CENTRO DE CIENCIAS SOCIALES Y HUMANIDADES DEPARTAMENTO DE HISTORIA TESINA: AGUASCALIENTES PREHISPÁNICO. LAS PINTURAS RUPESTRES DE EL OCOTE QUE PRESENTA: MARIO ARTURO PALACIOS DÍAZ PARA OPTAR AL GRADO DE LICENCIADO EN HISTORIA TUTORES: DR. BENJAMÍN FLORES HERNÁNDEZ DRA. YOLANDA PADILLA RANGEL LECTORES: ANA MARÍA PELZ MARÍN FRANCISCO MANUEL RODRÍGUEZ MOTA JORGE LUIS JIMÉNEZ MEZA DICIEMBRE, 2010
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Aguascalientes prehispánico. Las pinturas rupestres de El Ocote
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CENTRO DE CIENCIAS SOCIALES Y HUMANIDADES
DEPARTAMENTO DE HISTORIA
TESINA:
AGUASCALIENTES PREHISPÁNICO. LAS PINTURAS RUPESTRES DE EL
OCOTE
QUE PRESENTA:
MARIO ARTURO PALACIOS DÍAZ
PARA OPTAR AL GRADO DE LICENCIADO EN HISTORIA
TUTORES:
DR. BENJAMÍN FLORES HERNÁNDEZ
DRA. YOLANDA PADILLA RANGEL
LECTORES:
ANA MARÍA PELZ MARÍN
FRANCISCO MANUEL RODRÍGUEZ MOTA
JORGE LUIS JIMÉNEZ MEZA
DICIEMBRE, 2010
2
Índice.
Agradecimientos. 4
Presentación. 5
Introducción. 6
Planteamiento del problema. 9
Hipótesis. 10
Objetivos. 11
Metodología. 12
Capítulo I. Contexto Geográfico. 14
1.1. Mesoamérica. 14
1.1.2 Características de Mesoamérica. 15
1.2. Frontera Septentrional de Mesoamérica. 17
1.3. Aguascalientes. La importancia de la geografía para el estudio de las
Manifestaciones gráficas rupestres. 19
1.3.1. Orografía. 20
1.3.2. Hidrología. 22
1.3.3. Clima. 23
1.3.4. Flora. 24
1.3.5. Fauna. 25
1.4. El Ocote. 26
1.5. El Paisaje y las pinturas rupestres. 28
Capítulo II. Contexto Histórico-Arqueológico. 31
2.1. La historiografía arqueológica. De lo regional a lo local. 31
2.1.1. La Frontera Septentrional de Mesoamérica. Un análisis selectivo. 32
2.1.2. Las investigaciones arqueológicas en Aguascalientes. 42
2.2. La información del siglo XVI. Las fuentes etnohistóricas.
El caso de Aguascalientes. 49
3
Capítulo III. El estudio de las manifestaciones gráficas rupestres en
Aguascalientes. 54
3.1. Introducción a las MGR. 54
3.2. Aguascalientes. 62
3.3. Tipos de manifestaciones gráficas rupestres en Aguascalientes. 64
Capítulo IV. Descripción. 68
4.1. Descripción del sitio. 68
4.2. Las investigaciones arqueológicas. 69
4.3. Las pinturas rupestres de El Ocote. 71
4.4. El Panel principal. 74
4.5. Elemento antropomorfo aislado en la cima del cerro. 78
4.6. Serie de motivos antropomorfos en el bloque disgregado. 78
4.7. Agrupación “La Troja”. 79
4.8. Tipología. 80
4.8.1. Naturalistas. 80
4.8.1. A. Antropomorfos. 81
4.8.1. B. Zoomorfos. 83
4.8.1. C. Antropomorfos-Zoomorfos. 85
4.8.2. Abstractos-Geométricos. 86
Capítulo V. Análisis e Interpretación. 88
5.1. Análisis de los motivos. 88
5.2. Interpretaciones: historia, cosmovisión y chamanismo. Una aproximación. 95
Conclusiones. 99
Bibliografía. 101
4
Agradecimientos
Esta investigación no se habría sido posible sin la colaboración, el apoyo, las revisiones y de la
comprensión de parte de las personas que estuvieron presentes en esta etapa de mi vida, en este
trabajo de tesina que he llamado “viaje histórico”.
Tengo una enorme gratitud por el apoyo y comprensión de mi familia. La Palacios Díaz;
mis padres, Consuelo y Carlos; a mis hermanos y sus respectivas parejas, Carlos (Carlitos) y
Alejandra, Ernesto (Toto), Guillermo (Memo) y Blanca (junto al bebé que viene en camino),
Jorge (Coque) y Alex (Nene). También a mi tía Esthela; su apoyo a lo largo de mi carrera fue
muy importante.
A mi novia Aniela Habibeh López, a quien conocí en las instalaciones del Centro
INAH-Aguascalientes, acompañada de su madre, Amparo. Gracias por todo tu apoyo,
comprensión, observaciones y, sobre todo, los grandes momentos que hemos vivido y
viviremos juntos. Muchas Gracias.
Un agradecimiento enorme a mis más amigos, principalmente a los arqueólogos Ana
María Pelz y Jorge Jiménez; su empuje a lo largo de mi carrera universitaria fue inmenso,
gracias por tanto, amigos. También a Cristopher, Humberto, con quienes he vivido y seguiré
viviendo interesantes aventuras. Elena Padilla y con los grupos (Bicicleteros y Guardias
Ambientales) que viví una serie de experiencias maravillosas. A Francisco Rodríguez Mota, su
apoyo y su amistad, contacto que se dio producto de la maravilla llamada internet.
A la Universidad Autónoma de Aguascalientes. A los profesores del Departamento de
historia: Dra. Yolanda Padilla, Dr. Benjamín Flores, Mtra. Edna Meza Pavía, entre otros, que
aportaron, en mí, una serie de conocimientos e inquietudes.
5
Presentación
La historia prehispánica en Aguascalientes es el tema que más me apasiona, debido a su
intrigantes vestigios arqueológicos, siendo la pintura rupestre el elemento cultural más
interesante, tal gusto me llenó de preguntas acerca de estos antiguos habitantes indígenas. Por
ese motivo, decidí buscar la forma de saber qué ocurrió con estas personas. La aventura
comenzó en el año de 1996, cuando acudí por primera vez a un sitio con pintura rupestre,
localizado en La Montesa, Zacatecas, en compañía del un guía con gran experiencia en los
cerros, el Sr. “Chepito”. Ya para el nuevo siglo, entre 2002 y 2003 fui asomándome a la
literatura histórica, topándome con los indómitos guerreros chichimecas. Ahora comencé la
búsqueda que me ayudara a desentrañar el pasado prehispánico de la región. En primer lugar
indague a través de la arqueología local, encontrándome con sorpresas realmente interesantes.
En el año 2004, fortuitamente localice el Instituto Nacional de Antropología e Historia, ahí tuve
la gran oportunidad de conocer a los arqueólogos Ana Pelz y Jorge Jiménez. Años después,
producto de mi búsqueda incesante de aquel episodio de la historia, entre a la Licenciatura en
Historia, ofertada por la Universidad Autónoma de Aguascalientes. Entre para mediados del
2006, y ahí comenzó otra etapa de mi averiguación. Para mi fortuna, en 2008, Ana Pelz me
invitó a formar parte del Proyecto Arqueológico de El Ocote, oportunidad que terminó por
encaminar la elección del presente tema.
Así que la presente investigación requirió de una profunda lectura de las investigaciones
tocantes a la arqueología e historia local y regional; después a la revisión de las fuentes
referentes al estudio de las manifestaciones gráficas rupestres; una vez lo anterior, la visita
constante a El Ocote (fotografía, observación, dibujo, etc.) y también al Centro INAH-
Aguascalientes, reforzaron enormemente esta investigación.
Lo que se presenta a continuación, son los primeros resultados que he obtenido de mi
búsqueda, motivada por el enorme gusto por la historia, específicamente de la prehispánica…
La historia prehispánica del estado de Aguascalientes contada a través de las pinturas rupestres
de El Ocote.
Mario Arturo Palacios Díaz.
Desde la “Cueva” en Semeria, El Encino, Noviembre de 2010.
6
Introducción
La historia prehispánica del estado de Aguascalientes está siendo develada poco a poco; sí bien
esta historia tenía como principales protagonistas a las naciones1 denominadas como
chichimecas; aquellos naturales, de la frontera septentrional de Mesoamérica2. Situación que
serviría a Kirchhoff de argumento para elaborar las divisiones culturales del mundo
prehispánico en las macro-regiones conocidas como Aridamérica, Mesoamérica y
Oasisamérica. Dentro de tales divisiones, Aguascalientes se sitúa en la zona septentrional a la
Mesoamérica nuclear, sin embargo su cercanía con el occidente y el bajío le confieren una
ubicación interesante.
Sin embargo, adentrándose más allá de los chichimecas, en la actualidad se puede
inferir que el estado3 cuenta con una serie de elementos prehispánicos que aseveran la presencia
de sociedades indígenas con un desarrollo cultural y un conocimiento considerable antes de la
existencia de aquellos grupos del siglo XVI. Además para la región que involucra a
Aguascalientes, existen investigaciones que hablan acerca de una dinámica cultural bien
fundada, pero de estos y otros aspectos relacionados ya hablaré en su momento.
Ahora bien, si tomamos en cuenta el tiempo que se tiene investigando en el estado en
términos arqueológicos en comparación con otras partes del país, nos damos cuenta de que aún
falta mucho por hacer. Formalmente, se iniciaron trabajos arqueológicos para los años
ochentas4, aunque hay reportes desde los treinta, pero estos últimos no han podido ser
corroborados actualmente. Este problema radica en la poca importancia que se le ha dado a la
región, aunando a esto la rápida urbanización y el saqueo descontrolado; sin embargo, se ha ido
tomando mayor interés conforme ha pasado el tiempo.
1 Sobre el término “naciones”, la mayoría de los autores que han trabajado a estos grupos indígenas del siglo XVI,
los llaman así: Powell (1982) Jiménez Moreno (1944), etc. 2 Término empleado por Charles Kelley en los años setentas para unificar a Mesoamérica como una gran cultura.
A lo largo del desarrollo de esta investigación, así mencionaré el territorio donde se ubica Aguascalientes para los tiempos prehispánicos. Por ejemplo, otro término al que se recurre es “La Gran Chichimeca”. 3 Aguascalientes viene siendo parte de la región Centro-Norte y una mínima porción del Occidente. Al respecto,
existen una buena cantidad de investigaciones arqueológicas en esta porción del país. 4 Este antecedente de investigación comienza con un recorrido realizado por Lorena Mirambell y José Luis
Lorenzo, del departamento de Prehistoria del INAH, en 1986.
7
Empero, los que hemos decidido penetrar por los campos de esta época y
particularmente en esta zona, nos encontramos ante un panorama intrigante y lleno de
posibilidades; en primer lugar, se comienza con una serie de preguntas para los que estamos
inmersos en este episodio histórico, por ejemplo: ¿quiénes fueron los habitantes prehispánicos
de esta región?, ¿qué nivel cultural desarrollaron?, ¿en qué momento ocuparon este territorio y
por cuánto tiempo?, ¿cómo concebían el mundo que los rodeaba, o en palabras más profundas,
qué cosmovisión poseían?, entre otras. Preguntas que estarán siempre presentes cuando se
aborde la historia prehispánica de este territorio mexicano.
Ante este panorama nos encontramos con una secuencia histórica que implica mucho
tiempo y una serie de transformaciones producto de interacciones e influencias con otros
grupos de diferentes regiones, aspectos que encauzarían cambios tanto sociales como en la
geografía humana.
Por lo tanto, partiendo de la problemática descrita, mí interés para comprender más la
historia prehispánica de la región y acercarse un tanto a la concepción que manejaron sobre su
mundo, he decidido analizar una de las expresiones que lograron perdurar al implacable paso
del tiempo, tanto en su conservación como en la permanencia de su tradición para elaborarlas y
otorgarles fuerte importancia.5 Esta expresión, son las llamadas manifestaciones gráficas
rupestres, específicamente las pinturas rupestres. Así pues, éste estudio sobre este elemento
cultural de los pobladores de El Ocote, servirá como base para comprender la secuencia
histórica del estado y su región y adentrarse en las formas que tuvieron de percibir su entorno,
para con ello aproximarse a la reconstrucción de la historia prehispánica del territorio en
cuestión.
La pintura rupestre en Aguascalientes cuenta con una serie de elementos que contar con
una explicación. Esta expresión, realizada por ejecutores dotados de un conocimiento
considerable, puede ser considerada como una de sus formas de comunicación y de la
percepción que tuvieron del entorno que los rodeaba, producto de una herencia ancestral. Es
pertinente mencionar que esta investigación se realizará particularmente en el sitio
arqueológico El Ocote, municipio de Aguascalientes; de ahí se podrá recurrir a otros sitios que
5 En este sentido, me refiero a que la pintura rupestre también ha permanecido vigente entre los grupos humanos
prehispánicos, incluso hasta el momento del contacto con los españoles, esto en el siglo XVI.
8
ya están registrados para la entidad y tener una comparación y un análisis más benéfico para el
objeto de estudio.
Acerca de la investigación sobre las pinturas rupestres, ahondaré en aspectos teóricos-
metodológicos acerca del estudio y avances en cuanto a la interpretación de las manifestaciones
gráficas rupestres; a continuación, entender todo el escenario espacial-temporal de la región en
cuestión; de acuerdo a las investigaciones que he consultado, la cronología podría comenzar
desde el 200 d.C.6; posteriormente, recurrir a las investigaciones dentro del campo de la
arqueología para entender los aspectos culturales y características que sean pertinentes; por
último, manejar una secuencia histórica y conocer la permanencia de mi objeto de estudio a
través del tiempo, recurriendo también a las fuentes etnohistóricas.
Por lo tanto, el desarrollo de la investigación queda conformado de la siguiente manera:
- Capítulo I. Contexto geográfico
Situar mi objeto de estudio –El Ocote y sus manifestaciones gráficas rupestres- dentro del
escenario geográfico nacional, partiendo de macro-región de Mesoamérica, adentrándome al
ámbito local de Aguascalientes y El Ocote, mismo que lo sitúo en la región de la llamada
Frontera Septentrional de Mesoamérica, de acuerdo con las investigaciones que he consultado
al respecto. Así pues, se presentará un panorama general acerca de las características
geográficas del estado y del El Ocote. Todo esto, con el fin de encontrar una relación del
paisaje y la pintura rupestre.
- Capítulo II. Contexto histórico-arqueológico
En este apartado, el contexto quedará explicado por la consulta de las fuentes locales dentro del
ámbito arqueológico y etnohistórico. Se recurre también a fuentes del ámbito regional, con el
fin de sustentar mejor las hipótesis.
- Capítulo III. Estudio de las manifestaciones gráficas rupestres en Aguascalientes
Mencionaré algunos aspectos teóricos-metodológicos existentes en torno al estudio de las
manifestaciones gráficas rupestres. Los términos propios de este tipo de estudio. Mostraré un
6 Daniel Valencia (1994), Gerardo Fernández (2007), Beatriz Braniff (1974), han manejado estas fechas para la
ocupación de la región.
9
panorama acerca del estudio de las manifestaciones gráficas rupestres en Aguascalientes y los
registros de diferentes sitios.
- Capítulo IV. Descripción
La descripción de El Ocote7 en términos arqueológicos. El registro de las manifestaciones
gráficas rupestres en el sitio; compendio fotográfico de los motivos, descripción de los motivos
(antropomorfos, zoomorfos, etc.) y de los contextos rocosos (abrigos, frentes, etc.). Tipología.
- Capítulo V. Análisis e interpretación
El análisis de los diferentes registros pictográficos del sitio. Análisis por motivo, contexto
rocoso, grupo, etc.; apoyándome de los datos arqueológicos, históricos, etnohistóricos para
sustentar las hipótesis y planteamiento del problema. Todo ello para llegar a las conclusiones.
- Conclusiones.
De acuerdo a lo indagado durante esta investigación llegar a conclusiones acerca de mi
objeto de estudio. Las metas alcanzadas de la investigación. Se señalarán los argumentos que
hablan acerca de las pinturas rupestres como elemento de la cosmovisión, tradición histórica y
otros asuntos convenientes.
Planteamiento del problema
Partiendo del punto principal de la investigación, las pinturas rupestres de El Ocote,
entonces, planteo las siguientes preguntas:
A) ¿La pintura rupestre –elemento principal de la investigación- en la región de estudio
(Aguascalientes), es el principal elemento cultural para comprender la cosmovisión de
los pobladores de El Ocote?
B) Hay tradiciones humanas que logran arraigarse en la memoria, entonces, ¿la pintura
rupestre logró perdurar como una tradición -la cual va desde los primeros siglos de
nuestra era hasta el momento del contacto español- cultural que se mantuvo vigente no
sólo en grupos cazadores-recolectores, sino también en los sedentarios?
7 Sitio arqueológico investigado recientemente por los arqueólogos adscritos al Centro INAH en Aguascalientes
Ana María Pelz Marín y Jorge Luis Jiménez Meza (2009, 2010).
10
C) ¿Qué papel jugó la pintura rupestre en el sitio arqueológico de El Ocote, qué
importancia tuvo en relación con los otros elementos arqueológicos localizados en el
sitio?
D) ¿Por qué la predilección de plasmar las pinturas en ciertos lugares específicos de El
Ocote? ¿Esos lugares fueron especiales a tal grado de ser sagrados o de otro tipo de
importancia?
Así pues, partiendo de estos problemas, la historia prehispánica de Aguascalientes puede
ser contada a partir de una investigación de carácter histórico, apoyada con las ciencias como la
arqueología, geografía, etnohistoria, entre otras.
Hipótesis
Partiendo de las preguntas elaboradas las hipótesis de la investigación son las
siguientes:
1.- Los motivos plasmados en los diferentes registros8 localizados en El Ocote, son el indicador
más importante acerca de la cosmovisión de estos pobladores. La razón de esto se encuentra en
la predilección por situar al elemento antropomorfo como el motivo más recurrente, siendo los
demás elementos –zoomorfos, fitomorfos, geométricos, etc.- aspectos que acompañan al
anterior.
2.- Las pinturas rupestres muestran escenas de carácter histórico, cotidiano, ceremonial y
simbólico, todo ello para entender la forma de concebir su entorno.
3.- Las pinturas rupestres demuestran la predilección de ciertos puntos para elaborarlas, es
decir, que al momento de encontrar un sitio con los recursos necesarios, se dio la inclinación
para plasmarlas en cierto punto.
4.- Los hombres que elaboraron las pinturas rupestres en El Ocote –y también en los sitios que
servirán como comparativo- estaban dotados de un conocimiento más amplio que el resto de los
8 Estos registros son: 1. Panel Principal; 2. Bloque disgregado; 3. Elemento antropomorfo aislado; 4. Un Conjunto
registrado en las cercanías de El Ocote, denominado “La Troja”. Estos motivos se verán más adelante.
11
pobladores; entonces, posiblemente en el sitio, el chamán tuvo un papel importante para la
toma de decisiones.
5.- A través de la pintura rupestre no sólo de El Ocote, sino de los sitios registrados hasta el
momento en Aguascalientes, ésta se mantuvo vigente tanto en los grupos sedentarios como en
los cazadores-recolectores y que ambos la utilizaron como elemento importante de su
cosmovisión.
6.- La pintura rupestre, asociándola con los elementos arqueológicos existentes en la región de
estudio, es componente suficiente para aproximarse a la reconstrucción histórica del pasado
prehispánico en Aguascalientes. La historia prehispánica del estado contada a través de dicha
manifestación cultural.
Objetivos
Los objetivos para la elaboración de esta investigación están formados de los siguientes puntos
medulares:
A) Para entender la predilección en plasmar las pinturas rupestres9, hablar de los aspectos
geográficos más pertinentes. Situaré mi objeto de estudio dentro del escenario
geográfico llamado Mesoamérica, en este caso, la Frontera septentrional
mesoamericana. Estos aspectos, irán encaminados desde la comprensión de la geografía
general del estado de Aguascalientes, terminando, por los puntos geográficos más
importantes de la región de estudio.
B) El estudio teórico-metodológico de las manifestaciones gráficas rupestres o Arte
rupestre en México, particularizando en El Ocote y el resto de sitios de Aguascalientes.
Ahondar en este apartado para aproximarse a su posible interpretación. Hablar de los
diferentes términos que existen en torno a este estudio arqueológico-histórico-estético.
9 En la mayoría de los sitios registrados en Aguascalientes, la predilección fue en abrigos rocosos y frentes
rocosos; el dominio del valle circundante era también un aspecto recurrente en estas sociedades humanas antiguas.
12
C) Hacer una revisión selectiva de la literatura arqueológica local y una porción de la
regional que he considerado pertinente para entender la dinámica cultural de la región
de estudio.
D) La descripción detallada de los diferentes motivos pictóricos de El Ocote. También una
descripción para el sitio arqueológico.
E) Un registro fotográfico amplio del sitio y las pinturas para poder elaborar un análisis
oportuno. Para tener mayor soporte, me apoyaré en los demás sitios registrados en
Aguascalientes; además, vislumbrar una secuencia histórica y demostrar la importancia
de este elemento cultural como una tradición que logró perdurar mucho tiempo y, por
otro lado, argumentar porqué éstas son el indicador principal de la cosmovisión de los
grupos prehispánicos de la región.
F) Recurrir a las fuentes etnohistóricas para encontrar algún indicio que revele que la
pintura rupestre continuó siendo una tradición de vital importancia para los grupos
indígenas asentados en la región de estudio.
