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Ilustración | Virgilio López | PAPEL SALMÓN EDICIÓN 1.067 DOMINGO 28 DE ABRIL DE 2013 MANIZALES - COLOMBIA creación y vida Exposición de fotos históricas en la U. de Caldas El regreso de Fray Tomás Una misa convertida en mito Los hechos puros y duros son el cimiento de la narrativa
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Papel Salmón, 28 de abril

Mar 27, 2016

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La Patria

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Page 1: Papel Salmón, 28 de abril

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Exposición de fotos históricas en la U. de Caldas

El regreso de Fray Tomás

Una misa convertida en mito

Los hechos puros y duros son el cimiento de la narrativa

Page 2: Papel Salmón, 28 de abril

2 | |3ARTE| domingo 28 DE ABRIL DE 2013 domingo 28 DE ABRIL DE 2013 |ARTE

Imágenes y estilos gráficos del siglo XIX se exhiben desde este mes. Antiguas estampas de Colombia reflejan una nación a la usanza conservadora. Diseños y formas priman sobre el color.

Luis F. Molina Papel Salmón

Rememorar es quizás la mejor excusa del hombre moderno para alienarse de sus traumas vigen-tes y viajar a su pasado, gracias a la vaguedad de la memoria. Los soportes duraderos como el papel, la tela y la madera han sopesado el deber

del tiempo en contra del olvido. Algunos pasaportes memorísticos pueden llevarle a us-

ted a recordar a sus antepasados en la exposición “Historias de Papel (…y de pared)” que se exhibe desde mediados de abril en el Centro de Museos de la Universidad de Caldas, sede Palogrande. Es por ello que al cruzar la primera es-quina del recinto, esta frase de Julio Cortázar logra romper la tranquilidad de la mirada: “Entre las muchas formas de combatir la nada, una de las mejores es hacer fotografías”.

Colecciones familiares decoran este proyecto de memo-ria cultural y colectiva. Su intención es recrear con cuidadas piezas de imprenta y elementos fotográficos, una Colombia conservadora, estricta en sus modales y tradiciones y apli-cada también al atesoramiento de herencias y muebles.

Variedades que ya no están presentes en los vocablos ar-tísticos como la imagen cromopostal, las tarjetas postales iluminadas y tarjetas de gabinetes representan los medios clásicos de comunicación entre personas alejadas, con ins-tantáneas familiares y notas escritas en caligrafía cursiva y delicada.

Casi un par de docenas de encuadres componen esta ex-posición que permite observar los retratos de las familias tradicionales colombianas; imágenes que eran retocadas manualmente con una leve base de color en los labios y vestidos. La entrada de la fotografía a color y la imprenta a pequeña y gran escala borraron por completo esta actividad de maquillaje fotográfico.

Dentro de un marco habano reposa un papel añejado por los años que consigna en caracteres cursivos y concatena-dos: “Fotografía de Carrasquilla”. Su ubicación en la Santa Fe de 1890 estaba en la Calle de Palacio, frente al noviciado. La imagen no osa dar más pistas, pero la información conte-nida era más que suficiente para los moradores de la capital hace unos 120 años.

La duda es la ilación visual en el retrato de Victoria Kron-prinzess, quien de perfil presume de cierta tranquilidad durante el momento en el cual el obturador sintió su silueta romper el celuloide de la cámara con el reflejo directo de la luz. La imagen de esta dama y muchas más hacen parte de la colección de la familia Saldaña Quintero, disponible al reparo general en esta sala del Centro de Museos.

MeMoria y tactoGoza el papel de no tener obsolescencia alguna o de ne-

cesitar otros medios para funcionar. En un pliego rojo de-teriorado por la luz y por los años, el anuncio publicitario del escudo de la Librería Torres – Caicedo mantiene firme

Exposición En El cEntro dE MusEos dE la univErsidad dE caldas

rastros y retratos antepasados

la tinta que extiende una invitación a su galería fotográfica. Su dirección en Bogotá estuvo en la simplificación: Carrera 8ª, cuadra 14.

