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Foto|Tomadade http://news.university.ie.edu|PapelSalmón EDICIÓN 1.019 DOMINGO 20 DE MAYO DE 2012 MANIZALES - COLOMBIA creación y vida A PROPÓSITO DE LA ANTOLOGÍA SOMBRA EN LOS ALJIBES Siete conversaciones y un libro Jairo Hernán Uribe Márquez UN NEGOCIO DIFÍCIL Un librero clandestino en provincias VivianaGarcía Vargas, Paula NataliaMolano Vergara, Gustavo Adolfo Gómez Cardona FALLECIÓ EL PASADO MARTES 15 DE MAYO Carlos Fuentes, santo y seña de México José Luis Díaz-Granados PHOTO BY ALFREDO ESTRELLA/AFP/GETTYIMAGES Carlos Fuentes, durante un homenaje al escritor y antropólogo mexicano Fernando Benítez (1912-2000) en el Palacio de Bellas Artes en Ciudad de México, 18 de diciembre 2011 AMOR Y SUFRIMIENTO Profundo carmesí de Arturo Ripstein Jorge Abel Carmona Morales IMPRE(CI)SIONES Islotes en un mar de libros Camilo Gómez Gaviria
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Papel Salmón, 20 de mayo

Mar 10, 2016

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La Patria

Fa lleció el pasado martes 15 de mayo Carlos Fuentes, santo y seña de México
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Page 1: Papel Salmón, 20 de mayo

Foto|Tomadade http://news.university.ie.edu|PapelSalmón

EDICIÓN 1.019 domingo 20 DE MAYO DE 2012 MANIzAlEs - COlOMbIA

creacióny vida

A propósito de lA AntologíA Sombra en loS aljibeSSiete conversaciones y un libroJairo Hernán Uribe Márquez

Un negocio difícil

Un librero clandestino en provinciasVivianaGarcía Vargas, Paula NataliaMolano Vergara, Gustavo Adolfo Gómez Cardona

fAlleció el pAsAdo mArtes 15 de mAyo

Carlos Fuentes, santo y seña

de MéxicoJosé Luis Díaz-Granados

PhoTo by AlFredo eSTrellA/AFP/GeTTyImAGeS

Carlos Fuentes, durante un homenaje al escritor y antropólogo mexicano Fernando benítez (1912-2000) en el Palacio de bellas Artes en Ciudad de méxico, 18 de diciembre 2011

Amor y sUfrimiento

Profundo carmesí de Arturo RipsteinJorge Abel Carmona Morales

impre(ci)siones

Islotes en un mar de librosCamilo Gómez Gaviria

Page 2: Papel Salmón, 20 de mayo

2 | |3libros| domingo 20 DE MAYO DE 2012 domingo 20 DE MAYO DE 2012 | l ibros

El título evoca oscuridades. Consta de siete partes y ciento once poemas. Los poemas también están acomodados en siete partes. Muerte,

Jairo Hernán Uribe Márquez* Papel Salmón

L lega un libro a nuestras manos y es como si apa-reciera un desconoci-do a proponernos una conversación secreta.

Sabemos, como lectores y con-versadores enviciados, que es un interlocutor inevitable. No obstante la mutua voracidad que suponen estas citas, regateamos arduamente.

Por fin se produce el encuen-tro, nunca exento de complacen-cias y contrariedades. El desafío de fondo -cualquiera que sea- se resuelve también secretamente, sin testigos.

A veces los extraños se desex-trañan y cambian de sitio, alte-rando las cómodas convenciones de escritor y lector. Éste es el caso. Leído el libro Sombra en los aljibes de José Luis Garcés González (JLGG), le devuelvo mis lecturas como una excusa para iniciar y extender nuevas charlas.

Primera: PanóPticoEl libro consta de siete partes,

ciento once poemas y las ilustra-ciones son del pintor Moisés Pa-ternina. Título sonoro que evoca oscuridades. Sombra, aljibe. Alji-be es árabe: algúbb. Invita, como en las pesadillas, a lanzarse, a

bucear profundamente, pero no en el agua sino al interior de la tierra. La carátula es extraña: el fondo general es terroso (ocre, marrón o zanahoria claro), pero la casa solariega y el árbol están en blanco y negro.

La contracarátula es rotunda, pues tiene árbol y poema. Ahí mismo un verso inquietante:

“Un ojo roto flota en el agua del fondo”.

Segunda: PoéticaSCon aire cabalístico, José Luis

acomoda sus poemas en siete partes (jornadas, capítulos o li-bros), a las que presiden siete epígrafes provenientes de siete diversas tradiciones poéticas.

De esta forma: Drummond de Andrade es un tótem que señala los caminos de la creación; la cul-tura Zen rige proverbios y máxi-mas vitales; Pacheco nos empuja a las memorias cotidianas y perso-nales del autor; Eliot extiende su brazo y nos muestra los itinera-rios del legendario Río Sinú; Car-doza y Aragón convoca y permite los retratos cotidianos del autor; Sabines contempla horrorizado las estancias de barbarie y muerte que no reconocemos como país; y, finalmente, Rojas Herazo es el sa-cerdote que justifica los poemas entrabados en las mil formas ma-ravillosas del deseo, las mujeres y el amor.

