-
Conjectura: Filos. Educ., Caxias do Sul, v. 19, n. 1, p. 15-46,
jan./abr. 2014 1 5
Juan Ignacio Blanco Ilari
* Profesor de la Universidad Catlica Argentina. Profesor de la
Universidad Nacional de GeneralSarmiento. Investigador Conicet
(Argentina). E-mail: [email protected]
Resumen: El problema de la libertad es uno de los ms ridos de la
filosofa.Paul Ricoeur intenta reconstruir el problema tomando el
eje del anlisis: lanaturaleza dicotmica de los discursos sostenidos
sobre la cuestin. De unlado, tenemos la perspectiva de la tercera
persona. Desde esta mirada, cadaacto que realizamos est causalmente
determinada. Por el otro lado, tenemosla perspectiva de la primera
persona, en la que todas nuestras acciones libresparecieran brotar
del yo. El problema comienza cuando intentamos reconciliarambas
perspectivas. Este trabajo revisar algunos de los argumentos
presentadospor ambos lados, y el posicionamiento de Ricoeur en el
debate.
Palabras clave: Accin. Libertad. Reduccionismo. Crtica.
Ricoeur.
Abstract: The problem of freedom is one of the most arid in the
philosophy.Paul Ricoeur attempts to reconstruct the problem by
taking the axis of anlisis:the dichotomous nature of the speeches
held on the question. On one side, wehave the third person
perspective. In this view, every act we do is causalydeterminated.
On the other side, we have the first persons perspective, inwhich
all of our free action seems to arise form the I. The problems
beginswhen we try to reconcilie both perspective. Paul Ricoeur
seeks to show thescope and limits of the possible reconciliation.
This paper will review some ofthe arguments presented by both
sides, and Ricoeurs position in the debate.
Keywords: Action. Freedom. Reductionism. Critics. Ricoeur.
Juan Ignacio Blanco Ilari*
1Accin y libertad: la crticade Ricoeur al reduccionismoAction
and freedom: Ricoeurs critics to reductionism
-
1 6 Conjectura: Filos. Educ., Caxias do Sul, v. 19, n. 1, p.
15-46, jan./abr. 2014
Accin y libertad: la crtica de Ricoeur al reduccionismo
IntroduccinRicoeur es un hermeneuta un tanto dscolo. Se reconoce
como
perteneciente a la filosofa abierta por Heidegger, pero se
separa de l enun punto central. No considera a las ciencias como un
saber derivado,no digno de atencin para el filsofo. Por el
contrario, cree firmementeque la rigurosidad conceptual lo obliga a
atender algunos de losargumentos provenientes de los diferentes
enfoques y avances en el campodel saber emprico. Una prueba
concluyente de esto es que, desde elinicio de sus anlisis ha dado
cabida a un dilogo cada vez ms fecundocon las posturas
naturalistas-reduccionistas.
Uno de los lugares en los que mejor se lee esta tendencia
dialoguistaes en el campo de la accin y la libertad. Ingresar en
esta cuestin es depor s un problema, el problema de saber, con algo
de certeza, en quconsiste el problema. La libertad, como cuestin
filosfica, tiene unahistoria srdida en nuestra herencia cultural.
Ha sido objeto deinnmeras reflexiones y enfoques. La variedad de
caminos y aristas quecomponen la problemtica hace difcil el acceso,
por ello quiz sea mejorcomenzar poniendo blanco sobre negro y
atacar per saltum lo queconsidero es uno de los nudos centrales de
la cuestin. Para ello nadamejor que adoptar la tutela de alguno de
los destacados autores que sehan volcado a pensar sobre este
problema. Segn Tomas Nagel toda lacuestin se juega en la pregunta
sobre cmo combinar la perspectivade una persona particular que se
halla dentro del mundo con unaconcepcin objetiva de ese mismo
mundo, incluidos la persona y supunto de vista. Este es el problema
que afronta toda criatura que tieneel impulso y la capacidad de
trascender su punto de vista particular yde concebir el mundo como
totalidad. (NAGEL, 1991, p. 11).1 Nageladopta una postura agonal en
relacin al problema. Somos capaces deadoptar dos perspectivas sobre
algunas de nuestras creencias, laperspectiva del participante y la
perspectiva del observador (tambindenominadas perspectiva yoica y
perspectiva impersonal). Estasperspectivas que co-habitan en
nosotros no son fcilmente armonizables.En ocasiones la desavenencia
se torna algo ms dramtica, pues lo queuna perspectiva muestra
contradice lo que se ve desde la otra. Este puedeser el caso del
problema de la libertad.
1 Esta tensin de perspectivas, Nagel la trabaja en varios
registros, uno de los cuales es, precisamente,la accin y la
libertad.
-
Conjectura: Filos. Educ., Caxias do Sul, v. 19, n. 1, p. 15-46,
jan./abr. 2014 1 7
Juan Ignacio Blanco Ilari
As, si el dato es el dualismo de perspectivas, y si este
dualismoarroja conclusiones contradictorias, entonces las
posibilidades desuperacin son, en principio, cuatro.
a) Podemos adoptar una estrategia jerarquizante y declarar
lasverdades objetivas superiores a las seudo-verdades subjetivas.
Eneste caso se trata de mostrar que, desde la perspectiva yoica
estamosatados a determinadas ilusiones, una de las cuales sera la
de lalibertad. El conocimiento objetivo (el de la tercera persona)
esel mejor antdoto contra estas ilusiones.
b) Tambin podemos privilegiar la perspectiva del participante
ymostrar que la mirada objetivante, distanciadora, es un
agregadosuperpuesto a aquella actitud natural. En este caso, se
tratar dehacer ver que la bsqueda de una descripcin impersonal es
unmodo de comportarse con las cosas que no puede
pretendersuperioridad sobre otros, ya que la relacin originaria del
sujetocon el mundo circundante es una relacin de pertenencia.
Algode esto, creo, han querido hacer Heidegger por un lado,
yWittgenstein por otro.
c) Podemos intentar atenuar el carcter antinmico de
lasperspectivas. En este caso deberamos mostrar que las
perspectivasestn llamadas a complementarse. As, la paradoja es slo
lasuperficie de la cuestin ya que, cuando indagamos ms
afondo,podemos advertir alguna variable de compatibilismo en
trminosde mutua complementacin o no interferencia.
d) Finalmente, podemos renunciar a toda salida ireneica, as
comotambin a toda estrategia jerarquizante. En este caso, se
tratarde mostrar el carcter estructuralmente insuperable del
dualismode perspectivas. Esta postura argumental puede parecer,
primafacie, un tanto desalentadora por cuanto se encarga de
mantenerel carcter tensional del problema evitando
cripto-compatibilismos y seudo-jerarquizaciones.
Creo que las reflexiones de Ricoeur pueden arrojar algo de luz
sobreeste intrincado mapa, aunque, como veremos, su posicin parece
oscilarentre las posturas (c) y (d). El reduccionismo que
analizaremos en estetrabajo es el representado por la postura
(a).
-
1 8 Conjectura: Filos. Educ., Caxias do Sul, v. 19, n. 1, p.
15-46, jan./abr. 2014
Accin y libertad: la crtica de Ricoeur al reduccionismo
Mis pretensiones en este trabajo no son muy ambiciosas.
Nopretendo hacer una exposicin detallada de la cartografa
antropolgicaricoeuriana (que nos llevara desde su temprana nocin de
labilidadhasta el binomio ipse-idem). No est en mis capacidades
realizar unaexgesis detallada de la obra de ricoeuriana. Tampoco
quiero hacer unaexgesis de la cuestin de la accin y la libertad en
Ricoeur. Me limitoa destacar algunos problemas que surgen en torno
a la libertad, la acciny la respuesta que da Ricoeur sobre ellos.
Intentar sopesar estasrespuestas y ubicarlas en su justo lugar.
Quiero administrar el debateentre Ricoeur y el reduccionismo.
Desde ya que no pretendo mostrar que Ricoeur ha dicho la
ltimapalabra sobre esta cuestin. Me conformo con desmalezar un poco
algunossenderos para que otro lo transite con mayor claridad.
La descripcin impersonal y la desaparicin del sujetoLa
estrategia general adoptada por la mirada reduccionista
consiste
en pararse por entero en la perspectiva de la tercera persona
(tambinllamada perspectiva impersonal) para la descripcin y
explicacin dedeterminados fenmenos. La ventaja de esta estrategia,
alegan, es quenos permite advertir algunas cosas que, desde la
perspectiva de la primerapersona (yoica) nos estn vedadas, y que
juegan un papel muyimportante (casi diramos determinante) en la
produccin del fenmenoa explicar.
Esta es la premisa de la que parten los anlisis
filosficosreduccionistas que se insertan en el programa
cientfico-natural.Prestigiosos representantes de esta lnea
filosfica sostienen que elsentido comn (aquel sentido del que se
nutren los participantes eninteracciones sociales) no puede ser
tomado como parmetro para lasolidez o no de una hiptesis filosfica,
aunque reconocen que el filsofodebe tomar aquel sentido al menos
como punto de partida. Dennettafirma: Lo que el sentido comn nos
dice no es suficiente. No slo dejasin resolver demasiados problemas
apremiantes, sino que se entrega confrecuencia a intuiciones
persuasivas que se contradicen. (DENNETT,1991, p. 17), y un poco ms
adelante: No hay reglas que rijan lamanera en que nosotros, los
tericos, debemos apelar al sentido comn.De un modo u otro debemos
partir de la base del sentido comn siesperamos ser comprendidos o
comprendernos. (Idem). Esta situacin
-
Conjectura: Filos. Educ., Caxias do Sul, v. 19, n. 1, p. 15-46,
jan./abr. 2014 1 9
Juan Ignacio Blanco Ilari
lo lleva a tomar una decisin tctica consistente en confesar de
entradasu filiacin terica, tomar al mundo tal como lo percibe la
tercerapersona, esta mirada impersonal es la que adoptan, entre
otras, lasciencias fsicas.
As, si estamos abocados a la explicacin de la accin (y de toda
lared conceptual que la articula) debemos mirar desde afuera lo
quesucede para ganar en completitud, coherencia y consistencia. No
hacefalta ser un eximio cientfico para acordar con esto. Todos
tenemos amano reconocer esta supremaca epistmica de la mirada
objetivante.La posibilidad de que la perspectiva yoica se engae es
algomedianamente natural. Yo puedo creer que hago algo por tal
motivo, yluego constatar que, en realidad, dicha accin haba estado
motivadapor otras cosas que yo, mientras actuaba, ignoraba. La
forma dedesentraar el engao es adoptando la perspectiva de la
tercera personainclusive sobre mis propias acciones. Entonces, si
lo que nos interesa esla verdad, debemos aceptar que esta est ms
disponible desde la miradacrtica, impersonal. Pero para ello,
afirman los adherentes a esta estrategia,debemos tener la
suficiente valenta para reconocer que muchas cosasque nos parecen
esenciales desde la mirada yoica son una ilusin; nosiempre es fcil
este acto de reconocimiento.
