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La violencia familiar es una (\,
interdependencia enfermiza y enfermante
1~\' Vi"&./" A Una forma de 'disolverla' desde el
psicoanlisis multifarniliar*
Jorge E. Garca Badaracco
Cmo se presenta la violencia familiar a la sociedad
Cuando recorremos en Internet slo algunas de las innumerables
pginas referidas a la violencia familiar, podemos ver que abundan
las descripciones de las mltiples formas de la violencia familiar
"visible" y las leyes y procedimientos judiciales que haran posible
neutralizar estas situaciones, e incluso "terminar" con ellas.
Se incluye no solamente la violencia fsica, sino tambin la
psquica, y se habla repetidas veces- de que la violencia familiar
no slo es "hacia" las mujeres y los nios, sino que tambin abarca a
los discapacitados, los ancianos, los cnyuges, y que ocurre en
todas las clases sociales, culturas y edades.
Se describe la violencia familiar como una clase de "maltrato"
que tiende a naturalizarse, pues se trata de conductas violentas
que no son
El lector percibir que el texto presenta diversos
entrecomillados -simples o dobles- que responden a una intencin del
amor de sealar un "sentido" a ciertas palabras, "sentido" que est
ms all del supuestamente llano o convencional, y que muchas veces
se "esconde" en ciertas entonaciones que damos a las frases -{)
acentos o pausas intencionales del lenguaje hablado-, que son
imposibles de representar en toda su dimensin cuando se escribe.
Toda palabra, aun cuando se lisa en lenguajes "cientficos" o jergas
profesionales "acotadas" -y ms aun en la tarea teraputica-,
conserva un 'halo metafrico' que es importante rescatar para el
lector, permitindole de esa manera ampliar las posibles
"conexiones" tiles para poder seguir pensando "junto" con el texto
. El recurso habitual de la bastardilla o la negrita muchas veces
"interrumpe" la intencin del autor, alargando una relevancia
innecesaria a un pensamiento escrito. que deberia ser, en la medida
de lo posible, una "conversacin" entre dos mentes; es decir, un
verdadero pensamiento. De esa manera, junto con el uso habitual, se
han marcado algunas palabras con comillas dobles para dar cuenta de
ese fenmeno. Las comillas simples se han reservado para poner de
manifiesto al lector las ' fonnas de pensar' que ha desarrollado el
psicoanlisis mult.ifamiliar
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sancionadas como tales, y que aquellos que ejercen el maltrato
sobre otros de mayor vulnerabilidad dentro del grupo familiar
suelen ser considerados como con "mayor poder". (Se seala que slo
el 2% de los hombres -en general mayores o debilitados fsicamente-
son maltratados por sus mujeres).
Tambin se hace mencin de la violencia cruzada, cuando el
maltrato pierde su carcter de aparente uni-direccionalidad, como en
el caso -que se menciona menos, pero que tambin existe- de los
hijos que maltratan fsicamente a sus madres. Y al mismo tiempo se
seala que jurdicamente todas estas prcticas son difciles de
comprobar, ya que en su mayora se trata de lesiones leves, si bien
repetidas en el tiempo.
Mltiples razones explicaran la reticencia a la denuncia de las
situaciones de violencia familiar: se espera un cambio espontneo en
el agresor, se aceptan las disculpas tpicas, se creen las promesas
de que no volver a suceder el maltrato, se teme al prejuicio
social, influyen las convicciones tico-religiosas, la dependencia
econmica; el miedo a las represalias, la falta de esperanza en la
eficiencia de la justicia, etctera.
Pero se hace hincapi en que siempre existe un "sostenimiento"
del vnculo violento, donde entran en consideracin el aplastamiento
psquico, la baja autoestima, la educacin violenta, y donde se
supone una relacin signada de vicios, y sistemas psquicos o
relacionales que impiden romper el tipo de relacin.