Metodología
En cuanto a la metodología para esta investigación quedará conformada de la siguiente forma:
- Ha sido necesario obtener toda la información relacionada con el sitio arqueológico El
Ocote –punto central de la investigación-, teniendo una base de datos que tiene un
carácter meramente arqueológico. Complementándose con datos geográficos e
históricos.
- La información bibliográfica arqueológica regional, en este caso será una selección que
aporte datos para mi objeto de estudio, las pinturas rupestres de El Ocote.
13
- Se realizará una descripción de los diferentes motivos pictóricos del sitio. La fotografía,
el dibujo10
y un análisis comparativo con otros sitios con pintura rupestre, así como
también la aplicación de programas especializados que puedan ayudar a la
identificación de los diferentes motivos.
- También los datos geográficos obtenidos serán de gran ayuda para entender algunas
hipótesis y objetivos planteados.
- El trabajo de campo se enfocó en el sitio y en la consulta de información en el Centro
INAH-Aguascalientes. Este trabajo fue:
o Recorrido por el sitio en busca de más registros pictográficos.
o La Fotografía tuvo varias directrices: registro de las manifestaciones rupestres;
los alrededores de El Ocote (flora, fauna, orografía, hidrología, etc.); sitios con
pintura en la región; y la geografía de Aguascalientes enfocada en algunos
asuntos que aparecerán en la presente investigación.
o Dibujo de cada uno de los motivos pictográficos de El Ocote.
o Análisis y digitalización de los informes técnicos localizados en la sección de
Arqueología del Centro INAH-Aguascalientes.
10 En este caso, los dibujos a los que recurriré son los que hizo Daniel Valencia en la década de los noventas para
el Panel principal; para el resto de los motivos los dibujos son de mi autoría.
14
Capítulo I. Contexto Geográfico
1.1. Mesoamérica
México cuenta con una configuración geográfica muy variable y compleja; diversas regiones
naturales -dotadas de una riqueza exclusiva-, que han alojado, a lo largo de su historia, una
amplia gama de culturas –y por ende tradiciones- hechas por el hombre, donde en este caso, el
indio o indígena, supo cómo comprender dicha diversidad y, así, adaptarse al medio ambiente,
a tal grado que los primeros pobladores prehistóricos del continente americano, desarrollaron
todo un conocimiento, el cual evolucionaría con el tiempo; elaborando complejos sistemas de
agricultura, de caza y recolección; eficaces construcciones de diferentes funciones (cívicos,
ceremoniales, habitaciones, etc.), entre otras características, dando lugar a toda una
cosmovisión emanada por miles de años de desarrollo, y por ende, el florecimiento de una
tradición cultural auténtica: Mesoamérica.
El término de Mesoamérica fue instaurado por el antropólogo alemán Paul Kirchhoff a
mediados del siglo XX. En su teoría, esta gran región cultural abarcaba México y parte de
Centroamérica; sus habitantes, poseían una gran cantidad de lenguas y costumbres diversas las
cuales quedaban ligadas entre sí por tener el carácter de una historia común diversificada a
través del tiempo, argumentado gracias a un minucioso estudio etnográfico y arqueológico.
Dentro de esta enorme área se localizaron: olmecas, mayas, teotihuacanos, mixtecos-zapotecas,
etc.
Así pues, para esta enorme área se presenta un escenario geográfico que implica una
serie de aspectos culturales que son particulares de acuerdo a una región con otra, pero que,
como sucede en una cultura originaria, a fin de cuentas se unifican como un todo. Al conocer
este panorama geográfico se entienden varias situaciones, por ejemplo, la adaptación a cierto
ecosistema, resultando una predilección de un lugar para asentarse y así crear toda una historia;
en cuyo caso específico lo es las manifestaciones gráficas rupestres.
Antes de entrar en las características geográficas de Mesoamérica, es pertinente
establecer la relación geografía-historia. Ésta se enfoca a varios aspectos: la importancia de la
región para comprender aspectos más específicos de los grupos sociales que la habitaron y que
la habitan; cambios en las divisiones políticas-administrativas a través del tiempo; las
15
modificaciones que han sufrido la orografía, flora, fauna e hidrografía, producto de las
manipulaciones que el hombre ha efectuado. Un ejemplo que se puede tomar sobre este asunto,
es cuando los primeros europeos pisaron el suelo en el que más tarde se conformaría México.
Nada sabían de las complejas culturas que allí hallaron a inicios del siglo XVI. Sus ojos se
toparon con una realidad asombrosa. Entraron en contacto con sociedades altamente
desarrolladas, donde la intensa vida urbana, el floreciente comercio, las complejas relaciones
que definían las esferas sociales y políticas y el particular carácter espiritual de sus gentes
caracterizaban la cotidianidad de sus vidas.11
1.1.1. Características de Mesoamérica.
La fisiografía del territorio mesoamericano, en palabras de Michael D. Coe, posee una
combinación compleja de sistemas ecológicos. Estos lugares se agrupan en dos categorías:
tierras bajas (áreas en medio nivel del mar y 1000 metros) y altiplanos o montañas (situadas
entre 1000 y más de 2000 metros sobre el nivel del mar)12
. En el caso de este trabajo (Las
pinturas rupestres de El Ocote, Aguascalientes), las montañas son el escenario, donde la
diversidad del clima es una constante, apareciendo desde el tropical, seco, hasta el frío. Sin
embargo el predominante en las regiones montañosas es el templado. Para la zona de
Aguascalientes (Centro-Norte de México o en términos arqueológicos parte de la región
septentrional de Mesoamérica), una de las cadenas montañosas más extensas del continente, la
Sierra Madre Occidental, atraviesa la parte occidental. El clima en general es seco, donde el
desarrollo de la agricultura sólo se pudo dar por el aprovechamiento de los ríos (El sistema
Lerma-Santiago) y el almacenaje de lluvia. Pese a este problema climático, una serie de
tradiciones culturales florecieron, tal es el caso de las culturas Chalchihuites, la región de Los
Altos de Jalisco, entre otras.
A continuación se presenta un mapa que ejemplifica la distribución cultural y geográfica
de Mesoamérica. Cabe señalar que esta distribución tuvo muchos cambios a lo largo de la
historia prehispánica. Este es un ejemplo general de la unidad mesoamericana.
11 Rovira, Morgado, Rossend, “Mesoamérica: concepto y realidad de un espacio cultural” tomado en:
http://www.ucm.es/info/arqueoweb/word/8 (2)/roviramorgado.doc, p. 1. 12
Ilustración 1. Mesoamérica. Según la página de internet: www.famsi.org
De acuerdo al análisis que obtuvo Kirchhoff, realizó una clasificación de tipo
geográfica-étnica, agrupando a las diferentes culturas indígenas en cinco grandes zonas,
quedando de esta forma:
1.- Los recolectores, cazadores y pescadores de Norteamérica.
2.- Los cultivadores inferiores de Norteamérica.
3.- Los cultivadores superiores (“altas culturas”).
4.- Los cultivadores inferiores de Sudamérica.
5.- Los recolectores y cazadores de Sudamérica.13
En el caso que me compete14
, las zonas denominadas “Los recolectores, cazadores y pescadores
de Norteamérica” y “Los cultivadores inferiores de Norteamérica”, son las más pertinentes en
esta investigación. Sin embargo, la discusión que cabe señalarse, es sobre el término acuñado
por Kirchhoff: Aridoamérica, región que abarca prácticamente todo el norte de México y parte
del sur de los Estados Unidos de Norteamérica. En esta enorme zona cultural, las sociedades
13 Kirchhoff, Paul, “Mesoamérica”, en Velasco Míreles, Margarita (Coordinadora), La Sierra Gorda: documentos
para su historia, Vol. II, Colección Científica 340, INAH, México, 1997, p. 305. 14La región donde se localiza el objeto de estudio –El Ocote, y las pinturas rupestres como el elemento cultural-
está dentro del área cultural mesoamericana, donde este caso se ubica en la parte de la llamado frontera
septentrional.
17
que aquí se asentaron, tuvieron una forma de vida nómada, teniendo la caza-recolección como
su mayor sustento, empero, estas sociedades desarrollaron una compleja cultura, prueba de ello
lo encontramos en las inhóspitas Sierras de Baja California Sur con las pinturas rupestres de
San Francisco.15
Aguascalientes ha sido ubicado en ocasiones dentro de esta árida región, pero
cabe aclararse, que desde el punto de vista geográfico y también arqueológico, la ubicación del
estado, más bien se puede situar en los límites septentrionales de Mesoamérica, en la región
concretamente denominada por la arqueología, como la Frontera Septentrional de
Mesoamérica, término utilizado por autores como Charles Kelley (1987), Beatriz Braniff
(1974), entre otros.
1.2. Frontera Septentrional de Mesoamérica
Como ya lo vimos, Aguascalientes cuenta con una ubicación ciertamente especial. En la
geografía nacional, el estado se encuentra en la región Centro-Norte, un punto intermedio entre
la altiplanicie mexicana y el norte. Por ello, es conveniente ubicarlo, para tiempos
prehispánicos, dentro de la región denominada por la arqueología como la “Frontera
Septentrional de Mesoamérica”.16
Beatriz Braniff (1974), indica que estas
zonas marginales de Mesoamérica [Frontera Septentrional de Mesoamérica]
pueden agruparse en tres secciones: 1) la nororiental que incluye la Sierra de
Tamaulipas, la región de Ocampo, la cuenca del Río Verde y las zonas de
Guadalcazar y Ciudad Maíz en San Luis Potosí; 2) la zona central que es parte del
Altiplano Mexicano y que incluye Querétaro, Guanajuato, el Altiplano Potosino, Los
Altos de Jalisco, Aguascalientes y el extremo oriental de Zacatecas; y finalmente, 3)
la sección noroccidental que incluye el norte de Jalisco, Zacatecas y Durango…17
Braniff denomina a la región septentrional como “marginal”, término que ya no es
acertado manejar, por lo que, de acuerdo a las investigaciones arqueológicas, el correcto debe
ser la frontera septentrional de Mesoamérica. Sin embargo, la región en cuestión ha recibido
varios sinónimos, por ejemplo, la Gran Chichimeca, aunque este nombre más bien se podría
15 Para saber más acerca de esta región, véase la revista de Arqueología Mexicana “La península de Baja
California”, Volumen XI, No. 62, 2003. 16
Término empleado por Beatriz Braniff, en Betty Bell, The Archaeology of West México, Sociedad de Estudios
Avanzados del Occidente de México, A.C., Ajijic, Jalisco, México, 1974 p. 40. 17
Ibíd., p. 40.
18
considerar para la región abarcada por los grupos al norte de los dominios aztecas en tiempos
de la conquista de México-Tenochtitlán, es decir, para el siglo XVI específicamente.
Al respecto de esta interesante región, se han hecho una buena cantidad de
investigaciones dentro del campo de la arqueología, donde algunas de éstas serán mencionadas
más adelante. Para el caso de este capítulo, sólo me centraré en la ubicación de mi objeto de
estudio (Las pinturas rupestres de El Ocote) en el área geográfica ya mencionada. Pedro
Armillas, realizó un mapa de la frontera septentrional de Mesoamérica, el cual quedó
conformado de la siguiente manera:
Ilustración 2. Mesoamérica según Pedro Armillas. En, Teresa Rojas Rabiela (Ed.) Pedro Armillas: Vida y obra,
INAH, 1991, pp. 210.
19
1.3. Aguascalientes. La importancia de la geografía en el estudio de las manifestaciones
gráficas rupestres
Una vez que hemos ubicado al estado de Aguascalientes dentro del escenario geográfico de
Mesoamérica y especificando su ubicación en la Frontera Septentrional, ahora es importante
mencionar sus aspectos geográficos. Esto con la finalidad primordial de considerar la
importancia del paisaje, el medio ambiente con las representaciones rupestres.
Aguascalientes se encuentra situado en la región centro-norte, pero también en parte en
el occidente de la Altiplanicie Mexicana. Al norte, este, oeste y noroeste limita con el estado de
Zacatecas; al sur y sureste, colinda con el estado de Jalisco. Las coordenadas geográficas
extremas del estado son: Al norte 22° 28’, al sur, 21° 37’ de latitud norte; al este 101° 50’, al
oeste 102° 52’ de longitud oeste.18
Aguascalientes, según datos del INEGI representa el 0.3 %
de la superficie del país. A partir de 1992, el estado ha quedado dividido en 11 municipios, los
cuales quedan conformados en la siguiente tabla y mapa adjuntos.
División municipal
Clave Cabecera municipal
001 Aguascalientes Aguascalientes
002 Asientos Asientos
003 Calvillo Calvillo
004 Cosío Cosío
010 El Llano Palo Alto
005 Jesús María Jesús María
006 Pabellón de Arteaga Pabellón de Arteaga
007 Rincón de Romos Rincón de Romos
011 San Francisco de los Romo
San Francisco de los
Romo
008 San José de Gracia San José de Gracia
009 Tepezalá Tepezalá
Fuente: INEGI. Aguascalientes. II Conteo de Población y Vivienda, 2005.
INEGI. Dirección General de Geografía. Catálogo de Claves de Entidades
Federativas, Municipios y Localidades.
18
INEGI. Marco Geoestadístico Municipal, 2005, versión 3.1.
20
En el caso de esta investigación, el sitio arqueológico de El Ocote, se encuentra situado en el
municipio de Aguascalientes, no muy lejos de la frontera con Calvillo y el estado de Jalisco.
1.3.1. Orografía
Aguascalientes queda conformado dentro de tres grandes provincias geológicas de la República
Mexicana. Dos cadenas montañosas, que son: La Sierra Madre Occidental (al oeste), la Mesa
del Centro (al este), éstas descienden del estado de Zacatecas. También en la parte sur es
21
atravesado por el Eje Neovolcánico. Entonces al centro de ambas cadenas, se forma un amplio
valle denominado “Aguascalientes”, el cual tiene un declive Norte a Sur.
La importancia de conocer la orografía del estado permite conocer más acerca de los
posibles ambientes que fueron escogidos por los antiguos pobladores para elaborar las
manifestaciones rupestres.
Ilustración 3. Aguascalientes con sus provincias geológicas, modificado de Valencia (1994).
Elevaciones principales
Nombre
Latitud norte
Longitud oeste
Altitud
Grados Minutos Grados Minutos Metros
Sierra Fría 22 16
102 34
3 050
Sierra El Laurel 21 46
102 39
2 760
Cerro El Mirador 22 07
102 39
2 700
Cerro La Calavera 21 58
102 32
2 660
Sierra de Asientos 22 15
102 07
2 650
Cerro San Juan 22 13
102 08
2 530
Cerro Juan El Grande 21 56
101 55
2 500
Cerro La Peña Blanca 21 52
102 26
2 440
Cerro El Muerto 21 53
102 26
2 400
Fuente: INEGI. Información Topográfica Digital Escala 1:250 000 serie III.
INEGI. Continúo Nacional del Conjunto de Datos Geográficos de la Carta Topográfica, 1:50
000, serie II.
22
1.3.2. Hidrología
La situación hidrológica del estado está conformada por dos regiones. La primera y más
importante es la del Lerma-Santiago; en segundo, ocupando una porción mínima y ubicada en
el noreste es El Salado. Las corrientes de todo el estado escurren hacia el sur, hasta
concentrarse en los ríos Verde Grande y el Juchipila, que son afluentes por la margen derecha
del río Santiago, el cual converge en el Océano Pacífico.
La división entre estas cuencas está constituida por la Sierra Fría, del Pabellón, de
Guajolotes y del Laurel. La mayor parte del estado drena hacia el río Verde Grande a través del
llamado Aguascalientes, el cual nace en las sierras de Zacatecas, corriendo por el valle del
mismo nombre. También aparecen los ríos de Pabellón y Morcinique, el arroyo Milpillas y el
río Chicalote o Viudas de Oriente.19
El río Calvillo, afluente a su vez del río Juchipila, riega la parte occidental, se forma por
la confluencia de varios arroyos entre los que sobresalen los de La Labor y el de Texas. El
Calvillo y sus formadores corren encajonados al fondo de estrechos valles que descienden hacia
el suroeste, entre las estribaciones de las Sierras de Guajolotes, Calvillo y Rincón de Romos
existen manantiales20
de aguas termales.21
Ilustración 4. Sierra del Laurel. Foto: Mario Palacios, 2009.
19
Valencia, op .cit., p. 7 20
Con motivo de la existencia de manantiales, Aguascalientes recibe tal nombre en su fundación en 1575. 21
Ibíd.
23
Ilustración 5. Hidrología del estado de Aguascalientes. Modificado de Valencia (1994).
1.3.3. Clima
El clima en Aguascalientes se presenta templado sólo en altitudes menores a los 2000 m,
semifrío por arriba de los 2000. La oscilación térmica media anual es de 10° C. El mes más frío
del estado es enero, mientras que junio es el más caliente. La temporada de lluvias es en el
verano, fluctuando la precipitación pluvial entre 400 y 800 mm.
De acuerdo a los estudios geográficos, el estado se presenta en tres grupos de diferentes
climas, los cuales son: a) En la zona sur de la Sierra del Laurel, el clima es templado y sub-
húmedo, con una temperatura media anual de 14 a 16° C, con una precipitación media anual de
600 a 700 mm.; b) En el valle de Aguascalientes, de Calvillo y en la zona sur del estado, el
clima es semicálido y semiseco, con una temperatura media anual de 16 a 20° C., su
precipitación media anual va de 500 a 600 mm.; c) por último, en la Sierra Fría, de Tepezalá,
todo el norte y oriente es semiseco templado, con una temperatura de 16 a 18° C, con una
precipitación entre los 400 y 600 mm.22
22
Fuente: INEGI, página web. Consultada en agosto de 2010.
24
1.3.4. Flora
La vegetación del estado se presenta de la siguiente manera:
- Bosque desértico espinoso. Éste se presenta en las tres provincias antes mencionadas
que forman el estado, sus comunidades dominantes se caracterizan por ser espinosas.
Entre las especies más importantes de este tipo son: huizache, nopal, nopal cardón,
mezquite, etc. Esta comunidad arbustiva no rebaza los 5 m de altura.
- Bosque templado Aciculofolio. Es una vegetación que va de los 8 a 25 m de altura. La
distribución geográfica de este tipo se localiza en las cadenas montañosas, ocupando la
mayor parte de la provincia de la Sierra Madre Occidental. También es conocida como
el bosque de pino-encino.
Ilustración 6. Mapa de distribución de la vegetación del estado. En:
http://mapserver.inegi.gob.mx/geografia/espanol/estados/ags/agri.cfm?c=444&e=03, consultado en Septiembre de
2010.
25
Ilustración 7. Ejemplo del Bosque de pino-encino. Sierra del Laurel. Foto: Mario Palacios, 2009.
1.3.5. Fauna
La fauna existente en el estado es muy diversa, como ocurre en cualquier medio ambiente del
país.
La fauna se distribuye de acuerdo a la región natural que se maneje. En la montaña se
encuentran: puma, venado de cola blanca, jabalí de collar, gato montés y ardilla. En los valles:
el coyote, la zorra gris, mapache, liebre, codorniz, lechuza, paloma y el águila. Cabe mencionar
que también existió el lobo, sin embargo ya está extinto en el estado. De acuerdo con los datos
del INEGI, en Aguascalientes existen más de 250 especies de animales entre mamíferos,
anfibios, reptiles y aves, de estas últimas, más del 30 % son migratorias. Además, del total de
especies registradas, 19 están catalogadas como amenazadas, 12 en protección especial, 6 raras,
3 protegidas y el Águila Real en peligro de extinción.23
Resultaría de gran interés e importancia identificar algún elemento zoomorfo en el sitio
que esté registrado en la fauna local de la región de estudio. Asunto que se desarrolla en el
capítulo V.
23
Esta información fue obtenida en la siguiente dirección web:
http://www.aguascalientes.gob.mx/estado/Fauna.aspx. Consultado en agosto de 2010.
26
1.4. El Ocote
El Ocote representa la región de estudio de la presente investigación. Es pertinente señalar
algunos aspectos geográficos generales para tener un panorama más específico antes de abordar
el resto de los puntos a desarrollar (estos son: históricos, arqueológicos y las manifestaciones
rupestres).
El Ocote se encuentra a 34 km aproximadamente al suroeste del municipio de
Aguascalientes. Las coordenadas UTM son E: 750475 y N: 2410005, de acuerdo a la carta del
INEGI, Jesús María F-13-D-18.24
Al sitio se llega tomando la carretera número 71, la cual va en dirección a Villa Hidalgo,
Jalisco. Se toma una desviación que lleva hacia la comunidad de El Ocote. Una vez ahí, el
camino continúa por terracería pasando la presa de nombre “Tolimique” hasta llegar a una
especie de península rocosa, la cual es el cerro de Los Tecuanes. En este cerro se encuentra el
asentamiento prehispánico.
Ilustración 8. Localización de El Ocote. Mapa elaborado por Ana María Pelz Marín y Jorge Luis Jiménez. En Pelz
y Jiménez, 2007.
24
En: Sandra Cruz Flores, Diagnostico y propuesta para la conservación de las pinturas rupestres de la zona
arqueológica de El Ocote, municipio de Aguascalientes, Aguascalientes, INAH-Coordinación Nacional de
Conservación del patrimonio Cultural, México, 2003, p. 2
27
La región donde se localiza El Ocote, corresponde a una porción del valle de
Aguascalientes. El sitio se encuentra a 1,975 msnm. Las rocas predominantes en la región son
las riolitas y tobas; aunque también existen rocas sedimentarias como areniscas y
conglomerados.