Tomemos como ejemplo, para ilustrar lo que estoy diciendo,
losexperimentos realizados por Benjamin Libet en la dcada del 70.
Se lepide a una persona que tome una decisin y ejecute la accin
mientrasse observa el funcionamiento de su cerebro. Lo que puede
notarse esque la decisin (que, desde luego, antecede a la accin)
est precedida(temporalmente) por procesos inconcientes observados
en las reasprimarias y asociativas de la corteza cerebral.2 Lo que
sucede es queestos procesos neuronales determinan los estados
concientes que, luego,producen decisiones y acciones.3 Si aceptamos
que la relacin causal es
2 Tomo la referencia a los experimentos de Libet de Habermas, in
Habermas (2006, p. 162).3 Habermas, entre otros (por ejemplo
Ricoeur) critica el esquema general de los argumentos
basados en este tipo de experimentos. La razn que aduce siempre
me ha llamado la atencin;supone que lo que se mide y observa en
condiciones artificiales no puede ser trasladado, nisiquiera
mutatis mutandi, al mbito extra-laboratorio, ya que, como sabemos,
las condiciones deexperimentabilidad distorsionan la actitud del
sujeto observado, pues sabe que est siendotesteado y este saber
condiciona fuertemente las experiencias producidas en ese contexto.
Esdecir, los fenmenos observados en condiciones artificiales no son
los mismos que los observadosen condiciones naturales. Todo esto
quedara superado si logrsemos establecer condiciones deobservacin
de largo alcance, es decir, si pudiramos observar lo que pasa en el
cerebro de unapersona que se desenvuelve en condiciones naturales.
Para ello necesitara que el observado se
-
2 0 Conjectura: Filos. Educ., Caxias do Sul, v. 19, n. 1, p.
15-46, jan./abr. 2014
Accin y libertad: la crtica de Ricoeur al reduccionismo
transitiva, entonces si el cerebro causa la conciencia, y la
concienciacausa la accin, se sigue que el cerebro causa la
accin.
Esto no es nuevo en la literatura filosfica sobre el tema. El
esquemageneral de la explicacin de Libet afirma que todo lo que
sucede en laconciencia est antecedido y posibilitado por procesos
inconcientes (eneste caso se tratara de un inconciente neuronal);
en este sentido(entindase bien, slo en este sentido) el cientfico
est en la mismarbita explicativa que el freudismo, que el
estructuralismo, entre otros:la conciencia es un producto de lo
inconciente.
Si lo que intenta demostrar el experimento de Liebet es que
nuestrosprocesos concientes tienen una base fsico-neuronal,
entonces hamalgastado su tiempo, ya que prcticamente nadie negara
esta verdadde perogrullo. El verdadero problema comienza cuando la
miradaobjetivante hace desaparecer del cuadro algo con lo que, los
que moramosen la actitud yoica, estamos tan familiarizados que no
estamos dispuestosa tolerar su prdida as sin ms. En efecto, una de
las cosas que desapareceen este tipo de explicaciones es el yo! (qu
sera de la perspectivayoica sin el yo?). Cuando vemos las
decisiones y las acciones ms decerca, nos percatamos que las mismas
son producidas por determinadosantecedentes, y que entre stos no
figura el yo, no al menos como elsentido comn parece
entenderlo.
Muchos autores ingresan en el problema de la libertad por
suderivado jurdico-moral. Supongamos el siguiente caso: una persona
esacusada por un delito, se demuestra que su cerebro se hallaba
seriamentedaado (por un tumor) al momento de realizar el acto. Las
zonas daadasson las que se corresponden con la
agresividad/impulsividad. En estecaso diramos que la causa de la
accin fue el dao cerebral. Estamossuponiendo que el soporte fsico
(en ese estado) fue el responsable (sise me permite la catacresis).
Al decir esto no podemos estar queriendodecir que el sujeto es
responsable nicamente cuando su accin no estprovocada por sus
estados cerebrales, porque siempre sus estadosemocionales, dxicos y
actitudinales estn causados por ese rgano. Enconclusin, si
exculpamos al pobre enfermo, debemos hacerlo, sobre las
olvide de que esta siendo observado. Los avances tecnolgicos
permiten monitorear el cerebrodurante perodos largos de tiempo,
perodos en los que el observado desarrolla sus tareascotidianas a
tal punto que se olvida de que esta siendo monitoreado. Es decir,
se puede observarlo que pasa en el cerebro de una persona que vive
en su medio natural.
-
Conjectura: Filos. Educ., Caxias do Sul, v. 19, n. 1, p. 15-46,
jan./abr. 2014 2 1
Juan Ignacio Blanco Ilari
mismas bases, en cualquier caso. El ms estricto
planteamientoneurocientfico es reduccionista-eliminacionista con
respecto al problema dela libertad.
El argumento reduccionista tiene el aura de muchos
argumentosfilosficos que, como bien explica Danto, consiste en
imaginar paresde cosas a cada lado de una lnea entre los cuales no
se puede detectarninguna diferencia externa, forzando as una
decisin sobre si hay,despus de todo, una lnea, o sobre qu supuestos
se traza, ya que lo quese encuentra a cada lado no puede ser
diferenciado. (DANTO, 1999,p. 230). Por ejemplo, a un lado de la
lnea coloco el motor semnticode Dennett, y del otro una persona
normal y corriente. Luego, les pongodeterminados estmulos semnticos
para que ellos los discriminen. Siambos realizan las mismas
respuestas, entonces no estara legitimadopara decir que uno
entiende y el otro no. Los programas de investigacinen inteligencia
artificial corren en esta direccin. Se trata de
demostrarempricamente (mediante la elaboracin de maquinas reales
oimaginarias) que los procesos cognitivos que realiza la persona
puedenser realizados por otra entidad que no sea una persona, por
lo que aquelloque cremos durante siglos era lo propium del hombre
ya no lo es, a noser que estemos dispuestos a llamar persona a esta
otra entidad.
En el caso especfico de la accin libre, lo que la mirada
centrfugaopera es, en palabras de Ricoeur, una explicacin de la
accin en trminosde las respuestas a las preguntas qu? y por qu?;
esta es la reduccinprimigenia. (RICOEUR, 1996, p. 42 y ss). A
partir de aqu, lo queentendemos por accin se dilucida por medio de
la naturaleza del/losantecedente/s de la accin. Uno de los
representantes ms robustos deesta lnea es Donald Davidson. Intentar
compendiar las ideas msimportantes de este autor es una empresa
temeraria que me arriesgar arealizar no sin antes pedir al lector
algo de indulgencia.4
4 Hago esto porque Davidson es el autor elegido por Ricoeur como
el representante de la escuelareduccionista, basada en la mirada de
la tercera persona. Hay que aclarar que la cuestin delreduccionismo
en Davidson es por dems peliaguda. El ha aclarado que no es un
reduccionista,pero algunos han advertido que, ms all de cmo se
autocomprenda, sus argumentos pertenecena aquel club. Podemos
acordar, para no generar disputas, que Davidson adopta la
miradaobjetivante sobre la accin, la intencin y la libertad; aunque
en un punto intentar mostrar laconvergencia entre esa mirada y la
mirada del participante. Veremos ms adelante a qu costo serealiza
esta convergencia.
-
2 2 Conjectura: Filos. Educ., Caxias do Sul, v. 19, n. 1, p.
15-46, jan./abr. 2014
Accin y libertad: la crtica de Ricoeur al reduccionismo
La tesis nodal de Davidson, desarrollada en su artculo de
1963(Acciones, razones y causas), dice que la razn primaria de una
accines su causa. (DAVIDSON, 1995, p. 18). La razn primaria, a su
vez, esentendida como un conyunto compuesto por una actitud
favorable(que puede ser un deseo) y una creencia; todo esto
enmarcado bajouna descripcin de la accin. Esto ltimo es importante
habida cuentade que Davidson intenta superar la teora separatista
de losneowittgensteinianos usufructuando el enfoque
pluridescripcionalelaborado por Anscombe.5 Entonces:
R es una razn primaria de que un agente realice la accin A a
tenor dela descripcin d si y slo si R consiste en a1) una actitud
favorable delagente hacia las acciones con una determinada
propiedad, a2) unacreencia del agente de que A, bajo la descripcin
d, tiene esa propiedad;b) la razn primera de la accin es su causa.
(NAISHTAT, 2005, p. 128).
De esta manera, Davidson pretende salvar el hiato que separa
laperspectiva de la tercera persona y la perspectiva yoica
acudiendo a otraseparacin, en este caso entre el nivel descriptivo
en el que interviene lacategorizacin del suceso en trminos de
deseos y creencias del agente(perspectiva del participante), y el
nivel ontolgico-extensional propiode la perspectiva de la tercera
persona (observador). Cuando nos referimosa la subclase de eventos
que denominamos acciones, dice el argumento,estos niveles deben
encontrarse en algn punto, ya que si este punto noexistiera
tendramos un serio inconveniente para adscribir la accin/suceso al
agente. Ahora bien, este punto de encuentro queda garantizadopor lo
que Danto llam accin bsica, es decir, una accin que hacemossimple y
directamente y no como resultado de una accin anterior.6
5 Elizabeth Anscombe haba establecido la multiplicidad de
descripciones de la que la accin sehace acreedora. Davidson ilustra
esto con el siguiente ejemplo: S pulsa el interruptor, S enciendela
luz, S alerta al ladrn, etc. Estas diferentes descripciones tienen
el mismo referente extensional,aunque la accin sea intencional solo
bajo una descripcin (under a description). Le preguntamosal actor
qu es lo que entenda hacer y l nos dar la descripcin que
necesitamos para establecerla intencionalidad de la accin, aunque
la misma sea susceptible de otras descripciones. Laintencionalidad
es una propiedad intensional mientras que la causacin es
extensional. Notengo margen para desarrollar esto aqu.
6 Sobre el concepto de accin bsica cfr. (DANTO, A. Basic Action,
American PhilosophicalQuaterly, Pittsburgh, v. 2, n. 2, p. 141-143,
1965).
