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22 EL ABEC DE LA PRAGMTICA
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CAPTULO II Q U E S L A P R A G M T I C A ?
1. DEFINICIONES
Cuando se empez a hablar de pragmtica se la asociaba, medio en
broma y medio en serio, con un cubo de basura don-de la lingstica
tiraba los problemas de semntica e incluso de sintaxis que no poda
resolver satisfactoriamente (algunos de los contenidos del cubo de
basura se vern en este captulo). Hasta cierto punto, el problema de
que la pragmtica carece de uni-dad terica y metodolgica y de que es
difcil definirla (aunque haberla, la hay) sigue sin resolver.
En un libro panormico sobre la lingstica moderna, publi-cado en
1988, e^ l autor del captulo dedicado a la pragmtica, Laurence
Hora, comenta la dificultad de dar una definicin, contraponiendo
esta dificultad al hecho de que la pragmtica ya es, por derecho
propio, una disciplina acadmica, con un im-presionante caudal de
estudios realizados y ciertas lneas o ten-dencias bien claras de
investigacin en curso.
Pero el campo de la pragmtica sigue siendo muy amplio, y todava
se discute si debe ser considerada una subdisciplina den-tro de la
lingstica, si es otra lingstica (la lingstica alterna-tiva del fin
del siglo?), o si es una ciencia social distinta de la lingstica,
como quieren algunos investigadores europeos.
La posicin tomada en este librito es que la pragmtica es una
subdisciplina lingstica, y su objeto el significado del len-guaje
en uso. Hasta aqu me he valido, para caracterizar la prag-mtica as
entendida, de metforas que sugieren un.cambio de enfoque en el
estudio del significado: he dicho, por ejemplo, parodiando a
Bcquer, que la pragmtica "eres t", el hablante, y tambin que la
pragmtica estudia el exceso de significado, el que desborda a la
semntica. Estas metforas sugieren apertura, incluso apertura
ilimitada, y es hora de acotar esa apertura. Para
31V
Por estas razones, que no son lingsticas, poca gente ha he-cho
caso a la Real Academia en lo de la catedrtico. Personas cul-tas
dicen, en Castilla, Carmen es mdico, o Su mujer es arquitecto,
oraciones que deberan llevar el asterisco que las excluye de la
gramtica espaola. Deben o no llevarlo? Ambas oraciones son
agramaticales, pero as se usan normalmente, es decir, son
enun-ciados que los castellanohablantes consideran correctos y
ade-cuados. Es difcil resolver el problema de cmo una expresin
puede estar fuera de la gramtica y a la vez servir para los usos
normales y aceptados del lenguaje. Como es fcil imaginar, este tipo
de dilema da lugar a discusiones no siempre cordiales en-tre los
lingistas. Algunos opinan que el concepto de oracin bien formada no
sirve, tericamente, para mucho. Otros opinan que si vamos a prestar
atencin a cmo habla la gente, jams podremos describir las
estructuras bsicas de la lengua, descrip-cin que, dicen, es lo que
debe interesar al lingista. Sin contar a los puristas, que piensan
que todos hablamos mal, y cada vez peor, adems, de Cicern ac (qu es
esto de estudiar cmo usa la gente el lenguaje, si la gente usa mal
el lenguaje?).
Como muestran la catedrtico y la poeta, la influencia de los
condicionamientos sociales es tan fuerte como para mover los
pilares de la gramtica. Debemos dejar estos condicionamien-tos
fuera de la lingstica? O, para volver a lo que decamos al principio
de este apartado, hasta dnde llega el contexto, y, por lo tanto,
cul es el alcance de la pragmtica?
Desgraciadamente, no podemos contestar a esta pregunta dentro de
los lmites de este librito. Pero quiero dejarla plantea-da desde el
principio, porque as el lector ponderar mejor los mritos y
limitaciones de las soluciones que da la pragmtica a los problemas
que vamos a tratar en los captulos siguientes.
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24 EL ABEC DE LA PRAGMTICA
eso nos resultarn tiles algunas definiciones o
caracterizacio-nes recientes de la pragmtica. El lector puede
quedarse con la que ms le guste (decisin que puede postergar hasta
terminar de leer este cuaderno).
Stephen Levinson, autor del ms celebrado de los manuales de
pragmtica, dice lo siguiente (cito por la versin espaola):
a partir de sucesiones de enunciados, junto con asunciones de
fondo acerca del uso del lenguaje, podemos calcular inferencias muy
detalladas acerca de la ndole de las. asunciones que hacen los
participantes y de los propsitos para los que se utilizan los
enunciados. Para participar en el uso ordinario del lenguaje, uno
tiene que ser capaz de hacer tales clculos tanto en la produc-cin
como en la interpretacin. Esta capacidad es independiente de
creencias, sentimientos y usos idiosincrcos [...] y se basa en su
mayor parte en principios bastante regulares y relativamente
abstractos. La pragmtica puede entenderse como la descripcin de
esta habilidad {Pragmtica, pg. 46).
Ntese que si no tuviramos esa capacidad a la que se refiere
Levinson, de nada nos valdra saber perfectamente la gramtica de
nuestra lengua o de cualquier lengua: el conocimiento de las reglas
gramaticales no es suficiente para usar el lenguaje efectivamente,
ni siquiera en dilogos sencillos. Nuestra capaci-dad pragmtica nos
permite construir enunciados, es decir, tex-tos que son parte de
redes de textos, y nos permite interpretar los enunciados ajenos.
La caracterizacin de Levinson sugiere que una lingstica concentrada
en nuestra competencia lin-gstica, o conocimiento de las reglas de
la gramtica, sera una lingstica incompleta.
Para Georgia Green, hablar y escribir, y an ms comunicar-se
(palabra, dice ella, que muchos usan como equivalente a ha-blar o
escribir, como si todo uso del lenguaje alcanzara a cum-plir la
meta de la comunicacin) son actos de fe, y la pragmtica es "el
estudio de los mecanismos que sostienen esa fe" (Prag-matics and
Natural Language Understanding pg. 1). Para Green, la pragmtica
"est en la interseccin de una cantidad de cam-pos, dentro y fuera
de la ciencia de la cognicin: contribuyen a su dominio no solo la
lingstica, la psicologa cognitiva, la an-tropologa cultural y la
filosofa (lgica, semntica, teora de la accin), sino tambin la
sociologa (dinmica interpersonal y convencin social) y la retrica"
(pg. 2; trad. ma).
Horn, en el artculo de 1988 mencionado arriba, comenta
30 2
que la pragmtica es todava un conjunto de investigaciones
di-fciles de unificar, y afirma: "la pragmtica se ha convertido en
depsito de todo tipo de consideraciones extragramaticales y de los
efectos de esos factores en la forma gramatical y lxica" ("Teora
pragmtica", pg. 147). Unos aos despus escribe, ci-tando a
Stalnaker, que la pragmtica contempornea "es el es-tudio de los
actos lingsticos y de los contextos en que se rea-lizan", y
contina: "abarca los aspectos del significado que dependen del
contexto; estos aspectos son abstrados sistemti-camente por la
semntica pura que trata de la forma lgica" ("Pragmatics,
Implicature, and Presupposition", pg. 260, trad. ma.)
Para Dan Sperber y Deirdre Wilson, autores de la teora de la
relevancia, que veremos en el captulo rv, la pragmtica es "el
estudio de la interpretacin de los enunciados" {Relevance, pg. 10).
"La tarea de la pragmtica", escribe Diane. Blakemore, pro-ponente
de la misma teora, "es mostrar cmo el oyente es ca-paz de convertir
el blueprint [esbozo de significado ofrecido por la oracin] en una
proposicin completa, basndose en conoci-miento contextual"
{Understanding Utterances, pg. 43; trad. ma).
Jacob Mey nos da la siguiente definicin:
El lenguaje es el medio principal por el que la gente se
comuni-ca. El uso del lenguaje para diferentes propsitos est
gobernado por las condiciones de la sociedad, en la medida en que
esas con-diciones determinan el acceso del usuario a ese medio de
comu-nicacin, y el dominio que tiene de l. Por lo tanto la
pragmtica es el estudio de las condiciones del uso hu-mano del
lenguaje en cuanto determinados por el contexto de la sociedad
[subrayado en el original].
{Pragmatics, pg. 42; trad. ma)
Mey se distancia de los estudios centrados exclusivamente en los
mecanismos psicolgicos de interpretacin (vanse las defi-niciones de
Sperber y Wilson y de Blakemore, especialmente) para insistir en
las condiciones sociales, polticas, culturales, his-tricas, que
determinan nuestro uso del lenguaje, o, como l di-ce, determinan
"de quin es" el lenguaje.
QU ES LA PRAGMTICA? 25
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26 EL ABEC DE LA PRAGMTICA
2. LA SINFONA, LOS MSICOS Y SUS EJECUCIONES DEFECTUOSAS
Hay algo en comn en las definiciones anteriores y en otras que
no he citado: en todas se reconoce, explcita o implcita-mente, la
existencia de un significado lingstico contextual, que por eso
parece estar a caballo entre lo propiamente lin-gstico (lo
gramaticalizado) y lo extralingstico. A la lings-tica del siglo xx
le ha costado mucho admitir que lo extralin-gstico deba formar
parte del objeto de la lingstica: es como abrir la puerta al
desorden y al ruido de la calle y desbaratar la preciosa
homogeneidad de lo solamente lingstico.
Ferdinand de Saussure, padre de la lingstica moderna, dis-tingui
tajantemente la lengua, o sistema gramatical virtualmen-te
existente en los cerebros de todos los individuos de una
co-munidad, del habla, actualizacin voluntaria de ese sistema en
actos lingsticos individuales. Para Saussure el nico objeto
po-sible de la lingstica es la lengua, que, dice, "puede
comparar-se con una sinfona cuya realidad es independiente de la
mane-ra en que se ejecute; las faltas que puedan cometer los msicos
no comprometen lo ms mnimo esa realidad" (Curso de lingis-tica
general, pg. 63). Saussure reconoce que no hay lengua sin habla y
que esta es la fuerza motriz del lenguaje, pero elige la lengua,
sistema autnomo de signos, independientes de su uso, como objeto
bien deslindado y homogneo de la lingstica. Al eliminar todo lo que
le pareca tericamente intratable, expulsa de la lingstica al
hablante:para estudiar la sinfona, Saussure tiene que poner a los
msicos de patitas en la calle, ahorrndo-se as sus ejecuciones quiz
defectuosas.
La lingstica generativa y transformacional fundada por Chomsky,
sin duda la ms importante e influyente de las teoras lingsticas
modernas, se propone hacer una caracterizacin for-mal de las
propiedades sintcticas del lenguaje, abstrayendo el lenguaje, para
ello, de las ejecuciones (ms o menos defectuo-sas) de los
hablantes, y concentrndose en la descripcin del sis-tema ideal o
conjunto de conocimientos que posee un hablan-te sobre su propia
lengua. El corpus de enunciados de una lengua sirve, en esta teora,
para confirmar (o no) la gramtica internalizada o conocimiento
innato de esa lengua.
Saussure, Chomsky y todos los lingistas que han observado el
lenguaje seriamente saben que este es un fenmeno extraor-
D03
dinariamente complejo que no se puede explicar solamente co-mo
un conjunto de propiedades inscritas en el cerebro, aisladas de
toda situacin real de empleo. La decisin de amputar el len-guaje de
estas situaciones no significa que nieguen la importan-cia (obvia)
del uso de la lengua, sino que no le dan cabida en su teora, que
pretende explicar rasgos sistemticos, generales y universales del
lenguaje.
