Mujeres en Complutum. Dibujo de Ignacio Sánchez...Barceló en su serie de artículos Doce meses, doce mujeres de la Antigüedad, "uno de los grandes dramas de las mujeres, harto conocido
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A. L. Sánchez Montes
Mujeres en Complutum. Dibujo de Ignacio Sánchez
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LA MUJER ROMANA EN COMPLUTUM
INTRODUCCIÓN
Ana Lucía Sánchez Montes
Profesora de las Universidades Autónoma y Complutense de Madrid
El objetivo es presentar el rostro, hoy desdibujado por el paso de 2000 años, de la vida cotidiana de la mujer romana que habitó en época imperial en la ciudad hispana de Complutum 1
, y que en muy poco diferiría de la vida de cualquier otra mujer del vasto Imperio romano2
.
En la cultura romana el pilar básico de la sociedad será la familia tradicional3, de carácter patriarcal y basada en el matrimonio legal4, que quedaba bajo el férreo poder del paterfamilias (quien gobernaba a las personas y a las cosas de la familia, bajo su potestas y dominium) que relegaba a la mujer al interior del hogar, con el objetivo de garantizar la legitimidad de la descendencia.
Nos hemos acercado a la mujer de Complutum a partir de la epigrafía mayor y menor y de los restos de la cultura material que se han encontrado en
1 Aunque a todas luces resulta insuficiente el espacio para realizar una completa reseña analítica sobre
la mujer, por lo que sólo nos vamos a plantear un acercamiento con nociones generales acerca de la
mujer romana y le pondremos nombres y rostros con los restos arqueológicos que de ellas contamos en
Complutum. De todos modos y para todos aquellos interesados en el tema remito al detalladísimo
artículo de Nicola Critini de 2015 donde hace un exhaustivo compendio de la bibliografía relacionada
con la mujer en la Roma antigua.
2 Vida que no diferiría en absoluto con el resto de mujeres que habitaron los bulliciosos y caóticos
centros urbanos donde se podrían encontrar más sofistificación, placeres y lujos que en los ambientes
rurales del territorio del extenso Imperio Romano, que en tiempos de Adriano se extendía 4000 Km de
Este a Oeste y 2000 Km de Norte a Sur. Imperio con un único poder político, una misma moneda, una
misma ley, una misma lengua oficial (o dos, considerando en Oriente el griego además del latín),
aunque con muy diversos tipos físicos por las grandes distinciones étnicas y con muy diferentes niveles
sociales y económicos, aunque con grandes paralelismos entre las clases más elevadas y burguesas al
menos en los momentos de mayor apogeo del poder y prosperidad de la civilización romana,
civilización que conoció su máximo apogeo durante aproximadamente el asombroso lapso de tiempo de
450 años, y que a nuestros efectos vamos a considerar sobre todo entre el reinado de Augusto y el siglo
V d.C.
J Definida jurídicamente por Ulpiano en el Digesto (D. 50, 16, 195, 1-5, lib. 46, ad Edictum).
• Aunque habrá otro tipo de uniones de carácter natural que también serán reconocidas como
explicaremos más abajo.
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varios de los emplazamientos del yacimiento. Así mismo hemos utilizado las fuentes clásicas de autores como Columela, Cicerón, Séneca, Marcial, Tito Livio, Juvenal. .. que hicieron referencia, de soslayo, a la mujer, y que nos han transmitido su propia visión, que con toda probabilidad sería la que tendría toda la sociedad masculina del momento, de lo que debía ser una "buena o perfecta" mujer romana, fundamental para la sociedad y para la humanidad en general, ya que era la garante de la continuidad de la sociedad gracias a su condición genética de la concepción.
Nos han servido de referencia también, y procedentes del resto del Imperio, los grafitos de las paredes de las ciudades; los epitafios, elevados por abnegados o "formales" esposos; los artefactos usados y/o atribuidos a la esfera femenina, y las vívidas imágenes (de pinturas, relieves, mosaicos .... ) que representan a mujeres en diferentes actitudes que reproducen actos de su vida cotidiana en la esfera privada, trabajando, y más raramente en la vida pública, a la que apenas tenían acceso, salvo en excepcionales ocasiones (como por ejemplo ejerciendo como sacerdotisas de determinados cultos religiosos).
Honestamente hemos de afirmar que resulta mucho más difícil hablar de la mujer que del hombre romano en la Antigüedad, ya que, y como escribió Isabel Barceló en su serie de artículos Doce meses, doce mujeres de la Antigüedad, "uno de los grandes dramas de las mujeres, harto conocido en nuestra sociedad, es su invisibilidad". Y añadió: "las noticias que nos llegan son muy escasas, desarticuladas y anecdóticas, referidas en su mayor parte a mujeres del nivel social más alto y siempre de manera marginal". Y el mundo romano no es una excepción; a ello además hay que sumar la "subjetividad" de las fuentes con las que contamos, ya que la gran mayoría de textos de la época fueron escritos por hombres y describiendo grandes acontecimientos de hombres, donde la mujer aparecía siempre de forma anecdótica y sobre todo, porque son los hombres los únicos que nos informan, explican o justifican las acciones de la mujer.
¿QUÉ MUJER?
Pero ¿de qué tipo de mujer estamos hablando? De la mujer libre de elevada condición social; de la libre corriente; de la menos favorecida como la liberta o la esclava, o de la mujer cuya condición o prácticas se consideraban ignominiosas como las actrices, taberneras o prostitutas, y que por lo tanto no podía acceder al matrimonio, estado ideal para la mujer en la sociedad romana imperial.
En muchos casos y sobre todo cuando nos encontramos nombres de mujer en la epigrafía, es fácil adscribirla a una determinada condición social y jurídica. Pero en cambio es difícil precisar esta circunstancia ante los artefactos por ella utilizados, pues el posible alto valor intrínseco de la pieza arqueológica, no es siempre reflejo de la condición o nivel social de la usuaria. Así por ejemplo nos
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preguntarnos ¿cómo atribuir un acus crina/is -una aguja para el pelo- a una mujer de cualquiera de las condiciones a las que hemos hecho referencia, que se localiza en una casa o sobre el pavimento de una calle? ¿Pertenecería a una rica matrona, a una matrona corriente, a una esclava, tal vez a una liberta o a la actriz que ha salido a promocionar el espectáculo por las calles de la ciudad? Aplicando una lógica simplista, si encontrarnos un brazalete, un anillo o cualquier otro tipo de abalorio de oro, inmediatamente pensarnos en que puede pertenecer a una rica matrona pero ¿por qué no, a una esclava objeto de los favores de su amo? Corno ocurre con la pulsera localizada en el brazo de los restos de una mujer en la llamada casa del Brazalete de Oro en Pornpeya, asociada a una esclava5
•
Resulta por lo tanto en muchos casos difícil la interpretación, y arriesgada la atribución del nivel económico y situación social de la propietaria de los objetos encontrados y que aquí presentaremos, aunque es innegable el alto valor de éstos para acercarnos al pensamiento, a los gustos estéticos y a la vida cotidiana de la mujer complutense.
En el camino de tratar de acercarnos al nivel socioeconómico de la mujer y si seguirnos las indicaciones de Robert C. Knapp (2011: 9-12) en Roma y su Imperio, desde la época de Augusto hasta Constantino, sólo el 0,5% de la población total6 pertenecía a la élite7 (las órdenes senatorial, ecuestre y decurional), siendo por lo tanto el restante 99,5% lo que este autor define corno "gente corriente", que corno se ve es la inmensa mayoría de la población, pero también la más olvidada en las fuentes y testimonios escritos. Testimonios que se refieren por lo general, a los acontecimientos trascendentales referidos a la política y la guerra, y que son dirigidos por y para la propia élite. Sería por tanto, y si aplicarnos el pensamiento más lógico, esa gente corriente la generadora y usuaria del mayor volumen de artefactos que hoy descubrirnos en los contextos arqueológicos y que nos desvelarían corno es la vida cotidiana de la inmensa mayoría de la gente que habitaba el gran Imperio Romano.
EL CONTEXTO ARQUEOLÓGICO. LA CIUDAD DE COMPLUTUM
Cornplutum es una ciudad que, en función de los datos disponibles hasta la fecha, fue elevada al rango de municipio gracias a la promulgación del Edicto de Latinidad de Vespasiano, del año 73 o 74 d.C., por lo que la mayor parte de los habitantes obtuvieron el estatus jurídico de ciudadanos latinos, que les reportaba
s Pulsera de oro de más de 600 gramos, con dos serpientes en los extremos y que sujetan un disco con la representación de Setene y que pertenecía según reza en la inscripción que portaba, a una esclava de Marco Fabio Rufo: "Del amo para su esclava". 6 Cifrada en torno a los 50 y 60 millones con que contaría todo el Imperio. Knapp, 2011: 12. 7 " ... delimitada y definida por la riqueza, la tradición, la sangre y el poder", Knapp, 2011: 9.