La hidrología se caracteriza por corrientes que confluyen al sur, destacándose el río
Juchipila y sus afluentes, en específico el arroyo Tolimique, a partir del cual se construyó la
presa del mismo nombre. El clima es semicálido y semiseco, con una temperatura media anual
de 20° C y una oscilación térmica media anual de 10°C, siendo enero el mes más frío y junio el
de mayor temperatura. La temperatura de lluvias es en verano y la precipitación pluvial media
anual alcanza los 700 mm. Los vientos predominantes son del suroeste y en invierno del
norte.25
La vegetación del sitio corresponde al mencionado bosque desértico espinoso. Algunas
de las especies son: el huizache (Acacia sp.), nopal (Opuntia sp.) y mezquite (Prosopis sp.).26
En cuanto a la fauna, se aprecian aves como codorniz, ganso, paloma, zopilote, águila
real, lechuza, correcaminos. En cuanto a los mamíferos, destacan el puma, venado de cola
armadillo, entre otras. Para el caso de los reptiles y anfibios sobresalen tortugas terrestres,
escorpión, falso coralillo, víbora de cascabel, culebra corredora, rana, camaleón y lagartija.
Ilustración 9. Vista general del Cerro de Los Tecuanes. Foto: Mario Palacios, 2009.
25
Cruz Flores, op .cit., p. 3 26
Ibíd., p. 4
28
1.5. Paisaje y las pinturas rupestres
Considero de gran trascendencia el entendimiento acerca de la importancia de los aspectos
geográficos para el estudio de las manifestaciones gráficas rupestres –particularmente de la
pintura- para con ello aproximarse al conocimiento de la historia prehispánica de
Aguascalientes. Así como la relación hombre-naturaleza a través de este elemento cultural.
De acuerdo con los registros en el estado de diferentes sitios con pintura rupestre, no se
puede decir que estos fueron escogidos de manera aleatoria, sino que existe una selección
específica para haber creado este vestigio rupestre. Por ello, la relación medio ambiente o
paisaje circundante y las pinturas rupestres es de suma importancia para iniciar la búsqueda
para la comprensión de los grupos sociales, en este caso de los pobladores de El Ocote.
Carlos Viramontes, enfatiza en la importancia del paisaje en la gráfica rupestre, por lo
que el hecho de encontrar pinturas rupestres en diferentes contextos naturales como cuevas,
nichos, abrigos, frentes, afloramientos rocosos27
, indica la importancia ritual o sagrada de cierto
lugar. A esto, dicho autor, comenta que
…podríamos sugerir que quizá algunos de estos lugares [cuevas,
frentes, abrigos rocosos, etc.] eran elegidos en virtud de haber ocurrido
sucesos importantes en sus inmediaciones en su pasado mítico; otros
habrían estado habitados por entidades sobrenaturales a las que se
esperaba acceder por medio de rituales que involucraban la práctica de la
gráfica rupestre [pintura rupestre], entre otras posibilidades
significativas.28
Por lo tanto, la importancia de relacionar paisaje-pintura se manifiesta en la relevancia
que los grupos prehispánicos le dieron a la observación de la naturaleza, un fenómeno al que
temían, veneraban y respetaban, de tal manera que su cosmovisión gira en torno a las fuerzas de
la naturaleza.
Por eso a lo largo de esta investigación, no hablaré de ideología, ni religión, en mi caso,
la forma de entender su entorno y dotarlo de un sentido sagrado, es en el término cosmovisión,
27
Términos que se verán en el capítulo III. El estudio de las manifestaciones gráficas rupestres. Un enfoque
regional. 28 Viramontes, Carlos, Gráfica rupestre y paisaje ritual. La cosmovisión de los recolectores-cazadores de
Querétaro, Obra diversa, INAH, México, p. 71.
29
ya que en éste se ve reflejada la relación naturaleza-creencias, desembocando en la elaboración
de las pinturas rupestres.
Ilustración 10. Panel principal de pinturas rupestres, El Ocote. Foto: Mario Palacios, 2009.
Ilustración 11. Otro ejemplo de diferentes formaciones rocosas para plasmar la pintura rupestre. Conjunto La
Troje, El Ocote. Foto: Jorge Jiménez Meza, 2009.
Retomando a Viramontes, éste considera que el hecho de plasmar la pintura rupestre en un
lugar determinado del medio ambiente se refiere a cómo las sociedades antiguas concebían el
paisaje que los rodeaba, por lo que en su análisis, existen algunos puntos que son necesarios
para este tipo de estudio:
30
1) El paisaje sagrado y los espacios rituales [en estos casos las cuevas, abrigos donde se
plasmaron los diferentes motivos pictóricos] adquieren su importancia en virtud de
considerarse que en ellos es posible establecer una comunicación entre el mundo que
vive en una realidad ordinaria y aquel que de acuerdo con ciertas creencias, se
encuentra más allá de la percepción natural.
2) Estos lugares funcionan como núcleos aglutinantes de individuos que muestran
experiencias religiosas ordinarias y extraordinarias.
3) Generalmente, estos lugares se hallan asociados a ciertos mitos relevantes.29
En los capítulos IV y V, se verán los puntos con mayor profundidad acerca de lo comentado
en este apartado. En este capítulo sólo se menciona la importancia de la geografía en un estudio
de manifestaciones gráficas rupestres, específicamente la pintura rupestre.
Ilustración 12. El Ocote, un lugar sagrado. Un paisaje ritual. Foto: Mario Palacios, 2009.
29
Viramontes, op .cit., p. 73.
31
Capítulo II. Contexto histórico-arqueológico
Aguascalientes como antecedente de su territorio conformado tiene sus orígenes en el siglo
XVI, cuando el 22 de octubre de 1575 se fundó la “Villa de nuestra Señora de la Ascensión de
las Aguascalientes”, sin embargo la popularidad de la virgen de la Asunción y, más tarde, por
decreto del obispo Alonso de la Mota y Escobar, se convirtió en patrona del lugar, esto ya para
1608. Esta villa formó parte de del reino de la Nueva Galicia. Para 1786, se transformó en
subdelegación de la intendencia de Zacatecas, teniendo el rango de Alcaldía Mayor. Es hasta
1857 que logró proclamarse como estado libre y soberano.30
Lo que se presenta en el capítulo es un panorama histórico-arqueológico, que tiene
como fin establecer la cronología de la historia prehispánica de Aguascalientes basándose en un
trabajo historiográfico de la arqueología regional, local y etnohistórica. Para este caso he
recurrido a las investigaciones de las regiones circunvecinas al estado como los Altos de
Jalisco, el sur y sureste de Zacatecas y otras regiones afines. Encontrar, de esta forma,
relaciones con las culturas circundantes, en torno al elemento cultural de la pintura rupestre.
Por lo anterior, el capítulo se divide en dos vertientes: primero, la información de la
arqueología, de lo regional a lo local; segundo, las fuentes documentales del siglo XVI.31
2.1. La historiografía arqueológica. De lo regional a lo local
Como quedó manifestado en el segundo capítulo, Aguascalientes, en la época prehispánica,
está ubicado dentro de la llamada “Frontera Septentrional de Mesoamérica”, región que acogió
a una serie de manifestaciones culturales que han sido objeto de estudio durante la segunda
mitad del siglo XX y lo que va del XXI.
Así pues, con el fin de obtener una síntesis del panorama arqueológico colindante con el
estado, he decidido dividir este estudio en dos puntos pertinentes: 2.1.1. Las investigaciones en
la Frontera Septentrional mesoamericana (Selección) y; 2.1.2. Las investigaciones
arqueológicas en Aguascalientes.
30 Para mayor información acerca de lo mencionado, véase: Gómez Serrano (2001); Acuña (1989); González
(1881). 31
Exclusivamente aquéllas que hablen de Aguascalientes.
32
2.1.1. La Frontera Septentrional de Mesoamérica. Un análisis selectivo
Este apartado representa el panorama acerca de las culturas prehispánicas circundantes con
Aguascalientes y específicamente El Ocote. La situación geográfica implicaría dos regiones en
las que se desarrollaron diferentes tradiciones prehispánicas. La primera, Los Altos de Jalisco;
la segunda el estado de Zacatecas32
Así pues, de acuerdo con los datos, existe una larga
duración en la historia prehispánica, la cual podría ir desde el 200/100 a.C., hasta el momento
del contacto español, esto para el siglo XVI.
La ubicación de la frontera septentrional tiene como límites geográficos, según Armillas
(1991), desde la desembocadura del río Sinaloa en el océano Pacífico, retomando el curso
desde esa corriente y atravesando las cumbres de la Sierra Madre Occidental hasta sus
estribaciones orientales; siguiendo el somontano hacia el sureste hasta encontrar el río Lerma
cerca de su desagüe en el lago de Chapala; por el valle de dicho río hasta el extremo noroeste
del actual estado de México y continuando hasta llegar a las fuentes del río Moctezuma en el
extremo occidente del estado de Hidalgo; siguiendo la corriente aguas abajo hasta el borde de
la meseta y desde allí con rumbo norte por lo alto del escarpe de la Sierra Madre Oriental hasta
un lugar al poniente de la población de Ocampo, estado de Tamaulipas; bajando la escarpadura
para seguir con rumbo al nordeste atravesando la cuenca del río Guayalejo, continuando por las
estribaciones septentrionales de la Sierra Madre de Tamaulipas –el macizo montañoso que se
levanta al oriente del escarpe de la meseta- y siguiendo el curso inferior del río Soto la Marina
hasta su desembocadura en el Golfo de México.33
(Ver mapas del capítulo I, alusivos a
Mesoamérica)
Retomando el mapa, las especificaciones geográficas que maneja Pedro Armillas son,
en términos arqueológicos, las más aceptadas para la delimitación de la frontera norte de
Mesoamérica. En mi caso, considero que esta definición es la más acertada, ya que el autor se
guía en los datos obtenidos de la geografía y la arqueología.
32
Esta división geográfica-cultural, fue realizada en un principio por Daniel Valencia. En este caso, se
actualizaron los datos, ya que han ido apareciendo más investigaciones arqueológicas. 33 Rojas Rabiela, Teresa, Pedro Armillas: Vida y obra, Volumen II, INAH, Primera edición, México, 1991, p.
207.
33
No obstante, la región en cuestión ha recibido una serie de nombres. Por ejemplo
Beatriz Braniff la denominó en su tiempo (fines de los sesentas y principios de los setentas)
como “Mesoamérica Marginal”34
, pero también se le ha llamado la “Gran Chichimeca”. Por
último, siendo la que se maneja en la presente investigación, la “Frontera Septentrional de
Mesoamérica”.35
La presencia mesoamericana en el área se singulariza antes que nada por su corta
duración, comenta Hers. No es el fruto de una maduración local a lo largo de varios milenios,
sino de movimientos migratorios relativamente tardíos que dieron lugar a una expansión del
territorio mesoamericano y, siglos antes de la llegada de los españoles, a una contracción
territorial de grandes proporciones.36
Las investigaciones arqueológicas han arrojado evidencias que en la región circundante
de Aguascalientes hay manifestaciones del periodo formativo o preclásico, esto parte de los
estudios que se han realizado en la zona, principalmente en áreas como Los Altos de Jalisco, el
Sur de Zacatecas, la zona del Bajío, entre otras.
Material cerámico correspondiente al Preclásico localizado en la parte central de nuestra
Frontera, Roy Brown (1991), argumenta que se ha fechado para la fase Terminal de dicho
periodo, 300 a.C.- 300 d.C. Estos fechamientos no son seguros, comenta, pues dependen de
correlaciones cerámicas limitadas con material de la Cuenca de México.37
Entonces, para el
periodo Preclásico, he encontrado la existencia de dos tradiciones culturales, por un lado la
llamada tradición de Loma San Gabriel; la segunda, la tradición Chupícuaro.
Acerca de la cultura Chupícuaro, que se desarrolló en el Bajío mexicano para dicho
periodo mesoamericano, Braniff, comenta lo siguiente:
…la cultura de Chupícuaro”, en el sentido de toda una serie de aldeas esparcidas
no solamente en el norte de Michoacán y sur de Guanajuato sino también de Hidalgo,
34
Término empleado por Beatriz Braniff, en Betty Bell, The Archaeology of West México, Sociedad de Estudios
Avanzados del Occidente de México, A.C., Ajijic, Jalisco, México, 1974. 35
Término que lo manejan Braniff (1974) y Charles Kelley (1987), aunque Armillas fue el primero en utilizarlo. 36 Hers, Marie-Areti, “La zona noroccidental en el Clásico”, en Manzanilla, Linda y Leonardo López Luján
(Coordinadores), Historia Antigua de México, Vol. II: El Horizonte Clásico, INAH-UNAM, Porrúa, México,
1995, p. 229. 37 Brown, Roy, Paleoecología y arqueología en la frontera norte de Mesoamérica: un análisis, Dirección de
Arqueología, Cuadernos de Trabajo # 13, INAH, México, 1991, p. 29.
34
Querétaro, todo Guanajuato y probablemente Jalisco y Zacatecas [incluyendo
Aguascalientes]. Estos grupos podrían integrarse dentro de una “cultura” la cual se
identificaría por lo pronto por cerámicas afines o relacionadas a las del sitio de
Chupícuaro, pero que debieron tener desarrollos locales y temporales diferentes a los de Chupícuaro mismo. Estas diferencias locales y temporales se reflejan en forma que
no es clara todavía en los hallazgos que hemos hecho en Guanajuato, los cuales a su
vez sugieren un origen dentro de un Preclásico Medio, de posible relación con
Tlatilco. Un sitio de este tipo es por ejemplo El Opeño, en el norte de Michoacán.38
Estos argumentos han sido sustentados por trabajos arqueológicas en la zonas y que han
sido comparados con otros, por ejemplo, para la década de los sesentas, Los Altos de Jalisco
comenzaron a ser estudiados, el sitio El Cuarenta, ubicado en Lagos de Moreno tiene posibles
relaciones con el sitio El Cóporo, en Guanajuato.
Ilustración 13. Figura Antropomorfa estilo "Chupícuaro".
Siguiendo los argumentos de Braniff sobre la presencia “Chupícuaro” en la Frontera
Septentrional, existen posibilidades que en El Ocote existan elementos de tal tradición, sin
embargo, esta asociación aún se encuentra en análisis por parte de Pelz y Jiménez Meza.
Otro argumento que se trata, es que aparte de la Cultura Chalchihuites, se habría
desarrollado en este territorio otra cultura, autóctona y de larga trayectoria local desde lejanos
orígenes en el más remoto Arcaico y hasta los tiempos coloniales y modernos. Se trataría de la
llamada cultura Loma San Gabriel que habría recibido influencias mesoamericanas al entrar en
contacto con los inmigrantes originarios del sur y cuyos descendientes actuales serían los
38
Braniff, Beatriz, “Oscilación de la Frontera Septentrional Mesoamericana”, en Betty Bell, The Archaeology of
West México, Sociedad de Estudios Avanzados del Occidente de México, A.C., Ajijic, Jalisco, México, 1974, p.
40.
35
tepehuanes. Sin embargo, la existencia misma de esa cultura ha sido cuestionada, y por lo
menos hasta ahora no se ha podido demostrar su desarrollo anterior a la colonización
mesoamericana.39
Por otro lado, Braniff (1974) nos indica sobre la existencia o también una influencia de
la cultura mesoamericana en esta región, la cual se manifiesta claramente, pero en esta frontera
florecieron tradiciones particulares, diferentes unas de otras. Sin embargo, al decir
Mesoamérica Marginal, la autora entiende que el septentrión de Mesoamérica carece de
mejores condiciones tanto sociales como naturales para el desarrollo de una cultura más
sustentable. Pese a la presencia mesoamericana, también en la Frontera existe otra influencia de
las regiones culturales del Occidente de México (región que abarca: Jalisco, Colima, Nayarit,
Michoacán, también parte sur de Sinaloa, parte de Zacatecas, Guanajuato y la porción
occidental de Aguascalientes.). Ejemplos de esta tradición cultural se pueden observar en
características constructivas tanto ceremoniales-administrativas como funerarias, ejemplos son
los Guachimontones40
(que se han encontrado en la región de los Altos) y, por otro lado, la
tradición funeraria de las Tumbas de Tiro (con evidencias en Los Altos y en Zacatecas).
En el sitio arqueológico del Municipio de Teúl González Ortega, Zacatecas, por
ejemplo, actualmente se realizan excavaciones arqueológicas, donde la información que ha
arrojado dicho sitio es realmente trascendental. Su ocupación, según el arqueólogo Peter
Jiménez41
, se remonta hacia el Preclásico, es decir, desde el 200/100 a.C. a 200 d.C., esto
debido a que existen en el lugar elementos que comprueban tal antigüedad, este ejemplo se
refleja gracias a una Tumba de Tiro42
. Jiménez Betts, también argumenta que ejemplos como
este sitio demuestran una impresionante continuidad histórica, la cual va desde el formativo
hasta el momento del contacto, ya para el siglo XVI. Sitios como El Teúl, pueden seguir
39
Hers, Marie-Areti, “La zona noroccidental en el Clásico”, en Manzanilla, Linda y Leonardo López Luján
(Coordinadores), Historia Antigua de México, Vol. II: El Horizonte Clásico, INAH-UNAM, Porrúa, México,
1995, p. 240. 40
Véase, Cabrero, María Teresa, Civilización en el norte de México. Serie Antropológica, No. 103, IIA-UNAM,
México, 360 páginas. También los trabajos de Phil Weigand acerca de los Guachimontones. 41
Comunicación personal, noviembre de 2008. 42
La Tradición Tumbas de Tiro consiste en un tiro subterráneo que varía de 3 a 8 metros de profundidad, donde el
final del tiro, hay una serie de cámaras mortuorias, donde se depositaban los cuerpos y ofrendas que no se
localizan localmente en el sitio.
36
apareciendo conforme las investigaciones arqueológicas sigan apareciendo con mayor
frecuencia.
Ilustración 14. Estructura ceremonial tipo "Guachimontón", zona arqueológica de Guachimontones, Jalisco. Foto:
Mario Palacios, 2010.
Ilustración 15. Reconstrucción del interior de una Tumba de Tiro, Museo Nacional de Antropología, Sala del Occidente de México. Foto: Aniela Habibeh López, 2010.
Areti Hers (1992), refuerza la idea de la “colonización del norte por parte de grupos
mesoamericanos, incursiones al universo de los cazadores-recolectores. Donde el patrón de
asentamiento se extiende al noroeste de Jalisco y poniente de Zacatecas, teniendo un radio de
37
20 km, asumiéndose como mayor influencia para dicha región la cultura “Chalchihuites”.43
Esta tradición evidencia claramente la llegada colonizadora de los mesoamericanos a territorios
septentrionales, la cual tuvo un importante auge e influencia ya para el periodo Clásico y
Epiclásico de la época prehispánica (600-900 d.C.). Esta cultura se caracterizó por la
explotación de minerales, logrando con este material el comercio desde el norte hasta las
capitales mismas de los imperios purépecha y mesoamericanos respectivamente.
Sobre la cultura Chalchihuites, existen dos versiones; cada una de ellas con aportes
importantes. La primera se desprende de lo analizado por Hers, quien nos comenta sobre el
patrón de asentamiento que
El relieve escarpado y la amenaza latente marcaron profundamente el modo de vida
de los colonos mesoamericanos. De modo similar, cada uno de los factores creó una tensión
permanente entre la dispersión en aldeas familiares y la necesidad de alianzas regionales.
¿Cómo actuaron para dispersar a la población? La mediocridad de los suelos es general en la
región y las tierras de cultivo suelen tener poca extensión, por lo que los agricultores tenían
que dispersarse al azar de esa distribución. Sin embargo, esa situación se veía agudizada por
el problema que representaba la defensa. El ejemplo más claro nos es dado por los dos sitios
relativamente cercanos uno de otro en las inmediaciones de Huejuquilla (altos de Jalisco), el
cerro de Tecamachalco y el del Huistle, cuya ocupación fue por lo menos parcialmente
contemporánea. La relativa abundancia y calidad de las tierras de cultivo a lo largo del río habrían permitido a los antiguos moradores reunirse en una sola población mayor. Sin
embargo, prefirieron escindirse, probablemente para poder disponer de la protección ideal
que les proporcionaban esas mesetas aisladas con buena visión sobre los alrededores…44
Estos rasgos se manifiestan en los sitios arqueológicos registrados para el
estado de Aguascalientes, principalmente en El Ocote. Donde la distribución del sitio
giraba en torno al área de ocupación domestica, por ende, de los cultivos. Ya
propiamente, sobre el patrón de asentamiento, Hers concluye que
Los modestos asentamientos que hemos encontrado parecen corresponder efectivamente a
unidades habitacionales familiares bastante autónomas unas de otras. Cada una estaba
constituida por una quincena de casas pequeñas y una construcción algo mayor provista de
un espacio abierto cuidadosamente acomodado para las reuniones. Cuando un asentamiento
carecía, lo hacía por la incorporación de otra unidad similar que conservaba su propio
espacio ceremonial.45
43 Hers, Marie-Areti, “Colonización mesoamericana y patrón de asentamiento en la Sierra Madre Occidental”, en
Origen y Desarrollo en el Occidente de México. Homenaje a Pedro Armillas y Ángel Palerm, Brigitte-Bohem de
Lameiras y Phil C. Weigand (Coord.), COLMICH, México, 1992, p. 103 44 Ibíd, p. 120. 45
Ibíd., p. 121.
38
Por lo que respecta a la información proporcionada por Areti Hers, es realmente
importante para la comprensión de la composición de los espacios dentro de las sociedades
prehispánicas de la región en cuestión.46
Entonces, de acuerdo a las investigaciones regionales
del campo arqueológico, se puede argumentar que existe una cadena de diferentes t ipos de
ocupaciones prehispánicas que recorren toda la Sierra Madre Occidental. Siguiendo con la
cultura “Chalchihuites”, Hers la divide en 4 regiones: Chalchihuites (centro), Malpaso, Loma
San Gabriel y Bolaños-Juchipila, porción dentro de la Frontera Septentrional de Mesoamérica
que ocupa el suroeste de Zacatecas, los Altos de Jalisco. En el mapa siguiente aparece la
extensión que abarcó la cultura Chalchihuites.
