Rafael Zárraga Rafael Raf Rafael Zárraga Rafael Zárraga ...
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II Bienal Rafael ZárragaGANADOR Mención Poesía 2015
Arnaldo Jiménez
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Este nuevo título que nos ofrece Arnaldo Jiménez hace gala de una innegable pujanza en su expresión. Con brillante claridad y concre-ción en la utilización de las palabras, manifiesta la condición proteica del espíritu humano mediante los nombres que constituyen el título de cada poema, configurando de este modo un caleidoscópico tapiz de emociones y sentimientos que constituyen un todo intensamente luminoso. Es esta una obra que dejará imperecedera huella en la literatura venezolana del siglo XXI.
Casa Nacional de las Letras Andrés Bello
RafaelZárragaRafael ZárragaRafael ZárragaRafael ZárragaRafael Zárraga
Rafael ZárragRafaelZárragaaRafael ZárragaRafaZárragaRafaelZárragaRafaelZárraga
Rafael Zárraga
La Guaira, 1963. Poeta, narrador y ensayista. Licen-ciado en Educación por la Universidad de Carabobo. Miembro del equipo de redacción de las revistas Poesía y Zona Tórrida. Pertenece al sistema nacional de talleres literarios que difunde la Fundación Casa Nacional de las Letras Andrés Bello. Algunos de sus títulos en poesía son: Zumos (2002); El silencio del agua (recopilación y notas. Poemas y dibujos creados por niños, 2007); Resurrecciones (2015). En narrativa ha publicado entre otros: Chismarangá (2005); El nombre del frío, cuento infantil ilustrado por Coralia López Gómez (2007); Orejada (2012); El viento y los vasos (2014); En ensayo ha publicado: La raíz en las ramas (2007); La honda super�cie de los espejos (2007), y los libros de aforismos Cáliz de intemperie (2009), y Trazos y borrones (2014). Obtuvo dos Premios Nacionales del Libro Región Centro Occidental por El silencio del agua y La honda superficie de los espejos, 2008; Premio Nacional de Poesía Stefania Mosca 2013.
II Bienal Nacional de Literatura Rafael ZárragaMENCIÓN PoesíaGANADOR 2015
Truenan alcanfores
Fundación Casa Nacional de las Letras Andrés BelloMercedes a Luneta – Parroquia AltagraciaApdo. 134 Caracas 1010. Venezuela Telfs: (0212) 562–7300/ 5627404 www.casabello.gob.ve
PresidenteWilliam Osuna
Director Ejecutivo Andrés Mejía
Coord. de Producción EditorialJennifer Ceballos
Truenan alcanfores©Arnaldo JiménezCaracas – Venezuela 2017
II Bienal Nacional de Literatura Rafael Zárraga 2015San Felipe-Yaracuy
Diseño de colecciónÁnghela Mendoza
Rediseño de colección, diagramación y diseño de portadaJennifer Ceballos
Corrección Ximena Hurtado Yarza
Colección BienalesSerie Rafael Zárraga, Poesía
Depósito Legal: DC2017001736ISBN: 978-980-214-421-1
Truenan alcanfores Arnaldo Jiménez
Colección Bienales
Escrituras de la patria en revolución son los librospremiados por el Sistema Nacional de Bienales.
Nuevos nombres de la literatura venezolanaque tallan el corazón libertario del ser bolivariano.
“Salve fecunda zona…”.
Nuestro padre Andrés Bello tutela el tránsito de lapalabra que es utopía y eternidad, por cuanto la
geografía que habitamos está pobladade escritura y sueño humano.
La Fundación Casa Nacional de las LetrasAndrés Bello cobija las palabras que debentener como destinatarios a los hijos de este
sueño bolivariano y vivo.
Por eso ponemos en sus manos los libros que nosnombran desde lo más profundo del ser
y el paisaje venezolano.