Uno diría que, además de in-

ney”, “La noche”, “Dos veces”, “Sombra en los aljibes”, “Alborada en el festival del porro”, “La no-che del río”, “Viajeros de río”, “Ser lo que no se es, “Itinerario”, “Fide-lidad”, “El tiempo de la muerte”, “De dónde vengo”, “Elogio de las mujeres gordas”, “Cuerpo en si-lencio”, “Del mirar y sus afanes”, “Rostros de mujer”.

El libro de poesía está conver-sado y maduro. Es un viejo cono-cido ahora, fiel a la noche, la me-moria y la nostalgia.

En el abismo del aljibe, en vez del “ojo roto”, descubro -o quiero creer que descubro- una posible redención, acaso innecesaria:

“la decisión de no decirle a nadieque hemos hallado tierna luzen nuestra zona de sombras”

*[email protected]

GARCÉS GONZÁLEZ, José Luis. Sombra en los Aljibes. Ediciones El túnel. 2008. Pp. 117. Género: poesía.

Siete conversaciones y un libro

A propósito de lA AntologíA Sombra en loS aljibeS

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GruPoCulTurAlelTunel.

Com|PAPel SAlmón

la carátula es extraña: el fondo general es terroso (ocre, marrón o zanahoria claro), pero la casa solariega y el árbol están en blanco y negro.

la contracarátula es rotunda, pues tiene árbol y poema. Ahí mismo un verso inquietante:

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el escritor y ensayista José luis Garcés González nació en montería (Córdoba) y es miembro fundador del grupo literario el Túnel y es director de la revista y el periódico del mismo nombre.

fluencias, esas voces sagradas son los ‘animales bravíos’ que gobier-nan los motivos del poeta. Éste res-ponderá, irónica y brevemente:

“Con qué rapidez devoramoslo que otro ha construidocon la tristeza de su corazón”.

tercera: ajuSte de cuentaSNo sólo a lo largo y ancho del

libro, también a lo hondo, JLGG hace prontuario de sus instantes esenciales y arregla cuentas con vivos y muertos por igual.

Con los muertos es implacable. Habiendo advertido que “cada uno es dueño de su propio naufragio”, se atreve a cuestionar la finalidad de esa sucesión interminable de seres y cuerpos. Con notable tono exis-tencial alude a las ‘generaciones’ como un ciclo de ‘repeticiones’:

“Es la misma monotonía,el mismo cansanciode la carne que se pudre”.

Y entonces, consciente de que los antepasados viven en él como una forzosa e impagable cadena hereditaria, se rebela y proclama:

“He decididoque conmigo finalicenlos eslabones de esa deuda”.

Se me ocurre pensar que, tal vez, esa deuda no finaliza en la materia (que no se extingue) y que la muerte no es el único y de-finitivo final. Como si leyera mis pensamientos, el poeta replica: “tienes que morir para continuar. No hay otra forma de proseguir el camino”.

La idea de pudrición, de diso-lución, resuena no solamente en los poemas sino, además, en los ‘itinerarios’ de los amigos muer-tos. Pero, ni siquiera en esos ges-tos hay consolación. En el borde desolado de sus metafísicas, el poeta sólo puede admitir que to-dos somos “esa materia que se pren-de y que se apaga en los rieles de la vida”.

cuarta: viajeroS de ríoEl ancestral Río Sinú -sus

aguas, sus canoas, sus iguanas, sus barrancas y sus gentes- es universo de otras memorias.

Sabemos -a través de Jorge Luis- que el río “se estira y bosteza como si regresara de una vieja borra-chera”. Y también que el río “por la noche duerme” y al hacerlo “cierra las pestañas de los peces”.

Lo que ignorábamos, hasta hace poco, es que los viajeros del actual río son “cadáveres amargos” que no sólo “van inflados de tiem-po/ arrugados de frío”, sino que son los mensajeros de una patria infa-me, “sin fragua en la conciencia”, un “país de muertos”, donde la muerte es “macabra flor de locos pétalos”.

Sólo cuando hicimos el viaje completo en la piragua mortuo-ria del poeta, comprendimos que en las riberas del majestuo-so río se recibe a los difuntos o a sus restos:

“Con un cirio encendidoen una mortaja de amor”.

Quinta: muerte PluralLa Patria, la guerra, la muerte,

el dolor. En esta tetralogía sem-piterna parece resumirse toda nuestra historia como pueblo y como país.

Vientos amargos, nacidos en aquellas cuatro maldiciones, se empozan en los textos de JLGG: una lastimosa patria que es “un dolor en el costado y una cuchillada de lágrimas”; la guerra que hacen ‘otros’, en el país de ‘ellos’, mien-tras “la gente sigue llorando y callan-do”; la muerte, ostentosa y brutal (un gigantesco pie “sobre el pescue-zo” de los inocentes), estacionada en los barrancos del río “a la espera de una lástima”; y el dolor que da vivir en este “país de muertos”, la

rabia que da insistir en esta “tierra de escombros” y la vergüenza de saber que no hay esperanzas sino solamente “sombra sobre sombra”…

Muy poco queda por agregar. “En este país la muerte es plural” se queja el poeta.

Sexta: roStroS de mujerAnte los saldos oscuros y si-

niestros que deja la muerte, el poeta se resiste. La sombra in-veterada de su paso cede ante la contemplación de ciertos ojos y bocas y labios: “ciertos rostros de mujer”. El mirar -como el deseo- se desliza y arrastra entre las mu-chachas que dejan “sospechar sus cuerpos”.

