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BEATRIZ HELENA ROBLEDO HABLA DEL ESCRITOR Rafael Pombo, un apasionado y un poeta frente a la vida Gloria Luz Ángel Echeverri BIBLIOTECA DEL DRAGÓN Los almendros en Cien años de soledad Orlando Mejía Rivera NO EXISTEN CRÍTICOS DE LA CRÓNICA Cronistas: los reyes del sustantivo Jaime Lopera EN 1822 BRASIL SE INDEPENDIZÓ Bolívar y el imperio del Brasil Alfredo Cardona Tobón IMPRE(CI)SIONES Epistolar Camilo Gómez Gaviria EDICIÓN 1.011 DOMINGO 25 DE MARZO DE 2012 MANIZALES - COLOMBIA creación y vida FOTO|TOMADA DE HTTP: //WWW.RAFAELPOMBO.ORG|PAPEL SALMÓN
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Papel Salmón 25 de marzo de 2012

Mar 20, 2016

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La Patria

Rafael Pombo, un apasionado y un poeta frente a la vida
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Page 1: Papel Salmón 25 de marzo de 2012

Beatriz Helena roBledoHaBla del escritor

Rafael Pombo,un apasionado

y un poetafrente a la vida

Gloria Luz Ángel Echeverri

BiBlioteca del dragónLos almendrosen Cien años de soledadOrlando Mejía Rivera

no existen críticos de la crónicaCronistas:los reyes del sustantivoJaime Lopera

en 1822 Brasil se independizóBolívar y el imperio del Brasil Alfredo Cardona Tobón

impre(ci)sionesEpistolarCamilo Gómez Gaviria

EDICIÓN 1.011 domingo 25 DE marzo DE 2012 maNIzalEs - ColombIa

creacióny vida

Foto|tomada de http:

//www.raFaelpombo.org|papel Salmón

Page 2: Papel Salmón 25 de marzo de 2012

2 | |3ENSAYO| domingo 25 DE marzo DE 2012 domingo 25 DE marzo DE 2012 |ENSAYO

El olor del almendro ha obsesionado a García Márquez. Los almendros, como símbolos místicos y esotéricos, existen en varias religiones y mitologías. La palabra “luz” en hebreo es igual a “almendra”. Árbol y mito.

Orlando Mejía Rivera* Papel Salmón

Los almendros de Macondo no son los míticos árboles Prunus amygdalus, de frutos dulces, que provienen del Norte de África y que fueron inmortalizados en

la literatura en las Geórgicas de Virgilio, como símbolos proféticos y de buenos augurios. En Cien años de soledad son los árboles que dan sombra y producen unas almendras amargas, cuyo olor ha obse-sionado siempre a García Márquez. En la novela estos almendros son nombrados en doce oportunidades. En el capítulo III, José Arcadio Buendía, el patriarca de la familia y fundador del Macondo históri-co, manda sembrar almendros en vez de acacias y se nos dice que él “descubrió sin revelarlos nunca las métodos para hacer-los eternos”. Esto explica que se afirme a continuación que cuando el pueblo ya era un “campamento” de viviendas de madera y techos de cinc, todavía “per-duraban en las calles más antiguas los almendros rotos y polvorientos, aunque nadie sabía entonces quién los había sembrado”.

En el capítulo VII llevan prisionero al coronel Aureliano Buendía de vuelta a Macondo y él se asombra del envejeci-miento del pueblo y del extraño transcu-rrir del tiempo porque “Los almendros tenían las hojas rotas”. En el capítulo IX, el coronel Gerineldo Márquez, el gran amigo de Aureliano, sale de hablar con el preso y arrastra la tristeza del rechazo amoroso de su única no-via Amaranta. Entonces mira el pueblo y “contempló las calles desoladas, el agua cristalizada en los almendros, y se encon-tró perdido en la soledad”.

En el capítulo X Úrsula observa la transformación arquitectónica de Macondo

BiBlioteca del dragón

Los almendros en Cien años de soledad

y recuerda que del remoto caserío que fundó su marido solo quedan “los al-mendros polvorientos destinados a re-sistir a las circunstancias más arduas y el río de aguas diáfanas cuyas piedras prehistóricas fueron pulverizadas por las enloquecidas almádenas de José Ar-cadio Segundo”. En el capítulo XII las prostitutas francesas y los inmigrantes han llegado al pueblo y lo han inundado de colores, música, alegría. En la “calle de los turcos” se construyen casas sin permiso, se abren almacenes y aparecen los escándalos de “las parejas que colga-ban sus hamacas entre los almendros y hacían el amor bajo los toldos, a pleno día y a la vista de todo el mundo”. En el capítulo XVII Úrsula Iguarán sabe que debe cumplir su promesa de morir-se cuando escampe y ella es cons-ciente que desde agosto un “viento árido” ha agobiado el pueblo moribundo y hay “un polvo abrasante que cubrió para siem-pre los oxidados techos de cinc y los almendros centenarios”.

En el capítulo XVIII, Aureliano Amador,

el último hijo vivo del coronel Aureliano Buendía, es asesinado al volver a Macon-do, con tres tiros en la frente, por parte de sus perseguidores que “surgieron de entre los almendros de la acera opuesta” de la casa de la dinastía familiar. En el capítulo XIX, Amaranta Úrsula, la últi-ma descendiente de la estirpe, regresa de Europa a Macondo, con la intención de hacer resurgir al pueblo. Trae pájaros de distintas variedades y colores para repo-blar sus árboles, pero ellos huyen a sus tierras de origen y “En vano les falsificó nidos de esparto en los almendros”.

