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ACTOS BSICOS Y ACTOS FUNDADOS. EXPOSICIN CRTICA DE LOS PRIMEROS
ANLISIS
HSSERLIANOS AGUSTN SERRANO DE HARO
Phenomenology is supposed to provide an intrinsic account of the
possible types of conscious acts and of their relationship to each
other. Husselr's enduring frame on this subject rests on the
distinction between "objectifying acts" -representations- and
"non-objectifying acts" -emotions and volitions-. But the sense of
the dependence of every act on representations, suffered a deep
change from Logical Investigations -the intentional reference of
non-objectifying acts proceeds completely from cognitive reference-
to Ideas -the peculiar emotional reference to vales needs
preferably a doxic-objectifying modality-. Both theories remain, in
the end, problematic.
El racionalismo moderno reconoci validez general a la mxima
clsica nihil volitum quin praecognitum. La clasificacin cartesiana
de las cogitationes en tres gneros implicaba un orden de
fundamentacin de lo ms complejo: los actos de la voluntad, en lo ms
simple: las ideas. Las metafsicas posteriores de Malebranche,
Spinoza y Leibniz acentuaron la dependencia de la voluntad respecto
del conocimiento hasta el punto de que la vo-licin encubra ya un
acto terico: intelectivo en el caso de la decisin racional;
representacin confusa en el supuesto de los deseos sensibles,
afectos corporales, pasiones del nimo. El planteamiento
racionalista entr en crisis en la filosofa kantiana, y no slo por
la afirmacin inequvoca de la irreductibilidad de los estados
afectivos y vivencias conativas a representaciones. Sobre todo, por
la tesis kantiana de que la facultad suprema del espritu, la que
presta sentido teleolgico a todo conocimiento, es la razn, la cual
slo en calidad de razn prctica da realidad, realidad prctica, a la
nocin de infinito. El posterior idealismo trascendental de Fichte
vino a ser la imagen invertida de las me-tafsicas racionalistas:
"Qu unidad y acabamiento en s misma, qu dignidad la de la
naturaleza humana! Nuestro pensar no se funda en s mismo, con
independencia de nuestro impulso, y de nuestras tendencias. El
hombre no consta de dos partes que dis-
Anuario Filosfico, 1995 (28), 61-89 61
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curran vecinas, sino que es absolutamente uno: todo nuestro
pen-sar se funda en nuestro impulso"1. O dicho de otra manera, la
li-bertad no fue objeto representado cuando empez a ejercerse; la
existencia de un sujeto libre es la que sustenta el orden necesario
de las representaciones. Es cosa sabida, asimismo, que la
preten-sin de Brentano de restaurar una filosofa cientfica, alejada
de las especulaciones idealistas, exiga a su juicio recuperar la
orde-nacin cartesiana de la vida de conciencia. Tal sera uno de los
mayores logros tericos de la Psicologa desde un punto de vista
emprico2. Esta misma vocacin de filosofa cientfica condujo, a su
vez, a Edmund Husserl a una crtica detallada de la clasifica-cin
cartesiano-brentaniana; crtica que acepta, con todo, aunque
reformulado, el principio de la condicin bsica y universal-mente
fundante de las representaciones, de los actos tericos ("Quinta
Investigacin"). Ni siquiera la posterior evolucin inte-lectual de
Husserl hacia el idealismo fenomenolgico-trascenden-tal afect al
reconocimiento de esa tesis. Y ello pese a que el li-bro primero de
Ideas relativas a una fenomenologa pura y una filosofa
fenomenolgica describe de modo muy otro la comple-jidad de la vida
de conciencia. Esta obra ofrece, en realidad, un segundo modelo
fenomenolgico de fundamentacin de los actos afectivos y volitivos
en actos cognitivos. Mi propsito es analizar con cierto detalle
ambos modelos: el de Investigaciones lgicas como crtica del
brentaniano, y el de Ideas como autocrtica del anterior. Aparte el
inters intrnseco de esta problemtica para la filosofa primera y
para la teora de la accin, ello puede servir de base a ulteriores
estudios sobre las razones que inclinan cada vez ms el pensamiento
husserliano a una solucin al cabo empa-rentada con la fichteana;
como cerrando de nuevo el crculo del racionalismo al idealismo
trascendental de la razn prctica.
1 El destino del hombre, 351-352, en: Werke, III Band, Fritz
Medicus (ed.),
Leipzig, 1910 (traduccin ma). 2 Vase el prlogo de Brentano a la
traduccin italiana del tomo segundo de
Psicologa desde un punto de vista emprico, (cit. Psicologa).
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ACTOS BSICOS Y ACTOS FUNDADOS
1. La condicin de los actos bsicos. Crtica husser-liana de la
interpretacin de Brentano.
La 5a de las Investigaciones lgicas: "Sobre las vivencias
in-tencionales y sus contenidos", asume expresamente dos
prin-cipios de la psicologa brentaniana. El primero atae a que los
"fenmenos psquicos" poseen una esencia genrica peculiar y a que
ella reside en la intencionalidad. El reconocimiento de esta
afirmacin como principio, como el principio primero de la
psi-cologa descriptiva, no exigira, empero, segn Husseri, que toda
parte de la conciencia, de la "psique", fuese intencional. No slo
porque los actos de conciencia depositarios de la intencionalidad
son complejos sin ser necesariamente complejos de actos: es de-cir,
contienen partes que sirven a la intencionalidad, y slo a ella,
pero que no la fraccionan. Sino tambin porque entre estas partes no
fraccionarias de la intencionalidad existe determinado gnero que
tiene una cierta, relativa independencia respecto de los actos, y
que se articula en la conciencia segn una forma exclusiva suya: la
de campos simultneos de contenidos, ellos s relativamente
fraccionables. Me refiero, desde luego, a los campos de sensaciones
-visual y tctil fundamentalmente-, que Brentano ubicaba entre "los
fenmenos fsicos", a la vista quiz de su estructura descriptiva, ms
cercana en apariencia al espacio fenomnico que al tejido inextenso
de los actos. En todo caso, la determinacin de la intencionalidad
como la esencia peculiar de la conciencia la hace Brentano y repite
Husseri por va de ejemplificacin3; poniendo de manifiesto la
pluralidad innmera de formas de actos y complejos de actos en que
la conciencia se refiere a objetos. Y aqu objeto se entiende en el
sentido universal del trmino, que no desdea de su extensin a los
absurdos o a Dios mismo; y formas de actos se entiende en sentido
amplsimo que abarca desde la percepcin de la mesa sobre la que
escribo hasta, v.gr., el malestar ntimo que acompaa al juicio en
que expreso el desagrado esttico que me produce este mismo objeto.
Entre las cuestiones primeras del saber que hace de la
intencionalidad su tema, se halla entonces la
3 Brentano, Psicologa, libro II, cap. 1, 1,2. Vase tambin El
conoci-
miento del origen moral, 19. En el caso de Husseri,
Investigaciones lgicas, "Quinta Investigacin", 2, 10.
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de ofrecer una clasificacin adecuada de esas formas y de su
complicacin progresiva, con entera independencia de las
pecu-liaridades de los individuos conscientes. El segundo principio
que Husserl recoge expresa y crticamente de la magna obra de su
maestro tiene que ver con la ordenacin del universo de la
in-tencionalidad. De acuerdo con l, los fenmenos psquicos, los
actos intencionales, "o son representaciones o descansan sobre
representaciones"4. La clasificacin de Brentano precisaba, ade-ms,
qu puede en general descansar sobre representaciones: primero, los
juicios, y ulteriormente slo fenmenos de amor u odio. El inters de
la clasificacin brentaniana reside en que no se vale como criterio
de divisin de los posibles objetos intencio-nales, menos an de las
clases de posibles sujetos de los actos. Tales criterios pisan
terreno discutido y podran ser extrnsecos al fenmeno psquico: falta
acuerdo, por ejemplo, sobre cules son los actos peculiares de la
conciencia animal, o cules los objetos propios de la inteligencia,
si los hubiese. En cambio, a partir de objetos idnticos
cualesquiera cabe fijar las formas diversas de dirigirse
intencionalmente a ellos en la certeza de que esta diversidad
reflejar rasgos internos a los actos -pues el objeto no vara- y de
que ella atae a lo esencial en tales actos. Lo que opone
genricamente al ser consciente frente a los seres no conscientes:
la intencionalidad, encuentra especificacin en las distintas
"actividades psquicas" o "actividades del alma"5: representar el
objeto, tomarlo por existente o rechazar su existencia -es decir,
juzgarlo-, interesarse por l en la estima o el repudio. Se trata,
en la expresin predilecta de Brentano, de los "modos de la
referencia intencional".
