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La Venerable Ágreda y el Beato Grignion de Montfort

Jan 11, 2017

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  • Derechos de autor registrados en

    2016 Antonio Garca Mega y Mara Dolores Mira y Gmez de Mercado (Edicin). Congregacin de Esclavas de la Inmaculada Nia

    La Venerable greda y el Beatos Grignin de Montfort. Por Federico Salvador Ramn

    Angarmegia: Ciencia, Cultura y Educacin. Portal de Investigacin y Docencia

    Edicin preparada con ocasin del proceso de beatificacin del Padre Fundador de las Esclavas de La

    Inmaculada Nia.

    http://angarmegia.com - angarmegia@angarmegia.com

    http://angarmegia.com/mailto:angarmegia@angarmegia.comhttp://www.safecreative.org/work/1611249901448

  • La Venerable greda y el

    Beato Grignin de Montfort

    Federico Salvador Ramn

    Publicado en la revista mariana Esclava y Reina

    Enero Diciembre de 1919

    Edicin actualizada por

    Mara Dolores Mira Gmez de Mercado

    Antonio Garca Mega

  • Con el nombre de La Venerable greda y el Beato Grignin de

    Montfort, se han recopilado en una sola unidad, los artculos que, en la

    seccin del mismo nombre, publica el Padre Federico Salvador Ramn,

    bajo el seudnimos de Esclavo y Otro Esclavo, en la revista mariana

    Esclava y Reina a lo largo del ao 1919, de enero a diciembre, a excepcin

    del mes de marzo, nmeros 25 a 36 (con la omisin, indicada en el nmero

    27). Todos ellos se imprimen en la localidad de Instincin, de Almera

    (Espaa).

    La serie se encuentra muy vinculada con otra coleccin de artculos

    que, bajo ttulo de La verdadera devocin a la Santsima Virgen, escribe

    de manera simultnea el Padre Federico, circunstancia resaltada por el

    mismo presbtero en varias ocasiones con alusiones concretas que

    relacionan los contenidos de una y otra.

    Sigue, pues, completo, el libro que el ilustre sacerdote dio a

    conocer en once entregas.

    La edicin ha respetado en lo posible el lenguaje y la organizacin

    original. La separacin en captulos es nuestra. Cada artculo se ha

    numerado como un captulo. Al final de este apartado insertamos una tabla

    que clarifica a los interesados en ello, la fecha de publicacin y el nmero

    de la revista que los incorpora.

    En el intento de facilitar la comprensin del mensaje y agilizar la

    lectura, hemos separado prrafos e introducido sangrado para diferenciar

    citas y voces. Tambin se han corregido los errores tipogrficos y olvidos

    del cajista, como interrogaciones, comillas

  • Como venimos haciendo habitualmente, hemos unificado las

    variantes aparecidas utilizando la forma del trmino ms frecuentemente

    usada en el artculo.

    Localizacin de los captulos o partes diferenciadas en este documento

    Captulo 1 Nmero 25 - Enero 1919

    Captulo II Nmero 26 Febrero 1919

    Captulo III Nmero 28 - Abril 1919 Captulo IV Nmero 29 - Mayo 1919 Captulo V Nmero 30 - Junio 1919

    Captulo VI Nmero 31 - Julio 1919 Captulo VII Nmero 32 - Agosto 1919

    Captulo VIII Nmero 33 - Septiembre 1919 Captulo IX Nmero 34 - Octubre 1919 Captulo X Nmero 35 Noviembre 1919

    Captulo XI Nmero 36 - Diciembre 1919

    Mara Dolores Mira y Gmez de Mercado

    Antonio Garca Mega

  • LA VENERABLE AGREDA Y EL BEATO GRIGNIN DE MONTFORT

    FEDERICO SALVADOR RAMN

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    La Venerable greda y el

    Beato Grignin de Montfort

    I

    Dos notas comunes a nuestros amadsimos autores marianos o, mejor, una

    considerada bajo doble aspecto, pusimos ante los conocedores de La Verdadera

    Devocin a Mara Santsima: el desconocimiento que los hombres tienen y tendrn

    siempre de la total perfeccin de Mara y la ignorancia la calificaremos de

    substancial , tenida por los hombres, aun los ms conocedores de las ciencias

    eclesisticas, porque Dios, en su altsima sabidura y para complacer la humildad de

    su Santsima Madre, y para mejor disponer la segunda venida o triunfo de Jess en

    el mundo, quiso ocultar muchos misterios de la excelsa Reina Inmaculada.

    Mas vendran tiempos en que la Santsima Virgen haba de ser ms conocida,

    enseaba con profunda conviccin de vidente el Beato, cuando ya medio siglo antes,

    haba escrito la Venerable estas palabras, con las cuales pone fin a su admirable

    prrafo religioso social, que vale la pena de meditarlo atentamente, y que no

    trasladamos entero a este artculo por lo que decamos en nuestra introduccin a esta

    seccin, slo pretendemos dar chispazos, siquiera sean de pedernal, para que otros

    se lancen a escudriar las innmeras bellezas atesoradas en este casi ignorado libro, y

    hasta por no pocos menospreciado, de la Mstica ciudad de Dios. He aqu las palabras

    de la discpula agredana de Mara a que nos referimos:

    Y porque es el tiempo en que el atributo de misericordia ms se ha de manifestar

    y en que quiero que mi amor no est ocioso, ahora, cuando el mundo ha llegado

    a tan desdichado siglo, despus que el Verbo encarn, y cuando los mortales estn

    ms descuidados de su bien y menos le buscan, cuando ms cerca de acabarse

  • LA VENERABLE AGREDA Y EL BEATO GRIGNIN DE MONTFORT

    FEDERICO SALVADOR RAMN

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    el da de su transitoria vida, al poner del sol del tiempo, cuando se llega la noche

    de la eternidad a los precitos, cuando a los justos les nace el eterno da sin

    noche, cuando de los mortales los ms estn en las tinieblas de su ignorancia y

    culpas oprimiendo a los justos y burlando a los hijos de Dios, cuando mi ley santa

    y divina se desprecia por la inicua materia de estado tan odiosa como enemiga

    de mi providencia, cuando menos obligado me tienen los malos, mirando a los

    justos que hay en este tiempo para ellos aceptable, quiero abrir a todos una

    puerta para que por ella entren a mi misericordia, darles una lucerna para que

    se alumbren en las tinieblas de su ceguedad, quiero darles oportuno remedio si

    de l se quieren valer para venir a mi gracia, y sern muy dichosos los que le

    hallaren, y bien aventurados los que conocieren su valor, ricos los que [se]

    encontraren con este tesoro, felices y muy sabios los que con reverencia le

    escudriaren y entendieren sus enigmas y sacramentos.

    Quiero que sepan cunto vale la intercesin de la que fue remedio de sus culpas

    dando en sus entraas vida mortal al Inmortal.

    Quiero que tengan por espejo donde vean sus ingratitudes, las obras maravillosas

    de mi poderoso brazo con esta pura criatura, y mostrarles muchas que estn

    ocultas por mis altos juicios de las que hice con la Madre del Verbo.

    Es evidente que la Virgen haba de ser ms conocida que lo haba sido hasta

    los tiempos de la Venerable y del Beato, pues ambos, con admirable uniformidad,

    nos hablan de la ignorancia que de muchos misterios de la Reina se tena en su tiempo

    y, ambos, dan las mismas fundamentales razones que expresa la agredana discpula

    con estas palabras, hablando de las causas de esta ignorancia. Lese as en nuestra

    Venerable:

    En la primitiva Iglesia no los manifest porque son misterios tan magnficos

    que se detuvieran los fieles en escudriarlos y admirarlos, cuando era necesario

    que la ley de gracia y Evangelio se estableciese, aunque todo era compatible.

    Pero la ignorancia humana pudiera padecer algunos recelos y dudas cuando tan

    en sus principios estaba la fe de la encarnacin y redencin y los preceptos de la

    nueva ley evanglica.

    Y por esto dijo la persona del Verbo humanado a sus discpulos en la ltima cena:

    Muchas cosas tena que deciros, pero no estis ahora dispuestos para

    recibirlas. Habl en ellos a todo el mundo que no ha estado dispuesto, hasta

    asentar la ley de gracia y la fe del Hijo, para introducir los misterios y fe de la

    Madre.

    Y ahora es mayor la necesidad, y ella me obliga ms que su disposicin. Y si me

    obligasen reverenciando, creyendo y conociendo las maravillas que, en s,

    encierra la Madre de piedad, y si todos solicitasen su intercesin, ten- dra el

    mundo algn reparo si lo hiciesen de corazn.

  • LA VENERABLE AGREDA Y EL BEATO GRIGNIN DE MONTFORT

    FEDERICO SALVADOR RAMN

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    Y no quiero dejar de ponerles delante esta mstica ciudad de refugio. Descrbela

    y dibjala como tu cortedad alcanzase. Y no quiero que sea esta descripcin

    declaracin de su vida, opiniones ni contemplaciones, sino la verdad

    cierta.

    Los que tienen odos de or, oigan; los que tienen sed, vengan a las aguas vivas

    y dejen las cisternas disipadas; los que quieren luz, sganla hasta el fin.

    Esto dice el Seor Dios Omnipotente.

    No es el mismo el lenguaje de nuestro ardentsimo Doctor mariano que el que

    acabamos de leer?

    Y si me obligasen reverenciando, creyendo y conociendo las maravillas que en s

    encierra la Madre de piedad, y si todos solicitasen su intercesin, tendra el

    mundo algn reparo, si lo hiciere de corazn.

