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Sidney Tarrow

Apr 07, 2018

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    E l P O D E R E N M O V IM IE N T OlO S MO VIM IE N TO S SO CIA LE S ,, J,L A A C C IO N C O lE C T IV A V L A P O U T IC A

    Traducci6n de Francisco Munoz de Bustillo

    Alianza Editorial

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    CAPiTULO 9CICLOS DE ACCION COLECTNA

    Independienrernenre de cuales sean las dernandas que originan determinadaprotests , son las disrintas oportunidades }' l irnitaciones politicas las que laconvierten en accion, Los rnovirnientos sociales se crean mediante la utiliza-cion de repertories de confrontacion conocidos } 'f lexibles, el desarrollo demarcos de accion colecriva y de identidades colectivas y mediante la cons-truccion de estructuras de movil izaci6n en torno a redes y organizaeionessociales. As! como los desconrenros encuemran los incentives para rnovili-zarse entre las oporrunidades y las lirniraciones de su entorno, son sus recur-sos culrurales, organizarivos y practices los que constiruyen los cimienrospara los rnovirnienros soeiales. !

    Sin embargo, esra represenracion de Ia formacion de la accion colectiva Yde los rnovimicnros soeiales en dos fases adoleee de rres careneias. En primerlugar, trata a los movimientos sociales como si surgieran, hicieran sus reivin-dicaciones y evolucionaran por EU cuenca. Segundo, ignora el heche de quelas variaciones en las oporrunidades y las restr icciones no se detienen en elmornento en que se desencadena la accion colectiva, Tercero, no coma eneonsideraci6n a las autoridades, que no se limitan a sentarse ociosarnenternientras los rebeldes desafian sus norrnas, sino que responden energica 0dcbilmente, selecriva 0 globalmeme, inteligenre 0 esnipidarnenre a la apari-

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    U i ';:., . . ,202 EL PODm EN MOVIMIENTO

    cion de las protesraE, esrableciendo una pauta para la interaccion que afectarambien a otros descontentos.Estes factores adicionales establecen oleadas de protesra mas amp lias que

    los movimientos individua les que han sido objeto de la mayor pane de losrrabajos acadernicos sobre la accion polftica colectiva, AI actuar conjunra-mente, deterrninan si un esral lido de accion colecriva chisporroreara comoun candil romano 0madurad hasta converr irse en un ciclo de accion colec-tiva, 0 induso en una revolucion, Este capitulo pretende !legar a compren-der cuando y de que manera la aeei6n colectiva se amplia hasta dar lugar acielos generales.Uri aspecto especial del problema reside en las diferencias entre cidos de

    accidn colecriva y eielos revolueionarios (Goldswne, 1997). Aungue aquf nopodernos tratar con detalle las revoluciones, la discincion nos ayudara a deci-dir si la utilizac ion de una unica dinarnica de cielos resulta valida para des-eribir todas las olas de accion colectiva: 0 si los ciclos revolucionarios son tandiferenres de los otros como para requerir un tratarniento aparte; a si espre-ferible desarrollar rnetodos anal6gicos a dependientes de las tendencias paracompararlos can otros tipos de ciclos I.Nuestro esrudio dedica poco espacio ala regularidad, secuenciacion y Ire-

    cucncia de los ciclos historicos, aunque todas son cuestiones fascinantes. Envez de ello, dedicaremos nuestra arencion primero a la definicion de los cidosy a sus elementos, pos teriorrnente a cuatro t ipos de procesos que deser ibenla ampliaci6n de la accion colectiva en oleadas generales de conflicros y final-mente a tres procesos relacioriados que indican la decadeneia de l cielo: ago-tamiento y fraccionamiento, represion-faciliracion y radicalizacicn-instiru-cionalizacion, Utilizarernos d primer cido internacional importante, la revo-lucien de 1848 en Europa y eI cicio de la Nueva Izquierda de la decada delos sesenta para ilustrar estos Factares. El capitulo concluye con una brevereflexion sabre Ia analogia entre los cidos de los movimientos sod ales, losciclos revolucionarios y la democratizacion.

    Definicion y elementos de los ciclosCuando ernpleo el terrnino ciclo de accion colecriva, me ref iero a una fasede intensificacion de los contlictos y Ia confronraci6n en el sistema social,que incluye una rapida difusion de la aeei6n colectiva de los sectores masmovil izados alas rnenos movilizados, un r itmo de innovacion acelerado enlas formas de confroncacion, marcos nuevos 0 transformados para la aeci6ncolecriva, una combinacion de par ticipacion organizada y no organizada y

    Clews DE ACCI6N COLEC11VA 203

    unas secuencias de interaccion intensificada entre disidentes y autoridades.Esra confrontaci6n generalizada produce efectos externos que proporcionanuna vemaja, a .l menos temporal, a los disidenres y [es permite superar la deb i-lidad en su base de recursos; e.xigea los Estados la organizacion de esrrategiasde respuesta amplias, bien sean represivas, facilitadoras 0 una cornbinacionde las dos; y produce un resultado general mayor que la surna de las conse-cuencias de una serie de aeonrecimienros desconecrados.

    Ciclos y pe r io do s in te r c ic l osCuando recurrimos a las investigaciones de los cienrfficos sociales sobre losciclos de accion colecriva, encontramos una curiosa paradoja. Aun recono-ciendo su imporrancia para los rnovimienros sociales, tienden a presrar masatcncion a los individuos, los movimientos y especialmenre las organizacionesdel movirniento social que a las grandes olas de accion colecriva que han mar-cado gran parte de lahistoria rnoderna, Incluso los estudiosos de la revolucionhan ignorado a mcnudo la relacion entre cidos y situaciones revolucionarias(aunque vease Coldstone, 1997: 2). Esto se debe en pane a la tendencia a con-siderar las revoluciones corno sucesos mas que como procesos (Goldstone,1991). Una vez que las enrendernos como un proceso, se ponen de manifies-to sus analoglas y sus diferencias can los ciclos de accion colecriva,

    Si los cielos de protesta son pumas de inflexio[l para el cambia social ypolitico tan irnportantes como yo sostengo, ipor que disponemos de tanpocos trabajos sobre tales periodos?Una razon es que las organizaciones del movimieruo son mas Gciles de

    fijar en el tiernpo y el espacio que los ciclos de proresta mas amplios, y resul-{an mas accesibles para los invesrigadores, muchos de los cuales proceden desus propias BIas. Los cielos de accion colectiva, par contrasre, a menudocornienzan en el seno de las inst ituciones, se ext ienden a confrontacionesentre genre corriente y sinian al investigador ante algunos de los aspectosrnenos edificanres de la accion colectiva: la turba, el turnulto y la insurrec-cion armada. Cuando acahan en represion y decepcion, su antilisis constitu-ye una lectura deprirnente, "Post coitum omnia animal triste, escribe Aristi-de Zolberg, cirando la vieja maxima para mosrrar 1:1orma en que la desi lu-si6n sucede al terrnino de las oleadas de accion colectiva (1972: 205-20G).Una segunda razon para pasar por alto los ciclos es que no ocupan un

    espacio claramenre dernarcado respecto a 1:1polftica insritucional. Los esru-diosos de la conducts colecriva, par ejemplo, disringuen esta de la con-ducra denrro de las instituciones. Sin embargo, las insurgencias cornicnzan a

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    226 L PODm EN MOVlMIENTO

    Pero la rnultipolaridad de la interaccion presente en estos cidos y las dife-rentes reacciones de las auroridades provo caron que sus finales fueran menosparecidos que sus principios. La difusion de la accion colectiva desde losadelantados hasta los parr icipantes posrer iores y el desplazarniento de lasoporrunidades polfticas de los prirneros disidentes a sus aliados, y despues alas elite s, las diferentes decisiones gube rnamentales sobre a quien repr irnir ya quien tolerar, las divisiones emre las alas moderadas 0 radicales del rnovi-miento: todo ello es 1 0 que incremento el nurnero y la variedad de interac-ciones y proyecto a los ciclos en direcciones divergences, como ocurrio traslas revoluciones de 1848.

    Por ejcrnplo, los gobiernos que siguieron ala oleada de protestas de 1968en Europa Occidental fueron diferentes para cada pais. En Francia, una coa-licion conservadora se lirniro fundamentalmeme a revisar el sistema educati-vo contra el que los estudiantes habtan protesrado en mayo, pem dio marchaarras a las mejoras salariales que habian conseguido los trabajadores; en Ale-mania Occidental asurnio el poder una coalicion socialdemocrata, quearnpli6 el sistema de asistencia social del pais y lanzo una Ostpolitik con laenronces comunista Alemania del Esre: mienuas que en Italia, una sucesi6ncarnbianre de gobiernos de centro izquierda otorg:lfon un grado de poder a1 a clase obrera en las fabr icas que se rnantuvo hasta la decada de los ochentapem dejo intacto el sistema politico. El final de 1 0 5 ciclos de protesta nuncaes tan uniforme como sus cornienzos, 1 0 que nos conduce directarnenre altema del resultado de los movirnienros.