-
Conjectura: Filos. Educ., Caxias do Sul, v. 19, n. 1, p. 15-46,
jan./abr. 2014 2 3
Juan Ignacio Blanco Ilari
Siempre es posible dar una descripcin de lo que sucede que no
vaya ms allde lo que el agente deseaba y crea hacer, y esta
descripcin refiere a unaaccin bsica. Por ejemplo, Juan movi el
dedo, puls el interruptor,movi molculas de aire, alert al ladrn. La
primera de estasdescripciones es reconocida por Juan como algo que
l hizo, aunque elresto no (inclusive el interruptor se podra haber
activado por otrascausas, v.g. el viento). He aqu el peaje que
tiene que pagar la teoradavisoniana: la armona entre las
descripciones se da slo si el participanteacepta que lo nico que l
hace es mover su cuerpo.7
Entre otras cosas, la pluridescripcionalidad de la accin le
permitea Davidson circunscribir la imposibilidad de hallar leyes,
que conectenrazones primarias con acciones, al mbito intensional
propio de lasdescripciones de las acciones intencionales.
En efecto, cuando afirmamos que A caus B podemos estarqueriendo
decir dos cosas. Por un lado, que hay una ley que contiene
lospredicados utilizados en las descripciones A y B; por otro, que
la relacinentre A y B es una instancia de una ley general
establecida en algunasde las descripciones verdaderas de A y B.
Podramos, de esta manera, dar dos interpretaciones de la
causalidadhumena. Para ambas, los enunciados causales singulares
implican leyes.Pero segn la primera interpretacin, la ley se
enmarca dentro de ladescripcin dada tanto de A como de B; en la
segunda interpretacinesto no es necesario, porque podemos decir que
tanto A como B puedenser descritos de varias maneras, en una de las
cuales podemos advertirdicha ley. El resultado de esto es que, an
cuando no podamos dar conel enunciado legaliforme en ciertas
descripciones, eso no obsta a quedichas leyes aparezcan en otro
nivel de descripcin.
Supongamos que A es una forma de describir determinado
suceso,entonces debe existir otra descripcin del mismo suceso,
pongamos porcaso a; y supongamos que en el caso de B sucede lo
mismo, es decir,tendramos otra descripcin del mismo suceso en
trminos de b. Ahorabien, la ausencia de ley puede deberse a las
caractersticas del nivel
7 La existencia de una descripcin bsica de la accin en trminos
de movimientos del cuerpopropio asegura para Davidson, en el
ascenso que supone la secuencia descriptiva cuando sta esorientada
desde el acontecimiento en un sentido contextual amplio a su
expresin ms estrechay menos contextual, un punto de parada, una
suerte de punto fijo de la accin. (NAISHTAT,2005, p. 131).
-
2 4 Conjectura: Filos. Educ., Caxias do Sul, v. 19, n. 1, p.
15-46, jan./abr. 2014
Accin y libertad: la crtica de Ricoeur al reduccionismo
descriptivo en el que nos manejamos (en este caso, descripciones
entrminos de A y B), por lo que ella quedara superada cuando
cambiamosde nivel. En otras palabras, no hay una ley causal que una
A y B, pero shay dicha ley en la unin de a y b. Entonces, para
decir que la raznprimaria de una accin es su causa, no es menester
dar con la ley queasocie la razn y la accin; no al menos mientras
nos mantengamos enel nivel descriptivo que utiliza dichos trminos.
Lo que s se requiere esla existencia de una ley causal en
determinado nivel descripcional, ycuya identidad extensional con el
nivel descripcional que emplea trminoscomo razones y acciones sea
susceptible de verificacin emprica.
Las leyes cuya existencia se requiere si las razones son causas
de lasacciones no tratan con los mismos conceptos con los que deben
tratarlas racionalizaciones, de ello podemos estar seguros. Si las
causas de unaclase de sucesos (acciones) caen dentro de una clase
determinada(razones) y si hay una ley para respaldar cada enunciado
causal singular,de ello no se sigue que haya ley alguna que conecte
los sucesosclasificados como razones con los sucesos clasificados
como acciones;las clasificaciones pueden ser incluso neurolgicas,
qumicas o fsicas.(DAVIDSON, 1995, p. 34).
Ahora bien, es verdadero que cada estado mental superviene8 a
unestado fsico, por lo que, si pasamos de las descripciones
intencionales alos estados neuronales (como hace Libet en sus
experimentos), entonceshay leyes que vinculen estados neuronales
con hechos. As, la falta deleyes se da slo en un nivel
descripcional, si pasamos del lenguajementalista al lenguaje
fisicalista esta falta queda saldada. Lo nico quetenemos que
aceptar es que, a cada estado mental le corresponde unestado
fsico-neuronal.
La ltima objecin a la que responde Davidson en su trabajo
seminaltiene tambin gran relevancia para la confrontacin con
Ricoeur. En
8 Un fenmeno a superviene a un fenmeno b cuando a depende por
completo de b, de talmodo que cualquier cambio en la propiedad a
debe correlacionarse con un cambio en lapropiedad b. Mucho se ha
hablado de la superveniencia en filosofa de la mente. Para
unainteligente exposicin de la superveniencia, cfr: KIM, JNIOR.,
Epiphenomenal andSupervenient Causation, in (FRENCH, P. A.;
UEHLING, Jr. T.; WETTSTEIN, H. K. (Comp.).Causation and Causal
Theories. Minnepolis: University of Minnesota Press, 1984.
MidwestStudies in Philosophy, v. 9, p. 257-270, 1984.
-
Conjectura: Filos. Educ., Caxias do Sul, v. 19, n. 1, p. 15-46,
jan./abr. 2014 2 5
Juan Ignacio Blanco Ilari
esta ocasin, el autor hace frente a la incomodidad que genera,
en muchosfilsofos, la idea de que los sucesos que describimos como
acciones tienencomo causas otros sucesos que describimos como
razones primarias.Muchos de aquellos filsofos aceptan que las
acciones implicanmovimientos corporales y que los movimientos
corporales tienen causas,pero niegan que las acciones tengan
causas. La incomodidad queexperimentan tiene que ver, dice
Davidson, con la idea de que, puestaslas cosas en trminos de
relaciones causales entre razones primarias yacciones, el agente de
la accin quedara relegado a ser un simpleespectador, una pobre
vctima de todo lo que sucede en l. La respuestade Davidson a esto
es llamativa. El pasaje merece ser citado en formacompleta:
Por qu demonios una causa habra de convertir una accin en unmero
acontecimiento y a una persona en una pobre vctima?, es acasoporque
tendemos a suponer, por lo menos en el campo de la accin,que una
causa exige un causante y la accin un agente? Entonces,insistimos
en preguntar: si mi accin es causada, qu la caus?, si fuiyo
entonces se cae en el absurdo de una regresin infinita; si no fui
yo,soy una vctima. Pero estas opciones obviamente no son
exhaustivas.Algunas causas no tienen agentes. Entre estas causas
sin agentes estnlos estados y lo cambios de los estados en las
personas, que, por sertanto razones como causas, convierten ciertos
sucesos en acciones librese intencionales. (Ibid., p. 36).
Antes de ingresar en las rplicas de Ricoeur a la mirada
objetivistadebemos hacer algunas aclaraciones importantes. En
primer lugar hayque decir que la postura distanciadora no tiene
pretensiones uniformes.Si bien podramos llamar reduccionista al
programa general de lasciencias empricas, lo cierto es que el
reduccionismo es multifactico. Siesto es as, entonces debemos
identificar bien sobre qu tipo dereduccionismo se dirige cada uno
de los contra-argumentos.
Quiz el reduccionismo ms duro sea el eliminacionista o
cuasi-eliminacionista. La estrategia general de este tipo de
reduccionismoconsiste en mostrar que muchas de las ideas que
pueblan la psicologapopular son meras ilusiones. Si bien es verdad
que nuestro lenguajementalista (espiritualista) es muy rico en
recursos retricos, lo cierto esque, desde un punto de vista
epistmico riguroso, muchas de estas cosasno tienen correlato en la
realidad.
-
2 6 Conjectura: Filos. Educ., Caxias do Sul, v. 19, n. 1, p.
15-46, jan./abr. 2014
Accin y libertad: la crtica de Ricoeur al reduccionismo
Otra posibilidad es adherir al epifenomenismo. La idea del yo
ylibertad (entre otras), dice esta lnea de investigacin, son
recursoslingsticos engaosos, ya que nos hacen creer que, dentro de
la maquinafsico/corporal hay una entidad distinguible y simple que
es el yo; ytambin nos hacen creer que algunos eventos que suceden
en el mundobrotan de una facultad misteriosa que llamamos la
voluntad. Pero,cuando miramos ms de cerca las cosas (o ms de lejos
segn la metforade la distanciacin!), vemos que estas realidades no
tienen verdadera eficaciacausal. Toda la conceptografa que la
psicologa popular utiliza para darcuenta de la accin libre (el yo,
el dar y recibir razones en la esferapblica intersubjetiva, la
deliberacin, la decisin, el motivo, etc.) escomo la espuma de una
ola, son grumos de grasa en la sopa de la vidaconciente (Habermas).
Aqu no se va tan lejos como para quitar delmobiliario del mundo al
yo, la voluntad, etc., sino que se procura mostrarque ellos no
causan las acciones, y por lo tanto, no tienen
relevanciaexplicativa.
Frente a estas estrategias reduccionistas hay dos vas de escape.
Una,ms general, pone en entredicho el alcance de la ontologa que
subyaceal epifenomenalismo. Para aceptar esta postura, dice el
contra-argumento,es necesario previamente aceptar que la realidad
que tiene eficacia causales aquella que puede ser expresada en
enunciados empricamenteconstatables. Esta estrategia opera en forma
separatista: establece ladiferencia entre diversos juegos
lingsticos. Si cada juego tiene consus reglas constitutivas y
manifiesta diversas formas de vida, entonceses improcedente
pretender reducir el discurso con sentido a una deestas formas. Es
improcedente porque cualquier intento de traduccindejar en el
camino un resto semntico importante.
Pero hay un argumento ms daino. En este caso se trata de
mostrarque, si aceptamos el esquema explicativo funcionalista de
lasneurociencias, no podemos dar cuenta de la funcin biolgica
quecumple esa regin de superficie que llamamos armazn mentalista.