A su lado está la publicidad del almacén de fotografía artística “D. Paredes”. Su ubicación es un misterio. No cono-cen de teléfonos y menos de todos los vicios comunicacio-nales a los que las empresas y sitios públicos deben servir hoy para estar en la supuesta vanguardia.

Más allá de cualquier recado mental, la visita a esta exhi-bición gráfica es una ponderación de la calma y la paciencia del pasado ante el demandante cambio de la realidad. El silencio del retrato es una sencilla forma de representación del orden absoluto conservador que rasga la voz de nuevas generaciones enajenadas de estos esbozos familiares.

El cambio es notorio y perceptible. Las costumbres han variado tanto en la actualidad que los moradores solamente usan su casa como hospedaje nocturno y olvidan propen-der por ésta como una extensión del cuerpo y mente, tal como lo hacían generaciones pasadas que ponían como tes-timonio fotografías de sus casonas, casaquintas y pequeños hogares

Manuscritos de otros tiempos.

RepRoducciones|GuillleRMo saRMiento

Retrato de familia.

objetos que repasan la historia.

Rostros de antaño.

Fotos de época.publicidad también se puede observar.

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|54|PREMIO| |PREMIOdomingo 28 DE ABRIL DE 2013 domingo 28 DE ABRIL DE 2013

Papel Salmón

Manizales, 19 de abril de 2013Acta del jurado

Como jurados del premio de Periodismo Escrito Uni-versitario Orlando Sierra Hernández queremos resaltar la afortunada decisión de la Universidad de Manizales y el diario La Patria de crear este galardón para incentivar la buena calidad desde las aulas, al tiempo que honra la memoria de un colega asesinado hace ya 11 años.

Nos correspondió la tarea de evaluar 137 trabajos de estudiantes de 22 escuelas de periodismo o comunica-ción social del país, la gran mayoría de ellos publicados en medios universitarios. Y esta condición, de ser piezas producidas por personas en formación, estuvo siempre presente en el análisis. Al aplicar este criterio, fuimos conscientes de que debíamos ser benévolos frente a al-gunos errores factuales y de estructura, generados por la inexperiencia. Incluso, en algunos de los trabajos gana-dores se evidencian este tipo de fallas, lo cual nos da pie para hacer un llamado, a docentes y estudiantes, sobre la conveniencia de que los periodistas aprendan a estable-cer metodologías, hábitos y mecanismos de control que contribuyan a elevar la calidad de los contenidos.

Nos llamó la atención encontrar que 93 piezas postu-ladas correspondían a la categoría narrativa, apenas 16 a periodismo gráfico o multimedial y 28 a periodismo de opinión. Tales cifras nos permiten sacar cuando menos tres conclusiones.

prEMio dE pEriodisMo Escrito univErsitario orlando siErra HErnÁndEZ

los hechos puros y duros son el cimiento de la narrativa

cual implica abrirles los ojos para que se interesen por su entorno.

Para concluir, queremos insistir en que las piezas es-cogidas reflejan nuestra apuesta por identificar la calidad con la pasión y el arrojo del periodista para buscar his-torias humanas que se acerquen a la cotidianidad; con la reportería exhaustiva y rigurosa, con la disciplina y las ganas de ir más allá de lo obvio; con la coherencia para contar, con la inquietud por buscar nuevas narrativas y con la selección cuidadosa de las palabras.

Estamos convencidos de que estas características se desarrollan cuando hay vocación, iniciativa, disciplina y ganas, pero también creemos que las universidades y los medios deben contribuir a potenciarlas fomentando la creatividad, exigiendo rigor y abriendo nuevos espacios para el aprendizaje, como el concurso que hoy estamos premiando. A los ganadores, nuestras sinceras felicita-ciones. Esperamos que asuman este galardón como un punto de partida en el largo e inacabado camino para ser un buen periodista

El concursoEl premio nacional de Periodismo Escrito Universitario

Orlando Sierra Hernández surgió de una alianza entre el pro-grama de Comunicación Social y Periodismo de la Universi-dad de Manizales y La Patria, con el fin de rendir homenaje al subdirector de este periódico y exprofesor de esa institución académica, asesinado hace 11 años y cuyo crimen permanece en la impunidad.

