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Papeles de PoblacinUniversidad Autnoma del Estado de
[email protected] ISSN (Versin impresa): 1405-7425MXICO
1998 Orlandina de Oliveira / Brgida Garca
CRISIS, REESTRUCTURACIN ECONMICA Y TRANSFORMACIN DE LOS MERCADOS
DE TRABAJO EN MXICO
Papeles de Poblacin, enero-marzo, nmero 015 Universidad Autnoma
del Estado de Mxico
Toluca, Mxico pp. 39-72
Red de Revistas Cientficas de Amrica Latina y el Caribe, Espaa y
Portugal
Universidad Autnoma del Estado de Mxico
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Crisis, reestructuracin econmica ytransformacin de los
mercados
de trabajo en MxicoOrlandina de Oliveira
y Brgida GarcaEl Colegio de Mxico
Introduccin
En este trabajo analizamos las principales transformaciones
ocurridas enlos mercados de trabajo urbanos en Mxico a partir de
1982. Duranteestos aos, se aplicaron polticas de estabilizacin,
ajuste y reestructuracineque buscaron poner en marcha un nuevo
modelo de desarrollo orientado haciael exterior. El nfasis dado a
las actividades industriales de exportacin, enMxico y en otros
pases de la regin latinoamericana, se vincula con los
cambiosocurridos en la economa mundial resultado de los procesos de
reestructuracin
Resumen:En este trabajo se analizan las
principalestransformaciones ocurridas en los mercadosde trabajo
urbanos en Mxico en el periodo1982-1992. Se examinan la
crecienteterciarizacin de la fuerza de trabajo, laproliferacin de
las actividades noasalariadas y el incremento de laparticipacin
econmica femenina. Ademsde las tendencias nacionales, se estudian
lastransformaciones ocurridas en diecisis delos principales centros
urbanosmetropolitanos en diferentes regionesmexicanas. En el
artculo se ratifica que lacrisis y reestructuracin econmicas
hanimpactado muy drstica ydesfavorablemente al mercado de
trabajourbano del pas, y que la breve recuperacinparcial en los
indicadores macroeconmicosque se logr a principios de los
aosnoventa no trajo cambios positivosimportantes para los mercados
laborales.
Abstract:This study fowses on the most importanturban labor
market transformations thattook place in Mexico in the period
1982-1992. This paper examines the increasedtertiarization of the
labor force, theexpansion of non-salaried economicactivities and of
womens labor marketparticipation. Besides national tendencies,the
changes that have taken place in sixteenurban metropolitan centers
belonging todifferent Mexican regions are closelyfollowed. It is
ratified that the crisis and theeconomic restructuring process
haveadversely affected the urban labor force andthat the brief
recovery in macroeconomicindicators that took place at the
beginningof the nineties did not bring positiveimpacts for Mexican
urban labor markets.
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CIEAP/ UAEMPapel es de POBLACIN No. 15
y globalizacin (Roberts, Finnegan y Gallie, 1985; Sassen, 1989;
Kephart, 1991;Logan y Swanstrom, 1990; Sassen, 1991, entre
otros).
Del conjunto de transformaciones en la economa internacional,
particularmentenos interesa llamar la atencin sobre dos aspectos,
debido a sus repercursionessobre la dinmica de los mercados de
trabajo en diferentes pases de AmricaLatina. El primero se refiere
a la elevada movilidad del capital y de la oferta deempleos hacia
reas donde hay mano de obra barata, incentivos al capitalextranjero
y trminos de intercambio favorables. La descentralizacin
territorialde la actividad econmica -que se ha hecho factible por
la utilizacin de nuevastecnologas- ha contribuido a la implantacin
de modelos de desarrollo basadosen la exportacin de productos
industrializados. Un segundo aspecto se vinculacon la profunda
reorganizacin de las relaciones capital-trabajo que ha llevadoa un
proceso global de desregulacin de los mercados de mano de obra.
Dichadesregulacin se ha logrado en parte mediante cambios en los
procesosproductivos y de trabajo con los cuales se busca una mayor
flexibilizacinlaboral. Este ltimo proceso se manifiesta en el mbito
del empleo en mltiplesaspectos, de los cuales importa enfatizar los
siguientes: cambios en la estructurasectorial y ocupacional de la
fuerza de trabajo; preferencia por mano de obrafemenina;
precarizacin en las formas de contratacin del trabajador
(mayorpresencia de subcontratacin, empleo parcial o temporal,
empleo sin proteccinsocial); y cambios en los niveles y modalidades
de remuneracin (Carrillo, 1993;Tokman, 1991; Marshall, 1987 y
1988).
Los pases latinoamericanos -y en forma muy especial Mxico- han
tenido queinsertarse en las transformaciones mundiales al mismo
tiempo que enfrentanseveras crisis en sus economas. Esta situacin
ha requerido, en un primermomento, la aplicacin de polticas de
estabilizacin y ajuste. Posteriormente, lainsuficiencia de algunas
de estas polticas, aunada a la necesidad de una insercinms dinmica
en la economa internacional, ha llevado a transformaciones
conimplicaciones de ms largo plazo en bsqueda de un cambio
estructural msprofundo. Este proceso de reestructuracin econmica ha
involucrado medidasclaras de privatizacin y liberalizacin de la
economa, desregulacin delmercado de trabajo y de los sistemas de
seguridad social (Tokman, 1991). Paraexaminar las implicaciones de
estos cambios globales sobre la dinmica de losmercados de trabajo,
nos centramos en tres aspectos: a) los cambios sectorialesde mano
de obra; b) la reduccin y precarizacin de los empleos asalariados,
yc) los niveles de participacin econmica de hombres y mujeres.
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41 enero/marzo 1998
Crisis, reestructuracin econmica y transformacinCrisis,
reestructuracin econmica y transformacinCrisis, reestructuracin
econmica y transformacinCrisis, reestructuracin econmica y
transformacinCrisis, reestructuracin econmica y transformacin
.../O. De Oliveira y B. Garca
En una primera parte, examinamos la creciente terciarizacin de
la fuerza detrabajo que ocurre en un contexto de contraccin del
empleo industrial.Indiscutiblemente, la industria mexicana ha sido
especialmente afectada por ladesactivacin y subsecuente
reestructuracin de la economa y por la orientacindel desarrollo
econmico hacia el exterior. En los aos ochenta y noventa se
hanincrementado de manera importante las exportaciones
manufactureras; sinembargo, este dinamismo no ha sido suficiente
para contrarrestar la prdida deimportancia de la actividad
industrial en la generacin de empleos en el nivelnacional. En
consecuencia, la ocupacin creada en el pas en estos aos se
haconcentrado sobre todo en el sector terciario.
En una segunda seccin, sealamos que gran parte de la expansin
del sectorterciario se vincula con la proliferacin de actividades
no asalariadas, en especialen el comercio. Tambin hacemos hincapi
en la presencia de empleos sinprestaciones laborales y escasamente
remunerados en los sectores formales de laeconoma.
En una tercera parte, caracterizamos la marcada ampliacin de la
participacineconmica femenina en comparacin con el moderado
incremento de la masculina.Sobresale en esta parte la estrecha
asociacin entre los procesos de terciarizacin,crecimiento de los
trabajadores no asalariados y la expansin de la participacinde las
mujeres en los mercados de trabajo. Asimismo establecemos las
conexionesentre la presencia femenina en las actividades
industriales y el aumento de lasempresas maquiladoras.
Al abordar cada una de las tres cuestiones mencionadas,
enfatizamos tantolas transformaciones ocurridas en el tiempo como
en el espacio. En cuanto a ladimensin temporal, nos importa sobre
todo sistematizar los cambios en elperiodo 1982-1986, cuando la
recesin fue ms profunda, en relacin con losaos 1986-1992, una etapa
de recuperacin econmica parcial. De esta manera,buscamos ofrecer
elementos de anlisis para evaluar si el repunte econmico quetuvo
lugar a fines de los ochenta y principios de los noventa se reflej
de manerapositiva en el mercado de trabajo. En lo referente a la
dimensin espacial, ademsde las tendencias nacionales, analizamos
diecisis de los principales centrosurbanos metropolitanos para los
cuales se ha recopilado sistemticamenteinformacin ocupacional desde
principios de los aos ochenta1.1La desagregacin espacial de los
cambios en el mercado de trabajo en los ochenta slo es posible
llevarlaa cabo para las principales ciudades del pas, pues no
existan en Mxico en esos aos encuestas deocupacin con cobertura
nacional y periodicidad anual. La serie informativa que comprende
las ciudadesanalizadas es la ENEU (Encuesta Nacional de Empleo
Urbano) la cual hoy se ha expandido hasta abarcarms de 40
importantes reas urbanas mexicanas.
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CIEAP/ UAEMPapel es de POBLACIN No. 15
Nuestro inters en el anlisis de los mercados de trabajo urbanos
es sealarlas principales modificaciones ocurridas en los centros
metropolitanos ubicadosen tres grandes regiones del pas: norte,
centro y sureste2. En Mxico, el procesode desarrollo econmico
basado en la sustitucin de importaciones (principalmenteentre 1950
y 1970) se dio en un contexto de marcada concentracin de
lasactividades productivas en el espacio nacional. Durante este
siglo, la importanciade la Ciudad de Mxico en trminos econmicos fue
en continuo aumento hastainicios de los aos ochenta, si
consideramos su participacin en el ProductoInterno Bruto (PIB)
nacional. Muchos consideraban que la diversificacin de laproduccin
industrial de la ciudad capital podra amortiguar los efectos de
lacrisis. Sin embargo, la Ciudad de Mxico y otros centros
industriales tradicionales,como es el caso de Monterrey, han sido
los ms afectados por las transformacionesocurridas a partir de los
aos ochenta.