Ahora bien, importa recordar que la concepcin de Brentano hace
de la representacin el modo bsico de intencionalidad por-que en
ella no cabra discernir propiamente entre un modo y una referencia
intencionales. Al representarse un objeto, la concien-cia no tomara
actitud ninguna; se limitara a realizar, a tener la referencia
intencional a ese objeto. Indicar el objeto, propieda-des,
relaciones, que el acto mienta, y hallarse ante una vivencia
concreta de representacin, sera todo uno: el quid objetivo
es-pecifica el gnero representacin y al tiempo brinda un acto
con-
4 Husserl, Investigaciones lgicas, "Quinta Investigacin",
10.
5 Brentano, Psicologa, libro II, cap. 5 2 y cap. 6 2, 3.
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ACTOS BSICOS Y ACTOS FUNDADOS
creto de conciencia. En cambio, los actos que se erigen sobre
re-presentaciones daran entrada a modos de referencia en sentido
propio al dirigirse en actitud judicativa, afectiva, volitiva, a
ese objeto intencional que la representacin subyacente
proporciona.
El contraste estructural entre acto fundante y actos fundados
resulta, en consecuencia, muy notable. Las representaciones son el
mbito de la simplicidad: un solo acto, en principio carente de toda
complejidad esencial6; puro y simple acceder intencional,
desentendido incluso del ser o no ser del algo al que accede. Los
juicios y los fenmenos de amor u odio son, en cambio, comple-jos de
actos: encierran a su base el acto que da referencia inten-cional y
agregan el acto dependiente que da el modo de la refe-rencia. Y,
adems, los modos fundados introduciran las mlti-ples dimensiones de
complejidad ausentes del mero representar: las variaciones de
intensidad en la conviccin, la plenitud -verdad- o deficiencia
-error-, las conexiones de sucesin de vivencias, etc.
Ya adelant que la "Quinta Investigacin" objeta esta doctrina de
las meras representaciones simples y fundantes, sin desechar por
ello el principio de primaca de los actos tericos7. La recu-sacin
husserliana se basa en dos rdenes de consideraciones.
El primer orden es ontolgico-formal y atae a la profunda
descompensacin del cuadro lgico de los modos intencionales. Una
especie suprema: representacin, cuenta en el cuadro con multitud de
especies subalternas de distinta generalidad en fun-cin del
"contenido objetivo" mentado, en tanto que las restantes especies
supremas coordinadas a ella: juicio, deseo, alegra, etc., son ya
diferencias nfimas, o cuando menos especies nfimas. Husserl alude
tambin, de pasada, a la apariencia de ilegitimidad que arrastra
esta concepcin de las diferencias en el contenido
6 Prescindo de la problemtica, tan destacada por Brentano, de
que toda
intencin es asimismo consciente. Las representaciones simples
suponen un peculiar complejo de actos, ya que la conciencia
"directa" que tiene ante s el objeto discurre acompaada y
objetivada por una representacin "oblicua", reflexiva -la cual
engendra adems un juicio evidente inmediato, un fenmeno afectivo
igualmente inmediato, etc. Dado que todo acto de cualquier gnero
sera objeto de la conciencia interna y dado que la representacin
oblicua sera tambin una intencin estructuralmente simple, y en el
mismo sentido que la directa, puede orillarse aqui esta intrincada
cuestin. 7 "Quinta Investigacin", cap. 3.
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objetivo del acto precisamente como variaciones en la razn
ge-nrica "representacin"; esto es, como formas divergentes de
ejercer la razn genrica comn.
Mi opinin -no me detendr a justificarla- es que este primer
orden de consideraciones podra no ser suficiente para el fin
per-seguido. El segundo orden, el "anlisis descriptivo" de los
actos perceptivos y judicativos a la bsqueda de la mera
representacin supuesta a su base, si me parece concluyente.
Tomando los casos ms favorables a la hiptesis de Brentano: la
ilusin perceptiva desenmascarada y el asentimiento a un juicio
previamente comprendido, muestra Husserl que en ninguno de ambos
ejemplos cabe hallar un acto ntegro de mera representacin que sea
comn a la etapa inicial y a la final de ambas secuencias; no se
halla ni en la secuencia que discurre de la percepcin primitiva a
su sustitucin por otra percepcin; ni en la que vincula la
comprensin de un juicio ajeno con el juicio concorde que yo emito
tras un lapso de ponderacin, sopesamiento.
Al desactivarse la percepcin ilusoria, el contenido objetivo
-"maniqu del escaparate"- pierde el valor de ser -"no es un
maniqu"- y quedara de nuevo ante m como en pura imagen, en la
inanidad propia de la mera representacin inicial. Pero ese preciso
contenido tomado en integridad no se identifica con el que era
objeto previo de la creencia perceptiva, la cual no inclua un
carcter de inanidad, el rasgo de estar ante m como en pura imagen.
En la secuencia inversa del asentimiento a un juicio ajeno, la mera
comprensin inicial del sentido de las palabras tampoco se traslada
ntegra al acto final de juicio, como si yo llevase a cabo dos veces
la mera comprensin, sino que una parte abstracta igual en ambos
actos -el sentido a es p- acoge, tras el perodo intermedio de
ponderacin, una cualidad distinta de la inicial, y an opuesta a
ella.
Se tratara en general de observar que, de acuerdo con la
hiptesis de Brentano, el acto superior, por ejemplo, el del juicio
afirmativo, no slo aadira un nuevo modo de referencia, sino que, ms
bien, este modo propio del reconocimiento de exis-tencia convivira
en el complejo intencional con una represen-tacin que en realidad
conserva un sentido opuesto al del juicio ponente: representar el
objeto vendra a ser de-poner, por as 66
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ACTOS BSICOS Y ACTOS FUNDADOS
decir, su existencia o inexistencia. Dicho con la mayor claridad
y sencillez que se me alcanzan, percibir sensiblemente o juzgar
afirmativamente consistiran en la atribucin de existencia a un
objeto que yo seguira representndome como indiferente a la
existencia y que slo podra representarme as.
La desestimacin de las meras representaciones como el suelo y el
mbito de la intencionalidad autoriza a considerar la feno-menologa
realista como una alternativa terica a la psicologa brentaniana.
Varias afirmaciones capitales estn implicadas en esta
recusacin:
1. El solo contenido objetivo de una vivencia nunca coincide con
un acto concreto.
2. Representacin es por tanto un modo de referencia inten-cional
en el sentido propio.
3. La no posicin del objeto es slo una especie abstracta del
gnero representacin, coordinada en pie de igualdad con la po-sicin
del objeto.
Otras varias afirmaciones se desprenden, al menos en parte, de
las anteriores:
1. El juicio no se caracteriza por la posicin o el rechazo de la
existencia, sino por la peculiaridad formal del contenido
obje-tivo, que es siempre un estado de cosas o situacin objetiva
("teora sintctica del juicio").
2. Por tanto la proposicin existencial no es la forma universal
de juicio, y caben juicios no ponentes.
3. Percibir no es juzgar. La complejidad de todo acto de
conciencia, y en particular la
omnipresencia de partes no independientes o abstractas en todos
los fenmenos intencionales, sean bsicos o no lo sean, es de he-cho
un rasgo distintivo de la fenomenologa husserliana. En ella no hay
fenmenos simples o conceptos primitivos que hagan a la vez de
cimiento y cemento, de clave de toda la vida de concien-cia.
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2. La referencia objetiva de los actos del sentimiento y de la
voluntad como origen de su necesaria funda-mentacin en
representaciones.
"Cualidad intencional", como parte abstracta de todo acto, es el
equivalente terminolgico de Investigaciones lgicas para el "modo de
referencia" brentaniano. Y el trmino que la "Quinta Investigacin"
elige para la parte abstracta del acto que es su pe-culiar
referencia intencional, su "contenido objetivo", conserva tambin un
eco de la lgica clsica. "Materia intencional" evoca la materia del
juicio en oposicin a la cualidad del mismo. Bien es cierto que la
"cualidad intencional" de los anlisis husserlianos no se divide en
afirmativa y negativa, formas ambas que respon-deran en todo caso a
un mismo gnero cualitativo: el que en-globa a los actos que toman
posicin respecto a su objeto inten-cional, que prestan valor de ser
a lo que la materia intencional mienta. Precisar si este tener o
tomar por existente se dirigira indistintamente, segn Husserl, a
situaciones positivas o negativas -lo que hara de la negacin un
componente o factor dentro de la materia intencional8-, no es cosa
fcil.