    Tan monfortiano es este lenguaje que, si atendiramos solo a la prioridad en el

    tiempo, habra que afirmar que de la Venerable aprendi el Beato. Y si los admiramos

    en la conformidad de pensamientos, no es menos armnica la expresin de los afectos.

    Leamos a la mariana discpula expresar los sentimientos que atribulan su corazn

    al considerar la ignorancia de Mara que tiene el mundo.

    Oh, cuntas lgrimas producen mis ojos y qu dolorosa admiracin siente mi

    alma de ver que este divino prodigio no sea conocido, y esta maravilla del

    Altsimo no sea manifiesta a todos los mortales! Mucho se conoce, pero ignorase

    mucho ms porque este libro sellado no ha sido abierto.

    Suspensa quedo en el conocimiento de este tabernculo de Dios y reconozco a

    su Autor por ms admirable en su formacin que en el resto de todo lo dems,

    criado e inferior a esta Seora, aunque la diversidad de criaturas manifiesta

    con admiracin el poder de su Creador, pero en sola esta Reina de todas se

    encierran y contienen ms tesoros que en todas juntas, y la variedad y precio

    de sus riquezas engrandecen al Autor sobre todas las criaturas juntas.

    Los que conocen La Verdadera Devocin del Beato recordarn, sin duda, alguna

    exclamacin semejante a sta de nuestra Venerable.

    Advirtase, diremos para concluir, que bien sabemos que si copisemos los

    prrafos del Beato anlogos a los de la Venerable, resultaran ms fciles y hasta ms

    agradables estos artculos, pero no olviden nuestros lectores que tenemos otra seccin

    en la que transcribimos uno por uno, todos los prrafos del Beato1, y, tambin, que

    deseamos que nuestros lectores lean por s mismos estos tesoros, aparte de que nos

    1 N.E. Se refiere a la seccin de la revista Esclava y Reina que, bajo ese mismo ttulo, se publica en Esclava y Reina desde noviembre de 1918.

  • LA VENERABLE AGREDA Y EL BEATO GRIGNIN DE MONTFORT

    FEDERICO SALVADOR RAMN

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    complacemos en dejar cuanto margen sea posible a los que hayan de cultivar estos

    trabajos de admirable relacin mariana.

    Tngase tambin en cuenta que no tratamos de hallar todas las relaciones que

    existen entre la Mstica Ciudad de Dios y La Verdadera Devocin a la Santsima

    Virgen.

    II

    Cunto nos place leer en nuestra Venerable, repetidas una y mil veces, las

    mismas doctrinas que tanta actualidad dan, y con razn, a las enseanzas del Beato

    Grignin!

    Son dos hermanos, la Venerable y el Beato, de una misma madre, la Inmaculada,

    en un mismo deseo, el del mayor conocimiento y honor de Mara al ser declarado

    dogma el misterio de la Concepcin pursima de Mara, en un mismo anhelo, el de traer

    a todas las almas a Mara porque Ella es la puerta de la gloria, en un mismo amor, el de

    Jess por Mara, en una misma inspiracin causada por la suavsima luz de la mstica

    luna de los cielos. Por eso la Venerable y el Beato siempre marchan juntos, ligados con

    resplandores y afectos nacidos del Inmaculado Corazn de Mara.

    Y para que una vez ms se convenzan de ello nuestros lectores, y aprecien en

    cuanto vale la Mstica Ciudad de Dios, bastar con que lean los prrafos o trozos que

    a continuacin insertarnos, sin ms anotacin que la del lugar de donde los tomamos,

    y dgasenos despus si la Madre Agreda no es un paladn eficacsimo de la Mediacin

    Universal2.

    En el nmero 274 de la parte primera, libro primero, captulo 18, escribe de esta

    manera nuestra amadsima Venerable:

    Admirndome yo de esta grandeza de Mara Pursima y que ella fuese la

    medianera y la puerta para todos los predestinados, se me dio a entender que

    este beneficio corresponda al oficio de Madre de Cristo y al que como Madre

    haba hecho con su Hijo Santsimo y con los hombres, porque le dio cuerpo

    humano de su pursima sangre y sustancia en que padeciese y redimiese a los

    hombres.

    2 N.E. Destacado en el original.

  • LA VENERABLE AGREDA Y EL BEATO GRIGNIN DE MONTFORT

    FEDERICO SALVADOR RAMN

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    Y as, en algn modo, muri Ella y padeci en Cristo por esta unidad de carne

    y sangre y, a ms de esto, le acompa en su pasin y muerte. Y la padeci de

    voluntad en la forma que pudo, con divina humildad y fortaleza.

    Y as como ella cooper a la pasin y dio a su Hijo en que padeciese por el linaje

    humano, as tambin el mismo Seor la hizo participante de la dignidad de

    Redentora y la dio los mritos y frutos de la Redencin para que Ella los

    distribuyese y que, por sola su mano, se comunicasen a los redimidos.

    Oh admirable Tesorera de Dios, qu seguras estn en tus divinas manos, y

    liberales, las riquezas de la diestra del Omnipotente! Pues tena esta ciudad tres

    puertas al Oriente, tres puertas al Aquiln3, tres puertas al Medioda, tres

    puertas al Occidente etc.

    Tres puertas que corresponden a cada parte del mundo y en el nmero de tres nos

    franquearon ellas a todos los mortales cuanto el cielo y la tierra poseen, y a quien

    dio ser a todo lo criado, que son las tres divinas personas Padre, Hijo y Espritu

    Santo.

    Cada una de las tres quieren y disponen que Mara Santsima tenga puertas para

    solicitar los tesoros divinos a los mortales que, aunque es un Dios en tres personas,

    cada uno de por s le da entrada y puerta franca para que entre esta pursima Reina

    al Tribunal del ser inmutable de la Santsima Trinidad para que interceda, pida

    y saque dones y gracias y se los d a sus devotos que la buscaren y obligaren, de

    todo el mundo, para que nadie de los mortales tenga excusa en ningn lugar del

    universo, ni en ninguna generacin, ni nacin de l, pues a todas partes hay no

    una puerta, sino tres puertas.

    Y el entrar en una ciudad por una puerta franca y patente es tan fcil, que si

    alguno dejase de entrar, no ser por falta de puertas, sino porque l mismo se

    detiene y no se quiere poner en salvo.

    Qu dirn aqu los infieles, herejes y paganos? Qu, los malos cristianos y

    obstinados pecadores? Si los tesoros del cielo estn en manos de nuestra Madre

    y Seora, si Ella nos llama y nos solicita por medio de sus ngeles, y si es puerta,

    y muchas puertas del cielo, cmo son tantos los que se quedan fuera, y tan

    pocos los que por ella entran?

    Y para los que, como nosotros, de un modo singular amamos a Mara en el

    misterio de su Concepcin Inmaculada, no puede menos de saberle al ms regalado

    manjar, cuanto se dice en el captulo siguiente de la obra de la Madre Agreda, de que

    copiamos, cuyas son las afirmaciones siguientes.

    3 N.E. En la mitologa, dios de los vientos procedentes del norte.

  • LA VENERABLE AGREDA Y EL BEATO GRIGNIN DE MONTFORT

    FEDERICO SALVADOR RAMN

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    En el prrafo 289 se lee:

    Fuele concedido aqu a Mara Santsima privilegio especial para dispensar con

    esta correspondencia el influjo del Espritu Santo, y su amor y dones, a quien

    le pidiese por ella.

    Las que siguen son palabras del prrafo 290.

    Desde su inmaculada concepcin fue coadjutora de Cristo nuestro Seor. Y

    se le concedi especial privilegio para alcanzar gracia a quien la llamase, con

    que se disponga para recibir los Sacramentos de la Iglesia santa con fruto

    espiritual, y no poner bice a sus efectos.

    En el prrafo siguiente dice as:

    Fuele concedido con este don, que diese a sus devotos esfuerzos de fortaleza y

    paciencia en las tribulaciones y dificultades de los trabajos, y que dispensase de

    aquellas virtudes y dones en virtud de la divina fidelidad y asistencia del Seor.

    En el 292 habla de cmo Mara, en su Concepcin, recibi la gracia de ser

    maestra y gua de perfectos. He aqu sus palabras:

    Y no sola para s, sino que la concedi el Seor que fuese maestra y gua de las

    vrgenes y castas; y que por su intercesin alcanzasen estas virtudes sus devotos

    y la perseverancia en ellos.

    Mara es considerada como abogada de todos los pecadores en el prrafo 294:

    Y en este fundamento se encierra el amor que tuvo Mara Santsima, infuso en

    su concepcin, de la Redencin del linaje humano, participado de antemano

    del que su Hijo, y nuestro Redentor, haba de tener para morir por los hombres.

    Y, como de aqu se haba de originar todo el remedio de la culpa y justificacin

    de las almas, se les concedi a esta gran Reina especial privilegio con este amor,

    que le dur desde aquel primer instante, para que, por su intercesin, ningn

    gnero de pecadores, por grandes y abominables que fuesen, si la llamasen de

    veras, fuesen excluidos del fruto de la Redencin y justificacin, y que por esta

    poderosa Seora y abogada alcanzarn la vida eterna.