II Bienal Nacional de Literatura Rafael ZárragaConcurso de Poesía
VEREDICTO:
Hoy, sábado 24 de octubre de 2015, una vez leídos y evaluados los 36 manuscritos recibidos, el jurado integrado por Ana María Oviedo Palomares, Héctor López y David Figueroa Figueroa acordaron, como primer término, felicitar a los poetas concur-santes por la riqueza y variedad de sus propuestas estéticas. El libro considerado por unanimidad para ser ganador del Premio de Poesía recae en el manuscrito cuyo autor se identifica con el seudónimo Asdrumell del Solar con el título Truenan Alcan-fores. Este texto poético resalta gracias a la fuerza y fluidez en el uso preciso del lenguaje, donde se refleja la universalidad del ser humano por medio de diversos sujetos poéticos con nombres propios que expresan metafóricamente la soledad, la angustia, el dolor, el amor y la violencia en un conjunto esté-tico coherente y armónico, dando como resultado un libro que sin dudas se incorporará a la historia literaria contemporánea venezolana. Al revisar la plica se pudo observar que el gana-dor del Premio de Poesía de la II Bienal Nacional de Literatura Rafael Zárraga es Arnaldo Jiménez, residenciado en el estado Carabobo. Es poeta, narrador y ensayista. Licenciado en edu-cación en la especialidad de Ciencias Sociales por la Universi-dad de Carabobo. Maestro de aula desde el 1991. Es miembro del equipo de redacción de la Revista Poesía del Departamen-to de Literatura de la Dirección de Cultura de la Universidad de Carabobo, así como de la revista de narrativa Zona Tórrida, de la misma Universidad. Pertenece al sistema nacional de talle-res literarios que difunde La Casa de Bello. Ha impartido clases en la Misión Sucre y en la Universidad Francisco de Miranda. En San Felipe, a los 24 días del mes de octubre de 2015.Ana
María Oviedo Palomares Héctor López David Figueroa Figueroa
Cuando soy metáfora de lo ajeno y no puedo dejar de ser yo mismootros muchosmuchos otros
desconocidos habitantesasomados tras esta máscara doble
donde lo único mío son los ojosMoraiMa Guanipa
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René
el relicario de la virgentiene una ranura
el joven destilasu intimidadsobre el montecon la luna creciendoen las espigas
por fuera es un animalque escondela contemplaciónde la noche
la canal de aguale besa la frentebautizo de su sangre
un relicario en la espaldacolor de huesoen la punta del cuchillotraspasó el bamboleoanterior del pulso
y por fin la virgen entró a su reino
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Un triciclo
vacío de futuro y con las abolladuras del sol en su pielmurió el triciclo sobre el techo de la casatenía el aspecto de una cosa palpada por la niebla
le destajamos los colores para completarle el reposofue desmembrado y su rueda faltanteaún corre hacia una promesa de infancia
en el pedal colgaban los vestigios de su risahundido en lo distante de las manosjuntamos todo el avance de su anulacióny extrajimos del manubrio el miedo a las alturas
¿cómo recuperar la dicha que alguna vez sintióen la sombra del cuartopara desalojar poco a poco los gestos que la callelabró sobre sus huesos?