Es esta voluntad terica la que ha ido cambiando en los l-timos
treinta aos, a medida que crece el desengao por las
for-malizaciones que pretenden explicar propiedades sintcticas
fundadas, en ltima instancia, en las intuiciones de los mismos
lingistas acerca de la aceptabilidad de esta o aquella frase, sin
recurrir nunca a lo que la gente dice realmente todos los das.
Actualmente ningn lingista puede poner en duda que hay
re-gularidades lingsticas que no dependen solamente de reglas
gramaticales, sino de la manera en que usamos el lenguaje. De ah
que, mientras en los principios de la lingstica "cientfica" el
hablante sala por una puerta, tres o cuatro dcadas despus, a fines
de los sesenta, entraba por otra: casa con dos puertas mala es de
guardar, y el indeseable hablante fue invitado a en-trar por la
puerta de atrs del edificio terico de la lingstica, cuando esta se
vio en dificultades para explicar ciertos fenme-nos que solo pueden
explicarse acudiendo a la nocin de con-texto.
El valor explicativo del contexto para describir regularida-des
y generalidades del lenguaje se ver mejor con algunos ejemplos.
3. EL LENGUAJE NO ES SIEMPRE GRAMATICAL NI SIEMPRE LGICO
El caso de la catedrtico, visto en el captulo anterior, pone en
cuestin una nocin bsica de la lingstica generativa, la no-cin de
oracin bien formada. Segn Chomsky y sus seguidores, una lengua
consiste en una serie de oraciones bien formadas; de acuerdo con
este criterio, las oraciones mal formadas no per-tenecen a la
lengua o el dialecto estudiado. Para explicar que la catedrtico es
un caso diferente que la enfermero hay que recu-rrir, forzosamente,
a nociones no lingsticas, ya que esta abe-rracin gramatical no se
puede explicar dentro de los confines
QU ES LA PRAGMTICA? 27
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28 EL ABEC DE LA PRAGMTICA
tericos de un sistema gramatical autnomo, independiente del
uso.
Un ejemplo clsico de fenmeno gramatical que no puede explicarse
satisfactoriamente sin acudir a informacin pragmti-ca es el del
orden de palabras o distribucin de la informacin en la oracin.
Obsrvense los dos ejemplos siguientes:
(1) No hay tomates. (2) Tomates no hay.
Las condiciones de verdad de (1) y (2) son idnticas, de modo que
si es cierto que no hay tomates, tanto (1) como (2) son verdaderos.
Pero (1) y (2) no se pueden usar indistintamente; el orden de
palabras del espaol es muy flexible, pero elegi-mos un orden en
lugar de los otros posibles por razones con-textales, no al azar.
Para explicar la estructura comunicativa de (1) y de (2) tenemos
que recurrir al contexto en que ambos textos pueden producirse.
Limitmonos a (2), que tiene una construccin ms llamativa que (1).
Para emitir (2), necesita-mos un enunciado anterior, cercano, en el
que se hayan men-cionado los tomates, por ejemplo Voy a preparar
salsa de tomates, a lo cual puede contestarse con (2). O bien se
precisa un frame o marco de referencia (un conjunto de ideas
estereotpicas so-bre algo; cfr. captulo I, 4) como, por ejemplo, el
marco de referencia "ensalada". Si se est hablando de una ensalada,
si se estn enumerando, pongamos, los ingredientes que hay en la
nevera para hacerla, resulta normal emitir (2), aunque los tomates
no se hayan mencionado antes, porque estos suelen asociarse
automticamente con la ensalada, lo que los hace presentes,
disponibles, en el contexto. En trminos de pragm-tica, la
relevancia de nombrar los tomates al principio de la ora-cin, donde
suele estar el tema del que se habla, lo ya conoci-do, se debe a
que el concepto 'tomate' se recupera ms o menos automticamente a
partir del de 'ensalada'. Y esto expli-ca que la oracin est
construida como est: la pragmtica ex-plica la gramtica.
Tampoco puede considerarse exclusivamente como un pro-blema
gramatical independiente la fluctuacin del punto de vis-ta del
hablante, que lo lleva a proferir enunciados como el
si-guiente:
QU ES LA PRAGMTICA?
(3) [Al encontrar las llaves, despus de haberlas buscado un buen
rato] Aqu estaban las malditas!
El hablante ha elegido el pasado en lugar del presente, que
tam-bin poda haber usado. El uso de un pasado como reaccin a una
situacin presente (la aparicin de las llaves) es consecuen-cia de
un desplazamiento del punto de vista: el hablante se re-fiere al
presente indirectamente, enfocando el pasado en el cual estuvo
buscando las llaves. Lo desconcertante es que el pasado estaban
equivale, lgicamente, a un presente, es decir, parecen anularse
distinciones muy bsicas del sistema gramatical de la lengua, en
beneficio de lo que podemos llamar apropiadamen-te el significado
del hablante.
Los tratamientos nos dan un buen ejemplo de elementos
gramaticales que no aportan nada al valor estrictamente semn-tico
de la oracin, pero que sin embargo codifican informacin importante
sobre los interlocutores y su comunicacin. El em-pleo de t y usted
no altera las condiciones de verdad de un enunciado, de modo que
(4) y (5) tienen el mismo valor lgico:
(4) T eres el nuevo jefe, verdad? (5) Usted es el nuevo jefe,
verdad?
Ambos enunciados son lgicamente equivalentes, pero todo
ha-blante de espaol sabe que no tienen el mismo significado. T
transmite, entre otras cosas posibles, simpata, familiaridad,
per-tenencia al mismo grupo, o bien muestra falta de respeto. La
eleccin de t en lugar de usted (o viceversa) modela de cierta
manera la situacin de habla y la relacin entre los parti-cipantes,
y depende de una serie de presuposiciones sociocultu-rales.
El traductor annimo de la novela Jane Eyre, que le con
fas-cinacin en la adolescencia, decidi en el momento apropiado
cambiar el tratamiento con que Mr. Rochester se diriga a jane Eyre:
de usted pas a t. Como el ingls no tiene esa distincin, y el
traductor quera ser fiel a ambas lenguas, reprodujo la ver-sin
original neutra siguiendo las normas de uso del espaol: cuando Mr.
Rochester ya no es el patrn, sino el amante, pue-de tutear a la
institutriz Jane Eyre. Pues bien, el momento del paso de usted a t
es memorable, y cambia drsticamente el frame de los protagonistas y
el curso de la novela, y le corta la respiracin a una lectora
jovencita e impresionable. Un t bien
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30 EL ABEC DE LA PRAGMTICA
usado vale ms que mil discursos, en ciertas circunstancias. Y en
el uso del lenguaje, todo es cuestin de circunstancias.
El lenguaje no es ni tiene por qu ser "lgico". La conjun-cin y,
por ejemplo, no es equivalente a la conjuncin lgica 8c. De acuerdo
con la lgica, dos proposiciones p y q pueden coor-dinarse en
cualquier orden, sin que se altere su equivalencia: p & q es lo
mismo que q & p . Segn esto, Las rosas son rojas y los claveles
son blancos tiene el mismo valor de verdad que Los clave-les son
blancos y las rosas son rojas. Pero la conjuncin y puede ad-quirir
otros valores, como 'y despus', 'y en consecuencia', etc. Los
siguientes ejemplos de enunciados no son equivalentes:
(6) Decid descansar un rato y terminar el trabajo. (7) Decid
terminar el trabajo y descansar un rato.
En ambos casos la conjuncin y significa 'y despus', y por eso
(6) y (7) tienen condiciones veritativas distintas; esto es as no
porque el tem lxico y quiera decir a veces una cosa y a veces otra,
sino porque hay un principio pragmtico segn el cual contamos las
acciones o sucesos en orden cronolgico, salvo que indiquemos lo
contrario. Como este principio gua la interpretacin de (6) y (7),
resulta que no podemos asignar valor veritativo a estas oraciones
sin introducir un principio pragmtico.
La consecuencia de lo que venimos diciendo es que las
ex-plicaciones pragmticas son necesarias para describir una serie
de regularidades lingsticas, y que es muy difcil (y quiz
teri-camente errado) estudiar el lenguaje como un sistema de reglas
autnomo, es decir, independiente del uso.
4. LA TEORA DE LOS ACTOS DE HABLA
Las explicaciones pragmticas de algunos fenmenos grama-ticales
(del tipo de las que acabamos de esbozar en los ejemplos (l)-(7))
empezaron a interesar a los lingistas a finales de los aos sesenta,
cuando se intent ampliar el modelo de la lin-gstica generativa,
centrada en la sintaxis. Surgieron por esos aos varias
subespecializaciones o doctrinas (la semntica gene-rativa, el
anlisis del discurso, la lingstica textual, entre ellas) que
intentaban dar cabida al hablante en la teora de la lengua.
-;QU ES LA PRAGMTICA?
Algunos proyectos sucumbieron (la semntica generativa, por
ejemplo), pero el intento tuvo xito, como muestra la lozana
presente de la pragmtica.
Los lingistas innovadores de los aos sesenta encontraron el
campo ya cultivado por los filsofos del lenguaje que estu-diaban,
desde haca tiempo, los actos de habla. El pionero, en-tre los
filsofos, fue John Austin, a quien suele considerarse el iniciador
de la pragmtica moderna. Su teora fue perfecciona-da y consolidada
por un discpulo suyo, John Searle.
La idea central de la teora de los actos de habla es que el
lenguaje no solamente sirve para describir el mundo, sino tam-bin
para hacer cosas. En una serie de conferencias dadas en Harvard en
1955 y publicadas postumamente en 1962, Austin analiz por primera
vez los usos del lenguaje corriente, y ech las bases de la teora de
los actos de habla.
Austin distingui dos tipos de enunciados: los asertivos o
constatativos, estudiados durante dos mil aos por la filosofa, que
se caracterizan por admitir asignaciones de verdad o false-dad, y
los performativos, a los que solo pueden asignrseles con-diciones
de "felicidad". (8) es un constatativo, y (9) un perfor-
, mativo:
(8) Est nevando. (9) S, juro.
En los enunciados performativos se hace exactamente lo que se
dice, en el caso de (9) jurar. En este tipo de emisin hablar es,
literalmente, hacer. Las lenguas poseen cientos de verbos que
cumplen la funcin de performativos explcitos, es decir, que nombran
la accin que se hace precisamente cuando se la nom-bra y solamente
mediante la palabra: Juro, prometo, declaro, niego, pido, ordeno,
bautizo, etc.
Al concepto^de verdad (correspondencia entre la afirmacin de un
estado de cosas y ese estado de cosas) se opone, en la teora de los
actos de habla, el de felicidad, o sea, el de accin llevada a buen
trmino. La verdad de las oraciones con perfor-mativos, como (9), es
inverificable, porque los performativos no pueden ser ciertos ni
falsos, sino solo ser afortunados o desa-fortunados, segn salgan
bien o mal.