En el nuevo modelo de desarrollo, los estados fronterizos con
Estados Unidosy algunos otros en el centro-norte del pas son los
que han cobrado ms relevancia(Garza, 1991; Cordera y Gonzlez, 1991;
Romo, 1993). En los ltimos lustrosha tenido lugar, entonces, una
importante desconcentracin territorial de laindustria mexicana, y
de ah la necesidad de incorporar el nivel regional y localen
nuestro anlisis. Los estados ubicados en el centro del pas
redujeron suparticipacin en el producto y el empleo industrial, y
los estados del suresteperdieron importancia relativa en cuanto al
producto y mantuvieron su bajaparticipacin en el empleo industrial.
En contraparte, los estados localizados enel norte ganaron
importancia relativa en ambos aspectos (Prez Cadena, 1993y Garza y
Rivera, 1994). Conforme a estos ltimos autores, en este proceso
dedesconcentracin de la manufactura del centro del pas han tenido
un importantepapel el freno de la inversin pblica y privada y la
apertura al comercio exterior;para ellos, este proceso puede ser
reversible solamente si las tres principales reasmetropolitanas
mexicanas reciben un influjo importante de inversiones en elmarco
del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canad.
Como antecedente del anlisis del mercado de trabajo en los
ochenta yprincipios de los noventa, es til detenernos en algunas de
las principalestransformaciones econmicas y sociales que han tenido
lugar en Mxico en los2En este caso, y en lo que resta del trabajo,
utilizamos una regionalizacin que ha mostrado ser til enestudios
anteriores que hemos elaborado (Oliveira y Garca, 1990). Se
consideran como estadospertenecientes al centro del pas a:
Aguascalientes, Colima, Distrito Federal, Estado de
Mxico,Guanajuato, Hidalgo, Jalisco, Michoacn, Morelos, Puebla,
Quertaro, San Luis Potos, Tlaxcala,Zacatecas. Por su parte, la
regin norte comprende a: Baja California, Baja California Sur,
Chihuahua,Coahuila, Durango, Nayarit, Nuevo Len, Sinaloa, Sonora,
Tamaulipas. Por ltimo, la regin sureste laconstituyen los estados
de: Campeche, Chiapas, Guerrero, Oaxaca, Quintana Roo, Tabasco,
Veracruzy Yucatn.
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43 enero/marzo 1998
Crisis, reestructuracin econmica y transformacinCrisis,
reestructuracin econmica y transformacinCrisis, reestructuracin
econmica y transformacinCrisis, reestructuracin econmica y
transformacinCrisis, reestructuracin econmica y transformacin
.../O. De Oliveira y B. Garca
ltimos lustros. El decenio de los ochenta se inicia con la ltima
etapa del pasajerorepunte econmico impulsado por el petrleo
(1979-1981), pero a mediados de1982 se instala una severa y
prologanda crisis. De 1982 a 1986 caen de manerapronunciada el
producto por persona y el salario real de los trabajadores;
lamoneda se devalu cerca de cuarenta veces en esos cinco aos y la
inflacinrebas el 100 por ciento en 1986 (Tello, 1987). Estos
procesos, aunados a ladeficiencia en los sistemas de seguridad
social y a la reduccin de los subsidiosotorgados a los productos
bsicos, trajeron como consecuencia en Mxico, aligual que en otros
pases de Amrica Latina, un claro deterioro en los niveles devida de
la poblacin. El incremento de los precios afect la canasta mnima de
lossectores urbanos, en especial de las familias con ingresos por
debajo de dossalarios mnimos, que redujeron el consumo de todos los
productos alimenticios,con excepcin de algunos bsicos (Lustig,
1992; Casar y Ros, 1987).
Las polticas puestas en marcha en la primera mitad de la dcada
de losochenta se orientaron a la estabilizacin y ajuste de la
economa, e hicieronhincapi en la reduccin del dficit fiscal y en la
promocin de las exportaciones.A partir de 1986, se pusieron en
marcha medidas ms profundas que algunosautores denominan como de
cambio estructural, pues han llevado a unatransformacin en el
modelo de desarrollo. Algunos componentes centrales deestas
polticas han sido la entrada de Mxico al Acuerdo General de
Arancelesy Comercio (GATT), la negociacin del Tratado de Libre
Comercio (TLC), unareorientacin del papel del Estado en la economa
y una concertacin con losprincipales grupos econmicos del pas sobre
precios, salarios y tipo de cambio(Snchez Daza, 1992; Orozco
Orozco, 1992; Corts y Rubalcava, 1993). Lapuesta en marcha de estas
medidas ha sido, sin duda, facilitada por caractersticaspropias de
Mxico, entre las cuales juega un papel destacado la presencia de
unEstado fuerte y con control importante del movimiento obrero
organizado.
Algunos de los efectos favorables, pero de corta duracin, de
lastransformaciones mencionadas fueron: a) una recuperacin parcial
del crecimientoeconmico en el periodo 1989-1994; b) la reduccin
sostenida de la inflacin enese mismo periodo, y c) los resultados
fiscales ms favorables en la historiaeconmica del pas. No obstante,
las consecuencias desfavorables de la orientacindel desarrollo
elegida tambin estn a la vista: la dependencia de los
capitalesexternos y el deterioro en las condiciones de vida de los
trabajadores y de lapoblacin en general. ste ha sido motivado por
los controles salariales y por lareduccin del gasto social. Es
conocido tambin que los trabajadores asalariadoshan visto reducir
sustancialmente sus percepciones globales y que el volumen de
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CIEAP/ UAEMPapel es de POBLACIN No. 15
ganancias de los empresarios se ha visto, en cambio,
incrementado (OrozcoOrozco, 1992; Orozco y Lozano, 1992; Snchez
Daza, 1992; Ruz Durn, 1992).
Es importante tener presente que la recuperacin parcial de los
indicadoreseconmicos tiene su fin en diciembre de 1994, cuando se
desencadena una nuevafase de crisis propiciada por un dficit
creciente en la balanza de pagos y unasobrevaluacin del peso. En
1995 el producto interno bruto decreci en 6.9 porciento, la
inflacin fue de casi 54 por ciento, el desempleo abierto alcanz la
cifrahistrica de 7.6 por ciento en el mes de agosto, cerca de 18
mil empresas dejaronde cotizar en el seguro social y se perdieron
de esa manera cerca de 800 milempleos formales. Durante 1996 y 1997
se observaron algunos signos derecuperacin, pero todava son
inciertas las perspectivas para un crecimientosostenido de la
economa mexicana. Es de esperar que las dificultades que
hanenfrentado los mercados de trabajo en el periodo 1982-1992 -que
veremos enmayor detalle a continuacin- se hayan mantenido en los
aos subsiguientes.
La terciarizacin de la fuerza de trabajoPara los fines del
trabajo importa retomar las discusiones sobre la
heterogeneidad del sector terciario y la utilidad analtica de
diferenciar entrevarios subgrupos que incluyen servicios de muy
diversa naturaleza (Browning,1972; Muoz y Oliveira, 1979; Katzman,
1984; Singer, 1979). La distincinentre servicios al productor
(finanzas, alquiler de inmuebles y serviciosprofesionales);
servicios sociales (educacin, servicios mdicos y
gobierno);servicios distributivos (comercio y transportes), y los
servicios personales(servicios de esparcimiento, restaurantes,
hoteles y otros) permite establecerconexiones ms claras entre los
procesos de expansin y crisis econmica y ladinmica interna del
proceso de terciarizacin.
En Mxico, al igual que en otros pases de Amrica Latina, la
fuerza de trabajono agrcola tradicionalmente se ha concentrado en
el terciario. Sin embargo, esdifcil sostener para los aos
anteriores a la crisis que tuviese lugar en el pas unproceso de
sobreterciarizacin, entendida sta como una concentracin excesivay
superflua de la mano de obra en dicho sector de la economa.
Diversos estudioshan sealado precisamente lo contrario, es decir,
han demostrado que el sectorindustrial, los servicios al productor
y los sociales tuvieron un importante papelen la absorcin de mano
de obra en los aos de auge econmico (Garca, 1975;Muoz y Oliveira,
1976; Muoz, 1985; Garca, 1988). La expansin de losservicios
financieros y profesionales se asocia en forma directa con el
dinamismo
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45 enero/marzo 1998
Crisis, reestructuracin econmica y transformacinCrisis,
reestructuracin econmica y transformacinCrisis, reestructuracin
econmica y transformacinCrisis, reestructuracin econmica y
transformacinCrisis, reestructuracin econmica y transformacin
.../O. De Oliveira y B. Garca
del proceso de sustitucin de importaciones entre los aos
cincuenta y sesenta.En cuanto al crecimiento de los servicios
sociales, adquiere importancia el papeldel Estado como empleador de
mano de obra. En Mxico, el empleo pblico enla Administracin Central
ha crecido en forma constante desde los aos veintehasta mediados de
los ochenta (Blanco, 1995), pero la proporcin de mano deobra
empleada en esa rama es muy inferior a la registrada en otros pases
de laregin (Oliveira y Roberts, 1994).