Los modelos de organizacin familiar, las creencias culturales,
los estereotipos respecto de supuestos roles relacionales, y las
maneras particulares de significar el maltrato intervienen en esta
problemtica, y se seala repetidamente que es el Estado el que debe
velar por la proteccin de las personas involucradas, a travs del
dictado de leyes o normas jurdicas, y la generacin de espacios
educativos, de contencin e intervencin comunitaria.
Se destaca que la mera represin del Estado no soluciona el
problema, y se debera dar prontamente a los agresores asistencia
psicolgica, aunque est tambin es dificultoso porque este tipo de
violencia se ejerce en la intimidad familiar y privada, mientras
que en la vida social los "agresores" y las "vctimas" se comportan
"como si no pasara nada". Adems, estas personas en general no
"buscan" asistencia psicolgica, y ms bien la rechazan, muchas veces
por razones poco claras.
La violencia familiar es una interdependencia enfermiza y
enfermante
Por otra parte, la asistencia psicolgica de la violencia
familiar, dirigida habitualmente al "violento", no da muchas veces
el resultado esperado, y tampoco se entiende bien por qu.
La naturalizacin de la violencia familiar
Estoy de ~cuerdo con esta manera de ver las cosas, pero hay que
sealar que esto es slo una descripcin de la "violencia visible",
que es negada por mecanismos mentales de justificacin (es decir, se
la "naturaliza por justificacin").
Ejemplos de esta manera de pensar, referida a los nios, son: "la
letra con sangre entra", o "a los nios hay que 'educarlos', porque
si no, pueden llegar a convertirse en delincuentes". Pero tambin
tenemos que poder pensar que hay "otras" formas de "educar" que, al
no respetar la verdadera naturaleza del nio, generan violencia.
Ciertas formas de "educar" despiertan la rebelda, la cual se
genera desde la parte sana de ese nio o joven-y es totalmente
natural que as suceda-, pero que sin embargo es interpretada por el
"educador" que utiliza esa forma de "educar", como una rebelda que
debe ser "castigada" para poder alcanzar el objetivo de la
educacin.
En realidad, la rebelda -que es una reaccin sana a una forma de
educar sometedora- provoca en el educador al que nos estamos
refiriendo una respuesta ms sometedora todava . Se genera as un
tipo de 'interdependencia recproca patgena' que va a provocar una
detencin del desarrollo de la 'vlwalidad sana' de ese nio. Y que
muchas veces, como veremos ms adelante, va a aparecer a travs de la
vivencia de "muerto en vida".
Vista desde la psiquiatra, este tipo de 'interdependencia
recproca' es la que genera la enfermedad mental, porque es la que
tiene un poder patgeno. En este 'campo' de la psiquiatra,
descubrimos que la justificacin del maltrato al enfermo mental
(porque "est loco") es una forma de violencia que primero se ejerce
secretamente, "fabricando" al enfermo, al no respetar la
vulnerabilidad natural del nio durante los primeros aos de la
formacin de su personalidad, y luego justificando un maltrato
porque "est loco". Al mismo tiempo, la "locura" del "loco" es una
forma de 'poner a prueba' la terquedad del psiquiatra y de la
familia .
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La 'verdadera naturaleza' de la violencia familiar
Volviendo a los mecanismos de justificacin, me interesa ocuparme
en este trabajo de la 'violencia secreta', incluida en las tramas
enfennantes que se juegan en la familia en la cual aparece un
enfermo mental.
Estas 'tramas', que ya existen en el seno de la familia cuando
aparece un nio, comienzan a "atraparlo" desde su nacimiento, y van
a desempear un papel muy importante en su desarrollo posterior.
En Demonios de la mente,l un libro que describe el enfermar y el
curar de una paciente grave, se presentan evidencias de las
innumerables situaciones en las que podemos detectar la violencia
en las mltiples formas en las que se hace presente.
Ya desde el comienzo se describe a Berta, la madre de la
paciente, para la cual, cuando era chica, tenr bebs era como
"poseer objetos de su propiedad", y as sus hijos fantaseados, mucho
antes de la poca de su matrimonio, eran "objetos"- ya muy
fabricados y tenninados interiormente.