El infortunio procede no de la mala correspondencia entre el
lenguaje y la verdad, sino de una insatisfaccin (infelicidad):
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32 EL ABEC DE LA PRAGMTICA
la falta de coincidencia entre lo que el enunciado dice que
ha-ce y lo que en realidad hace. Para que haya matrimonio, debe
decir S, quiero el contrayente y no el testigo, y no un actor que
hace el papel de contrayente en el escenario, etc., ni un
con-trayente a quien todava no se lo han preguntado, etc. El
per-formativo hace lo que dice siempre y cuando lo use quien de-be,
como se debe, donde se debe, cuando se debe, y con quien se
debe.
Despus de disear su teora de los infortunios, Austin
des-construy su oposicin inicial entre actos performativos y actos
constatativos, admitiendo que todas las oraciones, tambin las que
afirman verdades o falsedades, sirven para cumplir actos, aunque no
tengan performativos explcitos. As, Est nevando es una afirmacin,
aunque no contenga el verbo afirmar.
Esto nos permite distinguir significado de fuerza: significado
del enunciado - lo que las palabras dicen- y fuerza de la
enun-ciacin - lo que las palabras hacen, por ejemplo afirmar,
jurar, pedir, ordenar-. El acto por el que se produce significado
es locucionario (locutionary act); la fuerza, en cambio, es el
poder de hacer, y proviene del acto ilocuonario {illocutionary
act). A esto se agrega un tercer acto posible pero no siempre
identificable, el perlqcucionario {perlocutionary act), por el cual
se producen efectos en el interlocutor (convencerlo, sorprenderlo,
asustarlo).
Para Searle, los actos de habla son las unidades de la
comu-nicacin lingstica, y se realizan de acuerdo con reglas:
"hablar consiste en realizar actos conforme a reglas" (Actos de
habla, pg. 31). Agrupando los actos de habla por gneros (por
ejemplo prometer, ordenar, saludar, agradecer, etc.), Searle se
propone enunciar las condiciones que hacen posible realizar esos
actos de habla, y de las condiciones extraer reglas. Estas reglas
son re-glas semnticas constitutivas, que determinan qu tipo de
emi-sin lingstica, en qu circunstancias, cuenta como tal acto de
habla.
Entre las condiciones que permiten la realizacin afortuna-da de
un acto lingstico como, por ejemplo, el de pedir, tenemos algunas
de tipo general: las que hacen posible la comunicacin (por ejemplo,
hablar inteligiblemente), y las con-diciones de contenido
preposicional (en este caso, que el con-tenido de la emisin se
refiera a un acto futuro del oyente). Otras son preparatorias (en
la peticin, que el oyente sea capaz de hacer lo que se le pide, y
que no parezca estar dispuesto a
QU ES LA PRAGMTICA?
hacerlo espontneamente). La condicin de sinceridad estipula que
el hablante desea sinceramente que su interlocutor haga lo que le
pide, y la condicin esencial es la que hace que una pe-ticin sea
una peticin y no otro acto: dadas las condiciones an-teriores, el
acto de habla cuenta como un intento de que el oyen-te haga lo que
se le pide.
Las reglas correlativas de estas condiciones sirven para
defi-nir los actos de habla. Estas reglas no son meramente
regulati-vas, son constitutivas, porque crean o definen una forma
de com-portamiento. Las reglas constitutivas del ftbol, por
ejemplo, no solamente regulan la manera de jugar al ftbol, sino que
crean la posibilidad misma de jugar al ftbol; esas reglas
determinan que, dadas ciertas condiciones, algunos movimientos
cuenten como goles, como faltas, etc. Hablar una lengua es tambin
ac-tuar segn reglas constitutivas, de modo que la emisin de
cier-tas formas lingsticas, dadas las condiciones necesarias,
cuente como determinado acto de habla en el marco institucional en
que se desarrolla nuestra actividad lingstica.
La regla constitutiva del acto de pedir, por ejemplo, extrada de
la condicin esencial, es que la emisin de una determinada forma
lingstica (nunca la forma misma, sin ser usada, claro) cuenta como
el intento de que el oyente haga algo.
Searle afirma que hay una correlacin entre la forma lin-gstica y
el acto de habla, de modo que las afirmaciones se ha-cen usando
formas declarativas, y las preguntas usando interro-gativos, etc.,
cuando el lenguaje se usa literalmente. Pero son tantos los casos
en que los hablantes usan el lenguaje de mane-ra indirecta, no
literal, que la teora debe proporcionar una ex-plicacin
adecuada.
Recurdese nuestro ejemplo del comensal que peda sal, en el
captulo anterior. Su peticin era, literalmente, en un caso una
afirmacin sobre las sopas, y en el otro una pregunta (esta ltima
tpica: Me quieres pasar la sal?). Searle explica los actos de habla
indirectos como la superposicin de dos actos, uno li-teral y el
otro no. El oyente interpreta el "verdadero" acto de habla (el no
literal) gracias a su conocimiento del contexto institucional y
particular en que se realiza el acto, y a su capa-cidad para
interpretar (segn principios que veremos en el ca-ptulo siguiente)
la intencin del hablante al hacer la pregunta-peticin.
La teora de los actos *de habla influy mucho en las nuevas
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34 EL ABEC DE LA PRAGMTICA
corrientes de lingstica que vean el lenguaje no solamente como
la asociacin de unos sonidos y unos significados, segn quera la
tradicin saussureana, sino como accin. Aunque Searle no desarrolla
una teora de los contextos (problema que, dijimos al final del
captulo anterior, sigue siendo nebuloso), es evidente que las
condiciones y reglas de los actos de habla solo se cumplen en
ciertos contextos, tanto institucionales como particulares. El
hecho de que un porcentaje tan alto de actos de habla no lleve
intencin de literalidad nos advierte que el papel del contexto
sobrepasa al de las reglas mismas. Pinsese, sin ir mas lejos, en
las ironas y metforas de la conversacin, o en las "amenazas" e
"insultos" tan frecuentes en los dilogos de la intimidad (Te voy a
comer a besos, T lo que eres es un sinver-genza); en estos y tantos
casos semejantes, es el contexto el que da su justo significado a
las formas usadas. En el contexto ope-ran, como veremos en el
captulo siguiente, una serie de ex-pectativas sobre la conducta
lingstica de nuestro interlocutor, que contribuyen a disear el
significado de lo que nos quiere decir.
5. EL SIGNIFICADO INTENCIONAL
Hemos dicho, a propsito de los actos de habla indirectos, que la
posibilidad de interpretarlos depende del reconocimien-to de la
intencin del hablante. Esto es vlido para todos los ac-tos de
habla, sean indirectos o directos. Uno de los pilares te-ricos de
la pragmtica es l nocin de significado intencional.
En otra parte he tratado la diferencia entre decir, querer
de-cir y decir sin querer (vase La pragmtica lingstica, cap. 2),
que aqu me limito a esquematizar. Lo que decimos ene un significado
que depende de las expresiones usadas y est sujeto a un anlisis de
sus condiciones veritativas; lo que queremos de-cir tiene fuerza
pragmtica y es la pragmtica la que conjetura cules son los
principios que nos permiten interpretar esa fuer-za. Lo que decimos
sin querer queda fuera de la lingstica, en principio, aunque no es
un tema ajeno a nuestra disciplina, pues forma parte del
significado.
Si alguien nos dice Qu fro hace aqu interpretaremos
natu-ralmente no solo el significado de sus palabras, sino la
inten-cin con que las dice, lo que nos llevar, por ejemplo, a
cerrar la ventana o encender la calefaccin. Comunicarse es lograr
que
QU ES LA PRAGMTICA?
el interlocutor reconozca nuestra intencin, y no solamente el
significado literal de lo que decimos. Lo que la persona en
cues-tin comunica sin querer, en el ejemplo, podra ser que est
en-ferma o cansada, o que se siente incmoda por estar donde est,
etc. Lo que decimos sin querer, los lapsus linguae y otras gracias
y desdichas de la comunicacin interesan, sobre todo, a los
psiclogos.
La pragmtica estudia el significado intencional, lo que uno
quiere decir. El filsofo Paul Grice, que elabor dos teoras cla-ves
para la pragmtica, la del significado "no natural" y la de las
implicaturas, describe el significado intencional, que l llama no
natural (meaning-nn), con la siguiente frmula, donde H signifi-ca
'hablante', O 'oyente', E 'enunciado' y z 'creencia o acto de
voluntad de O' (traduzco la versin, ligeramente modificada, de
Levinson, Pragmatics, pg. 16):
H quiere decir no naturalmente z cuando profiere E si y solo si:
(i) H intenta que E cause un efecto r en O.
(ii) H intenta que (i) se cumpla simplemente porque O reco-noce
la intencin (i).
Segn esta frmula, el significado no natural es un tipo especial
de intencin destinada a ser reconocida como tal por quien la
recibe. La significacin "natural" se produce, en cambio, sin
in-tervencin alguna de intencionalidad, como cuando decimos Esta
fiebre significa que hay infeccin; Est su abrigo en el perchero, lo
que significa que ha llegado.
Interpretar lo que otro dice es reconocerle una intencin
co-municativa, y esto es mucho ms que reconocer el significado de
sus palabras. La comunicacin parte de un acuerdo previo de los
hablantes, de una lgica de la conversacin que permite pasar del
significado de las palabras al significado de los hablantes. De esa
lgica hablaremos en los dos captulos si-guientes.
6. LA PRAGMTICA ACTUAL
Recapitulando lo anterior, vemos que la pragmtica surgi de un
descontento dentro de la lingstica, que llev a la bs-queda de
mejores explicaciones para ciertos fenmenos. Esa
-
36 EL ABEC DE LA PRAGMTICA
bsqueda coincidi con las nuevas teoras de los filsofos sobre la
relacin entre la forma lingstica, el significado y el contex-to. En
los sesenta y los setenta los nuevos gramticos reivindica-ron todo
lo que quedaba "ms all" de la oracin, y escribieron manifiestos
sobre la centralidad terica del discurso frente a la centralidad
tradicional de la oracin. Florecieron la lingstica textual y las
diversas corrientes de anlisis del discurso, surgie-ron teoras
funcionalistas en gramtica, y se propuso el trabajo
interdisciplinar en conjuncin con la psicologa, la filosofa, la
sociologa. La retrica (que muchos consideran la ms antigua de las
lingsticas del texto) y la teora literaria fueron graciosa-mente
invitadas a formar parte de la lingstica. Como es de su-poner,
algunos lingistas opinaban que de esa mezcolanza no poda salir nada
bueno.
La pragmtica adquiere status de subdisciplina lingstica (o, para
algunos, disciplina independiente) cuando Grice pre-senta una teora
muy influyente sobre cmo inferimos los ha-blantes el significado
implcito. De esa teora, que veremos en el captulo siguiente, han
derivado las reflexiones ms intere-santes y ms fecundas sobre los
procesos medante los cua-les los hablantes producimos e
interpretamos significado lin-gstico.
