales por el hombre alcanzó

26

Page 27: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

tales proporciones que los individuos de muchas especies, quefueron en otros tiempos sociales, viven ahora solitarios.

Lo primero que nos sorprende, cuando comenzamos a estud-iar la lucha por la existencia, tanto en sentido directo como enel figurado de la expresión, en las regiones aún escasamentehabitadas por el hombre, es la abundancia de casos de ayudamutua practicada por los animales, no sólo con el fin de educara la descendencia, como está reconocido por la mayoría de losevolucionistas, sino también para la seguridad del individuo ypara proveerse del alimento necesario. En muchas vastas sub-divisiones del reino animal, la ayuda mutua es regla general. bayuda mutua se encuentra hasta entre los animales más infer-iores y probablemente conoceremos alguna vez, por las perso-nas que estudian la vida microscópica de las aguas estancadas,casos de ayuda mutua inconsciente hasta entre los microorga-nismos más pequeños.

Naturalmente, nuestros conocimientos de la vida de los in-vertebrados - excluyendo las termitas, hormigas y abejas- sonsumamente limitados; pero a pesar de esto, de la vida de losanimales más inferiores podemos citar algunos casos de ayudamutua bien verificados. Innumerables sociedades de langostas,mariposas -especialmente vanessae-, grillos, escarabajos (cicin-delae), etc., en realidad se hallan completamente inexploradas,pero ya el mismo hecho de su existencia indica que deben esta-blecerse aproximadamente sobre los mismos principios que lassociedades temporales de hormigas y abejas con fines de mi-gración. En cuanto a los escarabajos, son bien conocidos casosexactamente observados de ayuda mutua entre los sepulture-ros (Necrophorus). Necesitan alguna materia orgánica en des-composición para depositar los huevos y asegurar la alimenta-ción de sus larvas; pero la putrefacción de ese material no de-be producirse muy rápidamente. Por eso, los escarabajos se-pultureros entierran los cadáveres de todos los animales peq-ueños con que se topan - casualmente durante sus búsquedas.En general, los escarabajos de esta raza viven solitarios; pero,cuando alguno de ellos encuentra el cadáver de algún ratón ode un ave, que no puede enterrar, convoca a varios otros sepul-tureros más (se juntan a veces hasta seis) para realizar esta

27

Page 28: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

operación con sus fuerzas asociadas. Si es necesario, transpor-tan el cadáver a un suelo más conveniente y blando. En gene-ral, el entierro se realiza de un modo sumamente meditado ysin la menor disputa con respecto a quién corresponde disfru-tar del privilegio de poner sus huevos en el cadáver enterrado.Y cuando Gleditsch ató un pájaro muerto a una cruz hecha dedos palitos, o suspendió una rana de un palo clavado en el sue-lo, los sepultureros, del modo más amistoso, dirigieron la fuer-za de sus inteligencias reunidas para vencer la astucia delhombre. La misma combinación de esfuerzos se observa tam-bién en los escarabajos del estiércol.

Pero, aún entre los animales situados en un grado de organi-zación algo inferior, podemos encontrar ejemplos semejantes.Ciertos cangrejos anfibios de las Indias Orientales y Américadel Norte se reúnen en grandes masas cuando se dirigen haciael mar para depositar sus huevas, por lo cual cada una de estasmigraciones presupone cierto acuerdo mutuo. En cuanto a losgrandes cangrejos de las Molucas (Limulus), me sorprendió veren el año 1882, en el acuario de Brighton, hasta qué punto soncapaces estos animales torpes de prestarse ayuda entre sícuando alguno de ellos la necesita. Así, por ejemplo, uno se diovuelta Y quedó de espalda en un rincón de la gran cuba dondese les guarda en el acuario, y su pesada caparazón, parecida auna gran cacerola, le impedía tomar su posición habitual, tantomás cuanto que en ese rincón habían hecho una división dehierro que dificultaba más aún sus tentativas de volverse. En-tonces, los compañeros corrieron en su ayuda, y durante unahora entera observé cómo trataban de socorrer a su camaradade cautiverio. Al principio aparecieron dos cangrejos, que em-pujaron a su amigo por debajo, y después de esfuerzos empe-ñosos, consiguieron colocarlo de costado, pero la división dehierro impedíales terminar su obra, y él cangrejo cala de nue-vo, pesadamente, de espaldas. Después de muchas tentativas,uno de los salvadores se dirigió hacia el fondo de la cuba y tra-jo consigo otros dos cangrejos, los cuales, con fuerzas frescas,se entregaron nuevamente a la tarea de levantar y empujar alcamarada incapacitado. Permanecimos en el acuario, más dedos horas, y cuando nos íbamos, nos acercamos de nuevo aechar; un vistazo a la cuba: ¡el trabajo de liberación continuaba

28

Page 29: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

aún! Después de haber sido testigo de este episodio, creo ple-namente en la observación hecha por Erasmo Darwin, a saber:que "el cangrejo común, durante la muda, coloca en calidad decentinela a cangrejos que no han sufrido la muda o bien a unindividuo cuya caparazón se ha endurecido ya, a fin de prote-ger a los individuos que han mudado, en su situación desampa-rada, contra la agresión de los enemigos marinos".

Los casos de ayuda mutua entre las termitas, hormigas yabejas son tan conocidos para casi todos los lectores, en espec-ial gracias a los populares libros de Romanes, Büchner y JohnLubbock, que puedo limitarme a muy pocas citas. Si tomamosun hormiguero, no sólo veremos que todo género de trabajo -la cría de la descendencia el aprovisionamiento, la construc-ción, la cría de los pulgones, etc.-, se realiza de acuerdo con losprincipios de ayuda mutua voluntaria, sino que, junto con Fo-rel, debemos también reconocer que el rasgo principal, funda-mental, de la vida de muchas especies de hormigas es que cadahormiga comparte y está obligada a compartir su alimento, yadeglutido y en parte digerido, con cada miembro de la comuni-dad que haya manifestado su demanda de ello. Dos hormigaspertenecientes a dos especies diferentes o a dos hormiguerosenemigos, en un encuentro casual, se evitarán la una a la otra.Pero dos hormigas pertenecientes - al mismo hormiguero, o ala misma colonia de hormigueros, siempre que se aproximan,cambian algunos movimientos de antena y, -"si una de ellas es-tá hambrienta o siente sed, y si especialmente en ese momentola otra tiene el papo lleno, entonces la primera pide inmediata-mente alimento". La hormiga a la cual se dirigió el pedido detal modo, nunca se rehusa; separa sus mandíbulas, y dando asu cuerpo la posición conveniente, devuelve una gota de líqui-do transparente, que la hormiga hambrienta sorbe.

La devolución de alimentos para nutrir a otros es un rasgotan importante de la vida de la hormiga (en libertad) y se apli-ca tan constantemente, tanto para la alimentación de los cama-radas hambrientos como para la nutrición de las larvas, que,según la opinión de Forel, los órganos digestivos de las hormi-gas se componen de dos partes diferentes; una de ellas, la pos-terior, se destina al uso especial de la hormiga misma, y la

29

Page 30: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

otra, la anterior, principalmente a utilidad de la comunidad. Sicualquier hormiga con el papo lleno, mostrara ser tan egoístaque rehusara alimento a un camarada, la tratarían como ene-miga o peor aún. Si la negativa fuera hecha en el momento enque sus congéneres luchan contra cualquier especie de hormi-ga o contra un hormiguero extraño, caerían sobre su codiciosacompañera con mayor furor que sobre sus propias enemigas.Pero, si la hormiga no se rehusara a alimentar a otra hormigaperteneciente a un hormiguero enemigo, entonces las congéne-res de la última la tratarían como amiga. Todo esto está confir-mado por observaciones y experiencias sumamente precisas,que no dejan ninguna duda sobre la autenticidad de los hechosmismos ni sobre la exactitud de su interpretación.

De tal modo, en esta inmensa división del mundo animal, quecomprende más de mil especies y es tan numerosa que el Bra-sil, según la afirmación de los brasileños, no pertenece a loshombres, sino a las hormigas, no existe en absoluto lucha nicompetencia por el alimento entre los miembros de un mismohormiguero o de una colonia de hormigueros. Por terribles quesean las guerras entre las diferentes especies de hormigas ylos diferentes hormigueros, y cualesquiera que sean las atroci-dades cometidas durante la guerra, la ayuda mutua dentro dela comunidad, la abnegación en beneficio común, se ha trans-formado en costumbre, y el sacrificio, en bien común, es la re-gla general. Las hormigas, y las termitas repudiaron de estemodo la "guerra hobbesiana", y salieron ganando. Sus sorpren-dentes hormigueros, sus construcciones, que sobrepasan por laaltura relativa, a las construcciones de los hombres; sus cami-nos pavimentados y galerías cubiertas entre los hormigueros;sus espaciosas salas y graneros; sus campos trigo; sus cose-chas, los granos "malteados", los "huertos" asombrosos de la"hormiga umbelífera", que devora hojas y abona trocitos de tie-rra con bolitas de fragmentos de hojas masticadas y por esocrece en estos huertos solamente una clase de hongos, y todoslos otros son exterminados; sus métodos racionales de cuidadode los huevos y de las larvas, comunes a todas las hormigas, yla construcción de nidos especiales y cercados para la cría delos pulgones, que Linneo llamó tan pintorescamente "vacas delas hormigas" y, por último, su bravura, atrevimiento y elevado

30

Page 31: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

desarrollo mental; todo esto es la consecuencia natural de laayuda mutua que practican a cada paso de su vida activa y la-boriosa. La sociabilidad de las hormigas condujo también al de-sarrollo de otro rasgo esencial de su vida, a saber: el enormedesarrollo de la iniciativa individual que, a su vez, contribuyó aque se desarrollaran en la hormiga tan elevadas y variadas ca-pacidades mentales que producen la admiración y el asombrode todo observador.

Si no conociéramos ningún otro caso de la vida de los anima-les, aparte de aquellos conocidos de las hormigas y termitas,podríamos concluir con seguridad que la ayuda mutua (queconduce a la confianza mutua, primera condición de la bravu-ra) y la iniciativa personal (primera condición del progreso in-telectual), son dos condiciones incomparablemente más impor-tantes en el desarrollo del mundo de los animales que la luchamutua. En realidad, las hormigas prosperan, a pesar de que noposeen ninguno de los rasgos "defensivos" sin los cuales nopuede pasarse animal alguno que lleve vida solitaria. Su colorles hace muy visibles para sus enemigos, y en los bosques y enlos prados, los grandes hormigueros de muchas especies, lla-man la atención en seguida. La hormiga no tiene caparazón du-ro; su aguijón, por más que resulte peligroso cuando centena-res se hunden en el cuerpo de un animal, no tiene gran valorpara la defensa individual. Al mismo tiempo, las larvas y loshuevos de las hormigas constituyen un manjar para muchos delos habitantes de los bosques.

No obstante, las mal defendidas hormigas no sufren gran ex-terminio por parte de las aves, ni aun de los osos hormigueros;e infunden terror a insectos que son bastante más fuertes queellas mismas. Cuando Forel vació un saco de hormigas en unprado, vio que - los grillos se dispersaban abandonando sus ni-dos al pillaje de las hormigas; las arañas y los escarabajosabandonaban sus presas por miedo a encontrarse en situaciónde víctimas"; las hormigas se apoderan hasta de los nidos deavispas, después de una batalla durante la cual muchas perec-ieron en bien de la comunidad. Aun los más veloces insectos noalcanzaron a salvarse, y Forel tuvo ocasión de ver, a menudo,que las hormigas atacaban y mataban, inesperadamente,

31

Page 32: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

mariposas, mosquitos, moscas, etc. Su fuerza reside en el apo-yo mutuo y en la confianza mutua. Y si la hormiga - sin hablarde otras termitas más desarrolladas- ocupa la cima de una cla-se entera de insectos por su capacidad mental; si por su bravu-ra se puede equiparar a los más valientes vertebrados, y sucerebro -usando las palabras de Darwin- "constituye uno de losmás maravillosos átomos de materia del mundo, tal vez aunmás asombroso que el cerebro del hombre" -¿no debe la hormi-ga todo esto a que la ayuda mutua reemplaza completamentela lucha mutua en su comunidad?

Lo mismo es cierto también con respecto a las abejas. Estospequeños insectos, que podrían ser tan fácil presa de numero-sas aves, y cuya miel atrae a toda clase de animales, comen-zando por el escarabajo y terminando con el oso, tampoco tie-nen particularidad alguna protectora en la estructura o en loque a mimetismo se refiere, sin los cuales los insectos que vi-ven aislados apenas podrían evitar el exterminio completo. Pe-ro, a pesar de eso, debido a la ayuda mutua practicada por lasabejas, como es sabido, alcanzaron a extenderse ampliamentepor la tierra; poseen una gran inteligencia, y han elaboradoformas de vida social sorprendentes.

Trabajando en común, las abejas multiplican en proporcionesinverosímiles sus fuerzas individuales, y recurriendo a una divi-sión temporal del trabajo, por lo cual cada abeja conserva suaptitud para cumplir cuando es necesario, cualquier clase detrabajo, alcanzando tal grado de bienestar y seguridad que notiene ningún animal, por fuerte que sea o bien armado que es-té. En sus sociedades, las abejas a menudo superan al hombre,cuando éste descuida las ventajas de una ayuda mutua bienplaneada. Así, por ejemplo, cuando un enjambre de abejas seprepara a abandonar la colmena para fundar una nueva socie-dad, cierta cantidad de abejas exploran previamente la vecin-dad, y si logran descubrir un lugar conveniente para vivienda,por ejemplo, un cesto viejo, o algo por el estilo, se apoderan deél, y lo limpian y lo guardan, a veces durante una semana ente-ra, hasta que el enjambre se forma y se asienta en el lugar ele-gido. ¡En cambio, muy a menudo los hombres hubieron de pe-recer en sus emigraciones a nuevos países, sólo porque los

32

Page 33: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

emigrantes no comprendieron la necesidad de unir sus esfuer-zos! Con la ayuda de su inteligencia colectiva reunida, las abe-jas luchan con éxito contra las circunstancias adversas, a vecescompletamente imprevistas y desusadas, como sucedió, porejemplo, en la exposición de París, donde las abejas fijaron consu propóleo resinoso (cera) un postigo que cerraba una venta-na construida en la pared de sus colmenas. Además, no se dis-tinguen por las inclinaciones sanguinarias, -y por el amor a loscombates inútiles con que muchos escritores dotan tan gusto-samente a todos los animales. Los centinelas que guardan lasentradas de las colmenas matan sin piedad a todas las abejasladronas que tratan de penetrar en ella; pero las abejas extra-ñas que caen por error no son tocadas, especialmente si llegancargadas con la provisión del polen recogido, o si son abejas jó-venes, que pueden errar fácilmente el camino. De este modo,las acciones bélicas, se reducen a las más estrictamentenecesarias.

La sociabilidad de las abejas es tanto más instructiva cuantomás los instintos de rapiña y de pereza continúan existiendoentre ellas, y reaparecen de nuevo cada vez que las circunstan-cias les son favorables. Sabido es que siempre hay un ciertonúmero de abejas que prefieren la vida de ladrones a la vida la-boriosa de obreras; por lo cual, tanto en los períodos de esca-sez de alimentos como en los períodos de abundancia extraor-dinaria, el número de las ladronas crece rápidamente. Cuandola recolección está terminada y en nuestros campos y praderasqueda poco material para la elaboración de la miel, las abejasladronas aparecen en gran número: por otra parte, en las plan-taciones de azúcar de las Indias Orientales y en las refineríasde Europa, el robo, la pereza y, muy a menudo, la embriaguez,se vuelven fenómenos corrientes entre las abejas. Vemos, deeste modo, que los instintos antisociales continúan existiendo;pero la selección natural debe aniquilar incesantemente a lasladronas, ya que, a la larga, la práctica de la reciprocidad semuestra más ventajosa para la especie que el desarrollo de losindividuos dotados de inclinaciones de rapiña. "Los más astu-tos y los más inescrupulosos" de los que hablaba Huxley comode los vencedores, son eliminados para dar lugar a los

33

Page 34: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

individuos que comprenden las ventajas de la vida social y delapoyo mutuo.

Naturalmente, ni las hormigas ni las abejas, ni siquiera lastermitas, se han elevado hasta la concepción de una solidari-dad más elevada, que abrazase toda su especie. En este res-pecto, evidentemente, no alcanzaron un grado de desarrolloque no encontrarnos siquiera entre los dirigentes políticos,científicos y religiosos, de la humanidad. Sus instintos socialescasi no van más allá de los límites del hormiguero o de la col-mena. A pesar de eso, Forel describió colonias de hormigas enMont Tendré y en la montaña Saleve, que incluían no menos dedoscientos hormigueros, y los habitantes de tales colonias per-tenecían a dos diferentes especies (Formica exsecta y F. pres-silabris). Forel afirma que cada miembro de estas colonias co-noce a los miembros restantes, y que todos toman parte en ladefensa común. Mac Cook observó, en Pensilvania, una naciónentera de hormigas, compuesta de 1600 a 1700 hormigueros,que vivían en completo acuerdo; y Bates describió las enormesextensiones de los campos brasileños cubiertos de montículosde termitas, en done algunos hormigueros servían de refugio ados o tres especies diferentes, y la mayoría de estas construcc-iones estaban unidas entre sí por galerías abovedadas y arca-das cubiertas. De este modo, algunos ensayos de unificación desubdivisiones bastante amplias de una especie, con fines de de-fensa mutua y de vida social, se encuentra hasta entre los ani-males invertebrados.

Pasando ahora a los animales superiores, encontramos aúnmás casos de ayuda mutua, indudablemente consciente, que sepractica con todos los fines posibles, a pesar de que, por otraparte, debernos observar qué nuestros conocimientos de la vi-da, hasta de los animales superiores, todavía se distinguen sinembargo, por su gran insuficiencia. Una multitud de casos deeste género fueron descritos por zoólogos eminentísimos, pero,sin embargo, hay divisiones enteras del reino animal de loscuales casi nada nos es conocido.

Sobre todo, tenemos pocos testimonios fidedignos con res-pecto a los peces, en parte debido a la dificultad de las

34

Page 35: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

observaciones y en parte porque no se ha prestado a esta ma-teria la debida atención. En cuanto a los mamíferos, ya Kesslerobservó lo poco que conocemos de su vida. Muchos de ellos só-lo salen de noche de sus madrigueras; otros, se ocultan debajode la tierra; los rumiantes, cuya vida social y cuyas migracio-nes ofrecen un interés muy profundo, no permiten al hombreaproximarse a sus rebaños. De las que sabemos más, es de lasaves; sin embargo, la vida social de muchas especies continúasiendo aún poco conocida para nosotros. Por otra parte, en ge-neral, no tenemos de qué quejamos poca la falta de casos bienestablecidos, como se verá a continuación. Llamo la atenciónúnicamente que la mayor parte de estos hechos han sido reuni-dos por zoólogos indiscutiblemente eminentes -fundadores dela zoología descriptiva- sobre la base de sus propias observac-iones, especialmente en América, en la época en que aún esta-ba muy densamente poblada por mamíferos y aves. El gran de-sarrollo de la ayuda mutua que ellos observaron, ha sido nota-do también recientemente en el Africa central, todavía pocopoblada por el hombre.

No tengo necesidad de detenerme aquí sobre las asociacio-nes entre macho y hembra para la crianza de la prole, paraasegurar su alimento en las primeras épocas de su vida y parala caza en común. Es menester recordar solamente que seme-jantes asociaciones familiares están extendidas ampliamentehasta entre los carnívoros menos sociables y las aves de rapi-ña; su mayor interés reside en que la asociación familiar cons-tituye el medio en donde se desarrollan los sentimientos mástiernos, hasta entre los animales muy feroces en otros aspec-tos. Podemos, también, agregar que la rareza de asociacionesque traspasen los límites de la familia en los carnívoros y lasaves de rapiña, aunque en la mayoría de los casos es resultadode la forma de alimentación, sin embargo, indudablementeconstituye también, hasta cierto punto, la consecuencia decambios en el mundo animal, provocados por la rápida multipli-cación de la humanidad. Hasta ahora se ha prestado poca aten-ción a estas circunstancias, pero sabemos que hay especies cu-yos individuos llevan una vida completamente solitaria en reg-iones densamente pobladas, mientras que aquellas mismas es-pecies o sus congéneres más próximos viven en rebaños, en

35

Page 36: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

lugares no habitados por el hombre. En este sentido podemoscitar como ejemplo a los lobos, zorros, osos y algunas aves derapiña.

Además, las asociaciones que no traspasan los limites de lafamilia presentan para nosotros comparativamente poco inte-rés; tanto más cuanto que son conocidas muchas otras asociac-iones, de carácter bastante más general, como, por ejemplo,las asociaciones formadas por muchos animales, para la caza,la defensa mutua o, simplemente, para el goce de la vida. Au-dubon ya mencionó que las águilas se reúnen a veces en gru-pos de varios individuos, y su relato sobre dos águilas calvas,macho y hembra, que cazaban en el Mississipi, es muy conoci-do como modelo de descripción artístico, pero una de las másconvincentes observaciones en este sentido Pertenece a Sye-vertsof. Mientras estudiaba la fauna de las estepas rusas, viocierta vez un águila perteneciente a la especie gregaria (colablanca, Haliaetos abicilla) que se elevaba hacia lo alto; durantemedia hora, el águila describió círculos amplios, en silencio, yrepentinamente resonó su penetrante graznido. Al poco tiemporespondió a este grito el graznido de otro águila que se habíaacercado volando a la primera, le siguió una tercera, una cuar-ta, etcétera, hasta que se reunieron nueve o diez, que prontose perdieron de vista. Después de medio día, Syevertsof se diri-gió hacia el lugar donde notó que habían volado las águilas y,ocultándose detrás de una ondulación de la estepa, se acercó ala bandada y observó que se habían reunido alrededor del ca-dáver de un caballo. Las águilas viejas, que generalmente sealimentan primero -tales son las reglas de la urbanidad entrelas águilas-, ya estaban posadas sobre las parvas de heno veci-nas, en calidad de centinelas, mientras las jóvenes continúanalimentándose, rodeadas por bandadas de cornejas. De esta yotras observaciones semejantes Syevertsof dedujo que las águi-las de cola blanca se reúnen para la caza; elevándose a gran al-tura, si son por ejemplo alrededor de una decena, pueden ob-servar una superficie de cerca de 50 verstas cuadradas, y, encuanto descubren algo, en seguida, consciente e inconsciente-mente, avisan a sus compañeras, que se acercan y sin discu-sión, se reparten el alimento hallado.

36

Page 37: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

En general, Syevertsof más tarde tuvo varias veces ocasiónde convencerse de que las águilas de cola blanca se reúnensiempre para devorar la carroña y que algunas de ellas (al co-mienzo del festín, las jóvenes) desempeñan siempre el papel devigilantes, mientras las otras comen. Realmente, las águilas decola blanca, unas de las más bravas y mejores cazadoras, son,en general, aves gregarias, y Brehm dice que, encontrándoseen cautiverio, se aficionan rápidamente al hombre (I. c., pág.499-501).

La sociabilidad es el rasgo común de muchas otras aves derapiña. El grifo halcón brasileño (Caravara), uno de los rapacesmás "desvergonzados", es, sin embargo, extraordinariamentesociable. Sus asociaciones para la caza han sido descritas porDarwin y otros naturalistas, y está probado que, si se apoderande una presa demasiado grande, convocan entonces a cinco óseis de sus camaradas para llevarla. Por la tarde, cuando estasaves, que se encuentran siempre en movimiento, después dehaber volado todo el día, se dirigen a descansar y se posan so-bre algún árbol aislado del campo, siempre se reúnen en ban-dadas poco numerosas, y entonces se juntan con ellas los per-nócteros, pequeños milanos de alas oscuras, parecidos a lascornejas, sus "verdaderos amigos", como dice D'Orbigny. En elviejo mundo, en las estepas transcaspianas, los milanos, segúnlas observaciones de Zarudnyi, tienen la misma costumbre deconstruir sus nidos en un mismo lugar, agrupándose varios. Elgrifo social -una de las razas más fuertes de los milanos- reci-bió su propio nombre por su amor a la sociedad. Viven en gran-des bandadas, y en el África se encuentran montañas enterasliteralmente cubiertas, en todo lugar libre, - por sus nidos. De-cididamente, gozan de la vida social y se reúnen en bandadasmuy grandes para volar a gran altura, lo que constituye paraellos una especie de deporte. "Viven en gran amistad -dice LeVaillant-, y a veces en una misma cueva encontré hasta tresnidos".

Los milanos urubú, en Brasil, se distinguen quizá por unamayor sociabilidad que las cornejas de pico blanco, dice Bates,el conocido explorador del río Amazonas. Los pequeños mila-nos egipcios (Pernocterus stercorarius), también viven en

37

Page 38: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

buena amistad. Juegan en el aire, en bandadas, pasan la nochejuntos, y, por la mañana, en montones, se dirigen en busca dealimento, y entre ellos no se produce ni la más pequeña rifía;así lo atestigua Brehm, que ha tenido posibilidad plena de ob-servar su vida. El halcón de cuello rojo se encuentra tambiénen bandadas numerosas en los bosques del Brasil, y el halcónrojo cernícalo (Tinunculus cenchyis), después de abandonarEuropa y de haber alcanzado en invierno las estepas y los bos-ques de Asia, se reúne en grandes sociedades. En las estepasmeridionales de Rusia lleva (más exactamente, llevaba) una vi-da tan social que Nordman lo observó en grandes bandadasjuntos con otros gerifaltes (falco tinunculus, F. oesulon y F.subbuteo) que se reunían los días claros alrededor de las cua-tro de la tarde, y se recreaban con sus vuelos hasta entrada lanoche. Generalmente volaban todos juntos, en una línea com-pletamente recta, hasta un punto conocido y determinado; des-pués de lo cual, volvían inmediatamente siguiendo la misma lí-nea, y luego repetían nuevamente aquel vuelo.

Tales vuelos en bandadas por el placer mismo del vuelo sonmuy comunes entre las aves de todo género. Ch. Dixon informaque, especialmente en el río Humber, en las llanuras pantano-sas, a menudo aparecen a fines de agosto, numerosas banda-das de becasas (traga alpina; "arenero de montaña" llamadatambién "buche negro") y se quedan durante el invierno. Losvuelos de estas aves son sumamente interesantes, puesto que,reunidas en una enorme bandada, describen círculos en el aire,luego se dispersan y se reúnen de nuevo, repitiendo esta man-iobra con la precisión de soldados bien instruidos. Dispersosentre ellos suelen encontrarse areneros de otras especies,alondras de mar y chochas.

Enumerar aquí las diversas asociaciones de caza de las avessería simplemente imposible: constituyen el fenómeno más co-rriente; pero, es menester, por lo menos, mencionar las asocia-ciones de pesca de los pelícanos, en las que estas torpes avesevidencian una organización y una inteligencia notables. Se di-rigen a la pesca siempre en grandes bandadas, Y, eligiendouna bahía conveniente, forman un amplio semicírculo, frente ala costa; poco a poco, este semicírculo se estrecha, a medida

38

Page 39: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

que las aves nadan hacia la costa, y, gracias a esta maniobra,todo pez caído en el semicírculo es atrapado. En los ríos, cana-les, los pelícanos se dividen en dos partes, cada una de las cua-les forma su semicírculo, y va al encuentro de la otra, nadando,exactamente como irían al encuentro dos partidas de hombrescon dos largas redes, para recoger el pez caído entre ellas. A laentrada de la noche, los pelícanos vuelven a su lugar de des-canso habitual -siempre el mismo para cada bandada- y nadieha observado nunca que se hayan originado peleas entre ellospor un lugar de pesca o por un lugar de descanso. En Américadel sur, los pelícanos se reúnen en bandadas hasta 50.000aves, una parte de las cuáles se entrega al sueño mientrasotras vigilan, y otra parte se dirige a la pesca.

Finalmente, cometería yo una gran injusticia con nuestro go-rrión doméstico, tan calumniado, si no mencionara cuán debuen girado comparte toda la comida que encuentra con losmiembros dé la sociedad a que pertenece. Este hecho era bienconocido por los griegos antiguos, y hasta nosotros ha llegadoel relato del orador que exclamó cierta vez (cito de memoria):"Mientras os hablo, un gorrión vino a decir a los otros gorrio-nes que un esclavo ha desparramado un saco de trigo, y todoss han ido a recoger el grano". Muy agradable fue para mi en-contrar confirmación de esta observación de los antiguos en elpequeño libro contemporáneo de Gurney, el cual está comple-tamente convencido que los gorriones domésticos se comuni-can entre si siempre que puedan conseguir comida en algunaparte. Dice: "Por lejos del patio de la granja que se hubiesentrillado las parvas de trigo, los gorriones de dicho patio siem-pre aparecían con los buches repletos de granos". Cierto esque los gorriones guardan sus dominios con gran celo de la in-vasión de extraños, como, por ejemplo, los gorriones del jardínde Luxemburgo, París, que atacan con fiereza a todos los otrosgorriones que tratan, a su vez, de aprovechar el jardín y la ge-nerosidad de sus visitantes; pero dentro de sus propias comu-nidades o grupos practican con extraordinaria amplitud el apo-yo mutuo a pesar de que a veces se producen riñas, como suce-de, por otra parte, entre los mejores amigos.

39

Page 40: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

La caza en grupos y la alimentación en bandadas son tan co-rrientes en el mundo de las aves que apenas es necesario citarmás ejemplos: es menester considerar estos dos fenómenos co-mo un hecho plenamente establecido. En cuanto a la fuerzaque dan a las aves semejantes asociaciones, es cosa bien evi-dente. Las aves de rapiña más grandes suelen verse obligadasa ceder ante las asociaciones de los pájaros más pequeños.Hasta las águilas -aún la poderosísima y terrible águila rapaz yel águila marcial, que se destacan por una fuerza tal que pue-den levantar en sus garras una liebre o un antílope joven- sue-len versé obligadas a abandonar su presa a las bandadas demilanos, que emprenden una caza regular de ellas, no bien no-tan que alguna ha hecho una buena presa. Los milanos tam-bién dan caza al rápido gavilán pescador, y le quitan el pesca-do capturado; pero nadie ha tenido ocasión de observar que losmilanos se pelearan por la posesión de la presa arrebatada detal modo. En la isla Kerguelen el doctor Coués ha visto que elBuphagus, la pequeña gallina marina, de los pescadores de fo-cas, persigue a las gaviotas con el fin de obligarlas a vomitar elalimento; a pesar de que, por otra parte, las gaviotas, unidas alas golondrinas marinas, ahuyentan a la pequeña gallina demar en cuanto se aproxima a sus posesiones, especialmentedurante el anidamiento. Los frailecicos (Vanellus oristatus), pe-queños pero muy rápidos, atacan osadamente a los buhardos, alos mochuelos, o a una corneja o águila que atisban sus huevos,es un espectáculo instructivo. Se siente que están seguros de.la victoria, y se ve la decepción del ave de rapiña. En semejan-tes casos, las avefrías se apoyan mutuamente, a la perfección,y la bravura de cada una aumenta con el número. Ordinaria-mente persiguen al malhechor de tal modo que éste prefiereabandonar la caza con tal de alejarse de sus atormentadores.El frailecico ha merecido bien el apodo de "buena madre" quele dieron los griegos, puesto que jamás rehusa defender a lasotras aves acuáticas, de los ataques de sus enemigos.

Lo mismo es menester decir acerca del pequeño habitante denuestros jardines, la blanca nevatilla, o aguzanieve (Motacillaalba), cuya longitud total alcanza apenas a ocho pulgadas. Obli-ga hasta al cemicalo a suspender la caza. "No bien las aguzan-ieves ven al ave de rapiña -ha escrito Brehm, padre- lanzando

40

Page 41: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

un grito fuerte la persiguen, previniendo así a todas las otrasaves, y, de tal modo, obligan a muchos buitres a renunciar a lacaza. A menudo he admirado su coraje y su agilidad, y estoyfirmemente convencido de que sólo el halcón, rapidísimo y no-ble, es capaz de capturar a la nevatilla… Cuando sus bandadasobligan a cualquier ave de rapiña a alejarse, ensordecen consus chillidos triunfantes y luego se separan" (Brehm tomo ter-cero, pág. 950). En tales casos, se reúnen con el fin determina-do de dar caza al enemigo, exactamente lo mismo tuve oportu-nidad de observar en la población volátil de un bosque que seelevaba de golpe ante el anuncio de la aparición de alguna avenocturna, y todos, tanto las aves de rapiña como- los pequeñose inofensivos cantores, empezaban a perseguir al recién venidoy, finalmente, le obligaban a volver a su refugio.

¡Qué diferencia enorme entre las fuerzas del milano, del cer-nícalo o del gavilán y la de tan pequeños pajarillos, como la ne-vatilla del prado, sin embargo, estos pequeños pajarillos grac-ias a su acción conjunta y su bravura, prevalecen sobre las ra-paces, que están dotadas de vuelo poderoso y armadas de ma-nera excelente para el ataque. En Europa, las nevatillas no sólopersiguen a las aves de rapiña que pueden ser peligrosas paraellas, sino también a los gavilanes pescadores, "más bien paraentretenerse que para hacerles daño" -dice Brehm. En la India,según el testimonio del Dr. Jerdón, los grajos, persiguen al mi-lano gowinda "simplemente para distraerse". Y Wied dice que amenudo rodean al águila brasileña urubitinga innumerablesbandadas de tucanes ("burlones") y caciques (ave que está es-trechamente emparentado con nuestras cornejas de Pico blan-co) y se burlan de él. -"El cernícalo -agrega Wied-, ordinaria-mente soporta tales molestias con mucha tranquilidad; ade-más, de tanto en tanto, coge a uno de los burlones que lo rode-an". Vemos, de tal modo, en todos estos casos (y se podría citardecenas de ejemplos semejantes), que los pequeños pájaros, in-mensamente inferiores por su fuerza al ave de rapiña, se mues-tran, a pesar de eso, más fuertes que ella gracias a que actúanen común.

Dos grandes familias de aves, a saber, las grullas y los papa-gayos han alcanzado los más admirables resultados en lo que

41

Page 42: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

respecta a la seguridad individual, al goce de la vida en común.Las grullas son sumamente sociables, y viven en excelentes re-laciones no sólo con sus congéneres, sino también con la mayo-ría de las aves acuáticas. Su prudencia no es menos asombrosaque su inteligencia. Inmediatamente disciernen las condicionesnuevas y actúan de acuerdo con las nueve exigencias. Sus cen-tinelas vigilan siempre que las bandadas comen o descansan, ylos cazadores saben, por experiencia, cuán difícil es aproximár-seles. Si el hombre consigue cogerlas desprevenidas, no vuel-ven más a ese lugar sin enviar primero un explorador, y tras éluna partida de exploradores; y cuando esta partida vuelve conla noticia de que no se vislumbra peligro, envían una segundapartida exploradora para comprobar el informe de los prime-ros, antes de que toda la bandada se decida a adelantarse. Conespecies próximas, las grullas contraen verdaderas amistades,y, en cautiverio, ninguna otra ave, excepción hecha solamentedel no menos social e inteligente papagayo, contrae una amis-tad tan verdadera con el hombre.

"La grulla no ve en el hombre un amo, sino un amigo, y tratade demostrárselo de todos modos" -dice Brehm basado en suexperiencia personal. Desde la mañana temprano hasta bienentrada la noche, la grulla se encuentra en incesante actividad;pero, consagra en total algunas horas de la mañana a la búsq-ueda del alimento, en especial el alimento vegetal; el resto deltiempo se entrega a la vida social. "Estando con ánimo dejuguetear -escribe Brehm- la grulla levanta de la tierra danzan-do, piedrecillas, pedacitos de madera, los arroja al aire tratan-do de agarrarlos tuerce el cuello, despliega las alas, danza,brinca, corre, y, por todos los medios, expresa su buen humor,y siempre es hermosa y graciosa. Puesto que viven constante-mente en sociedad, casi no tienen enemigos, a pesar de queBrehm tuvo ocasión de ver, a veces, que alguna era atrapadaaccidentalmente por un cocodrilo, pero con excepción del coco-drilo, no conoce la grulla ningún otro enemigo. La prudenciade la grulla, que se ha hecho proverbial, la salva de todos losenemigos, y, en general, vive hasta una edad muy avanzada.Por esto no es sorprendente que la grulla, para conservar la es-pecie, no tenga necesidad de criar una descendencia numerosay, generalmente, no pone más de dos huevos. En cuanto al

42

Page 43: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

elevado desarrollo de su inteligencia, bastará decir que todoslos observadores reconocen unánimemente que la capacidadintelectual de la grulla recuerda poderosamente la capacidaddel hombre.

Otra ave sumamente social, el papagayo, ocupa, como es sa-bido, por el desarrollo de su capacidad intelectual, el primerpuesto en todo el mundo volátil. Su modo de vida está tan exce-lentemente descrito por Brehm, que me será suficiente repro-ducir el trozo siguiente, como la mejor característica:

"Los papagayos -dice- viven en sociedades o bandadas muynumerosas, excepto durante el periodo de aparejamiento. Eli-gen como vivienda un lugar del bosque, de donde salen todaslas mañanas para sus expediciones de caza. Los miembros decada bandada están muy ligados entre sí, comparten tanto eldolor corno la alegría. Todas las mañanas se dirigen juntos alcampo, al huerto, o a cualquier árbol frutal, para alimentarsede frutas. Apostan centinelas para proteger a toda la bandaday siguen con atención sus advertencias. En caso de peligro, seapresuran todos a volar, prestándose mutuo apoyo, y por la tar-de, todos vuelven al lugar de descanso al mismo tiempo. Dichomás brevemente, viven siempre en unión estrechamenteamistosa."

Encuentran también placer en la sociedad de otras aves. Enla India: -dice Leyard- los grajos y los cuervos cubren volandouna distancia de muchas millas, para pasar la noche junto conlos papagayos, en las espesuras de bambúes. Cuando se diri-gen a la caza, los papagayos no sólo demuestran un ingenio yuna prudencia sorprendentes, sino también capacidad paraadaptarse a las circunstancias. Así, por ejemplo, una bandadade cacatúas blancas de Australia, antes de iniciar el saqueo deun trigal, indefectiblemente envía una partida de exploradores,que se distribuye en los árboles más altos de la vecindad delcampo citado, mientras que otros exploradores se posan sobrelos árboles intermedios entre el campo y el bosque, y transmi-ten señales. Si las señales comunican que "todo está en orden,entonces una decena de cacatúas se separa de la bandada, tra-za varios círculos en el aire y se dirige hacia los árboles más

43

Page 44: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

próximos al campo. Esta segunda partida, a su vez, observacon bastante detención los alrededores, y sólo después de esaobservación, da la señal para el traslado general; después, toda¡-a bandada se eleva al mismo tiempo y saquea rápidamente elcampo. Los colonos australianos vencen con mucha dificultadla vigilancia de los papagayos; pero, si el hombre, con toda suastucia y sus armas, consigue matar algunas cacatúas, enton-ces se vuelven tan vigilantes y prudentes, que desbaratan to-das las artimañas de los enemigos.

No hay duda alguna de que sólo gracias al carácter social desu vida, pudieron los papagayos alcanzar ese elevado desarro-llo de la inteligencia y de los sentidos (que encontramos enellos) y que casi llega al nivel humano. Su elevada inteligenciaindujo a los mejores naturalistas a llamar a algunas especies -especialmente al papagayo gris- "ave-hombres". En cuanto a suafecto mutuo, sabido es que si ocurre que uno de la bandada esmuerto por un cazador, los restantes comienzan a volar sobreel cadáver de su camarada lanzando gritos lastimeros y "caenellos mismos víctimas de su afección amistosa" -como escribióAudubon-, y si dos papagayos cautivos, aunque sean pertenec-ientes a dos especies distintas, contrajeran amistad, y uno deellos muriera accidentalmente, no es raro entonces que el otrotambién perezca de tristeza y de pena por su amigo muerto.

No es menos evidente que en sus asociaciones los papagayosencuentren una protección contra los enemigos incomparable-mente superior a la que podrían encontrar por medio del desa-rrollo más ideal de sus "picos y garras". Muy escasas aves derapiña y mamíferos se atreven a atacar a los papagayos -y estosolamente a las especies pequeñas- y Brehm tiene toda la ra-zón cuando dice, hablando de los papagayos, que ellos, igualque las grullas y los monos sociales, apenas tienen otro enemi-go fuera del hombre; y agrega: "Muy probablemente, la mayo-ría de los papagayos grandes mueren de vejez y no en las ga-rras de sus enemigos". Únicamente el hombre, gracias a su su-perior inteligencia, y a sus armas -que también constituyen elresultado de su vida en sociedad-, puede, hasta cierto punto,exterminar a los papagayos. Su misma longevidad se debe detal modo al resultado de la vida social. Y, muy probablemente,

44

Page 45: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

es necesario decir lo mismo con respecto a su memoria sor-prendente, cuyo desarrollo, sin duda, favorece la vida en socie-dad, y también la longevidad, acompañada por la plena conser-vación, tanto de las capacidades físicas como intelectuales has-ta una edad muy avanzada.

Se ve, por todo lo que precede que la guerra de todos contracada uno no es, de ningún modo, la ley dominante de la natura-leza. La ayuda mutua es ley de la naturaleza tanto como la gue-rra mutua y esta ley se hace para nosotros más exigente cuan-do observamos algunas otras asociaciones de aves y observa-mos la vida social de los mamíferos. Algunas rápidas referenc-ias a la importancia de la ley de la ayuda mutua en la evolucióndel reino animal han sido ya hechas en las páginas preceden-tes; pero su importancia se aclarará con mayor precisión cuan-do, citando algunos hechos, podamos hacer, basados en ellos,nuestras conclusiones.

45

Page 46: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

Capítulo 2LA AYUDA MUTUA ENTRE LOS ANIMALES(Continuación)Apenas vuelve la primavera a la zona templada, miríadas deaves, dispersas por los países templados del sur, se reúnen enbandadas innumerables y se apresuran, llenas de alegre ener-gía, a ir hacia el norte para criar su descendencia. Cada seto,cada bosquecillo, cada roca de la costa del océano, cada lago oestanque de los que se halla sembrado el norte de América, elnorte de Europa, y -el norte de Asia, podrían decirnos, en esaépoca del año, qué representa la ayuda mutua en la vida de lasaves; qué fuerza, qué energía y cuánta protección dan a cadaser viviente por débil e indefenso que sea de por sí.

Tomad, por ejemplo, uno de los innumerables lagos de las es-tepas rusas o siberianas, al principio de la primavera. Sus ori-llas están pobladas de miríadas de aves acuáticas, pertenecien-tes por lo menos a veinte especies diferentes que viven en ple-no acuerdo y que se protegen entre sí constantemente. He aquícómo describe Syevertsof uno de estos lagos:

"El lago se halla oculto entre las arenas de color rojo amari-llo, las talas verde oscuro y las cañas. Aquello es un herviderode aves, un torbellino que nos marea… El espacio, lleno de ga-viotas (Larus rudibundus) y golondrinas marinas (Sterna hirun-do) es conmovido por sus gritos sonoros. Miles de avefrías re-corren las orillas y silban… Más allá, casi sobre cada ola, unpato se mece y grita. En lo alto se extienden las bandadas depatos kazarki; más abajo, de tanto en tanto, vuelan sobre el la-go los 'podorliki' (Aquila clanga) y los buhardos de pantano, se-guidos inmediatamente por la bandada bullanguera de los pes-cadores. Mis ojos se fueron en pos de ellos".

46

Page 47: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

Por todas partes brota la vida. Pero he aquí las rapaces, "lasmás fuertes y ágiles" -como dice Huxley- e -idealmente dotadaspara el ataque" -como dice Syeverstof. Se oyen sus voces ham-brientas y ávidas y sus gritos exasperados cuando, durante ho-ras enteras, esperan una ocasión conveniente para atrapar, enesta masa de seres vivientes, siquiera un solo individuo inde-fenso. No bien se acercan, decenas de centinelas voluntariosavisan su aparición, y en seguida centenares de gaviotas y go-londrinas marinas inician la persecución del rapaz. Enloqueci-do por el hambre, deja de lado por último sus precauciones ha-bituales; se arroja de improviso sobre la masa viva de aves; pe-ro, atacado por todas partes, de nuevo es obligado a retirarse.En un arranque de hambre desesperada, se arroja sobre los pa-tos salvajes; pero, las ingeniosas aves sociales, rápidamente, sereúnen en una bandada y huyen si el rapaz es un águila pesca-dora; si es un halcón, se zambullen en el lago; si es un buitre,levantan nubes de salpicaduras de agua y sumen al rapaz enuna confusión completa. Y mientras la vida continúa pululandoen el lago, como antes, el rapaz huye con gritos coléricos enbusca de carroña, o de algún pajarilla joven o ratón de campo,aún no acostumbrado a obedecer a tiempo las advertencias delos camaradas. En presencia de toda esta vida que fluye a to-rrentes, el rapaz, armado idealmente, tiene que contentarse só-lo con los desechos de ella.

Aún más lejos, hacia el norte, en los archipiélagos árticos,"podéis navegar millas enteras a lo largo de la orilla y veréisque todos los saledizos, todas las rocas y los rincones de laspendientes de las montañas hasta doscientos pies, y a veceshasta quinientos sobre el nivel del mar, están literalmente cub-iertos de aves marinas, cuyos pechos blancos se destacan so-bre el fondo de las rocas sombrías, de tal modo que parecensalpicadas de creta. El aire, tanto de cerca como a lo lejos, estárepleto de aves.

Cada una de estas "montañas de aves" constituye un ejemploviviente de la ayuda mutua, y también de la variedad sin fin decaracteres, individuales y específicos, - que son resultado de lavida social. Así, por ejemplo, el ostrero es conocido por su

47

Page 48: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

presteza en atacar a cualquier ave de presa. El arga de los pan-tanos es renombrada por su vigilancia e inteligencia como guíade aves más pacíficas. Pariente de la anterior, el revuelve pie-dras, cuando está rodeado de camaradas pertenecientes a es-pecies más grandes, deja que se ocupen ellos de la protecciónde todos, y hasta se vuelve un ave bastante tímida; Pero cuan-do está rodeado de pájaros más pequeños, toma a su cargo, eninterés de la sociedad, el servicio de centinela, y hace que leobedezcan, dice Brehm.

Se puede observar aquí a los cisnes, dominadores, y a la parde ellos, a las gaviotas Kitty-Wake -extremadamente sociablesy hasta tiernas y entre las cuales, como dice Nauman, las dis-putas se producen muy raramente y siempre son breves; se vea las atractivas kairas polares, que continuamente se prodigancaricias; a las gansas-egoístas, que entregan a los caprichos dela suerte los huérfanos de la camarada muerta, y junto a ellas,a otras gansas que adoptan a los huérfanos y nadan rodeadasde cincuenta o sesenta pequeñuelos, de los cuales cuidan comosi fueran sus propios hijos. Junto a los pingüinos, que se robanlos huevos unos a otros, se ven las calandrias marinas, cuyasrelaciones familiares son ,"tan encantadoras y conmovedoras"que ni los cazadores apasionados se deciden a disparar a lahembra rodeada de su cría; o a los gansos del norte, entre loscuales (como los patos velludos o "coroyas" de las sabanas), va-rias hembras empollan los huevos en un mismo nido; o los kai-ras (Uria troile) que -afirman observadores dignos de fe- a ve-ces se sientan por turno sobre el nido común. La naturaleza esla variedad misma, y ofrece todos los matices posibles de ca-racteres, hasta lo más elevado: por eso no es posible represen-tarla en una afirmación generalizada. Menos aún puede juzgár-sela desde el punto de vista moral, puesto que las opinionesmismas del moralista son resultado -la mayoría de las veces in-consciente- de las observaciones sobre la naturaleza.

La costumbre de reunirse en el período de anidamiento estan común entre la mayoría de las aves, que apenas es necesar-io dar otros ejemplos. Las cimas de nuestros árboles están co-ronadas por grupos de nidos de pequeños pájaros; en las gran-jas anidan colonias de golondrinas; en las torres viejas y

48

Page 49: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

campanarios se refugian centenares de aves nocturnas; y fácilsería llenar páginas enteras con las más encantadoras descrip-ciones de la paz y armonía que se encuentran en casi todas es-tas sociedades volátiles para el anidamiento. Y hasta dónde ta-les asociaciones sirven de defensa a las aves más débiles, esevidente de por sí. Un excelente observador, como el america-no Dr. Couës, vio, por ejemplo, que las pequeñas golondrinas(cliff swallaws) construían sus nidos en la vecindad inmediatade un halcón de las estepas (Falco polyargus). El halcón habíaconstruido su nido en la cúspide de uno de aquellos minaretesde arcilla de los que tantos hay en el Cañón del Colorado, y lacolonia de golondrinas vivía inmediatamente debajo de él. Lospequeños pájaros pacíficos no temían a su rapaz vecino: sim-plemente no le permitían acercarse a su colonia. Si lo hacía, in-mediatamente lo rodeaban y comenzaban correrlo, de modoque el rapaz había de alejarse enseguida.

La vida en sociedades no cesa cuando ha terminado la épocadel anidamiento; toma solamente nueva forma. Las crías jóve-nes se reúnen en otoño, en sociedades juveniles, en las que or-dinariamente ingresan varias especies. La vida social es practi-cada en esta época principalmente por los placeres que ellaproporciona, y también, en parte, por su seguridad. Así encon-tramos en otoño, en nuestros bosques, sociedades compuestasde picamaderos jóvenes (Sitta coesia), junto con diversos pa-ros, trepadores, reyezuelos, pinzones de montaña y pájaroscarpinteros. En España, las golondrinas se encuentran en com-pañía de cernícalos, atrapamoscas y hasta de palomas.

En el Far West americano, las jóvenes calandrias copetudas(Horned Park) viven en grandes sociedades, conjuntamentecon otras especies de cogujadas (Spragues Lark), con el go-rrión de la sabana (Savannah sparoow) y algunas otras espec-ies de verderones y hortelanos. En realidad, sería más fácildescribir todas las especies que llevan vida aislada que enume-rar aquellas especies cuyos pichones constituyen sociedades,cuyo objeto de ningún modo es cazar o anidar, sino solamentedisfrutar de la vida en común y pasar el tiempo en juegos y de-portes, después de las pocas horas que deben consagrar a labúsqueda de alimento.

49

Page 50: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

Por último, tenemos ante nosotros, todavía, un campo amplí-simo de estudio de la ayuda mutua en las aves, durante sus mi-graciones, y hasta tal punto es amplio que sólo puedo mencio-nar, en pocas palabras, este gran hecho de la naturaleza. Bas-tará decir que las aves que han vivido, hasta entonces, mesesenteros en pequeñas bandadas diseminadas por una superficievasta, comienzan a reunirse en la primavera o en el otoño a mi-llares; durante varios días seguidos, a veces una semana o 'más, acuden a un lugar determinado, antes de ponerse en ca-mino, y parlotean con vivacidad, probablemente sobre la mi-gración inminente. Algunas especies, todos los días, antes deanochecer, se ejercitan en vuelos preparatorios, alistándosepara el largo viaje. Todas esperan a sus congéneres retrasadas,y, por último, todas juntas desaparecen un buen día; es decirvuelan, en una dirección determinada, siempre bien escogida,que representa, sin duda, el fruto de la experiencia colectivaacumulada. Los individuos fuertes vuelan a la cabeza de la ban-dada, cambiándose por turno para cumplir con esta difícil obli-gación. De tal modo, las aves atraviesan hasta los vastos ma-res, en grandes bandadas compuestas tanto de aves grandescomo de pequeñas; y, cuando, en la primavera siguiente vuel-ven al mismo lugar, cada ave se dirige al mismo sitio bien co-nocido, y en la mayoría de los casos, hasta cada pareja ocupael mismo nido que reparó o construyó el año anterior.

Este, fenómeno de migración se halla tan extendido, y está almismo tiempo tan eficientemente estudiado, creó tantas cos-tumbres asombrosas de ayuda mutua -y estas costumbres y elhecho mismo de la migración requerirían un trabajo especial-que me veo obligado a abstenerme de dar mayores detalles.Mencionaré solamente las reuniones numerosas y animadasque tienen lugar de año en año en el mismo sitio, antes de em-prender su largo viaje al norte o al sur; y, del mismo modo, lasreuniones que se pueden ver en el norte, por ejemplo, en lasdesembocaduras del Yenesei, o en los condados del norte deInglaterra, cuando las aves vuelven del sur a sus lugares habit-uales de anidamiento, pero no se han asentado aún en sus ni-dos. Durante muchos días, a veces hasta un mes entero, se reú-nen todas las mañanas y pasan juntas alrededor de media hora,

50

Page 51: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

antes de echar a volar en busca de alimento, quizá deliberandosobre los lugares donde se dispondrán a construir sus nidos. sidurante la migración sucede que las columnas de aves queemigran son sorprendidas por una tormenta, entonces la des-gracia común une a las aves de las especies más diferentes. Ladiversidad de aves que, sorprendidas por una nevasca durantela migración, golpean contra los vidrios de los faros de Inglate-rra, sencillamente es asombrosa. Necesario es observar tam-bién que las aves no migratorias, pero que se desplazan lenta-mente hacia el norte o sur, conforme a la época del año; es de-cir, las llamadas aves nómadas, también realizan sus trasladosen pequeñas bandadas. No emigran aisladas, para asegurarsede tal modo, y por separado, el mejor alimento y encontrar me-jor refugio en la nueva región sino, que siempre se esperanmutuamente y se reúnen en bandadas antes de comenzar sulento cambio de lugar hacia el norte o el sur.

Pasando ahora a los mamíferos, lo primero que nos asombraen esta vasta clase de animales es la enorme supremacía nu-mérica de las especies sociales sobre aquellos pocos carnívorosque viven solitarios. Las mesetas, las regiones montañosas, es-tepas y depresiones del nuevo y viejo mundo, literalmente hier-ven de rebaños de ciervos, antílopes, gacelas, búfalos, cabras yovejas salvajes; es decir, de todos los animales que son socia-les. Cuando los europeos comenzaron a penetrar en las prade-ras de América del Norte, las hallaron hasta tal punto densa-mente poblados por búfalos, que sucedía que los pioneros tení-an, a veces, que detenerse, y durante mucho tiempo, cuandolas columnas de búfalos en densa columna se prolongaba a ve-ces hasta dos o tres días; y cuando los rusos ocuparon Siberia,encontraron en ella una cantidad tan enorme de ciervos, antílo-pes, corzos, ardillas y otros animales, que la conquista dé Sibe-ria no fue más que una expedición cinegética que se prolongódurante dos siglos. Las llanuras herbosas de África orientalaún ahora están repletas de cebras, jirafas y diversas especiesde antílopes.

Hasta hace un tiempo no muy lejano, los ríos pequeños deAmérica del Norte y de la Siberia Septentrional estaban toda-vía poblados por colonias de castores, y en la Rusia europea,

51

Page 52: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

toda su parte norte, todavía en el siglo XVIII, estaba cubiertapor colonias semejantes. Las llanuras de los cuatro grandescontinentes están aún ahora pobladas de innumerables colon-ias de topos, ratones, marmotas, tarbaganes, "ardillas de tie-rra" y otros roedores. En las latitudes más bajas de Asia y Áfri-ca, en esta época, los bosques son refugios de numerosas fami-lias de elefantes, rinocerontes, hipopótamos y de innumerablessociedades de monos. En el lejano norte, los ciervos se reúnenen innumerables rebaños, y aún más al norte, encontramos re-baños de toros almizcleros e incontables sociedades de zorrospolares. Las costas del océano están animadas por manadas defocas y morsas, y sus aguas por manadas de animales socialespertenecientes a la familia de las ballenas; por último, y aun enlos desiertos del altiplano del Asia central, encontramos mana-das de caballos salvajes, asnos salvajes, camellos salvajes yovejas salvajes. Todos estos mamíferos viven en sociedades yen grupos que cuentan, a veces, cientos de miles de individuos,a pesar de que ahora, después de tres siglos de civilización abase de pólvora, quedan únicamente restos lastimosos de aq-uellas incontables sociedades animales que existían en tiempospasados.

¡Qué insignificante, en comparación con ella, es el númerode los carnívoros! ¡Y qué erróneo, en consecuencia, el punto devista de aquéllos que hablan del mundo animal como si estuvie-ra compuesto solamente de leones y hienas que clavan sus col-millos ensangrentados en la presa! Es lo mismo que si afirmá-semos que toda la vida de la humanidad se reduce solamente alas guerras y a las masacres.

Las asociaciones y la ayuda mutua son regla en la vida de losmamíferos. La costumbre de la vida social se encuentra hastaen los carnívoros, y en toda esta vasta clase de animales sola-mente podemos nombrar una familia de felinos (leones, tigres,leopardos, etc.), cuyos miembros realmente prefieren la vidasolitaria a la vida social, y sólo raramente se encuentran, por lomenos ahora, en pequeños grupos. Además, aun entre los leo-nes "el hecho más común es cazar en grupos", dice el célebrecazador y conocedor S. Baker. Hace poco, N. Schillings, queestaba cazando en el este del Africa Ecuatorial, fotografió de

52

Page 53: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

noche -al fogonazo repentino de la luz de magnesio- leones quese habían reunido en grupos de tres individuos adultos, y quecazaban en común; por la mañana, contó en el río, adonde du-rante la sequía acudían de noche a beber los rebaños de ce-bras, las huellas de una cantidad mayor aún de leones -hastatreinta- que iban a cazar cebras, y naturalmente, nunca, en mu-chos años, ni Schillings ni otro alguno, oyeron decir que los le-ones se pelearan o se disputaran la presa. En cuanto a los leo-pardos, y esencialmente al puma sudamericano (género deleón), su sociabilidad es bien conocida. El puma, en consecuen-cia, como lo describió Hudson, se hace amigo del hombregustosamente.

En la familia de los viverridoe, carnívoros que representanalgo intermedio entre los gatos y las martas, y en la familia delas martas (marta, armiño, comadreja, garduña, tejón, etc.),también predomina la forma de vida solitaria. Pero puede con-siderarse plenamente establecido que en épocas no más tem-pranas que el final del siglo XVIII, la comadreja vulgar (muste-la, vulgaris) era más social que ahora; se encontraba entoncesen Escocia y también en el cantón de Unterwald, en Suiza, enpequeños grupos.

En cuanto a la vasta familia canina (perros, lobos, chacales,zorros y zorros polares), su sociabilidad, sus asociaciones confines de caza pueden considerarse como rasgo característicode muchas variedades de esta familia. Es por todos sabido quelos lobos se reúnen en manadas para cazar, y el investigadorde la naturaleza de los Alpes, Tschudi, dejó una descripción ex-celente de cómo, disponiéndose en semicírculo, rodean a la va-ca que pace en la pendiente montañosa y, luego, saltando súbi-tamente, lanzando un fuerte aullido, la hacen caer al precipic-io, Audubon, en el año 1830 vio también que los lobos del La-brador cazaban en manadas, y que una manada persiguió a unhombre hasta su choza y destrozó a sus perros. En los crudosinviernos, las manadas de lobos vuelven tan numerosas queson peligrosas para las poblaciones humanas, como sucedió enFrancia por el año 1840. En las estepas rusas, los lobos nuncaatacan a los caballos si no es en manadas, y deben soportaruna lucha feroz, durante la cual los caballos (según el

53

Page 54: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

testimonio de Kohl), a: veces pasan al ataque; en tal caso, si loslobos no se apresuran a retroceder… corren riesgo de ser rode-ados por los caballos, que los matan a coces. Sabido es, tam-bién, que los lobos de las praderas americanas (canis latrans)se reúnen en manadas de 20 y 30 individuos para atacar al bú-falo que se ha separado accidentalmente del rebaño. Los cha-cales, que se distinguen por su gran bravura y pueden ser con-siderados entre los más inteligentes representantes de la famil-ia canina, siempre cazan en manadas; reunidos de tal modo, notemen a los carnívoros mayores.

En cuanto a los perros salvajes del Asia (Jolzuni o Dholes),Williamson vio que sus grandes manadas atacan resueltamentea todos los animales grandes, excepto elefantes y rinocerontes,y que hasta consiguen vencer a los osos y tigres, a quienes, co-mo es sabido, arrebatan siempre los cachorros.

Las hienas viven siempre en sociedades y cazan en manadas,y Cummings se refiere con gran elogio a las organizaciones decaza de las hienas manchadas (Lycain). Hasta los zorros, queen nuestros países civilizados indefectiblemente viven solitar-ios, se reúnen a veces para cazar, como lo testimonian algunosobservadores. También el zorro polar, es decir, el zorro ártico,es o más exactamente era, en los tiempos de Steller, en la pri-mera mitad del siglo XVIII, uno de los animales más sociables.Leyendo el relato de Steller sobre la lucha que tuvo que soste-ner la infortunada tripulación de Behring con estos pequeños einteligentes animales, no se sabe de qué asombrarse más: de lainteligencia no común de los zorros polares y del apoyo mutuoque revelaban al desenterrar los alimentos ocultos debajo delas piedras o colocados sobre pilares (uno de ellos, en tal caso,trepaba a la cima del pilar y arrojaba los alimentos a los com-pañeros que esperaban abajo), o de la crueldad del hombre,llevado a la desesperación por sus numerosas manadas. Hasta,algunos osos viven en sociedades en los lugares donde el hom-bre no los molesta. Así, Steller vio numerosas bandas de ososnegros de Kamchatka, y, a veces, se ha encontrado osos pola-res en pequeños grupos. Ni siquiera los insectívoros, no muyinteligentes, desdeñan siempre la asociación.

54

Page 55: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

Por otra parte, encontramos las formas más desarrolladas deayuda mutua especialmente entre los roedores, ungulados y ru-miantes. Las ardillas son individualistas en grado considerable.Cada una de ellas construye su cómodo nido y acumula su pro-visión. Están inclinadas a la vida familiar, y Brehm halló que sesienten muy felices cuando las dos crías del mismo año se jun-tan con sus padres en algún rincón apartado del bosque. Mas,a pesar de esto, las ardillas mantienen relaciones recíprocas, ysi en el bosque donde viven se produce una escasez de piñas,emigran en destacamentos enteros. En cuanto a las ardillas ne-gras del Far West americano, se destacan especialmente porsu sociabilidad. Con excepción de algunas horas dedicadas dia-riamente al aprovisionamiento, pasan toda su vida en juegos,juntándose para esto en numerosos grupos. Cuando se multi-plican demasiado rápidamente en alguna región, como sucedió,por ejemplo, en Pensylvania en 1749, se reúnen en manadascasi tan numerosas como nubes de langostas y avanzan -en es-te caso- hacia el Suroeste, devastando en su camino bosques,campos y huertos. Naturalmente, detrás de sus densas colum-nas se introducen los zorros, las garduflas, los halcones y todaclase de aves nocturnas, que se alimentan con los individuosrezagados. El pariente de la ardilla común, burunduk, se distin-gue por una sociabilidad aún mayor. Es un gran acaparador, yen sus galerías subterráneas acumula grandes provisiones deraíces comestibles y nueces, que generalmente son saqueadasen otoño por los hombres. Según la opinión de algunos obser-vadores, el burunduk conoce, hasta cierto punto, las alegríasque experimenta un avaro. Pero, a pesar de eso, es un animalsocial. Vive siempre en grandes poblaciones, y cuando Audu-bon abrió, en invierno, algunas madrigueras de "hackee" (elcongénere americano más cercano de nuestro burunduk) en-contró varios individuos en un refugio. Las provisiones en talescuevas, habían sido preparadas por el esfuerzo común.

La gran familia de las marmotas, en la que entran tres gran-des géneros: las marmotas propiamente dichas, los susliki y los"perros de las praderas" americanas (Arctomys, Spermophilusy Cynomys), se distingue por una sociabilidad y una inteligenc-ia aún mayor. Todos los representantes de esta familia prefie-ren tener cada cual su madriguera, pero viven en grandes

55

Page 56: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

poblaciones. El terrible enemigo de los trigales del Sur deRusia -el suslik- de los cuales el hombre sólo extermina anual-mente alrededor de diez millones, vive en innumerables colon-ias; y mientras las asambleas provinciales (Ziemstvo) rusas,discuten seriamente los medios de liberarse de este "enemigosocial", los susliki, reunidos a millares en sus poblados, disfru-tan de la vida. Sus juegos son tan encantadores que no existeobservador alguno que no haya expresado su admiración y re-ferido sus conciertos melodiosos, formados por los silbidosagudos de los machos y los silbidos melancólicos de las hem-bras, antes de que, recordando sus obligaciones ciudadanas, sededicaran a la invención de diferentes medios diabólicos parael exterminio de estos saqueadores. Puesto que la reproduc-ción de todo género de aves rapaces y bestias de presa para lalucha con- los susliki resultó infructuosa, actualmente la últimapalabra de la ciencia en esta lucha consiste en inocularles elcólera.

Las Poblaciones de los perros de las praderas" (Cynomys), enlas llanuras de la América del Norte, presentan uno de los es-pectáculos más atrayentes. Hasta donde el ojo puede abarcarla extensión de la pradera se ven, por doquier, pequeños mon-tículos de tierra, y sobre cada uno se encuentra una bestezue-la, en conversación animadísima con sus vecinos, valiéndose desonidos entrecortados parecidos al ladrido. Cuando alguien dala señal de la aproximación del hombre, todos, en un instante,se zambullen en sus pequeñas cuevas, desapareciendo comopor encanto. Pero no bien el peligro ha pasado, las bestezuelassalen inmediatamente. Familias enteras salen de sus cuevas ycomienzan a jugar. Los jóvenes se arañan y provocan mutua-mente, se enojan, páranse graciosamente sobre las patas trase-ras, mientras los viejos vigilan. Familias enteras se visitan, ylos senderos bien trillados entre los montículos de tierra, dem-uestran que tales visitas se repiten muy a menudo. Dicho másbrevemente, algunas de las mejores páginas de nuestros mejo-res naturalistas están dedicadas a la descripción de las socie-dades de los perros de las praderas de América, de las marmo-tas del Viejo Continente y de las marmotas polares de las regio-nes alpinas. A pesar de eso, tengo que repetir, respecto a lasmarmotas lo mismo que dije sobre las abejas. Han conservado

56

Page 57: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

sus instintos bélicos, que se manifiestan también en cautiverio.Pero en sus grandes asociaciones, en contacto con la naturale-za libre, los instintos antisociales no encuentran terreno parasu desarrollo, y el resultado final es la paz y la armonía.

