Top Banner

of 122

Welcome message from author
This document is posted to help you gain knowledge. Please leave a comment to let me know what you think about it! Share it to your friends and learn new things together.
Transcript
  • PALMAS - Vol. 22 No. 4.2001 1

  • cenipalma JUNTA DIRECTIVA

    2001 - 2003 PRESIDENTE

    JOS MARA OBREGN ESGUERRA

    VICEPRESIDENTE NELSON VIVES LACOUTURE

    MIEMBROS PALMEROS

    PRINCIPALES Jos Mara Obregn Esguerra Orietta del Pilar Prieto Silvia Margarita Garca Arrzola Fernando Rodrguez Nio

    Mauricio Herrera Vlez Argemiro Reyes Rincn Nelson Vives Lacouture Luis Alfredo Orozco Lourido

    OTROS MIEMBROS Jens Mesa Dishington Jorge Ortiz Mndez Armando Samper Gnecco

    COMITS ASESORES NACIONALES DE INVESTIGACIN 2001

    SUPLENTES Jos Antonio Torres Londoo Len Daro Uribe Mesa Miguel Bohrquez Moreno Fernando Bernal Nio

    Rodrigo A. Belalczar Hernndez Guillermo Londoo Gmez Carlos Mario Pelez Dangond Julio Alejandro Erazo Chamorro

    AGRONMICO Rafael Rey Picn 1 Fernando Bemal Nio * Jos Mara Obregn Adalberto Mndez Fernando Rodrguez Francisco Javier Velsquez Alfredo Len 3 Philppe Genty 3

    1 Presidente 2 Vicepresidente 3 Invitados Especiales

    PLANTAS DE BENEFICIO Len Daro Uribe Mesa 1 Evaristo Ayuso 2 Jairo Antonio Prada Jaime Humberto Acero Ivn Hoyos Sergio Amaya Nelson Vives Lacouture Carlos Mario Pelez Jos Miguel Daz 3 Germn Rubiano 3 Carlos Beltrn Roldan 3 Denis Pedraza 3 Fermn Neuta Jos Luis Carrasco

    SALUD Y NUTRICIN HUMANA Carlos Vargas Cabrera ' Carlos Corredor Pereira 2 Leonardo Lareo Jens Mesa Dishington Orietta del Pilar Prieto Ana Silvia Bermdez

    Esta publicacin cont con la cofinanciacin de Fedepalma y el Fondo de Fomento Palmero

    2 PALMAS

  • El material de siembra ser la base de la competitividad futura La brecha existente entre la productividad de la palma de aceite en las plantaciones comerciales en Colombia y la mucho mayor que se identifica por los cientficos como la potencial, ha sido fuente de inquietud y debate, tanto acadmico como empresarial. En efecto, desde el punto de vista fisiolgico, varios investigadores han establecido que el potencial puede llegar hasta 16 toneladas de aceite por hectrea y esta cifra es cuatro veces superior a la obtenida actualmente en la produccin comercial. Esta enorme brecha, a su vez, se constituye en una fuente crucial para mejorar la productividad y competitividad del cultivo en forma sostenida en los prximos aos y dcadas. Surge, entonces, la pregunta sobre cmo podr el sector en Colombia acercarse a ese potencial que hoy parece tan distante.

    De la experiencia en investigacin en palma de aceite, podra argumentarse que la cantidad de aceite producido por unidad de superficie depende fundamentalmente de dos aspectos: la variedad y las condiciones ambientales en que se haya desarrollado el cultivo; no en forma independiente, sino teniendo en cuenta que los dos aspectos interactan. Adems, debe tenerse en cuenta que la categora de condiciones ambientales es entendida en sentido amplio e incluye factores relacionados con el suelo, la fertilizacin, la temperatura, la luminosidad, la disponibilidad de agua, el manejo de enfermedades y plagas, las podas y las cosechas.

    Una forma de mejorar los rendimientos es realizando las mejores prcticas agronmicas asociadas con los aspectos incorporados en la categora de condiciones ambientales. Precisamente esto es lo que han venido haciendo un gran nmero de plantaciones en los ltimos aos en Colombia, logrando como resultado el incremento paulatino en el promedio del rendimiento de aceite por hectrea, que hoy es similar al de los lderes mundiales. Este mejoramiento agronmico podr llevar al pas, en los prximos aos, a niveles medios de cinco toneladas de aceite por hectrea, con unos mximos en las mejores plantaciones de ocho toneladas por hectrea. Estos son avances muy significativos, no obstante quedara una diferencia de ocho toneladas con relacin al potencial fisiolgico de la planta.

    Hace falta, entonces, entrar a considerar el componente varietal. Actualmente, aunque el promedio del rendimiento comercial en Malasia es cercano al colombiano, existen en ese pas terrenos comerciales sembrados con nuevos materiales que reportan rendimientos de aceite de 10 toneladas por hectrea. Este buen resultado se podra atribuir a los nuevos materiales, apropiados a esas zonas, con lo cual aportaran unas seis toneladas por hectrea sobre los materiales tradicionales.

    La experiencia acumulada por los investigadores indica que no se puede pretender que una misma variedad se desarrolle igualmente en todas las zonas productoras del mundo y, en el caso colombiano, ms especficamente en las cuatro zonas productoras de palma del pas. Por el contrario, debe haber variedades que se adapten a las condiciones de altas temperaturas, luminosidad y poca disponibilidad de agua de la Zona Norte, como variedades que muestren su mximo potencial en suelos pesados de los Llanos Orientales y variedades que se adapten a las condiciones de baja luminosidad y alta precipitacin de la Zona Occidental. En agricultura se han comprobado estos fenmenos, pero se sabe tambin que se requiere gestin investigativa y tecnolgica para su oportuno desarrollo.

    La disponibilidad de materiales apropiados y de conocimientos slo se logra con un programa de mejoramiento que permita probar el gran nmero de genotipos existentes en los diferentes sitios agroecolgicos colombianos donde se cultiva la palma, de tal manera que los genotipos seleccionados

    P A L M A S Vol. 22 No. 4, 2001 3

    EDITORIAL

  • con un manejo agronmico apropiado a cada uno de ellos, muestren su mxima eficiencia que nos permita acercarnos cada vez ms al potencial de produccin de la palma de aceite. As lo sealaron los palmicultores y qued consignado como uno de los instrumentos para construir la Visin 2020 de la palmicultura colombiana.

    El Programa de Mejoramiento de la Palma de Aceite requiere de un horizonte de largo plazo y, en consecuencia, es perenne como el propio cultivo. Como tal no se puede pretender desarrollar un programa de mejoramiento eficaz y oportuno utilizando solamente metodologas tradicionales que conlleven demasiado tiempo para obtener los primeros frutos prcticos, sino que se debe, por una parte, tratar de desarrollar el programa con alianzas estratgicas con otras instituciones nacionales e internacionales, con las cuales se pueda intercambiar material y tecnologas y, por otra, utilizar las herramientas que existen actualmente para agilizar la seleccin y para incrementar la multiplicacin de materiales deseables como es el caso de los marcadores moleculares y la multiplicacin clonal, respectivamente.

    Cenipalma tiene la propuesta de desarrollar su Programa de Mejoramiento mediante la conformacin de una red de plantaciones interesadas en las diferentes zonas palmeras, encargadas de probar las diferentes progenies con la participacin activa de los tcnicos o dueos de las plantaciones en la identificacin de los materiales que mejor se adapten a sus condiciones de suelos, clima y manejo. Estos materiales, identificados de acuerdo con sus caractersticas, los podrn utilizar las plantaciones como madres para producir la semilla para futuras siembras comerciales propias y de las plantaciones vecinas que tengan las mismas condiciones agroecolgicas. Los materiales seleccionados los usar tambin Cenipalma para formar poblaciones que vayan complementando y mejorando las diferentes caractersticas deseables para, con base en ellas, realizar otra ronda de pruebas regionales.

    El campo experimental de Cenipalma - que se desarrollar en un terreno que fue comprado por Fedepalma para ese propsito y entregado a Cenipalma en comodato - estar dedicado principalmente al mejoramiento y en l se tendr la Coleccin de Germoplasma y las poblaciones lite de materiales Dura, Olefera y Pisfera.

    En relacin a la Coleccin, el Centro se propone tener un buen nmero de materiales de palma americana (Olefera) colectada en la Amazonia colombiana, peruana, ecuatoriana y brasilea y tambin en reas palmeras centroamericanas, colombianas y venezolanas, de tal manera que sea una coleccin de referencia mundial de la palma americana. Como complemento a la Olefera, Cenipalma se propone realizar una coleccin de materiales guineensis sobresalientes en Nigeria, Ghana y otros pases africanos, la cual se complementar con el germoplasma que actualmente tienen las plantaciones y el Gobierno colombiano.

    Cenipalma tiene la propuesta de desarrollar dos a tres plantaciones por zona, donde los palmicultores directamente estn produciendo la semilla para sus propias necesidades y para los palmeros de la respectiva regin. En esta forma se agilizar el proceso de mejoramiento, no solamente porque en l participarn activamente las plantaciones, sino porque se har ms eficiente la seleccin, mediante la identificacin de genotipos deseables utilizando marcadores moleculares, cuya metodologa se t iene ya diseada. Igualmente, se realizarn alianzas con organismos internacionales para la clonacin de materiales y el intercambio de los mismos.

    En resumen, el beneficio que obtendrn los palmicultores colombianos y el pas en general con el establecimiento de un programa de mejoramiento, no es tanto el de obtener una semilla a un precio inferior al actual, sino el de contar con excelentes materiales que le permitan acercarse cada vez ms a los rendimientos potenciales de la palma de aceite y con ello contar con un excelente instrumento para mejorar la competitividad del aceite a nivel nacional e internacional en los aos por venir.

    4 P A L M A S

  • Planting Material wi l l be the Foundation of Future Competitiveness

    The gap between the oil palm yields existing in Colombian commercial plantations and the yield potential identified by researchers has been a matter of concern and debate, both from the aca-demic and the entrepreneurial standpoints. In fact, several researchers have defined a physiologi-cal potential of up to 16 tons of palm oil per hectare. This figure is four times the level presently obtained in commercial production. However, this huge gap offers a crucial source for sustained yield and competitiveness improvement in coming years and decades. Consequently, the question arises on the way in which the Colombian oil palm sector could close this gap that seems to be so distant.

    On the basis of the experience obtained through oil palm research activities, we could argue that the amount of oil produced per unit surface is mainly dependent on two issues: varieties and the environmental conditions of the area where the crop has developed. However, far from being independent from each other, these two elements are interactive. Additionally, we must bear in mind that the environmental conditions are understood in a broad sense and include factors such as soil, ferti l ization, temperature, luminosity, water availability, pest and disease management, pruning and harvesting.

    Implementing the best agronomic practices associated wi th the elements included in the environ-mental conditions category may enhance yield. A large number of Colombian plantations have been doing it in recent years and they have achieved a gradual average palm oil yield increase per hectare, thus coming closer to the world leaders. This agronomic improvement could take the national average to a level of five tons of oil per hectare in coming years, as the leading planta-tions approach the figure of eight tons per hectare. Although this improvement is significant, there would still be an eight-ton difference versus the physiological potential of oil palm.

