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Reseña Bourdieu

Jan 07, 2016

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Las reglas del arte, Bourdieu, Sociologia del arte,
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Estudiante: Carlos Snchez Otero. Fecha: 18/08/2015. Seminario sociologa especial: Sociologa del arte. Docente Luz Teresa Gmez de Mantilla. Primera resea. Propuesta epistemolgica bourdieuana: entre la desacralizacin del arte y la instauracin de la objetividad del campo artstico. 1. Introduccin Resulta indudable que la propuesta epistemolgica bourdieuana fundamentada en un constructivismo estructuralista resulta un paradigma sociolgico central en la constitucin de la teora social contempornea, no solamente debido a que mediante una ingeniosa interpretacin de los postulados clsicos descubre nuevas perspectivas de anlisis social centradas en la predominancia de una sociologa de la dominacin simblica cuyo aporte central radica en la introduccin del poder simblico como elemento necesario para la conceptualizacin de un espacio social de diferenciacin y reproduccin cultural, sino tambin debido a que, si bien resulta imposible aislar el proceso de teorizacin de los casos histricos analizados, su propuesta sociolgica ofrece elementos analticos integrales con alta potencialidad heurstica, que sobresalen en todo el panorama terico del siglo XX debido a su intento (a nuestro parecer fructuoso) de reconciliar dicotomas establecidas desde la fundacin de las ciencias sociales europeas a fin de posibilitar, en trminos del propio autor, una ciencia social total. La realizacin de tal ambicioso proyecto estara entonces marcado por la disolucin de por lo menos tres perspectivas antagnicas. En primera instancia la contraposicin tajante entre distintas ontologas del mundo social: la concepcin objetiva de la estructura social proveniente de la tradicin positivista francesa, que comprende la sociedad a la manera de una fsica social, es decir, como una estructura objetiva, aprehendida desde afuera, cuyas articulaciones pueden ser materialmente observadas, medidas y cartografiadas, independientemente de las representaciones de quienes las habitan (Wacquant, 1998) y por otro lado, la tradicin subjetivista o constructivista proveniente de la teora interpretativa weberiana, el existencialismo francs y el interaccionismo simblico norteamericano, que sostiene que la realidad social es obra contingente e incesante de actores sociales competentes que construyen de continuo su mundo social a travs de las ingeniosas prcticas organizadas de la vida cotidiana (Garfinkel, 1967). En segunda medida la contraposicin de dos puntos de anlisis: por un lado la postura psicologista (ligada sobre todo a la tradicin subjetivista) que dirige su propuesta investigativa al descubrimiento del sentido mentado weberiano del sujeto o de las estructuras mentales independientes del ambiente externo del individuo, y por otro lado la postura estructuralista que aboga por la realizacin simple de una topologa social anclada en regularidades objetivas caracterizadas a su vez por ser exteriores a la consciencia individual, o en trminos del materialismo histrico (dado que no solamente el positivismo durkheimiano es heredero de dicha postura) la revelacin de las relaciones definidas dentro de las cuales los hombres y las mujeres participan forzosamente a fin de producir su existencia social (Marx, 1857)[footnoteRef:1]. En fin, la ltima dicotoma se comprende gracias a la ambicin del autor por imbricar dos tradiciones de trabajo intelectual cuya separacin ha impedido la comprensin holstica (en cierta medida antropolgica)[footnoteRef:2] de la prctica humana, a saber: por un lado el metodologismo empirista de corte norteamericano, caracterizado como la tendencia a separar la reflexin sobre el mtodo de su utilizacin efectiva en el quehacer cientfico y a cultivar el mtodo en s mismo y por s mismo () que reduce el problema de la construccin terica del objeto de estudio a una simple manipulacin tcnica de indicadores y observaciones empricas (Wacquant, 1998) y por otro lado el teoricismo de tinte sobre todo europeo, que en contraposicin al reduccionismo metodolgico, concibe la tarea del intelectual como la elaboracin de teora en tanto tal y con ello redunda en una concepcin hermtica de la teora como campo discursivo separado, cerrado y autorreferente (Ibd., 1998). [1: No debe ser olvidado que si bien dicha resolucin de la dicotoma entre una comprensin subjetiva y objetiva de la sociedad es uno de los rasgos distintivos de la propuesta bourdieuana, en otros autores de diversos contextos nacionales tambin aflora un intento por reconciliar ambas perspectivas, que hace pensar que ms que una estrategia particular de un autor se trata en efecto de un contexto comn a la tradicin intelectual del siglo XX. Sin profundizar en el tema, tngase en cuenta por ejemplo el concepto elisiano de figuracin o configuracin, que enmarcado en su obra central El proceso de la civilizacin (1939) pretende articular los procesos psicogenticos (estructuras mentales) con los sociogenticos (estructuras sociales), as como el intento simmeliano por encontrar un punto medio entre el subjetivismo y el objetivismo en la interaccin. ] [2: No se quiere insinuar con esto que Bourdieu estaba interesado en una suerte de antropologa humana universal trascendente a toda determinacin histrica ni que no tuviera consciencia de igual manera de los lmites disciplinares, sino ms bien que su empresa intelectual pretenda encontrar en cada marco histrico particular, el hilo comn que ataba los diversos fenmenos humanos. ]

Sin reconocer claramente que la apuesta bourdieuana reconcilia armoniosamente todas las posiciones anteriormente presentadas, dado que tal como menciona Alexander (2009) existen posturas dicotmicas frente a la comprensin de la realidad que marcan la trayectoria terica y entre las cuales resulta improbable hallar un punto medio de reconciliacin, el esquema anteriormente presentado pretenda dar un bosquejo general del discurso terico en el cual se ubicar el autor, que posibilitara la comprensin integral de la obra a continuacin reseada, a saber Las reglas del arte (1992) mediante la identificacin del marco intelectual general del autor referido. Las reglas del arte puede ser comprendida en primera medida como una obra tarda, dado que fue escrita casi 60 aos despus de los primeros esbozos del autor en torno a su teora de los campos, que rene sistemticamente las dos razones mencionadas previamente por las cuales el autor resulta central en el panorama terico de la teora contempornea. Posiblemente en efecto el propsito general del texto no sea captado en su integridad si no se tiene en cuenta el movimiento dialctico que realiza, quizs gracias a la capacidad del autor de reflexionar sobre la necesidad de construir teora desde la indagacin emprica (a propsito de la centralidad de la reflexividad en el paradigma bourdieuano), entre la imbricacin de su sociologa de las formas simblicas[footnoteRef:3] profundamente anclada a la vinculacin de los procesos de poder simblico con la reproduccin desigual del sistema social, con su paradigma terico de los campos y habitus, concebido como herramienta de comprensin de la realidad social. Frente a la postura de diversos comentaristas sobre la obra que prefieren concebir Las reglas del arte como una simple aplicacin secundaria de la teora de los campos al fenmeno del arte moderno, como si de alguna manera la reflexin sobre los procesos simblicos fuera un componente tangencial o colateral de la produccin del autor, o que por el contrario prefieren interpretar el texto como una simple indagacin histrica en torno al proceso de autonomizacin del campo artstico a propsito de La educacin sentimental de Flaubert, que poco grado de articulacin tendra con el corpus general bourdieuano, en la presente resea se concibe que la comprensin fidedigna de la obra requiere de una imbricacin de ambos elementos, ya que en efecto Las reglas del arte pretende grosso modo analizar las condiciones histricas del campo histrico desde la teora general de los campos, y en particular, desde las proposiciones tericas de una ciencia de las obras, cuyo propsito es presentar ciertas consideraciones centrales en el tratamiento analtico de los campos de produccin cultural, que si bien presentan ciertas caractersticas generales con otra clase de espacios sociales, resultan particulares debido a la predominancia de una clase especfica de capital, a saber, el capital simblico. [3: El trmino de sociologa de las formas simblicas alude claramente a la posibilidad de establecer un vnculo estrecho entre la filosofa de las formas simblicas establecida por el filsofo alemn neokantiano Ernst Cassirer en su obra magistral con el mismo nombre, y la teora sociolgica de Bourdieu. Segn Taubes esto se considera as dado que Bourdieu fue aquel que supo aterrizar las formas simblicas establecidas de Cassirer del plano trascendente de la filosofa neokantiana al terreno emprico de las ciencias sociales. ]

