Página 1 de 291 ACTAS DEL I SIMPOSIO INTERNACIONAL DE LITERATURA ESPAÑOLA E HISPANOAMERICANA Brasilia, 16 y 17 de octubre de 2009 COORDINACIÓN: Sonia Izquierdo Merinero Jefe de Estudios del Instituto Cervantes de Brasilia Directora del Instituto Cervantes: Carmen Caffarel Director del Instituto Cervantes de Brasilia: Manuel Lombao Lombao Editores: Marta Giralt Lorenz, Alfonso Hernández Torres, Sonia Izquierdo Merinero, Luis Martín Carretero y Ana I. Vargas Ruiz. NIPO: 503-09-107-X ISBN: 978-85-63204-01-1
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ACTAS DEL I SIMPOSIO INTERNACIONAL DE … · “Ardiente paciencia”: jugando a crear ... la primera frase del libro, contesta “Ya te lo dijo en un principio. Vine a buscar a Pedro
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ACTAS DEL I SIMPOSIO
INTERNACIONAL DE LITERATURA
ESPAÑOLA E HISPANOAMERICANA
Brasilia, 16 y 17 de octubre de 2009
COORDINACIÓN: Sonia Izquierdo Merinero
Jefe de Estudios del Instituto Cervantes de Brasilia
Directora del Instituto Cervantes: Carmen Caffarel
Director del Instituto Cervantes de Brasilia: Manuel Lombao Lombao
Editores: Marta Giralt Lorenz, Alfonso Hernández Torres, Sonia Izquierdo Merinero,
Luis Martín Carretero y Ana I. Vargas Ruiz.
NIPO: 503-09-107-X
ISBN: 978-85-63204-01-1
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ÍNDICE
COMUNICACIONES Bastos, Hermenegildo. Un pájaro burlón: trabajo, poesía y venganza en “Pedro Páramo”…………………………………………………………………………………5 Barandela García, Ana Margarita. El viaje heroico de Aída en “Como un mensajero tuyo” de Mayra Montero………………………………………………………………19 Braga Krauss de Vilhena, Flavia. Sobre algunas querellas lingüísticas en “Historias de Cronopios y Famas”, de Julio Cortázar.........................................................................34 Ferrer Plaza, Carlos. Claves de la poesía de Julio Llamazares………………………...52 Hernández Torres, Alfonso. La poesía del espacio: del concretismo de Ángel Crespo a la poesía visual…………………………………………………………………………65 Martín Carretero, Luis. “Bodas de sangre”, literatura o realidad……………….....….78 Real Espinosa, Juan Manuel. La poesía como rutina comunicativa: la metáfora en nuestro día a día……………..…………………………………………………………93 Rojas, Juan Pedro. Panorama de la literatura argentina en la época de la dictadura……………………………………………………………………………………..105 Romero Guillemas, Raquel: Bécquer, el poeta irónico…………………...…………..116 Tallei, Jorgelina. La narrativa de Andrés Rivera: la frontera del discurso histórico y ficcional…………………………...…………………………………………………..129 Tordin, Giseli Cristina. La reinvención de sí: una lectura de "Como un león", de Haroldo Conti…………………………………………………………………………..………140 MINICURSOS Fernández-Jáureguii Rojas, Carlota. La experiencia del lenguaje en la poesía de Antonio Gamoneda…………………………………………………………………………….157 Gineste Llombart, Alberto. La literatura de los latinos en EE UU…………….……….173 Giralt Lorenz, Marta. ELE de Literatura: algunas propuestas para llevar la literatura al aula de español………………………………..………………………………………180
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Hernández Torres, Alfonso. Taller de poesía: aprender a trovar en el aula de ELE….195 Maresma Durán, Joan. “Los santos Inocentes.”………………………………………….....206 Silvestre Miralles, Alicia. Aplicación pedagógica de las innovaciones en memoria, atención y tipos de aprendizaje en la clase de ele a través de una unidad didáctica sobre los –ismos…………………………………………………………………………….....221 Tibery Espir, Raquel y María Gabriela Segre.“Ardiente paciencia”: jugando a crear poemas………………………………………………………………………………………..…..238 Vargas Ruiz, Ana. Los cuentos en la clase de ELE para niños………………….…..…252
ADDENDA
Artículos pertenecientes al I Simposium de Poesía española y hispanoamericana celebrado en el Instituto Cervantes de Brasilia en el 2008
Barcellós Morante, Elena María, “Susana saliendo del baño”, de Franciso Ayala: poesía, vanguardias y transcursividad……………………………………………………....….266 Velázquez Rodríguez, José Iván. Las Islas y el Mar a través de los versos de Tomás Morales (Gran Canaria, 1884-1921)…………………………………………...…..….275
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COMUNICACIONES
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UN PÁJARO BURLÓN: TRABAJO, POESÍA Y VENGANZA EN PEDRO PÁRAMO
Hermenegildo Bastos
Universidade de Brasília
Del fragmento 37 al 38 de Pedro Páramo pasamos abruptamente de un dialogo
de muertos en la cueva para una narrativa “realista” en tercera persona. El fragmento 37,
a pesar de su tono fantasmal, aporta verosimilitud a toda la historia narrada hasta
entonces: ¿quién narra? y ¿con quién habla? Eran las preguntas que hasta entonces
estaban en suspenso1.
El dialogo 37 es conducido por el narrador en tercera persona y tiene
importancia central en la estructura del romance. Es a partir de este dialogo que el lector
se entera de que la narrativa de Juan Preciado, que viene acompañando desde el inicio,
es parte del dialogo entre Preciado y Dorotea. Los dos fragmentos están unidos por el
significado mítico y también político de la tierra y, dentro de este universo, sobresale la
historia de Dorotea, primero contada por ella misma y en seguida por el narrador, como
un punto a partir del cual todo lo demás se articula.
En el fragmento 37, ella aparece en la dimensión fantasmal y en el 38, en la
dimensión social e incluso político-ideológica: los dos sueños proféticos se encarnan en
la figura de la mujer limosnera y loca que cree llevar el hijo “en su rebozo”. Algo parece
haber ocurrido con ella, pero como nunca hablaba, nadie puede saber que pasó. El
lector, sin embargo, ya lo sabe desde el fragmento 37, en donde se anticipa lo que le
pasó a Dorotea, o sea, sus dos sueños, uno bendito y el otro maldito.
En el fragmento 38, los eventos relacionados a Miguel Páramo, la explotación y
1 En la página 237, Dorotea pregunta “¿Qué viniste a hacer aquí?”, a lo que Juan Preciado, confirmando la primera frase del libro, contesta “Ya te lo dijo en un principio. Vine a buscar a Pedro Páramo, que según parece fue mi padre.” Utilizo la edición crítica da Colección Archivos, 1996. Más adelante registraré solamente el número de la página.
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la falta de piedad para con los “súbditos” de Pedro Páramo, son un trabajo de
representación del narrador en tercera persona y tiene una dimensión político-ideológica
clara. El cuadro se completa con la organización de la vida productiva en la finca con
Fulgor Sedano comandando los trabajadores, con la lluvia que se acerca y que se espera
beneficie la cosecha y con el choque de Fulgor con Miguel Páramo. Además, hay que
considerar la postura de Pedro Páramo, que justifica todo aquello que hace su hijo, el
único que asume como tal. En este momento, como algo aparentemente sin importancia
en la narrativa, otra vez surge Dorotea, La Cuarraca, en el más bajo peldaño de la
sociedad de “La Media Luna”. Esta mujer, que no puede tener hijos, obedecerá lo que le
determina el hijo de Pedro Páramo, que es también sinónimo de fecundidad.
La historia de Dorotea es un punto en torno del cual se tejen los dos fragmentos,
y la dimensión fantasmal de uno es el reflejo de la dimensión social y político-
ideológica del otro. Ella también es la narradora-testigo de la historia de La Media
Luna. En una narrativa en que predominan los conflictos entre padres e hijos, una
personaje cuyo único sueño (imposible de ser realizado) es el de ser madre debe de
tener un significado central.
Si en el fragmento 38 Dorotea es la nulidad, en el 37 la narrativa de sus sueños
tiene la gravedad de lo severo y de lo trágico, en el sentido de cómo Auerbach define el
realismo (Auerbach, 1996: 464).
Por un lado está la esterilidad de Dorotea, por otro la fecundidad de Pedro
Páramo, o aun, la improductividad de una y la productividad de otro. También en el
fragmento 38 “un pájaro burlón” parece burlarse de la buena cosecha que Fulgor
Sedano espera. Él, en algunos momentos, se ríe y en otros gime. ¿De dónde viene su
voz? No viene de ningún personaje. Es una voz que viene desde afuera, un recurso del
cual se vale el narrador para otra vez decir y hablar de la ilusión cruel que es aquel
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mundo.
Dice Fulgor Sedano, dirigiéndose a la lluvia como una entidad pero también
como una fuerza productiva: “...acuérdate que hemos abierto a la labor toda la tierra...”
(p. 239) En este contexto, la cuestión del trabajo y de la producción, de la vida
cuantificada, de la productividad y de la improductividad parece ser decisiva.
Lo que busco señalar es que la dimensión fantasmal es, por si misma, histórica. Lo
fantasmagórico no es el no-realista y es, a su manera, político.
Vuelvo ahora al inicio del romance, especialmente al fragmento cinco. El
fragmento cinco abre y se abre a sí mismo para el interior de la “casa del puente”. Ahí,
mientras Juan Preciado y Eduviges Dyada recorren el “angosto pasillo” hablan también
sobe la casa de Eduviges toda “entilichada”. La imagen en y del desplazamiento dentro
y fuera de la fonda de Eduviges presenta el mundo subterráneo de Comala. El mundo se
deja ver a través de un brillo que, en la sombra, ilumina las siluetas. Discurso y
recorrido proyectan la imagen en la galería oscura por donde se pasa.
Juan Preciado y Eduviges Dyada son seguidos por un “delgado hilo de luz”. En
la escena algo está en curso. Pero, si alguna cosa está (o estuvo) ahí en curso ¿de que se
trata? Si el mundo de Comala es el de la inmovilidad, como ha estado acentuando
acertadamente la crítica ¿entonces qué es lo que se mueve ahí? Los objetos no
pertenecen a la dimensión “realista”, sino a la dimensión fantasmal, lo que me lleva a
pensar que, cuanto más penetramos en lo fantasmal, más nos acercamos a los objetos.
Lo fantasmal y lo “realista”, parodiados, no nos llevan al subjetivismo, pero a una forma
sui generis de presentación de la objetividad. Sin embargo, los objetos y la objetividad
de la narrativa no deben de ser confundidos con la condición deificada de los
personajes. Ahí tenemos la memoria de una catástrofe, pero también la memoria de un
deseo de venganza que, a pesar de ya estar consumado, es recuperado por la obra.
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Lo que importará acá no será encontrar una lógica por detrás del carácter
deliberadamente fragmentario de la novela, imponer una lógica ajena al texto. Lo que
me interesa es la lógica del propio texto, o sea, la lógica de la operación que produce la
fragmentación. Ahí están la belleza y la verdad de la poesía: en el trabajo del artista.
El arte como trabajo específico es un tema central de la tradición crítica
dialéctica. En esta perspectiva, mimesis es también y siempre poiesis. La especificidad
del trabajo artístico está en que él no puede ser totalmente apropiado como trabajo
enajenado. El trabajo está en el centro del proceso de hominización del hombre y
responde a la categoría teleológica de la utilidad (Luckás, 2004: 60). La actividad del
hombre es una actividad libre y se realiza “según las leyes de la belleza” (Marx, 2004:
85). El trabajo enajenado, sin embargo, invierte la relación del hombre con la
naturaleza a tal punto que el hombre hace de su actividad vital, de su esencia genérica,
apenas un medio para su existencia (Marx, 2004: 84-85).
Por el trabajo no enajenado, el hombre logra elevarse por encima de su
individualidad y realizar la esencia genérica humana. En el trabajo no enajenado ya está
presente lo que es específico del trabajo artístico: el respeto por el objeto resulta en la
creación de un mundo perfectamente adecuado al sujeto humano. La especificidad del
trabajo estético está en que en él se da la suspensión temporal de las finalidades
prácticas. Solamente en lo estético existe una relación sujeto-objeto autentica. El arte es
la forma más perfecta que asumió esta relación. Ella es, en este sentido, la prueba de
que la libertad es nuestro destino como especie.
Como narrativa experimental, la obra es autónoma, se desprende del mundo
narrado, siendo esto lo que, al final le constituye como arte: aunque esté
indisolublemente ligada al mundo narrado, es ejercida como forma de trabajo libre. Ella
es, de esta manera, el espacio de una contradicción: por un lado es nostalgia (o
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memoria) del mundo del trabajo libre; por otro lado, forma parte del mundo del trabajo
enajenado.
Las formas de trabajo representadas en Pedro Páramo son todas enajenadas, así
como las relaciones humanas, como no podría dejar de ser. En conflicto con esto, se
desarrolla el trabajo del artista. Este choque, no forma parte de la historia narrada, pero
que es la manera por la cual la narrativa se expone, es fundamental para que se entienda
la obra como un todo.
El abordaje de la literatura como trabajo es facilitada, de cierta manera, por el
hecho de que el lector puede acompañar el trabajo literario como si este estuviera
pasando delante de sus ojos.
La representación que la obra nos da del escritor y de su trabajo es el camino
elegido en este trabajo para la lectura de Pedro Páramo. El escritor se insiere en la obra,
incluso cuando no se materializa en personaje. Ahí está Juan Rulfo, el escritor y su
representación.
Al mundo del autor, por contraposición al mundo representado en el texto,
Bakhtin llama mundo representante. Estos dos mundos están rigurosamente separados,
pero también indisociables. Se encuentran en acción reciproca constante, existiendo
entre ellos intercambios ininterrumpidos. Bakhtin llama a esta acción “cronotopo
creador” alrededor del cual se da el intercambio entre obra y vida.
El autor (su actividad), nosotros lo encontramos fuera de su obra como hombre
que vive su existencia biográfica, pero lo encontramos también en la obra, aunque esté
del lado de afuera de los cronotopos representados. Según Bakhtin, tenemos dos
acontecimientos: aquel que nos cuenta en la obra y aquel de la propia narración. Como
lectores, nosotros participamos del último. Estos acontecimientos se desarrollan en
momentos y lugares diferentes. Al mismo tiempo, sin embargo, ellos son inseparables y
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están reunidos en un único acontecimiento que puede ser designado como “la obra en su
plenitud acontecimental” (Bakhtin, 1978: 395).
Hernández Soto en seguida en el inicio de su ensayo sobre Rulfo (Hernández
Soto, 2006) coloca la cuestión de la representación en Pedro Páramo aludiendo al
cuadro de Velázquez, Las Meninas, en el cual el pintor se representa a sí mismo en su
trabajo. Él pregunta qué es lo que está pintando Velázquez en y dentro de Las Meninas.
En Pedro Páramo, a su vez, el laberinto no está hecho de paredes, pero de espejos.
Según Hernández Soto, falta aun a la critica plantearse una cuestión análoga a de Las
Meninas: “... quién – y a quién – habla dentro de la novela de Juan Rulfo; a quién
escuchamos nosotros los lectores y a quién no escuchan los personajes. (…) quién a
través de su memoria vuelta voz, relata la historia de Pedro Páramo.” (Hernández Soto,
2006: 154).
A partir de esto, Hernández Soto levanta la cuestión del narrador en tercera
persona, “un raro narrador”. Con base en Puillon, el crítico llega al “narrateur avec”, el
cual a pesar de mantener su tercera persona, pues diferencia su voz de la voz de los
personajes, adopta una posición de contra, que es la de uno de los personajes, o
ocasionalmente de varios. Él agrega: “Visto así, la naturaleza del narrador de Pedro
Páramo parece no dejar lugar a dudas: el narrador emite un discurso a partir de lo que el
cacique oye – los ruidos vagos ya citados -, realiza un discurso a partir de lo que éste
piensa, etcétera.” (Hernández Soto, 2006: 184).
Tomamos los tiliches por lo que son – una imagen, con significado visual e
intelectual, que imprime una orientación a la narrativa. Tiliches es una imagen
congelada, algo que solamente con dificultad se hace perceptible a la visión.
Juan Preciado es parte de la imagen congelada, aunque por un corto espacio de
tiempo pensemos que él está fuera de ella, como un forastero que llega a un lugar
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desconocido. Después el lector sabrá que él está, como los demás, en la sepultura.
¿Pero, y el autor? Este cuenta con la mediación del trabajo artístico.
La principal mediación es la forma como el escritor trabaja el acto de narrar. La
crítica especializada (entre otros Perus 2004, Hernández Soto 2006) han estado
llamando la atención, como ya lo vimos, para la existencia de un narrador (disimulado)
en tercera persona en la obra de Rulfo, sea en los cuentos, sea en las novelas. El habla
inicial de Juan Preciado que se toma como una narración dirigida al lector es, en
realidad, un dialogo entre Juan preciado y Dorotea. El dialogo es introducido por un
narrador en tercera persona. De este modo, desde el inicio el romance es conducido por
un narrador en tercera persona.
Juan Preciado no es un narrador, pero alguien a quien se dirigen las historias a
través de los diálogos entre los personajes. Ya en “Luvina”, como demostró Françoise
Perus, alguien se oculta detrás de la conversación entre los dos hombres en la cantina
(Perus, 2004).
Juan Preciado, como observa Hernández Soto “…no posee absolutamente
ningún tipo de información, no puede transmitirnos nada de relevante”. .” (Hernández
Soto, 2006: 164). La venganza por la cual Dolores ansiaba ya había sido cometida y, de
esta manera, era imposible encontrar Pedro Páramo. La condición de intérprete de Juan
Preciado lo hace igual al lector: Comala es una ciudad en ruinas como el libro es una
narrativa ruinosa. ¿De qué se trata entonces? Se trata de una cuestión de la escritura, de
la escritura ejercida en una sociedad como la mexicana de mediados del siglo XX.
Resalta la diferencia radical entre la posición aquí asumida y la de la crítica
estructuralista para la cual la obra habla apenas de sí misma: la cuestión de la escritura a
que me refiero es la cuestión de la práctica literaria, de su significado en la vida social.
Al hablar de sí misma, la obra habla del mundo. Es en este sentido que la venganza me
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parece, no apenas algo ya cometido, pero algo que está siendo cometido y que es la
propia obra o aquello que ella pretende ser.
Inscrita en el texto, la imagen de los tiliches es señalada por Juan Preciado que,
con esto, lleva el lector a compartir su mirada. Juan Preciado orientase en el “angosto
pasillo” e impone al lector su orientación. La escena de los tiliches y, en ella, el “hilo
delgado de luz” es una escena de reconocimiento en el sentido de la anagnórisis
aristotélica (Aristóteles, 1966). La poesía como reconocimiento universal es
reconocimiento. La narrativa de Pedro Páramo es la anagnórisis de Juan Preciado y,
tal vez de la cultura mexicana.
El arte siempre tuvo que lidiar con las basuras de la Historia, con los detritos que
la máquina del progreso va dejando caer por el camino. El arte es ruinoso porque se
contamina de las ruinas con las cuales tiene que lidiar, lo que hace de modo dramático
porque no está fuera de la Historia, siendo esta una de las ruinas que el avance
capitalista también quiere convertir en mercancía. La pregunta “¿Qué es lo que hay
aquí? Y la respuesta “Tiliches” indica, como un dedo que señala, para la materia con
que Juan Rulfo se esforzó para construir esta pequeña obra prima que es Pedro Páramo.
Paradójicamente, los tiliches dan la inteligibilidad a Pedro Páramo, y esto por el
poder que tienen como imagen formada por un hilo delgado de luz.
En Pedro Páramo, el lector acompaña el trabajo del autor a cada página, a cada
línea. Comparte con él la actividad de elección y organización del texto. Al mismo
tiempo, en algunos puntos de la historia concentrase en las actividades de trabajo de los
personajes: en la casa del niño Pedro Páramo, en la finca con sus vaqueros, en la mina
Andrómeda de Bartolomé. Pero, en todos estos trabajos de los personajes, toda energía
dispensada para realizarlos nada construyeron. En la narrativa ellos aparecen como
fuerzas hostiles a los hombres, como trabajo enajenado. La fuerza de trabajo se separa
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del trabajador y se vuelve su enemiga. Es ella que se deposita en los cuartos oscuros de
la fonda de Eduviges, como cosa fantasmagórica.
Siguiendo las huellas del escritor en su trabajo vivimos las contradicciones que
están en la base de su obra y que ella busca solucionar. El trabajo artístico es, por un
lado, parte de las contradicciones y, por otro, proyecto de superarlas. Somos entonces
tomados por la fuerza (de derrota y de deseo de vengarse) que se deposita en los
tiliches.
Objeto anteriormente de uso, muebles ahí dejados por los que abandonaron
Comala, cubiertos ahora por el polvo como si fuera una especie de oxido, oxidados los
tiliches adquieren por su desuso una especie de valor fetichista. El polvo, o el óxido, los
retira de la inmediatez del uso para volverlos objetos espectrales.
Su naturaleza fantasmal (como de la narrativa como un todo) está en el paso para
el fetiche.
La imagen de los tiliches capta el instante en que los objetos de uso penetran en
la red de equivalencia de la forma-mercancía. Los objetos, aun cuando convertidos en
valor, no pierden su existencia como objetos de uso. Pero aquí, la imagen de los tiliches,
es la del fetiche absolutizado. Por esto lo llamamos de imagen congelada.
En los cuartos de la casa de huéspedes se congela la historia. A la pregunta de
Juan Preciado, Eduviges responde de modo a romper la expectativa del lector, que en
realidad, esperaba por una respuesta diferente, dado el clima fantasmal que domina la
escena. El lector esperaría que la respuesta fuera “fantasmas” o “gente muerta”, pero lo
que hay en los “cuartos oscuros” son muebles, trastes, objetos viejos y fuera de uso. Al
apuntar para el mundo de los objetos, la respuesta de Eduviges trae a la escena la
materialidad del mundo de los habitantes de Comala y señala un sentido menos
explotado en Rulfo, en cuya obra se suele resaltar el lado de la subjetividad.
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En la imagen de los tiliches sujeto y objeto son inseparables. Con todo, es en los
objetos que reencontramos los sujetos que desaparecieron. Los sujetos están en los
objetos. Ahí se depositan las formas de relación social determinantes de la sociedad
narrada. Los tiliches son imagen de la vida de los antiguos habitantes de Comala. Los
objetos ven al primer plano: los sujetos en ellos depositados, reducidos a la condición de
objetos.
Pedro Páramo es una narrativa de subjetividad fantasmal, de sujetos destituidos
de su subjetividad – esto ha estado siendo resaltado por la crítica. Además de esto, la
crítica relaciona todo esto con la Historia de México como un modo de unir Historia y
Ontología: Pedro Páramo como la narrativa del ser mexicano. Pero la crítica no
observó, por lo menos no suficientemente, que los sujetos destituidos de su subjetividad
solamente son perceptibles como objetos o sujetos hechos cosas.
La cuestión es esta: ¿de qué manera las técnicas elegidas (el límite que todo
escritor impone a sí mismo) se relacionan con el mundo de sujetos hechos cosas o,
como se acostumbra a decir, con el mundo de la “subjetividad fantasmal”?
Las técnicas, en vez de ser factores de liberación del realismo, son, por sí
mismas testigos de una perdida – la de la imposibilidad de cambiar la Historia. Pero el
arte es también, a su manera contradictoria, el espacio a veces agónico, de lucha. En el
caso es ejercida como venganza. Las nuevas técnicas son, de este modo, nuevos
recursos para presentar la realidad. En este sentido no son una perdida, por supuesto.
La escena de los tiliches es la del mundo fetichizado. Los tiliches fueron un día
utensilios. El desuso los recubre con un polvo fantasmal, de existencia no física y no
sensorial. Existen apenas como cantidad. ¿Quién podría percibirlos? A pesar de
desactivados, conservan algún tipo de visibilidad. Lo que en ellos aun brilla a punto de
hacerlos visibles es el trabajo que fue gastado para fabricarlos. El polvo que recubre y al
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mismo tiempo brilla es residuo de trabajo depositado en la historia. El brillo es lo que
hace todavía actual la catástrofe (el tiempo no ha pasado) y proyecta todavía la
venganza.
Los objetos traen las marcas del universo de las relaciones de trabajo en que
fueron producidos – por quién, bajo qué condiciones, para quién. Los sujetos también
traen las marcas de los objetos que ellos usaron, marcas también de los sujetos
utilizados como objetos. Hay en ellos un residuo de trabajo que insiste en no
desaparecer. Es el trabajo que ahí permanece presente en el camino, volviéndose, de
alguna manera, visible para Juan Preciado y para nosotros los lectores. ¿Qué significado
tendrá esta visibilidad?
En un mundo en que los sujetos son espectros, lo que hay son mercancías, tan
espectrales como los sujetos. Objetos producidos y ahí dejados en la fonda de Eduviges,
como un espacio que es al mismo tiempo ontológico e histórico. ¿En aquellos tiliches
podrían aun los habitantes de Comala reencontrarse algún día?
Con rigor Eduviges y todos los ex-habitantes de Comala siguen “vivos”, como
encarnados en los objetos producidos que insisten en estar ahí, en no permitir su
sepultura.
Retomo la pregunta que hice al inicio: ¿si el mundo de Pedro Páramo es, como
ha acentuado la crítica, un mundo de inmovilidad, sin futuro, entonces que es lo que se
mueve en el angosto pasillo?
Lo que todavía se mueve es el grito de todos los que se fueron, pero solamente la
obra de arte podría preservar este grito. En esta perspectiva parece ganar sentido la idea
de apropiación de las tradiciones narrativas populares que, según Perus (Perus, 2007:
24), subordinarían las tradiciones letradas. Sin embargo, ¿hasta qué punto no estaríamos
con esta idea todavía dentro del horizonte de la transculturación? La historia de
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América Latina no ha sido generosa con la teoría de la transculturación. De la época de
publicación de la obras de Rulfo hasta hoy lo que de hecho se ve es el aplastamiento de
las fuerzas populares, primero por las armas, después por la industria cultural. Las
tradiciones letradas han estado subordinando las tradiciones populares, lo que, es
verdad, no ocurre de modo pacífico.
Mostrar la ruina es una forma de violencia, como también de auto-violencia,
porque hay un precio que se paga por exponer la ruina. A este pesimismo cabe llamarlo
radical. El sueño de Dorotea, la Cuarraca, hecho ruina es, sin embargo, lo que la novela
recupera y transforma en arte. La esterilidad de Dorotea y la fecundidad de Pedro
Páramo son metáforas de la Media Luna. La productividad de este resulta en la más
completa esterilidad histórica. En la improductividad de aquella reluce todavía la
venganza.
Como trabajo y, por lo tanto, como producción, Pedro Páramo se sostiene en la
dialéctica entre las dos metáforas, las internaliza. El arte es, a su modo, el sueño
imposible, aquel que, una vez realizado, cambiaría el mundo. ¿No es en esto que, con
su malicia, insiste el pájaro burlón?
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Bibliografía:
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de Sousa, 1966, Porto Alegre, Editora Globo.
Auerbach, Erich. Mimesis – La representación de la realidad en la literatura
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Madrid, Paris, México, Buenos Aires, São Paulo, Rio de Janeiro y Lima. Edición
Crítica,
Hernández Soto, Gabriel. “La voz de la memoria en Pedro Páramo” en Huamán, Carlos
(coordinador). Literatura, memoria e imaginación en América Latina. Algunos
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Lukács, Gyorgy. Ontología del ser social. El trabajo, 2004, Buenos Aires, Herramienta.
Marx, Karl. El capital. Crítica de la economía política, 1986, México, Fondo de Cultura
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Monsivais, Carlos, “Sí, tampoco los muertos retoñan. Desgraciadamente”, en Rulfo,
Juan. Toda la obra, 1996, Madrid, Paris, México, Buenos Aires, São Paulo, Rio de
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Perus, Francoise, 2004, “Problemas de poética narrativa: los aportes de Juan Rulfo”,
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(Rulfo y Graciliano Ramos en la perspectiva de Hermenegildo Bastos)” Revista de
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Prendergast, Christopher, 2000, The Triangle of Representation, New York, Columbia
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Rulfo, Juan, 1996, Toda la obra, 1996, Madrid, Paris, México, Buenos Aires, São
Paulo, Rio de Janeiro y Lima. Edición Crítica.
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EL VIAJE HEROICO DE AÍDA EN COMO UN MENSAJERO TUYO DE MAYRA MONTERO
Ana Margarita Barandela
Universidade Federal de Alagoas (UFAL)
Este trabajo hace una incursión por el mundo de los mitos con la tentativa de
mostrar como sucede la trayectoria del personaje Aída en la novela Como un mensajero
tuyo (1998) de la escritora cubana Mayra Montero. Con ese propósito utilizamos como
referencias teóricas la trayectoria mítica de Joseph Campbell (1997), y principalmente la
jornada heroica de la mujer de Maureen Murdock (2006). Nuestra intención es mostrar
el recorrido del personaje femenino en la novela, mediante una trayectoria en la cual se
hace necesario rescatar los valores personales, culturales y espirituales que tienen como
objetivo integrar todas las partes de la naturaleza femenina de la protagonista.
La historia de Como un mensajero tuyo se nos presenta en el capítulo
introductorio “Il Messaggier si avanzi!”2, en que el narrador nos cuenta como un
personaje, del que no se menciona el nombre, y aparentemente acabado de llegar de
Italia, trae para una anciana un conjunto de fotos de los lugares donde vivió y murió
alguien. Ella, a su vez, le paga con una placa que tiene una piedra de oro de tamaño
significativo y le pide que lleve también algunos cuadernos en los que aparece la
historia de su madre relacionada con dicha placa. A partir de ese momento se alternan
las historias de Aída Petronila Chen y sus amores con el cantante de ópera Enrico
Caruso, y la de la hija de ambos, Enriqueta Cheng.
Se parte del presupuesto de que la heroína de Como un mensajero tuyo, Aída
Petrinela Chen, tiene como objetivo cumplir las exigencias y etapas de una trayectoria
mítica y sigue la trayectoria patón de la aventura mitológica del héroe/heroína. Según
2 Como aclara la autora, todos los títulos de los capítulos pertenecen al texto de la ópera Aída de Giuseppe Verdi. (¡Que avance el mensajero! Traducción mía)
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Campbell 1997, esta trayectoria presenta tres momentos, que ilustran la unidad nuclear
del monomito: separación, iniciación y retorno. Durante su jornada el héroe/heroína se
aparta de su vida cotidiana, sale a la búsqueda de un objetivo, vive varias aventuras y
luego regresa con los conocimientos adquiridos.
Aunque Pratt no niegue la secuencia del monomito presentada por Campbell,
afirma que “la búsqueda social de la heroína implica, de modo típico, una serie de fases
acentuadamente diferentes de los que Joseph Campbell y otros describieran como
característicos de la jornada del héroe masculino” (Pratt, 1996: 205). Para ellas es
importante emanciparse de los valores dictados por la cultura patriarcal, romper las
dependencias del padre o del marido, así como reclamar sus derechos plenos de
ciudadana y luchar contra cualquier forma de dependencia del hombre. Necesitan
construir una vida propia en la que alcancen su desarrollo pleno en la sociedad, aunque
esa ruptura de las estructuras las convierta en transgresoras de las costumbres
establecidas. Al final de la jornada el héroe es recompensado, mientras, la heroína es
considerada “una paria de la sociedad y su búsqueda social es por definición asocial”
(Pratt, 1996: 207).
También Ribero coincide con los objetivos trazados por Pratt, al definir la
trayectoria de la heroína.
“[...] heroína es aquella mujer que consigue, antes que todo, recorrer un arduo camino de concientización, superar su "condición de víctima" del patriarcado y, mediante una toma de consciencia de los dramas existenciales, de los problemas familiares y conyugales, de las tragedias y de los errores provocados por los sistemas opresores, prejuiciosos, punitivos y violentos, consigue romper con las convenciones socioculturales, creando estrategias inteligentes de mudanzas y transformando mentalidades.” (Ribero, 2003: 43-44)
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Para Murdock, también el modelo de la trayectoria heroica de la mujer se deriva,
en parte, del modelo propuesto por Campbell, pero asegura que las etapas que atraviesa
la heroína tienen características y forma específicamente femeninas. Esa jornada
comienza con una abrupta separación de lo femenino, definida como la ruptura de una
gran dependencia, continua con la sensación de haberse extraviado en su lucha tras el
éxito y necesita de un período de inmersión o descenso a su interior para buscar sus
fragmentos perdidos. Después siente ansias de reconexión con lo femenino, proceso de
reconciliación con su cuerpo y su sensualidad. Más tarde la heroína comienza una ruta
de cura de la cisura madre/hija, de la cura de lo masculino herido y termina con la
integración, o matrimonio sagrado en el cual ella aprende a equilibrar en su interior lo
masculino y lo femenino (Murdock, 1990: 3-5).
Veremos a continuación, como esa trayectoria sucede con Aída, el personaje de
la novela Como un mensajero tuyo.
• La separación de lo femenino. La mujer busca su identidad dentro de la cultura y
el mundo masculino
Cuando Aída conoce por el ékuele que llegará un hombre a su vida para
amarla, pero que también viene para morir, su madre hace todo lo posible para que ella
se aleje de él. Primero, trata de convencer al babalawo para que impida su llegada, pero
Calazán se muestra inflexible (Montero, 1998: 29). Después, van a consultar a los
seguidores de los dioses chinos, pero obtienen la misma respuesta, la confirmación, de
que ese hombre ya llegó y está muy cerca (Montero, 1998: 41).
La madre de Aída trata desesperadamente de alejar a su hija del destino, de ese
hombre que vino para encontrarla. En ese momento se produce la ruptura con la madre,
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pues Aída, desafía la autoridad materna y rompe el orden establecido por la sociedad al
no escuchar los consejos maternos. Separarse de la madre es muy difícil, pues, debe
diferenciarse de una figura con la que al mismo tiempo se identifica, y en esa separación
siente miedo de perder el amor materno. Se produce, en ese momento, una alianza con
el padrino y con los orishas.
“- Si viene tu madre - me dijo desde allí-, dile que no haga nada. Que me espere […] - ¿A qué vendrá mi madre? Dímelo, padrino […] - Tu madre vendrá para llevarte con ella a La Habana […] No está conforme con que estés aquí - añadió Calazán-. Pero ya no eres una niña, eres una viuda que conoces la vida. Orula ha dicho que tienes que quedarte hasta que yo termine. Si no te quedas, no lo podré ayudar a él, y mucho menos te podré ayudar a ti.” (Montero, 1998: 63)
• Identificación con lo masculino y reunión de aliados
Aída tiene en Calazán su modelo paterno de liderazgo y autonomía. Calazán
también quiere a Aída como un padre, y la protege y ayuda. El destino trazado por los
orixas y comunicado por él debe ser respetado y cumplido. Calazán y Aída confían que
conseguirán cumplirlo, sólo que ella quiere algo más, ella quiere amar a Caruso para
siempre, ser independiente para decidir su vida. En la búsqueda por esa independencia
entra en conflicto con las órdenes recibidas y pierde la aprobación y aceptación del
padrino. Entonces Aída, desobedece, se rebela y le dice que ella no quiere separarse de
Enrico (Montero, 1998: 92). Pero Aída y Caruso son de mundos diferentes. Esa era una
relación imposible, era impracticable ayudar a los amantes.
“Poco antes de salir de Matanzas, José de Calazán me había llevado aparte, me había puesto una mano sobre el hombro, y me había mirado como si fuera un padre: “¿Qué podemos hacer por ti, Aída?”. Yo lo estuve pensando, había que pensar muy bien las respuestas que se le daban a mi padrino […] Mándele a decir a
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mi madre que estoy bien, y que la única forma en que estaré mejor es si me quedo con Enrico […]Entonces, ya no se puede hacer nada por ti” (Montero, 1998: 137).
• Las pruebas del camino. Enfrentamiento de los mitos de la inferioridad
femenina, la dependencia y el amor romántico.
Después de dejar su hogar, su seguridad de lo conocido y emprender el viaje,
Aída parte con Caruso para la región de Matanzas (interior de Cuba) para realizar los
sacrificios a los orishas que permitan la sobrevivencia del tenor. La laguna de San
Joaquín es el lugar donde se realizarán, y entre ellos se destacan los dedicados a Ogum,
dios de la guerra y las armas de fuego que impedirá que otro acto violento sea realizado
contra el tenor, y a Yemayá, diosa de las aguas, madre de los orishas, símbolo de la
maternidad y diosa que protege de las enfermedades relacionadas con el vientre. No
podemos olvidar que cuando Caruso llega a la casa de Calazán, sufre, en esa región, un
dolor terrible, que ni le permite respirar (Montero, 1998: 60) y que al final morirá por
una infección interna.
Caruso, representante de la cultura europea, participa inicialmente de esos ritos
con cierta impaciencia, pero luego, como si sintiera que es la última posibilidad de vivir,
acepta, sin ninguna reclamación, esos rituales. Hipnotizado por los cantos y los ebós,
Caruso es desnudado de su ropa, y también de su pasado, y obligado a reverenciar con
humildad a los orishas postrándose y colocando la frente en el suelo. A continuación se
sumerge en las aguas fangosas de la laguna y el agua lo cubre. En ese momento Aída
grita su nombre y se lanza a la laguna para salvarlo, no sólo para salvar a su amado,
también para salvarse a sí misma, su futuro, su amor.
“Miré a Calazán y a la conga Mariate, tuve el presentimiento de que ambos estaban esperando que Enrico terminara de hundirse. Volví a sentir esa punzada
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en la garganta, todo mi cuerpo se estremeció de dolor: era mi vida y no la de Enrico, la que estaba cambiando al pie de esa laguna. Di un salto hacia adelante y lo llamé, pero él no reaccionó, rígido como estaba, y Calazán me miró con severidad. Volví la llamarlo y entonces eché a correr, nadie se atrevió a detenerme, fue una carrera enloquecida hacia las aguas. Lo más impresionante era el silencio, sólo mi voz era la que se oía, sólo mis gritos: “¡Enrico, Enrico!” (Montero, 1998: 118).
Sólo Aída que es hija de Yemayá puede enfrentarla y arrebatar a
Caruso/Changó de su reino de vida y muerte. Sólo Aída, porque como dice la negra
Dominga: “Yemayá es una reina que sabe muchos secretos [...] pero le hace reverencia
al rey Changó” (Montero, 1998: 119). En ese momento en que se sumerge y sale del
agua con los ojos abiertos, la verdad es revelada.
“[...] Nos cogimos las manos, y vi que le temblaban los labios. Estaba despidiéndose, con su mente y con sus ojos me estaba diciendo adiós. A mí se me saltaron las lágrimas, estaba segura de que Enrico lo había visto todo cuando hundió la cabeza en la laguna. Por eso había salido con los ojos abiertos, por eso estaba tan cambiado. Ahora no tenía dudas, ni yo tampoco podía tenerlas. En las corrientes del fondo él había visto su vida, su tierra de Nápoles, a su madre y a su padre muertos, y a su propia garganta, que era candela, pero que el agua de la muerte iba a apagar en poco tiempo. En la laguna había visto su fin, yo también lo había visto en el trance. Nos abrazamos asustados, nos apretamos el uno contra el otro porque estábamos solos […]” (Montero, 1998: 119).
Aída, a partir de ese momento será una mujer diferente que se impone, tendrá su
propia voz. Al separarse de su padrino y sus guardianes, tratará de transformar ese
futuro que los dos ya conocen.
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• Despertar de los sentimientos de la aridez espiritual. La sensación de haberse
extraviado en su lucha tras el éxito.
Después de los sucesos en la laguna de San Joaquín, Caruso vuelve a tener
sueños y visiones de su muerte y escuchar la voz de su padre que le dice: “Rico, te has
muerto al fin” (Montero, 1998: 135). Las amenazas continúan, y aseguran que, esta vez
no escapará del atentado en la presentación teatral en la ciudad de Cienfuegos. Hasta es
envenenado durante un almuerzo realizado en su homenaje. Por suerte Caruso vomita el
veneno y no pueden matarlo. Pero la muerte, que ha acompañado al tenor desde su
llegada a Cuba, está ahora muy cerca y él lo sabe. “Escúchame bien Aída [...] no tuve
ninguna pesadilla, no fue una mala digestión, alguien me dio veneno […] Sé que me
dieron algo […] Me van a matar en Cienfuegos, ahora estoy seguro, ya no me queda
mucho” (Montero, 1998: 165).
Aída se ve sola, sin ninguna ayuda, desesperada busca entonces una salida para
esa situación y le propone a Caruso: ¡huyamos! Él está indeciso, ¿huir? ¿Qué podría
hacer en una tierra extraña? Pero ella insiste, es necesario, conseguirán separarlos.
Caruso entonces acepta, pero necesitan ayuda, Aída sabe de su limitación, apoyándose
en los lazos de amistad de todos los que profesan la misma religión que su padrino y el
poder y el respeto que inspira el nombre de Calazán. Dominada por Yemayá, Aída
utiliza el poder del nombre del babalawo para pedir ayuda y luchar contra el destino.
“[...] En la distancia, al cabo de todos estos años, descubro lo que fui: el caballo de una potencia que me dominaba, un animal que iba corriendo porque su jinete quiso. Mi jinete siempre fue Yemayá, y ella mandaba sobre mí, mandó en aquella hora como mandó en las que vinieron luego. Éramos ella y yo luchando contra Orula, poseedor del secreto de Ifá, que sabe del futuro y lo revela a los hombres; luchando contra Oddúa, dueño de los secretos de la muerte y dueño de la soledad; luchando contra Obba, Yewá y Oyá, las tres “muerteras” que habitan en el cementerio; y luchando, sobre todo, contra Osún, el mensajero de Olofi, y
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contra aquel mensaje que él nos traía una y otra vez, un mensaje de muerte que no queríamos recibir” (Montero, 1998: 183-184)
Aída consigue, por fin, la promesa de la ayuda necesaria para escapar, y es
suficiente para ella. “Yo lo escuché, me aferré con toda el alma a sus palabras, una fuga
que por fin empezaba a tomar cuerpo” (MONTERO, 1998, p. 191). Esa idea de la fuga
se concretiza después de la muerte de un músico en el ensayo del espectáculo operístico,
y de una nueva amenaza de muerte recibida por el Enrico en la puerta del teatro.
• Iniciación y descenso. Un período de inmersión en su interior en busca de sus
fragmentos perdidos.
La fuga de Aída con Caruso era un viaje sin retorno, y al mismo tiempo un
viaje sin futuro, un viaje en la dirección de la muerte. Durante ese viaje los espíritus de
los muertos están presentes. La presencia de la diosa de las aguas, de la Gran Madre, en
este caso Yemayá, se correlaciona con los elementos naturales presentes en la novela:
cielo nocturno, tierra, mundo inferior y mar primordial, los que fortalecen, según
Neumann (2001: 187), la sensación de descenso al mundo inferior. El inconsciente del
personaje femenino la transforma, durante el viaje, en una persona poderosa y valiente
que es capaz de enfrentarse con lo más doloroso y profundo de sí misma, y salir
transformada.
“[…] Ten presente que todo el viaje se realizó por el agua, que es mi elemento; el reino de Yemayá; el lugar donde tiro, pero también recojo. En ese mar, en esa noche tranquila, se despertaron los aparecidos chinos, todos los fantasmas del vapor Oquendo; y los aparecidos negros, todos los que llegaron junto con mi abuela Petrona, lucumí de nación. Hubo una fuerza, un gran jolgorio, mucho egungún rondando, que son los muertos haciendo de las suyas.” (Montero, 1998: 213-214).
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Aída en ese viaje busca, en su propia naturaleza femenina, una mudanza, una
libertad y dice “A medida que veía alejarse la costa de Cienfuegos yo también sentí la
dicha de la fuga, una sensación de libertad que no había sentido antes” (Montero, 1998:
211). En el resurgimiento de ese mundo obscuro, ya con las luces de la ciudad de
Trinidad a la vista, no sólo encontramos una Aída más fuerte como también un Caruso
totalmente transformado. “Desde que había escapado, él era un ser distinto, como si
hubiera mediado una brujería, un abismo entre el hombre que había huido de
Cienfuegos por la noche y el que había llegado a Trinidad a la madrugada (Montero,
1998: 213).
Pero en la ciudad de Trinidad existen las brujas canarias3, brujas que no son
negras como las de Matanzas, donde fue hecho el sacrificio a Ogum y Yemayá. Las de
aquí son brujas blancas que pueden dejar a las personas enfermas (Montero, 1998: 231).
Ese hecho junto a la negación de Aída de saciar la sed de los egunguns, modifica la
aparente calma y felicidad alcanzada. Los amantes permanecen presos en la niebla de
los sueños y no pueden huir, ni despertar de un sopor en que el propio Caruso ve su
entierro y Aída siente la presencia de los muertos.
“Yo lo sentí en el aire: fue una noche de fuegos y de guerra, y ya en la cama, pude sentir la sed de esos espíritus, sus caminatas de un lado para otro –eso se nota en el pelo, se siente como si te pasaran una pluma por la cabeza–, sus trasiegos y sus golpes, exigiendo el vaso de agua que es su alivio. Entre sueños tuve la tentación de levantarme para ponerles agua y procurar que me dejaran quieta. Pero el cansancio no me lo permitía, no pude ni siquiera abrir los ojos” (Montero, 1998: 214).
3 En las Islas Canarias (España) no podemos olvidar el papel que las mujeres "sagradas" representaron en los ritos mágico-religiosos. Las maguadas o harimaguadas profesaron cultos a la fertilidad y purificación de lo femenino. En esas islas existió una sociedad matrilineal, la herencia se transmitía por línea femenina, se adoraba a la Diosa Madre de la fecundidad y de la tierra, se exaltaba la maternidad, la mujer no era obligada a guardar fidelidad conyugal y no existían los mismos conceptos de virginidad, castidad, repudio y legitimidad de los hijos que tenían los conquistadores españoles cuando llegaron a ese lugar.
