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Barceló, Miquel y Romero, Pedro Jorge - El otoño de las estrellas

Apr 08, 2018

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    MIQUEL BARCEL YPEDRO JORGE ROMERO

    EL OTOO DE LAS ESTRELLAS

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    PresentacinLos lectores asiduos de nuestra coleccin saben que tambin publicamosnovelas de ciencia ficcin escritas en castellano. No han sido muchas, pero almenos las ha habido. Algo que nos distingue claramente de la gran mayora decolecciones comerciales de ciencia ficcin en Espaa, que no suelen atender esteaspecto, digamos local, de la creatividad narrativa en la ciencia ficcin.

    Errneamente suele suponerse que el lector, interesado por los grandesautores de la ciencia ficcin internacional, no va a prestar la misma atencin anuestros creadores locales. Y eso no es cierto. Al menos en NO VA, las ventas delos ttulos de autores espaoles no desmerecen en absoluto las del resto de la co-leccin e, incluso, algunos ttulos han constituido un claro xito que parece haberestimulado su traduccin a otras lenguas. Pienso ahora, por ejemplo, en la reciente

    LA LOCURA DE DIOS de Juan Miguel Aguilera (NOVA, nmero 110), de la que se estpreparando ya su edicin en francs.Cierto que, ni siquiera en NOVA, son tantos los ttulos de autor espaol

    como yo quisiera pero, sin contarlas muchas novelas cortas recogidas en losvolmenes del Premio UPC, lo cierto es que, con sta, ya van a ser nueve lasnovelas escritas en Espaa publicadas en NOVA. Si no son ms es, simplemente,porque no encuentro originales de ciencia ficcin escritos en Espaa que se ajustena las exigencias de calidad de una coleccincomo NOVA. Los autores existen, perono se dedican profesionalmente a escribir ciencia ficcin por falta de un mercado es-table, sino que deben ganarse la vida en otros menesteres y eso impide queproduzcan toda la buena narrativa que podran generar en el caso de dedicarseexclusivamente a ello.

    Sea como fuere, nos satisface el hecho de haber contado en nuestracoleccin con obras de Elia Barcel("SAGRADA, NO-VA nmero 19), Javier Redal

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    y Juan Miguel Aguilera (EL REFUGIO, NOVA nmero 65), Csar Mallorqu (ELCRCULO DE JERIC, NOVA nmero 73), Rodolfo Martnez(TIERRA DE NADIE:JORMUNGAND, NOVA nmero 86), Javier Negrete(LA MIRADA DE LAS FURIAS,NOVA nmero 93), Rafael Marn (MUNDO DE DIOSES, NOVA nmero 98), JuanMiguel Aguilera(LA LOCURA DE DIOS, NOVA nmero 110) y Ferran Canal (NOS

    QUEDA LA PARBOLA, NOVA nmero 142). Con la presente, van a ser 9 de 142ttulos, algo ms de un seis por ciento. No es mucho pero, como antes deca, lashay.

    Y ello sin contarlas 35 novelas cortas publicadas en los diez volmenes delPREMIO UPC con muchos otros autores de lengua hispana que se aaden alelenco anterior: ngel Torres Quesada, Carlos Gardini, Eduardo Gallego y GuillemSnchez, Pedro A. Garca Bilbao, Gabriel Trujillo, Daniel Mares, Domingo Santos ytantos y tantos otros.

    Pero entre toda esa narrativa parece faltar un tipo de ciencia ficcin muyhabitual en el mundo anglosajn y prcticamente ausente de la produccnespaola. Se trata de esa ciencia ficcin claramente basada en la ciencia, que hadado en llamarse ciencia ficcinhard, o dura. Cierto es queEL REFUGIO de Redaly Aguilera, podra incluirse en cierta forma en ese tipo de ciencia ficcin hard que,para algunos, lleg incluso a caracterizar (errneamente) nuestra coleccin.

    Recuerdo que, en los primeros aos de NOVA, algunos crticos del pequeomundillo delfandom solan etiquetarla como una coleccin de ciencia, ficcin sloespecializada en ciencia ficcin hard. Tal vez era una buena manera dediferenciarla del resto de colecciones de la historia del gnero en Espaa y, depasada, intentar socavar su indiscutible xito, porque lo cierto es que el lectorespaol no estaba muy acostumbrado a los mejores ttulos de la ciencia ficcinhardinternacional basada en especulaciones cientficas.

    Evidentemente era mentira. En NOVA, como en botica, hay de todo, ymuchos de sus autores difcilmente admiten la etiqueta de ciencia ficcin hard.

    Pienso ahora en Orson Scott Card, Lois McMaster Bujold, Sher S. Tepper, ConnieWillis, Vonda N. Mclntyre, Walter M. Miller jr, Cordwainer Smith y muchos otros.Aunque ello no impide que en NOVA, al contrario que en el resto de coleccionesespecializadas en ciencia ficcin en Espaa, se hayan publicado muchos de losttulos caractersticos de esa ciencia ficcin cientfica, incluso clsicos comoMISIN DE GRAVEDAD de Hal Clement (NOVA, nmero 55) oTAU CERO de PoulAnderson (NOVA, nmero 94), en su momento todava inditos en Espaa a pesarde las dcadas transcurridas desde su aparicin en ingls.

    En general, conviene recordarlo aqu, la ciencia ficcin hard suele suponeruna mayor atencin a especulaciones cientficas cuyo misterio constituye el motorde la trama y, tal vez deforma inevitable, una menor atencin a la psicologa de lospersonajes. El sentido de la maravilla tan tpico de la ciencia ficcin reside en este

    caso en las maravillas propias de la ciencia y sus continuas novedades. El encantode estas obras suele consistir en la sorpresa de especulaciones arriesgadas, ms omenos basadas en la ciencia ms actual y en su posible extrapolacin. Unsubgnero que no suele ser bien comprendido en un pas como Espaa, con unaformacin media en el campo cientfico-tcnico que no siempre resulta encomiable.

    Como el lector habr deducido, les voy a presentar precisamente una novelaescrita en Espaa y que no oculta su contenido de ciencia ficcin hard,especulativamente basada en algunas de las ms recientes hiptesis cientficas.

    Creo que, en realidad, EL OTOO DE LAS ESTRELLAS naci precisamentecon este fin: demostrar que en Espaa es posible escribir una ciencia ficcin hardque no desmerezca en nada la que, a lo largo de los anos, se ha escrito en ingls.Para ello era necesario contar con un autor que conociera afondo la ciencia ficcin yque amara (o incluso tal vez practicara) la ciencia. Desgraciadamente, eso limitabamucho el campo de autores posibles, y acab escribindola yo mismo con mi amigo

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    Pedro Jorge Romero, quien sorprendentemente sigue siendo amigo tras la escriturade esta novela que, sin el correo electrnico y otras ayudas informticas, talvez nohubiera llegado a buen fin.

    La cosa empez en enero de 1998, cuando unilateralmente envi a Pedrouna larga sinopsisde un proyecto. La trama adoleca de diversos y preocupantes

    huecos, y el final era ms bien inseguro y marcadamente incompleto. Eran casi diezpginas a un solo espacio que Pedro supo comprender, apreciar y, lo msimportante, completarla para rellenar los huecos y encontrar un final correcto,adems de documentar muchos de sus aspectos cientficos, en aquel momentocentrados en la nanotecnologa.

    Durante varios meses trabajamos en ese proyecto de novela, completando latrama, buscando datos, consultando artculos cientficos y, en realidad,divirtindonos mucho pero sin llegar a escribirla.

    En julio de 1998, ante la convocatoriadel Premi Juli Verne (novela corta deciencia ficcin escrita en cataln) organizado por elCercle de les Arts i les Lletresd'Andorra, se me ocurri la posibilidad de escribir parte de lo que llevbamospensado y presentarnos al concurso. Pedro estuvo de acuerdo: el muy malvadosabe que no usa el cataln ni siquiera en la intimidad, y que todo el folln quedaba ami cargo. Eso s, Pedro redact un par de captulos en castellano y puso en limpioalgunos de los resmenes que l mismo baha elaborado sobre nanotecnologa. Yoescrib la novela entera en cataln, unas 120 pginas, y la present al concurso conel nombre de los dos autores (uno tiene su tica...).

    TESTIMONI DE NAROM, que as se llamaba esa versin de la novela, ganel concurso y nos repartimos el premio: Pedro estaba muy contento (a bodas meconvidas!) y creo recordarque se compr un reproductor de DVD con el importe delpremio. Yo, como corresponde a un hombre casado, puse ese importe a disposicinde mi esposa...

    Quiso el cielo que el banco patrocinador delPremi Juli Verne, imagino que

    sin haber ledo la novela, decidiera abandonar esa accin cultural y, de formaparalela, la editorial que publicaba las novelas ganadoras del premio dej dehacerlo. TESTIMONI DE NAROM poda ser la primera ganadora del Premi JuliVerne que quedara indita.

    Afortunadamente, el facttum de la ciencia ficcin catalana, Antoni Munn-Jorda, lleg a convencer a Pags Editors que poda ser interesante publicarTESTIMONI DE NAROM junto a la reedicin de otras obras ganadoras del JuliVerne en aos anteriores, e iniciar una nueva coleccin de ciencia ficcin encataln. As se hizo y, desde enero de 2000, TESTIMONI DE NAROM arrasa (es undecir...) en el mundillo de la ciencia ficcin publicada en cataln, en realidad anms reducido que el de la publicacin en castellano.

    se fue el aliciente final. Se me ocurri que debamos seguir con el proyecto

    completo y escribir la versin larga de esa novela para el mercado de la cienciaficcin publicada en castellano. Pedro, con la inteligencia que le caracteriza, merecordaba una y otra vez que l segua sin usar el cataln ni siquiera en la intimidad,y que era yo quien deba convertir al castellano lo que TESTIMONI DE NAROMcontenia. Al final, falto del tiempo necesario para teclear de nuevo todo el texto, meencerr una madrugada conTESTIMONI DE NAROM y una grabadora y, abusandode mi bilingismo, fui pronunciando en voz alta en castellano lo que mis ojos leanen cataln. Envi las dos cintas a Pedro y me desentend del asunto. La patatacaliente estaba ya en sus manos.

    Tras mucho porfiar, al final me lleg la primera versin de EL OTOO DELAS ESTRELLAS en castellano. Inclua gran parte deTESTIMONI DE NAROM (conalgunos nombres cambiados y sin el final que yo haba tenido que crear paracerrar la novela y poder presentarla al Juli Verne), y se completaba con lasegunda lnea narrativa que daba pie a otras extrapolaciones a partir de recientes

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    hiptesis cientficas. Al final, ambas historias confluan en lo que nos parece nuestrapeculiar aportacin al vrtigo csmico tan tpico, por ejemplo, de autores como OlafStapledon y suHACEDOR DE ESTRELLAS.

    Luego lleg el calvario.Gracias al control de cambios del Word de Microsoft y a un continuado ir y

    venir entre Barcelona y Santiago por medio del correo electrnico, la versin final deEL OTOO DE LAS ESTRELLAS fue adquiriendo forma. En estos casos, cuandocolaboran dos autores, ambos con ideas propias y un exceso de personalidad, nohay ms remedio que pactar. No ha sido siempre fcil. Lo milagroso es que seamossiendo amigos.

