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Razones para Quererte ARQUYPIÉLAGO LAS PALMAS DE GRAN CANARIA
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100 Razones para Quererte

Mar 26, 2016

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Arquypiélago

Una mirada diferente de la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria
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Razones para Quererte

ARQUYPIÉLAGO

L A S P A L M A S D E G R A N C A N A R I A

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Aires de esteticalidad

Alicia Bermejo GarcíaVicente J. Díaz GarcíaSonsoles León Martín

Francisco Javier López MendozaJosé Tomás Millán Rodríguez

Jaime Santana SantanaDavid Veloso Larraz

www.arquypielago.com

100 Razones para Quererte

ARQUYPIÉLAGO

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La ciudad de Las Palmas de Gran Canaria invita a ser recorrida con una mirada personal –y por tanto parcial e incompleta–. Por una vez evitemos los tópicos conocidos, los grandes monumentos y espacios naturales, y

concentrémonos en la ciudad cotidiana, los detalles, los rincones,y nuestras propias huellas.

La identidad es múltiple y mestiza, y permite muchos apellidos: turística, portuaria, cosmopolita, atlántica, multicultural, de contrastes. Pero es también la ciudad de los barrios, de los vecinos, incorrecta, esdrújula, desprejuiciada,

a veces resignada, expectante, siempre dispuesta.

Éstas son miradas que acompañan a una reflexión sobre nuestro paisaje urbano –también el intangible– que observa al pasado, más al presente,

y sobre todo al futuro. Ésta es Las Palmas de Gran Canaria del siglo XXI.

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a Las Palmas de Gran Canaria

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Poder leer el tránsito histórico de una ciudad es un lujo y un placer, y debe ser una prioridad. El patrimonio aborigen, colonial, industrial, portuario, arquitectónico… De todo ello se puede presumir en Las Palmas de Gran Canaria. Hay que hacerlo visible, desde las casas particulares de Vegueta hasta los silos del puerto, desde el Castillo de San Cristóbal hasta el Hospital Inglés, desde las cuevas de La Isleta hasta las cantoneras y aljibes del Guiniguada.

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El océano está al final de cada calle. De hecho gran parte de la ciudad está construida sobre el océano. Las avenidas están hechas sobre el océano. Las casas hechas sobre el océano. La gente bebe océano. La entrada y la salida es el océano.

El inmejorable marco físico sobre el que se levantó Las Palmas de Gran Canaria se sitúa entre dos bahías, varias playas, un arrecife, un puerto natural, isleta, acantilados, un paisaje volcánico de fondo, y barrancos y lomas que el palmense ha tratado de domesticar, no sin esfuerzo.

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El Callejón Pedro de Algaba es un viaje medieval en 50 metros. Escuchamos nuestros propios pasos, y sabemos que esos mismos muros eran el paisaje que vivieron otros habitantes de nuestras mismas calles en otros siglos. Aquellos que vemos en antiguas fotos, los que se acompañaban de burros y ropas singulares, o incluso los que tuvieron que defenderse de los ataques piratas, caminaron por las mismas calles que hoy caminamos.

Se sorprendían los antiguos viajeros de ver las casas de Las Palmas con sus gárgolas apuntando como cañones, y las cubiertas sin tejados, como si un incendio los hubiese arrasado todos. Nuestras construcciones fueron el paso intermedio, y casi de experimentación, para la arquitectura y el urbanismo de América. La Plaza Santa Ana fue, por ejemplo, la plaza central geométrica con iglesia y gobierno prototípica del nuevo continente.

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Limpieza inaudita

Ayer ha sido sorprendida la cotidiana paz de esta villa con un rumor estrepitoso de mangueras. El barrio de Vegueta silencioso y pacífico estaba ayer erizado y frío. ¿Qué ocurría? Pues que nuestros amigos los canónigos fregaban por primera vez en su vida la falda de la Catedral.

Decimos la falda porque la manguera no alcanzaba más allá de la cornisa de los arcos centrales. Hoy ha amanecido esta falda limpia y el resto más sucio, porque el brillar de lo limpio hacía resaltar lo sucio…

Alonso Quesada6

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En mis tiempos...Otra taquilla cerrada desde hace décadas de un viejo cine. Esta vez en San Juan. Qué espacio tan fantástico para darle una segunda vida y una tercera, como ya pasó con el circo-cine-teatro Cuyás.

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Aunque a veces resulte difícil recordarlo, esto también es Las Palmas. Se trata de la agricultura periurbana de plataneras que ocupa los barrancos anexos, y que no hace tanto tiempo estaban en el interior. Son paisajes que se han perdido en otras áreas más “rurales” de la isla, y que sin embargo perduran en el entorno suburbano.

Aquí se esconde el Guiniguada. Ahí se cubre con su manta trapera de carriles y hormigón. Sólo duerme el sueño de los caprichos del tiempo. Espera despertarse un día, destaparse, y contarnos de nuevo todas sus historias, leyendas y cuentos.

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La ciudad y el mar, Vegueta y Triana, adentro y afuera de la Portada, Las Palmas y El Puerto… la historia de Las Palmas es siempre la historia de dos ciudades.