Elatractivo de este argumento es que se despliega dentro de los
mrgenesdel juego de las neurociencias (y en general del enfoque
emprico-biolgico). Searle elabora una objecin contundente. Segn
l,
-
Conjectura: Filos. Educ., Caxias do Sul, v. 19, n. 1, p. 15-46,
jan./abr. 2014 2 7
Juan Ignacio Blanco Ilari
en el estadio actual de nuestro conocimiento, la objecin
principalpara aceptar el epifenomenismo es que va contra todo lo
que sabemosde la evolucin. Los procesos desarrollados por la
racionalidad concienteson una parte tan importante y, sobre todo,
una parte biolgicamentetan costosa de nuestra vida que constituira
una completa anomala dela evolucin el hecho de que un fenotipo de
semejante envergadura nodesempeara ningn papel funcional en la vida
y supervivencia delorganismo. (SEARLE, 2005, p. 74-75).
Una salida decorosa, aunque ya conocida, es afirmar que todos
loscontenidos concientes son ilusiones necesarias para que el
cerebro realicelos procesos complejos que realiza. Mantenemos su
estatuto de ilusiny le asignamos un lugar en el engranaje
causal-funcional.9 El nicoproblema es que no sabemos cmo demostrar
esto, pues las categorassemnticas de los contenidos proposicionales
no se presentan comoestados observables. As, salimos de un misterio
proponiendo otro msgrande (obscurum per obscuris), esto es, el que
un inobservable ingrese enuna cadena causal observable.
Sin embargo, el esquema explicativo de la tercera persona
siguesiendo algo muy cercano al sentido comn. Cuando nos preguntan
porqu hicimos lo que hicimos, solemos referirnos a nuestra razn
primaria.Ella explica la accin porque ella la causa.
Veamos ahora las objeciones de Ricoeur.
La perspectiva del participante: de la accin al agenteFrente a
las diversas intentonas reduccionistas en el campo de la
accin libre, se han levantado, bsicamente, dos tipos de
argumentos.Uno consiste en mostrar que el armazn conceptual que
utilizan losparticipantes en sus interacciones es intraducible al
esquema conceptualcausalista propio de las ciencias empricas. Por
este lado, lo que se intentademostrar es que las razones con las
que justificamos nuestras accionesno pueden ser ledas en trminos de
relacionas causales. Se trata, como
9 Algo de esto intenta Roth (2003, p. 397).
-
2 8 Conjectura: Filos. Educ., Caxias do Sul, v. 19, n. 1, p.
15-46, jan./abr. 2014
Accin y libertad: la crtica de Ricoeur al reduccionismo
dijimos, de la ya clsica estrategia separatista, sustentada en
la diferenciacategorial de los respectivos juegos lingsticos. Una
cosa es hablar dedeseos, creencias, temores y esperanzas; y otra
muy distintas es hablardel cerebro y el rea de broca.
Creo que si bien esta lnea tiene sus argumentos, se trata de
unacrtica dbil que no ataca el corazn del problema. Ricoeur
advierteque, lo que se ve en el mapa de la discusin, es que las
teoras disociadorasno se sostienen fenomenolgicamente, y en el
fondo, contienen lospresupuestos para ser subsumidas en una teora
more Davidson.10
La lnea ms dura de la crtica muestra que ambas teoras
compartenla misma premisa de fondo. Para ambas, se trata siempre de
ver culesson los mejores candidatos para colocar como los
antecedentes de laaccin, es decir, se trata de que un conjunto de
cosas (neuronas orazones y deseos) da lugar a la accin. En ambos
casos se define la accinlibre en trminos de la respuesta a la
pregunta por qu? Las divergenciasentre estos enfoques comienzan
cuando intentamos ver cules son losmejores candidatos para
responder esta pregunta (neuronas?, razones?).El nfasis puesto en
los antecedentes de la accin arrastra el argumentohacia la
devaluacin, casi el borrado dira Ricoeur, de un elemento
central,que interviene en forma ineludible e inexorable en la
experiencia de laaccin libre: el yo-agente. Si ponemos todas
nuestras energas endiscriminar el tipo de antecedente que produce
la accin libre,arribaremos a la desaparicin del fenmeno a explicar.
Es decir, de unconjunto de hechos fsicos y psquicos
interrelacionados de determinadamanera no extraeremos nunca la
experiencia del actuar.11
10 Mais cette opposition en premire instante entre faire arriver
intentionnellment et arrivercausalmente peut tre affaiblie par une
ontologie de levnement quelconque, comme celle deDonald Davidson.
(RICOEUR, 2004, p. 160-161).
11 La relacin de la decisin con los motivos contiene una trampa,
e incluso una invitacin atraicionar la libertad. (RICOEUR, 1986, p.
79). Esto es lo que afirma Nagel: La accin tiene unaspecto interno
irreductible propio, al igual que los dems fenmenos psicolgicos,
hay unasimetra mental caracterstica entre el conocimiento de las
propias acciones y el de las acciones delos dems, pero la accin no
es algo ms que se halle aislado o se combine con un
movimientofsico: no es una sensacin, ni un sentimiento, ni una
creencia, ni una intencin o deseo. Si ennuestra paleta slo
incluimos estas cosas adems de los hechos fsicos, en nuestra
pintura delmundo no aparecer la accin. (NAGEL, 1996, p. 161).
-
Conjectura: Filos. Educ., Caxias do Sul, v. 19, n. 1, p. 15-46,
jan./abr. 2014 2 9
Juan Ignacio Blanco Ilari
Para los hombres actuantes, que la accin depende del agente
esuna verdad intuitiva que forma parte de la definicin misma de
accinlibre. En trminos ricoeurianos, lo que ha quedado distendido
en losesquemas explicativos anteriores es la relacin de mutua
imbricacinentre accin y agente que podemos definir como la capacit
de lagentlui-mme se dsigner comme celui qui fait ou a fait. Elle
relie le quoiet le comment au qui. Ce lien hgmonique [...] parat
renvoyer unfait primitif . (RICOEUR, 2004, p. 162). Por hecho
primitivo entendemosuna condicin necesaria e irreductible para
determinada experiencia.
La interrelacin accin-agente es rastreada por Ricoeur en el
LibroIII de la tica a Nicmaco. Aristteles fue uno de los primeros
pensadoresque articul esta interconexin, y lo que all dijo no ha
variado demasiadoen nuestra experiencia. Un primer distingo del
estagirita consiste enadvertir que hay cosas que se realizan de
buen grado y hay cosas que serealizan a pesar de uno. A las
primeras las llamamos voluntarias y a lassegundas involuntarias.
Una segunda demarcacin propone aislar lasacciones que expresan una
eleccin preferencial fruto de la deliberacin.Ahora bien, pregunta
Ricoeur:
Cmo expresar, sobre esta base, la relacin de la accin con el
agente?La expresin ms abreviada de esta relacin radica en una
frmula quehace del agente el principio (aitia o tambin arch) de sus
acciones,pero en un sentido del arch que permite decir que las
acciones depende(preposicin epi) del mismo (autos) agente.
(RICOEUR, 1996, p. 77).12
Esta primera aproximacin muestra que la juncin de la accin
alagente est expresada por la combinacin entre un concepto
genricode principio (aitia), (principio que es causa (arch)), uno
de losdecticos de la familia del s (autos) y una preposicin (epi):
el principiode la accin est en el mismo agente. La causa de la
accin es el agentemismo. Depende de l el hacerla o no.13 Al decir
que la causa de la accin
12 Ricoeur refiere el siguiente pasaje de Aristteles: As, cuando
un hombre acta, ha demencionarse tanto lo voluntario como lo
involuntario, porque el principio del movimientoimprimido a los
miembros instrumentales est en el mismo que las ejecuta, pero si el
principiode ellas est en l, tambin radica en l el hacerlas o no.
(ARISTTELES, 1993, p. 179).
13 En este caso, principio (arch) y causa (aitia) remiten a la
misma experiencia: La contrainteest loccasion dopposer le caractre
extrieur (par rapport lagent) du principe (arch),nomm aussi la
cause (aitia), de l`action faite par contrainte. Par contraste,
laction faite de pleingr est celle dont le principe est lintrieur
du sujet et, de plus, au pouvoir du sujet de la faireou de ne pas
la faire. (RICOEUR, 2004, p. 141).
-
3 0 Conjectura: Filos. Educ., Caxias do Sul, v. 19, n. 1, p.
15-46, jan./abr. 2014
Accin y libertad: la crtica de Ricoeur al reduccionismo
es el agente estamos diciendo que no es algo en el agente. La
idea de un yo-agente atado a la accin libre implica, al menos en
cierto sentido, unaimposibilidad de descomponer al agente en sus
contenidos. Cuando nosautoadscribimos una accin libre decimos que
fuimos nosotros losautores y no nuestras creencias y deseos (ni
nuestros mapas neuronalesy sinapsis).
Entonces, segn Ricoeur, la relacin entre la accin y el agente
sloqueda debidamente articulada cuando unimos la nocin de
principiocon uno de los trminos que responden a la pregunta quin?:
Unprincipio que es s, un s que es principio, he ah el destacado
rasgo de larelacin buscada. (RICOEUR, 1996, p. 79).
Lo que quiere subrayar Ricoeur es que en nuestra
experienciacotidiana de la libertad est implicada una nocin del yo
irreductible.La realcin es tan estrecha que la suerte que corre una
tiene efectos en elotro. Si no hay tal sujeto, no hay libertad.
Si nos abocamos al anlisis de las acciones libres (aunque no slo
delas acciones) veremos que la libertad est indisolublemente unida
al yoas entendido. La accin, o el pensamiento, es libre cuando soy
yo quienla hace y lo piensa; yo y no otro en mi lugar.
Los ejemplos pueden ayudarnos a develar lo que est implicado
enesta idea. Supongamos que a una persona, que est bajo los efectos
de lahipnosis, se le dice que al despertar sentir un fuerte deseo
de abrir laventana y que, entonces, abrir la ventana. El
hipnotisado despierta,siente un gran deseo de abrir la ventana y la
abre. Diramos que fuelibre de hacer lo que hizo? Si el deseo que lo
movi fue inducido desdeel exterior contra su voluntad, entonces, no
diramos que fue libre. Laaccin provino de otro (el hipnotisador) y
no de s-mismo.