el corazón dejó de latirle en las distanciasel óxido de la quietud tapó todo el circuito de su cadenasobre el asiento creció una ausenciay el paso de las edades llenó de herrumbre los ejes
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en ese instante tu miedo juntoa la respiración del humoatrás el nunca de las manos en el ruegoy la mirada dentro del sentir
por la raya blanca la agilidad de tu oídoescuchando el freno y en su puntala tilde del grito
por la luz verde el desasimiento de las direccionesy en las curvas del hierroel pálpito del sentir
tus pies abriendo el asfalto para llegar al cielosedimento del pasadoen el vértigo del grito
y más allá la palabra golpeada en la boca del fuego
y el combustible de tus fracasos regandosu ritmo en el filo de lo inesperadoel ayer abierto en los colores de tu piely el vértigo de su sentiren el pálpito del grito
Accidente
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por la raya de la nada el salto del amoren la memoria ajenay en su filo de fuego el vértigo del sentiren ese instante se reveló el silencioen las llagas de tu viday en las piedras de la intimidad el amor esculpiósus últimas preguntas
atrás las manos sobre el grifo del alientodelante el caos del cauchoborrando la raya rojaen el desasimiento del sentir
y las pupilas en la máquinasin la imagen en sus filosy en la boca el humo con un sinfínde grietas en su vértigo
atrás el fuego venerableen el candelabro de la ternuradelante el eco de la luzen las puntas de los escombros
y el nunca del ruego en la respiración del instantey las rayas del humoen el miedo del sentir
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Roberto y Andrés
uno aumentó su tamañoen esa casa de ruedas
el otro es una pausade mujerque aparece en el espejo
la desolación tuercelas esquinasy dibuja el cero de sus almas
las maldiciones sobrevuelanla bombillay la espalda contra el airedesea amarrasde paredes para hablarse
el otro se acuerdade sí mismoy aún con el récipede la negación lo quiereel uno viene en su camade ruedas
retorna del beso que refrescó su noche
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Cheo el tuerto, ese día
escuché en el cólicode las botellasla promesa de venir a salvarte
y a los días el contorno tuyofue la proyecciónde un por quésobre el cemento de la desolación
esa incógnitabrotó del golpe en tu cabezadibujándose con sangreen mi asombro
y lamiste las piedras de la oscuridad
te dije que no lo hicierasy a los días el contorno tuyofue la memoriaenyesada sobre la tarde
para qué el tatuajesimulando prendasen los dedosy la jerarquía de quebrar la nocheen las esquinas
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y desatar la regla de las calles sinel límite de la lunapara qué
si no ibas a saber andar muertodesde siemprecon la carne ofrecidaal hocico del aire
y ostentar mecatesde homicidiospocillos llenos de venasy virgos de hogaressin que nadie señalaratu firma en el rostro
te dije que no
y a los díasel contorno tuyofue el sello donde amaneciótu sombra
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Alcohol
¿se perdió tu destino en el resplandor de las aceras?
¿o ellas yacen sobre tu distancia y beben de su vacío?
el aviso de un hombre que destiló sus roturasmuestra su sonrisa oxidada en el marco del ayer
una insistencia de negar su memoriaencerrado en una pregunta que nunca fue leída por el aire
yo te abracé en los escombros y guié tu ceguerahacia ti mismoy entendiste que en la cerca de los díasun gallo canta a la permanente soledadque nos habita
y los dioses abandonaron mis botellasy el miedo palideció tu boca de tanto alejarla del amor
el amanecer golpeó contra mis vidriosy vi que la culpa seguía oscureciendo tu rostro
mi sangre viajó por los túneles de tu vergüenzaacariciándote por dentro como siempre lo deseaste
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un habitual inventar de jaulas y un respiradero de mohosen la marea de tus pasos
por eso fui contigo a tu último arrastreperdona el no haber removido la piedra de tu dolor
ni haber ablandado la confesión que quedósujeta al umbral de tu voz
por eso me fui contigo a tu últimodescampado
y me acosté sobre tu quietud y no detuveel derrame de tu silencio
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jalar hacia la orillalas horas que el marse lleva a su gusto
ver en la arenalas marcas de sus pasossin poder quitarlela inmensidad de encima
la deformaciónde los huesosremienda los maderosde la chalana
saca las aguas de la sedy navega también el piso de las aceras