En este mismo capítulo Aureliano Ba-

bilonia, el sobrino de Amaranta Ursula, conoce a la negra Nigromanta a la sombra de un almendro y la ocasión en que per-dió su virginidad con ella, la espero “a la sombra de los almendros, atravesado por las agujas de hielo de la incertidumbre”. La última alusión a los almendros está en el capítulo XX, y la hace el “sabio catalán” que se ha ido para Barcelona y le escribe a sus amigos y discípulos cartas repletas de nostalgia donde dice que añoraba “el calor de su trastienda, el zumbido del sol en los almendros polvorientos, el pito del tren en el sopor de la siesta, lo mismo que añoraba en Macondo la sopa de invierno en la chimenea, los pregones del vende-dor de café y las alondras fugaces de la primavera”.

2¿Qué representan los almendros de

Macondo en la novela? Jacques Joset, el editor de la edición crítica de Cátedra, que es la mejor que se ha realizado de Cien años de soledad, refiere en el episo-dio donde el patriarca manda sembrar los almendros, que esto pertenece a la etapa histórica de Macondo, cuando José Arcadio cambia el canto de los pájaros por relojes y el simbolismo masónico de las acacias por “lo práctico” que serían los almendros que se siembran para dar sombra y frutos. No obstante, aunque Jo-set es una autoridad reconocida, no estoy de acuerdo. Es cierto que la acacia es cen-tral en la leyenda masónica de “Hiram”

como símbolo de espiritualidad y de inmortalidad, pero los almendros

también poseen un simbolismo ar-caico que proviene de diversas fuentes.

De hecho, los “almendros” de Macondo han sido convertidos por José Arcadio en árboles “eternos” y, por ello, cuando la casa familiar se derrumbe por completo, el recién naci-do con cola de cerdo (el últi-mo de la estirpe Buendía) sea devorado por las hormigas y Aureliano Babilonia haya descifrado los manuscritos del gitano Melquíades, la “ciudad de los espejos (o es-pejismos) será arrasada por el viento y desterrada de la me-moria de los hombres”, pero los árboles, de las almendras

amargas, polvorientos y de hojas rotas perdurarán para siempre.

Los almendros de Macondo son eter-nos y mágicos, por ello Aureliano y Úrsu-la los toman como referentes para el paso del tiempo cíclico, pero en espiral, que existe en la novela y son testigos de acon-tecimientos fundamentales: la muerte del último hijo del coronel Aureliano, la iniciación sexual de Aureliano Babilonia, el padre del niño con cola de cerdo, con quien se cumple la profecía de la destruc-ción total.

José Arcadio, que vive y muere enaje-nado, atado durante sus últimos años de vida a un árbol de castaño, es en realidad el sabio que “dialoga” con los árboles má-gicos, es el druida que sabe que el cas-taño y los almendros son los “espacios físicos” donde lo sagrado de la natura-leza profunda se comunica con el alma humana. De allí el don alquímico del pa-triarca de dar la “eternidad” a los almen-dros de Macondo. Es decir, de mutar la madera nacida de la tierra en un símbolo sagrado de inmortalidad cósmica.

3Los almendros, como símbolos místi-

cos y esotéricos, existen en varias religio-nes y mitologías. En la Biblia son mencio-nados en el Génesis (43, 11), en Números (17, 8), en el Eclesiastés (12, 5), en Jeremías (1, 11) y en el Éxodo (25, 33-34; 37, 19). Allí poseen diversas alegorías: la abundancia alimenticia, la presencia enigmática de Dios, el símbolo de los elegidos, el don

Cartel homenaje a Cien años de soledad de gabriel garcía márquez. galit branovski, Centro goren de Israel.

de la profecía, la belleza y pureza de un talismán divino. No en vano, en la icono-grafía medieval la almendra represen-taba el misterio de la virgen María y el nacimiento de su hijo Jesucristo.

En la mitología clásica, Robert Graves ha recordado, en su erudito libro Los mi-tos griegos, que el árbol del almendro era

un signo de la eternidad del amor, pues la diosa Atenea transformó a la bella Fíli-de en un almendro, ya que ella murió de tristeza esperando, en vano, el regreso de su amado Acamante, guerrero de Troya. Cuando él volvió abrazó el árbol y este floreció. Ese mito nació de la observación curiosa de que los almendros son los primeros árboles en florecer, anticipan-do la primavera, y sin que posean hojas todavía. James Frazer, en su extraordina-ria obra La rama dorada, recuerda el rito asiático de Atis, que había nacido de su madre virgen Nana, quien lo concibió al ponerse una almendra en su regazo. Para los frigios el almendro era “el padre de todas las cosas”. Atis se automutiló los genitales bajo un pino, es decir el hijo del “almendro” renuncia a la exuberancia de su miembro viril. Pareciera insinuar-se un extraño nexo ente los almendros y los genitales masculinos. Recordemos, además, que uno de los aspectos más llamativos de los hombres Buendía es la dimensión descomunal de sus falos. El patriarca “eterniza” los almendros de Macondo y sus hijos nacen con esos miembros viriles elefantiásicos.

Pero, quizá, el hallazgo más sorpren-dente es lo que significan los almendros en la tradición judía del Talmud, la Torah y la Cábala. Los árboles de almendro ro-dean a la “ciudad de la luz” que es una estancia sagrada e inmortal. Se penetra a dicha ciudad mítica a través de la base de un almendro. La palabra “luz” en hebreo es igual a “almendra”. Además, el árbol de la vida de la Cábala tiene diez ramifi-caciones que son los Sefirot, que son los atributos o emanaciones de Dios cuando se revelan al mundo finito. El candelabro, denominado Menorah, que Dios ordena construir a Moisés, tiene seis brazos con la forma de la flor del almendro, y este objeto es una de las formas imaginadas para percibir e intuir el árbol cabalístico.

Por tanto, el árbol de almendro hace parte de la “eternidad” de las mani-festaciones de Dios. José Arcadio logra transformar los almendros de Macondo en “eternos”, porque también son la “mo-rada de un Dios” y rodean otra “ciudad de la luz” hecha de espejos y espejismos, donde el gitano Melquíades ha dictado a Aureliano Babilonia las claves para des-cifrar los manuscritos. Las letras de la Cábala crean los mundos, al igual que las palabras escritas de Melquíades crean a Macondo y a la estirpe de los Buendía.