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    CAPfTULO 10LALUCHA POR LA REFORMA

    La lucha por la rcforma, jextrailo encabezamiento pa ra inrroducir una discu-sion acerca de los resultados de los movimienws socialesl La mayo ria de losrnnvimientos persiguen rnucho mas que reformas y muchos rechazan directa-mente el reformismo. Los act iv isms del movirnienro cxigen cambios socialesfundarnentales, el reconocimienrn de nuevas idcntidades, 1 0 1 incorporacion alsistema politico, 1 a destruccion de sus enemigos 0 el dcrrocamiento de unorden social, pew rara vez refonnas. Cuando los movimienros se aeumulan enun cicio general de accion colccriva, como vimos en el capitulo anterior, lasreiv indicaeiones se hacen ran ampl ias y l as eli tes se yen s ir iadas hasta tal pumoque Iorzosamenre se incorporan cambios profundos a la agenda. No obstan-te, como argumemare en esre capitulo, la estructura polirica a traves de la quese procesan las dernandas de los movimientos los aboca a un crisol cormin,donde los resultados mas probables de la lucha son cidos de reformas.

    La ambigiiedad de los resultados ell terminos politicosDurante rnuchos afios, los analistas de los movimientos sociales han lamen-tado nuestro desconocimiento de sus resultados en rerrninos politicos (Giu-

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    CAPITULO 11LAACCION COLECTIVA TRANSNACIONAl

    E I 27 de febrero de 19 97, L ou is Sch weitzer, presidenre de la problem aricaem presa fra ncesa de a urornoviles Rena ult, anu ncio el inrninente cierre de laplanra qu e la cornpafila peseta en Vilvoorde, Belgica (Le Soir, 28 d e f eb re rode ] 9 97) I,La p rim er a reaccion airada al anuncio de Renault provino del pri-m er ministro belga, jean-Luc Dehaene, y dio paso a alusiones en l a p re n saf larnenca al c ho vi ni sr no f ra nc es (Le Mende, 5 de m a rzo, 1997). La colerab elg a a um ento cu ando rcsu lro evidente qu e el g ob ie rn o f ra nc es h ab la te nid oconocirn ien to del pla n de cierre a l m en os seis sem ana s am es de su a nu ncio yqu e la em presa espera ba u tiliza r fondos estru ctu ra les de la U nion E uropea(UE ) pa ra a rnpliar su plan ta de V alla do lid , E spa na , cu ando cerrara la de V il-voorde (Le Monde, 6 y 8 de m arzo, ] 9 97). E l Pa rla rnenro E uropeo expresosu indig na ci6n por 1 0 qu e a lg unos de su s m iernb ros lla maron u na reestru c-tu ra cio ri a ng losa jona : in clu so e l h a biru alm enre ine xprcsivo pre sidc nte de laC orn ision Ja cqu es Sam et se ref irio a Ia decision com o Hu n grave golpe a laconfia nza eu ropea . ex horrando a los tra ba jadores belg :1s de la em pres:! dea urornocion a dernandar a la cornpa fu a por vio la r la leg isla cion [a bora l eu ro -pe a (intel'l1atio1)(t/ Hmzld Tribune, ]0 de rnarzo , 1997). Los sindica tosdenu ncia ron inm edia ta rnente a la em presa en B elg ica y, para ma s segur idad ,ta m b ie n e n F ra nc ia .

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    248 EL PODER EN MOVIMIENTO

    Si ladecision de Renault conrnociono a las auroridades belgas y de la UE,su reaccion no fue nada cornparada con las de los rrabajadores de Vilvoorde,Casi inmediaramenre despues del anuncio de cierre, ocuparon la fabrica,secuestraron un gran rnirnero de coches Iisros para su embarque e iniciaronUIU serie de protesras publicas que converrirfan a Vilvoorde en proragonisrade un nuevo terrnino del lexico pollrico europeo: la Eurohuelga 2. Estasacciones traspasaron rapidarnente la Frontera con la incursion de un cornan-do" de Vilvoorde en Francia y el viaje de rrabajadores franceses de Renault aBelgic;},para rnanifestarse al lado de sus colegas belgas 3. La rnasiva manifes-racion organizada por los sindicatos belgas en Bruselas fue secundada por loslideres de la izquierda Irancesa y por una gran delegacion de trabajadores[ranceses de Renault. Mienrras se colgaba en efigie a Schweitzer y un gigan-re de mirnbre que transportaban los manifestanres realizaba el saludo nazi, eldirigenre delsindicato dernocraracrisriano belga, Willy Peirens, dijo ala mul-titud: Esta es una rnuestra de colera e indignacion; una rnuestra de solidari-dad frente ala brutal idad (Reuters, 17 de rnarzo, 1997). Para julio, can unnuevo gobierno socialism en Francia, y los cribunales belgas y francesesfallando a su favor, los trabajadores aceptaran el paquete de cornpensacionesque la empresa les of red a (Le Mende, 6-7 de abril, 1997) 4. Pero no habfaningun jubilo en Vilvoorde; como deda un cartel el db en que los trabaja-dares aceptaron por votacion el cierre de la empresa: "En America t ienen aClinton, a Johnny Cash y a Stevie Wonder; en Belgica tenernos a Dehaene,pero no tenernos ni dinero (cash) , ni milagros ( iu o n dc r ) ( LHuma n i ti , 22 dejunio, ) 997). ,

    Para los estudiosos de los movirnientos sociales, episodios como el de lauEurohuelgall planrean imporranres cuestiones, ya que introducen tres nue-vos aspecros junto a los elementos canocidas de la teoria de los movirnienrossociales, En primer lugar, el confl icro enfrent6 a los ciudadanos de un paiscontra una empresa con sede en atro; en segundo lugar, existio una coopera-cion par encima de las fronreras entre actores sociales nacioriales call intere-ses camunes; en tercer lugar, se utilize a una institucion supranacional y a lalegislacion europea para promover las reclarnaciones .Entonces ~fue este episodic un movirniento social transnacional, 0 al

    menos el inicio de uno? Los trabajadores belgas hicieron causa cornun cansus hornologos en Francia, utilizando para ello la legislacion y [as institucio-nes imemacionales; pero ~fuesu protesta -segun la definicion ernpleada eneste estudio- t tn d es af lo c ol ec ti uo , b a sa d o eI7 propositos c om u n es y s ol id m 'id a ds oc ia l, e n u n a i nt er a ct io n s os te ni da COil l a s e l it e s, o pon en t es J' au tor idades? ~Ofuemas bien un breve episodic de intercanibio politico entre trabajadores belgasy franceses y autoridades belgas y cornunirarias trasrornadas par las tacticas

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    americanas)l urilizadas par la empresa francesa? (Pizzorno, 1978). lue unafasemas de la espiral ascendeme de accion colecriva rransnaciorial a simple-mente un incidence denrro de un confl icro normal entre capital y trabajoque, en esre case, rraspnsaba las fronteras nacionales?~Que nos pueden ensefiar estes episodios sabre el crecimiento del rnovi-

    . rnicnto rransnacional, en partes del mundo -como Europa Occidental-e-que no esran reguladas por una red de institucicnes supranacionales? ~Podc-rnos aplicar las erisefianzas de este estudio a forrnas de accion colectiva trans-nacional que no son prccisamente rnovirnientos sociales? (Keck y Sikkink,1998b). "Los analisras occidenrales -escribe John McCarrhy- empleancada ve: mas un conjunro comun de instrurnenros concepruales para corn-prender el nacimiento y las trayectorias de los rnovirnientos sociales: ~pode-mas utilizar dichos conceptos para cornprender a los rebeldes ~e otras partesdel mundo que pretenden influir en las auroridades transnacionales y nacio-nales, asi como en las subnacionales? (1997: 243). Esras son las cuestionesque planteo en este capitulo.

    Globnlizacioll ]I mouimientos socinlcs transuncionalesEn el norte de Quebec, Sudamerica y la India rural, coaliciones de gruposindigenas y organizaciones no gubernarnenrales del exterior han organizadocampafias para detener 1 a consrruccion de presas; en la frorirera entre Mexi-co y los Esrados Unidos, grupos ecologisras y de defense de los derechos delos rrabajadores de ambos paises colaboran en lacreacion de un marco de rra-bajo para el Tratado de Libre Comercio de America del Norte (NAFTA); enlaEuropa del Este anterior a 1989, los acuerdos de Helsinki proporcionaronun marco inrernacional en el que podfan organizarse los grupos disidenres:en alta mar, Greenpeace y orros grupos ecologisras se oponen a las empresasy a los gobiernos que conrarninan el media ambience. A pesar de sus dife-rencias, tcdos estes episodios incorporan una dimension transnacional a laaccion polirica colectiva.Los estudiosos del terna han analizado con prontitud estes acontecimien-

    tos a menudo generalizando a partir de unos cuantos episodios espectacula-res, pero quizas poco represenrarivos, Algunos conduyen afirrnando que laaccion colectiva rransnacional mpone un desaffo para la soberanfa del Esra-do-nacion (Cerny, 1995), rnientras qlle arras hablan de Estados Iallidos(Rudolf, 1997); algunos se preguntan si tales movimieruos son pasos hacia lacreacion de una sociedad civil global (Wapner, 1995, 1996), rnientras arrasescriben sobre una pluralidad de espados rransnacionales (Rudolf, 1997:

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    2); algunos consideran que la globalizacion desl iberai iza las sociedades(Castells, 1997), mienrras que orros hablan ya de una s oc ie d ad r nu n d ia l (Meyer, Boli, Thomas y Rarnfrez, 1996). Como expreso con confianza unode elias:

    Los rnovimientos, que scl lan sec organizaciones nacionales bastanre coherentes,esrdn rransforrnandose en redes trasnacionales, can nodos muy fragmentados yespecializados, compuestos de organizaciones y rnovilizuciones rnenos organiza-das, rodo e ll a v inculado mediante las nuevas tecnologfas de la cornun icac ir in(Garner, 1994: 431).