Así mismo, como estímulo para la creación periodística desde las aulas.

Hubo 137 trabajos participantes de 22 universidades del país. Los nominados, cinco por cada categoría, asistieron a talleres con Ana Lucía Duque y Ossiel Villada en Manizales.

La voz de los ganadores

ana lucía duque, profesora de periodismo en las universidades de los andes y Bolivariana.

La primera es que el interés por el texto escrito sigue vivo entre los jóvenes, lo cual es una muy buena noticia. La segunda es que las posibilidades de explorar en los nuevos lenguajes periodísticos son un campo fértil para la experimentación de los periodistas en ciernes. Y la tercera es que debe destacarse la preocupación de los es-tudiantes por pronunciarse sobre distintos aspectos de la realidad, pero la opinión es un género especialmente difícil para quienes apenas se asoman al universo perio-dístico.

En la categoría narrativa valoramos mucho más que la capacidad de contar bellamente una historia y privilegia-mos el trabajo cuyo foco fue la investigación periodística. Destacamos el esfuerzo de varios participantes por su-

mergirse en la cotidianidad de personas del común, tan ausente en los grandes medios; la solidez de la reportería basada en trabajo de campo y multiplicidad de fuentes vivas y documentales, que se refleja en la profusión de datos verificables y la observación detallada del entorno; así como la ilación de las ideas y la capacidad de no sa-lirse del eje.

En esta categoría hubo algunos trabajos de muy bue-na factura, y otros muchos intentos de elaborar escritos atractivos, pero no siempre afortunados. Entre los retos que identificamos para bajar la fiebre narrativa que pa-reciera imperar en las aulas universitarias, y que se con-funde con pensar que basta escribir bien, está reforzar el rigor de la reportería pura y dura para conseguir datos significativos, superar la tentación de contar experiencias personales o evaluar la pertinencia de narrar en primera persona. También es deseable que desde ahora se hagan esfuerzos por evitar los excesos de narración, porque no todo se puede narrar y no puede perderse de vista que los hechos puros y duros son el cimiento de la narrativa. Cuando se olvida esta premisa se corre el riesgo de no distinguir lo que señala Gabo: “Una cosa es un texto lar-go y otra es un texto alargado”.

En la categoría gráfica partimos de la base de que los avances tecnológicos están causando una profunda transformación en la forma como la gente se comunica y se informa. En ese contexto, es gigantesco el desafío que tenemos por delante los periodistas y no podremos superarlo si no se comprende correctamente desde las aulas universitarias. En las plataformas digitales, como en cualquier otra, se deben mantener los principios esen-ciales del periodismo. La investigación, la rigurosidad, la contrastación de fuentes, la presentación de hechos y da-tos y la contextualización indispensable no pueden ni de-ben quedar en un segundo plano. Quien aspire a trabajar con las sofisticadas herramientas de las narrativas digi-tales debe tener una sólida fundamentación en el manejo de las sencillas herramientas del periodismo clásico. La 'pirotecnia tecnológica', esa manía de privilegiar la forma antes que el fondo, debe desaparecer. Y allí es donde está el reto de las facultades de Comunicación y de quienes se están formando como periodistas.

En la categoría de opinión nuestro análisis se concen-tró en el esfuerzo por argumentar y relacionar hechos con base en investigación y datos sólidos, pues creemos que este género no puede confundirse con la expresión de creencias o emociones personales. Hacerlo bien implica un esfuerzo intelectual que se nutre de muchas fuentes: el hábito de estar informado, la lectura permanente de muchos textos con variados puntos de vista, la experien-cia en el ejercicio cotidiano de búsqueda y elaboración de la noticia, la reportería, la construcción de fuentes, entre otras. Creemos que es en este campo donde los desafíos de la formación universitaria son mayores porque se tra-ta de generar sentido crítico y capacidad de análisis, lo

Los ganadores hablaron sobre lo que les deja el haber ganado en la primera versión del Premio de Periodismo Escrito Univer-sitario Orlando Sierra Hernández.

