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Universitas Humanística ISSN: 0120-4807 [email protected] Pontificia Universidad Javeriana Colombia Rozo, Esteban Geografía, territorio y población Universitas Humanística, núm. 57, 2004, pp. 39-47 Pontificia Universidad Javeriana Bogotá, Colombia Available in: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=79105704 How to cite Complete issue More information about this article Journal's homepage in redalyc.org Scientific Information System Network of Scientific Journals from Latin America, the Caribbean, Spain and Portugal Non-profit academic project, developed under the open access initiative
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Universitas Humanística

ISSN: 0120-4807

[email protected]

Pontificia Universidad Javeriana

Colombia

Rozo, Esteban

Geografía, territorio y población

Universitas Humanística, núm. 57, 2004, pp. 39-47

Pontificia Universidad Javeriana

Bogotá, Colombia

Available in: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=79105704

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HUMANISTICA U N I V E R S I T A S

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Mediados del siglo XIX

GEOGRAFÍA,TERRITORIO Y POBLACIÓN

Esteban Rozo1

PALABRAS CLAVE

Geografía, territorio, naturaleza, población, nación

1 Profesor Departamento de Antropología.Universidad Javeriana.

Este artículo explora el papel que asumieron losdiscursos geográficos en la construcción y elaboracióncultural del territorio, la naturaleza y la poblacióncolombiana hacia mediados del siglo XIX. Además deexponer los motivos y condiciones que hicieron delconocimiento geográfico una herramienta fundamentalde gobierno y dominación; el texto se ocupa de la manera

RESUMEN

cómo se construye la nación en las interpretaciones ydescripciones del territorio y la naturaleza que aparecenen los textos geográficos que se publicaron en la época.Por último, se hacen explícitos los vínculos entre lasrepresentaciones del territorio y, las concepciones de lapoblación y el ciudadano construidas por las élites dela época.

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KEY WORDS

geography, territory, nature, population, nation

ABSTRACT

This article explores the rol assumed by geographicaldiscourses in the cultural fashioning and constructionof territory, nature and colombian population towardsmid nineteenth century. Moreover, the conditions andreasons that made geographical knowledge animportant tool for ruling and domination are exposed.It explores how the nation is fashioned through

descriptions and interpretations of territory andnature that appeared in geographical texts publishedat the time. Finally, the article traces links betweenthe representa t ions o f the te r r i to ry and theconceptions about the population and the citizensof nation, held by the elites during mid nineteenthcentury.

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Introducción

Partiendo de la importancia ysignificado que adquirieron el territorio yla naturaleza dentro de losnacionalismos hispanoamericanos delsiglo XIX, este texto busca desentrañarel papel que asumieron los discursosgeográficos en la construcción yelaboración simbólica del territorio, lanación y sus habitantes. Desde distintasaproximaciones antropológicas ehistóricas se harán evidentes los usospolíticos y culturales de los textosgeográficos que circularon en el paíshacia mediados del siglo XIX. Elconocimiento geográfico, por diversosmotivos, fue central para las élitesletradas en su intento por imaginar ygobernar la República reciénconstituida.

Autores como Sánchez (1999) y Cubides(2002) han señalado que las élitesdecimonónicas mostraron un marcadointerés por la exploración del territorio,por la elaboración de mapas y ladifusión de textos geográficos. En lamedida que la soberanía del Estado-nación moderno adquirió un marcadocomponente territorial, la geografía pasóa ser una herramienta de gobiernofundamental, relacionada con lademarcación, racionalización eintervención del territorioy la población.

Una re-lectura de algunos textosgeográficos de la época, escritos porpersonas como José María Samper, FelipePérez y Sergio Arboleda, nos muestraque, más allá de sus �funcionesprácticas�, la geografía tambiénconstituyó uno de los principalesrecursos para representar, pensar yordenar la nación. Las élites ilustradasapelaron a la autoridad y �neutralidad�científica de un saber totalizador que,por esto mismo, les permitió legitimar ynaturalizar su visión del territorio y, porconsiguiente, de la nación y sushabitantes.

En este sentido, el territorio emergecomo un �concepto relacional que

insinúa un conjunto de vínculos dedominio, de poder, de pertenencia, ode apropiación� entre una porción ototalidad del espacio geográfico y unsujeto individual o �colectivo�(Montañez, 2001). Vínculos y relacionesque se pueden leer en las formas desemantización que se utilizan paranombrar, domesticar y socializar elterritorio (García, 1976). Por lo demás,los procesos de organización material ysimbólica del espacio fueron esencialesen la formación del Estado moderno yen la construcción social y cultural delterritorio nacional (Alonso, 1994).

nacionalismo� (Taylor, 1985). Enúltima instancia, �el espacio y elterritorio están en la base de todareflexión sobre lo nacional�, toda vezque la identidad nacional se puededefinir, en un nivel sustancial, como elvínculo con la tierra (Montaldo, 1999).

En este contexto, el territorio nacional ysaberes, como la geografía, que seencargaron de su definición,demarcación, medición, exploración yrepresentación adquirieron unaimportancia singular y estratégica. Lageografía pasó a ser una herramienta degobierno fundamental, para los Estados-nacionales que se definieron por ejercersu soberanía sobre un territorio queocupan y les pertenece. De esta manera,el conocimiento geográfico puedeentenderse como un �conjunto detecnologías de poder comprometidastanto con la producción gubernamentalcomo con el manejo del espacioterritorial y con la delimitación defronteras entre �nosotros� y �ellos�(Rojas , 2001).

Artefactos como el censo, el mapa y elmuseo son fundamentales para entenderla manera como el Estado imaginó �lanaturaleza de los seres humanos quegobernaba, la geografía de sus dominiosy la legitimidad de su linaje� (Anderson,1986: 229). En el caso que nos interesa,podremos ver en qué medida lageografía, con una amplia trayectoriaimperial, responde a las expectativas deun saber enciclopédico, totalizador,cuyas ambiciones se expresan en sumismo �objeto de estudio�: la Tierra.Estas características le permitieron a losdiscursos geográficos abarcar todo tipode órdenes y �realidades�: lotopográfico, las razas, lo físico, lasformas de gobierno, lo económico, loscaracteres, la distribución de las especies,los climas, el suelo y la atmósfera,son sólo algunos de los tópicos queaparecen en los textos geográficosdel siglo XIX.

Así, los discursos geográficos seconvirtieron en un referentefundamental para imaginar y delinear

Estado-nación y geografía

Como bien lo expresó P.J. Taylor en suinfluyente texto Geografía Política.Economía mundo, Estado-nación ylocalidad el nacionalismo suele serconsiderado el más geográfico de los�movimientos políticos�. La nación yel nacionalismo tienen un carácterexplícitamente territorial. Anderson(1986), también plantea que lasnaciones no se limitan a ocupar unespacio como lo hacen otrasinstituciones u organizaciones, sino que�afirman su vinculación a unaubicación geográfica determinada�. Así,�el territorio se convierte en el �hogar�nacional o incluso en la �patria�,henchida del significado simbólico del

Los discursos geográficos se

convirtieron en un referente

fundamental para imaginar y

delinear la nación y su identidad,

en la medida que buscaron

realizar el inventario y

descripción de las

�particularidades� y

características físicas, naturales y

sociales que le daban su

�especificidad� al territorio

nacional.

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la nación y su identidad, en la medidaque buscaron realizar el inventario ydescripción de las �particularidades� ycaracterísticas físicas, naturales y socialesque le daban su �especificidad� alterritorio nacional. A este respecto,Cañizares plantea que, a lo largo de laIlustración, las representaciones de lanaturaleza y el territorio elaboradas porlas élites locales, contribuyeronsignificativamente a la consolidación deun �nacionalismo criollo�.Impregnados de un lenguaje patriótico yemocional, religioso en algunos casos,saberes como la historia natural y lageografía contribuyeron a laimaginación y definición de �espaciosnacionales�, únicos y separados de losdemás. Estas circunstancias hacen quela geografía junto con la historiaadquieran la �misión de realizar y deinculcar el espíritu cívico y patriótico�(Foucault, 1999).