En principio la obra se comprende como la sistematizacin general de diversas reflexiones tericas de corta longitud realizadas previamente desde 1963 por el autor en torno al problema artstico (en particular el tema literario), plasmados sobre todo en Proyecto creador y campo intelectual (1966) publicado en la revista francesa Les temps modernes que a travs de una exploracin de la naturaleza social de la esttica contiene de alguna manera en forma germinal los principios centrales de la indagacin profundizada en Las reglas del arte, as como en el artculo titulado El mercado de bienes simblicos (1971) publicado en Lane sociologique, cuyo tema principal era justamente la particularidad de los campos de produccin simblica. No cabe olvidar, empero, que la reflexin sobre el arte no solamente se haba materializado en la produccin de diversos artculos acadmicos, sino tambin en la elaboracin previa de diversas obras mayores, tales como Un arte medio (1965) dedicado a la naturaleza particular de la fotografa, El amor del arte (1966) enfocado hacia el rol de las instituciones de difusin de arte, as como La distincin (1979) cuyo propsito era realizar una suerte de deconstruccin social del gusto, debido precisamente a que la produccin simblica haba sido una constante presente en las reflexiones generales del autor, en la medida en que constituye uno de los ejes centrales de la reproduccin desigual de la sociedad y por ende de los mecanismos de dominacin simblica en la sociedad contempornea. Si bien para la mayora de lectores Las reglas del arte se presenta entonces (y sin duda alguna) como una continuacin del trabajo sobre arte previamente elaborado, cabra tambin identificar ciertas particularidades de la obra comentada, que permitira evidenciar de igual manera la diferenciacin de la misma frente a las reflexiones anteriores. En efecto, si bien siguiendo a Sevilla (2003) para algunos comentaristas la lectura provoca una clase de irritacin debido a la repeticin de temas previamente esbozados, que hara pensar en una aplicacin de la tesis del mito del Eterno Retorno de Mircea Eliade a la propia produccin intelectual, es necesario considerar que la envergadura y el campo histrico definido en Las reglas del arte es distinto de aquel presentado en las otras investigaciones: por un lado, uno de los objetivos centrales del texto tal como se evidencia en el subttulo de la obra no es analizar particularidades de la produccin artstica, bien sea bajo la indagacin de instituciones especficas (El amor al arte) o de artes particulares tal como sucede en Un arte medio o en otros trabajos sobre la moda, a pesar de que obviamente el enfoque sea hacia el campo literario, sino ms bien identificar las lneas generales del proceso histrico de formacin del campo artstico moderno; por otro lado dicha exposicin histrica se apoya en una presentacin si bien no totalmente sistemtica (seguramente gracias al estilo de escritura particular del autor), s organizada y jerarquizada de los fundamentos de una ciencia de las obras, es decir, los fundamentos epistemolgicos o prescripciones metodolgicas capaces de guiar el anlisis sobre los fenmenos sociales de produccin simblica, que debido a su grado de profundizacin y generalizacin encuentra difcilmente paralelo en las previas obras. Habiendo ya esbozado grosso modo la gnesis de la obra as como la relacin que la misma mantiene con las diversas producciones intelectuales del autor entorno al fenmeno artstico, cabe mencionar la estructura interna del texto, dividida en tres partes generales. Combinando los mtodos sociolgicos tradicionales con un socio-anlisis literario de La educacin sentimental de Flaubert, la primera parte titulada Tres estados del campo realiza una descripcin sistemtica sobre la formacin histrica del campo literario francs desde finales del siglo XVIII a travs de la identificacin de tres cortes sincrnicos: i) la conquista de la autonoma del campo que marca la emergencia como tal del campo literario, ii) la emergencia de una estructura dualista caracterizada por la subdivisin de esferas en el mismo espacio social, una vez conquistada la autonoma, y finalmente iii) el mercado de los bienes simblicos, que rastrea la evolucin de tal separacin sistemtica entre arte comercial y arte por arte en la sociedad contempornea del siglo XX. Si bien resulta problemtico separar el marco histrico de una investigacin de las herramientas tericas utilizadas para su propio estudio, en la medida en que toda construccin terica se apoya en la ilustracin de fenmenos empricos y de igual manera resulta imposible efectuar un acercamiento a la realidad emprica sin ninguna construccin terica directriz, podra afirmarse que la segunda parte ms all de continuar el rastreo de la construccin socio histrica del espacio artstico presentado en la primera parte, se dedica sobre todo a presentar principios tericos y metodolgicos capaces de guiar la investigacin objetiva de todo campo de produccin cultural, cuyo fin es establecer una ciencia de las obras a travs de la desmitificacin dxica de la naturaleza del arte, que debido a la caracterizacin sagrada del arte ha fomentado una proteccin de dicha clase de fenmenos frente a la razn cientfica. La ltima parte titulada Comprender el comprender propone por otro lado una reflexin sobre la falacia de la esttica pura (que la sociologa del arte buscara superar), a travs de la postulacin de la necesidad de comprender el proceso histrico gentico de determinacin del proceso artstico, es decir, no solamente de la obra material como tal, sino tambin de la propia posicin localizada del autor as como, ms importante an, de la propia valoracin y creencia del objeto artstico, posibilitada por la gestacin de particulares esquemas de percepcin acordes a la realidad prctica circundante. De acuerdo al propsito de la presente resea, se presentarn a continuacin dos reconstrucciones crticas de las dos principales lneas argumentativas del texto concordantes con las dos primeras partes, posterior a lo cual se continuar con la parte crtica de evaluacin que pretende identificar tanto los aportes a la formacin disciplinar del campo de la sociologa del arte, como las posibles problemticas presentadas en el texto. La resea presenta as en ltima medida dos posibles crticas o consideraciones pertinentes en torno a la propuesta bourdieuana, a saber, la problemtica interaccin entre el campo artstico y el sistema de clases y en segunda instancia las consideraciones en torno a la ruptura del movimiento vanguardista del siglo XX. 2. Cartografa socio-histrica del campo artstico