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Exactamente en ese momento cesa la protección de las deidades yorubas y
Aída y Enrico son atacados físicamente por dos hombres, sin que puedan impedirlo. Él
es golpeado brutalmente y dejado por moribundo, “como un animal del mar que
embarrancó en la orilla” (Montero, 1998: 237). Aída, con el cuerpo mutilado es
abandonada en una caverna que le servirá de túmulo. Sólo podrá volver, al igual que
Inanna del reino de su hermana Ereshkigal, si alguien la sustituye en el mundo de los
muertos. En ese momento Caruso morirá para salvar no sólo a Aída, como también a la
hija de ambos, que ella lleva en su vientre y Yemayá también la protegerá. Aída estará
mutilada física y psíquicamente para toda su vida, pero al final ese derrumbe se
convertirá en el descubrimiento de sí misma.
“Calazán lo vio todo tan claro, que cerró los ojos. Pero ante sus ojos cerrados apareció la letra de Ikú, que es como ver aparecer la muerte, y así mismo se lo contó la mi madre. Si me pidieron que les llevara al hombre que había venido la coronarme, si acogieron la Enrico Caruso y lo protegieron de sus perseguidores, no fue para salvarlo a él, sino para salvarme a mí. Separándonos en Cuba, me separaban de la sombra que él estaba destinado a darme, de los dolores que íbamos la compartir. Separaban mi piel de mi carne, mis huesos de mi sangre, mi corazón del sentimiento. Pero no pudieron con lo que iba por dentro. Eso también estaba escrito, y Orula ordenó que no lo tocaran. Orula ordenó que tú vivieras, Enriqueta. Por eso te cuento esta historia.” (Montero, 1998: 81)
Yemayá también permite el regreso de Aída rescatándola del mundo de los
muertos para que cumpla su misión, como fue previsto en el oráculo de Ifá, de tener un
hijo como resultado de su amor con Caruso.
“[...] Yemayá es una sola, pero tiene siete caminos. Puede ser la mensajera de Olokún y chapotear en el agua turbia; o puede ser la secretaria de Olofi y vagar por los pasillos de una cueva. En un caso se llama Yemayá Asesu, y en el otro, Yemayá Achabá. No sé cuál de las dos fue la que se quedó conmigo, batallando con todo lo que había a mi alrededor; bichos de la humedad y culebras de la muerte, murciélagos y sanguijuelas. Todavía me pregunto cómo no me comieron y cómo no entraron en mi vientre para comerte a ti” (Montero, 1998: 235).
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• El urgente anhelo de reconectar con lo femenino. Un proceso de reconciliación
con su cuerpo y su sensualidad.
El proceso de reconciliación de Aída consigo misma es muy doloroso y va
desde “la calle del desengaño” en Trinidad hasta “la calle de la Amagura” en La
Habana. Desengaño, porque sabe que su romance terminó. Caruso es trasladado a La
Habana por sus amigos y embarca rápidamente en un vapor para los Estados Unidos.
Amargura, porque sabe que su vida ahora será solitaria.
“La diosa universal se manifiesta delante de los hombres bajo una multiplicidad de aspectos; pues son múltiplos los efectos de la creación, así como complejos y mutuamente contradictorios, cuando son experimentados desde el punto de vista del mundo creado. La madre de la vida es, al mismo tiempo, madre de la muerte; ella se enmascara como la horrible diosa del hambre y de la enfermedad” (Campbell, 1997: 160). (traducción propia)
Y es en esa enfermedad, en esa pérdida de la consciencia que la memoria de
Aída se apaga, y como una loca va recorriendo la ciudad, entrando en la iglesia,
recorriendo las calles, totalmente desorientada en el espacio y en el tiempo, buscando
algo que nunca encuentra. En ese momento sólo la salva el amor de los suyos, de su
padrino y principalmente de su madre que la lleva de vuelta a casa, al mundo real.
“Ahí se oscurece todo. Recuerdo retazos del viaje de vuelta hacia La Habana; recuerdo caras, unas conocidas y otras no; recuerdo incluso algunos sueños; debí de haber soñado todas las noches con Enrico. Mi madre me contó que pasé dos meses desmemoriada, sin acordarme que me llamaba Aída y sin acordarme siquiera de lo que había sido mi vida. Era como una muerta que se levantaba en paz por las mañanas, desayunaba seria y miraba por las ventanas. Yo no te he contado esta historia, Enriqueta, porque mirándote a los ojos eres tú quien me la ha dicho; tú la que me traes un gesto, una mirada de tu padre; la que me repite las palabras de Calazán, el llanto de Domitila, los humos de Yuan Pei Fu. Supe que te anunciaste antes de venir al mundo, te apareciste en el aguamarina de Amable Casanova. Ella te vio y tú también nos mirabas desde el fondo. Viste a tu padre bajar del barco que lo trajo a Cuba y más tarde lo viste partir” (Montero, 1998: 241).
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Finalizado el viaje al mundo inferior y para completar su trayectoria mítica,
Aída deberá familiarizarse con su cuerpo, sus emociones, su sexualidad, su intuición,
sus imágenes, su mente, sus valores su sabiduría creativa, su poder personal. Después de
sentir el dolor de la pérdida y liberarlo, recupera no sólo la propia forma física sino
también lo sagrado de la parte femenina y puede entonces seguir adelante.
• Ruta de cura de la ruptura madre-hija. Reencuentro con la naturaleza
profunda de lo femenino.
Después de cuatro meses, la cura y la paz llegan para Aída con la consciencia
de su embarazo, y ese hecho la trae de vuelta de la locura para la realidad, para la
practicidad de la vida. Ella repara, un día al despertar, que necesita conseguir pañales
para ese bebé. Desea entonces, en aquel mundo lleno de muerte, de locura y de dolor,
que la llegada de su hija pueda permitir el reencuentro con su amor y que su voluntad,
su deseo y su autonomía sean respetadas.
“Pocas semanas después mi madre se dio cuenta de que yo estaba embarazada. No me lo dijo de golpe, de todas formas no lo hubiera entendido. Ella me contó que me acariciaba la barriga y me lo decía bajito: “Vas a tener un niño Aída”, pero que yo me hacía la desentendida, no reaccioné hasta que andaba por el cuarto mes, una mañana me desperté diciendo que necesitaba telas para coser pañales” (Montero, 1998: 242)
En ese momento el mito de Deméter y Perséfone se completa y Aída siente la
angustia por recuperar a su madre del mundo de los muertos, de la locura. Con el
embarazo de Aída, ella y su madre atraviesan el umbral de la muerte y de la oscuridad
rumbo a la renovación, a una nueva primavera con el nacimiento de Enriqueta.
“Tenía la ilusión de que tu nacimiento se adelantara y nacieras el mismo día que Enrico, el 25 de febrero. Pero fuiste puntual y esperaste a que llegara marzo: el día cinco, al amanecer, me empezaron los dolores. El resto ya lo sabes: naciste poco después de las once de la mañana, y tu abuela lloró porque
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dijo que siendo una niña, sufrirías más sin el apellido de tu padre. Ella no quería que te pusiera Enriqueta, pero yo insistí, todavía tenía la ilusión de volver a encontrarme con Enrico” (Montero, 1998: 243).
Aída reencuentra su feminidad y ve su cuerpo como el templo capaz de abrigar
nuevas vidas, hecho que ayuda a elevar su propia estima y su bienestar. El cuerpo como
algo sagrado, generador de vida, coloca a Aída en otro lugar, en un lugar de identidad,
de realización femenina, de encuentro consigo misma.
• Ruta de cura de la herida masculina. La mujer integra las partes heridas de
su masculino interno.
Antes del nacimiento de Enriqueta, Aída le envía un telegrama a Caruso para
comunicar su embarazo, pero es retenido por los secretarios del divo4 que responden
que, sólo cuando mejore de salud le darán el recado. En ese momento Aída sabe por los
periódicos que Enrico regresa a Nápoles y entiende que el destino está para cumplirse, y
Caruso está para morir. Esa información se refuerza en el pedido de Calazán para que
Aída lleve a Enriqueta a su casa el próximo mes de agosto, para él poder despedir a la
niña de su padre. En la madrugada del primero de agosto un hecho mágico sucede y un
mensajero llega para anunciar la muerte de Caruso.
“Nos callamos porque sentimos unos pasos. Eran pasos que sonaban fuertes sobre los adoquines, y las dos miramos como por instinto hacia el lugar desde donde venía ese sonido. Mi madre se inclinó hacia fuera, tratando de averiguar quién caminaba a esas horas. “Ahí viene un hombre”, me dijo. Yo también me incliné y vi aquella figura con sombrero y bastón, una figura borrosa que avanzaba con prisa. De repente, los pasos dejaron de escucharse. Veíamos al hombre, pero no sentíamos sus pisadas. Me volví extrañada hacia mi madre, que apartó los ojos de la calle para mirarme también. Fue apenas un momento, pero cuando volvimos a mirar, el hombre había desaparecido, y tan pronto desapareció se reanudó el sonido de sus pasos, unos pasos sin cuerpo que parecieron detenerse ante la puerta de nuestra casa” (Montero, 1998: 244-245).
4 Divo es un término que se utiliza en la operística para nominar los cantantes más talentosos.
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Ese mensajero es el portador de la noticia de la muerte que separará para
siempre a Aída de Caruso, muerte confirmada dos días más tarde por los periódicos.
Aída llora y viste de luto durante dos días, pero como el reto de la mujer heroica es el de
la aceptación, después de ese corto tiempo, se consuela y cura sus heridas, con la
presencia y el amor de la hija.
La figura del mensajero, anunciada desde el título del romance, inicia la obra
con la noticia de la llegada de un hombre a la vida de Aída y cierra ahora el ciclo con la
noticia de su muerte. La relación llegada/partida, inicio/fin, recoge el contenido
simbólico de su tarea, el anuncio de amor/muerte, en la inmaterialidad del sujeto, en su
condición de fantasma.
“[…] en el momento en que alguien muere sin arreglar sus cuentas, un mensajero del alma sale del lugar de la muerte y vuela hacia el lugar de su destino. El lugar de su último destino era mi casa, lo había sido desde siempre. Las almas tienen sus viajes contados, y ese mensajero suyo había venido a verte, Enriqueta, a despedirse de nosotras dos, con pena y con amor” (Montero, 1998: 245).
• Matrimonio sagrado. Proceso que ocurre en la medida en que ella aprende a integrar y equilibrar todos los aspectos dentro de sí misma.
Después de treinta años Aída, ahora enferma, decide contarle toda su historia a
Enriqueta, su hija. Ella buscó, en su trayectoria, la posibilidad de realizarse plenamente
como mujer, de vivir un gran amor y de convertirse en madre. Presentada en la novela
como una luchadora vehemente e incansable, persiste en buscar la verdad por medio del
amor, la verdad sobre sí misma que no estará libre de sufrimientos y desengaños.
Aída pasa entonces de una postura de amante a una de madre, después de
descender al encuentro de la diosa, decide explorar su propia voz, sus propias imágenes.
Al contar su historia para su hija, consigue escuchar su sabiduría interna y completar el
proceso de auto conocimiento. Después de alcanzar el equilibrio interno, su integración
en un ciclo completo, Aída muere.
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Al completar así su trayectoria heroica, Aída, como las heroínas actuales, supo
cortar las ataduras del pasado y, al desarrollar una relación positiva con su corazón
supo, también, sanar su alejamiento de lo femenino sagrado. Al honrar su cuerpo y su
alma supo hacerse responsable por sí misma y por los demás, y fue, al igual que la Gran
Diosa, al mismo tiempo, útero y túmulo.
Bibliografía Cambell, Joseph, O herói das mil faces. Trad. Adail Ubirajara Sobral, 1997, São Paulo,
Cultix.
Montero, Mayra, Como un mensajero tuyo, 1998, Barcelona, Tusquets.
Murdock, Maureen, Ser mujer un viaje heroico, 2006, Madrid, Gaia.
Neumann, Erich, A Grande Mãe. Um estudo fenomenológico da constituição do
insconciente. (3ª ed.), 2001, São Paulo, Cultrix.
Pratt, Annis, 1996, “A Heroína”, en: DOWNING, Christine. (org.) Espelhos do self. As
Imagens Arquetípicas que Moldam a sua Vida. Trad. María Silva Mourão Netto, São
Paulo, Cultrix. pp 136-140
Ribeiro, María Goretti, 2003, A via crucis da alma: Leitura mítico-psicológica da
trajetória da heroína em As parceiras, de Lya Luft. 2003. 274 f. Tese (Doutorado) -
Curso de Programa de Pós-graduação em Letras, Departamento do Centro de Ciências
Humanas Letras e Artes, UFAL, Maceió.
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SOBRE ALGUNAS QUERELLAS LINGÜÍSTICAS EN HISTORIAS DE CRONOPIOS Y FAMAS, DE JULIO CORTÁZAR
Flavia Braga Krauss de Vilhena
Universidade do Estado de Mato Grosso
Concepciones Lingüísticas: una clarificación
Entendemos por concepciones lingüísticas los modos de cognición social a partir
de los cuales se puede interpretar el fenómeno lingüístico; tanto la función como el
grado de importancia que se otorga a la lengua y al lenguaje de manera más amplia. De
acuerdo con lo que nos expone Travaglia (2002), de un modo muy didáctico, podemos
dividir en la historia de los estudios que se relacionan con el lenguaje de modo genérico
tres distintas concepciones lingüísticas: la primera considera a la lengua como
representación del pensamiento, y aparece desde los diálogos platónicos, como el
Crátilo, o, Del Lenguaje, donde se interrogan sobre el origen de los nombres,
subrayando la discusión alrededor de la arbitrariedad o determinación del signo
lingüístico; la segunda percibe la lengua como comunicación y nace con los seminarios
de Saussure (1969), desarrollándose principalmente a partir de los estudios de Jakobson
(1997), que acaba por diseñar el esquema comunicativo que hoy aparece consagrado y
congelado en los manuales escolares con sus respectivos constituyentes: emisor,
receptor, código, canal, mensaje y contexto situacional; la tercera se refiere al fenómeno
lingüístico a partir del significante maestro interacción, y tiene inicio, para efectos
diacrónicos, junto al Círculo Bajtín (véase Bakhtin, 2006). Sin embargo, actualmente se
alojan bajo ese significante-paraguas las áreas de estudios que consideran las
condiciones de producción del discurso, incluso si en mucho se alejan de los
presupuestos teóricos de Bajtín y su grupo, a saber: el Análisis del Discurso, tanto en su
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vertiente francesa como la vertiente crítica o la cognitiva, la Pragmática, la
Sociolingüística y el Análisis de la Conversación.
A partir de la tríade expuesta, de ahora en adelante, lo que trataremos de hacer es
abogar que Cortázar, en Historia de Cronopios y Famas, teoriza sobre la lengua a partir
de un prisma que no se contempla en las concepciones que resumimos anteriormente, y
que en mucho su punto de vista encuentra eco en la confesión-reflexión de Derrida que
aparece en El Monolingüismo del Otro.
Historias de Cronopios y Famas
Libro editado en 1962. Lúdico y ligero a la vez. Compuesto por setenta y cuatro
cuentos que bailan entre lo idílico y lo inquietante al compás de una metafísica que se
considera surreal. Son historias que se burlan: no todas sobre famas y cronopios; la
mayoría sobre la vida anónima a partir de su ritual nacarado, muchas sobre chronos y
sus querellas, y aun otras sobre opios.
De acuerdo con el diccionario de la Real Academia Española (2001), de ahora
en adelante solo RAE, el término historia, en su primera acepción, significa: 1.
Narración y exposición de los acontecimientos pasados y dignos de memoria, sean
públicos o privados. Sin embargo, no podemos mirar de soslayo el hecho de que el
título de la obra en análisis traiga amalgamada tanto su primera acepción como la
séptima y la octava, en las cuales tenemos: 7. Narración inventada; 8. Mentira o
pretexto. Estos conceptos en el portugués de Brasil se bifurcaron en dos significantes
distintos: história y estória, significantes estos que, a partir de una lógica débilmente
dual, visan separar el objetivo del subjetivo, la realidad de la fantasía, lo factible de la
ficción, lo firme de lo efímero. Uma coisa é uma coisa, outra coisa é outra coisa, como
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diríamos en buen portugués. Pues aquí, intentaremos escudriñar cómo Cortázar
desconcierta a esta esclerosis e introduce una señal de equivalencia en esta ecuación:
defiende que una cosa es de modo concomitante otra cosa y también otros casos,
excusas y esclarecimientos, como nos esforzaremos por esclarecer en la secuencia.
Bueno, si invocamos a la RAE, es con la finalidad última de introducir el tema
que nos toca en este texto: defendemos que Cortázar esté construyendo, aunque no
intencionalmente, una teoría lingüística a partir de su labor literaria. Por cierto, la RAE
aparece aquí porque actúa incluso en la obra cortazariana, como nos damos cuenta en el
siguiente trecho de la página 30, que trae ipsis litteris el lema de trabajo de dicha
institución en frontal oposición a los movimientos de independencia, auto-afirmación y
(re)conocimiento que uno podría efectuar con la labor poética.
“A mitad de un verso que nacía tan contento, el pobre, la oigo que inicia su
horrible chillido de censura, y entonces mi lápiz vuelve al galope hacia las
palabras vedadas, las tacha presuroso, ordena el desorden, fija, limpia y da
esplendor, y lo que queda está probablemente muy bien, pero esta tristeza, este
gusto a traición en la lengua, esta cara de jefe con su secretaria.”
Lo que depredemos en la lectura de dicho recorte es la representación de la
RAE, juntamente con su concepción hegemónica sobre la lengua, como guardia
defensora del idioma nacional (una institución que a lo mejor desarrolla a la vez el papel
de Aparato Ideológico del Estado y de Aparato Represor del Estado, basándonos ahora
en la dicotomía de Althusser (1998), y en estrecha relación al repugnante y demasiado
conocido gesto del estropea placeres, como se dice en nuestra jerga callejera, a la Ley
que cohíbe y que de modo concomitante (nos) acoraza y (nos) acorrala con su “horrible
chillido de censura”; como nos lamentamos de manera marginal: ya ha llegado quien no
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debería, se ha acabado nuestra alegría. Al fin y al cabo logra unificar a la lengua, pero
a partir de cierta alienación de los sujetos que a con ella (se) constituyen y (se)
representan.
Caracterizamos dicha alienación como un proceso de adaptación que acaba por
enajenar al sujeto con su realidad. En el trecho que expusimos, la vinculamos al
significante “tristeza”, que a partir de nuestra perspectiva se genera partir del exilio del
sujeto con relación a lo suyo, la frustración del desencuentro consigo propio a través del
lenguaje; la traición de una supuesta naturaleza en pro de lo que aquí consideramos
superficialidades y distancias (“esta cara de jefe con su secretaria”). Por tanto, juzgamos
que este desplazamiento que hace del sujeto un ermita va de la mano con la formalidad
de la norma patrón otorgada por la RAE a todos los países hispanohablantes de un modo
específico, y con la escayola colectiva que nos somete la imposición de una lengua
única como rasgo característico y definitorio de un estado nacional, de modo más
general.
La lengua: como parte del cuerpo
“Não se compreende música: ouve-se (…) tudo o que sei não posso dizer, só sei
(…) pronunciando sílabas cegas de sentido. E se tenho aquí que usar-te palavras,
elas têm que fazer um sentido quase que só corpóreo (…) estou tentando
escrever-te com o corpo todo “ Clarice Lispector, Água Viva
A partir de nuestro punto de vista, sostenemos que Cortázar construye en su obra
una concepción de lengua muy distante de aquella defendida por la RAE, ya que la
concibe de modo muy semejante a Derrida en El Monolingüismo Del Otro. En esta
obra, como el propio título ya nos indica, el autor argumenta a partir del análisis de su
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situación personal que seríamos todos sujetos de un solo idiolecto intraducible, de un
cancionero inaudible, ya que compone a partir de una lengua extraña, que no se
identifica totalmente con la materna y tampoco con las extranjeras.
La verdad es que esta lengua no se relaciona de modo fidedigno a ningún
sistema lingüístico, siendo más bien la melodía que cada uno lleva adentro, un ritmo
que es de cierta escritura arbitraria y aprendida en sociedad pero a la vez el arrullo de la
sangre (como tenemos en la página 02, “una polilla se para al borde de un lápiz y late
como un fuego ceniciento, mírala, yo la estoy mirando, estoy palpando su corazón
pequeñísimo, y la oigo, esa polilla resuena en la pasta de cristal congelado, no todo está
perdido”), un rimbombar que nos descomprime y a la vez nos aterra, nos destierra
(como aparece en la página 07, “Hágase la sencilla experiencia de ir a Roma y apoyar la
mano sobre el corazón del rey, y se comprenderá la génesis del mar”); es el retumbar de
la violencia que nos vuelve en víctimas en el momento mismo que nos funda (como
aparece en la página 02, que describe este farfullar como “la viva floresta donde cada
instante puede arrojarse sobre mí como una magnolia, donde las caras van a nacer
cuando las mire”), de la maniobra musical que nos invade a la vez que nos ofrece una
vida que prefiere tambalear a apoyarse en alguna falacia del futuro, (como vemos en la
página 62, “el fama bailaba y se reía, para menoscabar a las esperanzas”). Connotando a
esta melodía un carácter más material, Derrida (Derrida, 1996: 9) describe este
monolingüismo de la siguiente manera:
“Soy monolingüe. Mi monolingüismo mora en mí y lo llamo mi morada; lo
siento como tal, permanezco en él y lo habito. Me habita. El monolingüismo en
el que respiro, incluso, es para mí el elemento. No un elemento natural, no la
transparencia del éter, sino un medio absoluto. Insuperable, indiscutible: no
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puedo recusarlo más que al atestiguar su omnipresencia en mí. Me habrá
precedido desde siempre.”
En la huella de las letras que colgamos, hacemos hincapié en el hecho que
mezcla dicha musicalidad que le marea, le quita autonomía y le embala con el propio
concepto de sujeto, en el sentido que no sabe separar la música de la orquesta, y ésta de
la platea, además de decretar la imposibilidad de dicha taxonomía, ya que este proceso
constitutivo se caracteriza precisamente por su densidad y opacidad:
“Soy yo. Ese monolingüismo, para mí, soy yo. (…) Me constituye, me dicta
hasta la ipsidad de todo, me prescribe, también, una soledad monacal, como si
estuviera comprometido por unos votos anteriores incluso a que aprendiese a
hablar. Ese solipsismo inagotable soy yo antes que yo. Permanentemente.”
Amplificando lo dicho, no solamente todos seríamos monolingües (contrariando
todas clasificaciones sobre destrezas y dominios lingüísticos hasta entonces
compilados), sino que el sistema capaz de hablar la lengua de nuestra verdad, el idioma
que nos pertenece de modo secreto, la posibilidad de expresión que nos singulariza y
nos sedimenta se refiere mucho más a cierta melodía interior y anterior que el código
que utilizamos cotidianamente en la comunicación, asertiva que, bajo nuestra
perspectiva, en mucho está consonante con la obra de Cortázar.
Pues bien, tomando impulso en la afirmación de que seamos sujetos de cierta
sinfonía suburbana, agregamos la declaración cortazariana de que sus cuentos se
inspiran en el jazz. Como sabemos, el jazz es un estilo musical en el cual la melodía
funciona como tema principal y mote para alguna posible interpretación, alguna
(im)probable actualización, lo que en los términos de Chomsky (Chomsky, 1965: 03)
llamaríamos de una específica actuación de determinada competencia. Al declarar que
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su producción artística se inspira en el jazz, el autor ya nos ofrece una doble clave de
comprensión de su labor literaria: en primer lugar, que la tesitura que se entreteje a
partir de palabras se prestan a perseguir cierto ritmo, poniéndose insolentemente a
servicio de cierta serenata; en segundo lugar, que la improvisación posee un especial
espacio en su obra, ya que la actuación se presenta como más significativa que la
competencia, que se refiere al dominio del idioma como sistema, al sistema interno de
conocimiento que subyace a la actuación, a la palabra en el estado de diccionario, a la
palabra bajo el yugo de la ley, ya que el sentido (tanto de la construcción lingüística
como la de nuestra subjetividad) no existe en estado de anterioridad discursiva, no
poseyendo valor a priori, ya que éste resulta de cierta relación entre los significantes en
la cadena sintáctica que por su vez aparece sumergida en el conjunto de las condiciones
de producción discursiva.
Con relación a la primera clave de interpretación, nos parece que tenemos en
Historias de Cronopios y Famas una red de palabras que de sensorialmente subrayan el
hecho que, como los seres humanos, las palabras poseen un cuerpo antes de que
signifiquen algo. Así, estaríamos delante un juego lingüístico en que cada palabra trata
de presentarse como desprovista de sentido, cobrando su valor a partir de su melodía
antes de apuntarnos en dirección a algún referente, esquema interpretativo a partir del
cual solemos interpretar no sólo el lenguaje en nuestra comunicación cotidiana sino
también la constitución de nuestra identidad (afirmación que sostenemos aquí con base
en lo que aparece en Instrucciones para llorar, en la página 03, “Para llorar dirija la
imaginación hacia usted mismo, y si esto le resulta imposible por haber contraído el
hábito de creer en el mundo exterior, piense en un pato cubierto de hormigas o en esos
golfos del estrecho de Magallanes en los que no entra nadie, nunca”).
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La lengua implícita: una libertad latente
“O que diz este jazz que é improviso? diz braços enovelados em pernas e as
chamas subindo e eu passiva (…) Não é um recado de idéias que te transmito e
sim uma instintiva volúpia daquilo que está escondido (…) E esta é uma festa de
palavras (…) A densa selva de palavras envolve espessamente o que sinto e
vivo, e transforma tudo o que sou em alguma coisa minha que fica fora de mim”
Clarice Lispector, Água Viva
En la ruta abierta por esta cita, abogamos porque el lenguaje en estos cuentos no
estaría solamente al servicio de las ideas, de los significados, de las abstracciones, ya
que también creemos que en estos golfos “no entra nadie, nunca”. Como si fueran notas
musicales, vibran, reverberan, permanecen, prestándose de este modo a provocarnos
sensaciones corporales para que nos despierte hacia otro lenguaje. Como una de las
huellas que nos permitieron dicha interpretación, citamos una explicación
metalingüística que nos ofrece el propio Cortázar en la página 60 de Rayuela:
“como anterior al jazz (…) había nacido la única música universal del siglo, algo
que acercaba a los hombres más y mejor que el esperanto (…) hot y jazz
cerebral, una música-hombre (…) una música que permitía reconocerse (…) es
inevitable (…) algo absolutamente indiferente a los ritos nacionales, a las
tradiciones inviolables, al idioma y al folklore (…) los reincorpora al oscuro
fuego central olvidado, torpe y mal y precariamente los devuelve a un origen
traicionado.”
Por estas palabras, desprendemos que para Cortázar existe algo que es universal
justamente por la senda abierta a todas posibilidades de interpretación. Este universal es
“inevitable” y nos “reincorpora al oscuro fuego central olvidado”, de la misma manera
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que el monolingüismo derrideano es “insuperable, indiscutible” y nos “habrá precedido
desde siempre”, constituyéndonos, dictándonos “hasta la ipsidad de todo”. Asimismo, a
partir de la explicación expuesta, nos damos cuenta de que para Cortázar la lengua no
es mera representación sonora del mundo de las cosas, sino que, constituye un mundo
propio, posee corporalidad; es una “música-hombre” que de modo cuantitativo y
cualitativo se distingue del esperanto -que se propone como instrumento de
comunicación universal- y que reivindica su valor e independencia a partir de dicha
materialidad musical. Lo que presenciamos aquí es cierta apología a una suerte de
antropofagia del idioma nacional por nuestra isoglosia, por nuestro pergamino personal,
única posibilidad de hacer con que la lengua impuesta nos toque, nos incremente, nos
encandile, nos incandezca, nos reincorpore “al oscuro fuego olvidado (…) un origen
traicionado”. Al fin y al cabo, “un buen mapa de Roma es rojo como Roma”, como
aparece en la página 09 de Historias de Cronopios y Famas subrayando el hecho que
las fieles representaciones conservan las características definitorias de lo representado.
Por consiguiente, si nuestra posible traducción se relaciona a alguna
pantomímica partitura musical, también debería serlo así la lengua nuestra de cada día;
ya que esta lengua tomada como instrumento colectivo de comunicación, en el último
extremo, no sirve para que representemos el mundo y nos comuniquemos entre los seres
humanos, por no relacionarse a la verdad de cada uno, como pinchamos más de una vez
en el libro aquí en foco. Aquí ponemos un fragmento del cuento Qué tal, López, de la
página 43, para que analicemos los motivos por los cuales entendemos que en esta obra
existe una denuncia sobre la inexistencia de una efectiva comunicación entre los sujetos:
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“Un señor encuentra a un amigo y lo saluda, dándole la mano e inclinando un
poco la cabeza. Así es como cree que lo saluda pero el saludo ya está inventado
y este buen señor no hace más que calzar en el saludo (…)
Ahí viene López:
- ¿Qué tal, López?
- ¿Qué tal, che?
Y así es como creen que se saludan.”
Como se vislumbra, los señores no se saludan efectivamente, ya que lo que
hacen es repetir un gesto por todos conocido y memorizado, automatizado. Desde otro
prisma, sabemos que de acuerdo con las funciones comunicativas tales como son
descritas por Jakobson (1997), la función fática desempeñada por los saludos, no
transporta ningún mensaje, incidiendo solamente sobre el canal comunicativo,
prestándose más bien a abrirlo, cerrarlo o mantenerlo. En el ejemplo en cuestión, como
se trata de un saludo, serviría para abrir este canal; sin embargo, como defendemos aquí,
no se abre el canal en el sentido del estreno, en el sentido inaugural, sino que se retoma
un acto mecánico, maquinal, moribundo, actualizándolo como si se tratara de cierta
comunicación.
Ya en otro cuento, El almuerzo, que aparece en la página 69, leemos:
“No sin trabajo un cronopio llegó a establecer un termómetro de vidas (…) Por
ejemplo, el cronopio recibía a un fama, una esperanza y un profesor de lenguas.
Aplicando sus descubrimientos estableció que el fama era infra-vida, la
esperanza para-vida, y el profesor de lenguas inter-vida. En cuanto al cronopio
mismo, se consideraba ligeramente super-vida, pero más por poesía que por
verdad.
A la hora del almuerzo este cronopio gozaba en oír hablar a sus contertulios,
porque todos creían estar refiriéndose a las mismas cosas y no era así. La inter-
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vida manejaba abstracciones tales como espíritu y conciencia, que la para-vida
escuchaba como quien oye llover – tarea delicada. Por supuesto, la infra-vida
pedía a cada instante el queso rallado, y la super-vida trinchaba el pollo en
cuarenta y dos movimientos (...)”
Como formulamos con la lectura de este fragmento, de una manera muy bien
humorada, Cortázar vuelve a cuestionar la supuesta comunicación existente entre los
seres humanos. De acuerdo con este párrafo, la relación entre los hombres que se da vía
lenguaje es una ilusión interpretativa, ya que el contacto se da a partir de la escucha de
cada uno, de la experiencia anterior que cada uno compartió, y de las formaciones
discursivas e ideológicas a las cuales está sometido.
En esta línea, Cortázar sigue argumentando que, además de constituir una
realidad paralela a la que vivimos, las palabras muchas veces están en desacuerdo con
este mundo, sirviendo para paralizarlo, estancar el flujo de la vida y la posibilidad de
alguna especie de creatividad, siendo concebida como “una fría maquinación
preestablecida, horrendamente impresa en chapas de bronce o de esmalte, tablas de la
ley inexorable que aplastan la sencilla espontaneidad”, en la página 32. En una narrativa
donde se va ensanchando nuestro taponamiento vital vía lenguaje, a través del nonsense,
las palabras sofocan las posibilidades de vida en Fin del mundo del fin, en la página 39:
“Primero las bibliotecas desbordarán de las casas; entonces las municipalidades
deciden (…) sacrificar los terrenos de juegos infantiles para ampliar las
bibliotecas. Después ceden los teatros, las maternidades.”
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Bueno, creo que como ejemplo usual del hecho de que las palabras muchas
veces le quitan vida a las acciones o entonces impiden su consecución, al entrar en su
lugar, tenemos el refrán: “Perro ladrador, poco mordedor”. Desarrollando esta
perspectiva hacia lo increíble (estoy refiriéndome al cuento Acefalia de la página 41),
así como decir que quiere no es lo mismo que querer (qué cursilería...), decir que “a un
señor le cortaron la cabeza” no es lo mismo que cortarle la cabeza. Tanto es así que el
señor sigue vivo y empieza a recuperar progresivamente los cinco sentidos del cuerpo.
Lo que se ratifica aquí, bajo nuestro prisma de análisis, es una independencia del orden
del discurso, un desajuste entre el mundo lingüístico y el mundo de las cosas, y la
posterior afirmación de que estos mundos corren como dos rectas paralelas, de modo
que nunca sucederá su encuentro.
Es interesante notar que este corte con la tradición lingüística se establece a
partir de un lance ilícito, de una risa que nos escara el cuerpo: a la vez escupe y nos
produce cierta catarsis. La risa es de una maleza malograda, ya que es también pureza y
acaba atrapándonos justamente por su seducción tierna, que tropieza en lo
desautorizado, pero por eso se salva mientras transita al margen, como aparece en
Instrucciones para matar hormigas en Roma, en la página 09:
“Habría que encontrar el corazón que hace latir las fuentes para precaverlo de las
hormigas (…) Después se irá viendo cómo en esta mano de mármol desarrollado
las venas vagan armoniosas, por placer de aguas, por artificio de juego, hasta
poco a poco acercarse, confluir, enlazarse, crecer a arterias, derramarse duras en
la plaza central donde palpita el tambor de vidrio liquido, la raíz de copas
pálidas, el caballo profundo. Y ya sabemos dónde está, en qué napa de bóvedas
calcáreas entre menudos esqueletos de lémur, bate su tiempo el corazón del
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agua. Costará saberlo, pero se sabrá (…) Y nos iremos en un tren nocturno
huyendo de lamias vengadoras, oscuramente felices, confundidos con soldados y
monjas.”
Como se siente al leerlo, en el cuento (como metonimia del libro como un todo)
hay un olor a siniestro que nos mete algo de miedo al prometernos lo impalabrable, que
por su turno resbala en el placer de la invención de su (im)posibilidad. Aquí, el placer
no se separa del pavor, del mismo modo que la vida no se desvanece de la muerte, la
lamia que seduce también asusta, y es en los escombros que se esconde el corazón.
Con/fusión que nos cuesta saber, felicidad oscura, cuerpos que se confunden “con
soldados y monjas”. ¿Cómo desenredar el cuerpo de la opresión que lo sostiene?
Asimismo, ¿se mantendría el cuerpo por sí mismo si no fuera el efecto de sustentación y
totalidad del sentido que desarrolla la opresión aquí representada por los soldados como
Aparato Represor del Estado, y las monjas, como Aparato Ideológico del Estado?, para
rescatar la jerga de Althusser. Como subrayamos, la fuga es nada menos que el fin del
cuento, lo que cierra la narrativa y le ofrece sentido aunque ella se escabulla en el
nonsense. Sospechamos que en la obra de Cortázar el cuerpo no se distinga del deseo,
aquí descrito como la musicalidad que nos mueve, una senda insondable, como el
monolingüismo derrideano que me habla, que me toca, pero tampoco de la represión y
del movimiento que se produce en la tentativa de su fuga, como vislumbramos en “nos
iremos en un tren nocturno huyendo de lamias vengadoras, oscuramente felices,
confundidos con soldados y monjas”, aquí leído como la norma lingüística, la
im/posición que nos con/funde.
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Si como estamos argumentando que el cuerpo no se distingue de la musicalidad
que lo embala y tampoco de la represión de la cual huye, sugerimos que el sujeto sea
movimiento. Bueno, ¿de dónde sale y adónde va a parar este moverse? Lejos de
presentarse como una pregunta retórica, traemos nuevamente Derrida, para que nos
ilumine en esta ruta en la que perseguimos alguna respuesta (¿qué coños hace el
Iluminismo en este texto?). Para el filósofo no hay para el monolingüe más que lenguas
de llegada que no llegan a lograrse, ya que “no saben de dónde parten, a partir de qué
hablan y cuál es el sentido de su trayecto. Lenguas sin itinerario, y sobre todo sin
autopista de no sé qué información”. Como ese monolingüismo es del otro, no me
pertenece, lo recibo de un extraño que me visita; por ende es una lengua que me
maravilla pero me molesta, me extasía y me intimida a la vez. A partir de una
contradicción que a lo mejor sea dialéctica (¿existe o no existe algún tipo de diálogo?),
Derrida (Derrida, 1996: 61) considera el monolingüismo de cada uno como una
promesa y una amenaza que igualmente nos arrastran hacia a un engranaje ineludible:
“Ese deseo y esta promesa hacen correr a todos mis espectros. Un deseo sin
horizonte, porque en eso reside su oportunidad o su condición. Y una promesa
que ya no espera lo que espera: allí donde, tendido hacia lo que se consagra a
venir, sé por fin que ya no debo discernir entre la promesa y el terror. “
Como vemos, la promesa es perezosa en el sentido de no cumplirse nunca. No
obstante, es productiva porque nos ofrece combustible para que sigamos abriendo paso.
Por su vez, el terror, la amenaza, hace con que de ella huyamos, pero paradoja y
probablemente por venir anclada a la promesa, también es objeto de una búsqueda
abisal, y acaba por lanzarnos hacia la solución del secreto del engranaje que nos atrae y
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absorbe, una suerte oscura que nos fagocita, como aparece en Derrida (Derrida,1996:
54).
“una gracia por la que habría que agradecer a no sé qué potencia arcaica (…) El día que sepa a quién dar las gracias, lo sabré todo y podré morir en paz. Todo lo que hago, en especial cuando escribo, se parece al juego de la gallina ciega: quien escribe, siempre con la mano, aunque se valga de máquinas, tiende la mano como un ciego para tratar de tocar a aquel o aquella a quien pueda agradecer el don de una lengua (…) A pedir gracia también. Mientras que la otra mano, otra mano de ciego, procura más prudente, proteger – la cabeza en primer lugar contra la caída, contra una caída prematura; en una palabra contra precipitación.”
Si colgamos esta confesión personal es porque nos parece bien subrayar el hecho
de que el lenguaje toma parte de un juego peligroso pero prometedor, ya que ahí uno
puede estrellarse pero también estrenarse; así, funcionan las palabras como trampolines
y trampas en un mismo trayecto. Resaltamos aún que “en un mismo trayecto” en este
contexto se refiere al hecho de que tanto el trampolín como la trampa están en el mismo
lugar, e igual al hecho de que este lugar es el mismo desde siempre.
Por lo tanto, aquí tenemos una denuncia de que la dirección del movimiento
sobre la cual nos preguntábamos es ficticia, ya que tanto los movimientos como las
palabras son las mismas desde siempre, como indica Cortázar, en la página 41, al
lamentar que nuestro sistema lingüístico está formado por “palabras de consuelo y
esperanza muy hermosas en sí, lástima que con cierto aire de usadas, de dichas muchas
veces, de gastadas a fuerza de sonar y sonar”.
Al denunciar la vejez de las palabras, creemos que uno de los efectos de sentido
posibles es una polémica alrededor de la punzante noción de originalidad, de la
imperiosa necesidad de distinguirse del otro que nos abarca en la actualidad. Todo está
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dicho desde siempre, por ello, aunque podamos decir lo que queramos, combinar las
palabras conforme más nos aplazca, nos parezca innovador o revolucionario, estamos
condenados a la repetición, como cuando decimos ¿Qué tal, López?, a la imposibilidad
de la renovación, pues las palabras están colmadas de polvo, cargando y siendo
cargadas a la vez por una historia bajo la piel, entre el significante y el significado que
se reaviva a cada acto de enunciación.
Menos mal que la actuación vale más que el sistema lingüístico. A lo mejor si
estuviese de acuerdo con esta dicotomía establecida por Chomsky, y defendida por
Cortázar, ya tendría aniquilado este texto. Aunque nos esté prohibido lo totalmente
nuevo, creo que con algunos cambios en las condiciones de producción, vamos
transformando el sentido de las palabras; a su vez, algunos arañazos en el cuerpo de las
palabras serían capaces de significar la realidad de modo distinto. Si la relación que se
establece con la lengua es de lucha, es un cuerpo a cuerpo entre el anhelar y el rechazar,
subrayo que solamente cuando se escribe con todo el cuerpo, en una escritura del
querer, existe la posibilidad de alguna relación con la lengua. En este punto casi final
del texto, también me gustaría resaltar la interpretación, que aquí se asume, de que la
lengua no se estructura con palabras que pretenden comunicar cualquier sentido sea el
que sea, sino con las entrelineas, con lo que se genera mientras las palabras se mueven,
con lo que las envuelve y va más allá de ellas.
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La lengua como cuerpo del querer: algunas palabras de cierre
“ quero a palabra última que também é tão primeira que já se confunde com a parte intangível do real (…) Posso não ter sentido mas é a mesma falta de sentido que tem a veia que pulsa. Quero escrever-te como quem aprende (…) E eu aqui me obrigo à severidade de uma linguagem tensa (...) O que te falo nunca é o que te falo e sim outra coisa. Capta essa coisa que me escapa e no entanto vivo dela e estou à tona de brilhante escuridão” Clarice Lispector, Água Viva.
Ponemos un punto final a este devaneo acordándonos de que lo que hace
Cortázar en Historia de Cronopios y Famas es querer jugar con las palabras. Sin
embargo, al intentar hacerlo, va desnudándonos el proceso de producción lingüística, tal
como la comprendemos en el esquema comunicativo, como una farsa, una falacia, ya
que solamente podemos jugar con las palabras porque a ellas también les seduce el
juego; la verdad es que nos enseña que las palabras son seres tan, si no más, juguetones
que nosotros mismos. Así, acaba por denunciar a las palabras en su situación de seres
mucho más vividos y listos que el propio escritor, ya que siempre se imponen en sus
reglas de combinación y en su producción de sentidos, lo que en el último extremo nos
apunta el hecho de que las palabras sean quienes juegan con el autor, del mismo modo
como siempre juegan con nosotros en la comunicación cotidiana (situación que se
intensifica, por ejemplo, en el proceso de escritura de este texto, ya que no lo hago
desde mi lengua dicha materna, y en las clases de lengua extranjera, escenario en donde
actúo profesionalmente, y en que con mucha nitidez y frecuencia las palabras se
personifican como trampas).
Ya basta de palabras. Vaya mundo temible el de las palabras, donde para decir
que ya no las queremos, estamos condenadas a quererlas y a decirlas otra vez más...
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Mukarovsky, Jan, 1970 “La dénomination poétique et la fonction esthétique de la
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Mukarovsky, Jan, 1970 “L`art comme fait sémiologique”, Poétique 3: 386-392
Mukarovsky, Jan, 1970 “Standard language and poetic language”en Linguistic and
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VV. AA., 2000, “Una aproximación a los dioses de Ángel Crespo: de Claro: oscuro a
Ocupación del fuego” en Florencia, para Ángel Crespo y su poesia, en Atti della
Giornata di Studi, Florencia, Alinea Editrice
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BODAS DE SANGRE: ¿LITERATURA O REALIDAD?
Luis Martín Carretero
Instituto Cervantes de Brasilia ¡No cubras de flores la boda!5
Contextualización
La obra teatral Bodas de sangre, de Federico García Lorca, fue escrita en 1932 y
estrenada en Madrid en marzo de 1933. Mucho se ha escrito sobre esta pieza de teatro
constantemente llevada a escena en diferentes versiones, estrenada en los mejores
escenarios del mundo y trasunto de películas, documentales y estudios.
En dicha pieza de teatro aparecen muchos de los elementos utilizados en buena
parte de la obra del autor granadino: el conflicto reprimido, relaciones prohibidas y el
deseo como fuerza transgresora que desembocan en tragedia y muerte. También se
recogen símbolos típicos de la obra lorquiana como son el caballo, la navaja, la luna,
etc. que aluden respectivamente a la sexualidad, la sangre y la muerte como destino
ineludible.
En el plano formal los aspectos temáticos y estilísticos son la marginación, el
ambiente rural andaluz, frases coloquiales y el romance popular.
Parece ser que Federico García Lorca recibió la inspiración para escribir esta
obra cuando leyó una noticia aparecida en el diario ABC del 25 de julio de 1928 titulada
“Crimen desarrollado en circunstancias misteriosas”6. Dicha noticia, tuvo una gran
repercusión en toda la prensa de la época, fundamentalmente en la prensa local
(Almería).
5 Bodas de sangre. Acto tercero, cuadro primero. 6 Ver anexo 1.
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Con esta comunicación pretendemos hacer una comparación entre la literatura y
la realidad. En ese análisis y, a pesar de las conexiones innegables entre la obra literaria
y el suceso, nos encontramos con dos historias diferentes. Sin embargo, las diferencias
no obstan para que se pueda constatar ese fenómeno curioso que aparece cada vez que
una gran obra literaria nace basada en unos hechos reales y que consiste en que los
hechos ficcionados por el autor y los hechos reales, en este caso, ocurridos en Níjar
(Almería) el 22 de julio de 1928, se vengan alimentando mutuamente en un acto de
perfecta simbiosis.
La obra
En cuanto obra literaria Bodas de Sangre está considerada una obra cumbre de la
producción trágica del dramaturgo y poeta andaluz. La lectura del libro nos depara un
retrato magistral del universo trágico de la vida. En la obra, Lorca pone en escena el
acontecer diario de la vida andaluza de su tiempo. El autor nos ofrece una tragedia
dividida en tres actos y siete cuadros. La España rural es el escenario que ambienta la
historia de una joven pareja que está a punto de contraer matrimonio, el cual se ve
frustrado por la reaparición de un escondido y ardiente amor que existía entre la joven
novia y su antiguo y primer pretendiente.
Es también una historia de viejas rencillas familiares, la familia del joven novio
había sido víctima de la pérdida del padre y el hermano mayor en manos de los Félix
(familia del joven raptor de la novia, Leonardo), lo cual engendra en la madre un
rencor-odio hacia todo lo relacionado con dicha familia, y un temor-odio hacia
cualquier arma que atente contra la vida del hombre.
