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HISTORIAS DE VIDA
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Historias de vida

Mar 23, 2016

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Javier Vasquez

Testimonios de superación personal y el apoyo de la Fundación SPRBUN
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Page 1: Historias de vida

HISTORIASDE

VIDA

Page 2: Historias de vida

A sus 16 años de vida, Cristian sigue manteniendo el recuerdo de los colores del mundo que lo rodea en la zona rural donde nació y donde hoy vive con su madre, sus 4 hermanos, sobrinos y abuela.

Nació con visión sana, pero un glaucoma lo llevó paulatinamente a perderla hasta sumergirlo en una completa oscuridad y pasó de ser un niño activo e inquieto, a un niño

introvertido, tímido y de mal carácter.

Su humilde casa en el corregimiento de Zaragoza, distante por carretera a 45 minutos de Buenaventura, se convirtió en su refugio, del que no quería ni podía salir. Las pocas veces que lo hacía, era en compañía de su Madre Flor Maria de 38 años y quien sostiene la familia, buscando oro en las minas del sector.

Cristian y el programa Inclusión Educativa.

Encontramos a Cristian a través del proceso de Convocatoria del programa Inclusión Educativa, de inmediato él y su entorno familiar, fueron vinculados. Hoy pasó de ser ese niño retraído y tímido, a ser un niño alegre que disfruta cada momento con sus demás

c o m p a ñ e r o s y p a r t i c i p a activamente de las diferentes actividades. Retomó su formación académica y ya está avanzado en el manejo del sistema braille, el ábaco y demás herramientas que lo preparan para el regreso a clases regulares.

“Me gusta mucho porque he conocido otras personas que son mis amigos y también que nos llevan a piscina y otros sitios que no conocía. Soy muy feliz”, anota sonriente.

En las clases que recibe cada semana Cristian, que es transportado desde su casa en Zaragoza hasta la sede donde recibe su formación, ha ido venciendo el miedo a relacionarse con el mundoy es preparado para ser independiente, e incluirse en el ámbito educativo y social.

Su madre Flor María está feliz con este cambio: “Me sentí mal cuando perdió la vista y no tuve los recursos para ayudarlo, había perdido las esperanzas. Ahora estoy muy feliz porque mi hijo sonríe nuevamente, tiene nuevos amigos y quiere aprender”.En el programa de inclusión, los niños son habilitados y rehabilitados para su inclusión en lo social y educativo. Reciben formación integral, que incluye alimentación y sus familias son vinculadas en el proceso para que sepan cómo rodear a su ser querido que tiene pérdida de visión.

Del oscuro encierro a la resplandeciente libertad

Page 3: Historias de vida

A sus 16 años de vida, Cristian sigue manteniendo el recuerdo de los colores del mundo que lo rodea en la zona rural donde nació y donde hoy vive con su madre, sus 4 hermanos, sobrinos y abuela.

Nació con visión sana, pero un glaucoma lo llevó paulatinamente a perderla hasta sumergirlo en una completa oscuridad y pasó de ser un niño activo e inquieto, a un niño

introvertido, tímido y de mal carácter.

Su humilde casa en el corregimiento de Zaragoza, distante por carretera a 45 minutos de Buenaventura, se convirtió en su refugio, del que no quería ni podía salir. Las pocas veces que lo hacía, era en compañía de su Madre Flor Maria de 38 años y quien sostiene la familia, buscando oro en las minas del sector.

Cristian y el programa Inclusión Educativa.

Encontramos a Cristian a través del proceso de Convocatoria del programa Inclusión Educativa, de inmediato él y su entorno familiar, fueron vinculados. Hoy pasó de ser ese niño retraído y tímido, a ser un niño alegre que disfruta cada momento con sus demás

c o m p a ñ e r o s y p a r t i c i p a activamente de las diferentes actividades. Retomó su formación académica y ya está avanzado en el manejo del sistema braille, el ábaco y demás herramientas que lo preparan para el regreso a clases regulares.

“Me gusta mucho porque he conocido otras personas que son mis amigos y también que nos llevan a piscina y otros sitios que no conocía. Soy muy feliz”, anota sonriente.

En las clases que recibe cada semana Cristian, que es transportado desde su casa en Zaragoza hasta la sede donde recibe su formación, ha ido venciendo el miedo a relacionarse con el mundoy es preparado para ser independiente, e incluirse en el ámbito educativo y social.

Su madre Flor María está feliz con este cambio: “Me sentí mal cuando perdió la vista y no tuve los recursos para ayudarlo, había perdido las esperanzas. Ahora estoy muy feliz porque mi hijo sonríe nuevamente, tiene nuevos amigos y quiere aprender”.En el programa de inclusión, los niños son habilitados y rehabilitados para su inclusión en lo social y educativo. Reciben formación integral, que incluye alimentación y sus familias son vinculadas en el proceso para que sepan cómo rodear a su ser querido que tiene pérdida de visión.

Del oscuro encierro a la resplandeciente libertad

Page 4: Historias de vida

Diana Dalila pertenece a una familia humilde integrada por sus padres José Germán Zapata Patiño y María Nelcy Cardona Henao, además de sus dos hermanas.

