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EDICIN 1021 domingo 3 DE JUNIO DE 2012 MaNIzalEs - COlOMbIa
creaciny vida
Fotos|Archivo LA PAtriA|PAPeL sALmn
Acople Do - Andrs Felipe Agudelo - ensamble cruzao
BiBlioteca del dragnIntroduccin al libro La biblioteca del
dragn, lecturas inolvidables Orlando Meja Rivera
la formacin como signo de hidalgua y equidadMaestros de
valorJorge Raad Aljure
impre(ci)sionesDos premios, un autorCamilo Gmez Gaviria
38 aos de fervor
Peregrinacin al seor de los bambucosPaulo Snchez Gil
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2| |3ENSAYO| domingo 3 DE JUNIO DE 2012 domingo 3 DE JUNIO DE
2012 |ENSAYO
Una conversacin con los autores que se han amado. La biblioteca
del dragn es un homenaje a Borges y su cuento La biblioteca de
Babel. Presentacin.
Orlando Meja Rivera* Papel Salmn
El amor y la pasin por la lectu-ra naci en m desde la tempra-na
infancia. Todava recuerdo, con precisin, mi primer libro ledo:
Buscadores de oro de un tal Enrique Conscience, regalado por mi
padre cuando cumpl los cinco aos de edad. Era un sbado fro,
lluvioso, yo es-taba agripado, metido entre las cobijas de mi cama.
El libro era de tapa verde y apa-reca un hombre agachado a la
orilla de un ro, recogiendo pepitas de oro.
La historia se refera a unos vagabun-dos que se van a California
en la po-ca de la fiebre del oro; era un libro de aventuras,
inferior a lo que leera des-pus en Julio Verne, Emilio Salgari,
entre otros. Pero fue mi primer libro, mi amor a primera vista con
la lectura. Me sumer-g durante todo el da en esa historia, me olvid
de m mismo, de la televisin, del fro, del almuerzo, de mis
soldaditos me-dievales de plstico.
Esa obra me revel algo que nunca he dejado de sentir: la lectura
es un au-tntico viaje imaginario, una especie de mquina del tiempo
y del espacio, que nos conduce a regiones y pensamientos extraos,
los cuales se conectan con per-sonalidades profundas que tenemos en
el inconsciente. Es decir, cada libro tiene que ver con algo que
nos habita y que mediante la lectura aflora a la conciencia. Por
eso, desde ese sbado remoto de 1966 no he dejado de leer ningn
da.
As como necesito respirar y comer, tambin necesito leer. Es,
primero que todo, un asunto fisiolgico, luego se transforma en una
actividad intelectual. Mis lecturas han sido diversas, pues la
curiosidad es un vicio inagotable y la verdadera madre de todas las
incerti-dumbres. Pero mi curiosidad nunca se ha saciado, ya que
tiene que ver con la bsqueda del sentido de mi vida y no tanto con
la informacin infinita que se encuentra detrs de cualquier objeto o
palabra.
BiBlioteca del dragn
introduccin al libro La biblioteca del dragn, lecturas
inolvidables
Leo para olvidarme de m mismo y, de manera paradjica, leo tambin
para en-contrar en los libros el significado de mi propia vida, de
mis sentimientos contra-dictorios, de mis crisis afectivas, de mis
deseos de comprender lo inefable. Ah es donde he hallado el
equilibrio entre la lectura y la vida: se lee para comprender la
vida y se vive para experimentar los libros. En realidad no hay
fisuras entre lo ledo y lo vivido, ambos son estados
complementarios de la mente humana.
Desde mis ocho aos tuve otra pasin,
mi gran pasin, nacida de la mezcla de la lectura y de mi
existencia: las ganas de contar mis propias historias, de escribir
de lo vivido y lo ledo. Leer, vivir y es-cribir han terminado
siendo una unidad existencial en m. La escritura es mi ca-mino de
Santiago o mi viaje a Oriente, estoy hecho de letras y de smbolos,
inte-grados a los olores, las voces, los cuerpos, los
atardeceres.
Quiz, por esto, a veces me he cansado de la vida, pero todava no
me he cansa-do de leer y de escribir. Es ms, cuando
La edad de la senectud del poeta florentino es equiparable a la
edad ma-dura del antiguo escritor chino Chang Chao: se mira a la
vida propia como una aventura que comienza a quedar sepulta-da en
el pasado, y el recuerdo nostlgico tie de cierta melancola nuestro
presen-te y las expectativas en el futuro ya son pocas, o tan
realistas que, quiz por fin, podemos aceptar la frase lapidaria que
le o a un amigo hace algunos aos: uno llega a la altura de su
propia mediocri-dad y por fin se tranquiliza.
Pero en ese estado de tranquilidad interior es cuando mejor se
relee y se re-cuerda lo vivido. La memoria y el olvido, misteriosa
unidad que nos regala a cada uno el sentido existencial ms
personal, acta como el autntico antlogo de las vivencias y las
lecturas de cada cual. De ah las sorpresas: se nos olvida el rostro
de la primera o la segunda novia, pero aparece resplandeciente la
bella cara de una desconocida que vimos una sola vez cruzando la
calle del puerto colombiano de Buenaventura. Aprendimos y
recita-mos, innumerables veces, los poemas de Neruda o de Rafael
Alberti, en noches ar-quetpicas de faunos y ninfas, pero aho-ra slo
vienen misteriosas rfagas de los haik de Basho o los ecos de
Hlderlin.
