ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011 / ANUARIO
DEL CONFLICTO SOCIAL 2011
2011 SOCIAL CONFLICT YEARBOOK
B a r c e l o n a abril de 2012
Títol Clau: Anuari del conflicte social DL: B-15661-2012 Títol abreviat: Anu. conflicte soc. ISSN: 2014-6760 Editor: Salvador Aguilar IMATGES DE PORTADA: 1) Tahrir Square 7Feb: Autor RAMY RAOOF. http://www.flickr.com/photos/ramyraoof/5425865119/sizes/o/in/photostream/ 2) 15M Manifestacion 19 Julio - Ruido (Serie): http://www.flickr.com/photos/sierpe/5856922890/ Attribution-NonCommercial-ShareAlike 2.0
L’Anuari del Conflicte Social es publica a Barcelona per part de l’equip estable de l’Observatori del Conflicte Social, pel 2011-2012: Salvador Aguilar, María Trinidad Bretones i Jaime Pastor (responsables acadèmics, UB i UNED), Vladimir Olivella (sociòleg per la UB), Pere Grané (becari, UB), Araceli Casado (psicòloga per la UB), Sandra Vera (Universitat de Xile i UB), Carlos Andrés Charry (Universitat d’ Antioquia i UB) i Nicolás Rojas Pedemonte (UB).
El Anuario del Conflicto Social se publica en Barcelona por parte del equipo estable del Observatorio del Conflicto Social, en 2011-2012: Salvador Aguilar, María Trinidad Bretones y Jaime Pastor (responsables académicos, UB y UNED), Vladimir Olivella (sociólogo por la UB), Pere Grané (becario, UB), Araceli Casado (psicóloga por la UB), Sandra Vera (Universidad de Chile y UB), Carlos Andrés Charry (Universidad de Antioquia y UB) y Nicolás Rojas Pedemonte (UB).
The Social Conflict Yearbook is being published in Barcelona by the work team of the Social Conflict Watch, by 2011-12: Salvador Aguilar, María Trinidad Bretones and Jaime Pastor (academic coordinators, UB and UNED), Vladimir Olivella (graduated in Sociology, UB), Pere Grané (fellow at the UB), Araceli Casado (graduated in Psychology, UB), Sandra Vera (Universidad de Chile and UB), Carlos Andrés Charry (Universidad de Antioquia and UB) and Nicolás Rojas Pedemonte (UB).
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
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Edició a càrrec de Salvador Aguilar (Universitat de Barcelona) Edición a cargo de Salvador Aguilar (Universidad de Barcelona)
ÍNDICE/ ÍNDEX/ SUMMARY
1 Introducción general al Anuario 2011. S. Aguilar, M.T. Bretones y
J. Pastor…………………………………………………………………...
4
I CONFLICTOS FOCALES DEL AÑO/ I CONFLICTES FOCALS DE L’ANY
2 Prefacio: Manuel Castells (UOC), “Autocomunicación de masas y movimientos sociales en la era de Internet”…………………………...
11
Sección 1 Las revoluciones árabes/ Les revolucions àrabs
■ Información genérica 3 Salvador Aguilar, “Las revueltas árabes: la fase de estallido
(diciembre 2010-junio 2011). Cronología de los acontecimientos clave”.................................................................................................
21 ANEXO 1. Sandra Vera, “Selección de artículos de opinión de la
prensa de 2011 sobre las revoluciones árabes”. (Documento Pdf, aparte.)
■ Análisis: 4 Salvador Aguilar (UB), “Una revolución original. Revueltas cívicas
y revoluciones democráticas en los países árabes, 2009-2011”………………………………………………………………………
44 5 Samir Amin, “¿Primavera árabe?”…………………………………... 125 6 Stephen Maher, “Economía política del levantamiento egipcio”…. 151 Sección 2 El movimiento de la indignación/ El moviment de la
indignació
■ Información genérica
ANEXO 2. Sandra Vera, “Selección artículos opinión de la prensa sobre el movimiento de la indignación”. (Documento Pdf, aparte.)
■ Análisis: 7 Salvador Aguilar, María Trinidad Bretones y Jaime Pastor “De
Tahrir al 15-M: movimientos ciudadanos al rescate”………………….
171 8 Jaime Pastor, “La emergencia del movimiento 15-M en Madrid, un nuevo actor sociopolítico”…………………………………………….
175
ANEXO 3. Pere Grané, Entrevista a Arcadi Oliveres (UAB, Justícia i Pau) sobre el moviment 15-M a Catalunya. Vídeo.
ANEXO 4. Pere Grané, Entrevista a Josep Maria Antentas (UAB). Vídeo.
ANEXO 5. Pere Grané, Entrevista a Clàudia Álvarez (Democràcia Real Ja). Vídeo
ANEXO 6. Pere Grané, Entrevista a Enric Duran (Cooperativa Integral Catalana). Vídeo.
ANEXO 7. Pere Grané, Entrevista a Miren Etxezarreta (UAB). Vídeo.
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2
9 Juliet Schor (Boston College), “Un estil «Ocuppy» de
sostenibilitat?”.....................................................................................
192 10 Salvador Giner (UB), “El combate cívico y sus rebeldes primitivos”………………………………………………………………….
196
11 Sidney Tarrow (Cornell University), “¿Por qué Occupy Wall
Street no es el Tea Party de la izquierda? La larga historia protestataria de los Estados Unidos”…………………………………...
200 12 Naomi Klein y Yotam Marom, “¿Por qué ahora? ¿Qué vendrá a
continuación? Conversación acerca de Occupy Wall Street”………..
204 Sección 3 Las revueltas de agosto en Londres/Les revoltes
d’agost a Londres
■ Información genérica 13 Pere Grané (OCS), “Introducció al conflicte de Londres”……...... 216 14 “Les revoltes de Londres. Cronologia dels esdeveniments” (Pere
Grané)……………………………………………………………………...
220 15 “Las revueltas de Londres. Cronología de los acontecimientos”
(Salvador Aguilar)…………………………………………………………
222 ■ Análisis:
16 Salvador Aguilar, “Revueltas anómicas en Gran Bretaña”………. 224
II CONFLICTOS CON RECORRIDO HISTÓRICO/ II CONFLICTES AMB RECORREGUT HISTÒRIC
Sección 4 Viejos y nuevos conflictos en América Latina/ Vells i
nous conflictes a l’Amèrica Llatina
■ Información genérica 17 Nicolás Rojas Pedemonte (UB), Introducción: “El análisis de los
conflictos latinoamericanos: Entre los destellos y espejismos del horizonte democrático”…………………………………………………...
239 18 Sandra Vera (UB), “Cronología del conflicto: El movimiento
estudiantil en Chile, 2011”……………………………………………….
247 ■ Análisis:
19 Massimo Modonesi (UNAM), “Entre desmovilización y
removilización. Consideraciones sobre el estado de las luchas populares en el marco de los llamados gobiernos progresistas latinoamericanos durante 2011”………………………………………...
252 20 Guiomar Rovira (UAM), “El movimiento zapatista en 2011, entre
la autonomía local y la guerra en México”…………………………….
262 21 Sandra Vera, “El resplandor de las mayorías y la dilatación de un doble conflicto: El movimiento estudiantil en Chile el 2011”…….
286
22 Jairo Antonio López Pacheco (FLACSO, México), “Movilización
social por los derechos humanos en Colombia. Trayectoria y claves para entender la contienda política (2002-2011) en un contexto de guerra”……………………………………………………………………...
310 23 Melvy Quiroz (Universidad Autónoma G.R. Moreno) y Lourdes
Sandoval (Universitat de València), “Conflicto intrahegemónico en Bolivia en el bloque en el poder MAS/movimientos sociales. Cronología y análisis.”……………………………………………………
341
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3
Sección 5 Conflictos nacionalistas en el Estado español/
Conflictes nacionalistes a l’Estat espanyol
Movilizaciones nacionalistas en Catalunya, 2010-2011
■ Análisis: ANEXO 8. Pere Grané entrevista a Salvador Giner. Vídeo.
Cambio de rumbo en la “guerra interna” en el País Vasco
■ Análisis y cronologías: 24 Antoni Batista (UOC), “ETA: viatge al final de la violència”……… 368 25 Arkaitz Letamendia (UPV), “Cambio de rumbo en el proceso
político vasco, año 2011”. Cronología y análisis………………………
377 Sección 6 Nuevos extremismos de derechas en Europa/ Nous
extremismes de dretes a Europa
■ Análisis: 26 Xavier Casals, “La extrema derecha europea: una tendencia
ascendente”…………………………………………………………….....
389
III BALANCE DEL CONFLICTO SOCIAL DEL 2011/ III BALANÇ DEL CONFLICTE SOCIAL DEL 2011
■ Analista invitada: 27 María Jesús Funes (UNED), “2011: la política no convencional
¡a escena!”…………………………………………………………………
403
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
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1. INTRODUCCIÓN
I
Uno de los propósitos principales que motivaron el surgimiento del
Observatorio del Conflicto Social (allá por 2006-2007) fue la necesidad, así lo
percibimos los miembros fundadores, de detectar tendencias y aportar análisis
acerca del sustantivo proceso de cambio social que a nuestro entender se
avecinaba. Y para detectar tendencias a medio y largo plazo, nada mejor, ante
todo, que la observación rigurosa y la recogida sistemática de datos relativos a
los procesos microsociales de conflicto y transformación en el corto plazo. De
ahí la necesidad de elaborar un compendio periódico de observaciones y datos
sobre los aspectos más relevantes de la dinámica histórica. El resultado: el
Anuario del Conflicto Social 2011 con que inauguramos el trabajo, que
complementa los análisis publicados en la revista electrónica del Observatorio
denominada Clivatge (véase pestaña en la web) que se concentra
preferentemente en las tendencias de conflicto y cambio de medio y largo
plazo.
Las personas interesadas en aportar datos y análisis para la siguiente edición
(Anuario del Conflicto Social 2012) pueden remitirlos al Observatorio durante el
transcurso de este año. Los datos relevantes pueden consultarse en el archivo
que figura en el espacio www.observatoridelconflicte.org/ca/anuari consignado
para la difusión de este Anuario: PROTOCOLO Y CONVOCATORIA DE ANÁLISIS
PARA EL ANUARIO DEL CONFLICTO SOCIAL 2012. Este archivo incluye la lista
tentativa de episodios de conflicto y cambio que contemplará el Anuario de
2012, que se irá actualizando durante el transcurso de los próximos meses.
II
No hay duda de que 2011 pasará a la historia como un año en el que han
proliferado conflictos de nuevo tipo y en los márgenes –cuando no en contra-
de las instituciones. María Jesús Funes, que cierra los análisis del Anuario
2011 con un balance del ejercicio, lo resume muy bien en el propio título de su
trabajo: “2011, la política no convencional ¡a escena!”. La secuencia de
episodios, fulgurante e innovadora, ha quedado en parte bien recogida por los
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
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datos y análisis que se aportan a continuación. Empezó por las revoluciones
árabes que estallaron a finales de 2010 y, en su fase de despegue, continuaron
y se propagaron hasta mediados de 2011 (Sección 1 del Anuario). Inspirándose
en parte en ese estallido árabe, la secuencia continuó en la plaza del Sol
madrileña, más modestamente en la plaza de Catalunya barcelonesa, para
extenderse después o en paralelo a Israel, Gran Bretaña y finalmente al
Occupy Wall Street norteamericano formando en su conjunto eso que se ha
dado en llamar Movimiento de la Indignación (Sección 2). Este impulso enlazó
a continuación (Sección 3) con un conflicto de orientación bien diferente pero
que, así y todo, forma parte de la oleada. Nos referimos a los “disturbios”
londinenses del mes de agosto, breves e impactantes, que subrayan que otro
tipo de sublevación, más enigmática, surge de las entrañas de las sociedades
más prósperas de la OCDE (los conflictos predecesores más destacados se
localizan en el mismo Reino Unido y en la Francia de 2005).
A pesar de sus evidentes diferencias, estos conflictos mantienen algunos hilos
conductores en común. Uno, ya se ha dicho, su furor anti-institucional, que
acostumbra a florecer en situaciones de “deflación de poder” (Chalmers
Johnson) como consecuencia de la persistente divergencia entre los intereses
de una mayoría de la población y las políticas que aplica la estructura
institucional. Y otro, que todos estos conflictos han utilizado profusamente para
su movilización las nuevas tecnologías de información y comunicación,
particularmente internet y las redes móviles, poniendo de relieve así, en
palabras de Manuel Castells en el Prefacio, otra innovación: que son
movimientos auto-reflexivos basados en una práctica profunda de
comunicación autónoma.
A nuestro entender estos han sido los conflictos innovadores del año y los de
más relieve, a los que deberíamos añadir una cuarta fuente “focal” de
conflictividad que es la protesta masiva y ubicua contra la crisis del capitalismo
globalizado y las políticas de ajuste y austeridad para los de abajo que la élite
neoliberal, contra viento y marea, trata de aplicar, entre otros, en una mayoría
de países del Primer mundo. En cierto sentido es una nueva variación del
“clivaje de clase” que Lipset y Rokkan enunciaron en 1967. Pero en cierto
sentido se trata de algo más: parece abrirse paso una conciencia ciudadana de
que esta crisis puede ser letal y la definitiva, porque pone en peligro, no solo
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
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las condiciones de vida de la mayoría, sino la condición de existencia de una
economía sostenible que esté al servicio de las personas, las de ahora y las
que están por venir. Desgraciadamente, la modestia de los medios con que
cuenta este Observatorio, y más en este su primer año de trabajo con efecto
público, ha impedido el abordaje de esa inmensa área de conflictividad y
cambio que es la reacción popular ante la crisis económica. Lo mencionamos y
lo registramos; y nos marcamos como objetivo para las publicaciones de 2012
(del Anuario 2012 y de la revista Clivatge nº 2) su tratamiento prioritario.
Un segundo conjunto de conflictos significativos del año 2011 está
relacionado con fracturas y cambios que tienen ya un recorrido histórico detrás
y, en este sentido, no son comparativamente tan innovadores como los cuatro,
focales, a los que nos hemos referido. La Sección 4 recoge información y
análisis de una selección de conflictos de considerable trayectoria temporal en
el área de América Latina. Además de una evaluación general de los conflictos
en la región (Massimo Modonesi), la Sección cuenta con análisis de conflictos
específicos en Colombia, Bolivia, Chile y México. Y el análisis de este último
(Guiomar Rovira) se centra en la cuestión, quizá poco conocida en Europa en
términos generales, de la actualidad y aportes recientes del movimiento
zapatista que emergió en 1994.
La sección 5 trata de conflictos de largo recorrido muy propios de Las
Españas, donde persiste, tanto en Cataluña como en el País Vasco, una
fractura interna o dificultad de integración que sigue llamando la atención. Los
mismos autores citados, Lipset y Rokkan, en 1967, ya aludían a la persistencia
de esos conflictos identitarios en estas tierras. En Cataluña, en julio de 2010,
hubo ya una gigantesca movilización popular en Barcelona en demanda de
mayores libertades políticas y autodeterminación, movilización que ha tenido
continuidad en el 2011 más diversificadamente y con intensidad menor. Sobre
esta cuestión se ofrece el testimonio, en forma de entrevista, de Salvador Giner
en su triple condición de destacado sociólogo del conflicto y del cambio,
presidente del IEC (Instituto de Estudios Catalanes) y miembro de la cabecera
de la movilización de 2010 mencionada.
El problema del País Vasco, aunque también muy persistente, tiene unos
perfiles propios y muy diferentes que probablemente se adapten bien a la
noción de Ted Robert Gurr de guerra interna: “lucha altamente organizada y
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con amplia participación popular que va acompañada de extensa violencia”.1 El
complejo “problema vasco”, con la actividad terrorista de ETA en primer plano,
ha respondido durante décadas a esta noción de “guerra interna”, pero
precisamente durante 2011 ha alcanzado un punto de inflexión que
aparentemente inicia un cambio de rumbo. Arkaitz Letamendia nos ofrece en
su contribución una Cronología de los acontecimientos más relevantes así
como un análisis de ese viraje. Antoni Batista, experto en la cuestión, completa
una evaluación de urgencia sobre la dirección que puede tomar el proceso.
La Sección 6 del Anuario, finalmente, fija su atención en un fenómeno de
conflicto, muy vinculado a los procesos de cambio abiertos por la globalización
neoliberal, que todo tipo de observadores identifican como muy importante para
entender el mundo de ahora mismo y el del próximo futuro, pero que se resiste
a su comprensión cabal por parte de la ciencia social. Empezó a llamar la
atención cuando, a finales de los setenta, lo que se consideraban pequeñas
minorías disidentes dentro de la derecha mundial, como los neofascismos
recreados sobre todo en Francia (Le Pen) o los extremismos neoliberales en el
interior de los partidos denominados hasta ese entonces como
“conservadores”, ocuparon espacios progresivamente más amplios en el seno
de las derechas y en el voto popular. En unas pocas décadas, estos nuevos
extremismos de derechas han accedido por vías legales a los gobiernos
representativos de un buen número de países del Primer mundo y puede
hablarse ya de una escisión estable, a la que aludió recientemente Zizek, en el
interior del bloque de las derechas y que se visualiza en las contiendas
electorales: en lugar de una disputa electoral entre la derecha conservadora y
la socialdemocracia, la contienda es crecientemente, al menos en años
recientes, entre las derechas conservadoras y las derechas extremistas.
Precisamente en este año 2011, uno de sus polos ha impulsado episodios de
abierta violencia criminal en Noruega, con el ataque de Anders Breivik, el 22 de
julio, que han acabado de subrayar que no estamos ya ante un fenómeno más
o menos anecdótico. El historiador Xavier Casals nos ofrece su análisis e
interpretación de ese marco y, en particular, de la versión española de esta
1 Ted Robert Gurr, “A comparative study of civil strife”, cap. 17 de Hugh D. Graham y T.R. Gurr
(eds.), The history of violence in America. A report to the National Commission on the causes and prevention of violence, Bantam, Nueva York, 1969.
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transformación, una primera y valiosa aportación a una cuestión que, con toda
probabilidad, seguirá ocupando el interés de este Observatorio.
Finalmente, a modo de clausura de este primer Anuario del Conflicto Social,
invitamos a una experta conocedora de la cuestión, como es María Jesús
Funes, a ofrecer un análisis del balance del año. Su artículo “La política no
convencional, ¡a escena!” contiene, según entendemos, una acertada
interpretación de lo ocurrido.
III
El conflictivo mundo gobernado, es un decir, por la globalización neoliberal
está apuntando hacia horizontes nuevos, aunque aspectos resistentes de los
viejos horizontes siguen presentes y, algunos, en expansión. El florecimiento
mencionado de los nuevos extremismos de derechas es un ejemplo claro de
esta segunda tendencia, en la que cabe incluir lo que, de momento, solo
apunta: el surgimiento embrionario de un nuevo tipo de capitalismo, que se ha
podido visualizar en la Federación Rusa y en China (aunque ésta no es en
absoluto un caso definido de capitalismo al uso), también en la Hungría de
Orban de ahora mismo, pero sobre todo, aunque los medios silencien esta
cuestión, en el orgulloso mundo de la OCDE que, paradójicamente, proclama a
cada instante su radicalidad democrática. El comportamiento político de líderes
como Sarkozy, Merkel y Cameron es un caso claro de marketing político
pseudodemocrático que convive con una fuerte tendencia al extremismo en el
policy-making y al autoritarismo político (piénsese en los “gobiernos
tecnocráticos” que han alentado, si no impuesto, en Italia y Grecia; o en su
persecución de la inmigración, que por otro lado, cínicamente, no dudan en
permitir que se exprima a fondo en la economía productiva nacional
respectiva). No es de extrañar que Garton Ash haya acuñado la expresión
“capitalismo autoritario” para referirse a los primeros casos mencionados;2 a
nuestro entender, la expresión, que convendrá clarificar, se debe extender
también al maridaje entre economía y política que está cuajando con la crisis
en, como mínimo, los países de centro y norte de Europa.
2 Véase Timothy Garton Ash, “El mundo, siete años después”, El País-Domingo, 14.09.2008.
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Pero como hemos apuntado, otros horizontes apuntan en dirección contraria:
tanto las revoluciones árabes como el movimiento por la indignación son
fenómenos esperanzadores que pueden ser la punta de lanza para invertir las
tendencias dominantes hasta ahora. Son los más visibles de una batería de
fenómenos emergentes en 2011 que, tal vez, después de esta efervescencia
de política no institucional de este emblemático año, nos permitirán que
volvamos a la política institucional sobre bases radicalmente nuevas.
Salvador Aguilar, María Trinidad Bretones y Jaime Pastor
Abril de 2012
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I
CONFLICTOS FOCALES DEL AÑO/
CONFLICTES FOCALS DE L’ANY
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
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2 PREFACIO AUTOCOMUNICACION DE MASAS Y MOVIMIENTOS SOCIALES EN LA ERA DE INTERNET MANUEL CASTELLS
La transformación social resulta de una acción, individual o colectiva, que en
su raíz está motivada emocionalmente, como toda conducta humana. Entre las
seis emociones básicas que ha detectado la investigación neurocientífica, la
teoría de la inteligencia emocional aplicada a la comunicación política nos dice
que el miedo, la más potente de las emociones negativas, tiene un efecto
paralizante, mientras que la indignación conduce a la acción. La indignación se
acrecienta con la percepción de la injusticia de una acción y con la
identificación de la fuente de la injusticia. En cambio, el miedo suscita ansiedad
que está asociada con evitar el riesgo. El miedo se supera mediante el acto de
compartir con otros un sentimiento y juntarse en una comunidad de proyecto a
través de una práctica comunicativa interna y externa. Cuando esto sucede, la
indignación se sitúa en primer plano y es posible para el actor el asumir un
riesgo. Lo cual conduce a la aparición de la más potente emoción positiva: el
entusiasmo, que empodera a los actores individuales hasta hacerlos actor
colectivo. Individuos conectados en red, que han superado el miedo y están
movidos por su entusiasmo, se convierten en un actor colectivo consciente. Por
consiguiente, el proceso de cambio social surge de una acción comunicativa
que permite la conexión entre las redes neuronales de distintos seres humanos
mediante las señales que les llegan de su entorno comunicativo a través de
redes de comunicación social. De modo que la morfología y la tecnología de
estas redes sociales de comunicación modela el proceso de comunicación y
por tanto el cambio social. A la vez el proceso mismo y sus orientaciones y
efectos últimos.
En las últimas dos décadas se ha producido una transformación
revolucionaria de la tecnología, morfología y organización de la comunicación
socializada, aquella que tiene el potencial de incluir en su proceso al conjunto
de la sociedad. Dicha transformación puede definirse como el paso de la
comunicación de masas a la auto-comunicación de masas. La comunicación de
masas, ejemplificada por la televisión, se define por un sistema en que un
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
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mensaje unidireccional, con escasa interactividad, se emite de uno para
muchos, usualmente en tiempos programados y sin contexto reflexivo. En la
auto-comunicación de masas, ejemplificada por internet y las redes móviles, el
sistema de mensajes es múltiple, de muchos a muchos, multimodal, con la
posibilidad de continua referencia a un repositorio hipertextual de contenidos,
en tiempo libremente escogido y con interactividad como norma: los sujetos
pueden construir sus propias redes de comunicación, es decir: auto-comunicar.
La difusión de la auto-comunicación de masas en el conjunto toda la sociedad
ha creado la plataforma para la construcción de la autonomía comunicativa de
las personas. Y la autonomía comunicativa es la base de la autonomía
organizativa, cultural y política con respecto a las instituciones dominantes de
la sociedad.
La transformación de la comunicación ha ampliado las posibilidades de
acción autónoma de los movimientos sociales, los sujetos de la transformación
social. Desde 2010 han surgido en múltiples países movimientos sociales que,
nacidos de la indignación ciudadana, han convertido la protesta en proyecto y
la resignación en esperanza de un mundo mejor. Aun desarrollándose en
contextos muy diferentes, muchas de sus características son similares. Si
Islandia, los países árabes, España, Grecia, Italia, Portugal, Israel y Estados
Unidos han vivido (y aún viven) movimientos semejantes podríamos pensar
que estamos presenciando la aparición de nuevas formas de organización y
movilización social representativas de la cultura y la tecnología de nuestro
tiempo. Este artículo intenta sintetizar algunas de estas características
comunes y situarlas en el marco más amplio de la transformación de la
comunicación y de su impacto en los procesos socio-políticos.
¿En qué se parecen los movimientos sociales de ocupaciones en red? Sobre
la base de la investigación empírica comparada que he llevado a cabo sobre
los recientes movimientos sociales en los países árabes, España y Estados
Unidos, sugiero que comparten las siguientes características definitorias:
Son movimientos espontáneos e instantáneos que se inician como
resultado de una explosión de la indignación subyacente en la sociedad,
que es activada por una llamada a la acción mediante Internet.
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
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Naturalmente en todos los casos hay antecedentes de luchas y
protestas sociales que conducen a grupos y personas muy diversas a
participar en la protesta. Pero no hay organización previa del
movimiento, tan solo una expresión genérica de un deseo de
movilización contra la injusticia. Activistas que estaban al frente de la
lucha social se sitúan de nuevo en las primeras filas del movimiento,
pero el movimiento como tal es mucho más amplio que lo vivido
anteriormente cuando estos activistas no habían conseguido un apoyo
social mayoritario.
Los movimientos se generan siempre en una primera instancia desde
Internet, desde blogs o redes sociales como Facebook o Tumblr,
apoyados en You Tube, y se difunden mediante redes sociales como
Twitter y mediante sms a través de móviles, que son instrumentos
esenciales de la activacion y mantenimiento del movimiento, así como
instrumentos de registro visual ubicuo y distribución viral de imágenes.
La comunicación del movimiento es multimodal, con especial
importancia de las imágenes, sobre todo las que se generan desde el
propio movimiento y las que conectan distintas experiencias de distintos
movimientos. En particular, las imágenes de la violencia del sistema son
generadoras de solidaridad y reforzadoras de movilización indignada.
Sirven también como protección contra la represión desbocada que
llevan a cabo las policías de todo el mundo.
Las redes de Internet y comunicación móvil sobre las que se construye
el movimiento son horizontales y selectivas, siguiendo las redes en las
que cada una está inmersa, de modo que inducen confianza y
solidaridad entre iguales.
Las redes movilizadoras desintermedian los liderazgos formales, de los
que pocos se fían en estos movimientos, y por tanto estimulan la
cooperación y la reciprocidad entre las personas participantes.
Son movimientos expansivos, que se difunden viralmente y a gran
velocidad, siguiendo la viralidad característica de las redes en Internet.
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
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Son movimientos sin centro y sin puestos de mando y control y por
consiguiente son extremadamente difíciles de controlar tecnológica y
organizativamente. Son movimientos rizomáticos, es decir que tienen
conexiones entre múltiples nodos, surgen en puntos imprevisibles y
cuando un nodo es cercenado se vuelve a reproducir. La represión de
estos movimientos, pensada en términos de policía y política
tradicionales, aunque violenta y dolorosa para quienes la sufren, es poco
eficaz en lo que se refiere a la vida del movimiento en las redes. Incluso
intentos de apagar Internet y las redes móviles, tal y como se hizo en
Egipto, no son realmente eficaces por la solidaridad de múltiples redes
globales de hackers que mantienen viva la comunicación en red en
cualquier punto y en cualquier circunstancia. La actividad de redes como
TOR, Telecomix o Anonymous es esencial hoy día para mantener la
autonomía comunicativa local y global sobre la que se basan estos
movimientos.
La mayoría de los movimientos alcanzan una amplia legitimidad social
en términos de la justicia de su protesta. La opinión publica en todos los
países encuestados señala su acuerdo con las criticas del movimiento,
en particular en lo referente a la falta de democracia real, a la corrupción
de los partidos políticos y a la colusión entre la industria financiera,
especulativa y explotadora y el sistema político a su servicio. Según una
encuesta global conducida por Ipsos Online Panel System para Reuters
en Noviembre 2011, entre las personas que toman una posición sobre
los movimientos de indignación y ocupación (la mitad de la muestra) una
tercera parte se muestra favorable mientras que solo una decima parte
se opone. En los países estudiados por mí (Islandia, países árabes,
España y Estados Unidos), más del 50% están de acuerdo con las
críticas y demandas del movimiento y han mantenido su apoyo durante
todo el 2011. Sin embargo, solo un tercio se muestra conforme con la
ocupación temporal del espacio público.
Son movimientos no violentos hasta que alcanzan los límites de la
represión con tanques, como en Siria, e incluso entonces son
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
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mayoritariamente no violentos. La cuestión de la violencia es
constantemente debatida dentro del movimiento y el sentimiento
claramente mayoritario es el rechazo a la violencia, por su carácter
tóxico para el cambio social, incluso en casos de ataques violentos por
parte de las instituciones. Una vez que los movimientos alcanzan un
amplio consenso social, cualquier acto de violencia por parte de la
política refuerza el movimiento. Simétricamente, imágenes de violencia
por parte de una minoría en el movimiento, tales como el black block,
generan rechazo social y dan argumentos para la represión policial
Son movimientos locales y globales al mismo tiempo. Tienen raíces
nacionales y locales y se alimentan de fuentes propias de indignación.
Pero al mismo tiempo, están en permanente conexión por Internet y
frecuentemente mediante desplazamientos personales a reuniones de
coordinación e información. Y sitúan su protesta en el contexto de la
dominación de un sistema financiero global caracterizado por la
rapacidad y la injusticia. Además, en varias ocasiones, como en el día
de acción global del 15 de octubre del 2011, las acciones se coordinan.
Los movimientos se refieren los unos a los otros y se difunden por efecto
de demostración. En España y en Grecia la referencia a Islandia y a las
revoluciones árabes fue constante. En el llamamiento de Adbuster, la
revista de Vancouver que convoco en primer lugar a la ocupación de
Wall Street el 17 de septiembre, se cita a Egipto y al 15-M español como
las experiencias que marcan el camino a seguir. Hay una conciencia
colectiva global de estar en la misma lucha, pero anclada en críticas y
reivindicaciones especificas de cada país y de cada localidad.
En todos los casos son movimientos que nacen en Internet pero que
convocan de inmediato a la ocupación del espacio público,
preferentemente en un lugar simbólico en la ciudad. En España hubo
unas ciento cincuenta ocupaciones, en Estados Unidos más de
novecientas. El espacio ocupado se convierte en comunidad y en
experimento de democracia y vida alternativas, buscando formas que
prefiguren una futura democracia real viviéndola en la práctica. La
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organización material de la vida cotidiana en el espacio ocupado es
escuela de vida, a pesar de la dificultad de integrar plenamente a la
diversidad de personas que viven la ocupación. La ocupación espacial
permite afirmar la existencia del movimiento en desafío a las
instituciones y, por su apertura, ofrece vías de participación allí donde no
hay cauces legítimos, o sentidos como legítimos, para ejercerla.
La conexión entre el espacio de los flujos en Internet y el espacio de los
lugares en las ocupaciones es la característica central de todos los
movimientos. Ese espacio híbrido de interacción entre redes y plazas es
el nuevo espacio de autonomía construido por el movimiento. En cuanto
se constituye una ocupación, la ocupación crea una web o un grupo
propio en una red social. La protesta nace en la red, se difunde en la
red, se materializa en el espacio público, se consolida en la
comunicación multimodal en red que acompaña siempre al movimiento y
se repliega en las redes de Internet cuando la represión hace difícil
mantener la ocupación del territorio. Esperando sin embargo poder
retomar la iniciativa en las calles y plazas, en las empresas y en los
barrios, a partir del debate estratégico y la acumulación de fuerzas que
tienen lugar en la red. Lo más importante en esta conexión entre ciber-
espacio y espacio urbano es la formación de un espacio público
multimodal y permanente en el que funciona la deliberación de la
sociedad civil con autonomía con respecto a las instituciones, sesgadas,
en la visión del movimiento, en favor de los intereses dominantes.
Son movimientos profundamente auto-reflexivos, que constantemente
conducen debates presenciales y en la red sobre los objetivos y
acciones del movimiento, sobre proyectos alternativos de sociedad,
sobre los problemas del mundo y de la persona, del empleo y de la
cultura. El nivel cultural de estos movimientos es muy alto y se traduce
en una autenticidad de busca de nuevas sendas de cambio político en
ruptura con las tradicionales. Hay una clara conciencia de que son las
prácticas de hoy las que determinan la sociedad del mañana. En este
sentido es un movimiento auto-reflexivo basado en una práctica
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
17
profunda de comunicación autónoma. De ahí la centralidad de Internet y
las redes móviles en la práctica de los movimientos.
Es característica general de estos movimientos la ausencia de liderazgo
formal y el rechazo a reconocer a cualquiera que se auto-proclame líder
o portavoz del movimiento. El poder de decisión está en las asambleas
soberanas de cada ocupación y la puesta en práctica de las decisiones
se hace en comisiones constituidas a partir de la participación voluntaria
de personas en movimiento.
Es también una característica generalizada el apartidismo de los
movimientos. Pero son todos extremadamente políticos, aun
manifestando una desconfianza total con respecto a las instituciones
políticas, a los partidos (considerados no democráticos en distintos
grados) y a los líderes de partidos y gobiernos. Los movimientos en
general no toman posición sobre la participación en elecciones o
preferencias políticas. Los movimientos actúan sobre las conciencias,
esperando que en su momento esta transformación de la conciencia
ciudadana consiga una apertura del sistema político a la sociedad. La
relación con los sindicatos es mucho más variable. Hubo una conexión
importante en Estados Unidos, Grecia o Túnez, mientras que la
conexión fue mucho más tenue en España o en Portugal en el contexto
de un gobierno socialista.
En la mayoría de los casos no formalizan organización o liderazgo
porque no se desarrollan en torno a programas u objetivos específicos
que podrían romper el consenso en el que se basa el movimiento. De
ahí la impaciencia de los políticos de izquierda tradicional con un
movimiento que moviliza, que genera simpatía entre la población pero
que no consigue resultados concretos en medio de una crisis que exige
soluciones. De hecho, hay un debate interno en varios de los
movimientos sobre la necesidad o no de definir programas específicos.
En las revoluciones árabes hubo un objetivo claro: derrocar al dictador.
Pero aun así, la convergencia programática tampoco se dio. La razón
fundamental es que son movimientos que, por un lado, denuncian y se
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
18
oponen a la injusticia en todas sus formas. Y por otro lado tratan de
generar un proyecto de nueva política y de nueva sociedad, a través de
un largo proceso de transformación de las mismas personas y de sus
formas de relación. Son proceso, no producto. O como dicen algunos
activistas en Estados Unidos: el producto es el proceso. Es la práctica
de una nueva forma de hacer política lo que creará una nueva política.
En el 15-M una de las declaraciones más populares fue “Vamos
despacio porque vamos lejos”. Y además, porque hay que ir
encontrando qué se quiere mientras se hace camino andando. Es decir:
son movimientos sociales, no fuerzas políticas. Intentan transformar en
profundidad los valores de la sociedad más que tomar el poder en una u
otra forma. Reclaman representación y democracia y en este sentido
proponen reformas, pero no se constituyen en partido ni en actor político
directo porque eso fraccionaría y debilitaría al movimiento.
La constante auto-reflexividad del movimiento les ha llevado a todos, hacia
finales del 2011, a un re-examen en profundidad de su práctica para acercarse
al 99% que quieren representar en lugar de escapar en una deriva ideológica.
En esa fase están en todas partes. Quienes piensan en la desaparición de los
movimientos se equivocan. La autonomía social y política que les permite la red
está generando un debate y suscitando propuestas que pronto tendrán
expresión en acciones directas en distintos países y de diversas formas.
En cualquier caso, el surgimiento, desarrollo y continuidad de estos
movimientos están directamente vinculados a Internet como plataforma de
autonomía comunicativa y deliberativa conducente a la auto-organización del
cambio social. El liderazgo existe, pero es compartido y distribuido. El liderazgo
está en la red. Se conecta así con la venerable utopía de una revolución
asamblearia conducente a una sociedad asamblearia, esta vez basada en la
imbricación entre comunidades locales y comunidades virtuales. Pero las
utopías no son pura fantasía. Son fuerza material cuando se encarnan en las
mentes humanas. Todos los grandes movimientos políticos de la historia se
han alimentado de utopías movilizadoras. Porque son las ideas, no los fusiles
ni las maquinas, las que cambian el mundo. Pero para que las ideas actúen
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
19
dependen de un proceso de comunicación que está en plena transformación en
nuestras sociedades y que aquí y ahora favorece la construcción de
autonomía, en la raíz de la utopía asamblearia.
(*) Este artículo está parcialmente basado en los resultados de una investigación que serán presentados en un libro de próxima publicación: Networks of Outrage and Hope. Social Movements in the Internet Age Cambridge: Polity Press, 2012.
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
20
Sección 1 Las revoluciones árabes/ Les revolucions àrabs ■ Información genérica
3 Salvador Aguilar, “Las revueltas árabes: la fase de estallido (diciembre 2010-junio 2011). Cronología de los acontecimientos clave”. ANEXO 1. Sandra Vera, “Selección de artículos de opinión de la prensa de 2011 sobre las revoluciones árabes”. (Documento Pdf
independiente.)
■ Análisis: 4 Salvador Aguilar (UB), “Una revolución original. Revueltas cívicas y revoluciones democráticas en los países árabes, 2009-2011”. 5 Samir Amin, “¿Primavera árabe?”. 6 Stephen Maher, “Economía política del levantamiento egipcio”.
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
21
3. LAS REVUELTAS ÁRABES: LA FASE DE ESTALLIDO (DICIEMBRE 2010-JUNIO 2011) CRONOLOGÍA DE LOS ACONTECIMIENTOS CLAVE SALVADOR AGUILAR
PREFACIO
La Cronología que sigue pretende situar al lector o lectora en la tupida e
interactiva trama de acontecimientos que se desencadenan desde finales de
2010 en los países de la región. Se ha confeccionado recurriendo a las noticias
y reportajes ofrecidos por los medios de prensa escrita española
probablemente más solventes (El País y La Vanguardia), completados
ocasionalmente por The Guardian, The New York Times y Le Monde. A pesar
del afán de simplificación básica que entraña la construcción de una
cronología, el mero señalamiento del trayecto seguido por los acontecimientos
permite ya extraer algunas enseñanzas comparadas. Las expongo de manera
sucinta a continuación. Trabajo con la hipótesis de que estamos delante de una
Cuarta Ola democratizadora; y de que, a efectos del Anuario del Conflicto
Social 2011, nos conviene situar el foco de atención (la Cronología) en la fase
crucial del estallido de las revueltas y protestas, que ya de por sí marca unas
tendencias. Sitúo esta fase inicial de estallido en los seis primeros meses de
2011, que es cuando la Ola comienza su trayecto, cobra fuerza con los
primeros éxitos democratizadores y termina por difundirse por toda la región. El
despliegue posterior pasará por sus altibajos, avances y retrocesos, pero los
focos que los van a canalizar están ya establecidos y son nuestra materia
prima aquí.
Orden cronológico de estallido:
1. Túnez
2. Egipto
3. Argelia
4. Irán
5. Yemen
6. Bahréin
7. Marruecos
8. Libia
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
22
9. Jordania
10. Arabia Saudita
11. Omán
12. Palestina
13. Siria
14. Kuwait
15. Emiratos Árabes Unidos
DESPLIEGUE DE LA 4ª OLA DE DEMOCRATIZACIÓN. Rutas hacia el
cambio de régimen hasta final de 2011 y principios de 2012:
Se desprende de la Cronología que sigue que en una mayoría de casos
nacionales se pueden identificar unas pautas comunes. Primero, un malestar
público entre las poblaciones afectadas, por las condiciones de vida y falta de
horizontes, pero también por la prolongada persistencia de regímenes
autoritarios (con frecuencia en su variante “sultanista”). Segundo, la formación
de nuevas coaliciones populares que buscan un cambio de régimen y la
democratización y que, para empezar, lideran revueltas cívicas de notable
empuje y eficacia. Tercero, la reacción de los regímenes amenazados, cuya
capacidad de resistencia es en algunos casos muy débil (y por lo tanto, son
descabezados), notable en otros (lo que aproxima a los países en cuestión a
situaciones de guerra civil, reforzada por amenazas exteriores o intervención
militar internacional directa), y dudosa en un tercer grupo (lo que aboca a los
países afectados a una negociación y una democratización lenta controlada
desde arriba, pero sin descartar un desplome súbito del antiguo régimen).
Cuarto, el objetivo común de la democratización es la celebración de
elecciones competitivas y el diseño de una nueva Constitución.
Este panorama permite identificar el surgimiento de unos caminos o rutas
hacia la democratización cuya diversidad responde, por supuesto, a las
distintas condiciones socioestructurales de los países afectados que intentan
adaptase a la ola, en lo fundamental las siguientes a fecha finales de 2011 e
inicios de 2012:
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
23
Ruta 1 = Revolución democrática en camino de una transición política (Túnez y Egipto)
Ruta 2 = Revuelta desde abajo y guerra civil (Siria)
Ruta 3 = Revuelta desde abajo, guerra civil e intervención militar exterior (Libia)
Ruta 4 = Bloqueo y espiral presión/represión (Yemen, Bahréin, Arabia Saudita)
Ruta 5 = Bloqueo y apertura de reformas negociadas (Yemen, Marruecos, Jordania?)
Ruta 6 = Regresión y desdemocratización
Casos inciertos:
1. Argelia= entre 4 y 5
2. Irán = variante específica entre 2 y 4 => Intento de revolución democratizadora
abortada en 2009 + ruta 4
En un enfoque comparado, se pueden establecer algunos paralelismos con
las principales rutas seguidas por los países de Este durante la Tercera Ola:
Ruta democratizadora A = Polonia => larga transición política negociada (fuerte
Sociedad Civil)
Ruta democratizadora B = Alemania Oriental = Revolución de terciopelo o
“Refolución” =
revuelta cívica por parte de movimientos
ciudadanos
Ruta democratizadora C = Rusia => Cambio de régimen instantáneo sin apenas
Sociedad Civil
activa (énfasis en las élites y el cambio endógeno)
Mientras la ruta democratizadora B evoca el camino seguido por Túnez y Egipto en
2011, el seguido por Marruecos mantiene algún parecido con la ruta democratizadora A.
Formas de “conflicto letal” en las revoluciones árabes
Disponemos de una sugerente propuesta conceptual de Tilly y Tarrow
(2007:139-140) que nos permite vislumbrar la proximidad potencial de las
revoluciones árabes a secuencias encadenadas de conflictos y
transformaciones de gran relieve. Los autores lo denominan “conflicto letal a
gran escala” y sugieren esa proximidad, pero también la distancia entre
fenómenos que parecen cercanos, en el siguiente diagrama (p. 140):
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
24
S. Tarrow y Ch. Tilly, “Formas de conflicto letal”
Completa
Transferencia
de poder
Inexistente
Ninguna División en el Régimen Completa
El diagrama sugiere que, una vez una determinada sociedad ingresa en el
proceso de cambio de régimen, hay dos dimensiones principales que operan.
Una, el agrietamiento o división del Régimen predecesor: “el régimen entero se
dividirá, de manera que al menos dos conjuntos de actores políticos, entre ellos
los agentes del Gobierno, han roto sus alianzas e interacciones rutinarias con
otros. En situación extrema, dos gobiernos o segmentos de gobierno rivales
violencia de
pequeña escala
Conflicto étnico-
religioso
Toma del poder
de arriba a
abajo
Gran
Revolución
Revuelta
Golpe
Guerra civil
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
25
pueden contender entre sí, como ocurre cuando un ejército rebelde establece
un control sobre una región alejada de la capital nacional y, dentro de ella,
actúa como un gobierno.” La segunda dimensión tiene que ver con la
“transferencia de poder”, entendida de esta manera:
Pequeñas transferencias de poder ocurren sin cesar en todo tipo de régimen. Un actor
político gana un mejor acceso al gobierno, otro lo pierde, y un tercero forma una nueva alianza
con un actor en ascenso. Las elecciones competitivas implican siempre alguna posibilidad de
un realineamiento sustantivo. Pero con mayor frecuencia, las transferencias fundamentales de
poder ocurren cuando van acompañadas de violencia a gran escala... La Figura establece dos
valiosos puntos. Primero: los golpes de Estado, la ocupación del poder de arriba a abajo, las
revueltas, las guerras civiles, los conflictos étnico-religiosos letales y las grandes revoluciones,
son todos ellos parientes; combinan proporciones variables de división y transferencia. Los
círculos intersectantes del diagrama subrayan ese punto. Segundo, una gran revolución es
simplemente un caso extremo: una división muy extendida seguida por una importante
transferencia de poder. De hecho, como sugiere el diagrama, una guerra civil o una revuelta
pueden convertirse en una gran revolución si dan lugar a una fundamental transferencia de
poder. (p. 139.)
El conjunto de los países afectados por la Cuarta Ola, cuyos trayectos
individuales hacia el cambio de régimen (o su contrario, la regresión del
proceso y la persistencia del régimen predecesor) se pueden detectar en la
Cronología que sigue, se hallan implicados en los seis procesos potenciales
que señala la Figura. La Cronología, y los comentarios previos sobre las rutas
seguidas, subrayan la combinación de momento dominante para cada caso, o
al menos, para aquellos que se han desplegado sustantivamente y marcan
tendencias dentro de la ola.
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
26
CRONOLOGIA ● diciembre de 2010 – junio de 2011
(1) TÚNEZ
Background histórico
1987
2009,octubre
El régimen de Ben Ali asume el poder, después de incapacitar al viejo líder de la
independencia Habib Burguiba.
Última de las elecciones ganadas por Ali “con más del 90% de los votos y reserva
a la oposición un 25% de los escaños del Parlamento, en realidad ocupados por
gente afín”. La verdadera oposición es la del histórico Ahmed Neyib Chebbi, que
no tiene más poder que el de criticar. (La Vanguardia, 30.12.2010, p. 4.)
Cronología 2011
17.12.2010
24.12.2010
25.12.2010
27.12.2010
28.12.2010
2.01.2011
3.01
4.01
6.01
26.02
27.02
1.03
Mohamed Buazzizi, parado de 26 años, se inmola y quema a lo bonzo en Sidi
Bouzid como protesta por la crisis. Fallece el 5.01.2011. Su gesto provoca “una
onda expansiva” (corresponsal): las protestas se desatan en gran parte del país,
primero en pequeñas ciudades y después en la capital, donde la concentración se
produce ante la sede del sindicato único UGTT, a la contra de los manifestantes.
Protesta en el centro de Menzel Bouzayane, con 2 manifestantes muertos por la
policía. Un manifestante joven se suicida lanzándose contra cables de alta tensión
(con gritos contra el paro y la carestía de vida).
Se extienden las manifestaciones a Kairouan, Sfax y Ben Guerdane.
Reyerta en Túnez capital entre la policía y 1.000 manifestantes (reivindicación:
puestos de trabajo + solidaridad con los manifestantes de las regiones más
pobres).
El presidente Ben Ali aparece en TV para tildar de “inaceptables” las protestas;
critica “el uso de la violencia en las calles por una minoría extremista”.
“Operación Túnez” de los hackers de Anonymous: las webs del gobierno
colapsan ante los ataques cibernéticos.
Marcha pacífica de 250 estudiantes en Thala, atacados con gases lacrimógenos
por la policía.
Anuncio de huelga general para el 6.01 en protesta por la represión policial. La
convocan internautas y el Colegio de Abogados.
Contrataque de presidente Ben Ali: visitó en el hospital a Buazzizi; anunció enTV
que dedicará 3.495 millones de euros a combatir el paro juvenil; destituyó a los
ministros de Comunicación y Comercio; atacó a Al Jazira (los medios públicos
tunecinos ignoran la protesta); y arremetió contra las “instrumentalizaciones
políticas” de las protestas.
Grandes manifestaciones de jóvenes los días 25 y 26 para que dimita el primer
ministro Mohamed Ghanuchi.
Dimite el primer ministro Ghanuchi ante nuevas protestas violentas; Caid Esebsi
asume el cargo.
Además de la salida de Ghanuchi, dimiten otros siete ministros (uno de ellos
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
27
3.03
8.03
9.03
9.03
12.04
13.04
8.04
12.04
20.06
Nejib Chebbi, líder del Partido Democrático Progresista, que advierte del “riesgo
de golpe de Estado”; otro, el líder deEttajdid, el antiguo Partido Comunista). El
Ejecutivo acepta una Asamblea Constituyente impuesta por la sociedad civil (por
un Comité de Protección de la Revolución, que exige que sean apartados del
Ejecutivo las personas con vínculos con el antiguo régimen). El ministerio del
Interior legaliza al partido islamista En Nahda. Amnistía general.
Discurso televisado del presidente interino Fuad Mebaza anuncia elecciones para
el 24 de julio para aprobar una Asamblea Constituyente encargada de reformar la
Constitución y conducir la transición democrática.
El partido Ennahda hace públicos sus criterios sobre el trato a la mujer.
Disuelto el partido de Ben Ali, RCD.
Creciente papel de la mujer en las revueltas y la vida política.
La Alta Instancia para la Realización de los Objetivos de la Revolución (órgano
de 155 miembros, desde los islamistas de En Nahda hasta el PC de los Obreros
Tunecinos, de facto un Parlamento interino) decreta la paridad hombres-mujeres
en las listas para las elecciones generales de 24 de julio para una Asamblea
Constituyente.
La Comisión sobre los Abusos Cometidos durante la revolución revela que Ben
Ali ordenó disparar contra la revuelta. El ministro de Justicia revela que se
imputará por 18 cargos a Ben Alí, exiliado en Arabia Saudí; se incautan 360
propiedades inmobiliarias de la familia del dictador; hasta ahora se ha amnistiado
a 366 presos políticos.
El Gobierno reinstaura el toque de queda contra los disturbios: “¡Gobierno
dimisión”, “¡Por una nueva revolución!”, que responden a unas declaraciones del
primer ministro Raji poco tranquilizadoras para los islamistas.
El expresidente será juzgado por un tribunal militar, en ausencia, mientras son
incautadas en Francia sus cuentas bancarias.
Ben Ali, condenado en rebeldía a 35 años de cárcel.
(2) EGIPTO
Background histórico
1952
1954
1956, 26.07
1967
1970
1973, 6.10
1977, 18-19.01
1978, 17.09
1979, 26.03
1981
Golpe del coronel Gamal Abdel Nasser el 22 de julio, que derroca
al rey Faruk e instaura una República.
El ejército británico se retira del país.
Nasser, presidente. Nacionaliza el Canal de Suez (propiedad de
Francia y Reino Unido). Guerra contra estos dos países e Israel,
que atacan al régimen nasserista.
Guerra de los Seis Días: Israel vence a Egipto, Jordania y Siria.
Muere Nasser el 28 de septiembre; le sucede Anwar Sadat el 5 de
octubre.
Guerra del Yom Kippur. Egipto y Siria atacan a Israel.
Revueltas del hambre.
Acuerdos de Paz de Camp David Egipto-Israel.
Tratado de paz Israel-Egipto. La Liga Arabe expulsa a Egipto.
Islamistas radicales asesinan a Sadat. Le sucede el vicepresidente
Mubarak.
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
28
1986
2005
2007,diciembre
2008, abril
2010
El ejército aplasta una rebelión en las filas de la policía.
Los Hermanos Musulmanes obtienen el 20% en elecciones
generales.
Huelga general de funcionarios.
Revueltas del hambre y huelgas obreras.
Elecciones. El partido de Mubarak obtiene el 80% votos en fraude
electoral.
Cronología 2011
25.01.2011
27.01
28.01
29.01
31.01
1.02
5.02
10.02
11.02
12.02
Primera gran marcha contra Mubarak en El Día de la Ira. 4 muertos
y 500 detenidos. Día festivo por ser el Día de la Policía,
irónicamente; manifestaciones en El Cairo, Alejandría y otras
ciudades. Desde 2009, el Movimiento 6 de Abril convoca para los
25 de enero una protesta en pro de la liberalización política.
El Nobel de la Paz El Baradei llega y se suma al movimiento de
protesta.
Crece la protesta. 70 muertos. El gobierno decreta el toque de
queda y corta el acceso a internet y móviles. Mubarak ordena la
intervención del Ejército pero Tantaui se niega; las ciudades
quedan en manos de la gente.
Mubarak nombra al general Suleimán, a cargo del espionaje,
vicepresidente.
El ejército anuncia que no disparará contra los manifestantes.
Un millón de manifestantes en Tahrir. Mubarak anuncia que no se
presentará a las elecciones de setiembre pero que pilotará el
proceso político. (Un caso típico de “salidas garantizadas”, según
el término de Huntington.)
La cúpula del gobernante Partido Nacional Democrático dimite en
bloque.
Discurso televisado de Mubarak: insiste en permanecer al mando y
rechaza presiones exteriores. El Consejo Supremo de las Fuerzas
Armadas se reúne por primera vez desde la guerra de 1973 con la
significativa ausencia de Mubarak y emite un Primer Comunicado
(el Segundo no llegó a aparecer) donde declara que respalda “las
legítimas aspiraciones del pueblo”. Las señales contradictorias
sugieren la inminencia de un golpe militar. Los manifestantes de
Tahrir endurecen el tono y reclaman el juicio de Mubarak, que se
aferra al poder; EEUU intenta facilitar su continuidad a la vez que
considera una transición política; Ibrahim Awad, politólogo:
“Washington vaciló, pero al final apostó por la democracia”.
Una oleada de huelgas paraliza el país. Los manifestantes de Tahrir
han activado a millones de trabajadores egipcios. Los paros de las
empresas del Canal de Suez desatan una alarma internacional. Las
protestas exigen un aumento salarial del 15%, como el otorgado a
los funcionarios.
Suleimán anuncia que Mubarak dimite y cede el poder al Ejército;
y amenaza con no tolerar “la desobediencia civil”. El Consejo
Supremo Militar asume todos los poderes constitucionales,
destituye al Gobierno y disuelve el Parlamento. Obama confía en
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
29
16.02
18.02
19.02
21.02
28.02
3.03
4.03
6.03
7.03
9.03
10.03
19.03
20.03
28.03
9.04
13.04
13.04
20.04
23.04
24.04
30.04
los militares para una “transición creíble”; el ministro de defensa
Mahamed Husein Tantaui, al mando. Significativo apagón
informativo en China sobre los acontecimientos egipcios.
La multitud acampada en Tahrir se disuelve y barre y ordena la
plaza.
El Ejército acelera la reforma constitucional: quieren el texto en
diez días para una consulta en dos meses.
Día de la Victoria. Millones de egipcios en las calles como
advertencia al Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas
(CSFFAA): “ahora la soberanía reside en el pueblo”. Se
contabilizan 365 muertos en las revueltas de los 18 días.
Se legaliza El Wasat, partido islamista moderado.
El CSFFAA está organizando un Gobierno civil de transición.
La Fiscalía prohíbe a Mubarak y familia salir del país y se
congelan sus cuentas bancarias.
El Ejército nombra un nuevo primer ministro después de la caída
de Ahmed Shafik (nombrado por Mubarak); la economía del país,
hundida.
El nuevo primer ministro Essam Sharaf se dirige a los acampados
en Tahrir: “mi legitimidad viene de vosotros”.
Sharaf nombra un Gabinete de transición sin ministros procedentes
del período Mubarak.
La policía se afana en destruir pruebas incriminatorias de la
represión bajo el antiguo régimen.
Choques violentos entre coptos y musulmanes, con 13 muertos.
El Baradei anuncia su candidatura a la presidencia, como Amr
Musa.
Los egipcios se vuelcan en el referéndum para la reforma (los
revolucionarios del 25 de Enero, por el no; los islamistas, por el sí).
Referéndum constitucional: el 77% de la población respalda las
enmiendas constitucionales propuestas por un “comité de sabios”
formado por los militares: “una democracia de comida rápida que”
puede provocar “indigestión” (según Lina Attalah).
Mubarak y familia, bajo arresto domiciliario.
El Ejército abate a dos jóvenes y la protesta vuelve a Tahrir.
El salafismo, que apoyaba a Mubarak y condenaba las protestas en
su contra, apoya ahora el proceso de transición democrática
iniciado.
La Fiscalía detiene a Mubarak e hijos por corrupción, abuso de
poder y asesinato.
Conclusiones de la Comisión oficial que ha investigado las
jornadas revolucionarias: 846 muertos (26 de ellos, policías); el
informe puede ser la base de las acusaciones en el juicio a
Mubarak.
La Fiscalía imputa a siete exaltos cargos por corrupción.
La Fiscalía ordena el traslado de Mubarak desde Sharm el Sheij a
un hospital militar de El Cairo.
Después de medio siglo proscritos, los Hermanos Musulmanes
presentan públicamente a su nuevo Partido de la Libertad y la
Justicia, “partido civil con un referente islámico”; hasta el
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
30
8 y 15.05
24.05
4.06
20.01.2012
momento, aunque ilegales, habían sido tolerados.
12 muertos en enfrentamientos de musulmanes y coptos, que piden
la dimisión deTantaui. 100 heridos en otro ataque.
Mubarak y sus hijos serán juzgados por la muerte de manifestantes.
La economía entra en caída libre por el freno del turismo y del
tráfico por Suez.
Primeras elecciones competitivas. Mayoría de votos para las
formaciones islamistas, los Hermanos Musulmanes (36,6%) y los
salafistas (24,3%), con un 5% para El Wasat.
(3) ARGELIA
Cronología 2011
9.01.2011
12.02
19.02
23.02
26.02
16.03
12.04
15.04
23.04
Protestas por el alza de precios de los alimentos.
Masivo despliegue policial en la Plaza 1 de Mayo de Argel para
impedir la protesta a favor del cambio; 400 detenidos. Fue una
concentración de unas 2.000 personas, las que consiguieron eludir
el cerco policial (30.000 policías), en una ciudad de 4 millones,
convocada por una Coordinadora fundada el 21 de enero y que
agrupa a un partido, sindicatos independientes y asociaciones
civiles.
Miles de policías vuelven a abortar una manifestación en Argel;
ministro Asuntos exteriores: “No creo en el efecto dominó”. El
Gobierno aumenta los subsidios para contener las protestas.
Se deroga el estado de excepción después de 19 años en vigor.
Tercera manifestación bloqueada por la policía (entre 2.000 y 5.000
asistentes el 12.02, solo un centenar en esta ocasión).
Gran efervescencia social, presiones reformistas de EEUU e
iniciativa presidencial para reformar la Constitución al estilo de
Marruecos.
2.000 estudiantes marchan sobre el palacio de Buteflika en Argel y
desafían la prohibición de manifestaciones (en febrero se levantó,
tras 19 años, el estado de excepción) mientras proliferan las
huelgas y la Alianza Presidencial que respalda a Buteflika evoca
alguna reforma constitucional.
Buteflika anuncia en televisión una reforma controlada de la
Constitución.
La policía deshace violentamente una manifestación de enseñantes
(reclaman un nuevo estatuto para el sector) e impide una
concentración convocada por la Coordinadora Nacional por el
Cambio y la Democracia.
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
31
(4) IRAN
Background histórico
1979
11.06.2009
13.06.2009
14.06.2009
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21.06.2009
Revolución triunfante contra el Sha, que es derrocado. Se
inicia bajo Jomeini una república teócratica comandada por
ayatolás.
Elecciones presidenciales en la República Islámica con 46
millones de electores. 4 candidatos: Ahmadineyad, que aspira
a la reelección, Musavi, Karrubi y Rezai, los únicos aceptados,
entre 450, por el Consejo de Guardianes de la Revolución.
Movilizaciones desde abajo para democratizar el país que se
inician como consecuencia del triunfo electoral fraudulento de
Ahmadineyad. Musavi cuestiona el triunfo del presidente y
pide una repetición de las elecciones. Los resultados oficiales
atribuyen estos porcentajes: Ahmadineyad, 62,63%; Musavi,
33,75%; Rezai, 1,73%; y Karrubi, 0,85%. Participación: 85%.
Disturbios en Teherán algrito de “muerte al dictador” y “no al
Gobierno golpista”.
Cientos de miles de manifestantes apoyan en las calles al
reformista Musavi. La milicia progubernamental dispara sobre
la multitud y mata a una persona. La protesta se difunde a
Mashhad, Isfahan, Ahvaz, Tabriz y Shiraz: “queremos que nos
devuelvan nuestros votos robados”.
El régimen se atrinchera y amordaza a la prensa a la vez que
detiene a los líderes reformistas. El Consejo de Guardianes
revisará los votos, pero descarta nuevas elecciones. Francia
denuncia el “fraude” mientras que Rusia y China felicitan a
Ahmadineyad.
La oposición desafía al régimen con nuevas protestas,
denominadas “la revolución verde”. Musavi convoca una
jornada de luto por las víctimas (ocho hasta el momento).
Cientos de miles de manifestantes en una concentración
silenciosa por tercer día consecutivo. “Ciberrevuelta” mundial
en Twitter.
La revuelta popular obliga al régimen a dialogar; el Consejo de
Guardianes convoca a los líderes reformistas. Continúan las
protestas callejeras multitudinarias.
El “guía supremo” Ali Jamenei exige el fin de la protesta y
reafirma la victoria de Ahmadineyad: “el reto de la calle es
inaceptable. Cuestiona los principios de la democracia”. La UE
se alinea con los protestatarios; Chávez apoya a Ahmadineyad
frente al “ataque imperial”.
De noche, los vecinos protestan contra el Gobierno desde las
azoteas. Pese a las amenazas, prosigue la protesta. El régimen
anuncia un recuento al azar del 10% de los votos.
Aparentemente, los “amotinados” son mayoritariamente
jóvenes, profesionales, artistas y mujeres.
Antidisturbios y paramilitares toman las calles de la capital.
División en la cúpula de ayatolás: Jatami critica al “guía
supremo” por reprimir las protestas. Detenida la hija de
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
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5.08.2009
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Rafsanyaní. Expulsado el corresponsal de la BBC.
Un millar de reformistas vuelve a desafiar al régimen en el
centro de Teherán. El régimen admite un fraude parcial
(3.000.000 de votos) pero reafirma a Ahmadineyad.
El teléfono móvil y la organización en red facilitan las
protestas. La TV iraní asegura que el vídeo de la muerte de
Neda, una joven icono de las protestas, es un montaje. Las
mujeres han estado en primera línea de la revuelta reformista.
La revuelta agoniza por falta de líder, ya que Musavi se ha
evaporado, aunque denuncia presiones para aceptar la victoria
de Ahmadineyad. El gran ayatolá Montazerí pide a los iraníes
que prosigan con la protesta. Las autoridades reconocen 18
muertos, un centenar de heridos y 600 detenidos; 55
intelectuales encarcelados por asociación con Musavi.
Obama y Merkel condenan la represión.
La policía reprime un funeral legal que derivó en protesta, por
primera vez en cinco días, debido al despliegue policial.
La policía aplasta una marcha de miles de personas en
Teherán, que conmemoraba las protestas estudiantiles de 1999.
El expresidente Rafsanyaní pide la liberación de los detenidos.
Miles de opositores, de nuevo en las calles de Teherán.
El expresidente reformista Jatami pide un referéndum sobre la
validez de las elecciones.
La policía disuelve violentamente un homenaje a las víctimas
de la represión y vetan la presencia de Musavi en el acto.
Jatami califica de inconstitucional el juicio a 100 reformistas,
mientras que Musavi afirma que las “confesiones” se han
obtenido bajo tortura.
Ceremonia de nombramiento de Ahmadineyad. Cientos de
opositores protestan en las calles mientras figuras clave del
régimen boicotean la ceremonia.
Toma de posesión de Ahmadineyad por otros cuatro años. El
presidente solo recibe el apoyo de Japón y Turquía, mientras la
policía disuelve una protesta a las puertas del Parlamento.
Las autoridades clausuran Etemad-e Melli, principal periódico
opositor próximo al reformista Karrubi, que había denunciado
el fraude electoral. Protestas po el cierre.
Cronología 2011
10.02.2011
12.02
14.02
20.02
Los ayatolas temen el contagio de Egipto y arrestan al opositor
Karrubi por proponer una marcha anti-Mubarak.
La oposición, una Coordinadora que agrupa a partidos y
asociaciones, convoca una marcha de apoyo a los egipcios,
prohibida.
Miles de personas acuden a la convocatoria “en apoyo de los
pueblos de Egipto y Túnez” hecha por Musaví y Karrubí (que
no habían convocado protestas desde que el 11.02.2010
fracasara su llamamiento a celebrar el aniversario de la
revolución) pero son reprimidos por policía y pasdarán.
Fuerte despliegue policial para impedir las manifestaciones.
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
33
8.03 El régimen aparta del aparato del poder al expresidente
Rafsanyaní. Diagrama con la estructura del poder en Irán (La
Vanguardia 9.03.11).
(5) YEMEN
Cronología 2011
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Se sofoca una protesta (2.000-4.000 peronas) de apoyo a la renuncia
de Mubarak y exigencia de responsabilidades al presidente yemení
Saleh.
La policía disuelve a palos una nueva protesta.
El régimen se apoya en las tribus para desactivar la rebelión; los
opositores no logran en principio movilizar a más sectores; pero la
revuelta se extiende y gana base social.
4 muertos entre los manifestantes anti-Saleh.
Diversos clanes se añaden a la protesta contra Saleh.
La oposición propone una salida “pacífica” de Saleh del poder.
Saleh rechaza el plan de transición y reafirma su voluntad de agotar
su mandato (hasta 2013).
46 manifestantes abatidos a balazos en Saná en petición de la
dimisión del presidente. Dimite un ministro en desacuerdo con la
gestión de la protesta. Yasin Noman, presidente de turno de la
coalición de partidos opositores, declara que ya no hay posibilidad
de entendimiento con el régimen.
El presidente destituye al Gobierno; varios generales clave y decenas
de oficiales se suman a la protesta popular; la corrupción y el caos
alimentan las movilizaciones.
El presidente propone irse en 2012 y advierte del riesgo de guerra
civil.
Saleh ofrece una transferencia pacífica del poder; militares rebeldes
entran en escena.
Manifestaciones a favor y en contra de Saleh; fracasa el diálogo con
la oposición auspiciado por USA.
Cientos de miles de ciudadanos exigen la dimisión de Saleh.
Desobediencia civil que deja dos muertos y 400 heridos.
17 muertos en la represión de nuevas protestas, mientras Saleh es
presionado por EEUU para ceder la presidencia e iniciar una
transición pacífica.
Saleh rechaza la mediación internacional mientras continúa la
violencia.
Fracaso de la ONU y países del Golfo en su intento de forzar la
salida de Saleh a cambio de inmunidad.
La oposición reúne a cientos de miles de manifestantes en Saná y
Taiz; eslóganes: “Nada de iniciativas, solo tienes que irte” (en
referencia a Saleh), “No a las negociaciones, no al diálogo” (en
referencia a los países del Golfo (CCG, Consejo de Cooperación del
Golfo) que propician un acuerdo).
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
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19.02.2012
Saleh dice aceptar la propuesta de los países del Golfo (debería dejar
el cargo en 30 días a cambio de inmunidad total).
La desconfianza se apodera del país ante las declaraciones de Saleh
de que solo dejará el poder a quien sea elegido en las urnas, mientras
la oposición partidaria del Foro Común se niega a una coalición con
el partido en el Gobierno.
Represión violenta de las manifestaciones en Ibb y Taiz, con tres
muertos. En Saná mueren 13 manifestantes por el fuego de
partidarios del régimen.
El presidente Saleh se resiste a firmar el acuerdo de renuncia
pactado con la oposición, apadrinado por el CCG, EEUU y la UE.
Finalmente se niega y desaira a EEUU (el 18.05.11).
Nuevas muertes de manifestantes ante la policía, mientras la
situación política sigue tensa y bloqueada.
Combates de madrugada en Saná en un enfrentamiento armado entre
Saleh y su principal rival, con decenas de muertos. El país se asoma
a una guerra civil.
Las fuerzas leales a Saleh matan a tiros a otros 15 manifestantes.
Yemen, en el caos.
La oposición bombardea el complejo presidencial e hiere al
presidente. Saleh viaja a Riad para ser tratado; el poder, en manos
del vicepresidente Hadi. Decenas de miles de personas celebran en
las calles la salida del país de Saleh.
A 24 horas de un plebiscito sobre el sucesor de Saleh, los yemeníes
pueden ratificar el pacto, auspiciado por EEUU, UE y CCG, que
inaugura la transición política.
(6) BAHREIN
Cronología 2011
12.02.2011
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Apoyo oficial formal a “la elección del pueblo egipcio”
(descabezamiento del régimen), pero se distribuyen 2.000 euros para
cada familia bahreiní y la oposición convoca una movilización.
Enfrentamientos entre jóvenes (“cientos de personas”) y policía.
Muerte de un opositor, el segundo en dos días. Miles de chiíes se
movilizan y los disturbios se radicalizan.
El régimen saca a los tanques contra la protesta y prohíbe las
manifestaciones; tres muertos. La protesta pasa de consignas
reformistas a antimonárquicas. La oposición recupera la calle.
La diplomacia norteamericana presiona la monarquía de Bahrein
para frenar la represión violenta de los manifestantes. Nueva gran
marcha.
Decenas de miles de manifestantes en la plaza Perla de Manama.
Los opositores piden la renuncia del rey. Este da un donativo a 116
familias para frenar el malestar.
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
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26.02
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25.03
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Marchas desde la plaza de la Perla a otras zonas. El Gobierno ofrece
diálogo a una oposición dividida.
Enfrentamientos entre chiíes y suníes en Hamad.
Arabia Saudí envía tropas para reprimir el movimiento de
desobediencia civil. EEUU pide contención y reformas a sus aliados
del Golfo.
El rey declara el Estado de Excepción. Tres muertos. Irán, pro-chií,
declara “inaceptable” la intervención saudí.
La monarquía pone fin a la acampada de la plaza de la Perla, donde
hay al menos cinco muertos, impone el toque de queda y prohíbe las
manifestaciones.
Detención de opositores y disparos para dispersar protestas.
El Ejército derriba el monumento a la Perla, símbolo de la
contestación popular al régimen, y anuncia que están en camino
nuevas tropas extranjeras.
Gran despliegue de seguridad que silencia la protesta ante una
convocatoria chií para desafiar el estado de emergencia; despliegue
militar saudí.
Las revueltas han paralizado el comercio y las finanzas.
La intervención militar saudí en Bahréin impulsa una guerra fría
entre Arabia Saudí e Irán.
(7) MARRUECOS
Cronología 2011
15.02.2011
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28-29.04
El régimen duplica los subsidios de productos básicos e intenta diluir
una
Manifestación opositora.
El movimiento islamista se añade a la protesta.
Manifestaciones y disturbios pidiendo reformas. Protesta violenta en
el Rif.
Manifestantes en Casablanca (entre 1.200 y 4.000) por “justicia,
dignidad, libertad!”
Convocada una nueva jornada nacional de protesta para el 20.03.
Procesados 200 jóvenes manifestantes.
El rey anuncia una amplia reforma constitucional para junio en
respuesta a las protestas. La oposición las considera escasas.
Represión brutal de una manifestación en Casablanca relativa al
discurso del rey.
Segunda Jornada nacional de manifestaciones que presionan al rey
para que ceda poderes.
Indulto real a 190 presos políticos.
El Movimiento 20 de Febrero convoca al pueblo a manifestarse
reclamando una Asamblea Constituyente y medidas de liberalización
económica y aumentos salariales. Unas 10.000 personas asisten a la
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30.04
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protesta en Casablanca (el doble según los organizadores): “Por un
nuevo Marruecos”; y unos 6.000 en Rabat.
Ataque terrorista en Marraquech, con 14 turistas muertos, que podría
interrumpir el proceso de modesta apertura del régimen. Se convoca
una nueva marcha juvenil y sindical para el 1 de mayo. Rabat acusa a
Al Qaeda.
El atentado de Marraquech sitúa en primer plano a los salafistas, cuya
labor social suple la carencia de instituciones sociales.
El Consejo de Cooperación del Golfo Arábigo (CCG), “club de
monarquías conservadoras árabes” invita a Marruecos a sumarse a su
alianza militar.
Represión contra una protesta juvenil ante la policía secreta,
organizada por el Movimiento 20 de Febrero, con varios heridos.
Boycott callejero de jóvenes que “revientan” un acto del rey al grito de
“queremos trabajo”, “majestad, estamos en apuros”. Licenciados en
paro vuelven a manifestarse.
Mohamed VI presenta una nueva Constitución que resta poderes al rey
e introduce la figura de un presidente elegido por mayoría
parlamentaria. La Monarquía parlamentaria en Marruecos (La
Vanguardia,18.06.11).
Los activistas del Movimiento 20 de Febrero mantienen las protestas y
rechazan una Constitución “otorgada”.
La campaña por el referéndum constitucional divide al país.
(8) LIBIA
1969
1973
1975
1977
1986
1988
1992
1998
1999
Background histórico
Gadafi y otros oficiales de izquierda derrocan al rey Idris I e instauran
un Consejo Supremo de la Revolución.
Gadafi pone en marcha una Revolución Cultural.
Gadafi presenta el Libro Verde, donde expone su concepción de un
Islam politizado, ni laico ni integrista.
Gadafi proclama la Yamahiriya (República de las masas), que instaura
un Congreso general del pueblo y los comités revolucionarios.
Atentado contra una discoteca de Berlín frecuentada por soldados
norteamericanos, que el gobierno de EEUU atribuye a Gadafi. Como
represalia, bombardean trípoli y Bengasi y matan a 44 personas, entre
ellas una hija de Gadafi.
Atentado contra un avión de Panam que se estrella en Lockerbie
(Escocia) y causa la muerte de 270 personas. Dos libios, acusados por
tribunales británicos, que Gadafi se niega a entregar.
Sanciones económicas de la ONU a Libia para que entregue a los
presuntos terroristas de Lockerbie.
Atentado contra Gadafi en Darna, del que resulta herido el dictador. Es
el último de los numerosos golpes y atentados contra él en 1975, 1980,
1982, 1984, 1996 y 1997, todos fallidos.
Entrega de los acusados del caso Lockerbie. La ONU suspende las
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
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2003
2006
sanciones contra Libia
El gobierno libio acepta su responsabilidad en el atentado y se
compromete a indemnizar a las víctimas. Renuncia también a producir
armas de destrucción masiva.
Libia y EEUU restablecen relaciones y Washington elimina a Libia de
su lista de estados terroristas.
Cronología 2011
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17.02.2011
18.02
20.02
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4.03
6.03
7.03
8.03
9.03
2.000 manifestantes en Bengasi, con tres muertos. La protesta se
extiende.
El Ejército aplasta la revuelta, con decenas de muertos.
El régimen pierde el control de Bengasi y amenaza con la guerra civil.
Deserciones de políticos y jefes militares.
El embajador libio en USA pide una acción militar internacional “para
evitar la matanza”. Primera aparición pública de Gadafi, que amenaza
con un nuevo Tiananmen; dimite el ministro Interior y pide al Ejército
que se una a la protesta; Gadafi emplea mercenarios.
Los rebeldes avanzan hacia Trípoli. El clan Warfallah, la principal tribu,
se integra en el frente social anti-régimen. La rebelión estalla en Trípoli.
USA anuncia sanciones unilaterales; el Consejo de Seguridad estudia
pedir a La Haya que investigue la represión. Disparos contra los
manifestantes en Tripoli.
La UE y la OTAN se pertrechan para afrontar “cualquier eventualidad”
en Libia. Trípoli “vive sus horas finales bajo Gadafi”; la oposición
anuncia un Gobierno de unidad nacional; la ONU estudia sanciones.
Gadafi pierde el control de Libia.
Los rebeldes parecen estar a las puertas de Trípoli. La oposición civil
forja una coalición para la transición. Sanciones de la ONU al régimen.
Obama propone a la ONU una zona de exclusión aérea y congela 30.000
millones $ de fondos libios.
Contraataque militar de Gadafi. Paralización de la actividad petrolera.
La London School of Economics investiga la tesis doctoral (y la
subvención) de Saif el Islam Gadafi en esa institución.
Obama insta a Gadafi a dejar el poder y contempla la opción militar
(exterior) para lo que es ya una guerra civil. Propuesta de una Comisión
de Paz de Chávez para mediar entre los dos bandos.
Potente contraataque del Ejército de Gadafi, que parece pasar a la
ofensiva. Reprimidas violentamente manifestaciones opositoras en
Trípoli. El hijo de Gadafi Saif propone ir hacia “mas libertad, más
democracia”.
Se recrudece la guerra civil. Manifestaciones pro-Gadafi en la capital. El
eje Paris-Londres respalda el liderazgo rebelde.
La debilidad de los rebeldes acelera los planes de intervención militar
exterior. La OTAN se prepara para intervenir.
Repercusiones internacionales de la guerra. China se opone a una
intervención en Libia y pide una salida negociada.
Escalada del enfrentamiento militar. La UE evita reconocer a los
rebeldes. Los rebeldes imploran la intervención militar exterior mientras
Gadafi intensifica los bombardeos de zonas civiles. EEUU se plantea
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acelerar una intervención armada.
Poder dual: Sarkozy reconoce al Gobierno rebelde (Consejo Nacional
libio) y Londres se añade a la iniciativa. Obama afirma que no permitirá
una catástrofe humanitaria como la de Ruanda.
Paris y Londres amenazan con bombardeos selectivos; la UE promete
más ayudas a los países que se democraticen.
El Ejército de Gadafi acelera su contaofensiva. La Liga Árabe respalda
una zona de exclusión aérea.
El G-8 descarta la zona de exclusión aérea. Gadafi, a las puertas de
Bengasi.
El Consejo de Seguridad de la ONE aprueba la zona de exclusión aérea
“para proteger a los civiles”. Gadafi tarda 24 horas en declarar un alto el
fuego inmediato, aunque al parecer continúa con su contraofensiva;
movilización de las potencias europeas que se van a reunir en Paris pese
a las objeciones árabes.
Francia, EEUU y Reino Unido atacan las defensas libias; como
resultado de la cumbre relámpago de Paris, una coalición de 18 países
apadrinados por la ONU, la UE y la Liga Árabe decide intervenir en
Libia; respuesta gadafiana “delirante”: “seguiremos luchando contra Al
Qaeda”. Bengasi resiste la ofensiva del Ejército de Gadafi. 17 países
coaligados se reúnen en Paris; la resolución 1973 de la ONU ampara la
operación, a la que se suman cinco países árabes.
La coalición militar impone la exclusión aérea y pretende evitar los
ataques del Ejército libio a los rebeldes; la Liga Arabe acusa a los
aliados de exceder el mandato de la ONU.
Disputas sobre la participación de la OTAN entre los aliados; los
rebeldes pasan a la ofensiva; complicidad implícita de Al Jazira con la
intervención.
Dudas sobre qué objetivos militares son legítimos frenan la
intervención.
Caos en la cúpula política de los sublevados; Turquía, Kuwait y
Jordania se suman a la coalición pero Merkel se abstiene.
La OTAN asumirá dentro de dos días la operación aérea.
Se conoce la composición del bloque rebelde. París y Londres animan al
círculo de Gadafi a la rebelión interna, algo ya realizado por el desertor
embajador en Washington.
Prosigue la guerra civil y los rebeldes pasan al contraataque. Debate
internacional sobre el papel de USA; M. Naím resume la posición quizá
mayoritaria con un “en este caso prevaleció la decencia”. Se identifican
ambigüedades en la resolución 1973.
Los ataques aliados abren paso a la reconquista de los rebeldes, mientras
las tropas del régimen se repliegan hacia Tripoli. La OTAN dirigirá
también los ataques terrestres.
Gadafi vuelve a frenar los ataques rebeldes, mientras Rusia acusa de
parcialidad a la coalición internacional en la guerra civil y Qatar
reconoce al Consejo Nacional rebelde después de Francia. Obama
defiende la intervención como obligación humanitaria.
Conferencia de Londres de 40 países, con ultimátum a Gadafi y respaldo
internacional a los rebeldes; carta de Gadafi a los reunidos; viaje secreto
a Túnez del ministro de exteriores librio.
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El ministro de exteriores se fuga a Inglaterra, uniéndose a la defección
de otros altos cargos del régimen. EEUU y los aliados de la coalición
dudan en armar a los insurrectos.
Se perfila una división del país como resultado de la guerra civil.
Las tropas de Gadafi recuperan terreno mientras Gadafi reaparece en
público.
Nuevos ataques aéreos de la OTAN salvan a las tropas rebeldes.
Los rebeldes rechazan la mediación de la Unión Africana.
Estancamiento del frente libio; el eje París-Londres reclama más
compromiso militar.
El Grupo de Contacto para Libia se reúne en Doha y reconoce a los
alzados como representantes del pueblo libio, a quines financiarán.
Obama, Sarkozy y Cameron publican un artículo conjunto con la idea de
que “Gadafi tiene que desaparecer y desaparecer para siempre”.
Los bombardeos de la OTAN acaban con la vida de un hijo y varios
nietos de Gadafi y desata represalias y la retirada de la ONU de Tripoli.
Presión diplomática sobre Gadafi al tiempo que los aliados crean un
fondo para financiar a los rebeldes.
El ministro del Petróleo deserta y se refugia en Túnez.
Espaldarazo oficial de la UE, en Bengasi, al bando rebelde. Los 27
prometen ayuda para la reconstrucción.
Fuerte escalada militar de la OTAN para romper el impasse.
Máxima presión sobre Gadafi, al sumarse Rusia al G-8 y pedir la
marcha de Gadafi.
EEUU reconoce a los rebeldes como interlocutores legítimos.
Gadafi, refugiado en Sirte, es ajusticiado por un grupo de guerrilleros
rebeldes.