La conquista de la autonoma. La fase crtica de emergencia del campo.Utilizando como mtodo adicional un anlisis socio-literario del espacio social francs presentado en La educacin sentimental de Flaubert, extrao por lo dems a los tradicionales mtodos hermenuticos de anlisis literario reacios a identificar en el contenido ficticio planteado por un autor una recreacin de las propias circunstancias objetivas de la realidad local, Bourdieu reconoce en primera medida la condicin de subordinacin estructural del campo artstico en relacin al campo poltico y econmico posibilitada por la expansin industrial francesa y la configuracin de un nuevo grupo burgus interesado en la hegemona del dinero frente al cultivo independiente del espritu durante el Segundo Imperio y el gobierno de Napolen III. Aprovechando la interaccin recproca del saln, concebido como lugar estratgico de imbricacin entre el gremio de artistas y la elite econmica de la nacin, si bien naturalmente la subordinacin estructural se distribuye de forma desigual en el campo, sta presenta dos mediaciones principales segn el autor: Por un lado el mercado, cuyas sanciones o imposiciones se ejercen sobre las empresas literarias o bien directamente, a travs de las cifras de venta, el nmero de entradas o bien indirectamente, a travs de los nuevos puestos de trabajo que ofrecen el periodismo, la edicin, la ilustracin y todas las formas de literatura industrial; por otro lado los vnculos duraderos, basados en afinidades de estilo de vida y sistema de valores, que particularmente por mediacin de los salones, unen a una parte al menos de los escritores a determinados sectores de la alta sociedad y contribuyen a orientar las liberalidades del mecenazgo de Estado. (Bourdieu, 1992, p.82). Dicha imbricacin profunda del campo poltico-econmico con el espacio artstico, que no solamente supona la simple creacin de espacios fsicos comunes, sino tambin la utilizacin estratgica de cada grupo social de las ventajas proporcionadas por el capital especfico del otro sector (capital econmico para la subsistencia material utilizado en el caso de los artistas, as como capital simblico e ideolgico aprovechado por la alta sociedad), se ve no obstante debilitada por el reciente crecimiento de un grupo numeroso de jvenes provincianos interesados en carreras oficiales de escritor, que debido al exclusivismo de la alta burguesa parisina se ven obligados a ir construyendo una autntica sociedad dentro de la sociedad con su correspondiente estilo de vida, es decir, la bohemia, concebida en principio como un espacio social intersticial opuesto tanto a las condiciones de vida del pueblo como al materialismo vulgar plasmado en el embrutecimiento de las actividades productivas promulgadas por el sector burgus. Como punto neurlgico del desprendimiento del artista de la alta sociedad se presenta la figura del poeta maldito encarnizada en Baudelaire, quien simboliza en efecto la lucha simblica contra la legitimidad de las instituciones literarias (particularmente la Academia) y por ende aboga por una poltica de la independencia traducida en la posibilidad de crear nuevos esquemas de percepcin intrnsecos a la produccin artstica[footnoteRef:4], no solamente materializado en la nueva libertad del escritor frente a las dependencias econmicas (tanto as que la miseria se convierte en un rasgo distintivo de su condicin social), sino tambin en la condicin particular del conjunto de subgrupos implcitos en el campo artstico, a saber: la creacin de un gremio de editores y crticos encargados ya no a medir la obra desde esquemas universales, sino ms bien a poner de manifiesto el propsito profundo () el propio nomos en una obra que aporta en si misma el principio de su propia percepcin (Bourdieu, 1992, p.109). [4: No debe olvidarse, sin embargo, que la revolucin simblica no se plantea como una evolucin espontanea, sino ms bien como un desarrollo lineal con altibajos y ambigedades, debido a que tal como menciona Bourdieu (1992, p.98) an no se haba pasado de la disconformidad subjetiva a una cristalizacin de estructuras objetivas. Es por ello, por lo dems, que resultaba necesario poseer mecanismos de encauzamiento o de represin simblica, que garantizaran el orden en caso de que los intentos de seduccin o anexin a un poder externo resultaran irresistibles. ]

Sera un error, no obstante, concebir la gestacin de la revolucin simblica planteada por el arte por el arte desde una simple oposicin al arte burgus legtimo, dado que tal como menciona Bourdieu un segundo movimiento de desprendimiento (doble ruptura) se evidencia en la contraposicin paralela al reciente movimiento de arte social, que si bien tena en comn con el dandismo baudelairiano la oposicin tajante al uso burgus del arte, no revocaba totalmente un sentimiento de compromiso moral con respecto a las clases bajas oprimidas, rechazado por el movimiento del arte puro al no cumplir a cabalidad el desapego moral propio del esteta (propio por lo dems de la actitud aristocrtica presente en la trayectoria social de dichos artistas). En la medida en que la oposicin al sistema de valores burgueses conlleva claramente tambin a un rechazo del sistema econmico principal del capitalismo moderno, a saber, el mercado y la dependencia de la produccin al consumo del pblico, el arte puro va privilegiando no solamente un desfase necesario entre oferta y demanda (que tal como menciona Bourdieu (1992, p.129) permite un crecimiento del intervalo de tiempo necesario para que las obras impongan al pblico su propia percepcin), sino tambin una curiosa predominancia del valor cortesano precapitalista de la renta como fuente econmica que permite la supervivencia en ausencia de mercado. En constante oposicin al arte social, el movimiento de arte puro encabezado por Flaubert y Baudelaire logra acelerar el fenmeno de autonomizacin del campo cultural que se plasma sobre todo en tres rasgos esenciales: i) la creciente valoracin de la historia interna del gnero como un requisito para el desempeo ejemplar en el campo, que remite a la construccin de unos propios esquemas de referencia capaces de guiar la accin presente, ii) la formacin de una esttica pura materializada en el programa esttico flaubertiano anclado al tratamiento estilstico de temas banales, cuyo propsito es manifestar la predominancia del medio expresivo particular sobre el contenido representado[footnoteRef:5] y finalmente iii) la introduccin de un neutralismo moral tendiente al nihilismo tico, caracterizado por la eliminacin de toda dependencia a la realidad humana y la concentracin consecuente de los esfuerzos individuales a la produccin simblica. [5: Cabe tener en cuenta que la esttica pura no redunda, tal como menciona Bourdieu (1992, p.165) en una primaca de la forma pura manifestada como expresin inerte de s misma, tal como predicaba el parnasianismo. Por el contrario, tal como expresa Baudelaire, la esttica pura aboga por un formalismo realista que siempre tiene en cuenta la potencialidad de la forma para hacer surgir una realidad de segundo orden. ]