Ms claro aparece el hecho de que la cualidad ponente se
con-fronta de modo exclusivo con la no ponente, con la que no toma
partido acerca del ser o no ser de lo mentado. De tal manera que
vivencias de duda, de sospecha, de presuncin, etc., en que la toma
de partido no se ha decantado, s quedan desechadas como otras
tantas formas de cualidades intencionales. La limitacin exclusiva
de las formas bsicas de cualidad a ponente y no po-nente delata una
primera herencia acrtica del planteamiento brentaniano9. Al
describirse adems su oposicin especifica en un plano de igualdad,
los actos no ponentes siguen desempeando un papel de primer orden
en la vida consciente.
De hecho esta anttesis entre cualidad ponente y cualidad no
ponente, anttesis que concierne tanto a los actos de materia
in-
8 Esta cuestin es relevante para la interpretacin filosfica del
principio de
contradiccin. 9 La artificiosa solucin husserliana al difcil
problema lgico de si las
expresiones dubitativas, interrogativas, ponderativas, etc., son
enunciados en sentido lgico, tiene mucho que ver con esto. Cfr.
"Sexta Investigacin", cap. 9.
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ACTOS BSICOS Y ACTOS FUNDADOS
tencional predicativa -aserciones frente a mera comprensin de
juicios- como a los de materia nominativa -percepcin frente a
fantasa-, sirve a Husserl para definir el gnero supremo de los
actos bsicos. Esa oposicin determina la unidad del gnero
re-presentacin, llamado tambin "acto objetivante". Lo cual quiere
decir que las cualidades fundadas del sentimiento y de la voluntad
no se someteran a la dualidad ponente-no ponente; que no ha lugar,
pues, a distinguir emociones a las que importe el ser de su trmino
intencional de emociones a las que no importe tal ser. Los afectos
pueden suceder o no suceder, y podrn adems ser el objeto de meras
representaciones que se desentienden de su acontecer efectivo, pero
con esto se trata de la existencia de estas intenciones subjetivas
en la conciencia y de su posible objetiva-cin reflexiva. La tesis
de Husserl es, empero, que la anttesis definitoria de la cualidad
objetivante no tiene traduccin ni equi-valencia ninguna en la
intencin afectiva. El pesar suscitado en mi nimo por el triunfo
final de los inicuos en la trama de una novela -actos judicativos
de mera comprensin en el desarrollo de una pelcula -fantasa sobre
imgenes-, en nada se diferen-ciara internamente de la pesadumbre
que me embarga al con-templar otro tanto en el mundo "real". La
cualidad afectiva no se contagia de la disparidad que se establece
a su base. El sufri-miento no entiende del ser ni de la
indiferencia al ser.
Se hace difcil conciliar esta doctrina con el dato de que
de-terminadas emociones tengan a su base una, y slo una, de las dos
especies de cualidad objetivante: la alegra -piensa
Husserl-requerira cualidad ponente, no as el deleite esttico. Lo
que la doctrina tenga de sorprendente no lo es tanto, con todo, si
uno se hace cargo de que en la primera comprensin de Husserl las
cua-lidades fundadas no requieren para venir a ser tanto de una
cua-lidad representativa cuanto de una materia intencional, y es
slo la dependencia de esta ltima respecto de la cualidad
objetivante la que hace depender a las cualidades del sentimiento o
la volun-tad de la correspondiente cualidad objetivante. En los
trminos exactos de Husserl:
"Pues si ningn acto, o ms bien, ninguna cualidad de acto, que no
pertenezca de suyo a la especie de las objetivantes, puede
procurarse su materia, como no sea por medio de un acto objetivante
entretejido con ella en un acto unitario, los
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actos objetivantes tienen entonces la peculiar funcin de
repre-sentar a todos los restantes actos la objetividad a la cual
deben referirse en sus nuevos modos. Pero toda materia es -dice
nuestra ley- materia de un acto objetivante, y slo por medio de uno
de estos actos puede convertirse en materia de una nueva cualidad
de acto fundada en dicho acto"10. Me atrevo a sugerir que en este
modelo la dependencia de los
actos del sentimiento y la voluntad respecto de actos cognitivos
ntegros no se debe a una conexin puramente fenomenolgica entre las
vivencias respectivas. Sera, ms bien, la ley apodctica de la
ontologa formal relativa a que "una parte no independiente respecto
de otra parte no independiente es parte no independiente del todo
en que esta ltima se incluye"11 la que impondra a las cualidades
superiores una fundamentacin global que de suyo no sufren. De aqu
la supuesta indiferencia de los sentimientos hacia la especie de
cualidad bsica a que se enlazan.
Y en este tratamiento de la cualidad fundada se detecta de
nuevo, por cierto, la sombra de la teora brentaniana. La idea de un
soporte del acto que le dote de referencia al objeto y sobre el
cual se yergan luego modos adventicios, meras cualidades que
conservan intacta, intangible la materia de la intencin, era el
es-quema de Brentano, y es el esquema que repite el primer modelo
fenomenolgico de fundamentacin; solo que Husserl sabe que la
pretensin de ganar directa y exclusivamente referencia inten-cional
es imposible.
Por lo dems, la descompensacin del cuadro lgico de los modos
intencionales, que para Husserl era indicio de falsedad en la
doctrina de su maestro, amenaza con repetirse en el cuadro
alternativo de las cualidades intencionales. Aqu el gnero bsico
tiene dos, slo dos especies supremas, que a la vez son segura-mente
especies nfimas. En cambio, el universo ntegro de los afectos y
voliciones en todo lo que tenga de peculiar, queda a cuenta del
puro carcter de acto fundado, y la asimetra, sea en
10 "Quinta Investigacin", 41 (subrayado de Husserl). (Sigo
las
traducciones de Investigaciones lgicas de Manuel Garca Morente y
Jos Gaos salvo cuando el texto citado ha sufrido alteracin en la
segunda edicin de 1913. En estos casos la versin espaola es ma).
11
"Tercera Investigacin", 14. 70
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ACTOS BSICOS Y ACTOS FUNDADOS
forma de mltiples especies subalternas, sea en forma de
indefi-nidas especies coordinadas, parece inevitable.
3 . Dificultades que se oponen a la introduccin del concepto de
valor en el marco de Investigaciones lgicas.
A) Las vivencias del sentimiento y la voluntad slo necesitan en
puridad una materia intencional que los remita a o hacia algo, un
sentido que les dirija u oriente. Muy prxima a esta tesis de la
"Quinta Investigacin", si bien no implicada lgicamente en ella, se
halla otra afirmacin capital: las materias intencionales, los
sentidos que remiten, slo requieren, por su parte, de una cuali-dad
objetivante. De ambas afirmaciones se sigue que la multipli-cacin
de emociones, con sus innumerables nexos y matices, no llega a
condicionar el que lo mentado est ntegramente recogido en y por el
acto bsico: la mirada de la sensibilidad y las funcio-nes tericas
del entendimiento agotan la explosin de compleji-dad del mundo, el
panorama de lo que puede haber y mentarse. Los actos y actitudes
superiores no modulan ese espectculo glo-bal -"el mundo en mi
derredor, apretndome, manifestndose, entusiasmndome,
acongojndome"12-, no lo enriquecen, no des-cubren en l cualidades
desconocidas. Husserl mismo lo subraya en palabras, por exactas,
inequvocas: "Toda vivencia intencio-nal, o es un acto objetivante,
o tiene un acto objetivante por base; es decir, en este ltimo caso
tiene necesariamente en su seno, como parte integrante, un acto
objetivante cuya materia total es, a la vez, y de modo
individualmente idntico, su materia total" 13.