(9) JORDANIA
Cronología 2011
21.02.2011
25.02
25.03
31.03
El Rey insta a acelerar las reformas.
Miles de ciudadanos exigen libertades públicas.
Ataque de leales a la monarquía contra manifestantes reformistas
convocados por el Movimiento 24, un muerto y cien heridos; grupos
de la sociedad civil abandonan la Mesa de diálogo.
Las protestas resucitan la tensión sectaria.
(10) ARABIA SAUDÍ
Cronología 2011
23.02.2011
26.02
Como medida apaciguadora, el régimen sube los salarios de los
funcionarios un 15%.
Los chiíes de la Provincia Oriental se manifiestan y piden libertad para los
presos políticos.
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
40
27.02
4.03
5.03
6.03
8.03
10-11.03
18.03
El rey crea más empleo público pero elude cambios políticos.
Día de la Ira de los chiítas. El jeque Taofiq es encarcelado tras reclamar la
instauración de una monarquía constitucional.
El ministerio del Interior advierte de que será contundente contra toda
protesta.
El régimen aplaca las protestas al liberar a un prominente clérigo. Siguen
las manifestaciones.
Liberación de activistas chiíes para prevenir revueltas; apoyo a las
reformas en Internet.
Las autoridades blindan Riad e impiden el Día de la Ira; reprimen también
a tiros una protesta chií.
El rey anuncia un desembolso de 50.000 millones de euros en sueldos,
vivienda y sanidad para frenar el descontento.
(11) OMÁN
Cronología 2011
26.02.2011
27.02
28.02
Reforma del Gobierno y otras medidas para prevenir protestas.
Dos muertos en choques entre policía y protestatarios en Sohar.
Las protestas se extienden a la capital.
(12) PALESTINA
Cronología 2011
17.03.2011 Protestas juveniles exigiendo cambios, reprimidas con dureza por
Hamas.
(13) SIRIA
Cronología 2011
15.03.2011
16.03
18.03
19.03
23.03
24.03
Miles de personas se manifiestan en varias ciudades en respuesta a
una convocatoria por Facebook.
La policía detiene a 15 manifestantes en Damasco que reclamaban
libertad para los presos políticos.
Las fuerzas de seguridad disparan contra una manifestación pacífica
en Deraa que reclamaba libertades públicas y el fin de la corrupción
(“Dios, Siria y libertad”), y matan a tres personas.
Ola de protestas contra la corrupción.
La policía abre fuego contra civiles en un funeral.
Ola de protestas y represión con docenas de muertos en Deraa; el
régimen anuncia una apertura y sube el sueldo a los funcionarios.
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
41
25.03
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29.04
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Represión brutal de las manifestaciones y ametrallamientos
indiscriminados.
Se conocen datos sobre la familia que domina el país; la protesta se
extiende por el territorio. El régimen anuncia que retirará el estado de
excepción en vigor desde 1963, pero el Ejército refuerza su presencia
en las zonas protestatarias. Las promesas de reformas no acallan la
protesta.
Dimisión en pleno del Gobierno.
Discurso de El Asad al Parlamento: Siria cierra el paso a las
reformas, mantiene el estado de excepción y atribuye las protestas a
una conspiración israelí. Israel e Irán observan con inquietud.
Se extiende el malestar hacia el régimen; la policía reprime a tiros de
nuevo las protestas.
Cambio de gobierno, mientras siguen las protestas y la fuerte
represión.
Nueva matanza del Ejército en Deraa y la protesta se extiende.
Decenas de miles de sirios en las calles.
El Asad anuncia que se levantará la Ley de Emergencia, vigente
desde 1962.
El régimen deroga la Ley de Emergencia (después de 48 años). El
Asad concede la amnistía a grupos de presos, se acerca a los kurdos
(concediendo la nacionalidad a 250.000 apátridas) y pone en marcha
medidas populistas (descuentos en alimentos básicos) para contentar
a los múltiples sectores de la población. Siria es un mosaico de 18
credos distintos, un 74% de ellos musulmanes suníes.
La revuelta popular se extiende por todo el país mientras la represión
policial y los shabiha (matones del régimen) matan a decenas de
personas (más de 200 en un mes).
Siria se hunde en una espiral de sangre (100 muertos en los últimos
tres días), mientras dimiten dos diputados y un mufté. Obama
condena el “uso escandaloso de la violencia” oficial mientras Siria
acusa a Arabia Saudí de financiar y alentar las revueltas.
El Ejército asalta con tanques los bastiones de la revuelta en Deraa,
ciudad donde empezó el levantamiento a mediados de marzo, y causa
decenas de muertos. EEUU estudia sanciones a figuras del régimen.
Un experto piensa que la siria será una crisis larga porque, a
diferencia de Túnez y Egipto, no se observa desafección de la
burguesía urbana suní ni entre las minorías religiosas, además de que
las presiones desde abajo no alcanzan la protesta callejera masiva.
Manifiesto de intelectuales contra el presidente.
EEUU y UE negocian en la ONU una resolución de condena a El
Asad. 230 miembros del Baaz dimiten por la represión.
Los Hermanos Musulmanes se ponen al frente de la revuelta, que
habían animado comités de vecinos, feligreses y el grupo Revolución
Siria 2011. Nuevo Viernes de la Ira y entre 15 y 24 muertos en
Deraa. Protestas por primera vez en Damasco; la UE impone un
embargo de armas y EEUU adopta sanciones contra familiares del
presidente.
Tanques contra el primer foco de la revuelta; Deraa y Duma, sitiadas
e incomunicadas.
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
42
5.05
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10.05
20.05
23.05
31.05
1.06
7.06
10.06
15.06
20.06
El régimen efectúa detenciones masivas ante otro “viernes de la ira”,
que deja decenas de muertos; sanciones de la UE al régimen.
Hillary Clinton insta a El Asad a poner en marcha su plan de
reformas y lo diferencia de Gadafi.
Sanciones de la UE a 13 miembros del régimen por represión.
Nueva oleada de represión sangrienta contra manifestantes, pese a las
advertencias de Obama dos días antes contra El Asad: o transición
democrática o salida.
Los 27 congelan los activos europeos de la cúpula del régimen.
Amnistía amplia (incluye a los Hermanos Musulmanes) y “apertura
de diálogo” con todas las corrientes políticas para frenar las protestas.
360 delegados de las fuerzas opositoras crean en Turquía el Consejo
de la Revolución.
Tropas sirias se pasan a los rebeldes. La orden de ametrallar civiles
propicia la deserción. El país se acerca a una guerra civil. Se dispara
la emigración a Turquía.
El Ejército asalta una ciudad sublevada, Jisr al Shughur.
La ONU denuncia la violenta represión del régimen.
Tercer discurso amenazante de El Asad en tres meses de violencia,
que provoca nuevas protestas.
(14) KUWAIT
Cronología 2011
31.03.2011 Dimisión del Gobierno relacionada con la crisis de Bahréin.
Manifestaciones a primeros de marzo en petición de mayores
libertades.
(15) EMIRATOS ÁRABES UNIDOS
Cronología 2011
15.05.2011 El régimen contrata mercenarios de Blackwater para prevenir futuras
revueltas.
(-) GLOBAL REGIÓN
Cronología 2011
8.03.2011
2.05
Medidas de la UE para democratizar el Norte de Africa.
Los países de la región reciben con indiferencia el asesinato de Bin
Laden en Pakistán. Pero el exdirector de los servicios de inteligencia de
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
43
13.05
25.05
12.06
Pakistán pronostica que los levantamientos árabes “lo más probable es
que lleven a una gran frustración” y que “va a volverse a la filosofía de
Al Qaeda”.
Las revueltas populares en la región se encallan. Mapa de evaluación de
la situación política (El País, 14.05.11).
Plan de ayuda de la UE a la democratización de la región, 7.000 millones
de euros. La reunión del G-8 en Deauville incentiva el cambio árabe con
un plan de ayudas. El G-8 moviliza 40.000 millones de dólares para
Egipto y Túnez.
Turquía cambia su política exterior forzada por las revueltas, ha
reconocido a los rebeldes libios y ha atacado las “inaceptables
atrocidades” de Damasco.
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
44
4. UNA REVOLUCIÓN ORIGINAL. REVUELTAS CÍVICAS Y REVOLUCIONES
DEMOCRÁTICAS EN LOS PAÍSES ÁRABES, 2009-2011 SALVADOR AGUILAR
Marzo de 2012
INDICE (I) OBJETO Y CONCEPTOS BÁSICOS (II) DIMENSIONES DEL FENÓMENO (IIa) Factores de transformación (1) CAMBIO DE RÉGIMEN (2) EL ESTAMENTO MILITAR (3) EL PAPEL DE LA SOCIEDAD CIVIL EN EL CAMBIO DE RÉGIMEN (4) QUÉ APRENDER DE LAS OLAS PREVIAS Y DE LOS MODELOS TEÓRICOS (5) DEMOCRATIZACIÓN ORIGINAL (6) PRESIÓN DESDE ABAJO: LAS REVUELTAS CÍVICAS (IIb) Factores causales (7) FACTOR DESENCADENANTE 1: LA GLOBALIZACIÓN, LA CRISIS Y LA SUBIDA DE LOS PRECIOS DE LOS ALIMENTOS (8) FACTOR DESENCADENANTE 2: “¡BASTA!” LA CÓLERA POPULAR ENTRA EN ESCENA (9) FACTOR DESENCADENANTE 3: NUEVOS REPERTORIOS Y ESTRUCTURAS DE MOVILIZACIÓN: LAS NTIC Y EL SECTOR JOVEN URBANO (10) QUÉ SON Y A DÓNDE VAN LAS REVOLUCIONES ÁRABES Bibliografía citada
(I) OBJETO Y CONCEPTOS BÁSICOS
1
Los fenómenos de conflicto del año 2011 han sido muy variados, pero han
estado todos dominados (e influidos) por la oleada, imprevista y rapidísima, de
revoluciones democráticas en el mundo árabe y musulmán reciente: en Irán
(mayo de 2009), abortada; en Túnez y Egipto (desde el 17 de diciembre de
2010), victoriosa;3 en Libia, donde derivó con rapidez a una guerra civil y, en
3 Cuando se produce el tipo de acontecimiento desencadenante, la “chispa”, en Túnez, en
forma de autoinmolación de protesta del vendedor ambulante Mohamed Buazzizi, licenciado en informática, parado de 26 años, vendedor ambulante de frutas y hortalizas, castigado por la policía por carecer de licencia de venta y, en Sidi Bouzid, volcar su carrito ambulante. Se inmola ante la sede del gobierno civil (El País, 6.01.2011, p. 3). Puede entenderse como un
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
45
parte, internacional; y embrionariamente en otros países de la región según se
destaca en la Cronología anexa, entre ellos Irán, donde se reanuda la actividad
de una oposición que, dos años después, sigue buscando un cambio de
régimen.4
Sorprende, además de su expansión geográfica, la rápida difusión del
fenómeno. El “contagio” al que aluden los medios de comunicación5 es el
conocido fenómeno de la difusión. El “contagio”, además de ese aspecto –
polémico desde la ciencia social moderna– de una emoción colectiva que
“prende” entre grandes multitudes, tiene asimismo una faceta bien tangible y
material en forma de irradiación de expectativas facilitada por el crecimiento
exponencial del consumo de información en la sociedad globalizada reciente (la
gente puede ver cómo ocurren cosas en las sociedades vecinas, y en tiempo
real). Complementariamente, el “contagio” tiene otra base real en los
sentimientos colectivos de indignación moral de grandes números de personas
afectadas en común por una longeva e impuesta miseria material y política, un
fenómeno que, según veremos, forma parte del objeto que nos ocupa y que ha
permitido enlazarlo con diversos episodios recientes de protesta (entre otros, el
movimiento 15-M en España).6
2
Pretendo presentar más abajo una serie de características distintivas del
fenómeno, unas “dimensiones”. El punto de partida general (una hipótesis de
trabajo, que se basa en los indicios examinados), no obstante, está contenido
ya en el propio título del presente trabajo, que señala en tres direcciones que
“acontecimiento acelerador” prototípico al que aluden algunos teóricos de las revoluciones, por ejemplo Chalmers Johnson, 1966:99. 4 Recuérdense la reaparición de las protestas democratizadoras después de 2009, primero en
Teherán el 14 de febrero de 2011, acompañadas de muertos y heridos así como del arresto domiciliario de los líderes más conocidos de la revuelta de 2009, la “revolución verde” (El País, 15.02.2011, p. 2); y después en el mismo Teherán, Isfahán y Shiraz el 20 de febrero, castigadas por una fuerte represión del régimen (El País, 21.02.2011, p. 5). 5 Ver por ejemplo el titular de la página 10 de La Vanguardia 13.02.2011 (“El efecto contagio
espera a países donde hay peores condiciones que en Egipto”); o los comentarios de M. Naím (2011). 6 Sobre el vínculo con el 15-M, véase Aguilar et alii (2011a). Sobre la indignación moral y su
relación con la protesta social, B. Moore (1978) y E.P. Thompson (1979).
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
46
son, a mi entender, las más fundamentales por el momento, a las que añadiré
una cuarta especialmente hipotética y referida a Egipto:
a) Contrariamente a lo que han indicado tanto algunos medios académicos
como programas de urgencia de televisiones próximas, lo que estamos
presenciando no es la recreación de la Revolución Francesa doscientos años
después (John Carlin en El País o Pere Vilanova en Millenium, TV3) ni una
“revolución social”, título del programa Millenium citado (“Noves revolucions
socials”), emitido en marzo de 2011.
Por el contrario, lo que intentaré mostrar es que estamos ante una revolución
compuesta original, que inaugura su trayecto histórico, y que por razones de
época combina trazos característicos de diferentes tipos de revolución y
formatos de contienda política.7 El fenómeno muestra en este punto cómo, ya
en el siglo XXI, con la disparidad relativa de perfiles socioestructurales propios
del actual sistema-mundo, pueden coincidir en la misma época histórica –y en
nuestro objeto, en el mismo fenómeno-, distintos tipos históricos de revolución
(cuestión tratada en Aguilar, 2008). La primera característica fundamental, por
tanto, es que se trata de un fenómeno original, compuesto a su vez de varios
subfenómenos conocidos y alguno totalmente innovador que se combinan, y
que se trata por tanto de un objeto de alta complejidad.
b) Adicionalmente, por lo demás, los otros dos elementos centrales que hasta
ahora surcan el fenómeno con claridad, y le confieren así una personalidad tan
especial, son a mi entender dos. De un lado, es una revolución
democratizadora, es decir, el inicio de un proceso de democratización original
que eventualmente acaba con el establecimiento por primera vez de una
poliarquía (Dahl, 1971). Debido al cruce en un mismo fenómeno de distintos
tipos históricos de revolución que he mencionado, este proceso de
democratización, como argumentaré, se combinará probablemente en algunos
casos con otro fenómeno que conocemos bien: una transición política a la
7 Garton Ash (2011a) parece confluir con este argumento: “’¿[E]stamos presenciando el
Teherán de 1979 o el Berlín de 1989?’ Una posible respuesta es: lo que estamos presenciando en El Cairo en 2011 es El Cairo de 2011. No lo digo en el sentido obvio de que cada acontecimiento es único, sino en otro sentido más profundo. Porque lo que caracteriza a una verdadera revolución es la aparición de algo auténticamente nuevo”. Para los distintos tipos de revolución, Skocpol y Trimberger (1994).
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
47
democracia (véase O’Donnell y Schmitter, 1986, y McAdam, Tarrow y Tilly,
2001). De otro lado, el tercer elemento característico central del fenómeno es
su condición de revuelta cívica. Al revés que en la gran mayoría de transiciones
políticas, el fenómeno por el que nos interesamos no es de generación
fundamentalmente exógena, es decir, originado por la muerte de un dictador o
su retiro e impulsado por actores (minoritarios) del propio antiguo régimen
dictatorial y políticos moderados de la oposición democrática, bajo cuya guía se
despliega la transición (con el añadido frecuente de presiones internacionales
para precipitarla), sino de generación fundamentalmente endógena: es una
mayoría de la población anónima, es la sociedad civil, la que a partir de redes
marcadamente débiles de coordinación y de mecanismos novedosos de
comunicación, impulsa el cambio. (En los dos casos, de triunfar, se trata de un
cambio de régimen, pero la diferencia entre que su causación sea exógena o
endógena es crucial y el carácter fundamentalmente endógeno de al menos
algunas de las revoluciones árabes que estamos presenciando augura
fenómenos derivados novedosos.) “Revuelta cívica” es una noción que nos
sirve para indicar esta tercera gran característica de nuestro objeto a la vez que
señala su conexión con un elemento presente en numerosas movilizaciones
contemporáneas desde 1968: con vínculos organizativos débiles, método
predominante de acción directa pero no violenta, y carácter efímero de la
asociación para la acción (véase Aguilar, 2001 y 2008bis).
c) Finalmente, en el trabajo que sigue se explora, al menos para el caso de
Egipto, el posible vínculo de los sucesos actuales (y su materialización en la
revolución democrática vehiculada por revueltas cívicas que hemos
mencionado) con el fenómeno precedente del nasserismo (1953) en tanto que
revolución desde arriba controlada por el estamento militar (Trimberger, 1978)
en ausencia de las condiciones políticas y civiles necesarias para encauzar de
otra manera un desarrollo nacional. Podría pensarse que lo que estamos
presenciando es el desenlace de un intento de desarrollo autocentrado bajo
control de militares-burócratas que fracasó en su día (como pronosticaron
estudiosos como Hobsbawm y Trimberger) y que, después de degenerar en
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
48
Egipto en un régimen autocrático desligado de las ambiciones originales, ha
dado lugar a la explosión actual.8
El análisis que sigue debería permitir alcanzar respuestas tentativas a dos
preguntas: ¿Cómo caracterizar al fenómeno en su conjunto? y ¿Cómo se
desencadena y por qué ahora? Pero ante todo, a continuación, debemos
identificar con claridad las dimensiones significativas, las más esenciales y
distintivas, de la oleada de revoluciones árabes.
3
La ciencia social, como cualquier otra, utiliza modelos para entender los
fenómenos, es decir, representaciones esquemáticas y de alto nivel de
abstracción que permiten al observador u observadora identificar los
componentes característicos y saber “cómo funciona” el fenómeno bajo
consideración. Los modelos son representaciones simples e ideal-típicas con
una utilidad fundamentalmente estática: proporcionan una fotografía de la
lógica central de un fenómeno y tienen, por tanto, un alto nivel de generalidad y
estatismo. Esta característica de los modelos los convierte en menos útiles
para captar lo que ocurre en situaciones altamente dinámicas, aquellas que,
más que evolutiva (trayecto gradual), tienen una fuerte orientación
espasmódica y rápidamente cambiante. Para esta contingencia, que es la
propia de los fenómenos revolucionarios y la acción colectiva, la ciencia social
8 Que a su vez puede ser pensada como un fuerte impulso para crear un nuevo orden político
o, contrariamente, como un caso de revueltas anómicas (las que carecen de estructura normativa emergente y, por ello, se “limitan” a expresar de forma más o menos violenta un malestar profundo). Díaz-Salazar plantea un dilema similar (2011): “¿Son las revueltas en el mundo árabe una nueva expresión de lo que Gramsci llamaba subversivismo, es decir, manifestaciones de descontento social incapaces de crear un nuevo orden político? O, por el contrario, ¿estamos ante el inicio de una transición para la creación de democracia política y económica?”. Creo que hay indicios de que el objetivo –viable- es precisamente un nuevo orden político, que se busca con urgencia y a la vez serenidad (como indican el formato contenido de la protesta, la madurez tranquila con que las protestas han afrontado los primeros y fuertes golpes, sobre todo en Egipto y Túnez, la determinación que se observa en los movilizados); pero desde luego, ninguno claro que señale hacia una democracia económica (punto de vista optimista con el que, tal vez, Díaz-Salazar quiera significar “simplemente” una mejor distribución de la renta). Para interpretaciones diversas sobre el potencial de revolución social del caso egipcio, véanse los artículos de Stephen Maher (2011) y Samir Amin (2011b) en esta misma sección del Anuario, así como Immanuel Wallerstein (2011). Para un indicio de revuelta anómica dentro de la actual ola, véase la referencia de un joven argelino a las protestas en su país: “Queman coches, como en Francia” (La Vanguardia, 9.01.2011); se refiere a las revueltas de las banlieues francesas de 2005.
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
49
tiene que optar entre una descripción particular (detallada e “ideográfica”) de lo
que ocurre y el uso de modelos específicamente orientados a la dinámica
social.9 Estos últimos, por poner un ejemplo reciente, son el recurso que han
desarrollado para el campo de la acción colectiva y los movimientos sociales
los teóricos de la contienda política D. McAdam, S. Tarrow y Charles Tilly
(2005).
Nuestro propósito ahora consiste en identificar los elementos constitutivos de
una situación dinámica, como son las revueltas cívicas y revoluciones
democráticas en los países árabes y musulmanes recientes, entre 2009 y 2011.
Quiere decirse: identificar no, como en un modelo estático, los elementos
estructurales que caracterizan al “funcionamiento” de un fenómeno,10 sino los
elementos “estructural-dinámicos”, aquellos que se despliegan como resultado
de la interacción social y son emergentes, en el sentido de que se crean y
recrean con rapidez en períodos breves de tiempo, pero que, a pesar de ello,
van dejando un poso claro de factores que “fijan” esencialmente una situación
por otro lado repleta de dinámica, volatilidad e interactividad; y lo hacen porque
permiten captar las tendencias dinámicas de fondo. Los denomino simplemente
“dimensiones” (para obviar la referencia a “dimensiones estructural-dinámicas”
según se ha indicado). Ambos instrumentos conceptuales sirven para
establecer algún grado de generalización y aislamiento o fijación de los factores
que gobiernan el despliegue de una situación dinámica e interactiva y, por
tanto, difícil de descomponer analíticamente. He aquí, en el Diagrama 1, como
punto de partida y pequeña guía para encauzar el relato que sigue, la
aplicación de esta idea plasmada en factores estructural-dinámicos.11
9 O una combinación de ambos.
10 Como son, por ejemplo, la lógica de la acción colectiva estudiada por Mancur Olson,1965,
que explica cómo opera típicamente esa área de la realidad social; o el cambio revolucionario por Chalmers Johnson, 1966. 11
Que constituye así un modelo más desarrollado del “Orden del estallido” y “Despliegue de la 4ª ola de democratización” que hemos incluido en la Cronología anexa.
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
50
d i a g r a m a 1 LAS REVOLUCIONES DEMOCRATIZADORAS ÁRABES, 2011 ■ Modelo del proceso de cambio en curso SOCIEDAD PREDECESORA FACTORES EN TRANSFORMACIÓN EL NÚCLEO DEL CAMBIO:FACTORES
CAUSALES Y DESENCADENANTES Desencadenante 1= Globalización, crisis 2007-2009, crisis
alimentaria => CONTRACCIÓN CONDICIONES DE VIDA Desencadenante 2= INDIGNACIÓN MORAL Desencadenante 3= RADICALIZACIÓN SOCIEDAD CIVIL
╚> COALICIÓN DEMOCRATIZADORA
[sector joven urbano + clase obrera] DESAFECCIÓN CLASES MEDIAS
MOVIMIENTO DEMOCRÁTICO
INFLUENCIAS SISTÉMICAS
Instituciones sistémicas Dinámica capitalismo Repertorios acción global colectiva (DIFUSIÓN)
UE EEUU ONU Ciclo protesta Revoluciones de ciudadana terciopelo 1989
1994-2010
Globalización Neoimperialismo Crisis financiera
ESTRUCTURA SOCIAL: ╚ 1 Cultura y Sociedad = Progreso educacional
=Predominio grupos edad jóvenes = Sociedad Civil pasiva = Influencia religiosa Islam ╚ 2 Economía = Periférica de servicios
= Implementadora de políticas neoliberales provenientes de EEUU e Instituciones Finan-
cieras Multinacionales = Alta tasa de paro = Elevada desigualdad social ╚ 3 Política = Antiguo régimen
------
GUERRA CIVIL
ACOSO O DESCABEZAMIENTO DEL RÉGIMEN DICTATORIAL
reformas políticas liberalizadoras elecciones competitivas Constitución democrática
DEMOCRATIZACIÓN ORIGINAL 3 sendas = 1 TRANSICIÓN POLÍTICA (pactada o tutelada)
2 BLOQUEO 3 DESDEMOCRATIZACIÓN
V
NUEVO RÉGIMEN V
SOCIEDAD SUCESORA
RÉGIMEN
SULTANISTA
POSTCOLONIAL
ESTAMENTO
MILITAR
CAMBIO DE
RÉGIMEN
REVUELTAS
CÍVICAS
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
51
(II) DIMENSIONES DEL FENÓMENO
De acuerdo con el Diagrama 1 que acabamos de exponer, vamos a examinar
por separado en esta sección II las dimensiones principales de nuestro objeto
para, posteriormente, reconsiderarlas en su conjunto. El punto focal de toda la
dinámica social desatada en los países árabes es doble: producir un cambio de
régimen en las sociedades afectadas (en la sociedad predecesora); como paso
previo para edificar un nuevo tipo de sociedad (la sociedad sucesora). Nos
interesará en lo que sigue poner en claro los rasgos principales de los términos
subrayados: qué es un cambio de régimen; caracterizar a la sociedad
predecesora (la previa al cambio); y empezar a entrever el tipo de sociedad, o
sociedad sucesora, que previsiblemente culminará la transformación en curso.
Examinamos a continuación dos grupos de dimensiones, por este orden, las
que tienen que ver con los cambios producidos (“Factores de transformación”)
y las que aluden a los orígenes o causas de esos cambios (“Factores
causales”).
IIa Factores de transformación
(1) RÉGIMEN Y CAMBIO DE RÉGIMEN
1. Un cambio de régimen político es, con frecuencia, el mecanismo que allana
los deseos e impulsos de transformación en cualquier sociedad carente de
libertades civiles y políticas. El régimen, o antiguo régimen, alude al conjunto
de instituciones políticas, normas constitucionales y, en general, la estructura
normativa y aparato estatal que típicamente, como en el caso que
examinamos, organizan imperativamente la vida de la población bajo su
jurisdicción. En concreto, hay una gran variedad de regímenes más o menos
autoritarios que satisfacen esa condición general. Aunque nos referimos por
comodidad a ellos como “dictaduras”, las variantes empíricas del fenómeno son
tan numerosas que impiden pensarlas como un solo caso y usar esa
denominación de lenguaje corriente.
Robert Dahl (1971:7) define pedagógicamente el territorio y muestra ese
margen de variación que lleva implícito el fenómeno. El autor ordena los
regímenes políticos de acuerdo con dos grandes variables, a saber, el derecho
a la discrepancia política de los actores políticos; y la capacidad de
participación política por medio de elecciones; ambos pueden variar desde cero
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
52
o valores muy bajos hasta valores muy altos. El área que nos interesa ahora
queda delimitada por valores bajos de ambas variables: cuando la capacidad
de discrepancia es escasa y el derecho a participar en elecciones libres muy
pequeño estamos ante una “hegemonía cerrada”:
derecho a la discrepancia
política OLIGARQUÍA COMPETITIVA POLIARQUÍA
HEGEMONÍA HEGEMONÍA CERRADA INCLUSIVA
derecho a participar políticamente (elecciones)
Diagrama 2 Regímenes políticos según R. Dahl
En condiciones como estas, un “cambio de régimen” alude al paso de una
hegemonía cerrada a alguna de las otras tres variantes principales, en
mayúsculas en el diagrama, comúnmente a una “poliarquía” (o, en el lenguaje
corriente, “democracia”; o, en el lenguaje politológico, “democracia liberal”). La
ciencia social comparada dispone de datos y estudios que permiten entender
en profundidad lo que caracteriza a una hegemonía cerrada. Se pueden
postular como mínimo estas nociones principales:
a) Una hegemonía cerrada es un régimen autocrático que se instala por
ciertas determinaciones ambientales. Una, una larga tradición de formas
despóticas de gobierno; otra, una economía de subsistencia con un sector
modernizado pero carente de estructura productiva independiente (con
frecuencia formado alrededor de algún recurso natural de gran valor
económico o estratégico para el país) y de impulso empresarial autónomo;
una tercera, la inserción periférica dentro del sistema mundial de
sociedades, que refuerza ese atraso original en incorporarse a la
economía global capitalista (Wallerstein, Hobsbawm).
b) En el caso de los países árabes contemporáneos, ciertas presiones
geopolíticas procedentes de los países hegemónicos del centro del
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
53
capitalismo mundial han facilitado el acceso de déspotas locales
“modernizados”, generalmente militares, al control central de ese sistema
dictatorial para garantizar una relativa estabilidad requerida por el
equilibrio sistémico. Luz Gómez ha denominado con propiedad esos
regímenes como “tiranías poscoloniales” para subrayar esa condición
geopolítica de origen.12 Con frecuencia, ese centro autocrático se rodea
de un ecosistema de pequeño tamaño que sustenta y alimenta la
reproducción del régimen, pero también, invariablemente, la corrupción y
el saqueo sin trabas de la riqueza nacional (en la Filipinas de Marcos,
pero también en Túnez, Egipto o Libia). Y de un cinturón de protección
formado por clases de servicio.
c) En este tipo de regímenes se hace inevitable hablar de cleptocracias,
porque los círculos de poder compuestos de los autócratas y sus
allegados se alimentan de una estructura clientelar basada en el saqueo
de recursos públicos, cleptocracias que han quedado también al
descubierto en los países árabes movilizados en 2011. Sami Naïr (2011a),
por ejemplo, sostiene que hay una “fortuna fraudulenta acumulada a
espaldas de Egipto” de 60.000 millones de euros; y que la del círculo de
Ben Alí en Túnez es de “solo” 3,7 mil millones de euros, aunque un
reportaje periodístico posterior matiza y rebaja las cifras.13 Algo parecido
ha ocurrido en Libia, donde el clan Gadafi acumuló “miles de millones de
dólares” (Maite Rico, íbid.):
El patrón de enriquecimiento de los Gadafi es el habitual en los regímenes
autoritarios, y no solo en Oriente Próximo: el líder se mantiene aparentemente al margen,
pero permite que su familia y sus allegados manejen el país como su feudo... Leila
Trabelsi, esposa del derrocado presidente tunecino Zine el Abidine Ben Ali, cabeza de
una auténtica cleptocracia que, según Transparencia Internacional, controlaba entre el
30% y el 40% de la economía de Túnez... en Egipto, explica Jean-Noël Ferrié, “la
corrupción salpicaba a toda la sociedad”, siguiendo un esquema clientelista. Mubarak,
como hizo su antecesor Sadat, permitía que amplios sectores (militares, funcionarios)
sacaran tajada para garantizarse su apoyo al régimen.
12
Luz Gómez García, “Siete claves para el despertar árabe”, El País, Cuarta Página, 15.04.2011, p. 29. 13
Puede consultarse el bien documentado trabajo de Maite Rico en El País, 24.02.2011, “Las fortunas de la cleptocracia”, sobre los casos tunecino, egipcio y libio. El País cifra la fortuna personal de Mubarak poco antes en 29.500 millones de euros (13.02.2011, p. 3).
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
54
También es el caso del Yemen, donde la oposición calcula en 34.000
millones de euros la fortuna personal de Ali Abadalá Saleh.14
Y conforma avanza el proceso de liberalización posterior a la revolución
egipcia, se acumulan los datos sobre la cleptocracia de Mubarak. Sobre
todo sobre sus dos hijos, Gamal y Alaa, el primero un exbanquero de
inversión radicado en Londres, que pasó después a ofrecerse como el
“reformista” que necesitaba el país y autor principal de la liberalización
económica iniciada a finales de los noventa que intentaba transformar
“una economía estatal en un sistema de libre mercado” (derivando en “un
capitalismo del clientelismo y el soborno, donde solo se progresaba si se
conocía a las personas adecuadas”).15 Las privatizaciones, la venta de
tierras públicas y los escándalos inmobiliarios han acompañado el trayecto
“liberalizador”; y los activos en manos de la familia Mubarak y amigos, la
mayoría en el extranjero, se piensa que serán “muy difíciles de localizar”.
Calcula la reportera que la fortuna familiar rondaría los 50.000 millones de
euros.
d) Cualquier régimen autocrático, con una situación ambiental como la
descrita, atraviesa con toda probabilidad por épocas turbulentas, porque
su aparente estabilidad que, manejada con habilidad, puede garantizarle
largos períodos de dominio incontestado e influencia política regional,
dificulta en realidad (un aspecto bien estudiado por Giner, 1980) la gestión
“racional” de los mecanismos básicos de reproducción del poder de esta y
de cualquier otra clase dominante. Giner destaca con razón tres de estos
mecanismos: la cooptación a la élite de los elementos más capacitados de
las clases subalternas (para mejorar la eficacia de esa élite pero también
para debilitar el potencial de contestación contra ella); la capacidad de
incorporar las innovaciones tecnológicas procedentes del entorno global
de la época; y una gestión política resuelta de los problemas por los que
pueda atravesar el régimen. Típicamente, una dictadura “torpe” descuida
la gestión de los tres mecanismos citados y, en el límite, puede alienarse
14
El País, 23.04.2011, p. 3. 15
Los términos son de la periodista Gemma Saura, “La avaricia de los cachorros”, La Vanguardia 14.04.11, p. 4.
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
55
el apoyo del estamento militar y su lealtad (como parece haber ocurrido en
Túnez y en Egipto), así como el de las clases medias.16 En todo caso, y
en sentido contrario, el régimen acostumbra a estar muy atento a
alimentar y mantener la complicidad de los sectores de poder de segunda
y tercera corona, a los que acostumbra a fidelizar mediante el mecanismo
del clientelismo económico, consistente en concederles franjas de
explotación libre de recursos públicos para asegurar su apoyo al régimen.
e) Esta debilidad invisible de los regímenes de hegemonía cerrada, los hace
especialmente vulnerables a los cambios económicos, sociales o
internacionales, de manera que, hipotéticamente, primero la globalización
en sí y, después, la crisis del capitalismo global de 2008, han removido
con fuerza los cimientos de regímenes como los de Túnez y Egipto (Naím,
2011) y se han de considerar como factores causales que confluyen en
nuestro objeto. Poco después del estallido tunecino pero antes de la
primera manifestación egipcia en Tahrir, el secretario general de la Liga
Árabe, el egipcio Amro Mousa, se dirigía a los asistentes de una cumbre
económica regional en Sharm el Sheij (el lugar donde se refugiaría
después Mubarak) con estas significativas palabras:
Los recientes acontecimientos en Túnez son un ejemplo de las grandes crisis sociales a las
que están expuestas las sociedades árabes. En la mente de todos está que el alma árabe
está rota por la pobreza, el desempleo y la recesión general. (Citado en Carbajosa, 2011.)
2. Las hegemonías cerradas del Norte de Africa parecían garantizar una
prolongada estabilidad, como hemos sugerido, y de hecho los países
hegemónicos occidentales las apoyaban por eso mismo. Debemos
preguntarnos ahora qué factores introducen inestabilidad en regímenes de este
tenor, para lo que acudimos a uno de los mejores modelos sencillos
disponibles. Adam Przeworski (1986:50 y ss.), en efecto, propone una forma de
16
M. Naím (2011) ha aplicado nociones como estas, con pericia, al caso de los países árabes movilizados: “Las dictaduras habitan en un ecosistema de privilegios, alianzas y codependencias con los más variados actores: los militares, líderes regionales, grupos económicos y políticos, medios de comunicación, líderes religiosos, aliados extranjeros etc. A veces este delicado equilibrio de poderes se rompe, desencadenando enfrentamientos que pueden llevar al fin del régimen. Algo de esto pasó recientemente en Túnez”.
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
56
captar los factores principales que, en general, contribuyen a explicar que a)
aparezcan grietas en una hegemonía cerrada poco antes considerada
invulnerable; y b) que el cambio de régimen (por liberalización de éste o por
sustitución) sea una posibilidad real:
a) El régimen ha satisfecho “las necesidades funcionales” que llevaron a su
advenimiento, por lo que deja de ser necesario y colapsa. (Este podría ser
el caso del régimen egipcio, postnasserista, surgido de una “revolución
desde arriba” en la década de 1950, pero no el del régimen sucesor que
representa Mubarak, que justamente se puede caracterizar como una
degeneración oportunista del anterior.)
b) El régimen ha perdido su legitimidad original, “y puesto que ningún
régimen puede durar si carece de legitimidad (apoyo, conformidad,
consentimiento), se desintegra”. (Este factor está desde luego en el centro
del escenario de los casos tunecino y egipcio. Es probable que los factores
de inestabilidad del modelo de Giner citado hayan jugado un papel en ello.)
c) Los conflictos internos del bloque dominante, en particular los que
implican al estamento militar, no pueden ser reconducidos y una facción
decide apelar al apoyo de grupos externos. Como consecuencia, “el bloque
dominante se desintegra en tanto que bloque”. (Así se puede interpretar el
caso egipcio, y quizá en menor medida el tunecino: en el momento en que
el régimen personalista apoyado en el Ejército pierde su legitimidad, el
estamento militar retira su fidelidad al antiguo régimen y se plantea
reconfigurar el bloque dominante. La figura del mariscal egipcio Tantaui
representa bien esta situación.)
d) Presiones extranjeras para establecer una “fachada democrática”
conducen a nuevos compromisos tal vez por intermedio del factor anterior.
(Este factor opera también claramente en el caso egipcio y quizá en menor
medida en el tunecino; en el primer caso se puede afirmar que la presión
exterior, al principio balbuceante, procede de EEUU y la UE y se ejerce por
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
57
medio y sobre el estamento militar, altamente autónomo y dependiente de
estos centros exteriores.)17
Ya dice Przeworski que estos factores generales no son incompatibles entre
sí, y esto es lo que vemos en el caso egipcio: operan simultáneamente los b-c-
d, siendo el primero el determinante: no sólo ha dejado de operar la legitimidad
original, sino que colapsa de golpe por efecto de la decidida presión desde
abajo y condiciona todos los sucesos posteriores. De todas maneras, hay otra
forma de percibir este punto crucial, originada en Weber, y que explica
Przeworski (pp. 51-53) así: “El problema de la legitimidad está por completo
formulado de manera incorrecta, según creo. Lo que importa para la estabilidad
de cualquier régimen no es la legitimidad de ese sistema de dominación en
particular sino la presencia o ausencia de alternativas preferibles... Lo que
reproduce el consentimiento es la amenaza de la fuerza y, fuera de los
momentos de verdadera desesperación, esta amenaza es suficiente”. En el
caso de Túnez y Egipto, no hay duda de que se trató de “momentos de
verdadera desesperación”, y más abajo apuntamos algunas razones para ello.
Los momentos aludidos se corresponden con “los momentos de locura –en
los que ‘todo es posible’-” teorizados por Aristide Zolberg (1972) y Sidney
Tarrow (ver Tarrow, 2002:99) que han dado lugar a acontecimientos como
“1848” o “1968”, pero también a las revoluciones árabes en marcha. Tarrow
(íbid.) afirma que se repiten de modo persistente en la historia de los
movimientos sociales: “En puntos tan turbulentos de la historia, escribe Aristide
Zolberg, ‘cae el muro entre lo instrumental y lo expresivo. La política rompe sus
cadenas e invade la vida entera’... Esos momentos... pueden ser ‘necesarios
para la transformación política de las sociedades’, escribe Zolberg, pues son la
fuente de los nuevos actores, los públicos y la fuerza para irrumpir a través de
la costra de la convención.” Parece probable que en muchos casos de la ola,
pero con seguridad en Túnez y Egipto, los “momentos de locura” (las revueltas)
17
Garton Ash (2011b) sugiere en febrero algo muy sensato imposible hoy de demostrar: “Cuando obtengamos (si la obtenemos) la próxima remesa de Wikileaks, tal vez descubramos que EEUU tuvo algo que ver con la extraordinaria declaración del Ejército egipcio de que no iba a emplear la fuerza contra las demandas legítimas de ‘nuestro gran pueblo’”. Evidente.
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han propiciado y están propiciando la aparición de nuevos actores políticos y la
reconfiguración de la sociedad civil.
3. En todo cambio de régimen hay factores decisivos que inclinan la balanza y
empujan al sistema político y social afectado hacia una determinada
configuración dominante. Y en su interior se expresan, con gran variabilidad
comparada, ciertos mecanismos que contienen la clave de lo que ocurre y va a
ocurrir con alta probabilidad. La forma en que se producen los acontecimientos
en medio de una crisis política ofrece mucha información que,
comprensiblemente, no se puede obtener de otra manera en el momento de los
hechos; y además, este meollo del cambio de régimen hace depender los
acontecimientos futuros del orden y preferencias de los previos.
Si nos fijamos en el caso egipcio, este punto de no retorno, ese meollo
decisivo se puede sintetizar en los siguientes acontecimientos:18
a) 30.01.2011 El jefe de las FFAA Tantaui hace acto de presencia en la
plaza Tahrir, con lo que hace pública la fractura entre el Ejército de Tierra y la policía y cuerpos de élite de Mubarak (Fuerza Aérea y Guardia Presidencial).
b) 11.02.2011 Se oficializa el desplome del antiguo régimen: el general Suleimán anuncia que Mubarak ha dimitido y cedido el poder al consejo supremo militar (CSM).
c) 11.02.2011 El CSM anuncia su programa: acepta el encargo de gobierno; llevará a cabo las enmiendas constitucionales necesarias; garantizará elecciones presidenciales libres; la ley de urgencia de 1981 por la que se prohibían las protestas callejeras sólo se derogará cuando concluya “la actual situación de crisis” (en realidad, se ha derogado en enero de 2012, cuando la crisis está lejos de detenerse).
d) Las declaraciones paralelas de los centros de poder de los países hegemónicos sugieren con claridad que patrocinan o apadrinan el cambio de régimen y la forma de éste. Merkel, Sarkozy y Reino Unido rinden homenaje a la retirada del rais Mubarak; la UE va más allá y anuncia “una ordenada transición a la democracia”. La fórmula inicial de consenso entre las élites queda suficientemente clara: una transición política oportunista tutelada por el Ejército y los poderes occidentales.
19 Desorden sí, pero al menos bajo cierto
control.
18
Datos de La Vanguardia 12.02.2011, pp. 3, 4 y 12. 19
Según un observador muy informado, Sami Naïr (2011a), hay una dependencia directa del ejército egipcio respecto de EE UU: ese ejército dispone de un poder financiero independiente; controla sectores esenciales de la economía; y recibe anualmente del gobierno norteamericano 1,3 mil millones de dólares. Concluye el autor refiriéndose a Túnez y Egipto que “en los dos países, el Ejército ha sido el vector principal del inicio de la transición”. La noción de transición “oportunista” procede de Aguilar (1993).
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
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4. El cambio de régimen que buscan las revoluciones árabes no puede ser,
de natural, idéntico en todos los casos. Procesos transnacionales de
transformación como esta cuarta ola democratizadora, se adaptan
necesariamente a las condiciones locales de cada sociedad e
invariablemente se bifurcan o diferencian en rutas diversas, con frecuencia
muy distantes entre sí. Examinados los trayectos de cada caso, a finales de
2011 e inicios de 2012 es posible establecer, claramente en algunos casos y
con menor claridad en otros, las siguientes rutas (cuadro procedente de la
Cronología anexa):
Ruta 1 = Revolución democrática en camino de una transición política (Túnez y Egipto) Ruta 2 = Revuelta desde abajo y guerra civil (Siria) Ruta 3 = Revuelta desde abajo, guerra civil e intervención militar exterior (Libia) Ruta 4 = Bloqueo y espiral presión/represión (Yemen, Bahréin, Arabia Saudita) Ruta 5 = Bloqueo y apertura de reformas negociadas (Yemen, Marruecos, Jordania?) Ruta 6 = Regresión y desdemocratización Casos inciertos: 1. Argelia= entre 4 y 5 2. Irán = variante específica entre 2 y 4 => Intento de revolución democratizadora abortada en 2009 + ruta 4
5. Pero en una mayoría de casos, las revoluciones árabes han arremetido
contra un antiguo régimen peculiar, del que hablaremos más abajo (epígrafe
4), que Jack Goldstone (2011:8), siguiendo a Weber, denomina sultanista. El
autor ha expuesto de manera eficiente las condiciones para que se produzcan
revoluciones políticas que derriben a los dictadores unipersonales,
cleptocráticos e impredecibles que tacha de sultanes. En concreto, cuatro
factores, notoriamente ciertos para los casos egipcio y tunecino:
a) El Gobierno aparece como tan injusto o inepto que es percibido por una
mayoría como una amenaza al futuro del país.
b) Las élites, y en especial los militares, se alienan respecto del Estado y
declinan seguir defendiéndolo.
c) Hay una movilización de segmentos muy amplios y diversificados de los
grupos étnicos, religiosos y las clases sociales del país.
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
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d) Los poderes internacionales, o bien rechazan seguir defendiendo al
régimen, o bien le presionan para que no utilice al máximo su fuerza
represiva.
(2) EL ESTAMENTO MILITAR
El papel primordial del estamento militar en los países árabes movilizados
hace aconsejable pararnos a examinar este actor principalísimo. En cierta
manera, es pieza central del antiguo régimen, y en esa medida, eje de la
hegemonía cerrada o régimen sultanista, aunque, a la vez, goce típicamente de
amplia autonomía relativa, características que con seguridad le confieren un
papel central también en todo proceso de salida del régimen dictatorial.
Pondremos atención brevemente, a continuación, al especial tipo de estamento
militar que predomina en al menos algunos países de la ola actual
(especialmente en Egipto), y nos detendremos en cuatro de sus aspectos
principales: 1) El papel típico de los militares en países del Tercer mundo; 2) El
caso especial egipcio relacionado con las “revoluciones desde arriba”; 3) Los
procesos de adaptación del estamento militar a una transición democrática; y 4)
Los datos principales sobre los militares egipcios actuales.
Intentemos ante todo aclarar la expresión del encabezamiento. La expresión
“estamento militar” viene a significar un cuerpo especial socialmente adscrito a
la clase media que contemporáneamente, y también en el Egipto de Mubarak,
responde a la caracterización que hizo Hobsbawm en su momento (1975:185)
del estamento militar en regímenes postcoloniales:
El cuerpo de oficiales, compuesto en gran parte por miembros aspiracionales y emergentes de
la clase media militar, cada vez más profesionalizados y con entrenamiento técnico, es menos
probable que se identifique con una clase alta establecida, allí donde existe una. Políticamente,
pueden ser más radicales (o ‘modernizadores’) en el sentido civil de la expresión (por ejemplo,
en el siglo XIX, ‘liberales’), o en cierto sentido específico militar (como el ‘nasserismo’ en el
siglo XX).
1. Hemos mencionado ya al papel protagonista que tiene, o va a tener, el
estamento militar en los países árabes que encabezan la ola. Dos
observadores entre los más cualificados, Castells y Naïr, identifican con razón
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
61
los dos principales efectos –ciertos– de este protagonismo pretoriano de cara a
los acontecimientos que están por venir:
Por un lado, un factor de avance: “Es una paradoja increíble que las dictaduras hayan estado
tanto tiempo apoyadas por sus ejércitos, y que sean estos, en Túnez y Egipto, los que
conducen ahora el proceso democrático” (Naïr, 2011b).
Por otro, un factor de freno del proceso: “No será una transición tranquila: los mandos
militares tienen muchos intereses que proteger” (Castells, 2011b).
En general, y con claridad después de la segunda Guerra Mundial, los
procesos de descolonización hicieron emerger un numerosísimo grupo de
países del Sur vertebrados alrededor de sus fuerzas armadas: “el predominio
de regímenes militares, o la tendencia a ellos, unía a los estados del tercer
mundo, cualesquiera que fuesen sus modalidades políticas o constitucionales”
(Hobsbawm,1995:349). La proliferación de estados nuevos, algunos diminutos,
y la frecuente ingobernabilidad y falta de tradiciones e instituciones de
autogobierno explican por qué en “situaciones semejantes las fuerzas armadas
eran con frecuencia el único organismo capaz de actuar” (Hobsbawm,
1995:350); de lo que se puede derivar una cierta pauta general:
En resumen, la política de los militares, al igual que los servicios de información militares, solía
llenar el vacío que dejaba la ausencia de política o de servicios ordinarios. No era una forma
especial de política, sino que estaba en función de la inestabilidad y la inseguridad del entorno.
(Hobsbawm,1995:351; ver también 1975:187.)
Sea cual sea la composición social del cuerpo de oficiales, la tendencia al dominio de los
militares es un reflejo, no tanto de su carácter, como de la ausencia de una estructura política
estable. (Hobsbawm,1975:186.)
Si se añade a todo ello que en el último medio siglo la mayoría de países del
Tercer Mundo implantó políticas “de desarrollo” ante la acuciante necesidad de
no perder el pie en la economía global (y que, por tanto, se buscaron atajos
para el crecimiento económico y se implantaron numerosas reformas agrarias
con ese fin), es comprensible que empezaran a proliferar regímenes militares
que vertebraban el esfuerzo nacional en esa dirección, como los generales
peruanos reformistas que instauraron una reforma agraria radical en 1969 (Ibid.
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
62
Hobsbawm 1995, p. 358). En esta tradición de garantes del desarrollo y centro
institucional principal de una cierta estabilidad política se situaron también los
militares egipcios, reforzados contemporáneamente por el papel estratégico de
país mediador en el explosivo Oriente Medio que ha jugado y juega Egipto, “el
país de los coroneles” (en alusión a Gamal Abdel Nasser, el que inició esas
políticas en 1953). Hobsbawm (1975:189) resumió muy bien la esencia del
nasserismo:
Así y todo, nos quedan unos pocos casos de regímenes pretorianos genuinamente
innovadores: el Egipto de Nasser, Perú hasta 1960 y tal vez la Turquía de Ataturk. Podemos
especular con la idea de que los tres se dan en países en los que es evidente la necesidad de
una revolución social, donde varias de las condiciones objetivas para que estalle están
presentes, pero también donde las bases sociales o instituciones de la vida civil son demasiado
débiles para llevarla a cabo. Las fuerzas armadas, al ser en ciertos casos la única fuerza con la
capacidad para tomar decisiones y llevarlas a la práctica, pueden verse obligadas a ocupar el
lugar de las ausentes fuerzas civiles, incluso hasta el punto de reconvertir a sus oficiales en
administradores... A pesar de que los resultados netos de sus esfuerzos puedan ser
sustanciales –es virtualmente imposible concebir una vuelta de Egipto, Perú y Turquía a su
antiguo régimen respectivo-, es improbable que sus resultados sean tan radicales como los de
una genuina revolución social. El radicalismo de las fuerzas armadas sigue siendo una opción
del tipo second-best: aceptable únicamente porque es mejor llenar un vacío político que dejarlo
tal cual... Para resumir: la intervención militar en la política es un síntoma de fracaso político o
social... En el tercer mundo, constituye un síntoma meridianamente claro de una revolución
incompleta o abortada.
2. Un prestigioso estudio de Trimberger (1978) completa estas útiles pautas de
inserción de los militares en el desarrollo económico y político del Tercer
Mundo que descubre Hobsbawm. Trimberger estudió cuatro casos empíricos
(Japón, Turquía, Egipto y Perú) para proponer un modelo teórico capaz de
explicar su lógica (relativamente) común que, a mi entender, proporciona una
cuarta pieza esencial para captar los acontecimientos de 2011 en los países
árabes. Esta es la propuesta sintética de Trimberger (que nos ofrece una teoría
para enlazar los sucesos actuales de Egipto con su background previo):
a) El modelo se focaliza en un tipo de revolución desde arriba por parte de
militares burócratas, que se diferencia tanto de los golpes de Estado
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
63
como de la revolución desde abajo con apoyo en las masas de carácter
burgués o socialista.
b) Este tipo de revolución prolifera entre los países del Tercer Mundo a
mediados del siglo pasado. En esencia, consiste en una búsqueda de la
industrialización y la modernización política y social por medio de la
acción de un Estado en manos del estamento militar que se propone
promover el “desarrollo”.
c) La revolución desde arriba exhibe cinco características principales:
c.1) Apropiación “extralegal” del poder político y puesta en marcha de
un cambio radical de las estructuras sociales por parte de militares de
alto nivel y burócratas civiles del antiguo régimen.
c.2) Participación popular escasa en el inicio del cambio.
c.3) Escasa violencia política, emigración o intentos de
contrarrevolución.
c.4) El cambio diseñado procede de manera pragmática con escasa
referencia a ideologías radicales.
c.5) Al contrario de un golpe de Estado, la revolución desde arriba
destruye la base económica y política de la aristocracia o la clase alta.
El estudio muestra que la Restauración Meiji japonesa, el nasserismo en
Egipto y el gobierno militar de Perú después de 1968 satisfacen las cinco
características indicadas; en cambio, la Turquía de Ataturk fue “solo
marginalmente revolucionaria” (p. 3). Trimberger pronosticó en 1978 (p. 173)
que las precondiciones para una revolución desde arriba que iban a proliferar
en el Tercer mundo del último tercio del siglo XX, eran estas:
a) Debilitamiento persistente de las clases terratenientes y fracaso
de las burguesías del Tercer Mundo para promover una
industrialización sostenida.
b) Un estamento militar en la región con tendencia a ser
crecientemente burocrático, relativamente autónomo y
nacionalista. A la vez, temeroso de los levantamientos internos
contra la dependencia y el subdesarrollo.
c) El potencial de la revolución desde arriba dependería de las
contradicciones y debilidades del sistema capitalista mundial, que
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
64
dejan más o menos campo de maniobra para que surja
efectivamente.
d) En aquellos países con pocas condiciones para una revolución
desde abajo, la izquierda radical podría no tener otra opción que
apoyar una revolución militar desde arriba (algo parecido ocurrió
en Perú).
e) Un desarrollo capitalista independiente del control exterior es algo
imposible; las revoluciones desde arriba puede que promuevan
algún grado de industrialización capitalista, pero ésta tenderá a
dar lugar a un desarrollo económico dependiente, desigual y
distorsionado (argumento que confluye implícitamente con el
análisis de Hobsbawm).
Finalmente, la conclusión de Trimberger de 1978 (p. 174) puede leerse como
relacionada con los acontecimientos actuales: “mi estudio sugiere que a los
burócratas relativamente autónomos que, en una situación de crisis, se
convierten en dinámicamente autónomos de las fuerzas de clase, solo les
queda la capacidad de autoconstituirse en una nueva clase dominante, lo que
en una economía mundial capitalista significa una clase capitalista.”
3. Por lo que se refiere a la adaptación de los militares a las condiciones de las
nuevas democracias postdictatoriales, los estudios comparados que maneja
llevan a Huntington (1994:210) al siguiente razonable estado de la cuestión
militar en situaciones de cambio de régimen. El problema de cómo actuar en
relación con los actos criminales de los funcionarios de los regímenes
“autoritarios” (de momento, desde abril de 2011, Mubarak ya está encausado
por actos de ese tipo) coincide con un problema más amplio, más duradero y
políticamente más serio que afrontan muchas nuevas democracias: la
necesidad de contener el poder político del estamento militar y transformar a
las fuerzas armadas en un cuerpo de profesionales comprometidos a garantizar
la seguridad externa del país.
La experiencia de las numerosas transiciones políticas entre 1975 y 1990,
incluida la española de 1976 en adelante, muestra que en numerosos países
los gobiernos democráticos llevaron a cabo programas claros –y urgentes- de,
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
65
podría decirse así, reinserción social del estamento militar (entre ellos, el de
Felipe González y Narcís Serra en España); en cinco direcciones principales
(Huntington, 1994: 219-228): 1) Profesionalización; 2) Política de misiones
(para despolitizar el ejército, eliminando las funciones no militares y de
seguridad interna, y dirigiéndolas a la defensa de la seguridad externa y las
misiones internacionales); 3) Remoción de la cúpula militar anterior y creación
de ministerios de defensa a cargo de funcionarios civiles; 4) Disminución del
tamaño y modernización del equipo; 5) Mejora de las condiciones materiales
del estamento militar y refuerzo de su imagen y estatus entre la ciudadanía.
Desde finales de 2011, los gobernantes egipcios y tunecinos están dando ya
pasos para acomodar a su estamento militar respectivo a alguna de esas
políticas.
4. Sobre el papel de los militares en el futuro próximo de la región sacudida por
las revueltas, en términos generales, el experto Mathieu Guidère manifiesta un
escepticismo radical: “Creo que los militares encauzarán estos estallidos
revolucionarios y acabarán reteniendo el poder”.20 Para el caso de mayor
interés en este terreno, el egipcio, quizá la pregunta más relevante sea por qué
las Fuerzas Armadas retiraron tan rápidamente su lealtad a Mubarak y
precipitaron, así, una caída instantánea de la legitimidad del régimen
(recordemos al respecto el modelo de Pzreworski expuesto más arriba). ¿Qué
movió a los militares egipcios a dejar caer a Mubarak? La respuesta puede
ofrecer las claves de cara a los próximos tiempos de la revolución egipcia.
Probablemente ninguna razón decente. O intereses de casta o presiones
exteriores, o ambas cosas a la vez. Esto dice David Sanger en el New York
Times: “El Ejército egipcio, calculando que ya no merecía la pena defender a
un faraón de 82 años desconectado del mundo, sin ningún sucesor aceptable
ni ningún plan convincente para el futuro del país, se puso finalmente del lado
de quienes protestaban en las calles”.21 Pero está por ver por cuánto tiempo, y
además, es cierto que encauzó el trayecto hacia una vía democratizadora pero
a la vez: 1) es probable que sea crecientemente el principal obstáculo a la
20
El País, 21.02.2011, p. 6. 21
David E. Sanger, “Cambiar o atacar, el Ejército decide”, The New York Times-El País, 3.03.2011, p. 1. El artículo da también alguna información valiosa acerca de las presiones norteamericanos sobre los militares de la región.
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
66
democratización institucional que necesita el país (al no querer abandonar el
núcleo de sus privilegios e intentar retener su autonomía corporativa); y 2) ya
ha reprimido violentamente en varias ocasiones a los activistas más
persistentes.
En todo caso, ¿cómo son los militares egiptos de la era Mubarak que
ingresan como actores en la crisis política que se abre en 2011 gracias a las
revueltas? No hay duda de que el estamento militar egipcio, factor crucial en el
proceso democratizador de esta ola de 2011, exhibe unas características sui
generis (Sprinborg, 2011):
a) El Ejército, compuesto por medio millón de individuos, es el mayor de
Africa, el undécimo del mundo y ocuparía el puesto número tres si Egipto
estuviera en la OTAN (detrás de EEUU y Turquía).
b) La ayuda militar norteamericana a Egipto ha sobrepasado los 40.000
millones de dólares; y Bush Jr. se comprometió a mantener por diez años
más una ayuda militar anual directa de 1.300 millones de dólares.
c) Las fuerzas armadas parecen mantener un estatus interno de institución
estimada y comprometida con la nación, en parte por la historia
contemporánea de dominación del régimen colonial y las guerras de 1948
y 1956 y su enfrentamiento bélico con británicos, franceses e israelitas.
d) El Ejército mantiene espacios sustanciales de autonomía corporativa:
“dirige un floreciente imperio económico” y mantiene un presupuesto
propio separado del presupuesto nacional. Estamos ante una auténtica
“economía militar”. Ministerios cercanos, como el de Economía, carecen
de jurisdicción sobre el ejército, y ese ministerio tiene prohibido
explícitamente publicar informaciones sobre los gastos militares, que
hasta ahora determinaba el propio rais Mubarak, que los sustraía a la
supervisión parlamentaria.
e) Tantaui, el actual presidente del Consejo que se ha hecho con el mando
de la política democratizadora, ha sido ministro de Defensa y ministro de
Producción Militar (a cargo de la “economía militar”), “lo cual indica hasta
qué punto los militares y su imperio económico están entrelazados”
(Springborg, 2011:26).
f) Todo lo anterior lleva a este observador (Springborg, 2011:28) a esta
razonable conclusión de cara al proceso político de cambio institucional
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
67
que se avecina: “El hecho de que la sociedad civil sea capaz de afirmar un
grado sustancial de supervisión [hasta el presente, por completo
inexistente] sobre los militares tras el levantamiento de enero,
proporcionará una prueba clave del nivel de democracia que prevalecerá
en el nuevo orden”.
Hobsbawm (1995:163), refiriéndose a los militares españoles, propone una
noción que seguramente nos ayuda a entender la conducta de los militares
egipcios en 2011 (y quizá la del futuro próximo): “los momentos de victoria
democrática y de movilización de las masas no son ideales para los golpes
militares, que para su éxito necesitan que la población civil, y por supuesto los
sectores no comprometidos de las fuerzas armadas, acepten sus consignas...
El pronunciamiento clásico tiene más posibilidades de éxito cuando las masas
están en retroceso o los gobiernos han perdido legitimidad”. Los militares
egipcios de finales de 2011 ofrecen muchos indicios de una seguridad en sí
mismos, como cuerpo, que los mantiene alejados por el momento de estas
presiones que señala Hobsbawm: están a verlas venir; pero el empuje del
movimiento democratizador y la división de las preferencias políticas que han
mostrado las primeras elecciones (en 20.01.2012, con mayoría para los
partidos islamistas), pueden actuar de elementos disgregadores que pongan en
peligro esa aparente cohesión interna del estamento militar.
(3) EL PAPEL DE LA SOCIEDAD CIVIL EN EL CAMBIO DE RÉGIMEN
1. Los argumentos examinados más arriba, y el de Stepan que sigue, hacen
pensar que en todo cambio de régimen que se deshace de una dictadura o
hegemonía cerrada, la sociedad civil juega un papel estratégico, por un lado, y
que, por otro, la interacción de ésta con el estamento militar constituye el eje
crucial de la dinámica política en un contexto así. En situaciones de malestar
severo de la población respecto de una dictadura, la dinámica interactiva entre
“la sociedad” y “el régimen” es con frecuencia difícil de medir con precisión.
Pero hay un acuerdo muy amplio en la sociología política sobre el hecho de
que el análisis de la sociedad civil en presencia contiene la clave de cómo se
va a desplegar esa dinámica interactiva. Alfred Stepan (1986:79, cursivas mías)
ha resumido con maestría los puntos esenciales de la misma:
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
68
El poder de la sociedad civil para crear y canalizar las presiones sociales es extremadamente
importante cuando se trata de una redemocratización exitosa, en particular por lo que se refiere
a los tres subtipos de la senda 4 [véase el epígrafe 4 más abajo]. En las sendas 4a
[redemocratización iniciada por líderes políticos civiles o reconvertidos a civiles] y 4b
[redemocratización iniciada por el “estamento militar en tanto que gobierno”], los elementos de
la línea moderada dentro del régimen autoritario serán incapaces casi con toda seguridad de
convencer a los de la línea dura de que una liberación o una redemocratización sean una
necesidad institucional: lo máximo que los elementos de línea moderada pueden conseguir es
una liberalización. Por lo que se refiere a la senda 4c [redemocratización dirigida por el
“estamento militar en tanto que institución”], cuanto menores las presiones sociales, mayores
son las prerrogativas que los militares pueden exigir en el período postliberación. Finalmente,
para la mayor parte de las sendas, la fortaleza y debilidad políticamente organizada de la
sociedad civil determina en gran medida las barreras a la re-entrada de los militares en el
período posterior a la redemocratización.
En los casos tunecino y egipcio, la democratización no ha sido impulsada ni
por líderes civiles del régimen, ni por el estamento militar como gobierno, ni
como institución. Como hemos señalado más arriba, el impulso principal
procede de la sociedad civil, de fuera del régimen; pero es cierto, lo hemos
dicho, que el impulso chocó muy deprisa con el obstáculo, esperado, del
estamento militar, que no reprimió a los activistas del movimiento
democratizador pero tampoco se unió a ellos. Como mucho, al menos para el
caso egipcio, se podría decir que los militares como institución (senda 4c) han
tolerado la llegada del fin del régimen del que ellos mismos eran la espina
dorsal. Una opción pragmática cuyo futuro dependerá seguramente de dos
factores procedentes de la misma sociedad civil, a saber, la posición
estratégica que tomen los partidos mayoritarios que han ganado las primeras
elecciones en Egipto, y su encuentro o desencuentro con el estamento militar; y
sobre todo, la posición del movimiento democratizador que hegemoniza por el
momento las calles pero no las urnas. Parece evidente que la adaptación
mutua entre militares y movimiento democratizador es mucho más improbable
que se produzca que algún tipo de sintonía entre militares y partidos, mientras
que no es nada impensable que militares y partidos islamistas se pongan de
acuerdo para liquidar al movimiento.
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
69
2. En condiciones poliárquicas, por supuesto, la sociedad civil no sólo es un
componente imprescindible de la liberalización política existente sino que
constituye la característica más distintiva de una poliarquía: ningún otro
régimen político estable conocido da voz política (reconocida) en la esfera
pública a un conjunto de unidades (asociaciones y organizaciones) que forman
parte de la esfera privada. Una operacionalización útil de sociedad civil, que es
a la que nos atendremos aquí, aunque demasiado simple para el tratamiento
de ciertos objetos, es la de Anthony McGrew (modificada ligeramente por mí,
Diagrama 3). Pero, ¿qué papel juega la sociedad civil en condiciones de largas
hegemonías cerradas (como fue el caso de la España franquista y ha sido el de
los países árabes examinados)? ¿Existe?
Diagrama 3 Asociaciones y organizaciones en sociedades complejas (Anthony McGrew, modificado por Salvador Aguilar)
22.
ORGANIZACIONES en una sociedad de la OCDE típica
propiedad
privada pública
persiguen beneficios económicos
1 EMPRESAS SECTOR PRIVADO
2 EMPRESAS SECTOR PÚBLICO
<= MERCADO
persiguen “beneficios” no económicos
PATRONALES 3 SINDICATOS ASOC. HUMANITARIAS PARTIDOS POLÍTICOS
ASOC. RELIGIOSAS ASOC. CULTURALES MOVIMIENTOS SOCIALES
GRUPOS AYUDA MUTUA y un largo etcétera
4 ADMINISTRACIÓN PÚBLICA
ESCUELA PÚBLICA UNIVERSIDAD PÚBLICA SEGURIDAD SOCIAL
etcétera
<= NO MERCADO
↓ 1+3
SOCIEDAD CIVIL ↓ 2+4 ESTADO
La respuesta es afirmativa. En esas condiciones, las que nos interesan aquí,
las asociaciones y su actividad (celda 3 en el diagrama) son en una mayoría de
casos impracticables y de alto riesgo, por lo que la sociedad civil se
“invisibiliza”, aunque se pueda captar su existencia por medio de numerosos
indicios. No existen asociaciones, sobre todo las políticas, pero a) existen otro
22
Anthony McGrew, “The State in advanced capitalist societies”, cap. 2 de Allen-Braham-Lewis (eds.), Political and economic forms of Modernity, Polity, Londres, 1992, p. 70.
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
70
tipo de redes, b) aquéllas acostumbran a “camuflarse” en otro tipo de formatos
institucionales (asociaciones culturales o acciones colectivas de masas del tipo
“turba”, que actúan y desaparecen con gran rapidez), y c) la propia acción
colectiva, aunque selectiva y contenida, constituye un indicador de la parte
soterrada de la sociedad civil.23 En algunos casos extremos, “totalitarios” (H.
Arendt), la sociedad civil se desintegra prácticamente por completo por efecto
de la feroz y permanente represión, la emigración de los activistas, y el miedo
cerval que domina al conjunto de la población (“generalísimo” Franco:
“¿Quieren un consejo? No se metan en política, como hago yo”)24; el caso de la
URSS bajo Stalin ilustra la idea y es el factor principal que explica que, para el
momento de una posible democratización (bajo Gorbachov), el inmenso país
contara con un par de centenares de disidentes y el más emblemático, Sajarov,
estuviera desterrado en Siberia (por tanto, sin ninguna posibilidad de iniciar
nuevas redes), y que, para la época actual, la Federación Rusa siga mostrando
esa peculiar y persistente incapacidad para democratizar la sociedad.
3. Para los casos tunecino y egipcio, se plantea una afirmación y una paradoja:
a) La afirmación consiste en postular la inexistencia de una sociedad civil
vigorosa bajo el régimen predecesor. Los datos disponibles son escasos
por el momento, pero el propio formato de las revueltas cívicas
mencionadas, con una estructura asociativa de coordinación más bien
baja, sugiere que la afirmación es correcta. Sin embargo, tenemos aquí un
punto estratégico para desentrañar: ¿cómo se formaron las estructuras de
movilización en esos dos países; se trató efectivamente de una leve red
organizada de activistas y una gran participación espontánea de la
población inmersa en un “momento de locura”? ¿Cómo explicar entonces
la protesta sostenida? Estamos aquí ante una “fuerza oscura” (Naïr 2011b)
para la que, de momento, los observadores han inventado categorías
pintorescas; el propio S. Naïr lo expone así:
23
Por ejemplo, en forma de huelgas más o menos “salvajes”, pero a veces rondando el perfil de huelga general. Este es el caso de Egipto en los primeros días de febrero de 2011 (Robinson, 2011, p. 38). 24
Cita aproximada.
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
71
Los observadores han inventado una categoría bastante curiosa para explicar a la vez el
poder y la debilidad de esos procesos revolucionarios: la calle. Se dice que la calle, las
manifestaciones convocadas en Internet, facebook y los sms, se movilizará para exigir,
por ejemplo en Egipto, que Mubarak sea juzgado... En todos los casos, esa fuerza
oscura... permanece aún milagrosamente intacta.
b) Por otro lado, la paradoja, que es la siguiente. Hay coincidencia en que el
estallido de Túnez y Egipto fue fundamentalmente endógeno y
autoorganizado, y no producto de una gran organización previa y ayuda
exterior. ¿Cómo explicar a la vez esa capacidad, propia en condiciones
normales de una sociedad civil con profundas –aunque poco visibles, para
mantener su integridad- tradiciones asociativas (como fue el caso de la
polaca en los años preparatorios de 1989), y la ausencia evidente de las
mismas en el momento de las revueltas árabes, donde por definición se
require “poner toda la carne en el asador”?
Para los casos tunecino y egipcio, disponemos de diversas indicaciones
útiles, como la de Antonio Elorza, politólogo conocido, como Sartori, por su
insistencia en la presunta incapacidad democrática inmanente del islamismo
(insistencia que ha quedado también, como la de Huntington, refutada en las
calles de Túnez y El Cairo); Elorza (2011), propone que en esos dos países
han existido previamente unas “formas de oposición latentes”, “organizaciones
larvadas pero actuantes en la sociedad civil”, formas de pluralismo limitado
visibles en asociaciones de derechos humanos en Túnez, legalizadas, y los
mismos Hermanos Musulmanes egipcios. Garton Ash (Ash, 2011b) menciona
a los sindicatos tunecinos que “han desempeñado un papel importante”; para
el caso egipcio, “están Mohammed el Baradei y su Asociación Nacional para
el Cambio, y el líder de la oposición encarcelado Ayman Nour, pero no ha
surgido verdaderamente ningún frente popular, foro cívico ni gran estructura
de otro tipo”. Pero los datos disponibles (ver Springborg 2011:28) sugieren
mayoritariamente la existencia, como parece lógico, de una sociedad civil
“pasiva” típica de las hegemonías cerradas de trazo duro (situación análoga al
caso español bajo el franquismo).
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
72
Disponemos también, y dispondremos en el futuro, de los indicios
procedentes de la contienda política interna posrevolucionaria. Por ejemplo,
este: el 1 de marzo, un Comité de Protección de la Revolución tunecino hace
peligrar el proceso de transición desde arriba y exige la creación de una
Asamblea Constituyente, que el Ejecutivo acepta. El Comité lo forman
“decenas de asociaciones y colectivos profesionales, media docena de
partidos políticos, muchos de ellos de nuevo cuño, y el poderoso sindicato
Unión General de Trabajadores Tunecinos”.25
En conclusión, el papel de la sociedad civil en las revueltas y revoluciones
árabes ha sido, a la vez, crucial para desencadenar los procesos de cambio
de régimen y un tanto enigmático si consideramos que todavía es un actor sin
rostro (al no resultar evidentes cuáles son los focos o tramas asociativas en el
núcleo de la sacudida que han inducido). Sin duda este es un aspecto de las
revoluciones que se irá conociendo con el tiempo y sobre el que se hace
necesario investigar.
(4) QUÉ APRENDER DE LAS OLAS PREVIAS Y DE LOS MODELOS
TEÓRICOS
Para orientarnos ante la aparición de fenómenos nuevos y, a veces,
desconcertantes, parece oportuno recurrir a la buena teoría. McAdam, Tarrow y
Tilly han explicado agudamente por qué (2005:27):
El intento de explicar cualquier proceso social complejo (contencioso o no) implica tres pasos:
1) la descripción del proceso, 2) descomponer el proceso en sus causas básicas, y 3)
recomponer esas causas dando lugar a una explicación más general sobre cómo tiene lugar el
proceso. La buena descripción, sin embargo, nunca parte de cero... necesita de una guía fiable
para describir. Lo que hace una guía fiable es identificar las características que debemos
buscar, características que, claramente, se encuentran dentro de lo que debemos explicar
Si partimos de la hipótesis de que estamos presenciando el inicio de una
nueva ola democratizadora, nos proponemos escrutar, brevemente, las olas
previas y los modelos teóricos comparados a que dieron lugar para contribuir a
leer mejor lo que ahora está ocurriendo. Selecciono para ello cuatro de las, a
mi entender, mejores elaboraciones teóricas previas: las de Alfred Stepan
25
I. Cembrero, El País, 2.03.2011, p. 7.
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
73
(1986), Samuel Huntington (1994), O’Donnell-Schmitter (1986) y McAdam-
Tarrow-Tilly (2001).
1. Fruto de una investigación empírica y comparada, Alfred Stepan establece
ocho caminos alternativos “que conducen a la finalización de regímenes
autoritarios” y al proceso subsiguiente de democratización (1986:65). Los tres
primeros se refieren a procesos de retorno a un sistema poliárquico producidos
al finalizar la segunda Guerra Mundial; en rigor, se trata de
redemocratizaciones y son poco pertinentes para nuestro objeto aquí. Los tres
siguientes tienen que ver con lo que he denominado transiciones puras: la
salida de dictaduras que se inicia por iniciativa del régimen dictatorial y conlleva
una transición negociada pero bajo control del viejo régimen: en un primer
caso, la iniciativa la lleva un sector del funcionariado civil del antiguo régimen
(caso español); en un segundo caso, son los militares en el gobierno los que
inician el proceso (caso chileno); y en un tercer caso, son los militares en tanto
que institución los que llevan la iniciativa (caso portugués de 1974). Los tres
casos son el meollo de las transiciones a la democracia conocidas y el autor
muestra con claridad lo importante que va a ser para la era postransicional que
el caso sea uno u otro de entre esas tres variantes; pero, aquí también, los
casos tienen poca relevancia para unas circunstancias, como las árabes, que
no se corresponden con estas condiciones (como mucho, se podría pensar que
el tercer caso podría ayudar a comprender lo que ocurrirá en Egipto). Tres
casos más pueden eliminarse porque tampoco son pertinentes para nuestro
objeto.26
El caso restante es el final del régimen autoritario “conducido por la
sociedad”, con lo que el autor se refiere a esas situaciones donde el cambio de
régimen procede de “protestas difusas desde organizaciones de base, huelgas
generales masivas pero no coordinadas, y la retirada general de cualquier
apoyo al gobierno”. Añade significativamente el autor que “visto más de cerca,
esta es una ruta hacia un cambio de régimen más que hacia una
redemocratización completa”, aunque piensa que por sí solos, los
26
Se trata de: pacto interpartidario; revuelta violenta organizada que coordinan los partidos democráticos reformistas; y la “guerra revolucionaria conducida por marxistas” (Stepan se refiere a la Nicaragua de 1979).
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
74
levantamientos “conducidos por la sociedad” son incapaces de llevar a una real
democratización (1986:78). Ejemplifica esta ruta con tres casos: Grecia en
1973, presionada la dictadura por levantamientos estudiantiles; la Argentina
posterior al “cordobazo” en 1969; y Perú después de la huelga general de 17
de julio de 1977.
El modelo de Stepan: a) contiene sorprendentemente pocos mecanismos de
entrada, por así decir, para encajar allí las revoluciones árabes de 2010-2011,
lo que es un indicador de la gran diferencia de condiciones ambientales entre la
tercera ola y la actual; y b) contiene su categoría de final de régimen
“conducido por la sociedad”, claramente periférico en su modelo, pero que sí es
valioso y sugerente para nuestro objeto. No es totalmente descartable que en
alguno de los países donde ha prendido la cuarta ola democratizadora sea esa
transformación “conducida por la sociedad” la que acabe cuajando; la razón
principal es la conjunción de una posible situación de bloqueo político y el
formidable impulso desde abajo propiciado por coaliciones revolucionarias con
escasos vínculos organizativos (esto es, que conceden tácitamente el
protagonismo principal a la sociedad civil radicalizada que, entre otras hazañas,
ha descabezado fulminantemente las dictaduras tunecina y egipcia). Más abajo
nos ocupamos de estas coaliciones.
2. ¿Podemos tratar a los “regímenes autoritarios” (Huntington, Stepan) como
un todo básicamente homogéneo? Ciertamente, no. En primer lugar, porque el
perfil que han mostrado durante 2011 los distintos regímenes “fuertes” de la
región es de una gran variedad, que ha captado con pericia el politólogo
mencionado, Antonio Elorza (2011b):
La pérdida del miedo no depende solo de una dosis mayor o menor de heroísmo. El miedo se
tiene a algo o a alguien, y su superación depende también de la amenaza, o mejor de la forma
de la amenaza, definida por aquel que lo provoca.
Al calificar justamente de dictaduras a los regímenes de Ben Ali y de Mubarak, con
omnipresencia policial y violación reiterada de los derechos humanos, suele olvidarse que
ambos eran regímenes autoritarios, desprovistos tanto del totalitarismo horizontal (totalismo)
protagonista en Irán del aplastamiento de la revolución verde, lejos de la transición que algunos
pronosticaron, como del vigor propio de los despotismos consolidados en Libia y Arabia Saudí,
abatibles solo mediante una acción militar. En Túnez y Egipto persistía cierto pluralismo,
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
75
posible relevo del dictador en el vértice, y asimismo en la sociedad civil, como prueban la
actuación legal de la asociación tunecina de defensa de derechos humanos o, aún con mayor
peso, de los Hermanos Musulmanes en Egipto. Y un Ejército autónomo. Existían límites
predecibles a la actuación represiva del Gobierno que tendrán en cuenta los movilizados... En
Irán, Libia o Arabia Saudí esos límites hoy no existen...
El miedo impera allí donde el aspirante a la libertad tiene ante sí un muro de apariencia
infranqueable. (...) El triunfo del miedo culmina cuando los códigos de la represión resultan
legibles y son asumidos por la población a modo de forma natural de existencia. Códigos
ambiguos o debilidad pasajera –ejemplos el episodio final de Robespierre o la RDA en 1989-, y
el castillo se derrumba.
Y en segundo lugar, porque el mismo término régimen autoritario es
objetable y poco satisfactorio. La dicotomía “regímenes autoritarios” vs.
“regímenes totalitarios” deriva más o menos vagamente de la obra de Hannah
Arendt y, ya sin ambigüedades, fue elevado a criterio de distinción, primero por
Juan Linz en su caracterización del franquismo como “régimen autoritario”
(Linz, 1973) y, después, por el mismísimo secretario de estado norteamericano
bajo Reagan general Alexander Haig, que lo utilizó como criterio para conceder
la ayuda norteamericano a regímenes “autoritarios” (el Chile de Pinochet) y no
a los “totalitarios” (Cuba). Sin comentarios: un producto neto de la Guerra Fría.
En segundo lugar, es un término no solamente confuso y manipulador sino
también ideológico: evita nombrar a ciertos regímenes como fascistas, una
categoría más clara y aplicable a ciertos casos.
Dicho esto, es cierto que en una mayoría de casos, cuando hablamos de
“dictaduras” o de “hegemonías cerradas” nos estamos refiriendo a una enorme
número de sistemas políticos autocráticos que, especialmente en el Tercer
Mundo, responden a un perfil aparentemente simple y similar (recuérdese la
caracterización de una dictadura como “hegemonía cerrada” más arriba). Pero
solo aparentemente. Huntington nos ofrece una tipología de regímenes de este
tipo que muestra su utilidad para comprender la diferente lógica de sistemas
que parecen similares:
a) Huntington opera con una noción simple de “regímenes autoritarios”, que
“se definen simplemente por la ausencia de esta base institucional”:
elecciones competitivas, participación en ellas de “el grueso de la
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
76
población”, selección mediante las mismas de los principales miembros de
un gobierno (1994:107).
b) Según esa definición, distingue una larga lista de regímenes bien
diferentes entre sí pero “autoritarios”: monarquías absolutas, aristocracias
feudales, estados sucesores de los imperios continentales (procedentes de
la primera ola); estados fascistas, autocracias coloniales, dictaduras
militares personalistas (procedentes de la segunda ola); y sistemas
unipartidarios, regímenes militares y dictaduras personalistas (procedentes
de la tercera ola); así como los sistemas jerárquicos comunales (u
oligarquías raciales, como Sudáfrica). Y a continuación muestra cómo, en
la práctica, los casos históricos de regímenes autoritarios siguen trayectos
que combinan varios de estos tipos (por ejemplo, la Polonia de principios
de los años 1980 combinó elementos de sistema de partido único y de un
sistema militar basado en la ley marcial y presidido por un general;
1994:109-111), y que por tanto tienen que ser estudiados en su evolución
dinámica.
c) Lo mismo ocurre con los casos históricos de cambio de régimen:
“empiezan siendo de un tipo y acaban siendo de otro” (1994:112). ¿Son
iguales o similares las salidas de dictaduras o hegemonías cerradas?