    No es menos consolador y evidente lo que dice en el prrafo 300:

    Qu se poda decir de Mara Santsima, cuya luz y resplandor excede a los

    mismos ngeles del cielo? Si los mortales tuvieran claros ojos para ver estas

    luces de Mara Santsima, y todos los maestros y Doctores de la Iglesia, ella sola

    bastaba para iluminar a todo hombre que viene al mundo y encaminarlos por las

    sendas rectas de la eternidad. Y porque todos los que han llegado al

    conocimiento de Dios han caminado con la luz de esta ciudad santa, dice San Juan:

    Que las gentes caminarn con su luz

  • LA VENERABLE AGREDA Y EL BEATO GRIGNIN DE MONTFORT

    FEDERICO SALVADOR RAMN

    13

    Y pasando por alto los dems prrafos hasta el 308, porque sera prolijo

    reproducirlos y porque ya hemos insertado gran parte de ellos en nuestra Revista, pero

    recomendando fervorosamente a todos nuestros lectores, sea la que quiera su clase o

    autoridad, que los lean, concluiremos con el precioso final de este captulo 19 y ltimas

    palabras del prrafo 308, que dicen as:

    Y si a esta puerta de Mara corresponde el ser ciudad de refugio para los

    mortales, es con condicin que tampoco ha de tener parte ni entrada en ella el

    que cometiere abominacin ni mentira. Mas, no por esto se despidan los

    manchados y pecadores hijos de Adn de llegar a las puertas de esta ciudad santa

    de Dios, que si llegan reconocidos y humillados a buscar la limpieza de la gracia,

    en estas puertas de la gran Reina la hallarn y no en otras.

    Limpia es, pura es, abundante es, y sobre todo es Madre de la misericordia,

    dulce, amorosa y poderosa para enriquecer nuestra pobreza y limpiar las mculas

    de todas nuestras culpas.

    III

    Los muy ilustrados y respetables lectores de esta humilde seccin vern

    comprobados hoy mismo nuestros asertos de lo fcil que es hallar la ms perfecta

    homogeneidad de doctrina entre nuestros amadsimos maestros marianos Mara de

    Jess de Agreda y el Beato Lus Mara Grignin.

    Nos habla el Beato en el artculo4 de este mismo nmero de Esclava y Reina de

    cmo Dios puso en Mara las perfecciones y la Venerable en la parte I, libro II. captulo

    IV. . 463 nos dice:

    Las obras que hizo en el templo la que haba de ser Madre del Verbo

    humanado fueron, en todo y por todo, perfectsimas y el alcanzarlas excede a

    la capacidad de toda humana criatura y anglica. Los actos de las virtudes

    interiores fueron tantos, y de tan alto merecimiento y forma, que se

    adelantaron a todos los de los Serafines, y t, alma, conocers de ellos mucho

    ms de lo que pueden explicar tus palabras y tu lengua.

    El Beato nos habla de la perfeccin que en Mara pusieran las tres Personas

    Divinas para fundamentar el motivo por el cual nosotros hemos de tener en sta

    4 N.E. Se refiere al incluido en la seccin La Verdadera Devocin a la Santsima Virgen que, de forma habitual, desde el nmero 23, noviembre de 1918, viene incluyendo en Esclava y Reina.

  • LA VENERABLE AGREDA Y EL BEATO GRIGNIN DE MONTFORT

    FEDERICO SALVADOR RAMN

    14

    nuestro modelo que imitar, y as determinarnos a ser sus esclavos en todo y por todo,

    y para siempre, y la Madre Agreda, continuando aqul mismo prrafo aade:

    Pero mi voluntad es que en el tiempo de tu peregrinacin en el cuerpo mortal,

    pongas a Mara Santsima por principio de tu alegra y la sigas por el desierto de

    la renunciacin y negacin de todo lo humano y visible.

    Sguela por la perfecta imitacin conforme a tus fuerzas y a la luz que recibas.

    Ella ser tu norte y maestra, y te har manifiesta mi voluntad, y en ella hallars

    mi ley santsima escrita con el poder de mi brazo en que meditars de da y de

    noche.

    Ella ser quien, con su intercesin, herir la piedra de la humanidad de Cristo

    para que, en ese desierto, redunden en ti las aguas de la divina gracia y luz con

    que sea tu sed saciada, ilustrado tu entendimiento y tu voluntad inflamada.

    Ser columna de fuego que te d luz, y nube que te haga sombra y refrigere,

    con su proteccin, de los ardores de las pasiones e inclemencias de tus

    enemigos.

    Tendrs en ella ngel que te encamine y te desve lejos de los peligros de

    Babilonia y de Sodoma para que no te alcance mi castigo.

    Tendrs Madre que te ame, amiga que te consuele, seora que te mande,

    protectora que te ampare y reina a quien como esclava sirvas y obedezcas.

    En las virtudes que obr esta Madre de mi Unignito en el templo, hallars un

    arcngel universal de toda la suma perfeccin por donde gobiernes tu vida, un

    espejo sin mcula en que reverbera la imagen del Verbo humanado, una copia

    ajustada y sin erratas de toda su santidad, la hermosura de la virginidad, lo

    especioso de la humildad, la prontitud de la devocin y obediencia, la firmeza

    de la fe, la certeza de la esperanza, lo inflamado de la caridad, y un copiossimo

    mapa de todas las maravillas de mi diestra.

    Con este nivel has de regular tu vida. Por este espejo quiero que la compongas y la

    adornes acrecentando tu hermosura y gracia, como esposa que desea entrar en el

    tlamo de su Esposo y Seor

    Y todava insiste ms la Venerable. Y mil veces ms exhortar a tener en Mara

    el modelo perfectsimo que imitar como a Seora sus esclavos, y como a modelo de

    cristianos.

    En el prrafo siguiente al anteriormente citado, dice de este modo:

    Y si la nobleza y calidad del maestro sirve de estmulo al discpulo y le hace

    amable la doctrina, quin puede atraerte con mayor tuerza que la Maestra

    misma, que es Madre de tu Esposo y escogida por ms pura y santa y sin mcula

  • LA VENERABLE AGREDA Y EL BEATO GRIGNIN DE MONTFORT

    FEDERICO SALVADOR RAMN

    15

    de culpa, para que fuese Virgen y, juntamente, Madre del Unignito del Eterno

    Padre y el resplandor de su divinidad, en la misma substancia?

    Oye, pues, a tan soberana Maestra, sguela por su imitacin, y medita siempre

    sin intervalo sus admirables excelencias y virtudes. Y advierte que, la vida y

    conversacin que tuvo en el templo, fue original que han de copiar en s

    mismas todas las almas que, a su imitacin, se consagraron por esposas de

    Cristo.

    Esta inteligencia es la que me dio el Altsimo en general de las acciones que

    Mara Santsima obraba los aos que vivi en el templo.

    Nos atrevemos a decir que no hay pgina de la Venerable de Agreda, corno

    tambin podemos afirmarlo del Beato de Montfort, en la que no inculque

    fervorosamente a reconocer la Mediacin Universal Actual5 de Mara y la consecucin

    de esta intercepcin por la perfecta imitacin de la Reina, de la Madre, de la Seora, ya

    lo hemos dicho y no nos cansaremos de repetirlo, la Mstica Ciudad de Dios y la

    Verdadera Devocin a Mara Santsima son dos obras gemelas, de dos hermanos

    gemelos tambin en el conocimiento, amor y honor que ensearon y desearon para la

    Soberana sin mancilla.

    Y es de notar que e1 tratado especial de la prctica de las virtudes de Mara

    nos lo ofrezca la Venerable en el periodo de vida que la Reina vivi en el templo,

    esto es, antes de ser Madre, confirmando de este modo como a nosotros lo que

    especialmente nos incumbe es imitar a Mara Inmaculada para as aprender a

    encarnar a Cristo en nuestras almas6 mediante la divina gracia.

    Para no hacer interminable este artculo, bstanos, por ahora, dar a saborear a

    nuestros lectores el 510 del cap. VII de la parte y libro ya citados, que reza as:

    Padre celestial y verdadero tena la Iglesia en Jesucristo que la engendr y

    fund. Y con sus merecimientos y trabajos la enriqueci de gracias, ejemplos

    y doctrinas, como era consiguiente a ser tal Padre y autor de esta admirable

    obra. Parece que a su perfeccin convena que fundamentalmente tuviese madre

    amorosa y blanda que, con regalo y caricia suave y con maternal afecto e

    intercesiones, criara a sus pechos los hijos prvulos, y con tierno y dulce

    mantenimiento los alimentase, cuando, por su pequeez, no pueden sufrir el

    pan de los robustos y fuertes.

    Esta dulce madre fue Mara Santsima que, desde la primitiva Iglesia, cuando

    naca en los tiernos hijos la ley de gracia, les comenz a dar leche de luz y de

    doctrina como piadosa Madre. Y, hasta el fin del mundo, continuar este oficio

    5 N.E. Destacado en el original. 6 N.E. Destacado en el original.

  • LA VENERABLE AGREDA Y EL BEATO GRIGNIN DE MONTFORT

    FEDERICO SALVADOR RAMN

    16

    con sus ruegos en los nuevos hijos que cada da engendre a Cristo Seor

    nuestro con los mritos de su sangre y por los ruegos de la Madre de misericordia.

    Por Ella nacen, ella los cra y alimenta, y ella es dulce Madre, vida y esperanza

    nuestra, el original de la que nosotros tenemos, el ejemplar a quien imitamos,

    esperando, por su intercesin, conseguir la eterna felicidad que su Hijo

    santsimo nos mereci, y los auxilios que por ella nos comunica, para que as lo

    alcancemos.

    No cabe duda, el Beato tena expresada ya toda la doctrina que poda desear

    para lanzarse con plena seguridad a deducir la consecuencia prctica ms inminente

    del conocimiento mayor que de Mara tendran los hombres cuando llegasen los

    tiempos marianos que haban de venir, y esta consecuencia no es otra que la formacin

    de un verdadero hijo de Dios y de Mara, no de la carne ni de la sangre, de un

    verdadero esclavo de Mara, y esclavo, por consiguiente, perfectsimo de Cristo, que es,

    a su vez, el Esclavo divino.