Steven Ríos Vanegas, estudiante de la Universidad de Antioquia, en periodismo gráfico/multimedial.La motivación para seguir contando historias, desde pequeñas a grandes, buscar la forma de que esas realidades que viven

diferentes colectivos se muestren de distintas maneras.José Miguel Vecino, estudiante de la Universidad de Antioquia, en periodismo gráfico/multimedial.A seguir contando, a seguir narrando y a seguir buscando la manera de visibilizar esas realidades que otros entes o medios de

comunicación quieren invisibilizar.Laura María Panqueva, estudiante de la Universidad del Rosario de Bogotá, en periodismo narrativo.Una gratitud muy grande, fue un trabajo luchado. Tardé casi año y medio trabajándolo con el profesor José Navia, pero tam-

bién me motiva mucho para seguir haciendo trabajos complejos, pero no imposibles.Agustín Patiño, de la Universidad Eafit de Medellín, en periodismo de opinión.El premio me coge por sopresa. Esto lo elaboré en el ámbito universitario. No envié el trabajo al concurso, sino que lo envió

un profesor. Apenas esta semana me enteré que estaba nominado. Me parece increíble que algo que elaboré sin ninguna preten-sión, solo quería llamar la atención sobre un tema. Veo que llamó la atención de los jurados y me motiva a seguir adelante.

Foto|daRío auGusto caRdona|la patRia

laura María panqueva (narrativa), agustín patiño orozco (opinión)y José Miguel Vecino y steven Ríos Vanegas (Gráfico/Multimedial), ganadores.

ossiel Villada, jefe de Redacción de el país online.

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|76 | |HISTORIAdomingo 28 DE ABRIL DE 2013 domingo 28 DE ABRIL DE 2013CUENTO|

Alfredo Cardona Tobón* Papel Salmón

La misa celebrada por el padre Remi-gio Antonio Cañarte el 30 de agosto de 1863 en la modesta capilla de la Villa de Robledo se ha tomado como el suceso que marcó la fundación de

Pereira, opacando otros hechos notables como la apertura del Camino del Privilegio o la cam-paña de los primeros pobladores en busca del reconocimiento oficial de la Villa de Robledo.

Los primeros cronistas pereiranos, Jesús María Ormaza y Elías Recio entre ellos, dieron al sacerdote Antonio Remigio Cañarte la exclu-sividad en la fundación de Pereira, olvidando la labor tenaz y persistente de Laurencio Car-vajal, Francisco Londoño, Francisco Hernán-dez y otros pioneros cuyo esfuerzo hizo posible que en las ruinas de Cartagoviejo empezara a

Historia dE la fundación dE pErEira

una misa convertida en mito

Foto|aRchiVo|papel salMón

el sacerdote Remigio antonio cañarte ofició el 30 de agosto de 1863 la primera misa en la capilla de la Villa de Robledo (cartagoviejo).

gestarse una de las ciudades más vigorosas de Colombia.

Más de cien familias estaban asentadas en los alrededores de Cartagoviejo cuando el pa-dre Cañarte celebró la primera misa. No fue el sacerdote el promotor del caserío, que los ve-cinos llamaron Villa de Robledo; pues desde tiempo atrás, como lo muestran documentos presentados por los historiadores Víctor Zu-luaga y Emilio Gutiérrez, los habitantes del caserío solicitaban al obispo de Popayán que les erigiera el poblado en parroquia y pedían al gobernador del Quindío el establecimiento de un alcalde y un juez que los rigiera en lo polí-tico y judicial.

El obispo Torres encargó al padre Remigio Antonio Cañarte la supervisión de la capilla que por voluntad propia estaban levantando los labriegos de Cartagoviejo; en 1862 el levita viajó al caserío a mirar la obra y un año des-pués, terminada la capilla y dotada con los elementos básicos del culto, una comisión con-formada por Laurencio Carvajal, Nepomuceno Buitrago, Tomás Cortés y Jesús M. Polonio y Rosendo Marulanda viajó a Cartago para in-formar al padre Cañarte que todo estaba listo para la inauguración de la capilla.