    Therefore, the variety component must be considered. At present, although the commercial yield in Malaysia is similar to the one existing in Colombia, the former has commercial crops planted with new planting material that yield 10 tons of oil per hectare. These results could be attributed to the new planting material suitable for these areas, which would contribute with six additional tons of oil per hectare over traditional materials.

    The experience gathered by researchers shows that we should not expect the same variety perfor-mance in every palm oil growing area worldwide, particularly in Colombia, and more specifically in the four oil palm production areas of the country. On the contrary, varieties must be adapted to the high temperature, high luminosity and water shortage conditions of the North, as well as to the heavy soils of the Eastern Plains, and to the low luminosity and heavy rainfall of the West. These phenomena have been proven in agriculture, but further research and technology are re-quired for the development of new materials.

    Suitable planting material and knowledge wil l only become available through a breeding pro-gram aimed at testing the large amount of genotypes existing in the different agronomic and ecological areas where oil palm is grown in Colombia. As a result, the selected genotypes wil l show maximum efficiency with adequate agronomic management, which will bring us closer to the oil palm yield potential. This was clearly stated by oil palm growers and was defined as one of the tools required for the 2020 Vision of oil palm cultivation in Colombia.

    P A L M A S - Vol. 22 No. 4, 2001 5

    EDITORIAL

  • The Oil Palm Breeding Program requires a long-term horizon and is therefore perennial like the crop itself. Therefore, we cannot expect to develop an effective and timely breeding program using traditional methods that require a long time to produce the first practical results. On the contrary, we must try to develop a strategic alliance program with national and international agencies in order to exchange materials and technologies. Likewise, the existing tools, such as molecular markers and cloning, must be used in order to expedite the selection process and in-crease desirable material multiplication.

    Cenipalma has proposed a Breeding Program by setting up a network of plantations that are interested participating in the program in the different oil palm production areas of the country. These plantations would be responsible for testing various progenies with the active participation of the technical staff or plantation owners, who would identify the most suitable materials for the soil, weather and management conditions. These materials, identified according to their charac-teristics, will be used for seed production for the plantation's own future commercial use or for the use of neighboring plantations having the same agricultural and ecological conditions. The selected planting material will also be used by Cenipalma to build up populations that wil l supple-ment and improve desirable characteristics and to carry out a regional test round based on these characteristics.

    Cenipalma's experimental field will be developed on land acquired by Fedepalma to this end. The land will be gratuitously bailed to Cenipalma and will be mainly devoted to breeding. The germ plasm collection and the elite Dura, Oleifera and Pisifera populations will be kept in this field.

    In terms of the collection, the Center plans to have a large amount of American oil palm material (Oleifera) collected from the Colombian, Peruvian, Ecuadorian and Brazilian Amazon, as well as from Central American, Colombian and Venezuelan oil palm growing areas, with the purpose of building a world reference of American oil palm. To supplement the Oleifera material, Cenipalma is planning to build a collection of outstanding guineensis material from Nigeria, Ghana and other African countries, which will be supplemented with the germ plasm owned by the Colombian plantations and government.

    Cenipalma has proposed the development of two or three plantations on each area where oil palm growers are producing seeds directly to cover their own needs and those of neighboring plantations. This is a way in which the breeding program will be expedited, not only because of the active participation of the plantations, but because the selection process wil l be more effec-tive through the identification of desirable genotypes using molecular markers through methods that are already in place. Likewise, material cloning and exchange alliances wil l be developed with international organizations.

    In summary, the benefit of establishing a breeding program for Colombian oil palm growers and the country at large is not only to obtain seeds at a lower price but the availability of excellent material that wil l allow them to come closer to the palm oil yield potential and therefore to have an excellent tool that wil l enhance palm oil national and international competitiveness in coming years.

    6 P A L M A S

  • Fertilizacin de la palma de aceite para obtener altos rendimientos

    Fertilization of Oil Palm to Obtain High Yields

    Fernando Munvar M. 1

    1 Ing. Agrnomo, Ph. D., Lder rea de Manejo de Suelos y Agua. Centro de Investigacin en Palma de Aceite, Cenipalma. Apartado Areo 252171. Bogot, D.C., Colombia. E-mail: [email protected].

    P A L M A S - Vol. 22 No. 4, 2001 9

  • Fernando Munvar M.

    INTRODUCCIN El cultivo de la palma de aceite (Elaeis guineensis Jacq.) es una de las mejores opciones de uso agr-cola de las tierras del trpico bajo, debido a su efecto muy benigno sobre el medio ambiente y su alto potencial de rendimiento de aceite. Sin embargo, la obtencin de altos niveles de rendi-miento de frutos y aceite conlleva la extraccin de altas cantidades de nutr ientes, los cuales deben restituirse al suelo para no empobrecerlo y para sustentar nuevos ciclos de produccin. Por otra parte, el nivel de fert i l idad de muchos suelos cultivados con palma de aceite en Colombia es insuf iciente para el desarrol lo adecuado del cultivo (Munvar 1998), por lo cual es necesario su mejoramiento mediante la fert i l izacin.

    La adecuada ferti l izacin de la palma de aceite es necesaria no slo desde el punto de vista de su efecto directo sobre los rendimientos de f ru to y de aceite, sino que la nutr icin suficiente y balanceada juega un papel impor tante en la prevencin de enfermedades y ataques de plagas que afectan el cultivo y que f inalmente inciden tambin en los rendimientos.

    El objetivo de este artculo es resumir los pr in-cipales criterios que deben tenerse en cuenta para d isear y e jecu ta r planes de mane jo nutricional de la palma de aceite que permitan lograr niveles de rendimiento que contribuyan a la competit ividad del cultivo.

    La nutricin del cultivo de palma de aceite es muy importante en todas sus etapas, incluyendo los viveros y los primeros aos en sitio def in i t ivo (etapa inmadura). Sin embargo, por limitaciones de espacio, este artculo slo trata lo referente a la nutricin y fert i l izacin del cultivo en etapa madura.

    POTENCIAL DE RENDIMIENTO DE LA PALMA DE ACEITE

    La palma de aceite sobrepasa ampl iamente a otras especies vegetales en su habilidad para pro-ducir aceite (Mutert 1998). El promedio nacional de rendimiento de la palma de aceite en Colom-bia en 1999 fue de 3,9 t de aceite crudo/ha/ao

    (Fedepalma 2000). Sin embargo, el potencial de rendimiento de este cultivo es mucho ms alto. En Malasia, los rendimientos medios ms altos estn comprendidos entre 5 y 6 t/ha/ao de aceite crudo y se han reportado rendimientos mximos a escala comercial de 46 t/ha de racimos de fruta fresca (RFF), de los cuales se han obtenido 10,6 XI ha de aceite crudo de mesocarpio. En plantas clonadas en el laboratorio, que se espera tengan uso comercial en algunos aos, el potencial de rendimiento est estimado entre 12 y 16 t de aceite/ha/ao (Mutert y Woo 1997).

    Los mayores rendimientos del cult ivo que se pueden lograr al hacer uso de la tecnologa disponible, determinan unos requerimientos ms altos de fert i l izacin y por ello el valor de la inversin en ferti l izantes es tambin ms alto. Lo an te r io r de te rm ina que las prcticas de ferti l izacin deben ser cada vez mejor planeadas y ms controladas, para que de dicha inversin se logren los mayores beneficios econmicos, sin afectar negativamente el ambiente.

    REQUERIMIENTOS NUTRICIONALES DEL CULTIVO

    La planta de palma de aceite en todas sus etapas de crecimiento demanda nutrientes. Desde unos pocos das despus de la germinacin hasta el f inal de la etapa productiva, se requiere que el medio de crecimiento est aportando los nu-trientes en cantidad suficiente y en forma balan-ceada. Por lo anterior, en los cultivos comerciales de pa lma de acei te o r d i n a r i a m e n t e los programas de fe r t i l i zac in se inician en los viveros mismos. Una vez sembrado el cultivo en s i t io d e f i n i t i v o , se pa r te de una demanda relativamente pequea en el primer ao y sta se incrementa progresivamente hasta cerca del quinto ao, etapa a partir de la cual la demanda de nutrientes es relativamente constante, claro est, en funcin de los niveles de productividad (extraccin de nutrientes) que se tengan. En este artculo se discute slo lo referente a la etapa madura del cultivo, pero debe tenerse en cuenta que el suministro de nutrientes para el cultivo en su etapa inmadura, incluyendo el vivero, es determinante para obtencin de rendimientos sostenidos en la etapa madura.

    1 0 P A L M A S

  • Fertilizacin de la palma de aceite para obtener altos rendimientos

    La alta capacidad de produccin de biomasa y, como parte de ella, de aceite que t iene la palma de aceite, va acompaada de una alta demanda de nutrientes. En un cultivo, los nutrientes absor-bidos por la planta toman diferentes destinos, los cuales en el caso de la palma de aceite se pueden agrupar en el consumo para sustentar el crecimiento vegetativo, la inmovilizacin en los d i fe ren tes te j i dos y los requer idos para la produccin de frutos. Esta demanda puede ser satisfecha por los nutr ientes disponibles en el suelo, por el retorno atmosfrico de algunos de ellos y, como genera lmente las dos primeras fuentes no son suficientes, por los nutrientes que se apliquen como ferti l izantes. Cuando se esti-man necesidades de fe r t i l i zan tes , al reque-r imiento directo del cultivo es necesario sumar los nutrientes que se pierden por lavado y, en algunos casos, por volatil izacin o cualquier otro factor que disminuya la eficiencia del fert i l izante apl icado. Segn los sistemas de manejo del cult ivo que se pract iquen, algunos de los nu-trientes que absorbe la palma de aceite pueden reciclarse, tal como ocurre con aquellos conte-nidos en las hojas podadas y las inflorescencias mascul inas, las cuales gene ra lmen te no se remueven del campo. Tambin parte de los nu-trientes que se remueven del campo al cosechar los frutos frescos pueden devolverse al suelo si luego de extraer el aceite de los frutos se retor-nan algunos residuos como los racimos vacos (tusas o raquis), los efluentes de la planta ex-tractora y otros. De todas formas, la mayor parte de los nut r ientes contenidos en los racimos cosechados se remueven del sistema y requieren ser restituidos. Con base en lo anterior, el cono-cimiento de las cantidades de nutr ientes pre-sentes en los racimos cosechados y aquellas ut i l i -zadas para el crecimiento vegetativo se ha consi-derado como una informacin muy t i l para el manejo nutricional del cultivo. En la Tabla 1 se presentan datos sobre los nutrientes extrados con los racimos cosechados y uti l izados en el crecimiento vegetativo.

    Tericamente, los datos de la Tabla 1 podran utilizarse como uno de los criterios a tener en cuenta para estimar las cantidades de fe r t i l i -zantes que sera necesario aplicar a un cultivo de palma de aceite, si no se contabiliza ningn aporte proveniente del suelo, ni de residuos de

    cosecha devueltos al cult ivo (tusas, efluentes, etc.). Como es lgico, fuera de los nutr ientes incluidos arriba, debe considerarse que segn las condiciones especficas, el cultivo puede requerir de aportes externos de otros elementos esen-ciales como azufre (S), boro (B) o alguno de los otros micronutrientes. En Colombia, por ejemplo, se presentan con alta frecuencia sntomas foliares de deficiencia de B en palma de aceite.