    Pero al final lo hemos logrado. Tras mucho ir y venir por Internet y, contandocon la ayuda final de la brillante correccin de estilo de Roser Ruiz, sta es la novelaen la que nos hemos complacido. Tal vez en el futuro vengan otras, ya se sabe quequien avisa no es traidor...

    Al final, hemos incluido una Nota de los autores con referencias a loslibros y artculos cientficos que nos han servido de inspiracin, aun cuando, comoall se recuerda, esto es slo ciencia ficcin y no ciencia. La lectura de esos textosnos ha resultado muy estimulante y, evidentemente, la recomendamos a todos losinteresados.

    Narrada la gnesis de esta peculiar novela, ahora debera contarles algo desu argumento. No lo voy a hacer. En realidad me siento incapaz de lograrlo con unmnimo de objetividad, dado que conozco demasiado lo que los autores perseguanen su loco intento.

    A mime gusta lo que ha quedado al final, aun cuando, tras los ltimos mesesde modificaciones e intercambio, me temo que conozco casi todos los defectos de lanovela que, evidentemente, los tiene. Como todo en este mundo, esmanifiestamente mejorable, pero no olviden nunca que se trata, deforma voluntaria,de ciencia ficcin especulativa en torno a determinadas hiptesis cientficas

    recientes y que, al menos al final, nuestro referente (osados que somos!) es nadamenos que Olaf Stapledon y suHACEDOR DE ESTRELLAS. Un ttulo que, por su-puesto, no es ajeno al nuestro, que si a algunos les recuerda a otro otoo mspatriarcal, les aseguro que no tiene nada que ver con l.

    Pasen y vean. S encuentran algo mejor (en ciencia ficcin hard escrita enEspaa), tal vez incluso logren convencer a la editorial de que les devuelva eldinero... Lo dudo (esto ltimo, con msica de Los Panchos).

    MlQUEL BARCEL

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    ILa discusin

    Aquella fue la ltima vez que la vi. Todava recuerdo esa discusin.En aquellos das, Geria era todava un planeta escasamente habitado,

    alejado de los asuntos importantes de la administracin central, excepto para

    aquellos que se hallaban interesados en su potencial minero, sus grandes enigmascientficos y su alocada religin local, entonces ya bastante desprestigiada.Pero, ciertamente, an no era el abandonado Geriay yo era uno ms de los

    muchos que discutan con su chica. Sin saberlo, lo haca por ltima vez.Es absurdo, es un suicidio, no puede salir bien. Era todo lo que acertaba

    a decir. Estaba cabreado, y la tensin me obligaba a moverme incmodo en elasiento. La habitacin, su habitacin, estaba a oscuras y yo, pese a mis esfuerzos,apenas consegua distinguir el perfil de su cara.

    Una civilizacin no humana no es ninguna tontera. Debes pensar en elpotencial intelectual, en todas las cosas que podramos aprender dijo, rebosandoentusiasmo en cada slaba. Se recost en el asiento y cruz los brazos. No, yaest decidido: voy a intentarlo.

    Siempre tan segura de s misma, siempre tan dispuesta a la aventura. Dehecho, si he de confesar la verdad, eso era precisamente lo que ms me atraa de

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    ella. Ese espritu indomable, esa curiosidad sin lmites. Yo soy, por as decirlo, msprudente. Siempre dispuesto a dejar que las cosas pasen a mi alrededor. Ella no.Ella siempre estaba dispuesta a marcarse nuevos objetivos, a explorar nuevoscaminos. Qu hacamos juntos? Nunca he sabido explicrmelo. Quiz sea ciertoque los opuestos se atraen. No importa, ya lo he dicho, yo soy... ms tranquilo. S,

    dejmoslo as: ms tranquilo.Lo importante es que en esa ocasin no me gustaba nada, nada, lo que

    pretenda hacer.Esa civilizacin aliengena no existe. Son leyendas, fantasa. Cierto

    admit, hay restos arqueolgicos, pero tienen miles y miles de aos y estn malconservados. Y en cuanto a las historias de los primeros exploradores; realmentequieres guiarte por ellas? Yo insista, buscando desesperadamente argumentos ami favor. No poda permitir que cometiera esa locura.

    Ella me mir con cierto desprecio. Sus adorados ojos verdes, ligeramentegrisceos, se clavaron en m y me atravesaron. Se acarici el pelo negro,tomndose su tiempo antes de contestar. No quera hacerme ms dao del que yame haba hecho.

    El misterio nunca ha sido desvelado dijo lentamente. Quiero saber porqu. La seguridad de su voz era absoluta. No me importa si no quieres venir.Yo s ir.

    Es una expedicin sin sentido. Esperaba encontrar algn argumentopara, al menos, retrasar su marcha. Espera un poco, a la prxima estacin rogu al final. La enormidad de lo que quera hacer me pona nervioso. Demasiadaimprovisacin, el maldito peligro de actuar sin haberlo pensado bien. Adems aad finalmente, nunca lo autorizarn.

    Se irgui felina, con sus largos brazos cruzados sobre el pecho. Volvi amirarme con frialdad. Al rato, se ech atrs.

    Si no lo autorizan, tendr que hacerlo sin autorizacin.

    Me miraba fijamente a los ojos y ambos sabamos lo que eso significaba. Yome negaba a darme por vencido. A la desesperada, insist:Pero no entiendes que arriesgars tu vida por nada, por una quimera? Si

    no te matan las tormentas, lo har el malpas. Nadie puede sobrevivir all, y nuncaha vuelto ninguno de los muchos que lo han intentado.

    A pesar de la escasa luz, vi, tal vez intu, que frunca la frente. En ella, esegesto indicaba simultneamente la opinin que le mereca lo que yo acababa dedecir, el ridculo de poder rechazar la grandeza por el simple temor a perder la viday, algo peor, la absoluta resolucin en la decisin que haba tomado.

    Y t no entiendes me dijo, en ese tono que se usa para explicar lascosas a los nios que alguien debe intentarlo? Nosotros podemos ser losprimeros que regresemos con noticias o informacin de valor.

    Pero salir en un cambio de estacin como el que ahora se acerca es delunticos. Si hay que salir a explorar, por qu no esperar a la estacin de Estallido, ola de los Frutos. Cualquiera de ellas ofrecera ms garantas.

    Ya me haba puesto en pie y andaba, como un animal enjaulado, de un ladoa otro de la habitacin. Ella segua mirndome fijamente sentada junto a la mesa.

    No lo entiendes? Los gerios slo aparecen durante los cambios deestacin. Eso es seguro. No se les puede ver a menos que haya un cambio deestacin. Cuanto ms desierto y pelado est todo, ms fcil es verlos. Adems,tengo mis propias razones para intentarlo ahora.

    Estaba plenamente convencida. Hablaba como si tratara de explicar laverdad revelada a alguien que se negaba a la conversin.

    S, claro dije yo. Los famosos gerios que nadie ha visto nunca.Fantasas, fantasas de locos.

    No poda evitar moverme. Agitaba inquieto los brazos, como si de esa forma

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    mis argumentos adquiriesen ms fuerza frente a su absurda conviccin.Ella insisti:No, son reales. Hay pruebas. Estn ah fuera.Me plant frente a ella.Pruebas? Qu pruebas? Las leyendas? Todas falsas, todas

    inventadas. Los gerios, si alguna vez existieron, desaparecieron hace miles deaos. Cuando la humanidad lleg aqu, sus ciudades no eran ms que polvo yruinas enterradas. Al principio mucha gente muri buscando gerios, como ahoraquieres hacer t. Salan durante el cambio de estacin y no regresaban nunca.

    No, hace mucho que no queda nada de los gerios. Slo ruinas y unaestpida religin inventada para engatusar a los ilusos.

    Ninguna religin es estpida-replic ella. Y sa menos que ninguna.Muchos eruditos y estudiosos creen que puede haber mucho de cierto en esareligin de Geria. Alex Santana, por ejemplo...

    Un viejo loco la interrump yo. Un fantico.Apart la vista para demostrar mi desprecio por aquel autoproclamado

    profeta.Sorprendentemente, ella me habl con calma.Puede que sea viejo, no ms que tus padres o los mos, por ejemplo. Pero

    no est loco. lis lgico y racional. Ha realizado una nueva interpretacin de lasnarraciones clsicas. De nuevo aquel tono de voz de profesora que habla con unalumno particularmente lento. Al menos, a m me ha convencido. Participar en laexpedicin.

    No podris salir, las compuertas estarn cerradas durante todo el cambiode estacin. Toda la colonia quedar aislada. Entonces no ser posible salir, nitampoco podis esperar fuera si sals antes de que comience el cambio; podranpasar das, e incluso semanas. No, no lo haris.

    Ella sonri. Aquella sonrisa enigmtica que me haba atrado la primera vez.

    La misma sonrisa que sigue en mi recuerdo.Tenemos medios. Se recost. Amigos.Me qued sorprendido.Los bajos fondos?Volvi a sonrer.Yo no he dicho nada afirm.Vais a confiar vuestras vidas a una banda de delincuentes? A gente sin

    escrpulos? Lo denunciar.Me mir fijamente.No dijo muy despacio, no lo hars.Era cierto. No podra denunciarla, de la misma forma que no podra

    arrancarme un pie. No se trataba tanto de amor, a pesar de que la quera, como de

    una lealtad tal vez mal entendida, lo admito, pero a los amigos no se les traiciona.En ocasiones sera mejor para una persona detenerla antes de que cometa unalocura. Eso lo s, lo entiendo, pero soy como soy y ella me conoca muy bien. Nopodra denunciarles.

    Adems, en aquel momento tampoco saba que, aunque hubiera querido, nohubiese tenido tiempo de hacerlo.

    -Bien, ser mejor que lo dejemos. Yo deseaba aplazarlo todo, terminaresa discusin sin sentido. Esperar a ver si el tiempo de sueo o el nuevo da lehacan cambiar de opinin. Maana podremos volverlo a discutir.

    No hay nada que discutir contest ella con toda la segundad del mundo.Ya lo veremos repliqu muy enfadado, y me levant para marcharme a

    casa. Era mi ridcula manera de castigarla por su osada. Aquella noche no lapasara con ella. Aunque as tambin me castigaba a m mismo.

    Estaba enfadado y ni siquiera me volv. Tampoco le di un beso. Me limit a

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    despedirme secamente.Adis dije, y cerr la puerta de golpe.Todava hoy lamento haber actuado as. Si lo hubiese sabido...Aquella noche comenz el cambio de estacin.Nunca hubiese credo que resucitar resultara ms doloroso que morir. Abrir

    los ojos. Dejar que la luz entrase. Una sensacin incmoda y turbia, nada fsico,similar a un dolor en el alma.