4¿Conocía García Márquez la riqueza

simbólica y arquetípica de los almen-dros? Tal vez no. De hecho, cuando Ger-mán Vargas Cantillo y Ernesto Volke-ning descubrieron que en la estructura de su novela La hojarasca se encontraba la Antígona de Sófocles, Gabo fue enfático en aclarar que nunca había leído al dra-maturgo griego. Es decir, lo que hace ini-gualable la obra de García Márquez, y en especial a Cien años de soledad, es su don para reflejar en sus historias auténticos

arquetipos de la imaginación humana, como si él escribiera conectado al incons-ciente colectivo de la humanidad, como si fuese un amanuense junguiano.

Ahora bien, es posible que él sí leyera un antecedente literario: en el Conde de Lucanor (1335) del infante Don Juan Ma-nuel, se relata la historia del rey Abena-bet, de Sevilla, que estando con su esposa Romaiquía en la ciudad de Córdoba, la ve llorar de nostalgia cuando cae nieve, pues ella quisiera observarla con más frecuencia. Entonces, él manda sembrar almendros en la sierra de Córdoba, para que cuando los árboles florezcan le re-cuerden a su mujer los copos blancos y flotantes del hielo. Abenabet, al igual que José Arcadio, siembran los almendros para “iluminar” a sus ciudades y reflejar el amor.

Cien años de soledad es inagotable, como un auténtico clásico borgiano. De allí que perdurará en el canon literario universal del futuro, cuando, incluso, nadie recuer-de que su autor nació en una aldea lla-mada Aracataca, ubicada en un país de Sudamérica conocido en los siglos XX y XXI como Colombia. No importará tampo-co si él tuvo bigote, si fue amigo de Fidel Castro, si creyó en las ideas de izquierda o le fascinaba el poder malévolo de la políti-ca. Así como hoy no nos interesa si Homero creía en Zeus o en los titanes, o si Joyce fue católico y borracho. Al final solo importan las grandes obras y Cien años de soledad se-guirá siendo leída al igual que la Iliada, la Odisea y el Ulises

*Escritor. Profesor titular de la Universidad de Caldas. Departamento de Salud Pública.

FotoS|CorteSía de orlando mejía|papel Salmón

gabriel garcía márquez, cumplió 85 años el pasado 6 de marzo. portada cátedra de Cien años de soledad

el árbol de la vida de la Cábala tiene diez ramificaciones que son los Sefirot.

Page 3: Papel Salmón 25 de marzo de 2012

|54|CENTENARIO | |CENTENARIOdomingo 25 DE marzo DE 2012 domingo 25 DE marzo DE 2012

Fue poeta, fabulista, cuentista, traductor, periodista, intelectual y diplomático. Su obra completa no ha sido recopilada. De él se debe aprender su entrega al oficio de escritor. Homenaje.

Gloria Luz Ángel Echeverri* Papel Salmón

Simón el bobito, la gata mirringa mirronga, Rin Rin renacuajo, la pastorcita y la pobre viejecita son algunos de los personajes que muchas per-sonas tienen en su memoria y en su corazón porque de niños leyeron las fábulas, poemas y

cuentos de Rafael Pombo, quien falleció hace 100 años.La escritora manizaleña Beatriz Helena Robledo es-

cribió en 2005 una biografía de este escritor de quien se declara estar enamorada y lo describe como un hombre apasionado por la vida y un poeta en el sentido completo de la palabra. “Diría que era un hombre muy apasiona-do por la vida y por todo lo que hacía, por eso es que se logran configurar tantas facetas en un solo ser: poeta, fabulista, cuentista, traductor, periodista, intelectual y diplomático. Era un poeta también frente a la vida, no solo porque escribiera versos sino que poseía una gran sensibilidad y vibraba con todo. Creo que la poesía se lo ganó y poeta es otra palabra que le va muy bien”.

AdmirAciónEn la investigación que Robledo hizo para hacer la bio-

grafía de Pombo encontró que él defendía a sus amigos a “ultranza”, públicamente y aun por encima del color

Beatriz Helena roBledo HaBla de rafael pomBo

Rafael Pombo, un apasionado y un poeta frente a la vida

político y esa calidad humana es lo que más admira del escritor. “Pudo haber hecho uso de su apellido o de su condición de clase y no lo hizo, realmente creo que tenía una condición humana de mucha calidad. Era conserva-dor y no obstante fue muy amigo de Santiago Pérez que era del Olimpo radical (los liberales más radicales), quien lo invitó a trabajar en lo que es hoy el Ministerio de Edu-cación, en la oficina de Instrucción pública, al regresar de los Estados Unidos. En esa época, Pombo sacó un perió-dico, El Centro, para defender la Carta constitucional del 86 y al Centralismo, pero se fue alejando cuando Núñez y Caro se volvieron radicales y empiezan incluso a per-seguir liberales. Él no era sectario, era un conservador abierto y librepensador”.

Otra facultad de Pombo era la traducción. “Era lo me-jor que sabía hacer. Tenía una postura muy moderna de lo que es traducir y muy liberal. Lo que pretendía era cap-tar el espíritu del poeta al que traducía y de comunicar lo que quería decir pensando en los lectores. Su traducción del latín de las Odas de Horacio fueron muy alabadas por Meléndez y Pelayo”.

Además, tenía un “impresionante” manejo del lengua-je. “Poseía un conocimiento profundo y un interés genui-no por la lengua y las lenguas, manejaba en un grado muy alto el inglés y hacía traducciones del alemán, italiano, francés y latín. Los escritores de hoy podrían aprenderle el conocimiento que tenía de la lengua, al igual que era un hombre genuino, auténtico, sin pose. El compromiso que tenía con su oficio de poeta y de escritor también es para emular. Siendo muy joven y antes de viajar a Estados Unidos, publicó con José María Vergara y Vergara un pe-riódico, La Siesta, donde hacía la defensa de la literatura como casi un bien público”.