Recordamos lo que podemos, no lo que deseamos, y releemos lo que
nunca se nos olvid. Entonces, las lecturas inol-vidables son los
mendrugos de pan que Hansel y Gretel dejaron en el camino del
bosque para retornar algn da, desde la prisin hechizada de la vida
exterior, a los orgenes y las fuentes de la infancia interior.
Releer es regresar al pasado en la nave mental de los libros que
nunca hemos olvidado.
3Sin embargo, de manera paradjica, al
comprender mejor el pasado vivido lo-gramos vislumbrar desde
nuestras relec-turas nuevas dimensiones del presente y olfateamos
futuros colectivos que ya no sern los nuestros. Adems, consciente
de pertenecer a un grupo humano cada vez ms escaso, el de los
lectores espe-cialistas en universales como refera Alfonso Reyes,
quiero tener la ilusin de que alguno de estos textos que hablan de
libros y autores, motive a algn joven a ir a esas obras y buscar
sus propias relacio-nes y sentidos vitales.
Estamos en un momento histrico que se acerca a la metfora de la
novela Fahr-enheit 451 de Ray Bradbury pero con una variacin: somos
una sociedad medi-tica, donde los libros no existen porque ya no
son ledos, se pudren en las viejas bibliotecas familiares,
desaparecen de los catlogos de las editoriales, se hojean en los
formatos virtuales. Slo unos pocos guardan la memoria de los
clsicos, de esas obras que siempre rozarn el miste-rio del corazn
humano.
Pero esos pocos lectores, que leen para vivir y viven porque
leen, aguardarn siempre, hasta que se mueran, a otros que
Fotos|cortesA orLAnDo mejA|PAPeL sALmn
orlando meja rivera descubri al leer el primer libro que la
lectura es un autntico viaje imaginario, una especie de mquina del
tiempo y del espacio.
siento el peso agobiante de la vida, la li-gereza llega
proveniente de los libros y de algn proyecto creativo de
escritura.
2Este libro ha nacido de una sensacin
vaga: querer volver a conversar con los autores que he amado,
que siempre releo en los peores y tambin en los mejores momentos de
mi vida, es decir he queri-do plasmar ac las lecturas inolvidables,
mi canon personal que no es necesaria-mente el canon literario
avalado por la critica literaria tradicional. Es ms, dejo por fuera
grandes libros y autores, que han nutrido mi curiosidad y me han
enseado las texturas de la alta calidad narrativa, pero que no me
transformaron como ser humano.
Los hombres del medievo tenan muy claras las denominadas edades
del hom-bre. Por ejemplo, Dante habla de ellas en su excelente
ensayo El Convite. Este libro lo escribi en el exilio, amargado,
solita-rio y pobre, entre los 39 y los 43 aos de edad. Sus enemigos
polticos haban lo-grado que lo condenaran al destierro y a la horca
si volva a pisar la tierra de su amada ciudad natal.
En esas pginas intensas est presen-te el hombre terrenal y no
tanto el poe-ta viajero de las cartografas de los ultra mundos. Por
eso reflexiona sobre la vida humana y sus miserias. En el tratado
cuarto (captulos XXIII Y XXIV) retoma la idea de San Alberto Magno
de las cuatro edades del hombre, combinada con la ex-plicacin
fisiolgica de los cuatro humo-res de Galeno actualizada por
Avicena.
Estas son: Adolescencia, de los 8 meses a los 25 aos. Juventud,
desde los 26 a los 45. Senectud, de los 46 a los 70. Senilidad, de
los 70 a los 80.
A la adolescencia la caracteriza la curiosidad y la alegra. A la
juventud la ambicin y la pasin. La senectud debe ser una etapa
donde prevalezca la justi-cia y es necesario que el hombre se abra
como una rosa que no puede seguir ms tiempo cerrada y que difunda
el aroma que ha engendrado dentro de s; y esto es lo que conviene a
la edad que tenemos ahora entre manos. Por consiguiente hay que ser
sabio; y para serlo se requiere una buena memoria de las cosas
vistas, un buen conocimiento de las cosas pre-sentes y una buena
previsin de las cosas futuras.
los reemplacen y continen una tradicin milenaria y eterna: el
placer solitario de leer un libro en el silencio de una
biblio-teca, la conexin misteriosa y mgica con los smbolos y los
arquetipos indestruc-tibles de la imaginacin humana y una
existencia particular, irrepetible, fugaz y, a la vez,
inmortal.
4La biblioteca del dragn es, por su-
puesto, mi homenaje al gran Borges y su mtico cuento La
biblioteca de Babel, donde imagina el universo como una biblioteca
y a Dios como su bibliotecario. Los tem-plos son para los creyentes
que poseen la certeza de un Dios y las bibliotecas son para los
buscadores de lo sagrado en lo profano que no han recibido la
gracia de la fe.
No obstante, leer es, en el fondo, un acto mstico que cree en
las palabras como huellas de smbolos olvidados. Voy a contar algo
que me hizo el lector com-pulsivo e insaciable que soy. De nio, con
cuatro o cinco aos, me regalaban unas galletas que llamaban chinas,
que traan un papelito con una frase. Mi padre ha-blaba de las
galletas de la suerte y en-tend que haba que leer la frase y tratar
de interpretarla para mi propia vida.