Geografía, orden ycivilización

Buscando desentrañar las condicionesdel surgimiento de un nacionalismomodernizador en la Nueva Granadaentre los años 30 y 40 del siglo XIX,König (1988) menciona que unaincipiente burguesía propietaria,compuesta por comerciantes yagricultores, apoyada por una burguesíaintelectual, se inspiró en las doctrinaspolíticas y económicas del liberalismopara llevar a cabo una crítica del�estancamiento� y �atraso� de la naciónen comparación con los Estadosindustrializados de Europa. Esta críticaal �estancamiento� económico, políticoy social como supervivencia de laColonia, sirvió también para legitimar elascenso al poder de los liberales y, a suvez, fue el fundamento del proceso demodernización que comenzó en el paíscon fuerza hacia 1848 con la llamada�revolución de medio siglo�,relacionada con una serie de reformasde corte liberal que buscaban el progresoy la �prosperidad nacional�. Larevolución liberal adquirió su máximaexpresión en 1863, cuando se promulgóla Constitución de Rionegro queorganizó al país como una

confederación de Estados(Dominguez, 2000).

Así, entre las múltiples causas que lasélites ilustradas del momento aducíancomo causa del atraso, sobresalen losfactores geográficos y climáticos. En elprólogo al Ensayo aproximado sobrejeografía política y estadística de losocho Estados que compondran el 15de setiembre de 1857, la FederaciónNeo-Granadina, Jose María Samperargumentaba que: �

(...) la naturaleza nos ha rodeado deinmensos obstáculos para eldesarrollo rápido de las fuerzassociales, enclavando nuestro puebloen el seno de una complicada red decordilleras, levantadas donde quieracomo jigantescas murallas paraimpedir, por mucho tiempo a lomenos, el cambio de las ideas, la libreacción de los valores circulantes,- elmovimiento de la sociedad en todossentidos (Samper, 1857: 3)�.

Para Samper, el progreso y elmovimiento sólo serán alcanzadoscuando la �inteligencia del hombre sehaya hecho superior a la grandeza deldesierto�, pues el hombre es aquí�esclavo de la naturaleza, i no haemprendido con decisión la conquistaque está destintado a realizar sobre lasfuerzas poderosas de aquella� (Samper,1857:4). De esta manera, la primeragran vertiente del pensamiento modernoque consideró el dominio de lanaturaleza, basado en la cienciamoderna, como una condiciónnecesaria para la emancipaciónhumana� (Harvey, 1990), aparece comouno de los pilares del proyecto liberal demediados de siglo. Si aceptamos elespacio como un �hecho� de lanaturaleza, la conquista y elordenamiento racional de este seconvierten en aspectos esenciales de eseproyecto que buscaba dominar ycontrolar la naturaleza a través de suconocimiento. Del mismo modo, lasformas modernas de vigilancia estatal,control de la población, así como laimposición del capitalismo y su�disciplina del trabajo� dependieron delas homogenización, racionalización y

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fragmentación del espacio (Alonso,1994).

El interés de las élites por la geografíahizo parte de un interés compartido porlas ciencias �útiles�, una inclinaciónpor lo �práctico� (Safford, 1976), queimplicó el establecimiento deinstituciones de corte técnico e ingenierilcomo el Colegio Militar (1848) y laUniversidad Nacional (1867). No debesorprendernos, entonces, que empresascomo la Comisión Corográfica (1850-1859) se hayan convertido en obras de�interés nacional�. El principioilustrado, enunciado en 1808 porCaldas, según el cual �la geografía es labase toda especulación política�, fueretomado por los dirigentes de la época,conscientes de la importancia delconocimiento geográfico para controlary manipular el territorio, con miras a laintegración y el progreso nacional(Dominguez, 2000).

En el mismo prólogo, Samperplanteaba que debido a que nuestrageografía es en su mayor partedesconocida, la estadística no existe enNueva Granada, ni oficial ni privada. Sibien la Comisión Corográfica �estácumpliendo �decía Samper� conhabilidad su mision de revelacionescientíficas i descripcion esacta del país,sus trabajos no han podido serpublicados aun (...). Así, la República seignora a sí misma (...)� (Samper, 1857:5). Esta situación se hacía máspreocupante cuando los Estados seencaminaban a formar una Federacióndonde no se conocen �los elementos desubsistencia i de progreso� con quepuede contar cada uno deellos (Samper, 1857). De ahí que laConstitución de 1863 declararacompetencia del Gobierno general �laestadística i la carta o cartas jeográficaso topográficas de los pueblos i territoriosde los Estados Unidos�(Pérez, 1865).

Bajo este escenario, la publicación detextos de geografía se vio como unservicio a la patria, así lo expresabaFelipe Pérez en el prólogo a suJeografia Jeneral de los Estados Unidosde Colombia, escrita de órden del

gobierno (1865) cuando se refería a losesfuerzos tan laudables como asiduosque hacía el gobierno nacional con lafinanciación de textos de geografía quecontribuían al �progreso� de la patria.Por su parte, Samper convidaba con suejemplo a los compatriotas más�entendidos e ilustrados� en prestar eseservicio, tan importante para el país, queconsistía en dar a �conocer conesactitud su propia situacion bajo lanueva forma política que se ha dado�(Samper, 1857: 5).

Todo esto hizo que la geografía fueraimpulsada por los Estados e incorporadaa la educación primaria y universitaria,bajo el supuesto de que �el progreso delas ciencias matemáticas, físicas inaturales, es decisivo en la marcha delas sociedades humanas: ningunadelanto puede realizarse sin su ayuda,i la civilizacion moderna es su obra i laresultante de sus diarias i portentosasconquistas� (Anales, 1871). Así mismo,la geografía no fue ajena a la imagenque se fue construyendo en torno a laciencia. En ese entonces �hacer cienciaera equivalente a hacer patria�, laactividad científica se pensó como unaempresa que permitía restablecer elorden, la paz y estabilidad de la nación,lejos de los enfrentamientos y debatespolíticos. Según Obregón, la ciencia y lainstrucción científica, �se percibíancomo la superación de la actividadpartidista, como un interésverdaderamente nacional que secolocaba por encima de las luchaspolíticas y regionales�(Obregón, 1992: 47).

A diferencia de las ciencias que lageografía dice incluir �botánica,medicina, química, mineralogía, física,astronomía, etc...-, la geografía llegó aconcebirse, en palabras de SergioArboleda, como �la ciencia a que todaslas demas sirven y enriquecen con susdescubrimientos�, abarcando desde lasciencias naturales hasta las políticas yreligiosas. Ciertamente, la miradageográfica responde a las pretensionesde un saber totalizador que prometedescribir, explicar y nombrar todo elcampo de �lo visible�. En susRudimentos de geografía, cronología e

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historia publicado en 1872, basado enlas clases que impartía desde 1857 en elSeminario de Popayán, Arboledaafirmaba que:

GEOGRAFÍA, es la ciencia que tratade la descripcion de la tierra. (...)puede describirse la tierra de dosmodos diferentes: 1. como morada delhombre en sociedad con sussemejantes, que es el objeto de laGeografía civil; 2. como un globocompuesto de partes, cubierto deobjetos inanimados, y poblado deséres vivos de especies diferentes, yentonces, la ciencia se denominaGeografía física. (Arboleda, 1872: 5)

En este contexto, la Corografía tienecomo objeto �representar� en suspormenores y características físicas ypolíticas, una parte del globo , un país.Así, la visión �totalizante� y fríamenteordenada, que presentan los mapas,textos geográficos y corográficos, diolugar a la construcción de un fuertesentido de las identidades nacionales yregionales (Harvey, 1990). Los mapasfueron elementos centrales para crear ynaturalizar la identidad entre la gente yel territorio (Alonso, 1994). Como bienlo expresa Jagdmann en un artículoreciente:

(...) el �mapa ubica a todos suslectores en un mismo planohorizontal y fuera de él, pues permitea cada uno de los ciudadanos situarseimaginariamente en cualquiera desus puntos y a la vez suponer a susconciudadanos en este mismo planosin conocerlos jamás (Jagdmann,2002: 61).