Y entonces hay varios place-res, una declaración y dos elogios enardecidos.

Los placeres pueden ser: un balcón florido “para ver tus pier-nas”, una mujer que “es toda invier-no” y viene a “ofrecerme su breba-je”; alguna belleza escondida que sólo puede ser un “pequeño mar con sed” y el follaje femenino que “no se nombra y se aprieta en la pro-fundidad de tu entrepierna”.

La declaración se hace para una entrega definitiva:

“Pero, también, yo soy tú.Y si no estás tú, yo no soy yo,pues eres tú todo mi yo,el puño cerrado de mi corazón”.

Y, como coronación de estas epifanías sensuales, asistimos a tres elogios: al día domingo, por-que permite “que las muchachas muestren los muslos y sus oscurida-des apretadas”. A las mujeres gor-das, tiernas y frescas, que “huelen a limón azucarado”. Y un último y delicioso “Elogio a Whitney” (presagio que en estos días se transformó en Oración):

“Labios de Whitney, agua o frutopara esta vieja sed que nunca

duerme”.

SéPtima: SeñaleS benignaSLuego de múltiples escarceos

con el libro (en buses, filas, cafe-terías y ‘donde me cogía’ el deseo, como aconsejara el de ‘otraparte’) lo dejo en paz. Observo que está más ajado y un poco revuelto quizá. Y por primera vez, se me antoja rara flor, llena de pliegues y dobleces que el mismo autor -acertadamente- conjura como “señales benignas”, ajenas a toda ignominia. “Flor de permanencia” -confirma José Luis- que incita al regreso y, claro, a la relectura.

Con esa admonición bienhe-chora elijo, para el repaso perso-nal: “Las palabras”, “Reflexión”, “Señales benignas”, “Cumplea-ños”, “El mar”, “Metamorfosis”, “Elogio del domingo”, “Nostalgia de la buena”, “Elogio de Whit-

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|54| in memoriam| | in memoriamdomingo 20 DE MAYO DE 2012 domingo 20 DE MAYO DE 2012

Carlos Fuentes, santo y seña de méxico

fAlleció el pAsAdo mArtes 15 de mAyo Fuentes poseía una gran sensibilidad estética. Fue fundador con Emmanuel Carballo de la Revista Mexicana de Literatura. En 1954 publica su primer libro de cuentos. A los 30 años ya era la figura literaria más representativa de la nueva generación de novelistas de habla hispana. Inmortalidad.

José Luis Díaz-Granados* Papel Salmón

México no es solamente “la región más transparente del aire”, como la denominó Alexander von Hum-boldt, sino territorio de aconte-cimientos colosales en todos los

sentidos de la expresión. La Plaza de las Tres Culturas simboliza en sus silenciosos tumul-tos la gentil exuberancia de su entidad huma-na. Pero todo: su noble y turbulenta historia desde dos o tres mil años atrás de nuestro pre-sente, la resistencia y combatividad durante la conquista española, la contradictoria riqueza colonial, el Grito de Independencia, la epope-ya de Benito Juárez, la Revolución de 1911 y el siglo XX con sus luces y sus sombras, arden de fosforescencia y de sobrenatural grandeza.

De ahí que México sea el espacio planetario perfecto para radicar la más ambiciosa brújula cultural de esta parte del mundo. Sólo en México se podían desarrollar hombres y mujeres de la condición humanista y fundacional de Cuahu-témoc, José Joaquín Fernández de Lizardi, Sor Juana Inés de la Cruz, Miguel Hidalgo y Costi-lla, Benito Juárez, Mariano Azuela, Diego Rive-ra, David Alfaro Siqueiros, María Félix, Agustín Lara, Ramón López Velarde, el polígrafo Alfonso Reyes, Octavio Paz y Juan Rulfo, para condensar de manera arbitraria tan vasto capital humano, y tantos otros, cuyas luces iluminan de manera permanente los caminos de Nuestra América.

un camino hacia la literaturaEn ese escenario sin par aparece la figura ca-

tedralicia de Carlos Fuentes. Hijo de un diplomá-tico mexicano, el futuro novelista nace en Ciudad de Panamá el 11 de noviembre de 1928 y pasa su infancia en Argentina, Brasil, Chile y los Estados Unidos, países donde alterna sus estudios primi-genios con la cultura cosmopolita y la observación permanente de las cosas pertinentes a su sensibili-dad estética. No tarda, pues, en florecer la vocación literaria, la que alimentaría con belleza, sabiduría y buen gusto hasta el último instante de su vida.

Luego de cursar estudios de Derecho en Mé-xico y Suiza, Fuentes funda con Emmanuel Car-ballo la Revista Mexicana de Literatura, colabora en Siempre!, y publica su primer libro de cuentos, Los días enmascarados (1954), el cual contiene el germen de su maestría narrativa, especialmen-te en el cuento, ya clásico, titulado “Chac Mool”, donde rinde culto a la muerte y al pasado histó-rico precolombino.

En 1958 da el “gran salto” a una literatura ur-bana audaz y reveladora de las más novedosas técnicas y expresiones narrativas, con la publica-ción de su primera novela, La región más transpa-rente (1958), la que en opinión de muchos críticos y estudiosos sigue siendo su opus magnum.

conSolidación de una carreraA los 30 años, Carlos Fuentes se convirtió en

FoTo|CorTeSíA JoSé luIS díAz-GrAnAdoS|PAPel SAlmón

el novelista mexicano Carlos Fuentes (derecha) y los poetas colombianos José luis (izquierda) y Federico díaz-Granados (centro).