No me acuerdo de la mayora de ellas, las cuales coleccion
durante varios aos. Pero aprend a leer como si los autores de
los libros me estuvieran susurrando se-cretos aplicables a mi
propia existencia. De all que para m la lectura no tiene nada que
ver con la informacin ni con el aprendizaje tcnico. Lo que yo llamo
leer es un acto tan ntimo y personal como soar, pensar o amar.
En estos tiempos de la imagen y la in-formtica la lectura
solitaria de un libro de lomo, tinta y papel, parece un acto
anacrnico, un gesto de museo de cera. De hecho, lo he dicho antes:
los lectores somos ya una especie de ornitorrincos u osos panda en
vas de extincin. Pero todava nos reconocemos en las libreras de
viejo y de nuevo: entre los usuarios que buscan con afn el libro de
autoayu-da o el ltimo best seller para el colegio del hijo, el
lector recorre con lentitud los estantes repletos de libros y los
coge con la ternura que suscita en otros un nio de brazos o una
orqudea.
Luego se huelen, porque cada libro tiene su olor personal y una
biblioteca tambin es un collage de aromas y made-ras. Despus viene
el rito de seleccionar varios de ellos, hojearlos, leer al azar uno
o dos prrafos, y escoger aquel que pare-ce ser el indicado para el
momento vital.
Leer es, para m, innumerables hechos y metforas: un encuentro
personal; el otro lado del espejo; un rbol entre el de-sierto de
cemento; un laberinto que me llevar al fondo de lo que soy; la
alegra
de una idea nueva; la carcajada de un pensamiento cargado de
humor negro; la tristeza de un rostro amado en la infan-cia que se
va borrando en la memoria; el sentimiento de que pertenezco a una
es-pecie paradjica: efmera y eterna. Que, como deca Hlderlin,
cuando piensa es un mendigo y cuando suea es un Dios. Entonces,
digo yo, cuando leemos somos ambas cosas y ms.
Cuenta Cervantes que lea hasta los papeles tirados en la calle.
A Borges le lea su mam hasta la madrugada. S-neca dej sealada la
ltima palabra del libro que estaba leyendo antes de beber el veneno
con el que se suicid, porque la agona por las venas cortadas se
haba prolongado demasiado. Qui-siera creer que en el borde de esa
pgi-na el filsofo romano-espaol escribi: continuar.
Observo mi biblioteca personal de miles de volmenes y me acuerdo
que ya tengo 50 aos. Sigo comprando ms libros de lo que podr leer
en la vida que me resta. Sin embargo, cuando nadie me ve, acaricio
los lomos de los que todava no he ledo y los hojeo, los huelo y me
digo pasito como pronunciando un en-cantamiento: los leer. No s
cundo si en esta o en otra vida
*Escritor. Profesor titular de la Universidad de Caldas.
Departamento de salud pblica.
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|54|MSICA| | MSICAdomingo 3 DE JUNIO DE 2012 domingo 3 DE JUNIO
DE 2012
Benigno Mono Nez dej a Funmsica como la gua espiritual de los
fieles que llegan a Ginebra cada ao. El Festival debe seguir siendo
la cantera que surta de propuestas renovadoras a la msica andina
colombiana. Larga vida.
Paulo Andrs Snchez Gil* Papel Salmn
Se empieza a formar la fila en las afueras del recinto,
especialmente el primer domingo del mes de junio de cada ao, es la
fecha en la que decenas de peregrinos llegan a visitar la que fue
morada del inspirador de esta peregrinacin.
Hay un detalle importante, y es que cada ao el nmero de
peregrinos decrece, como si el fervor de los fieles ya no fuera el
mismo, o como si el patrono ya no produjera el mismo encanto.
Se ha perdido la fe en el bam-buco colombiano, y Benigno El Mono
Nez dej a Funmsica como gua espiritual del puado de fieles que
llegan hasta Gine-bra (Valle del Cauca) cada ao a peregrinar a un
festival que si-gue siendo el ms importante de la msica andina de
Colombia, pero que no ha encontrado fr-mulas efectivas para
reinventar-se despus de 37 aos de anual celebracin. La eucarista es
una que tiene lugar el domingo a las 12:00 del medio da, ahora en
la iglesia por falta de qurum, porque antes, multitudinaria, se
haca en la tarima de la plaza,
38 aos de fervor
peregrinacin al seor de los bambucos
casi como antesala de un festi-val que se movi unas cuadras y
que espera que los compromi-sos pblicos se cumplan para concluir el
escenario que ahora alberga el Festival de la Plaza. La comunin es
la que se ex-presa en la plaza y en la tarima de Funmsica, lo que
se lleva a cabo afuera. All el Festival tiene vida propia, la que
se prolonga por extensin de la espontanei-dad, de la improvisacin,
de los encuentros a veces casuales de unos msicos con otros con los
que hace tiempo ni se vean. Y si ahondamos en esas virtudes, cabe
decir que la tarima de Fun-msica, espacio para escasos 100
feligreses, es el nico punto de peregrinacin en donde todos se
confiesan francamente, as ten-gan que beberse el vino antes de
confesar cualquier cosa.
