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Ribla 53 - Interpretacion Biblica en Busca de Sentido y Compromiso

Apr 04, 2018

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Jorge Gerbaldo
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    REVISTA RIBLA N 53INTERPRETACIN BBLICA ENBUSCA DE SENTIDO Y

    COMPROMISO

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    La presentacin de los ESCRITOS

    La Revista de Interpretacin Bblica Latino-Americana/RIBLA, presenta, a travs de este vol. 52, unaintroduccin a la tercera parte del canon hebraico, losEscritos, ketubim. En volmenes anteriores yapublicamos introducciones a latorah o al pentateuco (Ver vol. 23) y a los Libros Profticos, a

    los nebiim (vol. 35/36). La intencin de esta serie de nmeros es la de presentar una introduccin alPrimer Testamento, tomando en cuenta la disposicin de los libros en la secuencia de la Biblia Hebraica.Esta secuencia tambin es adoptada en la Traduccin Ecumnica de la Biblia .

    Ciertamente todava no estamos muy acostumbrados a lidiar con la lgica secuencial de la propia BibliaHebraica, bien sea con una traduccin cualquiera, bien se trate de la Traduccin Ecumnica de laBiblia. Y ni siquiera el presente volumen de RIBLA enfoca las diversas posibilidades inherentes al uso dela secuencia del canon hebraico. Una ardua tarea permanece frente a nosotros para un descubrimientocada vez mejor y ms profundo de lo que motiv la constitucin de la secuencia, tal como la pasamos aconocer, a travs del presente volumen de RIBLA.

    Los Salmos encabezan la coleccin. Encaminan e interpretan estos Escritos. Y esto es sealado de unmodo muy explcito por el propio salterio. Ahora bien, fue subdividido en cinco libros: 1-41; 42-72; 73-89;90-106 y 107-150. Latorah ciertamente sirvi de modelo para esta subdivisin. En este sentido, los

    Salmos son una manera de meditar y orar la Ley (vase Sl 1 y Sl 119!). Sin embargo esta ley no sloinfluenci los Salmos de un modo sealado, tambin la profeca as lo hizo. Pienso de inmediato en laprofeca como elaboracin de esperanza, como su fermentacin en medio de la trayectoria del pueblo.Los Salmos se dedican de manera peculiar al mesianismo, como conformacin histrica y poltica de lasangustias por un nuevo comienzo: cito los salmos mesinicos ms expresivos: 2; 20-21; 45; 72; 89; 110;132. Estos salmos de esperanza por das de libertad, tienden a no estar agrupados, sino ms bien,espacindose por el libro, como para verlo sembrado a favor del mesianismo. Es obvio que este asuntomesinico vincula de un modo ntido, el libro de los Salmos a la Profeca, un libro con la mirada puesta enel horizonte de las expectativas. Si bien, que en este aspecto del mesianismo, se d estrecha vinculacin,entre profeca y salmos, no podemos decir lo mismo en otro aspecto: los profetas y los salmos se vinculanfuertemente al tema de los pobres, sin embargo lo hacen de dos modos distintos. En los profetas, lospobres aparecen principalmente, como personas defendidas por los dichos de denuncia; ah son,gramaticalmente, objetos en las frases en las cuales los profetas los citan. En nuestros Salmos, lospobres son mencionados principalmente como sujetos; el yo que hace la oracin/salmo es el pobre. En

    nuestros salmos, tenemos, pues, una profundizacin del sentido histrico de los pobres: a ellos no sehace referencia, ellos la hacen a s mismos! Por lo tanto, los Salmos se vinculan a la ley/ torah y a laprofeca/ nebiim, y tambin a la sabidura (ver Salmo 1). Y, adems de eso, tambin abren camino paranuevos contenidos, como por ejemplo, para el pobre que dice su propia palabra, o para la formacin denuevo futuro, a travs de los salmos de alabanza, de la ley y de las esperanzas, entre ellas lasmesinicas.

    El libro de Job se sita, tambin temticamente, en las inmediaciones de los Salmos. Estrictamentehablando, todava no comienza con un nuevo tema. Tiene su lugar junto a los salmos de lamentacin.Su yo es el de un doliente, y simultneamente un esclavo, un pobre, s, el ejemplar justo. Quiere que elmundo sea visto desde su perspectiva, a partir de una experiencia de dolor. Sus amigos interlocutores, nole quieren otorgar este derecho. Ya que, al fin y al cabo, no aceptan dar sentido y significado a la basura,en la cual se encontraba este Job. Tales contenidos son tambin los de un salmo de lamentacin, encuyas tradiciones se sita ste, nuestro l ibro.Entiendo, pues, que Salmos y Job, se integran en la funcin de introducir al conjunto de los Escritos. LosSalmos no solamente se abren en funcin de los Escritos, sino que tambin se correlacionan al conjuntode la ley y de los profetas. Job es, temticamente, ms coherente y orientado hacia los Escritos.

    El libro de los Proverbios da seguimiento a Job. Dolor y sufrimiento pasan a ser confrontados a lasdificultades aunque pequeas- para su superacin. Pues, sta es la propia funcin de los Proverbios:abrir espacio y concretizar el temor a Jav (1,7). Con todo, este temor no es el conjunto de grandes yespectaculares acciones. Es constituido ms bien, por el delineamiento de las pequeas escenas de lavida diaria. Un Proverbio es justamente eso: una luz breve, en medio de las pequeas escenas de la vida.Y en estos escenarios inmediatos, cotidianos y accesibles, residen nuestras oportunidades de luchar porla vida. Al final, los horizontes mayores estn ocupados, bien porque los persas en el post-exilio, cualsaltamontes parecen cerrarlos y ocupan todos los espacios (vea Joel 1-2), bien porque los seores deltemplo conceden poco o ningn espacio al mundo de los laicos. En estas estrecheces de la vida, laexistencia de cada da, las relaciones con las personas cercanas, la intervencin sabia en lo que esposible hacer, la educacin de las hijas y de los hijos se vuelven vitales. A pesar de que el dolor seagrande, las muchas pequeas luces que los Proverbios encienden en medio de la vida, abren grandes

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    perspectivas. Es lo que seala la mujer en lucha al final de los Proverbios, en 31,10-31. Esta mismaexpresin, mujer en lucha, es atribuida tambin a Rut (3,11). Por tanto, hay salida!

    A continuacin estn Ruty la Sulamita. Quiero decir que dos libros ejemplifican lo que Proverbios quiereexpresar al referirse a las salidas y soluciones para la vida, en pleno post-exilio. Por ejemplo, al enfatizarque la sabidura llega a marcar el propio concepto de Dios en Proverbios 8-9 y que la mujer en lucha, alfinal del libro de los Proverbios, revela la relevancia de la mujer en el concepto de la sabidura, el propiolibro de Proverbios encamina hacia los dos libros subsiguientes, el de Rut y el de Cantar de los Cantares(o el Cntico de los Cnticos). Es pues, intencional, en nuestra comprensin, que Rut y el Cantar, denseguimiento a los Proverbios. Difcilmente se podr afirmar que tal seguimiento sea un mero accidente. El libro de Rut realza el alcance de las luchas de las mujeres. Es verdad, primero su empeo es a favorde la vida del da-a-da. Es tambin efectivizacin de la torah; su alcance es, pues, mayor. Al realizar lonecesario para la vida, Rut y Noem realizan la ley de los pobres. Lo mismo hay que decir para el cap. 4,un captulo sin conexin muy profunda con los otros tres captulos del libro. Pero, nuevamente, sudestaque, es el cumplimiento de la torah, en el caso de la ley del levirato. Pienso que hasta sea posiblecorrelacionar Rut y el Cantar, considerando el encuentro de Rut y Boaz en la era, en la noche de la fiestade la cosecha. Amado y amada del Cntico, parecen ser, antes que nada,, considerando la secuenciacannica de los libros, los propios Rut y Boaz. Lgico, el Cntico no se agota en esta su eventual accinbiogrfica. Ya que su intencionalidad es propia y especfica, pero en trminos de contextualizacinliteraria, me parece adecuado relacionarlo al libro de Rut. Llama la atencin que el Cntico es un conjuntode cinco poemas (1,5-2,7; 2,8-3,5; 3,6-5,8; 5,9-8,4 y 8,5-14), que, por ms que tengan su encanto en lo

    que atae al encuentro entre mujer y hombre, no dejan de remitir a los cinco libros de los Salmos o a loscinco libros de la torah. En la autoridad de tales colecciones literarias, el Cntico pone sus exigenciasexpresas, por ejemplo, luego del inicio, en 1,5-6, y, con resalte, al final, en 8,5-7.8-10.11-12. El Cnticoes, simultneamente, celebracin del amor y de lo ertico del encuentro entre mujer y hombre, como es,igualmente, un libro de denuncia contra las opresiones de la mujer. En este sentido, el Cnticocomplementa al de Rut.

    En cuanto Rut y el Cntico expresan superaciones, en medio de dolores y sufrimientos, Eclesiasts oCohelet yLamentaciones, vuelven, con insistencia total, a enfocar lamentos y opresiones, alcanzando laproximidad a los salmos de lamentacin y al libro de Job, llegando hasta a superar los dolores allexpresados. As se percibe que los dolores y sus pequeas-grandes superaciones, representan uno delos ejes temticos decisivos de los Escritos. El libro del Eclesiasts forma parte de la expresin deldolor, del vaco, o mejor del viento/hebelrodea y traspasa la vida. En este aspecto, el libro es, en ciertaforma, un lamento sobre la vida que se desvanece, sin oportunidades

    Y corriendo el riesgo de ser vivida sin validez. Pero, ste slo es uno de los aspectos de este Cohelet.Hay otro que mira con esperanza hacia la vida y de ella obtiene alternativas y futuro, como por ejemplo,11,1-6 y otros pasajes paralelos. Esto indica que Eclesiasts no est tan lejos as ni del libro que leprecede, Cntico de los Cnticos, y ni del propio libro de los Proverbios. Quien radicaliza decisivamenteson las Lamentaciones. Este libro, s, prcticamente no abre espacios para la esperanza. Se desvanece,del comienzo al fin, en el cmo! /ekah (Lamentaciones 1,1). Este grito cmo yace solitaria la ciudad,en otros tiempos populosa! - retumba por los lamentos colectivos del libro, de un modo profundamentedesesperanzador. Eclesiasts/Cohelet no alcanza a expresar la desgracia con tamao nfasis, as comoLamentaciones la describe. En la secuencia de los salmos de lamentacin, en los Salmos, del protesto-desespero de Job, de la pregunta crtica de Eclesiasts, es Lamentaciones el libro de la desesperanzams radical. Para Jerusaln, para quien est vencido, para los pobres no hay ni oportunidad ni futuro.Mayor vaco que el de Lamentaciones no existe! Si esta evaluacin del contenido y de la posicincannica de Lamentaciones, fuera la adecuada, entonces los Escritos estn dispuestos, por un lado, enesta lnea de profundizacin mayor en el dolor, en esta perspectiva del aumento cada vez msdesesperante de los dolores y sufrimientos. De ah, se entiende que, en los Escritos, a ste, ya no sigueotro de dolor, sino que pasa a insistir en la esperanza, en soluciones.

