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De resquicios a boquerones - Biblioteca virtualbvirtual.proeibandes.org/bvirtual/docs/resquicios_boquerones.pdf · La educación intercultural bilingüe en Bolivia esperaba ver la

Sep 21, 2018

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nguyencong
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    De resquicios a boqueronesLa educacin intercultural bilinge en Bolivia

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    De resquicios a boqueronesLa educacin intercultural bilinge en Bolivia

    Luis Enrique Lpez

    Con la colaboracin de Luz Jimnez,Vicente Limachi y Guido Machaca

    pluralE D I T O R E S

  • De resquicios a boquerones4

    Equipo de trabajo

    Investigador principal:Luis Enrique Lpez

    Investigadores:Valentn Arispe, Mara del Carmen Choque, Luz Jimnez, Hernn Lauracio,Vicente Limachi, Guido Machaca, Marcia Mandepora, Felipe Romn

    Investigadores de apoyo en terreno:Ximena Cceres, Aida Juliana Ferreira, Victor Hugo Mamani, Juan Jos Quiroz,Felicidad Sacari, Mara Luz Sanjins, Ena Taborga, Mara Mercedes Vargas, AngelYandura

    Apoyo en procesamiento de datos:Luis Villarroel

    Apoyo para la realizacin del video:Equipo de IN FOCUS, bajo la direccin de Javier Sarmiento

    Apoyo administrativo:Noem Mengoa, Elizabeth Jaldn

    Cuidado de edicin: PROEIB Andes

    Motivos de cartula: Luis Santa Cruz

    PROEIB Andes y Plural Editores de esta edicin, 2005 Luis Enrique Lpez-Hurtado Q., 2005

    ISBN: 99905-839-9-4D.L.: 4-1-334-06

    ProduccinPlural editoresC. Rosendo Gutirrez N 595 esquina Av. EcuadorTel. 2411018 / Casilla 5097 / La Paz-BoliviaEmail: [email protected]

    Impreso en Bolivia

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    Contenido

    Prefacio .................................................................................................... 9Introduccin ........................................................................................... 11

    Captulo ILos contextos de la educacin intercultural bilinge en Bolivia 19

    1. Bolivia indgena .......................................................................... 202. Las lenguas originarias en el espacio nacional ...................... 253. La pobreza indgena: resultado de la exclusin ..................... 284. Pueblos indgenas en Bolivia ................................................... 335. Problemtica educativa ............................................................. 476. Movimiento indgena y Estado ................................................ 50

    Captulo IILas primeras luchas por la inclusin y las respuestas desdeel Estado: De principios del siglo XX a las vsperasde una reforma educativa integral ..................................................... 57

    1. Demandas y propuestas de educacin indgenade principios de siglo XX ........................................................... 62

    2. Las propuestas desde el Estado................................................ 793. Hacia una reforma integral: el redescubrimiento

    de la pluralidad .......................................................................... 105

    Captulo IIIEl Proyecto de Educacin Intercultural Bilinge ........................... 125

    1. Surgimiento y gestin del PEIB ................................................. 1282. Apreciaciones sobre el PEIB y sus resultados ......................... 1703. Aportes del PEIB a la Reforma .................................................. 188

  • De resquicios a boquerones6

    Captulo IVLa interculturalidad y el bilingismo como recursos parasuperar la exclusin y transformar la educacin de todos:la Reforma Educativa ........................................................................... 193

    1. Prolegmenos de reforma integral .......................................... 1942. Nuevas disposiciones legales ................................................... 1993. La EIB boliviana en el marco de la legislacin nacional ........ 2014. La EIB de la Reforma en marcha ............................................... 2155. La voz de los actores respecto a la EIB ..................................... 2326. Acciones colaterales a favor de lo indgena y de la EIB ........ 274

    Captulo VNuevas iniciativas en la formacinde recursos humanos para la EIB ........................................................ 285

    1. La formacin de educadores para una educacincomunitaria y de lderes indgenas parala participacin popular en la educacin ................................ 291

    2. Los bachilleratos pedaggicos para la EIB .............................. 2993. Formacin inicial docente en EIB a nivel

    de educacin superior ............................................................... 3094. Licenciaturas especiales en EIB ................................................. 3265. Formacin permanente de maestros en EIB ............................ 3306. Multiservicios educativos y apoyo al trabajo escolar ........... 3477. La maestra en EIB ....................................................................... 351

    Captulo VILa accin transformadora de la educacin intercultural bilinge ... 367

    1. Desde la escuela .......................................................................... 3712. Desde la sociedad ....................................................................... 406

    Captulo VIIDnde est ahora la EIB boliviana?:Apreciaciones comparativas a manera de conclusiones ................ 467

    1. La EIB en los vaivenes de la poltica ......................................... 4682. Nuevas demandas y nuevas posibilidades y desafos .......... 4843. La agenda pendiente .................................................................. 5334. Cambios a profundizar .............................................................. 5735. Reflexiones finales desde las polticas

    de interculturalidad y bilingismo .......................................... 583

    Post scriptum ......................................................................................... 605Referencias .......................................................................................... 611

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    A Jos Quiroga Laime, maestro ejemplary pionero de la educacin intercultural

    bilinge en Bolivia

    A Mateo Chumira, Mburuvicha Guasu,lder convencido de la EIB como instrumento

    de la revitalizacin de su pueblo guaran

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    El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) tiene elgusto de presentar, a los maestros y maestras de Bolivia y a la comuni-dad acadmica nacional, el libro De resquicios a boquerones: anlisis de laeducacin intercultural bilinge, elaborado por Luis Enrique Lpez y unequipo de investigadores del Programa de Formacin en EducacinIntercultural Bilinge en los Pases Andinos PROEIB Andes), apoyadopor la Cooperacin Tcnica Alemana (GTZ).

    El volumen que ahora presentamos da cuenta de los avances que hatenido esta modalidad educativa en el pas, desde el ao de 1982 quemarc el retorno a la democracia y el surgimiento de las voces de losindgenas y maestros bolivianos que han impulsado una educacin derelevancia social, con pertinencia cultural y lingstica.

    La publicacin de este libro reviste una particular importancia. Enprimer lugar, hace parte de un trabajo de investigacin que presenta uncaptulo fundamental de la historia de la educacin en Bolivia y que serefleja en este documento y en un video. Ha sido adems un trabajoconjunto realizado entre PROEIB Andes y UNICEF, con el apoyo del Rei-no de Suecia, en el marco del Proyecto de Educacin Intercultural Bilin-ge (PEIB).

    En segundo lugar, con De resquicios a boquerones se ha querido re-saltar el papel que ha tenido el PEIB en la educacin boliviana. De ser ensus inicios una experiencia piloto realizada con xito en algunas comu-nidades y escuelas, al transcurrir el tiempo, pasa a convertirse en unmodelo para la toma de decisiones nacionales en materia educativa en1994, con la aprobacin de la Ley 1565. Asimismo, sus recursos y losmateriales educativos producidos sirvieron de insumos para el cambiodel sistema educativo nacional, a lo largo de ms de una dcada.

    Prefacio

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    Finalmente, en la actual coyuntura poltica que vive Bolivia y ad por-tas del II Congreso Nacional de Educacin y de la Asamblea NacionalConstituyente este documento puede ser de utilidad en la definicin deprogramas y estrategias para el futuro de la educacin en el prximo de-cenio, dentro de las metas y compromisos internacionales firmados por elpas, como las Metas del Milenio y los Acuerdos de Dakar, entre otros.

    De resquicios a boquerones...es un libro comprometido con la educa-cin boliviana y sobre todo con los miles de maestros y maestras que ledieron forma a la educacin intercultural bilinge en el pas que permi-te sentar las bases de una sociedad ms justa y equitativa, en donde losderechos de los nios, nias y de los pueblos indgenas sean reconoci-dos y respetados.

    Guido CornaleRepresentante del UNICEF en Bolivia

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    De resquicios a boquerones. La educacin intercultural bilinge en Boliviaesperaba ver la luz luego de la realizacin del II Congreso Nacional deEducacin, en tanto se pensaba que all ineludiblemente se tocaran te-mas relativos a la educacin intercultural bilinge y se llegara a acuer-dos respecto a su futuro. Sin embargo, hemos decidido proceder a supublicacin, dada la postergacin que por segunda vez ha tenido la rea-lizacin del Congreso y de la incertidumbre existente respecto al mismoy a su realizacin, dada la renuencia de un sector del magisterio de par-ticipar en el evento.

    De resquicios a boquerones... tuvo su impulso inicial por parte del Fondode las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), institucin que con-voc a un concurso pblico para la sistematizacin de las experienciasacumuladas por el Proyecto de Educacin Intercultural Bilinge (PEIB),que desde fines de los aos ochenta ejecutase este organismo con apo-yo, entre otros, de la Cooperacin del Reino de Suecia. Para realizar estecometido, desde el Programa de Formacin en Educacin InterculturalBilinge para los Pases Andinos (PROEIB Andes), conformamos un equi-po de investigacin compuesto por docentes, egresados y estudiantesde la Maestra en Educacin Intercultural Bilinge, a quienes se sumun grupo de investigadores de apoyo que nos ayudaron en la recolec-cin de la informacin en terreno.

    El trabajo comenz en septiembre 2003, con la recoleccin de infor-macin en 153 comunidades rurales, de las cuales 134 pertenecan a lastres regiones sociolingsticas en las que se desarroll el proyecto laquechua, la aimara y la guaran-chaquea y 15 a la regin amaznico-oriental en la que trabajamos, sobre todo, en comunidades chiquitanas,guarayas, moxeas, movimas y sirions. As, en nuestro camino por di-

    Introduccin

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    versas localidades del pas en las que se haba aplicado la educacinintercultural bilinge o en las que an no estaba en aplicacin, y pormedio de estrategias, mecanismos e instrumentos distintos pudimosadentrarnos en diversas dimensiones de la educacin intercultural bi-linge en el pas y de las percepciones que sobre ella tienen distintossectores de la poblacin boliviana. Las conversaciones informales, lasentrevistas, los grupos focales, los talleres de reflexin e incluso la parti-cipacin en diferentes eventos acadmicos por parte de los diferentesmiembros del equipo de investigacin nos posibilitaron obtener infor-macin rica y variada y, en gran medida, reconstruir una parte impor-tante de la historia educativa del pas y de su compleja situacin actual.

    Que el estudio se desarrollase en una poca particularmente difcilpero a la vez importante de la historia boliviana marcada de aqu en ade-lante por la emergencia indgena y su participacin activa en la polticanacional contribuy sobre manera al anlisis de la situacin de la educa-cin intercultural bilinge. No menos importantes fueron las negociacio-nes que se iniciaron en el pas a comienzos del ao 2004, a raz de la convo-catoria al II Congreso Nacional de Educacin, instituido por la Ley 1565de 1994, en el marco de la participacin popular en la educacin. Tam-bin lo fueron las consecuentes discusiones que se generaron respecto ala poltica educativa nacional, en general, y, en particular, en lo que con-cierne al desarrollo de la educacin intercultural bilinge en el pas, enel marco del avance indgena y de una paralela e inusual apertura en lasociedad boliviana respecto a la temtica indgena. Cada uno de estosacontecimientos complic ms nuestra tarea y complejiz nuestros an-lisis con el consiguiente retraso en la publicacin de este libro.