Aun animales tan gruñones como las ratas, que siempre sepelean en nuestros sótanos, son lo bastante inteligentes no sólopara no enojarse cuando se entregan al saqueo de las despen-sas, sino para prestarse ayuda mutua durante sus asaltos y mi-graciones. Sabido es que a veces hasta alimentan a sus inváli-dos. En cuanto al castor o rata almizclera del Canadá (nuestraondrata) y la desman, se distinguen por su elevada sociabili-dad. Audubon habla con admiración de sus "comunidades pací-ficas, que, para ser felices, sólo necesitan que no se les pertur-be". Como todos los animales sociales, están llenos de alegríade vivir, son juguetones y fácilmente se unen con otras espec-ies de animales, y, en general, se puede decir que han alcanza-do un grado elevado de desarrollo intelectual. En la construc-ción de sus poblados, situados siempre a orillas de los lagos yde los ríos, evidentemente toman en cuenta el nivel variable delas aguas, dice Audubon; sus casas cupuliformes, construidascon arca y cañas, poseen rincones apartados para los detritusorgánicos; y sus salas, en la época invernal, están bien tapiza-das con hojas y hierbas: son tibias, y al mismo tiempo están do-tados de un carácter sumamente simpático; sus asombrosos di-ques y poblados, en los cuales viven y mueren generaciones en-teras sin conocer más enemigos que la nutria y el hombre,constituyen asombrosas muestras de lo que la ayuda mutuapuede dar al animal para la conservación de la especie, la for-mación de las costumbres sociales y el desarrollo de las capaci-dades intelectuales. Los diques y poblados de los castores sonbien conocidos por todos los que se interesan en la vida ani-mal, y por esto no me detendré más en ellos. Observaré única-mente que en los castores, ratas almizcleras y algunos otros ro-edores, encontramos ya aquel rasgo que es también caracterís-tico de las sociedades humanas, o sea, el trabajo en común.

Pasaré en silencio dos grandes familias, en cuya composiciónentran los ratones saltadores (la yerboa egipcia o pequeñoemuran, y el alataga), la chinchilla, la vizcacha (liebre

57

Page 58: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

americana subterránea) y los tushkan (liebre subterránea delsur de Rusia), a pesar de que las costumbres de todos estos pe-queños roedores podrían servir como excelentes muestras delos placeres que los animales obtienen de la vida social. Preci-samente de los placeres, puesto que es sumamente difícil de-terminar qué es lo que hace reunirse a los animales: si la nece-sidad de protección mutua o simplemente el placer, la costum-bre, de sentirse rodeados de sus congéneres. En todo caso,nuestras liebres vulgares, que no se reúnen en sociedades parala vida en común, y más aún, que no están dotadas de sentim-ientos paternales especialmente fuertes, no pueden vivir, sinembargo, sin reunirse para los juegos comunes. Dietrich deWinckell, considerado el mejor conocedor de la vida de las lie-bres, las describe como jugadoras apasionadas; se embriagande tal manera con el proceso del juego, que es conocido el casode unas libres que tomaron a un zorro, que se aproximó sigilo-samente, como compañero de juego. En cuanto a los conejos,viven constantemente en sociedades, y toda su vida reposa so-bre él principio de la antigua familia patriarcal; los jóvenesobedecen ciegamente al padre, y hasta el abuelo. Con respectoa esto, hasta sucede algo interesante; estas dos especies próxi-mas, los conejos y las liebres, no se toleran mutuamente, y noporque se alimentan de la misma clase de comida, como suelenexplicarse casos semejantes, sino, lo que es más probable, por-que la apasionada liebre, que es una gran individualista, nopuede trabar amistad con una criatura tan tranquila, apacible yhumilde como el conejo. Sus temperamentos son tan diferen-tes, que deben constituir un obstáculo para su amistad.

En la vasta familia de los equinos, en la que entran los caba-llos salvajes y asnos salvajes de Asia, las cebras, los mustan-gos, los cimarrones de las pampas y los caballos semisalvajesde Mongolia y Siberia, encontramos de nuevo la sociabilidadmás estrecha. Todas estas especies y razas viven en rebañosnumerosos, cada uno de los cuales se compone de muchos gru-pos, que comprenden varias yeguas bajo la dirección de un pa-drino. Estos innumerables habitantes del viejo y del nuevomundo -hablando en general, bastante débilmente organizadospara la lucha con sus numerosos enemigos y también para de-fenderse de las condiciones climáticas desfavorables-

58

Page 59: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

desaparecerían de la faz de la tierra si no fuera por su espíritusocial. Cuando se aproxima un carnicero, se reúnen inmediata-mente varios grupos; rechazan el ataque del carnívoro y, a ve-ces, hasta lo persiguen; debido a esto, ni el lobo, ni siquiera elleón, pueden capturar un caballo, ni aun una cebra mientras nose haya separado del grupo. Hasta, de noche, gracias a su nocomún prudencia gregaria y a la inspección preventiva del lu-gar, que realizan individuos experimentados, las cebras pue-den ir a abrevar al río, a pesar de los leones que acechan en losmatorrales.

Cuando la sequía quema la hierba de las praderas america-nas, los grupos de caballos y cebras se reúnen en rebaños cuyonúmero alcanza, a veces, hasta diez mil cabezas, y emigran anuevos lugares. Y cuando en invierno, en nuestras estepasasiáticas, rugen las nevascas, los grupos se mantienen cercaunos de otros y juntos buscan protección en cualquier quebra-da. Pero, si la confianza mutua, por alguna razón, desapareceen el grupo, o el pánico hace presa de los caballos y los disper-sa, entonces la mayor parte perece, y se encuentra a los sobre-vivientes, después de la nevasca, medio muertos de cansancio.La unión es, de tal modo, su arma principal en la lucha por laexistencia, y el hombre, su principal enemigo. Retirándose anteel número creciente de este enemigo, los antecesores de nues-tros caballos domésticos (denominados por Poliakof Equus Pr-zewalski), prefirieron emigrar a las más salvajes y menos acce-sibles partes del altiplano de las fronteras del Tibet, donde hansobrevivido hasta ahora, rodeados en verdad de carnívoros yen un clima que poco cede por su crudeza a la región ártica,pero en un lugar todavía inaccesible al hombre.

Muchos ejemplos sorprendentes de sociabilidad podrían sertomados de la vida de los ciervos, y en especial de la vasta divi-sión de los rumiantes, en la que pueden incluirse a los gamos,antílopes, las gacelas, cabras, ibex, etcétera, en suma de la vi-da de tres familias numerosas: antilopides, caprides y ovides.La vigilancia con que preservan sus rebaños de los ataques delos carnívoros; la ansiedad demostrada por el rebaño entero degamuzas, mientras no han atravesado todos un lugar peligrosoa través de los peñascos rocosos; la adopción de los huérfanos;

59

Page 60: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

la desesperación de la gacela, cuyo macho o cuya hembra, ohasta un compañero del mismo sexo, han sido muertos; los jue-gos de los jóvenes, y muchos otros rasgos, podríase agregarpara caracterizar su sociabilidad. Pero, quizá, constituyan elejemplo más sorprendente de apoyo mutuo las migracionesocasionales de los corzos, parecidas a las que observé una vezen el Amur.

Cuando crucé los altiplanos del Asia Oriental y su cadena li-mítrofe, el Gran Jingan, por el camino de Transbaikalia a Merg-uen, y luego seguí viaje por las altas planicies de Manchuria,en mi marcha hacia el Amur puede comprobar cuán escasa-mente pobladas de corzos se hallan estás regiones casi inhabi-tables. Dos años más tarde, viajaba yo a caballo Amur arriba y,a fines de octubre, alcancé la comarca inferior de aquel pinto-resco paisaje estrecho con el cual el Amur penetra a través deDousse-Alin (Pequeño Jingan), antes de alcanzar las tierras ba-jas, donde se une con el Sungari. En las stanitsas distribuidasen esta parte del pequeño Jingan, encontré a los cosacos He-nos de la mayor excitación, pues sucedía que miles y miles decorzos cruzaban a nado el Amur allí, en el lugar estrecho delgran río, para llegar a las sierras bajas del Sungari. Durante al-gunos días, en una extensión de alrededor de sesenta verstasrío arriba, los cosacos masacraron infatigablemente a los cor-zos que cruzaban a nado el Amur, el cual ya entonces llevabamucho hielo. Mataban miles por día, pero el movimiento decorzos no se interrumpía

Nunca habían visto antes una migración semejante, y es ne-cesario buscar sus causas, con toda probabilidad, en el hechode que en el Gran Jingan y en sus declives orientales habíancaído entonces nieves tempranas desusadamente copiosas, quehabían obligado a los corzos a hacer el intento desesperado dealcanzar las tierras bajas del Este del Gran Jingan. Y en reali-dad, pasados algunos días, cuando comencé a cruzar estas últi-mas montañas, las hallé profundamente cubiertas de nieve po-rosa que alcanzaba dos y tres pies de profundidad. Vale la penareflexionar sobre esta migración de corzos. Necesario es imagi-narse el territorio inmenso (unas 200 verstas de ancho por 700de largo), de donde debieron reunirse los grupos de corzos

60

Page 61: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

dispersos en él, para iniciar la emigración, que emprendieronbajo la presión de circunstancias completamente excepciona-les. Necesario es imaginarse, luego, las dificultades que debie-ron vencer los corzos antes de llegar a un pensamiento comúnsobre la necesidad de cruzar el Amur, no en cualquier parte, si-no justo más al sur, donde su lecho se estrecha en una cadena,y donde al cruzar el río, cruzarían al mismo tiempo la cadena ysaldrían a las tierras bajas templadas. Cuando se imagina todoesto concretamente, no es posible dejar de sentir profunda ad-miración ante el grado y la fuerza de la sociabilidad evidencia-da en el caso presente por estos inteligentes animales.

No menos asombrosas, también, en lo que respecta a la capa-cidad de unión y de acción común, son las migraciones de bi-sontes y búfalos que tienen lugar en América del Norte. Verdades que los búfalos ordinariamente pacían en cantidades enor-mes en las praderas, pero esas masas estaban compuestas deun número infinito de pequeños rebaños que nuca se mezcla-ban. Y todos estos pequeños grupos, por más dispersos que es-tuvieran sobre el inmenso territorio, en caso de necesidad, sereunían y formaban las enormes columnas de centenares demiles de individuos de que he hablado en una de las páginasprecedentes.

Debería decir, también, siquiera unas pocas palabras de las"familias compuestas" de los elefantes, de su afecto mutuo, dela manera meditada como apostan sus centinelas, y de los sen-timientos de simpatía que se desarrollan entre ellos bajo la infl-uencia de esa vida, plena de estrecho apoyo mutuo. Podría ha-cer mención, también, de los sentimientos sociales existentesentre los jabalíes, que no gozan de buena fama, y sólo podríaalabarlos por su inteligencia al unirse en el caso de ser ataca-dos por un animal carnívoro. Los hipopótamos y los rinoceron-tes deben también tener su lugar en un trabajo consagrado a lasociabilidad de los animales. Se podría escribir también variaspáginas asombrosas sobre la sociabilidad y el mutuo afecto delas focas y morsas; y finalmente, podría mencionarse los bue-nos sentimientos desarrollados entre las especies sociales de lafamilia de los cetáceos. Pero es necesario, aún, decir algo so-bre las sociedades de los monos, que son especialmente

61

Page 62: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

interesantes porque representan la transición a las sociedadesde los hombres primitivos.

Apenas es necesario recordar que estos mamíferos que ocu-pan la cima misma del mundo animal, y son los más próximosal hombre, por su constitución y por su inteligencia, se desta-can por su extraordinaria sociabilidad. Naturalmente, en tanvasta división del mundo animal, que incluye centenares de es-pecies, encontramos inevitablemente la mayor diversidad depareceres y costumbres. Pero, tomando todo esto con conside-ración, es necesario reconocer que la sociabilidad, la acción encomún, la protección mutua y el elevado desarrollo de los sen-timientos que son consecuencia necesaria de la vida social, sonlos rasgos distintivos de casi toda la vasta división de los mo-nos. Comenzando por las especies más pequeñas y terminandopor las más grandes, la sociabilidad es la regia, y tiene sólomuy pocas excepciones.

Las especies de monos que viven solitarios son muy raras.Así, los monos nocturnos prefieren la vida aislada; los capuchi-nos (Cebus capacinus), y los "ateles" -grandes monos aullado-res que se encuentran en el Brasil- y los aulladores en general,viven en pequeñas familias; Wallace nunca encontró a los oran-gutanes de otro modo que aislados o en pequeños grupos detres a cuatro individuos; y los gorilas, según parece, nunca sereúnen en grupos. Pero todas las restantes especies de monos:chimpancés gibones, los monos arbóreos de Asia y África, losmacacos, mogotes, todos los pavianos parecidos a perros, losmandriles y todos los pequeños juguetones, son sociables en al-to grado. Viven en grandes bandas y algunas reúnen varias es-pecies distintas. La mayoría de ellos se sienten completamenteinfelices cuando se hallan solitarios. El grito de llamada de ca-da mono inmediatamente reúne a toda la banda, y todos juntosrechazan valientemente los ataques de casi todos los animalescarnívoros y aves de rapiña. Ni siquiera las águilas se decidena atacar a los monos. Saquean siempre nuestros campos enbandas, y entonces los viejos se encargan de la tarea de cuidarla seguridad de la sociedad. Los pequeñas titíes, cuyas caritasinfantiles tanto asombraron a Humboldt, se abrazan Y prote-gen mutuamente de la lluvia enrollando la cola alrededor del

62

Page 63: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

cuello del camarada que tiembla de frío. Algunas especies tra-tan a sus camaradas heridos con extrema solicitud, y durantela retirada nunca abandonan a un herido antes de convencersede que ha muerto, que está fuera de sus fuerzas el volverlo a lavida. Así, James Forbes refiere en sus Oriental Memoirs conqué persistencia reclamaron los monos a su partida la entregadel cadáver de una hembra muerta, y que esta exigencia fuehecha en forma tal que comprendió perfectamente por qué "lostestigos de esta extraordinaria escena decidieron en, adelanteno disparar nunca más contra los monos".

Los monos de algunas especies reúnense varios cuando quie-ren volcar una piedra y recoger los huevos de hormigas que seencuentran bajo ella. Les pavianos de África del Norte (Ha-madryas), que viven en grandes bandas, no sólo colocan centi-nelas, sino que observadores dignos de toda fe los han vistoformar una cadena para transportar a lugar seguro los frutosrobados. Su coraje es bien conocido, y bastará recordar la des-cripción clásica de Brehm, que refirió detalladamente la lucharegular sostenida por su caravana antes de que los pavianosles permitieran proseguir viaje en el valle de Mensa, enAbisinia.

Son conocidas también las travesuras de los monos de cola,que los han hecho merecedores de su propio nombre (jugueto-nes), y gracias a este rasgo de sus sociedades, también es co-nocido el afecto mutuo que reina en las familias de chimpan-cés. Y si entre los monos superiores hay dos especies (orangu-tán y gorila) que no se distinguen por la sociabilidad, necesarioes recordar que ambas especies están limitadas a superficiesmuy reducidas (una vive en Africa Central y la otra en las islasde Borneo y Sumatra), y con toda evidencia constituyen los úl-timos restos moribundos de dos especies que fueron antes in-comparablemente más numerosas. El gorila, por lo menos asíparece, ha sido sociable en tiempos pasados, siempre que losmonos citados por el cartaginés Hannon en la descripción desu viaje (Periplus) hayan sido realmente gorilas.

De tal modo, aun en nuestra rápida ojeada vemos que la vidaen sociedades no constituye excepción en el mundo animal; por

63

Page 64: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

lo contrario, es regla general -ley de la naturaleza- y alcanza sumás pleno desarrollo en los vertebrados superiores. Hay muypocas especies que vivan solitarias o solamente en pequeñasfamilias, y son comparativamente poco numerosas. A pesar deeso, hay fundamentos para suponer que, con pocas excepcio-nes, todas las aves y los mamíferos que en el presente no vivenen rebaños o bandadas han vivido antes en sociedades, hastaque el género humano se multiplicó sobre la superficie de latierra y comenzó a librar contra ellos una guerra de extermin-io, y del mismo modo comenzó a destruir las fuentes de sus ali-mentos. "On ne s'associe pas pour mourir" -observó justamenteEspinas (en el libro Les Sociétés animales). Houzeau, que co-nocía bien el mundo animal de algunas partes de América an-tes de que los animales sufrieran el exterminio en gran escalade que los hizo objeto el hombre, expresó en sus escritos elmismo pensamiento.

La vida social se encuentra en el mundo animal en todos losgrados de desarrollo; y de acuerdo con la gran idea de HerbertSpencer, tan brillantemente desarrollada en el trabajo de Perr-ier, Colonies Animales, las "colonias", es decir, sociedades es-trechamente ligadas, aparecen ya en el principio mismo del de-sarrollo del mundo animal. A medida que nos elevamos en laescala de la evolución, vemos cómo las sociedades de los ani-males se vuelven más y más conscientes. Pierden su carácterpuramente físico, luego cesan de ser instintivas y se hacen ra-zonadas. Entre los vertebrados superiores, la sociedad es yatemporaria, periódica, o sirve para la satisfacción de algunanecesidad definida, por ejemplo la reproducción, las migracio-nes, la caza o la defensa mutua. Se hace hasta accidental, porejemplo, cuando las aves se reúnen contra un rapaz, o los ma-míferos se juntan para emigrar bajo la presión de circunstanc-ias excepcionales. En este último caso, la sociedad se convierteen una desviación voluntaria del modo habitual de vida.

Además, la unión a veces es de dos o tres grados: al princip-io, la familia; después, el grupo, y por último, la sociedad degrupos, ordinariamente dispersos, pero que se reúnen en casode necesidad, como hemos visto en el ejemplo de los búfalos yotros rumiantes durante sus cambios de lugar. La asociación

64

Page 65: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

también toma formas más elevadas, y entonces asegura mayorindependencia para cada individuo, sin privarlo, al mismo tiem-po, de las ventajas de la vida social. De tal modo, en la mayoríade los roedores, cada familia tiene su propia vivienda, a la quepuede retirarse si de esa el aislamiento; pero esas viviendas sedistribuyen en pueblos y ciudades enteras, de modo que asegu-ren a todos los habitantes las comodidades todas y los placeresde la vida social. Por último, en algunas especies, como, porejemplo, las ratas, marmotas, liebres, etc… , la sociabilidad dela vida se mantiene a pesar de su carácter pendenciero, o, engeneral, a pesar de las inclinaciones egoístas de los individuostomados separadamente.

En estos casos, la vida social, por consiguiente, no está con-dicionada, como en las hormigas y abejas, por la estructura fis-iológica; aprovechan de ella, por las ventajas que presenta, laayuda mutua o por los placeres que proporciona. Y esto, final-mente, se manifiesta en todos los grados posibles, y la mayorvariedad de caracteres individuales y específicos y la mayor va-riedad de formas de vida social es su consecuencia, y para no-sotros una prueba más de su generalidad.

La sociabilidad, es decir, la necesidad experimentada por losanimales de asociarse con sus semejantes, el amor a la socie-dad por la sociedad, unido al "goce de la vida", sólo ahora com-ienza a recibir la debida atención por parte de los zoólogos. Ac-tualmente sabemos que todos los animales, comenzando porlas hormigas, pasando a las aves y terminando con los mamífe-ros superiores, aman los juegos, gustan de luchar y correr unoen pos de otro, tratando de atraparse mutuamente, gustan deburlarse, etcétera, y así muchos juegos son, por así decirlo, laescuela preparatoria para los individuos jóvenes, preparándo-los para obrar convenientemente cuando entren en la madurez;a la par de ellos, existen también juegos que, aparte de sus fi-nes utilitarios, junto con las danzas y canciones, constituyen lasimple manifestación de un exceso de fuerzas vitales, "de ungoce de la vida", y expresan el deseo de entrar, de un modo uotro, en sociedad con los otros individuos de su misma especie,o hasta de otra. Dicho más brevemente, estos juegos constitu-yen la manifestación de la sociabilidad en el verdadero sentido

65

Page 66: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

de la palabra, como rasgo distintivo de todo el mundo animal.Ya sea el sentimiento de miedo experimentado ante la apari-ción de un ave de rapiña, o una "explosión de alegría" que semanifiesta cuando los animales están sanos y, en especial, sonjóvenes, o bien sencillamente el deseo de liberarse del excesode impresiones y de la fuerza vital bullente, la necesidad de co-municar sus impresiones a los demás, la necesidad del juegoen común, de parlotear, o simplemente la sensación de la pro-ximidad de otros seres vivos, parientes, esta necesidad se ext-iende a toda la naturaleza; y en tal alto grado como cualquierfunción fisiológica, constituye el rasgo característico de la viday la impresionabilidad en general. Esta necesidad alcanza sumás elevado desarrollo y toma las formas más bellas en los ma-míferos, especialmente en los individuos jóvenes, y más aún enlas aves; pero ella se extiende a toda la naturaleza. Ha sido de-tenidamente observada por los mejores naturalistas, incluyen-do a Pierre Huber, aun entre las hormigas; y no hay duda deque esa misma necesidad, ese mismo instinto, reúne a las mari-posas y otros insectos en, las enormes columnas de que hemoshablado antes.

La costumbre de las aves de reunirse para danzar juntas yadornar los lugares donde se entregan habitualmente a lasdanzas probablemente es bien conocida por los lectores, aunq-ue sea gracias a las páginas que Darwin dedicó a esta materiaen su Origen del Hombre (cap. XIII). Los visitantes del jardínzoológico de Londres conocen también la glorieta, bellamenteadornada, del "pajarito satinado" construida con ese mismo fin.Pero esta costumbre de danzar resulta mucho más extendidade lo que antes se suponía, y W. Hudson, en su obra maestrasobre la región del Plata, hace una descripción sumamente in-teresante de las complicadas danzas ejecutadas por numerosasespecies de aves: rascones, jilgueros, avefrías.

La costumbre de cantar en común que existe en algunas es-pecies de aves, pertenece a la misma categoría de instintos so-ciales. En grado asombro está desarrollada en el chajá sudame-ricano (Chauna Chavarria, de raza próxima al ganso) y al quelos ingleses dieron el apodo más prosaico de "copetuda chillo-na". Estas aves se reúnen, a veces, en enormes bandadas y en

66

Page 67: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

tales casos organizan a menudo todo un concierto, Hudson lasencontró cierta vez en cantidades innumerables, posadas alre-dedor de un lago de las Pampas, en bandadas separadas deunas quinientas aves.

"Pronto -dice- una de las bandadas que se hallaba cercana amí comenzó a cantar, y este coro poderoso no cesó durantetres o cuatro minutos. Cuando hubo cesado, la bandada vecinacomenzó el canto, y, a continuación de ella, la siguiente, y asísucesivamente hasta que llegó el canto de la bandada que sehallaba en la orilla opuesta del lago, y cuyo sonido se transmi-tía claramente por el agua; luego, poco a poco, se callaron y denuevo comenzó a resonar a mi lado."

Otra vez el mismo zoólogo tuvo ocasión de observar a una in-numerable bandada de chajás que cubría toda la Ranura, peroesta vez dividida no en secciones, sino en parejas y en grupospequeños. Alrededor de. las nueve de la noche, "de repente to-da esta masa de aves, que cubría los pantanos en millas ente-ras a la redonda, estalló en un poderoso canto vespertino… Va-lía la pena cabalgar un centenar de millas para escuchar talconcierto".

A la observación precedente se puede agregar que el chajá,como todos los animales sociales, se domestica fácilmente y seaficiona mucho al hombre. Dícese que "son aves pacíficas queraramente disputan" a pesar de estar bien armadas y provistasde espolones bastante amenazadores en las alas. La vida en so-ciedad, sin embargo, hace superflua este arma.

El hecho de que la vida social sirva de arma poderosísima enla lucha por la existencia (tomando este término en el sentidoamplio de la palabra) es confirmado, como hemos visto en laspáginas precedentes, por ejemplos bastante diversos, y de ta-les ejemplos, si necesario fuera, se podría citar un número in-comparablemente mayor. La vida en sociedad, como hemos vis-to, da a los insectos más débiles, a las aves más débiles y a losmamíferos más débiles, la posibilidad de defenderse de los ata-ques de las aves y animales carnívoros más temibles, o preve-nirse de ellos. Ella les asegura la longevidad; da a las especies

67

Page 68: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

la posibilidad de criar una descendencia con el mínimo de des-gaste innecesario de energías y de sostener su número aun encaso de natalidad muy baja; permite a lo animales gregarios re-alizar sus migraciones y encontrar nuevos lugares de residenc-ia. Por esto, aun reconociendo enteramente que la fuerza, lavelocidad, la coloración protectora, la astucia, y la resistenciaal frío y hambre, mencionadas por Darwin y Wallace realmenteconstituye cualidades que hacen al individuo o a las especiesmás aptos en algunas circunstancias, nosotros, junto con esto,afirmamos que la sociabilidad es la ventaja más grande en lalucha por la existencia en todas las circunstancias naturales,sean cuales fueran. Las especies que voluntaria o involuntaria-mente reniegan de ella, están condenadas a. la extinción, mien-tras que los animales que saben unirse del mejor modo, tienenmayores oportunidades para subsistir y para un desarrollo má-ximo, a pesar de ser inferiores a los otros en cada una de lasparticularidades enumeradas por Darwin y Wallace, con excep-ción solamente de las facultades intelectuales. Los vertebradossuperiores, y en especial él género humano, sirven como la me-jor demostración de esta afirmación.

En cuanto a las facultades intelectuales desarrolladas, tododarwinista está de acuerdo con Darwin en que ellas constitu-yen el instrumento más poderoso en la lucha por la existencia yla fuerza más poderosa para el desarrollo máximo; pero debeestar de acuerdo, también, en que las facultades intelectuales,más aún que todas las otras, están condicionadas en su desa-rrollo por la vida social. La lengua, la imitación, la experienciaacumulada, son condiciones necesarias para el desarrollo delas facultades intelectuales, y precisamente los animales no so-ciables suelen estar desprovistos de ellas. Por eso nosotros en-contramos que en la cima de las diversas clases se hallan ani-males tales como la abeja, la hormiga y termita, en los insec-tos, entre los cuales está altamente desarrollada la sociabili-dad, y con ella, naturalmente, las facultades intelectuales.

"Los más aptos", los mejor dotados para la lucha con todoslos elementos hostiles son, de tal modo, los animales sociales,de manera que se puede reconocer la sociabilidad como el fac-tor principal de la evolución progresiva, tanto indirecto,

68

Page 69: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

porque asegura el bienestar de la especie junto con la disminu-ción del gasto inútil de energía, como directo, porque favoreceel crecimiento de las facultades intelectuales".

Además, es evidente que la vida en sociedad sería completa-mente imposible sin el correspondiente desarrollo de los senti-mientos sociales, en especial, si el sentimiento colectivo de jus-ticia (principio fundamental de la moral) no se hubiera desarro-llado y convertido en costumbre. Si cada individuo abusaraconstantemente de sus ventajas personales y los restantes nointervinieran en favor del ofendido, ninguna clase de vida soc-ial sería posible. Por esto, en todos los animales sociales, aunq-ue sea poco, debe desarrollarse el sentimiento de justicia. Porgrande que sea la distancia de donde vienen las golondrinas olas grullas, tanto las unas como las otras vuelven cada una almismo nido que construyeron o repararon el año anterior. Sialgún gorrión perezoso (o joven) trata de apoderarse de un ni-do que construye su camarada, o aun robar de él algunas piaj-uelas, todo el grupo local de gorriones interviene en contra delcamarada perezoso; lo mismo en muchas otras aves, y es evi-dente que, si semejantes intervenciones no fueran la regla ge-neral, entonces las sociedades de aves para el anidamiento se-rían imposibles. Los grupos separados de pingüinos tienen sulugar de descanso y su lugar de pesca y no se pelean por ellos.Los rebaños de ganado cornúpeta de Australia tienen cada unosu lugar determinado, adonde invariablemente se dirigen día adía a descansar, etcétera.

Disponemos de gran cantidad de observaciones directas quehablan del acuerdo que reina entre las sociedades de aves ani-dadoras, en las poblaciones de roedores, en los rebaños de her-bívoros, etc.; pero por otra parte, sabemos que son muy pocoslos animales sociales que disputan constantemente entre sí, co-mo hacen las ratas de nuestras despensas, o las morsas quepelean por el lugar para calentarse al sol en las riberas queocupan. La sociabilidad, de tal modo, pone límites a la lucha fí-sica y da lugar al desarrollo de los mejores sentimientos mora-les. Es bastante conocido el elevado desarrollo del amor pater-nal en todas las clases de animales, sin exceptuar siquiera a losleones y tigres. ¡Y en cuanto a las aves jóvenes y a los

69

Page 70: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

mamíferos, que vemos constantemente en relaciones mutua!,en sus sociedades reciben ya el máximo desarrollo, la simpatía,la comunidad de sentimientos y no el amor de sí mismos.

Dejando de lado los actos realmente conmovedores de apegoy compasión que se han observado tanto entre los animales do-mésticos como entre los salvajes mantenidos en cautiverio, dis-ponemos de un número suficiente de hechos plenamente com-probados que testimonian la manifestación del sentimiento decompasión entre los animales salvajes en libertad. Max Perty yL. Büchner reunieron no pocos de tales hechos. El relato deWood de cómo una marta apareció para levantar y llevarse auna compañera lastimada goza de una popularidad bien mere-cida. A la misma categoría de hechos se refiere la conocida ob-servación del capitán Stanbury, durante su viaje por la altipla-nicie de Utah, en las Montañas Rocosas, citada por Darwin.Stanbury observó a un pelicano ciego que era alimentado, ybien alimentado, por otros pelícanos, que le traían pescadodesde cuarenta y cinco verstas. H. Weddell, durante su viajepor Bolivia y Perú, observó más de una vez que, cuando un re-baño de vicuñas es perseguido por cazadores, los machos fuer-tes cubren la retirada del rebaño, separándose a propósito pa-ra proteger a los que se retiran. Lo mismo se observa constan-temente en Suiza entre las cabras salvajes. Casos de compa-sión de los animales hacia sus camaradas heridos son constan-temente citados por los zoólogos que estudian la vida de la na-turaleza: y sólo ha de asombrarse uno por la vanagloria delhombre, que desea indefectiblemente apartarse del mundo ani-mal, cuando se ve que semejantes casos no son generalmentereconocidos. Además, son perfectamente naturales. La compa-sión necesariamente se desarrolla en la vida social. Pero lacompasión, a su vez, indica un progreso general importante enel campo de las facultades intelectuales y de la sensibilidad. Esel primer paso hacia el desarrollo de los sentimientos moralessuperiores, y, a su vez, se vuelve agente poderoso del máximodesarrollo progresivo, de la evolución.

Si las opiniones expuestas en las páginas precedentes son co-rrectas, entonces surge, naturalmente, la cuestión: ¿hasta dón-de concuerdan con la teoría de la lucha por la existencia, de la

70

Page 71: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

manera como ha sido desarrollada por Darwin, Wallace y suscontinuadores? Y yo contestaré brevemente ahora a esta im-portante cuestión. Ante todo, ningún naturalista dudará de quela idea de la lucha por la existencia, conducida a través de todala naturaleza orgánica, constituye la más grande generaliza-ción de nuestro siglo. La vida es lucha, y en esta lucha sobrevi-ven los más aptos. Pero, la cuestión reside en esto: ¿llega estacompetencia hasta los límites supuestos por Darwin o, aún, porWallace? y, ¿desempeñó en el desarrollo del reino animal el pa-pel que se le atribuye?

La idea que Darwin llevó a través de todo su libro sobre elorigen de las especies es, sin duda, la idea de la existencia deuna verdadera competencia, de una lucha dentro de cada gru-po animal por el alimento, la seguridad y la posibilidad de dejardescendencia. A menudo habla de regiones saturadas de vidaanimal hasta los límites máximos, y de tal saturación deduce lainevitabilidad de la competencia, de la lucha entre los habitan-tes. Pero si empezamos a buscar en su libro pruebas reales detal competencia, debemos reconocer que no existen testimon-ios suficientemente convincentes. Si acudirnos al párrafo titu-lado "La lucha por la existencia es rigurosísima entre individ-uos y variedades de una misma especie", no encontramos en-tonces en él aquella abundancia de pruebas y ejemplos que es-tamos acostumbrados a encontrar en toda obra de Darwin. Enconfirmación de la lucha entre los individuos de una misma es-pecie no se trae, bajo el título arriba citado, ni un ejemplo; seacepta como axioma. La competencia entre las especies cerca-nas de animales es afirmada sólo por cinco ejemplos, de loscuales, en todo caso, uno (que se refiere a dos especies de mir-los) resulta dudoso, según las más recientes observaciones, yotro (referente a las ratas), también suscitará dudas.

Si comenzamos a buscar en Darwin mayores detalles con ob-jeto de convencernos hasta dónde el crecimiento de una espec-ie realmente está condicionado por el decrecimiento de otraespecie, encontramos que, con su habitual rectitud, dice él losiguiente:

71

Page 72: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

"Podemos conjeturar (dimley see) por qué la competencia de-be ser tan rigurosa entre las formas emparentadas que llenancasi un mismo lugar en la naturaleza; pero, probablemente enningún caso podríamos determinar con precisión por qué unaespecie ha logrado la victoria sobre otras en la gran batalla dela vida.

En cuanto a Wallace, que cita en su exposición del darwinis-mo los mismos hechos, pero bajo el título ligeramente modifi-cado ("La lucha por la existencia entre los animales y las plan-tas estrechamente emparentadas a menudo es rigurosísima"),hace la observación siguiente, que da a los hechos arriba cita-dos un aspecto completamente distinto. Dice (las cursivas sonmías):

"En algunos casos, sin duda, se libra una verdadera guerraentre dos especies, y la especie más fuerte mata a la más débil;pero esto de ningún modo es necesario y pueden darse casosen que especies más débiles físicamente pueden vencer, debi-do a su mayor poder de multiplicación rápida, a la mayor resis-tencia con respecto a las condiciones climáticas hostiles o a lamayor astucia que les permite evitar los ataques de sus enemi-gos comunes."

De tal manera, en casos semejantes, lo que se atribuye a lacompetencia, a la lucha, puede ocurrir que de ningún modo seacompetencia ni lucha. De ningún modo una especie desapareceporque otra especie la ha exterminado o la ha hecho morir deconsunción tomándole los medios de subsistencia, sino porqueno pudo adaptarse bien a nuevas condiciones, mientras que laotra especie logré hacerlo. La expresión "lucha por la existenc-ia" tal vez se emplea aquí, una vez más, en su sentido figurado,y por lo visto no tiene otro sentido. En cuanto a la competenciareal por el alimento entre los individuos de una misma especieque Darwin ilustró en otro lugar con un ejemplo tomado de lavida del ganado cornúpeta de América del Sur durante unasequía, el valor de este ejemplo disminuye significativamenteporque ha sido tomado de la vida de animales domésticos. Encircunstancias semejantes, los bisontes emigran con el objetode evitar la competencia por el alimento. Por más rigurosa quesea la lucha entre las plantas -y está plenamente demostrada-,

72

Page 73: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

podemos sólo repetir con respecto a ella la observación de Wa-llace: "Que las plantas viven allí donde pueden", mientras quelos animales, en grado considerable, tienen la posibilidad deelegirse ellos mismos el lugar de residencia. Y nosotros nospreguntamos de nuevo: ¿en qué medida existe realmente lacompetencia, la lucha, dentro de cada especie animal? ¿En quéestá basada esta suposición?

La misma observación tengo que hacer con respecto al argu-mento "indirecto" en favor de la realidad de una competenciarigurosa y la lucha por la existencia dentro de cada especie,que se puede deducir del "exterminio de las variedades detransición", mencionadas tan a menudo por Darwin. Lo que pa-sa es lo siguiente: Como es sabido, durante mucho tiempo haconfundido a todos los naturalistas, y al mismo Darwin la difi-cultad que él veía en la ausencia de una gran cadena de formasintermedias entre especies estrechamente emparentadas; y sa-bido es que Darwin buscó la solución de esta dificultad en elexterminio supuesto por él de todas las formas intermedias.Sin embargo, la lectura atenta de los diferentes capítulos enlos que Darwin y Wallace habían de esta materia, fácilmentellevan a la conclusión de que la palabra "exterminio" empleadapor ellos de ningún modo se refiere al exterminio real, y menosaún al exterminio por falta de alimento y, en general, por la su-perpoblación. La observación que hizo Darwin acerca del signi-ficado de su expresión: "lucha por la existencia", evidentemen-te se aplica en igual medida también a la palabra "exterminio":la última de ninguna manera puede ser comprendida en su sen-tido directo, sino únicamente en el sentido "metafórico"figurado.

Si partimos de la suposición que una superficie determinadaestá saturada de animales hasta los límites máximos de su ca-pacidad, y que, debido a esto, entre todos sus habitantes se li-bra una lucha aguda por los medios de subsistenciaindispensables -y en cuyo caso cada animal está obligado a lu-char contra todos sus congéneres para obtener el alimento co-tidiano-, entonces la aparición de una variedad nueva, y que hatenido éxito, sin duda consistirá en muchos casos (aunque nosiempre) en la aparición de individuos tales que podrán

73

Page 74: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

apoderarse de una parte de los medios de subsistencia mayorque la que les corresponde en justicia; entonces el resultadosería realmente que semejantes individuos condenarían a laconsunción tanto a la forma paterna original que no pelee lanueva modificación, como a todas las formas intermedias queni poseyeran la nueva especialidad en el mismo grado queellos. Es muy posible que al principio Darwin comprendiera laaparición de las nuevas variedades precisamente en tal aspec-to; por lo menos, el uso frecuente de la palabra "exterminio"produce tal impresión. Pero tanto él como Wallace conocíandemasiado bien la naturaleza para no ver que de ningún modoésta es la única solución posible y necesaria.

Si las condiciones físicas y biológicas de una superficie deter-minada y también la extensión ocupada por cierta especie, y elmodo de vida de todos los miembros de esta especie, permane-cieron siempre invariables, entonces la aparición repentina deuna variedad realmente podría llevar a la consunción y al ex-terminio de todos los individuos que no poseyeran, en la medi-da necesaria, el nuevo rasgo que caracteriza a la nueva varie-dad. Pero, precisamente, no vemos en la naturaleza semejantecombinación de condiciones, semejante invariabilidad. Cadaespecie tiende constantemente a la expansión de su lugar deresidencia, y la emigración a nuevas residencias es regla gene-ral, tanto para las aves di vuelo rápido como para el caracol demarcha lenta. Luego, en cada extensión determinada de la su-perficie terrestre, se producen constantemente cambios físicos,y el rasgo característico de las nuevas variedades entre los ani-males en un inmenso número de casos -quizá en la mayoría- noes de ningún modo la aparición de nuevas adaptaciones paraarrebatar el alimento de la boca de sus congéneres -el alimentoes sólo una de las centenares de condiciones diversas de laexistencia-, sino, como el mismo Wallace demostró en un her-moso párrafo sobre la divergencia de las caracteres"(Darwinism, página 107), el principio de la nueva variedad pue-de ser la formación de nuevas costumbres, la migración a nue-vos lugares de residencia y la transición a nuevas formas dealimentos.

74

Page 75: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

En todos estos casos, no ocurrirá ningún exterminio, hastafaltará ¡a lucha por el alimento, puesto que la nueva adapta-ción servirá para suavizar la competencia, si la última existierarealmente, y sin embargo, se producirá, transcurrido ciertotiempo, una ausencia de eslabones intermedias como resultadode la simple supervivencia de aquéllos que están mejor adapta-dos a las nuevas condiciones. Se realizará esto también, sin du-da, como si ocurriera el exterminio de las formas originales su-puesto por la hipótesis. Apenas es necesario agregar que, siadmitimos junto con Spencer, junto con todos los lamarckianosy el mismo Darwin, la influencia modificadora del medio amb-iente en las especies que viven en él -y la ciencia contemporá-nea se mueve más y más en esta dirección-, entonces habrámenos necesidad aún de la hipótesis del exterminio de las for-mas intermedias.

La importancia de las migraciones de los animales para laaparición y el afianzamiento de las nuevas variedades, y, porúltimo, de las nuevas especies, que señaló Moritz Wagner, hasido bien reconocida posteriormente por el mismo Darwin. Enrealidad, no es raro que parte de los animales de una especiedeterminada sean sometidos a nuevas condiciones de vida, y aveces separados de la parte restante de su especie, por lo cualaparece y se afianza una nueva raza o variedad. Esto fue reco-nocido ya por Darwin, pero las últimas investigaciones subra-yaron aún más la importancia de este factor, y mostraron tam-bién de qué modo la amplitud del territorio ocupado por estadeterminada especie a esta amplitud Darwin, con fundamentosplenos, atribuía gran importancia para la aparición de nuevasvariedades puede estar unida al aislamiento de cierta parte deuna especie determinada, en virtud de los cambios geológicoslocales o la aparición de obstáculos locales. Entrar aquí a juz-gar toda esta amplia cuestión sería imposible, pero bastarán al-gunas observaciones para ilustrar la acción combinada de talesinfluencias. Corro es sabido, no es raro que parte de una espe-cie determinada recurra a un nuevo género de alimento. Porejemplo, si se produce una escasez de piñas en los bosques dealerces, las ardillas se trasladan a los pinares, y este cambio dealimento, como señaló Poliakof, produce cambios fisiológicosdeterminados en el organismo de esas ardillas. Si este cambio

75

Page 76: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

de costumbres no se prolonga, si al año siguiente hay otra vezabundancia de piñas en los sombríos bosques de alerces, en-tonces, evidentemente, no se forma ninguna variedad nueva.Pero si parte de la inmensa extensión ocupada por las ardillasempieza a cambiar de carácter físico, digamos debido a la sua-vización del clima, o a la desecación, y estas dos causas facili-taran el aumento de la superficie de los pinares en desmedrode los bosques de alerces, y si algunas otras condiciones con-tribuyeran a hacer que parte de las ardillas se mantuvieran enlos bordes de la región, entonces aparecerá una nueva varie-dad, es decir, una especie nueva de ardillas. Pero la apariciónde esta variedad no irá acompañada, decididamente, por nadaque pudiese merecer el nombre, de exterminio entre ardillas.Cada año sobrevivirá una proporción algo mayor, en compara-ción con otras, de ardillas de esta variedad nueva y mejoradaptada, y los eslabones intermedios se extinguirán en eltranscurso del tiempo, de año en año, sin que sus competidoresmalthusianos las condenen de ningún modo a muerte por ham-bre. Precisamente procesos semejantes se realizan ante nues-tros ojos, debidos a los grandes cambios físicos que se produ-cen en las vastas extensiones de Asia Central a consecuenciade la desecación que evidentemente se viene produciendo allídesde el período glacial.

Tomemos otro ejemplo. Ha sido demostrado por los geólogosque el actual caballo salvaje (Equus Przewalski) es el resultadodel lento proceso de evolución que se realizó en el transcursode las últimas partes del período terciario y de todo el cuater-nario (el glacial y el posglacial), y durante el transcurso de estalarga serie de siglos, los antecesores del caballo actual no per-manecieron en ninguna superficie determinada del globo te-rrestre. Por lo contrario, erraron por el viejo y el nuevo mundo,y con toda probabilidad, por último, volvieron completamentetransformados en el curso de sus numerosas migraciones, a losmismos pastos que dejaron en otros tiempos. De esto resultaclaro que, si no encontramos ahora en Asia todos los eslabonesintermedios entre el caballo salvaje actual y sus ascendientesasiáticos posterciarios, de ningún modo significa que los esla-bones intermedios fueran exterminados. Semejante exterminiojamás ha ocurrido. Ni siquiera puede haber tan elevada

76

Page 77: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

mortandad entre las especies ancestrales del caballo actual:los individuos que pertenecían a las variedades y especies in-termedias perecieron en las condiciones más comunes -a me-nudo aun en medio de la abundancia de alimento- y sus restosse hallan dispersos ahora en el seno de la tierra por todo el glo-bo terráqueo. Dicho más brevemente, si reflexionamos sobreesta materia y releemos atentamente lo que el mismo Darwinescribió sobre ella, veremos que si empleamos ya la palabra"exterminio" en relación con las variedades transitorias, hayque utilizarla una vez más en el sentido metafórico, figurado.

Lo mismo es menester observar con respecto a expresionestales como "rivalidad" o "competencia" (competition). Estas dosexpresiones fueron empleadas también constantemente porDarwin (véase por ejemplo, el capítulo "Sobre la extinción")más bien como imagen o como medio de expresión, no dándoleel significado de lucha real por los medios de subsistencia en-tre las dos partes de una misma especie. En todo caso, la au-sencia de las formas intermedias no constituye un argumentoen favor de la lucha recrudecida y de la competencia aguda porlos medios de subsistencia -de la rivalidad, prolongándose inin-terrumpidamente dentro de cada especie animal- es, según laexpresión del profesor Geddes, el "argumento aritmético" to-mado en préstamo a Malthus.

Pero este argumento no prueba nada semejante. Con el mis-mo derecho podríamos tomar algunas aldeas del Sureste deRusia, cuyos habitantes no han sufrido por la carencia de ali-mento, pero que, al mismo tiempo, nunca tuvieron clase algunade instalaciones sanitarias; y habiendo observado que en los úl-timos setenta u ochenta años la natalidad media alcanza enellas al 60 por 1.000, y, sin embargo, la población durante estetiempo no ha aumentado -tengo en mis manos tales hechosconcretos- podríamos quizá llegar a la conclusión de que untercio de los recién nacidos muere cada año sin haber llegadoal sexto mes de vida; la mitad de los niños muere en el cursode los cuatro años siguientes, y de cada centenar de nacidos,sólo 17 alcanzan la edad de veinte años. De tal modo los reciénvenidos al mundo se van de él antes de alcanzar la edad en quepudieran llegar a ser competidores. Es evidente, sin embargo,

77

Page 78: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

que si algo semejante ocurre en el medio humano, ello es másprobable aún entre los animales. Y realmente, en el mundo delos plumíferos se produce la destrucción de huevos en medidatan colosal que al principio del verano los huevos constituyenel alimento principal de algunas especies de animales. No ha-blo ya de las tormentas e inundaciones que destruyen por mi-llones los nidos en América y en Asia, y de los cambios bruscosde tiempo por los cuales perecen en masa los individuos jóve-nes de los mamíferos. Cada tormenta, cada inundación, cadacambio brusco de temperatura, cada incursión de las ratas alos nidos de las aves, destruyen a aquellos competidores queparecen tan terribles en el papel. En cuanto a los hechos de lamultiplicación extremadamente rápida de los caballos y del ga-nado cornúpeta de América, y también de los cerdos y de losconejos de Nueva Zelanda, desde que los europeos los introdu-jeron en esos países, y aun de los animales salvajes importadosde Europa (donde su cantidad disminuye por la acción del hom-bre y no por la de los competidores) es evidente que más biencontradicen la teoría de la superpoblación. Si los caballos y elganado cornúpeto pudieron multiplicarse en América con talvelocidad, demuestra esto simplemente que, por numerososque fueran los bisontes y otros rumiantes en el Nuevo Mundoen aquellos tiempos, su población herbívora, sin embargo, esta-ba muy por debajo de la cantidad que hubiera podido alimen-tarse en las praderas. Si millones de nuevos inmigrantes halla-ron, no obstante, alimento suficiente sin obligar a sufrir ham-bre a la población anterior de las praderas, deberíamos llegarmás bien a la conclusión de que los europeos hallaron en Amé-rica una cantidad no excesiva, sino insuficiente de herbívoros,a pesar de la cantidad increíblemente enorme de bisontes o depalomas silvestres que fue encontrada por los primeros explo-radores de América del Norte.

Además, me permito decir que existen bases serias para pen-sar que tal escasez de población animal constituye la situaciónnatural de las cosas sobre la superficie de todo el globo terres-tre, con pocas excepciones, que son temporales, a esta reglageneral. En realidad, la cantidad de animales existentes en unaextensión determinada de la tierra de ningún modo se determi-na por la capacidad máxima de abastecimiento de este espacio,

78

Page 79: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

sino por lo que ofrece cada año en las condiciones menos favo-rables. Lo importante no es saber cuántos millones de búfalos,cabras, ciervos, etc., pueden alimentarse en un territorio deter-minado durante un verano exuberante y de lluvias moderadas,sino cuántos sobrevivirán si se produce uno de esos veranossecos en que toda la hierba se quema, o un verano húmedo enque territorios semejantes a la. Europa central se conviertenen pantanos continuos, como he visto en la, meseta de Vitimsk-o cuando las praderas y los bosques se incendian en miles deverstas cuadradas, como hemos visto en Siberia y en Canadá.

He aquí por qué, debido a esta sola cansa, la competencia, lalucha por el alimento, difícilmente puede ser condición normalde la vida. Pero, aparte de esto, otras causas hay que a su vezrebajan aún más este nivel no tan alto de población. Si toma-mos los caballos (y también el ganado cornúpeta) que pasan to-do el invierno pastando en las estepas de la Transbaikalia, en-contramos, al finalizar el invierno, a todos ellos mira, enflaque-cidos y exhaustos. Este agotamiento, por otra parte, no es re-sultado de la carencia de alimento, puesto que debajo de la del-gada capa de nieve, por doquier, hay pasto en abundancia: sucausa reside el, la dificultad de extraer el pasto que está deba-jo de la nieve, y esta dificultad es la misma para todos los caba-llos. Además, a principios de la primavera suele haber escar-cha, y si se prolonga ésta algunos días sucesivos los caballosson víctimas de una extenuación aún mayor. Pero frecuente-mente, a continuación sobrevienen las nevascas, las tormentasde nieve, y entonces los animales, ya debilitados, suelen verseobligados a permanecer algunos días completamente privadosde alimento, y por ello caen cantidades muy grandes. Las pér-didas durante la primavera suelen ser tan elevadas, que si éstase ha distinguido por una extrema crudeza no pueden ser repa-radas ni aún por el nuevo aumento, tanto más cuanto que todoslos caballos suelen estar agotados y los potrillos nacen débiles.La cantidad de caballos y de ganado cornúpeto siempre semantiene, de tal modo, considerablemente inferior al nivel enque podrían mantenerse si no existiera esta causa especial: laprimavera fría y tormentosa. Durante todo el año hay alimentoen abundancia: alcanzaría para una cantidad de animales cincoo diez veces mayor de la que existe In realidad; y sin embargo,

79

Page 80: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

la población animal de las estepas crece forma extremadamen-te lenta, pero apenas los buriatos, amos del gana y de los reba-ños de caballos, comienzan a hacer aun la más insignificanteprovisión de heno en las estepas, y les permiten el acceso du-rante la escarcha o las nieves profundas, inmediatamente seobservará el aumento de sus rebaños.

En las mismas condiciones se encuentran casi todos los ani-males herbívoros que viven en libertad, y muchos roedores deAsia y América; por eso podemos afirmar con seguridad que sunúmero no se reduce por obra de la rivalidad y de la lucha mut-ua; que en ninguna época tienen que, luchar por alimentos: yque si nunca se reproducen hasta llegar al grado de superpo-blación, la razón reside en el clima, y no en la lucha mutua porel alimento.

La importancia en la naturaleza de los obstáculos naturales ala reproducción excesiva: y en especial su relación con la hipó-tesis de la Competencia, aparentemente nunca fue tomada to-davía en consideración en la medida debida. Estos obstáculos,o, más exactamente, algunos de ellos se citan de paso, pero,hasta ahora, no se ha examinado en detalle su acción. Sin em-bargo, si se compara la acción real de las causas naturales so-bre la vida de las especies animales, con la acción posible de larivalidad dentro de las especies, debemos reconocer en segui-da que la última no soporta ninguna comparación con la anter-ior. Así, por ejemplo, Bates menciona la cantidad sencillamenteinimaginable de hormigas aladas que perecen cuando enjam-bran. Los cuerpos muertos o semimuertos de la hormiga defuego (Myrmica saevissima), arrastrados al río durante una tor-menta, "presentaban una línea de una pulgada o dos de alto yde la misma anchura, y la línea se extendía sin interrupción enla extensión de algunas millas, al borde del agua". Miríadas dehormigas suelen ser destruidas de tal modo, en medio de unanaturaleza que podría alimentar mil veces más hormigas de lasque vivían entonces en este lugar.

El Dr. Altum, forestal alemán que escribió un libro muy ins-tructivo los animales dañinos a nuestros bosques, aporta tam-bién muchos hechos que demuestran la gran importancia de

80

Page 81: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

los obstáculos naturales a la multiplicación excesiva. Dice queuna sucesión de tormentas o el tiempo frío y neblinoso durantela enjumbrazón de la polilla de pino (Bombyx Pini), la destruyeen cantidades inverosímiles, y en la primavera del año 1871 to-das estas polillas desaparecieron de golpe, probablemente des-truidas por una sucesión de noches frías. Se podrían citarejemplos semejantes, relativos a los insectos de diferentes par-tes de Europa. El Dr. Altum también menciona las aves que de-voran a las y la enorme cantidad de huevos de este insecto des-truidos por los zorros; pero agrega que los hongos parásitosque la atacan periódicamente son enemigos de la polilla consi-derablemente más terribles que cualquier ave, puesto que des-truyen a la polilla de golpe, en una extensión enorme. En cuan-to a las diferentes especies de ratones (Mus sylvaticus, Arvico-la orvalis, y Aeagretis) Altum, exponiendo una larga lista de susenemigos, observa: "Sin embargo, los enemigos más terriblesde los ratones no son los otros animales, sino los cambios brus-cos de tiempo que se producen casi todos los años". Si las hela-das y el tiempo templado se alternan, destruyen a los ratonesen cantidades innumerables; "un solo cambio brusco de tiempopuede dejar, de muchos miles de ratones, nada más que algu-nos individuos vivos". Por otra parte, un invierno templado, oun invierno que avanza paulatinamente, les da la posibilidad demultiplicarse en proporciones amenazantes, a pesar de cuales-quiera enemigos; así fue en los años 1876 y 1877. La rivalidades, de tal modo, con respecto a los ratones, un factor completa-mente insignificante en comparación con el tiempo. Hechos delmismo género son citados por el mismo autor también con res-pecto a las ardillas.

En cuanto a las aves, todos sabemos bien cómo sufren porlos cambios bruscos de tiempo. Las nevascas a fines de la pri-mavera son tan ruinosas para las aves en los pantanos de In-glaterra como en la Siberia y Ch. Dixon tuvo ocasión de ver alas gelinotas reducidas por el frío de inviernos excepcional-mente crudos, a tal extremo, que abandonaban lugares salvajesen grandes cantidades "y conocemos casos en que eran cogi-das en las calles de Sheffield". El tiempo húmedo y prolongado-agrega- es también casi desastroso para ellas".

81

Page 82: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

Por otra parte, las enfermedades contagiosas que afectan detiempo en tiempo a la mayoría de las especies animales, lasdestruyen en tal cantidad que a menudo las pérdidas no pue-den ser repuestas durante muchos años, ni aun entre los ani-males que se multiplican más rápidamente. Así por ejemplo,allá por el año 40, los susliki súbitamente desaparecieron delos alrededores de Sarepta, en la Rusia suroriental, debido acierta epidemia, y durante muchos años no fue posible encon-trar en estos lugares ni un susliki. Pasaron muchos años antesde que se multiplicaran como anteriormente.

Se podría agregar en cantidad hechos semejantes, cada unode los cuales disminuye la importancia atribuida a la compe-tencia y a la lucha dentro de la especies. Naturalmente, se po-dría contestar con las palabras de Darwin, de que, sin embar-go, cada ser orgánico, "en cualquier periodo de su vida, en eltranscurso de cualquier estación del año, en cada generación,o de tiempo en tiempo, debe luchar por la existencia y sufriruna gran destrucción", y de que sólo los más aptos sobrevivana tales períodos de dura lucha por la existencia. Pero si la evo-lución del mundo animal estuviera basada exclusivamente, oaun preferentemente en la supervivencia de los más aptos enperíodos de calamidades, si la selección natural estuviera limi-tada en su acción a los períodos de sequía excepcional, o camb-ios bruscos de temperatura o inundaciones, entonces la reglageneral en el mundo animal seria la regresión, y no elprogreso.

Aquellos que sobreviven al hambre, o a una epidemia severade cólera, viruela o difteria, que diezman en tales medidas co-mo las que se observan en países incivilizados, de ninguna ma-nera son ni más fuertes, ni más sanos ni más inteligentes. Nin-gún progreso podría basarse sobre semejantes supervivencias,tanto más cuanto que todos los que han sobrevivido ordinaria-mente salen de la experiencia con la salud quebrantada, comolos caballos de Transbaikalia que hemos mencionado antes, olas tripulaciones de los barcos árticos, o las guarniciones de lasfronteras obligadas a vivir durante algunos meses a media ra-ción y que, al levantarse el sitio, salen con la salud destrozaday con una mortalidad completamente anormal como consec-uencia. Todo lo que la selección natural puede hacer en los

82

Page 83: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

períodos de calamidad se reduce a la conservación de los indi-viduos dotados de una mayor resistencia para soportar todaclase de privaciones. Tal es el papel de la selección natural en-tre los caballos siberianos y el ganado cornúpeto. Realmente sedistinguen por su resistencia; pueden alimentarse, en caso denecesidad, con abedul polar, pueden hacer frente al frío y alhambre, pero, en cambio, el caballo siberiano sólo puede llevarla mitad de la carga que lleva el caballo europeo sin esfuerzo;ninguna vaca siberiana da la mitad de la cantidad de leche queda la vaca Jersey, y ningún indígena de los países salvajes so-porta la comparación con los europeos. Esos indígenas puedenresistir más fácilmente el hambre y el frío, pero sus fuerzas fí-sicas son considerablemente inferiores a las fuerzas del euro-peo que se alimenta bien, y su progreso intelectual se producecon una lentitud desesperante. "Lo malo no puede engendrarlo bueno", como escribió Chemishevsky en un ensayo notableconsagrado al darwinismo.

Por fortuna, la competencia no constituye regla general nipara el mundo animal ni para la humanidad. Se limita, entrelos animales, a períodos determinados, y la selección naturalencuentra mejor terreno para su actividad. Mejores condicio-nes para la selección progresiva son creadas por medio de laeliminación de la competencia, por medio de la ayuda mutua ydel apoyo mutuo. En la gran lucha por la existencia -por la ma-yor plenitud e intensidad de vida posible con el mínimo de des-gaste innecesario de energía- la selección natural busca contin-uamente medios, precisamente con el fin de evitar la compe-tencia en cuanto sea posible. Las hormigas se unen en nidos ytribus; hacen provisiones, crían "vacas" para sus necesidades,y de tal modo evitan la competencia; y la selección natural es-coge de todas las hormigas aquellas especies que mejor sabenevitar la competencia intestina, con sus consecuencias pernic-iosas inevitables. La mayoría de nuestras aves se trasladan len-tamente al Sur, a medida que avanza el invierno, o se reúnenen sociedades innumerables y emprenden viajes largos, y detal modo evitan la competencia. Muchos roedores se entreganal sueño invernal cuando llega la época de la posible compe-tencia, otras razas de roedores se proveen de alimento para elinvierno y viven en común en grandes poblaciones a fin de

83

Page 84: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

obtener la protección necesaria durante el trabajo. Los ciervos,cuando los líquenes se secan en el interior del continente emi-gran en dirección del mar. Los búfalos atraviesan continentesinmensos en busca de alimento abundante. Y las colonias decastores, cuando se reproducen demasiado en un río, se divi-den en dos partes: los viejos descienden el río, y los jóvenes loremontan, para evitar la competencia. Y si, por último, los ani-males no pueden entregarse al sueño invernal ni emigrar, nihacer provisiones de alimentos, ni cultivar ellos mismos el ali-mento necesario como hacen las hormigas, entonces se portancomo los paros (véase la hermosa descripción de Wallace enDarwinism; cap. V); a saber: recurren a una nueva clase de ali-mento, y, de tal modo, una vez más, evitan incompetencias.

"Evitad la competencia. Siempre es dañina para la especie, yvosotros tenéis abundancia de medios para evitarla". Tal es latendencia de la naturaleza, no siempre realizable por ella, perosiempre inherente a ella. Tal es la consigna que llega hasta no-sotros desde los matorrales, bosques, ríos y océanos. "Por con-siguiente: ¡Uníos! ¡Practicad la ayuda mutua! Es el medio másjusto para garantizar la seguridad máxima tanto para cada unoen particular como para todos en general; es la mejor garantíapara la existencia y el progreso físico, intelectual y moral".

He aquí lo que nos enseña la naturaleza; y esta voz suya laescucharon todos los animales que alcanzaron la más elevadaposición en sus clases respectivas. A esta misma orden de lanaturaleza obedeció el hombre -el más primitivo- y sólo debidoa ello alcanzó la posición que ocupa ahora. Los capítulos sigu-ientes, consagrados a la ayuda mutua en las sociedades huma-nas, convencerán al lector de la verdad de esto.

84

Page 85: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

Capítulo 3LA AYUDA MUTUA ENTRE LOS SALVAJESHemos considerado rápidamente, en los dos capítulos prece-dentes, el enorme papel de la ayuda mutua y del apoyo mutuoen el desarrollo progresivo del mundo animal. Ahora tenemosque echar una mirada al papel que los mismos fenómenos de-sempeñaron en la evolución de la humanidad. Hemos vistocuán insignificante es el número de especies animales que lle-van una vida solitaria, y, por lo contrario, cuán innumerables lacantidad de especies que viven en sociedades, uniéndose confines de defensa mutua, o bien para cazar y acumular depósitosde alimentos, para criar la descendencia o, simplemente, parael disfrute de la vida en común. Hemos visto, también, que aun-que la lucha que se libra entre las diferentes clases de anima-les, diferentes especies, aun entre los diferentes grupos de lamisma especie, no es poca, sin embargo, hablando en general,dentro del grupo y de la especie reinan la paz y el apoyo mut-uo; y aquellas especies que poseen mayor inteligencia paraunirse y evitar la competencia y la lucha, tienen también mejo-res oportunidades para sobrevivir y alcanzar el máximo desa-rrollo progresivo. Tales especies florecen mientras que las es-pecies que desconocen la sociabilidad van a la decadencia.

Evidente es que el hombre seria la contradicción de todo loque sabemos de la naturaleza si fuera la excepción a esta reglageneral: si un ser tan indefenso como el hombre en la aurorade su existencia hubiera hallado protección y un camino deprogreso, no en la ayuda mutua, como en los otros animales, si-no en la lucha irrazonada por ventajas personales, sin prestaratención a los intereses de todas las especies. Para toda inteli-gencia identificada con la idea de la unidad de la naturaleza,tal suposición parecerá completamente inadmisible. Y sin

85

Page 86: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

embargo, a pesar de su inverosimilitud y su falta de lógica, haencontrado siempre partidarios. Siempre hubo escritores quehan mirado a la humanidad como pesimistas. Conocían al hom-bre, más o menos superficialmente, según su propia experienc-ia personal limitada: en la historia se limitaban al conocimientode lo que nos contaban los cronistas que siempre han prestadoatención principalmente a las guerras, a las crueldades, a laopresión; y estos pesimistas llegaron a la conclusión de que lahumanidad no constituye otra cosa que una sociedad de seresdébilmente unidos y siempre dispuestos a pelearse entre sí, yque sólo la intervención de alguna autoridad impide el estallidode una contienda general.

Hobbes, filósofo inglés del siglo XVII, el primero después deBacon que se decidió a explicar que las concepciones moralesdel hombre no habían nacido de las sugestiones religiosas, secolocó, como es sabido, precisamente en tal punto de vista. Loshombres primitivos, según su opinión, vivían en una eternaguerra intestina, hasta que aparecieron entre ellos los legisla-dores, sabios y poderosos que asentaron el principio de la con-vivencia pacífica.

En el siglo XVIII, naturalmente, había pensadores que trata-ron de demostrar que en ningún momento de su existencia -nisiquiera en el período más primitivo- vivió la humanidad en es-tado de guerra ininterrumpida, que el hombre era un ser socialaún en "estado natural" y que más bien la falta de conocimien-tos que las malas inclinaciones naturales llevaron a la humani-dad a todos los horrores que caracterizaron su vida históricapasada. Pero, los numerosos continuadores de Hobbes prosigu-ieron, sin embargo, sosteniendo que el llamado "estado natu-ral" no era otra cosa que una lucha continua entre los hombresagrupados casualmente por las inclinaciones de su naturalezade bestia.

Naturalmente, desde la época de Hobbes la ciencia ha hechoprogresos y nosotros pisamos ahora un terreno más seguro queel que pisaba él, o el que pisaban en la época de Rousseau. Pe-ro la filosofía de Hobbes aún ahora tiene bastantes adoradores,y en los últimos tiempos se ha formado toda una escuela de

86

Page 87: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

escritores que, armados, no tanto de las ideas de Darwin comode su terminología, se han aprovechado de esta última parapredicar en favor de las opiniones de Hobbes sobre el hombreprimitivo; y consiguieron hasta dar a esta prédica un cierto ai-re de apariencia científica. Huxley, como es sabido, encabeza-ba esta escuela, y en su conferencia, leída en el año 1888, pre-sentó a los hombres primitivos como algo a modo de tigres oleones, desprovistos, de toda clase de concepciones sociales,que no se detenían ante nada en la lucha por la existencia, ycuya vida entera transcurría en una -"pendencia continua"."Más allá de los límites familiares orgánicos y temporales, laguerra hobbesiana de cada uno contra todos era -dice- el esta-do normal de su existencia".