(En el lenguaje feliz de Ortega encuentra el lector de Qu es
filosofa? la misma doctrina que Husserl expone en tan precisa
terminologa: "[El sentimiento] por su naturaleza misma es ciego, y
es ciego no por enfermedad o accidente, sino de nacimiento. La
alegra o la tristeza, el entusiasmo o la angustia,
12 Ortega y Gasset, Qu es filosofa?, en Obras completas, VII,
Alianza,
Madrid, 1983,404. 13
"Quinta Investigacin", 41 (subrayado de Husserl). 71
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AGUSTN SERRANO DE HARO
el amor o el odio son ciegos porque no tienen ojos, como no los
tienen ni la piedra ni la planta. Cuando se dice que el amor es
ciego, se dicen muchas tonteras juntas, pero una de ellas estriba
en que con esa expresin se presenta al amor como una venda, es
decir, como alguien que podra ver, pero se ha cegado. Ahora bien,
lo propio del amor es no el ser ciego, sino el no tener ni haber
tenido nunca ojos"14).
Ciertamente que al espectculo pleno del mundo pertenecen tambin
los caracteres superiores de acto una vez objetivados. Cabe incluso
afirmar que tal objetivacin es una posibilidad esencial de la
conciencia, e incluso, si fuera impensable un sujeto consciente que
nunca ejerciese la reflexin sobre sus propios actos fundados, que
se trata de una exigencia de principio. Pero estas precisiones
confirmaran el punto decisivo que me in-teresa destacar, a saber:
que la conceptuacin de los actos funda-dos como meras cualidades
que se hacen con una materia de acto que es enteramente propia de
una cualidad heterognea, este mo-delo de fundamentacin de los actos
de Investigaciones lgicas, slo puede conducir a una teora
enteramente subjetivista del valor. Cada valor apreciado y cada
esfera de valores respondern a un puro modo de referencia
subjetivo, que ha sido objetivado; sin que tales modos encuentren
motivacin intrnseca en el espectculo de la realidad, que es siempre
y slo objetivo, "entitativo"15.
B) En mi opinin, el anlisis fenomenolgico de Investigaciones
lgicas slo escapara a esta indeseada conse-cuencia en el caso de
poder considerar las propiedades de valor como trminos
intencionales de actos objetivantes; slo en el caso de que
predicados de valor formasen parte de materias intencio-nales
primitivas. Y hay al menos un destacado pasaje de la "Quinta
Investigacin" que apunta en esta direccin. En l se te-14
Ortega y Gasset, 350. 15
Mi exposicin coincide en este punto con la de Ulrich Melle: "Los
actos no objetivantes no rinden -podra decirse segn las
determinaciones de Investigaciones lgicas- ninguna contribucin a la
constitucin del objeto. Todas las determinaciones de valor o
prcticas tendran, segn esto, que aprehenderse como determinaciones
de la reflexin. No podra hablarse para los actos no objetivantes de
razn en el sentido husserliano", "Objektivierende und
nicht-objektiviernde Akte", en Husserl-Ausgabe und
Husserl-Forschung, Dodrecht/Boston/London, Kluwer, 1990, 41. 72
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ACTOS BSICOS Y ACTOS FUNDADOS
matiza el fenmeno sorprendente de que sucesos que uno vive
gozosa o sombramente encierran en su consistencia objetiva una
propiedad peculiar, propiedad cuasi objetiva y que es como un eco
del valor propio del suceso. Merece la pena reproducir el texto
ntegro:
"As, por ejemplo, la alegra por un suceso feliz es segura-mente
un acto. Pero este acto, que no es un mero carcter in-tencional,
sino una vivencia concreta y eo ipso compleja, no slo comprende en
su unidad la representacin del suceso ale-gre y el carcter de acto
del agrado referido a ste, sino que la representacin se enlaza con
una sensacin de placer, que es apercibida y localizada como
excitacin afectiva del sujeto psi-cofsico sensible y como propiedad
objetiva: el suceso aparece como recubierto por un velo rosado; la
alegra aparece como algo en el suceso. El suceso matizado de placer
por este modo es como tal el fundamento de volverse alegremente
hacia el objeto del agrado, complacerse o como quiera que se llame.
Igualmente, un suceso triste no es meramente representado en su
contenido y conexin csicos, en lo que implica en s y por s como
suceso, sino que aparece como revestido del color subjetivo de la
tristeza. Las mismas sensaciones de desplacer que el yo emprico
refiere a s y localiza en s (como dolor en el corazn) son
referidas, en el volverse hacia el suceso, a ste mismo. Estas
referencias son puramente representativas', un modo nuevo de
intencin reside tan slo en el ser repelido hostilmente, en el
desagrado activo. Las sensaciones de placer y dolor pueden
perdurar, mientras que desaparecen los actos edificados sobre
ellas"16.
Este extraordinario fragmento descriptivo llama poderosa-mente
la atencin por cuanto el volverse en la alegra hacia el trmino
intencional tiene lugar sobre una representacin que, adems de tener
mencin intencional y posicin objetivante, est vibrando
placenteramente, por as decirlo. Y lo hace, al menos en parte, en
referencia trascendente: es la calidad, la vala del propio hecho la
que "marca el son" del acto y motiva desde den-tro la posterior
toma de postura afectiva.
6 "Quinta Investigacin", 15 b (el subrayado es mo).
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As y todo, me parece difcil empresa la de hacer prevalecer esta
descripcin sobre los aristados conceptos y dependencias que antes
he analizado. Conviene reparar en que el texto citado no llega a
reconocer un acto inequvoco de estimacin en la secuen-cia de
vivencias que examina: sensaciones de pla-cer/representacin que
barrunta vala/acto de alegra. (O uno de desestimacin en la
secuencia inversa: sensaciones de do-lor/representacin que
presiente disvalor/tristeza). La referencia representativa matizada
de valor se asemeja ms a un aura vaga de positividad -o
negatividad- que a la asuncin de una cualidad objetiva de valor;
tiene ms que ver con el nexo entre las sensa-ciones y el acto
afectivo que con la mencin de una calidad axiolgica que pudiese
fundar en su caso un juicio de valor. Pues de hecho el acto
superior de alegra s permanece como puro modo de referencia,
movimiento del nimo que no comporta en su trmino intencional una
vertiente cualitativa nueva. Bien sea la sola consistencia objetiva
del suceso la materia intencional de la alegra, bien sea su
"coloracin" benvola la que sta proclame: en ninguno de ambos casos
la alegra ocurre en vista de una cualidad peculiar mentada como tal
y de la que, ms bien, fuese un destello la susodicha coloracin
subjetiva.
As las cosas, resulta ms sencillo reinterpretar la descripcin a
fin de encajarla en el marco conceptual general. Ocurre, en primer
trmino, que esa representacin que barrunta vala surge del estrato
preintencional de las sensaciones inmanentes de pla-cer, puramente
subjetivas; a partir de stas se genera la dualidad de referencias
al yo corporal y al suceso. Cabra entonces argir que lo anmalo del
acto objetivante se explica por una suerte de reflexin en que lo
subjetivo e hyltico -la sensacin de placer-se proyecta ad extra
-"color subjetivo de la tristeza", dice el texto-. Ello depurara la
materia intencional no reflexiva de lo propiamente valioso. O cabra
tambin sembrar la duda desde la parte superior de la secuencia. El
texto vincula enfticamente los actos especficos de alegra y
desafecto a la atencin expresa -"activa"-, que se complace o se
siente repelida. Podra por ello sospecharse si la representacin que
vibra afectivamente no oculta un afecto naciente, slo que
desatento.
Pero no se trata de defender un marco conceptual uniforme en
detrimento de las sorpresas descriptivas. El que seguramente s-
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ACTOS BSICOS Y ACTOS FUNDADOS
tas no encajan en aqul, y que sean ellas las que merezcan
de-fensa, lo sugiere el posterior abandono, casi en integridad, de
este primer acercamiento fenomenolgico a las intenciones fun-dadas.
Prolegmenos a la lgica pura puso de manifiesto cmo actos especficos
de estimacin se refieren intencionalmente a predicados especficos
de valor y cmo tales actos estn en el origen de las proposiciones
normativas17. Investigaciones para la fenomenologa y teora del
conocimiento, sin embargo, no llega a hacer luz sobre qu sea en
concreto y cmo sea posible una vi-vencia de conciencia que estima o
repudia18.
4. Hacia una nueva comprensin de la vida emotiva.
A) Toda confrontacin analtica de la fenomenologa trascen-dental
de Ideas con la fenomenologa realista de la primera edi-cin de
Investigaciones lgicas, topa con el obstculo de las di-vergencias
tericas ms profundas entre ambos enfoques. En otro lugar he
defendido que la idea de la fenomenologa que su-pera la actitud
natural descansa sobre y exige una transformacin de los
conceptos-gua del anlisis intencional -del concepto ser parte de
bsicamente-19, pero salvo referencias inexcusables no me detendr en
este problema decisivo.