Mientras tanto, el espacio intermedio de fricción entre la una y la otra es un lugar en entredicho: el litoral, el Barranco Guiniguada, la muralla, el istmo…

En estos espacios de entredicho encontramos también las laderas entre la Ciudad Baja y la Ciudad Alta, donde crecieron los barrios de Los Riscos.

En Los Riscos el suelo se inclina hasta presentarse como alzado, en este sentido resulta significativo recordar como, uno de los primeros planos dibujados de la ciudad, realizado por un soldado anónimo, sea precisamente una vista en alzado de la ciudad existente.

El paisaje de Los Riscos, como el de la ciudad, inexorablemente remite a lo construido, a lo sólido pero también a los vacíos, a lo intangible, a lo de-construido donde también es posible reconocernos en la ciudad.

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...Compadre Monagas no se amañaba nada en el barrio de la Casa de los Picos. Le encontraba algo finchadillo el tono, y en cuanto al caserío, falto de ese apretado de piña granada que tenía su San Nicolás querido. San Roque lucía lleno de clareas, como esas dentaduras desapartadas y paletudas, que se desparraman en ciertas bocas. Pepe meditaba que a aquello le faltaban perros chimbos y japiantes; borrachos de media noche para el día, de esos que rezongan solos y solos ventilan la jumera; mestres y marinos de atrabancado andar y cachimba de garabato; turroneras escachadas; guardias y tartaneros; muchachitas, de amorenado garabato, yendo y viniendo por el enredijo empenicado de los chiquitos y apretados callejoncillos...

Comentándolo un día en el Polo con un amigo que escribía en los periódicos, Pepe explicó:

- Miré, ¿usté sabe la diferensia...? ¿Cómo se lo diría yo...? San Roque es más mansito, más almidonao. San Nicolás no tiene apresto, y cuando canta, canta de pecho y a boca llena, sin “colocar” la vos y sin entubarla en culitos de gallina. ¿Se da cuenta...?...

Pancho Guerra12

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Las Palmas es una ciudad que disfruta de una sucesión de elevaciones sobre el llano litoral, atalayas naturales hacia el mar y… hacia un mar de desoladas azoteas.

¿Es posible estar sentado a la sombra de un árbol, en la Plaza de La Ilusión, entre las calles de La Felicidad, La Alegría y La Armonía?. Es posible e incluso recomendable visitar este lugar, además sin salir de Las Palmas de Gran Canaria. Basta con acercarse al barrio de El Secadero, o bien, para tener la experiencia completa, basta subir los 500 peldaños de La Matula desde el Barranco Guiniguada. No tiene pérdida.

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La ciudad se ha reescrito una y otra vez sobre sí misma, como un palimpsesto vivo. Queda la trama, las calles, pero los edificios caen y se levantan, las fachadas se pintan, los usos se renuevan, las generaciones se suceden.

En la Alameda de Colón este edificio parece ser sólo fachada. Es como si la ciudad fuera un escenario de una película, y estuviese habitada sólo por personajes ficticios que simulan ser ciudadanos. Es sólo un efecto óptico, y tras las fachadas las vidas suceden.

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Un isleño en la carretera

Un hombre ha perdido esta noche el tranvía. Está en medio de la calle, con las manos en los bolsillos, y con un aspecto tan misterioso que parece que acaba de ver o representar una película policíaca. El hombre mira hacia el puerto y hacia Las Palmas y mira un reloj gordo, abultado, de esos que aquí llaman cebollas, son las dos de la mañana…

No hay tartanas. El hombre se refugia en el quicio de una puerta. Tiene miedo…

Alonso Quesada17

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“Rincones” es una palabra que abraza. Una plazoleta se insinúa semioculta al fondo de un callejón, una cubierta silenciosa se asoma indiscreta sobre el paseo, un patio se abre tras un portalón semiabierto, la curiosidad nos atrae y nos acercamos. Hay paz, los coches quedaron atrás y disfrutamos del ruido amortiguado de la ciudad. La ciudad esta allí, éste es un rincón, para nosotros.

No son las 12. Pero parece no importar mucho. Su presencia anacrónica nos habla precisamente de un tiempo parado. Se paró a las 12, no hace falta contar el resto de las horas, o de las décadas.

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Triana contradictoria. Es el barrio donde se encuentra el casco histórico con los ensanches modernos, principalmente las manzanas ganadas al mar. Es el encuentro de las dos eras. Diferentes materiales, escalas, tiempos, velocidades.

Hay veces en que el arte se integra tan bien en el lugar, que parece haber estado ahí desde siempre. Éste es el caso de la obra de Martín Chirino, que parece expresar la fuerza de la naturaleza canaria, y que sin embargo con su arco enmarca tan acertadamente nuestra mayor obra artificial, la ciudad.

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Existe otra ciudad flotante. Un barrio que cambia cada día frente a la ciudad terrestre. Un paisaje industrial de cargueros; hoteles que viajan en los crucero; y hasta rascacielos en las plataformas petrolíferas que no dejan de sorprendernos cuando un día amanecen descomunales, para otro día irse lejos, muy lejos.

¿Y si la estética no siempre tiene que ver con lo “bonito”?. Podemos decir que una ciudad es bonita si es agradable y habitable. Los urbanitas disfrutan del espacio público .Tomando un café o almorzando en medio de la calle, contemplan la respiración hipnótica de la ciudad.