Ilustración 16. Cultura Chalchihuites, según Hers. Tomado de: http:
En el mapa que elabora Hers, se aprecia que dicha tradición no figuró en
Aguascalientes, aspecto que posiblemente no consideró la autora a falta de evidencias
arqueológicas en dicho estado. Sin embargo, de acuerdo a los materiales arqueológicos
localizados dentro de la tradición Chalchihuites y en El Ocote, se puede decir lo contrario, ya
que en el sitio, Pelz y Jiménez han localizado cerámica de tipo negativo y del tipo llamado
pseudo cloisonné.47
46 En el caso de El Ocote, ver el capítulo V y las conclusiones. 47 Para saber más sobre la cerámica prehispánica, recomiendo los trabajos de Braniff, Schöndube, Weigand, entre
otros.
39
Finalmente, Hers encuentra una serie de paradojas que caracterizan a la cultura
Chalchihuites. Por una parte, es notable la dispersión de su población, asentada en su mayoría
en pequeños asentamientos aldeanos. Los pocos poblados mayores, de unas treinta hectáreas o
más, son escasos y presentan más la apariencia de un conglomerado de aldeanos que de centros
políticos desarrollados.48
Este argumento podría tener, en gran medida, gran relación con el
patrón de asentamiento que se manifiesta en Aguascalientes. En El Ocote, como en otros sitios
que han sido investigados, proponen un patrón ciertamente similar que podría integrarse a la
cultura Chalchihuites, aunque todavía hacen falta más elementos para poder esclarecer la idea
de la filiación cultural de los pueblos prehispánicos de dicha identidad. Así, Hers comenta
En efecto, no se organizan con base a ejes integradores sino que son conformados en
gran medida por una congregación de unidades residenciales cerradas sobre sí mismas
alrededor de patios. Además, existía un obstáculo decisivo al poderío de estos poblados mayores que prevalecía, ningún poder político podía mantenerse más allá del corto territorio
que era factible proteger eficazmente contra el peligro de los ataques repentinos y mortíferos
que asolaban la región.49
Sin duda hay muchas relaciones entre las diferentes regiones culturales que se
desarrollaron en la Frontera Septentrional de Mesoamérica. Sin desviarse mucho de nuestro
objeto de estudio, es evidente que El Ocote, junto a sus pinturas rupestres, jugó un papel
importante de interacción entre diferentes regiones arqueológicas.
Empero, las contribuciones de Charles Kelley (1987), pueden considerarse como base
para las investigaciones de la Frontera Septentrional. Por ejemplo, dicho autor propone una
serie de características acerca del modo de vida y las diferentes interacciones que ocurrieron en
dicha región, al menos desde el 200 hasta el 1300 d.C. Kelley, propone que la Frontera fue
habitada por una gran diversidad de grupos sociales que en fechas cercana al 200 d.C.
recibieron algún tipo de influencia o transmisión pasiva de elementos culturales entre las
sociedades mesoamericanas, submesoamericanas y chichimecas. Posteriormente, a finales del
Clásico, estos grupos fueron presionados de algún modo por otros provenientes del Altiplano
Central que poseían conocimientos ceremoniales, quienes buscaban apropiarse de un
48 Hers, Marie-Areti, “Los chichimecas: ¿nómadas o sedentarios?, en Fábregas, Andrés, Nájera, Mario Alberto y
Esteva, Claudio (Coordinadores), Continuidad y Fragmentación de la Gran Chichimeca. Seminario Permanente
de Estudios de la Gran Chichimeca, Universidad de Guadalajara, México, 2008, p. 46. 49
Hers, op .cit., p. 46-47.
40
importante excedente de minerales (una gama de piedras azul-verde y pigmentos); argumento
que, actualmente, sustenta la idea de una relación comercial entre esta región y Teotihuacán.50
Ilustración 17. Imagen del centro ceremonial de Chalchihuites, Zacatecas.
Continuando con las investigaciones arqueológicas circundantes a nuestro objeto de
estudio, hacia Los Altos de Jalisco excavó en 1970 el sitio El Cerro Encantado, muy cercano a
Teocaltiche. Los hallazgos en este asentamiento prehispánico son muy interesantes, se hallaron
entierros, cerámica, concha, entre otros. Sin embargo, el elemento cultural más notable e
interesante de este sitio son las figurillas de barro conocidas como “cornudos”, asociadas a
entierros humanos primarios. Cabe destacar que este tipo de figurillas están íntimamente
asociadas a la tradición Tumbas de Tiro, pese a eso, el sitio no presentó tal tradición en sus
formas de enterramiento. Finalmente Betty Bell, responsable del proyecto, aplicó fechamientos
por radiocarbono, datando al sitio para el 100-150 d.C.51
Sobre esta interesante región, la cual
queda comprendida en la parte oriental del estado de Jalisco a partir del Río Grande de
Santiago, pero como región geográfica sobrepasa los límites estatales, abarcando parte de
Guanajuato y pequeñas porciones de Aguascalientes y Zacatecas. En esta región, López Mestas
en conjunto con otros investigadores del Centro INAH-Jalisco, identificaron dos tipos de patrón
de asentamiento: el primero se relaciona con los sitios que se ubican en la parte alta de los
cerros, los cuales pueden formar parte de algún macizo montañoso o bien ser del tipo de cerros
50 Datos obtenidos de Charles Kelley, en Guillermo Córdova Tello, Proyecto Arqueológico Valle del río Suchil,
Zacatecas y Durango. Temporada, 2005, obtenido en
http://research.famsi.org/spanish/maps/maps.php?map=northwest. Consultado en septiembre de 2010. 51 Bell, Betty, “Excavation at Cerro Encantado, Jalisco”, en The Archaeology of West México, Soc., de estudios
avanzados de Occidente de México, Ajijic, Jalisco, 1974, p. 147-168.
41
aislados. Este patrón se caracteriza por un área cívico-ceremonial representada regularmente
por arquitectura monumental: grandes plataformas asociadas a otros espacios y estructuras
como plazas, patios interiores, sectores de residencia y habitación, juegos de pelota y
adoratorios; en muchos de los casos estas grandes plataformas se encuentran delimitadas por
muros que definen y diferencian los distintos sectores que conforman los asentamientos. El
segundo patrón, son los sitios que se ubican a la orilla del Río Verde, los cuales son de difícil
acceso, presentando arquitectura mayor como plataformas y estructuras piramidales.52
Otra importante región de relación con el objeto de estudio es el Cañón de Juchipila. Se
ha podido establecer, comenta Jiménez Betts53
, una ocupación entre el 300-550/600 d.C.
(Clásico temprano y medio). De acuerdo a los materiales cerámicos, como el rojo sobre bayo,
negro inciso y esgrafiado, relleno de rojo y blanco y el cloisonné, así como caras moldeadas
provenientes de vasijas efigies. Este tipo de materiales arqueológicos tiene una fuerte relación
con los objetos localizados por Pelz y Jiménez en El Ocote.
Una región clave en el desarrollo de tradiciones culturales particulares y un punto
estratégico para el comercio a gran escala entre las diferentes sociedades mesoamericanas.
Todo con el fin de establecer una integridad cultural con sus particularidades lógicas de una
cultura madre como lo fue Mesoamérica. Para concluir con este apartado, Cabrero
(investigadora de la región Bolaños) comenta:
La historia de Mesoamérica está vinculada intrínsecamente a los sistemas de
intercambio comercial que funcionaron en diferente nivel: regional y
panmesoamericano. La economía de esta gran área de cultura se basó en gran medida
en la redistribución de bienes. La creación de este mecanismo económico requería de
grupos que hubieran alcanzado un nivel de integración caracterizado por la
diferenciación social y la especialización artesanal. La diferenciación social permitió
controlar el acceso a los recursos económicos y la especialización, la producción de
bienes para su intercambio. Estos dos elementos aparecieron desde que se integraron
las aldeas durante el preclásico y su complejidad aumentó conforme fueron evolucionando las sociedades. Los sistemas de intercambio que establecieron los
grupos mesoamericanos cubrieron el vasto territorio que abarcó el área cultural hasta
trascender sus fronteras; favorecieron su desarrollo aun cuando estuvieran a gran
52 López Mestas, Lorenza, Jorge Ramos de la Vega y Carlos Santos Rodríguez, “Sitios y materiales: avances del
Proyecto Arqueológico Altos de Jalisco”, en Eduardo Williams (editor), Contribuciones a la Arqueología y
etnohistoria del Occidente de México, El Colegio de Michoacán, México, 1994, p. 283-284. 53
Jiménez Betts, Peter, citado por Valencia, Daniel, en “Perspectivas de la arqueología en Aguascalientes”, en IV
Congreso internacional de historia regional comparada, 1993, Volumen I, Universidad Autónoma de Ciudad
Juárez, México, 1995, p. 18-19.
42
distancia unos de otros y proporcionaron la cohesión cultural y la competitividad del
control de bienes y productos.54
2.1.2. Las investigaciones arqueológicas en Aguascalientes
El primer dato relacionado con la historia prehispánica corresponde al historiador Agustín R.
González, quien para fines del siglo XIX, habla sobre la carencia de investigaciones
arqueológicas en el estado, al respecto dice que
…ninguna tradición existe, ninguna crónica, ningún dato para poder afirmar que el
territorio del estado, haya tenido pobladores bien fueran aztecas, tarascos, chichimecas o
zacatecas, antes de la conquista de Cortés. A falta de documentos históricos, la arqueología
podía dar alguna luz en medio de las tinieblas en que está sumergida la historia del tiempo
anterior a la conquista, pero esa ciencia aún no nace de Aguascalientes.55
Ya para la primera mitad del siglo XX, aparecen tres referencias que tocan el tema
arqueológico en Aguascalientes. La primera es de un texto elaborado por Moisés Herrera en
1928, titulado “Cuadro Sinóptico de las ruinas de la República Mexicana hasta la fecha
conocidas”, a cargo de la Dirección de Arqueología de México. Al hablar de Aguascalientes,
Herrera informa sobre la existencia de tres sitios arqueológicos: Monte Huma, Jalpa y
Mecatabasco. Sin embargo, Monte Huma, hasta el momento no ha sido localizado, lo cual no
significa que no exista; para los otros dos sitios que informa, éstos se ubican dentro del estado
de Zacatecas, no de Aguascalientes.56
Cabe señalar que de las tres “ruinas” mencionadas en el
texto una corresponde a una “estructura arquitectónica”; la segunda, grutas; la tercera,
fortificaciones.
Para la década de los treintas, específicamente en el año de 1939 (año de la fundación
del Instituto Nacional de Antropología e Historia), el llamado “Atlas Arqueológico de la
República Mexicana, realizado por la SEP, vuelve a tomar los datos anteriores los cuales se
presentan en el siguiente mapa57
:
54
Cabrero, Teresa, “La cultura Bolaños como respuesta a una tendencia expansiva”, en Origen y Desarrollo en el
Occidente de México. Homenaje a Pedro Armillas y Ángel Palerm, Brigitte-Bohem de Lameiras y Phil C.
Weigand (Coord.), COLMICH, México, 1992, p. 339. 55
González, Agustín, Historia del Estado de Aguascalientes, México, 1881, p. 9. 56
Información localizada en: Valencia, Daniel, Identificación, Catalogación y Conservación de sitios con pintura
rupestre en el estado de Aguascalientes. Informe técnico final, Centro Regional del INAH en Aguascalientes,
México, 1994, p. 15. 57
Valencia, op .cit., p. 15
43
Ilustración 18. Mapa de la supuesta ubicación de ruinas arqueológicas en Aguascalientes. (Tomado de Castellanos,
1991).
La última referencia de la primera mitad del siglo XX, data de los cuarentas. Carlos
Margain titula su obra “Zonas Arqueológicas de Querétaro, Guanajuato, Aguascalientes y
Zacatecas”. Por desgracia en este trabajo nunca aparece un sitio relacionado con
Aguascalientes, lo menciona, más no aparece en el contenido.58
Ya para la segunda mitad del siglo XX, la arqueología en el país tomó mucho mayor
peso, aunque en Aguascalientes la ciencia seguía siendo un tema relegado, ya para fines de
dicho siglo, las investigaciones arqueológicas comenzaron a desarrollarse.
Para la década de los años ochentas, José Luis Lorenzo y Lorena Mirambell, llegan al
estado en 1986, con un proyecto de gran escala denominado “Recorrido para la localización de
sitios de la etapa lítica por los estados de Aguascalientes, Zacatecas y Durango”. En su paso
por el estado, los investigadores advierten sobre la enorme posibilidad de encontrar en las
sierras cuevas que pudieran tener una ocupación de la etapa mencionada. Sin embargo, en sus
registros no aparecieron sitios de tal época, debido a la existencia de material cerámico en los
tres sitios que reportan en su informe. Dichos sitios los llamaron: El Tepozán I y II y Las
58
Ibíd.
44
Raíces59
; este último sitio, es El Ocote, sitio donde se encuentran las pinturas rupestres que son
el punto medular de esta investigación. Por lo que este informe representa el primer
antecedente “formal” de las pinturas rupestres de El Ocote.
Para el mismo año, la Dirección de Salvamento Arqueológico, a través de los
arqueólogos, Sergio Sánchez Correa y Rosalba Delgadillo Torres, realiza una inspección del
“Derecho de Vía del Gasoducto de PEMEX, tramo Aguascalientes-Zacatecas”. Al final de su
labor, concluyen que
Queremos señalar que la presente inspección nos encontramos ante una total
ausencia de elementos o indicadores arqueológicos (fragmentos de vasijas, utillaje
lítico, arquitectura, etc.) que indicaran la presencia de culturas prehispánicas. Esto
no resulta raro si tomamos en cuenta las condiciones del medio físico (actualmente
muy degradado) en la zona donde pasa el derecho de vía de la obra ejecutada por PEMEX.
Cabe hacer la aclaración de que el hecho de no haber encontrado evidencias de
población prehispánica en este angosto corredor, motivo de nuestra inspección, no
implica que los territorios que atraviesa no hay presentando asentamientos
correspondientes a esta época.60
Ya para fines de la década, Baudelina García en compañía del arqueólogo Peter
Jiménez Betts, atienden la denuncia que hizo el director del Centro Regional del INAH en
Aguascalientes, el Arq. Javier Soria, sobre la existencia de sitios con pintura rupestre en el
estado de Aguascalientes. Los sitios registrados por éstos, fueron El Ocote I y II61
, -siendo de
esta manera la segunda referencia que se tiene sobre el sitio- aunque el último, actualmente es
conocido como El Huipil. En su trabajo, realizan el primer diagnóstico de conservación de las
pinturas, así como una descripción de los motivos plasmados en ambos sitios. Además,
mencionan la existencia de estructuras arqueológicas, por lo que su trabajo fue una base para
las siguientes investigaciones en dicho sitio.
Para la década de los noventas, la arqueología en Aguascalientes toma una mayor
relevancia. Eloy Castellanos, en 1991, emprende un proyecto denominado “Identificación y
Catalogación de sitios Arqueológicos en el Estado de Aguascalientes”. Su trabajo se dividió en
59
Lorenzo, José Luis y Mirambell, Lorena, Recorrido para la localización de sitios de la etapa lítica por los
estados de Aguascalientes, Zacatecas y Durango, Departamento de Prehistoria, INAH, México, 1986, pp. 1-32. 60
Sánchez Correa, Sergio, Delgadillo Torres, Rosalba, Derecho de vía Gasoducto de PEMEX, tramo
Aguascalientes-Zacatecas, Dirección de Salvamento Arqueológico-INAH, México, 1986, p. 9-10. 61 García, Baudelina y Jiménez Betts, Peter, Informe de denuncia de sitios con pintura rupestre en el estado de
Aguascalientes, Centro INAH-Aguascalientes, México, 1989.
45
cuatro etapas: la primera se enfocó a la recuperación de la mayor información posible acerca de
los sitios arqueológicos del estado. Al final de la primera etapa, logro registrar nueve sitios:
Cerrito de En medio, Cerrito del Meco, Arroyo Zamora, El Camuezo, Los Arquitos, Plan de
Potrerillos, Arroyo Tepezalá, Santiago y San Mateo; la segunda etapa, consistió, en la
continuidad de registro de sitios, obteniendo un resultado de ocho sitios más (Cerro de los
Apaches, Cerro El Chichimeco, Cerro de la Iglesia (Estado de Jalisco) y Arroyo La Toma); la
tercera etapa, registró más sitios: Majada de Juan Grande, La Codorniz I y II, El Cotón,
Malpaso, Tepehue (Estado de Zacatecas) y Milpillas; la cuarta y última etapa del proyecto, se
enfocó en la realización de un Atlas Arqueológico de Aguascalientes.62
De acuerdo a las
conclusiones que emanaron del proyecto de Eloy Castellanos estuvo integrado, básicamente,
por pequeños campamentos estacionales, propios de los indígenas cazadores-recolectores;
también concluye que la reconstrucción histórica de estos grupos es prácticamente imposible de
hacer, “ya que los vestigios arqueológicos se reducen a sencillos alineamientos de piedra
careada de los cuales hoy es difícil encontrar uno completo”63
. Sin embargo, de los resultados
más importantes de este investigador fue el de un entierro en el sitio de Plan de Potrerillos y el
registro del sitio Cerro de En medio, el cual fue el más grande y que mejor estado de
conservación mostró.
Valencia inició sus trabajos reuniendo toda la información pertinente para poder
determinar un plan de investigación. Así, para 1991, Valencia emprendió un proyecto de
identificación y catalogación de sitios con pintura rupestre en Aguascalientes. Las
conclusiones elaboradas en las diferentes temporadas (1991, 1992, 1993 y 1994) son que logró
catalogar un total de 38 sitios con petrograbados y pintura rupestre, de los cuales, 9 se
encuentran en Aguascalientes, 16 en Zacatecas y 13 en Jalisco. El color rojo fue el
predominante en los sitios que registró, ya que 34 de los 38 lo presentaron. También
aparecieron negros, blancos, amarillos y otra variante del rojo, aunque Valencia considera este
último tono se pudo dar posiblemente por la mala elaboración del pigmento.
Los motivos en general no presentan patrones o regularidades, tal parece que cada
pintura tiene una expresión y diseño particular. Las únicas excepciones que podemos hacer
62 Castellanos, Eloy, Identificación y Catalogación de Sitios Arqueológicos en el estado de Aguascalientes,
Informe final, Centro INAH-Aguascalientes, s/f. 63
Ibíd.
46
hasta el momento son en las de color negro, donde se presentan motivos abstractos y donde
siempre están presentes los círculos circunscritos y los círculos con punto interior. Otra
excepción se observa en las pinturas de color rojo, específicamente en las figuras
antropomorfas con cabeza de cono truncado y cuerpo tubular, que son las más abundantes.64
Asimismo, identificó una serie de tipos cerámicos, los cuales le sirvieron para definir
una cronología para la región que investigó. Los tipos más constantes que registró son:
rojo/bayo, negro esgrafiado, negativo, negro/naranja, rojo pulido, entre otros. Por lo tanto
comenta que:
La presencia de estos tipos cerámicos en sitios que presentan pinturas rupestres de
color rojo (con sus motivos respectivos) nos permiten inferir, por lo pronto, que
dichas pinturas pudieron haber sido hechas desde el año 100 d.C., y que dicha
tradición pictórica se pudiera extender hasta el 1200 d.C.
En el caso de las pinturas en color negro, que no tienen asociación con sitios que
presentan cerámica, además de presentarse sobrepuestas por las rojas, se podrían
ubicar mucho tiempo más atrás del 100 d.C., sin saber hasta dónde.65
Las conclusiones de Valencia son de gran trascendencia para la historia prehispánica de
Aguascalientes, elementos que serán retomados en los siguientes capítulos.
Paralelamente a los trabajos de Eloy Castellanos y Daniel Valencia, para 1994, John
Foster66
, arqueólogo estadounidense, pasó por Aguascalientes con el objetivo de explorar la
zona de la Sierra Fría, para de esa forma, plantear el plan de proponer dicha zona como área
natural protegida. Registró la presencia de tres sitios con evidencia arqueológica, los cuales
consisten en pequeños campamentos y áreas de actividad.
Para 1997, Adrian Baker67
, registró una cueva llamada “La Morita”, en el municipio de
Calvillo, Aguascalientes. En su informe, describe la cueva y la presencia de pinturas rupestres
cercanas a la cueva. Además, gracias a la entrevista realizada al Sr. Manuel Loera, se pudieron
precisar más elementos arqueológicos en la zona tales como la existencia de dos entierros con
64 Valencia, Daniel, op .cit., 78. 65
Ibíd., p. 80. 66
Foster, John, “Notas sobre la arqueología de la Sierra Fría”, Espacios, No. 13, enero-febrero, ICA, 1994, p. 3-
14. 67 Baker, Adrian, Cueva La Morita, Terreros de La Labor, Calvillo, Aguascalientes. Informe, Centro INAH-
Aguascalientes, 1997.
47
vasijas y líticas asociadas y un registro fotográfico de la colección particular del señor, la cual
es considerable.