De esta manera , las Geografías y mapaspublicados en la época formaron partede las nuevas aprensiones culturales delespacio que permitieron el surgimientode una �comunidad políticaimaginada�, restringida a losciudadanos cultos y letrados que podíanacceder a estos textos. Como pretendodemostrarlo, los textos geográficos, lejosde ser representaciones transparentes yfieles de la realidad, como se pensaba enla época, constituyeron herramientasfundamentales para ordenar la nación,

producir su territorio, establecer camposde intervención y acción social, definirfronteras e identidades. A este respectoHarvey que el mismo acto de nombrarentidades geográficas supone un podersobre estas, en particular, sobre la formacómo se representan sus habitantes,paisajes y función en la sociedad.

En última instancia, cuando decimosque �hay un lugar y un tiempo paratodo� se evidencia que el problema deasignar lugares y tiempos para distintasactividades y sujetos, entraña, en elfondo, un problema de órdenes y reglassociales, de posiciones y lugares quepueden tener connotaciones simbólicasespecíficas o reflejar un lugar en unaestructura de poder particular. Lapublicación y difusión de textosgeográficos apuntaba también a que losciudadanos encontrarán su lugar yfunción en el �espacio homogéneo� dela nación (Cañizares, 1997).

La naturaleza, el territorioy el destino de la nación

Las elites intelectuales decimonónicas,que asumieron el proyecto de construirla nación, se apropiaron de las retóricascoloniales que le atribuían a la�naturaleza americana�, desde elDescubrimiento, características únicas yespecíficas, entre las cuales sobresalen:su exhuberancia, su carácter salvaje,caótico y prístino. Al mismo tiempo,tomaron como fuente de verdad lasimágenes que habían elaborado sobreel continente viajeros como Humboldt.Desde esta perspectiva, los �territoriosnuevos� relativamente �despoblados�e inexplorados, que sirvieron defundamento a los Estados soberanos,se convirtieron en referentes ineludiblespara los idearios nacionales que segestaron durante el siglo XIX. Comobien lo expresa Montaldo, enlatinoamérica �el espacio natural sevuelve centro de la construcciónde la escritura y la reflexiónpolítica pues sobre él seasentaban los proyectosde organizaciónde las repúblicas recién fundadas�(Montaldo, 1999).

En realidad, el significado de lanaturaleza y el territorio para lasnaciones en construcción no podía dejarde ser paradójico y ambiguo. Por unaparte, como se pudo apreciar en la citade Samper, la naturaleza era vista comoun obstáculo para la civilización, losclimas �ardientes e inhospitalarios�llegaban a causarle la muerteal hombre emprendedor(Samper, 1857).

La mirada geográfica responde a

las pretensiones de un saber

totalizador que promete describir,

explicar y nombrar todo el campo

de �lo visible�.

Por otra parte, la descripción �científica�del territorio y la naturaleza adquiriórasgos decididamente nacionalistas yutópicos. De alguna manera, la visiónfundacional de Caldas en torno alterritorio y la posición geográfica delentonces Virreinato de la NuevaGranada, fue reproducida con algunasvariantes por las elites de mediados delsiglo XIX. La siguiente descripción deArboleda sintetiza esa concepción delespacio nacional:

� (...) regada en todas direcciones porrios navegables y dividida por lasmuchas ramificaciones de la grancordillera en anchos y feraces valles átodas las alturas posibles sobre elnivel del mar, parece ser el país másfavorecido del globo, tanto por suposicion como por la variedad de susclimas y producciones vegetales,animales y minerales, para practicarsin temor de competencia todo génerode industrias y atraer á su seno elcomercio de todos los pueblos delmundo� (Arboleda, 1872: 92).

Aquí, aparecen los principales motivosde un discurso patriótico y utópicobasado en la supuesta especificidad delpaís, dada por la localización �única�del territorio nacional y por sutopografía. Un discurso que postula la

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viabilidad de la nueva República y,apela a las �características� delterritorio, siempre consideradas evidentesy dadas, para naturalizar el destino que,según las elites intelectuales, debíaseguir la nación.

Los tópicos de ese discurso nacionalistase articulan en torno a la idealización yelaboración simbólica del territorio,entendido como un microcosmos de laTierra, donde el clima, según FelipePérez, �es tan variado que mui bienpuede decirse que posee todos los delglobo� (Pérez, 1865), cada zonaterritorial, representa �una latitudparticular del globo terreste, con suclima invariable� (Samper, 1861). Enconsecuencia, �todos los cereales ycuantos frutos hay propios de las demaszonas del globo, se producen en estatierra privilegiada� por la �bondadinfinita de Dios� (Samper, 1861). Bajoestas condiciones, donde la tierra �esfértil hasta el asombro i mantiene loscampos todo el año revestidos con lapompa i las galas de una primaveraeterna�, sólo depende del �hijo de estesuelo� hacer de su �patria la máspoderosa de las naciones� (Arboleda, 1872).

Sin embargo, los diagnósticos de lapoblación con la que contaba el país noeran positivos. En su Jeografía JeneralFelipe Pérez deja ver susconcepcionesy preocupaciones en torno a lanoción bio-política de población.Pérez planteaba el problemaen los siguientes términos:

�La industria en la UnionColombiana no está hoy niestará en mucho tiempo en razondirecta de los inmensos recursosde todo jénero que posee el pais.Falto de brazos con relacion a suestension, falto de vias comerciales,i falto de espíritu de empresa, sumarcha industrial es lenta i no deltodo desembarazada (Perez, 1865:229)�.

De esta manera, Pérez introduce en eldiscurso geográfico nociones de ordenbio-político, relacionadas con el control

de los procesos biológicos de poblacionesespecíficas, �en conexión con todo unconjunto de problemas económicos ypolíticos� (Foucault, 1992). El letradose pregunta por el tiempo que lapoblación de la Unión Colombianapodría demorar en duplicarse, despuésde hacer alusión a los alimentosdisponibles, climas, la moralidad de lascostumbres y el vigor de la raza, quedeterminan el crecimiento de lapoblación, llega a la conclusión de queel país �reune condiciones especialespara la multiplicacion de sushabitantes�

2

(Pérez, 1865).Según sus cálculos, basados en laextensión del territorio nacional y en lacantidad de miriámetros cuadradosque están �baldios� y habitados, FelipePerez alcanzó a pensar que la naciónpodría abrigar en su seno la mismaproporción de población �que los paisesmas poblados del mundo�:más de 100 millones de habitantes(Pérez, 1865).

Por su parte, Samper en un ensayoescrito en 1860 para la Sociedad deEtnografía de Paris, que llevaba comotítulo La Confederación Granadina ysu Población, argumentaba que laConfederación �es talvez la comarcamas interesante, bajo el punto de vistaetnográfico�, tanto �á causa de la granvariedad de caracterés de las razas

humanas que la habitan�,como �por las condiciones muyparticulares de los sistemasorográfico é hidrográfico del pais, tanmaravillosamente favorablesal desarrollo de su poblacion�(Samper, 1861: 281).

Los textos geográficos, lejos de ser

representaciones transparentes y

fieles de la realidad, como se

pensaba en la época,

constituyeron herramientas

fundamentales para ordenar la

nación, producir su territorio,

establecer campos de intervención

y acción social, definir

fronteras e identidades.

2 Específicamente, Pérez basa susargumentos en la �regla general� según lacual �el aumento de la poblacion está enrazon directa de los alimentos , el clima, lamoralidad de costumbres i el vigor de laraza� (Pérez, 1865: 147). Así, planteaba que�el máximo de tiempo que un pueblo gastaen duplicar su poblacion son 130 años i elmínimo 25. En Europa, por regla jeneral,este hecho se efectúa a los 50 años. Teniendoen cuenta los factores arriba mencionados ylas �condiciones especiales� que reunía elpaís, Pérez concluia que la población�granadina� se duplica en un �términomedio� de 75 años, según los rangos que yahabía propuesto. La población nacional en1865, era de 2.794,122 individuos, segúnPérez, de los cuales 107,376 son salvajes osemi-bárbaros como los goajiros i andaquies(Pérez, 1865).

Las reflexiones de Samper giraban másen torno a la �distribución� y�variedades típicas� de la población. Enparticular, Samper se ocupó de las�características� de los mestizajes quetenían lugar a medida que se consolidan�las costumbres democráticas� y la�civilización europea�. Así, laspreocupaciones bio-políticas de Samperse articularon desde la �mezcla derazas� que debía producir una sociedaddemocrática, una raza derepublicanos, representante de �laEuropa, del Africa y de Colombia, y quele su carácter particular al NuevoMundo� (Samper, 1861).