En Bodas de Sangre se ven representados todos los arquetipos sociales de la
Andalucía rural. En la escena no están solo esos personajes, sino que se entabla también
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cada uno de los arquetipos. La disputa como nudo dramático entre el joven novio y
Leonardo es también una dicotomía entre el amor cándido y puro versus el amor de la
lascivia y la sensualidad, y también se ha dicho que es la dicotomía entre ricos y pobres.
Tanto los personajes principales como los secundarios componen la música de
fondo que acompaña el devenir de la obra como notas dramáticas que suben o bajan de
intensidad según las batallas que libran las diferentes formas de amar y de vivir en el
mundo rural, que esencialmente mantienen la dicotomía siguiente: normas tradicionales
y rigidez social por un lado y los punzantes impulsos del corazón y el destino por otro.
Es este el dilema al que la novia se enfrenta en el momento de su boda: las
brasas de un viejo amor vuelven a prender la llama en su corazón y la impelen a
transgredir las barreras de la convención social para dejarse caer en los brazos de
Leonardo, su antiguo amor, y escapar con él justo después de consumada la ceremonia
de matrimonio:
"Yo era una mujer quemada, llena de llagas por dentro y por fuera y tu hijo era un poquito de agua de la que yo esperaba hijos, tierra, salud; pero el otro era un río oscuro, lleno de ramas, que acercaba a mí el rumor de sus juncos y su cantar entre dientes." (La Novia, Acto III Cuadro II).
Por su parte, el joven novio, herido y ultrajado ante la comunidad no tiene más
opción que la venganza. Desde ese momento su objetivo será dar muerte a los fugitivos
vengar su propia herida y cumplir con la venganza pendiente de los muertos de su
familia. Los símbolos de la tragedia y la muerte: la luna y la navaja se confabularán para
que la venganza sea consumada: ambos jóvenes mueren asesinándose mutuamente una
noche de verano:
“Porque el novio es un palomo con todo el pecho de brasa y espera el campo el rumor la sangre derramada.”(Criada. Acto II Cuadro II)
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Las tragedias lorquianas ahondaron en las pasiones y en las raíces de la mujer y
la tierra española. Entre ellas, Bodas de Sangre ocupa un lugar de capital relevancia. El
nudo dramático se inspira en un hecho real, pero los sucesos del cortijo del Fraile7,
escenario del hecho real, se convierten en palimpsesto sobre el que el genio de García
Lorca reescribe un drama preñado de simbolismo y fuerzas telúricas donde la pasión y
los amantes se alían para que el destino se cumpla de forma fatal.
Está considerada por la crítica como la obra de García Lorca con la que se
configura su técnica dramática, en la que se mezclan prosa y verso, llena de imágenes y
símbolos: el caballo, elemento asociado con el sexo, la virilidad y la fuerza;
No quiso tocar la orilla mojada, su belfo caliente con moscas de plata. A los montes duros solo relinchaba con el río muerto sobre la garganta. ¡Ay caballo grande que no quiso el agua! ¡Ay dolor de nieve, caballo del alba! (Acto I, Cuadro II)
La luna, elemento recurrente en la obra de Lorca, símbolo de tragedia, violencia y
muerte:
¡Ay luna que sales! Luna de las hojas grandes. ¡Llena de jazmines de sangre! ¡Ay luna sola! ¡Luna de las verdes hojas! ¡Ay luna mala! Deja para el amor la oscura rama. ¡Ay triste luna! ¡Deja para el amor la rama oscura! (Los Leñadores, Acto I, Cuadro III)
7 Ver anexo número 2.
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La navaja, símbolo de la muerte,
Ilumina el chaleco y aparta los botones, que después las navajas ya saben el camino. (La Mendiga a la Luna, Acto III, cuadro I)
la navaja, que apunta a la culminación de una tragedia inevitable tal y como sucedió el
día 22 de julio de 1928 en las inmediaciones del cortijo del Fraile en Níjar, Almería.
El suceso
La primera mención que tenemos de los hechos que inspiraron a Lorca, la
encontramos en el Diario de Almería fechada el martes 24 de julio de 1928.
El titular de la noticia dice así: “Crimen misterioso. Cuando va a casarse,
desaparece la novia y es encontrada junto al cadáver del hombre con quien se fue.8
La ceremonia estaba prevista para las 3 de la madrugada del día 22 de julio, pero
al contrario que en la obra de Lorca, los protagonistas de la realidad huyen, en plena
noche, antes de que se celebre la boda. Entresaco algunos fragmentos de la noticia
publicada ese día donde se da cuenta de lo que aconteció:
“…Uno de los invitados de los que se retiraron al igual que los demás, en vista de lo sucedido con la desaparición de la novia, al llegar a una distancia de seis u ocho kilómetros de la casa cortijo, encontró bañado en sangre el cadáver de un hombre. La impresión que recibió fue grande, pero ella aumentó cuando advirtió que el cadáver era su hermano.”
“…dieron aviso a la Benemérita y en el momento que se personaba dicha fuerza también apareció la novia, que por lo visto se hallaba escondida próxima al cadáver. Ella, aparecía con las ropas desgarradas y con lesiones, señales evidentes de que hubo de sostener con alguien una violenta lucha.
8 Ver anexo número 3.
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“…La Benemérita la detuvo, e interrogada, manifestó, que estando en su domicilio acordó con su primo la fuga, para lo cual al retirarse su novio a descansar, montaron en la caballería que su primo llevase al cortijo y emprendieron la fuga sin ser vistos por persona alguna de los invitados. Al llegar al lugar donde se encontraba el cadáver, -dice la novia- nos salió al encuentro un enmascarado, quien disparó repetidas veces contra el primo raptor, recibiendo este cuatro balazos en la cabeza y pecho mortales de necesidad.”…“Después fue detenido el novio el cual niega toda participación en este hecho.”…”La novia manifiesta que, en efecto, se fugaba con su primo, pero que no pudo reconocer al agresor de él porque éste se dio a la fuga, amparado por la oscuridad de la noche, una vez que cometió su crimen.”… Por todo lo cual, el crimen aparece rodeado de un gran misterio, teniendo consternado al vecindario. En todas partes se comenta el criminal sucedido, haciéndose a su alrededor, infinidad de conjeturas. (El subrayado es mío)
Asombra comprobar como la realidad parece empeñarse en imitar al arte, al
menos en la crónica que se hizo de los hechos, aunque en este caso podríamos decir que
anticipan al arte. En efecto, la noche fatídica del 22 de julio de 1928 contiene los
elementos dramáticos que aparecen en la obra de Lorca: la caballería, la noche/la luna y,
en lugar de la navaja, la escopeta; también símbolo de virilidad y elemento recurrente en
las venganzas de la Andalucía rural. La crónica de la época le atribuye, además, al
suceso una dosis de misterio y se hace eco de la inmensa curiosidad que lo acontecido
despertó entre los lugareños: campo abonado para mitificar unos sucesos en el
imaginario popular de la época, y que alumbraron uno de los escasos romances
anónimos del siglo XX9, primera literatura que desencadenaron los hechos.
Siguiendo con los paralelismos con la obra de Lorca, hallamos otros elementos:
el escenario de los sangrientos sucesos en el cortijo de El Fraile de Níjar, es el mundo
rural andaluz. También en la historia real aparece un amor soterrado y ardoroso, pero en
el caso que nos ocupa, tenemos que hacer la salvedad de que era un amor
unidireccional, no correspondido, era el amor de la mujer, la Novia, o la Paca, hacia su
9 Ribalta, Josefina, 1999-2000, “Un romance popular del siglo XX: el crimen de Níjar”, Revista de humanidades y ciencias sociales del iea, pp.197-218.
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primo, el cual, y según declaraciones posteriores de ella, nunca le demostró el menor
afecto.
Otro elemento compartido entre obra y realidad son las rencillas familiares, pero
en esta familia nijareña, las rencillas o envidias estaban dentro de la propia familia de la
novia: una mujer coja y poco agraciada físicamente según algunas crónicas, hecho por
el cual su padre decidió dotarla con la astronómica cantidad, para le época, de 15.000
pesetas, y que sin duda despertó la envidia secreta de su hermana, tal y como veremos
después. Otra semejanza, presente en ambas historias, es el hecho de la dualidad
contradictoria de una sociedad que, por un lado, observa pulcramente las normas
morales y tradicionales y, por otro, no duda en disponerse a vivir siguiendo y
obedeciendo los designios del corazón y el instinto. En efecto, en la Andalucía rural era
común que los novios se escapasen para forzar un matrimonio que no era bien visto por
las familias. La decisión de escaparse con la mujer o el hombre amado, era razón
suficiente para validar, ante las familias y ante la sociedad, dicho matrimonio.
Por último cabría añadir que así como en Bodas de Sangre también en Nijar los
protagonistas perdieron su nombre y son conocidos, hasta hoy día, como el Novio y la
Novia.
Nos encontramos, pues, ante unos hechos que se encuentran enquistados en un
espacio entre la realidad y la literatura del que nadie ha querido arrancarlos.
El suceso real acaecido en tierras de Almería ha estado rodeado hasta nuestros
días, tanto por los protagonistas como por los habitantes de la zona, de un secretismo
absoluto. Esto, junto al hecho de haber sido un suceso amplificado por los medios y
sacralizado por la obra de Lorca, ha dado lugar al desarrollo de una suerte de literatura
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paralela, tanto oral como escrita 10 y a versiones contradictorias de los hechos reales,
cuya exactitud, nunca nadie ha podido o querido comprobar.
Para seguir con las convergencias entre literatura y realidad cabría añadir otro
elemento más de semejanza entre Bodas de Sangre y el crimen de Níjar: el
protagonismo absoluto de la Mujer.
La Novia
Francisca Cañadas Morales11, conocida como Paquita la Coja, es una mujer cuya
biografía anuncia una vida poco corriente. En 1928 vivía en el cortijo de El Fraile con
su padre y cinco hermanos, la madre había muerto doce años antes.
Algunas versiones afirman que la cojera de Paquita fue consecuencia de una
poliomielitis, pero otras afirman que su cojera era consecuencia de una paliza que le dio
el padre siendo muy pequeña. La cojera se descubrió irreversible ya cuando la niña
intentó dar sus primeros pasos. Esta fue la causa de que Paquita, a diferencia de sus
hermanas y de las otras chicas de la comarca, en lugar de dedicarse a las faenas del
campo, aprendiera a bordar, a coser y a hacer encajes, actividades por entonces
reservadas para las mujeres de un cierto nivel económico.
De la novia protagonista de Bodas de sangre, el padre en la ficción también
destaca esas mismas cualidades manuales de su hija al hablar con la madre del novio:
10 Por una parte tenemos literatura generada por el hecho real: por orden cronológico son los siguientes libros: Puñal de claveles de Carmen de Burgos (1931), Bodas de Sangre de García Lorca (1932) "El crimen de Níjar. El origen de Bodas de Sangre" de Carlos Arce (1988). Por otra toda la literatura generada en la prensa desde entonces y el desarrollo de una tradición oral mantenida en la zona que se inició con la aparición de un romance popular sin título que corrió por la época, ver anexo 5. 11 Ver foto en anexo número 4
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"Hace las migas a las tres, cuando el lucero. No habla nunca; suave como la lana, borda toda clase de bordados y puede cortar una maroma con los dientes"(Acto I, Cuadro III)
También se dice que el padre, para apagar su sentimiento de culpa, decidió que
para ella serían las tierras del cortijo de El Hualix, el cortijo en el que vivió hasta su
muerte en 1987, y que la dotaría con 15.000 pesetas.
En el romance creado en la comarca de Níjar después del suceso, se dice que era
una mujer fea y coja, pero la fealdad de la que habla el romance parece más producto de
la reprobación con que los ojos de los lugareños vieron el plantón que dio a Casimiro, el
Novio; que de la imagen real de la Novia. Por descripciones y fotos sabemos que
Paquita era una mujer alta, delgada, morena y de facciones grandes.
También se habla de ella como de una mujer bastante independiente para la
época. No tener que trabajar agotadoramente en las tareas del campo y disponer de
mucho tiempo para ella, la hicieron una mujer diferente y su carácter era considerado
como demasiado liberal en la época. Se cuenta que Paquita, siempre acompañada de una
moza de la casa, frecuentaba los bailes de la comarca sin su novio, estando ya apalabrá
con Casimiro, y cuando éste guardaba luto por su madre. Después del crimen no volvió
a salir nunca, ni jamás dio que hablar, pero antes iba de un lado para otro, dicen las
gentes del pueblo.
Fuera de estas salidas a los bailes, nadie recuerda que Paquita hubiese tenido
otras relaciones, ni tampoco nadie puede asegurar que mantuviera encuentros con su
primo Francisco Montes Cañada, con quine se escapara, fuera de las tradicionales
reuniones familiares.
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Boda por interés
Las tierras y la suma de dinero que heredaría Paquita eran en aquella época un
signo de riqueza manifiesta. Una de sus hermanas, Carmen, parece que no tuvo la
resignación del resto de la familia y no veía con buenos ojos la herencia privilegiada de
su hermana.
Con Carmen y su marido vivía Casimiro, el Novio, hermano del marido de
Carmen. Dicen que Carmen animó a Casimiro para que se casara con su hermana
Paquita, y con su mediación consiguió que Paquita y Casimiro se hiciesen novios.
Desde ese momento Carmen empieza a hacer planes para trasladarse al cortijo de El
Fraile, el más rico de toda la comarca, herencia de su hermana Paquita, y en el que se
iba a instalar el nuevo matrimonio.
Pero al margen de los pensamientos de Carmen para participar de la herencia de
su hermana, en otro lugar, en el cortijo de Los Pipaces, se fraguaban otros planes. En
ese cortijo vivía una tía de la novia, la madre de Francisco Montes, el primo con quien
se escapara la Novia, que pensó que su hijo podría hacer una buena boda casándose con
La Coja.
Así estaban las cosas cuando se aproximaba la fecha del casamiento, lo que
sucedió después ya es de todos conocido, sin embargo, seguimos sin saber un dato
fundamental, el crimen que se cometió nunca dejó conocer el nombre de su autor.
Carmen y su marido fueron condenados por el juez, pero nunca se supo quien de
los dos fue el autor material de los hechos. Unos dijeron que fue Carmen la que disparó
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y la misma que intentó estrangular a su hermana sin participación del marido; otros, que
fue un extraño personaje que huyó después al extranjero.
Tras esta tragedia familiar, la familia de la novia condenó la actitud de la hija y
la enterró en vida en un cortijo de donde nunca salió. Fue tratada como una indeseable.
Ella guardaría un silencio sepulcral toda su vida.
Lo que ahora puede ser considerado un acto de valentía, de amor, de libertad, en
su momento fue recibido como una vergüenza pública, pero también fue la heroína de
una historia que sigue dando que hablar. Paca, rechazó la facilidad, el dinero, y buscó la
libertad junto al hombre que amaba. Un acto transgresor y valiente para la época.
Vamos a escuchar la versión de los hechos en sus propias palabras en una entrevista que
concedió, estando en la cárcel, al Diario de Almería12:
“Yo no quería a mi novio y si en cambio estaba enamorada de mi primo. Y eran mis grandes deseos que este me dijera algo de amores, pero como mi primo no me hablaba nunca de esto es por lo que me decidí a ponerme en estado con Casimiro. Yo no sospechaba nada, pero veía a mi primo y me alegraba, era tanto lo que me gustaba! A pesar del tiempo que llevaba en relaciones con mi novio no podía olvidar la gran ilusión que por mi primo sentía. Alguna vez que otra sí que le decía, pero primo, ¿quién me va a querer a mi con esta cojera que dios me ha dado? Se lo decía siendo ya novia de Casimiro, con el propósito de ver si picaba y así poder realizar yo las ilusiones de mi vida. Yo salí por la misma puerta de la habitación donde me estaba peinando y mi primo me aguardaba en la parte baja de las escaleras. Juntos salimos al campo y en la bestia que él había traído al cortijo nos montamos emprendiendo la fuga.”
A partir de ahí, el resto de su vida quedó marcado por el titular de la primera
noticia del crimen, que recordamos decía así:
12 Información extraída del documental El crimen de una novia, 2006, de Lola Herrero.
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“Crimen misterioso. Cuando va a casarse, desaparece la novia y es encontrada
junto al cadáver del hombre con quien se fue.”
Francisca Cañadas Morales falleció a los 84 años de edad la madrugada del día 9
de septiembre de 1987, en Níjar (Almería). Está enterrada en una tumba sin nombre
para que nadie pueda saber donde continúa su silencio la Novia.
Bibliografía
Arce, C., El crimen de Níjar. El origen de Bodas de Sangre, 1988, Barcelona, Seuba
Ediciones.
De Burgos, C., Puñal de claveles,2009, Almería, Instituto de Estudios de la Diputación
de Almería, 2009.
Documental
El crimen de una novia, 2006, de Lola Herrero.
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Anexo 1*: Noticia del diario ABC que supuestamente inspiró a Lorca.
Anexo 2*:El cortijo del Fraile
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Anexo 3*: primera noticia aparecida en la prensa sobre el crimen de Níjar.
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Anexo 4: foto de Francisca Montes Cañada (la Novia)
Anexo 5: foto de Casimiro Pérez Pino (el Novio)
* Estos anexos han sido tomados del siguiente blog: http://casasotavento.blogspot.com/2009/07/homenaje-paquita-canada.html Anexo 5: romance. Tomado de http://www.bibliotecaspublicas.es/nijar/imagenes/contenido14279_1.pdf
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LA POESÍA COMO RUTINA COMUNICATIVA: LA METÁFORA EN NUESTRO DÍA A DÍA
Juan Manuel Real Espinosa
Instituto Cervantes de Porto Alegre
Puede producir una cierta extrañeza inicial que, en un simposio dedicado a la
poesía en lengua española, se traten aspectos del habla cotidiana. Pero esa extrañeza
solo debe ser, efectivamente, inicial. La línea que separa lo que, en un ejercicio de
simplificación, podemos calificar de lenguaje común del lenguaje poético, no son,
desde luego, aspectos formales. Es frecuente el recurso a definir una noción abstracta a
partir de la enumeración de los ítems que la componen, aunque el procedimiento en sí
mismo sea contraproducente, especialmente a efectos epistemológicos. Así, por
ejemplo, se pueden leer definiciones del surrealismo poético español en función del
empleo que dicha corriente hace de la metáfora (García Gallego, 1991). Digamos que
dada la carencia casi total de técnicas de creación poética irracional o automática, el
empleo de la metáfora se convierte en el único eje que parece vertebrar el sui generis
Surrealismo español. Lo llamativo de todo esto, y que vamos a analizar aquí, es que si
aceptamos la tesis de García Gallego tal y como aparece formulada en su ensayo, todos
los hablantes de español deberían ser considerados poetas del Surrealismo español: el
empleo de la metáfora –y de otros recursos estilísticos- en nuestro hablar cotidiano es
tal, que en realidad, la línea divisoria entre lenguaje poético y cotidiano, debería tal vez
ser establecida más en función de los fines de la expresión, que de sus medios.
En los últimos 30 años hemos asistido a un cambio radical en la concepción de
la metáfora, que ha pasado de ser considerada poco más que una figura retórica, a ser
vista como un instrumento cognitivo (Reddy, 1979; Lakoff et al., 1980; Fauconnier et
al. 1994, 1998). Esto quiere decir que no solo tiene un papel fundamental en la
comunicación cotidiana, sino que además, nuestro sistema conceptual, el que nos
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permite pensar y actuar, es fundamentalmente metafórico: conceptualizamos parcelas de
la realidad tal y como la percibimos, gracias a metáforas basadas en otras parcelas. En
palabras de Steen et al. (1999:2):
“() The committee has kept me in the dark about this matter.
Language and conceptual structure from the 'source' domain of vision is
used to depict a situation in the 'target' domain of knowledge and
understanding. Particular elements of the source and target domains are picked
out through a combination of the source language used ("in the dark") and the
relevant conceptual metaphor, a 'mapping'—presumably stored as a knowledge
structure in long-term memory—which tells us how elements in the two
domains line up with each other. In this metaphor, knowledge structures which
concern seeing have been put into correspondence with structures concerning
knowledge and awareness. Because the mapping is principled, ignorance is
associated with darkness as well as other conditions which preclude sight. In
fact, thanks to the general mapping between visual perception and intellectual
activity, nearly any concept related to the experience of vision is likely to have
a clear counterpart in the realm of knowledge and ideas. We easily understand
a novel sentence like "You'd need an electron microscope to find the point of
this article"—and the conceptual metaphor is the mechanism by which we
interpret such references.”
En este fragmento, los autores se refieren a la Teoría de la Metáfora Conceptual
(TMC) tal y como la enunciaron Lakoff y Johnson (1980), para después compararla con
otra teoría algo más reciente, la Teoría del Blending, que reformula algunos aspectos de
la teoría inicial. En cualquier caso y para los propósitos del presente trabajo, podemos
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partir de cualquier de ambas teorías sin mayores consecuencias cara a las conclusiones
finales, por lo que bastará con la referencia anterior a la TMC.
Cuando se habla de metáfora en términos cognitivos, es frecuente hacer
referencia a metáforas que actúan en un nivel léxico-semántico, como ocurre en el
ejemplo que acabamos de ver:
(1) The committee has kept me in the dark about this matter.
Como puede observarse, la metáfora genera lo que podríamos llamar una unidad
fraseológica, más concretamente, una colocación: “dejar a alguien a oscuras” es una
combinación de palabras frecuente, cuyo significado puede deducirse con facilidad del
significado de sistema de las palabras que la componen. ¿Son las colocaciones
construcciones metafóricas? Podríamos decir que algo, o mucho hay de ello en el
asunto. Efectivamente, si alguien puede llegar a comprender una expresión de ese tipo
sin haberla oído nunca antes, es, precisamente, por la naturaleza metafórica del lenguaje
hablado humano, independientemente de la lengua en cuestión. Pero lo que nos va a
ocupar en este trabajo no son tanto las metáforas que afectan a un nivel léxico y que dan
lugar a unidades fraseológicas, sino otros tipos de asociaciones frecuentes o estables de
palabras, asociaciones basadas de igual manera en principios metafóricos, pero que se
asocian más bien al nivel morfosintáctico: estamos hablando de las perífrasis.
Tradicionalmente, se han considerado elementos plenamente gramaticales, y cuando se
habla de ellas, no es frecuente hallar ninguna reflexión acerca de cómo se cómo se
formaron. En realidad, las perífrasis pertenecen más al nivel léxico que al
morfosintáctico, como veremos a continuación, lo cual no es óbice para admitir que,
unas más que otras, tienen también un cierto grado de participación en la expresión de
significado gramatical.
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Siempre que se habla de perífrasis, se suele comenzar por hablar de los criterios
para decidir qué es perífrasis. Tradicionalmente, se ha considerado que la perífrasis,
para serlo, tenía que cumplir una serie de requisitos, entre los que se hallaba, de forma
más o menos constante, la idea de la desemantización del verbo auxiliar:
“Definiciones.- a) Cuando un verbo forma parte de determinadas perífrasis o
sintagmas fijos que pueden afectar a todas las formas de su conjugación, se
producen en el significado del verbo ciertos matices o alteraciones expresivas.
Damos a estos sintagmas el nombre de perífrasis (…)”
Verbos auxiliares.- Decimos que un verbo desempeña la función de auxiliar
cuando, al encabezar una perífrasis verbal, pierde total o parcialmente su
significado propio. Si decimos Voy a contestar es carta, el verbo ir es auxiliar,
porque no conserva su acepción de movimiento de un lugar a otro, como no la
conservan tampoco los verbos andar y venir en las expresiones andaba mirando
las láminas de un libro, venía sospechando de este hombre. Asimismo, deber se
ha vaciado de sus sentido obligativo para cumplir el papel auxiliar en la frase
Deben ser las diez, y el verbo tener se ha despojado de toda significación
posesiva en Se lo tengo rogado. Como todos estos verbos (con la excepción de
haber) conservan en la lengua moderna su significado propio, habrá que decidir,
en cada oración donde aparezca una de tales perífrasis, si su significación ha
desaparecido u oscurecido en grado suficiente para estimarlos” RAE (2006:444-
445)
Desde nuestro punto de vista, aceptar esta propuesta crea en primer lugar
problemas evidentes, y en segundo lugar, problemas innecesarios. Pero vayamos por
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partes. ¿Evidentes por qué? Porque resulta muy difícil definir qué es el significado
propio de un verbo, como puede comprobarse con solo echar un vistazo al DRAE: para
el verbo ser se proponen hasta dieciséis significados. Para estar, dieciocho. Para el
verbo haber, once. Veinticuatro significados para el verbo tener, para el verbo venir,
veintisiete. Treinta y ocho para el verbo ir, y así podríamos continuar, ampliando la
nómina de verbos que frecuentemente actúan como auxiliares perifrásticos, y para los
que se proponen largas y minuciosas listas de significados. Entonces, la pregunta sería:
¿cuál de esos significados es el que ha de ser considerado significado propio?
Evidentemente, debe haberlo; toda palabra ha de tener un significado de sistema, un
sentido primigenio, que permita la posterior extensión semántica del término, pero el
DRAE no llega a definirlo. Entonces: ¿cómo la Real Academia puede definir una
perífrasis según el principio expuesto en el esbozo, sin haber llegado nunca a definir el
paso previo necesario, este significado propio del verbo?
El contrasentido es claro, y llegados a este punto, ¿cómo se ha vadeado la
dificultad? De una manera muy simple: creando un vacío de definición, que se completa
con lo que cada autor, de manera más o menos intuitiva, cree que es ese significado
propio. Normalmente, se identifica significado propio con significado más frecuente, o
significado literal: así, tener expresaría la posesión de un objeto, y andar expresaría
desplazarse caminando. Este criterio, el de igualar significado de sistema a significado
más frecuente, literal o simplemente pedestre, como cualquier otro criterio que sea
apriorístico y arbitrario, es ineficaz en lingüística, al carecer de una base objetiva o
científica que lo justifique.
¿E innecesario por qué? Porque la existencia de las perífrasis no depende, claro
está, de que alguno de sus verbos pierda significado o no. De hecho, lo llamativo de una
asociación verbal no es la pérdida de significado de uno de los elementos, sino justo lo
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contrario: el significado global de la construcción. Dicho de otra manera, el hecho de
que dos verbos se asocien para generar una unidad de significado distinto al de esos dos
verbos por separado, es criterio más que suficiente para constatar la existencia de una
perífrasis. Además, si podemos admitir que el verbo andar posee hasta diecinueve
significados13, no parece muy justificado argüir que en expresiones del tipo “anda
pensándolo” o “anda saliendo mucho” el verbo andar ha perdido su significado propio,
ni en mayor ni en menor grado, o no al menos que lo haya hecho más que en las
acepciones 8, 9 ó 12 que nos ofrece el DRAE para el verbo andar.
Desde nuestra perspectiva, al significado primigenio del verbo (fuera éste el que
fuese), se van añadiendo, con el pasar de los siglos, nuevos matices de significado que
quedan incorporados, algunas veces ya de manera permanente, a su espectro
significativo, conformándose así el significado global del término. Y ese proceso de
ampliación semántica tiene mucho que ver con la asociación metafórica. Por ejemplo, la
noción andar es concebible como un proceso en desarrollo. Entre las nociones de salida
y llegada media la noción andar, lo que explica que la perífrasis “andar pensando algo”
se interprete como un punto intermedio entre las circunstancias de partida de un
razonamiento, y la llegada o conclusión final. Además, andar es especialmente
adecuado para evocar una cierta lentitud, y una cierta dificultad en el proceso, mucho
más que ir o correr, por ejemplo. La metáfora consiste en evocar la imagen de alguien
que medita con calma una cuestión, a través de la noción de desplazamiento a pié entre
dos puntos, el de salida y el de llegada.
13 Algunos de esos diecinueve tan alejados de su significado literal como los que siguen: (8) “Obrar, proceder. Andar sin recelo”, (9) “Reñir a golpes o sirviéndose de ciertas armas. Andar A cachetes” o (12) “Pretender insistentemente algo. Anda TRAS un premio literario” DRAE, [en línea] [consulta 16 septiembre 2009] Disponible en la web http://buscon.rae.es/draeI/SrvltConsulta?TIPO_BUS=3&LEMA=ser
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Pero, ¿tiene este proceso metafórico algo que ver, de manera exclusiva, con la
perífrasis? La respuesta es no: se trata de un proceso de ampliación del significado
verbal, sobre el que, en términos generales, se puede decir que da exactamente igual que
se constate en el verbo andar asociado a un gerundio o en el verbo andar asociado a un
adjetivo, pongamos por caso:
Anda criticando
Anda nervioso
Además, es fácil inferir que este proceso de ampliación semántica mediante una
asociación metafórica permitirá expresar un gran abanico de matices significativos sin
necesidad de ampliar el catálogo léxico de una lengua, lo que explica que sea un
procedimiento tan frecuente de producción de significado, en cualquier lengua.
Es llamativo constatar en la perífrasis como el significado expresado por el
verbo auxiliar, plenamente justificado en el marco del significado global de ese verbo,
concuerda con el significado de sistema de la forma nominal del verbo en que aparece el
verbo auxiliado. Consideremos el siguiente ejemplo:
Anda pensando en cambiar de trabajo
La idea de proceso en pleno desarrollo, comenzado pero aún por concluir,
(evocado mediante la noción andar), es plenamente solidario con el valor de significado
del gerundio, que presenta el proceso de tensión-distensión verbal en su punto
intermedio, el tiempo in fieri de Guillaume (1965). En resumidas cuentas, el sentido
metafórico asociable al proceso andar es solidario, significativamente, con el de acción
en desarrollo, propio del significado de sistema del gerundio.
Esa solidaridad significativa entre los elementos de la perífrasis se da en
cualquier otro caso, como -por otro lado- es lógico. Supongamos el siguiente ejemplo:
Va a comprarse un coche
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A falta de mayor contexto, podríamos entender la frase de dos maneras. La
primera sería la literal: alguien se dirige de facto a un concesionario a comprar su un
coche. La segunda sería la metafórica, en la que alguien planea comprarse un coche en
un plazo de tiempo más o menos breve. Independientemente de la lectura que se haga
del ejemplo anterior, en ambos casos el significado se establece a partir de los mismos
actantes significativos: la idea de desplazamiento hacia una acción por comenzar, el
tiempo in posse de Gillaume. Que ese desplazamiento sea literal en el espacio, o
metafórico en el espacio-tiempo, es secundario a efectos del material lingüístico
empleado para generar significado. Es la inferencia pragmática la que nos ayudará a
decidir entre una u otra interpretación, entre lo literal y lo metafórico.
Lo mismo puede decirse de otras muchas perífrasis:
Está viviendo un problema económico
Tiene que arreglar papeles
Va llevándolo con mano izquierda
Esto viene a significar “amor”, más o menos
Ya les han dicho lo que hay
Con un criterio que tampoco es siempre claro, tradicionalmente se han incluido
dentro del inventario de tiempos verbales del español a las formas compuestas con
haber más participio, y no a otras, como por ejemplo, las formadas por estar más
gerundio. Tal vez habría alguna justificación para incluir ambas construcciones (Real
Espinosa, 2005), aunque teniendo en cuenta su base significativa eminentemente
metafórica, tal vez sería lo más adecuado incluirlas dentro del inventario del resto de
perífrasis verbales. En cualquier caso, cualquier objeto, lingüístico o de cualquier otra
naturaleza, puede ser clasificado teniendo en cuenta diferentes criterios, por lo que no
parece que, entre los cometidos de la lingüística, sea el de inventariar el que merezca
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mayores debates. Lo que resulta claro es que la formación de la secuencia han dicho,
responde al valor metafórico de la expresión, que puede cifrarse en la idea de poseer
una acción completa, en este caso, el sujeto de la oración (ellos), poseen las palabras
dichas por otros. Hay que tener en cuenta que este tipo de perífrasis hunde sus raíces en
el propio latín, aunque no sería hasta finales del latín vulgar o comienzos del latín
gótico (siglos V - VI) cuando acaparasen la expresión del aspecto perfectivo (Cano,
1998:165), si bien una datación tan tardía haría difícil explicar su presencia en diversas
variedades romances. En cualquier caso, lo que queda claro es que el valor metafórico
original no se percibe en español moderno con la misma intensidad que se puede
percibir el valor de otras expresiones perifrásticas. También cuando se aprenden lenguas
extranjeras, sobre todo durante la infancia, se siente una notable perplejidad ante la
traducción literal de las expresiones de la L2 a la L1. Ello se debe a que nos
encontramos, con frecuencia, ante metáforas muy crudas para el oído de quien no está
acostumbrado a ellas; lo mismo ocurre cuando se reflexiona acerca del sentido literal de
expresiones muy cotidianas, como las construidas mediante haber más participio.
Las otras expresiones que veíamos en la anterior secuencia de ejemplos son
igualmente metafóricas. Veamos cómo han sido constituidas:
“Está viviendo un problema económico” obtiene su significado a partir de la
imagen metafórica de estar dentro de una acción en proceso, en este caso vivir algo.
“Tiene que arreglar papeles” recibe su significado de la idea de poseer una acción por
comenzar, y “Va llevándolo con mano izquierda” a su vez, cobra sentido a partir de la
imagen de proceso-desplazamiento ir, más la noción de acción comenzada pero no
terminada del gerundio. Por cierto, nótese que aquí también el verbo auxiliado tiene un
empleo metafórico: no se lleva a nadie en sentido literal, de un lugar a otro, sino
metafórico. Es decir, la metáfora no está instalada en el verbo auxiliado o en el auxiliar,
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sino en el conjunto de la perífrasis. Por último, es curioso el empleo de venir a
significar. Es curiosa la noción de movimiento hacia el lugar en el que mentalmente se
sitúa el hablante, mediante el empleo del verbo venir. En cualquier caso, no es nada
nuevo el valor aproximativo de los elementos que significan una aproximación espacial:
Eso va a ser del carburador
Anda por los cincuenta,
En referencia a la solidaridad significativa de los elementos de la perífrasis, se
puede observar como la oposición de esto significa / esto viene a significar, oposición
de la declaración exacta frente a la aproximada, se expresa tanto por el valor de
aproximación espacial primario de venir, como por el valor de potencialidad anejo al
tiempo in posse del infinitivo.
Comenzábamos llamando la atención sobre lo sorprendente, en un principio, de
que en un simposio dedicado a la poesía en lengua española, se hable sobre cuestiones
gramaticales, o aparentemente gramaticales. Como hemos visto, eso depende mucho del
concepto de poesía, metáfora y gramática que manejemos. Siendo consecuentes con las
bases de la poesía moderna, y con los avances en lingüística, habría que convenir que,
en realidad, la diferencia entre el lenguaje común de todos los días y el poético, estriba
en sus fines, pero no en sus medios, que básicamente, son exactamente los mismos.
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Bibliografía
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Gredos.
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Benito, A., Gramática Práctica, 1992, Madrid: EDAF
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Castañeda Castro, A. 2004, “Gramática e imágenes. Ejemplos para el caso del español”.
Mosaico, [en línea] nº 14. [consulta 2 octubre 2007] Disponible en la web
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Damonte (eds.), Gramática descriptiva de la lengua española. Madrid: Espasa Calpe.
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Disponible en la web: http://www.sgci.mec.es/redele/revista/castaneda.shtml
Weinrich, H., Estructura y función de los tiempos en el lenguaje, 1968, Madrid.
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PANORAMA DE LA LITERATURA ARGENTINA DURANTE LA ÚLTIMA DICTADURA MILITAR
Juan Pedro Rojas Universidade de Brasília
La primera pregunta que nos podemos hacer es si es válido hablar de la
literatura en un período histórico dado o de la literatura de un país , en este caso
Argentina durante un período de su historia , en este caso la última dictadura
militar que se extendió entre los años 1976 y 1983 . Me voy a justificar usando
a un crítico alemán perseguido por el nazismo, Auerbach , que teorizó sobre esta
cuestión en su libro Mimesis. En Mimesis Auerbach afirma que la realidad está
representada en la literatura de varios períodos, y se relaciona con las convenciones
sociales e intelectuales del tiempo en que se escribieron. Hay entonces , según este
autor , una relación fundamental entre las obras y su tiempo. Por lo tanto el
análisis literario no es otra cosa que una reconstrucción de la historia . Lo que
tenemos en la Argentina de los años que nos ocupan es una dictadura militar , un
panorama sombrío de violencia , represión , persecución y censura. Martín Kohan en
un artículo llamado Historia y literatura. La verdad de la narración nos dice que
bajo condiciones de represión cultural la representación literaria de lo real se
complica . La pregunta de cómo narrar la realidad además de ser una pregunta
propia de una literatura consciente o de un sistema literario, en los términos de
Antonio Cándido, es necesaria por las propias dificultades que hay para escribir ,
para representar la realidad.
Y ¿qué formas de representación encuentra la literatura argentina en este
período difícil?
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Empecemos por la cuestión del género. Elsa Drucaroff en la introducción al
XI volumen de la Historia crítica de la literatura Argentina señala que el género
que marca este período de la literatura argentina es la narración , más
específicamente la novela. Esto como consecuencia de un proceso que había
comenzado en la década del 60 cuando se creó la expectativa de una gran
expansión de la escritura y de una problematización de la lectura . Las condiciones
que propiciaron esto estaban dadas por en una expansión económica , social y
cultural propia de una curva expansiva del capitalismo nacional en la década del
60. Encontramos aquí un cierto desarrollo industrial (importancia de la industria
nacional) , cierto interés en la problemática latinoamericana (especialmente después
de la revolución cubana) , fuerte relación con los nuevos esquemas filosóficos que
vinieron a quitar el polvo de los discursos dogmáticos de la época peronista, el
fuerte despliegue científico y un interés nuevo por las novedades culturales .
En esta época tiene gran influencia en el ámbito intelectual La teoría de
la Novela de Lukacs , libro que sostiene que la novela es un espacio de reflexión
sobre el tiempo histórico y sobre la inserción del ser humano en su entorno y la
considera un género privilegiado para reflejar las relaciones entre sujetos y su
tiempo . La novela es pues un espacio donde pensar denunciar y hasta actuar en
el mundo . Esto sumado a la libertad y el espacio para la experimentación de
técnicas que su forma permite hicieron que se convirtiera en el género preferido
de este período de expansión.
En el ya mencionado texto de Drucaroff se mencionan cinco fenómenos o
características que lo definen :
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1- Surgimiento de nuevas poéticas o formas narrativas:
Cada uno de los autores se aboca a un experimentalismo formal. Tenemos
la narración infinita de Puig , haciendo confluir un sinnúmero de voces , así
como la desaparición del narrador en la novela El beso de la mujer araña, la
percepción como estilo e inflexión en la narrativa de Saer , una especie de
presente condensado en el cual un mismo hecho aparece relatado por varios
narradores y o personajes , un debate de poéticas en las narraciones de Piglia , los
particulares cruces entre ficción y política en las obras de Tomás Eloy Martínez y
de Osvaldo Soriano.
2- Surgimiento de ciertos ejes temáticos
El cuerpo , sus excesos , su erotismo , tomado como espacio donde se
ejerce el poder . La vida familiar pequeño-burguesa da lugar a seres solos frente
a su destino.
3- Particular desarrollo de géneros narrativos
Surge la narrativa cómica o de humor como un género particular y no
como un recurso estético dentro de la narración. Se recupera la narrativa
histórica. La historieta gana fuerza , principalmente con el crecimiento del mercado
de revistas. También se consolida la literatura infantil, por las mismas razones
4- Aparición de nuevas políticas editoriales en el mercado cultural.
El boom de la literatura latinoamericana , nace y deja marcas en
Argentina. Principalmente en las lógicas que adopta el mercado editorial para
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publicar libros, que de cierta forma, condicionan la producción , sin duda. Lo que
más vende es más codiciado, sin duda. Se consolida la literatura como producto
de mercado.
5- Experiencias narrativas del exilio
Las condiciones políticas obligaron a muchos escritores a abandonar el
país entre 1975 y 1983; se generó así una narrativa atravesada por esa
experiencia . Puig exiliado después de una amenaza de la Triple A en 1973 ,
Saer radicado en Francia desde 1968 , época de la anterior dictadura , que duró
entre el 66 y el 73.
Vistas estas características generales y criterios de clasificación
pasaremos a trabajar con tres producciones paradigmáticas de la época. Las
novelas: El beso de la mujer araña (1976) de Manuel Puig , Respiración Artificial
(1980) de Ricardo Piglia ,
Nadie Nada Nunca (1980) de Juan José Saer.
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Manuel Puig, El beso de la mujer araña (1976)
Breve argumento. El beso de la mujer araña: La historia básica es la de dos
hombres en una celda de una cárcel bonaerense, Luis Molina, decorador de vitrinas,
acusado de corrupción a menores es homosexual y le gustan las películas de
Hollywood clase B y Valentín Arregui, procesado por promover y participar en actos
políticos subversivos. En realidad Molina es un informante de la policía que
intentará sacarle información sobre el grupo al que Valentín pertenece . Para esto
busca crear confianza en Valentín contándole películas clase B que este critica
desde una posición lógico-cartesiana . Tenemos en la construcción de los personajes
una oposición , como la planteada por Walter Benjamin entre un contador de
historias al estilo de la tradición oral de cuentos de hadas (Molina) y por otro
lado un individuo obsesionado por transmitir información y no experiencias . El
primero representando la cultura popular fuertemente influenciada por la industria
cultural (el cine hollywoodiano) y el segundo el discurso de la izquierda dogmática .
Cada uno analiza al otro y la novela avanza buscando el material asociativo,
imitando al psicoanálisis freudiano, entre los dos personajes , uno a mano del otro.
Tanto que Valentín termina por adquirir un gusto por este cine y Molina se
enamora del guerrillero a tal punto que decide ayudarlo y llevar informaciones
sobre el al grupo. Este pacto es sellado por un beso. Sin embargo Molina es
descubierto por la policía para la que trabaja y muere. El último capítulo es una
corriente de conciencia en el que aparece el sueño realizado de Molina , que era
el de morir heroicamente por amor, convertido en un personaje de película , la
mujer araña. Hasta aquí lo único que tenemos es una descripción ingenua, una
fábula.
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Veamos ahora al narrador. El lector asiste al habla directa de los personajes, un
diálogo sin ninguna intervención de un narrador básico, generalmente afiliado al
ordenamiento retórico y a hacer de intermediario entre el lector y la historia. O sea
tenemos el narrador ausente. Los personajes abandonados. Para Ilsie Logie , autora
belga de un estudio (La omnipresencia de la mimesis en la obra de Manuel
Puig) sobre esta obra , la ausencia del narrador o de enunciador pone de relieve
la ausencia o carencia de todo lenguaje estrictamente privado y allí está la
fuerza mimética de la obra. La apropiación de la realidad. ¿Y dónde está la
esperanza ante esto, la contracara? Está en esa apropiación que los personajes
hacen de estos productos de la cultura de masas . Las películas son contadas y
analizadas. Molina y luego Valentín le agregan elementos propios, particulares. Los
personajes literarios restituyen un habla particular ausente desde lo narrativo o
enunciativo. La literatura y el arte se convierten en un espacio de resistencia. De
esperanza.
El capítulo final , esta corriente de conciencia del personaje Molina , es el
espacio de la imaginación , de lo surreal, de los sueños . Es el único espacio de
libertad en un ambiente irrespirable.
Puig realiza un complejo montaje de discursos: los diálogos entrelazados a las
películas, corrientes de conciencia, informes policiales, conversaciones entre el director
de la Penitenciaría de Buenos Aires y Luis Molina, listas de víveres, y las notas al pie de
página sobre la homosexualidad: teorías “reales” y posteriormente refutadas que
responden a discursos científicos contrapuestos al discurso literario.
El entramado de diferentes lenguajes, el bricolage, el valerse de los restos de una cultura
popular , de ruinas para crear un nuevo y original lenguaje. Podemos pensar en quien
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es este narrador que abandona a los personajes , que los deja a su suerte ,
observando de una forma extremamente imparcial y sin intervenir . ¿Esa pasividad
se debe a un miedo ante lo que está pasando o a una aceptación tácita
Ricardo Piglia, Respiración Artificial (1980)
Respiración artificial se publica cuatro años después del golpe militar del 76, en
plena actividad del régimen del "Proceso de Reorganización Nacional" pero
obviamente no es solo un libro testimonial. Piglia escribe Respiración artificial en la
Argentina, desde una situación histórica muy difícil. La restricción a la actividad
cultural era enorme. Esto lo lleva a desarrollar un estilo enfocado a reflejar la situación
represiva, y al mismo tiempo a escapar, por medio de una codificación particular, de la
censura. En la novela el autor va a reflexionar sobre el valor de la literatura ,
de la ficción en una sociedad en crisis o atormentada por el horror.
La cita de T. S Eliot que sirve de epígrafe -“We had the experience but missed
the meaning, an approach to the meaning restores the experience” (teníamos la
experiencia pero perdimos su sentido, y acercarse al sentido restaura la experiencia)- es
la clave para entender la novela. En una contracarátula del libro se dice: "Concebida
como un sistema de citas, referencias culturales, alusiones, plagios, pariodias y
pastiches, la novela de Piglia pone en escena el viejo sueño de Walter Benjamin
("producir una obra que consistiera únicamente en citas"); también es una moderna y
sutil versión de las novelas policiacas".
La primera parte de la novela, es esencialmente epistolar , desarrolla una
enigmática trama basada en cuatro personajes de diferentes generaciones -un tío,
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Marcelo Maggi, y su sobrino, el joven escritor Emilio Renzi, el suegro del tío y el
abuelo del suegro-, y sus relaciones con la vida política argentina desde mediados del
siglo XIX hasta los años setenta del XX. El hilo que los une son los escritos del
bisabuelo, un exiliado sifilítico que se suicidó, y que fueron conservados por la familia.
La sociedad vista como una trama de relatos, un conjunto de historias y de
ficciones que circulan entre la gente. Hay un circuito personal, privado, de la narración.
Y hay una voz pública, un movimiento social del relato. El estado centraliza esas
historias; el Estado narra. Cuando se ejerce el poder político se está siempre imponiendo
una manera de contar la realidad.