La terciarizacin en los aos 1982-1992
La industria nacional -como se ha documentado ampliamente- ha
sido laprincipal afectada por la crisis que se inici a principios
de los aos ochenta y esclara su prdida de importancia en la
generacin de empleos (Garza, 1991).Segn los censos econmicos, en
1980 el 46 por ciento de la ocupacin en losestablecimientos fijos
se generaba en el sector manufacturero, 31 por ciento enel comercio
y 23 por ciento en los servicios. Para 1989 esta situacin se
viodrsticamente cambiada con un descenso importante del empleo en
la manufacturaa 37 por ciento, un aumento en el comercio a 33 por
ciento y, especialmente, enlos servicios a 31 por ciento del
personal ocupado. De los empleos que segeneraron entre 1985 y 1989
slo 11 por ciento correspondi a la manufactura,38 por ciento al
comercio y 52 por ciento a los servicios (Rendn y Salas, 1992).La
informacin proveniente de las encuestas de ocupacin muestra que
laexpansin del terciario en los aos ochenta ha ocurrido sobre todo
entre lapoblacin activa masculina, dado el peso ya mayoritario de
dicho sector entre lamano de obra femenina. La importancia relativa
de los hombres en el terciariopas de 34.0 a 41 por ciento entre
1979 y 1991, mientras que la femenina semantuvo alrededor de 70 por
ciento en el mismo periodo (datos de la EncuestaContinua sobre
Ocupacin -ECSO- y la Encuesta Nacional de Empleo
-ENE-,respectivamente).
Con la reorientacin del papel del Estado en la economa en los
aos ochenta,merecen una mencin especial los cambios registrados en
el empleo pblico. Laparticipacin del sector pblico en el total del
personal ocupado se mantieneconstante (alrededor de 17.5 por
ciento) entre 1982 y 1992. Sin embargo, se handado fluctuaciones a
lo largo de este periodo. Durante los aos del gobierno
delpresidente De la Madrid (1982-1987), la importancia relativa del
empleo pblicoaument de 17.5 a 22.2 por ciento. En la administracin
de Salinas de Gortari(1988-1994) se inicia la tendencia hacia el
descenso. Interesa destacar que las
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CIEAP/ UAEMPapel es de POBLACIN No. 15
transformaciones ms importantes ocurridas a partir de la poltica
de privatizacinhan tenido lugar en la composicin interna del empleo
pblico. El peso relativode los puestos de trabajo generados por las
empresas pblicas se ha reducido enforma marcada -de 23.3 por ciento
en 1988 a 10.8 en 1993- y, como contraparte,la importancia relativa
del empleo en el gobierno propiamente dicho se incrementa3.
Dentro del contexto general arriba esbozado -contraccin del
empleo industrial,ampliacin del sector terciario y reduccin
reciente del empleo pblico- importaanalizar las transformaciones en
la distribucin sectorial de la mano de obra quehan tenido lugar en
diecisis de las principales reas metropolitanas del pas. Paralos
periodos 1982-1986 y 1986-1992, diferenciamos con propsito
comparativoentre: a) las ciudades del norte, que comprenden las
fronterizas (Ciudad Jurez,Matamoros, Nuevo Laredo y Tijuana), y las
no fronterizas (Chihuahua, Tampicoy Torren; b) las grandes reas
metropolitantes (Ciudad de Mxico y Guadalajaraque se ubican en el
centro y Monterrey en el norte), y las ciudades
industriales,comerciales y de servicios ubicadas en el centro (Len,
Puebla y San Luis Potos)y en el sur-sureste del pas (Mrida, Orizaba
y Veracruz)4.
Los aos 1982-1986
Como hemos mencionado, en los primeros aos de la dcada de los
ochentaes clara la prdida de importancia de la industria. En el
caso de las reas urbanas,Oliveira (1989a) ha demostrado que se
redujo la PEA masculina en el secundarioen siete de las diecisis
ciudades consideradas. Las reas urbanas ms afectadasincluyen
centros de importante tradicin industrial con una amplia presencia
delos hombres en la manufactura. Slo se mantiene la presencia de
los hombres enla industria en algunas reas urbanas fronterizas. Por
su parte, el terciario esclaramente el sector mayoritario en la
absorcin de la PEA masculina en casitodas las ciudades. Estas
cifras reafirman en el nivel del espacio urbano ladrstica cada de
la industria del pas durante la recesin de los aos
ochenta(Oliveira, 1989a).
En el caso de la Ciudad de Mxico se ha sealado que por primera
vez desde1940 la industria disminuy el nmero de sus
establecimientos en la dcada delos ochenta; tuvo lugar un cierre
promedio de 750 firmas anuales. La produccin
4Slo para estas ciudades existe informacin en la serie ENEU para
todo el periodo analizado.
3Interesa, asimismo, sealar que al interior de la administracin
pblica ocurre un claro proceso dedescentralizacin desde el gobierno
central a los gobiernos locales. La participacin de estos ltimos
enel empleo pblico pasa de 14.5 por ciento en 1988 a 43.7 en 1993
(INEGI; 1988 y 1994).
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econmica y transformacinCrisis, reestructuracin econmica y
transformacinCrisis, reestructuracin econmica y transformacin
.../O. De Oliveira y B. Garca
bruta disminuy tambin de manera apreciable y, con respecto al
pas, la ciudadperdi lo que haba ganado en un lapso de ms de 30 aos
(Garza, 1991). EnMonterrey se abrieron ms establecimientos de los
que se cerraron, pero losnuevos fueron predominantemente de tamao
pequeo. Las empresas msgrandes tuvieron que recurrir a la
sustitucin de mano de obra y a la reconversintecnolgica. Los grupos
industriales ms afectados fueron la metlica bsica, losproductos de
minerales no metlicos y los productos metlicos (Garza, 1994;Garza y
Rivera, 1994).
A pesar de la contraccin global del empleo manufacturero, es
interesantepuntualizar que en los primeros aos de la dcada de los
ochenta, la fuerza detrabajo femenina cont sin duda con algunas
opciones en este sector. Suparticipacin relativa en el secundario
aument en seis de las diecisis reasurbanas, la mayora de ellas
ubicada en el norte del pas (Oliveira, 1989a). En loque respecta al
terciario, sector de concentracin tradicional de la fuerza
detrabajo femenina, se observaron en los primeros aos de la dcada
descensos parala PEA femenina en la mitad de las ciudades
analizadas. Es probable que lasocupaciones afectadas hayan sido las
no manuales en el terciario, pues es posibleuna reduccin en la
contratacin de mano de obra calificada en las ramas msdinmicas de
ese sector (Oliveira, 1989a).
El periodo 1986-1992
Como se indic, en este lapso se pusieron en marcha numerosas
medidas deajuste y reestructuracin con miras a reactivar la economa
mexicana y a dar losprimeros pasos hacia un modelo de desarrollo
orientado hacia el exterior. Estasmedidas impactaron la distribucin
sectorial de la mano de obra. Las cifrasdisponibles (cuadro 1)
muestran que en este periodo de recuperacin parcial nose modific la
prdida de importancia de la industria. Es til retomar una vez mslas
diferencias entre la mano de obra femenina y la masculina. Los
hombressiguieron reduciendo su presencia en este sector de la
economa en variasciudades del espectro urbano mexicano,
especialmente en las tres grandes reasmetropolitanas (Ciudad de
Mxico, Monterrey y Guadalajara). Tambin seredujo la fuerza de
trabajo industrial masculina en la ciudad de Len, tradicionalrea
manufacturera del centro y una de las ciudades de mayor
concentracin dehombres en las actividades de transformacin (46 por
ciento de la mano de obramasculina se ubic en la industria en
1992), y en Veracruz, ciudad de serviciosdel sureste del pas. Hay
que resaltar que slo en las ciudades del norte, en especial
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CIEAP/ UAEMPapel es de POBLACIN No. 15
en las dos ciudades fronterizas de menor tamao (Matamoros y
Nuevo Laredo)se observ cierto dinamismo en la incorporacin de la
PEA masculina en lamanufactura. En las ciudades fronterizas de
mayor importancia (Ciudad Jurezy Tijuana) se mantuvieron los
niveles de participacin masculina en la industriade transformacin,
aunque hay que tener presente que dicha participacincontina siendo
mucho ms acentuada en Ciudad Jurez (alrededor de 33 porciento de la
mano de obra masculina se concentra en este sector).
Por lo que respecta a las mujeres (cuadro 1), se observ una
presenciacreciente de mano de obra femenina en el empleo industrial
en un reducido nmerode ciudades. Al igual que entre los hombres,
slo sobresalen las ciudades del norte(Matamoros, Nuevo Laredo y
Tampico) con un crecimiento de la PEA femeninaen la manufactura,
aunque hay que tener presente que Ciudad Jurez todava semantiene
con ms de 40 por ciento de sus empleos femeninos en este sector de
laeconoma.
A partir de las tendencias anteriores queda claro que la
recuperacineconmica parcial del pas durante el periodo 1986-1992 no
se tradujo en unrestablecimiento del empleo industrial. Muy por el
contrario, en algunos de losprincipales centros urbanos del pas, el
proceso de terciarizacin se profundiz.Esto refleja que la apertura
comercial impact de manera notable a la plantaindustrial mexicana y
que la nica excepcin en trminos de creacin importantede empleos ha
sido la industria ubicada en el norte del pas.
A diferencia de lo ocurrido con la industria, la expansin del
terciario es claraen muchas ciudades del espectro urbano mexicano.
La participacin masculinaen este sector aumenta en forma importante
en las grandes reas metropolitanasdel pas; tambin lo hace en reas
urbanas de mucha presencia industrial (comoes el caso de Len y
Puebla, ciudades industriales del centro del pas), o enciudades
tradicionales de servicios del sureste mexicano (como Mrida
yVeracruz). En las grandes reas metropolitanas, el crecimiento de
la PEAmasculina en el terciario se ha concentrado en los servicios
distributivos(comercio y transportes) y los servicios personales
(servicios de esparcimiento,restaurantes, hoteles y otros). En
contraste, la presencia masculina no se haampliado en los servicios
al productor (finanzas, alquiler de inmuebles yservicios
profesionales) y en los servicios sociales (educacin, servicios
mdicosy gobierno) (vase, Oliveira y Garca, 1995, versin ampliada de
este trabajo).Este resultado es sin duda reflejo del freno de la
inversin pblica5 y privada enramas que antes haban recibido atencin
prioritaria. Los capitales han continuado5El empleo en las empresas
pblicas del sector financiero redujo su participacin relativa en el
total delempleo pblico de 5.2 en 1987 a 1.3 por ciento en 1992
(INEGI; 1988 y 1993).