Razas, ciudadanos ycivilización

El hecho de afirmar que sólo dependedel �hijo de este suelo� hacer de su�patria la más poderosa de lasnaciones�, como lo expresaba Arboleda,coloca al ciudadano en el centro delproyecto nacionalista y civilizador demediados del siglo XIX. La �integracióny prosperidad nacional� partía delsupuesto que todos los �grupos racialessubordinados� debían ser incorporadosa la nación, es decir, integrados alámbito de la ciudadanía en términos

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económicos, sociales, políticos yculturales (Safford, 1991).

No debe sorprendernos, entonces, quehacia las décadas de 1850 y 1860 laselites dirijan su atención hacia las�características y rasgos sociales� de loshabitantes de la nación. Este interés porlos �rasgos característicos� y �tipossociales� de la población neogranadina,se hizo explícito en los relatos de viaje,en empresas como la ComisiónCorográfica, en las geografías y cuadrosde costumbres escritos en la época.Varios miembros de la élite sepreocuparon por describir y comentar elcomportamiento y �composición racial�de los diferentes grupos sociales queconformaban las capas más bajas de lapoblación (Safford, 1991).

Así, la mayoría de los textos geográficosse ocuparon de un ramo de la geografíacivil que se denominó geografíahumana cuyo objetivo es: �ladescripción de las razas que componencada sociedad; pero ésta seconfunde con un ramo de la geografíafísica�, es decir, con la etnografía quepersigue �la descripción de las razashumanas, sus mezclas, trasmigracionesy lenguas� (Arboleda, 1872).Esto nos lleva a examinar la noción deraza que circuló en el país haciamediados del siglo XIX.

Con respecto al �hombre�, el texto deJeografía matemática, física i políticadel español Sánchez (1869), utilizadoen la Universidad Nacional, decia queel �hombre� es el objeto más complejo y

nuevo de la creación que conforma unórden aislado, con un �jénero y unasola especie�. Sánchez afirmaba si bienla organización física del hombreparticipa de �las leyes de jeneracion,crecimiento i destruccion a que estásujeta toda la naturaleza viviente�, su�carácter particular, estraordinario isublime�, la armonía y perfección de sussentidos, le �señalan el primer lugarentre todos los séres vivientes i leafianzan el imperio de la tierra�(Sánchez, 1869: 82)

Sin embargo, la noción de razaaparece como una fisura de esehumanismo, incorporado a la retóricanacionalista, que proclama la �unidadoriginaria de la especie humana�.Sánchez explica el origen de las razasdiciendo qué:

�El hombre desde un principio nodebió presentar ningunadiferencia notable en suposteridad, i los habitadores quecomponian las primeras poblacionesdebian ser semejantes bajo todosaspectos. El tiempo i la influencia delclima, de la civilización, de losalimentos i de las enfermedades, hanproducido tanto por su color comopor su forma diferencias físicasnotables (...)(Sánchez, 1869: 82)�.

De esta manera, las reflexiones sobre lascaracterísticas de los habitantes de laNueva Granada y las especulacionessobre los ciudadanos que debíanconformar la nación se vieron

fuertemente influenciadas por ideasraciales, articuladas desde un lenguaje�científico�, que tenía una efectonaturalizador de las relaciones yposiciones sociales, en la medida quepostulaba la existencia de �diferenciasnaturales� entre los hombres, causadaspor �la influencia del clima, de lacivilización, de los alimentos i de lasenfermedades�. Estas clasificaciones dela población se mezclaron con otrascategorías que dividían a la poblaciónen civilizados y salvajes (Safford, 1991).Así, Samper afirmaba cada uno de lostipos granadinos �criollo, pastuso,mulato, llanero y boga� , sin incluirlos tipos �puros europeos�, es la�representación de un cruzamiento, ó deuna raza ó de una modificacionproducia por la accion del medio físicoy social� (Samper, 1861: 83). SegúnSamper, la distribución de la poblaciónestaba determinada por las �influenciasclimatéricas�, las diferencias esencialesde las razas que habían confluido en elterritorio nacional y la �exigencia de latopografía�.

Si bien estos planteamientos llevaron alesbozo de una geografía racial eimaginaria donde cada razacorresponde con una regiónespecífica del país

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, nada era más

3 En su ensayo sobre La Confederación

Granadina y su población Samper exponíalo siguiente: �La raza europea se fijó casitotalmente sobre las altiplanicies mas óménos elevadas y los pliegues de lasmontañas; la raza africana, esclava, fué

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interesante para la �cienciaetnográfica�, de acuerdo a Samper, que�el estudio de los fenómenos en virtudde los cuales se ha producido en elNuevo Mundo la fusion de las razas masantipáticas en apariencia� (Samper,1861: 281). No obstante, la nuevacivilización mestiza con la que soñabanSamper y otros letrados, era una razade republicanos donde predominaba laraza blanca o europea, por suinteligencia y facultades morales. Comobien lo ha expresado Rojas:

�Las diferentes articulaciones entrecivilización, género y raza lespermitieron a los criollos, nacidos enNueva Granada pero hijos deespañoles, consolidar su poder sobrelos mestizos, los negros, las mujeres ylos indios. Se estableció un sistemade diferencias jerárquicas basado enel sexo y el color de la piel. Elproceso civilizador empezó a definirsecomo un proceso de blancura, cuyomás alto estado era la fusión de lasrazas que ponía fin a lahetoregeneidad racial(Rojas, 2001: 71)�.

Así las cosas, el porvenir de lacivilización en la Nueva Granada estabagarantizado, según Samper, por doshechos fundamentales: la �mezcla de

razas y sus variedades, que sin dejar dehacer predominar el elemento europeo,ha hecho surgir (...) un puebloesencialmente democráctico� y, laabsorción progresiva de las �razasindígenas puras, las únicas que oponenseria resistencia á las conquistas de lacivilización� (Samper, 1861: 338).

En pocas palabras, la europeización dela sociedad, la imposición de valores,comportamientos, y patrones de vidaasociados con la �civilización europea�en los grupos �subalternos� de la nación-a través de prácticas pedagógicas yeconómicas-, era vista, por parte de lasélites intelectuales, como una garantíade la integración y el progreso nacional(Safford, 1991). Así, el problema de la�colonización interior�, de laexplotación de la naturaleza y losterritorios �salvajes� dependía de laformación de ciudadanos �idóneos ycapaces� que estuviesen dispuestos acultivar y producir la tierra.

La dominación de la naturalezaconstituyó el fundamento de un nuevoorden social, al tiempo que la lucha conla �naturaleza americana� adquiriódimensiones míticas en la medida queganó fuerza la creencia de que esa luchatenía �la virtud de fortalecer lamasculinidad y la salud necesarias parael mantenimiento del lado positivo delprogreso� (Nouzeilles, 2002: 26). Elideal de la inmigración que habíapredominado en diferentes momentosdel siglo XIX, expresa con claridad lapreocupación por la �colonizacióninterior� y el ciudadano, haciendoevidente el interés del Estado en limpiar,ocupar, homogeneizar y «civilizar»mediante la ocupación del territorio,según la célebre fórmula del argentino

Alberdi: «gobernar es poblar»(Martínez, 1997).

En última instancia, la realización del�destino manifiesto� de la nación, elpapel que estaba �predestinada� acumplir, dependía de ese pueblocolombiano �industrioso, amante deltrabajo, hospitalario, atrevido ygeneroso�, que comenzaba a figurar enlos principales textos de geografía que sepublicaron en el país durante lasdécadas de 1850 y 1860.

Así, hemos podido constatar de quémanera las características de losdiscursos geográficos losconvirtieron en una herramientafundamental para imaginar la nación.Bajo un lenguaje concebido comocientífico, los letrados de la épocafiltraron y naturalizaron susvisiones del territorio y, las concepcionesde la población y el ciudadanoque se elaboraron enese contexto.