Confesiones se oyen muchas. Que esper todo el ao para volver a
tocar juntos, que an me debes el disco del ao pasa-do, que el
alojamiento de este ao est ms caro que el ante-rior, que
desmejoraron mucho el sancocho de la esquina de doa Morelia, que
los aborraja-dos cada vez son ms difciles de conseguir, que el
manjar blan-co est rindiendo muy poquito, que dicen que este ao si
gana Mara Mnica, que a Caldas le tienen bronca y por eso no le dan
el Gran Premio as lo merezca, que el jurado est muy flojo, que a la
final la gente va a ver cual va a ser el palo del ao, que el prximo
ao que se cumplen los 20 de Palosanto si sacarn el disco. Y muchas
otras hasta de mayor calibre; pero que por fuertes, se quedan bajo
la carpa como secretos de confesin.
valga decirlo, redundan en la sa-lida del redil.
El ao pasado la revelacin del Festival fue el tro Clsico Latino
de Inglaterra, que conta-ba con la gran atraccin de tener dentro de
sus integrantes a una violinistacantante britnica que entonaba casi
con acento criollo Pueblito Viejo, el famoso pasillo colombiano que
en su interpreta-cin hizo poner de pie al templo del bambuco en
pleno, en cla-ra seal de respeto a la libertad de culto consagrada
en nuestra constitucin, pero podra con-fundirse tambin con una
clara seal de postracin ante otras religiones, y no conviene que a
esta altura los ingleses traten de evangelizarnos, con el conjuro
de traer miles de millas detrs y que el esfuerzo fontico de la
be-lla rubia nos hace por una noche fariseos.
EntrE la virtud y la blasfEmia
La tarde latinoamericana que inventaron para que la iglesia sea
ms grande, ms extensa y ms plural, es un esfuerzo vlido por
emparentar nuestras msi-cas con las del continente, y con las de
otros continentes; al fin y al cabo la msica debera herma-narse
toda por su esencia, por
Fotos|PAuLo snchez GiL|PAPeL sALmn
noche de final en el coliseo Gerardo Arellano de Ginebra (valle
del cauca).
Gracias a la inmaculadaEl Festival Mono Nez exis-
te por obra y gracia de la In-maculada, s, del colegio de la
Inmaculada de Ginebra en don-de se realizaron las sesiones de msica
verncula que origina-ron el actual concurso. Y a pesar de que desde
la primera versin se especula con la vocacin del concurso, los
esfuerzos por ha-cerlo ms visible, que no ms importante porque ya
lo es,
su naturaleza artstica, y no dis-criminarse por su origen. Pero
habra que hacer ms riguroso el concilio, para que de su seno
provengan mejores representan-tes de cada comunidad musi-cal del
continente.
Y si algunos de los fieles no quieren acomodarse a esas
doc-trinas?, y si muchos prefieren sustraerse de la rigidez del
rito del tabernculo? Benigno El Mono Nez pidi custodiar con ms celo
el Sancta Santorum de Ginebra, el Coliseo Gerardo Arellano Becerra,
y algunos qui-siramos saber si una cruzada de estos tiempos es la
que espanta feligreses de ese templo y los ex-pulsa, para
complacencia de esos feligreses, a los ritos paganos en donde se
antepone la algaraba y no el largo sermn de cada aspi-rante a
reinar por un ao. Porque si bien, unos predican sabidura y virtud,
otros parece que blas-femaran, y son esos los que esti-mulan
incredulidad, y con ella, la paulatina reduccin de fieles a la
peregrinacin anual.
un sErmn quE nos mantEnGa la fE
Si la msica andina colom-biana es un culto, hace 38 aos Ginebra,
Valle se eriga como su templo, y el fervor se hizo cre-ciente
durante muchos de esos 38 aos. Pero hay que mirar cada momento en
su contexto hist-rico, sin importar que para este caso, histrico
sea hablar de hace 10 aos. Hace 38 aos, en las ra-dios del pas,
Llamarada era un hit de Claudia de Colombia, y Lyda Zamora
triunfaba en el pas con xitos como Ro Magdalena y Mis
flores negras. Ahora, en tiempos de MTV, y del imperio de
Shaki-ra, en la radio colombiana reina Pipe Pelez, Bonka, Gusi y
Beto, ejo y Dlmata y el soberano Sil-vestre Dangond.
Si por lo menos todos esos fie-les que no dejan de peregrinar
hacia el seor de los bambucos, encontraran un espacio de
divul-gacin ms idneo que aquellos segundos escasos que
generosa-mente otorga Gustavo Gmez en Caracol, y que es imposible
re-chazar porque es la radio masiva; si por lo menos Gustavo Gmez
no desperdiciara esos segundos escasos preguntando al director del
Mono Nez Bernardo Me-ja si regresar la encantadora monita del tro
clsico latino al Festival de este ao; y si por lo menos Bernardo
Meja no hiciera hincapi en su retorno (siempre que no se convierta
en eterno re-torno); podramos pensar que el Mono Nez debe seguir
siendo por antonomasia la cantera que surta de propuestas
renovadoras a la msica andina colombiana, que debe seguir siendo el
re-ferente en el exterior de la van-guardia de nuestra msica, a ver
si algn da llegan al altar de ese templo profanado a
evangelizar-nos al menos con otra cosa dife-rente a Pueblito
Viejo.