    La polfrica rransnacional ha adquirido la maxima irnportancia en el cambiade siglo (Risse, 1995). Sin embargo, nuestro objerivo en este capitulo no esreconocer a celebrar esro, sino separar la s coriexiones inrerfronterizas tempo-rales y efirneras de aquellas otras mas profundas y duraderas, as f como eva-luar las oportunidades y las lirniraciones en Ia forrnacion de rnovimienrossociales rransnacionales. Solo enronces podremos empezar a cornprender susimplicaciones para el futuro de la accion politica colecriva,

    T res son l a s h ip o re si s planteadas en relacion con la resis general de laaccion colecriva transnacional. La prirnera es que la economia mundial seesta globalizando rapidarnente, a rnedida que 1 0 hacen sus sis temas de cornu-nicaciones; la segunda , que estos cambios ab ren mayores posibilidades parala accion cclecriva transnacional: y la tercera, gue se esra desarrollando algoparecido a una sociedad civil transnacional, a la que dan (uerpo las instiru-clones internacionales y los rnovimienros sociales transnacionales. Vamos arepasar estos ternas antes de pasar a los procesos de accion colecriva transna-cional que se pueden apreciar en la actualidad,

    La s j u en t es d e l a g lo b a li za c it inLa version mas popular de la teoria de lo s movimiemos sociales transnacio-nales dice que la economia global cornenzo a desarrcllarse a partir de ciertornornento cercano al final de la Segunda Guerra Munclial, gracias a la libera-lizacion del comercio inrernacional y [a aparicion de una nueva hcgernonfaeconomica. Su caractertstica mas basica, escribe Kevin Robins, fue el cambioa un rnundo en el que codas los aspectOs de la economia -materia prirrra,informacion y rransporte del rrabajo, financiacion, disrribucion y rnarke-dng- estan inregrados 0 son inrerdepend ienres a escala globa ln (1995: 345}.

    Como ocurre con arras estudiosos de la globalizacion, la evocacion de laeconornfa global que realiza Robins estd mas solidamenre planreada que

    demostrada. Cuando Robert \Vade realize un cuidadoso analisis esradlsricosobre inversion, comercio y fi nanzas inrernaciona les en el pasado y en el pre-sence, acabo concluyendo que Ia econcrnla mundial es mas inrernacionalque globab:

    En las econornlas nacionales mayores , mas de l ochenra po r demo de la produc-cion es para el consume interno, y mas del ochenra po r ci ento de lu inversion esrealizada par inversores nacionales. Las empresas esran :uraigadas en series nacio-nales reguladas por regimenes nacionales 0996: 61).

    Lo que Robins acerto de plene, al considerarlo un autenrico factor novedo-so en la econornfa rnundial actual, fue que, en conrrasre can pasados perio -dos de inrercarnbio internacional acenruado, los carnbios econ6micos ocu-rren pr.icticamente de forma insranranea (1995: 345). Lo que nos !leva alsegundo elernenro de la tesis de la globalizacion: la aparicion de estrucruraspublicas que unen mas esrrecharncnte el nucleo y la periteria del sistemamundial. Este crccimiento se ve acelerado gracias a tecnologias de la comu-nicacion privadas y descenrralizadas, que proporcionan a los grupos y a 105individuos medias de cornunicacion independientes, como el fax, el correoelew6nico y las v ideocarnaras (Gan ley, 1992) .

    La expansion de los rnercados y las cornunicaciones globales acerca a losciudadanos del norte y de Occidcnre a los del sur y de Oriente, hacienda alos primeros mas cosmopolitas y a los segundas rnds conscientes de su desi-gualdad. La expresion mas espectacular de esta imegraci6n Hsica viene plas-mada en la inrnigracion procedenre del sur y el esre hacia el none y el oeste,a consecuencia de la cual las ciudades globales se han convertido en unmicrocosmos en el que observar Ia crecienre dicororrna entre los rices y lospobres del mundo y el encuentro de las culruras globales" (Castells, 1994;Robins, 1995: 345). Perc tarnbien ha heche posible que los grupos eeologis-tas y favorables a los derechos humanos y de la rnujer se rnuevan en la direc-cion opuesta: que hablen la rnisrna lengua y rrabajen en la consecucion de losrnisrnos objetivos que sus hornologos en el Tercer Mundo. Apoyando esrarendencia, Jackie Smith apunra que 1 a proporcir in de o rganizac iones trans-nacionales cuyas sedes se encuentran fuera de las democracias industrialesaurnenra Ienrarnente (Smith, 1997; 49).

    Estes cam bios estructurales ricnen una concomirancia cultural: hahira-rnos en un universe mas unificado culturalmcnte, en el que los jovenes vis-ten de manera similar, escuchan Ia misrna rnusica y asisren a sistemas educa-rives construidos sobre los mismos rnodelos (Meyer et al., 1992). Uno de losresultados puede ser la destruccion del aislarniento cultural sobre el que seedifican lo s malenrendidos: perc otro podria ser la intensificacion de la per-

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    252 EL PODER EN MOVIMIENTO

    cepcion de las diferencias que incrementa los amagonismos sociales y pro"mueve la fragmenraci6n social" (O'Neil , 1993: 68). Un rercero es la conca-tenacion de irnpactos econornicos y sociales entre diferentes partes del pla-neta, y un cuarto serla el descubrimiento mutua de problemas sirnilares COm"parr idos por grupos indfgenas que habiran areas ameriormente aisladas(Brysk, 1994; Yashar, 1996). Grupos ran diversos como los indigenas andi.nos y 105 lapones escandinavos rnantienen comacro acrualmeme par encimade las fronteras nacionales,

    Existe una correspondcncia entre el desarrollo insti tucional y el incre-mento de los Hujos de comunicaci6n y econ6micos. A part ir de la SegundaGuerra Mundial, diferenres panes del mundo se han entrelazado medianteuna densa red que engloba insrituciones internacioriales, reglmenes y can"ractos intergubernamenrales y transnacionales (Meyer et al., 1997). Consi-deremos el ambito de los derecbos hurnanos inrernacionales segun ThomasRisse y Kathryn Sikkink:

    A partir de la Segunda Guerra Mundial, losdercchos humanos han sido cadn vet.mas reguladosy eapccificados en el ambito lnrernacional. Su evolucion seha cen-rrado en el sistema de la Organizacian de las Naciones Unidas, cornplernenradomediante acuerdos regionales (!997).

    junto can este ambi to formal , existe un "club liberal informal de nacionesque se idenrifican a sf mismas (y son identif icadas) como una caregoda deEstados de la que otros esrdn excluidos (p. 4), Estas insti tuciones y clubesinternacionales 5011 el arrnazon en torno al que se han desarrol lado las rela-ciones rransnacicnales que tratarernos en la segunda parte de nuestro razo-narniento: la accion colectiva transnacional.

    Ardon colectiua transnncionalEnsu resumen de [a Horecienre lireratura sobre globa1izacion, Robins unica-mente alegaba que erosionaba las fronteras de las economias nacionales: peraotros consideran que erosiona tambien el poder del Estado nacional, La resiscontinua resaltando que, en la era de la globalizacion, no solo se transrnitencon rapidez de un pais a ot ro las imagenes de la accion pol itica colectiva, 1 0que desencadena su difusion y su imitacion, sino que 1 0 rnismo oeurre canlas gentes, sus demandas y conflictos. Las tarifas econ6micas de los viajesaercos y las fronteras naeionales perrneables permiten a los rnisioneros delos movirnicntos y a sus aliados locales difundir corrienres tan diferenrescomo el fundamenralismo isldrnico a el nacionalismo serbia pOl' rado el

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    . . . .LAACCION COLECTlVA TRANSNAClONAL 253mundo (Kane, 1997). Mediante l a u t il i zac ion de rmiquinas de fax, correaelectr6nico, colectas carirativas de sirnpatizantes bien inrencionados, tras-fereneias de Iondos, arrnas y terrorisras a cravesde las fromeras con facilidad,losnacionalistas de la didspora promueven las camas de sus paises de naci-miento sin abandonar sus cornodos refugios occidenrales (Anderson, 1992).En parte como respuesta a las tcndencias ecouornicas globales, las orga"