La llegada del padre Cañarte con su comi-tiva, el 24 de agosto de 1863, llenó de alborozo los corazones de los feligreses que tiraron la casa por la ventana para atenderlo con hono-res, al igual que al padre Francisco Penilla, al sacristán Jorge Martínez, al corista de cantos religiosos Sebastián Montaño y a los monagui-llos Jesús María Ormaza y Elías Recio. Al día siguiente llegaron don Félix de la Abadía y su señora madre, doña Petrona Pereira, designa-dos por el padre Cañarte padrinos de la ben-dición del templo; de Santa Rosa viajó el padre Cazares y dos músicos contratados para dar solemnidad a la misa y entronizar en la capi-lla la imagen de Nuestra Señora de la Pobreza, copiada por el diestro pincel de Joaquín Jaime Santibañez del cuadro original que se veneraba en Cartago.

Cincuenta años después, don Jesús María Ormaza en sesión del Concejo pereirano, recor-daba el magno acontecimiento del 30 de agosto de 1863 en la esquina de la actual calle 19 con la carrera 8ª:

“A las siete de la mañana se verificó la ben-dición de la capilla y a las ocho se celebró con la mayor pompa y solemnidad el santo sacri-ficio de la misa por el presbítero Remigio An-tonio Cañarte, diaconada por los presbíteros Francisco Antonio Penilla y José Ramón Durán de Cázares, cura de Santa Rosa de Cabal: los padrinos de la bendición el señor don Félix de la Abadía y la señora doña Petronila Pereira; el corista invitado Sebastián Montaño; los mú-sicos señor José María Guarín, clarinetero de

Santa Rosa de Cabal a quien acompañaba muy bien con las sentidas notas de sus violines los fundadores señor Ramón Parra y Joaquín Ríos, y de monaguillo ofició el que escucháis.”

En el estrecho recinto y frente a la capilla se mezclaron Félix de la Abadía y otros notables de Cartago con los campesinos de Cartagovie-jo, en una alianza entre encumbrados caucanos y simples labriegos paisas que unió el poder con el trabajo para hacer de Cartagoviejo la población con el más rápido crecimiento en la zona

El padre Cañarte regresó a Cartago, pero el clamor de los fieles lo llevó de nuevo a la Villa de Robledo donde en julio de 1864 asumió las funciones de vicepárroco con el apoyo de una Junta administrativa compuesta por Laurencio Carvajal, Francisco Hernández y José María Gallego, como presidente, vicepresidente y se-cretario, respectivamente.

La aLdea de PereiraPor Ordenanza del 11 de enero de 1865 al ca-

serío levantado en las ruinas de Cartagoviejo se le reconoció la dignidad de Aldea de Pereira con Francisco Hernández como primer regidor; y por Ordenanza del 20 de enero de 1870 ad-quirió la categoría de distrito de la provincia del Quindío.

La comunidad había adoptado el nombre de Robledo, con el criterio españolizante de hon-rar la memoria de un personaje cruel que llenó de luto y dolor el suelo americano. Lejos esta-ban los campesinos paisas y caucanos de reco-nocer la tragedia y la valentía de los ancestros, de cuya sangre renegaban pues se sentían des-cendientes ibéricos. Otra cosa pensaban los no-tables caucanos con el nombre de la aldea que bautizaron como Pereira en honor a Francisco Pereira Martínez, un prócer de la independen-cia que soñó con fundar una población sobre las ruinas del antiguo Cartago.

En justicia, Pereira debió llevar el nombre de Felix de la Abadía, empresario que dio fuerza al caserío con el Camino del Privilegio y orien-tó a sus pobladores para que consiguieran el apoyo del gobierno y de la iglesia; o pudo, con justicia llamarse Cañarte en honor al sacerdote que acompañó a la feligresía durante muchos años.