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El siglo que despierta fue la última obra del escritor mexicano Carlos Fuentes, escrita en conjunto con ricardo lagos, una de las principales figuras de la política chilena.

FoTo|TomAdA de hTTP://hoJeAndolIbroS.bloGSPoT.Com|PAPel

SAlmón

la última novela que escribió Carlos Fuentes fue Vlad (2010), que sorprendió a los lectores porque se encontraron que era una obra sobre vampiros.

Embajador en París, la tierra prometida de todos los escritores del mundo.

Parte de Su extenSa obraEntre sus obras más célebres, junto con las

citadas anteriormente, se cuentan: La nueva no-vela latinoamericana, ensayo (1969); El tuerto es rey, teatro (1970); La cabeza de la hidra, novela (1978); Orquídeas a la luz de la luna, teatro (1982); Agua quemada, novela (1981); Gringo viejo (1985), novela llevada al cine, bajo la dirección de Luis Puenzo y protagonizada por Gregory Peck y Jane Fonda; Cristóbal Nonato, novela (1987); Constancia y otras novelas para vírgenes, novela (1990); El espejo ente-rrado, ensayo (1992); La frontera de cristal, una no-vela de nueve cuentos (1995); Instinto de Inez, no-vela (2001); La silla del águila, novela (2003); Todas las familias felices, novela (2006); Cuentos naturales, cuento (2007); Cuentos sobrenaturales, cuentos (2007); La voluntad y la fortuna, novela (2008); Adán en Edén, novela (2009); En esto creo, ensayo (2002); y Vlad, novela (2010). Su último ensayo, que es-cribió junto a Ricardo Lagos, El siglo que despierta, es de este año, lanzado el 4 de abril, por Taurus.

viSitaS a colombiaFuentes visitó muchas veces Colombia. El au-

tor de estas líneas lo conoció en Bogotá en abril de 1999 cuando presentó en el Museo Nacional su novela Los años con Laura Díaz, luego compar-tió horas inolvidables con el mexicano univer-sal en Cartagena de Indias, durante los días del festejo de los 80 años de García Márquez, y lo vio por última vez hace dos meses, cuando dic-tó una conferencia magistral sobre el tiempo en que vivimos, en el auditorio principal del Gim-nasio Moderno, por invitación especial de ese prestigioso y centenario centro docente.

Al morir a los 83 años de edad, Fuentes cruza el umbral de la inmortalidad y se convierte en el santo y seña de México, en figura emblemática de ese territorio sagrado del arte y la literatura, “tuna incandescente, águila sin alas y serpien-te de estrellas”, porque para alegría infinita de sus lectores y admiradores, “aquí nos tocó, qué le vamos a hacer, en la región más transparente del aire”

*[email protected]

la figura literaria más representativa de la nueva generación de novelistas de habla hispana. Dos años más tarde, con la publicación de La muerte de Artemio Cruz (1962), y de la novela corta Aura (1962), el prestigio de este mexicano se consoli-da y se proyecta a la vez como una especie de conciencia de la realidad de su país y de la con-flictiva América Latina de los años 60. En esta década se advierte “un regreso de las carabelas” al conformarse el llamado “Boom” de la novelís-tica latinoamericana liderado por Fuentes junto con el argentino Julio Cortázar, el peruano Ma-rio Vargas Llosa, el uruguayo Juan Carlos Onetti y el colombiano Gabriel García Márquez, éste úl-timo, el más entrañable de sus amigos y colegas literarios.

En los años sucesivos, Fuentes escribe de ma-nera incansable novelas, cuentos y ensayos po-líticos y literarios que lo van convirtiendo en el gran testigo de su tiempo. Viaja a Europa y da a conocer sus testimonios acerca de París-mayo del 68 y de la masacre de Tlatelolco acontecido ese mismo año. También, ha publicado Cantar de ciegos (1964); Zona Sagrada (1967), polémica nove-la sobre la devoción secreta y edípica de Enrique Álvarez Félix con María, su famosa madre; Cam-bio de piel, con la que obtiene el Premio Biblioteca Breve en 1967, y Terra Nostra (1975), merecedora del Premio “Rómulo Gallegos”, el cual le abre definitivamente las puertas de la universalidad.

En adelante, Fuentes no solamente publicará abundantes libros de diversos géneros, sino que algunos de éstos serán adaptados al cine, y cose-chará innumerables premios y distinciones (Pre-mio Cervantes, Premio Príncipe de Asturias, entre otros), doctorados Honoris Causa en los cinco continentes y representará a su país como

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Carlos Fuentes en el hay Festival, 27 de enero de 2012. Foto de ena mercado.

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|76 | |C INEdomingo 20 DE MAYO DE 2012 domingo 20 DE MAYO DE 2012opinión|

La magia del genio no debe ensombrecer el espíritu de otro creador. Metáfora sobre el dolor. Sentimientos.