con su vela de hambrey las piernas como remos
atardeciendo sobre el ronsacude las escamas del sosiego
y el nailon profundizalas líneas del vacío en las manos
Jacobo
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el nudo creció hasta taparlelas vías de reírsus televisores esperandola diestra de resurreccióny el retorno de su espíritupor la sangre de los cables
sobre la camilla saltabael relieve de la nadala oscurana del cieloprogramada en los breackersy los algodones condensabanla lluvia de su rostro
las tejas atrapabanla caída de las seisy nadie despidió en la puertael dolor de la resistenciani el voltaje roto en el cableadode las manos
por el botón del ombligocambió de programa
su cuerpo abierto a la brochaque limpia el origen
Gregorio
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registraron circuitosen la herniala manera de volver al plasma
y los televisores convertidosen urnasquedaron esperandoque alcanzarael canal fijo de amanecer
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Junior, desde el padre
el mediodía del niño no transcurrióhacia la nochey se coagularon las palabras
el cuello fue una argollalanzada a otra suerteel padre acaso eraun muñeco de azar
trapo que ensuciaal hijo al abrazarlo
subió en nubes de alfombrala gravedad de la sangre
el padre fue un juego de guerrauna pregunta sin escondite
el devenir de sus erroresera la única imagenque regresaba del espejo
preguntó y preguntó el padrey subía los ojos y chocabaconsigo mismo
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abrazado al accidentesin poder levantar su cuerposin poder levantar su cuerpo
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Junior, desde la madre
ella vio la ropa de su hijoa la altura del llantoy quiso lavarle las carnes de adentroy enjuagar su sangreen el eucalipto de su amor
atrapada en el juguete de la traicióndespreció toda su parte amaday desechó los trapos del compromiso
el anillo de la soledad cayóy escuchó que rodabasu voz en la alfombradonde su hijo estaba enredadocon el accidente
por haber desordenadolos días sintió la espada del Señorpendiendo sobre su pechola espada de mil filosen su longitud de culpa
ahogada en el cansanciode no atinar a ser verdaderase tocó el lugar del almay sólo había una piedra
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una piedra que se alzacon nombresy se pone oscuracuando ella llora sobre su presente
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Juan
no comerás ni beberás la confianzadel prójimo que no pisa la calle
las vísceras cuelgan al solen la cuerda de los dominios
no pestañarás el segundo de ausenciaporque la pistola se arrodillay se confiesa
y la muerte renace en los apagadoresy Dios se oculta en los contornosde los homicidios
el plato de comida se alunaen la estrechez de la rendijay la oscurana queda dentro del cuerpo
la asfixia caía desde las paredes
no hubo modo de evitar que la hijacabalgara su minutero de irsesin saber que la pólvorallenaba los rincones de mala suerte
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una sábana flameó en el techoavisando el vuelosin rendición ante el pecho del poderverte cegado
sin voz de los amigosentonces morder el fruto de partir
porque la muerte no ocurrede otra maneray deshace la minúsculade los apellidos y comulga el puntode los apartados
y así morder la común soledad de morir
quién no deja su taza sobre la mesala boca pendiente del besolas llagas por el soplo de curación
quién no se devora bajo el salitredel olvidoy en paso de cortejo lleva la humildadante la tierra
y hay testigos desenrolladosesperando el final de la carrera
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sólo duele hasta lo oscuro el disparoque está esperandopara entrar en el destino
la entraña resplandece su concha de sueñoenterrada en los patiosy se bebe hasta el fondo la brevedadcomún de partir
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El hijo de Irene. La Guaira, 1999
las piedras dejaron a la infanciasin jardíny las aguas separaronlas mezclasde los elementosque edificaron las casas
las manos eran raícesque buscaban el barrode salvacióny hubo un enredijode santos y muertosen los barrancos
el mar paseaba por los cerrosse sintió la tufaradadel amor en el principiose escuchó un diálogode oscuridadesy el lodo se arraizóen las médulas
el hijo de Irene no encontróla salida de su marsu barca de cuerpose rompió contra la caída
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y hundido en sí mismoera el ancla aferrada al mecatede emerger