    Estery Danieldestacan en soluciones. Se trata de alternativas que van ms all de las luces que vemosencendidas en nuestros Salmos, en Job, en Proverbios, en Rut, en el Cntico y en Eclesiasts. Las lucesque ahora son encendidas en Ester y en Daniel, son tan fuertes y penetrantes, que llegan a transformartodo, s alcanzan a vencer a la muerte por la resurreccin (Daniel 12!) Pero, ya la secuencia entreLamentaciones y Ester llama la atencin. Si en, como veamos, prevaleca desesperadamente elcmo!/ekah, ahora, en Ester, van a prevalecer otras posturas. Ahora bien, las expresiones sonenormes. A semejanza de Lamentaciones, el propio pueblo en la dispora oriental, est amenazado en suexistencia, en el libro de Ester. Sin embargo, no slo es ste sufrimiento, el que constituye el tema enEster. Su tema es ms bien, la superacin de los dolores del pueblo perseguido y amenazado deextincin en la dispora. En esta superacin de los dolores, Ester y su gente planean acciones contra susperseguidores y vencen. Destruyen, con violencia, a quienes los amenazan. El libro de Ester celebra lavictoria contra las opresiones. El libro de Daniel, en medio de un contexto histrico similar al de Ester,busca otro lenguaje teolgico. No son slo narraciones que lo componen, sino que en sus momentosdecisivos son visiones que lo caracterizan (vea en especial Daniel 2; 7-12). Y a travs de ellas se impone,

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    en especial en sus dos captulos finales, caps.11 y 12, una posicin distinta de aquella que, finalmentemarca el libro de Ester. En Daniel, la propuesta innovadora es la de la no-violencia, la del martirio. Y estapostura ser la que lleve a una victoria definitiva, hasta entonces poco expresada en el AntiguoTestamento, la de la resurreccin (Daniel 12!). De todos modos, tambin ah si bien por otros caminosque en Ester existe una solucin para los dolores y las persecuciones interminables, de las cualestestimonian la primera parte de los libros de los Escritos, a partir de los Salmos. En fin, en los Escritos, seda una victoria sobre los dolores, sea al estilo de Ester o sean ellas al estilo de Daniel. Los dolores

    insolubles de Lamentaciones, estn superadas. En ambas soluciones, la de Ester o la de Daniel, lo queimporta es que las interminables Lamentaciones estn ya suplantadas! Dolores o vacos ya no sonpalabras ltimas, sino ms bien realidades penltimas, superables! Es lo que los Escritos celebran;ansan por los salmos de alabanza, con los cuales se completa el Salterio, en su final!

    Pero, la victoria no es slo blica (Ester) y simblico-apocalptica (Daniel). Es tambin cotidiana yprctica! Es, al menos, lo que se ha de deducir de la as llamada obra cronista, con la cual se cierra elcanon de los Escritos:Esdras/Nehemas y 1+2 Crnicas.

    Se trata, ah, en la verdad de los dos libros, considerando que Esdras y Nehemas conformaban, entiempos antiguos, un slo libro; lo mismo vale para 1+2 Crnicas. Se trata, pues, de dos libros, lo que seasemeja a los otros libros de los Escritos, organizados en forma de pares. Pienso que Esdras/Nehemaspreceden a Crnicas, en la secuencia, por cuestiones de contenido: Esdras/Nehemas expresan uncontenido ms decisivo cuando seran de la poca de formacin del canon que el de Crnicas, aunquestos no se distancien demasiado de Esdras/Nehemas. Esdras/Nehemas, por un lado, hace nfasis enla ley, su interpretacin y su prctica. Concluyen as los Escritos, en cuyo inicio est el Salmo 1, unaoracin/reflexin sobre la torah. Y, en este mismo libro de los Salmos, se encuentra la subdivisin delsalterio en cinco libros, adems de eso, el Salmo 119, el mayor de todos los salmos, trata sobre la ley.Pero, con este nfasis sobre la ley, no slo se hace referencia a los Salmos, sino sobre la propia torah,sobre el pentateuco, centrado en la torah. Sin embargo, esta ley no es nicamente, un referencialreligioso, o ideal, tambin es espacial. La ley tiene y es un espacio, como se puede ver, por ejemplo, enel libro del Levtico tan preocupado en que en determinado espacio, aquello del templo y de la comunidadjerosolimitana, y, en fin, juda, no se extiendan determinadas dolencias (Levtico 1-15), aunque todasellas sean expurgadas (Levtico 16), y ni se implanten injusticias sociales como el divorcio con las leyesinter-humanas o las de proteccin de la tierra (vase Levtico 17-27). A semejanza de tal espacio socialque la propia ley reivindica para s, Esdras es seguido por Nehemas, por el cuidado con el espacio deJerusaln, no slo cercado con muros para fines de defensa y de proteccin militar, sino mucho antescomo espacio para la efectivizacin espacial, geogrfica de la torah.A estas dos dimensiones de la ley

    como espacialidad y como tica y relacin social, se agrega todava la ley como ente familiar, comogenealoga, como identidad de personas comprometidas con este proyecto de los libros deEsdras/Nehemas. Por el contrario, esto est, de modo destacado, tanto en Esdras como en Nehemas(vase Esdras 2 y 10; Nehemas 7; 10 y 11!). Crnicas no se diferencia frontalmente de estasproyecciones de Esdras/Nehemas, si bien, en rigor, ambos libros de Crnicas sean, en verdad, una largaintroduccin, un camino hacia Esdras/Nehemas.. Al contar la trayectoria desde la creacin hasta eldecreto de Ciro, establecen realces similares a los que encontramos en Esdras/Nehemas. Menciono, porejemplo, la relevancia de las genealogas y de la vida con la torah. Pero, tambin conviene recordarse dela relevancia que los salmos asumen en Crnicas (vase por ejemplo 1 Crnicas 16-17). Igualmente, hayque acentuar que Crnicas radicaliza la visin en relacin al norte/Israel. En cuanto que el deuteronomista(Josu hasta 2 Reyes), no admita que el reino del norte en algn momento haya seguido la ley, elcronista saca de ah la conclusin de que esta trayectoria del norte/Israel, ni pertenece, incluso, a loscaminos de Dios con su pueblo; el cronista excluye los caminos polticos y religiosos, tomados por el reinodel norte. Tales abordajes indican cunto una nueva visin del pueblo de Dios se manifiesta en la obracronista, en Esdras/Nehemas y en 1+2 Crnicas.

    A este cronista sigue, para nosotros, en el Nuevo Testamento, el evangelio de Mateo. Sus profundasaproximaciones a la ley, pero tambin sus antagonismos a sta, en las frases programticas de Jess:yo, empero, les digo, indican cun prximos y, concomitantemente, cun distantes se encuentran losescritos del Nuevo Testamento de la concepcin teolgica de los Escritos. Sin embargo, no convienerealzar de un modo tan programtico las diferencias, porque de ellas, este canon de los Escritos estrepleto. Al final, el canon del Primer Testamento, muy similar al del Segundo Testamento, insiste encreativas tensiones teolgicas, como lo vemos en el 1er Ester y Daniel, o al estudiar Romanos y Santiago.En el canon, no se pretende nivelar, sino ms bien, ver florecer un jardn. Y jardn de una sola flor esmontono. Lo que lo realza son las diversidades.

    So Paulo, 30 de noviembre del 2005

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    Milton [email protected]

    Esta Traduccin Ecumnica de la Biblia, originalmente publicada en francs, est siendo publicada, desde1994, en So Paulo, Edies Loyola.

    mailto:[email protected]:[email protected]
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    Entre dos orillas: el proceso hermenutico

    Ediberto Lpez

    Resumen

    Entre dos orillas es una metfora que trata sobre el dilogo sobre la pregunta hermenutica en elCaribe. Desde el Caribe se intenta comprender formas de interpretar el texto bblico en la orilla original deltrasfondo histrico social y la orilla de los lectores caribeos que leen el texto con nuevos lentes. Pero hayotras dos orillas que sirven de marco terico para el proceso interpretativo, la orilla del procesohermenutico en la lectura popular de la Biblia entre los biblistas latinoamericanos y la otra orilla de losbiblistas latinos en los Estados Unidos.

    Abstract

    "Entre dos orillas" is a review of the hermeneutical discussion among LatinAmerican and Latino theologians in the USA that address the reading of theBible from a reader's response perspective. The authors reviewed includeJuan Luis Segundo, Severino Croatto, Justo Gonzlez, Fernando Segovia,

    Alfred Wade Eaton, Gilbert Romero, Jean Pierre Ruiz and other. The point ofthe essay is that the sociological context of the latinos in the USA andthe marginalized in Latin America serve as a paradigm of how the text isinterpreted taking real readers seriously for a Puerto Rican and Caribbeanre-reading of the Bible.

    Nosotros, los indgenas de los Andes y de Amrica, decidimos tomar ventaja de la visita de Juan Pablo IIpara devolverle a l su Biblia, porque en cinco siglos no nos ha dado ni amor, ni paz, ni justicia. ...La Bibliavino a nosotros como parte de un cambio colonial impuesto. Fue el brazo ideolgico del asalto colonial.(Ruiz, 114)

    Ha sido tan buena la Biblia con nosotros! (Gonzlez, 23)

    El ttulo las dos orillas con los que se encabeza esta presentacin es una metfora del encuentro entre loslectores y lectoras de la Biblia en nuestra orilla social y la otra orilla distante en la que se escribi el textoen otra localizacin social. La imagen de la orilla me parece que es una metfora apropiada paracomprender este encuentro entre el texto y los lectores y lectoras de nuestro tiempo. Fue Gadamer el queutiliz la metfora horizonte para hacer explcito el proceso de interpretacin en los cuales un texto de unhorizonte es comprendido por lectores y lectoras de otro horizonte. Yo he utilizado una imagen caribea,orilla, en efecto dos orillas. Dos orillas por varias razones. Desde luego, por que los textos bblicosprovienen de otra orilla, las orillas del Mar Mediterraneo y las orillas de los ros que hacan germinar elAntiguo Medio Oriente. Pero tambin dos orillas porque los puertorriqueos vivimos entre las orillas denuestra patria y la otra orilla norteamericana, pero con un odo atento a la orilla latinoamericana. Enefecto, cuando viajamos a Estados Unidos usamos un refrn que parte de la premisa de que entre PuertoRico y Estados Unidos hay dos orillas. Por esto decimos, brincaste el charco? Cuando desde luego nosreferimos al Mar Atlntico que separa a los puertorriqueos de esta orilla de los puertorriqueos de la otraorilla. En un mundo globalizado, hay cada vez ms dilogo entre nuestras orillas y otras orillas, yespecialmente nuestras otras orillas en el sur latinoamericano. As que dos orillas es una metfora que

    recoger todo este dilogo entre nuestra lectura acadmica y pastoral de la Biblia en dilogo con suentorno social inicial y las comunidades interpretativas entre los hispanos y los latinoamericanos.