Hoy en da, la pragmtica sigue confundida con otras cien-cias que
estudian el discurso, y est en la interseccin de una serie de
enfoques sobre la comunicacin y la cognicin, como noca Green en la
definicin citada arriba. La pragmtica com-parte el inters por la
relacin entre lenguaje, sociedad y cultu-ra con otras disciplinas
del discurso, sobre todo con dos de ellas: con la sociolingstica
(especialmente la que estudia los proce-sos de interaccin
lingstica), y con el anlisis de la conversa-cin. Tanto la pragmtica
como la sociolingstica y el anlisis de la conversacin estudian la
comunicacin lingstica en la complejidad de sus contextos. Sin
embargo, la pragmtica tra-baja con enunciados construidos, como ya
hemos notado, y tien-de a concentrarse en el estudio de los
procesos inferenciales por los cuales comprendemos lo implcito. No
todos los pragmatis-tas, sin embargo, estn dispuestos a descartar
el tratamiento di-recto de las condiciones sociales del uso del
lenguaje, y sigue vi-gente la pregunta sobre el alcance terico de
la nocin "significado contextuar, la pregunta que planteamos al
final del captulo anterior.
La pragmtica parece concentrarse, en estos ltimos aos,
108
en dos conjuntos de problemas interconectados. El primer
con-junto est formado por asuntos relacionados con la estructura de
la lengua, y el segundo por los mecanismos inferenciales que hacen
posible la comunicacin.
Los ejemplos (l)-(7) vistos en este captulo ilustran algunos
problemas del primer tipo: se trata de fenmenos lingsticos como el
orden de palabras, el uso de los decticos, y tambin la estructura
de los actos de habla, que no pueden explicarse co-rrectamente sin
ayuda de un anlisis pragmtico, y que por lo tanto suelen aducirse
para dar validez a la existencia de la pragmtica dentro de la
lingstica. Podramos hablar, en este caso, de una pragmtica
entendida como complemento de la gramtica, que se pregunta, sobre
todo, cmo afecta la funcin comunicativa a la estructura gramatical
de las lenguas.
Algunos de los ejemplos que vimos en la introduccin y en el
captulo I ilustraban, en cambio, el problema de la discre-pancia
entre el significado lgico o gramatical y el significado
contextual, y ponan de relieve los procesos por los cuales nos
entendemos. La irona, como vimos en el ejemplo de la sopa de
Mafalda, consiste en decir una cosa y querer decir otra: por qu
confiamos en que nuestro interlocutor va a entender lo que no le
decimos, por qu nuestro interlocutor efectivamente lo entiende
(cuando lo entiende), y por qu elegimos esa manera complicada de
comunicarnos?
Si se compara el problema de la irona con el problema del orden
de palabras en la oracin, por tomar dos ejemplos entre tantos, se
vern, contrapuestas, las dos tendencias de la prag-mtica actual.
Por un lado, una pragmtica interesada en anali-zar la lengua en
relacin con su funcin comunicativa. Por otro, una pragmtica
interesada en estudiar el contexto en que se produce el enunciado y
que determina en gran parte lo que ese enunciado significa (los
principios que guan la comprensin de lo que se comunica
implcitamente, como el significado irni-co). En el primer caso, el
anlisis va del lenguaje al contexto, con la intencin de describir
ms adecuadamente la estructura del cdigo lingstico. En el segundo
caso, se analizan sobre to-do los mecanismos de la comunicacin, que
permiten explicar el significado de los signos lingsticos puestos
en uso.
En los captulos restantes veremos las dos teoras ms im-portantes
de la segunda tendencia en pragmtica.
QU ES LA PRAGMTICA? 37
-
!) n 9
2. Pragmtica y lingstica terica
2.1. La pragmtica como teora del uso lingstico
El concepto de uso es un concepto de la semitica que ahora asume
la pragmtica lingstica y establece como criterio de identificacin
en anlisis e investigaciones de naturaleza muy diversa.
Aunque actualmente no existe una teora pragmtica homognea ni una
metodologa unificadora, ni una concepcin unnime de lo que debera
ser la pragmtica homognea ni una metodologa unificadora, ni una
concepcin unnime de lo que debera ser la pragmtica, existe en
lingstica la conviccin de que hacer pragmtica significa ocuparse
del uso lingstico.
Una definicin de este tipo no plantea problemas hasta que se le
atribuye un valor orientativo similar al que poseen las
definiciones de semntica como ciencia del significado o de la
sintaxis como ciencia de las propiedades combinatorias de los
morfemas con todo el valor aproximativo que comportan en el plano
de las informaciones sobre las operaciones lingsticas reales
desarrolladas dentro de los respectivos campos disciplinarios.
Dada la-firmeza y la constancia con la que se afirma que la
pragmtica se entiende o debera entenderse como teora del uso
lingstico, podramos creer que, quien trabaja en este mbito, se
adhiere a un concepto de uso bien definido y unificado en todos los
campos de investigacin pragmtica, como es el caso del proyecto para
el handbook de pragmtica elaborado por Yerschueren, stman,
Blommaert 1992.
Sin embargo, la situacin es bien distinta; si existe una unidad
entre los estudiosos que conciben la pragmtica como
-
72 NACIMIENTO Y EVOLUCIN DE LA PRAGMTICA TERICA
2.2. La distincin langue-parole
Si consideramos que la posibilidad de encontrar en la oposicin
saussuriana langue-parole las premisas para los desarrollos futuros
de una pragmtica lingstica significa buscar en uno o en otro
miembro de la oposicin el objeto de una teora del uso lingstico,
entonces la labor se vuelve ms complicada de lo que la divulgacin
misma del pensamiento saussuriano podra llegar a creer.
La operacin interpretativa, que debera analizar los conceptos de
langue y de parole, y la discusin de las relaciones
110 PRAGMTICA Y LINGSTICA TERICA 73
teora del uso, sta no proviene de una definicin intencional del
concepto, sino de la reivindicacin de la prioridad de los hechos
lingsticos,.en toda su asistematicidad y fragmenta-tividad, sobre
la teora gramatical que ha privilegiado los hechos ideales
elaborados sin tener en cuenta el contexto.
En efecto, para muchos-lingistas hacer pragmtica ha significado
hacer lingstica a pesar de Chomsky, a pesar de la prioridad
atribuida por la gramtica generativa a los hechos de competencia
sobre los hechos de ejecucin. Si en la tradicin lingstica
estadounidense el concepto de uso reclama inmediatamente el
concepto chomskiano de ejecucin, en la tradicin de la lingstica
europea dicho concepto logra orientarse hacia un nico polo de
atraccin identificable.
La reivindicacin de una lingstica de la parole, presente incluso
en las reflexiones de los primeros discpulos de Saus-sure y
reconocida por el propio Saussure, no puede considerarse
propiamente el presupuesto del nacimiento de una pragmtica como
teora genrica del Oso lingstico; la investigacin lingstica europea
que estudia las funciones del lenguaje se vale incluso de la
definicin de langue como sistema social para elaborar los temas
centrales sobre los usos del lenguaje.
En esta seccin discutiremos brevemente la posibilidad de una
pragmtica como teora del uso sobre la base de las dos oposiciones
langue-prole y compeence-performance, pasando en seguida a la
presentacin de las posiciones ms recientes sobre la naturaleza del
uso lingstico.
de ambas entidades con la facultad del lenguaje exigen anlisis y
procedimientos extremadamente delicados; la edicin postuma del
Curso de lingstica general no establece unas conclusiones
definitivas sobre los problemas indicados, y la comparacin con
fuentes manuscritas insina a menudo la vacilacin del pensamiento de
Saussure sobre cuestiones propias de la lingstica. El manuscrito
Engler testimonia explcitamente la legitimidad de una teora de la
parole: Para concluir, si bien es cierto que los dos objetos
(lenguaje y acto lingstico) se presuponen recprocamente, tambin es
cierto que stos son de naturaleza diversa y requieren cada uno la
elaboracin de una propia teora (Engler 342, pg. 56), y aunque la
famosa frase la lingstica tiene por nico y verdadero objetivo la
lengua considerada en s y para s nunca haya sido pronunciada por el
estudioso ginebrino (vase De Mauro 1970, cap. 5), la edicin del
1916 parece indicar que Saussure no considera la lingstica de la
parole y la lingstica de la langue de igual modo.
Si asignamos a la ciencia de la lengua su verdadero lugar en el
conjunto de los estudios sobre el lenguaje, al mismo tiempo
establecemos el lugar que ocupa la lingstica. Todos los dems
elementos del lenguaje, que constituyen la parole, se subordinan
automticamente a esta ciencia y, gracias a esta subordinacin, todas
las partes de la lingstica encuentran su justificacin natural (CLG,
36).
Y esto est en estrecha dependencia con las definiciones del
concepto de parole. En la caracterizacin que Saussure establece de
las dos entidades, la parole figura siempre como fenmeno
individual, accesorio y ms o menos accidental, o como
acto individual de voluntad y de inteligencia, en el que
conviene distinguir:
1. las combinaciones del cdigo de la lengua que utiliza el
sujeto hablante para expresar su propio pensamiento personal;
2. el mecanismo psicofsico que le permite manifestar dichas
combinaciones (CLG, pgs. 30-31).
-
74 NACIMIENTO Y EVOLUCIN DE LA PRAGMTICA TERICA
Diferenciar la langue de la parole es una exigencia
meto-dolgica. Fragmentos como
PRAGMTICA Y LINGSTICA TERICA 75
la ejecucin es siempre individual, el individuo es siempre el
di-rector; nosotros le llamaremos parole [...]. Si separamos lengua
deparle, separamos a un tiempo: 1) lo que es social de lo que es
individual; 2) lo que es esencial de lo que es accesorio y ms o
menos accidental (CLG, pg. 30)
no pueden interpretarse sin tener presente que Saussure tam-bin
distingue entre madre y objet de la lingstica y entre hechos
externos e internos en la lengua. La totalidad de ios hechos
lingsticos es materia de la lingstica, mientras la langue es el
objet, es decir, el obiectum, el fin cognitivo que slo puede
alcanzarse coordinando la pluralidad de los pun-tos de vista
(psicolgico, sociolgico, fisiolgico, etc.) en una unidad que
consiste en la reconstruccin del sistema de va-lores que hace de
una determinada entidad lingstica esa en-tidad lingstica (De Mauro,
1968, n. 40).
Por otra parte, sea la langue o la parole, ambas asumen el valor
relacional frente a la facult du langage; en el ma-nuscrito 160 B
Engler, la posicin de la parole al respecto apa-rece expresada de
forma ntida:
la lengua es un conjunto de convenciones necesarias adoptadas
por el cuerpo social para permitir el uso de la facultad del
len-guaje entre los individuos. La facultad del lenguaje es un
hecho distinto de la lengua, pero no puede realizarse sin ella. Con
pa-role se designa tanto el acto del individuo que realiza su
facul-tad por medio de la convencin social como la lengua.
Es importante subrayar que el concepto de uso est refe-rido aqu
a la facultad del lenguaje, no a la lengua; es la fa-cultad del
lenguaje la que entra en uso en la parole, es la ca-pacidad de
hablar la que se actualiza en la actividad locutiva, y todo ello es
posible gracias a la existencia concreta de una langue que, como
conjunto de convenciones sociales y esque-ma de control de las
variaciones, garantiza la mutua com-prensin de los individuos:
La lengua, no menos que la parole, es un objeto de natura-leza
concreta, lo cual es una gran ventaja para el estudio. Los signos
lingsticos, incluso si son esencialmente psquicos, no son
abstracciones; las asociaciones ratificadas por el contexto
La parole es la fonacin, o sea la ejecucin de las im-genes
acsticas; es la suma de lo que la gente dice, no tiene nada de
colectivo, sus manifestaciones son indivi-duales y momentneas (CLG,
pg. 38). Caracterizada as la parole se presenta como objeto posible
de la psicologa o de las disciplinas fnico-acsticas, configurndose
a un tiempo como actividad de un sujeto pensante que produce
significa-ciones individuales, y como el resultado observable de
dicha actividad en trminos del material fnico utilizado para su
realizacin.