las bestias de la lluviaescasearon sus rugidos
las piedras bebieronla sequía de los senosde Ireney de pronto hubo una calmade mediodíaechado en las tejas
y los colibríes volvierona la mirada de los niños
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Aguilar
los días abren haciael hombre y la mujerembalsamados en un mismo cuerpocon la saliva de los juicios
las esquinas doblanhacia el desesperoy colman sus ganasde comer nochesen el umbral de los cigarros
se mira la bondaden los espejos de otras soledades
y las convulsiones del por quéinflaman sus cicatriceslos senos se alejan hacia el ascoy es la semejanza de lo divinoen su trasnocho de carne
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Manuel
sus ojos desentrañanlas figuras encontradasen los episodiosde la casualidad
y siempre el grisen el fondoavanzando hasta cubrir la escena
cada vida se va guardandoen el álbumde su propia nada
la postura de lo ocultoen la sonrisauna postal de irse en los encuentros
coloca una hoja de acontecersobre el acontecerpara recuperar el brillo que ya se fuey enyesar las poses del tiempo
lanza la red de la eternidadatrapando un rumor de floren la sombra de la abeja
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un lagarto posado en su grietade desaparecer
él llega allí donde el instantetraza su íntimo giro
testigo de lo que fluye
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Alicia y Genaro
su madre no se derramó en su bocaella y él maquillaron la misma ausenciaen las fotos de celebrarsin padres dentro o fuera del cuerpohacían el amorcon el sudor del mismo relojeran el amor
ella acompañaba su modo de cortar la gramay llorar a sus muertoscon rezos se cobijaban
él sabía de memoria el canto de ella en el licory se pasaban una piel a otrasin el sudor de los padres dentro del cuerpohasta la sombra se prestabanya no sabían los límites que hay entre varón y hembraasí no fuesen culebrascon sus marcas de transitar el iniciosus manos palpan toda la casa y él le toma el pulsoy se acuesta con esa música
el frote de la belladonapara maquillar el derrame del relojen las torceduras que buscaban
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por dentro de ella avanzaba un cableado de cangrejollevaba la orilla en la tenaza hacia adentro llevaba el finaly apretaba todo el combustible de los respiros
tuvo tiempo de limar las horas y desdoblarla tela de mujer que habíaen el pensamiento de ély allí traspasó con cuidadotoda la intimidad de los techoscada cosa tiene su sitio en la repisa de la nostalgiahasta la cruz que persignaban
desechó las fotocopias de diciembresy las palabras de su pasadose evaporan en las cartasla convivencia dejó de creceren las telas y las costurasy él se confunde y no sabe si está vivoporque hasta la muerte comulgaban
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Callejón
el disparo de la risacorre por la aceray se escondecon el simulacroapuntando al juego
el callejón mide el mismo largo de la vida
ladeado el rostro hacia lo oscurose empina la ráfaga de ruidoy siendo relámpago de sangreel niño abre su ropajey la pistola de palose convierte en hierro
y los brazos en alasque sostienen la nucaya saben que no vuelanporque el nidotiene tejido de jaula
la bala no pesa en el airecuando da vueltas para desenredarlas edades de la piel
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y el callejón luce el juegoroto de las infanciasy ya no sabe hacia dónde se extiende la vida
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Bala
no heredé tu sombrano volaron tus cuervos ni se desangró tu yerbabuenano había un pico de estrella excavando en tu pechoel sedimento de la maldad
sólo fui un tono de flauta emigrando hacia tu silenciocon la rapidez del destino en mi evaporacióny bebí el licor de tus evidencias derramadasperforando la caja de tu soledad
y la muerte y yo vimos a tu alma circular en el aire del azary nos ocultamos en el espejismo
las voces abandonaron el lado indiferente de las puertasy dejaron caer sus equivocaciones
aún no creías que mi aguja te había cosido al cieloy el grito de tu miedo quiso continuarte
no en mí yace el impulso de fuga hacia la detención de la [sangre
sólo seguí el curso de otros ojos
el breve argumento de bondad en el corazón del albedríoy planté el límite de tu antes con un jadeo de llaves
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cerrando la saliday por ti sentí la ternura en mi propia muerte
¿qué devenir puede colmarlo que ha nacido para vaciarse?