Jorge Abel Carmona Morales* Papel Salmón

Una versión precede la pelí-cula de Arturo Ripstein, en la que se muestra, una de las posibles actitudes que se pueden asumir sobre el

amor: esa que duele, que apasiona, que reproduce el sufrimiento como su prin-cipal combustible. Profundo carmesí, suce-de a Los asesinos de la luna de miel de 1970 del director Leonard Kast-le, basada en la historia real acaecida en la década del cua-renta del siglo anterior, en la que el matrimonio, compuesto por Martha Beck y Raymond Fernández, engañaron siste-máticamente a mujeres solita-rias de los Estados Unidos.

Posteriormente, en el año 2005, tenemos a la mexicana Zalma Hayek, interpretando Corazones solitarios, en la que los personajes toman el nombre real de los asesinos gringos, por lo que parece una versión más fiel a los sucesos acontecidos en la realidad histórica.

guardián de la imagen audioviSual

La obra de Ripstein, siempre con el sello personal de un di-rector que ya tiene un registro suyo que lo caracteriza como un creador propiamente dicho, por mucho que esté dirigiendo obras literarias de otros o basándose en hechos ocurridos a otros, lo muestran siempre en la función de alguien capaz de recrearse un universo de autodefiniciones, con “indumentaria a la medida” de su magnífica representación cine-matográfica, ya impresa en obras memorables para orgullo del cine mundial. Porque su cine es eso, la apuesta permanente por una im-bricación de sentidos ajustados a su

Amor y sUfrimiento

profundo carmesí, de Arturo Ripstein

precisa talla. No importa que la historia no sea de uno, no interesa que los relatos sean ideados por otros. La magia del ge-nio no debe ensombrecer el espíritu de otro creador. El escritor de literatura tra-baja con los instrumentos que le propor-cionan las palabras. El músico reproduce los sonidos de la naturaleza en notas… el cineasta es el guardián de la imagen audiovisual que se expresa a través de una pantalla.

No se trata de reemplazar la creación de otro artista, la función… la hermosa función de un director de filmes, entre otras cosas, es la de conservar los conte-nidos artísticos de obras literarias, mu-sicales, pictóricas, arquitectónicas, por

medio de formas que le proporciona el lenguaje con el cual trabaja y que deben suponer la objetivación de su aura como creador.

Podemos decir, que dicha suposición se cumple largamente en esta película, cuyo sugestivo nombre, es tal vez, una metáfora sobre el dolor que produce la sangre y que impregna de rojo las conse-cuencias de un amor perturbado por las circunstancias de la que es objeto.

PerSonajeS y ambientaciónLos hombres y las mujeres que refle-

jan un conjunto de ansiedades atribui-das a la enorme soledad que los trascien-

de, nos muestran esa, muy propia inclinación tercermundista, a adop-tar héroes que los medios de comu-nicación forjan en el imaginario de nuestra cultura contemporánea. Los actores de cine como Charles Boyen, un icono de los galanes (no sabemos si real o no), sirve de acicate para que Coral, una joven enfermera, avergonzada por la obesidad de su cuerpo e interpretada por la eximia actriz y cantante de ópera Regina Orozco, realiza un papel de conno-taciones admirables. Todo lo entrega por amor. Incluso, dar en adopción a sus hijos infantes a una institución administrada por monjas, para se-guir los pasos de su bisoño amante, un español venido a menos que su-fre inmensamente por su calvicie y representado por el excelente actor hispano-mexicano Daniel Jiménez Cacho.

Ambos recibieron, por su interpretación, el premio Ariel otorgado por la Academia de las artes y ciencias cinemato-gráficas de Mexico. Orozco, una soprano que canta boleros y realiza performance de cabaret, se ha convertido en una lucha-dora de causas sociales como las que lideran feministas, ho-mosexuales, lesbianas, ecolo-gistas, además de combinar el uso de su tiempo en pape-les desarrollados para la pro-ductora Tv Azteca de México. Jiménez Cacho, un hombre

que ya tiene una larga carrera cinematográfica, trabajando con direc-

tores importantes como el español Pedro Almodóvar, Sergio cabrera en la adapta-ción cinematográfica de la novela Perder es cuestión de método, escrita por Santiago Gamboa y, la aceptable versión de El Co-ronel no tiene quien le escriba, película del mismo Ripstein, despliega su sobriedad de buen actor en esta producción del año 1996.

Ellos comparten papeles con Maritza Paredes y Patricia Reyes Spíndola que estructuran una historia, sencilla pero impactante, cuyo guion luce bien cons-truido. En la película, se observan esos parajes solitarios que constituyen habitá-culos cerrados y paisajes desérticos que no permiten dudas de que el director nos está mostrando esa desolación mexi-cana, entristecida por esos personajes pintorescos como la rezandera que se entrega a Dios, pero al mismo tiempo está dispuesta a realizar ciertas con-cesiones para dejar de estar sola. Unas ansias de sobreprotección, parece ser la idea que subyace a las mujeres de la historia. Seres desamparados que se refugian en la religión o en el trabajo, pero que encierran un peso social ge-nerado por la vergüenza y el temor de sentirse desprotegidas, en un mundo que claramente se antoja dominado por los hombres.