Ya para la década del 2000, las investigaciones arqueológicas continuaron. Para los
inicios de la década, la delegación regional del INAH tiene como titulares de las
investigaciones de la materia a los arqueólogos Ana María Pelz Marín y Jorge Luis Jiménez
Meza. Los resultados de estos investigadores, hasta el momento han sido de los más
satisfactorios. La investigación arqueológica del sitio El Ocote ha estado a cargo de ellos desde
el año 2000 a la fecha. También han participado en las investigaciones del cerro de Santiago,
Pabellón de Arteaga y en la continuidad de registro de sitios con elementos arqueológicos en el
estado. De las conclusiones –a la fecha- que tienen dichos investigadores son que en
Aguascalientes se tiene un registro de alrededor de 85 sitios con la presencia de materiales
arqueológicos en superficie (cerámica y lítica), con estructuras y en presencia de pintura
rupestre. Para el caso de El Ocote, Pelz, dice que
Los rasgos en común entre ellos son: la ubicación de los asentamientos en las partes
altas de los cerros, con presencia de manantiales y “ojos de agua” y/o arroyos próximos;
la identificación de de patios hundidos; el sistema de construcción a base de muros
dobles; las cerámicas rojo sobre bayo, las bases anulares en ollas y cajetes, los bordes
revertidos en ollas, así como las decoraciones al negativo, esgrafiadas y
pseudocloisonné; algunos tipos de figurillas y las “tablillas”( son objetos de forma
rectangular, elaboradas con arcilla en una de sus caras tiene diseños geométricos o
lineales con técnica de incisión o acanalado, para el sur de Zacatecas se tiene
conocimiento de algunos con diseños pintados); la lítica tallada y pulida también es muy
semejante; el trabajo de diferentes piedras para manufacturar objetos ornamentales; la abundancia de objetos de molienda; la pintura rupestre.68
Por lo tanto, las investigaciones arqueológicas en Aguascalientes poco a poco han ido
arrojando elementos cada vez más interesantes acerca de la presencia indígena en época
prehispánica. Pelz, refiere que
Los trabajos de investigación en El Ocote lo caracterizan como un asentamiento
participante de los patrones mesoamericanos de su tiempo; sustentado en la agricultura,
la cual debió proporcionarle recursos suficientes para vivir y tal vez para intercambiar
por productos u objetos utilitarios y/o suntuarios ajenos a la región (obsidiana, concha y
turquesa); con una población participante de un pensamiento mágico religioso y una
cosmovisión, evidentes en las representaciones gráfico rupestres, cerámicas, lapidarias y
en la orientación y distribución del asentamiento; con una sociedad estratificada (las
ofrendas mortuorias así lo indican).69
68 Pelz Marín, Ana María, Proyecto Investigación Arqueológica El Ocote, Aguascalientes, Centro INAH en
Aguascalientes, México, 2010, p. 18. 69
Ibíd, p. 19.
48
Macías (2006), elaboró un proyecto de prospección arqueológica en la región sur-
occidente de Aguascalientes, destacando el área que corresponde a las estribaciones de la
Sierra del Laurel. De sus conclusiones, comenta que existieron sofisticadas formas de
organización social sedentaria y agrícola que aparentemente mantuvieron vínculos de diversa
naturaleza con las culturas norteñas, vínculos que se ven reflejados en la complejidad y
heterogeneidad de sus manifestaciones culturales sobrevivientes al paso del tiempo. En su tesis
de licenciatura registró 20 asentamientos, donde 16 contenían estructuras arquitectónicas,
sobresalen sitios como El Jaral y El Zapote, sitios que se distinguen por tener mayor extensión.
Ambos sitios presentaron plataformas, basamentos piramidales, terrazas, cimientos de planta
rectangular o circular, así como espacios de grandes concentraciones de tiestos de cerámica y
fragmentos de lítica.70
De las conclusiones que destacan de su trabajo son: restos
arquitectónicos cuyas dimensiones y complejidad apreciable desde superficie indicaran
claramente que los grupos que se encargaron de su construcción edificaron a tal escala y
magnitud porque tenían la finalidad de establecerse y perdurar en el área. Asimismo que los
rasgos de estas edificaciones permitieran identificar aspectos en su conformación y disposición
en el espacio que facilitaría su comparación con elementos similares ya descritos en áreas
circundantes; los asentamientos estuvieron asociados espacialmente con áreas provistas de
suelos ricos y suficientemente irrigados por corrientes de agua, tanto intermitentes como
perennes y por lo tanto, aptos para el desarrollo de explotación agrícola; detectó también, áreas
de actividad domestica, empleando materiales cerámicos y líticos.71
Por último, Miguel Ángel Nicolás Caretta desde el 2005 a la fecha, y en colaboración
con la arqueóloga Ana Pelz y el biólogo Mario Pérez, elaboran un proyecto arqueológico en el
sitio de Santiago, Pabellón de Arteaga. Los resultados por el momento no los tengo, pero el
sitio ha revelado una serie de evidencias arqueológicas realmente trascendentales, a tal grado,
que el sitio podría ser considerado –hasta este momento- como el más extenso y monumental
del estado.72
70 Macías Quintero, Juan Ignacio, Prospección arqueológica en el sur occidente de Aguascalientes, Tesis de
licenciatura, Universidad Autónoma de Zacatecas, diciembre de 2006, p. 127 71
Ibíd., p. 155-156. 72
Ana Pelz, Comunicación personal, 2010.
49
De acuerdo a los datos obtenidos en esta vertiente, se puede inferir que la presencia
indígena en la región de Aguascalientes pudo haberse dado desde los primeros siglos de
nuestra era hasta el 1200 aproximadamente, continuando hasta el momento del contacto, ya
para el siglo XVI. Teniendo el momento de mayor apogeo en cuanto a cantidad de
asentamientos y demografía de los grupos prehispánicos el periodo Epiclásico, es decir, del
600 al 900 d.C.
2.2. La información del siglo XVI. Las fuentes etnohistóricas. El caso de
Aguascalientes
A continuación presentaré una serie de documentos etnohistóricos que hablan acerca de los
pueblos indígenas que fueron llamados generalmente como Chichimecas.
Tras la caída del imperio azteca a manos de Hernando de Cortés, en 1521, la expansión
hacia el norte fue lenta en comparación con otras regiones del continente. Pocos
conquistadores estaban interesados en el territorio septentrional, pero para fines de la misma
década, Nuño de Guzmán emprendió una expedición por los territorios del occidente y después
del norte de la cuenca de México.
Entonces, el primer dato histórico que se tiene de la región son las “Relaciones
Anónimas de las Jornadas que hizo Nuño de Guzmán en la Nueva Galicia”73
El principal
motivo de las incursiones de Nuño de Guzmán en la región septentrional de la Nueva España
fue para emprender una búsqueda de riquezas supuestamente existentes en tal región,
alimentadas por leyendas y mitos sobre la existencia de fantásticas ciudades llenas de oro. La
expedición de Guzmán comenzó a fines de 1529, pasó por Michoacán, destruyendo todo lo que
se puso a su paso, continuó por el Occidente de México, sin embargo, su expedición llegó
hasta las tierras cercanas a Aguascalientes, específicamente en Nochistlán, donde el lugar se
convirtió en una especie de base para su comitiva. La tercera “Relación Anónima”, la
encargada al veedor Pedro Almildez Chirino, posiblemente haya sido la crónica que se acerca
más a la región de Aguascalientes. Al parecer su travesía continuó por el sur y poniente de
Aguascalientes, hasta llegar a unos pueblos de zacatecos, de los cuales no se da nombre y cuyo
73
Información obtenida de Valencia Daniel (1994).
50
cacique se llamaba Xiconaque, quien los recibió y al que indicaron que iban al norte, a lo que
les indicó
…no paséis adelante porque os habéis de perder, porque pasando los zacatecas, que son
nuestra generación, todo lo que adelante es una gente traidora, llamada Guachichila, y
no hay que comer, sólo nosotros la gente zacateca sembramos maíz y tenemos
ranchos.74
A raíz de los resultados de las sangrientas campañas de Nuño de Guzmán, se creó un
ambiente profundamente hostil y bélico en la región. Por lo tanto, desembocó en una guerra
verdaderamente costosa y larga para la Corona española.75
Sin embargo, existen algunas
referencias sobre los grupos indígenas asentados en la llamada “Gran Chichimeca”, así como
sus características. Beatriz Rojas, comenta que
Cuando en el año de 1531 el capitán Pedro Alméndez de Chirinos [o también
Pedro Almildez Chirino] se adentró en la región centro-norte de la aún llamada Nueva
España, pero que no tardaría en convertirse en el reino de la Nueva Galicia, no imaginó
que el control de esta región costaría más vidas a los conquistadores que las que les había
costado doblegar al imperio mexica. Se creía que por estar casi deshabitadas, éstas eran
tierras de nadie.76
Posiblemente el ambiente hostil que reinó en el siglo XVI en la región de
Aguascalientes imposibilitó la aparición de información étnica acerca de los diferentes grupos
indígenas de la Gran Chichimeca, sin embargo, de acuerdo a las fuentes etnohistóricas
consultadas, algunos de estos grupos posiblemente pasaron por el actual estado. La primera
son los Cazcanes o Caxcanes; el otro grupo o nación77
, fueron los Guachichiles; por último,
hubo la posibilidad de incursiones de otras naciones, como Tecuexes, Cocas, Zacatecas,
Guamares, entre otros. Cabe señalar que la palabra “Chichimeca”, fue una connotación
despectiva, poco más o menos como “perro sucio e incivil”78
. Término que fue utilizado
durante toda la guerra, la cual duró más de medio siglo.
74 Tello, Antonio, Libro Segundo de la Crónica Miscelánea y Conquista Espiritual y Temporal de la Santa
Provincia de Jalisco en el Nuevo Reino de la Galicia y Nueva Vizcaya y Descubrimiento del Nuevo México, U de
G, México, 1891, p. 147-148. 75
Para saber más acerca de las rebeliones y la Guerra Chichimeca, véase a Gómez Serrano (2001), Philip W.
Powell (1984), Alberto Carrillo (1999). En esta investigación centraré las fuentes etnohistóricas a los aspectos
culturales de los chichimecas, con el fin de encontrar algún elemento que se pueda relacionar con las pinturas
rupestres. Por lo tanto, aquí me limitaré a algunos datos tocantes a esa característica. 76 Rojas, Beatriz, “De la conquista a la independencia”, en Beatriz Rojas, et al. Breve historia de Aguascalientes,
El Colegio de México/Fideicomiso Historia de las Américas/FCE, México, 1994, p. 14-15. 77
Término que fue empleado primeramente por Wigberto Jiménez Moreno (1944). 78
Powell, Philip, La Guerra Chichimeca, FCE, México, 1984, p. 48.
51
Ilustración 19. Mapa de Wigberto Jiménez Moreno, modificado por Daniel Valencia (1994).
Los Caxcanes, según las fuentes etnohistóricas a través de diversos autores79
, son los
principales protagonistas de la rebelión del Mixtón (1541-1542), comandada por Francisco de
Tenamaxtle, la que terminó por bifurcarse en la Guerra Chichimeca (1550-1600). Fueron una
de las naciones chichimecas que entablaron diálogos con los españoles, pese a los conflictos.
Los principales centros religiosos que tuvieron estaban en Teúl, Tlaltenango, Juchipila y
Teocaltiche80
(ciudades muy cercanas a la parte occidental de Aguascalientes). De acuerdo a
estas referencias, los Caxcanes ocuparon la ocuparon la parte oeste del estado de
Aguascalientes, así como el norte de Jalisco y suroeste de Zacatecas. En la relación geográfica
del siglo XVI de Teocaltiche, el significado de Caxcan quiere decir
“no hay”. Y este nombre les quedó de que, cuando los españoles que aportaron a esta
provincia les pedían de comer, u otras cosas, les respondían en su lengua: caxcane, que
quiere decir, “no hay, ¿dónde lo he de tomar?81
79 Acuña (1981); Powell (1984). 80 Powell, op .cit, p. 53. 81 Acuña, René, “Relación del pueblo de Teucaltiche”, en Relaciones Geográficas del siglo XVI: Nueva Galicia,
UNAM-IIA, México, 1988, p. 300.
52
Siguiendo con la relación de Teocaltiche, aparece uno de los primeros indicios de
Aguascalientes, dice:
Al octavo capítulo, dijeron que, el camino que hay desde pueblo a la ciudad de
Guadalajara, es llano más que montuoso, excepto que, dos leguas cerca de dicha ciudad,
está una barranca grande, que tendrá una legua de bajada y otra de subida, y, por desde
pueblo a las dichas minas de los Zacatecas, es toda tierra muy llana, que se camina de
ordinario en carretas y harrias; aunque, toda ella, peligrosa, de guerra de chichimecas; y,
cuando se camina, es con escolta de soldados españoles que están en presidios por
mandado de su Majestad. Y en dicho camino, a ocho leguas desde pueblo, está poblada
una villa que llama Nuestra Señora de la Asunción, donde está un fuerte que llaman
Aguascalientes. Y es de muy poca o ninguna poblazón, porque no tiene más de los
soldados que están en el dicho presidio, que son dieciséis, y un caudillo y dos vecinos,
porque no se puede tener en la dicha villa ninguna contratación ni valerse de
sementeras, porque no dan lugar los indios chichimecas de guerra, que los matan y les
hurtan los caballos y bueyes que tienen en cualquier parte del año.82
Infortunadamente, en el valioso texto no indican qué tipo de indígenas son los que
merodean en la villa de Aguascalientes, pero por cuestiones geográficas, podría tratarse o de
Caxcanes o Guachichiles.
Los Caxcanes fueron sociedades agrícolas de filiación lingüística y patrón cultural con
influencia mesoamericana. Posiblemente, algunos de los asentamientos localizados en las
sierras del occidente del estado, puedan haber correspondido a una última ocupación Caxcana,
aunque este argumento sólo podrá ser válido hasta que se realicen excavaciones en la zona y se
puedan definir las estratrigrafias para determinar los momentos de ocupación de cada uno de
los sitios de las sierras occidentales del estado. De hecho, muy probablemente, en El Ocote,
haya habido una ocupación “chichimeca” (que podría ser Caxcana), la cual aprovechó la
ubicación del sitio, alterándolo para aquel tiempo.
De las únicas evidencias acerca de la vida cotidiana o tradiciones de los Caxcanes, cabe
destacarse lo señalado en la Relación Geográfica de Nuchiztlan, en la cual dice que tenían
Estos dichos indios [Caxcanes] por costumbre de encerrarse en una casa, y tomar
un poco de PICETE y sahumarse con él (que es una yerba que embriaga) dende prima
noche, y estaban en la dicha casa suspensos hasta la media noche, que no bullía nadie.
Y, luego, se salían de aquella casa y se iban, poco a poco, a bañarse a un charco o río
que fuese muy hondo y, en el camino, hablaban con el Demonio y éste les decía lo que
había de ser, y si había de ser valiente o no. Y, si le decía que había de ser valiente,
llegaba a el agua y tomaba con las manos un golpe de agua y se lavaba la cara, y se
82
Acuña, René, op .cit., p. 302.
53
volvía luego a su casa contento […] Y tenían, ansimismo, un ídolo de piedra en quien
adoraban, y, recia también el Demonio en figura de Mujer Médica, que les curaba sus
enfermedades y les decía cuando habían de morir o sanar.83
Pocos elementos quedan acerca de las costumbre de los chichimecas, pero es
interesante notar en estas relaciones (que ya son para fines del siglo XVI) que los indígenas
mantenían arraigadas sus tradiciones, las cuales parecen manifestar fuertes raíces
mesoamericanas.
Para el caso de los Guachichiles, una de las naciones que ocupaban gran parte del
territorio chichimeca, merodeaban desde San Felipe, Guanajuato, pasando por Zacatecas, para
terminar hasta Saltillo.84
Se maneja que “núcleo” de los Guachichiles se encontraba en las
sierras de San Luis Potosí, en la región conocida como “Tunal Grande”. Beatriz Braniff ha
realizado trabajos arqueológicos en dicha región. El significado de “guachichil” que les dieron
los mexicanos significaba “cabezas pintadas de rojo85
”, por ser uno de los elementos que
distinguieron a esta nación. Sobre aspectos etnohistóricos de esta nación chichimeca, se
comenta que eran considerados de los más valientes y guerreros. Gonzalo de las Casas,
comentó algo sobre ellos: “Ocupaban mucha tierra y así es el más gente de todos los
chichimecas y que más daño han hecho. Hay muchas parcialidades y no se conocen bien
todas”.
En las fuentes históricas consultadas, no se encontraron referencias sobre pintura
rupestre, lo cual dificulta la comprensión de la continuidad en la historia de la época
prehispánica de la región y del estado.
83
Acuña, René, “Relación del corregimiento de Nuchiztlan”, 1989, p. 169. 84
Powell, op .cit. p. 48. 85
Ibíd. p.48.
54
Capítulo III. Estudio de las Manifestaciones gráficas rupestres en Aguascalientes
Hablar de arte rupestre es hablar de un
mundo de ideas, mitos, aciertos y contradicciones
entorno a la descripción, interpretación y propuestas de análisis que se conjugan alrededor
de las distintas formas de expresión e ideas que
desde tiempos remotos el hombre ha plasmado en
este tipo de arte.
(Francisco Rodríguez Mota, 2003: 5)
3.1. Introducción a las MGR
La pintura rupestre es una de las manifestaciones culturales, hecha por el hombre, más
antigua y que ha logrado perdurar al implacable paso del tiempo86
. En el andar del hombre por
el mundo, esta expresión pictórica se fue plasmando en diferentes contextos naturales (cuevas,
abrigos rocosos, paredes, bloques, frentes, etc.), lo que por lo general se alude como la relación
hombre-naturaleza; a esa veneración de un ambiente al que temían y del que dependían. Por lo
tanto, está íntimamente asociada al pensamiento ideológico-religioso de sus creadores y de la
sociedad involucrada, constituyendo uno de los primeros lenguajes de comunicación. Esta
manifestación tiene tantas posibilidades para su estudio; a través de éstas, el hombre no sólo
registró lo que no comprendía, sino también vivencias, creencias, formas de pensar, etc. Un
mundo lleno de sucesos y cambios. Esta forma de comunicación, es un claro ejemplo de la
capacidad humana para representar lo irreal y lo real, expresión que se ha convertido en una
tradición, al mantenerse vigente en diferentes partes del mundo, ejemplos de esa permanencia
la podemos observar con los nativos de Australia, así como también en algunas etnias indígenas
actuales de México.
La pintura rupestre se engloba dentro de las denominadas manifestaciones gráficas
rupestres, término que ha sido utilizado en la literatura arqueológica contemporánea mexicana;
sin embargo, también este tipo de expresión ha sido conocida como arte parietal, rupestre y
mobiliar (el cual es un material que no está limitado en un solo lugar, está en movimiento). Por
otro lado, también ha sido abordada por la historia del arte, donde la iconografía, la
86 El término pintura rupestre se refiere a la pintura impresa sobre un soporte o superficie rocosa (del latín rupe:
roca).
55
contextualización histórica, sus formas, entre otros asuntos, son elementos que se abordan
desde esta perspectiva.
El sufijo “grafía” deriva del verbo griego grafein que es igual a escribir, e implica
puramente una descripción e incluso una estadística; en consecuencia la iconografía constituye
una descripción y clasificación de las imágenes, siendo una investigación limitada. De este
modo, la iconografía proporciona una base indispensable para toda interpretación ulterior,
aunque no elabora una interpretación por sí misma. Recopila y clasifica los datos sin
considerarse obligada o capacitada para investigar sobre la génesis y el sentido de tales datos.87
En este caso, para llegar a una interpretación también se podría recurrir a la iconología, como
método de interpretación que procede más bien de una síntesis que de un análisis.
Su interpretación, nos explica Mendiola (1999), ha seguido diversos caminos sobre la
base de la analogía etnográfica, la etnohistoria, la semántica, la simbología, la lingüística, la
comunicación (como fenómeno del lenguaje), la ideología, la arqueoastronomía, la biología, la
geografía, la estética, y el de la misma historia del arte. Compleja realidad gráfica que no
puede dejar de comprenderse sólo como una expresión ideológica o artística del pasado, ni
tampoco separada y únicamente como antigua forma de comunicación.88
Este campo de la
historia del hombre –en este caso de la historia prehispánica de Aguascalientes- se encuentra
lleno de futuro. Castañeda (2007) dice “En este terreno encontramos el espacio perfecto para
aplicar la teoría arqueológica [también de la historia del arte] en su sentido más moderno y
ofrecer un especio compartido entre esta disciplina del lenguaje y la teoría del
conocimiento”89
. Asimismo, Casado López (2005), nos dice que la expresión rupestre en
cualquier lugar es un fenómeno ligado al pensamiento y al proceso mental humano, al hombre,
a sus creencias, a su evolución intelectiva, emocional, social y económica del ser; a la impronta
de sus ancestros; a una simbiosis con el paisaje y el medio ambiente, no sólo como poblador de
una región, aunque esto determine y sea factor contingente para algunos aspectos de su
expresión y definitivo en el estudio particular de un sitio o área determinados, sino como
87
Valencia, Daniel, Arte rupestre en México, Tesis profesional. ENAH-INAH, México, 1992, p. 10-11. 88 Mendiola Galván, Francisco, “El arte rupestre: una realidad gráfica del pasado en el presente”, en Viramontes
Anzures, Carlos y Crespo Oviedo Ana María Expresión y memoria. Pintura rupestre y petrograbado en las
sociedades del norte de México, INAH- Colección Científica, No. 385, México, 1999, p. 19. 89 Castañeda Valle, Rodrigo, “El lenguaje rupestre”, en William Breen Murray, Arte rupestre del Noreste.
Arqueología, Fondo Editorial de Nuevo León, México, 2007, p. 241.