La emergencia de una estructura dualista Despus de haber trazado la trayectoria general de constitucin del campo artstico durante la primera mitad del siglo XIX, marcada sobre todo por la instauracin de normas objetivas internas a la propia dinmica del capital simblico en el campo artstico, Bourdieu procede a distinguir una segunda gran fase desde 1880 caracterizada por la emergencia de una ruptura en el seno de cada gnero artstico, como producto no solamente de la crisis especfica de la produccin literaria durante dicha dcada, sino tambin del nacimiento de una reaccin simbolista frente al naturalismo realista que privilegiaba la supersticin del hecho preciso (Ibd., p.179) frente al impulso mstico del espritu asociado al idealismo. La emergencia consecuente de un movimiento vanguardista puede concebirse como la principal causa de la separacin en dos estratos del campo artstico, a saber, un sector de investigacin pura destinado hacia la experimentacin esttica entre los competidores, y un sector comercial subordinado a las exigencias contemporneas del gran pblico. Paradjicamente, empero, dicha separacin del campo en antao homogneo de acuerdo a dos principios independientes, a saber: la oposicin principal entre la produccin pura y la gran produccin () y la oposicin secundaria establecida en el interior mismo del subcampo de produccin pura entre la vanguardia y la vanguardia consagrada (Ibd. p.186), va acompaada de una dinmica no menos importante de unificacin del conjunto de los gneros, dado que en efecto la creciente organizacin dicotmica de cada forma expresiva causa que haya un mayor nivel de acercamiento entre sectores homlogos de diversos gneros, que entre sectores dicotmicos de un mismo espacio artstico. Tal como recalca Bourdieu (Ibd. p.185):Dicho de otro modo, la oposicin entre los gneros pierde parte de su eficacia estructurante en beneficio de la oposicin entre los dos polos presentes en cada subcampo: el polo de la produccin pura, donde los productores tienden a no tener como clientes ms que a los dems productores (que tambin son sus competidores) y donde se agrupan los poetas, novelistas y hombres de teatro dotados de propiedades de posiciones homlogas pero comprometidos en unas relaciones que pueden ser antagnicas; el polo de la gran produccin, subordinada a las expectativas del gran pblico. La antinomia creciente entre el movimiento de vanguardia y vanguardia consagrada (que en la mayora de ocasiones estructura el mundo artstico a partir de la contraposicin de generaciones), provoca en un segundo momento una dialctica creciente de la distincin, que animada por el espritu caracterstico de la revolucin total, destaca la emergencia de mltiples movimientos vanguardistas (ismos) cuyo objetivo es la imposicin de un rgimen artstico nuevo y la consecuente desvaloracin de las estructuras simblicas previamente establecidas. Negando todo reduccionismo esttico basado en la tesis segn la cual toda transformacin entre las jerarquas del campo est determinada por una lgica inmanente al mtodo artstico, es decir, revaluando la posibilidad de articulacin del reciente campo artstico con otras esferas sociales, Bourdieu resalta que dicha competencia perenne entre movimientos vanguardistas se apoya a su vez en el incremento vinculado a la expansin econmica de la poblacin escolarizada en todos los niveles de enseanza, que desde su perspectiva posibilita a su vez dos fenmenos paralelos: por un lado se evidencia el aumento del nmero de productores capaces de vivir de su pluma o de ganarse el sustento con empleos humildes ofrecidos por las empresas culturales; [por otro lado se destaca] la expansin del mercado de los lectores potenciales, a disposicin de los pretendientes sucesivos y de sus productos (Ibd. p.195).[footnoteRef:6] [6: No debe ignorarse igualmente que la creciente autonomizacin reflejada en la competencia vanguardista va esbozando igualmente una nueva posicin social, que no exista antes debido a la subordinacin del campo a criterios externos, a saber, la figura del intelectual. Adems de definir un habitus particular, las condiciones histricas de gestacin del intelectual, marcadas por el caso Dreyfus y el Jaccuse de Zola, redefine la interaccin entre el campo poltico y el artstico, al legitimarse en efecto la participacin del intelectual en el campo del poder como representante de la irreductibilidad de los valores de la verdad a un criterio externo. Sera interesante comprobar, no obstante, en qu medida durante las circunstancias al final del siglo XIX, la figura del intelectual agrupaba tanto al hombre de letras y al artista, que si bien pueden presentar convergencias evidentes, resultan tal como menciona Deleuze (1991) guiados (por lo menos en nuestra sociedad contempornea) por dos sistemas de valores distintos: por un lado la ciencia busca la verdad, mientras que el arte se apoya en el valor del afecto. ]

Sin descartar inicialmente que toda autonomizacin de un campo conlleva en cierto modo al descubrimiento paulatino del valor del capital especfico all inscrito, que se traduce a su vez en una creciente bsqueda por perfeccionar el medio artstico quintaesencial de determinado gnero, puede afirmarse con Bourdieu que el creciente nivel de competencia entre diversas vanguardias tanto en un mismo gnero como en diversos planos expresivos, afirmaba no solamente el valor intrnseco a la revolucin, sino tambin el evidente deseo de los productores culturales por realizar un proceso de depuracin del principio esencial de cada medio, tal como se demuestra tanto en la lucha de cada gnero (verbigracia la pintura) por comenzar su proceso inicial de autonomizacin, como en el conflicto que establece cada forma artstica por reivindicar su propio principio general (la quintaesencia, en todo sentido) frente a las pretensiones acaparadoras de conquista de otra forma simblica, tal como se evidencia a continuacin en la problematizacin de la centralidad de la cuestin de forma, que no es una cuestin tangencial en el tema tratado, ya que bien como lo menciona Cassirer (1994) todo arte es en esencia forma. El movimiento del campo artstico y del campo literario hacia una mayor autonoma va acompaado de un proceso de diferenciacin de los modos de expresin artstica y de un descubrimiento progresivo de la forma ms propiamente conveniente para cada arte o para cada gnero, ms all incluso de los signos externos, socialmente conocidos o reconocidos, de su identidad: al reivindicar la autonoma de la representacin propiamente icnica, como se dir ms adelante, en relacin con la enunciacin verbal, los pintores abandonan lo literario, es decir, el motivo, la ancdota, todo lo que puede inducir a pensar en un propsito de reproducir y representar, en pocas palabras, decir, partiendo de que el cuadro debe obedecer sus leyes propias, especficamente pictricas e independientes del objeto representado. (Bourdieu, 1992 p.209). El mercado de los bienes simblicosApoyado sobre la principal diferenciacin establecida en el apartado anterior, en la tercera fase histrica se propone una continuacin de la existencia dicotmica de dos formas particulares de produccin cultural, a saber: por un lado la produccin pura caracterizada por rechazar totalmente la lgica imperante del mercado y privilegiar en consecuencia la naturaleza misma de los bienes simblicos, cuyo consumo se limita a los competidores del mismo campo, y por otro lado la produccin econmica de las industrias culturales (teorizada desde la perspectiva marxista de la alienacin del arte de masas por la teora crtica), que al privilegiar el valor econmico potencial de las obras artsticas privilegia el xito inmediato adecuado al gusto del pblico establecido. Adems de implicar ciclos de produccin diversos, en la medida en que la adecuacin inmediata al gusto del consumidor implica en el segundo caso la aceleracin del flujo de capital, mientras que en el primero el desfase entre oferta y demanda supone siempre una carencia de mercado en el presente que ocasiona una ralentizacin del proceso productivo, la antinomia de ambas condiciones artsticas produce esquemas diversos de percepcin sobre el arte que recaen sobre todo en particulares visiones sobre la legitimidad del arte propio, tal como se refleja principalmente en la condena de la preservacin del valor simblico de las obras clsicas pertenecientes a la produccin pura por parte del sector econmico. La dinmica propia de cambio en el campo artstica es concebida entonces, desde una perspectiva proveniente de la aplicacin de las teoras marxistas del conflicto al fenmeno de la dominacin simblica, como una constante lucha por la legitimidad:No basta con decir que la historia del campo es la historia de la lucha por el monopolio de la imposicin de las categoras de percepcin y valoracin legtimas; la propia lucha es lo que hace la historia del campo; a travs de la lucha se temporaliza. () Se engendra el combate