    Por el contraro, morir haba sido incmodo, pero al final se haba convertidoen algo casi placentero. l haba ledo, mucho tiempo atrs, que en el momento dela muerte el cerebro libera grandes cantidades de endorfinas para proporcionar unfallecimiento agradable. Recordaba que durante semanas se haba preguntadocmo poda ser eso. Qu ganaba la naturaleza ofreciendo una muerte placentera?Cul era la presin evolutiva para un fenmeno como se? Haba concluido quedeba tratarse de un mito.

    Cmo era posible que recordara su muerte?Vagamente, s. La sensacin de soledad. El traje espacial que iba a

    convertirse en su atad cada vez le pareca ms apretado. La falta de oxgeno. Lacontemplacin fija de las estrellas mientras giraba lentamente, ms all de todaposible salvacin. El lento sueo de la anoxia. Y luego cerrar los prpados. Morircon tranquilidad.

    Pero eso era imposible. Nadie poda recordar su propia muerte. Pordefinicin, la muerte era el final de la vida. Despus no haba nada ms. Y portanto...

    A menos...Nunca haba credo en ninguna religin, al menos nunca con especial

    devocin. Quiz haba credo en algo, la necesidad de trascendencia, pero en todocaso de una forma vaga e imprecisa. No poda creer que realmente hubiera vidadespus de la muerte.

    No vea ms que una neblina blanca. La sensacin de incomodidad y dolorya haba pasado, pero se senta a cada momento ms nervioso.Dnde estaba? Era aquello el cielo? El infierno?No, deba dejar de pensar esas cosas. Todo tena una explicacin racional.

    De eso estaba seguro. Siempre haba credo que todo poda ser explicado y no ibaa dejar de hacerlo ahora. Mierda, le haban entrenado para ser astronauta, y no de-ba perder los nervios. Lo primero era descubrir dnde se encontraba, qu habapasado con la nave y con la misin.

    Le haban rescatado? Se encontraba en un hospital? Haba estado encoma y acababa de salir de l? Entonces, por qu no haba un mdico o alguien asu lado?

    Una sombra delante de los ojos. Una figura. De pronto una voz clida.

    Cmo se encuentra?Se sorprendi al orla. Sinti que se pona cada vez ms nervioso. Qu lepasaba? Por qu no poda controlarse? Luego, con igual rapidez, not que secalmaba.

    Ya est, lo hemos ajustado. Cmo se encuentra?Intent fijarse en la fuente de la voz. Se encontraba justo delante de l, pero

    apenas poda apreciar detalles. Un hombre, bpedo.No le veo. Estoy ciego?Un momento dijo la voz.De pronto la visin se hizo perfectamente clara, como una imagen

    sbitamente enfocada. Frente a l se hallaba un hombre, de unos treinta y cincoaos, metro ochenta, de piel negra y pelo corto. Vesta lo que pareca ser un monoque se le ajustaba perfectamente al cuerpo.

    Cmo se encuentra? repiti.

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    Intent mover los ojos. Al principio advirti una ligera resistencia, pero prontocedi y pudo distinguir lo que le rodeaba. Todo blanco. Se volvi. Detrs de l laestancia era igualmente blanca. No apreciaba ni esquinas ni bordes. Pareca unaesfera. Levant la vista. S, una esfera. Mir abajo. Su cuerpo, tal y como lorecordaba, estaba sentado en una silla anatmica tambin blanca. Se encontraba

    ligeramente reclinado.Sin levantar la vista dijo:Bien. Dnde estoy?En la nube de cometas de Oort fue la respuesta.Dios mo, la nube de Oort, pens. Los nervios comenzaron a apoderarse de

    l. La sbita calma lleg nuevamente. Le estaban controlando? Ya no estamos enKansas, Toto, pens. No se atreva a mirar al hombre. No poda ser, no poda ser.

    Qu ao? se atrevi a preguntar al fin, con voz algo dbil. Ms valaenfrentarse a lo inevitable.

    3729, segn el calendario de su poca.Ms de mil quinientos aos por delante de su tiempo! Qu haba pasado?

    Qu le haban hecho? Se sinti sbitamente perdido, atrapado en un laberintohecho de tiempo. Milenio y medio! Dnde haba estado todo ese tiempo? Sintique la desesperacin acechaba, pero la sensacin de calma tambin estabapresente, ayudndole a asimilar la situacin.

    Dgame su nombre orden la voz.Su nombre. Su nombre? No lo recordaba. Sus padres, su niez, su mujer,

    Isara?, la Agencia Espacial Internacional, el espacio, Jpiter... Jpiter! All habasido. En la misin a Jpiter. Haba tenido que salir de la nave. Por qu? Un acci-dente... una explosin... su cable se haba roto y se haba perdido en el espacio.

    Su nombre!Tawa respondi de pronto. Tawa, s, Tawa. Lo repiti mentalmente

    varias veces. Era bueno saborearlo.

    Bien dijo la voz. Es buena seal que recuerde su nombre. Muchos desus recuerdos estn ya disponibles o volvern poco a poco. Otros, losespecialmente traumticos, tal vez no los recupere nunca. El proceso no es perfectoy no tenamos mucho con qu trabajar.

    Dgame, cmo se siente?Cmo se senta? Tena sueo. Quera dormir. No, no era eso. Quera

    olvidar. Quera no saber. Eso era. Deseaba no creer lo que le decan. Deseabapensar que todo era parte del entrenamiento. Algn directivo se haba vuelto loco yhaba inventado una nueva prueba de destruccin. Queran partirlo, dividirlo enfragmentos, aplastarlo para comprobar hasta dnde poda aguantar.

    Su familia. Su mundo. Su trabajo. Su vida. Su siglo. Su mujer. Isara! Quhaba sido de ella? Cmo poda permitir que le hiciesen eso? Haba muerto ya?

    Dios, quince siglos!Por favor insisti la voz, ahora con mayor inquietud, intente responder.Es muy importante.

    Mir al suelo. Blanco. Maldito blanco! All todo era blanco. Menos aquelhombre. El era negro. Levant la vista. Aquel hombre llevaba la tristeza en los ojos.

    Para ser un habitante del siglo XXXVIII no resultaba muy impresionante.Dnde estara el mar? A Isara le gustaba mucho el mar. La playa. Siempre

    organizaba unos viajes increbles. Sombrilla, nevera, comida, Toda la parafernalia.Era incapaz de ir simplemente a la playa y quedarse all, tumbarse sobre la arena ydisfrutar. Isara. Cmo la echaba de menos!

    Mal contest al fin. Me siento mal. Cmo se supone que debosentirme?

    Extraamente, el hombre pareci satisfecho. La respuesta deba de ser laque buscaba. Ahora que lo pensaba, era evidente. Empezaba a aceptar la situacin.

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    Dnde estoy? volvi a preguntar.En el ao 3729, como le he dicho.Frunci el ceo. Transform la boca en una lnea delgada. Lo mir fijamente.No le creo. Demustrelo.El hombre no pareci inmutarse. Se limit a retroceder un poco y mover la

    mano. Una silla sali del suelo justo a su lado. Con tranquilidad, el hombre se sent.M nombre es Jabru, y llevo algn tiempo estudiando su cultura. Por esa

    razn, se decidi que yo era el ms adecuado.Una pausa. El hombre se inclin hacia delante y mir fijamente a Tawa con

    aquellos ojos tristes. Eran azules. Ahora los vea con claridad.Le encontramos en el espacio. Hicimos todo lo posible por salvarle, pero

    ha pasado mucho tiempo. No estbamos seguros de que su recuperacin fuesecompleta.

    Tawa trag saliva. Aquella locura segua su movimiento inexorable.No le creo. Esto no es ms que otra jodida prueba de esos psicpatas de

    control. Demustrelo.Jabru, as haba dicho que se llamaba, se ech hacia atrs sobre la silla.Es usted un hombre inteligente. Una ligera vacilacin. Un astronauta;

    todava conservamos los registros de su poca. Sabe perfectamente que realmenteno puedo hacer nada para demostrar lo que digo. Si yo ahora mismo hiciesetransparentes las paredes de esta esfera, me creera usted? No pensara queestamos en algn entorno preparado que me permitiese hacer algo as?

    Si, por ejemplo, yo me transformase ante sus ojos en un... en un gato, mecreera? No pensara que nos encontramos en alguna especie de ambientesinttico creado exclusivamente para usted?

    Not que apretaba con fuerza los apoyabrazos de la silla. La situacin erairresoluble. El hombre, Jabru, tena razn. Siempre podra encontrar una razn pararechazar la situacin, siempre habra una forma de pensar que le engaaban. La

    mejor hiptesis de trabajo era aceptar por el momento que lo que le deca era ciertoy luego, si poda, descubrir cul era la verdad.Record de pronto la pelcula 2001, todo un clsico de la vieja astronutica.

    Era una fantasa sobre viajes por el espacio, curiosamente tambin a Jpiter, unJpiter muy distinto del real. Los textos sealaban que haba sido criticada por sufrialdad, porque los personajes no demostraban emociones y no sufran ataques depnico. Pero eran astronautas, maldita sea; claro que no sufran ataques de pnico:les haban entrenado para esperar lo inesperado, para superar las crisis con calmae inteligencia. Como a l.

    Bien dijo al fin, mirando a Jabru con ojos fijos y duros. Perfecto.Aceptemos que dice la verdad. Estamos en el 3729 y de alguna forma me hanresucitado. Por qu?

    Jabru pareci considerarlo como una reaccin positiva.Es usted un hroe.Por haber muerto dijo l con sorna.No, por haberlo intentado. Sin personas como usted no hubiese sido

    posible nuestra situacin actual. Una vez descubierto su cuerpo... bien, simplementeno podamos dejarle flotando en el espacio.

    S, claro, ese hombre e haba dicho que se encontraban en la nube Oort.Bueno, tal vez admiraban a los astronautas.

    Pero, cmo...Jabru se reclin un poco.Gracias a los sistemas de su traje, aunque primitivos, su cerebro no sufri

    demasiados daos. Pudimos reconstruir informticamente gran parte de su mente.Le fabricamos un cuerpo...

    Por clonacin?

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    No. Nanotecnologa.Nanotecnologa?S. Su cuerpo actual es una colectividad de nanomquinas. Est

    programado para contener su mente y adoptar la forma que usted tena al morir.Pero, por supuesto, se encuentra bajo su control consciente. Pronto aprender a

    usarlo.Mir su cuerpo. Nanotecnolgico? Absurdo. Todo aquello tena que ser una

    conspiracin, un plan, una prueba ms del entrenamiento: qu ocurrira si tedespertaras en el futuro? Eso era: le estaban preparando. Su cuerpo tenaexactamente el mismo aspecto que recordaba.

    Mir a Jabru.ste pareci leerle el pensamiento.Las nanomquinas pueden imitar texturas y colores, pueden pasar por

    piel, escamas o tejidos. No es necesario, evidentemente, pero en su caso seconsider lo mejor para empezar. En el espacio, el cuerpo nanotecnolgico esprcticamente indestructible. Y al tener forma humana, se encuentra a la mismaescala que nuestra civilizacin.