Particularmente pienso que sera ms constructivo que la revelacin
del Festival Mono Nez fuera un dueto maravillo-so como cuando nos
quedamos sin palabras en el 94 viendo a Ad Libitum, o que fuera
otro tro que nos recuerde a Palosanto, o un coro como no volvimos a
ver desde el increble Za Chia Ty.
una pEticin con dEvocin
Podemos reconocer el valor de los ingleses interpretando
de-corosamente un pasillo viejo de nuestro cancionero mayor, pero
no puede ser que, sea la vedette de un concurso de msica an-dina
colombiana, cuando en el centro de todo el rito estn 28 aspirantes
a apstol elegido de la iglesia, que en la medida de cada uno, no
apelan a la ley del me-nor esfuerzo y del encanto po-pular, porque
saben, o calculan, o lamentan, que su esfuerzo de los meses
anteriores se pondr en evidencia o en consideracin de un cnclave
que en muchas ocasiones adems de fallar (por aquello de emitir el
fallo), llegan a Ginebra con la ilusin de ponti-ficar. No olvidar
seores jurados que el camino a Ginebra, el del Mono Nez, tambin
conduce a Roma, pero tarda mucho. Mien-tras tanto, estamos deseosos
porque este ao los ganadores del Gran Premio Mono Nez correspondan
con la calidad de los interpretes, y que en el Sancta Santorum no
haya ms palo que la inefable vara de Aarn.
Voy a pedir con especial de-vocin, por la msica colombia-na, y
por la continuidad y larga vida de un festival que durante muchos
aos me ha hecho sen-tir orgulloso de decirle a todo el mundo como
se peregrina a Gi-nebra, Valle, la tierra del Mono Nez. Este ao,
all llegar, con la misma devocin de bam-buquero
*Gestor cultural. La Central de Marketing Cultural.mara mnica
mondragn en la tarima de Funmusica, en Ginebra (valle del
cauca).
Foto|tomADA De www.
cLAssicoLAtino.com|PAPeL sALmn
tro clsico Latino de inglaterra.
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|76 | |EDUCACINdomingo 3 DE JUNIO DE 2012 domingo 3 DE JUNIO DE
2012EDUCACION|
Breve resea de profesores que ejercieron sus respetables e
impolutos oficios en Manizales entre 1950 y 1970, con nfasis en el
Colegio de Nuestra Seora de la poca. Textos entresacados de Mi vida
de colegial, del mismo autor. Historia.
Jorge Raad Aljure* Papel Salmn
Mira amiga: no todos los caballeros pueden ser cortesanos, ni
todos los cortesanos pueden ni deben
ser caballeros andantes: de todos ha de haber en el mundo y
aunque todos seamos caballeros va mucha
la diferencia de los unos a los otros;Miguel de Cervantes
Saavedra.
El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha
En las dcadas de los aos an-tes de los ochenta del siglo
anterior, los estudiantes de colegios privados y estatales tenan la
costumbre, y la obli-gacin, de un trato respetuoso para sus
maestros. Las relaciones con quienes
la formacin como signo de hidalgua y equidad
Maestros de valor
reciban clases y los padres de estos se manejaron dentro de un
contexto total-mente diferente a lo que hoy sucede; no puede
decirse que el ayer es mejor que el hoy ni que en la actualidad las
mane-ras sean superiores a las de antao. Cada tiempo tiene su afn y
se enmarcan den-tro de una poca en la cual la sociedad identifica a
quienes ensean de diferente manera.
Ayer, estudiar primaria o bachillera-to era una fortuna y pocos
dentro del contexto poblacional lograban llegar al sexto ao de
bachillerato, hoy el grado once. Era tan diferente, que quienes
al-canzaban cursar hasta el ltimo ao de secundaria que se
denominaba bachille-rato Clsico Superior para diferenciarlo
de aquellos escasos colegios tecnolgi-cos, hoy en mayor nmero y
tan impor-tantes. que ser bachiller de aquella poca era haber
conseguido un sueo que en muchas ocasiones superaba a los logros de
los padres y a veces de los hermanos mayores.
oportunidadEs y facilidadEs para Estudiar
Actualmente, estudiar en estos ni-veles de educacin es lo
normal, lo ex-cepcional es no alcanzar a obtener el diploma de
bachiller. Entendiendo que estudiar hoy en da es cien veces ms fcil
que en las pocas de los primeros tres cuartos del siglo XX. La
metodolo-ga en la actualidad facilita, a la persona que quiere
estudiar, encauzar sus prefe-rencias de una manera lgica y simple
incluyendo la inmensa ventaja de contar con la informtica cada da
ms cerca de los estudiantes, tanto que a veces ni sa-ben construir
su firma de una manera al menos decente y de la letra es mejor no
expresar juicio alguno.
Las exigencias e intransigencias han sido cambiadas por
facilidades otorga-das por las instituciones, los directivos y
docentes, amparados en aspectos pe-daggicos cada da ms verstiles
-ya no importa que la letra con sangre penetre-, que permiten el
desarrollo de la persona en cualquier nivel de la educacin.
Los estudiantes tienen espacios para mltiples actividades y es
muy difcil que se retraigan a una serie de propues-tas que les
ofrecen el ambiente interno y externo de las instituciones que
inclusi-
y noche, a presentarles a los estudiantes la visin pasada,
actual y futura de un mundo que embelesaba.
La evocacin comienza con el maes-tro Jorge Bayer quien reciba a
los estu-diantes de primer ao de la primaria y comenzaba con las
letras y palabras for-males iniciales en un ambiente en donde quiz
lo nico previo y no siempre, era un ao de knder.