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380Mil palmenses. Dicen algunos urbanistas contemporáneos que es una cantidad de población ideal. Ni tan pequeña para sufrir algunas carencias de equipamientos y servicios, ni tan grande para resultar opresiva o incontrolable

Algunos urbanícolas disfrutan la calle mirando escaparates, paseando el perro, llevando a los niños al parque... otros por trabajo, como los quiosqueros o jardineros... Todos habitamos el espacio público y, por tanto, a todos nos pertenece. Es la casa exterior, amplia, soleada y compartida.

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Hace algunos años, cuando éramos unos niños, solíamos ver en el parque a un señor pequeñito, regordete y colorado, que se sentaba en un banco todas las tardes. Este señor ni tenía amigos ni parecía hablar con otro que no fuera su propio yo. Ahora volvemos a encontrarlo en el mismo sitio, con la misma edad y el mismo silencio. El señor no ha cambiado nada. Y es que no existe.…Él se ha pasado muchos años probándose su existencia y no ha podido conseguir gran cosa……Cuando se levante mañana sonreirá repitiendo: Existo. Pero cuando se muera, no se dará cuenta de su muerte y se le disipará del meollo la absurda creencia de que existía...Cuando el lector pase por este parque y vea al señor sentado en su banco, podrá comprender, claramente, cuan cierta es la verdad que sostenemos. Alonso Quesada

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Para arriba

“Arriba”, es el lugar donde va siempre el ciudadano de la ínsula. Si el lector pasa por la calle de Triana a la hora de las doce oirá unas voces que gritan en las puertas de los almacenes: “¿Va para arriba?”. Son los amigos insulares que invitan a sus otros amigos a ir juntos para sus casas.

Todas las cosas insulares están “arriba”. Lo mismo es “arriba” Vegueta que Triana. Alguna vez, cuando no hay otro remedio van para “abajo”. Este caso se da solamente en las calles con cuesta y cuando sin poder evitarlo el insular se encuentra en la parte más alta. Entonces dirá “¿Va para abajo?”…

Alonso Quesada27

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En la montaña de casas las calles están hechas de escalones. El laberinto es vertical. Los ruidos vienen de lejos y los gatos, que son los dueños del espacio, te vigilan desconfiados cuando entras en sus calles.

A veces el paisaje desaparece de nuestra vista por reiterativo. Sin embargo ¿se podría trasladar un desnivel como el de la foto a ciudades como Sevilla, Madrid o Berlín?. Hay que re-conocer en estas laderas del Barranco de Mata una parte importante de la esencia de esta ciudad.

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La caricatura

En un escaparate de droguería se exhibe una caricatura. La caricatura es original de un amigo nuestro que se ha pasado la vida pintando caricaturas. Cuando ocurre un suceso en la ciudad, el amigo lo comenta con el lápiz. El dibujo siempre tiene una gracia puramente local que sólo nosotros penetramos...

Todos, todos los hombres de la localidad, han sido dibujados por nuestro amigo el caricaturista. Y ésta es la honda, la profunda, la sutil ironía de nuestro artista. Él los pinta a todos, todos son hombres del día para él…

Nuestro amigo no es un extraordinario dibujante, acaso la entraña de sus dibujos esté libre de hondo humorismo, quizá el dibujo, a veces, sea ligero, inocente. Pero no negaréis que el artista es un discreto filósofo cuando dibuja a todos los hombres insignificantes, y pone debajo: “El Hombre del día”.

Alonso Quesada

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La renovación del barrio de El Polvorín y el entorno que le rodea ha supuesto uno de los cambios más significativos en la ciudad alta. Las viejas casas amarillas, desgastadas y pequeñas, al igual que el páramo de tierra de “los paracaidistas”, vallado y sin posibilidades para los vecinos, no permitían a la zona salir del estigma. Redistribuir las oportunidades ha de ser la base de las políticas urbanas.

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La ventana terrible

Al fin, la señora de Monagas, después de haber estado dando tumbos por toda la ciudad en casas de pisos bajos ha encontrado una de piso alto con una ventana estratégica. Esa ventana tan característicamente isleña, donde sólo se ve la cabeza de la asomada y un pedazo de brazo que sirve de trinchera.…Desde la ventana verá las procesiones y si han engordado o no los ciudadanos que pasan…Con una ventana tan confortadora, la Sra. de Monagas no podrá quejarse de la falta de visitas…Esta ventana terrible descubrirá que el zagalejo de la señora de Robaina le asoma un dedo bajo el traje y si está demasiada ceñida la falda de Pinito Ravelo,…No podrá ocultarse nada ante esa ventana ominosa. Los pantalones rotos por detrás, los zapatos que tengan suela agujereada serán descubiertos desde la ventana y la señora de Monagas tendrá hecha, con estos pequeños detalles, su conversación cotidiana. Las amigas por otro lado celebrarán las excelencias del prodigioso mirador y dirán: “Hija, en la ventana de la de Monagas se pasa un buen rato”…

Alonso Quesada32

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Los colores merecen una historia propia. El humilde y soleado blanco mudéjar de las casas de Vegueta. Los ocres terrosos con los que Oramas pintaba los Riscos. Los colores de reminiscencias tropicales que tanto atraen a los ciudadanos de Las Palmas. Y con el racionalismo, el regreso del blanco mínimo y geométrico.