    El libro que ahora ponemos a disposicin va ms all de la sistema-tizacin de un proyecto especfico y, en rigor pretende, dar cuenta de unpoco ms de tres lustros de historia de la educacin intercultural bilin-ge en Bolivia, dando especial importancia a la voz de los protagonistasde este largo recorrido en busca de mayor equidad y pertinencia en laeducacin. Y es que, en su lucha por la dignidad, los lderes indgenasbolivianos y sus organizaciones apostaron por una educacin vehiculadapor su lengua y que apelase a sus conocimientos, saberes, tradiciones yprcticas para superar las serias deficiencias que el sistema educativo bo-liviano experimentaba cuando estas acciones comenzaron a desarrollarsedesde una visin renovada, a principios de la dcada de los noventa.

    Desde entonces hasta ahora, mucha agua ha corrido bajo el puentey mucha ms discurrir en tanto el movimiento indgena, reunido en loque hoy se conoce como el Bloque Indgena, responsable de la prepara-cin de la propuesta indgena-originaria al II Congreso Nacional de Edu-

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    cacin, ha asumido una postura de defensa de la educacin interculturalbilinge, pero, como no poda ser de otra forma, ha optado tambin poruna posicin crtica de lo que se ha hecho y pone el acento en aquelloque no se ha podido hacer an en estos primeros quince aos de unaeducacin alineada con las necesidades, deseos y expectativas del mo-vimiento indgena. Que ello ocurra en un momento en el cual se revisala historia republicana del pas y los indgenas bolivianos postulan larefundacin de Bolivia, nos parece sumamente importante. Si a ello aa-dimos que la propuesta educativa indgena desafa a la comunidad na-cional para que, de una vez por todas, toda decisin que atae tanto a lapoblacin indgena como a la sociedad boliviana en su conjunto sea to-mada con los indgenas y no sin ellos; y que se plantea adems el reto deuna revisin crtica de la condicin nacional boliviana an vigente, conla consiguiente puesta en duda del discurso polticamente correctoinstaurado en el pas de respeto a la diversidad, en el marco delmuticulturalismo liberal de la dcada de los noventa del Siglo XX.

    Como se podr ver a travs de los anlisis que compartimos connuestros lectores, lo que comenz primero como una demanda de ma-yor pertinencia educativa para la poblacin indgena del pas y comouna posibilidad de cambio educativo, a travs de un proyecto piloto, hatrascendido un mbito sociocultural y tnico especfico para abordartambin la dimensin poltica nacional, desde una perspectiva queinvolucra a todos, indgenas y no-indgenas. Como este libro da cuenta,los indgenas bolivianos que lideraron este proceso tenan claro que nose trata slo de modificaciones en la esfera educativa sino y sobre todode una transformacin profunda de las maneras de pensar, sentir y ac-tuar en un contexto de acendrada discriminacin, racismo y exclusinpoltica. Para avanzar, optaron por aprovechar los resquicios que la de-mocracia liberal les ofreca, pero transitaron por ellos con la conviccinque tales resquicios tenan que convertirse en boquerones. Y es que nopoda ser de otra forma pues su lucha era sobre todo por la dignidad ypor el reconocimiento real, efectivo y con consecuencias prcticas y coti-dianas del carcter multitnico, plurilinge y multicultural que los inte-lectuales y polticos bolivianos le reconocen a Bolivia desde hace aproxi-madamente tres dcadas. De resquicios a boquerones... intenta precisamentedar cuenta de este complejo y complicado proceso aunque poniendo elacento en la esfera educativa, esfera que, por lo dems posibilit quemuchos lderes indgenas de hoy tomasen conciencia de sus derechos y,entre ellos, del propio derecho a la diferencia.

    Luego de un primer captulo en el que se presenta una contex-tualizacin breve de la situacin en la que se desarrolla la EIB en el pas,

    Introduccin

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    en el segundo se intenta reconstruir la historia de la lucha indgena porla inclusin desde principios del S XIX y hasta fines de la dcada de losochenta, pasando por dos momentos claves de la historia indgena boli-viana: (i) la instauracin de movimientos autogestionarios indgenas deprincipios del S XIX por construir una escuela propia y por el reconoci-miento del derecho a la educacin, y posteriormente (ii) a raz de la Re-volucin Nacional de 1952, que trajo consigo la amplia y masiva difu-sin de una educacin homogeneizadora y castellanizante en el marcodel Cdigo de la Educacin Boliviana de 1955. El tercer captulo estdedicado a una reconstruccin y revisin crtica del Proyecto de Educa-cin Intercultural Bilinge (PEIB) que ejecutaron el Ministerio de Educa-cin y el UNICEF, con participacin de lderes, maestros y profesionalesindgenas de las regiones aimara, guaran y quechua. En el cuarto cap-tulo se da cuenta de lo ocurrido en materia educativa intercultural ybilinge en el pas, como resultado de la aprobacin de la Ley 1565 quederog el Cdigo de 1955 e instaur un proceso de reforma educativaque asumi los activos y pasivos del proyecto piloto y convirti la edu-cacin intercultural bilinge en poltica de Estado por ms de una dca-da continua. El quinto captulo aborda uno de los aspectos que todos losactores entrevistados consideraron determinante para el futuro de estenuevo tipo de educacin: la formacin de recursos humanos, para locual se revisan y colocan en perspectiva diversas iniciativas que de unau otro forma han acompaado la implantacin de la educacinintercultural bilinge. El sexto captulo destaca el papel transformadorque la educacin intercultural bilinge ha jugado en el pas sobre todoen los ltimos tres lustros y da cuenta de cmo algunos de los resquiciosabiertos por el proyecto piloto de los noventa van constituyndose enverdaderos boquerones que estn transformado para siempre a la socie-dad boliviana. El libro concluye con un conjunto de reflexiones respectoal destino qu podra tener la educacin intercultural bilinge en el pas,a la luz de comparaciones entre lo que ocurre en Bolivia y lo que aconte-ce en otros pases de la regin.

    Como se seal al inicio de esta introduccin, hubisemos queridoincluir en este anlisis la revisin de las discusiones y conclusiones quesobre la educacin intercultural bilinge y temas relacionados pudieronhaber tenido lugar en el II Congreso Nacional de Educacin. Las poster-gaciones ya aludidas nos impiden cumplir con este cometido pero, parallenar parcialmente este vaco, recurrimos en nuestros anlisis a los avan-ces de las propuestas educativas ya publicadas con vistas al congreso,as como tambin a las noticias y comentarios que al respecto han circu-lado en la prensa nacional.

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    Visto adems que la convocatoria a una Asamblea Constituyente esal parecer inevitable y que ste deber ser el escenario privilegiado en elcual la cuestin educativa deber ser planteada y en ese contexto tam-bin el del papel que la educacin intercultural bilinge deber cumpliren la construccin de un nuevo tipo de Estado y de una nueva forma deciudadana que recoja la diversidad boliviana, De resquicios a boquero-nes... busca contribuir a este proceso poniendo al alcance de los que par-ticipen en tan importante cnclave un conjunto de reflexiones y anlisissobre los orgenes, desarrollos y desafos de la educacin interculturalbilinge en Bolivia.

    La elaboracin de este libro se favoreci por el involucramiento delos miembros del equipo en actividades previas y simultneas a la reali-zacin de la investigacin. Entre ellas, cabe destacar la sinergia genera-da con una investigacin especfica llevada a cabo por algunos miem-bros del equipo sobre las percepciones y opiniones de distintos actoresde la comunidad educativa sobre el tipo de educacin que desean y laoferta educativa que el Estado entrega (cf. Arispe y otros 2004), la siste-matizacin que el PROEIB Andes emprendiera del Programa de Capaci-tacin en Lectura y produccin de Textos y de Enseanza de Castellanocomo Segunda Lengua (Limachi y Mandepora, en prensa) y un estudiointernacional en el cual este programa est inserto con instituciones aca-dmicas de otros tres pases de la regin (Nicaragua, Per y Mxico)sobre ciudadana, interculturalidad y educacin en relacin con la for-macin de liderazgos indgenas (cf. Lpez, Jimnez y Machaca 2004). Anuestro anlisis tambin contribuyeron un estudio cuantitativo previosobre la evolucin de la educacin intercultural bilinge y acerca de losresultados cuantitativos de las polticas en esta materia entre 1995 y 2002(Lpez y Murillo, en prensa). En cierto modo, De resquicios a boquero-nes... es parte de al menos una triloga de estudios promovidos desde elPROEIB Andes con el fin de establecer un balance crtico, pero compro-metido, de la educacin intercultural en el pas, junto con Percepciones dela EIB y Piedra sobre piedra: una dcada en bsqueda de la equidad en Bolivia.

    Complementan a esta triloga el video La EIB en Bolivia: De proyecto apoltica de Estado, elaborado tambin como parte de este fuerzo de siste-matizacin, impulsado por el UNICEF, realizado con apoyo de la pro-ductora IN FOCUS de La Paz en el ao 2004, y a travs del cual se intentadar cuenta de la posicin asumida por el Estado boliviano respecto de laeducacin intercultural bilinge, esta vez a travs de las voces de lasautoridades de gobierno que estuvieron involucradas en el sector, tantoen el momento en el cual el proyecto piloto apoyado por el UNICEF seiba gradualmente transformando en poltica estatal, como cuando sus

    Introduccin

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    principios y acciones fueron asumidos y recreados en el marco de laReforma Educativa boliviana iniciada en 1991 con los estudios e in-vestigaciones previas. Pero nuevamente en este caso tambin sugeri-mos consultar los videos elaborados por los cuatro Consejos Educati-vos de Pueblos Originarios en el marco del Proyecto Tantanakuy y bajoel asesoramiento de sus tcnicos, pues en esta serie de cuatro videos quellevan por ttulo Sensibilizacin en EIB (cf. Arispe y otros 2004) se recogenposiciones y puntos de vista de los directivos de los consejos que ellosbuscan transmitir a padres y madres de familia como a distintos miem-bros de las comunidades que atienden, tanto a travs de la lengua origi-naria como del castellano, de forma de comunicar lo que ellos concibenpor educacin intercultural bilinge y as contribuir a la concientizacinde las comunidades respecto de las ventajas de la utilizacin de las len-guas indgenas en la educacin.

    Sin el apoyo decidido, permanente y crtico de los cuatro ConsejosEducativos de Pueblos Originarios el esfuerzo que ahora concluimos nohubiera visto la luz. La constante interaccin con sus directivos y el in-tercambio peridico de puntos de vista respecto a los vaivenes que ca-racterizaron el desarrollo de la educacin intercultural bilinge desde elao 2002 a esta parte nos permitieron una mejor comprensin de lo queiba aconteciendo. Tambin constituyeron elementos enriquecedores laspropias decisiones y medidas que tomaban los Consejos para asegurarla defensa de la educacin intercultural bilinge pero a la vez el anlisiscrtico con vistas al mejoramiento de lo que ella significa e implica parael pas. En verdad no poda ocurrir de otra forma, pues a diferencia delo acontecido en otros pases de la regin, en ste la educacinintercultural bilinge naci con el movimiento indgena y fueron ellos,aliados inicialmente con los maestros rurales, quienes la impulsaron yla llevaron a donde hoy se encuentra.