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beneficios como el ius connubii, que será fundamental para definir los tipos de
uniones entre hombres y mujeres complutenses. Nuestra ciudad hoy muestra lo
que el inexorable paso del tiempo y el continuo expolio que los habitantes de los
siglos posteriores hicieron de ella, fagocitando en torno al 50% de su superficie y
convirtiéndola en un solar, cantera para las nuevas ciudades que nacieron junto a
ella, una desnuda y solitaria ruina, aunque no olvidada, ya que su nombre
permaneció en el recuerdo de medievales y profesores de su Universidad, en la
época moderna, como Ambrosio de Morales8 que la localizaron donde hoy la
investigación arqueológica y los trabajos de conservación y restauración la están
sacando a la luz, acercándonos a sus desnudos restos, para conocer más, no sólo de
los edificios, también de los artefactos que utilizaban en su día a día, de los gustos
estéticos y del pensamiento de los hombres y mujeres de una sociedad, intelectual,
técnica y artísticamente admirables, que se caracterizaron por "vivir a la romana"
aunque estuviesen a más de 3000 Km de Roma9•
Se localizaba en el centro peninsular, a medio camino entre Caesaraugusta
y Emerita Augusta, en lo que hoy es la ciudad de Alcalá de Henares. Se trata de
una ciudad ex novo de grandes dimensiones, más de 50 ha., sobre la planicie de la
vega del río Henares, con un urbanismo regular y estudiado, donde se observa una
planta de trazado ortogonal, manzanas de 30 x 30 m de lado al que se suman los
pórticos que las rodean, dando la medida exacta de un actus quadratus10, y con
infraestructuras urbanas conocidas, como una compleja red de saneamiento y
calles porticadas. Donde es bien conocida la arquitectura pública, sobre todo los
espacios forenses con una basílica civil, unas termas, un cuadripórtico, un
mercado; así como la transformación general de todo ello en un gran edificio
administrativo .... Santuarios urbanos como el que subyace en la regio IV, o el
localizado en la regio II, el denominado Auguraculum, un edificio para la
adivinación y la purificación. Por último otro de los elementos de esta arquitectura
8 Complutum ha sido un yacimiento bien conocido a lo largo de la historia, e incluso es objeto en 1575
de uno de los primeros libros de arqueología escritos en nuestro país, las Antigüedades de las Ciudades
de España, editado además en Alcalá de Henares. En siglos posteriores la zona del Paredón del Milagro,
un importante elemento de lo que ahora sabemos que era el foro del municipio, ha sido objeto de
numerosas excavaciones. Sin embargo, y por una serie de circunstancias en las que no vamos a
detenemos, el yacimiento está prácticamente olvidado hacia 1970, y sufre un importante expolio hasta
su recuperación progresiva a partir de la década de 1980.
9 Existe una abundantísima bibliografía sobre Complutum. Entre la más reciente, véase Rascón Marqués
y Sánchez Montes, 2014a, 2014b y 2015. 10Medida de longitud que equivale a 120 pies, unos 35,489 m. de lado, e indica el trazado recorrido por
el arado la primera vez que comienza en dirección opuesta al nuevo surco. El actus qudratum es un área
igual a la mitad de un acre (iugero), la unidad de superficie de los romanos y que venía a equivaler a la
tierra arada por una pareja de bueyes en un día.
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pública es un tetrapylon, o arco de cuatro frentes, marcando el inicio de la ciudad por el Oeste.
Sobresale en Complutum la arquitectura doméstica, conocida de forma parcial con los descubrimientos realizados en la década de los años setenta del siglo pasado por Fernández-Galiano, que proporcionaron algunos de los mejores ejemplos de casas privadas tardías en ciudades españolas: las casas de Baco, de Leda o de Cupidos, y que a su vez nos han permitido conocer un importante repertorio de mosaicos urbanos tardoimperiales. Su conocimiento se ha ampliado exponencialmente con las recientes investigaciones realizadas con una metodología más moderna y que han descubierto la existencia de casas de atrio y de peristilo de diversos tipos y mayor y menor envergadura; las casas de Marte, del Atrio, la de la Lucerna de la Máscara Trágica y la de los Grifos (Sánchez Montes, 2014); esta última es un espacio especialmente importante por tratarse de una vivienda señorial construida hacia el año 50-60 d.C., y destruida casi en su totalidad a consecuencia de un incendio alrededor de 215 d.C., y cuya excepcionalidad reside en que se conserva la superficie completa de la vivienda, así como la mayor parte de las pinturas murales que la decoraban y que permiten reconstruir con precisión su programa decorativo de estructuras ficticias, cacerías, jardines idílicos, divinidades y seres fantásticos, entre ellos los grifos que dan nombre a la vivienda. Edificios privados donde vivirían algunos de los hombres y mujeres complutenses, y donde nos han dejado abundantes y detallados datos y artefactos de su vida cotidiana y del modus vivendi more romano, es decir de cómo era "vivir a la romana". (Fotografía 1)
De la ciudad de Complutum también conocemos su relación con el mundo suburbano, con importantes espacios periféricos de todo tipo: grandes residencias y villas, como la villa del Val; la así llamada casa de Hippolytus; una fullonica11 ;
necrópolis, e incluso una posible acrópolis, que se correspondería con la primera fundación urbana, asentada en el vecino cerro de San Juan del Viso, y que previsiblemente albergaría algunos de los grandes edificios de espectáculos que no se encuentran en la ciudad del llano.
APROXIMACIÓN A LA MUJER ROMANA. SITUACIÓN JURÍDICA
La aproximación más rotunda y posiblemente más cercana a lo que realmente viviría la mujer romana de la Antigüedad es la que Virginie Girod presentó en 2015, al afirmar que: "La mujer romana era a la par un objeto de deseo
11 La fullonica del Camarmilla es un establecimiento industrial y comercial extramuros de la ciudad, dedicado al lavado y teñido de las prendas.
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y de desprecio. Se caracterizaba por su dualidad. Fuese matrona o puta, era ontológicamente inierior"12•
Para el romano la humanidad se definía a partir de la ciudadanía: no había más hombre verdadero que aquel que era ciudadano, lo que permitía el pleno
ejercicio de los derechos políticos y civiles, que se traducían en poder votar en las
elecciones, acceder a cargos políticos, acceder a contratos legales y tener propiedades o contraer matrimonio, entre otros derechos 13.
La mujer, simplemente por su condición sexual, no llegaría nunca a alcanzar el grado de humanidad pleno, y se verá sometida al rango de ser inferior
respecto al hombre, independientemente de su estatus económico o social, y aunque su situación y sus derechos fuesen mejorando y ampliándose a lo largo de
la historia, siempre permanecerá sin derechos políticos, sin derecho a votar, sin
derecho a acceder a cargos en la administración pública, es decir con nula capacidad política, por lo que estará apartada de la vida cívica y sentenciada a
permanecer en el universo privado, tutelada además en todo momento por el hombre: amo, padre o marido. Sólo excepcionalmente, como se verá, podían
librarse de la tutela masculina bajo ciertas condiciones. La visión que el hombre tenía acerca de la mujer, en pleno siglo I d.C.,
independientemente del nivel social, económico o cultural, ya fuese filósofo, político, orador, escritor, comerciante, soldado ... , influido por el peso de la
tradición, los símbolos y los hábitos sociales del pasado, y que muy posiblemente afectarían a la inmensa mayoría de la población masculina, se reflejaría en las
palabras de Lucio Anneo Séneca: "Cualquier animal, cualquier esclavo, ropa o útil
de cocina, lo probamos antes de comprarlo; sólo a la esposa no se la puede examinar para que no disguste al novio antes de llevarla a casa. Si tiene mal gusto,
si es tonta, deforme, o le huele el aliento, o tiene cualquier otro defecto, sólo después de la boda llegamos a conocerlo." (Séneca, Controversiae, II, 3, 2).
La realidad es que ser mujer en la antigua Roma era una condición social
en sí misma. Aún sin tener en cuenta las diferencias que pudiesen definir las
circunstancias de su nacimiento y que las pudiesen situar en diferentes familias
12 Catálogo de la Exposición Mujeres de Roma. Seductoras, maternales, excesivas. 2015.13 Entre los derechos con que contaba el ciudadano están el ius conubium, que permitía el matrimonio
legal y por tanto transmitir la ciudadarúa a los hijos. El ius testamenti factio que posibilitaba legar el
patrimonio a un heredero y poder ser heredero. El ius provocationis el derecho a elegir jurisdicción y a no
recibir tormento. El ius commercium que permitía ser propietario y realizar negocios. En cuanto al
derecho público, el ius honorum permitía ejercer magistraturas y funciones públicas, el ius
sacrorum permitía desempeñar funciones religiosas y el ius suffragii permitía participar en las votaciones
de los comicios y en las elecciones de los magistrados. A ello se sumaba el derecho a servir en las
legiones romanas, pero esto dependía del nivel de rentas y la posesión de tierras, al menos hasta la
reforma de Cayo Mario.
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con distintos niveles económicos y sociales, e independientemente de cualesquiera de las tres condiciones jurídicas que pudieran afectarla (esclava, liberta o libre),
nunca llegaría a alcanzar una independencia total; a pesar incluso de las leyes que a partir de ciertos momentos ampliaron sus derechos y favorecieron su situación,
siempre se encontrará supeditada a la protección legal y la autoridad del hombre.
La mujer esclava
Situada en la base de la sociedad, sin derechos, considerada casi como un
bien mueble, carente de libertad: la esencia del ser para un romano. Con
condiciones habitualmente terribles, dependiente en todo momento de la voluntad
de su amo que incluso será quien le dará el nombre. Se dedicaba fundamentalmente a actividades manuales y domésticas, e incluso a satisfacer los
deseos sexuales de sus amos: estos podían llegar a ofrecer los servicios sexuales de sus esclavas en su mismo respetable domicilio para así aumentar sus rentas; en este
sentido recordaremos el grafito localizado en la entrada de la casa de los Vetti en
Pompeya, donde se ofrecen los servicios de Eutiquide a un precio de dos ases.
Podían también dedicarse a actividades consideradas ignominiosas (prostitutas, actrices, taberneras ... ). O a trabajos artesanales que se podían considerar más
propios de hombres: el ejemplo lo tenemos en los grafitos marcados sobre el barro todavía fresco de una teja, con las firmas, dejadas con la huella de los pies, de dos
esclavas, Delftri y Amica: "Delftri, esclava de Herrenneis Sattis. Firmó esto con su
pie" y "Amica, esclava de Herrenneis, firmó esto mientras esperábamos que se
secase la arcilla". Dos esclavas en una fábrica de materiales constructivos. Incluso
sabemos de esclavas que se dedicaron a participar en juegos gladiatorios, e incluso
que tuvieron formación como docentes.