Pareciera que por esta va estamos reingresando en un concepto
desujeto (ipse en la cartografa ricoeuriana) fuerte, pues se trata
de unanocin irreductible. Cuando, en el trato diario, adscribimos
acciones apersonas (bajo el supuesto de que esta ha actuado
libremente) estamospresuponiendo que la causa de la accin, o mejor,
el principio de laaccin fue el mismo agente. Al hacer esto
establecemos una separacincategorial entre el agente y los
contenidos del agente. Desde luego que ladeliberacin y la resolucin
motivada racionalmente son parte integrantede nuestra experiencia
de la libertad. Una accin compulsiva o habitualno sera rubricada
por nosotros como libre. Pero, cualquier alusin a
-
Conjectura: Filos. Educ., Caxias do Sul, v. 19, n. 1, p. 15-46,
jan./abr. 2014 3 1
Juan Ignacio Blanco Ilari
razones, motivos y creencias no puede pretender saltar por detrs
delsujeto. Si hay una linea continua entre estos contenidos y la
accin,entonces lo que desaparece del cuadro es el yo (ipse). Esta
es la estrategiareduccionista que Ricoeur quiere superar. La rplica
ricoeuriana mostrarque una ontologa de los hechos, sean estos de
naturaleza fsica, psquicao social, est condenada a ocultar la
problemtica del agente en tantoposeedor de su accin; y, al hacer
esto provoca una desaparicin de laaccin misma.14 En efecto, la
movida reduccionista procede haciendodesaparecer al sujeto en
beneficio de una relacin entre acontecimientosimpersonales. (Idem).
Dado este paso, estamos frente a una reduccindel fenmeno o a su
eliminacin?
Lo que Ricoeur dice en este punto puede aclararse con la ayuda
delos anlisis de Searle sobre el problema de la libertad. Searle
afirma que,lo que viene requerido por nuestra experiencia de la
libertad es elfenmeno de la brecha (gap). La brecha es aquel rasgo
de laintencionalidad consciente por el que los contenidos
intencionales delos estados mentales no se experimentan por el
agente como algo queestablece condiciones causalmente suficientes
para decisiones y acciones.(SEARLE, 2000, p. 84). Es interesante el
ejemplo que trae Searle parademostrar este fenmeno:
La demostracin ms simple de lo que estoy describiendo como
loselementos causales y volicionales de la brecha est en el
siguienteexperimento de pensamiento. Wilder Penfield encontr que
alestimular el crtex motor de sus pacientes con un
microelectrodopoda causar movimientos corporales. Cuando se les
preguntaba,los pacientes decan invariablemente: Yo no hice eso. Lo
hizo usted.(Ibid., p. 85).15
14 La desaparicin de la referencia a personas [...] no es una
cosa fortuita y debera ponernosalerta. La cuestin planteada es sta:
una ontologa de los acontecimientos, fundada sobre elmodo de
anlisis lgico de las frases de accin conducida con el rigor y
sutileza que es precisoreconocer en Davidson, no est condenada a
ocultar la problemtica del agente en cuantoposeedor de su accin?
(RICOEUR, 1996, p. 72).
15 El experimento citado por Searle se encuentra en Penfield
(1975, p. 76-77).
-
3 2 Conjectura: Filos. Educ., Caxias do Sul, v. 19, n. 1, p.
15-46, jan./abr. 2014
Accin y libertad: la crtica de Ricoeur al reduccionismo
Una de las virtudes de este ejemplo es que juega en el mismo
terrenoque los ejemplos ampliamente citados por las posturas
emprico-reduccionistas. Cuando uno acude a casos para demostrar
determinadatesis, debe tener cuidado al momento de interpretar lo
que el caso estmostrando, y debe procurar atender aquellos casos
que muestran cosasdiferentes. Cuando tesis contrarias se apoyan por
igual en casos, laapelacin a los mismos se hace ociosa.
Searle remata su argumentacin con una declaracin que, a
muchos,les puede parecer una provocacin. Si, desde el punto de
vista vivencial,la libertad implica el fenmeno de la brecha,
entonces, una de lascondiciones experienciales para que haya
libertad es la existencia de unyo sustancial: Con la mayor de las
reticencias he tenido que llegar ala conclusin de que no podemos
dar sentido al fenmeno de la brecha,del razonamiento, de la accin
humana y de la racionalidad en generalsin una nocin substancial,
esto es, no humeana, del yo. (Ibid., p. 87).
Una vez asumido en fenmeno de la brecha, estamos en
condicionesde hacer ingresar a Kant en el debate. El anlisis de
Ricoeur delargumento kantiano tiene dos movimientos: un primer
movimientodisyuntivo, en el que se afirma el carcter necesariamente
antagnico dela causalidad primitiva del agente en relacin con otros
tipos de causas,y un segundo movimiento, ahora conjuntivo, en el
que Ricoeur buscarcoordinar de manera sinrgica, segn sus propias
palabras, la causalidadprimitiva del agente con las dems formas de
causalidad: Entonces, yslo entonces, ser reconocido el hecho
primitivo de lo que habra quellamar, no slo poder-hacer, sino
iniciativa en el sentido ms propio deltrmino. (RICOEUR, 1996, p.
92). Es importante tener en cuenta que elxito en uno de los
movimientos no supone tener xito en el otro.
El argumento disyuntivo de la antinomia kantiana de la libertad
ydel determinismo se ofrece a travs de lo que el autor
denominaespontaneidad absoluta de las causas, que es, ni ms ni
menos, lacapacidad de comenzar por s mismo (von Selbst) una serie
de fenmenosque se desarrollar segn leyes de la naturaleza.16
16 La causalidad segn leyes de la naturaleza no es la nica de
donde los fenmenos del mundopueden ser todos deducidos. Es
necesario admitir adems, para la explicacin de los mismos,una
causalidad por libertad. (KANT, 1987, p. 212).
-
Conjectura: Filos. Educ., Caxias do Sul, v. 19, n. 1, p. 15-46,
jan./abr. 2014 3 3
Juan Ignacio Blanco Ilari
Como sabemos, el argumento kantiano hace base en la
separacinentre lo emprico y lo trascendental. Es en cuanto comienzo
de unaserie causal como la libertad hace su aparicin en el campo de
la accin.En trminos de la antinomia kantiana, la idea de comienzo
implica unadetencin en el movimiento del pensamiento que se remonta
de causaen causa, siempre hacia una causa anterior. Segn una de sus
acepciones,espontneo significa que toda bsqueda de antecedentes es
impertinente,precisamente porque, o establece una conexin lineal
(sin saltos), yentonces estamos dentro del mundo fenomnico; o no lo
hace, y entonceshay un salto (brecha) entre lo que sucedi antes de
la accin y laaccin. Si se da esto ltimo, entonces consignar
antecedentes no tieneninguna ingerencia productiva en orden a la
comprensin. Decir que laespontaneidad de la libertad es absoluta no
es un simple pleonasmo,sino que muestra el carcter nico de este
tipo de causalidad.17
Chisholm ha extremando, pero no violentando, el argumento
paramostrar la peculiaridad de este tipo de causalidad. Este autor
aseguraque, si es verdad que tenemos la capacidad de actuar
libremente,entonces we have a prerogative which some would
attribute Only toGod: each of us, when we act, is a prime mover
unmoved. In doingwhat we do, we cause certain events to happen, and
nothing, or no one,causes us to cause those events to happen.
(WATSON, 1982, p. 32).
Chisholm retoma la clsica diferenciacin entre dos tipos
decausalidades: la causalidad transente, que rige los fenmenos de
lanaturaleza, y la causalidad inmanente, propia del reino de la
prxis, dela accin. Cuando un hecho/evento causa algn otro
hecho/evento,entonces tenemos una instancia del primer tipo de
causalidad. Perocuando un agente, en tanto distinto de los
hechos/eventos (sean mentaleso fsicos), causa un hecho/evento,
entonces estamos en presencia delsegundo tipo. La causalidad
inmanente es una causalidad primitiva,irreductible. Si buscamos qu
es lo que hace que un agente haga lo quehace, entonces lo que
obtendremos es un caso de causalidad transente.Chisholm muestra la
diferencia entre estos dos tipos de causa retomandoel ejemplo de
Aristteles: As, el palo mueve la piedra, y es movido porla mano, la
que es movida por el hombre. (ARISTTELES, 1995, 256a,
17 La idea de un comienzo absoluto es la que resulta
verdaderamente desconcertante, ya que unaserie sucesiva que se
desarrolle en el mundo slo puede tener un primer comienzo en
sentidorelativo, ya que este comienzo siempre va precedido de un
estado anterior de las cosas. (ARENDT,2002, p. 263).
-
3 4 Conjectura: Filos. Educ., Caxias do Sul, v. 19, n. 1, p.
15-46, jan./abr. 2014
Accin y libertad: la crtica de Ricoeur al reduccionismo
p. 6-8). La relacin entre el palo y la piedra es un ejemplo de
causalidadtransente; el movimiento del palo causa el movimiento de
la piedra.Tambin el movimiento de la mano causa (causalidad
transente) elmovimiento del palo. Pero la cosa no termina aqu.
Sabemos, por nuestrosconocimientos de fisiologa, que hay otros
eventos que causan elmovimiento de la mano. Hasta aqu, la
causalidad segn leyes de lanaturaleza, la que, segn la anttesis
kantiana, es la nica habilitadapara explicar lo que sucede.
Entonces, desde este punto de vista, nonecesitamos introducir ningn
agente en la cadena. Pero, aunque no lonecesitemos,
we may say that the hand was moved by the man, but we may also
saythat the motion of the hand was caused by the motion of
certainmuscles; and we may say that the motion of the muscles was
caused bycertain events that took place within the brain. But some
event, andpresumably one of those that took place within the brain,
was causedby agent and not by any other events. (WATSON, 1982, p.
29).
Con esta ltima frase hemos llegado al paroxismo del argumentode
la causalidad agente, entendido el agente como un punto
sinextensin, algo distinto de todos sus contendidos. Por este lado,
laalusin a razones y/o causas es improcedente. Slo cabra aludir a
lacausa de la accin en terminos de la causalidad agente, tal como
laexpone Chisholm.
Hay una lnea argumental que une, en este contexto, a
Ricoeur,Searle y Chisholm. Pero esta lnea no est ayuna de
inconvenientes.Uno de los ms importantes es que, si aceptamos este
argumento, nosquedamos sin recursos conceptuales para poder
distinguir la accin libredel azar. Ricoeur sale al paso de esta
posibilidad subrayando la necesidadde unir esta linea con aquella
que pone en relacin la accin con losmotivos, siempre teniendo en
cuenta, como dijimos ut supra, la tentacinque implica detenerse
demasiado en los motivos. Otra de las dificultadestiene que ver con
la naturaleza del sujeto (agente) de la accin. Si estesujeto no
puede ser identificado con ninguno de sus contenidos (ni conel
conjunto), entonces se parece demasiado al sujeto puntual.