No podía ser de otra forma, la Casa de África está en Las Palmas de Gran Canaria. Nuestras relaciones han sido intensas y variadas con los territorios africanos. Tan solo 45 minutos nos separan, por ejemplo, de Nouadhibou, donde por cierto hay una Casa Canaria, como no podía ser de otra forma.

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Pulpiando, como el otro que dice, en memorias viejas, hemos sabido que Don Francisco Gourié trajo, allá por el 90, que se dice muy pronto, un velocípedo de los que tenían una rueda delantera con un radio tipo Faro Maspalomas, y una trasera que casi se podía guardar en el bolsillo de un chaleco.

Pollo él, don Francisco pasaba por las calles asombradas de la ciudad encaramado en aquella palma de San Roque con ruedas. Después don Juan Francisco Gómez trajo bicicletas de verdad, pero sin gomas.

Entró la moda. Y toda la pollería local se escarranchó y se dio los leñazos correspondientes y hasta aprendió. Iban los galletones a practicar a la plaza de toros, que aquí la hubo, aunque era de pinsapo. Estaba en lo que hoy seguimos llamando Plaza de la Feria…

Pancho Guerra

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La Plaza de la Feria es uno de los lugares del centro de la ciudad que la memoria de sus gentes evocan en sus primeros andares, correteos y pasos en bicicleta. Un rincón de pausa frente al trasiego de la Calle León y Castillo. La estatua de Pérez Galdós custodia esa tranquilidad que la vida necesita y que los tiempos modernos nos quitan. Nada mejor que pasear al niño, leer un libro y montar en bicicleta en una tarde cualquiera.

En medio de una manzana de Arenales hay un vacío, y en ese vacío aún resiste esta chimenea de ladrillo, que asoma orgullosa por encima de sus modernos vecinos. Es la memoria de una industria pasada, que ahora resultaría insólita en ese lugar. Y eso la hace tan sugerente.

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La Fuente Luminosa es uno de los espacios públicos que ha adaptado la tecnología a los desafíos de la sostenibilidad: desde la iluminación al funcionamiento. Ya en su día su diseño y desarrollo fueron punteros. En este lugar, la luz, la música y el agua son buenos compañeros para hacer ciudad, para vivir lo público disfrutando la noche sin miedo a la oscuridad.

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“Bajo un árbol, la ventilación será máxima, y el aire circulará refrescando también cada una de sus hojas, impidiendo un calentamiento que podría ser reflejado hacia quien pretende cobijarse del sol y el calor... Son sombras, las del árbol, de inusitada riqueza sensorial, probablemente incomparables a cualquier otra.”

Raimon Ollé Zipperich

Escala humana –rincones, detalles...– Dice el urbanista Jan Gehl que “pequeño, lento y bajo es hermoso”. Los pequeños lugares son acogedores, íntimos, cariñosos, nuestros.

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En el barrio de Fincas Unidas las calles son redondas. No ves el final. No sabes donde llegarás. ¿Tal vez vuelvas al principio?. Tienen nombres tan apropiados como Calle Curva o Calle Arco, y que por supuesto, terminan en la Calle Juana de Arco.

Para los isleños el horizonte representa algo más que un accidente geográfico. El borde, el límite, es también frontera hacia lo ajeno e identidad hacia la tierra de los padres –patria–. Esa identidad, que no remite a la historia o a la cultura, es principalmente visual, física –y por lo tanto también concreta, explícita–. Lo que para alguien de un continente es una limitación, para el isleño representa límite como certeza de pertenencia.

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En medio de la calle aparece esta palmera –¿qué estaba antes, la calle o la palmera?– Igual que en Las Palmas, donde Ciudad Jardín, que surgía con vocación de periferia, quedó en medio de la ciudad por el crecimiento bipolar desde Triana y La Isleta. Ciudad Jardín es una fractura verde en medio de la ciudad, que tiene el efecto positivo de generar la bicentralidad Las Palmas-Puerto

En el Pueblo Canario Néstor de la Torre nos dejó una muestra de esa otra forma de buscar la identidad mirando hacia el interior, con sus románticas visiones de lo nostálgico, de la ciudad blanca, y lo casi rural. Como un sueño construido, acoge a nativos y turistas en un refugio de otro tiempo u otro lugar.

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Qué sugerente combinación de flora canaria y tropical se da en los jardines de Las Palmas. Especies traídas desde todos los continentes por viajeros. Grandes y exuberantes floraciones. Árboles que están verdes todo el año, y que dan singularidad a los jardines de Canarias.

Una de las mayores joyas de Las Palmas es su arquitectura racionalista de la primera mitad del siglo XX. Son obras ejemplares de geometría pura y limpia, que juegan como ninguna con la luz de Canarias.

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Practicar deporte todo el año. En cualquier parque o playa, y a cualquier hora, es fácil encontrar gente haciendo deporte... corriendo, cogiendo olas, navegando, montando en bicicleta, o practicando cualquier juego de pelota. Las Palmas es muy deportista.

Tal vez ya estemos habituados a una costa cubierta de rocas geométricas. Cangrejos y gatos habitan naturalmente este paisaje artificial de tetrápodos maclados frente al mar. ¿Serán las olas tetraedros y los peces elipsoides?.