Ha sido observado más de una vez que el error principal deHobbes, y en general de los filósofos del siglo XVIII, consistíaen que se representaban el género humano primitivo en formade pequeñas familias nómadas, a semejanza de las familias -li-mitadas y temporales" de los animales carnívoros algo másgrandes. Sin embargo, se ha establecido ahora positivamenteque semejante hipótesis es por completo incorrecta. Natural-mente, no tenemos hechos directos que testimonien el modo devida de los primeros seres antropoides. Ni siquiera la época dela primera aparición de tales seres está aún establecida conprecisión, puesto que los geólogos contemporáneos están incli-nados a ver sus huellas ya en los depósitos plicénicos y hastaen los miocénicos del período terciario. Pero tenemos a nuestradisposición el método indirecto, que nos da la posibilidad deiluminar hasta cierto grado aun ese período lejano. Efectiva-mente, durante los últimos cuarenta años se han hecho investi-gaciones muy cuidadosas de las instituciones humanas de lasrazas más inferiores, y estas investigaciones revelaron, en lasinstituciones actuales de los pueblos primitivos, las huellas deinstituciones más antiguas, hace mucho desaparecidas, peroque, sin embargo, dejaron signos indudables de su existencia.Poco a poco, una ciencia entera, la etnología, consagrada al de-sarrollo de las instituciones humanas, fue creada por los traba-jos de Bachofen, Mac Lennan, Morgan, Edward B. Tylor, Mai-ne, Post, Kovalevsky y muchos otros. Y esta ciencia ha

87

Page 88: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

establecido ahora, fuera de toda duda, que la humanidad no co-menzó su vida en forma de pequeñas familias solitarias.

La familia no sólo no fue la forma primitiva de organización,sino que, por lo contrario, es un producto muy tardío de la evo-lución de la humanidad. Por más lejos que nos remontemos enla profundidad de la historia más remota del hombre, encontra-mos por doquier que los hombres vivían ya en sociedades, engrupos, semejantes a los rebaños de los mamíferos superiores.Fue necesario un desarrollo muy lento y prolongado para llevarestas sociedades hasta la organización del grupo (o clan), quea su vez debió sufrir otro proceso de desarrollo también muyprolongado, antes de que pudieran aparecer los primeros gér-menes de la familia, polígama o monógama.

Sociedades, bandas, clanes, tribus -y no la familia- fueron detal modo la forma primitiva de organización de la humanidad ysus antecesores más antiguos. A tal conclusión llegó la etnolo-gía, después de investigaciones cuidadosas, minuciosas. En su-ma, esta conclusión podrían haberla predicho los zoólogos,puesto que ninguno de los mamíferos superiores, con excep-ción de bastantes pocos carnívoros y algunas especies de mo-nos que indudablemente se extinguen (orangutanes y gorilas),viven en pequeñas familias, errando solitarias por los bosques.Todos los otros viven en sociedades y Darwin comprendió tam-bién que los monos que viven aislados nunca podrían habersedesarrollado en seres antropoides, y estaba inclinado a consi-derar al hombre como descendiente de alguna especie de mo-no, comparativamente débil, pero indefectiblemente social, co-mo el chimpancé, y no de una especie más fuerte, pero insocia-ble, como el gorila. La zoología y la paleontología (ciencia delhombre más antiguo) llegan, de tal modo, a la misma conclu-sión: la forma más antigua de la vida social fue el grupo, elclan y no la familia. Las primeras sociedades humanas simple-mente fueron un desarrollo mayor de aquellas sociedades queconstituyen la esencia misma de la vida de los animalessuperiores.

Si pasamos ahora a los datos positivos, veremos que las hue-llas más antiguas del hombre, que datan del período glacial o

88

Page 89: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

posglacial más remoto, presentan pruebas indudables de queel hombre vivía ya entonces en sociedades. Muy raramentesuele encontrarse un instrumento de piedra aislado, aun en laedad de piedra más antigua; por el contrario, donde quiera quese ha encontrado uno o dos instrumentos de piedra, pronto seencontraron allí otros, casi siempre en cantidades muy gran-des. En aquellos tiempos en que los hombres vivían todavía encavernas o en las hendiduras de las rocas, como en Hastings, osolamente se refugiaban bajo las rocas salientes, junto con ma-míferos desde entonces desaparecidos, y apenas sabían fabri-car hachas de piedra de la forma más tosca, ya conocían lasventajas de la vida en sociedad. En Francia, en los valles de losafluentes del Dordogne, toda la superficie de las rocas está cu-bierta, de tanto en tanto, de cavernas que servían de refugio alhombre paleolítico, es decir, al hombre de la edad de piedraantigua. A veces las viviendas de las cavernas están dispuestasen pisos, y, sin duda, recuerdan más los nidos de una coloniade golondrinas que la madriguera de animales de presa. Encuanto a los instrumentos de sílice hallados en estas cavernas,según la expresión de Lubbock, "sin exageración puede decirseque son innumerables". Lo mismo es verdad con respecto a to-das las otras estaciones paleolíticas. A juzgar por las explorac-iones de Lartet, los habitantes de la región de Aurignac, en elsur de Francia, organizaban festines tribales en los entierrosde sus muertos. De tal modo, los hombre vivían en sociedades,y en ellas aparecieron los gérmenes del rito religioso tribal, yaen aquella época muy lejana, en la aurora de la aparición delos primeros antropoides.

Lo mismo se confirma, con mayor abundancia aún de prue-bas respecto al periodo neolítico, más reciente, de la edad depiedra. Las huellas del hombre se encuentran aquí en enormescantidades, de modo que por ellas se pudo reconstituir en gra-do considerable toda su manera de vivir. Cuando la capa dehielo (que en nuestro hemisferio debía extenderse de las regio-nes polares hasta el centro de Francia, Alemania y Rusia, y cu-bría el Canadá y también una parte considerable del territorioocupado ahora por los Estados Unidos), comenzó a derretirse,las superficies libradas del hielo se cubrieron primero de ciéna-gas y pantanos, y luego de innumerables lagos.

89

Page 90: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

En aquella época los lagos, evidentemente, llenaban las de-presiones y los ensanchamientos de los valles antes de que lasaguas cavaran los cauces permanentes, que en la época sigu-iente se convirtieron en nuestros ríos. Y dondequiera nos dirija-mos ahora, a Europa, Asia o América, encontramos que las ori-llas de los innumerables lagos de este periodo -que con justiciadeberíase llamar período lacustre-, están cubiertas de huellasdel hombre neolítico. Estas huellas son tan numerosas que sólopodemos asombrarnos de la densidad de la población en aque-lla época. En las terrazas que ahora marcan las orillas de losantiguos lagos, las "estaciones" del hombre neolítico se siguende cerca, y en cada una de ellas se encuentran instrumentos depiedra en tales cantidades que no queda ni la menor duda deque durante un tiempo muy largo estos lugares fueron habita-dos por tribus de hombres bastante numerosas' Talleres ente-ros de instrumentos de sílice que, a su vez, atestiguan la canti-dad de trabajadores que se reunían en un lugar, fueron descu-biertos por los arqueólogos.

Hallamos los rastros de un período más avanzado, caracteri-zado ya por el uso de productos de alfarería, en los llamados"desechos culinarios" de Dinamarca. Como es sabido, estosmontones de conchas, de 5 a 10 pies de espesor, de 100 a 200pies de anchura y 1.000 y más pies de longitud, están tan ex-tendidos en algunos lugares del litoral marítimo de Dinamarcaque durante mucho tiempo fueron considerados como formac-iones naturales. Y, sin embargo, se componen "exclusivamentede los materiales que fueron usados de un modo u otro por elhombre", y están de tal modo repletos de productos del trabajohumano, que Lubbock, durante una estancia de sólo dos díasen Milgaard, halló 191 piezas de instrumentos de piedra y cua-tro fragmentos de productos de alfarería. Las medidas mismasy la extensión de estos montones de restos culinarios pruebanque, durante muchas y muchas generaciones, en las orillas deDinamarca se asentaron centenares de pequeñas tribus o cla-nes que sin ninguna duda vivían tan pacíficamente entre sí co-mo viven ahora los habitantes de Tierra del Fuego, quienestambién acumulan ahora semejantes montones de conchas ytoda clase de desechos.

90

Page 91: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

En cuanto a las construcciones lacuestres de Suiza, que re-presentan un grado muy avanzado en el camino de la civiliza-ción, constituyen aún mejores pruebas de que sus habitantesvivían en sociedades y trabajaban en común. Sabido es que, yaen la edad de piedra, las orillas de los lagos suizos estabansembradas de series de aldeas, compuestas de varias chozas,construidas sobre una plataforma sostenida por numerosos pi-lotes clavados en el fondo del lago. No menos de veinticuatroaldeas, la mayoría de las cuales pertenecían a la edad de pie-dra, fueron descubiertas en los últimos años en las orillas dellago de Ginebra, treinta y dos en el lago Costanza, y cuarenta yseis en el lago de Neufehatel, etc., cada una como testimoniode la inmensa cantidad de trabajo realizado en común, no porla familia, sino por la tribu entera. Algunos investigadores has-ta suponen que la vida de estos habitantes de los lagos estabaen grado notable libre de choques bélicos; y esta hipótesis esmuy probable si se toma en consideración la vida de las tribusprimitivas, que aún ahora viven en aldeas semejantes, construi-das sobre pilotes a orillas del mar.

Se desprende de tal modo, aun del breve esbozo precedente,que al final de cuenta, nuestros conocimientos del hombre pri-mitivo de ningún modo son tan pobres, y en todo caso refutanmás que confirman las hipótesis de Hobbes y de sus continua-dores contemporáneos. Además, pueden ser completadas enmedida considerable si se recurre a la observación directa delas tribus primitivas que en el presente se hallan todavía en elmismo nivel de civilización en que estaban los habitantes deEuropa en los tiempos prehistóricos.

Ya ha sido plenamente probado por Ed. B. Tylor y J. Lubbockque los pueblos primitivos que existen ahora de ningún modorepresentan -como afirmaron algunos sabios- tribus que handegenerado y que en otros tiempos han conocido una civiliza-ción más elevada, que luego perdieron. Por otra parte, a las pr-uebas alegadas contra la teoría de la degeneración se puedeagregar todavía lo siguiente: con excepción de pocas tribusque se mantienen en las regiones montañosas poco accesibles,los llamados "salvajes" ocupan una zona que rodea a naciones

91

Page 92: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

más o menos civilizadas, preferentemente los extremos denuestros continentes, que en su mayor parte conservaron hastaahora el carácter de la época posglacial antigua o que hace po-co aún lo tenía. A estos pertenecen los esquimales y sus congé-neres en Groenlandia, América Ártica y Siberia Septentrional,y en el hemisferio Sur, los indígenas australianos, papúes, loshabitantes de Tierra de Fuego y, en parte, los bosquímanos; yen los límites de la extensión ocupada por pueblos más o me-nos civilizados, semejantes tribus primitivas se encuentran sóloen el Himalaya, en las tierras altas del Sureste de Asia y en lameseta brasileña. No se debe olvidar que el periodo glacial noterminó de golpe en toda la superficie del globo terrestre; seprolonga hasta ahora en Groenlandia. Debido a esto, en la épo-ca en que las regiones litorales del océano Indico, del mar Me-diterráneo, del golfo de México gozaban ya de un clima mástemplado y en ellos se desarrollaba una civilización más eleva-da, inmensos territorios de Europa Central, Siberia y Américadel Norte, y también de la Patagonia, Sur del África, Surestede Asia y Australia, permanecían todavía en las condiciones delperíodo posglacial antiguo, que las hicieron inhabitables paralas naciones civilizadas de la zona tórrida y templada. En esaépoca, las zonas citadas constituían algo así como los actualesy terribles "urman" de la Siberia del Noroeste, y su población,inaccesible a la civilización y no tocada por ella, conservó el ca-rácter del hombre posglacial antiguo.

Solamente más tarde, cuando la desecación hizo estos terri-torios más aptos para la agricultura, comenzaron a poblarse deinmigrantes más civilizados; y entonces, parte de los habitan-tes anteriores se fundieron poco a poco con los nuevos colonos,mientras que otra parte se retiraba más y más lejos en direc-ción a las zonas subglaciales y se asentaba en los lugares don-de los encontramos ahora. Los territorios habitados por ellosen el presente conservaron hasta ahora, o conservaban hastauna época no muy lejana, en su aspecto físico, un carácter casiglacial; y las artes y los instrumentos de sus habitantes hastaahora no salieron aún del período neolítico, es decir, la edad depiedra posterior. Y a pesar de las diferencias de raza y de la ex-tensión que separa estas tribus entre sí, su modo de vida y susinstituciones sociales son asombrosamente parecidos.

92

Page 93: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

Por esto podemos considerar a estos "salvajes" como resto dela población del posglacial antiguo.

Lo primero que nos asombra, no bien comenzamos a estudiara los pueblos primitivos, es la complejidad de la organizaciónde las relaciones maritales en que viven. En la mayoría deellos, la familia, en el sentido como la comprendemos nosotros,existe solamente en estado embrionario. Pero al mismo tiempo,los "salvajes" de ningún modo constituyen "una turba de hom-bres y mujeres poco unidos entre sí, que se reúnen desordena-damente bajo la influencia de caprichos del momento". Todosellos, por el contrario, se someten a una organización determi-nada, que Luis Morgan describió en sus rasgos típicos y llamóorganización "tribalo de clan".

Exponiendo brevemente esta materia, muy amplia, podemosdecir que actualmente no existen más dudas sobre el hecho deque la humanidad, en el principio de su existencia, ha pasadopor la etapa de las relaciones conyugales que puede llamarse"matrimonio tribal o comunal"; es decir, los hombres o las mu-jeres, en tribus enteras, vivían entre sí como los maridos consus esposas, prestando muy poca atención al parentesco san-guíneo. Pero es indudable también que algunas restricciones aestas relaciones entre los sexos fueron establecidas por la cos-tumbre ya en un período muy antiguo. Las relaciones conyuga-les fueron pronto prohibidas entre los hijos de una misma ma-dre y la hermana de ella, sus nietas y tías. Más tarde tales rela-ciones fueron prohibidas entre los hijos e hijas de una mismamadre, y siguieron pronto otras restricciones.

Poco a poco se desarrolló la idea de clan (gens) que abarcabaa todos los descendientes reales o supuestos de una raíz co-mún (más bien a todos los unidos en un grupo de clan por elsupuesto parentesco). Y cuando el clan se multiplicó por la sub-división en algunos clanes, cada uno de los cuales se dividía, asu vez, en clases (habitualmente en cuatro clases), el matrimo-nio era permitido sólo entre clases determinadas, estrictamen-te definidas. Se puede observar un estado semejante aun ahoraentre los indígenas de Australia, sus primeros gérmenes

93

Page 94: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

aparecieron en la organización de clan. La mujer hecha prisio-nera durante la guerra con cualquier otro clan, en un períodomás tardío, el que la había tomado prisionera la guardaba parasí, bajo la observación, además, de determinados deberes haciael clan. Podía ser ubicada por él en una cabaña separada des-pués de haber pagado ella cierto género de tributo a cadamiembro del clan; entonces ella podía fundar dentro del clanuna familia separada, cuya aparición evidentemente, abrió unanueva fase de la civilización. Pero en ningún caso la esposa queasentaba la base de la familia especialmente patriarcal podíaser tomada de su propio clan. Podía provenir solamente de unclan extraño.

Si consideramos que esta organización compleja se ha desa-rrollado entre hombres que ocupaban los peldaños más bajosde desarrollo que conocemos, y que se mantuvo en sociedadesque no conocían más autoridad que la autoridad de la opiniónpública, comprenderemos en seguida cuán profundamente arr-aigados debían estar los instintos sociales en la naturaleza hu-mana hasta en los peldaños más bajos de su desarrollo. El sal-vaje, que podía vivir en tal organización, sometiéndose por pro-pia voluntad a las restricciones que constantemente chocabancon sus deseos personales, naturalmente no se parecía a unanimal desprovisto de todo principio ético y cuyas pasiones noconocían freno. Pero este hecho se hace aún más asombroso sitomamos en consideración la antigüedad inconmensurable-mente lejana de la organización de clan.

Actualmente es sabido que los semitas primitivos, los griegosde Homero, los romanos prehistóricos, los germanos de Tácito,los antiguos celtas y eslavos, pasaron todos por el período deorganización de clan de los australianos, los indios pieles rojas,esquimales y otros habitantes del "cinturón de salvajes".

De tal modo, debemos admitir una de dos: o bien el desarro-llo de las costumbres conyugales, por algunas razones, se en-caminó en una misma dirección en todas las razas humanas; obien los rudimentos de las restricciones de clan se desarrolla-ron entre algunos antepasados comunes que fueron el troncogenealógico de los semitas, arios, polinesios, etc., antes de que

94

Page 95: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

estos antepasados se dividieran en razas separadas, y estasrestricciones se conservaron hasta el presente entre razas quemucho ha se separaron de la raíz común. Ambas posibilidades,en igual grado, señalan, sin embargo, la asombrosa tenacidadde esta institución -tenacidad que no pudo destruir durantemuchas decenas de milenios ningún atentado que contra ellaperpetrara el individuo-. Pero la misma fuerza de la organiza-ción del clan demuestra hasta dónde es falsa la opinión en vir-tud de la cual se representa a la humanidad primitiva en formade una turba desordenada de individuos que obedecen sólo asus propias pasiones y que se sirve cada uno de su propia fuer-za personal y su astucia para imponerse a todos los otros. El in-dividualismo desenfrenado es manifestación de tiempos másmodernos, pero de ninguna manera era propio del hombreprimitivo.

Pasando ahora a los salvajes existentes en el presente, pode-mos comenzar con los bosquímanos, que ocupan un peldañomuy bajo de desarrollo, tan bajo que ni siquiera tienen vivien-das y duermen en cuevas cavadas en la tierra o, simplemente,bajo la cubierta de ligeras mamparas de hierbas y ramas quelos protegen del viento. Es sabido que cuando los europeos co-menzaron a colonizar sus territorios y destruir enormes reba-ños salvajes de ciervos que pacían hasta entonces en las llanu-ras, los bosquímanos comenzaron a robar ganado cornúpeta alos colonos, y estos emigrantes iniciaron entonces una guerradesesperada contra aquéllos; comenzaron a exterminarlos conuna bestialidad de la que prefiero no hablar aquí. Quinientosbosquímanos fueron exterminados de tal modo en 1774; en losaños 1801 - 1809, la unión de granjeros destruyó tres mil, etc.Los exterminaban como a ratas, dejándoles carne envenenada,a estos hombres llevados al hambre, o los cazaban a tiros comobestias, emboscándose detrás del cadáver de un animal puestocomo cebo; los mataban donde los encontraban. De tal modo,nuestro conocimiento de los bosquímanos, recibido, en la ma-yoría de los casos de los mismos que los exterminaban, no pue-de destacarse por una especial simpatía. Sin embargo, sabe-mos que durante la aparición de los europeos, los bosquímanosvivían en pequeños clanes que a veces se reunían en federacio-nes; que cazaban en común y se repartían la presa, sin peleas

95

Page 96: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

ni disputas; que nunca abandonaban a los heridos y demostra-ban un sólido afecto hacia sus camaradas. Lichtenstein refiereun episodio sumamente conmovedor de un bosquímano que es-tuvo a punto de ahogarse en el río y fue salvado por sus cama-radas. Se quitaron de encima sus pieles de animales para cu-brirlo mientras ellos temblaban de frío; lo secaron, lo frotaronante el fuego y le untaron el cuerpo con grasa tibia, hasta quepor fin le volvieron a la vida. Y cuando los bosquímanos encon-traron, en la persona de Johann van der Walt, un hombre quelos trataba bien, le expresaron su reconocimiento con manifes-taciones del afecto más conmovedor. Burchell y Moffat los des-criben como de buen corazón, desinteresados, fieles a sus pro-mesas y agradecidos cualidades todas ellas que pudieron desa-rrollarse sólo siendo constantemente practicadas en el seno dela tribu. En cuanto a su amor a los niños, bastará recordar quecuando un europeo quería tener a una mujer bosquímana comoesclava, le arrebataba el hijo; la madre siempre se presentabapor sí misma y se hacía esclava para compartir la suerte de suniño.

La misma sociabilidad se encuentra entre los hotentotes, quesobrepasan un poco a los bosquímanos en el desarrollo. Lub-bock habla de ellos como de los "animales más sucios", y real-mente son muy sucios. Toda su vestimenta consiste en una pielde animal colgada al cuello, que llevan hasta que cae a peda-zos; y sus chozas consisten en algunas varillas unidas por laspuntas y cubiertas por esteras: en el interior de las chozas nohay mueble alguno. A pesar de que crían bueyes y ovejas, y, se-gún parece, conocían el uso del hierro antes de encontrarsecon s europeos, sin embargo, están hasta ahora en uno de losmás bajos peldaños del desarrollo humano. No obstante eso,los europeos que conocían de cerca sus vidas, mencionabancon grandes elogios su sociabilidad y su presteza en ayudarsemutuamente. Si se da algo a un hotentote, en seguida divide lorecibido entre todos los presentes, cuya costumbre, como essabido, asombró también a Darwin en los habitantes de la Tie-rra de Fuego. El hotentote no puede comer solo, y por máshambriento que esté, llama a los que pasan y comparte conellos su alimento. Y cuando Kolben, por esta causa, expresó suasombro, le contestaron: "Tal es la costumbre de los

96

Page 97: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

hotentotes". Pero esta costumbre no es propia solamente de loshotentotes: es una costumbre casi universal, observada por losviajeros en todos los "salvajes". Kolben, que conocía bien a loshotentotes y que no pasaba en silencio sus defectos, no puededejar de elogiar su moral tribal.

"La palabra dada es sagrada para ellos" -escribe-. "Ignoranpor completo la corrupción y la deslealtad de los europeos"."Viven muy pacíficamente y raramente guerrean con sus veci-nos"… Uno de los más grandes placeres para los hotentotes esel cambio de regalos y servicios>,… "Por su honestidad, por laceleridad y exactitud en el ejercicio de la justicia, por su casti-dad, los hotentotes sobrepasan a todos, o casi todos los otrospueblos.

Tachart, Barrow y Moodie confirman plenamente las pala-bras de Kolben. Sólo es necesario notar que cuando Kolben es-cribió de los hotentotes que "en sus relaciones mutuas son elpueblo más amistoso, generoso y benévolo, que jamás hayaexistido en la tierra" (I, 332), dio la definición que repiten con-tinuamente, desde entonces, los viajeros, en sus descripcionesde los más diferentes salvajes. Cuando los europeos incultoschocaron por primera vez con las razas primitivas, habitual-mente presentaban sus vidas de modo caricaturesco; pero bas-tó que un hombre inteligente viviera entre salvajes un tiempomás prolongado, para que los describiera como el pueblo "másmanso" o -más noble- del mundo. Justamente con esas mismaspalabras, los viajeros más dignos de fe caracterizaron a los ost-iakos samoyedos, esquimales, dayacos, aleutas, papúes, etc.Semejante declaración tuve ocasión de leer sobre los tunguses,los chukchis, los indios sioux y algunas otras tribus salvajes. Larepetición misma de semejantes elogios dice más que tomosenteros de investigaciones especiales.

Los indígenas de Australia ocupan, por su desarrollo, un lu-gar no más alto que sus hermanos sudafricanos. Sus chozastienen el mismo carácter, y muy a menudo los hombres se con-forman hasta con simples mamparas o biombos de ramas secaspara protegerse de los vientos fríos. En su alimento no se des-tacan por su discernimiento; en caso de necesidad devoran

97

Page 98: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

carroña en completo estado de putrefacción, y cuando sobrev-iene el hambre recurren entonces hasta al canibalismo. Cuan-do los indígenas australianos fueron descubiertos por vez pri-mera por los europeos, se vio que no tenían ningún otro instru-mento que los hechos, en la forma más grosera, de piedra ohueso. Algunas tribus no tenían siquiera piraguas y desconocí-an por completo el trueque comercial. Y sin embargo, despuésde un estudio cuidadoso de sus costumbres y hábitos, se vioque tienen la misma organización elaborada de clan de la quese habló más arriba.

El territorio en que viven está dividido habitualmente entrediferentes clanes, pero la región en la cual cada clan realiza lacaza o la pesca permanece siendo de dominio común, y los pro-ductos de la caza y la pesca van a todo el clan. También perte-necen al clan los instrumentos de caza y de pesca. La comidase realiza en común. Como muchos otros salvajes, los indíge-nas australianos se atienen a determinadas reglas respecto a laépoca en que se permite recoger diversas especies de gomerosy hierbas. En cuanto a su moral en general, lo mejor es citaraquí las siguientes respuestas a las preguntas de la SociedadAntropológica de París, dadas por Lumholtz, un misionero quevivió en North Queesland.

"Conocen el sentimiento de amistad; está fuertemente desa-rrollado en ellos. Los débiles gozan de la ayuda común; cuidanmucho a los enfermos. Nunca los abandonan al capricho de lasuerte y no los matan. Estas tribus son antropófagas, pero ra-ramente comen a los miembros de su propia tribu (si no me eq-uivoco, solamente cuando matan por razones religiosas); co-men sólo a los extraños. Los padres aman a sus hijos juegancon ellos y los miman. Se practica el infanticidio sólo con elconsentimiento común. Tratan a los ancianos muy bien y nuncalos matan. No tienen religión ni ídolos, y solamente existe el te-mor a la muerte. El matrimonio es polígamo. Las disputas sur-gidas dentro de la tribu se resuelven por duelos con espadasde madera y escudos de madera. No existe la esclavitud; no tie-nen agricultura alguna; no poseen productos de alfarería; notienen vestidos, exceptuando un delantal que a veces usan lasmujeres. El clan se compone de doscientas personas divididas

98

Page 99: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

en cuatro clases de hombres y cuatro clases de mujeres; sepermite el matrimonio solamente entre las clases habituales,pero nunca dentro del mismo clan".

Respecto a los papúes, parientes cercanos de los australia-nos, tenemos el testimonio de G. L. Bink, que vivió en NuevaGuinea, principalmente en Geelwink Bay, desde 1871 hasta1883. Traemos la esencia de sus respuestas a las mismaspreguntas.

"Los papúes son sociables y de un humor muy alegre. Se ríenmucho. Más bien tímidos que valientes. La amistad es bastantefuerte entre miembros de los diferentes clanes y aún más fuer-te dentro del mismo clan. El papú, a menudo paga las deudasde su amigo, a condición de que este último pague esta deuda,sin intereses, a sus hijos. Cuidan a los enfermos y ancianos;nunca abandonan a los ancianos, ni los matan, con excepciónde los esclavos que han estado enfermos mucho tiempo. A ve-ces devoran a los prisioneros de guerra. Miman y aman a losniños. Matan a los prisioneros de guerra ancianos y débiles, yvenden a los restantes como esclavos. No tienen religión, nidioses, ni ídolos, ni clase alguna de autoridad; el miembro másanciano de la familia es el juez. En caso de adulterio (es decir,violación de sus costumbres matrimoniales) el culpable pagauna multa, parte de la cual va a favor de la "negoria" (comuni-dad). La tierra es dominio común, pero los frutos de la tierrapertenecen a aquél que los ha cultivado. Los papúes tienen va-sijas de arcilla y conocen el trueque comercial, y según unacostumbre elaborada, el comerciante les da mercancía y ellosvuelven a sus casas y traen los productos indígenas que necesi-ta el comerciante; si no pueden obtener los productos necesar-ios, entonces devuelven al comerciante su mercancía europea.Los papúes "cazan cabezas" -es decir, practican la venganza desangre-. Además, "a veces -dice Finsch-, el asunto se somete ala consideración del Rajah de Namototte, quien lo resuelve im-poniendo una multa".

Cuando se trata bien a los papúes, entonces son muybondadosos. Mikluho-Maclay desembarcó, como es sabido, enla costa orienta] de Nueva Guinea, en compañía de un solo ma-rinero, vivió allí dos años enteros entre tribus consideradas

99

Page 100: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

antropófagas y se separó de ellas con pesar; prometió volver ycumplió su palabra, y pasó de nuevo un año, y durante todo esetiempo no tuvo ningún choque con los indígenas. Verdad esque mantuvo la regla de no decirles nunca, bajo ningún pretex-to, algo que no fuera cierto, ni hacer promesas que no pudieracumplir. Estas pobres criaturas, que no sabían siquiera hacerfuego y que por esto conservaban cuidadosamente el fuego ensus chozas, viven en condiciones de un comunismo primitivo,sin tener jefe alguno, y en sus poblados casi nunca se producendisputas de las que valga la pena hablar. Trabajan en común,sólo lo necesario para obtener el alimento de cada día; crían asus hijos en común; y por las tardes se atavían lo más coqueta-mente que pueden y se entregan a las danzas. Como todos lossalvajes, gustan apasionadamente de las danzas, que constitu-yen un género de misterios tribales. Cada aldea tiene su"barla" o "barlai" -casa "larga" o "grande"- para los solteros, enlas que se realizan reuniones sociales y se juzgan los sucesospúblicos, un rasgo más que es común a todos los habitantes delas islas del océano Pacífico, y también a los esquimales, indiospieles rojas, etc. Grupos enteros de aldeas mantienen relacio-nes amistosas, y se visitan mutuamente concurriendo toda lacomunidad.

Por desgracia, entre las aldeas, a menudo surge enemistad,no por "el exceso de densidad de la población" o "de la compe-tencia agudizada" y otros inventos semejantes de nuestro siglomercantilista, sino principalmente debido a la superstición. Sienferma alguno, se reúnen sus amigos y parientes y del modomás cuidadoso discuten el problema de quién puede ser el cul-pable de la enfermedad. Entonces, consideran a todos los posi-bles enemigos, cada uno confiesa su mínima disputa y final-mente se halla la causa verdadera de la enfermedad. La mandóalgún enemigo de la aldea vecina, y por esto resuelven haceralguna incursión a esa aldea. Debido a ello, las riñas son corr-ientes, aun entre las aldeas del litoral, sin hablar ya de los an-tropófagos, que viven en las montañas, a los que se consideracomo verdaderos brujos y enemigos, a pesar de que un conoci-miento más estrecho demuestra que no se distinguen en nadade su vecino que vive en las costas marítimas.

100

Page 101: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

Muchas páginas asombrosas se podrían escribir sobre la ar-monía que reina en las aldeas de los habitantes polinesios delas islas del Océano Pacífico.

Pero ellos ocupan ya un peldaño más elevado de civilización,y por esto tomaremos otros ejemplos de la vida de los habitan-tes del lejano norte. Agregaré solamente, antes de abandonarel hemisferio sur; que hasta los habitantes de Tierra del Fuego,que gozan de tan mala fama, comienzan a ser iluminados conluz más favorable a medida que los conocemos mejor. Algunosmisioneros franceses, que viven entre ellos, "no pueden quejar-se de ningún acto hostil". Viven en clanes de ciento veinte aciento cincuenta almas, y también practican el comunismo pri-mitivo como los papúes. Se reparten todo entre ellos, y tratanbien a los ancianos. La paz completa reina entre estas tribus.

En los esquimales y sus más próximos congéneres, los thlin-kets, koloshes y aleutas, hallamos una semejanza más aproxi-mada a lo que era el hombre durante el período glacial. Losinstrumentos que ellos emplean apenas se diferencian de losinstrumentos del paleolítico, y algunas de estas tribus hastaahora no conocen el arte de la pesca: simplemente matan a lospeces con el arpón. Conocen el uso del hierro, pero lo obtienensolamente de los europeos o de lo que encuentran en los esq-ueletos de los barcos después de los naufragios. Su organiza-ción social se distingue por su primitivismo completo, a pesarde que ya han salido del estadio del "matrimonio comunal", auncon sus restricciones de "clase". Viven ya en familias, pero loslazos familiares todavía son débiles, puesto que de tanto entanto se produce en ellos un cambio de esposas y esposos. Sinembargo, las familias permanecen reunidas en clanes, y nopuede ser de otro modo. ¿Cómo hubieran podido soportar ladura lucha por la existencia si no reunieran sus fuerzas del mo-do más estrecho? Así se portan ellos, Y los lazos de clan sonmás estrechos allí donde la lucha por la vida es más dura, a sa-ber, en el nordeste de Groenlandia. Viven habitualmente enuna "casa larga. en la que se alojan varias familias, separadasentre sí por pequeños tabiques de pieles desgarradas, pero conun corredor común para todos. A veces la casa tiene la formade una cruz, y en tal caso, en su centro colocan un hogar

101

Page 102: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

común. La expedición alemana que pasó un invierno cerca deuna de esas "casas largas" se pudo convencer de que durantetodo el invierno ártico no perturbó la paz ni una pelea, y queno se produjo discusión alguna por el uso de estos "espaciosestrechos". No se admiten las amonestaciones, y ni siquiera laspalabras inamistosas de otro modo que no sea bajo la forma le-gal de una canción burlesca (nigthsong), que cantan las muje-res en coro. De tal manera, la convivencia estrecha y la estre-cha dependencia mutua son suficientes para mantener, de si-glo en siglo, el respeto profundo a los intereses de la comuni-dad, que es característico de la vida de los esquimales. Aun enlas comunas más vastas de los esquimales "la opinión públicaes un verdadero tribunal y el castigo habitual consiste en aver-gonzar al culpable ante todos".

La vida de los esquimales está basada en el comunismo. Todolo que obtienen por medio de la caza o pesca pertenece a todoel clan. Pero, en algunas tribus, especialmente en el Occidente,bajo la influencia de los daneses, comienza a desarrollarse lapropiedad privada. Sin embargo, emplean un medio bastanteoriginal para disminuir los inconvenientes que surgen del acu-mulamiento personal de la riqueza, que pronto podría pertur-bar la unidad tribal. Cuando el esquimal empieza a enriquecer-se excesivamente, convoca a todos los miembros de su clan aun festín, y cuando los huéspedes se sacian, distribuye toda suriqueza. En el río Yukon, en Alaska, Dall vio que una familia al-eutiana repartió de tal modo diez fusiles, diez vestidos de pie-les completos, doscientos hilos de cuentas, numerosas fraza-das, diez pieles de lobo, doscientas pieles de castor y quinien-tas de armiño. Luego, los dueños se quitaron sus vestidos defiesta y los repartieron, vistiéndose sus viejas pieles, dirigierona los miembros de su clan un breve discurso diciendo que a pe-sar de que ahora se habían vuelto más pobres que cada uno desus huéspedes, sin embargo habían ganado su amistad.

Tales distribuciones de riqueza se convirtieron aparentemen-te en costumbre arraigada entre los esquimales, y se practicaen una época determinada todos los años, después de una exhi-bición preliminar de todo lo que ha sido obtenido durante elaño. Constituye, aparentemente, una costumbre. La costumbre

102

Page 103: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

de enterrar con el muerto, o de destruir sobre su tumba, todossus bienes personales -que encontramos en todas las razas pri-mitivas-, aparentemente debe tener el mismo origen. En reali-dad, mientras que todo lo que pertenecía personalmente almuerto se quema o se rompe sobre su tumba, las cosas que lepertenecieron conjuntamente con toda su tribu; como, porejemplo, las piraguas, redes de la comuna, etc., se dejan intac-tas. Está sujeta a la destrucción sólo la propiedad personal. Enuna época posterior, esta costumbre se convierte en un rito re-ligioso: se le da interpretación mística, y la destrucción esprescrita por la religión cuando la opinión pública, sola, semuestra ya carente de fuerzas para imponer a todos la obser-vación obligatoria de la costumbre. Finalmente, la destrucciónreal se reemplaza por un rito simbólico, que consiste en que-mar sobre la tumba simples modelos de papel, o representacio-nes, de los bienes del muerto (así se hace en la China); o se lle-van a la tumba los bienes del muerto y traen de vuelta a la casaal finalizar la ceremonia funeraria; en esta forma, se ha conser-vado la costumbre hasta ahora, como es sabido, entre los euro-peos con respecto a los caballos de los jefes militares, las espa-das, cruces y otros signos de distinción oficial.

El alto nivel de la moral tribal de los esquimales se mencionabastante a menudo en la literatura general. Sin embargo, lasobservaciones siguientes de las costumbres de los aleutas -con-géneres próximos de los esquimales- no están desprovistas deinterés, tanto más cuanto que pueden servir de buena ilustra-ción de la moral de los salvajes en general. Pertenecen a la plu-ma de un hombre extraordinariamente distinguido, el misione-ro ruso Venlaminof, que las escribió después de una permanen-cia de diez años entre los aleutas y de tener relaciones estre-chas con ellos.

Las resumo, conservando en lo posible las expresiones prop-ias del autor.

"La resistencia -escribió- en su rasgo característico, y, enverdad, es colosal. No sólo se bañan todas las mañanas en elmar cubierto de hielo y luego se quedan desnudos en la playa,respirando el aire helado, sino que su resistencia, hasta en un

103

Page 104: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

trabajo pesado y con alimento insuficiente, sobrepasa todo loque se puede imaginar. Si sobreviene una escasez de alimento,el aleuta se ocupa, ante todo, de sus hijos; les da todo lo quetiene, y él mismo ayuna. No se inclinan al robo, como fue ob-servado ya por los primeros inmigrantes rusos. No es que nohayan robado nunca; todo aleuta reconoce que alguna vez harobado algo, pero se trata siempre de alguna fruslería, y todoesto tiene carácter completamente infantil. El afecto de los pa-dres por los hijos es muy conmovedor, a pesar de que nunca loexpresan con caricias o palabras. El aleuta difícilmente se deci-de a hacer alguna promesa, pero una vez hecha, la mantienecueste lo que cueste.

Un aleuta regaló a Venlaminof un haz de pescado seco, pero,en el apresuramiento de la partida, fue olvidado en la orilla, yel aleuta se lo llevó de vuelta a su casa. No se presentó la opor-tunidad de enviarlo a Venlaminof hasta enero, y mientras tan-to, en noviembre y diciembre, entre estos aleutas, hubo unagran escasez de víveres. Pero los hambrientos no tocaron elpescado ya regalado, y en enero fue enviado a su destino. Sucódigo moral es variado y severo. Así por ejemplo, se consideravergonzoso: temer la muerte inevitable; pedir piedad al enemi-go; morir sin haber matado ningún enemigo; ser sorprendidoen robo; zozobrar la canoa en el puerto; temer salir al mar contiempo tempestuoso; desfallecer antes que los otros camaradassi sobreviene una escasez de alimentos durante un viaje largo:manifestar codicia durante el reparto de la presa -en cuyo ca-so, para avergonzar al camarada codicioso, los restantes le ce-den su parte. Se estima vergonzoso también: divulgar un secre-to público a su esposa; siendo dos en la caza, no ofrecer la me-jor parte de la presa al camarada; jactarse de sus hazañas, yespecialmente de las imaginadas; insultarse con malicia; tam-bién mendigar, acariciar a su esposa en presencia de los otrosy danzar con ella; comerciar personalmente; toda venta debeser hecha por medio de una tercera persona, quien determinael precio. Se estima vergonzoso para la mujer: no saber cosery, en general, cumplir torpemente cualquier trabajo femenino;no saber danzar; acariciar a su esposo y a sus niños, o hastahablar con el esposo en presencia de extraños"

104

Page 105: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

Tal es la moral de los aleutas, y una confirmación mayor delos hechos podría ser tomada fácilmente de sus cuentos y le-yendas. Sólo agregaré que cuando Venlaminof escribió sus Me-morias (el año 1840), entre los aleutas, que constituían una po-blación de sesenta mil hombres, en sesenta años hubo sola-mente un homicidio, y durante cuarenta años, entre 1.800 al-eutas no se produjo ningún delito criminal. Esto, por otra par-te, no parecerá extraño si se recuerda que todo género de que-rellas y expresiones groseras son absolutamente desconocidasen la vida de los aleutas. Ni siquiera sus hijos pelean, y jamásse insultan mutuamente de palabra. La expresión más fuerteen sus labios son frases como: "Tu madre no sabe coser", o "tupadre es tuerto".

Muchos rasgos de la vida de los salvajes continúan siendo,sin embargo, un enigma para los europeos. En confirmacióndel elevado desarrollo de la solidaridad tribal entre los salvajesy sus buenas relaciones mutuas, se podría citar los testimoniosmás dignos de fe en la cantidad que se quiera. Y, sin embargo,no es menos cierto que estos mismos salvajes practican el in-fanticidio, y que en algunos casos matan a sus ancianos, y quetodos obedecen ciegamente a la costumbre de la venganza desangre. Debemos, por esto, tratar de explicar la existencia si-multánea de los hechos que para la mente europea parecen, aprimera vista, completamente incompatibles.

Acabamos de mencionar cómo el aleuta ayunará días ente-ros, y hasta semanas, entregando todo comestible a su niño;cómo la madre bosquímana se hace esclava para no separarsede su hijo, y se podrían llenar páginas enteras con la descrip-ción de las relaciones realmente tiernas existentes entre lossalvajes y sus hijos. En los relatos de todos los viajeros se enc-uentran continuamente hechos semejantes. En uno leéis sobreel tierno, amor de la madre; en otro, el relato de un padre quecorre locamente por el bosque, llevando sobre sus hombros aun niño mordido por una serpiente; o algún misionero narra ladesesperación de los padres ante la pérdida de un niño, al queya habían salvado de ser llevado al sacrificio inmediatamentedespués de haber nacido; o bien, os enteráis de que las madres"salvajes" amamantan habitualmente a sus niños hasta el

105

Page 106: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

cuarto año de edad, y que en las islas de la Nuevas Hébridas,en caso de la muerte de un niño especialmente querido, su ma-dre o tía se suicidan para cuidar a su amado en el otro mundo.Y así sin fin.

Hechos semejantes se citan en cantidad; y por ello, cuandovemos que los mismos padres amantes practican el infanticid-io, debemos reconocer necesariamente que tal costumbre (cua-lesquiera que sean sus ulteriores transformaciones) surgió bajola presión directa de la necesidad, como resultado del sentim-iento de deber hacia la tribu, y para tener la posibilidad de cr-iar a los niños ya crecidos. Hablando en general, los salvajes deningún modo "se reproducen sin medida", como expresan algu-nos escritores ingleses. Por lo contrario, toman todo género demedidas para disminuir la natalidad. Justamente con éste obje-to existe entre ellos una serie completa de las más diversasrestricciones, que a los europeos indudablemente hasta les pa-recerían molestas en exceso, y que son, sin embargo, severa-mente observadas por los salvajes. Pero, con todo, los pueblosprimitivos no pueden criar a todos los niños que nacen, y en-tonces recurren al infanticidio. Por otra parte, ha sido observa-do más de una vez que si bien consiguen aumentar sus recur-sos corrientes de existencia, en seguida dejan de recurrir a es-ta medida, que, en general, los padres cumplen muy a disgus-to, y en la primera posibilidad recurren a todo género de com-promisos con tal de conservar la vida de sus recién nacidos.Como ha sido dicho ya por mi amigo Elíseo Reclus en su her-moso libro sobre los salvajes, por desgracia insuficientementeconocido, ellos inventan, por esta razón, los días de nacimien-tos faustos y nefastos, para salvar siquiera la vida de los niñosnacidos en los días faustos; tratan de tal modo de posponer laejecución algunas horas y dicen después que si el niño ya ha vi-vido un día, está destinado a vivir toda la vida. Oyen los gritosde los niños pequeños como si vinieran del bosque, y aseguranque si se oye tal grito anuncia desgracia para toda la tribu; ypuesto que no tienen nodrizas especiales ni casa de expósitosque los ayuden a deshacerse de los niños, cada uno se estreme-ce ante la idea de cumplir la cruel sentencia, y por eso prefie-ren exponer al niño en el bosque, antes que quitarle la vida porun medio violento. El infanticidio es sostenido, de este modo,

106

Page 107: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

por la insuficiencia de conocimientos, y no por crueldad; y enlugar de llenar a los salvajes con sermones, los misioneros ha-rían mucho mejor si siguieran el ejemplo de Venlaminof, quientodos los años, hasta una edad muy avanzada, cruzaba el marde Ojots en una miserable goleta para visitar a los tunguses ykamchadales, o viajaba, llevado por perros, entre los chukchis,aprovisionándolos de pan y utensilios para la caza. De tal modoconsiguió realmente extirpar el infanticidio.

Lo mismo es cierto, también, con respecto al fenómeno queobservadores superficiales llamaron parricidio. Acabamos dever que la costumbre de matar a los viejos no está de ningúnmodo tan extendida como la han referido algunos escritores.En todos estos relatos hay muchas exageraciones; pero es in-dudable que tal costumbre se encuentra temporalmente entrecasi todos los salvajes, y tales casos se explican por las mismasrazones que el abandono de los niños. Cuando el viejo salvajecomienza a sentir que se convierte en una carga para su tribu;cuando todas las mañanas ve que quitan a los niños la parte dealimento que le toca -y los pequeños que no se distinguen porel estoicismo de sus padres, lloran cuando tienen hambre-;cuando todos los días los jóvenes tienen que cargarlo sobre sushombros para llevarlo por el litoral pedregoso o por la selvavirgen, ya que los salvajes no tienen sillones con ruedas paraenfermos ni indigentes para llevar tales sillones entonces elviejo comienza a repetir lo que hasta ahora repiten los campe-sinos viejos de Rusia: Chuyoi viék zaidaiu: pora na pokoi (lite-ralmente: vivo la vida ajena, es hora de irme a descansar). Y sevan a descansar. Obra de la misma forma que obra un soldado,en tales casos. Cuando la salvación de un destacamento depen-de de su máximo avance, y el soldado no puede avanzar más, ysabe que debe morir si queda rezagado, suplica a su mejoramigo que le preste el último servicio antes de que el destaca-mento avance. Y el amigo descarga, con mano temblorosa, sufusil en el cuerpo moribundo.

Así obran también los salvajes. El salvaje viejo pide la muer-te; él mismo insiste en el cumplimiento de este último debersuyo hacia su tribu. Recibe primero la conformidad de losmiembros de su tribu para esto. Entonces él mismo se cava la

107

Page 108: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

fosa e invita a todos los congéneres a su último festín de despe-dida. Así, en su momento, obró su padre, ahora llególe su tur-no, y amistosamente se despide de todos, antes de separarsede ellos. El salvaje, hasta tal punto considera semejante muer-te como el cumplimiento de un deber hacia su tribu, que no só-lo se rehúsa a que lo salven de la muerte (como refirió Moffat),sino que ni aun reconoce tal liberación si llegara a realizarse.Así, cuando una mujer que debía morir sobre la tumba de suesposo (en virtud del rito mencionado antes) fue salvada de lamuerte por los misioneros y llevada por ellos a una isla, huyódurante la noche, atravesando a nado un amplio estrecho, y sepresentó ante su tribu para morir sobre la tumba. La muerteen tales casos se hace para ellos una cuestión de religión. Pero,hablando en general, es tan repulsivo para los salvajes vertersangre fuera de las batallas, que aun en estos casos ninguno deellos se encarga del homicidio, y por eso recurren, a toda clasede medios indirectos que los europeos no comprendieron y queinterpretaron de un modo completamente falso. En la mayoríade los casos dejan en el bosque al viejo que se ha decidido amorir, dándole una porción de comida, mayor que la debida, dela provisión común. ¡Cuántas veces las partidas exploradorasde las expediciones polares hubieron de obrar exactamente delmismo modo cuando no tenían fuerzas para llevar a un camara-da enfermo! "Aquí tienes provisiones. Vive todavía algunos dí-as. Tal vez llegue de alguna parte una ayuda inesperada".

Los sabios de Europa occidental, encontrándose ante taleshechos, se muestran decididamente incapaces de comprender-los; no pueden reconciliarlos con los hechos que testimonian elelevado desarrollo de la moral tribal, y por eso prefieren arro-jar una sombra de duda sobre las observaciones absolutamentefidedignas, referentes a la última, en lugar de buscar explica-ción para la existencia paralela de un doble género de hechos:la elevada moral tribal y, junto a ella, el homicidio de los pa-dres muy ancianos y los recién nacidos. Pero si los mismos eu-ropeos, a su vez, refirieran a un salvaje que personas suma-mente amables, afectos a sus niños, y tan impresionables quelloran cuando ven en el escenario de un teatro una desgraciaimaginaria, viven en Europa al lado de zaquizamíes donde losniños mueren simplemente por insuficiencia de alimentos,

108

Page 109: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

entonces el salvaje tampoco los comprendería. Recuerdo cuánvagamente me empeñé en explicar a mis amigos tungusesnuestra civilización construida sobre el individualismo; no mecomprenden y recurrían a las conjeturas más fantásticas. Elhecho es que el salvaje educado en las ideas de solidaridad tri-bal, practicada en todas las ocasiones, malas y buenas, es tanexactamente incapaz de comprender al europeo "moral" que notiene ninguna idea de tal solidaridad, como el europeo medioes incapaz de comprender al salvaje. Además, si nuestro sabiotuviera que vivir entre una tribu semihambrienta de salvajes,cuyo alimento total disponible no alcanzara para alimentar al-gunos días a un hombre, entonces comprendería quizá qué eslo que guía a los salvajes en sus actos. Del mismo modo, si unsalvaje viviera entre nosotros y recibiera nuestra "educación",quizá comprendiera la insensibilidad europea hacia nuestrossemejantes y esas comisiones reales que se ocupan de la cues-tión de la prevención de las diversas formas legales de homici-dio que se practican en Europa. "En casa de piedra, los corazo-nes se vuelven de piedra", dicen los campesinos rusos; pero el"salvaje" tendría que haber vivido primero en una casa depiedra.

Observaciones semejantes podrían hacerse también respectoa la antropofagia. Si se toman en cuenta todos los hechos quefueron dilucidados recientemente, durante la consideración deeste problema, en la Sociedad Antropológica de París, y tam-bién muchas observaciones casuales diseminadas en la litera-tura sobre los "salvajes", estaremos obligados a reconocer quela antropofagia fue provocada por la necesidad apremiante; yque sólo bajo la influencia de los prejuicios y de la religión sedesarrolló hasta alcanzar las proporciones espantosas que al-canzó en las islas de Fiji y en México, sin ninguna necesidad,cuando se convirtió en un rito religioso.

Es sabido que hasta la época presente muchas tribus de sal-vajes suelen verse obligadas, de tiempo en tiempo, a alimentar-se con carroña casi en completo estado de putrefacción, y encasos de carencia completa de alimentos, algunas tuvieron queviolar sepulturas y alimentarse con cadáveres humanos, aun enépocas de epidemia. Tales hechos son completamente

109

Page 110: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

fidedignos. Pero si nos trasladamos mentalmente a las condic-iones que tuvo que soportar el hombre durante el período glac-ial, en un clima húmedo y frío, no teniendo a su disposición ca-si ningún alimento vegetal; si tenemos en cuenta las terriblesdevastaciones producidas aún hoy por el escorbuto entre lospueblos semisalvajes hambrientos y recordamos que la carne yla sangre fresca eran los únicos medios conocidos por ellos pa-ra fortificarse, deberemos admitir que el hombre, que fue pri-meramente un animal granívoro, se hizo carnívoro, con todaprobabilidad, durante el período glacial, en que desde el norteavanzaba lentamente una capa enorme de hielo, y con su hálitofrío, agotaba toda la vegetación.

Naturalmente, en aquellos tiempos probablemente habíaabundancia de toda clase de bestias; pero es sabido que en lasregiones árticas las bestias a menudo emprenden grandes mi-graciones, y a veces desaparecen por completo durante algu-nos años de un territorio determinado. Con el avance. de la ca-pa glacial las bestias, evidentemente, se alejaron hacia el sur,como lo hacen ahora los corzos, que huyen, en caso de grandesnevadas, de la orilla norte del Amur a la meridional. En talescasos, el hombre se veía privado de los últimos medios de sub-sistencia. Sabemos, además, que hasta los europeos, duranteduras experiencias semejantes, recurrieron a la antropofagia;no es de extrañar que recurrieran a ella también los salvajes.Hasta en la época presente suelen verse obligados, temporal-mente. a devorar los cadáveres de sus muertos, y en épocas an-teriores, en tales casos, se veían obligados a devorar también alos moribundos. Los ancianos morían entonces convencidos deque con su muerte prestaban el último servicio a su tribu. Heaquí por qué algunas tribus atribuyen al canibalismo origen di-vino, representándolo como algo sugerido por orden de un env-iado del cielo.

Posteriormente, la antropofagia perdió el carácter de necesi-dad y se convirtió en una "supervivencia" supersticiosa. Nece-sario era devorar a los enemigos para heredar su coraje; luego,en una época posterior, con ese propósito sólo se devoraba elcorazón del enemigo o sus ojos. Al mismo tiempo, en otras tri-bus, en las que se había desarrollado un clero numeroso y

110

Page 111: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

elaborado una mitología compleja, se inventaron dioses malig-nos, sedientos de sangre humana, y los sacerdotes exigieronsacrificios humanos para apaciguar a los dioses. En esta fasereligiosa de su existencia, el canibalismo alcanzó su forma másrepulsiva. México es bien conocido en este sentido como ejem-plo, y en las Fiji, donde el rey podía devorar a cualquiera desus súbditos, encontramos también una casta poderosa de sa-cerdotes, una compleja teología y un desarrollo complejo delpoder ilimitado de los reyes. De tal modo el canibalismo, quenació por la fuerza de la necesidad, se convirtió en un períodoposterior en institución religiosa, y en esta forma existió duran-te mucho tiempo, después de haber desaparecido, hacía mu-cho, entre tribus que indudablemente lo practicaban en épocasanteriores, pero que no alcanzaron la forma religiosa de desa-rrollo. Lo mismo puede decirse con respecto al infanticidio y alabandono de los padres muy ancianos a los caprichos de lasuerte. En algunos casos estos fenómenos se mantuvieron tam-bién como supervivencia de tiempos antiguos, en forma de tra-dición conservada religiosamente.

Finalmente, citaré aquí todavía una costumbre extraordinar-iamente importante y generalizada que ha dado motivo, en laliteratura, a las conclusiones más erróneas. Me refiero a la cos-tumbre de la venganza de sangre. Todos los salvajes están con-vencidos de que la sangre vertida debe ser vengada con san-gre. Si alguien ha sido herido y su sangre vertida, entonces lasangre del que produjo la herida también debe ser vertida. Nose admite excepción alguna a esta regla; se extiende hasta alos animales; si un cazador ha vertido sangre -matando a unoso o a una ardilla-, su sangre debe ser vertida a su vuelta dela caza. Tal es la concepción que hasta ahora se conserva en laEuropa occidental con respecto al homicidio.

Mientras el ofensor y el ofendido pertenecen a la misma tri-bu, el asunto se resuelve muy simplemente: la tribu y las perso-nas afectadas resuelven por sí mismas el asunto. Pero cuandoel delincuente pertenece a otra tribu, y esta tribu, por cualqu-ier razón, se rehúsa a dar satisfacción, entonces la tribu ofendi-da se encarga de la venganza. Los hombres primitivos conci-ben los actos de cada uno en particular como asuntos de toda

111

Page 112: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

su tribu, que han recibido la aprobación de ella y, por eso, esti-man a toda la tribu responsable de los actos de cada uno desus miembros. Debido a esto, la venganza puede caer sobrecualquier miembro de la tribu a que pertenece el ofensor. Peroa menudo sucede que la venganza ha sobrepasado a la ofensa.Con intención de producir sólo una herida, los vengadores pud-ieron matar al ofensor o herirlo más gravemente de lo que ha-bían supuesto; entonces se produce una nueva ofensa, de laotra parte, que exige una nueva venganza tribal; el asunto seprolonga de este modo, sin fin. Y, por eso, los primitivos legis-ladores establecían muy cuidadosamente los límites exactosdel desquite: ojo por ojo, diente por diente y sangre por san-gre. Pero, ¡no más! Es notable, sin embargo, que en la mayoríade los pueblos primitivos, semejantes casos de venganza desangre son incomparablemente más raros de lo que se podríaesperar, a pesar de que en ellos alcanzan un desarrollo com-pletamente anormal, especialmente entre los montañeses,arrojados a la montaña por los inmigrantes extranjeros, como,por ejemplo, en los montañeses del Cáucaso y especialmenteentre los dayacos en Borneo. Entre los dayacos -según las pala-bras de algunos viajeros contemporáneos- se habría llegado atal punto que un hombre joven no puede casarse ni ser decla-rado mayor de edad antes de haber traído siquiera una cabezade enemigo. Así, por lo menos, refirió con todos los detallescierto Carl Bock. Parece, sin embargo, que los informes publi-cados al respecto son exagerados en extremo. En todo caso, loque los ingleses llaman "cazar cabezas" se presenta bajo unaluz completamente distinta cuando nos enteramos que el sup-uesto "cazador" de ningún modo "caza", y ni siquiera se guíapor un sentimiento personal de venganza. Obra de acuerdo conlo que estima una obligación moral hacia su tribu, y por esoobra lo mismo que el juez europeo, que obedeciendo evidente-mente al mismo principio falso: "sangre por sangre", entrega alcondenado por él en manos del verdugo. Ambos -tanto el daya-co como nuestro juez experimentarían hasta remordimiento deconciencia si por un sentimiento de compasión perdonaran alhomicida. He aquí por qué los dayacos, fuera de esta esfera delos homicidios cometidos bajo la influencia de sus concepcio-nes de la justicia, son, según el testimonio ecuánime de todoslos que los conocen bien, un pueblo extraordinariamente

112

Page 113: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

simpático. El mismo Carl Bock, que hizo tan terrible pintura dela "caza de cabezas", escribe:

"En cuanto a la moral de los dayacos, debo asignarles el ele-vado lugar que merecen en el concierto de los otros pueblos…El pillaje y el robo son completamente desconocidos entreellos. Se distinguen también por una gran veracidad… Si nosiempre llegué a obtener de ellos 'toda la verdad', sin embargo,nunca les oí decir nada salvo la verdad. Por desgracia, no sepuede decir lo mismo de los malayos"… (págs. 209 y 210).

El testimonio de Bock es corroborado totalmente por Ida Pf-eiffer: "comprendí plenamente -escribió ésta- que continuaríacon placer viajando entre ellos. Generalmente los hallaba ho-nestos, buenos y modestos… en grado bastante mayor quecualquiera de los otros pueblos que yo conocía". Stoltze, ha-blando de los dayacos, usa casi las mismas expresiones. Habit-ualmente los dayacos no tienen más que una sola esposa, y latratan bien. Son muy sociables, y todas las mañanas el clan en-tero va en partidas numerosas a pescar, a cazar o a realizarsus labores de huerta. Sus aldeas se componen de grandeschozas, en cada una de las cuales se alojan alrededor de unadocena de familias, y a veces un centenar de hombres, y todosellos viven entre sí muy pacíficamente. Con gran respeto tratana sus esposas Y aman mucho a sus hijos; cuando alguno enfer-ma, las mujeres lo cuidan por turno. En general, son muy mo-derados en la comida y en la bebida. Tales son los dayacos ensu vida cotidiana real.

Citar más ejemplos de la vida de los salvajes significaría sola-mente repetir, una y otra vez, lo que se ha dicho ya. Dondequ-iera que nos dirijamos, hallamos por doquier las mismas cos-tumbres sociales, el mismo espíritu comunal. Y cuando trata-mos de penetrar en las tinieblas de los siglos pasados, vemosen ellos la misma vida tribal, y las mismas uniones de hombres,aunque muy primitivas, para el apoyo mutuo. Por esto Darwintuvo perfecta razón cuando vio en las cualidades sociales delos hombres la principal fuerza activa de su desarrollo máximo,y los expositores de Darwin de ningún modo tienen razón cuan-do afirman lo contrario.

113

Page 114: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

"La debilidad comparativa del hombre y la poca velocidad desus movimientos -escribió-, y también la insuficiencia de sus ar-mas naturales, etcétera, fueron más que compensadas en pri-mer lugar por sus facultades mentales (las que, como observóDarwin en otro lugar, se desarrollaron principalmente, o casiexclusivamente, en interés de la sociedad); y en segundo lugar,por sus cualidades sociales, en virtud de las cuales prestóayuda. "

En el siglo XVIII estaba en boga idealizar "a los salvajes" y la"vida en estado natural". Ahora los hombres de ciencia han caí-do en el extremo opuesto, en especial desde que algunos deellos, pretendiendo demostrar el origen animal del hombre, pe-ro no conociendo la sociabilidad de los animales, comenzaron aacusar a los salvajes de todas las inclinaciones "bestiales" posi-bles e imaginables. Es evidente, sin embargo, que tal exagera-ción es más científica que la idealización de Rousseau. El hom-bre primitivo no puede ser considerado como ideal de virtud nicomo ideal de "salvajismo". Pero tiene una cualidad elaboraday fortificada por las mismas condiciones de su dura lucha porla existencia: identifica su propia existencia con la vida de sutribu; y, sin esta cualidad, la humanidad nunca hubiera alcan-zado el nivel en que se encuentra ahora.

Los hombres primitivos, como hemos dicho antes, hasta talpunto identifican su vida con la vida de su tribu, que cada unode sus actos, por más insignificante que sea en si mismo, seconsidera como un asunto de toda la tribu. Toda su conductaestá regulada por una serie completa de reglas verbales de de-coro, que son fruto de su experiencia general, con respecto a loque debe considerarse bueno o malo; es decir, beneficioso opernicioso para su propia tribu. Naturalmente, los razonamien-tos en que están basadas estas reglas de decencia suelen ser, aveces, absurdos en extremo. Muchos de ellos tienen su princip-io en las supersticiones. En general, haga lo que haga un salva-je sólo ve las consecuencias más inmediatas de sus hechos; nopuede prever sus consecuencias indirectas y más lejanas; peroen esto sólo exageran el error que Bentham reprochaba a loslegisladores civilizados. Podemos encontrar absurdo el derecho

114

Page 115: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

común de los salvajes, pero obedecen a sus prescripciones, pormás que les sean embarazosas. Las obedecen más ciegamenteaún de lo que el hombre civilizado obedece las prescripcionesde sus leyes. El derecho común del salvaje es su religión; es elcarácter mismo de su vida. La idea del clan está siempre pre-sente en su mente; y por eso las autolimitaciones y el sacrificioen interés del clan es el fenómeno más cotidiano. Si el salvajeha infringido algunas de las reglas menores establecidas por sutribu, las mujeres lo persiguen con sus burlas. Si la infraccióntiene carácter más serio, lo atormenta entonces, día y noche, elmiedo de haber atraído la desgracia sobre toda su tribu, hastaque la tribu lo absuelve de su culpa. Si el salvaje accidental-mente ha herido a alguien de su propio clan, y de tal modo hacometido el mayor de los delitos, se convierte en hombre com-pletamente desdichado: huye al bosque y está dispuesto a ter-minar consigo si la tribu no lo absuelve de la culpa, provocán-dole algún dolor físico o vertiendo cierta cantidad de su propiasangre. Dentro de la tribu todo es distribuido en común; cadatrozo de alimento, como hemos visto, se reparte entre los pre-sentes; hasta en el bosque el salvaje invita a todos los que de-sean compartir su comida.

Hablando con más brevedad, dentro de la tribu, la regla: "ca-da uno para todos", reina incondicionalmente hasta que el sur-gimiento de la familia separada empieza a perturbar la unidadtribal. Pero esta regla no se extiende a los clanes o tribus veci-nas, ni siquiera si se han aliado para la defensa mutua. Cadatribu o clan representa una unidad separada. Así como entrelos mamíferos y las aves, el territorio no queda indiviso, sinoque es repartido entre familias separadas, del mismo modo sele distribuye entre las tribus separadas y, exceptuando épocasde guerra, estos límites se observan religiosamente. Al pene-trar en territorio vecino, cada uno debe mostrar que no tienemalas intenciones; cuanto más ruidosamente anuncia su apro-ximación, tanto más goza de confianza; si entra en una casa,debe entonces dejar su hacha a la entrada. Pero ninguna tribuestá obligada a compartir sus alimentos con otras tribus; librees de hacerlo o no. Debido a esto, toda la vida del hombre pri-mitivo se descompone en dos géneros de relaciones, y debe serconsiderada desde dos puntos de vista éticos: las relaciones

115

Page 116: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

dentro de la tribu y las relaciones fuera de ella; y (como nues-tro derecho internacional) el derecho "intertribal" se diferenciamucho del derecho tribal común. Debido a esto, cuando se lle-ga hasta la guerra entre dos tribus, las crueldades más indig-nantes hacia el enemigo pueden ser consideradas como algomerecedor del mayor elogio.

Tal doble concepción de la moral atraviesa, por otra parte,todo el desarrollo de la humanidad, y se ha conservado hastalos tiempos presentes. Nosotros, europeos, hemos hecho algo -no mucho, en todo caso- para apartamos de esta doble moral;pero necesario es, también, decir que si hasta un cierto gradohemos extendido nuestras ideas de solidaridad -por lo menosen teoría- a toda la nación, y a veces también a otras naciones,al mismo tiempo hemos debilitado los lazos de solidaridad den-tro de nuestra nación y hasta dentro de nuestra misma familia.

La aparición de las familias separadas dentro del clan pertur-bó de manera inevitable la unidad establecida. La familia aisla-da conduce, inevitablemente, a la propiedad privada y a la acu-mulación de riqueza personal. Hemos visto, sin embargo, cómolos esquimales tratan de obviar los inconvenientes de este nue-vo principio en la vida tribal.

En un desarrollo más avanzado de la humanidad, la mismatendencia toma nuevas formas: y seguir las huellas de las dife-rentes instituciones vitales (las comunas aldeanas, guildas,etc.), con ayuda de las cuales las masas populares se empeña-ron en mantener la unidad tribal, a pesar de las influencias quese habían empeñado en destruirla, constituiría una de las in-vestigaciones más instructivas. Por otra parte, los primeros ru-dimentos de conocimientos aparecidos en épocas extremada-mente lejanas, en que se confundían con la hechicería, tambiénse hicieron en manos del individuo una fuerza que podía diri-girse contra los intereses de la tribu. Estos rudimentos de co-nocimientos se conservaban entonces en gran secreto, y setransmitían solamente a los iniciados en las sociedades secre-tas de hechiceros, shamanes y sacerdotes que encontramos entodas las tribus decididamente primitivas. Además, al mismotiempo, las guerras e incursiones creaban el poder militar y

116

Page 117: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

también la casta de los guerreros, cuyas asociaciones y "clubs"poco a poco adquirieron enorme fuerza. Pero con todo, nunca,en ningún período de la vida de la humanidad, las guerras fue-ron la condición normal de la vida. Mientras los guerreros sedestruían entre sí, y los sacerdotes glorificaban estos homicid-ios, las masas populares proseguían llevando la vida cotidianay haciendo su trabajo habitual de cada día. Y seguir esta vidade la masa, estudiar los métodos con cuya ayuda mantuvieronsu organización social, basada en sus concepciones de la igual-dad, de la ayuda mutua y del apoyo mutuo -es decir, su dere-cho común-, aun entonces, cuando estaban sometidos a la teo-cracia o aristocracia más brutal en el gobierno, estudiar estafaz del desarrollo de la humanidad es muy importante actual-mente para una verdadera ciencia de la vida.