    Interpretar el texto es la posibilidad de que lectores y lectoras de otra orilla puedan hacer un ejerciciointerpretativo que les permita de alguna manera sumergirse en las orillas virtuales del texto. Cuando loslectores y las lectoras pueden nadar en la orilla del texto, a esto le llamamos interpretacin. Gadamer lehabra llamado fusin de horizontes, pero nosotros los caribeos muy bien le podemos llamar fusin deorillas.

    El problema de la interpretacin siempre ha involucrado diferentes orillas. Uno recibe el impacto delpotencial de cada orilla en este dilogo entre el texto y sus lectores a travs de la historia del encuentroentre Felipe y el eunuco etiope en Hechos 8. La historia seala el potencial indefinido de posibilidades designificado del texto a travs del desarrollo narrativo. Es el Espritu el que enva a Felipe en esta misin.De esta manera cada lector y lectora conoce que la tarea interpretativa es una esfera dondepotencialmente el Espritu divino interviene. La historia se desarrolla con la orden del Espritu a Felipepara que descienda a Gaza donde ste encuentra al eunuco leyendo en su carruaje el libro de Isaas. El

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    Espritu ordena a Felipe que se acerque al lector. La misin tiene un componente hermenutico. CuandoFelipe se acerca, nota que la lectura es en Isaas 52-53. Es el relato del Siervo sufriente del Seor. Felipele hace la pregunta hermenutica medular: entiendes lo que lees? El Eunuco le responde que no esposible que comprenda a menos que alguien le explique. As que la interpretacin se har dentro de unacomunidad interpretativa. El eunuco quiere saber a quin se refiere este pasaje. Lo interesante es que lainterpretacin de Felipe incluy una explicacin del ministerio, muerte y resurreccin de Jesucristo queincluy el bautismo cristiano, porque el eunuco solicit ser bautizado al final de la interpretacin. As que

    ahora, a travs de la lectura hermenutica de Lucas, el Siervo del Seor es Jess. Pero para que setenga claro que el texto es polivalente, en Hechos 13,47 hablando de otro de los cnticos del Siervo, eneste caso, el autor plantea que el Siervo es Pablo. En una sola lnea narrativa cada lector y lectoraencuentra cuan abierto a nuevas posibilidades de significacin es el texto bblico, y cualquier otro textoque sea releido en una nueva situacin. Esto sin tomar en cuenta que en el encuentro con los lectores ylectoras, el texto puede cobrar una magnitud indefinida de nuevos significados. La dimensin de las dosorillas entre los lectores y las lectoras y el texto sorprende con las implicaciones hermenuticas como algoaudaz, fascinante y lleno de sorpresas.

    La polivalencia del texto ha estado clara tanto dentro del texto, como entre los rabinos y los Padres yMadres de la Iglesia. As, los rabinos alegaban que las palabras de la Tor tenan 70 significados. Cadalector debe reconocer que 70 es el mltiplo de 7 x 10. Dos nmeros que implican totalidad. Con esto losrabinos queran sealar la completa polisemia que tienen los textos bblicos. Los Padres y Madres de laIglesia sealaron la naturaleza metafrica del texto con los cuatro tipos de interpretacin que vean en el

    texto: (1) literal, (2) espiritual o alegrica, (3) tropolgica o tica, (4) anaggica o escatolgica-mstica. Deesta manera nuestros antepasados hermenuticos nos han advertido que el texto no tiene slo unsignificado. Los lectores y las lectoras estn separados del texto, pero el texto est libre de sus cadenasde localizacin histrica y social en el encuentro con cada lector en su nueva situacin. Como tanto eltexto como los lectores estn separados por la distancia temporal, cultural e histrica, el encuentro entreambos propicia un enriquecimiento potencial del texto. En este sentido, lo mejor del texto es su potencialhermenutico. Nosotros interpretamos desde nuestra orilla. Por lo tanto, la interpretacin es en nuestrolenguaje, con nuestros pre-entendimientos, desde nuestras preguntas. As que cuando interpretamos eltexto es en nuestra lengua y en nuestra localizacin social. Siempre es un viaje en el que el texto viejoentra en nuestra orilla. An nuestras interpretaciones histricas, sociolgicas, literarias son en paradigmasde nuestra orilla, con nuestras preguntas y preocupaciones que abordan el texto de otra orilla. Esta es labelleza y el peligro de la interpretacin del texto. Peligro y belleza ineludible. Belleza, porque el texto viejopuede convertirse en Espritu que vivifica, peligro porque est la opcin de que se convierta en letra quemata (2Cor 3,6). La interpretacin del texto est abordando la inestabilidad del mismo. Los textos tienenuna naturaleza inestable. Esto significa que el proceso de interpretacin siempre estar abordando unproceso de apertura potencial de significados. El texto puede ser interpretado con un cierre designificacin en el presente, pero es imposible darle un cierre absoluto al potencial de significacin. Asque lo que tenemos son lecturas del texto. Esto nos obliga a hacer una revisin de nuestra comprensindel proceso hermenutico.

    Cmo interpretamos los textos bblicos? Cules son nuestras claves para interpretar el texto en nuestralocalizacin social? Toda lectura del texto presupone que ste tiene tres dimensiones en el dilogo entreel texto y los lectores y las lectoras: (1) detrs del texto, (2) en el texto, (3) delante del texto.

    El detrs del texto se refiere a la dimensin diacrnica del texto. Una lectura diacrnica del texto intentareconstruir el significado del texto con toda la informacin posible que pueda utilizar para localizar al textoen su trasfondo histrico social. Las herramientas utilizadas para construir un entendimiento diacrnicodel texto son las fuentes primarias y los modelos de la historiografa, las ciencias sociales y la arqueologa

    para reconstruir un paradigma hipottico del trasfondo histrico social del texto. El detrs se refiereesencialmente a los mtodos histrico-sociales del texto. Con estos se intenta construir un modelohipottico para que los lectores y las lectoras puedan comprender el texto. Una lectura del texto en sucontexto histrico social sin embargo es una tarea polismica debido a la inestabilidad del texto y ladistancia entre los lectores y el texto. Con esto quiero plantear que es polismico porque las preguntashistricas y sociolgicas son hechas desde nuestra orilla, esto es, son nuestras preguntas y nuestrosmodelos historiogrficos los utilizados en la reconstruccin del significado. Por lo tanto, la interpretacinest condicionada a las preguntas, las herramientas para comprender y el estado actual del conocimiento.Podemos decir varias cosas de una lectura diacrnica. Primeramente es una lectura informada sobre eltexto. Pero es una lectura enfocada en lo que el texto signific en su orilla inicial. Esto es una limitacinenorme porque se convierte en una tentacin ideolgica conocer lo que el texto signific en su orilla inicialsin tener que hacer el crculo hermenutico con las preguntas y posibilidades de los lectores y las lectorasdesde esta otra orilla hermenutica. A travs de una lectura diacrnica llegamos a hacer un trabajo comohistoriadores, pero nuestra lectura est enfocada en el pasado. Pero el proceso hermenutico tiene dosorillas, la orilla inicial y nuestra orilla. Somos enriquecidos por la orilla inicial, pero a menos que entremosen una lectura que tome en serio nuestra orilla, el crculo hermenutico ser roto y los lectores y laslectoras entrarn en una negacin de nuestro contexto.

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    Una segunda dimensin de cualquier lectura apropiada es una mirada dentro del texto. Esto es lo queconocemos en los crculos hermenuticos una lectura sincrnica o un acercamiento literario al texto. Esteacercamiento aborda esencialmente el texto desde una perspectiva literaria, formalista, estructural yretrica. Este tipo de acercamiento al texto nos informar sobre qu tipo de texto tenemos delante, qu vacon qu. Podremos diagramar la estructura superficial del texto y an investigar la estructura profunda deltexto. Pero nuevamente se manifestar toda la inestabilidad del texto. Lo que uno tiene que hacer esbuscar todos los modelos sobre las estructuras literarias de los textos para ver cuan ambiguo es este

    proceso pretendidamente objetivo. Para cualquier pasaje uno encuentra una infinitud de estructurasliterarias que explican las relaciones de las partes del pasaje. La intencin li teraria es manipular y conocerel tejido del texto, pero la proliferacin de estructuras para cualquier texto muestra la libertad polismicade la inestabilidad textual. Los textos estn ms all de cualquier paradigma literario. El post-estructuralismo ya nos ha mostrado que todo texto est irremisiblemente doblado contra si mismo. Lo queparece una estructura coherente es la ideologa del texto o de los lectores y las lectoras dandopreferencia a algunos elementos del discurso y negando otros elementos que cuestionan la ideologahegemnica del texto o de los lectores.

    Una tercera dimensin es lo que est delante del texto, la interpretacin que toma en serio nuestra orillade manera que el texto d un nuevo mensaje para hoy. Este acercamiento est relacionado a las teorasde la recepcin. Hay varias presuposiciones en este tipo de acercamiento. Primero, se plantea que eltexto est separado de su autor y su audiencia inicial. Esto implica que una interpretacin definitiva de loque el texto signific es imposible. No es posible fundir completamente la orilla de los lectores y lectoras

    con la orilla del texto. No es posible cruzar a la otra orilla con total certeza. Un segundo punto es que loque podemos llevar a cabo es un dilogo entre los lectores y las lectoras y el texto. Un tercer elemento esque la distancia entre las orillas del texto y la orilla de los lectores y las lectoras hace posible que el textocobre nuevos significados. Levorati le llama a esto pensando lo que no haba sido pensado por eltexto. Esta perspectiva ha sido desarrollada por la teora de la recepcin, por el post-estructuralismo, porlas lecturas desde una perspectiva ideolgica del texto, por la lectura centrada en el gnero, y cada vezms por los latinoamericanos y por los hispanos en los Estados Unidos. Pero lo medular, es que este tipode acercamiento es vital para comprender cmo podemos leer el texto en nuestro contexto de maneraque la lectura sea pertinente para nuestras comunidades interpretativas.