    IV

    Inmenso pilago de sabidura humana es la Mstica Ciudad de Dios, escrita por

    nuestra Venerable Madre Mara de Jess de Agreda.

    Espaola es esta gloria y por eso no dejaremos, ya que la ocasin nos es tan

    propicia, de clamar incesantemente para que los amantes de la Reina de los Corazones

    se acostumbren a beber en esa inexhausta fuente del ms sublime conocimiento de

    la Madre de Dios.

    Nos atrevemos a decir que una de las notas caractersticas de los tiempos

    marianos ser el triunfo de la Venerable, informando la ciencia mariana, como

    indiscutible maestra.

    Y con el fin de que as resalte mejor la excelencia doctrinal de la Madre Agreda,

    del inmenso foco de la Mstica Ciudad de Dios, tomaremos alguno de los rayos que

    iluminarn en nuestras mentes las mismas doctrinas que hemos anotado en el artculo

    de este nmero de nuestra revista, correspondiente a la sencilla exposicin que

    hacemos de la Verdadera Devocin a Mara7, y as continuaremos hacindolo en lo

    7 N.E. Nueva referencia a la seccin habitual de su revista que muestra la importancia que otorga el Padre Federico a estas obras tan presentes en su ideario y vida.

  • LA VENERABLE AGREDA Y EL BEATO GRIGNIN DE MONTFORT

    FEDERICO SALVADOR RAMN

    17

    sucesivo, aunque no sigamos el orden de la Venerable, por considerar que ser ms

    provechoso y fcil este mtodo para nuestros lectores.

    Por lo que toca a la obediencia de Cristo a Mara, se lee en la Mstica Ciudad

    de Dios, Parte II, libro V, captulo 5 770:

    Ahora solo refiero que la humildad y obediencia de nuestro Dios y Maestro

    con sus padres fue nueva admiracin de los ngeles. Y tambin lo fue [la]

    dignidad y excelencia de su Madre Santsima, que mereci se le sujetase

    entregase el mismo Dios humanado, para que, con amparo de San Jos, le

    gobernase y dispusiese de l como de cosa suya propia.

    Y esta sujecin y obediencia era como consiguiente a la maternidad natural

    pero, con todo este gnero, fue necesaria diferente gracia que para concebirle y

    parirle.

    Y estas gracias, convenientes y proporcionadas, las tuvo Mara Santsima con

    plenitud para todos estos ministerios y oficios, y las tuvo tan llena, que su

    plenitud redundaba en el felicsimo esposo San Jos para que tambin l

    fuese digno Padre putativo de Jess, dulcsimo, y cabeza de esta familia

    Y en el prrafo siguiente explica la Venerable, con celestial candor, el modo de

    corresponder Mara a Jess en la obediencia que l la prestaba con estas palabras:

    A la obediencia y sentimiento del Hijo santsimo con su Madre corresponda

    de su parte la gran Seora con obras heroicas y, entre otras excelencias, tuvo

    una casi incomprensible humildad y devotsimo agradecimiento de que su

    Majestad se hubiese dignado de estar en su compaa y volver a ella.

    Este beneficio que juzgaba la divina Reina por tan nuevo, como asimismo por

    indigna, acrecent en su fidelsimo corazn el amor y solicitud de servir a su

    Hijo Dios []. Y con esta plenitud de santidad tena herido el Corazn de Cristo

    nuestro Seor y, a nuestro modo de entender, le tena preso con cadenas de

    invencible amor.

    Y en el captulo VII del mismo libro y de la misma II Parte, 779, manifiesta

    la agredana discpula de Mara la singularsima cualidad con que Cristo obedeca a su

    Madre, escribiendo estas palabras: La humanidad santsima le obedeca con indecible

    gozo, por ser Ella su Madre.

    Y en libro III de la Parte II, captulo VIII, 92 nos da indicio de cmo los

    ngeles la reconocieran por Reina con estas palabras:

    Y cuando la Beatsima Trinidad eligi y declar por Reina y Seora de las

    criaturas a su Esposa y Madre del Verbo, la reconocieron y admitieron los

    ngeles y todos los espritus celestiales por Superiora y Seora, y la cantaron

    dulces himnos y alabanzas del Autor.

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    18

    Por lo que respecta a la superioridad de Mara sobre todos los santos, bastar

    recordar lo que escribe la Venerable en el 98 del mismo captulo anteriormente

    citado:

    Fue tanto el agrado que, conoc, reciba su Majestad, que solo l excedi a

    cuanto le han agradado, y complacern todas las almas santas en lo supremo de

    la santidad, y se complaci en m en dignacin ms que en todos los apstoles,

    mrtires, confesores y vrgenes y todo el resto de los santos.

    Y, por dar ya por terminado este artculo, recordaremos otras palabras de

    nuestra Venerable en el captulo II, 20 de la misma parte y libro que el anterior. Dice

    as al hablar del dominio de Mara sobre todas las criaturas:

    La segunda razn era porque a esta divina Reina haba de obedecer su Hijo

    santsimo como a Madre. Y pues, l era Criador de los elementos y de todas las

    cosas, est puesto en razn que, todas ellas, obedeciesen a quien el mismo

    Criador daba su obediencia, y que Ella las mandase a todas, pues la persona de

    Cristo, en cuanto hombre, haba de ser gobernada por su Madre por obligacin

    y ley de la naturaleza. Y tena este privilegio grande conveniencia para realzar

    las virtudes y mritos de Mara Santsima, porque en Ella vena a ser voluntario

    y meritorio lo que en nosotros es forzoso y, de ordinario, contra nuestra voluntad.

    El devoto lector que bien quiera saborear la alteza y dominio de Mara sobre

    todas las criaturas y sus relaciones maternales con Dios, puede leer del libro tercero

    los captulos que tratan de la altsima disposicin que el Todopoderoso obr en Mara

    Santsima para la Encarnacin del Verbo.

    V

    Qu difcil ser hallar una verdad mariana en el libro de nuestras muy amadas

    profecas montfortianas que no la podamos saborear, una y mil veces, en la Mstica

    Ciudad de Dios, de nuestra admirable madre Agreda. Basta, a las veces, abrir los dos

    libros al azar para encontrar en muchas ocasiones las mismas enseanzas y siempre el

    mismo espritu.

    Que Mara es la Reina de los predestinados es una ver dad fundamentalsima en

    las doctrina sostenida por la discpula agredana, y eso slo bastara para determinar

    la semejanza de enseanzas entre la Venerable y el Beato en este punto, ms, siguiendo

    el mismo procedimiento de aducir palabras textuales de la madre Agreda en este artculo

    paralelo con el que escribimos referente a la Verdadera Devocin.

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    19

    En la Mstica Ciudad de Dios, Parte I. libro I, captulo XIX, prrafo 302, se

    lee:

    Y si a esta puerta de Mara corresponde el ser ciudad de refugio para los mortales,

    es con condicin que tampoco ha de tener parte ni entrada en ella el que

    cometiese abominacin ni mentira. Ms no por esto se despiden los manchados

    y pecadores hijos de Adn de llegar a las puertas de esta ciudad santa de Dios,

    que si llegan reconvenidos y humillados a buscar la limpieza de la gracia, en estas

    puertas de la gran Reina la hallarn y no en otras. Limpia es, pura es, abundante

    es, y, sobre todo, es madre de la misericordia, dulce, amorosa y poderosa para

    enriquecer nuestra pobreza y limpiar las mculas de todas nuestras culpas.

    Y, cuando en la Parte I, libro 2, captulo 24 798, expone nuestra Venerable el

    versculo 29, del captulo 31 de los Proverbios que dice: Muchas hijas congregaron

    las riquezas, pero t excediste a todas ellas, escribe nuestra Venerable:

    Todas las almas que llegaron a conseguir la gracia del Altsimo se llaman

    hijas suyas, y todos los merecimientos, dones y virtudes que con ella pudieron

    granjear, y de hecho los granjearon, son riquezas verdaderas, que todo lo

    dems terreno tiene injustamente usurpado el nombre de riqueza.

    Muy grande ser el nmero de los predestinados, el que numera las estrellas

    por sus nombres, los convencen, pero sola Mara congreg ms que todas

    juntas estas criaturas, hijas del Altsimo y suyas, y sola ella se aventajar, como

    la excelencia de ser ella no slo madre suya, y ellas hijas en gracia y gloria,

    etc..

    Mara con el divino Rey del Calvario dispona cuanto a las gracias de

    predestinacin era conveniente. He aqu las palabras de nuestra madre Agreda

    tomadas de la Parte II, libro 4, captulo 22, 1.400:

    De estos bienes eternos hizo el Seor en la cruz su testamento determinando

    a quien tocaba, y quienes haban de ser legtimos herederos, y cuales

    desheredados, y las causas de lo uno y de lo otro.

    Y todo lo hizo confirindolo con el Eterno Padre, como Seor supremo y

    justsimo juez de todas las criaturas, porque en este testamento y disposicin

    estaban resumidos los secretos de la predestinacin de los santos y de la

    reprobacin de los prescitos. Fue testamento cerrado y oculto para los hombres

    y sola Mara Santsima lo entendi, porque a ms de serle patentes todas

    las operaciones del alma santsima de Cristo, era su universal heredera,

    constituida por Seora de todo lo criado. Y como coadjutora de la redencin,

    haba de ser tambin como testamentaria por cuyas manos (en que su hijo puso

    todas las cosas, corno el Padre en las del Hijo), se ejecutase su voluntad y esta

    gran Seora distribuyese los tesoros adquiridos y debidos a su Hijo por ser quien

    es y por sus infinitos, merecimientos.

