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Muñoz Molina Prólogo Dejemos Hablar Al Viento

Sep 14, 2015

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Prólogo
Novela latinoamericana
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  • A 1' () LA 1 11' (o) 1 ~ 1 N ~A N 1 A M A R 1 A

    J'(.)f A 10 I(J Mt

    Uno fmrt dt:l IUIJO y de la wnln~tw y cuchrwh1a 11 111 fl llll11tii1Vll rlc J) J 'f11o h . I,J.u t~l vi lllt'l llenen mw Jw que v ' on el lugar ru ut u'a r te ltlnn en lo lnoJ~raja dt /"tm (arlo 011CIIt. Se pu!Jhc en Harcclow} en 1979 en la mulvtdable edtlunallh urucra , al abo de un ti w w llmtnttvv d t1 10 1 y dr. pu de al_'tiiiO cn odio muy do loto v y ombrlo n /u vula dtl e crt/ur. Una mea fe dlfl, /m tan: '11 1 t}74 huida nnwzwlo una cruenta tlu ta dwr1 mltur en 1111 pal lan t tvll y U/I(U /Jit t tJIIIo el Ur11 guny. In JY7 , /wm Curio Oncllt, mremlun del Jllrtldv cuc dtu un prtmw lttcrurw u w1 ucnto caljt mio d sub v r 1vo, fue cmccrrado en pn 1n: gr:avemcmc enfermo, re tobr la lthertad para ultr ha"a un cxtlw e f'llfiol tue ya no tcrmrn nunca Hn 1980~ en el breve dr u1r: o IJIIC pro nunct al reetbtr el Premio ( ervante 1 dtJo tfiiC en hif'(~hu habla recobrado el tmpullo y la MfJactdad de e cnl11r. que

    1 y6 perdlD duranu mutlw t.empo llfrlllo de e te re g1 a la literatura, y tllmbUn de lo affo de r/c, 10 y dr la up~ la daDIMI6n pollttea, la prt 1611 y el tle

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  • trt rrv. re t l ltl ttovtltl smgular que derra con un apoaip. ., ~ rl 11trgo , re/o rrarrattvo de Santa Marl, comenzt:u~o , ,m trrirrt1, aflol tmtcs co11 La vida breve, y desgranado en mm e , 11,111uu mwda( y ttl un grupo numeroso de relatos 11 ,1 ft~rgo tic tmlo ese trcmpo.

    1 , 1 , vida breve. Juan Maria Brausen, empletldo pe-,... 0(,, r.rr wlll tlgerrcia tlr. publicidad de Buenos Aires,

    co-

    ""r.tl 11 " mragmar en noches solitarias y calurosas de ve-rmw lltltl rmdtld posible, Santa Maria, a la cual acaba vitl-jm1111-,, y t rr lt1 que con el tiempo se levantard una estatua suyr1 ti mlmllo, tn figura de hroe fundt1dor. En Dejemos hablar al viento Brausen es ya, casi inmemorialmente, esa rsltltrw ' ' ml1t1flo m mw plaza, y tambin el nombre del 11ws tJIIC lw ( rmdo Sant11 Maria y el mundo: como tantos fimdatlorr.. , Bramen ha dado su nombre tambin a una motll'dtl de curso h'gal, los brasenes, o brausens, e igual qt~c d [)io~ de las religiones oficiales recibe las oraciones o ltiS blnsjcmins de sus criaturas.

    Unw~c11 , e11tre otras cosas, es una metfora irnica ,,. escritor, una encamacin de esa facultad mediante la wal los scrt~li y los lugares existen porque alguien los ha imaginado, ponue alguien wenta sus historias: tambin aquf, romo ('tt la Hiblia, en el principio fue el verbo, con o in mayswla. /'adre de Hrausen, en su destierro de Afa-

    dr itl, Onclli inve'nta o recupera a un viejo personaje suyo, Mctlirm, que vive desterrado de Santa .l'vfara -ciudad ine-xi(fCiltc, aunque familiar y querida- en la otra ciudad de 1 Cll'tlllda, que tampoco existe, pero que adems es foras-tera. Med na tiene una identidad frgil, cambiante, par-cialmente inventada o buscada para l por otros: a veces es tm mfermcro nocturno, a veces es un pintor, y su em-peno es buscar una forma de regreso a Santa Mara , casi de esa manera incierta y descreda en que uno quiere a