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reestructuracin econmica y transformacinCrisis, reestructuracin
econmica y transformacinCrisis, reestructuracin econmica y
transformacinCrisis, reestructuracin econmica y transformacin
.../O. De Oliveira y B. Garca
encontrando espacios rentables en el comercio, a la vez que la
poblacin hadiversificado sus estrategias de sobrevivencia en este
sector.
CUADRO 1PORCENTAJE DE POBLACIN MASCULINA Y FEMENINA OCUPADA
EN
LA INDUSTRIA DE TRANSFORMACIN Y EN EL TERCIARIO ENDIFERENTES
CIUDADES
(1986-1992)
1992Industria
1986 1992 1986Terciario*Ciudades
1986 1992 1986 1992Industria Terciario*
Poblacin masculina Poblacin femenina
* El terciario incluye a los servicios distributivos (comercio,
comunicaciones y transporte), serviciossociales (educacin,
servicios mdicos y gobierno), servicios al productor (finanzas,
alquiler deinmuebles y servicios profesionales) y servicios
personales (servicios de esparcimiento, restaurantes,hoteles y
otros).Fuente: Instituto Nacional de Estadstica, Geografa e
Informtica (INEGI), Encuesta Nacional deEmpleo Urbano (ENEU), 2do.
trimestre de 1986 y 1992, Mxico.
NorteFronterizasCiudad Jurez 32.9 33.3 55.3 56.3 46.8 41.7 52.7
57.6Matamoros 23.5 26.4 58.9 57.3 43.6 48.6 55.3 50.0Nuevo Laredo
12.9 22.1 68.7 65.7 15.8 25.9 84.2 72.7Tijuana 22.2 23.7 64.0 65.2
34.1 24.5 64.9 74.6No fronterizasChihuahua 22.0 20.2 60.9 62.4 26.1
25.5 72.4 72.6Monterrey 33.0 28.7 53.1 58.5 19.4 20.3 79.6
78.4Tampico 12.6 20.9 54.9 63.1 7.1 12.0 85.8 86.3Torren 19.9 20.0
61.4 62.9 18.2 19.1 79.6 78.4CentroCd. de Mxico 27.6 24.2 64.9 69.4
20.2 17.5 77.8 81.6Guadalajara 33.3 28.0 54.8 63.1 25.9 21.2 72.5
77.6Len 50.9 46.2 42.6 45.9 34.6 31.4 64.6 66.9Puebla 30.4 28.3
56.1 59.1 16.5 17.0 79.2 80.4San Luis Potos 24.0 23.5 62.0 63.1
17.3 16.8 80.9 81.5Sur-suresteMrida 20.1 18.5 64.0 68.4 18.9 11.7
79.6 85.6Orizaba 29.9 28.4 49.2 48.6 14.9 12.6 82.4 84.5Veracruz
18.5 13.4 66.7 73.5 8.9 7.6 88.1 89.7
-
50
CIEAP/ UAEMPapel es de POBLACIN No. 15
Por su parte, las mujeres expanden su participacin en el
terciario en muydiversos contextos: en grandes reas metropolitanas,
especialmente en Guadalajaray en la Ciudad de Mxico; en reas
urbanas fronterizas como Ciudad Jurez yTijuana, y en centros
regionales como Mrida. La PEA femenina se incrementasobre todo en
los servicios distributivos. En siete de las diecisis ciudades
hayaumentos en el comercio que vale la pena considerar, la mayor
parte motivadospor la ampliacin de las actividades no asalariadas
(Oliveira y Garca, 1995).Este tipo de ocupacin contina siendo un
espacio privilegiado para la mano deobra femenina por las
facilidades que ofrece para la combinacin de lasactividades
domsticas y extradomsticas.
La expansin de las actividades no asalariadasLa participacin del
sector de trabajadores no asalariados en la fuerza de
trabajo ha concentrado la atencin de muchos estudiosos de los
problemasocupacionales de Amrica Latina. Es conocido que en estos
pases la salarizacinde la mano de obra no avanza a los ritmos que
tuvieron lugar en las economashoy industrializadas, y que a partir
de los aos ochenta los no asalariados hanincrementado su presencia
en la fuerza de trabajo de manera acentuada.
Es importante tener presente que este sector no asalariado es
heterogneo:incluye a los patrones, a los trabajadores por cuenta
propia y los trabajadores noremunerados. Asimismo abarca desde un
vendedor ambulante hasta un trabajadorpor cuenta propia que presta
servicios profesionales, aunque estos ltimosrepresentan una minora
dentro del grupo (Garca, 1988). Pese a esta diversidad,los
estudiosos del tema han utilizado el monto relativo de trabajadores
noasalariados presente en el mercado de trabajo como indicador de
formas nocapitalistas de organizacin de la produccin, marginalidad,
pobreza e informalidad(Kowarick, 1978; Prandi, 1978; Souza, 1980;
PREALC, 1983; Garca, 1988).
En las distintas definiciones que actualmente se utilizan sobre
el sectorinformal los no asalariados tienen indudablemente una
importancia fundamental.La definicin del Programa Regional del
Empleo para Amrica Latina y el Caribe(PREALC) incluye,
principalmente, a los trabajadores no asalariados (noprofesionales)
y de manera adicional al servicio domstico remunerado
(PREALC,1983). Para algunos autores, adems de los trabajadores no
asalariados, el sectorinformal debe incluir a los asalariados en
las microempresas o en los serviciosremunerados de baja
productividad (vase, Portes y Benton, 1984; Klein yTokman, 1988).
En otras definiciones, el sector informal incluye a los
trabajadores
-
51 enero/marzo 1998
Crisis, reestructuracin econmica y transformacinCrisis,
reestructuracin econmica y transformacinCrisis, reestructuracin
econmica y transformacinCrisis, reestructuracin econmica y
transformacinCrisis, reestructuracin econmica y transformacin
.../O. De Oliveira y B. Garca
que no estn protegidos por las leyes laborales y este trmino
tambin se empleapara referirse a los grupos pobres o postergados.
En suma, algunos autoresenfatizan las caractersticas de las
empresas, otros las caractersticas de lostrabajadores y otros ms se
basan en la regulacin del Estado sobre las relacioneslaborales
(Raczynski, 1977; Garca, 1988; Rendn y Salas, 1990; Oliveira
yRoberts, 1993).
Dadas las mltiples acepciones de sector informal, en este y
otros de nuestrostrabajos hemos preferido estudiar la evolucin de
distintos tipos de trabajadores(asalariados, patrones, no
asalariados, con distintas caractersticas) y analizar elsignificado
de dichas tendencias en trminos de condiciones de trabajo y de
vidapara los trabajadores involucrados. Adems de su claridad, una
de las ventajasde esta aproximacin es la disponibilidad de la
informacin respectiva en loscensos de poblacin y las encuestas de
ocupacin que permite construir serieshistricas a distintos niveles
de desagregacin econmico-espacial (Garca,1988). Aunque la condicin
de trabajador no asalariado no es un indicadorexhaustivo de ninguna
de las nociones de sector informal utilizadas en laliteratura,
permite acercarse a uno de los componentes numricamente
msimportantes de dicho sector, segn diversas interpretaciones.
Nos interesa documentar el aumento de los trabajadores no
asalariadosdurante los aos de crisis y reestructuracin econmica y
ubicar los contextosurbanos donde se han expandido mayormente en
aos recientes. Consideramosque la escasez de empleos frente a la
expansin de la oferta y restriccin de lademanda se manifiesta en la
creacin de autoempleos. Pero no asumimos a priorique el trabajo no
asalariado sea sinnimo de peores condiciones de trabajo omenores
niveles de ingresos. Estudios recientes sugieren que en
momentoshistricos de fuerte contraccin salarial y en contextos
espaciales y econmicosespecficos, los trabajadores por cuenta
propia pueden recibir mayores ingresosque los trabajadores
asalariados (Pacheco Gmez Muoz, 1995; Roberts, 1993).
Los trabajadores no asalariados en la dcada 1982-1992
Las estimaciones del PREALC indican que el sector informal
urbano-constituido por trabajadores por cuenta propia no
profesionales, familiares noremunerados y el servicio domstico-
lleg a representar el 30 por ciento de laPEA urbana en Amrica
Latina en 1989, en comparacin con 24 por ciento en
-
52
CIEAP/ UAEMPapel es de POBLACIN No. 15
19806. Si a esto aadimos que el sector de microempresas (con
menos de 10empleados) pas a ocupar al 18 por ciento de la PEA en
1989 (en comparacincon 15 por ciento en 1983), podremos apreciar la
relevancia del incremento enlas pequeas unidades econmicas en la
regin (Infante y Klein, 1991).
En Mxico, el sector de trabajadores no asalariados (por cuenta
propia y noremnuerados) se increment de 33.7 por ciento, en 1979, a
38.3 por ciento, en1995, en el nivel nacional (Datos de la ECSO y
de la ENE, respectivamente). Aligual que en periodos anteriores,
estos trabajadores son especialmente importantesen el comercio y en
los servicios. Los censos econmicos y las encuestassociodemogrficas
realizadas en el pas en los ochenta tambin permitendocumentar la
ampliacin de los trabajadores no asalariados (Rendn y Salas,1992;
Garca y Oliveira, 1995).