La historia de la ciudad ha honrado a Fran-cisco Pereira, por lo que fue, no por lo que hizo en beneficio de la aldea; le ha dado to-dos los méritos al padre Cañarte por su la-bor religiosa, ha sido injusta con Félix de la Abadía y definitivamente ingrata y cicatera con el pueblo llano que plantó la simiente de la progresista y vigorosa capital del departa-mento de Risaralda

* http://www.historiayregion.blogspot.com

Orlando Mejía Rivera. Papel Salmón

Han pasado más de quinientos años de su muerte física y fray Tomás de Torquemada, el famoso inqui-sidor del Santo Oficio en tiempos de Isabel la Católica, habita con

cierto desdén placentero los aposentos del pur-gatorio. A él no le incomodan las llamas tenues, ni las cadenas en los pies, ni las suplicas perma-nentes de sus compañeros. Lo que le molesta es la prohibición de conversar, aconsejar, ordenar y sugerir. Además, ya está cansado de respon-der lo mismo, durante estos siglos, a los envia-dos angelicales. Él nunca se va a arrepentir de haber condenado a la hoguera a esos diez mil marranos, falsos judíos conversos, que quisie-ron acabar con las riquezas y la fe católica en el Reino de Castilla. Tampoco acepta que estuvo mal el convencer a los reyes para que expulsa-ran de la madre España a los judíos, los moros, los gitanos y demás plebes hijas del demonio.

Los teólogos del cielo se encuentran en aprietos, porque amigos muy poderosos del inquisidor insisten en que Fray Tomás merece ya su ingreso a las habitaciones celestiales. Ar-gumentan que este espíritu de temperamento recio ha sido el gran defensor de la fe en la Tie-rra y que jamás ha cometido, ni en acción, omi-sión o pensamiento, apostasía o herejía. De otro lado, los teólogos saben que el requisito para la liberación de las almas del purgatorio es que se arrepientan de sus pecados. Ante la terquedad de Fray Tomás y la presión de sus amigos, al más docto se le ocurre una salida: Que el to-dopoderoso lo perdone mediante la figura del “mandato excepcional de Dios”.

Su entrada fue apoteósica. Ángeles, arcán-geles y querubines hicieron calle de honor, re-voloteando entre las nubes. Él iba vestido con sus fastuosas prendas de inquisidor, con esa mirada glacial que lo caracterizó en vida, y dispuesto a seguir sirviendo al Señor, de forma insobornable, en su propio Reino. Al principio

El regreso de Fray Tomás

nadie notó los cambios. Se sabía que Fray To-más era contertulio habitual de su majestad su-prema. Algunos santos menores dejaron de ser vistos. El tono de los edictos del cielo se hizo más enfático. Las once mil vírgenes fueron obligadas, cada semana, a una revisión de su estado inmaculado. Las trompetas de los que-rubines se silenciaron. Las túnicas de las ma-dres piadosas se extendieron hasta cubrir los dedos de sus pies.

Sin embargo, lo que en realidad causó re-vuelo en la hueste celestial fue cuando Fray Tomás hizo clavar, en las puertas del cielo, ese edicto de su propia cosecha, pero aprobado, al parecer, por el gran jefe. En letras de oro la sentencia parecía más definitiva: “Se recuerda a todos los miembros de la comunidad celes-tial, que los crímenes de herejía no prescriben nunca”. El inicio masivo de los sumarios obligó a crear una legión de escribientes, archiveros, espías, secretarios. Hubo necesidad, incluso, de importar almas del infierno: antiguos abo-gados y jurisconsultos.

La efectividad de fray Tomás es asombro-sa. Cada día más exsantos, exmártires, exdis-cípulos, exapóstoles, etcétera, son desterrados fuera de los territorios celestiales. Nadie, inde-pendiente de su jerarquía divina, se volvió a sentir seguro de continuar siendo un habitante eterno del cielo. Pero el pánico se trasformó en un estado interior de todos, el día en que Fray Tomás, acompañado de su guardia personal de arcángeles armados, fue hasta los aposentos privados de San Pedro y le pidió con autoridad que le entregara las llaves del Reino. El digno anciano interrogó al inquisidor con los ojos y éste, con aires de reprobación y una mueca de desprecio, le contestó casi gritado, para que to-dos oyeran. “Usted negó tres veces al hijo de Dios. Eso, judío converso, significa que cometió triple herejía”.