De la esclava se esperaba que fuese leal y obediente, honrada y fiel, que
amase, respetase y cuidase del amo y desde luego que no lo asesinase, como le
sucedió a una ciudadana de Clunia (Peñalba de Castro, Cuenca), cercana a nuestra
ciudad de Complutum: "Atia Turelia, hija de Gayo Turelio, de 27 años, fue asesinada por un esclavo. Gayo Aurelio y Valeria (erigieron este monumento ... )
(CIL 13.7070 = ILS 8511). En compensación y si el amo lo consideraba oportuno, la
podía recompensar con vacaciones, permiso para asistir a las fiestas de los
esclavos14 e incluso con dinero (peculium). La esclava pertenecía sobre todo a
ciudadanos pudientes, ya que para los pobres su manutención era
económicamente inviable. Así lo refiere Aristóteles cuando dice: "dado que no
14 En Roma por ejemplo existían tres festividades de esclavos: la Saturnalia celebrada en todo el Imperio (finales de diciembre), la fiesta de las esclavas o ancillarum feriae (el 7 de julio) y el día de los esclavos o servum dies festus (el 13 de agosto). Estas festividades podían variar localmente.
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tienen esclavos, los pobres tienen que recurrir a sus mujeres y a sus hijos para que
hagan lo que normalmente harían los esclavos" (Política 5.1323a).
La cifra de mujeres que se vieron sometidas a esta situación resulta hoy
imposible de cuantificar, y Knapp (2011: 152) habla de que el número de esclavos
se acercaría a un 15% del total de la población, pero lo que no podemos saber es
cuántos de ellos serían mujeres. Esclavos que mayoritariamente se localizaban en
las grandes ciudades y poblaciones de mayor tamaño.
La procedencia de los esclavos era diversa: de las grandes campañas
militares, de criar a los hijos de los esclavos de la casa, de los hijos abandonados
por personas libres, por ser raptados por piratas o traficantes en espacios lejanosts,
o incluso por propia elección de personas libres, al venderse ellos mismos para
saldar deudas16.
La mujer liberta
Era la ex esclava que había conseguido la manum1s10n. La libertad la
conseguía siempre y cuando el amo se la quisiese conceder, y se podía conseguir
mediante la declaración del amo ante testigos o ante un magistrado (por lo que
recibía un documento, Digesto 3.2.8.1), por testamento o comprándola. Un ejemplo
lo tenemos en las palabras de Hermero, personaje del Satiricón de Petronio:
1s Y a los que San Agustín denomjnará "negreros": "en la provincia de África es tan grande el número de aquellos a los que en el lenguaje popular se denomina "negreros", que prácticamente vacían la provincia de seres humanos llevándose a la gente para venderla en tierras de ultramar, y casi todos son personas libres ..... " (Carta 10). Ejemplo de uno de esos desdichados raptados fue Gayo Tadio Severo, según reza la lápida de su tumba: " ... , secuestrado por bandidos a la edad de 35 años, y a su hjjo Próculo ... " (TLS 8506). 16 Mediante la suscripción de un contrato y renunciando a sus derechos como hombre libre. En este sentido Dión Crisóstomo en Oración 15.2 dice: "Muchos hombres libres se venden como esclavos, convirtiéndose en "esclavos contratados", a veces en condiciones duras, o más bien en las más crueles que se pueda imaginar". Hay veces que incluso se prefiere la esclavitud a la libertad como así lo refleja Epicteto, ex esclavo y filósofo quien hace la siguiente observación: "El esclavo desea ser liberado inmediatamente ¿Por qué? ¿Creéis que desea pagar dinero a los recaudadores de vicésimas (el impuesto sobre la manumisión)? No, sino porque se imagina que no haber obtenjdo la libertad hasta ese momento le supone un obstáculo y una desgracia. Si me liberasen, sería inmediatamente feliz, no me preocuparía por nadie, hablaría con todos de tú a tú y, corno ellos, iría a donde quisiera y vendría de donde quisiera. Entonces es liberado, y, como no tiene donde comer, se pone inmediatamente a buscar a un hombre al que adular, alguien con quien cenar. Luego tiene que trabajar y soportar las situaciones más terribles y, si encuentra un jefe, cae en una esclavitud mucho peor que la anterior; o incluso si se hace rico, al ser un hombre que no sabe lo que es bueno, se enamora de una ruña y, en su felicidad, se lamenta y desea volver a ser un esclavo. Dice: ¿Qué tenía de malo ser esclavo? Otro me vestía, me alimentaba, me cuidaba cuando estaba enfermo, y yo sólo tenía que prestarle algunos servicios. Pero ahora, desgraciado de mí, cuanto sufro, siendo esclavo de muchos en lugar de serlo de uno solo" (Discursos 4.1.34-7). Evidentemente, la realidad social de los esclavos y su comparación con los libres, pero que ocupaban la parte inferior de la pirámide social era, a veces, muy compleja.
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"Compré la libertad de mi esposa esclava para que nadie pudiese limpiarse las manos en su pechera". La liberación por lo general y salvo raras excepciones, se solía producir una vez pasada su edad fértil (en torno a los cuarenta años). A priori tenía los mismos derechos que la mujer nacida libre17, y se valoraba como en ésta que fuese casta, modesta, fiel y devota a su marido: Virtudes que aparecen en la lápida de Aurelio Hermia calificando a su esposa Aurelia Filematio, ambos libertos de Lucio (CIL 1.01221). Aunque consiguiese la libertad, bien porque el amo se la hubiese concedido o porque ella misma u otro se la hubiese pagado, o bien por haber dado a luz tres hijos18, siempre, y para los ojos de la élite aristocrática, arrastraría la condición degradante de la servidumbre.
Su posición social vendría determinada por su situación económica. Debido a que no tenía padres o eran esclavos, dependía de la tutela de su amo; así, al igual que el hombre liberto, la mujer permanecía unida a la familia de su antiguo amo y podía permanecer en la casa o en su propio hogar, según su elección. Podía casarse con cualquier persona libre.
La mayoría de las libertas, al igual que las esclavas, eran más numerosas en las zonas urbanas que en las rurales ya que era la ciudad la que ofrecía más oportunidades. Caminando por cualquier calle de cualquier ciudad no se distinguiría de las mujeres libres corrientes, como tampoco en los epitafios de sus tumbas, aunque en muchas ocasiones y por el orgullo de haber conseguido su libertad, se identifica como ex esclava mencionado a su antiguo amo y nuevo patrón, al que por lo menos exteriormente, manifestaba su lealtad y respeto; a veces en los relieves se marca la diferencia con la presencia de un tocado ceremonial característico puntiagudo19, pero que sólo se debía utilizar en el momento de la manumisión, no en el día a día.
La mujer libre o ingenua
Era la nacida libre, de padres libres desde su nacimiento o porque hubiesen obtenido a libertad mediante la manumisión. Con el estatus de libre pero no de ciudadana, ya que no podía participar de la vida política, sobre todo mediante las
17 Pero algunos investigadores la consideraba libre de segunda, aunque, al igual que el hombre liberto, tenía los mismos derechos económicos, sociales y legales. La ciudadana latina no podía acceder a ciertos
sacerdocios femeninos o dejar una herencia a sus hijos, y la manumisión únicamente llevaba implícita la ciudadanía denominada latina juniana, hasta la legislación del 212 d.C. de Caracalla. 18 Las esclavas con tres hijos acceden al ius liberorum a partir del año 18 a.C., cuando el emperador Augusto elaboró una legislación a propósito, la Lex Julia de Maritandis Ordinibus que codifica el
matrimonio e incentiva la fertilidad favoreciendo a las parejas con hijos, frente a los matrimonios sin hijos, o a los solteros cuyos derechos hereditarios eran restringidos. La Lex Julia de Adulteriis Coercendis,
restaura las bases morales familiares, sancionando los adulterios, castigando la ofensa civil de permanecer soltero o sin hijos y dificultando el divorcio. 19 Como se observa en la tumba de los Haterii, del Museo Vaticano, Inv. 9999.
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elecciones, y por supuesto le estaba vedado acceder a cargo público por su
naturaleza sexual. El término latino que la definía era ingenua (nacida libre). Se
encontraba socialmente reconocida por encima de los dos estatus anteriores,
aunque en la mayoría de los casos y si no pertenecía a la aristocracia, apenas se
diferenciaba de las otras dos. Era considerada como una posesión más del
paterfamilias, después de los hijos, del cursus honorum (los cargos y honores
recibidos) y del patrimonio.
Las verdaderas diferencias entre las mujeres libres vendrían determinadas
no por su situación jurídica, que era similar para todas, sino por el nivel económico
de la familia en la que se hubiese nacido y que se reflejaría en el modo de vida cotidiana. Las de la élite aristocrática vivirían en magníficos espacios, con mucho
tiempo para su ocio (ottium) y con una gran cohorte de sirvientas, ya fuesen
esclavas o libertas, mientras que el resto de mujeres libres "corrientes" habrían de
dedicar más tiempo a realizar tareas en el hogar e incluso trabajos fuera de él.
También el nivel económico sería el que marcase diferencias en su apariencia física,
y posiblemente exceptuando a las de más elevada condición social y económica, en
poco o nada se diferenciarían sobre todo de la mujer liberta.
Su estado ideal sería el de madre y esposa, con toda una serie de valores y
virtudes que la catalogaban como casta, hogareña y amante y devota de su esposo. En muchos casos la mujer libre y sobre todo la que podríamos calificar como
"corriente", también era trabajadora. Aunque son pocos los ejemplos con los que
contamos, si se comparan con los datos referidos a los oficios de los hombres, si se
ha documentado a la mujer trabajadora a partir de la epigrafía, de los restos
arqueológicos y de los textos clásicos, o en otros soportes como pinturas o relieves.