Un texto geográfico reunía todoaquello se consideraba parte yfundamento de la nación: la historianacional, el territorio, los recursosnaturales, las montañas, los climas, losríos y la población. Sin lugar a dudas,la relevancia de analizar críticamente lostextos geográficos radica en que noshablan más de la nación deseada porsus autores que de la �realidad� quebuscaban describir científicamente.

condenada á la explotacion de las minas y álos desmontes de colonizacion, en los vallesprofundos y ardientes; y las razas indígenas,explotadas y abrumadas donde quiera,permanecieron en sus respectivas comarcas.Así se tuvo, pues: arriba, la civilizacion,-hácia el medio, el abandono,- abajo, lasviolencias y horrores de la esclavitud�(Samper, 1861: 299).

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Mediados del siglo XIX

GEOGRAFÍA,TERRITORIO Y POBLACIÓN

Esteban Rozo1

PALABRAS CLAVE

Geografía, territorio, naturaleza, población, nación

1 Profesor Departamento de Antropología.Universidad Javeriana.

Este artículo explora el papel que asumieron losdiscursos geográficos en la construcción y elaboracióncultural del territorio, la naturaleza y la poblacióncolombiana hacia mediados del siglo XIX. Además deexponer los motivos y condiciones que hicieron delconocimiento geográfico una herramienta fundamentalde gobierno y dominación; el texto se ocupa de la manera

RESUMEN

cómo se construye la nación en las interpretaciones ydescripciones del territorio y la naturaleza que aparecenen los textos geográficos que se publicaron en la época.Por último, se hacen explícitos los vínculos entre lasrepresentaciones del territorio y, las concepciones de lapoblación y el ciudadano construidas por las élites dela época.

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KEY WORDS

geography, territory, nature, population, nation

ABSTRACT

This article explores the rol assumed by geographicaldiscourses in the cultural fashioning and constructionof territory, nature and colombian population towardsmid nineteenth century. Moreover, the conditions andreasons that made geographical knowledge animportant tool for ruling and domination are exposed.It explores how the nation is fashioned through

descriptions and interpretations of territory andnature that appeared in geographical texts publishedat the time. Finally, the article traces links betweenthe representa t ions o f the te r r i to ry and theconceptions about the population and the citizensof nation, held by the elites during mid nineteenthcentury.

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Introducción

Partiendo de la importancia ysignificado que adquirieron el territorio yla naturaleza dentro de losnacionalismos hispanoamericanos delsiglo XIX, este texto busca desentrañarel papel que asumieron los discursosgeográficos en la construcción yelaboración simbólica del territorio, lanación y sus habitantes. Desde distintasaproximaciones antropológicas ehistóricas se harán evidentes los usospolíticos y culturales de los textosgeográficos que circularon en el paíshacia mediados del siglo XIX. Elconocimiento geográfico, por diversosmotivos, fue central para las élitesletradas en su intento por imaginar ygobernar la República reciénconstituida.

Autores como Sánchez (1999) y Cubides(2002) han señalado que las élitesdecimonónicas mostraron un marcadointerés por la exploración del territorio,por la elaboración de mapas y ladifusión de textos geográficos. En lamedida que la soberanía del Estado-nación moderno adquirió un marcadocomponente territorial, la geografía pasóa ser una herramienta de gobiernofundamental, relacionada con lademarcación, racionalización eintervención del territorioy la población.

Una re-lectura de algunos textosgeográficos de la época, escritos porpersonas como José María Samper, FelipePérez y Sergio Arboleda, nos muestraque, más allá de sus �funcionesprácticas�, la geografía tambiénconstituyó uno de los principalesrecursos para representar, pensar yordenar la nación. Las élites ilustradasapelaron a la autoridad y �neutralidad�científica de un saber totalizador que,por esto mismo, les permitió legitimar ynaturalizar su visión del territorio y, porconsiguiente, de la nación y sushabitantes.

En este sentido, el territorio emergecomo un �concepto relacional que

insinúa un conjunto de vínculos dedominio, de poder, de pertenencia, ode apropiación� entre una porción ototalidad del espacio geográfico y unsujeto individual o �colectivo�(Montañez, 2001). Vínculos y relacionesque se pueden leer en las formas desemantización que se utilizan paranombrar, domesticar y socializar elterritorio (García, 1976). Por lo demás,los procesos de organización material ysimbólica del espacio fueron esencialesen la formación del Estado moderno yen la construcción social y cultural delterritorio nacional (Alonso, 1994).

nacionalismo� (Taylor, 1985). Enúltima instancia, �el espacio y elterritorio están en la base de todareflexión sobre lo nacional�, toda vezque la identidad nacional se puededefinir, en un nivel sustancial, como elvínculo con la tierra (Montaldo, 1999).

En este contexto, el territorio nacional ysaberes, como la geografía, que seencargaron de su definición,demarcación, medición, exploración yrepresentación adquirieron unaimportancia singular y estratégica. Lageografía pasó a ser una herramienta degobierno fundamental, para los Estados-nacionales que se definieron por ejercersu soberanía sobre un territorio queocupan y les pertenece. De esta manera,el conocimiento geográfico puedeentenderse como un �conjunto detecnologías de poder comprometidastanto con la producción gubernamentalcomo con el manejo del espacioterritorial y con la delimitación defronteras entre �nosotros� y �ellos�(Rojas , 2001).

Artefactos como el censo, el mapa y elmuseo son fundamentales para entenderla manera como el Estado imaginó �lanaturaleza de los seres humanos quegobernaba, la geografía de sus dominiosy la legitimidad de su linaje� (Anderson,1986: 229). En el caso que nos interesa,podremos ver en qué medida lageografía, con una amplia trayectoriaimperial, responde a las expectativas deun saber enciclopédico, totalizador,cuyas ambiciones se expresan en sumismo �objeto de estudio�: la Tierra.Estas características le permitieron a losdiscursos geográficos abarcar todo tipode órdenes y �realidades�: lotopográfico, las razas, lo físico, lasformas de gobierno, lo económico, loscaracteres, la distribución de las especies,los climas, el suelo y la atmósfera,son sólo algunos de los tópicos queaparecen en los textos geográficosdel siglo XIX.

Así, los discursos geográficos seconvirtieron en un referentefundamental para imaginar y delinear

Estado-nación y geografía

Como bien lo expresó P.J. Taylor en suinfluyente texto Geografía Política.Economía mundo, Estado-nación ylocalidad el nacionalismo suele serconsiderado el más geográfico de los�movimientos políticos�. La nación yel nacionalismo tienen un carácterexplícitamente territorial. Anderson(1986), también plantea que lasnaciones no se limitan a ocupar unespacio como lo hacen otrasinstituciones u organizaciones, sino que�afirman su vinculación a unaubicación geográfica determinada�. Así,�el territorio se convierte en el �hogar�nacional o incluso en la �patria�,henchida del significado simbólico del

Los discursos geográficos se

convirtieron en un referente

fundamental para imaginar y

delinear la nación y su identidad,

en la medida que buscaron

realizar el inventario y

descripción de las

�particularidades� y

características físicas, naturales y

sociales que le daban su

�especificidad� al territorio

nacional.

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la nación y su identidad, en la medidaque buscaron realizar el inventario ydescripción de las �particularidades� ycaracterísticas físicas, naturales y socialesque le daban su �especificidad� alterritorio nacional. A este respecto,Cañizares plantea que, a lo largo de laIlustración, las representaciones de lanaturaleza y el territorio elaboradas porlas élites locales, contribuyeronsignificativamente a la consolidación deun �nacionalismo criollo�.Impregnados de un lenguaje patriótico yemocional, religioso en algunos casos,saberes como la historia natural y lageografía contribuyeron a laimaginación y definición de �espaciosnacionales�, únicos y separados de losdemás. Estas circunstancias hacen quela geografía junto con la historiaadquieran la �misión de realizar y deinculcar el espíritu cívico y patriótico�(Foucault, 1999).

Geografía, orden ycivilización

Buscando desentrañar las condicionesdel surgimiento de un nacionalismomodernizador en la Nueva Granadaentre los años 30 y 40 del siglo XIX,König (1988) menciona que unaincipiente burguesía propietaria,compuesta por comerciantes yagricultores, apoyada por una burguesíaintelectual, se inspiró en las doctrinaspolíticas y económicas del liberalismopara llevar a cabo una crítica del�estancamiento� y �atraso� de la naciónen comparación con los Estadosindustrializados de Europa. Esta críticaal �estancamiento� económico, políticoy social como supervivencia de laColonia, sirvió también para legitimar elascenso al poder de los liberales y, a suvez, fue el fundamento del proceso demodernización que comenzó en el paíscon fuerza hacia 1848 con la llamada�revolución de medio siglo�,relacionada con una serie de reformasde corte liberal que buscaban el progresoy la �prosperidad nacional�. Larevolución liberal adquirió su máximaexpresión en 1863, cuando se promulgóla Constitución de Rionegro queorganizó al país como una

confederación de Estados(Dominguez, 2000).