    Resta an ver qu ocurrir en cuanto a la educacin interculturalbilinge en el futuro prximo y qu decisiones se tomarn al respectoen la Asamblea Constituyente que habr de sealar el rumbo que lapoltica educativa nacional tomar en el futuro, tambin de cara al cum-plimiento de acuerdos internacionales referidos a las Metas del Milenioy a los Acuerdos de Dakar sobre Educacin para Todos. Esperamos queas como en el I Congreso Nacional de Educacin de 1992, se decidiimpulsar la educacin intercultural bilinge en la va para reforzar elproceso democrtico que Bolivia haba iniciado en 1982, en la AsambleaConstituyente la conviccin en este nuevo tipo de educacin se fortalez-ca y renueve a la luz de avances como los aqu sealamos. Adems deello, ser importante analizar en qu medida, y si se convoca, el II Con-

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    greso Nacional de Educacin, avanza en la direccin trazada por la pro-puesta indgena que reivindica el carcter liberador y anticolonial de laeducacin intercultural bilinge y que, por ende, nos desafa a todos aavanzar hacia una posible educacin intercultural bilinge de doble vaque involucre tambin a los hispano hablantes no slo en lo que hace asu educacin idiomtica sino tambin y sobre todo al reposicionamientode los conocimientos, valores, saberes y prcticas que la sociedad boli-viana ha heredado de sus ancestros gracias a la diversidad cultural quehistricamente la caracteriza. Asumir Bolivia este desafo en este nue-vo perodo de transformacin educativa que comienza el 2006? Se avan-zar camino de una descentralizacin educativa que implique tambinel des-centramiento del currculo, la revisin epistemolgica e ideolgi-ca de sus supuestos y la diversificacin curricular en el plano local, demanera de responder a lo que las comunidades y sus pueblos requie-ren? Se superarn las malas herencias del sistema educativo nico yuniforme que rigi en Bolivia hasta 1994, para avanzar en el camino dedistintas estrategias y modalidades de educacin intercultural bilingeen funcin de las caractersticas igualmente diferenciadas de los distin-tos segmentos de su poblacin? Cundo ello ocurra estaremos ante unaeducacin intercultural bilinge estatal enriquecida y fortalecida, dedoble va y de carcter y cobertura nacionales o se habrn instalado enel pas tantos tipos de educacin como cinrcunscripciones existan? Pre-guntas como stas, al lado de otras debern ser discutidas sin dilacinprecisamente ahora que Bolivia est ad portas de una Asamblea Consti-tuyente.

    Esperamos que De resquicios a boquerones... y los anlisis que en estelibro proponemos contribuyan a la reflexin en la bsqueda de una edu-cacin de mejor calidad y que desde los lmites en los que ella se ubicacontribuya con respuesta a las angustias que la sociedad boliviana hoycomparte respecto a cmo ser una y ser muchas a la vez y a cmo asegu-rar la unidad en la diversidad. Podr la educacin intercultural bilin-ge coadyuvar a dicho cometido? Amrica Latina tiene puestos sus ojosen Bolivia para ver en qu medida la educacin intercultural bilingeboliviana es capaz de responder a los nuevos desafos que la reinvencinsocial de su historia le plantea. Lo que en Bolivia ocurra, por seguro,tendr resonancia ms all de sus fronteras.

    Cochabamba, diciembre 2005

    Luis Enrique Lpez

    Introduccin

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    CAPTULO ILos contextos de la educacin intercultural

    bilinge en Bolivia

    En 1990, cuando los indgenas [...] salieron de los llanos de Mojos enla Marcha por el territorio y la dignidad llegaron a la cumbre delcamino que va a Los Yungas, a pocos kilmetros de la ciudad de LaPaz, [...] los esperaba un gran recibimiento preparado por la CSUTCBpara celebrar el histrico encuentro entre las culturas indgenas deoriente y de occidente. Aquella marcha gener mucha solidaridad,emotividad y expectativa. En el imaginario colectivo de muchosandinos (indgenas y no indgenas) se esperaba que los originariosde las tierras bajas fueran como los chunchos o los tobas recreadosen las danzas tradicionales. Para ellos, resultaba hasta cierto puntodecepcionante que los supuestos salvajes no vistieran plumas, nousaran atemorizantes maquillajes de guerra ni se desplazaran dan-do espectaculares brincos sino que, ms bien, fueran personas co-munes, slo otros bolivianos organizados y luchadores. El caso esque, siguiendo la tradicin de la milenaria civilizacin andina, elpunto culminante de la solemne ceremonia inclua el sacrificio dealgunos animales, el riego benfico y fecundo de la tierra con la san-gre de las ofrendas y el rito de untar con un poco de esa sangre elrostro de los presentes. Cuando los esperados salvajes llegados deoriente vieron aquello, se miraron unos a otros muy sorprendidos yalgunos comentaron en voz baja: Estos s que son salvajes

    Mnica Sahonero, 2003:1

    Cuando yo estaba [en la escuela] no se permita... haba que hablarmejor el castellano. No nos incentivaban... Ms bien nos decan:Cmo van a hablar as? Deben de dejar ya eso!, a m me decan,no? Porque, cuando yo iba, empezaba a hacer bromas en ignacia-no, y me rea porque los otros no me entendan, y yo ms les decay ellos se burlaban. Como burla me decan: Ya, ste es indgena!Y no es que era indgena, sino que tena que hablar.

    Secundino Matareco,responsable del bachillerato moxeo ignaciano, 10.2003.

    Mi madre, para que sea una seorita, me puso a la escuela a queaprenda a leer y escribir en castellano. Como era de esperar, yo no

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    iba a la escuela; en el camino me desviaba a los cerros y ah mededicaba a tejer, a observar todos los rincones que a mi paso en-contraba; me gustaba cantar contra el viento, hacia el viento, que-ra aprender a volar de un cerro a otro.

    Luzmila Carpio, connotada canta-autora quechua, 2.2004

    De la escuela empez a nacer el movimiento indgena. Los padresde familia a poca escala se encontraban aglutinados, como indge-nas, por los nios que se encontraban ah. Se vio la necesidad deuna pequea escuela que casi reventaba de nios. Se vio la necesi-dad de cmo adquirir tierras, y cuando se empez a buscar perso-nas que queran apoyar para hacer un evento se empez a formarun cuerpo como es el movimiento indgena. Este movimiento em-pez a ver nuestras necesidades, vio el abuso a los nios, a las ma-dres, el abuso a los padres pobres de los nios, iban a las estanciasa trabajar, eran abusados y discriminados, la mujer y los niostenan que trabajar en la estancia. Entonces mucha gente pensabasacar a sus nios de la escuela y llevrselos por necesidades al cam-po. A partir de esa necesidad, se empez a hacer reuniones, se em-pez a formar la Central Indgena del Cabildo de Moxos.

    Raquel Rivera, dirigente moxea, 10.2003

    1. Bolivia indgena

    Bolivia tiene una extensin territorial de 1.098.501 km2 y una pobla-cin de 8274.325, de conformidad con los resultados del Censo Nacio-nal de Poblacin 2001. De ellos, el 50,2% est constituido por mujeres yel 49,8% por varones. La densidad poblacional promedio en el mbitonacional es baja, y vara entre 26,7 y 0,6 habitantes por km2; con slo unpromedio de 7,56 habitantes por km2, cifra que da cuenta de uno de losgrandes desafos que tiene ante s el sistema educativo producto de lagran dispersin poblacional que caracteriza fundamentalmente a laszonas rurales del pas, al parecer por unos aos ms reductos todavaprincipales de la poblacin indgena. Muestra de la dispersin pobla-cional que caracteriza a Bolivia y que complejiza an ms la situacinde su sistema educativo es que, por ejemplo, en el departamento dePotos la densidad poblacional es de 5,85 habitantes por km.2 y en los deBeni y Pando es de 1,50 y 0,68 habitantes por km2, respectivamente.

    La mitad de los bolivianos tiene menos de 20 aos; los nios y niasde entre 6 y 13 aos constituyen el 20,4% del total de la poblacin nacio-nal; y los bolivianos con 10 y 24 aos son aproximadamente el 32% de lapoblacin total del pas (Censo 2001), lo que da cuenta del carcter

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    mayoritariamente joven de la poblacin boliviana y que a la vez permitecomprender los retos ante los cuales se encuentra la educacin nacional.

    La gran mayora de los nios bolivianos (aproximadamente 97%)logra ya matricularse en el sistema educativo, aunque, como veremosms adelante, el acceso a estos servicios vara de zona a zona, estable-cindose diferencias entre unos nios y otros, as como tambin entrenios y nias, respecto de la posibilidad de mantenerse dentro del sis-tema durante los 8 aos que la legislacin vigente considera como elperodo obligatorio en el cual todos los bolivianos deberan recibir esco-laridad gratuita, segn la Constitucin Poltica del Estado.

    El 62,4% de la poblacin boliviana vive hoy en el rea urbana y un37,6% en el rea rural (cf. Censo 2001)1, aunque es menester dejar enclaro que en muchos asentamientos urbanos, incluidas determinadasciudades intermedias, persisten patrones culturales ms caractersti-cos del medio rural y que, adems, los nexos entre campo y urbe sondinmicos y permanentes. Muestra de ello son, por ejemplo, las aso-ciaciones de residentes, fraternidades y clubes de migrantes, que re-producen en las ciudades prcticas culturales diversas, caractersticasde sus lugares de origen, retornan peridicamente a ellos para partici-par en celebraciones especficas, mantienen parcelas de tierra dedica-das a la agricultura y, a veces, contribuyen tambin econmicamente alsustento de los familiares que se quedaron en el campo o a la realizacinde mejoras de infraestructura en salud y educacin en sus comunidadesde origen. Ejemplo de ello es lo que ocurre en El Alto, la tercera ciudaden importancia demogrfica en el pas, y cuya dinmica social se haregistrado bajo la acertada metfora de cabalgando entre dos mundos,para hacer referencia a los procesos socioculturales que marcan lacotidianidad de la poblacin indgena que se ha asentado ahora en lasciudades.2 Estas poblaciones han encontrado estrategias no siempre ar-mnicas de complementariedad entre las formas de vida urbanas y lasrurales y recurren a unas o a otras cuando la situacin lo exige y lo con-sideran necesario.

    1 En 1950, en los albores de la Revolucin Nacional de 1952, la relacin urba-no-rural era casi exactamente inversa a la actual, pues entonces el 73% de lapoblacin boliviana habitaba en el rea rural.

    2 La mencionada metfora fue acuada en el marco de los estudios realiza-dos por X. Alb, T. Greaves y G. Sandoval sobre la cara aimara de La Paz,cuyos resultados fueron publicados entre 1981 y 1987: Chukiyawu. La caraaymara de La Paz. La Paz: CIPCA. Volmen I, 1981; Volmen II, 1982; VolmenIII, 1983 y Volmen IV, 1987.