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Qué espectáculo espontáneo nos regala el océano cuando de nuevo otro barco encalla en la Avenida Marítima. Coches y barcos parecen compartir la misma calle. La ciudad de tierra y la de mar se abrazan. Y a veces, como en este caso, los barcos encallados se quedan ahí para siempre, y se convierten en parte de nuestro paisaje. Pero más aún... los barcos hundidos son uno de los mejores secretos compartidos que los submarinistas disfrutan bajo el mar de la ciudad.

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El rellenador del parque

…Un señor rellena el parque todos los días. Este relleno ideal está hecho hace meses. El señor, todas las mañanas echó un poquito y el hueco enorme del ensanche del paseo, se ha llenado de deseos del señor…

…Acaso no se atreva a caminar sobre su relleno ideal; posiblemente, si alguien se atreviera a caminar a su vez, él le gritaría “No, amigo. No crea usted que eso es sólido. Está relleno de voluntad mía, que aunque es férrea, no tiene resistencia para las plantas de sus pies.”

Pero es lo mismo, que esté relleno de escombros o de voluntad particular. El señor tiene unos dulces pies ideales para darse un paseíto sobre él. Y ve el mar más cerca que nadie,… ¿Qué importa que sea de tierra o de pensamiento este relleno?

El amigo rellenador es un honesto filósofo urbano. Y un arquitecto del mundo invisible…

Alonso Quesada

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Un vapor se aleja. Ha sonado la sirena en la madrugada, como un desesperado lamento de agonía, según el admirable decir de Tomás Morales. Un lamento largo, desesperado, triste… Por la tarde todos esos humildes soñadores viajeros que lleva el barco en la noche, vagaban por las vías de la ciudad. El lamento de la sirena es el lamento del alma de los viajeros… Ellos se alejan llenos de dolor. Un sueño les guía, pero aunque es espléndido está lejano aún…

Ellos son humildes, sencillos, no quieren sino labrar la tierra… El mar hace más amplios los sueños.

Pero el sueño de estos viajeros es una llanura inmensa, solitaria como el mar, que ha de brotar al término del viaje, ante sus ojos, para que los brazos la acaricien…

Alonso Quesada51

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La vela latina es única en el mundo por correr paralela a la costa de la ciudad y contra el viento, de ahí las gigantescas velas que necesita. Son doce hombres o mujeres coordinados con precisión y fuerza, y en complicidad con el viento y el mar. Todo un símbolo para nuestra ciudad.

El tintineo metálico de los mástiles, nerviosos, excitados por partir.

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La bicicleta como medio de transporte cotidiano empieza a ser protagonista. La nueva demanda está haciendo presión para provocar un cambio en la forma de movilidad, que sin duda llegará con fuerza en este lugar ideal para que eso suceda.

No siempre lo estético es estático. Existe una belleza “relativa” en las embarcaciones de recreo que van y llegan al Muelle Deportivo. Colores, banderas, mástiles... observados por la mirada curiosa de aquél que pasea por los pantalanes. Los rincones bellos no siempre son pequeños, y la luz no siempre viene del faro. Desde la terraza por mástil, la mirada cambia de brillo al bajar el sol.

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Litoral abierto las 24 horas: pasear, correr, mirar, nadar, navegar, pescar, jugar, comer, reunirse, comprar, viajar, trabajar o escribir poesía en el muro de la Avenida.

Pasear por los muelles nos permite salir de la ciudad y mirarla de frente, cara a cara, como si pudiésemos mirarla a los ojos... o tal vez vernos a nosotros mismos reflejados en ella. Ahí habitamos, en medio de ese murmullo de tráfico, entre edificios como roques y calles como barrancos. Vivimos en esas prisas de nosotros mismos pululando, y que desde la magnífica serenidad de los muelles parece no ser tan importante.

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El entorno que rodea al Puerto es un lugar atractivo para renovar la fachada de la ciudad. De hecho en las últimas décadas muchas ciudades han empezado por ahí antes que nada. Algunos cambios nos han dejado nuevos espacios para la vida de las personas.

Espacios para el descanso ¿comodidad? ¿arte? ¿significado?. Lugares donde el individuo crea mundo. “Los no lugares” de Marc Augé. Espacios llamados para el reposo del viandante. Clásicos, modernos... pero funcionales.

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Las palmeras de Gran Canaria. Qué nombre tan natural. Reconocidas en todo el mundo, y que aquí, desde Pambaso hasta Santa Catalina, destacan entre otras especies introducidas gracias a su porte noble y orgulloso.

Hacemos muchos esfuerzos por posicionarnos en el mundo, y tratar de entender cuál es nuestro lugar y dónde estamos realmente. Y es que una isla nunca está aislada, está en medio de muchos caminos, y todos los que pasan van dejando huellas y dándole un poco de su carácter.

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El parque Santa Catalina es sinónimo de espacio dinámico, democrático, flexible, heterogéneo, mixturado y mestizo; un centro que define con su concentración de actividades y gentes un área mucho más amplia a la que dota de sentido. Un lugar de encuentro y algo más.

La renovación del edificio del Museo Elder refleja una arquitectura moderna y respetuosa, que va más allá de la mera construcción. Rehabilitar no tiene que ceñirse únicamente a volver al pasado, sino que también ha de revolver y mezclar estilos presentes. Combinar formas, colores, materiales, etc. De un pasado naviero a un presente científico y tecnológico sólo hay un paso.