17 Prolegmenos a la lgica pura, 14, 15, 16. El anlisis ms
profundo
sobre estas cuestiones lo ha llevado a cabo recientemente M.
Garcia-Bar, La verdad y el tiempo, cap. 4, Sigeme, Salamanca, 1993.
18
Esta deficiencia oscurecera, a mi juicio, el pretendido
paralelismo entre la lgica y las restantes disciplinas normativas:
tica y esttica. La lgica, ciencia teortica de las condiciones de
posibilidad de juicios verdaderos, tendra por base fenomenolgica de
abstraccin los ncleos, nexos y formas de sentido que determinan la
formacin y complicacin salva significatione de materias
intencionales judicativas. Estas son, en el nivel superior del
anlisis lgico, examinadas bajo el criterio de su realizacin
intuitiva salva veritate. Es decir, es la necesaria complejidad de
las materias intencionales "lgicas" la que demanda un anlisis de su
"realizabilidad". Visto, en cambio, que las estimaciones consisten
en meras cualidades superpuestas, visto que la cualidad intencional
es simple y se "realiza" por imposicin sobre una materia, no por
complicacin, yo no acabo de ver qu suerte de abstraccin sobre las
meras cualidades fundadas permitira tematizar las leyes ticas y
estticas. 19
Fenomenologa trascendental y ontologa, Universidad Complutense,
Coleccin Tesis Doctorales, Madrid, 1990.
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AGUSTN SERRANO DE HARO
El punto de partida del nuevo acercamiento husserliano a los
actos fundados es el mismo: los actos estimativos, afectivos,
voli-tivos, en ningn caso son actos objetivantes. El sentido de
esta afirmacin, sin embargo, no reposa ya sobre su supuesta
indife-rencia a la cualidad de la posicin, ni tampoco sobre la
ausencia de toda materia intencional que sea, en todo o en parte,
propia suya. Husserl descubre, ms bien, la posibilidad de una
contra-posicin directa e intuitiva entre la razn genrica
objetivante y la razn genrica del resto de los actos, de los actos
superiores. Que stos no sean actos objetivantes significa que no
captan su objeto intencional; es decir, que la aprehensin
intencional no lleva en ellos a un tener ante la mirada del
espritu, a un mante-ner frente a ella el trmino peculiar de su
intencin. La emocin, la resolucin no enfocan a su correlato y lo
captan, ya sea de un modo explcito, atento o coatento, ya sea de
modo desatento -captacin en mero sentido genrico-.
Cabra ejemplificar del siguiente modo esta ley. En la estima-cin
esttica, el yo est vuelto a la belleza del cuadro. Henchido de
ilusin, el yo est vuelto a lo atractivo del suceso; resuelto a un
fin, vuelto al objetivo que persigue. En cada uno de estos ca-sos,
la aprehensin terica, la captacin, ha destacado cierta uni-dad
objetiva del horizonte abierto de objetos: el cuadro, el su-ceso,
el objetivo. Mas esta atencin terica sostiene y abre paso a una
actividad superior del yo, que sigue discurriendo hacia el objeto
intencional, sin cobrar, empero, sesgo terico. El yo no objetiva
inicialmente la vala de la pintura, sino que "se mueve" hacia ella
en la estimacin y el disfrute. La ilusin no consiste en oponerse lo
positivo del suceso, sino en verse concernido y de-jarse atraer por
ello. Y la resolucin supone representacin de la situacin buscada,
pero ella no consiste en captarla adems como un fin.
Y claro est, semejantes afirmaciones tienen verdadera
rele-vancia en virtud de la tesis que discrimina, ahora s, "el
objeto captado" -representado- del "pleno objeto intencional"20. De
lo que se trata es, pues, de que hay un dominio ntegro de
determi-
20 Ideas I, 37: "Es de observar que objeto intencional de un
acto de
conciencia (tal como es en cuanto pleno correlato de ste) no
quiere decir en modo alguno lo mismo que objeto captado". (Sigo en
general las traducciones de Gaos de Ideas I). 76
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ACTOS BSICOS Y ACTOS FUNDADOS
naciones que son objetivas en tanto se ofrecen inherentes al
co-rrelato intencional ntegro, y que, sin embargo, no son
accesibles primariamente a la objetivacin, a la captacin. Expresado
sin soslayar la paradoja: el valor es un quid "objetivo" que no se
ofrece a la mirada que es objetiva.
Pero permtaseme, no ya citar de pasada posibles ejemplos, sino
desarrollar uno de ellos. Sea el de las pelculas de suspense. El
asunto de la pelcula se presenta a la conciencia de imagen como una
"trama" que centra la atencin del espectador. Fija, tensa no slo su
atencin, sino su nimo. El yo queda "en vilo", vuelto hacia el
discurso incierto de la historia con una "carga" de emotividad, que
acaso se distienda ocasionalmente, pero que se mantiene a la espera
del desenlace, de la resolucin temtica y afectiva. Generalmente la
tensin desemboca en un "climax" en que converge todo el potencial
afectivo y se "descarga"; tras l, el espectador "respira", recobra
su nimo habitual, o bien, en caso de una resolucin fallida, la
tensin slo se "desinfla" de manera decepcionante.
Este tejido variable, progresivo, sinttico, de actos, tantas
ve-ces vivido, es el que constituye intencionalmente la intriga
como un peculiar registro de valor, es el que confiere suspense a
la pe-lcula. Intriga, suspense, que a su vez se baan en la plenitud
es-ttica inherente a la contemplacin cinematogrfica: holgura de
imgenes, amplitud de escorzos, nitidez cromtica, viveza casi
premiosa de los movimientos, etc. La trabazn mltiple de vi-vencias
anmicas, afectivas, de disfrute y tensin no se detienen, empero, a
objetivar sus correlatos especficos -la belleza, el sus-pense como
tal-, los cuales brotan derechamente de la emocin vivida. Y slo
esta contextura de vivencias que "comprometen" o "complican" al
sujeto en el tema intencional hace surgir esas cualidades
aprehendidas sin objetivacin en primer trmino.
Formulado en generalidad legal: "A una cosa no podemos, sin
duda, estar vueltos de otro modo que en la captacin, e igual a
todas las objetividades meramente representares: el volverse a
ellas -incluso en la ficcin- es aqu eo ipso captacin, percatacin21.
Por tanto, de coincidir el dominio de lo que hay
21 Ideas /, 37. (Obsrvese que esta taxativa declaracin no deja
sitio a
ninguna coloracin afectiva que pudiese formar parte del escueto
acto de representacin).
77
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en general con el dominio de lo objetivado -las cosas del mundo,
las objetividades del entendimiento- nunca podra darse un acto que
no fuera de captacin. La posibilidad hipottica de la funda-mentacin
chocara con la correlacin universal captacin-objeto establecida en
la base que fundamenta; la base sera concreta y tendra que ser a la
par cerrada. Lo cual indica que a nuevas cualidades de acto han de
corresponder dimensiones inditas de la materia intencional; en la
nueva denominacin, dimensiones inditas del "sentido objetivo".
Por ello, el antiguo criterio de clasificacin de vivencias en
funcin de los modos de dirigirse al correlato, modo objetivante o
no, confluye al cabo con una distincin no tanto en el dominio de
los objetos, cuanto ms en general en el dominio de lo que hay;
distincin no ya regional, sino metarregional. Lo que hay y es
objeto es el tema primario y privativo de los actos objetivan-tes.
Lo que hay sin ser objeto -sino al menos valor- es el tema, el nema
que hace posible actos no objetivantes. (La fenomeno-loga
trascendental concede asimismo validez a la proposicin in-versa: es
el tema que hacen posible los actos, las nesis no
objeti-vantes).
B) La doctrina de la correlacin entre actos fundados y
di-mensiones exclusivas del sentido objetivo adolece a la altura
del ao trece, fecha de publicacin de Ideas I, de algunas
imprecisio-nes. No se trata de vacilaciones, sino al contrario de
cierta rigi-dez que da a las enumeraciones husserlianas la
apariencia de tri-vialidad, como si vivencia y sentido, nesis y
nema fuesen reflejos el uno del otro. Por ejemplo: "Pero en el acto
del valorar estamos vueltos al valor, en el acto de la alegra a lo
que alegra, en el acto del amor a lo amado, en el obrar a la obra,
sin captar nada de esto"22.