Su vida familiar la condujo a recorrer varias regiones del país, todas golpeadas por la violencia, y durante ese tiempo adelantaba sus estudios básicos, que concluyeron en Buenaventura, donde terminó su secundaria. Desde pequeña soñó con ser una profesional para ayudar a su familia y también servir a la comunidad, además de querer superarse pese a su limitación auditiva. Sin embargo, sus padres no contaban con recursos para hacer este sueño realidad.“Siempre tuve la esperanza de lograr este ideal, confiando en Dios, sabía que me guiaría hacia este objetivo”, dice Diana.

Diana es beneficiada por una beca para educación superior.

Un buen día Diana se vio sola en Buenaventura, porque sus padres debieron viajar a otra región por razones laborales. En esa condición, decidió buscar empleo e hizo de su discapacidad auditiva una fortaleza. Empezó dando charlas en instituciones educativas sobre el tema de la discapacidad auditiva y pasó a ser tutora en un instituto para niños sordos. Ahí decidió dar el salto y acercarse a la universidad del Valle para preguntar por los programas y oportunidades de estudio, donde se enteró

de las becas que ofrecía la Fundación Sociedad Portuaria y sin dudarlo se postuló y fue beneficiada. “Ese día fue inolvidable y me di cuenta de que Dios tenía un nuevo reto para mí y me daba una nueva oportunidad, lo cual asumí con mucho entusiasmo y con la promesa de no desmayar ni defraudarme a mí misma, a mis padres y a los que creyeron en mí y me dieron esta oportunidad”, afirma.

Por su limitación auditiva y condiciones económicas, se le presentaron muchos obstáculos, pero su fortaleza y decisión le permitieron superarlos y destacarse entre las mejores por su rendimiento académico. Al ser beneficiaria del programa de becas que la Fundación tiene en alianza con Unión Fenosa de España, esta última la escogió para representar a los estudiantes de Buenaventura en un encuentro que se realizó en Puente Nuevo (España), donde tuvo la oportunidad de intercambiar experiencias con otros estudiantes que apoya este programa en el mundo.

Hoy Diana es licenciada en Ciencias Naturales y Educación Ambiental, se desempeña como docente y continuar con su preparación profesional es una de sus metas, además de servir a la comunidad y a un grupo de niños y niñas con los que viene trabajando para sacarlos adelante. “Quiero agradecer a la Fundación por la oportunidad brindada y por todo el apoyo recibido de manera integral. Gracias a su apoyo logré uno de mis sueños y hoy continúo soñando con mis próximas metas”, anota finalmente Diana Dalila Zapata Cardona.

Superando limitaciones para servir a la comunidad

Page 5: Historias de vida

Diana Dalila pertenece a una familia humilde integrada por sus padres José Germán Zapata Patiño y María Nelcy Cardona Henao, además de sus dos hermanas.

Su vida familiar la condujo a recorrer varias regiones del país, todas golpeadas por la violencia, y durante ese tiempo adelantaba sus estudios básicos, que concluyeron en Buenaventura, donde terminó su secundaria. Desde pequeña soñó con ser una profesional para ayudar a su familia y también servir a la comunidad, además de querer superarse pese a su limitación auditiva. Sin embargo, sus padres no contaban con recursos para hacer este sueño realidad.“Siempre tuve la esperanza de lograr este ideal, confiando en Dios, sabía que me guiaría hacia este objetivo”, dice Diana.

Diana es beneficiada por una beca para educación superior.

Un buen día Diana se vio sola en Buenaventura, porque sus padres debieron viajar a otra región por razones laborales. En esa condición, decidió buscar empleo e hizo de su discapacidad auditiva una fortaleza. Empezó dando charlas en instituciones educativas sobre el tema de la discapacidad auditiva y pasó a ser tutora en un instituto para niños sordos. Ahí decidió dar el salto y acercarse a la universidad del Valle para preguntar por los programas y oportunidades de estudio, donde se enteró

de las becas que ofrecía la Fundación Sociedad Portuaria y sin dudarlo se postuló y fue beneficiada. “Ese día fue inolvidable y me di cuenta de que Dios tenía un nuevo reto para mí y me daba una nueva oportunidad, lo cual asumí con mucho entusiasmo y con la promesa de no desmayar ni defraudarme a mí misma, a mis padres y a los que creyeron en mí y me dieron esta oportunidad”, afirma.

Por su limitación auditiva y condiciones económicas, se le presentaron muchos obstáculos, pero su fortaleza y decisión le permitieron superarlos y destacarse entre las mejores por su rendimiento académico. Al ser beneficiaria del programa de becas que la Fundación tiene en alianza con Unión Fenosa de España, esta última la escogió para representar a los estudiantes de Buenaventura en un encuentro que se realizó en Puente Nuevo (España), donde tuvo la oportunidad de intercambiar experiencias con otros estudiantes que apoya este programa en el mundo.

Hoy Diana es licenciada en Ciencias Naturales y Educación Ambiental, se desempeña como docente y continuar con su preparación profesional es una de sus metas, además de servir a la comunidad y a un grupo de niños y niñas con los que viene trabajando para sacarlos adelante. “Quiero agradecer a la Fundación por la oportunidad brindada y por todo el apoyo recibido de manera integral. Gracias a su apoyo logré uno de mis sueños y hoy continúo soñando con mis próximas metas”, anota finalmente Diana Dalila Zapata Cardona.

Superando limitaciones para servir a la comunidad

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