117

Page 118: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

Capítulo 4LA AYUDA MUTUA ENTRE LOS BARBAROSAl estudiar a los hombres primitivos es imposible dejar de ad-mirarse del desarrollo de la sociabilidad que el hombre eviden-ció desde los primerísimos pasos de su vida. Se han halladohuellas de sociedades humanas en los restos de la edad de pie-dra, tanto neolítica como paleolítica; y cuando comenzamos aestudiar a los salvajes contemporáneos, cuyo modo de vida nose distingue del modo de vida del hombre neolítico, encontra-mos que estos salvajes están ligados entre sí por una organiza-ción de clan extremadamente antigua que les da posibilidad deunir sus débiles fuerzas individuales, gozar de la vida en co-mún y avanzar en su desarrollo. El hombre, de tal modo, noconstituye una excepción en la naturaleza. También él está su-jeto al gran principio de la ayuda mutua, que asegura las mejo-res oportunidades de supervivencia sólo a quienes mutuamentese prestan al máximo apoyo en la lucha por la existencia. Talesson las conclusiones a que hemos llegado en el capítuloprecedente.

Sin embargo, no bien pasamos a un grado más elevado dedesarrollo y recurrimos a la historia, que ya puede decirnos al-go acerca de este grado, suelen consternarnos las luchas y losconflictos que esta historia nos descubre. Los viejos lazos pare-cen estar completamente rotos. Las tribus luchan contra lastribus, unos clanes contra otros, los individuos entre sí, y, deeste choque de fuerzas hostiles, sale la humanidad dividida encastas, esclavizada por los déspotas, despedazada en estadosseparados que siempre están dispuestos a guerrear el uno con-tra el otro. Y he aquí que, hojeando tal historia de la humani-dad, el filósofo pesimista llega triunfante a la conclusión deque la guerra y la opresión son la verdadera esencia de la

118

Page 119: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

naturaleza humana; que los instintos guerreros y de rapiña delhombre pueden ser, dentro de determinados límites, refrena-dos sólo por alguna autoridad poderosa que, por medio de lafuerza, estableciera la paz y diera de tal modo a algunos pocoshombres nobles la posibilidad de preparar una vida mejor parala humanidad del futuro.

Sin embargo, basta someter a un examen más cuidadoso lavida cotidiana del hombre durante el período histórico, comohan hecho en los últimos tiempos muchos investigadores seriosde las instituciones humanas, v esta vida inmediatamente adq-uiere un tinte completamente distinto. Dejando de lado las ide-as preconcebidas de la mayoría de los historiadores, y su evi-dente predilección por la parte dramática de la vida humana,vemos que los mismos documentos que aprovechan ellos habit-ualmente son, por su esencia tales, que exageran la parte de lavida humana que se entregó a la lucha y no aprecian debida-mente el trabajo pacífico de la humanidad. Los días claros y so-leados se pierden de vista por obra de las descripciones de lastempestades y de los terremotos.

Aun en nuestra época, los voluminosos anales que almacena-mos para el historiador futuro en nuestra prensa, nuestros juz-gados, nuestras instituciones gubernamentales y hasta ennuestras novelas, cuentos, dramas y en la poesía, padecen dela misma unilateralidad. Transmiten a la posteridad las des-cripciones más detalladas de cada guerra, combate y conflicto,de cada discusión y acto de violencia; conservan los episodiosde todo género de sufrimientos personales; pero en ellos ape-nas se conservan las huellas precisas de los numerosos actosde apoyo mutuo y de sacrificio que cada uno de nosotros cono-ce por experiencia propia; en ellos casi no se presta atención alo que constituye la verdadera esencia de nuestra vida cotidia-na, a nuestros instintos y costumbres sociales. No es de asom-brarse por esto si los anales de los tiempos pasados se hanmostrado tan imperfectos. Los analistas de la antigüedad ins-cribieron invariablemente en sus crónicas todas las guerrasmenudas y todo género de calamidades que sufrieron sus con-temporáneos; pero no prestaron atención alguna a la vida delas masas populares, a pesar de que justamente las masas se

119

Page 120: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

dedicaban, sobre todo, al trabajo pacífico, mientras que la mi-noría se entregaba a las excitaciones de la lucha. Los poemasépicos, las inscripciones de los monumentos, los tratados depaz, en una palabra, casi todos los documentos históricos, tie-nen el mismo carácter; tratan de las perturbaciones de la paz yno de la paz misma. Debido a esto, aun aquellos historiadoresque procedieron al estudio del pasado con las mejores intencio-nes, inconscientemente trazaron una imagen mutilada de laépoca que trataban de presentar; y para restablecer la relaciónreal entre la lucha y la unión que existía en la vida, debemosocuparnos ahora del análisis de los hechos pequeños y de lasindicaciones débiles que fueron conservadas accidentalmenteen los monumentos del pasado, y explicarlos con ayuda de laetnología comparativa. Después de haber oído tanto sobre loque dividía a los hombres, debemos reconstruir, piedra a pie-dra, las instituciones que los unían.

Probablemente no está ya lejana la época en que se habrá deescribir nuevamente toda la historia de la humanidad en unnuevo sentido, tomando en cuenta ambas corrientes de la vidahumana ya citada y apreciando el papel que cada una de ellasha desempeñado en el desarrollo de la humanidad. Pero, mien-tras esto no ha sido todavía hecho, podemos ya aprovechar elenorme trabajo preparatorio realizado en los últimos años yque nos da la posibilidad de reconstruir, aún en líneas genera-les, la segunda corriente, que ha sido descuidada durante mu-cho tiempo. De períodos de la historia que están mejor estudia-dos, podemos esbozar algunos cuadros de la vida de las masaspopulares y mostrar qué papel ha desempeñado en ellas, du-rante estos períodos, la ayuda mutua. Observaré que, en biende la brevedad, no estamos obligados a empezar indefectible-mente por la historia egipcia, ni siquiera griega o romana, por-que en realidad la evolución de la humanidad no ha tenido elcarácter de una cadena ininterrumpida de, sucesos. Algunasveces sucedió que la civilización quedaba interrumpida en cier-to lugar, en cierta raza, y comenzaba de nuevo en otro lugar,en medio de otras razas. Pero, todo nuevo surgimiento comen-zaba siempre desde la misma organización tribal que acaba-mos de ver en los salvajes. De modo que si tomamos la últimaforma de nuestra civilización actual -desde la época en que

120

Page 121: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

empezó de nuevo en los primeros siglos de nuestra era, entreaquellos pueblos que los romanos llamaron "bárbaros"- tendre-mos una gama completa de la evolución, empezando por la or-ganización tribal y terminando por las instituciones de nuestraépoca. A estos cuadros estarán consagradas las páginassiguientes.

Los hombres de ciencia aún no se han puesto de acuerdo so-bre las causas que, hace alrededor de dos mil años, movieron apueblos enteros de Asia a Europa y provocaron las grandes mi-graciones de los bárbaros que pusieron fin al imperio romanode Occidente. Sin embargo, se presenta de modo natural algeógrafo una causa posible, cuando contempla las ruinas de lasque fueron otrora ciudades densamente pobladas de los desier-tos actuales de Asia Central, o bien sigue los viejos lechos deríos ahora desaparecidos, y los restos de lagos que otrora fue-ron enormes y que ahora quedaron reducidos casi a las dimen-siones de pequeños estanques. La causa es la desecación: unadesecación reciente que continúa todavía, con rapidez que an-tes considerábamos imposible admitir. Contra semejantes fenó-meno, el hombre no pudo luchar. Cuando los habitantes deMongolia occidental y de Turquestán oriental vieron que el ag-ua se les iba, no les quedó otra salida que descender a lo largode los amplios valles que conducen a las tierras bajas y presio-nar hacia el oeste a los habitantes de estas tierras. Tribu trastribu, de tal modo, fueron desplazadas hacia Europa, obligandoa las otras tribus a ponerse en movimiento una y otra vez du-rante una serie entera de siglos; hacia el Oeste, o de vuelta alEste, en busca de nuevos lugares de residencia más o menospermanente. Las razas se mezclaron, durante estas migracio-nes; los aborígenes con los inmigrantes, los arios con los ura-laltaicos; y no seria nada asombroso, si las instituciones socia-les que los unían en sus patrias, se desplomaran completamen-te durante esta estratificación de razas distintas que se realiza-ba entonces en Europa y Asia.

Pero estas instituciones no fueron destruidas; sólo sufrieronla transformación que requerían las nuevas condiciones devida.

121

Page 122: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

La organización social de los teutones, celtas, escandinavos,eslavos y otros pueblos, cuando por primera vez entró en con-tacto con los romanos, se encontraba en estado de transición.Sus uniones tribales, basadas en la comunidad de origen real osupuesta, sirvieron para unirlos durante muchos milenios. Perosemejantes uniones respondieron a su fin sólo hasta que apare-cieron dentro del clan mismo las familias separadas. Sin em-bargo, en virtud de las razones expuestas más arriba, las famil-ias patriarcales separadas, lenta, pero inconteniblemente, seformaban dentro de la organización tribal y su aparición, al fi-nal de cuentas, evidentemente condujo a la acumulación de ri-quezas y de poder, a su transmisión hereditaria en la familia ya la descomposición del clan. Las migraciones frecuentes y lasguerras que las acompañaban sólo pudieron apresurar la de-sintegración de los clanes en familias separadas, y la disper-sión de las tribus durante las migraciones y su mezcla con losextranjeros constituían exactamente las condiciones con lasque se facilitó la desintegración de las uniones anteriores basa-das sobre lazos de parentesco. A los bárbaros -es decir, aque-llas tribus que los romanos llamaron "bárbaros" y que, siguien-do las clasificaciones de Morgan, llamaré con ese mismo nom-bre para diferenciarlos de las tribus más primitivas, de los lla-mados "salvajes"- se presentaba de tal modo una disyuntiva:dejar su clan y disolverse en grupos de familias débilmente uni-das entre, sí, de las cuales, las familias más ricas (especialmen-te aquellas en quienes las riquezas se unían a las funciones delsacerdocio o a la gloria militar) se adueñarían del poder sobrelos otros; o bien buscar alguna nueva forma de estructura soc-ial fundada sobre algún principio nuevo.

Muchas tribus fueron impotentes para oponerse a la desinte-gración: se dispersaron y perdiéronse para la historia. Pero lastribus más enérgicas no se dividieron; salieron de la pruebaelaborando una estructura social nueva: la comuna aldeana,que continuó uniéndolas durante los quince siglos siguientes, omás aún. En ellas se elaboró la concepción del territorio co-mún, de la tierra adquirida y defendida con sus fuerzas comu-nes, y esta concepción ocupó el lugar de la concepción del ori-gen común, que ya se extinguía. Sus dioses perdieron paulati-namente su carácter de ascendientes y recibieron un nuevo

122

Page 123: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

carácter local, territorial. Se convirtieron en divinidades o, pos-teriormente, en patronos de un cierto lugar.

La "tierra" se identificaba con los habitantes. En lugar de lasuniones anteriores por la sangre, crecieron las uniones territo-riales, y esta nueva estructura evidentemente ofrecía muchasventajas en determinadas condiciones. Reconocía la indepen-dencia de la familia y hasta aumentaba esta independencia,puesto que la comuna aldeana renunciaba a todo derecho a in-miscuirse en lo que ocurría dentro de la familia misma; dabatambién una libertad considerablemente mayor a la iniciativapersonal; no era un principio hostil a la unión entre personasde origen distinto, y además, mantenía la cohesión necesariaen los actos y en los pensamientos de los miembros de la comu-nidad; y, finalmente, era lo bastante fuerte para oponerse a lastendencias de dominio de la minoría, compuesta de hechiceros,sacerdotes y guerreros profesionales o distinguidos que pre-tendían adueñarse del poder. Debido a esto, la nueva organiza-ción se convirtió en la célula primitiva de toda vida social futu-ra; y en muchos pueblos, la comuna aldeana conservó este ca-rácter hasta el presente.

Ya es sabido ahora -y apenas se discute- que la comuna alde-ana de ningún modo ha sido rasgo característico de los eslavoso de los antiguos germanos. Estaba extendida en Inglaterra,tanto en el período sajón como en el normando, y se conservóen algunos lugares hasta el siglo diecinueve; fue la base de laorganización social de la antigua Escocia, la antigua Irlanda yel antiguo Gales. En Francia, la posesión común y la divisióncomunal de la tierra arable por la asamblea aldeana se conser-vó desde los primeros siglos de nuestra era hasta la época deTurgut, que halló las asambleas comunales "demasiado ruido-sas" y por ello comenzó a destruirlas. En Italia, la comuna so-brevivió al dominio romano y renació después de la caída delimperio romano. Fue regla general entre los escandinavos, es-lavos, fineses (en la pittüyü, y probablemente en la kihlakunta),los cures y los lives. La comuna aldeana en la India -pasada ypresente, aria y no aria- es bien conocida gracias a los trabajosde sir Henry Maine, que han hecho época en este dominio; yElphistone la describió en los afganos. La encontramos

123

Page 124: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

también en el ulus mogol, en la cabila thaddart, en la dessa ja-vanesa, en la kota o tofa malaya y, bajo diferentes designacio-nes, en Abisinia, Sudán, en el interior de Africa, en las tribusindígenas de ambas Américas, y en todas las tribus, pequeñas ygrandes, de las islas del océano Pacífico. En una palabra, noconocemos ninguna raza humana, ningún pueblo, que no hub-iera pasado en determinado periodo por la comuna aldeana. Yaeste solo hecho refuta la teoría según la cual se trató de repre-sentar a la comuna aldeana de Europa como un producto de laservidumbre. Se formó mucho antes que la servidumbre y ni si-quiera la sumisión servil pudo destruirla. Ella constituye unafase general del desarrollo del género humano, un renacimien-to natural de la organización tribal, por lo menos en todas lastribus que desempeñaron o desempeñan hasta la época presen-te algún papel en la historia.

La comuna aldeana constituía una institución crecida natu-ralmente, y por ello no podía ser de estructura completamenteuniforme. Hablando en general, era una unión de familias quese consideraban originarias de una raíz común y que poseíanen común una cierta tierra. Pero en algunas tribus, en circuns-tancias determinadas, las familias crecieron extraordinaria-mente antes de que de ellas brotaran nuevas familias; en talescasos, cinco, seis o siete generaciones continuaron viviendo ba-jo un techo o dentro de un recinto, poseyendo en común el cul-tivo y el ganado, y reuniéndose para la comida ante un hogarcomún. Entonces se formó lo que se conoce en la etnología conel nombre de "familia indivisa- o "economía doméstica indivi-sa", que nosotros hallamos aún ahora en toda la China, en laIndia, en la zadruga de los eslavos meridionales y, ocasional-mente, en África, América, Dinamarca, Rusia septentrional, enSiberia (las semieskie), y en Francia occidental. En otros pue-blos, o en otras circunstancias que todavía no están determina-das con precisión, las familias no alcanzaron tan grandes pro-porciones; los nietos, y a veces también los hijos, salían del ho-gar inmediatamente después de contraer matrimonio, y cadauno de ellos asentaba el principio de su propia célula. Pero tan-to las familias divididas como las indivisas, tanto las que se es-tablecieron juntas como las que se establecieron diseminadaspor los bosques, todas ellas se unieron en comunas aldeanas.

124

Page 125: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

Algunas aldeas se unieron en clanes, o tribus, y algunas tribusen uniones o federaciones. Tal era la organización, social quese desarrolló entre los así llamados bárbaros cuando empeza-ron a asentarse en residencias más o menos permanentes enEuropa. Necesario es recordar, sin embargo, que las palabras"bárbaros" y "período bárbaro" se emplean aquí siguiendo aMorgan y otros antropólogos -investigadores de la vida de lassociedades humanas- exclusivamente para designar el períodode la comuna aldeana que siguió a la organización tribal, hastala formación de los Estados contemporáneos.

Una larga evolución fue necesaria para que el clan llegara areconocer dentro de él la existencia separada de la familia pa-triarcal que vivía en una choza separada; pero, sin embargo,aun después de tal reconocimiento, el clan, hablando en gene-ral, todavía no reconocía la herencia personal de la propiedad.Bajo la organización tribal, las pocas cosas que podían pertene-cer a un individuo se destruían sobre su tumba o se enterrabanjunto a él. La comuna aldeana, por lo contrario, reconocía ple-namente la acumulación privada de riquezas dentro de la fami-lia, y su transmisión hereditaria. Pero la riqueza se extendíaexclusivamente en forma de bienes muebles, incluyendo enellos el ganado, los instrumentos y la vajilla, las armas, y lacasa-habitación que, "como todas las cosas que podían ser des-truidas por el fuego", se contaban en esa misma categoría. Encuanto a la propiedad privada territorial, la comuna aldeana noreconocía y no podía reconocer nada semejante, y hablando engeneral, no reconoce tal género de propiedad tampoco ahora.La tierra era propiedad común de todo el clan o de la tribu en-tera y la misma comuna aldeana poseía su parte de territoriotribal, sólo hasta donde el clan o la tribu no es posible estable-cer aquí límites precisos no hallaba necesaria una nueva distri-bución de las parcelas aldeanas.

Puesto que el desbroce de la tierra boscosa, y el desmonte delas tierras vírgenes, en la mayoría de los casos, eran realizadospor toda la comuna o, por lo menos, por el trabajo conjunto devarias familias -siempre con el consentimiento de la comuna-las parcelas vueltas a limpiar pasaban a ser de cada familia porcuatro, doce, veinte años, después de lo cual, se consideraban

125

Page 126: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

ya como parte de la, tierra arable perteneciente a toda la co-muna. La propiedad privada o el dominio "perpetuo" de la tie-rra era también incompatible con las concepciones fundamen-tales de las ideas religiosas de la comuna aldeana, como anteseran incompatibles con las concepciones de clanes; de modoque fue necesaria la influencia prolongada del derecho romanoy de la iglesia cristiana, que asimiló presto las leyes de la Romapagana, para acostumbrar a los bárbaros a la practicabilidadde la propiedad privada territorial. Pero, aun entonces, cuandola propiedad privada o el dominio por tiempo, indeterminadofue reconocido, el propietario de una parcela separada seguíasiendo, al mismo tiempo, copropietario de una parcela de losbosques y de las dehesas comunes. Además, vemos continua-mente, en especial en la historia de Rusia, que cuando variasfamilias, actuando completamente por separado, habían toma-do posesión de alguna tierra perteneciente a las tribus queconsideraban como extranjeras, las familias de los usurpadoresse unían en seguida entre sí y formaban una comuna aldeanaque, en la tercera o cuarta generación, ya creía en la comuni-dad de su origen. Siberia está llena hasta ahora de talesejemplos.

Una serie completa de instituciones, en parte heredadas delperíodo tribal, empezó entonces a elaborarse sobre esta basedel dominio común de la tierra, y continuó elaborándose a tra-vés de las largas series de siglos que fueron necesarios parasometer a los comuneros a la autoridad de los Estados, organi-zados según el modelo romano o bizantino. La comuna aldeanano sólo era una sociación para asegurar a cada uno la partejusta en el disfrute de la tierra común; era, también, una asoc-iación para el cultivo común de la tierra, para el apoyo mutuoen todas las formas posibles, para la defensa contra la violenc-ia y para el máximo desarrollo de los conocimientos, los lazosnacionales y las concepciones morales; y cada cambio en el de-recho jurídico, militar, educacional o económico de la comunaera decidido por todos, en la reunión del mir de la aldea, laasamblea de la tribu, o en la asamblea de la confederación delas tribus y comunas. La comuna, siendo continuación del clan,heredó todas sus funciones. Representaba a la universitas, elmir en sí mismo.

126

Page 127: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

La caza en común, la pesca en común y el cultivo comunal delas plantaciones frutales, era la regla general bajo los antiguosórdenes tribales. Del mismo modo, el cultivo común de loscampos se hizo regla en las comunas aldeanas de los bárbaros.Es cierto que tenemos muy pocos testimonios directos en estesentido, y que en la literatura antigua encontramos en total al-gunas frases de Diodoro y Julio César que se refieren a los ha-bitantes de las islas de Lipari, a una de las tribus celtiberas y alos suevos. Pero no existe, sin embargo, insuficiencia de he-chos que prueben que el cultivo común de la tierra era practi-cado entre algunas tribus germánicas, entre los francos y entrelos antiguos escoceses, irlandeses y galeses. En cuanto a las úl-timas supervivencias del cultivo comunal, son simplemente in-numerables. Hasta en la Francia completamente romanizada,el arar en común era un fenómeno corriente hace apenas unosveinticinco años; en Morbihan (Bretaña). Hallamos el antiguocyvar galés, o el "arado conjunto", por ejemplo, en el Cáucaso,y el cultivo común de la tierra entregada en usufructo al sant-uario de la aldea constituye un fenómeno corriente en las tri-bus del Cáucaso, menos tocadas por la civilización; hechos se-mejantes se encuentran constantemente entre los campesinosrusos.

Además, es bien sabido que muchas tribus del Brasil, deAmérica Central y México cultivaban sus campos en común, yque la misma costumbre está ampliamente difundida, aún aho-ra, entre los malayos, en Nueva Celedonia, entre algunas tri-bus negras, etc.. Hablando más brevemente, el cultivo comunalde la tierra constituye un fenómeno tan corriente en muchastribus arias, uralaltaicas, mogólicas, negras y pieles rojas, mal-ayas y melanesias, que debemos considerarlo como una formageneral -aunque no la única posible- de agricultura primitiva.

Necesario es recordar, sin embargo, que el cultivo comunalde la tierra no implica aún el necesario consumo común. Ya enla organización tribal vemos, a menudo, que cuando los botescargados de frutas o pescados vuelven a la aldea, el alimentotransportado en ellos se reparte entro las chozas separadas ylas "casas largas" (en las que se alojan ya varias familias, ya los

127

Page 128: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

jóvenes) y el alimento se prepara en cada fuego separado. Lacostumbre de sentarse a la mesa en un círculo más estrecho deparientes o camaradas, de tal modo, aparece ya en el períodoantiguo de la vida tribal. En la comuna aldeana se convierte enregla.

Hasta los productos alimenticios cultivados en común, habit-ualmente se dividían entre los dueños de casa después que unaparte había sido almacenada para uso común. Además, la tradi-ción de los festines comunales se conservaba piadosamente. Encada caso oportuno, como, por ejemplo, en los días consagra-dos a la recordación de los antepasados, durante las fiestas re-ligiosas, al comienzo o al final de las labores campestres y,también con motivo de sucesos tales como nacimiento de losniños, bodas y entierros, la comuna se reunía en un festín co-munal. Aún era la época presente, en Inglaterra, encontramosuna supervivencia de esta costumbre, bien conocida bajo elnombre de cena de la cosecha (Harvest Supper): se ha conser-vado más que todas las otras costumbres. Aún mucho tiempodespués que los campos dejaron de ser cultivados conjunta-mente por toda la comuna, vemos que algunas labores agríco-las continúan realizándose por medio de ella. Cierta parte de latierra comunal, aun ahora, en muchos lugares es cultivada encomún, con el objeto de ayudar a los indigentes, y también pa-ra formar depósitos comunales o para usar los productos de se-mejante trabajo durante las fiestas religiosas. Los canales deregadío y las acequias son cavadas y reparadas en común. Losprados comunales son segados por la comuna; y uno de los es-pectáculos más inspiradores lo constituye la comuna aldeanarusa durante la siega, en la cual los hombres rivalizan entre síen la, amplitud del corte de guadaña y la rapidez de las siegas,y las mujeres remueven la hierba cortada y la recogen en gavi-llas; vemos aquí qué podría ser y qué debería ser el trabajo hu-mano. En tales casos, se reparte el heno entre los hogares se-parados, y es evidente que ninguno tiene derecho a tomar elheno del henar de su vecino sin su permiso; pero la restriccióna esta regla general, que se encuentra en los osietinos, en elCáucaso, es muy instructiva: ni bien comienza a cantar el cucli-llo anunciando la entrada de la primavera, que pronto vestirátodos los prados de hierba, adquieren todos el derecho de

128

Page 129: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

tomar del henar vecino el heno que necesiten para alimentar asu ganado. De tal modo, se afirman una vez más los antiguosderechos comunales, como para demostrar con ello hasta quépunto el individualismo sin restricciones contradice a la natu-raleza humana.

Cuando el viajero europeo desembarca en alguna isleta delocéano Pacífico, y viendo de lejos un grupo de palmeras se diri-ge hacia allí, generalmente le asombra el descubrimiento deque las aldehuelas de los indígenas están unidas entre sí porcaminos pavimentados con grandes piedras, perfectamente có-modos para los aborígenes descalzos, y que en muchos senti-dos recuerdan a los "viejos caminos" de las montañas suizas.Caminos semejantes fueron trazados por los "bárbaros" por to-da Europa, y es necesario viajar por los países salvajes, pocopoblados, que están situados lejos de las líneas principales delas comunicaciones internacionales, para comprender las pro-porciones de ese trabajo colosal que realizaron las comunasbárbaras para vencer la aspereza de las inmensas extensionesboscosas y pantanosas que presentaba Europa alrededor dedos mil años atrás. Las familias separadas, débiles y sin los ins-trumentos necesarios, no hubieran podido jamás vencer la sel-va, virgen. El bosque y el pantano las hubieran vencido. Sola-mente las comunas aldeanas, trabajando en común, pudieronconquistar estos bosques salvajes, estas ciénagas absorbentesy las estepas Limitadas.

Los senderos, los caminos de fajinas, las balsas y los puenteslivianos que se quitaban en invierno y se construían de nuevodespués de las crecidas de primavera, las trincheras y empali-zadas con las que se cercaban las aldeas, las fortalezas de tie-rra, las pequeñas torres y ata layas de que estaba sembrado elterritorio, todo esto fue obra de las manos de las comunas alde-anas. Y cuando la comuna creció, comenzó el proceso de echarbrotes. A alguna distancia de la primera, brotó una nueva co-muna, y de tal modo, paso a paso, los bosques y las estepas ca-yeron bajo el poder del hombre. Todo el proceso de la forma-ción de las naciones europeas fue en esencia el fruto de talbrote de las comunas aldeanas. Hasta en la época presente loscampesinos rusos, si no están completamente abrumados por

129

Page 130: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

la necesidad, emigran en comunas, cultivan la tierra virgen encomún y, también, en común, cavan las chozas de tierra, y lue-go construyen las casas, cuando se asientan en las cuencas delAmur o en Canadá. Hasta los ingleses, al principio de la coloni-zación de América, volvieron al antiguo sistema: se asentaron yvivieron en comunas.

La comuna aldeana era entonces el arma principal en la duralucha contra la naturaleza hostil. Era, también, el lazo que loscampesinos oponían a la opresión de parte de los más hábiles yfuertes, que trataban de reforzar su autoridad en aquellos agi-tados tiempos. El "bárbaro" imaginario, es decir, el hombreque lucha y mata a los hombres por bagatelas, existió tan pocoen la realidad como el "sanguinario" salvaje de nuestrosliteratos.

El bárbaro comunal, por lo contrario, en su vida se sometía auna serie entera y completa de instituciones, imbuidas de cui-dadosas consideraciones sobre qué puede ser útil o nocivo pa-ra su tribu o su confederación; y las instituciones de este géne-ro fueron transmitidas religiosamente de generación en gene-ración en versos y cantos, en proverbios y tríades, en sentenc-ias e instrucciones.

Cuanto más estudiamos este período, tanto más nos conven-cemos de los lazos estrechos que ligaban a los hombres en suscomunas. Toda riña surgida entre dos paisanos se considerabaasunto que concernía a toda la comuna, hasta las palabrasofensivas que escaparan durante una riña se considerabanofensas a la comuna y a sus antepasados. Era necesario repa-rar semejantes ofensas con disculpas y una multa liviana en be-neficio del ofendido y en beneficio de la comuna. Si la riña ter-minaba en pelea y heridas, el hombre que la presenciara y nointerviniera para suspenderla era considerado como si él mis-mo hubiera producido las heridas causadas.

El procedimiento jurídico estaba imbuido del mismo espíritu.Toda riña, ante todo, se sometía a la consideración de media-dores o árbitros, y la mayoría de los casos eran resueltos porellos, puesto que el árbitro desempeñaba un papel importante

130

Page 131: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

en la sociedad bárbara. Pero si el asunto era demasiado serio yno podía ser resuelto por los mediadores, se sometía al juiciode la asamblea comunal, que tenía el deber de "hallar la sen-tencia" y la pronunciaba siempre en forma condicional: es de-cir, "el ofensor deberá pagar tal compensación al ofendido si laofensa es probada". La ofensa era probada o negada por seis odoce personas, quienes confirmaban o negaban el hecho de laofensa bajo juramento: se recurría a la ordalía solamente en elcaso de que surgiera contradicción entre los dos cuerpos de ju-rados de ambas partes litigantes. Semejante procedimiento,que estuvo en vigor más de dos mil años, habla suficientemen-te por sí mismo; muestra cuán estrechos eran los lazos que uní-an entre sí a todos los miembros de la comuna.

No está de más recordar aquí que, aparte de su autoridadmoral, la asamblea comunal no tenía ninguna otra fuerza parahacer cumplir su sentencia. La única amenaza posible era de-clarar al rebelde, proscrito, fuera de la ley; pero aun esta ame-naza era un arma de doble filo. Un hombre descontento con ladecisión de la asamblea comunal podía declarar que abandona-ba su tribu y que se unía a otra, y ésta era una amenaza terri-ble, puesto que, según la convicción general, atraía indefecti-blemente todas las desgracias posibles sobre la tribu, que po-día haber cometido una injusticia con uno de sus miembros. Laoposición a una decisión justa, basada sobre el derecho común,era sencillamente "inimaginable" según la expresión muy afor-tunada de Henry Maine, puesto que "la ley, la moral y el hechoconstituían, en aquellos tiempos, algo inseparable". La autori-dad moral de la comuna era tan grande que hasta en una épo-ca considerablemente posterior, cuando las comunas aldeanasfueron sometidas a los señores feudales, conservaron, sin em-bargo, la autoridad jurídica; sólo permitían al señor o a su re-presentante "hallar" las sentencias arriba citadas condiciona-les, de acuerdo con el derecho común que él juraba manteneren su pureza; y se le permitía percibir en su beneficio la multa(fred) que antes se percibía en favor de la comunal. Pero, du-rante mucho tiempo, el mismo señor feudal, si era copropietar-io de los baldíos y dehesas comunales, se sometía, en los asun-tos comunales, a la decisión de la comuna. Perteneciera ya a lanobleza o al clero, debía someterse a la decisión de la

131

Page 132: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

asamblea comunal. "Wer daselbst Wasser und Weid gerusst,muss gehorsan sein" -quien goza del derecho al agua y a lospastos, debe obedecer-, dice una antigua sentencia. Hastacuando los campesinos se convirtieron en esclavos de los seño-res feudales, los últimos estaban obligados a presentarse antela asamblea comunal si los citaban.

En sus concepciones de la justicia, los bárbaros evidentemen-te no se alejaron mucho de los salvajes. También ellos conside-raban que todo homicidio debía implicar la muerte del homici-da; que la herida producida debía ser castigada, produciendo,punto por punto, la misma herida, y que la familia ofendida de-bía cumplir, ella misma, la sentencia pronunciada o a virtud delderecho común; es decir, matar al homicida o a alguno de suscongéneres, o producir un determinado género de heridas alofensor o a uno de sus allegados. Esto era para ellos un debersagrado, una deuda hacía los antepasados que debía ser cum-plida completamente en público y de ningún modo en secreto,y debía dársele la más amplia publicidad. Por esto, los pasajesmás inspirados de las sagas y de todas las obras de la poesíaépica en general de aquella época están consagrados a glorifi-car lo que siempre se consideró justo, es decir, la venganza tri-bal. Los mismos dioses se unían a los matadores, en tales ca-sos, y los ayudaban.

Además, el rasgo predominante de la justicia de los bárbaroses ya, por una parte, el intento de limitar la cantidad de perso-nas que pueden ser arrastradas en una guerra de dos clanespor causa de la venganza de sangre, y por otra parte, el intentode extirpar la idea brutal de la necesidad de pagar sangre porsangre y herida por herida, y el deseo de establecer un sistemade indemnizaciones al ofendido, por la ofensa. Los códigos deleyes bárbaras que constituían colecciones de resoluciones dederecho común, escritos para gula de los jueces, "al principiopermitían y luego estimulaban y por último exigían" la sustitu-ción de la venganza de sangre por la indemnización, como loobservó Kbnigswarter. Pero representar este sistema de com-pensaciones judiciales por las ofensas, como un sistema demultas que era igual que si diera al hombre rico carta blanchees decir, pleno derecho a obrar como se le antojara, demuestra

132

Page 133: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

una incomprensión completa de esta institución. La compensa-ción monetaria, es decir, Wehrgeld, que se pagaba al ofendido,es completamente distinta de la pequeña multa o fred que sepagaba a la comuna o a su representante. La compensaciónmonetaria que se fijaba comúnmente para todo género de vio-lencia era tan elevada que, naturalmente, no era un estímulopara semejante género de delitos. En caso de homicidio, lacompensación monetaria comúnmente excedía todos los bienesposibles del homicida. "Dieciocho veces dieciocho vacas" -talera la indemnización de los osietinos, que no sabían contar másallá de dieciocho; en las tribus africanas, la compensación mo-netaria por un homicidio alcanza a ochocientos vacas o cien ca-mellos con su cría, y sólo en las tribus más pobres se reducía a416 ovejas. En general, en la enorme mayoría de los casos, eraimposible pagar la compensación monetaria por un homicidio,de modo que sólo restaba al homicida hacer una cosa: conven-cer a la familia ofendida, con su arrepentimiento, de que loadoptara. Hasta ahora, en el Cáucaso, cuando una guerra detribus, por venganza de sangre, termina en paz, el ofensor tocacon sus labios el pecho de la mujer más anciana de la tribu, yde tal modo se convierte en "hermano de leche" de todos loshombres de la familia ofendida. En algunas tribus africanas, elhomicida debe dar en matrimonio su hija o hermana a uno delos miembros de la familia del muerto; en otras tribus debe ca-sarse con la viuda del muerto; y en todos los casos se convier-te, después de esto, en miembro de la familia, cuya opinión esescuchada en todos los asuntos familiares importantes.

Además, los bárbaros no sólo no menospreciaban la vida hu-mana, sino que de ningún modo conocían los castigos espanto-sos que fueron introducidos más tarde por la legislación laica ycanónica bajo la influencia de Roma y Bizancio.

Si el derecho sajón fijaba la pena de muerte con bastante fa-cilidad, aun en caso de incendio y asalto a mano armada, losotros códigos bárbaros recurrían a ella sólo en caso de traicióna su tribu y de sacrilegio hacia los dioses comunales. Veían enla pena de muerte el único medio de apaciguar a los dioses.

Todo esto, evidentemente, está muy lejos del supuesto "de-senfreno moral de los bárbaros". Por lo contrario, no podemos

133

Page 134: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

hacer menos que admirar los principios profundamente mora-les que fueron elaborados por las antiguas comunas aldeanas yque hallaron su expresión en las tríades galesas, en las leyen-das del Rey Arturo, en los comentarios irlandeses, "Brehon", enlas antiguas leyendas germánicas, etcétera, y también ahora seexpresan en los proverbios de los bárbaros modernos. En su in-troducción a The Story of Brunt Njal, George Dasent caracteri-zó muy fielmente, del modo siguiente, las cualidades del nor-mando, tal como se precisan sobre la base de las sagas:

"Hacer franca y varonilmente lo que ha de hacerse, sin temera los enemigos, ni a las enfermedades, ni al destino… ; ser librey atrevido en todos los actos; ser gentil y generoso con los ami-gos y congéneres; ser severo y temible con los enemigos (esdecir, con aquellos que caían bajo la ley del talión), pero cum-plir, aun con ellos, todas las obligaciones debidas… No romperlos armisticios, no ser murmurador ni calumniador. No deciren ausencia de una persona nada que no se atreva a decir ensu presencia. No arrojar del umbral de su casa al hombre quepida alimento o refugio, aunque fuera el propio enemigo".

De tales, o aún más elevados principios, está imbuida toda lapoesía épica y las tríades galesas. Obrar "con dulzura y segúnlos principios de la equidad" con los otros, sin distinción de quesean enemigos o amigos, y "reparar el mal ocasionado", talesson los más elevados deberes del hombre, -el mal es la muerte,y el bien es la vida-, exclama el poeta legisladora. "El mundoseria absurdo si los acuerdos hechos verbalmente no fueranrespetados" -dice la ley de Brehon-. Y el apacible shamanmordvino, después de haber alabado cualidades semejantes,agrega, en sus principios di derecho común, que "entre los ve-cinos, la vaca y la vasija de ordeñar es un bien común", y que"necesario es ordeñar la vaca para sí y para aquél que puedapedir leche"; que "el cuerpo del miro enrojece por los golpes,pero el rostro del que golpea al niño enrojece de vergüenza",etc. Se podría llenar muchas páginas con la exposición de prin-cipios morales similares, que los -bárbaros" no sólo expresa-ron, sino que siguieron.

134

Page 135: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

Necesario es mencionar aquí todavía un mérito de las antig-uas comunas aldeanas. Y es que paulatinamente ampliaron elcírculo de las personas que estaban estrechamente ligadas en-tre sí. En el periodo de que hablamos, no sólo las clases se un-ieron en tribus, sino que a su vez, las tribus, aun siendo de orí-genes distintos, se unieron en federaciones y confederaciones.Algunas federaciones eran tan estrechas que, por ejemplo, losvándalos que quedaron en el lugar, después que parte de suconfederación fue hacia el Rhin y de allí a España y África, du-rante cuarenta años, cuidaron las tierras comunales y las alde-as abandonadas de sus confederados; no tomaron posesión deellas hasta que sus enviados especiales los convencieron deque sus confederados no tenían intención de volver más. Entreotros bárbaros, encontramos que la tierra era cultivada poruna parte de la tribu, mientras la otra parte combatía en lasfronteras de su territorio común, o más allá de sus límites. Encuanto a las ligas entre varias tribus, constituían el fenómenomás corriente. Los sicambrios se unieron con los keruscos ysuevos; los cuados con los sármatas; los sármatas con los ala-nos, carpios y hunos. Más tarde, vemos también cómo la con-cepción de nación se desarrolla gradualmente en Europa, con-siderablemente antes de que algo del género de Estado comen-zara a formarse en lugar alguno de la parte del continente ocu-pada por los bárbaros. Estas naciones -porque no es posible ne-gar el nombre de nación a la Francia merovingia o la Rusia delsiglo undécimo o duodécimo-, estas naciones no estaban, sinembargo, unidas entre sí por otra cosa que no fuera la unidadde la lengua y el acuerdo tácito de sus pequeñas repúblicas deelegir sus duques (protectores militares y jueces) de entre unafamilia determinada.

Naturalmente, las guerras eran ineludibles: las migracionesinevitablemente llevan consigo las guerras, pero ya sir HenryMaine, en su notable trabajo sobre el origen tribal del derechointernacional, demostró plenamente que "el hombre nunca fuetan brutal ni tan estúpido como para someterse a un mal comola guerra sin hacer algunos esfuerzos para conjurarla". Mostrótambién cuán grande era -el número de las antiguas institucio-nes que revelan la intención de prevenir la guerra o encontrar-le algunas alternativas. En realidad, el hombre, a despecho de

135

Page 136: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

las suposiciones corrientes, es un ser tan antiguérrero quecuando los bárbaros se asentaron finalmente en sus lugares,perdieron el hábito de la guerra tan rápidamente que prontodebieron establecer caudillos militares especiales, acompaña-dos por Scholae especiales o mesnadas guerreras para la de-fensa de sus aldeas en contra de posibles ataques. Prefirieronel trabajo pacífico a la guerra, y el mismo pacifismo del hombrefue causa de la especialización de la profesión militar, y se ob-tuvo corno resultado de esta especialización, posteriormente,la esclavitud y las guerras "del período estatal" de la historiade la humanidad.

La historia encuentra grandes dificultades en sus tentativaspara restablecer las instituciones del período bárbaro. A cadapaso, el historiador halla débiles indicios de una u otra institu-ción. Pero el pasado se ilumina con luz brillante ni bien recurri-mos a las instituciones de las numerosas tribus que aún vivenbajo una organización social que casi es idéntica a la organiza-ción de la vida de nuestros antepasados, los bárbaros. Aquí en-contramos tal abundancia de material que la dificultad se pre-senta en la selección, puesto que las islas del océano Pacífico,las estepas de Asia y las mesetas de África son verdaderos mu-seos históricos que contienen muestras de todas las posiblesinstituciones intermedias por las que ha atravesado la humani-dad en su paso de la condición tribal de los salvajes a la organi-zación estatal. Examinemos algunas de estas muestras.

Si tomamos, por ejemplo, las comunas aldeanas de los mogo-les buriatos, especialmente de aquellos que viven en la estepade Kudinsk, en el Lena superior, y que evitaron más que losotros la influencia rusa, tenemos en ellos una muestra bastantebuena de los bárbaros en estado de transición de la ganaderíaa la agricultura. Estos buriatos viven, hasta ahora, en "familiasindivisas", es decir, que a pesar de que cada hijo después de sucasamiento, se va a vivir a una choza separada, sin embargolas chozas de por lo menos tres generaciones se encuentrandentro de un recinto, y la familia indivisa trabaja en común ensus campos y posee en común sus bienes domésticos, el gana-do y también los "teliátniki" (pequeños espacios cercados enlos que guardan el pasto tierno para alimentar a los terneros).

136

Page 137: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

Comúnmente cada familia se reúne para comer en su choza;pero cuando se asa carne, todos los miembros de la familia in-divisa, de veinte a sesenta personas, banquetean juntos.

Varias de tales grandes familias, que viven en grupo, y tam-bién familias de menor proporción, asentadas en el mismo lu-gar (en la mayoría de los casos, constituyen restos de familiasindivisas, disgregadas por cualquier razón), forman un "ulus" ocomuna aldeana. Varios "ulus" componen un clan -más exacta-mente una tribu- y cada cuarenta y seis "clanes" de la estepade Kudinsk están unidos en una confederación. En caso de ne-cesidad, provocada por tales o cuales circunstancias especia-les, varios "clanes- ingresan en uniones menores, pero más es-trechas. Estos buriatos no reconocen la propiedad privadaagraria, que los "ulus" poseen la tierra en común, o más exac-tamente, la posee toda la confederación, y de ser preciso seprocede a la redistribución de las tierras entre los diferentes"ulus", en la asamblea de todo el clan, y entre los cuarenta yseis clanes en la asamblea de la confederación. Menester esobservar que la misma organización tienen todos los 250.000buriatos de la Siberia Oriental, a pesar de que ya hace más detrescientos años que se encuentran bajo el dominio de Rusia yconocen bien las instituciones rusas.

No obstante todo lo dicho, la desigualdad de fortunas se de-sarrolla rápidamente entre los buriatos, especialmente desdeque el gobierno ruso comenzó a atribuir importancia excesiva alos "taisha" (príncipes) elegidos por los buriatos, a quienes con-sideran recaudadores responsables de impuestos y represen-tantes de la confederación en sus relaciones administrativas yhasta comerciales con los rusos. De tal modo, se ofrecen nume-rosos caminos para el enriquecimiento de una minoría quemarcha a la par con el empobrecimiento de la masa, debido ala usurpación de las tierras buriatas por los rusos. Sin embar-go, entre los buriatos, especialmente los de Kudinsk, se conser-va la costumbre (y la costumbre es más fuerte que la ley) se-gún la cual si una familia ha perdido su ganado, las familiasmás ricas le dan algunas vacas y caballos para reparar la pér-dida. En cuanto a los pobres sin familia, comen en casa de suscongéneres; el pobre penetra en la choza y ocupa -por derecho,

137

Page 138: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

no por caridad- un lugar junto al fuego y recibe una porción decomida que se divide siempre del modo más escrupuloso enpartes iguales; se queda a dormir allí donde ha cenado. En ge-neral, los conquistadores rusos de la Siberia se sorprendierontanto de las costumbres comunistas de los buriatos, que los lla-maron "bratskyie" (los fraternales) e informaron a Moscú: "lotienen todo en común-; todo lo que poseen es dividido entretodos.

Hasta en la actualidad, los buriatos de Kudinsk, cuando ven-den el trigo o mandan a vender su ganado al carnicero ruso, to-das las familias del "ulus", o hasta de la tribu, vierten su trigoen un lugar y reúnen su ganado en un rebaño, vendiendo todoal por mayor, como si perteneciera a una persona. Además, ca-da "ulus" tiene su depósito de granos para préstamo en caso denecesidad, sus hornos comunales para cocer el pan (el four ba-nal de las antiguas comunas francesas), y su herrero, quien co-mo el herrero de las aldeas indias, siendo miembro de la comu-na, nunca recibe pago por su trabajo dentro de ella. Debe efec-tuar gratuitamente todo el trabajo de herrería necesario, y siutiliza sus horas de ocio para fabricar discos de hierro cincela-dos y plateados, que sirven a los buriatos para adornar los ves-tidos, puede venderlos a una mujer de otro clan, pero sólo pue-de regalarlos a la mujer que pertenece a su propio clan. Lacompra-venta de ningún modo puede tener lugar dentro de lacomuna, y esta regla es observada tan severamente que cuan-do una familia buriata acomodada toma a un trabajador, debehacerlo de otro clan o de los rusos. Observaré que tal costum-bre con respecto a la compra-venta no existe sólo en los buria-tos: está tan bastamente difundida entre los comuneroscontemporáneos -los "bárbaros"- arios y uralaltaicos, que debehaber sido general entre nuestros antepasados.

El sentimiento de unión dentro de la confederación es mante-nido por los intereses comunes de todos los clanes, sus confe-rencias comunales y los festejos que generalmente tienen lugaren conexión con las conferencias. El mismo sentimiento esmantenido, además, también por otra institución: por la cazatribal, aba, que evidentemente constituye una reminiscencia deun pasado muy lejano. Cada otoño se reúnen todos los

138

Page 139: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

cuarenta y seis clanes de Kudinsk para tal caza, cuya presa esrepartida después entre todas las familias. Además, de tiempoen tiempo, se convoca a una aba nacional, para afirmar los sen-timientos de unión de toda la nación buriata. En tales casos, to-dos los clanes buriatos dispersos en centenares de verstas aleste y oeste del lago Baikal deben enviar cazadores especial-mente elegidos para este fin. Miles de personas se reúnen paraesta caza nacional, y cada una trae provisiones para un mesentero. Todas las porciones de provisión deben ser iguales, ypor ello antes de depositarlas todas juntas, cada porción es so-pesada por un anciano (starschiná) elegido (indefectiblemente"a mano": la balanza sería una infracción a la costumbre antig-ua). A continuación de esto, los cazadores se dividen en desta-camentos, a razón de veinte hombres cada uno, y comienzan lacaza según un plan trazado de antemano. En tales cazas nacio-nales, toda la nación buriata revive las tradiciones épicas deaquellos tiempos en que estaba unida en una federación pode-rosa. Puedo también agregar que semejantes cacerías son unfenómeno corriente entre los indios pieles rojas y entre los chi-nos de las orillas del Usuri (kada).

En los kabdas, cuyo modo de vida ha sido tan bien descritopor dos investigadores franceses, tenemos a los representantesde los "bárbaros" que han hecho algún progreso más en laagricultura. Sus campos están regados por acequias, abonadosy, en general, bien trabajados, y en las zonas montañosas, todopedazo de tierra apto es labrado a pico. Los kabilas han pasadopor no pocas vicisitudes en su historia: siguieron por algúntiempo la ley musulmana sobre la herencia, pero no pudieronconformarse con ella, y hace unos ciento cincuenta años volvie-ron a su anterior derecho común tribal. Debido a esto, la pose-sión de la tierra tiene en ellos un carácter mixto, y la propiedadprivada de la tierra existe junto con la posesión comunal. Entodo caso, la base de la organización comunal actual es la co-muna aldeana (thaddart), que generalmente se compone de al-gunas familias indivisas (klaroubas), que reconocen la comuni-dad de su origen, y también, en menor proporción, de algunasfamilias de extranjeros. Las aldeas se agrupan en clanes o tri-bus (arch); varios clanes constituyen la confederación (thak'

139

Page 140: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

ebilt); y finalmente, varias confederaciones se constituyen a ve-ces en una liga cuyo fin principal es la protección armada.

Los kabilas no conocen autoridad alguna fuera de su djemdao asamblea de la comuna aldeana. Participan en ella todos loshombres adultos, y se reúnen simplemente bajo el cielo abier-to, o bien en un edificio especial que tiene asientos de piedras.Las decisiones de la djemda, evidentemente, deben ser toma-das por unanimidad, es decir, el juicio se prolonga hasta quetodos los presentes están de acuerdo en tomar una decisión de-terminada, o en someterse a ella. Puesto que en la comuna al-deana no existe autoridad que pueda obligar a la minoría a so-meterse a la decisión de la mayoría, el sistema de decisionesunánimes era practicado por el hombre en todas partes dondeexistían tales comunas, y se practica aún ahora allí donde con-tinúan existiendo, es decir, entre varios centenares de millonesde hombres, sobre toda la extensión del globo terrestre. La dje-maa kabileña misma designa su poder ejecutivo al anciano, alescriba y al tesorero; ella misma determina sus impuestos y ad-ministra la repartición de las tierras comunales, lo mismo quetodos los trabajos de utilidad pública.

Una parte importante del trabajo es efectuado en común; loscaminos, las mezquitas, las fuentes, los canales de regadío, lastorres de defensa contra las incursiones, las cercas de las alde-as, etc., todo esto es construido por la comuna aldeana, mien-tras que los grandes caminos, las mezquitas de mayores dimen-siones y los grandes mercados son obras de la tribu entera.Muchas huellas del cultivo comunal existen aún hoy, y las ca-sas siguen siendo construidas por toda la aldea, o bien, conayuda de todos los hombres y mujeres de la aldea. En general,recurren a la "ayuda" casi diariamente, para el cultivo de loscampos, para la recolección, las construcciones, etc. En cuantoa los trabajos artesanos, cada comuna tiene su herrero a quiense da parte de la tierra comunal, y él trabaja para la comuna.Cuando se aproxima la época de arar, recorre todas las casas yrepara gratuitamente los arados y otros instrumentos agríco-las; el forjar un arado nuevo es considerado una obra piadosaque no puede ser recompensada con dinero ni, en general, conninguna clase de paga.

140

Page 141: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

Puesto que en los kabilas existe ya la propiedad privada, evi-dentemente existen entre ellos ricos y pobres. Pero, como to-dos los hombres que viven en estrecha relación y saben cómo ydónde comienza la pobreza, consideran que la pobreza es unaeventualidad que puede presentárselas a todos. "De la miseriay de la cárcel nadie está libre" -dicen los campesinos rusos-; loskabilas llevan a la práctica este proverbio, y en su medio es im-posible notar ni la más ligera diferencia en el trato entre po-bres y ricos; cuando un pobre solicita "ayuda", el rico trabajaen su campo exactamente lo mismo que el pobre trabaja, en ca-so parecido, en el campo del rico. Además, la djemáa apartadeterminados huertos y campos, a veces cultivados en común,en beneficio de los miembros más pobres de la comuna. Mu-chas costumbres parecidas se conservaron hasta hoy. Puestoque las familias más pobres no están en condiciones de com-prarse carne, regularmente compra con la suma formada por eldinero de las multas, de las donaciones en beneficio de la dje-máa, o del pago para el uso de los depósitos comunales de ex-tracción de aceite de oliva; y esta carne se reparte equitativa-mente entre aquellos que por su pobreza no están en condicio-nes de comprarla. Exactamente lo mismo, cuando alguna famil-ia sacrifica una oveja o un buey en día que no es de mercado,el pregonero de la aldea lo anuncia por todas las calles paraque los enfermos y las mujeres encinta puedan recibir cuantacarne necesiten.

El apoyo mutuo atraviesa como un hilo rojo toda la vida delos kabilas, y si uno de ellos, durante un viaje fuera de los lími-tes de la tierra natal, encuentra a otro kabila necesitado, debeprestarle ayuda, aunque para esto tuviera que arriesgar suspropios bienes y su vida. Si tal cosa no fuera prestada, la comu-na a que pertenece el que ha sido damnificado por semejanteegoísmo, puede quejarse y entonces la comuna del egoísta loindemniza inmediatamente. En el caso que tratamos, tropeza-mos de tal modo con una costumbre que conoce bien aquél queha estudiado las guildas comerciales medievales.

Todo extranjero que aparece en la aldea kabila tiene dere-cho, en invierno, a refugiarse en una casa, y sus caballos

141

Page 142: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

pueden pastar durante un día en las tierras comunales. En ca-so de necesidad, puede, además, contar con un apoyo casi ili-mitado. Así, durante el hambre de los años 1867-1868, los kabi-las aceptaban y alimentaban, sin hacer diferencia de origen, atodos aquellos que buscaban refugio en sus aldeas. En el distri-to de Deflys se reunieron no menos de doce mil personas, ne-gadas no solamente de todas las partes de Argelia, sino hastade Marruecos, y los kabilas las alimentaron a toda!. Mientrasque por toda Argelia la gente se moría de hambre, en la tierrakabileña no hubo un solo caso de muerte por hambre; las co-munas kabileñas, a menudo privándose de lo más necesario,organizaron la ayuda, sin pedir ningún socorro al gobierno ysin quejarse por la carga; la consideraban como su deber natu-ral. Y mientras que entre los colonos europeos se tomaban to-das las medidas policiales posibles para prevenir el robo y eldesorden originados por la afluencia de extranjeros, no fue ne-cesario ninguna vigilancia semejante para el territorio kabile-ño; las djemáas no tuvieron necesidad de defensa ni de ayudaexterior.

Puedo citar, sólo brevemente, dos rasgos extraordinariamen-te interesantes de la vida kabileña, a saber: el establecimientode la llamada anaya, que tiene por objeto vigilar, en caso deguerra, los pozos, las acequias de riego, las mezquitas, las pla-zas de los mercados y algunos caminos, y, también, la institu-ción de los Cofs, de la que hablaré más abajo. En la anaya tene-mos propiamente una serie completa de disposiciones que tien-den a disminuir el mal causado por la guerra, y a conjurarla.Así, la plaza del mercado es anaya, especialmente si se hallacerca de la frontera y sirve de lugar de encuentro de los kabi-las con los extranjeros; nadie se atreve a perturbar la paz en elmercado; y si se produjeran desordenes, en seguida son repri-midos por los mismos extranjeros reunidos en la ciudad. El ca-mino por donde las mujeres aldeanas van por agua a la fuente,se considera también anaya en caso de guerra, etc. La mismainstitución se encuentra en ciertas islas del Océano Pacífico.

En cuanto al Cof, esta institución constituye una forma basta-mente extendida de asociación en ciertos respectos, análoga alas sociedades y guildas medievales (Bürgschaften o Gegilden),

142

Page 143: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

y también constituye una sociedad existente tanto para la de-fensa mutua como para diversos fines intelectuales, políticos,religiosos, morales, etc., que no pueden ser satisfechos por laorganización territorial de la comuna, del clan o de la confede-ración. El Cof no conoce limitaciones territoriales; recluta susmiembros en diferentes aldeas, hasta entre los extranjeros, yofrece a sus miembros protección en todas las circunstanciasposibles de la vida. En general, es una tentativa de completarla asociación territorial por medio de una agrupación extrate-rritorial, con el fin de dar expresión a la afinidad mutua de to-do género de aspiraciones que va más allá de los límites de unlugar determinado. De tal modo, las libres asociaciones inter-nacionales de gustos e ideas, que nosotros consideramos unade las mejores expresiones de nuestra vida contemporánea, tie-ne su principio en el período bárbaro antiguo.

La vida de los montañeses caucasianos ofrece otra serie deejemplos del mismo género, sumamente instructiva. Estudian-do las costumbres contemporáneas de los osietines -sus famil-ias indivisas, sus comunas y sus concepciones jurídicas-, el pro-fesor M. Kovalevsky, en su notable obra Las costumbres mo-dernas y la ley antigua, pudo, paso a paso, compararlas condisposiciones similares de las antiguas leyes bárbaras, y hastatuvo posibilidad de observar el nacimiento primitivo del feuda-lismo. En otras tribus caucasianas, encontramos a veces indic-ios del modo cómo se originó la comuna aldeana en los casosen que no era tribal, sino que había nacido, de la unión volun-taria entre familias de diferentes orígenes. Tal caso se observó,por ejemplo, recientemente en las aldeas de los jevsures, cuyoshabitantes prestaban juramento de "comunidad y fratemidad".En otra parte del Cáucaso, en el Daghestan, vemos los oríge-nes de las relaciones feudales entre dos tribus, conservándoseambas, al mismo tiempo, constituidas en comunas aldeanas yconservando hasta las huellas de las "clases" de la organiza-ción tribal.

En este caso, tenemos, de este modo, un ejemplo vivo de lasformas que tomó la conquista de Italia y de la Galia por los bár-baros. Los vencedores lezhinos, que han sometido a varias al-deas georgianas y tártaras del distrito de Zakataly, no

143

Page 144: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

sometieron estas aldeas a la autoridad de las familias separa-das; organizaron un clan feudal, compuesto ahora de doce milhogares divididos en tres aldeas, y poseyendo en común no me-nos de doce aldeas georgianas y tártaras. Los conquistadoresrepartieron sus propias tierras entre sus clanes, y los clanes, asu vez, la dividieron en partes iguales entre sus familias; perono intervienen en los asuntos de las comunas de sus tributar-ios, quienes hasta ahora practican la costumbre mencionadapor Julio César, a saber: la comuna decide anualmente qué par-te de la tierra comunal debe ser cultivada, y esta tierra se re-parte en parcelas según la cantidad de familias, y dichas parce-las se distribuyen por sorteo. Es menester observar que a pe-sar de que los propietarios no son raros entre los lezhinos -queviven bajo el sistema de la propiedad territorial privada y la po-sesión común de los esclavos-, son muy raros entre los georgia-nos sometidos a la servidumbre y que continúan manteniendosus tierras en propiedad comunal.

En cuanto al derecho común de los montañeses georgianos,es muy similar al derecho de los longobardos y los francos sáli-cos, y algunas de sus disposiciones arrojan nueva luz sobre elprocedimiento jurídico del período bárbaro. Destacándose porsu carácter muy impresionable, los habitantes del Cáucaso em-plean todas sus fuerzas para que sus riñas no lleguen hasta elhomicidio: así, por ejemplo, entre los jevsures pronto se desnu-dan los sables, pero si acude una mujer y arroja entre los con-tendientes un trozo de lienzo que sirve a las mujeres comoadorno de la cabeza, los sables vuelven en seguida a sus vainasy se interrumpe la riña. El adorno de cabeza de las mujeres eneste caso es anaya. Si la riña no se interrumpiera a tiempo yterminara con un homicidio, la compensación monetaria imp-uesta al homicida es tan grande, que el culpable queda arrui-nado para toda la vida, si no lo adopta como hijo la familia delmuerto; si ha recurrido al puñal en una riña sin importancia yproducido heridas, pierde para siempre el respeto de suscongéneres.

En todas las riñas, los asuntos pasan a mano de mediadores:ellos eligen a los jueces entre sus congéneres -seis si los asun-tos son más bien pequeños, y de diez a quince en los asuntos

144

Page 145: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

más serios- y observadores rusos atestiguan la absoluta inco-rruptibilidad de los jueces. El juramento tiene tal importancia,que las personas que gozan de respeto general son dispensa-das de él, confirmación simple que es plenamente suficiente,tanto más cuanto que en los asuntos serios el jevsur nunca va-cila en reconocer su culpa (naturalmente, me refiero al jevsurno tocado todavía por la llamada "cultura"). El juramento se re-serva principalmente para asuntos tales como las disputas so-bre bienes, en las cuales, aparte del simple establecimiento delos hechos, se requiere además un determinado género deapreciación de ellos. En tales casos, los hombres, cuya afirma-ción influye de manera decisiva en la solución de la discusión,actúan con la mayor circunspección. En general, puede decirseque las sociedades "bárbaras" del Cáucaso se distinguen por suhonestidad y su respeto a los derechos de los congéneres. Lasdiferentes tribus africanas presentan tal diversidad de socieda-des, interesantes en grado sumo, y situadas en todos los gra-dos intermedios de desarrollo, comenzando por la comuna al-deana primitiva y terminando por las monarquías bárbaras des-póticas, que debo abandonar todo pensamiento de dar siquieralos resultados más importantes del estudio comparativo de susinstituciones. Será suficiente decir que, aun bajo el despotismomás cruel de los reyes, las asambleas de las comunas aldeanasy su derecho común siguen dotadas de plenos poderes sobreun amplio círculo de toda clase de asuntos. La ley de Estadopermite al rey quitar la vida a cualquier súbdito, por simple ca-pricho, o hasta para satisfacer su glotonería, pero el derechocomún del pueblo continúa conservando aquella red de institu-ciones que sirven para el apoyo mutuo, que existe entre otros"bárbaros" o existía entre nuestros antepasados. Y en algunastribus en mejor situación (en Bornu, Uganda y Abisinia), y enespecial entre los bogos, algunas disposiciones del derecho co-mún están espiritualizadas por sentimientos realmente exquisi-tos y refinados.

Las comunas aldeanas de los indígenas de ambas Américastenían el mismo carácter. Los tupíes de Brasil, cuando fuerondescubiertos por los europeos, vivían en "casas largas" ocupa-das por clanes enteros que cultivaban en común sus semente-ras de grano y sus campos de mandioca. Los aran, que han

145

Page 146: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

avanzado más en el camino de la civilización, cultivaban suscampos en común; lo mismo los ucagas, que permaneciendobajo el sistema del comunismo primitivo y de las "casas largas"aprendieron a trazar buenos caminos y en algunos dominios dela producción doméstica no eran inferiores a los artesanos delperíodo antiguo de la Europa medieval. Todos ellos obedecíanal mismo derecho común, cuyos ejemplos hemos citado en laspáginas precedentes.

En el otro extremo del mundo encontramos el feudalismo ma-layo, el cual, sin embargo, mostróse impotente para desarrai-gar la negaria; es decir, la comuna aldeana, con su dominio co-munal, por lo menos, sobre una parte de la tierra y su redistri-bución entre las negarias de la tribu entera. En los alfurus deMinahasa encontramos el sistema comunal de labranzas detres amelgas; en la tribu india de los wyandots encontramos laredistribución periódica de la tierra, realizada por todo el clan.Principalmente en todas las partes de Sumatra, donde el dere-cho musulmán aún no ha logrado destruir por completo la anti-gua organización tribal, hallamos a la familia indivisa (suka) ya la comuna aldeana (kohta) que conservan sus derechos sobrela tierra, aun en los casos en que parte de ella ha sido desbro-zada sin permiso de la comunal. Pero decir esto significa decir,al mismo tiempo, que todas las costumbres que sirven para laprotección mutua y la conjuración de las guerras tribales acausa de la venganza de sangre y, en general, de todo génerode guerra -costumbres que hemos señalado brevemente másarriba como costumbres típicas de la comuna-, también existenen el caso que nos ocupa. Más aún: cuando más completa se haconservado la posesión comunal, tanto mejores y más suavesson las costumbres. De Stuers afirma positivamente que en to-das partes donde la comuna aldeana ha sido menos oprimidapor los conquistadores, se observa menos desigualdad de bie-nes materiales, y las mismas prescripciones de venganza desangre se distinguen por una crueldad menor; y, por lo contra-rio, en todas partes donde la comuna aldeana ha sido destruidadefinitivamente, "los habitantes sufren una opresión insoporta-ble de parte de los gobernantes despóticos". Y esto es comple-tamente natural. De modo que cuando Waitz observó que lastribus que han conservado sus confederaciones tribales se

146

Page 147: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

hallan en un nivel más elevado de desarrollo y poseen una lite-ratura más rica que las tribus en las cuales estos lazos han sidodestruidos, expresó justamente lo que se hubiera podido pre-ver anticipadamente.

Citar más ejemplos significaría ya repetirse, tan sorprenden-temente se parecen las comunas bárbaras entre sí, a pesar dela diversidad de climas y de razas. Un mismo proceso de desa-rrollo se produjo en toda la humanidad, con uniformidad asom-brosa. Cuando, destruida interiormente por la familia separa-da, y exteriormente por el desmembramiento de los clanes queemigraban y por la necesidad de aceptar en su medio a los ex-tranjeros, la organización tribal comenzó a descomponerse, ensu reemplazo apareció la comuna aldeana, basada sobre la con-cepción de territorio común. Esta nueva organización, crecidade modo natural de la organización tribal precedente, permitióa los bárbaros atravesar el período más turbio de la historia sindesintegrarse en familias separadas, que hubieran perecidoinevitablemente en la lucha por la existencia. Bajo la nueva or-ganización se desarrollaron nuevas formas de cultivo de la tie-rra, la agricultura alcanzó una altura que la mayoría de la po-blación del globo terrestre no ha sobrepasado hasta los tiem-pos presentes; la producción artesana doméstica alcanzó unelevado nivel de perfección. La naturaleza salvaje fue vencida;se practicaron caminos a través de los bosques, y pantanos, yel desierto se pobló de aldeas, brotadas como enjambres de lascomunas maternas. Los mercados, las ciudades fortificadas, lasiglesias, crecieron entre los bosques desiertos y las llanuras.Poco a poco empezaron a elaborarse las concepciones de unio-nes más amplias, extendidas a tribus enteras, y a grupos de tri-bus, diferentes por su origen. Las viejas concepciones de la jus-ticia, que se reducían simplemente a la venganza, de modo len-to sufrieron una transformación profunda y el deber de repararel perjuicio producido ocupó el lugar de la idea de venganza.

El derecho común, que hasta ahora sigue siendo ley de la vi-da cotidiana para las dos terceras partes de la humanidad, sino más, se elaboró poco a poco bajo esta organización, lo mis-mo que un sistema de costumbres que tendían a prevenir laopresión de las masas por la minoría, cuyas fuerzas crecían a

147

Page 148: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

medida que aumentaba la posibilidad de la acumulación indivi-dual de riqueza.