entre aquellos que hicieron poca y que luchan por seguir durando, y aquellos que a su vez no pueden hacer poca sin remitir al pasado a aquellos a quienes interesa detener el tiempo, eternizar el estado presente; entre los dominantes conformes con la continuidad, la identidad, la reproduccin, y los dominados, los nuevos que estn entrando y que tienen todas las de ganar con la discontinuidad, la ruptura, la diferencia, la revolucin. (Ibd. p.237). A pesar de que la estructura dicotmica previamente esbozada en la fase anterior se preserva durante el tercer periodo, sta sufre a su vez una transformacin significativa gracias a la extensin de las categoras de percepcin propias de cada clase de produccin cultural a la totalidad de los sub-sectores del campo, es decir, el pensamiento dicotmico no solamente influye el comportamiento de los productores culturales sino tambin el funcionamiento de los campos de difusin y crtica inscritos en el espacio social. Si bien a veces la alineacin estructural concuerda con las grandes divisiones dicotmicas inscritas en el imaginario social, su caracterizacin homolgica puede incurrir en error al presentar una simple concordancia de estructuras entre sectores del campo artstico con diversas funciones, que ms all de interactuar desde la preservacin de una misma creencia logran sobre todo articularse desde sus diferentes perspectivas funcionales. La homologa estructural y funcional no solo del espacio de los autores y de los consumidores, sino tambin de la estructura social de los espacios de produccin con los de evaluacin crtica es el proceso a travs del cual el campo autnomo va elaborando una serie de clasificaciones jerrquicas globales, que posibilita tanto la movilidad estratgica de los agentes segn su propio inters ligado a la pertenencia de un modo de produccin social, como la identificacin de las estrategias planteadas por otros agentes inscritos en el campo social. A pesar de ser debatible la homologa estructural propuesta por el autor, contiene en s elementos tiles para el reconocimiento de la falsedad de la creencia o illusio entorno al productor cultural, segn la cual en efecto todo proceso de consagracin depende del desarrollo de capacidades subjetivas dependientes del individuo creador (el genio kantiano o el mito del creador constituyen variaciones de dicha ideologa). As pues, la dependencia recproca de los subsectores del campo sustituye la lectura analtica centrada en trminos del autor en la lgica teolgica del primer principio, por una clave interpretativa que considera el proceso colectivo de consagracin, valoracin e interpretacin de una obra, que de ninguna manera termina con la produccin material del objeto (que aun as, siguiendo a Becker, nunca es una creacin individual):Queda patente aqu, desvelada directamente, la inyeccin de sentido y de valor que llevan a cabo el comentador, l tambin inscrito en un campo, y el comentario, y el comentario del comentario (y a la que a su vez contribuir el desvelamiento ingenuo y astuto a la vez, de la falsedad del comentario). La ideologa de la obra de arte inagotable, o de la lectura como recreacin, oculta, a travs del casi desvelamiento que suele darse en cosas de la fe, que la obra es hecha en efecto no dos veces, sino cien, mil veces, por todos aquellos a quienes interesa, que sacan un inters material o simblico al leerla, al clasificarla, al descifrarla, al comentarla, al reproducirla, al criticarla, al combatirla, al conocerla, al poseerla. (Ibd. p.259). 3. Propuesta epistemolgica de una ciencia de la produccin cultural Balance del campo cientficoRetomando la disconformidad manifiesta al comienzo del texto por la influencia negativa ejercida por los campos artsticos en la produccin de conocimiento objetivo sobre el arte en las ciencias sociales, el segundo apartado destinado hacia la postulacin de su mtodo de anlisis anclado en la teora de campos busca en primera instancia realizar un rastreo cuidadoso del panorama general de produccin cientfica en torno al fenmeno artstico, que sirva para identificar la posicin particular del paradigma del propio autor en el campo del conocimiento. Abogando entonces por una suerte de poch metdica de la adhesin dxica, as como por la necesidad de realizar una revisin sistemtica de algunos de los planteamientos centrales de la historia de la crtica de arte, Bourdieu identifica dos posiciones predominantes en dicho anlisis, a saber, la lectura interna anclada a la explicacin de principios formales o formalistas y la lectura externa que recurren a principios explicativos e interpretativos exteriores a la propia obra, como los factores econmicos y sociales (Ibd. p.290). En el anlisis de la primera categora destaca en primera medida el proyecto sartreano existencialista del proyecto original, caracterizado por considerar la produccin individual del autor como expresin ntima de la coherencia de su trayectoria biogrfica, detrs de la cual se esconde la idea ligada al existencialismo francs de la irreductibilidad de la consciencia humana y la trascendencia del ego. No deben ser olvidadas, empero, otras dos fuentes de lectura interna del fenmeno artstico durante el siglo XX: en primera medida, las tradiciones filosficas que afirman la existencia de estructuras antropolgicas universales, tales como el psicoanlisis jungiano caracterizado por imponer como clave analtica la presencia de unos arquetipos psquicos transhistricos, o la filosofa neokantiana de las formas simblicas encabezada por Cassirer (1923) y la mitologa comparada de Mircea Eliade, que a pesar de las mltiples diferenciaciones producto de afiliaciones disciplinares diversas convergen en la utpica bsqueda de una suerte de razn literaria universal capaz de explicar los mltiples procesos histricos; y en segunda medida, la tradicin estructuralista encabezada por la semiologa estructural y la propuesta discursiva foucaultiana, que buscan en todo caso un descubrimiento de las lgicas inherentes al campo lingstico o discursivo (en trminos foucaultianos el campo de posibilidades estratgicas) sin ninguna referencia a las circunstancias sociales de produccin[footnoteRef:7]. En el otro extremo del panorama se presenta el reduccionismo con tinte marxista (en particular la teora del reflejo de Lukcs (1966)) que supone una concordancia explcita entre el mundo social circundante y el contenido particular de las obras simblicas, es decir construcciones tericas que: [7: Cabra aadir a las tradiciones internas la posicin historicista de Woefflin, quien en la fundacin de su historia del arte basada en la evolucin de los estilos resalta la inmanencia de todo cambio artstico segn problemas metodolgicos planteados en el campo. El desarrollo histrico segn dicha postura sera entonces una simple resolucin continua de los problemas expresivos correspondientes a cada gnero planteados a los artistas. ]