Los aos 1982-1986
En los primeros aos de la dcada de los ochenta hubo un claro
crecimientodel trabajo por cuenta propia en diferentes sectores de
la poblacin en el nivelnacional. Aunque no existan en esos aos
encuestas nacionales de ocupacin conperiodicidad anual, otras
encuestas sociodemogrficas, como son las de fecundidad,nos ofrecen
informacin interesante sobre el crecimiento de los trabajadores
porcuenta propia. Por ejemplo, entre 1982 y 1987 la presencia
relativa de lapoblacin femenina, agrcola y no agrcola, de 20 a 49
aos en las ocupacionesmanuales no asalariadas aument en forma no
despreciable al pasar de 7.6 a18.5 por ciento (Garca y Oliveira,
1994). Todas las trabajadoras con distintosniveles de escolaridad
incrementaron su participacin en dichas actividades, perola
tendencia fue ms acentuada entre aqullas con escolaridad mnima.
Tambinlo hicieron de manera relevante las mujeres casadas o en unin
consensual (enparticular aqullas con ms hijos, teniendo el menor de
0 a 3 aos) y las separadas,divorciadas y viudas. Conviene subrayar,
adems, que las mujeres con lascaractersticas mencionadas por lo
general son las que desempean en mayorcantidad relativa las
actividades no asalariadas (Garca y Oliveira, 1994).
El desglose de las ocupaciones manuales no asalariadas pone de
manifiestoque durante los primeros aos de la dcada del ochenta se
ampliaron, por un lado,las actividades de autoempleo vinculadas
directamente con la mayor pobrezarelativa de los hogares. Este es
probablemente el caso de gran parte de las6Estas estimaciones de
PREALC se basan en encuestas de hogares para Argentina, Brasil,
Colombia,Costa Rica, Chile, Mxico y Venezuela, pases que contienen
el 80 por ciento de la PEA de la regin.
-
53 enero/marzo 1998
Crisis, reestructuracin econmica y transformacinCrisis,
reestructuracin econmica y transformacinCrisis, reestructuracin
econmica y transformacinCrisis, reestructuracin econmica y
transformacinCrisis, reestructuracin econmica y transformacin
.../O. De Oliveira y B. Garca
vendedoras ambulantes que prcticamente doblaron su peso relativo
de 1982 a1987 y es uno de los efectos ms visibles de la crisis y
reestructuracin. Por elotro lado, para las mujeres en edad
reproductiva tambin las actividades deproduccin por cuenta propia
se duplicaron en trminos relativos en los ochenta(Garca y Oliveira,
1994).
En el nivel del espacio urbano regional, anlisis basados en
datos de la ENEUencuentran que el incremento de las actividades no
asalariadas en estos aos decrisis se concentra en las ciudades del
centro y sureste del pas (Ciudad deMxico, Puebla, San Luis Potos,
Mrida, Orizaba y Veracruz) y entre lapoblacin femenina (Oliveira,
1989a). Con base en las tendencias anteriores, ysi se toma en
cuenta el peso cuantitativo de las ciudades donde se eleva el
trabajono asalariado, tal parecera que el aumento de la ocupacin
femenina en el periodoanalizado se debe, en importante medida, al
incremento de este tipo de actividad.
El periodo 1986-1992: la continua expansin del trabajo
noasalariado
En la segunda mitad de los ochenta, la tendencia de expansin de
los sectoresno asalariados se mantiene en un nmero no despreciable
de ciudades. Alcomparar los cambios entre 1986-1992 con aqullos
mencionados para los aosanteriores encontramos algunas
modificaciones en el patrn de ampliacin de lasactividades no
asalariadas.
En primer lugar, la expansin de las actividades no asalariadas
en la segundamitad de los ochenta y principios de los noventa
ocurre tanto entre la poblacinfemenina como entre la masculina
(cuadro 2); en el periodo anterior, como yasealamos, sta fue ms
acentuada para la poblacin activa femenina.
Un segundo punto a tener en cuenta es que, en el caso de la
poblacinmasculina entre 1986-1992, a diferencia del periodo previo,
el crecimiento de lasactividades no asalariadas ocurre
principalmente en las ciudades de la regincentro del pas: Ciudad de
Mxico, Len, Puebla y San Luis Potos. Por ltimo,en el caso de la
poblacin femenina, la expansin de las actividades no
asalariadasentre 1986-1992 se da en las ciudades fronterizas
(Ciudad Jurez y Tijuana), lasreas metropolitanas (Monterrey y
Guadalajara) y otras ciudades del norte ycentro del pas (Tampico y
Len). Tambin en este caso, ninguna de estasciudades se caracteriz
por una ampliacin de las actividades no asalariadasfemeninas en los
primeros aos de la dcada.
-
54
CIEAP/ UAEMPapel es de POBLACIN No. 15
CUADRO 2PORCENTAJE DE POBLACIN MASCULINA Y FEMENINA OCUPADA
EN ACTIVIDADES ASALARIADAS Y NO ASALARIADASEN DIFERENTES
CIUDADES
(1986-1992)
1986 1992 1986 1992 1986 1992 1986 1992No AsalariadaNo
AsalariadaAsalariada Asalariada
Poblacin masculina Poblacin femeninaCiudades
Fuente: Instituto Nacional de Estadstica, Geografa e Informtica
(INEGI), Encuesta Nacional deEmpleo Urbano (ENEU), 2do. trimestre
de 1986 y 1992, Mxico.
Diversos fenmenos pueden dar origen al crecimiento del sector de
trabajadorespor cuenta propia. Por un lado, pueden proliferar las
estrategias de reproduccinde los sectores menos privilegiados que
requieren de la diversificacin de susfuentes de ingreso. De igual
forma es importante tener presente la permanenciadel pequeo
comercio tradicional, las unidades artesanales de produccin o
los
NorteFronterizasCiudad Jurez 66.7 70.0 29.2 24.9 85.1 80.1 14.4
18.7Matamoros 66.3 64.1 25.1 25.7 81.0 85.5 17.4 13.1Nuevo Laredo
66.3 69.3 24.1 25.2 77.1 80.5 21.1 18.1Tijuana 62.4 65.2 28.8 29.1
79.2 76.9 18.7 21.7No fronterizasChihuahua 69.4 66.4 24.5 23.1 80.5
83.6 18.5 14.4Monterrey 76.8 72.8 18.1 21.0 80.8 75.8 18.4
22.7Tampico 69.7 64.4 26.0 30.2 76.0 64.0 23.2 34.8Torren 66.8 65.2
26.2 26.7 71.1 72.0 27.9 27.1CentroCd. de Mxico 73.0 69.4 22.1 25.5
73.3 71.9 25.7 26.6Guadalajara 65.4 63.8 27.9 29.2 73.6 67.3 24.7
31.0Len 69.3 66.7 22.7 26.5 77.2 73.3 20.8 25.5Puebla 65.8 63.6
27.8 31.3 65.8 66.0 32.9 32.6San Luis Potos 72.8 69.1 19.6 22.7
75.9 78.0 22.6 20.3Sur-suresteMrida 67.6 69.3 25.2 23.1 66.3 76.4
31.6 22.2Orizaba 61.8 63.5 32.0 30.1 55.6 59.9 42.0 38.1Veracruz
70.6 65.7 21.3 26.0 67.7 66.4 29.8 29.9
-
55 enero/marzo 1998
Crisis, reestructuracin econmica y transformacinCrisis,
reestructuracin econmica y transformacinCrisis, reestructuracin
econmica y transformacinCrisis, reestructuracin econmica y
transformacinCrisis, reestructuracin econmica y transformacin
.../O. De Oliveira y B. Garca
pequeos establecimientos de preparacin y venta de alimentos. Por
ltimo, laexpansin del trabajo por cuenta propia puede ser el
resultado de procesos msgenerales de reorganizacin de la actividad
industrial que llevan a la subcontratacinde pequeos talleres y del
trabajo a domicilio por parte de las grandes empresas(Portes y
Benton, 1984; Gonzlez de la Rocha, 1986; Benera y Roldn,
1987;Marshall, 1987; Arias, 1988). La proliferacin de este tipo de
talleres y deltrabajo a domicilio vinculados con las grandes
empresas industriales o comercialesse encuentra mayormente
documentada para el centro y sur del pas (vase,Alonso, 1984;
Escobar, 1986; Gonzlez de la Rocha, 1986; Benera y Roldn,1987;
Arias, 1988).
Es difcil contar con informacin que permita deslindar los
diversos aspectosque pueden haber dado origen al incremento de los
sectores no asalariados enetapas de crisis y reestructuracin. En el
nivel agregado, la presencia del trabajopor cuenta propia en el
sector manufacturero, o en reas metropolitanasindustriales, a veces
ha sido interpretada como sntoma de que este sectorresponde a las
estrategias del capital, adems de las conocidas estrategias de
lapoblacin por sobrevivir (vase, por ejemplo, Kowarick, 1978;
Portes y Benton,1984; Garca, 1988).
El anlisis de la ubicacin de los trabajadores no asalariados en
los diferentessectores de actividad en las ciudades consideradas
ofrece algunos elementos paraentender qu procesos subyacen a la
expansin de estos trabajadores. En los aosbajo estudio, la
presencia del trabajo por cuenta propia se da sobre todo fuera dela
industria de transformacin. Tanto para la mano de obra masculina
como parala femenina las actividades no asalariadas, en 1992, se
concentran en losservicios distributivos (comercio y transporte) y
en los servicios personales.Asimismo los incrementos ms importantes
entre 1986 y 1992 tienen lugar en losservicios distributivos y
entre la poblacin femenina (Oliveira y Garca, 1995).De esta suerte,
por lo menos para las principales ciudades del pas, la
informacinagregada no respalda una renovada presencia de los
trabajadores por cuentapropia debido a las estrategias de los
empresarios industriales para enfrentar larecesin7. El trabajo no
asalariado en la industria se hace visible, ms bien en
laslocalidades menores de 100 mil habitantes, y puede responder a
la ampliacin desectores industriales artesanales o en pequea escala
(Datos de la ENE para1991; Garca y Oliveira, 1994).7No obstante,
puede ser prematuro intentar documentar estas tendencias en el
nivel agregado; asimismoes importante aclarar que la informacin
proveniente de encuestas de ocupacin no permite, en
muchasocasiones, captar un tipo de trabajo que se lleva a cabo de
manera clandestina o ilegal.