Siseguimos el camino de la accin libre nos veremos prximos al
sujetocartesiano (en algunas de sus variantes), tal como le ocurri
a Searle.
-
Conjectura: Filos. Educ., Caxias do Sul, v. 19, n. 1, p. 15-46,
jan./abr. 2014 3 5
Juan Ignacio Blanco Ilari
Pero Ricoeur nos ha dicho que su intencin es alejarse lo ms
posible deeste sujeto puntual, fantasmal (Ryle).18
Ricoeur cita en ms de una ocasin la frase de Leibniz para
mostrarel tipo de relacin que hay entre los motivos y la decisin:
Los motivospueden explicarnos las acciones, pero esto no quiere
decir que ladeterminen en el sentido de causar acciones. Pensamos
en Leibniz:inclinar sin determinar. (RICOEUR, 1981, p. 43) Qu hay
entre lainclinacin hacia la accin x y la decisin y/o ejecucin
efectiva dex?: el agente entendido como ipse.
En su anlisis fenomenolgico de la voluntad, Ricoeur remarca
lastres caractersticas esenciales que intervienen en toda decisin:
decidires (a) proyectar una posibilidad prctica que depende de mi,
(2)imputarme a m mismo como autor responsable, y (3) motivar
miproyecto por razones y mviles que historializan valores
susceptiblede legitimarlo (RICOEUR, 1986, p. 96).19 El punto ms
problemtico esel de la mutua convergencia entre la segunda
caracterstica, que alude ala causalidad agente, y la tercera, que
invita a ver la accin en continuidadcon la motivacin.
Volvamos a la senda kantiana. Quiz la razn ms fuerte para
aceptarla existencia de esta causalidad libre sea no slo que sta es
requeridamerced a la incapacidad de la causalidad segn leyes de la
naturalezapara explicar los fenmenos del mundo, sino adems que lo
es paraasegurar la integridad de una serie causal. Este es el
argumentopositivo (conjuntivo) que extrae Ricoeur de las
reflexiones de Kant.
Sin un comienzo absoluto la serie de causas no estara
completa;necesitamos un comienzo que garantice la integridad de la
serie. En laObservacin que sigue a la Prueba de la Tesis, distingue
Kant dos
18 En ms de una ocasin Ricoeur ha declarado su intencin de
mantenerse a igual distancia de latradicin cartesiana (cogito) y de
la tradicin Hume-Nietzsche (anti-cogito). Para nombrar eselugar
intermedio ha utilizado la frmula cogito quebrado, o la otra, ms
freudiana, decogito-herido. (Cfr. RICOEUR, 1996, Introduccin).
19 Naishtat muestra que este punto ciego entre las motivaciones
y la decisin es lo que daverdadero sentido a la decisin. Si el
mundo fuera azaroso o plenamente determinado, entoncesno habra
lugar para la decisin. La decisin exhibe la irreductibilidad de la
causalidadagente a cualquier suma de eventos. Este poder implica
simultneamente la negacin de la seriecausal infinita y la negacin
del caos. Diremos que los estados del mundo pueden condicionare
influenciar la decisin, pero nunca determinarla. Ninguna suma de
influencias es igual a unacausa, y la decisin presupone, como
condicin de posibilidad, una causalidad donde el agentesea quien
inaugure la serie. (NUDLER, 1996, p. 344).
-
3 6 Conjectura: Filos. Educ., Caxias do Sul, v. 19, n. 1, p.
15-46, jan./abr. 2014
Accin y libertad: la crtica de Ricoeur al reduccionismo
clases de comienzos, un comienzo del mundo y un comienzo en el
mundo.Este ltimo es el de la libertad. La distincin requiere una
aclaracin sopena de verse expuesta a un daoso malentendido, pues no
haba llamadoanteriormente absoluto al comienzo de la accin, y no es
lo absolutono-relativo por definicin? Pero ahora lo que era
absoluto se hatransmutado en relativo, ya que el comienzo en el
mundo es precisamenteun comienzo relativo, relativo a un comienzo
anterior, el comienzodel mundo.
La respuesta a esto consiste en distinguir primero temporal
yprimero causal. El comienzo es absoluto en consideracin a una
serieparticular de acontecimientos, la libertad no es ms que un
comienzorelativo en consideracin a todo el transcurso del mundo.
Kant precisa:No hablamos aqu de un comienzo absolutamente primero
desde elpunto de vista temporal, sino desde un punto de vista
causal. Sigue elejemplo del hombre que se levanta de su asiento
de modo plenamente libre y sin experimentar la
influencianecesariamente determinante de las causas naturales.
[...] Esta distincinentre comienzo del mundo y comienzo en el mundo
es esencial para lanocin de comienzo prctico tomada desde el punto
de vista de lafuncin de integracin. El comienzo prctico in medias
res no ejerce sufuncin de totalidad ms que sobre series
determinadas de causas quel contribuye a distinguir de otras series
iniciadas por otros comienzos.(RICOEUR, 1996, p. 95-96).
Lejos de calmar los nimos, los argumentos de Ricoeur conducen
auna paradoja. El agente es principio de la accin libre (que slo
por estopuede decir que es suya), pero este principio est impulsado
por motivos.Cuando indagamos las razones por las cuales alguien
hace algo hay unmomento en que la cadena de razones (y de las
preguntas por las razones)se detiene en un punto.
No es que la investigacin sea interrumpida arbitrariamente, sino
quelas respuestas que ponen fin a la encuesta son consideradas
suficientespor quien las da, y aceptables como tales por quien las
recibe. Quinha hecho esto? Se pregunta. Fulano, se responde. El
agente se revela ascomo una causa extraa, puesto que su mencin pone
fin a la bsquedade la causa, bsqueda que se prosigue en otra lnea,
de la motivacin.
-
Conjectura: Filos. Educ., Caxias do Sul, v. 19, n. 1, p. 15-46,
jan./abr. 2014 3 7
Juan Ignacio Blanco Ilari
De esta forma, lo antittico de que habla Kant penetra en la
teora dela accin en el punto de articulacin de la capacidad de
hacer y de lasrazones de actuar. (Idem).20
En toda decisin intervienen la determinacin por motivos y
ladeterminacin por s mismo, el reduccionismo ha dado todo a
laprimera y ha olvidado la segunda.
Para un pensamiento formado en la llamada escuela de la
sospecha,cuya tesis central denuncia la mentira de la
autotransparencia de laconciencia, la relacin entre los motivos y
la capacidad del agente nopuede ser menos que paradjica. Por un
lado, la bsqueda del autor esuna bsqueda terminable, se detiene en
la identificacin del agentedesignado generalmente por su nombre
propio. Cuando yo asumo laautora de una accin, pongo fin a la
pesquisa: ego sum qui fecit (y noalgo en m que me determin/inclin a
hacer lo que hice). Pero, cuandoingresamos en la indagacin de los
motivos, el agente desaparecenuevamente en la red cada vez ms
grande de las influencias internas yexternas que mueven al sujeto a
hacer lo que hace. Ahora la afirmacintrueca en pregunta: ego sum
qui fecit? Por el lado de las motivaciones,entonces la bsqueda es
interminable. Aqu es donde aparece elproblema: cmo unir el anlisis
terminable con el anlisis interminable?(RICOEUR, 2008, p. 79). La
situacin es verdaderamente problemtica,pues si indagamos los
motivos el agente pareciera difuminarse en labruma cada vez ms
oscura de sus condicionantes; pero si nos decidimosa detener en
algn punto esta indagacin para que emerja con fuerza elquin de la
accin, corremos el riesgo de separar al sujeto de sus
elementosconstitutivos, y de esta manera estamos en las
proximidades del sujetopuntual, del fantasma en la mquina. Ricoeur
expresa esto parafraseando aFreud: podramos decir del yo lo que
algunos dicen del padre; que hay, ono suficiente, o demasiado.
(RICOEUR, 1996, p. XV).
20 Otro pasaje nos ayudar a comprender lo que est implicado en
esta idea: Se nombra a lapersona como sujeto indivisible (la
persona ha hecho tal cosa y no su mano) y como sujetoidntico (el
que ha hecho tal cosa es el mismo que ha hecho tal otra), y como
sujeto pre-identificable (el que hizo eso ayer es el mismo que hoy
lo justifica). (RICOEUR, 1981, p. 61).Lo que hay que remarcar es
que lo mismo que nos hace decir sin dificultad que ha sido l y nosu
mano el agente de la accin, es lo que debera llevarnos a decir
(ahora quiz con un poco msde reticencia) que tampoco ha sido su
creencia, ni su deseo, ni su clase social, ni su posicineconmica,
ni sus esperanzas, ni su cerebro, ni su frrea educacin prusiana, ni
su pertenencia a lareligin catlica, etc.
-
3 8 Conjectura: Filos. Educ., Caxias do Sul, v. 19, n. 1, p.
15-46, jan./abr. 2014
Accin y libertad: la crtica de Ricoeur al reduccionismo
Vemos que la estrategia no-reduccionista que adopta la
hermenuticaricoeurina consiste en sealar el lmite de la explicacin
reduccionista.Dicho lmite estriba en la desaparicin, el borrado,
del sujeto en elesquema explicativo; pero esto no puede hacerse,
dice el argumento,salva veritate. Se trata de reconocer que
las personas no son slo sustancias con estados internos o
externos [...]sino seres activos, cuyo actuar se caracteriza,
primero, por estar encontextos intersubjetivos y, segundo, por
tener la posibilidad deautodeterminarse dentro de estos contextos.
Como activos, somos loque hacemos y queremos. Y aqu hay una relacin
consigo mismodiferente de la epistmica. (TUGENDHAT, 1993, p.
25).
En otras palabras, lo que los argumentos ricoeurianos
intentandemostrar es la imposibilidad de traducir lo que nosotros
entendemospor accin libre en trminos de sucesos que causan sucesos.
Pero, y estohay que subrayarlo, este tipo de articulacin nada dice
a quienes sostienenun reduccionismo eliminativo. Describirle
minuciosamente la ilusin aquien la denuncia no puede catalogarse de
contra-argumento.
Libertad e iniciativa: la otra cara del fenmeno de la brechaUna
de las lneas crticas contra las posturas reduccionistas,
decamos, seala la heterogeneidad lgica de la relacin que une,
porun lado, las acciones con las razones y/o motivos, y por otro,
losacontecimientos con sus causas. La accin no sucede sino que es
lo quehace suceder: La accin no es un acontecimiento, es decir,
algo quesucede; entre hacer y suceder est la diferencia de dos
juegos de lenguaje;lo que sucede es un acontecimiento en tanto que
observable (psquico ofisiolgico). (RICOEUR, 1981, p. 30).