Un segundo en el cielo, según los teólogos, equivale a mil años en la Tierra. Pero desde que Fray Tomás regresó a sus minuciosas ac-tividades profesionales y religiosas, algunos sobrevivientes de la purga, que ahora trami-tan, en secreto, sus solicitudes de asilo eterno en otros reinos vecinos; comentan, con sorna, que es preferible un millón de años de calor y chamusquina, a un minuto de excelente clima en este cielo vigilado por el inquisidor Torque-mada

Cuadro de Fray Tomás de Torquemada.

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|dirEctor NICoLás REstREpo EsCoBAR | EDItoRA GLoRIA Luz áNGEL EChEvERRI|DIsEño vIRGILIo LÓpEz ARCE|ciRcula con la patRia todos los doMinGos |cRa 20 no.46-35. tel 878 1700 |iMpResión: editoRial la patRia s.a |e-Mail: [email protected]

domingo 28 DE ABRIL DE 2013PUBLICACIONES|

iMprE(CI)sionEs En EstantErÍa

Camilo Gómez Gaviria Papel Salmón

Cuando se piensa en circo, vienen a la mente imágenes de animales exóticos, domadores, payasos, y trapecistas. También, un presentador con chaqueta roja, botas de jinete, sombrero de copa

y bigotes enroscados —como los que los niños di-bujan en las fotos de las revistas— que comienza el espectáculo en medio del ring o arena, al inte-rior de una carpa circular, con el clásico “¡Damas y caballeros! ¡Niños y niñas…!”. Sin embargo, no todos los circos corresponden a este imaginario popular.

Uno de estos casos es el del Cirque du Soleil (Circo del Sol), que se encuentra ya en los últimos días de su paso por Bogotá. Cuando se piensa en circo, no siempre se lo asocia con las artes. Sin embargo, ver un espectáculo como los del Cirque du Soleil no deja la menor duda de que el circo forma parte de las artes escénicas.

Varekai, el espectáculo que presenta el Cirque du Soleil en la capital, parece la puesta en esce-na de un cuento de hadas. Un joven alado, como Ícaro, cae del cielo. El número que realiza este jo-ven vestido de blanco, colgando de una red en la que se contorsiona y forma figuras como en una danza aérea es uno de los más llamativos en la primera parte del espectáculo. Sin embargo, to-dos los números son impresionantes e indepen-dientes a pesar de que los personajes reaparecen a lo largo de la función y los artistas recrean un mundo mágico sobre el escenario. Varekai es un espectáculo escénico, pero no se trata de una obra teatral pues no nos pide seguir una trama más de lo que lo exigiría un sueño.

Los disfraces coloridos, el maquillaje y final-mente la banda en vivo cuya música se inspira en tradiciones de distintos lugares del mundo, contribuyen a darle a este espectáculo el sello ca-racterístico del Cirque du Soleil. Igualmente, es un circo en el que no se habla; al menos, en nin-gún lenguaje conocido: los pocos “diálogos” que hay, realmente son vocalizaciones incoherentes, como las de un lenguaje inventado, que salen de los personajes cómicos al tiempo que gesticulan, dando a entender las situaciones que represen-tan.

El humor no puede faltar en un espectáculo de este tipo. Aunque los números cómicos carezcan de las proezas físicas, la fascinación y la adrena-lina de los demás, son de calidad y representan momentos de alivio y distensión en medio de sus contrapartes más serias.

En resumen, se trata de un espectáculo com-pleto. En él, todo está pensado hasta el último de-talle y ningún número sobra. Una oportunidad que, si se puede, vale la pena aprovechar

El arte circense

Papel Salmón/El Colombiano Medellín

Los escritores escriben porque, lo dicen y lo repi-ten, no pueden hacer otra cosa. Las palabras son su mejor manera de encontrarse, de decir y de quedarse callados.

El día del idioma celebra ese momento en que las palabras se encuentran bellamente, precisamente, per-fectamente. Cuatro escritores antioqueños que lo supieron, y lo saben hacer. Cuatro indispensables.