    Los contextos de la EIB en Bolivia

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    Y es que Bolivia, junto a Guatemala, constituye uno de los pases conmayor presencia indgena en Amrica Latina. No obstante, resulta andifcil precisar con exactitud qu porcentaje de la poblacin boliviana esindgena o se reconoce como tal, en tanto la informacin proveniente delos censos nacionales de poblacin hasta hace muy poco slo nos permi-ta conocer qu porcentaje de la poblacin hablaba un idioma nacionaldistinto al castellano, sea en condicin de monolinge en lengua indge-na o de bilinge con variado nivel de manejo del castellano. Lo cierto esque, segn el censo del 2001, de cada 10 bolivianos un poco ms de 5hablan uno o ms de los 333 idiomas originarios an vigentes en el pas,sea exclusivamente o de forma alternada con el castellano. Un 12,0% de lapoblacin nacional es monolinge de habla originaria y un 48% es bilin-ge de originaria y de castellano o incluso trilinge o cuatrilinge.4

    Sin embargo, los bolivianos que se autoidentifican con un puebloindgena u originario son ms y constituyen el 62% de la poblacin totalnacional, mayor de 15 aos. Un 30% se declara quechua, 25% aimara yun 6% se autoidentifica como uno de los otros 36 pueblos indgenas quecomponen el pas. Estas cifras varan segn analicemos la situacin delas zonas urbanas o las rurales. As, en el departamento de La Paz, el70% de la poblacin urbana se autoidentifica como originario o indge-na, frente a un 92% de la poblacin rural pacea. De igual modo, en eldepartamento de Cochabamba, el 64% de la poblacin urbana y el 90%de la poblacin rural se autodeclara indgena.

    Pero, no se crea que esto sucede nicamente en regiones con histri-ca presencia de poblacin indgena mayoritaria, como es el caso de La

    3 El nmero de idiomas originarios hablados en Bolivia no coincide con el depueblos originarios en tanto una lengua puede ser compartida por comuni-dades tnicas que se consideran diferentes de otras que hablan una varie-dad del mismo idioma, aun cuando pueda existir inteligibilidad entre ellas.Vase el cuadro 2, en el cual se observa la diferencia entre 36 pueblos y 33lenguas que deviene, de un lado, de la distincin entre lengua y dialecto deuna misma lengua y, de otro, del hecho que no existe una relacin unvocaentre etnia y lengua. El caso boliviano, una vez ms nos muestra cmo unmismo idioma puede ser hablado por personas que se identifican con ypertenecen a comunidades tnicas diferentes. Tal es el caso, por ejemplo, delos distintos subgrupos de moxeos que comparte un mismo idioma. Estehecho resulta relevante para analizar tambin la problemticasociolingstica del quechua en Bolivia y, en rigor, a lo largo del extensoterritorio en el que esta lengua an se habla.

    4 Esta cifra incluye tambin cerca de un 3% aproximado de bilinges de dos oms lenguas originarias.

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    Paz (aimara) o Cochabamba (quechua). Estas tendencias de mayor pre-sencia indgena urbana tambin estn presentes en departamentos conmayor cantidad de poblacin hispano hablante como son Santa Cruz yTarija, otrora tradicionales enclaves de mayor presencia de poblacinde origen europeo o de criollos y mestizos que reivindican sus ancestrosno-indgenas. En el departamento de Santa Cruz, el 34% de la poblacinurbana y el 48% de la poblacin rural se define como originario; mien-tras que en Tarija el 23% de la poblacin urbana y el 13% de la poblacinrural hacen lo propio (Censo 2001). En todos los casos, se observa unnivel ligeramente mayor de autoidentificacin con un pueblo indgenaque de conocimiento y uso de un idioma originario, lo que da cuenta deuna evolucin positiva en la percepcin favorable de la identidad indge-na en el pas y de la gradual prdida de la vergenza tnica que lo carac-terizaba como resultado de la condicin colonial an vigente y del racis-mo atvico que todava marca la relacin entre indgenas y no-indgenas.

    Este cambio tuvo su primera expresin poltica, cuando en las elec-ciones generales de 2002, participaron dos sectores del movimiento po-pular, y por ello en gran medida tambin indgena, a travs de dos par-tidos polticos, en tanto ste constituye el nico mecanismo que la leyan permite para acceder al poder gubernamental. Se trata de los parti-dos Movimiento al Socialismo (MAS) y Movimiento Indgena Pachakuti(MIP), el primero de origen popular-tnico, liderado por el dirigentecocalero Evo Morales, hoy diputado nacional, y el segundo, de base tnicaaimara, ex diputado nacional y uno de los dirigentes principales de laConfederacin Sindical nica de Trabajadores Campesinos de Bolivia(CSUTCB5), Felipe Quispe, El Mallku6. Ambos partidos lograron llevar alPoder Legislativo a varios lderes y dirigentes, hombres y mujeres, de

    5 Al 2005 dos facciones de la CSUTCB todava disputaban el liderazgo de laorganizacin: una dirigida por el lder quechua Romn Loayza, senadorsuplente por el MAS en el perodo 2002-2005, y la otra a la cabeza de FelipeQuispe, quien renunci a su curul de diputado en el Congreso para el mis-mo perodo. A esta difcil situacin de la CSUTCB se aade que otras orga-nizaciones de base reivindican la representacin de los indgenas de tierrasaltas, tal es el caso del Consejo Nacional de Ayllus y Marcas del Qullasuyu(CONAMAQ) y de otras organizaciones de menor rango e incidencia. Decualquier forma, atrs parecen haber quedado los das de la otrora monolticay clasista CSUTCB.

    6 Mallku es un vocablo quechua-aimara que significa condor, metfora asu vez utilizada para denominar a la cabeza de una comunidad o ayllu o, eneste caso, del pueblo aimara.

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    los pueblos originarios del pas. Junto a ellos accedieron, por la va deotros partidos tradicionales, algunos otros dirigentes indgenas que en-tre todos constituyen la ms fuerte presencia indgena en el parlamentoen la historia de Bolivia. Entre agosto 2002 y diciembre 2005 157 parla-mentarios, 42 se autopresentaron como indgenas, 15 de los cuales sonmujeres (1 senadora y 14 diputadas). En las elecciones generales de di-ciembre 2005, al cerrar la redaccin de este libro el MAS se perfilaba comoel principal contendor con ms de un 38% de las preferencias electora-les, y en sus filas iban como candidatos reconocidos dirigentes indge-nas tanto de tierras altas como de tierras bajas, algunos de los cualestuvieron un papel destacado en el desarrollo de la educacin interculturalbilinge en Bolivia.7

    De modo similar, el nmero de alcaldes y concejales indgenas, va-rones y mujeres, ha ido en aumento8 en el pas a raz de los cambiosconstitucionales mencionados ms adelante, as como producto del avan-ce del propio movimiento indgena en Bolivia (cf. Lpez y Regalsky 2005).Ello hace que la presencia indgena en la toma de decisiones en los go-biernos municipales sea determinante. Todo esto puede ir en favor deuna educacin con mayor pertinencia cultural y lingstica, dada la res-ponsabilidad que la ley otorga a los municipios respecto de la educa-cin de sus habitantes y del desarrollo socioeconmico de su circuns-cripcin. Cabe al respecto, adems, llamar la atencin sobre la existenciacada vez mayor de municipios indgenas, producto de la motivacin delos habitantes de determinadas localidades del pas, en razn de la aper-tura que brinda la ley para la creacin de estas instituciones. Con el ac-ceso creciente de indgenas al aparato estatal, en sus diversos niveles, lavisibilidad indgena en la esfera pblica es igualmente mayor.

    Esta notable reemergencia indgena en Bolivia ha ido acompaadade una creciente atencin de todos los medios de comunicacin masiva.Sin embargo, la cobertura que merece el movimiento indgena en pren-

    7 Entre ellos destacaban como candidatos a diputados plurinominales, FroilnCondori (quechua) y Jos Domingo Vliz (guaran). El trabajo de ambos fuedeterminante para el avance de la EIB en el pas, el primero como secretariode educacin de la CSUTCB y despus como presidente del Consejo Educa-tivo de la Nacin Quechua, y el segundo como Presidente de la Asambleadel Pueblo Guaran y reconocido activista de la lengua y cultura guaran,adems de autor de un diccionario monolinge en guaran.

    8 En algunas zonas del pas, como en el Norte de Potos, hay municipios enlos cuales alcaldes y concejales son todos indgenas (Guillermo Cardozo,comunicacin personal 2005).

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    sa escrita, radio y televisin no siempre va encaminada a sensibilizar ala poblacin hegemnica minoritaria que hered el poder de la colo-nia, y que lo ostenta desde los mismos orgenes de la repblica, respec-to de la necesidad de un cambio de perspectiva y de una lectura diferen-te del pas. No siempre los medios de comunicacin destacan el profundosentido democrtico que tienen los cambios que han ocurrido en el pascomo resultado del avance indgena; y persisten voces y opiniones quemuestran a los indgenas como violentos y tambin como incapaces desostener los espacios de poder que han logrado conquistar a travs deuna larga e histrica lucha por la visibilizacin, la inclusin ciudadana ypor llegar a una sociedad en la que se acepte la complementariedadentre lo indgena y lo no-indgena.

    No obstante, es necesario reconocer que es cada vez mayor el nme-ro de jvenes no-indgenas, hombres y mujeres, que se identifican conlas reivindicaciones indgenas y que las apoyan al momento de las elec-ciones locales o nacionales. Contra esta gradual apertura de la sociedadboliviana van manifestaciones radicales de algunos lderes indgenas,sobre todo aimaras, que, tal vez como resultado de un comprensibledeseo de acelerar los cambios a su favor, realizan declaraciones pblicastnico-radicales que provocan rechazo en diversos sectores de la pobla-cin boliviana y que atemorizan incluso a sus potenciales aliados. Elcamino por el que ahora transita el pas hacia una Asamblea Constitu-yente parece agudizar estas tendencias radicales.

    Como es de esperar, la reemergencia indgena ha motivado seriaspreocupaciones por parte de un sector del empresariado y sobre todopor quienes poseen grandes extensiones de tierra en el Oriente, Chaco yAmazona bolivianos. Tal vez a ello se deba que, luego de que en ladcada de los 90 se experimentase una notable apertura estatal y socialhacia las reivindicaciones ancestrales indgenas, se observe desde el ao2002 una suerte de retraccin gubernamental o al menos una dismi-nucin del mpetu con el cual antes se avanz en las reformas demo-crticas producto del autodescubrimiento del ser mayoritariamenteindgena de este pas. Esta situacin se ha complicado ms con el descu-brimiento de yacimientos mineros e hidrocarburferos tambin en tie-rras bajas y en particular en territorios reivindicados como indgenas.

    2. Las lenguas originarias en el espacio nacional

    Los hablantes de lenguas originarias estn presentes en todos y cadauno de los 9 departamentos que componen el pas, aunque la mayor

    Los contextos de la EIB en Bolivia

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    concentracin se da en los departamentos de Cochabamba, Chuquisaca,La Paz, Oruro y Potos, y en algunas provincias y municipios de Beni,Pando, Santa Cruz y Tarija. Cabe reiterar que un fenmeno nuevo es elreferido a la presencia creciente y autoreconocida de hablantes de len-guas originarias en todas las ciudades capitales del pas, hecho que lasconvierte en urbes plurilinges en las que la mayora de la poblacinhabla o conoce tambin una lengua indgena, como en Potos (69%), ElAlto (64%), Sucre (61%), La Paz (56%), Cochabamba (55%) y Oruro (51%)(Censo 2001). Estos porcentajes pueden incluso ser mayores en ciuda-des intermedias en las cuales llegan a superar el 70 u 80%. Bolsones dehablantes de lenguas originarias se encuentran tambin en ciudadescapitales castellano hablantes como Santa Cruz y Tarija. En Tarija loshablantes de lenguas originarias llegan al 18 % de la poblacin total y enSanta Cruz a un 17% (Ibid.).