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  • vte W~lwr 41 Id tlu&an. fiel sudo MI qu ltG dapn tado.

    lo CU~Jrulo vutlw .a su cnulatl, Miu tll nu pltnamm~ un policJ: pmJ tn su lury Mmbiht am pkln dt wngcanza, un proyto 10 tk apocalipsis qw en rungun momento luu:t explicito, .aunqu alumant " una ini tm claridml tOJWJ las ultimas pd, fW dt Id no-vela. unca antts habla sado On th Mn mbrlo tn u critura, y tampoco tan htrmltl . Desd la pnmmJ Untt1 la muerte una presmoa ansastentr, hasta obscma, y ltay capitulo que parecm b~ akgorlas dantescas, y otnas en las que un vi jo pusonajt mumo en alguna novela mtt rior - nada meno qu Larsm- ~ata como un zoml1it ~a'"' d:tico, mno wr hemldo barro o dt. la putre-fnccicm r/t; las co:cJs. 1Jal1lando a le.>: ,.l l~ mierJ~~ urr ~ l -.snno l 1 mta dt In nari=.

    l ejemo~ h.1bl.1r al ' ient e: una n n c:la lrenn ti l en un St ntido muy preti~o: u Ira prrs naje. rt ma. lu, ar. cn::i inj1e.xion de lenguaje, qut n l ptrtftlt': a a la litt:ratu-rn auterid > que quit 11 u hap1 ~eg,uido con c'lrltt'rioridad fl pc.>rtlnt'lltt iuici ci rr St pfrdcrci la mtlyor parte di~ las rt!SOII mn.z5. dt l.rs su~t rt'lf-cias, hasta de lo$ indicio~ dt unn tral1hi rJuc mm -d lit: a a

    dc,pcjnr~e. qut' part te cambiar de dirt cri n a 'tlpriclz ), dctenit udosc en lll5 rmidndcs c~rada$ de /l1~ l,zpuul s al-grmos dt los cua/c_._, tit rren mds de impnYdcwn ~. de ad-mirables efusiot~e.s poticas. qm: d, d mcnt )S OIIStnl ti-vos en una historia. En mtis de 1ma ocasi 11 On tri dij l que l no crdiJ en la literatura con prop sitos , que uau-do se qui~ dar un mensaje lo mejor. m ~ que c.- -ril ir una novela, es enviar un telegrama. En -re lilm l, ~;,t em-bargo, escrito con una libertad tan ram tan mdi 1, que.

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  • se parece mucho al flujo impremeditado de la imagitUJ-cin, del capricho y del suetio, hay arranques de una cla-ril'idencia afirmatim e irritada, de una exasperacin mo-ral y poltica que si11 duda tienen n~ucho que ver con las circunstancias de la vida de Onettt, de su pais y de su

    mundo: Desde muchos atios atrs yo haba sabido que era

    necesario meter en la misma bolsa a los cat/reos, los freudianos, los marxistas y los patriotas. Quiero decir: a cualquiera que tuviese fe, no importa en qu cosa; a cual-quiera que opi11e, sepa o acte repitiendo pet~samrentos aprendidos o heredados. Urt hombre con fe es ms peli-groso que rma bestra con hambre.

    Visto lo que han hecho los hombres con fe a lo largo del siglo xx, las palabras de Onetti no parecen una exage-racin. Sus personaJeS principales siempre se haban refu-giado de las inclemencias del mundo en el ejercicio de la imaginacin, de la pereza, de las palabras, pero da la im-presin de que para el Onetti exiliado y enfermo en l'llfa-drid a finales de los mios 70, esos refugios tan queridos ha-baTJ perdido una parte de su atractivo, o de su eficacia. Quizs por eso Dejemos hablar al viento es una vindica-cin del acto recobrado de escribtr. de la potencia preser-l'ada de inventar y comarque conHerte a cualquier escri-tor en una sombra, en un discpulo menor de Brausen, pero tambin es un ptmto final, zm acto de renuncia. Onettr, que nunca qwso volver a Montevideo ni a Buenos ~ires, debi de sentir d deseo de exiliarse tambin, defini-

    tr~amente, de.Santa Mara. Por fortuna an le quedaban anos muy va/rosos de vida, y libros que escribir.