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56
CIEAP/ UAEMPapel es de POBLACIN No. 15
CUADRO 3PORCENTAJE DE POBLACIN MASCULINA Y FEMENINA
ASALARIADA
QUE NO RECIBE PRESTACIONES LABORALES ENDIFERENTES CIUDADES
(1986-1992)
1986 1992 1986 1992Poblacin femenina Poblacin masculina
Ciudades
Fuente: Instituto Nacional de Estadstica, Geografa e Informtica
(INEGI), Encuesta Nacional deEmpleo Urbano (ENEU), 2do. trimestre
de 1986 y 1992, Mxico.
NorteFronterizasCiudad Jurez 18.5 19.5 12.6 11.4Matamoros 23.5
19.8 11.9 11.3Nuevo Laredo 33.6 28.2 27.9 23.9Tijuana 22.3 31.4
13.1 18.1No fronterizasChihuahua 12.3 17.1 8.0 12.0Monterrey 13.9
16.1 17.3 17.7Tampico 14.4 16.8 15.6 15.9Torren 20.5 18.1 18.4
13.8CentroCd. de Mxico 21.3 25.0 19.3 16.8Guadalajara 22.2 23.8
18.3 23.4Len 32.6 31.9 34.6 28.1Puebla 22.2 29.2 23.6 27.9San Luis
Potos 17.7 22.5 20.3 22.7Sur-suresteMrida 23.6 22.1 21.2
13.5Orizaba 29.5 32.7 32.8 22.2Veracruz 17.7 22.9 23.3 20.3
Condiciones laborales de los trabajadores asalariados y
porcuenta propia durante 1986-1992
La expansin de formas de empleo precario en los pases
latinoamericanosocupa un lugar importante en las discusiones sobre
los posibles cambios que laspolticas de ajuste y reestructuracin
econmica traen sobre los mercados de
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57 enero/marzo 1998
Crisis, reestructuracin econmica y transformacinCrisis,
reestructuracin econmica y transformacinCrisis, reestructuracin
econmica y transformacinCrisis, reestructuracin econmica y
transformacinCrisis, reestructuracin econmica y transformacin
.../O. De Oliveira y B. Garca
trabajo. La nocin de empleo precario es ms amplia que la del
sector informal.Adems del trabajo por cuenta propia, de las
actividades ilegales o subterrneasy del trabajo a domicilio, dicha
nocin se refiere tambin a diferentes modalidadesde trabajos
asalariados ocasionales y temporales, de tiempo parcial,
malremunerados, sin prestaciones laborales (Marshall, 1987).
Se argumenta que las polticas de ajuste y reestructuracin
econmica hanrequerido de un debilitamiento del control sindical
sobre los niveles salariales ylas condiciones de trabajo. En este
marco, las seguridades laborales son vistascomo rigideces que
obstaculizan la necesidad de una mayor flexibilizacin de lafuerza
de trabajo, la cual es requerida para obtener mayores niveles
deproductividad. No obstante, el proceso de flexibilizacin laboral
avanza en el pasa ritmos desiguales y, en principio, puede tener
diferentes impactos sobre lascondiciones de trabajo (Zapata, 1992;
De la Garza, 1993; Carrillo, 1993; Pries,1993).
Como indicadores de condiciones laborales con mayor o menor
grado deprecariedad utilizamos la existencia de prestaciones
laborales y los niveles deingreso de los trabajadores. En la
informacin que proporciona la ENEU, laexistencia de prestaciones
laborales incluye el acceso del trabajador a, por lomenos, una de
las siguientes alternativas: aguinaldo, participacin en
utilidades,vacaciones con goce de sueldo, crdito para vivienda,
servicio mdico particularo seguro de salud, afiliacin al Instituto
Mexicano de Seguridad Social (IMSS)o al Instituto de Seguridad y
Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado(ISSSTE) y el
seguro social voluntario o facultativo.
Como es conocido, los trabajadores por cuenta propia por lo
general secaracterizan por tener un reducido acceso a algunas de
estas prestaciones, y slotiene sentido analizar este indicador para
la poblacin asalariada. En el caso dela poblacin masculina, el peso
relativo de los trabajadores asalariados sinprestaciones laborales
se ha incrementado -tres o ms puntos porcentuales- ensiete de las
diecisis ciudades analizadas entre 1986 y 1992; en cambio, entre
lapoblacin femenina ha sucedido lo contrario (cuadro 3). Algunos
estudiossugieren que esto sucede porque los hombres han
incrementado su presencia enlos trabajos menos protegidos pero
relativamente ms redituables; en cambio, lasmujeres mantienen como
estrategia los empleos con prestaciones laborales comouna manera de
asegurarle a la familia el acceso a algunos servicios bsicos(vase,
Oliveira y Garca, 1995).
La informacin sobre ingresos (cuadro 4) permite comprobar los
bajos nivelesde remuneracin de todos los trabajadores y sealar las
diferencias entre hombres
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58
CIEAP/ UAEMPapel es de POBLACIN No. 15
y las mujeres. Como es usual encontrar, los ingresos femeninos
son sensiblementemenores que los masculinos en la casi totalidad de
los casos.
CUADRO 4PORCENTAJE DE POBLACIN MASCULINA Y FEMENINA
EN ACTIVIDADES ASALARIADAS Y POR CUENTA PROPIA QUERECIBE BAJOS
INGRESOS* (1992)
Ciudades Porcuenta propia
Porcuenta propiaAsalariadaAsalariada
Poblacin masculina Poblacin femenina
NorteFronterizasCiudad Jurez 48.2 33.2 61.8 62.4Matamoros 29.0
48.0 24.5 79.9Nuevo Laredo 51.8 51.7 60.6 63.9Tijuana 24.5 12.8
35.5 44.5No fronterizasChihuahua 39.8 19.9 53.1 47.5Monterrey 41.4
38.9 49.4 60.8Tampico 44.4 60.6 65.0 88.4Torren 52.2 53.0 60.2
73.7CentroCd. de Mxico 55.4 54.8 60.7 81.6Guadalajara 45.5 36.5
62.6 71.9Len 27.4 16.5 51.1 53.5Puebla 44.3 46.8 59.6 78.0San Luis
Potos 45.6 45.0 59.2 77.0Sur-suresteMrida 54.7 55.5 60.9
84.6Orizaba 62.1 56.7 67.0 87.2Veracruz 43.6 43.4 54.1 79.9* Menos
de dos salarios mnimos.Fuente: Instituto Nacional de Estadstica,
Geografa e Informtica (INEGI), Encuesta Nacional deEmpleo Urbano
(ENEU), 2do. trimestre de 1986 y 1992, Mxico.
Asimismo se observan diferencias interesantes entre los
trabajadoresasalariados y por cuenta propia. Las mujeres que
desempean actividades porcuenta propia se encuentran en la peor de
las situaciones; esto es, recibenremuneraciones inferiores a las
trabajadoras asalariadas en la gran mayora de
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59 enero/marzo 1998
Crisis, reestructuracin econmica y transformacinCrisis,
reestructuracin econmica y transformacinCrisis, reestructuracin
econmica y transformacinCrisis, reestructuracin econmica y
transformacinCrisis, reestructuracin econmica y transformacin
.../O. De Oliveira y B. Garca
los casos. En cambio, los hombres que trabajan por cuenta propia
recibenrelativamente mejores niveles de ingreso que los asalariados
en casi la mitad delas diecisis ciudades analizadas. Estas ciudades
son: Ciudad Jurez y Tijuana,en la frontera norte; Monterrey y
Guadalajara, dos de las grandes reasmetropolitanas del pas, y en
otras ciudades industriales (Chihuahua, Len yOrizaba) ubicadas
respectivamente en el norte, centro y sureste. Es importantenotar
que de este conjunto de reas metropolitanas, cinco por lo menos,
puedenser caracterizadas como centros industriales de importancia.
La mejorremuneracin relativa de varones que desempean actividades
por cuenta propiafrente a los asalariados en 1992 se mantiene al
analizar diferentes sectoreseconmicos. En la industria de
transformacin esto se da en la mitad de lasciudades; en los
servicios modernos (sociales y al productor) y en los
serviciospersonales esto ocurre en la mayora de los casos, y en los
servicios distributivosencontramos una tendencia similar en todas
las ciudades analizadas. Talparecera entonces que, en un contexto
de reduccin de oportunidades de empleosy de contraccin salarial, el
trabajo no asalariado -principalmente en el comercio-ha permitido a
amplios sectores de la poblacin masculina tener acceso a nivelesde
ingresos relativamente ms elevados que los provenientes del trabajo
asalariado.
La creciente participacin econmica femeninaEl proceso de
terciarizacin, que se ha intensificado a partir de la dcada de
los ochenta en forma estrechamente vinculada a la expansin de
las actividadesno asalariadas, estuvo acompaado de una creciente
presencia de mujeres dedistintas edades en el mercado de trabajo.
Esto ha ocurrido tanto en Mxico comoen el resto de Amrica Latina.
Infante y Klein, en un diagnstico del mercado detrabajo
latinoamericano, indican que la tasa de participacin femenina para
unconjunto de pases que abarcan el 71 por ciento de la poblacin de
la regin seincrement de 32 a 38 por ciento en el ltimo decenio;
asimismo estos autoressealan que se elev la proporcin de mujeres en
la fuerza de trabajo, pues lastasas masculinas no muestran una
variacin de magnitud. En conjunto, lacontribucin de las mujeres al
aumento de la PEA en los ochenta fue de 42 porciento (Infante y
Klein, 1991)8.