Parten efectivamente del supuesto de que comprender una obra de arte sera comprender la visin del mundo propia al grupo social a partir o para el cual el artista habra compuesto su obra, y que, se habra expresado en cierto modo a travs del artista, capaz de explicar sin tener consciencia de ello verdades y valores de los que el grupo expresado no tienen necesariamente consciencia (Ibd., p.303). Frente a tales alternativas reduccionistas inscritas an en la falsa dicotoma presentada en la introduccin del presente trabajo en torno a la comprensin subjetiva u objetiva de la sociedad, la posicin particular bourdieuana aboga por la instauracin de la teora de los campos, definidos como estructuras de relaciones objetivas (Bourdieu, 1992) como perspectiva reconciliadora de ambas posiciones, que al tener en cuenta no solamente el origen social de los agentes (superficial explicacin que realizan algunos autores interesados en la historia social del arte) sino ms bien la influencia de las posiciones objetivas de los agentes en el campo en la elaboracin de sus estrategias de produccin cultural, pretende captar el sentido social del fenmeno artstico. Postulado como tema neurlgico de toda historia cultural, el tema del cambio o la evolucin social no sera concebido como el desarrollo formalista inmanente a la propia estructura lgica de los problemas estticos planteados, sino ms bien como la lucha (sistematizada ya en la postura weberiana frente al cambio religioso) entre la ortodoxia y la hereja: El proceso en el cual estn inmersas las obras es el producto de la lucha entre quienes, debido a la posicin dominante (temporalmente) que ocupan en el campo (en virtud de su capital especfico) propenden a la conservacin, es decir a la defensa de la rutina y la rutinizacin, de lo banal y la banalizacin, en una palabra, del orden simblico establecido, y quienes propenden a la ruptura hertica, a la crtica de las formas establecidas, a la subversin de los modelos en vigor y al retorno a la pureza de los orgenes. (Ibd. p.308). Principios del anlisis de campo. Habiendo ya indicado su particular postura frente a la disciplina mediante la comparacin de su propuesta sistemtica con los dems paradigmas existentes, Bourdieu procede a sealar los principales esquemas dinmicos de los campos, cuya identificacin permite una comprensin adecuada de los mismos. Dado que a pesar de que se perfila claramente un intento ambicioso de sistematicidad en dicho segmento, varias de las secciones no siguen una categorizacin estricta, se presentar a continuacin una reconstruccin ordenada de los temas tratados de acuerdo a las directrices planteadas por el autor, que no obstante no sigue el orden explcito del texto. En efecto, el campo cientfico de la sociologa del arte desde la posicin bourdieuana debe ocuparse de tres niveles interrelacionados del fenmeno artstico: La ciencia de las obras culturales supone tres operaciones tan necesarias y necesariamente unidas como los tres niveles de la realidad social que aprehenden: en primer lugar, el anlisis de la posicin del campo literario (etc) en el seno del campo del poder, y de su evolucin en el decurso del tiempo; en segundo lugar, el anlisis de la estructura interna del campo literario (etc), universo sometido a sus propias leyes de funcionamiento y de transformacin, es decir, la estructura de las relaciones objetivas entre la posicin que en l ocupan individuos o grupos situados en situacin de competencia por la legitimidad; por ltimo, el anlisis de la gnesis de los habitus de los ocupantes de estas posiciones, es decir los sistemas de disposiciones que, al ser el producto de una trayectoria social y de una posicin dentro del campo literario (etc) encuentran en esa posicin una ocasin ms o menos propicia para actualizarse (Ibd. p.318). Interaccin del campo artstico con el campo del poder: Resaltando la centralidad de aadir al componente interno del campo un anlisis de la interaccin entre campos, se resalta en dicho componente la necesidad de analizar la subordinacin presentada en el campo artstico (a pesar de su autonomizacin) con respecto al campo de poder general, concebido como espacio de relaciones de fuerza entre agentes o instituciones que tienen en comn el poseer el capital necesario para ocupar posiciones dominantes en los diferentes campos (Ibd. p.320). La predominancia consecuente de un principio autnomo o heternomo en la propia dinmica histrica del campo se refleja en tres indicadores particulares: i) el grado de supremaca del principio de jerarquizacin externa frente al interno, bajo el entendido de que una mayor dependencia al campo de poder supone la presencia inevitable de marcos normativos externos, ii) las pautas de consumo en general, que radican sobre todo en el volumen del pblico y de la calidad social del mismo, dado que en efecto el crecimiento del volumen de consumidores y la distincin particular de su clase social permite indicar el grado de heteronoma del campo, que suele aumentar con la concordancia entre el gusto del grupo de productores y el grupo de consumidores, iii) el grado de refraccin concebido como el nivel de transfiguracin permitido en el campo de esquemas discursivos de otros campos, que suele aumentar conforme al grado de autonoma del espacio social, y finalmente iv) la presencia de sanciones negativas infligidas a las prcticas heternomas como la sumisin directa a unas directivas polticas (Ibd. p.326), as como la presencia consecuente de prcticas incitadoras a la resistencia o lucha del campo frente a otros poderes particulares. Si bien el diagnstico sistemtico de la interaccin entre el campo del poder y el campo cultural a travs de la identificacin de las caractersticas de autonoma/heteronoma de cada caso histrico resulta un elemento clave dentro del anlisis bourdieuano, una segunda herramienta clave resulta de la comprensin de que, si bien la estructura de las luchas internas al campo se realiza de acuerdo a la propia dinmica particular de distribucin desigual del capital simblico all preservado, las luchas externas de poder arbitran las posibilidades estratgicas dentro del campo cultural, no solo en la medida en que tienen en mltiples casos una correspondencia clara con condiciones sociales externas, sino tambin en el sentido en que la interaccin entre campos promueve as mismo la existencia de apoyos o sanciones del mundo exterior. Uno de los principales procesos ligados a la articulacin del proceso interno con las luchas externas se relaciona con la presencia de movimientos vanguardistas cuando existe un desgaste del efecto de las obras consagradas, que a su vez no puede ser entendido sin la accin de la perdida de escasez (es decir valor simblico) ocasionada por la constante banalizacin y divulgacin de la obra en cuestin. Anlisis de la estructura interna del campo literario Desde una perspectiva centrada en las dinmicas propias del campo artstico un principio vital para su anlisis correcto resulta la identificacin de la forma de lucha particular de dicho espacio social, a saber, el conflicto establecido entre los diversos grupos por la definicin de los lmites del campo (conceptualizada como nomos), que supone en esa medida el problema del monopolio de la legitimidad ligado a la definicin ontolgica sobre el arte (qu es arte y qu no lo es). Se destacan dos consecuencias de lo anteriormente mencionado: primero, que la lucha por el capital simblico establecido en el campo traducido en la disputa por el monopolio de la consagracin o legitimidad artstica supone siempre por parte del investigador el rastreo de la trayectoria de valoracin de determinado producto artstico, que generalmente est ligado a los procesos de jerarquizacin y establecimiento de fronteras en el mismo campo, y segundo, que la lucha por la preservacin de legitimidad sobre todo de la parte de los dominantes (tngase ac en cuenta tal como se mencion antes que la fuerza principal de accin del campo segn Bourdieu, siguiendo la tradicin conceptual de la teora del conflicto se basa en la tensin entre conservacin y revolucin), implica el establecimiento de cdigos de aceptacin, que pretenden conservar el privilegio del grupo mediante la introduccin de medidas de discriminacin y exclusin frente a otros grupos sociales. La comprensin de la fuerza dinmica principal del campo artstico, sin embargo, debido a su generalidad por s sola no basta para la ejecucin del anlisis de campos. Adems de tal identificacin del conflicto central, se destaca la necesidad de identificar el esquema de relaciones objetivas de las posiciones de los agentes ubicados en el campo, en la medida en que solo a partir de un reconocimiento de la red de relaciones objetivas establecidas entre las diversas posiciones desiguales se puede esbozar la estructura interna del campo. La predominancia de una perspectiva relacional frente a una visin esencialista mencionada ya en los estudios epistemolgicos neokantianos es clara, ya que