Tal rigidez se debe, a mi juicio, al hecho de que la obra
inau-gural de la nueva fenomenologa tiende todava en ocasiones a
distinguir entre actos estimativos cuyo correlato de sentido sera
el valor y actos del sentimiento cuyo correlato sera lo emotivo de
uno u otro tipo. Husserl llega incluso a sugerir una posible
ordenacin cuatripartita de las vivencias intencionales, segn la
22 Ideas I, 37. Cfr. 117: "El valor es consciente en el valorar,
lo agradable
en el agradar, lo alegre en el alegrarse".
78 c2008 Servicio de Publicaciones de la Universidad de
Navarra
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ACTOS BSICOS Y ACTOS FUNDADOS
cual la estimacin sera la capa superior inmediata sobre las
ob-jetivaciones y la conciencia emotiva la superior inmediata a las
estimaciones23. El segundo libro de Ideas, reelaborado en
pro-fundidad en mil novecientos quince, asume, en cambio, la
condi-cin emotiva de todas las sntesis noticas orientadas a
valores, y, a travs de ellas, a bienes: "La constitucin ms
originaria del valor tiene lugar en la vida anmica como goce
preteortico, en acepcin amplia, del sujeto que siente; para este
goce he emple-ado en lecciones universitarias desde hace dcadas el
trmino es-timacin (Wertnehmung)"24. Una influencia de la obra tica
de Scheler sobre este aspecto del anlisis husserliano, es
improba-ble25.
Con todo, ni la renuncia al imperio de la esfera objetivante
so-bre el universo del sentido objetivo, ni la renuncia a reducir
las esferas no objetivantes a meras cualidades superpuestas,
implican cuestionamiento del principio de fundamentacin. La
referencia objetiva de la representacin sigue siendo condicin de
posibili-dad de la intencin afectiva. Esta es por tanto carcter de
acto superior, que se comporta como parte abstracta respecto de
vi-vencias intencionales heterogneas y relativamente
concretas26.
No me atrevo a sealar si en esta cuestin es la consideracin
fenomenolgica, que rechaza una vivencia intencional exclusiva-mente
afectiva, la que prima sobre la consideracin ontolgica; o, ms bien,
si la que marca la pauta al orden notico es, a la in-versa, la
peculiar dependencia que liga un valor singular a pro-piedades y
relaciones objetivas en que encarnarse. Quiz esta dualidad
alternativa resulte aqu tan improcedente como en la duda de si es
la dependencia del color respecto de una extensin
23 Ideas I, 37: "Pero debemos aadir en seguida que la situacin
slo es tan
simple en los actos simples del valorar. En general, son los
actos del sentimiento y de la voluntad actos fundados en un grado
ms alto, y, en correspondencia, tambin se multiplica la objetividad
intencional". Cfr., en sentido divergente, declaraciones de la
correlacin entre apercepcin emotiva y propiedades de valor: Ideas
I, 117, 147,148. 24
Ideas //, 4. Las traducciones de esta obra son mas. 25
Se han editado recientemente las anotaciones que Husserl hizo en
su ejemplar de El formalismo, ver Etudes phnomnologiques, 1991
(13-14). El editor, Heinz Leonardy, informa en nota previa de un
apunte en que Husserl indica 1921 como la fecha de su primera
lectura de las dos partes de la obra de Scheler. 26
El lugar ms claro es Ideas I, 95. 79
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AGUSTN SERRANO DE HARO
que cubrir, la que obliga a que la intuicin visual sea a la vez
captacin de espacio, o si se trata, ms bien, de una peculiar
exi-gencia fenomenolgica.
S creo en todo caso que los brillantes ejemplos schelerianos de
intenciones estimativas cuya determinacin interna contrasta con la
representacin vaga, incluso indeterminada, del posible portador del
valor o situacin valiosa, no objetan la conexin de fundamentacin
que Husserl reafirma. Una representacin indeterminada es un pleno
acto objetivante y es una ilusin de la teora juzgar que el lmite de
variacin de la indeterminacin es la completa ausencia de todo acto
objetivante. No slo la direccin teleolgica de estas vivencias
apunta hacia captaciones dotadas de distincin interna, sino que es
difcilmente pensable una distincin cero en la objetivacin que no
arrastrase a la vivencia del sentimiento a una distincin igualmente
nula. Cmo podra yo reconocer los valores que el sentimiento
barruntaba o la voluntad anhelaba, si tales barrunto o anhelo no
hubiesen excluido de antemano, y a sabiendas, infinidad de
espectculos objetivos?27
C) En la nueva perspectiva, los hilos de la captacin no slo
subyacen a priori a la vida anmica y conativa. Ellos poseen, adems,
la virtualidad de abarcar a posteriori lo que stas ltimas rinden.
Todo correlato intencional del sentimiento o de la voluntad es por
principio susceptible de una objetivacin superior que convierta el
pleno objeto intencional de nuevo en objeto captado, se entiende:
captado en una representacin de orden superior. No todo puede
surgir de la aprehensin objetivante, pero todo puede someterse a la
operacin de objetivacin.
Recuperemos el ejemplo de la pelcula de suspense. Concluida la
sesin, mientras se disipan retencionalmente los ecos afectivos, la
atencin del yo suele volver sobre el espectculo disfrutado, sin
revivir por ello la tensin afectiva previa. El yo repasa, juzga,
discute lo perturbador de cierta escena, lo cautivador de cierto
personaje, la ambigedad moral de una conducta, lo origi-nal de
cierto escorzo de la cmara, etc. La mirada ya no se deja 27
Esta cuestin exigira anlisis ms detallado, que muy bien podra
hacerse al hilo de la rigurosa profundizacin en el esquema de
Scheler que ha propuesto L. Rodrguez, Deber y valor, 59, Tecnos,
Madrid, 1992. 80
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ACTOS BSICOS Y ACTOS FUNDADOS
apelar anmicamente, por ms que tampoco se circunscriba a las
aspticas representaciones subyacentes. Trtase aqu de actos que
enfocan justamente los valores peculiares que han movido y ten-sado
el nimo, y tal como se presentaron afectivamente, de tal manera que
esta objetivacin posterior brinda un novum terico; la actitud
objetivante se apropia a posteriori del rendimiento in-tencional
que las meras captaciones nunca pudieron engendrar.
Creo advertir, con todo, un problema en el anlisis husserliano
del paso de los actos no objetivantes a la actitud terica superior,
a saber: la objetivacin de valores y matices anmicos slo se podr
concebir -si no entiendo mal- en forma de juicios, es decir, en
forma de actos tericos no intuitivos. La correlacin estructural
entre la cualidad de valor y el estar vuelto afectivo hace de este
segundo el anlogo de la percepcin28. De hecho el acto del
sentimiento cuenta tambin con variaciones internas de distincin y
claridad anlogas a las que determinan la calidad de una intuicin
sensible. Por ello, si la objetivacin teortica del valor ha de ser
una intuicin, hay que suponer la pervivencia del correspondiente
sentimiento, siquiera como sentimiento revivido -el anlogo del
recuerdo sensible-. Y nunca habr percepcin del valor en el sentido
literal, objetivante, como tampoco percepcin de bienes en sentido
literal, es decir, acto terico intuitivo que, aun suponiendo
genticamente intenciones afectivas, no las contenga en acto. En el
mejor de los casos, una captacin perceptiva apropiada discurrir
simultnea a una intencin afectiva ntida, prolongada, de suerte que
ambos actos sostengan los pronuncia-mientos judicativos referidos
al valor, su objetivacin predica-tiva.
Husserl no repara en esta consecuencia necesitada de defensa.
Pues la lucidez respecto de valores no parece exigir que la
expe-riencia emotiva est siempre viva y en acto. La idea que uno se
hace de la labor del crtico de arte o literatura, por ejemplo, no
se limita a la de un especial ejercicio sentimental hacia valores
que luego sea traducido fielmente a expresiones lgicas, sino que
tiene tambin que ver con un conocimiento temtico, objetivado,
intuitivo, de logros y fracasos como tales. Parecera, pues, que
2 8 Vase Ideas II, 4. Cfr. a este respecto el artculo citado de
Ulrich Melle.
81
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AGUSTN SERRANO DE HARO
hay en efecto captaciones que intuyen objetivamente lo que el
sentimiento constituye afectivamente. Que, expresado desde el lado
noemtico, implica que los valores no slo comparecen, o en actos del
sentimiento, o a ttulo de sujetos o predicados lgi-cos.