No existan los jardines infantiles ejemplares de hoy ni las
maestras que con infinita paciencia se dedican a tra-segar entre la
ldica y la instruccin con los prvulos que inician los primeros
procesos por fuera del hogar. El Profe-sor Jorge Bayer tambin
poseedor de pa-ciencia como se requera pero adems de temperamento
exigente por cuanto los dscolos infantes requeran la discipli-na
para los futuros cursos. La figura de Jorge Bayer era reconocida e
inolvidable. Sus castigos y sus felicitaciones impreg-naban al nio
de carcter para sus futu-ras empresas estudiantiles.
Apareca luego el maestro Carlos Aristizbal quien con su grupo
adelan-taba ya conocimientos que posterior-mente se identificaban
como esenciales en la primaria. Geografa, Aritmtica, Ciencias
Naturales, Ortografa, Historia Sagrada, Cvica y Religin, eran para
l su mundo docente. Trataba por igual a todas las disciplinas y
aunque dueo de una inmensa bonhoma, mantena un grado de exigencia
que no permita dis-tracciones.
Gabriel Serna era el siguiente escaln con una mayor exigencia
pero tambin dueo de una caracterstica envidiable que reconoca las
cualidades de sus es-tudiantes y las estimulaba. Saba distin-
guir lo natural del artificio y era inquisi-dor en el buen
sentido de la palabra con referencia a sus estudiantes para lograr
de ellos mejores resultados formadores.
El quinto ao terminaba y comenza-ba bajo la presencia de Enrique
Cardona apuesto caballero de modales finos, de exigencia mxima y en
no pocas oportu-nidades era dueo de cierta socarronera para con sus
estudiantes. Hombre de preferencias pero tambin de igualdades
cuando la ocasin lo ameritaba. Con l se cerraba el ciclo y en el
reconocido acto pblico los estudiantes reciban un libro segn su
rendimiento escolar el cual por fortuna se converta en el primero
de la larga serie de obras ledas por sus dis-cpulos. Estimulaba las
aficiones de sus estudiantes y promova la integracin entre estos,
hacindolos partcipes de ac-tividades ldicas conjuntas.
los sacErdotEs y la EnsEanzaLas actividades encomendadas a
los
sacerdotes en la primaria, hoy Liceo Ar-quidiocesano de Nuestra
Seora, esta-ban bajo el signo de la convincente edu-cacin
religiosa.
Comenzaba el Padre Ricardo Me-ja Pulido su ciclo en el colegio
con sus programas de las vocaciones y de las misiones, para lo cual
convocaba a los estudiantes con buena aceptacin en un mundo donde
quien estudiaba ignoraba en buena parte la existencia de otras
re-ligiones. Dos sacerdotes marcaron una buena poca del Colegio en
la primaria: el hoy Monseor Fabio Snchez Cardo-na, el letrado y
benemrito magistrado del Tribunal Eclesistico y el inolvidable
Samuel Osorio con su afabilidad y su to-lerancia.
Foto|tomADA De httP://noticierojujuy.com.Ar|PAPeL sALmn
Detalle de La Escuela de Atenas de rafael.
En el hoy Colegio Mayor de Nuestra Seora se cursaba el
bachillerato y en una de las esquinas, la antigua casona de las
madres, que se dedicaban al knder y a la preparacin de los nios
para la primera comunin.
La secuencia de rectores: el Padre Fernando Uribe Garca, Monseor
Julio Csar Salazar Ramrez, el Padre Adal-berto Meza Villegas y
Monseor Santia-go Marn Vargas; con la Vicerrectora de ilustres
prelados entre los cuales se dis-tingui el futuro rector Ricardo
Meja Pulido. Todos mantuvieron la disciplina, la academia y la
calidad de un Colegio privado pero con profesores contribu-yentes
del reconocido Instituto Universi-tario de Caldas.
otros docEntEsPara mencionar solo algunos profe-
sores del bachillerato, sin que los dems dejen de ocupar el
pedestal que les co-rresponde en la formacin de los es-tudiantes
que dieron testimonio de su preparacin, de la concepcin del valor
humano y de la importancia de pertene-cer a una sociedad de la cual
procedan y a la que luego entregaran sus vidas:
Mximo Arce. Tronco de una familia de reconocido valor cristiano.
Dueo de un acendrado espritu mariano y conoce-dor de la importancia
de la instruccin en matemticas para sus estudiantes.
Hernn Gaviria, con un enorme amor mariano y dueo de virtudes que
trans-fera a sus estudiantes a travs del dibujo y la disciplina.
Connotado pintor.
Padre Fabio Restrepo, sacerdote con-vencido de su misin, gran
lector e im-portante profesor de literatura.
Jaime Botero poseedor de importantes conocimientos geogrficos.
Exigente y to-lerante en el dilogo de sus estudiantes.
Padre Ral Aristizbal, un hombre formado para la dialctica con
especiales caractersticas para la confrontacin de ideas y defensor
como el ms, de Santo Toms de Aquino.
Delio Meja un hombre recto, afable y exigente. Gran amigo de las
ciencias ma-temticas.
Simn Daz, serio pero risueo en horas coloquiales con gran
espritu for-mador que indicaba a sus estudiantes formas de
comprender y aceptar la vida. Disciplinado.
Padre Hoover Cardona. Un joven sa-cerdote con carisma de
formador con co-nocimientos literarios e inductor en sus
estudiantes de lecturas de distinta con-notacin pero con mayor
tendencia a los clsicos universales.
Javier Botero, joven profesor ligado a la qumica. Exigente y de
gran capacidad de comprensin cuando la situacin era franca y
real.