    En lo referente a las ciudades del Oriente y Amazona bolivianos,que son las que ahora atraen ms migrantes de las reas andinas quechuao aimara hablantes, es necesario mencionar la presencia importante devarones que, en todos los casos superan al nmero de mujeres. As, porejemplo, en Trinidad, capital del departamento del Beni, el Censo 2001registra la presencia de 1.117 aimara hablantes varones frente a slo 637mujeres que hablan este idioma, as como de 1.409 varones quechuasfrente a 867 mujeres de esta lengua. Algo parecido sucede en Cobija,capital del amaznico departamento de Pando; all hay 969 hombres y483 mujeres aimaras y en cuanto a su poblacin migrante de hablaquechua 789 son varones y 338 mujeres. Estos datos dan cuenta de unaposible estrategia migratoria de la poblacin andina, que favorece talvezcomo avanzada la salida de los varones. El porcentaje menor de mujerespuede tener efectos a la larga, sobre la conservacin y desarrollo de laslenguas andinas en las tierras bajas.

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    Como se puede apreciar en el cuadro 1, los aimaras y quechuas es-tn presentes, en mayor o menor grado, en todas y cada una de las ciu-dades ms pobladas del pas. Llama tambin la atencin que la pobla-cin aimara haya salido de su actual reducto altiplnico para cobrarpresencia tambin en los valles y en las tierras bajas. Se registra pobla-cin aimara tanto en Cochabamba, Sucre y Tarija como en Santa Cruz. Sibien siempre hubo bolsones de aimara hablantes en las alturas deCochabamba, ste nunca fue histricamente el caso ni de Tarija ni de San-ta Cruz. Estos migrantes, en gran nmero, se dedican hoy al comercio.

    No cabe duda que el nmero de hablantes de lenguas indgenas enel pas es mayor al que registra el Censo. Por una parte, es conocidoque, producto de la histrica discriminacin social y de la propia ex-clusin de lo indgena, quien habla un idioma indgena no siempre loreconoce al momento del censo, ni tampoco quien recoge la informa-cin posee herramientas que le permitan discernir quin habla slocastellano y quin habla adems uno o ms idiomas indgenas. Porotra parte, es necesario aadir a la cifra censal aquella correspondien-te a la poblacin menor de 5 aos, a quienes no se les formul la pre-gunta respectiva, que puede ser inferida de quienes viven en hogaresdonde ambos padres hablan un idioma originario. A ello hay que aa-dir a aquellos indgenas que, por razones polticas y sociohistricasque no es del caso analizar aqu, han perdido su lengua ancestral yhablan hoy una variedad regional o local del castellano pero que se

    Cuadro 1Las dos lenguas indgenas mayoritarias y las ciudades plurilinges ms pobladas.

    (Con base en informacin relativa a su poblacin de 6 o ms aos)

    Ciudad Aimara QuechuaCochabamba 7% 48%El Alto 58% 6%La Paz 45% 11%Oruro 16% 35%Potos 2% 67%Santa Cruz 4% 13%Sucre 2% 59%Tarija 3% 15%Viacha 60% 5%Promedio 21.2% 28.8%

    Fuente: Elaboracin propia, con base en Alb 1995 y Censo 2001NB. Las cifras han sido redondeadas. Ellas reflejan tambin diversos grados de bilingismo y de trilingismo, entanto una misma persona puede, por ejemplo, hablar aimara, quechua y castellano.

    Los contextos de la EIB en Bolivia

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    reconocen como indgenas y reivindican su etnicidad, como ocurre confrecuencia en distintos pueblos del Oriente, Chaco y Amazona bolivia-nos (cf. PROEIB Andes 2001).

    3. La pobreza indgena: resultado de la exclusin

    Dado que, salvo excepciones, quien habla un idioma indgena a)habita en el rea rural o en zonas periurbanas en las que se concentra lamigracin campo-ciudad, b) es de extraccin indgena, c) mantiene ras-gos culturales diferentes a los hegemnicos y d) se autoidentifica comoindgena, hoy es posible afirmar que ms del 65% de la poblacin boli-viana es indgena. Esto no supone, sin embargo, que exista uniformidadal interior de ese conglomerado que definimos como indgena. Por elcontrario, se evidencia la existencia de algunas diferencias de clase y deuna consecuente estratificacin socioeconmica entre la poblacin ind-gena. Tales diferencias son a veces marcadas, particularmente cuandose trata de indgenas dedicados a actividades comerciales9. No obstante,por lo general, persiste la ecuacin indgena-pobreza.

    Esta visin es compartida por la sociedad boliviana; as se manifes-t, por ejemplo, en las mesas de trabajo, consultas y encuestas llevadas acabo con motivo del Dilogo Nacional 2000. En esa ocasin, el 95% delos municipios manifest que las comunidades campesinas y pueblosoriginarios se constituyen en el grupo ms vulnerable o el ms pobredel pas. [] La pobreza se seal como un fenmeno esencialmenterural, situacin que se ratifica con los datos estadsticos disponibles. Enefecto, ms del 80% de la poblacin rural vive en condiciones de pobre-za, y cerca del 60% en condiciones de extrema pobreza (cf. Bolivia2001c:29). Lo cierto es que el 63% de los bolivianos est por debajo dela lnea de pobreza, es decir, no tiene ingresos suficientes para satisfacersus necesidades bsicas, y el 37% no puede cubrir ni siquiera sus necesi-dades alimenticias (indigencia) (cf. PNUD 2002:65).

    El Mapa de la Pobreza 2001, elaborado con base en datos del Censode Poblacin de ese mismo ao, ubica al departamento de Potos comoaqul de mayor pobreza en el mbito nacional, con un ndice que bor-dea el 80%, frente al departamento de Santa Cruz, como el de menor

    9 Al respecto cabe referirse a la pujante burguesa aimara pacea, as como alimportante grupo de intelectuales perteneciente a este pueblo que reivindi-ca su etnicidad, con evidentes proyecciones polticas.

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    pobreza, con un ndice que llega al 38,0%. Estos dos departamentos seubican tambin en los polos del continuo urbano-rural, caracterizndo-se Potos por el ms alto ndice de ruralidad del pas (66%). Cabe desta-car que uno de sus municipios, el de Puna, tiene el ms alto ndice deruralidad de todo el pas (100%).

    Potos y Santa Cruz se encuentran tambin en el mapa socio-lingstico y socioeducativo como aquellos departamentos con mayor ymenor presencia indgena y analfabetismo, respectivamente. Potos tie-ne un 94% de hablantes de un idioma originario y 51% de analfabetosen la zona rural y Santa Cruz cuenta con un 20% hablantes de un idiomaoriginario y un 17% de analfabetismo.

    El Mapa de la Pobreza 2001 jerarquiza los nueve departamentos delpas de acuerdo a sus necesidades bsicas insatisfechas. Encabeza la lis-ta el departamento de Potos, aquel de mayor ndice de ruralidad y elmismo que tambin se caracteriza por la ms alta proporcin de hablantesde lenguas indgenas en el pas.

    Quien sabe si esta ecuacin sea responsable de la construccin so-cial negativa por parte de algunos aimara y quechua hablantes, quie-nes, tal vez debido a esta asociacin, anhelan que sus hijos se socialicenslo en castellano. Tambin, podra ser la causante de la actual reivindi-cacin de muchos padres y madres de familia del rea rural que deseanque esta modalidad se extienda tambin al rea urbana si es tan buenacomo dicen quizs para romper de este modo con la visin de una EIBcomo una educacin para pobres.

    Es menester destacar que los indicadores internacionalmente utili-zados para definir pobreza estn culturalmente determinados y se ba-san en modos de vida urbanos y en patrones caractersticos de socieda-des no-indgenas. As, por ejemplo, entre los indicadores utilizados porel Instituto Nacional de Estadstica de Bolivia (INE) para determinarnecesidades bsicas se encuentran los relativos a acceso a la red de aguapotable, la electricidad, los materiales de vivienda utilizados, as comotambin la insuficiencia en educacin y en la atencin en salud (cf. Mapade la Pobreza, 2002:10). Como se podr comprender, en una sociedadrural indgena, resulta imperativo relativizar, desde una perspectivasociocultural, al menos algunos de estos indicadores. Tal es el caso, porejemplo, del acceso a los servicios de agua y saneamiento. Si bien paranadie cabe duda alguna que es menester cuidar del saneamiento bsicotambin en las zonas rurales, en el caso del acceso a la red de agua pota-ble, muchas comunidades rurales, por abastecerse de manantiales natu-rales y de pozos, bien podran estar en similares o incluso mejores con-diciones que los que habitan en algunos pueblos o ciudades intermedias

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    as como de los que viven en zonas urbanomarginales. Lo propio ocurrecon respecto a los materiales utilizados en la construccin de viviendas,pues normalmente se considera slo como materiales nobles a aque-llos como el hormign, el concreto, el ladrillo, las planchas de zinc, entreotros, cuando en lugares de fro intenso una construccin de paredes deadobe y techo de tejas o paja puede ser ms adecuado. No obstante,resulta obvio que otros indicadores como el acceso a servicios de saludy a la educacin formal pueden ser apropiados para evaluar la pobrezaindgena, aunque, incluso en tales casos, habra que pensar respecto delos contenidos y de las modalidades de atencin y encontrar aqullosque resulten culturalmente pertinentes y socialmente relevantes paraatender a poblaciones con miradas diferentes a las hegemnicas respec-to del entorno social y natural.

    Aun as, analizando rpidamente la situacin educativa de Potos yChuquisaca, uno puede caer en cuenta rpidamente de la estrecha rela-cin existente entre pobreza y educacin. Estando estos departamentosentre aquellos tres con mayores ndices de necesidades bsicas insatis-fechas, Potos y Chuquisaca constituyen tambin los departamentos conms bajos ndices de cobertura educativa. El 72,4% de la poblacin dePotos y el 70,7% de la de Chuquisaca muestran bajos niveles de educa-cin, la misma que se ve afectada por el analfabetismo y por un altoporcentaje de nios y nias que no asiste a la escuela.

    De hecho, analizando los factores intervinientes en la caracteriza-cin de estos dos departamentos, uno ve que la insuficiencia en educa-cin contribuye a colocarlos en los lugares de pobreza anotados. El casode Potos es todava ms preocupante, pues la pobreza all se haagudizado en el medio rural, en vez de disminuir como en todos losdems departamentos. Mientras que la pobreza en el rea urbana seredujo de 51,7% en 1992 a 48,3% en el 2001, en el rea rural, sta seincrement de 95,1% a 95,4% en el mismo perodo.