    Desde una perspectiva del post-estructuralismo varios asuntos estn en discusin. Primeramente, ellenguaje es visto como de naturaleza metafrica. Por lo tanto, el texto tiene potencial para muchossignificados posibles. El lenguaje como metfora muestra su autonoma de la orilla diacrnica y sincrnicacon su capacidad de significar siempre algo nuevo y diferente. Segundo, la inestabilidad del lenguaje ha

    diferido indefinidamente la relacin entre el texto y su referente. No hay ningn procedimiento exegticoque pueda encerrar todo el potencial de significado del texto. La otra orilla de esta relacin son loslectores y las lectoras. stos no vienen al texto tbula rasa.Venimos al texto con nuestros pre-entendimientos que van a reformular la interpretacin del texto. Djenme plantear que no abogo por unsolipsismo donde entramos en una anarqua interpretativa. Los textos y los lectores tienen elementosliterarios, histricos, sociolgicos e ideolgicos que controlan el potencial de significacin. Pero no es unproceso manejable matemticamente. Los lectores y las lectoras vienen al texto con sus valores,ideologas y perspectivas que enriquecen o envenenan los potenciales de significacin del texto.Wolfgang Iser ha planteado esto cuando dice que no hay un objeto concreto que corresponda con losobjetos del texto en el mundo real... Si un texto literario no presenta ningn objeto real, este no obstanteestablece su realidad a travs de la participacin del lector y la respuesta del lector. Iser es de la opininque lo que hace que el texto sea polismico es que ste est lleno de brechas que lo hacen totalmenteindeterminado. Estas brechas de indeterminacin son los lugares en que los lectores y las lectorasproyectan sus valores y su mundo dentro del texto. De esta manera los lectores y las lectoras hacendesaparecer la indeterminacin del texto, porque se da una comunicacin entre las dos orillas. La viejaseparacin entre exgesis y eisgesis no parece tan clara. Ahora parece que la exgesis es eisgesis y laeisgesis es exgesis.

    Esta clave interpretativa sobre los textos bblicos ha sido propuesta por biblistas de nuestras orillas, tantoentre los hispanos, como entre los latinoamericanos como en nuestro lar borincano. Una de las orillas deeste tipo de acercamiento ha sido la teologa de la liberacin y su acercamiento hermenutico al texto.Las dos voces ms claras en este proceso han sido Juan Luis Segundo y Jos Severino Croatto. Entrelos hispanos, las voces ms claras sobre este tipo de acercamiento han sido los trabajos de JustoGonzlez, Pablo Jimnez, Fernado F. Segovia, C. Gilbert Romero. En nuestra orilla, ha publicadoexplcitamente sobre sto A. Wade Eaton .

    Juan Luis Segundo fue el primer exponente de una lectura desde la perspectiva de un crculohermenutico entre los lectores y las lectoras en su contexto y los textos. Segundo us el concepto crculo

    hermenutico como una metfora en la que se explica el dilogo entre el texto y los lectores y las lectoras.Segundo propuso varios pasos en este encuentro de orillas. El primer paso fue lo que l llam lahermenutica de la sospecha. Este criterio hermenutico subray que toda lectura tiene prejuicios

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    ideolgicos. Esto significa que hay que sospechar que la interpretacin corriente del texto podra ser unalegitimacin de los poderes que estn. Si este fuera el caso, en la lectura se debe sospechar que lainterpretacin no es objetiva ni ingenua, porque muy bien puede estar apoyando el status quo. El segundopunto de Segundo era que toda interpretacin se haca desde la localizacin social de los lectores y laslectoras. El proceso nunca empezaba en el texto mismo, sino en la orilla de los lectores. Por lo tanto lainterpretacin representa nuestras preguntas y nuestros desafos. Un tercer punto de Segundo era que siel texto iba a responder a nuestras preguntas tena que ser con nuevas respuestas. Si el texto responda

    con viejas respuestas de la sociedad agraria o de la tica mediterrnea o con respuestas histrico-crticas, entonces el crculo hermenutico haba sufrido un corto circuito con respuestas anacrnicas paranuestras preguntas.

    Aunque Segundo estaba en foco sobre el problema hermenutico, el lmite de su trabajo es que nuncaexplic como era que el texto iba a responder con una nueva palabra ante nuestras preguntas. Por lotanto, Segundo muy bien poda caer vctima de algn tipo de concordismo aunque eso fuera lo queestaba tratando de evitar. Su presentacin requera mayor reflexin terica.

    Jos Severino Croatto resolvi las limitaciones tericas de Segundo. La pregunta medular de Croatto escmo el texto poda significar nuevas cosas. Croatto present un modelo sobre la autonoma del textoahora que su autor y su audiencia original haban desaparecido. La muerte del autor y de la audienciainicial era la vida de los lectores. El texto haba sido hecho libre de su contexto inicial y poda en un nuevocontexto cobrar nuevas posibilidades de significacin frente a nuevos lectores en nuevos contextos.Croatto encontr que la historia de las tradiciones dentro del canon, lo que demostraban era la polisemiadel texto a travs del tiempo. Para Croatto, el texto era polismico desde el momento inicial que dio inicioa la tradicin bblica, en la tradicin, en los procesos redaccionales y ms an en el texto final. El canonmostraba que el texto tena una reserva de significado infinita. Desde esta perspectiva del potencial deltexto frente a nuevos lectores en una nueva localizacin social, Croatto asumi una lectura del textodesde una ptica del pobre dentro de las coordenadas de la teologa de la liberacin. Esto est bienporque el texto puede ser ledo desde esta ptica, pero Croatto haba presentado una teora queexplicaba cmo el texto poda adquirir nuevos potenciales en otras perspectivas ms all de una lecturadesde una opcin preferencial por los pobres. El logro de Croatto fue sealar el elemento polismico deltexto y as explicar cmo el texto tena potencial para cobrar nuevos significados a travs del tiempo y lalocalizacin social de los lectores y las lectoras.

    Entre los escritores hispanos que han abordado el problema hermenutico desde la perspectiva de larespuesta de los lectores repasar varios trabajos. El trabajo ms dbil metodolgicamente es el de Jean

    Pierre Ruz tituladoThe Bible and U. S. Hispanic American Theological Discourse, Lessons form a NonInnocent History. Es esencialmente una lectura popular de la Biblia desde una ptica mxico-americana ycatlica romana. Comienza con esta cita arriba de los indgenas intentando devolver la Biblia al Papa sinreconocer ni criticar el costo cultural que implicara este acto. El punto no es que la Biblia fuera leda enclave de la ideologa de la conquista por los conquistadores del siglo 16; sino que desde ese mismo iniciola Biblia fue un texto en disputa entre los conquistadores y los telogos de la liberacin de los indgenasen aquellos tiempos y tambin en nuestro tiempo. Por lo tanto, el problema no era la Biblia, sino la clavehermenutica utilizada para leer el texto. La Biblia leda desde una perspectiva imperial era un texto deterror. Esa lectura imperial era la que haba que criticar con las voces de justicia dentro de la Biblia y ennuestra orilla hermenutica. Pero, una vez hecha la conquista, la Biblia es parte de nuestro mestizaje ymulataje. As como no podemos sacar la sangre blanca de nuestras venas porque somos mestizos ymulatos, tratar de sacar la Biblia de nuestra alma es imposible. El punto debera ser ms bien quenecesitamos leer el texto con criterios de justicia, vida, derechos humanos, de manera que nuestraslecturas sean Espritu que vivifica y no letra que mata (2Cor 3,6).

    Otras obras de importancia hermenutica son varios trabajos que ha publicado Justo Gonzlez. El trabajoinicial de Gonzlez sobre la pregunta hermenutica que repasar es Maana, y especficamente laseccin titulada Reading the Bible in Spanish. Para Gonzlez, el concepto leer la Biblia en espaol esuna metfora para tener una clave de lectura desde la perspectiva de los lectores y las lectoras hispanas.En este captulo Gonzlez hace varios planteamientos valiosos. El primero se refiere a los relatosproblemticos en la Biblia. Alega que estas historias problemticas son un ejemplo de una historia no-inocente. Esta historia no-inocente se correlaciona con las historias de opresin que han sufrido loshispanos. Para Gonzlez la historia bblica es una historia ms all de la inocencia (1990, 77). Para loshispanos estas orillas de una historia no-inocente en el texto y una historia no-inocente en la realidad nosapodera para denunciar la historia inocente que el sistema hegemnico quiere atosigarnos en su procesoideolgico colonizador. Me parece valioso el sealamiento de Gonzlez. No obstante, me da la impresinde que las historias problemticas y de horror de la Biblia se convierten en el dosel sagrado de lashistorias de horror de los poderes que estn en nuestra orilla. Gonzlez, en su amor a la Biblia, ha quitado

    el escndalo de las historias de horror contra las mujeres, los extranjeros, los negros, y otras minoras quehan sufrido opresin en esta orilla y que ha sido legitimada con el texto. El proceso debera ser de contra-lectura de las historias de horror tanto en nuestra orilla como en la orilla del texto.

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    Un segundo punto que Gonzlez trae a colacin es las lecturas selectivas del texto en el calendariolitrgico. Alega Gonzlez que algunas de estas lecturas niegan y pasan por alto los textos profticos quedenuncian las injusticias en Israel y el cristianismo primitivo. Gonzalez alega que la represin de estostextos tiene un prejuicio ideolgico en nuestra orilla. El texto no denuncia la maldad estructural y personalen nuestra orilla. Gonzlez plantea la bondad del texto sin sealar que muchas de las veces los textosmarginados en el calendario litrgico son los textos de terror porque los editores del calendario litrgico sehan dado cuenta de que muchos textos bblicos son letra que mata (2Cor 3,6).

    En el libro Santa Biblia, Gonzlez plantea esto con la cita del Reverendo Avita quien era de la opinin quela Biblia haba sido tan buena con l. Obviamente, el texto es atestiguado por multitud de creyentes quehan sido transformados por las voces humanizantes de la Biblia. Esas son las voces que son Espritu quevivifica en la Biblia. Pero no debemos negar las voces de los textos de terror, las voces del patriarcadocontra las mujeres y otras minoras sexuales, las voces de la xenofobia y otras voces de terror que anSan Pablo reconoca como voces de la letra que mata (2Cor 3,6). Es necesario sealar que el texto desdeesta orilla hay que leerlo con criterios de manera que no se nos cuelen como sagradas las voces deopresin y muerte que hay en el texto. Esto ha sido especialmente reconocido por las mujeres que tratande leer el texto con fe pero no con fideismo. Carmen Bernab ha sealado esto con completa claridad:Nunca podrn tener valor de revelacin aquellos textos o tradiciones que sean opresivos para lasmujeres (o cualquier persona) (Bernab, 28-29).