    Mir de un lado a otro. Cada vez se senta ms nervioso.Vale. Me rindo. Por favor, squenme de aqu. No valgo para esto, no

    puedo soportarlo. La misin habr de ser para otro le dijo al aire.Experiment de nuevo aquella extraa calma.Volvi a mirar a Jabru fijamente, con incredulidad.S dijo Jabru, estamos controlando sus respuestas emocionales.

    Queremos que entienda su situacin. No es una prueba, no forma parte de lapreparacin. Todo esto es real.

    Mire su mano.Movi la vista. Tena la mano apoyada en la silla. Pareca perfectamente

    normal, incluso tena la familiar cicatriz en el meique. De pronto, los dedos

    empezaron a disolverse. Toda la mano se convirti en una larga hoja de brillometlico. A continuacin, la hoja fue extendindose hasta ocupar una superficiedescomunal, de unos cuatro metros cuadrados, que se expanda entre la neblinablanca ms all de ese hombre que deca llamarse Jabru. l mismo, la concienciade Tawa a la que se aferraba como la nica realidad existente, contemplaba todoaquello como si no fuese con l, como si le estuviese ocurriendo a otra persona. Sesenta remoto y extraamente indiferente a lo que suceda.

    Jabru volvi a hablar:Es una de las muchas habilidades de su cuerpo. En caso de necesidad,

    puede transformar una parte de l en un panel de energa solar.Lentamente, la hoja fue recogindose. Fluy subiendo por la silla como si

    fuese mercurio y finalmente volvi a formar su mano. La levant. Pareca piel. Poda

    distinguir l os poros, el vello...El nivel de detalles es excesivo dijo Jabru. Ahora mismo estconsumiendo demasiados recursos. Por el momento no hay problema. Pero tendrque aprender a pasar con menos.

    Tawa pas la mirada de su mano a Jabru, y de ste de nuevo a su mano.Espero que comprenda prosigui Jabru, que en el espacio un cuerpo

    nanotecnolgico es la mejor opcin.Un traje espacial permanente y extremadamente verstil dijo Tawa

    distrado. Poda entender la lgica subyacente, pero no consegua aceptar loshechos.

    Levant la vista.El mono que lleva puesto...?Exacto dijo Jabru.El color se su piel...?

  • 8/7/2019 Barcel, Miquel y Romero, Pedro Jorge - El otoo de las estrellas

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    Nac de piel negra, aunque eso ya no significa nada. Pero, si tengo queser humano, es difcil luchar contra los hbitos.

    Adopt una expresin ms seria.Espero que comprenda nuestras razones. No podamos dejarle all. Varios

    comits de tica debatieron largamente el tema. Los recursos no son un problema;

    con nanotecnologa casi se puede imitar cualquier cosa. Al final se decidi que lomejor era dejar que usted decidiese.

    Tawa medit en silencio. Qu poda hacer? La idea de vivir en el futuro leproduca vrtigo, un vrtigo nervioso en el estmago. Se record que ya no tenaestmago, que simplemente reaccionaba como si estuviese all. Si lo que Jabru lehaba contado sobre el cuerpo nanotecnolgico era cierto, incluso era muy posibleque pudiese hacer desaparecer la sensacin de tener un estmago. El estmago yano era ms que una entelequia, una ficcin generada para su comodidad. Supusoque si prestaba atencin podra incluso sentir los latidos del corazn. S, allestaban. Sonri.

    Alto. Tena que dejar de pensar en rganos del cuerpo. Aquello era absurdo.Deba concentrarse en lo importante.

    IQu era lo primero que deba hacer? Eso, aceptando que ahora viva en elmundo feliz, cul deba ser su primer paso?

    Mustrame el mundo exteriordijo.No hay nada en el mundo exterior contest Jabru. Estamos en el

    espacio. Slo veramos las estrellas.No importa, ensamelo.Muy bien.Las paredes dejaron de ser blancas y lentamente se volvieron transparentes.

    El manto negro de la noche espacial sustituy la luminosa neblina blanca. Lasestrellas tachonaban el fondo de esa sima infinita. La ilusin de encontrarse flotandoen el espacio era perfecta.

    La visin no le resultaba desconocida. Al fin y al cabo as recordaba sumuerte: aislado y solo en medio de la negrura. El cuerpo nanotecnolgico o lo quefuera debi de actuar para contener el pnico que pugnaba por salir a flote alrememorar una interminable experiencia traumtica. Tal vez por eso le fue permitidorecordar cuntas otras veces se haba encontrado en situaciones similares, en elexterior, haciendo reparaciones, examinando los instrumentos, preparando laoperacin. En medio del trabajo, uno levantaba la cabeza y all estaban las estrellas.

    Sin embargo, siempre haba sido una experiencia mediatizada por el traje.En cambio esta vez, en el supuesto ao 3729 y en medio de ese milagroinesperado, tena la sensacin real de encontrarse flotando ante el universo. Ya nodesnudo y desvalido como un frgil ser humano abandonado que se enfrenta a supropio destino y su inevitable muerte. Se senta seguro, ajeno a la resignada

    desesperacin de las horas que precedieron a su muerte.Si Jabru deca la verdad, ahora ya no era un ser humano frgil y vulnerable.Su cuerpo, si en efecto haca todo lo que se afirmaba de l, podra sobrevivir alespacio. Sin saber cmo, sin querer creer en ese absurdo que Jabru pregonaba, loperciba en cada clula? de su cuerpo. No se senta inclinado a creer a jabru, perose vea obligado a percibir la confiada seguridad que emanaba de su cuerpo.

    Estar en el espacio, incluso sin traje protector, ahora le pareca posible.Poda repetirlo en cualquier momento.

    Pero por qu iba a hacerlo?Qu razn le quedaba para hacer nada? Cul podra ser su lugar en una

    sociedad tan lejana y ajena a la suya? Qu sentido tendra ahora su existencia?Su preocupacin le hizo expresar esos temores en voz alta:

    Y ahora, qu voy a hacer con mi vida?Jabru pareci considerar que la pregunta iba dirigida a l:

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    Me temo que eso tendr que descubrirlo usted mismo.

    IIIGeriaNo lo supe hasta el da siguiente. Por descontado, la informacin se

    encontraba casi desde la medianoche en todos los terminales, pero la discusinhizo que no le prestara atencin. De hecho, es ms que probable que, de haberintentado salir al exterior aquella noche, me lo hubiesen impedido. No obstante,vivamos demasiado cerca el uno del otro como para que el regreso a miapartamento de soltero me obligase a salir de los recintos. De camino a casa meencontraba demasiado enfadado y preocupado como para prestar atencin a lasnoticias. Al llegar, me fui directamente a la cama.

    No me sirvi de nada. Me fue casi imposible dormir.

    No dejaba de darle vueltas a esa absurda locura de intentar salir al exteriordurante un cambio de estacin. Confiaba en tener tiempo para conseguir quereconsiderase su loco propsito.

    Para alguien que no conozca Geria, es posible que la idea de una simpletempestad pueda parece casi inofensiva. Pero las tempestades de Geria no soncomo las de otros lugares.

    En primer lugar, las tempestades marcan el cambio de estacin que, a pesarde su nombre, tampoco se parecen en nada a las estaciones posibles en otrosplanetas. En segundo lugar, las tempestades son de tal intensidad y cubren tancompletamente el planeta que resultan absolutamente mortales. No se sabe denadie que haya sobrevivido en el exterior en fase de tempestad cuando se produceel cambio de estacin.

    Por esa razn, todas las zonas ocupadas de Geria estaban construidas bajotierra, a varios metros de profundidad. Slo as se puede garantizar un mnimo deproteccin, que nunca es total, frente a los misteriosos fenmenos del exterior. In-cluso los caminos que conectan las diversas zonas habitadas son subterrneos,porque nadie quiere que desaparezcan durante un cambio de estacin.

    Peor an. Los cambios de estacin son totalmente aleatorios. Se hanrealizado todo tipo de estudios y jams se ha conseguido descubrir una pauta, unamnima lgica, en la secuencia de acontecimientos. Incluso la duracin de lasestaciones de Geria es arbitraria. Es como si la naturaleza de Gena obrara de formaabsurdamente caprichosa.

    El cambio de estacin se produce ms o menos tres veces al ao. Todo elplaneta participa en ello. En el exterior, el horizonte se vuelve turbio de manerarepentina, se pierden de vista las montaas lejanas y las nubes se desplazanululando por todo el planeta como si fuesen bestias feroces que no pueden serapaciguadas de ninguna forma. Los vientos huracanados desafan la gravedad ylevantan en el aire todo tipo de objetos, agitndolos como si fuesen ligeras hojas depapel y, lo ms evidente, transportando por todas partes una lluvia pesada y plenaprocedente de los ocanos y los lagos. Todo el planeta deviene un continuoestallido de lluvia y viento.

    En cualquier caso, ese comienzo de lluvia y viento es todo lo que se conoce.Justo cuando se inicia el cambio. Por fuerza la vida en Geria ha de ser subterrnea.

    El cambio de estacin se presenta, inesperadamente, tres veces al ao. Noes seguro estar en el exterior. Despus de las desgracias de los primeros tiempos,

    todos haban aprendido a respetar al planeta y su particular climatologa casimgica.Cuando era un chaval y viva en casa de mis padres, lo ms normal al inicio

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    de las lluvias era detener casi todas las actividades y esperar el final del periodo detransformacin escuchando quiz el viento y la lluvia que golpeaban en el exterior.Era preciso luchar contra el aislamiento que comportaba la llegada de las lluvias.Haba medios de comunicacin entre los centros, que de forma tal vez demasiadooptimista llambamos ciudades, pero era ms seguro no moverse. As lo acon-

    sejaban recuerdos de un pasado no tan seguro. Todas las actividades seinterrumpan. Cuatro o cinco das de diversin.

    La gente celebraba fiestas, banquetes y, en el interior de las residenciassubterrneas, tanto en las ciudades ms grandes como en los suburbios mspequeos, se intentaba encontrar formas de pasar el tiempo. En su mayora setrataba de espectculos para los ms pequeos, para una chiquillera que loscontemplaba satisfechos de que la llegada de las lluvias fuera tambin unbienvenido periodo de inesperadas y siempre sorpresivas vacaciones escolares.Cuando las sirenas volvan a sonar unos das ms tarde, las ciudades volvan a laactividad. Las compuertas se abran de nuevo como pequeas flores que re-ventaban con prisa para volver a mostrar sus secretos. La sorpresa era que lasciudades y los suburbios estaban ahora rodeados por un nuevo paisaje. Dependade la estacin, pero el planeta poda quedar cubierto por una exuberante vegetacinque daba frutos siempre comestibles y cada ao ms deliciosos. En la otra estacin,que llambamos Muerta, el territorio quedaba cubierto de arena y de piedras, unpramo estril sin el menor rastro de vegetacin. Por suerte, las carreteras, exca-vadas aos atrs y cubiertas con la misma piedra resultado de la estacin Muerta,continuaban en su lugar, comunicando los parajes habitados de Geria. La mgicallegada de las lluvias no las tocaba, pero apenas se utilizaban. Todo el mundoestaba convencido de que los caminos subterrneos eran mucho ms seguros yahora ya llegaban a todas partes.