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Las Palmas es el lugar donde los locos que manifiestan su locura son respetados. Ellos tienen su lugar, su fecha y hasta sus fiestas.

Reciclaje urbano: El Refugio pasó de viejo almacén portuario a skate-park.

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Qué despistados parecen a veces los turistas que se adentran en Las Palmas. Abandonan las playas del sur para explorar una urbe desconocida. Aparte de los atractivos naturales, ¿cuáles son valores que les ofrece la ciudad?... Lo urbano, lo construido, lo que hemos hecho nosotros, lo que es nuestro mérito o nuestros errores.

Todavía quedan en algunas casas y viejos almacenes los anclajes donde se ataban los sufridos burros de carga... en realidad no hace tanto tiempo de aquello.

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Si hablamos de paisaje urbano existen 48 acepciones diferentes para definirlo, y una de ellas parece particularmente interesante: carácter, temperamento.Es una forma sintética de expresar la impresión general que un lugar, en este caso la ciudad, nos produce. ¿Cual es su carácter? ¿Cómo huele Las Palmas? ¿Cómo suena? ¿Qué color tiene?… Siempre nos quedará el mar y la luz.

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La ciudad es, sobre todo, contacto, regulación, intercambio y comunicación.Hay que poner en valor el aire, la tranquilidad, la sombra, los olores, la música, las actividades al aire libre, los lugares de encuentro y de socialización. La calidad de vida urbana facilita la comunicación, la reflexión, la productividad, la sociedad del conocimiento y por ende la cultura.

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Al lado de la playa, accesible y céntrica, esta cancha se usa a todas horas y para variadas actividades como conciertos y ferias. La transparencia de sus límites, su flexibilidad de uso y la idoneidad de su posición en la ciudad la convierten en un espacio exitoso además de social y económicamente sostenible.

A pesar de los pavimentos variados que recorren las aceras de Las Palmas, hay suelos inconfundibles que podemos identificar fácilmente. ¿De dónde son estos suelos?.

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La Panza de Burro es un elemento característico de nuestra ciudad en los meses de verano. Nuestra pantalla solar. Cuando llega cambian los colores grises de los edificios a más grises aún. El color es un concepto relacionado con los estados de ánimo. Quizás se pueda poner color a la sombra gris de la Panza de Burro en los edificios y espacios públicos para hacer más agradable los paseos de verano...

¿Y si los balcones y terrazas fuesen parques y plazas particulares?... Leer, escuchar música, conectarnos con el portátil, tomar el sol, mirar la gente pasar... Son un espacio libre, vertical y privado, esperando a ser disfrutado.

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iAlma de Dios! te dirá, ¿dónde ha estado usted metido que no ha llegado a saber que hace unos años aparece todas las noches una luz misteriosa que recorre estas playas?. Esta luz sale a primera noche del castillejo del risco de Guanarteme; baja de allí casa a media altura de un hombre, llega al castillo de Santa Catalina; sigue la orilla del mar hasta la ermita de la Virgen; allí se detiene algunos instantes y tomando la falda de la Isleta llega a la punta del Arrecife y desaparece en el mar. Algunos han intentado acercarse a ella, pero nunca se ha dejado alcanzar.

La fama de la luz, continúa, ha llegado a ser tan notoria y poderosa, que no sólo varió el nombre del Puerto, sino también el de la Virgen que siendo del Rosario y patrona de La Naval, ya no se conoce con otro nombre que el de la Virgen de la Luz.

Sin perjuicio, malaventurado viajero, de que hagas los comentarios que te plazcan mejor sobre la naturaleza de la luz y de la candidez de nuestros antepasados que la tomaron por alma en pena…

Domingo J. Navarro

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Nuestra ciudad –cualquier ciudad– está llena de pequeños detalles cuya presencia pasa desapercibida. Las fotos a veces nos permiten llamar la atención sobre alguno de estos elementos. Por ejemplo, el origen de este resalte que tienen las puertas de garaje en la parte inferior.

El imaginario colectivo cambia al mismo ritmo que la sociedad. Copiamos lo que nos gusta, lo que entendemos y también copiamos lo que otros/as expresan mejor que nosotros/as. Para bien o para mal, la copia es un reflejo de lo que somos, como confirma la reiterada presencia de los tres arcos de medio punto en las fachadas del barrio de La Isleta.

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El singular barrio de Las Coloradas. Es como una isla en una isleta en una isla. Es el final de todos los caminos... y desde ahí –como hacen algunos– ya sólo queda volar.

En algunos espacios naturales de las ciudades no es preciso intervenir sino más bien preservar sus paisajes. El Confital es un buen ejemplo de ello. Cualquier actuación, por necesaria que sea, tiene que ser lo más respetuosa posible. La recuperación pública ha permitido ganar terrenos para la ciudad y sus gentes, no ha de ser, por tanto, una oportunidad para urbanizar, ya tenemos otras playas urbanizadas.

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Hay rincones donde uno aún puede quedarse a solas en la ciudad. Nos apropiamos de estos lugares, y se convierten en nuestro secreto. Aquí nos hacemos los dueños de la ciudad, como si ésta existiese sólo por nuestro deseo.