antes de mí el aumento de la decepcióndespuésun ofrecimiento de preguntas
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Pobreza
nada importan tus torcedurasy la palabra negadamis desatinos cada vezque me acerco al amor
recoge las ruinas dondelas infancias transcurrensin el vaivén de los tiovivos
los mismos desvanecimientos que la vidadeja en la línea de sus úlceraslimpia la herrumbreen mis arteriasla insistencia de mis ecospidiendo tu perdón
nadie hereda la tierray el reloj de Dios distribuyenuestra brevedad
quizás la muerte sea un pez nadandoen el cofre de su pecholuciendo el hambre de su interminableretorno
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nada importa la espera de mis oídospor tu cantoy las siete coronas de furiasque crecieron en mi frente
con la misma desolacióndel origen pinté mis ladrillosy no me cansé de pedirtehostias para mis miedos
deja que los esclavizados sigamosbebiendo la risa de las floresque la luna siga abrazandonuestra oscuridad
todas las vidas vuelven a la naday no veo otra montaña donde brote el rezo
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Elizabeth sin él
quisieron ir por más alientoy las mañanas que cada una llevabaen las pupilasdejaron ahogar el espacio del hombre
el virus de sus penasimpregnó los caminos
el balance de sus vidascupo en la superficiede las cuentasy en saldo rojoel cero volvía a valer nada
él captó el instante que había unidolas orillas de ella con ella
dos ladrillos de complicidadsin el cemento de su ser
y salió en desafío sin taparsecon el ruego de la madre
el tatuaje de las alasse evaporó de la espalda
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salido de su lugarél fue una pieza inútilen el tablero del encuentro
y ellas se llevaron las fichas de la culpa
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Pancho galán
en qué segundo se naceobra de andar
el charco de surgirya no está afueray es un perolito sonando en el patio
no tener espejode bondad recibidaen la quietudde los manteles
sobre su cabeza no caía la cruzde la bendición
navegaba las nochesy aspiraba el polvode las piedras
ya no recordaba la voz de la madreen el insomnio de sus claridadesajustando sus piernas al cementocreyó que podía enderezarlos pasos de su destino
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ya no cabía un día másen su estómagoimposible que otra vezvolara sobre el lamento
entrando al cáliz de la casafue colibrí en el saltoy bebió la dulzura en su franelaapretada en las cuerdasescurriéndolo sin sol
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Franklin
los colmillos de sobrevivir goteabanla sangre y las ofensas
lanzaba las cortadas en el tráfico de las acerasy en la escuela uniformaba la sonrisa
poco a poco su rostro esculpió una máscarade no tener rostro
con el disfraz de robar escondía los perolesy su abuela paró de latir
y la franqueza del presente le golpeó los ojossin saber qué vivir ni cómo se lleva la sangreasí dilapidó sus sueños
y enflaqueció como el destinocuando compraba la línea de la muerteen la mano ajena
así botaba el santo con su plato y su promesa
y se quitaba de encimael peso de un cielo lleno de ojos y salíay todo desierto de callejones lo amparaban
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Señor, ofrécele su rostro de calmay que se acabe para él la sed perpetua
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Milagros sin ellos
no se tiene en el alma un altarsino un camino de brasasdonde se estrenan los intentos
la ciudad es una brocha de tapar arrugassea su luna un charco para versemás a fondo restregada en el consuelo
otro útero crecemientras la tarde es un coleto para limpiar la soledada la basura se lanzan las contradiccionesy él queda dentro de las dos mujeres
convivir con mugre en el rezopor qué no hay cuna para la sangre que ya sabe aguarapo de licuar meses