    ~nizaciones incernaclonales han proliferado en el siglo xx, y especialmeme apnrrir de la Segunda Guerra Mundial. Algunos, como el Banco Mundial, sehan convertido en blanco de las pratescas sociales (Kowaleski, 1989; Walton,1989), rnienrras que otras, como las Naciones Unidas y la Union Europea,apoyan deliberadamente a los gmpos no gubernamenrales transnaciorialescon subvenciones, encuentros y oportunidades para ofrecer asesoramienro.POf ejernpln, la Direcci6n de la Uni6n Europea para el Medio Ambienre, laSeguridad Nuclear y la Proteccion Civil financia la Oflcintl Europea delMedic Ambiente, una organizacion paraguas que represenra a prdcticamen-te todas las asociaciones ecologisras relevanres de los paises de la UE (Ruchr,1997: 202., 206).En los casas en que las organizaciones inrernaciunales pueden rornar deci-siones vineulames -0 incluso semivinculames- para los Estados miern-

    bros, los rebeldes de cada pais encuentran oporrunidades institucionales pararrascender sus campos de acruacion nacional parricipando en el asesora-rnienco, la acci6n colectiva y Ia contestacion en un nivel iruernacional (Keck,1995). Algunas de esras iniciativas son verticales y bilarerales, es decir: entredecerminado grupo nacional 0 local y una organizaei6n internacionai parti-cular, No obstante, como hemos visto en el capitulo 6, los rebeldes creanoportunidades para otros descontentos: a 1 0 largo de las ultirnas decadas,buenn pane de organizaciones no gubernamenrales transnacionales (ONGT)sehan agrupado en corno a cada una de las principales insti tuciones inter-nacionales O . Smith, 1994, 1997), AI igual que eI Estado nacional en [assiglos XV11 I y X IX , las organizaciones e instiruciones inrernacionales ofrecenoporcunidades par:l la acci6n colectiva a roda una serie de actores sociales,Esto nos conduce a 1 0 que denornino la tesis Iuerte de los movirnientossociales transnacionales,

    L a t es is t ra n sn a c io n a l fiwteLa tesis fuerre de los movirnientos sociales transnacionales, que he-recopila-do de una variedad de fuerues, es fruto de las siguientes observaciones, Susdefensores realizan estas cinco afirrnaciones:

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    25 4 -EL PODER EN MOVIMIENTOEn primer lugar, en la era de la television global, los aparatos runrunean-

    tes de fax y el correo electronico, la esrructura nacional de oportunidadsspollticas que solia ser condicion necesaria para organizar la accion colectivapuede esrar dando paso a orra estructura transnacional (Pagnucca yArwood,1994: 411).En segundo lugar, el Escado nacional puede estar perdiendo su capacidad

    para refrenar y estructurar la accion colecriva, Esro se debe, en parte, a la dis-minucion de lacapacidad de 1 0 5 gobiernos para disfrazar ante sus ciudadnnos 1 0que esta ocurriendo en el exterior de sus fronteras. Pero tambien a que la inte-gracion de la econornia inrernacional debilira la capacidad de los Estados paraadapcarse a las corrientes econornicas globales (Badie, 1997; Tilly, 1991: 1).

    En tercer lugar, a medida que sedeteriora lacapacidad del Estado para con-rrolar las fuerzas econornicas globales, los individuos }'los grupos han conse-guido acceder a nuevas tipos de recursos para organizar acciones colecrivas porencirna de l a s f ro n re r as (Rosenau, 1990), como vimos en el G1SO de Vilvoor-de. No son de una clase diferente de los recursos analizados en pollt ica inter-na por los teoricos de la movilizacion de re cu rs os ( Ke ck ) ' S ik k.in k, 1998b;McCarthy, 1997), pero incluyen tarnbien los viajes al extranjero, la cornuni-cacion con individuos afines a traves de las fronteras } ' la mayor pericia en eluso de cornunicaciones transnacionales e instituciones inrernacionales,En cuarto lugar, a medida que la economia se globaliza, se universaliza la

    culrura y proliferan las instituciones, los principios rnorales son cada vezmas adoptados como norrnas internacionales (Finnemore, 1996) y poste-riorrnente socializados en forma de cornprension dornesrica (Price, 1997;Risse y S i kk in k , 1997).

    Finalmente, se esta forrnando una red de organizaciones y rnovimienrostransnacionales nuevos que nace a partir de la economia global y la revolu-cion de las comunicaciones que Ie a co mp af ia , c re ce a lr ed ed or de una t ramade instirucicnes y organizaciones internacionales, se nutre de las desigualda-de s y los abusos creados por [a globalizacion econornica y se hace fuertemediante las normas imernacionales.

    EIcornpendio que realiza Jackie Smith de los movirnienros sociales trans-nacionales ilustra el inmenso crecirnienro de estas organizaciones", aunque lospardrnerros que utiliza para identificarlos son diferentes de los nuestros (veaseel debate subsiguienre). Ella considera que cl sector de los movimientossociales cransnacionales es bastante arnplio y diverse, y ha crecido de formaespectacular durante los ulrimos afios -desde poco mas de 300 en 1983 aalrededor de 600 en 199311(1997: 47). "E165 por ciemo de todos estos rnovi-mienros que se encontraban actives en 1993 -cominua- se crearon a par~ti r de 1970, y su edad media descendio en esas dos decadas de 33 a 25 nfios

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    - LA ACC10N COLECT1\WTRANSNACIONAL 25 5(p. 46). El potencial para la accion polfrica colectiva por encima de las fron-reras esra en crecimienro wando el mundo enrra en el siglo XXI. No obstan-te, ~es realmenre nuevo este nuevo fenomeno? ~Que grade de agresividadplanreara su confrontacion?

    Enseiianzas de L a bistoriaAntes de proponer una tesis casi tan fuerre como la que acabarnos de esbo-zar, pero que parece ericajar mejor con much as de las t endencins del mundoactual, es irnportante si rua r en su contexte historico laafirmacion de que lasnuevas tecnologias ) ' los nuevos medios de comunicacion son los responsa-bles de la creacicin de un mundo de rnovimienros transnacionales. A 10 largodel preseme esrudio -y rnucho ames de la invencion del aeroplane, lasrnaquinas de fax ) ' 105 medics de cornunicacion elecrrcinicos-, hemos pre-senciado la difusi6n de toda una serie de rnovirnientos a traves de las fronte-ra s nacionales.Por ejcmplo, tal como nos recuerda Susanne Rudolf, las religiones se han

    trasmitido desde muy antiguo a rraves de las fronteras polfricas, ranto desdeOriente a Occideme como en semido inverso (1997: 2). El ejemplo masespectacular tal vez sea el craslado del carolicisrno organizado a Larinoarneri-ca, sabre las espadas del colonialismo espanol y portugues, En el siglo XVI][,exisrio una esrrecha conexion entre la Revolucion Americana, el rnovimien-to de Patrioras Holandeses y la Revolucion Francesa (Markoff, 1996). Pocodespues se desarrollo una r el ac io n e nt re los defensores de la abo l icion de laesclavitud en Gran Breratin, Estados Unidos y Europa Occidental . La pri-rnera rebelion de esclavos moderna, la de Hai rf, fue una respuesta di recra ala Revolucion Francesa (Drescher, 1987: cap. 2).

    A 10 largo del siglo XIX, como virnos en el caso de las revoluciones de1848, cada una de las principales revoluciones y muchas de las menos irnpor-tames tuvieron consecuencias en otros paises. Hacia la decada de 1880 loscontactos disperses que habian vinculado el movimiento de fa clase obrera enEuropa cristalizaron en la Segunda Imernacional, cuyos partidos consrruye-ron organizaciones sirnilares y afirrnaban, al rnenos, estar rrabajando paraconseguir el mismo objetivo internacional. De la misrna rnanera, las oleadasde hueIgas y los ciclos de protesta en Europa respondlan a corrienres inter-nacionales (Mikkelson, 1996). Los defensores transnacionales del abolicio-nisrno, el nacionalisrno y la ernancipacion de la rnujer consiguieron ganarconverses y realizar rnodestos progresos contra los gobiernos tradicionales 0coloniales (Hanagan, 1998; Keele y Sikkink, 1998a: cap. 2).