    En un trabajo de hace algunos aos, economistas del Banco Mun-dial hicieron estudios sobre el costo que tena la no-atencin en educa-cin y, en un sugerente artculo, se postul que ser indgena en Boliviasupona costos (cf. Patrinos y Psacharopoulos 1992), costos que puedenser tanto individuales como sociales. Entre los individuales estn preci-samente algunos referidos a educacin y que hacen alusin a diversosfactores directamente relacionados con el capital humano de cada indi-viduo. Entre ellos, estn, por ejemplo, las probabilidades de aprobacino de repeticin de un ao escolar que tiene un estudiante que habla unidioma indgena frente a quien habla slo en castellano. Se establecique el hablante de una lengua originaria poda repetir ms de dos veces

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    un mismo grado, lo que lo poda llevar a concluir sus estudios del anti-guo ciclo bsico en 11 aos y medio, en vez de los cinco previstos por elsistema educativo. Frente a l, su par hispano hablante conclua sus es-tudios elementales en 7 aos. Todo ello se deba a la inoperancia delsistema que se aferraba entonces a un modelo de educacin que resulta-ba socialmente irrelevante y culturalmente impertinente por recurrirnicamente al castellano, un idioma que los estudiantes de primariadesconocan o hablaban de forma muy limitada o en escasas oportuni-dades. Este mismo hecho incida entonces, segn estimaciones de laUNESCO de la poca, a que, por causas de la repeticin escolar, Boliviaperdiese anualmente un aproximado de treinta millones de dlares anua-les (Schiefelbein y Heikkinen 1991).

    A estas prdidas se aade el hecho relacionado que hay un tipo desegregacin o discriminacin ocupacional, pues quien es indgena, porlo general, ocupa determinados espacios subordinados en la estructuralaboral muchas veces slo en el mbito de la economa informal, ytiene un ingreso igualmente menor al que reciben quienes hablan slo elcastellano (cf. Patrinos y Psacharopoulos 1993). Tales situaciones resul-tan de una suerte de filtro que los empleadores establecen a partir de losniveles de escolaridad de sus trabajadores. El estudio concluy que existeun efecto significativo sobre los ingresos asociados con la filiacin ind-gena (Ibid.:303) y que incluso si se toma en cuenta el mismo nivel deescolaridad y un igual nmero de horas trabajadas, los trabajadores ind-genas siempre reciben un menor pago que los no indgenas [o hispanohablantes] (Ibid.:305). Tambin considera que muchas de las diferenciasen ingreso podran desaparecer si los trabajadores indgenas llegasen aposeer niveles de capital humano similares a los que poseen los hispanohablantes, aspectos que podran estar relacionados con la calidad y la per-tinencia sociocultural y lingstica de la educacin que reciben. Es impor-tante destacar que las conclusiones de este estudio se basan en el anlisisde lo que ocurre con poblacin que habita en zonas urbanas del pas. Lasituacin podra an resultar ms reveladora para nuestros casos si seestudiase lo que ocurre con los pobladores del medio rural.

    Si bien producto del creciente desplazamiento rural-urbano, comose ha sealado, casi un tercio de la poblacin indgena del pas residehoy en pueblos y ciudades, cabe destacar que an la mayora de ellosvive en las reas rurales del pas, tanto en las zonas de floresta tropicalcomo en las tierras altoandinas. La poblacin indgena que habita enel medio rural, sobre todo en la zona andina, se dedica a la produccinagropecuaria, generalmente agrupados en comunidades, aunque estambin creciente la pequea produccin parcelaria. Se calcula que

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    existe cerca de medio milln de familias campesinas en el pas, de lascuales la mayora habita en los valles interandinos y en el altiplano. Laproduccin se destina en primer trmino al autoconsumo y los exceden-tes se dedican al mercado. La vinculacin del campesino al mercado esun hecho casi generalizado, aunque esta relacin sea desventajosa entrminos del valor asignado a los productos del campo en comparacincon el que tienen los manufacturados que requiere adquirir la familiacampesina.

    Para cerrar este acpite, nos parece oportuno preguntarnos si la si-tuacin de pobreza indgena no es ms aguda en el medio urbano queen el rural. Si bien, carecemos de datos cuantitativos al respecto, nosparece que los costos de la pobreza indgena se acrecientan con la mi-gracin a reas urbanas y con el asentamiento en reas periurbanascarentes de servicios y de fuentes de trabajo. En nuestra opinin, paraanalizar esta situacin tambin hay que considerar otros indicadoresque hacen a la vida en el medio rural y que guardan relacin con unfactor fundamental: la dignidad. En el campo, adems, de posible sus-tento diario producto de la economa familiar en el mbito agropecuario,cabra contabilizar el peso que merecen aspectos socioafectivos ysocioculturales que hacen a la vida en familia y en comunidad.

    Nios y nias que tambin contribuyen a la economa familiar

    En primer lugar, cabe reconocer que los nios y nias de las reasrurales contribuyen al ingreso familiar con su fuerza de trabajo. Desdelos cuatro o cinco aos ellos se dedican al pastoreo, recogen agua, lea yestircol para la preparacin de los alimentos. Unos aos ms tarde mien-tras sus padres trabajan la tierra o viajan al mercado, las jovencitas cui-dan a sus hermanos menores y asumen responsabilidades domsticasdiversas y los jvenes varones ayudan a sus padres en la chacra.

    Que los nios y jvenes en edad escolar trabajen en la casa y/o en elcampo no significa necesariamente ni la postergacin ni el abandono dela escuela. Por lo general, las actividades productivas van en paralelo alas escolares. As, los nios y nias ayudan en la casa antes de ir a laescuela y cuando regresan de ella. Los problemas surgen en las pocasde siembra y cosecha, pues es all cuando ms se requiere de la ayudade todos los miembros de la familia, hecho que no es tomado en cuentapor la escuela, con el consecuente ausentismo de los jvenes y nioshombres y mujeres (cf. Arratia 2002).

    La migracin temporal de los varones adultos de las comunidadesrurales complejiza an ms este panorama y exige mayor trabajo de

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    los jvenes y de los nios, hombres y mujeres, as como tambin de lasmujeres adultas, quienes deben suplir a los migrantes en las tareasque ellos asuman. La migracin de los adultos y el trabajoincrementado de los nios y jvenes va en desmedro de su continui-dad escolar, hecho que los convierte en potenciales usuarios de la edu-cacin de jvenes y adultos.

    Pese a las nuevas disposiciones, producto de la Reforma Educati-va, normada por la Ley 1565 de 1994 y otras disposiciones del Ministe-rio de Educacin, por lo general, el calendario escolar sigue siendouno y nico para todo el pas y el inicio de las actividades en todo elterritorio nacional coincide con la poca de lluvias. Las nicas conce-siones que, en algunos casos, los organismos descentralizados del sec-tor hacen a las diferencias regionales y locales es aprobar, a demandade algunas organizaciones e instituciones locales, fechas diferenciadaspara los perodos vacacionales (cf. Arratia 2001). En algunas regionesdel pas, como en el norte del departamento de Potos, la desercindurante las pocas de siembra y cosecha alcanza a un 60,0% de la po-blacin escolarizada. Algo parecido ocurre, por ejemplo, entre losweenhayeks del sureste del pas que abandonan la escuela durante laspocas de mayor pesca (Guido Chumira, comunicacin personal,06.2004). ltimamente, sin embargo, se viene implementando un calen-dario regional que favorece la participacin de los alumnos en lainteraccin familiar y comunitaria asociada a la pesca, pero la vigenciagenera problemas para su institucionalizacin definitiva.

    4. Pueblos indgenas en Bolivia

    Como se ha destacado, Bolivia constituye un Estado pluritnico,multicultural y plurilinge; sin embargo, no se trata de pueblos de igualcondicin ni tampoco de sociedades que han gozado de la misma aten-cin y valoracin tanto por parte del Estado como de la sociedad en suconjunto. Si bien, Bolivia es generalmente considerada como pas emi-nentemente andino y altiplnico, y, por ende, quechua y aimara, en ri-gor la mayor parte del territorio boliviano pertenece a lo que se denomi-na Oriente, Chaco y Amazona, espacio caracterizado tambin por lamayor diversidad tnico-cultural y lingstica del pas. Aproximada-mente, dos tercios del territorio boliviano perteneceran a esta reginubicada entre las cuencas amaznica y platense (Rodrguez 2000) y enella habitan unos 300.000 indgenas distribuidos en 33 comunidadestnicas diferenciadas entre s.

    Los contextos de la EIB en Bolivia

  • De resquicios a boquerones34

    Pueblos indgenas en tierras altas

    Los pueblos indgenas que habitan la zona occidental o andina delpas son tres: los aimaras, los quechuas y los urus. Los quechuas histri-camente se han ubicado en los valles interandinos y los aimaras y losurus en las zonas altiplnicas. Esta poblacin indgena comprende aproxi-madamente entre el 40 y el 90% de habitantes de la regin andina, de-pendiendo de su ubicacin en reas rurales o urbanas (cf. Alb 1995a);ellos constituyen el 56% de la poblacin total del pas. De stos, segn elltimo censo, y tomando en cuenta slo la poblacin de 6 aos o ms,aproximadamente 1470.000.- son aimaras (23,0%), 2125.000.- quechuas(33,0%) (INE 2002) y se estima que slo unos 1.500 seran urus (0,02%)10.

    Los quechuas ocupan principalmente los valles interandinos y par-te del altiplano y puna de los departamentos de Cochabamba, Chu-quisaca, Potos y Tarija, aunque tambin existen poblaciones quechuasen el departamento de Oruro y en el norte del departamento de La Paz,conectadas geogrficamente con poblaciones peruanas vecinas igual-mente quechuas. Tambin por razones de migracin existe poblacinde habla quechua en todos los dems departamentos del pas. Actual-mente los quechuas se ubican tanto en espacios rurales como urbanos,con una presencia importante incluso en la ciudad de Santa Cruz.

    Los aimaras habitan principalmente el altiplano de la meseta delCollao y los valles adyacentes al este de los departamentos de La Paz yOruro; tambin habita poblacin de habla aimara en algunas provinciasdel departamento de Potos (Bustillo, Charcas y Alonso de Ibaes)11. Aligual que en el caso quechua, producto de la migracin tanto temporalcomo permanente, existe poblacin aimara en distintos departamentosdel pas tanto en espacios rurales como urbanos. Un gran nmero deaimaras (cerca de 50% del total) habita en las ciudades de La Paz y ElAlto (Ibid.).

    10 La mayora de urus adultos son hoy bilinges de cuna de uru y aimara,lenguas que coexisten incluso en el seno del hogar. Aunque en las nuevasgeneraciones cada vez se observa un bilingismo de castellano y uru, sinque sea hoy necesario como antes, tener al aimara como lengua de pasaje alcastellano. Las migraciones temporales a Chile exigiran un aprendizaje msrpido, y tambin directo, del castellano. Los urus constituyen una suertede enclave idiomtico y se encuentran rodeados de aimaras.

    11 Profesores de estas provincias participaron en el Programa de CapacitacinDocente en Lenguas Originarias, quienes manifestaron trabajar en contex-tos aimaras y con nios hablantes de esta lengua (cf. Informe Final de Se-gunda Etapa del Programa 2004).

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    Si bien se observa un notable avance de quechuas y aimaras en to-das las principales ciudades del pas (cf. Cuadro 1), transcendiendo in-cluso aquellas ubicadas en sus extensos territorios ancestrales, ellos ha-bitan sobre todo en las reas rurales del pas: En la regin andina los2,5 millones de quechuas y 1,6 millones de aymaras se sienten ms fuer-tes por ser mayora: son del 80% al 99% en el campo y del 46 al 70% enlas ciudades (Alb 1999a:17).