y flores le lleven a toda renunciay así cortar el cordón de emerger
y ella misma perderse en la voluntaddel destinorompiendo la marca de las alianzas
y en su hermana sea el perdón
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Ladrón de patios
ofrecemos un consuelo de periódicoal alfabeto de sus ojosa sus pocas cosas en el cuartuchocandelabros una corona ofrecemos
que los fuegos de diciembrete devuelvan los papelillosde cumpleañosque no se regaronen las paredesy los rincones de tu alegría
vomitó su destinoen el miedo a la ciudaddonde reinanlos postes apedreados
pasaba estatuas de no se sabequé instantes de fotosen la última página metido en un rincóndel periódicoalcanzó al fotógrafo con su sangresin la sonrisa en la carne mirando el fin
y ofrendarle una letaníaun pasillo de casa con sillas y lirios
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alguien que persigne su quietudy envuelva su alma en un padrenuestro
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Velorio de Azucena
te servimos Señor las pausasde nuestras caídasy el atuendo de mariposaque cubre el cuerpo de Azucenano permitas que ondeen sus erroresy abre su boca a la savia de tu almasantificada sin su nombre
Ánfora de la alegríano le niegues tu salivafiltra sus costumbres de sufrirpon tu beso en la fuenteque llena su cálizde mejillas ofrecidasen compasión tuya concédelela visión de los afanes inútilesy los desengaños de su vidarepósalos en tus hombros
no mires sus pecadossino la espalda plena de pesosy acerca tu salmo a su cerca de espinas
te lo pedimospor las mujeres que lloraron tu truenopor la rueda que dejó ver
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el resplandor de tu cadáverandando por su propio airehasta convertirse en sonrisa
Señor hoy nos olvidamosde nuestras muertesy aborrecemos el silencioque picotea nuestros insomniospara encomendarteel alma de Azucenay puedas alumbrar sus pensamientosy acariciar sus racimos de piedras
hoy te encomendamos esta almacon sus propósitos hervidos en carcomaspara que laves las puñaladasde voces que recibióy saques de sus ojos las escenas que la cegarony hecha aliento de luna entre a la proyecciónde tus consuelosy en unión de todos sus anhelos conozcatu cuerpo sin espinas ni clavos
ofrécele entonces su rostro de calma yque el gallo de tus juiciosrecoja sus granos de vidase apiade la cobije en su senoy le dé de beber oleaje de lechey agua de tus ayunos
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Rosa
se metía en su profundidad de pezy volvíaa burbujear retazos de antes
ya no era posibleplantar los trebejos del cariñoen la secuenciade la memoria¿cómo se sacudían las ropas?
convivir con el tigredel silencioy los músculos que soportanla afinidad se rasgan
santificada sin su nombre
y caminar sendas de estanquesno oler la sombra del pastoen la esquina del pechoni la afirmación del amoren los panes del atardecer
por los ojos se bebe a sus hijosy se pierde el sentido que le prestaron
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Isabelita
llenaba la mesa con el perdónservido al esposoy desatendía el bordado de su edad
albergaba en sus venasaquel culebrear de callejaspor las piedras de los regresos
y conciliaba en su álbumlas medialunas de las cebollashuéspedes fieles de sus mudanzas
los pasos acostumbradosal laberinto del hogar
del cuarto al altar y del altar al olvido
y una vela que encendíapor los rinconesbuscando la alegría de otras edades
su rodilla apetecida por la bocade la gravedaduna cuenta restada al rosario
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y así ordenó la asimetríade sus habitantesmapa borrado por su quietudsobre la cama
ella fue un manojo de llavesque abrieron los silencioshasta que se evaporaronde su ladoy todo fue olor de manzanillaal amanecer
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Visita