    Un tercer elemento en el trabajo de Gonzlez es lo que l llama la gramtica de la lectura del texto. Estoes una metfora para presentar reglas de interpretacin. Entre sus reglas, Gonzlez plantea que loshispanos deben leer el texto desde la perspectiva del pobre, las personas sencillas y lo que el llama elcaso vocativo. El caso vocativo es que el texto no habla primariamente del pasado, sino a nosotros hoy(1990, 87). Esto es formidable porque esencialmente se ha cambiado el polo del detrs o el entre el textoy el adelante del texto que es lo que tiene implicaciones ticas y humanas.

    En 1996, Gonzlez public el libro titulado Santa Biblia. El fuerte de esta obra es que Gonzlez sealalgunos factores que determinan la interpretacin del texto entre hispanos. Gonzlez seala que hay unaserie de factores que influyen la interpretacin: (1) la marginalidad, (2) la pobreza, (3) el mestizaje y lamulatez, (4) el exilio y ser extranjeros, (5) la solidaridad. Estos factores son buenos criterios para leer eltexto e interpretarlo. Gonzlez, no obstante no ha incluido el gnero cuando dentro de nuestro entornohay problemas patriarcales en nuestras relaciones de gnero, sean estas en relaciones varn-mujer comoen el discurso opresivo contra las comunidades homosexuales.

    Otra contribucin entre los hispanos en Estados Unidos es el trabajo de Gilbert Romero en suensayo Tradition and symbol as biblical keys. Es un trabajo desde una perspectiva catlica romana. Hayun intercambio entre la discusin hermenutica y la religiosidad popular. El valor de este trabajo es unacercamiento metodolgico a cmo el texto gana nuevos significados en su encuentro con los lectores ylas lectoras. Romero presenta varias claves en este acercamiento. El primer argumento es desde laperspectiva de la tradicin. Romero presenta que en el texto se ha preservado para el presente latradicin del pasado. Pero esta tradicin en su encuentro con los lectores y las lectoras es sujeto decrecimiento y cambio en manos de nuevas generaciones que enfrentan nuevas situaciones que requierenque su herencia sea reconsiderada (45, traduccin ma). Para Romero, el contenido de la tradicin tieneque ser flexible para que pueda ser re-presentada y actualizada. Es en esta re-presentacin y re-actualizacin que la tradicin cobra su potencial revelatorio para las prximas generaciones. El procesode dilogo entre las tradiciones bblicas y los lectores y las lectoras trabaja de la siguiente manera: cadageneracin destapa la memoria colectiva de las comunidades de fe, representadas por sus tradicionesreligiosas, con el propsito de conocer la voluntad de Dios para una generacin particular en un tiempo

    especfico. Luego entonces la tradicin es reevaluada (47, traduccin ma). Un segundo argumento sobrelos nuevos significados potenciales del texto es trado a colacin desde la naturaleza simblica del texto.Como un smbolo el texto es una seal preada con una plenitud de significados que son evocados msbien que expresados explcitamente (48, traduccin ma). El texto como un smbolo est lleno de energapara la produccin de significado. Debido a que el texto evoca significado en su encuentro con loslectores y las lectoras el smbolo en s mismo demanda algn tipo de involucracin de parte delparticipante. No es posible una observacin pasiva (48, traduccin ma). La naturaleza simblica deltexto nos introduce en una esfera de conciencia que nos es accesible normalmente a travs de unpensamiento discursivo (49, traduccin ma). Por lo tanto, en el encuentro entre el texto y los lectores ylas lectoras, Romero alega que el texto tiene una naturaleza bipolar. Por un lado el texto tiene unadimensin artstica y por otro una dimensin esttica. La dimensin artstica contiene la dimensin retricadel texto, pero la dimensin esttica implica el trabajo de los lectores y las lectoras. Para Romero el factorprincipal en este escenario es que la imaginacin del lector sea activada y del universo semntico de laspalabras en el texto los lectores como artistas saquen y aadan significado al texto (54, traduccin ma).

    El trabajo de Romero es de excelencia metodolgica. Romero explica con claridad el proceso departicipacin de los lectores con su imaginario y pre-entendimientos en el encuentro con el texto. El nicoproblema es que luego Romero asume una perspectiva estructuralista para leer el texto sin anotar que el

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    estructuralismo es un intento racional de poder controlar el proceso de significacin contrario a superspectiva simblica. Adems, el estructuralismo con su nfasis en la bsqueda de la estructuraprofunda a travs de las oposiciones binarias de isotopas lo que hace es proyectar las oposicionesbinarias del lector a ttulo de objetividad. Claro que de las isotopas en oposicin tarde o tempranoaparecen como el otro o la otra las mujeres, los negros, los mulatos, los homosexuales y porque nodecirlo, los hispanos. Que el lector juzgue. El trabajo de Romero sin embargo es de mucha envergadurametodolgica y gran seriedad acadmica.

    Otro trabajo de gran calidad acadmica y metodolgica es el de Fernando Segovia. Segovia ha escrito unensayo llamado Cultural studies and contemporary biblical criticism. Segovia presenta los estudiosculturales sobre el texto como un tipo de crtica ideolgica con focos especficos sobre ambos, los textosy los lectores reales de los textos lectores reales de carne y hueso (3, traduccin ma). Segovia estconciente que los textos son multivalentes sea debido a la polisemia del lenguaje (Croatto-Ricoeur) odebido a las brechas de indeterminacin que el lector cierra (Iser). Pero Segovia aade un viraje socio-cultural y neo-marxista a la estrategia de lectura. Esto es as porque toda lectura se hace desde unalocalizacin econmica e ideolgica. La lectura es un producto socio-cultural. Segovia plantea quelectores reales estn detrs de todos los modelos de interpretacin y todas las estrategias de lectura. ...Por lo tanto todas las re-creaciones de significacin y todas las reconstrucciones de la historia son al finalconsideradas como un constructo o representaciones: re-creaciones y re-construcciones (7, traduccinma). El componente cultural de Segovia es algo eclctico. Integra su hermenutica dentro deperspectivas histricas, formalistas, sociolgicas que dan atencin especial a los lectores y las lectoras.

    Dentro de esta perspectiva l presenta una serie de factores que afectan la interpretacin hermenutica:(1) localizacin del significado: el significado del texto no est en el autor o dentro del texto pero en eldilogo entre el texto y los lectores dentro de su contexto histrico y social. Esto implica que lainterpretacin es polivalente. Citando a Segovia, nunca hay un texto all fuera, pero muchos textos (9,traduccin ma); (2) estrategias de lecturas: los textos estn llenos de aporas e incoherencias. Cuandoesta falta de coherencia y unidad encuentra a los lectores reales, todas las contradicciones de los lectoressalen a flote; (3) fundamentos tericos: el texto no tiene un significado objetivo o unvoco. En el encuentroentre el texto y los lectores y las lectoras surge una pluralidad de interpretaciones. Las interpretacionesson una re-creacin y re-construccin desde la perspectiva de la construccin social de los lectores y laslectoras; (4) el rol del lector: una vez presentados los lectores reales como intrpretes necesitamos teneruna idea de los factores que constituyen la identidad de los lectores y que afectarn sus procedimientoshermenuticos. Segovia presenta los siguientes factores que influyen en la creacin de significado: (a)identidad sexual y construccin del gnero, (b) clase socio-econmica, (c) raza y grupo tnico, (d) status yafiliacin socio-poltica, (e) trasfondo y nivel socio-educativo, (f) posicin ideolgica (g) etc.; (5)Presuposiciones teolgicas: Segovia toma en consideracin el trasfondo socio-religioso del intrprete. Loslectores reales son telogos implcitos y explcitos. Segovia le aade un componente liberacionista acualquier lectura tica del texto. Este giro tico tiene el propsito de filtrar del texto lo que esliberacionista y echar a un lado lo que es opresivo (14, traduccin ma); (6) Implicaciones pedaggicas:para Segovia esta perspectiva pedaggica reta a los intrpretes a aceptar la diversidad de mtodos ymodelos utilizados por otros lectores y lectoras, a un proceso de estar conciente de lo que uno esthaciendo hermenuticamente y de ser auto-crtico en nuestras interpretaciones y presuposiciones.

    En nuestro contexto caribeo, un trabajo que no podemos pasar por alto desde la perspectiva del lectores la obra de Alfred Wade Eaton, Manual para el estudio de las Escrituras de Israely especficamente elcaptulo 4: Nueva Crtica literaria: El lector y su relectura. Eaton plantea que las premisas bsicas deeste tipo de lecturas son: (1) el reconocimiento de que el sentido histrico del autorno agota elsignificado del texto; y (2) que el lectortiene un papel en la produccin del significado (94, destacado delautor). Eaton hace un repaso terico sobre las lecturas centradas en los lectores y las lectoras. Eatonreconoce que en una lectura centrada en los lectores se requiere una hermenutica de la sospecha yaque nadie lee los textos bblicos inocentemente porque siempre tiene suposiciones previas a la lectura(96). Pero adems plantea que (1) no hay posibilidad para reclamar una perspectiva privilegiada msall de la crtica; y (2) que hay que reconocer la provisionalidad de todas las lecturas (97). Un detalleimportante es que Eaton plantea que para que no haya una anarqua de parte de los lectores y laslectoras, las lecturas centradas en la recepcin requieren una comunidad interpretativa que autorice estaslecturas. Pero a su vez esto entraa un peligro que es la conformidad con la comunidad interpretativa. Poresto Eaton plantea que se requiere que toda lectura centrada en los receptores tenga una potencialidadsubversiva (101). Eaton presenta como criterio para que la lectura sea tica, que comparta la visin deDios o la praxis de Jess (101). Me parece que lo que intenta sealar es que una lectura centrada en loslectores y las lectoras tiene que subrayar los valores de la vida, la justicia y la paz. Esto es as porque esnecesario describir con precisin las relaciones de poder promovidas abierta u ocultamente por lostextos. Sin eso, las lecturas pueden ser fatales para los seres humanos indefensos y vulnerables (104).Eaton seala que en muchas ocasiones los lectores estamos obligados a leer contra la ideologa deltexto. Esto es as debido a que en la orilla del texto y en nuestra orilla hay voces esclavistas, patriarcales,

    y autoritarias polticamente. Para que una lectura sea adecuada tiene que sanar, restaurar y vivificar al serhumano (105).