    Los contextos de la EIB en Bolivia

    Mapa 1Lenguas en Bolivia

    Elaboracin: Subcomponente TCOs - UGTIs/Equipo Central del Ministerio de Asuntos Indgenas y Pueblos Origi-narios. 2004

    PACAHUARAYAMINAHUAMACHINERI

    ESE EJJA

    CHACOBOMORE

    ARAONA CAVINEO

    CAYUBABABAURE

    TACANA

    REYESANOTONALLA

    MOVIMA

    SIRIONO

    MOJEOCHIMAN

    MOSETEN

    QUECHUAHABLANTES

    LECO

    N

    CANICHANA

    AYMARAHABLANTES

    GUARANI

    TAPIETE

    WEENHAYEK

    AYOREO

    YUQUI

    GUARAYO

    CHIQUITANO

    PANDO

    JOAQUINIANOBENI

    LA PAZ

    SANTA CRUZ

    COCHABAMBA

    CHUQUISACA

    TARIJA

    POTOSI

    URUS

    ORURO

    YURACARE

    URUS

    URUS

    S

    W E

  • De resquicios a boquerones36

    Los urus constituyen, en cambio, una sociedad eminentemente ru-ral, aunque tambin se dan casos de migracin uru hacia localidadeschilenas rurales y urbanas. En Bolivia, ellos habitan en la provinciaAtahuallpa y en los alrededores del Lago Poop en el departamento deOruro, as como en las cercanas del Lago Titicaca en el departamentode La Paz. Los urus son en total 1.500 y comprenden tres subgrupos: losuru-chipayas, los uru de Iru-Itu y los uru-muratos. Los uru-chipayasson cerca de 1.350 (90,0% del total), mientras que los urus de Iru-Itu sonnicamente 142 (10,0%)12 del total. Los uru-chipayas se caracterizan porsu alta lealtad lingstica pues el 95,0% de ellos manifiesta hablar sulengua, ellos son en su mayora bilinges de uru y castellano (83,0%) yun 39,0% afirma tambin conocer el aimara. Hay entre los urus mayoresquienes tambin hablan el quechua. En cambio, los urus de Iru-Itu y losuru-muratos son hoy hablantes de aimara, salvo el caso de algunas per-sonas mayores que recuerdan o saben algunas palabras y expresionesbsicas de la lengua ancestral.

    Cabe sealar que, tambin por razones de migracin, existen actual-mente bolsones de quechua y aimara hablantes que habitan, por lo ge-neral, en centros poblados del Oriente, Chaco y Amazona; es decir, enlas tierras bajas. Los indgenas de tierras altas que habitan en tierrasbajas del pas seran aproximadamente unos 250.000 (cf. Murillo 1997).

    Pueblos indgenas de tierras bajas

    Los pueblos indgenas de tierras bajas son 33 y se encuentran funda-mentalmente en los departamentos de Beni, Santa Cruz y Pando. Tam-bin hay poblacin indgena de tierras bajas en la zona norte del departa-mento de La Paz (principalmente en las provincia Iturralde y Larecaja) yen parte de los departamentos de Chuquisaca (en las provincias HernandoSiles y Luis Calvo) y Tarija (en las provincias OConnor y Gran Chaco). Enalgunos registros se consigna que 36 seran los pueblos de tierras bajas(APCOB 1994:3-4). Tres grupos indgenas no mantendran contacto con lasociedad boliviana: los ayoreos que habitan en el sudeste de la provinciaCordillera (Departamento de Santa Cruz), y los toromonas y nahuas delnoreste de la provincia Iturralde (Departamento de La Paz) (Ibid.).13

    12 No todos ellos, sin embargo, son hablantes del uru de Iru Itu, aunque seconoce del deseo de las autoridades originarias de promover la reactivacindel uso activo de este idioma.

    13 Poblaciones no consignadas en el cuadro 2.

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    Los indgenas de tierras bajas habitan en los llanos y bosques hme-dos de la cuenca amaznica, as como en los bosques secos del Chaco yen los de la cuenca del Ro de la Plata. No obstante, slo comprenderanen total aproximadamente unas 300.000 personas, o casi el 3% de la po-blacin nacional. Los grupos tnicos del bosque tropical son indgenasque en su adaptacin al medio mantuvieron una poblacin pequea, yque en su contacto colonial han sufrido una gran disminucinpoblacional (APCOB 1994:5). Sin embargo, cabe sealar que no se sabecon precisin cunta poblacin indgena realmente existe en las tierrasbajas. Ello se debe, fundamentalmente, a que los censos de poblacin nohan logrado todava llegar a lugares remotos como algunos de los cua-les en los que habita poblacin indgena, a la dispersin poblacionalque caracteriza al pas en su conjunto y a las tierras bajas en particular,as como al hecho que muchos indgenas de tierras bajas, tanto aquellosque habitan en zonas rurales accesibles como en las ciudades pasan, porlo general, desapercibidos por su buen conocimiento del castellano ypor el bilingismo que los caracteriza y muchos, sino todos, son consi-derados y registrados como monolinges castellano hablantes.

    Lo que s sabemos es que existe una gran diversidad demogrficaentre los pueblos indgenas de tierras bajas. Estos pueblos podranclasificarse en cuatro grupos14: los que tienen entre 20.000 y hasta 70.000habitantes, los que cuentan con entre 10.000 y 5.000 habitantes, aquellosque cuentan con entre 5.000 y 1.000 habitantes, los que tienen entre 1.000y 500 habitantes y los que tienen menos de 500 habitantes, llegando acasos en los que un pueblo cuenta slo con pocas decenas de hablantes.Como se puede apreciar, entre el primer grupo y el segundo hay unabaja numrica considerable.

    14 Clasificacin organizada a partir de los datos ofrecidos por Murillo 1997 ypor Rodrguez 2000.

    Los contextos de la EIB en Bolivia

  • De resquicios a boquerones38

    Fuente: Elaboracin propia con base en Censo 2001, Plaza y Carvajal 1985, Censo Indgena 1994, Alb 1995 yPROEIB Andes 2001.Notas:1.Pueblos y lenguas con hablantes al otro lado de la frontera en un pas limtrofe. Aimaras y quechuas, por razones demigracin, habitan prcticamente en todos los departamentos del pas y tanto en la zona rural como en la urbana.2.Lenguas de alta vulnerabilidad por contar con muy pocos hablantes, por lo general ya mayores. As, por ejemplo,slo 9 de 2500 lecos hablaran la lengua ancestral.3.El nmero de pobladores que se consideran miembros de un pueblo no coincide necesariamente con el nmerode hablantes de la lengua patrimonial de ese pueblo.4.Las cifras aqu ofrecidas no coinciden necesariamente con las ofrecidas por el Censo 2001 referido nicamente ala poblacin 15 aos de edad o mayor.5.A los pueblos consignados en este cuadro, APCOB (1994:4) aade los siguientes que considera en actual extin-cin: aguachile, de la provincia Franz Tamayo (La Paz), bororo, de la provincia Velasco (Santa Cruz), chumene, dela provincia Iturralde (La Paz), otukirsch, de la provincia Chiquitos (Santa Cruz), paikoneka y saraveka, de la provin-cia Velasco (Santa Cruz). Esta misma fuente agrupa a los pueblos moxeos bajo una sola denominacin.

    Cuadro 2Pueblos indgenas en Bolivia

    Regin Pueblos Lengua Familia lingstica Poblacin aproximada

    Andes (valles y 1. Aimara 1. Aimara1 Aru o jaqi 1.470.000altiplano) 2. Quechua 2. Quechua1 Quechua 2.150.000

    3. Uru 3. Uru No clasificada 1.500

    Chaco 4. Guaran 4. Guaran1 Tupi-guaran 90.0005. Tapiete 5. Tapiet1 Tupi-guaran 706. Weenhayek 6. Weenhayek1 Mataco-noctene 3.000

    Oriente 7. Ayoreo 7. Ayoreode1 Zamuco 3.0008. Chiquitano 8. Bisiro No clasificada 110.0009. Guarayo 9. Guarayu Tupi-guaran 8.000

    Amazona 10. Araona 10. Araona Tacana 10011. Baure 11. Baure Arawak 60012. Canichana 12. Canichana2 No clasificada 60013. Cavineo 13. Cavinea Tacana 1.80014. Cayuvaba 14. Cayubaba No clasificada 90015. Chcobo 15. Chcobo Pano 80016. Ese-ejja 16. Ese-ejja1 Tacana 60017. Guarasugwe 17. Guarasugwe2 Tupi-guaran 3018. Itonama 18. Itonama2 No clasificada 5.50019. Joaquiniano 19. Joaquiniano2 Arawak 2.50020. Leco 20. Leco2 No clasificada 2.50021. Machineri 21. Machineri1 Arawak 15022. Maropa (Reyesano) 22. Maropa2 Tacana 4.10023. Moxeo-ignaciano 23. Moxeo Arawak 2.00024. Moxeo-javeriano 23. Moxeo Arawak 30025. Moxeo-loretano 23. Moxeo Arawak 2.20026. Moxeo-trinitario 23. Moxeo Arawak 30.00027. Mor 24. Mor Chapacura 12028. Mosetn 25. Mosetn No clasificada 2.20029. Movima 26. Movima No clasificada 7.50030. Pakahuara 27. Pacahuara2 Pano 3031. Sirion 28. Sirion Tupi-guaran 50032. Tacana 29. Tacana2 Tacana 5.50033. Tsimane 30. Tsimane No clasificada 6.00034. Yaminahua 31. Yaminawa1 Pano 20035. Yuki 32. Yuki Tupi-guaran 12036. Yuracar 33. Yurakar No clasificada 3.500

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    En el primer grupo se ubicaran slo 3 de estos 33 pueblos: elchiquitano (110.000), el guaran (70.00015) y el moxeo-trinitario (30.000).En el segundo estaran 15 pueblos: guarayo (8.000), movima (7.500),tsimane (6.000), itonama y tacana (5.500 cada uno), maropa o reyesano(4.10016), yuracar (3.500), weenhayek (3.000), joaquiniano y leco (2.500cada uno), mosetn y moxeo-loretano (2.200 cada uno), moxeo-igna-ciano (2000), cavineo (1.800) y ayoreo (entre 2.000 y 3.000). En el tercergrupo estaran 6 pueblos: cayubaba (cerca de 900), chcobo (800), baure,canichana y ese-ejja (600 cada uno) y sirion (con hasta 500). El cuartogrupo comprendera 9 pueblos con una poblacin que oscilara entre las300 y las 20 personas; moxeo-javeriano (300), yaminahuas (200),machineri (150), yuki (120), mor (100), araona (100), tapiete (70),guarasugwe (30) y pacahuara (30).