“PoetA serás…”“Pombo estudió en principio en el colegio El Rosario

pero su padre (Lino de Pombo O’Donnell) quien era un hombre más defensor de las ciencias que de las huma-nidades, lo pasó en los últimos cuatro años al Colegio Militar donde Pombo se graduó como Ingeniero”. Sin embargo, su verdadera vocación era la poesía y las artes en general. Existe una anécdota donde el padre le dijo “Vamos, Rafael, veo que eres ingeniero sin obras y sin vocación para el oficio. Te gustan todas las artes: la pintura, la música y la poesía. Semejante dispersión de actividades del ingenio me pare-ce sencillamente detestable. (…) Decídete por ser algo en cosa de provecho.” A lo que Rafael contestó: “Si he de ser franco, debo confesarle que la cosa porque siento más definida inclinación es la poesía.” Su padre le respondió: “Pues poeta serás, aunque después te pese.”

“Él de alguna manera sintió que se extravió en su vocación debido a esa imposición del papá de tener que estudiar en un colegio militar y uno puede deducir de sus diarios y cartas que debió sufrir mucho estudiando en esa disciplina tan rígida, además en un ambiente tan poco literario y poético”, señala Beatriz Helena Robledo.

Agrega que “lo que lo favoreció fue su ida a Estados Unidos tan joven y estar en plena libertad para ir al tea-tro, la ópera y las librerías, y no bajo la mirada rigurosa del papá. En algún momento de los 17 años que estuvo fuera del país estudió música y se sintió a sus anchas”.

“Pombo tiene algunos poemas románticos de alto vue-lo, muy cercanos a los místicos, y dentro de lo romántico, una poesía muy popular que sigue los ritmos del bam-buco, de las barcarolas, del vals. Uno podría hacerle un estudio a la musicalidad de la obra de Pombo, que es algo muy desconocido. Él le hacía un verso a todo, al matrimonio de los amigos, al recién nacido, a la moda…, de manera que se puede decir que su poesía de calidad se pierde en esa obra enorme. Existe una antología de sus versos de circunstancia realizada por Antonio Gómez Restrepo. Al leerlos, son casi un docu-mento sociológico de la época y en toda la obra publi-

cada de él, hay apartes con mucho humor”.“Bebe de la tradición oral y de la poesía inglesas para

sus poemas infantiles. Hace algunas traducciones que le encarga la editorial Appletón en Nueva York y las recono-ce como tales, pero en otras ocasiones son los personajes los que lo inspiran y hace sus propias versiones. Por eso Simón el bobito o la pastora… son arquetípicos y siguen teniendo significado aunque pase el tiempo, para los lec-

tores que continúan identificándose con ellos así sean del siglo antepasado”.

LA obrA y su desconocimientoRafael Pombo solo publica dos libros en Estados Uni-

dos por la Editorial Appletón, Los cuentos pintados y Los cuentos morales para niños formales. Hizo otro libro que no se publica completo en vida, Fábulas y verdades, del que se edita una selección cuando vuelve a Colombia. Otro libro es El ocho de diciembre, que escribe en sus últimos años, dedicado a la Virgen María, “porque él se volvió muy re-zandero ya de viejo”. El resto de su obra está regada en los periódicos.

“Al morir, el gobierno nacional le encarga una edición de la obra de Pombo a Antonio Gómez Restrepo, quien hace un trabajo titánico de revisar prensa, de recoger y recoger, y saca en 1917 la primera edición de cuatro to-mos, que contienen la obra para niños, las traducciones, los versos de circunstancia y el resto de la poesía. En 1957, la editorial Aguilar reedita exactamente la misma obra, y en 1970, Héctor Orjuela, quien hizo la tesis de su doc-torado sobre Pombo, hace una revisión de prensa y saca Poesía inédita y olvidada de Pombo”. Sus escritos durante los 17 años que vivió en Nueva York y Washington están por recogerse.

“Existe un análisis de Héctor Orjuela sobre la obra in-fantil de Pombo, pero está editado por el Instituto Caro y Cuervo por lo que su difusión es limitada. Por otro lado, hay antologías de la poesía romántica realizadas por Da-río Jaramillo y Germán Espinosa”.

“Pombo hizo La cartilla objetiva o alfabeto imaginario que es un método para enseñar a leer a través de varios abece-

Foto|CorteSía beatrIz helena robledo|papel Salmón

beatriz helena robledo no sabe si se identificó mucho con rafael pombo al investigar para hacer una biografía de él, o si se metió tanto en el personaje, en su intimidad que terminó haciéndola de manera novelada.

Todavía no se conocen todas las actividades que alrededor del Centenario de Rafael Pombo se realicen en el país, pero en principio, este fue declarado por el Ministerio de Cultura el “Año Rafael Pombo”.

Beatriz Helena Robledo es la curadora de la exposición sobre Pombo que se hará en la 25ª Feria Internacional del Libro de Bogotá, donde se mostrarán las facetas más desco-nocidas de este personaje, y que luego pasará a la Biblioteca Nacional. Las áreas culturales del Banco de la República están programando dentro de sus talleres y conferencias temas sobre Pombo.

Se editará su obra infantil, organizada de una forma dife-rente, que se lanzará en la 25ª Feria Internacional del Libro de Bogotá. Así mismo, se reeditará la biografía que hizo del escritor Beatriz Helena Robledo. La Universidad del Rosario trabaja en la reedición de una selección de los textos de Pom-bo, “con las introducciones respectivas que permitan a la gente saber de qué se trata”, según Beatriz Helena Robledo.