En la medida en que la relacin madre-beb debe darse a travs de
una especie de descubrimiento recproco, si el hijo est demasiado
prefigurado en la madre, sta se encontrar con dificultad para
relacionarse espontneamente con su beb y descubrirlo a medida que
crece, acompandolo en este crecimiento (p. 4).
Cuando esto no ocurre, por diferentes motivos pueden producirse
fenmenos que dan lugar a la generacin de violencia. Siempre se
trata de 'interdependencias recprocas'. Es decir que un 'dficit de
recursos yoicos' de la madre puede generar una "frustracin"
intolerable en el hijo, por su condicin infantil de 'carencia de
recursos yoicos genuinos'. Lo "intolerable" de su reaccin se
expresar como un "desborde" emocional, en tm1inos de llanto
desgarrador, rechazos violentos, reclamos intenninables, que van a
poner a prueba los recursos yoicos de la madre, que en otros
tnninos puede tener que ver con lo que se ha llamado " incapacidad
de rverie".
l . Garca Badaracco, 1. E., DemOl/ios de la mente - Biografia de
/11/0 esquizofrenia, Buenos Aires, Eudeba, 2005.
La violen~ia familiar es una interdependencia ~nfermiza y en
ferman te
Estas conductas muchas veces toman formas, desde el comienzo de
la vida, que se repiten hasta la actualidad, y que al ser
detectadas en las situaciones actuales autorizan a hacer hiptesis
referidas al origen, que es lo que investiga el psicoanlisis. Por
eso es tan importante la reconstruccin de la "historia" de los
vnculos, para comprender lo que llamamos "enfermedad mental" de una
persona. Pero, como veremos luego, lo que pas est condensado en
vivencias, que permiten "imaginar" una trama enfermante sin conocer
los hechos concretos.
En el caso de Mara, la madre pona una resistencia o dificultad
particular en colaborar en la tarea de una "reconstruccin".
Todo intento en ese sentido fue vivido en forma persecutoria,
como si furamos policas que buscsemos los elementos para acusarla
de ser culpable de la enfermedad de su hija. Fue tambin muy dificil
hablar de la vida familiar de esa poca.
Por otra parte, en Mara se repeta este sentimiento de sentirse
acusada por estar enferma, como si su "enfermedad" fuera un 'acusar
a la madre'. Tambin vivi, durante mucho tiempo, el hablar
abiertamente de la historia familiar como una infidencia muy
culposa y como algo prohibido. Ms adelante va a traer ciertos
recuerdos, pero cuando se intenta confrontarlos con la realidad,
tratando de hacer intervenir a la madre, nos en
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208 Jorge E. Garca Badaracco
Para Mana era vital poder confrontar sus vivencias fantsticas
con la realidad efectivamente y su madre era la nica de muchos
hechos. Berta haba vivido su vida y, su relacin con en una dimensin
diferente de la de esta ltima. Haba tratado de negar muchas
rcalidades dolorosas y, haba podido hacerlo. Maria no, y adems tena
todava una necesidad de compartir con las emociones penosas y los
recuerdos dolorosos a esos ht:chos. Ese era y haba sido su pero la
que haba sido el
de gran parte de la enfermedad de
verbalizarlo. Por fidelidad a esos de del silencio y de la
reticencia
de esta ltima y se te mucho tiempo sobre Nosotros sabamos que
esta situa~ cin era clave .. Pero tal vez no ver desde el principio
la trascendencia de la a medida que se recorriera el proceso
tera-
Por lo que estamos su condicin infantil, una persona
Berta se asustaba en muchos momentos en que el beb-Mana lloraba
tentemente no lo conoca sin que nada calmar-lo. llanto de Maria la
hacer, y este' no saber hacer era devuelto al beb-Maria en forma de
tensin que, a su vez, mantena las causas del llanto y nuevas
tensiones. La de estos estados haca ms dificil la alternancia de
los ritmos naturales.