Tampoco: “Cada caso histórico combina elementos de dos o más procesos
de transición. En realidad, cada caso histórico, sin embargo, se aproxima
más claramente a un tipo de proceso que a otros” (Ibid.). El modelo de
Huntington en este punto, aunque no totalmente preciso, es muy sugerente
para pensar los acontecimientos de las revoluciones árabes que se
avecinan (orientados a crear una nueva institucionalidad). Intentaremos
sacarle partido partiendo de nuestro acuerdo con su última frase: se trata
de derivar tipos abstractos de los casos empíricos y, sobre esa base,
examinar nuevos casos empíricos para establecer la combinación
dominante de tipos (que, a su vez, remite a unas lógicas y modelos de
análisis más que a otros); por otro lado, la propuesta del autor
norteamericano es un punto de partida para abordar la otra cuestión
crucial, a saber, cómo “se relaciona la naturaleza del régimen autoritario
con la naturaleza del proceso de transición” (Ibid.).
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
77
Huntington distingue entre cuatro variantes empíricas de “transición”:
“transformaciones” (los que están en el poder juegan un papel decisivo para
poner fin al antiguo régimen: España, Brasil, Hungría; 1994:120 y ss.);
“reemplazos” (los reformistas dentro del régimen son débiles o no existen,
mientras que la oposición “acosa al gobierno”; éste es reemplazado cuando
“se vuelve más débil que la oposición”: Portugal, Alemania oriental, Filipinas;
p. 135 y ss.); “traspasos” (“la democratización se produce por la acción
combinada de gobierno y oposición”: Polonia, Checoslovaquia, Sudáfrica); y
finalmente, “intervención” (externa). Distingue también cuatro variantes de
régimen autoritario: de partido único, personalista, militar y de “oligarquía
racial”.27
En resumen, si más arriba hemos atendido, con el modelo de Przeworski, a
los factores que contribuyen a liquidar una dictadura prolongada que cuenta
con pocos apoyos pero carece de alternativas claras, la teorización de
Huntington sirve para conceptualizar el paso siguiente: la salida de la dictadura.
Los datos disponibles sugieren que las revoluciones árabes, que todavía no
han iniciado el camino para culminar el cambio de régimen con una nueva
estructura institucional, es posible que se sirvan de un esquema innovador que
todavía no podemos percibir. Los datos que tenemos sobre Túnez y Egipto no
van en la dirección ni de un traspaso ni de una intervención externa (que sí se
ha producido, en cambio, en el caso libio); o ponen en práctica una variante
innovadora o, al menos Egipto, puede que recree las condiciones de una
transformación (con el estamento militar llevando a la práctica a partir de ahora
alguna de las tres subvariantes de la senda 4 de Stepan) o, en el futuro, un
reemplazo.
Para concluir los comentarios sobre cómo caracterizar esos regímenes
predecesores que se han desplomado o se tambalean en la Cuarta Ola
democratizadora, parece conveniente insistir en que son algo más que
“autoritarios”, porque tienen en común algunas características poco frecuentes
que pueden ser decisivas para orientarse en los acontecimientos del tránsito
27
Ambos conjuntos de categoría y sus respectivos ejemplos prototípicos están recogidos en el Cuadro 3.1 de la p. 110 del estudio de Huntington.
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
78
desde la sociedad predecesora a la sucesora. A mi entender, Huntington
admite parcialmente esta posibilidad al mencionar como una de las variantes
autoritarias la de los regímenes “personalistas” (el caso actual de Ali, Mubarak,
Gadafi, El Assad). Un observador, y gran experto en revoluciones, Jack
Goldstone (2011:8), ha llamado la atención sobre los regímenes cleptocráticos
de la región a los que hemos aludido, destacando no solo su condición de
dictaduras unipersonales y cleptocráticas, o su configuración como
“hegemonías cerradas”, sino en particular su característico comportamiento
como regímenes “sultanistas”. Esta noción procede de Weber y ha sido
perfeccionada por Juan Linz y Alfred Stepan (1996:44,51), que denominan así
a regímenes como los de Duvalier en Haití, la República Dominicana de Trujillo,
el Irán del Shah o la Rumanía de Ceausescu, donde:
a) El pluralismo económico y social no desaparece pero está sujeto a
intervenciones despóticas e impredecibles.
b) Utilizan una pseudoideología basada en una glorificación extrema del
déspota.
c) Hay también una carencia de organización permanente, substituida por
métodos clientelares y coercitivos complementados ocasionalmente por
grupos de matones paraestatales que intimidan mediante una violencia
extrema.
d) Y a la vez, un liderazgo altamente personalista y arbitrario carente de
correcciones racional-legales que muestra una fuerte tendencia a crear
dinastías.
Como se puede comprobar, la noción encaja bien para los casos egipcio y
tunecino, pero también para la Libia de Gadafi, la Siria de Bashar El Assad y,
en realidad, muchos de los quince casos destacados en la Cronología.
3. O’Donnell y Schmitter.
Su estudio conjunto de 1986 ha sido durante mucho tiempo el manual para
desentrañar (e incluso para impulsar) las transiciones democráticas que se
inician con la portuguesa en 1974. El estudio pone el énfasis en que a) toda
transición es un intercambio de continuidades por discontinuidades; b) que el
actor central es una coalición de moderados procedentes del antiguo régimen y
moderados de la antigua oposición democrática; y c) que se trata de un
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
79
proceso de ingeniería política cuyo fin es trasladar una hegemonía cerrada a
una poliarquía postransicional por medio de una permanente negociación en el
seno de esa coalición y por medios fundamentalmente pacíficos. Su
perspectiva se centra en el aspecto innegable de pacto desde arriba entre las
élites políticas como aspecto explicativo básico de estos fenómenos.28
Puede afirmarse que, para interpretar los acontecimientos de la Cuarta ola
democratizadora, numerosos acontecimientos, muchos de ellos por venir, se
pueden analizar con provecho a partir de este modelo teórico. Sin embargo,
hay un factor central de los casos tunecino y egipcio que es “contracíclico”:
contradice alguna lógica fundamental del modelo de O’Donnell y Schmitter; me
refiero a que la conocida curva en forma de U invertida que el modelo postula
para la movilización ciudadana ha sido, en esos países, no posterior sino
anterior al propio proceso de transición. Esta a primera vista desconcertante
condición de las revoluciones árabes augura unas potencialidades de
transformación que exceden con mucho los límites de las transiciones de la ola
examinada por nuestros autores, la tercera. La lógica de esta, en efecto,
pasaba por una reivindicación desde abajo, titubeante y –con razón– temerosa,
que trataba de identificar los límites (invisibles) de las acciones toleradas por
los detentadores del poder, que eran los que llevaban la iniciativa principal del
proceso transicional; para Egipto y Túnez, en cambio, lo que encontramos es
un impulso popular desde abajo de una fuerza irresistible, que descabeza con
rapidez el régimen predecesor y lo coloca a la defensiva, y que persiste en su
determinación y defensa de los intereses populares.
Esta segunda situación es la que ha permitido a autores muy perceptivos,
como son S. Maher y Samir Amin (en este mismo Anuario), subrayar el
potencial de cambio postcapitalista y socialista que existe al menos en esos
dos países. De confirmarse, estaríamos antes casos innovadores de
“revoluciones sociales” en ciernes, algo que he puesto en duda pero no se
puede descartar por completo. A mi entender, Immanuel Wallerstein (2011)
aporta luz en este punto al proponer, de manera que considero más realista,
que estas revoluciones árabes, como los revolucionarios de 1968, más que
28
Aunque con frecuencia eso la convierte en un modelo teórico poco flexible, al no dejar espacio para las muchas “anomalías” de los casos concretos. Para alguna de ellas, véase por ejemplo el agudo artículo de J.M. Colomer, “Poco pueblo y poco plan”, en El País, 29.11.1995, p. 11, para el caso español.
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
80
buscar el socialismo lo que hacen es protestar “contra el comportamiento
inherentemente no democrático de los detentadores de la autoridad”; Sami Naïr
(2011c) acierta también al subrayar que uno de los ingredientes de las
revoluciones tunecina y egipcia consiste en que son “revoluciones
democráticas que llevan en sí reivindicaciones sociales radicales”, aunque,
según los indicios, no socialistas.
4. McAdam-Tarrow-Tilly
Estos estudiosos lideran desde hace años la investigación más solvente en
el área de lo que ellos llaman contention o contienda política, término
introducido por Charles Tilly para designar una nueva forma de concebir el
conflicto social. Su obra colectiva de 2005, contiene una nueva manera de
enfocar el análisis de la transición española que ha hecho justamente fortuna.
Utilizan la perspectiva de las élites tan bien analizada por Schmitter y O’Donnell
(epígrafe anterior), pero muestran en su análisis del caso español (2005:190 y
ss.) el papel decisivo, también, de la presión desde abajo –las manifestaciones
callejeras de 1976- una vez la transición ya ha comenzado. Es un enfoque
necesario y muy útil para otras transiciones, también para la previsible salida
de la dictadura de al menos algunas de las revoluciones árabes, pero está por
ver si será primordial para éstas, dado que, a diferencia del caso español,
como hemos apuntado, se han generado endógenamente, por impulso propio
de las sociedades civiles, caso inédito entre 1974 y el presente, y han ocurrido
antes, no después, de iniciada la transición.
(5) DEMOCRATIZACIÓN ORIGINAL El antiguo régimen (epígrafe 1) y el estamento militar en su centro (epígrafe
2) constituyen el núcleo político que organiza y controla la sociedad
predecesora que prolifera en la región. Ambos han quedado seriamente
alterados por el empuje de las revueltas, lo que nos conduce ahora a examinar
la parte dinámica de nuestro objeto. ¿Qué ha ocurrido, y cómo, para que ese
núcleo político predecesor haya quedado notablemente trastocado?
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
81
1. A mi entender, la sociología política contemporánea ha aprendido a
diferenciar cuatro procesos, que a veces intersectan de manera compleja,
relativos a la modernización política de las sociedades: democratización,
redemocratización, transición pura a la democracia y transición oportunista a la
democracia.
Un proceso de democratización significa que, por primera vez en su historia,
una comunidad política se dota de las instituciones y la cultura política popular
y mediáticamente conocidas como democracia. El proceso ha sido
caracterizado con precisión por Charles Lindblom y, sobre todo, Robert Dahl
(Dahl y Lindblom, 1953; Dahl, 1971), que introducen el término –más técnico-
de poliarquía para denominar un sistema político (“la democracia” o democracia
liberal) que, según lo visto en el Diagrama 2, se caracteriza por ser
notablemente liberalizado (alta capacidad de discrepancia política de los
actores) y, a la vez, abierto a un grado elevado de democracia electoral y, en
esa medida, a una forma de participación política. Poliarquía, por tanto, designa
una situación donde hay una relativa pluralidad de poderes, existe el derecho a
la discrepancia política y donde la ciudadanía tiene la oportunidad de concurrir
periódicamente a unas elecciones razonablemente limpias y competitivas. Dahl
y otros estudiosos (Guillermo O’Donnell [1996], entre otros), nos proporcionan
adicionalmente un catálogo de “garantías institucionales” (Dahl, 1971:3) que
nos permiten medir con facilidad el grado efectivo de democratización (de
instalación de una poliarquía) en un determinado estado-nación en cualquier
momento del tiempo.
Complementariamente, Dahl (1971:7), utilizando su modelo-diagrama de la
poliarquía, nos ofrece una pedagógica descripción de los dos caminos clásicos
para alcanzar históricamente una poliarquía (esta es precisamente la
democratización original): el seguido por Reino Unido y Suecia, por ejemplo,
donde la liberalización antecede a la participación; y por Alemania, donde la
participación antecede a la liberalización. Su modelo, finalmente, permite
representar la transición política como un paso súbito y directo desde una
“hegemonía cerrada” (alguna variante de dictadura: baja liberalización y baja
participación) hasta un sociedad relativamente democrática (una poliarquía).
A su vez, las transiciones políticas, fenómeno inaugurado en 1974 con la
Revolución de los Claveles en Portugal, admiten como mínimo dos variantes
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
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principales (Aguilar, 1993). De un lado, una transición pura, cuando el tránsito
es fundamentalmente de carácter endógeno (debido al impulso y con
frecuencia presión desde la sociedad civil interna) o a la vez endógeno-y-
exógeno (la presión de otros países o instituciones internacionales), impulso
que impone en breve plazo una institucionalización básica de la poliarquía (que
culmina en una Constitución democrática, libertad de organización partidaria,
elecciones libres y reactivación o visibilización de la sociedad civil) después de
la cual se entra en un período postransicional de duración indeterminada que,
supuestamente, conduce a una “consolidación” democrática (Linz y Stepan,
1996; Gunther, Diamandouros y Puhle, 1995). Y de otro lado, una transición
oportunista, cuando un determinado sistema político de naturaleza autocrática
se ve obligado por presiones fundamentalmente externas a democratizar con
urgencia su estructura institucional y, por tanto, se ve obligado a iniciar la
dinámica de una transición aunque carente de fuerzas y condiciones internas
favorables (un caso es el de la Federación Rusa después del colapso de la
URSS en 1989-1991; con frecuencia, las transiciones “oportunistas” tienen
también que ver con problemas graves imposibles de gestionar sin una cierta
legitimidad democrática, por ejemplo, una crisis económica severa).
Finalmente, la redemocratización. Esta se produce cuando un país
democrático ha perdido esa condición, por causas internas o externas, y la
recupera de nuevo. Cuando la causa es externa, nos hallamos ante países que
han sido conquistados por alguna potencia extranjera no democrática que les
impone un régimen de la misma orientación (el caso clásico es el conjunto de
países europeos que sufrieron la invasión nazi y recuperaron su condición
original de poliarquías al acabar la segunda Guerra Mundial). Cuando la causa
es fundamentalmente interna o, al menos, interna-y-externa, nos hallamos ante
el caso previo de transición pura, que podemos ejemplificar con el caso
español de 1976-1982.
2. ¿Cómo se insertan los datos hasta ahora disponibles sobre las revoluciones
árabes en este cuadro familiar de conocimientos de la sociología política?
Primera consideración. En los casos de Túnez y Egipto se trataba de
poliarquías formales pero, en la práctica, regímenes autoritarios y sultanistas
camuflados (denominados a veces “dictablanda”, p.e., en O’Donnell et al 1986)
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83
que a veces recordaban el caso mexicano anterior a 1994: formalmente una
democracia liberal donde, sin embargo, la demanda de parte de la población
para llevar a cabo una transición política no se consideraba algo inaudito ni
contradictorio con la institucionalidad formal. El tratamiento desde el exterior
era también de este tenor: se consideraba tácitamente por la “comunidad
internacional” que esa era la única situación posible, que las condiciones de los
países y –se presuponía- la debilidad de la sociedad civil y falta de tradiciones
democráticas hacían pensar que no estaban “maduros” para esa forma de
gobierno y que debían esperar (hasta el punto que los dos dictadores árabes
después derrocados y sus partidos formaban parte de la Internacional
Socialista, de la que fueron expulsados a toda prisa).29 En Occidente, pocos
datos permitían augurar un vuelco como el producido y que está dando una
auténtica lección a esos países del centro dotados de poliarquías. El régimen
predecesor, en síntesis y como hemos examinado, venía a ser una autocracia
con (algunas) instituciones formales democráticas que presidía una economía
basada en los servicios y en vías de desarrollo (y una “economía abierta” que,
con salarios bajos y exenciones fiscales, beneficia a los inversores extranjeros)
y la vigilancia indirecta pero omnipresente de la institución militar.
Segunda consideración. En ambos países se ha dado una presión desde
abajo, potente y rapidísima, que después examinamos, previa a toda
negociación ni señal alguna de reivindicación de cambio de régimen. Se tiene
probablemente que interpretar como la típica señal de ruptura propia de
algunas transiciones clásicas (como la “ruptura-pactada” o “negociada” de la
transición española), solo que en este caso esta ha sido previa a toda
consideración ni pacto entre élites. ¿Por qué, entonces, no provoca esa ruptura
el derrumbe instantáneo del régimen en su conjunto y, prescindiendo de
cualquier transición, se pasa directamente a los pasos previos hacia una
poliarquía? No hay casos previos bien establecidos que nos permitan estar
seguros en este punto, pero un elemento evidente que ha actuado de factor de
equilibrio y continuidad ha sido el estamento y el comportamiento concreto de
los militares. El estamento militar, mayoritariamente, ha rehusado actuar y
29
La inaudita situación mantenía en las filas de la IS al partido presidido por Hosni Mubarak, el Partido Nacional Democrático, y al partido de Ben Alí Reagrupación Constitucional Democrática. “De conformidad con los estatutos”, y después de las movilizaciones ciudadanas del 17 de enero, fueron expulsados de la organización el 1 de febrero de 2011.
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reprimir la presión desde abajo, a la vez que mandaba señales de que no
permitiría que las fuerzas policiales hicieran el trabajo.30 Como es lógico, el
primer y rápido efecto de ese comportamiento ha sido: a) acabar con cualquier
legitimidad que conservara el régimen; y b) reducir los costes de la acción
colectiva, al comunicar tácitamente al mundo y a la población que el antiguo
régimen no sería protegido por la fuerza (hay aquí un paralelismo con el
anuncio de Gorvachov en Berlín al “camarada” Honecker en el sentido de que
las tropas soviéticas estacionadas en el país no iban a defender por la fuerza a
regímenes corruptos que no supieran legitimarse por sí mismos; con la salida
de Gorvachov del país, empezaron las protestas masivas en las calles que
acabaron por derribar el Muro), lo que redobló de inmediato la potencia de la
protesta.
Pero a la vez que rehuía enfrentarse a las revueltas y en algún sentido las
“protegía”, el estamento militar egipcio se constituía en una especie de tapón
institucional represivo que impedía el progreso rápido del cambio de régimen.
La población egipcia movilizada en las calles comprendió inmediatamente está
función de control y, en muchos sentidos, tuvo que aceptarla al carecer de –y
quizá no buscar deliberadamente- recursos de presión y métodos más
contundentes.
Tercera consideración. Túnez y Egipto han procedido a la ruptura directa,
como se ha dicho, pero durante 2011 no han avanzado sustancialmente
(mientras que las protestas continuas y masivas sí han amainado) hacia el
cambio de régimen, o al menos no tanto como ese empuje previo permitía
esperar. (Aunque esto se debe matizar en el sentido de que la propia ruptura
directa y el descabezamiento del antiguo régimen es un avance prodigioso, y
en este sentido los comentarios de la ministra española de Exteriores en esos
momentos, Trinidad Jiménez, ofreciendo a las nuevas autoridades tunecinas el
know how español sobre transiciones exitosas producen vergüenza ajena.)31
Ambos países han dado pasos importantes hacia delante (referéndum sobre
modificación de la Constitución, convocatoria de horizonte electoral, primeras
30
Hay amplios indicios en la información disponible, como se ha dicho, de que la intervención occidental tanto para controlar el proceso como influir sobre el resultado se ha producido, precisamente, a través de los militares. 31
Para una reacción semejante desde la experiencia chilena, véanse las propuestas de ingeniería política de Sergio Bitar en A. Oppenheimer, 2011.
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elecciones generales, así como encarcelamiento del autócrata y su familia en
Egipto; gabinete de expertos para iniciar la democratización de las
instituciones, embargo de los bienes de la familia del autócrata y primeras
elecciones generales en Túnez), pero la situación es muy frágil y las fuerzas
opositoras no se han blindado ante una posible reversión del curso de
acontecimientos; en sentido contrario, durante 2011 la ruptura directa desde
abajo, por fin, ha obligado a los países occidentales a definirse y prestar apoyo
al menos verbal al nuevo rumbo democratizador. Por tanto, ruptura sí, pero
avances a lo largo de los ejes de la liberalización y participación institucional,
no suficientemente.
3. Según lo expuesto, los casos de Túnez y Egipto en 2010-2011 deben ser
caracterizados como procesos de democratización original, aunque con
peculiaridades, que hemos sugerido y a las que volveremos, que hacen
aconsejable utilizar también el molde conceptual y las teorías propias de los
estudios de las transiciones políticas (citadas en el epígrafe previo).
El proceso iniciado en Túnez y continuado con éxito en Egipto, así como su
impacto inmediato en muchos países de la región, hace pensar, como se ha
dicho, en la hipótesis de que se ha iniciado una cuarta ola democratizadora,
según la teorización de Samuel Huntington (1994). El politólogo
norteamericano propuso que el desarrollo político combina
contemporáneamente tres olas de democratización y dos (y los indicios de una
tercera) contraolas: respectivamente:
Primera ola: 1828-1926, EEUU, Francia, Reino Unido.
Primera contraola: 1922-1942, Italia, Polonia, Grecia, España, Portugal.
Segunda ola: 1943-1962, Alemania, Japón, Italia, Austria, Argentina.
Segunda contraola: 1958-1975, Perú, Brasil, Bolivia, Argentina, Ecuador.
Tercera ola: 1974-1975 (Portugal y España) y a primeros de la década de
1990, 30 países de Europa-Asia-América Latina más los países
postcomunistas.
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86
Según esta perspectiva, las revoluciones de los países árabes
corresponderían a una Cuarta Ola democratizadora que se extendería por la
región (Gil Calvo, 2011). La perspectiva de Huntington se anuda alrededor de
la noción de una dinámica cíclica liberalizadora-contraliberalizadora que se
compone de una especie de cabeza de playa, el país que “tira” del ciclo, que se
extiende por medio de un factor de difusión que “puede ser denominado de
distintas maneras, como efecto demostración, contagio, difusión, emulación,
bola de nieve o incluso efecto dominó” (Huntington, 1994:99). Así, estos
efectos demostración (1991:101)
demostraron a los líderes y grupos de una sociedad la capacidad de líderes y grupos de otra
sociedad de poner fin a un sistema autoritario e instaurar un sistema democrático. Mostraron
que podía hacerse [el caso reciente de Túnez] y por ello presumiblemente estimularon a los
miembros de la segunda sociedad [Egipto, Libia] a emular a los de la primera. Segundo, los
efectos demostración mostraron cómo podía hacerse. La gente de la sociedad continuadora
aprendió de ellos, e intentó imitar los métodos y las técnicas usados para obtener la
democratización iniciadora... Tercero, los últimos democratizadores también aprendieron sobre
los peligros que debían evitar y las dificultades que debían superar. Las sublevaciones y los
conflictos sociales en Portugal en 1974 y 1975, por ejemplo, estimularon a los líderes de la
democratización en España y Brasil a que intentaran “un proceso de cambio político dirigido
desde el poder para evitar, precisamente, la discontinuidad que sufría Portugal”.32
De los trabajos como el de Huntington y otros investigadores se desprenden
forzosamente valiosas enseñanzas de probable aplicabilidad para investigar en
la presente ola democratizadora árabe. Parece acertado vaticinar que:
a) El camino será lento y tortuoso pero, aunque probablemente se extenderá
por años, va a imprimir una fuerte sacudida a los sistemas políticos
instalados en la región.
b) El desarrollo político modernizador no es de esperar que sea homogéneo
sino desigual, con los dos países “de cabeza” manteniéndose en la
dirección del proceso, y en el caso de Egipto, por su historia política y su
32
La interesante frase entrecomillada es de Kenneth Maxwell y procede de O’Donnell, Schmitter y Whitehead (eds.), 1986bis:132. La cita completa dice así (en traducción mía): “En esa época, la experiencia portuguesa estaba más cerca de una ruptura social y política que de una «transición», y el impacto del caso portugués en países como España y Brasil consistió en estimular un proceso de cambio político dirigido desde el poder para evitar, precisamente, la discontinuidad que sufría Portugal”. La cita de Huntington en el texto, en traducción mía, procede del original inglés de 1991, ante la inexactitud de la edición castellana de 1994.
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peso demográfico (82,9 millones de personas), por el peso geográfico,
económico y diplomático, jugando el papel de espejo central donde
mirarse de la región.
c) Estos desarrollos desiguales según las condiciones de cada nación,
obligan a aproximarse al objeto con algún modelo sobre las variantes
internas de los procesos transicionales, empezando por el de Huntington a
tal efecto (1994:117 y ss.).
d) Es pertinente preguntarse qué impulsa estas olas democratizadoras. Hay
factores claros, como la presión internacional y el efecto demostración de
que puede “funcionar” y que transmiten los medios, ambos factores
presentes en el caso árabe. Pero Gil Calvo (2011) plantea con razón las
preguntas relevantes: “¿Cuál es el principal motor del cambio que impulsa
la propagación transnacional de una oleada democratizadora? ¿Por qué
se difunde con preferencia a ciertos países vecinos más que a otros?”. La
respuesta pasa por examinar, cosa que se hace más abajo, los factores
desencadenantes.
4. Nos preguntábamos más arriba: ¿Qué ha ocurrido, y cómo, para que ese
núcleo político predecesor, el antiguo régimen, el estamento militar, y las
relaciones entre ambos, haya quedado totalmente trastocado por efecto de las
movilizaciones iniciadas en enero? La respuesta de conclusión es clara: una
revolución política, que mantiene algún vínculo con elementos de mayor
radicalidad social, pero que fundamentalmente consiste por el momento en un
proceso inaugural de democratización original. Se trata de una revolución
política sobre todo por dos acontecimientos: los cambios producidos, enormes,
y cuyo epicentro es el descabezamiento del antiguo régimen; y el impulso
enérgico desde abajo, desde la sociedad civil, en forma de revueltas sociales.
Vamos a examinar ahora este último factor.
(6) PRESIÓN DESDE ABAJO: LAS REVUELTAS CÍVICAS
1. Las revueltas populares han sido el elemento más impactante del fenómeno
hasta ahora, el más efectivo (la “ruptura” con el antiguo régimen citada), y quizá
el que de momento proporciona más información sustantiva, por lo que es
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88
importante entenderlas bien. El actor principal que presiona para el cambio de
régimen es una revuelta popular de carácter cívico, con unas características
distintivas principales (autoorganización sobre el terreno, desobediencia civil y
pacífica, carácter efímero de la acción, lo que se traduce en ausencia aparente
de liderazgo claro y centralizado) que ya Anthony Oberschall (1997:67)
describió en hace años como una acción colectiva apenas estructurada, “floja”
o suelta, dispersa o poco compacta:
La acción colectiva estructurada de manera imprecisa [loosely structured] hace referencia a
una acción colectiva que se lleva a cabo por parte de una coalición imprecisa de activistas, de
simpatizantes y personas con dedicación no plena cuyas fronteras están mal definidas y son
cambiantes, que carecen de un liderazgo central y común, de organización y de procedimientos
definidos para tomar decisiones acerca de un curso de acción común.
¿Responde este perfil a la definición clásica de Skocpol de revolución social,
que incluye como elemento primordial la presencia de revueltas? (Corregida
por Paige para añadir un componente más: el proyecto utópico.) Skocpol se
refiere a un tipo particular de revolución, una revolución social que podría
denominarse “revolución modernizadora”, y la define así (1979:4):
transformaciones rápidas y básicas del Estado y las estructuras de clase de una sociedad ue
van acompañadas por –y en parte se llevan a cabo por medio de- revueltas desde abajo con
fundamento en las clases.
Y esta es la rectificación de Paige (2003:23-24):
Una revolución consiste en una transformación rápida y fundamental producida en las
categorías de la conciencia y la vida social, en los presupuestos metafísicos en los que se
basan estas categorías y en las relaciones de poder en las que se expresan, como resultado
de la amplia aceptación popular de una alternativa utópica al orden social existente.
Los datos que conocemos por ahora no satisfacen de inmediato ninguna de
las dos nociones. Respecto a la de Skocpol, se echa en falta la transformación
de la estructura de clases: la “revolución” es, de momento, en Egipto y en
Túnez, la revuelta desde abajo que derriba al antiguo régimen y que parece
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
89
fundamentalmente interclasista. Respecto a la de Paige, se echa en falta la
“alternativa utópica”. El mismo carácter que han tenido estas revueltas de
“protesta contenida” (Aguilar, 2008:218) las distingue con claridad de ambas
definiciones y da una indicación de que estas protestas árabes han sido
influidas en buena medida por la transformación de los formatos de presión
popular, componente característico de las revoluciones clásicas, que se
observa a partir de 1989 (“revoluciones antirrevolucionarias” las denomina
Sakwa -2004-, indicando que no es que omitan o se opongan a las
revoluciones sino que, en lo fundamental, “acaban” con la imagen y la práctica
–heredada del siglo XIX y emparentada con la política modernista a partir de la
Revolución Francesa- de la revolución violenta como factor imprescindible del
cambio).33
Pero, sobre todo, no satisfacen ninguna de las dos definiciones porque,
según creo, se trata de un fenómeno de otra naturaleza: lo que está ocurriendo
no es, hasta aquí, una revolución social sino una revolución que busca la
democratización del país; en este sentido, es una “revolución democrática”, una
revolución “modernizadora” parcial (se focaliza en el sistema político) que, tal
vez, podría desplegarse después por sectores de la estructura social y
retrospectivamente –y a plazo largo- haber producido una revolución social,
pero no tenemos indicios sólidos de ello a fecha de hoy.34 Y al mismo tiempo,
se puede entender como una revolución que toma distancias respecto del
pasado colonial y de la dominación económica de los grandes poderes
occidentales, sobre la economía nacional y sobre el país. (La importancia de
este extremo hace que la propia Skocpol, con E. Trimberger –Skocpol y
Triberger, 1994:124- escriba: “debido a que las revoluciones sociales desde
abajo se han producido en estados agrarios situados en posiciones más o
33
Dice Garton Ash (2011 a) en esta dirección y refiriéndose a Egipto y Túnez: “1989 ha pasado a ser el modelo por antonomasia de cualquier revolución de principios del siglo XXI. Lejos están ya 1789, 1917, y 1848”. Algo de ello hay, pero este observador se equivoca a mi entender en dos puntos. Uno, “1989” son en realidad varios casos de revolución; no uno solo sino como mínimo tres, cuyos iconos son la URSS (colapso), Polonia (larga transición negociada entre una sociedad civil vigorosa y movilizada y el régimen) y Alemania del Este (“revolución de terciopelo”, una especie de convergencia entre un colapso del régimen y lo que aquí denomino “revolución cívica”, que precipita el colapso mencionado). Y dos, la palabra “revolución” se puede aplicar a “1989” con precaución y a alguno de sus aspectos, por las razones que acabo de aducir, pero no se puede aplicar al caso principal (URSS) que es más propiamente una “transición histórica” (los detalles y argumentos en Aguilar, 2008). 34
Maher (2011) sí aporta argumentos, tímidos, en esa dirección.
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menos desventajosas dentro del capitalismo mundial en desarrollo, su
ocurrencia exitosa no ha sido determinada por la lucha de los proletarios contra
los capitalistas sino, más bien, por las luchas de clases de los campesinos
contra las clases terratenientes dominantes y/o los regímenes coloniales o
semi-coloniales”.) Lo que ha ocurrido durante 2011 sugiere una
democratización original en marcha, que es “revolucionaria” tanto por sus
efectos en el orden político (cambios drásticos y descabezamiento del antiguo
régimen) como por la manera de producirlos (una potente revuelta cívica desde
abajo).
Lo dicho subraya la existencia en los cambios sociales y políticos, en general,
pero también en la transformación que estamos examinando, de fuertes
corrientes de difusión de las innovaciones. Un proceso o repertorio de nuevo
tipo, “inventado” por activistas resueltos enfrentados a situaciones
comprometidas, produce resultados tangibles y es, en este sentido, “eficiente”,
y es “importado” a continuación por activistas de otros lugares que se enfrentan
a obstáculos de parecido relieve. La gente aprende a comportarse como
actores de una acción colectiva; esta es la noción aportada por Charles Tilly
(2002:31) con su concepto de repertorio de acción:
La palabra repertorio identifica un conjunto limitado de rutinas aprendidas, compartidas y
actuadas a través de un proceso de elección relativamente deliberado. Los repertorios son
creaciones culturales aprendidas, pero no descienden de la filosofía abstracta ni toman forma
como resultado de la propaganda política, sino que surgen de la lucha. Es en la protesta donde
la gente aprende a romper ventanas, atacar presos sujetos al cepo, derribar casas
deshonradas, escenificar marchas públicas, hacer peticiones, mantener reuniones formales u
organizar asociaciones de intereses especiales.
De manera análoga, la gente aprende cómo hacer revoluciones en el marco de
una época histórica determinada. Se hace consciente del perfil represivo
exacto que maneja el adversario, habitualmente las fuerzas policiales y
armadas de un régimen dictatorial, en este caso sultanista; se hace consciente
del modo óptimo de abordarlo para producir cambios; y para ello, aprende a su
vez de cómo otros y otras han aprendido primero. En el caso que nos ocupa, a
mi entender, los revolucionarios tunecinos y egiptos de 2011 aprendieron de
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
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varias experiencias previas: del 68 europeo, de “1989”, de las técnicas
gandhianas de desobediencia civil no violenta...35
2. ¿Si no satisfacen las nociones de Skocpol y Paige, cómo pensar los
acontecimientos, entonces? ¿Qué son conceptualmente estos
acontecimientos? La manera cómo ocurren las cosas dice mucho al observador
u observadora sobre la naturaleza del fenómeno (ver Tilly, 1991). Hay dos
maneras alternativas de concebirlos, derivadas ambas del caso de 1989. Una,
pensarlas como “refoluciones” (término de Garton Ash y Dahrendorf [2006]), es
decir, simultáneas reformas desde arriba y revoluciones desde abajo. Este
podría ser el caso de Túnez. La segunda, está inspirada en el razonamiento de
Bryant y Mokrzycki (1994:1) referido a las “revoluciones” de la Europa del Este
en 1989 y años siguientes: a diferencia de lo que dice Skocpol “en la Europa
del Este, en cambio, se puede hablar diversamente de la sociedad civil contra
el Partido-Estado, de manifestaciones populares, incluso de liberación nacional,
pero no propiamente de revueltas con fundamento en las clases”.
Podríamos estar, entonces, ante un fenómeno parecido a las revoluciones
“débiles” de la zona soviética en 1989 (en el sentido también que apunta Offe
en Las nuevas democracias [2004:16] de que está ausente el elemento utópico
y el diseño de una nueva sociedad asociado a las revoluciones modernizadoras
clásicas: la “revolución soviética desde arriba” [se refiere a 1989] es “una
revolución sin modelo histórico y sin teoría revolucionaria”). Pero eso subraya
también el carácter novedoso de nuestro objeto: carece de “teoría
revolucionaria”, como 1989, pero es una revolución desde abajo, no desde
arriba. Su fuerza motriz no se encuentra en el exterior ni en una determinada
institución sino que es endógena: se localiza en su sociedad civil, punto en el
que se parece al caso polaco (sociedad civil en muchos momentos de baja
visibilidad que empuja desde abajo, pero también larga transición pactada entre
los dos campos, como recuerda Hobsbawm [1995:483]) y quizá, todavía más,
al caso alemán oriental (el escenario en las calles de Leipzig en noviembre de
35
Los mecanismos de difusión por medio de los cuales estas nociones culturales relacionadas con la protesta popular se transmiten, han sido estudiados admirablemente, entre otros, por Charles Tilly y Sidney Tarrow (véanse entre otros McAdam-Tarrow-Tilly 2005 y Tarrow 2010; y nota siguiente).
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92
1989 se parece mucho al de Tahrir en El Cairo en febrero de 2011)36. Estas
innovaciones han confundido a muchos observadores. Lo sintetiza bien la
posición de la argelina Khadra (2011) al referirse a Túnez y Egipto
revolucionarios, con una visión obsoleta y extremadamente formalista de los
fenómenos revolucionarios:
Pero de ningún modo se trata de revoluciones. Se trata de una reacción espontánea,
incoherente y sin orientación precisa, cuyo objetivo es el de expulsar al tirano sin prever ni
preocuparse por lo que vendrá después. Una revolución es un acto pensado, maduramente
articulado en torno a una hoja de ruta, de una estrategia, y conducido por actores identificados
y determinados.
3. Como se ha sugerido, una revuelta cívica es una revuelta popular
caracterizada, no solo por su alta espontaneidad relativa, formato de protesta
directa, reivindicación de intereses generales o cuasi-generales y carácter
fundamentalmente no-violento, sino también, en la senda de las movilizaciones
ciudadanas propias de la era contemporánea,37 de baja institucionalización,
autoorganización, recurso a la desobediencia civil y pacífica, carácter efímero
de la acción y ausencia aparente de liderazgo claro. El punto central de este
tipo de acción colectiva es su voluntad de intervenir en la vida civil y la esfera
pública, y por tanto defender allí determinados intereses y objetivos, al margen
de la estructura institucional (que sufre una “deflación de poder”, en
caracterización de Chalmers Johnson, 1966). Estas características tan
especiales han proliferado en la protesta social desde 1968 en adelante (y el
propio 1968 francés, por ejemplo, es ya un primer buen ejemplo de la aparición
de este nuevo repertorio), pero se han prodigado contemporáneamente dentro
del ciclo de protesta que se inicia el 1 de enero de 1994 (Chiapas) y llega hasta
hoy precisamente. Una de las variantes internas de este ciclo han sido los
36
Se pueden encontrar indicios diversos de los mecanismos de correduría, difusión y acción coordinada que Tilly y Tarrow (2007:30-33) han puesto de relieve en su teoría de la contienda política. En las revueltas georgianas de noviembre de 2003, que acabaron con el gobierno de Shevardnadze, “como en la extensión de muchos nuevos movimientos, la difusión a través de los medios y la correduría por medio de agentes interpuestos se combinaron para producir una nueva coordinación”, dicen esos estudiosos. Se trata de una “pauta de difusión y correduría” también observada en Ucrania (2007:cap. 1). Para el caso alemán de 1989, ver Dale (2005) y Pfaff (2006). 37
Por ejemplo en Francia a finales de 1995 (protestas por la globalización) o 2006 (protestas por el contrato de primer empleo), en numerosos países en febrero de 2003 (contra la Guerra de Irak) o en Seattle en 1999, entre otras.
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movimientos ciudadanos (véase la nota 36), a mi entender los principales
casos de revueltas cívicas recientes mediante las cuales la ciudadanía ha
forzado modificaciones notables de los sistemas políticos a la vez que
mostraba de manera práctica y ejemplificadora la creciente demanda de
participación política en los márgenes de las orgullosas poliarquías
occidentales (por otro lado, en la práctica, crecientemente decrépitas y con
extendidos signos de berlusconización).
En el caso de los países árabes, y en concreto en Túnez y Egipto, este ha
sido el formato principal de acción seleccionado para la protesta. A mi entender
esto sugiere, por un lado, un proceso previo de difusión de los repertorios,
procedente de los episodios ya señalados, que seguramente ha calado
mayormente entre los grupos de edad jóvenes y con algún grado de instrucción
y credenciales culturales (no he encontrado información que indique la
existencia de tradiciones previas en esa dirección); por otro lado, hay también
indicios de que este formato de protesta, como ya se apreció en algunos de los
países del bloque soviético que los utilizaron en vísperas de 1989 (por ejemplo,
en Alemania Oriental o en Checoslovaquia), ha sido seleccionado por su
eficacia en condiciones de enfrentamiento con estados altamente autoritarios y
que disponen de un arsenal –e impunidad- intimidante de medios de
represión.38 Este formato de acción, por otro lado, sugiere la existencia de una
sociedad civil “pasiva” o “dispersa” y con vínculos organizativos débiles, porque
allí donde esto no es así (por ejemplo, en la Polonia de Solidarnosc) la
contienda política toma muy rápidamente el camino de la negociación y la
contienda sostenida.
4. Un elemento crucial de las revueltas es saber quiénes son mayoritariamente
los protestatarios. Esta es una cuestión que se irá conociendo mejor con el
tiempo, pero ahora mismo debemos hacer conjeturas a partir de lo que vemos
(en televisiones y documentales) y de los testimonios, como siempre, de los
buenos periodistas sobre el terreno.
38
En condiciones como las descritas, la desobediencia civil no-violenta y la rápida sucesión de movilizaciones y desmovilizaciones (que confiere al formato ese característico aspecto de volatilidad), grupos de protesta que se hacen y deshacen con agilidad, así como la ausencia de grandes actores organizados, y por tanto fácilmente localizables, se convierten por su baja visibilidad en un económico formato de contestación.
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Una primera impresión, muy generalizada a partir de esas fuentes, es que los
manifestantes han sido en lo fundamental “gente común”, como ocurrió en Irán
en 2009. Dentro de esa masa anónima y “común”, sin embargo, ha quedado
claramente la impresión de que predominaban los grupos de edad jóvenes, los
jóvenes desempleados y subocupados, sectores estudiantiles, punta de lanza o
perfil al que se fue uniendo la población en su conjunto (Emmert –2011- calcula
en unos cinco millones, sobre una población de 80, de personas las que han
participado “activamente” en las movilizaciones de las principales ciudades
egipcias, pero el egipcio Samir Amin –2011b:14- eleva la cifra a 15 millones).
Ha contribuido a que esta impresión se consolidara el hecho de que el propio
carácter de bajo perfil organizativo de los eventos sugería unos skills
contenciosos propios de la espontaneidad, la improvisación y la carencia de
capacidades para la negociación.39 (A pesar de todo, mi propia impresión,
como la de otros observadores -Garton Ash, por ejemplo-, va más en la
dirección de que estos movimientos importaron quizá el carácter de
movimientos ciudadanos aludidos y que han aparecido con cierta periodicidad
en las dinámicas de cambio desde 1968, por tanto, de movimientos con más
conciencia de serlo y menor improvisación de lo que pueda parecer,
interclasistas y ajenos deliberadamente a cualquier dinámica negociadora.)
Esa primera impresión de los manifestantes como “gente común” la comparte
el observador de los hechos egipcios mencionado, Emmert (2011): “La
revolución [en Egipto] la pusieron en marcha y ha sido conducida por
estudiantes moderados y con un aceptable nivel de educación”; pero añade
que “en contraste, el desempleo y la pobreza son más severos entre la
población rural y con menor nivel de educación” (lo que quizá contribuiría a
explicar la divergencia observada, al menos en Egipto, entre dos tipos de voz:
la de la calle, más modernizadora y cosmopolita; y la de las urnas, que dan una
mayoría apabullante a partidos religiosos islámicos). A continuación es rotundo
al ofrecer una hipótesis alternativa a la de la “gente común”: “esta no ha sido
nunca una revolución por el pan y el trabajo. Los pacíficos manifestantes son
los egipcios de clase media”, versión que parece verosímil a la vista de los
39
Por supuesto, si esto se confirmara, otra hipótesis verosímil sería que ese perfil se seleccionó deliberadamente, como hemos dicho, ante el efecto intimidador de los regímenes instalados.
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
95
interlocutores egipcios que aparecen en diversos documentales franceses
mostrados por las televisiones, pero poco verosímil al tomar en cuenta la
enorme cantidad de personas movilizadas. Stephen Maher (2011), en cambio,
propone la existencia en el Egipto revolucionario de una sólida coalición entre
estudiantes urbanos y trabajadores asalariados que parece mucho más
convincente y que también sugieren otros observadores, por ejemplo, Macías-
Aymar (2011):
Se ha forjado una alianza de facto entre unas clases populares, cada vez más frustradas por el
aumento de precios y la precariedad laboral, con unas nuevas generaciones de jóvenes
urbanos pertenecientes a las clases medias y medio-altas, hartos de constantes limitaciones en
sus libertades individuales y de las escasas perspectivas de promoción social.
Muchos observadores corroboran la idea de una coalición entre trabajadores y
jóvenes urbanos de clase media. Las luchas económicas de los trabajadores
egipcios durante los años previos están bien documentadas, y el periodista
Raphaël Kempf asegura:
Esas luchas obreras fueron amplificadas en todos los sectores y han hecho nacer una cultura
de la crítica y de la reivindicación en Egipto. «En 2010, revela la señora Ali, no ha pasado ni un
día sin que se hayan producio, al menos, tres movimientos de protesta en el país». Y para
Kamal Abbas, antiguo obrero y director del Centro de servicios para sindicatos y trabajadores,
«esos movimientos han implantado la idea de que hacer huelga era posible».40
Y también el escritor Khaled Al-Khamisi, entrevistado por Kempf (ibid.), según
el cual la revolución egipcia
«tiene un objetivo claro: la democratización de la vida política egipcia, la marcha de Mubarak, la
reforma constitucional, la disolución del Parlamento y la instauración de elecciones de verdad.»
Reconoce por tanto la importancia de los movimientos sociales, especialmente de las huelgas
de los trabajadores de estos últimos años, donde las reivindicaciones eran más sociales y
económicas que políticas: «Hay una continuidad entre esos movimientos y la revolución de
2011.»
40
Le Monde Diplomatique, mars 2011, p. 13.
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
96
Pero parece claro que los trabajadores se unieron al movimiento una vez éste
ya operaba, no antes; de ahí el llamamiento temprano (9 de febrero) de
diversas organizaciones de la izquierda: “Trabajadores egipcios, sois una parte
de esta gran revolución del pueblo, vuestras luchas y combates de estos
últimos años han preparado el terreno de esta revolución” al que respondió el
movimiento obrero poniendo en pie, así, la coalición que movilizó a la gente.41
Vistas así las cosas, en el Egipto prerevolucionario habría una brecha social,
otra política y otra generacional que permitirían comprender mejor cuáles son
los principales sectores movilizados y quién compone la coalición
revolucionaria. La importancia fundamental de la movilización obrera y popular
parece fuera de duda. De hecho, coincidiendo con el descabezamiento del
régimen a primeros de febrero de 2011, se desencadena en el país una oleada
de huelgas. Empleados del ferrocarril en la estación central de El Cairo el 13 de
febrero, y “como ellos decenas de miles de obreros por todo Egipto”;42 entre
ellos, 2.000 empleados del Banco Nacional, trabajadores del Banco del Canal
de Suez, la empresa de ingeniería Hani...43 El descenso de la capacidad de
compra de los ciudadanos egipcios ha sido notable antes de los
acontecimientos revolucionarios, castigados aquéllos por un lado por una
inflación del 13%, en 2010, pero también por el aumento del precio de los
productos básicos que ya había provocado motines populares alrededor de
2009. El régimen de Mubarak intentó frenar esas tendencias mediante el
conocido recurso a los subsidios, y poco antes de la oleada de huelgas decretó
una subida de sueldos y pensiones de funcionarios del 15% (la mayoría no
alcanza los 100 euros mensuales).44 Pero considerados en su conjunto, estos
datos sugieren, como hemos apuntado más arriba, que las revueltas han sido
en su origen más ciudadanas e interclasistas que basadas en el clivaje de
clase; a pesar de lo cual, una vez “contagiado” el movimiento obrero, y al
desencadenarse de golpe un tropel de huelgas y reclamaciones salariales y de
condiciones de trabajo, la demanda redistributiva adquiere gran potencia y, en
medio de un ambiente popular desatado en la conocida vehemencia y
41
Ibid. p. 12. 42
El País, 14.02.2011, p. 3. 43
Véase también la información de Le Monde Diplomatique, mars 2011, p. 13. 44
El País, 14.02.2011, p. 3. Y el salario mínimo legalmente establecido era a primeros de 2011 de 1.200 libras (o 149 euros), Le Monde Diplomatique, mars 2011, p. 12.
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
97
solidaridad de las jornadas revolucionarias, sienta la base para pensar en un
horizonte postcapitalista, al menos fugazmente, o como mínimo postneoliberal,
y genera un frame que crea tradiciones en esa dirección.45
Una pauta parecida se dio también en Túnez, donde las reivindicaciones
durante la primera quincena de febrero “reposan sobre el mismo tríptico:
dimisión de las direcciones que se considera demasiado comprometidas con el
antiguo régimen, alza de los salarios y mejora de las condiciones de trabajo”.
Añade el reportero Akram Belkaïd: “En este ámbito, el gobierno avanza por un
terreno minado: la contestación social pone directamente en cuestión el
conjunto del modelo económico.(...) La demanda social es tal que la UGTT
[Unión General Tunecina del Trabajo] se impone de aquí en adelante como uno
de los principales actores de la transición”.46
El arrollador impulso de las revueltas en muchos países a la vez subraya un
primer factor determinante, endógeno, quizá no tan obvio por extraño, cual es
el mecanismo de la indignación popular que, después, ya iniciado el ciclo, va a
prender en otros movimientos (como el 15-M español, el Occupy
norteamericano, su equivalente israelí y quizá también la protesta rusa contra
el fraude electoral de Putin). Lo expresa bien el novelista Juan Goytisolo:47
El vendaval que sacude el mundo árabe desde el comienzo de la insurrección tunecina y la
caída de Ben Alí, seguida poco después por la de Mubarak, es imparable por muchas medidas
de contención –represión, concesiones- que le pongan unos regímenes más o menos
autoritarios conscientes de pronto de su propia vulnerabilidad. La juventud que, con las armas
que le procuran las nuevas tecnologías, proclama sus ansias de libertad, democracia y de una
vida digna ha perdido el miedo. Del Atlántico al Golfo millones de personas reclaman su
derecho a ser tratados como ciudadanos y exigir gobiernos decentes.(...) La situación es
obviamente distinta de un Estado a otro... Hay teocracias y dictaduras que ocupan la totalidad
del espacio público y países con una sociedad civil en curso de desarrollo, en los que es
posible apoyar la transición política que reclaman jóvenes, asociaciones y sindicatos.
45
Con lo que cobra sentido la significativa anécdota que cuenta el periodista Andy Robinson (La Vanguardia-Dinero, 5.06.2011, p. 12): “Es solo un ejemplo del giro que se ha dado en Egipto. El ex ministro de Turismo Zuheir Garna es investigado por la venta de 300 millones de metros cuadrados de suelo al empresario de Dubái, Husein Ali Sajwani, que debe pagar una multa de 30 millones de euros: «¡Si no se cometió ningún delito; solo se hizo negocio!», protestó Al Sajwani. Pero en Egipto, tras la revolución, la distinción entre negocio y delito ya no es tan clara”. 46
Le Monde Diplomatique, mars 2011, p. 16. 47
Juan Goytisolo, “El vendaval del cambio es imparable”, El País, 23.03.2011, p. 6.
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
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IIb Factores causales
(7) FACTOR DESENCADENANTE 1: LA GLOBALIZACIÓN, LA CRISIS Y LA SUBIDA DE LOS PRECIOS DE LOS ALIMENTOS
1. Como se ha sugerido, en todo fenómeno de crisis política aguda y cambio
social sustantivo existen ciertos factores causales que han impulsado el
proceso. Pero hay también otros factores que se ubican en la zona de
causación inmediata y, por ello, más que causales, son desencadenantes. Uno
de ellos, del que hablan varios testimonios solventes, es la subida de los
precios de los alimentos básicos (trigo, maíz, arroz, soja, azúcar, aceites)48 y su
impacto sobre los estándares de vida de la población y sobre la percepción de
una mayoría de ésta de hallarse ante una situación crítica. He aquí lo que dice
un joven activista argelino en los primeros días de las revueltas en ese país:
El conflicto se inició porque duplicaron el precio del aceite y del azúcar. Y porque en el barrio
Bab el Oued de Argel la policía se enfrentó con los vendedores ilegales...en un país donde todo
el mundo se pasa la ley por el forro y la corrupción no tiene límites.49
Estas crisis alimentarias pertenecen sin duda al stock clásico de las crisis
espasmódicas: aquellas que, una vez activo el factor causal (en este caso, las
subidas de precios de bienes de primera necesidad), la reacción es inmediata y
apela a los sentimientos más hondos de la población a la vez que opera como
una especie de espasmo. Las crisis alimentarias y los motines de subsistencia
(food-riots) subsiguientes forman parte del territorio familiar de los estudios de
las sociedades preindustriales y de las primeras etapas de industrialización.
Durante mucho tiempo fueron conceptualizadas erróneamente por la ciencia
social como puros mecanismos reactivos o espasmos efímeros de protesta; en
paralelo, se construyó la noción de que una acumulación suficiente, crítica, de
bolsas de pobreza y miseria era el camino más directo para producir
revoluciones desde abajo. La errónea ecuación pobreza -> revolución fue
puesta en entredicho ya en el siglo XIX por parte nada menos que de
Tocqueville y de Marx, que percibieron con claridad que 1) la miseria extrema
48
Véanse las impresionantes curvas de crecimiento de los precios del trigo, el maíz y el arroz en El País-Negocios 13.02.2011, p. 5. O los gráficos de la FAO que reproduce La Vanguardia (en el trabajo de Andy Robinson, 2011). 49
La Vanguardia, 9.01.2011.
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
99
no crea por sí sola un impulso revolucionario (aunque sí, bajo ciertas
condiciones, espasmos efímeros de reacción violenta); y 2) sí los origina, en
cambio, una fuerte percepción individual de privación relativa (medida por la
comparación de la posición del interesado respecto de un grupo externo de
referencia).50
Para el caso de los motines de subsistencia de la era clásica, los
historiadores sociales británicos Eric Hobsbawm y, sobre todo, Edward P.
Thompson formularon las mejores críticas de la teorización convencional y
adelantaron un nuevo marco explicativo. Thompson (1976) propuso su célebre
concepto de la economía moral para sugerir que las clases populares que se
sublevan ante las subidas de los precios, lo hacen, no tanto por la subida en sí
o porque esta los hunda en la miseria (por factores materiales compulsivos),
sino porque la perciben como el quebrantamiento de un contrato social implícito
que, en la sociedad tradicional, garantiza que ciertos límites de la justicia social
espontánea no pueden sobrepasarse (por factores morales). La respuesta son
“disturbios sociales repentinos” (1976:63), pero no en el sentido de la teoría
convencional de simples respuestas (automáticas) a estímulos económicos o
“rebeliones del estómago” (T.S. Ashton en 1929), sino provocados por “la
economía moral de los pobres”: “un atropello a estos supuestos morales, tanto
como la privación en sí constituía la ocasión habitual para la acción directa” (p.
66).51
Una de las consecuencias de la globalización (y del consiguiente crecimiento
industrial acelerado en países y mercados emergentes) ha sido el aumento de
las desigualdades y el regreso de los motines de subsistencia (Walton y
Seddon, 1994). Para lo primero, según el economista Kenneth Rogoff (2011):
“En el interior de los países, la desigualdad de ingresos, riqueza y
oportunidades posiblemente sea mayor que en cualquier otro momento del
siglo pasado... En un momento en que la desigualdad alcanza niveles similares
50
Estas nociones fueron después perfeccionadas por teóricos del conflicto y la revolución como T.R. Gurr y James Davies. Para una breve y solvente presentación, Dahrendorf (2005). 51
La idea parece similar a la que utiliza Stiglitz (2011) para referirse a la situación actual, en Túnez y en el mundo: “Si en un mundo de escasez de puestos de trabajo, quienes tienen conexiones políticas los consiguen, y si en un mundo de riqueza limitada los funcionarios gubernamentales acumulan masas de dinero, el sistema inspirará indignación ante semejantes iniquidades... La indignación contra los bancos de Occidente es una versión más suave de la misma exigencia básica de justicia económica que vimos por primera vez en Túnez y ahora en toda la región”.
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
100
a los de hace 100 años, el statu quo tiene que ser vulnerable”.52 Por otro lado,
la vuelta de los motines ha sido un producto derivado de esto y de los planes
de ajuste impulsados por el FMI y puestos en práctica en numerosos países de
la periferia. En el período que va de finales de 2007 a 2008, una nueva oleada
de food-riots recorre los países del Sur: desde Haití a la India pasando por
Argentina, Indonesia, México y muchos otros lugares.53 Se desencadena como
consecuencia de la mayor subida previa a la de 2009-2010 de los precios de
los alimentos básicos y el resultado neto es que los hambrientos del mundo
alcanzaron la cifra de 1.000 millones (con otra cifra comparable de personas
con sobrepeso en el sistema mundial; véase el estudio del economista
medioambiental indio-británico Raj Patel, 2008). Y en 2010, ante las nuevas
subidas, se registra la reacción popular en los países árabes por motivos
similares. Para Krugman (2011), y creemos que acierta, “hay pocas dudas de
que el hecho de que el precio de la comida esté por las nubes ha sido un
desencadenante importante de la cólera popular” en los países árabes.
Diagnóstico con el que confluye el orientalista Joffé (2011:88): “las actuales
crisis [en Túnez y Egipto] empezaron con protestas multitudinarias contra la
escalada de los precios de los alimentos y el coste de la vida”.
Este es un aspecto clave de las revoluciones que el tiempo y nuevos datos
permitirán situar con mayor precisión. Pero, a fecha de hoy, parece verosímil
otorgar el papel de “puntilla”, más que de desencadenante principal, que ha
tenido esa escalada de precios en las economías árabes. En efecto:
a) El Norte de Africa es la región mundial más dependiente de las
importaciones de cereales (consume el 45% del trigo del mercado
52
Parece que Rogoff no se toma totalmente en serio sus propias últimas palabras, porque da por supuesto en ese artículo que habrán nuevas “rondas” de globalización, aparentemente dentro del formato neoliberal que conocemos: “es muy probable que las capacidades de los países para hacer frente a las crecientes tensiones sociales generadas por la enorme desigualdad separen a los ganadores de los perdedores en la próxima ronda de globalización”. La severidad de la crisis generada por la actual “ronda”, así como las reacciones de las clases populares en todo el mundo (entre ellas, las revoluciones árabes), parecen augurar la posibilidad, no de otra “ronda” sino de otro tipo de globalización. Para la cuestión de las desigualdades en el mundo de la globalización, véanse los sólidos argumentos de Milanovic (2006). 53
Entre ellos, Egipto, donde Mubarak desplegó al Ejército para la distribución de pan. Es importante reseñar (Robinson, 2011) que es en esa coyuntura que se forma el Movimiento 6 de Abril, en facebook, en la ciudad de Mahala. La denominación se origina en la convocatoria de huelga lanzada el 6 de abril de 2008 por los obreros de la mayor fábrica del país, Misr, situada en el centro del delta del Nilo, en Mahala (Le Monde, 12.03.2011).
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
101
mundial) y, por tanto, especialmente sensible a grandes variaciones de
los precios.
b) Estas variaciones se han producido: los alimentos básicos han
aumentado el 50% desde mediados de 2010 y han rebasado los
máximos de junio de 2008 (ver el segundo gráfico de la FAO en
Robinson 2011, p. 38).54
c) En término relativos, además, la población de los países árabes gasta
en alimentación entre el 40 y el 50% de su renta (contra un 15-20% en
España) (Robinson, 2011).
d) Tanto en la oleada de 2007-2008 como en la más reciente, los factores
básicos que presionan para el alza de precios son compartidos: el
aumento de la demanda por los países emergentes, China en primer
lugar; el crecimiento de la población mundial (hacia 9.000 millones); el
cultivo de maíz, azúcar y soja para los biocombustibles; la productividad
agraria; el cambio climático; todos ellos magnificados por la
especulación (con Goldman Sachs, por ejemplo, en el mercado de
futuros) (Robinson, 2011, p. 39).
e) Una alternativa a este círculo que lleva a las “rebeliones del estómago”
(como las mexicanas “revueltas de tortilla”), la soberanía alimentaria, no
ha sido puesta en práctica por los países árabes que son parte de la
oleada de revueltas (aunque sí, en alguna medida, por Mali, Ecuador y
Bolivia).
f) A pesar de todo, como hemos señalado al evocar la teoría de E.P.
Thompson, la relación entre subidas y revueltas no es automática, como
dice Patel (en Robinson 2011): “si lo fuera, habría ya insurrecciones en
India, Bangladesh y China”. Pero las periódicas oscilaciones bruscas de
los precios alimentarios constituyen ya una característica estructural de
la economía global.
g) A pesar de todo, el origen de las revoluciones en una combinación
contradictoria de aceleración del crecimiento del PIB en Egipto y Túnez
(impulsado supuestamente por las reformas pro-mercado impulsadas
54
Con factores colaterales que impactan sobre lo mismo, como es el caso de la política del gobierno de Argelia de forzar a los vendedores del sector informal a pagar el IVA, lo que ha contribuido a disparar los precios (Robinson, 2011).
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
102
por el FMI y el BM durante 20 años) y crecimiento abrupto de la
desigualdad socioeconómica, parece la hipótesis más apropiada. Wael
Ghonim, el ejecutivo de Google que se significó en las revueltas
egipcias, así lo argumentó en abril ante la asamblea del FMI-BM en
Washington: “fueron precisamente las privatizaciones, recortes de gasto
público y medidas de liberalización lo que incendió la calle árabe”, según
recoge el periodista Andy Robinson. He aquí la “reflexión” subsiguiente,
y aprobatoria, del director del FMI en la misma reunión: “Miras las cifras
macroeconómicas y se nos olvidó la distribución de la renta”. A pesar de
ello, ninguna disculpa, a pesar de que un informe de 2010 del propio FMI
calificó a Egipto de “reformador destacado” e instó a Mubarak a “seguir
privatizando”.55
h) Las mismas revueltas que han iniciado la liberalización política de Egipto
han acabado de hundir la performance económica del país, que si bien
creaba mucha desigualdad por las políticas neoliberales, había
contribuido a gestar una incipiente clase media próspera. El PIB egipcio,
que creció en 2008 a una tasa de variación anual del 7,2%, según datos
del FMI (El País, Negocios, 5.06.2011, p. 24), bajó al 4,7 en 2009 y a 5,1
en 2010, para caer al 1% en 2011. El turismo, en % de aportación anual
al PIB, pasó del 4,4 en 2008 al –1,7% en 2009, se recuperó en 2010
hasta el 2,5% y cayó en picado en 2011 hasta el –5% (Ibid.), alrededor
de –1,9 millones de turistas. Las consecuencias no se hacen esperar, y
la misma Junta Militar cifra el índice de pobreza en un 70% del total de
población (un 10% aproximadamente superior a la situación previa a la
sublevación, Ibid.).
2. El impacto de la crisis económica derivada de la globalización neoliberal, que
estalla en 2007 y todavía se extiende por el sistema mundial de sociedades,
remite a otro gran factor sin el cual el estallido de las revueltas árabes, y su
trayecto posterior, resultarían incomprensibles. Este factor es el viejo
compañero de viaje del capitalismo moderno: el imperialismo y, en general, la
lógica geopolítica que domina las acontecimientos que se suceden en el
55
Todos estos datos en La Vanguardia, 30.04.2011, p. 8.
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
103
sistema mundial. Como bien señala un experto analista de la cuestión, Samir
Amin (en este mismo Anuario), la “primavera árabe” representa también,
además de los factores examinados, una nueva oleada que surge del bloque
de países postcoloniales para intentar acceder a la independencia económica y
política y escapar de su forzada sumisión.
Lo que se ha observado al respecto durante 2011 es que la élite de los países
del centro, a pesar de múltiples divisiones internas, algunas nacionales (por
ejemplo, el liderazgo de Obama en EEUU) y otras regionales (el Reino Unido y
su pugna con la UE), han mantenido férreamente su determinación de
conservar e imponer el programa neoliberal a nivel de todo el sistema mundial,
a la vez que insistía en su discurso democratizador (con frecuencia puramente
propagandístico). El malestar social masivo en países como Túnez, Egipto y
Libia han puesto a prueba ambos factores; primero, porque desnudaba la
vaciedad de ese discurso sobre la democracia al ser muchos de estos países, y
destacadamente EEUU, Francia y Reino Unido, los principales valedores de las
dictaduras sultanistas respectivas hasta el mismo momento del estallido
popular (recuérdese la dimisión obligada de la titular de Exteriores francesa, el
intento de “modernizar” sobre la marcha al rais Mubarak o el cínico –y
revelador- furor antigadafista de Londres y Paris). El test más revelador de
estas pugnas internas y de los titubeos de la élite sobre el camino a seguir
fueron los impresionantes acontecimientos revolucionarios egipcios donde,
como dice Ibrahim Awad, politólogo egipcio:
Estados Unidos fue variando a diario su percepción sobre Egipto durante los 18 días de
revolución popular. Vaciló en función de los acontecimientos. Solo al final, cuando Washington
reconoció la magnitud de la revuelta, actuó casi abiertamente a favor del cambio y la
democracia (El País, 15.02.2011, p. 5).
A pesar del intento de Obama por modificar la pauta de dominio
norteamericano sobre la geopolítica mundial para distanciarse de la derecha
neoconservadora, el camino a seguir que parecen estar tomando los poderes
hegemónicos no es tanto “la democracia” como restaurar estabilidades
funcionales (Lampedusa) sin modificar las relaciones de sumisión y
dependencia. Es un equilibrio difícil que la movilización desde abajo puede
hacer volar por los aires, y es el preludio de formación de un nuevo bloque
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
104
reaccionario cuyos jefes de filas están bien a la vista (con Arabia Saudita a la
cabeza).56 Esta impresión la comparte un agudo observador sobre el terreno
como es Andy Robinson. El núcleo institucional del capitalismo neoliberal
global, empezando por el FMI y el BM, pasó 20 años promoviendo reformas
“liberalizadoras”, al estilo de los planes de choque que transformaron las
economías del Este en los 90s, basándose en las privatizaciones y los recortes
del gasto público. Ante el estallido de las revoluciones árabes, y después de un
período de esperar y ver, se añadieron más o menos decididamente al carro de
los soportes exteriores de los procesos de democratización por medio de
intervenciones, en Libia y otros lugares, y la presión de los líderes políticos, con
Obama y Clinton a la cabeza. Ahora buscan otra cosa:
“Las instituciones de Washington buscan una forma de apoyar el cambio sin que se abandone
el modelo económico... Pero convencer a los egipcios y tunecinos de que la democracia es
sinónima de economía de mercado no será fácil. El Wall Street Journal advierte que en Egipto
una oposición formada por los líderes de la revolución, sindicatos, los islamistas Hermanos
Musulmanes y segmentos del Ejército «pretende dar marcha atrás en las reformas»”.57
Son estos factores, difusos porque no acaban de cuajar, los que permiten
pensar en indicios, dentro de las revoluciones árabes, de esquemas
antisistémicos con algún potencial real en el futuro próximo.
(8) FACTOR DESENCADENANTE 2: “¡BASTA!” LA CÓLERA POPULAR
ENTRA EN ESCENA
Pero, más allá del factor desencadenante relacionado con la globalización y
la crisis alimentaria, está otro factor que ha dado nombre a un conjunto de
56
Algo de esto pronosticó Lluís Bassets con pericia antes de la intervención occidental en Libia (“La contrarrevolución”, El País, 17.03.2011, p. 18): “Los dirigentes occidentales, Obama incluido, observan las revueltas árabes con preocupación y pasividad... Ninguna apariencia de dirección y nula muestra de voluntad política para ponerse al frente del cambio geopolítico... A diferencia de 1989, cuando el deseo mayoritario era que cayeran uno detrás de otro todos los regímenes comunistas, está claro ahora que solo lo quieren quienes sufren las autocracias, mientras que los grandes intereses políticos y económicos rezan por el mantenimiento del statu quo y como mal menor propugnan algunas reformas que hagan de freno y paliativo al ímpetu revolucionario. (...) La rapidez de los acontecimientos obliga a refrescar la memoria... Sarkozy, ahora tan militante, no hace ni dos meses intentó echarle una mano al dictador tunecino mandándole material antidisturbios. Ahora va en cabeza de la procesión y clama por una intervención contra Gadafi (...) En eso estamos ahora. La iniciativa es de la contrarrevolución, que ha conseguido frenar el efecto dominó.” 57
La Vanguardia, 30.04.2011, p. 8.
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
105
movimientos que se expandieron por el mundo después de Túnez y Tahrir: la
indignación moral. Hay muchos testimonios que apuntan también en esta otra
dirección. Por ejemplo, Andy Robinson (2011), en los inicios de las revueltas,
da a conocer el argumento de una periodista francesa que sale de Túnez: “Los
tunecinos con los que yo he hablado decían que les importaba bastante poco el
pan, que su revolución era una reivindicación moral para decir ¡basta!”; y el
hecho de que el viejo truco de los dictadores de subvencionar el pan, que
pusieron en práctica tanto Ben Ali como Mubarak (también lo ha hecho
Marruecos), no funcionara como freno a las revueltas hace pensar que ese
testimonio anónimo puede ser acertado.
Sin embargo, no tiene sentido buscar una causa única para el proceso. Las
revueltas árabes han sido el resultado de una combinación de factores: la
extensión del hambre y la pobreza; las subidas de los precios alimentarios; la
existencia de una densa población “murista” (jóvenes sin perspectivas y sin
nada que hacer, además de apoyarse en los muros), y también de sectores
radicalizados de la clase media (sobre el caso general, ver Giner 1980); pero
también el hartazgo psicológico respecto de unas dictaduras58 que, pese a
carecer de alternativa clara, han funcionado a modo de efecto demostración
negativo (con la ostentosa vida y patrimonios de una reducida élite cleptómana
conviviendo con situaciones ya desesperadas para parte importante de la
población, por ejemplo, en Marruecos)59. A ello se tiene que añadir un conjunto
de factores estructurales de largo plazo que tienen que ver con la inserción,
desventajosa, de estos países periféricos en el sistema-mundo y el fracaso de
las políticas de desarrollo nacional autocentrado (como fue la revolución desde
arriba de Nasser, en Egipto); esa inserción, por otro lado, repercute también en
una actitud beligerante, quizá potencialmente antisistémica, de sectores
importantes de las clases populares de este Sur global (Amin, 2011). Emmert,
un observador sobre el terreno, añade su interpretación que, aunque
multifactorial, como tiene que ser, pone el peso principal en el factor que
estamos examinando ahora, el hartazgo popular del sultanista antiguo régimen
egipcio:
58
Dice S. Naïr (2011b): “Estamos ante unos movimientos que extraen su energía del rechazo profundo de los pueblos”. 59
Ver Robinson, 2011, p. 40.
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Sin negar el papel que desempeña la economía, esta ha sido primordialmente una rebelión
contra el puño de hierro del Gobierno... Por lo que la gente está luchando realmente es por el
fin de la omnipresente autoridad de la policía estatal, de la opresiva falta de libertad de
expresión, de la sistemática eliminación de cualquier forma de disenso y de oposición (...)
“Dignidad” y “respeto” han sido y son las palabras clave de este levantamiento, mucho más que
las quejas contra la “pobreza” o el “desempleo”.60
Es una visión que puede parecer romántica, pero que sin duda debemos tener
en cuenta. La certeza deriva de los efectos que ha producido, levantando una
ola de disenso político sin precedentes en los países árabes, y contagiando ese
espíritu a muchos otros lugares del mundo (como hemos visto que presagiaba
Huntington, más arriba). Además, aunque ya Przeworski (1986:52), estudiando
la tercera ola democratizadora, advirtió que “un régimen [“autoritario”] no
colapsa a menos, y hasta, que se organiza alguna alternativa de tal manera
que presente una elección real a ojos de los aislados individuos”, esto no ha
ocurrido en esta crisis. Una mayoría de la población, ha saltado al vacío de la
protesta callejera sin ningún tipo de protección y careciendo por completo de
alternativa real alguna al antiguo régimen, lo que nos proporciona otro potente
indicio del vigor de las sociedades civiles tunecina y egipcia, pero también, por
ejemplo, siria y marroquí.
El carácter multicausal de esta crisis hace que, en conjunto, los factores
mencionados se deban tratar seguramente como una típica “coyuntura fuerte”
de Skocpol (1979:298) que tiene como desenlace una revolución política: “la
reunión o convergencia de procesos y esfuerzos de grupo determinados
separadamente y no coordinados conscientemente (ni deliberadamente
revolucionarios)”.
Diversos observadores han captado estos factores de fondo y han coincidido
en identificar el meollo o disparadero de la explosión, como decimos, en la
conjunción de ciertos factores relacionados con la globalización y la crisis, pero
60
Converge con ello el agudo Garton Ash (2011 a): El Cairo de 2011 “es el grito de los hombres y mujeres oprimidos que vencen la barrera del miedo y viven, aunque sea de forma pasajera, la sensación de libertad y dignidad”. Y la argelina Khadra (2011): “En Yemen, como en Túnez y Egipto, los pueblos reclaman la libertad, el honor y la posibilidad de acceder a una vida decente”. Y el reportero Enric González (El País, 6.03.2011, p. 1): “es reductivo explicar la revolución por factores económicos, aunque existan. Las revoluciones se hacen por ideas y sentimientos, y [en] la de ahora se alza como emblema la dignidad humana”.
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también con la cólera moral que solo proporciona la opresión ancestral. Esto es
lo que hace una periodista como Ana Carbajosa (2011):
la ola de revueltas populares que ha prendido en países petroleros como Libia, Bahrein o
incluso Yemen, demuestra que más allá de las cifras macroeconómicas, el descontento popular
lo determinan el modo injusto de repartir la riqueza que se genera y el bajo grado de derechos
y libertades políticas”; o: “el deterioro de las condiciones económicas, sumado a la mejora de la
educación y a la falta de participación política y de libertades, forman un cóctel explosivo”.61
Una hipótesis complementaria es que, sobre todo en los países no petroleros
de la región, las políticas neoliberales de reformas liberalizadoras han creado
un sentimiento de agravio adicional entre las clases populares privadas ahora
de subsidios estatales, pero también de las clases medias. Dice el qatarí Taher
Kanaan (ibid.): “El crecimiento económico de principios de la década pasada
sirvió para mitigar la frustración entre las clases medias, pero cuando llegó la
crisis y esa misma gente se empobreció y encima siguió sin poder participar en
la vida política del país, saltó la chispa”, una propuesta, de resonancias
próximas a las teorías de Gurr,62 que parece sensata para entender la
formación de coaliciones interclasistas en Egipto y en Túnez.
El analista que tal vez ha captado con más perspicacia esta causación
multifactorial, y en concreto, en su interior, la importancia decisiva de la cólera
61
Metáfora similar a la que utiliza el Nobel Stiglitz (2011) refiriéndose a la “revolución democrática” de Túnez: “un elevado desempleo y una corrupción omnipresente constituyen una combinación explosiva”. Y también Andy Robinson (2011): “cóctel explosivo de precios crecientes de alimentos y paro masivo juvenil”; o Raj Patel (id.): “El desempleo masivo y las subidas de precios de alimentos son un cóctel potente”. 62
Las observaciones transcritas evocan los rasgos característicos del modelo de la “privación relativa progresiva” de T.R. Gurr (1969; ver síntesis en Aguilar 2001bis:193-194), donde a un período de relativa mejora de condiciones de vida le sucede un repentino declive (fruto de la crisis económica mundial y de las circunstancias que describe Kanaan); el resultado es un estallido revolucionario. Pero también se tiene que añadir que los modelos de Gurr son útiles si se pueden aplicar discriminadamente a sectores de unas poblaciones que presentan gran diferenciación interna. Por otro lado, el modelo de Gurr de la “privación relativa persistente” es muy sugerente para captar el lado político del malestar de las poblaciones árabes, aludido por Carbajosa, debido también a una situación de largo bloqueo, tanto de expectativas como de satisfacción de necesidades, producto de unas prolongadas dictaduras que, no sólo no se centraron (a diferencia de Nasser en su día) en conducir el desarrollo nacional, sino que al aplicar las recetas del neoliberalismo globalizado han creado mucha pobreza y desigualdad añadida (con las subidas de los precios de los alimentos básicos actuando aquí a modo de desencadenante que agudiza la tendencia).
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popular, ha sido el francés de origen argelino Sami Naïr. Este escribe (2011d)
sobre ese factor propulsor de las revoluciones:
¿por qué ahora? Entre las razones que podemos desvelar, una de las más importantes se
debe al advenimiento de una nueva conciencia común, que desmiente los discursos oficiales
de los poderes autoritarios sobre la identidad de esas naciones y, a la vez, inflige un reverso
mordaz al prejuicio occidental-centrista del “choque de las culturas” y de la “guerra de las
identidades”. Esta nueva conciencia, más llamativa en los comportamientos de las clases
medias árabes y de la juventud, pertenece a lo que el gran ensayista y poeta antillano Edgar
Glissant llamaba “la mundialidad”. En general, la globalización es percibida como expansión de
bienes, mercancías y capitales. Pero implica también, de facto, la emergencia de valores
universales comunes...[que] se focalizan en una fuerte demanda de ciudadanía.
Todas estas consideraciones obligan a revisar el punto de vista del análisis
académico de los países árabes y musulmanes imperante hasta hace poco.
Durante la última generación, ha sido otra teoría de Samuel Huntington la que
ha gozado de amplio predicamento entre las élites occidentales y los
movimientos conservadores de todo el mundo. El “choque de civilizaciones”
(Huntington, 1993 y 1997) ha paliado, en parte, junto con otro diseño ideológico
disfrazado de teoría, la del “final de la historia” de Francis Fukuyama, la
carencia de relatos convincentes para reafirmar la hegemonía del capitalismo
neoliberal en el terreno exterior y diplomático después del colapso del modelo
soviético en 1989-1991.
Pocas veces puede contemplarse de manera tan directa como en estos
primeros meses de 2011, el descrédito, súbito e irreversible, de una teoría
social (como la de Huntington) con tantos seguidores académicos. A pesar de
que el texto en sí es un poco más sensato de lo que su versión abreviada y
político-periodística da a entender, la teoría de Huntington había sido puesta en
entredicho en medios académicos hace ya mucho (véanse por ejemplo, Ulrich
Beck [2006] y Fernando Vallespín [2005]) y por algunos de los pesos pesados
de la teoría social mundial, como Daniel Bell (1994): “No tiene mucho sentido
considerar el Islam como una fuerza unitaria”; “eso son tonterías retóricas”; la
teoría del choque de civilizaciones “es una declaración apocalíptica, arrolladora
en sus frases retóricas, que confunde la cultura con la política”. Pero son los
hechos mismos los que obligarán a retirar del escenario las ideas de
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Huntington, todavía hoy martillo de creyentes que utiliza sin contemplaciones la
derecha extrema euro-atlántica (desde Sarkozy a Merkel y Berlusconi, pasando
por el PP español y un largo etcétera); y en este sentido tiene razón Garton
Ash (2011a) en el sentido de que Huntington ha sido “víctima de esta
revolución”, la de Túnez y Egipto, y con él “la falacia del determinismo cultural,
y en concreto la noción de que los árabes y los musulmanes no están
preparados para las libertades, la dignidad y los derechos humanos. Su
«cultura» nos aseguraban Samuel Huntington y otros, les programaba para otra
cosa. Que se lo digan a la gente que baila en la plaza de Tahrir...La idea tan
condescendiente de que «eso nunca podría ocurrir allí» ha quedado refutada
en las calles de Túnez y El Cairo”. Exacto.
Ante nuestros ojos, pero con baja visibilidad, durante la pasada generación
se ha producido, por lo que parece, una sustancial reorientación del marco
cognitivo que impulsaba los agravios de una mayoría de la población árabe
ahora movilizada. Para resumirlo: desde el terrorismo islamista y Al Qaeda se
ha pasado a la democratización interna y Turquía como “faros” de los
respectivos relatos nacionales.63 Podemos especular con algunos factores que
han propiciado esta transformación: los procesos migratorios a Occidente y un
cierto “aprendizaje” directo de vivir en una poliarquía así como de la
conveniencia de separar religión y Estado;64 el éxito del modelo turco; la
asociación, consciente e inconsciente, entre prosperidad y sistemas políticos
liberalizados; el cambio demográfico y el rejuvenecimiento de las pirámides de
población de estos países; un cierto “contagio cultural” inducido por los nuevos
medios de comunicación y transmisión de información e iconos culturales
globales... En todo caso, en marzo de 2011, el propio primer ministro turco
Erdogan reivindicaba desde Hanover el “modelo turco” como el de un país que
“puede comunicarse con Oriente y Occidente”.65
La década aproximada que ha durado la influencia en la política y la cultura
árabes del terrorismo islámico encabezado por Bin Laden llegó aparentemente
63
Así lo entiende también el viceprimer ministro turco Ali Babacan (El País, 7.03.2011, p. 6): “Tras más de ocho años de éxito [económico] y democratización hemos emitido ondas de inspiración social (a otros países islámicos), no podemos ocultarlo”. 64
Entrecomillo “aprendizaje” porque, suponiendo que este factor haya tenido un peso sustancial en ese cambio, el aprendizaje se habría producido, no gracias sino a pesar de las maneras tan poco democráticas –o incluso antidemocráticas- con que estos países del Primer Mundo han gestionado la cuestión de la mano de obra inmigrante. 65
El País, 4.03.2011, p. 11.
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a su fin con el asesinato de éste en Pakistán por parte de un comando
norteamericano, a primeros de mayo de 2011. Ha sido también una elocuente
coyuntura crítica para comprobar la reacción que ello suscitaba en la región. El
establishment al mando en los países árabes se encoge de hombros: no hay
apenas reacción oficial. Un experto como Gilles Kepel (2011) da en el clavo al
afirmar: “La muerte física de Osama bin Laden llega tras la muerte política del
líder de Al Qaeda, liquidado por las revoluciones democráticas árabes”.
Uno de los grandes obstáculos del proceso de democratización abierto por
las revoluciones residirá con seguridad en cómo modernizar el papel de la
religión en la nueva sociedad. La aparición de partidos confesionales, con
inevitables conexiones con un Estado teócratico, paralizaría el proceso; y la
aparición de partidos análogos a los democristianos europeos permitiría que los
sistemas políticos reprodujeran el clivaje iglesia-Estado identificado por Lipset y
Rokkan para el caso occidental (1967); es una señal en esta dirección que
algunos opositores egipcios, como El Baradei, hayan hecho avanzar la idea de
que se ha de impedir constitucionalmente un posible Estado religioso (Díaz-
Salazar, 2011). La cuestión de la laicidad (autonomía legislativa del Estado,
pluralismo religioso y libertad de conciencia) está y estará a la orden del día;
Díaz-Salazar llega a proponer que esta es una de las claves de las
revoluciones árabes: “Necesitamos otra democracia que haga verdadera la
soberanía popular sobre la riqueza. Este es el reto universal que están
lanzando las revueltas sociales en el mundo árabe” (Ibid.).