    La estacin del Estallido era francamente muy espectacular. Repleta demiles y miles de plantas de todo tipo, colores y variedades. El paso a la estacin del

    Estallido era siempre agradable, y se aguardaba con ansia. Cuando se abran lasciudades, no restaba el trabajo duro de recoger frutas o materiales sino el simpleplacer de extasiarse ante una naturaleza tan prdiga y colorida. El placer de vivir erasiempre fcil y estaba al alcance de todos. En la estacin de los Frutos era precisorecoger las frutas con rapidez y almacenarlas en las gigantescas cmaras derefrigeracin que garantizaban la disponibilidad continua de alimentos. Muy pronto,apenas unos das despus del fin de la lluvias, las frutas no recogidas moran, y seagostaban como los viejos al sol. Luego, nadie saba cundo, era preciso quellegase un nuevo cambio de estacin, con sus sirenas y lluvias, para traer laestacin Muerta, las ms triste y, tambin, la ms peligrosa.

    Poco a poco pareca que los colores se desvanecan, los rboles perdan suvigor y su empuje. La vegetacin se marchitaba y todo perda ese aspecto sano y

    feliz para volverse ttrico, triste y gris. Era el aviso que anunciaba la proximidad dela siguiente estacin. Era cuestin de das o semanas, nadie lo saba con certeza.Llegado el nuevo cambio de estacin, las lluvias y los vientos barran con fuerza losrestos de la prdiga estacin anterior.

    De la estacin Muerta surga el yermo ms absoluto. Las aguas huanpresurosas, arrastrndolo todo hacia los grandes lagos y los ocanos. Muy pronto,el calor y la sequa lo invadan todo. Poda, eso s, recogerse el material, laspiedras, para construir en el futuro, si era necesario, nuevas edificaciones exterioresy carreteras. De repente, todo quedaba seco, y la superficie se tornaba un grandesierto conocido como malpas. Era la estacin Muerta, las ms desesperanzada.Sobre aquella superficie era imposible andar con los pies desnudos. Incluso eraproblemtico hacerlo con el mejor calzado. Ahora la vida en Geria es subterrnea,por lo que nadie sale al exterior durante la estacin Muerta. No vale la pena. No haynada.

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    En la estacin Muerta los ros se secaban, pero los lagos y los grandesocanos de Geria haban recogido todo aquello que los ros haban arrastradodurante el cambio de estacin. El agua se volva espesa y clida. Se deca queflotar en ella no costaba demasiado, aunque, lgicamente, nadie lo intentaba nunca.En la superficie del agua se formaba una capa bastante gruesa de nuevos

    materiales, los depsitos de todo lo arrastrado, convertidos ahora en una complejamezcla de azcares, grasas y aminocidos a partir de la cual, milagro o magia, ha-ban de salir la vegetacin y los frutos de la siguiente estacin.

    Al terminar el cambio de estacin, todos regresaban a sus trabajos. Si setrataba de la estacin de los Frutos, incluso los chiquillos iban a recoger comida. Eracomo una fiesta. Recuerdo con satisfaccin los alegres das de recoleccin decuando era un chaval. Muy a menudo sentado con mis compaeros en las copas delos rboles casi gigantescos, posiblemente comiendo ms fruta de la quellegbamos a recoger. Tambin recuerdo las conversaciones y los corros alrededordel fuego, hablando casi siempre sobre las leyendas misteriosas que hablaban dealiengenas extraos que bailaban en las llanuras mientras caa la lluvia, o de losfantasmas que asustaban a los pueblos y ciudades de toda Geria. Nadie deseabahacerlo, pero siempre se terminaba hablando de los aliengenas. Y los chicos ychicas se asustaban los unos a los otros con historias de criaturas que devoraban alos insensatos humanos que se atrevan a buscar a esos entrevistos habitantesaborgenes, popularmente llamado gerios. La leyenda aada que slo era posibleencontrarlos durante un cambio de estacin. Muchos chicos fanfarroneabanafirmando que no se quedaran siempre al resguardo de las ciudades y que seatreveran a arriesgarse saliendo al exterior a ver cmo eran las lluvias, cmo eranlos vientos, y, lo ms importante, cmo eran esos aliengenas de los que hablabanlas leyendas.

    Nadie saba con certeza lo que suceda en el exterior tras las lluvias duranteun cambio de estacin, y la imaginacin poda correr con total libertad. Por suerte, la

    fase de las tempestades duraba poco, entre dos y cinco das, como mximo, yluego, ya era seguro volver a salir. Y dos de esas tres veces al ao, el espectculomereca la pena.

    Hace tiempo, cuando llegaba gente nueva desde la Tierra, se haca notar. Laatmsfera, la gravedad, y quiz los misteriosos frutos de Geria haban cambiado alos colonos, convirtiendolos en personas de pecho amplio y mayor altura. Los recienllegados opinaban que era una exageracin tomar tantas precauciones ante lallegada de las lluvias. Siempre haba accidentes con los nuevos. Algunos salandurante un cambio de estacin, y no volvan nunca.

    Pero haca ya muchos aos que no llegaban nuevos colonos. Geria era yauna colonia estable, capaz de mantenerse por s misma sinel soporte constante delos refuerzos llegados del planeta madre. Y todos sabamos qu eran las estaciones

    de Geria, y las respetbamos.Con excepcin de algunos locos.Ni siquiera hoy, nadie sabe por qu se producen esas estaciones y esos

    cambios. Nadie sabe qu las hace posibles. Hay muchas hiptesis, pero ninguna deellas ha podido ser verificada. De hecho, cuando se supo de la existencia de lasextraas estaciones en Geria, no tard en llegar al planeta un numeroso grupo decientficos con la intencin de desvelar sus secretos. Se llegaron a establecer hastacuatro estaciones cientficas, cada una de ellas con su propio equipo interdisciplinar,dedicadas exclusivamente al estudio de la misteriosa climatologa de Geria. Todosansiaban la fama que habra de ir indisolublemente asociada al nombre de aquelque pudiese explicar y comprender un fenmeno nico en los mundos conocidos.

    Pero las investigaciones fueron un fracaso absoluto. Pocos aos despus,aquellas estaciones que se haban establecido con tan elevadas esperanzaspasaron a ser las actuales estaciones de control de soporte vital, necesarias para

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    mantener la vida subterrnea que permite mantener la civilizacin en Geria.Como siempre, el hombre propone, pero es la naturaleza quien dispone,

    aunque se trate de la misteriosa naturaleza de Geria. En este caso, quiz comohaba sucedido en otros lugares, la ciencia fracas. La ciencia requiere conocer afondo un fenmeno para poder construir hiptesis que lo expliquen. Pero en Gena

    no haba forma de conocer en detalle lo que suceda en el exterior durante loscambios de estacin. Cualquier instrumento que se dejase en el exterior dejaba deemitir o desapareca por completo durante las primeras horas del cambio.

    No haba forma de obtener datos y, sin stos, la ciencia se convierte enfilosofa. Pierde la certeza y la seguridad tradicionales. No produce explicacionessatisfactorias.

    Tambin se instalaron satlites en rbita geriosincrnica, para intentarobservar y medir lo que suceda durante los cambios de estacin. No sirvi de nada.Las tempestades del cambio de estacin llevaban asociadas una peculiartempestad electromagntica. Todas las longitudes de onda quedaban afectadas, yni siquiera se obtena una imagen de la superficie. La espesa capa de nubesimpeda la visin y los efectos electromagnticos impedan el estudio con ondas quese saliesen del espectro visible. Las estaciones de Geria eran un misterio y lo hanseguido siendo hasta hoy. A ojos de la humanidad, simplemente suceden, sin quehaya forma de saber por qu y cmo. Ante la incomprensin, la humanidad intentaconvivir como mejor puede con el fenmeno. La vida subterrnea pareca la mejorsolucin.

    Con el tiempo, al comprobar lo poco que podan descubrir sobre lasestaciones, el nmero de cientficos dedicados a desentraar el misterio de Geriafue disminuyendo. Algunos siguen activos en las estaciones, pero se ocupan deotras cosas. La gerialoga ya no parece ofrecer las mismas esperanzas que antes.El estudio de Geria ya ha perdido todo su prestigio. Como misterio aadido, la floraque aparece en el Estallido y los frutos de la estacin posterior siempre han

    resultado ser de lo ms normal segn los estndares habituales. ADN y ARN deltodo normales y perfectamente compatibles con la qumica humana. Formas,colores y sabores normales. Nada de particular, excepto su origen. En realidad, nose consideraba que las tormentas en s provocasen la aparicin de aquellos frutos.Simplemente se les consideraba un acertijo ms, como acertijo era que lacomposicin qumica de aquellos frutos se acercase, ao tras ao, a la que la mejordiettica exiga para los seres humanos.

    Mstenos de ese Gena incomprensible que, pese a todo, la indmita voluntadhumana, tan vez inconscientemente, haba querido domear. Ahora vivamos all,en las moradas subterrneas, y esquivvamos los cambios de estacin. El ser hu-mano soporta vivir con misterios.

    La ciencia esquiva el misterio, desea desvelarlo. El fracaso al comprender, el

    desconocimiento, es rechazado por los cientficos. Hartos del misterio de Geria, loesquivaron.Consciente de todo esto, ideas y reflexiones que con toda seguridad llenaron

    mis pesadillas de aquella noche, despert al da siguiente con un terrible dolor decabeza. Me duch, me afeit y me prepare deprisa y corriendo para ir al trabajo.

    Si hubiera sido preciso, habra podido realizar todas las tareas del da desdecasa, usando el terminal, sumergido en el montn de detalles que podran ir mal enel complejo sistema de soporte vital del cual era, entre otras tareas, uno de los res-ponsables. De hecho, mi trabajo casi podra haberse realizado desde el otroextremo de la galaxia de no ser por las limitaciones de ancho de banda de lacomunicacin por agujero de gusano, la urdimbre entre los mundos que mantena lacivilizacin humana en contacto, en aquella poca. El quid de esa idea tan atractivaera la necesidad peridica de examinar en persona el sistema. No importa cuntasinteligencias artificiales algortmicas, cunticas o de cualquier otro tipo pudieses

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    lanzar en tu ayuda, en cualquier momento todo puede fallar y haba quecomprobarlo en persona. Aquel da, precisamente, me corresponda la rondamensual de control. Despus de todo, estaba en juego la vida de miles deciudadanos de Geria.

    Activ la Voz en el momento de abrir la puerta. No me gusta, ni me gustaba,

    e continuo flujo de informacin que proporciona. Casi siempre la apago cuandoestoy en casa. Es una vieja costumbre. Justo en el momento de abrir la puerta, laVoz me mostr un grfico del estado de la colonia.

    Me detuve en seco. Todo estaba cerrado. En el exterior se produca uncambio de estacin. No era posible salir.

    La nueva oportunidad de los locos cazadores de aliengenas gerios haballegado, y en esa ocasin me afectaba ms de lo que nunca hubiera podido creer.