La encontramos en diversos oficios, como trabajadora del campo; como tejedora y
costurera; trabajando en lavanderías; asistiendo a partos, obstetrix; amamantando a
niños, nutrix; acicalando a otras mujeres como peluqueras, maquilladoras o ayudas
de cámara, ornatrices; como vendedoras: vendiendo cubiertos de cocina o frutas y
verduras; controlando la contabilidad en negocios como lavanderías o zapaterías,
etc. Aunque en muchos casos lo hacen acompañando a un varón, posiblemente el
esposo. También sabemos que ejercían oficios que se consideraban infames, como
la prostitución.
En cualquier caso ya fuese esclava, liberta o libre, la mujer romana no era
independiente, estaba sometida a la autoridad (auctoritas) de otro sujeto, un varón,
y jurídicamente permanecía como una menor. Dependía de su amo, de su patrón,
de su padre o de su marido. Es lo que se conocía como la tutela mulierum.
Y era esta institución la que restringía su libre capacidad para obrar,
justificada por su presunta inferioridad natural que le venía dada por su condición
sexual, lo que en los textos aparece como levitas animi, sexus imbecillitas, impotentia
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muliebris. El familiar varón tendrá a su antojo, incluso, el derecho sobre su vida,
pudiendo actuar violentamente contra ella: "Porque (su esposa) había bebido vino,
la mató golpeándola con la fusta" (Valerio Maximo VI, 3, 9). O también: "Si
sorprendieras a tu mujer en adulterio puedes matarla impunemente sin formarle
juicio; pero si ella te sorprendiera a ti en cualquier infidelidad conyugal, ella no
osará, ni tiene derecho a mover un dedo contra ti" (Aulo Gelio, 10, 23).
Hacia el fin de la República se observan ligeros progresos en la situación
jurídica y familiar de la mujer. La tutela mulierum para las mujeres adultas, de la
que sólo quedaban excluidas las que se consagraban como Virgo Vesta/is (vírgenes
vestales, las sacerdotisas destinadas al culto público de Vesta)20, se suaviza con
legislaciones como las leyes de Augusto: lex Julia de maritandis ordinibus (18 d.C.) y
la lex Julia et Papia Poppaea (9 d.C.), mediante las cuales la mujer, pagando el precio
de la pluri maternidad, pudo sacudirse en parte el yugo del tutor legal21; esto se
denominó el ius liberorum. A éstas se sumaron la lex Claudia del emperador Claudio
y los decretos de Adriano y Marco Aurelio del siglo II, con los que la mujer podrá
redactar su testamento, consiguiendo derechos sobre la sucesión de sus hijos frente
a los familiares agnados de su marido, independientemente del tipo de unión que
los ligase, y las hijas se librarán de la obligación de casarse contra su voluntad
(nuptiae consensu contrahentium Jiunt). Parece que en este periodo la sociedad se
replantea la realidad de la mujer, y así lo constatan juristas como Gayo, en el
mismo siglo II. Pero se ha de esperar hasta el siglo IV para poder hablar de la
práctica desaparición de la tutela mulierum con el decreto de Valentiniano II, por el que las madres podían ser tutoras de sus hijos, aunque realmente no desapareció
de hecho esta institución hasta el derecho justinianeo del siglo VI d.C.
La legislación irá por lo tanto allanando el camino de las mujeres para
liberarse de su sometimiento al hombre, aunque ignoramos la verdadera realidad de su día a día, ya que la tradición y los convencionalismos sociales pesaban
enormemente en la sociedad.
ESTEREOTIPO IDEAL DE LA MUJER PERFECTA ROMANA
El ideal de lo que debía ser una mujer perfecta, era el de madre y esposa, y
sólo podían ser esposas legales las nacidas libres o las libertas que no habían
20 Sobre el tema véase, Guillen, 1980: 264 y ss. El culto de Vesta será una derivación del culto tributado
al fuego en el hogar doméstico. El templo de Vesta representará al hogar único de la ciudad de Roma,
donde el fuego, el foci publici sempitenmm que menciona Cicerón, debía estar siempre encendido para
preservar a la ciudad, labor reservada al sacerdocio de las Vestales. 21 El emperador Augusto (27 a.C-14 d.C.) promulgó las citadas leyes, no tanto por su concienciación
respecto a la libertad de las mujeres, sino con el fin de fomentar el matrimonjo y la rnaterrudad. La segunda
se refería a la obligación y regulación del matrimonio, así como las prohibiciones de mezcla de clases.
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La mujer romana en Complutum
ejercido profesiones ignominiosas (artistas o prostitutas). Es decir, el de una
materfamilias o matrona22. Mujer que diese hijos al paterfamilias y herederos a la
familia y a Roma, lo que llevó a Yam Thomas (1986: 206) a definir a la mujer como
"el envoltorio orgánico que contenía un hijo al que el padre tenía derecho".
Pero además debía de ir acompañada de toda una serie de virtudes:
univira, lanifica, casta, pia, pudica, ... mujer de un solo hombre; que trabaja la lana;
que rechaza la relación sexual fuera del matrimonio23; obediente, respetuosa y
discreta; pero además aparecen otros muchos comportamientos que se consideran
positivos como: hacendosa, agradable a la vista y en el trato, administradora y
cuidadora del hogar y de los hijos ... Y así se refleja en muchos de los epitafios24
que las acompañaron en sus tumbas y que como homenajes póstumos ensalzaban
sus actitudes vitales:
"Forastero, lo que tengo que decir es corto. Párate y lee esto. Esta es la
tumba de una hermosa mujer. Sus padres y su marido la llamaban Claudia. Amaba
a su marido con todo su corazón. Tuvo dos hijos, a uno de los cuales lo dejó en la
tierra, al otro lo dejó bajo la tierra. Fue encantadora en su conversación y su
conducta fue la apropiada. Cuidó de su casa e hilaba la lana. Puedes irte"(CIL,VI,
3.15346, trad. Fernández Uriel).
O la siguiente: "Aquí reposa Amymone, esposa de Marco, ejemplar y
bellísima mujer, que hilaba la lana, pía, púdica, honesta, casta, dedicada al cuidado
de su hogar" (CIL VI, 11602. Trad. Fernández Uriel).
El matrimonio
El matrimonio será la institución sobre la que se apoyarán la familia y la
sociedad romana, con el fin de dar hijos legítimos que heredasen la propiedad y la
situación de sus padres.
En el Digesto encontramos la definición del matrimonio efectuada por
Modestino2s: "la unión del hombre y la mujer, consorcio de toda la vida,
comunicación de los derechos divino y humano". Por el que se reconocía
únicamente la unión de los sexos diferenciados.
22 Son los títulos que la tradición romana atribuye a la mujer casada que hubiese tenido hijos, la matrona
era la que había tenido un hijo y la materfamilias la que al menos hubiese tenido dos.
23 La adúltera era castigada con la muerte en los primeros tiempos; desterrada a partir de la legislación
matrimonial de Augusto, que perdurará hasta la llegada de Constantino, quien volvió a la antigua
reglamentación (la muerte), y finalmente Justiniano rebajó el castigo a ser recluida en un monasterio
hasta que pasados dos años, y con el consentimiento del marido, pudiese regresar.
24 En el texto sólo los presentaremos en castellano, aunque remitimos al lector si lo desea, a la lectura
original en latín del C/L (Corpus Inscriptionum Latinarum). is Jurista de la primera mitad del siglo III d.C., que escribió sobre asuntos relacionados con el derecho
privado, el administrativo y el penal. Muchos de sus fragmentos se recogieron en el Digesto, obra
jurídica publicada en el año 533 d.C., que reunía las sentencias de los jurisconsultos clásicos.
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A. L. Sánchez Montes
La sociedad en general lo consideraba como el estado ideal para el hombre,
así Columela en su libro XII (Trad. Tinajero, 1878: 235), afirmará, apoyándose en
Jenofonte y Cicerón, que el matrimonio era el estado natural, más agradable y más
útil, para que no se extinguiese la humanidad, sustento en la vejez. Y en el que los
roles de cada sexo estaban perfectamente marcados, reservando a la esposa, uxor,
una serie de actuaciones y actitudes: debía permanecer en la casa, donde elaborase
los alimentos, custodiase los bienes adquiridos por el hombre y trabajase en ella,
cuidando de las ropas, enseres y esclavos: " ... como he dicho, se ha destinado por la
naturaleza el trabajo de la mujer para el cuidado doméstico, y el del marido para
los ejercicios forenses y para los exteriores... Por consiguiente ha asignado al
hombre calores y fríos que sufrir, también caminatas y trabajos de la paz y de la
guerra, esto es de la agricultura y del servicio militar, y a la mujer, por haberla
hecho inhábil para todas estas cosas le dio el cuidado de las domésticas" (Tinajero,
1878: 236).
El matrimonio era un acto privado, que ningún poder público tenía porqué
sancionar, simplemente se entendía como una situación de hecho reconocida por la
sociedad, aunque si era obligatorio celebrarlo ante testigos.
Las condiciones básicas eran: tener suficiente edad (14 años para hombres,
12 años para mujeres); contar con el consentimiento de los paterfarnilias o si no
existiese la posibilidad de obtenerlo de éste, cambiarlo por el de un magistrado; no
celebrarlo entre parientes; y contar con la <;apacidad jurídica matrimonial
denominada connubiurn (de la que solo gozaban los ciudadanos libres).
La principal reglamentación respecto al matrimonio fue la que realizó
Augusto con las leyes del 9 y el 18 d.C. que aparecen bajo la misma denominación
de Lex Julia et Papia Poppaea, que serán las que marquen las relaciones entre
hombres y mujeres de una gran parte de la sociedad durante el periodo imperial.
Inicialmente y sancionado por la Ley de las XII Tablas (450 a.C.), estaba prohibido
el matrimonio mixto de patricios y plebeyos, aunque la restricción arcaica
desapareció cinco años más tarde, en el 445 a.C., cuando se dictó la Ley Canuleia.