56
productor genérico del fenómeno, por lo que tener información y una visión general del tema
nos ilustra sobre posibles motivaciones, repeticiones y constantes en distintos espacios
económicos, culturales y temporales, así como sobre los factores diferenciales, aunque, pese a
la utilidad de éstos, no se establecerán elementos comparativos o menciones del
comportamiento del arte rupestre de otras regiones continentales, a no ser que sea evidente el
fenómeno y así se requiera.90
Es en Europa donde se comienza por vez primera el estudio de las manifestaciones
rupestres, esto para finales del siglo XIX y principios del XX; para el caso americano, es de
mediados del siglo XX91
. Estas primeras investigaciones arrojaron los primeros indicios acerca
de la importancia histórica de este elemento cultural. Muchas de las muestras presentes en
Europa datan del Paleolítico, periodo de la edad de piedra, que comprende una fecha un tanto
imprecisa hace unos cuatro millones de años hasta el 10000 a.C. Así también, explica
Messmacher (1974), existen dos corrientes de interpretación sobre la génesis de tales
manifestaciones culturales. Una, se inclina al establecimiento de relaciones entre el Viejo
Mundo y América, arguyendo lo que para ellos son semejanzas formales que evidencian de
manera clara tal proposición, que creen reforzar aún más por las cronologías tardías durante las
cuales se desarrolló la más antigua Prehistoria Americana. La otra corriente acepta tales
semejanzas y situación cronológica de la Prehistoria de América se encuentra que los grupos
humanos presentan formas de expresión pictórica directamente ligadas a sus niveles de
desarrollo económico-social.92
Ahora indagando en las investigaciones en Europa, encontramos que el hombre
primitivo realizó las primeras pinturas, grabados y relieves cuando los hielos aún cubrían
grandes extensiones del norte de Europa. Gracias al carbono 14, han podido fecharse entre
25000 y el 10000 a.C. Ejemplos que son de gran fama mundial, lo son las cuevas de Altamira,
90
Casado López, María del Pilar, “Una década en la investigación del arte rupestre en México”, en Arte rupestre
en México. Ensayos 1990-2004, Obra diversa, INAH, México, 2005, p. 26. 91 Para ver este asunto, ver a Messmacher (1974), Viramontes (2005), Mendiola (1999), por mencionar algunos. 92 Messmacher, Miguel, “La pintura rupestre en América”, en Cultura y Sociedad, Año 1, Tomo 1, No. 1, julio-
septiembre de 1974, México, p. 38.
57
datándose aproximadamente para el 13500 a.C.93
De esta forma, tenemos un panorama
histórico inmenso.
Ilustración 20. Ejemplos rupestres en las Cuevas de Altamira. Tomado en:
http://www.absolutcantabria.com/abriran-las-cuevas-de-altamira-de-manera-limitada/. Consultada en septiembre
de 2010.
En el caso de México, las manifestaciones rupestres aparecen prácticamente en todo el
país, sin embargo, sería ampliarme demasiado en ejemplificar algunos sitios, lo cual no es la
intención de esta investigación. Como ejemplo de un lugar en el país de gran peso por la
cantidad de motivos y contextos para este estudio se muestran en los sitios de la península
bajacaliforniana, especialmente en la Sierra de San Francisco, donde existen una cantidad
impresionante de motivos rupestres que considero los más esplendidos estéticamente
hablando.94
Con base en datos proporcionados por la Dirección de Registro Público de Monumentos
y Zonas Arqueológicas, hasta agosto de 2006 se registraron en todo el país 37,771 sitios
arqueológicos, de los cuales 2,865 están identificados con presencia de manifestaciones
gráficas rupestres95
. En una publicación del 200496
, Casado López, nos muestra un texto que
muestra cómo ha ido evolucionando el estudio de las manifestaciones rupestres en sólo una
93
Terzi, Marinella, El patrimonio de la Humanidad. El arte rupestre prehistórico, UNESCO-Incafo, España,
1990, pp. 10-18. 94
Para saber más sobre la Sierra de San Francisco y el llamado estilo “Gran Mural”, véase a Hambleton (2003 y
2009). 95
López Wario, Luis Alberto, Lenguaje en piedra. Manifestaciones gráfico rupestres registradas por la Dirección
de Salvamento Arqueológico, Colección Científica No. 528, INAH, México, 2008, p. 19. 96 Casado López, María del Pilar (Compiladora) y Lorena Mirambell (Coordinadora), Arte rupestre en México,
Ensayos 1990-2004, Obra diversa, INAH, México, 2004, pp. 25-72.
58
década. En él, nos encontramos ante un panorama alentador, donde los investigadores del
pasado han ido tomando mayor interés en torno a este tipo de elemento cultural.
Ahora, en cuanto a publicaciones entorno al estudio de la gráfica rupestre, nos comenta
Rodríguez Mota (2006) que de acuerdo con las referencias bibliográficas que consultó, a
propósito, comienzan desde los años 60’s, manifestándose una evolución en todos los sentidos.
Anteriormente los estudios de las MGR97
eran abordadas casi de manera exclusiva por
arqueólogos e historiadores del arte, desde un enfoque descriptivo. Al día de hoy, han sido
estudiadas desde distintas ópticas: antropólogos sociales, antropólogos físicos, historiadores,
filósofos, etnólogos, etcétera, lo cual ha ido enriqueciendo el conocimiento que de estos
estudios se han ido desprendiendo, con un objetivo común desde mi perspectiva: el mejor
entendimiento de la ideología de las sociedades humanas del pasado plasmado a través de
dibujos y elementos en técnicas muy diversas.98
Ilustración 21. Mapa de los principales tipos de pictografías y petrograbados de México. Mapa de María del Pilar
Casado López (2004).
97 Manifestaciones gráficas rupestres. 98 Rodríguez Mota, Francisco Manuel, “50 años de investigaciones de manifestaciones gráficas rupestres en
México: un balance parcial, México, 2009, p. 3-4.
59
Siguiendo en México, hay otro asunto que es importante mencionar, el cual ha sido observado
por Mendiola y que dice que en México
Es común que la actividad arqueológica se lleve a cabo a partir de presupuestos
mesoamericanos, esto es, que desde de una visión etnocéntricamente determinada por el mismo color del cristal con que se mira, se expliquen en lo general los fenómenos
arqueológicos, paradigma que históricamente se ha construido, a querer o no, a partir
del estudio arqueológico de las "grandes" culturas de Mesoamérica que ha permeado
hasta nuestros días el quehacer de esta disciplina antropológica en México. Esta
situación no encaja con esa otra arqueología que no es mesoamericana y que se halla en
el norte árido de México. Es precisamente en éste espacio donde abunda el material
gráfico- rupestre, así que por consecuencia debería tratársele bajo las particularidades y
dinámicas culturales propias de esta gran región, sin que esto signifique que se dejen de
considerar las interrelaciones entre ambas áreas culturales. El resultado de este
desbalance entre la arqueología monumental del centro y sur de México y la de su norte
es que la gráfica rupestre ha sido ignorada en lo general por diversas razones que
fluctúan entre no saber cómo estudiarla y no entenderla, llegándose incluso a descontextualizarla de lo arqueológico. Por otra parte, la realidad es que lo gráfico-
rupestre ha sido constreñido en su estudio por investigadores mexicanos y extranjeros a
elementales menciones y descripciones, y cuando las interpretaciones llegan a
proponerse, éstas se hallan carentes de sólidas bases analíticas y teórico-
epistemológicas.99
El estudio de las manifestaciones del norte de México es un tema que debe considerarse
de manera independiente. Según los datos arqueológicos, geográficos e históricos, la región se
localiza en la que hemos llamado –estando de acuerdo con la literatura arqueológica- como la
frontera septentrional de Mesoamérica, sin embargo, la representación rupestre tiene ciertas
similitudes, en torno a los sitios propiamente del norte de México. Situación que debe tratarse
delicadamente. Pero una vez que tenemos mayor cantidad de investigaciones publicadas y el
mapa incluido en este capítulo y elaborado por Casado López (2005), tenemos una serie de
tipos, incluso tradiciones en torno a las manifestaciones rupestres regionalmente hablando.
Por lo tanto, sabemos bien que la tradición –elemento cultural más importante de una
sociedad- es una manifestación que logra arraigarse en la memoria del ser humano, por lo
tanto, la pintura rupestre pudo colocarse como una tradición pictórica para los antiguos
pobladores de la región de Aguascalientes, así como también en El Ocote (a pesar de tener
otros elementos arqueológicos -como una cerámica bien elaborada, estructuras, estilos de
enterramiento, etc.- que podrían decir otra conjetura) la pintura rupestre podría tratarse de un
99
Mendiola G, Francisco, Arte rupestre: Epistemología, estética y geometría. Sus interrelaciones con la simetría
de la cultura. Ensayo de explicación sobre algunas ideas centrales de Adolfo Best y Beatriz Braniff. En
Rupestre/web, http://rupestreweb.tripod.com/mendiola2.html. Consultado en octubre de 2010.
60
elemento cultural que logra situarse en un lugar privilegiado dentro de la memoria tanto de sus
ejecutores, como de la sociedad que participó en su desarrollo. Esto se puede observar al tener
los registros de los sitios arqueológicos en Aguascalientes: hay sitios como El Ocote, que tiene
características sedentarias, donde la pintura rupestre debió jugar un papel de suma importancia
en sus pobladores; mientras que en sitios, como El Varal100
, las características demuestran,
hasta el momento, que el sitio no es de características sedentarias, posiblemente de grupos
cazadores-recolectores. Por lo tanto, en la región de Aguascalientes, tenemos que la pintura
rupestre se emplaza como una manifestación tanto de grupos sedentarios como de cazadores-
recolectores. Sin embargo, esta aseveración podrá sufrir cambios o reforzarla a medida que las
investigaciones en la región se desarrollen y se mantengan.
Así pues, si considero los argumentos de Mendiola, en Aguascalientes podemos
presumir que el elemento gráfico-rupestre tiene un potencial en su investigación realmente
importante. Un elemento cultural de enorme arraigo entre las sociedades prehispánicas y que
lograría mantenerse vivo una vez que las interacciones entre Mesoamérica y el norte árido
estuvieron presentes.
Ilustración 22. La Sierra de San Francisco. La pintura rupestre del "Gran Mural", su antigüedad y su permanencia
entre los grupos de la región demuestran ese importante arraigo de esta manifestación cultural.
100
Registrado por Ana Pelz y Jorge Jiménez, con la colaboración eficaz de Felipe González.
61
Ilustración 23. En el sitio El Tepozán (Aguascalientes) existe una fuerte continuidad de la pintura rupestre. Por un
lado están las prehispánicas y por el otro, las coloniales, producto de la importancia regional de este elemento.
Foto: Ana Pelz, 2005.
Ilustración 24. En nuestro objeto de estudio, las pinturas juegan un papel de gran importancia, al manifestarse en
diferentes puntos del asentamiento sedentario. En este ejemplo, el motivo se encuentra en la cima del cerro. Foto:
Mario Palacios, 2010
Continuando con Mendiola, nos indica que el material cultural llamado arte rupestre se
ha interpretado por múltiples y diversos caminos. Estas interpretaciones, la mayoría, dejan
mucho que desear por diversas razones que tienen que ver con la ausencia de modelos teóricos
y metodologías apropiadas que conduzcan a explicaciones lógicas y fundamentadas. La
construcción y fundamentación de métodos para la observación, análisis y explicación de la
gráfica rupestre poco o nada le han interesado a la arqueología -así como a la historia del arte-
62
en comparación con los desarrollados para los demás elementos o materiales del contexto
arqueológico.101
Partiendo de los problemas que como Mendiola (1999, 2002) y otros se plantean, el
estudio de la gráfica rupestre irá enriqueciéndose a medida que ciencias especializadas vayan
asomándose al “mundo rupestre” y otorguen aportaciones; por ejemplo, la antropología física,
la química, la biología, la historia, sólo por citar algunas ciencias, este estudio podrá tener
mayores soportes teóricos y metodológicos para su interpretación.
Así pues, el panorama general del arte rupestre en el territorio nacional, hoy se distingue
un mayor número de sitios en la parte norte del país, que, salvando todas las diferencias en
cuanto a definiciones o posturas académicas, correspondería a la región de Aridoamérica –el
norte árido o la Gran Chichimeca, y las zonas de confluencia con el área mesoamericana-,
relacionada con grupos cazadores-recolectores y agricultores que a veces sobreviven hasta
fechas recientes. Mesoamérica, localizada en el centro y sur del país, se vincula con pueblos
desarrollados, grandes centros ceremoniales y urbanos, y una notoria riqueza material, factor
decisivo para que la mayoría de los arqueólogos orientara sus trabajos a ellas.102
3.2. Aguascalientes
En Aguascalientes, el estudio de las Manifestaciones gráficas rupestres es escaso; hay muy
pocos trabajos en torno a este elemento arqueológico. Por desgracia para este tipo de estudio,
como lo comento líneas arriba (de amplio potencial para la investigación) está siendo cada vez
más amenazado a su extinción por el acelerado crecimiento de la mancha urbana, además de la
extensión de los campos de cultivo, entre otras actividades que no sólo entorpecen este estudio,
sino que están borrándolo poco a poco.
En este estado, las investigaciones en torno a este elemento cultural han comenzado a
partir de la década de los ochentas103
. Ya para los noventas, Daniel Valencia se especializa en
torno a este estudio. La información que generó es de gran importancia para la presente
101
Mendiola Galván, Francisco, “El arte rupestre: una realidad gráfica del pasado en el presente”, en Viramontes
Anzures, Carlos y Crespo Oviedo Ana María Expresión y memoria. Pintura rupestre y petrograbado en las
sociedades del norte de México, INAH- Colección Científica, No. 385, p. 21. 102
Casado López, María del Pilar, op .cit., p. 35. 103
Ver capítulo II, parte 2.1.2. Las investigaciones arqueológicas en Aguascalientes.
63
investigación. Aquí resumo los resultados obtenidos en 4 temporadas de investigación
arqueológica:
- Para Aguascalientes registró nueve sitios con Manifestaciones gráficas rupestres,
predominando la pintura rupestre.
- Los resultados del trabajo de registro de sitios se dieron en los municipios de
Aguascalientes, Palo Alto [hoy El Llano], Asientos, Calvillo, San José de Gracia y
Jesús María.104
Con la muestra de Valencia, nos damos cuenta que la distribución de la
pintura rupestre en el estado aparece en tres regiones orográficas (Sierras del Occidente,
La Mesa del Centro y el valle de Aguascalientes).
- La mayoría de los sitios se presentaron en frentes rocosos de diversas dimensiones, su
ubicación se da en relación a los recursos de agua, principalmente arroyos. Es
importante observar que todos tienen un control visual sobre los alrededores.105
- El color predominante es el rojo, pero también registró sitios con color negro, blanco y
amarillo.
- Identificó seis prototipos regionales, siendo en este caso la figura antropomorfa.
- Por último, catalogó una serie de tipos cerámicos asociados a los sitios con pintura
rupestre, elemento que le ayudó para determinar la cronología de su investigación,
siendo esta desde el 100 al 1200 d.C.
Después de la aportación de Valencia, hasta la actualidad, para el estado de Aguascalientes
(según datos del Centro INAH-Aguascalientes), ya se tienen alrededor de 19 sitios con
manifestaciones gráficas rupestres. Fiel indicador de la importancia que tuvo en tiempos
pretéritos el uso de esta manifestación en torno a muchos aspectos, como ideología,
cosmovisión, un lugar ceremonial, chamanismo, etc.
Otra aportación favorable para el estudio de las Manifestaciones gráficas rupestres en
Aguascalientes, es la hecha por González Leos y Macías Quintero (2006) para los años 2005-
2006. Su contribución se expresa en las siguientes líneas:
104
Valencia, op .cit, 1994, p. 76. 105
Ibíd.
64
- Cueva de los Indios, cédulas: 13, motivos registrados: 19
- Las Iglesias, cédulas: 18, motivos registrados: 59
- En los dos sitios con pintura rupestre, Cueva de los Indios y Las Iglesias, se registraron
un total de 78 motivos realizados en color negro, a excepción de un motivo en color
rojo encontrado en la parte exterior del abrigo rocoso de Las Iglesias. Las técnicas de
elaboración más comunes fueron la tinta plana y el delineado.
- Los sitios con presencia de petrograbados fueron tres: El Jaral, El Zapote y Las Cruces,
en éstos se registraron un total de 252 elementos, predominando los pozos incipientes y
los pozos profundos aislados. La técnica de elaboración más recurrente fue el
desgaste.106
Por último, los arqueólogos del Centro INAH y responsables de la investigación
arqueológica en El Ocote, Ana María Pelz Marín y Jorge Luis Jiménez Meza, realizan desde el
año 2000 hasta la fecha registro de sitios con pintura rupestre, en el marco del proyecto
“Protección Técnica y Legal del Patrimonio Arqueológico en Aguascalientes”. El sitio más
interesante registrado por ellos hasta el momento es el sitio denominado “El Varal”, en Jesús
María. El contexto y los motivos siguen manteniendo un estilo pictórico propio de la región de
Aguascalientes. En este caso, las pinturas se encuentran en un abrigo rocoso; el dominio visual
es óptimo; los motivos están en color rojo, predominando el elemento antropomorfo, diseño
que tiene mayor frecuencia en el estado y las regiones circunvecinas.
3.3. Tipos de manifestaciones gráficas rupestres en Aguascalientes
- Pintura (expresión gráfica realizada por la aplicación de pigmentos de diferentes
colores sobre la superficie rocosa). Es la mayor representación gráfica rupestre en el
estado, hasta el momento hay más de 15 sitios que la presentan. La mayor cantidad de
sitios han sido registrados por Valencia (1991, 1992, 1993).
- Petrograbado (resultado de la extracción de algunas partes de la superficie de las rocas
con la que se conformaron grafismos). Para el estado, si aparecen este tipo de
106 González Leos, Brenda Elizabeth y Macías Quintero, Juan Ignacio, Proyecto de Prospección arqueológica en
la región sur occidente del estado de Aguascalientes. Informe técnico preliminar correspondiente a la Primera
Etapa de Investigación, Diciembre 2005-Enero 2006, Catálogo de pinturas rupestres y petrograbados, COLMICH,
México, 2007, p. 102.
65
manifestación, pero hasta el momento hay pocos registros. La mayoría han sido
registrados por González Leos y Macías Quintero (2006).
- Geoglifo (manifestación gráfica realizada por el acomodamiento de rocas en grandes
extensiones de terreno). En la entidad, hasta el momento, no existen registros de este
tipo de manifestación.
A continuación presento algunos ejemplos en Aguascalientes de los diferentes tipos de
manifestación gráfica rupestre:
Ilustración 25. Ejemplo de pintura rupestre en Aguascalientes. Sitio: El Ocote. Foto: Mario Palacios, 2009.
Ilustración 26. Ejemplo de un petrograbado en la Sierra del Laurel. Foto de Brenda Elizabeth González Leos y Juan Ignacio Macías Quintero (2006).
66
Ilustración 27. Petrograbado en El Ocote. Foto: Mario Palacios Díaz, 2010.
Ahora las diferentes superficies rocosas donde se plasman la pintura rupestre son:
- Cueva (cavidad profunda, que se observa una extensión considerable en su interior. Se
constituye por distintas secciones: entrada, galería, recámaras, etc., la luz natural es
escasas o nula en ellas). En Aguascalientes no se han localizado contextos pictóricos en
cuevas.
- Abrigo (oquedad sobre afloramiento rocosos o escarpas pronunciadas en donde la luz
del día penetra con facilidad, dado su reducido tamaño). En el caso de este contexto
natural, existen más ejemplos, pero no es el más recurrente.
- Frente rocoso (Pared lisa casi vertical generalmente plana). En el estado, este tipo de
superficie rocosa es el que aparece con mayor énfasis. El Ocote, presenta este tipo de
superficie, aunque también la pintura, dentro del sitio, se presenta en abrigos y bloques
rocosos.
- Bloques. Desprendimientos o piedras aisladas, en algunos casos, en los cerros u otras
superficies donde se plasmaron motivos. En El Ocote, existe un contexto de estas
características.
Ejemplos de los tipos de superficies rocosas que aparecen en Aguascalientes se muestran a
continuación:
67
Ilustración 28. Ejemplo de abrigo rocoso. Sitio El Varal, foto: Jorge Jiménez Meza, 2009.
Ilustración 29. Frente rocoso. El Ocote, foto: Mario Palacios, 2010.
Ilustración 30. Ejemplo de un bloque aislado. El Ocote, Aguascalientes. Foto: Mario Palacios, 2010.
68
Capítulo IV. Descripción
4.1. Descripción del sitio.
El sitio arqueológico de El Ocote representa -hasta este momento- el de mayor relevancia
histórica debido a las investigaciones en materia arqueológica que se han efectuado y los
descubrimientos que se han dado. Por un lado, es de los pocos sitios registrados en el estado
que cuenta con manifestaciones gráficas rupestres con un estado de conservación
condicionadamente regular en comparación con otros; por otro, la asociación de tales
manifestaciones con un asentamiento prehispánico (construcciones, montículos, terrazas, etc.)
le confieren una importancia en cuanto a la reconstrucción histórico de los primeros grupos
humanos que se establecieron en la región de Aguascalientes y que, por medio de la pintura
rupestre, elaboraron un complejo lenguaje que puede hablarnos acerca de su cosmovisión.
El Ocote se encuentra a 45 km al sur poniente de la capital del estado de
Aguascalientes. Se toma la carretera Federal número 71, la cual enlaza con el municipio de
Villa Hidalgo, Jalisco. Después tomar la desviación que va hacia el ejido de El Ocote. Seguir
por el camino -el cual es en parte empedrado y luego de terracería- por 2 km más siguiendo los
señalamientos, pasar la presa Tolimique para encontrarse con el Cerro Los Tecuanes.