5 . El modo de creencia de los actos del sentimiento como razn
de su dependencia intrnseca de repre-sentaciones.
A) Sea como quiera de la ltima cuestin, la relacin entre actos
bsicos e intenciones fundadas no se agota con la ubicacin de stas
en la ancha franja que hay entre representaciones que subyacen y
posibles actos teorticos que a posteriori objetivan. Adems de la
fundamentacin y de la posible objetivacin, Husserl crey detectar un
nexo aun ms estrecho en razn de la posicin como tal; una
dependencia unilateral an ms firme por causa de las antiguas
especies de "cualidades objetivantes".
A partir de Ideas Husserl se vale de diferentes expresiones en
sustitucin de "cualidad intencional": "caracteres de creencia" o
"caracteres dxicos" -en giro que no opone doxa a aletheia-, tambin
"caracteres tticos" -con extensin ms amplia-29. Ninguna de estas
expresiones quiere ser simple convencin.
El uso del plural indica que la antigua cualidad ponente se ha
ramificado en una pluralidad de autnticos modos de creencia: adems
de la creencia pura y simple que est cierta de que el ob-jeto es y
es segn tal o cual ramillete de notas, se cita la sospecha, la
conjetura, la afirmacin de que el objeto posee "efectivamente" tal
nota, la negacin, la pregunta, etc. Pues quien se inclina
dubitativo a que algo (a) sea tal (x), capta la propiedad x del
objeto bajo un carcter irreductible de ser: el de lo probable. Se
trata de un carcter inherente al objeto intencional pleno, al nema
qua nema, no al mero ser
29 Los anlisis que siguen se basan en y critican los pargrafos
102-117 de
Ideas I. 82
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ACTOS BSICOS Y ACTOS FUNDADOS
trascendente, ni a un presunto sucedneo inmanente. Esta
pers-pectiva evita as el dilema de Investigaciones lgicas: reducir
la duda a suspensin no ponente de lo mentado o a mero estado
subjetivo que es objeto de posicin reflexiva.
Represe, por otra parte, en que la denominacin de la "cuali-dad
intencional" por la posicin indica que la no posicin, el va-ciado
de toda creencia, en absoluto es fenmeno que se halle en pie de
igualdad con la creencia. La conciencia es de suyo, por principio,
posicin de ser, creencia, doxa, tesis. Hasta el punto de que esos
modos dxicos plurales no forman una serie ms o me-nos aleatoria de
especies coordinadas de posicin, sino que hay una forma
privilegiada en que la doxa se realiza originalmente. Es la
creencia primitiva en el ser del correlato -y del correlato de
correlatos: el mundo-, que an no ha dudado, no ha tenido si-quiera
que afirmar expresamente para estar cierta de la existen-cia. La
creencia "pura y simple" la califica Husserl de "proto-creencia"
-"tesis madre" en el tropo de Ricoeur30-. Los restantes modos
dxicos se describen, en cambio, como "modificaciones intencionales"
o modalizaciones de la protodoxa, la cual presu-ponen y la cual
aspiran generalmente a restaurar.
La primaca de la posicin sobre la suspensin llega hasta el
extremo de que la conciencia no ponente, al menos en su formas
intuitivas, resulta tambin una modificacin de creencia entera-mente
peculiar. Es decir, estos actos no ponentes no comportan la
privacin, la ausencia de toda creencia; ellos se viven en la
creencia, pero en una que est "neutralizada". As, el protago-nista
de una historia fantaseada se nos ofrece existiendo de veras en el
orden que la imaginacin pinta, y que habitan otros sujetos
coexistentes cuya existencia se tornar en ocasiones improbable -as
ocurre con los moradores del castillo para el agrimensor K-o
resultar tachada. Todo lo cual confirma que la creencia, con sus
modos propios, no se ha extinguido en la conciencia no po-nente
intuitiva, sino que se ha "neutralizado": el mundo paralelo de la
fantasa acoge un sello de inanidad, de no efectividad, que
atraviesa a lo que en l existe -cuasiexistencia- y a lo que en l se
modaliza.
30 P. Ricoeur, El discurso de la accin, trad. de Pilar Calvo,
Ctedra, Madrid,
1988, 146.
83
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AGUSTN SERRANO DE HARO
Pues bien, las capas fundadas de la conciencia, en especial la
capa emotiva, estimativa, presentan asimismo, desde luego,
creencia, modos de creencia, neutralizacin de creencia. La anti-gua
doctrina de que las intenciones superiores son ajenas a la doxa no
resiste, a la nueva luz, el anlisis descriptivo. El yo constituye
lo intrigante de la pelcula en la certeza de que tal rasgo valioso
pertenece sin duda a ella. No es que esta creencia referida al
valor en cuestin sea objeto de la mencin estimativa, o de la
posterior objetivacin terica, sino que la certeza penetra de suyo y
recubre, cual parte abstracta inmediata, la vivencia in-tencional
del suspense. En cambio, el yo atrado por el arranque de la pelcula
y que luego siente cmo ella pierde vigor, este yo est
experimentando una modalizacin dubitativa de la creencia estimativa
inicial. La modalizacin puede acabar en rechazo o reconocimiento de
la vala global -negacin o afirmacin eva-luativas-; en todo caso,
ese trecho de duda acerca del valor se asemeja al lapso en que la
captacin interesada busca nuevas perspectivas y notas del objeto
que disipen una incertidumbre objetiva.
Es claro, en resumen, que la creencia de la capa superior goza
de relativa independencia respecto de la doxa objetivante. Cabe
incluso que la protodoxa perviva en la intencin superior ha-bindose
modalizado en el acto fundante: me cautiva cierta com-posicin
cromtica, que acaso sea un reflejo luminoso, o un cua-dro en la
pared, o incluso una imagen ilusoria. Caben mltiples combinaciones,
por ms que la situacin primitiva y terminal s ser la de certezas
inmodificadas relativas a la vala y a su porta-dor. Y faltara slo
aadir que la neutralizacin, como modifi-cacin universal de actos,
alcanza asimismo a las emociones que la fantasa o la conciencia de
imagen generen; stas se diferencia-rn de afectos suscitados en la
percepcin, por la cuasi-creencia, y no ya por su matiz especfico,
por la intensidad de la emocin o pasin, o por el grado de
evidencia, etc.
B) Parece imponerse, en suma, la conclusin de que en su
pre-sentacin programtica la fenomenologa trascendental asume para
la vida complejsima del sentimiento y la voluntad un esta-tuto
intencional pleno e irreductible. La fenomenologa madura s constata
dentro de la vida emotiva los momentos esenciales de la
intencionalidad: el dar sentido a un segmento noemtico pro-
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ACTOS BSICOS Y ACTOS FUNDADOS
pi y la doxa referida a l. Y s comprueba la autonoma de tales
momentos respecto de los actos bsicos: el rendimiento de sen-tido
es insubrogable; la creencia y su modo, indeducible. El an-lisis
podra ampliarse, asimismo, a las restantes vertientes noti-cas de
la conciencia de: a las variaciones de distincin y clari-dad, a las
formas sintticas, a la actividad y pasividad afectivas; dentro de
esta ltima, a los "hbitos intencionales", ms conoci-dos como
talantes y disposiciones anmicas, etc. Y, en fin, son multitud de
fenmenos intencionales complejos los que se articu-lan para el
sujeto que los vive, ante todo, como un concerni-miento anmico: la
cualidad de acto superior tendra en ellos "ca-rcter arcntico" sobre
la inferior -segn la denominacin de Husserl-31.
Todo esto es cierto, y es de admirar. La conclusin relativa a la
plenitud y especificidad de la intencin fundada es, sin em-bargo,
falsa. Lo que la fenomenologa trascendental empieza sosteniendo es,
con toda propiedad, que la creencia parte abs-tracta de la intencin
superior, la creencia relativa a la vala, es como tal una tesis
"objetivante". Es decir: es una cualidad de acto bsica que concurre
en la capa superior, no ya fundando la in-tencin emotiva, sino
inserta, alojada, aposentada en ella. O di-cho de una tercera
manera: la protodoxa y los modos dxicos pertenecen a la cualidad de
acto fundante, y en la medida en que es esencial a la vivencia
emotiva contar con un carcter de creencia, una seccin entera de los
actos fundados procede de la intencin bsica heterognea. El
movimiento intencional del nimo o de la voluntad ha de ser, pues,
intrnsecamente feudata-rio.