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    256 EL room EN MOVIMIENTO

    La his tor ia tarnbien nos ensefia que la accion colecriva transnacionaladquiere rnuchas Iormas, aunque no codas elias sean faciles de cata[ogarcomo movimienros sociales, 5i bien [a mayor parte de las campafias del sigloX L " \ ( esrudiadas par Margaret Keele y Kathryn 5ikkink estaban basadas en lascreencias religiosas, algunas, como la carnpafia cancra la rnutilacion sexualferncnina en Kenia, fueron protaganizadas exclusivamente por misioneros(Keck y Sikkink, 1998a; 66-72); otras, coma la carnparia contra el vendajede pies en Chi na, fueron desarrolladas can la parricipacion de mis~O~1er?Ssealares nacionalistas (pp. 60-66); y un tercer tipo, como la abolicionism,construyo vinculos especialmente sabre la base de arganizaciones religiosassirnilares (pp. 41-51). De todos los casas expuesras por Keele y Sikkink,solamente el sufragio fernenino implico fa dcdicacion especffica de organiza-.ciones inrernacionales del movirniento (pp, 51-58).Adernas, aunque el impulse inicial para muchos de los movimicntos pro-

    cedra de la difusion de las carnpafias a craves de las frontcras nacionales, confrecuencia su realizacion dependia del poder de 105 Estados hegernoriicns-como cuando la poderosa armada bri tanica irnpidio el cornercio de escla-vos- y arraigaron de diferente rnanera en los diferenres paises. En aquelloslugares donde rriunfaron, produjeron movirnientos, partidos y . si~dica[Qsnacionales cada vez mas diferenciados. Como observan Keck y Sikkink, lascampafias rienen lugar dentro de contextos organizativos; las ideas que pro"pugnan 110 solo deb en convencer y crear aliados, sino que sus organizacionesdeben ser tam bien capaces de vencer la oposicion que suscitan (1998a: 74).Veamos las diferencias en la evolucion de los parridos nacionales pertene-

    cientes a la Segunda Inrernacional: bajo la caractcrfstica cormin del interna-cionalismo, cada uno fue impregnado de l as diferenres culturas nacionales,culruras que ejercieron como fuerzas activas a favor de la division cuando, en1914, p rric tic arn en te to do s los partidos socialistas europeos apoyaron la {{gue-rra capitalista de sus respecrivos gobiernos nacionales. Como sefiala JohnMcCarthy, las esrructuras nacionales de oporrunidades poll ricas afecran a laprobabilidad de que se produzca e] activi smo rransnacional (1997: 256).

    Tarnbien la historia proyecra una mirada esceprica sobre el supuesto deque las norrnas inrernacionnles puedan SCI' socializadas en forma de nor~aspara usa dornesrico, sin que exisran mecanismos concreros para lograr dichatransforrnacion. En las formulaciones mas absrractas, la sociedad civil {(gene"ra norrnas internacionales, que de alguna rnanera configura y redefinenlosintereses del Esrado (Price, 1997). No obstante, aunque cont inuamente seproponen nuevas definiciones de idenridad par parte de acrores concretes, lahiscoria apona pocos ejernplos en los que esras sean transformadas en n~r-mas internacionales y menos tadavfa que sean socializadas con exiro en SOCle-

    III, IIIiii!

    LAACC10N COLECTIVA TRANSNACIONAL 257

    dades concreras sin el ejercicio de una agencia, Consideremos la difusidn delabolicionismn alrededor del mundo; tuvo tanto que ver con la rnision pro-rectora que ejerda la armada britanica sobre las econornlas de sus amiguascol on ia s e s cl a vi st a s como con la norma de lo s derechos humanos (Markoff.1996: cap. 2). Como afirmo Margaret Keele, existen lfrnires a la construc-

    ~ cion social (1995: 420-42l). .En resumen, la historia no solo nos ensefia que la accion colectivn trans-nacional no es nada nuevo bajo el sol; tam bien nos muestra que asurne dis"tintas fOr?las y se integra de modo~ diversos en las diferemes sociedades; yque req uiere una coyunrura especial de. incentives y oporrunidades paraorganizarse y rrasrnirir nuevas normas e idemidades, Antes de conc lu ir qu eel mu~do se esta ~onviftiendo a toda ~elocidad en una sociedad civil global,debenamos exammar estas Iormas y niveles de inregracion y pregunrar aden-de nos llevan y cuales son las que probabl~mente produciran nuevas norrnase idenridades.

    Tipologfa de la accidn colectiva transnacionalDos observaciones ernpfricas exrrafdas de estes breves ejemplos hisroricos nosp.ueden ayudar a desvelar el complejo hilo conductor de la polit ica transna-cJon~ en el mundo actual. En primer lugar, muchos de los fenomenas queparecreron estructuralmenre transnacionales en su memento resultan formarpane de procesos que se acabah cuando carnbian las condiciones polfricas.En segundo lugar, rnuchos de los ejemplos de acciori colectiva transnacionalcaredan de bases s6lidas en forma de redes sociales locales. Si la s transfer-mamos en dimensiones anallticas y las interrdacionamos, estas dos observa-clones nos ayu daran a diferenciar y describir la a mplia a arna de accionescolectivas transnacionales que podemos conternplar en ~[ rnundo actual.Dicha interrelacion esra representada graficarnenre en la tipologla de la figu"ra 11.1. A conrinuacion definire cada una de estas formas, proporcionareunos cuanros ejernplos extrafdos de la l ireratura relacionada can los rnovi-rnientos sociales y con la polftica transnacional y luego especulare breve-mente sobre sus principales propiedades y dinamicas.

    . lv i ov imien to s so ci a le s t r an sna c ion a le sDenomino movimientos sociales transnacionales a las interacciones conten-ciasas de grupo, 0 indiuiduos que desafian deforma sostenida a determinados

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    258 EL PO DE R E N M OY 1M rEN TO

    oponentt!s, nacionales a no nacionalcs , median te rules i nt er co ne ct ad a s q ue t ra s-pa san la s j i-07Jteras nacionales. Los blancos de ataque de los movirnientostransnacionales pueden variar de una epoca a otra, pudiendo se r inrernacio,nales 0 nacionales, publ icos 0 privados, Lo fundamental de esta definicion esque los rebeldes 0 descontentos que organizan el desaflo esten inregrados enredes sociales dornesricas y conectados entre S I de manera mas que esporadi,ca mediante formas comunes de entender el mundo, 0 mediante lazos infor-males u organizativos, y que sus desaflos no se queden en Ia palabra, sino quese reflejen en acres. Esta definicion es 1 0 suficienremente ajustada como paraexclu i r algunos tipos de inreracciones transnacionales y suficiemememeamplia para incluir aquellos que -segun la tipologla de la f igura 11.1-cornbinan la duracion en e] riernpo con [a integraci6n en las estructurasdornesticas de mas de una sociedad.

    INTEGRACION EN RIDESSOClALES DOMfsTICAS

    I v lAR C O TE l' ., .J P ORAL No inregradasDifusion

    InregradasI n rc rc a rn b io p o li ti coMovirnienrcs sociales

    rrnnsnacionnles

    LimiradoSosienido Redes r e rna r ic as

    t ra n sn a ci o n a le sF IG U RA 1 1. 1. T ip o lo gi n d e l a a c ci dn c o le c ti ua r ra n sn a ci on a l.

    Nuestra definicion es restrictiva, pero no tanto como para que sea irnpo-sible encontrar en el rnundo real fenornenos que encajen con ella. Por ejern-pia, Greenpeace es una organizacion del r no vi mi en to r ra ns na ci on al quecu mple las condiciones propuestas en la definicion anterior. Cuenta conmillones de miembros en diferentes paises, conecrados de manera jerirquicamediante una organizacion transnacional, que cornparten una deterrnina-da vision del mundo, y participa en confrontaciones tanto con lo s gobier-nos como con ernpresas privadas que conraminan 0 amenazan contaminare I medio ambience (Wapner, 1995, 1996). Greenpeace ha desarrollado alm i smo riernpo un repertorio que les perrnire oponerse a proyec[Qs y a adver-sarios mas alla de froriteras nacionales -por ejemplo, en su oposicion a laspruebas nucleates francesas en el Pacifico, contra los planes de la campaniaShell Oil para hundir una plataforma petrolitera en el mar del Norte 0 con-tra la sobreexplotacion de los recursos marinos que realiza la flota de arrasrrefrancesa 0 inglesa (Irnig y Tarrow, 1996). ,,;,;

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    259AACCION COLEcrrvA TRANSNACIONAL

    EI movimienro pacifisra europeo y norrearnericano de la decada de losochenta fue otro movimiemo transnacional, aunque en este caso careciera deuna iinica organizacion jcr.irquica (Rochon, 1998). EI fundamentalisrnc isla-mico es u n r er ce ro , aunque p ar ez ca a do pt ar diferemes forrnas en distintaspartes del mundo, de los ralibanes afganos al nacionalisrno irani 0 e[ Frenrelslamico de Salvaci6n argelino (Eickelrnan, 1997; Kane, 1997). EI prirnerode estes rnovirnienros fue capaz de rnovilizar a cienros de miles de manifes-tanres contra los misiles nucleares a cornienzos de los ochema, mien t ras queel ultimo ha desafiado 0 dereriorado seriarnente a numerosos gobiernosdesde la revolucion Irani de 19796Las condiciones necesarias para que se produzca un movimiento social

    sostenido que este, al misrno tiernpo, integrado en diferenres sociedndes, uni-ficado en sus propositos y en su organizacion, y que sea capaz de organizarla accion cclectiva contra una variedad de objetivos son diflcile; de curnplir,Greenpeace nacio de una surna de rnovirnientos locales que ten ian una moti-vacion similar y unos cuantos objetivos de aeaque clararnente visibles cuyasact ividades reman repercusiones por encirna de fronteras nacionales. Elrnovimiento pacifism de los ochcnta fue la respuesrn a un asunto internacio-nal que combinaba arnenaza y oporrunidad: el programa polirico de un pre-sidente nortearnericano que pare cia estar arnenazando al planera con sucarrera armarnentlst ica. Y el Iundamentaiisrno iskimico broro de una de lasinstiruciones transnacionales mas antiguas del mundo, que cuenca con escue-las religiosas propias, rnezquicas y secras repartidas por redo el mundo en lasque enraizarse. Estas condiciones no se reproducen cada vez que hay unainteracci6n rransnacional entre acto res no gubernamemales y, como observaMargaret Keck, la atencion inrernacional, al fin y al cabo, no sc conservamucho tiernpo (1995; 421). Mucho mas habituales son las condiciones queperrniten una rdpida difusi6n interfronreriza de la acci6n colectiva local.