    RESPUESTA DEL CULTIVO A LA FERTILIZACIN

    Dada las caractersticas de los cultivos comercia-les, la palma de aceite responde ampliamente a la fe r t i l i zac in en una gama ampl ia de con-diciones de suelo y clima. Si bien los estudios ms detallados sobre este tema son los realizados en Malasia, en Colombia, la experiencia acumulada de las p lan tac iones comerc ia les y a lgunos resultados experimentales que ya se han gene-rado muestran que en el caso colombiano la fert i l izacin del cultivo tambin juega un papel fundamental en el logro de altos rendimientos. Por ejemplo, estudios de 10 aos de duracin realizados en la plantacin Monterrey (Puerto Wilches, Santander) mostraron aumentos en rendimiento RFF debidos a la fert i l izacin que llegaron hasta un valor medio de 7,5 t/ha/ao. En dichos estudios tambin se encontr que al suspender la fert i l izacin a un cultivo maduro que se haba m a n t e n i d o a d e c u a d a m e n t e fert i l izado por varios aos, los rendimientos de f ru to comenzaron a disminuir a una tasa media anual de 1.161 kg/ha (Reyes et al. 1999).

    Tabla 1. Cantidades de nutrientes removidos por los racimos de palma de aceite ms el consumo para crecimiento vegetativo (que no se recicla). Datos expresados como kg/t de frutos.

    * n.d. = no determinado.

    P A L M A S Vol. 22 No. 4, 2001 11

  • Fernando Munvar M.

    Estudios de largo plazo realizados en muchas localidades de Malasia han mostrado no slo la alta respuesta del cultivo industrial de palma de aceite a la fert i l izacin, sino que la obtencin de al tos rend im ien tos es depend ien te de una ferti l izacin adecuada (Tabla 2). Tabla 2. Efecto de la fertilizacin en el rendimiento de la

    palma de aceite en algunos suelos de Malasia.

    * Adaptada de Ng et al. (1999).

    CRITERIOS Y PROCEDIMIENTOS PARA EL DIAGNSTICO NUTRICIONAL Y LA RECOMENDACIN DE FERTILIZANTES A travs del t iempo se han uti l izado diferentes procedimientos para establecer las recomen-daciones de ferti l izacin de la palma de aceite. Dichos proced imientos se han agrupado en cuatro categoras (Kee et al. 1994) as: i) Mtodos basados en niveles crticos de nutrientes en el suelo y en las hojas; i) Mtodos basados en la relacin pt ima entre nutrientes; iii) Mtodos basados en funciones de respuesta en rendi-miento; iv) Mtodo del balance de nutrientes. En la prctica, las recomendaciones de fe r t i -lizacin pueden basarse en una combinacin de los mtodos antes mencionados. En este artculo se sugiere la util izacin integrada de diferentes criterios y procedimientos que hacen parte de los mtodos antes enumerados, exceptuando los basados en las funciones de respuesta, por no contar an con suficientes resultados experi-mentales sobre ese aspecto en Colombia.

    Diagnstico de las deficiencias nutricionales

    Sntomas de deficiencias

    Uno de los pr imeros pasos en el proceso de prescribir una fert i l izacin es determinar qu

    deficiencias nutricionales puede tener el cultivo en su estado actual e idealmente si dichas defi-ciencias se han presentado con anterioridad. Para el diagnstico de las deficiencias nutricionales es de gran ayuda la observacin de las plantas en el campo para detectar sntomas fol iares de deficiencia. El profesional de campo puede apo-yarse para este trabajo en las mltiples publ i-caciones que describen estos sntomas (ejemplo: Instituto de la Potasa y el Fsforo 1997).

    Si bien la deteccin de sntomas de deficiencia nutricional es muy t i l , deben tenerse en cuenta dos aspectos fundamentales: no todos los ele-mentos esenciales expresan sntomas de def i -ciencia apreciables y diferenciables a simple vista y por otra parte, una planta puede pasar un perodo importante de t iempo sujeta a niveles deficitarios de un nutr iente antes de que los sntomas visuales se hagan aparentes. La identi-ficacin acertada de deficiencias nutricionales a travs de los sntomas en el caso de la palma de aceite est l imitada a los nutrientes N, K, Mg y B. Con un mayor grado de dif icultad se pueden identif icar a travs de los sntomas foliares las deficiencias de Cu, Mn, Fe y Zn (von Uexkll y Fairhurst 1999). Por esta razn, la observacin en el campo de sntomas de deficiencia debe considerarse como una ayuda muy t i l , pero de ninguna manera suficiente para el diagnstico. Las Figuras 1 y 2 son ejemplos de sntomas foliares de deficiencias de fcil observacin.

    Anlisis foliares y de suelos

    Los anlisis foliares se han uti l izado por mucho t iempo para el diagnstico del estado nutricional de la palma de aceite. Si bien la concentracin fol iar de un nutr iente determinado t iene una amplia variabil idad por efecto del clima, la edad del cul t ivo, la posicin y edad de la hoja, la posicin de los fo l o los den t ro de una hoja determinada, la hora del da y otros factores, se ha establecido una metodologa estandarizada de muestreo y manipulacin de las muestras (Munvar y Franco 1998) que permite el uso prct ico y conf iab le del anlisis fo l ia r como her ramien ta de d iagnst ico nu t r i c i ona l . La ut i l idad de los resultados de los anlisis foliares es altamente dependiente de la calidad de las muestras que se tomen y luego de ello de la

    1 2 P A L M A S

  • Fertilizacin de la palma de aceite para obtener altos rendimientos

    Figura 1. Deficiencia de magnesio en una hoja vieja de una palma adulta. Obsrvese el color amarillo ocre de los foliolos apicales (ms expuestos al sol) y la permanencia de color verde en la base de dichos foliolos y en los ms cercanos a la base de la hoja. Una hoja vieja se nota completamente desecada (foto del autor).

    ca l idad de l servic io que o f rezca e l l a b o r a t o r i o e n c a r g a d o d e r e a l i z a r los an l i s i s q u m i c o s (Cuel lar y M u n v a r 2000).

    La i n t e r p r e t a c i n y u t i l i zac in de los resu l tados de los anl isis fo l ia res c o m p r e n d e n var ios pasos y deben real izarse de f o r m a i n teg ra l , i nvo luc ran -do o t ros insumos de i n f o r m a c i n , en t re los cuales los ms i m p o r t a n t e s son : i) Los resu l t ados de anlisis fo l ia res de ciclos de p roducc in a n t e r i o -res, i) Los regis t ros de r e n d i m i e n t o actua l y de aos an te r io res , i i i) Los reg is t ros de la f e r t i l i z a -c in ap l icada en aos an te r io res , iv) Los resu l -tados de anlisis de suelos rec ientes y an t i guos y v) Los regis t ros de p rec ip i t ac in p luv ia l .

    Un p r imer paso en la i n te rp re tac in de los anlisis fo l ia res es co te ja r los resu l tados o b t e n i d o s con una tab la de niveles cr t icos u p t i m o s que se c o n s i d e r e a d e c u a d a pa ra las c o n d i c i o n e s de l cu l t i vo en cons ide rac in . Para p rops i t os g e n -erales se sug iere guiarse por los va lores que se c o n s i g n a n en l a T a b l a 3 . A l c o n f r o n t a r los resul tados con la t ab la de i n te rp re tac i n , se t i ene un p r ime r c r i t e r i o para i den t i f i ca r los nu t r i en tes l im i tan tes .

    Un s e g u n d o paso a segu i r es la o b t e n c i n de a lgunos clculos bsicos a par t i r de los resul tados

    Figura 2. Una de las mltiples expresiones de deficiencia de boro es la llamada "espina de pescado" que se presenta en hojas jvenes durante sus estados de pleno crecimiento (foto del autor).

    e n t r e g a d o s p o r e l l a b o r a t o r i o . Por una pa r te , c o n v i e n e c a l c u l a r a l g u n a s r e l a c i o n e s d e concen t rac in en t re los e lemen tos , como ayuda para la i den t i f i cac in de posibles desbalances. En

    Tabla 3. Gua general para la interpretacin del anlisis foliar de la palma de aceite adulta (hoja 17).

    * Interpretacin de la calificacin: Bajo: ejerce fuerte limitacin a la productividad; hay una alta

    probabilidad de respuesta positiva a su aplicacin. Medio: ejerce una mediana pero significativa limitacin a la

    productividad; hay una probabilidad media de respuesta positiva a su aplicacin.

    Alto: suficiente para mantener la productividad actual por algn tiempo; si se aleja mucho del lmite superior puede generar desbalance con otros nutrientes o representar condicin de toxicidad.

    P A L M A S Vol. 22 No. 4, 2001 13

  • Fernando Munvar M.

    este sentido es muy ti l considerar las siguientes relaciones: N/K; (Ca + Mg) /K; N/P; Ca/B, N/S, Ca+Mg+K , entre otras. Los valores ptimos de las relaciones entre nutrientes se pueden derivar de la misma tabla de niveles crticos. Por otra parte, es muy ti l transformar los valores abso-lutos de las concentraciones de nutrientes en los llamados ndices de balance, lo cual consiste simplemente en dividir el resultado de anlisis de cada elemento por el correspondiente nivel pt imo elegido, de tal manera que se uniformiza la escala de evaluacin de todos los nutrientes. Los valores calculados se pueden expresar como fracciones de la unidad o como porcentaje, y con ellos se elaboran grficas que permiten visualizar gilmente la desviacin relativa de los nutrientes con respecto al pt imo y formarse una idea de qu nutrientes pueden ejercer el mayor grado de l imitacin para la product iv idad. La inter-pretacin conjunta de los diagramas de ndices de balance y de las relaciones entre nutrientes aporta informacin muy t i l para decidir qu nutr ientes pueden jugar un papel ms estra-tgico en el mejoramiento de la productividad, qu orden de aplicacin de nutrientes debera seguirse y, en parte, qu fuentes de nutrientes seran ms ind icadas para las cond ic iones especficas del cultivo.

    La comparacin de los resultados de anlisis foliares a travs del t iempo es una herramienta muy til para evaluar las prcticas de ferti l izacin que se v ienen s igu iendo en la p l a n t a c i n , especialmente cuando su anlisis se combina con el comportamiento de los rendimientos. Con esta f inal idad se puede analizar la informacin tanto a partir de los valores absolutos de los anlisis como haciendo uso de los ndices de balance que se hayan calculado. Cuando una plantacin ha acumulado datos confiables de anlisis foliares y r e n d i m i e n t o por un idades espaciales de produccin y muestreo fol iar (lotes) por varios aos, puede hacer estudios estadsticos simples que permiten ajustar las tablas de niveles crticos de carcter general y obtener niveles crticos lo-cales para sus propias condiciones (Acosta 1996).

    Los anlisis de suelos juegan un papel importante en el d iagnst ico del estado nut r ic iona l del cultivo y complementan, de manera efectiva, la informacin aportada por los anlisis foliares.