Epifanio Mejía“Yo no hablo español sino antioqueño”, es la célebre fra-

se de Epifanio Mejía Quijano. Más que de libros y autores, su influencia era directamente de la naturaleza.

Según el padre Félix Restrepo, quien compiló su obra, unos 70 poemas, en poco más de 30 años que vivió en el manicomio de Medellín, “el poeta se imaginaba vivir en el mejor de los mundos. Persuadíase que había terminado un gran poema, la historia del mundo desde la creación, y decía: ‘A Yarumal llegarán unas catorce cargas con mis poemas’”.

Y el poeta Carlos Alberto Valle Sánchez comenta que su “plenitud poética se remonta al año de composición del Canto del Antioqueño, por la aparición en esa misma épo-ca de sus más elaboradas poesías: La Tórtola y La Muerte del Novillo.

Manuel Mejía VallejoManuel Mejía Vallejo no separó la literatura de la vida.

En los últimos años hablaba con sus personajes: Otilia, Me-dardo, Efrén Herreros, Zoraida... Y sus allegados creen que era un ser poseído por las historias. Dora Luz Echeverría, su esposa, dice: “Su obra fundamental es Las noches de la vigilia. Le permitió llegar a la complejidad realista de sus libros posteriores”. Juan Diego Mejía, discípulo de su taller de escritores, revela que su preferida es Aire de tango. “Lo que le ocurre a Jairo es una metáfora de lo que le ocurría a Medellín”. Darío Ruiz Gómez dice: La mejor es Tarde de verano. “Es esa novela se siente el pálpito de un pequeño

El español, idioma para distintas voces

pueblo y se percibe el hálito de las cosas. El personaje que recuerda es más importante que el narrador”. Añade: de él “muchos creían que era un provinciano inculto, pero esto es falso. Tenía gran conocimiento de la novela. Fue gran lector, pero ocultaba su cultura”.

Fernando VallejoHubo un momento en el que Fernando Vallejo dijo que

no iba a tener más libros en su casa. Que cuando quisiera uno iba a ir a la biblioteca. “Entonces yo creo que casi ni le gusta que uno le regale libros, porque él no quiere leer libros”, dice William Ospina. Todo pese a que Vallejo es un buen lector, aunque haya dejado de leer. “Hombre, desde que yo empecé a escribir hace 25 años dejé de leer litera-tura. Solo leí libros científicos. Ahora no quiero leer más. Llevo un año y medio sin leer. Y no tengo ganas de volver a leer”, dijo en una entrevista a El Colombiano en 2008. Eso es típico en Vallejo, el autor de La virgen de los sicarios y El desbarrancadero. Por eso hay tantas palabras con las que suelen describirlo: el ateo, el irreverente, el polémico, el iconoclasta, el incendiario, el provocador. El hombre que defiende perros y gatos, por encima de cualquier cosa, es-trena libro: Peroratas.

Tomás GonzálezTomás es el dueño del silencio. Es callado. Es espiritual.

Es pesimista. “Desde niño ha sido tímido y reservado”, ha contado Álvaro, el hermano. Tímido no significa mal con-versador. Es el Tomás que escribió La luz difícil y Abraham entre bandidos, que si puede usar para decir lo mismo tres palabras en lugar de cinco, usa tres. Es el Tomás que vivió en Nueva York y que cuando volvió, hace pocos años, al-gunos lo llamaron el joven escritor y eso que tenía 50 años. Durante mucho tiempo fue el secreto mejor guardado de la literatura colombiana, pero ya es uno de los más importan-tes. Rosario, la hermana, recuerda que es “un ser de quie-tud”. De niño jugaba fútbol y hacía de arquero porque, con-tó Tomás en una entrevista, “cuando el equipo es bueno, el arquero se puede hasta sentar”. Un Tomás que escribe para sobrevivir (lo ha dicho así), para contar lo que le pasa

Manuel MeJía ValleJo epiFanio MeJía, FeRnando ValleJo, toMÁs GonZÁleZ,