De esta manera, en la dictadura militar, se construye una versión de la realidad,
"los militares aparecían en ese mito como el reaseguro médico de la sociedad." Piglia
describe esta ficción política como "la teoría del cuerpo extraño que había penetrado en
el tejido social y que debía ser extirpado." Se anticipa lo que iba a suceder en secreto, se
dice abiertamente el crimen de forma que parezca una metáfora, cuando era una realidad
material, directa. Se desarrolla entonces una figura compleja, una vocación a ocultar la
verdad al representarla como si se tratara de una figura retórica
Es la idea de Modificación y Transformación como razón de la historia y
de la escritura , como clave de la idea de ficción que nos viene de Benjamin. El
autor asume una mezcla discursiva que se conforma en una poética de la
Modificación , porque todo es ficcionalizable y la ficción es un modo , una
estrategia , acaso de las más efectivas de entrar en la historia para salir de la
pesadilla de lo real . Es la literatura la que habla del futuro por medio del presente. La
literatura política, para Piglia, debe ser una literatura que cuente una utopía.
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Juan José Saer, Nadie nada nunca (1980)
Breve argumento: El argumento es simple , son tres días de la vida del Gato
Garay en la casa de Rincón , un pequeño pueblito en los suburbios de Santa Fe ,
más precisamente en una región de islas sobre el río Paraná. En este lugar se
están produciendo extraños asesinatos de caballos. Una gran amenaza parece
preocupar permanentemente a los protagonistas , el Gato y algunos compañeros
que lo visitan se turnan para cuidar los caballos que tienen. La casa donde vive
está en ruinas. La narración discurre muy lentamente. La prosa narrativa de Saer
puede entenderse como una indagación obsesiva de lo real . Hay una
interrogación incesante acerca de las posibilidades del discurso narrativo. De su
valor en la realidad. El procedimiento que usa para reflexionar sobre esto se
llama condensación o presente condensado y consiste en combinar la insistencia
obsesiva, el detenimiento minucioso, descripciones que se alargan, repeticiones de
lo ya narrado desde el punto de vista de varios narradores. Cada narrador toma
la palabra y va contando los mismos hechos desde su punto de vista . Estas
múltiples voces cuestionan la interpretación unívoca de lo real , sin encontrar sin
embargo una única representación , sino varias. La narración se condensa. ¿Para
qué? Se trata según la crítica de una literatura de la desconfianza , desconfianza
radical (Miguel Dalmaroni).
Que lejos de dar lugar al silencio o al cierre del relato , funciona como
motivación o pretexto para la corrección. Las escrituras están en competencia ,
con el fin de corregirse . No es un relativismo , en el que todo vale , aquí todo
no vale , aquí todo puede ser mejor , puede ser mejor construido . Hay una
pulsión dialéctica entre un relato y el anterior.
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A modo de conclusión. Algunos elementos comunes:
La complejidad del narrador aparece como un elemento común a las tres
novelas paradigmáticas. El silencio narrativo de Puig encontramos el silencio de la
población ante el horror , su omisión .Es la contracara del Estado narrador de
Piglia, quien organiza los discursos. En Saer vemos la desconfianza total en lo
que se ha dicho. El ambiente de desconfianza reina , como reina la amenaza y la
violencia . El efecto de la violencia social impacta de lleno en la narrativa : se
silencian algunos sectores de la sociedad , hay un ambiente de desconfianza y
amenaza permanente , el Estado es la voz cantante . La hegemonía discursiva está
en el centro de la discusión. A pesar del panorama sombrío y problemático las
tres obras nos traen una esperanza final que en Piglia descansa en la utopía y
por lo tanto en la existencia de un sueño, en Saer tenemos el espacio para la
mejora , para la corrección para la creación de un nuevo proyecto y en Puig el
refugio del pensamiento , de la imaginación en este capítulo final que es el
único en el que la libertad se hace presente.
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Bibliografía:
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Puig, Manuel, El beso de la mujer araña, 2002, Argentina, Editorial Planeta.
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BÉCQUER, EL POETA IRÓNICO
Raquel Romero Guillemas Instituto Cervantes, Madrid
Bécquer es uno de esos artistas que han sido convertidos en algo muy distinto de
lo que en realidad son. La obra del poeta sevillano ha venido leyéndose como la máxima
expresión del romanticismo español, es decir, como la cumbre de la melancolía, la
desilusión, el desamor y el mal del siglo; se la ha relacionado con una biografía, en
muchos episodios poco verosímil y hasta falseada, que de él inventaron algunos de sus
más íntimos amigos y, finalmente, se la ha convertido en poesía de adolescentes. No es
de extrañar, pues, que cuando se habla de él se produzca cierto revuelo entre el público
y se muestre más o menos a las claras cierto rechazo no exento de matizaciones.
Permítanme, ahora, hacer algunas. Bécquer es el primero de los poetas modernos
españoles, y no por ello el último de los románticos, y lo es porque su obra es la de un
artista de su tiempo muy capaz de transmitir el espíritu casi épico de una época de
grandes cambios en la que, para no dejar de ser un hombre, había que ser casi un dios; y
al mismo tiempo es el poeta que muestra, con sensibilidad sin límites, la pequeñez del
hombre enfrentado a esa batalla por la supervivencia. Guardar el equilibrio entre lo
sobrehumano y la más pura expresión de la individualidad es un ejercicio de precisión
literaria que difícilmente podría llevarse a cabo sin un recurso fundamental que
establece bien a las claras y de forma definitiva la distancia entre la modernidad y
cualquier otro periodo de la historia del pensamiento del hombre, dicho recurso no es
otro que la ironía.
La ironía es una toma de posición del artista al intentar dar forma al universo
ficticio de su producción, es decir, la ironía es una forma de conocimiento; pero también
es una apoyatura retórica que sirve para formular una expresión concreta y puntual; y
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también puede ser vista como un medio de expresión que abarca al discurso completo y
desarrolla reglas de funcionamiento específicas y propias de una situación determinada
y no de otra. Estas tres ideas (forma de conocimiento, forma de expresión y forma de
comunicación) constituyen la base teórica necesaria para cualquier análisis de la ironía;
y así podemos decir que existen tipos de ironía que bien podrían catalogarse como
ironía filosófica (relacionada con el conocimiento del mundo o la relación del individuo
con su entorno), ironía retórica (aquella que se define como apoyatura discursiva que
sirve a un fin expresivo concreto) e ironía pragmática (la que nos da idea de la forma
con la que el individuo se relaciona con los demás a través del uso y abuso del
lenguaje). Durante mucho tiempo se ha pretendido establecer fronteras claras entre unas
y otras formas de ironía aunque en la práctica parecía una batalla perdida ya que poner
límites al campo no es tan fácil como parece, ni siquiera en la obra de Bécquer.
Para aplicar estos principios al análisis de la ironía en algunas obras de Bécquer,
concretamente en las Rimas, deberíamos tener en cuenta tanto la parte poética de la
producción becqueriana, como el conjunto de su obra, esto es, deberíamos partir del
corpus completo para tener así una visión del contexto general en el que se inscriben y
desde el que se generan, se citan, o se distorsionan los pensamientos y las ideas que
configuran el peculiar universo literario del que nos ocupamos; y del que las Rimas son
solo un ejemplo y una parte. No olvidemos que constituyen la manifestación práctica
del ideario poético de Bécquer, la formulación poética de los principios artísticos que
estableció en las Cartas literarias a una mujer y Desde mi celda.
Establecer una relación entre las diferentes obras de Bécquer y las Rimas, como
expresión poética del sentir y del pensar que se pone de manifiesto en su obra en prosa,
es un intento ya realizado por Robert Pageard, por ejemplo, Pere Rovira o Russell P.
Sebold, en algunos de sus estudios sobre el universo becqueriano; sin embargo, y
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aunque pueda costarle al lector creerlo, sigue siendo un espacio por descubrir, porque
aunque las Rimas sean el conjunto poético más divulgado y leído de entre los que
forman parte de la historia de la lírica española, no es, a pesar de ello o precisamente
por ello, el mejor conocido.
Tradicionalmente las Rimas se han estudiado de forma aislada,
descontextualizadas y excesivamente ligadas a la biografía trágico-novelesca que de
Bécquer quisieron transmitirnos algunos de sus amigos; muy alejadas de la trágica
realidad y del agitado tiempo en que el poeta vivió.
Nos interesan aquí los componentes irónicos de las Rimas porque, precisamente
en ellas, aparece resumido y concentrado lo más esencial de la obra del poeta sevillano.
Mientras la prosa becqueriana va diluyendo su temática a lo largo de los diferentes
artículos publicados, las Rimas parecen contener todo lo que el poeta quiere ofrecer a su
público -como el propio autor dice-, las impresiones y los sentimientos más que las
anécdotas de las que se derivan. Las Rimas constituyen, además, un conjunto reducido,
que no insignificante, de una producción que abarca el género periodístico, el ensayo
literario y el cuento tradicional en forma de Leyendas. Las Rimas tal y como aparecen
en el texto que Rodríguez Correa, Augusto Ferrán y Narciso Campillo publicaron en
187114, poseen una disposición especial, orquestada –no lo olvidemos- por los
recopiladores, que obedece a un hipotético hilo argumental que agrupa las
composiciones en cuatro apartados: las que tienen como tema fundamental el arte y la
poesía, las que exaltan el amor, aquellas que muestran la incomprensión del mundo
14 No vamos a entrar aquí en la polémica y espinosa cuestión bibliográfica que envuelve la obra de Gustavo Adolfo Bécquer. Nos limitaremos a utilizar una más entre las múltiples ediciones de las Rimas contrastándola, en los casos que sea necesario, con la edición facsímile del Libro de los Gorriones publicado en Madrid, 1971 por la Dirección General de Archivos y Bibliografía, o bien con el estudio de PAGEARD R., Rimas de Gustavo Adolfo Bécquer, Madrid, 1971.Indicamos, como viene siendo habitual en los estudios de las Rimas, en números romanos el orden que cada poema ocupa en el texto publicado en 1871 por los amigos del poeta; y en cifras arábigas la disposición de los textos en el manuscrito del Libro de los Gorriones (1868).
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hacia el artista y, finalmente, las referidas a la muerte. Se trata, sin embargo, de un
orden ficticio del que debemos decir, de la mano de R. Pageard:
“que es artificial y que ha contribuido mucho, por el gran número de los poemas de acento íntimo, a hacer de Bécquer un héroe novelesco, víctima de la incomprensión de una mujer y de una sociedad, lo que el poeta fue muy poco en la realidad.” (Pageard, 1990: 544)
Si, como bien dice el estudioso francés, la relación pseudonovelesca que se ha
creado entre el artista y su obra es una fórmula que fomenta y actualiza el mito del poeta
víctima de las circunstancias; si esto es así, será cierto, como pensamos, que las Rimas
de Gustavo Adolfo Bécquer, al no guardar una relación intencional que requiera una
continuidad en el análisis y la interpretación, admiten una lectura distinta a la que
tradicionalmente hemos venido realizando, una lectura no condicionada por aspecto
biográfico alguno, una lectura no sometida a secuencia temática alguna, una lectura, en
definitiva, que rompa con la artificiosidad de un orden que ha trascendido el discurso
mitificando al artista.
Parece que para leer las Rimas el lector ha de impostar la voz y asumir un tono
que no deriva del poema sino de consideraciones extraliterarias que fomentan la errónea
idea de que poeta, poema y hombre son la trinidad literaria: tres personas que,
indisolublemente unidas, forman el mito del artista romántico. Cabe aquí un apunte: no
podemos olvidar que la muerte de Bécquer y la publicación de sus poemas se produce
entre 1870 y 1871 respectivamente; y que ya en 1857 se habían publicado en Francia
Las flores del Mal, 1857, de Charles Baudelaire, por ejemplo.
Impostábamos la voz, decía, para leer los poemas de Bécquer y acabábamos
leyendo el mito romántico; pero esa no es la obra que el sevillano escribió. Para llegar
hasta ella habremos de disociar la trinidad poeta, poema, hombre, y solo entonces
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podremos leer las Rimas tal y como son, poemas que rememoran sensaciones o
sentimientos, porque dice el poeta:
“por lo que a mí toca, puedo asegurarte que cuando siento no escribo. Guardo, sí, en mi cerebro escritas, como en un libro misterioso, las impresiones que han dejado en él su huella al pasar; éstas, ligeras y ardientes, hijas de la sensación duermen allí agrupadas en el fondo de mi memoria, hasta el instante en que, puro, tranquilo, sereno y revestido, por decirlo así, de un poder sobrenatural, mi espíritu las evoca.”
(Cartas literarias a una mujer, II) Este proceso creador, para el que la memoria es un factor fundamental y activo,
basa su eficacia en el distanciamiento. El poeta cuando siente no escribe, lo que
significa que cuando escribe siente de una manera que puede llamarse artificial porque
el sentimiento o la sensación no son reales, son imágenes, recuerdos que guarda en la
memoria, y
“sólo a algunos seres les es dado el guardar, como un tesoro, la memoria viva de lo que han sentido. Yo creo que éstos son los poetas. Es más, creo que únicamente por esto lo son.” (Cartas literarias a una mujer, II)
Si desandamos lo dicho hasta aquí nos encontraremos con que Bécquer
considera al poeta como un ser especial porque consigue manifestar sus sentimientos y
sus ideas a través de la distancia que impone la memoria; una distancia que separa el
objeto poético del sujeto poético, de tal modo que el artista, antes de llevar al papel su
obra, olvida o recuerda, selecciona unilateralmente las emociones, para convertir el
poema en la expresión siempre relativa, a veces escéptica, de la experiencia individual.
Ahora bien, para convertir el poema en la expresión de emociones, éstas han de
concretarse en palabras, y las palabras han de colocarse en el texto de tal modo que
expresen emociones de la forma más adecuada. Este es un proceso de composición, -
dice el poeta-:
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“la parte mecánica pequeña y material en todas las obras del hombre” (Cartas Literarias a una mujer, II)
que ha de adecuarse, como es lógico, a cualquier texto, pero que es especialmente
importante y significativo para el texto irónico.
Si observamos el siguiente poema 15
Voy contra mi interés al confesarlo; no obstante, amada mía, pienso, cual tú, que una oda sólo es buena de un billete de banco al dorso escrita. No faltará algún necio que al oírlo se haga cruces y diga: - Mujer al fin del siglo diez y nueve, material y prosaica ¡Boberías! Voces que hacen correr cuatro poetas que en invierno se embozan con la lira: ¡Ladridos de los perros a la luna! Tu sabes y yo sé que, en esta vida, con genio es muy contado el que la escribe y con oro cualquiera hace poesía. (XXVI, 7)16
De la forma de puntuar el poema, de la disposición de determinados términos y
del uso que el autor hace de ellos toma el poema un tono especial, una forma específica
para ser leído y un sentido específico a cada uno de los términos que forman el eje
temático de la composición. La peculiar disposición de cada palabra en el texto y, sobre
todo, la escasa afinidad significativa que tradicionalmente relaciona temas tan dispares,
casi opuestos, como poesía y economía, quizá el pudor que nos lleva a obviar una
relación tan real, nos obliga a establecer y a forzar, del mismo modo que lo hace el
15 Suele decirse de esta rima que es una forma de protesta contra la ideología de la clase burguesa. Los ideales del positivismo burgués simplificaban el arte convirtiéndolo en una forma de comercio que no tenía en cuenta la función social del artista creador. Es posible, pero Bécquer era un hombre al que le gustaba vivir bien y que conocía, porque no siempre podía disfrutar de él, el valor del dinero y podía contrastarlo con el escaso valor en metálico de sus composiciones. 16 En “La calle de la Montera” Bécquer describe en términos también irónicos a los poetas: Los poetas o los que presumían de tales, puestos los ojos en blanco, la capa echada a la espalda y arañando en una vihuela, laúd, tiorba o bandurria, desahogaban su amoroso afán en canciones capaces de ablandar, no digo a una montera, pero sí a cierta estatua con formas de mujer que se alzaba entonces en el centro de la mal llamada Puerta del Sol, y que se conocía con el nombre de Mari-Blanca.
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autor, un buen número de relaciones contextuales de las que se derivará la ironía del
poema.
Si tenemos en cuenta el contexto biográfico de Bécquer y la posibilidad de que
éste diera lugar a la Rima XXVI, 7; si consideramos, además, que términos como billete
de banco, oda, escribir poesía o hacer poesía, eran difíciles de incluir en un mismo
discurso, podremos llegar a dos conclusiones. En primer lugar Bécquer está exponiendo
una evidencia de la cual todos somos conscientes aunque nos cueste formularla o, al
menos, aceptar su formulación a través de un texto poético que, por si fuera poco, se
cuestiona a sí mismo como valor adecuado a las necesidades materiales y prosaicas del
fin del siglo diecinueve. La segunda conclusión a la que llegamos es que todos los
términos que han sido utilizados en el poema adquieren un significado añadido al
original, que deriva de la oposición a que se ven sometidos; y que solamente así, es
decir, ubicados en el lugar que ocupan, nos ofrecen la información necesaria para
entender qué mecanismos desencadenan la distorsión del contenido de la frase o del
párrafo en que se sitúan. Así, el lector se ve obligado a reconsiderar el contenido de
cada uno de los conceptos que Bécquer incluye en su composición en función de las
relaciones que éstos establecen individualmente con los que les rodean, y
colectivamente con el conjunto del párrafo, del discurso y del entorno en que se
produce.
El billete del banco, la mujer material y prosaica o los ladridos de los perros, se
desprenden de una parte importante de su valor original, y en gran medida negativo,
para convertirse en verdades o hechos indiscutibles para el yo poético y su interlocutora:
pienso, cual tú, Tú sabes y yo sé, que condicionan el resultado final del texto: no
estamos ante un poema irónico porque en él se expone una situación o un tema tratados
desde la perspectiva particular de la ironía, sino que podemos decir que la Rima XXVI,
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7 es irónica porque contrapone realidades antagónicas que entrecruzan sus respectivas
verdades para complementar una evidencia: el valor del dinero en una sociedad material
y prosaica.
También en términos de intercambio, aunque con un tema completamente
distinto, la Rima LI, 70 nos ofrece un ejemplo de ironía cuya mecánica de actuación se
basa en la consideración de que el significado de las palabras se complementa sustancial
y sensiblemente a través del contexto en que se inscriben y el emisor que las pronuncia.
De lo poco de vida que me resta, diera con gusto los mejores años, por saber lo que a otros de mí has hablado. Y de esta vida mortal y, de la eterna lo que me toque, si me toca algo, por saber lo que a solas de mí has pensado. (LI, 70)
Tanto la brevedad de la composición, como la estructura binaria que la define,
propician la aparición de la ironía en tanto que contraste entre las partes.
El primer par de términos contrapuestos hablado/pensado es el que rige toda la
composición, a él debemos añadir dicotomías como palabras/ideas, vida mortal/vida
eterna, relación social/entorno íntimo, que establecen sus relaciones contrapuestas a
partir de la consideración del valor del pensamiento frente a la palabra, o viceversa.
Aparece también, en el texto de la Rima, uno de los recursos poéticos que mejor
reflejan la ironía, el tono coloquial e irreverente que alcanza su momento culminante en
el verso seis, justo cuando la coma lo divide en dos mitades. El segundo hemistiquio, si
me toca algo realiza una doble función; en primer lugar justifica y reafirma lo que ya se
presagiaba desde el inicio del poema: que existe una evidente desproporción entre lo
que se compra, lo que de mí has hablado, y su precio:
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De lo poco de vida que me resta, diera con gusto los mejores años
dándonos la clave para una interpretación no literal sino irónica del poema.
La segunda de las funciones que realiza es mucho más sutil que la primera.
Hasta llegar a la segunda mitad del sexto verso el lector intuye que está ante un poema
irónico; al leer este verso no tiene más remedio que reafirmar, ayudado por el poeta, su
teoría. Desde el verso sexto y hasta el final del poema la que fuera ironía puntual se
generaliza: la desproporción que apuntábamos se acrecienta, porque, en el verso que nos
ocupa, Bécquer introduce un nuevo valor para cuantificar el precio de un pensamiento,
que no es otro que la vida mortal y la eterna.
Cuando se establece un trueque se supone que el valor de los elementos que se
intercambian debe ser similar. Que uno de los extremos de la transacción, lo que de mí
has pensado, posea un valor tan elevado, esta vida mortal y la vida eterna, significa que
al poeta le importa, como individuo que vive en sociedad, qué se dice de él, pero sobre
todo le interesa saber qué se piensa de él, porque esta consideración podría condicionar
su comportamiento.
La Rima IV, 39, No digáis que agotado su tesoro, ofrece una nueva forma de
expresar la relación irónica que el poeta observa entre el mundo y su peculiar visión de
él. No se trata ahora de reutilizar el tópico del desdén amoroso ni de volver sobre la
economía doméstica; la Rima IV, 39 nos muestra que el poeta, si verdaderamente lo es,
es capaz de decirnos, utilizando para ello la propia forma poética que parece condenada
a desaparecer, no sólo que sigue habiendo temas y hechos susceptibles de convertirse en
material poético, sino que puede hacerse poesía de la posibilidad misma de que ésta
desaparezca.
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No digáis que, agotado su tesoro de asuntos falta, enmudeció la lira; podrá no haber poetas, pero siempre habrá poesía. (IV, 39)
Las cuatro estrofas que siguen a esta especie de presentación, y resumen a un
mismo tiempo, del poema, no añaden más que información anecdótica a lo dicho. El
poeta, valiéndose de la propia poesía, nos dice que cabe la posibilidad de que no existan
poetas, pero es impensable que no haya poesía, porque la habrá mientras exista la
belleza y el sentimiento necesario para expresarla.
Tradicionalmente se ha dicho que esta Rima es el correlato poético de aquella
idea que el poeta expuso en las Cartas literarias a una mujer, y que equiparaba mujer y
poesía.
“la poesía eres tú, porque tú eres la más bella personificación del sentimiento, y el verdadero espíritu de la poesía no es otro.”
(Cartas literarias a una mujer, II)
Si embargo, del texto se desprende únicamente que habrá poesía mientras exista
una mujer hermosa, como también la habrá al cumplirse cualquiera de las demás
condiciones expuestas a lo largo del poema. Las palabras del poeta desvían nuestra
atención hacia las hipótesis sobre la perdurabilidad de la poesía mientras que en realidad
lo que está ofreciéndonos es un ejercicio poético en el que se reformulan todos los
tópicos acerca de la poesía misma.
Existe, para terminar, un poema que es capaz de ejemplificar todo lo que
venimos diciendo, estamos hablando de la Rima LXXIX, 55, poema censurado en un
primer momento, no se incluyo en la primera edición de 1871, y que no verá la luz hasta
1901 (Pageard, 1971: 373-377).
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El manuscrito del El Libro de los Gorriones contiene, en la página 575, y con el
número 55, esta Rima tachada:
“es difícil averiguar si esta cruz fue aplicada por Bécquer o por sus amigos. Se comprende en todo caso que, a pesar de su valor artístico, esta Rima fuera descartada de la edición caritativa de 1871” (Pageard, 1970: 542)
¿Por lo atrevido de su contenido? Es difícil compartir una justificación tan pobre. El
poema tachado dice así:
Una mujer me ha envenenado el alma, otra mujer me ha envenenado el cuerpo; ninguna de las dos vino a buscarme, yo de ninguna de las dos me quejo. Como el mundo es redondo, el mundo rueda; si mañana, rodando, este veneno envenena a su vez ¿por qué acusarme? ¿puedo dar más de lo que a mí me dieron?
(LXXIX, 55)
Las dos estrofas marcan las dos partes del poema. A la primera corresponde la
exposición de los hechos tal y como son asumidos por el poeta, sin dramatismos, con
cínica naturalidad. Al lector no le cabe ninguna duda acerca de lo que está leyendo,
porque el poeta, lejos de parapetarse en la palabra para poder esconder su enfermedad,
la sífilis, relata sin concesiones caritativas una experiencia dramática como pocas: la
conciencia de una muerte anunciada. La segunda parte contiene una reflexión que, a
modo de conclusión, pretende dar al poema, y al tema que en él se desarrolla, un final
coherente y adecuado a la primera parte.
Bécquer utiliza la perspectiva del yo para exponer al lector con mayor
inmediatez la terrible experiencia que supone, en el siglo XIX, la sífilis, seguramente
también porque la conoce a la perfección; la misión fundamental de la primera persona
es abordar el tema desde la conciencia plena de una muerte inminente, pero no desde el
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dramatismo que lógicamente debería derivarse de semejante realidad, sino desde el
cinismo de quien se sabe víctima y no se quiere sentir derrotado.
La posibilidad de que el lector intente una doble lectura del poema es, cuando
menos, remota: no existe, porque así lo quiere Bécquer, ninguna duda acerca de la
intencionalidad del autor. No cabe la posibilidad, porque así lo quiere nuevamente
Bécquer, de pensar que el protagonista del poema sea un ser arrepentido, desvalido,
enamorado, inocente o ingenuo, víctima de una realidad cuyas fatales consecuencias
desconocía. El significado literal y el posible significado encubierto del poema
coinciden perfectamente porque el autor ha elegido ofrecer al lector la información
relevante y necesaria para transmitir, mediante los términos adecuados y precisos, una
experiencia.
Estamos ante la ironía no por una infracción de la regla de la coherencia o
adecuación lingüísticas, sino por la violación, mediante la no adecuación y la
manipulación, del código de los géneros literarios, del código de los valores sociales,
del código de los valores culturales y del de los valores morales. Bécquer toma la
perspectiva poética del yo-víctima, pero no del yo-derrotado, porque es el único modo
mediante el cual puede convertir al conjunto de la sociedad en verdugo y culpable, y a
cada individuo en nueva víctima. Para lograrlo el poeta situará, precisamente en el
último verso del poema, una interrogación que requiere del lector una respuesta simple
y concisa, derivada lógicamente, del contenido de la Rima; y la respuesta ha de ser no.
De este modo el poema al completo se vuelve contra el receptor porque hace que el yo
lector pueda superponerse al yo poético, confundiéndose e identificándose en el papel
de la víctima. En este preciso instante, cuando el lector-cómplice responde al poeta y
hace de la experiencia lectora experiencia de vida, se convierte en parte del poema, en
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tanto que lo concluye y lo construye, pierde la distancia que, como lector, parecía
separarle y protegerle del texto y forma parte de él.
En este momento preciso siempre he imaginado al autor esbozando una perversa
sonrisa de complacencia al observar que el lector y el personaje poético acaban
asumiendo su papel en el macabro juego de la fortuna, y confundiéndose en una misma
idea:
“como el mundo es redondo, el mundo rueda" (LXXIX, 55)
Bibliografía
Pageard, R., Rimas de Gustavo Adolfo Bécquer, Madrid, 1971.
Pageard, R., Bécquer. Leyenda y realidad, Madrid, 1990.
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LA NARRATIVA DE ANDRÉS RIVERA: LA FRONTERA ENTRE EL
DISCURSO NARRATIVO Y EL FICCIONAL17
Jorgelina Tallei
USP/CEFET-MG/CELE /Instituto Cervantes de São Paulo
“No corro el riesgo de que alguien me reproche mis faltas de buen gusto y mis atentados, si los hay, a la ortodoxia de la prosa castellana. Ni que me asalte el anhelo (dicen que es irreprimible) de sustituir a Dios, que suele terminar en una boutade tan torpe y patética y expiatoria como la que se le escuchó a M. Flaubert cuando le preguntaron quién era Mme. Bovary (Andrés Rivera18)”
Cuando nos deparamos con la escritura de Andrés Rivera, especialmente con su última
producción literaria, nos asalta una primera impresión: sus palabras se hacen presentes
en la página en blanco figurando el entrecruzamiento móvil de un tejido. Edgardo Berg
es quien propone esta metáfora para describir la escritura de Rivera:
“Volver a bordar y destejer su propia tela, configurar su propia textura, invirtiendo la cadena fijada sobre los hilos del telar, es quizá la escena primaria que define la escritura de Rivera como proceso de desvío y autocorrección.” (2004: 99)
Si esta metáfora describe con pertinencia el último período de la obra literaria de
Rivera, su aproximación a la escritura, ya en los primeros años de la infancia, lleva esa
marca del desvío y de la autocorrección. Así lo comenta el propio Rivera en una
entrevista:
“-Yo empecé a escribir antes de empezar a escribir, nací en un hogar obrero, en la década del treinta, la famosa década infame. La pieza en donde vivíamos mi padre, mi madre y yo era el lugar donde se reunían militantes sindicales en la clandestinidad. Traían sus discursos épicos, sus panfletos a medio escribir, sus declaraciones, los libros de actas de los
17 Este trabajo forma parte de mi tema de Maestría, publicada en la íntegra en la biblioteca de la Universidad de São Paulo (USP) 18 Entrevista a Andrés Rivera: “El nombre de un escritor”, por Sergio Rocchietti, Revista Con-versiones, 2004.
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sindicatos. Y yo, con mis pocos años de escuela, corregía las faltas de ortografía. Para ese momento además yo era un chico enfermizo. Entonces, en la cama leía obras tan entretenidas como las actas del comité central de la CGT. Después ya mi padre me dictaba todo, me daba la idea de lo que quería decir para el periódico del sindicato y yo le redactaba la notícula, y él corregía aquí y allá para darle más énfasis, ¿verdad? Y entonces discutíamos y yo le decía papá no, con un signo de admiración basta desde aquel momento detesto los signos de admiración. ¿Qué pasaba por la cabeza de un chico? En la cabeza de ese chico convivían las historietas del Tony las largas lecturas, con muy pocos dibujos, del Tit Bits, revista que desapareció y cuanta revista caía en mis manos "El levantamiento de los mineros de Asturias en 1934", épico, épico…”19
La cita presenta varios aspectos interesantes. En primer lugar, el singular
ambiente intelectual que lo pone en contacto con la escritura. Esos “militantes sindicales
en la clandestinidad” que llegaban con “sus discursos épicos, sus panfletos a medio
escribir, sus declaraciones, los libros de actas de los sindicatos” y en segundo lugar, la
función de “corrector” que Rivera asume ante esos textos.
Es esta primera experiencia como escritor la que configura el movimiento de re-
escritura en la literatura de Rivera. Corregir las faltas de ortografía conlleva al ejercicio
de volver una y otra vez sobre el texto escrito, movimiento que define el estilo de la
última producción de Rivera. Pero de este relato de Rivera también se deduce que su
incursión en la escritura empieza no sólo con la corrección de las faltas de ortografía de
los panfletos sindicalistas, sino también con el dictado de esos textos. El horizonte
ideológico de esos textos militantes se proyecta claramente en su primera etapa de
escritor, en novelas como El precio (1957), donde la historia concebida como lucha de
clases domina el universo narrativo representado. En esa novela el poder se representa
como una esfera inmutable que oprime a las clases más bajas de la sociedad.
19 Extraído in: http://www.radiomontaje.com.ar/andresrivera.htm. <Consultado 10 de setiembre de 2009.>
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Otro de los aspectos que marca su posterior etapa de escritor es el dictado al cual
antes me refería: mi padre me dictaba todo, dice Rivera. La afirmación lleva a pensar
que para él la letra se manifiesta mediante la oralidad, el relato siempre es contado por
otra voz y esa voz luego es corregida. Así, la escritura y la corrección se confunden en
un solo acto. En ese intento de escribir y corregir se genera la escritura de Rivera,
marcada por la experiencia de vida.
Tanto Berg (2002) como Carmen Perilli (2004) señalan que la vida del autor en
la primera etapa literaria, que corresponde a la publicación de El precio (1957), Los que
no mueren (1959), Sol de sábado (1962), Cita (1965), El yugo y la marcha, (1968),
atraviesa los textos ficcionales que se construyen a partir de una representación de la
lucha de clases. El propio Rivera afirma en una entrevista:
“Bueno, mi primera novela, El precio, apareció en 1957. En ese momento había un campo socialista, lo que se llamó el socialismo real, que con todas sus atrocidades, que hay que reconocerlas, era una alternativa para millones y millones de personas: intelectuales, pequeño burgueses, trabajadores, campesinos. Esa novela, de la que no me desdigo, habría que reescribirla de la primera palabra a la última. Estaba cruzada por demasiadas influencias. Yo no había logrado en ese momento una escritura propia, y eso es muy importante porque una escritura propia habla de lo que usted denomina experiencia histórica. “20
Después de esta primera incursión en la escritura, Rivera pasa a trabajar como
obrero textil en una fábrica, otra experiencia de vida que deja marcas en sus primeros
textos literarios y prefigura la metáfora de la tela de quien nos habla Edgardo Berg.
En relación a lo expuesto, el mismo Edgardo Berg y Claudia Gilman opinan que
las primeras novelas de Rivera buscan representar una clase social, los obreros. En este
sentido, la historia para Rivera, la de los años 50, será la historia de la lucha de clases. 20 Entrevista a Andrés Rivera, in: http://www.radiomontaje.com.ar/andresrivera.htm. <Consultado 10 de septiembre de 2009.>
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Los personajes que se perfilan en sus primeras obras serán personajes sociales que con
sus voces representarán toda una clase. La narración se dividirá en dos mundos: el de
los que mandan (los patrones) y los que luchan (los obreros). En su primera novela, El
precio, el narrador nos relata:
“y los hombres no dormían porque tenían el estómago vacío y las cabezas llenas de palabras y sólo esperaban la hora de ocupar sus puestos en los piquetes de guardia, cuidando los portones de la empresa… “(1957: 205)
Dicha novela pondrá en escena las grandes huelgas de los telares y las huelgas
metalúrgicas que junto con las fábricas serán el escenario donde se construirá la trama
de los personajes. En el mismo sentido, para Edgardo Berg,
“la primera novela de Rivera se sitúa en la juntura imprecisa que fluctúa entre la verdad -la versión- del testimonio y la indagación historiográfica que construye la ficción”. (2002:100)
Si en las primeras novelas de Rivera observamos esta representación de la clase
obrera, luego esa representación literaria se modificará. Este cambio de estilo en su
escritura se ve alterado por las lecturas que el propio escritor realiza. En su primera
etapa literaria lee a diversos escritores: Hemingway, Marx, Hammet, y en su segunda
etapa literaria, donde la representación de sus personajes se ve modificada (de obreros
textiles a personajes históricos), las lecturas serán: Jorge Luis Borges, Julio Cortázar,
Roberto Arlt, entre otros.
A este respecto, los críticos han divido su narrativa en dos etapas. La primera
etapa que corresponden a sus obras: El precio (1957), Los que no mueren (1959), Sol de
sábado (1962), Cita (1965), El yugo y la marcha, (1968). Y la segunda etapa a las obras
posteriores a su novela Ajuste de cuentas escrita en 1972.
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La primera etapa está vinculada a la literatura como testimonio, marcada por la
experiencia (la de obrero textil y la de periodista) y la segunda a “novelas históricas”,
coloco el término entre comillas porque Andrés Rivera se opone a la catalogación de sus
novelas como históricas. En varias entrevistas Rivera afirma que sus novelas en ningún
momento son novelas históricas. Preguntado sobre el hecho de que la novela histórica
es un género abominable literariamente, responde:
“Yo creo que sí. Sólo creo en las novelas y eso es todo. Y creo que ninguno de nosotros, por lo menos en este país, ha escrito novelas históricas. Creo, sí, que la historia es una ficción que sólo se extinguirá cuando se extinga la vida de los hombres en la tierra. Pero que es una ficción y que de ella podemos aprender muchas cosas.”21
Para Rivera, el siglo XX es el siglo de la “frustración política” como una
“reescritura de la historia” y entendido de esa manera se une a su concepción inicial de
escritor. Una concepción de la literatura que supone que la experiencia literaria está
unida a una experiencia de vida, a una experiencia histórica. Corregir y volver sobre lo
ya escrito en Rivera, es en palabras de Berg “ intento obstinado por desarraigarse de
la primera letra-la identidad escrituraria de los comienzos- y emerger como rechazo de
lo previo.”(2002: 99)
Es a partir de Ajustes de cuentas (1972) donde el estilo de Rivera dará lugar a
varias transformaciones, la escritura se proyectará hacia el pasado, pero siempre
mantendrá las relaciones de poder entre víctimas y victimarios. La historia dejará de ser
pensada en términos de lucha económica de clases para ser pensada como una relación
de políticas sociales siempre atravesada por la mirada subjetiva del narrador de sus
novelas. Rivera introduce en sus obras esta nueva mirada con los procedimientos del
21 Teobaldi, D. G (1998): Notas sobre la novela histórica argentina, disponible en: http://www.ucm.es/OTROS/especulo/numero9/historia.html. <Consultado en 10 de septiembre de 2009>.
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relato, tales como: la cita histórica, los silencios en las páginas, etc. Además, esta nueva
mirada supone una nueva forma de pensar la configuración de los protagonistas que
emergen en constantes luchas: civilización/barbarie, cultura/naturaleza, progreso/atraso.
Como explica Berg:
“El cambio, la transformación de ese proyecto inicial, supone un progresivo alejamiento de la confianza en las posibilidades de la representación realista y el reemplazo por una estética más comprometida por una escritura “neorrealista”. Rivera se detendrá en los procesos y en las prácticas históricas, y buscará los modos de intelección y las claves del presente en el pasado cultural y político.” (2002: 104)
Las claves de ese pasado las encontrará releyendo obras de la literatura argentina
del siglo XIX, tales como: Facundo, El Matadero, La cautiva, entre otras.
A partir de los 80, la obra del autor entra en otra etapa: la cita histórica, el
conjunto de imágenes de la historia que resuenan en nombres propios. Por ejemplo,
Juan José Castelli en La revolución es un sueño eterno (1987), Charles Baudelaire en El
amigo de Baudelaire (1991), Juan Manuel de Rosas en El farmer (1996), En esta dulce
tierra (1981), el General Paz en Ese Manco Paz (2003).
En esta etapa literaria es importante considerar que Rivera lee en el siglo XIX
“la violencia como lenguaje del poder”. Leila Area precisa que en el siglo XIX:
“…se fundieron numerosos comienzos, el de América como espacio de vida independiente, el de la emergencia y consolidación de los nacionalismos, el de la implantación de la matriz burguesa y liberal que constituyó la columna vertebral de nuestras sociedades y el de la aparición de la novela como género de exploración y de invención de los imaginarios, el de fijación de los mitos de modernidad y del progreso como utopía del recambio que mantuvo viva la fe popular y la codicia de la nueva dirigencia política y los nuevos imperios." (2006: 35)
Rivera se detendrá en una lectura del siglo XIX como lucha de poderes y tomará
de la historia los personajes que permanecen aún en un imaginario social colectivo. En
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Rivera el siglo XIX es el siglo del susurro, lee el miedo en la sociedad argentina y la
muerte como instrumento para ordenar la vida. El fondo de la historia se lee como un
rumor. En el epígrafe de Ese Manco Paz (2003) leemos…pero de nuevo, de verdadero,
de sufrido, de esforzado, de no-del-todo-claro-ni siquiera-para-ti, ¿qué dices? (2003, 1)
Y también lee el siglo XIX como la metáfora de un escenario donde se dan lugar
los personajes, al estilo shakespeareno. Como aclara Edgargo Berg:
“La historia aparece bajo la metáfora teatral del escenario del mundo. Esa imagen contiene y condensa una virtualidad alegórica…….El bufón o el clown insertan en el drama histórico shakesperiano una escena paralela y replicante que contiene como residuo o sedimento aquello que no se dice en el escenario oficial de la corte: los secretos y las pasiones que hacen girar la rueda de la historia.” (2002:119)
Esta temática se repetirá en todas sus novelas escritas a partir de la década del
80. La historia es el escenario donde los protagonistas muestran en la escena sus
pasiones y sus secretos. Así, el Rosas de Rivera (protagonista de las novelas que
analizo) mostrará sus angustias y sus resentimientos.
Otro de los rasgos característicos de la narrativa de Rivera, que corresponde a
esta segunda etapa literaria, apuntado por Beatriz Sarlo, en su libro Escritos sobre
Literatura Argentina (2007), es la brevedad. Apunta la autora cuando el relato
comienza a ser familiar, termina, y no queda otro remedio que recomenzarlo.
(2007:366). En este sentido, la estrategia de Rivera es alejarse de la representación
realista. En palabras de Gerard Genette cuando un relato carece de información y se
hace breve se desvía de los parámetros de la representación realista.
En las novelas El farmer (1996) y Ese Manco Paz (2003) la escritura de Rivera
parece situar la historia en un nombre propio, Juan Manuel de Rosas, constituyendo una
relación entre el discurso de la historia y la ficción. En estas novelas la historia se sitúa
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en ese nombre propio que “ordena” las posiciones de poder mediante el ejercicio de la
palabra.
La novela El farmer (1996) se enmarca en la literatura argentina en un período
marcado por una fuerte producción de novelas que tienen como protagonistas a
personajes o hechos históricos22.
En estas novelas, el lector sólo encuentra el sentido de la historia en los cortes,
en las interrupciones que produce el discurso de ficción. La historia se interpreta por los
vacíos en blanco que deja la página. Esta operación obliga al lector a poner a prueba su
memoria histórica y sobre todo a (re) interpretar.
El farmer es una novela que se estructura con el monólogo de un personaje: Juan
Manuel de Rosas. Ese nombre remite a un referente extratextual, los valores semánticos
de ese nombre están previamente constituidos. La narración al hacerlos suyos, los
enuncia expresando el límite de la frontera entre la “ficción y la realidad”. Así
presentado el nombre propio evoca una reminiscencia.
La obra Ese Maco Paz, del mismo autor, comienza con dos citas del escritor
Ítalo Calvino23, estas citas me permiten pensar en la idea que Andrés Rivera sostiene
sobre la historia, la historia como rumor. Concebida como un malentendido, la tarea del
autor es reordenar en el presente su visión de la historia para leer y entender las claves
del pasado.
22 Varias son las novelas históricas en América Latina que tienen como protagonista a personajes históricos: El general en su laberinto (1989), del escritor colombiano Gabriel García Márquez, Yo, el supremo (1974), del escritor paraguayo Augusto Roa Bastos, La fiesta del chivo (2000) del escritor peruano Mario Vargas Llosa, La novela de Perón (1985) del escritor argentino Tomás Eloy Martínez, por citar alguna de ellas. 23 La obra Ese Manco Paz, se abre con las siguientes citas: porque, desde luego, no hay nada más divertido que escribir cosas históricas….pero de nuevo, de verdadero, de sufrido, de esforzado, de no-del-todo-claro-ni-siquiera-para ti- ¿qué dices? (Ítalo Calvino, El libro de los otros)
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Con respecto al concepto de versión relacionado con lo rumoroso del lenguaje,
el crítico Nicolás Rosa afirma:
“Desde el punto de vista de su enunciación, la versión comparte su destino con lo rumoroso del lenguaje, lo susurrante, lo murmuroso, precisamente derogando su carácter de letra cuando, recusando hacia el pasado, diluye el sujeto en la cadena de enunciación inscribiendo un ag origine infinitamente postergado: no hay una versión, la versión se sostiene por ser ésta y la otra: el lugar público del discurso lo dice: circulan versiones.” (1992:71)
La idea de varias versiones asociadas a la concepción de la historia del escritor
Andrés Rivera, es primordial para la estructura de sus obras. Rivera lee el siglo XIX
como un escenario donde se desarrollan tensiones de pares (civilización/barbarie,
unitarios/federales). Así, En Ese Manco Paz, el espacio se divide en dos espacios, la
república representada por el personaje José María Paz y la estancia representada por el
personaje Juan Manuel de Rosas. En un espacio que metamorfosea la lucha de
Sarmiento civilización/barbarie. Rosas el bárbaro reposa en La estancia unido a su
cultura ganadera, el soldado Paz, letrado, es la República.
La obra se abre con el espacio de La República representada por José María Paz.
El personaje se enuncia en primera persona. Dice el soldado Paz en la obra de Rivera:
“Sé que anoté, como un maníaco, como si grabara en piedra y en hierro las últimas letras de mi testamento, a lo largo de mis nueve años de cárcel: En los pueblos es ya como extranjera la causa de la Patria.” (2003: 13)
En las primeras palabras del personaje se delinean dos características que lo
proyectan como un personaje letrado y encerrado, solitario. Estas características las
comporte Juan Manuel de Rosas en El farmer.
La escritura prefigura una estrategia del discurso, la repetición, los tres párrafos
siguientes se abren con el verbo esperar. Repite el soldado Paz:
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“Esperé, durante tres mil doscientos ochenta y cinco días… [] Esperé,
vencido por la fatiga de la espera… [] Y, en esa espera, envejecí”. (2003:13)
Ese movimiento de repetición parece prolongar la espera. La repetición hace que
los referentes se preserven en el discurso, que el discurso progrese de forma temática.
Presentado de esa manera, los enunciados van encadenando temas. Y entre las pocas
certezas que el personaje enuncia se encuentra la vejez. La vejez se asocia a la
degradación política y en la vejez se escribe. Consecuentemente con los primeros
párrafos, luego de un vacío en blanco en la página el siguiente verbo es leer. Así como
en El farmer, el personaje Rosas en Ese Manco Paz, escribe. Dice el narrador en Ese
Manco Paz:
“el hombre rubio, alto, sano, hermoso, les escribía el país es una estancia…les escribía sin fatigarse, el hombre rubio, alto, sano y hermoso, el diccionario de sinónimos y antónimos al alcance de su mano…” (2003:23)
Si la figura de Rosas es esa imagen por la cual todo lector tiene una idea previa.
Y esa figura histórica conlleva una significación fuerte; la representación de la barbarie
política, en las novelas de Rivera esa imagen se modificará, mostrando todo el tiempo
como la historia puede ser ficción y como la ficción puede tomar a la historia.
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Bibliografía
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Area, L., Una biblioteca para leer la Nación: Lecturas de la figura de Juan Manuel de
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Barthes, R., El susurro del lenguaje, 1994, Barcelona, Paidós
Barthes, R., El grado cero de la escritura, 1997, Buenos Aires, Siglo XXI.
Barthes, R., O rumor da língua, 2004, São Paulo, Martins Fontes.