Padre Nstor Snchez de gran capa-cidad en la formacin, conocedor
del ingls y seleccionaba estudiantes espe-ciales que facilitaban la
enseanza de su asignatura.
Padre Belisario Gutirrez, afable, gran
conocedor de la historia universal. Justo.Marco Antonio Cajiao.
Un payans de
severos modales e insigne conocedor de la literatura
colombiana.
Hernando Barco gran matemtico. Afable, tolerante pero exiga en
la me-dida con la que se entregaba a sus estu-diantes.
Alfonso Palacio hombre de una gran disciplina, gran conocedor de
las cien-cias biolgicas, exigente, de una inmensa memoria y de un
seoro envidiable.
Padre Antonio Nieto, de vida casi as-ceta. Director espiritual
en una poca que se insinuaba cambiante.
Los tres de la cultura fsica: Gilber-to Aristizbal, Luis J
Ferrero y Gilberto Orejuela. Cada uno en personal manera de
conducir las horas de los ejercicios. Las carreras, los trotes, las
barras y las volteretas, con adeptos y reticentes. Con discretos
silencios y serias indicaciones lograban lo que la voluntad, la
mente y los msculos, no permitan.
Otros muchos, comenzando por Mon-seor Rubn Meja Angel, Daniel
Castro, Rodrigo Acevedo y los dems, fueron de valores acrisolados y
a quienes sus discpulos anteponan el Don, con gran merecimiento, a
su nombre. Jams una palabra que implicara familiaridad sin razn,
nunca una frase que demostrara agresividad. Ni un solo gesto que
indica-ra desagrado y mucho menos una burla o un desdn franco para
ellos. Se lo me-recan todo y hoy en da el solo recuer-do de ellos
hace que se confronte lo que fue con lo que se es. Los estudiantes
son lo que los profesores quieren y los profesores son lo que los
estudiantes pueden
*Profesor Titular de la Universidad de Caldas.
ve les permite de disfrutar de media jor-nada diaria, lo cual
era imposible antes. Son tantas las oportunidades que hoy tienen
para completar su formacin, que es imposible que puedan desechar
acti-vidades complementarias que van desde el deporte, arte,
idiomas, nfasis en asig-naturas, religin y otras muy
especiali-zadas que apoyarn a cada de ellos en su preparacin
final.
Hoy la totalidad de los docentes han cursado estudios
normalistas o univer-sitarios y por ello se debe entender que su
preparacin es en general ms formal que la de dcadas anteriores ya
mencio-nadas. La relacin con los estudiantes es mucho ms cercana y
ello puede ser un factor que beneficie las actividades tanto
docentes como estudiantiles. Sin embargo, en no pocas ocasiones se
cae dentro del contexto de una familiaridad exagerada. Hoy al
profesor le dicen: par-ce, ole, hermano, man, Josefina o Juan -para
mencionar uno de tantos e ilustres nombres-. Pudiera continuarse la
lista con acepciones dichas con desparpajo que indican la presencia
de un docente encargado an de un grupo o de una asignatura, que
muestran una confian-za extrema, que sin ser totalmente mala entre
profesor y estudiante, s pasa a un encuentro en donde el respeto se
olvida en no pocas oportunidades.
Evocacin a los maEstros dE ayErEl recuerdo de los maestros
antiguos
del Colegio de Nuestra Seora hace posi-ble refrendar la
presencia e importancia de quienes dedicaron toda su vida, da
Foto|tomADA De httP://Ficus.Pntic.mec.es|PAPeL sALmn
La escuela de Atenas de Pellegrino tibaldi, pintor y arquitecto
italiano.
Foto|tomADA De httP://mAnueL.cerezo.nAme|PAPeL
sALmn
retrato de titus, hijo de rembrandt, realizado por el pintor y
grabador holands.
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8 |
|director NICOls REstREpO EsCObaR | EDItORa GlORIa lUz NGEl
EChEvERRI|DIsEO vIRGIlIO lpEz aRCE|circuLA con LA PAtriA toDos Los
DominGos |crA 20 no.46-35. teL 878 1700 |imPresin: eDitoriAL LA
PAtriA s.A |e-mAiL: salmon@lapatria.com
domingo 3 DE JUNIO DE 2012PUBLICACIONES|
convocatoriaimpre(CI)siones
en estantera
la imaGEn En El EspEjoLas muertes violentas de
tres mujeres de una misma familia son el centro de esta
narracin. Aqu se cuenta una historia real de mafia, violencia y
corrupcin en el caribe colombiano. Salva-dor, un hombre
atormenta-do por los sntomas de los primeros aos de la vejez y los
recuerdos de una in-fancia precaria al lado de su madre, conoce a
Sofa, una europea con un pasa-do errante y sinuoso que tampoco se
repone de los traumas de la niez. La me-
lancola los une y, en medio de una frentica relacin, Sofa se
involucra en la in-vestigacin del asesinato de dos mujeres.
FERRO, Roberto. La imagen en el espejo. Planeta. Bogot. 2012.