Ahora bien, Ricoeur adhiere al argumento separatista (motivos
causas), pero le seala dos debilidades. En primer lugar, distinguir
dosjuegos del lenguaje heterogneos no nos permite comprender los
casosde discurso mixto (pulsiones, emociones, disposiciones).
(RICOEUR, 1996,p. 48-49). Por lo tanto, la especificidad de la
accin libre no puede sercorrectamente dimensionada si nos quedamos
en la escisin decompetencias categoriales. No alcanza con decir que
lo que hace queuna accin sea libre es que est antecedida y movida
por las razones,
-
Conjectura: Filos. Educ., Caxias do Sul, v. 19, n. 1, p. 15-46,
jan./abr. 2014 3 9
Juan Ignacio Blanco Ilari
que se imponen luego de una correcta deliberacin, a no ser
queacentuemos el lugar del agente en la red nocional de la
accin.21
Algunos sostienen que aquello que hace que las acciones sean
libreses su conexin interna con razones. Si esto fuera as,
entonces, o el sujeto(ipse) interviene en el hacer suceder, o no
interviene. Si no interviene,entonces estamos en la misma situacin
que antes: de una razn sederiva la accin (causalidad transente,
fenomnica). Esto supondratambin la obliteracin de la vivencia segn
la cual, no son mis mejoresrazones, sino yo quien ejecuta la accin.
Este es un punto importante, yde difcil conceptualizacin. Habermas,
por tomar un ejemplo, se debateentre la necesidad de no arrastrar
la libertad hacia la situacincorporeizada por el asno de Buridn, al
tiempo que intenta mostrar quecualquier razn para la accin obtenida
por una correcta deliberacin esinsuficiente para generar la accin,
pues necesitamos la intervencinde otra variable para que la accin
sea verdaderamente libre: En laautora responsable no slo entra la
motivacin por razones, sino latoma, fundada, de una iniciativa, que
el agente se atribuye a s mismo:slo esto hace del actor un autor.
(HABERMAS, 2006, p. 168). Ricoeurseala que esto se advierte
claramente cuando ponemos en el centro dela escena la dimensin
temporal en el anlisis de la accin libre. Enefecto, segn nuestro
autor, buena parte del xito de la posturareduccionista se debe a
que adopta como horizonte temporal de su anlisislas acciones
pasadas. En efecto, es difcil saber qu es una accin an norealizada.
Davidson toma como uso central de la intencin el usoadverbial (x
hizo A intencionadamente) bajo el presupuesto de que eluso
prospectivo puede ser ledo en trminos del uso retrospectivo.
Pero,cuando miramos nuestras acciones pasadas, sucede lo mismo que
cuandomiramos las acciones de otros; solemos dar cuenta de lo que
hicimos
21 La primitividad de la adscripcin y la irreductibilidad de la
nocin de agente hacen juego.Todos los trminos de la red convergen
aqu: accin, intencin, motivacin, por ltimo agente:a) La accin es de
m, depende de m; est en el poder del agente; b) por otra parte, la
intencinse comprende como intencin de alguien; decidir es decidirse
a; c) por ltimo, el motivoremite tambin a la nocin de agente: qu es
lo que ha llevado a A a hacer X?, cul es la raznde que yo?, por qu
yo? (Ibid., p. 59). En cuanto al motivo, entendido como
intencinretrospectiva, Ricoeur seala la misma necesidad de subrayar
el lugar del agente, entendido stecomo algo irreductible a sus
contenidos: La pertenencia al agente forma parte de la
significacindel motivo tanto como su vnculo lgico con la propia
accin de la que es causa; uno se preguntalegtimamente: por qu A ha
hecho x? Qu condujo a A a hacer x? Mencionar el motivoes tambin
mencionar al agente. (RICOEUR, 1996, p. 84).
-
4 0 Conjectura: Filos. Educ., Caxias do Sul, v. 19, n. 1, p.
15-46, jan./abr. 2014
Accin y libertad: la crtica de Ricoeur al reduccionismo
aludiendo a nuestras razones/motivos/circunstancias, etc. y esto
coadyuvacon la desaparicin del papel activo del agente.22
Precisamente una lectura cognitivo-continuista nos invitara a
verla accin como derivada del motivo-razn. Esta lectura conspira,
segnRicoeur, contra un punto esencial de la relacin accin-agente,
puesLa causalidad del agente no puede extenderse al pasado porque
el pasadono tiene potencialidad. (RICOEUR, 1981, p. 102). Entonces,
el hechode hacer pie argumentativamente en las acciones ya
realizadas puedeanticipar el tenor de nuestras conclusiones. Se da
aqu una petitio principiisoterrada: se quiere demostrar que la
accin es describible, sin residuo,desde la perspectiva de la
tercera persona Para ello se acude a las accionespasadas, las que,
por definicin, se miran desde la perspectiva l (en elsentido de
que, cuando miramos ya no actuamos).
El pasado es necesario, ni siquiera Dios puede hacer que lo que
fueno haya sido. Arendt ha anticipado la trampa que se esconde en
esterecurso epistmico. Contemplado retrospectivamente, un acto
realizadocon libertad pierde su aire de contingencia, debido al
impacto de ser yaun acto cumplido, de haber devenido parte
inseparable de la realidaden que vivimos. (ARENDT, 2002, p.
264).
Se trata, en ltima instancia, de cmo tasamos el papel del
presenteen el campo de la accin. En efecto, el presente puede
presentarse oracomo trnsito ora como origen. Es decir, se trata de
ver la estructuracontinuidad-discontinudad que cruza al presente de
la accin libre.El presente puede ser estructurado en trminos de un
flujo cargado depasado y vido de porvenir. Inminencia, reciencia,
protensin, retencin,constituyen relaciones intencionales interiores
al presente. (RICOEUR,2000, p. 243). As, el presente es
representado como un puente por elque transitan algunas de las
cosas pasadas hacia algunas de las cosasfuturas. Esta dimensin es
funcional a todo esquema que vea en la accin
22 Uno de los autores reduccionistas ms destacados realiza esta
movida argumental para intentardemostrar que nuestras decisiones
tambin provienen de sucesos que podemos catalogar comodeseos y
creencias. Segn l, para advertir correctamente esto, y no dejarnos
engaar por laexperiencia en primera persona, debemos volcarnos
hacia el pasado: Slo mientras estamostomando una decisin puede ser
difcil considerar esta decisin como un evento, cuandoreflexionamos
acerca de nuestras decisiones pasadas, o sobre las decisiones de
otras personas,est claro que las decisiones son eventos [...]. Por
supuesto, las decisiones son eventos de un tipoespecial, pero creo
que sus cualidades distintivas podran reconocerse y explicarse en
un esquemaimpersonal. (PARFIT, 2004, p. 144).
-
Conjectura: Filos. Educ., Caxias do Sul, v. 19, n. 1, p. 15-46,
jan./abr. 2014 4 1
Juan Ignacio Blanco Ilari
libre un modo en que las cosas de antes se proyectan sobre las
cosas dedespus. Pero hay otra categora del presente que no se deja
atrapar enla lectura lineal. Se trata del presente entendido como
un punto, uncorte en el continumm temporal. El instante marca el
carcter deincidencia del ahora, lo que se podra llamar su efecto de
irrupcin y deruptura. (idem).
Ricoeur recuerda que el presente ya no es una categora del
ver,sino del obrar y del padecer. Un verbo lo expresa mejor que
todos lossustantivos, incluido el de presencia: el verbo comenzar;
comenzar esdar a las cosas un curso nuevo, a partir de una
iniciativa que anunciauna sucesin y as abre una duracin. (RICOEUR,
1996a, p. 974).23
Por el lado temporal reaparece, con nuevas variables
conceptuales,el problema del dualismo de perspectivas. Diversa es
[...] la mismaactitud cuando observamos lo que acontece y cuando
hacemos que algoacontezca. No podemos ser a la vez observadores y
agentes. [...]. Enotros trminos si el mundo es la totalidad de lo
que es el caso, el hacerno se deja incluir en esa totalidad; mejor:
el hacer hace que la realidadno sea totalizable. (Ibid., p. 975).
(Ricoeur, 2000, p. 241 y ss). Estoslo se advierte con claridad
cuando vemos al presente como corte, nocomo puente.
Si tomamos la dimensin temporal de la accin libre,
entoncesadvertiremos otro modo de expresarse la tensin que supone
el papeldel agente. El milagro de la accin, como lo llama Arendt,
quedadebidamente acreditado cuando reconocemos la
dimensinacontecimental (evenemmentiel) del hacer suceder. Segn esta
dimensin,la accin puede ser algo nuevo slo si no se le busca una
conexin conel pasado, ni causal ni motivacional. La paradoja de la
accin libreadquiere toda su estatura cuando vemos el escndalo que
supone para elpensamiento proponer el paso de la nada a algo. La
brecha, elpunto ciego alude a esta nada. Esto slo puede ser
advertido cuandoreconocemos al presente como iniciativa.
23 Von Wright ha elaborado un argumento parecido sobre el
presente como categora del obrar yno del observar. Todo intento,
dice el autor, de coordinar la mirada objetiva con la
experienciayoica choca con este lmite. El autor afirma que el hecho
de poder levantar el brazo, por ejemplo,no se opone a la
posibilidad de que est actuando en m una condicin causalmente
suficienteresponsable de la accin. Lo que s queda excluido es el
hecho de que yo, a un tiempo, levante elbrazo y observe como la
causa levanta el brazo. Pues advertir la intervencin de la causa
implicadejar que ella levante el brazo, y dejar que ella lo haga es
incompatible con levantar el brazo porm mismo. Se trata de un punto
lgico. Cuando estoy observando, dejo que ocurran cosas.Cuando estoy
actuando hago que ocurra. (WRIGHT, 1987, p. 153-154).
-
4 2 Conjectura: Filos. Educ., Caxias do Sul, v. 19, n. 1, p.
15-46, jan./abr. 2014
Accin y libertad: la crtica de Ricoeur al reduccionismo
Desde este lugar, la crtica se hace ms rotunda. Ya no trata
demostrar que los antecedentes de la accin deben ser ledos en
trminosde razones, deliberaciones, simbolizaciones sociales, etc.,
y no entrminos de neuronas, sinapsis y sistema nervioso central.