Tal era la nueva forma en que se encauzó la tendencia de lasmasas al apoyo mutuo. Y nosotros veremos en los capítulos sig-uientes que el progreso -económico, intelectual y moral- que al-canzó la humanidad bajo esta forma nueva popular de organi-zación fue tan grande, que cuando más tarde comenzaron aformarse los Estados, simplemente se apoderaron, en interésde las minorías, de todas las funciones jurídicas, económicas yadministrativas que la comuna aldeana desempeñaba ya en be-neficio de todos.

148

Page 149: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

Capítulo 5LA AYUDA MUTUA EN LA CIUDADMEDIEVALLa sociabilidad y la necesidad de ayuda y apoyo mutuo son co-sas tan innatas de la naturaleza humana, que no encontramosen la historia épocas en que los hombres hayan vivido disper-sos en pequeñas familias individuales, luchando entre sí por losmedios de subsistencia. Por el contrario, las investigacionesmodernas han demostrado, como hemos visto en los dos capí-tulos precedentes, que desde los tiempos más antiguos de suvida prehistórica, los hombres se unían ya en clanes manteni-dos juntos por la idea de la unidad de origen de todos losmiembros del clan y por la veneración de los antepasados co-munes. Durante muchos milenios, la organización tribal sirvió,de tal modo, para unir a los hombres, a pesar de que no existíaen ella decididamente ninguna autoridad para hacerla obligato-ria; y esta organización de vida dejó una impresión profunda entodo el desarrollo subsiguiente de la humanidad.

Cuando los lazos del origen común comenzaron a debilitarsea causa de las migraciones frecuentes y lejanas, y el desarrollode la familia separada dentro del clan mismo, también destruyóla antigua unidad tribal; entonces, una nueva forma de unión,fundada en el principio territorial -es decir, la comuna aldeana'fue llamada a la vida por el genio social creador del hombre.Esta institución, a su vez, sirvió para unir a los hombres duran-te muchos siglos, dándoles la posibilidad de desarrollar más ymás sus instituciones sociales, y junto con eso, ayudándolos aatravesar los períodos más sombríos de la historia sin habersedesintegrado en conglomerados de familias e individuos a quie-nes nada ligaba entre sí. Gracias a esto, como hemos visto enlos dos capítulos precedentes, el hombre pudo avanzar al

149

Page 150: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

máximo en su desarrollo y elaborar una serie de institucionessociales secundarias, muchas de las cuales han sobrevividohasta el presente.

Ahora tenemos que seguir el desarrollo más avanzado de aq-uella tendencia a la ayuda mutua, siempre inherente al hom-bre. Tomando las comunas aldeanas de los llamados bárbarosen la época en que entraron en el nuevo período de civiliza-ción, después de la caída del imperio romano de Occidente, de-bemos estudiar ahora las nuevas formas en que se encauzaronlas necesidades sociales de las masas durante la edad media, yespecialmente, las guildas medievales en la ciudad medieval

Los así llamados bárbaros de los primeros siglos de nuestraera, lo mismo que muchas tribus mogólicas, africanas, árabes,etc., que aún ahora se encuentran en el mismo nivel de desa-rrollo, no sólo no se parecían a los animales sanguinarios conlos que se les compara a menudo, sino que, por el contrario, in-variablemente preferían la paz a la guerra. Con excepción dealgunas pocas tribus, que durante las grandes migraciones fue-ron arrojadas a los desiertos estériles o a las altas zonas mon-tañosas, y de tal modo se vieron obligadas a vivir de incursio-nes periódicas contra sus vecinos más afortunados; con excep-ción de estas tribus, decíamos, la gran mayoría de los germa-nos, sajones, celtas, eslavos, etc., en cuanto se asentaron ensus tierras recién conquistadas, inmediatamente se volvieron alarado, o al pico, y a sus rebaños. Los códigos bárbaros más an-tiguos nos describen ya sociedades compuestas de comunasagrícolas pacíficas, y de ninguna manera hordas desordenadasde hombres que se hallaban en guerra ininterrumpida entre sí.

Estos bárbaros cubrieron los piases ocupados por ellos de al-deas y granjas; desbrozaron los bosques, construyeron puentessobre los torrentes bravíos, levantaron senderos de tránsito so-bre los pantanos, colonizaron el desierto completamente inha-bitable hasta entonces, y dejaron las arriesgadas ocupacionesguerreras a las hermandades, scholae, mesnadas de hombresinquietos que se reunían alrededor de caudillos temporarios,que iban de lugar en lugar ofreciendo su pasión de aventuras,sus armas y conocimientos de los asuntos militares para

150

Page 151: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

proteger la población que deseaba sólo una cosa: que la permi-tieran vivir en paz. Bandas de tales guerreros iban y venían, li-brando entre sí guerras tribales por venganzas de sangre; perola masa principal de la población continuaba arando la tierra,prestando muy poca atención a sus pretendidos caudillos,mientras no perturbara la independencia de las comunas alde-anas. Y esta masa de nuevos pobladores de Europa elaboró, yaentonces, sistemas de posesión de la tierra y métodos de culti-vo que hasta ahora permanecen en vigor y en uso entre cente-nares de millones de hombres. Elaboraron su sistema de com-pensación por las ofensas inferidas, en lugar de la antigua ven-ganza de sangre; aprendieron los primeros oficios; y despuésde haber fortificado sus aldeas con empalizadas, ciudadelas detierra y torres, en donde podían ocultarse en caso de nuevasincursiones, pronto entregaron la protección de estas torres yciudadelas a quienes hacían de la guerra un oficio.

Precisamente este pacifismo de los bárbaros, y de ningúnmodo los supuestos instintos bélicos, se convirtió de tal maneraen la fuente del sojuzgamiento de los pueblos por los caudillosmilitares que siguió a este período. Es evidente que el mismomodo de vida de las hermandades armadas daba a las mesna-das oportunidades considerablemente mayores para el enriq-uecimiento que las que podrían presentárselas a los labradoresque llevaban una vida pacífica en sus comunas agrícolas. Aunhoy vemos que los hombres armados, de tanto en tanto, em-prenden incursiones de piratería para matar a los matabelesafricanos y quitarles sus rebaños, a pesar de que los matabelessólo aspiran a la paz y están dispuestos a comprarla aunquesea a un precio elevado; así en la antigüedad los mesnaderosevidentemente no se distinguían por una escrupulosidad mayorque sus descendientes contemporáneos. De este modo se apro-piaron de ganado, hierro (que tenía en aquellos tiempos un va-lor muy elevado) y esclavos; y a pesar de que la mayor parte delos bienes saqueados se gastaba allí mismo en los gloriosos fes-tines que canta la poesía épica, de todos modos una cierta par-te quedaba y contribuía a un enriquecimiento mayor.

En aquellos tiempos existían aún abundancia de tierras incul-tas y no había escasez de hombres dispuestos a cultivarla

151

Page 152: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

siempre que pudieran conseguir el ganado necesario y los ins-trumentos de trabajo. Aldeas enteras llevadas a la miseria porlas enfermedades, las epizootias del ganado, los incendios oataques de nuevos inmigrantes, abandonaban sus casas y seiban a la desbandada en búsqueda de nuevos lugares de resi-dencia lo mismo que en Rusia aún en el presente hay aldeasque vagan dispersas por las mismas causas. Y he aquí que si al-gunos de los hirdmen, es decir, jefes de mesnaderos, ofrecíanentregar a los campesinos algún ganado para iniciar su nuevohogar, hierro para forjar el arado, si no el arado mismo, y tam-bién protección contra las incursiones y los saqueos, y si decla-raba que por algunos años los nuevos colonos estarían exentosde toda paga antes de comenzar a amortizar la deuda, enton-ces los inmigrantes de buen grado se asentaban en su tierra.Por consiguiente, cuando después de una lucha obstinada conlas malas cosechas, inundaciones y fiebres, estos pioneros co-menzaban a rembolsar sus deudas, fácilmente se convertían ensiervos del protector del distrito.

Así se acumulaban las riquezas; y detrás de las riquezas sig-ue siempre el poder. Pero, sin embargo, cuanto más penetra-mos en la vida de aquellos tiempos -siglo sexto y séptimo- tantomás nos convencemos de que para el establecimiento del poderde la minoría se requería, además de la riqueza y de la fuerzamilitar, todavía un elemento. Este elemento fue la ley y el dere-cho, el deseo de las masas de mantener la paz y establecer loque consideraban justicia; y este deseo dio a los caudillos delas mesnadas, a los knyazi, príncipes, reyes, etc., la fuerza queadquirieron dos o tres siglos después. La misma idea de la jus-ticia, nacida en el período tribal, pero concebida ahora como lacompensación debida por la ofensa causada, pasé como un hilorojo a través de la historia de todas las instituciones siguientes;y en medida considerablemente mayor que las causas militareso económicas, sirvió de base sobre la cual se desarrolló la auto-ridad de los reyes y de los señores feudales.

En realidad, la principal preocupación de las comunas aldea-nas bárbaras era entonces (como también ahora en los puebloscontemporáneos nuestros, situados en el mismo nivel de desa-rrollo) la rápida suspensión de las guerras familiares, surgidas

152

Page 153: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

de la venganza de sangre, debidas a las concepciones de la jus-ticia, corrientes entonces. No bien se producía una riña entredos comuneros, inmediatamente la comuna, y la asamblea co-munal, después de escuchar el caso, fijaba la compensaciónmonetaria (wergeld), es decir, la compensación que debía pa-gar al perjudicado o a su familia, y de modo igual también elmonto de la multa (fred) por la perturbación de la paz, que sepagaba a la comuna. Dentro de la misma comuna las disensio-nes se arreglaban fácilmente de este modo. Pero cuando seproducía un caso de venganza de sangre entre dos tribus dife-rentes, o dos confederaciones de tribus -entonces, a pesar detodas las medidas tomadas para conjurar tales guerras- era di-fícil encontrar el árbitro o conocedor del derecho común, cuyadecisión fuera aceptable para ambas partes, por confianza ensu imparcialidad y en su conocimiento de las leyes más antig-uas. La dificultad se Complicaba aún más porque el derechocomún de las diferentes tribus y confederaciones no determi-naba igualmente el monto de la compensación monetaria en losdiferentes casos.

Debido a esto, apareció la costumbre de tomar un juez de en-tre las familias o clanes conocidos por que conservaban la leyantigua en toda su pureza, y poseían el conocimiento de lascanciones, versos, sagas, etcétera, con cuya ayuda se retenía laley en la memoria. La conservación de la ley, de este modo, sehizo un género de arte, "misterio", cuidadosamente transmitidode generación en generación, en determinadas familias. Así,por ejemplo, en Islandia y en los otros países escandinavos, encada Alithing o asamblea nacional, el lövsögmathr (recitadorde los derechos) cantaba de memoria todo el derecho común,para edificación de los reunidos, y en Irlanda, como es sabido,existía una clase especial de hombres que tenían la reputaciónde ser conocedores de las tradiciones antiguas, y debido a estogozaban de gran autoridad en calidad de jueces. Por esto,cuando encontramos en los anales rusos noticias de que algu-nas tribus de Rusia noroccidental, viendo los desórdenes queiban en aumento y que tenían su origen en el hecho de que "elclan se levanta contra el clan", acudieron a los varingiar nor-mandos y les pidieron que se convirtiesen en sus jueces y encomandantes de sus mesnadas; cuando vemos más tarde a los

153

Page 154: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

knyazi, elegidos invariablemente durante los dos siglos siguien-tes de una misma familia normanda, debemos reconocer quelos eslavos admitían en estos normandos un mejor conocimien-to de las leyes de derecho común, el cual los diferentes claneseslavos reconocían como conveniente para ellos. En este caso,la posesión de las runas, que servían para anotar las antiguascostumbres, fue entonces una ventaja positiva en favor de losnormandos; a pesar de que en otros casos existen también indi-caciones de que acudían en procura de jueces al clan más "an-tiguo", es decir, a la rama que se consideraba materna, y quelas resoluciones de estos jueces eran consideradas justísimas.Por último, en una época posterior vemos la inclinación másnotoria a elegir jueces entre el clero cristiano, que entonces seatenta aún al principio fundamental del cristianismo, ahora ol-vidado: que la venganza no constituye un acto de justicia. En-tonces el clero cristiano abría sus iglesias como lugar de refug-io a los hombres que huían de la venganza de sangre, y debuen grado intervenía en calidad de mediador en los asuntoscriminales, oponiéndose siempre al antiguo principio tribal: "vi-da por vida y sangre por sangre".

En una palabra, cuanto más profundamente penetramos enla historia de las antiguas instituciones, tanto menos encontra-mos fundamentos para la teoría del origen militar de la autori-dad que sostiene Spencer. Juzgando por todo eso hasta la auto-ridad que más tarde se convirtió en fuente de opresión tuvo suorigen en las inclinaciones pacíficas de las masas.

En todos los casos jurídicos, la multa (fred) que a menudo al-canzaba a la mitad del monto de la compensación monetaria(wergeld) se ponía a disposición de la asamblea comunal, ydesde tiempos inmemoriales se empleaba en obras de utilidadcomún, o que servían para la defensa. Hasta ahora tiene el mis-mo destino (erección de torres) entre los kabilas y algunas tri-bus mogólicas; y tenemos testimonios históricos directos deque aun bastante más tarde, las multas judiciales, en Pskov yen algunas ciudades francesas y alemanas, se empleaban en lareparación de las murallas de la ciudad. Por esto era perfecta-mente natural que las multas se confiaran a los jueces(knyaziá), condes, etc., quienes, al mismo tiempo, debían

154

Page 155: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

mantener la mesnada de hombres armados para la defensa delterritorio, y también debían hacer cumplir la sentencia. Esto sehizo costumbre general en los siglos octavo y noveno, hasta enlos casos en que actuaba como juez un obispo electo. De talmodo aparecieron los gérmenes de la fusión en una misma per-sona de lo que ahora llamamos poder judicial y ejecutivo.

Además, la autoridad del rey, knyaz, conde, etc., estaba es-trictamente limitada, a estas dos funciones. No era, de ningúnmodo, el gobernador del pueblo, el poder supremo pertenecíaaún a la asamblea popular; no era ni siquiera comandante de lamilicia popular, puesto que cuando el pueblo tomaba las armasse hallaba bajo el comando de un caudillo también electo, queno estaba sometido al rey o al knyaz, sino que era consideradosu igual. El rey o el knyaz era señor todopoderoso sólo en susdominios personales. Prácticamente, en la lengua de los bárba-ros la palabra knung, konung, koning o cyning -sinónimo delrex latino-, no tenía otro significado que el de simple caudillotemporal o jefe de un destacamento de hombres. El comandan-te de una flotilla de barcos, o hasta de un simple navío pirata,era también konung; aun ahora en Noruega, el pescador quedirige la pesca local se llama Not-kcing (rey de las redes). Loshonores con que más tarde comenzaron a rodear la personali-dad del rey aún no existían entonces, y mientras que el delitode traición al clan se castigaba con la muerte, por el asesinatodel rey se imponía solamente una compensación monetaria, encuyo caso solamente se valoraba el rey tantas veces más queun hombre libre común. Y cuando el rey (o Kanut) mató a unode los miembros de su mesnada, la saga le representa convo-cándolos a la asamblea (thing), durante la cual se puso de rodi-llas suplicando perdón. Su culpa fue perdonada, pero sólo des-pués de haber aceptado pagar una compensación monetarianueve veces mayor que la habitual, y de esta compensación re-cibió él mismo una tercera parte, por la pérdida de su hombre,una tercera parte fue entregada a los parientes del muerto yuna tercera parte (en calidad de fred, es decir multa) a la mes-nada. En realidad, fue necesario que se efectuara el cambiomás completo en las concepciones corrientes, bajo la influenciade la Iglesia y el estudio del derecho romano, antes de que la

155

Page 156: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

idea de la sagrada inviolabilidad comenzara a aplicarse a lapersona del rey.

Me saldría yo, sin embargo, de los límites de los ensayos pre-sentes si quisiera seguir desde los elementos arriba citados eldesarrollo paulatino de la autoridad. Historiadores tales comoGreen y la señora de Green con respecto a Inglaterra; AgustinThierry, Michelet y Luchaire en Francia; Kaufmann, Janssen yhasta Nitzsch en Alemania; Leo y Botta en Italia, y Bielaief,Kostomarof y sus continuadores en Rusia, y muchos otros, noshan referido esto detalladamente. Han mostrado cómo la po-blación, plenamente libre y que había acordado solamente "ali-mentar" a determinada cantidad de sus protectores militares,paulatinamente se convirtió en sierva de estos protectores; có-mo el entregarse a la protección de la Iglesia, o del señor feu-dal (commendation), se convirtió en una onerosa necesidad pa-ra los ciudadanos libres, siendo la única protección contra losotros depredadores feudales; cómo el castillo del señor feudaly del obispo se convirtió en un nido de asaltantes, en una pala-bra, cómo se introdujo el yugo del feudalismo y cómo las cruza-das, librando a todos los que llevaban la cruz, dieron el primerimpulso para la liberación del pueblo. Pero no tenemos necesi-dad de referir aquí todo esto, pues nuestra tarea principal esseguir ahora la obra del genio constructor de las masas popula-res, en sus instituciones, que servían a la obra de ayuda mutua.

En la misma época en que parecía que las últimas huellas dela libertad habían desaparecido entre los bárbaros, y que Euro-pa, caída bajo el poder de mil pequeños gobernantes, se enca-minaba directamente al establecimiento de los Estados teocrá-ticos y despóticos que comúnmente seguían al período bárbaroen la época precedente de civilización, o se encaminaba a lacreación de las monarquías bárbaras, como las que ahora ve-mos en África, en esta misma época, decíamos, la vida en Euro-pa tomaba una nueva dirección. Se encaminó en dirección se-mejante a la que ya había sido tomada una vez por la civiliza-ción de las ciudades de la antigua Grecia. Con unanimidad quenos parece ahora casi incomprensible, y que durante muchotiempo realmente no ha sido observada por los historiadores,las poblaciones urbanas, hasta los burgos más pequeños,

156

Page 157: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

comenzaron a sacudir el yugo de sus señores temporales y es-pirituales. La villa fortificada se rebeló contra el castillo del se-ñor feudal; primeramente sacudió su autoridad, luego atacó alcastillo, y finalmente lo destruyó. El movimiento se extendió deuna ciudad a otra, y en breve tiempo participaron de él todaslas ciudades europeas. En menos de cien años, las ciudades li-bres crecieron a orillas del Mediterráneo, del mar del Norte,del Báltico, el océano Atlántico y de los fiordos de Escandinav-ia; al pie de los Apeninos, Alpes Schwarzenwald, Grampianos,Cárpatos; en las llanuras de Rusia, Hungría, Francia y España.Por doquier ardían las mismas rebeliones, que tenían en todaspartes los mismos caracteres, pasando en todas partes aproxi-madamente a través de las mismas formas y conduciendo a losmismos resultados.

En cada ciudad pequeña, en cualquier parte donde los hom-bres encontraban o pensaban encontrar cierta protección traslas murallas de la ciudad, ingresaban en las "conjuraciones"(cojurations), "hermandades y amistades" (amicia), unidas porun sentimiento común, e iban atrevidamente al encuentro de lanueva vida de ayuda mutua y de libertad. Y lograron realizarsus aspiraciones tanto que, en trescientos o cuatrocientos añoscambió por completo el aspecto de Europa. Cubrieron el paísde ciudades, en las que se elevaron edificios hermosos y sunt-uosos que eran expresión del genio de las uniones libres dehombres libres, edificios cuya belleza y expresividad aún no he-mos superado. Dejaron en herencia a las generaciones siguien-tes, artes y oficios completamente nuevos, y toda nuestra edu-cación moderna, con todos los éxitos que ha obtenido y todoslos que se esperan en lo futuro, constituyen solamente un desa-rrollo ulterior de esta herencia. Y cuando ahora tratamos dedeterminar qué fuerzas produjeron estos grandes resultados,las encontramos no en el genio de los héroes individuales ni enla poderosa organización de los grandes Estados, ni en el talen-to político de sus gobernantes, sino en la misma corriente deayuda mutua y apoyo mutuo, cuya obra hemos visto en la co-muna aldeana, y que se animó y renovó en la Edad Media med-iante un nuevo género de uniones, las guildas, inspiradas porel mismo espíritu, pero que se había encauzado ya en una nue-va forma.

157

Page 158: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

En la época presente, es bien sabido que el feudalismo no im-plica la descomposición de la comuna aldeana, a pesar de quelos gobernantes feudales consiguieron imponer el yugo de laservidumbre a los campesinos y apropiarse de los derechosque antes pertenecían a la comuna aldeana (contribuciones,mano-muerta, impuestos a la herencia y casamientos), los cam-pesinos, a pesar de todo, conservaron dos derechos comunalesfundamentales: la posesión comunal de la tierra y la jurisdic-ción propia. En tiempos pasados, cuando el rey enviaba a suvogt Guez) a la aldea, los campesinos iban al encuentro delnuevo juez con flores en una mano y un arma en la otra, y lepreguntaban qué ley tenía intención de aplicar, si la que él ha-llaba en la aldea o la que él traía. En el primer caso, le entrega-ban las flores y lo aceptaban, y en el segundo, entablaban gue-rra contra él. Ahora los campesinos habían de aceptar al juezenviado por el rey o el señor feudal, puesto que no podían re-chazarlo; pero a pesar de todo, retenían el derecho de jurisdic-ción para la asamblea comunal, y ellos mismos designabanseis, siete o doce jueces que actuaban conjuntamente con eljuez del señor feudal, en presencia de la asamblea comunal, encalidad de mediadores o personas que "hallaban las sentenc-ias". En la mayoría de los casos, ni siquiera quedaba al juez re-al o feudal más que confirmar la resolución de los jueces comu-nales y recibir la multa (fred) habitual.

El preciso derecho al procedimiento judicial propio, que enaquel tiempo implicaba el derecho a la administración propia ya la legislación propia, se conserva en medio de todas las gue-rras y conflictos. Ni siquiera los jurisconsultos que rodeaban aCarlomagno pudieron destruir este derecho; se vieron obliga-dos a confirmarlo. Al mismo tiempo, en todos los asuntos relati-vos a las posesiones comunales, la asamblea comunal conser-vaba la soberanía y, como ha sido demostrado por Maurer, amenudo exigía la sumisión de parte del mismo señor feudal enlos asuntos relativos a la tierra. El desarrollo más fuerte delfeudalismo no pudo quebrantar la resistencia de la comuna al-deana: se aferraba firmemente a sus derechos; y cuanto, en elsiglo noveno y en el décimo, las invasiones de los normandos,árabes y húngaros, mostraron claramente que las mesnadas

158

Page 159: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

guerreras en realidad eran impotentes para proteger el país delas incursiones, por toda Europa los campesinos mismos co-menzaron a fortificar sus poblaciones con muros de piedras yfortines. Miles de centros fortificados fueron erigidos entonces,gracias a la energía de las comunas aldeanas; y una vez que al-rededor de las comunas se erigieron baluartes y murallas, y eneste nuevo santuario se crearon nuevos intereses comunales,los habitantes comprendieron en seguida que ahora, detrás desus muros, podían resistir no sólo los ataques de los enemigosexteriores, sino también los ataques de. los enemigos interio-res, es decir, los señores feudales. Entonces una nueva vida li-bre comenzó a desarrollarse dentro de estas fortalezas. Habíanacido la ciudad medieval.

Ningún período de la historia sirve de mejor confirmación delas fuerzas creadoras del pueblo que los siglos décimo y undé-cimo, en que las aldeas fortificadas y las villas comerciales queconstituían un género de "oasis en la selva feudal" comenzarona liberarse del yugo de los señores feudales y a elaborar lenta-mente la organización futura de la ciudad. Por desgracia, lostestimonios históricos de este período se distinguen por su ex-trema escasez: conocemos sus resultados, pero muy poco hallegado hasta nosotros sobre los medios con que estos resulta-dos fueron obtenidos. Bajo la protección de sus muros, lasasambleas urbanas -algunas completamente independientes,otras bajo la dirección de las principales familias de nobles ode comerciantes- conquistaron y consolidaron el derecho a ele-gir el protector militar de la ciudad (defensor municipit) y eldel juez supremo, o por lo menos el derecho de elegir entre aq-uellos que expresaran sus deseos de ocupar este puesto. EnItalia, las comunas jóvenes expulsaban continuamente a susprotectores (defensores o domina) y hasta sucedió que las co-munas debieron luchar con los que no consentían en irse debuen grado. Lo mismo sucedía en el Este. En Bohemia, tantolos pobres como los ricos (Bohemicae gentis magni et parvi,nobiles et ignobiles), tomaban igualmente parte en las eleccio-nes; y las asambleas populares (viéche) de las ciudades rusasregularmente elegían, ellas mismas, a sus knyaz -siempre deuna misma familia, los Rurik-; contraían pactos (convenciones)y expulsaban al knyaz si provocaba descontento. Al mismo

159

Page 160: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

tiempo, en la mayoría de las ciudades del Oeste y Sur de Euro-pa existía la tendencia a designar en calidad de protector de laciudad (defensor) al obispo, que la ciudad misma elegía; y losobispos a menudo sobresalieron tanto en la defensa de los pri-vilegios (inmunidades) y de las libertades urbanas, que muchosde ellos, después de muertos, fueron reconocidos como santoso patronos especiales de sus diferentes ciudades. San Uthelredde Winchester, San Ulrico de Augsburg, San Wolfgang de Ra-tisbona, San Heriberto de Colonia, San Adalberto de Praga,etc., y numerosos abates y monjes se convirtieron en santos desus ciudades por haber defendido sus derechos populares. Ycon la ayuda de estos nuevos defensores, laicos y clérigos, losciudadanos conquistaron para su asamblea popular plenos de-rechos a la independencia en la jurisdicción y administración.

Todo el proceso de liberación fue avanzando poco a poco,gracias a una serie ininterrumpida de actos en que se manifes-taba su fidelidad a la obra común y que eran realizados porhombres salidos de las masas populares, por héroes desconoci-dos, cuyos mismos nombres no han sido conservados por la his-toria. El asombroso movimiento, conocido bajo el nombre de"paz de Dios (treuga Dei)", con cuya ayuda las masas popularestrataban de poner límite a las interminables guerras tribalespor venganza de sangre que se prolongaba entre las familiasde los notables, nació en las jóvenes ciudades libres, y los obis-pos y los ciudadanos se esforzaban por extender a la nobleza lapaz que establecieron entre ellos, dentro de sus murallasurbanas.

Ya en este período, las ciudades comerciales de Italia, y enespecial Amalfi (que tenía cónsules electos desde el año 844) ya menudo cambiaban a su dux en el siglo décimo, elaboraron elderecho común marítimo y comercial, que más tarde sirvió deejemplo para toda Europa. Ravenna elaboró, en la misma épo-ca, su organización artesanal, y Milán, que hizo su primera re-volución en el año 980, se convirtió en centro comercial impor-tante y su comercio gozaba de una completa independencia yaen el siglo undécimo. Lo mismo puede decirse con respecto aBrujas y Gante, y también a varias ciudades francesas en lasque el Mahl o forum (asamblea popular) se había hecho ya unainstitución completamente independiente. Ya durante este

160

Page 161: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

período comenzó la obra de embellecimiento artístico de lasciudades con las producciones de la arquitectura que admira-mos aún, y que atestiguan elocuentemente el movimiento inte-lectual que se producía entonces. "Casi por todo el mundo serenovaban los templos" -escribía en su crónica Raúl Cylaber, yalgunos de los monumentos más maravillosos de la arquitectu-ra medieval datan de este período: la asombrosa iglesia antig-ua de Bremen fue construida en el siglo noveno; la catedral deSan Marcos, en Venecia, fue terminada en el año 1071, y lahermosa catedral de Pisa, en el año 1063. En realidad, el movi-miento intelectual que se ha descrito con el nombre de Renaci-miento del siglo duodécimo y de racionalismo del siglo duodé-cimo, que fue precursor de la Reforma, tiene su principio eneste período en que la mayoría de las ciudades constituían aúnsimples aglomeraciones de pequeñas comunas aldeanas, rode-adas por una muralla común, y algunas se convirtieron ya encomunas independientes.

Pero se requería todavía otro elemento, a más de la comunaaldeana, para dar a estos centros nacientes de libertad e ilus-tración la unidad de pensamiento y acción y la poderosa fuerzade iniciativa que crearon su poderío en el siglo duodécimo ydecimotercero. Bajo la creciente diversidad de ocupaciones,oficios y artes, y el aumento del comercio con países lejanos, serequería una forma de unión que no había dado aún la comunaaldeana, y este nuevo elemento necesario fue encontrado enlas guildas. Muchos volúmenes se han escrito sobre estas unio-nes que, bajo el nombre de guildas, hermandades, drúzhestva,minne, artiél, en Rusia; esnaf en Servía y Turquía, amkari enGeorgia, etc., adquirieron gran desarrollo en la Edad Media.Pero los historiadores hubieron de trabajar más de sesentaaños sobre esta cuestión antes de que fuera comprendida launiversalidad de esta institución y explicado su verdadero ca-rácter. Sólo ahora, que ya están impresos y estudiados cente-nares de estatutos de guildas y se ha determinado su relacióncon los collegia romana, y también con las uniones aún más an-tiguas de Grecia e India, podemos afirmar con plena seguridadque estas hermandades son solamente el desarrollo mayor deaquellos mismos principios cuya aparición hemos visto ya en laorganización tribal y en la comuna aldeana.

161

Page 162: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

Nada puede ilustrar mejor estas hermandades medievalesque las guildas temporales que se formaban en las naves co-merciales. Cuando la nave hanseática se había hecho a la mar,solía ocurrir que, pasado el primer medio día desde la salidadel puerto, el capitán o skiper (Schiffer) generalmente reuníaen cubierta a toda la tripulación y a los pasajeros y les dirigía,según el testimonio de un contemporáneo, el discursosiguiente:

"Como nos hallamos ahora a merced de la voluntad de Dios yde las olas -decía- debemos ser iguales entre nosotros. Y pues-to que estamos rodeados de tempestades, altas olas, piratasmarítimos y otros peligros, debemos mantener un orden estric-to, a fin de llevar nuestro viaje a un feliz término. Por esto de-bemos rogar que haya viento favorable y buen éxito y, según laley marítima, elegir a aquellos que ocuparán el asiento de losjueces (Schöffenstellen)". Y luego la tripulación elegía a unVogt y cuatro scabini que se convertían en jueces. Al final de lanavegación, el Vogt y los scabini se despojaban de su obliga-ción y dirigían a la tripulación el siguiente discurso: "Debemosperdonarnos todo lo que sucedió en la nave y considerarlomuerto (todt und ab sein lassen). Hemos juzgado con rectitud yen interés de la justicia. Por esto, rogamos a todos vosotros, ennombre de la justicia honesta, olvidar toda animosidad que po-dáis albergar el uno contra el otro y jurar sobre el pan y la salque no recordaréis lo pasado con rencor. Pero si alguno se con-sidera ofendido, que se dirija al Landvogt (juez de tierra) y, an-tes de la caída del sol, solicite justicia ante él". "Al desembar-car a tierra todas las multas (fred) cobradas en el camino seentregaban al Vogt portuario para ser distribuidas entre lospobres".

Este simple relato quizá caracterice mejor que nada el espíri-tu de las guildas medievales. Organizaciones semejantes brota-ban doquiera apareciese un grupo de hombres unidos por algu-na actividad común: pescadores, cazadores, comerciantes, via-jeros, constructores, o artesanos asentados, etc. Como hemosvisto, en la nave ya existía una autoridad, en manos del capi-tán, pero, para el éxito de la empresa común, todos los

162

Page 163: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

reunidos en la nave, ricos y pobres, los amos y la tripulación, elcapitán y los marineros, acordaban ser iguales en sus relacio-nes personales -acordaban ser simplemente hombres obligadosa ayudarse mutuamente- y se obligaban a resolver todos los de-sacuerdos que pudieran surgir entre ellos con la ayuda de losjueces elegidos por todos. Exactamente lo mismo cuando ciertonúmero de artesanos, albañiles, carpinteros, picapedreros,etc., se unían para la construcción, por ejemplo, de una cate-dral, a pesar de que todos ellos pertenecían a la ciudad, que te-nía su organización política, y a pesar de que cada uno deellos, además, pertenecía a su corporación, sin embargo, aljuntarse para una empresa común -para una actividad que co-nocían mejor que las otras- se unían además en una organiza-ción fortalecida por lazos más estrechos, aunque fuesen tempo-rarios: fundaban una guilda, un artiél, para la construcción dela catedral. Vemos lo mismo, también actualmente, en el kabi-leño. Los kabilas tienen su comuna aldeana, pero resulta insufi-ciente para la satisfacción de todas sus necesidades políticas,comerciales y personales de unión, debido a lo cual se constitu-ye una hermandad más estrecha en forma de cof.

En cuanto al carácter fraternal de las guildas medievales, pa-ra su explicación, puede aprovecharse cualquier estatuto deguilda. Si tomamos, por ejemplo, la skraa de cualquier guildadanesa antigua, leemos en ella, primeramente, que en las guil-das deben reinar sentimientos fraternales generales; siguenluego las reglas relativas a la jurisdicción propia en las guildas,en caso de riña entre dos hermanos de las guildas o entre unhermano y un extraño, y por último, se enumeran los deberesde los hermanos. Si la casa de un hermano se incendia, si pier-de su barca, si sufre durante una peregrinación, todos los de-más hermanos deben acudir en su ayuda. Si el hermano se en-ferma de gravedad, dos hermanos deben permanecer junto asu lecho hasta que pase el peligro; si muere, los hermanos de-ben enterrarlo -un deber de no poca importancia en aquellostiempos de epidemias frecuentes- y acompañarlo hasta la igles-ia y la sepultura. Después de la muerte de un hermano, si eranecesario, debían cuidarse de sus hijos; muy a menudo, la viu-da se convertía en hermana de la guilda.

163

Page 164: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

Los dos importantes rasgos arriba citados se encuentran entodas las hermandades, cualquiera que fuera la finalidad parala cual han sido fundadas. En todos los casos, los miembrosprecisamente se trataban así y se llamaban mutuamente her-mano y hermana. En las guildas, todos eran iguales. Las guil-das tenían en común alguna propiedad (ganado, tierra, edific-ios, iglesias o "ahorros comunales"). Todos los hermanos jura-ban olvidar todos los conflictos tribales anteriores por vengan-za de sangre; y, sin imponerse entre sí el deber incumplible deno reñir nunca, llegaban a un acuerdo para que la riña no pasa-ra a ser enemistad familiar con todas las consecuencias de lavenganza tribal, y para que, en la solución de la riña, los her-manos no se dirigieran a ningún otro tribunal fuera del tribu-nal de la guilda de los mismos hermanos. En el caso de que unhermano fuera arrastrado a una riña con una persona ajena ala guilda, los hermanos estaban obligados a apoyarlo a cualqu-ier precio; y si fuera él acusado, justa o injustamente, de inferirla ofensa, los hermanos debían ofrecerle apoyo y tratar de lle-var el asunto a una solución pacífica. Siempre que la violenciaejercida por un hermano no fuera secreta -en este último casoestaría fuera de la ley- la hermandad salía en su defensa. Si losparientes del hombre ofendido quisieran vengarse inmediata-mente del ofensor con una agresión, la hermandad lo proveeríade caballo para la huida, o de un bote, o de un par de remos,de un cuchillo y un acero para producir fuego; si permanecíaen la ciudad, lo acompañaba por todas partes una guardia dedoce hermanos; y durante este tiempo la hermandad tratabapor todos los medios de arreglar la reconciliación(composition). Cuando el asunto llegaba a los tribunales, loshermanos se presentaban al tribunal para confirmar, bajo jura-mento, la veracidad de las declaraciones del acusado; si el tri-bunal lo hallaba culpable, no le dejaban caer en la ruina com-pleta, o ser reducido a la esclavitud debido a la imposibilidadde pagar la indemnización monetaria reclamada: todos partici-paban en el pago de ella, exactamente lo mismo que lo hacíaen la antigüedad todo el clan. Sólo en el caso de que el herma-no defraudara la confianza de sus hermanos de guilda, o hastade otras personas, era expulsado de la hermandad con el nom-bre de "inservible" (tha scal han maeles af brödrescap met

164

Page 165: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

nidings nafn). La guilda era, de tal modo, prolongación del"clan" anterior.

Tales eran las ideas dominantes de estas hermandades quegradualmente se extendieron a toda la vida medieval. En reali-dad, conocemos guildas surgidas entre personas de todas lasprofesiones posibles: guildas de esclavos, guildas de ciudada-nos libres y guildas mixtas, compuestas de esclavos y ciudada-nos libres; guildas organizadas con fines especiales: la caza, lapesca o determinada expedición comercial y que se disolvíancuando se había logrado el fin propuesto, y guildas que existie-ron durante siglos en determinados oficios o ramos de comerc-io. Y a medida que la vida desarrollaba una variedad de finescada vez mayor, crecía, en proporción, la variedad de las guil-das. Debido a esto, no sólo los comerciantes, artesanos, caza-dores y campesinos se unían en guildas, sino que encontramosguildas de sacerdotes, pintores, maestros de escuelas primar-ias y universidades; guildas para la representación escénica de"La Pasión del Señor", para la construcción de iglesias, para eldesarrollo de los "misterios" de determinada escuela de arte uoficio; guildas para distracciones especiales, hasta guildas demendigos, verdugos y prostitutas, y todas estas guildas esta-ban organizadas según el mismo doble principio de jurisdicciónpropia y de apoyo mutuo. En cuanto a Rusia, poseemos testi-monios positivos que indican que el hecho mismo de la forma-ción de Rusia fue tanto obra de los artieli de pescadores, caza-dores e industriales como del resultado del brote de las comu-nas aldeanas. Hasta en los días presentes, Rusia está cubiertapor artieli.

Se ve ya por las observaciones precedentes cuán errónea erala opinión de los primeros investigadores de las guildas cuandoconsideraban como esencia de esta institución la festividad an-ual que era organizada comúnmente por los hermanos. En rea-lidad, el convite común tenía lugar el mismo día, o el día sigu-iente, después de realizada la elección de los jefes, la delibera-ción de las modificaciones necesarias en los reglamentos y,muy a menudo, el juicio de las riñas surgidas entre hermanos;por último, en este día, a veces, se renovaba el juramento de fi-delidad a la guilda. El convite común, como el antiguo festín de

165

Page 166: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

la asamblea comunal de la tribu -mahl o mahlum- o la aba delos buriatos, o la fiesta parroquias y el festín al finalizar la re-colección, servían simplemente para consolidar la hermandad.Simbolizaba los tiempos en que todo era del dominio comúndel clan. En ese día, por lo menos, todo pertenecía a todos; sesentaban todos a una misma mesa. Hasta en un período consi-derablemente más avanzado, los habitantes de los asilos deuna de las guildas de Londres, ese día, se sentaban a una mesacomún junto con los ricos alderpnen.

En cuanto a la diferencia que algunos investigadores trata-ron de establecer entre las viejas -guildas de paz" sajonas (frithguild) y las llamadas guildas "sociales" o "religiosas", con res-pecto a esto puede decirse que todas eran guildas de paz en elsentido ya dicho y todas ellas eran religiosas en el sentido enque la comuna aldeana o la ciudad puesta bajo la protección deun santo especial son sociales y religiosas. Si la institución dela guilda tuvo tan vasta difusión en Asia, Africa y Europa, si so-brevivió un milenio, surgiendo nuevamente cada vez que condi-ciones similares la llamaban a la vida, se explica porque la guil-da representaba algo considerablemente mayor que una simpleasociación para la comida conjunta, o para concurrir a la igles-ia en determinado día, o para efectuar el entierro por cuentacomún. Respondía a una necesidad hondamente arraigada enla naturaleza humana; reunía en sí todos aquellos atributos deque posteriormente se apropió el Estado por medio de su buro-cracia su policía, y aun mucho más. La guilda era una asocia-ción para el apoyo mutuo "de hecho y de consejo", en todas lascircunstancias y en todas las contingencias de la vida; y erauna organización para el afianzamiento de la justicia, diferen-ciándose del gobierno, sin embargo, en que en lugar del ele-mento formal, que era el rasgo esencial característico de la in-tromisión del Estado. Hasta cuando el hermano de la guildasaparecía ante el tribunal de la misma, era juzgado por perso-nas que le conocían bien, estaban a su lado en el trabajo con-junto, se habían sentado con él más de una vez en el convitecomún, y juntos cumplían toda clase de deberes fraternales;respondía ante hombres que eran sus iguales y sus hermanosverdaderos, y no ante teóricos de la ley o defensores de ciertosintereses ajenos.

166

Page 167: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

Es evidente que una institución tal como la guilda, bien dota-da para la satisfacción de la necesidad de unión, sin privar poreso al individuo de su independencia e iniciativa, debió exten-derse, crecer y fortalecerse. La dificultad residía solamente enhallar una forma que permitiera a las federaciones de guildasunirse entre sí, sin entrar en conflicto con las federaciones decomunas aldeanas, y uniera unas y otras en un todo armonioso.Y cuando se halló la forma conveniente -en la ciudad libre- yuna serie de circunstancias favorables dio a las ciudades la po-sibilidad de declarar y afirmar su independencia, la realizaroncon tal unidad de pensamiento, que habría de provocar admira-ción aun en nuestro siglo de los ferrocarriles, las comunicacio-nes telegráficas y la imprenta. Centenares de Cartas con lasque las ciudades afirmaron su unión llegaron hasta nosotros; yen todas estas Cartas aparecen las mismas ideas dominantes, apesar de la infinita diversidad de detalles que dependían de lamayor o menor plenitud de libertad. Por doquier la ciudad seorganizaba como una federación doble, de pequeñas comunasaldeanas y de guildas.

"Todos los pertenecientes a la amistad de la ciudad -como di-ce, por ejemplo, la Carta acordada en 1188 a los ciudadanos dela ciudad de Aire, por Felipe, conde de Flandes- han prometidoy confirmado, bajo juramento, que se ayudarán mutuamentecomo hermanos en todo lo útil y honesto; que si el uno ofendeal otro, de palabra o de hecho, el ofendido no se vengará por símismo ni lo harán sus allegados… presentará una queja y elofensor pagará la debida indemnización por la ofensa, de ac-uerdo con la resolución dictada por doce jueces electos que ac-tuarán en calidad de árbitros. Y si el ofensor o el ofendido, des-pués de la tercera advertencia, no se somete a la resolución delos árbitros, será excluido de la amistad como hombre deprava-do y perjuro.

"Todo miembro de la comuna será fiel a sus conjurados, y lesprestará ayuda y consejo de acuerdo con lo que dicte lajusticia" -así dicen las Cartas de Amiens y Abbeville-. "Todos seayudarán mutuamente, cada uno según sus fuerzas, en los lími-tes de la comuna, y no permitirán que uno tome algo a otro

167

Page 168: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

comunero, o que obligue a otro a pagar cualquier clase de con-tribución", leemos en las cartas de Soissons, Compiégne, Sen-lis, y de muchas otras ciudades del mismo tiempo.

"La comuna -escribió el defensor del antiguo orden, Guilbertde Nogent- es un juramento de ayuda mutua (mutui adjutoriconjuratio)"… "Una palabra nueva y detestable. Gracias a ella,los siervos (capite sensi) se liberan de toda servidumbre; grac-ias a ella, se liberan del pago de las contribuciones que gene-ralmente pagaban los siervos".

Esta misma ola liberadora rodó en los siglos décimo, undéci-mo y duodécimo por toda Europa, arrollando tanto las ciudadesricas como las más pobres. Y si podemos decir que, hablandoen general, primero se liberaron las ciudades italianas (muchasaún en el siglo undécimo y algunas también en el siglo déci-mo), sin embargo no podemos dejar de señalar el centro menu-do, un pequeño burgo de un punto cualquiera de Europa cen-tral se ponía a la cabeza del movimiento de su región, y lasgrandes ciudades tomaban su Carta como modelo. Así, porejemplo, la Carta de la pequeña ciudad de Lorris fue aceptadapor ciudades del sureste de Francia, y la Carta de Beaumontsirvió de modelo a más de quinientas ciudades y villas de Bélgi-ca y Francia. Las ciudades enviaban continuamente diputadosespeciales a la ciudad vecina, para obtener copia de su Carta, ysobre esa base elaboraban su propia constitución. Sin embar-go, las ciudades no se conformaban con la simple trascripciónde las Cartas: componían sus cartas en conformidad con lasconcesiones que conseguían arrancar a sus señores feudales;resultando, como observó un historiador, que las cartas de lascomunas medievales se distinguen por la misma diversidad quela arquitectura gótica de sus iglesias y catedrales. La mismaidea dominante en todas, puesto que la catedral de la ciudadrepresentaba simbólicamente la unión de las parroquias o delas comunas pequeñas y de las guildas en la ciudad libre, y encada catedral había una infinita riqueza de variedad en los de-talles de su ornamento.

El punto más esencial para las ciudades que se liberaban erasu jurisdicción propia, que implicaba también la administración

168

Page 169: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

propia. Pero la ciudad no era simplemente una parte "autóno-ma" del Estado -tales palabras ambiguas no habían sido inven-tadas-, constituía un Estado por sí mismo. Tenía derecho a de-clarar la guerra y negociar la paz, el derecho de establecer al-ianzas con sus vecinos y de federarse con ellos. Era soberanaen sus propios asuntos y no se inmiscuía en los ajenos.

El poder político supremo de la ciudad se encontraba, en lamayoría de los casos, íntegramente en manos de la asambleapopular (forum) democrática, como sucedía, por ejemplo, enPskof, donde la viéche enviaba y recibía los embajadores, con-cluía tratados, invitaba y expulsaba a los knyaziá, o prescindíapor completo de ellos durante décadas enteras. 0 bien, el altopoder político era transferido a manos de algunas familias no-tables, comerciantes o hasta de nobles; o era usurpado porellos, como sucedía en centenares de ciudades de Italia y Euro-pa central. Pero los principios fundamentales continuaban sien-do los mismos: la ciudad era un Estado y, lo que es quizá aúnmás notable, si el poder de la ciudad había sido usurpado, o sehabían apropiado paulatinamente de él la aristocracia comerc-ial o hasta la nobleza, la vida interior de la ciudad y el carácterdemocrático de sus relaciones cotidianas sufrían por ello pocamengua: dependía poco de lo que se puede llamar forma políti-ca del Estado.

El secreto de esta contradicción aparente reside en que laciudad medieval no era un Estado centralizado. Durante losprimeros siglos de su existencia, la ciudad apenas se podía lla-mar Estado, en cuanto se refería a su organización interna,puesto que la edad media, en general, era ajena a nuestra cen-tralización moderna de las funciones, como también a nuestracentralización de las provincias y distritos en manos de un gob-ierno central. Cada grupo tenía, entonces, su parte desoberanía.

Comúnmente la ciudad estaba dividida en cuatro barrios, oen cinco, seis o siete kontsi (sectores) que irradiaban de uncentro donde estaba situada la catedral y a menudo la fortaleza(krieml). Y cada barrio o koniets en general representaba undeterminado género de comercio o profesión que

169

Page 170: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

predominaban en él, a pesar de que en aquellos tiempos en ca-da barrio o koniets podían vivir personas que ocupaban dife-rentes posiciones sociales y que se entregaban a diversas ocu-paciones: la nobleza, los comerciantes, los artesanos y aún lossemi-siervos. Cada koniets o sector, sin embargo, constituíauna unidad enteramente independiente. En Venecia, cada islaconstituía una comuna política independiente, que tenía su or-ganización propia de oficios y comercios, su comercio de sal ypan, su administración y su propia asamblea popular o forum.Por esto, la elección por toda Venecia de uno u otro dux, es de-cir, el jefe militar y gobernador supremo, no alteraba la inde-pendencia interior de cada una de estas comunas individuales.

En Colonia, los habitantes se dividían en Geburschaften yHeimschaften (viciniae), es decir, guildas vecinales cuya forma-ción data del periodo de los francos, y cada una de estas guil-das tenía en juez (Burgrichter) y los doce jurados electos corr-ientes (Schóffen), -su Vogt (especie de jefe policial) y su greveo jefe de la milicia de la guilda.

La historia del Londres antiguo, antes de la conquista nor-manda del siglo XII, dice Green, es la historia de algunos peq-ueños grupos, dispersos en una superficie rodeada por los mu-ros de la ciudad, y donde cada grupo se desarrollaba por sí so-lo, con sus instituciones, guildas, tribunales, iglesias, etc.; sólopoco a poco estos grupos se unieron en una confederación mu-nicipal. Y cuando consultamos los anales de las ciudades rusas,de Novgorod y de Pskof, que se distinguen tanto los unos comolos otros por la abundancia de detalles puramente locales, nosenteramos de que también los kontsi, a su vez, consistían encalles (ulitsy) independientes, cada una de las cuales, a pesarde que estaba habitada preferentemente por trabajadores deun oficio determinado, contaba, sin embargo, entre sus habi-tantes también comerciantes y agricultores, y constituía unacomuna separada. La ulitsa asumía la responsabilidad comunapor todos sus miembros, en caso de delito. Poseía tribunal yadministración propios en la persona de los magistrados de lacalle (ulitchánske stárosty) tenía sello propio (el símbolo delpoder estatal) y en caso de necesidad, se reunía su viéche(asamblea) de la calle. Tenía, por último, su propia milicia, los

170

Page 171: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

sacerdotes que ella elegía, y tenía su vida colectiva propia ysus empresas colectivas. De tal modo, la ciudad medieval erauna federación doble: de todos los jefes de familia reunidos enpequeñas confederaciones territoriales -calle, parroquia, kon-iets- y de individuos unidos por un juramento común en guil-das, de acuerdo con sus profesiones. La primera federación erafruto del crecimiento subsiguiente, provocado por las nuevascondiciones.

En esto residía toda la esencia de la organización de las ciu-dades medievales libres, a las que debe Europa el desarrolloesplendoroso tomado por su civilización.

El objeto principal de la ciudad medieval era asegurar la li-bertad, la administración propia y la paz; y la base principal dela vida de la ciudad, como veremos en seguida, al hablar de lasguildas artesanos, era el trabajo. Pero la "producción- no ab-sorbía toda la atención del economista medieval. Con su espíri-tu práctico comprendía que era necesario garantizar el "consu-mo" para que la producción fuera posible; y por esto el proveera "la necesidad común de alimento y habitación para pobres yricos- (gemeine notdurft und gemach armer und richer), era elprincipio fundamental de toda ciudad. Estaba terminantementeprohibido comprar productos alimenticios y otros artículos deprimera necesidad (carbón, leña, etc.) antes de ser entregadosal mercado, o comprarlos en condiciones especialmentefavorables -no accesibles a otros-, en una palabra, el preempc-io, la especulación. Todo debía ir primeramente al mercado, yallí ser ofrecido para que todos pudieran comprar hasta que elsonido de la campana anunciara la clausura del mercado. Sóloentonces podía el comerciante minorista comprar los produc-tos restantes: pero aun en este caso, su beneficio debía ser "unbeneficio honesto". Además, si un panadero, después de la cl-ausura del mercado, compraba grano al por mayor, entoncescualquier ciudadano tenía derecho a exigir determinada canti-dad de este grano (alrededor de medio quarter) al precio pormayor si hacía tal demanda antes de la conclusión definitiva dela operación; pero, del mismo modo, cualquier panadero podíahacer la demanda si un ciudadano compraba centeno para lareventa. Para moler el grano bastaba con llevarlo al molino de

171

Page 172: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

la ciudad, donde era molido por turno, a un precio determina-do; se podía cocer el pan en el four banal, es decir, el horno co-munal. En una palabra, si la ciudad sufría necesidad, la sufríanentonces más o menos todos; pero, aparte de tales desgracias,mientras existieron las ciudades Ubres, dentro de sus murosnadie podía morir de hambre como sucede demasiado a menu-do en nuestra época.

Además, todas estas reglas datan ya del período más avanza-do de la vida de las ciudades, pues al principio de su vida lasciudades libres generalmente compraban por sí mismas todoslos productos alimenticios para el consumo de los ciudadanos.Los documentos publicados recientemente por Charles Grosscontienen datos plenamente precisos sobre este punto, y con-firman su conclusión de que las cargas de productos alimentic-ios llegadas a la ciudad "eran compradas por funcionarios civi-les especiales, en nombre de la ciudad, y luego distribuidas en-tre los comerciantes burgueses, y a nadie se permitía comprarmercancía descargada en el puerto a menos que las autorida-des municipales hubieran rehusado comprarla. Tal era -agregaGross- según parece, la práctica generalizada en Inglaterra, Ir-landa, Gales y Escocia. Hasta en el siglo XVI vemos que enLondres se efectuaba la compra común de grano -para comodi-dad y beneficio en todos los aspectos, de la ciudad y del Palaciode Londres y de todos los ciudadanos y habitantes de ella entodo lo que de nosotros depende", como escribía el alcalde enl565.

En Venecia, todo el comercio de granos, como se sabe bienahora, se hallaba en manos de la ciudad, y de los "barrios", alrecibir el grano de la oficina que administraba la importación,debían distribuir por las casas de todos los ciudadanos del ba-rrio la cantidad que corresponda a cada uno. En Francia, laciudad de Amiens compraba sal y la distribuía entre todos losciudadanos al precio de compra; y aún en la época presente en-contramos en muchas ciudades francesas las halles que anteseran el depósito municipal para el almacenamiento del grano yde la sal. En Rusia, era esto un hecho corriente en Novgorod yPskof.

172

Page 173: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

Necesario es decir que toda esta cuestión de las compras co-munales para consumo de los ciudadanos y de los medios conque eran realizadas no ha recibido aún la debida atención departe de los historiadores; pero aquí y allá se encuentran he-chos muy instructivos que arrojan nueva luz sobre ella. Así, en-tre los documentos de Gross existe un reglamento de la ciudadde Kilkenny, que data del año 1367, y por este documento nosenteramos de qué modo se establecían los precios de las mer-caderías. "Los comerciantes y los marinos -dice Gross- debíanmostrar, bajo juramento, el precio de compra de su mercaderíay los gastos originados por el transporte. Entonces el alcaldede la ciudad y dos personas honestas fijaban el precio (namedthe price) a que debía venderse la mercadería." La misma reglase observaba en Thurso para las mercaderías que llegaban"por mar y por tierra". Este método "de fijar precio" armonizatan justamente con el concepto que sobre el comercio predomi-naba en la Edad Media que debe haber sido corriente. El queuna tercera persona fijara el precio era costumbre muy antig-ua; y para todo género de intercambio dentro de la ciudad in-dudablemente se recurría muy a menudo a la determinacióndel precio, no por el vendedor o el comprador, sino por una ter-cera persona -una persona "honesta"-. Pero este orden de co-sas nos remonta a un período aún más antiguo de la historiadel comercio, precisamente al período en que todo el comerciode productos importantes era efectuado por la ciudad entera, ylos compradores eran sólo comisionistas apoderados de la ciu-dad para las ventas de la mercadería que ella exportaba. Así elreglamento de Waterford, publicado también por Gross, diceque "todas las mercaderías, de cualquier género que fueran…debían ser compradas por el alcalde (el jefe de la ciudad) y losujieres (balives), designados compradores comunales (para laciudad) para el caso, y debían ser distribuidas entre todos losciudadanos libres de la ciudad (exceptuando solamente lasmercancías propias de los ciudadanos y habitantes libres"). Es-te estatuto apenas se puede interpretar de otro modo que nosea admitiendo que todo el comercio exterior de la ciudad eraefectuado por sus agentes apoderados. Además, tenemos eltestimonio directo de que precisamente así estaba establecidoen Novgorod y Pskof. El soberano señor Novgorod y el

173

Page 174: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

soberano señor Pskof enviaban ellos mismos sus caravanas decomerciantes a los países lejanos.

Sabemos también que en casi todas las ciudades medievalesde Europa central y occidental, cada guilda de artesanos habit-ualmente compraba en común todas las materias primas parasus hermanos y vendía los productos de su trabajo por mediode sus delegados; y apenas es admisible que el comercio exter-ior no se realizara siguiendo este orden, tanto más cuanto que,como bien saben los historiadores, hasta el siglo XIII todos loscompradores de una determinada ciudad en el extranjero nosólo se consideraban responsables, como corporación, de lasdeudas contraídas por cualquiera de ellos, sino que también laciudad entera era responsable de las deudas contraídas por ca-da uno de sus ciudadanos comerciantes. Solamente en los si-glos XII y XIII las ciudades del Rhin concertaron pactos espec-iales que anulaban esta caución solidaria. Y por último, tene-mos el notable documento de Ipswich, publicado por Gross, enel cual vemos que la guilda comercial de esta ciudad se compo-nía de todos aquellos que se contaban entre los hombres libresde la ciudad, y expresaban conformidad en pagar su cuota (su"hanse") a la guildas, y toda la comuna juzgaba en común cuálera el mejor modo de apoyar a la guilda comercial y qué privi-legios debía darle. La guilda comercial (the Merchant guild) deIpswich resultaba de tal modo más bien una corporación deapoderados de la ciudad que una guilda común privada.

En una palabra cuanto más conocemos la ciudad medieval,tanto más nos convencemos de que no era una simple organi-zación política para la protección de ciertas libertades políti-cas. Constituía una tentativa -en mayor escala de lo que se ha-bía hecho en la comuna aldeana- de unión estrecha con finesde ayuda y apoyo mutuos, para el consumo y la producción ypara la vida social en general, sin imponer a los hombres, porello, los grillos del Estado, sino, por el contrario, dejando plenalibertad a la manifestación del genio creador de cada grupo in-dividual de hombres en el campo de las artes, de los oficios, dela ciencia, del comercio y de la organización política.

174

Page 175: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

Hasta dónde tuvo éxito esta tentativa lo veremos, mejor quenada, examinando en el capítulo siguiente la organización deltrabajo en la ciudad medieval y las relaciones de las ciudadescon la población campesina que las rodeaba.

175

Page 176: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

Capítulo 6LA AYUDA MUTUA EN LA CIUDADMEDIEVAL (Continuación)Las ciudades medievales no estaban organizadas según un pla-no trazado de antemano por voluntad de algún legislador ex-traño a la población: Cada una de estas ciudades era fruto delcrecimiento natural, en el sentido pleno de la palabra- era elresultado, en constante variación de la lucha entre diferentesfuerzas, que se ajustaban mutuamente una y otra vez, de con-formidad con la fuerza viva de cada una de ellas, y también se-gún las alternativas de la lucha y según el apoyo que hallabanen el medio que las circundaba. Debido a esto, no se hallarándos ciudades cuya organización interna y cuyos destinos histó-ricos fueran idénticos; y cada una de ellas, -tomada en particu-lar-, cambia su fisonomía de siglo en siglo. Sin embargo, siechamos un vistazo amplio sobre todas las ciudades de Europa,las diferencias locales y nacionales desaparecen y nos sorpren-demos por la similitud asombrosa que existe entre todas ellas,a pesar de que cada una de ellas se desarrolló por sí misma, in-dependientemente de las otras, y en condiciones diferentes.Cualquiera pequeña ciudad del Norte de Escocia, poblada portrabajadores y pescadores pobres, o las ricas ciudades de Flan-des, con su comercio mundial, con su lujo, amor a los placeresy con su vida animada; una ciudad italiana enriquecida por susrelaciones con Oriente y que elaboró dentro de sus muros ungusto artístico refinado y una civilización refinada, y, por últi-mo, una ciudad pobre, de la región pantanoso-lacustre de Rus-ia, dedicada principalmente a la agricultura, parecería que po-co tienen de común entre sí. Y, sin embargo, las líneas domi-nantes de su organización y el espíritu de que están impregna-das asombran por su semejanza familiar.

176

Page 177: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

Por doquier hallamos las mismas federaciones de pequeñascomunas o parroquias o guildas; los mismos "suburbios" alre-dedor de la "ciudad" madre; la misma asamblea popular; losmismos signos exteriores de independencia; el sello, el estan-darte,, etc. El protector (defensor) de la ciudad bajo distintasdenominaciones, y distintos ropajes, representa a una mismaautoridad defendiendo los mismos intereses; el abastecimientode víveres, el trabajo, el comercio, están organizados en lasmismas líneas generales; los conflictos interiores y exterioresnacen de los mismos motivos; más aún, las mismas consignasdesplegadas durante estos conflictos y hasta las fórmulas utili-zadas en los anales de la ciudad, ordenanzas, documentos, sonlas mismas; y los monumentos arquitectónicos, ya sean de esti-lo gótico, romano o bizantino, expresan las mismas aspiracio-nes y los mismos ideales; estaban concebidos para expresar elmismo pensamiento y se construían del mismo modo. Muchasdisimilitudes son simplemente el resultado de las diferenciasde edad de dos ciudades, y esas disimilitudes entre ciudadesde la misma región, por ejemplo, Pskof y Novgorod, Florencia yRoma, que tenían un carácter real, se repiten en distintas par-tes de Europa. La unidad de la idea dominante y las razonesidénticas del nacimiento allanan las diferencias aparecidas co-mo resultado del clima, de la posición geográfica, de la rique-za, del lenguaje y de la religión. He aquí por qué podemos ha-blar de la ciudad medieval en general, como de una fase plena-mente definida de la civilización; y a pesar de que son de dese-ar en grado superlativo las investigaciones que señalen las par-ticularidades locales. e individuales de las ciudades, podemos,no obstante, señalar los rasgos principales del desarrollo queeran comunes a todas ellas.

No cabe duda alguna de que la protección que habitual y uni-versalmente se acordaba al mercado, ya desde las primerasépocas bárbaras, desempeñó un papel importante, a pesar deno ser exclusivo, en la obra de la liberación de las ciudades me-dievales. Los bárbaros del período antiguo no conocían el co-mercio dentro de, sus comunas aldeanas; comerciaban sola-mente con los extranjeros en ciertos lugares determinados yciertos días fijados de antemano. Y para que el extranjero, pud-iera presentarse en el lugar de trueque, sin riesgo de ser

177

Page 178: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

muerto en cualquier altercado sostenido por dos clanes, a cau-sa de una venganza de sangre, el mercado se ponía siemprebajo la protección especial de todos los clanes. También era in-violable, como el lugar de veneración religiosa bajo cuya som-bra se organizaba generalmente. Entre los kabilas, el mercadohasta ahora es anaya, lo mismo que el sendero por el cual lasmujeres acarrean el agua de los pozos; no era posible aparecerarmado en el mercado ni en el sendero, ni siquiera durante lasguerras intertribales. En la época medieval, el mercado gozabapor lo común exactamente de la misma protección. La vengan-za tribal nunca debía proseguirse hasta la plaza donde se reu-nía el pueblo con propósitos de comerciar, y, del mismo modo,en determinado radio alrededor de esta plaza; y si en la abiga-rrada multitud de vendedores y compradores se producía algu-na riña, era menester someterla al examen de aquéllos bajo cu-ya protección se encontraba el mercado; es decir, al tribunalde la comuna, o al juez del obispado, del señor feudal o del rey.El extranjero que se presentara con fines comerciales erahuésped, y hasta usaba este hombre; en el mercado era inviola-ble. Hasta el barón feudal, que sin escrúpulos despojaba a loscomerciantes en el camino real, trataba con respeto al Weich-bild, la señal de la asamblea popular, es decir, la pértiga quese elevaba en la plaza del mercado, en cuyo tope se hallabanlas armas reales! o un guante de caballero, o la imagen delsanto local, o simplemente la cruz, según estuviera el mercadobajo la protección del rey, de la asamblea popular, viéche, o dela iglesia local.

Es fácil comprender de qué modo el poder judicial propio dela ciudad, pudo originarse en el poder judicial especial del mer-cado, cuando este poder fue cedido, de buen grado o no, a laciudad misma. Es comprensible, también, que tal origen de laslibertades urbanas, cuyas huellas se pueden seguir en muchoscasos, imprimió tu seno inevitablemente. a su desarrollo ulter-ior. Dio el predominio a la parte comercial de la comuna. Losburgueses que poseían en aquellos tiempos una casa en la ciu-dad y que eran copropietarios de las tierras de ella, muy a me-nudo organizaban entonces una guilda comercial, la cual teníaen sus manos también el comercio de la ciudad, y a pesar deque al principio cada ciudadano, pobre o rico, podía ingresar

178

Page 179: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

en la guilda comercial, y hasta el comercio mismo era efectua-do en interés de toda la ciudad, por medio de sus apoderados,no obstante la guilda comercial paulatinamente se convertía enun género de corporación privilegiada. Llena de celo, no admi-tió en sus filas a la población advenediza, que pronto comenzóa afluir a las ciudades libres y todas las ventajas derivadas delcomercio las conservaban en beneficio de unas pocas "familias"(les familles, los staroyíby, viejos habitantes) que eran ciudada-nos cuando la ciudad proclamó su independencia. De tal modo,evidentemente, amenazaba el peligro del surgimiento de unaoligarquía comercial. Pero, ya en el siglo X, y aún más, en lossiglos XI y XII, los oficios principales también se organizabanen guildas, que en la mayoría de los casos podían limitar lastendencias oligárquicas de los comerciantes.

La guilda de artesanos de aquellos tiempos, generalmentevendía por sí misma los productos que sus miembros elabora-ban, y compraban en común las materias primas para ellos, yde este modo sus miembros eran, al mismo tiempo, tanto co-merciantes corno artesanos. Debido a esto, el predominio al-canzado por las viejas guildas de artesanos desde el principiomismo de la vida libre de las ciudades dio al trabajo de artesa-no aquella elevada posición que ocupó posteriormente en laciudad. En realidad, en la ciudad medieval, el trabajo del arte-sano no era signo de posición social inferior, por lo contrario,no sólo conservaba huellas del profundo respeto con que se letrataba antes, en la comuna aldeana, sino que el rápido desa-rrollo de la habilidad artística en la producción de todos los ofi-cios: de la joyería, del tejido, de la cantería, de la arquitectura,etcétera, hacía que todos los que estaban en el poder en las re-públicas libres de aquella época, trataran con profundo respetopersonal al artesano-artista.