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    Conclusin

    En este ensayo he tratado la cuestin hermenutica entre los estudios bblicos entre hispanos,latinoamericanos y su incursin en el estado actual de la discusin hermenutica desde una perspectivade la teora de la recepcin. He usado la metfora de las orillas porque siempre es desde una orilla que seda el encuentro entre el texto y los lectores y las lectoras. Para clarificar el sentido del texto hemosplanteado que se requiere acercarse a los textos desde el detrs, el dentro y el adelante. Pero lo mejordel texto est en el adelante del texto. Especficamente si el texto es ledo por lectores reales. Concriterios de lucha, justicia, derechos humanos y bajo la tradicin proftica y del evangelio de Jesucristopodemos recuperar para nuestra orilla el texto. As podremos decir que la Biblia leda con estoscriteriosha sido un libro tan bueno con nosotros (Revdo. Avita) en esta otra orilla hermenutica. Desdeestas orillas caribeas podremos negarnos a devolverles la Biblia a nuestros colonizadores. Lo queharemos ser denunciar a los colonizadores de antes y de ahora con las palabras de vida que se hallandentro de la Biblia. La palabra proftica y el evangelio que se encuentran en la Biblia nos pueden ayudar adiscernir la presencia de Dios en nuestro tiempo, denunciar la opresin en todas sus manifestacionespersonales, sociales, polticas, ecolgicas y globales de manera que el texto, que una vez sirvierrneamente de herramienta colonial y hegemnica, sirva hoy como herramienta de liberacin y plenahumanizacin. Una interpretacin proftica y desde la perspectiva del evangelio hoy nos permiteinterpretar la Biblia como una palabra que nos invita a la vida, a la justicia, y a la paz. Esta lecturaproftica y evanglica sirve para denunciar las palabras de opresin que hay tanto en el texto como entrelos lectores y las lectoras de hoy que aluden a las letras que matan. Una hermenutica proftica y

    evanglica permite que la palabra que permanezca sea de vida, justicia y paz. De manera que slodevolveremos ante el juicio de la historia y el juicio divino las palabras bblicas y humanas que legitiman laopresin, pero sin botar la Palabra entre las palabras, esto es la palabra de vida.

    Bibliografa selecta

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    _____________, Post-structuralism and the New Testament - Derrida and Foucault at the foot of thecross,Minneapolis, Fortress Press, 1994

    Newton, K. M., Post-structuralism, en Twentieth-century literary theory - A reader, Nueva York, St.Martins Press, 1988, p.147-170

    Pereira, Nancy Cardoso, Pautas para una hermenutica feminista de la liberacin, en RIBLA 25(1996:3)5-10

    Segovia, F. y Tolbert, M. A., Reading from this place - Social location and biblical interpretation in

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    Segundo, Juan Luis, Liberacin de la teologa, Buenos Aires, Carlos Lohl, 1975

    Wit, Hans de, En la dispersin el texto es patria - Introduccin a la hermenutica clsica, moderna yposmoderna,San Jos, UBL, 2002

    Ediberto Lpez776 Ponce de LeonSan JuanPuerto Rico [email protected]

    Estoy siguiendo estas metforas para el proceso de interpretacin de Severino Croatto, Hermenuticabblica, Buenos Aires, Lumen, 1994.

    Un trabajo excelente sobre la historia del mtodo histrico-crtico es el de W. Baird, History of NTresearch. From deism to Tubingen, Minneapolis, Fortress Press, 1992.

    Un trabajo excelente sobre la crtica literaria en el campo bblico es el de P. Trible, Rhetorical Criticism -Context, Method and the Book of Jonah, GBS, Minneapolis, Fortress Press, 1994. Un repaso de la crticaliteraria en el campo secular es el trabajo de M. H. Abrahm,A Glossary of Literary Terms, Forth Worth,Harcourt Brace, 1999. Another excellent work is K. M. Newton, Twentieth-Century Literary Theory - AReader, New York, San Martin, 1988. Para un repaso de la teora literaria acadmica y los textos tericossobre la misma vea H. Adams & L. Searle,Critical Theory since 1965, Tallahassee, University Presses ofFlorida, 1997.

    Vea Levorati 1997, 75-115.

    W. Iser, Indeterminacy and the Readers Response, en K. M. Newton (editor), Twentieth-Century LiteraryTheory, a Reader, Nueva York, St. Martins Press, 1988, p.226-231. Este libro tiene informacin valiosadesde una perspectiva terica para comprender la relacin entre los lectores y las lectoras en su dilogocon el texto. En mi libro recientemente publicado he escrito dos captulos sobre estos materiales; unosobre la teora de la recepcin y otro sobre el post-estructualismo; vea a Lopez, Para que comprendieranlas Escrituras - Introduccin a los Mtodos Exegticos, San Juan, SEPR/PRE, 2003 y Hans de Wit,Postergacin del significado, en En la dispersin el texto es patria, San Jos, UBL, 2002, p.450-481.

    Los interlocutores principales de esta tarea hermenutica en Latinoamrica son J. L. Segundo, Liberacinde la teologa, Buenos Aires, Carlos Lohl, 1975 y J. S. Croatto, Hermenutica Bblica, Buenos Aires,Aurora, 1983; J. Pixley, Biblia y liberacin de los oprimidos, 1986; Elsa Tames, La Biblia de los oprimidos,

    San Jose, DEI, 1986; A. Levorati, Hermenutica y teologa, Buenos Aires, Lumen, 1997; P. Richard,Lectura popular de la Biblia en America Latina, en RIBLA 1 (1988), p.30-48. Entre los escritoreshispanos las publicaciones principales son J. L. Gonzlez, Maana, Christian Theology from a Hispanic

    mailto:[email protected]:[email protected]
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    Perspective,Nashville, Abingdon Press, 1990, y Santa Biblia, The Bible through Hispanic Eyes, Nashville,Abingdon Press, 1996; F. Segovia & Mary Ann Tolbert, Reading from this place - Social location andbiblical interpretation in global perspective, Minneapolis, Fortress Press, 1995; este libro tiene un captulode Segovia sobre los factores hermenuticos que es lectura obligatoria. Otra importante publicacindesde una perspectiva hermenutica entre los hispanos es la de C. Gilbert Romero, Tradition and Symbolas Biblical Keys for a United States Hispanic Theology, en Allan Figueroa Deck (editor), Frontiers ofHispanic Theology in the United States, Maryknoll, Orbis Press, 1992, p.41-61. Otro trabajo es el de Jean

    Pierre Ruz, The Bible and U. S. Hispanic American Theological Discourse, Lessons form a Non InnocentHistory, en Orlando O. Espn and Miguel H. Diaz (editores), From the Heart of Our People. Latino/aExploration in Catholic Systematic Theology, Maryknoll, Orbis Press, 1999, p.100-120. Un resumen de ladiscusin entre hispanos es el trabajo de Pablo Jimenez, The Bible, a Hispanic Perspective, en J. D.Rodriguez and L. I. Martell-Otero (editores),Teologa en Conjunto - A Collaborative Hispanic ProtestantTheology, Louisville, Westminster/John Knox Press, 1997, p.66-79. En Puerto Rico, una publicacin convarias pginas sobre la teora de la recepcin es el trabajo de A. Wade Eaton, Manual para el estudio delas Escrituras de Israel, San Juan, SEPR/FPE/PPE, 1998.

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    alavrao (palabra-accin) - Lectura popular de la Biblia como educacin popular

    Fernando Torres Milln y Pablo M. Rozen

    Resumen

    Este artculo intenta ser una respuesta a la necesidad de saber cul es la relacin existente entre la Lectura Popularde la Biblia y la Educacin Popular. Para esto hemos trabajado sobre dos aspectos: por un lado, rescatamos algunospuntos importantes del aporte terico desarrollado por Paulo Freire, acerca de la educacin popular y, por otro lado,realizamos un anlisis de una prctica concreta de Lectura Popular de la Biblia, llevada adelante desde la clave de laeducacin popular. En funcin de este desarrollo, concluimos que la educacin popular es el sustento pedaggico dela Lectura Popular de la Biblia y que, entre ambas, se produce una retroalimentacin positiva.

    Abstract

    This article tries to be an answer to the necessity to know which is the existing relation between the Popular Readingof the Bible and the Popular Education. For this we have worked on two aspects: on the one hand, we rescued someimportant points of the theoretical contribution developed by Paulo Freire, about the Popular Education and, on theother hand, we made an analysis of a concrete practice of Popular Reading of the Bible, taken ahead from the key of

    the Popular Education. Based on this development, we concluded that the Popular Education is the pedagogicalsustenance of the Popular Reading of the Bible and that, between both, takes place a positive feedback.

    Muy poco hemos explicitado las pedagogas que estn por dentro de la lectura popular de la Biblia, quiz porque muypocas veces nos han preguntado por ello, o porque no contamos con los elementos para explicitarla, o porque esteasunto no ha sido importante en nuestros procesos y en nuestras reflexiones siempre tenemos otras urgencias ennuestras puertas solicitando nuestro esfuerzo creador con insistencia. Sin embargo, a la hora de dar razn del cmointerpretamos la Biblia en las comunidades, para qu y con quin la interpretamos, acudimos, de una u otra forma,a la educacin popular y a la teologa de la liberacin. Eso est bien, pero no es suficiente. Requerimos de unesfuerzo terico mayor, que teniendo como punto de partida los relatos de nuestras experiencias, logremossistematizar y consolidar nuestra apuesta hermenutica, que dicho sea de paso, mucho lo est necesitando.

    Explicitar las pedagogas implica una necesaria aproximacin a los trminos de educacin y pedagoga.Entendemos por educacin la prctica social-cultural encargada de formar personas y comunidades de acuerdo al

    proyecto, el sentido y los valores hegemnicos y contra-hegemnicos (esto en el caso de experiencias educativasemancipatorias) en una sociedad. Esta prctica realizada por siglos produce un saber educar que da cuenta del porqu, para qu, cmo, qu educar. Es lo que llamamos pedagoga como un saber terico-prctico sobre la accineducativa. As tenemos que pedagoga es la reflexin y educacin es la accin. Algo importante para tenerlo encuenta en este texto, pues es comn usar ambos trminos indistintamente.

    Con la ayuda de las principales intuiciones de la Pedagoga del oprimido de Paulo Freire (1970) , intentaremosidentificar la prctica de la lectura popular de la Biblia como un autntico proceso de educacin popular. Acudimos aeste texto porque, quiz como ningun otro, es considerado fundacional del pensamiento crtico latinoamericano tantopor la educacin popular como por la teologa de la liberacin. Ah confluye pedagoga y teologa de una maneraoriginal y paradigmtica.