Si ya ha quedado demostrado, por si hacía falta, que la democracia política
no es incompatible con la cultura político-religiosa de los países árabes, todavía
no sabemos qué perfil tendrá (aunque hay muchos indicios de que se parecerá
al perfil turco), y la primera batalla que nos dará indicios nuevos será
probablemente la de la laicidad. De momento, otra víctima de las revoluciones
ha sido la propia Al Qaeda, que puede considerarse una víctima colateral
porque parece sumida en el desconcierto.. Según Jean-Pierre Filiu, “Al Qaeda
está totalmente superada por este mar de fondo que sumerge al mundo árabe.
El empuje democrático invalida todo lo que los yihadistas proponen y sus
métodos de actuación”.66
66
I. Cembrero, “La cadena de revoluciones arrolla a Al Qaeda”, El País, 3.03.2011, p. 6.
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(9) FACTOR DESENCADENANTE 3: NUEVOS REPERTORIOS Y ESTRUCTURAS DE MOVILIZACION: LAS NTIC Y EL SECTOR JOVEN URBANO Hay un tercer factor determinante de las revoluciones árabes que constituye,
además, la aportación sui generis y altamente innovadora de la Cuarta Ola.
Este factor consiste en la articulación entre un sector joven urbano y con
formación cultural y educativa, por un lado, y el uso creciente y original, y en
algunos lugares masivo, de la nuevas tecnologías de la información y la
comunicación (NTIC) por otro. Cada uno por separado, y coaligados, se han
constituido en unas sorprendentes, por inéditas, estructuras de movilización
que han arrasado con unos viejos regímenes “autoritarios-sultanistas” en un
tiempo récord. Empecemos por situar los elementos del factor que examinamos
a través de testimonios sobre el terreno.
La reportera de El País, Nuria Tesón, bajo el titular “Los jóvenes que
acabaron con el faraón” (13.02.2011, p. 4), nos propone que “Un grupo de
activistas y blogueros egipcios promovió en las redes sociales y en la calle la
revolución”:
Entre 20-30 años, “la mayoría han vivido siempre gobernados por un solo presidente bajo una
ley de emergencia”. “Ningún partido político, ninguna organización de la sociedad civil o
sindicato ha guiado la protesta. Pero tampoco ha sido un movimiento espontáneo... la
revolución egipcia se ha gestado durante el último año en las calles y en las casas; a través de
facebook o de bitácoras virtuales...”. “Ya se les conoce como los Jóvenes del 25 de Enero”, que
crearon “una plataforma lo más heterogénea posible y a la que se podrían adherir nuevos
miembros. El número definitivo fue de 14 personas de todo signo ideológico pero, en cualquier
caso, jóvenes que llevaban más de un año gestando su revolución en la retaguardia”.
Los 14 son estos: Sally Moore, Ziad Alimy y Samir Abdel Rahman, de la Asamblea Nacional
para el Cambio de Mohamed El Baradei; Ahmed Maher67
y Samy Mahmoud, del movimiento
Jóvenes del 6 de Abril; Islam Lofty y Mohamed Abbas, de las bases de los Hermanos
Musulmanes; Shady Ghazali Harb y Salah Amr, del Frente Democrático y la Juventud para la
Justicia y la Libertad; y Sayed Khaled y Shaki Mostafa.
67
Maher es uno de los principales estrategas del Movimiento juvenil egipcio 6 de Abril. Al parecer se inspiró en parte en el trabajo del politólogo norteamericano Gene Sharp sobre los “198 métodos de acción no violenta”. El propio Sharp admite que no ha tenido ningún contacto con los manifestantes egipcios, “aunque hace poco se enteró de que los Hermanos Musulmanes habían colgado De la dictadura a la democracia en su página web” (Sheryl Stolberg, “El gurú de las revueltas árabes vive en Boston”, en The New York Times-El País, 3.03.2011, p. 4).
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Participan también además “de estos, activistas independientes como Naser Abdel Hamid y
Abdel Rahman Faris, y Wael Ghonim, ejecutivo de Google y uno de los fundadores de la
versión árabe de facebook Kolona Khaled Said (en español, Todos somos Jaled Said, en
referencia al joven asesinado a golpes por la policía)”.
La plataforma de los Jóvenes del 25 de Enero se reunió con líderes políticos (como Mohamed
El Beltegy, exparlamentario de los Hermanos Musulmanes, Osama el Ghazaly, también
exparlamentario y el líder del movimiento Kifaya (Basta) George Isaak) pocas horas antes del
último discurso de Mubarak como presidente y consensuaron un paquete de medidas para
guiar la transición, según la reportera Tesón, que habla de “los 14 Jóvenes del 25 de Enero y la
masa que les sigue”.
Este relato es oportuno porque fija la atención en dos axiomas que se asocian
a las nuevas revoluciones y que merecen ser escrutados. Uno, que ha
circulado por las calles, los hogares y las redacciones de los periódicos de todo
el mundo, lo expone con claridad el ejecutivo de Google Wael Ghonim: “Si
queréis liberar a una sociedad, dadle Internet”. “Esta revuelta ha empezado en
Facebook. Hemos trabajado duro al principio difundiendo mensajes e
intentando romper la barrera psicológica del miedo”.68
El segundo axioma es más amplio, pero es igualmente una interpretación
compartida por muchos sectores de la opinión pública occidental, y lo expresa
certeramente el periodista Lluís Basset:
La percepción más común es que esta revolución árabe, no tan solo en Egipto, está en manos
de una generación nueva, muy numerosa y diferenciada de las anteriores, sobre todo gracias a
la irrupción masiva de la cultura globalizada de las redes sociales a través de teléfonos
móviles.69
Este punto de vista, lo recrean y matizan los directores de algunos de los
mejores periódicos del mundo, que a su vez publicaron en su día los extractos
de Wikileaks que tuvieron un gran impacto en los países de la Cuarta Ola:
El director de El País, Javier Moreno, cree que los cables publicados [de Wikileaks] han sido un
factor coadyuvante de las revoluciones en esos países. El papel determinante se lo atribuye “a
las redes sociales en su conjunto, a la nueva sociedad de la información, a la velocidad con
que circulan las noticias: esa ha sido la base sobre la que se ha construido el movimiento”.
68
Declaraciones a la cadena CNN, El País, 13.02.2011, p. 4. 69
El País, 13.02.2011, p. 5.
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Según Bill Keller, director de The New York Times: “De lo que somos responsables es de haber
avivado el fuego en Túnez, donde la información de Wikileaks sobre la vida de sus mandatarios
tuvo mucho eco y enfureció a la población. Egipto sufrió un contagio claro”.70
Ha habido también un impacto en las poblaciones árabes de los programas
innovadores de las propias cadenas televisivas de la región. Hay 124 cadenas
vía satélite que llegan a todos los países árabes y musulmanes y que, según
un observador, han provocado que “la opinión pública ha desconectado de los
viejos sistemas políticos en todo Oriente Medio. Al Yazira...es la más
importante”. Informa también de que, según José María Perceval (UAB), esta
transformación televisiva “ha permitido crear una conexión interclasista
necesaria para pasar de la revuelta simple de subsistencia a una revolución
que desee cambiar el sistema de poder”. Sin Al Yazira, Al Arabiya, la cadena
saudí que emite desde Dubái, y sin el resto de televisiones “no se hubiera
abierto el espacio común panarabista que, desde el 2004, ocupan los
blogueros y, desde 2008, las redes sociales. Estos activistas del ciberespacio
árabe son la generación Al Yazira”.71 El corresponsal de La Vanguardia
(24.04.2011) en la región, Henrique Cymerman, evalúa así la cuestión: “Los
periodistas de Al Yazira... no provocaron las protestas populares, pero es
imposible imaginar la revolución en directo sin la presencia de sus cámaras”.
Moisés Naím (2011a) matiza con sensatez los mensajes, como el de Ghonim
citado, que mitifican el poder revolucionario potencial de Internet:
No hay duda de que las redes sociales, en especial Facebook y los mensajes a través de
Twitter, o las filtraciones de Wikileaks [dando a conocer a los tunecinos la corrupción del
dictador y su familia por medio de los cables del embajador norteamericano], tienen algo que
ver con los alzamientos populares en el mundo árabe. Algo... Esta perspectiva no nos explica,
por ejemplo, por qué Libia, un país con una bajísima penetración de Internet (cerca de 350.000
usuarios en una población de más de seis millones) o en Yemen, con índices aún más bajos,
han sido de los países más sacudidos por las revueltas populares.(...) Es esta frustración
generalizada, producto de décadas de malas políticas económicas, combinadas con vasta
corrupción, creciente desigualdad y una amplia desesperanza, lo que crea la motivación para
tomar las plazas. Y ver por televisión que en otros países esto da resultado y que el pueblo en
la calle logra derrocar a un dictador que hasta hace poco era intocable también es una potente
70
El País, 24.02.11), pp. 35-36. 71
Xavier Mas de Xaxàs, La Vanguardia, 26.02.11, p. 6.
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fuerza movilizadora. Y en esto los canales de noticias en árabe que llegan vía satélite han sido
una fuerza mucho más poderosa que Internet.
Pero, quizás, lo más relevante es que la fascinación con el papel de las nuevas tecnologías
en los cambios políticos en el mundo árabe ha opacado la importancia que en todo esto ha
tenido una vieja tecnología: los fusiles. El papel de las Fuerzas Armadas en lo que sucedió en
Túnez o Egipto ha sido tanto o más determinante que Facebook. En estos países, los militares
les quitaron el apoyo a los dictadores, y a estos no les quedó más opción que irse.”
Enric González, reportero, subraya cómo circuló el frame de la indignación
moral que desencadenó las movilizaciones de la Cuarta Ola:
Gracias al ciberespacio, los jóvenes árabes ignoraban las fronteras nacionales. (...) Varios
jóvenes profesionales, bajo la cobertura del Premio Nobel de la Paz y dirigente opositor
Mohamed el Baradei, crearon en Facebook un grupo llamado ‘Todos somos Jaled Said’ [joven
de 28 años que el 6 de junio de 2010 fue detenido en Alejandría por dos policías que le
golpearon hasta matarlo]. En pocos días el grupo congregó a cientos de miles de personas y se
convirtió en el principal foco de oposición al régimen de Hosni Mubarak.72
Y Michael Slackman reúne la mayor parte de los argumentos examinados
hasta aquí:
una transformación que ha recorrido todo Oriente Próximo, impulsada por gente joven que no
está amenazada por el temor que frenaba a sus padres. Al principio parecían una fuerza
imparable, movida por el poder de la demografía: alrededor de un 60% de la población de todo
el mundo árabe tiene menos de 30 años. Empezaron a reestructurar sociedades en las que los
jóvenes se inclinaban ante los mayores, y derrocaron viejas jerarquías y Gobiernos
inamovibles... El acceso de esta generación a una vida sin fronteras a través de Internet y de
canales de televisión panárabes como Al Yazira la ha expuesto a otras sociedades,
alimentando la ira hacia la política represiva y el estancamiento económico que han privado a
los jóvenes de oportunidades y libertad.73
Aunque por el momento sin revolución, algo parecido ha ocurrido en
Marruecos. Con el despertar de las protestas reformistas, y según periodistas
locales escribiendo sobre una pauta que se ha repetido en otros países del
área, “Marruecos aparece dividido entre unos partidos políticos convencionales,
que apuestan por una reforma constitucional en línea con las ideas formuladas
72
“Esta revolución es por dignidad”, El País, 6.03.2011, p. 2. 73
“La revolución se tiñe de sangre”, El País-The New York Times, 31.03.2011, p. 1.
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por el rey, y los islamistas, izquierdistas, defensores de los derechos humanos
y jóvenes, que desean ir mucho más allá”.74 J.I. Torreblanca75 da su testimonio
sobre el terreno y concluye:
Libertad, democracia y dignidad. Es el eslogan del Movimiento 20 de Febrero marroquí,
formado por jóvenes universitarios (e importante, universitarias) que hablan idiomas y son
fanáticos de las redes sociales. Muchos de ellos se movilizaron por primera vez en 2008 para
pedir la libertad de Fuad Murtada... A los jóvenes se les han sumado los islamistas, la izquierda
y los sindicatos, también los intelectuales, y sobre todo la prensa más crítica, que ha roto todos
los tabúes y se ha lanzado al debate público, que es increiblemente vivo y abierto. Tras dos
días de entrevistas en Rabat, la sensación es que se trata de una coalición de puro
heterogénea... El Movimiento 20 de Febrero nació de la estela que dejaron las revoluciones en
Túnez y Egipto. Su primer éxito ha sido rotundo, pues ha impulsado al rey a rescatar del baúl el
programa de reformas con el que inauguró su mandato pero que luego abandonó.
La pauta descrita para Marruecos se ha observado también en Argelia:
Miles de etudiantes argelinos consiguieron ayer lo que la oposición tradicional –un partido
laico, defensores de los derechos humanos y sindicatos autónomos- al régimen del presidente
Buteflika no ha logrado hacer en las nueve ocasiones en las que convocó protestas desde el 12
de febrero: manifestarse en Argel.76
Y también en Yemen, donde las fuerzas de oposición se dividen en dos ramas:
el Foro Común, que agrupa a siete partidos tradicionales (desde los islamistas
del Islah hasta el Partido Socialista), por un lado; y por otro ocurre algo
parecido a Túnez y Egipto, según relata la reportera Angeles Espinosa: “los
jóvenes activistas actúan con independencia y ya al principio de la crisis
obligaron al Foro a dar marcha atrás después de que aceptara una invitación al
diálogo del partido gobernante”.77
Luz Gómez sugiere cuáles son los fundamentos de la coalición ganadora en
muchos países, de la “convergencia” entre dos sectores: “La demanda de
pluralismo y libertad de las clases medias árabes sintoniza con la reivindicación
de una equidad socioeconómica y una ética distributiva por parte de las clases
74
Crónica de Ignacio Cembrero, El País, 9.04.2011, p. 6. 75
“Primavera marroquí”, El País, 8.04.2011, p. 10. 76
Crónica de Ignacio Cembrero, El País, 13.04.2011, p. 4, y 16.04.2011, p. 5. 77
El País, 25.04.2011, p. 8.
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más desfavorecidas”.78 Sobre el “¿por qué ahora?” de las revoluciones árabes
de 2011 al que aludíamos al principio, dice Luz Gómez:
“¿por qué ahora? Hace dos décadas que el porcentaje de población árabe menor de 25 años
supera el 50%. La novedad es su nivel de educación y su integración en la sociedad de la
información. La novedad es que son jóvenes que se saben jóvenes y quieren serlo:
emanciparse, viajar, consumir. La alquimia de los números ayuda a comprender por qué ahora:
en 2002, el uso de Internet por los árabes apenas rozaba el 0,5% del total mundial
(constituyendo los árabes el 5% de la población), pero en 2009 el Arab Knowledge Report de
Naciones Unidas constataba una fuerte subida hasta el 4,5%”.79
En conclusión, la formación de un grupo compacto de jóvenes urbanos con
acceso a las NTIC se puede entender de dos maneras complementarias. Una,
por sí mismas, automáticamente, estas tecnologías no desencadenan ninguna
acción colectiva; como todas las tecnologías, lo decisivo es el uso social que se
hace de ellas y, en este sentido, ese sector joven las ha usado para constituirse
como grupo. Es decir, la NTIC han transmitido agilidad a la formación de las
redes que son la base de las estructuras de movilización, pero no las
sustituyen. La equiparación automática de internet y las redes sociales con una
supuesta liberación de las poblaciones es una noción ingenua y simplista que
no se corresponde con la realidad.80 La cuestión básica subyacente es simple:
las redes sociales facilitan enormemente la movilización de grupos de personas
disponibles ya para la acción colectiva; pero, como sostiene Gardels (2012),
“no para desarrollar los procesos de negociación y creación de consensos” que
suceden a la movilización. Pero dicho esto, dos, la reiteración de la misma
pauta juventud urbana-uso de NTIC-movilización social tiene que alertarnos
acerca de algo más. Lo sintetiza perfectamente Manuel Castells (en este
mismo Anuario):
En las últimas dos décadas se ha producido una transformación revolucionaria de la
tecnología, morfología y organización de la comunicación socializada, aquella que tiene el
78
Luz Gómez, “Siete claves para el despertar árabe”, El País, La Cuarta Página, 15.04.2011, p. 29. 79
Ibid. 80
Véase al respecto el análisis de Daniel Innerarity, 2012. Dice el autor, con razón, sobre la “beatería digital”: “El hecho de que Internet se base en la facilidad y en la confianza constituye también su vulnerabilidad; facilita la resistencia, la crítica y la movilización, pero nos expone de una manera inédita a nuevos riesgos”.
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potencial de incluir en su proceso al conjunto de la sociedad. Dicha transformación puede
definirse como el paso de la comunicación de masas a la auto-comunicación de masas. La
comunicación de masas, ejemplificada por la televisión, se define por un sistema en que un
mensaje unidireccional, con escasa interactividad, se emite de uno para muchos, usualmente
en tiempos programados y sin contexto reflexivo. En la auto-comunicación de masas,
ejemplificada por internet y las redes móviles, el sistema de mensajes es múltiple, de muchos a
muchos, multimodal, con la posibilidad de continua referencia a un repositorio hipertextual de
contenidos, en tiempo libremente escogido y con interactividad como norma: los sujetos
pueden construir sus propias redes de comunicación, es decir: auto-comunicar. La difusión de
la auto-comunicación de masas en el conjunto toda la sociedad ha creado la plataforma para la
construcción de la autonomía comunicativa de las personas. Y la autonomía comunicativa es la
base de la autonomía organizativa, cultural y política con respecto a las instituciones
dominantes de la sociedad.
(10) QUÉ SON Y A DÓNDE VAN LAS REVOLUCIONES ÁRABES Sami Naïr (2011b) resume muy bien las condiciones innovadoras de esta
oleada democratizadora (que combina con una acertada reflexión metodológica
que recuerda nociones de Lévi-Strauss):
Si la historia humana, al contrario de la naturaleza, no obedece probablemente a ley
predeterminada alguna, lo que es seguro es que la ley, por su parte, es sin duda el producto
cada vez específico de la historia. Lo que ocurre hoy en el mundo árabe es desde este punto
de vista del todo excepcional y significativo... He aquí un proceso revolucionario... [que]
continúa abriéndose camino en profundidad sin que nadie pueda afirmar con certeza cuándo y
cómo se detendrá. Su ley específica aparece sin embargo con claridad: es un movimiento
espontáneo, desarmado, sin dirección política organizada, sin líderes reconocidos e
incontestables, sin fuerza material ni financiera.
Con mayor detalle: 1. Es una revolución con fortísima presión desde abajo y de causación
exclusivamente endógena. Lo que hemos dicho: una paradoja si se considera
que había escasas noticias sobre la existencia de una sociedad civil vigorosa,
imprescindible para producir tales efectos.
2. Eso ocurre en una región donde medios académicos de todo el mundo
aseguraban que regía la ley de Huntington, es decir, una “civilización”, o parte
de ella, donde se suponía que el factor religioso musulmán y la tradición
teocrática impedirían cualquier modernización liberal que pudiera pensarse, y
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en específico, cualquier democratización. Hemos recordado el acertado
diagnóstico de Garton Ash: la hipótesis (o el dogma) de Huntington ha quedado
refutada en las calles de Túnez y El Cairo.
3. Jack Goldstone (1991) señaló ciertas correlaciones entre la presión
demográfica y el estallido revolucionario que pueden ser pertinentes para el
caso. Sabíamos ya que los desequilibrios entre población y recursos presionan
para generar miseria económica, malestar social y conflicto político, pero el
estudio de Goldstone puso de relieve el papel de las tendencias demográficas,
en ciertas condiciones, para producir directamente el estallido de crisis políticas
y “explosiones revolucionarias” (p. XXV) adicionales. Y uno de los factores
nuevos y de correlación directa evidente con las revoluciones árabes es el gran
crecimiento demográfico de estos países y el enorme porcentaje de población
menor de 25 años (Hendawy, 2011).
4. El anterior factor causal “viejo” para el espasmo revolucionario, la presión
demográfica, se ha reunido, seguramente por azar, con otro prototipo clásico
para la revuelta popular, como es el food-riot o motín de subsistencia que ha
provocado varias subidas sustanciales de los precios de los alimentos básicos.
5. Y los dos últimos factores han confluido con otro factor de esta revolución
original, este totalmente nuevo: ha nacido lo que algunos analistas conciben
como un nuevo sujeto histórico, la juventud. Muchos de los activistas tunecinos
pertenecen a este sector; una joven activista aclara en su blog: “el paro es la
chispa que ha provocado esta revuelta, pero los manifestantes critican también
al poder, hartos de los 23 años de dictadura, corrupción y de la falta de libertad
de expresión”;81 otro joven argelino hace una síntesis de la situación para el
periodista: los jóvenes activistas tunecinos y argelinos (y sus hermanos
pequeños, niños, también manifestantes) “lo único que saben es que estamos
hartos de no tener futuro, de que hagan con nosotros lo que les dé la gana” y
alude a que, tengan estudios o no, son “muristas” (“nos pasamos el día
apoyados en la pared, aguantando el muro”.82
6. Sidney Tarrow (2010) y Donatella de la Porta, entre otros, nos han alertado
en los últimos años sobre el surgimiento de una doble red, nacional y
transnacional, de protesta y reivindicación que transforma los fenómenos
81
El País, 6.01.2011, p. 3. 82
La Vanguardia, 9.01.2011.
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políticos. Un aspecto de esta transformación ha sido puesto de relieve también
por las revoluciones árabes, como ha recordado Manuel Castells (2011)
aludiendo a Túnez y Egipto: “La comunidad creada en la plaza y la cobertura
informativa de los medios internacionales y la televisión por satélite, con Al
Jazira en primer lugar, ampliaron la protesta y le dieron una conexión local-
global que empieza a ser la característica de las nuevas revoluciones”.
7. Si prestamos atención a los tres factores determinantes principales que han
contribuido a desatar la cuarta ola democratizadora en los países árabes y
musulmanes, y resumiendo los factores considerados por separado hasta aquí,
podemos concluir lo siguiente:
a) Lo sucedido son revoluciones democráticas que no estaban anunciadas.
Son revoluciones originales porque se sirven de una combinación inédita
de factores, la mayoría de generación endógena.
b) El objetivo de esas revoluciones han sido “sultanes” postcoloniales que
administraban “negocios” que beneficiaban de forma casi exclusiva a la
élite interior y exterior bajo el patrocinio y cobertura de las instituciones
neoliberales que han gobernado hasta ahora la globalización.
c) El factor decisivo del éxito de la sublevación, al menos hasta el momento,
ha sido una combinación de coaliciones democratizadoras con fuerte
arraigo interior; el asentamiento de un extenso sector joven y urbano que
ha sabido utilizar las nuevas tecnologías de la comunicación y las
televisiones árabes por satélite para inventarse unas asombrosas
estructuras de movilización; y el papel de los militares que, en general por
omisión, han dejado caer al antiguo régimen del sultán inducidos en parte
por la nueva estrategia de los centros imperiales.
8. Los focos que han desatado la Cuarta Ola son inequívocos. Túnez como
punta de lanza por ser probablemente el país más modernizado de la región. El
“afrancesado” Túnez tiene una larga tradición de derechos de la mujer y las
mujeres de este país estuvieron entre las primeras en obtener el derecho a
voto al poco de independizarse el país (1956), el derecho al aborto al mismo
tiempo que las estadounidenses, hay más mujeres en el Parlamento que en el
francés, por ejemplo, la poligamia está prohibida y el matrimonio supeditado al
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consentimiento de la mujer y, quizá lo más importante, su tasa de
alfabetización (71%) es la más alta del Norte de Africa.83
Y de otro lado, Egipto, un país líder de la región por razones históricas, de
peso demográfico y militar, y uno de los ejes de la estrategia de los poderes
occidentales para la región (que incluye favorecer los intereses de Israel a toda
costa).
9. Las revoluciones democráticas en Túnez y Egipto, así como el
derrocamiento de Gadafi en Libia después de una guerra breve pero intensa,
son “árabes” pero pueden acabar contagiando a países que no lo son, como
Irán. ¿Cómo acabará la revolución democrática en Egipto y en Túnez? Elorza
da este diagnóstico: “las experiencias egipcia y tunecina tienen altas
posibilidades de ser resueltas a corto plazo mediante relevos parciales en el
interior de unas élites que ya ejercían el poder” (algo que se parece al “cambio
tutelado” de Xavier Batalla, 2011a). Con los datos disponibles y que hemos
examinado, parece posible, pero la potencia y persistencia de las revueltas
cívicas hace pensar que la posibilidad de “ruptura” (el bando rupturista es el
que pidió el NO en el referéndum egipcio) no se puede descartar.84
83
Katrin Bennhold, El País-The New York Times, 10.03.2011, p. 1. Un observador de El País subraya (6.01.2011): “Túnez es el país del área con mayor penetración de internet, pero también donde la Red está más controlada. Los internautas tunecinos se las ingenian para sortear los controles y difundir vídeos de las manifestaciones o convocar en Thala, a través de Facebook, una huelga de estudiantes de bachillerato. Pidieron ayuda a Anonymous ... y estos han respondido”. “Anonymous colgó un texto en las webs atacadas en el que se denuncia la ‘censura insultante’ impuesta por Ben Ali. También criticó a ‘la prensa libre y abierta’ del mundo occidental cuya responsabilidad consiste ‘en dar cuenta de lo que los medios de comunicación tunecinos, sometidos a la censura, no pueden relatar’.
84
A pesar de ello, lo que ha empezado con las revoluciones fuertes de Túnez y Egipto, y con la guerra civil-internacional en Libia, puede contagiarse a otros países de la zona por difusión y evolución (no necesariamente por nuevas revoluciones). Véase Jordi Vaquer, “Emperadores desnudos”, en El País, 12.02.2011, p. 13.
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5. ¿PRIMAVERA ÁRABE? SAMIR AMIN
OCTUBRE DE 2011
[Artículo publicado en Monthly Review, vol. 63, No. 5, Octubre de 2011. Samir Amin es un economista político egipcio adscrito a la teoría de la dependencia y a la Escuela Monthly Review. Acaba de cumplir los 80 años, por lo que lo felicitamos con toda cordialidad. Se publica con autorización de Monthly Review Press.Traducción de Salvador Aguilar y Joan Quesada.]
El año 2011 se inició con una serie de explosiones rompedoras e iracundas
procedentes de los pueblos árabes. ¿Es esa primavera el comienzo de un
segundo «despertar del mundo árabe»? ¿O se atascarán esas revoluciones y
se mostraran abortivas, como fue el caso con el primer episodio de dicho
despertar, algo que evoqué en mi libro L’éveil du Sud [El despertar del Sur]? Si
se confirmara la primera hipótesis, el movimiento de avance del mundo árabe
se convertiría necesariamente en parte del movimiento para superar el
capitalismo imperialista en la escala mundial. Un fracaso mantendría al mundo
árabe en su estatus actual de periferia sumisa, lo que impediría su ascenso al
rango de partícipe activo en la reconfiguración del mundo.
Siempre es peligroso generalizar acerca del «mundo árabe», e ignorar así la
diversidad de condiciones objetivas que caracterizan a cada país. Por lo tanto,
concentraré las reflexiones que aquí siguen en Egipto, por tratarse de un país
del que rápidamente se reconoce que juega y siempre ha jugado un papel de
primera magnitud en la evolución general de la región a la que pertenece.
Egipto fue el primer país de la periferia del capitalismo globalizado que trató
de «emerger». Ya en los inicios del siglo XIX, con bastante anterioridad a Japón
y China, el virrey Mohammed Ali había concebido y puesto en práctica un
programa de renovación para Egipto y sus vecinos cercanos en el Máshreq
árabe (Máshreq significa «Este», es decir, hace referencia al África nororiental
y el Levante). Ese vigoroso experimento consumió dos terceras partes del siglo
XIX y solo tardíamente agotó su impulso en la década de 1870, durante la
segunda mitad del reinado del jedive Ismail. El análisis de su fracaso no puede
ignorar la violencia de la agresión extranjera por parte de Gran Bretaña, en la
cúspide del poder del capitalismo industrial en esas fechas. Inglaterra persiguió
fieramente su objetivo, que consistía en asegurarse de que el Egipto moderno
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fracasara en su impulso emergente, y lo hizo en una variedad de ocasiones: en
la campaña naval de 1840; a continuación, tomando el control de las finanzas
del jedive durante la década de 1870, y finalmente por medio de la ocupación
militar en 1882.
Ciertamente, el proyecto egipcio del siglo XIX estaba sujeto a las limitaciones
de su tiempo, ya que, manifiestamente, lo que contemplaba era la emergencia
del país dentro y a través del capitalismo, a diferencia del segundo intento de
emergencia de Egipto del que trataré más abajo. Las propias contradicciones
sociales de ese proyecto, al igual que sus supuestos implícitos de tipo
ideológico, cultural y político, no hay duda de que tuvieron una cuota de
responsabilidad por el fracaso. Sin embargo, el hecho continúa siendo que, sin
la agresión imperialista, esas contradicciones habrían sido superadas, como
ocurrió en Japón.
Habiendo sido derrotado, el Egipto emergente se vio forzado a ejercer
durante casi cuarenta años (1880-1920) de periferia servil, cuyas instituciones
se reconfiguraron para servir al modelo de acumulación capitalista/imperialista
de ese período. Y ese retroceso impuesto golpeó con fuerza, por encima y más
allá de su sistema productivo, a las instituciones sociales y políticas del país,
además de operar sistemáticamente como refuerzo de todas las concepciones
culturales e ideológicas de tipo reaccionario y medieval útiles para mantener al
país en su posición subordinada.
La nación egipcia —sus gentes, sus élites— nunca aceptó esa posición. A su
vez, ese tozudo rechazo dio pie a una segunda oleada de movimientos que se
desplegó a lo largo del siguiente medio siglo (1919-1967). Realmente,
considero ese período como una serie continua de luchas y grandes avances.
La oleada tenía un triple objetivo: democracia, independencia nacional y
progreso social. Los tres objetivos, por muy limitada y a veces confusa que
fuera su formulación, eran inseparables entre sí, inseparabilidad que marcó la
integración del Egipto moderno en el sistema capitalista/imperialista globalizado
de ese período. De acuerdo con esta lectura, el capítulo de la sistematización
nasserista (1955-1967) no es más que el capítulo final de esa prolongada serie
de luchas de avance que empezó con la revolución de 1919-1920.
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127
El primer momento de ese medio siglo egipcio de crecientes luchas por la
emancipación puso énfasis, con la formación del Partido Wafd en 1919,85 en la
modernización política por medio de la adopción, en 1923, de una forma
burguesa de democracia constitucional (monarquía limitada), así como en la
reconquista de la independencia. La forma de democracia que entonces se
contempló permitía, si no la secularización en el sentido estricto, sí una
secularización progresiva cuyo símbolo fue la bandera que enlazaba la cruz y
la media luna (una bandera que reapareció en las manifestaciones de enero y
febrero de 2011). Unas elecciones «normales» permitieron en aquel tiempo, sin
el menor problema, no solo que los coptos (cristianos egipcios nativos) fueran
elegidos por mayorías musulmanas, sino también que esos mismos coptos
ocuparan elevadas posiciones en el Estado.
Los británicos concentraron por completo su poder, apoyados activamente
por el bloque reaccionario que comprendía a la monarquía, los grandes
terratenientes y los agricultores ricos, en deshacer el progreso democrático
conseguido por Egipto bajo el liderazgo del Wafd. En la década de 1930, la
dictadura de Sidqi Pasha, al abolir la Constitución democrática de 1923, chocó
con el movimiento estudiantil que encabezaba por entonces las luchas
democráticas antiimperialistas. No fue por casualidad que, para hacer frente a
esa amenaza, la Embajada Británica y el Palacio Real dieran apoyo activo a la
formación, en 1927, de los Hermanos Musulmanes, inspirados por el
pensamiento «islamista» en su versión más atrasada del wahabismo, la
«salafista», tal y como la formuló Rachid Reda. Era esta la más reaccionaria de
las reaccionarias versiones, antidemocrática y opuesta al progreso social, del
renacido «islam político».
La conquista de Etiopía llevada a cabo por Mussolini, con la guerra mundial
ya vislumbrándose, forzó a Londres a realizar algunas concesiones a las
fuerzas democráticas. En 1936, habiendo aprendido la lección, le fue permitido
al Wafd que retornara al poder y se firmó un nuevo tratado angloegipcio. La
Segunda Guerra Mundial representó necesariamente una especie de
paréntesis. Pero tan pronto como en 1946, el 21 de febrero, la corriente de
85
El Partido Wafd, de orientación nacionalista liberal, fue el más influyente y popular durante las décadas de 1920 y 1930 en Egipto, cuando contribuyó a aprobar la Constitución de 1923 e instaurar una monarquía constitucional; se disolvió coincidiendo con la Revolución de 1952. [T.]
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
128
luchas sociales se reanudó con la formación del «bloque obrero-estudiantil»,
cuya radicalización se vio reforzada por la entrada en escena de los
comunistas y el movimiento obrero. Una vez más, los egipcios reaccionarios,
con el respaldo de Londres, respondieron con violencia y, con ese fin,
movilizaron a los Hermanos Musulmanes en apoyo de una segunda dictadura
de Sidqi Pasha, sin que, por otro lado, fueran capaces de silenciar el
movimiento de protesta. Había elecciones en 1950, y el Wafd retornó al poder.
El repudio de ese partido al Tratado de 1936 y el inicio de acciones guerrilleras
en la zona del canal de Suez solo pudieron vencerse con el incendio de El
Cairo en enero de 1952, operación en la que estuvieron implicados a fondo los
Hermanos Musulmanes.
Un primer golpe de Estado en 1952 por parte de los «Oficiales Libres» y,
sobre todo, un segundo golpe en 1954 por medio del cual Nasser tomó el
control de la situación, fueron valorados por unos como la «culminación» del
continuo flujo de luchas y por otros, como su punto final. El nasserismo, que
rechazaba el punto de vista sobre el despertar egipcio que aquí hemos
presentado, planteó un discurso ideológico que aniquiló por completo la historia
de los años que van de 1919 a 1952 con objeto de precipitar el estallido de la
“revolución egipcia” de julio de 1952. En ese momento, muchos comunistas
denunciaron ya ese discurso y analizaron los golpes de 1952 y 1954 como
intentos dirigidos a poner fin a la radicalización del movimiento democrático. Y
no estaban equivocados, porque el nasserismo solo se transformó en un
proyecto antiimperialista después de la Conferencia de Bandung, en abril de
1955. El nasserismo dio entonces todo cuanto podía dar: una postura
internacional resueltamente antiimperialista, asociada a los movimientos
panárabes y panafricanos, y algunas reformas sociales de corte progresista
(pero no «socialista»). Y todo ello se ejecutó desde arriba, no solo
«prescindiendo de la democracia» —ya que se denegó a las masas populares
cualquier derecho a organizarse por sí mismas—, sino incluso «aboliendo»
toda forma de vida política. Eso supuso una invitación al islam político para que
viniera a llenar el vacío que así se creaba.
El potencial progresista del proyecto nasserista quedó agotado en diez
breves años (1955-1965), y ese agotamiento ofreció al imperialismo, liderado a
partir de entonces por los Estados Unidos, la posibilidad de romper el
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
129
movimiento utilizando para ello a su instrumento militar en la región: Israel. La
derrota de 1967 marcó el final de una corriente que había fluido durante medio
siglo. El reflujo lo inició el propio Nasser al optar por la senda de efectuar
concesiones a la derecha (la infitah o «apertura», apertura por supuesto a la
globalización capitalista) en lugar de por la radicalización que invocaban, entre
otros, el movimiento estudiantil, que brevemente desempeñó un papel central
en 1970, poco antes y poco después de la muerte de Nasser. Sadat, su
sucesor, intensificó y amplió ese giro a la derecha e integró a los Hermanos
Musulmanes en su nuevo sistema autocrático. Mubarak no hizo sino dar
continuidad al camino trazado.
El siguiente período de retroceso, a su vez, tuvo una duración de casi otro
medio siglo. Egipto, obediente a las demandas del liberalismo globalizado y a la
estrategia norteamericana, sencillamente dejó de existir como elemento activo
en la política regional o global. En su región, los principales aliados
norteamericanos —Arabia Saudita e Israel— ocuparon el primer plano. Así,
Israel pudo seguir con la ampliación de la colonización de la Palestina ocupada,
con la complicidad tácita de Egipto y de los países del Golfo.
Bajo Nasser, Egipto había establecido un sistema económico y social que,
aunque sujeto a crítica, al menos era coherente. Nasser había apostado por la
industrialización como forma de salir de la especialización colonial internacional
que confinaba al país al papel de exportador de algodón. El sistema de Nasser
mantenía una división de rentas que favorecía a las clases medias en
expansión sin empobrecer a las masas populares. Sadat y Mubarak
desmantelaron el sistema productivo del país y lo reemplazaron por un sistema
completamente incoherente basado exclusivamente en la rentabilidad de unas
empresas que eran, en su mayoría, subcontratistas de los monopolios
imperialistas. Las supuestamente elevadas tasas de crecimiento económico,
tan alababas durante treinta años por el Banco Mundial, carecían por completo
de sentido. El crecimiento egipcio era extremadamente vulnerable y, por si
fuera poco, iba acompañado de un increíble aumento de la desigualdad y del
desempleo, que afligía a la mayoría de la juventud egipcia. Era una situación
explosiva. Y explotó.
La aparente «estabilidad del régimen» de la que se jactaban sucesivos
funcionarios norteamericanos, como Hillary Clinton, se basaba en un
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
130
monstruoso aparato policial que contaba con 1.200.000 hombres (mientras que
el ejército alcanzaba unos modestos 500.000 efectivos) y que tenía las manos
libres para cometer diariamente actos de abuso criminal. Los poderes
imperialistas pretendían que un régimen como este «protegía» al país de la
amenaza del islamismo, lo que no era sino una torpe patraña. En realidad, el
régimen había sabido integrar a la perfección al islam político reaccionario (en
la tradición del modelo wahabita del Golfo) dentro de su estructura de poder al
concederle el control de la educación, de los tribunales y de los principales
medios de comunicación de masas, especialmente la televisión. El único
discurso público permitido era el de las mezquitas salafistas, lo que, por
añadidura, convertía en verosímil la pretensión de los islamistas de que eran
«la oposición». La cínica duplicidad de los discursos del establishment
estadounidense (los de Obama, no menos que los de Bush) se adaptaba
perfectamente a sus objetivos. El apoyo de facto al islamismo político destruyó
la capacidad de la sociedad egipcia de hacer frente a los desafíos del mundo
moderno (originando un catastrófico declive de la educación y la investigación),
mientras que, al denunciar esporádicamente sus «abusos», como los
asesinatos entre los cristianos coptos, Washington legitimaba sus
intervenciones militares en tanto que acciones propias de su autoatribuida
«guerra contra el terrorismo». El régimen podía seguir pareciendo «tolerable»
en la medida en que disponía de la válvula de seguridad que le proporcionaba
la emigración masiva de los trabajadores pobres y de clase media hacia los
países productores de petróleo. El agotamiento de ese sistema, cuando los
inmigrantes asiáticos reemplazaron allí a los procedentes de los países árabes,
conllevó el renacimiento de los movimientos de oposición. Las huelgas obreras
de 2007 (las más potentes en cincuenta años en el continente africano), la
tenaz resistencia de los pequeños agricultores amenazados de expropiación
por el capital agrario y la formación de grupos protestatarios democráticos entre
las clases medias (como los movimientos Kefaya y 6 de Abril) eran un anticipo
de la inevitable explosión, tan desconcertante para los «observadores
extranjeros» pero esperada entre los egipcios. Y así empezó una nueva fase
en la oleada de luchas por la emancipación, cuya dirección y oportunidades
para el desarrollo debemos analizar a continuación.
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
131
Los componentes del movimiento democrático
La «revolución egipcia» actualmente en curso muestra que es posible
anticipar el fin de un sistema neoliberal amenazado en todas sus dimensiones:
sociales, políticas y económicas. El gigantesco movimiento del pueblo egipcio
vincula entre sí tres componentes activos: una juventud «repolitizada» por su
propia voluntad de unas formas «modernas» que ella misma ha inventado, las
fuerzas de la izquierda radical, y las fuerzas de las clases medias
democráticas.
La juventud (aproximadamente un millón de activistas) fue la que encabezó el
movimiento, al que se sumaron inmediatamente la izquierda radical y las clases
medias democráticas. Los Hermanos Musulmanes, cuyos líderes apelaron a un
boicot a las manifestaciones durante los primeros cuatro días, puesto que
estaban seguros de que los manifestantes serían dispersados por el aparato
represivo, solo tardíamente aceptaron el movimiento, una vez que el
llamamiento de este, que llegó al conjunto del pueblo egipcio, empezó a
desencadenar movilizaciones gigantescas de 15 millones de manifestantes.
Los jóvenes y la izquierda radical perseguían tres objetivos compartidos, a
saber, la restauración de la democracia (y el fin del régimen policial-militar); la
puesta en práctica de una nueva política social y económica favorable a las
masas populares (rompiendo así con la sumisión a las demandas del
liberalismo globalizado); y una política exterior independiente (que pusiera fin a
la sumisión a las exigencias de la hegemonía estadounidense y a la extensión
del control militar de Estados Unidos sobre la totalidad del planeta). La
revolución democrática a la que apelan es una revolución social y
antiimperialista de carácter democrático.
A pesar de que el movimiento de la juventud, tanto en su composición social
como en sus expresiones ideológicas y políticas, está muy diversificado, en su
conjunto se autoposiciona «en la izquierda». De ello son testimonio sus
potentes y espontáneas expresiones de simpatía hacia la izquierda radical.
Consideradas en su conjunto, las clases medias apoyan únicamente el
objetivo democrático, sin que necesariamente pongan objeciones nítidas al
«mercado» (tal como es) o a los alineamientos internacionales de Egipto. El
papel de los blogueros no puede subestimarse, pues un grupo de ellos toma
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
132
parte, conscientemente o no, en una verdadera conspiración organizada por la
CIA. Sus animadores son usualmente gente joven perteneciente a las clases
adineradas, extremadamente «americanizados», que, sin embargo, se
presentan a sí mismos como opositores de las dictaduras establecidas. La
cuestión de la democracia, en la versión requerida para su manipulación por
Washington, ocupa un lugar predominante de su discurso en la red. Ese hecho
los convierte en partícipes activos en la cadena de contrarrevoluciones,
orquestadas por Washington, enmascaradas como «revoluciones
democráticas» según el modelo europeo-oriental de las «revoluciones de
colores». Pero sería un error considerar que esa conspiración está detrás de
las revueltas populares. Lo que persigue la CIA es invertir la dirección del
movimiento, distanciar a sus activistas de su objetivo de transformación social
progresista y desviarlos hacia caminos diferentes.
El plan tendría una considerable posibilidad de éxito si el movimiento
fracasara a la hora de integrar a sus diferentes componentes, definir objetivos
estratégicos comunes e inventar formas efectivas de organización y acción.
Hay ejemplos de fracasos de este tipo que son bien conocidos; basta con
atender a Indonesia y Filipinas. Vale la pena subrayar que esos blogueros, ¡que
escriben en inglés y no en árabe!, que se plantean defender en Egipto una
«democracia de estilo americano», esgrimen con frecuencia argumentos que
sirven para legitimar a los Hermanos Musulmanes. El conjunto del pueblo
egipcio respondió rápidamente a la convocatoria de manifestaciones llevada a
cabo por los tres componentes activos del movimiento. Esos jóvenes y sus
aliados no se desmoralizaron ante la represión, extremadamente violenta
durante los primeros días (con más de un millar de muertes), y en ningún
momento, a diferencia de lo ocurrido en otros lugares, apelaron a la ayuda de
las potencias occidentales. Su coraje fue decisivo para convertir a 15 millones
de egipcios procedentes de todos los barrios de las ciudades, pequeñas y
grandes, e incluso de los pueblos, en manifestaciones de protesta que se
prolongaron incesantemente durante días (y a veces noches) consecutivos. Su
arrolladora victoria política tuvo como efecto que el miedo cambió de lado.
Obama y Hillary Clinton descubrieron que tenían que deshacerse de Mubarak,
a quien habían sostenido hasta entonces, mientras que los líderes militares
pusieron fin a su silencio, rechazaron asumir la tarea represiva, protegiendo así
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
133
su imagen, y acabaron deponiendo a Mubarak y a varios de sus más
importantes secuaces.
La generalización del movimiento entre la totalidad del pueblo egipcio
representa en sí misma un desafío positivo. Porque este pueblo, como
cualquier otro, está lejos de formar un «bloque homogéneo». Para la
perspectiva de una radicalización, algunos de sus componentes principales
son, sin ninguna duda, una fuente de fortaleza. La poderosa entrada en liza de
los 5 millones de personas de la clase obrera podría resultar decisiva. A través
de las numerosas huelgas, los trabajadores en lucha han ido avanzando en la
construcción de las organizaciones a las que dieron luz en 2007. Existen ya
más de cincuenta sindicatos independientes. Otro factor que puede contribuir a
la radicalización del movimiento es la tenaz resistencia de los pequeños
agricultores frente a las expropiaciones permitidas por la abolición de las leyes
de reforma agraria (los Hermanos Musulmanes votaron a favor de esa inmoral
legislación en el Parlamento con el pretexto de que, para el islam, la propiedad
privada es «sagrada» y la reforma agraria era de inspiración diabólica, es decir,
¡comunista!). Aún más, una vasta masa formada por «los pobres» tomó parte
activa en las manifestaciones de febrero de 2011 y, posteriormente, participa
con frecuencia en los comités populares de barrio «en defensa de la
revolución». Las barbas, los velos y los estilos de vestir de ese «pueblo pobre»
tal vez den la impresión de que la sociedad egipcia es en el fondo «islámica»,
incluso de que quien la moviliza son los Hermanos Musulmanes. En realidad,
cuando los pobres saltaron al escenario, los líderes de dicha organización no
tuvieron otra opción que seguirles la corriente. Hay, por lo tanto, una carrera en
pleno desarrollo: ¿quién será el que consiga formar alianzas efectivas con las
masas aún confusas o, incluso —en una expresión que yo rechazo—,
«disciplinarlas»? ¿Serán los Hermanos Musulmanes y sus socios islamistas
(salafistas), o será la alianza democrática?
Se está produciendo en Egipto un llamativo progreso en la construcción de
un frente unido de trabajadores y fuerzas democráticas. En abril de 2011, cinco
partidos de orientación socialista (el Partido Socialista Egipcio, junto a la
Alianza Popular Democrática, formada por una mayoría de los miembros del
antiguo Partido Tagammu, de «izquierda-leal», el Partido Laborista
Democrático, el Partido Socialista Revolucionario, de orientación «trotskista», y
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
134
el Partido Comunista de Egipto, anteriormente un componente del Tagammu)
establecieron una Alianza de Fuerzas Socialistas por la que se comprometieron
a desarrollar sus luchas en común. Paralelamente, el conjunto de todas la
fuerzas políticas y sociales activas del movimiento (los partidos de orientación
socialista, los diversos partidos democráticos, los sindicatos independientes,
las organizaciones campesinas, las redes de gente joven y las numerosas
asociaciones sociales) establecieron el Maglis Watany, un Consejo Nacional
que cuenta con 150 miembros y en el que los Hermanos Musulmanes y los
partidos derechistas rechazaron participar, con lo que solo reafirmaron su bien
conocida oposición a mantener la continuidad del movimiento revolucionario.
La oposición al movimiento democrático: el bloque reaccionario
Igual que en anteriores períodos de luchas crecientes, el movimiento
democrático, social y antiimperialista se enfrenta en Egipto a un poderoso
bloque reaccionario. Tal vez sea posible identificar dicho bloque por su
composición social, sus clases componentes, pero es igual de importante
definirlo por sus medios de intervención política y por el discurso ideológico al
servicio de dicha política.
En términos sociales, el bloque reaccionario está liderado por la burguesía
egipcia en su conjunto. Las formas de acumulación dependiente que han
operado a lo largo de los últimos cuarenta años han producido el ascenso de
una rica burguesía, la única beneficiaria de la escandalosa desigualdad que ha
acompañado al modelo de «liberalismo globalizado». Se trata de unas decenas
de miles, no de «empresarios innovadores», como gusta de calificarlos al
Banco Mundial, sino de millonarios y billonarios que deben por completo su
fortuna a la connivencia con el aparato político (en el que la corrupción forma
parte orgánica del sistema). Es esta una burguesía compradora (aunque en el
lenguaje político habitual en Egipto, la gente los denomina «parásitos
corruptos»). Son ellos los partidarios activos de que Egipto se sitúe en el seno
de la globalización imperialista contemporánea como un aliado incondicional de
los Estados Unidos. En sus filas, esta burguesía cuenta con numerosos
generales del ejército y de la policía, con «civiles» con conexiones con el
Estado y con el Partido Nacional Democrático creado por Sadat y Mubarak, así
como con personalidades religiosas: el conjunto de los líderes de los Hermanos
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
135
Musulmanes y los jeques más notorios de la Universidad Al Azhar son todos
ellos «billonarios». Es cierto que existe también una burguesía de activos
pequeños y medianos empresarios. Pero estos son las víctimas del sistema de
extorsión levantado por la burguesía compradora, reducidos al estatus de
subcontratistas subordinados a las órdenes de los monopolios locales, que son
ellos mismos meros cinturones de transmisión de los monopolios exteriores.
Este sistema es la regla general en la industria de la construcción: los
«grandes» se hacen con los contratos estatales y, a continuación, subcontratan
el trabajo a los «pequeños». Esta burguesía auténticamente emprendedora
simpatiza con el movimiento democrático.
La facción rural del bloque reaccionario no es menos importante. La
componen agricultores ricos que fueron los principales beneficiarios de la
reforma agraria de Nasser y que sustituyeron a la antigua clase de los
terratenientes adinerados. Las cooperativas agrarias iniciadas por el régimen
de Nasser incluían tanto a agricultores ricos como pobres y, por eso mismo,
beneficiaban a los ricos. Sin embargo, el régimen disponía también de medidas
para limitar el posible abuso de los campesinos pobres. Una vez abandonadas
estas por iniciativa de Sadat y Mubarak y a instancias del Banco Mundial, la
gente rural adinerada se afanó en acelerar la eliminación de los agricultores
pobres. En el Egipto moderno, los ricos rurales han constituido siempre una
clase reaccionaria, y ahora más que nunca. Son también los principales
promotores del islam conservador en el campo, y dominan la vida social rural
gracias a sus estrechas relaciones, con frecuencia familiares, con los
funcionarios del Estado y los aparatos religiosos (en Egipto, la Universidad Al
Azhar disfruta de un estatus equivalente al de una iglesia musulmana
organizada). Y aún más, gran parte de las clases medias urbanas (sobre todo
los oficiales del ejército y de la policía, pero también los tecnócratas y los
profesionales de la medicina y del derecho) proceden directamente de esa
clase rural adinerada.
Ese bloque reaccionario dispone de poderosos instrumentos políticos: las
fuerzas militares y policiales, las instituciones del Estado, el privilegiado partido
político Nacional Democrático, creado por Sadat (un partido único de facto), y
las facciones del islam político (los Hermanos Musulmanes y los salafistas). La
asistencia militar que proporcionan los Estados Unidos al ejército egipcio (unos
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
136
1.500 millones de dólares anuales) jamás se ha destinado a la capacidad
defensiva del país. Por el contrario, su efecto ha sido peligrosamente
destructivo debido a la sistemática corrupción que, con el mayor cinismo, no
solo era un hecho conocido y tolerado, sino también activamente fomentado.
Esa «ayuda» permitía que las más altas instancias se apropiaran de
importantes porciones de la economía compradora de Egipto, hasta el punto de
que la expresión «Ejército S.A.» (Sharika al geish) llegó a convertirse en algo
común. Así pues, la Alta Comandancia, que asumió la responsabilidad de dirigir
la transición, no es en absoluto «neutral», pese a los esfuerzos por aparentarlo
y distanciarse de las actuaciones represivas. El gobierno «civil» por ella elegido
y que a ella obedece, compuesto en su mayoría por los hombres menos
visibles del régimen anterior, ha adoptado una serie de medidas absolutamente
reaccionarias destinadas a bloquear cualquier atisbo de radicalización del
movimiento. Entre ellas figuran una ley antihuelga indecente (so pretexto de la
recuperación económica) y una legislación que impone severas restricciones a
la creación de partidos políticos con el objetivo de limitar el juego electoral a las
tendencias del islam político (sobre todo los Hermanos Musulmanes), ya bien
organizadas gracias al apoyo sistemático recibido del antiguo régimen. Sin
embargo, y a pesar de todo, la actitud del ejército sigue siendo, en el fondo,
imprevisible. Pese a la corrupción de los cuadros militares (los soldados rasos
son reclutas; los oficiales, profesionales), el sentimiento nacionalista aún no ha
desaparecido del todo. Además, el ejército lamenta haber perdido la mayoría
de su poder a favor de la policía. En tales circunstancias, y dado que el
movimiento ha expresado enérgicamente su voluntad de excluir al ejército de la
dirección política del país, es muy probable que en el futuro la Alta
Comandancia intente permanecer entre bastidores en lugar de presentar a sus
propios candidatos a las próximas elecciones.
Aunque está claro que el aparato policial ha quedado intacto (la idea de
procesarlo no se ha contemplado), igual que el aparato del Estado en general
(los nuevos gobernantes son todos ellos figuras veteranas del régimen), el
Partido Nacional Democrático se desvanecido en medio de la tormenta, y se ha
ordenado su disolución legal. Sin embargo, podemos tener la certeza de que la
burguesía egipcia se asegurará de que el partido renazca con otra etiqueta (o
etiquetas).
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
137
El islam político
Los Hermanos Musulmanes constituyen la única fuerza política cuya
existencia no fue meramente tolerada, sino activamente fomentada, por el
régimen anterior. Sadat y Mubarak les otorgaron el control de tres instituciones
fundamentales: la educación, los tribunales y la televisión. Los Hermanos
Musulmanes jamás han sido, ni podrán ser, «moderados», por no decir
«democráticos». Su líder —el murchid, palabra árabe que significa «guía»,
Führer— es autoproclamado, y la organización se basa en el principio de
obediencia disciplinada de las órdenes del líder, sin discusión alguna. La
dirección la forman en su totalidad un conjunto de hombres extremadamente
ricos (gracias, en parte, a la financiación saudita, es decir, de Washington); el
segundo nivel de dirección lo componen hombres procedentes de sectores
oscurantistas de las clases medias; las bases son personas de clase baja
reclutadas a través de las instituciones de caridad que gestiona la Hermandad
(también financiadas por los sauditas), y el brazo ejecutor está formado por
milicias (los baltaguis) reclutadas entre los delincuentes.
Los Hermanos Musulmanes están comprometidos con un sistema económico
basado en el mercado y de completa dependencia exterior. En realidad, son
uno de los elementos de la burguesía compradora. Se han manifestado en
contra de las grandes huelgas de la clase trabajadora y en contra de las luchas
de los agricultores pobres por conservar las tierras. Por lo tanto, los Hermanos
Musulmanes son solo «moderados» en el doble sentido de que renuncian a
presentar cualquier tipo de programa económico y social, con lo que de hecho
aceptan las políticas neoliberales sin cuestionarlas, y de que se someten de
facto a la imposición del control estadounidense en la región y en el mundo.
Son, pues, útiles aliados de Washington (¿acaso tienen los Estados Unidos un
mejor aliado que el patrón que los financia, la Arabia Saudita?), un Washington
que ahora da fe de las «credenciales democráticas» de los Hermanos.
Y no obstante, los Estados Unidos no pueden admitir que su objetivo
estratégico es establecer en la región regímenes «islámicos». Deben fingir que
eso «les asusta». Legitiman así una «guerra permanente contra el terrorismo»
que, en realidad, tiene otros objetivos: el control militar de todo el planeta para
garantizar que la tríada formada por Estados Unidos, Europa y Japón conserva
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
138
el acceso exclusivo a sus recursos. Otros de los efectos beneficiosos de esa
duplicidad es que le permite movilizar los elementos «islamófobos» de su
opinión pública. Europa, como es bien sabido, no posee una estrategia propia
en la región, y se contenta con aceptar cotidianamente las decisiones de
Washington. Más que nunca, es ahora necesario señalar con claridad la
verdadera duplicidad de la estrategia estadounidense, que ha manipulado con
notable efectividad las opiniones de un público engañado. Los Estados Unidos
(con la complicidad de Europa) lo que más temen es un Egipto verdaderamente
democrático que, seguramente, daría la espalda al alineamiento con el
liberalismo económico y con la agresiva estrategia de la OTAN y los Estados
Unidos. Harán todo cuanto esté en su mano para evitar un Egipto democrático
y, a tal fin, prestarán su apoyo (hipócritamente disfrazado) a la alternativa que
representan los Hermanos Musulmanes, que, según ha quedado demostrado,
son solo una minoría dentro del movimiento del pueblo egipcio a favor de un
cambio real.
El choque entre las potencias imperialistas y el islam político no es, por
supuesto, un fenómeno nuevo ni limitado a Egipto. Los Hermanos
Musulmanes, desde su fundación en 1927 hasta la actualidad, han constituido
siempre un útil aliado del imperialismo y del bloque reaccionario local. Siempre
han sido un fiero enemigo de los movimientos democráticos egipcios. Y los
multimillonarios que ahora dirigen la Hermandad no están predestinados a
pasarse a la causa democrática. En todo el mundo musulmán, el islam político
es con toda certeza un aliado estratégico de los Estados Unidos y sus socios
minoritarios de la OTAN. Washington armó y financió a los talibanes, a quienes
bautizó como «luchadores por la libertad», en la guerra librada contra el
régimen nacional/popular (tachado de «comunista») de Afganistán antes,
durante y después de la intervención soviética. Cuando los talibanes cerraron
las escuelas para chicas creadas por los «comunistas», no les faltaron los
«demócratas», e incluso «feministas», que aseguraron que ¡era preciso
«respetar las tradiciones»!
En Egipto, los Hermanos Musulmanes cuentan ahora con el apoyo de la
tendencia «tradicionalista» salafista, que también recibe generosa financiación
de los Estados del Golfo. Los salafistas (wahabitas fanáticos e intolerantes con
cualquier otra interpretación del islam) no ocultan su extremismo, y están
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
139
detrás de una campaña sistemática de asesinato de coptos. Es difícil de
concebir que dichas operaciones pudieran llevarse a cabo sin el apoyo tácito
(y, en ocasiones, con una complicidad aún mayor) del aparato estatal, sobre
todo de los tribunales, que prácticamente les han sido entregados a los
Hermanos Musulmanes. Esa peculiar división del trabajo permite que los
Hermanos Musulmanes parezcan moderados, que es lo que Washington finge
creer.
Sin embargo, cabe esperar violentos choques entre grupos religiosos
islamistas en Egipto, ya que históricamente el islam egipcio ha sido
principalmente sufí e, incluso en la actualidad, las hermandades sufíes agrupan
a 15 millones de musulmanes egipcios. El sufismo representa un islam abierto
y tolerante, que insiste en la importancia de las creencias individuales más que
en las prácticas rituales («hay tantas vías hasta Dios como individuos», afirma).
Los poderes estatales siempre han recelado enormemente del sufismo aunque,
siguiendo la táctica del palo y la zanahoria, han tenido cuidado de no declararle
una guerra abierta.
El islam wahabita de los Estados del Golfo se halla en el polo opuesto al del
sufismo: es arcaico, ritualista, conformista; considera enemiga cualquier
interpretación que no sea la repetición de los textos elegidos; y es enemiga de
cualquier espíritu crítico (que, para dicha corriente, no es sino obra del diablo).
El islam wahabita se considera en guerra contra el sufismo, el cual quiere
aniquilar, y para ello cuenta con el apoyo de la autoridades que detentan el
poder. En respuesta a ello, los sufíes contemporáneos son secularistas, incluso
seculares: invocan la separación de política y religión (del poder estatal y las
autoridades religiosas de Al Azhar que este reconoce). Los sufíes son aliados
del movimiento democrático. La introducción del islam wahabita en Egipto la
inició Rachid Reda en la década de 1920, y los Hermanos Musulmanes
prosiguieron con ella después de 1927. Sin embargo, este solo cobró auténtico
vigor tras la Segunda Guerra Mundial, cuando las rentas del petróleo de los
Estados del Golfo, apoyados por los Estados Unidos como aliados en el
conflicto contra la oleada de luchas de liberación nacional de la década de
1960, multiplicaron sus medios económicos.
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
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La estrategia estadounidense: el modelo de Pakistán
Las tres potencias dominantes en Oriente Medio durante el período de marea
baja contestataria (1967-2011) eran los Estados Unidos —los jefes del
sistema—, Arabia Saudita e Israel. Tres aliados muy próximos que compartían
un mismo pavor a la posibilidad de que surgiera un Egipto democrático. Un
Egipto así solo podía ser antiimperialista y defensor del bienestar. Se apartaría
del liberalismo globalizado, convertiría en insignificantes a los Estados del
Golfo y a los sauditas, reavivaría la solidaridad popular árabe y obligaría a
Israel a reconocer un Estado palestino.
Egipto es una de las piedras angulares de la estrategia estadounidense de
control mundial. El único objetivo de Washington y sus aliados israelíes y
sauditas es abortar el movimiento democrático egipcio y, para eso, quieren
imponer un «régimen islámico» dirigido por los Hermanos Musulmanes: la
única forma que tienen de perpetuar la sumisión de Egipto. Los «discursos
democráticos» de Obama solo sirven para engañar a una opinión pública
ingenua, sobre todo en Estados Unidos y Europa.
Se habla mucho del ejemplo de Turquía para legitimar un gobierno de los
Hermanos Musulmanes («¡convertidos a la democracia!»). Sin embargo, no se
trata más que de una cortina de humo. Porque el ejército turco siempre está
entre bastidores y, a pesar de ser escasamente democrático y fiel aliado de la
OTAN, continúa siendo el garante del «secularismo» turco. El proyecto de
Washington, abiertamente expresado por Hillary Clinton, Obama y los think
tanks a su servicio, se inspira en el modelo pakistaní: un ejército «islámico» en
el trascenio y un gobierno «civil» dirigido por uno o más partidos islámicos
«electos». Claramente, si tenemos presente tal hipótesis, el gobierno
«islámico» de Egipto sería recompensado por su sumisión en los temas
esenciales (la perpetuación del liberalismo económico y de los pretendidos
«tratados de paz» que permiten que Israel prosiga con su política de expansión
territorial) y se le permitiría, en demagógica compensación, que desplegara su
proyecto de «islamización del Estado y de la política» y el asesinato de coptos.
¡Esa es la hermosa democracia que Washington ha diseñado para Egipto!
Evidentemente, Arabia Saudita apoya la realización de dicho proyecto con
todos sus recursos (financieros). Riad sabe perfectamente bien que su
hegemonía regional (en los mundos árabe y musulmán) exige que Egipto
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quede reducido a la insignificancia, lo que se haría realidad gracias a la
«islamización del Estado y de la política» —en realidad, una islamización
wahabita con todos los efectos que ello acarrea, incluidos los pogromos de
coptos y la negación de la igualdad de derechos a las mujeres—.
¿Es posible una islamización así? Tal vez sí, pero a expensas de una
extrema violencia. El campo de batalla aquí es el artículo 2 de la Constitución
del régimen derrocado. Dicho artículo, que estipula que «la sharia (la ley
musulmana) es el origen de la ley», supuso una novedad en la historia política
de Egipto. Ni la Constitución de 1923 ni la de Nasser contenían nada parecido.
Fue Sadat quien lo introdujo en su nueva constitución con el triple apoyo de
Washington («¡es preciso respetar las tradiciones!»), de Riad («el Corán es
cuanta constitución hace falta») y de Tel Aviv («Israel es un Estado judío»).
El proyecto de los Hermanos Musulmanes sigue siendo el de establecer un
Estado teocrático, tal y como demuestra su adhesión al artículo de la
Constitución de Sadat/Mubarak. Más aún, el programa más reciente de la
organización subraya todavía más esa perspectiva medievalista al proponer la
creación de un «consejo de ulemas» con poderes para asegurarse de que toda
ley que se proponga esté conforme con las exigencias de la sharia. Ese
consejo religioso constitucional sería similar al que, en Irán, ejerce la autoridad
suprema por encima del gobierno «electo». Se trata de un régimen de
superpartido religioso único, en el que todos los partidos que defienden el
secularismo pasan a ser «ilegales». Sus miembros, al igual que los no-
musulmanes (coptos), quedarían excluidos, por tanto, de la vida política. Y a
pesar de todo ello, las autoridades de Washington y de Europa hablan como si
hubiera que tomarse en serio las recientes declaraciones, falsas y oportunistas,
de los Hermanos Musulmanes según las cuales renunciaban a su proyecto
teocrático (sin modificar en un ápice su programa). ¿Acaso los expertos de la
CIA no saben leer árabe? La conclusión es ineludible: Washington preferiría a
los Hermanos en el poder, lo que garantizaría que Egipto siguiera bajo su
control y el de la globalización liberal, antes que este estuviera en manos de
demócratas, que muy probablemente cambiarían el estatus subalterno de
Egipto. El recién creado Partido de la Libertad y la Justicia, explícitamente a
imagen del modelo turco, no es más que un instrumento de los Hermanos.
Ofrece la admisión de coptos (!), lo que significa que estos habrán de aceptar el
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Estado teocrático musulmán consagrado por el programa de los Hermanos si
quieren tener algún derecho a «participar» en la vida política de su país.
Pasando a la ofensiva, los Hermanos están creando «sindicatos»,
«organizaciones campesinas» y un intricado conjunto de «partidos políticos» de
diversa denominación cuyo único objetivo es fomentar la división en el seno de
los frentes unidos de trabajadores, agricultores y demócratas que se están
constituyendo —y para ventaja, por supuesto, del bloque
contrarrevolucionario—.
¿Conseguirá el movimiento democrático egipcio que el artículo 2 quede
excluido de la nueva constitución? Solo se puede responder a esta pregunta
regresando al examen de los debates políticos, ideológicos y culturales que
han tenido lugar a lo largo de la historia moderna de Egipto.
De hecho, lo que se observa es que los períodos de marea alta se han
caracterizado por una diversidad de opiniones abiertamente expresadas que
han relegado la religión (siempre presente en la sociedad) a un segundo plano.
Así sucedió durante los dos primeros tercios del siglo XIX (desde Mohamed Ali
hasta el jedive Ismail). El tema de la modernización (en forma de despotismo
ilustrado, más que de democracia) era el que ocupaba el centro de las
discusiones. Lo mismo ocurrió entre 1920 y 1970: la confrontación abierta de
puntos de vista entre los «demócratas burgueses» y los «comunistas» ocupó el
primer plano de los debates hasta el surgimiento del nasserismo. Nasser puso
punto final al debate, y lo sustituyó por un discurso panarabista populista,
aunque también «modernizante». Las contradicciones del sistema abrieron la
puerta al regreso del islam político. Hay que reconocer, por el contrario, que en
las fases de marea baja esa diversidad de opiniones desaparecía y daba paso
al medievalismo, presentado como pensamiento islámico, que se arroga a sí
mismo el monopolio del discurso autorizado por el gobierno. Desde 1880 hasta
1920, los británicos edificaron esa vía de diversión de diversas maneras pero,
sobre todo, mediante el exilio (a Nubia, principalmente) de todos los
pensadores modernistas egipcios y de todos los actores surgidos desde los
tiempos de Mohamed Ali. Aun así, hay que señalar también que la «oposición»
a la ocupación británica vino a emplazarse igualmente dentro de ese consenso
medievalista. La Nahda (iniciada por Afgani y continuada por Mohamed Abdou)
formaba parte de esa desviación, vinculada a las vanas ilusiones que defendía
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el nuevo Partido Nacionalista de Mustafá Kamil y Mohammad Farid. No debería
sorprender que hacia el fin de esa época la desviación acabara desembocando
en los escritos ultrarreaccionarios de Rachid Reda, que posteriormente recogió
Hassan el Banna, fundador de los Hermanos Musulmanes.
Lo mismo sucedió de nuevo en los años de marea baja de 1970 a 2010. El
discurso oficial (de Sadat y Mubarak), perfectamente islamista (como prueba la
inclusión de la sharia en la Constitución y la concesión de poderes
fundamentales a los Hermanos Musulmanes), era el mismo discurso de la falsa
oposición, la única tolerada, que sermoneaba en las mezquitas. Dado que el
citado artículo 2 podría parecer sólidamente anclado en la «opinión general»
(en «la calle», como les gusta llamarla a los expertos estadounidenses), no
deberíamos desestimar los efectos devastadores que ha tenido la
despolarización sistemáticamente impuesta en los períodos de marea baja.
Nunca es fácil volver a escalar la pendiente. Pero tampoco es imposible.
Explícita o implícitamente, en Egipto los debates actuales se centran en las
supuestas dimensiones «culturales» (en realidad, islámicas) de dicho desafío.
Y hay señales que apuntan en una dirección positiva: el movimiento está
logrando que resulte imposible evitar el debate libre (bastaron unas pocas
semanas para que el eslogan de los Hermanos, «el islam es la solución»,
desapareciera de todas las manifestaciones y en estas solo quedaran
reivindicaciones específicas sobre transformaciones concretas de la sociedad:
la libertad de expresar la propia opinión y de crear sindicatos, partidos políticos
y otras organizaciones sociales; la mejora salarial y el derecho al empleo; el
acceso a la propiedad de la tierra, a la escolarización, a la sanidad, etc.) Un
indicio inequívoco: en las elecciones de abril a la organización estudiantil, los
Hermanos, que cinco años antes (cuando su discurso era la única forma
permitida de presunta oposición) habían logrado una aplastante mayoría del
80%, rebajaron su proporción del voto hasta el 20%. Sin embargo, el bando
contrario también ha encontrado formas de eludir el «peligro democrático».
Tras los cambios insignificantes realizados a la Constitución de Mubarak (que
aún continúa vigente), cambios propuestos por un comité formado
exclusivamente por islamistas elegidos por el alto mando militar y aprobados en
un referéndum apresurado que tuvo lugar en abril (con un 23% de voto
negativo según los datos oficiales, y gran parte del voto afirmativo impuesto
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mediante el fraude electoral y un duro chantaje realizado desde las mezquitas),
el artículo 2, evidentemente, se mantuvo en su sitio. Para los elementos
corruptos que aún conservan el poder, las elecciones legislativas y
presidenciales que, bajo esa misma Constitución, están programadas para
octubre/noviembre de 2011, constituyen claramente una ocasión para perpetrar
un enorme fraude democrático. El movimiento democrático, por el contrario,
aspira a una «transición democrática» más a largo plazo que permitiría que su
discurso alcanzara realmente a las grandes capas de las clases bajas
musulmanes que todavía carecen de las claves para comprender los
acontecimientos. Y no obstante, tan pronto como dio inicio la rebelión, Obama
hizo su elección: una transición breve y ordenada (es decir, que no amenazara
el aparato gubernamental), y unas elecciones que otorgarían la victoria a los
islamistas. Como es bien sabido, las «elecciones», en Egipto y en todo el
mundo, no son la mejor manera de asentar una democracia, sino que, a
menudo, son la mejor forma de limitar el progreso hacia la democracia.
Por último, algunas palabras sobre «corrupción». La mayor parte del discurso
que emana del «régimen de transición» se concentra en denunciarla y
amenaza con emprender acciones judiciales. En la actualidad, Mubarak, su
esposa y algunas otras personas se encuentran detenidas, pero aún está por
ver lo que de hecho sucederá con ellos. Sin duda, el discurso sobre la
corrupción es bien recibido, sobre todo por la mayor parte del público ingenuo.
No obstante, el régimen de transición se ocupa de no analizar las causas más
profundas del fenómeno y de no enseñar que la «corrupción» (que se presenta
a la manera del discurso moralizador estadounidense de la inmoralidad
individual) es un componente orgánico y necesario para la formación de la
burguesía (y no solo en el caso de Egipto y de los países del Sur en general,
donde, si aparece una burguesía compradora, la única forma de que eso
sueceda es en asociación con el aparato de Estado). Yo sostengo que, en la
fase de capitalismo monopolista generalizado, la corrupción ha pasado a ser un
componente básico de la reproducción del modelo de acumulación: los
monopolios en busca de rentas necesitan de la complicidad activa del Estado.
Su discurso ideológico (el «virus liberal») proclama que «el Estado no debe
intervenir en la economía», mientras que la práctica es que «el Estado está al
servicio de los monopolios».
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Zona tempestuosa
Mao no se equivocaba al afirmar que el capitalismo realmente existente (lo
que equivale a decir, el capitalismo naturalmente imperialista) no tenía nada
que ofrecer a los pueblos de los tres continentes (la periferia que componen
Asia, África y Latinoamérica, una «minoría» que comprende al 85% de la
población) y que el Sur era una «zona tempestuosa», una zona de reiteradas
revueltas potencialmente (y solo potencialmente) preñadas de avances
revolucionarios hacia la trascendencia socialista del capitalismo.
La «Primavera Árabe» forma parte de esa realidad. Se trata de un caso de
revueltas sociales potencialmente preñadas de alternativas concretas que, a
largo plazo, podrían incluirse dentro de una perspectiva socialista. Es por eso
por lo que el sistema capitalista, el capital monopolista que domina en el plano
mundial, no puede tolerar el desarrollo de ese tipo de movimientos. Movilizará
todos los medios posibles de desestabilización, desde las presiones
económicas hasta las amenazas militares. Apoyará, según las circunstancias,
falsas alternativas fascistas o fascistoides, o la imposición de dictaduras
militares. No hay que creer ni una sola de las palabras salidas de boca de
Obama. Obama es Bush con un discurso de estilo diferente. La duplicidad es
una característica embebida en el discurso de todos los líderes de la tríada
imperialista (Estados Unidos, Europa y Japón).
No pretendo examinar detalladamente en este artículo todos y cada uno de
los movimientos que en la actualidad se están desarrollando en el mundo árabe
(Túnez, Libia, Siria, Yemen y demás). Los componentes de dichos movimientos
difieren de un país a otro, igual que difieren las formas de integración en la
globalización imperialista y las estructuras de los regímenes establecidos en
cada país.
Las revueltas de Túnez fueron el disparo de salida y es seguro que estas
infundieron grandes ánimos a los egipcios. Además, el movimiento tunecino
cuenta con una clara ventaja: el semisecularismo introducido por Bourguiba no
puede ser cuestionado por los islamistas que han regresado del exilio en
Inglaterra. Sin embargo, y al mismo tiempo, el movimiento tunecino parece
incapaz de desafiar el modelo extravertido de desarrollo inherente a la
globalización liberal capitalista.
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
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Libia no es ni Túnez ni Egipto. El grupo gobernante (Gadafi) y las fuerzas que
lo combaten no son análogos en modo alguno a sus equivalentes de Túnez y
Egipto. Gadafi no ha sido nunca más que un bufón, la vaciedad de cuyas ideas
ha quedado plasmada en su tristemente célebre Libro verde. Inserto en una
sociedad aún arcaica, Gadafi podía permitirse alternar discursos «nacionalistas
y socialistas» escasamente conectados con la realidad y, al día siguiente,
proclamar que era un «liberal». Lo hizo para «¡complacer a Occidente!», como
si la elección del liberalismo no tuviera efectos sociales. Y sin embargo, sí que
los tuvo y, como es habitual, empeoró las condiciones de vida de la mayoría de
los libios. Esas nuevas condiciones provocaron la ya bien conocida explosión,
de la que en seguida se aprovecharon los regionalistas y los islamistas políticos
del país. Porque Libia nunca ha existido realmente como nación. Es una región
geográfica que separa el occidente árabe del oriente árabe (el Magreb del
Máshreq). La frontera entre ambos atraviesa justamente por el centro de Libia.
La Cirenaica era históricamente griega y helenística, y después se transformó
en mashrequí. La Tripolitania, por su parte, era romana, y se convirtió en
magrebí. Por eso, el regionalismo siempre ha tenido mucha fuerza en el país.
Nadie sabe a ciencia cierta quiénes son realmente los miembros del Consejo
Nacional de Transición de Bengasi. Tal vez haya demócratas entre ellos, pero
lo que hay son ciertamente islamistas, algunos del peor tipo, además de
regionalistas. El presidente del Consejo Nacional de Transición es Mustafá
Muhammad Abdeljelil, el juez que condenó a muerte a las enfermeras búlgaras,
fue recompensado por Gadafi y fue nombrado ministro de Justicia desde 2007
hasta el 2011. Por eso, el primer ministro de Bulgaria, Boikov, se negó a
reconocer al Consejo, aunque su argumento no tuvo seguimiento alguno ni en
Estados Unidos ni en Europa.
Desde el principio, el «movimiento» en Libia tomó la forma de una revuelta
armada enfrentada al ejército, en lugar de una oleada de manifestaciones
civiles. Y rápidamente la revuelta armada solicitó la ayuda de la OTAN, con lo
que ofrecía a las potencias imperialistas la oportunidad de realizar una
intervención militar. Seguramente, el objetivo no era ni «proteger a los civiles»
ni «la democracia», sino controlar los campos petrolíferos y establecer una
gran base militar en el país. Por supuesto, desde que Gadafi abrazó el
liberalismo, las compañías petroleras occidentales han controlado el petróleo
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libio. Sin embargo, con Gadafi nadie podía estar seguro de nada. ¿Qué pasaría
si el día de mañana cambiara de bando y empezara a confraternizar con chinos
e indios? Más importantes aún que el petróleo posiblemente sean las reservas
acuíferas de Libia. Gadafi estaba sopesando con los países del Sahel africano
un uso posible de dicho recurso, vital para el Sahel. Ahora eso se ha acabado.
Compañías francesas bien conocidas tendrán acceso a los acuíferos para
hacer de ellos un uso «más provechoso», que probablemente consista en la
producción de agrocombustibles. No hay duda de que esa fue la razón de la
pronta y entusiasta implicación de Francia en la «intervención humanitaria».
Sin embargo, hay también otro punto importante. En 1969, Gadafi exigió a
británicos y estadounidenses que abandonaran las bases que tenían en el país
desde la Segunda Guerra Mundial. En la actualidad, Estados Unidos aún debe
encontrar un emplazamiento en África para su Africom (el mando
estadounidense para África, parte importante de su estrategia para el control
militar mundial, y que todavía se ve obligado tener su base en ¡Stuttgart!). La
Unión Africana se ha negado a alojar a dicho mando, y hasta ahora ningún país
africano se ha atrevido a hacerlo. Un lacayo en Trípoli (o en Bengasi)
seguramente aceptaría todas las exigencias de Washington y sus
lugartenientes de la OTAN.
Los diversos elementos que componen la revuelta siria todavía no han dado
a conocer su programa. Indudablemente, el giro hacia la derecha del régimen
baasista, que ha abrazado el neoliberalismo y se ha mostrado singularmente
pasivo con respecto a la ocupación israelí del Golán, está detrás de la
explosión popular. Sin embargo, no se puede descartar la intervención de la
CIA: se habla de que hay grupos que penetran en Daraa por la cercana
frontera con Jordania. La movilización de los Hermanos Musulmanes, que han
figurado detrás de las revueltas de Hama y Homs, tal vez forme parte de la
estrategia de Washington que busca poner fin a la alianza de Siria con Irán,
que ofrece un apoyo esencial a Hezbolá, en el Líbano, y a Hamás, en Gaza.
En Yemen, la unificación del país se produjo gracias a la derrota de las
fuerzas progresistas que gobernaban en un Yemen de Sur independiente.
¿Podría ser que el movimiento significara un renacimiento de dichas fuerzas?
La incertidumbre de que así sea explica la postura dubitativa de Washington y
los Estados del Golfo.
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
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En Bahréin, las revueltas fueron reprimidas en los inicios mismos mediante
masacres y gracias a la intervención del ejército saudita, sin que los medios de
comunicación dominantes (incluida Al Yazira) tuvieran gran cosa que decir al
respecto.
Las «revueltas árabes», aunque constituyen su más reciente expresión, no
son el único ejemplo de la inestabilidad inherente a la «zona tempestuosa».
Una primera oleada de revoluciones, si así cabe denominarlas, ya había
derrocado previamente algunas otras dictaduras en Asia (Filipinas e Indonesia)
y África (Mali), regímenes instalados por el imperialismo y por los bloques
reaccionarios locales. Sin embargo, en esos casos los Estados Unidos y
Europa habían logrado abortar el potencial de los movimientos populares, que
en ocasiones habían contado con gigantescas movilizaciones. En el mundo
árabe, Europa y los Estados Unidos pretenden repetir lo ocurrido en Mali,
Indonesia y las Filipinas: «¡cambiarlo todo para que nada cambie!». En estos
últimos países, después de que los movimientos populares derrocaran a los
dictadores, las potencias imperialistas se encargaron de preservar sus
intereses fundamentales estableciendo unos gobiernos alineados con los
intereses de su política exterior y con el neoliberalismo. Vale la pena señalar
que, en los países musulmanes (Mali e Indonesia), recurrieron para ello a la
movilización del islam político.