La conmemoración del centenario

Foto|tomada de http://www.

bIblIoteCanaCIonal.gov.Co|papel

Salmón

dibujo de rafael pombo, quien hizo una gran labor de divulgación de la cultura a través de periódicos que editaba y escribía, y al regresar de estados Unidos se convierte en un mecenas del arte en bogotá.

IlUStraCIoneS|tomadaS de Internet|papeSl Salmón

la pobre viejecita, Simón el bobito, el renacuajo paseador y mirringa y mirronga son personajes de poemas y cuentos de rafael pombo que han quedado en la memoria de muchas personas.

darios en verso. Su teoría era que el verso ayuda a la me-moria del niño y al mismo tiempo que se aprende el verso lo hace con las letras y el poema le trasmite máximas de comportamiento y de moral. Esa obra es completamente desconocida”.

“Pienso que un factor de desconocimiento de Pombo es que él se prodigó demasiado, le hacía verso a todo y en el medio se pierde la obra de calidad. Si él hubiera publi-cado menos o en la primera edición de su obra no se sa-can todos los versos de circunstancia sino una selección

de calidad, no estaría en el olvido. Me parece importante que los trabajos que salgan este año sean un revisitar a Pombo para mostrarlo más selecto”, dice Robledo.

Otro factor que hace que su obra no sea conocida es el difícil acceso al Archivo Pombo que se encuentra en la Aca-demia de la Lengua. “Allí hay más de mil 300 documentos manuscritos y no los dejan ver por su mal estado. Una de las tareas que ojalá quedara de este año es su rescate y hacer un proceso de conservación y digitalización para ponerlo al servicio del público”.

Cuando Beatriz Helena Robledo hizo la biografía tuvo mucha dificultad de acercarse al Archivo, pero tuvo en sus manos, por ejemplo, las cartas que Pombo le envió a su mamá cuando estuvo en la guerra y uno de los diarios de su infancia. “En el índice alcancé a ver muchas cosas, como el manuscrito de un diario que él hizo en Nueva York, que fue editado por la Editorial Kelly hace muchos años. Hay muchos manuscritos, cartas a los periódicos estadounidenses y los papeles de cuando estuvo en la Delegación como secretario. Es triste que no solo se esté perdiendo ese archivo sino que no tengamos acceso a él”.

***Es probable que este Año Rafael Pombo se dé a cono-

cer la obra de este autor que tenía un gran sentido del humor, “un humor bogotano delicioso, mucha picardía, pero en su obra se nota que hay una mirada conservado-ra, católica”, dice Beatriz Helena Robledo para finalizar esta conversación sobre el escritor del que se declara de nuevo enamorada de él

*Periodista y Editora de Papel Salmón.

Page 4: Papel Salmón 25 de marzo de 2012

|76 |PERIODISMO Y LITERATURA| |HISTORIAdomingo 25 DE marzo DE 2012 domingo 25 DE marzo DE 2012

Entre las metáforas y lo nominativo. Los cronistas han sido los principales animadores del periodismo contemporáneo. Con el periodismo surgieron los críticos literarios. Creación.

Jaime Lopera* Papel Salmón

Hace años, cuando leíamos a Palinuro, una de las monu-mentales novelas de Fernando del

Paso, en alguno de sus párra-fos escribí una nota a lápiz que ahora he decidido recuperar para el presente comentario: la novela es el territorio del adjetivo,

no existen críticos de la crónica

cronistas: los reyes del sustantivo

Foto|tomada de http://www.

bIblIoteCanaCIonal.gov.Co|papel

Salmón

primera página de la gaceta de Santa Fé, con el comentario sobre el terremoto del 31 de agosto de 1785.

la crónica es el reino del sustantivo.Matizando esa frase para el

caso colombiano, hemos lle-gado a la conclusión de que la crónica se alimenta de ambas vertientes, como puede verse en los textos equivalentes de Gar-cía Márquez y otros cronistas que siguen su camino. No es difícil imaginar lo que puede ser la mezcla de tales caracterís-ticas a lo largo de un escrito que combine la espléndida riqueza de las metáforas con la serena descripción de lo nominativo. Sin embargo, ¿por qué razón no existen los críticos de las cróni-cas, en forma similar a los críti-cos literarios y los de cine?

crónicAs desde LAs indiAsEl matrimonio literario y fac-

tual tiene su antecedente en la

relación entre la crónica y la lite-ratura, la cual puede rastrearse en la antigua conversación entre los historiadores latinoamerica-nos y los cronistas de Indias, quienes recibieron la orden de registrar (cada uno a su mane-ra) los hechos que luego fueron conformando nuestra identidad como nación. Esa articulación entre tradición y pertenencia, no se da solo a partir de los su-cesos desnudos que los frailes, notarios y escribanos de la Co-rona nos hicieron conocer, sino también a partir de las leyendas y fábulas que salieron de sus plumas de ganso.

Desde aquel momento, cuan-do dichos cronistas se hicieron testigos de la historia, sus rela-tos difunden escenarios de toda clase, incluso los más imagina-

rios como El Dorado y Pipintá. Primero los hechos: ¿acaso po-demos conocer las peripecias de la conquista española sin leer las crónicas de fray Pedro Si-món o a Cieza de León? ¿Acaso no fueron los escritos de El Car-nero los que nos dieron certeza sobre los acontecimientos ocu-rridos en la Colonia, además de su novedoso breviario de la brujería de entonces?

Ya iniciado el periodismo como tal, con la Gaceta de San-tafé y el cubano Manuel del So-corro Rodríguez, germinaron a su alrededor los géneros com-plementarios de la noticia -esa materia prima que por siglos era exclusiva de las cartas que transportaban los chasquis y los portadores, y el componen-te principal de los rumores que circulaban por los callejones del pueblo.

LA LiterAturA y eL cinePoco a poco aparecieron los

editores, los columnistas, los dibujantes, los expertos de la franja policiva, los promotores culturales, los cargaladrillos, y desde luego los cronistas que fueron y han sido los principa-les animadores del periodismo contemporáneo. Ya se sabe que con todos ellos vinieron los ges-tores modernos del periodismo literario, o de los reportajes de no ficción, que inauguraron Gay Talese y Tom Wolfe desde el siglo pasado.