8Estos datos se basan en encuestas de hogares realizadas en
Brasil, Colombia, Costa Rica, Chile, Mxico,Uruguay y Venezuela.
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60
CIEAP/ UAEMPapel es de POBLACIN No. 15
El trabajo femenino en Mxico en los ochenta y principios de
losnoventa
En Mxico, la tasa de participacin femenina se eleva de 21.5 por
ciento, en1979, a 34.5 por ciento, en 1995, segn la ENE de ese ao.
Este crecimientosostenido puede tambin ser apoyado con base en otro
tipo de fuentes como sonlas encuestas de fecundidad ms recientes
(ENFES de 1987 y ENADID -Encuesta Nacional de la Dinmica Demogrfica
de 1992). En contraste, laparticipacin masculina present un
incremento ms reducido puesto que yaalcanza niveles muy elevados
(pas de 71 por ciento, en 1979, a 78.2 por ciento,en 1995, segn las
encuestas de ocupacin).
Los aos 1982-1986
En este primer periodo, la participacin econmica femenina
ascendi de 25a 32.3 por ciento (Datos de la Encuesta Nacional
Demogrfica -END- y de laENFES). Desde su inicio, al igual que en
otros pases de la regin, la elevacinde la actividad econmica
femenina estuvo vinculada con la mayor necesidadeconmica que trajo
aparejada la recesin, lo cual hizo necesario la incorporacinde
integrantes adicionales de los hogares al mercado de trabajo
(Selva, 1985;Corts, 1988; Gonzlez de la Rocha, 1989). Muchas
mujeres salieron enbsqueda de trabajo extradomstico a pesar de sus
responsabilidades familiares.
La crisis y reestructuracin econmicas han llevado a la
movilizacin de unaoferta potencial de mano de obra constituida
principalmente por mujeres demayor edad, casadas y con hijos, que
con frecuencia tienen bajos niveles deescolaridad (Garca y
Oliveira, 1994). Sin embargo, al igual que en el pasado, lasmujeres
jvenes, las solteras, las sin hijos y con mayores niveles de
escolaridadhan mantenido los elevados niveles de participacin
econmica alcanzados desdelos aos setenta. En este tipo de
participacin juegan un importante papel lastendencias seculares de
mayor educacin formal y ampliacin del proceso deurbanizacin, que
permiten diversificar las opciones econmicas para la
poblacinfemenina (Pedrero y Rendn, 1982; Oliveira, 1989b; Oliveira
y Garca, 1990;Rendn, 1990).
Anlisis para distintos contextos urbanos regionales reafirman
que la mayorincorporacin femenina al mercado de trabajo a
principios de los aos ochentatuvo lugar, de igual forma que en la
dcada del setenta, en contextos muydismiles. Se trata de ciudades
comerciales, industriales y administrativas de las
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61 enero/marzo 1998
Crisis, reestructuracin econmica y transformacinCrisis,
reestructuracin econmica y transformacinCrisis, reestructuracin
econmica y transformacinCrisis, reestructuracin econmica y
transformacinCrisis, reestructuracin econmica y transformacin
.../O. De Oliveira y B. Garca
diferentes regiones del pas y la Ciudad de Mxico, que siempre se
ha destacadopor una elevada presencia de las mujeres en la
actividad econmica. En uncontexto de fuerte contraccin del empleo
asalariado industrial en el pas, elincremento de la participacin
femenina en los primeros aos de la dcada de losochenta estuvo
vinculado tanto a la expansin de las actividades no asalariadasen
el terciario como a la ampliacin de la demanda por mano de obra
femeninaen las industrias maquiladoras en la frontera norte del
pas. Por su parte, elincremento de la participacin masculina sigui
muy de cerca el patrn dediversificacin regional sealado para las
mujeres (Oliveira, 1989a; vasetambin, Pacheco Gmez Muoz, 1988; Cruz
y Zenteno, 1989; Pedrero, 1990y Oliveira y Garca, 1990).
El periodo 1986-1992
De fines de los ochenta al inicio de los noventa la participacin
econmicamasculina y femenina se mantuvo en el nivel nacional sin
cambios marcados. En1988 las tasas masculinas y femeninas fueron de
75 y 32.3 por ciento (datos dela ENE), cifras muy cercanas a las
reportadas para 1991. En contraste, enalgunas reas metropolitanas s
se presentaron algunos cambios. Los incrementos-de tres o ms puntos
porcentuales- en la participacin econmica de hombres ymujeres se
concentraron en las grandes reas metropolitanas del pas y en
lasciudades no fronterizas en la regin norte. Es importante notar
que, a diferenciade aos anteriores, la participacin femenina gan
importancia en Monterrey.Esta mayor presencia femenina se debi
principalmente a la expansin del sectorterciario, de las pequeas
empresas industriales y de las actividades no asalariadas,en virtud
del escaso dinamismo de la gran industria en este centro urbano
duranteel periodo analizado. La Ciudad de Mxico y Guadalajara ya
eran contextospropicios a una elevada presencia femenina en los
mercados de trabajo desdedcadas anteriores (cuadro 5).
Entre las ciudades fronterizas, Nuevo Laredo es la nica que se
destac porpresentar un ascenso de las tasas de participacin
masculinas y femeninas en losaos 1986-1992. Esto se debi a la
expansin de la industria maquiladora en uncentro urbano pequeo.
Ciudad Jurez, Matamoros y Tijuana, que concentrabanplantas
maquiladoras desde periodos anteriores, mantuvieron sus
elevadosniveles de participacin femenina. En suma, tal parece que
en los aos 1986-1992la participacin econmica de hombres y mujeres
asumi una pauta menosdiversificada regionalmente que la registrada
en el periodo anterior (cuadro 5).
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62
CIEAP/ UAEMPapel es de POBLACIN No. 15
CUADRO 5TASAS DE PARTICIPACIN ECONMICA* PARA HOMBRES
YMUJERES
EN DIFERENTES CIUDADES (1986-1992)
Ciudades19921986 1986 1992
Hombres Mujeres
NorteFronterizasCiudad Jurez 72.1 73.9 32.7 33.9Matamoros 74.3
73.2 36.9 37.6Nuevo Laredo 69.3 74.5 24.3 30.5Tijuana 71.3 72.2
28.3 31.1No fronterizasChihuahua 67.4 72.1 29.7 33.1Monterrey 67.5
75.5 25.2 34.1Tampico 69.8 72.6 26.9 36.1Torren 68.4 72.2 30.6
33.4CentroCd. de Mxico 70.6 74.1 35.9 38.1Guadalajara 74.0 78.4
32.1 41.1Len 76.0 75.8 27.2 28.1Puebla 67.7 69.9 30.1 32.9San Luis
Potos 65.6 67.0 29.2 29.0Sur-suresteMrida 70.0 69.4 34.6
31.8Orizaba 71.0 67.6 32.7 28.2Veracruz 73.1 73.3 34.0 35.9* De 12
aos y ms.Fuente: Instituto Nacional de Estadstica, Geografa e
Informtica (INEGI), Encuesta Nacional deEmpleo Urbano (ENEU), 2do.
trimestre de 1986 y 1992, Mxico.
Por ltimo, es importante poner de relieve que en los contextos
urbanos conmayor participacin econmica femenina los incrementos se
dieron a diferentesedades y niveles de escolaridad, entre mujeres
solteras y no solteras, con hijos ysin hijos. En cambio, el aumento
de la participacin masculina es mucho msselectivo: se concentr en
la poblacin joven, soltera y con escolaridad igual osuperior a
secundaria completa (Oliveira y Garca, 1995). Esto indica que en
uncontexto de reestructuracin econmica, cambio tecnolgico y
reduccin del
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63 enero/marzo 1998
Crisis, reestructuracin econmica y transformacinCrisis,
reestructuracin econmica y transformacinCrisis, reestructuracin
econmica y transformacinCrisis, reestructuracin econmica y
transformacinCrisis, reestructuracin econmica y transformacin
.../O. De Oliveira y B. Garca
sector industrial, la demanda de mano de obra masculina para
ocupar los puestosdisponibles en las empresas se ha hecho cada vez
ms selectiva.
Consideraciones finalesEn este trabajo analizamos algunos de los
principales cambios que han tenido
lugar en el mercado de trabajo urbano mexicano, a la luz de las
transformacionessocioeconmicas ms importantes registradas en el
pas. Nuestro principalinters ha sido comparar lo ocurrido entre
1982-1986, periodo en el que se iniciauna de la ms importantes
crisis econmicas del Mxico moderno, y 1986-1992,aos tambin muy
difciles pero de recuperacin macroeconmica parcial, y enlos cuales
se pusieron en marcha polticas especficas que buscaron
restructurarla economa y orientar el desarrollo mexicano al
exterior. El ncleo del estudioestuvo referido a diecisis de las
principales reas metropolitanas ubicadas enel norte, centro y
sureste del pas.
Nuestro primer centro de atencin fue el proceso de terciarizacin
de la fuerzade trabajo. En los aos de expansin econmica
(aproximadamente 1950-1970)la industria mexicana y los servicios
relacionados absorbieron importantescontingentes de mano de obra.
No es posible sostener para los aos cincuenta ysesenta que la
concentracin de la mano de obra en el terciario fuese excesiva,
oque slo creciesen los servicios que absorban a la mano de obra
menosprivilegiada y con menores ingresos. En cambio, los aos de
transicin en elmodelo de desarrollo (los setenta), y sobre todo la
etapa 1982-1992 objeto denuestro estudio, se caracteriz por una
prdida pronunciada de la importancia dela industria y por una
expansin acelerada de la fuerza de trabajo en el sectorterciario de
la economa.