    El sistema solar haba cambiado mucho.No es que no hubiese cambiado antes. Pero los cambios anteriores se

    haban producido a escala cosmolgica. Como toda estrella, el Sol haba tenido untormentoso origen lleno de acontecimientos cataclsmicos que haban alterado elcurso de los planetas. Los objetos planetasimales se haban agregado para formarcuerpos mayores, y durante millones de aos llovieron sobre los planetas alterandosu forma y composicin. Sin embargo, los cambios recientes haban sido im-pulsados por la biosfera. La misma expansin de la vida, primero entre los planetasinteriores y luego hacia la nube de cometas, haba alterado el ecosistema, unecosistema que ahora ocupaba una esfera de ms de cuatro aos luz cbicos. ATawa le recordaba mucho el proceso por el que la presencia humana haba alteradoel paisaje de la Tierra al construir, en lo que haba sido un parpadeo en la escala deltiempo geolgico, carreteras, edificios, ciudades, puentes y un sin fin de obra civilque, para la Tierra, fueron como enormes erupciones que saltaban de pronto haciael cielo.

    Ahora la Tierra era un jardn, un renacido vergel. Todava vivan en ella

    muchos seres humanos, en su mayora grupos que de una manera u otra habanadoptado una forma de vida que se ajustaba a la situacin actual del planeta. Nopor ello haban renunciado a la tecnologa, slo que la biologa y la nanotecnologapermitan hacer con facilidad y segundad cosas que antes habran causado un granimpacto ecolgico. Afortunadamente, la Tierra conservaba su gran anillo de torresorbitales. Bajar al planeta y volver a salir de l resultaba fcil y cualquiera era librede hacerlo.

    Jabru le haba dicho que era libre de ir donde quisiera, Los viajes erangratuitos y no tena ms que solicitar pasaje en una nave que fuese en la direccinque l deseara. No pareca haber economa y, si la haba, operaba a un nivel queTawa no lograba entender. Tena la impresin de encontrarse en una especie deutopa poscomunista, donde la posesin de los bienes no importaba a nadie.

    Imagin que haba en ello una cierta lgica. Que poda importar la posesin deunos fragmentos concretos de materia, si los recursos del sistema solar y la nube decometas eran prcticamente ilimitados? El nico recurso que poda llegar aescasear era la energa, pero el Sol provea de toda la necesaria.

    Y qu importaba el tiempo a un grupo de seres que, a todos los efectosprcticos, eran inmortales?

    Obras de ingeniera que en el siglo XXIII se hubiesen realizado en unospocos aos, se ejecutaban en dcadas, algunos tal vez en siglos, pero con unamajestuosidad y grandiosidad que hubiese avergonzado a los faraones. Largosagujeros de gusano, tneles que conectaban zonas diferentes del espacio-tiempo,llevaban la luz del Sol hasta los ms lejanos confines del sistema solar. InclusoPlutn, el ms alejado de los planetas, dispona de su pequeo sol, de dos metrosde dimetro, orbitndolo continuamente.

    Por algn extrao motivo, Tawa consideraba que ei momento ms

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    emocionante de todo su viaje haba sido la estancia en la pequea luna de Urano,Miranda. El pequeo sol de Miranda se haba puesto sobre el cercano horizonte deaquel mundo de tamao tan reducido, y la belleza de ese hecho inimaginable habatrado lgrimas a sus ojos inexistentes.

    Ya se hablaba, incluso, de construir una esfera de Dyson alrededor del Sol

    para aprovechar toda su energa. El viejo sueo de un cientfico del siglo XX era yauna posibilidad real, y nadie pareca asombrarse ante un proyecto que requerira almenos diez mil aos para ejecutarse. Muchos aspiraban a presenciar en persona lainauguracin.

    Todo en nombre de la biosfera.La humanidad se la haba llevado consigo al salir de la Tierra y, con toda

    rapidez, haba ocupado los planetas. Casi no haba sitio en el sistema solar dondela vida no estuviese presente, cada lugar alimentado, si era preciso, por su propiosol. Incluso Jpiter y los gigantes gaseosos haban sido colonizados por enormesanimales que empequeecan a las ballenas y que flotaban plcidamente en lasdensas atmsferas. Era como si la biosfera no hubiese podido resistir la posibilidadde que existieran mundos desolados, y hubiese obligado a su agente ms inquieto,la humanidad, a ejecutar sus designios.

    Y la humanidad no era una excepcin a la multiplicidad que pareca haberinfectado la vida de la Tierra. Tawa no tard en descubrir que su forma actual no erani mucho menos la predominante. Los seres humanos nanotecnolgicos formabanuna fraccin apreciable pero no la dominante entre las formas humanas. Era,simplemente, una forma especialmente abundante entre aquellos que se ocupabande la exploracin ms all de los lmites del sistema solar.

    Haba humanos de carne y hueso, casi todos ellos confinados al sistemaTierra-Luna. Todava nacan y se desarrollaban segn la vieja y, durante milenios,tradicional manera. Aunque contaban con la ventaja de que los adelantos mdicos ybiolgicos les garantizaban una vida libre de problemas hasta la muerte... si

    decidan morir.Otros no eran ms que etreas formas informticas que habitaban lasentraas electrnicas de un ordenador. Gran parte del control de los dispositivos delsistema solar estaba a cargo de esas personas: la ecologa de los grandes planetaso el control climtico de la Tierra y los otros hbitats humanos. Otros habandecidido, sin embargo, retirarse a un mundo de fantasas privadas donde podanhacer lo que quisiesen.

    Estaban tambin los adaptados, seres humanos modificados para vivir en lascondiciones de los planetas que haban colonizado. Haba marcianos, onitas,plutonianos... Algunas modificaciones eran tan radicales que Tawa apenas podacreer que se les siguiera considerando humanos. Aunque, en realidad, tena sulgica. Era la hermandad de la mente lo que dictaba la adscripcin a la humanidad,

    no las diferencias fsicas del cuerpo.Despus de todo, algunos humanos no haban nacido como tales.Como, por ejemplo, las inteligencias artificiales. Algunas haban sido creadas

    directamente por la humanidad, mientras que otras haban evolucionado por s solasen el proceloso mar informtico.

    La variedad era asombrosa.Con todo, comparado con el infinito del espacio, el sistema solar pareca un

    lugar limitado.Por tanto, despus de veinte aos de viajar de planeta en planeta, de

    experimentar de una forma u otra todas las formas de la humanidad, de asistir aespectculos deslumbrantes y puestas de sol que poda disfrutar incluso sinproteccin, Tawa regres a la nube de cometas.

    Ahora se hallaba sentado entre las ramas de un rbol sobre el cometa. Elrbol se alejaba ms de diez kilmetros de la superficie del cuerpo helado, y las

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    hojas de cientos de metros de largo se orientaban ansiosas hacia el sol, intentandocaptar algo de su luz en aquellas regiones tenebrosas. Era como haber descendidoal inframundo. All no se usaban los soles-gusano.

    Tawa no pensaba en nada en particular. Meditaba simplemente sobre sufuturo, y habindose acostumbrado a la languidez de aquellos tiempos

    posthistricos, se tomaba su tiempo. Esta vez el tiempo no representaba ningunalimitacin. Tampoco necesitaba comer, ni tena ninguna otra necesidad fisiolgica.En trminos de la vieja prctica terrestre, eran ya meses los que llevaba all arriba.

    Tawa?La voz proceda de detrs de l. No era un hecho real, por supuesto: se

    encontraba en el vaco del espacio, sin aire que transmitiera ondas sonoras. Esapresunta voz no era ms que una seal enviada por alguien, una seal que sussistemas, en beneficio de una conciencia que todava crea habitar un cuerpobiolgico y primitivo, haban convertido en una voz que hablaba desde un puntodeterminado.

    Pero la voz, esa voz al menos, era inconfundible. Haba sidocuidadosamente dotada de un cierto tono y un cierto timbre.

    Todo su cuerpo se reorganiz instantneamente para mirar a sus espaldas.Ni siquiera era preciso mantener la ficcin de girar el cuello y mover la cabeza. Todol era ojos, y tener cara era otra cmoda ilusin.

    Isara.Una sola palabra. La constatacin de un hecho.Hola Tawa. Me alegro de verte.Isara se manifestaba con su aspecto anterior, su aspecto humano. Tawa no

    tena forma de saber si aqulla era su forma habitual o si la haba adoptado tan slopara facilitar ese contacto, esa conversacin. En todo caso, sinti un simulacro depinchazo en un inexistente corazn. Los viejos reflejos tardaban en morir.

    Ahora que la tena delante todo le resultaba evidente.

    Supuse que habras muerto.Ella se acerc. Lentamente, como si no osara despertar los recuerdos. Comosi no supiera lo que eso representaba.

    -Una suposicin lgica.Pero claro, imagino que los hallazgos en gerontologa y prolongacin vital

    se produjeron ms o menos en esa poca. Despus de mi muerte, pens sindecirlo.

    S, gran parte de la humanidad del siglo XXIII sigue hoy con vida.Isara se acerc ms, como cabalgando por la rama, y se sent a su lado.Cmo te encuentras? pregunt.Tawa apart la vista y mir ms all del rbol. Toda la superficie del cometa

    se encontraba cubierta de rboles parecidos, al igual que en otros muchos cometas

    de la nube de Oort. El proceso era lento, pero las semillas enquistadas eran capa-ces de atravesar el espacio entre nubes de nieve y colonizar nuevos cometas. Conel tiempo, esas semillas podran dar el salto a las nubes de cometas de otrossistemas estelares y la biosfera se expandira algo ms. Los mismos seres humanosexploraban ya regiones alejadas de la galaxia y otros sistemas planetarios. Tenalmites la vida?

    Confuso respondi al fin.Debe de ser muy duro para ti dijo ella.Todo ha cambiado tanto... La mir. T has visto cmo se produca

    todo esto, has tenido tiempo de adaptarte. Yo me siento como un cromagnon quehubiese sido lanzado de pronto a una gran ciudad del siglo XXHI. Cmo voy avivir?

    Eso no es problema asegur ella. Aqu la vida es cmoda. No tepreocupes por eso.

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    No, no me refiero a eso. Lo que quera decir es algo distinto. Tiene que vercon el por qu, no con el cmo. Para qu voy a vivir?

    El rostro de ella adopt una expresin de extraeza. Era una viejacostumbre, o sus sistemas se adaptaban lentamente a comunicarse con un hombreprimitivo que muy posiblemente no podra entender los sutiles aspecto de la

    comunicacin entre nanopersonas?Es comprensible dijo Isara mirando al infinito. Qu veran aquellos

    ojos, aquel cuerpo, que era capaz de reorganizarse para captar casi cualquierlongitud de onda conocida?. Intento colocarme en tu situacin, pero...

    Por qu no viniste antes? pregunt l, sin atreverse a mirarladirectamente.

    No me encontraba en el sistema solar contest Isara.

    Participo en un proyecto de estudio en un planeta extrasolar. Seguro que tegustara... Hizo una pausa, tal vez para evitar la digresin, o quiz para dejartiempo a que la sugerencia arraigase. Regres al sistema solar y me enter de tucaso. Vine a verte en cuanto pude. No quise enviarte un mensa|e. Pens que unavisita en persona sera mejor.