La credulidad tiene un cierto sabor de tristeza que se encarga de suministrar esa ambientación pre moderna, con lu-ces opacas en interiores que oscurecen ciertos sectores de los espacios en las ca-sas por las que transitan los personajes principales, en busca de una viuda o de una esposa insatisfecha para poder esta-far. Solo la muerte, parece ser, es la única que curaría la miseria de quienes son en-gañadas y de quienes engañan.

riQueza y atraSoTras la pobreza material, se puede

ver ese desparpajo del atraso espiritual de los mexicanos y de todos los latinoa-mericanos. La erección de autoridades exteriores, bien sea desde lo religioso o desde las estructuras políticas y econó-micas, complementa una especie de fra-gilidad emocional, un frenesí muy latino que en algún momento amenazaría con romperse en muchos pedazos.

Arturo Ripstein se consagra como un emblema del cine nuestro, no sólo por esta obra en particular, sino porque en ella, corrobora lo que constituye ya una introspección a esa sustancia común que nos caracteriza como habitantes de una región geográfica que vive a la sombra de otros, pero continente, al fin, de una riqueza de sentimientos que valdría la pena potencializar para salir del atraso en el que se encuentra

*[email protected]

Robert Darnton es un historiador del libro y del mundo intelectual. Los libreros del siglo XVIII también tuvieron dificultades como los de hoy. Interrogantes.

Viviana García Vargas Paula Natalia Molano Vergara Gustavo Adolfo Gómez Cardona* Papel Salmón

Ése es uno de los tí-tulos de los ensayos de la obra de Robert Darnton, titulada Edición y subversión

literatura clandestina en el Antiguo Régimen, cuyo contenido bien podría ilustrar la situación de nuestros libreros en Manizales, quienes de igual manera a los li-breros del siglo XVIII “son per-sonajes reales con problemas humanos como la enfermedad, las deudas, la soledad, el fraca-so y, sobre todo, las frustracio-nes que trae consigo un negocio difícil”. Otros ensayos tienen otros títulos no menos atracti-vos como “La baja literatura en la Ilustración tardía”, “Un espía un Grub Street”, “Un panfletis-ta a la fuga”, “Una imprenta al otro lado de la frontera”.

En el primer ensayo mencio-nado se relatan las aventuras de los libreros por publicar, encon-trar lectores y huir de los cen-sores. Por una parte, para poder sobrevivir en un “negocio difí-cil” los libreros del siglo XVIII adquirían la llamada literatura ilegal que hoy se podría lla-mar banal y cuyos títulos eran “Anécdotas sobre Madame Du Barry”, la amante del Rey, “Ve-nus en el claustro”, “La hija del placer”, “Los tres impostores”. Por otra parte, para los hombres del siglo XVIII era común la ne-cesidad de escribir, expresarse,

Un negocio difícil

Un librero clandestino en provincias FoTo|ArChIvo lA PATrIA|PAPel SAlmón

José leonel orozco, dueño de la librería leo.

populares en una ciudad que cuenta con ocho universidades de las cuales una de ellas cum-plirá 70 años?

En Manizales, los libreros de igual manera a los del Antiguo Régimen, confrontan variadas dificultades para encontrar sus lectores. Según el dueño de la librería Leo, ésta se sostiene con la venta de libros de medicina adquiridos por instituciones y otras ventas casuales de lite-ratura escolar; es decir, los es-tudiantes y profesores no son compradores ni visitantes re-gulares.

Del mismo modo tuvimos la oportunidad de conversar con uno de los jóvenes dueños de la librería Libélula quien nos ex-presó no solo su interés por los libros, y el que ellos lleguen a manos de los lectores manizale-ños y de esta manera asegurar la existencia de la librería como un bien cultural de la ciudad. Es muy agradable visitar esta librería un sábado en la tarde puesto que ésta es un lugar para la charla, la tertulias y hojear li-bros y por supuesto comprarlos luego de estar seguro de su cali-dad, acompañado de una buena taza de café que los propietarios generosamente te ofrecen.

Una “estrategia de venta”, si se nos permite la expresión, es el ambiente tranquilo y cordial que ofrecen los simpáticos pro-pietarios donde los lectores tie-nen un encuentro íntimo con la obra y se puede uno sentar a to-car el lomo del libro, ver su tabla

manifestarse y en últimas crear un sistema de comunicación a través de la palabra; así mismo los libreros se enfrentaban a múltiples dificultades, las cua-les nos dan a comprender los problemas para incorporarse a la modernidad.

Otra obra de Robert Darnton Los best-sellers prohibidos en Fran-cia antes de la revolución hace un análisis profundo de los libros populares entre los lectores del siglo XVIII; paradójicamente no eran el Contrato social de Rous-seau o las obras de Voltaire, sino las obras escandalosas que tenían como función burlar los símbolos, los emblemas de la monarquía. De allí que Darn-ton se pregunta acerca de cuán profundo penetró la lectura y la Ilustración en la mentes de los franceses antes de 1789.

En consecuencia, para Dar-nton, la letra impresa es una fuerza en la historia y para Reinhard Wittmann cabe pre-guntarse si en el siglo XVIII “¿hubo una revolución en la lectura a finales del siglo XVIII?”

¿Qué PaSa en manizaleS?La historia del libro según

Darnton es fundamental para saber cómo pensaban los hom-bres del siglo XVIII y para ello plantea una metodología y una teoría de la historia intelectual. Este historiador francés del li-bro y del mundo intelectual nos abre perspectivas de aná-lisis para interrogarnos acerca de nuestra propia historia del libro, la historia cultural, e in-cluso una historia social de los lectores en Manizales. Siguien-do a éste reconocido historia-dor podemos hacer nuestras propias preguntas: ¿Qué tanto ha penetrado el mundo del li-bro en las mentalidades de los universitarios, de los profesores y de los estudiantes de la ciu-dad?, ¿qué tanto son los libreros

de contenido, sentir la textura del papel, sin presiones. Sin em-bargo, los visitantes son perso-nas mayores, algunos jubilados quienes compran regularmente.