Mara tomaba el con y se con avidez. Cuando la necesidad
comenzaba a la tensin emocional mantena su y Maria
al pecho como sin separarse. Berta se
La familiar es una enfermante
esta de desborde de saba hacer. Se desorientaha al encontrarse
con reacciones y del beb-Mana que no exactamente a su idea de lo
que deba ser un en ltima a su idea del "beb . Como antes, el beb
perfecto sera una de
UlUallO::i, pero no
, que funcionaria en forma muy exacta en respuestas,
neceeliminacin de y caca, etc. Berta era muy eficaz
tener suficientemente en cuenta las necesidades del
beb-Mara.
Berta se asustaba y, no se daba cuenta. Haba desde chica a
acallar de s sus movimientos emocionales. Inconscientemente
necesitaba que Mana dentro de esta y cuando
sus mecanismos de compensacin.
sa, como SI no existiera, y acentuaba sus mecanismos de para
que todo marchara mejor.
Su estructura, entonces, la llevaba a la realidad y a forzar esa
realidad para adecuarla a la suya Sin tomar verdadera conciencia
de
por as decir, al beb{-Mara a de su realidad partes o reacciones
que ella no toleraba. As fue como, al poco Maria dei de llorar
Todo lo nuevo, todo sobresalto mente, un cambio de alimento
provocar un rechazo VIOlento, que es consecuencia del susto. Cuando
la madre la situacin y lo calma en estas precisas circunstancias,
le est dando la que y lo est
tolerar el cambio y enfrentar lo nuevo; as un para el beb y un
crecimiento
Cuando los temores y las ansiedades que las dIferencias no el
apren
de por una atencin maternal
la ansiedad la realizacin de la el beb tiende a aferrarse a
lo
que es a la detencin del crecimiento
[JIlH..!uce una tendencia
en su Todas estas manifestaciones nos van a hablar de la de
situaciones de msegunaaa baSlca en la reJaclOn pnmJtlva con su
como Sl desde muy no hubiera podido des3nollar una estable y
segura de la tanto fuera como dentro de ella
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210 211 Jorge E. GaCc;J,"- Badaracco
Con respecto a estos primeros aos de su infancia, Mara tiene la
sensacin de "no haber jugado nunca". Esto es prcticamente
imposible, y podemos pensar que se trata de una vivencia de no
haber podido participar emocionalmente en una actividad ldica
espontnea (p. 21).
Algo similar ocurre con el "no poder llorar".
Maria sigui durante su infancia sin poder llorar, y durante su
enfermedad este "no llorar" aparece como una incapacidad para
emocionarse. Segua teniendo oscilaciones entre momentos de aparente
alegria y crisis psicticas que, sin tener conexin significativa con
hechos observables, aparecan como incomprensibles. Para la madre
resultaban "teatrales" y la seguan poniendo sumamente nerviosa.
Con respecto a la tristeza, es necesario que la madre pueda
respetarla y acompaar al beb en esos momentos; no tratar de sacarlo
enseguida de los mismos. Tambin es importante que, ms adel.mte, el
nio pueda pedir perdn y ser perdonado (pp. 23 Y 24).
Todo lo que estamos diciendo permite comprender mejor qu es lo
que sucede cuando una persona es hipersensible a ciertas
situaciones, que le "gatillan" angustias intolerables, que la
obligan a utilizar mecanismos de defensa que tienden a rigidizarse
y a estereotiparse en forma obsesiva, con tendencia a la 'compulsin
a la repeticin'.
Esta aparentemente sencilla descripcin permite comprender la
naturaleza de los sntomas, para poder ayudar a desarmar la
tendencia a la compulsin a repetir y la violencia incluida en esa
misma tendencia.
En este sentido, en el proceso teraputico todo sntoma aparece
como un desafio y una puesta a prueba del otro y, en particular,
una puesta a prueba del terapeuta.