Muchos años después arribó la expresión cinematográfica. La literatura y el cine, como de-cía algún escritor francés, son tan diferentes que parecen ge-melos. Eso explica la facilidad como la literatura se enganchó con el aparato del señor Lumie-re y de qué manera su maridaje se hizo indispensable: cuando las obras universales de la lite-ratura pudieron ser llevadas a la pantalla, un nuevo horizonte

Foto|tomada de http://thalaSSIana.blogSpot.Com|papel

Salmón

Facsímil de una Crónica de Indias.

Foto|tomada de http://eS.wIkIpedIa.org|papel Salmón

Crónica del rey juan II de Castilla, de 1543.

Para atajar la voracidad del Imperio brasileño, los rioplatenses buscaron la alianza con Bolívar. Una razón era convertir a Colombia en el árbitro de los destinos suramericanos. Invasiones.

Alfredo Cardona Tobón* Papel Salmón

Hay acontecimientos en la historia de Ar-gentina y del Brasil que tocaron directa-mente con nuestro pasado; con Argenti-na nos unen las acciones conjuntas para liberar al Perú de la coyunda española y

nuestra historia roza con el Brasil en la actitud enér-gica de Sucre contra los invasores de la provincia de Chiquitos en el Alto Perú.

Por otro lado, si fuera posible divagar, encontra-ríamos que, en cierta forma, el futuro de Brasil estu-vo en manos del Libertador Simón Bolívar cuando la Junta de Buenos Aires le propuso una alianza para atacar a esa nación, que en ese entonces no tenía la capacidad de resistir el embate conjunto de colombia-nos y rioplatenses.

eL reino unido de PortugAL, brAsiL y ALgArve

Con la invasión de Napoleón a Portugal, la corte y la familia real de este país se trasladaron al Brasil bajo la protección de la Armada Británica y allí esta-blecieron el centro del gobierno.

Desde la conquista de América y el Tratado de San Idelfonso que repartió los dominios en América Ibé-rica, los portugueses se adentraron en las tierras que le correspondían a España, y Carlota Joaquina, espo-sa del regente portugués, hermana de Fernando VII, pretendió gobernar al virreinato de Río de la Plata en nombre de los Borbones.

En agosto de 1816 las tropas del Reino Unido de Portugal y Brasil invadieron la Provincia Oriental (Uruguay), y Artigas, protector de cuatro estados fe-derales del Río de la Plata, hizo frente a los intrusos que contaron con el apoyo tácito de la Junta de Bue-nos Aires que consideraba a Artigas su peor enemigo. Después de tres años de derrotas y sufrimientos, los orientales se rindieron y el Brasil anexó la Provincia Oriental que denominó Provincia Cisplatina.

Después de la derrota de Napoleón, el regente re-gresó a Europa y en 1822 Brasil declaró su indepen-dencia dejando al príncipe Pedro como emperador.

En 1825 los orientales comandados por Juan An-tonio Lavalleja y apoyados por Buenos Aires se re-belaron contra los invasores y les propinaron serias derrotas; pero la Junta del Río de la Plata, asfixiada por el bloqueo marítimo, entregó la Provincia Orien-tal a los brasileños. Pese a la traición, los orientales si-guieron resistiendo hasta que Brasil, presionado por Inglaterra, reconoció la independencia de la banda oriental o república del Uruguay.

en 1822 Brasil se independizó y nomBró a pedro i como emperador

Bolívar y el imperio del Brasil

boLívAr en eL ALto PerúEl Libertador Simón Bolívar atendió el clamor

del Alto Perú para conformar una nación indepen-diente en un territorio que, como decía el caraqueño, pertenecía por derecho al Río de la Plata, de hecho a España, de pretensión al Perú y de voluntad a sus habitantes.

En 1825 una nueva nación, denominada Bolivia, nombra a Sucre primer presidente. En esa etapa caó-tica Sucre tiene que enfrentar las pretensiones perua-nas, dominar los reductos realistas, dirimir conflic-tos territoriales con el Río de la Plata, hacer frente a la malquerencia contra los colombianos y frenar en seco la expansión brasileña.

Las incursiones brasileñas y portuguesas a las provincias limítrofes no eran novedad, los brasileños habían ocupado la Provincia de Sacramento y de con-tinuo invadían zonas de las provincias de Misiones, Corrientes y Entre Ríos y se habían afianzado en Río Grande del Sur, un enorme territorio que perteneció en gran parte a la Provincia Oriental.

Para atajar la voracidad del Imperio brasileño, los rioplatenses buscaron la alianza con Bolívar, espe-rando el apoyo de los colombianos para negociar y detener a los intrusos; para tal efecto los rioplatenses enviaron al Perú una comisión encabezada por Car-los María Alvear para que interesara al Libertador. Razones no faltaron para ganarse la voluntad de Bo-lívar: la intervención contra Brasil daría una excusa para derrocar al dictador paraguayo Rodríguez de Francia, eliminar la monarquía brasileña aliada de la Santa Alianza y enemiga de la República y de con-tera fragmentar al Brasil, dar mayor poder al Río de la Plata y convertir a Colombia en el árbitro de los destinos suramericanos.

Un sector rioplatense aprobaba la intervención de Bolívar, otros veían en el Libertador un peligro para su soberanía, en Santa Fe de Bogotá, por otro lado, las propuestas de Buenos Aires se miraban con recelo: el presidente Santander desconfiaba de los rioplatenses por su centralismo, por la anarquía que reinaba entre ellos y sobre todo, por el escaso apoyo que prestaron a Colombia en su lucha en el Alto Perú.