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    20

    Para dar por terminado este articulillo, comprobacin del perfecto paralelismo

    que existe entre la Venerable Agreda y el Beato de Montfort, recordaremos las

    fundamentales palabras que escribe la discpula agredana al exponer la palabra. Cuando

    preparaba a los cielos estaba Yo presente. Helas aqu:

    Cuando preparaba los cielos estaba Yo presente. Cuando preparaba y

    provena el cielo, y premio que a los justos hijos de esta Iglesia haba de dar

    despus de su destierro, all estaba la humanidad con el Verbo unida,

    merecindoles la gracia como cabeza, y con l estaba su Madre Santsima, a cuyo

    ejemplar habindoles preparado la mayor parte a Hijo y Madre, dispona y

    prevena la gloria para los dems santos.

    La beatsima Trinidad, pues, haca de la Madre de Cristo el objeto primero de

    sus delicias, de sus favores, y la primera de todas las criaturas de haba que entrar en

    los cielos y ser aclamada Reina de los Santos.

    VI

    Qu otra cosa es la Mstica Ciudad de Dios, escrita por la concepcionista de

    Agreda que un crisol de santidad, un tratado de perfeccin sublime y un ejemplar vivo

    de las excelsas virtudes de Mara, ofrecido por la divina Maestra a la humilde religiosa

    agredana?

    Y porque as es a todas luces, cuanto se lee, sobre todo en las Doctrinas, es

    confirmacin de lo que ensea nuestro amadsimo Beato en los prrafos que hoy

    referimos de l y en los que hemos de anotar en los sucesivos, mientras se refiera

    nuestro Vidente a que de Mara dependen las gracias para la ejecucin de la santidad

    en la vida ordinaria y en el estado de perfeccin.

    En nuestra revista de febrero, nmero 26, citarnos unas lneas del 289, parte

    I, libro 1, captulo 19, que comprueban nuestro aserto, as como tambin de la

    revista de abril nmero 28, anotamos el 510, de la parte I, libro 2, captulo VII, que

    bien a las claras ensea la misma doctrina. Y porque de nuevo la veamos comprobada

    al modo del Beato Luis Mara, leamos lo que dice nuestra Venerable en el 523,

    parte I, libro 2, captulo VIII. Helo aqu:

    Madre es de nuestro amor porque Ella nos lo trajo al mundo, Ella nos lo granje,

    y Ella nos lo ense a conocer y obrar, que sin Mara Santsima no quedaba

    otra pura criatura en el cielo ni en la tierra, de quien pudieran los hombres y

    los ngeles ser discpulos del amor hermoso. Y as es que todos los santos

    son como unos rayos de este sol y como unos arroyuelos que salen de este mar y

  • LA VENERABLE AGREDA Y EL BEATO GRIGNIN DE MONTFORT

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    21

    tanto ms saben amar, cuanto ms participan del amor y caridad de Mara

    Santsima y la imitan y copian ajustndose con Ella [].

    Y Mara es sol y mar de donde mana toda santidad, porque si Ella sola es el

    troquel de la divina caridad, en Ella sola ha de informarse la caridad de todas las

    criaturas. As lo dice en el 509, parte I, libro 2, captulo VII, con estas palabras:

    Por esta razn la llam el Espritu Santo Madre del amor hermoso y de la

    santa esperanza, y as como el darle carne al Verbo divino la hizo Madre de

    Cristo, as el Espritu Santo la hizo Madre de la Esperanza, porque con su

    especial concurso y operacin concibi y pari esta virtud para los fieles de

    la Iglesia.

    Y, qu no se podra decir, citando a nuestra amadsima Vidente, de lo que el

    Beato ensea en el ltimo prrafo que hoy citamos de l?

    Que el Espritu Santo da sus gracias a las almas segn ve en ellas el amor

    a Mara, es notorio para la madre Agreda. Por las que perdi Judas, podemos

    deducirlo. En la parte II, libro 5, captulo VIII, dice: De haber despreciado Judas

    estos favores concibiendo alguna impiedad e indevocin con la Madre de la gracia,

    comenz su perdicin.

    Y esta privacin de gracias del desgraciado apstol con extensin a todos

    los hombres, la expresa en el 1.085 de la parte II, libro 6, captulo V, con estas

    palabras:

    Slo del mal Apstol dir algo de lo que tengo luz porque lo pide esta

    Historia y de ella hay menos noticia, y ser de alguna enseanza para los

    pecadores, y de escarmiento para los obstinados, y aviso para los pocos devotos

    de Mara Santsima, si hay alguno que lo sea poco con una criatura tan amable,

    que el mismo Dios con amor infinito la am sin tasa ni medida.

    Y por lo que toca a la comunicacin de gracias en atencin al amor que las

    almas tienen a Mara, citaremos los prrafos 1.084 y 1.081 de la parte II, libro 6,

    captulo V, que dicen as. El primero:

    Las otras mujeres que seguan al Maestro de la vida fueron tambin muy

    favorecidas de su Madre Santsima y a ellas, y a todos los discpulos, hizo

    incomparables beneficios, y todos fueron intensamente devotos y aficionados

    de esta gran Seora y Madre de la gracia, porque todos y todas la hallaron con

    abundancia en Ella y por Ella, como en su oficina y depsito donde la tena

    Dios para todo el linaje humano.

    Dice as el segundo prrafo:

    Aunque todos los Apstoles en esta devocin excedieron a nuestra capacidad

    y concepto, el evangelista Juan alcanz ms de los ocultos misterios de esta

  • LA VENERABLE AGREDA Y EL BEATO GRIGNIN DE MONTFORT

    FEDERICO SALVADOR RAMN

    22

    Ciudad Mstica del Seor, y recibi por ella tanta luz de la Divinidad, que

    excedi en esto a todos los Apstoles, como lo testifica su Evangelio, porque

    toda aquella sabidura se le concedi por medio de la Reina del cielo, y la

    Excelencia que tuvo este Evangelista entre todos los Apstoles de llamarse el

    Amado de Jess, la alcanz por el amor que l tuvo a su Madre Santsima. Y

    por la misma razn fue tambin correspondido de la Divina Seora, que por

    excelencia fue el discpulo amado de Jess y de Mara.

    VII

    Qu pgina de la Madre Agreda no habla de la realeza universal de

    Mara? Para no distraernos en comentarios que nada ilustrara una verdad tan

    evidente, lase el 5, del captulo I, libro VII, de la Parte I. Dice as:

    Despidironse de la Reina los santos ngeles que haban venido a acompaarla

    desde el cielo para volverse a l dando a la tierra nuevos parabienes de que

    dejaban en ella por moradora a su gran Reina y Seora y, advierto, que,

    escribiendo yo esto, me dijeron los santos prncipes que por qu no usaba ms

    en esta Historia de llamar a Mara Santsima Reina y Seora de los ngeles, y

    que no me descuidase en hacerlo en lo que restaba, por el gran gozo que en esto

    reciben. Y, por obedecerlos y darles gusto, la nombrar con este ttulo muchas

    veces de aqu adelante.

    Del dominio que Mara recibiera de Dios sobre los hombres y, en especial, sobre

    los fieles, trata nuestra insigne Venerable en muchos lugares, como ella misma

    asegura, en la Parte 3, libro VII, captulo 13 233. He aqu sus palabras:

    Esta ciencia era como de suprema Maestra, Madre, Gobernadora y Seora

    de la Iglesia, que el Todopoderoso haba puesto en sus manos, como arriba se

    ha dicho y adelante ser forzoso tocarlo muchas veces. Ella haba de cuidar

    de todos, desde el supremo en santidad hasta el mnimo, y de los mismos

    pecadores hijos d Eva. Y si ninguno haba de recibir beneficio o favor alguno

    de mano del Hijo si no fuese por la de su Madre, necesario era que la fidelsima

    dispensadora de la gracia, conociera a todos los de su familia, de cuya salud haba

    de cuidar como Madre, y la tal Madre.

    Los espritus montfortianos no dejarn de saborear complacidos la siguiente

    bellsima pgina de nuestra incomparable discpula mariana de Agreda. Est tomado

    este prrafo 778, de la 3 Parte, libro VIII, captulo XII. Helo aqu:

  • LA VENERABLE AGREDA Y EL BEATO GRIGNIN DE MONTFORT

    FEDERICO SALVADOR RAMN

    23

    Amiga y escogida entre las criaturas, nuestro reino es tuyo. T eres Reina,

    Seora y Superiora de los Serafines y de todos nuestros ministros los ngeles,

    y de toda la universidad de nuestras criaturas. Atiende, manda y reina

    prsperamente sobre ellas, que en nuestro supremo consistorio te damos imperio,

    majestad y seoro.

    Siendo llena de gracia sobre todos, te humillaste en tu estimacin al inferior

    lugar, recibe ahora el supremo que se te debe y el dominio participado de

    nuestra divinidad sobre todo lo que fabricaron nuestras manos con nuestra

    omnipotencia.

    Desde tu real trono mandars hasta el centro de la tierra y, con el poder que te

    damos, sujetars al infierno y todos sus demonios y moradores. Todos le

    temern como a suprema Emperatriz y Seora de aquellas cavernas y moradas

    de nuestros enemigos. Reinaras sobre la tierra y todos los elementos y sus

    criaturas.