La naturaleza canaria es generosa. Justo donde termina la edificación, en un solo paso más, empieza algún valioso espacio natural que nos invita a hacer senderismo casi desde la puerta de nuestra casa. Así sucede en el Paisaje Protegido de La Isleta, o en El Confital.

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Desde que a mediados de los 60 Robert Smithson revitalizó el pintoresquismo invirtiendo la sensibilidad romántica hacia la admiración de ruinas industriales y suburbios, la fábrica y la máquina también emocionan. Las formas puras, la concatenación de sucesos hacen de los muelles una escenografía viva, excitante. El puerto crece combinando su actividad con la ciudad cercana, El Istmo y La Isleta, reafirmando su identidad, reutilizando el patrimonio portuario, convirtiendo un posible inconveniente en una ventaja.

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...Desde el restaurante, clavado en el punto más estrecho del istmo que une la ciudad y la Isleta, podían ver los dos mares de la ciudad.A Naciente, a sotavento, el mar del Puerto, del tráfico ultramarino. Barcos de todo tipo, tamaño, pelaje y bandera. Entre los muelles y almacenes, un trajín de vehículos, grúas y contenedores. Una actividad permanente de lugareños y gentes de mil lenguas, mil monedas y mil credos. La mar y sus negocios.A Poniente, al otro lado del istmo, el balneario internacional. La Playa de Las Canteras. Los cuerpos desnudos al sol, tumbados en la arena o haraganeando en las terrazas de la avenida. un trajín de lugareños y otras gentes de mil colores, mil lenguas y mil credos paseando indolentes. La mar, el dios sol, el diosecillo euro y sus negocios... Carlos Álvarez

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Canto a la ciudad comercial

¿Mañana? ¡Mañana!...En tu meridiana

brilla el caduceo del dios tutelar…¡El dijo tus vastos destinos futuros;

lo oyeron tus muelles de sólidos muros,que son como abiertos caminos al mar!

¡Solar populoso!Sobre tu industrioso

fervor de fecundos fastos materialesse informa mi cántico.

Ciudad de los nuevos ritos comerciales,abierta a los cuatro puntos cardinales…

¡Sobre el Mar Atlántico!

Tomás Morales83

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Haber paseado en la infancia por el puerto es como caer en la marmita del sentir palmense. La mezcla de olores y texturas, junto con las escalas desmesuradas son sensaciones que quedan para siempre.

Como un gigantesco tetris o lego, el puerto cambia la línea del horizonte por un paisaje industrial y rotundo de contenedores danzantes. La superficie dedicada a estos contenedores tiene el mismo tamaño que algunos barrios de Las Palmas.

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Desde lejos el skyline de la ciudad está formado por edificios, pero también por grúas. Sólo así somos conscientes del tamaño de estos monstruos que sobresalen como imponentes esfinges acechantes.

La rapidez de la mirada

Hay lugares que al acercarnos se alejan y al alejarnos se acercan.

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Sólo a pie conoceremos realmente el lugar donde vivimos.

Los graffitis son el escape del anonimato al que nos somete el entorno moderno. Pero a veces surge la creatividad. Es entonces cuando los que se expresan en los muros no sólo quieren dejar su huella, sino dar su aportación a la ciudad, decir que también existen y que tienen algo que decir.

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...Los isleños cincuentones tal vez se acuerden de un viejo cantarcillo que se entonaba en la ciudad por los tiempos de las primeras guaguas, cuando aún iban y venían de Lan Parma al Puerto los amarillos tranvías ciudadanos con sus remeneantes remolques. Decía así el susodicho cantarcillo:

“En la carretera’l Puerto –oí una vos que desía– ¡qué desgrasiada es la guagua que achoca con el tranvía!”

La copla se hizo verdad en el pobre Joselito Negrillo. En alguno de sus trajines iba del Muelle Grande para Fuera de la Portada cuando la guagua en que viajaba junto al chófer se dio un macanazo de padre y muy señor mío con el tranvía que iba de la Plaza para allá...

Pancho Guerra90

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Por lo general la vivencia del espacio urbano se entiende como espacio de la memoria y de la historia, pero también debe entenderse como espacio de la imaginación y de las posibilidades. En algunos lugares más que en otros surge como una referencia explícita esta última condición inconclusa y abierta de la ciudad. Son situaciones que se nos muestran con plana apariencia inerte, pero en las que también se encuentran latentes posibles procesos de cambio.Son estos, espacios de paso, de transición, transformados pero también transformables. Espacios dónde la huella del tiempo futuro marca el camino del tiempo presente.

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Una gran parte del paisaje es autoconstruido. La necesidad, la carencia de recursos, y cierta dosis de afición llevó a los habitantes de Las Palmas a levantar los hogares con sus propias manos. Están sobre todo en las afueras, y en terrenos complicados y por tanto más económicos. Pero nada fue insalvable.

La periferia, como en todo el mundo, es el espacio olvidado. Su densidad y los intersticios vacíos son el gran potencial para multiplicar las centralidades. Los vecinos aquí pueden construir su propio mundo, porque en los vacíos es donde todo puede suceder.

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La circunvalación ha dado una visión transversal de la capital. Más allá de su mera funcionalidad, nos ha generado nuevas relaciones en nuestro mapa mental, y nuevos paisajes descubiertos.