Por el contrario, en Sudamérica, la oleada de movimientos de emancipación
que se produjo en el continente permitió avances reales en tres direcciones: la
democratización del Estado y de la sociedad; la adopción de posturas
sistemáticamente antiimperialistas, y la entrada en la vía de las reformas
sociales progresistas.
El discurso que domina los medios de comunicación de masas compara las
«revueltas democráticas» del Tercer Mundo con las que pusieron fin al
«socialismo» de la Europa del Este tras la caída del Muro de Berlín. La
comparación no es más que un fraude, pura y llanamente. Fueran cuales
fueran las razones (comprensibles) de las revueltas de la Europa del Este,
estas defendían la perspectiva de que la Europa Occidental acabara
anexionándose la región (para provecho, principalmente, de Alemania). De
hecho, reducidos desde entonces al papel de periferia de la Europa capitalista
desarrollada, los países de la Europa del Este aún están pendientes de
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
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experimentar unas revueltas genuinas, y ya hay signos que apuntan en esa
dirección, sobre todo en la ex Yugoslavia.
Es posible prever revueltas potencialmente preñadas de avances
revolucionarios en los tres continentes que, ahora más que nunca, conforman
esa zona tempestuosa la cual, por esa misma razón, sirve para refutar todo ese
discurso empalagoso sobre «el carácter eterno del capitalismo» y sobre la
estabilidad, la paz y los progresos democráticos que se le atribuyen. Sin
embargo, esas revueltas, para llegar a generar avances revolucionarios,
habrán de superar numerosos obstáculos. Por un lado, tendrán que superar la
debilidad de los movimientos, alcanzar una convergencia positiva entre sus
distintos componentes, formular y poner en práctica estrategias efectivas; por
otra parte, tendrán que sobreponerse a las intervenciones (incluidas las
intervenciones militares) de la tríada imperialista. Debe prohibirse toda
intervención militar de los Estados Unidos y la OTAN en los asuntos de los
países del Sur bajo cualquier pretexto, aun si se trata de intervenciones
aparentemente benignas y «humanitarias». Lo que el imperialismo pretende es
impedir la democracia y el progreso social en dichos países. Cuando la batalla
esté ganada, los lacayos que este coloque en el poder seguirán siendo
enemigos de la democracia. Solo podemos lamentar profundamente que la
«izquierda» europea, aun cuando se autocalifica de radical, carece de toda
comprensión de lo que realmente es el imperialismo.
El discurso que hoy prevalece exige el cumplimiento de la «legislación
internacional» y autoriza, en principio, la intervención siempre que se violen los
derechos fundamentales de las personas. Sin embargo, no se dan por ninguna
parte las condiciones necesarias que permitirían un avance en dicha dirección.
La «comunidad internacional» no existe. Esta equivale a la diplomacia
estadounidense, seguida automáticamente por las diplomacias europeas. No
es preciso enumerar la larga lista de más que desafortunadas intervenciones
(por ejemplo, en Irak) de nefastas consecuencias. Tampoco cabe citar la
«doble moral» presente en todas ellas (evidentemente, basta con pensar en los
derechos violados de los palestinos y en el apoyo incondicional a Israel, o en
las innumerables dictaduras que aún reciben apoyo en África).
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
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La primavera de los pueblos del Sur y el otoño del capitalismo
La «primavera» de los pueblos árabes guarda una cierta afinidad con la
experimentada por Latinoamérica durante dos décadas. Representa lo que he
denominado una segunda oleada del despertar de los pueblos del Sur. La
primera oleada se produjo durante el siglo XX, y finalizó con la contraofensiva
del capitalismo/imperialismo neoliberal. Este segundo despertar está cobrando
diversas formas: desde explosiones contra las autocracias que han unido su
destino al neoliberalismo, hasta desafíos de los «países emergentes» contra el
propio orden internacional. Esta nueva primavera del Sur coincide con el
«otoño del capitalismo» que representa el declive del capitalismo de
monopolios globalizados, financiarizados y generalizados. Igual que los del
siglo precedente, los movimientos actuales han dado comienzo cuando los
pueblos y estados de la periferia del sistema han recuperado su independencia
y han retomado la iniciativa de transformar el mundo. Así pues, se trata sobre
todo de movimientos antiimperialistas y, por lo tanto, solo potencialmente
anticapitalistas.
Si todos esos movimientos consiguieran converger con el otro despertar que
se precisa, el de los trabajadores del núcleo imperialista, podría abrirse una
perspectiva realmente socialista para toda la raza humana. Sin embargo, tal
perspectiva no es en absoluto una «necesidad histórica» predestinada. El
declive del capitalismo podría inaugurar una larga transición hacia el
socialismo, pero también podría, igualmente, colocar a la humanidad en la vía
hacia la barbarie generalizada. El actual proyecto estadounidense de control
militar del planeta mediante las fuerzas armadas, apoyado por los
lugartenientes de la OTAN; la erosión de la democracia en el núcleo de los
países imperialistas; y el rechazo medievalista de la democracia en los países
del Sur que están experimentando revueltas (en forma de delirios
«fundamentalistas» semirreligiosos difundidos por el islam político, el
hinduismo político y el budismo político), todos ellos contribuyen al avance
hacia ese terrible fin. En la actualidad, la lucha por la democratización
secularista es crucial, tanto porque fortalece la emancipación popular como
porque se opone a la barbarie generalizada.
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
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6. ECONOMÍA POLÍTICA DEL LEVANTAMIENTO EGIPCIO DE 2011
STEPHEN MAHER [Artículo publicado en Monthly Review, vol. 63, No. 6, Noviembre de 2011. Stephen Maher (smaher85@gmail.com) es un escritor independiente de Washington, DC. Sus trabajos han aparecido en The Guardian, la International Socialist Review, Truthout y otras publicaciones. Su website es: http://rationalmanifesto.blogspot.com. Se publica con autorización de Monthly Review Press.Traducción de Salvador Aguilar.]
No pasó mucho tiempo entre el anuncio del vicepresidente egipcio, Omar
Suleiman, de que Hosni Mubarak estaba a punto de dimitir de su puesto de
presidente y la visita al país de la secretaria de Estado norteamericana Hillary
Clinton, que felicitó al pueblo egipcio por lo que consideró un trabajo bien
hecho. Los revolucionarios, según ella, habían alcanzado su objetivo. Todo el
mundo podía irse a casa, sentirse orgulloso del logro histórico conseguido y
dejar la limpieza final a los adultos responsables, es decir, a los Estados
Unidos y a sus estrechos aliados, los militares egipcios, que han gobernado
Egipto desde 1952. Para probar que no había resentimiento alguno contra los
egipcios por haber derrocado a uno de los aliados más próximos e importantes
de Estados Unidos en el mundo árabe, el FMI, el Banco Mundial y el G-8, y los
propios Estados Unidos, las mismas entidades responsables del apoyo recibido
por el régimen de Mubarak durante treinta años y de la imposición a Egipto de
programas draconianos de corte neoliberal, han aumentado hasta los 15.000
millones de dólares la ayuda crediticia a Egipto y Túnez para asistirles en sus
transiciones democráticas. Esta generosidad exige preguntarse por qué los
gobiernos occidentales, y las instituciones financieras internacionales (IFI)
estrechamente vinculadas a ellos, compiten en sus afanes por mostrar esa
generosidad ante los revolucionarios y por exhibir su apoyo al progreso de
Oriente Medio.
Los sistemas ideológicos occidentales y la propaganda del establishment
egipcio han reproducido en gran parte el mensaje implícito de Clinton de que
hay un enfrentamiento entre un capitalismo «malo» y otro «bueno», de manera
que se ha apartado a Mubarak y a su pandilla de asociados «corruptos» y
ahora se puede restaurar el equilibrio benevolente del sistema mediante la
sustitución de los malos chicos por los buenos, que serán seleccionados por
medio de unas elecciones supervisadas por un ejército egipcio que cuenta con
el beneplácito y apoyo de Estados Unidos. De acuerdo con esto, y como dejan
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
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claro los acontecimientos recientes, el compromiso de las IFI y de los gobiernos
occidentales con la «justicia social» se produce a condición de que prosiga la
transformación neoliberal de la sociedad egipcia que ha estado avanzando
durante décadas. Sin embargo, ¿el problema al que se enfrentan los egipcios
es meramente una prolongada serie de anomalías relacionadas con la
corrupción o es el sistema como tal? ¿Es adecuada la democracia liberal
capitalista para satisfacer las demandas de la revolución? ¿Existe el potencial
para algo más? En este punto, no podemos dejar de lado lo que es la pregunta
esencial: ¿Cómo se relacionan el levantamiento egipcio y la nueva realidad que
está contribuyendo a crear con el capitalismo global?
Los revolucionarios egipcios, conscientemente o no, están cuestionando
directamente el dominio del capital. Las IFI y los gobiernos occidentales,
temerosos de las consecuencias de un giro explícitamente anticapitalista del
movimiento, se han afanado por garantizar que Egipto permanezca integrado
en el sistema capitalista global. La «generosidad» de Occidente es un medio
para establecer una potente influencia sobre el futuro de Egipto. Manteniendo
su economía endeudada, la capacidad para cerrar el grifo del crédito puede
usarse para mantener a Egipto fuertemente vinculado con el capital extranjero
y fortalecer el dominio que ejercen el ejército egipcio y su burguesía aliada ante
la posibilidad de una revuelta popular. Medidas como estas se activan bajo la
máscara de una transición ordenada después del gobierno de Mubarak, ayuda
económica para los pobres, y elecciones generales libres y justas. Al ponerlas
en marcha, Occidente y sus aliados dentro de Egipto intentan desmovilizar el
levantamiento popular y limitar el potencial de la revolución para reconfigurar la
sociedad egipcia.
La transformación neoliberal de Egipto
Desde la muerte del líder nacionalista Gamal Abdel Nasser hace treinta años,
Egipto se ha embarcado en un proceso de neoliberalización en gran parte
instigado por Occidente. Al sacar al país del colonialismo y el feudalismo,
Nasser creó una economía autoritaria y fuertemente centralizada. Después de
que Egipto fuera triturado y vencido por Israel en 1967, Anuar Sadat, el sucesor
de Nasser, firmó un tratado de paz con Israel en 1978 avalado por Washington
y, con ello, abrió las puertas al ingreso egipcio en el sistema imperial
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norteamericano. Mientras que la ayuda de EE.UU. al régimen egipcio crecía
rápidamente, Sadat iniciaba una política de infitah (apertura) que puso en
marcha la transformación neoliberal del país y vinculaba su economía al capital
internacional, proceso que Mubarak aceleró después del asesinato de Sadat en
1981. Cuando en 1982-1990 la crisis de la deuda forzó a Egipto a acudir al
Club multinacional de París para su reestructuración, el FMI impuso un
programa de ajuste estructural de orientación neoliberal como condición para
que el flujo de crédito no se detuviera. Las condiciones del FMI forzaron al
Gobierno a recortar el gasto en servicios sociales, relajar los controles de
precios, rebajar los subsidios, desregular y privatizar industrias, poner la
inflación bajo control y liberalizar los flujos de capital. Este programa
interrumpió la enorme solidaridad regional del nacionalismo árabe durante los
años de Nasser y consolidó el poder de una clase dominante vinculada al
capital global que prescindió por completo de las desastrosas consecuencias
que eso implicaba para las clases bajas.
Para las relaciones sociales en Egipto, la transformación tuvo consecuencias
de gran alcance, entre ellas una creciente desigualdad, pobreza e inseguridad
social que afectaron a las clases bajas, así como una exclusión violenta de los
millones de personas que fueron condenadas a la más abyecta miseria. El
Estado neoliberal desmanteló las protecciones sociales, vaciando y
privatizando el sistema egipcio de salud pública y otros servicios sociales al
mismo tiempo que numerosas industrias de propiedad estatal. Solo durante el
gobierno de Mubarak, los subsidios alimentarios se redujeron en más de un
50% al tiempo que la privatización frecuentemente equivalía a «menor
estabilidad laboral, más horas de trabajo y un menor nivel de servicios sociales
para los trabajadores», como indica un informe reciente del Centro de
Solidaridad, lo que significaba un medio muy efectivo de disciplinar a la fuerza
de trabajo.86 De hecho, y según la Organización Internacional del Trabajo
(OIT), Egipto se sitúa entre los veinticinco peores violadores mundiales de los
derechos laborales, lo que contrasta con el hecho de que los aliados políticos
del régimen se beneficiaron enormemente de los procesos privatizadores
mencionados. Los activos públicos se entregaron a una oligarquía interior que
86
Joel Beinin, «Egyptian workers demand a living wage», Middle East Channel, 12.05.2010, http://mideast.foreignpolicy.com.
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incluía a numerosos miembros de la clase de oficiales del ejército, con lo que
se formó una nueva clase capitalista estrechamente vinculada al aparato del
Estado. Quedaron establecidos tanto un ciclo de deuda, por medio de la cual
los financieros occidentales extraían enormes riquezas del país, como una
corriente creciente de Inversión Extranjera Directa, lo que significaba que los
vastos nuevos excedentes extraídos de los trabajadores egipcios se dividían
entre la nueva clase dominante egipcia y sus apoyos occidentales.
El Egipto bajo dominio de Mubarak conoció un considerable crecimiento
económico. El PIB (Producto Interior Bruto) per cápita entre 1981 y 2006 se
multiplicó por cuatro (en términos de paridad de poder adquisitivo, que es un
método para comparar la actividad económica entre países manteniendo
constantes las tasas de intercambio de divisas entre los mismos). Sin embargo,
este crecimiento fue acompañado, coincidiendo con el momento de la dimisión
de Mubarak, por una progresiva desigualdad que «alcanzó unos niveles nunca
vistos con anterioridad en la historia moderna de Egipto».87 Pese a los
incrementos en producción y riqueza, los salarios reales no crecieron en igual
proporción y, de hecho, en muchos casos en realidad declinaron. El salario
mínimo egipcio, por ejemplo, ha permanecido inalterado durante veintiséis
años, pese a los incrementos de la productividad y una inflación significativa,
en particular en los precios de los bienes de consumo. Una mayoría de obreros
trabajan durante largas horas (según la OIT, el egipcio o egipcia promedio
trabaja cuarenta y ocho horas semanales) y reciben un salario que no alcanza
a cubrir las necesidades básicas. No es excepcional que los empresarios
simplemente se abstengan de pagar por completo a sus empleados. En pocas
palabras, los programas neoliberales sirvieron para consolidar el poder de la
clase dominante egipcia y concentrar la enorme nueva riqueza generada en el
país en manos de los más ricos, quienes se hicieron con una creciente porción
de la rápidamente creciente tarta mientras que las clases bajas veían declinar
su parte (para los detalles, véanse las figuras 1 y 2).88
87
Yasser El-Shimy, «Egypt’s struggle for freedom», Foreign Policy, 27.01.2011, http://www.foreignpolicy.com. Para los datos sobre el crecimiento del PIB per cápita, véase «World Economic and Financial Surveys, World Economic Outlook Database, abril de 2006», http://imf.org. 88
«World Development Indicators, 1960-2008», ficha de datos obtenida de ProQuest Statistical Datasets, 2011, http://web.lexis-nexis.com/statuniv.
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
155
FIGURA 1 Participación en los ingresos en Egipto. 10% superior y 20% inferior, 1996-2005
Fuente: Banco Mundial
89
89
Ibid.
Participación en los ingresos en manos del 20% inferior
Participación en los ingresos en manos del 10% superior
po
rcen
taje
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
156
FIGURA 2 Pobreza, desempleo y malnutrición en Egipto, 2000-2008
Fuente: Banco Mundial
90
Tampoco las estructuras institucionales existentes proporcionan a los
trabajadores un medio para compensar sus agravios. Dejando de lado la
naturaleza no democrática del aparato del Estado, la FES (Federación Egipcia
de Sindicatos, ETUF por sus siglas en inglés), que es manifiestamente la
organización representativa de los trabajadores, estaba dominada por el
régimen y había prestado apoyo a los programas neoliberales de privatización
que tan desastrosos fueron para la fuerza de trabajo y los pobres. Después de
que el primer ministro Ahmad Nazif y su Gobierno reformista ocuparan sus
cargos en 2004 y empezaran a imponer el programa neoliberal con renovado
vigor, las crecientes desigualdades y las relaciones sociales basadas en la
90
Ibid.
Ratio de pobreza según la línea de pobreza nacional (% población)
Incidencia de la malnutrición, peso por edades (% niños de menos de 5)
Desempleo, total (% de la fuerza de trabajo total)
po
rcen
taje
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
157
explotación fueron conduciendo a los trabajadores a ejercer presión contra la
clase dominante desde el interior de los lugares de trabajo.
Una ola sin precedentes de huelgas y piquetes, a la que se opuso la FES,
empezó a afectar a la producción: entre 2004 y 2010 se produjeron en Egipto
más de 3.000 acciones laborales. Los primeros sectores en ser alcanzados por
las huelgas fueron los de ropa y textil, pero pronto se les unieron los
trabajadores de la construcción, del transporte, del procesamiento de alimentos
e, incluso, del sistema del metro de El Cairo. Cuando en 2007 los precios de
los alimentos subieron repentinamente un 24% durante la crisis mundial de los
alimentos, desencadenando con ello motines masivos de subsistencia, la
cólera por las condiciones sociales existentes se disparó. Con 55 millones de
personas, alrededor del 75% de la población, gastando en alimentación la
mayor parte de sus ingresos, la conciencia de la clase obrera empezó a
reorientarse con consecuencias dramáticas: el miedo a las fuerzas internas de
seguridad, tan temidas, fue superado por el hambre y la desesperación. En
contradicción con los principios neoliberales adoptados por el régimen, el
Estado se vio forzado a poner en práctica un programa de subsidios ampliados
con objeto de estabilizar los precios.
Entre tanto, un destacado movimiento obrero empezó a cobrar forma en las
ciudades industriales egipcias, como Mahalla. En 2006, los 25.000 trabajadores
empleados por Misr Spinning & Weaving91 entraron en huelga en lo que fue la
más importante acción obrera antes del desalojo de Mubarak. El 6 de abril de
2008, de nuevo, una manifestación en Mahalla alcanzó en pocas horas los
miles de personas, una acción que, en palabras de unos antiguos funcionarios
del régimen,92 «captó la atención de todo el país» y «sacudió al Régimen hasta
el tuétano». Los manifestantes marcharon por las calles cantando eslóganes
anti-Mubarak, se enfrentaron a la policía, quemaron vehículos y, en actitud
triunfal, descolgaron un retrato de Mubarak. La protesta constituyó un éxito
rotundo y consiguió la concesión de primas y aumentos salariales, y quizá más
importante, desencadenó lo que ha dado en llamarse Movimiento del 6 de Abril,
que atrajo a un gran número de jóvenes partidarios en Facebook y fue la
91
Empresa textil de propiedad estatal. [T.] 92
Anand Gopal, «Egypt’s Cauldron of Revolt», Foreign Policy, 16.02.2011, http://foreignpolicy.com.
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
158
génesis de la poderosa alianza que traería la revolución a Egipto y haría caer
una dictadura pocos años después. El movimiento continuó acumulando
fuerzas a finales de 2009, cuando los recaudadores de impuestos municipales
organizaron en El Cairo una sentada callejera con 10.000 participantes y de
tres días de duración que consiguió un 325% de incremento salarial y el
derecho a formar un sindicato independiente, el primero de la historia egipcia
moderna. En 2010, trabajadores procedentes de una docena de centros de
trabajo establecieron «una presencia permanente de sectores disidentes de la
clase obrera en el centro comercial de El Cairo», con lo que llevaron a cabo
una sentada de varios meses de duración enfrente mismo del Parlamento.93
Como cabía esperar, las instituciones financieras neoliberales mostraron
escasa simpatía por las víctimas de sus prescripciones en forma de políticas
públicas. Pese a las ruinosas consecuencias de esas medidas para las clases
bajas, el FMI y el Banco Mundial defendieron una y otra vez a Egipto como un
modelo para la reforma neoliberal. El ministro de finanzas de Mubarak, Youssef
Boutros-Ghali, fue nombrado en 2008 Presidente del Comité Financiero del
FMI. En septiembre de 2009, el Banco Mundial designó con orgullo a Egipto
uno de «los 10 países reformistas más activos del mundo» por cuarta vez. En
febrero de 2011, justo unos días antes de la insurrección revolucionaria, el FMI
hizo público un fervoroso informe sobre la economía egipcia donde declaraba
que «el desempeño económico ha sido mejor de lo esperado» y ensalzaba «la
cuidadosa gestión fiscal» del Gobierno.
Algo no mencionado en la «desenvoltura para hacer rankings de negocios»
del Banco Mundial ni en la evaluación del FMI es la feroz represión estatal de la
oposición al proyecto neoliberal. Más allá de frases retóricas acerca de las
libertades individuales, imponer el neoliberalismo requiere la coerción estatal
para disciplinar a los obreros y amansar a los pobres, así como contener la
disidencia entre la clase media educada. Desde el asesinato del antiguo
presidente Anuar Sadat en 1981, Egipto ha permanecido bajo un continuo
estado de emergencia, lo que ha permitido al aparato del Estado «implicarse en
violaciones masivas y con frecuencia sistémicas de los derechos laborales» a
93
Beinin, op. cit.
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
159
la vez que ejercer la tortura e incluso el asesinato de los críticos del régimen.94
Las restricciones legales impuestas a las ONG han permitido también al
Gobierno poner a las organizaciones obreras en el punto de mira y, con
frecuencia, conducirlas al cierre por la fuerza.
No obstante, a pesar de acciones represivas como estas, el movimiento
social en crecimiento, sin paralelo en la historia moderna de Oriente Medio,
quedó reforzado y ampliado a medida que la progresiva disponibilidad de
nuevas tecnologías vinculaba las fábricas entre sí y forjaba también vínculos
entre socialistas, activistas de Internet y trabajadores. A pesar de que en el
Egipto de 2000 las tecnologías de Internet y del teléfono móvil eran
prácticamente inexistentes, para el año 2009 el 20% de los egipcios disponía
de acceso a Internet y un 70% de la población poseía teléfonos móviles.
Estratos cada vez más amplios de la sociedad egipcia se dieron cuenta de la
capacidad de arrastre del movimiento, con lo que concepciones mentales en
expansión acerca del potencial revolucionario para el futuro empezaron a echar
raíces. Una clase media urbana joven y educada, cuyas ansias de
autoexpresión individual libre quedaron ampliadas por la proliferación de una
cultura de los blog en su mayor parte fuera del alcance del control estatal, entró
en contacto online, pero también físicamente, en las calles de El Cairo, Mahalla
y otros lugares, con el expansivo movimiento de resistencia de los
trabajadores. A medida que el potencial liberador de la base tecnológica fue
tomando forma cada vez más, conciencias en transformación y tecnologías
interactuaron e hicieron posible la forma organizativa radicalmente democrática
que tomó el movimiento. Los vínculos sociales descentralizados y
desregulados promovidos por la explosión de las nuevas tecnologías chocaron
directamente con la estructura de relaciones sociales existente. La alianza
entre el movimiento juvenil urbano naciente y los trabajadores empezó a tomar
cuerpo.
De esta forma acabaron emergiendo los antagonismos decisivos que
impulsaron la transformación social revolucionaria. El aparato del Estado
impuso contundentemente las políticas neoliberales que exacerbaron el
94
Joel Beinin, et al, «Labor protest politics and worker rights in Egypt» [La política de la protesta obrera y los derechos de los trabajadores en Egipto], Carnegie Middle East Center, 17.02.2010, http://carnegie-mec.org.
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
160
conflicto de clases y, en la medida en que los salarios reales caían por debajo
de los niveles de subsistencia, crearon una crisis social. Mientras tanto, las
nuevas tecnologías vincularon entre sí a los insatisfechos, a los explotados y
los marginados, con lo que expandían las concepciones sobre los límites de lo
posible. Una nueva conciencia como esta y la naturaleza no jerárquica de las
tecnologías empleadas se reflejaron en el crecimiento de un movimiento dotado
de una forma organizativa horizontal y descentralizada. Al mismo tiempo,
dentro del proceso productivo, aparecieron fracturas diversas a medida que
trabajadores crecientemente dotados de poder buscaron, por medio de huelgas
y manifestaciones, aplicar presión a la clase dominante y a un autoritario
aparato de Estado incapaz de reaccionar. De forma parecida, una clase media
urbana joven y educada acumulaba frustraciones bajo el peso de la
configuración institucional autoritaria del aparato del Estado. Y con cada nueva
victoria del nuevo movimiento social democrático, el terror utilizado por el
aparato coercitivo del Estado para mantener el orden empezó a tambalearse
mientras crecía el sentido de un empoderamiento popular.
La revolución: tensiones y antagonismos
Durante el año previo que condujo a la insurrección revolucionaria, y a pesar
de los incrementos de los subsidios introducidos por el Gobierno después de
los disturbios de 2008, los precios de los alimentos en Egipto escalaron un
nuevo 30%.95 Esta rápida escalada de los precios fue impulsada, al menos en
parte, por la decisión de la Reserva Federal norteamericana de poner en
práctica un programa de flexibilización cuantitativa [quantitative easing] por un
valor cercano a los 2 billones de dólares que inundó el mercado de liquidez e
infló los precios de los activos valorados en dólares, lo que implicó un
crecimiento claro de los precios de las mercancías que golpeó con mayor
dureza a los países más pobres. Como explica David Harvey, el capital es
incapaz de resolver sus tendencias hacia la crisis, y se limita a moverlas de
sitio. En El enigma del capital, Harvey subraya que es importante «reconocer
este perpetuo reposicionamiento de una barrera a expensas de otra y admitir,
así, las múltiples maneras en que las crisis se forman bajo situaciones
95
David Biello, «Are high food prices fueling revolution in Egypt?», Scientific American blogs, 1.02.2011, http://scientificamerican.com.
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
161
históricas y geográficas diferentes».96 Las instituciones financieras occidentales
buscaban estabilizar el sistema en medio de la crisis de 2009, pero lo que
hicieron fue simplemente reubicarla: los levantamientos que se extendieron a lo
largo y a lo ancho de Oriente Medio fueron parcialmente alimentados por este
repunte de la inflación (la tasa egipcia de inflación se dobló en 2009).
El éxito de la revolución no violenta en Túnez impulsó en Egipto una
radicalización adicional, particularmente entre la clase media urbana, animando
a estos sectores a unirse a los obreros en su creciente oposición al régimen.
Las docenas de miles de protestatarios de El Cairo el 25 de enero pronto
crecieron hasta convertirse en una asamblea de masas, semipermanente, que
concentró a centenares de miles de individuos en la Plaza Tahrir mientras las
palabras e imágenes de la explosión popular se difundían vía tecnologías como
Twitter, Youtube y Facebook. En Tahrir, a medida que emergía la forma
organizativa adecuada a la nueva base tecnológica, los protestatarios dejaron
en suspenso de manera efectiva el poder del Estado.
El carácter no jerárquico de esas tecnologías se reflejó en la forma
organizativa horizontal y carente de liderazgo que asumió la insurrección y que
puso en aprietos la estructura autoritaria de las instituciones estatales, tanto
explícitamente, mediante el acto de la desobediencia civil no violenta, como
implícitamente, al poner en práctica un modelo alternativo de organización
social que era genuinamente anarquista y radicalmente democrático. El 26 de
enero, buscando con ello inhibir el movimiento mediante el acceso al control de
sus soportes tecnológicos, el régimen de Mubarak cerró buena parte del
internet egipcio, a lo que siguió poco después la interrupción de las
comunicaciones por móvil. Mientras, en un intento por probar lo inapropiado del
modelo revolucionario, que buscaba mantener la armonía social en ausencia
de las instituciones del Estado autoritario, el régimen retiró a los policías de las
calles y pagó a muchos de ellos a continuación para que saquearan comercios
y desataran el pánico y la violencia.
Sin embargo, esos esfuerzos no sirvieron de nada. Las tecnologías usadas
por el movimiento eran en su misma esencia antitéticas con un control
autoritario rígido como ese. En un esfuerzo desesperado por detener la
96
David Harvey, The enigma of capital and the crises of capitalism [El enigma del capital y las crisis del capitalismo], Oxford University Press, Nueva York, 2010, p. 117.
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
162
expansión del movimiento, el Estado desató una ola de violencia entre los
manifestantes procedente tanto de la baltagiya (matones civiles pagados por el
régimen) como de las unidades paramilitares de francotiradores vinculadas al
Ministerio del Interior. Según una investigación judicial posterior, cerca de 900
personas fueron asesinadas, en su mayor parte por medio de disparos de
policías francotiradores dirigidos a la cabeza y el pecho, mientras que 6.400
quedaron heridas por miembros de la baltagiya.97 A la vista de estos asaltos,
brotaron de forma espontánea unidades comunitarias de defensa que
protegieron a la gente de tales ataques poniendo en marcha una red de puntos
de control callejero. Puesto que todos los egipcios están obligados a llevar
consigo un carnet de identificación en el que figura su ocupación, resultó fácil
para los que atendían los puntos de control discernir quiénes estaban con la
policía y tomar las medidas apropiadas para proteger a la ciudadanía. Los
protestatarios habían demostrado que el aparato institucional del Estado
autoritario no solo era innecesario y no querido, sino también inferior. Habían
demostrado que un mundo mejor es posible.
Las protestas en la Plaza Tahrir fueron apoyadas por acciones disruptivas de
la producción que llevaron a la economía egipcia a una parálisis. Además de la
evaporación de los ingresos del turismo (6% del PIB), cerraron muchas fábricas
y comercios, así como el sector bancario egipcio, durante la mayor parte de las
tres semanas de protestas que condujeron a la dimisión de Mubarak. La
paralización de la producción y la consiguiente devaluación de activos convirtió
el levantamiento en algo muy costoso para la clase dominante. A pesar de las
advertencias del Ejército que urgían a la gente a «volver al trabajo y cobrar sus
sueldos, y que la vida retorne a la normalidad», la mayor parte de la producción
permaneció interrumpida a un coste de, al menos, 310 millones de dólares por
día según el Banco de Crédito Agrícola.98 Los trabajadores de Mahalla, por
ejemplo, se sumaron a una enorme huelga general de ámbito nacional que
empezó el 9 de febrero, reforzando así crucialmente las manifestaciones
populares de El Cairo y de otros lugares y acelerando la caída de Mubarak. Los
paros laborales estallaron también en los bancos públicos, en el Ministerio del
97
Maggie Michael, «Egypt: at least 846 were killed in protests» [Egipto: al menos 846 muertos en las protestas], Washington Times, 19.04.2011, http://washingtontimes.com. 98
«Egypt unrest: Banks, reopen after week of closure», BBC News, 6.02.2011, http://bbc.co.uk.
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
163
Petróleo y el Gas, en el sector del transporte, en los ministerios de
Telecomunicaciones y de Sanidad y en otros lugares en ciudades de todo el
país.
El 11 de febrero, después de varios intentos de sofocar el levantamiento
mediante cambios cosméticos del régimen, Omar Suleiman, que era el jefe de
las temidas fuerzas de seguridad internas pero, como concesión a los
protestatarios, fue ascendido por Mubarak a la vicepresidencia del Gobierno,
anunció la dimisión de aquél. Pero inmediatamente después de la caída de
Mubarak, los trabajadores dejaron claro mediante un conjunto de huelgas en
las que sumieron a todo el país que no consideraban completa la revolución,
con la consiguiente alarma del capital, tanto interno como internacional. Mayor
dramatismo aún implicaron las marchas sobre El Cairo desde todas partes de
Egipto, poco después de la dimisión de Mubarak, de 5.000 empleados de la
cadena de almacenes Tawfiq al-Nour que obtuvieron una jornada de trabajo de
12 horas y un significativo aumento salarial. «Es el momento de actuar»,
comentó un organizador obrero, «queremos el derrocamiento de todo este
sistema, no solo la eliminación de una persona».99
El futuro: promesa y peligro latente
Las continuas acciones del movimiento obrero y la respuesta desesperada y
temerosa del capital ponen en evidencia que, con el levantamiento, los
manifestantes ponían en cuestión algo más que el régimen egipcio: se
confrontaban también con unos EE.UU. imperiales y con el capitalismo global
en sí. Desde la Segunda Guerra Mundial, la política norteamericana ha
buscado mantener el control de los abastecimientos energéticos de la región,
los más grandes del mundo. A los líderes locales, como Mubarak, se les da
respaldo y se les permite acumular riqueza y poder para sí mismos en
cantidades significativas. A cambio, ellos acceden a operar dentro de un marco
global dominado por los Estados Unidos y sus intereses económicos y
estratégicos. El objetivo norteamericano decisivo en Egipto consiste en impedir
que emerja un régimen que pudiera poner en cuestión la hegemonía de EE.UU.
en Oriente Medio o poner en marcha un modelo social alternativo, no
99
Gopal, «Egypt’s Cauldron of Revolt».
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
164
capitalista, que fuera un ejemplo para otros. En Egipto, uno de los centros
importantes de la vida cultural árabe, la perspectiva de que pudiera emerger un
régimen socialista o antiimperialista con seguridad aterroriza a los centros del
poder occidental.
Como Naomi Klein documenta en The shock doctrine [La doctrina del shock],
el FMI, el Banco Mundial y otras IFI con frecuencia se aprovechan de las crisis
(como por ejemplo la crisis egipcia de la deuda de 1982-1990) para imponer
programas antidemocráticos de neoliberalización a poblaciones confiadas y
«conmocionadas». El propósito de los préstamos y otros tipos de ayuda
propuestos a Egipto, que totalizan algo así como 15.000 millones de dólares,
es consolidar el poder de la clase capitalista y el ejército bajo el disfraz de una
transición ordenada. Esos líderes «responsables» están determinados a
proseguir con el impulso neoliberal, aunque con una fachada de elecciones
libres y de un Estado más contenido que ofrece acomodación a la
autoexpresión individual y permite el derecho a formar partidos políticos. No
hay duda, una precondición interiorizada para la entrega de los préstamos es la
continuada privatización y liberalización de la economía egipcia. Como dijo el
FMI en un informe dirigido a la cumbre del G-8 del 26-27 de mayo, «las
políticas del Gobierno [de Egipto] deben apoyar la existencia de ese entorno
facilitador en el que florece el sector privado».100
A pesar de la prolongada lucha expuesta más arriba, de acuerdo con el relato
ideológico de Occidente la insurrección egipcia fue en gran parte dirigida contra
un puñado de individuos corruptos que impedían que el capitalismo funcionara
adecuadamente, lo que demandaba por tanto que se impusiera el capitalismo
“normal”, «democrático». Según esta perspectiva, ¡la revolución egipcia fue una
revolución pro-mercado! El presidente Obama, ciñéndose a este relato
cuidadosamente construido, anunció un canje de la deuda de 1.000 millones de
dólares (aunque se desinformó sobre ello denominándolo cancelación de la
deuda), por el cual los Estados Unidos aceptaban reducir la carga de la deuda
en la medida en que Egipto aceptara usar el dinero de acuerdo con los deseos
100
Adam Hanieh, «Egypt’s orderly transition? International aid and the rush to structural adjustment» [¿Una transición ordenada en Egipto? La ayuda internacional y la carrera hacia el ajuste estructural], Jadaliyya, 29.05.2011, http://jadaliyya.com.
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
165
de Washington. Y Obama dejó perfectamente claro en qué consistían esos
deseos:
el objetivo debe ser un modelo en el que el proteccionismo ceda el paso a la
apertura, las riendas del comercio pasen de unos pocos a la mayoría, y la
economía genere puestos de trabajo para los jóvenes. El apoyo de
Norteamérica a la democracia, por tanto, se basará en asegurar la estabilidad
financiera promocionando la reforma e integrando los mercados competitivos
entre sí y con la economía global.101
El ciclo de la deuda es otro mecanismo por medio del cual los líderes
internacionales encadenan Egipto al capitalismo global y fuerzan a su Gobierno
a proseguir con las reformas neoliberales. Al perpetuar el ciclo de la deuda, por
el que Egipto necesita acceso constante a nuevo crédito con objeto de atender
su endeudamiento a largo plazo, el país tendrá que hacer cualquier cosa que
sea necesaria para mantener el flujo de préstamos hacia el interior. Este ciclo
de la deuda da como resultado un flujo hacia el exterior de capital desde Egipto
a los prestamistas internacionales. Entre 2000 y 2009, las transferencias netas
que afectan a la deuda egipcia a largo plazo (la diferencia entre préstamos
recibidos y pagos de la deuda) alcanzó los 3.400 millones de dólares. Durante
el mismo período la deuda de Egipto creció un 15%, a pesar del hecho de que
el país retornó un total de 24.600 millones de dólares en préstamos (figura
3).102 Este ciclo de dependencia que se autorrefuerza, y que redistribuye miles
de millones desde los estratos pobres egipcios a los financieros
internacionales, concede a tales instituciones una influencia desmedida sobre
el gobierno de Egipto, y ello a pesar del hecho de que buena parte de esta
deuda es lo que se conoce como deuda detestable, contraída por una dictadura
no electa que cuenta con el aliento del FMI, el Banco Mundial y otras
instituciones. Mientras se mantenía a millones de egipcios en la pobreza más
desesperada, el círculo íntimo de Mubarak y la clase capitalista se
enriquecieron por miles de millones de dólares.
101
«Remarks by the President on the Middle East and North Africa» [Palabras del presidente sobre Oriente Medio y África], La Casa Blanca, Oficina del Secretario de Prensa, 19.05.2011, http://whitehouse.gov. 102
«World development indicators, 1960-2008» [Indicadores del desarrollo mundial, 1960-2008].
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
166
FIGURA 3 Deuda externa total a largo plazo y servicio de la deuda, Egipto, 2000-2009
Fuente: Banco Mundial
103
Otra manera de atar en corto a Egipto y establecer lo que se demonina con
frecuencia un «parlamento virtual» consiste en mantener la economía abierta a
la inversión exterior mediante la eliminación de las barreras comerciales y el
control de capitales. Si el Gobierno egipcio no sirve a los intereses del capital,
los inversores occidentales pueden desfinanciar el país mediante una rápida
salida de capitales que elevaría las tasas de interés y destruiría la moneda
egipcia. No es sorprendente que el mantenimiento de los flujos liberalizados de
capital sea una demanda clave que se ha hecho al nuevo Gobierno egipcio,
103
«World development indicators, 1960-2008» [Indicadores del desarrollo mundial, 1960-2008].
Stocks de deuda externa, largo plazo
Servicio de la deuda externa, total
Deu
da
ex
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a, en
mil
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ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
167
atado asimismo a la extensión continua de la ayuda y el crédito, mientras la
clase empresarial egipcia alerta al movimiento revolucionario en curso de los
peligros de una evasión de capitales. De forma siniestra, el Servicio a los
Inversores de Moody’s ha rebajado su clasificación para cinco de los
principales bancos egipcios, una iniciativa que con seguridad provocará una
reacción de los mercados internacionales. Profundizar en la liberalización y la
privatización, en cambio, es casi seguro que mejoraría esas clasificaciones.
Es por esas razones que, con Egipto en riesgo de bancarrota, miembros del
Gobierno de transición se han presentado a un conjunto tras otro de banqueros
internacionales suplicando crédito y renovando el compromiso permanente de
los cargos de poder con las políticas neoliberales. Como dijo un representante
del actual Gobierno en el encuentro del 20-21 de mayo del Banco Europeo
para la Reconstrucción y el Desarrollo (diseñado al acabar la Guerra Fría para
reestructurar las economías de la Europa del Este de acuerdo con los
principios del libre mercado, con resultados desastrosos), «el actual Gobierno
de transición sigue comprometido con el enfoque del mercado abierto, que
Egipto seguirá buscando y a un ritmo acelerado una vez celebradas las
elecciones, ya próximas».104 Declaraciones similares se han anexado por parte
del Banco Mundial, FMI, G-8 y los Estados del Consejo de Cooperación del
Golfo a compromisos de ayuda y respaldo.
Los líderes egipcios, nombrados por los militares, han dejado claro que esas
declaraciones no son simple promesas. Con objeto de garantizar la continuidad
de tales flujos financieros y consolidar el poder de clase interno, el Gobierno de
transición ha puesto fuera de la ley todo tipo de huelgas laborales (punibles con
períodos de cárcel o multas de hasta 84.000 dólares) y ha impuesto una
represión drástica de las protestas.105 Esfuerzos como estos, destinados a
desmovilizar al movimiento obrero, se han complementado con un intento
coordinado de escindir la coalición formada por los trabajadores y el
movimiento de los jóvenes urbanos. Al persistir las acciones obreras, con la
presión de muchos trabajadores para establecer sindicatos más independientes
que tengan voz en los procesos políticos y productivos, la televisión y las
104
«Statement on the occasion of EBRD anual governors’ meeting, Astana-Kazakhstan», 20-21 de mayo de 2011, http://ebrd.com. 105
Abigail Hauslohner, «Has the revolution left Egypt’s workers behind?» [¿Ha dejado atrás la revolución a los trabajadores egipcios?], Time Magazine, 23.06.2011, http://time.com.
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
168
emisoras radiofónicas estatales, a pesar de sus alabanzas hacia los
protestatarios de Tahrir, han denunciado continuamente a los trabajadores en
huelga por su egoísmo y su intención de destruir la economía. Incluso Wael
Ghonim, el ejecutivo de Google al que se veía como una especie de líder
dentro del movimiento urbano, se expreso en Twitter de esta manera:
«Queridos egipcios, volved al trabajo el domingo. Trabajad como nunca antes y
ayudad a Egipto a convertirse en un país desarrollado».106 La clase capitalista
egipcia y sus aliados internacionales esperan que, al poner en marcha
reformas políticas blandas, como la libertad de organizar partidos políticos y la
libertad de expresarse con mayor libertad, se podrá apaciguar al movimiento
urbano y atajar una democratización y transformación social más radical.
Los temores de que el levantamiento egipcio se vuelva explícitamente
anticapitalista acechaban probablemente detrás de las declaraciones de apoyo
a la «justicia social» hechas por el jefe de la delegación del FMI para Egipto
después de un acuerdo negociado en secreto con el ministro de Finanzas de
Mubarak, Samir Awat, para un préstamo de 3.000 millones de dólares.107 Al dar
su apoyo a ciertos cambios menores, como un ligero aumento del salario
mínimo, también el FMI espera apaciguar al movimiento urbano y separarlo de
los trabajadores, preservando así la hegemonía de la clase capitalista y de un
ejército alineado con los Estados Unidos. Verdaderamente, puesto que una
mayoría de egipcios trabajan en el denominado «sector informal», como
subrayó la OIT, cambios como estos son meramente cosméticos y es
improbable que mejoren sustancialmente la vida de los trabajadores.108 Hasta
el momento, sin embargo, estos esfuerzos por dividir a los trabajadores y al
movimiento de jóvenes urbanos no han tenido éxito: bajo la tremenda presión
de las manifestaciones en curso en El Cairo y de las continuas interrupciones
laborales, el régimen, abruptamente, anunció que rechazaría todos los
préstamos procedentes del FMI y el Banco Mundial.
106
CNN Wire Staff, «New normal: Egyptians return to work» [Nueva normalidad: los egipcios vuelven al trabajo], CNNWorld, 12.02.2011, http://articles.cnn.com. 107
Mariam Fam, «IMF agrees to $3bn Egypt loan for post-Mubarak transition» [El FMI acepta un préstamo a Egipto de 3.000 millones de dólares para la transición post-Mubarak], Bloomberg, 5.06.2011, http://bloomberg.com. 108
Ahmed Feteha, «Minimum wage in Egypt is irrelevant for poverty: ILO expert» [El salario mínimo en Egipto es irrelevante para la pobreza, según un experto de la OIT], Ahramonline, 14.06.2011, http://english.ahram.org.eg.
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
169
La lucha, sin embargo, sigue su curso. Ante la continuidad de las acciones
obreras y las protestas a lo largo y ancho del país, el Gobierno anunció que
concentraría su gestión, no en los préstamos del FMI y el BM para satisfacer a
los mercados internacionales, sino en la reducción del déficit. A pesar de ello,
las huelgas en marcha, que atraviesan todo Egipto, han obligado a la Junta
Militar que controla el país a multiplicar por seis el salario mínimo mientras una
batería de nuevos sindicatos independientes surgen por toda la nación. La
insatisfacción en curso ha obligado también al Primer Ministro interino Essam
Sharaf a comprometerse a una reorganización del Gobierno. Pero el
nombramiento como ministro de Finanzas de Hazem Beblawi, un profesor de
economía de 74 años asociado con las ampliamente menospreciadas reformas
neoliberales, ha provocado de nuevo la ira popular. En verdad, Beblawi ha
declarado que él tomaría en consideración aceptar préstamos del FMI, a la vez
que rechazaba una reformulación del presupuesto diseñado por su antecesor,
Samir Radwan, ministro de Finanzas nombrado por Mubarak, presupuesto
ampliamente criticado. Tanto los revolucionarios de Tahrir como los de las
fábricas han denunciado al unísono el presupuesto de Radwan como ajeno a
las demandas de justicia social hechas por la revolución.109
Mientras que enormes cantidades de ayuda procedentes de Estados Unidos
y sus aliados continúan fluyendo sin desmayo hacia los militares que gobiernan
Egipto, el país se encuentra en una encrucijada: puede continuar funcionando
como un apéndice del imperio norteamericano y el capital transnacional
globales, o puede diseñar un trayecto más independiente. Pueblos de todas
partes de América Latina y Asia han dado ya pasos significativos para tomar
los asuntos en sus propias manos, desafiando la voluntad de Estados Unidos y
embarcándose en transformaciones sociales que han mejorado las vidas de
millones de personas. Está por ver si Egipto será el primer Estado de Oriente
Medio que siga sus nuevos pasos, o se mantendrá como vasallo del imperio y
sujeto a los designios del capitalismo global.
Octubre de 2011
109
Dave Enders, «New Egyptian finance minister Hazem Beblawi draws flak over past policies», The National, 27.07.2011, http://thenational.ae.
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
170
Sección 2 El movimiento de la indignación/ El moviment de la indignació ■ Información genérica
ANEXO 2. Sandra Vera, “Selección artículos opinión prensa 2011”. (Documento Pdf independiente.) ■ Análisis: 7 Salvador Aguilar, María Trinidad Bretones y Jaime Pastor (UNED),“De Tahrir al 15-M: movimientos ciudadanos al rescate”. 8 Jaime Pastor (UNED), “La emergencia del movimiento 15-M en Madrid, un nuevo actor sociopolítico”. ANEXO 3. Pere Grané, Entrevista a Arcadi Oliveres (UAB, Jústicia i Pau) sobre el movimiento 15-M en Cataluña (vídeo).
ANEXO 4. Pere Grané, Entrevista a Josep Maria Antentas (UAB) sobre el movimiento 15-M en Cataluña (vídeo).
ANEXO 5. Pere Grané, Entrevista a Clàudia Álvarez (Democràcia Real Ja) sobre el movimiento 15-M en Cataluña (vídeo)
ANEXO 6. Pere Grané, Entrevista a Enric Duran (Cooperativa
Integral Catalana) sobre el movimiento 15-M en Cataluña (vídeo)
ANEXO 7. Pere Grané, Entrevista a Miren Etxezarreta (UAB)
sobre el movimiento 15-M en Cataluña (vídeo).
9 Juliet Schor (Boston College), “Un estil «Ocuppy» de sostenibilitat?”. 10 Salvador Giner (UB), “El combate cívico y sus rebeldes
primitivos”. 11 Sidney Tarrow (Cornell University), “¿Por qué Occupy Wall Street no es el Tea Party de la izquierda? La larga historia protestataria de los Estados Unidos”. 12 Naomi Klein y Yotam Marom, “¿Por qué ahora? ¿Qué vendrá
a continuación? Conversación acerca de Occupy Wall Street”.
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
171
7. MOVIMIENTOS CIUDADANOS AL RESCATE
SALVADOR AGUILAR, MARÍA T. BRETONES Y JAIME PASTOR
Las sociedades de la era neoliberal entraron hace ya muchos años en un
período de grandes turbulencias económico-políticas y malestares sociales.
Los mecanismos tradicionales de representación de intereses y formulación de
demandas, empezando por los grandes partidos, han ido entrando en crisis
aguda y práctica paralización (al menos desde la perspectiva de su servicio a la
mayoría de la población). La crisis iniciada en 2007, económica y sistémica, ha
hecho el resto, poniendo de relieve la insoslayable necesidad de encontrar
nuevos caminos e instituciones para solucionar los problemas reales de la
ciudadanía; y la respuesta más inmediata ha sido la aparición de vigorosos
movimientos ciudadanos con un protagonismo creciente de la juventud.
Hace menos de un año (El País, 7.07.2010, p. 27), después de constatar la
reacción moderada de la población ante esa crisis de 2007, pronosticábamos
un cambio de tendencia. Ya Barrington Moore, uno de los mejores conocedores
de estos fenómenos, advirtió que la propia lógica de la dominación de unos
grupos humanos por otros explica que los primeros la den por supuesta; pero
“la ausencia de objeción abierta no significa que la aceptación de las
desigualdades” sea voluntaria, al contrario, se puede siempre percibir en las
actitudes populares una corriente soterrada de resistencia que, dadas ciertas
condiciones, estalla. En la época reciente, el cambio de tendencia y el estallido
se ha iniciado en 2011 con las revueltas cívicas en Túnez y Egipto y la
“Spanish revolution” del “Movimiento 15-M”, ambas formas innovadoras de
respuesta (más allá de las clásicas comentadas en ese artículo) que buscan
caminos nuevos.
Son, por supuesto, fenómenos de protesta fundamentalmente diferentes. Las
revueltas árabes son la punta de lanza de una presión desde abajo para
democratizar esas sociedades: son revoluciones democráticas que
previsiblemente buscarán implantar un sistema político liberalizado que
responda a las ansias de justicia social. En el caso español el movimiento
parece combinar trazos no desdeñables de anti-política, en algunos aspectos
similar a la que surgió en los países del Este europeo después de 1989, con,
sobre todo, una determinación por acabar con las formas inaceptables que se
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
172
han instalado en las infrademocracias occidentales y que tanto la bushiana
“guerra contra el terror” como la gestión de la crisis financiera y económica
desde 2007 han llevado al límite y puesto a la vista del público. Porque
estamos comprobando cómo el Estado capitalista, al menos en esta (larga)
coyuntura histórica de crisis, es el mercado, mientras la sociedad civil asiste
estupefacta, invitada por la élite neoliberal, a contemplar cómo se hace realidad
el díctum de Margaret Thatcher: “la sociedad no existe”.
Pero los dos procesos, en el Norte de Africa y en el Estado español,
comparten también cosas importantes. Ambos responden a un resorte
profundo de indignación, la “economía moral” sobre la que alertó el historiador
E.P. Thompson, que estalla cuando un determinado régimen político y social
traspasa las líneas fundamentales (establecidas culturalmente) de aquello
vivido como incompatible con la justicia social básica, la que garantiza un
consenso o contrato social elemental en sociedades divididas en clases.
Ambos expresan también los efectos de la crisis global sobre sectores y
regiones especialmente desprotegidos. Las marcadas subidas de los precios
de los alimentos básicos (en 2008 y 2010) y la cancelación de ayudas y
subsidios por la “liberalización” económica de los últimos años, en el Norte de
Africa, y el plan de austeridad ordenado desde Centroeuropa en el caso
español, han actuado como desencadenantes finales de la indignación popular
(al percibirse a sí mismos los afectados como víctimas de un sistema
cleptocrático insaciable). Se parecen también, finalmente, en el novedoso
formato de protesta seleccionado. Ambos casos han importado, por un proceso
de difusión, las formas de la eficiente protesta masiva y directa pero no violenta
que provocó, por ejemplo, la parálisis del régimen gaullista en 1968 y del
régimen estalinista en las calles de Leipzig en noviembre de 1989. Y esto nos
lleva a su característica distintiva de ser movimientos ciudadanos, el nuevo
actor político en ascenso.
Un movimiento ciudadano es un movimiento social que se autoimpulsa desde
la sociedad civil y actúa al margen de la institucionalidad política con la
vocación de constituirse en actor en la esfera pública. La condición básica que
lo activa es que esa estructura institucional se niega a procesar ciertas
demandas de la población consideradas por la élite o inapropiadas o del todo
inadmisibles. En el Occidente contemporáneo posterior a 1968, estos
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
173
movimientos han hecho acto de presencia con frecuencia creciente y exhiben
varias innovaciones: se expresan mediante acciones de masas
autoorganizadas y con vínculos organizativos débiles; representan los intereses
de los que carecen de voz (numerosos sectores infra- o no representados de
las clases populares); son espasmódicas (como parte de su estrategia,
aparecen y desaparecen de la calle y de la esfera pública, careciendo por ello
de portavoces estables y liderazgo claro); e introducen con su acción en esa
esfera elementos de moralidad política de los que se han ido desprendiendo las
infrademocracias. En parte, la huelga general española de 1988 presentó
características similares; pero con mayor claridad han aparecido también en los
movimientos franceses de 1995 (contra la globalización neoliberal) y 2006
(contra el contrato de primer empleo), así como en las protestas globales
contra la Guerra de Irak de 2003.
En el caso de Túnez y Egipto, estos movimientos han impulsado sendas
revueltas cívicas: movilizaciones ciudadanas de gran envergadura y alto riesgo
que persiguen derrocar una dictadura y algún cambio socioestructural. Sus
orígenes parcialmente homogéneos, sus métodos y su alta y espectacular
eficacia han contagiado al núcleo inicial del 15-M español, que ha hecho
frecuentes referencias explícitas al importante símbolo de la ocupación de
plazas públicas y, en particular, a Tahrir. Con lo que subrayan la
“compactación” de clases que podemos entrever en estos dos movimientos y
su necesaria expresión en la plaza pública: unas clases bajas directamente
afectadas por la gestión de la crisis y “perdedores” de la globalización; una
subclase de trabajo precarizado que se originó en los años de 1980, y en
particular su motor, el sector menor de 25 años que entiende que sus
oportunidades vitales están en retroceso y muy lejos de su cualificación; pero
también unas clases medias atemorizadas por su hundimiento en la
proletarización (algo que ya se vio en el movimiento ciudadano de la Argentina
de 2001).
Los miembros de estos movimientos ciudadanos comparten –parafraseando
al sociólogo Parkin- las causas profundas de la protesta: no reconocen espacio
donde acomodarse, ni horizontes a los que aspirar y están, por tanto,
aprendiendo a despojarse de los gestos de deferencia que le exige la misma
élite global que ha consentido, e incluso alentado, la desintegración de sus
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174
oportunidades vitales previas al tiempo que no podía contener ya el carácter
cleptocrático e irracional de su dominio (véase al respecto Inside job). Hay
pocos caminos para revertir el entuerto. Sobre todo porque se produce en una
coyuntura histórica de crisis (muchas) planetarias: económico-financiera,
poblacional, de sostenibilidad, de hiperdesigualdades, de los limitados avances
democráticos conseguidos... Los movimientos ciudadanos que encaran este
futuro, no incierto, sino extremada y peligrosamente cierto, aparecen como un
actor político nuevo y, esperemos, instrumento original para revitalizar las
sociedades civiles desde abajo y forzar un cambiar de rumbo.
Tal vez en 1968 se inició el tránsito no violento de un largo camino con cuyo
recorrido se aprende a deshacer el hilo que une la dominación y el privilegio
con la subordinación. Los vehículos tradicionales, en forma de partidos de
izquierda y progresistas, sindicatos y mayorías electorales, aunque es mejor
que existan, ya no sirven para eso y tendrán que ir a remolque o reinventarse,
pero Tahrir, Sol, Catalunya y una ya larga lista de plazas públicas acuden al
rescate.
Junio de 2011.
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
175
8. LA EMERGENCIA DEL MOVIMIENTO 15-M EN MADRID: UN NUEVO ACTOR
SOCIOPOLÍTICO EN ESCENA JAIME PASTOR VERDÚ
RESUMEN En este artículo se analiza la evolución del movimiento 15-M en Madrid desde su nacimiento en medio de la campaña electoral municipal y autonómica del 22 de mayo de 2011 hasta después de las elecciones generales del 20-N de 2011. Se resaltan los factores que explican su irrupción –especialmente, la crisis sistémica iniciada en 2008 y sus manifestaciones posteriores en el caso español- y su relativa novedad en cuanto a su composición, sus recursos de organización y acción colectiva y sus objetivos, así como el “efecto contagio” que ha generado a escala estatal y global.
ABSTRACT This article deals with the evolution of the “15-M” movement in Madrid, from its birth in the middle of the May 22, 2011 electoral campaign, at once municipal and authonomic, to the end of the general election of November 20, 2011 (“20-N”). Factors explaining both its inception (special care is taken of the systemic crisis which began in 2008 as well as its later manifestations in the Spanish case) and its relative novelty are taken into account, specially when referring to its composition, organizational resources and collective action and its goals, as well as the “contagion effect” it produced within the Spanish territory and in global terms.
Introducción
Las movilizaciones que se han ido desencadenando después de las
manifestaciones del 15 de mayo pasado y de las acampadas y acciones de
desobediencia civil en las principales plazas y calles de un gran número de
ciudades del Estado español que le siguieron, en torno al eslogan “No somos
mercancía de políticos y banqueros”, constituyen sin duda un Acontecimiento
en el sentido fuerte de la palabra. Porque, en efecto, han contribuido a sentar
las bases de un nuevo tipo de movimiento social, distinto de los que habíamos
conocido hasta ahora, expandiendo así el “campo de lo posible” frente a la
resignación y el individualismo reinantes. La evolución de este movimiento
hasta ahora parece confirmar su vocación de continuidad y permanencia, al
menos mientras los factores que han contribuido a su irrupción y desarrollo
persistan. No obstante, existen incógnitas abiertas sobre cuáles van a ser el
papel y la influencia que como actor socio-político va a tener después de las
recientes elecciones generales del 20 de noviembre de 2011.
1. Indignación y protesta colectiva
Para intentar comprender la emergencia de este movimiento es preciso
remontarse a la creciente acumulación de malestar que se ha ido incubando en
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176
amplias capas de la sociedad española frente a la irrupción de la crisis
sistémica global a partir de septiembre de 2008: en particular, ante los efectos
cada vez más negativos que ha tenido en el caso español mediante el estallido
de la enorme “burbuja inmobiliaria”, el aumento vertiginoso del paro hasta cerca
de 5 millones de personas110 y los recortes sociales que a partir sobre todo del
12 de mayo de 2010 (después de una “Cumbre” con líderes de los principales
Estados de la UE) adopta el gobierno del Partido Socialista Obrero Español
(PSOE), presidido por Rodríguez Zapatero, seguido luego con mayor dureza
por los gobiernos autonómicos del Partido Popular (PP) de la Comunidad
Autónoma de Madrid y de la Comunidad Valenciana y, más tarde, por el de
Convergència i Uniò (CiU) en Catalunya. Unas medidas que agravan la
profunda redistribución de la riqueza a favor de “los de arriba”, como datos
recientes de Eurostat han venido a confirmar, comprobando un aumento de la
desigualdad social en los últimos años en el Estado español, sólo superado
dentro de la Unión Europea por Letonia, Lituania y Rumanía111.
En ese contexto, pese a las esperanzas que generó la Huelga General frente
a la contrarreforma laboral que se desarrolló con una participación desigual el
29 de septiembre de 2010, la negativa de las direcciones de los grandes
sindicatos (Comisiones Obreras y Unión General de Trabajadores) a dar
continuidad a esa movilización –junto con la decepción que crea su aceptación
posterior de una reforma de las pensiones que prolonga la vida laboral a los 67
años-, así como la debilidad de las demás organizaciones sindicales y políticas,
incluidas las extraparlamentarias, explican que el malestar que se ha ido
extendiendo se manifestara principalmente a través de las redes sociales de
internet. Fue en ellas donde se gestaron colectivos como Anonymous112, No les
Votes –refiriéndose tanto a PSOE como a PP-, Estado del Malestar, Juventud
110
De los 4,3 millones de personas inscritas en los servicios públicos de empleo más de1,6 millones ya no cobran el seguro de desempleo y del total de 4,98 millones de personas en paro alrededor de 900.000 son “cabezas de familia”; el número de hogares con todos sus miembros activos en paro es de 1,42 millones (el 4% del total). A todo esto hay que sumar un 30% de personas empleadas con contratos precarios (datos del Ministerio de Trabajo, 2 de noviembre de 2011). 111
“La crisis dispara la desigualdad de ingresos entre los españoles”, El País, 31 de octubre de 2011. 112
http://xn-anonymousespaa-2nb.es.
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
177
Sin Futuro (JSF) (“sin casa, sin curro, sin pensión, sin miedo”)113 y, sobre todo,
Democracia Real Ya (DRY)114. Es ésta última la que toma la iniciativa de
convocar a las manifestaciones del domingo 15 de mayo en torno al lema
mencionado al principio de este artículo, en medio de una campaña electoral
anodina, buscando así aprovechar la “ventana de oportunidad” que se le abre
de incidir en la agenda política. En el papel de esas redes como recursos de
comunicación y organización no cabe duda que el ejemplo de la “primavera
árabe” es innegable, como también se comprueba a partir del 15 de mayo
mediante la ocupación y la conversión simbólica de la Puerta del Sol en la
nueva “Plaza de la República de Sol”.
En efecto, el inesperado éxito de esa jornada es seguido por una acampada
en la Puerta del Sol de Madrid como protesta contra las detenciones que se
producen al final de la manifestación en la capital, dando así una continuidad
improvisada a la manifestación que desborda a las propias redes
convocantes115. El rechazo al intento de desalojo en los días siguientes y la
conversión de la “jornada de reflexión”, en vísperas de las elecciones
municipales y autonómicas del 22 de mayo, en una concentración masiva y no
violenta116 en Sol en torno a lemas como “No nos representan”, “Lo llaman
democracia y no lo es”, “No hay pan para tanto chorizo” suponen una
demostración enorme de la fuerza colectiva de los “indignados/as” y se
convierte en ejemplo y referencia que se va extendiendo progresivamente a
gran cantidad de ciudades y pueblos en el Estado español. Conscientes de la
creciente simpatía que estas movilizaciones obtienen entre una mayoría de la
opinión pública, las autoridades gubernativas no tuvieron más remedio que
permitir esas acciones, pese a que constituían una clara violación de la
legalidad vigente. El entusiasmo colectivo que se vive durante la noche del 20
113
http://www.juventudsinfuturo.net; este colectivo convoca una manifestación el 7 de abril en Madrid que consigue reunir alrededor de 10.000 personas. 114
http://www.democraciarealya.es . 115
El texto con el que justificaban su decisión las personas acampadas decía, entre otras cosas: “Estamos aquí porque queremos una sociedad nueva que de prioridad a la vida por encima de los intereses económicos y políticos. Abogamos por un cambio en la sociedad y la conciencia social. Demostrar que la sociedad no se ha dormido y seguiremos luchando por lo que nos merecemos por la vía pacífica (…). Lo queremos todo, lo queremos ahora. Si estás de acuerdo con nosotros/as, únete”. 116
El carácter no violento del movimiento ha sido una seña de identidad desde el principio formando parte de su “filosofía” y haciendo así más difícil la táctica de confrontación de las autoridades gubernativas y policiales y aumentando su simpatía entre la población.
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178
al 21 de mayo mediante ese acto masivo de desobediencia civil, sin
precedentes en nuestra historia, refleja el sentimiento entre sus participantes
de que “sí se puede” seguir adelante más allá de cuáles sean los resultados de
las elecciones, como así termina ocurriendo.
Es durante esas primeras semanas cuando se produce una efervescencia
colectiva -característica de esos momentos que, aun no siendo revolucionarios,
se viven como tales-, reflejada en gran cantidad de eslóganes, carteles y
mensajes en donde la imaginación se mezcla con el humor y la ironía
cuestionando así el “sentido común dominante” y apostando por otro alternativo
(Vivero, 2011; Camargo, 2011)117.
Desde entonces, este nuevo movimiento ha ido dando sucesivos pasos
adelante, pese a los augurios de muchos “analistas” de muy distinto signo
sobre su corto futuro. Así, en las semanas siguientes se fue autoorganizando
de forma horizontal en asambleas y grupos de trabajo de muy distinto tipo (en
casos como el de Madrid: de economía, de política a corto plazo, de política a
largo plazo, de análisis, de feminismo, de medio ambiente, de educación, de
salud, de extensión, de comunicación, de actividad legal, de “respeto”, de
“espiritualidad”, etc.) que luego se fueron extendiendo a barrios y pueblos, en
torno a una democracia asamblearia, basada en la igualdad en el derecho a la
palabra de todas las personas, en la rotatividad de las “portavoces” y no en
“representantes”. Paralelamente, se ha ido promoviendo nuevas iniciativas:
paralizando amenazas de desahucios a personas que no pueden pagar sus
hipotecas118, impidiendo redadas policiales contra inmigrantes, realizando
117
Aunque la relación no es completa ni es toda de Madrid, se puede consultar en las siguientes web: http://noticias.es.msn.com/fotos.aspx?cp-documentid=157596818 para lemas; http://www.letra.org/spip/spip.php?article4060 para lemas y pancartas; http://mensajesdepublicidad.com/blog/carteles-del-15-m para carteles; http://www.choser.es/article-si-no-nos-dejais-so-ar-no-os-dejaremos-dormir-74778358.html también para carteles. 118
Éste ha sido y sigue siendo un eje de actividad permanente del movimiento, en coordinación con la Plataforma de Afectados por las Hipotecas (http://afectadosporlahipoteca.wordpress.com), una red que reúne a un todavía reducido número de personas, pero que es reclamada cotidianamente para intentar parar la creciente ola de desahucios contra personas y familias que no pueden pagar sus hipotecas: hasta la fecha de este artículo 103 se han podido parar o aplazar y ha habido dos sentencias judiciales a favor de familias afectadas. No olvidemos que en el Estado español se desarrolló una enorme “burbuja inmobiliaria” cuyo estallido está dejando enormes secuelas en sectores de la población que se dejaron atraer por el crédito aparentemente barato que en los años del “boom” ofrecían los bancos para adquirir una vivienda. Sólo en el primer semestre de este año se ejecutaron alrededor de 30.000 desahucios, según el Consejo General del Poder Judicial.
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acciones de protesta delante de sedes emblemáticas de la banca, denunciando
privatizaciones de servicios públicos, además de la continuidad de toda la
actividad creativa reflejada tanto en las plazas como a través de internet.
Paralelamente, las primeras semanas generaron un proceso intensivo de
reuniones y discusiones sobre la “tabla reivindicativa” que debería ir
asumiendo el movimiento y que los grandes medios de comunicación,
ignorantes hasta el 15-M de sus redes promotoras, empiezan a exigirle con
urgencia: aunque en un primer momento determinados sectores del
movimiento en Madrid se dejan influir por esa presión, pronto exigencias como
la reforma del sistema electoral, la supresión de los privilegios de los “políticos”,
la lucha contra la corrupción o la regulación generosa de formas de democracia
participativa como las Iniciativas Legislativas Populares y los Referendos se
ven acompañadas por otras relacionadas con la derogación de la reforma
laboral y la de las pensiones o de medidas drásticas contra el desempleo o la
defensa de servicios públicos de calidad. Simultáneamente, también se
abordan temas relacionados con la vida local y de la Comunidad Autónoma,
destacando en el caso madrileño la denuncia del proceso de privatización del
Canal de Isabel II y, a partir de septiembre, la solidaridad con la lucha contra
los recortes en la enseñanza. De esta forma, el eslogan inicial de la
convocatoria del 15-M empieza a tomar cuerpo mediante una nueva
articulación de la cuestión democrática con la cuestión social y con los
problemas concretos.
Buena prueba de la apertura a nuevas iniciativas es la relativa facilidad con
que es asumida la convocatoria desde el Movimiento 15-M –en confluencia con
otras plataformas en lugares como Madrid119- de una Marcha a Sol desde los
distintos barrios y pueblos de la Comunidad el 19 de junio contra el Pacto por el
Euro aprobado en Bruselas, percibido como otra vuelta de tuerca del
neoliberalismo contra los derechos sociales e incorporando una dimensión
europea nueva. El notable éxito de esta jornada, reconocido por los grandes
medios de comunicación, marca un nuevo paso adelante. Más tarde, se
119
Concretamente, con la Asamblea de Vallekas que se había creado con motivo de la preparación de la Huelga General del 29 de septiembre de 2010, la cual consigue generar una Coordinadora con asambleas de otros barrios y pueblos que propone el 19 de junio como fecha para una “Marcha contra la Crisis y el Capital”.
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180
desarrollan las Marchas desde distintos puntos del Estado que llegan a Madrid
el 23 de julio (con el lema “De Norte a Sur, de Este a Oeste, la lucha sigue,
cueste lo que cueste”), contribuyendo así a hacer llegar la protesta a gran
cantidad de ciudades y pueblos pequeños, en donde recogen las
preocupaciones y demandas de sus habitantes que luego presentarían como
“tablas reivindicativas” ante el Parlamento; siguen las que se desplazan hacia
Bruselas y, más recientemente, las manifestaciones del 15 de Octubre, ya con
una vocación de extensión internacional alrededor del lema muy general de
“Unid@s contra la Crisis Global”, pero que apuntaba claramente contra el
capitalismo financiarizado responsable de “la crisis”. Esta jornada constituye sin
duda una buena demostración del “efecto contagio” del movimiento,
especialmente en coordinación con “Occupy Wall Street” en Nueva York o con
“Occupy London Stock Exchange” en Londres y más de 900 ciudades,
haciendo así que el movimiento se sienta protagonista de un nuevo ciclo de
protestas que tiende a adquirir una escala global. Esta jornada concluye en
Madrid con la “okupación” de un hotel abandonado al lado de la Puerta del Sol,
el Hotel Madrid, por un sector del movimiento para destinarlo a centro social y
actividades varias, pero también para alojar a personas desahuciadas120
No obstante, ha habido dos momentos críticos en ese proceso. El primero se
produjo el 3 de agosto cuando la policía desalojó por la fuerza la Acampada en
Sol, provocando una respuesta inmediata del movimiento que logra dos días
más tarde “reconquistar Sol”, reforzando así la sensación de fuerza de sus
participantes teniendo en cuenta además que se producía en pleno verano. El
segundo tiene que ver con la débil respuesta que el movimiento pudo dar a la
reforma del artículo 135 de la Constitución española que a finales de agosto
introdujo el gobierno de Rodríguez Zapatero con el apoyo del PP, obedeciendo
las órdenes de la “troika” (Fondo Monetario Internacional, Comisión Europea y
Banco Central Europeo). Con ella se impuso como “prioridad absoluta” el pago
de la deuda en los Presupuestos del Estado121. Esa iniciativa provocó un
120
Esa “okupación” se mantiene hasta el 5 de diciembre, fecha en la que se produce el desalojo de los “okupas” por la policía. 121
El apartado 3 del nuevo artículo dice: “El Estado y las Comunidades Autónomas habrán de estar autorizados por ley para emitir deuda pública o crédito. Los créditos para satisfacer los intereses y el capital de la deuda pública de las Administraciones se entenderán siempre incluidos en el estado de gastos de sus presupuestos y su pago gozará de prioridad absoluta.
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enorme rechazo en el movimiento y en amplios sectores de la opinión pública,
pero no se logró generar una movilización suficiente para forzar una
convocatoria de referéndum ni tampoco que se llegara a sumar 35
parlamentarios (número mínimo legalmente exigido) que lo pidieran. Pese a
ello, la sensación de fraude antidemocrático caló en la ciudadanía, con mayor
razón debido a que hasta entonces los dos grandes partidos se habían
dedicado a predicar que la Constitución de 1978 era “intocable”.
Podríamos concluir, por tanto, que este movimiento de indignados e indignadas
frente a la “política sistémica” (“No es una crisis, es una estafa” y “No es la
crisis, es el sistema” son dos de los esloganes ampliamente coreados) ha ido
ganando una legitimidad social amplia. Esa dimensión expresiva y simbólica de
la protesta del movimiento ha sido sin duda la predominante hasta ahora, pero
la carga de profundidad que tiene como crítica del sistema ha sido reconocida
desde muy distintos sectores de opinión publicada. Quizás en una revista como
Claves de razón práctica (vinculada al grupo Prisa y a sectores del PSOE) es
donde más claramente se ha reconocido ese discurso común del 15-M, siendo
buena prueba de ello artículos como el de Fernando Vallespín, quien ha
reconocido lo siguiente: “En la diana no solo se colocó a los políticos y
banqueros; también al sistema representativo, a los partidos, a los medios de
comunicación y a buena parte de las instituciones. A todos ellos se les
subsumió bajo el despectivo rótulo de ‘el sistema” (Vallespín, 2011: 10); o
también el del eurodiputado socialista Fernando López Aguilar, quien constata
que “la emergencia de los indignados epitomiza así el tránsito desde un
malestar difuso –nuestra ‘malaise’ democrática- a una indignación colosal
contra las limitaciones de la democracia representativa” (López Aguilar, 2011:
25)122.
Estos créditos no podrán ser objeto de enmienda o modificaicón, mientras se ajusten a las condiciones de la ley de emisión. El volumen de deuda pública del conjunto de las Administraciones Públicas en relación al Producto Interior Bruto del Estado no podrá superar el valor de referencia establecido en el Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea”. 122
Una valoración que contrasta con la expuesta por un “padre” de la Constitución, Gregorio Peces Barba, quien ofrece un retrato muy deformado del movimiento cuando sostiene que “los jóvenes indignados son en general personas de buena fe que denuncian problemas reales, pero que tienen tan alta opinión de sí mismos que no respetan el pluralismo ni otras opiniones diferentes y que, con una soberbia desmesurada, creen que pueden partir de cero y reinventar una democracia asamblearia, sin partidos ni elecciones por sufragio universal. No creo que con esas premisas tengan ni adhesiones ni futuro. Además, el peligro del fascismo, al menos en las
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¿Quiere decir esto que todo el movimiento es “antisistema”? En mi opinión, no
exactamente y quizás otro de los esloganes empleados por el movimiento sea
reflejo de esa relativa indefinición: “no somos antisistema, el sistema es
antinosotros”. De esa forma se quiere dar la vuelta a la carga peyorativa que
algunos medios y gobernantes dan al calificativo “antisistema” para resaltar que
es el propio sistema el que va contra las personas, llevando a éstas a tener que
hacerle frente. Por tanto, podríamos decir que existe una dinámica de
confrontación con el sistema por parte del movimiento, si entendemos por
“sistema” esa asociación estrecha entre “clase política” y “poder financiero”,
constatando al mismo tiempo que existe un abanico de respuestas en torno a
las alternativas a ofrecer al mismo: éstas irían desde la que aspira a una
“regeneración” de la política hasta la que busca ir más allá para cuestionar el
conjunto del sistema…capitalista.
No obstante, si nos referimos a la particularidad que esa relación perversa
entre “clase política” y “banqueros” tiene en el caso español y a la reflexión que
se va desarrollando en el movimiento alrededor de los rechazos y demandas
que plantea, hemos podido observar también una concreción de esas críticas
respecto al régimen político que se ha ido conformando desde la Constitución
de 1978: la comprobación de que reformas sustanciales del sistema electoral o
la regulación generosa de las Iniciativas Legislativas Populares o los
referendos chocan con esa Constitución, junto con el argumento de que la
mayoría de la sociedad española ya no es la que votó esa “ley de leyes”, están
contribuyendo a abrir un nuevo debate sobre la necesidad de una “segunda
transición” e incluso de un nuevo proceso constituyente.
2. Protagonismo de la juventud y “ciudadanía de base”
¿Quiénes son los protagonistas de este movimiento? Es difícil ofrecer una
respuesta general a esta pregunta pero parece bastante evidente que, sobre
todo en las primeras semanas y en lo que son los “grupos motores” del mismo,
la que está teniendo un papel destacado desde el primer momento es la
juventud mayoritariamente licenciada que cuenta con un capital cultural alto y
formas, está también presente” (“Los indignados y la democracia”, El País, 28, 13 de septiembre de 2011).
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183
sin embargo afronta la amenaza de un futuro de precarización prolongada123.
Más concretamente, es en la capa entre 23 y 30 años en donde se percibe ese
sentimiento de frustración mayor ante las expectativas que tenían de llegar a
ser “trabajadores de clase media” y, sin embargo, ver no sólo que su futuro va
a ser peor que el de anteriores generaciones sino también que los
responsables de la crisis -que les condena a la precariedad permanente- salen
“rescatados” de la misma gracias al dinero público.
Es esta categoría de jóvenes la que se ha convertido en catalizadora de la
indignación frente a una “democracia secuestrada por los mercados” y a un
“rescate” a la banca que ha generado la actual crisis de la deuda pública,
coartada de los ataques a derechos sociales. Su propia condición de
“nativos/as digitales” ha permitido que su activismo a través de las redes
sociales (facebook, twitter) haya sido fundamental para ir difundiendo y
extendiendo sus iniciativas mediante un “efecto bola de nieve”, al igual que en
la preparación y la participación en la “toma de la palabra” en las asambleas o
en la imaginación y la creatividad que han ido expresándose a través de todas
las actividades desarrolladas hasta ahora. Dentro de ese sector de la juventud
ha sido relevante el papel de muchas mujeres en impregnar al movimiento de
una perspectiva transversal en la que se tenga en cuenta las diferencias de
géneros y la adopción de un lenguaje inclusivo en las asambleas y en los
documentos que se han ido elaborando124.
Pero también se ha podido verificar muy pronto la implicación creciente de
hombres y mujeres de edad mediana e incluso jubiladas, dando así al
movimiento una composición intergeneracional y una dimensión ciudadana
superiores a los conocidos hasta ahora, sobre todo cuando se ha ido
extendiendo a barrios y ciudades perifèricas y pueblos, si bien sigue siendo
reducida la presencia de población trabajadora inmigrante. Por eso podríamos
decir que nos encontramos ante un movimiento ciudadano de nuevo tipo que,
123
El paro entre la juventud licenciada es del 12%, el doble que la media en la Unión Europea; una parte de la misma ha emigrado en los últimos años, principalmente a Alemania y a Argentina. Como original expresión de esa situación un eslogan surgido en Sol decía: “Si acabas una carrera en España tienes tres salidas: por tierra, mar y aire”. 124
Hay que precisar que esto se logró no sin problemas al principio, originados por la decisión de participantes en una Asamblea de Sol de quitar una pancarta que decía “La revolución será feminista o no será”. La reacción inmediata del “espacio feminista” de Sol condujo a un debate dentro de la Asamblea al día siguiente y a la reprobación colectiva de ese comportamiento.
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aunque recoge en algunos de sus componentes experiencias de movimientos
anteriores -como el conocido convencionalmente como “movimiento
antiglobalización”-, en su conjunto presenta una radical novedad, sobre todo
para esa juventud que está viviendo su primera experiencia política
participativa y que incluso apenas ha tenido en cuenta en un primer momento a
quienes les recuerdan anteriores movilizaciones y luchas que tienen que ver
con lo que ellos y ellas reclaman ahora125. Una actitud que sin duda tiene que
ver con su sentimiento de ajenidad ante los partidos y sindicatos en general al
considerar que la mayoría de ellos no se han preocupado de defender sus
derechos y su futuro.
Esta hipótesis descriptiva del movimiento se ha visto corroborada en uno de
los pocos estudios publicados hasta ahora sobre este movimiento: se trata del
realizado por un equipo formado por Kerman Calvo, Teresa Gómez-Pastrana y
Luis Mena, de la Universidad de Salamanca en esa ciudad (2011). En el mismo
se destaca que la mayoría de los activistas del movimiento tiene entre 19 y 30
años y estudios universitarios y que con el 15-M expresan su indignación, están
aprendiendo sobre las injusticias del sistema, y a consensuar y a hacer
funcionar un movimiento social. Probablemente un estudio similar para el caso
de Madrid durante la primera fase del movimiento habría dado resultados
parecidos.
Si nos referimos a lo que ha generado mayor consenso en sus asambleas a
sus distintas escalas (y que ha sido vivido como algo muy positivo en su etapa
fundacional para luego entrar en proceso de revisión en función del tipo de
decisiones a tomar), el movimiento se ha caracterizado hasta ahora más por su
rechazo a la “clase política” (representada principalmente por los dos grandes
partidos), a la que perciben además como corrupta, y a los banqueros
(especialmente los Presidentes de bancos transnacionales como el Santander
y el Bilbao-Vizcaya) y a las políticas que ambos defienden (la reforma laboral y
la de pensiones, los recortes en educación y sanidad, por ejemplo) que por una
125
Esto ha sido evidente en las primeras semanas del movimiento y se ha reflejado también en el cuidado extremo por la autonomía del mismo y su rechazo a la aparición de siglas y pancartas de partidos y organizaciones sociales en las acampadas y manifestaciones. Ambos rasgos –el “adanismo” y el “apartidismo”- han provocado malentendidos y desencuentros con un sector de activistas con larga experiencia militante, sin paciencia suficiente para mezclarse con esos nuevos sectores.