Otras librerías no han logra-do sobrevivir a la falta de lecto-res, como la librería Palabras que era un sitio de encuentro social, cultural y una buena librería. Primero, esta librería se encon-traba sobre la carrera 23, luego debió trasladarse, para reducir, quizás, el valor del alquiler del local, a un costado de la misma. Por último, se fue librero y li-brería a un segundo y anónimo piso de un edificio diagonal al Batallón. Allí encontró su fin una librería de más de 40 años.

Otro intento de consolidar un público lector, fue la librería Letra2 que compartía su espacio para realizar presentaciones de libros, de obras de arte, músicos rodeados de libros donde tam-bién se podía disfrutar de un buen té, café, jugos. Sin embar-go, le faltaron los lectores, los estudiantes y los profesores que sabemos que tienen camionetas ostentosas para haber llegado sin dificultad a la librería.

No se puede explicar la falta de compradores, porque los li-bros son caros, porque más cos-tosas aún son los vehículos que encontramos en los parqueade-ros de las universidades.

ParadojaS e interroganteSResulta paradójico que ha-

biendo 851 profesores entre do-centes de planta, ocasionales y

catedráticos en la Universidad de Caldas y otros cientos más en las universidades privadas se estén cerrando las librerías. ¿Cómo se puede re acreditar una Universidad cuyos miem-bros no son lectores?

Nos asalta varios interrogan-tes ¿Qué dinámicas sociales, culturales y educativas estamos atravesando para que los estu-diantes universitarios y profe-sores no encuentren en la lectu-ra y por ende en las librerías un lugar de encuentro, de regocijo intelectual?

La librería ya no es un espa-cio de reunión de lectores; ya no es el lugar predilecto de es-tudiantes y profesores universi-tarios después de clases: se con-virtió en un lugar exótico para quienes deberían ser sus natu-rales visitantes. Qué bueno se-ría que algunos profesores va-yan a planear sus asambleas en las librerías, o que no puedan hacer un Programa de curso sin antes ir de compras por las librerías, que los “Semilleros” universitarios sí sean semillas del pensamiento visitando las librerías, compren libros, o por lo menos sean osados en robár-selos, claro para leerlos.

Resulta extraño, aunque ex-plicable, que las webs de las Ofi-cinas de Prensa universitarias no dieron parte de las muertes de nuestras librerías

*Estudiantes de Historia moderna en la Universidad de Caldas.

FoTo|TomAdA de hTTP://PAlomITASConChoCo.wordPreSS.Com|PAPel SAlmón

Profundo carmesí, del director mexicano Arturo ripstein, está

basada en la historia real de la pareja de Corazones solitarios

(Todd robinson), que en los años 40 cometieron una serie de

asesinatos.

Page 5: Papel Salmón, 20 de mayo

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|director NICOlás REstREpO EsCObAR | EDItORA GlORIA luz áNGEl EChEvERRI|DIsEñO vIRGIlIO lÓpEz ARCE|CIrCulA Con lA PATrIA TodoS loS domInGoS |CrA 20 no.46-35. Tel 878 1700 |ImPreSIón: edITorIAl lA PATrIA S.A |e-mAIl: [email protected]

domingo 20 DE MAYO DE 2012PUBLICACIONES|

conVocAtoriAimpre(CI)siones

recomendAdoCamilo Gómez Gaviria* Papel Salmón

En la pasada Feria Internacional del Li-bro de Bogotá, entre los muchos títu-los nuevos que presentaban con bom-bo y platillos las grandes editoriales, se encontraban también los menos

publicitados libros de las editoriales pequeñas o independientes. Varios de éstos se perfilaban como extraños tesoros que en muchos casos pa-saban desapercibidos entre aquellos asistentes que sólo visitaban los grandes stands de la Feria. No siempre era fácil descubrir estas maravillas, pues por otra parte, los eventos de lanzamien-to y demás conferencias eran numerosos y en muchos casos los más taquilleros acaparaban la asistencia del público. A pesar de todo, si el vi-sitante tenía la paciencia de quien camina por un terreno escarpado, sin otro propósito que disfrutar del paisaje, era posible que encontrara, como plan-tas extrañas floreciendo en el monte, libros raros y bellos que jamás hubiera creído descubrir.

Uno de estos era el libro de poemas bilingües palenque-español, Mabungú. Triunfo, de la poeta María Teresa Ramírez. Publicado por Apidama Ediciones el año pasado, fue apoyado por el Mi-nisterio de Cultura en la convocatoria ‘Leer es mi cuento 2011’.

Si bien su nombre no es conocido por el gran público, Ramírez no es nueva en el panorama literario nacional. Es una de las grandes poetas afrodescendientes del país, reconocida como tal en el Encuentro de Poetas Colombianas del Mu-seo Rayo, de Roldanillo, Valle del Cauca. Igual-mente, una muestra de su obra se encuentra en la Antología de mujeres poetas afrocolombianas, tomo XVI de la Biblioteca de Literatura Afrocolom-biana que hace un par de años publicó el Minis-terio de Cultura con motivo de la celebración del bicentenario de Colombia.