    Adems del papel indiscutible que juegan los anlisis de suelos para tomar decisiones sobre uso de enmiendas y fert i l izacin antes de la siembra y en la etapa inmadura del cultivo, en la etapa madura dichos anlisis permi ten conocer el aporte potencial de nutr ientes que se puede esperar y otros aspectos importantes que no se reflejan directamente en los anlisis foliares. Un solo ejemplo de este t ipo de situaciones son los casos frecuentes de falta de respuesta a la fer t i l i -zacin por desbalances entre nutrientes en el suelo, o por excesos de acidez, alcalinidad, sali-nidad o sodicidad. Dado el largo plazo del cultivo de palma de aceite, es necesario estar evaluando peridicamente por meido de anlisis qumicos las modificaciones que se inducen en el suelo por el uso continuado de ferti l izantes y enmiendas. El impacto del uso del suelo en la produccin de palma de aceite sobre parmetros tan importan-tes como el nivel de materia orgnica, la capaci-dad de intercambio catinico, los niveles de sales, la modificacin de la acidez y la induccin de gradientes de concentracin de nutrientes en el perfil slo se puede determinar por medio de anlisis de suelos realizados peridicamente. Por otra parte, el conocimiento de las caractersticas qumicas actuales del suelo es fundamental para hacer una eleccin acertada de las fuentes de nutrientes a uti l izar como ferti l izantes.

    Al igual que en los anlisis fo l ia res , en la interpretacin de los resultados de los anlisis de suelos se uti l izan tablas de niveles crticos o niveles de referencia, como la Tabla 4.

    Cuantificacin de las necesidades de ferti l izantes

    La aplicacin de los criterios y procedimientos antes descr i tos p e r m i t e d e t e r m i n a r qu nutrientes es necesario aplicar al cultivo para las condiciones en que se encuentra. El siguiente paso lgico en este proceso de decisiones es estimar los requer imientos cuant i ta t ivos de nutrientes.

    Un estimativo de las cantidades de nutrientes requeridas para un ciclo de fert i l izacin dado, generalmente consta de tres componentes: i) La demanda de nutrientes para llevar su concen-tracin fol iar al nivel pt imo, de tal manera la

    1 4 P A L M A S

  • Fertilizacin de la palma de aceite para obtener altos rendimientos

    planta no tenga limitaciones fisiolgicas a causa de los nutrientes (requerimiento para nivelacin n u t r i c i o n a l ) , i) La c a n t i d a d de n u t r i e n t e s requerida para compensar la extraccin de los mismos en los racimos a cosechar en el ciclo de produccin (requerimiento por extraccin), iii) Los ajustes por eficiencia agronmica de los ferti l izantes, que sea necesario hacer.

    El requerimiento para la nivelacin nutricional se determina calculando la diferencia entre la concentracin foliar del nutr iente encontrada en el anlisis realizado para el ciclo y la concen-t rac in p t ima (Tabla 3). Esta d i ferencia en concentracin se convierte a masa de nutr iente med ian te un f ac to r de masa f o l i a r que es dependiente de la edad del cultivo y el material de siembra, pero que para propsitos generales se puede tomar como 130 kilogramos de masa fol iar seca por palma.

    Ejemplo:

    El requerimiento para nivelacin nutricional de K en un cultivo con 0,9% de K en la hoja No. 17, cuando el nivel pt imo se toma como 1,2% y la masa foliar por palma se toma como 130 kg sera: (0,3 x 130) / 100 = 0,390 kg de K por palma.

    Tabla 4. Gua bsica para la interpretacin de anlisis de suelos para palma de aceite.

    Los requerimientos de nutrientes por extraccin en la cosecha pueden calcularse med ian te d i ferentes procedimientos. En los pases con mayor desarrollo tecnolgico en la palmicultura se uti l izan, por ejemplo, modelos matemticos. Para el caso de Colombia, un procedimiento sustitutivo es la utilizacin de "tablas de consumo de nutr ientes", como la Tabla 1.

    De esta forma, en un cultivo cuya productividad se proyecte en 28 t de racimos/ha/ao se estima-ra el siguiente requerimiento de K para compen-sar la extraccin, convirt iendo previamente los valores de la Tabla 1 a sus equivalentes por cada palma (143 palmas/ha).

    2 8 t x 41,7 g/t = 1.168 g de K/palma/ao

    Integrando los requerimientos calculados en los dos pasos anteriores, se tendra para el cultivo del ejemplo, un requerimiento tota l de 1.558 g de K/palma/ao.

    Los ajustes por eficiencia agronmica de los ferti l izantes son especficos para cada nutr iente, sustancia qumica, t a m a o de par t cu la del fer t i l izante, t ipo de suelo, rgimen de lluvia y forma de aplicacin. En general, se deben prever adiciones por este factor entre 10 y 40%. En este paso es tambin necesario tener en cuenta que los desbalances nutricionales detectados, tanto en el anl isis de suelos como en el fo l ia r , generalmente indican la necesidad de aplicar cantidades adicionales del o los nutrientes cuya absorcin est l imitada por dichos desbalances.

    Seleccin de fuentes de nutrientes

    Luego de haber determinado los requerimientos cuant i ta t i vos de fe r t i l i zan tes viene un paso igualmente importante cual es la seleccin de las fuentes de nutrientes ms indicadas. En este paso es necesario tener en cuenta, entre otros, los siguientes aspectos: i) Los elementos qumicos que con t i ene e l f e r t i l i z a n t e , d i f e ren tes a l nutr iente "pr inc ipal"(e lemento acompaante), ya que si dicho elemento acompaante no es requerido por el cultivo en el presente ciclo de fert i l izacin, su uso podra ser perjudicial porque podra generar desbalances nutricionales, ii) El efecto acidif icante, alcalinizante o salinizante

    P A L M A S Vol. 22 No. 4, 2001 15

  • Fernando Munvar M.

    que pueda tener el fert i l izante, en relacin con las caractersticas actuales del suelo, i i i) La solubi l idad y react iv idad del fe r t i l i zan te , en funcin de la rapidez con que se requiera que el nut r iente que porta est disponible para ser absorbido por la planta, o de la susceptibilidad al lavado en vir tud de las caractersticas del suelo y el rgimen de lluvias, v) La volat i l idad del fert i l izante, v) La concentracin de las formas disponibles del nutr iente en el fert i l izante y en el caso de fert i l izantes complejos, la relacin entre las concentraciones individuales de los nutrientes que porte.

    Los aspectos tcnicos antes men-cionados deben tener un mayor peso en la seleccin de fuentes de nutr ientes que el costo por unidad de peso del fert i l izante. Muchas veces hay la tendencia a darle ms peso al costo y se eligen fuentes inadecuadas para el caso especfico y por el lo t ienen un comportamiento tan ineficiente que resultan ms caras por uni-dad de producto efectivo y no se logran los rend imien tos espe-rados.

    cultivos que tengan otras limitaciones para su crecimiento y produccin no tendr los efectos esperados y en casos extremos su efecto puede llegar a ser nulo.

    Entre los factores que t ienen una influencia ms directa en la efectividad y eficiencia de la fer t i l i -zacin est la condicin fsica del suelo, principal-mente en lo referente a su dureza, permeabi-lidad, aireacin y profundidad efectiva. En suelos compactados o con encostramiento superficial, los ferti l izantes no se incorporan en el perfil del suelo y por tanto son muy susceptibles de lavarse por el agua de escorrenta, y por otra parte

    modifican solamente un volumen muy pequeo del sistema radical de la planta.

    La seleccin de los fert i l izantes comerciales que se van a aplicar es un paso que tambin juega un papel muy importante en el logro de una fer t i l izacin ef ic iente y eficaz. Desafor tunadamente se encuentran en el mercado al-gunos ferti l izantes de mala calidad y por ello el comprador debe tener especial cuidado para adquirir slo productos que tengan los registros exigidos por las entidades de contro l y cuyo p roduc to r y expendedor sean de su entera confianza.

    MANEJO INTEGRADO DEL CULTIVO

    Es fundamental tener en cuenta que el logro de altos rendimientos en el cult ivo de palma de aceite solamente es posible si todos los factores que a fec tan la p r o d u c t i v i d a d se mane jan adecuadamente. La aplicacin de ferti l izantes a

    El grado de desarrollo, la distribu-cin espacial y el estado sanitario del sistema radical del cultivo son fac to res t a m b i n de mucha inf luencia como determinantes de la efectividad de la fert i l iza-cin. Las condiciones fsicas del suelo antes menc ionadas en muchos casos limitan el desarrollo radical y por otra parte plagas de la raz como Sagalassa valida Walker (Lepidoptera: Glyphipte-rygidae), cuando atacan severa-mente el cultivo l imitan la fun-cin de absorcin de nutrientes del sistema radical. Tanto los limi-tantes fsicos como los problemas de plagas deben resolverse para

    que los f e r t i l i z a n t e s puedan impac ta r la productividad del cultivo.

    El estrs hdrico es otro factor que interacta en alto grado con la fert i l izacin. Como es amplia-mente conocido, el dficit de agua limita severa-mente los procesos de disolucin, absorcin, translocacin y metabolismo de los nutrientes. Un experimento llevado a cabo por varios aos en la regin de Quevedo (Ecuador) por Mite et al. (1999) mostr muy claramente la interaccin positiva del riego y la fert i l izacin.

    El sitio de colocacin y la poca de aplicacin de los ferti l izantes tambin deben elegirse con base

    1 6 P A L M A S

  • Fertilizacin de la palma de aceite para obtener altos rendimientos

    en criterios tcnicos, pues tambin afectan la eficiencia de la fert i l izacin. Con esta f inal idad deben relacionarse las fuentes de nutr ientes escogidas con el clima, la edad del cultivo y las caractersticas del suelo.

    El estado sanitario general del cultivo influye en su nutricin y en la efectividad de los ferti l izantes que se le suministren. Las enfermedades y plagas que afectan el follaje son limitantes para los pro-cesos de fotosntesis y transpiracin y por ello l imitan la absorcin y asimilacin de nutrientes. Otro tanto ocurre con las enfermedades vascula-res, cuyo principal efecto es impedir el transporte de agua y nutrientes a la parte area de la planta.

    Por otra parte, el estado nutricional del cultivo in f luye como factor pred isponente a ciertas enfermedades (Munvar et al. 2001).

    En el manejo integral de la nutr icin del cultivo de palma de aceite debe tenerse en cuenta que hay diversas posibilidades de usar fuentes org-nicas y biolgicas de nutrientes, a travs del uso de coberturas, sobre todo las de leguminosas adecuadamente inoculadas con rizobios, diversos subproductos del proceso de extraccin del aceite y otros materiales orgnicos exgenos al cultivo. Como ocurre en otros cultivos, generalmente hay una interaccin positiva de importancia entre las fuentes orgnicas de nutrientes y los ferti l izantes minerales.

    BIBLIOGRAFA ACOSTA G., A. 1996. Fase operativa de un programa de

    fertilizacin. En: Memorias Primer Curso Internacional de Palma de Aceite. Cenipalma. Santaf de Bogot, p. 179-194.

    CULLAR S., M.; MUNVAR M., F. 2000. Control de calidad de los resultados analticos en el Laboratorio de Anlisis Foliares y de Suelos de Cenipalma. Palmas (Colombia) v.21 no. Espe-cial, Tomo 1, p.92-98.

    FEDERACIN NACIONAL DE CULTIVADORES DE PALMA DE ACEITE. BOGOT (COLOMBIA). 2000. Visin y estrategias de la palmicultura colombiana: 2000-2020. Resumen Ejecutivo. Fedepalma. Bogot. 15p.

    INSTITUTO DE LA POTASA Y EL FSFORO. 1997. Sntomas de deficiencias de nutrientes y desrdenes en palma aceitera (Elaeis guineensis Jacq.). Gua de bolsillo. Singapore.