Respecto a estas definiciones, las de la langue se presen-tan ms
problemticas: la langue se caracteriza como esque-ma, forma pura
(CLG, pg. 36), como norma de realizacin, forma material (CLG, pg.
32), y como usage, o conjunto de costumbres formales (CLG, pgs. 37,
112).
Ahora bien, como observa De Mauro 1968, la divisin de las partes
del Curso establecida por los autores ha favoreci-do una tradicin
exegtica que interpreta la distincin entre langue y parole como
distincin entre dos entidades separa-das y contrapuestas, cuando
para Saussuce la-relacin entre ambas entidades se basa en
presupuestos distintos de la con-traposicin y la mutua exclusin.
Consideremos las palabras siguientes:
Sin duda, los dos conceptos estn estrechamente unidos y se
presuponen mutuamente: la lengua es necesaria para que la parole
sea inteligible y produzca todos sus efectos; y la parole es
indispensable para que Ja lengua se establezca; histricamen-
' te, el hecho de la parole precede siempre. Cmo podramos
aso-ciar una idea a una imagen verbal si dicha asociacin no se
ma-nifestase ante todo en un hecho de parolel Por otra parte, slo
escuchando a los dems aprendemos la lengua materna; sta con-sigue
depositarse en nuestro cerebro como consecuencia de nu-merosas
experiencias. En conclusin, es la parole la que hace evolucionar la
lengua; son las impresiones obtenidas al escuchar a los dems las
que modifican nuestras costumbres lingsticas. He aqu, pues, la
interdependencia entre la lengua y la parole; la primera es al
mismo tiempo instrumento y producto de la se-gunda [...] (CLG, pg.
37).
-
76 NACIMIENTO Y EVOLUCIN DE LA PRAGMTICA .TERICA
colectivo y que constituyen en su conjunto la lengua, tienen su
sede en el cerebro (CLG, pg. 32).
El problema del uso no se resuelve enteramente en el pla-no de
la dicotoma langue-parole; la lingstica saussuriana distingue entre
lingstica externa y lingstica interna, y con-fiere a la primera los
aspectos que no inciden sobre el orga-nismo del sistema como el
fraccionamiento dialectal, la rela-cin entre lengua y las
instituciones de todo tipo y los factores externos del cambio
lingstico. De nuevo, la distincin pare-ce tener en Saussure un
valor metodolgico ms que ontoj-gico (la separacin de los dos puntos
de vista se impone y debe analizarse lo ms rigurosamente posible
[CLG, pg. 42)), pero sera tan incorrecto identificar iout court la
lings-tica externa con una lingstica de la parole como interpretar
la lingstica de la parole como teora del uso lingstico.
2.2.1.
Las discusiones originadas en torno a la relacin entre lan-gue y
parole se han concentrado sobre un dualismo ontol-gico que ha
privilegiado lecturas parciales de ambos concep-tos. As, Coseriu
(1952, en Coseriu 1971), despus de haber reseado y discutido
distintas posiciones sobre la relacin en-tre langue y parole,
concluye:
2. Al hablar como tal no se le puede oponer como realidad
distinta la lengua, estando sta presente en el habla misma y
ma-nifestndose concretamente en los actos lingsticos; los trmi-nos
como lengua y parole no designan secciones autnomas ni un modo de
representarse la lengua, sino ms bien puntos de vista distintos, o
sea, maneras diferentes de afrontar el fenme-no lingstico,
diferentes grados de formalizacin de la misma realidad
objetiva.
3-. Adoptado el criterio de los distintos grados de abstrac-cin,
debe reconocerse y clasificar las diferenciaciones identifi-cadas
sin intentar reducirlas a los modelos de la famosa di-
" cotoma. 4. Es necesario realizar las distinciones en el plano
de la
conformacin del lenguaje, plano en el que se toma en
consi-deracin cmo se manifiesta este fenmeno; y no en el plano
)12 PRAGMTICA Y LINGSTICA TERICA 77
de su esencia, de su realidad intrnseca, que es un plano de
uni-ficacin y sntesis, no de diferenciacin y de anlisis (pg.
40).
El anlisis de la actividad locutiva, que Coseriu conside-ra
prioritario, no puede prescindir de la actividad social de la
lengua. Una de las contribuciones de mayor relieve de Co-seriu es
el considerar al sujeto hablante c o m o individuo so-cial que al
hablar no realiza nicamente un sistema funcio-nal sino tambin un
sistema normal. Abandonando la distincin, difusa en el texto
saussuriano, entre individuo asocial y sociedad extraindividual,
Coseriu introduce un nivel intermedio de abstraccin y
formalizacin'entre las ca-ractersticas concretas, infinitamente
variadas y variables, de los objetos observados y sus
caractersticas funcionales indis-pensables: es el nivel de la
norma, el de las isoglosas que po-nen en comn los distintos
fenmenos de parole en sus ma-nifestaciones como realizaciones
individuales reconocidas como pertenecientes a una'lengua.
Dicho sistema de isoglosas, analizable a poseriori en el
interior de una comunidad social limitada en el espacio y en el
tiempo, pertenece a una perspectiva de anlisis de la len-gua desde
el punto de vista de su uso.
Estas consideraciones, que conducen la investigacin ha-cia la
exploracin de las latitudes sociales de la individuali-dad
expresiva, privilegian la relacin de la parole con la len-gua como
entidad de naturaleza social. La individualidad de las
realizaciones lingsticas es tambin observable desde otra
perspectiva, como dimensin que tiene en cuenta al sujeto hablante,
analizando los aspectos ms ntimos, aqullos que escapan a la
perspectiva lgica del anlisis lingstico. En esta direccin, que
examina la relacin de la parole con la na-turaleza psquica de la
lengua, se desarrollan las elaboracio-nes del pensamiento
saussuriano realizadas, desde enfoques diferentes, por Ch. Bally y
A.Sechehaye. Ambos centran su atencin en la relacin entre
componentes lgicos y compo-nentes afectivos de la expresin
verbal.
Secheaye seala y afirma el poder disgregador y demo-ledor del
componente afectivo respecto a las construcciones elaboradas por el
intelecto:
-
78 NACIMIENTO Y EYOLUCIN DE LA PRAGMTICA TERICA
una emocin intensa destruye la expresin gramatical. Cuando
domina la pasin, no hay modo de sistematizar formas y par-tes: sta
expresa las ideas completamente desnudas y las arroja en el orden
en que se presentan sin ninguna preocupacin para la sintagmtica: Yo
mentir? Mentiroso t! (Sechehaye 1950, pg. 133),
La emocin hace variar la estructura intelectual de la fra-se
bien abrevindola, bien disponiendo los trminos consti-tutivos segn
rdenes distintos que responden al movimien-to espontneo de las
ideas. El lenguaje emotivo es capaz de desorganizar totalmente la
estructura gramatical haciendo emerger una vitalidad que trasciende
las reglas de la razn. De esto, Sechehaye concluye que existe la
posibilidad de
' una cierta adaptacin de las formas gramaticales a las
necesi-dades de una expresin enrgica mediante frases breves y
rde-nes significativos. Esta adaptacin no se realiza con la
interven-cin de funciones sino por medio de una utilizacin
ingeniosa de formas apropiadas, con la ayuda de algunos indicios
suple-mentarios y alguna licencia particular. _
En la otra vertiente de la orientacin prevalentemente
psi-colgica de la investigacin de Sechehaye, en estas frases es
evidente un contraste entre el plano de la afectividad y el de la
intelectualidad en la estructuracin del mensaje verbal, un
contraste sobre el que se rige la dinmica de la adaptabilidad
propuesta en las concepciones ms recientes de la pragmti-ca (vase
tambin el pargrafo 3).
Con Ch. Bally la subjetividad y la afectividad se convier-ten en
objetos de reflexin sobre la constitucin del sistema
lingstico. | : i Al reivindicar una funcin dialctica a la parole
saussu-;|riana, Ch. Bally le atribuye un carcter subjetivo y
afectivo j|:qu se manifiesta en la lengua hablada siempre y cuando
el ^'sistema lo haga posible. En la manifestacin de la lengua
ha-
bladi, observada en sus contenidos afectivos, el sujeto
ha-blante,' el individuo ingresa en la langue. Para Bally, el
pen-
samiento mismo que la lengua expresa est compuesto de .demritos
afectivos y de elementos intelectuales; el compo-
PRAGMTICA Y LINGSTICA TERICA
nente afectivo comprende nuestras emociones, nuestros
sen-timientos, nuestros impulsos, nuestros deseos, nuestra
con-cepcin de la realidad. Los dos componentes coexisten en el
sistema lingstico. Este ltimo, en cuanto hecho social y no slo
psicolgico, es capaz de expresar la individualidad tra-duciendo el
pensamiento en accin: para enunciar incluso la cosa ms pequea, es
necesario que el pensamiento se con-vierta en accin y se imponga
por medio del lenguaje; es ne-cesario que este ltimo sea
penetrante, incisivo, enrgico, su-plicante, a menudo incluso
hipcrita (Bally 1913, pg. 21).
A parte de recordar el discurso que Scrates mantiene con Fedro
sobre el arte de la oratoria, para Bally el aspecto social del
lenguaje es el conocimiento de la funcin interactiva, de la
presencia implcita de un interlocutor en cada actividad
enunciativa. El sujeto hablante utiliza las posibilidades que
ofrece el sistema en el plano sintctico, lxico, fontico, se-gn
modos individuales dictados por la representacin que l mismo
realiza del propio interlocutor. En este proceso de adaptacin,
sostiene Bally, se encuentran en primer plano la afectividad y la
expresividad (y no las formas lgicas). stos son los inicios de la
teora de la enunciacin.
El estudio de los hechos expresivos del lenguaje organi-zado
desde el punto de vista de sus contenidos afectivos es, para Bally,
objeto propio de una estilstica que, aunque presu-ponga una
correspondencia entre hechos expresivos y unidad de pensamiento, no
es una parte de la psicologa sino que se inscribe en el campo
amplio de la lingstica de la que po-dramos decir que es una
perspectiva de investigacin.
La investigacin de los elementos afectivos del lenguaje,
iniciada por Bally en direccin estilstica, se traduce ms tar-de en
la teorizacin de la modalidad como componente im- . prescindible de
la estructura lgica de la frase. En Bally 1950, las relaciones
entre racionalidad y afectividad se definen en la articulacin del
enunciado en dictum y modus; el primero representa el contenido
objetivo del enunciado, el segundo la operacin del sujeto
pensante.
Esta ltima es el eje de laj:omunicacin, el engranaje principal
de la frase, sin el que sta no puede existir (Bally 1950, pg.
66):
-
80 NACIMIENTO Y EVOLUCIN DE LA PRAGMTICA TERICA
La modalidad es el alma de la frase; como el pensamiento, sta se
constituye esencialmente por la operacin activa del su-jeto
hablante..No se puede.atribuir valor de frase a una enun-ciacin
hasta que no se descubra en ella la expresin de la mo-
dalidad, cualquiera que sea (vase pg. 66).