    En tus manos y en tu voluntad ponemos las virtudes y efectos de todas las causas,

    sus operaciones, su conservacin, para que dispenses de las influencias de los

    cielos, de la pluvia de las nubes, de los frutos de la tierra, y de todo distribuye

    por tu disposicin a que estar atenta nuestra voluntad para ejecutar la tuya.

    Sers Reina y Seora de todos los mortales par a mandar y detener la muerte,

    y conservar su vida. Sers Emperatriz y Seora de la Iglesia militante, su

    Protectora, su Abogada, Madre y su Maestra.

    Sers especial Patrona de los reinos catlicos y, si ellos y los otros fieles, y

    todos los hijos de Adn te llamaren de corazn y te sirviesen y obligasen, los

    remediars y ampararas en sus trabajos y necesidades.

    Sers amiga, defensora y capitana de todos los justos y amigos nuestros y a todos

    los consolaras, confortars y llenars de bienes conforme te obligaren con su

    devocin.

    Para todo esto te hacernos depositaria de nuestras riquezas, tesorera de nuestros

    bienes, ponemos en tu auxilio y favores de nuestra gracia para que los dispenses,

    y nada queremos conceder al mundo que no sea por tu mano, y no queremos

    negarlo si lo concedieras a los hombres.

    En tus labios estar derramada la gracia para todo lo que quisieres y ordenares

    en el cielo y en la tierra, y en todas partes te obedecern los ngeles y los

    hombres, porque todas nuestras cosas son tuyas, como t siempre fuiste nuestra,

    y reinars con nosotros para siempre

  • LA VENERABLE AGREDA Y EL BEATO GRIGNIN DE MONTFORT

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    24

    VIII

    Cada nuevo paso que damos en la comparacin de nuestros dos principales

    maestros marianos, nos confirma en nuestra creencia de que los dos son hermanos

    gemelos, nacidos de una misma madre y lactados por unos mismos pechos y educados

    por el mismo amor y sabidura.

    No dudamos que tienen sus notas distintivas las dos admirables obras de

    nuestros insignes maestros, pero cuanto ms se distinguen en las notas que a cada

    uno caracterizan, ms se anan en la tendencia a un fin que realizan por distintos

    modos. Que Mara sea ms conocida, ms amada, que a imitacin de Mara sea formado

    el verdadero discpulo de Cristo, que sea reconocida la importancia de Mara en la

    vida cristiana del mundo y aceptada la necesidad del amor a Mara para conseguir

    la salvacin y perfeccin. Estas son doctrinas fundamentales en la Mstica Ciudad

    de Dios y en la Verdadera Devocin a la Santsima Virgen.

    No se nos oculta que la primera obra es un mar en donde la agredana discpula,

    con la destreza del ms experto piloto, muestra el inmenso ocano de las gracias de

    Mara a quien muestra como en el ms terso y lmpido espejo, retratando con divina

    sabidura la sublime belleza que el Hacedor puso en el ser de naturaleza y gracia

    singularsimas que dio a la soberana Reina de todas las criaturas.

    Todo esto lo da por sabido, o estimula a que se aprenda el Vidente de Montfort,

    pero en cambio planea tan magistralmente la formacin de un verdadero siervo de

    Cristo por Mara, con Mara, en Mara y para Mara, que asentndolo sobre base de

    firmsima y sencilla moral, lo levanta hasta los ms excelsos encantos de la mstica

    ms elevada.

    Aquella es la exposicin de toda la vida de Mara, sta la sntesis de la excelsitud

    de la Virgen. En una y otra se procura como fin principal formar un verdadero devoto

    de Mara.

    Para convencerse de la perfecta paridad de doctrina, entre el Beato Grignin

    y la Venerable Agreda en lo que se refiere a la necesidad que de Mara tienen los

    cristianos para cumplir sus deberes, bastara haber hojeado ambos libros, pero

    daremos satisfaccin inmediata a la curiosidad de nuestros piadosos lectores

    ofrecindoles la lectura de los tres prrafos siguientes de la Mstica Ciudad de Dios,

    casi al azar copiados.

    El primero es de la I Parte, libro 1, captulo l, 8. Dice as:

    El Altsimo me declar como aquella escala era la vida de la Santsima Virgen

    en sus virtudes y sacramentos.

  • LA VENERABLE AGREDA Y EL BEATO GRIGNIN DE MONTFORT

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    25

    Quiero, esposa ma, subas por esta escala de Jacob y entres por esta puerta

    del cielo a conocer mis atributos y contemplar en mi divinidad. Sube, pues, y

    camina. Sube por ella a M. Estos ngeles que la asisten y acompaan son

    los que yo dediqu para su guarda, defensa y guarnicin de esta ciudad de Sion:

    atiende, y meditando estas virtudes trabaja por imitarlas.

    El otro prrafo a que aludimos, el 301 de la III Parte, libro 7, captulo 15,

    en el cual se lee:

    De todo lo bueno que hace la criatura, tomamos algn motivo los

    bienaventurados para defenderla de sus enemigos y para pedir a la

    misericordia divina la mire y saque del pecado. Oblganse tambin los santos

    de que los invoquen y llamen de todo corazn en los peligros y necesidades y

    tengan con ellos afectuosa devocin.

    Y si los santos, por la caridad que tienen, estn tan inclinados a favorecer a

    los hombres entre los peligros y contradiccin que conocen les busca el

    demonio, no te admire, carsimo, que yo sea tan piadosa con los pecadores

    que me llaman y acuden por mi clemencia por su remedio, que yo les deseo

    infinito ms que ellos mismos.

    No se pueden numerar los que yo he rescatado del dragn infernal por haber

    tenido devocin conmigo, aunque sea solo con rezar una Ave Marra o

    pronunciar una sola palabra en mi honor e invocacin.

    Tanta es mi caridad con ellos que, si con tiempo y con verdad me llamasen,

    ninguno perecera. Mas no lo hacen los pecadores y rprobos, porque las heridas

    espirituales del pecado como no son sensibles para el cuerpo, no los lastiman, y

    cuanto ms se repiten, menos dolor y sentimiento causan, porque el segundo

    pecado es ya herida en cuerpo muerto, que ni sabe temer, ni prevenir, ni sentir,

    el dao que recibe.

    El tercero, finalmente, est tornado de la III Parte, libro VIII, cap. 22, 785.

    Helo aqu:

    Todo esto, hija ma, es as verdad, pero mi piedad y clemencia excede a tanta

    malicia, y tiene inclinada a la infinita bondad, y detenida la justicia, y el

    Altsimo quiere ser liberal de sus tesoros infinitos y determina favorecerlos si

    saben granjear mi intercesin y me obligan para que yo la interponga con

    eficacia en la divina presencia. Este es el camino seguro y el medio poderoso

    para mejorarse la Iglesia, remediarse los reinos catlicos, dilatarse la fe,

    asegurarse las familias y estados y seducirse las almas a la gracia y amistad de

    Dios.

  • LA VENERABLE AGREDA Y EL BEATO GRIGNIN DE MONTFORT

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    26

    IX

    Cada paso que damos en La Verdadera Devocin a la Santsima Virgen encuentra

    su semejante en la Mstica Ciudad de Dios, pero por lo que hace al asunto hoy tratado,

    puede afirmarse que toda la obra de la Madre Agreda no es otra cosa que un tratado

    de admirable perfeccin mariana. Por caminos ms en la apariencia que realmente

    distintos, tanto el Beato como la Venerable tienen por fin en sus libros respectivos

    formar un verdadero devoto de Mara y, por consiguiente, un alma perfecta.

    Bien podramos excusarnos de hacer hoy el paragn entre nuestros amadsimos

    maestros, pero no queremos privar a nuestros lectores del santo placer de saborear las

    bellezas hasta literas de la Venerable Madre.

    En la vida de la V. M. Sor Mara de Jess, prrafo 25, Segundas leyes de la

    esposa, se lee:

    El motivo de escribirlo fue una voz que oy en lo superior de su alma, y despus

    de exhortarla al mayor alejamiento del mundo, y squito de la ms alta

    perfeccin, la dijo: Has menester maestra que te gue, madre que te ampare,

    amiga que te consuele, seora a quien obedezcas, reina de quien seas esclava,

    imagen en quien tengas escrita la virginidad, retrato en quien est dibujada la

    especie y hermosura de la virtud, ejemplo de vivir a donde halles los expresos

    magisterios de bondad, en que conozcas qu debes abrazar, y qu arrojar y

    repeler, dechado de todas las virtudes, para que, como pudieres, con la gracia

    divina los copies y saques.

    Ea, alma! Toma norte por donde te gues, lucero que te anuncie el da claro de

    la eternidad, nivel con que vayan medidas tus obras, arancel para que te

    gobiernes, camino para la Divinidad, puerta para el cielo, espejo que tengas

    delante del espejo del entendimiento adonde veas tu faz interior y te adornes

    como Esposa para entrar al tlamo del Esposo.

    Aqu se ha de componer tu hermosura y gracia, mirando a la de Mara

    Santsima, Madre del Unignito del Padre, en quien hallars expresado el mapa

    de las maravillas de Dios, el ejemplar de tus deseos. Y, pues, el primer

    estmulo del aprender es la nobleza del maestro, qu cosa ms noble que la

    Madre de Dios? Qu cosa ms eficaz que las virtudes de la Reina del cielo?