    KEE, K. K.; GOH, K. J.; CHEW, P. S.; TEY, S. H. 1994. An inte-grated site specific fertilizer recomendation system (INFERS) for high productivity in mature oil palms. In: Chee, K. H. (Ed.). Management for enhanced profitability in plantations. Inter-national Planters Conference. The Incorporated Society of Planters, Kuala Lumpur. p.83-100.

    MITE, F.; CARRILLO, M.; ESPINOSA, J. 1999. Influencia de la fertilizacin y el riego sobre el desarrollo, nutricin y rendimiento de la palma africana en Ecuador. Informaciones Agronmicas (Ecuador) no. 36, p.1-5.

    MUNVAR M., F. 1998. Problemtica de los suelos cultivados con palma de aceite en Colombia. Palmas (Colombia) v.19 no. Especial, p.218-228.

    MUNVAR M., F.; ACOSTA G., A.; GMEZ C, P. L. 2001. Factores edficos asociados con la pudricin de cogollo de la palma de aceite en Colombia. Palmas (Colombia) v.22 no.2, p.9-19.

    MUNVAR M., F.; FRANCO, P. N. 1998. Gua general para el muestreo foliar y de suelos en cultivos de palma de aceite. Cenipalma. Santaf de Bogot. (Boletn Tcnico No 12).

    MUTERT, E. W. 1998. El potasio en la palma aceitera. Informaciones Agronmicas (Ecuador) No 30, p.1-6.

    MUTERT, E. W.; WOO, Y. C. 1997. Mxima explotacin del rendimiento gentico potencial de la palma aceitera en el sur de Tailandia. Informaciones Agronmicas (Ecuador) no 27, p.10-13.

    NG, H. C, P.; CHEW, P. S.; GOH, K. J.; KEE, K. K. 1999. Nutrient requirements and sustainability in mature oil palms-An as-sessment. The Planter (Malasia) v.75 no.880, p.331- 345.

    NG, S. K.; THAMBOO, S. 1967. Nutrient contents of oil palms in Malaysia. In: Nutrients required for reproduction: fruit bunches and male inflorescens. Malaysian Agricultura Journal (Malasia) v.46, p.3-45.

    REYES, A.; DURAN, C; MUNVAR, F.; ROMN, L 1999. Anlisis de experimentos de fertilizacin en Monterrey. En: Centro de Investigacin en Palma de Aceite. III Reunin Anual de Evaluacin. Resmenes. Cenipalma, Santaf de Bogot, p. 39-40.

    VON UEXKULL, H. R.; FAIRHURST, T. H. 1999. Some nutritional disorders in oil palm. Better Crops International (Canad) v.13 no.1,p.16-21.

    P A L M A S Vol. 22 No. 4, 2001 17

  • MIP intensivo para el manejo de plagas en palma de aceite*

    Intensive IPM for Management of Oil Palm Pests

    Ariffin Darus y Mohd Basri Wahid 1

    P A L M A S Vol. 22 No. 4, 2001 19

    * Tomado de: Oil Palm Bulletin (Malasia) no.41, p.1-14.2000. Traducido por: Fedepalma

    1 Malaysian Palm Oil Board-MPOB, P.O. Box 10620, 50720 Kuala Lumpur. Malasia.

  • Ariffin Darus; Mohd Basri Wahld

    INTRODUCCIN Las plagas de la palma de aceite se pueden clasi f icar en insectos, en fermedades y ver-tebrados. Los principales insectos plaga son: los defol iadores, como los gusanos canasta y las orugas urticantes, el escarabajo rinoceronte, que ataca la corona, y la polil la del racimo. La princi-pal enfermedad que afecta el cultivo de palma de aceite en Malasia es el Ganoderma, aunque existen otras de menor importancia que son de fcil manejo. Los vertebrados que constituyen plagas son los roedores, el jabal salvaje, el puerco espn y los elefantes. No obstante, en lo que se refiere a vertebrados, el presente artculo se concen t ra r n i camen te en el c o n t r o l biolgico de ratas con la lechuza de los graneros, Tyto alba.

    IMPORTANCIA ECONMICA DE LAS PLAGAS DE LA PALMA DE ACEITE

    Las prdidas que se pueden atr ibuir a las plagas de la palma de aceite podr an l legar a ser sustanciales si se permiten los daos ocasionados por las mismas sin ninguna intervencin natural o art i f ic ia l . Hasta la fecha, los datos sobre la relacin que existe entre los daos ocasionados

    por las plagas y la reduccin del rendimiento todava se l imitan a unas pocas plagas, como el gusano canasta y los roedores.

    Liau (1987) registr que una defoliacin severa por Mahasena corbetti Tams (Lep idopter ra : Psychidae) produjo prdidas superiores al 40-50% en dos aos consecutivos. En un estudio poste-rior, Basri (1993) encontr que una defoliacin leve (calculada en el 3,2%) no afectaba el r end im ien to , mientras que una de fo l iac in moderada (calculada en 10 a 13%) por Metisa plana Walker (Lepidotera Psychidae) produca prd idas del 33-40% en el cu l t i vo . Por consiguiente, se debe evitar que la defoliacin ocasionada por el gusano canasta llegue al nivel moderado, puesto que podra causar prdidas econmicas considerables.

    Los ataques del escarabajo rinoceronte, Oryctes rhinoceros (L.) (Co leoptera : Scarabaeidae), normalmente son serios durante la fase inmadura del cul t ivo. Las palmas que presentan daos tienen un perodo de inmadurez ms prolongado (Liau y Ahmad 1991). Por cons igu ien te , el rend imiento inicial se podra reducir s ign i f i -cativamente despus de un ataque grave. Los experimentos de campo realizados por Liau y Ahmad (1991) demuestran que se registraron

    2 0 P A L M A S

  • MIP intensivo para le manejo de plagas en palma de aceite

    prdidas del 25% del rendimiento, en promedio, durante los dos primeros aos de produccin.

    Las ratas tambin son una plaga importante de la palma de aceite, puesto que pueden ocasionar prdidas de 240 kg de aceite/ha/ao cuando los niveles de poblacin son altos (Wood y Liau 1978). A un precio del aceite de palma de 1.200 ringgit malasios (RM) por tonelada, dicha prdida sera equivalente a RM 288 ha/ao.

    Los ejemplos anteriores ilustran claramente la necesidad de manejar de manera sensata las plagas en las plantaciones de palma de aceite, con el f in de evitar prdidas sustanciales en el cultivo.

    AVANCES EN EL MANEJO INTEGRADO DE LAS PLAGAS

    DE LA PALMA DE ACEITE Entre los pro tecc ion is tas del cu l t i vo gene-ralmente se acepta que el control de plagas no debe depender de una sola tcnica para una plaga especfica. Ant iguamente, la dependencia absoluta en el enfoque qumico sola conducir al desarrollo de problemas ms persistentes, tales como la resistencia de las plagas al t ratamiento, la acumulacin de residuos qumicos en el medio ambiente, la elevacin en los insectos de plagas secundarias a primarias y la disrupcin de las pob lac iones de enemigos na tu ra les . Por consiguiente, es de vital importancia y casi in-evitable una comprensin de la dinmica de las poblaciones de plagas y adoptar el MIP para el manejo de las plagas que afectan la palma de aceite.

    Fue B.J. Wood, quien en 1971 int rodujo la pri-mera tendencia hacia el manejo integrado de plagas, cuando sug i r i u t i l i za r insect ic idas selectivos para el control del gusano canasta, con la esperanza de conservar los enemigos naturales de la plaga. En esencia, ste es un enfoque de control integrado, en el cual se integra el con-tro l qumico con el control biolgico natural , como lo definen Stern et al. (1959).

    El MIP t iene un significado mucho ms amplio que se podra resumir en la definicin de la FAO,

    segn la cual "MIP se define como un sistema para el manejo de plagas que uti l iza, dentro del con tex to del med io amb ien te asociado y la dinmica de las especies plaga, todas las tcnicas y mtodos apropiados en una forma tan com-p a t i b l e como sea pos ib le y m a n t i e n e las poblaciones de plagas en niveles ms bajos que aqullos que ocasionan daos econmicos". Por lo tanto, dentro del concepto del MIP, el control no se debe concentrar en un solo enfoque y la estrategia no es la erradicacin t o t a l . Wood (1988) hace una lista de 17 principios de MIP para las plagas de cultivos de plantacin.

    Basri (1995) analiz la tcnica de aplicar el MIP especficamente para el gusano canasta, cuyo enfoque tambin se aplica a otras plagas. Existe la necesidad de conocer la relacin entre el nmero de la plaga y los daos o lesiones y, posteriormente, entre los daos y las prdidas del cult ivo. Sobre la base de tales relaciones, e igualmente teniendo en cuenta los precios del producto (es decir el aceite de palma), se podran determinar los daos econmicos y los umbrales econmicos. Basri (1993) ha informado acerca de algunos avances en este sentido para el caso del gusano canasta M. plana.

    El muestreo y los umbrales econmicos son dos elementos esenciales del MIP. El primero indicara el tamao de la poblacin, lo cual ayudara a determinar si es necesario emprender acciones de control sobre la base de si se ha superado el umbral o no. Basri y Norman (2000) compilaron una lista de umbrales para varias plagas de la palma de aceite, de las cuales la mayora han sido es tab lec idas s u j e t i v a m e n t e por var ios in -vestigadores, sobre la base de las observaciones en campo (Tabla 1). Hasta cierto punto, se ha encontrado que estos umbrales son tiles para la aplicacin del MIP en las plantaciones de palma de aceite.

    Como se mencion anteriormente, el objetivo del MIP no es la erradicacin tota l de la plaga sino mantener la poblacin de la misma por debajo del nivel que ocasiona daos econmicos. No obstante, existe una excepcin a lo anterior. El concepto de umbra l econmico no es muy aplicable a la enfermedad de la pudricn basal del estpite (Ganoderma) de la palma de aceite,

    P A L M A S - Vol. 22 No. 4, 2001 2 1

  • Ariffin Darus; Mohd Basri Wahld

    Tabla 1. Umbrales economicos de plagas importantes de la palma de aceite.

    Fuente: Basri y Norman (2000).

    pr incipalmente debido a que el inculo de la enfermedad permanece en el suelo durante un perodo relativamente prolongado y se puede propagar. A diferencia de los insectos plaga, el nivel del inculo permanece invariable o t iende a aumentar con el t iempo. Por consiguiente, la estrategia sera erradicar la enfermedad. Esta estrategia representa un desafo enorme para los f i topatlogos.

    Se han desarrollado varios enfoques de control para diversas plagas de la palma de aceite, los cuales se analizan en las secciones subsiguientes. No obstante, Chung et al. (1995) y Ho y Teh (1997) han informado acerca de otros debates sobre este tema.

    GUSANOS CANASTA Los gusanos canasta son las orugas o larvas de las polillas de la famil ia Psychidae (Lepidoptera). Se han encontrado siete especies asociadas con la palma de aceite: Metisa plana Walker, Mahase-

    na corbetti Tams, Pteroma pendula Joannis, Brachycytarus griseus, Manatha albipes, Amatissa sp. y Cryptothelia cardiophora W e s t w o o d (Norman et al. 1995; Sankaran 1970). Las especies ms comunes de los gusanos canasta son M. plana, P. pendula y M. corbetti. Una de las carac-tersticas que distingue los gusanos canasta es que ellos construyen y viven en un estuche de seda (o canasta) al cual adhieren fragmentos de hojas y pednculos de las flores de la planta hospedante, junto con otros detritos (Norman et al. 1995). Otra caracterstica dist int iva de los gusanos canasta es que la hembra adul ta de muchas especies t iene apndices reducidos y no vuela. El macho t iene alas y busca a las hembras, las cuales secretan feromonas para atraerlo.