Barthes, R., Lo neutro, 2004, São Paulo, Martins Fontes
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Rivera y Juan José Saer, 2002, Buenos Aires, Biblos.
De Certeau, M., A escrita da historia, 2006,Rio de Janeiro, Forense Universitária
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Rivera, A., En esta dulce tierra, 1984, Buenos Aires, Folios Editores.
Rivera, A., La revolución es un sueño eterno, 1987, Buenos Aires, Alfaguara.
Rivera, A., El farmer, 1996, Buenos Aires, Aguilar.
Rivera, A., Ese manco Paz, 2003, Buenos Aires, Alfaguara.
White, H., Trópicos do discurso. Ensaios sobre a critica da cultura. 2001, São Paulo,
Edusp.
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LA REINVENCIÓN DE SÍ: UNA LECTURA DE “CÓMO UN LEÓN”, DE
HAROLDO CONTI
Giseli Cristina Tordin UNICAMP
Introducción:
Haroldo Conti (1925-1976), escritor argentino, nació en la ciudad de Chacabuco,
provincia de Buenos Aires. Colaborador de la revista “Crisis”, profesor de literatura y
latín, guionista de cine y galardonado en 1975 con el premio de la revista “Casa de las
Américas”, Conti tuvo su producción literaria interrumpida cuando lo secuestraron en el
comienzo de la dictadura militar argentina. Aún hoy figura en la lista de los
desaparecidos políticos. Los estudios acerca de la obra de Conti enfatizan más el campo
temario referente a la revalorización del espacio y personaje marginales; a la
recuperación de una tradición oral; a la frustración de personajes en relación con la
historia social; a los viajes sin rumbo que estos personajes realizan y procuran
reencontrar los valores universales que se les relegaron por una cultura dicha superior.
Sin negar la amplitud de temas que la fortuna crítica apunta, este trabajo contempla una
vertiente aún no analizada en la obra cuentística de Conti: un aspecto más intimista, en
el cual se visualice el papel de las relaciones familiares en la constitución del narrador-
personaje. Este trabajo se inspira en la lectura del poema de César Vallejo, “Los pasos
lejanos”, en el cual el yo poético, tomado por un impacto afectivo, rescata el ambiente
de la casa paterna. En un juego de contraposiciones – presencia y ausencia – el hijo
tantea un reencuentro con su padre y su madre. Se nota en el poema que el hijo
solamente logra hablar de sí cuando se compara con el padre. El despliegue de esta
lectura nos hace pensar en el cuento de Haroldo Conti, “Como un león” (1967). El
universo afectivo del narrador-protagonista – el joven Lito – revela que la búsqueda de
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sí es posible solamente si la aprehende por intermedio de otra persona. Lito busca ser
como el otro, seguir los pasos de aquellos por quien sostiene admiración. No obstante,
todo el intento de alcanzar al modelo de identificación puede disiparse: hay siempre
algún factor – como la muerte – que no permite la total confluencia entre el protagonista
y los personajes que admira. Aún se necesita aclarar que, en Brasil, hay escasas
investigaciones sobre la obra de Haroldo Conti. Una lectura correlata entre “Como un
león” y “Frio” (1963), cuento del escritor brasileño João Antônio, nos posibilita aún
entender el perfil psicológico de los protagonistas, una vez que asimismo en “Frio” el
protagonista, el niño Nêgo, revela una admiración por personas que le presentan un
mundo menos trivial. Tanto Lito como Nêgo intentan trazar sus propios caminos. Sin
embargo, lo hacen siempre volviendo la mirada hacia los personajes modelares. Esta
lectura comparativa puede tener gran importancia en un trabajo interdisciplinar en las
clases de Lengua Española y Literatura Brasileña. A partir de la lectura del poema de
Vallejo, perteneciente al segundo decenio del siglo XX, es posible ver cómo se
representan las relaciones familiares en estos dos cuentos latinoamericanos de los años
60; cuáles son las semejanzas y diferencias y de qué forma se constituyen los universos
psicológicos de los protagonistas de ambos los cuentos.
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1. Ausencia y presencia:
En el poema “Los pasos lejanos”, de César Vallejo, un yo poético,
específicamente, un hijo, rescata en sus versos el ambiente familiar tras dejar sus padres
y huir a Egipto. Se presupone que un impacto afectivo lo hace narrar los recónditos de
su antigua casa. La imagina cómo se encuentra hoy, después de mucho tiempo: es
probable que haya la soledad, en especial, la de sus padres que se quedaron; la falta de
noticias del hijo que se fue; la niñez perdida. En esta mirada, cada verso revela no
solamente la distancia física que separa padre de hijo sino la distancia afectiva y de
representación de sí mismo delante del otro:
Mi padre duerme. Su semblante augusto
figura un apacible corazón;
está ahora tan dulce…
si hay algo en él de amargo, seré yo.
Hay soledad en el hogar; se reza;
y no hay noticias de los hijos hoy.
Mi padre de despierta, ausculta
la huida a Egipto, el restañante adiós.
Estás ahora tan cerca;
si hay algo en él de lejos, seré yo. (Vallejo, 1979: 46)
Se nota que el hijo pone en relieve el padre, cuyos atributos de generosidad se
contraponen con los suyos. La figura paterna es la imagen especular del yo poético. Se
trata, mejor dicho, de una imagen especular al revés: mientras uno es dulce, el otro
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conlleva toda la amargura. Más que una contraposición, estos versos “estás ahora […] /
[…] seré yo” desvelan la presencia del padre y la ausencia del hijo. Es formidable que el
cambio de los verbos de la tercera persona – de los que se utiliza para describir el padre
– para la segunda persona – como si ahora el hijo estuviese hablando con él – engendra
el intento de romper la lejanía que los separa. En la segunda estrofa, esta lejanía se
aclara más, puesto que la contraposición ahora no se da solamente en el plano
emocional, sino en el plano espacial: “[…] tan cerca; […] de lejos”.
Son notables los versos que cotejan padre e hijo, pues, además de revelar la
atmósfera de melancolía en la cual el hijo se involucra, hay un impulso para que, por lo
menos en los versos, haya un reencuentro entre su padre y él. Se nota asimismo que el
hijo no habla deliberadamente de sí mismo. En estas dos estrofas iniciales, todos los
versos se vuelven hacia su padre. No obstante, al final de cada estrofa, dice algo de sí.
Él nos muestra su sombra, o sea, la contrafigura del padre, cuya generosidad lo hace
mirar hacia sí mismo. Y en la dialéctica de la presencia del padre y de su propia
ausencia, el hijo puede contemplar quien efectivamente es sin hacer un examen
detallado de sí. Solamente mirando e imaginando cómo los padres sienten su ausencia
es que el hijo redescubre cuán lejos está de los sentimientos más altruistas.
Para verse mejor, el hijo ve el otro. Lo imagina. Lo trae cerca de sí. Lo une con
sus versos. Sólo puede entenderse mejor si entiende la impresión del otro.
Esta breve lectura de los versos iniciales del poema de Vallejo nos permite leer
el cuento “Como un león”, de Haroldo Conti, desde un punto de vista intimista. Lo
aclaramos.
Narrando desde la periferia de la ciudad, Lito, el narrador-personaje, recupera
aspectos tanto de su historia personal como de la “villa”, lugar que caracteriza como un
espacio que se sitúa detrás de las vías férreas, cuyo paisaje se modifica constantemente
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debido al proceso de urbanización creciente. Muchas veces, estos son los rasgos en los
que frecuentemente la fortuna crítica se detiene.
La lectura del poema de Vallejo nos sirve de inspiración para leer el cuento de
Conti desde un punto todavía no analizado por la fortuna crítica: la construcción de sí a
partir de la imagen que el narrador, el joven Lito, hace de los personajes por quien
sostiene admiración. Lito, como el yo poético de “Los pasos lejanos”, hace un viaje a
través del tiempo: rescata el ambiente familiar; su pasado; las palabras de su hermano y
de su padre. Y, por medio de todo que recuerda, busca su propia constitución; intenta
encontrar su camino; significarse a sí mismo.
Aún se necesita decir que, en Brasil, hay pocas investigaciones sobre la obra de
Haroldo Conti. Una lectura correlata entre “Como un león” y “Frio” (1963), cuento del
escritor brasileño João Antônio, nos posibilita aún entender el perfil psicológico de los
protagonistas, una vez que asimismo en “Frio” el niño Nêgo revela una admiración por
personas que le presentan un mundo menos trivial. Tanto Lito como Nêgo intentan
trazar sus propios caminos. Y lo hacen siempre volviendo la mirada hacia los personajes
modelares.
Esta lectura comparada puede tener importancia en un trabajo interdisciplinario
en las clases de Lengua Española y Literatura Brasileña: la lectura del poema de
Vallejo, perteneciente al segundo decenio del siglo XX, nos permite ver las
representaciones familiares desde un punto de vista de un yo poético que se aleja en el
plano espacial y vuelve su mirada hacia la casa familiar; hacia, por ejemplo, los huertos,
espacios finitos en los que le encuentra a su madre. Y, en la distancia, descubre la gran
generosidad de sus padres, la cual se parece tan distinta de la suya. En los cuentos, por
otro lado, los personajes que los protagonistas admiran no son seres dotados de
perfección. Son personajes comunes o que se ubican al margen de la sociedad. Son los
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seres que se desvían de todo patrón y se apartan de sentimientos más bondadosos. El
ingenio de estos cuentos de los años 60 consiste en quitar los personajes que se sitúan
en la periferia y ponerlos al centro de la narrativa.
En ambas las narrativas se presentan estrategias de supervivencia de estos
personajes que, teniendo o no un trabajo socialmente reconocido, necesitan vencer un
tipo de violencia con la que constantemente se deparan. Además, los protagonistas no
los ven como seres invirtuosos. En los ojos de Lito y Nêgo hay admiración.
2. Los enredos:
En todas las mañanas, Lito, el narrador contiano, se acuerda a menudo de una
voz que lo incita a levantarse y caminar “Cómo un león”. Esa voz, que se le atribuye al
hermano que murió en las manos de la policía de la época, funciona como un elemento
desencadenador de la memoria del narrador. La muerte de su hermano lo llena de
indignación. Este hecho no le permite aceptar el discurso de la policía: “El accidente fue
que lo molieron a palos” (Conti, 2005: 154).
El pasaje referente a la escuela es uno de los más significativos del cuento.
Su madre cree que la institución de enseñanza lo convertirá en un hombre mejor. Sin
embargo, el propio narrador se muestra cético respecto a esta afirmación. Lito sigue
estudiando debido a su hermano: tras la conversa entre éste y la profesora, el
hermano de Lito lo golpea, puniéndolo debido a su displicencia en las clases. En el
cuento aún se revela que la idea de que los “degenerados” no son capaces de
prosperar. Esta visión determinista tiene su versión confirmada en el ejemplo del
amigo de Lito, “El Cabezón”. Éste, tras salir de la escuela, se lo echaron a la cárcel.
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Uno de los momentos de gran tensión en la narrativa ocurre cuando un coche
atrae Lito en el camino de la escuela hacia la villa. Lito acepta la invitación para pasear
en el auto, ya que estas máquinas le ejercen una fascinación estupenda. El sujeto que lo
conduce intenta seducir el narrador. El acto que no se concretiza se debe a los recuerdos
del hermano, pues éste solía advertirlo ante los peligros de “perderse”. Como un león,
Lito salta del coche.
En el cuento de João Antônio, “Frio”, narrado en la tercera persona, Paraná,
personaje adulto y que es una especie de padre adoptivo de Nêgo, lo despierta en el
medio de una noche mucho fría. Paraná, que le había enseñado a Nêgo cómo
sobrevivir en la calle, le entrega un paquete y le pide que se lo llevase a un depósito
de chatarra. Nadie debería saber qué Nêgo contendría en sus brazos. Allá, se lo
entregaría nuevamente a Paraná, que lo estaría esperando.
Nêgo necesita cruzar la ciudad de San Pablo durante una madrugada fría. En
ningún momento el niño piensa qué contenido hay en el paquete o la razón de
entregárselo en aquel horario. En el recorrido, el lector se depara no solamente con
los trazos arquitectónicos que indican la diferencia entre la zona periférica, de la que
sale el niño, y el centro de la ciudad, por donde camina. El lector se depara con la
imaginación de Nêgo y sus recuerdos relativos a un pasado reciente. Nêgo se acuerda
de las personas por quien sostiene más afecto. Por medio del discurso indirecto libre,
el narrador desvela que Paraná no solamente le da las coordenadas del camino al
niño Nêgo. Paraná influye en la elaboración de los pasos de Nêgo; en sus elecciones
de amistad; en su manera especial de ver el mundo.
En los dos cuentos, ambos los protagonistas necesitan cumplir las
exigencias que se les imparten. Los protagonistas ejecutan los pedidos no solamente
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porque respectan sus mentores, sino por obligación: no pueden decepcionar a quienes
admiran. Se nota en cada uno de los cuentos que los chicos, a despecho de los
pedidos que cumplen, intentan, de otras maneras, estar cerca de los personajes que
admiran. En otras palabras, no es por medio de la realización de lo que les piden que
Lito y Nêgo podrán acercarse del hermano o de Paraná, respectivamente.
En “Todos los veranos” y “Las doce a Bragado”, otros cuentos de Conti,
hay asimismo esta búsqueda constante: construir una proximidad física con el otro, el
personaje que es modelar para los narradores. En “Las doce a Bragado”, por
ejemplo, el narrador, que es sobrino del personaje Agustín, no sólo busca estar
próximo de su tío sino ser reconocido por éste. La postración de Agustín al final del
cuento parece indicar que todo el intento de ser cómo éste se extenúa. Agustín
siquiera lo reconoce como miembro de la familia.
En “Como un león”, por otro lado, es notable que aun la muerte no impide
que Lito se acerque de su hermano:
“Mi hermano estaba tan lleno de vida que no creo que un par de botones hayan podido terminar con él. [...] Cuando digo que pienso en él en realidad quiero decir que lo siento y hasta lo veo y las más de las veces no es otro que mi hermano el que me dice eso de que me levante y camine como un león”. (Conti, 2005: 155).
El sintagma que se repite a menudo en el cuento – “como un león” – funciona
como un recurso que reaproxima el hermano del narrador. Él no se murió: el narrador lo
siente e incluso lo ve. Su hermano está vivo en cada repetición del sintagma y, por ende,
en todo el cuento, ya que el propio título hace referencia a las palabras que a lo mejor se
las había dicho a Lito.
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Ya en el cuento de João Antônio, Nêgo vive de veras próximo de Paraná. Sin
embargo, el niño tiene que a veces “compartir” la presencia de Paraná con otros
personajes. Paraná se marchaba debido al juego o a Nora, una mujer. Una vez solo,
Nêgo siente miedo. Se cierra detrás de la puerta y hojea las revistas de caballos. Con la
ausencia de Paraná, la imaginación del niño se “despierta” y rellena con sueños y
soliloquios los momentos en que no puede estar con el otro.
3. Un sueño, un deseo, una reinvención:
Se hace necesario elucidar en este punto que la idea referente a un modelo
de imitación adviene de la obra de René Girard, Mentira Romántica y Verdad
Novelesca, publicada en 1961. Girard (1985) observa que, no obstante haya una
declaración enfática de un deseo espontáneo inherente a los gestos de los personajes,
existe un tercero elemento, un mediador, que le sugiere al sujeto el objeto que se
debe elegir. Todo deseo sería, por lo tanto, no dual, sino de naturaleza triangular,
proviniendo de una presencia tercera. Para ejemplificarlo, una de las obras que
Girard utiliza es la novela de Cervantes. Es apreciable el comienzo de las
explicaciones del filósofo francés cuando afirma que:
“Don Quijote ha renunciado, a favor de Amadís, a la prerrogativa fundamental del individuo; ya no elige los objetos de su deseo; es Amadís quien debe elegir por él. El discípulo se precipita hacia los objetos que le designa, o parece designarle, el modelo de toda caballería. Denominaremos a este modelo el mediador del deseo. La existencia caballeresca es la imitación de Amadís en el sentido en que la existencia del cristiano es la imitación de Jesucristo”. (Girard, 1985: 9-10)
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Subrayamos que cada obra literaria tiene su singularidad y, desde este sesgo
teórico también se puede contemplar tanto en “Como un león” como en “Frio” de
qué forma los protagonistas intentan rescatar sus respectivos modelos de
identificación. Muchas veces, Lito y Nêgo no se dan cuenta de que para alcanzar o
seguir este modelo se olvidan de lo que hay de más visible en el mundo.
Nêgo no ve problemas que son evidentes a los lectores: su prematura
incidencia en el mundo de la criminalidad. Si el frío y el ensueño no lo impiden de
llevar a cabo el pedido de Paraná, su fascinación lo impide que vea un mundo de
infracciones al cual ya pertenece. Lito, a su vez, en el deseo de tener un coche, no ve
en la acción del hermano una rotunda transgresión a las reglas sociales: “Mi hermano
apareció un día con un bote impresionante y nos llevó a dar una vuelta. Al Tulio, al
Negro, al Tito, que vivía en esa época, al Beto. Fue un gran gesto” (Conti, 2005:
164).
En los dos cuentos, el énfasis en la presencia del otro, un personaje que los
protagonistas admiran, puede tener varias consecuencias: recorrer el pasado para
buscar un sentido para el tiempo presente, como ocurre con el narrador de “Como un
león”; convertir la ardua tarea de deambular por las calles en algo más placentero,
como es el caso de “Frio”.
En estos dos tipos de viaje que realizan – por medio de la memoria o por las
calles de San Pablo –, los protagonistas retrazan sus historias. No obstante, no se
concentran en sus propias vidas. El foco en el otro es progresivo. Hablar de sí
necesariamente implica hablar en primer lugar del otro.
En “Como un león”, Lito se acuerda de varios personajes con los cuales
convivió. Así, no narra solamente su historia. Cada vez más vislumbra los que se
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acercan de sus recuerdos. Y en ese desplazamiento, el narrador sólo habla de sí cuando
describe el otro:
“[…] hay algo de él [mi padre] en cada cosa que me rodea, en toda esa roñosa vida, como la llaman, y si veo algo que los otros no alcanzan a ver es justamente porque allí está mi padre.” (Conti, 2005: 155).
Se nota que la visión de Lito se constituye desde la de su padre. La manera
como observa el mundo depende de la percepción del otro. La valoración del espacio
donde vive se hace porque su padre, de alguna manera, se la indicó. Y si no fuese esta
indicación, Lito vería como los otros, de modo estrecho y simplificado.
En “Frio”, Nêgo también ve algo distinto que hay en su vida si una presencia
tercera le muestra:
“Lúcia era menor que ele e brincava o dia todo de velocípede pela calçada. Quando alguma coisa engraçada acontecia, eles riam juntos. Depois, conversavam. Ela se chegava à caixa de engraxate. O menino gostava de conversar com ela, porque Lúcia lhe fazia imaginar uma porção de coisas suas desconhecidas: a casa dos bichos, o navio, a moça que fazia ginástica em cima duma balança – que o pai chamava de trapézio. Na sua cabeça, o menino atribuía à moça um montão de qualidades magníficas.” (Antônio, 2004: 100).
Es interesante observar que, a la diferencia del fragmento anterior de Conti, en
el cuento de João Antônio, no se le invita al niño para ver de modo diferente el lugar
periférico donde vive, sino las cosas que se ubican en el centro urbano. Nêgo tiene
acceso a ese mundo por medio de su imaginación. La niña Lúcia le abre los ojos y él
saborea algo desconocido.
A despecho de que haya diferencia entre las clases sociales a las que los niños
pertenecen – el juguete de Lucia, un velocípedo, indica su clase social más elevada –, la
niña camina hacia Nêgo. Ella rompe una barrera invisible que separa ricos y pobres.
Allí, cerca del cajón del lustrador de zapatos, Lúcia le narra todo que Nêgo no puede
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tocar tampoco ver. E imaginándolo, el niño rediseña su propio universo – su mundo
infantil – incorporándole elementos que se apartan del sitio donde vive.
En “Como un león”, Lito se inspira en las enseñanzas que provienen, sobre
todo, de sus familiares; de las personas que viven en las villas y que no pueden salir de
este local. Lito tampoco logra ir más allá de las vías, acceder al otro lado de la ciudad.
El espacio dentro de la villa y que está circunscripto por la sirena de Ítalo y que se sitúa
detrás de las vías del tren es más apreciado que el espacio que está del otro lado: la
ciudad con su gran urbanización.
Pese al hecho de que el paso de las vías, según Heredia (1996), supone el
“mundo de la delincuencia, prefigurado como una determinación que el personaje
conoce a través de su hermano y sus amigos”, Lito elige estar en esta posición y cambia
el orden de visión del mundo. No es malo donde está sino la vida de los que están en las
grandes urbes. La interpretación de Heredia (1996) pone en relieve el “viaje de
transgresión” del protagonista: es una forma de exilio interno que se manifiesta en el
“discurso de la clase popular de la periferia de la Capital” (Heredia, 1996: 196).
Podemos ver la actitud de Lito no sólo como una forma de exilio interno. El
narrador elige los mismos pasos de su hermano y su padre. Su imitación no es algo
sencillo, o sea, no hace una copia de la apariencia del otro, del gesto o de la
indumentaria. Su búsqueda es ser como el otro; repetir sus pasos, sus deseos, y no,
exactamente, moverse por medio de los pedidos que se le hacen.
Lo expliquemos mejor: el hermano de Lito, haciendo uso de violencia, le pide
que termine la escuela. Lito no le desobedece. Lo hace por obligación:
“La vida zumba y se sacude ahí afuera y yo estoy metido aquí dentro [del aula] esperando el día que salga y salte sobre ella como mi hermano, es decir, como un león. Cada vez lo entiendo mejor.” (Conti, 2005: 162)
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Aunque Lito siempre afirma que su hermano le decía que tenía que caminar
como un león, en ningún momento aparece la transcripción de un diálogo por medio del
cual se compruebe que su hermano efectivamente se lo hubiese dicho. Su hermano,
como se nota en el cuento, pertenecía al mundo de la delincuencia. Se puede pensar que
el pedido enfático era para que Lito no tuviese los mismos designios.
Lito, a su vez, menosprecia la actitud de los que viven fuera de la villa y valora
la de su hermano y de sus amigos. No se conforma en estar en uno de los bancos de la
escuela mientras, por ejemplo, su madre trabaja en condiciones despreciables. Lito
desea seguir los caminos de su hermano, las sugerencias implícitas. El exilio interno a
que se somete puede ser leído no solamente como una filosofía de vida o un viaje de
transgresión que realiza sino un deseo intenso de ser como el hermano.
En el cuento de João Antônio, Nêgo no se queda solamente en el espacio más
periférico donde vive. De modo distinto de Lito, Nêgo sale de su casa y emprende un
itinerario: cruza la urbanización hacia un depósito de chatarra.
Estos dos cuentos nos parecen ser reflejos uno del otro. Reflejos, en verdad, al
revés: mientras el cuento de Conti se reconstruye por medio de los recuerdos (el joven
Lito se acuerda de su infancia), el cuento de João Antônio se hace en el mismo tiempo
de las peripecias narradas. Distintamente de Lito que valora la villa donde vive, a Nêgo
le encantan las luces de la ciudad, los edificios, los tranvías, los sitios que se apartan de
la periferia. Es interesante aún notar que la travesía de Nêgo empieza durante la
madrugada y se encierra al amanecer. Ya la travesía de Lito, en el cuento de Conti,
comienza por la mañana, con la sirena de Ítalo y se encierra con el oscurecer, con las
villas “envueltas en una luz somnolienta” (Conti, 2005: 166).
En los dos cuentos se representa el mundo de la delincuencia. A los ojos de
Lito este mundo es más evidente y, a despecho de ello, hace un esfuerzo para no verlo
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desde un punto de vista negativo. Ya en el cuento de João Antônio este mundo hostil no
se estampa en la mirada de Nêgo. Mientras el chico lleva a cabo la tarea de cruzar la
ciudad de San Pablo, no se da cuenta de lo que hace. Nêgo lo reinventa desde su
imaginación; desde su tacto infantil.
Es interesante que Nêgo no se simpatiza con personajes que no le parecen
idóneos. A la guisa de ejemplo, los “fulanos bem vestidos” que le daban “grojas muito
grandes, à toa, à toa”, “eram diferentes de Paraná, e o menino não os topava muito”
(Antônio, 2004: 99). Es admirable aún notar que esos personajes – malos a los ojos de
Nêgo – realizan negocios con Paraná. Nêgo no se equivoca. Los hombres que llevan
corbatas no comparten el mismo mundo con el niño. No se trata solamente de una
diferencia entre las prendas de vestir sino entre las afecciones. Hay un rechazo natural
de Nêgo. Esos hombres no le inspiran confianza. No lo hacen soñar.
En “Como un león”, Lito asimismo ve de modo distinto los hombres que viven
más allá de las vías de los ferrocarriles y que pasan con sus autos echándoles a los
habitantes de la villas una mirada piadosa. Lito invierte esta mirada, afirmando que
“Nos tienen lástima, se ve, pero los que merecen toda la lástima del mundo son ellos y no creo que se les alcance. No les envidio nada. Mal o bien nosotros estamos vivos. Eso es algo que ellos no saben y mejor así porque si no se nos echarían encima.” (Conti, 2005: 164).
Los personajes por quien Lito no tiene admiración le muestran lo “real”, es
decir, la diferencia entre las clases sociales, la imposibilidad de acceder de jerarquía,
una violencia que está a punto de estallar. Lito, en este breve contacto con los que van y
vienen en coche, puede ver algo distinto de los que no pertenecen a la villa: la vida
significa algo más que estar del otro lado de las vías. Y los personajes que le miran con
lástima no pueden acceder a esta otra verdad. Para Lito, son ellos que merecen toda la
lástima del mundo.
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Se hace necesario aclarar que Lito necesita esforzarse para ver como el otro le
sugiere. Cuando su padre le habla sobre los ferrocarriles, los ve como si fuesen grandes
máquinas y no un “montón de fierro”, como era en la visión de Lito. A despecho de
ello, Lito poco a poco incorpora la percepción del padre:
“A medida que hablaba el viejo iba levantando presión y estoy convencido de que al último veía las máquinas verdaderamente. Yo no veía nada por más que me forzara la vista, pero me contagiaba esa loca alegría y trataba por lo menos de imaginarme todo el ruido y la vida de aquellas viejas locomotoras que corrían por su cabeza.”(Conti, 2005: 163)
Deseo e imaginación son los ejes por medio de los cuales los cuentos se
estructuran. Sólo se puede ver mejor con la sugerencia del otro. En el cuento de João
Antônio, al final, el niño que teme no más ver Paraná o la niña Lúcia aún se acuerda:
“Que bom se sonhasse com cavalos patoludos, ou com a moça que fazia ginástica”
(Antônio: 2004: 105). Para imaginar y despistar el frío, el ensueño y el miedo, hay los
mundos distintos que se le contaron; los caballos de la revista; los afectos por el otro.
En el cuento de Haroldo Conti, Lito todavía repite el mismo gesto de su padre:
“me siento sobre una pila de durmientes como lo hacía cuando estaba el viejo” (Conti,
2005: 167). Y afirma: “Tarde o temprano la vida se me pondrá por delante y saltaré al
camino. Como un león” (Conti, 2005: 167). Lito reaviva, así, su propia memoria.
Rompe el periodo de la ausencia, como el yo poético de “Los pasos lejanos” le gustaría
hacer. Ve la densidad dramática de la vida que pocos saben de su existencia Y se
reinventa a sí mismo, desde las palabras ajenas; desde los sentimientos que logra
aprehender del otro.
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Bibliografía: Antônio, João, Malagueta, Perus e Bacanaço, 2004, São Paulo, Cosac Naify.
Conti, Haroldo. Cuentos Completos, 2005, Buenos Aires, Emécé.
Girard, René. Mentira Romántica y Verdad Novelesca, 1985, Barcelona, Editorial
Anagrama.
Heredia, Pablo, Exílio y región: Los discursos de la resistencia cultural. In Roggero,
Jorge Torres, Calibar sin Rastro, 1996, Córdoba, José Solsona, p.187-207.
Vallejo, César. Obra Poética Completa, 1979, Barcelona, Biblioteca Ayacucho.
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MINICURSOS
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TRAVESÍAS: LA EXPERIENCIA DEL LENGUAJE EN
LA POESÍA DE ANTONIO GAMONEDA Y DE SEAMUS HEANEY*
Carlota Fernández-Jáuregui Rojas Universidad Autónoma de Madrid
“Sin duda llegará un tiempo en que el labrador, trabajando sobre aquellos campos la tierra con el corvo arado, hallará las armas carcomidas por la herrumbre áspera, o con los pesados rastros golpeará cascos vacíos y contemplará, admirado, sobre las abiertas tumbas gigantescas osamentas”.
P. Virgilio Marón, Geórgicas24 “Erguidas junto al horno en alcobas de hueso, las palabras, cual urnas, surgían del fuego”.
Seamus Heaney, El nivel25 “Allí los huesos lloran y su música se interpone entre los cuerpos. Finalmente, purificados por el frío, somos reales en la desaparición”.
Antonio Gamoneda, Arden las pérdidas26
La voz de Antonio Gamoneda avanza como un rumor que viene de lejos, y a la
vez de algún lugar íntimo a nuestra conciencia, como un recuerdo que es también
presentimiento táctil, resonancia sensible. “El olvido se posó en mi lengua como el
sabor de una desaparición” (Gamoneda, 2004: 173). Sabor de desaparición desde el
primer verso de Descripción de la mentira. Quizá sea porque su poesía incorpora lo
vivido y detiene ese movimiento en el espacio del poema. Algo hubo ahí, que queda
todavía convocado, pero esa experiencia ha ingresado en experiencia del lenguaje y se
muestra ya indescifrable; sólo el verso es transparente consigo mismo y opaco con su
referente. Su verdad es verdad lingüística.
24 "scilicet et tempus ueniet, cum finibus illis / agricola incuruo terram molitus aratro / exesa inueniet scabra robigine pila, / aut grauibus rastris galeas pulsabit inanis / grandiaque effossis mirabitur ossa sepulcris", P. Virgilio Marón, Georgicon I, vv. 493-497. (Traducción de Tomás de la Ascensión Recio García y Arturo Soler Ruiz). 25 “Then I entered a strongroom of vocabulary / Where words like urns that had come through the fire / stood in their bone-dry alcoves next a kiln” (Heaney, 2000: 24). 26 (Gamoneda, 2004: 467).
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Partiendo del lúcido análisis de Jordi Doce27 acerca de los poemas en prosa de
Antonio Gamoneda, Seamus Heaney y Geoffrey Hill, nos detendremos en la actividad
exhumadora de penetración incidente en la palabra. Este ensayo no será sino una
pequeña tentativa, la de crear una lectura a través de Antonio Gamoneda y Seamus
Heaney en torno a la existencia de urnas y tegumentos, láminas y niveles de sentido,
fermentos de la memoria y mementos de anatomía en sus poesías. No trataremos de
encontrar ninguna reveladora semejanza, sino de seguir el rastro de estas geografías del
final en sus poemas, al encuentro de sus distintas y particulares experiencias del
lenguaje.
La experiencia poética de Antonio Gamoneda se sitúa en el momento que traza
entre dos espacios, nace de una desaparición, y apunta a otra desaparición, se sitúa en la
suspensión de dos muertes, “azul entre dos muertes, entre dos lenguas físicas”
(Gamoneda, 2004: 239). Y el poema se dilata en esa extensión del verbo en la que crea
un intervalo o suspensión del sentido, una movilidad inmóvil que es lugar para la
abstracción, para la detención ecfrástica o espacialización del tiempo, para la quietud, el
recogimiento, la espera28: “La geografía del final es blanca” (Gamoneda, 2004: 149) y
“hubo una ausencia iluminada por el sol” (Seamus Heaney, 1995: 13)29. Pero en ambos
poetas el movimiento de extensión abstracto queda siempre flanqueado por lo concreto
y temporal, por el anclaje físico: “Tus manos abren los párpados del abismo”, escribe
Gamoneda (2004: 236), o “Los peldaños del camino eran las estaciones del alma”,
escribe Heaney30. La combinación paradójica que se da en los poemas de Gamoneda
27 Me refiero al artículo de Doce (2008). Véanse también otros dos textos del autor sobre Heaney: (Doce, 1996 y 2005). 28 Para llevar a cabo esta lectura comparada entre Antonio Gamoneda y Seamus Heaney retomo en este artículo alguna de las ideas que ya adelanté en otros dos ensayos, a los que remito: Fernández-Jáuregui (2007 y 2010). 29 “There was a sunlit absence” (Heaney, 1996a: ix). 30 “Stepping stones were stations of the soul” (Heaney, 1991:90).
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entre anclaje y extensión, entre elementos concretos y abstractos, en Heaney más bien
se representa como una evolución desde una poesía apegada a lo terrenal y al dato
referido (cuya máxima representación es su poemario Norte, de 1975), hasta la
elevación luminosa y abstracta de su poemario Seeing Things de 1991 que, como
sugiere Helen Vendler (1995 y 1999), parece estar escrito por un espectro, una vez
atravesado el límite con lo terrenal. Es decir, una vez atravesado también el límite con
la escritura, en una travesía que parece conducir el enigma desde lo táctil y cercado del
jeroglífico, hasta la extensión inmaterial de lo simbólico mediante una liberación de la
denotación, que queda interiorizada en el propio movimiento del poema, en su
referencialidad interna. Así, si en las primeras producciones de Heaney la atracción es
provocada por la gravedad de la ciénaga, su poesía asciende después guiada por la
atracción de esa la luz blanca que antecede a la muerte, tal como señala el poeta
irlandés, para promover lo que él denomina “la comprensión concreta” (Heaney, 1996c:
47), la absoluta visión tras la completa abstracción cegadora o travesía en el trance. “La
piedra convive con lo invisible”, afirma Heaney en “Seeing Things” o “¿Qué tenía de
diáfano lo que era sólido?”, se pregunta en X de “Lightenings” (Heaney, 1991: 17 y
64). Creo que tanto uno como otro gesto aparecen en la poesía de Gamoneda
suspendidos en la misma forma, en –jugando con sus palabras (Gamoneda, 2000: 7)– el
“espesor” propio de las “sustancias del espíritu”, o su intuición exacta.
Y es que, tanto la poesía de Antonio Gamoneda como la de Seamus Heaney
comparten su visión plena con una dirección hacia la ausencia, lo invisible u abstracto,
una verdad que se constituye como enigma, o como “la verdad sobreviviente” que
enuncia Heaney. En este sentido, los movimientos del poema hacia el “rescate de
materialidades” (Gamoneda, 1997: p. 27) temporal de la memoria, o los datos referidos,
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se constituirán como un modo de calado en sus estratos más profundos. Unos versos de
Seamus Heaney parecen congregar su Arte poética:
Construid en la oscuridad. Esperad la aurora boreal en la incursión profunda, no la cascada luminosa. Y mantened el ojo limpio como el carámbano, confiad en el trozo de tesoro que han conocido vuestras manos.31 (Heaney, 1995: 37)
Pues la memoria, como dice Antonio Gamoneda, se introduce en las palabras, y
esto nos recuerda al empeño de Seamus Heaney por penetrar con su palabra en el
espacio, la lengua, la topografía de Irlanda (Heaney, 1984, 131-149). Pero, en ambos
poetas, la realidad aparecerá solo interiorizada, transformada en “incursión profunda”
para Heaney y “enjundia de mi cuerpo” para Gamoneda (2004: 188). Encontramos este
“rescate de materialidades” al que alude Gamoneda en la poesía excavadora del
irlandés, sirva por ejemplo su primer gran poema, “Cavando”, en Muerte de un
Naturalista, o las numerosas excavaciones simbólicas de su libro de poemas Norte.
Tomemos el inicio de uno de ellos, “Belderg”, de Norte:
¡Alzar la tapa de la turba y hallar esa pupila soñando con el trigo neolítico! Cuando él retiró el manto vegetal los siglos suavemente amontonados se abrieron locuazmente; Las primeras señales del arado, los campos de la edad de piedra, la tumba
31 “Compose in darkness. / Expect aurora borealis / in the long foray / but no cascade of light. // Keep your eye clear / as the bleb of the icicle, / trust the feel of what nubbed treasure / your hands have known.” (Heaney, 1996a: 11)
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verdosa, amensulada y con forma de cámara, alfombrada por hierba desecada. Un paisaje fosilizado, los diseños de sus muros de piedra repetidos ante nuestros ojos en los pétreos muros de Mayo.32 (Heaney, 1995: 23) Un paisaje fosilizado, una geografía blanca. Y, delante de los ojos, también un muro: Hay un muro delante de mis ojos. En el espesor del aire hay signos invisibles, hierba cuyos hilos entran al corazón lleno de sombra, líquenes en el residuo del amor. (Gamoneda, 2004, 375)
Parecería, en principio, que el fenómeno de hypotyposis que une a los dos poetas
se contradijera con la falta de visibilidad característica de sus relatos ante el muro del
recuerdo, “paisaje fosilizado” o “espesor del aire”. La visión funciona como hilo
conductor de la relación entre Heaney y Gamoneda y encara sus obras hacia el problema
de la narración y de la descripción mediante la figura de la hypotyposis que hace ver
(evidentia) a través del lenguaje al “poner” o “traer” las cosas delante de los ojos del
auditor33, trayendo así también el tiempo al espacio del poema (écfrasis), y probando la
32 “To lift the lid of the peat / And find this pupil dreaming / Of neolithic wheat! / When he stripped off blanket bog / The soft-piled centuries // Fell open like a glib: / There were the first plough-marks, / The stone-age fields, the tomb / Corbelled, turfed and chambered, / Floored with dry turf-coomb. // A landscape fossilized, / Its stone-wall patternings / Repeated before our eyes / In the stone walls of Mayo.” (Heaney, 1996a: 4). 33 La figura retórica de la hypotyposis aparece descrita en Quintiliano del siguiente modo: “Mas aquella figura, que Cicerón llama colocación ante los ojos (subiectio), se suele hacer cuando no se declara que ha sucedido un hecho, sino que se muestra cómo ha sucedido, y no de un modo global, sino parte por parte (Cic., De orat., 3, 53, 202, y Orat., 139). Este punto de vista lo hemos expuesto en el Libro anterior al tratar de la evidencia (Libr. 8, 3, 68). También Celso dio este nombre a dicha figura. Otros la llaman hypotyposis (grabación), una formal presentación de cosas expresada en palabras de tal modo que más pareciera estar viéndolas que oírlas narrar” Quint.: Inst. or. 9, 2, 40-41 (trad. Ortega Carmona). El carácter descriptivo de esta figura la distingue de la narración: “porque la hypotyposis (la exornación) no puede tenerse como narración”, Quint.: Inst. or. 4, 2, 3. (trad. Ortega Carmona). Y su carácter detallado (“muestran cómo ha sucedido” el suceso narrado y “parte por parte”) la convierte precisamente en lo que Barthes entiende como “efecto de realidad”, (Barthes, 1968) pues son esos detalles los que hacen ver la cosa como si la tuviéramos presente delante de los ojos, y de ahí el carácter decorativo y engañoso de esta figura, tal como la describiera George Puttenham (1970, Libro XIX) como “counterfeit representation”.
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autosuficiencia de la palabra (enárgeia)34 que “viene” (ad phantasma) hacia nosotros,
con la fuerza resplandeciente de las imágenes de la phantasía35: si el poema se dirige al
pasado mediante la visión, el tiempo pasado se disuelve en blancura, ausencia, se instala
en quietud y ceguera cuando lo recupera el verso en el instante de su ocaso. Por eso el
relato, y con él la evidentia de sus poemas, se convertirá en relato del olvido: “y, de
pronto, un árbol dice su clamor y arde la lengua del olvido y todo acaba en
transparencia, en formas cuya verdad no se concede” (Gamoneda, 2004: 243). La visión
detallada del recuerdo, su descripción viva e incidente, la manifestación y visibilidad de
la enárgeia en la evidentia, convierte la blancura (argês) de Gamoneda en ceguera,
porque la visión se interioriza –el mimético “poner delante de los ojos” se convierte en
un transparente “poner en los ojos”– y así también se interioriza el tiempo,
espacializándose: “Yo he puesto días en mis ojos” (Gamoneda, 2004: 213). Cuando los
versos dicen “en mis ojos” ponen el énfasis en el lenguaje mismo, como un testigo de la
ruptura entre el exterior y el interior o transparencia de la imagen que, “sin tránsito”,
hace visible el referente en el signo mismo, convirtiéndose en un realismo lingüístico,
experiencia sólo del lenguaje: “algunas cifras arden en mis ojos” (Gamoneda, 2004:
253); “pienso en el miedo y en la luz (una sola sustancia dentro de mis ojos)”
34 La evidentia guarda una relación estrecha con la écfrasis, relación asimismo entre lo sucesivo y simultáneo de estas operaciones, y de ahí quizá los problemas para adscribirla a un fenómeno narrativo o descriptivo: “La evidentia es la descripción viva y detallada de un objeto mediante la enumeración de sus particularidades sensibles (reales o inventadas por la fantasía). El conjunto del objeto tiene en la evidentia carácter esencialmente estático, aunque sea un proceso; se trata de la descripción de un cuadro que, aunque movido en sus detalles, se halla contenido en el marco de una simultaneidad (más o menos relajable). La simultaneidad de los detalles, que es la que condiciona el carácter estático del objeto en su conjunto, es la vivencia de una simultaneidad del testigo ocular; el orador se compenetra a sí mismo y hace que se compenetre el público con la situación del testigo presencial. (...) El compenetrarse con la situación del testigo presencial es un efecto de la mímesis; la figura de la evidentia es, pues, un medio expresivo claramente poético”. (Lausberg, 1999: §§ 810-819), las cursivas son mías. Sobre la Institutio oratoria véanse David Pujante (1999) y Tomás Albaladejo (2003 y 2009); para la evidentia, véase David Pujante (2003) y para las relaciones entre evidentia y écfrasis, véase Ramón de la Calle (2005). Agradezco a Tomás Albaladejo la enseñanza de estas “figuras afectivas” de la retórica, y remito a su Retórica (Albaladejo, 1991). 35 Para las relaciones entre visión, representación y fantasía, remito a José Manuel Cuesta Abad (1998).
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(Gamoneda, 2004: 309). La transparencia en la visión (que es sin tránsito, pues se trata
de visión interiorizada), conlleva una relación entre evidentia y écfrasis en su poesía.
Realismo lingüístico que, a fuerza de interiorizar la luz de la visión, conducirá a la
ceguera en un ocaso referencial: “Ya sólo hay luz dentro de mis ojos (Gamoneda, 2004:
407).
En Heaney, al “alzar la tapa de turba” se abre la tierra y asoman los siglos; en
Gamoneda, los verbos atraviesan recuerdos que son estancias. Hypo-typosis, debajo de
la forma, de la figura: el tiempo empuja bajo la superficie del poema hasta abrir el
espacio de la forma.
“Vienen rostros sin proyectar sombra ni hacer crujir la sencillez del aire; sin osamenta ni tránsito, como si consistieran únicamente en el contenido de mis ojos, en la unidad de mis palabras, en el espesor de mis oídos.”(Gamoneda, 2004: 173-174)
El tiempo de la memoria, lo que Heaney denominaría “el patio de atrás de nuestras
vidas”36 (Heaney, 2000: 35) o “los desvanes de la infancia”37 de Gamoneda, viene a
depositarse en el espacio del poema, donde se fermenta y detiene. Por eso, profundizar
en la imagen será retroceder en el tiempo e interiorizarlo en el verso, atravesar las
creencias38, atravesar el olvido39, “crossings” (Heaney, 1998: 113) de la mano del
Hermes a través del tiempo. Los poemas sobre las excavaciones de cuerpos enterrados
en las ciénagas, donde han permanecido intactos siglos bajo tierra, a las que hace
referencia Heaney, comparten con la visión en Gamoneda el acercamiento a una palabra
expuesta y hendida en el tiempo, “la niñez delante de agujeros sangrientos” (Gamoneda,
36 “In the back yard of our life” (Heaney, 2000: 34). 37 “De los desvanes baja un clamor de palomas. Es el sonido de mi infancia” (Gamoneda, 2004: 209). 38 “atravesábamos las creencias.// Todos los gestos anteriores a la deserción están perdidos en el interior de la edad” (Gamoneda, 2004: 178). 39 “Estoy/ atravesando olvido” (Gamoneda, 2004: 417).
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2004: 419), una recuperación temporal del pasado mediante la interiorización verbal de
la materia en el caso de Gamoneda, o en el motivo recurrente de la excavación
lingüística y el recuento descriptivo en el caso de Heaney. Mientras Heaney tematiza el
problema en su propia evolución, Gamoneda convierte la experiencia en verso a lo largo
de su obra, y rehace de nuevo el verso en experiencia a lo largo de sus memorias
(Gamoneda, 2009). En ambos casos, retroceder en un tiempo vivido o referencial será
un modo de incidir en el lenguaje, de penetrar en la palabra, de entregarse (abandonarse)
a los símbolos. Leemos en Arden las pérdidas:
Hubo extracción de hombres. Vi la raíz morada del augurio. Vi a los insectos libando el llanto, vi sangre en las iglesias amarillas. (Gamoneda, 2004: 440)
La visión se entrega a una amplificación simbólica en la sintaxis visual de la
imagen, mediante repercusión imparable de la visión del pasado. Las calcificaciones y
fermentaciones, los fósiles, las lápidas y las tumbas, remiten a esa actividad de
desenterramiento del tiempo que hace la memoria. La “triste caterva de apariciones”40
de Heaney (1995: 49) o la “extracción de hombres” en Gamoneda (2004: 440), inciden
en una palabra que se muestra hendida, “amortajada” en la luz, penetrada por un tiempo
que se adhiere a su forma, que penetra en los ojos. El tiempo anterior hacia el que la
palabra se extiende en la travesía se convertirá en profundidad interior del poema,
mediante una espacialización del tiempo.
Casa de huesos: un esqueleto en las viejas mazmorras de la lengua.