Destacamos, para las principales ciudades del pas, el impacto
diferencial delos cambios socioeconmicos recientes sobre la planta
de empleo industrialpreexistente. Las ciudades del centro y sureste
del pas fueron las ms afectadas;en cambio, las del norte, sobre
todo las ciudades fronterizas, se beneficiaron conla ampliacin de
la industria maquiladora, tanto en los aos 1982-1986 como enel
periodo subsiguiente. Como es conocido, en Mxico, al igual que en
otrospases de Centroamericana y el Caribe, el gobierno ha fomentado
esta modalidadde produccin industrial mediante exenciones fiscales,
subsidios, infraestructuray financiamento para la instalacin de
nuevas plantas. Los casos de Costa Rica,Guatemala y Repblica
Dominicana se asemejan al de Mxico por la instalacinde industrias
de exportacin que dan preferencia a la contratacin de mano de
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64
CIEAP/ UAEMPapel es de POBLACIN No. 15
obra femenina. Asimismo, en Mxico y Repblica Dominicana, el
modelo dedesarrollo orientado hacia el exterior se vincula con un
proceso de descentralizacinespacial del empleo.
En nuestro pas est abierta la posibilidad de que estas
industrias maquiladorasse expandan ms all de la frontera norte
donde actualmente se concentran enforma mayoritaria. Sin embargo,
siempre es importante tener en cuenta que elimpacto de las
maquiladoras es ms trascendente en el nivel regional y local, yque
esta opcin tendra que ser complementada con otras medidas. De esta
suerte,el futuro de la ocupacin en el sector industrial sin duda
depender de unarecuperacin econmica sostenida y de la puesta en
marcha de polticas queorienten las inversiones extranjeras y
nacionales a dicho sector, as como queposibiliten una
reestructuracin efectiva de la planta industrial que le
permitacompetir con xito en los mercados internacionales.
Durante los aos 1982-1992, la mayor ampliacin del empleo se dio
en elsector terciario, debido principalmente a lo sucedido con los
servicios distributivos(comercio y transporte). El movimiento del
capital hacia los servicios es algoconocido en el nivel
internacional. En los pases desarrollados, la prdida deimportancia
del sector secundario por los avances tecnolgicos y la
reubicacininternacional de plantas industriales ha sido acompaada
de una ampliacinimportante de los servicios al productor (finanzas,
seguros, bienes races,servicios profesionales, establecimientos
administrativos) (Kephart, 1991). Encambio, en Mxico el papel ms
relevante lo ha jugado el comercio, donde tantolos empresarios
capitalistas como diversos sectores de la poblacin que seemplean
por cuenta propia han encontrado una actividad rentable o de
sobrevivenciaen estos aos de deterioro en los niveles de vida.
Mxico y otros pases de Amrica Latina (por ejemplo, Argentina y
Brasil)son ilustrativos de la heterogeneidad del terciario en
nuestra regin. En estospases, el proceso de terciarizacin del
empleo ha estado asociado con una mayorpresencia de las mujeres en
los mercados de trabajo, tanto en ocupacionesprofesionales y
tcnicas como en aqullas que incorporan mano de obra conniveles muy
bajos de escolaridad. En nuestro pas, en el futuro cercano,
lacreciente urbanizacin y la formacin de grandes conglomerados
metropolitanospodra llevar a diversificar el crecimiento del
terciario mediante la ampliacin delos servicios al productor y
sociales. Sin embargo, para ello es necesario que laeconoma
mexicana logre crecer de manera sostenida; una recuperacin
econmicaslida es uno de los factores indispensables para
restablecer y ampliar los nivelesde inversin pblica en educacin y
salud, y canalizar una mayor inversin
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65 enero/marzo 1998
Crisis, reestructuracin econmica y transformacinCrisis,
reestructuracin econmica y transformacinCrisis, reestructuracin
econmica y transformacinCrisis, reestructuracin econmica y
transformacinCrisis, reestructuracin econmica y transformacin
.../O. De Oliveira y B. Garca
privada hacia los servicios ms directamente vinculados con el
desarrollo delpas.
Otra caracterstica que Mxico comparte con los pases
latinoamericanos, serefiere a la continua expansin del trabajo por
cuenta propia. Incluso cuando elpas logr un crecimiento moderado
del producto nacional y se control lainflacin en los primeros aos
de la dcada del noventa, esta modalidad de trabajono disminuy, sino
que sigui en ascenso. Se observ su ampliacin en mayornmero de
ciudades, especialmente en aqullas con tradicin industrial o
conpresencia de la industria maquiladora, as como tambin entre la
poblacin activamasculina, adems de la femenina.
Los rezagos en la creacin de empleos asalariados y las polticas
de restriccinimpuestas a los salarios han repercutido en el ascenso
sostenido del autoempleo.Este fenmeno ha tenido significados
distintos para hombres y mujeres. Enalgunas de las principales
ciudades del pas, los hombres que trabajan por cuentapropia en
diversos sectores de actividad tienen mayores niveles de ingresos
quelos trabajadores asalariados. Estos resultados permiten sostener
que, por lomenos para los aos estudiados, la visin tradicional del
autoempleo comoconcentrador de la pobreza extrema slo es correcta
para la mano de obrafemenina.
Diversos procesos pueden dar origen a la ampliacin del trabajo
por cuentapropia. En tiempos de crisis es posible que sta se
relacione con la diversificacinde las estrategias de sobrevivencia
o con las prcticas empresariales dedescentralizacin de la produccin
industrial intensiva en mano de obra. Se puedetratar de la
subcontratacin de pequeos talleres, con frecuencia familiares,
parala elaboracin de un producto o partes de l, y de trabajo a
domicilio. Estosmecanismos han sido reportados para la situacin
mexicana e internacional. Sinembargo, encontramos que -en las
principales reas metropolitanas del pas- eltrabajo por cuenta
propia se ha expandido en forma importante fuera del
sectorsecundario9. De forma similar a otros pases de la regin, en
Mxico laconcentracin y crecimiento del autoempleo en los ochenta ha
sido en losservicios distributivos (comercio y transportes).
Es posible prever que el trabajo no asalariado seguir
expandindose en elfuturo cercano. En Mxico existen importantes
factores de ndole demogrficoy sociopoltico que pueden influenciar
la direccin de esta tendencia, adems deaspectos econmicos como los
tratados hasta ahora. Entre ellos tenemos: la9La informacin
analizada es limitada para captar fenmenos como la subcontratacin o
el trabajo adomicilio; de ah que los resultados sealados deben ser
vistos con precaucin.
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66
CIEAP/ UAEMPapel es de POBLACIN No. 15
inercia demogrfica que proviene del crecimiento en dcadas
pasadas y factoresque propician especficamente la salida de mujeres
al mercado de trabajo, comoson el aumento de la edad a la unin y el
descenso en los niveles de fecundidad.A estos factores hay que
agregar la distribucin regresiva del ingreso, lasdisparidades
regionales y la concentracin de la poblacin en unas pocasciudades.
Asimismo no habra que descartar la puesta en marcha de
polticasespecficas de empleo no asalariado para enfrentar,
precisamente, el problema deldesempleo abierto que en coyunturas
particulares se ha expandido en formaconsiderable en los ltimos
aos.
Cmo repercutieron las transformaciones analizadas en los niveles
departicipacin econmica de hombres y mujeres? La terciarizacin de
la mano deobra y el sostenido crecimiento de las actividades por
cuenta propia estuvieronacompaados por una creciente presencia de
las mujeres en la fuerza de trabajo.El aumento de los niveles de
participacin econmica femenina es un fenmenode largo plazo,
caracterstico de varias regiones del mundo. No obstante,
esimportante hacer hincapi que ahora en Mxico las mujeres mayores,
unidas ycon hijos, tienen mayor presencia en la economa regional
que en aos anteriores.
Los elevados niveles de incorporacin de las mujeres al mercado
de trabajopueden tener orgenes diversos. En Mxico, desde los aos de
expansineconmica, se encontraron altos niveles de participacin
laboral femenina tantoen regiones ms privilegiadas como en aqullas
menos favorecidas. En losprimeros aos de la dcada de los ochenta
las mujeres se incorporaron al mercadode trabajo en estrecha
vinculacin con la expansin del terciario y de lasactividades por
cuenta propia, pero tambin con el fortalecimiento de la
industriamaquiladora. En los ltimos aos, la incorporacin econmica
femenina ha sidomenos diversificada regionalmente, lo que puede
indicarnos los lmites existentespara la ampliacin del trabajo de
las mujeres dentro de los esquemas de desarrollopuestos en
marcha.
Queda claro, a partir de las consideraciones anteriores, que la
crisis yreestructuracin econmicas han impactado muy drstica y
desfavorablementeal mercado de trabajo urbano mexicano. La breve
recuperacin parcial de laeconoma, el control fiscal y de la
inflacin que se logr entre fines de los ochentay principios de los
noventa no trajo cambios importantes en trminos de losmercados
laborales. A partir de entonces se han presentado situaciones an
msdifciles y todava es incierta la perspectiva de un desarrollo
econmico sostenido.Desde nuestro punto de vista, es indispensable
introducir cambios de fondo en laspolticas econmicas, mediante los
cuales se priorice la bsqueda del bienestarpara la gran mayora de
los mexicanos.
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67 enero/marzo 1998
Crisis, reestructuracin econmica y transformacinCrisis,
reestructuracin econmica y transformacinCrisis, reestructuracin
econmica y transformacinCrisis, reestructuracin econmica y
transformacinCrisis, reestructuracin econmica y transformacin
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