    Dijusion interjronterizaPar difusion interfronteriza me refiero ala cornunicacion de las ideas, formasde organizacion 0 dcsahos del movimienro ante adversaries similares, de uncentro de accion colecciva a otro. Dicha interaccion puede producir rnovi-mientos Iuerres, pero 110 necesariamenre movirnientos can una red de cone-xiones fuerte en mas de una sociedad. AI no estar controlada por un tejidocoriectivo transfromerizo solido, la difusion deja mucho espacio para que laseponunidades y lirniraciones locales inrluyan en el modo en que se plasrnanlos desalfos en cada nuevo escenario (Ernst, 1997). La difusion es un feno-

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    262 EL PODER EN MOVIMIENTO

    No hace Ialta especificar que los rerrninos "ganancias y perdidas nodeben ser interpretados de forma lirnitada y material. Per ejernplo, en la deca-da de los ochenta una serie de organizaciones ecologistas del none formaronuna alianza con 105 representanres de los caucheros brasilefios, en parte graciasa los contactos realizados a traves de antropologos con experiencia en la zona(Keck, 1995: 415-416). EI origen del asunto tenia implicaciones econornicasde ganancias y perdidas, debido al trasiego de rierras que se produjo en el nor-deste de Brasil a finales de la decada de los setenta, La coordinadora ecologis-fa con sede en Washington D.C. relaciono la penosa situacion de los cauche-ros con el proyecro auspiciado por el Banco Mundial en Rondonia, e hizo queel Conzreso Nortearnericano se inreresara par el caso, apoyando a los activis-tas brasilefios en su negociacion con el gobierno brasilefio para la creacion dereserves que preservaran la extraccion de caucho. La cornbinacion de la accionsindical, las presiones internas de la Iglesia y las presiones exrernas ecologistasconsizuio situar la balanza a favor de los caucheros. Como conduye MargaretoKeele, a l final se unieron los eeologistas extranjeros y los represenrames delrnovirnicn to de los recolecrores de caucho en Acre, y estahlecieron una rela-cion que cubna necesidades irnportantes y proporcionaba recursos poli ti cosdecisivos para todos ellos (1995: 415).

    Estes acuerdos no fueron permanemes. Aunque los grupos ecologistasinvolucrados en la lucha poselan profundos ideales tanto en 10 relative almedia arnbiente como sobrc los pueblos indigenas, las alianzas se organiza-ron alrededor de un asunro especifico, y cuando esre se resolvio a perdio rele-vancia, la campaf ia rerrnino. Como el intercarnbio polirico estd basado enasuntos concretes, y no sc cobija en ninguna organizaci6n permanente,resulra poco mas estable que la difusion de la accion colecriva entre fromerasnacionales, Sin embargo, es capaz de crear redes que sobreviven una vezresuel ro el asunto que les ha unido.

    Redes trnnsnacionales de denunciaHablamos de los cientos de organizaciones no gubernamemales que relacio-nan a ciudadanos de todo el mundo con redes ecologistas, de derechoshuman os, feministas, pacifistas y de pueblos indigenas. 2No rnerecen serincluidas en el concepto de movimientos sociales transnacioriales? Mi res-pues!a esque, aunque se trara del sector can un crecirniento mas rapido en lapolfrica transnacional de hoy dla, no favoreceriamos su comprension asirni-l.indolo a los movirnienros sociales, Resuira mas acerrado clasificarles, al igualque hacen Margaret Keele y Kathryn Sikkink, como parte de las redes trans-

    LA AccrON C OL E .C TTV t \ TR AN S N ACI ON A I. . 263

    nacionales de denuncia. Cirando a dichas auroras, "las redes transnacionalesde denuncia incluyen a aquellos actores relevantes que trabajan imernacio-nalmente en un aSUnIO,unidos entre sf por valores comunes, un discursosimilar y un denso lnrercambio de informaci6n y servicioslI (1998a: 2). Esrasredes -conrinuan- prevalecen en aquelJas areas tematicas caraccerizadas~por un contenido de alto valor e incenidllmbre informariva (p, 2), Partici-pan en ellas organizacioncs no gubernamenrales, gubernamenta1es e inrergu-bernamemales, y su presencia aumenra dla a dia en arnbiros como los dere-chos hurnanos, los derechos de la mujer y el medic arnbienre (vease tambienKeck y Sikkink, 1995b),(Quedifcrencia a estas redes de los movirnientos sociales y por que a veces

    se las eonfunde Con ellos? Parte de la confusion proviene de las dos diferen-res aplicaciones que se realizan del terrnino redes: esrructuras de conexiony ademaslas r ed e s s oc ia l es que constituyen los bloques sobre los que se asien-tan los rnovimientos sociales y otros tipos de accion polft ica colectiva. Segunel uso que se proponia en el capitulo 8, las rcdes de denuncia son estructu-cas .de conexi6n q lie atraviesan fronteras nacionales, rnientras que las redessociales son [a base para la acci6n colectiva en las socicdades domesticas.Aunque algunos csrudiosos ernpiezan a considerar que las comunicacioneselectronicas estrin proporcionando recursos para que los grupos formen redessociales a travcs de la distaricia (Wellman y Gulia, 1998), existe una claradiferencia entre el concepm de redes de denuncin de Keck y Sikkink y lasredes socinles interpersonales que los invesrigadores de los movirnienros socia-[es han idenrificado como los cimienros de los movimientos sociales B.Las rcdes de denuncia de Keeley Sikkink son brisicamcnte comunicarivas

    en comenido; son clararnenre reconocibles pOI la irnporrancin central queconce,den a [as princip!os o los valores a l a hora de rnotivar su creacion, yel niicleo de las relaclOnes [entre Sus cornponenres] es el imercambio deinfor~Jci6nll. Movilizan estrategicarnenre la informacion para conseguirv~m~Jas Irenre a organizaciones y gobiernos rnucho mas poderosos (Keel, yS~kl~nk, 199:: 1). Ademds, debeda anadirse, aprovechan los fondos de agen-eras internacionales y gobiernos occidenml-s inreresados en las normas queestas redes iritenran promover (Risse y Sikkink, 1997).Las redes de denuncia carecen de las bases categoricas, las relaciones inter-

    personales sostenidas y la dependencia ante oportunidacles y lirnitacionessirnilares con que los estudiosos de los rnovirnienros sociales han caracteriza-do a las redes sociales dornesticas, Pero tienen a su favor el enorme incre-mento en la densidad de las comunicaciones transnacionales y en el COm-promise de los gobicrnos, lundaciones y grupos de interes de los pafses delnorte hacia cuestiones de igualdad, derechos humanos y rnedio ambieme en

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    ~264 EL rOOER EN MOVlMIENTO

    otras partes del rnundo. Ocuparse de los asuntos de otros se esta convir-riendo en un importante acicate para el cambia social y politico en el mundoactual.

    Redes pam el cambiaEntonccs, t1as redes rransnac iona les de denuncia ca recen de irnportancia,cornparadas con 10que sabemos de los movimienws sociales transnacionaIes?No cabe duda, ya que generalmente dependen de los fondos de las f~Lnda-ciones y del apoyo de los gobiernos del norte, par 1 0 que carecen de ,laJ .nren-sidad, la confrontaci6n deliberada y la amplitud de rnetas de movirrnentosrransnacionales como Greenpeace, los niovimientos por la paz de los ochen-ta 0el fundamentalismo isldrnico. No obstante, aunque las redes transnacio-nales de denunc ia sean analiticarnente disr intas de los rnovimientos sociale s,son una podcrosa [uerza para e] cambia en el mundo actual, al menos portres razones.

    Prirnera, rnucnas de ellas estan biogr4fica y temriticamente en deuda canlos movimiemos sociales. Segunda, en las c ircullSrancias ademocr:lticas 0scmiautorirarias que se viven en muchos lugares del mundo actual, pro~or-cionan una alternativa mas segura que los movirnientos sociales para mille-nes de personas. Tercera, puede que su mision masimportante sea ofrecer unmecanisme para ia dilusion de los marcos de accion c~lecr iva a l~s acto t~sdornesricos pobres en recursos, que les ayude a construir sus prop lOS m~vl-rnicnros sociales. Cada una de estas razones podria elaborarse exnaustiva-mente y apoyarse con numerosos ejernplos. Pero ya ~u~ Ma~garet Ke~l~ yKathryn Sikkink han hecho exactameme esc en su ultimo libro, ActlV15tSb e yo nd Bo rd e rs (1998a), nos contentarernos can un breve resumen de sus, argumemos 9.