Se trata de consideraciones que por un lado pueden rela-cionarse
con las reflexiones de Benveniste sobre la subjetivi-dad del
lenguaje (Benveniste 1958), y por otro con el anlisis semntico del
enunciado por parte de estudiosos como Fill-more 1968 y Bierwisch
1980. Facilitan la investigacin de una dimensin de estudio de la
lengua que trasciende los conte-nidos expresados para centrarse en
el descubrimiento de los modos en que el hablante se comporta
frente a su propia enun-ciacin una direccin que identifica aspectos
sistemticos del uso lingstico diferentes de los relativos a la
variabilidad social de la lengua. Estas consideraciones conducen a
una concepcin ideal de la pragmtica como componente consti-tutivo
de la estructura del lenguaje.i3s la hiptesis que desa-rrollar en
Francia O. Ducrot con l nombre de pragmtica integrada (Ducrot
.1984; para una valoracin de las relacio-nes entre el pensamiento
de Ch. Bally y la pragmtica, vase Ducrot 1986).
Mientras el concepto de uso. no puede considerarse cen-tral en
la lingstica saussuriana, el debate que se ha desarro-llado en
torno a las relaciones entre langue y parole ha pues-to en
evidencia algunos problemas importantes relacionados con la
posibilidad de construir una teora del uso lingstico.
Si consideramos el uso de la lengua como un conjunto de fenmenos
registrables en la ms disparatada prctica co-municativa, entonces
la individualidad y la exclusividad de los actos de parole
particulares emergen en toda su potencia y ofrecen al lingista la
posibilidad de descubrir nicamente sus caractersticas moleculares,
a menos que no se considere el problema de los distintos grados de
abstraccin sobre el eje que une la parole a la facult de langage
pasando por la langue e infringiendo las normas.
En cambio, si entendemos por uso el conjunto de prin-cipios y
los procesos mentales que permiten a los individuos comprenderse, y
que se caracterizan por la presencia de unas constantes que
subyacen a la variedad de las oscilaciones f-
i t
2.3. Teora del uso y la distincin competencia-actuacin
La posicin de Chomsky respecto al uso lingstico est formulada en
trminos de l dicotoma competencia-actua-cin (1965).
^ En los preliminares metodolgicos al estudio de las gra-mticas
generativas como teora de la competencia lingsti-ca se confirman
tanto la necesidad de una idealizacin en la teora del lenguaje
encaminada a descubrir la realidad men-tal subyacente al
comportamiento comunicativo como la con-cepcin de la actuacin como
aplicacin, puesta en uso del sistema de reglas cuya realidad mental
comprende:
La teora lingstica se ocupa principalmente de un hablante-oyente
ideal, en una comunidad completamente homognea; el cual conoce
perfectamente su lengua y no se encuentra influen-ciado por
condiciones irrelevantes gramaticalmente como las li-mitaciones de
memoria, las distracciones, los cambios de inte-rs y atencin y por
los errores (casuales o caractersticos) en la aplicacin de su
propio conocimiento de las lenguas en el trans-curso de la actuacin
efectiva [...]. Para estudiar la actuacin lingstica efectiva
debemos considerar la interaccin de varios factores, y la
competencia subyacente del hablante-oyente no es ms que uno de
ellos. Desde esta perspectiva, el estudio del len-guaje no es
distinto de la investigacin emprica de otros fen-menos complejos.
Hagamos una distincin fundamental entre la competencia (el
conocimiento que tiene el hablante-oyente de su lengua) y la
actuacin (el uso efectivo de la lengua en si-tuaciones concretas).
La actuacin es un reflejo directo de la competencia en la
idealizacin enunciada anteriormente. En la realidad, obviamente, no
puede reflejar directamente la compe-tencia. La grabacin de un
discurso natural mostrar numero-sos comienzos falsos, desviaciones
de las reglas, cambios de pro-gramacin a mitad de la conversacin, y
as sucesivamente. Para
nicas y psicosemnticas unidas a la subjetividad de la locu-cin,
entonces el problema es encontrar en el sistema lings-tico los
lmites y los presupuestos del uso individual.
Como veremos, en estas dos direcciones se mueve la in-vestigacin
ms reciente de la formulacin de una teora prag-mtica.
PRAGMTICA Y LINGSTICA TERICA 81
-
82 NACIMIENTO Y EVOLUCIN DE LA PRAGMTICA TERICA
el lingista, como para el nio que aprende la lengua, el
proble-ma consiste en determinar, partiendo de los datos de
actuacin, el sistema subyacente de reglas que el hablante-oyente
posee y utiliza en la actuacin efectiva. As, en sentido tcnico, la
teora lingstica es mentalista, ya que su objetivo es descubrir una
rea-lidad mental subyacente a un comportamiento efectivo. Los usos
observados en la lengua, las disposiciones hipotticas, costum-bres
etc. pueden proporcionar pruebas sobre la naturaleza de esta
. realidad mental, pero seguramente no pueden constituir el
ob-jeto propio de a lingstica, si sta quiere ser una disciplina
se-ria (pg. 45).
Como se deduce de la ltima frase de la cita, el juicio
chomskiano 'sobre la posibilidad de un estudio serio del uso
lingstico ofrece serias argumentaciones contra Skinner, el
comportamiento y las prcticas analticas de la lingstica
des-criptiva de tipo bloomfieldiano. Poco despus se lee:
El descriptivismo, que por principio se limita a la
clasifica-cin y la organizacin de los datos, a la extraccin de
configu-raciones de un corpus de discurso observado, a la
descripcin de costumbres lingsticas o de estructuras de hbitos, en
la medida en que existen, impide el desarrollo de una teora de la
actuacin efectiva (pg. 55).
De hecho, el planteamiento reductivo del concepto de uso
lingstico, elaborado por Bloomfield en el segundo captulo deJEY
lenguaje, autoriza y exige una postura ideolgica y me-
: todolgica que devuelve a la lingstica la dimensin cogni-. Uva
de su objeto de estudio.
Bloomfield 1933 sostiene que el acto de habla, o bien el . .:
hablar concreto, est precedido y seguido de eventos concre-
tos que representan, respectivamente, un estmulo y una reac-$
cin del comportamiento. El uso de la lengua consiste en su
intervencin entre dicho estmulo y dicha respuesta y puede
^considerarse una reaccin sustitutiva del hablante que, aduan-ado
como estmulo sustitutivo sobre el oyente, permite que este
_~g.jUlrao manifieste la reaccin de comportamiento deseada. ^ A h o
r a , la verificacin del acto lingstico, y el transcurso de jf.los
eventos concretos que lo preceden y lo siguen, dependen f;dcl
conjunto de factores que caracterizan la experiencia pa-
PRAGMTICA Y LINGSTICA TERICA
sada y del estatus psicolgico inobservable del hablante y del
interlocutor; esto carece de importancia para el lingista. Slo es
significativo cuando el acto locutivo est relacionado con eventos
concretos y reales, es decir, con estmulos y reaccio-nes. El
rechazo de los factores mentales presentes en el com-plejo
mecanismo del uso lingstico conduce a Bloomfield a analizar el acto
lingstico en trminos-puramente fsicos y fisiolgicos, como un
conjunto de movimientos muscula-res que permite la salida de ondas
sonoras desde los rganos fonadores del hablante, las cuales
imprimen modificaciones ondulatorias en el aire circundante y
alcanzan a los rganos auditivos del interlocutor al hacerlos
vibrar; esto produce efec-tos sobre su sistema nervioso que
confirman que ha odo. El reconocimiento de los sonidos se produce
mediante la selec-cin de rasgos distintivos que los hablantes de
una lengua ad-quieren e identifican en el interior de un continuum
sonoro a causa de su aparicin constante relacionada con
determi-nados eventos fsicos.
La radical posicin inicial de Chomsky tiene, pues, una motivacin
bien clara y precisa.
La adopcin del principio de idealizacin y el consiguiente
rechazo de los factores considerados apriorsticamente irre-levantes
para el estudio de la competencia gramatical ha ge-nerado el
establecimiento de la investigacin sobre aspectos de la
formalizacin y ha suscitado la reaccin de socilogos y etngrafos de
la comunicacin, que contraponen la com-petencia gramatical a la
competencia comunicativa como ob-jeto natural de observacin y
teorizacin.
2.3.1. Competencia gramatical, competencia comunicativa,
competencia pragmtica
En la caracterizacin chomskiana de la teora lingstica, elaborada
por Hymes 1971, no se da prcticamente impor-tancia a los rasgos
socioculturales que definen la variedad in-finita de los usos
lingsticos. >
La teora de la competencia estudia objetos lingsticos ideales,
abstractos, de igual manera que son abstractos los in-dividuos que
la teora implica, considerados como mecanis-
-
84 NACIMIENTO Y EVOLUCIN DE LA PRAGMTICA TERICA 11 B PRAGMTICA Y
LINGSTICA TERICA 85
Existen reglas de uso sin las que las reglas de la gramtica
seran intiles. Igual que las reglas de la sintaxis pueden domi-nar
algunos aspectos fonolgicos, e igual que las semnticas do-minan
posiblemente aspectos semnticos, tambin las reglas de los actos del
lenguaje intervienen como factor dominante en la forma lingstica en
toda su totalidad (pg. 224).
La relacin entre factores sociales y factores gramatica-les,
concluye Hymes, no puede tratarse en los trminos de la rgida
distincin chosmkiana competencia-actuacin. Existe una competencia
del uso que es un conjunto de conocimien-tos tcitos sobre los
mecanismos subyacentes de la actuacin efectiva y de la habilidad
neurofisiolgica que permite usar los medios de actuacin. Si se
introduce este ltimo tipo de competencia en el anlisis del
lenguaje, entonces el trmino actuacin puede reservarse a los
comportamientos realmen-te observables; de esta forma se resuelve
la ambigedad, pre-sente en la definicin chomskiana, que lleva a
identificar una teora del uso con los fenmenos del comportamiento
comu-nicativo.
Hymes define la competencia comunicativa como x la competencia
que establece cundo se debe hablar y cundo callar, qu decir, a
quin, cmo y de qu modo. Es la capa-cidad de cumplir un repertorio
de actos lingsticos, de par-ticiparen los eventos discursivos, y de
valorar su cumplimiento por parte de los interlocutores, y se
integra con a compe-tencia relativa a la interrelacin del lenguaje
con los dems cdigos de conducta comunicativa (pg. 223). La
adquisi-cin de dicha competencia es fruto de la experiencia social,
de las necesidades, de los motivos y de los xitos de la ac-cin, que
a su vez es fuente de nuevos motivos, necesidades, experiencias,
pero la competencia de uso forma parte de la misma matriz evolutiva
que la competencia gramatical (pg. 225).
Consecuentemente, en una teora del uso que asume el concepto de
competencia comunicativa como propio expli-candum, los argumentos
pertinentes no pueden ser nicamen-te de dos tipos gramatical o
aceptable: el punto de vista de la persona, que esta definicin de
la competencia exige, impone la valoracin de al menos cuatro
puntos: 1. si (y en qu medida) algo es posible formalmente; 2. si
(y en qu me-
mos cognitivos carentes de motivacin y no personas que con-viven
en un mundo social en el que los significados se ganan con el sudor
de la frente y la comunicacin se conquista con el esfuerzo (pg.
216).