    Control biolgico Parasitoides. Se ha demost rado que los pa-rasitoides reprimen la poblacin de M. plana (Basri et al. 1995) y por consiguiente representan un potencial para el control biolgico de esta plaga. La manipulacin ambiental sera adecuada

    22 P A L M A S

  • MIP intensivo para le manejo de plagas en palma de aceite

    para el control de esta plaga, puesto que con ella se intenta modif icar el medio ambiente para hacerlo ms propicio para la supervivencia y el crecimiento de sus enemigos naturales. La idea es fomentar la actividad y supervivencia de los enemigos naturales que ya se encuentran en el entorno. De nueve plantas benficas analizadas en el laborator io como huspedes de diversos paras i to ides , la ms p romisor ia f ue Cassia cobanensis, seguida por Crotalaria usaramoensis Baker F. y Euphorbia heterophylla L. (Basri et al. 1999). Por lo tanto, el establecimiento de estas p lan tas podr a ser ven ta joso , pues to que proporcionan el nctar para los parasitoides. A lgunos es tud ios de campo rea l izados ac-tualmente en Lower Perak confirmaron que los parasitoides fueron al tamente atrados por C. cobanensis y que los niveles de parasitismo han aumentado. Este enfoque se debera adoptar junto con otras tcnicas de control .

    Bacillus thuringiensis Berliner. (B.t.) Hasta hace poco se encontr una cepa ms potente (aizawai) que es efectiva tanto contra M. corbetti como contra M. plana (Basri et al., 1996). As mismo, se determin que aizawai es nueve veces ms efectiva contra M. corbetti que contra M. plana. La d i f e renc ia se podr a a t r i b u i r al pH del intestino, puesto que el pH del l t imo (pH=6) es ms cido que el del primero (pH=9). La condicin cida hace que la pro te na cr is ta l izada sea relat ivamente estable. Por el contrar io, en el intestino medio, la protena cristalizada pasa por un proceso de proteolisis, l iberando la toxina activa que destruye las clulas epitel iales del i n t e s t i n o . As m ismo, se e n c o n t r que la suspensin emulsi f icable de B. thuringiensis kurstaki t amb in es ms efect iva contra M. corbetti que contra M. plana. Chung y Nerendran (1996) corroboraron este hallazgo.

    Un estudio ms reciente indica que dos productos de genes de B.t. son efectivos contra el M. plana (Siti Ramlah 2000). Es necesario explotar estos productos en forma ms intensiva para uso de la industria.

    Beauveria bassiana. Se ais l una cepa de Beauveria bassiana (Bals.) Vuil l . de una poblacin de M. plana y se estableci su patogenicidad con respecto al gusano canasta (Siti Ramlah et al.

    1993; Ramlee et al. 1995). Uti l izando tres cepas ad ic iona les de o t ras f uen tes se eva lu su efectividad contra el M. plana y contra el insecto polinizador Elaeidobius kamerunicus Faust (Co-leoptera: Curculionidae). Todas las cepas fueron altamente efectivas contra el M. plana, pero slo una de ellas no fue nociva para el polinizador. Es necesario realizar otros esfuerzos por lograr la produccin masiva y la liberacin en las zonas infestadas con gusano canasta.

    Virus. Aunque los virus, en especial los baculovi-rus, ofrecen un potencia l para el cont ro l de plagas, todava no se han uti l izado ampliamente para el control del gusano canasta. No obstante, de una coleccin y anlisis de 60.000 larvas de M. plana, slo se encontr un VPN (virus de poliedrosis nuclear). Adicionalmente, el nivel de infeccin slo fue terciario, lo que significa que no lograron infectar exitosamente el husped (Siti Ramlah et al. 1996) y en consecuencia ofre-cen muy poco potencial para el control de campo.

    Control qumico

    Los gusanos canasta pueden ser controdos me-diante aspersin (Wood y Nesbit 1969; Mackenzie 1977) o inyeccin de insecticidas en el t ronco (Chung 1989). El tr iclorfn es adecuado y efectivo para la aspersin (Wood 1976); Chung 1989). No obstante, es importante asegurarse de que la aspersin se haga al comienzo de la generacin, es decir tan pronto como eclosionan los huevos, debido a que las larvas ms jvenes son ms susceptibles a los qumicos que las ms viejas. Por lo tanto, el momento propicio para la aplicacin es de vital importancia para lograr un control efectivo. Se han presentado algunos informes acerca del deficiente rendimiento del tr ic lorfn y la incidencia se podra relacionar con la selec-cin inoportuna del momento de la aplicacin.

    Ad ic iona lmen te , es necesario seleccionar el equipo de aspersin adecuado que se adapte al dosel y a la altura de las palmas.

    ESCARABAJO RINOCERONTE

    En Malasia, el escarabajo r inoceronte, Oryctes rhinoceros (L.) (coleoptera: Scarabaeidae), ataca

    P A L M A S Vol. 22 No. 4, 2001 2 3

  • Ariflin Darus; Mohd Basri Wahld

    al cocotero y a otros 31 gneros de palmas (Cum-ber 1957). El mtodo de cero quema durante la renovacin se practica debido a que existe una mayor consciencia acerca de la importancia del medio ambiente y para cumplir la Ley del Medio A m b i e n t e y Cal idad de 1974. Este m t o d o consiste en t r i turar el estpite de la palma de aceite con una excavadora y posteriormente ste mater ial se apila en las interl neas y se deja descomponer in situ (Mohd Hashim et al. 1993). Esta prctica produjo una abundancia de mate-r ia l en descomposic in y cre el amb ien te propicio para la cra del escarabajo. Otro mtodo de renovac in de cu l t i vo , conoc ido como renovacin sin erradicacin, consiste en sembrar las palmas jvenes debajo de las palmas adultas que se van a talar. Este mtodo no es aconsejable, puesto que los t roncos erectos que even-t u a l m e n t e m u e r e n , a lo jan la mayor can t i dad de larvas de escarabajos (aprox imadamente 40.000 por hectreas), comparado con los t roncos cortados y t r i -tu rados (Samsudin Ami t et a l . 1993). Por lo tanto, la renovacin sin erradicacin no es aconsejable en ningn caso.

    El ciclo de vida del escarabajo rinoceronte vara segn su hbitat y las condic iones ambienta les (Catley 1969; Bed fo rd 1980). Catley (1969) demostr que con suficiente al imento, el tercer ins-tar dura de tres a cuatro meses. No obstante, la duracin de todas los instares larvales se puede acortar de seis a cinco meses con una a l imen tac in super ior (Schipper 1976). En forma similar, Wood (1988) encontr que las larvas necesitan de cinco a siete meses para madurar en el estpite de la palma de aceite, mientras que slo necesitan entre cuatro y cinco meses en un hbitat de estircol y aserrn. Las temperaturas adecuadas para el desarrollo de las larvas es de 27-29C, con una humedad relativa del 85-95% (Bedford 1980). En el campo, el Oryctes prefiere crecer en astillas de tronco semi-descompuestas. El contenido de humedad del est p i te desempea un papel importante, puesto que determina el xito en el

    desarrollo del escarabajo. Se ha confirmado la importancia de la cobertura del suelo para evitar la infestacin de la plaga (Norman et al. 1999b.)

    Control qumico

    Dentro de los primeros qumicos que se reco-mendaron inicialmente en Malasia para el con-tro l del Oryctes se encuentran los organoclora-dos, como el gamma BHC y el dieldrin (Wood 1986; Mariau y Calvez 1973). Debido a la alta toxi-cidad y persistencia de lo organoclorados, Toh y Brown (1978) recomendaron la aplicacin de una formulacin granular de carbofuran, en interva-los de cuatro a seis semanas, como medida de control profilctico contra los escarabajos adultos.

    Chung et al. (1991) evaluaron los siguientes qumicos en ensayos, tanto en vivero como en el cam-po: lambda-cyhalothr in, cuper-mathr in, fenvalerato, monocro-to fos y c lo rp i ro fon . Todos los qumicos redujeron significativa-mente el dao causado por el Oryctes a las 11 semanas. Igual-mente, en la palma de aceite joven, el qumico ms efectivo en el sentido de reducir el dao fue el lambda-cyhalothrin (Chung et al. 1991). En un ensayo similar, Ho (1996) demostr que se pueden aplicar dosis ms bajas de cyper-met r ina y lambda-cyha lo thr in para el control del Oryctes. No obstante, parece que el carbo-furan deja de ser efectivo cuando

    los niveles de poblacin son altos (Ho 1996).

    Adems de los agroqumicos, se han uti l izado bolas de nafta como repelente y stas se aplican cada quince das en las axilas del pecolo (Gurmit 1987). No obstante, cuando la densidad de la poblacin de la plaga es alta, tanto Chung et al. (1991) como Ho (1996) reportaron que el con-trol que se obtiene con este mtodo es deficiente.

    Control microbiano

    Desde 1912 se ha venido informando acerca de la in fecc in na tu ra l del O. rhinoceros con

    24 P A L M A S

  • MIP intensivo para le manejo de plagas en palma de aceite

    Metarhizium anisopliae (Metsch.) Sorokin, en Sa-moa Occidental. Debido a su capacidad para infectar una amplia gama de insectos plaga, a la facil idad de la produccin en substratos simples, a la facil idad de almacenamiento y a la persis-tencia ms prolongada de las conidias en el suelo (Goettel 1992), el M. anisopliae se ha uti l izado para el control del O. rhinoceros. Un bioensayo en laboratorio demostr que las larvas de Oryctes eran ms susceptibles a los aislamientos de M. anisopliae de esporas largas que a los de esporas cortas (Ramiee et al. 1999). Los aislamientos de esporas largas producan una mor ta l idad del 100% y una micosis del 75% dentro de los 12 das siguientes al t ratamiento. El t iempo nece-sario para matar el 50% de las lar-vas de Oryctes (LT50) oscilaba en-tre 8,9 y 9,1 das.

    Se adelant un ensayo de campo en el cual se u t i l i z una sola aplicacin de inculo hmedo y seco (Ramiee et al. 1999). A nivel de campo, el mayor efecto del Metarhizium se se presenta en las larvas de te rcer instar (L3), especialmente tres meses despus de la aplicacin. En este instar, la aplicacin de inculo, tanto seco como hmedo, a las dosis ms altas reduca la pob lac in en forma significativa. La aplicacin de Metarhizium en inculo tanto seco como hmedo es igualmente efectiva para el control del O. rhi-noceros. Ambos inculos t ienen ventajas y desventajas. El inculo hmedo se prepara fcilmente en el agua que se encuentra en el campo o en otras fuentes como ros y pozos de antiguas minas de estao. Los experimentos demuestran que aunque se puede util izar agua de todas estas fuentes para preparar el inculo hmedo, es necesario aplicarlo inmediatamente antes de que baje la viabil idad de las esporas. Las esporas del inculo hmedo pueden infectar las larvas de Oryctes t a n p r o n t o como se depositan en los lugares de cra. La presencia del agua puede facil itar una distribucin ms pro-funda de las conidias en el suelo y en el te j ido descompuesto de la palma de aceite, lo cual aumenta la exposicin de las larvas de Oryctes al

    Una larva de rhinoceros atacado por Metarhizium

    Metarhizium. Adicionalmente, las esporas que se distribuyen profundamente en los materiales de cra, estn menos expuestas a los fac tores abiticos, como baja humedad, alta temperatura y radiacin ul travioleta, los cuales reducen su v iabi l idad (Zimmermann 1982; Walstad et al. 1970; Moore et al. 1993).