También estaba prohibido el matrimonio entre ingenuos y libertos hasta que
Augusto en 9 d.C. lo derogó mediante la ley Papia Poppaea. Prohibición que solo
continuó para los que ocupaban cargos de rango senatorial, que tampoco podían
casarse con quienes ejercieran o hubiesen ejercido ciertos oficios considerados
deshonrosos, como gladiadores, prostitutas o artistas. Y que también terminó
desapareciendo con el emperador Justino en el siglo VI, circunstancia aprovechada
por su sucesor y sobrino, el emperador Justiniano, que contrajo enlace con
Teodora, una ex actriz de dudosa reputación.26
26 De la que contamos con una excepcional imagen, en soporte musivo, en la iglesia de San Vitale en Rávena, Italia.
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La mujer romana en Complutum
Respecto a la posición jurídica de la mujer en el matrimonio éste podía ser
cum manu o sine manu. Cum manu, cuando la mujer pasaba de la autoridad del
padre a la del marido, por lo que el primero cedía la mujer al segundo, como si de
una propiedad se tratase, no pudiendo reclamarla después, y quedando ella
completamente a expensas de los deseos del marido27• Y sine manu, cuando la
mujer permanecía bajo la tutela de su padre, que en caso de fallecimiento era
sustituido por otro tutor también masculino, disponía de sus bienes y recibía sus
herencias. Era la fórmula más habitual durante el Imperio y con la que la mujer
experimentará más igualdad en el matrimonio.
Se ha dicho que el matrimonio en el mundo romano era sobre todo de
"conveniencia", para conseguir ascender en la carrera política y obtener riquezas o
alianzas familiares. Sobre todo sería así entre las élites, como se constata en la
política matrimonial de gobernantes como César o Augusto, que hacían y
deshacían matrimonios a su conveniencia, y que quizá serían ejemplo de lo que
sucedía en el resto del cuerpo social (Carcopino, 2001: 132 y ss.). Probablemente en
el matrimonio influían las sanciones implícitas en las leyes matrimoniales de
Augusto. Según esta interpretación, la mujer era el objeto con el que se negociaba,
pero en muchos casos y a la vista de los epitafios pertenecientes sobre todo a
gentes corrientes, encontramos verdaderas pruebas de afecto y uniones generadas
por los mutuos sentimientos de amor y fidelidad.
Aquellos que no se podían casar legalmente, al no contar con el derecho de
connubium: extranjeros, esclavos, prostitutas, actores/actrices ... o por circunstancias
especiales, se podían unir mediante otras fórmulas aceptadas plenamente por la
sociedad: el concubinatus y el contubernium.
El concubinatus, era la unión de hecho, lícita, duradera y continua entre un
hombre y una mujer que no podían casarse al carecer del ius conubii, u honor
matrimonii28 como por ejemplo, los pertenecientes a clases diferentes o los soldados a
los que no se les permitía casarse hasta pasados 25 años de servicio. Los requisitos
eran alcanzar la edad legal y el consentimiento, y no era necesaria una dote.
Este tipo de unión estaba socialmente reconocida, será aceptada legalmente según se extrae de un texto de Ulpiano contenido en el Digesto (25.7.1)29,
adquiriendo relevancia, gracias a la legislación matrimonial de Augusto, que restringió notablemente las condiciones para contraer matrimonio prohibiendo
ciertas uniones y declarando ilícitas algunas relaciones extramatrimoniales con cierto tipo de mujeres. No será regulada hasta la llegada de los emperadores
27 En el que existían tres formas de celebración: la confnrreatio, la coemplio y el 11sus.
2a El honor matrimonii, implicaba tanto la participación de la mujer en el rango y dignidad social del marido, como las muestras recíprocas de respeto conyugal. 29 Para ampliar sobre este tipo de unión acudir a Panero, 2004: 527-539; 2008: 311 y ss.; y Gaudamet, 1989: 1-23.
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A. L. Sánchez Montes
cristianos, como Constantino, en su deseo de hacerla desaparecer30; por último, en época justinianea se configura como un matrimonio inferior (inequale coniugium),
disponiendo además que no fuese admitido por mujeres ingenuas y respetables y restringiendo a una el número de concubinas que podía tener un hombre.
La fórmula proliferará en los primeros momentos del Imperio y disminuirá a partir del decreto de Caracalla de 212 d.C.
El contubernium, era una institución carente de cualquier tipo de reconocimiento jurídico en la sociedad romana. Se trataba de la unión prolongada entre un hombre y una mujer que no podían celebrar ningún otro tipo de unión
legal, ya que tenían prohibido formar familias, por ejemplo entre dos personas con la condición de esclavos o entre un esclavo y una persona libre que vivían juntos como marido y mujer. Esta última circunstancia estaba socialmente reprobada.
El consentimiento para esta unión tenía que ser concedido por el amo, y en muchos casos fomentada, con el fin de conseguir armonía en la convivencia e incluso garantizar el aumento del número de esclavos sin recurrir a su compra31.
No tenía ningún efecto civil, y podía ser disuelto con absoluta libertad por parte del amo del esclavo, que podía vender a alguno de los miembros de la pareja, o separarla. Como de hecho también podía hacerlo con los hijos de una pareja de esclavos. Ambas situaciones, con las que las familias de eslavos se rompían, parece que era una práctica habitual, aunque al final del periodo imperial el decreto del
año 334 d.C. de Constantino palió en parte esta cruel práctica: " ... hay que asegurarse de que los nuevos poseedores de tierra distribuida entre diferentes propietarios no separen a las familias de esclavos. ¿Quién toleraría que los hijos fuesen apartados de los padres, los hermanos de las hermanas y los maridos de las mujeres? Por tanto, si alguien ha repartido a las familias entre diferentes señores, es obligatorio reagrupar a esas familias que han sido separadas. Póngase gran cuidado para que en lo sucesivo no se produzcan quejas en la provincia a causa de la distribución de los seres queridos entre diferentes señores" (C.Th. 2.25.1). Los hijos de estas uniones continúan la condición de la madre.
Divorcio
El matrimonio podía terminar por alguna de las siguientes causas: por la
muerte de uno de los esposos, por su caída en esclavitud, y por divorcio o repudio
al desaparecer, por parte de alguno de los cónyuges o de mutuo acuerdo, el affectio
30 Constantino intentará combatir esta unión desprestigiando la condición de la concubina y de sus hijos
(liberi naturales); y por otro lado, tratándola de convertir en matrimonio. Con las limitaciones de las
donaciones a las concubinas y a sus hijos (C.Th. 4.6.2-3) y con la legitimación por subsiguiente
matrimonio (C. 5.27.5). 31 En este sentido Varro aconsejará: "Haced que los supervisores sean más diligentes, y aseguraos de
que ahorren y de que cada uno tenga una compañera esclava para que puedan tener hijos" (Sobre la
Agricultura 1.17.5).
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La mujer romana en Complutum
maritalis. El simple deseo de deshacer la unión por parte de alguno de los cónyuges, disolvía el matrimonio.
A finales de la República y principios del Principado la disolución del matrimonio fue una práctica habitual en Roma, incluso por parte de las mujeres, quienes fueron adquiriendo progresivamente determinados derechos. Con Augusto y durante todo el Imperio, proliferaron los divorcios simplemente por la voluntad de uno de los cónyuges.
En el matrimonio cum manu, la mujer no podía repudiar al marido, mientras que el marido lo podía hacer en el caso de que la mujer hubiese "transgredido" alguna norma como el no haberle dado hijos, salir sin cubrirse el rostro, pararse en la calle a hablar con una liberta de mala reputación, no pasar tres noches seguidas en la casa o acudir a una representación de juegos públicos sin autorización; y pasando por el examen del consejo formado por la familia del marido. Es decir, cualquier excusa era válida.
Pero a partir de finales de la República en el matrimonio sine nranu, y si la mujer había perdido a sus padres no dependiendo más que de sí misma, entonces también podía divorciarse.
Entre los siglos I y II d.C., se produce un aumento en el número de los divorcios. Las causas que se aducen son, por un lado, los cambios que se produjeron en los hábitos de la mujer, y por otro, evitar las sanciones legales derivadas del incumplimiento de las leyes de Augusto32
, que afectaban a todos los ciudadanos y fundamentalmente a las élites aristocráticas. Al consecuente aumento de matrimonios que produjo su aplicación, y en los que posiblemente los afectos no fuesen la primera causa para su celebración, se sucedió un aumento proporcional del número de divorcios.
En segundo lugar, el factor que citan los autores clásicos como el verdadero desencadenante de los cambios en el concepto del matrimonio, es la relajación de la mujer en los deberes que la tradición consideraba inherentes a su sexo y estado: casta, sumisa, trabajadora,... Columela, en el prefacio de su libro XII, nos presentará la imagen predominante en época imperial de la nueva mujer, ociosa, esclava del lujo y despreocupada: "Pero ahora que la mayor parte de las mujeres están entregadas al lujo y a la ociosidad, de tal manera, que ni aún se dignan de tomar el cuidado de preparar la lana y hacerla hilar y tejer, y se fastidian de las ropas de telas echadas en la casa, al paso que arrastradas de una perversa pasión, sacan de sus maridos a fuerza de halagos otras más exquisitas, que se compran por
n Estas leyes para fomentar los matrimonios y la natalidad, establecían que todos los varones entre 25 y
60 años y las mujeres entre 20 y 50, debían estar casados, y en función de su cumplimiento se
establecían una serie de recompensas y sanciones.
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A. L. Sánchez Montes
una excesiva suma de dinero que se lleva casi todas sus rentas" (Tinajero, 1878:
237).