En general, el trabajo manual se consideraba en: los "mister-ios" (artiéti, guildas) medieval es como un deber piadoso hacialos conciudadanos, corno una función (Amt) social, tan honora-ble corno cualquier otra. La idea de "justicia" con respecto a lacomuna y de "verdad" con respecto al producto y al consumi-dor, que nos parecería tan extraña en nuestra época, entoncesimpregnaba todo el proceso de producción y trueque. El

179

Page 180: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

trabajo del curtidor, calderero, zapatero, debía ser "justo",Concienzudo escribían entonces. La madera, el cuero o los hi-los utilizados por los artesanos, debían ser "honestos"; el pandebía ser amasado "a conciencia", etcétera. Transportado estelenguaje a nuestra vida moderna, aparecerá artificioso y afec-tado; pero entonces era completamente natural y estaba des-provisto de toda afectación, pues que el artesano medieval noproducía para un comprador que no conocía, no arrojaba susmercancías en un mercado desconocido; antes que nada produ-cía para su propia guilda, que al principio vendía ella misma,en su cámara de tejedores, de cerrajeros, etcétera, la mercan-cía elaborada por los hermanos de la guilda; para una herman-dad de hombres en la que todos se conocían, en la que todosconocían la técnica del oficio y, al estabais el precio al produc-to, cada uno podía apreciar la habilidad puesta en la produc-ción de un objeto determinado y el trabajo empleado en él.Además, no era un, productor aislado que ofrecía a la comunala mercancía pala la compra, la ofrecía la guilda; la comunamisma, a su vez, ofrecía a la hermandad de las comunas confe-deradas aquellas mercancías que eran exportadas por ella ypor cuya calidad respondía ante ellas.

Con tal organización para cada oficio, era cuestión de amorpropio no ofrecer mercancía de calidad inferior; los defectostécnicos de la mercancía o adulteraciones afectaban a toda lacomuna, pues, según las palabras de una ordenanza, "destru-yen la confianza pública" De tal modo la producción era un de-ber social y estaba puesta bajo el control de toda las amitas -detoda la hermandad-; debido a lo cual, el trabajo manual, mien-tras existieron las ciudades libres, no podía descender a la po-sición inferior a la cual, a menudo, llega ahora.

LA diferencia entre el maestro y el aprendiz, o entre el maes-tro y el medio oficial (compayne, Geselle) ha existido ya desdela época misma del establecimiento de las ciudades medievaleslibres; pero al principio esta diferencia era sólo diferencia deedad y de grado de habilidad, y no de autoridad y riqueza. Des-pués de haber estado siete años como aprendiz y de haber de-mostrado conocimiento y capacidad en un determinado oficio,por medio de una obra hecha especialmente, el aprendiz se

180

Page 181: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

convertía, en maestro a su vez. Y solamente bastante más tar-de, en e! siglo XVI, cuando la autoridad real ya había destruidola organización de la ciudad y de los artesanos, se podía llegara maestro simplemente por herencia o en virtud de la riqueza.Pero ésta ya era la época de la decadencia general de la indus-tria y del arte de la Edad Media.

En el primer período, floreciente, de las ciudades medieva-les, no había en ellas mucho lugar para el trabajo alquilado ypara los alquiladores individuales. El trabajo de los tejedores,armeros, herreros, panaderos, etcétera, efectuábase para laguilda y la ciudad; y cuando en los oficios de la construcción sealquilaban artesanos extraños, éstos trabajaban como corpora-ción temporal (como se observa también en la época presenteen los artiéli rusos) cuyo trabajo se pagaba a todo el artiél, enbloque. El trabajo para un patrón individual empezó a exten-derse más tarde; pero también en estas circunstancias se paga-ba al trabajador mejor de lo que se paga ahora, aun en Inglate-rra, y considerablemente mejor de lo que se pagaba común-mente en toda Europa en la primera mitad del siglo XIX. Tho-rold Rogers hizo conocer este hecho en grado suficiente a loslectores ingleses; pero es menester decir lo mismo de la Euro-pa continental, como lo demuestran las investigaciones de Fal-ke y Schónberg, y también muchas indicaciones ocasionales.Aún en el siglo XV, el albañil, carpintero o herrero, recibía enAmiens un salario diario a razón de cuatro sols, que correspon-dían a 48 libras de pan o a una octava parte de un buey peque-ño (bouverd). En Sajonia, el salario de un Geselle (medio ofic-ial) en el oficio de la construcción era tal que, expresándonoscon las palabras de Falke, el obrero podía comprar con su suel-do de seis días tres ovejas y un par de botas. Las ofrendas delos obreros (Geselle) en los distintos templos son también testi-monios de su relativo bienestar, sin hablar ya de las ofrendassuntuosas de algunas guildas de artesanos y de sus gastos paralas festividades y sus procesiones pomposas. Realmente, cuan-to más estudiamos las ciudades medievales, tanto más nos con-vencemos que nunca el trabajo ha sido tan bien pagado y hagozado de respeto general como en la época en que la vida delas ciudades libres se hallaba en su punto máximo de desarro-llo. Más aún. No sólo, muchas aspiraciones de nuestros

181

Page 182: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

radicales modernos habían sido realizadas ya en la Edad med-ia, sino que hasta mucho de lo que ahora se considera utópicose aceptaba entonces como algo completamente natural. Seburlan de nosotros cuando decimos que el trabajo debe seragradable, pero, según las palabras de la ordenanza de la EdadMedia de Kuttenberg, "cada uno debe hallar placer en su tra-bajo y nadie debe, pasando el tiempo en holganza (mit nichtsthun), apropiarse de lo que ha sido producido con la aplicacióny el trabajo ajeno, pues las leyes deben ser un escudo para ladefensa de la aplicación y del trabajo". Y entre todas las char-las modernas sobre la jornada de ocho horas de trabajo, no se-ría inoportuno recordar la ordenanza de Fernando I, relativa alas minas imperiales de carbón; según esta ordenanza se esta-blece la jornada de trabajo del minero en ocho horas "como seha hecho desde antiguo" (wie vor Alters herkommen), y que es-taba completamente prohibido trabajar después del medio díadel sábado. Una jornada de trabajo más larga era muy rara, di-ce Janssen, mientras que se daban con bastante frecuencia lasmás cortas. Según las palabras de Rogers, en Inglaterra, en elsiglo XV, los trabajadores trabajaban solamente cuarenta yocho "horas por semana". El semi-feriado del sábado, que con-sideramos una conquista moderna, en realidad era una antiguainstitución medieval; era ese el día de baño de una parte consi-derable de los miembros de la comuna, y los jueves, despuésdel mediodía, lo era para todos los medios oficiales (Geselle). Ya pesar de que en aquella época no existían aun los comedoresescolares -probablemente porque no enviaban hambrientos losniños a la escuela- se había establecido, en diversas ciudades,el distribuir dinero a los niños para el baño, si este gasto cons-tituía una carga para sus padres.

En cuanto a los congresos de trabajadores, eran un fenóme-no corriente en la Edad Media. En algunas partes de Alemania,los artesanos de un mismo oficio, pero que pertenecían a dife-rentes comunas, generalmente se reunían para determinar elplazo del aprendizaje, el salario, la condición del viaje por supaís, que se consideraba entonces obligatorio para todo traba-jador que había terminado su aprendizaje, etcétera. En el año1572, las ciudades que pertenecían a la liga hanseática formal-mente reconocían a los artesanos el derecho de reunirse

182

Page 183: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

periódicamente en asamblea y adoptar cualquier género de re-soluciones, siempre que estas últimas no se opusieran a las or-denanzas de las ciudades, que determinaban la calidad de lasmercancías. Es sabido que tales congresos de trabajadores, enparte internacionales (como la misma Hansa), eran convocadospor los panaderos, fundadores, curtidores, herreros, espade-ros, toneleros.

La organización de las guildas requería, naturalmente, unasupervisión cuidadosa de ellas sobre los artesanos, y para estefin se designaban jurados especiales. Es notable, sin embargo,el hecho de que mientras las ciudades llevaban una vida libre,no se oían quejas sobre supervisión; mientras que cuando elEstado intervino y confiscó la propiedad de las guildas y violósu independencia en beneficio de su propia burocracia, lasquejas se hicieron simplemente innumerables. Por otra parte,el enorme progreso en el campo de todas las artes, alcanzadobajo el sistema de la guilda medieval, es la mejor demostraciónde que este sistema no era un obstáculo para el desarrollo dela iniciativa personal. El hecho es que la guilda medieval, comola parroquia medieval, la ulitsa o el koniets, no era una Corpo-ración de ciudadanos puestos bajo en control de los funcionar-ios del Estado; era una confederación de todos los hombresunidos para una determinada producción, y en su composiciónentraban compradores jurados de materias primas, vendedoresde mercancías manufacturadas y maestros artesanos, mediooficiales, compaynes y aprendices. Para la organización internade una determinada producción, la asamblea de todas estaspersonas era soberana, mientras no afectara a las otras guil-das, en cuyo caso el asunto se sometía a la consideración de laguilda de las guildas, es decir, de la ciudad. Aparte de las func-iones recién indicadas, la guilda representaba aún algo más.Tenía su jurisdicción propia, es decir, el derecho propio de jus-ticia en sus asuntos, y su propia fuerza armada; tenía susasambleas generales o viéche, propias tradiciones de lucha,gloria e independencia, y sus relaciones propias con las otrasguildas del mismo oficio u ocupación de otras ciudades. En unapalabra, llevaba una vida orgánica plena, que provenía de queabrazaba en un conjunto la vida toda de esta unión. Cuando laciudad era convocada a las urnas, la guilda marchaba como

183

Page 184: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

una compañía separada (Schaar), equipada con las armas quele pertenecían (y en una época más avanzada, con sus cañonespropios, adornados amorosamente por la guilda), bajo el man-do de los jefes elegidos por ella misma. En una palabra, la guil-da era la misma unidad independiente, era la federación, comolo era la república de Uri, o Ginebra, cincuenta años atrás, enla confederación suiza. Por esta razón, comparar las guildascon los sindicatos modernos o las uniones profesionales, despo-jados de todos los atributos de la soberanía del Estado y redu-cidos al cumplimiento de dos o tres funciones secundarias, estan irrazonable corno comparar Florencia y Brujas con cualqu-ier comuna aldeana francesa que arrastra una vida desgracia-da, bajo la opresión del prefecto y del código napoleónico, ocon una ciudad rusa administrada según las ordenanzas muni-cipales de Catalina II. La aldehuela francesa y la ciudad rusatienen también su alcalde electo, como lo tenían Florencia yBrujas, y la ciudad rusa hasta tenía las corporaciones de adua-nas; pero la diferencia entre ellos es toda la diferencia queexiste entre Florencia, por una parte, y cualquier aldehuela deFontenay-les Oises, en Francia, o Tsarevokokshaisk, por otra; obien, entre el dux veneciano y el alcalde de aldea moderno, quese inclina ante el escribiente del señor subprefecto.

Las guildas de la Edad Media estaban en condición de soste-ner su independencia, y cuando más tarde especialmente en elsiglo XIV, debido a varias razones que indicaremos en seguida,la antigua vida de la ciudad empezó a sufrir profundos camb-ios, entonces los oficios más jóvenes demostraron ser lo bas-tante fuertes para conquistarse, a su vez, la parte que les co-rrespondía en la dirección de los asuntos de la ciudad. Las ma-sas organizadas en guildas "menores" se rebelaron para arran-car el poder de manos de la oligarquía creciente, y en la mayo-ría de los casos obtuvieron éxito, y entonces abrieron una nue-va era de florecimiento de las ciudades libres. Verdad es que,en algunas ciudades, la rebelión de las guildas menores fueahogada en sangre, y entonces se decapitó sin piedad a los tra-bajadores, como sucedió en el año 1306 m París y en 1374 enColonia. En esos casos, las libertades urbanas, después de ta-les derrotas, se encaminaron hacia la decadencia, y la ciudadcayó bajo el yugo del poder central. Pero en la mayoría de las

184

Page 185: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

ciudades existían fuerzas vitales suficientes como para salir dela lucha renovadas y con energías nuevas. Un nuevo período derenovación juvenil fue entonces su recompensa. Se infundió alas ciudades una ola de vida nueva, que halló también su ex-presión en magníficos monumentos arquitectónicos nuevos yen un- nuevo período de prosperidad, en el progreso repentinode la técnica y de los inventos, y en el nuevo movimiento inte-lectual que condujo pronto a la época del Renacimiento y de laReforma. La vida de la ciudad medieval era una serie completade luchas que tenían que librar los burgueses para obtener lalibertad y conservarla. Verdad es que durante esta dura luchase desarrolló la raza de los ciudadanos fuerte y tenaz; verdades que esta lucha creó el amor y la adoración por la ciudad na-tal y que los grandes hechos realizados por las comunas, med-ievales estaban inspirados precisamente por este amor. Perolos sacrificios que tuvieron que hacer las comunas en las lu-chas por la libertad eran, sin embargo, muy duros, y la luchasostenida por las comunas introdujo fuentes profundas de di-sensiones en su vida interior misma. Muy pocas ciudades con-siguieron, gracias al concurso de circunstancias favorables, al-canzar la libertad inmediatamente, y en la mayoría de los casosla perdieron con la misma facilidad. La enorme mayoría de lasciudades hubo de luchar durante cincuenta y cien años, y a ve-ces más, para alcanzar el primer reconocimiento de sus dere-chos a una vida libre, y otro siglo más antes de que consiguie-ran afirmar su libertad sobre una base sólida; las Cartas del si-glo XII fueron solamente los primeros pasos hacia la libertad.En realidad, la ciudad medieval era un oasis fortificado en unpaís hundido en la sumisión feudal, y tuvo que afirmar con lafuerza de las armas su derecho a la vida.

Debido a las razones expuestas brevemente en el capítuloque precede, toda comuna aldeana cayó gradualmente bajo elyugo de algún señor laico o clérigo. La casa de tal señor poco apoco se transformó en castillo, y sus hermanos de armas seconvirtieron entonces en la peor clase de vagabundos merce-narios, siempre dispuestos a despojar a los campesinos. A másde la barchina, es decir, de los tres días semanales que loscampesinos debían trabajar para el señor, imponíanles ahoraiodo género de contribuciones por todo: por el derecho de

185

Page 186: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

sembrar y cosechar por el derecho de estar triste o de alegrar-se, por el derecho de vivir, casarse y morir. Pero lo peor de to-do era que constantemente los despojaban los hombres arma-dos que pertenecían a las mesnadas de los terratenientes feu-dales vecinos, quienes miraban a los campesinos cómo si fue-ran familiares del señor, y por ello, si estallaba entre sus seño-res una guerra tribal por venganza de sangre, ejercían su ven-ganza sobre sus campesinos, sus ganados y sus sembrados.Además, todos los prados, todos los campos, todos los ríos y ca-minos, todo alrededor de la ciudad y todo hombre asentado so-bre la tierra estaban bajo la autoridad de algún señor feudal.

El odio de los burgueses contra los terratenientes feudaleshalló una expresión muy precisa en algunas Cartas que obliga-ron a firmar a sus ex-señores. Enrique V, por ejemplo, debiófirmar, en la Carta acordada a la ciudad de Speier, en el año1111, que libraba a los burgueses de "la ley horrible e indignade la posesión de manomuerta, por la cual la ciudad fue llevadaa la miseria más profunda (von dem Scheusslichen und nichts-wurdigen Gesetze, welches gemein Budel genannt wird. Kall-sen, T. I. 397). En la coutume, es decir, ordenanza de la ciudadde Bayona, existen tales líneas: "El pueblo es anterior al señor.El pueblo, que sobrepasa por su número a las otras clases, de-seando la paz, creó a los señores para frenar y reprimir a lospoderosos", etc. (Giry, Etablissements de Rouen, T. I., 117, ci-tado por Luchairel pág. 24). Una carta sometida a la firma delrey Roberto no es menos característica. Le obligaron a decir enella: "No robaré bueyes ni otros animales. No me apoderaré delos comerciantes ni les quitaré su dinero, ni les impondré res-cate. Desde la Anunciación hasta el día de Todos los Santos, nome apoderaré, en los prados, de caballos, yeguas ni potros. Noincendiaré los molinos y no robaré la harina… No prestaré pro-tección a los ladrones", etc. (Pfister publicó este documento,reproducido también por Luchaire). La Carta "otorgada" por elobispo de Besangon, Hugues, a la ciudad que se había rebeladocontra él, en la cual debió enumerar todas las calamidades cau-sadas por sus derechos a la posesión feudal, no es menos ca-racterística. Se podrían citar muchos otros ejemplos.

186

Page 187: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

Conservar la libertad entre la arbitrariedad de los baronesfeudales que las rodeaban hubiera sido imposible, y por estolas ciudades libres se vieron obligadas a iniciar una guerra fue-ra de sus muros. Los burgueses comenzaron a enviar sus hom-bres para levantar a las aldeas contra los terratenientes y diri-gir la insurrección; aceptaron a las aldeas en la organizaci6nde sus corporaciones; y por último iniciaron la guerra directacontra la nobleza. En Italia, donde la tierra estaba densamentepoblada de castillos feudales, la guerra asumió proporcionesheroicas y era librada por ambas partes con extrema dureza.Florencia tuvo que sostener, durante setenta y siete años ente-ros guerras sangrientas para liberar su contado (es decir, suprovincia) de los nobles, pero, cuando la lucha se terminó vic-toriosamente (en el año 1181), hubo que empezar de nuevo. Lanobleza reunió sus fuerzas y formó sus propias ligas en contra-posición a las ligas de las ciudades, y recibió el apoyo crecienteya sea de parte del emperador o del papa, y prolongó la guerraaún ciento treinta años más. Lo mismo sucedió en la región deRoma, en Lombardía, en la región de Génova, por toda Italia.

Prodigios de valor, audacia y tenacidad fueron real izadospor los burgueses durante estas guerras. Pero el arco y las se-gures de guerra de los artesanos de las ciudades no siempre seimpusieron a lo! caballeros vestidos de armaduras, y muchoscastillos resistieron el asedio con éxito, a pesar de las ingenio-sas máquinas agresivas y la tenacidad de los burgueses que lositiaban. Algunas ciudades, como por ejemplo Florencia, Bolon-ia y muchas otras en Francia, Alemania y Bohemia, consiguie-ron liberar a las aldeas que las rodeaban, y la recompensa desus esfuerzos fue una notable prosperidad y tranquilidad. Peroaun en estas ciudades, y más aún en las ciudades menos pode-rosas o menos emprendedoras, los comerciantes y los artesa-nos, agotados por la guerra y comprendiendo falsamente suspropios intereses, concertaron la paz con lo barones, vendién-doles, por así decirlo, los campesinos. Obligaron al barón aprestar juramento de lealtad a la ciudad; su castillo fue derrui-do hasta los cimientos y él dio su conformidad para construiruna casa y vivir en la ciudad, donde se convirtió entonces enconciudadano (combourgeois, concittadino), pero en cambio,conservó la mayoría de sus derechos sobre los campesinos,

187

Page 188: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

quienes de tal modo recibieron sólo un alivio parcial de la car-ga servil que pesaba sobre ellos. Los burgueses no comprend-ieron que les era menester dar iguales derechos de ciudadaníaal campesino, en quien tenían que confiar en materia de apro-visionamiento de productos alimenticios para la ciudad; y debi-do a esta incomprensión entre la ciudad y la aldea se abrió en-tre ellos, desde entonces, un profundo abismo. En algunas oca-siones, los campesinos solamente cambiaron de señores, pues-to que la ciudad compraba los derechos al barón y los vendíaen parte a sus propios ciudadanos. La servidumbre se mantuvode tal modo, y sólo considerablemente más tarde, al final delsiglo XIII, revolución de los oficios menores le puso fin; pero,habiendo destruido la servidumbre personal, esta revolución,al mismo tiempo, quitaba no pocas veces al campesino sus tie-rras. Apenas es necesario agregar que las ciudades sintieronpronto en carne propia las consecuencias fatales de tal políticamiope: la aldea se convirtió en enemiga de la ciudad.

La guerra contra los castillos tuvo todavía una consecuenciaperniciosa más: arrojó a las ciudades a guerras prolongadas, loque permitió que se formara entre los historiadores la teoríaque estuvo en boga hasta tiempos recientes, y según la cual lasciudades perdieron su libertad debido a la envidia recíproca ya la lucha entre sí. Sostenían esta teoría especialmente los his-toriadores imperialistas, pero fue sacudida fuertemente por lasrecientes investigaciones. Es indudable que en Italia las ciuda-des lucharon entre sí con animosidad obstinada; pero en ningu-na parte, fuera de Italia, las guerras urbanas, especialmente enel período antiguo, tuvieron sus causas especiales. Fueron (co-mo lo han demostrado ya Sismondi y Ferrari) la prolongaciónde la lucha contra los castillos, la prolongación inevitable de lalucha del principio del municipio libre y federativo en contradel feudalismo, del imperialismo y del papado; es decir, en con-tra de los partidarios de la servidumbre, apoyados unos por elemperador germano y otros por el papa. Muchas ciudades quese habían liberado sólo en parte del poder del obispo, del señorfeudal o del emperador, fueron arrastradas por la fuerza a lalucha contra las ciudades libres, por los nobles, el emperador yla Iglesia, cuya política tendía a no permitir que las ciudades seunieran, y a armarlas una contra la otra. Estas condiciones

188

Page 189: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

especiales (que parcialmente se habían reflejado también so-bre Alemania) explican por qué las ciudades italianas, de lascuales algunas buscaron el apoyo del emperador para lucharcontra el papa, otras el de la Iglesia para luchar contra el em-perador, Pronto se dividieron en dos campos, gibelinos y güel-fos, y por qué la misma división apareció también dentro de ca-da ciudad. El enorme progreso económico alcanzado por la ma-yoría de las ciudades italianas justamente en la época en queestas guerras estaban en su apogeo, y la ligereza con que seconcertaban las alianzas entre las ciudades, dan una idea aúnmás fiel de la lucha de las ciudades y socava más aún la teoríaarriba citada. Y en los años 1130-1150 empezaron a formarsepoderosas alianzas o ligas de ciudades; y transcurridos algunosaños, cuando Federico Barbarroja atacó a Italia, y, apoyado porla nobleza y algunas ciudades retardadas marchó contra Milán,el entusiasmo del pueblo se despertó con fuerza en muchasciudades, bajo la influencia de los predicadores populares. Cre-mona, Piacenza, Brescia, Tortona y otras se lanzaron al resca-te; los estandartes de las guildas de Verona, Padua, Vicenzia yTrevisso, llameaban juntos en el campamento de las ciudadescontra los estandartes del emperador y de la nobleza. El año si-guiente se formó la alianza lombarda, y sesenta años despuésvemos ya que esta liga se fortificó con las alianzas de muchasotras ciudades, y constituyó una organización durable queguardaba la mitad de sus fondos de guerra en Génova y la mi-tad en Venecia. En Toscana, Florencia encabezaba otra liga po-derosa, la de Toscana, a la que pertenecían Lucea, Bologna,Pistoia y otras ciudades, y la cual desempeñó un papel impor-tante en la derrota de la nobleza de Italia central. Ligas másreducidas eran, en aquella misma época, el fenómeno más co-rriente. De tal modo, es indudable que a pesar de que existíarivalidad entre las ciudades, y no era difícil sembrar la discord-ia entre ellas, esta rivalidad no impedía a las ciudades unirsepara la defensa común de su libertad. Solamente más tarde,cuando cada una de las ciudades se convirtió en un pequeñoEstado, empezaron entre ellas guerras, como sucede siempreque los Estados comienzan a luchar entre sí por el predominioo por las colonias.

189

Page 190: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

Ligas semejantes se formaron, con el mismo fin, en Aleman-ia. Cuando, bajo los herederos de Conrado, el país se convirtióen un campo de interminables guerras de venganza entre losbarones, las ciudades de Westfalia formaron una liga contra loscaballeros, y uno de los puntos del pacto era la obligación deno dar nunca préstamo de dinero al caballero que continuaraocultando mercancías robadas. En los tiempos en que "los ca-balleros y la nobleza vivían de la rapiña y mataban a quienesquerían", como dice la queja de Worms (Wormser Zorn), lasciudades del Rhin (Mainz, Colonia, Speier, Strassbourg y Ba-sel) tomaron la iniciativa de formar una liga para perseguir alos saqueadores y mantener la paz; pronto contó con sesentaciudades que habían ingresado en la alianza. Más tarde, la ligade las ciudades de Suabia, divididas en tres círculos de paz-(Augsburg, Constanza y Ulm) perseguía el mismo objeto. Y apesar de que estas alianzas fueron rotas se prolongaron eltiempo suficiente como para demostrar que mientras los pre-tendidos pacificadores -los reyes, emperadores y la Iglesia- fo-mentaban la discordia, y ellos mismos eran impotentes contralos rapaces caballeros, el impulso para el establecimiento de lapaz y la unión provino de las ciudades. Las ciudades -y no losemperadores- fueron los verdaderos creadores de la uniónnacional.

Alianzas similares, mejor dicho, federaciones, con fines se-mejantes, se organizaron también entre las aldeas, y ahora queLuchaire ha llamado la atención sobre este fenómeno es de es-perar que pronto conoceremos más detalles de estas federacio-nes. Sabemos que las aldeas se unieron en pequeñas ligas en eldistrito (contado) de Florencia; también en los distritos someti-dos a Novgorod y Pskof. En cuanto a Francia, existe el testimo-nio positivo de la federación de diecisiete aldeas campesinasque ha existido en el Laonnais durante casi cien años (hasta elaño 1256) y que han luchado obstinadamente por su indepen-dencia. Además, en las vecindades de la ciudad de Laon existí-an tres repúblicas campesinas que tenían tartas juradas, segúnel modelo de la Carta de Laon y Soissons, y como sus tierraslindaban, se apoyaban mutuamente en sus guerras de libera-ción. En general, Luchaire opina que muchas de tales unionesse formaron en Francia en los siglos XII y XIII, pero en la

190

Page 191: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

mayoría de los casos se han perdido las noticias documentalessobre ellas. Naturalmente, no estando protegidas por muros,como las ciudades, las uniones aldeanas fueron fácilmente des-truidas por los reyes y barones, pero bajo algunas condicionesfavorables, cuando hallaron apoyo en las uniones de las ciuda-des, o protección en sus montañas, semejantes repúblicas cam-pesinas se hicieron independientes, como ocurrió en la Confe-deración Suiza.

En cuanto a las uniones concertadas por las ciudades con fi-nes especiales, eran un fenómeno muy corriente. Las relacio-nes establecidas en el período de liberación, cuando las ciuda-des se copiaban mutuamente las cartas, no se interrumpieronposteriormente. A veces cuándo los seabini de cualquier ciudadalemana debían pronunciar una sentencia, en un caso paraellos nuevo y complejo, y declaraban que no podían hallar laresolución (des Urtheiles nieht weise zu sean), enviaban dele-gados a otra ciudad con el fin de buscar una solución oportuna.Lo mismo sucedía también en Francia. Sabemos también queForli y Ravenna naturalizaban recíprocamente a sus ciudada-nos y les daban plenos derechos en ambas ciudades.

Someter una disputa surgida entre dos ciudades, o dentro dela ciudad, a la resolución de otra comuna, a la que incitaban aactuar en calidad de árbitro, estaba también en el espíritu dela época. En cuanto a los pactos comerciales entre las ciudadeseran cosa muy corriente. Las uniones para la regulación de laproducción y la determinación del volumen de los toneles utili-zados en el comercio de vinos, las "uniones de los arenqueros",etc., fueron precursores de la gran federación comercial de laHansa flamenca, y más tarde, de la gran Hansa germánica delNorte, en la cual ingresaron la soberana Novgorod y algunasciudades polacas. La historia de estas dos vastas uniones es in-teresante en grado sumo, e instructiva, pero se requerirían mu-chas páginas para relatar su vida compleja y multiforme. Ob-servaré, solamente, que gracias a las Uniones de la Edad Med-ia hicieron más por el desarrollo de las relaciones internaciona-les, de la navegación marítima y de los descubrimientos maríti-mos que todos los Estados de los primeros diecisiete siglos denuestra era.

191

Page 192: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

Resumiendo lo dicho, las ligas y las uniones entre pequeñasunidades territoriales, lo mismo que entre los hombres que seunían con fines comunes en sus guildas correspondientes, ytambién las federaciones entre las ciudades y grupos de ciuda-des, constituyó la esencia misma de la vida y del pensamientode todo este período. Los primeros cinco siglos del segundo mi-lenio de nuestra era (hasta el XVI) pueden ser considerados, detal modo, una colosal tentativa de asegurar la ayuda mutua y elapoyo mutuo en gran escala, sobre los principios de la unión yde la colaboración, llevados a través de todas las manifestacio-nes de la vida humana y en todos los grados posibles. Este in-tento fue coronado por el éxito en grado considerable. Unió alos hombres, antes divididos, les aseguró una libertad conside-rable, decuplicó sus fuerzas. En aquella época en que multitudde toda clase de influencias creaban en los hombres la tenden-cia a aislarse de los otros en su célula, y existía tal abundanciade causas de discordia, es consolador ver y observar que lasciudades diseminadas por toda Europa tuvieran tanto en co-mún y que con tal presteza se unieran para la persecución detan numerosos objetivos comunes. Verdad es que, al final decuentas, no resistieron ante, enemigos poderosos. Practicabanampliamente los principios de ayuda mutua, pero, sin embargo,separándose de los campesinos labradores, aplicaron estosprincipios a la vida de una manera que no fue suficientementeamplia, y privadas del apoyo de los campesinos, las ciudadesno pudieron resistir la violencia de los reinos e imperios nac-ientes. Pero no perecieron debido a la enemistad recíproca, ysus errores no fueron la consecuencia del desarrollo insuficien-te del espíritu federativo entre ellos.

La nueva dirección tomada por la vida humana en la ciudadde la Edad Media tuvo enormes consecuencias en el desarrollode toda la civilización. A comienzos del siglo XI, las ciudadesde Europa constituían solamente pequeños grupos de misera-bles chozas, que se refugiaban alrededor de iglesias bajas y de-formes, cuyos constructores apenas si sabían trazar un arco.Los oficios, que se reducían principalmente a la tejeduría y a laforja, se hallaban en estado embrionario; la ciencia encontrabarefugio sólo en algunos monasterios. Pero trescientos

192

Page 193: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

cincuenta años más tarde el aspecto mismo de Europa cambiópor completo. La tierra estaba ya sembrada de ricas ciudades,y estas ciudades hallábanse rodeadas por muros dilatados y es-pesos que se hallaban adornados por torres y puertas ostento-sas cada una de, las cuales constituía una obra de arte. Cate-drales concebidas en estilo grandioso y cubiertas por numero-sos ornamentos decorativos, elevaban a las nubes sus altoscampanarios, y en su arquitectura se manifestaba tal audaciade imaginación y tal pureza de forma, que vanamente nos es-forzamos en alcanzar en la época presente. Los oficios y las ar-tes se elevaron a tal perfección que aun, ahora apenas pode-mos decir que las hemos superado en mucho, si no colocamosla velocidad de la fabricación por encima del talento inventivadel trabajador y de la terminación de su trabajo. Las naves delas ciudades libres surcaban en todas direcciones el mar Medi-terráneo norte y sur; un esfuerzo más y cruzarían el océano.En vastas extensiones, el bienestar ocupó el lugar de la miseriaanterior; se desarrolló y se extendió la educación.

Junto con esto se elaboró el método científico deinvestigación -positivo y natural en lugar de la escolástica ante-rior- y fueron establecidas las bases de la mecánica y de lasciencias físicas. Más aún: estaban preparados todos aquellosinventos mecánicos de que tanto se enorgullece el siglo XIX.Tales fueron los cambios mágicos que se habían producido enEuropa en menos de cuatrocientos años. Y las pérdidas sufri-das por Europa cuando cayeron sus ciudades libres pueden serplenamente apreciadas si se compara el siglo diecisiete con elcatorce o hasta con el trece. En el siglo dieciocho desaparecióel bienestar que distinguía a Escocia, Alemania, las llanuras deItalia. Los caminos decayeron, las ciudades se despoblaron, eltrabajo libre se convirtió en esclavitud, las artes se marchita-ron, y hasta el comercio decayó. . Si tras las ciudades medieva-les no hubiera quedado monumento escrito alguno, por los cua-les se pudiera juzgar el esplendor de su vida, si hubieran que-dado tras ellas solamente los monumentos de su arte arquitec-tónico, que hallamos dispersos por toda Europa, de Escocia aItalia, y de Gerona, en España, hasta Breslau, en el territorioeslavo, aun entonces podríamos decir que la época de las ciu-dades independientes fue la del máximo florecimiento del

193

Page 194: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

intelecto humano durante todos los siglos del cristianismo, has-ta el fin del siglo XVIII. Mirando, por ejemplo, el cuadro medie-val que representa Nuremberg, con sus decenas de torres yelevados campanarios que llevaban en si cada una el sello delarte creador libre, apenas podemos imaginar que sólo trescien-tos años antes Nuremberg era únicamente un montón de cho-zas miserables.

Lo mismo con respecto a todas las ciudades libres de la EdadMedia, sin excepción. Y nuestro asombro aumenta a medidaque observamos en detalle la arquitectura y los ornatos de ca-da una de las innumerables iglesias, campanarios, puertas delas ciudades y casas consistoriales, diseminados por toda Euro-pa, empezando por Inglaterra, Holanda, Bélgica, Francia e Ital-ia, y llegando, en el Este, hasta Bohemia y hasta las ciudadesde la Galitzia polaca, ahora muertas. No solamente Italia -ma-dre del arte-, sino toda Europa, estaba repleta de semejantesmonumentos. Es extraordinariamente significativo, además, elhecho de que de todas las artes, la arquitectura arte social porexcelencia alcanzara en esta época el más elevado desarrollo.Y realmente, tal desarrollo de la arquitectura fue posible sólocomo resultado de la sociabilidad altamente desarrollada en lavida de entonces.

La arquitectura medieval alcanzó tal grandeza no sólo porq-ue era el desarrollo natural de un oficio artístico, como insistiósobre esto justamente Ruskin; no solamente porque cada edifi-cio y cada ornato arquitectónico fueron concebidos por hom-bres que conocían por la experiencia de sus propias manoscuáles efectos artísticos pueden producir la piedra, el hierro, elbronce o simplemente las vigas y el cemento mezclado con gui-jarros; no sólo porque cada monumento era el resultado de laexperiencia colectiva reunida, acumulada en cada arte u oficio,la arquitectura medieval era grande porque era la expresión deuna gran idea. Como el arte griego, surgió de la concepción dela fraternidad y unidad alentadas por la ciudad. Poseía una au-dacia que pudo ser lograda sólo merced a la lucha atrevida delas ciudades contra sus opresores y vencedores; respirabaenergía porque toda la vida de la ciudad estaba impregnada deenergía. La catedral o la casa consistorial de la ciudad

194

Page 195: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

encarnaba, simbolizaba, el organismo en el cual cada albañil ypicapedrero eran constructores. El edificio medieval nuncaconstituía el designio de un individuo, para cuya realizacióntrabajan miles de esclavos, desempeñando un trabajo determi-nado por una idea ajena: toda la ciudad tomaba parte en suconstrucción. El alto campanario era parte de un gran edificio;en el que palpitaba la vida de la ciudad; no estaba colocado so-bre una plataforma que no tenla sentido como la torre Eiffel deParís; no era una construcción falsa, de piedra: erigida con ob-jeto de ocultar la fealdad del armazón de hierro que le servíade base, como fue hecho recientemente en el Towér Bridge,Londres. Como la Acrópolis de Atenas, la catedral de la ciudadmedieval tenía por objeto glorificar las grandezas de la ciudadvictoriosa; encarnaba y espiritualizaba la unión de los oficios,era la expresión del sentimiento de cada ciudadano, que seenorgullecía de su ciudad, puesto que era su propia creación.No raramente ocurría también que la ciudad, habiendo realiza-do con éxito la segunda: resolución de los oficios menores, co-menzaba a construir una nueva catedral con objeto de expresarla unión nueva, más profunda y amplia, que había aparecido ensu vida.

Las catedrales y casas consistoriales de la Edad Media tienenun rasgo asombroso más. Los recursos efectivos con que lasciudades empezaron sus grandes construcciones solían secaren la mayoría de los casos, desproporcionadamente reducidos.La catedral de Colonia, por ejemplo, fue iniciada con un desem-bolso anual de 500 marcos en total; una donación de 100 mar-cos se inscribió como dádiva importante. Hasta cuando la obrase aproximaba a su fin, el gasto anual apenas avanzaba a 5.000marcos, y nunca sobrepasó los 14.000. La catedral de Basileafue construida con los mismos insignificantes medios. Pero ca-da corporación ofrendaba para su monumento común tu partede piedra de trabajo y de genio decorativo. Cada guilda expre-saba en ese momento sus opiniones políticas, refiriendo, en lapiedra o el bronce, la historia de la ciudad, glorificando losprincipios de libertad, igualdad y fraternidad; ensalzando a losaliados de la ciudad y condenando al fuego eterno a sus enemi-gos. Y cada guilda expresaba su amor al monumento común or-nándolo ricamente con ventanas y vitrales, pinturas, "con

195

Page 196: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

puertas de iglesia dignas de ser las puertas del cielo" -según laexpresión de Miguel Angel- o con ornatos de piedra en todoslos más pequeños rincones de la construcción. Las pequeñasciudades, y hasta las más pequeñas parroquias, rivalizaban eneste género de trabajos con las grandes ciudades, y las cate-drales de Lyon o de Saint Ouen apenas ceden a la catedral deReims, a la Casa Consistorial de Bremen o al campanario delConsejo Popular de Breslau. "Ninguna obra debe ser comenza-da por la comuna si no ha sido concebida en consonancia conel gran corazón del la comuna, formada por los corazones detodos sus ciudadanos, unidos en una sola voluntad común" -ta-les eran las palabras del Consejo de la Ciudad, en Florencia-; yeste espíritu se manifiesta en todas las obras comunales queestán destinadas a la utilidad pública, como por, ejemplo, enlos canales, las terrazas, los plantíos de viñedos y frutales alre-dedor de Florencia, o en los canales de regadío que atravesa-ban las llanuras de Lombardía, en el puerto y en el acueductode Génova, y, en suma, en todas las construcciones comunalesque se emprendían en casi todas las ciudades

Todas las artes tenían el mismo éxito en las ciudades medie-vales, y nuestras adquisiciones actuales en este campo, en lamayoría de los casos, no. son nada más que la prolongación delo que había crecido entonces. El bienestar de las ciudades fla-mencas se fundaba en la fabricación de los finos tejidos de la-na., Florencia, a comienzos del siglo XIV hasta la epidemia dela "muerte negra", fabricaba de 70.000 a 100.000 piezas de la-na, que se evaluaban en 1.200.000 florines de oro. El cinceladode metales preciosos, el arte de la. fundición, la forja artísticadel hierro, fueron creación de las guildas medievales(misterios), que alcanzaron en sus respectivos dominios todocuanto se podía lograr mediante el trabajo manual, sin, recu-rrir a la ayuda de un motor mecánico poderoso; por medio deltraba o manual y la inventiva, pues, sirviéndose de las palabrasde Whewell, "recibimos el pergamino y el papel, la imprenta yel grabado, el vidrio perfeccionado y el acero, la pólvora, el re-loj, el telescopio, la brújula marítima, el calendario reformado,el sistema decimal, el álgebra, la trigonometría, la química, elcontrapunto (descubrimiento que equivale a una nueva crea-ción de la música): hemos heredado todo esto de aquella época

196

Page 197: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

que tan despreciativamente llamamos "período deestancamiento"".

Verdad es que, como observó Whewell, ninguno, de estosdescubrimientos introdujo un principio nuevo; pero la cienciamedieval alcanzó algo más que el descubrimiento real de nue-vos principios. Preparó al descubrimiento de todos aquellosnuevos principios que conocemos actualmente en el dominio delas ciencias mecánicas: enseñó al investigador a observar loshechos y extraer conclusiones. Entonces se creó la ciencia in-ductiva, y a pesar de que no había captado aún plenamente elsentido y la fuerza de la inducción, echó las bases tanto de lamecánica como de la física. Francis Bacon, Galileo y Copérni-co, fueron descendientes directos de Roger Bacon y MiguelScott, como la máquina de vapor fue el producto directo de lasinvestigaciones sobre la presión atmosférica- realizadas en lasuniversidades italianas y de la educación matemática y técnicaque distinguía a Nurember.

Pero, ¿es necesario, en verdad, extenderse y demostrar elprogreso de las ciencias y de las artes en las ciudades de laEdad Media? ¿No basta mencionar simplemente las catedrales,en el campo de las artes, y la lengua italiana y el poema deDante, en el dominio del pensamiento, para dar en seguida lamedida de lo que creó la ciudad medieval durante los cuatro si-glos de su existencia?

No cabe duda alguna de que las ciudades medievales presta-ron un servicio inmenso a la civilización europea. Impidieronque Europa cayera en los estados teocráticos y despóticos quese crearon en la antigüedad en Asia; diéronle variedad de ma-nifestaciones vivientes, seguridad en sí misma, fuerza de inicia-tiva y aquella enorme energía intelectual y moral que poseeahora y que es la mejor garantía de que la civilización europeapodrá rechazar toda nueva invasión de Oriente.

Pero, ¿por qué estos centros de civilización que trataron dehallar respuestas a las exigencias de la naturaleza humana yque se distinguieron por tal plenitud de vida no pudieron pro-longar su existencia? ¿Por qué en el siglo XVI fueron atacadasde debilidad senil y por qué, después de haber rechazado

197

Page 198: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

tantas invasiones exteriores y de haber sabido extraer una nue-va energía aun de sus discordias interiores, estas ciudades, alfinal de cuentas, cayeron víctimas de los ataques exteriores yde las disensiones intestinas?

Diferentes causas provocaron esta caída, algunas de las cua-les tuvieron su raíz en el pasado lejano, mientras que las otrasfueron el resultado de errores cometidos por las ciudades mis-mas. El impulso en este sentido fue dado primeramente por lastres invasiones de Europa: la mogol a Rusia en el siglo XIII, laturca a la península balcánica y a los eslavos del Este, en el si-glo XV, y la invasión de los moros a España y Sur de Francia,desde el siglo IX hasta el XII. Detener estás invasiones fue muydifícil; y se consiguió arrojar a los mogoles, turcos y moros,que se habían afirmado en diferentes lugares de Europa, sola-mente cuando en España y Francia, Austria y Polonia, en Ucra-nia y en Rusia, los pequeños y débiles knyaziá, condes, prínci-pes, etc., sometidos por los más fuertes de ellos, comenzaron aformar, estados capaces de mover ejércitos numerosos contralos conquistadores orientales.

De tal modo, a fines del siglo XV, en Europa, comenzó a sur-gir una serie de pequeños estados, formados según el modeloromano antiguo. En cada país y en cada dominio, cualquiera delos señores feudales que fuera más astuto que los otros, másinclinado a la codicia y, a menudo, menos escrupuloso que suvecino, lograba adquirir en propiedad personal patrimoniosmás ricos, con mayor cantidad de campesinos, y también reu-nir en tomo a sí mayor cantidad de caballeros y mesnaderos yacumular más dinero en sus arcas. Un barón, rey o knyaz, ge-neralmente escogía como residencia no una ciudad administra-tiva con el consejo popular, sino un grupo de aldeas, de posi-ción geográfica ventajosa, que no se habían familiarizado aúncon la vida libre de la ciudad; París, Madrid, Moscú, que sé,convirtieron en centros de grandes Estados, se hallaban justa-mente en tales condiciones; y con ayuda del trabajo servil secreó aquí la ciudad real fortificada, a la cual atraía, medianteuna distribución generosa de aldeas "para alimentarse", a loscompañeros de hazañas, y también a los comerciantes, que go-zaban de la protección que él ofrecía al comercio.

198

Page 199: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

Así se citaron, mientras se hallaban aún en condición embrio-naria, los futuros estados, qué comenzaron gradualmente a ab-sorber a otros centros iguales. Los jurisconsultos, educados enel estudio del derecho romano, afluían de buen grado a talesciudades; una raza de hombres, tenaz y ambiciosa, surgida deentre los burgueses y que odiaba por igual la altivez de los feu-dales Ala manifestación de lo que llamaban iniquidad de loscampesinos. Ya las formas mismas de la comuna aldeana, des-conocidas en sus códigos, los mismos principios del federalis-mo, les eran odiosos, como herencia de los bárbaros. Su idealera el cesarismo, apoyado por la ficción del consenso popular y-especialmente- por la fuerza de las armas; y trabajaban celo-samente para aquellos en quienes confiaban para la realizaciónde este ideal.

La Iglesia cristiana, que antes se había rebelado contra el de-recho romano y que ahora se había convertido en su aliada,trabajaba en el mismo sentido. Puesto que la tentativa de for-mar un imperio teocrático en Europa, bajo la supremacía delPapa, no fue coronada por el éxito, los obispos más inteligentesy ambiciosos comenzaron a ofrecer entonces apoyo a los queconsideraban capaces de reconstituir el poder de los reyes deIsrael y el de los emperadores de Constantinopla. La Iglesia in-vestía a los gobernantes que surgían con su santidad; los coro-naba como representantes de Dios sobre la tierra, ponía a suservicio la erudición y el talento estadista de sus servidores;les traía sus bendiciones y, sus maldiciones, sus riquezas y lasimpatía que ella conservaba entre los pobres. Los campesinos,a los cuales las ciudades no pudieron o no quisieron liberar,viendo a los burgueses impotentes para poner fin a las guerrasinterminables entre los caballeros -por las cuales los campesi-nos hubieron de pagar tan caro- depositaron entonces sus es-peranzas en el rey, el emperador, el gran knyaz; y ayudándolesa destruir el poder de los señores feudales, al mismo tiempo lesayudaron a establecer el Estado Centralizado. Por último, lasguerras que tuvieron que sostener durante dos siglos contralos mogoles y los turcos, y la guerra santa contra los moros enEspaña, y del mismo modo también aquellas guerras terriblesque pronto comenzaron dentro de cada pueblo entre los

199

Page 200: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

centros crecientes de soberanía: Ile de France y Borgogne, Es-cocia e Inglaterra, Inglaterra y Francia, Lituania y Polonia,Moscú y Tver, etc., condujeron finalmente, a lo mismo. Surgie-ron estados poderosos y las ciudades tuvieron que entablar lu-cha no sólo con las federaciones, débilmente unidas entre sí,de los barones feudales o knyaziá, sino con centros fuertemen-te organizados que tenían a su disposición ejércitos enteros desiervos.

Lo peor de todo era, sin embargo, que los centros crecientesde la monarquía hallaron apoyo en las disensiones que surgíandentro de las ciudades mismas. Una gran idea, sin duda, cons-tituía la base de la ciudad medieval, pero fue comprendida coninsuficiente amplitud. La ayuda y el apoyo mutuo no puedenser limitados por las fronteras de una asociación pequeña; de-ben extenderse a todo lo circundante, de lo contrario, lo cir-cundante absorbe a la asociación; y en este respecto, el ciuda-dano medieval, desde el principio mismo, cometió un errorenorme. En lugar de considerar a los campesinos y artesanosque se reunían bajo la protección de sus muros, como colabora-dores que podían aportar su parte en la obra de creación de laciudad -lo que han hecho en realidad-, "las familias" de los vie-jos burgueses se apresuraron a separarse netamente de losnuevos inmigrantes. A los primeros, es decir, a los fundadoresde la ciudad, se les dejaba todos los beneficios del comercio co-munal de ella, y el usufructo de sus tierras, y a los segundos nose les dejaba más, que el derecho de manifestar libremente lahabilidad de sus manos. La ciudad, de tal modo, se dividió en"burgueses" o "comuneros" y en "residentes" o "habitantes". Elcomercio, que tenía antes carácter comunal, se convirtió ahoraen privilegio de las familias de los comerciantes y artesanos:de la guilda mercantil y de algunas guildas de los llamados"viejos oficios"; y el paso siguiente: la transición al comerciopersonal o a los privilegios de las compañías capitalistasopresoras -de los trusts- se hizo inevitable.

La misma división surgió también entre la ciudad, en el senti-do propio de la palabra, y las aldeas que la rodeaban. Las co-munas medievales trataron, pues, de liberar a los campesinos;pero, sus guerras contra los feudales, poco a poco, se

200

Page 201: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

convirtieron, como se ha dicho antes, más bien en guerras porliberar la ciudad misma del poder, de los feudales que por libe-rar a los campesinos. Entonces las ciudades dejaron a los feu-dales sus derechos sobre los campesinos, con la condición deque no causarían más daño a la ciudad y se hicieron "conciuda-danos". Pero la nobleza "adoptada" por la ciudad introdujo susviejas guerras familiares, en los límites de ella. No se confor-maba con la idea de qué los nobles debían someterse al tribu-nal de simples artesanos y comerciantes, y continuó librandoen las calles de las ciudades sus viejas guerras tribales porvenganza de sangre. En cada ciudad existían sus Colonnas yOrsinis, sus Montescos y Capuletos, sus Overtolzes y Wises.Extrayendo mayores rentas de las posesiones que consiguieronconservar, los señores feudales se rodearon de numerosos cl-ientes e introdujeron hábitos y costumbres feudales en la vidade la ciudad misma. Cuando en las ciudades comenzó a surgirel descontento entre las clases artesanas contra las viejas guil-das y familias, los feudales comenzaron a ofrecer a ambas par-tes sus espadas y sus numerosos servidores para resolver, pormedio de la guerra, los conflictos que surgían, en lugar de daral descontento una salida pacífica valiéndose de los medios quehasta entonces había hallado siempre, sin recurrir a las armas.

El error más grande y más fatal cometido por la mayoría delas ciudades fue también el basar sus riquezas en el comercio yla industria, junto con un trato despectivo hacia la agricultura.De tal modo, repitieron el error cometido ya una vez por lasciudades de la antigua Grecia y debido al cual cayeron en losmismos crímenes. Pero el distanciamiento entre las ciudades yla tierra las arrastró, necesariamente, a una política hostil hac-ia las clases agrícolas, que se hizo especialmente visible en In-glaterra durante Eduardo III, en Francia durante las jacqueries(las grandes rebeliones campesinas), en Bohemia en las gue-rras hussitas, y en Alemania durante la guerra de los campesi-nos del siglo XVI.

Por otra parte, la política comercial arrastró también a lasautoridades populares urbanas a empresas lejanas, y desarro-lló la pasión' por enriquecerse con las colonias. Surgieron lascolonias fundadas por las repúblicas italianas, en, el sureste,

201

Page 202: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

en Asia Menor y a orillas del mar Negro; por los alemanes en elEste, en tierras eslavas, y por los eslavos, es decir, por Novgo-rod y Pskof, en el lejano noroeste. Entonces fue necesario man-tener ejércitos de mercenarios para las guerras coloniales, yluego esos mercenarios fueron utilizados también para oprimira los mismos burgueses. Merced a esto, ciudades enteras co-menzaron a concertar empréstitos en tales proporciones quepronto tuvieron una influencia profundamente desmoralizadorasobre los ciudadanos; las ciudades se convirtieron en tributarí-as y no raramente en instrumentos obedientes en manos de al-gunos de sus capitalistas. Asumir el poder fue cosa muy venta-josa, y las disensiones internas se desarrollaron en mayoresproporciones en cada elección, durante las cuales la políticacolonial desempeñaba un papel importante en interés de unaspocas familias. La división entre ricos y pobres, entre los hom-bres "mejores" y "peores", se extendió más y más, y en el sigloXVI el poder real halló en cada ciudad aliados y colaboradoresdispuestos, a veces entre "las familias" que luchaban por el po-der, y muy a menudo también entre los pobres, a quienes pro-metían apaciguar a los ricos.

Sin embargo, existía todavía una razón de la decadencia delas instituciones comunales, que era más profunda que las res-tantes. La historia de las ciudades medievales constituye unode los ejemplos más asombrosos de la poderosa influencia delas ideas y de los principios, fundamentales reconocidos por loshombres, sobre el destino de la humanidad. Del mismo modonos enseña también que ante un cambio radical en las ideasdominantes de la sociedad, se producen resultados completa-mente nuevos que encauzan la vida en una nueva dirección. Lafe en sus fuerzas y en el federalismo, el reconocimiento de la li-bertad y de la administración propia a cada grupo separado yen general, la estructura del cuerpo político de lo simple a locomplejo, tales fueron los pensamientos dominantes del sigloXI., Pero desde aquélla época, las concepciones sufrieron uncambio completo., Los eruditos jurisconsultos (legistas) que ha-bían estudiado, derecho romano y los prelados de la Iglesia, es-trechamente unidos desde la época de Inocencio III, lograronparalizar la idea la antigua idea griega de la libertad y de la fe-deración que predominaba en la época de la liberación de las

202

Page 203: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

ciudades y existía primeramente en la fundación de estasrepúblicas.

Durante dos o tres siglos, los jurisconsultos y el clero comen-zaron a enseñar, desde el púlpito, desde la cátedra universitar-ia y en los tribunales, que la salvación de los hombres se enc-uentra en un estado fuertemente centralizado, sometido alpoder semi-divino de uno o de unos pocos; que un hombre pue-de y debe ser el salvador de la sociedad, y en nombre de la sal-vación pública puede realizar cualquier acto de violencia: que-mar a los hombres en las hogueras, matarlos con muerte lentaen medio de torturas indescriptibles, sumir provincias enterasen la miseria más abyecta. Y no escatimaron el dar leccionesvisuales en gran escala, y con una crueldad inaudita se dabanestas lecciones donde quiera que pudiese llegar la espada delrey o la hoguera de la Iglesia Debido a estas lecciones y a losejemplos correspondientes, constantemente repetidos e incul-cados por la fuerza en la conciencia pública bajo el signo de lafe, del poder y de lo que consideraba ciencia, la mente mismade los hombres comenzó a adquirir una nueva forma. Los ciu-dadanos comenzaron a encontrar que ningún poder puede serdesmedido, ningún asesinato lento demasiado cruel cuando setrata de la "seguridad pública". Y en esta nueva dirección delas mentes, y en esta nueva fe en la fuerza de un gobernanteúnico, el antiguo principio federal perdió su fuerza, y junto conél murió también el genio creador de las masas. La idea roma-na venció, y en tales circunstancias los estados militares cen-tralizados hallaron en las ciudades una presa fácil.

La Florencia del siglo XV constituye el modelo típico de se-mejante cambio. Anteriormente, la revolución popular solía serel comienzo de un progreso nuevo y más grande. Pero enton-ces, cuando el pueblo, reducido a la desesperación, se rebeló,ya no poseía el espíritu constructivo v creador, y el movimientopopular no produjo idea nueva alguna. En lugar de los anterio-res cuatrocientos representantes ante el consejo popular, se in-trodujeron en ella cien. Pero esta revolución en los números nocondujo a nada. El descontento popular crecía, y siguió una se-rie de nuevas revueltas. Entonces se buscó la salvación en el"tirano", que recurrió a la masacre de los rebeldes, pero la

203

Page 204: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

desintegración del organismo comunal prosiguió. Y cuando,después de una nueva revuelta, el pueblo florentino solicitóconsejo a su favorito, Jerónimo Savonarola, el monje respondió:"Oh, pueblo mío, tú sabes que no puedo intervenir en los asun-tos del estado… Purifica tu alma, y si en tal disposición de men-te reformas la ciudad, entonces tú, pueblo de Florencia, debescomenzar la reforma de toda Italia". Se quemaron las máscarasque se ponían durante los paseos en carnaval y los libros tenta-dores; se promulgó una ley de ayuda a los pobres y otra dirigi-da contra los usureros, pero la democracia de Florencia quedódonde estaba. El antiguo espíritu creador había desaparecido.Debido a la excesiva confianza en el gobierno, los florentinoscesaron de confiar en sí mismos; y demostraron ser impotentespara renovar su vida. El estado no tuvo más que avanzar y des-truir sus últimas libertades. Y así lo hizo.

Y sin embargo, la corriente de ayuda y apoyo mutuo no seapagó en las masas, y continuó fluyendo aún después de estaderrota de las ciudades libres. Pronto surgió de nuevo, confuerza poderosa, en respuesta al llamado comunista de los pri-meros propagandistas de la reforma, y siguió viviendo aún des-pués de que las masas, que hablan sufrido de nuevo el fracasoen su tentativa de construir una nueva vida, inspirada por unareligión reformada, cayeron bajo el poder de la monarquía. Flu-ye hoy todavía y busca los caminos para una nueva expresiónque no será ya el estado, ni la ciudad medieval, ni la comunaaldeana de los bárbaros, ni la organización tribal de los salva-jes, sino que, procediendo de todas estas formas, será más per-fecta que ellas, por su profundidad y por la amplitud de susprincipios humanos.

204

Page 205: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

Capítulo 7LA AYUDA MUTUA EN LA SOCIEDADMODERNALa inclinación de los hombres a la ayuda mutua tiene un origentan remoto y está tan profundamente entrelazada con todo eldesarrollo pasado de la humanidad, que los hombres la hanconservado hasta la época presente, a pesar de todas las vicisi-tudes de la historia. Esta inclinación se desarrolló, principal-mente, en los períodos de paz y bienestar; pero aun cuando lasmayores calamidades azotaban a los hombres, cuando paísesenteros eran devastados por las guerras, y poblaciones enterasmorían de miseria, o gemían bajo el yugo del poder que losoprimía, la misma inclinación, la misma necesidad continuóexistiendo en las aldeas y entre las clases más pobres de la po-blación de las ciudades. A pesar de todo, las fortificó, y, al finalde cuentas, actuó aun sobre la minoría gobernante, belicosa ydestructiva que trataba a esta necesidad como si fuera una ton-tería sentimental. Y cada vez que la humanidad tenía que ela-borar una hueva organización social, adaptada a una nueva fa-se de su desarrollo, el genio creador del hombre siempre extra-ía la inspiración y los elementos para un nuevo adelanto en elcamino del progreso, de la misma inclinación, eternamente vi-va, a la ayuda mutua. Todas las nuevas doctrinas morales y lasnuevas religiones provienen de la misma fuente. De modo queel progreso moral del género humano, si lo consideramos des-de un punto de vista amplio, constituye una extensión gradualde los principios de la ayuda mutua, desde el clan primitivo, ala nación y a la unión de pueblos, es decir, a las agrupacionesde tribus v hombres, más y más amplia, hasta que por últimoestos principios abarquen a toda la humanidad sin distincionesde creencias, lenguas y razas.

205

Page 206: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

Atravesando el período del régimen tribal y el período sigu-iente de la comuna aldeana, los europeos, como hemos visto,elaboraron en la Edad Media una nueva forma de organizaciónque tenía una gran ventaja. Dejaba un amplio margen a la inic-iativa personal y, al mismo tiempo, respondía en grado consi-derable a la necesidad de apoyo mutuo del hombre. En las ciu-dades medievales, fue llamada a la vida la federación de las co-munas aldeanas, cubierta por una red de guildas y hermanda-des, v con ayuda de esta nueva forma de doble unión se alcan-zaron resultados inmensos en el bienestar común, en la indus-tria, en el arte. la ciencia y el comercio. Hemos considerado es-tos resultados con bastante detalle en los dos capítulos prece-dentes, y hemos tratado de explicar por qué, al final, del sigloXV las repúblicas medievales, rodeadas por los feudos hostiles,incapaces de liberar a los campesinos del yugo servil y grad-ualmente corrompidas por las ideas del cesarismo romano, ine-vitablemente debían ser presa de los estados guerreros que na-cían y habían sido creados para ofrecer resistencia a las invas-iones de los mogoles, turcos y árabes.

Sin embargo, antes que someterse, en los trescientos años si-guientes, al poder del estado que lo absorbía todo, las masaspopulares hicieron una tentativa grandiosa de reconstruir lasociedad, conservando la base anterior de la ayuda y el apoyomutuos. Ahora es ya bien sabido que el gran movimiento de loshussitas y de la reforma no fue, de ningún modo, sólo una rev-uelta en contra de los abusos de la Iglesia católica. Este movi-miento expuso también su ideal constructivo, y ese ideal era lavida en las comunas fraternales libres. Los escritos y discursosde los predicadores del período primitivo de la reforma, quehabían hallado el mayor eco en el pueblo, estaban impregnadosde las ideas de una hermandad económica y social de los hom-bres. Son conocidos los "doce puntos" de los campesinos ale-manes, expuestos por ellos en su guerra contra los terratenien-tes y duques, y los artículos de fe, parecidos a ellos, difundidosentre los campesinos y artesanos alemanes y suizos, que exigí-an no sólo el establecimiento del derecho de cada uno a inter-pretar la Biblia según su propia razón, sino que incluían tam-bién la exigencia de la devolución de las tierras comunales alas comunas aldeanas y la supresión de la prestación feudal, y

206

Page 207: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

en estas exigencias se aludía siempre a la fe cristiana "verda-dera", es decir a la fe en la fraternidad humana. Al mismo tiem-po, decenas de miles de hombres ingresaron en Moravia en lashermandades comunistas, sacrificando en beneficio de las her-mandades todos sus bienes y creando numerosas y florecientespoblaciones, fundadas en los principios del comunismo. Sola-mente las masacres en masa, durante las cuales perecieron de-cenas de miles de personas, pudieron detener éste movimientopopular que se extendía ampliamente y solamente con ayudasde la espada, del fuego y de la rueda, los estados jóvenes seaseguraron la primera y decisiva, victoria sobre las masaspopulares.

Durante los tres siglos siguientes, los Estados que se forma-ron en toda Europa destruían sistemáticamente las institucio-nes en las que hallaba expresión la tendencia de los hombres alapoyo mutuo. Las comunas aldeanas fueron privadas del dere-cho de sus asambleas comunales, de la jurisdicción propia y dela administración independiente, y las tierras que les pertene-cían fueron sometidas al control de los funcionarios del estadoy entregadas a merced de los caprichos y de la venalidad. Lasciudades fueron desposeídas de su soberanía, y las fuentesmismas de su vida interior, la véche (la asamblea, el tribunalelecto, la administración electa y la soberana de la parroquia yde las guildas, todo esto fue destruido. Los funcionarios del es-tado, tornaron en sus manos todos los eslabones de lo que an-tes constituía un todo orgánico.

Debido a esta política fatal y a las guerras engendradas porella, países enteros, antes poblados y ricos, fueron asolados.Ciudades ricas populosas se transformaron en aldehuelas in-significantes; hasta los caminos que unían a las ciudades entresí se hicieron intransitables. La industria, el arte, la ilustración,decayeron. La educación política, la ciencia y el derecho fueronsometidos a la idea de la centralización estatal. En las universi-dades, y desde las cátedras eclesiásticas se empezó a enseñarque las instituciones en que los hombres acostumbraban a en-carnar hasta entonces su necesidad de ayuda mutua no puedenser toleradas en un estado debidamente organizado; que sóloel estado y la iglesia pueden constituir los lazos de unión entre

207

Page 208: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

sus súbditos; que el federalismo y el "particularismo" es decir,el cuidado de los intereses locales de una región o de una ciu-dad eran enemigos del progreso. El estado es el único impulsorapropiado de todo desarrollo ulterior.

Al final del siglo XVIII., los reyes del continente europeo, elParlamento, en Inglaterra, y hasta la convención revolucionariaen Francia, aunque se hallaban en guerra, entre sí, coincidían,en la afirmación de que dentro del Estado no debía haber nin-guna clase de uniones separadas entre los ciudadanos, apartede las establecidas por, el estado y sometidas a él; que para lostrabajadores que se atrevían a ingresar a una "coalición", esdecir, en uniones para la defensa de sus derechos, el único cas-tigo conveniente era el trabajo forzado y la muerte. "No tolera-remos un estado en el estado". Únicamente el estado y la Igles-ia del, estado debían ocuparse de los intereses generales de lossúbditos, los mismos súbditos debían ser grupos de hombrespoco vinculados entre sí, no unidos por clase alguna de lazosespeciales y obligados a recurrir al estado cada vez que teníanuna necesidad común. Hasta la mitad del siglo XIX esta teoría.y su práctica correspondiente dominaban en, Europa.

Hasta las sociedades comerciales e industriales eran miradascon desconfianza por todos los estados. En cuanto a los traba-jadores, recordamos aún que sus uniones eran consideradasilegales hasta en Inglaterra. El mismo punto de vista sostenía-se no hace mucho más de veinte arios, al final del siglo XIX, entodo el continente, incluso en Francia; a pesar de las revolucio-nes que vivió, los mismos revolucionarios eran tan feroces par-tidarios del estado como los funcionarios del rey y del empera-dor. Todo el sistema de nuestra educación estatal, hasta la épo-ca presente, aun en Inglaterra, era tal que una parte importan-te de la sociedad consideraba como una medida revolucionariaque el pueblo recibiese los derechos de que gozaban todos -li-bres y siervos- en la Edad Media, quinientos años Antes, en laasamblea aldeana, en su guilda, en su parroquia y en la ciudad.

La absorción por el estado de todas las funciones sociales, fa-talmente favoreció el desarrollo del individualismo estrecho,desenfrenado. A medida que los deberes del ciudadano hacia el

208

Page 209: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

estado se multiplicaban, los ciudadanos evidentemente se libe-raban de los deberes hacia los otros. En la guilda -en la EdadMedia todos pertenecían a alguna guilda o cofradía-, dos "her-manos" debían cuidar por turno al hermano enfermo; ahorabasta con dar al compañero de trabajo la del hospital, para po-bres, más próximo. En la sociedad "bárbara" presenciar unapelea entre dos personas por cuestiones personales y no preo-cuparse de que no tuviera consecuencias fatales significaríaatraer sobre sí la acusación de homicidio, pero, de acuerdo conlas teorías más recientes del estado que todo lo vigila, el quepresencia una pelea no tiene necesidad de intervenir, pues pa-ra eso está la policía. Cuando entre los salvajes -por ejemplo,entre los hotentotes-, se considerarla inconveniente ponerse acomer sin haber hecho a gritos tres veces una invitación Al quedeseara unirse al festín, entre nosotros el ciudadano respeta-ble se limita a pagar un impuesto para los pobres, dejando alos hambrientos arreglárselas como puedan.