    Qu luz ms resplandeciente que aquella a quien escogi el mismo Resplandor

    para su morada? Qu cosa ms casta que aquella que engendr cuerpo sin

    mancha de otro cuerpo? Qu objeto mejor de tu entendimiento (entre las

    puras criaturas), que aquella que es Madre de tu esposo Cristo? Pues atiende

    su origen, virtudes y grandezas y sguela fervorosa.

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    27

    Y por no citar uno solo prrafo de los muchos que, casi al azar, pudiramos

    escoger de la Mstica Ciudad de Dios en donde por mil modos y maneras se ensea

    la misma doctrina, haremos mencin del prrafo 8 del captulo 1, Libro VII, parte

    III, que dice as:

    Hija ma, habindote repetido tantas veces hasta ahora que te despidas de todo

    lo visible y terreno, y mueras a ti misma y a la participacin de hija de Adn,

    como te he amonestado y enseado en la doctrina que has escrito en la primera

    y segunda parte de mi vida, ahora te llamo con nuevo afecto de amorosa y

    piadosa Madre, y te convido de parte de mi Hijo santsimo, de la ma y de sus

    ngeles que tambin te aman mucho, para que, olvidada de todo lo dems que

    tiene ser, te levantes a otra nueva vida ms alta y celestial, inmediata a la eterna

    felicidad. Quiero que alejes del todo de Babilonia, y de tus enemigos, y sus falsas

    vanidades con que te persiguen, y te avecines a la ciudad santa de la celestial

    Jerusaln, y vivas en sus atrios, donde te ocupes toda en mi verdadera y perfecta

    imitacin. Y por Ella, con la divina gracia, llegues a la ntima unin de mi Seor

    y tu divino y fidelsimo Esposo.

    Oye, pues, carsima, mi voz con alegre devocin y prontitud de tu nimo.

    Sgueme fervorosa, renovando tu vida con el dechado que escribes de la ma, y

    atiende a lo que yo hice despus que volv al mundo de la diestra de mi Hijo

    santsimo.

    Medita y penetra con todo cuidado mis obras, para que, segn la gracia que

    recibieres, vayas copiando en tu alma lo que entendieres y escribieres. No te

    faltar el favor divino, porque el Altsimo no quiere negarle a quien de su parte

    hace lo que puede, y para lo que es de su agrado y beneplcito, si tu negligencia

    no lo desmerece.

    Prepara tu corazn y dilata sus espacios, fervoriza tu voluntad, purifica tu

    entendimiento y despeja tus potencias de toda imagen y especies de criaturas

    visibles, para que ninguna te embarace ni obligue a cometer ni una leve culpa

    o imperfeccin y el Altsimo pueda depositar en ti su oculta sabidura, y t ests

    preparada y pronta para obrar con ella todo lo ms agradable a nuestros ojos,

    lo que te ensearemos.

    En el prrafo siguiente, diremos, por ltimo, vuelve la Venerable a dar por

    modo clarsimo la misma doctrina enseada por el Beato de que la devocin a Mara

    es necesaria para la vida perfecta y adelanta un concepto que bien pronto veremos

    tratado directamente por nuestro amadsimo Vidente y, de la misma manera, la

    admirada discpula agredana.

    El prrafo aludido dice:

    Tu vida, desde hoy, ha de ser como quien la recibe resucitada despus de haber

    muerto a la que tuvo primero. Y como el que recibe este beneficio suele volver

  • LA VENERABLE AGREDA Y EL BEATO GRIGNIN DE MONTFORT

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    28

    a la vida renovado y casi peregrino y extrao en todo lo que antes amaba,

    mudando los deseos, y reformadas y extinguidas las calidades que antes haba

    tenido, y en todo procede diferente, a este modo y con mayor alteza quiero, que

    t, hija ma, seas renovada; porque has de vivir como si de nuevo participaras

    los dotes del alma en la forma que te es posible con el poder divino que obrar

    en ti. Pero es necesario, para estos efectos tan divinos, que t te ayudes y

    prepares todo el corazn quedando libre y como una tabla muy rasa donde el

    Altsimo con su dedo escriba y dibuje corno en cera blanda y sin resistencia

    imprima el sello de mis virtudes.

    Quiere su Majestad que seas instrumento en su poderosa mano para obrar su

    voluntad santa y perfecta, y el instrumento no resiste a la del artfice, y si tiene

    voluntad de ella slo para dejarse mover.

    Ea, pues, carsima!, ven, ven a donde yo te llamo, y advierte que si en el sumo

    Bien es natural comunicarse y favorecer a sus criaturas en todos tiempos, pero en

    el siglo presente quiere este Seor y Padre de las misericordias manifestar ms su

    liberal clemencia con los mortales porque se les acaba el tiempo y son pocos los

    que se quieren disponer para recibir los dones de su poderosa diestra, no pierdas

    t tan oportuna ocasin. Sgueme y corre tras de mis pisadas, y no contristes al

    Espritu Santo en detenerte, cuando te convido a tanta dicha con maternal amor

    y tan alta y perfecta doctrina.

    X

    Antes que nuestro Vidente anunciase que Dios quera dar comienzo en el mundo

    a la POCA DE MARA, ya lo babia escrito nuestra Venerable de todos modos y maneras

    en su Mstica Ciudad de Dios, obra la ms admirable y completa que, acerca del

    conocimiento de Mara Inmaculada, Madre de Dios, han admirado los siglos y, quin

    sabe, si no encontrar semejante en los venideros.

    En la Relacin de la vida de la Venerable Sor Marta de Jess, escrita por el muy

    docto telogo Fr. Jos Jimnez Samaniego, leense terminantemente manifiestos los

    deseos de salvar al mundo por Mara, con palabras del Verbo Divino dirigidas a su

    Eterno Padre en estos trminos, son del XXIV:

    Adornada y elevada en esta forma, sinti que el Verbo humanado la presentaba

    a su eterno Padre, y le deca: Seor, esta alma desea hacer nuestra santa voluntad

    y trabajar en nuestro servicio. Nosotros la levantamos del polvo de su miseria, la

    entresacamos y escogimos de las Hijas de Eva, para que escribiese la Historia

    de mi Madre, para que la imitase y siguiese sus pisadas, y diese noticia al mundo

  • LA VENERABLE AGREDA Y EL BEATO GRIGNIN DE MONTFORT

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    29

    de los sacramentos escondidos de nuestra nica escogida, vuestra hija y mi

    Madre, y Esposa del Espritu Santo, porque determin vuestra divina

    providencia que en el tiempo tan miserable, de tantos pecados y ofensas

    muchas, cuando los hombres estn tan llevados de sus pasiones, que no atinan

    con la verdad, ni aciertan, ni quieren hallar su salud eterna, cuando nuestra

    Iglesia est tan combatida de enemigos, sola la Seora de las gentes, sin quien

    mire por su causa y defensa, sino por sus particulares intereses, en este tiempo

    determinamos y queremos enviarles algn remedio, si de l se aprovecharen.

    Y no siendo conveniente ni posible que yo, ni mi Madre, que con nuestras vidas

    mortales les dimos tan poderosos ejemplos para su remedio, volvamos en esa

    forma a repetirlos, ha determinado nuestra providencia divina y entraas

    amorosas hacer unas imgenes nuestras, unos retratos de nuestro ser, un

    memorial de nuestras maravillas, un mapa de nuestras virtudes, una estampa de

    nuestros pasos, y una grande manifestacin de todo lo que obramos.

    Todo esto contiene la Historia de mi Madre, que ha escrito esta pobrecilla alma,

    para que, renovando las memorias vivas de nuestras obras, se aprovechen los

    hombres, pesen y ponderen lo que nos deben y lo agradezcan. Pero en primer

    lugar es justo que esta alma, que ha escrito esta doctrina, la obre, porque

    quede acreditada con que hizo efecto verdadero en la primera que la conoci y la

    manifest.

    Y de que el fin de escribir la venerable fue ste, est saturada la preciosa obra

    inspirada y divinamente impulsada, y de modo muy especial concebida por haber

    determinado la divina providencia dar a conocer de nuevo a Cristo y a Mara

    manifestando todo lo que obraron para que se aprovechen los hombres, pesen y

    ponderen lo que a sus divinos modelos deben y lo agradezcan, y de cmo estos modelos

    se muestran mediante las revelaciones hechas a sus siervos, porque no es ahora

    conveniente, ni posible, que Cristo ni su Madre vuelvan al mundo en vida mortal, con

    lo que bien nos ensea que es el triunfo de la inmensa devocin de Cristo y de Mara

    en el mundo es lo que Dios tiene determinado.

    De cmo este triunfo de la devocin a Mara es verdad, que no olvida nuestra

    incomparable maestra agredana y que es obra de siglos, lo expresa la Mstica Ciudad

    de Dios en la Parte III, captulo 3, 33 con estas palabras:

    Ninguna excusa, ni disculpa, tendrn los desterrados Hijos de Eva, si con la

    divina luz que Mara Santsima ha dado al mundo, no caminasen a la verdadera

    felicidad. Para que ilustrase su Iglesia, le envi del cielo su Hijo y Redentor en

    sus principios, y la dio a conocer a los primognitos de la Iglesia santa. Despus

    de la sucesin de los tiempos, ha ido manifestando su grandeza y santidad por

    medio de las maravillas que esta gran Reina ha obrado en innumerables favores

    y beneficios que de su mano han recibido los hombres.

  • LA VENERABLE AGREDA Y EL BEATO GRIGNIN DE MONTFORT

    FEDERICO SALVADOR RAMN

    30

    En estos ltimos siglos (que son los presentes), dilatar su gloria y la dar a

    conocer de nuevo con mayor esplendor, por la excesiva necesidad que tendr la

    Iglesia de su poderosa intercesin y amparo para vencer al mundo, al demonio

    y a la carne, que por culpa de los mortales tornaran- mayor imperio y fuerzas,

    como ahora ]as tienen para impedirles la gracia y hacerlos ms indignos de la

    gloria.