Por unas u otras causas el hecho es que en época imperial se multiplicarán
los matrimonios y divorcios, sobre todo entre las clases elevadas. Como
consecuencia la mujer verá reforzado su papel en el matrimonio y,
excepcionalmente en caso de tener tres hijos o más, conseguirá incluso liberarse de
toda tutela y tomar sus propias decisiones.
LA MUJER BIENHECHORA
Así pues, iniciado el siglo I, y desde luego a partir del II d.C., sobre el
marco del estereotipo de mujer imperial y con todos los condicionantes legales,
sociales y económicos ya vistos, nos encontramos con una mujer con nuevos
valores añadidos a los tradicionales. Aparece una mujer entregada a muchas
actividades, aparte de las domésticas, que delega en sus libertas y esclavas; con más tiempo libre para dedicar al ocio; con más cultura y más intereses, además del
de procrear para dar hijos a Roma y atender a su casa y a su marido. Se habla a
partir de ahora de mujeres cultas que se entregan a la lectura; sensibles, que se
interesan por las artes, la literatura, las noticias del resto del mundo. Verdaderas
intelectuales de su tiempo. Incluso hasta el pleno siglo V nos encontramos con
mujeres que desarrollan, no ya como mecenas, sino personalmente, una actividad
intelectual muy notable: quizá la más célebre sea Hipatia, neoplatónica de la escuela de Alejandría, y asesinada hacia 415 d.C.
Dentro de este selecto grupo surgirán entonces las mujeres que algunos
han denominado "las bienhechoras o patrocinadoras romanas", calificadas como
las mecenas de su época, que a imitación de costumbres que empiezan a desarrollar las emperatrices de la corte imperial, con Julia Domna como
arquetipo33, reunirán en sus lujosas casas aristocráticas a sus propios círculos de
oradores, juristas, literatos, filósofos ... , con fines que irían desde lo más ordinario,
como el simple entretenimiento, a lo más excepcional, como la protección y
estimulación del conocimiento y la cultura (Fernández-Galiano, 2011: 159). En todo
caso serán socialmente relevantes, con capacidad económica suficiente para
acometer obras de beneficencia cívica junto a sus maridos, o incluso ellas solas. Es
33 El arquetipo es Julia Domna, mujer de Septimio Severo que hacia 202, y apartada de la corte por una
sentencia por adulterio, creó un círculo de pensadores dedicado a la filosofía y la religión, y donde se
alineaban importantes intelectuales como Filóstrato y Galeno.
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La mujer romana en Complutum
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Figura 2. Cultura material de la órbita femenina complutense. 1.- Acus crinalis, horquillas de hueso
5/1/l/CDIII/12/2532/ 1 y 2. 2.- Entalle de anillo de jaspe con representación de genio protector
5/1/19/CE/07/ AJ/107/ 44. 3.- Entalle de anillo de cornalina con representación de diosa Minerva
5/1/1/CDIII/10/ 21/28. 4.- Pendiente de oro 5/1/19/DIV/09/S2 /2/ 76. 5.- Colgante de bronce y esmalte
5/1/1/CDIII/10/ 436/3. 6.-Colgante con perla y oro 5/1/1/CDIII/10/ 67/1. 7.- Navaja para rasurar de bronce,
con hoja intercambiable de hierro 5/1/19/CG/07/ C/209/ 622.
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A. L. Sánchez Montes
el modo en que los aristócratas romanos reafirmaban ante la ciudad su riqueza y su
poder. De este grupo, que afectaba a las clases más altas, estarían excluidas las
mujeres libres corrientes, las libertas y por supuesto las esclavas.
LA MUJER COMPLUTENSE
Centrándonos en la mujer complutense, podemos afirmar que estarían
integradas en la "vida a la romana", es decir en el mismo modus vivendi more
romano, que se reflejará con las mismas formas de nombrarse, en las que aparecen
estructuras onomásticas plenamente latinizadas, mismas formas de vestirse, de
comer y de interactuar con los demás dentro y fuera de la familia.
Por la arqueología conocemos los edificios que habitaron, como las casas
de Baco, de Leda, de los Grifos, de Marte, del Atrio .... Eran la demostración visual
de su prestigio, y en ellas, a imitación de grandes mansiones aristocráticas o de la
corte imperiat se organizaban con atrios y vestíbulos amplios, lararios, tablinos,
triclinios, oecus, dormitorios, cocinas, peristilos, con decoraciones y elementos
suntuarios similares (mosaicos, pinturas, esculturas ... ) para desarrollar semejantes
actividades y ceremonias. En las casas se han localizado los artefactos que
utilizaron en su día a día para cocinar, trabajar, comer, embellecerse ... A través de
la epigrafía conocemos sus nombres: Emilia Arbúscula, Magia Atia, Pompeya
Antila, Varia, y las virtudes que como perfectas (piadosísimas) mujeres romanas
las acompañaban; incluso conocemos la situación jurídica de algunas de ellas, lo
que nos permite desarrollar hipótesis sobre su situación económica y social.
(Figura 2).
Sabemos por la epigrafía mayor y menor (esta última sobre instrumenta
domestica34) de la existencia de matronas o materfamilias, incluso socialmente
reconocidas, como Pompeya Antila cuya estatua estuvo posiblemente en el foro, o
en un gran mausoleo fúnebre; Magia Atia, con capacidad económica suficiente
para acometer obras de beneficencia cívica; que tuvieron además esclavos a su
servicio como Emilia Arbúscula o Claudia Quieta, y que incluso los liberaron y
costearon sus monumentos funerarios como esta última, Licinia Quieta y Flavia
Flavina. Así como mujeres de condición esclava como Olimpia, Menas, y tal vez
Sabina y Varia. Y mujeres, tal vez corrientes libres o libertas, como Arruntia
Pusinca, madre y esposa de un liberto; Mucia Mamilia, madre piadosísima, Atilia
Senarion que ascendió en su estatus de liberta a mujer libre y esposa del que fue su
patrón. Libertas como Flaccilla y Atila Helpis, y madre además de liberta como
34 En dos recipientes de terra sigillata con grafitos.
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La mujer romana en Complutum
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3 4
Fotografía 3. Nombres de mujeres en la epigrafía mayor. l.· Emilia Arbúscula quien dedica este
monumento funerario, una cupa, a su esclavo Calvo. 2.· Monumento funerario en forma de cupa de la
liberta y materfamilias Caecilia Cara. 3.- Monumento a Hércules dedicado por Magia Atia junto a su
marido. 4.· Monumento funerario en forma de cupa muy simple, dedicado a Terencia Antila.
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A. L. Sánchez Montes
Caecilia Cara. De otras, cuyas inscripciones son muy sencillas, y simplemente
tenemos la noticia de que fueron esposas como Seranna o que simplemente fueron
enterradas en Complutum como Terencia, o Mutia Varilla; o Varia, posiblemente
una de las hijas del dominus de la casa de los Grifos.
Además también contamos con imágenes de mujeres, representadas en los
mosaicos y las pinturas y por supuesto un incontable número de objetos que se
relacionan con la órbita femenina que nos están hablando de la existencia en
Complutum de mujeres espirituales, seductoras, maternales, de todas las
condiciones sociales.
Mujeres poderosas en la epigrafia complutense
A partir de la epigrafía hemos identificado a cinco mujeres poderosas a la
que hemos de sumar una sexta, Terasia, conocida a partir de la documentación
literaria, y que pertenecerían a la aristocracia complutense (Fotografía 3):
Pompeya Anti/a
Se trata de un pedestal pétreo de una escultura de la difunta que
originalmente se ubicaría entre un conjunto de estatuas en el foro, o en el propio
monumento funerario de la familia. Es un fideicomiso, es decir un mandato
testamentario que ejecuta un hijo (o hija) para su madre (Pompeya Antila); que es
lo que la define como un personaje muy importante. Pompeya Antila sería
posiblemente una mujer libre de la aristocracia complutense, que encaja en el
estereotipo de perfecta mujer romana, madre, y con una de las virtudes
fundamentales, piadosísima. Actualmente se conserva en el Torreón de la Fuente
del Palacio Arzobispal3s.
Pompeiae / Antilae, / matri pien- / tissimae po- / ni volo
Para Pompeya Antila, madre piadosísima. Mando ponerlo (este
monumento).
Magia Atia (o Atta)
Magia Atia, en compañía de su marido Gayo Anio, ambos clunienses,
dedican un monumento a Hércules. El epígrafe apareció en 1881 dentro de un
mausoleo funerario con dos sarcófagos y varios ajuares, en las cercanías de la así
llamada casa de Hippolytus, edificio que pertenecía también a la familia de los
Anios. Esto ha servido para formular que el mausoleo y la actual casa de
Hippolytus, probablemente sede de una fundación benéfica, formaban parte de una
35 Recogemos la transcripción de Gómez-Pantoja, 2011: 82.
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La mujer romana en Complutum
misma finca de una sola familia, los Anios. Se conserva en el Museo Arqueológico Nacional36 (inv. 20.201, CIL II, 5855).
Herculi / Sacrum. / G(aius)Annius et/ Magia Atia, / Clun(ienses), ex vot(o). Consagrado a Hércules. Gayo Annio y Magia Atia, clunienses, (lo
pusieron) en cumplimiento de un voto.
Aemilia Arbúscula
Es una beneficencia de menor envergadura, una mujer libre tal vez una matrona o liberta de origen indígena como indica el cognomen Arbúscula, que ha ascendido social y económicamente, que se ocupa del entierro (lo que para los romanos es muy importante) de uno de sus siervos. Dedica un monumento funerario (una tumba) a Calvo, siervo de los Emilios (es decir, posiblemente era su esclavo) de 65 años. Concretamente es una cupa, un tipo de monumento funerario muy habitual en muchas ciudades romanas, entre ellas Complutum. Es muy probable que originalmente esta tumba estuviese en un mausoleo funerario de mayor tamaño y propiedad de la familia de los Emilios, a la que pertenece la dedicante Emilia Arbúscula, conocidos además como productores de material latericio en Complutum. Se conserva en el Museo Arqueológico Regional 37.