Pdr otra parte, la actuacin figura como una especie de categora
residual: es la manifestacin imperfecta de un sis-tema subyacente,
es degeneracin (Chomsky 1965, pg. 31), y finalmente corrupcin de la
competencia ideal (Katz 1967, pg. 144).
Pero, como observa Chomsky, estos argumentos derivan ms de la
observacin psicolgica del anlisis gramatical que de la atencin
prestada a las variables socioculturales del uso lingstico. Para la
gramtica generativa, los problemas de ac-tuacin son los relativos a
la productividad, la interpretacin, la naturaleza de las
estructuras formales, como muestran las consideraciones sobre las
propiedades de incrustamiento, de autoinclusin, ramificacin mltiple
o de las inferencias en los procesos de produccin: la grabacin de
un discurso na-tural mostrar numerosos comienzos falsos,
desviaciones de la norma, cambios de programacin imprevistos, etc.
(Chomsky 1965, pg. 45).
En realidad, observa Hymes, desde el punto de vista del
discurso, las imperfecciones, las incorrecciones, los hechos no
explicables gramaticalmente son factores funcionales a la
rea-lizacin de un acto social o a la solucin de un problema en la
investigacin o en la elaboracin de una estrategia de
com-portamiento: Toda ocasin reclama una incorreccin apro-piada
(pg. 223).
Esto descarta una teora lingstica que reduce la organi-zacin de
la lengua a un conjunto de reglas que asocian soni-dos y
significados. Un modelo de este tipo presupone que la lengua
expresa nicamente significados referericiales y, por tanto, slo
estudia un uso determinado de la lengua: la de-signacin.
Si consideramos la dimensin social del uso lingstico, contina
Hymes, observamos que las lenguas tambin estn organizadas para
lamentarse, regocijarse, suplicar, amones-tar, sentenciar,
insultar, y en la realizacin de estos actos los factores sociales
interfieren con los gramaticales; esta infe-rencia es relevante
para el anlisis lingstico.
-
86 NACIMIENTO Y EVOLUCIN DE LA PRAGMTICA TERICA PRAGMTICA Y
LINGSTICA TERICA 87.1
sentes en el uso lingstico, tan marcado en los aos setenta, se
atena en parte en los ochenta. Por un lado, personalida-des como J.
Gumperz realizan una revisin del concepto de competencia
comunicativa en el sentido de su propiedad in-teractiva; por otro
lado, la teora chomskiana plantea una de-finicin de competencia
pragmtica influenciada en alguna medida por la sociologa, la
filosofa del lenguaje y las cien-cias cognitivas.
2.3.1.2.
Gumperz 1984 considera la interaccin conversacional como un
paradigma presente en cada situacin comunicati-va y se pregunta qu
implicaciones tiene, para una teora del uso lingstico, un enfoque
interactivo en el que se estudien los problemas de la comprensin no
en trminos de signifi-cados intrnsecos a un discurso concreto, sino
en trminos de los resultados de los procesos inferenciales que
tienen lugar en el transcurso de intercambios comunicativos
contextuali-zados. Segn Gumperz, existen buenas razones para creer
que los conocimientos que permiten a los individuos
interaccio-narse verbalmente no estn an claros ni para la gramtica
ni para la sociologa ni pralos estudiosos de la inteligencia
artificial. Preguntarse hoy qu significa la competencia
co-municativa significa preguntarse en qu consiste la capaci-dad de
contextualizar y tambin de dar un sentido a lo que se dice en
relacin a lo que ya conocemos. En dicha capaci-
;dad se basa la tesis de Gumperz y est regida por habilida-des
cognitivas que comparten muchas caractersticas con la competencia
gramatical. Se trata de procesos de socializacin que, una vez
interiorizados, se emplean automticamente sin que exista una
reflexin consciente (pg. 279).
Por tanto, la competencia comunicativa se define de nue-vo como
el conocimiento de las convenciones de procesa-cin del discurso y
de las normas comunicativas relativas que los participantes tienen
que controlar para poder emprender y mantener la cooperacin
conversacional (pg. 280).
dida) algo es realizable con los medios de actuacin
disponi-bles; 3. si (y en qu medida) algo es apropiado al contenido
en el que se usa; 4. si (y en qu medida) algo se cumple y lo que su
actuacin comporta.
En cuanto a la posibilidad efectiva de elaborar una teo-ra del
uso, un nmero considerable de estudios de sociolin-gustica y de
etnolinglstica (Cardona 1976) han centrado su atencin ea el hecho
de que los esquemas de uso no son nun-ca uniformes; tambin las
comunidades pequeas relativamen-te homogneas, observadas desde la
perspectiva etnogrfica, se manifiestan en toda su riqueza de
variaciones vinculadas al sexo, a la clase social, a las relaciones
de poder, de cultura, etc. Si a esto aadimos que, en la rpida
evolucin de las so-ciedades modernas, todos estos factores dependen
del conti-nuo cambio individual es evidente que sera difcil
elaborar una teora en sentido estricto (en el sentido de las
ciencias empricas) de la competencia comunicativa." Como mucho, se
podran identificar las motivaciones que subyacen a com-portamientos
verbales concretos en el interior de^sistemas so-ciales
constituidos por unidades interactivas, definidas cul-turalmente y
delimitadas en el tiempo y en el espacio.
2.3.1.1.
El contraste entre factores mentales presentes en la defi-nicin
de la competencia gramatical y los factores sociales pre-
II. F. Orletti 1973 atribuye la dificultad de elaborar una teora
de la com-petencia comunicativa a la absoluta creencia en el
carcter asisterntico de las informaciones contextales (pg. 82). Un
estudio cientfico de la re-lacin entre lengua y contexto precisa un
conocimiento cientfico esmerado de cada elemento constitutivo del
contexto extralingstico. Significativamente, en los intentos de
teorizacin cientfica en el mbito sociolingstico lian sur-gido
problemas de idealizacin. As, J. Habermas 1971, independientemen-te
de las consideraciones de D. Hymes respecto al significado
atribuido a la competencia comunicativa, observa que para
participar en el discurso el hablante debe poseer, adems de la
competencia lingstica, las reglas fun-damentales del discurso y de
la interaccin simblica; dichas reglas conside-ra que forman parte
de la competencia comunicativa y que, al mismo tiem-po, comportan
el dominio de una situacin ideal (idealizada), como la que crea la
pura subjetividad.
-
88 NACIMIENTO Y EVOLUCIN DE LA PRAGMTICA TERICA
2.3.1.3.
A pesar de rechazar' la visin de una teora lingstica como
explicacin del modo en que nos comunicamos, 1 2 Chomsky 1980 vuelve
a analizar la oposicin competencia/ac-
. tuacin admitiendo la posibilidad de una competencia prag-mtica
como parte del conocimiento de la lengua.
Para Chomsky, conocer una lengua significa no simple-mente
poseer la capacidad de hacer algo, sino encontrarse en un estado
mental que persiste como componente relativamente estable de
estados mentales transitorios. En el interior de este estado
mental, caracterizado por un sistema de reglas y prin-cipios que
generan representaciones mentales de naturaleza diversa, es
razonable suponer que coexisten ms tipos de co-nocimientos. En
concreto, el hablante ideal que conoce una lengua posee una
representacin interiorizada de la gramti-ca de esa lengua, es
decir, un sistema de cmputo que le per-mite generar un nmero
infinito de frases, cada una con sus propiedades fonolgicas y
semnticas especficas. Adems, quien conoce una lengua conoce tambin
las condiciones para el uso apropiado de una frase y los objetivos
que se persi-guen mediante el uso apropiado de esa frase en
determina-das circunstancias sociales; como consecuencia:
En los objetivos expositivos y de investigacin, podemos
pro-ceder a distinguir la competencia gramatical de la competencia
pragmtica, restringiendo la primera al conocimiento de la for-ma y
del significado y la segunda al conocimiento de las condi-ciones y
del modo de uso apropiado en conformidad con los distintos
objetivos (1980, pg. 224). Por tanto, existen dos formas distintas
de afrontar el es-
tudio de la lengua, ambas legtimas; la primera est repre-sentada
por la lingstica de la lengua-I (interna), la segunda por la
lingstica de la lengua-E (externa). A esta ltima per-
12. En la discusin de la tesis segn la cual la teora del
lenguaje debe explicar how we talk (cmo hablamos), Chomsky 1980
afirma que sta deriva de la idea de que en algn sentido, la esencia
del lenguaje es la co-municacin, y aade: todava no se ha elaborado
una formulacin que d sentido a la posicin segn la cual la esencia
del lenguaje es la comunica-cin (pg. 80).
11
tenecen no slo las teoras que ponen el acento sobre las
ma-nifestaciones fsicas de la lengua, sino tambin aqullas que
tratan la lengua como fenmeno social, como conjunto de actos o de
comportamientos. Gran parte del trabajo desarro-llado en
sociolingstica as como en anlisis del discurso y, en general, en
pragmtica se enmarcara en este mbito; la lingstica de la lengua-I
considera, estudia y analiza aquello que un hablante conoce
implcitamente de su lengu a, el con-junto de los parmetros y de los
principios que caracterizan su gramtica (vase tambin Chomsky 1986 y
1988).
La lengua se concibe aqu como un instrumento que pue-de usarse;
la gramtica caracteriza el instrumento especi-ficando sus
propiedades fsicas y semnticas, mientras un sistema de reglas y
principios que constituyen la competen-cia pragmtica determina el
modo en que el instrumento pue-de usarse de forma efectiva (Chomsky
1980, pg. 224).
En este programa, la teora de la competencia pragmti-ca, que
comprende una lgica de la conversacin del tipo sugerido por Grice
1975, vincula la lengua con sus mbitos de uso institucionales,
relacionando objetivos e intenciones con los medios lingsticos
disponibles (vase, pg. 224) y no es coextensiva con una teora de la
actuacin, la cual tam-bin debe analizar la estructura de la
memoria, de las moda-lidades de percepcin de la experiencia, etc.
La competencia pragmtica comporta una forma de idealizacin que le
per-mite situarse en el mismo plano de las estructuras mentales
hipotticas independientemente de los usos de ests estruc-turas en
circunstancias comunicativas o interactivas concre-tas. As, una
teora pragmtica asume el mismo estatuto epis-temolgico de la teora
gramatical. En trminos de Kasher 1991:
Parafraseando la primera definicin chomskiana de esta dis-tincin
fundamental (competencia/actuacin), consideramos que la teora
pragmtica tiene como objeto propio de investiga1 cin primaria un
agente lingstico ideal, que produce y com-prende actos lingsticos
en contextos adecuados, sin ser con-trariado por condiciones
pragmticamente rrelevantes como distracciones, cambios de atencin y
errores casuales. En otros
' trminos, la materia de la teora pragmtica forma parte del
co-nocimiento lingstico del agente lingstico ideal.
Concretamen-
PRAGMTICA Y LINGSTICA TERICA 89
-
90 NACIMIENTO Y EVOLUCIN DE LA PRAGMTICA TERICA
te, es la parte que rige el uso, las relaciones de propiedad
entre frases y contextos. En la actuacin ideal, empleamos un
con-junto de subsistemas psicolgicos que, por una parte,
represen-
. tan el conocimiento de las reglas que rigen el uso lingstico,
y por otra estn condicionados por limitaciones de memoria, cambios
de inters y errores caractersticos (pg. 385).