    Contra la nueva malicia de Lucifer y sus seguidores quiere oponer el Seor

    los mritos y peticiones de su Madre pursima, y la luz que enva al mundo de

    su vida y poderosa intercesin para que sea refugio sagrado de los pecadores y

    todos caminen y vayan por este camino tan recto y seguro y lleno de resplandor.

    Y los prrafos que restan de este mismo captulo son evidente prueba de cmo

    la Venerable no pens menos que el Beato que toda la salvacin de los hombres de

    nuestros siglos la har Cristo, como en su primera venida al mundo, mediante Mara.

    Y porque veamos cmo en la Mstica Ciudad se hallan las frases, casi a la

    letra, tal corno las leemos en la Verdadera Devocin, comparemos lo que las lneas

    que siguen dicen con lo ledo en el 49 de aquella. La Venerable dice en la misma

    parte, libro y captulo antes citado 27 estas palabras:

    Y porque despus que fund el Altsimo esta ciudad de Mara franque

    liberalmente sus tesoros, y por Ella quiso llamar a todos los mortales al

    conocimiento de s mismo y a la eterna felicidad, sin excepcin de gentiles,

    judos, ni brbaros, sin diferencia de naciones y de estados, por eso edific esta

    ciudad santa con doce puertas a todas las cuatro partes del mundo sin

    diferencia.

    Quines sern los soldados que lleven a la Iglesia a este triunfo del inmenso

    amor a Mara? Esta es la especial revelacin dada por Dios a nuestro admirable maestro

    montfortiano. La Venerable contempla la lucha entre los espritus satnicos de una

    parte y entre Mara, los santos San Miguel y los ngeles en el cielo, el Beato Luis

    Mara contempla la lucha en el mundo entre los esclavos de Satans y los esclavos de

    Mara.

    XI

    Qu fcil es en esta ocasin comprobar lo qu venimos tratando de hacer ver

    en estos artculos paralelos del Beato Grignion y de la Venerable Agreda!

    Leamos lo que en la Mstica Ciudad de Dios ha escrito nuestra mariana maestra

    en la Parte III, libro VII, captulo II 13. Dice as:

  • LA VENERABLE AGREDA Y EL BEATO GRIGNIN DE MONTFORT

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    31

    Y si al pueblo hebreo se le peg el contagio de la idolatra con la comunicacin

    y vecindad de la gentilidad, tan inclinada y ciega en dar divinidad a todas las

    criaturas que les parecan grandes, poderosas o superiores en alguna potencia,

    mucho mayor peligro tuvieran los mismos gentiles de este error, si cuando se

    les comenzaba a predicar el Evangelio y la fe de Cristo nuestro Salvador, se les

    propusiera juntamente la excelencia de su Madre santsima. Y en prueba de

    esta verdad basta el testimonio de san Dionisio Areopagita que con haber sido

    filsofo tan sabio, que conoci entonces al Dios de la naturaleza, con todo esto,

    cuando ya era catlico y lleg a ver y hablar a Mara santsima, dijo que si la fe

    no le enseara era pura criatura, la tuviera y adorara por Dios. En este peligro

    incurrieran fcilmente los gentiles ms ignorantes, y confundieran la divinidad

    del Redentor, que deban creer con la grandeza de su Madre pursima, si se les

    propusiera todo junto, y pensaran que tambin ella era Dios, como su Hijo, pues

    eran tan semejantes en la santidad. Pero ya este peligro ha cesado, estando tan

    arraigada la ley y fe del Evangelio en la Iglesia, y tan ilustrada con la doctrina

    de los sagrados Doctores y tantas maravillas como Dios ha obrado en esta

    manifestacin del Redentor. Y con tanta luz sabemos que solo l es Dios y

    hombre verdadero, lleno de gracia y de verdad, y que su Madre es pura criatura,

    y sin tener divinidad fue llena de gracia, inmediata a Dios y superior a todo el

    resto de las criaturas. Y en este siglo tan ilustrado con las verdades divinas sabe

    el Seor cundo y cmo conviene dilatar la gloria de su Madre santsima,

    manifestando los enigmas y secretos de las sagradas Escrituras, donde los tiene

    encerradas.

    Y que era el misterio de la Concepcin de Mara lo que haba de ser de modo

    especial conocido en estos tiempos que haban de venir, es cosa tan manifiesta como

    puede verse en estas palabras de la Venerable, Parte 1, libro I, captulo XVII, 252.

    Dice as:

    Tiempo es ya de que el entendimiento humano se desencoja y alargue en la

    honra de nuestra gran Reina, y, tambin, que el que estuviese opuesto fundado

    en otro sentir se encoja y detenga en despojarla y quitarla el adorno de su

    inmaculada limpieza en el instante de su divina concepcin.

    Con la fuerza de la verdad y luz en que veo estos inefables misterios, confieso una

    y muchas veces que todos los privilegios, gracias, prerrogativas, favores y dones

    de Mara santsima, entrando en ellas el de ser Madre de Dios (segn y como a

    m se me dan a entender), todos dependen y se originan de haber sido inmaculada

    y llena de gracia en su concepcin pursima, de manera que sin este beneficio

    pareceran todos informes y mancos, o como un suntuoso edificio sin

    fundamento slido y proporcionado.

    Todos miran, con cierto orden y encadenamiento, a la limpieza e inocencia

    de la concepcin y por esto ha sido forzoso tocar tantas veces en este misterio

  • LA VENERABLE AGREDA Y EL BEATO GRIGNIN DE MONTFORT

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    32

    por el discurso de esta Historia desde los decretos divinos y formacin de Mara,

    y de su Hijo santsimo en cuanto hombre. Y no me alargo ahora ms en esto,

    pero advierto a todos, que la Reina del cielo estimo tanto el adorno y hermosura

    que la dio su Hijo y Esposo en su pursima Concepcin, que a esta

    correspondencia ser su indignacin contra aquellos que, con terquedad y porfa,

    pretendiesen desnudarla de l y afearla, en tiempo que su Hijo santsimo se ha

    dignado de manifestarla al mundo tan adornada y hermosa, para gloria suya y

    esperanza de los mortales.

    No es posible dudar que nuestro Beato, como la Venerable, al hablar del

    desconocimiento de Mara y del futuro nuevo conocimiento de Ella, se refieren al

    conocimiento de Mara en cuanto inmaculada.

    Nuestra incomparable Madre Agreda vuelve a decir en la misma parte y libro

    anterior, cap. XIX, 306 estas palabras:

    Y porque no ignores el servicio con que hoy se dar por obligada esta Reina

    y Seora de todos, entre muchas que te enseara tu devocin y piedad, atiende

    al estado que tiene el misterio de su In maculada Concepcin en toda la Iglesia,

    y lo que falta para asegurar con firmeza los fundamentos de esta ciudad de Dios

    Y concretando cada vez ms, nuestra amadsima Venerable, escribe en el

    captulo final de su gigante obra estas palabras que no pueden ser ms terminantes:

    Y, en primer lugar, alcancen este bien esta vuestra pequea grey y religin, y

    sus prelados, estos reinos de Espaa, y sealadamente ordenamos nuestros deseos

    y peticiones para que vuestra maternal clemencia mueva el corazn de nuestros

    catlicos reyes, Felipe y Mariana, para que os reciban por patrona y protectora

    de toda su corona y, por esta devocin, la pacifiquis, y con vuestra proteccin

    la defendis y reformis, reduciendo este reino a justicia y paz, y dando luz a

    sus moradores, para que singularmente le teman a Dios y dilaten su Evangelio,

    culto y fe catlica, y procuren la definicin del misterio de vuestra Inmaculada

    Concepcin, y que la Santa Silla apostlica quiera y lo determine para gloria

    vuestra y universal consuelo de la Iglesia santa y por tan altos fines de vuestro

    honor y agrado de vuestro Hijo santsimo, nos ofrecemos todas en este convento

    a trabajar, padecer y hacer cuanto nuestras fuerzas (con la divina gracia),

    alcanzaren, y dar la vida para esto si necesario fuese.

    En nuestra misma revista se han publicado ya otros prrafos de la Mstica

    Ciudad de Dios, encamonados a demostrar siempre que Dios quiera dar a conocer los

    misterios de Mara Pursima, o sea, los de su Concepcin Inmaculada, y para este fin

    se escribi, por modo extraordinario en extremo, esta celestial obra de la discpula de

    Agreda, y como tal conocimiento haba de formar una nueva, o segunda, poca de Mara,

    era indispensable que hubiese nuevos apstoles de esta poca.

  • LA VENERABLE AGREDA Y EL BEATO GRIGNIN DE MONTFORT

    FEDERICO SALVADOR RAMN

    33

    He aqu el sublime maridaje en que se anan nuestros venerandos maestros Sor

    Mara de Jess y Luis Mara Grignin.

  • Derechos de autor registrados en

    2016 Antonio Garca Mega y Mara Dolores Mira y Gmez de Mercado (Edicin). Congregacin de Esclavas de la Inmaculada Nia

    La Venerable greda y el Beatos Grignin de Montfort. Por Federico Salvador Ramn

    Angarmegia: Ciencia, Cultura y Educacin. Portal de Investigacin y Docencia

    Edicin preparada con ocasin del proceso de beatificacin del Padre Fundador de las Esclavas de La

    Inmaculada Nia.

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