    1. Intencionalidad transformadora

    Tradicionalmente se ha identificado pedagoga con la resolucin de los cmos en la accin educativa. Cmodisear y hacer un taller, cmo acompaar a una comunidad, cmo interpretar la Biblia, cmo elaborar materiales,cmo sistematizar una experiencia, etc. En esos casos pedagoga se asimila a metodologa y a didctica,entendindose que los para qu de la accin no son de su incumbencia, pertenecen a otro mbito, el de la poltica,de la tica, o de la filosofa. De esta manera se dicotomiza la prctica. Por un lado, quienes se especializan en laaccin y por otro lado quienes se especializan en la reflexin. En el campo teolgico es muy visible la dicotoma. Hayuna teologa de primer nivel destinada a quienes se profesionalizan en este ministerio y una teologa de segundonivel destinada a la accin pastoral y a la educacin religiosa. Lamentablemente los estudios bblicos se hancircunscrito al mbito del primer nivel. En la educacin popular se vivi intensamente, a partir de los aos 90s, ladiscusin acerca de qu es lo pedaggico en la educacin popular. Adems de reivindicar y consolidar un saber y undiscurso pedaggico propio, esta discusin plante el derecho a abordar tericamente los para qus de la accineducativa como una responsabilidad y un deber de quienes se dedican a educar. Se llega a esta conclusin, despusde haber vivido la sobrepolitizada dcada de los 80s, en donde se sobre-entenda que la discusin sobraba, ya quesobre este asunto haba suficiente claridad, y nadie se atreva a dudar de ello. Eran tiempos donde la confrontacin

    a los dogmas de derecha se haca a partir de dogmas de izquierda. La reflexin sobre los para qus llev a laeducacin popular a las fuentes originarias, no para reproducirlas ingenuamente, sino para re-leerlas a partir de las

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    nuevas circunstancias y preguntas que se presentaron a partir de los aos 90s. Es as como aparece de nuevo Freire.No slo por va de este debate, cuando las certezas entran en crisis, sino tambin por va de la pedagoga crticanorteamericana que haba desarrollado ampliamente su pensamiento en los contextos de exclusin, discriminacin ydescolonizacin. Hoy mucha gente en Amrica Latina, especialmente jvenes, ha comenzado a conocer a Freire, vapedagoga crtica norteamericana.

    El primer captulo de la Pedagoga del oprimido, Freire lo dedica a plantear el problema de la humanizacin comopreocupacin epocal ineludible, lo que implica el reconocimiento de la deshumanizacin como realidad histrica, nocomo destino dado, sino como resultado condicionado por un orden injusto y violento que lleva paulatinamente a losseres humanos a ser peores seres humanos. A partir de esta dolorosa comprobacin los seres humanos sepreguntan sobre la otra viabilidad de plena realizacin, la de su humanizacin:Humanizacin y deshumanizacin, dentro de la historia, en un contexto real, concreto, objetivo, son posibilidades delos hombres como seres inconclusos y conscientes de su inconclusin. (p.32)

    Esta idea permanecer a lo largo de toda la obra freiriana. Est en el centro de la Pedagoga de la esperanza(1992),la Pedagoga de la autonoma (1996), y la Pedagoga de la indignacin (1996). Categoras fundamentales de supensamiento como cambio, concientizacin, libertad, utopa, compromiso, esperanza, transformacin,dilogo, praxis, lucha, amor, comunin estn ancladas, latentemente, en estas primeras lneas dela Pedagoga del oprimido. La accin educativa es ubicada en el corazn de la gran tarea humanista e histrica quellevarn adelante los seres humanos oprimidos: la restauracin de la humanidad, en la cual, oprimidos y opresores,realizarn la vocacin de ser mejores seres humanos, humanizndose. Esta pedagoga es elaborada por quienesluchan permanentemente en la tarea restauradora:Pedagoga que haga de la opresin y sus causas el objeto de reflexin de los oprimidos, de lo que resultar elcompromiso necesario para su lucha por la liberacin en la cual esta pedagoga se har y rehar. (p.34)

    La superacin de la deshumanizacin implica en un primer momento, el reconocimiento crtico de la razn de estasituacin. Es el momento reflexivo que l leva, a travs de una accin transformadora de la realidad, a la instauracinde una situacin diferente que posibilite la formacin de mejores seres humanos. Es el segundo momento, el de laaccin, ligado al primero, pues para Freire no puede haber accin sin produccin de conocimiento y sin hacer de elloobjeto de reflexin, sta es la praxis autntica, la liberacin de los oprimidos: si el momento es ya de la accin, sta se har praxis autntica si el saber que de ella resulte se hace objeto dereflexin crtica (p.62).

    Una praxis as constituye la razn de la conciencia oprimida superando los errores del activismo, del solipsismo, el

    mesianismo y del dirigismo colonizador. No se trata de imponer, transmitir o depositar la conciencia crtica en losoprimidos (fehacientemente se ha demostrado los innumerables fracasos de esta va), sino de construirla a partir deldilogo y la interaccin junto con ellas y ellos (va ms larga, ms compleja, ms exigente pero indudablemente msproductiva). El acto de aprender la liberacin no es un acto pasivo o receptivo, pues nadie libera a nadie. Es unresultado de un proceso de concientizacin en donde los seres humanos se liberan en comunin. Es un acto total deaccin y de reflexin de sujetos oprimidos liberndose, al que se llega no por propaganda, por asistencialismo o porotro tipo de presiones, sino por conviccin. Solo as, la accin transformadora es slida y verdadera. Por ello seresalta y se reafirma el carcter y el sentido eminentemente pedaggico de la liberacin.

    Desde esta perspectiva pedaggica asumimos la lectura popular de la Biblia como una accin educativa liberadora,donde el objetivo no es el de acumular y transmitir informaciones ciertas sobre Dios, sino aprender a crecer enhumanidad, aprendizaje traducido a experiencia humana contrastante, en la que Dios revela algo, pues encuentraen ella la sensibilidad convergente con sus propias intenciones. Por lo tanto, habr que hacer un discernimientoresponsable sobre la revelacin de Dios en la historia, acertando de la mejor manera posible con las intenciones,miras, opciones y prioridades que all manifiesta. Adems de discernir lo anterior, el proceso educativo procurarpotenciar, consolidar, sostener y sistematizar las experiencias contrastantes a fin de hacer de ellas verdaderosaprendizajes significativos en humanidad.

    2. Otra relacin pedaggica

    Paulo Freire rompe con la tradicional relacin pedaggica en donde los educadores, quienes detentan el saber, lodepositan en los educandos, quienes al no poseer saber (a-lumen, sin luz), solo les cabe dejarse llenar. El mejoreducador o la mejor educadora ser quien ms vaya llenando los recipientes con sus depsitos de saber. El mejoreducando o la mejor educanda ser quien ms dcilmente reciba lo depositado. El saber est elaborado, concluido,archivado. Solo es necesario hacer muy calificadamente su trasvase. El depsito (saber) y el depositador (educador-educadora) sern ms legtimos en cuanto ms se absolutice la ignorancia de los depositarios (educandos-educandas). Este tipo de educacin es denominada por el mismo Freire como bancaria, pues refleja, reproduce yestimula la sociedad opresora, a la vez que anula o minimiza el poder creador de los educandos y las educandas,

    incentivando su ingenuidad, su pasividad y su acriticidad. Esta visin educativa jams va a desarrollar acciones detransformacin social. Mucho menos formar sujetos sociales crticos, participativos y protagnicos. Por el contrario,en el mejor de los casos, se vincular al desarrollo de una accin social asistencialista, donde el asistido o la

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    asistida no es ms que mero objeto de la accin de otro.

    Para Freire, la educacin liberadora tiene su razn de ser en la superacin de la contradiccin educador-educandopropia de la educacin bancaria y del autoritarismo anti-democrtico.Debe fundarse en la conciliacin de sus polos, de tal manera que ambos se hagan, simultneamente, educadores yeducandos. (p.73)

    La relacin deja de ser vertical para ser horizontal, igualitaria. Es la relacin del con-discipulado en el compaerismo.El conocimiento se busca, se construye en simpata y comunin con el otro. Entre ms intercomunicacin einteraccin haya en la relacin pedaggica, ms se potencian las capacidades de aprender y de crear. Se busca quela relacin dialgica jams de lugar a la superposicin y dominacin de unos sobre otros. Tampoco, se pretenderuna educacin liberadora si la relacin pedaggica que desarrolla no lo es. Ser liberadora si la relacin pedaggicaque propicia y alienta es dialgica. Aqu radica uno de los antagonismos entre la educacin bancaria y la educacinliberadora. Mientras la primera mantiene la contradiccin educador-educandos hacindose anti-dialgica y anti-democrtica, la segunda realiza la superacin afirmando la dialogicidad y siendo dialgica. La contradiccin se superacuando quien educaes educado a travs del dilogo con el educando, quien, al ser educado, tambin educa. As, ambos setransforman en sujetos del proceso en que crecen juntos y en el cual los argumentos de la autoridad ya no rigen.(p.86)

    Al transformarse la relacin pedaggica se transforma tambin la relacin de poder. La autoridad pedaggica ya nose refiere a la relacin vertical de poder sino a la capacidad de estar siendo con las libertades del otro y no en contrade ellas. En una obra posterior, Cartas a quien pretende ensear(1993), Freire desarrolla ampliamente esta idea alplantear la radicalizacin de la democracia en la sociedad y en la escuela si se quiere una nueva relacin entreautoridad y libertad, mucho ms considerando lo marcadamente autoritarias como son nuestras sociedadeslatinoamericanas .

    Los roles son transformados. La relacin dialgica se hace con sujetos que se reconocen en la reciprocidad, en lasolidaridad y en la comunin educativa, lo que favorece y promueve que las diversas actoras involucradas, crezcanen humanidad y en criticidad; y en la que tambin el mundo juega un nuevo papel:Ahora, nadie educa a nadie, as como tampoco nadie se educa a s mismo, los hombres se educan en comunin y elmundo es el mediador. (p.86)

    Educarse en comunin es quiz una de las intuiciones menos desarrolladas en la pedagoga freiriana. Ni siquiera el

    mismo Freire la retoma posteriormente. Apenas si de esta afirmacin infiere la investigacin crtica como actitudfundamental y como tarea permanente de quienes participan en el acto educativo. Eso s, la comunin educativaest en consonancia con aquella idea permanente en el pensamiento freiriano cuando insiste que el horizonte de laaccin educativa para la libertad se ampla siempre que se avance hacia el ser ms, hacia la humanizacin de losseres humanos. Este movimiento no puede realizarse en el aislamiento o en el individualismo sino en la comunin yen la solidaridad. En la comunin educativa los seres humanos estn siendo, liberndose, humanizndose,reconocindose,como seres inacabados, inconclusos, en y con una realidad que siendo histrica es tambin inacabada comoellos. (p.91)

    Contrario a la tradicional academia bblica (educacin bancaria) en donde se empodera al biblista profesional y sehace nfasis en la ignorancia bblica del alumnado (carente saber bblico), creando por consiguiente una relacinpedaggica vertical, dependiente, competitiva; la lectura popular de la Biblia ha venido haciendo esfuerzos porconstruir una relacin pedaggica coherente con sus intencionalidades y sus metodologas liberadoras. No podemos

    decir que su accin educativa haya dejado de ser bancaria o autoritaria, pero s en trminos generales, se camina enotra direccin. Es lo que en algunas experiencias se ha llamado con-discipulado, o comunidades discipulares, oescuelas de la Palabra. Todas y todos se ayudan mutuamente en el aprendizaje de la Palabra, tanto quien posee elsaber bblico acadmico como quien posee el saber bblico comunitario y en donde aprendizaje es ante todocrecimiento en humanidad. Esto podra ser un buen ejemplo de lo que Freire llam comunin educativa o lo que enalgunos lugares se ha llamado lectura comunitaria. Nadie, por mucho que sepa de Biblia puede decir que ha llegadoa la plenitud del aprendizaje de la palabra de Dios. Tampoco nadie, por mucho que participe en una comunidad,puede llegar a decir algo parecido. Slo en humilde con-discipulado de iguales se podr decir que se avanza haciatales aprendizajes, el de hacer vida la Palabra.