    Debido a la gran cantidad de maz que se requie-re para producir inculo seco de Metarhizium, el inculo hmedo podra ser ms aconsejable, pues se necesita menos maz. Sobre la base de una tasa de produccin de 4,4 x 1010 conidias/200 g de maz esterilizado en autoclave, el inculo hmedo slo necesita 1,4 kg de maz/ha (el rea

    estimada de troncos cortados de palma de aceite es de 600 m2), m ien t ras que el incu lo seco requiere 180 kg. Si se toma como base que el precio del maz es de RM 1,00/kg, el costo de la ap l i cac in a base de maz nicamente es de RM 1,40 para el incu lo hmedo contra RM 180,00 para el inculo seco. Sin embargo, la principal ventaja de util izar el inculo seco es que se puede almacenar a temperatura ambiente durante varios meses antes de usarlo.

    En colaboracin con AgResearch de Nueva Zelandia tambin se estn realizando esfuerzos para explorar el uso del virus del O. rhi-noceros m e d i a n t e tcnicas

    mo lecu la res para e l c o n t r o l b i o l g i c o del escarabajo. El uso de dos iniciadores ("primers") y la tcnica PCR revelaron que el virus est a m p l i a m e n t e p r o p a g a d o . El anl is is RAPD demostr la presencia de tres cepas. Sobre la base de bioensayos de laborator io, se ident i f ic la cepa ms potente y a esto le seguir un ensayo de campo. Poster iormente se desarrollar un sistema para que la industria pueda util izar el virus.

    Trampas

    En Malasia in ic ia lmente se real izaron varios intentos por atrapar el Oryctes con trampas,

    P A L M A S Vol. 22 No. 4, 2001 2 5

  • Ariffin Darus; Mohd Basri Wahld

    empleando t roncos par t idos por la m i tad y trampas de t ronco de cocotero (Wood 1968; Turner 1973). El atrayente de las trampas es el etil chrysantemumato (Hoyt 1963; Barber et al. 1971). Sin embargo, se ha conf i rmado que la fe romona de agregacin del Oryctes, e t i l -4-meti loctanoato, es 10 veces ms efectiva que etil chrysantemumato (Hallet et al. 1995).

    La feromona de agregacin del Oryctes es una herramienta ti l para la vigilancia y para el uso masivo de trampas. La recomendacin actual para el uso masivo de las mismas es colocar una por cada dos hectreas (Chung 1997). Al precio comercial de RM 25 (US$7) por bolsa, el ahorro de util izar la feromona, compa-rada con el carbofurn es aproxi-madamente de RM 46/ha/ao (US$ 12 ha/ao) (Chung 1997).

    Mediante el uso de trampas de feromonas es posible lograr una reduccin de baja a media en la poblacin de Oryctes (menos de cinco individuos por metro cua-drado) en un rea determinada (Norman et al. 1999a). En o t ro exper imento se observ que se capturaban ms escarabajos en las trampas que no se vaciaban en forma regular, lo cual sugiere que los escarabajos capturados mejo-ran la efectividad de la trampa, puesto que l i be ran seales qumicas ( N o r m a n , da tos no pub l i cados) . El a l t o n ive l de captura de hembras en los bordes de los bloques de renovacin sugieren que las hembras migran hacia las reas nuevas, posible-mente en busca de lugares de cra (Norman et al . 1999a). En un rea en Sepang, Selangor, cuando comenzaba la cra, el escarabajo migraba al inicio de la renovacin (Norman et al. 1999a). Por lo tanto, la colocacin de trampas se puede empezar en los bordes desde el principio (v.g. dentro de palmas maduras o cocoteros), antes de la renovac in , con el f i n de reduc i r la migracin de Oryctes. El nmero de hembras adul tas capturadas est re lac ionado con el nmero de larvas de segundo instar que se encuentran en las paleras en descomposicin a

    los 40-60 das de colocar las trampas (Norman et al. 1999a). As mismo, lo anterior sugiere que es posible util izar las trampas como herramienta de v ig i lanc ia para ca lcu lar la dens idad de la poblacin en las paleras, siempre y cuando el substrato y las condiciones ambientales sean similares.

    ORUGAS URTICANTES

    Las orugas urticantes son un grupo de orugas de mov im ien to lento con setas ur t icantes que pueden producir urticaria en la piel humana. El color de las orugas es especfico para cada especie

    (Wood 1968).

    En Malasia se ha i n f o r m a d o acerca de varios tipos de orugas. Las ms comunes son Darna trima (Moore), Setora nitens (Walker), Setothosea asigna (Van Eecke) y D. diducta (Snellen) y las menos comunes son Thosea vestusa (Walker), T. bisura Moore, Susica pallida (Wa lke r ) , Birthamula chara Swinhoe (Norman y Basri 1992). La duracin del ciclo de v ida de los diversos t i pos de orugas urticantes t iende a variar de una especie a otra y oscila en-tre 42 das para S. nitens y 138 das para la T. asigna (Moore) (Har t l ey 1979; T iong 1977). Cuando se aplica una estrategia MIP de con t ro l , es impor tan te conocer la biologa y el compor-

    tamiento de la oruga, con el f in de garantizar la efectividad del enfoque que se adopte. Parece que las palmas de todas las edades son susceptibles al ataque de las orugas urticantes (Norman y Basri 1992; Basri et al. 1988).

    Control qumico

    Algunos registros que fueron tomados en el pasado indican que las orugas urticantes se pue-den controlar con diversos insecticidas qumicos, dentro de los cuales se cuentan monocrotofos, dicrotofos, fosmamidon, leptofos, quinalfos, en-dosul fan, aminocarb y acetato (Tiong 1977;

    2 6 P A L M A S

  • MIP intensivo para le manejo de plagas en palma de aceite

    Prathapan y Badsun 1979). Los insecticidas sist-micos se pueden util izar para inyeccin al tronco, mientras que los dems se pueden aplicar me-diante aspersin. Ant iguamente, el t r ic lorfon se util izaba para el control de las orugas urticantes (Wood 1968). No obstante, se ha informado que la e fec t iv idad de este p roduc to no ha sido satisfactoria (Wood 1976). Las orugas urticantes tambin estn sujetas al control natural, debido a la gran cantidad de enemigos naturales que se asocian con ellas, como los ichneumnidos, bracnidos, taqunidos, reduviidos y un penta-tmido (Wood 1976; Norman et al. 1998). Tiong (1977) in fo rm que el establec imiento de la cobertura puede reducir la poblacin de orugas urticantes al aumentar la pobla-cin de enemigos naturales.

    Los ltimos registros han gene-rado una imagen dudosa acerca de la efectividad de los qumicos monoc ro to fos y me tam ido fos inyectados al tronco, para el con-trol de la D. trima. En Sandakan, la aplicacin de monocrotofos (a una dosis de 6 g i.a./palma) fue efectiva para el control de una p o l u l a c i n (Simon S ibura t , comunicacin personal). No ob-stante, en Tawau se encontr que el mismo nivel de t ra tamien to produce un control mnimo de la plaga y que se requieren dosis mucho ms altas (48 g i.a./palma) para lograr un nivel satisfactorio de con t ro l (Ban-Na, A, comu-nicacin personal). Lo anter ior podra sugerir que la poblacin ha desarrollado tolerancia al qumico o que el qumico no a logrado translocarse hacia arriba hasta llegar al fol laje.

    Control microbiano As mismo, se ha considerado la posibilidad de utilizar patgenos microbianos para controlar la oruga urticante, como el Bacillus thuringiensis, Cordyceps sp. cerca militaris, al igual que virus ARN. En a lgunos ensayos de campo se ha i n f o r m a d o acerca del uso ex i toso del B. thuringiensis contra el .S nitens, D. trima y S.

    asigna (Wood et al. 1977). Un bioensayo reciente de B. thuringiensis contra D. trima, realizado en Tawau, demost r que existen dos productos comerciales de B. thuringiensis (aizawai y kurs-taki ES) que son efectivos contra esta plaga (90% de mortal idad dentro de los siete das siguientes a la aplicacin) (Basri, sin publicar).

    Aparte del B. thuringiensis, se ha encontrado que los virus de D. trima y los hongos de T. asigna son efectivos para control de campo. Tambin existe la posibilidad de amplif icar el Cordyceps en cu l t ivo ar t i f i c ia l para ser u t i l i zado como biocida contra las orugas urticantes (Papierok et al. 1993). Basri (1995) inform que los virus de

    M. corbetti y D. trima tambin i n fec tan el Spodoptera litura (Fabricius) (Lepidoptera: Noctui-dae), lo cual sugiere la viabil idad de un husped a l t e r n o . Estos resu l tados ind ican que existe p o t e n c i a l para la p roducc in masiva de entomopatgenos.

    POLILLA DEL RACIMO

    La poli l la del racimo, Titrathaba mundella (Walker) (Lepidoptera: Pyral idae), t a m b i n se conoce como la "po l i l la de la inf lores-cencia" o "pol i l la del f r u t o " . Por lo general ataca las reas recin sembradas donde no hay cosecha de racimos (Wood 1976).

    Ciclo de vida

    El ciclo de vida de la polil la del racimo es aproxi-madamente de un mes (Wood y Ng 1974; Chan 1973; Hartley 1979). Los huevos se encuentran en los racimos sobremaduros descompuestos o en los racimos e inflorescencias que caen al suelo. El dao lo causan los orificios que forman las lar-vas. El racimo daado cae al suelo prematura-mente o se desarrolla sin almendra. Las larvas tambin causan daos, puesto que se al imentan de la capa exter ior del f r u t o en proceso de maduracin. Por lo general, las larvas de la polilla del racimo pueden llegar a daar la inflores-cencia femenina hasta la etapa de maduracin.

    P A L M A S Vol. 22 No. 4, 2001 2 7

  • Ariffin Darus; Mohd Basri Wahld

    Control qumico

    Sobre la base de los ensayos de campo que se realizaron en la dcada de 1970, se estableci que el endosulfn es el qumico ms efectivo para el control de la polil la del racimo (Wood y Ng 1974). No obstante, a finales de la dcada de 1980, la pol i l la del racimo se convir t i en un problema crnico en una plantacin del Bajo Perak, a pesar del uso de e n d o s u l f n . En consecuencia, se realiz un estudio en la zona con el f in de evaluar los efectos del endosulfn, di f lubenzuron, cuflutr in y B. thuringiensis (Basri et al. 1991). A partir del estudio se encontr que el B. thuringiensis es el ms efectivo, tanto para efectos de la reducc in de la poblacin de la plaga, como para la disminucin del dao de los racimos. De ah en adelante el B. thuringiensis se ha venido u t i -l izando a escala comercial y el problema est tota lmente supe-rado.