Así, entre las múltiples causas que lasélites ilustradas del momento aducíancomo causa del atraso, sobresalen losfactores geográficos y climáticos. En elprólogo al Ensayo aproximado sobrejeografía política y estadística de losocho Estados que compondran el 15de setiembre de 1857, la FederaciónNeo-Granadina, Jose María Samperargumentaba que: �

(...) la naturaleza nos ha rodeado deinmensos obstáculos para eldesarrollo rápido de las fuerzassociales, enclavando nuestro puebloen el seno de una complicada red decordilleras, levantadas donde quieracomo jigantescas murallas paraimpedir, por mucho tiempo a lomenos, el cambio de las ideas, la libreacción de los valores circulantes,- elmovimiento de la sociedad en todossentidos (Samper, 1857: 3)�.

Para Samper, el progreso y elmovimiento sólo serán alcanzadoscuando la �inteligencia del hombre sehaya hecho superior a la grandeza deldesierto�, pues el hombre es aquí�esclavo de la naturaleza, i no haemprendido con decisión la conquistaque está destintado a realizar sobre lasfuerzas poderosas de aquella� (Samper,1857:4). De esta manera, la primeragran vertiente del pensamiento modernoque consideró el dominio de lanaturaleza, basado en la cienciamoderna, como una condiciónnecesaria para la emancipaciónhumana� (Harvey, 1990), aparece comouno de los pilares del proyecto liberal demediados de siglo. Si aceptamos elespacio como un �hecho� de lanaturaleza, la conquista y elordenamiento racional de este seconvierten en aspectos esenciales de eseproyecto que buscaba dominar ycontrolar la naturaleza a través de suconocimiento. Del mismo modo, lasformas modernas de vigilancia estatal,control de la población, así como laimposición del capitalismo y su�disciplina del trabajo� dependieron delas homogenización, racionalización y

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fragmentación del espacio (Alonso,1994).

El interés de las élites por la geografíahizo parte de un interés compartido porlas ciencias �útiles�, una inclinaciónpor lo �práctico� (Safford, 1976), queimplicó el establecimiento deinstituciones de corte técnico e ingenierilcomo el Colegio Militar (1848) y laUniversidad Nacional (1867). No debesorprendernos, entonces, que empresascomo la Comisión Corográfica (1850-1859) se hayan convertido en obras de�interés nacional�. El principioilustrado, enunciado en 1808 porCaldas, según el cual �la geografía es labase toda especulación política�, fueretomado por los dirigentes de la época,conscientes de la importancia delconocimiento geográfico para controlary manipular el territorio, con miras a laintegración y el progreso nacional(Dominguez, 2000).

En el mismo prólogo, Samperplanteaba que debido a que nuestrageografía es en su mayor partedesconocida, la estadística no existe enNueva Granada, ni oficial ni privada. Sibien la Comisión Corográfica �estácumpliendo �decía Samper� conhabilidad su mision de revelacionescientíficas i descripcion esacta del país,sus trabajos no han podido serpublicados aun (...). Así, la República seignora a sí misma (...)� (Samper, 1857:5). Esta situación se hacía máspreocupante cuando los Estados seencaminaban a formar una Federacióndonde no se conocen �los elementos desubsistencia i de progreso� con quepuede contar cada uno deellos (Samper, 1857). De ahí que laConstitución de 1863 declararacompetencia del Gobierno general �laestadística i la carta o cartas jeográficaso topográficas de los pueblos i territoriosde los Estados Unidos�(Pérez, 1865).

Bajo este escenario, la publicación detextos de geografía se vio como unservicio a la patria, así lo expresabaFelipe Pérez en el prólogo a suJeografia Jeneral de los Estados Unidosde Colombia, escrita de órden del

gobierno (1865) cuando se refería a losesfuerzos tan laudables como asiduosque hacía el gobierno nacional con lafinanciación de textos de geografía quecontribuían al �progreso� de la patria.Por su parte, Samper convidaba con suejemplo a los compatriotas más�entendidos e ilustrados� en prestar eseservicio, tan importante para el país, queconsistía en dar a �conocer conesactitud su propia situacion bajo lanueva forma política que se ha dado�(Samper, 1857: 5).

Todo esto hizo que la geografía fueraimpulsada por los Estados e incorporadaa la educación primaria y universitaria,bajo el supuesto de que �el progreso delas ciencias matemáticas, físicas inaturales, es decisivo en la marcha delas sociedades humanas: ningunadelanto puede realizarse sin su ayuda,i la civilizacion moderna es su obra i laresultante de sus diarias i portentosasconquistas� (Anales, 1871). Así mismo,la geografía no fue ajena a la imagenque se fue construyendo en torno a laciencia. En ese entonces �hacer cienciaera equivalente a hacer patria�, laactividad científica se pensó como unaempresa que permitía restablecer elorden, la paz y estabilidad de la nación,lejos de los enfrentamientos y debatespolíticos. Según Obregón, la ciencia y lainstrucción científica, �se percibíancomo la superación de la actividadpartidista, como un interésverdaderamente nacional que secolocaba por encima de las luchaspolíticas y regionales�(Obregón, 1992: 47).

A diferencia de las ciencias que lageografía dice incluir �botánica,medicina, química, mineralogía, física,astronomía, etc...-, la geografía llegó aconcebirse, en palabras de SergioArboleda, como �la ciencia a que todaslas demas sirven y enriquecen con susdescubrimientos�, abarcando desde lasciencias naturales hasta las políticas yreligiosas. Ciertamente, la miradageográfica responde a las pretensionesde un saber totalizador que prometedescribir, explicar y nombrar todo elcampo de �lo visible�. En susRudimentos de geografía, cronología e

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historia publicado en 1872, basado enlas clases que impartía desde 1857 en elSeminario de Popayán, Arboledaafirmaba que:

GEOGRAFÍA, es la ciencia que tratade la descripcion de la tierra. (...)puede describirse la tierra de dosmodos diferentes: 1. como morada delhombre en sociedad con sussemejantes, que es el objeto de laGeografía civil; 2. como un globocompuesto de partes, cubierto deobjetos inanimados, y poblado deséres vivos de especies diferentes, yentonces, la ciencia se denominaGeografía física. (Arboleda, 1872: 5)

En este contexto, la Corografía tienecomo objeto �representar� en suspormenores y características físicas ypolíticas, una parte del globo , un país.Así, la visión �totalizante� y fríamenteordenada, que presentan los mapas,textos geográficos y corográficos, diolugar a la construcción de un fuertesentido de las identidades nacionales yregionales (Harvey, 1990). Los mapasfueron elementos centrales para crear ynaturalizar la identidad entre la gente yel territorio (Alonso, 1994). Como bienlo expresa Jagdmann en un artículoreciente:

(...) el �mapa ubica a todos suslectores en un mismo planohorizontal y fuera de él, pues permitea cada uno de los ciudadanos situarseimaginariamente en cualquiera desus puntos y a la vez suponer a susconciudadanos en este mismo planosin conocerlos jamás (Jagdmann,2002: 61).

De esta manera , las Geografías y mapaspublicados en la época formaron partede las nuevas aprensiones culturales delespacio que permitieron el surgimientode una �comunidad políticaimaginada�, restringida a losciudadanos cultos y letrados que podíanacceder a estos textos. Como pretendodemostrarlo, los textos geográficos, lejosde ser representaciones transparentes yfieles de la realidad, como se pensaba enla época, constituyeron herramientasfundamentales para ordenar la nación,

producir su territorio, establecer camposde intervención y acción social, definirfronteras e identidades. A este respectoHarvey que el mismo acto de nombrarentidades geográficas supone un podersobre estas, en particular, sobre la formacómo se representan sus habitantes,paisajes y función en la sociedad.