    Los pobladores indgenas del Oriente, Chaco y Amazona bolivia-nos habitan tanto en zonas rurales como urbanas del pas, constituyen-do un continuo que va de lo ms tradicional-rural a lo ms urbano. As,por ejemplo, es importante el nmero de chiquitanos y moxeos quehabita en centros poblados frente a los chimanes y yukis que ocupanprincipalmente zonas boscosas y se dedican a la pesca, caza y recolec-cin, aunque cada vez ms se abocan tambin a tareas agrcolas. De he-cho, se estima que el 95% de los indgenas de tierras bajas son agriculto-res sedentarios y viven de una agricultura migratoria de subsistencia,complementada por la caza, pesca y recoleccin y en algunos casos porla produccin artesanal y la pequea industria. La venta de mano deobra alcanza gran significado (APCOB 1994:11).

    15 El Censo Nacional de Poblacin de 1992 y el Censo Indgena de 1994 regis-traban un nmero cercano a los 40.000 habitantes. No obstante, por regis-tros de diversas ONG como de la propia Asamblea del Pueblo Guaran(APG), se saba que el nmero de pobladores guaranes era mucho mayor.Las cifras que aqu consignamos son aquellas manejadas por la APG y quea raz del Censo 2001 se acercan a las hoy oficiales.

    16 Pocos de quienes se denominan reyesanos, a menudo a partir del nombrede la ciudad de Reyes, hablan el maropa. El estudio del PROEIB Andes2001 registr nicamente 9 maropa parlantes. Algo parecido ocurre en elcaso leco, en el cual frente a 41 hablantes registrados se cuenta con 2.500personas que se autoidentifican como tales; o tambin en el del itonama odel tacana. Se dan casos incluso en los que el nombre de un pueblo indgenadel Oriente es utilizado como patronmico y denomina tambin a poblacincriollo-mestiza, sin que necesariamente sean de extraccin indgena o tengavnculos con un pueblo indgena determinado.

    Los contextos de la EIB en Bolivia

  • De resquicios a boquerones40

    A este respecto, cabe tambin acotar que, como se ver ms adelante, lagran complejidad sociolingstica que caracteriza a los pueblos indgenasde tierras bajas, en varios de los cuales la situacin de mudanza, y de con-secuente prdida lingstica, parece constituir hoy un hecho irreversible.Esta no es necesariamente la situacin de pueblos con baja demografa.

    No todos los indgenas de tierras bajas hablan hoy su lengua ances-tral, pues producto de la opresin colonial y de la evangelizacin muchostienen hoy como lengua materna una variante regional del castellano. Tales el caso, por ejemplo, de los chiquitanos que siendo cerca de 110.000,tiene slo a la mitad o menos como hablante de la lengua ancestral.

    Sorprende tambin, por ejemplo, que ante pueblos con ms de 5.000habitantes como el itonama, en el cual quedaran nicamente muy po-cos mayores que hablan el idioma ancestral (Milly Crevels, comunica-cin personal), existen otros con muchos menos pobladores en quienesel uso del idioma indgena persiste y resiste an el avance incuestiona-ble del castellano. Tal es el caso, por ejemplo, de los araonas que, pese aser slo no ms de una centena conforman un pueblo con bajo porcenta-je de bilinges y de monolinges hispano hablantes, lo que supone quequien se considera araona habla la lengua ancestral. Esto tambin se daentre los ayoreos que constituyen uno de los pueblos con menos mono-linges hispano hablantes (slo un 8.9%).

    Caracterizacin sociolingstica

    En un estudio promovido por el Equipo Tcnico de Apoyo a la Re-forma Educativa (ETARE) que cont con apoyo del UNICEF, en 1993 y1994, Alb (1995, 1999a), con base en los resultados del Censo Nacionalde Poblacin de 1992, identific en el pas una gama de realidadessociogeogrficas y de situaciones sociolingsticas que reflejan tambindistintos grados de bilingismo. Cabe sealar, sin embargo, que las ci-fras consignadas por el autor como las estimadas por nosotros (cf. PROEIBAndes 2001) deben ser consideradas nicamente como indicadores deuna tendencia antes que como datos certeros. Como se ha destacado,ello se debe al hecho que los censos nacionales de poblacin se basan enpreguntas simples que el entrevistado puede contestar como desee, yaque muchos hablantes de idiomas originarios esconden su real filiacinlingstica como resultado del estatuto socialmente desfavorable, por logeneral, asignado a las lenguas indgenas y a sus hablantes y, como lodijimos lneas arriba, a la ecuacin indgena pobreza.

    La diversidad sociolingstica boliviana comprendera diez realida-des diferentes (Ibid.), a partir de la distincin fundamental entre pue-

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    blos andinos (o de tierras altas) y no andinos (o de tierras bajas y devalle interandino). Sin embargo, como veremos ms adelante, tales rea-lidades o reas sociolingsticas podran ser an ms numerosas, sobretodo cuando se mira al interior de lo que se ha definido como una granzona de pueblos tnicos minoritarios no-andinos (Ibid.).

    Pueblos andinos

    Entre los pueblos andinos, es posible encontrar las siguientes zonas:

    Rural andina tradicional, con predominio del aimara o del quechuaen los distintos rdenes de la vida social pero que incluye tambinel uso del castellano, aunque en menor grado y slo en algunosambientes (72% entre los aimaras y 49% entre los quechuas). Inclu-ye un porcentaje importante de la poblacin indgena andina (25%del total) que sigue habitando en reas rurales y viviendo en comu-nidades dedicadas a actividades agrcolas y pecuarias, situacin quecoadyuva al mantenimiento y reproduccin de las culturas y len-guas ancestrales. De la poblacin que habita en estas zonas, el 97%sera quechua y el 94% aimara y los nios y nias llegaran a la es-cuela ya sea en condicin de monolinges de idioma originario ocon un conocimiento pasivo o incipiente del castellano.

    De frontera quechua-aimara, variante de la situacin tradicionalanterior en la que hay un fuerte bilingismo quechua-aimara, com-prende a cerca de 150.000 personas (3.6% del total) y es resultado,sobre todo, de una creciente e histrica migracin quechua haciazonas originalmente aimaras, aunque tambin ocurre el fenmenoinverso en el norte del departamento de La Paz. Tambin en estazona es posible encontrar poblacin que adems habla el castellano,en diverso grado, y, por tanto, puede ser comn el trilingismoaimara-quechua-castellano o quechua-aimara-castellano. Salvo es-tas precisiones, las condiciones productivas y sociolingsticas denios, jvenes y adultos en cuanto a su conocimiento y uso del cas-tellano seran similares a las de las reas andinas tradicionales.

    Rural andina bilinge, en la que el uso de los idiomas originarios(aimara o quechua) se combina con el del castellano, idioma habla-do en mayor o menor grado por cerca del 80% de la poblacin. Noobstante, se observa que el alto uso del castellano no conduce nece-sariamente a la prdida de vigencia de las lenguas originarias y ta-

    Los contextos de la EIB en Bolivia

  • De resquicios a boquerones42

    les zonas podran constituirse en reas eminentemente bilinges. Sibien es probable que en algunos casos, los nios y nias lleguen a laescuela con un bilingismo incipiente, aqu la mayora de las muje-res continuaran usando predominantemente el idioma ancestral.

    Rural andina no-tradicional, zona igualmente rural pero con fuertepresencia indgena vinculada a una economa de mercado y ubica-da en la frontera agrcola. Estas zonas constituyen tambin espaciosde colonizacin ubicados tanto en vas de transicin hacia las tierrasbajas o en zonas de extraccin aurfera. En cualquier caso se trata dembitos que han atrado y an atraen a migrantes andinos de lasreas rurales tradicionales que en total comprenderan cerca de500.000 aimaras y quechuas (aproximadamente 9% del total de in-dgenas andinos). En estos ambientes, el uso de las lenguas origina-rias estara cediendo cada vez ms ante la predominancia del caste-llano y los padres y madres estaran optando por socializar a sushijos e hijas en el idioma hegemnico.

    De poblaciones intermedias andinas, rea de transicin entre lacomunidad rural y los espacios propiamente urbanos. Slo algu-nos de estos pueblos provincianos superan la cifra de 2000 habi-tantes [] segn las categoras censales. No son pocos los que tie-nen incluso menos poblacin que algunas de las comunidadesrurales que de ellos dependen (Alb 1999a:40)17. Sin embargo, sediferencian de las reas andinas rurales por su adhesin a lo caste-llano y a lo moderno y por su literal desprecio de lo tradicional-indgena, an cuando muchos vivan todava de la produccin agr-cola o mantengan lazos estrechos con el campo. Pese a ello, suspobladores se consideran vecinos y, por ende, distintos de loscomuneros o campesinos aimara o quechuas. En estos espacios ladiferenciacin sociolingstica es mayor y la situacin ms com-pleja, caracterizada, por lo general, por una mayor predominanciadel castellano y por el hecho de que los vecinos se esfuerzan porintentar hablar exclusivamente en esta lengua en el pueblo. Sinembargo, su habla revela su condicin de aimara o quechua

    17 En Bolivia, un centro poblado con 2000 personas o ms es considerado ur-bano, aun cuando, en muchos casos, desde un punto de vista mssociocultural e incluso socioeconmico ste constituya un asentamientocomplementario de poblacin rural e indgena que, de un modo u otro,vive de sus lazos con el campo.

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    hablantes. No obstante, cabe destacar el carcter bilinge de mu-chas de estas poblaciones.Comprenden tambin esta rea poblaciones como las descritas, ubi-cadas en zonas de frontera aimara-quechua y en reas de extraccinminera. Entre las primeras es frecuente el desplazamiento del aimarapor el quechua, lo que supone un bilingismo castellano-quechuacon uso predominante del castellano. Los asentamientos mineros secaracterizan por un mayor uso del castellano, debido, entre otrascosas, al carcter de lengua franca que este idioma ostenta entrepobladores provenientes de distintas reas etnolingsticas. Si bienes posible encontrar all las tres lenguas (aimara, quechua y castella-no), tambin es probable que la presencia de monolinges hispanohablantes desplace a las lenguas originarias hacia usos socialmentems restringidos y, por lo general, limitados a lo domstico. Estoltimo es tambin caracterstico de pueblos y ciudades ubicados enla regin del Chapare, en el trpico del departamento deCochabamba.

    De ciudades andinas plurilinges, de gran atraccin migratoria, enlas que la mayora de la poblacin es de origen aimara o quechua, yen las cuales muchos de los pobladores mantienen la lengua ances-tral y dan lugar a variantes urbanas del aimara y del quechua ascomo de las mismas culturas originarias. Estos constituyen espaciosprivilegiados tambin para la alternancia o cambio de cdigo entreuna lengua originaria y el castellano, as como para el desarrollo devariantes orales del castellano con marcado sustrato indgena.Como es de suponer, en estas ciudades la gran mayora usa el caste-llano cotidianamente y para cumplir distintos fines. Ello hace que eluso de las lenguas indgenas se restrinja a determinados barrios o aalgunos espacios domsticos y acadmico-institucionales pues esaqu donde ms trabajan instituciones dedicadas a la recuperaciny revitalizacin de las manifestaciones lingsticas y culturalesancestrales. Cabe destacar que, en el caso boliviano, la presencia lin-gstica indgena urbana en la zona andina del pas es cada vez msimportante, tal como lo mostramos en el cuadro 1. La presencia delas lenguas indgenas en mbitos urbanos andinos comprende, por-centajes de la poblacin que oscilan entre un 50% y un 70%. Estosporcentajes pueden incrementarse en barrios o secciones de estasciudades; as, mientras que,