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plataforma propositiva difícil de concretar teniendo en cuenta su propia
pluralidad. Aun así, como ya se ha indicado antes, a lo largo de los debates y
de los consensos que se han ido logrando durante este tiempo, sí surgen
ideas-fuerza como la Democracia Participativa (que incluye la exigencia de
medidas contra la profesionalización de la política y la corrupción126, la
regulación flexible de formas de participación ciudadana como las Iniciativas
Populares y los Referendos), la Defensa de lo Público (frente a la nuevas
privatizaciones, como la del agua en la Comunidad de Madrid), una Economía
para las Personas, un cambio de modelo urbanístico-territorial, en suma, la
reivindicación de un “Cambio de Modelo”, lema precisamente de la jornada
convocada el pasado 13 de noviembre en Madrid y otras ciudades en medio de
la campaña de las elecciones generales del 20 de ese mismo mes127. Ahora, a
la vista de lo que ocurre en Grecia, exigencias como una Auditoría
Independiente de la Deuda y la negativa a pagar la parte ilegítima y odiosa de
la misma también empieza a abrirse paso, objetivo que puede verse estimulado
por una campaña unitaria que diferentes organizaciones sociales han puesto
en marcha a partir de un Encuentro celebrado el pasado mes de octubre bajo el
lema “Viviendo en deudocracia”128.
Pero es evidente que el movimiento es muy heterogéneo y plural, con mayor
razón debido a que muchas de las personas que participan en el mismo entran
por primera vez en la acción política –o vuelven a ella después de un largo
paréntesis-, reflejando así su voluntad de pasar de la resignación y el
escepticismo a la búsqueda activa de otra política y otra forma de hacerla. La
condición “apartidista” del movimiento y mayoritariamente crítica respecto a los
grandes sindicatos no ha impedido que muchas personas afiliadas a partidos y
sindicatos participen en el mismo, si bien persiste una desconfianza profunda
ante las “viejas” organizaciones que sólo ahora, con ocasión de la campaña
126
En el estudio mencionado la lucha contra la corrupción aparece como el primer objetivo del 15-M, seguido por la reforma electoral, la limitación del poder de los mercados financieros, la transformación de la democracia y que los medios sean imparciales. 127
En Madrid esta manifestación, que logró una participación discreta de varios miles de personas, fue un intento voluntarista del “grupo transversal” (que incluía a distintos grupos y comisiones del 15-M Sol) por hacer aparecer al 15-M durante la campaña electoral. Pese a sus limitaciones, el Manifiesto que elaboró este grupo supone una buena aportación programática que sirvió de base para el Foro posterior que se celebró en Sol ese mismo día. 128
Para más información: http://www.quiendebeaquien.org .
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electoral, ha permitido que muchas de las personas participantes se hayan
presentado como miembros o votantes de distintas candidaturas, generando
así debates sobre la necesidad de distinguir entre unos partidos y otros o entre
las cúpulas sindicales y el mundo del trabajo en general. Clarificaciones que se
hacen más necesarias teniendo en cuenta que también en el movimiento se
está planteando la necesidad de buscar la confluencia con otros sectores
sociales de cara a la perspectiva de movilizaciones de mayor envergadura
frente al nuevo gobierno del PP.
En realidad, esto último ya se está poniendo en práctica en la Comunidad
Autónoma de Madrid, en donde los trabajadores de la enseñanza desarrollan
desde septiembre una movilización sostenida contra los recortes sociales que
el gobierno del PP está aplicando en ese sector. El éxito de la jornada de
movilización del 17 de noviembre en defensa de la Educación y la Universidad
Pública, con una participación masiva del estudiantado, augura un curso
académico agitado.
Como ya he indicado, durante octubre y noviembre el movimiento también se
ha visto obligado a abordar las distintas opciones posibles ante las elecciones
generales del 20 de noviembre. Dada su enorme diversidad se ha demostrado
imposible adoptar una posición común, pero sí se ha podido comprobar el
amplio rechazo al bipartidismo dominante (“PSOE, PP, la misma mierda es” ha
sido uno de los esloganes más coreado desde el 15-M) y la disposición a
conocer las propuestas de otros partidos, especialmente de izquierda, o las
implicaciones que pueden tener el voto nulo o en blanco y la abstención activa.
Lo significativo ha sido precisamente que prácticamente todos los partidos se
han visto obligados a incluir en sus programas respuestas (eso sí, muy
moderadas en el caso de los dos partidos mayoritarios) a algunas de las
críticas y demandas del movimiento, particularmente en todo lo referente a la
“regeneración” de la política y de la democracia representativa. No obstante, el
movimiento ha rechazado cualquier intento de instrumentalización por una u
otra opción reivindicando su plena autonomía y su disposición a hacerse oír,
como ya lo ha hecho, durante la campaña electoral, con voces propias. Los
resultados de las elecciones parecen mostrar una influencia del Movimiento en
el aumento de votos a partidos minoritarios (especialmente a Izquierda Unida y
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187
Equo pero incluyendo a Unión Progreso y Democracia) y también en los votos
nulos y en blanco, particularmente en la elección del Senado, considerado
ampliamente como una institución ineficiente dadas su naturaleza y funciones
en el sistema político actual.
También conviene tener en cuenta que dentro y fuera de este movimiento
siguen existiendo colectivos y redes que tienen sus propias propuestas
programáticas, desarrollan su propia actividad y sus propios debates. Ése es el
caso de DRY, que poco después de la jornada del 15-M difundió su propia
plataforma reivindicativa de 8 puntos cuyos epígrafes son bastante
significativos: Eliminación de los privilegios de la clase política, Contra el
desempleo, Derecho a la vivienda, Servicios Públicos de calidad, Control de las
entidades bancarias, Fiscalidad, Libertades ciudadanas y Democracia
participativa, Reducción del gasto militar.
Igualmente, JSF surgió ya a partir de la movilización que convocó para el 7 de
abril de este año con un conjunto de demandas: Alquiler social universal,
regulación de la dación en pago, Control de la brecha salarial, Defensa y
transformación de los ciudades, Reducción de la jornada laboral a 35 horas,
Derogación de la Reforma laboral, Revisión de marco contractual vigente para
luchar contra la precariedad, Derogación de la reforma de las pensiones,
Adelanto de la edad de la jubilación, Paralización de recortes en educación,
Cese de la subida de tasas, Paralización de modelos de enseñanza elitistas,
Reforma Fiscal progresiva, Comisión de Investigación en el Parlamento que
identifique a los culpables de la crisis.
Lo mismo se puede decir de colectivos con objetivos más concretos, como la
Plataforma de Afectadxs por las Hipotecas o las Brigadas de Vigilancia de
Derechos Humanos, Attac, así como de nuevas redes como la ya mencionada
en relación con la exigencia de una Auditoría Ciudadana sobre la Deuda.
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188
3. ¿Qué perspectivas?
Sin embargo, la legitimación social alcanzada por el movimiento129 no nos
puede hacer olvidar la necesidad de tener en cuenta el impacto que puede
tener la victoria electoral que el PP ha obtenido este 20 de noviembre, con
mayor razón cuando ha conseguido la mayoría absoluta. ¿Cómo reaccionará la
mayoría de las personas que se reivindican de este movimiento en los
próximos meses? Eso está todavía por ver pero, teniendo en cuenta la
gravedad de la crisis sistémica y de las amenazas de nuevos recortes que se
anuncian siguiendo el ejemplo de lo que está ocurriendo en Grecia, Irlanda,
Portugal y ahora Italia, no parece que el efecto desmoralizador del triunfo del
PP vaya a pesar más que el entusiasmo y la repolitización tan extendidas que
se ha ido experimentando durante la corta pero intensa vida del movimiento. Es
esa confianza en la fuerza colectiva, en la posibilidad de contar con nuevos
instrumentos organizativos y participativos130 para estimular una ciudadanía
activa, la que permite prever una capacidad de resistencia y continuidad en los
próximos tiempos. Todo esto puede ayudarle a confluir y mezclarse más con
otros movimientos y plataformas unitarias –e incluso partidos políticos
minoritarios- y, sobre todo, a contagiar a otras organizaciones todavía distantes
del movimiento, especialmente los sindicatos mayoritarios, y sobre todo a los
sectores sociales más directamente afectados por la crisis y los recortes.
Una vez hemos entrado ya en esta nueva etapa habrá que valorar hasta qué
punto y hasta cuándo la victoria electoral del PP va a verse seguida –o no- por
una legitimidad de ejercicio de las políticas que vaya aplicando frente a un
movimiento de indignación colectiva dispuesto a cuestionarlas y a seguir
129
Una encuesta de Metroscopia, difundida a finales de octubre, así lo seguía confirmando: el 73 % de las personas entrrevistadas consideraba que el movimiento tiene básicamente razón en las cosas por las que protesta, un 81 % cree que desde que empezó la crisis económica mandan los mercados y un 63 % se pronuncia a favor de que el movimiento continúe después del 20-N (“El 73 % cree que los indignados tienen razón”, El País, 24 de octubre de 2011, 22). 130
Entre éstos se encuentra la nueva red N-1 (http://n-1.cc ), surgida como contraposición a los servicios web 2.0 de facebook y twitter, que aspira a fomentar una ciberparticipación real de las asambleas, comisiones y grupos de trabajo del movimiento y ayudar a actuar en tiempo real, especialmente ante acontecimientos imprevistos mediante iniciativas reactivas inmediatas. Obviamente, esa red tiene un carácter más interno y no sustituye el uso de las redes convencionales ni, sobre todo, la necesaria interacción cara a cara en las reuniones de las distintas instancias asamblearias o de grupo. Todo esto genera mayor complejidad y a veces interferencias no exentas de tensiones, pero la voluntad de mantener un consenso de trabajo en común ha permitido hasta ahora evitar que se transforme en rupturas dentro del movimiento.
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189
desafiándole en las calles y en las plazas a favor de un “Cambio de Modelo”.
Su horizonte alternativo queda así abierto permitiendo que en su seno vayan
madurando distintas propuestas, no necesariamente incompatibles entre sí:
desde las meramente “regeneracionistas” de la democracia representativa
hasta las que aspiran a un nuevo imaginario democrático ligado a la búsqueda
de la erradicación de las injusticias agravadas por la crisis sistémica y la
defensa de los bienes comunes. De reforzarse esta última perspectiva frente a
lo que consideran una “dictadura de los mercados”, probablemente entre en la
agenda del movimiento con mayor eco que hasta ahora la necesidad de debatir
sobre lo que debería ser la apuesta por emprender una “segunda transición” o
incluso nuevo proceso constituyente a escala estatal131.
Obviamente, en la evolución de este movimiento también habrá que tener en
cuenta cuál va a ser el comportamiento de las autoridades autonómicas –que
cuentan con mayoría absoluta del PP- y locales –con Ana Botella como nueva
alcaldesa, también con mayoría absoluta, en el Ayuntamiento de Madrid-, ya
que nuevos intentos de criminalización del mismo o/y el recurso a formas de
acción violentas por algunos sectores periféricos al movimiento podrían poner
en cuestión la legitimación alcanzada hasta ahora y provocar fracturas internas.
Lo mismo cabría decir sobre la necesidad de que el movimiento sea capaz de
emplear una “retórica optimista del cambio” (Hirschman, 1991) frente a la
resignación y la desmoralización, ofreciendo expectativas de conquista de
algunas de sus demandas, ya sean sustanciales o al menos procedimentales;
en este último sentido irían iniciativas en proceso de discusión como las
consultas populares alternativas relacionadas con la lucha contra las
privatizaciones132, el apoyo a Iniciativas Legislativas Populares (como la
relacionada con la dación en pago), la presión por la descentralización y
democratización del Ayuntamiento de Madrid o la exigencia de desaparición de
los Centros de Internamiento para Extranjeros (CIEs), sin olvidar la creación de
131
En relación con esta cuestión uno de los temas hasta ahora poco abordados por el Movimiento es el que afecta a la realidad plurinacional existente bajo el Estado español y cómo afectaría esto a la lucha por una “democracia real ya” o a un proceso constituyente que debería tener en cuenta la opinión y libre decisión de pueblos como el vasco, el catalán o el gallego sobre su propio futuro. 132
Existe ya una Iniciativa Legislativa Municipal, promovida por varios ayuntamientos, para promover un referéndum contra la privatización del Canal de Isabel II que, sin embargo, corre el riesgo de ser rechazada por el Parlamento autonómico madrileño.
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nuevas cooperativas de consumo, bancos del tiempo y otras actividades que
deberán coordinarse con las que se plantean a escala estatal y global.
Más allá, por tanto, de las incógnitas sobre su futuro, es innegable que ha
surgido un nuevo actor socio-político que parece reunir todos los rasgos que
caracterizan a un movimiento social: “desafío, acción colectiva, conflicto,
cambio, organización duradera y formas de acción principalmente no
convencionales” en torno a “la denuncia de uno u otro marco de injusticia” y
con “voluntad de modificar las agendas políticas y las creencias colectivas o el
‘sentido común’ dominantes” (Pastor, 2006: 135). Un movimiento que desarrolla
una “política contenciosa transgresiva” (McAdam, Tarrow y Tilly, 2005: 8), cada
vez más extendida en el marco de la crisis global actual de la democracia
representativa y de los sistemas políticos vigentes, y en cuyo desarrollo juegan
un papel destacado el nuevo activismo transnacional (Tarrow, 2011), facilitado
por los avances en la tecnologías de la información y la comunicación y el
creciente acceso a las nuevas redes sociales.
Referencias bibliográficas
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192
9. UN ESTIL «OCUPPY» DE SOSTENIBILITAT? JULIET B. SCHOR
[L’autora es professora del Boston College. Article publicat a The Guardian i traduit al català per
Araceli Casado.Reproduit amb el permís de l’autora i de The Guardian.]
Amb el recent fracàs de les converses sobre el clima de Durban,
l’esfondrament dels preus del carboni a Europa i la notícia que les emissions
van créixer un percentatge record del 6% al 2010, és hora de tornar a avaluar
l’enfocament econòmic del clima que predomina avui a les converses. La
creació de mercats de carboni, la compensació de les emissions de carboni i la
valoració dels ecosistemes parteixen de la premissa que la mercantilització i la
creació d’incentius econòmics produiran resultats sostenibles. A molts
ecologistes els agraden aquestes polítiques perquè semblen operar a favor,
més que no pas en contra, de les nostres institucions i incentius econòmics.
Però a mesura que les idees de mercat s’expandeixen i van deixant les seves
empremtes ecològiques i de carboni, una de les evidents preguntes que se’ns
plantegen és si l’economia que predomina no s’ha convertit en part del
problema.
És una de les conclusions que es podrien extreure de l’anàlisi del
moviment Ocuppy Wall Street. En unes brevíssimes poques setmanes un grup
heterogeni de menors de trenta anys ha estat capaç de transformar la conversa
global al voltant dels temes econòmics tot centrant-se en tres punts bàsics, tots
els quals són essencials per aturar el galopant canvi climàtic i els excessos
ecològics.
El primer és el principi de la antieconomia: no tot té o hauria de tenir
un preu. El moviment Ocuppy ens ha recordat que hi ha coses més importants
que els diners. Entre elles hi ha la dignitat humana, la solidaritat, la llibertat
d’expressió i la moralitat. Per contra, el pensament econòmic estàndard es
basa en la premissa que qualsevol cosa pot ser monetitzada i que els
perdedors sempre poden ser comprats pels guanyadors. La compensació es
produeix per mitjà del diner en efectiu, l’equalitzador que serveix per a
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qualsevol propòsit. Això pot funcionar per als casos de recursos corrents que
van començar a estudiar els economistes, com ara la valoració d’un parc local
o d’espècies d’importància menor, però és clarament erroni en el cas del clima.
El valor d’una atmosfera no contaminada s’acosta cada vegada més a l’infinit.
També estem arribant a aquesta part de la «corba» pel que fa a l’aigua, la terra
cultivable i els ecosistemes oceànics. El fet d’haver segrestat el debat sobre el
clima i haver-lo portat al terreny dels preus, els costos i els beneficis ha amagat
els veritables problemes i ha impedit que hi puguem trobar solucions justes. El
que hauríem d’estar discutint és una moratòria a les noves exploracions de
jaciments de petroli i gas, així com un calendari per a la total eliminació per
fases dels combustibles fòssils, en comptes de com la gent rica pot subornar la
gent pobre per tal que els deixin seguir contaminant.
La qüestió dels rics i els pobres és la segona idea correcta del
moviment Occupy. Pel que fa el medi ambient, la distribució és primordial. Pot
ser que no sigui exactament una qüestió de l’1% contra el 99%, com diuen els
manifestants, però no està gaire lluny d’això. El 7,5% superior de la població
global és responsable de la meitat de totes les emissions, mentre que el 50%
inferior no emet res en absolut. Aquest hauria de ser un dels punts de partida
de les converses globals sobre el clima. I malgrat tot, en els models econòmics
que dominen el debat sobre polítiques s’ignora aquesta crucial realitat. Enlloc
d’això, els responsables dels models comencen per establir un resultat final
«eficient». Si es preocupen per la distribució, ho fan només en una etapa
posterior. Després de tot, d’acord amb l’enfocament estàndard anterior, als
perdedors sempre els poden compensar els guanys obtinguts amb una una
millor política pública. Aquest és un procediment operatiu estàndard de la teoria
dominant, i qualsevol estudiant d’Iniciació a l’economia en pot donar fe. Però és
un enfocament defectuós.
Una de les raons és que la manca d’atenció a l’equitat al començament
de tot el procés l’única cosa que fa és soscavar la possibilitat que les polítiques
es puguin du a la práctica. Només cal preguntar a alguns congressistes dels
Estats Units, com ara Ed Markey i Henry Waxman, qui va incorporar els regals
als contaminadors a les lleis climàtiques. Els economistes que hi van donar
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suport ens van assegurar que així obtindríem resultats eficients. Les lleis van
fracassar al final, en gran part a causa de les implicacions distributives que els
opositors a aquestes van assenyalar com clarament injustes.
La raó menys obvia és que la distribució afecta als resultats, a diferència del
que succeeix en els models de llibre de text. Hi ha ara un ampli cos de recerca
sobre les maneres com la desigualtat de renda afecta la salut, el benestar, la
mobilitat social i la qualitat dels contactes socials. Les emissions i la
sostenibilitat s’han d’afegir al llistat. Tot i que hi ha menys investigació en
aquest sentit, sabem que la gestió dels bens comuns és més satisfactòria amb
una distribució més igualitària, que la reforma agrària redueix la desforestació i
que la igualtat està relacionada amb d’altres variables que redueixen les
emissions, com la reducció de la jornada de treball.
El darrer punt del moviment Ocuppy és que l’1% ha pres l’Estat i ha
distorsionat la democràcia. Han parlat sobretot de la política monetària i fiscal
però, a molts països, això no és menys cert pel que fa al clima i el medi
ambient. A Nord-amèrica, el poder econòmic dels grans contaminadors els ha
permès comprar polítics i obtenir resultats legislatius i en matèria de
reglamentacions. Banyats amb diners dels germans Koch, de les companyies
de carbó i d’altres contaminadors, els Republicans de la Cambra de
Representants dels EUA han passat de negar el tema climàtic als intents de
tancar l’Agència de Protecció Mediambiental (EPA per les seves sigles en
anglès), mentre que, al Canadà, el govern de Harper, ebri amb els beneficis de
les sorres bituminoses, s’ha retirat del Procés de Kyoto. Curiosament, però, en
la mida que el poder de les indústries energètiques ha crescut, les explicacions
dels economistes (juntament amb els psicòlegs) de la manca d’acció política
han anat en una direcció completament contrària: cap a la «neuroeconomia» i
les històries sobre la inadequació de la ment humana per processar el risc,
pensar de manera abstracta o retardar la gratificació. La paràlisi política és
vista com una fracàs humà compartit vinculat al funcionament del cervell. Però
aquesta és una explicació poc plausible en un món on éssers humans
aparentment similars han calculat respostes àmpliament divergents. El
moviment Ocuppy l’ha encertada. Les nacions més obstruccionistes són les
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
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que tenen els sectors energètics més poderosos, no un excés de gent amb el
còrtex prefrontal massa petit.
Per molt malastrugues que hagin estat les darreres notícies ecològiques, els
èxits dels membres del moviment Ocuppy haurien de generar una nova onada
d’optimisme entre els ecologistes. El seu desafiament a l’economia en el poder
ha reemmarcat radicalment el debat. Amb la justícia i la democràcia com a
valors principals, en lloc de l’eficiència i els costos, encara podem tenir una
oportunitat.
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
196
10. EL COMBATE CIVICO Y SUS REBELDES PRIMITIVOS
SALVADOR GINER. Universidad de Barcelona
Derechos y obligaciones resultan del conflicto. No son concedidos por dioses
misericordiosos, ni por la liberalidad de los ricos, los poderosos o los
encumbrados. Aunque haya derechos connaturales a todos los seres humanos,
la mayor parte se entienden como tales si primero han sido conquistados. Los
derechos de ciudadanía vigen y se aplican sólo tras la victoria en la batalla, el
forcejeo, tras la reivindicación, la superación de la oposición en el seno de una
comunidad política. En el caso menos violento, se alcanzan por la persuasión
tenaz.
Desde la franquicia electoral de las clases trabajadores hasta la
incorporación de todas las razas al cuerpo político, o la de las mujeres, o la
posterior de colectivos como los de los homosexuales, todos los derechos
dimanan de movimientos económicos, culturales, cívicos y políticos, con sus
correspondientes combates. Los derechos procederán de principios abstractos
–o del más abstracto y crucial, la dignidad del ser humano- pero son siempre
resultado de la historia, de gentes en acción, compitiendo entre sí,
redistribuyendo bienes simbólicos y recursos materiales escasos a través de
incontables lizas. Los derechos son derechos logrados. Batallas vencidas. La
emancipación, el estar libre de dominación, la igualdad, el reconocimiento
moral efectivo, son fruto de victorias y derrotas. A veces, los heredamos,
inconscientes de lo que hay detrás. Cosechamos victorias inmerecidas.
En no pocas democracias las luchas que entrañaban derechos de
ciudadanía han conducido a guerras civiles. En algunas, los derechos políticos
o civiles conquistados han sido el resultado de esfuerzos muy serios no
siempre libres de violencia. (El derecho de los negros a acceder a todos los
espacios públicos en diversos países, el de las mujeres a votar o recibir igual
salario, el de una nación a emanciparse como tal, son sólo algunos ejemplos
conocidos.) En algunos casos las rebeliones contra la exclusión han sido
incruentas, aunque largas y dificultosas. Desde los indios americanos (al Norte
y al Sur del continente) a los aborígenes australianos, la incorporación de los
pueblos indígenas en la politeya democrática ha sido forjada en la lucha. La
esclavitud no se abolió sin el correspondiente movimiento abolicionista. Las
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
197
castas de la India no sufrieron una erosión por sí solas, sino cuando su
abolición se unció a la lucha por la independencia del país y la instauración de
la ciudadanía universal.
En el seno de las democracias liberales capitalistas los movimientos que
surgen naturalmente de la sociedad civil rebosan a veces, y necesariamente,
sus posibilidades para manifestarse según normas convencionales de civismo.
La incapacidad del orden parlamentario liberal y el capitalista por satisfacer
anhelos perfectamente legítimos y la impaciencia ante su inmovilidad,
combinados con el desempleo y la frustración constante de expectativas,
engendran movimientos de protesta que se asemejan al caso de los rebeldes
primitivos que describió Eric Hobsbawm en su análisis de varias rebeliones
acaecidas en la primera era industrial.
Algunos levantamientos campesinos andaluces reunieron estas
características, que el historiador británico estudió en una obra hoy clásica. La
distancia es inmensa y las diferencias entre ellos y la de los indignados que
ocuparon la Puerta del Sol, la Plaça de Catalunya y Wall Street, o las plazas de
Tel Aviv -pero también, por otras razones la de Tahrir en El Cairo y muchas
otras en el mundo árabe o magrebí- son muy considerables. Hay sin embargo
elementos comunes entre ellos -espontaneismo, juventud, indignación moral,
deseo de cambio radical- que permiten símiles significativos. (Una obvia
excepción a este paralelo es, hoy en día, el uso de las telecomunicaciones
personales para convocar, movilizar y dar fe de los acontecimientos con
registros en vídeo transmitibles internacionalmente al instante. Otra, que la
desesperada situación de los campesinos rebeldes –hambre, miseria rural
extrema, trato feudal de los amos hacia sus labriegos- es esencialmente
distinta de los jóvenes marginados de hoy, con frecuencia laboralmente
excluidos, no protegidos sindicalmente pero sí beneficiarios –precarios- de
algunos aspectos del Estado benefactor-, lo que también permite una marcada
diferenciación entre ambos movimientos. Sin embargo, a pesar de esas
grandes diferencias, sería un error no ver en unos y otros movimientos un
cierto primitivismo, una falta de articulación interna capaz de hacer de unos y
de otros algo más duradero. Esto no los descalifica en absoluto.
La distinción entre los rebeldes primitivos “clásicos”, a la Hobsbawm, y
los de hoy se hace más aguda aún si la comparamos con las revueltas del los
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198
años 60 del siglo pasado, iniciadas en California, en Berkeley, en 1964, que
culminó con las matanzas de estudiantes en la mexicana Plaza de las Tres
Culturas en 1968, la invasión soviética de Praga, y en la más mediática y
manipulada “revuelta de Mayo” estudiantil, seguida de huelga general, en
Francia. Aunque habían elementos de primitivismo y espontaneismo -a veces
lúdico, semi hippy, y a menudo ligado a los flower children, a menudo también
oportunistas para no ir a combatir en Viet Nam-, cualquier símil con los
movimientos actuales, menos ligados al privilegio de los estudiantes
“burgueses” de aquella época y más a los parados y desempleados del
presente, es sociológicamente muy dudosa.
Quienes miran con condescendencia imperdonable o con el desprecio propio
de conservadores a ultranza a estos movimientos de hoy son, naturalmente,
incapaces de entenderlos. Ni capaces de explicarlos, salvo con la ayuda de
alguna implausible teoría conspiratoria.
También sería un error no comprender que tales movimientos son
asimismo parte de una sociedad civil democrática o predemocrática (aunque,
paradójicamente, parezcan ponerla a prueba). Son también expresiones de
virtud cívica. Esta está emparentada con las buenas maneras, pero no debe
confundirse con ellas. La virtud cívica misma, el civismo, debe entenderse
como resultado de un proceso de socialización política de la ciudadanía que
conduzca a su participación activa mínima en la vida pública. La última se
cumple solamente si un número suficiente de ciudadanos son activos, sin
profesionalizarse como políticos, si son ciudadanos republicanos en el sentido
riguroso de la palabra.
Los ciudadanos honestos no tienen porqué ser santos democráticos. Cierto es
que hay un elemento liviano de puritanismo en el discurso republicano que
exige participación, pero no lo es que sea farisaico ni moralista en el sentido
vulgar de la expresión. Al republicanismo le preocupa la virtud cívica por
aversión innata a la inmoralidad política y a la corrupción, desde la evasión de
impuestos a la prevaricación de los jueces y el robo de dineros públicos por
parte de los políticos. Estima obligatorio denunciarla, por un lado, y exigir la
alerta de toda la ciudadanía, por otro.
De ahí la cautela con que se debe usar la noción de virtud cívica y la de
participación responsable en el reino de lo público. Los ciudadanos activos o
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199
proactivos, los “virtuosos”, no pueden ser nunca ni militantes fanáticos de nada
ni miembros funcionariales de los partidos políticos. En cambio, abundan los
ciudadanos republicanos entre los movimientos sociales y las asociaciones
altruistas de la sociedad civil. Quienes hacen sentir su voz en la esfera pública
para fortalecer la democracia deliberativa y participativa o para fomentar la
práctica de la virtud cívica y la autonomía solidaria de la ciudadanía deben
contarse también entre ellos. Como se cuentan entre tantos rebeldes primitivos
de antaño. La democracia y la justicia social están en deuda permanente con
ellos. También lo están con los rebeldes primitivos modernos o
contemporáneos.
Barcelona, enero de 2012
Notas y fuentes
La aplicación del concepto de “rebelión primitiva” a movimientos cívicos de protesta contra el orden capitalista en crisis y demócrata-liberal como los señalados y definidos en este escrito, procede de Eric Hobsbawm en su Primitive Rebels: Studies in Archaic Forms of Social Movement in the 19th and the 20th Centuries, Manchester University Press, 1959 (traducción castellana en Ed. Ariel, Barcelona). Salvador Aguilar traza una muy pertinente distinción entre “rebeldes primitivos” y los que él llama “evolucionados” propios del mundo de hoy. Véase su estudio “Movimientos sociales y cambio social: ¿Una lógica o varias lógicas de la acción colectiva? (Rev. Int.de Sociol., no 3, Set.-
Dic. 2001, pp. 29-62.) Mi propio ensayo no considera como demasiado “evolucionados” los de protesta definida por sus mismos partícipes como “antisistema”, pero su brevedad no permite desarrollar más el argumento. Para distinguir estos movimientos de los que generan y luego, de veras, se insertan en una revolución en el sentido riguroso de la palabra véase S. Giner Sociología (Península, Barcelona, 2010, Cap. VIII, pp. 243 y sig.). También F. Fernández Buey, La Barbarie, de ellos y los nuestros (Paidós, Barcelona, 1995). Para los orígenes de la indignación, C. Donolo Disordine: L’economia criminale e le strategie della sfiducia (Donzelli, Roma, 2001). Para las revueltas anteriores a las actuales, E. Pinilla de las Heras Reacción y revolución en una sociedad industrial, Ediciones Signos, Buenos Aires, 1970. También, María Trinidad Bretones, Sociedades avanzadas (Hacer, Barcelona, 2001).
Las causas de la indignación en la desigualdad se hallan inmejorablemente descritas en Barrington Moore, Injustice: the Social Bases of Obedience and Revolt (Sharpe, White Plains, Nueva York, 1978) y en Principios de la desigualdad social
(Hacer, Barcelona, 2005), con un notable prólogo de M. Pérez Yruela, pp. ix-xxiv. En todo caso, el gran clásico en estos asuntos, absurdamente ignorado, es el estudio del sociólogo y filósofo danés Svend Ranulf de 1938, cuya versión inglesa es Moral Indignation and Middle Class Psychology.
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11. ¿POR QUÉ OCCUPY WALL STREET NO ES EL TEA PARTY DE LA IZQUIERDA? LA LARGA HISTORIA PROTESTATARIA DE LOS ESTADOS UNIDOS SIDNEY TARROW [Sidney Tarrow es profesor emérito Maxwell M. Upson de Gobierno en la Universidad de
Cornell, EE.UU. Es autor de diversos libros, entre ellos El nuevo activismo transnacional (Hacer, Barcelona), El poder en movimiento (Alianza Ed., Madrid), Contentious Politics, con
Charles Tilly (Paradigm), y Strangers at the Gates (Cambridge). Artículo aparecido
originalmente en Foreign Affairs; se publica con la autorización del autor; reprinted by permission of Foreign Affairs 10.10.2010. Copyright 2002-2012 by the Council of Foreign
Relations, Inc. www.ForeignAffairs.com. Traducción de Joan Quesada. La versión castellana
incorpora algunos pequeños cambios introducidos por el autor.]
«No es lo mismo una protesta emocional que un movimiento», dijo
recientemente el antiguo embajador estadounidense ante las Naciones Unidas,
Andrew Young, en referencia a las manifestaciones de Occupy Wall Street.133
«Esto es una protesta emocional», proseguía.134 «La diferencia está en la
organización y la articulación». Young entiende de movimientos sociales: como
pastor joven en el sur, participó en la Conferencia de Líderes Cristianos del
Sur, y estuvo en la cárcel por participar en manifestaciones en Alabama y
Florida. Sin embargo, su idea de que lo que está sucediendo hoy en día en el
sur del Manhattan carece de verdadero ímpetu parece falsa. El movimiento por
los derechos civiles no puede servirnos de precedente para entender Occupy
Wall Street. Tampoco es este movimiento un Tea Party de la izquierda, como
han sugerido algunos observadores.135 Como el movimiento madrileño del 15
de Mayo, Occupy Wall Street es un movimiento de un tipo completamente
nuevo.
Tanto el movimiento por los derechos civiles como el Tea Party136 nacieron
para servir a sectores sociales específicos. En el primer caso, los
afroamericanos que sufrían el peso de las leyes segregacionistas del sur; en el
segundo, los estadounidenses mayores, de clase media blanca, que se
consideraban víctimas de un Gobierno federal desmesurado. «Esto tiene que
133
http://www.foreignaffairs.com/articles/136399/michael-hardt-and-antonio-negri/the-fight-for-real-democracy-at-the-heart-of-occupy-wall-street. 134
http://abcnews.go.com/US/wireStory/seasoned-activists-critique-wall-street-protests-14700603. 135
http://articles.cnn.com/2011-10-06/politics/tea.party.left_1_tea-party-express-chairman-amy-kremer-political-movement?_s=PM:POLITICS. 136
http://www.foreignaffairs.com/articles/67455/walter-russell-mead/the-tea-party-and-american-foreign-policy.
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
201
ver con la gente que trabaja duramente para ganarse el pan, y quiere
conservarlo», declaraba un grupo del Tea Party. Por el contrario, Occupy Wall
Street plantea pocas propuestas de políticas nuevas y tiene una configuración
de partidarios cambiante según va extendiéndose por todo el país. Lo más
cerca que han estado sus activistas de hacer pública una declaración clara de
objetivos fue con la «Declaración de la ocupación de la ciudad de Nueva York»,
que colgaron el día 30 de septiembre. «Como un pueblo, unidos», proclamaba
la declaración, «reconocemos la realidad: que el futuro de la raza humana
requiere de la cooperación de sus miembros; que nuestro sistema debe
proteger nuestros derechos, y que, ante la corrupción de dicho sistema,
corresponde a los individuos proteger sus propios derechos y los de sus
vecinos». A duras penas se puede decir que eso sea una plataforma de
políticas nuevas. Pero la cuestión es que plataformas como estas no son la
razón de ser de este nuevo tipo de movimiento.
Charles Tilly, el sociólogo de Columbia fallecido en 2008, dividía los
movimientos en tres tipos, según su fundamento sean las políticas que
reivindican, los sectores a los que afirman representar o las identidades que
intentan construir. Tanto el movimiento por los derechos civiles como el Tea
Party combinaban el primer y el segundo objetivos. Occupy Wall Street es lo
que podríamos denominar un movimiento del tipo «aquí estamos». Preguntar a
sus activistas qué es lo que quieren, como hacen algunos expertos, carece de
sentido. Las personas que participan en él ni son seguidores desilusionados de
Obama, ni una «turba», como cínicamente los ha descrito el líder de la mayoría
republicana en el Congreso, Eric Cantor. Con su presencia, todo lo que dicen
es: «¡Reconocednos!».
Si Occupy Wall Street tiene semblanza con algún otro movimiento de la
historia reciente de los Estados Unidos este sería, en realidad, el nuevo
movimiento feminista de la década de 1970. Cuando dicha lucha hizo su
aparición, inmediatamente después del movimiento por los derechos civiles,
conmocionó tanto a los conservadores como a unos aturdidos liberales. Los
primeros consideraban a las activistas como un atajo de anarquistas que
quemaban sostenes; los segundos las veían como poco femeninas, o como
liberales bienintencionadas salidas de la reserva. Aunque las líderes del nuevo
movimiento feminista deseaban introducir ciertas políticas en la agenda pública,
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
202
su principal demanda era de reconocimiento, y de conciencia, del sesgo de
género presente en la realidad cotidiana. De igual modo, cuando los activistas
de Occupy Wall Street atacan Wall Street, su objetivo no es el capitalismo en sí
mismo, sino un sistema de relaciones económicas que ha perdido el rumbo y
ha dejado de servir al público.
Periódicamente, miles de estadounidenses, que no proceden de una única
clase social ni de una región particular, y que carecen de un objetivo explícito,
se unen en lo que el teórico político de Cornell, Jason Frank, ha denominado
un «momento constituyente».137 Por su parte, el teórico constitucional Bruce
Ackerman nombra tres momentos de ese tipo en la historia de los Estados
Unidos.138 El más reciente tuvo lugar durante la Gran Depresión, cuando las
duras condiciones de vida y la indignación se sumaron para provocar una
oleada de huelgas y manifestaciones, algunas de las cuales se parecían mucho
más al comportamiento de una turba que el movimiento de Occupy Wall Street.
No tenían una agenda política específica, pero exigían reconocimiento y un
cambio radical en las relaciones entre el Gobierno, el pueblo y las
corporaciones.
Los paralelismos entre la década de 1930 y la actualidad son sorprendentes.
La economía se ha hundido hasta alcanzar niveles históricos de desempleo y
de dureza de las condiciones de vida. La crisis económica, también ahora, es
global; las fuerzas del oscurantismo y la reacción se han puesto en marcha
(piénsese en las leyes antiinmigración recientemente aprobadas en los estados
de Arizona y Alabama), y los diseñadores de políticas exigen salvajes recortes
del déficit. El Tribunal Supremo, que, en la década de 1930, no era consciente
de que las doctrinas judiciales del siglo XIX resultaban absolutamente
inadecuadas para los problemas económicos de inicios de siglo, ha regresado
hoy en día a la doctrina del «originalismo», que pretende retroceder aún más:
ahora hasta el siglo XVIII.
Sin embargo, la energía que está sumando fuerzas tras Occupy Wall Street
bien podría no dar pie a otro New Deal. Quizás no produzca un «momento
constituyente». Durante la Depresión, el desempleo superó el 25%;
actualmente, es del 9,1%. Entonces, los Estados Unidos tenían un presidente,
137
http://books.google.com/books?id=LXQTfl7qn3EC&dq=isbn:0822346753. 138
http://books.google.com/books?id=pw3LvaBECg0C.
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203
Franklin Roosevelt, que decía de los plutócratas que se oponían a sus políticas
y lo odiaban personalmente: «¡Bienvenido sea su odio!». Igual que hacen
quienes hoy protestan en Wall Street, Roosevelt hablaba de un «gobierno en
manos del dinero organizado», y de las «fuerzas del egoísmo y el ansia de
poder». La respuesta fue electrizante, y Roosevelt fue reelegido por una
mayoría que superó a la de la primera elección. La diferencia esta vez es que
la Casa Blanca y el Partido Demócrata no pueden liderar la ira incipiente que
refleja el movimiento de Occupy Wall Street. En la conferencia de prensa de la
semana pasada, después de reconocer que comprende el enfado de quienes
protestan, el presidente Barack Obama se apresuró a asegurarle al sector
financiero su apoyo permanente.
Los movimientos «aquí estamos» suelen estallar rápidamente y se disipan
con la misma velocidad, o se desintegran en arroyos de reivindicaciones e
intereses particulares. Otros, como el nuevo movimiento feminista, acaban
generando unos cuantos sectores organizados, cada uno con un conjunto
propio de demandas e identidades políticas. Es demasiado pronto para decir
cuál de ambos será el destino de Occupy Wall Street. Pero una cosa es
segura: lo que estamos escuchando es una llamada a un sector empresarial
satisfecho de sí mismo y a las personas en Washington que lo hacen posible
para que despierten, una llamada que apunta a que existe en los movimientos
de base de la sociedad estadounidense una nueva fuerza que exige cambios.
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204
12. ¿POR QUÉ AHORA? ¿QUÉ VENDRÁ A CONTINUACIÓN? NAOMI KLEIN Y YOTAM
MAROM CONVERSAN SOBRE OCCUPY WALL STREET
[Artículo publicado en The Nation, 9 de enero de 2012, accesible en
http://www.thenation.com/article/165530/why-now-whats-next-naomi-klein-and-
yotam-marom-conversation-about-occupy-wall-street. Traducción de Joan
Quesada.
Naomi Klein es periodista, activista y autora de La doctrina del shock: ascenso
y declive del capitalismo, y No Logo. Escribe una columna periódica en The
Nation y The Guardian. Yotam Marom es organizador político, educador y
escritor afincado en Nueva York. Ha participado activamente en Occupy Wall
Street, y es miembro de la Organización por una Sociedad Libre (Organization
for a Free Society). La conversación que aquí publicamos tuvo lugar en Nueva
York y se publica con la autorización de The Nation.]
Naomi Klein: Una de las cosas más intrigantes del momento que estamos
viviendo es: ¿por qué ahora? La gente llevaba un par de años oponiéndose a
las medidas de austeridad y denunciando los abusos de los bancos,
básicamente con el mismo análisis: «no pagaremos vuestra crisis». Y sin
embargo, parecía que la cosa no despegaba, al menos en los Estados Unidos.
Había manifestaciones y había proyectos políticos, y había también protestas
como las de Bloombergville, pero todo ello pasaba bastante desapercibido. En
realidad, nada tenía una escala masiva, nada era verdaderamente capaz de
generar inquietud. Así pues, ¿cómo explicas tú eso, después de haber
participado en Occupy Wall Street desde los inicios, y también en acciones
anteriores contra las medidas de austeridad?
Yotam Marom: Bien, mi primera respuesta es: no tengo ni idea; nadie lo sabe.
Sin embargo, creo que puedo lanzar algunas ideas. Pienso que hay varias
cosas a las que debemos estar atentos cuando asistimos a un momento como
este. Una es las condiciones existentes: paro, deuda, ejecuciones hipotecarias
y muchas otras cuestiones a las que se enfrentan las personas. Todas esas
condiciones son algo real, son pésimas, y no se pueden falsear. Otra de las
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205
bases para que suceda algo así son los esfuerzos organizativos de las
personas para preparar momentos como este. Nos gusta fantasear con este
tipo de sublevaciones y grandes momentos políticos, pero estos solo ocurren
tras una enorme cantidad de esfuerzos de organización que se producen cada
día, en todo el mundo, en las comunidades verdaderamente marginadas que
han de hacer frente a los peores ataques.
Así pues, esos son los dos tipos de prerrequisitos que un momento como
este exige. Y después, cabe preguntarse, ¿cuál es el tercer elemento que hace
que todo confluya? ¿Cuál es el desencadenante, el polvo mágico? Bueno, no
estoy seguro de la respuesta, pero sí sé cuál es la sensación. Es como si algo
se abriera, un espacio que nadie sabía que existía, y muchas cosas que antes
eran imposibles ahora son posibles. Es como si algo se desatascara. De
repente, toda clase de personas comenzaron a darse cuenta de que su lucha
era esta misma lucha, empezaron a identificarse con ella, a sentir que era
posible ganar, que hay alternativas, que las cosas no tienen por qué ser así.
Pienso que eso es lo más especial.
NK: ¿Tienes la sensación de que está teniendo lugar un debate orgánico sobre
un cambio de sistema económico? Es decir, sabemos que existe una dura
crítica, airada y radical, de la corrupción y de la apropiación empresarial del
proceso político. Se están produciendo enérgicas denuncias. Lo que no está
tan claro es en qué medida la gente se está preparando para construir de
hecho algo nuevo.
YM: Sí, decididamente creo que nos encontramos en un momento único de
desarrollo de un movimiento que no es únicamente un movimiento de protesta
contra algo, sino que es también un intento de construir algo nuevo que lo
sustituya. Potencialmente, se trata de una versión muy incipiente de lo que yo
llamaría un movimiento de poder dual, que es un movimiento que, por un lado,
intenta crear los valores y las instituciones que querríamos tener en una
sociedad libre, mientras que, al mismo tiempo, genera un espacio para que ese
mundo llegue a existir al resistir y desmantelar las instituciones que
obstaculizan su consecución. La ocupación en general, como táctica, es una
forma fantástica de lucha de poder dual, porque la ocupación es tanto un lugar
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
206
en el que poner en práctica las alternativas —mediante la democracia
participativa, las bibliotecas radicales, la tienda médica en la que todos pueden
recibir tratamiento… todo a pequeña escala— y es también un campo base
para la lucha contra el exterior. Es donde se genera la lucha contra las
instituciones que nos privan de lo que necesitamos, contra los bancos y los
representantes del capitalismo financiero, contra el Estado que protege e
impulsa todos esos intereses.
Es sorprendente, y realmente da muchos ánimos, porque es algo que faltaba
en muchas luchas del pasado. Normalmente, tienes una cosa o la otra. O
tienes instituciones alternativas, como eco-pueblos y cooperativas alimentarias,
por un lado, o movimientos de protesta y demás contrainstituciones, por el otro,
como los grupos pacifistas o los sindicatos. Sin embargo, raras veces ambas
cosas se funden o llegan a darse cuenta de que se trata de una misma lucha. Y
rara vez tenemos movimientos que quieran hacer ambas cosas, que las
consideren inseparables, que comprendan que las alternativas tienen que
luchar, y que la lucha debe realizarse de forma tal que represente los valores
del mundo que queremos crear. Así pues, creo que se trata de un hecho
absolutamente radical y fundamental, que tiene un potencial enorme.
NK: Estoy completamente de acuerdo con que la clave es esa combinación de
resistencia y alternativas. Un amigo mío, el activista británico por el
medioambiente y las artes John Jordan, habla de las utopías y la resistencia
como la doble hélice del ADN del activista, y dice que cuando la gente se limita
a apartarse e intentar construir su utopía, sin participar en los sistemas de
poder, es cuando se vuelve totalmente irrelevante, y también cuando se vuelve
absolutamente vulnerable al poder estatal y, con frecuencia, acaba siendo
aplastada. Y, simultáneamente, cuando uno se limita a protestar, a resistir, y no
cuenta con esas alternativas, creo que es como un veneno para los
movimientos sociales.
Aun así, yo continúo preguntándome sobre las políticas correctas, sobre
cómo dar el salto de esas alternativas a pequeña escala a los grandes cambios
de políticas que permitirían que estas fueran capaces de transformar la cultura.
Mucha gente se ha dado cuenta de que el sistema está tan deteriorado que, en
verdad, de lo que se trata ya no es de a quién votamos para ocupar los cargos.
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207
Una de las formas de responder a esta situación es decir: «de acuerdo, no
vamos a crear un partido político ni a intentar llegar al poder, sino que vamos a
examinar el sistema para identificar las barreras estructurales al cambio real, y
vamos a defender objetivos políticos que tal vez empiecen a reparar todos esos
defectos estructurales». Eso significa ocuparse de cuestiones como el modo en
que las corporaciones financian las elecciones, y el papel de las empresas de
medios de comunicación, y todo el tema de la personalidad corporativa en este
país. Es posible encontrar luchas de defensa de unas pocas políticas clave
que, posiblemente, crearían una situación en la que, dentro de diez años, la
gente no vería como un absoluto cinismo la idea del cambio dentro del sistema
político. ¿Tú qué piensas al respecto?
YM: Bueno, creo que tienes razón y que hay que encontrar la forma de hacerlo,
pero han de ser formas que no pongan en peligro lo que hasta el momento ha
tenido tanto éxito en este movimiento y en este momento, que es que se trata
de un movimiento tan amplio que personas muy distintas pueden encontrar su
lugar en él.
Pienso que, dentro del movimiento más general, todos tenemos un papel
distinto, y Occupy Wall Street tiene también su papel particular. Personalmente,
no quiero tener nada que ver con gente de grupos de presión ni candidatos
políticos, tampoco quiero centrar todo mi tiempo en conseguir pequeños
cambios de políticas, y no creo que sea ese el papel de Occupy Wall Street.
Pero puedes estar segura de que espero que la gente que dedica su tiempo a
eso salga y lo haga. Espero que sepan reconocer que lo que ahora está
pasando es que se está creando un clima en el que ellos pueden presionar
para que las cosas viren hacia la izquierda y conseguir mayores triunfos. Yo no
voy a conformarme con todos los pactos que esa gente va a tener que aceptar,
y no creo que solo con reformas vayamos a sobrevivir, pero estas también son
necesarias. Si queremos una transformación real y significativa, hay que ir
logrando victorias según vayamos avanzando, porque es así como podemos
ofrecer a la gente los cimientos sobre los que proseguir con la lucha a largo
plazo, y es así como podemos crecer hasta alcanzar la masa crítica necesaria
para, al final, romper con este sistema.
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
208
Mientras tanto, nuestro papel como Occupy Wall Street debería ser el de
soñar con mucho más que eso. Creo que nuestra tarea consiste en mirar hacia
la lejanía, reivindicar una visión, crear alternativas e intervenir en los procesos
políticos y económicos que gobiernan la vida de las personas. Debemos
reconocer que las instituciones que rigen nuestras vidas tienen verdadero
poder, pero no necesariamente debemos participar en ellas según sus propias
reglas. Pienso que el papel de Occupy Wall Street es entorpecer todos esos
procesos para evitar que utilicen su poder, así como crear espacios para las
alternativas que pretendemos construir. Y, entonces, si los políticos u otras
personas que se sienten solidarias con este movimiento desean sumarse a él,
deberían utilizar el movimiento para obtener todas aquellas cosas que pueden
hacernos más fuertes a largo plazo. Y ahora tienen la oportunidad de hacerlo.
NK: Hay una cosa que me tiene dividida, ¿sabes? Por un lado, Occupy Wall
Street es tan amplio que una enorme variedad de gente ha encontrado su lugar
bajo una misma carpa. Y tiene cierto valor contar con un movimiento capaz de
intervenir en el discurso político en ciertas coyunturas clave. Es especial
porque, si miramos lo que está sucediendo en Europa en estos momentos,
creo que debemos ir preparándonos para el siguiente shock económico. Es
muy importante que, cuando llegue la siguiente tanda de medidas de
austeridad, exista un movimiento de masas listo para decir: «De ningún modo.
No pagaremos. Si necesitáis dinero, cobradle impuestos al 1 % y recortad el
gasto militar; no recortéis la educación ni las cartillas de alimentos».
Pero hay una cosa que debe quedar clara: eso no es hacer que las cosas
mejoren, sino tan solo procurar evitar que empeoren mucho más. Para hacer
que las cosas mejoren, hay que plantear reivindicaciones en positivo.
Mira, por ejemplo, las protestas chilenas. Es un movimiento notable, y
enormemente significativo desde la perspectiva histórica, porque marca
realmente el fin de la dictadura chilena, más de veinte años después de que
esta terminara de hecho. Pinochet estuvo tanto tiempo en el poder, y tantas de
sus políticas quedaron vigentes durante una transición negociada, que la
izquierda en Chile no se ha recuperado de verdad hasta que esta generación
de jóvenes ha salido a la calle. Y han salido a la calle estimulados por unas
medidas de austeridad que estaban perjudicando gravemente la educación. Sin
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
209
embargo, en lugar de decir: «estamos en contra de las últimas medidas de
austeridad», lo que han dicho es: «defendemos la educación pública y
queremos revertir todo el programa de privatizaciones». Tal vez parezca una
reivindicación limitada, pero han sabido traducirla en términos más generales
de desigualdad. Lo han hecho al demostrar que la privatización de la educación
en Chile, y la creación de un atroz sistema educativo con dos categorías bien
diferenciadas, solo exacerbaba y perpetuaba la desigualdad. Las protestas han
puesto en pie al país entero, y ahora ya no se trata tan solo de un movimiento
estudiantil. Las circunstancias son completamente distintas de las de Occupy
Wall Street, porque el movimiento se inició a partir de una reivindicación. Sin
embargo, demuestra que, si la reivindicación es lo bastante radical, esta puede
inaugurar un debate mucho más amplio sobre cuál es el tipo de sociedad que
queremos tener.
Creo que es más una cuestión de visión que de reivindicaciones. Lo que me
preocupa es que haya tantos grupos que intentan cooptar al movimiento y
pretenden recaudar dinero aprovechando sus esfuerzos, que el movimiento se
defina por lo que no es más que por lo que es o, aún mejor, por lo que podría
llegar a ser. Si el movimiento se encuentra constantemente en la tesitura de
tener que decir: «no, no somos vuestros peones; no somos esto; no somos
aquello», el peligro es que quede anclado en una identidad defensiva que le ha
sido impuesta desde el exterior. Creo que algo así es lo que le ha sucedido al
movimiento de oposición a la globalización corporativa después de Seattle, y
odio ver cómo se repiten los mismos errores.
YM: Creo que tienes razón en eso. Y tienes razón también en el tema de las
reivindicaciones en contraposición a la visión. Nosotros no tenemos
reivindicaciones del tipo de las que les gustaría oír a otras personas. Pero está
claro que tenemos reivindicaciones, está claro que queremos cosas. Cuando
reclamamos que una vivienda ejecutada le sea entregada a una familia que
también ha perdido la suya por ejecución de la hipoteca, o cuando organizamos
a los estudiantes para que escenifiquen flashmobs en los bancos que los tienen
endeudados, o cuando los activistas ecologistas entran en los bancos que
invierten en carbón y se tumban en el suelo fingiendo que están muertos; todas
ellas son formas de dar voz a nuestras reivindicaciones mediante un nuevo
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
210
lenguaje de resistencia. Occupy Wall Street es realmente una gran carpa que
no tiene una sola voz, pero eso no significa que los otros grupos desaparezcan
cuando entramos en ella. Sigue habiendo grupos de defensa del derecho a la
vivienda que exigen el fin de las ejecuciones hipotecarias, o sindicatos que
reclaman trabajos decentes, etc. Intentamos construir un movimiento en el que
grupos e individuos tengan autonomía para hacer lo que deben hacer y librar
las batallas que deben librar, a la vez que se solidarizan con algo mucho más
grande y de más alcance, algo radical y visionario. Y eso es parte del motivo
por el que tener una visión resulta tan importante, ya que es esa visión la que
conecta todas esas luchas.
Aun así, creo de verdad que hay que conseguir cosas, tienes toda la razón en
eso. Supongo que, tal y como yo lo veo, estamos a punto de experimentar una
transición de lo simbólico a lo real —o eso espero—, tanto por lo que respecta
a la creación de alternativas como en lo tocante a la oposición. Hay que exigir
viviendas, no solo como un símbolo, sino para que la gente viva en ellas. Hay
que abrir los hospitales que han cerrado y poner médicos. Y lo mismo hay que
hacer con las luchas de oposición: hay que poner obstáculos a que los
negocios continúen operando como siempre han hecho, pasar de la protesta a
la resistencia. Lograremos tener verdadero impacto cuando el Congreso no
pueda aprobar sus leyes porque la resistencia es demasiado grande, porque la
gente sale a la calle. Tendremos verdadero impacto cuando no nos limitemos a
bailar en vestíbulos de sucursales bancarias, sino que bloqueemos la entrada a
las sedes centrales donde los bancos diseñan sus políticas. Debemos forzar a
quienes diseñan las políticas a reevaluar sus decisiones, y debemos edificar el
poder necesario para sustituir todas esas políticas, no solo su contenido, sino
también su forma. Si solo se tratara de cambiar el lenguaje y la cosa quedara
ahí, perderíamos una oportunidad increíble de tener un efecto real sobre la vida
de las personas, de una manera significativa. Esto no es un juego. Una
sociedad donde hay viviendas vacías y gente sin hogar es una cosa
básicamente repugnante, y es inaceptable; no se puede permitir. Y lo mismo se
puede decir de todo lo demás: la guerra, el patriarcado, el racismo. Tenemos
una responsabilidad increíble.
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
211
NK: Y nadie sabe cómo hacer lo que estáis intentando hacer. Tal vez se pueda
apuntar a Islandia, o a algunas de las cosas que sucedieron en Argentina, pero
esas son luchas nacionales, ubicadas en cierto modo en la periferia del
sistema. Ningún movimiento ha logrado desafiar con éxito al capital global
hipermóvil en su propio lugar de origen. Por eso, todo lo que ahora estamos
comentando es tan nuevo que produce pavor. Creo que la gente debería
admitir que siente pánico y no sabe cómo hacer lo que sueña con hacer,
porque, si no, su pánico —o, más bien, el nuestro— afectará de forma
subconsciente a nuestras políticas, y podemos acabar en una situación en la
que la gente diga: «no, no quiero estructura alguna», o «no, no quiero hacer
ninguna reivindicación que hable de políticas, ni quiero tener nada que ver con
la política», cuando lo que pasa realmente es que uno está cagado de miedo
porque no tiene ni idea de cómo hacer las cosas. Así que, tal vez, si todos
admitimos que estamos entrando en territorio ignoto, ese pánico pierda parte
de su fuerza.
YM: Sí, eso es muy importante. Estamos inventando todos juntos. Lo que
acabas de decir me ha hecho recordar un momento que creo que fue para mí
un punto de inflexión. Cuando llevaba unas tres semanas participando en la
ocupación, sentado debatiendo con un grupo de gente que acababa de
conocer, reflexionábamos sobre el movimiento y adónde se dirigía, y recuerdo
que en un instante de delirio pensé: «Vaya, estamos venciendo». Era
surrealista. Y, a esa idea, le siguió inmediatamente una pregunta: «Y entonces,
¿qué es lo que queremos?». No habíamos ganado demasiado, ¿sabes?; ni aún
hoy hemos ganado mucho, y no estamos más próximos en absoluto a la
sociedad en que querríamos vivir. Aun así, yo tenía la sensación de que el
discurso estaba cambiando, de que todo el mundo estaba pendiente de
nosotros, de que ante nosotros se abrían muchas posibilidades. Era la primera
vez que sentía eso, y creo que era la primera que sentían algo parecido la
mayoría de personas que están vivas aquí y en este momento. Y, realmente,
eso me dio muchas fuerzas; de verdad que me cambió la vida, pero también
fue un instante terrorífico, porque, vaya, eso significa que esto va de verdad,
que es mucho lo que hay en juego. No es una broma.
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
212
Retomando el hilo de lo que es posible y lo que no: todo eso era
imposible hace tan solo unos cuantos meses. Era inconcebible. Y así lo sentía
yo, personalmente, cosa que me convertía en un cínico. Aprendí mucho de
eso. Resulta que sabemos muy poco de qué es lo posible. Es toda una lección
de humildad, muy importante, y abre muchas puertas. Y tú, ¿qué crees que es
posible?
NK: En primer lugar, en este momento se están abriendo posibilidades que yo
jamás antes había visto, porque nunca había habido tanta gente de nuestro
lado como ahora. Quiero decir que, en Seattle, no teníamos tanto seguimiento.
Éramos marginales. Siempre lo habíamos sido, porque estábamos en un
momento de boom económico. Ahora, el sistema ha violado sus propias
normas de forma tan desafiante que ha perdido toda credibilidad. Y lo que hay
es un vacío. Existe un vacío para que otras voces que sean creíbles vengan a
llenarlo.
Personalmente, creo que las mayores posibilidades están en vincular crisis
ecológica y crisis económica. Pienso que el cambio climático es la expresión
última de la violencia del capitalismo: el modelo económico que idolatra la
codicia por encima de todo lo demás no solo está haciendo que la vida sea
peor a corto plazo, sino que va camino de hacer que el planeta sea inhabitable
a medio plazo. Y sabemos científicamente que, si continuamos con el mismo
régimen económico, ese es el futuro que nos espera. Creo que el cambio
climático es el argumento más poderoso que ha habido jamás contra el
capitalismo, y el mayor argumento a favor de la necesidad de contar con
alternativas a este. Y la ciencia nos ha puesto un plazo: tenemos que empezar
a reducir drásticamente las emisiones antes de que acabe esta década, lo que
significa que debemos comenzar ahora mismo. Creo que ese plazo basado en
la ciencia tiene que estar presente en cualquier debate sobre qué es lo que
vamos a hacer a continuación, porque, de hecho, no tenemos todo el tiempo
del mundo.
También deberíamos ser conscientes de que ese tipo de urgencia existencial
podría resultar ser una fuerza muy regresiva si la utiliza la gente equivocada.
Es fácil imaginar a autócratas utilizando la urgencia climática para decir: «no
tenemos tiempo para democracias ni para participación, lo que hay que hacer
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
213
es imponerlo todo desde arriba». Ahora mismo, la forma que tiene el
movimiento ecologista convencional de utilizar dicha urgencia es decir: «es un
problema tan imperioso que lo que único que podemos pedir son esos
acuerdos sobre derechos de emisión, ya que es todo cuanto se puede lograr
políticamente». Hablar de la relación entre crecimiento económico y cambio
climático está fuera de lugar, se supone, porque no tenemos tiempo de realizar
cambios tan profundos.
Y sin embargo, ese es un cálculo político previo a Occupy Wall Street. Como
tú mismo has señalado, Occupy Wall Street pretender cambiar cuanto sea
posible. Por eso, cuando hablo con grupos ecologistas, les digo: imaginaos lo
que sería posible si el movimiento contra el cambio climático no estuviera solo
ahí fuera, sino que formara parte de una rebelión política mucho más amplia de
oposición a un modelo económico basado en la codicia. Porque, en ese
contexto, es realista hablar de cambiar este sistema. Es mucho más realista, de
hecho, que presionar a favor de planes corruptos, como el de comercio de
derechos de emisión, que sabemos que no tienen ninguna posibilidad de
llevarnos adonde la ciencia nos dice que debemos ir.
También me ilusiona que, en los diez años transcurridos desde que el
movimiento llamado antiglobalización alcanzara su máximo auge, ha habido
muchas iniciativas que prueban que la relocalización económica y la
democracia económica son tan posibles como deseables. Solo hay que fijarse
en la explosión del movimiento por los alimentos locales, de la agricultura de
base comunitaria y de los mercados de productos agrícolas locales. O en el
movimiento de cooperativas verdes. O en los proyectos comunitarios de
abastecimiento con energía eólica y solar. Además, hay ciudades como Detroit,
Portland o Bellingham, que están trabajando en múltiples frentes para
relocalizar sus economías. La cuestión es que hay ejemplos actuales, que se
pueden aducir, de comunidades que han sorteado la crisis económica mejor
que aquellos lugares que todavía dependen de unas pocas grandes
corporaciones multinacionales, y que podrían quedar asolados de la noche a la
mañana si esas multinacionales cerraran las puertas. Y, más importante aún,
muchos de esos modelos atajan simultáneamente la crisis económica y la
ecológica: crean empleo, reconstruyen la comunidad y, a la vez, reducen las
emisiones y la dependencia de los combustibles fósiles.
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
214
Volviendo a la idea de considerar la resistencia y la creación de
alternativas como cadenas gemelas de ADN, veo posible un futuro en que el
elemento de resistencia de Occupy Wall Street pudiera empezar a dar apoyo a
las políticas que todas esas alternativas económicas necesitan para pasar al
siguiente nivel.
Así pues, es ahí donde yo veo un gran potencial, tanto una enorme fuerza
potencial, como una gran pérdida potencial, en términos de oportunidades
perdidas. ¿Tú qué opinas?
YM: Yo creo que existen más posibilidades ahora de las que yo nunca habría
imaginado. Creo que, en un futuro no muy distante, podemos alcanzar muchos
logros que realmente mejoren la vida de las personas, podemos seguir
cambiando el paisaje político y podemos convertirnos en un movimiento de
masas, con fuerza para proponer otro tipo de mundo y luchar por él. Creo que
esto es solo el principio, y existe un gigantesco potencial. Y también veo ese
otro tipo de posibilidades a largo plazo. Pienso que podemos alcanzar una
sociedad verdaderamente libre. Creo que es absolutamente posible tener un
sistema político y económico que podemos decir que realmente controlamos
democráticamente, que participamos en él, que es igualitario y liberador, donde
las personas, las comunidades y las familias tengan su autonomía y, a la vez,
sean solidarias entre sí. Pienso que es posible, y necesario. Eso es lo
maravilloso de este momento y de este movimiento, supongo. Ahora mismo,
aquí sentado, no puedo ni imaginar los límites de lo que es posible.
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Sección 3 Las revueltas de agosto en Londres/ Les revoltes d’agost a Londres
■ Información genérica 13 Pere Grané (OCS), “Introducció al conflicto de Londres”. 14 « Les revoltes de Londres. Cronologia dels esdeveniments » (Pere Grané). 15 “Las revueltas de Londres. Cronología de los acontecimientos” (Salvador Aguilar). ■ Análisis: 16 Salvador Aguilar (UB), “Revueltas anómicas en Gran Bretaña”.
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13. INTRODUCCIÓ AL CONFLICTE DE LONDRES PERE GRANÉ I FELIU
El passat mes d’agost, Mark Duggan, un home negre de vint-i-nou anys, va
morir a Tottenham quan estava sota custòdia policial. Com va succeir a Paris
l’any 2005,139 diferents tipus de desordre van esclatar en diferents localitats i
municipis –Birmingham, Manchester, Wolverhampton o Gloucester– arreu del
Regne Unit. Quatre nits consecutives de saquejos i incendis van deixar cinc
persones mortes i més de 2.000 detinguts. La policia preveu que les
investigacions criminals duraran anys.
Al barri de Tottenham, en el qual van començar els disturbis el 6 d’agost, quan
succeeix quelcom greu que afecta la fràgil relació entre policia i comunitat –un
arrest polèmic, una mort sota custòdia–, la gent fa una marxa cap a la
comissaria de policia. El dia de la manifestació per la mort de Duggan, no hi va
haver l’habitual diàleg entre la policia i els manifestants tal que es desactivés la
tensió de la situació. Aquesta es va manejar malament, però “si només hagués
sigut això, no s’hauria donat pas al desastre posterior” (Muir, 2011). Aquells qui
van encapçalar la marxa la van dissoldre pacíficament i van implorar a la resta
que fes el mateix. Tot i que la gent no es va creure l’explicació de la policia en
relació a les causes de la mort de Duggan, els disturbis no foren conseqüència
d’aquest empipament. Com diu Keith Flett, l’historiador socialista, “pots posar
els mateixos elements junts i 99 vegades de 100 no passarà el mateix. Llavors
quelcom succeeix, potser el moviment de la policia en contra d’algú, i llavors
acaba essent una espurna” (Muir, 2011).
Encara que des dels mitjans de comunicació s’ha definit els disturbis i saquejos
com a «disturbis racials» –‘racial riots’–, «disturbis de classe» –‘class riots’– o
«consumisme violent» –‘shopping riots’–, en cada municipi o barri les
característiques d’aquests foren diferents, en tant que també ho eren les
localitats i poblacions en les quals van transcórrer. Per exemple, mentre que el
139
Hi ha diferències entre els disturbis del Regne Unit i els de les «banlieues» parisenques. D’una banda, els disturbis francesos gairebé no van penetrar al centre de la ciutat o els barris adinerats. Per l’altra, el malestar es traduïa en la crema de vehicles i edificis governamentals, a diferència del pillatge dels riots britànics. Per últim, en el cas dels disturbis de les banlieues, l’absència de les noves tecnologies va evitar que les multituds convergissin ràpidament a localitzacions llunyanes. “L’exclusió física i arquitectònica no apareix entre les raons citades per explicar la violència continuada del Regne Unit” (Goodman, 2011).
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
217
component racial a Birmingham fou central (Hussain, 2011), a Tottenham
aquells que s’uniren a les protestes contra la mort de Duggan tan foren negres,
com asiàtics o blancs (Lewis i Harkin, 2011). En relació a altres lectures del
conflicte, mentre que “el discurso dominante asocia a los jóvenes de las clases
populares con un comportamiento antisocial” (Jones 2011), part de la gent
involucrada en el pillatge a Wood Green foren llicenciats desocupats (Rashid
2011). I és que les diferències entre disturbis també apareixen en el paper que
va tenir la mort de Duggan. Mentre que a Londres aquest va motivar una
revolta contra la policia, segons un estudi finançat pel govern britànic, “fora de
Londres els disturbis generalment no es poden atribuir a la seva mort” (Lewis i
Taylor, 2011). Ara bé, el gran debat s’ha generat al voltant del contingut polític
d’aquest conflicte social. “Una manera d’aproximar-se a una qüestió tan
complexa és distingir entre els incidents que desencadenen els disturbis i les
causes que els fan més probables” (Ponticelli i Voth, 2011). En relació a les
causes, l’estudi recent de Ponticelli i Voth realitzat a quasi quaranta països
europeus demostra que existeix una clara associació estadística positiva entre
retallades en la despesa i el nivell de malestar social (mentre que pujar els
impostos no provoca el mateix efecte). En aquesta mateixa direcció, Tony
Wood, cap de redacció adjunt de la revista britànica New Left Review, mesos
abans de les revoltes afirmava el següent:
“Una ola de protestas sociales sacude, desde hace algunos meses, al Reino
Unido a causa de «la austeridad justa» del primer ministro conservador, David
Cameron. En el escenario político actual, estamos en presencia del surgimiento
de jóvenes más radicales que sus mayores. [...] Esta generación se encuentra
en una posición inédita: rechaza enérgicamente las tres principales fuerzas
políticas140, lo cual la lleva a optar de manera casi sistemática por tácticas
extraparlamentarias que sus mayores habían dejado atrás141” (Wood, 2011).
La intuïció de Wood és valuosa en tant que percep l’augment de radicalitat a
raó de la desconnexió política i l’empitjorament de les condicions de vida.
140
L’autor fa referència al partit laborista, al conservador i als liberal-demòcrates. 141
Els disturbis d’agost, però, no van ser duts a terme exclusivament per joves (Lewis i Harkin, 2011).
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218
Tenint en compte tot el que s’ha dit, és pot concloure que el col·lapse de
la llei i l’ordre en la societat consumista britànica va donar lloc al pillatge. No
obstant, els fenòmens s’han d’ubicar en un context d’exclusió social
(desigualtats de condicions i possibilitats, retallades en educació i pobresa),
escassa mobilitat social i elevada desocupació. La desconnexió política que
acompanya aquest context –la qual és alhora causa i conseqüència d’aquest
context social–, en un moment concret esclata, prenent forma de revolta social
contra el sistema i la seva articulació política: el govern.142 Tot i que no s’està
davant d’un moviment social, ja que no hi ha articulada una reivindicació
col·lectiva pública continuada, cal tenir present que “la gent pot estar enutjada
per problemes polítics –inequitat, mancança de representativitat– mentre que el
seu empipament pot no estar políticament dirigit o organitzat” (Jones i Riley,
2011). Com es podrà observar a continuació, Aguilar defineix aquest tipus de
protestes com a «revoltes anòmiques»,143 ja que l’estructura normativa que
opera habitualment , i manté relativament cohesionats als membres de la
comunitat, queda en suspens. “Estas revueltas anómicas contemporáneas no
parecen prepolíticas. Son el recurso de los grupos populares marginales,
carentes de voz política institucional, para marcar terreno en la defensa de sus
intereses. [...] En el capitalismo contemporáneo, estas formas de protesta son
recurrentes y de frecuencia creciente” (Aguilar, 2011). Alguns dels precedents
dels riots de 2011 els podem trobar a Detroit el 1967 (Younge, 2011) l’estadi
Heysel el 1985, a Brixton el 1981 o al mateix Tottenham l’any 1985 (Muir,
2011).
142
“L’oportunitat de «lluitar» contra el «govern», mitjançant la lluita amb la policia, va ser política” (Conroy, 2011). 143
Aquestes emergeixen en societats on es compleixen tres condicions: La primera, hi ha alienació individual i absència de qualsevol estructura forta de cohesió col·lectiva. La segona, existeix una estructura normativa operativa per a la majoria percebuda com a quelcom aliè per una minoria (a vegades molt àmplia) que es considera a si mateixa al marge de la societat. I finalment, els protestataris refusen la forma de vida dominant però sense reivindicacions, únicament amb l’afany de destruir l’ordre establert. A això, cal afegir algunes observacions addicionals que fa l’autor.
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219
Bibliografia
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YOUNGE, G. (2011), “The Detroit riots of 1967 hold some lessons fort he UK”,
The Guardian, (05/09).
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14 LES REVOLTES DE LONDRES. CRONOLOGIA DELS
ESDEVENIMENTS PERE GRANE
Background històric
Abril de 1980 Abril de 1981 Juliol de 1981 Setembre 1985 Octubre de 1985 Desembre 1995
Bristol: batuda policial que enfervoreix a l’empobrida comunitat negra. Un dia i una nit de violència, amb 130 detinguts, 19 policies ferits i crema de vehicles i edificis. Brixton: un rumor sobre l'apunyalament d'un jove negre per la policia aixeca una multitud de 5.000 persones que s'enfronten a l'autoritat: 365 ferits (300 d'ells, policies), dues nits de disturbis i crema de 150 edificis i un centenar de cotxes. Toxteth, barri de Liverpool: arrest injustificat d'un estudiant, xocs violents, mort d'una persona, 500 detinguts, 500 policies ferits. La revolta dura nou dies durant els quals es van cremar 70 edificis. Handsworth, barri de Birmingham: arrest que provoca un aixecament i xoc entre les comunitats negra i asiàtica. Tottenham, barri de Londres: mort d'una dona negra quan la policia registrava casa seva; la protesta de carrer va derivar en la mort de l'agent Blakelock, apunyalat per la multitud. Brixton: mort d'un jove negre custodiat per la policia després d'un robatori. Centenars de protestataris de carrer i 20 detinguts.
Cronologia Agost 2011
6.08.2011 8.08 9.08 10.08
Mort d'un jove negre a Tottenham crivellat per la policia. El fet, en un barri atabalat per la crisi i les retallades, dóna lloc a una onada de revoltes als barris londinencs. Allò que inicialment era una manifestació antipolicial de 300 veïns davant la comissaria central es transforma en revolta violenta. El mateix dia que la por arrasa les Borses mundials, comença “la batalla de Londres”: la violència, el pillatge i els incendis s'estenen per la capital i es propaguen també a Birmingham, Leeds i altres ciutats. Vandalisme i enfrontaments entre els manifestants i policies antidisturbis, molt virulents a Hackney i Brixton. Els activistes es connecten a través de Blackberries (les quals “permeten emetre el missatge d'on es dóna l'oportunitat d'enxampar telèfons mòbils, electrodomèstics o roba esportiva gratis”, corresponsal). El primer ministre Cameron suspèn les seves vacances i es posa al davant de la situació. Londres clareja presa per 16.000 agents i en estat de màxima alerta mentre els comerços tanquen les seves portes al caure la tarda per evitar saquejos. L'anàlisi balística mostra que el jove de Tottenham no va disparar als agents. Al voltant de mil detinguts. La violència pren preu a Manchester (amb incendis de locals i assalts a comerços), Birmingham, Wolverhampton i
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11.08 12.08 13.08 15.08 17.08
West Bromwich; la policia, desbordada, observa els saquejos. Croydon, a Londres, “zona de guerra” i barri on mor la primera víctima. Centenars de veïns, organitzats mitjançant Twitter, es llancen a netejar els carrers. Cameron, que va trigar tres dies a adonar-se de la gravetat de la crisi: “Farem el què sigui per restaurar la llei i l'ordre”. La violència als carrers sembla disminuir, però són assassinats tres musulmans que protegien unes tendes a Birmingham i un home rep una brutal pallissa en intentar sufocar un incendi en Ealing Broadway i mor uns dies després. Ahmadineyad demana a l'ONU que intervingui i freni “el comportament salvatge” de la policia anglesa. El Govern, amb el suport de l'oposició, reforça la seguretat i la justícia per donar un càstig exemplar als mobilitzats. La policia duu a terme batudes massives i divulga les fotos dels violents. Entre els acusats de robatori hi ha persones marginades però també joves acomodats, professors i nens, fins a una prometedora atleta de 18 anys denunciada per la seva mare. Cameron nega que els problemes socials siguin l'origen de la crisi: “Són solament delinqüents” (el recolza el 42% de l'opinió pública sondejada). El Govern presenta càrrecs contra 800 saquejadors de les 1.700 persones detingudes pels disturbis. El Govern rectifica la duresa, thatcheriana, del seu discurs i admet ara que cal integrar a les comunitats marginades. Però Cameron insisteix en la “tolerància zero” i denuncia el “col·lapse social a càmera lenta” del Regne Unit, mentre que el líder laborista Miliband, inicialment molt en la línia de Cameron, subratlla que l'egoisme i la irresponsabilitat no són patrimoni exclusiu dels joves de classe baixa, que segueixen la senda dels banquers i dels parlamentaris corruptes. Sentències exemplificatives i ràpides contra els esvalotadors detinguts, defensades per Cameron i criticades per altres per la desproporció entre delicte i càstig.
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15. LAS REVUELTAS DE LONDRES ● CRONOLOGIA DE LOS
ACONTECIMIENTOS. SALVADOR AGUILAR
Background histórico
Abril de 1980 Abril de 1981 Julio de 1981 Septiembre 1985 Octubre de 1985 Diciembre 1995
Bristol: redada policial que enardece a la empobrecida comunidad negra. Un día y una noche de violencia, con 130 detenidos, 19 policías heridos y quema de vehículos y edificios. Brixton: un rumor sobre el apuñalamiento de un joven negro por la policía levanta una multitud de 5.000 personas que se enfrentan a la autoridad: 365 heridos (300 de ellos, policías), dos noches de disturbios y quema de 150 edificios y un centenar de coches. Toxteth, barrio de Liverpool: arresto injustificado de un estudiante, choques violentos, muerte de una persona, 500 detenidos, 500 policías heridos. La revuelta dura nueve días durante los cuales se quemaron 70 edificios. Handsworth, barrio de Birmingham: arresto que provoca un levantamiento y choque entre las comunidades negra y asiática. Tottenham, barrio de Londres: muerte de una mujer negra cuando la policía registraba su casa; la protesta callejera derivó en la muerte del agente Blakelock, apuñalado por la multitud. Brixton: muerte de un joven negro custodiado por la policía tras un robo. Centenares de protestatarios callejeros y 20 detenidos.
Cronología Agosto 2011
6.08.2011 8.08 9.08
Muerte de un joven negro en Tottenham acribillado por la policía. El hecho, en un barrio agobiado por la crisis y los recortes, desata una ola de revueltas en los barrios londinenses. Lo que inicialmente era una manifestación antipolicial de 300 vecinos ante la comisaría central se transforma en revuelta violenta. El mismo día que el miedo arrasa las Bolsas mundiales, empieza “la batalla de Londres”: la violencia, el pillaje y los incendios se extienden por la capital y se propagan también a Birmingham, Leeds y otras ciudades. Vandalismo y enfrentamientos entre los manifestantes y policías antidisturbios, muy virulentos en Hackney y Brixton. Los activistas se conectan a través de Blackberries (que “permiten emitir el mensaje de dónde se da la oportunidad de pillar teléfonos móviles, electrodomésticos o ropa deportiva gratis”, corresponsal). El primer ministro Cameron suspende sus vacaciones y se pone al mando de la situación. Londres amanece tomada por 16.000 agentes y en etado de máxima alerta mientras los comercios cierran sus puertas al caer la tarde para evitar saqueos. El análisis balístico muestra que el joven de Tottenham no disparó a los agentes. Alrededor
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10.08 11.08 12.08 13.08 15.08 17.08
de mil detenidos. La violencia prende en Manchester (con incendios de locales y asaltos a comercios), Birmingham, Wolverhampton y West Bromwich; la policía, desbordada, observa los saqueos. Croydon, en Londres, “zona de guerra” y barrio donde fallece la primera víctima. Centenares de vecinos, organizados en Twitter, se lanzan a limpiar las calles. Cameron, que tardó tres días en darse cuenta de la gravedad de la crisis: “Haremos lo que sea para restaurar la ley y el orden”. La violencia en las calles parace disminuir, pero son asesinados tres musulmanes que protegían unas tiendas en Birmingham y un hombre recibe una brutal paliza al intentar sofocar un incendio en Ealing Broadway y muere unos días después. Ahmadineyad pide a la ONU que intervenga y frene “el comportamiento salvaje” de la policía inglesa. El Gobierno, con el apoyo de la oposición, refuerza la seguridad y la justicia para dar un castigo ejemplar a los movilizados. La policía lleva a cabo redadas masivas y divulga las fotos de los violentos. Entre los acusados por robo hay personas marginadas pero también jóvenes acomodados, profesores y niños, hasta una prometedora atleta de 18 años denunciada por su madre. Cameron niega que los problemas sociales sean el origen de la crisis: “Son solo delincuentes” (le apoya el 42% de la opinión pública sondeada). El Gobierno presenta cargos contra 800 saqueadores de las 1.700 personas detenidas por los disturbios. El Gobierno rectifica la dureza, thatcheriana, de su discurso y admite ahora que hay que integrar a las comunidades marginadas. Pero Cameron insiste en la “tolerancia cero” y denuncia el “colapso social a cámara lenta” del Reino Unido, mientras que el lider laborista Miliband, inicialmente muy en línea con Cameron, subraya que el egoísmo y la irresponsabilidad no son patrimonio exclusivo de los jóvenes de clase baja, que siguen la senda de los banqueros y de los parlamentarios corruptos. Sentencias ejemplarizantes y rápidas contra los alborotadores detenidos, defendidas por Cameron y criticadas por otros por la desproporción entre delito y castigo.
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
224
16. REVUELTAS ANÓMICAS EN GRAN BRETAÑA 144
SALVADOR AGUILAR
I
Los acontecimientos británicos recientes iniciados en Tottenham (agosto de
2011, véase la Cronología: ítem 15 del Anuario) han hecho estallar una crisis
social de grandes dimensiones y diagnóstico incierto, algo perceptible en la
desorientación y desconcierto, académico, mediático, de opinión pública, con
que se está abordando su tratamiento. Es algo chocante, porque lo más
sensato sería recurrir a lo que la ciencia social contemporánea ha aprendido
sobre “patologías sociales” como las que emergen en este tipo de crisis.
Grandes periódicos han titulado la cobertura de esta crisis como “Explosión
social” (El País) o “La banlieue británica” (La Vanguardia). Y así es, dan en el
clavo: lo ocurrido está emparentado directamente con los sucesos franceses de
noviembre de 2005 y el levantamiento de los barrios periféricos (las banlieues)
que duró poco pero produjo la quema nocturna de 20.000 vehículos y amplios
daños políticos y ciudadanos colaterales. Tanto en ese caso como en el de
Reino Unido en 2011 se trata de una revuelta social, pero de un tipo particular
que denominaré “anómica”.
Anomia es un término técnico muy querido de algunos grandes científicos
sociales para indicar una situación donde la estructura normativa que opera
habitualmente, y mantiene relativamente cohesionados a los miembros de una
comunidad, queda en suspenso. Anomia indica carencia de normas: los valores
considerados poco antes como vigentes y que predisponían a una obligación
moral (conformidad) han dejado de funcionar, mientras otros valores nuevos
que deberían reemplazarlos no están todavía disponibles. ¿Por qué hay
revueltas o formas de protesta que pueden considerarse anómicas? Al menos
por tres razones. Una, la estructura normativa imperante para una mayoría de
la población es percibida como algo ajeno por una minoría –la que se moviliza–
que se considera a sí misma al margen de la sociedad (no tanto por voluntad
propia, sino porque interpretan que el resto de sus conciudadanos prescinden
144
Una versión abreviada del presente artículo se publicó en El País, La Cuarta Página, 12.09.2011, p. 25, con el título “Revueltas en un mundo sin normas”.