En última instancia, cuando decimosque �hay un lugar y un tiempo paratodo� se evidencia que el problema deasignar lugares y tiempos para distintasactividades y sujetos, entraña, en elfondo, un problema de órdenes y reglassociales, de posiciones y lugares quepueden tener connotaciones simbólicasespecíficas o reflejar un lugar en unaestructura de poder particular. Lapublicación y difusión de textosgeográficos apuntaba también a que losciudadanos encontrarán su lugar yfunción en el �espacio homogéneo� dela nación (Cañizares, 1997).

La naturaleza, el territorioy el destino de la nación

Las elites intelectuales decimonónicas,que asumieron el proyecto de construirla nación, se apropiaron de las retóricascoloniales que le atribuían a la�naturaleza americana�, desde elDescubrimiento, características únicas yespecíficas, entre las cuales sobresalen:su exhuberancia, su carácter salvaje,caótico y prístino. Al mismo tiempo,tomaron como fuente de verdad lasimágenes que habían elaborado sobreel continente viajeros como Humboldt.Desde esta perspectiva, los �territoriosnuevos� relativamente �despoblados�e inexplorados, que sirvieron defundamento a los Estados soberanos,se convirtieron en referentes ineludiblespara los idearios nacionales que segestaron durante el siglo XIX. Comobien lo expresa Montaldo, enlatinoamérica �el espacio natural sevuelve centro de la construcciónde la escritura y la reflexiónpolítica pues sobre él seasentaban los proyectosde organizaciónde las repúblicas recién fundadas�(Montaldo, 1999).

En realidad, el significado de lanaturaleza y el territorio para lasnaciones en construcción no podía dejarde ser paradójico y ambiguo. Por unaparte, como se pudo apreciar en la citade Samper, la naturaleza era vista comoun obstáculo para la civilización, losclimas �ardientes e inhospitalarios�llegaban a causarle la muerteal hombre emprendedor(Samper, 1857).

La mirada geográfica responde a

las pretensiones de un saber

totalizador que promete describir,

explicar y nombrar todo el campo

de �lo visible�.

Por otra parte, la descripción �científica�del territorio y la naturaleza adquiriórasgos decididamente nacionalistas yutópicos. De alguna manera, la visiónfundacional de Caldas en torno alterritorio y la posición geográfica delentonces Virreinato de la NuevaGranada, fue reproducida con algunasvariantes por las elites de mediados delsiglo XIX. La siguiente descripción deArboleda sintetiza esa concepción delespacio nacional:

� (...) regada en todas direcciones porrios navegables y dividida por lasmuchas ramificaciones de la grancordillera en anchos y feraces valles átodas las alturas posibles sobre elnivel del mar, parece ser el país másfavorecido del globo, tanto por suposicion como por la variedad de susclimas y producciones vegetales,animales y minerales, para practicarsin temor de competencia todo génerode industrias y atraer á su seno elcomercio de todos los pueblos delmundo� (Arboleda, 1872: 92).

Aquí, aparecen los principales motivosde un discurso patriótico y utópicobasado en la supuesta especificidad delpaís, dada por la localización �única�del territorio nacional y por sutopografía. Un discurso que postula la

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viabilidad de la nueva República y,apela a las �características� delterritorio, siempre consideradas evidentesy dadas, para naturalizar el destino que,según las elites intelectuales, debíaseguir la nación.

Los tópicos de ese discurso nacionalistase articulan en torno a la idealización yelaboración simbólica del territorio,entendido como un microcosmos de laTierra, donde el clima, según FelipePérez, �es tan variado que mui bienpuede decirse que posee todos los delglobo� (Pérez, 1865), cada zonaterritorial, representa �una latitudparticular del globo terreste, con suclima invariable� (Samper, 1861). Enconsecuencia, �todos los cereales ycuantos frutos hay propios de las demaszonas del globo, se producen en estatierra privilegiada� por la �bondadinfinita de Dios� (Samper, 1861). Bajoestas condiciones, donde la tierra �esfértil hasta el asombro i mantiene loscampos todo el año revestidos con lapompa i las galas de una primaveraeterna�, sólo depende del �hijo de estesuelo� hacer de su �patria la máspoderosa de las naciones� (Arboleda, 1872).

Sin embargo, los diagnósticos de lapoblación con la que contaba el país noeran positivos. En su Jeografía JeneralFelipe Pérez deja ver susconcepcionesy preocupaciones en torno a lanoción bio-política de población.Pérez planteaba el problemaen los siguientes términos:

�La industria en la UnionColombiana no está hoy niestará en mucho tiempo en razondirecta de los inmensos recursosde todo jénero que posee el pais.Falto de brazos con relacion a suestension, falto de vias comerciales,i falto de espíritu de empresa, sumarcha industrial es lenta i no deltodo desembarazada (Perez, 1865:229)�.

De esta manera, Pérez introduce en eldiscurso geográfico nociones de ordenbio-político, relacionadas con el control

de los procesos biológicos de poblacionesespecíficas, �en conexión con todo unconjunto de problemas económicos ypolíticos� (Foucault, 1992). El letradose pregunta por el tiempo que lapoblación de la Unión Colombianapodría demorar en duplicarse, despuésde hacer alusión a los alimentosdisponibles, climas, la moralidad de lascostumbres y el vigor de la raza, quedeterminan el crecimiento de lapoblación, llega a la conclusión de queel país �reune condiciones especialespara la multiplicacion de sushabitantes�

2

(Pérez, 1865).Según sus cálculos, basados en laextensión del territorio nacional y en lacantidad de miriámetros cuadradosque están �baldios� y habitados, FelipePerez alcanzó a pensar que la naciónpodría abrigar en su seno la mismaproporción de población �que los paisesmas poblados del mundo�:más de 100 millones de habitantes(Pérez, 1865).

Por su parte, Samper en un ensayoescrito en 1860 para la Sociedad deEtnografía de Paris, que llevaba comotítulo La Confederación Granadina ysu Población, argumentaba que laConfederación �es talvez la comarcamas interesante, bajo el punto de vistaetnográfico�, tanto �á causa de la granvariedad de caracterés de las razas

humanas que la habitan�,como �por las condiciones muyparticulares de los sistemasorográfico é hidrográfico del pais, tanmaravillosamente favorablesal desarrollo de su poblacion�(Samper, 1861: 281).

Los textos geográficos, lejos de ser

representaciones transparentes y

fieles de la realidad, como se

pensaba en la época,

constituyeron herramientas

fundamentales para ordenar la

nación, producir su territorio,

establecer campos de intervención

y acción social, definir

fronteras e identidades.

2 Específicamente, Pérez basa susargumentos en la �regla general� según lacual �el aumento de la poblacion está enrazon directa de los alimentos , el clima, lamoralidad de costumbres i el vigor de laraza� (Pérez, 1865: 147). Así, planteaba que�el máximo de tiempo que un pueblo gastaen duplicar su poblacion son 130 años i elmínimo 25. En Europa, por regla jeneral,este hecho se efectúa a los 50 años. Teniendoen cuenta los factores arriba mencionados ylas �condiciones especiales� que reunía elpaís, Pérez concluia que la población�granadina� se duplica en un �términomedio� de 75 años, según los rangos que yahabía propuesto. La población nacional en1865, era de 2.794,122 individuos, segúnPérez, de los cuales 107,376 son salvajes osemi-bárbaros como los goajiros i andaquies(Pérez, 1865).

Las reflexiones de Samper giraban másen torno a la �distribución� y�variedades típicas� de la población. Enparticular, Samper se ocupó de las�características� de los mestizajes quetenían lugar a medida que se consolidan�las costumbres democráticas� y la�civilización europea�. Así, laspreocupaciones bio-políticas de Samperse articularon desde la �mezcla derazas� que debía producir una sociedaddemocrática, una raza derepublicanos, representante de �laEuropa, del Africa y de Colombia, y quele su carácter particular al NuevoMundo� (Samper, 1861).

Razas, ciudadanos ycivilización

El hecho de afirmar que sólo dependedel �hijo de este suelo� hacer de su�patria la más poderosa de lasnaciones�, como lo expresaba Arboleda,coloca al ciudadano en el centro delproyecto nacionalista y civilizador demediados del siglo XIX. La �integracióny prosperidad nacional� partía delsupuesto que todos los �grupos racialessubordinados� debían ser incorporadosa la nación, es decir, integrados alámbito de la ciudadanía en términos

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económicos, sociales, políticos yculturales (Safford, 1991).