había una memoriaen las aceras y las plazasy se compartía la intimidaden la circulación de los platos
las sillas juntan sus años dolenciasy el café florece en las sonrisas
lentamente aumentan las distanciasy sienten al corazón desearla embriaguez de los umbrales
las casas se pudren dolencia a dolencia
todo el día en el mecedordurmiendo los recuerdos
cruzar de la iglesia para acáy ni provocan los sermones
mejor es quedarse con el altar de los cuartos
recordaron el cine con la luna sobre los cabelloscon tantos finales en una misma películase le quitan pedazos de vida al pasadoy la cinta se mancha con la blancura del olvido
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la secuencia se rompe en algunos cuadroscuando los rostros no soportanel peso del amor fallecidoy su escena pasa lenta frente a la luz
los personajes aún hablancon la mímica de sus cuerposen el corazón reposan las cintasde los dramas y las comediasy salen de la sala a protagonizarlos episodiosde la película que se apaga a cualquier hora
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Las dos Carolinas por el puente
y cayó carne en el cieloun vacío en la arquilla de las manoshágase su calor
un moisés navegóa la orilla de los perdonados
llegaron sobre la verdadde la sangre
bajaron y un caballitolas recibió
santificadas sin sus nombres
se escucharon unas risaspasando por el puentemás allá de la sala de parto
Índice
Índice
René Un tricicloAccidente Roberto y AndrésCheo el tuerto, ese díaAlcohol Jacobo GregorioJunior, desde el padreJunior, desde la madre JuanEl hijo de Irene, La Guaira, 1999 Aguilar ManuelAurora y GenaroCallejón Bala Pobreza Elizabeth sin élPancho GalánFranklinMilagro sin ellosLadrón de patios Velorio de Azucena Rosa Isabelita VisitaLas dos Carolinas por el puente
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Este libro fue editado por la Fun-dación Casa Nacional de las Letras Andrés Bello, durante el mes de ju-lio del 2017.
II Bienal Rafael ZárragaGANADOR Mención Poesía 2015
Arnaldo JiménezTr
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Truenan alcanfores
A
rnal
do
Jim
énez
Arn
ald
o Ji
mén
ez
Este nuevo título que nos ofrece Arnaldo Jiménez hace gala de una innegable pujanza en su expresión. Con brillante claridad y concre-ción en la utilización de las palabras, manifiesta la condición proteica del espíritu humano mediante los nombres que constituyen el título de cada poema, configurando de este modo un caleidoscópico tapiz de emociones y sentimientos que constituyen un todo intensamente luminoso. Es esta una obra que dejará imperecedera huella en la literatura venezolana del siglo XXI.
Casa Nacional de las Letras Andrés Bello
RafaelZárragaRafael ZárragaRafael ZárragaRafael ZárragaRafael Zárraga
Rafael ZárragRafaelZárragaaRafael ZárragaRafaZárragaRafaelZárragaRafaelZárraga
Rafael Zárraga
La Guaira, 1963. Poeta, narrador y ensayista. Licen-ciado en Educación por la Universidad de Carabobo. Miembro del equipo de redacción de las revistas Poesía y Zona Tórrida. Pertenece al sistema nacional de talleres literarios que difunde la Fundación Casa Nacional de las Letras Andrés Bello. Algunos de sus títulos en poesía son: Zumos (2002); El silencio del agua (recopilación y notas. Poemas y dibujos creados por niños, 2007); Resurrecciones (2015). En narrativa ha publicado entre otros: Chismarangá (2005); El nombre del frío, cuento infantil ilustrado por Coralia López Gómez (2007); Orejada (2012); El viento y los vasos (2014); En ensayo ha publicado: La raíz en las ramas (2007); La honda super�cie de los espejos (2007), y los libros de aforismos Cáliz de intemperie (2009), y Trazos y borrones (2014). Obtuvo dos Premios Nacionales del Libro Región Centro Occidental por El silencio del agua y La honda superficie de los espejos, 2008; Premio Nacional de Poesía Stefania Mosca 2013.
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