    3. El dilogo como mtodo

    Despus de un recorrido de ms de tres dcadas en la educacin popular y en la teologa de la liberacin, volvemosnuevamente a una de sus fuentes ms profundas y desafiantes del pensamiento crtico latinoamericano, y a la que

    Freire le dedica dos de sus cuatro captulos de la Pedagoga del oprimido: la dilogicidad y el dilogo. No porcasualidad volvemos a esta fuente originaria. Hemos pasado por las dcadas 70 y 80 en las que el contexto de

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    sobrepolitizacin y el debate ideolgico llev a que la propuesta dialgica inicial se perdiera como si lo dialgico nofuera poltico o ideolgico. En ese contexto prim por un lado la actitud mesinica en la que la vanguardiarevolucionaria crea poseer la lectura correcta de la realidad y la luz imprescindible que por ltimo llevara al pueblo ala toma del poder y a la transformacin de la realidad. Por otro lado, no fueron pocas las experiencias quereivindicaron la actitud basista en la cual, quienes agenciaban los proyectos, se silenciaban porque el pueblo era elque tena la verdad, limitando su tarea a hacerla florecer. A partir de la dcada de los aos 90s se abre paso unapropuesta de sntesis que busca superar los anteriores extremismos: el dilogo de saberes . Del monlogo mesinico

    y del monlogo populista (o basista) llegamos al dilogo freiriano pasando, entre otros, por los aportes de laantropologa cultural - Carlos Rodrguez Brando (Brasil) -, las reflexiones de Sergio Martinic (Chile) sobre el saberpopular y las de Germn Mario y Lola Cendales (Colombia) sobre las lgicas populares y la didctica del dilogo.

    Desde uno de sus primeros textos, La educacin como prctica de la libertad(1965), ha sido recurrente elplanteamiento de Freire sobre la dialogicidad de la educacin. En primer lugar el dilogo est relacionado con lapalabra entendida como praxis (palabra-accin opalavrao), como transformacin del mundo. Lo contrario a estapalabra liberadora es la palabrera (reflexin sin accin) y el activismo (accin sin reflexin). Pronunciarlapalavrao es derecho de los seres humanos que se encuentran en comunin para su pronunciacin. El dilogo esun acto creador que exige de sus participantes amor al mundo, a la vida y a los seres humanos. Es tarea de sujetosque no pueden encontrarse en relacin de dominacin, de arrogancia, o de conquista. La autosuficiencia esincompatible con el dilogo. Este exige una inmensa fe en los seres humanos y en su capacidad de ser ms.Al basarse en el amor, la humildad, la fe en los hombres, el dilogo se transforma en una relacin horizontal en quela confianza de un polo en el otro es una consecuencia obvia. (p.105)

    Tambin es indispensable la esperanza, sin ella no hay dilogo. Est en la raz de la concepcin de los sereshumanos como inconclusos, por lo mismo, educables, en permanente bsqueda y lucha por la instauracin de unahumanidad justa. Bsqueda y lucha que alimenta y sostiene la espera cotidiana.Si el dilogo es el encuentro de los hombres para ser ms, ste no puede realizarse en la desesperanza. Si lossujetos del dilogo nada esperan de su quehacer, ya no puede haber dilogo. (p.106)

    No hay dilogo verdadero si en las y los sujetos no existe un pensar crtico, que percibe la realidad como un proceso,en devenir, no esttico, en transformacin que humaniza. Es mediante el dilogo que se genera el pensar crtico, sinel cual no hay comunicacin ni educacin liberadora. La dialogicidad empieza cuando el educador-educando (quienensea, aprende) se pregunta sobre el contenido del dilogo, en torno a qu va a dialogar con los educandos-educadores (quienes aprenden, ensean). El contenido no est pre-establecido ni archivado en ningn depsito. Elmundo, mediacin en el dilogo educativo, da lugar a visiones distintas que implican temas significativos, en base alos cuales se constituye el contenido. De ninguna manera el contenido se transmite o se impone. Hacerlo sera caer

    en la actitud conquistadora y colonizadora de la educacin bancaria. Ms bien, corresponde a la accin educativaliberadora mediante el dilogo, ayudar al pueblo conquistado y colonizado, a tomar conciencia de su situacin deinfra-humanidad, en tanto y en cuanto permanezca as. Esta conciencia muestra los niveles de percepcin de s y delmundo. Es a partir de esta conciencia y de la situacin presente que podemos organizar el contenido programtico dela accin educativa a fin de ser asumido como problema desafiante, interpelante y urgido de accin. As lo dice Freire:nuestro papel no es hablar al pueblo sobre nuestra visin del mundo, o intentar imponerla a l, sino dialogar con lsobre su visin y la nuestra (p.111).

    En todo caso nunca prescindir del conocimiento crtico de la visin del otro. Si lo hiciramos estaramos en laeducacin bancaria, en el permanente desencuentro o arando en el desierto. El contenido surge del dilogo, no delmonlogo, de la conciencia (visin del mundo) que sobre la realidad tienen quienes participan en la accin educativa.Tal bsqueda requiere de la investigacin de lo que Freire llam temas generadores interactivos enuniversostemticos epocales.Dicha investigacin implica necesariamente una metodologa que no puede contradecir la dialogicidad de la

    educacin liberadora. De ah que sta sea igualmente dialgica. (p.112)

    En la investigacin temtica, quienes participan, descubren que su comprensin de la realidad y que la razn de larealidad no les es extraa. Que el horizonte no est cerrado ni determinado por situaciones lmites frente a lascuales slo queda la adaptacin resignada. Todo lo contrario, se trata de trascender esas situaciones y descubrir,ms all de ellas y en contradiccin de ellas, el indito viable, el cual se concreta en la accin comunitaria que loaproxima. Es el punto de partida de todo proceso educativo liberador y punto de partida de su misma dialogicidad. Elmismo proceso educativo se transforma en una permanente investigacin crtica. Educar e investigar constituyenmomentos distintos de un mismo acto. No puede haber accin educativa liberadora sin investigacin. La investigacinse va conformando como accin educativa. Como accin cultural:Cuanto ms investigo el pensar del pueblo con l, tanto ms nos educamos juntos. Cuanto ms nos educamos, tantoms continuamos investigando. (p.131)

    El contenido del dilogo se organiza y se constituye en la visin del mundo de los educandos, en la que seencuentran sus temas generadores. Investigarlos requiere de los siguientes pasos: 1) Aproximacin a lascontradicciones y a la percepcin o la conciencia que de ellos tienen las personas participantes; 2) Codificacin de

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    una situacin existencial con algunos de sus elementos constitutivos en interaccin; 3) Descodificacin, mediante elanlisis crtico, de la situacin codificada; 4) Estudiar en forma sistemtica e interdisciplinaria los resultados de lascodificaciones.

    Investigar el tema generador es investigar el pensamiento que los participantes tienen de la realidad y su actuarsobre esa realidad. Investigar el pensar de otros no puede ser posible sin los otros como sujetos de su pensamiento.Y si su pensamiento es mgico o ingenuo, ser pensando su pensar en la accin que l mismo se superar. (p.130)

    A mayor participacin, mayor ser la conciencia y apropiacin de la realidad. Los temas no estn fuera de la realidad.Existen en los seres humanos, en sus relaciones con el mundo, referidos a hechos concretos. Son los hechosconcretos los que pueden provocar, en una situacin especfica, un conjunto de temas generadores. Importa que enel proceso se transforme el modo de percibir la realidad.La investigacin temtica se hace as, un esfuerzo comn de toma de conciencia de la realidad y de autoconciencia,que la inscribe como punto de partida del proceso educativo o de la accin cultural de carcter liberador. (p.128)

    La investigacin temtica lleva a que los sujetos descubran, en la relacionalidad de los temas, la interpretacin de losproblemas. La investigacin ser ms crtica en cuanto ms transforme la interpretacin. El marxismo hizo nfasis enpasar de la interpretacin a la transformacin. Creemos, sin embargo, que a la transformacin (revolucin) se llega siradicalizamos la transformacin de la interpretacin (concientizacin).

    El trabajo de quienes hacemos educacin popular es convertir el universo temtico sistematizado en problema, comocontenido y como desafo para la accin. La metodologa dialgica es concientizadora y coherente con laintencionalidad de la educacin liberadora. La dialogicidad de la educacin comienza con la investigacin temtica.De esta manera Freire plantea la investigacin en el ncleo de la accin educativa dialgica. Algo que, a decir verdad,muy pronto desaparece en el desarrollo de la educacin popular y la teologa de la liberacin.

    Llama la atencin que la lectura popular de la Biblia haya desarrollado en los ltimos aos el paradigma dialgico apartir de textos bblicos considerados referenciales para su metodologa, como sucede con el relato de Emas (Lc24,13-35), con el dilogo entre Jess y la Samaritana (Jn 4,1-42) y entre Felipe y el etope (Hch 8,26-40) y con lasparbolas y las preguntas de Jess. Si bien es cierto que este retorno a las fuentes bblicas indica una orientacinhacia esta perspectiva metodolgica, an, en la prctica, falta mucho por recorrer. Existe un desfase entre laexperiencia dialgica fundacional la misma revelacin de la palabra de Dios, la pedagoga de Jess, la experienciade las primeras comunidades cristianas y la prctica eclesial que procura hoy conocerla, vivirla, anunciarla ycelebrarla a plenitud. Habr que intentar caminos que nos ayuden a entender lo que ha llevado a tal situacin y a

    encontrar posibles salidas que nos aproximen a la dinmica de la escucha, la pregunta, la conversacin, eldesequilibrio, la intera