la posicin misma depende del entramado objetivo en el cual se encuentra, as como de la distribucin desigual de especies de capital: Cada posicin est objetivamente definida por su relacin objetiva con las dems posiciones, o en otros trminos, por el sistema de propiedades pertinentes, es decir, eficientes, que permiten situarla en relacin con todas las dems en la estructura de la distribucin global de las propiedades. Todas las posiciones dependen, en su existencia misma, y en las determinaciones que imponen a sus ocupantes, de su situacin actual y potencial en la estructura del campo, es decir, en la estructura del reparto de las especies de capital (o de poder) cuya posesin controla la obtencin de beneficios especficos (como el prestigio literario) que estn puestos en juego en el campo (Ibd. p.342). Una segunda problemtica derivada de la anterior remite a que, una vez armada la relacin bsica de estructuras objetivas de relacin entre posiciones predominante en el campo, debe ser igualmente investigada la dialgica relacin entre posicin y toma de posicin, determinada no mecnicamente, bajo el supuesto de que una determinada posicin objetiva supone siempre la emergencia de acciones con una direccin determinada por parte del agente, sino ms bien mediada por un espacio de los posibles, presentado como un marco de posibilidades ofrecidas al agente de acuerdo a ciertos esquemas de percepcin propios a su posicin local. Finalmente la ciencia de las obras culturales debe ocuparse, en el marco de una indagacin por la estructura interna del campo artstico, no solamente de la realizacin esquemtica del bosquejo de relaciones objetivas ni de la interconexin entre las posiciones y tomas de posiciones de agentes, sino tambin de la evolucin particular de los grupos desde la interpretacin de modelos de constitucin y disolucin, teniendo en consideracin sobre todo la influencia ejercida por la distribucin desigual del capital simblico, una vez es evidente el reconocimiento general del grupo: Pequeas sectas aisladas, cuya cohesin negativa va pareja a una intensa solidaridad afectiva, a menudo concentrada en el apego a un lder, estos grupos dominados [vanguardistas] tienden a entrar en crisis, debido a una paradoja aparente, cuando acceden al reconocimiento, cuyos beneficios simblicos a menudo van a parar a un grupo reducido, cuando no uno solo, y cuando se debilitan las fuerzas negativas de cohesin: las diferencias de posicin en el seno del grupo, y sobre todo las diferencias sociales y acadmicas que la unidad oposicional de los inicios permita superar y sublimar, se retraducen en una participacin desigual en los beneficios del capital simblico acumulado. (Ibd. p.396-397).

Gnesis de los habitus de los agentes Tal como se indic en la primera parte de la introduccin aqu presentada, el deseo de abarcar en su totalidad las manifestaciones sociales conlleva a que la posicin epistemolgica bourdieuana adems de centrar su anlisis en las estructuras de redes objetivas (campos), explore igualmente la gestacin de procesos de subjetivacin (habitus) en dilogo con las estructuras sociales particulares. Debido a ello, el ltimo componente clave de una ciencia de las obras culturales implica el anlisis del illusio correspondiente a un campo, concebida como el sentido prctico que saca a los agentes de su indiferencia y los inclina y los dispone a efectuar las distinciones pertinentes desde el punto de vista de la lgica del campo, a distinguir lo que es importante {interest}, por oposicin a lo que me da igual, in-diferente (Ibd. p.337). Comprendida en efecto tanto como la condicin necesaria del juego como el producto de la interiorizacin de los intereses particulares de cada posicin en el campo, la illusio (trmino que tambin es utilizado para designar la creencia ideolgica en el mito fundador del artista) posibilita no solamente la legtima realizacin de los deseos del agente a partir de la instauracin de marcos normativos y esquemas perceptivos que dirigen la accin (o por lo menos imponen un espacio de posibilidad), sino tambin la gestacin de estrategias sociales de acuerdo a las normas de juego establecidas en el campo. Finalmente, la gnesis del habitus debe tambin ser considerada desde la perspectiva de la construccin biogrfica (la trayectoria construida), que permite en efecto articular los movimientos individuales (pensados desde el proyecto sartreano como expresin ntima de la consciencia individual) con los mrgenes de accin estructurados en el espacio social, en la medida en que se trata de reconstruir la serie de posiciones sucesivamente ocupadas por un mismo agente o un mismo grupo de agentes en espacios sucesivos () [comprendida] como inversiones a largo plazo y desplazamientos estratgicos en dicho espacio (Ibd. 385). Naturalmente el sentido de cada recorrido biogrfico en el espacio social depende de las condiciones estructurales del campo, ya que si bien no hay que ignorar la particularidad de cada nivel analtico, la mutua referencia entre habitus y campo (en una especie de crculo hermenutico) es la clave analtica que permite la comprensin del fenmeno. Es respecto a los estados correspondientes de la estructura del campo como se determinan en cada momento el sentido y el valor social de los acontecimientos biogrficos, entendidos como inversiones a plazo y desplazamientos en este espacio, o, con mayor precisin, en los estados sucesivos de la estructura de la distribucin de las diferentes especies de capital que estn en juego en el campo, tanto capital econmico y capital simblico como capital especfico de consagracin (Ibid, p.384). 4. La problemtica interaccin entre el campo artstico y el sistema de clasesHabiendo ya expuesto una reconstruccin crtica de las principales lneas de argumentacin presentadas en el texto reseado, a continuacin quisiera plantear algunas reflexiones crticas con respecto a las mismas, que permitan establecer conexiones entre las exploraciones bourdieauanas sobre el fenmeno artstico y otras perspectivas sobre el tema. La primera consideracin se relaciona con el enfoque claro dado por el autor a la fundamentacin del campo artstico desde lucha de posiciones, proveniente sin duda alguna de su comprensin marxista de la sociedad global como un espacio social marcado por la dominacin y la bsqueda siempre de imposicin (material o simblica) sobre el otro. En efecto, si bien una perspectiva epistemolgica proveniente del marxismo resulta indiscutiblemente fructuosa principalmente en el impulso principal requerido por la disciplina sociolgica para aterrizar en cierto sentido la esfera simblica a sus condiciones materiales de gestacin, que determinan tanto su emergencia inicial como sus posibilidades posteriores de existencia, as como para analizar tal como menciona Hauser (1973) la centralidad de las condiciones materiales de produccin en la configuracin del arte como ideologa, resulta debatible la proposicin vislumbrada en la teora bourdieuana segn la cual tanto la gestin histrica del campo de arte moderno como la tarea ejemplar de la disciplina sociolgica puedan ser reducidas a la dinmica estructural particular del sistema de clases y al sistema de fuerzas a ella ligado (revolucin y conservacin). La preponderancia de dicha lgica marxista se aprecia en varios niveles. Primero, en la supremaca de los factores socioeconmicos de la estructura de clase en la consideracin de los procesos histricos de autonomizacin del campo artstico, que supone el abandono de diversos dispositivos sociales (en trminos foucaultianos) que a pesar de no estar estrechamente ligados con las condiciones de lucha de clases, s pudieron haber ejercido una influencia decisiva en la configuracin de los entornos particulares del espacio artstico, tal como podra evidenciarse verbigracia en la articulacin de la prctica artstica con la emergente reflexin esttica comprendida como dispositivo cientfico durante el siglo