Quien conserve inters por el marco ontolgico formal de los
anlisis descriptivos, anotar aqu que la descompensacin de los
cuadros lgicos de la cualidad intencional era anomala menor al lado
del cuadro de las "tesis" o "posiciones" que ofrece el primer libro
de Ideas. A la serie unitaria de la "posicin dxica" -la protodoxa y
sus modalizaciones- se aade la serie diferenciada de las "tesis"
estimativas, emotivas, conativas, etc., slo para que stas den
entrada de nuevo a la protodoxa y sus modificaciones. El gnero
tesis dxica se disloca. Primero comparece como tal;
3 1 Ideas I, 117.
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luego se repite como parte de la posicin superior. Y entindase
bien: se repite en lo especfico del orden superior, trasladado y
acomodado a lo que tiene de irreductible el acto fundado: "Todo
carcter de acto ttico (toda intencin de acto, por ejemplo, la
intencin de agrado, la intencin valorativa o volitiva, el carcter
especfico de la posicin de agradar o de querer) entraa en su
esencia un carcter del gnero tesis dxica que se cubre con l en
ciertas formas"32.
La consecuencia de este planteamiento no puede ser otra que la
afirmacin de la unidad esencial de la conciencia como razn te-rica.
No se trata ya slo de la primaca en la fundamentacin, sino de que
la esfera objetivante (esfera objetivante-dxica, ha-bra que decir)
cobra universalidad omnmoda. El axioma hus-serliano: "todo los
actos en general -incluso los actos del senti-miento y de la
voluntad- son objetivantes, constituyentes originariamente de
objetos"33, no admite la fcil interpretacin circunscrita al hecho
de que valores, bienes, fines son qualia ob-jetivos en objetos
mundanos. Se impone, al contrario, relacionar la aparicin de tales
qualia objetivos con la necesidad que obliga a la presencia de
caracteres dxicos en la vida anmica. Si se me permite una expresin
ilustrativa, por ms que absurda, ocurri-ra que una emocin que no
tuviese a su quale intencional por cierto, o por probable,
improbable, etc., sera eo ipso ciega acerca de qu es lo que la
mueve. Y a la inversa: no es ciega res-pecto a su trmino
intencional merced a que lo tiene por cierto, probable, etc. De
hecho, la posibilidad de objetivar a posteriori el rendimiento de
un acto fundado termina concibindola Husserl como la simple
actualizacin de una mencin que era ya objeti-vante: "En los actos
del sentimiento los valores estn mentados afectivamente, viniendo
mediante la actualizacin del contenido dxico de estos actos a estar
mentados dxicamente y a estar luego lgicamente expresados. Toda
conciencia de acto llevada a cabo no dxicamente es en esta forma
potencialmente objeti-vante; nicamente el cogito dxico lleva a cabo
la objetivacin actual"34.
32 Ideas l 115.
33 Ideas l 117.
34 Ideas!, 117.
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ACTOS BSICOS Y ACTOS FUNDADOS
Lo decisivo no es, verdaderamente, la pulcritud del cuadro lgico
de los caracteres de acto. Pero yo tengo la sospecha de que, en
este caso, la pulcritud ira de la mano de una compren-sin
alternativa de los mismos anlisis husserlianos. A ttulo de mera
hiptesis, concibamos, pues, los modos de creencia en paralelo con
los restantes rasgos noticos de las vivencias: con las formas
atencionales, los modos intuitivos, las variaciones de cla-ridad,
etc. Nos encontraramos ante una categora notica unita-ria, que
presenta varias formas coordinadas -protodoxa, modali-zaciones,
neutralizacin-, las cuales no se fundan unas en otras. Dentro de
cada vivencia intencional, bsica o fundada, corres-pondera a esta
precisa categora notica una parte abstracta del acto, sin que se
produjese dislocacin ninguna.
Es notorio, empero, que esta propuesta pro simplicitate choca
con la pretensin de discrimininar la intencin bsica de los actos
fundados por medio de los modos de creencia. Choca, de un lado, con
el supuesto de que representacin denota, explcita o implcitamente,
la categora de las posiciones dxicas. Choca, de otro lado, con la
concepcin de las vivencias afectivas en forma de tesis "anloga" a
los modos de creencia: "nuevos caracteres que resultan anlogos a
los modos de creencia"*5. Aquel primer supuesto es el ltimo rastro
acrtico del principio brentaniano de fundamentacin. La tendencia a
concebir el gnero representa-cin, no -o no slo- por los trminos
intencionales especficos y la sintesis netica que ellos exigen: la
captacin, sino adems por los modos de creencia, como si ambos
criterios se identificasen o aunasen, opera como un prejuicio. En
cambio, la condicin de tesis de las vivencias anmicas parece nacer
de su misma peculia-ridad descriptiva: "La analoga esencial de las
nesis especficas del agradar con las posiciones de creencia es
patente, e igual-mente la de las nesis de deseo, las nesis de
voluntad, etc. Tambin en el valorar, desear, querer est algo
puesto, pres-cindiendo de la posicionalidad dxica que albergan.
Esto es tam-bin la fuente de todos los paralelismos entre las
diversas espe-cies de conciencia y todas las clasificaciones de
ella: lo clasificado son propiamente las especies de posicin"36.
Me
35 Ideas /, 116 (subrayado de Husserl).
36 Ideas /, 117 (subrayado mo).
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AGUSTN SERRANO DE HARO
atrever por tanto a poner en duda la "patencia" de esta
clasificacin.
Los propios anlisis husserlianos me permiten alegar que lo
distintivo del sentimiento no es una suerte de "posicin"
deme-diada, sino exclusivamente la mencin intencional afectiva, la
aprehensin afectiva como tal: el estar concernido el yo por
va-lores sin captarlos. No habra, en rigor, tesis afectiva, sino
afec-tos vertidos al correlato axiolgico, eso s en una u otra forma
de doxa. Lo que "pone" el sentimiento es un correlato intencional
especfico, una dimensin propia del sentido, de suerte que slo lata,
equvocamente, cabra alinear esta llamada "posicin" junto a los
modos dxicos que no hacen surgir ninguna dimensin de sentido
objetivo. La analoga interna, la oposicin interna, se plantea entre
la nesis emotiva y la representacin fundante, que constituye en
captacin el dominio de sentido de los meros objetos.
Los otros ngulos del problema ratifican la posibilidad de esta
interpretacin alternativa. La creencia referida a objetos y la
re-ferida al valor se confirmaran como componentes abstractos
esencialmente unvocos, de la mismsima manera que el rayo de la
atencin temtica es unvoco en captaciones y emociones, y no existe
la tentacin de "residenciarlo" en los actos bsicos y luego
trasladarlo y adaptarlo a la capa fundada. Y sobre todo, no habr
obstculo a reafirmar la notoria discontinuidad que implica la
objetivacin del correlato afectivo. Aqu tiene lugar un verda-dero
cambio de actitud, del vivir emotivo al inters terico, y no un
continuo uniforme de lo potencialmente objetivo a lo actual-mente
objetivado; as lo ilustra, en negativo, quien no desea juz-gar la
pelcula cuando la est disfrutando, y reprime como per-turbadora
toda sugerencia a este respecto.
El problema, en realidad, est lejos de cerrarse; en general, la
fenomenologa de los actos superiores, pese a las aportaciones
extraordinarias de distintos pensadores, dista de haberse
comple-tado. De la agudsima doctrina husseriiana cabra extraer
alguna contrarrplica inmediata a la alternativa que yo he dibujado.
Y ms importante an: siendo as que esta ltima no otorga la
ex-clusiva de la posicin de ser a la razn terica, deja indecisa cul
es la raz de la unidad de la conciencia y cmo tal unidad se
concilia con una explicitacin permanente de la intencionalidad
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ACTOS BSICOS Y ACTOS FUNDADOS
en trminos de partes abstractas. Si la posicin de existencia no
fuera un carcter lgico-objetivante, cul ser el origen
feno-menolgico de que todo acto de conciencia aspire a una
evidencia cada vez mayor -tambin por supuesto los del sentimiento y
la voluntad-, y de que esta teleologa apunte a una justificacin
teo-rtica, apodctica, de toda evidencia?
La obra filosfica de Husserl posterior a mil novecientos quince
pone en el primer plano del anlisis esta ltima cuestin.
Agustn Serrano de Haro Departamento de Filosofa Facultad de
Filosofa Universidad Complutense Madrid Espaa
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