    Fuentes de afiliacirin a las redesdel mouimientoEn los arnbiros de los derechos hurnanos, los derechos de la mujer y In eco-logia, las redes r ransnacionales de denuncia no se asemejan a l~s movin:i~n.;tos sociales, sino que red man sirnpatizantes cuya expenencia domesticsen rnovimientos aporte tecnicas y modelos de activisrno. Estes ac tivistas delmovimienro pueden unirse a las redes transnaciona les por c~nta:tos casualescon activistas como eilos mismos de orros palses; por e.xpenenclas con fun-,daciones cccidentales u organizaciones internacionales; y en parte porque, a

    u. . ACCl6N COLECTIVA TRANSNACIONAL 265

    medida que se hacen mas grandes, su voluntad de compromiso en accionesenergieas y p o si bl er nenr e p e li g ro sa s deja paso al deseo de acrividades m a srutinarias,

    En estas areas de activismo se encuadran las confereneias intcrnacionales_ para mujeres acrivisras que se han c e le b ra d o p e ri od ic a rn en re bajo los auspi -cios de las Naciones Unidas des d e mediados de la decada de los setenta. Pro-porcionan un lugar de contacto entre personas y fundaciones, para el inter-cambio de ideas y experiencias, adernas de invitar a las activistas a paisesextranjeros, Aunque ccntinuen considertindose a s( mismas activisras delmovirniento, muchas de elias se encuentran cad a dia mas involucradas endichas redes transnacionales, 1 0 que en ocasiones le s haec perde r su conracrocan las bases, pero a su vez aporta los tan necesarios recurs os alIi donde mas. .se necesiran,

    En Europa Occidental se ha producido un proceso similar de inrercambioy financ iacicin transnacional que ha dado lugar a una red rnedioarnbienraleuropea auspiciada por l a D i re c ci on de Media Ambience de la Union Euro-pea. E l e sr u di o de Russell Dalton de e st a re d verde" dernuestra c la ra rn en re l aimportancia que otorgan a las redes en el ambiro europeo muchos de susmiernbros, pertenecienres a [a transnaciona] Oficina Europea de MedicAmbientc (1994). Sin embargo, esas fuenres exte rnas de apoyo y linanciaciontienen una irnplicacion negativa: al inrenrar atraer a los grupos de defensa delmedio amuienrc mas mode rados, pueden profundizar la o divis ion entre ellos yd rnovirniento ecologista mas radical, tensnndo los lazos que unen las redesverdes y que proporcionan el poder a 108 activiscas en asuntos damesricos.

    EI mismo peligro arnenaza a1 movirnienro de la mujer en los palses delTercer Mundo, donde aparece cada vez mas dividido entre las antiguas mili-rantes (en su mayorlu urban as y bien educadas) ligadas a redes tr ansnaciona-les mediante vfneulos con Iundaciones, gobiernos del none y organizacionesherrnanas rnayores de paises occidenra les y las activistas de base que luchancontra 1

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    dornestica esta bloqueado, 0 en las que quienes realizan las dernandas sondemasiado deb il es po ll t icamen te como para que sus voces sean escuchadas(1998b). En tales casas, los espacios internacionales 0 extranjeros puedenresultar los unicos en los que las reivindicaciones puedan ser legitimadas 0presenradas de forma segura . AI ir carnbiando los foros de expresion, los acti-vistas buscan la participacion de actores que sirnpaticen con su causa, espe-rando de ese modo incliner la balanza domestica, que siernpre les ha sideadversa, a su favor. Esto es 1 0 que Keele y Sikkink quieren decir cuando men-cionan el cfecto burnerang (1998a: 12-13): inte ritar conseguirlo es una delas estrategias mas comunes de las redes de denuncia.

    Keck V Sikkink utilizan las acrividades de las redes de derechos humanose indigenistas en America Latina para ilustrar la esrraregia de la busqueda deespacios (1998a: 18). Segun ellas, aunque las estructuras dornesricas establesconrribuyen a deterrn inar el resulrado de la pohtica transnacional (Risse ySchmitz, 1995), no sirven para explicar toda la historia, Lo mismo que losrnovimientos domescicos con que nos hemos encontrado en rnuchas partesde este libro, con mayor frecuencia In que buscan continuamenre los inre-grantes de las redes transnacioriales son los aspecras purarnente coyunturaies,y a veces ineluso los aspectos accidentales de las oportunidades polftieusn(Keck y Sikkink, 1998b),

    Origen de las redesde los mouimientos domesticosTanto se ha cenrrado la arenci6n de los esrudiosos de los rnovimienros socia-les en la imagen de [a sociedad civil global que a menudo olvidan una irnpli-cacion crucial de la s r edes transnac ionale s de denuncia: la socializacion de losnuevos movimientos en el interior de los Esrados nacionales (McAdam,1998; Risse y Sikkink, 1997). Ya virnos en el capftulo 7 como la construe-cion de riuevos marcos de acci6n colectiva era una pane esencial de la laborde los movirnienros: a este respecto, las redes transnacionales de den uncia separecen a los rnovimientos en sus esfuerzos por situar nuevos tenias en laagenda poilt ica y hacerlos sensibles a los aspec tos culturales indigenas (Kee ley Sikkink, 1998b). Pero existe un problema especial para ello: al contrarioque los movimiemos dornesticos -observan Keele y Si ldcink- , di stinraspartes de las redes de den uncia necesitan apelar a sistemas de creencias, cos-mologlas y f:ibulas, rnitos y leyendas de much os pulses y culturas diferentes.'

    Se producen dos peligros: la biisqueda de denorninadores comunes trans-nacionales que resuerien a algun nivel con muchas culturas y tradiciones: yel seguirnienro de una variedad de asuntos que se desarrollan en diferenres

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    lugares, 1 0 que puede producir divergencias culturales dcmro de la misma redtransnacional, cuando los activisras los adaptan a sus culturas,

    Un buen ejemplo del ultimo son los incentos por reproducir el exiro dernovimientos como el de los caucheros brasilefios en lugares como Sarawak,donde no se reproducen las mismas condiciones. Aunque puede afirmarsecon propiedad que las hisrorias que hacen resonar los problemas sociales enlas experiencias de personas que se encuentran lejos de esa situacion rienenvida propia, escribe Margaret Keck, los recolectores de caucho del nordestebrasilerio renian una fuerre tradicion de o rg a ni za c io n l ab or al , el apoyo de laIglesia local y las organizaciones sindicales y la oporrunidad pollr ica concre-ta de un gobierno democratizador (Keck, 1995: 420-421),

    Por otro lado, al no existir ninguna organizacion ni terna predominame,las redes transnacionales pueden dividirse segun lineas ide~lagicas 0 poilti-cas. Esto fue 1 0 que ocurrid con los rnovimienros por la paz de la decada delos ochenra en Europa y Estados Unidos, cuando el prirnero reelamaba eldesarme nuclear absolute y el ultimo se courenraba con una moratorianuel~ar:) (Meyer, 1990). No resulta sorprendenre que organizaciories delrnovimrento transnacionnl COmo Greenpeace manrengan un control rfgidosobre el tipo de asuntos en los que se involucran sus militantes.

    En resumen, puede que la funcion mas importance del acrivisrno transna-cional sea los efectos que produce en los asuntos de polfrica dornestica. Lasredes transnacionales de den uncia pueden contribuir a que actores con pocosrecursos construyan nuevos movirnientos domesticos combinando rnaterialesindfgenas e irnportados. AI menos pueden se rvir para crear caracterfstica scornunes irnaginarias que aponen a los activistas, que de otro modo estarf anaislados, Ja impresi6n de que forman parte de rnovirnienros mas amplios ycosrncpoliras.

    Los escepticos pueden serialar que la creacion de 'dichas caracrensncascornunes imaginaries no es nada nuevo. Despues de todo (que fue sino 1 0 queque dan dec ir Marx y Engels con la frase "iProletarios del mundo, uniosl] Nohay duda de que miles de rnilirantes de la clase obrera lucharon por conse-gUif una meta imaginaria porque estaban convencidos de que cientos demiles de sernejanres a quienes no vefan estaban rrabajando por los mismosobjerivos en todo el mundo. Lo que parece set cualitativameme nuevo esque, a diferencia del rnovimienro de la clase obrera del pasado, las redestransnacionales de denuncia no se encuentran encerradas releol6gicarnemeen un rnovirniento social fijo: su movilidad geografica, sus modelos organi-zativos poco r!gidos y su acceso a las cornunicaciones les proporcionan lacapacidad para trasladar sus carnpanas y sus recursos a aquellos lugares en losque tienen rnayores posibilidadcs de lograr el exiro: y pucden utilizar los ele-

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    I ! ' . - -268memos del marco cultural com un que la globaJizacion econornica y la revo-lucian de las comunicaeiones han llevada a muchos rincones del mundo.