Además de lo anterior, era necesario tener en cuen-ta la opinión de Inglaterra, la primera potencia en ese entonces, cuyo embajador en Río de Janeiro estaba buscando un acuerdo amistoso entre Río de la Plata y Brasil, no por altruismo sino para preservar los inte-reses comerciales de esa nación europea.

eL PuLso entre dos nAcionesEn 1825 gobernaba la provincia de Chiquitos, en

el Alto Perú, el coronel Sebastián Ramos, quien ante el avance patriota, prefirió entregar la provincia al gobernador del estado brasileño de Matto Grosso me-diante una capitulación que reconocía al emperador Pedro I.

El 25 de abril de 1825 cuatrocientos soldados del Imperio ocuparon la capital de Chiquitos y su co-mandante, dando como un hecho la incorporación de ese territorio al Brasil, envió una nota al general Sucre y otra al emperador Pedro I anunciándoles la anexión de Chiquitos a Matto Grosso. De inmedia-to Sucre contestó al jefe de los invasores: “...preven-go pues al Sr. Comandante General en Santa Cruz que si V.S. no desocupa en el acto la provincia de Chiquitos, marcharé contra V.S. y no me contentaré con libertar nuestras fronteras, sino que penetraré al territorio que se nos declara enemigo llevando la desolación, la muerte y el espanto...”

Antes que Sucre moviera las victoriosas huestes colombianas, los brasileños desocuparon a Chiquitos tras saquear los templos de Santa Ana y San Rafael. Bolívar escribió a Alvear denunciando el atropello, pero contuvo el avance de Sucre, pues Pedro I había repudiado la incursión a Chiquitos y para tranquili-zar a Sucre y a Bolívar había destituido al gobernador de Matto Grosso

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Foto|Cortesía Alfredo Cardona|Papel Salmónpedro I, emperador del brasil.

se abrió para los seres humanos que pudieron vivir de cerca las epopeyas de Tolstoi, los agóni-cos amores de Stendhal, y las ocurrencias mágicas de Tolkien y sus adeptos. Los críticos de cine florecieron con el auge de Cahiers de Cinemá.

y nAcieron Los críticosCon el periodismo, surgieron

a su lado los críticos literarios (entre nosotros, Hernando Va-lencia Goelkel), los críticos de cine (Ugo Barti), los críticos de arte (Marta Traba), los de depor-tes (Iván Mejia), entre otros. El tremendo novelista Guillermo Cabrera Infante, con su irres-petuosa creatividad, también le dio por hacer crónica de cine y luego, con la misma agilidad que adjetivaba, le procuraba vida a su seudónimo, Caín, para darles un navajazo crítico a las películas que él mismo había reseñado.

Por alguna extraña razón, que yo sepa, de todos esos eva-luadores se salvaron los cronis-tas, que no tienen críticos de crónicas; ni los tienen tampo-co los blogueros, muchos de los cuales utilizan su página para agredirse a sí mismos escribien-do chatarra. Este es el punto que hubiese querido destacar en mejor forma: los cronistas, a ca-ballo entre los sustantivos y los adjetivos, tienen entre nosotros un largo espacio de creación que ya tienen exquisitos prede-cesores como Camilo Jimenez y Alberto Salcedo Ramos

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Page 5: Papel Salmón 25 de marzo de 2012

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domingo 25 DE marzo DE 2012PUBLICACIONES|

conVocatoriaimpre(CI)siones

pUBlicaciones

EpistolarCamilo Gómez Gaviria* Papel Salmón

El género epistolar es aquel que consiste en la escritura de cartas. En literatura es particularmente conocido en la no-vela, donde se utiliza tanto para agre-gar dramatismo a la acción (la carta

que llega tarde o no llega) como para revelar la sicología y relaciones de los personajes que inter-cambian correspondencia escrita.

Por un lado, una carta es un mundo en sí mis-mo: sigue ciertas convenciones dependiendo de su grado de formalidad y las intenciones de la misiva. Sin embargo, por otro lado, hay veces en que es más lo que sugiere que lo que revela, más lo que da a entender de manera velada que abier-ta. Por este motivo, son diversas las interpreta-ciones que, asomado por esta ventana, puede hacer un lector de la información que una carta le ofrece.

Un ejemplo de novela epistolar es Drácula de Bram Stoker, enteramente narrada a través de cartas, diarios y otros escritos. En ella, el lector, por algún motivo inexplicable (o inexplicado) tiene acceso a todos los documentos que la com-ponen. Esto forma parte del acuerdo tácito entre autor y lector en la que este último suspende su incredulidad para penetrar en el mundo de la ficción. De cierta forma, que el lector acepte la historia, de la manera en la que le es presentada, le ayuda a asimilar la extraña narración presente en esta novela de terror. Así, a medida que avan-za, el lector va armando la trama con el rompe-cabezas de epístolas, diarios y otros textos que la conforman.

En diversos casos de novelas u otras narracio-nes que utilizan el género epistolar (existen mu-chas obras que incluyen cartas o fragmentos de cartas sin estar por tanto enteramente compues-tas a partir de éstas) las misivas se convierten en un pretexto para la narración, así como en parte de ella. Tal es el caso de San Mateo y el ángel, nou-velle del escritor Miguel Ángel Manrique (quien fue ganador del Premio Nacional de Novela en el 2008 por Disturbio) y que fue publicada el año pasado por Taller de Edición-Rocca. En esta na-rración, cinco cartas juegan un papel prepon-derante, y aunque no componen enteramente el cuerpo de la narración, constituyen la mayor parte de ésta.

Mezclando hábilmente Historia con ficción, San Mateo y el ángel, cuenta a través de las cartas la trayectoria de un cuadro de Caravaggio del mismo nombre, desde los tiempos de su creación hasta el momento de su destrucción. Sin embar-go, esta narración también es la historia de las cartas que describen el paso del cuadro a través de los siglos. Un ejemplo reciente de narrativa que incluye el género epistolar, en las letras co-lombianas.