El resultado obtenido fue que por doquier -en la vida, la ley,la ciencia, la religión- triunfa ahora la afirmación de que cadauno puede y debe procurarse su propia felicidad, sin prestaratención alguna a las necesidades ajenas. Esto se transformóen la religión de nuestros tiempos, y los hombres que dudan deella son considerados utopistas peligrosos. La ciencia proclamaen alta voz que la lucha de cada uno contra todos constituye elprincipio dominante de la naturaleza en general, y de las socie-dades humanas en particular. Justamente a esta guerra la bio-logía actual atribuye el desarrollo progresivo del mundo ani-mal. La historia juzga del mismo modo; y los economistas, ensu ignorancia ingenua, consideran que el éxito de la industria yde la mecánica contemporánea son los resultados"asombrosos" de la influencia del mismo principio. La religiónmisma de la Iglesia es la religión del individualismo, ligeramen-te suavizada por las relaciones más o menos caritativas haciael prójimo, con preferencia los domingos. Los hombres "prácti-cos" y los teóricos, hombres de ciencia y predicadores religio-sos, legistas y políticos, están todos de acuerdo en que el indi-vidualismo, es decir, la afirmación de la propia personalidad ensus manifestaciones groseras, naturalmente, pueden ser suavi-zadas con la beneficencia, y que ese individualismo es la única

209

Page 210: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

base segura para el mantenimiento de la sociedad y su progre-so ulterior.

Parecería, por esto, algo desesperado buscar instituciones deayuda mutua en la sociedad moderna, y en general las manifes-taciones prácticas de este principio. ¿Qué podía restar deellas? Y además, en cuanto empezamos a examinar cómo vivenmillones de seres humanos y estudiamos sus relaciones cotidia-nas, nos asombra, ante todo, el papel enorme que desempeñanen la vida humana, aún en la época actual, los principios deayuda y apoyo mutuo. A pesar de que hace ya trescientos ocuatrocientos años que, tanto en la teoría, como en la vida mis-ma se produce una destrucción de las instituciones y de los há-bitos de ayuda mutua, sin embargo, centenares de millones dehombres continúan viviendo con ayuda de estas instituciones yhábitos; y religiosamente las apoyan allí donde pudieron serconservadas y tratan de reconstruirlas donde han sido destrui-das. Cada uno de nosotros, en nuestras relaciones mutuas, pa-samos minutos en los que nos indignamos contra el credo es-trechamente individualista, de moda en nuestros días; sin em-bargo los actos en cuya realización los hombres son guiadospor su inclinación a la ayuda mutua constituyen una parte tanenorme de nuestra vida cotidiana que, si fuera posible ponerlestérmino repentinamente, se interrumpiría de inmediato todo elprogreso moral ulterior de la humanidad. La sociedad humana,sin la ayuda mutua, no podría ser mantenida más allá de la vi-da de una generación.

Los hechos de tal género, a los que no se presta atención,que son muy numerosos y que describen la vida de las socieda-des, tienen un sentido de primer orden para la vida y la eleva-ción ulterior de la humanidad. También los examinaremos aho-ra, comenzando por las instituciones existentes de apoyo mut-uo y pasando luego a los actos de ayuda mutua que tienen ori-gen en las simpatías personales o sociales.

Echando una mirada amplia a la constitución contemporáneade la sociedad europea nos asombra, en primer lugar, el hechode que, a pesar de todos los esfuerzos para terminar con la co-muna aldeana, está forma de unión de los hombres continúa

210

Page 211: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

existiendo en grandes proporciones, como se verá a continua-ción, y que en el presente se hacen tentativas ya sea para re-constituirla en una u otra forma, ya sea para hallar algo en sureemplazo. Las teorías corrientes de los economistas burgue-ses y de algunos socialistas afirman que la comuna ha muertoen la Europa occidental de muerte natural, puesto que se en-contró que la posesión comunal de la tierra era incompatiblecon las exigencias contemporáneas del cultivo de la tierra. Pe-ro la verdad es que en ninguna parte desapareció la comuna al-deana por propia voluntad, al contrario, en todas partes las cla-ses dirigentes necesitaron varios siglos de medidas estatalespersistentes para desarraigar la comuna y confiscar las tierrascomunales. Un ejemplo de tales medidas y de los métodos paraponerla en práctica nos lo ha dado recientemente el gobiernozarista en el celo del ministro Stolypin.

En Francia, la destrucción de la independencia de las comu-nas aldeanas y el despojo de las tierras que les pertenecíanempezó ya en el siglo XVI. Además, sólo en el siglo siguiente,cuando la masa campesina fue reducida a la completa esclavi-tud y a la miseria por las requisiciones y las guerras tan bri-llantemente descritas por todos los historiadores, el despojo delas tierras comunales pudo realizarse impunemente y entoncesalcanzó proporciones escandalosas "Cada uno les tomaba cuan-to podía… las dividían… para despojar a las comunas, se serví-an de deudas simuladas". Así sé expresaba el edicto promulga-do por Luis XIV, en el año 1667. Y como era de esperar, el esta-do no halló otro medio de curar éstos males que una mayor su-misión de las comunas a su autoridad y un despojo mayor, estavez hecho por el Estado mismo. En realidad, dos años despuéstodos los ingresos monetarios de las comunas fueron confisca-dos por el rey. En cuanto a la usurpación de las tierras comu-nales, se extendió más y más, y en el siglo siguiente la noblezay el clero eran ya dueños de enormes extensiones de tierra: Se-gún algunas apreciaciones, poseían la mitad de la superficieapta para el cultivo, y la mayoría de esas tierras permanecía in-culta. Pero los campesinos todavía conservaban sus institucio-nes comunales y hasta el año 1787 la asamblea comunal cam-pesina, compuesta por todos los jefes de familia, se reunía, ge-neralmente a la sombra de un campanario o de un árbol, para

211

Page 212: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

distribuir las porciones de tierra o partir los campos que que-daban en su posesión, para fijar los impuestos y elegir la admi-nistración comunal, exactamente lo mismo que el mir ruso hoy.Esto ha sido demostrado ahora plenamente por Babeau.

El gobierno francés encontró, sin embargo, que las asamble-as populares comunales eran "demasiado ruidosas", es decir,demasiado desobedientes, y en- el año 1787 fueron sustituidaspor consejos electivos, compuestos por un alcalde y de tres oseis síndicos que eran elegidos entre los campesinos más aco-modados. Dos años más tarde, la Asamblea Constituyente "re-volucionaria", que en este sentido concordaba plenamente conla vieja organización, ratificó (el 14 de diciembre de 1789) laley citada, y la burguesía aldeana se dedicó ahora, a su vez, aldespojo de las tierras campesinas, que se prolongó durante to-do el período revolucionario. El 16 de agosto del año 1792, laAsamblea Legislativa, bajo la presión de las insurreccionescampesinas y del ánimo alterado del pueblo de París, despuésde haber éste ocupado el palacio real, decidió devolver a lascomunas las tierras que les habían quitado; pero, al mismotiempo, dispuso que de estas tierras, las de laboreo fueran dis-tribuidas solamente entre los "ciudadanos", es decir, entre loscampesinos más acomodados. Esta medida, naturalmente, pro-vocó nuevas insurrecciones, y fue derogada al año siguientecuando, después de la expulsión de los girondinos de la Con-vención, los jacobinos dispusieron, el 11 de junio de 1793, quetodas las tierras comunales quitadas a los campesinos por losterratenientes y otros, a partir del año 1669, fueran devueltasa las comunas que podían -si lo decidía una mayoría de dos ter-cios de votos- repartir las tierras comunales, pero, en tal caso,en partes iguales entre todos los habitantes, tanto ricos comopobres, tanto "activos" como "inactivos".

Sin embargo, las leyes sobre la repartición de las tierras co-munales eran contrarias de tal modo a las concepciones de loscampesinos, que estos últimos no las cumplían, y en todas par-tes donde los campesinos volvían a poseer, aunque no fueramás que una parte de las tierras, comunales que les habíanusurpado, las poseían en común, dejándolas sin dividir. Peropronto sobrevinieron los largos años de guerras y la reacción, y

212

Page 213: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

las tierras comunales fueron llanamente confiscadas por el es-tado (en el año 1794) para asegurar los préstamos estatales;una parte fue destinada a la venta, y al final de cuentas, usur-pada; luego fueron devueltas las tierras nuevamente a las co-munas, y otra vez confiscadas (en el año 1813), y recientemen-te en el año 1816, los restos de estas tierras, constituidos poralrededor de 6.000.000 de deciatinas de la tierra menos pro-ductiva, fueron devueltas a las comunas aldeanas. Todo, régi-men nuevo veía en las tierras comunales una fuente accesiblepara recompensar a sus partidarios, y tres leyes (la primera en1837, y la última bajo Napoleón III) fueron promulgadas con elfin de incitar a las comunas aldeanas a realizar la reparticiónde las tierras comunales. Pero tampoco éste fue, todavía, el finde las penurias comunales. Hubo que derogar tres veces estasleyes, debido a la resistencia que encontraron en las aldeas,pero cada vez, el gobierno consiguió usurpar algo de las poses-iones comunales; así Napoleón III, con el pretexto de proteger,con un método perfeccionado, la agricultura, entregó grandesposesiones comunales a algunos de sus favoritos.

He aquí la serie de violencias con que los adoradores del cen-tralismo luchaban contra la comuna. Y a esto llaman los econo-mistas "muerte natural de la agricultura comunal, en virtud delas leyes económicas"

En cuanto a la administración propia de las comunas aldea-nas, ¿qué podía quedar de ella después de tantos golpes? Elgobierno consideraba al alcalde y a los síndicos Como funcio-narios gratuitos, que cumplían determinadas funciones de lamáquina estatal. Aun ahora, bajo la tercera república, la aldeaestá privada de toda independencia, y dentro de la comuna nopuede ser realizado el más mínimo acto sin la intervención yaprobación de casi todo el complejo mecanismo estatal, inclu-yendo los prefectos y los ministros. Resulta difícil creerlo, y sinembargo tal es la realidad. Si, por ejemplo, un campesino tieneintención de pagar con un depósito en dinero su parte de tra-bajo en la reparación de un camino comunal (en lugar de ponerél mismo la cantidad necesaria de pedregullo), no menos de do-ce funcionarios del Estado, de diferentes rangos, deben dar suconformidad y para ello se necesitan 52 documentos, que

213

Page 214: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

deben intercambiar los funcionarios, antes de que se permitaal campesino hacer su pago en dinero al consejo comunal. Lomismo si una tormenta arroja un árbol en el camino; y todo elresto tiene igual carácter.

Lo que ocurrió en Francia sucedió en toda Europa occidentaly central. Aun los años principales del colosal saqueo de las tie-rras comunales coinciden en todas partes. En Inglaterra, laúnica diferencia reside en que el pillaje se efectuó por mediode actos aislados y no por medio de una ley general, en una pa-labra, se produjo con menor precipitación que en Francia pero,sin embargo, con mayor solidez. La usurpación de las tierrascomunales por los terratenientes (landlords) empezó en el sigloXV, después de la sofocación de la insurrección campesina enel año 1380, como se desprende de la Historia de Rossus y delestatuto de Enrique VII, en los cuales se habla de estas usurpa-ciones bajo el título de "Abominaciones y fecharías que perjudi-can al bien público". Más tarde, bajo Enrique VIII, se inició, co-mo es sabido, una investigación especial (Great Inquest), cuyoobjeto era hacer cesar la usurpación de las tierras comunales:pero esta investigación terminó con la ratificación de las dilapi-daciones, en las proporciones en que ya se habían llevado acabo.

La dilapidación de las tierras comunales se prolongó y secontinuó expulsando a los campesinos de las tierras. Pero sola-mente desde mediados del siglo XVIII, en Inglaterra como pordoquier en los, otros países, se instituyó una política sistemáti-ca, con miras a destruir la posesión comunal; de modo que noes menester asombrarse de que la posesión comunal haya de-saparecido, sino de que haya podido conservarse hasta en In-glaterra y "predominar aún en el recuerdo de los abuelos denuestra generación". El verdadero objeto de las actas de cerca-miento (Enclosure Acts), como fue demostrado por Seebohm,era la eliminación de la posesión, comunal' y fue eliminada tanpor completo cuando el Parlamento promulgó, entre 1760 y1844, casi 4.000 actas de cercamiento, que de ella quedan aho-ra sólo débiles huellas. Los lores se apoderaron de las tierrasde las comunas aldeanas y cada caso de despojo fue ratificadopor el Parlamento.

214

Page 215: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

En Alemania, Austria y Bélgica, la comuna aldeana fue destr-uida por el estado de modo exactamente igual. Fueron raroslos casos en que los comuneros mismos dividieran entre sí lastierras comunales, a pesar de que en todas partes el estadoobligaba a tal repartición o, simplemente, favorecía el despojode sus tierras por particulares, El último golpe a la posesióncomunal en el norte de Europa fue asestado también a media-dos del siglo XVIII. En Austria, el gobierno tuvo qué poner enacción la fuerza bruta, en el año 1768, para obligar a las comu-nas a realizar la división de las tierras, y dos años después sedesignó, para este objeto, una comisión especial. En Prusia, Fe-derico II, en varias de sus ordenanzas (en 1752, 1763, 1765 y1769) recomendó a las Cámaras judiciales (Justizcollegien)efectuar la división por medio de la violencia. En un distrito dePolonia, Silesia, con el mismo objeto, fue publicada, en 1771,una resolución especial. Lo mismo sucedió también en Bélgica,pero, como las comunas demostraron desobediencia, entonces,en el año 1847, fue emitida una ley que daba al gobierno el de-recho de comprar los prados comunales y venderlos en parce-las y realizar una venta obligatoria de las tierras comunales sihubiese compradores.

Para abreviar, lo que se dice acerca de la muerte natural delas comunas aldeanas, en virtud de las leyes económicas, cons-tituye una broma tan pesada como si habláramos de la muertenatural de los soldados caídos en el campo de batalla. El ladopositivo de la cuestión es este: las comunas aldeanas vivieronmás de mil años, y en los casos en que los campesinos no fue-ron arruinados por las guerras y las requisiciones, gradualmen-te mejoraron los métodos de cultivo; pero, como el valor de latierra aumentaba debido al crecimiento de la industria, y la no-bleza, bajo la organización estatal, alcanzó una autoridad comonunca tuvo en el sistema feudal, se apoderó de la mejor partede las tierras comunales y aplicó todos sus esfuerzos en destr-uir las instituciones comunales.

Sin embargo, las instituciones de la comuna aldeana respon-den tan bien a las necesidades y concepciones de los que culti-van la tierra, que a pesar de todo, Europa hasta en la época

215

Page 216: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

presente está aún cubierta de supervivencias vivas de las co-munas aldeanas, y en la vida aldeana abundan aún hoy hábitosy costumbres cuyo origen se remonta al período comunal. EnInglaterra misma, a pesar de todas las medidas, draconianasadoptadas para destruir el viejo orden de cosas, existió hastaprincipios del siglo XIX. Gomme, uno de los pocos sabios ingle-ses que ha llamado la atención sobre esta materia, señala en suobra que en Escocia se han conservado muchas huellas de laposesión comunal de las tierras, y la "runrigtenancy"; es decir,la posesión por los granjeros de parcelas en muchos campos(derechos del comunero traspasados al granjero), se mantuvoen Forfarshire hasta el año 1813; y en algunas aldeas de Inver-nes, hasta el año 1801, era costumbre arar la tierra para todala comuna, sin trazar límites, distribuyéndola después de la la-bor. En Kilmoriel la participación y repartición de los camposestuvo en pleno vigor "hasta los últimos veinticinco años", de-cía Gomme, y la Comisión Crofter del año ochenta halló que es-ta costumbre se conservaba todavía en algunas islas". En Irlan-da, este mismo sistema predominó hasta la época del hambreterrible del año 1848. En cuanto a Inglaterra, las obras deMarshall, que pasaron inadvertidas mientras Nasse y Mine nollamaron la atención sobre ellas, no dejan la menor duda deque el sistema de la comuna aldeana gozaba de amplia difusiónen casi todas las regiones de Inglaterra, aún en los comienzosdel siglo XIX.

En el año 1870, sir Henry Maine fue "sorprendido extraordi-nariamente por la cantidad de casos de títulos de propiedadanormales, los que de modo necesario suponen una existenciaprimitiva de la posesión colectiva y del cultivo conjunto de latierra", y estos casos llamaron su atención después de un estu-dio comparativamente breve. Y como la posesión comunal seconservó en Inglaterra hasta una época tan reciente, es indu-dable que en las aldeas inglesas se hubiera podido hallar grannúmero de hábitos y costumbres de ayuda mutua, con sólo quelos escritores ingleses hubieran prestado mayor atención a lavida aldeana real.

Por último, tales rastros fueron señalados, no hace mucho,en un artículo del Journal of the Statistical Society, vol. IX,

216

Page 217: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

junio 1897, y en un excelente artículo de la nueva edición, un-décima, de la Enciclopedia Británica. Por este artículo nos en-teramos de que, valiéndose del "cercamiento" de los camposcomunales y dehesas, los supuestos dueños y los herederos delos derechos feudales quitaron a las comunas 1.016.700 decia-tinas desde el año 1709 hasta 1797, con preferencia camposcultivables; 484.490 deciatinas desde 1801 hasta 1842, y228.910 deciatinas desde 1845 hasta 1869; además, 37.040 de-ciatinas de bosques; en total 1.767.140 deciatinas, es decir,más de la octava parte de toda la superficie de Inglaterra, incl-uido Gales (13.789.000 deciatinas), fue quitada al pueblo.

Y a pesar de esto, la posesión comunal de la tierra se ha con-servado hasta ahora en algunos lugares de Inglaterra y Escoc-ia, como lo demostró en el año 1907 el doctor Gilbert Slater ensu obra detallada The English Peasantry and the Enclosure ofCommon Fields, donde están los planos de algunas de dichascomunas -que recuerdan plenamente los planos del libro de P.P. Semionof- y se describe su vida así: sistema de tres o cuatroamelgas, y los comuneros deciden todos los años en la asam-blea con qué sembrar la tierra en barbecho y se conservan las"franjas" lo mismo que en la comuna rusa. El autor del artículode la Enciclopedia Británica considera que hasta ahora quedanbajo posesión comunal, en Inglaterra, de 500.000 a 700.000deciatinas de campos, y principalmente dehesas.

En la parte continental de Europa, numerosas institucionescomunales, que han conservado hasta ahora su fuerza vital, seencuentran en Francia, Suiza, Alemania. Italia, Países Escandi-navos y en España, sin hablar de toda la Europa occidental es-lava. Aquí la vida aldeana, hasta ahora, está impregnada de há-bitos y costumbres comunales, y la literatura europea casi an-ualmente se enriquece con trabajos serios consagrados a estamateria, y lo que tiene relación con ella. Por esto, en la elec-ción de los ejemplos, tengo que limitarme a algunos, los mástípicos.

Suiza nos ofrece uno de estos ejemplos. Existen allí como re-públicas: Uri, Schwytz, Appenzell, Glarus y Unterwalden, queposeen una parte importante de sus tierras sin dividir y son

217

Page 218: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

administradas todas por la asamblea popular de toda la repú-blica (cantón), pero, en todas las otras repúblicas, las comunasaldeanas también gozan de amplia autonomía y vastas partesdel territorio federal permanecen hasta ahora en posesión co-munal. Dos tercios de todos los prados alpinos y dos tercios detodos los bosques de Suiza y un número importante de campos,huertos, viñedos, turberas, canteras, hasta ahora siguen siendode propiedad comunal. En el cantón de Vaud, donde todos losjefes de familia tienen derecho a participar con voto consultivoen las deliberaciones de los asuntos comunales, el espíritu co-munal se manifiesta con vivacidad especial en los consejos ele-gidos por ellos. Al final del invierno, en algunas aldeas, toda lajuventud masculina se encamina al bosque por algunos días,para cortar árboles y lanzarlos por las pendientes abruptas delas montañas (en forma semejante al deslizamiento en trineodesde las montañas); la madera para construcción y la leña sereparte entre todos los jefes de familia o se vende en su benefi-cio. Estas excursiones son verdaderas fiestas del trabajo viril.Sobre las orillas del lago de Ginebra, una parte del trabajo ne-cesario para conservar en orden las terrazas de los viñedosaun ahora se realiza en común; y en primavera, cuando el ter-mómetro amenaza descender a bajo cero antes de la salida delsol y cuando la helada podría dañar los sarmientos, el serenonocturno despierta a todos los jefes de familias, los cuales enc-ienden hogueras de paja y estiércol y preservan de tal modo alas vides de la helada, envolviéndolas en nubes de humo.

En el Tessino, los bosques son de dominio comunal; se reali-za la tala con mucha regularidad, por secciones, y los ciudada-nos de cada comuna reciben, por familia, su porción de rendi-miento. Luego, casi en todos los cantones las comunas aldea-nas poseen las llamadas Bürgernútzen, es decir, mantienen encomún una determinada cantidad de vacas para proveer demanteca a todas las familias; o bien cuidan en común los cam-pos o viñedos, cuyos productos se reparten entre los comune-ros, o bien, por último, arriendan su tierra, en cuyo caso el in-greso se destina al beneficio de toda la comuna.

En general, puede tomarse como regla que allí donde las co-munas han retenido una esfera de derechos lo suficientemente

218

Page 219: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

amplia como para ser partes vivas del organismo nacional, ydonde no han sido reducidas a la miseria completa, los comu-neros no dejan de cuidar sus tierras con atención. Debido a es-to, las propiedades comunales de Suiza presentan un contrasteasombroso, en comparación con la situación lamentable de lastierras "comunales" de Inglaterra. Los bosques comunales delcantón de Vaud y de Valais se conservan en excelente orden,según las reglas de la moderna silvicultura. En otros lugares,"las pequeñas franjas" de los campos comunales, que cambiande dueños bajo el sistema de reparticiones, están muy bienabonados, puesto que no hay escasez de ganado ni de prados.Los elevados prados alpinos, en general, se conservan bien, ylos caminos de las aldeas son excelentes. Y cuando admiramosel chalet suizo, es decir, la cabaña, los caminos montañeses, elganado campesino, las terrazas de los viñedos y las casas deescuela en Suiza, debemos recordar que la madera para laconstrucción del chalet, en su mayor parte, proviene de losbosques comunales, y los caminos y las casas escolares son re-sultado del trabajo comunal. Naturalmente, en Suiza, como entodas partes, la comuna perdió muchos de sus derechos y func-iones, y la "corporación", compuesta por un pequeño númerode viejas familias, ocupó el lugar de la comuna aldeana anter-ior, a la que pertenecían todos. Pero lo que se conservó, man-tuvo, según la opinión de investigadores serios, su plenavitalidad.

Apenas es necesario decir que en las aldeas suizas se conser-van, hasta ahora, muchos hábitos y costumbres de ayuda mut-ua. Las veladas para descascarar nueces, que se realizan porturno en cada hogar; las reuniones al atardecer para coser elajuar en casa de la doncella que se va a casar; las invitacionesa la "ayuda" cuando se construyen casas y para la recolecciónde la cosecha, y de igual manera para todos los trabajos posi-bles que pudieran ser necesarios a cada uno de los comuneros;la costumbre de intercambiar los niños de un cantón a otro conel fin de enseñarles dos idiomas distintos, francés y alemán,etc., todo esto es un fenómeno completamente corriente.

Es curioso observar que también diferentes necesidades mo-dernas se satisfacen de este mismo modo. Así, por ejemplo, en

219

Page 220: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

Glarus, la mayoría de los prados alpinos fueron vendidos enépoca de calamidades, pero las comunas continúan aún com-prando campos llanos, y así, después que las parcelas recom-pradas han permanecido en poder de diferentes comuneros du-rante diez, veinte o treinta años, vuelven al cuerpo de las tie-rras comunales, que se distribuyen según las necesidades detodos los miembros. Existen también grandes cantidades depequeñas uniones que se dedican a la producción de artículosalimenticios necesarios -pan, queso, vino- por medio del traba-jo común, a pesar de que esta producción no ha alcanzadograndes proporciones; y finalmente, gozan de gran difusión enSuiza las cooperativas rurales. Las asociaciones de diez a trein-ta campesinos que compran y siembran en común prados ycampos constituyen un fenómeno corriente; y las asociacionespara la venta de leche y queso están organizadas en todo el pa-ís. En suma, Suiza fue la cuna de esta forma de cooperación.Además, allí se presenta un amplio campo para el estudio detoda clase de sociedades pequeñas y grandes, fundadas para lasatisfacción de todas las posibles necesidades modernas. Así,por ejemplo, casi en todas las aldeas de algunas partes de Sui-za se puede hallar toda una serie de sociedades: de proteccióncontra incendios, de aprovisionamiento del agua, de paseos enbotes, de conservación de los muelles del lago, etc.; además,todo el país está sembrado de sociedades de arqueros, tirado-res, topógrafos, exploradores y de otras sociedades semejan-tes, nacidas de los peligros que significa el militarismo moder-no y el imperialismo.

Sin embargo, Suiza no es, de ningún modo, una excepción enEuropa, puesto que instituciones y hábitos semejantes se pue-den observar en las aldeas de Francia, Italia, Alemania, Dina-marca, etcétera. Así, en las páginas precedentes hemos habla-do de lo que hicieron los gobernantes de Francia con el fin dedestruir la comuna aldeana y usurparle sus tierras, pero, a pe-sar de todos los esfuerzos del gobierno, una décima parte detodo el territorio apto para el cultivo, es decir, alrededor de13.500.000 acres que comprenden la mitad de los prados natu-rales y casi la quinta parte de los bosques del país continúanbajo posesión comunal. Estos bosques proveen a los comunerosde combustible, y la madera de construcción, en la mayoría de

220

Page 221: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

los casos, es cortada por medio del trabajo comunal, con todala regularidad deseable; el ganado de los comuneros pace li-bremente en las dehesas comunales, y el remanente de loscampos comunales se divide y reparte en algunos lugares deFrancia -como en las Ardenas- de modo corriente.

Estas fuentes suplementarias que ayudan a los campesinosmás pobres a sobrellevar los años de malas cosechas sin ven-der las parcelas pequeñas de tierra de su pertenencia y sin en-redarse en deudas impagables, sin duda tienen importanciatanto para los trabajadores agrícolas como para casi 3.000.000de modestos campesinos-propietarios. Hasta es dudoso que lapequeña propiedad campesina pudiera conservarse sin ayudade estas fuentes suplementarias. Pero la importancia ética dela propiedad comunal, por pequeñas que fueran sus proporcio-nes, sobrepasa en mucho a su importancia económica. Ayuda ala conservación, en la vida aldeana, de un núcleo de hábitos ycostumbres de ayuda mutua que indudablemente actúa comocontrapeso del individualismo estrecho y de la codicia, que tanfácilmente se desarrolla entre los pequeños propietarios de latierra, y facilita el desenvolvimiento de las formas modernas decooperación y sociabilidad. La ayuda mutua, en todas las cir-cunstancias de la vida aldeana, entra en la rutina habitual de laaldea. Por todas partes encontramos, bajo nombres distintos, el"charroi", es decir, ayuda libre prestada por los vecinos paralevantar la cosecha, para la recolección de uva, para la cons-trucción de una casa, etcétera; por todas partes encontramoslas mismas reuniones vespertinas que en Suiza. En todas par-tes los comuneros se asocian para efectuar todos los trabajosposibles que ellos por sí solos no podrían realizar. Casi todoslos que han escrito sobre la vida aldeana francesa han mencio-nado esta costumbre. Pero quizá lo mejor de todo sería citaraquí algunos fragmentos de cartas que recibí de un amigo, alque rogué comunicarme sus observaciones sobre esta materia.Estas informaciones se deben a un hombre de edad, que ha si-do durante mucho tiempo alcalde de su comuna natal en el Surde Francia (en el departamento de Ariége); los hechos qué hacomunicado le eran conocidos merced a una observación per-sonal de muchos años y tienen la ventaja de que provienen deuna localidad y no están tomados por partes, de observaciones

221

Page 222: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

hechas en lugares alejados entre sí. Algunos de ellos puedenparecer baladíes, pero en general, pintan el mundillo entero dela vida aldeana.

"En algunas comunas, próximas a las nuestras -escribe miamigo- se mantiene en pleno vigor la vieja costumbre del'emprount. Cuando en la granja se necesitan muchas manospara el cumplimiento rápido de cierto trabajo -recoger papas osegar un prado- se convoca a los jóvenes de la vecindad; reú-nense mozos y muchachas y realizan el trabajo animada y grat-uitamente, y por la tarde, después de una cena alegre, los jóve-nes organizan bailes.

"En las mismas aldeas, cuando una moza se va a casar, lasvecinas de la aldehuela se reúnen en su casa para coser su aj-uar. En algunas aldeas las mujeres, aún ahora, hilan con bas-tante celo. Cuando le llega la época a determinada familia dedevanar el hilo, se realiza este trabajo en una tarde, con la ayu-da de los vecinos invitados. En muchas comunas de Ariége, yen otros lugares del Suroeste de Francia, el desgranamientodel maíz también se efectúa con la ayuda de todos los vecinos.Se les agasaja con castañas y vino, y los jóvenes danzan des-pués de terminado el trabajo. La misma costumbre se practicaal elaborarse el aceite de nueces y al recoger el cáñamo. En lacomuna L., la misma costumbre se observa cuando se transpor-ta el trigo. Estos días de trabajo pesado se convierten en fies-tas, puesto que el dueño considera un honor agasajar a los vo-luntarios con una buena comida. No se fija pago alguno: todosse ayudan mutuamente.

"En la comuna C., la superficie de las dehesas comunales seaumenta cada año, de modo que actualmente casi toda la tierrade la comuna ha pasado a ser de uso común. Los pastores sonelegidos por los dueños del ganado, incluyendo también lasmujeres. Los toros son comunales.

"En la comuna M., los pequeños rebaños de 40 a 50 cabezasque pertenecen a los comuneros, se reúnen en uno y luego sedividen en tires o cuatro rebaños antes de enviarlos a los pra-dos de la montaña. Cada dueño permanece durante una sema-na junto al rebaño, en calidad de pastor.

222

Page 223: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

"En la aldea C., algunos jefes de familia compraron en comúnuna trilladora, todas las familias, en común, proveen los hom-bres que son necesarios, quince o veinte, para atender la máq-uina. Otras tres trilladoras compradas por los jefes de familiade la misma aldea son ofrecidas en alquiler por ellos, pero eltrabajo en este caso es realizado por ayudantes forasteros, in-vitados del modo habitual.

"En nuestra comuna R., era necesario levantar un muro alre-dedor del cementerio. La mitad de la suma requerida para lacompra de la cal y para el pago de los obreros hábiles fue dadapor él consejo del distrito, y la otra mitad fue reunida por sus-cripción. En cuanto al trabajo de suministrar arena y agua,mezclar la argamasa y ayudar a los albañiles, todo fue realiza-do por voluntarios (lo mismo que sé hace en la djemâa kabile-ña). Los caminos de la aldea son limpiados también por mediodel trabajo voluntario de los comuneros. Otras comunas cons-truyeron de tal modo sus fuentes. La prensa para extraer el ju-go de la uva y otras pequeñas instalaciones a menudo son depropiedad comunal."

Dos habitantes de la misma localidad, interrogados por miamigo, agregaron lo siguiente:

"En O., hace algunos años no existía molino. La comuna cons-truyó un molino imponiendo una contribución a los comuneros.En cuanto al molinero, para evitar que incurriera en cualquierclase de engaños y de parcialidad, se decidió pagarle dos fran-cos por consumidor y que el trigo fuera molido gratis.

"En Saint G., muy pocos campesinos se aseguran contra in-cendio. Cuando se produce un incendio -como sucedió recien-temente- todos entregan algo a la familia damnificada: una cal-dera, una sábana, una silla, etc., y de tal modo el modesto ho-gar es reconstituido. Todos los vecinos ayudan al perjudicadopor el incendio a reconstruir su casa, y la familia, mientras tan-to, se aloja gratuitamente en casa de los vecinos."

223

Page 224: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

Semejantes hábitos de ayuda mutua, y se podrían citar unsinnúmero, indudablemente nos explican por qué los campesi-nos franceses se asocian con tal facilidad para el uso por turnodel arado y sus yuntas de caballos, o bien de la prensa de uva ode la trilladora, cuando los últimos pertenecen a una ciertapersona de la aldea, y de igual modo también para la realiza-ción en común de todo género de trabajos de aldea. La conser-vación de los canales de riego, el desmonte de los bosques, ladesecación de pantanos, la plantación de árboles, etc., desdetiempo inmemorial, eran realizados por el municipio. Lo mismocontinúa haciéndose ahora. Así, por ejemplo, muy recientemen-te en La Bome, en el departamento de Lozére, las colinas ári-das y bravías fueron convertidas en ricos huertos mediante eltrabajo común. "La gente llevaba la tierra sobre sus hombros;construyeron terrazas y las sembraron de castaños y durazne-ros; diseñaron huertos y trajeron el agua, por medio de un ca-nal, desde dos o tres millas de distancia". Ahora, según parece,se ha construido allí un nuevo acueducto de once millas delongitud.

El mismo espíritu comunal explica el notable éxito obtenidoen los últimos tiempos por los sindicatos agrícolas; es decir, lasasociaciones de campesinos y granjeros. En el año 1884, se au-torizaron, en Francia, las asociaciones compuestas por más de19 personas, y apenas es necesario agregar que cuando se de-cidió hacer esta "experiencia peligrosa" -como se dijo en la Cá-mara de los Diputados- los funcionarios tomaron todas aquellas"precauciones" posibles que sólo la burocracia puede inventar.Pero, a pesar de todo, Francia se llena de asociaciones agríco-las (sindicatos). Al principio se formaban solamente para lacompra de abono y semillas, puesto que las adulteraciones enestos dos ramos y las mezclas de toda clase de desperdicios al-canzaron proporciones inverosímiles. Pero gradualmente ex-tendieron su actividad en diversas direcciones; incluso a laventa de productos agrícolas y a la mejora constante de lasparcelas de tierras. En el sur de Francia, los estragos produci-dos por la filoxera originaron la formación de gran número deasociaciones entre los propietarios de viñedos. Diez, veinte, aveces treinta de esos propietarios organizaban un sindicato,compraban una máquina a vapor para bombear agua y hacían

224

Page 225: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

los preparativos necesarios para inundar sus viñedos por tur-no. Constantemente se forman nuevas asociaciones para la de-fensa contra las inundaciones, para el riego, para la conserva-ción de los canales de riego ya existentes, etc. Y no constituyeobstáculo alguno el deseo unánime de todos los campesinos dela vecindad en cuestión que la ley exige. En otros lugares en-contramos las fruitiéres o asociaciones de queseros o lecheros,y algunos de ellos reparten el queso y la manteca en partes ig-uales, independientemente del rendimiento de leche de cadavaca. En Ariége existe una asociación de ocho comunas dife-rentes para el cultivo conjunto de sus tierras, que se unieronen una; en el mismo departamento, comunas en 172 sindicatoshan organizado la ayuda médica gratuita; en conexión con lossindicatos surgen también sociedades de consumidores, etcéte-ra. "Una verdadera revolución se realiza en nuestras aldeas -di-ce Alfred Baudrillart- por medio de estas asociaciones que adq-uieren en cada región de Francia su carácter propio".

Casi Tomismo puede decirse también de Alemania. En todaspartes donde los campesinos han podido detener el despojo desus tierras comunales, las conservan en propiedad comunal, laque predomina ampliamente en Württemberg, Baden, Hohen-zollern, y en la provincia de Hessen, en Starkenberg. Los bosq-ues comunales, en general, se conservan en estado excelente, yen miles de comunas tanto la madera de construcción como laleña se reparte anualmente entre todos los habitantes; hasta laantigua costumbre denominada Lesholztag goza aún ahora deamplia difusión: al tañido de la campana del campanario de laaldea, todos los habitantes se dirigen al bosque para traer cadauno cuanta leña pueda. En Westfalia existen comunas en lascuales se cultiva toda la tierra como si fuera una propiedad co-mún, según las exigencias de la agronomía moderna. En cuan-to a los viejos hábitos y costumbres comunales, se hallan hastaahora en vigor en la mayor parte de Alemania. Las invitacionesa la "ayuda", verdaderas fiestas del trabajo, son un fenómenoarteramente corriente en Westfalia, Hessen y Nassau. En lasregiones en que abundan maderas de construcción, para laconstrucción de una casa nueva, se toma habitualmente delbosque comunal y todos los vecinos ayudan en la edificación.Hasta en los arrabales de la gran ciudad de Francfort, entre los

225

Page 226: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

hortelanos, en casa de enfermedad de alguno de ellos, existe lacostumbre de ir los domingos a cultivar el huerto del camaradaenfermos.

En Alemania, lo mismo que en Francia, cuando los gobernan-tes del pueblo derogaron las leyes dirigidas contra las asociac-iones de campesinos -lo que fue hecho en 1884-1888- este gé-nero de uniones comenzó a desarrollarse con rapidez asombro-sa, a pesar de toda clase de obstáculos ofrecidos por la nuevaley, que estaba lejos de favorecerlas. El hecho es que -dice Bu-chenberger- debido a estas uniones, en millares de comunas al-deanas, en las que antes nada sabían de abonos químicos ni dealimentación racional del ganado, ahora tanto el uno como laotra se aplican en proporciones sin precedentes" (t. II, pág.507). Con ayuda de estas uniones se compra todo género deinstrumentos y de máquinas agrícolas que economizan trabajo,y de modo parecido se introducen diferentes métodos para elmejoramiento de la calidad de los productos. Se forman tam-bién uniones para la venta de los productos agrícolas y para lamejora constante de las parcelas de tierra.

Desde el punto de vista de la economía social, todos estos es-fuerzos de los campesinos naturalmente no tienen gran impor-tancia. No pueden aliviar de modo sustancial -y menos todavíadurable- la miseria a que están condenadas las clases agrícolasde toda Europa. Pero desde el punto de vista moral, que es elque nos ocupa en este momento, su importancia es enorme.Demuestra que, aun bajo el sistema del individualismo desen-frenado que domina ahora, las masas agrícolas conservan pia-dosamente la ayuda mutua heredada por ellos; y en cuanto losEstados debilitan las leyes férreas mediante las cuales destru-yeron todos los lazos existentes entre los hombres para tener-los mejor en sus manos, estos lazos se reanudan inmediata-mente, a pesar de las innumerables dificultades políticas, eco-nómicas y sociales; y se reconstituyen en las formas que mejorresponden a las exigencias modernas de la producción. Y seña-lan también las direcciones en que es menester buscar el máxi-mo progreso, y las formas en que tienden a fundirse.

226

Page 227: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

Fácilmente podría aumentarse la cantidad de ejemplos, to-mándolos de Italia, España y, especialmente, Dinamarca, y po-drían señalarse algunos rasgos muy interesantes, propios decada uno de estos países. Sería menester, también, mencionarla población eslava de Austria y de la península balcánica, en laque aún existe la "familia compuesta" y el "hogar indiviso" ygran número de instituciones de apoyo mutuo. Pero me apresu-ro a pasar a Rusia, donde la misma tendencia al apoyo mutuoasume algunas formas nuevas e inesperadas. Además, exami-nando la comuna aldeana en Rusia, tenemos la ventaja de po-seer una enorme cantidad de material, emprendido por algu-nos ziemstva (concejos campesinos) y que comprendía una po-blación de casi 20.000.000 de campesinos de diferentes partesde Rusia.

De la enorme cantidad de datos reunidos por los censos ru-sos se pueden extraer dos importantes conclusiones. En la Rus-ia Media, donde una tercera parte de la población campesina,si no más, fue arrastrada a la ruina completa (por los impues-tos gravosos, los nadiely muy pequeños, de tierra mala, el ele-vado arriendo y la recaudación muy severa de' impuestos des-pués de pérdidas completas de cosechas) se hizo evidente, du-rante los primeros veinticinco años de la emancipación de loscampesinos de la servidumbre, la tendencia decidida a estable-cer la propiedad, personal de la tierra dentro de las comunasaldeanas. Muchos campesinos empobrecidos, "sin caballos",abandonaron sus nadiely, y sus tierras a menudo pasaban a serpropiedad de los campesinos más ricos, los cuales, dedicadosal comercio, poseían fuentes suplementarias de ingresos; obien los nadiely cayeron en manos de comerciantes extrañosque compraban tierras, principalmente con objeto de arrendar-las luego a los mismos campesinos a precios desproporcionada-mente elevados. Se debe observar también que, debido a unaomisión en la Ley de Emancipación de 1861, ofrecíase unagran posibilidad de acaparar las tierras de los campesinos aprecio muy bajo y los funcionarios del Estado, a su vez, utiliza-ban su influencia poderosa en favor de la propiedad privada yse comportaban en forma negativa hacia la propiedad comunal.

227

Page 228: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

Sin embargo, desde el año 1880 comenzó también una fuerteoposición en Rusia Media contra la propiedad personal, y loscampesinos que ocupaban una posición intermedia entre los ri-cos y los pobres hicieron esfuerzos enérgicos para mantenerlas comunas. En cuanto a las fértiles estepas del sur, que sonlas partes de la Rusia europea actualmente más pobladas y ri-cas, fueron principalmente colonizadas durante el siglo XIX,bajo el sistema de la propiedad personal o la usurpación reco-nocida en esta forma por el estado. Pero desde que en la Rusiadel sur fueron introducidos, con ayuda de la máquina, métodosmejorados de agricultura, los campesinos propietarios de algu-nos lugares comenzaron, por sí mismos, a pasar de la propie-dad personal a la comunal, de modo que ahora en este granerode Rusia se puede hallar, según parece, una cantidad bastanteimportante de comunas aldeanas, creadas libremente y de ori-gen muy reciente.

La Crimea y la parte del continente situada al norte de ella(la provincia de Tauride), de las cuales tenemos datos detalla-dos, pueden servir mejor que nada para ilustrar este movimien-to. Después de su anexión a Rusia, en el año 1783, esta locali-dad comenzó a ser colonizada por emigrantes de la gran Rusia,la pequeña Rusia y la Rusia blanca -por cosacos, hombres li-bres y siervos fugitivos- que afluían aisladamente o en peque-ños grupos de todos los rincones de Rusia. Al principio se dedi-caron a la ganadería, y más tarde, cuando comenzaron a ararla tierra, cada uno araba cuanto podía. Pero, cuando debido alaflujo de colonos que se prolongaba, y a la introducción de losarados perfeccionados, aumentó la demanda de tierra, surgie-ron entre los colonos disputas exasperadas. Las disputas seprolongaron años enteros hasta que estos hombres, no ligadosantes por ningún vínculo mutuo, llegaron gradualmente al pen-samiento de que era necesario poner fin a las discordias intro-duciendo la propiedad comunal de la tierra. Entonces comenza-ron a concertar acuerdos según los cuales la tierra que hablanposeído hasta entonces personalmente pasaba a ser de propie-dad comunal; e inmediatamente después comenzaron a dividiry a repartir esta tierra, según las costumbres establecidas enlas comunas aldeanas. Este movimiento fue adquiriendo, grad-ualmente, vastas proporciones, y en un territorio relativamente

228

Page 229: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

pequeño, las estadísticas de Tauride hallaron 161 aldeas en lasque la posesión comunal había sido introducida por los mismoscampesinos propietarios, en reemplazo de la propiedad priva-da, principalmente durante los años 1855-1885. De tal modo,los colonos elaboraron libremente los tipos más variados de co-muna aldeana. Lo que, añade todavía un especial interés a estepaso de la posesión personal de la tierra a la comunas que serealizó no sólo entre los grandes rusos, acostumbrados a la vi-da comunal, sino también entre los pequeños rusos, que hacíamucho que bajo el dominio polaco habían olvidado la comuna,y también entre los griegos y búlgaros y hasta entre los alema-nes, quienes ya hacía tiempo habían conseguido elaborar, ensus florecientes colonias semi-industriales, en el Volga, un tipoespecial de comuna aldeana. Los tártaros musulmanes de laprovincia de Tauride, evidentemente, continuaron poseyendola tierra según el derecho común musulmán, que permitía sólouna limitada posesión personal de la tierra; pero, aun entreellos, en algunos contados casos implantaron la comuna aldea-na europea. En cuanto a las otras nacionalidades que pueblanla provincia de Tauride, la posesión privada fue suprimida enseis aldeas estonas, dos griegas, dos búlgaras, una checa y unaalemana.

El retorno a la posesión comunal de la tierra es característicode las fértiles estepas del sur. Pero, ejemplos aislados del mis-mo retorno se pueden encontrar también en la pequeña Rusia.Así, en algunas aldeas de la provincia de Chernigof, los campe-sinos eran antes propietarios privados de la tierra; tenían docu-mentos legales individuales de sus parcelas, y disponían libre-mente de la tierra, dándola en arriendo o dividiéndola. Pero en1850 se inició entre ellos un movimiento en favor de la pose-sión comunal, y sirvió de argumento principal el aumento delnúmero de familias empobrecidas. Inicióse tal movimiento enuna aldea, y después le siguieron otras, y el último caso citadopor V. V. se remontaba al año 1882. Naturalmente, se origina-ron choques entre los campesinos pobres que exigían el paso ala posesión comunal y los ricos, que ordinariamente prefierenla propiedad privada, y a veces la lucha se prolongaba años en-teros. En algunas localidades, la resolución unánime de toda lacomuna, exigida por la ley para el paso a la nueva forma de

229

Page 230: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

posesión de la tierra, no pudo ser alcanzada, y la aldea se divi-dió entonces en dos partes: una continuaba con la posesión pri-vada de la tierra y la otra pasaba a la comunal; a veces, se fun-dían, más tarde, en una comuna, y a veces quedaban así, cadacual con su forma de posesión de la tierra.

En cuanto a Rusia central, en muchas aldeas cuya poblaciónse inclinaba a la posesión privada surgió, desde el año 1880,un movimiento de masas en favor del restablecimiento de la co-muna aldeana. Hasta los campesinos propietarios, que habíanvivido durante años bajo el sistema de posesión personal de latierra, volvían al orden comunal. Así, por ejemplo, existe unacantidad importante de ex-siervos que han recibido sólo unacuarta parte de nadie, pero Ubres de redención y con títulos depropiedad privada. En el año 1890, inicióse entre ellos un mo-vimiento (en las provincias de Kursk, Riazan, Tanibof y otras)cuya finalidad era establecer en común sus parcelas, sobre labase de la posesión comunal. Exactamente lo mismo "los agri-cultores libres" (vólnye klebopáshtsy) que fueron emancipadosde la servidumbre por la ley de 1803 y que compraron sus nad-iely cada familia por separado casi todos pasaron ahora al sis-tema comunal, libremente introducido por ellos. Todos estosmovimientos se remontan a una época muy reciente, y en ellosparticipan también los campesinos de otras nacionalidades,además de la rusa. Así, por ejemplo, los búlgaros del distrito deTiraspol, que poseyeron la tierra durante sesenta años bajo ré-gimen de propiedad privada, introdujeron la posesión comunalen los años 1876-1882. Los, menonitas alemanes del distrito deBerdiansk lucharon, en el año 1890 por la introducción de laposesión comunal, y los pequeños campesinos-propietarios(Kleinwirthschafiliche), entre los bautistas alemanes, hicieronpropaganda en sus aldeas para la adopción de la misma medi-da. Para concluir citaré un ejemplo más: en la provincia de Sa-mara, el gobierno ruso organizó, a modo de ensayo, en el año1840, 103 aldeas bajo el régimen de la posesión privada de latierra. Cada jefe de familia recibió un excelente nadiel, de 40deciatinas. En el año 1890, en 72 aldeas de estas 103, los cam-pesinos expresaron su deseo de pasar a la posesión comunal.Tomo todos estos hechos del excelente trabajo de V. V., quien,a su vez, se limitó a clasificar los que las estadísticas

230

Page 231: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

territoriales señalaron durante los censos por hogar arribacitados.

Tal movimiento en favor de la posesión comunal va rotunda-mente en contra de las teorías económicas modernas, segúnlas cuales el cultivo intensivo de la tierra es incompatible conla comuna aldeana. Pero de estás teorías se puede decir sola-mente que nunca pasaron por el luego de la experiencia prácti-ca: pertenecen enteramente al dominio de las teorías abstrac-tas. Los hechos mismos que tenemos ante nuestros ojos dem-uestran, por el contrario, que en todas partes donde los campe-sinos rusos, gracias al concurso de circunstancias favorables,fueron menos presa de la miseria, y en todas partes donde ha-llaron entre sus vecinos hombres experimentados y que teníaniniciativa la comuna aldeana contribuían la introducción de di-ferentes perfeccionamientos en el dominio de la agricultura y,en general, de, la vida campesina. Aquí, como en todas partes,la ayuda mutua conduce al progreso más rápidamente y mejorque la guerra de cada uno contra todos, como puede verse porlos hechos siguientes. Hemos visto ya (apéndice XVI) que loscampesinos ingleses de nuestro tiempo, allí donde la comunase conservó intacta, convirtieron el campo en barbecho, encampos de leguminosas y tuberosas. Lo mismo empieza a ha-cerse también en Rusia.

Bajo Nicolás 1, muchos funcionarios del Estado y terraten-ientes obligaban a los campesinos a introducir el cultivo comu-nal en las pequeñas parcelas que pertenecían a la aldea, con elfin de llenar los depósitos comunales de grano. Tales cultivos,que en el espíritu de los campesinos van unidos a los peores re-cuerdos de la servidumbre, fueron abandonados inmediata-mente después de la caída del régimen servil; pero ahora loscampesinos comienzan, en algunas partes, a establecerlos poriniciativa propia. En un distrito (Ostrogozh, de la provincia deKursk) fue suficiente el espíritu de empresa de una persona pa-ra introducir tales cultivos en las cuatro quintas partes de lasaldeas del distrito. Lo mismo se observa también en algunasotras localidades. En. el día fijado, los comuneros se reúnen pa-ra el trabajo: los ricos con arados o carros, y los más pobresaportan al trabajo común sólo sus propias manos, y no se hace

231

Page 232: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

tentativa alguna de calcular cuánto trabaja cada uno. Luego, lorecaudado por el cultivo comunal es destinado a préstamo paralos comuneros más pobres -la mayoría de las veces sin devolu-ción-, o bien se utiliza para mantener a los huérfanos y viudas,o para reparar la iglesia de la aldea o la escuela, o, por último,para el pago de cualquier deuda de la comuna.

Como debe esperarse de hombres que viven bajo el sistemade la comuna aldeana, todos los trabajos que entran, por asídecirlo, en la rutina de la vida aldeana (la reparación de cami-nos y puentes, la construcción de diques y caminos de fajina, ladesecación de pantanos, los canales de riego y pozos, la tala debosques, la plantación de árboles, etc.), son realizados por lascomunas enteras; exactamente lo mismo que la tierra, muy amenudo, se arrienda en común, y los prados son segados portodo el mir, y al trabajo van los ancianos y los jóvenes, los hom-bres y las mujeres, como lo ha descrito magníficamente L. N.Tolstoy. Tal género de trabajo es cosa de todos los días en to-das partes de Rusia; pero la comuna aldeana no elude de modoalguno las mejoras de la agricultura moderna, cuando puedehacer los gastos correspondientes y cuando el conocimiento,que habla sido hasta entonces privilegio de los ricos, penetra,por fin, en la choza de la aldea.

Hemos indicado ya que los arados perfeccionados se extien-den rápidamente en el sur de Rusia, y está probado que en mu-chos casos precisamente las comunas aldeanas, cooperaron enesta difusión. Sucedía también, cuando el arado era compradopor la comuna, que, después de probarlo en la parcela de latierra comunal, los campesinos indicaban los cambios necesar-ios a aquellos a quienes habían comprado el arado; o bien,ellos mismos prestaban ayuda para organizar la producción ar-tesana de atados baratos. En el distrito de Moscú, donde lacompra de arados por los campesinos se extendió rápidamente,el impulso fue dado por aquellas comunas que arrendaban latierra en común y fue hecho esto con el fin especial de mejorarsus cultivos.

En el nordeste de Rusia, en la provincia de Viatka, pequeñasasociaciones de campesinos que viajaban con sus aventadoras

232

Page 233: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

(fabricadas por los artesanos de uno de los distritos en queabundaba el hierro) extendieron el uso de estas máquinas en-tre ellos, y aun en las provincias vecinas. La amplia difusión delas trilladoras en las provincias de Samara, Sartof y Jerson, esel resultado de la actividad de las asociaciones de campesinos,que pueden llegar a comprar hasta una máquina cara, mien-tras que el campesino aislado no está en condiciones de hacer-lo. Y mientras que en casi todos los, tratados económicos díce-se que la comuna aldeana está condenada a desaparecer encuanto el sistema de tres amelgas sea reemplazado por el culti-vo rotativo, vemos que en Rusia muchas comunas aldeanas to-maron la iniciativa de la introducción justamente de este siste-ma de cultivo rotativo, lo mismo que hicieron en Inglaterra. Pe-ro antes de pasar a él, los campesinos habitualmente reservan,una parte de los campos comunales para efectuar ensayos desiembra artificial de pastos, y las semillas son compradas porel mir.

Si el ensayo tiene éxito, los campesinos no se sienten emba-razados en hacer una nueva repartición de los campos para pa-sar a la economía de cuatro, cinco y aun seis amelgas.

Este sistema se practica ahora en centenares de aldeas de laprovincia de Moscú, Tver, Smolensk, Viatka y Pskof. Y allí don-de el posible separar cierta cantidad de tierra para este fin, lascomunas reservan parcelas para el cultivo de plantíos defrutales.

Además, las comunas emprenden, con bastante frecuencia,mejoras constantes, como el drenaje y el riego. Así, por ejem-plo, en tres distritos de la provincia de Moscú, de carácter in-dustrial marcado, durante una década (1880-1890), se ejecuta-ron trabajos de drenaje en gran escala en 180 a 200 aldeas di-ferentes, y los comuneros mismos trabajaron con el pico. En elotro extremo de Rusia, en las estepas áridas del distrito de No-vouzen, fueron erigidos por la comuna más de 1.000 diques pa-ra estanques y fosos, y fueron excavados algunos centenaresde pozos profundos. Al mismo tiempo, en una rica colonia ale-mana del sureste de Rusia, los comuneros -hombres y mujeres-trabajaron cinco semanas consecutivas en la erección de un di-que de tres verstas de largo destinado al riego. Pues, ¿cómo

233

Page 234: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

podrían luchar contra el clima seco hombres aislados? ¿Y adónde podrían llegar con el esfuerzo personal, en aquella épo-ca en que el sur de Rusia sufría por la multiplicación de mar-motas, y todos los agricultores, ricos y pobres comuneros e in-dividualistas hubieron de aplicar el trabajo de sus propias ma-nos para conjurar esa calamidad? La policía, en tales circuns-tancias, no sirve de ayuda, y el único medio es la asociación.

Como es sabido, bajo el reinado de Nicolás II, el ministroStolypin hizo una tentativa en gran escala para destruir la po-sesión comunal de la tierra y transportar los campesinos a par-celas de granjas separadas. Muchos esfuerzos y mucho dinerodel estado se gastó en esto, con éxito en algunas provincias, se-gún parece, especialmente en Ucrania. Pero la guerra y la re-volución que siguió sacudieron tan profundamente toda la vidade la aldea que en el momento presente es imposible dar resp-uesta que tenga cierta precisión sobre, los resultados de estacampaña del estado contra la comuna.

Después de haber hablado tanto de la ayuda y del apoyo mut-uos practicados por los agricultores de los países "civilizados",veo que podría aún llenarse un tomo bastante voluminoso deejemplos tomados de la vida de los centenares de millones dehombres que viven más o me nos bajo la autoridad o la protec-ción de estados más o menos civilizados, pero que, sin embar-go, están aún fuera de la civilización moderna y de las ideasmodernas. Podría describir, por ejemplo, la vida interior de laaldea turca, con su red de asombrosos hábitos y costumbresayuda mutua. Consultando mis cuadernos de apuntes con res-pecto a la ayuda campesina del Cáucaso, hallo hechos muyconmovedores de apoyo mutuo. Los mismos hábitos hallo enmis notas sobre la djemáa árabe, la purra afgana, sobre las al-deas de Persia, India y Java, sobre la familia indivisa de los chi-nos, sobre los seminómadas del Asia Central y los nómadas dellejano Norte. Consultando las notas, tomadas en parte al azar,de la riquísima literatura sobre África, encuentro que están lle-nas de los mismos hechos; aquí también se convoca a la"ayuda" para recoger la cosecha; las casas también se constru-yen con ayuda de todos los habitantes de la aldea. a veces parareparar el estrago ocasionado por las incursiones de bandidos

234

Page 235: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

"civilizados"; en algunos casos, pueblos enteros se prestan ayu-da en la desgracia o bien protegen a los viajeros, etcétera.Cuando recurro a trabajos como el compendio del derecho co-mún africano hecho por Post, empiezo a comprender por qué, apesar de toda la tiranía, de todas las opresiones, de los despo-jos y de las incursiones, a pesar de las guerras internacionales,de los reyes antropófagos, de los hechiceros charlatanes y delos sacerdotes, a pesar de los cazadores de esclavos, etc. la po-blación de estos países no se ha dispersado por los bosques;por qué conservó un determinado grado de civilización; empie-zo a comprender por qué estos "salvajes" siguieron siendo, sinembargo, hombres, y no descendieron al nivel de familiaserrantes, como los orangutanes que se están extinguiendo. Elcaso es que los cazadores de esclavos, europeos y americanos,los saqueadores de los depósitos de marfil, lo reyes belicosos,los "héroes" matabeles y malgaches desaparecen dejando trassí sólo huellas marcadas con sangre y fuego; pero el núcleo deinstituciones, hábitos y costumbres de ayuda mutua creadasprimero por la tribu y luego por la comuna aldeana permanecey mantiene a los hombres unidos en sociedades, abiertas alprogreso de la civilización y prestas a aceptarla cuando llegueel día en que, en lugar de balas y aguardiente, comiencen a re-cibir de nosotros la verdadera civilización.

Lo mismo se puede decir también de nuestro mundo civiliza-do. Las calamidades naturales y las provocadas por el hombrepasan. Poblaciones enteras son periódicamente reducidas a lamiseria y al hambre; las mismas tendencias vitales son despia-dadamente aplastadas en millones de hombres reducidos alpauperismo de las ciudades; el pensamiento y los sentimientosde millones de seres humanos están emponzoñados por doctri-nas urdidas en interés de unos pocos. Indudablemente, todosestos fenómenos constituyen parte de nuestra existencia. Peroel núcleo de instituciones, hábitos y costumbres de ayuda mut-ua continúa existiendo en millones de hombres; ese núcleo losune, y los hombres prefieren aferrarse a esos hábitos, creenc-ias y tradiciones suyas antes que aceptar la doctrina de unaguerra de cada uno contra todos, ofrecida en nombre de unapretendida ciencia, pero que en realidad nada tiene de comúncon la ciencia.

235

Page 236: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

Capítulo 8LA AYUDA MUTUA EN LA SOCIEDADMODERNA (Continuación)Observando la vida cotidiana de la población rural de Europahe visto que, a pesar de todos los esfuerzos de los estados mo-dernos para destruir la -comuna- aldeana, la vida de los campe-sinos está llena dé hábitos y costumbres de ayuda mutua y apo-yo mutuo; hemos encontrado que se han conservado hasta:ahora restos de la posesión comunal de la tierra que están am-pliamente difundidos y tienen todavía importancia; y que ape-nas fueron suprimidos, en época reciente, los obstáculos lega-les que embarazaban el resurgimiento de las asociaciones y un-iones rurales; en todas partes surgió rápidamente entre loscampesinos una red entera de asociaciones libres con todos losfines posibles; y este movimiento juvenil evidencia indudable-mente la tendencia a restablecer un género determinado deunión, semejante a la que existía en la comuna aldeana anter-ior. Tales fueron las conclusiones a que llegamos en el capítuloprecedente; y por eso nos ocuparemos ahora de examinar lasinstituciones de apoyo mutuo que se forman en la época pre-sente entre la población industrial.

Durante los tres últimos siglos, las condiciones para la elabo-ración de dichas asociaciones fueron tan desfavorables en lasciudades como en las aldeas. Sabido es que, prácticamente,cuando las ciudades medievales fueron sometidas, en el sigloXVI, al dominio de los estados militares que nacían entonces,todas las instituciones que asociaban a los artesanos, los maes-tros y los mercaderes en guildas y en comunas ciudadanas fue-ron aniquiladas por la violencia. La autonomía y la jurisdicciónpropia, tanto en las guildas como en la ciudad, fueron destrui-das; el juramento de fidelidad entre hermanos de las guildas

236

Page 237: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

comenzó a ser considerado como una manifestación de traiciónhacia el estado; los bienes de las guildas fueron confiscados delmismo modo que las tierras de las comunas aldeanas; la orga-nización interior y técnica de cada ramo del trabajo cayó enmanos del estado. Las leyes, haciéndose gradualmente más ymás severas, trataban de impedir de todos modos que los arte-sanos se asociaran de cualquier manera que fuese. Durante al-gún tiempo se permitió, por ejemplo, la existencia de las guil-das comerciales, bajo condición de que otorgarían subsidiosgenerosos a los reyes; se toleró también la existencia de algu-nas guildas de artesanos, a las qué utilizaba el estado como ór-ganos de administración. Algunas de las guildas del último gé-nero todavía arrastran su existencia inútil. Pero lo que antesera una fuerza vital de la existencia y de la industria medieva-les, hace va mucho que ha desaparecido bajo el peso abruma-dor del estado centralizado.

En Gran Bretaña, que puede ser tomada como el mejor ejem-plo de la política industrial de los estados modernos, vemosque ya en el siglo XV el Parlamento inició la obra de destruc-ción de las guildas; pero las medidas decisivas contra ellas fue-ron tomadas sólo en el siglo siguiente, Enrique VIII no sólodestruyó la organización de las guildas, sino que en el momen-to oportuno confiscó sus bienes "con mayor desconsideración -dijo Toulmin Smith- que la demostrada en la confiscación delos bienes de los monasterios" Eduardo VI terminó su obra. Yya en la segunda mitad del siglo XVI hallamos que el Parlamen-to se ocupó de resolver todas las divergencias entre los artesa-nos y los comerciantes que antes eran resueltas en cada ciudadpor separado. El Parlamento y el rey no sólo se apropiaron delderecho de legislación en todas las disputas semejantes, sinoque teniendo en cuenta los intereses de la corona, ligados a laexportación al extranjero, enseguida comenzaron a determinarel número necesario, según su opinión, de aprendices para ca-da oficio, y a regularizar del modo más detallado la técnicamisma de cada producción: el peso del material, el número dehilos por pulgada de tela, etc. Se debe decir, sin embargo, queestas tentativas no fueron coronadas por el éxito, puesto quelas discusiones y dificultades técnicas de todo género, que du-rante una serie de siglos fueron resueltas por el acuerdo entre

237

Page 238: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

las guildas estrechamente dependientes una de otra y entre lasciudades que ingresaban en la unión, están completamentefuera del alcance de los funcionarios del estado. La intromisiónconstante de los funcionarios no permitía a los oficios vivir ydesarrollarse, y llevó a la mayoría de ellos a una decadenciacompleta; y por ello, los economistas, ya en el siglo XVIII, rebe-lándose contra la regulación de la producción por el estado, ex-presaron un descontento plenamente justificado y extendidoentonces. La destrucción hecha por la revolución francesa deeste género de intromisión de la burocracia en la industria fuesaludada corno un acto de liberación; y pronto otros países sig-uieron el ejemplo de Francia.

El estado no pudo, tampoco, alabarse de haber obtenido me-jor éxito en la determinación del salario. En las ciudades med-ievales, cuando en el siglo XV comenzó a marcarse cada vezmás agudamente la distinción entre los maestros y sus mediooficiales o jornaleros, los medio oficiales opusieron sus uniones(Geseilverbande), que a veces tenían carácter internacional,contra las uniones de maestros y comerciantes. Ahora, el esta-do se encargó de resolver sus discusiones, y según el estatutode Isabel, de 1 año 1563, se confirió a los jueces de paz la obli-gación de establecer la proporción del salario, de modo queasegurara una existencia "decorosa" a los jornaleros y aprendi-ces. Los jueces de paz, sin embargo, resultaron completamenteimpotentes en la obra de conciliar los intereses opuestos deamos y obreros, y de ningún modo pudieron obligar a los maes-tros a someterse a la resolución judicial. La ley sobre el salario,de tal modo, se convirtió gradualmente en letra muerta, y fuederogada al final del siglo XVIII.

Pero, a la vez que el estado se vio obligado a renunciar al de-ber de establecer el salario, continuó, sin embargo, prohibien-do severamente todo género de acuerdo entre los jornaleros ylos maestros, concertados con el fin de aumentar los salarios ode mantenerlos en un determinado nivel. Durante todo el sigloXVIII, el estado emitió leyes dirigidas contra las uniones obre-ras, y en el año 1799, finalmente, prohibió todo género de ac-uerdo de los obreros, bajo amenaza de los castigos más seve-ros. En suma, el Parlamento británico sólo siguió, en este caso,

238

Page 239: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

el ejemplo de la Convención revolucionaria francesa, que dictóen 1793 una ley draconiana contra las coaliciones obreras; losacuerdos entre un determinado número de ciudadanos eranconsiderados por esta asamblea revolucionaria como un aten-tado contra la soberanía del estado, del que se suponía queprotegía en igual medida a todos sus súbditos.

De tal modo fue terminada la obra de la destrucción de lasuniones medievales. Ahora, tanto en la ciudad como en la al-dea, el estado reinaba sobre los grupos, débilmente unidos en-tre sí, de personas aisladas, y estaba dispuesto a prevenir, conlas medidas más severas, todas sus tentativas de restablecercualquier unión especial.

Tales fueron las condiciones en que tuvo que abrirse paso latendencia a la ayuda mutua en el siglo XIX. Es comprensible,sin embargo, que todas estas medidas no tuvieran fuerza comopara destruir esa tendencia perdurable. En el transcurso del si-glo XVIII. las uniones obreras se reconstituían constantemente.No pudieron detener su nacimiento y desarrollo ni siquiera lascrueles persecuciones que comenzaron en virtud de las leyesde 1797 y 1799. Los obreros aprovechaban cada advertenciade la ley y de la vigilancia establecida, cada demora de partede los maestros, obligados a informar de la constitución de lasuniones, para ligarse entre sí. Bajo la apariencia de sociedadesamistosas (friendly societies), de clubs de entierros, o de her-mandades secretas, las uniones se extendieron por todas par-tes: en la industria textil, entre los trabajadores de las cuchille-rías de Sheffield, entre los mineros: y se formaron también po-derosas organizaciones federales para apoyar a las uniones lo-cales durante las huelgas y persecuciones. Una serie de agitac-iones obreras se produjeron a principios del siglo XIX, especial-mente después de la conclusión de la paz de 1815, de modoque finalmente hubo que derogar las leyes de 1797 y 1799.