No debe sorprendernos, entonces, quehacia las décadas de 1850 y 1860 laselites dirijan su atención hacia las�características y rasgos sociales� de loshabitantes de la nación. Este interés porlos �rasgos característicos� y �tipossociales� de la población neogranadina,se hizo explícito en los relatos de viaje,en empresas como la ComisiónCorográfica, en las geografías y cuadrosde costumbres escritos en la época.Varios miembros de la élite sepreocuparon por describir y comentar elcomportamiento y �composición racial�de los diferentes grupos sociales queconformaban las capas más bajas de lapoblación (Safford, 1991).

Así, la mayoría de los textos geográficosse ocuparon de un ramo de la geografíacivil que se denominó geografíahumana cuyo objetivo es: �ladescripción de las razas que componencada sociedad; pero ésta seconfunde con un ramo de la geografíafísica�, es decir, con la etnografía quepersigue �la descripción de las razashumanas, sus mezclas, trasmigracionesy lenguas� (Arboleda, 1872).Esto nos lleva a examinar la noción deraza que circuló en el país haciamediados del siglo XIX.

Con respecto al �hombre�, el texto deJeografía matemática, física i políticadel español Sánchez (1869), utilizadoen la Universidad Nacional, decia queel �hombre� es el objeto más complejo y

nuevo de la creación que conforma unórden aislado, con un �jénero y unasola especie�. Sánchez afirmaba si bienla organización física del hombreparticipa de �las leyes de jeneracion,crecimiento i destruccion a que estásujeta toda la naturaleza viviente�, su�carácter particular, estraordinario isublime�, la armonía y perfección de sussentidos, le �señalan el primer lugarentre todos los séres vivientes i leafianzan el imperio de la tierra�(Sánchez, 1869: 82)

Sin embargo, la noción de razaaparece como una fisura de esehumanismo, incorporado a la retóricanacionalista, que proclama la �unidadoriginaria de la especie humana�.Sánchez explica el origen de las razasdiciendo qué:

�El hombre desde un principio nodebió presentar ningunadiferencia notable en suposteridad, i los habitadores quecomponian las primeras poblacionesdebian ser semejantes bajo todosaspectos. El tiempo i la influencia delclima, de la civilización, de losalimentos i de las enfermedades, hanproducido tanto por su color comopor su forma diferencias físicasnotables (...)(Sánchez, 1869: 82)�.

De esta manera, las reflexiones sobre lascaracterísticas de los habitantes de laNueva Granada y las especulacionessobre los ciudadanos que debíanconformar la nación se vieron

fuertemente influenciadas por ideasraciales, articuladas desde un lenguaje�científico�, que tenía una efectonaturalizador de las relaciones yposiciones sociales, en la medida quepostulaba la existencia de �diferenciasnaturales� entre los hombres, causadaspor �la influencia del clima, de lacivilización, de los alimentos i de lasenfermedades�. Estas clasificaciones dela población se mezclaron con otrascategorías que dividían a la poblaciónen civilizados y salvajes (Safford, 1991).Así, Samper afirmaba cada uno de lostipos granadinos �criollo, pastuso,mulato, llanero y boga� , sin incluirlos tipos �puros europeos�, es la�representación de un cruzamiento, ó deuna raza ó de una modificacionproducia por la accion del medio físicoy social� (Samper, 1861: 83). SegúnSamper, la distribución de la poblaciónestaba determinada por las �influenciasclimatéricas�, las diferencias esencialesde las razas que habían confluido en elterritorio nacional y la �exigencia de latopografía�.

Si bien estos planteamientos llevaron alesbozo de una geografía racial eimaginaria donde cada razacorresponde con una regiónespecífica del país

3

, nada era más

3 En su ensayo sobre La Confederación

Granadina y su población Samper exponíalo siguiente: �La raza europea se fijó casitotalmente sobre las altiplanicies mas óménos elevadas y los pliegues de lasmontañas; la raza africana, esclava, fué

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HUMANISTICA U N I V E R S I T A S

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interesante para la �cienciaetnográfica�, de acuerdo a Samper, que�el estudio de los fenómenos en virtudde los cuales se ha producido en elNuevo Mundo la fusion de las razas masantipáticas en apariencia� (Samper,1861: 281). No obstante, la nuevacivilización mestiza con la que soñabanSamper y otros letrados, era una razade republicanos donde predominaba laraza blanca o europea, por suinteligencia y facultades morales. Comobien lo ha expresado Rojas:

�Las diferentes articulaciones entrecivilización, género y raza lespermitieron a los criollos, nacidos enNueva Granada pero hijos deespañoles, consolidar su poder sobrelos mestizos, los negros, las mujeres ylos indios. Se estableció un sistemade diferencias jerárquicas basado enel sexo y el color de la piel. Elproceso civilizador empezó a definirsecomo un proceso de blancura, cuyomás alto estado era la fusión de lasrazas que ponía fin a lahetoregeneidad racial(Rojas, 2001: 71)�.

Así las cosas, el porvenir de lacivilización en la Nueva Granada estabagarantizado, según Samper, por doshechos fundamentales: la �mezcla de

razas y sus variedades, que sin dejar dehacer predominar el elemento europeo,ha hecho surgir (...) un puebloesencialmente democráctico� y, laabsorción progresiva de las �razasindígenas puras, las únicas que oponenseria resistencia á las conquistas de lacivilización� (Samper, 1861: 338).

En pocas palabras, la europeización dela sociedad, la imposición de valores,comportamientos, y patrones de vidaasociados con la �civilización europea�en los grupos �subalternos� de la nación-a través de prácticas pedagógicas yeconómicas-, era vista, por parte de lasélites intelectuales, como una garantíade la integración y el progreso nacional(Safford, 1991). Así, el problema de la�colonización interior�, de laexplotación de la naturaleza y losterritorios �salvajes� dependía de laformación de ciudadanos �idóneos ycapaces� que estuviesen dispuestos acultivar y producir la tierra.

La dominación de la naturalezaconstituyó el fundamento de un nuevoorden social, al tiempo que la lucha conla �naturaleza americana� adquiriódimensiones míticas en la medida queganó fuerza la creencia de que esa luchatenía �la virtud de fortalecer lamasculinidad y la salud necesarias parael mantenimiento del lado positivo delprogreso� (Nouzeilles, 2002: 26). Elideal de la inmigración que habíapredominado en diferentes momentosdel siglo XIX, expresa con claridad lapreocupación por la �colonizacióninterior� y el ciudadano, haciendoevidente el interés del Estado en limpiar,ocupar, homogeneizar y «civilizar»mediante la ocupación del territorio,según la célebre fórmula del argentino

Alberdi: «gobernar es poblar»(Martínez, 1997).

En última instancia, la realización del�destino manifiesto� de la nación, elpapel que estaba �predestinada� acumplir, dependía de ese pueblocolombiano �industrioso, amante deltrabajo, hospitalario, atrevido ygeneroso�, que comenzaba a figurar enlos principales textos de geografía que sepublicaron en el país durante lasdécadas de 1850 y 1860.

Así, hemos podido constatar de quémanera las características de losdiscursos geográficos losconvirtieron en una herramientafundamental para imaginar la nación.Bajo un lenguaje concebido comocientífico, los letrados de la épocafiltraron y naturalizaron susvisiones del territorio y, las concepcionesde la población y el ciudadanoque se elaboraron enese contexto.

Un texto geográfico reunía todoaquello se consideraba parte yfundamento de la nación: la historianacional, el territorio, los recursosnaturales, las montañas, los climas, losríos y la población. Sin lugar a dudas,la relevancia de analizar críticamente lostextos geográficos radica en que noshablan más de la nación deseada porsus autores que de la �realidad� quebuscaban describir científicamente.

condenada á la explotacion de las minas y álos desmontes de colonizacion, en los vallesprofundos y ardientes; y las razas indígenas,explotadas y abrumadas donde quiera,permanecieron en sus respectivas comarcas.Así se tuvo, pues: arriba, la civilizacion,-hácia el medio, el abandono,- abajo, lasviolencias y horrores de la esclavitud�(Samper, 1861: 299).