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El ministerio de Cultura convoca al Premio Nacio-nal de Literatura a Cuento Inédito con el objeto de mo-tivar el talento nacional a través del reconocimiento a la excelencia en la creación literaria en el género de cuento. La fecha de cierre es el próximo 30 de abril. El premio tiene una cuantía de cuarenta millones de

pesos ($40.000.000). Pueden participar autores colom-bianos que concursen con una colección de mínimo nueve (9) y máximo catorce (14) cuentos de tema libre, donde el hilo conductor sea evidente y exista una uni-dad que dé forma a la colección. Informes en www.mincultura.gov.co

cuento

Ángel Castaño Guzmán* Papel Salmón

Robert Hilburn tuvo la fortuna reservada a unos pocos de estar en el lugar indicado en el mo-mento justo, al menos esa es la sensación una vez concluida la lectura de su libro de memo-rias Desayuno con John Lennon. Las casi cuatro

décadas a cargo de la crítica musical de Los Ángeles Times le permitieron conocer de primera mano el origen y evolu-ción de la corriente artística más importante de la segunda mitad del siglo XX: el rock. A ojos de un melómano, Hilburn encar-na la hoy devaluada figura del profeta en la doble condición de confidente de los ídolos de la cultura pop y agudo ob-servador del presente en busca de pistas para el desciframiento del futuro. Señalo varios botones para corroborar la afirma-ción. Una de sus misiones como redactor a tiempo parcial del aludido periódico fue cubrir en exclusiva el concierto de Johnny Cash en la prisión de Folsom, clímax de En la cuerda floja, biografía cinematográfica del ídolo country protagonizada por Joaquín Phoenix. Su situación laboral se estabilizó a causa de una entrevista a Janis Joplin cuan-do el patito feo de Port Arthur, así era llamada la cantante, se obstinaba en romper todos los récords de autodestrucción llegando al parnaso de los héroes deshechos por el fre-nesí de la época. Una reseña suya favorable, publicada con motivo del debut de un joven inglés en el club Troubadour, sirvió de catapulta para la carrera del no-vato Elton John. En 1973, se desplazó a la ciudad mexicana de Durango para asistir a las grabaciones del filme Pat Ga-rret y Billy the Kid, de Sam Peckinpah, con la esperanza de ver en acción a Bob Dylan tras un alejamiento de siete años de los escenarios ocasionado por un accidente automovi-lístico en el norte del estado de Nueva York. Acompañó a John Lennon en los días posteriores a su transitoria rup-tura con Yoko Ono, periodo conocido como el fin de semana perdido. Visitó en 1995 a Leonard Cohen, recluso en el Zen Center, en las afueras de Los Ángeles. Mejor detengo la enumeración. Este comentario ya parece un paseo rápido por el Rock and Roll Hall of Fame –Hilburn es miembro del comité de nominaciones–; pero algo similar puede decirse del libro glosado.

Uno de los malentendidos alrededor de la figura del profeta consiste en equipararla con la de un aventajado oráculo. Tal comparación contradice la visión de los estu-diosos de los escritos sagrados del judeocristianismo. Para

desayUno con JoHn lennon

sólo es rock and rollno extender la digresión esquematizo la diferencia de la siguiente manera: mientras una cíngara de mirada enig-mática sin llegar al hermetismo lee el destino en las figuras del tarot, un profeta escudriña el ahora. George Orwell, por ejemplo, encaja a la perfección en la descripción hecha del profeta. Sin mayores fuentes informativas, rodeado de entusiastas intelectuales estalinistas y sumergido, como toda la izquierda de su tiempo, en una campaña propa-gandística a favor de la URSS, presagió la mutación del socialismo ruso en un régimen policial. Robert Hilburn, a su modo, también lo fue. Le bastó oír un sencillo de Elvis Presley, recién descubierto por el mítico sello discográfico Sun Records, para saber que ese chico de reluciente sonri-sa iniciaba un revolucionario viraje en la música popular. Certero en las disecciones de las figurillas de la industria

pop, con unas cuantas pinceladas logra re-tratos verosímiles. Entendí la personalidad del otro rey gringo, Michael Jackson, gra-cias a las anotaciones del veterano cronista durante la gira Victory, fugaz regreso de los Jackson 5. En pocas líneas deja al descubier-to a Jackson, un personaje sólo interesado en estar en la cima de los más vendidos y en ver dibujos animados, así Brooke Shields lo espere en el living.

En 1973 no dudó un segundo, después de escuchar Greetings from Asbury Park N.J., en depositar en los hombros de Bru-ce Springsteen la responsabilidad de ser el centrodelantero del rock encargado de patear los penaltis. Por supuesto, los pro-fetas se equivocan, ya sea por exceso de confianza o por analizarlo todo desde la atalaya de la tribu. Frente a los anto-logistas, Hilburn es uno, se afronta la encrucijada de tener un santoral distin-

to. La omisión de un nombre amado o la inclusión de uno aborrecido provocan disputas de opereta entre el temera-rio compilador y el sanguíneo visitante. Ello es natural y, bien visto, no reviste mayor importancia. Todo se complica cuando alguien del peso de Robert Hilburn trata, a partir de recuerdos, esbozar una cronología más o menos rigu-rosa de cualquier manifestación humana. En ese sentido ignorar la aparición de The dark side of the moon (1973), en el mismo párrafo y por los mismos calendarios en los que se queja de la abulia artística de las bandas de rock, es un claro error de enfoque o, simplemente, un asunto de mala leche. El silencio de Hilburn cobija además de Pink Floyd a The Who, Cream, The Velvet Underground, entre otros.

Bonus track: la afortunada traducción de Mariano Pe-yrou sin explicación falla en la escogencia del título. La variante Corn flakes con John Lennon habría satisfecho las exigencias publicitarias sin menoscabar la fidelidad al tex-to. Quien lea el libro sabrá el porqué.

*Periodista. Editor de la revista santo&señ[email protected]