Calvo Aem-/ iliorum se-/ rvo an(norum) LXV. / Aemilia Ar-/ buscula /
f(aciendum) c(uravit) d(e) s(ua) p(ecunia). S(it) / t(ibi) t(erra) l(evis) m(ollis) q(ue) Para Calvo, siervo de los Emilios, de 65 años. Emilia Arbuscula, con su
dinero, se ocupó de que fuera hecho. ¡Que la tierra te sea leve y suave!
Licinia Quieta
Posiblemente al igual que la anterior se trate de una beneficencia menor en que Licinia Quieta paga el monumento funerario para Licinio Festo, posible liberto,
que aunque no se identifica como tal, lo vendría a corroborar la presencia de la fórmula D.S.P. Hoy se encuentra desaparecido. CIL II 6306.
D(iis) M(anibus) S(acrum). / Licinio / Fessto, an(norum) L./ Licinia Quieta/ d(e) s(ua) p(ecunia) f(aciendum) c(uravit).
Consagrado a los Dioses Manes. Para Licinio Fessto, de 50 años. Licina Quieta se ocupó de que fuera hecho (el monumento) a su costa.
Flavia Flavina
Al igual que las dos anteriores Flavia Flavina sería una matrona bienhechora amante de realizar obras de beneficencia menor, pagando el
3<i A partir de ahora MAN. Recogemos la transcripción de Gómez-Pantoja, 201 !: 80. 37 A partir de ahora MAR. Recogemos la transcripción de Gómez-Pantoja, 2011: 88.
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A. L. Sánchez Montes
monumento funerario para su liberto Flavio Mustaro, identificado con la abreviatura lib. Hoy se encuentra desaparecido (CIL 11 3040).
F(lavio) Mustaro, / F(laviae) Flavinae / lib(erto). H(ic) s(itus) est /
an(norum) XLVI./ S(it) t(ibi) t(erra) l(evis). A Flavio Mustaro, liberto de Flavia Flavina. De 46 años, aquí yace. Que la
tierra te sea leve.
Terasia (o Therasia, o Teresa)
Terasia, matrona de la aristocracia, a quien tradicionalmente se considera complutense, aunque es una atribución a veces cuestionada, es una rica latifundista hispana casada con Paulino de Nola, aristócrata de Burdeos, de clase senatorial,
uno de los grandes intelectuales, y sin duda uno de los personajes más importantes
de la política, la religión y la cultura de su tiempo. Se casan en 389, residen en las propiedades de Terasia, en Complutum,
donde muere su hijo (como el propio Paulino relata en su Canto XXXI, 605-610,), a quien construyen una sepultura (probablemente una gran obra propia de
aristócratas romanos) junto a unos mártires (probablemente, los que después serán venerados como los mártires Justo y Pastor).
En el 393 los encontramos ya en Barcelona, donde Paulino es ordenado
sacerdote por aclamación popular, siempre seguido de su esposa. Venden propiedades, viajan a Italia, y allí abrazan una absoluta actividad misionera del
cristianismo: trasladados a la Campania construyen cenobios (para hombres y para mujeres) y una gran basílica dedicada a san Félix en Cimitile cerca de Nola, en la bahía de Nápoles, donde Terasia servirá constantemente de apoyo a la obra de beneficencia de su marido, hasta su muerte entre 409 y 414.
Podemos considerar a Terasia como ejemplo de la matrona bienhechora tradicional romana: educada, con una gran fortuna, dedicada a obras de beneficencia ... Solo que esta beneficencia se aplica a la religión del estado romano, el cristianismo. Las nuevas corrientes formativas romanas cristianas del siglo IV y V se dirigían a orientar a la mujer a un nuevo ideal, orientado a la educación
religiosa dentro y fuera del matrimonio, aunque alejada de las inquietudes intelectuales de las que, al menos unas pocas mujeres paganas, habían disfrutado en otros tiempos. Terasia, como la célebre Melania, de quien es pariente, como
había sido Elena (madre de Constantino) al principio del siglo IV, dedicaban la vida a la visita de lugares santos, búsqueda de reliquias y fundación de
monasterios, acompañando muchas veces la labor de sus esposos. Es un giro en las
preocupaciones intelectuales de las mujeres ricas y cultas, ahora dirigidas a la
religión cristiana.
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La mujer romana en Complutum
Mujeres en epitafios funerarios "corrientes". Libres corrientes, libertas y esclavas
Lo que hemos denominado epitafios "corrientes" no significa que
pertenezcan a mujeres de condición social inferior, no se ha de entender como un
calificativo peyorativo, realmente no podemos saber el estatus del que disfrutarían
muchas de ellas en vida, aunque la fórmula que nos aparece es mucho más simple
que las ya vistas.
En estos casos la presencia de estas mujeres en la epigrafía mayor es
mucho más simple, reduciéndose al nombre y a -veces la edad. Así son las tumbas
de una parte numéricamente muy importante de la población. Hay bastantes
ejemplos de este tipo en Complutum, aquí presentamos 17 epígrafes en los que
identificamos a 1 posible "matrona bienhechora", a 5 libertas, a 2 esclavas y de
otros 10 nombres no tenemos los elementos suficientes para adscribirlas a alguna
condición social.
Atilia Senarion
Se trata de un monumento funerario dedicado a Atilia Senarion, esposa y
liberta de Atilio Sosumu quien dedica el monumento junto a su hijo, por lo que
también sabemos que fue madre, entrando entonces en la categoría de matrona y
cuyo matrimonio con su patrón, la haría ascender social y económicamente.
Actualmente se conserva en el MAN(inv. 20205)38.
D(iis) M(anibus). / Atil(iae) Senarioni, / Atil(ii) Sosumu / Ux(ori) et
lib(ertae), an(norum) / XXX. F(aciendum) c(uraverunt) m(aritus) p(iisimus) (et)
f(ilius). / H(ic) s(ita) e(st); s(it) t(ibi) t(erra) l(evis).
A los dioses Manes. Para Atilia Senarion, de 30 años, esposa y liberta de
Atilio Sosumu. Su marido piadosísimo y su hijo se ocuparon de que fuera hecho (el
monumento). Aquí yace; que la tierra te sea leve.
Arruntia Pusinca
En una estela funeraria gemela -es decir, con dos campos epigráficos
diferenciados-, que el hijo (Valerius Crescens) dedica a sus dos padres fallecidos, el
padre Tito Valerio Syro de 40 años, liberto de Valerio Crescens. Ella, de 70 años,
madre y esposa de un liberto. Originariamente se encontraría en alguna de las
necrópolis de entrada a la ciudad. Actualmente en el MAR (inv. 20206 del MAR).
(b) D(is) M(anibus). / Arruntie / Pusince / A(nnorum) LXX./ Val(erius) Cre
/ scens / f(ilius) f(aciendum) c(uravit)
A los dioses Manes. A Arruntia Pusinca, de 70 años. Su hijo, Valerio
Crescens, se ocupó de que fuera hecho (el monumento).
Mucia Mamilia
38 Adoptamos la transcripción y traducción de Ruiz Trapero, 2001.
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A. L. Sánchez Montes
Se trata de un monumento funerario dedicado a Mucia Mamilia, que de
nuevo se presenta como una perfecta mujer romana, madre, y con una de las
virtudes primordiales que ha de tener, piadosísima. Localizada en el torreón de
Tenorio del Palacio Arzobispal de Alcalá. CIL II 6307.
D(iis) M(anibus). / Muciae Mamiliae. / Priscus ma-/tri piissimae /
f(aciendum) c(uravit).
A los dioses Manes. Para Mucia Mamilia. Prisco se ocupó de que fuera
hecho ( el monumento) para su madre piadosísima.
Menas y Olimpia
Se trata de dos esclavas, posiblemente de origen griego, de Claudia
Quieta39. Aparecen en el monumento funerario en el que de nuevo identificamos a
una mujer bienhechora, Claudia Quieta que es quien dedica el monumento, y
posiblemente sea familiar de Licinia Quieta con la que comparte la actividad de
beneficencia menor. Se conserva en la fachada occidental de la Catedral, a los pies
del edificio, en el contrafuerte a la derecha de la puerta.
D(is) M(anibus)
a. Olimpi- / as Claud(iae) / Quietae / an(cilla)
b. Menas / Claudiae / Quietae / ancil(la)
A los dioses Manes.
a. Para Olimpia, esclava de Claudia Quieta.
b. Para Menas, esclava de Claudia Quieta.
Terencia Anti/a
Una cupa muy simple, sólo con el nombre y los años (que no se distinguen,
aunque sí la fórmula). Se encuentra en el Servicio Municipal de Arqueología de
Alcalá de Henares40.
D(is) M(anibus) / Ter(e)nci(a)e / Antil(a)e / a(n)norum .... / s(it) t(ibi) t(erra)
l(evis)
A los dioses Manes. Para Terencia Antila, de .... años. ¡Que la tierra te sea
leve!
Terentia Auciae
Una estela también muy simple, sólo con el nombre de la difunta de la que
no conocemos más datos, excepto que tuvo un hermano que fue quien la manda
hacer. Actualmente se conserva en el MAN (inv. 20.204).
D(iis) M(anibus). / Terentiae / Auciae. / Sorori fr/ater f(aciendum)
c(uravit) ...
39 Adoptando la interpretación de Gómez-Pantoja, 2003.
40 A partir de ahora SMArq.
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La mujer romana en Complutum
A los Dioses Manes. Para Terentia Aucia. El hermano se ocupó de que
fuera hecho para su hermana.
Caecilia Cara
Una cupa funeraria dedicada a Caecilia Cara a la que se identifica como
madre, de al menos dos hijos, y liberta de Lucio Caecilio Iusto. Actualmente se
conserva en el MAN (inv. 20.207).