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
225
de ellos); en consecuencia, esa estructura normativa se manifiesta inoperante y
fallida, para esa minoría pero también para los que se guían por ella (al abrirse
paso una conciencia ciudadana inmediata de crisis social y fracaso de
convivencia para lo que, en otras condiciones, sería meramente un altercado o
un acto de pillaje). Dos, determinadas revueltas son anómicas cuando lo que
hacen es expresar una condición de fondo de la sociedad global, donde
conviven una masiva alienación individual y la ausencia de cualquier estructura
fuerte de cohesión colectiva, combinación revelada por la conducta asocial e
incluso antisocial de esa minoría aludida en la que se reconoce la propia
mayoría. Y tres, una protesta social se puede interpretar como anómica cuando
sus integrantes, lo protestatarios, carecen de reivindicaciones y, por tanto, de
propuestas normativas alternativas. Los rebeldes se manifiestan aquí como
partidarios de una protesta expresiva que implica rechazo de la sociedad
mayoritaria, pero es un rechazo inerte: no pretende sustituir nada sino
únicamente exhibir afán de destrucción y puesta en cuestión completa del
orden social vigente. No hay pues ni reivindicaciones, ni liderazgo claro, ni afán
de negociar demandas, lo que desconcierta a los gobiernos de turno y a la
población en general: parece una protesta, en la terminología de Hobsbawm,
“pre-política” y de orientación ideológica reaccionaria (el afán de transformar
ese mundo está ausente). Dice el historiador británico:145
lo que aquí nos interesa no es esta corriente central de organización y política entre los
trabajadores urbanos. Preferiría discutir algo que mejor decribiremos como un remolino
permanente en la vida urbana que como una corriente. Lo llamaremos, valiéndonos de la frase
inglesa clásica, “the mob” (la turba), porque la inconstancia que chocó a quienes observaban
era una de sus características superficiales más evidentes. La turba puede definirse como el
movimiento de todas las clases urbanas pobres encaminado al logro de cambios políticos o
económicos mediante la acción directa –es decir, por el motín o la rebelión-, pero un
movimiento que todavía no estaba inspirado por ninguna ideología específica; o, si es que
encontraba la expresión de sus aspiraciones en algún modo, lo hacía en términos tradicionales
y conservadores (la “muchedumbre de la Iglesia y del Rey”). Era un movimiento “prepolítico” y,
como tal, fenómeno primitivo en nuestro sentido.
145
Eric Hobsbawm, Rebeldes primitivos, Capítulo “La turba urbana”, Ariel, Barcelona, 1968, p. 145.
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
226
Sin embargo, estas revueltas anómicas contemporáneas, aunque puedan
parecerlo, no son exactamente pre-políticas. En las grandes ciudades pre-
industriales europeas y en la primera industrialización, es frecuente el recurso
de los grupos populares marginales, carentes de voz política institucional, a
este tipo de protesta expresiva y espasmódica, también efímera, con la cual
marcan terreno implícitamente para la defensa de sus intereses. Algo así
también han puesto de relieve, para el caso francés de 2005, sociólogos como
Castel y Maffesoli, y algo así se ha desarrollado en el Reino Unido en agosto
de 2011. Parece una forma poco racional de definir y defender intereses (sin
parecido alguno, por ejemplo, con los grupos populares que disponen de
sindicatos y partidos), pero se trata de una impresión engañosa. Viene a ser un
formato de protesta colectiva económico (por su espontaneidad, carencia de
organización y actores, desactivación rápida, baja visibilidad de los
protestatarios) en contextos donde el acceso a la negociación de intereses es
considerada por los protestatarios como impensable: si lo que está en cuestión
es todo, el margen de negociación es ninguno.
En principio, que el origen del episodio londinense se localice en Tottenham,
el distrito con mayor desempleo de la ciudad (el 27% de los niños nacen en
familias sin ningún asalariado, contra un 10% en España) y que cuenta con una
importante comunidad étnica afrocaribeña, hace que la revuelta se asemeje a
crisis anteriores (véase la Cronología) donde los factores determinantes ya
eran la acumulación de la pobreza en zonas urbanas deprimidas infestadas de
drogas y alienación a gran escala;146 y según un testimonio del propio barrio,
esa comunidad negra se queja efectivamente de estar acorralada por los
recortes sociales y el acoso policial. A pesar de ello, algunos observadores han
señalado que la protesta actual, comparada con los episodios británicos
anteriores, presenta novedades importantes. Unos, en Tottenham, subrayan
que: “Este pillaje no es fruto de un conflicto racial. En Enfield, la gran mayoría
de los saqueadores son blancos” y de grupos de edad jóvenes (un 73% entre
18 y 24 años).147 Otros, como Peter Shirlow, experto universitario en orden
público, dice sobre los saqueadores que “la mayoría son jóvenes oportunistas
146
El autor de Hood Rat, Gavin Knight, apunta con razón al respecto: “Si uno crece en una zona de guerra, se convierte en un guerrero”, en “He visto el lado oculto de Reino Unido”, El País, 11.08.2011. 147
En El País, 11.08.2011, p. 4. Y La Vanguardia, 13.08.2011, p. 3.
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
227
que se dedican a saquear casi por placer”.148 Por su parte, el corresponsal de
El País sostiene de forma sugerente que esta crisis:
“parece menos ideológica, menos política que la del pasado. Las turbas se dedican sobre todo
a asaltar comercios para llevarse lo que pueden. No asaltan supermercados para llevarse
comida: el principal objetivo han sido las tiendas de teléfonos móviles, las de
electrodomésticos, las de ropa y zapatillas deportivas. Eso denota quizá que es el ansia de
consumismo, la frustración por no tener dinero para comprar lo que otros ya tienen, el principal
motor de la protesta” aunque, advierte, “sus problemas no vienen de cuatro años de crisis. Su
desencanto tiene raíces más profundas”, pese a que matiza lo anterior en el sentido de que “el
factor psicológico que alimenta la furia juvenil es la convicción de que las cosas no solo están
mal, sino que todo estará peor porque la biblioteca de la esquina va a cerrar, el centro social va
a ofrecer menos servicios, las ayudas a la vivienda se van a ver reducidas. Y con la paradoja
añadida de que todo eso se va a perder porque ha habido que ayudar a los bancos”.149
Mientras, otros analistas concentran la atención en las marcadas
desigualdades sociales desatadas por la globalización neoliberal (en Reino
Unido, el 10% de la población posee 273 veces más recursos que el 90%
restante), y el profesor de economía británico Eric McComarck parece dar en el
clavo al referir las causas del levantamiento a una “renegociación” (o quizá
anulación) del contrato social británico:
“Estamos viviendo un tira y afloja para ver con cuánto es capaz de conformarse la gente, hasta
qué punto acepta una reducción de su nivel de vida para que las élites puedan mantener el
suyo”.150
A primera vista, como resume bien Moisés Naím, “lo que esta variedad de
explicaciones significa es que, en realidad, nadie entiende el origen de esta
súbita explosión de violencia callejera (...) En vista de que en muchos países
los recortes al gasto público se han hecho inevitables, ya sabemos qué
148
En El País, 11.08.2011, p. 6. 149
Walter Oppenheimer, “Revuelta en Londres: muchos conflictos en uno solo”, El País, 10.08.2011, p. 7. 150
Citado en La Vanguardia, 10.08.2011, p. 5. En Tottenham se han cortado en un 75% los programas de apoyo a la juventud y desaparece la subvención de 30 € semanales para jóvenes estudiantes en familias de renta baja; véase Andy Robinson, “Economía de disturbios”, La Vanguardia, 12.08.2011, p. 39. Enrique Gil Calvo insiste en este origen básico de los disturbios de Londres en la desigualdad extrema: “los países anglosajones son las sociedades más desiguales del capitalismo occidental, y por eso en su espacio público se manifiesta ante todo la envidia, la rapacidad, el resentimiento y la ansiedad por el estatus”; en “La ocupación del espacio público”, El País, 21.09.2011, p. 27.
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
228
debemos esperar. La furia callejera de este verano se va a prolongar”.151 A
pesar de todo: (1) los orígenes de los conflictos siempre son multicausales, y
esto, en sí mismo, no tiene nada de desconcertante; pero (2) los focos
causales básicos de las revueltas anómicas parecen estar bien identificados.
Uno de los problemas de las “sociedades de la información” es el excesivo
ruido ambiental respecto a los problemas que se van sucediendo; pero como
de costumbre, y el propio Naím hace eso en su artículo citado al referirse al
trabajo de Voth y Ponticelli, lo primordial es atender a los estudios bien
fundamentados para entender lo que pasa. Sin embargo, que esta operación
es más compleja de lo que parece lo prueban las declaraciones nada menos
que del presidente de la Asociación Sociológica Británica que, para explicar los
disturbios de agosto, apela a una tradición precientífica y ya periclitada: “Veo
los disturbios como una clásica forma de comportamiento de masas. Lo que
hay que tener en cuenta con las masas es que son impredecibles e
irracionales. Las dinámicas de una muchedumbre se imponen y la gente pierde
su identidad”. Este punto de vista procede en línea directa de la psychologie
des foules de Gustave Le Bon, en pleno siglo XIX (1895), y ha sido demolido a
conciencia, entre otros, por Charles Tilly.152
Esto nos conduce a una segunda observación: estas formas de protesta
anómicas son inherentes al funcionamiento del capitalismo contemporáneo.
Diversos científicos sociales lo han puesto de relieve, pero nos limitaremos a
dos. Uno, el economista político Fred Hirsch, que ya en 1976 nos alertó
brillantemente sobre el mal diseño socioestructural del capitalismo moderno
para concitar cohesión social y conformidad: “El principio del autointerés es
incompleto en tanto que instrumento de organización social. Funciona de
manera efectiva únicamente en combinación con algún principio social de
refuerzo... [En el capitalismo moderno] se ha intentado erigir una organización
social crecientemente explícita sin el soporte de una moralidad social, lo que ha
dado como resultado una tensión estructural tanto en el mecanismo del
151
“Test: ¡Adivine el país!”, El País, 14.08.2011, p. 4. 152
Véanse su ataque a los “postulados perniciosos” en Grandes estructuras, procesos amplios, comparaciones enormes, Alianza Ed., Madrid, 1991. Las declaraciones de John Brewer, de la ASB, en El País Domingo, 14.08.2011, p. 2.
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
229
mercado como en el mecanismo político diseñado para regularlo y
complementarlo”.153
El capitalismo neoliberal de la última generación no ha hecho sino profundizar
la tendencia. Los saqueadores de Londres no mostraron menos moralidad
pública, sino tal vez más, que la exhibida en los cuatro años de crisis por las
élites financieras y económicas globales. ¿Por qué razón deberíamos dar más
crédito los ciudadanos, socialmente hablando, a unos que a otros? Este es el
problema central del capitalismo neoliberal: cómo concitar cohesión social y
obligación moral entre los habitantes de un sistema social basado
estrictamente en el autointerés, la depredación, la ventaja comparativa y la
desprotección pública de la mayoría de la población. (Esta es también la razón
principal que permite tratar de ingenuos o compañeros de viaje a los que creen
que se puede hacer entrar en razón a la élite que controla el sistema para
“reformarlo”; desde luego la ciudadanía tiene que intentarlo, pero el análisis
racional dispone de numerosos argumentos para poner en duda la posibilidad
de éxito de semejante empresa.)
Por otro lado, la relación entre la protesta anómica y las leyes de
funcionamiento del neoliberalismo fue bien establecida por el sociólogo (liberal-
conservador) Ralf Dahrendorf en 2008, uno de los mejores estudiosos de esa
cuasi clase social formada por el precariado y las nuevas formas de desempleo
y pobreza, a las que califica de subclase o infraclase: “¿por qué la subclase no
arremete y destroza los muebles de la casa que la clase mayoritaria construyó
para sí misma? De vez en cuando lo hace”, en el estadio Heysel en 1985 o en
Brixton en 1981 (antecedente del Tottenham actual). Pero en lo fundamental,
los “conflictos no se presentan como líneas de batalla en una guerra
revolucionaria, o incluso como una lucha de clases democrática, sino como
anomia”.154 Se presentan por tanto como resultado de la carencia de un
contrato social mínimo, situación que predispone al absentismo de cualquier
responsabilidad colectiva.155
153
Fred Hirsch, Social limits to growth, Harvard University Press, Cambridge, Mass., 1976, p. 12. 154
Ralf Dahrendorf, El conflicto social moderno, Mondadori, Madrid, 1990, p. 192. 155
A modo de ilustración de esta idea, estas son las declaraciones de Sukh, veinteañero londinense de origen indio, sobre los protagonistas de los disturbios de agosto: “No respetan a nadie. Piensan que deben recibir todo gratis y desconocen el valor del trabajo”, El País, 13.08.2011, p. 2.
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
230
Como subraya Dahrendorf, esta alienación de fondo de una mayoría de las
clases más bajas bajo el capitalismo no es nueva. Fue estudiada ya en los
años 30 del siglo pasado por Theodor Geiger, a quien cita: “El estrato más ba jo
«carece de sitio desde el punto de vista socioeconómico». No tienen
mentalidad para defender sus intereses de forma organizada, sino para la
«rebelión rabiosa»”. Pero la situación es muy diferente en las sociedades de la
OCDE de finales del siglo XX y principios del XXI, primero, porque con
frecuencia los rioters proceden de otros sectores sociales más acomodados,
algo que hemos presenciado de nuevo en Londres en agosto. Aunque,
segundo, mantienen su situación general de alienación: “El hecho crucial
relativo a la subclase y a los parados persistentes es que no tienen intereses
en la sociedad...La sociedad es para ellos, sobre todo, distante. La ven
simbolizada solo por la policía y los tribunales”.156 Pero, tercero, en palabras de
Lawrence Mead, la subclase “está alienada y es populista, pero no radical”.157
Los corresponsales de los grandes periódicos han difundido la imagen de los
disturbios como “cosa de jóvenes con chándal y habitualmente encapuchados y
también de algunas chicas que tapan sus rostros con pañuelos”; o señalando
que “los transeúntes pueden ser apedreados por turbas tan pequeñas como
agresivas”.158 Esta atmósfera hobbesiana es muy propia de las grandes urbes
de la era neoliberal y expresa esa condición de fondo de la alienación masiva.
Los medios de comunicación más sesgados intentaron hacer creer durante
esos días de agosto que el “nihilismo” y “gamberrismo” de los saqueadores
británicos respondía a demasiado Estado del bienestar (malcrianza,
absentismo de las familias dependientes del Estado, supuesta pérdida de
“valores” de las sociedades postindustriales).159 Pura e inaudita ideología. La
anomia y la protesta pasiva contra todo tienen sus raíces bien ancladas en la
estructura social característica del capitalismo neoliberal. ¿Qué se pensaban?
Hay pocos precedentes históricos de un sistema de dominación tan cruel y
antidemocrático como el instaurado bajo la globalización neoliberal, y los
156
El abogado defensor de uno de los detenidos en Londres, Sean Caulfield, aporta: “Se sienten desconectados de la sociedad y no aspiran a progresar”, El País, 13.08.2011, p. 2. 157
Las citas de Dahrendorf en íbid., p. 191. 158
J.M. Muñoz en El País, 10.08.2011, p. 3. 159
Dice un joven de color londinense de padre jamaicano y madre inglesa: “un padre que pegue a su hijo va hoy directo a la policía, y así crecen los críos, sin ninguna disciplina”, La Vanguardia, 11.08.2011, p. 6. Y el mismo primer ministro David Cameron sostiene que “hemos vivido el colapso moral a cámara lenta de nuestra sociedad” (La Vanguardia 16.08.2011, p. 3).
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
231
“costes” mínimos que han de afrontar los beneficiarios de tal sistema social
hiperdesigual e irresponsable (está arrasando el planeta e impidiendo su uso
por parte de las generaciones venideras) son la oposición de la izquierda
mundial, pero también este otro tipo de protesta política que se manifiesta a
primera vista como antipolítica y puramente dedicada al pillaje ocasional.160
No podemos esperar que estas explosiones anómicas se desvanezcan
fácilmente, porque son inherentes y obligadas en un sistema social de
capitalismo neoliberal. Algunos recurrirán al marketing político, harán ver que
no pasa nada y hablarán del neoliberalismo como “la sociedad abierta”, algo
contradicho aparatosamente por los hechos y el juicio de cualquier persona con
mentalidad independiente, y hablarán de los saqueadores como meros
“criminales” (como ha hecho David Cameron, sin ir más lejos); otros intentarán
paliar los efectos de las revueltas atacando los efectos de las mismas
(mediante ayudas públicas, mejora de la educación y creación de puestos de
trabajo para la subclase), lo cual es encomiable y obligado, pero difícilmente
practicable en épocas de crisis; la gente que busca un mundo mejor deberá
asociarse y presionar para escapar del neoliberalismo y de estas explosiones
bárbaras de la anomia, atacando así las causas del fenómeno por medio de un
nuevo sistema social racional basado en la igualdad, la democracia y el
bienestar de la mayoría de la población.
II
Sugerida la causa general última de las revueltas anómicas, recurriremos
ahora a la sociología política para identificar, con instrumentos más próximos al
terreno, los contextos y situaciones sociales que facilitan esta peculiar forma de
protesta a la vez política y antipolítica. La pregunta aquí debe ser: ¿cuáles son
los mecanismos sociales que operan en las sociedades de capitalismo
avanzado que confieren la peculiaridad examinada a las revueltas anómicas? Y
también: ¿por qué los individuos se suman a esa especial forma de acción
colectiva?
Por lo que se refiere a la segunda pregunta, esta es una cuestión que ha
preocupado a algunos grandes científicos sociales que nos han legado
160
Una persona que participa en los disturbios cuenta al corresponsal de El País: “Si eres joven, vulnerable y no le importas a nadie, no tienes nada que perder. Mi hermano dice que así es el capitalismo”, Rafael Estefanía, 9.08.2011, p. 3.
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
232
modelos explicativos duraderos, aplicables también a fenómenos como los
disturbios de Londres. Por ejemplo, Robert Merton, Mancur Olson y James
Scott; pero de cara al caso que examinamos, sobre todo Ted Robert Gurr y
Albert Hirschman. Todos ellos dan por supuesto que hay ciertas
determinaciones estructurales que contribuyen a desencadenar acciones
colectivas de esta y otras variantes; pero se interesan sobre todo por la
motivación individual que explica por qué grupos numerosos de individuos no
concertados entre sí deciden añadirse a una protesta colectiva suscitada por
algún malestar social.
El modelo de Hirschman de voz-salida-lealtad permite entrever de inmediato
el cambio básico experimentado por los movilizados en Francia y, ahora, en
Londres. Esa subclase formada por la marginación clásica y el nuevo
precariado, ubicada de manera más o menos estable en tiempos normales en
una especie de “salida” (eligen deliberadamente vivir en los márgenes e incluso
fuera de la sociedad activa, de la que “salen”), se desplaza hacia la “voz” (la
movilización) al ser alcanzados por los efectos de alguna crisis
desencadenante: económica y de austeridad, en el caso londinense;
probablemente interétnica y de guettoización crónica de su estilo de vida, en el
caso francés. En ambos casos queda de relieve ese particular fenómeno de las
sociedades opulentas contemporáneas ya señalado por Dahrendorf y
documentado por los periodistas en el agosto londinense: “...a menudo los
alborotadores no pertenecen siquiera a la subclase (...) Existe una curiosa
convergencia”, que es la que unifica relativamente al heterogéneo conjunto
movilizado y es expresión también de la anomia, “entre la cultura de la
subclase y la contracultura de la clase media; resulta «in» estar «out», por
decirlo así. El hacer caso omiso de las normas y valores de la sociedad oficial
se ha convertido en un hábito muy extendido”.161
Gurr, por su parte, propone cuatro modelos sencillos que relacionan
expectativas individuales “de valor” (lo que cada individuo se considera con
161
Ralf Dahrendorf, ibid., pp. 191-192. El corresponsal en Londres de La Vanguardia, Rafael Ramos, describe así la “globalización del gueto” en agosto: “la importación de la cultura del gueto de EEUU, y la adopción por los jóvenes del mismo lenguaje, la misma manera de vestir y las mismas actitudes hacia la familia y la autoridad que son norma en el Watts de Los Angeles, el West Side de Chicago o el Harlem de Nueva York. Tanto es así que los adolescentes británicos llaman a la policía the feds, y a sí mismos bruvs, como han aprendido de las películas de Hollywood y series de televisión como The Wire”. La Vanguardia, 16.08.2011, p. 3.
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
233
derecho a recibir de la sociedad a la que pertenece) y satisfacción real de esas
expectativas.162 Si la diferencia entre ambas curvas supera un determinado
límite, la “privación relativa” que experimenta el sujeto es insoportable y le
empuja a la acción y a la protesta colectivas. Para el caso de las revueltas
anómicas, como la de 2005 en Francia o la de los disturbios londinenses de
agosto, la utilización de los modelos de Gurr tiene el interés de que permite al
observador reparar en una diferencia crucial entre ambos casos. Para el caso
de las banlieues francesas, el modelo relevante de Gurr es el de la “privación
relativa aspiracional”:
Figura 1 Privación relativa aspiracional Posición expectativas
colectiva
de valor privación
relativa
----------------------------------------------------
capacidades
t i e m p o
Para los movilizados de los barrios periféricos franceses, de manera análoga a las
sublevaciones étnicas y raciales de los grandes guettos norteamericanos de los años sesenta
(Watts), crecen las expectativas de valor, debido a su acceso a la ciudadanía francesa efectiva
(al ser hijos de inmigrantes de segunda o tercera generación y, por consiguiente, “ciudadanos”
franceses) o al reconocimiento de los derechos civiles de los afroamericanos, sin un
crecimiento paralelo del potencial para su satisfacción.
Sin embargo, los disturbios londinenses recientes señalan en otra dirección, la
del modelo de “privación relativa decremental”:
162
Ted Robert Gurr, “A comparative study of civil strife”, cap. 17 de Hugh D. Graham y T.R. Gurr (eds.), The history of violence in America. A report to the National Commission on the causes and prevention of violence, Bantam, Nueva York, 1969. Una síntesis de las teorías de Gurr en S. Aguilar, Ordre i desordre, Hacer, Barcelona, 201, pp. 193-194.
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
234
Figura 2 Privación relativa decremental
Posición expectativas
colectiva ------------------------------------------------------------
de valor
privación
relativa
capacidades
t i e m p o
Para los movilizados británicos de 2011, el factor decisivo de su movilización individual es el
impacto de la crisis económica que implica que, mientras las expectativas de valor permanecen
relativamente estables y altas (a fin de cuentas, siguen siendo “ciudadanos” de una sociedad
opulenta), la satisfacción de las mismas en términos de ingresos y estándares de vida es
decreciente. Como señala Gurr, esta situación tiende a producir protestas y violencia
defensivas.
Las directrices teóricas de Hirschman y Gurr tienen una utilidad real que
permite distinguir ciertas pautas entre la masa de datos procedentes de los
disturbios. Sobre todo, permiten entrever los factores que han movilizado a una
mayoría de individuos que se han añadido así a una acción colectiva que ha
causado un notable desconcierto. Podemos ahora volver a nuestra primera
pregunta: ¿cuáles son los mecanismos sociales que operan en las sociedades
de capitalismo avanzado que confieren la peculiaridad examinada a las
revueltas anómicas? A mi entender, las propuestas de Oberschall desde la
sociología política son en este punto las más relevantes.
Anthony Oberschall dirige su mirada analítica, no a la reacción del individuo
ante un malestar social (como Gurr y Hirschman), no a la relación entre los
individuos afectados por el malestar y la cuestión de la cohesión social (como
Dahrendorf), sino a la estructura social próxima que encuadra los conflictos y
aporta mecanismos para guiar su trayectoria. Oberschall ordena las situaciones
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
235
posibles a partir de dos variables estratégicas. Una, los vínculos del grupo
movilizado con los grupos superiores y la estructura del poder. Según esta
variable, un grupo potencialmente movilizable se ubica en una de estas dos
situaciones: o bien es un grupo integrado (porque dispone de conexiones
estables que le facilitan ser escuchado por las autoridades superiores); o bien
un grupo segmentado (cuando no dispone de esa conexión y se encuentra
aislado respecto de los grupos de poder). La segunda variable principal hace
referencia a la estructura interna del grupo potencialmente movilizable. El autor
propone aquí tres situaciones posibles basadas en la evolución moderna de los
grupos, desde (A), un modelo tradicional (donde imperan las relaciones
basadas en la tradición: tribu, comunidad tradicional); a un modelo
evolucionado asociativo (C) (en una estructura social más compleja que se
expresa en una variedad de grupos y asociaciones culturales, religiosas,
políticas etc.); pasando por un modelo de transición (B) “donde lo comunitario
se deshace sin que todavía hayan cristalizado estructuras asociativas”.163 Al
cruzar ambas variables principales obtenemos seis situaciones posibles para la
relación entre la estructura social y los grupos potencialmente movilizables:
La tipología de Oberschall según Neveu Vínculos con grupos Vínculos dentro del grupo y poderes superiores Modelo: comunitario en transición asociativo Integrado A B C Segmentado D E F
Oberschall nos está ofreciendo aquí un modelo teórico que ayuda a identificar
las claves que explican las características peculiares de las revueltas anómicas
(variante E, en el cuadro). Grupos como los movilizados en Francia en 2005 y
en Londres en 2011 comparten esa ubicación estructural: débil integración en
la red institucional y débil articulación interna; son a la vez grupos segmentados
y de baja organización interna. El resultado es una predisposición estructural a
las protestas explosivas que, cuando ocurren, son breves, violentas y carentes
163
La cita es de Erik Neveu, que expone pedagógicamente el modelo de Oberschall en Sociología de los movimientos sociales, Hacer, Barcelona, 2002, pp. 97-98. El estudio de Oberschall es: Social conflict and social movements, Prentice-Hall, Englewood Cliffs, 1973.
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
236
de organización y dirigentes. Son la versión contemporánea de los food riots
del siglo XVII europeo o de las sacudidas de los ghettos urbanos
afroamericanos de los años sesenta. Como señalan Oberschall y Neveu, la
ubicación E es la propia de grupos dominados y estigmatizados, grupos en
situación tal que lo comunitario se esfuma o deshace sin que, en paralelo,
emerjan estructuras asociativas. Son nuestros “rebeldes primitivos”,
examinados en su momento por Hobsbawm (nota 145). Su peculiar
constitución los convierte, en contextos de sociedades complejas pero carentes
de vínculos fuertes de cohesión social, en víctimas preferentes de la alienación
individual y la anomia ambiental que campan a sus anchas en las sociedades
neoliberales de la OCDE. Tanto es así que parece legítimo preguntarse para
las revueltas anómicas que hemos tratado de desentrañar, como Barrington
Moore en uno de sus estudios clásicos, si la pregunta relevante acerca de los
seres humanos que conviven con tanta bajeza moral y opresión política es por
qué se rebelan y no por qué no lo hacen con mayor frecuencia.164
164
Barrington Moore, Injustice. The social bases of obedience and revolt, Sharpe, White Plains, 1978. El “¿por qué se rebelan los hombres?” coincide con el título del clásico de T.R. Gurr de 1970, Why men rebel?
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237
II
CONFLICTOS CON RECORRIDO HISTÓRICO/
CONFLICTES AMB RECORREGUT HISTÒRIC
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238
Sección 4 Viejos y nuevos conflictos en América Latina/ Vells i
nous conflictes a l’Amèrica Llatina ■ Información genérica 17 Nicolás Rojas Pedemonte (UB), Introducción: “El análisis de
los conflictos latinoamericanos: Entre los destellos y espejismos del horizonte democrático”. 18 Sandra Vera (UB), “El movimiento estudiantil en Chile. Cronología del conflicto”. ■ Análisis: 19 Massimo Modonesi (UNAM), “Entre desmovilización y removilización. Consideraciones sobre el estado de las luchas populares en el marco de los llamados gobiernos progresistas latinoamericanos durante 2011”. 20 Guiomar Rovira (UAM), “El movimiento zapatista en 2011, entre la autonomía local y la guerra en México”. 21 Sandra Vera (UB), “El resplandor de las mayorías y la dilatación de un doble conflicto: movimiento estudiantil en Chile el 2011”. 22 Jairo Antonio López Pacheco (FLACSO, México),
“Movilización social por los derechos humanos en Colombia.Trayectoria y claves para entender la contienda política (2002-2011) en un contexto de guerra”. 23 Melvy Quiroz (Universidad Autónoma G.R. Moreno) y Lourdes Sandoval (Universitat de València), “Conflicto intrahegemónico en Bolivia en el bloque en el poder MAS/movimientos sociales.Cronología y análisis.”.
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
239
17. INTRODUCCIÓN. EL ANÁLISIS DE LOS CONFLICTOS LATINOAMERICANOS: ENTRE
LOS DESTELLOS Y ESPEJISMOS DEL HORIZONTE DEMOCRÁTICO.
NICOLÁS ROJAS PEDEMONTE. Universidad de Barcelona, ICCS.
No resulta fácil brindar un panorama general sobre el acontecer político en
una región tan variopinta como América Latina. La proximidad idiomática y la
trayectoria independentista compartida entre las sociedades latinoamericanas
(convergencias sin parangón en otros continentes), contrastan con la dificultad
histórica para alcanzar una real integración económica e institucional en la
región. La gran distancia entre los países no sólo es geográfica, pues entre
ellos se presentarían modelos de desarrollo muy disímiles, con amplia variación
entre sus niveles de inserción en los mercados globales y de participación del
Estado en la economía. Así, también sociedades con experiencias
democráticas de avanzada -en muchos aspectos, ejemplares a nivel mundial-
como Uruguay o Brasil, o sociedades con una densa institucionalidad como
Chile, distarían ostensiblemente de aquellas con profundos déficits
institucionales, como, por ejemplo, México y Argentina. Diversos estudios y
rankings (IDD-LAT 2011, IDH 2011, Latinobarómetro 2011, entre otros) dan
cuenta de amplias diferencias entre las sociedades latinoamericanas,
refutándose el mito de la homogénea precariedad material, institucional y
cultural de la región. En cada país, así mismo, la articulación entre el Estado y
la sociedad civil presenta particularidades históricas de suma relevancia para
explicar el conflicto político desatado en los últimos años. En consecuencia,
esta Sección 4 del Anuario acentúa el análisis particular de algunos de los
principales procesos de movilización durante el año 2011, sin perder de vista,
no obstante, que existirían además importantes aspectos comunes y
transversales que invitan a desarrollar estudios comparativos.
El desarrollo de la relación entre el Estado y la sociedad civil en cada
país sería una pista fundamental para entender los conflictos recientes.
Identificar si el fortalecimiento de cada sociedad civil es un proceso autónomo o
si se deriva de la injerencia de agentes externos, como organismos
internacionales o desde el mismo Estado, es una importante clave explicativa.
Si los gobiernos resultan del triunfo electoral de una sociedad civil autónoma
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
240
ampliamente movilizada o si, por el contrario, son los gobiernos -o los
organismos internacionales- los que impulsan el fortalecimiento de una
sociedad civil con altos niveles de dependencia, darían lugar a oportunidades
políticas para la movilización significativamente distintas. La relación entre la
sociedad civil y el Estado ayudaría a entender por qué determinados
movimientos sociales que se han proyectado electoralmente, alcanzando el
poder y en algunos casos refundando institucionalmente el orden político
(mediante asambleas constituyentes, por ejemplo), tenderían en los primeros
años de gobierno a la desmovilización y posteriormente se debatirían entre la
condescendencia pasiva y la crítica activa de su gobierno en curso. En esta
línea, el artículo de Massimo Modonesi [ítem 19] sitúa el conflicto social
latinoamericano, reconociendo los desfases y las particularidades de cada
caso, a la luz de las tensiones posteriores a los cambios sociales desatados
por la consolidación de gobiernos “progresistas” de la ola electoral 2005-2006.
Con la estabilización y consolidación institucional de estos gobiernos, según
este autor, se evidenciaría en los últimos años una predecible desmovilización,
pero paradójicamente se estaría desencadenando una contratendencia de re-
movilización. El 2011 ha dado cuenta de un aumento de la autonomía y la
crítica de la sociedad civil frente al Estado, como describe el artículo de Quiroz
y Sandoval sobre la contienda del TIPNIS en Bolivia [ítem 23]. No obstante,
siguiendo a Modonesi, este proceso de reactivación a nivel regional sería
incipiente y no daría las luces necesarias para aventurar taxativamente su
preeminencia frente a la desmovilización. Estas dos caras del fenómeno
permitirían definir al 2011 únicamente como un año de transición y aumento de
la incertidumbre en el conflicto social latinoamericano.
No obstante las particularidades de cada sociedad, los diversos conflictos
del 2011 revelan la conformación de una férrea resistencia ciudadana frente a
las inclemencias del mercado y cierta debilidad de las instituciones como
soportes. Si bien las cifras macroeconómicas indican que el crecimiento de la
región se ha traducido en cierta mejora de la situación económica de la
población, el conflicto social desatado sería su contracara. El fin de las políticas
contracíclicas implementadas entre 2007 y 2009 y la profunda desigualdad en
la distribución de los impactos (beneficios y perjuicios) del mercado han
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
241
erosionado profundamente la legitimidad del modelo (Latinobarómetro 2011).
En definitiva, se podría sostener que las demandas sociales apuntan a las
arbitrariedades del mercado y a la complicidad de un Estado que no garantiza
derechos fundamentales a la población.
Los latinoamericanos participan vertiginosamente en sociedades de
mercado desprovistos de una cabal ciudadanía (citizenship), carentes, por
ejemplo, de garantías básicas como la seguridad (México y Colombia) o la
educación superior (Chile). Mientras, por ejemplo, la movilidad social se
esgrime como principio consustancial a la economía de mercado, el acceso
universal e igualitario a la educación se encuentra obstaculizado
institucionalmente en Chile. Como lo expone con claridad Vera en su artículo
[ítem 21], la lucha de los estudiantes chilenos apuntaría a la sustitución de una
institucionalidad heredada de la dictadura, que hasta la actualidad somete la
educación pública a las arbitrariedades del mercado. Así mismo, aun cuando la
economía de mercado enarbola la libertad como principio supremo, en
sociedades como la mexicana y la colombiana, el Estado no garantizaría
básicamente la seguridad ciudadana. E incluso, como señala López Pacheco
en su artículo sobre el movimiento de Derechos Humanos en Colombia [ítem
22] y Rovira en su artículo sobre México [ítem 20], el Estado mismo puede
llegar a ser la fuente de la violencia. Por cierto, la desprotección y el agravio no
se reducen a la población, sino también tiene su correlato en la expoliación y
depredación del medio ambiente.
Hace décadas que las demandas sociales en América Latina trascienden
el eje de lo material y lo posmaterial. Sin necesidad de haber alcanzado un
determinado nivel de satisfacción de las necesidades materiales, las luchas por
la participación en la toma de decisiones, la protección del medio ambiente o la
libertad de expresión han sido demandas recurrentes en la región, y en la
actualidad éstas se han fortalecido. Si bien el conflicto capital-trabajo no resulta
anacrónico e incluso los sindicatos muestran avances en su autonomía
reivindicativa, el conflicto eco-territorial se consolida como la principal fuente
constitutiva de la acción colectiva en la región. Tanto el panorama general que
presenta Modonesi, como los artículos de Quiroz y Sandoval sobre Bolivia y el
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
242
de Rovira sobre México, destacan el componente socioambiental en la lucha
indígena-campesina contra la expansión del capital transnacional en el
continente. Sin duda, la preocupación por el medio ambiente no se limita a los
indígenas y campesinos, pues su resonancia se expande significativamente
(Latinobarómetro 2011) incluso en aquellas poblaciones no afectadas
directamente en su propio hábitat, como lo evidenciaron las masivas
movilizaciones en Santiago de Chile en contra del proyecto hidroeléctrico de la
transnacional Endesa en la Patagonia, HidroAysén.
Transversalmente, las demandas en América Latina apuntan a la
reconfiguración de las relaciones entre el Estado y la sociedad. En última
instancia, frente a la inclemente liberalización económica de las últimas tres
décadas, se demanda una nueva institucionalidad que controle las
arbitrariedades del mercado y salvaguarde a los ciudadanos. Por un lado, se
está en presencia de una crítica al modelo económico y, por otro, de una
demanda por instituciones que hagan frente a los embates del capital. Por
cierto, las demandas apelan a la puesta en marcha de importantes
transformaciones institucionales; sin embargo, vale preguntarse si acaso es el
supuesto déficit democrático lo que gatilla las movilizaciones o más
específicamente la ausencia de una determinada institucionalidad protectora.
Desde todas las perspectivas, las demandas aluden a un cambio de las reglas
del juego. No obstante, mientras actualmente el paradigma mundial de la
democracia es representando en gran parte por monarquías constitucionales y
parlamentarias occidentales -en muchos casos, con altos niveles de
desafección política, pero provistas de sistemas de protección social y
oportunidades de movilidad social- que no experimentan los niveles de
conflictividad de América Latina, es inevitable preguntarse si acaso es la
deficiencia institucional genérica de las democracias latinoamericanas la
principal fuente explicativa de la acción colectiva en la región o alguna
dimensión institucional más específica. No resulta del todo sencillo explicar que
algunas sociedades latinoamericanas formalmente más democráticas que otras
del primer mundo,165 presenten mayores niveles de conflictividad que estas
165
Democracias latinoamericanas que presentan, incluso en términos de su institucionalidad informal, niveles de corrupción tendentes hacia los del primer mundo, y en algunos casos
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
243
últimas. Comparativamente, saltan a la vista diversas dimensiones que
contrastan entre el primer mundo y América Latina. Sin embargo, una de las
más evidentes diferencias es la ausencia de un Estado del Bienestar (en
cualquiera de sus modalidades) o de una participación activa de los Estados
latinoamericanos en la economía. Resulta necesario, entonces, especificar si la
conflictividad de la región es una crisis genérica de sus democracias o más
concretamente una crisis del proyecto del Estado del Bienestar prometido, cada
vez más explícitamente vetado para la región por los dictámenes del centro
hegemónico, donde sí se permiten -en mayor o menor grado- gozar de sus
beneficios.
Por cierto, el Estado del Bienestar y sus modelos son tipos ideales y en la
actualidad podrían estar amenazados incluso en el primer mundo. Sin
embargo, en aquellas regiones como América Latina, donde este modelo
institucional ha sido históricamente una promesa y un proyecto inacabado, su
cada vez más abierta denegación desataría altos niveles de conflicto. La
insatisfacción de estas expectativas históricamente construidas, se expresa
actualmente en la tensión permanente entre la desregulación neoliberal desde
arriba y una población que aún entiende al Estado como el epicentro de la vida
social. Posiblemente sería el estatismo lo que opera como gran marco maestro
de las recientes movilizaciones latinoamericanas que exigen al Estado cumplir
su rol protagónico. Por más radicales que hayan sido los ajustes estructurales
neoliberales en la región, la población latinoamericana sigue viendo al Estado
como un organismo con los medios para resolver los problemas
(Latinobarómetro 2011). En definitiva, la ciudadanía sigue sin perder de mente
al Estado del Bienestar como horizonte.
incluso más bajos (Corruption Perceptions Index 2011). Ciertamente, existen diversos argumentos para reconocer que así como la Modernidad no es monopolio de una región determinada, existiendo diversas modernidades, la Democracia tampoco lo sería. Por su parte, los mismos procesos de intercambio global posibilitan, por ejemplo, que los Estados y las sociedades civiles en América Latina alcancen altos niveles de digitalización. Actualmente resulta difícil incluso hablar de sociedades civiles latinoamericanas tecnológicamente atrasadas, pues desde la emergencia del EZLN hasta las recientes movilizaciones colombianas y chilenas, la ciudadanía ha demostrado globalmente un sofisticado y estratégico uso de los nuevos dispositivos comunicacionales.
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
244
Existen profundos déficits democráticos en la región, y precisamente la
superación de estos permitiría a las sociedades decidir por sí mismas cómo se
organizan y gobiernan. No obstante, este déficit no sería exclusivo de América
Latina y habría que revisarlo o acotarlo como principal variable explicativa de la
conflictividad. No es que las sociedades latinoamericanas necesiten profundizar
sus democracias para parecerse al primer mundo, como supuesto referente
democrático, sino que, como economías periféricas, requieren de democracias
sólidas que actúen como escudo de soberanía frente a las arbitrariedades del
capital transnacional. La deseable democratización en América Latina en este
caso no sería la evolución imitativa del primer mundo hacia el desarrollo, como
ha propuesto la teoría de la modernización, sino un mecanismo perentorio de
resistencia y autodeterminación frente a la hegemonía del capital.
No basta con argumentar que el problema de América Latina es su déficit
democrático (no le es exclusivo), sino más bien, habría que señalar que los
desequilibrios económicos mundiales le exigirían en muchos casos llegar a ser
tan o incluso más democrática que el primer mundo. La democratización
político-institucional sería una condición necesaria y un primer paso para la
autodeterminación (para poder decidir, por ejemplo, si se opta o no por un
modelo de Estado del Bienestar). Sin embargo, en el marco de las
arbitrariedades de la estructura económica mundial vigente, la democratización
no sería un remedio inmediato para el conflicto, como lo demuestra, por
ejemplo, la persistencia de las movilizaciones en la refundada democracia
boliviana. Por tanto, las explicaciones respecto al conflicto social en América
Latina debieran evitar los reduccionismos propios de la teoría de la
modernización y sus reediciones neoinstitucionalistas en boga. Resulta
importante también reconocer que, en las últimas décadas, la estructura
económica mundial ha reforzado las desventajas de la periferia frente al centro
hegemónico y la desigual distribución de los perjuicios y beneficios del
mercado. Indagar en las complejas relaciones entre la política y sus actores
locales y la estructura económica mundial, como en su momento lo hicieron
Stavenhagen o Cardoso y Faletto, parece seguir siendo el principal desafío
para entender la acción colectiva en América Latina.
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
245
Frente a las salvedades e interrogantes anteriormente planteadas, se
invita al lector a introducirse con un espíritu crítico y un interés comparativo en
los procesos sociopolíticos que los artículos describen y analizan a
continuación. Como se anticipó en párrafos anteriores, este capítulo lo inaugura
Massimo Modonesi ofreciendo una perspectiva amplia de lo acaecido en 2011
en América Latina. Su agudo análisis desalienta cualquier interpretación idílica
de las movilizaciones, identificando sus límites y oportunidades. En un
escenario tan diverso como el estudiado, logra identificar tendencias y rupturas,
como también posibles vetas de análisis. El segundo artículo es el examen que
Guiomar Rovira desarrolla de la situación actual del EZLN y el contexto
mexicano. Con una exposición prolija es capaz de operacionalizar el fenómeno
analizándolo pormenorizadamente. Más allá de los análisis militantes que
abundan sobre el tema, la autora es capaz de identificar tanto las dimensiones
donde el neo-zapatismo mantiene su vitalidad alcanzando importantes logros,
como aquellas donde se ha debilitado y perdido protagonismo. Posteriormente,
Sandra Vera expone en detalle los acontecimientos y el contexto histórico de
las movilizaciones estudiantiles chilenas recientes. Junto con ofrecer un
panorama clarificador de las primeras tesis expuestas por los analistas para el
caso chileno, propone situar históricamente el fenómeno en un continuum de
movilizaciones en el marco de la transición hacia la democracia y la superación
de los enclaves autoritarios. Por su parte, Jairo López Pacheco ofrece un
sistemático análisis de las movilizaciones por los derechos humanos en
Colombia. Con una perspectiva histórica de los procesos de articulación
organizativa y de las oportunidades políticas, es capaz de situar la agresiva
relación entre el Estado y la sociedad civil más allá de la inmediatez espacial y
temporal. Finalmente, el artículo de Melvy Quiroz y Sara Lourdes Sandoval
sobre el conflicto intrahegemónico en Bolivia, revela la dificultad propia de
aquellos gobiernos de “los desventajados frente al mercado”, para cumplir con
sus programas y sus propios seguidores, en el marco de una estructura
económica internacional adversa. El conflicto eco-territorial del TIPNIS entre el
gobierno de Evo Morales y amplios sectores de la sociedad civil que lo
catapultó al poder, evidencia cómo en un contexto estructural de capitalismo
global, las tensiones sociales no se acaban inmediatamente gracias a las
transformaciones institucionales, sino que más bien conformarían una nueva
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
246
estructura de oportunidades políticas, con nuevas posibilidades de resolución.
Sociedades como la boliviana, donde la democracia se ha desarrollado al punto
de refundarse soberanamente, evidencian que si en aquellas sociedades
económicamente periféricas, las instituciones -por muy democráticas y
pluralistas que sean- no logran proteger ágil y oportunamente a los ciudadanos
de los embates del mercado, existirá un amplio potencial de conflictividad. La
democratización institucional aparece como un paso necesario, pero no
automático ni suficiente, frente a las arbitrariedades del mercado en aquellas
economías situadas desfavorablemente en la estructura económica mundial.
El lector quedará expuesto a diversos fenómenos aparentemente
desvinculados, pero se espera que las interrogantes y pistas expuestas en este
capítulo lo estimulen en la elaboración de análisis integrados y de alto alcance
histórico comparativo. Sin lugar a dudas, las movilizaciones de 2011 en
América Latina no son hechos aislados en la historia de la región, pues si bien
existe una gran dosis de innovación, el análisis socio-histórico permite
identificar una alta recurrencia de repertorios, estructuras organizativas,
recursos, marcos cognitivos, etc. Con esta compilación de textos se aspira, por
un lado, a incentivar y difundir el interés en los conflictos latinoamericanos; y
por otro, a contribuir al acervo de documentos e investigaciones ya existentes,
sin los cuales estos textos mermarían su potencial analítico.
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
247
18. CRONOLOGÍA DEL CONFLICTO: EL MOVIMIENTO ESTUDIANTIL EN
CHILE, 2011 SANDRA VERA
10 de Marzo 1990: Augusto Pinochet promulga Ley Orgánica
Constitucional de Enseñanza (LOCE) el día antes de salir de La
Moneda.
1997-2005: Movimiento estudiantil universitario protagoniza protestas
contra las políticas privatizadoras en la educación y para democratizar
las decisiones al interior de las universidades.
2006 :
11 de Marzo: Asume Michelle Bachelet (Partido Socialista) como
presidenta de la república, siendo la primera mujer de la historia del país
en ocupar dicho cargo.
Mayo a diciembre: movilización estudiantil protagonizada por estudiantes
de educación secundaria (“revolución de los pingüinos”). Se inicia con
demandas puntuales como la gratuidad del transporte y de los
exámenes de ingreso a la Universidad (P.S.U). Luego se transforma en
un cuestionamiento profundo del sistema escolar chileno derivado de la
reforma realizada durante la dictadura materializada en la Ley Orgánica
Constitucional de Educación (LOCE), por lo tanto exige su derogación.
Junio: Formación desde la presidencia (Michelle Bachelet) de un
Consejo asesor presidencial para generar propuesta para la educación y
terminar el conflicto. Participan estudiantes además de los otros
miembros (economistas, políticos, expertos en educación,
representantes sectoriales).
Diciembre: Los estudiantes se retiran del Consejo señalando que no
respaldarán las conclusiones del informe pues se mantiene idea del
“lucro” en la educación.
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
248
2007: Diciembre. Bajo el acuerdo de las coaliciones políticas
“Concertación” y “Alianza por Chile” se define un consenso para derogar
LOCE. Los estudiantes están ausentes.
Agosto 2009: Promulgación de Ley General de Educación (L.G.E) por la
presidenta Michelle Bachelet, la cual señala que esta ley deroga
“después de 20 años el marco obsoleto que era la LOCE”.
2010: Sebastián Piñera asume la presidencia el 10 de Marzo, siendo el
primer presidente de derecha posterior a la dictadura de Augusto
Pinochet.
2011
Mayo 12: Paro nacional por la recuperación de la educación pública.
Junio 16: Marcha del movimiento estudiantil, que se señala como la
más masiva desde el retorno a la democracia (“la marcha de los 100
mil”).
Junio 21: MINEDUC entrega una propuesta de un Fondo de
Revitalización de la educación universitaria, con 75 millones de dólares,
un aporte fiscal directo a las instituciones estatales, modificaciones al
funcionamiento del Fondo Solidario, disminución de las tasas en el
Crédito con Aval del Estado, mayor fiscalización, además de un plan
para solucionar las deudas del Estado con los profesores.
Junio 26: Estudiantes secundarios se reúnen en Valparaíso y deciden
rechazar las propuestas del Ministerio de Educación.
Junio 30: Multitudinaria y pacífica marcha en Santiago de Chile pidiendo
reformas estructurales en la educación.166 Se habla de 200 mil
participantes en Santiago y 400 mil en todo Chile. 167
166 http://www.elmostrador.cl/noticias/pais/2011/06/30/gigantesca-alegre-y-pacifica-marcha-copa-la-alameda-pidiendo-reformas-estructurales-a-la-educacion/ 167 http://www.google.com/hostednews/epa/article/ALeqM5j0u9vG6cw8KAq4ByDpnHgub0wlxA?docId=1560320
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
249
Julio 18: Cambio del Ministro de Educación (el presidente designa a
Felipe Bulnes en reemplazo de Joaquín Lavín).
Agosto 1: El ministro Bulnes entrega la respuesta a los estudiantes en
la propuesta “21 puntos sobre educación”.
Agosto 4: Histórica jornada de movilización y represión. La dirigenta
estudiantil Camila Vallejos hace un llamado a revivir los “cacerolazos”
en señal de repudio a la represión policial. Estos se replican a lo largo de
todo Chile.
Agosto 7: “Marcha Familiar por la educación Publica”.
Agosto 10: Marchas multitudinarias en todo Chile.
Agosto 11: Sebastián Piñera se refiere a las movilizaciones
estudiantiles nuevamente, recalcando la postura del gobierno y
afirmando que es imposible otorgar educación gratuita a los estudiantes
chilenos con el argumento de que “nada es gratis en esta vida”.
Agosto 18: “Marcha de los paragüas”, que convoca a 100 mil asistentes
en Santiago. Se le denominó así pues fue un día de lluvia e inusual
nieve en algunos puntos de Santiago, lo cual no impidió la asistencia.
Agosto 21: “Domingo Familiar por la educación” en el Parque
O'Higgins.Los organizadores estiman en 1 millón de personas el total de
asistentes a la actividad durante el día.
Agosto 24 y 25: Paro Nacional convocado por la Central Unitaria de
trabajadores. Se realizan marchas y “cacerolazos” por todo Chile.
Agosto 26: Joven de 14 años muere baleado en medio de los
disturbios. Más adelante se comprobará que los balazos provenían de la
policía. El 29 de Agosto es identificado el sub-oficial que disparó y es
expulsado de la institución.
Septiembre 27: El apoyo al presidente Piñera cae al 22% (13 puntos
respecto a la medición de Mayo). El apoyo a las demandas del
movimiento estudiantil es de un 89%(Encuesta CERC).
Septiembre 29: Se produce la primera sesión de la Mesa de diálogo de
estudiantes con el gobierno.
Octubre 7 y 8: Plebiscito ciudadano (no vinculante) por la educación.
Pueden votar todas las personas mayores de 14 años respecto a
preguntas sobre la gratuidad de la educación, desmunicipalización de
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
250
las escuelas, y necesidad de incorporar plebiscitos vinculantes en
problemas fundamentales de carácter nacional. El 18 de octubre se
llevan los resultados a la Moneda. Éstos señalaban que un 87,15%
apoya la educación gratuita y el fin al lucro (de un total de
aproximadamente 1 millón y medio de votantes en persona y por
internet).
Octubre 8: CONFECH (Confederación de estudiantes de Chile)
confirma el fracaso de Mesa de diálogo con el gobierno.
Octubre 12-17: Dirigentes estudiantiles viajan a Europa para
internacionalizar las demandas.
Octubre 18 y 19: Jornadas de Acción y Movilización a nivel nacional.
Barricadas, cacerolazos y quema de bus del transporte público. El
gobierno invoca la “Ley de Seguridad del Estado” para elevar las penas
a quienes resulten responsables de incendiar bus.
Octubre 20: Toma pacífica de ex- Congreso nacional en Santiago. Un
grupo de estudiantes y alumnos interrumpieron la reunión de la
Comisión de Educación del Senado y encararon a los parlamentarios. El
ministro de Educación, Felipe Bulnes, recibió monedas en señal de
protesta.
Noviembre 22: CONFECH hace un calendario para retomar las
movilizaciones el 2012.
Diciembre 29: Encuesta CEP entrega resultados de un 23% de apoyo a
Sebastián Piñera, constituyéndose en la peor cifra obtenida por un
mandatario en 21 años. El mismo día se realiza cambio de gabinete y el
presidente designa a Harald Beyer como ministro de Educación, siendo
el tercero a cargo de este ministerio en 2011.
Elaboración propia en base a:
Diario El Mercurio: www.emol.com
Diario El Mostrador: www.elmostrador.cl
Diario La Tercera: www.latercera.com
Diario La Nación: www.lanacion.cl
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
251
Cronología realizada por Centro de Estudiantes de Sociología
Universidad de Chile :
http://cesocuchile.wordpress.com/especial-
movilizaciones/cronologia-de-las-movilizaciones-
2011/#trackbacks
Cronología realizada por Observatorio Social de América
Latina (CLACSO) http://www.clacso.org.ar/institucional/1h.php/
Centro de Estudios de Realidad Contemporánea (2011)
Barómetro de la política Agosto-Septiembre 2011,CERC,
Chile.
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
252
19. ENTRE DESMOVILIZACIÓN Y REMOVILIZACIÓN. CONSIDERACIONES SOBRE EL
ESTADO DE LAS LUCHAS POPULARES EN EL MARCO DE LOS LLAMADOS GOBIERNOS
PROGRESISTAS LATINOAMERICANOS DURANTE 2011 MASSIMO MODONESI 168
En este breve texto formularé una serie de reflexiones que pueden sonar
perentorias, tanto por la forma sintética en que serán presentadas como por el
grado de generalización que corresponde a todo intento de perspectiva de
ámbito latinoamericano. Esto no significa que no consideremos indispensable y
necesario conocer los detalles de los procesos de movilización y de protesta en
sus diversas expresiones concretas. Para ello recomendamos la consulta de
una fuente imprescindible -en la cual se apoyan las consideraciones vertidas en
este escrito- constituida por las cronologías mensuales y los informes de
coyuntura elaborados por los Comités de Seguimiento del Conflicto Social del
OSAL-CLACSO (Observatorio Social de América Latina del Consejo
Latinoamericano de Ciencias Sociales) que rastrean, caso por caso y país por
país, las manifestaciones de la conflictualidad social a lo largo del año.169
A grandes rasgos, podemos considerar el año 2011 como un año más de
la transición entre las etapas que constituyen el más reciente proceso histórico
latinoamericano, el cual podemos hacer remontar convencionalmente a
mediados de los años 90 y que desde varios lados ha sido definido como un
cambio de época. La noción de cambio de época alude a una periodización que
establece como criterio de recorte histórico el agotamiento y la superación
(relativa) del neoliberalismo como paradigma político-económico y como
modelo dominante en la mayoría de los países latinoamericanos. Este quiebre
suele ubicarse tanto en el momento de la irrupción de masivas movilizaciones
populares de corte antineoliberal como en el surgimiento de un supuesto orden
posneoliberal que se habría gestado con la instalación de una serie de
168
Historiador y sociólogo, Profesor Titular de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Coordinador del Centro de Estudios Sociológicos de la misma, Director de la revista OSAL del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO), Co-coordinador del Comité de Seguimiento del Conflicto Social en México del Observatorio Social de América Latina de CLACSO. 169
Se recomienda en particular la lectura de los balances anuales de Ecuador (Mario Unda), Brasil (Roberto Leher y Alice Coutinho) y Argentina (Fabián Fernández) que serán publicados en mayo en el próximo número 31 de la revista OSAL, así como los informes cuatrimestrales sobre Uruguay elaborados por Rosana Moras.
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
253
gobiernos que fueron llamados genéricamente progresistas (Venezuela, Brasil,
Argentina, Bolivia, Uruguay, Ecuador, Nicaragua, Paraguay, El Salvador y, más
recientemente, Perú). Este mismo criterio de distinción entre un momento o
dimensión movimentista y gubernamental o institucional aparece a la hora de
delimitar las etapas al interior del proceso histórico reciente en su conjunto que,
sin aferrarse a una cronología exacta sino remitiendo a secuencias con
temporalidades, ritmos y formas específicas país por país, sin embargo, son
susceptibles, a mi parecer, de ser ordenadas en términos generales y
secuenciales de la siguiente manera:
1. El proceso se inició con un periodo marcado por la irrupción de
movilizaciones de protesta y movimientos populares que quebraron el
consenso neoliberal y provocaron una crisis de la hegemonía instaurada en un
periodo iniciado a finales de los años 70 y principio de los años 80 según los
casos.
2. Siguió, en una segunda etapa, una serie de cambios institucionales y
gubernamentales derivados de una oleada de victorias electorales de
candidatos, partidos y coaliciones progresistas.170
3. Finalmente, un tercer momento, el que vivimos actualmente y en el que
cabría incluir el año 2011, para el que propongo una caracterización basada en
el reconocimiento, la distinción y la articulación de dos fenómenos o tendencias
en el marco de la consolidación de las experiencias de los gobiernos
progresistas –lo cual incluye la posibilidad de un posible agotamiento e
inclusive involución–, lo que más nos interesa destacar en este escrito: a) un
proceso de disminución de la conflictualidad social y de des-movilización; y b)
una simultánea reactivación del conflicto y de re-movilización cuyas
características hay que tratar de distinguir en sus formas incipientes.
En la primera etapa, como ha sido ampliamente estudiado y
documentado (más en los distintos planos nacionales que a escala
latinoamericana), después de años de repliegue defensivo y resistencial,
aparecieron en la escena política de la gran mayoría de los países
latinoamericanos actores y movimientos populares que rápidamente -no raras
170
Cabe señalar que inclusive en la gran mayoría de los países que no llegaron a la segunda etapa, podemos reconocer fenómenos que remiten a la primera y reconocer el ascenso de movimientos antineoliberales de envergadura en México, Colombia, Chile y Honduras.
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
254
veces provocando crisis políticas y destituyendo gobernantes- asumieron un
papel protagónico y marcaron una raya antagonista entre el campo de defensa
del orden neoliberal y las luchas antineoliberales, repolitizando las prácticas de
resistencia, modificando la correlación de fuerzas, posicionando demandas y
ocupando lugares importantes en la disputa hegemónica en el contexto de la
sociedad civil.
En la segunda fase, sobre la base de esta acumulación de experiencias y
de fuerzas, las movilizaciones y los movimientos pasaron de acciones
destituyentes, plasmadas en el ejercicio de acción de lucha y confrontación
callejera, que les permitían ejercer un poder de veto, a proyectar su fuerza
política en el juego institucional y particularmente electoral, impulsando y
apoyando –con distintos niveles de vinculación orgánica- partidos y candidatos
progresistas que se proclamaban más o menos radicalmente antineoliberales.
Resultante de eso, se produjo una oleada de derrotas electorales para los
partidarios del neoliberalismo y la correspondiente apertura de uno de los más
grandes procesos de recambio relativo de los grupos dirigentes que ha visto la
historia latinoamericana –probablemente sólo comparable con el giro
antioligárquico los años 30. En la primera década del siglo se contaron tantos
gobiernos de tinte progresista como no se veían desde los años 30 y 40.
En la tercera etapa, que estamos viviendo y en donde situamos el año
2011, el escenario se configura a partir de las dos tendencias generales
enunciadas anteriormente. Del lado de los gobiernos llamados progresistas,
salvo los casos de más reciente instalación (El Salvador y Perú), la mayoría ya
cumplió -y, por lo tanto, tiene que ser evaluado en función de- un ciclo temporal
relativamente extendido que contempló además de tres procesos
constituyentes, varias reelecciones presidenciales y renovaciones de
mandatos de gobernadores y legisladores, e inclusive, en el caso de Argentina
y Brasil, el recambio del titular del Ejecutivo con el pasaje de mando de Néstor
a Cristina y de Lula a Dilma, lo cual implicó ciertos ajustes en las dinámicas
ligadas a los formas carismáticas de los liderazgos. Si por una parte, en
términos generales, podemos asumir que se está viviendo una etapa de
consolidación, al mismo tiempo esta formulación debe contemplar la hipótesis
de un estancamiento y eventualmente de una involución. En efecto, esta
caracterización es sostenida por una parte importante de los sectores críticos
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
255
que se fueron dislocando a la izquierda de los gobiernos de Rafael Correa en
Ecuador, Evo Morales en Bolivia, Lula y Dilma en Brasil, Néstor y Cristina
Fernández en Argentina y Hugo Chávez en Venezuela.
Junto a esta perspectiva, está la de los que desde los primeros años
vieron señales de cambio de ruta respecto de las promesas electorales o
movimentistas de un radical giro posneoliberal o los que desde un principio
cuestionaron el perfil ideológico y el alcance de proyectos de transformación
nacional populares. En esta misma línea de debate hay que señalar que solo
en el caso de los gobiernos de Cristina Fernández y de Chávez cabe la
hipótesis de una radicalización en los últimos años, en clave nacional-popular
en el primer caso y socialista en el segundo, vinculados no casualmente a la
respuesta a una ofensiva de sabor restaurador: el golpe de Estado en
Venezuela y el conflicto del campo en Argentina. No siendo el tema central de
este escrito, dejo simplemente esbozado este problema de análisis y
caracterización asumiendo que las apreciaciones y valoraciones sobre el
momento y el estado de los gobiernos progresistas se vinculan estrechamente
con la situación de los movimientos sociales y las formas, contenidos y
alcances de los conflictos, el tema que aquí nos convoca.
En efecto, en este terreno, como ya he anunciado anteriormente, el
problema interpretativo puede plantearse a partir de una hipótesis que se
desdobla de la siguiente manera:
A. La presencia y las acciones de los llamados gobiernos progresistas en
América Latina propician/promueven una relativa desmovilización y
despolitización de los ciudadanos y los organizaciones sociales.
B. Sin embargo, se produce una contratendencia a la removilización y
repolitización en contra y al margen de las iniciativas y las políticas de estos
gobiernos.
Parece obvio que en la ponderación de ambas tendencias y en el
señalamiento del peso y el papel de un elemento sobredeterminante se juega
la capacidad de dar cuenta del estado general de los movimientos sociales país
por país y en clave latinoamericana.
La primera parte de la hipótesis (A) es, a estas alturas, bastante aceptada
o, si se quiere, de sentido común. Si en los primeros años, cuando las
derechas buscaron el camino del conflicto social e institucional para
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
256
desestabilizar a los gobiernos antineoliberales, los índices de conflictualidad se
mantuvieron relativamente altos pero, desde que esta ofensiva fue detenida y
las oposiciones conservadoras o neoliberales volvieron a jugar sus fichas
principalmente a nivel electoral -esperando que llegue el momento de la
revancha-, la disminución cuantitativa de la conflictualidad social ha sido
evidente y así lo registran los analistas y puede constatarse en diversos
ejercicios de recopilación cuantitativa. En cuanto a las causas, se suelen
enlistar en orden variable algunas de ellas como los efectos típicos del carácter
delegativo propio del ejercicio del voto que desahogó tensiones y demandas
que catalizaban las organizaciones y los movimientos sociales en los años
anteriores; la cooptación o el voluntario ingreso de dirigentes y militantes de
movimientos populares a las instituciones estatales en vista de traducir las
demandas en políticas públicas; y la presión y el manejo clientelar de los
actores gubernamentales y eventualmente la represión selectiva, entre otras.
En síntesis, la hora de los llamados gobiernos progresistas fue, más allá
de la evaluación de los saldos en términos de políticas públicas y de un futuro
balance histórico, también la hora de la desmovilización relativa, de la fallida
oportunidad de ensayar una democracia participativa basada en la movilización
social y, en parte, de una tendencia a la despolitización y el repliegue
económico-corporativo de gran parte de las organizaciones y los movimientos
que habían protagonizado las etapas anteriores.
Al mismo tiempo y por otra parte (hipótesis B), en los años más recientes
es válido y necesario interrogarse sobre si se ha llegado al punto más bajo en
esta tendencia o si ha surgido una contratendencia a la re-movilización y la re-
politización a contrapelo de las políticas emprendidas por los llamados
gobiernos progresistas.
En 2011, hay que registrar un conjunto de conflictos que habrá que
sopesar para seguir reflexionando en la dirección de esta hipótesis. A nivel
esquemático, a partir del seguimiento del conflicto que realizaron los comités
del Observatorio Social de América Latina de CLACSO, destacan algunas
líneas de conflicto recurrentes y otras emergentes.
Una línea de conflicto y de movilización social que se mantuvo presente,
e inclusive se acentuó, en 2011 gira en torno a las reivindicaciones laborales
protagonizadas por sectores de trabajadores sindicalizados que, como es
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
257
notorio, no son mayoritarios en el mundo del trabajo latinoamericano pero
cuentan con tradiciones, organizaciones y una colocación estratégica que los
hace tener un peso relevante y potencialmente determinante en los equilibrios
socio-políticos. Aun cuando los gobiernos progresistas, apoyados por las
principales centrales sindicales, más o menos ligadas a los partidos y los
grupos gobernantes, aprovechando una coyuntura económica favorable,
tendieron -con intensidades variables- a promover aumentos salariales en el
sector público y propiciar con ello una tendencia similar en el sector privado, es
notable cómo en 2011 se registraron señales de que los trabajadores
organizados están adquiriendo más soltura combativa a la hora de condimentar
las negociaciones laborales con presiones que no desdeñan el uso de la
movilización y eventualmente la huelga y en algunos casos resultan en algún
desgajamiento que refuerza el campo de los sindicatos autónomos. Ejemplo de
dinámicas problemáticas internas a las coaliciones progresistas pudieron
observarse en la CGT argentina, la CUT brasileña o el PIT-CNT en el Uruguay.
A esta línea interna a las alianzas de gobierno hay que agregar aquellos
conflictos que involucraron a actores sindicales y organizaciones de
trabajadores independientes, como por ejemplo la COB en Bolivia y el
sindicalismo magisterial en Ecuador.
Estos procesos, lejos de marcar un punto de ruptura definitivo e
irreversible, ya que sigue siendo determinante el peso burocrático de los
grandes aparatos y las dificultades en la articulación de las distintas
experiencias de sindicalismo clasista (véase el fracaso de la unificación entre
CONLUTAS e Intersindical en Brasil), no deja de dar cuenta de las tensiones
que se viven en el campo popular frente a las contradicciones y los límites que
van aflorando en el ejercicio de gobierno de los partidos y coaliciones
progresistas. La pregunta que sigue abierta, porque la observación de los
fenómenos ocurridos en 2011 no permite afirmaciones concluyentes, es si se
trata de una dinámica fisiológica propia de la diversidad existente al interior del
mundo de los trabajadores organizados, de procesos ligados a los ajustes
internos a las coaliciones que sostienen a los gobiernos o de una tendencia a la
ruptura y la conquista de mayor autonomía que pueda acumularse y
proyectarse hacia un repunte sostenido de la movilización, de la politización y –
eventualmente- una radicalización de los trabajadores asalariados.
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
258
Al margen de este ámbito clásico y, si se quiere, convencional del
conflicto, hay que señalar que el locus emergente por excelencia de la
generación de conflictos y movilizaciones en América Latina, remite a la
problemática socio-ambiental, al surgimiento en toda la región de una serie de
respuestas comunitarias (campesinas, indígenas y/o populares según la
composición local) a las iniciativas de despojo territorial y destrucción ambiental
impulsadas -con la complicidad de los gobiernos progresistas- por empresas
mineras transnacionales, por el llamado agronegocio ligado a la producción de
transgénicos y de agrocombustibles y por las grandes obras públicas
(hidroeléctricas) que los mismos gobiernos licitan a favor de empresas
constructoras nacionales y transnacionales.
Este aspecto sobresaliente de la conflictualidad latinoamericana en 2011
merecería un tratamiento más en profundidad que visualice puntualmente la
cartografía de la difusión en el mapa de estas iniciativas del gran capital
transnacional que se configuran como un asedio y un nuevo plan de saqueo del
territorio latinoamericano. A este mapa corresponde fielmente la distribución de
nuevas experiencias de resistencia. Es indudable el aumento exponencial y la
difusión regional de los conflictos socio-ambientales –y esto se traduce en un
creciente número de analistas e investigadores que le dan seguimiento- y de
las experiencias de los movimientos comunitarios de protesta (que suman
derrotas y victorias y se han convertido en un nuevo polo de subjetivación
política y de conformación de prácticas y experiencias militantes). Estas luchas
y estos movimientos han captado en forma creciente la atención y se han
convertido en el gran acontecimiento conflictual del año 2011 -aun cuando
podemos rastrear su emergencia en años anteriores, en particular en algunos
países como Argentina. Al mismo tiempo, estas experiencias emergentes no
destacan solo por su novedad –lo cual implica un saldo positivo en relación con
la conflictualidad registrada en años anteriores- y su crecimiento cuantitativo
sino porque ocupan un lugar estratégico en la lucha contra el capital. Para
poner un ejemplo, hasta en Brasil los analistas señalan la centralidad de las
luchas de los pueblos indígenas en la defensa de las reservas naturales
amazónicas de cara a los proyectos de saqueo impulsados a la sombra de la
Iniciativa de Integración de la Infraestructura Regional de América del Sur
(IIRSA).
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
259
Así que la dimensión eco-territorial está convirtiéndose en el foco de
alerta en torno al cual se movilizan las organizaciones campesinas e indígenas,
lo cual expresa una perspectiva defensiva que, al mismo tiempo, revela la
ausencia en la agenda política de la temática clásica de la reforma agraria que,
salvo el caso venezolano, no fue objeto de ninguna iniciativa por parte de los
gobiernos progresistas sino que, por el contrario, se asistió a un retorno a la
concentración de la tierra en pocas manos a la sombra de la necesidades
extensivas del agronegocio.
Finalmente, merecen una mención, para completar este bosquejo
latinoamericano, dos ejes que no casualmente tuvieron su mayor expresión en
los países que siguen gobernados por la derecha: los movimientos
estudiantiles en Chile171 y Colombia y las movilizaciones y las resistencias
contra la militarización, la represión y la criminalización de la protesta en
México, Chile y Colombia en particular.172 Esta última problemática, en niveles
menores y más focalizados, no deja de aparecer en forma alarmante en los
países gobernados por fuerzas progresistas –véase, como lamentables
botones de muestra, las denuncias de la CONAIE en Ecuador y la represión a
la marcha del TIPNIS en Bolivia. En cuanto a los estudiantes -y la juventud en
general-, salvo retroalimentar las experiencias de oposición reseñadas
anteriormente, no están desplegando masivamente su potencial crítico y de
movilización contestataria en contra de los gobiernos progresistas ni
protagonizando movimientos específicamente centrados en cuestiones
educativas.
Una primera ponderación de las líneas de conflicto y movilización social
referidas en forma telegráfica en los párrafos anteriores lleva a no sobrevalorar
la persistencia y la emergencia de ámbitos y dinámicas de conflictualidad
siendo que no se puede ocultar que se trata, en gran medida, de
manifestaciones que no rebasan, en la mayoría de los casos, el nivel
económico corporativo y, en otros casos, la defensa de territorios. Es cierto que
171
La experiencia chilena es, sin duda, una demostración concreta, emblemática y esperanzadora de las posibilidades de impacto histórico de un cambio de generación que renueve y refresque las capacidades militantes y de mirada crítica respecto de sociedades envueltas por la hegemonía conservadora y un sentido común neoliberal. 172
Véanse al respecto, en esta misma edición del Anuario, los artículos de Sandra Vera sobre los estudiantes chilenos, J. López Pacheco sobre la represión en Colombia y Guiomar Rovira sobre la militarización en México.[Ed.]
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
260
en ambos casos se puede percibir, en forma explícita o latente, un mayor
alcance y un cuestionamiento más profundo a un orden político-económico, sea
el llamado neodesarrollismo o el capitalismo en general. También es cierto que
toda acumulación de experiencias de lucha y de antagonismo tiene un valor en
sí, sirve como antídoto a la reproducción de la subalternidad como condición
funcional a la conservación del orden existente y conforma un piso que
posibilita ulteriores y posteriores avances. Al mismo tiempo, los saldos positivos
del 2011 en cuanto a la tendencia a la re-movilización parecen adolecer de un
rasgo político fuerte, propio del antagonismo, y no estar acompañados de una
re-politización antisistémica capaz de contagiarse socialmente y de impulsar
una nueva oleada de protagonismo popular.
Confirma esta hipótesis, que marca claramente un límite político al
interior de la tendencia a la re-movilizacion, el hecho de que la oposición
político-partidaria a la izquierda de los gobiernos progresistas no parece
prosperar. No han faltado en los últimos años re-agrupamientos y dinámicas de
oposición izquierdista: el PPT en Venezuela, el PSTU en Brasil (aunque el
PSOL tuvo un sorprendente declive después de un nacimiento prometedor), el
FIT en Argentina y el MSM en Bolivia. En Uruguay esta dinámica parece
mantenerse encerrada al interior de la coalición del Frente Amplio, pero es
notable como el PCU manifiesta siempre mayores críticas hacia las
orientaciones del gobierno y el peso de la corriente centrista (encabezada por
Danilo Astori) en la toma de decisiones sobre política económica. También en
Ecuador, por mencionar un proceso ocurrido en 2011, mostró cierta fuerza y
dinamismo la Coordinadora Plurinacional (en la cual se juntan el partido
indígena Pachakutik, el Movimiento Popular Democrático, la agrupación
Montecristi Vive, encabezada por el ex presidente de la Asamblea
Constituyente Alberto Acosta, y el nuevo movimiento Participación (en torno a
Gustavo Larrea, exministro del gobierno de Correa) y una fracción del partido
socialista, la Corriente Socialista Revolucionaria.173 Al mismo tiempo se trata de
procesos y dinámicas que se mantienen, por el momento y considerando el año
2011, a un nivel testimonial y, por tanto, sin tener una capacidad expansiva que 173
Señala Mario Unda en su informe anual que la Coordinadora “mantuvo acercamientos y
acciones conjuntas con las principales organizaciones sociales, entre ellas la Conaie y la Unión
Nacional de Educadores (UNE), blanco de permanentes denuestos por parte de Correa”.
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
261
permita imaginarlas como real contrapeso o como alternativa a las fuerzas que
actualmente ocupan las instituciones gubernamentales y las mayorías de las
instancias de representación parlamentaria.
En conclusión no hay conclusión, ya que el año 2011 se presenta como
un eslabón de un proceso de transición en el cual no puede darse por
terminada la tendencia a la des-movilización propia de la instalación de
gobiernos progresistas en la medida en que la tendencia a la re-movilización
aparece simplemente esbozada y no adquiere la persistencia, la densidad y la
politicidad que permitiera hipotetizar un giro al interior de la época. Al mismo
tiempo, y no es poca cosa, la conflictualidad no deja de estar coloreando los
procesos políticos latinoamericanos y, en el terreno específico de lo ambiental,
se van erigiendo año tras año trincheras que resultan indispensables –y en
muchos casos demuestran una sorprendente eficacia- para resistir la ofensiva
de despojo capitalista que amenaza vastos territorios latinoamericanos.
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
262
20. EL MOVIMIENTO ZAPATISTA EN 2011, ENTRE LA AUTONOMÍA LOCAL Y LA
GUERRA EN MÉXICO GUIOMAR ROVIRA SANCHO
*
De los momentos de enorme esperanza que se vivieron en México con el
alzamiento zapatista en 1994, hemos pasado al horror en 2011: en los últimos
cinco años han sido asesinadas 50.000 personas. De la convergencia de
amplios sectores de la sociedad en la lucha por la democratización de México y
a favor de los indígenas rebeldes de Chiapas, al momento actual, parece
haberse torcido el árbol de la esperanza.
Hoy, hablar de guerra en México ya no tiene que ver con el Ejército
Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) ni con el irresuelto conflicto de
Chiapas. Una violencia inconcebible sacude al país desde que el presidente
Felipe Calderón, del conservador Partido de Acción Nacional (PAN), lanzara
una guerra contra el crimen organizado y el narcotráfico con el objetivo de
legitimarse tras acceder al poder por un proceso electoral impugnado.
El EZLN alcanza los 18 años de su alzamiento todavía en pie de lucha,
aunque sin usar las armas, respetando la ley para el diálogo –interrumpido
desde 1997-, dedicado a la organización de la vida cotidiana de más de mil
comunidades indígenas en un proceso de autonomía sin precedentes. Mientras
este proceso local avanza en las cinco regiones rebeldes de Chiapas, hace
mucho que el discurso zapatista parece haber abandonado las plazas públicas
y los periódicos a nivel nacional. Y a la vez, la inspiración zapatista ha calado
hondo en los movimientos de resistencia actuales desde los Indignados hasta
las luchas indígenas de América Latina, de los piqueteros argentinos a los
okupas de Oakland o Wall Street, de los medios libres, a procesos de
autonomía donde se encuentra y germina el espíritu del zapatismo.
Quizás, para ordenar este diagnóstico, es menester distinguir entre tres
aspectos, profundamente imbricados, de lo que es el zapatismo: 1. el EZLN
como agrupación político-militar que busca actuar a nivel nacional mexicano
con sus aliados y adherentes, manifiesta en los comunicados del
subcomandante Marcos; 2. las comunidades indígenas de Chiapas, base de
apoyo del EZLN, que desarrollan formas innovadoras de autonomía actuada
* Profesora investigadora de la Universidad Autónoma Metropolitana, México. Autora de Zapatistas sin fronteras. Las redes de solidaridad con Chiapas y el altermundismo, México, Ediciones Era, 2009.
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
263
día a día en el espacio de la resistencia local y en el marco hostil de la
contrainsurgencia gubernamental implementada a lo largo de los últimos
lustros; y 3. el zapatismo concebido como laboratorio de “otredad política”
capaz de resonar a nivel global rompiendo las ortodoxias de la izquierda, fuente
de inspiración para las luchas reticulares y altermundistas. La salud que
guardan estos tres aspectos es distinta.
A nivel nacional, los días brillantes en que el EZLN convocaba a sectores
muy amplios de mexicanos han dado paso a una manifiesta incapacidad de
articular respuestas conjuntas desde la sociedad civil. Los múltiples
movimientos sociales que sacuden el país se encuentran atomizados, sin un
referente aglutinador que permita una defensa eficaz frente a la represión cada
vez más brutal de parte del gobierno.
En las puertas de las elecciones presidenciales de julio de 2012, cabe
reflexionar sobre lo que en 2000, con la mira puesta en la alternancia política,
era todavía potencia. La expulsión del Partido Revolucionario Institucional del
poder después de siete décadas prometía una transformación democrática,
que nunca ocurrió. El primero en saberlo fue el movimiento indígena,
movilizado alrededor de la Marcha zapatista del Color de la Tierra en 2001,
cuando el Congreso aprobó una reforma constitucional que no respetaba los
acuerdos firmados en San Andrés entre el EZLN y el gobierno de México,
recogidos en la propuesta de ley elaborada por la Comisión de Concordia y
Pacificación. Legisladores de todos los partidos traicionaron las demandas
indígenas.
Defraudado por la clase política, el EZLN supo que la presunta
democracia no había llegado y se replegó en un proceso de autonomía local en
su territorio, al margen de la legalidad reconocida, con la instalación en 2003 de
las Juntas de Buen Gobierno y los Caracoles. Los acuerdos de San Andrés de
facto. Sin embargo, es también el momento de inflexión en la habilidad de
interlocución del subcomandante Marcos y la conversión del zapatismo en una
estructura política mucho más orgánica. De la alta interactividad como
movimiento, el EZLN pasó a un discurso más restrictivo como organización. A
su vez, lanzó una serie de iniciativas que acabarían con muchas de las
alianzas del zapatismo. Por ejemplo, Vanden Berghe y Huffschmid (2011:19)
señalan: “Las diatribas lanzadas por Marcos en 2002 y 2003 contra Garzón y el
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264
tema de ETA, y en 2006 contra Andrés Manuel López Obrador (entonces
candidato de la izquierda) durante la campaña electoral” implicaron el
“desencantamiento del EZLN con una importante parte de la opinión pública”.
Con la Sexta Declaración de la Selva Lacandona, el ELZN lanzó en 2005
su última propuesta política de alcance nacional. A través de la Otra Campaña
(paralela a las campañas electorales de 2006), buscó la articulación de todas
las organizaciones y luchas de “abajo y a la izquierda” bajo el paraguas del
zapatismo, a partir del periplo del subcomandante Marcos por gran parte del
territorio mexicano. Sin embargo, el éxito de esa empresa fue muy relativo. La
represión brutal contra los comuneros de Atenco el 3 y 4 de mayo de 2006 hizo
que se suspendiera parte de la campaña, que no logró movilizar más que a
sectores marginales de la izquierda.