Qu son las 'interdependencias recp.rocas enfermizas y
enfermantes'?
En artculos anteriores hemos definido la inmadurez como la
consecuencia de un 'dficit de desarrollo de recursos yoicos
genuinos', y hemos sealado que la transmisin de la inmadurez se
vehiculiza en el 'contexto' de los 'vnculos didicos de dependencia'
.
La violencia familiar es una interdependencia enfermiza y
enfermante
En la medida en que las figuras parentales no sean capaces de
ejercer adecuadamente las funciones materna y paterna, esto
condicionar en forma secreta, o muchas veces aparentemente
invisible, dependencias patolgicas. La experiencia nos ha mostrado
que estas 'dependencias patolgicas' son siempre' interdependencias
patgenas'.
De esta manera podemos comprender mejor que los fenmenos que se
expresan en las descripciones que hacemos de las madres
sobreprotectOras y/o esquizofrenizantes, o de las que mantienen las
simbiosis parasitarias y/o la ligadura simbitica madre-hijo, pueden
entenderse como formas de 'interdependencias patgenas', que
"condensan" vnculos con historias particulares: mantienen, por
tendencia a la compulsin a la repeticin, formas patolgicas de
relaciones intersubjetivas, que incluyen situaciones traumticas
repetitivas y acumuladas a lo largo de la vida y encierran
vivencias de sufrimiento psquico ms o menos intenso, que van a
tener que reactivarse necesariamente en el curso de los procesos
teraputicos.
El funcionamiento mental patolgico y patgeno que hemos descripto
en su momento en trminos de 'objeto enloquecedor'2 permite
comprender mejor la naturaleza del funcionamiento de la llamada
'interdependencia patolgic'l y patgena'. Visualizamos a esta ltima
como la condensacin de una historia vincular con caractersticas
enloquecedoras, que no ha pern1itido el desarrollo de 'recursos
yoicos genuinos' y ha condicionado un funcionamiento yoico sobre la
base de
2. Garca Badaracco, 1. E. (1985a), "identificacin y sus
vicisitudes en las psicosis. La importancia del concepto de
'o!JjelO enloquecedor"'. Revista de Psicoanrilisis, vol. Xlii , W
3, pp . 495 514. "Con el concepto de 'objeto enloquecedor'
apuntamos a introducir la idea de la existencia de caractersticas
patgenas especficas de los objetos. Se trata de un objeto que
induce inconscientemente al sujeto a actuar sdicamente y con
maldad, y lo hace sentir malvado y culpable, pcrque la inadecuacin
del objeto incrementa la envidia y el sadismo del sujeto.
Generalmente, el objeto acta muy sdicamente sobre el sujeto por no
darse cuenta del estado de indefensin del mismo. El deseo, como
bsqueda subyacente de la experiencia de satisfaccin, se somete a la
necesidad del otro. Se configura as la experiencia traumtica
repetitiva que se constituye en fijacin ai trauma. La situacin
aterradora y paralizante de depender de y necesitar a -cada vez ms-
un objeto que es enloquecedor, conduce como nica salida (de all su
especificidad) a una identificacin patgena con el mismo. Se
configura as , dentro del aparato psquico, una organizacin
polarizada de una pareja simbitico-patolgica donde hay un dueo y un
esclavo, en donde por momentos el esclavo trata de esclavizar al
dueo y donde ambos juegan roles intercambiables Uno trata de
dominar al otro y, a su vez, el dominado trala de dominar. Pero
ambos son recprocamente imprescindibles, no pudiendo nil1glJno de
los dos tener verdadera individuacin o autonomia propias. La locura
es siempre, en ltima instancia, una folie detlX".
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212 213 Jorge E. Garca Badaracco
'identificaciones patgenas', que no han permitido sino
desarrollos parciales.