Caeciliae / Carae. L(uci) Caec/ili Iusti lib(ertae). / Nati Matri f(aciendum)
c(uraverunt). / S(it) t(ibi) t(erra) l(evis)
A Caecilia Cara, liberta de Lucio Caecilio Iusto. Los hijos se ocuparon de
que (el monumento) fuera hecho para su madre. ¡Que la tierra te sea leve!.
Aemilia Buttola
Monumento funerario dedicado a Emilia Buttola por sus hijos, con lo que
de nuevo en esta sencilla inscripción documentamos a una madre, de la que no
conocemos su condición social. Actualmente localizada en el SMArq41.
D(iis) M(anibus)? / Aemiliae B/ uttolae. / Fili(i) f(aciendum) c(uraverunt).
/S(it) t(ibi) t(erra) l(evis).
A los dioses Manes? Para Aemilia Buttola. Los hijos se ocuparon de que se
hiciera (el monumento). Que la tierra te sea leve.
Julia
Julia, madre de Licinio Juliano se ocupó de hacer su monumento funerario,
una cupa. Se trataría de una mujer posiblemente esposa y con posibilidades
económicas para erigirlo. Actualmente está en el MAN (inv. 20.208, CIL II 3036)42.
Licinius Iulia/nus, Uxsamen/ sis, an(norum) XX, h(ic) s(itus) est. / Iulia
mater / f(aciendum) c(uravit). S(it) t(ibi) t(erra) l(evis).
Licinio Juliano, uxamense, de 20 años, aquí yace. Julia, su madre, se ocupó
de fuera hecho (el monumento). Que la tierra te sea leve.
Caecilia
De nuevo tenemos a una mujer dedicante, Caecilia, de la que únicamente
conocemos que fue hija, y erigió el monumento funerario para su padre liberto.
Inscripción hoy desaparecida. CIL II 303943_
D(iis) M(anibus). / Caecil(ius), / Caecili/anus Fa/ni Cae/ cil(ius)
Polyc/hron(i) lib(ertus). P/at[r]i C(aeci)l(i)a f(ecit).
41 Adoptarnos la transcripción y traducción de Ruiz Trapero, 2001. 42 Adoptarnos la transcripción y traducción de Ruiz Trapero, 2001.
4J Adoptarnos la transcripción y traducción de Ruiz Trapero, 2001.
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A. L. Sánchez Montes
A los dioses Manes. Caecilio Caeciliano, liberto de Fanio Caecilio
Polychronius. Caecilia lo hizo para su padre.
Mutia Varilla
Dedicada a la difunta Mutia Varilla. Inscripción hoy desaparecida, que fue
hallada al excavarse una sepultura en el siglo XVI. CIL II 3043.
D(iis) M(anibus). / Mutiae Varillae
A los dioses Manes. Para Mutia Varilla.
Sulpicia Quinta
Se trata de un monumento en memoria de Caio Valerio Avito,
posiblemente complutense pero que murió en Roma donde descansan sus restos y
que lo erigió Sulpicia Quinta su amiga, admiradora e incluso esposa en un sentido
retórico (adsidua eius). Sería por tanto un cenotafio, más que una sepultura
propiamente dicha. Actualmente en el SMAarq (CIL II 3035).
( .......... )/ C(aio) Val(erio) A vito, / urbe Italia de-/functo, an(norum) LX .... /
Sulpicia Quin-/ ta, adsidua /eius, meren-/tissimo f(aciendum) c(uravit).
A los Dioses Manes? Para Caio Valerio Avito, muerto en Roma, de ( ... )
años. Sulpicia Quinta, su mujer, para el muy benemérito, se ocupó de que fuera
hecho (el monumento).
Seranna
De nuevo y de forma sencilla aparece el nombre de Seranna, mujer casada
con Julio Silvester. Inscripción hoy desaparecida pero que se vio en el castillo árabe
de Alcalá la Vieja (CIL II 3041).
D(iis) M(anibus). / Iul(io) Silvestri, / ann(orum) LXVI. / Seranna ux(or) /
marito / pientissimo. / S(it) t(ibi) t(erra) l(evis).
A los dioses Manes. Para Julio Silvester, de 66 años. Su esposa Seranna (lo
hizo) para el marido piadosísimo. Que la tierra te sea leve.
Flaccílla
Inscripción hoy desaparecida pero que en el siglo XVI estaba en una capilla
de la Iglesia de los Santos Niños según se menciona en los Annales Complutenses. En
ella Flaccilla, una liberta dedica el monumento a la diosa Tutela (CIL II 3031).
Tutelae. / Flaccilla, / liberta,/ v(otum) s(olvit) l(ibens) m(erito).
A Tutela. Flaccila, liberta, cumplió el voto voluntariamente.
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La mujer romana en Complutum
Atila Helpis
De nuevo nos encontramos con una liberta y madre de nombre Atila Helpis, con el
cognomen de origen griego, y a quien su hija y herederos erigieron el monumento
funerario. Inscripción actualmente desaparecida y citada por los Anales
Complutenses. CIL II 303844•
Atilia Hel/pis, ( ..... )] lib(erta), ann(orum)] / LXXXXIIX, h(ic) / s(ita) e(st).
S(it) t(ibi) t(erra) l(evis). ltem / ( ..... ) Scodro. / ( ..... ) filia et hered(es) / ex
t(estamento) f(aciendum) c(uraverunt).
Aquí yace A tilia Helpis, liberta de ... , 98 años. Que la tierra te sea leve.
También ... ? para Scodro . ... su hija y los herederos por disposición testamentaria
se ocuparon de que fuera hecho (el monumento).
La madre de Aemilio Urbano
Estela de piedra cuyo estado de conservación impide conocer el nombre de
la liberta y madre a la que fue dedicada por su hijo Aemilio Urbano, así como su
antiguo patrón. Actualmente localizada en el SMArq45•
( .... ) / Fl( .... )a( ...... ), / liberta / Arquio/cum. Aem(ilius) / Ur(banus)
m(a)tr(i) f(aciendum) c(uravit).
Para .. , liberta de Fl..a .. de los Arquios. Aemilio Urbano cuidó de que fuera
hecho para su madre.
Mujeres en diversos soportes
Sabina?
Se trata de un grafito sobre Terra sigillata hispánica (TSH). Considerando
los dos trazos finales del cognomen que inicia el texto caben dos interpretaciones.
La primera, si fuese Sabinii famulae, nos daría "propiedad de la esclava de Sabino".
La segunda, si fuese Sabin[a]e Jamulae, nos daría "de una esclava de nombre
Sabina". Localizado en el área forense. Incompleto. 5/l/l/PM/86/SUP/15102.
SABINII F AMVLA(E)
Varia?
Grafito completo sobre TSH, plato 15/17. Destacando el cuidadoso trazo de la
escritura. Y en el que podemos identificar tal vez el nombre de Varia simplificado
(aunque también puede hace referencia al nombre masculino Vario). Localizado en
la casa de Hippolytus. 5/1/2/58/1207.
44 Adoptamos la transcripción y traducción de Ruiz Trapero, 2001.
45 Traducción de Ruiz Trapero, 2001: 16.
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A. L. Sánchez Montes
Fotografía 4. Grafitos sobre las pinturas murales que decoraban las paredes de la casa de los Grifos arriba en el ambulacrum Oeste. Abajo en la estancia U. Se identifica a Varia, posiblemente la autora, corno hija del dominus de la casa.
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VAR
VAR(IA/0)?
Varia
La mujer romana en Complutum
Nombre femenino que se ha identificado dos veces a partir de dos grafitos,
realizados mediante un punzón posiblemente metálico, en las paredes en la casa de
los Grifos. Uno en el ambulacrum Oeste y el segundo en la estancia U. Ambos están
incompletos, aunque aparece iniciando el texto el mismo nombre, Varia. El que nos
da más información es el localizado en el ambulacrum, donde se identifica
perfectamente el nombre de al que le siguen tres letras completas FIL y el trazo de
una cuarta, por lo que pensamos que hace referencia a la condición de la mujer,
que hemos interpretado como una hija de la familia que habitaría la casa.
(Fotografía 4)
VARIA FIL( ... )
Imágenes de mujeres en la pintura mural
Para acabar presentamos las imágenes de dos mujeres sobre pintura mural
que representarían el ejemplo vivo de dos mujeres complutenses. En una de ellas,
de la que sólo se conserva la mitad superior de la cabeza y que formaría parte de
una escena, aparece una joven sin adornos, por lo que la podríamos identificar
como la imagen de una mujer corriente, localizada en la fachada del pórtico del
Auguraculum. La segunda imagen, localizada en el centro de la pared Sur de la
estancia O de la casa de los Grifos, aparece de forma diferente, se trata de un busto,
casi a tamaño natural, e inscrito en un cuadrado enmarcado por una banda, y que
presidiría el centro de la estancia. Tanto el tamaño de la imagen como la posición
en la estancia y sobre todo el tratamiento con un gran preciosismo y realismo, nos están indicando la importancia de la persona representada. Esta mujer se nos
presenta como una gran materfamilias, tal vez una de esa mujeres bienhechoras de
las que hemos hablado, con los cabellos cubiertos por un velo transparente con
remate en los bordes de filigrana, que apenas deja escapar algún rizo a la altura de
los hombros, de sus orejas cuelgan sendos pendientes compuestos por una perla y
una esfera de oro y sobre su hombro izquierdo una elaborada fíbula que sujeta el
ropaje. Esta por lo tanto sería la viva imagen de una mujer libre o ingenua pero de
la más alta sociedad complutense. (Fotografía 5).
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A. L. Sánchez Montes
Fotografía 5. Imágenes de mujeres en Cornpluturn sobre pintura mural. Arriba, la localizada en el
pórtico del decumano III. Abajo, la localizada en la pared Sur de la estancia D, de la casa de los Grifos.
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La mujer romana en Complutum
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