La derogación de la ley contra las coaliciones (CombinationsLaws), en 1825, dio un nuevo impulso al movimiento. En todaslas ramas de producción se organizaron inmediatamente unio-nes y federaciones nacionales y cuando Robert Owen comenzóla organización de su "Gran Unión Consolidada Nacional" delas uniones profesionales, en algunos meses alcanzó a reunir

239

Page 240: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

hasta medio millón de miembros. Verdad es que este períodode libertad relativo duró poco. Las persecuciones comenzaronde nuevo en 1830, y en el intervalo entre 1832 y 1844 siguie-ron condenas judiciales feroces contra las organizaciones obre-ras, con destierro a trabajos forzados a Australia. La "GranUnión Nacional" de Owen fue disuelta, y éste hubo de renunc-iar a su ensayo de Unión Internacional, es decir, a la Internac-ional. Por todo el país, tanto las empresas particulares como ig-ualmente el estado en sus talleres, empezaron a obligar a susobreros a romper todos los lazos con las uniones y a firmar un"document", es decir, una renuncia redactada en este sentido.Los unionistas fueron perseguidos en masa y detenidos bajo laacción de la ley "Sobre los amos y sus servidores", en virtud dela cual era suficiente la simple declaración del patrono de la fá-brica sobre la supuesta mala conducta de sus obreros paraarrestarlos en masa y juzgarlos.

Las huelgas fueron sofocadas del modo más despótico, y con-denas asombrosas por su severidad fueron pronunciadas por lasimple declaración de huelga, o por la participación en calidadde delegado de los huelguistas, sin hablar ya de las sofocacio-nes, por vía militar, de los más mínimos desórdenes durantelas huelgas, o de los juicios seguidos por las frecuentes mani-festaciones de violencias de diferentes géneros por parte de losobreros. La práctica de la ayuda mutua, bajo tales circunstanc-ias, estaba bien lejos de ser cosa fácil. Y, sin embargo, a pesarde todos los obstáculos, de cuyas proporciones nuestra genera-ción ni siquiera tiene la debida idea, ya. desde el año 1841 co-menzó el renacimiento de las uniones obreras, y la obra de laasociación de los obreros se prolongó incansablemente desdeentonces hasta el presente; hasta que, por fin, después de unalarga lucha que duraba ya más de cien años, fue conquistado elderecho de pertenecer a las uniones. En el año 1900 casi unacuarta parte de todos los trabajadores que tenían ocupación fi-ja, es decir, alrededor de 1.500.000 hombres, pertenecían a lasuniones obreras (trace unions), y ahora su número casi se hatriplicado.

En cuanto a los otros estados europeos, es suficiente decirque hasta épocas muy recientes todo género de uniones era

240

Page 241: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

perseguido como conjuración; en Francia, la formación de lasuniones (sindicatos) con más de 19 miembros sólo fue permiti-da por la ley en 1884. Pero a pesar de esto, las uniones obrerasexisten por doquier, si bien a menudo han de tomar la forma desociedades secretas; al mismo tiempo, la difusión y la fuerza delas organizaciones, en especial de los "caballeros del trabajo"en los Estados Unidos y de las uniones obreras de Bélgica, semanifestó claramente en las huelgas del 90.

Sin embargo, es necesario recordar que el hecho mismo depertenecer a una unión obrera, aparte de las persecuciones po-sibles, exige del obrero sacrificios bastante importantes en di-nero, tiempo y trabajo impago, o implica riesgo constante deperder el trabajo por el mero hecho de pertenecer a la uniónobrera. Además, el unionista tiene que recordar continuamentela posibilidad de huelga, y la huelga cuando se ha agotado el li-mitado crédito que da el panadero y el prestamista, la entregadel fondo de huelga no alcanza para alimentar a la familia traeconsigo el hambre de los niños. Para los hombres que viven enestrecho contacto con los obreros, una huelga prolongadaconstituye uno de los espectáculos que más oprimen el cora-zón; por esto, fácilmente puede imaginarse qué significa, aúnahora, en las partes no muy ricas de la Europa continental.Continuamente, aun en la época presente, la huelga terminacon la ruina completa y la emigración forzosa de casi toda lapoblación de la localidad y el fusilamiento de los huelguistaspor a menor causa, y hasta sin causa alguna, aun ahora consti-tuye el fenómeno más corriente en la mayoría de los estadoseuropeos.

Y sin embargo, cada año, en Europa y América, se producenmiles de huelgas y despidos en masa, y las así llamadas huel-gas, "por solidaridad", provocadas por el deseo de los trabaja-dores de apoyar a los compañeros despedidos del trabajo obien para defender los derechos de sus uniones, son las que sedestacan por su esencial duración y severidad. Y mientras laparte reaccionaria de la prensa suele estar siempre inclinada adeclarar las huelgas como una "intimidación", los hombres queviven entre huelguistas hablan con admiración de la ayuda delapoyó mutuo practicado entre ellos. Probablemente, muchos

241

Page 242: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

han oído hablar del trabajo colosal realizado por los trabajado-res Voluntarios para organizar la ayuda y la distribución de co-mida durante la gran huelga de los obreros de los docks deLondres en el 80, o de los mineros que habiendo estado ellosmismos sin trabajo durante semanas enteras, en cuánto volvie-ron al trabajo de nuevo empezaron inmediatamente a pagarcuatro chelines por semana al fondo de huelga; o de la viudadel minero que durante los disturbios obreros de Yorkshire, en1894, aportó todos los ahorros de su difunto esposo al fondo dehuelga; de cómo durante la huelga los vecinos se repartíansiempre entre sí el último trozo de pan; de los mineros deRedstoc, que poseían vastos huertos e invitaron a 400 camara-das de Bristol a llevarse gratuitamente coles, patatas, etc. To-dos los corresponsales de los diarios, durante la gran huelgade los mineros de Yorkshire, en 1894, conocían un cúmulo dehechos semejantes, a pesar de que bien lejos estaban todosellos de atreverse a escribir sobre semejantes "bagatelas" in-convenientes en las páginas de sus respetables diarios.

La unión de los obreros profesionales no constituye, sin em-bargo, la única forma en que se encauza la necesidad del obre-ro de ayuda mutua. Además de las uniones obreras existen lasasociaciones políticas, cuya acción, según consideran muchosobreros, conduce mejor al bienestar público que las unionesprofesionales, que ahora se limitan, en su mayor parte, a sussolos estrechos fines. Naturalmente, no es posible considerarel simple hecho de pertenecer a una corporación política comouna manifestación de la tendencia a la ayuda mutua. La políti-ca, como es sabido, constituye precisamente el campo dondelos hombres egoístas entran en las más complicadas combinac-iones con los hombres inspirados por tendencias sociales. Perotodo político experimentado sabe que los grandes movimientospolíticos, todos, surgieron teniendo justamente objetivos ampl-ios y, a menudo, lejanos, y los más poderosos de estos movim-ientos fueron aquellos que provocaron el entusiasmo másdesinteresado.

Todos los grandes movimientos históricos tenían este carác-ter, y el socialismo brinda a nuestra generación un ejemplo deeste género de movimientos. "Es obra de agitadores pegados"

242

Page 243: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

tal es el estribillo corriente de aquellos que nada saben de es-tos movimientos. Pero, en realidad -hablando sólo de los he-chos que conozco personalmente- si durante los últimos treintay cinco años hubiera llevado un diario y anotado en él todos losejemplos por mí conocidos de abnegación y sacrificio con quehe tropezado en el movimiento social, la palabra "heroísmo" noabandonaría los labios de los lectores de ese diario. Pero loshombres de que tendría que hablar en él estaban lejos de serhéroes; eran gente mediocre, inspirada solamente por unagran idea. Todo diario socialista -y en Europa solamente exis-ten muchos centenares- representa la misma historia de largosaños de sacrificio, sin la más mínima esperanza de venta a ma-terial alguna, y en la inmensa mayoría de los casos, casi sin lasatisfacción de la ambición personal, si es que ésta existe. Hevisto cómo familias que vivían sin saber si tendrían un trozo depan al día siguiente -boicoteado el esposo en todas partes, ensu pequeña ciudad, por su participación en un diario, y la espo-sa manteniendo a la familia con su trabajo de aguja- prolonga-ban semejante situación meses y años, hasta que, por, último,la familia, agotada, se retiraba, sin una palabra de reproche,diciendo a los nuevos compañeros: "Continuad, nosotros ya notenemos fuerzas para resistir". He visto hombres que moríande tisis y que lo sabían, y, sin embargo, corrían bajo la lloviznahelada y la nieve para organizar mítines, y ellos mismos habla-ban en los mítines hasta pocas semanas antes de su muerte, ypor último, al ir al hospital, nos decían: "Bueno, amigos, micanción ha terminado: los médicos han decidido que me que-dan sólo pocas semanas de vida. Decid a los camaradas que meharán feliz si alguno viene a visitarme". Conozco hechos queserían considerados "una idealización" de parte mía si los refir-iera a mis lectores, y hasta los nombres mismos de estos hom-bres apenas son conocidos más allá del círculo estrecho de susamigos, y serán pronto olvidados cuando éstos también dejende existir.

En suma, no sé qué admirar más: si la ilimitada abnegaciónde estos pocos o la suma total de las pequeñas manifestacionesde abnegación de las masas conmovidas por el movimiento. Laventa de cada decena de números de un diario obrero, cada mi-tin, cada centenar de votos ganados en favor de los socialistas

243

Page 244: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

en las elecciones, son el resultado de una masa tal de energía yde sacrificios de que los que están fuera del movimiento no tie-nen siquiera la menor idea. Y así como obran los socialistas,obraba en el pasado todo partido popular y progresista, políti-co y religioso. Todo el progreso realizado por nosotros en el pa-sado es el resultado del trabajo de unos hombres de una abne-gación semejante.

A menudo se presenta, especialmente en Gran Bretaña, a lacooperación como un "individualismo por acciones", y es indu-dable que en su aspecto presente puede contribuir fácilmentea desarrollar el egoísmo cooperativista, no solamente, con res-pecto a la sociedad general, sino entre los mismos cooperado-res. Sin embargo, es sabido de manera cierta que al principiotenía este movimiento un carácter profundo de ayuda mutua.Aun en la época presente, los más ardientes partidarios de di-cho movimiento están firmemente convencidos de que la coo-peración conducirá a la humanidad a una forma armoniosa su-perior, de relaciones económicas; y después de haber estadoen algunas localidades del norte de Inglaterra, donde la coope-ración se halla muy desarrollada, es imposible no llegar a laconclusión de que un número importante de los participantesde este movimiento sostienen justamente tal opinión. La mayo-ría de ellos perdería todo interés en el movimiento cooperativosi perdiera la fe mencionada. Es necesario decir también queen los últimos años comenzaron a evidenciarse, entre los coo-peradores, ideales más amplios de bienestar público y de soli-daridad entre los productores. Imposible es negar también lainclinación manifestada en ellos, que tiende a mejorar las rela-ciones entre los propietarios de las cooperativas productoras ysus obreros.

La importancia del cooperativismo en Inglaterra, Holanda yDinamarca, es bien conocido, y en Alemania, especialmente enel, Rhin, las sociedades cooperativas, en la época presente, sonya una fuerza poderosa de la vida industrial, Pero quizá Rusiaconstituya el mejor campo para el estudio del cooperativismoen su infinita variedad de formas. En Rusia, la cooperativa, esdecir, el artiel, ha crecido de manera natural; fue una herenciade la Edad Media, y mientras que la sociedad cooperativa

244

Page 245: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

constituida oficialmente habría tenido que luchar contra un cú-mulo de dificultades legales y contra la suspicacia de la buro-cracia, la forma de cooperativa no oficial -el artiel- constituyela esencia misma de la vida campesina rusa. Toda la historia dela "creación de Rusia" y de la organización de Siberia se pre-senta en realidad corno la historia de los artiéli de cazadores yde industriales, inmediatamente después de los cuales se ex-tendieron las comunas aldeanas. Ahora hallamos el artiél portodas partes: en cada grupo de campesinos que de una mismaaldea va a ganarse la vida a la fábrica, en todos los oficios de laconstrucción, entre los pescadores y cazadores, entre los pre-sos que van en viaje a Siberia y los fugitivos de Siberia, entrelos mozos de cuerda de los ferrocarriles, entre los miembros delos artiéli de la bolsa, de los obreros de la aduana, en muchasde las industrias artesanos (que dan trabajo a siete millones dehombres), etcétera. En una palabra, de arriba a abajo, en todoel mundo trabajador, hallamos artiéli: permanentes y tempora-les, para la producción y para el consumo, y en todas las for-mas posibles. Hasta la época presente las secciones de las pes-querías, en los ríos que afluyen al mar Caspio, son arrendadaspor artiéli colosales; el río Ural pertenece a todo el Ejército decosacos del Ural, que divide y reparte sus secciones depesquerías -quizá las más ricas del mundo- entre las aldeas co-sacas, sin intromisión alguna por parte de las autoridades. Enel Ural, el Volga y en todos los lagos del norte de Rusia, la pes-ca es realizada por los artiéli (véase el apéndice XIX).

Junto con estas organizaciones permanentes existe tambiénuna multitud innumerable de artiéli temporales, constituidoscon todos los fines posibles. Cuando de diez a veinte campesi-nos de una localidad se dirigen a una ciudad grande a ganarsela vida; sea en calidad de tejedores, carpinteros, albañiles, na-vegantes, etc., siempre constituyen un artiél, alquilan un aloja-miento común y toman una cocinera (muy a menudo la esposade uno de ellos se ocupa de la cocina), elijen a un stárosta, co-men en común y cada uno paga al artiél el alojamiento y la co-mida. La partida de presos en viaje a Siberia obra siempre delmismo modo, y el stárosta elegido por ellos es el intermediario,reconocido oficialmente, entre los presos y el jefe militar delconvoy que acompaña a la partida. En los presidios, los presos

245

Page 246: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

tienen la misma organización. Los mozos de cuerda de los fe-rrocarriles, los mandaderos de la bolsa, los miembros de los ar-tiéli de la aduana, y los mandaderos de la ciudad, unidos porcanción solidaria, gozan de tal reputación que los comerciantesconfían a un miembro del artiél de los mandaderos cualquiersuma de dinero. En la construcción se forman artiéli que cuen-tan, a veces decenas de miembros, a veces también unos po-cos, y los grandes contratistas de la construcción de casas y fe-rrocarriles prefieren siempre tratar con el artiél antes que conlos obreros contratados separadamente.

Las tentativas hechas por el Ministro de la Guerra, en 1890,para negociar directamente con los artiéli de productores, for-mados para producciones especiales entre artesanos, y encar-garles zapatos y todo género de artículos de cobre y hierro pa-ra los uniformes de los soldados, a juzgar por los informes, die-ron resultados enteramente satisfactorios; y la entrega de unafábrica fiscal (Votkinsk) en arriendo a los artiéli de obreros vio-se coronada, un tiempo, por un éxito positivo. De tal modo, po-demos ver en Rusia cómo las antiguas instituciones medieva-les, que habían evitado la intromisión del estado (en sus mani-festaciones no oficiales) sobrevivieron íntegras hasta la épocapresente, y tomaron las formas más diferentes, de acuerdo, conlas exigencias de la industria y el comercio modernos. En cuan-to a la península balcánica, en el imperio turco y el Cáucaso,las viejas guildas se conservaron allí con plena fuerza. Los es-nafy servios conservaron plenamente el carácter medieval: ensu constitución entran tanto los maestros tomo los jornaleros;regulan la industria y son los órganos de apoyo mutuo, tanto enel campo del trabajo cómo en un caso de enfermedad, mientrasque los amkari georgianos del Cáucaso, y en especial en Tiflis,no sólo cumplen los deberes de las uniones profesionales, sinoque ejercen una influencia importante sobre la vida de laciudad.

Relacionado con la cooperación, debería, quizá, mencionar laexistencia en Inglaterra de las sociedades amistosas de apoyomutuo (friendly societies), las uniones de los "chistosos"(oddfellows), los clubs de las aldeas de las ciudades para pagarla asistencia médica, los clubs para entierros o para la

246

Page 247: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

adquisición de ropas, los pequeños clubs organizados a menu-do entre las muchachas de las fábricas, que abonan algunospeniques semanales y luego sortean entre sí la suma de una li-bra, que les da la posibilidad de realizar alguna compra más omenos importante, y muchas otras sociedades de género seme-jante. Toda la vida del pueblo trabajador de Inglaterra está im-pregnada de tales instituciones En todas estas sociedades yclubs se puede observar no poca reserva de alegre sociabilidady camaradería, a pesar de que se lleva cuidadosamente el "cré-dito" y el "débito" de cada miembro. Pero aparte de estas insti-tuciones, existen tantas uniones basadas en la disposición a sa-crificar, si necesario fuera, el tiempo, la salud y la vida, que po-demos extraer dé su actividad ejemplos de las mejores formasde apoyo mutuo.

En primer lugar es menester citar aquí la sociedad de salva-mento marítimo en Inglaterra, e instituciones semejantes en elresto de Europa, La sociedad inglesa tiene más de 300 botesde salvamento a lo largo las orillas de Inglaterra, y tendría dosveces más si no fuera por la pobreza de los pescadores, quie-nes no siempre pueden comprar por mismos los caros botes desalvamento. La tripulación de estos botes se compone siemprede voluntarios, cuya disposición a sacrificar la vida para salvara hombres que les son completamente desconocidos es someti-da todos los años a una prueba dura, cada invierno, y en reali-dad algunos de los más valientes perecen en las aguas. Y sipreguntáis a estos hombres qué fue lo que los incitó a arries-gar la vida, a veces en condiciones tales que, según parecía, nohabía posibilidad alguna de éxito, os contestarán probablemen-te con un relato, del género del siguiente, que yo, escuché enla costa meridional. Una furiosa tormenta, de nieve soplaba so-bre el canal de la Mancha; rugía sobre las llanas orillas areno-sas donde se hallaba una pequeña aldehuela, y el mar arrojósobre las arenas próximas a ella, una embarcación de un solomástil, cargada de naranjas. En aguas tan poco profundas sólose mantiene el bote salvavidas de fondo chato, de tipo simplifi-cado, y salir con él de tal tormenta significaba, ir a un verdade-ro desastre, y sin embargo, los hombres se decidieron y fueron.Horas enteras lucharon contra la tormenta de nieve; dos vecesel bote se volcó. Uno de los remeros se ahogó, y los restantes

247

Page 248: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

fueron arrojados a la playa. A la mañana siguiente, hallaron, auno de los últimos -un guarda aduanero inteligente- seriamenteherido y medio helado en la nieve. Yo le pregunté cómo habíandecidido a hacer aquella tentativa desesperada. "Yo mismo nolo sé -respondió-. Allí, en el mar, la gente perecía; toda la aldeaestaba en la orilla, y decían todos que hacerse a la mar hubierasido una locura y que nunca venceríamos la rompiente. Veía-mos que había en el barco cinco o seis hombres que se aferra-ban al mástil y hacían señales desesperadas. Todos sentíamosque era necesario emprender algo, pero, ¿qué podíamos hacer?Pasó una hora, otra, y permanecíamos aún en la playa, tenía-mos todos e1 alma oprimida. Luego, de repente, nos parecióoír que a través de los aullidos de la tempestad nos llegabansus lamentos… Había un niño con ellos. No pudimos resistirmás la tensión: todos juntos dijimos: ¡Es necesario salir! Lasmujeres decían lo mismo; nos hubieran considerado cobardessi nos hubiéramos quedado, a pesar de que ellas mismas nosllamaban locos el día siguiente, por nuestra tentativa. Como unsolo hombre, nos arrojamos al bote salvavidas partimos. El bo-te volcó, pero conseguimos volver a enderezarlo. Lo peor de to-do fue cuando el desdichado N. se ahogó, aferrado a una cuer-da del bote, y nada pudimos hacer por salvarlo. Luego nos azo-tó una ola enorme, el bote voló de nuevo y nos arrojó a todos ala playa. Los hombres del buque náufrago fueron salvados porun bote de Dungenes, y nuestro bote fue recogido muchas mi-llas al oeste. A mí me hallaron a la mañana siguiente sobre lanieve."

El mismo sentimiento movía también a los mineros del vallede Ronda cuando salvaron a sus camaradas de un pozo de lamina que había sufrido una inundación. Tuvieron que atravesaruna capa de carbón de 96 pies de espesor para llegar hasta loscompañeros enterrados vivos. Pero cuando sólo les faltaba per-forar en total nueve pies, los sorprendió el gas grisú. Las lám-paras se extinguieron y los mineros hubieron de retirarse. Tra-bajar en tales condiciones significaba correr el riesgo de servolado en cualquier momento y, finalmente, perecer todos. Pe-ro se oían todavía los golpes de los enterrados; estos hombresestaban vivos y clamaban ayuda, y algunos mineros voluntaria-mente se propusieron salvar a sus camaradas, arriesgando sus

248

Page 249: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

vidas. Cuando descendieron al pozo, las mujeres los acompaña-ban con lágrimas silenciosas, pero ninguna pronunció una pa-labra para detenerlos.

Tal es la esencia de la psicología humana. Mientras los hom-bres no se han embriagado con la lucha hasta la locura, no"pueden oír" pedidos de ayuda sin responderles. Al principio sehabla de cierto heroísmo personal, y tras del héroe sienten to-dos que deben seguir su ejemplo. Los Artificios de la mente nopueden oponerse al sentimiento de ayuda mutua, pues estesentimiento ha sido educado durante muchos miles de años porla vida social humana y por centenares de miles de años de vi-da prehumana en las sociedades animales.

Sin embargo, quizá todos preguntarán: Pero, "¿cómo es quepudieron ahogarse recientemente los hombres en el Serpenti-ne, el lago que se halla en medio del Hyde Park, en presenciade una multitud de espectadores y nadie se arrojó en su ayu-da?" 0 bien; "¿cómo pudo ser dejado sin ayuda el niño que cayóal agua en el Regent's Park, también en presencia de una mul-titud numerosa de público dominguero, y sólo fue salvado grac-ias a la presencia de ánimo de una niña jovencita, criada deuna casa vecina, que azuzó al perro Terranova de un buzo? Larespuesta a estas preguntas es simple. El hombre constituyeuna mezcla no sólo de instintos heredados, sino también deeducación. Entre los mineros y marinos, gracias a sus ocupac-iones comunes y al contacto cotidiano entré si, se crea un sen-timiento de reciprocidad, y los peligros que los rodean educanen ellos el coraje y el ingenio audaz. En las ciudades, por locontrario, la ausencia de intereses comunes educa la indiferen-cia; y el coraje y el ingenio, que raramente hallan aplicación,desaparecen o toman otra dirección.

Además, la tradición de las hazañas heroicas en los pozos delas minas y en el mar vive en las aldehuelas de los mineros y delos pescadores, rodeada de una aureola poética. Pero, ¿qué tra-dición puede existir en la abigarrada multitud de Londres? To-da tradición, que es en ellos patrimonio común, hubo de sercreada por la literatura o la palabra; pero apenas si existe en lagran ciudad una literatura equivalente a las leyes de las

249

Page 250: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

aldeas. El clero, en sus sermones, tanto se empeña en demos-trar lo pecaminoso de la naturaleza humana y el origen so-brehumano de todo lo bueno en el hombre, que, en la mayoríade los casos, pasa en silencio aquellos hechos que no se pue-den exhibir en calidad de ejemplo de una gracia divina enviadadel cielo. En cuanto a los escritores "laicos", su atención se di-rige principalmente a un aspecto del heroísmo, a saber, el he-roísmo del pescador casi sin prestarle atención alguna. El poe-ta y el pintor suelen ser impresionados por la belleza del cora-zón humano, es verdad, pero sólo en raras ocasiones conocenla vida de las clases más pobres; y si pueden aún cantar o re-presentar, en un ambiente convencional, al héroe romano o mi-litar, demuestran ser incapaces cuando tratan de representaral héroe que actúa en ese modesto ambiente de la vida popularque les es extraño. No es de asombrar, por esto, si la mayoríade tales tentativas se destacan invariablemente por la ampulo-sidad y la retórica.

La cantidad innumerable de sociedades, clubs y asociacionesde distracción, de trabajos científicos e investigaciones, y condiferentes fines educacionales, etc., que se constituyeron y seextendieron en los últimos tiempos, es tal que se necesitaríanmuchos volúmenes para su simple inventario. Todos ellos cons-tituyen la manifestación de la misma fuerza, enteramente acti-va que incita a los hombres a la asociación y al apoyo mutuo.Algunas de estas sociedades, como las asociaciones de las críasjóvenes de aves de diferentes especies, que se reúnen en elotoño, persiguen un objetivo único, el goce de la vida en co-mún. Casi todas las aldeas de Inglaterra, Suiza, Alemania, etc.,tienen sus sociedades de juego de cricket, football, tennis, bo-los o clubs de palomas, musicales y de canto. Existen luegograndes sociedades nacionales que se destacan por el númeroespecial de sus miembros, como, por ejemplo, las sociedadesde ciclistas, que en los últimos tiempos se desarrollaron enproporciones inusitadas. A pesar de que los miembros de estasasociaciones no tienen nada en común, excepto su afición deandar en velocípedo, han conseguido formar entre ellos un gé-nero de francmasonería con fines de ayuda mutua, especial-mente en los lugares apartados, libres todavía del aflujo de ve-locípedos. Los miembros consideran al club de ciclistas

250

Page 251: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

asociados de cualquier aldehuela, hasta cierto punto, como sifuera su propia casa, y en el campamento de ciclistas, que sereúne todos los años en Inglaterra, a menudo se entablan sóli-das relaciones amistosas. Los Kegelbruder, es decir, las socie-dades de bolos, de Alemania, constituyen la misma asociación;exactamente lo mismo las sociedades gimnásticas (que cuentanhasta 300.000 miembros en Alemania), las hermandades no ofi-cializadas de remeros de los ríos franceses, los clubs de yates,etc. Semejantes asociaciones, naturalmente, no cambian la es-tructura económica de la sociedad, pero especialmente en lasciudades pequeñas ayudan a nivelar las diferencias sociales, ypuesto que ellas tienden a unirse en grandes federaciones nac-ionales e internacionales, ya por esto contribuyen al desenvol-vimiento de las relaciones amistosas personales entre toda cla-se de hombres diseminados en las diferentes partes del globo.

Los clubs alpinos, la unión para la protección de la caza(Jagdpschutzverlein) de Alemania, que tiene más de 100.000miembros -cazadores, guardabosques y zoólogos profesionales,y simples amantes de la naturaleza- y, del mismo modo, la Soc-iedad Ornitológica Internacional, cuyos miembros son zoólo-gos, criadores de aves y simples campesinos de Alemania, tie-nen el mismo carácter. Consiguieron, en el curso de unos po-cos años, no sólo realizar una enorme obra de utilidad públicaque está al alcance únicamente de las sociedades importantes(el trazado de cartas geográficas, la construcción de refugios yapertura de caminos en las montañas; el estudio de los anima-les, de los insectos nocivos, de la migración de aves, etc.), sinoque han creado también nuevos lazos entre los hombres. Dosalpinistas de diferentes nacionalidades que se encuentran, enuna cabaña de refugio, construida por el club en la cima de lasmontañas del Cáucaso, o bien el profesor y el campesino orni-tólogo, que han vivido bajo un mismo techo, no han de sentirseya dos hombres completamente extraños. Y la "Sociedad delTío Toby", de New Castle, que ha persuadido a más de 300.000niños y niñas que no destruyan los nidos de pájaros y a serbuenos con todos los animales, es indudable que ha hecho bas-tante más en pro del desarrollo de los sentimientos humanos yde la afición al estudio de las ciencias naturales que el

251

Page 252: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

conjunto de predicadores de todo género y que la mayoría denuestras escuelas.

Ni siquiera en nuestro breve ensayo podemos pasar en silen-cio los millares de sociedades científicas, literarias, artísticas yeducativas. Naturalmente, necesario es decir que, hasta la épo-ca presente, las corporaciones científicas, que se encuentranbajo el control del estado y que con frecuencia reciben de élsubsidios, generalmente se han convertido en un círculo muyestrecho, ya que los hombres de carrera a menudo considerana las sociedades científicas como medios para ingresar en lasfilas de sabios pagados por el estado, mientras que, indudable-mente, la dificultad de ser miembro de algunas sociedades pri-vilegiadas sólo conduce a suscitar envidias mezquinas. Pero,con todo, es indudable que tales sociedades nivelan hasta cier-to punto las diferencias de clases, creadas por el nacimiento opor pertenecer a tal o cual capa, a tal o cual partido político ocreencia. En las pequeñas ciudades apartadas, las sociedadescientíficas, geográficas, musicales, etc., especialmente aquellasque incitan a la actividad de un círculo de aficionados más omenos amplios, se convierten en pequeños centros y en un gé-nero de eslabón que une a la pequeña ciudad con un mundovasto, y también en el lugar en que se encuentran en un pie deigualdad hombres que ocupan las posiciones más diferentes enla vida social. Para apreciar la importancia de tales centros esnecesario conocerlos, por ejemplo, en Siberia.

Por último, una de las manifestaciones más importantes delmismo espíritu lo constituyen las innumerables sociedades quetienen por fin la difusión de la educación, y que sólo ahora co-mienzan a destruir el monopolio de la iglesia y del estado enesta rama de la vida, importante en grado sumo. Puede osardecirse que, dentro de un tiempo extremadamente breve, estassociedades adquirirán una importancia dominante en el campode la educación popular. Debemos ya a la "Asociación Froebel"el sistema de jardines infantiles, y a una serie entera de socie-dades oficializadas y no oficializadas debemos el nivel elevadoque ha alcanzado la educación femenina en Rusia. En cuanto alas diferentes sociedades pedagógicas de Alemania, como essabido, les corresponde una enorme parte de influencia en la

252

Page 253: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

elaboración de los métodos modernos de enseñanza en las esc-uelas populares. Tales asociaciones son también el mejor sos-tén de los maestros. ¡Cuán infeliz se sentiría sin su ayuda elmaestro de aldea, abrumado por el peso de un trabajo malretribuido!

¿Todas estas asociaciones, sociedades, hermandades, unio-nes, institutos etcétera, que se pueden contar por decenas demiles en Europa solamente, y cada una de las cuales represen-ta una masa enorme de trabajo voluntario, desinteresado, im-pagado o retribuido muy pobremente no son todas ellas mani-festaciones, en formas infinitamente variadas, de aquella nece-sidad, eternamente viva en la humanidad, de ayuda y apoyomutuos? Durante casi tres siglos se ha impedido que el hombrese tendiera mutuamente las manos, ni aun con fines literarios,artísticos y educativos. Las sociedades podían formarse sola-mente con el conocimiento y bajo la protección del estado o dela Iglesia, o debían existir en calidad de sociedades secretassemejantes a las francmasonas; pero ahora que esta oposicióndel estado ha sido, quebrantada, surgen por todas partes, abar-cando las ramas más distintas de la actividad humana. Empie-zan a adquirir un carácter internacional, e indudablementecontribuyen -en grado tal que aún no hemos apreciado plena-mente- al quebrantamiento de las barreras internacionales eri-gidas por los estados. A pesar de la envidia, a pesar del odio,provocados por los fantasmas de un pasado en descomposición,la conciencia de la solidaridad internacional crece, tanto entrelos hombres avanzados como entre las masas obreras, desdeque ellas se conquistaron el derecho a las relaciones internac-ionales; y no hay duda alguna de que este espíritu de solidari-dad creciente ejerció ya cierta influencia al conjurar una gue-rra entre estados europeos en los últimos treinta años. Y des-pués de esa cruel lección recibida por Europa, y en parte porAmérica, en la última guerra de cinco años, no hay duda algu-na que la voz del sano juicio, poniendo freno a la explotaciónde unos pueblos por otros, hará imposible por mucho tiempootra guerra semejante.

Por último, es menester mencionar aquí también las socieda-des de beneficencia que, a su vez, constituyen todo un mundo

253

Page 254: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

original, ya que no hay la menor duda de que mueven a la in-mensa mayoría de los miembros de estas sociedades los mis-mos sentimientos de ayuda mutua que son inherentes a toda lahumanidad. Por desgracia, nuestros maestros religiosos prefie-ren atribuir origen sobrenatural a tales sentimientos. Muchosde ellos tratan de afirmar que el hombre no puede inspirarseconscientemente en las ideas de ayuda mutua, mientras no es-té iluminado por las doctrinas de aquella religión especial de lacual son los representantes, y junto con San Agustín, la mayo-ría de ellos no reconocen la existencia de esos sentimientos enlos "salvajes paganos". Además, mientras el cristianismo primi-tivo, como todas las otras religiones nacientes, era un llamadoa un sentimiento de ayuda mutua y de solidaridad, ampliamen-te humano, que le es propio, como hemos visto, de todas lasinstituciones de ayuda y apoyo mutuo que existían antes, o sehabían desarrollado fuera de ella. En lugar de la ayuda mutuaque todo salvaje consideraba como el cumplimiento de un de-ber hacia sus congéneres, la Iglesia cristiana comenzó a predi-car la caridad, que constituía, según su doctrina, una virtudinspirada por el cielo, una virtud que por obra de tal interpre-tación atribuye un determinando género de superioridad aaquél que da sobre el que recibe, en lugar de reconocer la ig-ualdad común al género humano, en virtud de la cual la ayudamutua es un deber. Con estas limitaciones, y sin intención al-guna de ofender a aquellos que se consideran entre los elegi-dos, mientras cumplen una exigencia de simple humanitarismo,nosotros podemos considerar, naturalmente, al enorme núme-ro de sociedades diseminadas por todas partes como una mani-festación de aquella inclinación a la ayuda mutua.

Todos estos hechos demuestran que la búsqueda irrazonadade la satisfacción de intereses personales, con olvido completode las necesidades de los otros hombres, de ningún modo cons-tituye el rasgo principal, característico, de la vida moderna.Junto a estas corrientes egoístas, que orgullosamente exigenque se les reconozca importancia dominante en los negocioshumanos, observamos la lucha porfiada que sostiene la pobla-ción rural y obrera con el fin de reintroducir las firmes instituc-iones de ayuda y apoyo mutuos. No sólo eso: descubrimos entodas las clases de la sociedad un movimiento ampliamente

254

Page 255: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

extendido que tiende a establecer instituciones infinitamentevariadas, más o menos firmes, con el mismo fin. Pero, cuandode la vida pública pasamos a la vida privada del hombre mo-derno, descubrimos todavía otro amplio mundo de ayuda y apo-yos mutuos, a cuyo lado pasan la mayoría de los sociólogos sinobservarlo, probablemente porque está limitado al círculo es-trecho de la familia y de la amistad personal.

Bajo el sistema moderno de vida social, todos los lazos deunión entre los habitantes de una misma calle o "vecindad" handesaparecido. En los barrios ricos de las grandes ciudades, loshombres viven juntos sin saber siquiera quién es su vecino. Pe-ro en las calles y callejones densamente poblados de esas mis-mas ciudades, todos se conocen bien y se encuentran en conti-nuo contacto. Naturalmente, en los callejones, lo mismo que entodas partes, las pequeñas rencillas son inevitables, pero se de-sarrollan también relaciones según las inclinaciones persona-les, y dentro de estas relaciones se practica la ayuda mutua entales proporciones que las clases más ricas no tienen idea. Si,por ejemplo, nos detenemos a mirar a los niños de un barriopobre, que juegan en la plazuela, en la calle, o en el viejo ce-menterio (en Londres se ve esto a menudo) observaremos enseguida que entre estos niños existe una estrecha unión, a pe-sar de las peleas que se producen, y esta unión preserva a losniños de numerosas desgracias de todo género. Basta que al-gún chico se incline curiosamente sobre el orificio abierto deun sumidero para que su compañero de juego le grite: "¡Sal deahí, que en ese agujero está la fiebre!" "¡No trepes por esta pa-red; si caes del otro lado el tren te destrozará!" "¡No te acerq-ues a la zanja!" "¡No comas de estas bayas: es veneno, te mori-rás!" Tales son las primeras lecciones que el chico recibe cuan-do se une con sus compañeros de, calle. ¡Cuántos niños a quie-nes sirven de lugar de juego, las calles de las proximidades delas viviendas modelo para obreros" recientemente construidas,o las riberas y puentes de los canales, perecerían bajo las rue-das de los carros o en el agua turbia de la corriente si entreellos no existiera este género de ayuda mutua! Si a pesar de to-do algún chiquillo cae en un foso sin parapeto, o una niña res-bala y cae en el canal, la horda callejera arma tal griterío que

255

Page 256: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

todo el vecindario torre a ayudarlos. De todo esto hablo por ex-periencia personal.

Viene luego la unión de las madres: "No puede ustedimaginarse -me escribe una doctora inglesa que vivía en un ba-rrio pobre de Londres, y a la cual rogué que me comunicarasus impresionase, no puede usted imaginarse cuánto se ayudanentre sí. Si una mujer no ha preparado, o no puede preparar, lonecesario para el niño que espera -¡y cuán a menudo sucedeesto!- todas las vecinas traen algo para el recién nacido. Almismo tiempo, una de las vecinas se hace cargo en seguida delcuidado de los niños, y otra del hogar, mientras la parturientapermanece en cama". Es éste un fenómeno corriente que men-cionan todos los que tuvieron, que vivir entre los pobres de In-glaterra, y en general entre la población pobre de una ciudad.Las madres se apoyan mutuamente haciendo miles de peque-ños servicios y cuidan de los niños ajenos. Es. menester que ladama perteneciente a las clases ricas tenga una ciertadisciplina -para mejor o para peor, que lo juzgue ella misma-para pasar por la calle al lado de niños que tiritan de frío y es-tán hambrientos, sin notario. Pero las madres de las clases po-bres no poseen tal disciplina. No pueden soportar el cuadro deun chico hambriento: deben alimentarlo; y así lo hacen. Cuan-do los niños que van a la escuela piden pan, raramente, o másbien nunca, reciben una negativa" -me escribe otra amiga, quetrabajó durante algunos años en White-Chapel, en relación conun club obrero. Pero mejor será transcribir algunos fragmentosde su carta:

"Es regla general entre los obreros cuidar a un vecino o unavecina enfermos, sin buscar ninguna clase de retribución. Delmismo modo, cuando una mujer que tiene niños pequeños seva al trabajo, siempre se los cuida una de las vecinas.

"Si los obreros no se ayudaran mutuamente, no podría n viviren absoluto. Conozco familias obreras que se ayudan constan-temente entre sí, con dinero, alimento, combustible, vigilanciade los niños, en caso de enfermedad y en casos de muerte.

256

Page 257: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

"Entre los pobres, lo "mío", y lo "tuyo" se distingue bastantemenos que entre los ricos. Botines, vestidos, sombreros, etc. -en una palabra, lo que se necesita en un momento dado-, seprestan constantemente entre sí, y del mismo modo todo géne-ro de efectos del hogar.

"Durante el invierno pasado (1894), los miembros del UnitedRadical Club reunieron en su medio una pequeña suma de di-nero y empezaron después de Navidad a suministrar gratuita-mente sopa y pan a los niños que concurrían a la escuela. Gra-dualmente, el número de niños que alimentaban alcanzó hasta1.800. Las donaciones llegaban de fuera, pero todo el trabajorecaía sobre los hombros de los miembros del club. Algunos deellos -aquellos que entonces estaban sin trabajo- venían a lascuatro de la mañana para lavar y limpiar legumbres: cinco mu-jeres venían a las nueve o diez de la mañana (después de haberterminado el trabajo de su hogar) a vigilar el cocimiento de lacomida, y se quedaban hasta las seis o siete de la tarde para la-var la vajilla. Durante la hora del almuerzo, entre las doce y do-ce y media, venían de 20 a 30 obreros a ayudar a repartir la so-pa; para lo cual habían de robar tiempo a su propia comida. Taltrabajo se prolongó dos meses, y siempre fue hecho completa-mente gratis.

Mi amiga cita también diferentes casos particulares, de loscuales menciono los más típicos:

"La niña Anita W. fue entregada, en pensión, por su madre auna anciana de la calle Wilmot. Cuando murió la madre de Ani-ta, la anciana, que vivía ella misma en la mayor indigencia, crióa la niña a pesar de qué nadie le pagaba un centavo. Cuandomurió también la anciana, la niña, que tenía entonces cincoaños quedó, durante la enfermedad de su madre adoptiva, sincuidado alguno, e iba en andrajos; pero le ofreció asilo enton-ces la esposa de un zapatero, que tenía ya seis varones. Mástarde, cuando el zapatero cayó enfermo, todos ellos tuvieronque sufrir hambre."

"Hace unos días, M., madre de seis niños, atendía a la vecinaMg. durante su enfermedad, y llevó a su casa al niño más

257

Page 258: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

grande… Pero, ¿son necesarios a usted estos hechos? Constitu-yen el fenómeno más corriente… Conozca a la señora D. (en di-rección tal) que tiene una máquina de coser. Continuamentecose para los otros, no aceptando retribución alguna por el tra-bajo, a pesar de que debe cuidar a cinco niños y al esposo… ,etc. "

Para todo aquél que tiene siquiera una pequeñísima idea dela vida de las clases obreras, resulta evidente que si en su med-io no se practicara en grandes proporciones la ayuda mutua,no podrían, de modo alguno, vencer las dificultades de que es-tá llena su vida. Solamente gracias a la combinación de felicescircunstancias la familia obrera puede pasar la vida sin atrave-sar por momentos duros como los que fueron descritos por eltejedor de cintas Josept Guttridge en su autobiografía. Y si notodos los obreros caen, en tales circunstancias, hasta los últi-mos grados de miseria, se lo deben precisamente a la ayudamutua practicada entre ellos. Una vieja nodriza que vivía en lapobreza más extrema ayudó a Guttridge en el instante mismoen que su familia se avecinaba a un desenlace fatal: les consig-uió a crédito pan, carbón y otros artículos de primera necesi-dad. En otros casos era otro el que ayudaba, o bien los vecinosse unían para arrebatar a la familia de las garras de la miseria.Pero, si los pobres no acudieran en ayuda de los pobres, ¡enqué proporciones enormes aumentaría el número de aquellosque llegan a la miseria espantosa ya irreparable!

Samuel Plimsoll, conocido en Inglaterra por su campaña encontra el seguro de las naves podridas e inútiles que eran env-iadas al mar con la esperanza de que se hundieran para cobrarla prima de seguro, después de haber vivido algún tiempo en-tre pobres gastando solamente siete chelines seis peniques(tres rublos cincuenta copecas) por semana vióse obligado areconocer que los buenos sentimientos hacia los pobres que te-nía cuando comenzó este género de vida "se cambiaron en sen-timientos de sincero respeto y admiración, cuando vio hastadónde las relaciones entre los pobres están imbuidas de ayuday apoyo mutuos, y cuando conoció los medios simples con quese prestan este género de apoyo. Después de muchos años deexperiencia llegó a la conclusión de que si bien se piensa,

258

Page 259: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

resulta que semejantes hombres constituyen la inmensa mayo-ría de las clases obreras". En cuanto a la crianza de huérfanospracticada hasta por las familias más pobres de los vecinos, esun fenómeno tan ampliamente difundido que se puede conside-rar regla general; así, después de la explosión de gases de lasminas de Warren Vale y Lund Hill, revelóse que "casi un terciode los mineros muertos, según las investigaciones de la comi-sión,- mantenía, aparte de sus esposas e hijos, también a otrosparientes pobres". "¿Habéis pensado -agrega a esto Plimsoll-qué significa este hecho? No dudo de que semejante fenómenono es raro entre los ricos o hasta entre personas pudientes. Pe-ro, pensad bien en la diferencia." Y, realmente, vale la penapensar qué significa, para el obrero que gana 16 chelines (me-nos de ocho rublos) por semana y que alimenta con estos módi-cos recursos a la esposa y a veces cinco o seis hijos, gastar unchelín en ayudar a la viuda de un camarada o sacrificar mediochelín para el entierro de uno tan pobre como él mismo. Perosemejantes sacrificios son un fenómeno corriente entre losobreros de cualquier país, aun en ocasiones considerablementemás de orden común que la muerte, y ayudar por medio deltrabajo es la cosa más natural en su vida.

La misma práctica de ayuda y apoyo mutuos se observa, na-turalmente, también entre las clases más ricas, con la mismasedimentación en capas que señala Plimsoll. Naturalmente,cuando se piensa en la crueldad que los empleadores más ricosmuestran hacia los obreros, siéntese uno inclinado a tratar lanaturaleza humana con suma desconfianza. Muchos probable-mente recuerdan todavía la indignación provocada en Inglate-rra por los dueños de las minas durante la gran huelga deYorkshire, en 1894, cuando empezaron a procesar a los viejosmineros por recoger carbón en un pozo abandonado. Y aun de-jando de lado los períodos agudos de lucha y de guerra civilcuando, por ejemplo, decenas de miles de obreros prisionerosfueron fusilados después de la caída de la Comuna de París,¿quién puede leer sin estremecerse las revelaciones de las co-misiones reales sobre la situación de los obreros en 1840 en In-glaterra, o las palabras de Lord Shaftesbury sobre -el espanto-so despilfarro de vida humana en las fábricas donde trabajanniños toma-, dos de los hospicios, si no simplemente

259

Page 260: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

comprados en toda Inglaterra para venderlos después, a las fá-bricas". ¿Quién puede leer todo esto sin sorprenderse por labajeza de que es capaz el hombre en su afán de lucro? Pero ne-cesario es decir que sería erróneo atribuir tal género de fenó-meno exclusivamente a la criminalidad de la naturaleza huma-na. ¿Acaso hasta una época reciente los hombres de ciencia, yhasta una parte importante del clero no difundían doctrinasque inculcaban desconfianza y desprecio, y casi odio a las cla-ses más pobres? ¿Acaso los hombres de ciencia no decían quedesde que la servidumbre quedó abolida sólo pueden caber enla pobreza los hombres viciosos? ¡y qué pocos representantesde la Iglesia se ha hallado que se atrevieran a vituperar estosinfanticidios, mientras que la mayoría del clero enseñaba quelos sufrimientos de los pobres y hasta la esclavitud de los ne-gros eran cumplimiento de la voluntad de la Providencia Divi-na! ¿Acaso el cisma (non conformism) mismo en Inglaterra noera en esencia una protesta popular contra el cruel trato que laiglesia del estado daba a los pobres?

Con tales guías espirituales no es de extrañar que los sentim-ientos de las clases pudientes, como observó M. Plimsoll, debí-an no tanto embotarse cuanto tomar tinte de clase. Los ricosraramente se rebajan hasta los pobres, de quienes están sepa-rados por el mismo modo de vida y de quienes ignoran porcompleto el lado mejor de su existencia cotidiana. Pero tam-bién los ricos, dejando de lado por una parte la mezquindad ylos gastos irrazonables por otro, en el círculo de la familia y delos amigos se observa la misma práctica de ayuda y apoyo mut-uos que entre los pobres. Ihering y Dargun tenían plena razónal decir que si se hiciera un resumen estadístico del dinero quepasa de mano en mano en forma de préstamo amistoso y deayuda, la suma general resultaría colosal, aun en comparacióncon las transacciones del comercio mundial. Y si se agrega aesto -y necesario es agregarlo- los gastos de hospitalidad, lospequeños servicios mutuos prestados entre sí, la ayuda paraarreglar asuntos ajenos, regalo y beneficencia, indudablementenos asombraremos de la importancia que tales gastos tienen enla economía nacional. Aun en el mundo dirigido por el egoísmocomercial existe una frase corriente: "Esta firma nos ha tratadoduramente", y está frase demuestra que hasta en el ambiente

260

Page 261: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

comercial existen relaciones amistosas, opuestas a las duras,es decir a las relaciones basadas exclusivamente en la ley. To-do comerciante, naturalmente, sabe cuántas firmas se salvanpor año de la ruina gracias al apoyo amistoso prestado porotras firmas.

En cuanto a la beneficencia y a la masa de trabajos de utili-dad pública realizados voluntariamente, tanto por los represen-tantes de la clase acomodada como de las obreras y, en espec-ial, por los representantes de las diferentes profesiones, todossaben qué papel desempeñan estas dos categorías de benevo-lencia en la vida moderna. Si el carácter verdadero de esta be-nevolencia a menudo suele ser echada a perder por la tendenc-ia a adquirir fama, poder político o distinción social, a pesar detodo es indudable que en la mayoría de los casos el impulsoproviene del mismo sentimiento de ayuda mutua. Muy a menu-do, los hombres, adquiriendo riquezas, no hallan en ellas lassatisfacciones que esperaban. Otros empiezan a sentir que apesar de cuanto han difundido los economistas de que la rique-za es la recompensa de sus capacidades, su recompensa es de-masiado grande. La conciencia de la solidaridad humana sedespierta en ellos; a pesar de que la vida social está constitui-da como para sofocar este sentimiento con miles de métodosastutos, a pesar de todo, a menudo se sobrepone, y entonceslos hombres del tipo arriba indicado tratan de hallar una salidapara esta necesidad alojada en la profundidad del corazón hu-mano, entregando su fortuna o sus fuerzas a algo que según suopinión contribuirá al desarrollo del bienestar general.

Dicho más brevemente, ni las fuerzas abrumadoras del esta-do centralizado, ni las doctrinas de mutuo odio y de lucha des-piadada que provienen, ordenadas con los atributos de la cien-cia, de los filósofos y sociólogos obsequiosos, pudieron desarr-aigar los sentimientos de solidaridad humana, de reciprocidad,profundamente enraizados en la conciencia Y el corazón huma-nos, puesto que este sentimiento fue criado por todo nuestrodesarrollo precedente. Aquello que ha sido resultado de la evo-lución, comenzando desde sus más primitivos estadios, no pue-de ser destruido por una de las fases transitorias de esa mismaevolución. Y la necesidad de ayuda y apoyo mutuos que se ha

261

Page 262: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

ocultado quizá en el círculo estrecho de la familia, entre los ve-cinos de las calles y callejuelas pobres, en la aldea o en las un-iones secretas de obreros, renace de nuevo, hasta en nuestrasociedad moderna y proclama su derecho, el derecho de ser,como siempre lo ha sido, el principal impulsor en el camino delprogreso máximo.

Tales son las conclusiones a las cuales llegamos inevitable-mente después de un examen cuidadoso de cada grupo de he-chos enumerados brevemente en los dos últimos capítulos.

262

Page 263: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

CONCLUSIÓN

Si tomamos ahora lo que nos enseña el examen de la sociedadmoderna en relación con los hechos que señalan la importanciade la ayuda mutua en el desarrollo gradual del mundo animal yde la humanidad, podemos extraer de nuestras investigacioneslas siguientes conclusiones:

En el mundo animal nos hemos persuadido de que la enormemayoría de las especies viven en sociedades y que encuentranen la sociabilidad la mejor arma para la lucha por la existencia,entendiendo, naturalmente, este término en el amplio sentidodarwiniano, no como una lucha por los medios directos de exis-tencia, sino como lucha contra todas las condiciones naturales,desfavorables para la especie. Las especies animales en lasque la lucha entre los individuos ha sido llevada a los límitesmás restringidos, y en las que la práctica de la ayuda mutua haalcanzado el máximo desarrollo, invariablemente son las espec-ies más numerosas, las más florecientes y más aptas para elmáximo progreso. La protección mutua, lograda en tales casosy debido a esto la posibilidad de alcanzar la vejez y acumularexperiencia, el alto desarrollo intelectual y el máximo crecim-iento de los hábitos sociales, aseguran la conservación de la es-pecie y también su difusión sobre una superficie más amplia, yla máxima evolución progresiva. Por lo contrario, las especiesinsaciables, en la enorme mayoría de los casos, están condena-das a la degeneración.

Pasando luego al hombre, lo hemos visto viviendo en clanes ytribus, ya en la aurora de la Edad Paleolítica; hemos visto tam-bién una serie de instituciones y costumbres sociales formadasdentro del clan ya en el grado más bajo de desarrollo de lossalvajes. Y hemos hallado que los más antiguos hábitos y cos-tumbres tribales dieron a la humanidad, en embrión, todas aq-uellas instituciones que más tarde actuaron como los elemen-tos impulsores más importantes del máximo progreso. Del régi-men tribal de los salvajes nació la comuna aldeana de los "bár-baros", y un nuevo círculo aún más amplio de hábitos, costum-bres e instituciones sociales, una parte de los cuales subsistie-ron hasta nuestra época, se desarrolló a la sombra de la

263

Page 264: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

posesión común de una tierra dada y bajo la protección de lajurisdicción de la asamblea comunal aldeana en federacionesde aldeas pertenecientes, o que se suponían pertenecer a unatribu y que se defendían de los enemigos con las fuerzas comu-nes. Cuando las nuevas necesidades incitaron a los hombres adar un nuevo paso en su desarrollo, formaron el derecho popu-lar de las ciudades libres, que constituían una doble red: deunidades territoriales (comunas aldeanas) y de guildas surgi-das de las ocupaciones comunes en un arte u oficio dado, o pa-ra la protección y el apoyo mutuos. Ya hemos considerado endos capítulos, el quinto y el sexto, cuán enormes fueron los éxi-tos del saber, del arte y de la educación en general en las ciu-dades medievales que tenían derechos populares.

Finalmente, en los dos últimos capítulos se han reunido he-chos que señalan cómo la formación de los estados según elmodelo de la Roma imperial destruyó violentamente todas lasinstituciones medievales de apoyo mutuo y creó una nueva for-ma de asociación, sometiendo toda la vida de la población a laautoridad del estado. Pero el estado, apoyado en agregados po-co vinculados entre sí de individuos y asumiendo la tarea deser único principio de unión, no respondió a su objetivo. La ten-dencia de los hombres al apoyo mutuo y su necesidad de unióndirecta para él, nuevamente se manifestaron en una infinita di-versidad de todas las sociedades posibles que también tiendenahora a abrazar todas las manifestaciones de vida, a dominartodo lo necesario para la existencia humana y para reparar losgastos condicionados por la vida: crear un cuerpo viviente, enlugar del mecanismo muerto, sometido a la voluntad de losfuncionarios.

Probablemente se nos observará que la, ayuda mutua, a pe-sar de constituir una de las grandes fuerzas activas de la evolu-ción, es decir, del desarrollo progresivo de la humanidad, essólo una de las diferentes formas de las relaciones de los hom-bres entre sí; junto con esta corriente, por poderosa que fuera,existe y siempre existió, otra corriente la de auto-afirmacióndel individuo, no sólo en sus esfuerzos por alcanzar la superio-ridad personal o de casta en la relación económica, política yespiritual, sino también en una actividad que es más

264

Page 265: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

importante a pesar de ser menos potable; romper los lazos quesiempre tienden a la cristalización y petrificación, que imponensobre el individuo el clan, la comuna aldeana, la ciudad o el es-tado. En otras palabras, en la sociedad humana, la autoafirma-ción de la personalidad también constituye un elemento deprogreso.

Es evidente que ningún esquema del desarrollo de la humani-dad puede pretender ser completo si no se considera estas doscorrientes dominantes. Pero el caso es que la autoafirmaciónde la personalidad o grupos de personalidades, su lucha por lasuperioridad y los conflictos y la lucha que se derivan de ellafueron, ya en épocas inmemoriales, analizados, descritos y glo-rificados. En realidad, hasta la época actual sólo esta corrienteha gozado de la atención de los poetas épicos, cronistas, histor-iadores y sociólogos. La historia, como ha sido escrita hastaahora, es casi íntegramente la descripción de los métodos ymedios con cuya ayuda la teocracia, el poder militar, la mo-narquía política y más tarde las clases pudientes establecierony conservaron su gobierno. La lucha entre estas fuerzas consti-tuye, en realidad, la esencia de la historia. Podemos conside-rar, por esto, que la importancia de la personalidad y de lafuerza individual en la historia de la humanidad es enteramen-te conocida, a pesar de que en este dominio ha quedado no po-co que hacer en el sentido recientemente indicado.

Al mismo tiempo, otra fuerza activa -la ayuda mutua- ha sidorelegada hasta ahora al olvido completo; los escritores de lageneración actual y de las pasadas, simplemente la negaron ose burlaron de ella. Darwin, hace ya medio siglo, señaló breve-mente la importancia de la ayuda mutua para la conservación yel desarrollo progresivo de los animales. Pero, ¿quién trató esepensamiento desde entonces? Sencillamente se empeñaron enolvidarla. Debido a esto, fue necesario, antes que nada, esta-blecer el papel enorme que desempeña la ayuda mutua tantoen el desarrollo del mundo animal como de las sociedades hu-manas. Sólo después que esta importancia sea plenamente re-conocida será posible comparar la influencia de una y otrafuerza: la social y la individual.

265

Page 266: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

Evidentemente, es imposible efectuar, con un método más omenos estadístico, siquiera una apreciación grosera de su im-portancia relativa. Cualquier guerra, como todos sabemos,puede producir, ya sea directamente o bien por sus consecuen-cias, más daños que beneficios, puede producir centenares deaños de acción, libres de obstáculos, del principio de ayudamutua. Pero cuando vemos que en el mundo animal el desarro-llo progresivo y la ayuda mutua van de la mano, y la guerra in-terna en el seno de una especie, por lo contrario, va acompaña-da "por el desarrollo progresivo", es decir, la decadencia de laespecie; cuando observamos que para el hombre hasta el éxitoen la lucha y la guerra es proporcional al desarrollo de la ayu-da mutua en cada una de las dos partes en lucha, sean estasnaciones, ciudades, tribus o solamente partidos, y que en elproceso de desarrollo de la guerra misma (en cuanto puede co-operar en este sentido) se somete a los objetivos finales delprogreso de la ayuda mutua dentro de la nación, ciudad o tri-bu, por todas estas observaciones ya tenemos una idea de la in-fluencia predominante de la ayuda mutua como factor deprogreso.

Pero vemos también que la práctica de la ayuda mutua y sudesarrollo subsiguiente crearon condiciones mismas de la vidasocial, sin las cuales el hombre nunca hubiera podido desarro-llar sus oficios y artes, su ciencia, su inteligencia, su espíritucreador; y vemos que los periodos en que los hábitos y costum-bres que tienen por objeto la ayuda mutua alcanzaron su eleva-do desarrollo, siempre fueron periodos del más grande progre-so en el campo de las artes, la industria y la ciencia. Realmen-te, el estudio de la vida interior de las ciudades de la antiguaGrecia, y luego de las ciudades medievales, revela el hecho deque precisamente la combinación de la ayuda mutua, como sepracticaba dentro de la guilda, de la comuna o el clan griego -con la amplia iniciativa permitida al individuo y al grupo en vir-tud del principio federativo-, precisamente esta combinación,decíamos, dio a la humanidad los dos grandes periodos de suhistoria: el periodo de las ciudades de la antigua Grecia y el pe-riodo de las ciudades de la Edad Media; mientras que la des-trucción de las instituciones y costumbres de ayuda mutua, re-alizadas durante los periodos estatales de la historia que

266

Page 267: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

siguieron, corresponde en ambos casos a las épocas de rápidadecadencia.

Probablemente se nos replicará, sin embargo, haciendo men-ción del súbito progreso industrial que se realizó en el sigloXIX y que corrientemente se atribuye al triunfo del individua-lismo y de la competencia. No obstante este progreso, fuera detoda duda, tiene un origen incomparablemente más profundo.Después que fueron hechos los grandes descubrimientos del si-glo XV, en especial el de la presión atmosférica, apoyada poruna serie completa de otros en el campo de la física -y estosdescubrimientos fueron hechos en las ciudades medievales-después de estos descubrimientos, la invención de la máquinaa vapor, y toda la revolución industrial provocada por la aplica-ción de la nueva fuerza, el vapor, fue una consecuencia necesa-ria. Si las ciudades medievales hubieran subsistido hasta el de-sarrollo de los descubrimientos empezados por ellas, es decir,hasta la aplicación práctica del nuevo motor, entonces las con-secuencias morales, sociales, de la revolución provocada por laaplicación del vapor podrían tomar, y probablemente hubierantomado, otro carácter; pero la misma revolución en el campode la técnica de la producción y de la ciencia también hubierasido inevitable. Solamente hubiera encontrado menos obstácu-los. Queda sin respuesta el interrogante: ¿No fue acaso retar-dada la aparición de la máquina de vapor y también la revolu-ción que le siguió luego en el campo de las artes, por la deca-dencia general de los oficios que siguió a la destrucción de lasciudades libres y que se notó especialmente en la primera mi-tad del siglo XVIII?

Considerando la rapidez asombrosa del progreso industrialen el período que se extiende desde el siglo XII hasta el sigloXV, en el tejido, en el trabajo de metales, en la arquitectura, enla navegación, y reflexionando sobre los descubrimientos cien-tíficos a los cuales condujo este progreso industrial a fines delsiglo XIX, tenemos derecho a formularnos esta pregunta: ¿Nose retrasó la humanidad en la utilización de todas estas conq-uistas científicas cuando empezó en Europa la decadencia ge-neral en el campo de las artes y de la industria, después de lacaída de la civilización medieval? Naturalmente, la

267

Page 268: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

desaparición de los artistas artesanos, como los que produje-ron Florencia, Nüremberg y muchas otras ciudades, la deca-dencia de las grandes ciudades y la interrupción de las relacio-nes entre ellas no podían favorecer la revolución industrial. Re-almente sabemos, por ejemplo, que James Watt, el inventor dela máquina a vapor moderna, empleó alrededor de doce añosde su vida para hacer su invento prácticamente utilizable,puesto que no pudo hallar, en el siglo XVIII aquellos ayudantesque hubiera hallado fácilmente en la Florencia, Nüremberg oBrujas de la Edad Media; es decir, artesanos capacitados pararealizar su invento en el metal y darle la terminación y finuraartística que son necesarias para la máquina de vapor que tra-baja con exactitud.

De tal modo, atribuir el progreso industrial del siglo XV a laguerra de todos contra uno significa juzgar como aquél que sinsaber las verdaderas causas de la lluvia la atribuye a la ofrendahecha por el hombre al ídolo de arcilla. Para el progreso indus-trial, lo mismo que para cualquier otra conquista en el campode la naturaleza, la ayuda mutua y las relaciones estrechas sinduda fueron siempre más ventajosas que la lucha mutua.

Sin embargo, la gran importancia del principio de ayuda mut-ua aparece principalmente en el campo de la ética, o estudiode la moral. Que la ayuda mutua es la base de todas nuestrasconcepciones éticas, es cosa bastante evidente. Pero cualesqu-iera que sean las opiniones que sostuviéramos con respecto alorigen primitivo del sentimiento o instinto de ayuda mutua -seaque lo atribuyamos a causas biológicas o bien sobrenaturales-debemos reconocer que se puede ya observar su existencia enlos grados inferiores del mundo animal. Desde estos gradoselementales podemos seguir su desarrollo ininterrumpido ygradual a través de todas las clases del mundo animal y, noobstante, la cantidad importante de influencias que se le opus-ieron, a través de todos los grados de la evolución humana has-ta la época presente. Aun las nuevas religiones que nacen detiempo en tiempo -siempre en épocas en que el principio deayuda mutua había decaído en los estados teocráticos y despó-ticos de Oriente, o bajo la caída del imperio Romano-, aun lasnuevas religiones nunca fueron más que la afirmación de ese

268

Page 269: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

mismo principio. Hallaron sus primeros continuadores en lascapas humildes, inferiores, oprimidas de la sociedad, donde elprincipio de la ayuda mutua era la base necesaria de la vida co-tidiana; y las nuevas formas de unión que fueron introducidasen las antiguas comunas budistas Y cristianas, en las comunasde los hermanos moravos, etc., adquirieron el carácter de re-torno a las mejores formas de ayuda mutua que de practicabanen el primitivo período tribal.

Sin embargo, cada vez que se hacia una tentativa para volvera este venerado principio antiguo, su idea fundamental se ex-tendía. Desde el clan se prolongó a la tribu, de la federación detribus abarcó la nación, y, por último -por lo menos en el ideal-,toda la humanidad. Al mismo tiempo, tomaba gradualmente uncarácter más elevado. En el cristianismo primitivo, en las obrasde algunos predicadores musulmanes, en los primitivos movim-ientos del período de la Reforma y, en especial, en los movim-ientos éticos y filosóficos del siglo XVIII y de nuestra época seelimina más y más la idea de venganza o de la "retribución me-recida": "bien por bien y mal por mal". La elevada concepción:-No vengarse de las ofensas-, y el principio: "Da al prójimo sincontar, da más de lo que piensas recibir". Estos principios seproclaman como verdaderos principios de moral, como princip-ios que ocupan más elevado lugar que la simple "equivalencia",la imparcialidad, la fría justicia, como principios que conducenmás rápidamente mejor a la felicidad. Incitan al hombre, poresto, a tomar por guía, en sus actos, no sólo el amor, que siem-pre tiene carácter personal o, en el mejor de los casos, carác-ter tribal, sino la concepción de su unidad con todo ser huma-no, por consiguiente, de una igualdad de derecho general y,además, en sus relaciones hacia los otros, a entregar a loshombres, sin calcular la actividad de su razón y de su sentim-iento y hallar en esto su felicidad superior.

En la práctica de la ayuda mutua, cuyas huellas podemos se-guir hasta los más antiguos rudimentos de la evolución, halla-mos, de tal modo, el origen positivo e indudable de nuestrasconcepciones morales, éticas, y podemos afirmar que el princi-pal papel en la evolución ética de la humanidad fue desempe-ñado por la ayuda mutua y no por la lucha mutua. En la amplia

269

Page 270: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

difusión de los principios de ayuda mutua, aun en la época pre-sente, vemos también la mejor garantía de una evolución aúnmás elevada del género humano.

270

Page 271: Al apoyo mutuo - guao.org apoyo mutuo.pdf · esas regiones del Asia Oriental. Me llamó la atención, por una parte, la extraordinaria dureza de la lucha por la existencia que deben

www.feedbooks.comFood for the mind

271