40 “Sad gang of apparitions” (Heaney, 1996a: 17)
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Retrocedo a través de dicciones.41 (Heaney, 1995: 53-55)
Desde el borde del tiempo, ante la espesura de lo blanco, la enunciación espera en su
extensión, observa el tiempo y lo detiene, como si fuera un cuerpo enlutado en la luz,
paralizado en lo abstracto. Un poema de Arden las pérdidas dice así:
Vi cuerpos al borde de las acequias frías. Amortajados en la luz. (Gamoneda, 2004: 444)
La transparencia inmoviliza con –ante– ese otro tiempo, y así aparecen las
mortajas y los sudarios que cubren a los cuerpos, los “lienzos”, los “sudarios habitados”
(Gamoneda, 2004: 442) y los “sudarios transparentes” (Gamoneda, 2004: 275) o el
“sudario marrón” de Seamus Heaney:
El sudario marrón como de algas, los nichos acolchados por el raso: me arrodillé con cortesía admirándolo todo.42 (Heaney, 1995: 27)
Existe, como se va viendo, una fuerza común en los dos poetas y es la del gesto de
detenerse y observar lo que está detenido en su propia figura, arrodillarse ante los
nichos y ver los cuerpos, vigilar la nieve43. O, como leemos en Estaciones: “mientras
estaba de centinela, mirando, esperando, pensó poner su oído junto a uno de los 41 “Bone-house: / a skeleton / in the tongue’s / old dungeons. // I push back / through dictions” (Heaney, 1996a: 19-20). 42 “The dulse-brown shroud, / the quilted satin cribs: / I knelt courteously / admiring it all” (Heaney, 1996a: 6). 43 Nos referimos, naturalmente, a la figura del “vigilante de la nieve” en la poesía de Antonio Gamoneda.
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agujeros abandonados y escuchar el silencio bajo la tierra” (Heaney, 2004: 87)44. Esta
transparencia con lo que se encuentra más allá del lienzo, de las membranas y
tegumentos que invoca Gamoneda, se alcanza en el caso de Heaney a través de las
zanjas de la tierra, pues se trata en su caso de una verdad enterrada que el poema será
capaz de exhumar, para llegar, como dice uno de sus poemas, “hasta el sonido vibrante/
del bardo, el destello/ de hierro de las consonantes/ hendiendo el verso”45 (Heaney,
1995: 55), o hasta la lucidez cegadora de Gamoneda.
«Espacio siempre frente al tiempo. No hay mayor lentitud que esta paciencia»
(Gamoneda, 2004: 169). En este espacio de espera y de solemne quietud, los dos poetas
enfrentarán movimiento y detención, gestando experiencia del lenguaje y, en ese paso a
través, referencia interna en el poema: Gamoneda “detendrá” el movimiento en el
poema mediante movimientos referenciales (verbos de movimiento entre espacios –
“vienen rostros”46–, o mediante aún y todavía, “adverbios del pasado”47) y mediante
paradojas referenciales (que pueden dividirse en tres clases: anclajes preposicionales de
verbos de proceso y de movimiento –“gemir en la lucidez”48– ; transgresiones
semánticas fundamentalmente temporales, como “atravesar olvido”, y enfrentamientos
entre elementos abstractos que se concretizan o “sitúan”, como “Pesa el amor en la
madera física, hierve el pasado en tu corazón.//Aún desciende la misericordia (rosa
mortal) a la humedad sagrada.” (Gamoneda, 2004: 402)). En cambio, Heaney detiene
espacialmente los movimientos referenciales hacia el pasado experimentado mediante
44 “As he stood sentry, gazing, waiting, he thought of putting his ear to one of the abandoned holes and listening for the silence under the ground” (Heaney, 1998: 83). 45 “to the scop’s / twang, the iron / flash of consonants / cleaving the line.” (Heaney, 1996a: 20) 46 “Vienen rostros sin proyectar sombra ni hacer crujir la sencillez del aire”, (Gamoneda, 2004: 173). 47 “Silba el adverbio del pasado. El cobre silba en huesos juveniles, pero es el día del invierno”, (Gamoneda, 2004: 293). 48 “Puedes gemir en la lucidez,/ ah solitario, pero entonces líbrate/ de ser veraz en el dolor. La lengua/ se agota en la verdad. A veces llega/ el incesante, el que enloquece: habla/ y se oye su voz, mas no en tus labios:/ habla la desnudez, habla el olvido.”, (Gamoneda, 2004: 237).
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oposiciones frontales entre estatismo y flujo, contraste de posturas manifiesto incluso de
un poemario a otro. Este fenómeno se caracterizaría, con sus palabras, del siguiente
modo: “permanecer de pie/ en un lugar mientras fluía el campo/ del pasado”49, que
leemos en “Visión” de Puerta en la oscuridad (Heaney, 2004: 57). Semejante es la
visión vigilante desde un puesto estático en los poemas de Antonio Gamoneda, el
testigo lingüístico.
Estas combinaciones entre anclaje al poema y extensión de la memoria, entre lo
sólido y lo diáfano, entre la observación estática en el espacio y el tiempo del recuerdo,
pueden verse representadas en la figura de un “vigilante de la nieve” en la poesía de
Antonio Gamoneda, (quedémonos sólo con el sintagma; habría muchas otras maneras
de leer a esta figura), y la figura del “Hermes de piedra” en la poesía de Seamus
Heaney, tal como sugiere la expresión (“stone posts”) o “postes de piedra” en el tercer
poema de la sección “Crossings” de Seeing Things, que alude al “patrón de caminantes
y psicopompo” y al “hombre con un bastón de fresno” de los siguientes versos50.
Hermes psicopompo, implícito en este poemario, que guía las almas al umbral
definitivo. La relación con el poste y el camino, la relación del peldaño con el camino
del alma, marcará una peculiar relación entre la travesía horizontal y la profundidad en
el poema, que entiende Heaney como “correr a través y por debajo sin obstáculo”. En el
contexto de Seeing Things, nos figuramos a su Hermes ligero agarrado a la tierra, en la
travesía por los adoquines del alma, gozne de sombras hasta la barca de la muerte:
Mis palabras lamen los muelles de adoquines, y van de caza ligeras como sandalias
49 “To stand / in one place as the field flowed / past”. (Heaney, 1998: 35) 50 Los “postes de piedra”, o “aduanas de piedra” mantienen su relación con Hermes en la traducción italiana (A.Oldcorn lo traduce por “erma”: “come un dio da fiera, da erma, bivio o stradone” en Heaney, 2005, 35); hermas que se encontrarían los caminantes, con la cabeza de Hermes sustentada en las columnas).
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sobre el suelo sembrado de cráneos.51 (Heaney, 1995: 47)
El apego a la tierra eleva al alma en la poesía de Heaney; lo visible es apertura de lo
invisible en la poesía de Gamoneda:
te calcificas en el dolor y de tu boca caen sílabas negras. Vas hacia lo invisible y sabes que es real lo que no existe. (Gamoneda, 2004: 471)
Volvemos al lugar que desenterramos con la memoria, nos instalamos en su
visión de real inexistencia. Nos vemos reflejados en el agua del pozo al que nos
asomamos, y Seamus Heaney utiliza para ello la imagen de la polea, del contrapeso, la
nivelación, al tirar el cubo al pozo y con la misma fuerza elevar el alma. Ese mismo
juego de fuerzas ascendentes y descendentes de Heaney –“Mi elevación, mi caída”
(Heaney, 1995: 21)– tiene su correlato en los movimientos de extensión y de retracción
en la poesía de Gamoneda. Así, la “fuerza de levantamiento” a la que alude Nivel
espiritual (Heaney, 2000) tendrá su equivalencia en “la impotencia del levantamiento”
(Gamoneda, 2004: 43) del dios de Sublevación inmóvil porque todos los movimientos
se muestran detenidos, y las travesías interiores. Se preguntará Gamoneda en el Libro
del frío: “¿quién me espera en/ este lugar excavado en el silencio?” (Gamoneda, 2004:
86). El pozo, lugar excavado en el silencio o lugar para asomarse al abismo, devuelve
más silencio y más abismo. “Ciego en la inmovilidad, como basalto dentro del basalto,
me poseyó el olvido. Éste fue mi descanso” (Gamoneda, 2004: 179). Así, como dice un
verso de Muerte de un naturalista, “rimo/ para verme a mí mismo, para arrancar ecos a
51 “My words lick around / cobbled quays, go hunting / lightly as pampooties / over the skull-capped ground.” (Heaney, 1996a: 16).
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la oscuridad”52, relación muy presente en Antonio Gamoneda, cuyo pronombre
personal de primera persona se especula en ecos53, para verse y no verse, a fuerza de
Albaladejo, Tomás, 2003, “Notas sobre la comunicación retórica en Quintiliano”, en:
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imaginación poética” en: Albaladejo, Tomás; Del Río, Emilio, y Caballero, José
Antonio (coords.): Quintiliano, historia y actualidad de la Retórica. Actas del Congreso
52 “I rhyme / To see myself, to set the darkness echoing” (Heaney, 1998: 15). He modificado ligeramente la traducción que de este verso hace Margarita Ardanaz como “Rimo/ Para verme a mí mismo arrancar ecos a la oscuridad” (Heaney, 1996b: 99) porque se perdía el carácter de contemplación de su propio sujeto. Me apoyo en la definición que de su propia labor poética ofrece Heaney: “Aprender el artificio es aprender a tirar de la polea en el pozo de la poesía. (...) hasta que un día, inesperadamente, la cuerda tira con fuerza y comprendes que has alcanzado el fondo de unas aguas que continuarán atrayéndote para siempre. Acabas de romper la piel en la superficie de tus propias aguas”. (Heaney, 1996c: 48). 53 Nos referimos a los ecos referenciales presentes en la poesía de Gamoneda derivados del problema de la indicación poética, a la que le hemos prestado atención en otros lugares, y que podría resumirse con estas palabras de José Ángel Valente: “Cuando escribo la palabra yo en un texto poético o éste va, simplemente, regido por la primera persona del singular sé que, en ese preciso momento, otro ha empezado a existir. Por eso, muchas veces, al yo del texto es preferible llamarle tú. Ese yo –que es tú porque también me habla– no existe antes de iniciarse el acto de escritura. Es estrictamente contemporáneo de éste” (J. Á. Valente, 1996: 10-11).
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LA LITERATURA DE LOS LATINOS EN EEUU
Alberto Gineste Llombart
Instituto Cervantes de Recife
Entre los países y territorios hispanohablantes donde el español no es lengua
oficial destaca, por su peso demográfico, EE UU. Con una población de más de 40
millones de ciudadanos que se declaran de ascendencia hispana (Census, 2000), EE UU
se situaría entre los cuatros países con mayor número de hispanos superado sólo por
México, España, Colombia y Argentina. Además, ciudades como Nueva York, Miami o
Los Ángeles poseen una población hispana que supera a la mayoría de capitales de los
países latinoamericanos.
El crecimiento de la población hispana en EE UU es un fenómeno bastante
reciente. Varios factores han propiciado este aumento: por un lado, se debe a la
inmigración de muchos latinoamericanos que escapan de las condiciones económicas y
políticas desastrosas en sus países y por otro lado, a que la tasa de natalidad de los
latinos es la mayor entre todos los grupos étnicos de EE UU. Esto implica que dentro
de EE UU, con una población total de unos 281 millones, el español a pesar de ser una
lengua minoritaria es con gran superioridad la lengua más hablada en relación con las
otras lenguas minoritarias (Census, 2000) y de acuerdo con estudios realizados (Gómez-
Dacal, 2004; Garrido, 2004), la población latina de EE UU alcanzaría los 50 millones en
el 2030; y los 81 millones hacia el 2050.
Todas estas cifras muestran la importancia de lo que acontece en EE UU
respecto a la lengua española y de ahí todo el gran interés que suscita en la actualidad lo
hispano tanto dentro como fuera de EE UU. En particular está en juego el prestigio que
el español alcance en EE UU, y por ende también en la comunidad internacional.
Además, tanto sociólogos como lingüistas señalan la influencia que tiene el español de
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EE UU, al traspasar fronteras a través de medios de comunicación de gran audiencia, en
los modelos lingüísticos de otros países latinoamericanos.
El objetivo de este taller es aportar algunos parámetros de análisis para
adentrarse en la literatura de los latinos en EE UU. Por un lado, es necesario destacar
algunos aspectos claves de carácter demolingüístico y sociolingüístico sobre la
presencia histórica de la lengua española en EEUU que permitan entender la situación
actual (Gineste, 2008: 9-32). Por otro lado, como lengua y cultura están siempre
entrelazadas, para entender esta literatura originada en EE UU, se requiere también una
aproximación a cómo el termino cultura (y por ende de la identidad cultural) ha ido
modificándose a lo largo de la historia (Gineste, 2008: 51-55). Para aproximarnos a la
literatura de los hispanos en EE UU, tenemos que partir de la idea de que la cultura y
lengua de los hispanos no es una simple transposición de la lengua y cultura de España
al continente americano, ni tampoco de Latinoamérica a EE UU.
A continuación, se presentarán algunos textos de la literatura latina existente en
EE UU. Una revisión de toda la literatura latina en EE UU queda fuera del objetivo de
este artículo, por lo que se trata, más modestamente, de presentar algunos autores de la
literatura actual. A modo de sugerencia, nos podríamos plantear las siguientes preguntas
que nos podrían servir de pista para analizar los textos:
¿Cómo se llaman los autores? ¿Qué información relevante nos ofrecen sus nombres
y apellidos? ¿Podríamos hacer hipótesis sobre los temas tratados a partir de los títulos?
¿Existen temáticas comunes a todos los textos? Los autores, ¿en qué lengua escriben?
¿En qué consiste el code-switching o cambio de código (inglés/español)?¿Un lector que
sepa sólo inglés o sólo español puede entender todos estos textos? Los textos escritos en
inglés, ¿en qué reflejan una realidad muy latina? ¿Cómo es tratado el concepto de
cultura? ¿Cuál es la identidad cultural desarrollada por los personajes? ¿Se facilita el
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mantenimiento de la identidad cultural de origen? ¿Se ofrece y transmite la cultura de la
sociedad receptora? ¿En qué consiste el fenómeno de transculturación? ¿Qué valor se
otorga al inglés y al español, ¿En que medida se valora a la cultura hispana frente a la
anglófona?
1.Julia Álvarez (1991), How The García Girls Lost Their Accents
“If her husband insisted she speak in Spanish to the girls so they wouldn’t forget their native tongue, she’d snap, “When in Rome, do unto the Romans”(op. cit: 4) She still had a slight accent, and she did not like to speak in public, subjecting herself to her classmates’ ridicule (op. cit: 9). Yoyo and her sisters were forgetting a lot of their Spanish, and their father’s formal, florid diction was hard to understand” (op. cit: 10).
2.Juan González (2000), Harvest of Empire. A History of Latinos in America
“The majority of us become a product of the public school’s philosophy of ‘swim or sink’, immersed in an education in English since the first day of class, while forced to quit our mother tongue. “Your name is not Juan”, said to me a young teacher at the Public School, 87 East Harlem. “In this country we say John. ¿Can I call you John?” Confused and affright, but feeling that it was the right decision, shyly I said no.” (op. cit: 90).
3.Richard Rodríguez (1982), Hunger of Memory: The Education of Richard
Rodríguez
“The nun said, in a friendly but oddly impersonal voice, “Boys and girls, this is Richard Rodríguez.” (I heard her sound out: Rich-heard Road-ree-guess.) It was the first time I had heard anyone name me in English. “Richard”, the nun repeated more slowly, writing my name down in her black leather book.”(op. cit: 306).
“Only when I was able to think of myself as an American, no longer an alien in gringo society, could I seek the rights and opportunities necessary for full public individuality. The social and political advantages I enjoy as a man result from the day that I came to believe that my name, indeed, is Rich-heard Road-ree-guess” (op. cit.: 318).
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4.Ana Castillo (2000), Peel my love like an onion
“Mexicans, even if we are very superstitious, practising Catholics or not, we not use to trust psychologists. But I did, and I would do it again. Anyway, I am not a real Mexican, I said to myself (op. cit: 162). I was born in Chicago but my first language was not English. My first language was Spanish although I am not a real Mexican. I think I am a Chicago-mexicana.” (op. cit: 32)
5.Alfredo Villanueva (2007), ¡De tal palo tal astilla! , en Pol(L)aroids
“Mi padre me ha dicho que le preocupa mi promiscuo e inestable estilo de vida, frase que ha sacado de una revista con un artículo sobre gays en América. Me pregunto qué quiere decir. Tengo un doctorado, un trabajo permanente, un sueldo asegurado, una relación muy domestica que ha durado más que los dos matrimonios de mi hermana, un compañero que todos los fines de semana viaja cinco horas desde Nueva York para ayudarles con mi madre agonizante. No sabe lo que hacemos o dejamos de hacer, qué arreglos rigen nuestras vidas. Inocentemente le pregunto, "¿qué edad tenías tú cuando comenzaste a tener sexo?" Se echa a reír. "Sabes que soy un jibarito, debo haber estado alrededor de los once. ¡Era el gallito del vecindario!" Y continúo, tan inocente. "¿ Y cuántas mujeres has tenido en tu vida?" "Siempre he querido a tu madre como no he querido a más nadie," contesta mi padre, que se ha casado ya cuatro veces; "sabes que sólo me casé con las otras mientras esperaba por ella. Pero, no podría empezar a contar las mujeres que he tenido, hubiera sido un pendejo, chico, si no hubiera aprovechado las oportunidades." "Pues entonces," respondo, "¿qué tanto joder conmigo? Como tú, comencé muy temprano. Como tú, he tenido un amor permanente en mi vida. Y como tú, nunca he podido decir que no. ¡De tal palo tal astilla!" "Sabes," me dice mientras nos echamos a reir y brindamos con las cervezas. "¡Nunca se me ocurrió verlo de ese modo!" (op cit: en www.wikipedia.org )
6.Ilán Stavans (2004), Don Quijote de la Mancha, (First Parte, Chapter Uno)
“In un placete de la Mancha of which nombre no quiero remembrearme, vivía, not so long ago, uno de esos gentlemen who always tienen una lanza in the rack, una buckler antigua, a skinny caballo y un grayhound para el chase. A cazuela with más beef than mutón, carne choppeada para la dinner, un omelet pa’ los sábados, lentil pa’ los viernes, y algún pigeon como delicacy especial pa’ los domingos, consumían tres cuarers de su income... “ (op cit: en www.wikipedia.org )
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1. Ana Lydia Vega (1994) Pollito/Chicken
“Por el camino observó nevertheless la transformación de Puerto Rico. Le pareció very encouraging aquella proliferación de urbanizaciones, fábricas, condominios, carreteras y shopping centers. Y todavía esos filthy, no-good Communist terrorists se atrevían a hablar de independencia. A ella sí que no le iban hacer swallow esa crap. Con lo atrasada y underdeveloped que ella había dejado esa isla diez años ago. Aprender a hablar good English, a recoger el trash que tiraban como savages en las calles y a comportarse como decent people era lo que tenían que hacer y dejarse de tanto fuss. “(op. cit: 35)
2. Leopoldo Hernández, (1991): Martínez
while my English
gets its words into my
Spanish
no lo hablas ya
I don’t
si lo hablaras
I can’t
tienes que hablarlo
they pay me in dollars not in pesos
(kicks the floor)
they accuse me in English
(kicks the floor)
they screw me in English
(kicks violently)
I can’t beg in Spanish
then I lose my identity
and speak English with a lousy accent
y no soy
and I am not
español ya
nor American
but casi
español casi
American
that is to say un poco
of each
representando la miseria
of each
la pequeñez
of each
the solitude
del medio hombre
half a soul
that I am […] (op. cit: 21)
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Al tratarse de un grupo étnico multicultural y multilingüe esto queda reflejado
en su literatura. Algunos escritores escriben en español mientras que la mayoría lo
hacen solamente en inglés. Otros usan ambas lenguas, y poetas y escritores de renombre
escriben en spanglish. El hecho de escoger el español, el inglés o el spanglish es una
opción no una traición que refleja el mundo de estos latinos entre dos lenguas y dos
cultura.
Bibliografía
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Castillo, Ana , 1999. Peel My Love Like an Onion: A Novel. New York: Doubleday
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Chapter Uno. Transladado al Spanglish (ver Wikipedia.org)
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Vega, Ana Lydia, 1994, Pollito/Chicken, en Ana Lydia Vega y Carmen Lugo Filippi
(ed). Vírgenes y mártires. Río Piedras, Puerto Rico: Editorial Antillana
Villanueva, Alfredo, 2007, Pol(L)aroids (versión bilingüe en www.wikipedia.org )
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ELE DE LITERATURA: ALGUNAS PROPUESTAS PARA LLEVAR L A LITERATURA AL AULA DE ESPAÑOL.
Marta Giralt Lorenz
Instituto Cervantes de Brasilia
La literatura es un recurso didáctico que muchas veces puede ser altamente
motivador al mismo tiempo que puede ofrecer variadas formas de trabajo en clase.
Mediante la literatura conseguimos llevar al aula muestras de cultura y de sociedad, a la
vez que trabajamos con muestras de lengua provenientes de textos auténticos. Cuando
trabajamos con literatura y la llevamos al aula de e/le, entra en juego el componente del
curriculum de lenguas54 que forma parte de la dimensión del alumno como hablante
intercultural: el componente cultural. Puede considerarse que la literatura es una pieza
que forma parte del inventario de referentes culturales del curriculum de lenguas. Es
decir, la literatura como manifestación artística de la cultura española y
hispanoamericana es un referente cultural en sí misma, al mismo tiempo que es un
medio para acceder a otros de los inventarios del componente cultural (Saberes y
comportamientos socioculturales & Habilidades y actitudes interculturales) que pueden
quedar reflejados en los textos literarios.
A lo largo del taller, en el que se basa esta reflexión, se presentaron distintas
propuestas didácticas que permitieron explorar las posibilidades que la literatura ofrece
como recurso didáctico, y que sirvieron para justificar que la literatura es un recurso
didáctico de gran riqueza para el aula de idiomas.
No es nuestra intención dar una visión exhaustiva de cómo se puede trabajar con
textos literarios en clase sino más bien ofrecer una visión bastante general de la
aplicación de la literatura como recurso didáctico, aportando un abanico de ideas para
54 Concretamente nos referimos al Plan curricular del IC. Niveles de referencia.
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poder llevarla al aula e/le, ideas todas ellas que nos van a permitir desgranar las ventajas
que conlleva trabajar con textos literarios.
En la introducción hemos mencionado ya la versatilidad que tiene la literatura
pues permite poner en juego los distintos elementos que conforman el componente
cultural del PCIC. Niveles de referencia, (en adelante PCIC). En el caso de la unidad
que vamos a presentar en la que se trabaja con el poema lorquiano del Romancero
gitano “Romance de la luna, luna”55, los alumnos tiene la oportunidad de enfrentarse a
un poema de uno de los poetas más emblemáticos de la literatura española y de la
versión que un cantante de flamenco, no menos emblemático, hace de uno de sus
poemas. Por tanto, se le presenta al aprendiente/hablante intercultural un referente
cultural de la cultura meta, que va más allá del texto en sí mismo y al mismo tiempo, se
están trabajando objetivos de aprendizaje basados en la capacitación de la lectura
poética. El desarrollo de la competencia literaria es una cuestión que no debemos
olvidar cuando interactuamos con textos literarios, especialmente al tratarse de la lectura
de géneros y estilos literarios que pueden encerrar cierta dificultad para el aprendiente
de lenguas e incluso en muchos casos para el propio hablante nativo.
Así pues, se capacita al alumno para la lectura del poema, primeramente desde el punto
de vista lingüístico. Para ello, se llevan a cabo actividades de léxico, y por tanto, quedan
integrados también elementos del componente nocional del PCIC. Todo ello, sin olvidar
que la actividad tiene sentido como actividad de dinámica de grupo con el cometido de
que los alumnos (C1) se conozcan un poco mejor.
Este primer acercamiento de cómo llevar un texto literario al aula a través de un
poema de Federico García Lorca pone de manifiesto que, el uso de la literatura como
recurso didáctico permite abordar de forma paralela los distintos componentes del
55 Ver anexo 1
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PCIC, y aunque el componente cultural sea el más relevante, existen también muchos
otros que también pueden incluirse (Componente nocional, Componente de
aprendizaje…), sin olvidar que llevar literatura al aula de español permite desarrollar la
competencia literaria; la competencia cultural (como ya se ha apuntado) y hasta
podríamos hablar de la competencia metafórica (Acquaroni, 2007), ésta última con
indicios muy claros al trabajar con poesía lorquiana.
Continuamos nuestro recorrido literario-didáctico tomando como referencia la
segunda propuesta didáctica que se presentó en el taller basada en la novela de Camilo
José Cela, La Colmena y la versión cinematográfica que Mario Camus realizó de ésta.
Esta segunda propuesta también pretende acercar al alumno a una de las obras literarias
más emblemáticas de la literatura española, al mismo tiempo que mostrarle su versión
cinematográfica para que pueda visualizar, por un lado, la adaptación al cine de una
novela (lenguaje literario / lenguaje cinematográfico) y, por otro lado, la España de la
pos-guerra en el Madrid de los años 50.
Volvemos a observar como a partir de un texto literario podemos cubrir distintos
componentes del PCIC, que en este caso se suscribirían al componente cultural,
concretamente al inventario de Saberes y comportamientos socio-culturales, y al
componente pragmático-discursivo, concretamente a géneros discursivos y productos
textuales56, del nivel C1.
Asimismo, podemos comprobar como la riqueza del texto literario nos permite
la multidisciplinariedad (literatura; cine; historia) en el aula de idiomas, elemento que la
enriquece notablemente, especialmente en el nivel avanzado y maestría.
56 Véase en anexo 2 los objetivos que persigue la propuesta didáctica basada en La Colmena, titulada “¿Escritores o guionistas?”, y un cuadro con los componentes e inventarios del PCIC que se cubren.
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Una vez comentadas las dos primeras propuestas didácticas basadas en un poema y en
los fragmentos de una novela y las versión cinematográfica de ésta, pasaremos a
comentar la tercera propuesta didáctica que se presentó y que estaba basada en tres
poemas de Antonio Machado57.
El objetivo principal de esta actividad es familiarizar a los alumnos con la poesía
y la figura de Antonio Machado. Asimismo, a partir de la tipología textual de un poema
de este autor y de la riqueza connotativa del léxico empleado en el mismo, se pretende
que los alumnos desarrollen estrategias de interpretación y comprensión de poemas. En
concreto, atendiendo a los procedimientos de aprendizaje, durante el desarrollo de la
secuencia de actividades propuestas se persigue que el alumno procese y asimile
elementos del sistema de la lengua (inventario de Procedimientos de aprendizaje del
PCIC), dirigiendo y centrando la atención tanto de forma global (anticipación de los
conceptos o ideas del material susceptible de ser aprendido), como de forma selectiva
(anticipación de los elementos del input sobre los que se quiere centrar la atención e
identificación de semejanzas, en este caso textuales).
A lo largo de esta secuencia didáctica, los alumnos (C1) van a tener la
oportunidad de trabajar con tres poemas del libro Proverbios y cantares, de Antonio
Machado, y de escuchar la canción que Juan Manuel Serrat versionó sobre los mismos.
A partir de distintas actividades de predicción y de acercamiento al léxico que aparece
en los poemas, los alumnos van a interpretar y dar sentido a los textos, tres de los más
emblemáticos y populares de Antonio Machado.
Esta propuesta comparte con las dos anteriores la invitación a conocer a uno de los
grandes escritores de la literatura española, y en concreto unas de sus poesías más
57 Esta propuesta didáctica está publicada en Didactired. Puede accederse a ésta a través de la siguiente dirección: http://cvc.cervantes.es/aula/didactired/anteriores/mayo_09/11052009.htm
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populares. La literatura es un espacio de encuentro entre los conocimientos de la cultura
cotidiana –de la cultura abordada desde una perspectiva antropológica y sociológica- y
la cultura como arte y/o saber institucionalizado de prestigio (Sanz, 2007), estando
ambas patentes en el texto literario concreto al que nos hemos referido y con el que los
alumnos van a trabajar.
Pasaremos ahora a mencionar de forma rápida el conjunto de actividades
basadas también en textos literarios que se fueron intercalando en el taller, pero que a
diferencia de las anteriores eran secuencias didácticas más breves basadas en textos
literarios de poca extensión58.
Todas ellas son para trabajar con alumnos de A2, y por tanto, ante la creencia de que los
niveles avanzados y de maestría son los más propicios para llevar textos literarios al
aula, podemos constatar que todos los niveles son susceptibles para trabajar con textos
literarios, teniendo siempre presente el principio comunicativo que la dificultad reside
en la tarea y no en el texto. Asimismo, las distintas formas de explotación que presentan
dichas actividades didácticas reflejan la retahíla de posibilidades59 en el momento en el
que el docente pretende idear y diseñar material didáctico a partir de textos literarios
58 Véase anexo 3 en el que aparecen tres actividades basadas en tres escritores españoles e hispanoamericanos: Ángel González; Marcial Fernández y Fernando Ortiz. 59 No es cometido de este artículo enumerar las distintas técnicas para trabajar un texto literario con finalidad didáctica. Para referencias al respecto y ampliación del tema véase Sanz 2004.
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Conclusión
Tras las distintas propuestas didácticas que se presentaron en el taller, creemos
haber demostrado que el llevar un texto literario al aula, nos permite poner en juego las
múltiples dimensiones que ofrece la didáctica de la literatura. Por un lado el texto
literario es un medio para enseñar lengua. Como foco de irradiación de contenidos,
estrategias (componentes e inventarios del PCIC) y actividades comunicativas de la
lengua. Por otro lado, abordar la literatura como fin, con el objetivo de desarrollar una
competencia literaria en nuestro aprendientes.
Hemos reflexionado también sobre las distintas ventajas y posibilidades que el texto
literario conlleva consigo cuando se aplica como herramienta didáctica: puede usarse en
todos los niveles del Plan Curricular; motiva en el aula; permite un acercamiento
multidisciplinar; es susceptible a distintas formas de explotación didáctica dependiendo
del género literario al que pertenezca…
Así pues, no nos queda duda que llevar textos literarios a nuestras clases de
español como lengua extranjera nos brinda un sinfín de posibilidades en cuanto al
aprendizaje de la lengua y la cultura se refiere, al mismo tiempo que abre una brecha de
interés en nuestros alumnos, motivándoles a la lectura y al acercamiento hacia la
literatura española y hispanoamericana.
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Bibliografía
Acquaroni, Rosana, Las palabras que no se lleva el viento: literatura y enseñanza del
español como LE/L2, 2007, Madrid, Santillana-Universidad de Salamanca.
Camus, Mario, La colmena, 1982, Madrid, Suevia Films (DVD).
Cela, Camilo José, La colmena (Edición de Jorge Urrutia), 1951, Madrid, Cátedra,1997.
Consejo de Europa, Marco de referencia europeo para el aprendizaje, la enseñanza y la
evaluación de lenguas, 2001, (http://cvc.cervantes.es/obref/marco/), 2002.
Fernández, Marcial, Andy Watson, contador de historias, 2001, México, DAGA
Editores. Colección Súcubo.
García Márquez, Gabriel, Vivir para contarla, 2002, Barcelona, Mondadori.
Agradecimientos a Manuel Hermenegildo de la Torre de la Torre, Mara Fuentes Gutiérrez & Inés Gutiérrez González, autores de algunas de las actividades presentadas.
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ANEXO I ROMANCE DE LA LUNA, LUNA (Federico García Lorca). Nivel: C1
INTERPRETANDO SÍMBOLOS PARA CONOCERNOS UN POCO MEJOR
1.- Para imbuirnos en el tema de los nombres te invitamos a que leas las palabras de un
escritor del mundo hispánico que seguro que ya conoces. El fragmento que te
presentamos pertenece a Gabriel García Márquez y se encuentra en su obra Vivir para
contarla.
“No me es posible establecer cuando tuve las primeras noticias de estos hechos, pero
en todo caso las transgresiones de los antepasados no me importaban nada. En cambio,
los nombres de la familia me llamaban la atención porque me parecían únicos. Primero
los de la línea materna: Tranquilina, Wenefrida, Francisca Simodosea. Más tarde, el de
mi abuela paterna: Argemida y los de sus padres: Lozana y Aminadab. Tal vez de allí
me viene la creencia firma de que los personajes de mis novelas no caminan con sus
propios pies mientras no tengan un nombre que se identifique con su modo de ser”60
2.- Ahora vamos a interpretar nuestros nombres y hasta qué punto han podido
mediatizar nuestra personalidad.
¿Por qué te pusieron ese nombre? ¿Quién lo decidió?
¿Sabes lo que significa?
¿Te gusta?
¿Te identificas con tu nombre?
¿Piensas que tu nombre ha podido marcar tu personalidad? ¿Crees en esa teoría?
3.- Para seguir conociéndonos un poco más vamos a jugar a algo a lo que seguro has
jugado antes en tu propio idioma. Para ello piensa que si fueras una de las siguientes
cosas que enumeramos a continuación qué serías…y ¿por qué?
Por ejemplo, si fueras un color qué color te gustaría ser__________________________
Si fueras una planta te gustaría ser __________________________________________
Si fueras un accidente geográfico (montaña, río, sol, bosque…) ___________________
60 Gabriel García Márquez: Vivir para contarla; , 2002, Barcelona, Mondadori.
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Si fueras un metal________________________________________________________
Si fueras un baile y un instrumento __________________________________________
Si fueras una flor ________________________________________________________
Si fueras una parte del cuerpo ______________________________________________
Si fueras un verbo de movimiento (precipitarse, deslizarse, correr, levantar, agachar…)
4.- Vamos a poner en común lo que hemos reflexionado. Escucha muy bien a tus
compañer@s e intenta interpretar su personalidad a partir de lo que han dicho
anteriormente.
Intenta interpretar cómo es la personalidad de tus compañer@s, para ello piénsalo y
escríbelo a continuación. Luego dirás al resto de la clase lo que has escrito.
______________________________________________________________________ ____________________________________________________________________________________________________________________________________________ 5.- ¿Te apetece seguir interpretando? Ya sabes que en muchas situaciones de la vida
cotidiana necesitamos interpretar lo que ha pasado. Por ejemplo, sueños, como ya hizo
Freud…¿recuerdas alguna interpretación de símbolos que aparecen en los sueños?
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QUE LAS MUSAS TE AYUDEN A INSPIRARTE
1.- Otra situación en la que tenemos que interpretar es cuando leemos poesía. Vamos a
leer un poema de Federico García Lorca. Antes di qué sabes de él y de su poesía.
Él supo muy bien transmitir la atmósfera del mundo de los sueños en sus poemas, como
veremos más adelante.
2.- Antes de pasar a leer el poema de Lorca vas a intentar tú componer una de las
estrofas usando las mismas palabras que usa Gª Lorca. Asegúrate que entiendes todas
las palabras.
El jinete dentro de los ojos
El tambor cerrados la fragua
Se acercaba tiene tocando
Llano el niño del
Escribid la estrofa en parejas…
Título del poema: _____________________________________
_____________________________
_____________________________
_____________________________
_____________________________
Vamos a leer las diferentes versiones. ¿Las encontráis muy diferentes?
3.- ¿De qué crees que va a tratar el poema?
4.- Ahora seguro que te es más fácil comprenderlo. Léelo.
Para que te sea aún más fácil, y conforme vas leyendo el poema, completa la siguiente
tabla, escogiendo vocabulario del poema.
Accidentes geográficos,
climatología y lugares
Verbos
movimiento
Partes del
cuerpo
Metales y sensualidad
femenina
Plantas y animales
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ROMANCE DE LA LUNA, LUNA
La Luna vino a la fragua
con su polizón de nardos.
El niño la mira, mira. El niño la está mirando. En el aire conmovido
mueve la luna sus brazos
y enseña, lúbrica y pura, sus senos de duro
estaño.
--Huye luna, luna, luna, si vinieran los gitanos, harían con tu corazón
collares y anillos blancos.
--Niño, déjame que baile.
Cuando vengan los gitanos
te encontrarán sobre el yunque
con los ojitos cerrados.
--Huye luna, luna, luna, que ya siento sus
caballos.
--Niño, déjame ; no pises
mi blancor almidonado.
El jinete se acercaba tocando el tambor del
llano. Dentro de la fragua el
niño
tiene los ojos cerrados. Por el olivar venían, bronce y sueño, los
gitanos. Las cabezas levantadas y los ojos entornados.
5.- Ahora seguro que te cuesta menos comprender el universo lorquiano y puedes
interpretar el poema. Pon en común con tu compañer@ lo que hayas visto en el poema,
lo que pretende transmitirnos Lorca. Para ello estaría bien si utilizaras sustantivos
abstractos: amor, esperanza, muerte…
Después haremos una puesta en común con toda la clase.
6.- Como broche de oro vamos a escuchar una canción con la letra de este poema,
interpretada por Camarón de la Isla.
http://www.youtube.com/watch?v=G03oGsAz3ZM
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ANEXO II
LA COLMENA (Camilo José Cela & Mario Camus)
Título de la unidad didáctica: “De la literatura al cine. ¿Escritores o guionistas?”
NIVEL: C1
OBJETIVOS: • Acercar al alumno a la realidad social de la España de la posguerra (años 50).
• Familiarizar al alumno con el lenguaje y estilo literario frente al lenguaje y estilo
cinematográfico. • Capacitar al alumno para describir a un personaje y lo que está haciendo siguiendo el
estilo literario a partir de una secuencia cinematográfica.
COMPONENTES E INVETARIOS DEL PCIC
COMPONENTE DISCURSIVO
COMPONENTE CULTURAL
Referentes culturales; Saberes y comportamientos
socioculturales; Habilidades y actitudes interculturales
NOCIONES
Nociones específicas
Funciones
Tácticas y estrategias
pragmáticas
Géneros discursivos y
productos textuales
Actividades de la lengua
Los premios Nóbel literarios en los países hispanos: Camilo José Cela Acontecimientos sociales y culturales de la vida social y cultural: La sociedad de la España de posguerra (años 50)
Actividades de ocios, hábitos y aficiones en las ciudades españolas durante la posguerra
Cine: la importancia del Nodo durante el Franquismo Música popular y tradicional: El pasodoble y la copla Relaciones interpersonales en las España de la posguerra. La educación sentimental y sexual: la doble moralidad.
Individuo: Dimensión física. Carácter y personalidad: adjetivos y expresiones idiomáticas Relaciones familiares y sociales Actitudes y formas de comportarse Tiempo libre y entretenimiento Vivienda Sociedad Literatura Música, cine Ciudad
Describir personas, lugares, ropa Narrar
Marcadores del discurso Procedimientos de cita: el estilo indirecto Significados interpretados: metáforas
Géneros de transmisión escrita: diccionarios y tesauros. La novela Macrofunción descriptiva: personas, ropa, lugares Macrofunción narrativa: (descripción de personas, ropa, situaciones, emociones...), dialogal Recursos para desarrollar la exposición: elaborar definiciones Diferencia entre el texto literario y el cinematográfic
Expresión y comprensión Oral. Comprensión Audiovisual. Comprensión Lectora Interacción Oral.
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ANEXO III
JUVENTUD DIVINO TESORO…
1. Antes de leer pensad en la actitud de una persona inconformista. En parejas, ¿podéis
relacionar las expresiones de las dos columnas?
Cuando era joven... quiero vivir Ahora… quería vivir en una ciudad pequeña Cuando perdí la juventud… quería vivir en una ciudad grande
2. Leed el poema El conformista de Ángel González y comprobad vuestras hipótesis.
EL CONFORMISTA Cuando era joven quería vivir en una ciudad grande. Cuando perdí la juventud quería vivir en una ciudad pequeña. Ahora quiero vivir.
3. Vuestro profesor os va a asignar un rasgo de personalidad a cada grupo. Cread un
poema similar al anterior sin explicar de que rasgo se trata. Después vuestros
compañeros tendrán que adivinarlo.
EL ______________ Cuando era joven ___________________________ Cuando perdí la juventud ______________________ Ahora ___________________
INSOMNIO
1. Antes de leer habla con tu compañero. ¿Alguna vez habéis tenido problemas
para dormir? ¿Por qué? Cuando no podéis dormir, ¿qué hacéis?
Yo cuando no puedo dormir, cuento ovejas….
2. Lee este poema de Fernando Ortiz
A altas horas
En esta noche de noviembre y frío inacabable, porque el sueño tarda, muy avanzada ya la madrugada, a los cuarenta años de mi vida, quiero dejarme de literaturas
para contar al fin lo que me importa […]
3. ¿Qué le puede importar al auto del texto? En pequeños grupos haced una lista e
• ___________________________ __________________________ 4. Vamos a volver a leer el poema, esta vez con el final: coinciden vuestras ideas
con las del autor? A altas horas
En esta noche de noviembre y frío inacabable, porque el sueño tarda, muy avanzada ya la madrugada, a los cuarenta años de mi vida, quiero dejarme de literaturas
para contar al fin lo que me importa
Quedarme sin tabaco, qué fastidio (Fernando Ortiz)
ENGAÑO Y DESENGAÑO
1. En parejas escribid todas las prendas de ropa de mujer que recordéis.
2. Ahora, ¿podéis relacionar estas expresiones con algunas de las prendas
anteriores?
_____________________ de tacón __________________________ estampado/-a
_____________________ de seda __________________________ de lunares _____________________ rojo/-a __________________________ corto/-a
3. ¿Qué otros adjetivos podéis añadir para describir las prendas?
4. Leed este cuento del autor mexicano Marcial Fernández: ¿entendéis todo?
El engaño
La conoció en un bar y en el hotel le arrancó la blusa provocativa, la falda entallada, los zapatos de tacón alto, las medias de seda, los ligueros, las pulseras y los collares, el corsé, el maquillaje, y al quitarle los lentes negros se quedó completamente solo.
(Marcial Fernández)
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5. Chica conoce chico: ¿Podéis escribir un relato similar? ¡Intentad también ponerle
título!
_____________________________
Le conoció _____________________________________________________________________ _______________________________________________________________________ _______________________________________________________________________ _______________________________________________________________________ _______________________________________________________________________
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TALLER DE POESÍA: APRENDER A TROVAR EN EL AULA DE ELE
Alfonso Hernández Torres Instituto Cervantes de Brasilia
I. Introducción:
En numerosas ocasiones nos cuestionamos si en realidad es efectivo usar textos
literarios en el aula de español como lengua extranjera (E/le), e incluso si es mejor usar
textos originales o adaptados. Desde nuestra experiencia podemos decir que los textos
literarios pueden ser una herramienta más en el aula y son un importante modelo de
lengua para nuestros estudiantes. Usar prosa, teatro o incluso poesía nos puede ayudar
como profesores a nuestra labor docente, y facilitaremos sin duda el camino en la
adquisición de segundas lenguas en nuestros estudiantes.
En nuestro taller vamos a presentar los textos poéticos como una herramienta
más en la clase de E/le, y vamos a poner en práctica diferentes usos que podemos hacer
en el aula con poesía, defenderemos que fomentar la creatividad en nuestros alumnos
ayuda a aprender y que si sabemos aprovechar la poesía como recurso podremos
conseguir que nuestros estudiantes desarrollen nuevas estrategias que son difíciles de
desarrollar de otra manera. La poesía no nos ofrece herramientas exclusivas sino nuevos
recursos que facilitan el aprendizaje de lenguas segundas en nuestros alumnos.
Demostraremos que usar textos literarios en clase puede ser muy útil si
secuenciamos bien las actividades y tenemos en cuenta qué objetivos perseguimos,
somos partidarios de los textos literarios originales como contacto directo de una
lengua. El hecho de usar poesía en el aula puede ser una aventura y un reto no sólo para
alumnos sino también para profesores.
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II. Aprender a trovar:
Nos hace descubrir los entresijos del lenguaje, aquellas fórmulas escondidas que
fabrican las palabras, también aprendemos el orden de las mismas.
Con los textos poéticos tenemos un banco de recursos interminable dentro de
nuestra literatura. En nuestros poetas, encontramos un gran número de poemas que nos
pueden servir para nuestras clases y que podemos trabajar de diferentes formas. La
poesía nos ofrece un amplio abanico de juegos con el lenguaje, difícil de encontrar en
otro género literario.
En el mundo de E/le la poesía desempeña una especial importancia en las cuatro
macrodestrezas y en la creación de dinámicas para grupos.
En primer lugar, respecto a las destrezas, podemos prestar especial atención a la
expresión y comprensión escrita, nuestros estudiantes pueden crear textos o
interpretarlos; en la expresión y comprensión oral la poesía puede ayudar a desarrollar
algunas capacidades como la pronunciación o la entonación, dos temas a los que no se
les da una gran importancia en los manuales y que consideramos primordiales en la
enseñanza de lenguas segundas. La poesía tiene que ser recitada y debemos aprovechar
esta idea para diseñar actividades en las que podamos estudiar los sonidos y la
musicalidad de los mismos, así como el ritmo y la manera con la que entonamos en
español. En este tipo de actividades los textos deben ser leídos en voz alta y aprender
con los errores y logros de los demás, construyendo el conocimiento entre todos.
En segundo lugar, y no por ello menos importante, atendemos a las dinámicas
para grupos como un recurso más a tener en cuenta en el aula de E/le. La poesía ayuda a
estimular en nuestros estudiantes capacidades extralingüísticas como romper el hielo y a
su vez, romper con la timidez. Otra dinámica que podemos plantear con el uso de
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poemas en clase es la de cohesión grupal, la poesía hace que nuestros estudiantes se
conozcan más entre ellos y facilita que encuentren gustos comunes.
En definitiva, aprender a trovar nos puede ayudar entre otras cosas, a mejorar
nuestro proceso de adquisición de segundas lenguas, además nos proporciona nuevas
herramientas para ayudarnos en nuestro trabajo como estudiantes o docentes. Se trata de
aprender jugando, integrando lo lúdico en nuestro proceso de aprendizaje.
II. Los trovadores y sus objetivos:
Cuando aprendemos a trovar conseguimos la ruptura con la timidez en nuestros
estudiantes, en muchas ocasiones nuestros alumnos tienen que recitar en voz alta los
poemas de otros e incluso, los suyos. De una forma indirecta estamos trabajando
también con dinámicas para grupos, para romper el hielo en un comienzo de
actividad o de aula.