El asentamiento prehispánico se encuentra distribuido en los terrenos de los ejidos El
Ocote y El Centro, en torno a una pequeña península conocida localmente como Cerro Los
Tecuanes, en el extremo nororiental de la Sierra El Laurel, la cual se ubica al suroeste del
estado de Aguascalientes, colindando a su vez con los estados de Zacatecas y Jalisco.107
Es un espectáculo atrayente, cuando al caminar por el camino de terracería (al margen
de la presa Tolimique), poco a poco va emergiendo la especie de península la cual viene siendo
el Cerro Los Tecuanes. Conforme uno se acerca al cerro los alrededores cambiando de acuerdo
a la altura que uno está. Para llegar a las pinturas del Panel Principal, se debe tomar la
desviación indicada por una señal con una de las pinturas representadas, pocos metros después
hay una puerta metálica; ingresando a través de ésta, existen unas escaleras construidas en el
año 2001 por el Gobierno del Estado de Aguascalientes.
107 Pelz Marín, Ana María, Proyecto Investigación Arqueológica El Ocote, Aguascalientes, Centro INAH
Aguascalientes, México, 2010, p. 2.
69
Ilustración 31. Foto aérea tomada del programa Google Earth. En ella se aprecia: El sitio arqueológico, la presa y
el ejido.
Ilustración 32. El Cerro Los Tecuanes. Foto: Mario Palacios, 2009
70
4.2. Las investigaciones arqueológicas
Como ya se explicó en el capítulo II de este trabajo, las investigaciones en torno al sitio se
remontan a los años ochentas, cuando fueron registradas por José Luis Lorenzo y Lorena
Mirambell (1986); años más tarde, Baudelina García y Peter Jiménez vuelven a retomar el sitio.
De esta década se comenta acerca del estado de conservación de las pinturas rupestres, donde
hasta ese momento sólo se tenía el registro del Panel principal. Para la década de los años
noventas, Daniel Valencia (1994), es el primer investigador (adscrito al INAH-Aguascalientes)
que realiza un proyecto de registro y análisis general de sitios con pintura rupestre en el estado,
destacando en sus informes tres sitios principalmente: El Ocote, El Huipil (a unos 4 o 5 km de
distancia respecto a El Ocote) en el municipio de Aguascalientes y El Tepozán en Calvillo,
cabe señalar que los tres sitios se encuentran en la parte occidental del estado, región donde se
concentra mayor actividad por parte de los grupos prehispánicos. Dicho proyecto también
registró sitios ubicados en los estados colindantes con Aguascalientes como Jalisco y
Zacatecas.108
El trabajo de Valencia, representa hasta este momento el más importante en
cuanto al estudio de las manifestaciones gráficas rupestres en la región de Aguascalientes.
Para el año 2000, los arqueólogos Ana María Pelz y Jorge Jiménez Meza (2007, 2009,
2010) realizan un rescate arqueológico al pie del paramento donde se ubican los registros
pictóricos, dado que los directivos de la entonces Coordinadora Estatal de Turismo propusieron
a la dirección del Centro INAH Aguascalientes la instalación de un andador que permitiera el
acceso del público a las pinturas rupestres de El Ocote, las cuales se localizan en la ladera
poniente del Cerro Los Tecuanes. Simultáneamente se llevaron a cabo recorridos de
localización de sitios arqueológicos en los alrededores, con el fin de establecer la posible
asociación del conjunto pictórico con algún asentamiento humano. Se ubicaron terrazas y
alineamientos distribuidos sobre la ladera poniente y sur del mencionado cerro Los Tecuanes y
en la cima restos de un basamento muy saqueado.109
El resultado de la prospección permitió determinar la presencia de materiales
arqueológicos para el sitio, sobre aproximadamente 60 hectáreas de superficie; se elaboró una
108 Para mayor información acerca de los trabajos de Valencia, véase el capítulo III y IV de esta investigación. 109 Pelz Marín, Ana María, Proyecto Investigación Arqueológica El Ocote, Aguascalientes, INAH-Ags, México,
2010, p. 3.
71
propuesta de delimitación para un área mínima de protección de aproximadamente 25
hectáreas. También se ubicaron otros sitios en las cercanías, mismos que se han incorporado al
inventario del Atlas Arqueológico Nacional.110
Las investigaciones arqueológicas llevadas a cabo por Pelz y Jiménez desde dicho año
hasta la fecha han arrojado hasta el momento los siguientes datos
Desde el año 2000, se supervisó la construcción de un andador para protección de las
pinturas. Es a partir del año 2001 que se presentaron las primeras exploraciones arqueológicas
en el sitio. Se registró una estructura en la cima del cerro Los Tecuanes. El resultado de esta
intervención permitió recuperar datos referentes al sistema constructivo, orientación, así como
materiales líticos y cerámicos asociados que relacionaron el sitio con otros registrados en la
región Centro-Norte del país. Para las siguientes temporadas, 2002 y 2003, se recuperó una
escalera que da acceso a la cima del cerro donde se encuentran las estructuras. Una vez que se
detectó la zona habitacional localizada a pies del cerro Los Tecuanes, comenta Pelz que se
propuso excavar dicha área, espacio que presentaba un gran pozo de saqueo ubicado en el lado
sur del cerro. Así pues se delimitaron algunas cimentaciones, pisos de tierra, fogones, un
probable taller, huellas de poste, huellas de columnas y muros; también se exploraron 11
entierros humanos. Los materiales arqueológicos recuperados son realmente interesantes; la
cerámica y su análisis es fundamental pues permite establecer cronologías y secuencias de los
objetos manufacturados con arcilla cocida, que ubican espacial y cronológicamente a las
sociedades que los produjeron. La cantidad de fragmentos recuperados, la cercanía a lechos de
arroyos y áreas de extracción de arenas y mantos arcillosos y la variedad de atributos internos y
externos permite proponer la existencia de una alfarería de manufactura local.111
4.3. Las pinturas rupestres de El Ocote
Las pinturas rupestres de El Ocote tuvieron en sus habitantes un papel determinante. La
relación existente entre las manifestaciones gráficas rupestres (pintura rupestre) de este
asentamiento y sus pobladores podrían ser un reflejo integral de su cosmovisión. De igual
manera, el entorno físico en el que cual se encuentran inmersas -incluyendo a su flora y fauna-
110
Ibíd., p. 4. 111
Ibíd. 1-29.
72
debieron jugar un papel preponderante para la permanencia de estos grupos seminómadas en
esta región de Aguascalientes, para después dar paso a la sedentarización, ya que la
configuración geográfica posiblemente presentó algunos desafíos provocados por el ambiente.
Lo anterior, se puede ver, posiblemente, reflejado en la presencia de, hasta el momento,
cuatro registros estratégicos en donde se plasmaron las pinturas rupestres alrededor del lugar, lo
que también puede considerarse como el lenguaje de estos pobladores antiguos. Este trabajo
pretende dar a conocer el contexto natural y cultural en el que se encuentran las pinturas
rupestres y con ello tratar de inferir hasta donde sea posible la explicación sobre el cambio de
grupos seminómadas a sedentarios y la importancia de los motivos representados considerando
el paisaje en el cual se encuentran inmersas, al punto de convertir a El Ocote en un paisaje
sagrado o ceremonial. Asimismo, establecer un análisis comparativo entre otras pinturas
cercanas al sitio en cuestión, para poder establecer símbolos que aparecen con mayor énfasis en
la región de Aguascalientes y hayan tenido un papel trascendente en las sociedades
prehispánicas del norte-centro del país; también la existencia de las fuentes etnohistóricas como
indagación histórica para aproximarse al comportamiento de los indígenas asentados en la
región de estudio. Por último, dar a conocer el patrimonio arqueológico e histórico de la época
prehispánica con el que cuenta Aguascalientes y la pertinencia para futuras investigaciones de
este objeto de estudio, con finalidades a largo plazo.
Dentro del sitio arqueológico, las pinturas se encuentran distribuidas en cuatro puntos o áreas:
1) El panel principal de la pared poniente del cerro, dado que es de mayor importancia por
la cantidad de motivos representados y, por otro lado, los elementos asociados que
fueron descubiertos a los pies de las pinturas tales como cerámica, restos óseos y
lítica112
;
2) segundo, un elemento antropomorfo aislado en la cima del cerro;
3) tercero, una serie de motivos antropomorfos en un bloque disgregado;
4) cuarto, una agrupación rocosa que presente una serie de motivos que ya no se pueden
apreciar, el conjunto es conocido como La Troja113
.
112 Ana María Pelz Marín y Jorge Luis Jiménez Meza, “Arqueología en Aguascalientes” en La Reinvención de la
memoria. Ensayos para una nueva historia de Aguascalientes, Tomo I, México, ICA, 2007, p. 64. 113
Sandra Cruz Flores, op .cit. p. 5.
73
De acuerdo a lo anterior, he dividido los tipos de elementos rupestres que se localizan
en el sitio, teniendo así los siguientes datos:
Tipo de sitio: Pintura.
Número de conjuntos: cuatro; los anteriormente descritos.
Formación Natural: Frente rocoso, bloque disgregado y agrupación rocosa.
Conservación del sitio: Sandra Cruz Flores114
, realizó un plan de conservación
partiendo con los datos que obtuvo en un análisis de conservación minucioso. En
términos generales, indica lo siguiente:
El diagnóstico realizado en la zona de El Ocote ha puesto en
evidencia no sólo la complejidad de la problemática de conservación de las áreas con pintura rupestre, sino la necesidad de emprender acciones
prioritarias a corto plazo para evitar su pérdida, ya que actualmente se
encuentran en un avanzado estado de deterioro.
Si bien la incidencia de la acción de los visitantes contribuye a su
deterioro, es principalmente la acumulación de los efectos de intemperismo,
tanto químico como físico, lo que actualmente afecta de manera agresiva a
las pinturas, su sustrato y su entorno.115
Ilustración 33. Imagen obtenida del programa Google Earth. Distribución de los motivos en El Ocote. Modificado
por Mario Palacios.
114 Restauradora perito del INAH. 115
Ibíd., p. 25.
74
4.4. El panel principal
Este conjunto se encuentra en la pared poniente del cerro y está plasmado en un frente
rocoso. Lo hemos dividido en tres grupos (I, II y III) para un análisis más preciso y poder
identificar algunos símbolos que puedan ser parte de alguna tradición pictórica en la región.
Cabe hacer la aclaración que todos los motivos pictóricos encontrados hasta el momento en El
Ocote tienen una orientación hacia el poniente.
Ilustración 34. Panel principal. Foto: Mario Palacios, 2010
El grupo I (yendo de izquierda a derecha) contiene una serie de figuras antropomorfas y
en menor escala zoomorfas (al parecer sólo un cánido), así como también figuras geométricas.
Las figuras antropomorfas, según el levantamiento realizado por Valencia116
, son diez, sin
embargo, en la actualidad sólo se pueden observar 6 de estas figuras antropomorfas; de las
figuras zoomorfas, hay registro de una, la cual aún se puede apreciar. Las figuras
antropomorfas son representaciones esquematizadas donde una aparece con los brazos
levantados y curveados hacia arriba y parece llevar una especie de “cuernos” o posiblemente
un “tocado” en la cabeza. Los ocho restantes tienen los brazos extendidos y su cabeza es
cuadrada. La figura zoomorfa parece estar casi al centro del grupo, rodeada por las figuras
antropomorfas, el motivo puede ser uno de los animales cuadrúpedos que se localizan en la
región, éste puede ser desde un coyote, un puma, gato montés, venado cola blanca o
116
Ibíd.
75
probablemente alguna otra especie que ya no existe en la actualidad pero que en tiempos
pretéritos sí pudo haber habitado, tal como podría ser el lobo; por debajo de esta escena
aparecen líneas verticales y horizontales con círculos que pueden estar representando alguna
trampa para cazar al animal, o también puede representar una estructura.
Ilustración 35. Grupo I. Levantamiento y dib. Daniel Valencia, 1992. Foto actual del grupo. Mario Palacios, 2010.
El grupo II (la parte central del panel) sólo muestra dos motivos antropomorfos y
algunas líneas hacia arriba donde en su interior cuenta con líneas salientes, emulando a un
ciempiés o que también puede ser una característica regional, ya que en varios sitios se ha
localizado este tipo de motivo. Por ejemplo en el sitio El Tepozán, en el municipio de Calvillo,
no muy lejos de El Ocote, existe un panel de pinturas rupestres en color rojo, blanco, negro y
amarillo, las cuales, por su cantidad y simbolismo podrían ser las más importantes de la región
de Aguascalientes. En este sitio, existen figuras antropomorfas con tocados en su cabeza, y la
escena tal parece indicar una peregrinación. Una de las figuras antropomorfas consiste en una
figura en color blanco que parece tener un tocado y en sus manos sostiene una especie de
báculo o bastón con muchas líneas salientes, tal como aparece en El Ocote, sólo que la
diferencia es que, en El Ocote el bastón está aislado, mientras en el caso de El Tepozán, éste
aparece sostenido por una figura antropomorfa que tiene una especie de joroba. Otro sitio que
puede mostrar este símbolo está en el Cañón del Astillero, Zacatecas, sólo por mencionar
76
algunos dentro de la región de estudio.117
Regresando al segmento central, las figuras
antropomorfas son dos: una de color rojo y la otra del ya mencionado rojo “anaranjado”. Estas
figuras tienen su cuerpo flexionado, al respecto Martín Domínguez Núñez señala que:
Creemos que con esta posición se pone énfasis en la flexión de brazos y piernas y que con
esto se imprime en las figuras la sensación de movimiento. Las figuras priorizan entonces la
flexión, tal vez el movimiento, por medio de brazos y piernas. Creo que con esto nos indica
que brazos y piernas son elementos del cuerpo fundamentales para estas sociedades, quizás porque el movimiento de estas extremidades permite la realización de actividades
importantes para estas sociedades como desplazarse, recolectar frutos, cazar, pelear y en el
caso de las sociedades agrícolas, sembrar118
Ilustración 36. Grupo II. Valencia, 1992. Foto: Mario Palacios, 2010.
El grupo III (al extremo derecho del panel) es el que presenta mayor número de
símbolos y representaciones. Presenta, en la actualidad, siete figuras antropomorfas, dos son en
anaranjado y cinco, son en rojo intenso. De las figuras existen tres motivos con una
representación distinta; cinco de estos con la cabeza en forma de triángulo invertido; una figura
con los brazos y piernas extendidos; la última, debido a dos factores: hombre-naturaleza
prácticamente han desaparecido y sólo se puede inferir en que es una figura antropomorfa.119
También, aparecen tres figuras zoomorfas, parecidas a las del grupo I. Finalmente existen dos
117 Daniel Valencia en su informe final de 1994 registra todos estos sitios, realiza un levantamiento y dibujos de
los mismos, ahora este legado arqueológico de Valencia nos servirá como punto de referencia en las
investigaciones, asimismo como las investigaciones del sitio arqueológico de El Ocote a cargo de Ana Pelz Marín
y Jorge Jiménez Meza. 118 Martín Cuitzeo Domínguez, “Antropomorfos flexionados. Un análisis entorno a una constante presencia en el arte rupestre mexicano, en Segundo Ciclo de Conferencias de pintura rupestre y petrograbado “Homenaje a
Messmacher”, p. 10-11. 119 Cabe señalar que ninguna de las pinturas existentes en el estado de Aguascalientes han sido sometidas a
programas computarizados especializados que puedan ayudar a distinguir o identificar elementos que actualmente
son difíciles de apreciar a simple vista.
77
motivos geométricos: el primero es una espiral y el otro son líneas verticales, que representa el
agua en movimiento. También se pueden identificar un motivo que se tal parece representar
una mariposa, siendo otro elemento antropomorfo en el grupo.
Analizando los tres grupos en conjunto, el motivo antropomorfo con el estilo de cabeza
triangular aparece con mayor énfasis en los sitios tanto de la parte occidental, como también de
la parte oriental de Aguascalientes, siendo un elemento cultural, el cual también
presumiblemente difundido entre los grupos indígenas de la región. En el caso de los otros
sitios donde aparece este estilo de representación antropomorfa, está el sitio El Huipil, a unos 3
o 4 kilómetros de El Ocote, así como también las figuras en posición vertical parecen indicar
movimiento. Sin embargo, estas representaciones están en un contexto diferente a nuestro sitio
en cuestión; éstas están dentro de pequeños nichos en un abrigo rocoso de grandes
dimensiones; frente a este abrigo, existe un arroyo, lo cual no existe en el otro sitio. Mientras
que en El Ocote, el panel o conjunto principal se localiza en un frente rocoso, este tipo de
contextos son para destacar ya que el entorno natural es diferente, pero los símbolos
representados son iguales o más bien parecidos. Otro sitio con tal manifestación cultural es el
sitio de la parte oriental denominado La Montesita.120
Ilustración 37. Grupo III. Dibujo de Daniel Valencia. Foto actual del grupo. Mario Palacios Díaz, 2009.
120
Daniel Valencia, op .cit.
78
4.5. Elemento antropomorfo aislado en la cima del cerro
Esta figura antropomorfa es una constante en el sitio, se representa por una cabeza
redonda con las extremidades extendidas. Desgraciadamente presenta un alto grado de
deterioro y posiblemente corresponda –de acuerdo a Valencia- a la primera etapa de
elaboración, esto por ser de color anaranjado. Otro dato importante de este motivo es su
ubicación, ya que se encuentra en la cima del cerro, punto que puede representar un punto
estratégico en la configuración de la zona. Cabe señalar que se encuentran unas estructuras
asociadas, además para entrar a la cima es a través de una escalinata, ya se hablará más
adelante sobre estos elementos arquitectónicos. Por otro lado, la ubicación del motivo presta a
imaginarse como un punto de restricción o de paso para llegar al punto todavía más alto del
sitio.
Ilustración 38. Elemento antropomorfo en la cima del cerro, en el círculo es donde se encuentra el o los motivos.
Foto: Mario Palacios, 2009.
4.6. Serie de motivos en el bloque disgregado
Estas figuras corresponden a figuras antropomorfas. A diferencia de las mencionadas
anteriormente, éstas son diferentes ya que sus cuerpos son más delgados y la posición es
también un tanto distinta. El contexto en el que se encuentran es distinto a los anteriores;
además de estar en un bloque disgregado, su ubicación en el asentamiento prehispánico es, al
parecer, estratégica, ya que dicho bloque se encuentra entre dos caminos, uno que conecta con
el conjunto o panel principal, mientras que el otro se puede tomar para dirigirse a la cima del
79
cerro. Al igual que el elemento aislado, presentan un alto grado de deterioro y ya son muy
Ilustración 54. Motivo geométrico. Dibujo de Valencia (1994).
88
Capítulo V. Análisis e interpretación
Las pinturas rupestres de El Ocote se encuentran situadas en una región que considero como
clave dentro de la geografía del estado de Aguascalientes; aspecto que se vio en los capítulos
anteriores. Así pues, existe una presencia del arte rupestre muy diverso, realizado por
sociedades nómadas y sedentarias, que expresan distintas formas de interpretar su mundo
(cosmovisión). La pintura rupestre es una forma comunicación y que también alude a un
acontecimiento histórico que marcó la vida de las personas involucradas en las mismas. A
continuación mencionaré los elementos que considero más importantes de cada uno de los
registros en El Ocote, así como un acercamiento a la cosmovisión de estos enigmáticos
pobladores de la época prehispánica.
5.1. Análisis de los motivos.
Comenzaré este capítulo con una de mis preguntas centrales de esta investigación ¿La pintura
rupestre es el principal elemento cultural para comprender la cosmovisión de los pobladores de
El Ocote?
Indudablemente las manifestaciones rupestres jugaron un papel de gran importancia para los
pobladores del lugar. Para la región en donde se encuentra inmerso El Ocote, la pintura
rupestre, a juzgar de la observación, tuvo diferentes formas de utilizarse. Estas formas las
enumero de la siguiente forma:
1- Testimonios que se plasmaron para registrar un acontecimiento histórico que logró tener
gran relevancia para las personas involucradas.
2- Pudieron funcionar como marcadores o indicadores de ciertos lugares.
3- Un medio para expresar su pensamiento cosmogónico.
De la primera forma, este se ve reflejado para el Panel principal. Como se pudo apreciar en
el capítulo anterior (En la descripción del Panel), este conjunto de pinturas están cargadas de un
simbolismo realmente interesante. En los diferentes grupos en que tengo dividido el panel, la
imagen antropomorfa es la predominante, de tal manera que el hombre es el principal elemento
cultural de la expresión rupestre de este lugar. Además, las formas de representar al hombre son
muy variadas (ver página 82).
89
Este tipo de formas, podrían estar representando ciertos papeles que cada una de esas
personas desempeñó en algún acontecimiento. No se puede inferir que en estas
representaciones existan jerarquías, sin embargo, -por ejemplo- por la posición y el tamaño tan
particular del antropomorfo con la cabeza triangular, éste podría estar representando a un
personaje dotado de mayor peso que los demás antropomorfos, incluso, hipotéticamente
hablando pueda tratarse de un chaman, pero para poder corroborar esta aseveración hace falta
tener más elementos, como tener un registro mayor de sitios que puedan ubicar esta
representación y otorgarle tal papel.
Ilustración 55. Antropomorfo "cabeza triangular". Dibujo: Mario Palacios.
Observando todo el panel principal podemos apreciar que en sí, todo el panel está
personificando un hecho histórico que, posiblemente, haya tenido una fuerte relevancia para los
pobladores de El Ocote. Con la observación más meticulosa de los motivos, se puede apreciar,
sobre todo en el grupo III, la fuerte carga simbólica que contiene, la cual se desglosa de la
siguiente manera:
En primer lugar, la figura humana aparece con mayor énfasis, además las posiciones de
cada uno de ellos es particular, y también se aprecia que están en movimiento.