En estas condiciones, las 'interdependencias patolgicas' se
mantienen como modus vivendi, necesario e indispensable. Son
entrampamientos vinculares que obligan a mantener variados tipos de
'complicidades secretas ' , con el objeto de conservar el statu qua
de los sistemas familiares patolgicos que, si bien mantienen la
enfermedad, dan por periodos cierta sensacin de seguridad.
Conflictos dilemticos y violencia
Los 'conflictos' son "patolgicos" porque se dan en 'vnculos de
interdependencias patgenas', que dificultan o imposibilitan lo que
llamamos su elaboracin o resolucin. Se presentan as como
'cdnflictos dilemticos' . No es suficiente "tomar conciencia" para
que. se produzca un cambio: es necesario que se den "ciertos"
cambios para que puedan abrirse 'espacios mentales' que permitan
pensar y, desde all, poder ca:nbiar.
Slo as podremos mantener un rapport o vnculo de
'interdependencia recproca sana' que nos permita trabajar, desde
ese lugar compartido, en el "rescate" que el paciente necesita para
poder salir de la "locura" -es decir, de la 'trama de
interdependencias patgenas y enloquecedoras' por las que se siente
"atrapado" en su relacin con los otros- y, tambin, lograr librarse
de la 'trama de interdependencias patgenas' y 'objetos
enloquecedores' por los que se siente "habitado" en su mundo
interno.
Parecera que los funcionamientos en general y, en particular,
las formas patolgicas del funcionamiento de la mente, organizados
para "neutralizar" el sufrimiento psquico, "atrapan" los conflictos
en una 'trama de interdependencias dilemticas' y, a partir de all,
tienden a repetirse de manera compulsiva y estereotipada.
La violencia familiar es una interdependencia enfermiza y
enfermante
La violencia "secreta" puesta de manifiesto en un
Grupo de Psicoanlisis Multifamiliar
Vamos a transcribir ahora una parte de un Grupo de Psicoanlisis
Multifamiliar para ilustrar la dinmica de la violencia, del
maltrato y de las 'interdependencias enfermizas y enfermantes '. Se
trata de Ja segunda reunin que coordin en el Hospital Moyano, el 24
de septiembre de 1997. El encuentro se realiza con pacientes,
familiares y profesionales que yo no conoca previamente.
Garda Badaracco: -Yo me qued interesado en lo ltimo que surgi en
relacin con la familia de ustedes .. . de lo ltimo que hablamos.
Estaban sus hijas ... Ah!, vos ests (se refiere a la hija de
Lilia). No te vea. Ustedes estuvieron hablando algo despus?
Eduardo: -Nosotros estuvimos conversando de toda la situacin, y nos
queda siempre la misma sensacin: que estamos muy preocupados,
porque mi seora no sale de una situacin, que estbamos acostumbrados
a que salga de todas las otras crisis que tuvo. Lilia: -Salgo
bastante. Ahora se re, pero ... Eduardo. -Algunas de las personas
que te escuchan se dan cuenta de que como vos te express, difie:.e
de cmo se expresa una persona normal, con todas las variaciones que
tienen los normales, no es cierto? y vos, cuando ests bien, ests
bien, bien ... Yeso es lo que nos tiene muy preocupados. Adems,
como segus con la medicacin, no pods funcionar con nosotros. Esa
situacin nos tiene muy mal y nos est pesando a todo el grupo
familiar. Es decir, no est slo en este momento con problemas mi
seora, estoy yo, como le comentaba mi hija anoche. La nica que ms o
menos pareciera que viene defendindose bastante bien es Paola. Las
otras dos no vinieron, porque una est en el colegio y la otra est
en la facultad, pero de ser por ellas, hubieran venido. A la ms
chica le hubiera costado ms. bueno ... Charlamos y siempre venimos,
tratamos de ver si vamos para adelante, otra cosa no le
encontramos. Lo nico que yo tengo es lo siguiente: en los aos que
pas mi seora tratndose en forma particular, a la cual dejamos de ir
por una cuestin econmica, no por una cuestin de que no nos gustara
O porque