Con la poesía ejercitamos la memoria verbal, nuestros estudiantes van a tener
que memorizar para recitar o recordar lo que otros han leído. Aquí hacemos una
práctica de retención de vocabulario y de refuerzo de estructuras.
La musicalidad también es un factor importante cuando trabajamos con poemas,
sobre todo porque educamos el oído con los versos, un recurso que podemos utilizar
para aprender fonética o también a saber cómo suena el español, los diferentes acentos y
hablas.
Debemos aludir también a los factores extralingüísticos, ya que el trabajo con
poemas fomenta la curiosidad, el querer saber siempre más palabras, bien porque les
interese a nuestros estudiantes la rima o también para jugar con los significados y ver si
la frase que han formado tiene sentido.
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Otro de los factores que no podemos olvidar es que el aprendizaje con poemas
fomenta el constructivismo social. El aprendizaje será colectivo y fruto del intercambio
de experiencias entre los demás estudiantes, cada alumno va a aportar un nuevo
elemento en el proceso de aprendizaje. Un ejemplo de ello es recitar en voz alta, van a
aprender de los errores y logros de sus compañeros, así como actividades para crear
poemas donde el estudiante también va a adquirir un léxico nuevo a partir de los textos
de los compañeros.
Como podemos observar no faltan los motivos para enseñar con poesía y son
muchos los objetivos conseguimos si sabemos guiar esas actividades y concienciar a
nuestros estudiantes que están aprendiendo con el desarrollo de su propia creatividad.
III. Conclusiones:
• Llevar poesía al aula puede ser muy útil para el estudio de la pronunciación y los
sonidos de una lengua.
• Aprender el ritmo de una lengua entraría en el ámbito del dominio de la misma.
• Saber entonar facilita la comunicación y los discursos orales, es un recurso poco
estudiado en los manuales de E/le.
• Escribir poesía ayuda a la adquisición de nuevo vocabulario y consolida el que
ya hemos inferido como alumnos.
• Recitar un poema en voz alta integra la pronunciación, el ritmo y la entonación
que mencionábamos más arriba.
• Entender y pensar en una lengua extranjera se puede conseguir a partir de la
reflexión de la misma, la poesía desarrolla la creatividad y nos ayuda a descubrir
los códigos lingüísticos y culturales más escondidos.
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• Romper la timidez o mejorar la cohesión grupal pueden ser dos dinámicas para
grupos que podemos conseguir con poesía.
• Interpretar es una de las capacidades que nos presenta la poesía y la llave para
abrir el universo de una lengua.
V. Algunas actividades con poemas:
Debemos mencionar la página web de Averroes: Encuentros poéticos en el Aula de
M. Estévez y M. A. Domínguez donde tenemos un gran número de actividades con
poemas que podemos adaptar a la clase de E/le. Vamos a presentaros dos actividades
con poemas que hemos adaptado de esta página y que hemos diseñado para nuestros
estudiantes, ambas actividades fueron probadas en el Instituto Cervantes de Brasilia y
dieron muy buenos resultados.
Propuesta 1. Actividad de Lengua
Título: La caja de Pandora
Nivel: B2
Destinatarios: Jóvenes y Adultos
Objetivos: Adquisición de vocabulario sobre el medio ambiente y práctica de
conectores para el discurso oral.
Materiales: Fotos, caja de cartón y cartulinas.
Duración: 60 minutos.
ANTES
Actividad 1. Presentaremos a nuestros estudiantes varias imágenes sobre problemas
de medio ambiente por las paredes del aula, tendrán que dar una vuelta por todas ellas y
anotar las palabras que les sugieren, al menos cinco palabras en total.
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Actividad 2. Un delegado tendrá que ir anotando las palabras que han encontrado
sus compañeros en las imágenes, haremos una lluvia de ideas.
DURANTE
Actividad 3. Elaboraremos unas cartulinas con cada una de las palabras que han
surgido y las mezclaremos con las otras que ya teníamos en la caja de Pandora, basadas
en el medio ambiente.
Actividad 4. A cada uno se les dará una parte proporcionar de palabras, tendrán que
elaborar su poema y recitarlo después.
DESPUÉS
Actividad 5. Haremos un pequeño debate sobre la situación actual del medio
ambiente.
Propuesta 2. Actividad de Lengua
Título: El tesoro de la cueva
Nivel: B2
Destinatarios: Jóvenes y Adultos
Objetivos: Práctica de los diferentes tipos de hipótesis en español.
Materiales: Fotos, caja de cartón y cartulinas.
Duración: 60 minutos.
ANTES
Actividad 1. Les presentaremos los diferentes tipos de hipótesis en español en unas
fichas, tendrán que deducir un ejemplo.
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DURANTE
Actividad 2. Para contextualizar la actividad, les comentaremos que han encontrado un
manuscrito de un poema dentro de una cueva, entre todo el grupo tendrán que
completarlo:
Tendrán que elegir a un candidato para recitar el poema de clase.
DESPUÉS
Actividad 3. Les formularemos la pregunta ¿qué haríais para mejorar vuestro país?
Si fuera Ojalá Seguramente Si fuera Es probable Seguro que Si fuera
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ANEXO
Poemas para llevar al aula:
ODA A LA CRÍTICA (Pablo Neruda) Yo escribí cinco versos: uno verde, otro era un pan redondo, el tercero una casa levantándose, el cuarto era un anillo, el quinto verso era corto como un relámpago y al escribirlo me dejó en la razón su quemadura. Y bien, los hombres, las mujeres, vinieron y tomaron la sencilla materia, brizna, viento, fulgor, barro, madera y con tan poca cosa construyeron paredes, pisos, sueños, En una línea de mi poesía secaron ropa al viento. Comieron mis palabras, las guardaron junto a la cabecera, vivieron con un verso, con la luz que salió de mi costado. Entonces, llegó un crítico mudo y otro lleno de lenguas, y otros, otros llegaron ciegos o llenos de ojos, elegantes algunos como claveles con zapatos rojos, otros estrictamente vestidos de cadáveres, algunos partidarios
del rey y su elevada monarquía, otros se habían enredado en la frente de Marx y pataleaban en su barba, otros eran ingleses, y entre todos se lanzaron con dientes y cuchillos, con diccionarios y otras armas negras, con citas respetables, se lanzaron a distupar mi pobre poesía a las sencillas gentes que la amaban: y la hicieron embudos, la enrollaron, la sujetaron con cien alfileres, la cubrieron con polvo de esqueleto, la llenaron de tinta, la escupieron con suave benignidad de gatos, la destinaron a envolver relojes, la protegieron y la condenaron, le arrimaron petróleo, le dedicaron húmedos tratados, la cocieron con leche, le agregaron pequeñas piedrecitas, fueron borrándole vocales, fueron matándole sílabas y suspiros, la arrugaron e hicieron un pequeño paquete que destinaron cuidadosamente
a sus desvanes, a sus cementerios, luego se retiraron uno a uno enfurecidos hasta la locura. Porque no fui bastante popular para ellos o impregnados de dulce menosprecio por mi ordinaria falta de tinieblas, se retiraron todos y entonces, otra vez, junto a mi poesía volvieron a vivir mujeres y hombres, de hicieron fuego, construyeron casas, comieron pan, se repartieron la luz y en el amor unieron relámpago y anillo. Y ahora, perdonadme, señores, que interrumpa este cuento que les estoy contando y me vaya a vivir para siempre con la gente sencilla. PEQUEÑO VALS VIENES (Federico García Lorca)
En Viena hay diez muchachas, un hombro donde solloza la muerte y un bosque de palomas disecadas. Hay un fragmento de la mañana
en el museo de la escarcha. Hay un salón con mil ventanas.
¡Ay, ay, ay, ay! Toma este vals con la boca cerrada.
Este vals, este vals, este vals, este vals, de sí, de muerte y de coñac que moja su cola en el mar.
Te quiero, te quiero, te quiero, con la butaca y el libro muerto, por el melancólico pasillo, en el oscuro desván del lirio, en nuestra cama de la luna y en la danza que sueña la tortuga.
¡Ay, ay, ay, ay! Toma este vals de quebrada cintura.
En Viena hay cuatro espejos donde juegan tu boca y los ecos. Hay una muerte para piano que pinta de azul a los muchachos. Hay mendigos por los tejados, hay frescas guirnaldas de llanto.
¡Ay, ay, ay, ay! Toma este vals que se muere en mis brazos.
Porque te quiero, te quiero, amor mío, en el desván donde juegan los niños, soñando viejas luces de Hungría por los rumores de la tarde tibia, viendo ovejas y lirios de nieve por el silencio oscuro de tu frente.
¡Ay, ay, ay, ay! Toma este vals, este vals del "Te quiero siempre".
En Viena bailaré contigo con un disfraz que tenga cabeza de río. ¡Mira qué orillas tengo de jacintos! Dejaré mi boca entre tus piernas, mi alma en fotografías y azucenas, y en las ondas oscuras de tu andar quiero, amor mío, amor mío, dejar, violín y sepulcro, las cintas del vals.
PARA VIVIR NO QUIERO…(Pedro Salinas) Para vivir no quiero islas, palacios, torres. ¡Qué alegría más alta: vivir en los pronombres! Quítate ya los trajes, las señas, los retratos; yo no te quiero así, disfrazada de otra, hija siempre de algo. Te quiero pura, libre,
irreductible: tú. Sé que cuando te llame entre todas las gentes del mundo, sólo tú serás tú. Y cuando me preguntes quién es el que te llama, el que te quiere suya, enterraré los nombres, los rótulos, la historia. Iré rompiendo todo lo que encima me echaron desde antes de nacer. Y vuelto ya al anónimo eterno del desnudo, de la piedra, del mundo, te diré: «Yo te quiero, soy yo». AUTOBIOGRAFÍA (Gloria Fuertes) "Gloria Fuertes nació en Madrid A los dos días de edad, Pues fue muy laborioso el parto de mi madre Que si se descuida muere por vivirme. A los tres años ya sabía leer Y a los seis ya sabía mis labores. Yo era buena y delgada, Alta y algo enferma. A los nueve años me pilló un carro Y a los catorce me pilló la guerra; A los quince se murió mi madre, se fue cuando más falta me hacía. Aprendí a regatear en las tiendas Y a ir a los pueblos por zanahorias. Por entonces empecé con los amores,
-no digo nombres-, gracias a eso, pude sobrellevar mi juventud de barrio. Quise ir a la guerra, para pararla, Pero me detuvieron a mitad del camino. Luego me salió una oficina, Donde trabajo como si fuera tonta, -pero Dios y el botones saben que no lo soy-. Escribo por las noches Y voy al campo mucho. Todos los míos han muerto hace años Y estoy más sola que yo misma. He publicado versos en todos los calendarios, Escribo en un periódico de niños, Y quiero comprarme a plazos una flor natural Como las que le dan a Pemán algunas veces." HISTORIA DE VAMPIROS (Mario Benedetti) Era un vampiro que sorbía agua por las noches y por las madrugadas al mediodía y en la cena. Era abstemio de sangre y por eso el bochorno de los otros vampiros y de las vampiresas. Contra viento y marea se propuso fundar una bandada de vampiros anónimos,
hizo campaña bajo la menguante, bajo la llena y la creciente sus modestas pancartas proclamaban, vampiros beban agua la sangre trae cáncer. Es claro los quirópteros reunidos en su ágora de sombras opinaron que eso era inaudito, aquel loco aquel alucinado podía convencer a los vampiros flojos, esos que liban boldo tras la sangre. De modo que una noche con nubes de tormenta, cinco vampiros fuertes sedientos de hematíes, plaquetas, leucocitos, rodearon al chiflado, al insurrecto, y acabaron con él y su imprudencia. Cuando por fin la luna pudo asomarse vio allá abajo el pobre cuerpo del vampiro anónimo, con cinco heridas que manaban, formando un gran charco de agua, lo que no pudo ver la luna fue que los cinco ejecutores se refugiaban en un árbol y a su pesar reconocían que aquello no sabía mal.
Desde esa noche que fue histórica ni los vampiros, ni las vampiresas, chupan más sangre, resolvieron por unanimidad pasarse al agua. Como suele ocurrir en estos casos el singular vampiro anónimo es venerado como un mártir.
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Bibliografía:
Colomer T. (1995), La adquisición de la competencia literaria, Textos, Barcelona,
Ed.Graó.
Hernández Torres, A. 2008, “Las TIC integradas en poesía y ELE” en Actas I Simposio
Internacional de poesía española e hispanoamericana, Brasilia.
Hernández Torres, A. 2008, “Nuevas tecnologías y ELE a través de los textos de
Gabriela Mistral” en Actas del Simposio Internacional de Literatura, Río de Janeiro.
Hernández Torres, A. 2009, “La web 2.0 como la nueva generación de Internet y su
aplicación a la didáctica de ELE” en Actas del XVII Seminario de Dificultades
específicas de la enseñanza de español a lusohablantes, Sao Paulo.
Hernández Torres, A. 2009, “Diseño de materiales didácticos ELE a través de la web
2.0. Otras estrategias didácticas de aprendizaje” en MarcoELE, 9, disponible en:
http://marcoele.com/descargas/enbrape/hernandez_web2.0.pdf (Consultado el 5 de
octubre de 2010)
Naranjo, María (2006) La poesía como instrumento didáctico en el aula de español
como lengua extranjera, Madrid, Edinumen.
Lomas, Carlos (1999) Cómo enseñar a hacer cosas con palabras, Barcelona, Ed.
Paidós.
Pelegrín, Ana (1986) Poesía española para niños, Madrid, Ed. Taurus.
VV.AA. (1993) Ensayo general para el poema, Valencia, Generalitat Valenciana.
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LOS SANTOS INOCENTES EN LA CLASE DE ESPAÑOL COMO LENGUA
EXTRANJERA
Joan Maresma Durán
Instituto Cervantes de Río de Janeiro 1- Miguel Delibes. Breve biografía:
Al escuchar este nombre, a todos nos vienen a la cabeza varios libros que leímos
en nuestra niñez, por ejemplo El camino (1950), en nuestra adolescencia, Diario de un
emigrante (1958) o Cinco horas con Mario (1966) o ya adultos, El hereje (1998) entre
otros.
Nació Miguel Delibes en Valladolid el 17 de octubre de 1920. El escritor
vallisoletano murió este año 2010, concretamente el 12 de marzo.
El estallido de la guerra civil española (1936-1939) le impidió entrar en la
universidad. Cuando la guerra acabó, estudió Derecho y Comercio. En 1941 ingresó
como caricaturista en el periódico El Norte de Castilla. En 1945 ganó la cátedra de
Derecho Mercantil y empezó a dar clases en la Escuela de Comercio de Valladolid.
Aquel mismo año se casó con Ángeles Castro.
En 1952 es nombrado subdirector de El Norte de Castilla y director en 1958.
Emprende una serie de campañas en favor del medio rural castellano y ello le lleva a
enfrentarse con el régimen del general Franco y la censura, viéndose obligado a dimitir
de su cargo en 1963.
En 1973 –ya con más de 20 libros publicados- ingresó en la Real Academia
Española. Al año siguiente, en noviembre de 1974, murió su esposa a la que el novelista
calificó como su equilibrio.
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A partir de los años ochenta llegan también para Miguel Delibes los
reconocimientos y los premios: el Príncipe de Asturias en 1982, el de las Letras
Españolas en 1991 y el Cervantes en 1993.
A lo largo de su vida publicó una dilatada obra, compuesta por más de 50
novelas. Entre ellas destacan – además de las citadas al inicio de estas líneas- La
sombra del ciprés es alargada (1947), Mi idolatrado hijo Sisí (1953), Diario de un
cazador (1955), Diario de un emigrante (1958), Las ratas (1962), El príncipe
destronado (1973), El disputado voto del señor Cayo (1978), Cartas de amor de un
sexagenario voluptuoso (1983), La mortaja (1987), Señora de rojo sobre fondo gris
(1991) o La tierra herida: ¿qué mundo heredarán nuestros hijos? (2005) este último
libro escrito con su hijo, el biólogo Miguel Delibes de Castro. Varias de sus novelas han
sido también adaptadas al cine.
2- Miguel Delibes. Los santos inocentes
Los santos inocentes es una novela publicada en 1981, aunque un esbozo de la
misma se encuentra en el cuento La milana, aparecido en 1963. En la novela, Delibes
refleja el contexto histórico, social y cultural de la España rural de los años 60.
Se plantea la contraposición entre una clase social profundamente humilde, que
encarna la familia de Paco, el Bajo, sometida por necesidad a un régimen de explotación
casi feudal, y otra, simbolizada por el señorito Iván, -el hijo de la marquesa; el amo y
señor del cortijo- de carácter aristocrático a la cual se le dan unos privilegios ancestrales
faltos de valores.
En la excelente edición de la editorial Crítica a cargo de Domingo Ródenas –
todas las citas de aquí en adelante son de esta edición- podemos leer lo siguiente: “Esta
novela es un conflicto entre desiguales, un conflicto en el que aparece la sumisión e
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inocencia de los desheredados, un conflicto entre éstos, siervos, y los amos, los señores.
Este conflicto, sin embargo, lo identifican el autor y los lectores, no así los personajes”.
(Delibes, 1981: 17). Tenemos aquí, pues, dos formas de entender el mundo y dos
concepciones de la relación entre el hombre y la naturaleza. Por un lado, los casi
esclavos, que como las grajas o las palomas torcaces, forman parte de la naturaleza. Por
otro lado, el vínculo de los señores, de la marquesa o del señorito Iván con la naturaleza
estriba en su dominio y posesión, un vínculo agresivo; por ejemplo, el señorito Iván es
más bien un cazador tramposo y que dispara gratuitamente.
El contexto en el que se desenvuelve la novela –como hemos mencionado
anteriormente- son los primeros años sesenta. Es la España que sale de la autarquía y
que enfila el camino hacia la industrialización, la España del éxodo del campo a la
ciudad y de la emigración a otros países, la España de los fastos de los XXV Años de Paz
organizados por el régimen franquista en 1964 y de los años del Concilio Vaticano II,
que tuvo lugar en Roma entre 1962 y 1965: “Los hechos se desarrollan entre 1962 y
1964, entre el mes de mayo, cuando se le muere la primera milana a Azarías, y finales
de octubre, cuando éste ajusticia a Iván”. (Delibes, 1981: 23). La acción transcurre en
Extremadura, aunque en un lugar sin precisión geográfica, es decir, no sabemos
exactamente dónde está situado el cortijo.
En la novela vemos los recursos del relato oral popular; la novela podría ser la
narración de uno de los empleados del cortijo cuyo nombre no se dice: “La historia se
cuenta desde una perspectiva exterior a los hechos pero interior al mundo representado,
dentro del cual se sitúa cerca de los personajes humildes. Delibes dota a la voz narrativa
de la misma singularidad que tienen los personajes, como si se tratara de uno más de
ellos, de un testigo de los hechos”. (Delibes, 1981: 38).
Lo coloquial aparece en el relato: presencia de muletillas – “a ver”; “como digo yo”-
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3- Cine y literatura. El Marco común europeo de referencia
En el Marco común europeo de referencia podemos leer lo siguiente: “En las
actividades de comprensión de lectura, el usuario como lector recibe y procesa como
información de entrada textos escritos producidos por uno o más autores. Algunos
ejemplos de actividades de lectura son los siguientes:
- leer para disponer de una orientación general;
- leer para obtener información, por ejemplo, utilizar obras de consulta;
- leer para seguir instrucciones;
- leer por placer” (MCER, 2002:71)
Asimismo, en las escalas ilustrativas para la comprensión de lectura en general, aparece
lo siguiente:
“Nivel C2: comprende e interpreta de forma crítica cualquier forma de lengua escrita,
incluidos textos abstractos y de estructura compleja o textos literarios y no literarios con
muchos coloquialismos.
Comprende una amplia gama de textos largos y complejos, y aprecia distinciones sutiles
de estilo y significado, tanto implícito como explícito.
Nivel C1: Comprende con todo detalle textos extensos y complejos, tanto si se
relacionan con su especialidad como si no, siempre que pueda volver a leer las
secciones difíciles” (MCER, 2002: 71).
Respecto a las actividades de comprensión audiovisual, en el mismo documento,
leemos: “En la comprensión audiovisual, el usuario recibe simultáneamente una
información de entrada (input) auditiva y visual. Dichas actividades incluyen:
- comprender un texto en voz alta;
- ver televisión, un vídeo o una película con subtítulos;
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- utilizar las nuevas tecnologías (multimedia, CD-ROM, etc.).
Se proporciona una escala ilustrativa para ver cine y televisión:
Nivel C2: como C1.
Nivel C1: Comprende películas que emplean una cantidad considerable de argot o
lenguaje coloquial y de expresiones idiomáticas”. (MCER, 2002: 73)
Es cierto que los niveles del Marco común europeo de referencia son muy altos. No se
dice que nuestros estudiantes deban ser bilingües, aunque podemos pensar que ya
quisiéramos que todos nuestros estudiantes fuesen capaces de hacer todo lo que el
Marco describe en los niveles de C1 y de C2 y que pudiéramos hacer más actividades
de conocimiento sociocultural: “Estrictamente hablando, el conocimiento de la sociedad
y de la cultura de la comunidad o comunidades en las que se habla el idioma es un
aspecto del conocimiento del mundo. Sin embargo, tiene la importancia suficiente como
para merecer la atención del alumno, sobre todo porque, al contrario que muchos otros
aspectos del conocimiento, es probable que no se encuentre su experiencia previa, y
puede que esté distorsionado por los estereotipos. Las características distintivas de una
sociedad europea concreta y de su cultura se pueden relacionar, por ejemplo, con:
(…)
- Historia, personajes y acontecimientos representativos.
(…)
- Artes (música, artes visuales, literatura, teatro, canciones y música populares)”.
(MCER, 2002: 100-101).
En el primer Plan Curricular del Instituto Cervantes (PCIC, 1994: 70) nos
encontramos con una mera mención a la literatura dentro del capítulo dedicado a
Lengua, Cultura y Sociedad. Sin embargo, en el nuevo Plan Curricular del Instituto
Cervantes (2006) se dedica dentro del inventario de Referentes culturales, un apartado
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denominado Producto y creaciones culturales donde se recogen las tendencias artísticas
y culturales (con sus autores y creaciones) que conforman el patrimonio cultural de
España y de Hispanoamérica:
“Se apreciará que los apartados dedicados al cine y a la literatura, en especial este último, tiene más extensión que los apartados dedicados a otras actividades artísticas. Ello se debe a que se ha procurado reflejar la realidad de la práctica del aula, en la que el cine y la literatura constituyen una base de material particularmente significativa” (PCIC, 2006: 541).
Así pues, vemos en el tercer volumen de esta obra, en los referentes culturales de
C1 y C2 un apartado dedicado a los “acontecimientos y protagonistas del pasado y del
presente; hitos de la historia de los países hispanos en los siglos XX y XXI: la dictadura
de Primo de Rivera, la Segunda República, la guerra Civil española; el franquismo, la
Transición española (PCIC, 2006: 555).
4- Sugerencias de actividades
4.1- Miguel Delibes. El escritor.
Como actividad de calentamiento, podemos ver dos vídeos que se encuentran en
la red en los que aparece el escritor. El primero es del periódico en el que trabajó
Delibes toda su vida: El Norte De Castilla. Los estudiantes pueden contestar las
2. ¡Derivando nuevos adjetivos! A partir de los ejemplos, el alumno ha de identificar
raíces y sufijos y derivar nuevos adjetivos.
3. Premio al mejor poema improvisado.
Escribe un poema siguiendo las instrucciones y recítalo a tus compañeros. La
clase vota al final para designar al ganador.
a) Lluvia de ideas: haz una lista de palabras sobre una emoción intensa que hayas
vivido, una bella memoria, o tus sentimientos en un momento especial, o tu opinión
sobre un evento particular.
b) Combina las palabras creando un ritmo o bien júntalas por su terminación, intenta
crear pares, ejemplo: si tienes en la lista lluvia y fastidioso, puedes crear el par
lluvioso/fastidioso.
c) Utiliza estos pares que riman para el final de cada verso.
d) Asociando las palabras de maneras originales, construye frases.
e) Piensa en una estructura que pueda servir de armazón al poema completo y en
concreto a cada estrofa, por ejemplo:
- de muñeca rusa (conteniendo estructuras menores)
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- de estructura marco (el inicio y el final están conectados)
- estructura épica: narra una historia con tesis, antítesis y síntesis
- estructura dramática: planteamiento, nudo y desenlace
- estructura circular (va y viene sin un foco preciso)
Extra: Puedes tomar como modelo un poema que te guste y adaptar su estructura
a la tuya propia cambiando las palabras, el tema, la musicalidad, etc. según tu propio
sentido estético. También puedes elegir la letra de una canción que te agrade y
cambiar la letra tratando de mantener el ritmo y la musicalidad sin variaciones. O
puedes variar añadiendo versos o estrofas y configurando de este modo tu propia
estructura personal.
4. ¿Quiénes son?
En grupos de 3 ó 4 alumnos manipulan el cuadro que aparece abajo. En niveles
más elementales y edades más bajas, podemos jugar a reconstruirlo como puzzle,
primero pintan cada línea horizontal en un color diferente, después recortan cada casilla,
finalmente revuelven todas las fichas y juntan ordenadamente hasta reconstruir el
cuadro inicial. Una versión para alumnos entre 10 y 15 años en esta última fase y tras
haber recortado y pintado las fichas (aprendizaje kinestésico), rotativamente, cada
equipo saca una ficha y pregunta al siguiente grupo a su derecha, por ejemplo: países
del postismo, o autores del expresionismo, según la ficha que sacó. El grupo que va a
responder tiene que recordar de memoria algún dato. Si la respuesta es buena, el grupo
gana esa ficha hasta completar el cuadro completo.
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Gana el equipo que antes complete el cuadro completo.
Con este ejercicio se trabajan los tres tipos de aprendizaje, visual, kinestésico y
auditivo, y se refuerza la memoria y la atención.
MOVIMENTO ESCRITORES PAÍSES FECHAS IDEAS BÁSICAS
POSTISMO Carlos E. de Ory, Eduardo Chicharro, Silvano Sernesi
España, Italia 1945 El postismo habla del deber de la poesía –el amor creador al lenguaje, el matrimonio de lo cordial y la imaginación, la lucidez diversa, el estudio, la lucha por la inocencia, la lucha por la confianza, la critica, el humor, la investigación de lo ilegible. Influyó en autores como Antonio F. Molina, A. Beneyto y Fernando Arrabal
1930-1950 Ámbitos urbanos y pesimismo sobre el progreso y avances tecnológicos. Lenguaje coloquial. Expresión de experiencias arquetípicas. Temas más humanos: social, cultural, femenino.
FUTURISMO Marinetti Apollinaire Vladimir Maiakovsky
Italia, Francia y resto de Europa
1910 Palabras en libertad, invención de palabras Dinamismo plástico, intenta presentar simultáneamente las sensaciones presentes, pasadas y futuras. Exalta la velocidad. Sonidos onomatopéyicos.
MODERNISMO Rubén Darío
Latinoamérica España
1896 Hiperestesia y neurastenia, experimentación con el verso, esfuerzo por una renovación de la expresión lírica y la preocupación por la belleza formal
DADAISMO Tristán Tzara Italia Rusia (Zurich)
1916 Rebeldía iconoclasta. Negación intelectual y antidogmatismo.
CREACIONISMO V. Huidobro, Juan Larrea Gerardo Diego
Chile, España Disposición tipográfica nueva, influenciado por cubismo, futurismo, orientalismo y modernismo, intenta ir más allá de sus límites.
ULTRAISMO Cansinos-Assens, G. de Torre, Jorge Luis Borges
España, México Argentina, Chile Uruguay
1920-1930 Riqueza de imágenes y metáforas sorprendentes. Sentido lúdico de la creación estética y profundo lirismo. Agudeza conceptual y sentido del humor.
CUBISMO Apollinaire, Max Jacobs Jean Cocteau, P. Reverdy
Francia 1896 Poesía sólo visual “Esprit nouveau”
REALISMO B. Pérez Galdós, L. Alas "Clarín", Juan Valera, G. de Maupassant F. Dovstoievsky
España Francia Rusia
1850 Eliminación de aspectos subjetivos, fantásticos o sentimientos irreales. Análisis riguroso de la realidad: los problemas de la existencia humana, motivaciones de los personajes y las costumbres. Denuncia de defectos y males que afectan a la sociedad, se ofrecen al lector soluciones para detenerlos.
SURREALISMO André Breton, Paul Eluard
Francia 1924 Desesperanza. Libre expresión de la imaginación y los sueños.
EXPRESIONISMO Bertold Brecht, Franz Kafka
Alemania Checoslovaquia
1890-1920 Preocupaciones profundas: magia, sueños, religión y filosofía orientales. Anhelo de hermandad universal y aspiraciones cósmicas.
Imaginación y subjetividad. Libertad de pensamiento y expresión contra formas impuestas. Idealización de la naturaleza. La imaginación y la sensibilidad frente a la razón y la intelectualidad.
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Anexo 2
Test de Sistema de Presentación Favorito (Jorge Neira Silva)
Neruda, P. 100 sonetos de amor, 2003, Barcelona, Contemporánea De bolsillo.
Skármeta, A. Ardiente Paciencia, 1996, Buenos Aires, Editorial Sudamericana, col.
Joven Novela.
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ANEXO
1. ¿Conoces a Pablo Neruda? ¿Y a Antonio Skármeta? Lee estas dos biografías e intenta descubrir a quién pertenece cada una, luego tu profesor te dará la respuesta:
Escritor chileno, nacido en Antofagasta, que también ha destacado como director de cine. Estudió Filosofía y Letras en el Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile, donde se
graduó en 1964. Durante esos años era conocido en su país por sus trabajos como actor y director del grupo de teatro estudiantil CADIP. Amplió sus estudios en Estados Unidos y fue profesor en la Universidad de Chile desde 1967 hasta 1973, año en el que, tras la caída de Salvador Allende, se trasladó primero a Buenos Aires y después, en 1975, a Berlín. Desde entonces se dedica a la literatura, el periodismo, el cine y a impartir clases como profesor invitado en diversas universidades estadounidenses y europeas. Su actividad docente abarcó la enseñanza de filosofía contemporánea, dramaturgia y literatura. Su primer libro fue una colección de cuentos, El entusiasmo (1967), al que siguieron Desnudo en el tejado (1969, Premio Casa de las Américas), El ciclista del San Cristóbal (1973) y Novios y solitarios (1975). A partir de esta época se dedicó con gran entusiasmo al cine, como actor, guionista y director. Su novela corta Ardiente paciencia (1985), que previamente había conocido una versión teatral (1984) y antes un guión para la radio (1983), se llevó al cine en 1995 con otro título, película dirigida por Michael Radford e interpretada por Massimo Troisi y Philippe Noiret. Fue esta película la que supuso el reconocimiento y su recuperación como escritor. Su literatura se caracteriza por la amenidad, la fluidez verbal y un agudo sentido del humor. En 2002 recibió el Premio UNESCO de Literatura Infantil y Juvenil en pro de la Tolerancia por su obra La composición. Se ha dedicado a la elaboración de guiones para cine y radio, así como a la dirección de un programa literario en la Televisión Nacional de Chile. Su actividad como guionista de cine incluye las películas Reina la tranquilidad en el país y La insurrección, de Peter Lilienthal, y Desde lejos veo este país, de Christian Ziewer. Muchas de sus obras han sido traducidas a varios idiomas, llevadas al cine y, como en el caso de Ardiente paciencia, al teatro.
Adaptado de: http://www.epdlp.com/escritor.php?id=2084
Poeta chileno, considerado uno de los más importantes del siglo XX. Hijo de un ferroviario, y huérfano de madre cuando solo había vivido un mes, escribía poesía desde muy joven (el seudónimo comenzó a
usarlo cuando apenas tenía dieciséis años). Gabriela Mistral lo inició en el conocimiento de los novelistas rusos, que el poeta admiró toda su vida. Estudió para convertirse en profesor de francés, sin llegar a lograrlo. Su primer libro, cuyos gastos de publicación sufragó él mismo con la colaboración de amigos, fue Crepusculario (1923). Al año siguiente, su Veinte poemas de amor y una canción desesperada se convirtió en un éxito de ventas (ha superado el millón de ejemplares), y lo situó como uno de los poetas más destacados de Latinoamérica. Entre las numerosas obras que le siguieron destacan Residencia en la tierra (1933), que contiene poemas impregnados de trágica desesperación ante la visión de la existencia del hombre en un mundo que se destruye, y Canto general (1950), un poema épico-social en el que retrata a Latinoamérica desde sus orígenes precolombinos. La obra fue ilustrada por los famosos pintores mexicanos Diego Rivera y David Alfaro Siqueiros. Como obra póstuma se publicaron, en el mismo año de su fallecimiento, sus memorias, con el nombre de Confieso que he vivido. Poeta enormemente imaginativo, fue simbolista en sus comienzos, para unirse posteriormente al surrealismo y derivar, finalmente, hacia el realismo, sustituyendo la estructura tradicional de la poesía por unas formas expresivas más asequibles. Su influencia sobre los poetas de habla hispana ha sido incalculable y su reputación internacional supera los límites de la lengua. En reconocimiento a su valor literario, fue incorporado al cuerpo consular chileno y, entre 1927 y 1944, representó a su país en ciudades de Asia, Latinoamérica y España. De ideas políticas izquierdistas, fue miembro del Partido Comunista chileno y senador entre 1945 y 1948. En el año 1970 fue designado candidato a la presidencia de Chile por su partido y, entre 1970 y 1972, fue embajador en Francia. En 1971 recibió el Premio Nobel de Literatura y el Premio Lenin de la Paz. Antes había obtenido el Premio Nacional de Literatura (1945). Adaptado de: http://www.epdlp.com/escritor.php?id=2595
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2. Completa los diagramas con las informaciones que más te llamaron la atención sobre ambos escritores:
3. La película El cartero de Neruda, dirigida en 1995 por Michael Radford, está basada en la novela de Antonio Skármeta (Ardiente Paciencia). ¿Has visto alguna película basada en un libro?
Comenta con tus compañeros.
Fue candidato a la
presidencia de
Chile
Dirigió un grupo
de teatro
PABLO NERUDA
ANTONIO
SKÁRMETA
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4. Vamos ahora ver la película. Para la próxima clase, responde:
5. Vamos a ver el final de la película. Luego, vamos a enviar una tarjeta postal al poeta, contándole cómo es la película sobre su vida. Él aun no la ha visto, así que completa la siguiente sinopsis para enviarle:
Adaptado de: http://www.elcarterodeneruda.com/
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6. “La poesía no es de quien la escribe, sino de quien la necesita”. En un momento de la película, Mario le dice ésta frase a Neruda para justificar la importancia de su poesía para él: obtener el amor de Beatriz. ¿Estás de acuerdo con esta afirmación? Comenta con tu compañero, luego contad a tu profesor vuestra opinión. 7. Vamos a observar algunas imágenes. ¿Qué palabras asocias con cada una de ellas? Apúntalas.
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8. Abajo tenemos uno de los poemas de Pablo Neruda, fíjate en él:
Soneto XXVIISoneto XXVIISoneto XXVIISoneto XXVII
Desnuda eres tan simple como una de tus manos,Desnuda eres tan simple como una de tus manos,Desnuda eres tan simple como una de tus manos,Desnuda eres tan simple como una de tus manos, lisa, terrestre, mínima, redonda, transparente,lisa, terrestre, mínima, redonda, transparente,lisa, terrestre, mínima, redonda, transparente,lisa, terrestre, mínima, redonda, transparente, tienes líneas de luna, caminos de manzana,tienes líneas de luna, caminos de manzana,tienes líneas de luna, caminos de manzana,tienes líneas de luna, caminos de manzana, desnuda eres delgada como el trigo desnudo.desnuda eres delgada como el trigo desnudo.desnuda eres delgada como el trigo desnudo.desnuda eres delgada como el trigo desnudo.
DesnuDesnuDesnuDesnuda eres azul como la noche en Cuba,da eres azul como la noche en Cuba,da eres azul como la noche en Cuba,da eres azul como la noche en Cuba, tienes enredaderas y estrellas en el pelo,tienes enredaderas y estrellas en el pelo,tienes enredaderas y estrellas en el pelo,tienes enredaderas y estrellas en el pelo,
desnuda eres enorme y amarilladesnuda eres enorme y amarilladesnuda eres enorme y amarilladesnuda eres enorme y amarilla como el verano en una iglesia de oro.como el verano en una iglesia de oro.como el verano en una iglesia de oro.como el verano en una iglesia de oro.
Desnuda eres pequeña como una de tus uñas,Desnuda eres pequeña como una de tus uñas,Desnuda eres pequeña como una de tus uñas,Desnuda eres pequeña como una de tus uñas, curva, sutil, rosada hasta que nace el díacurva, sutil, rosada hasta que nace el díacurva, sutil, rosada hasta que nace el díacurva, sutil, rosada hasta que nace el día y te metes en el subty te metes en el subty te metes en el subty te metes en el subterráneo del mundoerráneo del mundoerráneo del mundoerráneo del mundo
como en un largo túnel de trajes y trabajos:como en un largo túnel de trajes y trabajos:como en un largo túnel de trajes y trabajos:como en un largo túnel de trajes y trabajos: tu claridad se apaga, se viste, se deshojatu claridad se apaga, se viste, se deshojatu claridad se apaga, se viste, se deshojatu claridad se apaga, se viste, se deshoja y otra vez vuelve a ser una mano desnudy otra vez vuelve a ser una mano desnudy otra vez vuelve a ser una mano desnudy otra vez vuelve a ser una mano desnuda.a.a.a.
9. Elige 3 o 4 versos del poema que has leído. ¿Puedes ahora intentar reescribirlos
abajo utilizando las palabras que acabas de apuntar?
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10. Júntate con el compañero al lado, entre los dos tenéis que unir los dos versos que habéis escrito y empezar la creación de un poema.
11. Con tu compañero busca otra pareja en la clase. ¡Vais a unir vuestras estrofas y crear un poema! No os olvidéis de pensar en un título para vuestro poema
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LOS CUENTOS EN LA CLASE DE ELE PARA NIÑOS
Ana Isabel Vargas Ruiz Instituto Cervantes de Brasilia
La narración oral de los cuentos aparece como una técnica muy eficaz de
aprendizaje del idioma en el contexto infantil. Pero, cuáles son las razones para que se
le reconozca como una estrategia muy eficaz en la clase de lenguas extranjeras a niños.
En primer lugar constituye una de las principales fuentes de input62 en la
enseñanza de lenguas extranjeras a niños, junto a las canciones, las instrucciones en
juegos, el o la profesor/a en sí y los dibujos animados. Los textos tanto orales como
escritos que se presentan a los niños deben pertenecer a su mundo, es evidente que no
podemos utilizar el mismo tipo de input que el usado con el de adultos, debe adecuarse
a sus necesidades y a su entorno. Constituye pues, un vehículo excelente para presentar
el lenguaje nuevo de una forma natural. Además, con la imitación, los niños aprenden
la importancia de la pronunciación y la entonación como vehículos para el significado.
Además, el cuento propicia un ambiente relajado que facilita su aprendizaje. No
debemos olvidar que hay muchos estudios que demuestran lo importante que es cuidar
la parte afectiva en el proceso de enseñanza de lenguas tanto en adultos como en niños.
Importantes al respecto, son los estudios de Jane Arnold y de Mario Rinvolucri.
Relacionado con el aspecto afectivo del aprendiente, hemos de decir que los cuentos
crean una sintonía en el aula. Se facilita un vínculo entre los alumnos. Comparten las
mismas emociones que genera el cuento y esto crea un lazo que ayuda al proceso de
aprendizaje.
62 Con el término aducto, conocido también con el vocablo inglés input o como caudal lingüístico, se hace referencia a las muestras de lengua meta, orales o escritas, que el aprendiente encuentra durante su proceso de aprendizaje y a partir de las cuales puede realizar ese proceso.
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Los cuentos resultan ideales en el periodo silencioso del estudiante. El periodo
silencioso se trata de esa etapa en el aprendizaje de un niño en la que no produce lengua
oral. La narración de cuentos respeta ese silencio inicial de los estudiantes, ya que están
recibiendo input, aprendiendo, sin obligarlos a tener que producir. Ya se verá más
adelante que ello no quiere decir que el niño se mantiene pasivo, puede colaborar en la
narración de la historia y el profesor puede comprobar que está entendiendo sin
necesidad que haya una producción lingüística por parte del niño. Ello se da gracias al
método de Respuesta Física Total63 que consiste en la respuesta física a órdenes y este
hecho permite a los estudiantes el movimiento continuo, aspecto que lo hace atractivo
para el trabajo con niños. Además, respeta los ritmos y estilos personales de
aprendizaje. Como el enfoque está centrado en la comprensión y captación del
significado del cuento, damos la oportunidad a todos los alumnos para progresar aunque
partan de distintos conocimientos.
El cuento constituye también un vehículo ideal para reforzar las estructuras y el
vocabulario del idioma, puesto que a los niños les gusta escuchar el mismo cuento una
y otra vez. Y a esto último, hay que añadir que los cuentos se almacenan en la memoria
a largo plazo, especialmente si son acompañados por estímulos multi-sensoriales.
La narración oral de cuentos puede estimular la lectura y el amor por el libro,
sobre todo, si durante la narración de éste se tiene el cuento físicamente en la mano
(aunque no se esté leyendo) y también si se dan tareas posteriores a la lectura al cuento.
Para alumnos alfabetizados, otra buena manera de estimular la lectura sería la de contar
63 Este método se originó en Estados Unidos. Su creador y principal impulsor, James Asher parte de la convicción de que cuando los estudiantes responden con acciones a las órdenes impartidas por el profesor (o por otros estudiantes) su aprendizaje es mucho más eficiente y su participación activa es más completa.
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parte del cuento y dejar que ellos continúen la lectura bien en clase o bien como deberes
de casa.
Los cuentos estimulan la imaginación ya que mientras estos escuchan la historia
se imaginan a los personajes y el entorno.
Pero ¿cualquier cuento infantil sirve para ser narrado? La respuesta sería
negativa, pues el profesor debe tener en cuenta una serie de aspectos a la hora de elegir
un cuento adecuado y que garantice el éxito en el aula. Es muy importante que los niños
se sientan seguros con el contenido del cuento. El cuento debe ser apropiado para la
edad e intereses del niño y, por supuesto, debe contener el lenguaje apropiado para el
nivel de los alumnos. Debe presentar además una situación y su desarrollo y es
conveniente que contenga elementos de sorpresa y humor que contribuirá a captar la
atención del niño y a que no se desconecte de la historia que está siendo narrada.
También es importante que cuente una historia completa y que el niño no deba de
necesitar conocimientos previos para entender la historia. Y para terminar, no importa
que el cuento sea tradicional, inventado o adaptado.
Algo elemental a tener en cuenta, si estamos hablando de cuentos transmitidos
de forma oral, es la forma de contar esa historia. El modo de narrar una historia infantil
va a ser determinante para que esta actividad tenga éxito. Lo más importante es que la
persona que narra el cuento sea comprometida y entusiasta. Ese entusiasmo será
percibido por el niño, por ello es muy importante que el contador de historias se muestre
desinhibido y que use tanto el cuerpo como la voz para dar realidad a ese cuento. Es
elemental ser expresivo tanto con la voz como con la expresión facial y los gestos.
Hay que ser sensible además hacia el pequeño público, es necesario adaptar el
ritmo y la sensación producida por el cuento según sus reacciones.
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También es importante crear un ambiente que indique a los niños que se trata de
la hora del cuento: colocar una música, que el profesor se coloque un sombrero o un
chal o incluso que esparza un perfume.
Y, por supuesto, implicar a los niños en la historia de diferentes maneras:
Formulándoles preguntas directamente o equivocándose a propósito con el nombre de
algún personaje para que ellos intervengan corrigiendo al contador de historias, que
realicen algo mientras escuchan como mover algún objeto, dar palmadas, crear los
efectos sonoros del cuento, etc. y .por último, realizar una serie de actividades en torno
al cuento antes de comenzar su recitación, durante ella y posterior a esta.
I. Antes del cuento: realizar actividades de vocabulario y crear interés e intriga.
II. Durante el cuento: hacer que se muevan, que repitan determinadas frases, etc. En
definitiva, hacer que colaboren en la narración.
III. Después del cuento: Los estudiantes ilustran el cuento o alguna escena del cuento,
pueden realizar proyectos y manualidades, podemos implicarlos en juegos que tengan
como objetivo repasar el vocabulario aparecido en el cuento y, por último, volver a leer
el cuento incluyendo errores para que los corrijan ellos. Por ejemplo, parar antes de
decir una palabra clave y dejando que la digan: Érase una vez, una niña que siempre
vestía de rojo y que se llamaba… que se llamaba
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CUATRO EJEMPLOS DE CUENTOS
1. Cuento tradicional: La Caperucita Roja
2. Leyenda: La Leyenda de San Jordi.
3. Cuento creado a partir de un episodio del Quijote: El Quijote contra los molinos
de viento.
4. Cuento adaptado: ¿Por qué los conejos tienen las orejas largas?
1. Cuento tradicional: La Caperucita Roja
EDAD: 4 a 6 años
TIEMPO: 15-20 minutos
OBJETIVOS: Refuerzo del vocabulario de los colores.
MATERIALES: Cuento y dibujos de los personajes del cuento Caperucita Roja.
PREPARACIÓN: Los estudiantes realizan la actividad de mezclar colores.
DESARROLLO:
a. Se realiza la actividad de estampar manos de pintura en un poster. Los
colores son el resultado de haber mezclado dos, por ejemplo: rojo y
amarillo= naranja. Se les anima a los estudiantes diciendo que vamos a
realizar magia ya que de dos colores va a surgir uno diferente.
b. Tras la actividad, se pone una música que indica inicio del cuento y nos
colocamos alguna prenda (chal o gorro) que crean ambiente de cuento.
Se sienta a los niños en círculo.
c. Se hace entrega de tarjetas que representan a los personajes del cuento.
d. Se hace lectura del cuento y se les va pidiendo intervención bien
mostrando tarjetas, bien realizando preguntas.