    Tawa apreci la irona de la expresin en persona en aquellascircunstancias. Haban sido personas antes, pero ahora? Todava no lograbaasimilar la realidad de esa humanidad tan intrnsecamente deshumanizada. Y nodejaba de ser quien era. No saba qu preguntar. No saba qu decir. Por primeravez la conversacin entre los dos no era fluida. Los dos haban estado solos, habanvivido muchos aos sin padres ni familia cercana, y no haba muchos amigos de losque valiese la pena hablar.

    Guardaron silencio durante un momento.De qu se trata? pregunt al fin Tawa.El proyecto? Estudiamos la civilizacin extraterrestre contest ella.

    Isara haba sido psicloga. Ahora, aparentemente haba dejado de estudiar alos seres humanos. La noticia lo tom por sorpresa.No saba que hubiese civilizaciones extraterrestres. Crea que estbamos

    solos.He dicho la civilizacin extraterrestre. Slo hemos encontrado una

    civilizacin activa. Lo dems son restos.El descubrimiento deba de haber sido toda una conmocin para la

    humanidad. La prueba de que el ser humano no estaba solo en el universo.No creas continu Isara anticipando el comentario an no formulado de

    Tawa. Algunos nos interesamos activamente por ese mundo, pero en general, lahumanidad ya ha creado muchas formas realmente extraterrestres. T mismo yahas visto algunas. Lo que estudiamos en ese planeta extrasolar es esa civilizacin

    extraterrestre y extrahumana. La nica conocida. Se trata de una civilizacinreptiliana.Aquello sonaba francamente interesante. Pese a la veintena de aos que

    haba pasado deambulando por un sistema solar modificado e irreconocible, Tawasegua siendo y sintindose un explorador, un investigador de lo desconocido, sumanera de ser un astronauta. No se poda ser astronauta sin sentirse interesado porla posibilidad de vida extraterrestre, o debera decir extrahumana... En el siglo XXIIIya se haba descubierto vida extraterrestre en el sistema solar, pero slo a escalamicroscpica. Toda una civilizacin distinta y ajena era ya algo distinto, el premiogordo en la lotera del saber. Un motivo de estudio. Una razn para actuar.

    Quiz fuese lo que realmente necesitaba, lo que llevaba aos buscando deforma inconsciente. Una razn para seguir adelante e integrarse en aquella nuevacultura humana que tan extraa se le haca. Qu mejor forma de adaptarse a unacivilizacin humana que pareca extraterrestre que estudiar una verdadera

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    civilizacin extraterrestre?Sinti que tai vez Isara haba llegado con esa precisa misin. Que la nica

    razn de su llegada haba sido proponerle algo para hacer. Compasin? Amor?Compartir algo de nuevo, como haban hecho antes? No importaba. En cualquiercaso, era un objetivo posible. Pero podra hacerlo, se sentira capaz?

    Lo ms importante, le dejaran?Claro que sle dijo Isara en cuanto Tawa avanz la tmida pregunta.

    Es ms, confiaba en que te resultase interesante. Podras ser un miembro valiosodel equipo, alguien no contaminado en exceso por el mundo moderno -sonri.Hay un consejo que toma las decisiones, pero a todo el mundo se le permiteintervenir. Despus de todo, si alguien se empea en llegar hasta all, se da porsupuesto que ha de tener algo interesante que decir.

    Pero...?La poltica de aislamiento es muy estricta. Llegar hasta el centro de

    estudio puede ser fcil. Intervenir ante el consejo, tal vez tambin lo sea. Pero,participar en el desarrollo de esa

    civilizacin planetaria no lo es tanto. Volvi a sonrer. Aunque siemprepuedes intentarlo. Nos vamos?

    Ahora? Sin preparacin? Supuso que su rostro artificial denotabasorpresa.

    Claro dijo ella con calma. Qu preparativos hay que realizar? Somosposthumanos, recuerdas? Dame la mano.

    Lo hizo. Se activaron complejas funciones en los dos cuerpos. Seintercambiaron informacin, se transmitieron datos, .se establecieron protocolos yantes de que una mente humana pudiese percibir el paso del tiempo, de algunaignota manera se alcanz un acuerdo. El cuerpo de Isara controlara mo-mentneamente el cuerpo de Tawa.

    Las dos formas unidas se alejaron flotando del rbol cometario. Subieron

    lentamente en una lnea paralela al tronco durante varios kilmetros hasta salir porfin de la cubierta arbrea. Se movan con lentitud, pero pronto alcanzaran su ob-jetivo. No lejos pasaba uno de los muchos sistemas de transporte, un potente lser.Como presagiando el encuentro, los dos cuerpos se fundieron y la forma resultantecomenz a transformarse en una delgada hoja circular. Un disco extenso con unazona central ms reducida aunque cubra un rea de varios kilmetros cuadrados.Lentamente, la hoja penetr en el haz del lser y los fotones cedieron su momentolineal a las dos nanopersonas. As, con la lgica inexorable de la mecnicanewtoniana, ganaron velocidad para viajar hasta las estrellas.

    V La salida

    Retroced. Entr de nuevo en mi cubculo y lo primero que hice fue intentar

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    llamar a su apartamento. No contest nadie, ni siquiera el sistema informtico derespuesta automtica. Lo haba desconectado.

    Tampoco poda localizarla en el trabajo. Si no acuda a l muy posiblementenadie se dara cuenta. Cuando se produce un cambio de estacin, mucha gente loaprovecha para quedarse en casa. Es la costumbre. Un recuerdo de los viejos tiem-

    pos y una exigencia de las muchas fiestas infantiles que todava se celebran envarios lugares.

    Como mucho, podra preguntarle a los vecinos si la haban visto salir, perocon pocas esperanzas de que as hubiese sido, Un cierto atavismo, ligado a tiempospasados, haca que casi nadie saliera de casa al comienzo de un cambio de esta-cin. Era como un rito, intil del todo, pero no por eso menos respetado.

    Buscarla yo mismo era lo nico que poda hacer.Bien, antes de preguntar a los vecinos deba intentar entrar en su casa. El

    sistema de seguridad de su puerta reconoca mi ADN, de la misma forma que miapartamento reconoca el suyo. ramos novios, o, para ser menos ridculos,amantes. Casi habamos decidido definitivamente vivir juntos con un contrato depareja.

    S entraba en su casa, podra comprobar si por casualidad no se haba ido osi, habindolo hecho, haba dejado algn mensaje.

    No haba nada.El apartamento estaba completamente cerrado y en silencio, vaco.

    Quedaban los muebles, los aparatos y toda la parafernalia que se guarda encualquier casa, pero ni rastro de ella. Todo estaba ordenado como siempre y nohaba ningn mensaje. La ropa pareca estar en su totalidad, aunque era difcil dedecir. Ya se sabe que las chicas siempre tienen alguna sorpresa guardada, pero encaso de faltar algo, no era mucho. Slo ech en falca un anorak muy grueso quehaba comprado meses atrs y que fue causa de una pequea ria entre los dos. Aquin se le ocurre. Comprar un anorak en Geria, donde la vida es casi siempre

    subterrnea y donde la temperatura est regulada. Ahora lo comprenda. Mierda!Los vecinos no me proporcionaron ms informacin. Como era de esperar,nadie la haba visto. Posiblemente, yo fuese la ltima persona con la que habahablado antes de irse. Y, lo recordaba con disgusto, nos habamos despedidoenfurecidos y sin el ms mnimo adis.

    Ni un beso en la mejilla.Ahora lo lamentaba.Decid ir a trabajar. El control rutinario del soporte vital sera rpido y desde

    all me sera ms fcil hacer algunas comprobaciones.Marc estaba de guardia. Era una buena persona, mayor, casi a punto de

    jubilarse. Era el ms veterano de todos nosotros, y prcticamente nos habaenseado todo lo que sabamos de los sistemas que supervisbamos. Su nico

    defecto era que siempre se senta en la obligacin de comportarse como el padrede los ms jvenes, grupo que, dada su edad, inclua a casi todo el mundo. Legustaba demasiado dar consejos.

    Qu haces aqu? me solt nada ms verme. T siempre tan viciosodel trabajo. Ni siquiera se te ocurre aprovechar el cambio de estacin. En mi pocano nos tombamos estas cosas tan en serio. Eres un calvinista incorregible.

    Por lo que yo saba, l no haba faltado ni un solo da al trabajo en toda suvida. Un da, por aburrimiento yen busca de diversin movidos por la curiosidad,habamos buscado su expediente. Nada. Una vida prcticamente dedicada a lostanques de reciclado. Ni una ausencia. Quin era el calvinista?

    He venido a hacer el control base del soporte vital. Toca hoy, y durante uncambio de estacin es an ms importante comprobar que todo funcionacorrectamente.

    Bah, bah, pamplinas. A m no me la pegas dijo sonriendo. Los dos

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    sabemos muy bien que hay una posibilidad entre millones de que surja algnproblema. Se levant con agilidad de la silla. Mira, voy a darte un consejo: vetea buscar a esa novia tan guapa que tienes, e id a dar un paseo por ah. Me handicho que han plantado nuevas variedad de rboles, sicmoros y pinos, en elparque central. Sonri de nuevo, casi delante de mi cara. Vamos, los sistemas

    son seguros y la comprobacin peridica es una redundancia. Mir las pantallas,como para asegurarse de que le daban la razn.

    La jodida mana de dar consejos... Y precisamente ahora le sala la venaromntica. No quise decir nada sobre ella. Pero Marc tena razn en lo del parque.Era siempre un paseo agradable.

    Eso depende de los problemas dije, con voz algo ms fra de lo quepretenda.

    Me mir algo extraado. Marc era un buen hombre, y estaba muy lejos deser un tonto.

    Vaya dijo algo dubitativo. Te pasa algo? Puedo ayudarte ?No, no creo. Me resista a explicarle lo que pasaba. No estaba seguro

    de cmo podra hacerlo o s, en todo caso, podra ayudarme.Pese a que confibamos el uno en el otro, un intento de salir al exterior

    durante un cambio de estacin, aunque no un delito per se, era una locura, y desaberse se habra lanzado una alarma general. Y yo, pobre de m, todava queracreer que ella no se haba marchado. Prefera ser prudente. Yo siempre soyprudente.

    Simplemente pens que en casa me aburrira y decid venir.Sonri como un nio travieso.S, hombre, s. No me vengas con esas. Te mueres por divertirte con los

    apestosos tanques de nanomateriales y las cribas atmicas. Qu joven no sesentira feliz rodeado de desechos qumicos? Me mir fijamente. Y ahoracuntame una historia de marcianos. Si has venido aqu un da como hoy es que

    has discutido con tu chica. Siempre tan tozudos. Se volvi. En mis tiempos,aprovechaba cualquier oportunidad para estar con Mara. Pero era otra poca. Y elseor tiene demasiado orgullo. Volvi a mirarme. A que tengo razn? Vale,si lo quieres decir as agit los brazos para quitarle importancia-. Pero mejor lodejamos. No me apetece hablar de ese asunto. Como siempre, ya se arreglar.