2.3.2. El problema de a idealizacin
Aunque son claras sus finalidades operativas (mantener la
autonoma de las sintaxis), la propuesta chomskiana ha creado
interrogantes como los siguientes: En qu relacin se encuentra la
teora de la competencia pragmtica con los factores sociales y
psicolgicos que se descartan al elevarla al rango de teora pura? Se
trata de una relacin de simple aadidura o es lcito considerar la
hiptesis de que estos fac-tores posean un poder estructurante en el
interior de las con-figuraciones abstractas elaboradas por la teora
de la compe-tencia gramatical, hasta el punto de poder justificar o
establecer las premisas de su utilidad?
Si la competencia gramatical entendida como conocimien-to del
instrumento y la competencia pragmtica entendida como conocimiento
de las reglas de uso del instrumento de-ben situarse en el mbito de
una teora ms amplia de la ac-tuacin, qu residuo de uso colma el
vaco que permane-ce para construir esta ltima? Y, si la competencia
pragmtica consiste en el empleo de reglas de uso, para que la teora
de la competencia pragmtica sea distinta de una teora de la
actuacin, es necesario pensar que el uso al que hace refe-rencia la
primera es un uso ideal?, pero ideal respecto a qu? Cules son los
parmetros de idealizacin del uso entendi-do como objeto de
teorizacin? Y, desde el punto de vista epistemolgico, es necesario
el isomorfismo de. estos par-metros con los parmetros de
idealizacin implicados en la construccin de una teora de la
competencia gramatical? Si es as, cules son los correlatos empricos
a dichos concep-tos abstractos e hipotticos? Y, finalmente, qu es
una teo-ra de la actuacin? Si, como deducimos de la oposicin
chomskiana al concepto de comunicacin como objeto de una teora
lingstica, ni siquiera la teora de la competencia prag-
PRAGMTICA Y LINGSTICA TERICA
mtica se ocupa de la relacin interactiva entre hablantes reales
en comunidades sociales concretas, puede hipotizarse otra teora de
la competencia comunicativa distinta de la teora pragmtica y
compatible con ella en un modelo global de la actuacin?
Se trata de establecer el esquema general de una teora del
lenguaje capaz de explicar cmo tiene lgarla comunicacin humana.
Este esquema, podra estar constituido por:
teora de la competencia gramatical + teora de la compe-tencia
pragmtica + teora de la competencia x + teora de la competencia z +
.... = teora de la actuacin?
O bien, la pragmtica es en realidad una teora de la ac-tuacin de
la que depende la observacin del sistema lings-tico desde
perspectivas que tambin tienen en cuenta aspec-tos distintos de la
estructura gramatical?
En este punto, los estudiosos de pragmtica estn dividi-dos: por
un lado, Kempson 1975, y Smith y Wilson 1979 si-guen las
indicaciones de Katz 1977, segn el cual
[las gramticas] son teoras relativas a la estructura de tipos de
frase [...]. Las teoras pragmticas, en cambio, no intentan
ex-plicar la estructura de las construcciones lingsticas o de sus
propiedades y relaciones gramaticales [...]. Explican el
razona-miento de los hablantes y oyentes en la elaboracin de
correla-ciones contextualizadas entre una necesidad de la frase y
una proposicin. Desde este punto de vista, una teora pragmtica
pertenece a la actuacin (Katz 1977, pg. 19).
Por otro lado, Gazdar 1979 y, en un enfoque diferente, Sperber y
Wilson 1986, Blakemore 1987, Carston 1988 y todo el que sostiene
que la pragmtica puede considerarse parte de la teora de la
actuacin y no forma parte de la competen-cia gramatical, consideran
que entre la competencia grama-tical y la actuacin se encuentra una
cantidad de fenmenos lo suficientemente amplia y variada como para
poder consti-tuirse una pragmtica cientfica' cuyo objeto de estudio
se-ran dichos fenmenos. Aislando de este sistema los factores
sociales y psicolgicos, de los que debe ocuparse la sociolin-gstica
y la psicolingstica, podemos restringir el campo de
-
92 NACIMIENTO Y EVOLUCIN DE LA PRAGMTICA TERICA PRAGMTICA Y
LINGSTICA TERICA
ejerce sobre los slidos fijos o en movimiento, el roce, la forma
del slido y la velocidad de penetracin del aire como consecuencia
de su interaccin son factores relevantes. N o se puede prescindir
de ellos para crear un modelo, aunque sea ideal, de los vehculos ms
veloces; en cambio, se consideran irrelevantes otros factores como,
por ejemplo, el color, que s es pertinente desde otras perspectivas
de estudio del movimiento; se ha observado que si se colocan en las
extremidades de una barra horizontal un trozo de papel negro y otro
de color blanco, la barra empieza a girar en la direccin del negro,
dado que ste absorbe la luz y por tanto carga energa, mientras el
blanco la rechaza.
Concluyendo: en el estudio de la lengua, como en el estudio de
la naturaleza, no podemos realizar abstracciones indiscriminadas
respecto a los objetivos de investigacin. Construir una teora del
uso lingstico comporta, en esta perspectiva, resolver en primer
lugar el problema sobre qu abstracciones son necesarias y legtimas
y en qu medida respecte a los fenmenos considerados. 1 3 Es obvio
que el comportamiento
13. La idealizacin del comportamiento lingstico implica serios
problemas metodolgicos. Lyons 1977 distingue tres tipos de
idealizacin, cada uno de los-cuales cuenta con sus dificultades
especficas. El primer tipo se denomina regularizacin, y comprende
los errores de pronunciacin, los balbuceos, las correcciones, las
pausas, etc., es decir, todo aquello que depende de factores como
la memoria, las distracciones o las disfunciones de los mecanismos
ncurofisiolgicos implicados en el comportamiento lingstico. La
distincin entre competencia y actuacin encuentra su ms
controvertida aplicacin respecto a este tipo de idealizacin: a los
lingistas no les queda otra opcin que abstraer estos fenmenos que
revisten una importancia fundamental para otras disciplinas como,
por ejemplo, la psicolingsti-ca. El segundo tipo de idealizacin,
que Lyons denomina estandarizacin, consiste en abstraer las
diferencias de las diversas manifestaciones de los sistemas
lingsticos. Dichas diferencias se refieren principalmente a las
formas dialectales y los acentos regionales, pero tambin pueden
exlenderse a factores como el sexo, la edad, el estatus social,
etc. Lyons comenta que no tiene sentido afirmar que no existe un
sistema homogneo subyacente al comportamiento lingstico de una
comunidad lingstica. Esto es cierto, pero irrelevante (pg. 588). De
nuevo, estas diferencias que no revisten importancia para la
lingstica son centrales en otras reas de estudio. El tercer tipo de
idealizacin, que exige una teora del sistema lingstico cuya
formulacin no tiene en cuenta las variaciones, se denomina
dcscontextuali-zacin, y consiste en la eliminacin de los rasgos que
establecen una dependencia del enunciado con el contexto; entre
ellos, se encuentra la elipsis (omisin de fragmentos de la frase
recuperables en el contexto) y el conjun-
estudio a un conjunto de fenmenos explicables en trminos de
estructuras mentales o capacidades cognitivas que, en cuanto tales,
legitiman la hiptesis de la existencia de una competencia
pragmtica. Una teora de esta competencia debe recurrii a la
idealizacin y caracterizar las estructuras mentales que prescinden
de los usos concretos en que se aplican.
La utilidad del principio de idealizacin es un punto crucial en
ia teorizacin de las relaciones entre uso y estructura. Como
observan Sperber y Wilson 1986 no todas las idealizaciones son
legtimas. En particular, una idealizacin no es legtima si, al
simplificar los datos, introduce alguna distorsin significativa que
impide la investigacin terica (pg. 196).
Segn Sperber y Wilson 1986, un ejemplo de idealizacin ilcita es
la reduccin de la lengua a un corpus limitado de frases efectuada
por la lingstica prechomskiana.
A nosotros nos parece que el problema no es simplemente el de la
legitimidad tout court de una idealizacin, sino el de la naturaleza
y la entidad de las abstracciones con las que operamos en relacin
con las preguntas que intentamos responder mediante la indagacin
cientfica. Si la investigacin parte del presupuesto de que existen
leyes racionales de estructuracin del pensamiento y de la lengua en
cuanto expresin de ste, se proceder a aislar aquellos factores que
se consideran interferenciales y a elaborar procedimientos de
recuperacin que puedan demostrar la pertinencia de su aislamiento,
Si, en cambio, la investigacin parte del presupuesto de que las
lenguas reflejan mucho ms las necesidades de los individuos que no
la racionalidad de la mente, entonces deber recurrirse a formas de
abstraccin, pero presumiblemente sern distintas sus entidades y sus
naturalezas.
Lo que debe permanecer constante es la capacidad de recuperar el
material aislado y de reinserirlo en el paradigma cientfico de
forma que de ello resulten otras formas de conocimiento. As, en
fsica, la ley de la gravedad se formula en trminos de condiciones
ideales de vaco absoluto y abstrayendo particularidades de la forma
y las propiedades del objeto que cae. Sin embargo, en aerodinmica,
que tiene como objeto de estudio el movimiento del aire y la fuerza
que ste
-
94 NACIMIENTO Y EVOLUCIN DE LA PRAGMTICA TERICA
2.4. La semntica generativa
Uno de los movimientos que, opuestos al generativismo sintctico,
han contribuido a la difusin de los hechos de ac-tuacin y a la
reivindicacin de la pertinencia de la pragm-tica en el anlisis
lingstico, es la semntica-generativa.
Aunque es difcil reconstruir la historia de un movimien-to a
pocos aos de distancia, Robin Lakoff 1973 asume los motivos que, en
los aos setenta, provocaron en el generati-vismo sus xitos ms
polmicos y que orientaron la semnti-ca generativa en su
investigacin. Esta ha tomado dos direc-ciones: una ha conducido a
la pragmtica en su forma cannica estadounidense y otra a la
fundacin reciente de una lingstica cognitiva,
El punto crtico en la ruptura con el generativismo sin-tctico
fue el problema de la gramaticalidad parcial o jerr-quica de los
enunciados: tras la constatacin de que los jui-cios de
aceptabilidad de un enunciado no pueden prescindir
to de los elementos cuya interpretacin exige necesariamente
hacer reteren-> eia a la situacin enunciativa. El campo de
estudio al que pertenecen estos elementos es la pragmtica. No
obstante, al tratarse de elementos pertene-cientes al sistema, su
anlisis se realiza en un plano diferente al de los facto-res
inferenciales que dependen de los lmites de la memoria y de la
atencin, as como al plano de los factores vinculados a la variacin
social.
PRAGMTICA Y LINGSTICA TERICA
de la valoracin del contenido pragmtico del acto lings-tico que
se cumple en su realizacin, se deduce que el estudio del componente
pragmtico forma parte de los objetivos de la lingstica del mismo
modo que el estudio de las partes de la gramtica. Y ello en cuanto
componente estrechamente relacionado x o n la sintaxis y con la
semntica.
Asumiendo como componentes pragmticos fundamen-tales a) los
asuntos del hablante acerca de su relacin con el destinatario, b)
la situacin concreta en la que se produce la interaccin y c) la
medida en que se intenta modificar una o ambas de las condiciones
anteriores, Lakoff propone la exis-tencia de un componente
pragmtico constituido esencialmen-te por dos r