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Los colores: Cuento de La Caperucita roja
Marrón= cazador
Negro= lobo
Amarillo= Mamá de Caperucita Rojo= Caperucita Roja
Hearn, Izabella y Garcés Rodriguez, Didáctica del inglés, 2003, Madrid, Pearson
Education.
Reilly, Vanessa & M. Ward, Sheila, Projects with very young learners, 1997, Bristol,
Oxford University Press.
Vale, David & Feunten, Anne, Enseñanza de inglés para niños, 1998, Cambridge
University Press.
VVAA, Projects with young learners, Oxford University Press, 1999, Bristol, Oxford
University Press.
Warja Lavater, Le petit Chaperon Rouge, Litografías, 1965, París, Ateliers Arte Paris.
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ADDENDA
Artículos pertenecientes al I Simposio de Poesía española y hispanoamericana celebrado en el Instituto Cervantes de Brasilia en el 2008
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“SUSANA SALIENDO DEL BAÑO”, DE FRANCISCO AYALA: POESÍA, VANGUARDIAS Y TRANSDISCURSIVIDAD
Elena María Barcellós Morante
Instituto Cervantes de São Paulo
Introducción
En la antigua Babilonia, el pudiente Joaquín vive en armonía con su hermosa y
virtuosa mujer, hasta el día en que dos viejos jueces la denuncian por adúltera. Los
ancianos acuden frecuentemente al jardín de Joaquín, un ambiente amplio, bien
cuidado, y como nos informa el relato, uno de los más bonitos de la región. Se han
enamorado de ella, sin que uno conozca los sentimientos del otro, y la contemplan a
distancia. Un día se rompe el umbral y lo imaginario se convierte en acción: los dos
deciden regresar al recinto y observarla después de las doce, horario en el que se
cierran las puertas de la residencia y Susana suele bañarse en el jardín. Los ancianos
deciden abusar de ella, bajo amenazas que no consiguen quebrantar la firmeza del
carácter de la mujer. Será necesaria la intervención del profeta Daniel, quien recoge
este episodio en el libro que lleva su nombre en el Antiguo Testamento, para que se
ajusticien a los viejos libidinosos y, con eso, Susana se transforme en un paradigma
arquetípico de mujer de la que se derivan posiciones antagónicas dominantes hasta los
albores del siglo XXI: entre el “bien” y el “mal”, entre la virgen y Lilith, entre la
abnegada prisión y la promiscua libertad, entre el ama de casa y la mujer que trabaja,
entre la esclava doméstica y la peligrosa femme fatale.
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Susana en la pintura
Del relato bíblico de Daniel, en el que se construye un prototipo esencial y
trágicamente constituido como objeto de deseo y se asientan los principios sagrado-
conductuales y reguladores de lo femenino en la esfera social - en cuya base reside la
mancha del pecado original- se originarán representaciones artísticas, recurrentes en la
pintura renacentista y barroca, que llevarán a cabo maestros como Tintoretto, Veronese
o Goya. Como tema común, la mujer siendo observada por los viejos mirones, es el
centro de la representación y la desnudez flagrante, la marca pictórico-discursiva que
destaca y celebra el papel culturalmente destinado a la mujer. “El mito es expresión de
virtualidades humanas, que no nos conduce a una realización práctica, sino fantástica”,
subraya Morin (1994) que apostilla, a partir de una referencia a Caillois, <<el mito
representa en la conciencia la imagen de una conducta a la que aquélla se siente
llamada>>, y que ya no puede, o jamás ha podido, o no puede ahora, realizar.”
En Susana y los viejos (1555), Tintoreto nos presenta a una Susana desnuda,
pálida, sentada en una especie de banco, tras el que se erige la silueta de un árbol
abrumador; sin flores, sin fuentes, el jardín aprisiona a Susana bajo el cielo del
atardecer. Uno de los viejos le aprieta el seno derecho, mientras el otro, delante de ella,
observa las vejaciones. Los hombres están de pie, casi sobre ella, mientras uno se lanza
sobre su presa el otro la estudia y queda la duda de si Susana abraza al viejo y con la
mano lo busca para intentar saciarlo o si realmente lo rechaza. En un ambiente
dionisiaco, la figura fantasmagórica y desdibujada de los viejos contrasta con la pálida
e iluminada Susana. “[…] el comportamiento real de una especie animal puede ilustrar
las virtualidades psicológicas del hombre”, registra Morin (1994) citando a Callois al
referirse al mito de temor religioso.
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Tintoretto vuelve a retratar a Susana en el baño (1577), secuencia anterior a la
representada en 1555. En un jardín anochecido resplandece Susana desnuda entre
flores, una vasija de aceite, objetos de cuidado personal a su lado. Ella está sentada y se
seca el cuerpo mientras se observa en un espejo. El espejo cinco siglos después será
capturado por la pluma de Ayala. Los viejos están al acecho, la observan escondidos,
su presencia en el lienzo se ilumina levemente desde las sombras, es la mirada detenida
del apreciador el que va a contornarlos entre los objetos que componen el escenario.
Tanto la mirada de Susana, como la de los viejos, contemplan la belleza del cuerpo
femenino. Las Susanas de Tintoretto contrastan con la burocrática Susana y los viejos
de Paolo Veronese (1560). Una casa destaca al fondo, mientras ella, que se cubre con
un tejido, parece discutir con los viejos. Los dos están casi arrojados sobre la figura
femenina, ella más abajo, en el lateral, inferior, pero no se amedrenta, el cuerpo
inclinado hacia adelante participa activamente en la resolución del conflicto. En
Susana y los viejos de Artemisia Gentilleschi (1610) los viejos se aproximan por detrás,
ella, sentada, se retuerce, se aparta, pero los dos aparecen omnipotentes. El lienzo se
reparte horizontalmente en tres capas de poder simultáneas: El cielo en la capa
superior, los hombres en la capa intermedia limitan la esfera celeste y aplastan a
Susana, que está en el plano inferior. Ella no tiene salida y uno de los viejos realmente
no es tan mayor. El deseo no tiene edad. La mujer ocupa el eslabón terrenal inferior, es
un ser para la contemplación y la sumisión. Impresionante, asimismo, es la
representación de Goya (Susana y los viejos, 1825). Una mujer ocupa el centro del
lienzo, está sentada y se la ve de perfil, la cabeza baja, encorvada. Dos hombres a su
espalda la observan, pueden tocarla con el aliento. No es la belleza lo que destaca, ni la
desnudez, sino la postura resignada de Susana, una mujer cansada, incapaz de resistir,
entregada a la fatalidad, al desencanto y a la inercia. ¿A qué resistimos? ¿Por qué
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existimos? Estas parecen ser las preguntas intermitentes entre los tres siglos que
separan las obras de Tintoretto y la de Goya.
Susana y los viejos. Tintoretto. 1555. Museo del Prado.
Susana en el baño. Tintoretto. 1577. Kunsthistorisches Museum.
Susana y los viejos. Paolo Veronese. 1560. El Prado.
Susana y los viejos Artemisia Gentilleschi. 1610. Schloss Weissenstein. Pommersfelden.
Susana y los viejos. Miniatura en marfil. Francisco de Goya. 1825. Colección particular.
El carácter reflexivo de la obra de Goya, vista desde los ojos de la mujer
contemporánea occidental, afea a la mujer, la despoja de vanidad y de recato. Sentada
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sobre la toalla, la mujer no se aparta para preservarse de lo que puede más que ella
(Artemisía), no discute con convicción de lo que “tiene que ser” (Veronese), no es
cómplice en el juego del ocultamiento (Tintoretto) ni tampoco se reviste de los
atributos femeninos y de la conciencia de que los posee (Tintoretto). La mujer en Goya,
prefigurando la revolución que supondrá el advenimiento del Psicoanálisis un siglo más
tarde, es un cuerpo cansado, apático y sin brillo, que resurgirá y fulgurará en un
pequeño y magistral relato poético, la reconstrucción vanguardista del joven Francisco
Ayala, Susana Saliendo del Baño, que aparece en 1929 en El Boxeador y un Ángel
(Madrid, Cuadernos Literarios)
La deconstrucción de la mujer
El Boxeador y un Ángel junto a El Cazador en el Alba (Madrid, eds. Ulises,
1930) conforman la aportación vanguardista del joven Ayala. Su Susana viene al
mundo justo cuando este movimiento ya mostraba signos de decadencia y de
adaptación a las nuevas realidades anunciadas para el siglo XX. Sin embargo, la Susana
de Ayala es un potente ejercicio de reelaboración estética transdiscursiva, marca
primordial de la escritura de este autor, que compone, a modo de puzzle, un espacio
que debe ser desvelado e interpretado por el lector para que éste pueda ir más allá del
puro deleite estético proporcionado por la lectura poética. Un rasgo común a las
vanguardias es la interrelación e hibridación de artes plásticas, música, cine y creación
literaria. A través de esta interacción dinámica, los diferentes movimientos –Dadaísmo,
Cubismo, Surrealismo, Futurismo, Expresionismo, entre otros, se emparejan al buscar
la ruptura con la tradición estética anterior, la elaboración de nuevas formas de
expresión artística y literaria, y de los obstáculos morales, políticos y religiosos que
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sumergen al hombre en la prisión de los sentidos y le impiden el paso hacia su
desarrollo integral como hombre en y sobre la naturaleza.
En Susana saliendo del baño, gestada a raíz del relato de Daniel y de una
aproximación sistemática al reconocimiento consciente de las marcas culturales que
formaban parte de la potente carga de conocimientos acumulados por el joven Ayala y
por su fuerte relación con la pintura, nos encontramos con una hibridación de
elementos narrativos de los cuales se destacan un aguzado sentido y dominio de los
referentes pictóricos, la condensación mitológica de la representación femenina y la
sensibilidad hacia la inminente llamada de un incipiente mundo artificial en
movimiento, registrado en las pantallas de cine. Esta Susana se emplaza en las
Vanguardias, pero asoma hacia la reconstrucción no sólo del cuerpo femenino, sino de
la transmutación anímica de la mujer antes desdibujada en la pintura de Goya.
La aparente sencillez del relato es abrumadora: un cuerpo aletargado tras el
baño - ¿tras el orgasmo?- se deja observar por los objetos del cuarto de baño; al final,
totalmente recompuesta la mujer sale de la bañera. Esta Susana ocupa el centro de la
mirada del relato. Es una protagonista transparente y aparente que se debe encontrar y
reconstruir por entre fragmentos, dotada de movimiento, como nos anuncia el gerundio
“saliendo” que integra el título del relato y que implica un proceso, una temporalidad y
un emplazamiento. El autor nos conduce hacia ella para analizarla, percibirla en trance,
para escrutarla. Los viejos no están en el relato, como en la Susana en el baño de
Tintoretto, pero su huella se percibe en una metamorfosis, en una reconversión hacia
los objetos del baño y hacia todos nosotros que la miramos y la construimos. El
doloroso y frío proceso de constitución, al principio le confiere al personaje un
desgarrado abandono:
“Los dos grifos de níquel -raras aves, agarradas a la piel tersa de la bañera- miraban, pensativos, ya sin agua caliente y fría, el abandono dramático de su
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cabeza. Cabeza de alga verdirrojas que flotaban huyendo en la concavidad de porcelana.” La isotopía inherente a los objetos que la contemplan marca la existencia de una
serie de elementos que establecen una cierta equivalencia entre ellos y van a marcar la
reacción más fuerte de significado. El cuarto de baño, ya no el desamparado jardín,
limita los elementos que van a aparecer.
“El agua, ni caliente ni fría, cantaba en sus orejas, rosadas y tiernas caracolas, una canción de azogue. Temblaba en el baño para desviar sus formas; le multiplicaba cada perfil en líquidas ondulaciones, y cerraba su garganta con un hilo verde: la cabeza, muerta -- ¡muertos los ojos en un sueño marítimo! -- sobre bandeja de cristal.” El agua tiene el poder de desdibujar, de ocultar, de modificar las formar y la
perspectiva. Susana saliendo del baño, montada, recompuesta, reúne y alude a las
simbologías que el agua, en su trasparencia turbia le da a lo humano, puesto que es
“[…] como se sabe, lo primero en todas las civilizaciones. En el primer capítulo del Génesis (<<haya un firmamento en medio de las aguas, que las esté separando unas de otras>>), en la Teogonía de Hesíodo, en Tales de Mileto, en la Ilíada (donde Océano es <<la progenie de todas las cosas>>, como lo es también en Virgilio); en el Corán (<<todo lo que vive en la tierra fue creado por el agua>>, en las civilizaciones egipcias, aztecas, en el Tao, el agua es el origen de la vida. Acaso por ello es un elemento femenino, desde el nacimiento de Venus a <<Mamá Qocha>>, en la cosmología inca, pasado por los productos de belleza que justamente hidratan, el agua es un elemento dulce y suave que acuna, mece y adormece. Algunos, Jung entre ellos, han relacionado madre y mar. El mar ha creado a la mujer acuática, Melusina u Ondina. Acuáticas son sirenas, náyades, nereidas, ninfas (Camusena, Egeria, Ninga de las fuentes de Romas…). También la mujer acuática ha sido al mismo tiempo imagen del deseo y del horror hasta llegar al mito de la femme fatale.” (Lozano, 2006)
La constitución del cuerpo pasa por su superación. La mujer que va a surgir en
Ayala establece una compleja interacción con los objetos que nos representan en ese
“Un minuto, elástico e inminente”. El gozo es la hiperactivación de los sentidos hacia
dentro, hacia un punto eterno y fulminante. Tras el gozo “Surge un brazo, como una
señal. Surcado de venas y chorreando. (Los cinco dedos, cinco raíces clavadas en la
esponja.). Se abre la mano, y la esponja --estrella rubia-- naufraga en una tibia aurora
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de carne y porcelana.” Nos damos cuenta de la compleja interacción que se establece
entre “los otros-nosotros” y Susana, quien ahora sí decide lo que puede apropiarse de
ella. En ese sentido y salvadas las distancias, la Susana de Ayala establece una vía que
linda con la mujer moderna.
Esa mirada fría que nos ofrece Ayala sigue todavía en un esfuerzo cubista de
reconstitución.
“La mano adaptó su caricia húmeda a la curva del contorno. Nació en aquel mapa claro la isla de un hombro. Y el cuello, metálico. Sobre el pecho --hoja de mapamundi-- dos hemisferios temblorosos con agua y carmín. El vientre en ángulo y las rodillas paralelas...” El poema cubista nos ofrece una perspectiva poliédrica, que se reelabora a partir
de nuestro modo de percibir y de captar la realidad. Esas fracciones de realidad, como
un mosaico, privilegian lo visual, pero Ayala nos las hace imaginar y volver a ver, para
al final dibujar a una mujer que surge “…pisando el agua, [Susana] saltó una pierna
sobre el borde con gesto audaz de ciclista, para poner su pie, azul y rosa, en flexible
tablero de corcho, sin color ni temperatura.”
Susana se viste, renace por entre “largos pliegues blancos” para experimentar una
nueva relación con el espacio sagrado de su cuerpo. Sin embargo, entre la figura de la
trágica medusa, simbólica herencia infernal, y el espejo reside la tensión ante la fisura
ontológica que le imprime Ayala a su Susana, un ente fragmentario, cosificado,
desgarrado, mutilado, recompuesto al final por la mirada no solo del otro, sino también
por la toma de consciencia del propio cuerpo.
En el pequeño relato poético de Ayala se encuentran potentes vías de reflexión
sobre la transformación de la mujer a lo largo de la historia. La función metonímica de
Susana dialoga entre el pasado enajenador y una perspectiva tácita de liberación que la
hace salir del baño y representarse, reconocerse y, finalmente, proyectarse hacia
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adelante, como marca el gerundio profético del título para forjarse una nueva identidad
como mujer contemporánea.
Bibliografía
García Gual, C., Mitos, viajes, héroes, 2001, Madrid, Punto de Lectura.
Lozano, J., 2006, “Los sentidos del agua”. (nota preliminar), Revista de Occidente, 306,
Oleza, Joan., 2005, “Susana saliendo del Baño”, en : Pigmalión o el amor por lo
creado, Barcelona, Anthropos, pp. 187-199.
Morin, E., El Hombre y la muerte, 1994, Barcelona, Kairós.
LAS ISLAS Y EL MAR A TRAVÉS DE LOS VERSOS DE TOMÁS MORALES (Gran Canaria, 1884-1921)64
64 Agradezco a la Casa-Museo Tomás Morales el material aportado, sin el cual no hubiera podido realizar este trabajo.
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José Iván Velázquez Rodríguez Instituto Cervantes de Curitiba
“¡Atlántico infinito, tú que mi canto ordenas!”
(Oda al Atlántico XXIV, Tomás Morales) Algunos datos biográficos El poeta canario nace en 1884 en Moya, un pueblo de la isla de Gran Canaria.
Estudia en el colegio de San Agustín en Las Palmas de Gran Canaria, iniciando
posteriormente la carrera de Medicina en la Universidad de Cádiz.
En 1902 comienzan a aparecer poesías suyas en el periódico de Las Palmas El
Teléfono, aumentando su pasión por la literatura en Madrid adonde se traslada en 1905
para continuar sus estudios de Medicina. En la capital se introduce en los círculos
literarios participando en círculos literarios con intelectuales modernistas y comienza a
colaborar en varias revistas, como La Revista Latina y La Revista Crítica. La
publicación de su primer libro aparece en 1908: Poemas de la Gloria, del Amor y del
Mar, incluidos en el Libro I de Las Rosas de Hércules. Además, hace colaboraciones en
prosa a la prensa de Las Palmas de Gran Canaria.
En 1910 obtiene el título de médico. Este mismo año tuvo un encuentro con
Unamuno y el grupo teatral “Los Doce” estrena, en el teatro Pérez Galdós, su pieza
dramática en prosa La Cena en casa de Simón, luego titulada La cena Bethania. Al año
siguiente es nombrado médico titular en Agaete y tres años después contrae matrimonio
en el mismo lugar con Doña Leonor Ramos.
En 1919 ejerce su profesión en la capital grancanaria donde inicia su
intervención en la política local. Un año después hace una lectura de sus poemas en el
Ateneo de Madrid y por la misma época es homenajeado en Las Palmas, Agaete, Telde
y La Laguna.
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En 1921 es nombrado Vicepresidente del Cabildo de Gran Canaria y muere el 15
de agosto del mismo año.
1. El entorno del poeta: Canarias
Canarias será una importante fuente de inspiración en el poeta y en su obra.
Canarias es un archipiélago formado por siete islas (Lanzarote, Fuerteventura, Gran
Canaria, Tenerife, La Palma, La Gomera y el Hierro), algunos islotes (La Graciosa,
Montaña Clara y Alegranza y el de Lobos). Ubicada en el océano Atlántico, se
encuentra a unos 100 kilómetros de las costas africanas y a casi 1000 de las españolas.
Su situación geográfica y su fuerte vinculación y relación con América han imprimido
un carácter de internacionalización al Archipiélago a lo largo de su historia.
Con respecto a su clima, podemos decir que éste es el resultado de una
combinación de factores generales, como la latitud y la influencia oceánica, con otros
factores de carácter local como la latitud (subtropical) y la exposición geográfica.
Precisamente por la situación geográfica, Canarias aparece ya en el
conocimiento de las sociedades grecolatinas como una respuesta a lo desconocido
mediante la elaboración y recreación de todo un mundo mitológico. La lejanía del
Archipiélago de l ámbito mediterráneo, que era el centro del mundo conocido, hizo de
las Islas el lugar de residencia de los dioses o verdaderos paraísos terrenales, siendo
llamadas Campos Elíseos, Islas Afortunadas y Jardín de las Hespérides. Incluso se
extendió la teoría de que Canarias era uno de los vestigios de un continente sumergido
en el mar: La Atlántida.
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2. La obra y sus temas
La obra de Tomás Morales sigue la línea modernista. A principios des siglo XX,
temas como la evasión en el tiempo y en el espacio (recurrir a lo mitológico), el
cosmopolitismo, lo bucólico, el patriotismo y el gusto por lo americano, hacían eco en
la obra de numerosos escritores.
Tomás Morales es más conocido por su creación poética, sin embrago, también
tiene obras en prosa y en teatro. Se puede seguir la siguiente calificación de sus obras:
- Poesías originales:
o Poemas de la Gloria, del Amor y del Mar.
o Las Rosas de Hércules, Libro II.
o Las Rosas de Hércules, Libro I.
- Prosa:
o Artículos de Crítica.
- Teatro:
o La Cena de Bethania.
En este artículo nos centraremos en algunos de los poemas de Las Rosas de
Hércules, que recoge gran parte de la obra poética de Tomás Morales, que parte de la
publicación más antigua a la más moderna.
2.1 El Modernismo se siente
El Modernismo se caracteriza por gran sonoridad y brotar de sensaciones.
Podemos, además, encontrar en las obras de autores de esta corriente, temas como una
crisis existencial que exalta las pasiones y lo irracional; el escapismo, tanto en forma de
evasión espacial como temporal; el cosmopolitismo y el amor y el erotismo entre otros
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temas. En conclusión, la temática modernista se debate entre un anhelo de armonía, un
ansia de plenitud y perfección, y una búsqueda de raíces.
En cuanto a los recursos estilísticos más recurridos por nuestros poetas
modernitas, destacan recursos fónicos en abundancia, como las aliteraciones, en el
campo léxico abundan las sinestesias, también destaca la riqueza de imágenes. Y el
léxico se enriquece con cultismos y con adjetivación ornamental.
Esa musicalidad que emana de los poemas modernistas también se da en muchos
de los versos de Tomás Morales adornando esos poemas de temática mitológica
mezclada con la cultura y la geografía canarias. Un ejemplo podría ser el siguiente
poema de “Vacaciones sentimentales”65:
IV Entonces era un niño con los bucles rizados:
a la tarde solía jugar por el jardín, feliz con mi trompeta, mi caja de soldados,
sin más novelerías que los cuentos de Grimm.
Había algunas niñas, amigas de mi hermana: Leopoldina era rubia con oros de trigal;
Carmencita, morena como una sevillana; ¡Lucila era tan pálida!... Y la traviesa Juana
reía en el crepúsculo su risa de cristal… Esta era la alegría: en cuanto era llegada se poblaba de trinos el amplio caserón, con su vestido blanco, su carita rosada
y aquellos labios, rojos como una tentación…
De todas las muchachas era la preferida: ella fue mi primera visión sentimental…
al recordar ahora su silueta querida, siento que mi alma tiene dulzuras de panal…
Yo estaba enamorado de mi amiguita… Un día
en que el sol de su risa brilló más retozón, eché a correr tras ella por ver si la cogía,
y la cogí… Y, entonces, como ella se reía, yo besé aquella risa, que era mi tentación…
65 Morales, Tomás, Las Rosas de Hércules, 2006 en: Guerra Sánchez, Oswaldo (ed.), Las Palmas de Gran Canaria, Ediciones del Cabildo de Gran Canaria, p. 64.
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Este poema, además de volar a su infancia, de evadirse en el tiempo y tal vez en
el espacio, evoca un mundo de sensaciones que hasta nos hace sentir todas las
emociones que el poeta pretende trasmitir a través de sus versos.
2.2 Los temas predilectos de Tomás Morales
Como temas fundamentales en la obra de Tomás Morales, destaré los siguientes:
A- El Mar
B- Su tiempo
A- El mar
Los temas Mar-Hombre, Mar-Tierra, Mar-Destino, que son para l poeta los tres
aspectos de un solo mundo, se reflejan en la “Oda al Atlántico”, poema épico del
Mar-Atlántico (el del gigante que sostiene a la tierra sobre sus hercúleas espaldas).
I El mar: el gran amigo de mis sueños, el fuerte
titán de hombros cerúleos e inenarrable encanto: en esta hora, la hora más noble de mi suerte,
vuelve a henchir mis pulmones y a enardecer mi canto… El alma en carne viva va a ti, mar augusto,
¡Atlántico sonoro! Con ánimo robusto, quiere hoy mi voz de nuevo solemnizar tu brío.
Sedme, Musas, propicias al logro de mi empeño: ¡mar azul de mi Patria, mar de Ensueño,
mar de Infancia y de mi Juventud… mar Mío! (R.H. II, pág. 145)
En la oda I el poeta inicia su hazaña apropiándose del Mar, del Océano. El
océano es temido y adorado. El isleño respeta al mar. Disfruta de sus placeres, pero
teme sus enojos, por lo que es mejor hacerse amigo de él, del “gran titán”. El Mar no es
más que el escenario de la hazaña del autor, donde piensa adentrarse, hacerlo de él.
El poeta se entrega al Mar y, como es costumbre al comienzo de un poema
épico, al emprender una aventura, Tomás Morales aclama a las Musas, pidiendo ayuda.
En la Oda, el mar se siente mimado, venerado. Es como si se estuviera domando un
animal que puede enfurecer en cualquier momento y sin motivo alguno.
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Si el mar fuera una persona, ¿cómo sería para Tomás Morales?
Conectada con la primera oda, la última “Oda al Atlántico” refleja la posesión
del poeta por el mar. Tomás Morales se rinde a sus pies y reconoce que es el motivo de
su ser, la “sangre que palpita por mis venas”. Realmente se muestra en los versos que
siguen el significado psicogeográfico del mar en la obra de Morales.
XXIV ¡Atlántico infinito, tú que mi canto ordenas! Cada vez que mis pasos me llevan a tu parte,
Siento que nueva sangre palpita por mis venas Y, a la vez que mi cuerpo, cobra salud mi arte…
El alma temblorosa se anega en tu corriente. Con ímpetu ferviente,
henchidos los pulmones de tus brisas saladas y a plenitud de boca,
un luchador te grita ¡Padre! desde una roca de estas maravillosas Islas Afortunadas…
(R.H. II, pág. 168)
Al mismo tiempo que el propio poeta es presa del mar, está invadido por su
inspiración, también podría decirse que el mismo efecto produce en el pueblo canario:
“un luchador te grita ¡Padre! Desde una roca de estas maravillosas Islas Afortunadas”.
Desde una perspectiva mitológica, el cantor del Mar hace alusión a aquellos aborígenes
que prefirieron despeñarse a ser posesión de los conquistadores
B- Su tiempo
El aislamiento insular suele estar siempre latente en la obra de un isleño. Se
siente al mismo tiempo libre e independiente, y alejado y abandonado del resto del
mundo. No obstante, Tomás Morales vivió en una época en la cual la isla, su ciudad,
comenzaron a sentir más la presencia de los otros. El puerto de La Luz y Las Palmas era
un ir y venir de gentes y de culturas. Esto no podía pasar desapercibido en una isla,
donde cualquier cosa nueva es motivo de asombro e incluso de desconfianza.
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El mar sigue predominando en estos los “Poemas del Mar”, recogidos en el
Libro I de las Rosas de Hércules. Es más, éste se muestra como objeto de deseo y de
obsesión del autor, quien confiesa su unión a él desde la misma infancia:
El mar es como un viejo camarada de infancia a quien estoy unido con un salvaje amor; yo respiré, de niño, su salobre fragancia
y aún llevo en mis oídos su bárbaro fragor.
(R.H. I, pág.110)
El comienzo de este poema crea una atmósfera afectiva, emocional por medio,
no sólo de las palabras, sino de una sensación de sonidos y fresco perfume de sales
marinas. La continuación de este poema tiene un tono menos afectivo y se refiere y
describe el Puerto, su Puerto.
Yo amo a mi puerto, en donde cien raros pabellones desdoblan en el aire sus insignias navieras, y se juntan las parlas de todas las naciones
con la policromía de todas las banderas.
El puerto adonde arriban cual monstruos jadeantes, desde los más lejanos confines de la tierra,
las pacíficas moles de los buques mercantes y las férreas corazas de los navíos de guerra.
(R.H.I, id.)
Este Puerto, que ve el Atlántico en cada momento y en todos sus estados será el
protagonista del poema del poema primero de “Poemas del Mar”:
I Puerto de Gran Canaria sobre el sonoro Atlántico,
con sus faroles rojos en la noche calina, y el disco de la luna bajo el azul romántico rielando en la movible serenidad marina…
Silencio de los muelles en la paz bochornosa,
lento compás de remos en el confín perdido, y el leve chapoteo del agua verdinosa
lamiendo los sillares del malecón dormido…
Fingen, en la penumbra, fosfóricos trenzados las mortecinas luces de los barcos anclados,
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brillando entre las ondas muertas de la bahía…
Y de pronto, rasgando la calma, sosegado, un cantar marinero, monótono y cansado,
vierte en la noche el dejo de su melancolía… (R.H.I, pág.102)
Esta imagen del Puerto nos lleva a un escenario nocturno del mismo. Predomina
la musicalidad y el color modernistas:
con sus faroles rojos en la noche calina, (R.H.I, id.)
La calina, elemento importante en el día a día canario por su situación
geográfica, fenómeno que hace sentir la cercana presencia del continente africano. A su
vez, el Puerto que duerme, dejando como protagonista la noche que lo envuelve y lo
prepara para un nuevo ajetreo al día siguiente. Tomás Morales recalca su imagen
particular del Puerto de la Luz y Las Palmas, con una descripción tranquila en lo que
respecta al Puerto y más sonora al referirse al chapoteo del agua verdinosa y al cantar
marinero, como si se tratase de personajes que irrumpen de repente en la tranquilidad
del Puerto.
De forma más cómica se refiere al Puerto de La Luz en su poema número cinco
de los “Poemas del Mar”. En él alude a los invasores, a los que no son de fuera, a los
extranjeros y extraños al mismo tiempo.
V Llegaron invadiendo las horas vespertinas,
el humo, denso y negro, manchó el azul del mar, y el agrio resoplido de sus ronacas bocinas
resonó en el silencio de la puesta solar.
Hombres de ojos de ópalo y de fuerzas titánicas, que arriban de países donde no luce el sol, acaso de las nieblas de las Islas Británicas
o de las cenicientas radas de Nueva York…
Esta tarde, borrachos, con caminar incierto, en desmañados grupos se dirigen al puerto,
entonando el God save con ton desigual…
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Y en un ¡hurrah! prorrumpen con voz estertorosa
al ver, sobre los mástiles, ondear victoriosa la púrpura violeta de Pabellón Royal…
(R.H.I, pág. 106)
Este poema, de principios del siglo pasado, nos puede hacer suponer cómo
empezaba a verse en aquel tiempo Las Palmas y su Puerto. La palabra invadiendo ya
nos hace ver el posible recelo de muchos ante los extranjeros que por la isla pasaban.
Bien podría tratarse de un cierto desorden social, una contaminación en todos los
sentidos. Las compañías y líneas de navegación que por el Puerto al que canta Tomás
La descripción de estos individuos supone hacer una diferencia con respecto a
las personas del lugar. Su procedencia incierta ya sería un motivo para inspirar
desconfianza. Sus costumbres y comportamientos son descritos de forma objetiva pero,
¿qué pensaría nuestro autor de estos seres novedosos?
Pensara lo que pensara, se llega a poner en el lugar de los marineros, profesión
que puede llegar a transmitir un sentimiento de deslocalización, como cualquier persona
que está lejos de su tierra. Este sentimiento nos lo muestra el poeta en el poema
veintiséis de “Poemas del Mar”.
XVI Puerto desconocido, desde donde partimos esta noche, llevándonos el corazón opreso,
cuando estamos a bordo, y en el alma sentirnos brotar la melancólica ternura del regreso…
Silencio: tras los mástiles la luna, pensativa,
en las inquietas ondas su plenitud dilata, y en el cielo, invadido por la pereza estiva,
las estrellas fulguran como clavos de plata…
¡Oh, sentirnos tan solos esta noche infinita, cuando acaso, un suspiro de nuestra fe marchita
va a unirse al encantado rumor del oleaje!...
Y emprender, agobiados, la penosa partida,
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sin que un blanco pañuelo nos dé la despedida ni haya una voz amiga que nos grite: ¡buen viaje!
Lisboa (R.H.I, pág.117)
El cosmopolitismo de Tomás Morales no se detiene en el Puerto, llega también a
la Ciudad. Las novedades de principios de siglo tienen sus consecuencias en las antes
tranquilas calles de Las Palmas. Basta con el título de esta serie de poemas (“Poemas de
la ciudad comercial”) para darnos cuentas de estas consecuencias. El trajín de la ciudad
se percibe en muchos de los versos de Tomás Morales:
Carromatos tardos y ágiles camiones Transportan al puerto tu riqueza agraria
(R.H.I, pág. 249) Se trata de un tránsito entre la modernidad y la posmodernidad. La sociedad
moderna, lo universal, elimina lo particular. Con la posmodernidad, la ciudad ya no
puede tener la caracterización uniforme del estilo burgués, sino que es el lugar de todas
las diferencias posibles, según Pier Paolo Donati 1996.
En esta ciudad comercial nos encontramos con dos caras, dos lados opuestos,
por lo menos en apariencia. En un extremo de esta actividad comercial está Vegueta.
Barrio tranquilo, callado presidido por sus viejas instituciones y su sabor colonial. La
Catedral, el Museo, los viejos archivos, los conventos, o sea, lo sagrado y lo íntimo del
pueblo permanece viendo cómo se enriquece la ciudad. Cuando hablamos de la ciudad,
nos referimos a la ciudad comercial, a la calle de Triana, donde se encuentran los
bancos, los hoteles, los teatros y nos guía hacia el puerto de la capital. Triana es la calle
del comercio. Este poema es el que expresa con gran ironía las tensiones que originan
los espacios cosmopolitas cuando en ellos se da la coexistencia, y no la convivencia, de
culturas. Pero Tomás Morales revela una crítica específica hacia la bondad de lo
extranjero, materializándose en el poema “La calle de Triana” principalmente en la
cultura anglosajona:
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Todo aquí es extranjero: las celosas gentes que van tras el negocio cuerdo, las tiendas de los indios, prodigiosas,
y el Bank of British, de especial recuerdo…
Extranjero es el tráfico en la vía, la flota, los talleres y la banca,
y la miss que, al descenso del tranvía, enseña la estirada media blanca…
(R.H.II, pág. 252) La ironía llega al extremo en los últimos versos del poema:
Grand Canary… La gente ya comprende; y, bajo un cielo azul y nacional,
John Bull, vestido de bazar, extiende su colonización extraoficial…
(R.H.II, id.)
Es obvia la presencia de dos de los temas más latentes en Tomás Morales, el
aislamiento y el cosmopolitismo. El aislamiento reflejado en la sobriedad del barrio de
Vegueta, anclado en las tradiciones y en las instituciones, y el cosmopolitismo que se
respira en la calle de Triana, en el ir y venir de gente y de dinero. La “calle del
comercio” el poeta la cree tan consustancial a la isla que parece verla cambiar de
nacionalidad, a fuerza de extroverterse hacia el extranjero (De la Nuez Caballero, 2006:
441).
John Bull, vestido de bazar, extiende su colonización extraoficial…
(R.H.II, id.)
La otra cara de la moneda se aprecia en el poema “El barrio de Vegueta”,
pudiéndose leer como una antítesis de “La calle de Triana”, pues la actividad comercial
de ésta hace que surja en el poeta el deseo de regresar a la tranquilidad simbolizada en
el antiguo barrio de Vegueta.
Y al alma, que es, al fin, mansa y discreta, tanta celeridad le da quebranto… y sueña con el barrio de Vegueta,
lleno de hispano-colonial encanto… (R.H.II, id.)
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En “El barrio de Vegueta”, se revela con más claridad esa contraposición de dos
tipos de ritmo, dos modos de entender la vida. El propio autor se identifica y toma
partido y no es precisamente a favor de la ciudad comercial.
Yo prefiero estas calles serias y luminosas, que tienen un indígeno sabor de cosa muerta, donde el paso que hiere las roídas baldosas,
el eco de otros pasos, legendarios, despierta…
Yo prefiero estas plazas, al duro sol tendidas, que aclamaron un día los fastos insulares,
donde hay viejas iglesias de campanas dormidas, y hay bancos de granito, y hay fuentes populares…
Mas, a pesar de todo, ¡oh mi Vegueta!, tienes tu peculiar ambiente de gracia provinciana, opuesta al desarrollo novador y a los bienes que trajo el incremento material de Triana.
(R.H.II, págs. 261 y sgs.)
Puede parecer que Tomás Morales estuviera mostrando la parte más
conservadora de la ciudad. Sin embargo, no es así. Deja ver una mente plural, siendo
estos signos de cultura breves pinceladas que definen ese hogar de intimidad que es el
barrio de Vegueta, al mismo tiempo que revela su más variada procedencia racial.
Esta parte más conservadora de la ciudad está separada físicamente de la calle
comercial de Triana por un río, que en realidad no es un río, sino el simbólico barranco
de Guiniguada. Es como si se tratara de una ciudad bicéfala pero unida, al fin y al cabo,
por un tronco común. Acentuando esa diferencia por la distinta procedencia
arquitectónica de ambos barrios.
cada cual un aspecto, tal dos embarcaciones de países distintos unidos por sus puentes.
(R.H.II, pág. 261)
Y poco a poco se adentra en el poema en elementos que representan el Mundo
en ínfima porción: la casa canaria. La casa se presenta en “Barrio de Vegueta” como el
refugio, el hogar. Es realmente un cosmos que nos salva de las inclemencias de la
naturaleza, pero nos pone en contacto directo con el Cielo.
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Se trata por lo general de casas bajas, pegadas a la tierra y con puertas a la
naturaleza. A esta casa canta Tomás Morales en “Barrio de Vegueta”, verdaderas casas-
universos tan diferentes a las de la ciudad moderna que, al haberse edificado
verticalmente, han perdido el contacto con cielo y tierra. Todo ello conlleva a la
ausencia de los valores íntimos. Por lo tanto, nuestro poeta no canta a la casa en su
sentido tecnológico, sino que nos muestra la casa en toda su historicidad. Diversos
objetos en combinación autóctona constituyen la casa como un modo determinado de
ser en la tierra.
¡Oh, la casa canaria, manantial de emociones! Irregularidad de las anchas ventanas,
con dinteles que arañan devotas inscripciones y, pintadas de verde, las moriscas persianas…
Llena está su fachada de un superior reposo,
y bajo la cornisa que festona la hiedra, el corredor volado del balcón anchuroso
con retorcidos fustes y gárgolas de piedra…
-Se alboroza el espíritu ante un zaguán desierto: de las plantas del patio viene un vaho fragante; un descuido ha dejado el portón entreabierto,
como una insinuación a pasar adelante.- Dentro será más bella: habrá tiestos floridos
y, soto las arcadas, colgantes jardineras; habrá fuertes pilares de tea, renegridos,
sostén de las crujías y amor de enredaderas.
Y en el sombroso fondo del oscuro pasillo, una clásica “pila” con su loza chinesca,
con la destiladera llena de culantrillo y el bernegal de barro rebosando agua fresca. ¡Ah, la mansión pacífica de los antecesores!
Tienes luz de familia, tienes paz de santuario, claramente embebida de cosas interiores:
¡para soñar o amar, albergue extraordinario! (R.H.II, págs. 261 y sgs.)
Como se puede ver, se trata de un habitar urbano, pero “genuinamente isleño”,
pues a pesar de su situación urbana, la casa que nos brinda Tomás Morales revela su
natural relación con la tierra, como lo demuestran los seres vegetales que la pueblan,
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que la atan al suelo, como la hiedra, las plantas del patio, portadoras del vaho fragante
de la naturaleza, o los tiestos floridos y las colgantes jardineras. Por otro lado debemos
destacar el papel que juegan los fuertes pilares de tea66 (madera-vestigio que sujeta la
estructura de la construcción y le presta su mayor adherencia a la superficie), así como
los elementos que componen la destiladera, en los que predomina el barro de la loza
chinesca y del bernegal, y la piedra de la cantería de la propia pila.
Se revela también cierta proyección hacia el cielo, hacia lo abierto, en las anchas
ventanas irregulares y en los corredores volados del balcón, elementos que unen el
interior con el exterior integrando la casa en la naturaleza aérea. La casa aparece como
un símbolo supremo en la imaginación de Tomás Morales en tanto que expresa no sólo
la semántica del refugio, de lo íntimo, sino porque en ella se encumbra un modo de
habitar en la tierra. La casa canaria fue construida por humanos para habitar y dentro de
sus muros albeados se sueña, se ama y se encuentra cobijo.
3. Demasiada grandeza para un espacio tan pequeño: “Himno al volcán”
La isla está rodeada de peligros, de elementos naturales que parecen acechar.
Fuera está el Mar y dentro está el Volcán. Para los isleños las dimensiones y distancias
son diferentes. Se ven en un mundo minúsculo y grande al mismo tiempo. En el fondo,
la geografía y la naturaleza siguen siendo nuestras guías espirituales, las adoradas y las
temidas.
El volcán es de aquellos elementos que dan miedo, verdaderamente pánico, por
lo que se relaciona con el Hades. En el maravilloso “Himno al Volcán”, Tomás Morales
3 “Madera resinosa y muy resistente que se extrae de los pinos canarios añosos. Se ha solido emplear principalmente en la carpintería de obras de fábrica, como iglesias, casas, etc.”, Lorenzo, A et alii, Diccionario de canarismos, 1994, Santa Cruz de Tenerife, Francisco Lemus Editor.
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juega tanto con la grandiosidad del Volcán, como con la magnitud de su poesía.. Nos
invita a asistir a un espectáculo lleno de seres y acontecimientos que sólo se pueden dar
en la habilidosa mezcla de mitología y geografía que un genio como él puede expresar
en verso.
“HIMNO AL VOLCÁN” ¡Pico de Tenerife! Titán Medievo de azul loriga
que en Occidente eriges la dictadura de tu reinado, y anuncias a los nautas aventureros la playa amiga: ¡Atalaya eminente del Archipiélago Afortunado!
(…) Ve tu imponente mole que es hipogeo, periplo y ara,
y los tajantes bloques de tus pilares, firmes y enhiestos, protección de la sima que en tus inmensos fondos labrara, para la mansión de Pluto, la propia mano de Hefestos…
Tú guardas el secreto de insignes fábulas y tradiciones:
aplicando el oído sobre tu costra circunvalante, aún se escucha el gemido de las sepultas generaciones
y el resuello angustioso del devorado pulmón de Atlante. (…)
Y un día que al ensueño dabas, rendido, la ardiente entraña, despertado, de pronto, por inaudito tropel sonoro,
viste pasar a Heracles, que coronaba la nueva hazaña, llevando contra el pecho las encendidas manzanas de oro.
Con mengua de tu aliento fue consumada la audaz quimera, contra empresa tan loca nada, en desquite tu esfuerzo pudo:
antes que el vivo arroyo de tu venganza corrido hubiera, ya el detentor mancebo ganaba el agua, bello y desnudo…
En vano tus enojos vomitan rayos; en vano, ardientes,
dan a los cuatro puntos, agostadoras, tus oriflamas; la yeguas de tu furia en vano por las vertientes,
lanzando por los belfos enardecidos relinchos-llamas…
Mil leguas en redondo sonó el colérico batir de cascos, cien soles con cien lunas durara activa tu ebria congoja:
de día fulminando prietas columnas de humo y peñascos; sacudiendo, en la noche, la exorbitante melena roja.
(…) Así te sueño, ¡oh Teide!, mientras tu cono gentil descuellas,
hoy que te ven mis ojos –el mar por medio- de la isla hermana desflorar el espacio atrás las nubes, con tu orgullosa cabeza cana…
(…) (R.H.II, págs. 269 y sgs.)
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Mediante el Himno al Volcán, podemos conocer la fuerza de la Naturaleza. El
volcán, un Dios, ve cómo pecan en sus propias faldas. La mitología inspira a Tomás
Morales provocando poco a poco la furia del Volcán logrando describir el paisaje
infernal de una isla en llamas. Aclama al Volcán durante todo el poema, pero será sólo
al final del mismo cuando diga su nombre, Teide, el pico más alto de España ubicado en
la isla hermana.
4. Tomás Morales un siglo después
Actualmente se ve a Tomás Morales como un poeta que supo transmitir con sus
versos, el mensaje de tierra y mar insulares, con imágenes, retratos y vivencias poéticas.
El poeta desgrana ante sus lectores rincones, calles, barrios y nombres enriquecidos por
la imaginación del poeta. Tal vez esta intimidad familiar y esta confianza que el lector
tenía por su poesía fueran, entre otras cosas, la razón de su popularidad.
Hoy, aquella casa de Moya, en la cual Tomás Morales nació y vivió, se ha
convertido en el rincón poético de la Isla. En esta casa-museo se puede sentir la
presencia de Tomás Morales y los canarios le damos las gracias por su generosidad al
dejarnos entrar, observar y aprender del mundo poético que construyó.
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Bibliografía
La ciudad y el mar, Catálogo de la exposición “La ciudad y el mar: Las Palmas de Gran
Canaria, sin fecha, Las Palmas de Gran Canaria. Las Palmas de Gran Canaria, Cabildo
Insular de Gran Canaria.
Chabás, J., Poetas de todos los tiempos, 1960, La Habana, Publicaciones Cultural.
De la Nuez Caballero, S., Tomás Morales. Su vida, su tiempo y su obra, 2006, La
Laguna, Nueva Gráfica
Donati, Pier Paolo, 2002, “Lo posmoderno y la diferenciación de lo universal”, en: Un
modo de pertenecer al mundo. Estudios sobre Tomás Morales, Las Palmas de Gran
Canaria, Ediciones del Cabildo de Gran Canaria, pp. 36.
Guerra Sánchez, O., Un modo de pertenecer al mundo. Estudios sobre Tomás Morales,
2002, Las Palmas de Gran Canaria, Ediciones del Cabildo de Gran Canaria.
Gullón, R., Direcciones del Modernismo, 1990, Madrid, Alianza.
Morales, T., Las Rosas de Hércules, 2006 en: Guerra Sánchez, Oswaldo (ed.), Las
Palmas de Gran Canaria, Ediciones del Cabildo de Gran Canaria.
Prat, I, Poesía española modernista, 1978, Madrid, Cupsa.
Lorenzo, A. et alii, Diccionario de canarismos, 1994, Santa Cruz de Tenerife, Francisco