Pp. 207. $39.000
violEntoloGaEl libro documenta el
conflicto interno armado en Colombia. Esta obra fo-togrfica se
enfoca en los derechos humanos y en la lucha de civiles
colombia-nos que resisten la violen-cia, muchas veces frente a
amenazas de muerte. El conflicto colombiano usual-mente se conoce
como una guerra contra la droga,
formacin musical sinfnica
La Fundacin Batuta Caldas tiene abiertas hasta el prxi-mo 13 de
julio las inscripciones para nios y jvenes entre los 2 y los 17 aos
de edad, para el segundo semestre de este ao. Los nuevos
estudiantes ingresarn a las preorquestas de ini-ciacin donde se
dedicarn al aprendizaje de la lectoescritura
musical y al desarrollo psicomotriz y auditivo usando
instru-mental orff, flautas dulces y pequea percusin. De all pasan
a la enseanza de un instrumento sinfnico que finalmente los lleva a
conformar orquestas sinfnicas juveniles e infanti-les. Informes en
el telfono 8865588 ext 101 de Manizales.
dos premios, un autorCamilo Gmez Gaviria* Papel Salmn
Qu tan usual es encontrar que un autor gane un mismo ao dos
premios litera-rios con dos de sus obras? Y si se da el caso, qu
tan comn resulta que estos dos libros sean los primeros que jams
haya publicado? Probablemente, tales situacio-nes no se dan con
mucha frecuencia. Sin embar-go, fue lo que sucedi con el escritor
Germn Ga-viria lvarez.
Nuevo en la escena literaria, este bogotano de madre caldense y
padre tolimense gan con El hombre que imagina el Concurso Nacional
de No-vela Corta 2011 de la Universidad Central. A esta le sigui
poco despus Olfato de perro, novela que gan el Premio Nacional de
Literatura 2011 del Ministerio de Cultura. La primera sali a la luz
en noviembre del ao pasado con el sello de la Universidad Central.
La segunda fue publicada por Taller de Edicin-Rocca y su
lanzamiento se realiz este ao en la reciente Feria Internacional
del Libro de Bogot.
Aunque el autor irrumpe de manera sbita en el panorama de la
literatura nacional con estas dos publicaciones, no es un joven
escritor en for-macin. Se trata de un hombre de cabellos grises,
con medio siglo de vida, del que si bien haban salido a la luz
algunos textos de su autora como cuentos, ensayos y un guin
radiofnico haba preservado su voz, dejndola madurar en relati-vo
silencio hasta la publicacin de los dos libros que resultaron
ganadores el ao pasado.
Qumico de formacin, se dedic sin embargo a la edicin de textos
tcnicos y cientficos. No obstante, el mundo que lo apasiona es el
de los libros. Hablando con l en la pasada Feria Inter-nacional del
Libro de Bogot, y oyndolo expla-yarse frente a una taza de caf
sobre la vida y obra de Alejo Carpentier, llegu a la conclusin de
que ms que un cientfico, es un hombre cuya vida gira alrededor de
la literatura. Una literatu-ra, que sin embargo, no est desligada
de la reali-dad. Esto se puede observar particularmente en Olfato
de perro, novela que en gran medida ilustra la violencia social en
Colombia. As, Gaviria es un escritor para el que no solamente se
puede es-cribir desde las lecturas. Para l, la experiencia, y en
particular los viajes, juegan un papel esencial.
La lectura de cualquiera de sus dos novelas constituye un
encuentro con una interesante voz narrativa. Aunque constantemente
escribe, afirma que no tiene ninguna prisa en publicar, a menos de
que considere que la obra est lista. Pienso sin embargo, que con
las dos novelas que han salido, tenemos, por ahora, bastante con qu
contentarnos
*camezmigolo@hotmail.com
Historias verdaderas de sexo, drogas, moda, cine, amor y
rocanrol en los 60, tal como las recuerda el hombre que descubri a
los Rolling Stones, Andrew Loog Oldham, quien tena 19 aos cuando
descubri y se convirti en m-nager y productor de una banda
desconocida: The Rolling Stones. Oldham condujo a Jagger, Richards
y compaa du-rante sus aos ms productivos y salvajes, en el marco de
una dcada que dej rastros indelebles y un puado gene-roso de
historias enloquecidas que encuentran en este libro al mejor
narrador posible: el mito que vivi para contarlo todo, con
insensatez y sentimientos.
OLDHAM, Andrew Loog. Rolling Stoned. Random House Mondadori.
Bogot. 2012. Pp. 432. $59.000.
Rolling Stoned
una lucha prolongada entre los narcotraficantes y la ley,
Violentologa desvirta esa versin oficial, al revelar una realidad
mucho ms compleja y perturbante. El ttulo se refiere a la escuela
de socilogos colombianos que estudian la violencia poltica y la
guerra civil.
FERRY, Stephen. Violentologa. Un manual del conflicto
colombiano. Editorial Icono. Bogot. 2012. Pp. 184. $59.000.
vajda, prncipE inmortal
La segunda novela de Carolina Andjar, en cuyas pginas vuelven a
tomar vida algunos de los perso-
najes estelares de Vampyr, sor-prende con otra trama llena de
aventura, intriga, suspenso y amor. Emilia, una bella y mimada
joven-cita que vive en el agitado ambiente de la Francia del
siglo XIX, deber enfren-tarse a las fuerzas de una siniestra
logia vamprica cuyo lder se ha enamorado de ella. Emilia se ver
obli-gada a salir de su mansin en Lyon para sumergirse en las
oscuras energas de Turn, la ciudad del Diablo, y liberar el alma de
Vajda, un misterioso personaje a quien cree haber conocido en una
vida anterior.
ANDJAR, Carolina. Vajda, prncipe inmortal. Editorial Norma.
Bogot. 2012. Pp. 552. $36.000.