    ROEDORES

    El uso de cebos de rodenticidas ha sido el sistema ms ampliamente ut i l izado para el control de las ratas (Wood 1969; Wood y Lia, 1978) y se calcula que el costo del mismo es de RM 10 y RM 22/ha/ ao (Basri y Halim 1985). En un i n ten to por reducir el uso de qumicos, en los lt imos veinte aos se ha venido evaluando el potencial de la lechuza de los graneros, Tyto alba. Lenton (1980) demostr que esta lechuza es especfica para las ratas. A nivel del campo, se avanz un paso ms dentro de esta hiptesis, puesto que se cons t ruye ron n ida les y la efectividad de esta lechuza ha sido demostrada (Smal 1989; Duckett y Karuppiah 1989). Esta efectividad fue corroborada a escala comercial en dos plantaciones grandes de Malasia Penin-sular (Ho, C.T. y Chung, G.F., comunicacin per-sonal) y en una plantacin de Sabah (Hoong 2000). La recomendac in de los autores es construir nidales a una densidad de uno por cada 10 hectreas.

    ENFERMEDADES DE LA PALMA DE ACEITE

    Desde el momento de la germinacin de la se-milla hasta la siembra definit iva en el campo, la palma de aceite es susceptible al ataque de diversos organismos causantes de enfermedades, de los cuales los ms comunes son los hongos. No obstante, la mayora de las enfermedades que afectan a la semilla y a las plntulas de vivero se encuentran bajo contro l y no presentan una amenaza grave para la industria. Sin embargo, las enfermedades de campo pueden poner en peligro el desarrollo del cultivo. Estas enferme-dades actualmente son especficas de cada regin

    y estn confinadas a ciertas zonas de cultivo de palma de aceite en todo el mundo. En frica, la en-fermedad ms grave es la Fusa-riosis, mientras que en el Sureste Asit ico la Pudricin Basal del Estpite por causa del Ganoderma puede llegar a ser devastadora. La Marchitez Sorpresiva y el Ani l lo Rojo se confinan a Latinoamrica y pueden l imi tar s igni f icat iva-mente el desarrollo de la palma de aceite en esa parte del mundo si no se controlan. Existen algunos desrdenes, como la Pudricin de Cogo l lo y la Pudr i c in de la Flecha, cuyas causas son an inc ier tas y la p a t o g e n i c i d a d todava est por comprobarse.

    La Pudricin Basal del Estpite (PBE), causada por diversas

    especies de Ganoderma, es la p r i nc ipa l enfermedad que afecta a la palma de aceite en Malasia e Indonesia. En Malasia, la PBE es especialmente severa en palmas sembradas en arci l las marinas costeras que an t iguamente estaban sembradas con cocotero. Puesto que el hongo es saprfito del cocotero, permanece en las cepas o troncos que quedan en el suelo e infecta la palma de aceite en el momento de la renovacin. Si bien en aos anteriores se inform que e l h o n g o ocas ionaba daos graves nicamente a las palmas mayores de diez aos, la incidencia ha venido aumentando en palmas ms jvenes. As mismo, se estn acumulando

    2 8 P A L M A S

  • MIP intensivo para le manejo de plagas en palma de aceite

    pruebas sobre la incidencia del Ganoderma en suelos de turba y del interior (Ari f f in et al. 1989; Rao 1990; Benjamn y Chee 1995).

    Los detritos infectados constituyen el principal foco de inculo para una nueva infeccin. Por lo tanto, se recomienda tumbar completamente la poblac in anter ior , con el f i n de reducir la incidencia del Ganoderma en la palma renovada (Turner 1965). Esto implica la eliminacin tota l de los troncos, cepas antiguas, bolos y masas radicales importantes en la regin del bolo. Si bien es costosa, esta recomendacin ha sido adoptada por la mayora de las plantaciones que t ienen una historia grave de PBE. No obstante, la experiencia actual demuestra que incluso la t umba genera-lizada no es tota lmente satisfac-tor ia, en lo que se refiere a redu-cir la incidencia de la enferme-dad. A pesar de la adopcin de esta tcnica, la incidencia de la PBE sigue siendo alta en sitios donde h is t r i camente se han registrado ataques serios de la enfermedad (Gurmit 1991).

    Existe una serie de especies de Ganoderma que se encuentran imp l icadas como o rgan ismos causales de la PBE, dentro de las cuales se cuentan el G. lucidum (Fr.) Karst., G. boninense Pat., G. chalceum (Cooke) Stey, G. miniatocinctum, G. pseudofe-rreum (Waket . ) Van Orer. & Steinm., G. tornatum, G. cochlear, G. colossus, G. fornicatum, G. laccatum, G. pediforme, G. tropicum, G. xylonoides y G. zonatum Karst (Turner, 1981). En a lgunos estudios realizados por Ho y Nawawi (1985) acerca de los cuerpos fructferos del Ganoderma recolectado de palmas enfermas en algunos sitios de Malasia Peninsular se estableci que todos ellos eran G. boninense. En Nigeria se inform que el G. zonatum est re lac ionado con la pudr i c in del es t p i te por Ganoderma, una enfermedad que se encuentra amp l iamen te d i fund ida entre las palmas silvestres de los palmares de Africa Occidental (Oruade-Dimaro et al., 1994). En fecha ms reciente, Idris (1999)

    clasific el Ganoderma de la palma de aceite malaya en los t ipos A, B1, B2 y C. Segn esta clasificacin, el t ipo A (G. boninense) es agresivo, los t ipos B1 (G. zonatum) y B2 (G. miniato-cinctum) son menos agresivos, y el t ipo C (G. tornatum) no es patognico.

    La infeccin de palmas jvenes en el campo pro-duce un amari l lamiento de un lado de las hojas bajeras. El fol laje es verde plido y el crecimiento se retrasa. A medida que avanza la enfermedad, las hojas se empiezan a secar, comenzando por las ms viejas y siguiendo hacia las ms jvenes. Eventualmente, la palma muere. En la mayor pa r te de los casos las f r u c t i f i c a c i o n e s de

    Ganoderma no aparecen cuando la palma infectada tiene menos de dos aos. No obstante, el Gano-derma se puede cultivar desde la raz o el estpite infectados.

    En palmas ms viejas, los sntomas de infeccin son la apariencia verde pl ido del dosel, compa-rado con el de las palmas sanas circundantes, mltiples flechas sin abrir y el secamiento de las hojas ms viejas. Las hojas secas se parten por el pecolo y cuelgan fo rmando una falda alrededor del tronco. La necrosis de la base del estpite es comn y las fruct i-f icac iones del Ganoderma co-mienzan a aparecer inicialmente como pequeos botones blancos que luego se desarrollan en los esporforos tpicos en forma de corchetes.

    C o n t r o l q u m i c o d e l a PBE

    El control qumico de los lotes infectados se inici con fungicidas sistmicos, pr inc ipalmente del grupo de los triazoles, en un intento por salvar las palmas de aceite infectadas que an estaban en pie (Khairuddin 1990; Chung 1990; Gurmit 1991; Ar i f f in e Idris 1997) . Los resultados posi-tivos que se ob tuv ie ron en otros lugares, en trminos de la erradicacin de los hongos que descomponen los cultivos perennes mediante el uso de los qu micos que n o r m a l m e n t e se

    P A L M A S - Vol. 22 No. 4, 2001 2 9

  • Ariffin Darus; Mohd Basri Wahld

    emplean para la fumigacin del suelo, llev a las plantaciones a adoptar un enfoque similar para controlar la PBE (Ari f f in e Idris 1991; 1993). Se ha demostrado que el dazomet, que libera el fumigante meti l isotiocinato, se mueve dentro del tej ido del estpite de la palma de aceite y poster iormente inhibe el crec imiento del 6. boninense. Sin embargo y a pesar de la promesa de los triazoles y fumigantes, los resultados de los ensayos de campo no son concluyentes (George et al. 1996) y no han podido demostrar la viabil idad del uso de qumicos para tratar las palmas infectadas. Si se quiere disear una estrategia de control a largo plazo, es necesario d e t e r m i n a r los fac to res que predisponen a la palma de aceite al a taque del pa tgeno de la PBE. Existen pruebas circunstanciales que demuestran que la tcnica de renovacin que deja remanentes de cantidades masivas de incu lo en l t ima instancia conducir a una alta incidencia de PBE (Turner 1981; Gurmit 1991; Ar i f f in et al. 1993; K h a i r u d d i n 1990). La a l ta incidencia de PBE en palmas de segunda y tercera generacin, a pesar de la adopcin de la tcnica de tala t o t a l , exige una expl i -cacin plausible. Se debe estar conscientes de que la tala to ta l inicialmente se defendi sobre la base del ha l l azgo de que se requiere una cantidad masiva de inculo de por los menos 734 cm3, para dar inicio a la infeccin (Turner 1981). No obstante, el sospechado papel que desempean las races en el b ro te de la en fe rmedad se comprob slo cuando se logr inocular las plntulas de vivero art i f icialmente. El hecho de que las p ln tu las se puedan i n fec ta r rpidamente uti l izando inculo puro en cultivo en cantidades un poco mayores que las de las races primarias de la palma de aceite (Ari f f in et al. 1993), sugiere que, en condiciones favorables, las races infectadas remanentes pueden ser infecciosas. Este ha l l azgo ind ica que los f r a g m e n t o s radica les remanen tes p u e d e n desempear un papel muy impor tan te en el brote de PBE a pesar de la tala tota l durante la renovacin de la segunda y tercera generacin

    de palma de aceite. El hecho de que los f rag-mentos radicales que quedan en el sitio todava t ienen suf ic iente potenc ia l inocu lante para p roduc i r la e n f e r m e d a d se re f l e ja en su capacidad de producir los cuerpos fructferos de G. boninense que a veces se ven en las puntas cortadas.

    La tcnica cu l tu ra l de con t ro l con c i ruga, seguida por el aporcado del suelo alrededor de la base de las palmas enfermas, parece ser prometedora en lo que se refiere a prolongar la vida de las estas palmas (Lim et al. 1993; Hassan y Turner 1994).

    Se ha inves t igado muy poco acerca del control biolgico de la Pudricin Basal del Estpite. La posibilidad de controlar el Gano-derma en la poblacin de palmas ex is ten te se deber a abordar med ian te la man ipu lac in de agentes b io lg i cos . Se han a is lado var ios hongos an tagon i s tas p rome tedo res , p r i n c i p a l m e n t e : Trichoderma (Shukla y Uniyal 1989; PORIM, 1991; Wijeseekera et al. 1996), Aspergillus (Shukla y Uniya l 1989) y Penicillium (Darmaputra et al. 1989) y se han presentado i n f o rmes acerca de los mecanismos antagnicos contra el Ganoderma en cultivo. Si bien es pos ib le f o r ta lece r la efec-t ividad de los antagonistas en el

    suelo, bajo condiciones de campo, mediante la f um igac in y la ap l icac in de fe r t i l i zan tes (Varghese et al. 1975), no existen informes acerca de control biolgico efectivo en la palma de acei te i n f e c t a d a . Es pos ib le p roduc i r masivamente estos antagonistas, especialmente el Trichoderma, en los residuos agrcolas de la palma, particularmente en los efluentes de las plantas de benef ic io y en los raquis (Gurmit 1991) y esta p reparac in se podr a apl icar alrededor de la raz de las palmas