Segn la crtica,ambos contendientes comparte el presupuesto de fondo
segn el cual,la accin tiene antecedentes, y hay que clarificar
estos antecedentes paraclarificar la accin. Es este presupuesto el
que queda jaqueado por unanueva lectura sobre el presente de la
accin.
ConclusinEl debate que he intentado recrear puede ser
compendiado, como
dije en la introduccin, como la mutua exclusin que, sobre el
problemade la libertad, tienen la mirada impersonal (objetivante,
distanciadora)y la perspectiva del participante, del actor. La
situacin se torna msparadjica cuando advertimos que esta dualidad
de perspectivasantitticas puede ser adoptada por la misma persona.
Yo puedo vermecomo un l, aunque este cambio de perspectivas tenga
sus lmites. Sime paro en la perspectiva de la tercera persona,
entonces advierto que laaccin no es sino el producto de
determinados antecedentes (unproblema puede ser la naturaleza de
estos antecedentes, es decir, si sonanatmicos, fisiolgicos,
sociales, culturales, econmicos, histricos, ouna suma de todos
ellos, etc.). El yo queda progresivamentedespotenciado a medida que
la mirada objetivante se distancia cada vezms de la experiencia
yoica.
La forma ms sencilla de producir este efecto consiste en pensar
en laposibilidad de que todas las acciones estn determinadas
causalmente;pero no es la nica forma. La fuente esencial del
problema es unavisin en que las personas y sus acciones forman
parte del orden de lanaturaleza, sea que ste se encuentre
determinado causalmente o no.Forzndola un poco, esta concepcin
despierta la sensacin de que nosomos agentes en absoluto y no nos
cabe responsabilidad por lo quehacemos. La visin interna del agente
se rebela contra este juicio. (NAGEL,1996, p. 160).24
24 Cursivas mas.
-
Conjectura: Filos. Educ., Caxias do Sul, v. 19, n. 1, p. 15-46,
jan./abr. 2014 4 3
Juan Ignacio Blanco Ilari
Pero la visin interna del agente suele incurrir en ilusiones y
engaos.Podemos equivocarnos sobre nosotros mismos. Yo cre durante
muchotiempo que haba elegido libremente la carrera que eleg. Pero
luego deun minucioso anlisis reconoc que estaba muy condicionado
pormandatos paternos. Para lograr este descubrimiento tuve que
verme desdeotro lugar, tuve que narrar una historia en donde yo era
el personajeprincipal, pero en tanto narrador adopt la mirada de la
tercera persona.As pude ver muchas cosas sobre m que en ese momento
operaban amis espaldas. Uno podra acudir al argumento de la
sobredeterminacincausal para dejar a todos conformes. Pero es
necesario admitir laposibilidad del error no slo sobre mis
disposiciones caracterolgicas,sino tambin sobre los mviles de mis
acciones. La pretendidaautotransparencia cartesiana ha sido un sueo
que dur relativamentepoco. Luego de las advertencias de los
maestros de las sospecha sabemosque ce que je suis est
incommesurable ce que je sais. (RICOEUR, 1947,p. 49).
Ahora bien, para advertir la mentira de la conciencia hay que
ponera distancia la esfera de la viviencia inmediata. Este
distanciamiento esla matriz del pensamiento crtico. Ricoeur ya no
pertenece a la inocentepostura que hace primar la autocomprensin
del sujeto de la accin. Eneste sentido, ya no puede tomar al sujeto
que experimenta su hacercomo hacer libre como la autoridad
epistmica mxima. Pero tampocodebemos ceder a la hybris opuesta, la
que nos llevara a una distanciacintan descontrolada que, en el
fondo, ya no habla nuestro lenguaje, ya nose refiere a lo que
nosotros, participantes en interacciones simblico-sociales, nos
referimos.
Movido por la necesidad de evitar esta doble desmesura,
Ricoeurdecide enmarcarse en lo que podramos llamar un dualismo de
lospuntos de vista (o dualismo de perspectivas). Segn esta postura,
algunascosas que vemos desde la primera persona (desde la vivencia,
desde laexperiencia que tenemos en tanto participantes) son
intraducibles, ypor lo tanto, irreductibles a la perspectiva
objetivante de la tercera persona.La tesis inicial de la que parte
nuestro autor es que los discursossostenidos en uno y otro mbito
proceden de dos perspectivasheterogneas, es decir, no reducible la
una a la otra, ni derivable una deotra. En un discurso se habla de
neuronas, de un sistema neuronal, enotro se habla de conocimiento,
de accin y sentimiento. (RICOEUR;CHANGEUX, 1999, p. 22). A partir
de aqu, toda tarea meta-crtica
-
4 4 Conjectura: Filos. Educ., Caxias do Sul, v. 19, n. 1, p.
15-46, jan./abr. 2014
Accin y libertad: la crtica de Ricoeur al reduccionismo
consistir en vigilar permanentemente este dualismo, su alcance y
suslmites.
Si esto es as, entonces el esquema procedimental de Ricoeur
seregir no tanto por la solucin del problema sino por la necesidad
demantener el carcter esencialmente dicotmico (antinmico) de
lacuestin.25 Su mirada se asemeja ms a la de un abogado que se
encargade desacreditar la postura del fiscal ms que de proponer una
hiptesissustantiva sobre lo que verdaderamente acaece. Tal vez esta
mirada seaun tanto desalentadora, pero es la que asegura que,
cualquier intento desolucin sea medianamente consistente y no se
base en un error deprincipio: el error de reducir lo irreductible.
An si aceptamos, conDennett, que no hay reglas que nos indiquen cmo
debemos apelar alsentido comn, hay, segn Ricoeur, algunos caminos
prometedores enesta direccin. Una forma de controlar la actividad
crtica es mantener ladistanciacin que ella opera a resguardo de la
experiencia. Es decir, podemosestablecer algunos lineamientos
bsicos que toda actividad crtica, quetenga pretensiones de ilustrar
al sentido comn, debe respetar so penade producir, en el esfuerzo
distanciador, un cambio en el denotatum. Enotras palabras, se trata
de encaminar un distanciamiento mesuradoque no se distancie
demasiado. En otro contexto Ricoeur seala algo deesta estrategia.
Se tratara, dice el autor, de elaborar una lgicatrascendental del
fenmeno de la libertad. Por lgica trascendentalentiende El
establecimiento de las condiciones de posibilidad de unaesfera de
objetividad en general; la tarea de una lgica semejante
esdesprender por va regresiva las nociones presupuestas por la
constitucinde un tipo de experiencia y de un tipo correspondiente
de realidad.(RICOEUR, 2009, p. 49). Espero haber demostrado que la
nocin desujeto-agente es una de estas nociones que constituyen
nuestra experienciade la libertad, y que cualquier intento de
analizar esa experiencia debetomarla como centro indelegable del
anlisis.
25 Debo reconocer que esta mirada dicotmica est algo matizada en
Ricoeur. En ms de unaocasin, Ricoeur se ha mostrado proclive a
mostrar la mezcla de registros en los que se muevenuestra
comprensin de la accin. Por ejemplo, las nociones de pulsin, afecto
y disposicin(hbito) se presentan como trminos mixtos, a medio
camino entre el enfoque causal y elmotivacional (racional). Ahora
bien, no se advierte de qu manera este lenguaje mixto puedeevitar
lo que el mismo autor dice que hay que evitar; esto es, las
amalgamas semnticas queunen (mezclan?) trminos pertenecientes a
diferentes regiones categoriales.
-
Conjectura: Filos. Educ., Caxias do Sul, v. 19, n. 1, p. 15-46,
jan./abr. 2014 4 5
Juan Ignacio Blanco Ilari
Referncias
ARENDT, H. La vida del espritu. Buenos Aires: Paids, 2002.
ARISTTELES. tica a Nicmaco. Madrid: Gredos, 1993.
ARISTTELES. Fsica. Madrid: Gredos, 1995.
DANTO, A. El problema del cuerpo. Madrid: Sntesis, 1999.
DAVIDSON, D. Ensayo sobre acciones y sucesos. Mxico: Crtica,
1995.
DENNETT, D. La actitud intencional. Barcelona: Gedisa, 1991.
FRENCH, P. A.; UEHLING JNIOR, T.; WETTSTEIN, H. K. (comp.).
Causationand causal theories. Minnepolis: University of Minnesota
Press, 1984. (MidwestStudies in Philosophy, v. 9).
HABERMAS, J. Entre naturalismo y religin. Barcelona: Paids,
2006.
KANT, I. Crtica de la razn pura. Mxico: Porra, 1987.
NAGEL, T. Una visin desde ningn lugar. Mxico: FCE, 1991.
NAISHTAT, F. Problemas filosficos en la accin individual y
colectiva. Buenos Aires:Prometeo, 2005.
NUDLER, O. (Comp.). La racionalidad: su poder y sus lmites.
Buenos Aires: Paids,1996.
PARFIT, D. Personas, racionalidad y tiempo. Madrid: Sntesis,
2004.
PENFIELD, W. The mystery of the mind. Princeton: Princeton
University Press, 1975.
RICOEUR, P.; CHANGEUX, J.-P. Lo que nos hace pensar. Barcelona:
Pennsula,1999.
RICOEUR, P. El discurso de la accin. Madrid: Ctedra, 1981.
______. Freud: una interpretacin de la cultura. Mxico: Siglo
XXI, 2009.
______. Gabriel Marcel et Karl Jaspers. Paris: Du Temps Prsent,
1947.
______. Lo justo II. Madrid: Trotta, 2008.
______. Lo voluntario y lo involuntario. Buenos Aires: Docencia,
1986.
______. Parcours de la reconnaissance. Paris: Gallimard,
2004.
______. S-Mismo como Otro. Mxico: Siglo XXI, 1996.
______. Tiempo y narracin III. Mxico: Siglo XXI, 1996a.
ROTH, G. Flen, Denken, Handeln. Frncfort: Del Meno, 2003.
SEARLE, J. Libertad y neurobiologa. Barcelona: Paids, 2005.
SEARLE, J. Razones para la accin. Barcelona: Nobel, 2000.
-
4 6 Conjectura: Filos. Educ., Caxias do Sul, v. 19, n. 1, p.
15-46, jan./abr. 2014
Accin y libertad: la crtica de Ricoeur al reduccionismo
Submetido em 10 de outubro de 2013.Aprovado em 31 de outubro de
2013.
TUGENDHAT, E. Autoconciencia y autodeterminacin. Mxico: FCE,
1993.
WRIGHT, G. H. von. Explicacin y comprensin. Madrid: Alianza,
1987.
WATSON, G. (Ed.). Free Will. Oxford: Oxford University Press,
1982.