Desgraciadamente en las fotografías no se puede apreciar lo que a vista directa se tiene
del grupo, incluso aplicando el programa D-Strech123
se pudo tener un mayor realce de los
123 La extensión o aplicación de Decorrelacion Stretch (DStretch) para el programa ImageJ fue desarrollada y
escrita por el Dr. Jon Harman para uso exclusivo sobre pinturas rupestres. La simplicidad del programa ImageJ
permite que se manejen imágenes de alta resolución con una fluidez de trabajo que opera cualquier archivo de
imágenes como, JPG, TIFF, PNG, RAW por medio de extensión, GIF, estas características hacen del software una
herramienta muy conveniente para el usuario, que además tiene la particularidad de correr en cualquier sistema
90
motivos. Pese a esa dificultad, observando muy de cerca el grupo se puede apreciar que los
antropomorfos están rodeando a los elementos zoomorfos en forma de “media luna”, además la
posición de cada uno de ellos –en movimiento- parece tratar de impedir que los éstos sigan su
marcha. Además, uno de los zoomorfos tiene una línea que penetra en su lomo, lo cual podría
parecer como una flecha que le fue incrustada. Por lo tanto la imagen está evocando una escena
de caza, un hecho histórico que para los pobladores de El Ocote debió ser sido realmente
trascendental.
Ilustración 56. Grupo III. Panel principal. Foto: Mario Palacios, 2010.
Ilustración 57. Zoomorfo con una línea incrustada en su lomo. Dibujo: Mario Palacios.
operativo, Linux, Windows, Mac OS X, por otra parte al estar ImageJ y su código en lenguaje Java disponibles de
manera gratuita en Internet sin requerir de licencia para su uso, está garantizado el acceso de los investigadores a
la herramienta base del sistema, en Gutiérrez Calvache, Divaldo A., González Tendero, José B. y
Fernández Ortega, Racso. Primera aplicación de DStretch-ImajeJ. mejora automatizada de imagen digital en el
arte rupestre cubano. En Rupestreweb, http://www.rupestreweb.info/dstretch-cuba.html, Agosto, 2009.
91
Continuando con este grupo, una vez que se identifica esta posible escena de caza,
arriba de este acontecimiento se aprecian las líneas onduladas, motivo que se asocia en
ocasiones con el agua, lo cual podría estar indicando que la caza fue tan exitosa e importante
que la temporada de lluvias benefició a los pobladores. Esta idea se refuerza ya que el sitio es
de características sedentarias (ver capítulo IV) por lo que la caza-recolección continuó siendo
una actividad vital en temporadas de sequía.
Ilustración 58. Líneas onduladas. Panel principal. Dibujo: Daniel Valencia.
Ahora, arriba de las líneas onduladas –que de acuerdo a nuestra idea, representan agua-
está la imagen que ha sido considerada como un antropozoomorfo. Por lo tanto este motivo está
representando una imagen dual, de tal manera que podría estar encarnando a una deidad. Esta
idea se refleja en precisamente la forma de ésta, además es la figura que está por encima de
todo el panel.
Ilustración 59. Antropozoomorfo. Panel principal. Dibujo: Daniel Valencia.
92
Ahora para el segundo apartado. Hay motivos rupestres que, hipotéticamente, están
constituyendo una serie de marcadores importantes dentro del asentamiento prehispánico. El
primer indicador que se puede apreciar en el sitio son los motivos del bloque disgregado. Éstos,
tienen una actitud de movimiento, dada las posiciones de sus extremidades, además se
encuentran en uno de los accesos para ir subiendo por el cerro. Sin embargo, hace falta
encontrar más de este tipo de motivo para poder reforzar esta idea. Hasta el momento sólo se
han encontrado estos. Sin embargo, el conjunto o la agrupación “La Troja”, contiene figuras
antropomorfas muy similares a éstas, lo cual no quiere decir que también sean marcadores. Por
otra parte, se observa que el manejo de los espacios para las pinturas es muy importante: se
aprovecharon paredes, bloques, frentes, promontorios, pero todo esto de una manera
proporcionada, dotando cada uno de los registros un espacio de la cosmovisión de los
pobladores de este lugar.
Ilustración 60. Antropomorfos que posiblemente funcionaron como marcadores. Dibujo: Mario Palacios.
Otro registro que pudo haber funcionado como marcador territorial del sitio o de otra
índole son los antropomorfos ubicados en la cima del cerro. A diferencia de los anteriores,
éstos tiene sus manos en una actitud estática, lo cual se refleja por la posición de sus manos que
están hacia abajo, sin expresar, aparentemente, movimiento. Por lo tanto, también podrían estar
marcando cierto espacio o cierto acceso; por su localización, se encuentran justo en la entrada
de los dos promontorios que al pasarlos se llega a la parte más alta del cerro.
93
Ilustración 61. Antropomorfo en la cima del Cerro. Se puede ver que hubo más elementos antropomorfos, pero ya
están en pésimas condiciones. Dibujo: Mario Palacios.
Ilustración 62. Promontorios en la cima del cerro. Foto: Mario Palacios, 2010.
Por lo tanto, como el tercer aspecto y de acuerdo a los análisis descritos, la pintura
rupestre para los pobladores de El Ocote jugó un papel de suma importancia en donde
plasmaron su concepción acerca de acontecimientos que marcaron fuerte resonancia en su vida
cotidiana, sobre lo que ellos interpretaron de su alrededor, de ese espacio del que dependían
para sobrevivir. Testimonios que trascendieron, quedaron registrados y hoy en día logran
mantenerse al severo paso del tiempo.
Así, ejemplos como El Ocote, donde las poblaciones prehispánicas tuvieron una
inclinación para asentarse en lugares con una ubicación próspera, donde sus necesidades más
cotidianas fueron satisfechas. Sin embargo, gracias a los avances de la arqueología, hay
elementos (como obsidiana, cerámica, ideas, etc.) que no se encuentran en la región inmediata,
94
por lo que lógicamente debió llegar producto del intercambio. Un intercambio que trascendió
no sólo en lo material, sino también en lo ideológico.
La pintura rupestre es una tradición que es tan antigua como los mismos indígenas, la
cual logró mantenerse vigente incluso hasta la fecha. Hay testimonios plasmados en la piedra
desde el pleistoceno, pasando por las diferentes épocas del tiempo mesoamericano, llegando
hasta el momento del contacto español, para terminar en nuestros días con las poblaciones
indígenas que siguen manteniendo viva esta forma de manifestar su pensamiento, su
cosmovisión. En el caso del sitio y de Aguascalientes, la tradición de la pintura rupestre, en
palabras de Valencia, bien pudo originarse desde los últimos años antes de nuestra era
perdurando hasta el momento de la llegada de los europeos por esta tierra. Este argumento lo
considero como valido, dado que los sitios que registró tiene los elementos suficientes para
manejarse de tal manera. Valencia, maneja que las pinturas en color negro son las más antiguas
de la región, ya que éstas no presentaron material cerámico en sus alrededores, mientras que las
de color rojo, la mayoría presentó materiales arqueológicos en superficie, tales como la
cerámica.
Además otro argumento aceptado es superposición de los motivos, teniendo en algunos
sitios de la región de Aguascalientes, como El Tepozán por ejemplo, está característica,
figurando el negro al fondo, luego el rojo, pasando por el blanco y terminando con el amarillo,
el cual es de corte meramente colonial. La representación del ser humano en los diferentes
registros pictóricos observados tanto en El Ocote como en Aguascalientes y a nivel regional
muestra una marcada preferencia por este elemento, lo cual le estaría manifestándose como la
relación que existió entre el hombre y la naturaleza.
Por lo tanto, el papel que jugó la pintura rupestre en El Ocote fue de relevancia
marcada, debido a su íntima relación con el asentamiento, ya que las ubicaciones de los
diferentes registros se pueden interpretar como un elemento cultural de gran importancia para
el desarrollo del lugar. La pintura no fue realizada en lugares aleatorios, sino que hubo todo un
previo estudio del lugar; los ejecutores determinaron el espacio más propicio para elaborar la
pintura y plasmar en ella un conocimiento exclusivo de ellos, una información que podremos
interpretar de muchas maneras, pero que sólo conocieron sus mismos hacedores.
95
5.2. Interpretaciones: Historia, cosmovisión y chamanismo. Una aproximación
Una vez presentado lo anterior, no cabe la menor duda que la pintura rupestre en El Ocote fue
de una importancia realmente grande. En ellas registraron acontecimientos que marcaron la
vida de los lugareños. A través de la pintura nos podemos acercar a su cosmovisión, tal como
se vio en el análisis del Panel principal, el cual es el de mayor información histórica. Por lo
tanto, este elemento cultural fue elaborado en lugares de gran preeminencia para los habitantes
de El Ocote; el dominio del valle circundante, la cercanía del agua y la fertilidad de la tierra,
fueron aspectos que determinaron la preferencia para registrar en la roca su pensamiento, su
historia. Estos hombres, cuyos nombres nunca sabremos, ni cuyo rostro conoceremos,
estuvieron dotados de un conocimiento cabal de su entorno, a tal grado que ellos debieron tener
un papel de suma importancia para la toma de decisiones entre los pobladores del pequeño
sitio.
A pie de las pinturas del Panel principal se encuentra un terraplén de aproximadamente
5 metros de ancho y 25 metros de largo, el cual se excavó totalmente con el fin de buscar
evidencias de alguna actividad humana relacionada al panel; posteriormente se niveló el
terreno, se acondicionó un andador y se colocó como barrera protectora un barandal de
madera124
. Durante la excavación se localizaron abundantes fragmentos de cerámica, lítica y,
un artefacto de molienda con resto de pigmento rojo, así como parte de un entierro humano in
situ (sólo se recuperó el cráneo y algunos huesos largos)125
. Posiblemente estos elementos
culturales, así como otros localizados en el asentamiento tengan que ver con la cosmovisión de
los pobladores de este lugar; tanto el entierro como los demás elementos asociados
(estructuras, cerámica, lítica), tienden a ser, como ocurre con las culturas prehispánicas,
implicaciones relacionadas a rituales o ceremonias. Así que partiendo de un estudio sobre la
cosmovisión, se pueden explorar múltiples dimensiones de cómo se percibe culturalmente la
naturaleza. Este término alude a una parte del ámbito religioso y se liga a las creencias, a las
explicaciones del mundo y al lugar del hombre en relación con el universo.126
124 Ana María Pelz Marín y Jorge Luis Jiménez Meza, op .cit. p. 90. 125 Ibíd. 126 Broda, Johanna, “Introducción”, en Broda, Johanna y Báez-Jorge, Félix (Coord.) Cosmovisión, Ritual e
Identidad de los pueblos indígenas de México, Biblioteca Mexicana, CONACULTA-FCE, México, 2001, p. 15-
66.
96
Sobre el chamanismo manifestado en las manifestaciones rupestres, existen trabajos
bien argumentados acerca de este fenómeno. Por ejemplo, González Arratia (1999), postula que
el chaman fue el ejecutor, en el pasado prehispánico, de las manifestaciones gráficas rupestres,
y el tema del trance uno de los más reiterativos. Por lo tanto, maneja una serie de premisas
específicas para sustentar lo dicho. Cabe mencionarse que este análisis lo aplicó para sitios del
norte árido de México, enfocándose, en este caso, en Coahuila. Entonces, postula lo siguiente, y
lo cual tiene estrecha relación con mi objeto de estudio:
- Toda figura humana aislada presente en las pictografías (y petroglifos) estará
representando a un chamán.
- Al presentarse reunías en un espacio contiguo figuras semejantes a las que en otros
sitios o en el mismo se encuentran aisladas, concluyo que se trata o de varios chamanes
reunidos o una repetición de la imagen en un mismo chamán.
- Es posible que en paneles donde se representen lo que se pudiera interpretar como
escenas de la vida cotidiana de la comunidad que implique la presencia de un cierto
número de individuos, alguno de éstos será un chamán identificable por los atributos en
su vestuario, adornos, o por señalamientos gráficos expresos.127
Este análisis que sustenta González Arratia, puede ser comparado de gran manera con El
Ocote. Por ejemplo, al referirse a la figura humana aislada, en nuestro sitio, hay en dos
registros128
que sólo presentan motivos antropomorfos, sin embargo, considero que sería
aventurado adjudicarles el papel de chamanes, pero el tema seguirá discutiéndose; por lo tanto,
en la segunda y tercera premisa, la autora maneja que los chamanes en un espacio específico de
pinturas puede ser claramente identificable, de tal manera que en El Ocote, se podría decir que
la figura antropomorfa con la cabeza triangular podría estar representando a un chamán, dada
las composición del motivo: tamaño (más de 30 cm de altura), posible tocado (triangulo
invertido), y posición dentro del espacio pintado. Estos son explicaciones que se ponen en la
mesa para su crítica; el fin de esto es ir esclareciendo el panorama cultural de las culturas
127
González Arratia, Leticia, “El chamanismo y sus manifestaciones en la gráfica rupestre del norte árido de
México”, en Expresión y Memoria. Pintura rupestre y petrograbado en las sociedades del norte de México,
Colección científica, Núm. 385, p. 69. 128
97
prehispánicas que se establecieron en Aguascalientes, teniendo como punto de desarrollo El
Ocote.
Ilustración 63. El posible "chaman" de El Ocote. Panel principal. Foto: Mario Palacios, 2010.
Viramontes (2005), otro de los más reconocidos estudiosos del arte rupestre o de las MGR,
nos habla acerca de la importancia del chamán en la pintura rupestre y también en el
petrograbado. El autor, comenta que la gráfica rupestre responde a diversas motivaciones,
situación que se refleja en los paneles pintados o las rocas grabadas (en el caso de Viramontes,
la región donde concentra su trabajo es en el Semidesierto de Querétaro); podemos agrupar esta
amplia gama de expresión gráfica en tres tipos principales, a saber:
1) Aquellas que son resultado de la intervención directa de un especialista ritual como
parte de ritos de fertilidad, adivinación, terapéuticos, de cacería, de guerra, etcétera.
2) Aquellas que tienen que ver con actividades rituales que involucran a sectores
específicos de la sociedad, como los que integrarían grupos de adolescentes en ritos de
paso.
3) Paneles pintados o rocas grabadas que fueron destinados a servir como marcadores de
eventos astronómicos, históricos, territoriales, etc.; éstos también podrían poseer
connotaciones rituales, aunque de diferente índole de los anteriores.129
Tomando, ahora, el trabajo de Viramontes, encontramos una vez más similitudes marcadas
respecto al simbolismo que guardan los diferentes motivos rupestres, sobre todo para el caso de
la pintura rupestre. En El Ocote es clara la manifestación de acontecimientos históricos, tal
como se observa en el panel principal; la presencia de un posible ritual, podría ser el grupo I del
129 Viramontes Anzures, Carlos, Gráfica rupestre y paisaje ritual. La cosmovisión de los recolectores-cazadores
de Querétaro, Obra diversa, INAH, México, 2005, p. 85.
98
panel principal, pero aún hace falta tener más elementos regionales de la gráfica rupestre para
poder sustentar esta idea. Ahora bien, de acuerdo a Eliade –uno de los primeros investigadores
en hablar del chamán-, maneja que el chamanismo es una práctica antiquísima, que incluye
como una de sus características principales la adopción de técnicas arcaicas del éxtasis. Eliade
propuso que el chamán era “…un especialista en el dominio del fuego, del vuelo mágico y del
trance, durante el cual, su alma sale del cuerpo para realizar ascensiones celestes o descensos al
infierno. Mantiene relaciones con los “espíritus” que domina, se comunica con los muertos, los
“demonios” y los espíritus de la naturaleza sin transformarse necesariamente en sus
instrumentos”.130
Así, el papel que desempaña el chamán es realmente trascendental para el
grupo en donde está inmerso. Si en El Ocote, las figuras humanas mencionadas representan a
un chamán, entonces tenemos que en la época prehispánica de la región de Aguascalientes,
hubo personajes conferidos de un conocimiento ancestral que se vio reflejado en la pintura
rupestre, ya que ésta, al parecer, viene siendo una tradición cultural que devino de siglos antes
y que llego a la región y se mantuvo vigente incluso hasta la llegada de los españoles.
Finalmente, en palabras de Broda (2001), el estudio de la cosmovisión plantea explorar
las múltiples dimensiones de cómo se percibe culturalmente la naturaleza. La religión, como
categoría global, se refiere a todo un fenómeno religioso, así como a la organización
ceremonial; abarca instituciones, actuaciones y creencias, no sólo ideas. Por otro lado, el ritual
establece el vínculo entre los conceptos abstractos de la cosmovisión y los actores humanos. Al
ser una parte sustancial de la religión, implica una activa participación social. La particularidad
del ritual reside en el hecho de constituirse a medias entre statement and action, entre la
afirmación verbal de nociones y creencias y la acción. El ritual incita a sus participantes a
involucrarse en las actuaciones comunitarias, lo cual implica también un complejo proceso del
trabajo que se desarrolla en beneficio de las fiestas. Desde este punto de vista, la religión es,
ante todo, un sistema de acción, es vida social, y los ritos constituyen una parte sobresaliente
por investigar. Lamentablemente, el ritual ha sido el aspecto más descuidado en los estudios
etnográficos sobre la religiosidad popular. Falta mucho por investigar en este vasto campo.131
130
Eliade, 1996, en Viramontes, 2005, op .cit., p. 94. 131
Broda, op .cit., p. 16-17.
99
Conclusiones.
De acuerdo al panorama histórico-arqueológico que se presentó en esta investigación,
considero pertinente mencionar los resultados referentes al estudio de las manifestaciones
rupestres de El Ocote, siendo los siguientes:
- El color rojo es el pigmento más utilizado por los pobladores prehispánicos tanto de
características sedentarias como nómadas. Para el caso de El Ocote, se puede inferir que
son de características sedentarias. Esto se vio respondido gracias a las investigaciones
arqueológicas realizadas en el sitio, además del análisis que se mostró en el capítulo
anterior, lo cual puede reforzar más la idea de que se traten de pinturas de carácter
sedentario.
- Los motivos plasmados en los diferentes registros del sitio nos hablan acerca de la
diferente utilidad que se le dio a este tipo de expresión; el Panel principal parece indicar
un acontecimiento histórico de gran relevancia para el grupo; el resto de los registros
(antropomorfos en el bloque y antropomorfo en la cima del cerro, así como el Conjunto
“La Troja”) pudieron, más bien, servir como marcadores del paisaje que giró en torno a
su centro ceremonial y su asentamiento habitacional.
- La figura humana jugó el papel más importante en los diferentes registros de El Ocote.
Destacando, entre los diferentes tipos antropomorfos que se identificaron, el
antropomorfo con la cabeza en forma triangular el que más importancia he considerado;
sus características (no presenta pies, lo cual puede indicar una posición estática y el
tamaño en comparación con el resto de los motivos antropomorfos) así lo manifiestan.
Por lo tanto, este tipo de antropomorfo podría tratarse de un personaje de cierta
jerarquía.
- La pintura rupestre representa una tradición cultural de amplio arraigo histórico. De
acuerdo a la propuesta de Valencia (1994) en la que habla de una continuidad de la
pintura en la región que osciló entre los primeros años de nuestra era, hasta los tiempos
del contacto español, suceso que transformó enormemente la vida del indígena para
siempre. Por lo tanto, tomando como valida este argumento de Valencia, las pinturas
rupestres de El Ocote fueron elaboradas entre los años 200 hasta el 1200 d.C.
Paralelamente el sitio ha presentado fechamientos que van del 500 al 1200 d.C. de tal
100
manera que las pinturas si están asociadas al centro ceremonial, por ende, corresponden
a manifestaciones rupestres de índole sedentaria.
- La cosmovisión tanto de grupos nómadas como sedentarios jugó un papel primordial en
la subsistencia de un grupo determinado. Considero que la pintura rupestre en El Ocote
simbolizó gran parte de su mentalidad, de su forma de entender su entorno.
- La pintura rupestre en El Ocote representa de manera simbólica un hecho histórico que
causó importante relevancia en el lugar; un hecho tomado de la realidad fue convertido
a irreal. Fue dotado de representaciones imaginarias como los símbolos abstractos y
naturalistas; razón suficiente que demuestra la idea de que esta manifestación representó
la cosmovisión.
- En cuanto al estado de conservación del sitio, presenta un alto grado de deterioro. Cabe
destacar el enorme grado de exposición que se encuentran tanto a los fenómenos
naturales como a la mano destructora del hombre, aspectos que van deteriorando
rápidamente a este patrimonio histórico-cultural de nuestra región. Este problema
presenta un grave retroceso para el estudio académico-científico y del descuido por
parte de la sociedad para defender y difundir –respetuosamente- el patrimonio del
estado. Por lo tanto, es de suma importancia elaborar un registro fotográfico,
documental y de dibujo para guardar de esta manera este legado histórico.
- La información de la gráfica rupestre que posee el estado es realmente rico y diverso. A
través de esta manifestación cultural es posible acercarse más a la mentalidad, a la
historia de los primeros pobladores que habitaron lo que hoy comprende el estado de
Aguascalientes.
- Junto al descoloramiento inevitable (si no se hace algo para su rescate) de estas pinturas
se está esfumando lentamente el testimonio de los primeros pasos que dio el hombre
sobre los suelos del estado de Aguascalientes.
- La pintura rupestre: elaboración pretérita que tuvo el fin de conservarse ahí para
siempre; un testimonio que se plasmó en la piedra para nunca ser destruida por el
tiempo.
101
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