Barrancos, laderas y lomas fragmentan la ciudad y la dotan de singularidad. Cada barrio tiene una identidad territorial por los barrancos que lo separan del siguiente. Las laderas forman una macro fachada natural o construida como fondo del paisaje urbano. Y los desniveles que tanto dificultan las conexiones generan fantásticos miradores para contemplar los barrios costeros desde lo alto.

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Reparar en él quiere decir fijarse, detener la mirada, concentrar nuestra atención, por un momento, en lo que nos quiere decir la fotografía. Un punto kilométrico, que pertenece al mundo móvil y rural, aparece empotrado en una edificación propia del mundo inmóvil/inmueble y urbano. El territorio aparece así lleno de fronteras que a veces son también restos de fronteras.

Faycán

...me tiendo muy cerca del gran Puente de Piedra. Los hombres lo atraviesan rápidos. ¿A dónde se dirigen? ¿A dónde van tan deprisa? ¿Por qué no se tienden horas y horas bajo el sol? ¡Es tan hermoso!

Víctor Doreste

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La ciudad es el lugar donde suceden las cosas. Es el auténtico ecosistema humano. Es donde transcurre la vida. Es el lugar de las relaciones, de la participación, de la igualdad de oportunidades, y del derecho a ser diferente. Es el lugar de las ideas.

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Las Palmas de Gran Canaria fue hecha por aborígenes y conquistadores, viajeros y viajantes, turistas e inmigrantes, aquellos que vinieron, que se fueron, o que sólo pasaron por aquí. Es mestiza desde su origen, cosmopolita y colorida. Se entiende mejor desde abajo, desde las personas, las calles, los barrios... Está hecha por su gente, los que llegaron hace siglos, y los que llegaron ayer. Las Palmas se fundó para ser futuro.

Tu razón

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Índice de ilustraciones:

1. Barrio de Triana2. Autovía GC13. Vegueta4. Vegueta5. Vegueta6. Vegueta7. San Juan8. Ermita de San Roque9. Barranco Guiniguada10. Barranco Guiniguada11. Risco de San Roque12. Risco de San Roque13. El Secadero14. Barrios de Triana y San Nicolás15. Barrio de Triana16. Barrio de Triana17. Calle Triana18. Calle Triana19. Barrio de Triana20. Barrio de Triana21. Calle Triana22. Barrio de Triana23. Barrio de Triana24. Barrio de Triana25. Risco de San Nicolás26. Risco de San Nicolás

27. Risco de San Nicolás28. Risco de San Nicolás29. Subida de Mata30. Subida de Mata31. El Polvorín32. Arenales33. Arenales34. Arenales35. Plaza de la Feria36. Plaza de la Feria37. Plaza de la Feria38. Fuente Luminosa39. Arenales40. Arenales41. Fincas Unidas42. Arenales43. Ciudad Jardín44. Ciudad Jardín45. Parque Doramas46. Ciudad Jardín47. Parque Romano48. Avenida Marítima49. Avenida Marítima50. Avenida Marítima51. Avenida Marítima52. Muelle Deportivo53. Muelle Deportivo54. Muelle Deportivo

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55. Muelle Deportivo56. Alcaravaneras57. Alcaravaneras58. Plaza Islas Canarias59. Muelle Santa Catalina60. Santa Catalina61. Santa Catalina62. Santa Catalina63. Santa Catalina64. Santa Catalina65. Istmo66. Istmo67. Istmo68. Istmo69. Las Canteras70. Vegueta-Av. Marítima-Las Canteras71. Las Canteras72. Las Canteras73. La Isleta74. Iglesia de La Luz75. La Isleta76. La Isleta77. Las Coloradas78. El Confital79. El Confital80. El Confital81. El Puerto82. El Puerto

83. El Puerto84. El Puerto85. El Puerto86. El Puerto87. Autovía GC288. Alta Vista89. Escaleritas90. Schamann91. Las Torres92. La Feria93. Barranco Guiniguada94. Barranco Guiniguada95. Circunvalación96. Circunvalación97. Tamaraceite98. Guanarteme y El Puerto99. Parque San Telmo100. Tu razón

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Índice de textos:

6. Limpieza inaudita. Alonso Quesada12. De cuando Pepe Monagas agarro una soberana chispa, por magua de su Risco de San Nicolás querido. Pancho Guerra17. Un isleño en la carretera. Alonso Quesada26. El señor que no existe. Alonso Quesada27. Para arriba. Alonso Quesada30. La caricatura. Alonso Quesada32. La ventana terrible. Alonso Quesada35. De cuando Pepe Monagas quiso aprender a montar en bicicleta. Pancho Guerra39. Construir la sombra. Raimon Ollé Zipperich50. El rellenador del parque. Alonso Quesada51. Los emigrantes de la noche. Alonso Quesada74. Memorias de un Noventón. Domingo J. Navarro82. Si le digo le engaño. 100 Kilos a la deriva para salir de la crisis. Carlos Álvarez83. Las Rosas de Hércules. Tomás Morales90. De cuando Pepe Monagas vendía un líquido que engordaba en cuestión de minutos. Pancho Guerra96. Faycán. Víctor Doreste

El resto de textos y la totalidad de las ilustraciones son de AR Q U YP IÉLAGO .

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ARQUYPIÉLAGO

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laspalmasgc.es