    Si esra hiporesis es correcta, en vez de centrarnos en la abstraccion d~unasociedad civil global y abservar cada incidente de activismo transnacionalcomo prucba de su llegada, aprenderemos mas considerando a las redestransnacionales como actores extern os que surninistran recursos y oportuni-dades a los movimienros sociales en forrnacion. Puede que estes movirnien-t os s e i de n ri fi qu e n ideol6gicamente -y financieramenre- con sus colabo-radores rransnacionales: pero a menos que nos concentremos ernplricamen-te en 1 0 que ocurre en las iuchas pol lr icas nacionales , podemos pasar par altoe] v erdauero significado de la accion colectiva uansnacional. . .Por ejernplo, cuando Doug lmig y esre autor comenzaron a mvesugar la

    accion colectiva relacionada can las decisiones de la Union Europea, asumi-rnos que una clara linea divisoria separar ta la accion colectiva nacio~al de latransnacional, y que esta ultima adoptarla las form as rransfrontenzas quemosrraba el conflicro can el que incroducimos este capitulo (996). Sinembargo, una rapida mirada a un buen rnirnero de casos de accion colectivaeuropea nos mosrr6 que los actores socia les desconrentos con la polir ica de laUnion Europea suelen dirizirse a las insrituciones que les resultan mas fami-o .liares y que hacen efectivas las decisiones r.omunitarias: sus pmpl?S Esradosn nc io na le s. I v\ :a s que una transnacionalisacion de l a a cc io n c ol ec tiv a, puedeque los europeos esten etl l 'opeizando las estructuras de los propios conflicrosdornesticos (lmig y Tarrow, 1997).

    dE'dste una diiuunica transnncionali'

    La siguiente labor de investigacion para determinar el progreso y el procesose.,.uido por la accion colectiva transnacional es examiner mas derenidamen-reoque clase de vlnculos se desarrollan a craves de las fromeras nacio~ales_r So n a c umu l at iv o s y dinamicos 0 bien distinros y diferenciadores? ~Edlficanlas nuevas realidades mas duraderas en el nivel transnaciona! 0 en el domes-rico?Consideremos en primer lugar la difusion de las carnpafias par los,d~re-el10S de 105 indlzenas en Larinoarnerica y otros lugares durante la ulrirnadecada aproximadamenre. Surgidas can la ayuda de las re~e~,transnacion~es .de denuncia y el activisrno ecologista, puede que la apanclOn d~ orgal11z~-ciones indias en Ecuador, Bolivia , Colombia, Guatemala y M6:1co aproXl-madamente al misrno tiernpo este relacionada can un momentO politicodererrninado -10 que Deborah Yashar denornina la emergencia paralela de:

    las democracias delegadas y las reformas neoliberales (1996: 87). Si Yasharesta en 1 0 cierto, la coincidencia de los rnovirnientos por los derechos de losi~dfgenas en t~mos paises a l mismo tiernpo no se debena a algo ran gran-diose a rnundia l como la global izacinn, sino que sim pl ern en te se rla laexpresion de la ultima fase de la lucha pollcica de America Larina.

    Ademas debemas tener en cuenca la trarna cada vez mayor de redes decorreos electronicos que atraviesan el mundo actual y que captan la atenci6nde aqueil?s can acceso facil a ~mernet. Resulta obvio que posee 1acapacidad~e reducl~ los castes rransaccionales y trasrnitir informaci6n a 1 0 largo de11I1casacionales, como pudo verse en el papel que desempefiaron en Ia difu-sion de la info_rmacion sobre la e sp ec ra c ul ar r eb e li on de Chiapas por todo elmundo. Perrniren poner en conracto a quienes t ienen acceso a Internet conarras sernejantes con rapidez, y can un sentido de parcicipacion del que care-cen arras formas de cornunicacion rnenos perscnales ~Bob, 1997). Sinembargo, ,permiten esos contactos una cristalizacion de la confianza colecti-va similar, digamos, ala experiencia viva de levan tar barricadas en los barriosparisinos que estudiaron Roger Gould (1995) 0Mark Traugott (l995)? 0a la creaci6n de las identidades colecrivas imerarganizarivJs que originar~nla s :amp.afi~s conju;tas de las organi~aciones eco~ogisras estud iadas porMana Diani (1995). Como puede aresngllar cualquiera que haya sido con-ragiado por el virus de Internet, el activisrno virtual puede servir como susti-tuto, y no como acicate, de! acrivisrno en el mundo real.Par otro lado, las tendencias bacia la creaci6n de un mundo de movi-

    ~ient~5 rransnacicnales observadas por algunos seencuenrran apenas en sulI1fanCl~y pueden ser acumularivas. Como ocurri6 en el pasado, algunas for-mas de inrercarnbio y difusior i transnacionales puede que lleguen a produciren ultima instancia autcnticos movirnienros transnacionales, pem -comosella ocurrir con mayor frecuencia en el pasado- puede tarnbien que estosprocesos generen diferentes movirnienros nacionales a se disipen al hacerfrence a la indilerencia 0 la represion. Par 1 0 tanto, cerrare este capitulo nocon una conclusion, sino con cinco preguntas que deberernos afrontar sobrelas dindrnicas de la accion colectiva transnacional.En primer lugar, ,em! cambiando la nueva tecnologia de las cornunica-

    clones globales las formas de difusion de los desaflos colectivos 0 solamentela velocidad de su transrnision? Ames de concluir que el rnundo estd entran-do en una era de rnovimientos globales sin precedente, necesitarernos hacerun seguirniento de algunas de las ultirnas campahas que se han apoyado enlas comunicaciones elecrro nicas para averiguar si estas aurnenran verdadera-mente el poder de los rnovimienros a si rnplemenre carnbian la manera enque encuadran sus mensajes.

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    En segundo lugar, ipueden los rnovimientos sociales integrados englobarcontinentes en ausencia de una comunidad interpersonal integrada a ambosextremes de la cadena transnacional? Mas aun, cuestionando una pretensionaun mayor, ~pueden [ales comunidades transnacionales ser creadas con recur-sos tornados del excranjero? Quienes esuin convencidos de esra tesis radicalnecesitaran dernostrar que las redes impersonales del ciberespacio 0 los bille-res de avian economicos no solo estirnulan la creacion de nuevos movirnien-tos sino que pueden rnantener e l vinculo transnacional como una parte desus estructuras de conexion subyacences. Pruebas como las aportadas parMargaret Keelesobre elmovirniento de los caucheros ponen de rnanifiesto lasvenrajas de la organizacion y la oporrunidad que precedieron su alianza conlos activistas transnacionales (1995: 420).

    En tercer lugar, las nuevas formas de inrercambio transnacional iProduci-ran fOfmas benevolas de poder popular , como pareee pensar e] escritorO'Neil? (1993: cap. 4). 20 daran lugar a las Iorrnas violentas que Andersony otros han percibido en el potencial del nacional isrno a larga disranciar(1992). El movirnienro g lobal mas poderoso de cornienzos de la decada delos novema no fue construido por ecologistas occidentales ni por act ivismsde los derechos humanos relacionados benevolamente con movirnientos delos pueblos indigenas, sino por fundamentalisms islrimicos radicales que cor-taban la garganta a los cantantes populates y apaleaban a las rnujeres que searrevian a salir sin velo.

    En cuarto lugar, ~exisre un rnovimiento acumula tivo que va de las dosforrnas temporales de poutica transnacional esbozadas aquf -difusion eintercambio politico-s- a las dos mas poderosas, y en par ticular a los verda-deros movirnienros transnacionales? Aunque parecer ia logico que las redestransnaeionales de den uncia evolucionaran hacia rnovimientos transnacio-nales unificados, en real idad se las conrernpln mas como alternativas paraact ivisms procedenres del arricsgado mundo de los movirnientos dornesri-cos, y que consideran el act ivisrno rransnacional como tina alremativa a lamovilizacion.En ultimo lugar , ~cual es el papel de los Esrados nacio nales en rode esto?

    Los Estados modernos evolucionaron mediante un dii logo estrategico conlos movirnienros sociales, cediendoles la autonomla y 1 a oporrunidad cuan-do era necesario y reclamando ese territorio en e l memento en que dichosmovimienros desaparecian a resultaban demasiado peligrosos. (Par que razoniban los Estados a mostrarse mas pasivos en laactuaijdad, a lahora de enfren~tarse con la difusion, el intercarnbio y las redes de denuneia rransnacionales,o induso COnlos rnovimienros sociales, de 1 0 que 1 0 fueron frente a los movi-mientos domesticos de finales del siglo XIX0 cornienzos del xx?

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    Algunos Est.ados desernpefian un pape] transnacional en la acrualidad queraras veces pudieron represenrar en el pasado: intervienen pacifica y ptiblica-mente en nomb~e de grupos 0movi~iem05 domesticos de otros paises cuyasdernandas han sido p~esras de rnanifiesto por grupos de sus propios paises.Por razones comprensibles, los grupos transnacionales reclaman el merlto detales inrervenc iones, y can frecuencia desernpefian un papel a la hora dehace~ piiblicas las reivindicaciones de sus aiiados frenre a los gobiernos de susproplOS pafses, Inrentar