XIX. Segundo, en el abordaje particular de la cuestin central del cambio social y estilstico, en el cual predomina la tensin entre dos impulsos propios de la comprensin conflictiva de la sociedad, a saber: conservacin y revolucin. Frente a tal predominancia de tales impulsos, que finalmente se establecen debido a que en teora los grupos dominantes abogan siempre por la conservacin de su capital simblico mientras que los dominados elaboran estrategias en aras de conseguir dicho capital, podra plantearse la posibilidad de que la lgica evolutiva del campo artstico no necesariamente resulte impermeable a las determinaciones socioeconmicas de la existencia humana, pero s actu de acuerdo junto con otras variables de relevancia similar? Sin caer en la mitificacin igualmente intil del fenmeno artstico, no podra plantearse siguiendo a Simmel (2000) y a Cassirer (1994), que la transformacin de las estructuras artsticas finalmente resulta determinada por la conjugacin de las determinaciones sociohistricas con las necesidades propias de dicha forma simblica, que si bien en un principio se presentaba como una creacin humana libre, gracias al proceso trgico de objetivacin de la cultura devino (en cierta medida) un esquema independiente de las acciones humanas? Cmo en efecto poder conectar de manera adecuada pero dejando de lado toda determinacin simplista las circunstancias materiales de una sociedad determinada con los estilos artsticos, que suponen una clase de configuracin simblica de segundo grado, por ms de que naturalmente algunas determinaciones sociales florezcan en el propio contenido de la obra? Posiblemente haya que intentar seguir las indicaciones del fundador del materialismo histrico, quin perplejo frente a la influencia contempornea de las obras clsicas del arte griego reflexiona dentro de los lmites del ms crudo realismo sobre el hecho de que la superestructura posee una vitalidad propia y de que las obras del espritu muestran la capacidad y la tendencia a desvincularse de su origen y seguir un camino propio (Hauser, 1973). Menciona as Marx (1857) lo siguiente: En lo concerniente al arte, ya se sabe que ciertas pocas de florecimiento artstico no estn de ninguna manera en relacin con el desarrollo general de la sociedad, ni, por consiguiente, con la base material, con el esqueleto, por as decirlo, de su organizacin () La dificultad no consiste en comprender que el arte griego y la epopeya estn ligados a ciertas formas del desarrollo social. La dificultad consiste en comprender que puedan an proporcionarnos goces artsticos y valgan, en ciertos aspectos, como una norma y un modelo inalcanzable. (El subrayado es mo).5. Consideraciones en torno a la ruptura vanguardista Adems de las posibles crticas a la unilateralidad del acercamiento bourdieuano al fenmeno artstico, cabra realizar una segunda reflexin, referida esta vez no tanto a su modelo epistemolgico y a la pregunta kantiana implcita en ella sobre los lmites propios de la sociologa del arte en el anlisis de dicho fenmeno, sino ms bien a la sistematizacin de las fases centrales de desarrollo del campo de arte moderno. Si bien en efecto se identifican las principales directrices de la formacin de dicho espacio social particular, resalta por su ausencia la reflexin sobre la transformacin del campo de arte a causa de la emergencia del conjunto de movimientos vanguardistas acaecidos durante la primera mitad del siglo XX sobre todo en el continente europeo, y si se encuentran en efecto algunas referencias a tales fenmenos, stas no adjudican el nivel de significatividad pertinente a tales eventos. Ms all de ser producto de la simple continuacin de movimientos vanguardistas de finales del siglo XIX, se podra afirmar siguiendo a Brger (1974) que en efecto la intencin de las vanguardias durante el primer siglo XX no se limitaba al deseo de implantacin de una nueva tcnica expresiva producto del rechazo de los precedentes acercamientos a la creacin simblica, sino que ms all de ello se buscaba mediante una reflexin autocrtica una destruccin de la institucin-arte de la sociedad burguesa a travs del retorno del arte a la vida cotidiana (Ibd. 1974). Ese punto neurlgico de transformacin de la experiencia artstica occidental encabezado por el dadasmo, que tampoco podra reducirse a una continuacin de los propsitos del arte social francs en la medida en que propone una ruptura total, seguramente afect la constitucin histrica del propio campo en direcciones no esperadas, a pesar de que como es bien sabido los deseos explcitos de destruir el arte occidental (no solamente en trminos formales de tcnicas, sino tambin de instituciones y de interaccin con el pblico, en otras palabras, de la totalidad de la institucin artstica burguesa) no fueron totalmente realizados a largo plazo ya que el retorno del arte a los marcos de la vida cotidiana no supuso tal como se quera una eliminacin radical de los lenguajes artsticos propios inscritos en campos discursivos concretos. 6. Conclusin La propuesta bourdieuana en torno al fenmeno artstico plasmada en Las reglas del arte, proveniente de un inters constante del autor por indagar las posibles conexiones del poder simblico en la reproduccin desigual del espacio social, proporciona elementos analticos vitales para el campo disciplinar de la sociologa del arte, en la medida en que rastrea dos objetivos centrales en la constitucin de todo campo disciplinar: por un lado explora la gnesis histrica del campo artstico, es decir, intenta elaborar una reconstruccin de la trayectoria particular del objeto especfico de estudio (delimitndolo al mismo tiempo); pero al mismo tiempo logra formular determinado marco de prescripciones metodolgicas tiles en el estudio del dicho objeto, mediante el deseo de posibilitar una ciencia de las obras, liberada de la adscripcin doxtica responsable en cierta medida de proteger al fenmeno artstico de la razn cientfica. La distincin ambiciosa entre distintos niveles de accin del campo cientfico, tal como se aprecia en la necesidad de indagar las conexiones del campo simblico con el campo del poder, la estructura interna del mismo campo y finalmente la gnesis de los procesos de subjetivacin de los agentes (habitus) no subsana, sin embargo, el hecho de que la perspectiva analizada comprende el arte desde una perspectiva conflictiva (en todo el sentido amplio de la expresin), que si bien da valiosas apreciaciones a la hora de encarnizar la produccin simblica, tantas veces concebida como un valor mtico irreducible a la razn humana, puede no ser suficiente para un examen holstico del fenmeno. Independientemente de la posibilidad de encontrar o formular marcos tericos comprensivos capaces de reconocer la naturaleza particular del arte, persiste el interrogante, a saber, si es posible reducir el arte a las determinaciones sociales descubiertas por la disciplina sociolgica. No supondra en efecto un error equivaler el arte al campo artstico? Sera preferible entonces la limitacin kantiana al conocimiento de los propios lmites de la razn sociolgica, bajo el entendido de que la aprehensin de determinadas perspectivas del arte escapa a las posibilidades objetivas de anlisis establecidas por la sociologa? Referencias Alexander, J. (2009) Teoras sociolgicas desde la Segunda Guerra Mundial. Editorial Gedisa. Madrid, Espaa. Bourdieu, P. (1992) Las reglas del arte. Gnesis y estructura del campo literario. Editorial Anagrama. Coleccin Argumentos. Barcelona, Espaa. Buerger, P. (1974) Teora de la vanguardia. Editorial Las Cuarenta. Coleccin Mitma. Buenos Aires, Argentina. Cassirer, E. (1923) Filosofa de las formas simblicas. Tomo 1. El lenguaje. Fondo de Cultura Econmica (FCE) Mxico DF, Mxico. Cassirer, E. (1994) Antropologa simblica. Introduccin a una filosofa de la cultura. Fondo de Cultura Ecnomica (FCE) Mxico DF, Mxico. Deleuze, G & Guattari, F. 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