    S, s, como quieras. Pero si puedo darte un consejo... Marc, por favor!Est bien, est bien, como quieras. Retrocedi refunfuando.Me sumerg inmediatamente en la rutina de comprobar los controles del

    soporte vital. Se trataba de una de mis labores ms aburridas, y tal como afirmabaMarc, completamente intil. Como era de esperar, todo estaba bien. Los sistemaseran autorregulables y las revisiones constituan un trmite rutinario casi ridculo.Pero se trataba de una tarea metdica, y cumpli su funcin de mantenerme

    ocupado mientras esperaba a que Marc terminase su turno. Con mi llegadaterminaba su guardia y poda dejar esa labor en mis manos. No tard mucho envolver al ataque. -De verdad no quieres que hablemos de ello? No, Marc, enserio. Ya sabes cmo son estas cosas insist. No es ms que una discusinentre enamorados. Pasar pronto.

    Precisamente por eso dijo volviendo a algn tiempo pasado, recuerdocuando Mara y yo ramos novios...

    Marc, no... dije, fingiendo una sonrisa.Vale, vale contest agitando una mano y esbozando una mueca. Ya

    me callo.Pero se qued frente a m, observndome con ojos de preocupacin, como

    si fuese consciente de que haba algo ms en mi silencio que la simple discusinque yo empleaba como excusa.

    Unos segundos despus, pareci decidir que la mejor opcin era marcharse

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    y prepar otra andanada.Vale, si lo quieres as, no hay problema. Lo mejor que puedo hacer es

    irme. Si necesitas salir, ya sabes que no tienes ms que cerrar el quiosco. No creoque hoy venga a buscarnos nadie, y en todo caso, Lin llegar pronto.

    No hace falta que te preocupes. Me quedar hasta que ella llegue.

    Volvi a mirarme fijamente.De verdad ests bien? Puedo marcharme tranquilo?Pero mira que eres pesado. Que s, que no es grave. Seal la puerta

    con seriedad fingida. Lrgate!Sonri. Recogi sus cosas, y desde la puerta solt el ltimo intento:Bien, ya lo sabes. Si lo reconsideras y no quieres estar solo en tu cubculo,

    ven a vernos. Ya sabes que a Mara le gustara verte. Y podramos hablar un poco...Hablar de otras cosas, quiero decir. As no te preocupars tanto...

    Marc!Vale, vale. Lo entiendo.No te preocupes. De verdad. Adis.Adu.Estaba seguro de que a los dos segundos de haber entrado en su casa le

    estara contando a Mara mis supuestos problemas con mi chica y lo muypreocupado que estaba por m. Qu hombre!

    Al partirMarc, ya slo, revis el sistema de soporte vital para comprobar siaquella noche se haba abierto alguna de las compuertas. No haba ningunaindicacin de que hubiera ocurrido tal cosa.

    Al detectarse el cambio de estacin a las 9.23 de la noche anterior, lascompuertas se haban cerrado automticamente. Pero ella ya haba dado aentender que usaran a gente de los bajos fondos. Se deca que podan manipularlos sistemas para entrar y salir a voluntad de las colonias. Si todo haba ocurridocomo ellos esperaban, era ridculo pensar que pudiese quedar algn rastro oficial de

    su salida. No haba salidas durante un cambio de estacin.Pero si efectivamente haban salido, los instrumentos que tena a midisposicin deberan permitirme detectar cambios en la presin, temperatura ohumedad por pequeos que fuesen. De hecho, los sistemas registran cantidadesingentes de datos, y los almacenan durante veintids horas, es decir, todo un da deGeria. Las horas de Geria son algo distintas de las de la Tierra. Tienen sesentaminutos, como siempre, pero se trata de unos minutos algo ms largos que los de laTierra. Los que llegan han de ajustar sus relojes, pero as el da de Geria tiene unnmero entero de horas como esperara cualquier persona normal.

    Pasado un da, los datos se eliminan automticamente, y slo quedaconstancia de las variaciones que sobrepasan los lmites de seguridad de primernivel. Pero apenas haban transcurrido unas pocas horas, y los datos todava

    estaran completos y podra estudiarlos.Escrib un pequeo programa que recorra la base de datos buscandovariaciones no habituales. Fij el primer intento en el 50% de los lmites deseguridad de primer nivel.

    Nada. No haba indicios de variacin.Y era norma!. Con las compuertas cerradas, los sistemas internos

    garantizaban la estabilidad de las condiciones internas indefinidamente. A menosque se produjese una avera, no habra variaciones tan grandes.

    Quiz no hubiesen salido. Quera creerlo as, pero era mejor asegurarse.Ejecut de nuevo los programas ajustando el nivel a un 5% de los lmites deseguridad de primer nivel.

    Casi 300 variaciones. Haba bajado demasiado.Lo volv a intentar fijando el lmite en un 30%. Eureka! Una nica variacin. Se haba producido en la zona de la

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    compuerta B3-K125 a las 2.46 de la noche. Menos de cuatro horas y mediadespus de la deteccin del cambio de estacin. Se haban dado mucha prisa.Evidentemente lo haban tenido todo muy bien preparado.

    Quise asegurarme de que efectivamente se trataba de una salida. Unapequea modificacin en el programa me permiti verificar que casi todas las cerca

    de 300 variaciones desaparecan en el umbral del 15% y que slo permaneca unaa partir del 21%. En ese caso, las variaciones eran de un 45% positivo en humedad,un 35% positivo en presin y un 31% negativo en temperatura, siempre referidos alos lmites de seguridad de primer nivel. Ahora tena la confirmacin.

    Haba habido una salida. No saba cmo lo haban hecho. Lo habancamuflado muy bien, aunque no del todo, y por eso haba podido descubrirlo. Enefecto, haban salido por la compuerta B3-K125, a las 2.46 de la noche.

    Una rpida consulta me permiti saber que la compuerta utilizada era unapequea salida de poco uso, muy a menudo empleada para la basura y con muypoco trfico de personas o mercancas. Y, lo ms importante, estaba a slo unkilmetro de su apartamento. Con cuatro horas, haba tiempo de sobra paraprepararlo todo y llegar hasta all.

    Haba salido.Nunca volvera. Mierda!Las dos formas orbitaban el planeta.Los continentes parecan masas retorcidas y caprichosas, como si un

    gigantesco Atlas hubiese metido las manos en el ocano primordial, y las hubieraagitado al azar hasta dejar masas terrestres de caprichosas formas irreconociblespara un humano. En el resto, el planeta era asombrosamente similar a la Tierra.

    Un asombro que slo adquira sentido si se consideraba la vida avanzada einteligente como algo habitual en el universo. No era as. La vida era muy comn,ms de lo que cualquiera hubiese imaginado en el siglo XXIII. Ocupaba regionesinhspitas, con altas temperaturas o sin luz, tomaba su energa de fuentes termales

    subterrneas o se alimentaba de complejas reacciones qumicas. Sin embargo, eranslo bacterias o arqueoriotas, organismos unicelulares que haban aprendido asobrevivir en condiciones extremas, microorganismos extremfilos. E mismosistema solar pareca estar repleto de ellos: en la corteza de Marte, en lasprofundidades de Europa, en las lunas de Saturno. Por todas partes. La vida eratenaz, y aprovechaba cualquier mnimo gradiente energtico para manifestarse,recreando su pequeo ncleo de orden en medio del caos.

    La vida simple era tenaz y omnipresente.Los animales eran algo completamente diferente.Los anmales pluricelulares exigan condiciones tan delicadas y estables que

    eran extremadamente raros. Slo se haban encontrado unos pocos casos en laregin del espacio explorada. El estudio de mundos y ms mundos, florecientes de

    vida pero desprovistos de animales, lo haba dejado tan claro, que lo sorprendenteera que hubiesen llegado a existir en algn lugar.No slo la estrella deba ser la adecuada, lo suficientemente masiva para

    producir la energa que mantuviese el proceso en marcha, pero no tanto como paraconsumirse en unos pocos millones de aos; tambin la posicin en la galaxia eraimportante. Demasiado cerca del ncleo, y la radiacin exterminara la vida;demasiado alejada, y no habra suficientes metales.

    Por si todo ello fuera poco, el planeta deba tener el tamao adecuado paraconservar grandes masas de agua, la posicin justa en su sistema para que el aguafuese lquida, la atmsfera adecuada para que no se produjese un efectoinvernadero pero sinque el carbono fuera tan escaso como para impedir la creacinde molculas largas, etc. Adems, sus compaeros en el sistema tambin debanser los adecuados. Tenan que producirse impactos cometarios para llenar de aguael planeta, pero no demasiados como para causar extinciones en masa demasiado

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    peridicas. Por lo tanto, era preciso que existiera un gran planeta en el sistema paradesviar la mayor parte de los cometas ygrandes asteroides. Incluso seria deseableuna gran luna a una distancia no muy grande, o una tectnica de placas en lasuperficie del planeta, o un campo magntico adecuado... Y as sucesivamente.

    La lista de la compra de un planeta adecuado para sostener vida animal era

    tan larga, que la combinacin de todos los factores pareca una cuestin de suerteescasamente accesible, uno de esos casos por los que nadie en su sano juicioapostara ante las escasas probabilidades. Contemplado desde ese punto de vista,los siete planetas con vida animal descubiertos, contando la Tierra, casi parecandemasiados.

    Y si, adems, se exiga la presencia de vida animal dotada deautoconciencia, reflexin e inteligencia, lo ms lgico era tirar directamente la toalla.En el mismo planeta Tierra, la inteligencia se haba desarrollado slo una vez, y sehaban extinguido todas las especies que alguna vez la tuvieron salvo una. Unrecord que palideca frente a otras complejas innovaciones de la evolucin como elojo o ei odo. La inteligencia no pareca ser la mejor solucin evolutiva a ningnproblema en particular. Adems, su aparicin exiga un largo conjunto de factoresmarcadamente arbitrarios.

    En su momento se comenz a aceptar que los dados haban sido favorablesuna vez en la Tierra y que, muy probablemente, slo habra ocurrido as en muypocos lugares de la galaxia.

    Por tanto, fue una sorpresa encontrar aquel planeta tan cerca, a menos de10.000 aos luz del sistema solar. Fue una sorpresa que estuviese habitado poranmales complejos y, an ms, que fuese el hogar de una civilizacin tecnolgicaavanzada. Tal vez eso explicaba el enorme parecido con la Tierra, a pesar de laspequeas diferencias meramente superficiales.

    Hasta all haban llegado ya Tawa e Isara. No estaban solos. Todo un equipohumano estudiaba y observaba el planeta desde la luna cercana. Cientos de

    estudiosos de toda la humanidad haban convertido aquel sistema alejado en suhogar. Despus de todo, qu mayor aventura poda haber que estudiar unacivilizacin extraterrestre? La nica.

    Los movimientos humanos estaban necesariamente limitados. Los sauriostenan una tecnologa equivalente a la de la Tierra a mediados del siglo XXI. Porsuerte, no parecan prestar demasiada atencin al espacio exterior, y el trnsito porel sistema poda realizarse con relativa facili