Aunque nació en Corinto, Cauca, y creció en Buenaventura, su trasegar poético la llevó a inte-resarse por la lengua de San Basilio de Palenque, la cual aprendió como autodidacta. Mabungú. Triunfo, es su cuarto libro publicado, y el segun-do con poemas en palenquero. A la poeta era po-sible encontrarla en la feria, vestida con túnicas llamativas de su propia confección, y dispuesta a conversar con quien estuviera interesado en conocer su más reciente trabajo.

¿Cuántos casos similares no habría en la Fe-ria? No lo sé. Pero agradezco haber sabido de éste. Así mismo, me alegra que la Feria Interna-cional del Libro de Bogotá sea un espacio donde se puedan conocer libros como el de Ramírez, is-lotes donde vale la pena detenerse, en un mar de publicaciones donde a veces resulta fácil perder el rumbo

*[email protected]

El Ministerio de Cultura invita al sector de las artes es-cénicas en Colombia a participar en las convocatorias del Fondo Iberescena 2012 que estarán abiertas hasta el próxi-mo 13 de julio. Las ayudas son a: redes, festivales y espa-cios escénicos para la programación de espectáculos, a la

coproducción de espectáculos iberoamericanos de artes escénicas, a procesos de creación dramatúrgica y coreo-gráfica en residencia y a encuentros, talleres, seminarios y congresos relacionados con la gestión y producción de las artes escénicas. Informes en www.iberescena.org

pocA tintA. AntologíA de ciberposíA

Poca tinta y mucha poesíaJuan Carlos Acevedo Ramos* Papel Salmón

¿Qué es una antología?, ¿cómo se hace para tener cuentistas, novelistas, poetas antologados bajo un solo título?, y si tenemos una respuesta clara, en-tonces ¿qué es una compilación y cómo la realiza el autor?, y digamos, si ya existe una diferencia entre

las dos podemos preguntar enton-ces ¿qué es una muestra literaria y bajo qué tipos de criterios alguien se anima a hacerla?

En 2012 una nueva antología si-gue la tendencia de las últimas cua-tro décadas, entre 1971 con la anto-logía de María Mercedes Carranza y 2011 con Poca Tinta. Antología de Ciberpoesía (Editorial Universidad de Caldas). Esa tendencia es la de seguir ampliando, construyendo e incluyendo los nuevos nombres de la poesía colombiana desde el centro sin olvidar la periferia.

Poca Tinta. Antología de Ciber-poesía, hecha el poeta Leandro Loaiza, hace posible tejer una red virtual para atrapar los nombres y los poemas que se incluyen en este libro. En esta nueva antolo-gía de Ciberpoesía colombiana los autores solo pueden apostar por un poema que muestre al lector sus múltiples rostros.

Poca tinta. Antología de Ciber-poesía hace coincidir estética y cronológicamente a un pu-ñado de nuevos nombres, de nuevas tendencias. Muchos de los poetas que conforman este libro ya empiezan tener un nombre sólido y recono-cido en los ámbitos literarios nacionales. Ya gozan de nombradía en lo local y lo regional y claro, el factor que los reúne en este libro, es de-cir el ciberespacio, los hace poco a poco habitantes de la aldea global.

Pero siendo habitantes de la internet, los poetas que apare-cen en éstas páginas no escapan a los temas que la poesía ha

tratado durante siglos, en sus letras, sus versos, sus imágenes, sus títulos están la ironía, la muerte, la soledad, el vacío del ser, la admiración por el arte ya sea en nombres de pintores, escultores, músicos o poetas. Además de, la esperanza, las putas, las calles, los objetos de la ciudad, la ciudad, la antipoe-sía, los sueños, las poéticas, los amantes, etc., el mismo campo donde han sembrado los grandes poetas.

El trabajo de selección constituye un acto arbitrario cuando se trata de antologías, se ve orientado a

trazar vínculos (literarios o estéticos) entre diversas vo-ces poéticas para articular un discurso teórico que permita interpretarlas de manera ge-neral. Pero aunque priman los vínculos estéticos y literarios, conociendo el rigor del editor Carlos Augusto Jaramillo y el trabajo de hormiga que realiza Leandro Loaiza, sé que investi-garon, escribieron y leyeron mu-chas páginas de poesía en inter-net o de Ciberpoesía -como bien la llaman- para llegar a seleccionar éstos nombres que hoy nos revelan talentos, poéticas y voces venidas de toda la geografía colombiana.

Por último, sabemos que las antologías de poesía joven o poe-sía nueva como la denominan otros, tiene un objetivo: el de di-fundir los nombres emergentes, que anuncian el futuro camino que habrá de tomar el género.

Ya empleamos un nuevo término Ciberpoesía. Tal vez con poca tinta -como se escribe la nueva poesía en el mundo- se haga realidad el sueño a través de la red, del ciberespacio y aunque no lo crean también se haga realidad con la publicación de libros como éste, de llenar el mundo de me-jores momentos

Islotes en un mar de libros

*EscritorLOAIZA Leandro. Poca Tinta. Antología de Ciberpoesía. Editorial Universidad de Caldas. 2012. Pp. 110.

arteS eScénicaS