De acuerdo con Huffschmid (2011:148), lo ocurrido tiene que ver con que
a partir de esta Sexta Declaración, el EZLN abandonó su interpelación abierta y
pasó a definir el mundo a partir de la convencional “estructura binaria” de
buenos y malos: “…derecha vs. izquierda, abajo vs. arriba, ricos vs. pobres,
nosotros vs. los otros, enemigos, cretinos, traidores. Los convocados son
exclusivamente aquellos «que son como nosotros»; en cambio el «ustedes»,
como tercera dimensión de otredad e interlocución, al parecer ya quedó
descartado de la escena derecha versus izquierda, arriba versus abajo,
nosotros versus los otros”.
Los convocados en la Sexta son “adherentes”, firmantes de la
declaración. Los intelectuales que el EZLN pasa a reconocer son solamente
aquellos que muestran incondicionalidad y no un acompañamiento crítico. Con
un discurso descalificador (en lugar de irónico, propio del Marcos anterior), se
marca quiénes pueden decirse zapatistas y quiénes no. La Otra Campaña, en
los hechos, buscó más la afiliación que la interlocución. Obligó a que simpatizar
con el EZLN y acudir a las urnas fueran opciones incompatibles, tras un feroz
distanciamiento del ex candidato perredista. Con el acceso al poder del
derechista Felipe Calderón por un margen mínimo de votos, se desató en el
país un multitudinario movimiento contra el resultado electoral. El zapatismo
quedó entonces fuera de cancha, sin capacidad de intervención y acusado de
haber favorecido a la derecha. Ya para entonces, el subcomandante Marcos
había perdido su anterior capacidad de convocatoria. El mismo día de las
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
265
elecciones, el 2 de julio de 2006, había encabezado un deslucido mítin en la
ciudad de México. Así lo describe Huffschmid:
“Al llegar ante un improvisado templete en el Zócalo, Marcos le pasó el
micrófono de uno a uno a los y las representantes de la Otra, quienes
presentaban ponencias interminables, repetitivas, abundantes en
vocabulario combativo y en alusiones al «sistema» y al «imperialismo».
Daba la impresión de que el zapatismo quedaba reducido a una mera cita
de otros tiempos, hundido en un extraño autismo, como un Marcos
deslucido y descontextualizado, sin presencias ni cajas de resonancia
amplia (indígena, zapatista, sociedad-civil) que dieran sentido a su
presencia.” (Huffshmid, 2011: 150.)
De esa fecha a 2011, poco ha cambiado respecto a la incidencia del
EZLN en el contexto nacional. El silencio que mantuvo el subcomandante
Marcos de 2008 hasta 2011, en que reapareció con algunas cartas –varias de
ellas dirigidas al filósofo Luis Villoro-, inquietó a sus seguidores y generó todo
tipo de rumores. La ausencia del zapatismo como referente moral a nivel
nacional es parte de la tragedia que enfrenta el país y concretamente la
izquierda, incapaz de articularse y defenderse en común. La potencia del
movimiento de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca en 2006 mostró
la fuerza inédita de las protestas sociales en México, que siguen y brotan por
todos lados, pero que enfrentan la criminalización, el asesinato y la represión
feroz como política de Estado.
Para un balance del movimiento en 2011 y antes de pasar a analizar la
segunda dimensión del zapatismo: sus comunidades indígenas y su proceso de
autonomía en Chiapas, es imprescindible contextualizar brevemente el México
de 2011.
México y la violencia Un año terrible concluyó para este país: el promedio de asesinatos ha
sido de 33 por día. En total, de acuerdo al recuento del periódico La Jornada,
11.890 personas han perdido la vida de forma violenta en 2011.174 Desde que
Felipe Calderón accedió a la presidencia de la República son ya 51.918 los
cadáveres mutilados, torturados, enterrados en fosas comunes, abandonados
en camionetas o colgados de los puentes, con las cabezas cercenadas,
174
http://www.jornada.unam.mx/2011/12/31/politica/002n1pol.
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
266
brutalidad sin fin sobre los cuerpos de tantos jóvenes (la mayoría menores de
30 años, 7% mujeres) que dejan estelas de dolor inconmensurable. México
amanece en 2012, año de la supuesta profecía maya del fin de los tiempos,
envuelto en la tragedia de una guerra que no parece tener fin, una violencia sin
sentido y sin horizonte que sacude por orden de casos, el estado de
Chihuahua, seguido por Nuevo León, Guerrero, Sinaloa, Durango, Jalisco,
Tamaulipas, Veracruz, Michoacán, en esta nueva fase del negocio
transnacional que podríamos calificar, como lo hace Valencia (2010), de
“capitalismo gore”.
Es tal el fracaso institucional que la Base de Datos de Homicidios
Presuntamente Cometidos por Rivalidad Delincuencial del gobierno, que dejó
de actualizarse desde el pasado 12 de enero de 2011. Los números que aquí
se presentan son fruto del recuento periodístico de La Jornada. Ríos de sangre,
huérfanos, viudas, madres muertas en vida, padres rotos para siempre
exigiendo una justicia que no llega. La impunidad es superior al 80%.175 Las
autoridades, en lugar de proporcionar seguridad a los deudos de las víctimas,
los ayudan a exiliarse, ya sea en el Distrito Federal o fuera del país. Éxodo de
familias, pérdidas irreparables, abandono, abismo de horror impronunciable,
ausencia de derecho, vida nuda, impunidad.
No es un panorama alentador, menos si se toma en cuenta que el 11 de
noviembre el helicóptero del secretario de Gobernación Francisco Blake Mora
se estrelló matando a todos sus pasajeros, con el precedente de que el 4 de
noviembre de 2008 ocurrió lo mismo con su predecesor en el cargo de ministro
del Interior, Juan Camilo Mouriño. Las dudas sobre la capacidad del Estado
son cada vez mayores.
La indignación ciudadana cobró fuerza a partir del asesinato el 28 de
marzo de 2011 de Juan Francisco Sicilia, junto a otros seis jóvenes en
Cuernavaca, Morelos. Su padre, el poeta Javier Sicilia, salió a las calles a
denunciar el dolor de tantas familias mexicanas y logró arrancar el movimiento
por la Paz con Justicia y Dignidad que ha recorrido el país articulando a los
familiares de las víctimas, dando nombre a los desaparecidos y asesinados,
denunciando y exigiendo el fin de la impunidad.
175
Información aparecida en la portada del periódico Reforma, México, 12 de enero de 2012.
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
267
Javier Sicilia, poeta de fe católica y firme defensor de los zapatistas desde
1994, estuvo repetidas veces en Chiapas acompañando el proceso de paz.
Como columnista de la revista Proceso, concluía todos sus artículos en los
últimos años con la frase: “Y exigimos que se cumplan los Acuerdos de San
Andrés.” Los zapatistas inmediatamente se solidarizaron con él. El 6 de mayo,
luego de cinco años de no aparecer fuera de sus pueblos, más de 20.000
indígenas bases de apoyo del EZLN irrumpieron en la ciudad de San Cristóbal
como parte del movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad.176 Contra los
pronósticos de quienes decretaban la muerte del zapatismo, el EZLN mostró
ese día que sigue gozando de buena salud y que los pueblos rebeldes no sólo
permanecen sino que se articulan y responden de forma común cuando así lo
deciden.
El movimiento de Sicilia arrastró a las calles a cientos de miles de
personas en todo el país bajo el lema “Estamos hasta la madre” y recorrió el
territorio nacional en dos marchas, una de Cuernavaca a Ciudad Juárez y otra
al sur, pasando por Chiapas. Sicilia logró dos encuentros públicos con el
gobierno de Felipe Calderón que supusieron un foro para visibilizar la tragedia
nacional y un espacio de denuncia para las víctimas y sus familias, negado
hasta entonces. Sin embargo, no solo no cambió la estrategia gubernamental,
sino que mientras tenían lugar las conversaciones, continuaban las muertes y
desapariciones, muchas de ellas cometidas por el Ejército y la Marina, en las
calles supuestamente para defender a la población y enfrentar al crimen. Varios
familiares convertidos en activistas por la pérdida de sus hijos han sido
asesinados al día de hoy, como es el caso de Nepomuceno Moreno, Maricela
Escobedo, Susana Chávez o Norma Andrade (ésta última salvó su vida tras
recibir 5 tiros).
También sufrieron muerte violenta e impune los líderes comunitarios
nahuas de Ostula, luchadores por la autonomía y en defensa de sus tierras
comunales acaparadas por pequeños propietarios ligados al narcotráfico. En
septiembre, pocos días después de participar en las III Jornadas Andino
Mesoamericanas que se realizaron en la Ciudad de México con la participación
de dirigentes indígenas de Perú, Colombia, Ecuador, Bolivia, Argentina, Chile,
176
http://www.movimientoporlapaz.mx.
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
268
Guatemala, el joven nahua Pedro Leyva fue asesinado, sumándose a la lista de
27 comuneros de Ostula ejecutados en los últimos años. En diciembre, cuando
participaba en una caravana del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad,
corrió igual suerte el líder comunitario Trinidad de la Cruz Crisóstomo. El terror
que vivió esa caravana, que vio como arrancaban de su seno a Don Trino para
matarlo, es un ejemplo de lo que está sucediendo con los activistas hoy,
incapaces de enfrentar con sus cuerpos y sus razones, el poder maligno de las
armas y la absoluta impunidad.
La imparable ola de violencia costó el 25 de agosto 52 vidas en el Casino
Royale de Monterrey, hecho que puso en evidencia la irregularidad total y la
corrupción en los modos de operación de las casas de apuestas. Los
escándalos de malversación de fondos de funcionarios han sacudido el año, y
el secretario del PRI, Humberto Moreira, ex gobernador de Coahuila, tuvo que
renunciar a su cargo por haber provocado una deuda pública de más de 34
millones de pesos.
El horror que supera cualquier ficción es el sufrimiento de los migrantes
que recorren el país desde la frontera sur hasta Estados Unidos, atacados,
explotados, violados, despojados de todo por las bandas de pillaje con la
connivencia de las autoridades migratorias mexicanas. Las cifras de muertos
se disparan. Las fosas comunes se reparten el territorio. Incluso la violencia
contra autobuses de pasajeros se ha vuelto habitual; el último caso ocurrió en
el norte de Veracruz en diciembre, con 16 muertos.
Mientras, la represión del Estado contra los movimientos sociales
prosigue, dos estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa que participaban
en una protesta en la Autopista del Sol fueron asesinados por policías que
acudieron a disolver el bloqueo disparando tiros contra la gente inerme el
último día del año.177 El empleado de una gasolinera cercana sufrió
quemaduras y murió pocos días después. El Centro de Derechos Humanos de
la Montaña Tlachinollan, en declaraciones al periódico La Jornada, sostuvo que
en Guerrero “las disputas entre los grupos del narcotráfico; la redición de la
guerra sucia con los nuevos patrones de ajusticiamiento y desapariciones
forzadas en medio del despliegue excesivo y sin control civil por el Ejército y la
177
www.jornada.unam.mx/2011/12/31/politica/003n1pol.
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
269
Marina, y la inseguridad promovida por las corporaciones policíacas, han
provocado el aumento de las violaciones a los derechos humanos.” Los
desaparecidos y “levantados” en el país son varios centenares, la cuenta la
intentan hacer blogueros con iniciativas ciudadanas como Nuestra Aparente
Rendición;178 los activistas por los derechos humanos no dan abasto y sufren la
violencia. El 7 de diciembre “desaparecieron” dos luchadores de la
organización de Campesinos Ecologistas de la Sierra de Petatlán y de Coyuca
de Catalán, secuestrados por la policía estatal.
Mientras esto ocurre, las cárceles están repletas y no garantizan la
integridad de la vida de los presos, que son asesinados ahí mismo, o que
pueden entrar y salir para asesinar. En cambio, hay mujeres encarceladas por
abortar en algunos estados de la República. O twitteros acusados de terrorismo
(en Veracruz) por sembrar el pánico por la red. Como dice un líder indígena:
“La justicia es como la serpiente, solo muerde a quien va descalzo”.
El año 2011 no empezó siendo fácil para el EZLN. Por un lado, varios
medios de comunicación atribuyeron a los zapatistas el secuestro del político
Diego Fernández de Cevallos, ex candidato presidencial y varias veces
senador del PAN. El desmentido no se hizo esperar y no necesitó mayor
aclaración. El 24 de enero una mala noticia sacudió a la pastoral indígena
chiapaneca: la muerte del que fue el obispo de San Cristóbal durante más de
30 años, Samuel Ruiz García. Las exequias en su honor en la catedral de la
ciudad de Jovel fueron multitudinarias. El EZLN dio a conocer un emotivo
comunicado donde se despedía del “Tatik” (padre en tsotsil) y reconocía la
labor de su diócesis.
La autonomía zapatista
En este contexto, contra todo pronóstico, hay islas de esperanza que se
aferran a la lucha por otro mundo posible. Si alguna merece ser relatada es la
hazaña de los pueblos rebeldes de Chiapas. A 18 años del alzamiento armado
del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, los indígenas que sacudieron al
mundo en los noventa denunciando lo que venía de la mano del neoliberalismo,
resisten.
178
nuestraparenterendicion.com
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
270
Muchas cosas han cambiado desde que dijeran ¡Ya basta! en 1994.
Adelantados a su tiempo, los indígenas de Chiapas le quitaban la máscara a
esa globalización que tras la caída del Muro de Berlín prometía democracia
para todos mientras extendía la violencia del dinero, una violencia sin alma,
metálica, de arma de alto poder, de visión telescópica, dispuesta a destruir
cuerpos y explotar la naturaleza detrás de una máquina perversa: la
valorización del valor, el capital financiero, como Horkheimer y Adorno
pronosticaban, un mecanismo pseudohumano que toma las decisiones sin
reparar en la humanidad.
Los zapatistas decían que el Tratado de Libre Comercio de América del
Norte, que entraba en vigor ese primero de enero de 1994, era un decreto de
extinción de los pueblos indios. El espejo de Chiapas hizo ver a mucha gente
que si se sigue por la misma senda, todos estamos en vías de extinción. El
zapatismo, como símbolo de la lucha contra la exclusión global, impulsó un
ciclo de acción colectiva transnacional que fue más allá de Chiapas: el
altermundismo, las redes contra la globalización capitalista y sus instituciones
mundiales (Rovira, 2009). Esa es la tercera dimensión del zapatismo, la que va
más allá de las fronteras, que se mantiene como inspiración y que goza de
cabal salud. Los movimientos horizontales como los Indignados o como los
Okupas de Wall Street encarnan el espíritu del zapatismo: la búsqueda de una
política de nuevo tipo que no aspira a tomar el poder sino a construir el poder
colectivo de forma horizontal, asamblearia, autónoma, prefigurativa, con
capacidad de contagio y de actuar como red.
En lo inmediato, la tragedia anunciada por el EZLN en 1994 se
comprueba cada día con pasmo: transgénicos que acaban con el maíz, el frijol,
el aguacate; mineras que se reparten el territorio del país y convierten el agua
en cianuro; maquilas que juegan con la vida de las mujeres pobres; proyectos
turísticos que arrasan con los lugares sagrados; petroleras que ensucian el
mar; empresas que expolian territorios sagrados de los pueblos indios;
privatización del aire, el agua, la tierra, la energía; medios de comunicación que
mienten y oprimen; la boyante industria de las armas que atraviesa fronteras
sin ningún control; guerras de dinero legal y criminalidad sin ley pero con
dinero. La vida es lo único que no vale nada.
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
271
Por eso, hoy hay que celebrar que en la selva Lacandona, los Altos y el
Norte de Chiapas continúa y sobrevive un proyecto distinto: la autonomía
zapatista, basada en la capacidad de autogestión de los pueblos, hasta ahora
explotados y expoliados por el Estado, los intermediarios, los caciques
armados, las instituciones paternalistas y usurpadoras de la capacidad de
acción de los pueblos, los partidos políticos, los intereses de todo tipo. Sin pedir
permiso, los municipios autónomos han mostrado con eficacia y honradez que
los pueblos pueden gobernarse a sí mismos, que los indígenas saben tomar las
riendas de sus propios destinos cotidianos. Y hoy, tal como expresa la Red
Contra la Represión: “mientras gastan miles de millones de pesos en una
guerra supuestamente contra la inseguridad, son los territorios zapatistas las
zonas más seguras del país y las que salen de la miseria en que están
hundidas las comunidades y pueblos indios”.179
La autonomía zapatista, agrupada en 5 zonas o caracoles, se construye
no sin dificultades en las más de mil comunidades rebeldes. Gestionar los
asuntos de los pueblos, resolver problemas internos, proporcionar nuevas
formas de educación, promover acceso a la salud y fomentar la participación de
cada uno de los campesinos es parte de la labor de las Juntas de Buen
Gobierno. La experiencia de la educación autónoma es quizás la que más
merece destacarse. Tras sufrir una educación pública absolutamente
deficiente, basada en maestros externos que muchas veces no conocen la
realidad local ni la lengua, inconstantes, con programas hechos para contextos
urbanos, ahora los zapatistas, con la formación de varios centenares de
promotores de educación elegidos por los mismos pueblos, están garantizando
que sus niños y niñas aprendan aquello imprescindible para pensar por sí
mismos, conocer su entorno y su cultura, y hacer valer sus derechos. Como
señala la tesis doctoral de Baronnet (2009:13), estos proyectos “se oponen
abiertamente a la política educativa indigenista centralizada e integracionista
(del Estado) que hoy tiene un discurso interculturalista.”
Para los pueblos zapatistas, ejercer su autodeterminación en este campo
supone beneficiarse de una “educación verdadera”; como señala Baronnet
179
Informes de las Brigadas de Observación. Red contra la Represión y por la Solidaridad, octubre de 2011. CGT. http://www.cgtchiapas.org/noticias/informes-brigadas-observacion-y-apoyo-san-patricio.
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
272
(2009:11): “muchos de los padres y abuelos, muchas veces analfabetos, se
muestran generalmente entusiastas en torno a los planteamientos de la
educación autónoma, porque representan, a sus ojos, la posibilidad de
revitalizar la lengua y la cultura popular.” Las decisiones sobre la escuela se
toman en asambleas comunitarias que permiten la participación y el ajuste de
los tiempos escolares al calendario agrícola.
Tan solo en el Caracol de la Realidad, la reportera Gloria Muñoz
documentaba en 2006 unas 52 nuevas escuelas para 125 comunidades de 4
municipios. Sin embargo, la educación autónoma no solamente ocurre en
construcciones dedicadas a tal fin: “Un techo de nylon, una casita particular o la
sombra de un árbol sirven como cobijo para que niños y promotores no
interrumpan el proceso”.180 Según datos de 2011, en este Caracol se está
formando ya la sexta generación de promotores de educación, quienes brindan
un servicio que no es retribuido con dinero.
De acuerdo a Baronnet (2009:10-11): “En la zona «Selva Tseltal», ningún
niño o niña de familias bases zapatistas está hoy inscrito como alumno de una
escuela «oficial», es decir, de nivel federal o estatal, independientemente de
ser una modalidad monolingüe o no. En los territorios del Caracol Resistencia
hacia un Nuevo Amanecer con sede en el ejido de La Garrucha, las cuatro
entidades municipales rebeldes (MAREZ) -Ricardo Flores Magón, Francisco
Gómez, San Manuel y Francisco Villa- cuentan en 2007 con más de un
centenar de escuelas zapatistas en funcionamiento y alrededor de 200
promotores en servicio y formación. Son en su mayoría jóvenes tseltales, y
también ch’oles, tsotsiles y tojolobales”.
A partir de agosto de 2010, la Comandancia Zapatista llamó a construir
escuelas autónomas en todas las comunidades de los Caracoles. Sin
embargo, la iniciativa ha encontrado desde entonces a la fecha la abierta
agresión de grupos contrarios, como la Organización Regional de
Cafeticultores de Ocosingo (ORCAO) en los ejido Tierra Madre, Patria Nueva y
180
Esta reportera obtuvo los siguientes datos: “se han formado 363 promotores de educación, jóvenes hombres y mujeres que reciben una capacitación para dar clases en sus pueblos. De todos ellos únicamente están trabajando 147, de los cuales 131 son hombres y únicamente 16 mujeres. Un total nada despreciable de 1.726 alumnos zapatistas reciben clases autónomas. Y aquí es notable el equilibrio entre niños y niñas: 884 niños y 842 niñas. Las siguientes generaciones, sin duda, serán diferentes.”
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
273
Peña Limonar del Caracol de Morelia. En la comunidad San Marcos Avilés, en
el municipio oficial de Chilón, en septiembre de 2010 se iniciaron las
agresiones contra las familias zapatistas del lugar que habían construido el
aula para llevar a sus hijos a una escuela autónoma. La violencia obligó al
desplazamiento de 170 personas que al regresar a su comunidad un mes
después encontraron sus viviendas saqueadas. De acuerdo al informe de la
Brigada de Observación de septiembre de 2011, también sufrieron agresiones,
robos y destrucción de escuelas los zapatistas de Tentic, Tenejapa y Cruztón,
del Caracol de Oventic. Se trata en la mayoría de casos de comunidades
divididas donde los zapatistas son pocos pero intentan construir sus propias
escuelas y el resto de la población no acepta esta autoexclusión de la vida
comunitaria general.
El Sistema de Educación Rebelde Autónomo Zapatista abrió en Oventic
un Centro de Lenguas Tsotsil y Español, donde se ofrecen clases de castellano
y tzotzil para foráneos, con el objetivo de fomentar el intercambio de
experiencias y recabar fondos para apoyar la primera escuela de Secundaria
rebelde, sita en este caracol.
También la autonomía zapatista tiene un hito en el tema de acceso a la
salud, que antes de la rebelión zapatista era inexistente en los territorios más
aislados de Chiapas. La formación de promotores de salud, iniciada en territorio
rebelde desde 1995, busca atender a la población independientemente de su
afiliación política y ha logrado ya que las enfermedades curables no lleven a la
muerte a muchos de los campesinos de la zona. En el recuento de 2006 de
Muñoz, el caracol de la Realidad cuenta con un hospital, tres clínicas y 98
casas de salud comunitarias atendidas por un total de 127 promotores de
salud, además de parteras y hueseros,181 muchos de los cuales recuperan el
conocimiento sobre plantas medicinales. La Brigada de Observación en 2011
constató que además cuentan con “un laboratorio de análisis clínico, urgencias,
enfermería, ultrasonido, consultorio dental, una ambulancia y este año con el
laboratorio de prótesis dental”.
En algunos municipios han emprendido acciones de impartición de justicia
para la resolución de conflictos leves sin tener que recurrir a las instancias del
181
Así se denomina a quienes tradicionalmente acomodan fracturas y problemas de huesos.
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
274
Estado, que usualmente criminalizan a los pobres y no solucionan las
necesidades de los campesinos y sus familias. Otro ejemplo de autogestión es
la de los pueblos de las cañadas de Ocosingo al crear la Sociedad Cooperativa
de Transporte Maya Stonil Naj, para contar con un servicio de transporte
propio. Según la Brigada de Observación (2011), se ha creado el Banco
Autónomo de las Mujeres Autoridades Zapatistas, que concede préstamos para
cooperativas de mujeres y que es administrado por aquellas que ejerzan como
autoridades. Ya en enero de 2008 se había creado el Banco Popular Autónomo
Zapatista para apoyar al tratamiento en casos de enfermedad.
Cada zona, cada caracol, cada municipio y cada comunidad tiene sus
logros y su singularidad en este proceso de autogobierno. Sin embargo, la
lucha diaria de los pueblos en situación de hostigamiento y presión
contrainsurgente no es tarea fácil:
“…son 16 años [hoy diríamos 18] de resistir con sus propios medios,
escasos, y con sus propias fuerzas. Soportando el peso de la presencia
de las tropas federales en todo su territorio y el incremento de la
prostitución y el alcoholismo que acompaña la militarización; el
hostigamiento de los grupos paramilitares; de organizaciones sociales
como la Organización para la Defensa de los Derechos de Indígenas y
Campesinos (Opddic), ahora pantalla del grupo paramilitar MIRA, y las
«políticas sociales» de «combate a la pobreza» que llevan a cabo los
gobiernos federal, estatal y municipal” (Morquecho, 2011).
El problema de la tierra
El problema de la tierra en Chiapas es grave. El aumento demográfico y la
falta de parcelas hace que muchos jóvenes migren a las ciudades y a Estados
Unidos, algunos optan por ingresar a las filas del ejército, a los grupos
paramilitares o a ponerse al servicio retribuido y armado por las bandas de
narcotraficantes (Olivera, 2009). A su vez, el empobrecimiento de las
superficies cultivables obliga a los campesinos a depender de agroquímicos y
fertilizantes. A partir de la Reforma de 1992 al Artículo 27 de la Constitución
Mexicana, las tierras comunales y ejidales pueden venderse. Las
consecuencias de esta modificación de la ley que llevó al alzamiento zapatista
han permitido la expoliación del único bien de algunos pueblos indios, por la
misma necesidad y pobreza. La privatización avanza a través de programas
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
275
como el Fondo de Apoyo para Núcleos Agrarios sin Regularizar (FANAR),
promovido por el gobierno. Cada vez son mayores las dificultades de las
familias indígenas para sostener la autosuficiencia alimentaria.
La falta de papeles y títulos de propiedad han dado lugar a conflictos y
batallas por regularizar la tierra. En la Zona Norte, en Tila, los ejidatarios siguen
una árdua lucha que los ha llevado este año a acudir a la Suprema Corte de
Justicia de la Nación para recuperar 130 hectáreas de su propio territorio.
Las disputas por las tierra no cesan y los zapatistas enfrentaron en 2011
la defensa de los predios que “recuperaron” en los primeros años del
levantamiento armado: fincas y propiedades ganaderas de terratenientes que
los campesinos, antes peones, ocuparon y donde se han construido nuevos
centros de población rebeldes. El hostigamiento mayor viene de la voluntad de
usurpación de grupos contrarios y de paramilitares. Al ser tierras comunales
zapatistas, si una familia deja la organización pierde su derecho a la tierra. Por
ejemplo, en la comunidad Ché Guevara, del Caracol de La Realidad, algunos
campesinos ex zapatistas empezaron a organizarse para recuperar las
hectáreas que les tocaban antes de abandonar la lucha y amenazaron a las
familias pertenecientes al EZLN que ya se habían asentado ahí. Otro tipo de
problemas ocurren cuando los zapatistas son minoría en una comunidad y
otros indígenas codician su espacio, a veces atizados por los intereses
contrainsurgentes de algunas autoridades. Es el caso de las agresiones que
sufren en Monte Redondo, Frontera Comalapa, las seis familias zapatistas. O
la comunidad Las Mercedes, en Tenejapa, donde las 3 familias zapatistas
sacaron a sus hijos de la escuela para formarlos en el modelo autónomo y
desde entonces han sufrido amenazas de desalojo y expropiación de sus
tierras, incluso una multa por no ejercer un cargo comunitario en educación. En
Cruztón, San Juan Cancuc, después del mandato de la Comandancia de crear
su propia educación autónoma, las 13 familias zapatistas han visto cortado su
acceso a la luz y el agua potable, se les prohíbe entrar y salir de la comunidad
o comprar en las tiendas locales regentadas por otros grupos no zapatistas. En
agosto de 2011 en la comunidad Patria Nueva, cerca de Morelia, miembros de
la ORCAO ocuparon la casa de los observadores internacionales para
destruirla posteriormente. Como reporta la Brigada de Observación, mujeres no
zapatistas estaban disputando ese espacio para crear su propia casa de
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
276
mujeres. También en el ejido Tierra Madre, miembros de la ORCAO disputan
los espacios que intentan construir las familias zapatistas.
El caso de mayor gravedad en 2011 ocurrió cuando la comunidad de San
Patricio (municipio de Sabanilla, zona Norte), fue sitiada durante tres semanas,
entre septiembre y octubre, por más de cien personas de comunidades
vecinas en disputa por sus tierras. El gobernador del Estado solucionó el
problema concediéndole al grupo invasor varias hectáreas en otro municipio y
apareciendo mediáticamente como el gran concertador. Según las
organizaciones civiles, “las autoridades han recompensado su acción violenta
y claramente contrainsurgente”.182
De acuerdo a un informe de Las Abejas de Acteal de octubre de 2011, “la
situación de hostigamiento en estas comunidades, especialmente en San
Patricio nos recuerda la que vivíamos en Chenalhó las semanas previas a la
masacre de Acteal: gente secuestrada en sus propias comunidades, que
muchas veces ni siquiera puede comer, robo y quema de cosechas y de
animales domésticos, disparos constantes para intimidar. Y todo eso lo hacen
los paramilitares, igual que en Chenalhó, bajo la mirada cómplice de la policía
y de las autoridades” (SIPAZ, 2011).
La indefensión que sufren estos indígenas hasta el día de hoy forma
parte, de acuerdo al Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las
Casas, de la disputa por los territorios indígenas del Proyecto Mesoamérica
(antes Plan Puebla Panamá). En su informe de julio de 2011 titulado “Late la
tierra en las veredas de la resistencia”, el Frayba denuncia cómo para
implementar este plan capitalista “necesitan controlar el territorio, siendo una
de sus principales estrategias generar confrontación al interior de las
comunidades”. Familias base de apoyo del EZLN han sufrido el corte de
suministro de agua y luz por estar en resistencia y negarse a pagar estos
servicios.
La política seguida por el actual gobernador de Chiapas, Juan Sabines
Guerrero, ha sido la “administración de conflictos sociales” (de acuerdo al
informe citado), es decir: intervenciones del Estado para supuestamente
controlar la situación y restablecer la paz. Mientras el cerco mediático pende
182
Comunicado del Centro de Derechos de la Mujer en Chiapas, 21 de octubre de 2011.
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
277
sobre las comunidades zapatistas y las sume en el olvido, el gobierno del
estado ha dilapidado gran parte de su presupuesto en publicidad y promoción
a todo nivel en los medios nacionales.
Una de las iniciativas más sonadas y retratadas de su administración ha
sido la construcción de “Ciudades Rurales Sustentables”, como la de Santiago
el Pinar, una comunidad de los Altos de elevado nivel de marginación, a la que
el gobierno construyó una “ciudad” para “vivir mejor”. Tal como señala Xuno
López, tzotzil de Tenejapa, la desilusión que tuvieron estos campesinos ha sido
enorme, perdieron su tierra y sus casas por aceptar “el concepto de pobreza
del sistema”. El despojo territorial y de abandono de las formas de vida
ancestrales es la peor de las pobrezas. Pero no hay posibilidad de queja. En
mayo de 2011, ocho pobladores de la nueva Ciudad Rural Nuevo Juan de
Grijalva fueron encarcelados tras manifestarse exigiendo el cumplimento de los
compromisos que el gobierno asumió cuando en 2007 se desbordó el río
Grijalva.
En su campaña de promoción personal, Sabines Guerrero entregó en
marzo de 2011 los primeros pagos a comuneros de la selva Lacandona como
parte del programa REDD+México, que en el fondo implica una pérdida de
decisión sobre el uso de la tierra por las comunidades.183 Mientras tanto, en la
Biósfera Montes Azules se saquea la flora y fauna y se permite la explotación
de madera sin posibilidad de control por parte de los indígenas que habitan en
la zona. Las concesiones a las grandes empresas mineras, principalmente
canadienses, están empezando a devastar amplias franjas del territorio, no sin
encontrar una oposición cada vez más organizada. En la zona Selva
Fronteriza, crece con fuerza el Comité Regional para la Promoción y la
Defensa, movimiento originado en 2008 para luchar contra la explotación
minera de la sierra de Chicomuselo, que cuenta ya con 14 concesiones a
empresas canadienses.
Los proyectos turísticos y ecoturísticos también acosan a los pueblos de
Chiapas, promovidos y financiados por la Comisión Nacional para el Desarrollo
183
Para más información, véase Silvia Ribero, “REDD, satélites y biopiratería”, La Jornada, 7
de mayo de 2010. http://www.jornada.unam.mx/2011/05/07/index.php?section=opinion&article
=027a1eco.
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
278
de los Pueblos Indígenas (CDI). En octubre de 2011 en San Cristóbal se
celebró la VIII Cumbre Internacional del Turismo de Aventura, inaugurado por
Felipe Calderón y por el gobernador del estado, que contaba con presencia de
650 operadores turísticos de 54 países. Sin embargo, esta solución para
generar trabajo y atraer recursos a veces no es bien recibida por las
comunidades indígenas. La organización Otros Mundos Chiapas invita a
reflexionar: “el turismo tiene muchas afectaciones: (…) afecta a las culturas
locales que se les exige ponerse al servicio del turismo, afecta por el gasto de
millones de pesos en publicidad que podrían destinarse a escuelas y
hospitales; afecta por la represión y militarización en contra de las
comunidades que no quieren estas actividades y que luchan por defender su
tierra y su territorio y que buscan alternativas reales de sobrevivencia”.184
Para el Centro de Estudios Superiores de Centroamerica (CESMECA), se
trata de “una clara muestra de un colonialismo moderno y de aventura”:
“Veladamente, se pretende hacer creer que las injusticias y las desigualdades
sociales que padecen las comunidades emergen del «autoaislamiento» que
ellas mismas se imponen y que este tipo de actividades económicas se
impulsan para combatir supuestamente la desigualdad y la pobreza, pero
extrañamente se deja de tomar en cuenta la opinión y los derechos de los
protagonistas principales, como los pueblos originarios de la zona”.185
Así vemos los conflictos ocurrido en Agua Azul en 2011, donde la
comunidad zapatista de Bolom Ajaw se enfrentó con integrantes de la
Organización para la Defensa de los Derechos Indígenas y Campesinos
(OPDDIC) –grupo considerado paramilitar- en disputa por las cascadas al lado
de las tierras recuperadas por el EZLN en 1994 y de gran interés para la
explotación turística.
La tensión e inconformidad por parte de la caseta de acceso a Agua Azul
en San Sebastián Bachajón, llevó a un enfrentamiento entre simpatizantes
zapatistas y grupos de priistas el 2 de febrero de 2011, que acabó con un
184
El comunicado de Otros Mundos puede consultarse en: http://www.otrosmundoschiapas.org/index.php/resistencias/69-resistencias/1084-comunicado-de-otros-mundos-ac-sobre-la-cumbre-mundial-de-turismo-de-aventura.html. 185
Declaración, 20 de octubre de 2011. Se puede consultar en: http://www.cosmopolitik.com/articulos/Revista_3/ARTICULOS/pronunciamiento.pdf.
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
279
muerto y 117 detenidos, 5 de los cuales permanecieron en la cárcel casi seis
meses.
En la laguna Miramar, Biósfera de Montes Azules, está por comenzar un
macro-complejo hotelero que acabaron aceptando las familias del ejido
Emiliano Zapata, no sin sufrir divisiones y ultimátums de la empresa
explotadora.
Cabe recordar que en 2008, ejidatarios que habían tomado las ruinas
arqueológicas mayas de Chincultik cercanas a Comitán para administrarlas
desde la comunidad fueron reprimidos por la policía, que mató a 6 personas e
hirió a otras 17.
La defensa de los derechos humanos
México se ha convertido en uno de los países más peligrosos del mundo
para los defensores de los derechos humanos y los periodistas. En octubre de
este año tuvo lugar el “Foro por la defensa de los defensores de derechos
humanos” en Tonalá, Chiapas, donde se denunciaron las amenazas de muerte
sufridas por defensores como Margarita Martínez y Adolfo Guzmán. Las
agresiones a los intermediarios de las comunidades rebeldes, como el párroco
de Chicomuselo o las ONG, como el encarcelamiento del director del Centro
de Derechos Humanos Digna Ochoa de la ciudad de Tonalá, Nataniel
Hernández, acusado de “ataques a las vías de comunicación” tras participar
como observador durante un bloqueo de carretera en apoyo a los presos de
Bachajón.
La persecución de periodistas no es excepción: Isaín Mandujano y
Ángeles Mariscal, de la revista Proceso y del diario La Jornada
respectivamente, denunciaron una campaña de calumnias en su contra. El
italiano Gianni Proiettis, asentado en Chiapas desde hace 18 años, periodista
y profesor en la universidad local, fue deportado a su país el 15 de abril por
parte del Instituto Nacional de Migración sin más explicación que no contar con
una visa especial para el trabajo que desempeñaba.
El 12 de agosto de 2010, un año después de que la Suprema Corte de
Justicia de la Nación determinara que hubo errores en el proceso de los 26
sentenciados por la masacre de Acteal, 20 de ellos salieron libres. La
indignación por la falta de justicia ha sacudido a los deudos de las víctimas y a
toda la comunidad, así como a las organizaciones civiles que le han dado
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
280
acompañamiento. Mientras, en 2011, en Estados Unidos ha aparecido una
demanda contra el ex presidente Ernesto Zedillo acusado de forma anónima
de tener responsabilidad en este crimen de lesa humanidad ocurrido en 1997,
cuando 45 personas fueron asesinadas. El gobierno actual se ha apresurado a
pedir su inmunidad.
La fabricación de “presuntos culpables”, la tortura y las vulneraciones a
los derechos humanos son práctica recurrente en Chiapas. Los presos
indígenas han protagonizado en 2011 muchas batallas. EL 29 de septiembre,
once de ellos se pusieron en huelga de hambre denunciando maltrato e injusta
reclusión, aseguraron que nunca tuvieron derecho a la defensa, ni traducción a
sus lenguas maternas. Dos salieron en libertad el 14 de octubre y otros dos el
15 de noviembre.
El profesor Alberto Patishtán Gómez, tzotzil de El Bosque, acusado
desde 2000 de homicidio de seis policías en una emboscada, encabezó el
movimiento de presos pero, a pesar de sus condiciones de salud, no consiguió
la libertad. Como portavoz del grupo “La Voz del Amate” ya había hecho en
2008 una huelga de hambre de 41 días, logrando la liberación de muchos de
sus compañeros. Como represalia, el pasado 29 de septiembre fue trasladado
de forma forzosa a la cárcel de Gusave, Sinaloa, a 2.000 km de Chiapas. El
profesor Patishtán recibió en 2010 de manos del obispo Samuel Ruiz el
reconocimiento Jcanam Lum, por su lucha por los derechos humanos en la
cárcel.
Un proceso que sigue: las mujeres
Los procesos de autonomía de las bases de apoyo del EZLN han
implicado una politización de la vida cotidiana en las comunidades indígenas
de Chiapas (Mora, 2008) que implica la capacidad de actuar y decidir de las
mujeres y hombres sobre los asuntos comunes. Podemos concluir que se trata
de la práctica de la autogestión y de cuestionamiento del colonialismo del
Estado. La participación de las mujeres dentro de la estructura del EZLN y de
las Juntas de Buen Gobierno, a pesar de no ser paritaria, ha puesto de
evidencia cómo la tradición pone límites a la voluntad emancipatoria de las
mujeres más jóvenes. Como señala Márgara Millán (2010:240) sobre un
pueblo tojolabal: “El proceso neozapatista desata una tensión en el interior de
esta comunidad: por un lado, el reconocimiento de que los derechos de las
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
281
mujeres son parte constitutiva de las demandas del movimiento, en la
búsqueda de una sociedad más justa y democrática. Al mismo tiempo, este
reconocimiento presenta cierto grado de contradicción con la doxa o sentido
común instituido”.
Uno de los problemas más graves de desigualdad de género tiene que
ver con la propiedad de la tierra. De acuerdo al informe del Centro de
Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas, a pesar de que la reforma
agraria de 1971 otorgó acceso a la tierra a las mujeres, en 1992 se anuló la
obligación de asignarles parcelas, dejándolo a merced de la decisión de las
asambleas comunitarias y ejidales. La imposibilidad de sostenerse por sí
mismas de las campesinas viudas o solteras implica una subordinación
tradicionalmente aceptada que se manifiesta en el despojo, como en el caso
de Lucía Martínez Huet, en el municipio de Huixtán, quien al morir su marido
vio que su cuñado se apoderaba de su terreno el 25 de octubre de 2010
(CDHFBC, 2011: 20-21). Este es hoy en día uno de los ejes prioritarios de
trabajo del Centro de Derechos de la Mujer de Chiapas.
Fernanda Briones (2011), tras pasar varios meses en una comunidad
chol de la zona Norte, escribió que la experiencia de organización de las
mujeres tras el alzamiento zapatista “ha generado importantes
cuestionamientos hacia el orden simbólico de género al interior de las
comunidades (…), particularmente entre las generaciones jóvenes. Sin
embargo, la mayor de las veces estos cuestionamientos e incluso
rompimientos que hacen con sus comunidades y familias (en el caso de las
que se insertan laboralmente en una organización) suelen ser a un alto costo
(…); algunas de las mujeres con las que conviví no conciben que la vida en las
comunidades indígenas-campesinas pueda desarrollarse si no es a partir de su
posición subordinada, lo que sugiere la idea de la sumisión de la mujer como
una de las garantías para la persistencia de la cultura indígena en tanto que no
existan transformaciones individuales y colectivas en todos los niveles sin que
esto signifique una pérdida de sus identidades étnicas”.
A su vez, la contrainsurgencia hoy llega en forma de proyectos y apoyos
oficiales, como ocurre con el Programa Oportunidades, un dinero que se
entrega a las mujeres que cumplan con determinados lineamientos como
madres de familia. Mariana Mora (2008:332) señala que existe una
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
282
interrelación entre la militarización y los programas dirigidos a los indígenas:
“lógicas de gobernabilidad neoliberal se articulan a los mecanismos de una
guerra de baja intensidad de tal manera que la población local vive sus efectos
como parte de un mismo continuo. Ello es particularmente evidente desde el
eje de género racializado”. Esta antropóloga muestra que Oportunidades y los
mecanismos de la guerra de baja intensidad se dirigen al cuerpo de la mujer
indígena y a las tareas domésticas bajo su control.
Las derramas de dinero del Estado asistencialista son rechazadas por los
indígenas zapatistas, pero ponen en peligro su proyecto, pues se ceban en la
necesidad y las carencias de la población. En el Encuentro Tejiendo
Resistencia y Autonomía frente a la Contrainsurgencia y la Dependencia, que
se realizó en Acteal el 21 de diciembre de 2010, se reflexionó sobre cómo y por
qué el gobierno quiere imponerle a los pueblos políticas públicas y proyectos
de “desarrollo” específicos. Este testimonio recogido por el informe del CDHFB
(2011) arroja claridad:
“Con su estrategia contrainsurgente y de represión y de apoyos, el
gobierno nos quiere volver dependientes, como que nos quiere hacer
pensar que no somos capaces de vivir trabajando con nuestras propias
manos. Nos quiere acostumbrar a ser mantenidos, le quita a la gente el
gusto y el ánimo de trabajar. Quiere que nuestra tortilla no sea el fruto de
nuestro trabajo y de la madre tierra, sino que sea su regalo transgénico y
que sólo al gobierno agradezcamos y respetemos.”
Se puede decir que mientras el zapatismo en sus iniciativas nacionales ha
perdido filo, prosigue en la construcción de la autonomía local, sacudido por la
militarización y paramilitarización, el desgaste de sus bases en la difícil
resistencia y la oferta gubernamental de asistencialismo, la lucha por la tierra y
los intentos de usurpación, la violencia y la impunidad. Como señala Mercedes
Olivera,186 en Chiapas, el proyecto rebelde enfrenta 4 guerras: la guerra del
hambre que acosa a las familias indígenas; la guerra armada que conlleva la
militarización y la paramilitarización del territorio, tanto contra el EZLN como
ahora contra el narco; la guerra enmascarada del desarrollismo
186
Explicación presentada por Mercedes Olivera en el marco del Taller impartido en la Maestría de Estudios de la Mujer, Universidad Autónoma Metropolitana, Xochimilco, México, octubre de 2011.
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
283
contrainsurgente, a través de programas como Oportunidades, el fomento del
turismo, la minería y las empresas transnacionales; y la guerra roja: el crímen
organizado, el narcotráfico, las redes de prostitución y pederastia, el tráfico de
personas, armas, sustancias, órganos, del capitalismo globalizado.
El movimiento indígena nacional
La trascendencia de la lucha zapatista se manifiesta en la inspiración y el
vigor que ha impreso en el movimiento indígena mexicano. Los pueblos
originarios han aprendido a decir basta y se organizan al margen del gobierno y
las instituciones en ejercicios de autonomía que se centran en la autodefensa
de sus territorios. Una de las experiencias de mayor trayectoria (iniciada en
1996) es la unión de 65 comunidades en Guerrero alrededor de la
Coordinadora Regional de Autoridades Autónomas (CRAC)-Policía
Comunitaria, que supone la autogestión en la seguridad (con unos 700
comuneros uniformados y equipados) y el restablecimiento de las formas
tradicionales de vigilancia contra la violencia y el despojo, tanto de las
empresas mineras como de intereses privados o del crimen organizado. Otros
ejemplos del vigor del movimiento indígena son las luchas autónomas de los
nahuas de Ostula, o los purhépechas de Cherán (Michoacán), que defienden
los bosques frente a la tala ilegal y el crimen organizado. A su vez, en Cherán
han logrado elegir de forma tradicional y asamblearia a sus autoridades, tras
rechazar a los partidos políticos y las urnas en 2011.
La experiencia de la educación autónoma también ha trascendido más
allá del territorio rebelde zapatista. En Guerrero, la UNISUR es parte de un
esfuerzo colectivo y autogestionado, al margen de las instituciones, por dotar a
los jóvenes de las comunidades de una formación especializada que pueda
servir al proyecto colectivo de los pueblos indígenas, para que no tengan de
migrar a las ciudades o al Norte.
En la reunión del Congreso Nacional Indígena (CNI) los días 5 y 6 de
febrero de 2011, se puso de manifiesto que las principales luchas de los
pueblos indios son contra la destrucción ambiental. La comunidad coca de
Mezcala, donde tuvo lugar este encuentro, batalla contra los intentos
recurrentes de privatizar su isla sagrada, en el lago de Chapala, el más grande
de México, para convertirla en un complejo turístico y residencial. A la vez, el
pueblo wixàrika lucha contra las 22 concesiones mineras que la canadiense
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
284
First Majestic Silver pretende instalar en su territorio sagrado, en el municipio
Real de Catorce, San Luis Potosí. Contra la invasión de aguacate transgénico
se organizan los indígenas de Nurío y Cherán, en Michoacán. En Oaxaca, las
transnacionales españolas de la energía eólica han instalado unos 500
aerogeneradores en zona indígena.
La lista de agravios de los pueblos parece no tener fin. Para proteger su
territorio y la integridad de sus comunidades, los indígenas mexicanos -como
los zapatistas- recurren a la única alternativa que hasta el momento garantiza
su supervivencia inmediata: construir islotes de autonomía, al margen de un
Estado que no respeta su existencia y que no aplica la legislación internacional
que ha suscrito.
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ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
285
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ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
286
21. EL RESPLANDOR DE LAS MAYORÍAS Y LA DILATACIÓN DE UN DOBLE
CONFLICTO: EL MOVIMIENTO ESTUDIANTIL EN CHILE EL 2011 187
SANDRA VERA GAJARDO 188
Resumen:
Las protestas estudiantiles marcaron el 2011 en Chile. En este movimiento participaron fundamentalmente estudiantes universitarios y secundarios cuyas demandas se enfocaron en “la defensa de la educación pública”. Las manifestaciones han sido reconocidas como las más masivas desde el retorno a la democracia (1990) y han repercutido en la evaluación del primer gobierno de derecha postdictadura, el cual -encabezado por Sebastián Piñera- termina el año con la peor cifra de apoyo que ha tenido un gobierno en 21 años. La demanda estudiantil tiene a favor la aprobación mayoritaria y creciente de la población chilena, lo que se explica por la segregación y desigualdad social que produce el modelo educativo en Chile y que no se acompaña de un aumento de la calidad de la educación. Este modelo se origina en la dictadura de Augusto Pinochet, cuando la lógica del lucro privado se incorporó constitucionalmente en la política pública educacional. A pesar de que han existido distintas oleadas de protesta en relación a este escenario, el modelo ha permanecido inalterado en su fundamento. Esto ha hecho cada vez más notorio el malestar, tanto por el aumento de la desigualdad social en un país que se jacta de su crecimiento económico, como por la tardanza en eliminar la estructura de política educativa implementada ilegítimamente (en una dictadura) y que se percibe como rechazada por la mayoría de la ciudadanía.
187 La autora agradece los comentarios de los investigadores sociales chilenos Antonio Hermosilla y Ximena Cuadra. Estos comentarios provocaron algunas modificaciones que permitieron profundizar el análisis y las conclusiones de una primera versión. 188 Doctoranda en Sociología en la Universidad de Barcelona. Es socióloga de la Universidad de Chile y actualmente investiga temas del ámbito de los movimientos sociales y las transiciones políticas. Ha investigado y publicado sobre el movimiento estudiantil chileno de 2006 conocido como “la revolución de los pingüinos”. Es parte del equipo del Observatorio del Conflicto Social.
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
287
Modelo educacional en Chile y transformaciones estructurales
Durante la dictadura en Chile (1973-1990), se implementaron medidas
económicas que implicaron un cambio estructural del modelo existente hasta
ese momento. Este cambio también tuvo como consecuencia la rotunda
transformación del sistema educacional, la cual se mantiene en su contenido
fundamental hasta hoy. Se podría decir que el espíritu de este nuevo modelo
educativo quedó plasmado en la Ley Orgánica Constitucional de Enseñanza
(LOCE) promulgada por Augusto Pinochet el día antes de dejar su mandato (10
de Marzo de 1990). Las principales características de esta ley son explicadas
de la siguiente manera: “Ésta viene a finalizar un período de reformas
neoliberales en la educación, que incluyeron la incorporación de la lógica de los
subsidios o <<vouchers>> en la dinámica educativa, la municipalización y la
aparición de la modalidad subvencionada de enseñanza, es decir, aquella que,
siendo administrada por particulares, recibe fondos públicos para su
funcionamiento. El subsidio, por otro lado, se entrega por cada alumno y según
un promedio de asistencia. La lógica que subyace a esta política, es que las
mejores escuelas atraerían a los mejores alumnos y por tanto, acapararían
mayor cantidad de subsidios. Las malas, por tanto, se verían finalmente
obligadas a cerrar. La municipalización, por último, está orientada a
descentralizar la acción administrativa e ideológica del Estado.” (B. Silva,
2008:11).
Desde la redemocratización del país, el movimiento estudiantil se ha
manifestado en contra de las medidas privatizadoras, existiendo importantes
oleadas de protestas desde los años 90 que lograron algunos ajustes en
términos de aumento de recursos para las universidades públicas y que el
Estado avalara créditos universitarios de los estudiantes que no tenían
recursos para entrar a la universidad, entre otras. Sin embargo, el modelo en
su fundamento no se ve alterado. Desde organismos como la OCDE se señala
que la segregación educacional existente en Chile no es solo un efecto del
modelo educativo implantado en la dictadura, sino que es un objetivo buscado.
Al respecto, este organismo planteó el 2004 que la educación chilena parece
estar “conscientemente estructurada por clases sociales” y “está influenciada
por una ideología que da una importancia indebida a los mecanismos de
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
288
mercado para mejorar la enseñanza y el aprendizaje” (OCDE, 2004: 290, citado
en J.González, R. Cornejo y R.Sánchez, 2006).
La segregación social no solo se reproduce, sino que es provocada por el
sistema de educación, lo que se ha comprobado y hecho público a través del
tiempo. Así por ejemplo, se conoce que “el grado de segregación de la
educación chilena es muy elevado y lo ratifica el índice Duncan de la OCDE.
Mientras Chile obtiene una cifra de 0.68, la media de la OCDE es 0.46, siendo
1 el de máxima segregación. Este resultado no es sorpresivo pues, es muy
similar a lo que arroja el coeficiente de Gini que revela que nuestro país tiene la
peor distribución del ingreso de los países OCDE. En definitiva, la marcada
división de clases de la sociedad chilena no se atenúa con la educación, aun
cuando ésta haya ampliado la cobertura. Hijos de ricos en escuelas
particulares; hijos de clase media en particulares subvencionadas y los pobres
en las escuelas municipalizadas. El sistema ha sido construido con este
modelo” (Fundación Terram 2011:14).
No es difícil encontrar más datos que respalden este panorama, sobre todo
para el paso de la educación secundaria a la universitaria y la constatación de
un cierre estructural de oportunidades. Por ejemplo, en el proceso de admisión
universitaria de 2010 solo un 17% de los estudiantes provenientes de la
educación municipalizada que rindieron la Prueba de Selección Universitaria
(P.S.U.) fueron seleccionados para entrar a la Universidad (en comparación
con un 42,9% de los provenientes de educación privada). De éstos, el 75% de
matriculó en alguna universidad (DEMRE, 2010).
La educación superior chilena es la más cara del mundo (considerando el
precio relativo para comparar con otros países)189 y este costo recae
fundamentalmente en las familias,190 sin embargo, el 90% de ellas reciben
ingresos que no les permiten financiar la educación de sus hijos (Fundación
Terram, 2011:19). Es decir, en términos reales la única forma de que las
189 El precio de la educación superior equivale al 22% del PIB per cápita, cifra que prácticamente duplica al siguiente país en el listado: Corea. (Fundación Terram,2011:12). 190 En Chile a diferencia de otros países de la OCDE el 80% de del costo de educación universitaria recae en las familias (Fundación Terram, 2011:13).
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
289
familias puedan pagar esta educación superior es sometiéndose a la lógica del
endeudamiento.191
Ahora bien, resulta paradójico que la transformación del sistema educacional
chileno hacia una provisión privada, no haya implicado subir la calidad de la
educación. En esto coinciden hasta los mismos entes privados cuando se
evalúan los rendimientos del modelo: “los mismos empresarios que defienden
el modelo en lo conceptual tienen una pésima opinión de la calidad educativa
de Chile” (Fundación Terram, 2011:5).
La prolongación de este tipo de modelo educacional durante la democracia,
ha tenido consecuencias políticas que, a partir de 2006, esbozaron la apertura
de un conflicto que marca un punto de inflexión en el proyecto democrático
posterior a la transición política.
Antecedentes de un 2006 “pingüino”: nacen los hijos de la democracia
Desde mayo a diciembre de 2006 ocurre un hito dentro de las movilizaciones
estudiantiles que se habían producido periódicamente para oponerse a la
desigualdad del sistema educacional. Durante aquel año acontecen
paralizaciones de establecimientos de educación secundaria y universidades
por varios meses y que obligan por primera vez a cambiar la agenda del
gobierno,192 presionando para un cambio de raíz en la política pública
educativa. Las protestas llamaban la atención en primera instancia porque eran
protagonizadas por estudiantes secundarios y no universitarios. Esta
movilización será luego conocida como “la revolución de los pingüinos”.193
Se inicia con demandas puntuales como la gratuidad del transporte y de los
exámenes de ingreso a la Universidad (P.S.U).194 Luego se transforma en un
191 Según la última encuesta de Caracterización socioeconómica en Chile (CASEN 2009) , el primer decil de ingresos recibe mensualmente en promedio $114.000 pesos chilenos (aproximadamente €168 al 2 de enero del 2012) mientras el noveno decil obtiene $1.150.000 pesos chilenos (aproximadamente €1.702 al 2 de Enero del 2012).Según datos del Consejo Nacional de Educación, los aranceles universitarios mensuales son de alrededor de 250.000 pesos chilenos (apróximadamente €370 al 2 de Enero del 2012). En términos reales esto hace imposible que el 90% de las familias puedan pagar la educación de sus hijos sin endeudarse (Fundación Terram, 2011:19). 192 Michelle Bachelet era la presidenta de Chile en ese entonces. 193 Debido al diseño y colores del uniforme utilizado por los estudiantes de educación secundaria, el cual muestra un aspecto que se asemeja al de un pingüino. 194 Prueba de Selección Universitaria.
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
290
cuestionamiento profundo del sistema escolar chileno, derivado de la reforma
realizada durante la dictadura y materializada en la Ley Orgánica Constitucional
de Educación (LOCE).
La movilización estudiantil comienza a tener adherentes de colegios
municipales, subvencionados e incluso particulares de todo Chile. Se señala
que el sentido de esta paralización nacional es solucionar los “problemas de
fondo” de la injusticia socioeconómica en la educación chilena y no realizar
simples ajustes a la ley, sino derogarla por completo.
Las manifestaciones se ven luego apoyadas por el movimiento universitario y
gran parte de las universidades públicas también paralizan sus actividades
uniéndose a los estudiantes secundarios. De manera adicional se pronuncian
pública y recurrentemente a favor de estas demandas, múltiples actores
sociales como los partidos políticos oficialistas y de oposición, movimientos
sociales históricos, y organizaciones sociales de todo tipo.
Para B. Silva (2008) los factores de importancia política de esta movilización
fueron, por una parte, que las lógicas económicas de la dictadura comenzaron
a ser tocadas, ampliando la exigencia más allá de los temas relacionados con
las violaciones de los derechos humanos. Por otro lado, la sociedad civil
manifiesta explícitamente la exigencia de mayor participación, amparándose en
la denuncia del encapsulamiento de la clase política para hacer diagnósticos
sobre el país y las alianzas ideológicas con los enemigos del pasado. Esto
hace referencia a las coincidencias de interés entre los partidos -en ese
momento- oficialistas (Concertación)195 y la derecha. Así también, M.A.
Garretón (2006) señala que la Concertación, antes de las protestas del 2006,
no había enfrentado el modelo educacional como un enclave autoritario
relevante de eliminar. Para el autor, el hecho de que sea el movimiento
estudiantil del 2006 quien se ponga al frente de este asunto, lo hace ser el
único movimiento social original de la época democrática.
195 La Concertación es una coalición política existente desde el comienzo de la transición política. Su nombre completo es “Concertación de Partidos por la democracia” y agrupa a los siguientes partidos políticos: Partido Socialista (PS), Partido por la Democracia (PPD), Partido Demócrata Cristiano (PDC) y Partido Radical (PRSD). Desde la vuelta a la democracia, existieron 4 presidentes consecutivos que formaban parte de ésta (Patricio Aylwin, Eduardo Frei, Ricardo Lagos, Michelle Bachelet).
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
291
Las principales consecuencias de “la revolución de los pingüinos” fueron: la
renuncia del Ministro de educación, cambiar la agenda del gobierno (lo que
derivó en la creación no programada de un Consejo asesor presidencial sobre
la Calidad de la educación), la derogación de la LOCE y la creación de otra ley
para sustituirla: la LGE (Ley General de Educación). Sin embargo, luego de 5
años de este movimiento, no se han producido cambios en los resultados de la
educación chilena en términos de calidad y segregación educacional. Esta
situación fue advertida por los actores sociales del movimiento al retirarse de la
negociación establecida con el gobierno, lo cual se hizo argumentando que
mientras no se eliminara la idea del lucro en la educación cualquier cambio
sería superficial en relación a la raíz profunda de las demandas.
La idea de este movimiento como un hito en la época democrática, fue
difundida ampliamente al establecer planteamientos como por ejemplo, haber
pasado “a un segundo tiempo de la democracia” o “poner al día a la
democracia”. Así mismo, la autodenominación que hicieron los protagonistas
de la protesta como “hijos de la democracia”196 (enfatizando en que NO eran
hijos de la dictadura) es relevante por dos cuestiones esenciales para
comprender la movilización del 2011:
La importancia y posibilidades que tendría una nueva generación a nivel
de movimiento social para subvertir el deseo y las expectativas
democráticas al no estar domesticados por el clima de “gratitud eterna”
originado en la transición política y reiterado discursivamente en los
primeros años de la democracia.
El agotamiento del modelo democrático y el levantamiento de la latente
censura al conflicto también situada en la transición política. Se identifica
esta última como la fuente de un escenario político precario para la
instalación y desarrollo de debates pendientes.
En base a estos argumentos planteados podemos decir a modo de hipótesis,
que el movimiento del 2006 se constituyó como un nuevo movimiento social de
196 Esta idea se ve representada en los dichos del dirigente estudiantil César Valenzuela: “A raíz de esa horrible dictadura que tuvimos, muchos de las generaciones anteriores, cayeron. Surgió la generación del «no estoy ni ahí», del conformismo... Pero nosotros somos hijos de la democracia, nacimos en democracia, y es por eso que vamos a seguir peleando por lo que consideramos justo." (“Que la educación retorne al Estado” Entrevista al Vocero de ACES César Valenzuela. Por Marina Menéndez Quintero para Juventud Rebelde de Cuba 13-06-2006. Disponible en: http://www.archivochile.com/edu/secund.html )
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
292
la época democrática. Este movimiento provoca los debates de país197 que,
imposibles de resolver en su totalidad ese mismo año, se transforman en la raíz
de las protestas que enmarcarán las movilizaciones posteriores y que son, por
lo tanto, las que modulan el accionar (amplificado) del movimiento del 2011.
2011: El destello de las mayorías
Las protestas estudiantiles que han reclamado la defensa de la educación
pública no se estrenan ni el 2006 ni el 2011. En consideración a la historia y los
hechos sociales, es necesario indicar que éstas se han realizado prácticamente
cada año desde el término de la dictadura. Sin embargo, así como el 2006
marca un hito a nivel de impacto, apoyo y nitidez conceptual de las demandas
de un nuevo tiempo democrático, el 2011 se habla adicionalmente de las
movilizaciones más masivas desde el retorno a la democracia. El sociólogo
Alberto Mayol (2011) habla del año en que Chile “retornó a la historia”. Realiza
esta afirmación porque diagnóstica que, a pesar de haber ocurrido hechos y
acontecimientos relevantes desde la redemocratización, esta vez existe la
sensación de estar frente a un debate de alcance histórico, algo que no se
habría producido sin la llegada de las movilizaciones estudiantiles.
El escenario nacional en el que transcurre y se expande este movimiento
social necesita unos mínimos datos de contexto que expondremos a
continuación:
En 2010 asume el primer gobierno de derecha desde el fin de la
dictadura, encabezado por Sebastián Piñera quien es militante de un
partido político de derecha liberal (Renovación Nacional) y también un
poderoso empresario.
La Ley General de Educación (LGE) no respondió ni solucionó el espíritu
197 En base a la revisión de los distintos análisis realizados sobre el movimiento estudiantil del año 2006, podemos realizar un esfuerzo de síntesis de los principales debates articulados por el movimiento señalado. Estos serían: a) Sobre el rol del Estado y la recuperación de éste como fiscalizador y/o administrador del sistema educativo (Alvear y Miranda 2006; Silva 2008). b) Calidad de la educación (Alvear y Miranda, 2006). c) Profundización de la democracia y posibilidad de cambiar las leyes de la dictadura (González et al. 2006; Silva 2008). d) Redefinición de lo político al cuestionar la participación el partidos políticos como única representación válida (Garretón, 2006), la mera mediación de especialistas en los conflictos y el consenso como pauta (González et al.2007, 2008).
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
293
de las demandas hechas en 2006. La segregación social de los
establecimientos de educación secundaria continúa, e incluso las
soluciones dadas en el marco de medidas de fiscalización estatal a las
escuelas, no comienzan a operar aún. Es por esto que algunos opinan
que el 2011 es la segunda parte de la movilización del 2006 (o
“Pinguinos 2.0”).198 Sin embargo, si es una “segunda parte”, a ésta se
suma la profunda desconfianza que quedó en la posibilidad de negociar
con representantes del gobierno y también en la capacidad de
resolución del Parlamento, que se considera escasa.
En 2011, la popularidad del gobierno cae ostensiblemente. Según datos
entregados en septiembre -Encuesta CERC-199 la aprobación al
gobierno es de un 22%, bajando 13 puntos con respecto a la medición
hecha en mayo. El rechazo al gobierno subió de un 53 a un 66 % en el
mismo tramo de fechas (que abarca el tiempo en que han transcurrido
las movilizaciones estudiantiles).
La misma encuesta señala que el 89 % de la población apoya las
demandas planteadas por el movimiento estudiantil. Además, los
chilenos de todos los estratos sociales considerarían que la educación
es el principal problema del país (aumenta del 24% en mayo al 73% en
agosto).
En diciembre del 2011, la Encuesta CEP señala que el apoyo a la
gestión del gobierno es la peor cifra obtenida por un mandatario en 21
años.200
El apoyo creciente a este movimiento estudiantil lo distingue históricamente,
tanto por el carácter masivo de las protestas como por las formas de hacerlas.
En junio ya se afirmaba que eran las marchas más multitudinarias en 21 años
(Por ejemplo: “La marcha de los 100 mil” del 16 de junio 2011).201 En
septiembre del mismo año, cuando se hablaba desde el oficialismo de un
198 Waissblut, Mario. En diario “El Mostrador” 24 de Junio. http://www.elmostrador.cl/opinion/2011/06/24/pinguinos-2-0/ 199 Barómetro de la política (Agosto-Septiembre 2011). Centro de Estudios de la Realidad Contemporánea (CERC). 200 http://www.lasegunda.com/Noticias/Politica/2011/12/708750/Encuesta-CEP-El-23-aprueba-la-gestion-de-Pinera-y-62-lo-desaprueba 201 http://diario.latercera.com/2011/06/17/01/contenido/pais/31-72979-9-marcha-de-80-mil-personas-se-vuelve-la-mas-masiva-en-21-anos.shtm
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294
“desgaste” del movimiento, la asistencia a las marchas casi duplicaba la
convocatoria de junio, llegando a cifras de 180 mil asistentes para la marcha
del 22 de septiembre.202 Los repertorios de protesta dieron cuenta tanto de
nuevos modos de actuar como de la recuperación de otros asociados
inevitablemente a la memoria de la dictadura, como es el caso de los
“cacerolazos”.203 Éstos se inician en agosto y se extienden por diversos puntos
de Santiago y luego en ciudades a lo largo de todo el país. La motivación de los
“cacerolazos” -que se ejecutaron luego en reiteradas ocasiones- fue hacer un
gesto de repudio a la represión policial desatada en las manifestaciones
estudiantiles. Éstos se inician a principios de agosto como respuesta al
llamado de una de las líderes del movimiento, Camila Vallejo, justo después de
que la policía impidiera la manifestación organizada en uno de los centros
neurálgicos de Santiago (Plaza Italia) y en donde hubo una utilización
desmedida de gases lacrimógenos.204 Los “cacerolazos” masivos eran una
señal más de respaldo ciudadano al movimiento.
Los modos de actuar del movimiento son relevantes por distintas razones y
en distintas escalas. En otras palabras, se puede decir que la primera
constatación llamativa sobre este movimiento es el apoyo masivo por un tiempo
sostenido. Sin embargo, también adquieren relevancia aspectos novedosos
que irrumpen en el espacio público de manera sorpresiva, sin antecedentes en
los formatos de protesta chilenos hasta ese entonces. En intentos de
clasificación, a estos se les llamó en su momento “manifestaciones culturales”,
“irrupciones novedosas”, y denominaciones de ese tenor. Algunos ejemplos de
estos modos de actuar fueron:
“Un Thriller por la educación”.205 Estudiantes se manifestaron en la Plaza de
la ciudadanía frente al Palacio de la Moneda el 24 de junio, llegando
sorpresiva y masivamente disfrazados de zombis y simulando de
manera extraordinariamente coordinada la coreografía de la canción
202 http://www.lanacion.cl/estudiantes-festejan-180-mil-en-marcha-de-santiago/noticias/2011-09-22/134816.html 203 Es una forma de manifestación que consiste en que quienes la ejecutan hacen un ruido acompasado a una hora acordada, desde sus propias casas y blandiendo objetos que tengan a mano (comúnmente cacerolas u ollas, de ahí su nombre) 204 http://radio.uchile.cl/noticias/117334/ 205 http://www.elmostrador.cl/multimedia/2011/06/29/thriller-universitario-por-la-educacion/.
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
295
“Thriller” de Michael Jackson. Este acto evidenció una larga preparación
y capacidad de organización.
“Flash Mobs” o “multitud instantánea”.206 Una de estas acciones se realizó
luego de que el entonces Ministro de Educación (Joaquín Lavín)
adelantara las vacaciones a los estudiantes en pleno auge del
movimiento estudiantil, con el claro objetivo de disgregarlo. El “Flash
Mob” diseñado para esta ocasión se llamó “Todos de vacaciones!”207 y
consistió en instalar repentinamente un ambiente de playa en la Plaza
de Armas de Santiago. Es decir, con más de 500 estudiantes que
llegaron con toallas, bañadores, paletas para jugar, quitasoles,
bronceadores etc. Cabe destacar que esta acción se realiza en julio, es
decir, en medio del invierno chileno. Luego, esta acción se replicaría en
distintas ciudades del país.
“Besatón”.208 Se realizó en julio y septiembre a lo largo de todo el país con
la presencia de jóvenes besándose. Esta acción duro 1.800 segundos
(media hora), lo que representaba los 1.800 millones de dólares que se
necesitarían anualmente para tener educación de calidad.
Acciones como las que se han nombrado tuvieron como punto en común
contar con una importante convocatoria realizada por las redes sociales como
facebook o twitter.
Los meses de movilización y el diagnóstico de crisis del modelo educacional
chileno ya expresado en 2006, implicaron que el debate y los datos de la
realidad salieran del exclusivo conocimiento de los expertos. Se puede
constatar como triunfo indiscutible en la trayectoria de las movilizaciones
estudiantiles el haber convertido en obviedades lo que antes era información
privilegiada para algunos. Los puntos de relativo consenso respecto a la mala
evaluación de la educación chilena es posible sintetizarlos en cuatro: es cara,
de mala calidad, extraordinariamente segregada y reproduce las desigualdades
sociales existentes (Fundación Terram, 2011:18).
206 Esta es una acción organizada que no necesariamente tiene fines políticos, pero que en esta ocasión sí los tuvo. Consiste en un grupo de personas que se reúnen repentinamente en un lugar público a realizar algo inusual para luego dispersarse rápidamente. 207 http://www.soychile.cl/Santiago/Sociedad/2011/07/05/25148/Mas-de-500-estudiantes-se-reunieron-para-crear-una-playa-en-la-Plaza-de-Armas.aspx
208 http://www.lavanguardia.com/20110902/54209464361/los-jovenes-chilenos-protestan-con-un-besaton.html.
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
296
Los debates sobre la necesidad de un cambio profundo del modelo
educacional, han sido incitados desde la vuelta a la democracia chilena por la
presión de los estudiantes. El movimiento del 2011 interpela a estos debates ya
históricos pero con una amplificación y consistencia que presenta las
demandas calificadas antes de imposibles (como educación superior gratuita)
ahora en el ámbito de lo posible, oportuno e indispensable.
Es así como se comienzan a plantear tanto desde políticos, expertos,
intelectuales, tecnócratas y distintas voces de la sociedad civil algunas
propuestas específicas de cambio que se enfocan por ejemplo en educación
pública y gratuita, en una reforma tributaria que asegure el financiamiento de
ésta e incluso en la necesidad de hacer un plebiscito que permita refundar el
modelo educacional heredado de la dictadura.
Los conflictos destapados por el movimiento: ilegitimidad democrática
y desigualdad social
Manuel Antonio Garretón209 señala que la discusión sobre un plebiscito que
se instaló a propósito de la fuerza del movimiento estudiantil, delata que lo que
está en juego es el carácter ilegítimo del orden sociopolítico heredado de la
dictadura. Todo lo que existe en el modelo político chileno es heredado de la
dictadura, modelo que además reproduce las desigualdades. Si bien éste tuvo
una cierta legitimidad en su funcionamiento por haber incentivado la expansión
de la educación, no ha tenido ninguna legitimidad en sus resultados (la
desigualdad social como objetivo buscado). Dada la profundidad de este
conflicto es que se piensa en un plebiscito como opción de resolución. Para el
sociólogo, el movimiento estudiantil del 2011 protesta por el modelo general del
sistema y demanda urgentemente un proyecto educacional distinto “al que se
impuso a sangre y fuego”.210
En una línea complementaria, el historiador Gabriel Salazar enfatiza en la
salida a la superficie de los afanes de soberanía ciudadana que se han
209 Entrevista a Manuel Antonio Garretón en el programa “Tolerancia 0”-Chilevisión. 21/08/2011. 210 Íbid.
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producido debido a la movilización estudiantil.211 Esto en virtud de que las
instancias de representación no están precisamente “representando” a alguien
y serían movimientos sociales como el estudiantil los que están ejerciendo
soberanía al constatar que no hay participación en las decisiones socialmente
relevantes. El historiador señala que lo que ocurre es que, a pesar de existir
una opinión mayoritaria que dice no al lucro, no a la mercantilización de los
derechos, etc.; la “voluntad colectiva soberana” solo es representada en éste
momento por el movimiento estudiantil. Es por eso que el mismo tendría un
trasfondo sociocultural y no sólo un objetivo político específico.
Para Alberto Mayol, el malestar chileno despertó el lado omitido de la política
en la transición chilena y nombra a este proceso como “transición social a la
democracia” o “repolitización” (A.Mayol, 2011), pues la población chilena
considera injusto el modelo. El 2011 es un año clave porque se ven
movilizaciones que no se veían hace 20 años. Mayol señala que en un mes se
movilizaron más de 1.200.000 personas en las calles y que esto simplemente
constató que hay problemas estructurales que ya no se pueden negar.212 El
sociólogo señala que desde el inicio de la democracia no ha existido ninguna
propuesta política en Chile que haya pretendido generar una sociedad justa,
más bien lo que se habría hecho es “producir una sociedad injusta y luego
invertir una enorme cantidad de dinero en mitigarlo”.213 Esta situación se vio
acompañada por la carencia de un horizonte utópico y la imposibilidad de
politizar el malestar. Es por esto que en el 2011 -producto de la presión del
movimiento estudiantil- Chile se encuentra en un debate de alcance histórico
que habría profundizado el contenido del reclamo ciudadano. Incluso asegura
que “el Chile de hoy es más democrático que hace 6 meses” (A.Mayol, 2011).
Del doble conflicto simultáneo: democracia débil/desigualdad
fortalecida
“La clase política en su conjunto está absolutamente cuestionada. El parlamento binominalizado no ofrece las garantías para dar un debate representativo del sentir nacional; el ejecutivo ha perdido toda legitimidad con un Presidente con estándares de aprobaciones tan bajos que en otros países se traduce en salidas anticipadas del
211 Entrevista a Gabriel Salazar en programa “Tolerancia 0”-Chilevisión. 06/11/2011. 212 Alberto Mayol en entrevista en CNN Chile. 30/11/2011 213 Íbid.
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Gobierno; el empresariado ve con desesperación cómo sus nichos de negocios y enriquecimiento se han visto cuestionados por una movilización que exige sus derechos. Mientras tanto, un pueblo despierta y se moviliza en unidad, tomando conciencia de que sus derechos no se negocian.”
Camila Vallejo Presidenta Federación de Estudiantes Universidad de Chile.
214
Una de las características de los conflictos mundiales recientes es que un
conflicto estalla e informa de un punto límite de tolerancia frente a una
desigualdad estructural, desigualdad anclada en una democracia que no
cumple las expectativas de la población respecto a la posibilidad remota para
incidir en un cambio que se intuye como deseable para la mayoría. Reclamo a
la democracia y reclamo al modelo neoliberal de una forma que parece
inseparable para quienes protagonizan y encarnan la queja.
El caso chileno que se expone no es diferente, el movimiento estudiantil
lucha por dos cosas a la vez: desprivatizar la educación y profundizar la
democracia, o lo que es lo mismo en este caso: exigir que se escuche y tome
en cuenta la mala evaluación de la consolidación democrática post-dictatorial.
Este movimiento social presenta por lo menos dos características visibles e
interesantes de analizar en la medida que pueden marcar el conflicto post-
dictadura en Chile. Una de éstas es el deseo de cambiar la estructura de
oportunidades políticas que han clausurado la capacidad de actuar de otros
movimientos similares desde la redemocratización. Otra característica es que
sus protagonistas -al igual que “la revolución de los pingüinos” del 2006-
forman parte de una nueva generación que no nació ni vivió en la dictadura
pero que heredan las consecuencias de ésta (como por ejemplo el modelo
educativo) y por lo tanto su accionar opera en un delimitado régimen político
posdictadura.
El escenario democrático chileno -como todos los escenarios territoriales-
tiene estructuras de división social que se mantienen en el tiempo, otras que
cambian y otras que se agregan. Lipset y Rokkan (1992) llaman clivajes a estas
principales estructuras de división y conflicto en una sociedad. S. Aguilar (2011)
explica la existencia de un “Clivaje transicional”, señalando que es una divisoria
de confrontación que afecta necesariamente a toda sociedad que ha
experimentado una transición democrática. En esta situación se introducen
214 “¿Qué es lo que ya cambió en Chile?”, Camila Vallejo para revista Bello Público (10/10/2011): http://www.bellopublico.cl/archivo/columnas/1227
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clivajes nuevos y específicos que lo que hacen es señalar “el origen de la
actual sociedad política en un poco definido pacto transicional forzosamente
incompleto, precario y plagado de ambigüedades” (S. Aguilar, 2011: 218). El
autor plantea que bajo este clivaje la confrontación sobre la extensión o no de
la democratización estaría siempre en la agenda política. Cabe resaltar que
este enfoque otorga la posibilidad de ver la transición democrática como fuente
de conflicto y no sólo como resolución de uno pasado. Esto permite apreciar
movimientos sociales como el analizado, existiendo fundamentalmente bajo las
huellas de una transición política hecha de manera específica que, tal como
señala Aguilar, siempre tiene el rastro de acuerdos asimétricos basados en un
pacto de silencio y “los pactos de silencio, desde esta perspectiva, tiene su
razón de ser aunque, como es lógico, dejan una profunda huella de miseria
moral y cultura política deficiente” (S. Aguilar, 2011:222).
El enfoque puesto en las consecuencias y costos de una transición política
específica para la acción colectiva que transcurre en las nuevas democracias,
se puede traducir en problemas concretos y específicos nombrados por Manuel
Antonio Garretón (2010) como “enclaves autoritarios”. Éstos son básicamente
las herencias de la dictadura tanto como de los amarres de la transición que
permanecen en las nuevas democracias. Garretón señala que el caso chileno
es la democracia latinoamericana que más enclaves autoritarios hereda en la
región (M. A. Garretón, 2007). Prueba de ello, a nivel actoral, fue la presencia
del ex-dictador Augusto Pinochet como senador de la república no electo al
comienzo de la redemocratización. A nivel institucional hay ejemplos como
(nada menos que) la Constitución, la ley electoral (sistema binominal) y el
modelo educacional frente al cuál se enfoca la protesta del Movimiento
estudiantil el 2011, entre muchos más.
Este enfoque permite afirmar que el conflicto social analizado existe en una
sociedad que llamaremos “postransicional” y que trae al debate tanto la
legitimidad y contenido de la democracia existente como la exclusión de los
actores ahora protagónicos.
Vale la pena insistir en que una transición política tuvo un objetivo
contingente claro, pero el futuro de la democracia o la “consolidación
democrática” no se garantizó en ese momento. A. Przeworski (1994) cree que
el sino de las transiciones y su proceso es la incertidumbre: “el establecimiento
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
300
de la democracia es un proceso de institucionalización de la incertidumbre, un
proceso en el que todos los intereses son sometidos a la incertidumbre (...). Es
precisamente este acto de enajenación del control de los resultados de los
conflictos el que constituye el paso decisivo hacia la democracia” (p.96).
Por otro lado la vuelta a la democracia tampoco se vincula necesariamente a
un proyecto de país o a una especie de “contenido democrático” desarrollado y
claro por parte de quienes lideran este proceso. Al respecto, O'Donnell (1994)
señala que la mayoría de las democracias latinoamericanas posdictatoriales
surgen en un contexto descrito en el modelo establecido de Robert Dahl (1974)
en relación al paso de regímenes hegemónicos u oligarquías competitivas
hacia otros más competitivos como la poliarquía. El autor aplica el modelo de
Dahl refiriéndose a que después de las largas luchas -muchas veces violentas-
las principales fuerzas concluyeron que “los costos de tratar de eliminarse
recíprocamente eran mayores que los costos de tratar de tolerar las mutuas
diferencias” (p.33). O'Donnell pone el acento en destacar que muchos de los
actores involucrados en la transición no deseaban un desenlace democrático ni
tampoco tenían “actitudes democráticas”. Lo que ocurría era que ahora sabían
que tratar de suprimir a sus enemigos tenía un costo muy alto y a partir de esto
hacían suyo el interés de construir formas cooperativas de interacción. De este
modo O' Donnell plantea que la idea de un “consenso” o una comprensión
profunda de los mecanismos y consecuencias políticas no ha sido nunca una
condición necesaria o suficiente para la emergencia de la democracia (aunque
sí podría ser necesaria para su consolidación y expansión).
Se puede decir entonces que, en estas condiciones, será siempre una
posibilidad que alguien o muchos (incluso una mayoría) quiera realizar una
especie de “ajuste de cuentas” con “lo que queda” de democracia después de
una transición política o -en este caso- de “lo que no llegó nunca” en referencia
a la expectativa y promesa tanto de erradicar los legados de la dictadura como
también de tener una sociedad más igualitaria.
Ahora bien, si se entiende que hay objetivos en la ciudadanía en que las
demandas son, tanto mejorar la educación en términos de calidad e igualdad
como consolidar un estado social deseado llamado democracia, implica salvar
esta última de la incertidumbre a la que fue condenada por la determinante
transición política. Es aquí entonces donde las exigencias de trasfondo
ANUARI DEL CONFLICTE SOCIAL 2011
301
requieren que las demandas ciudadanas se conviertan en prácticas efectivas.
Desde la visión de Tilly (2010) es necesario y posible medir el grado o nivel de
democracia y plantea al respecto que “tener en cuenta la conformidad del
comportamiento de un Estado respecto a las demandas expresas de sus
ciudadanos comporta cuatro consideraciones más: qué profundidad real llegan
a alcanzar las demandas explícitas de los ciudadanos, en qué medida
diferentes grupos de ciudadanos llegan a ver traducidas sus demandas en las
prácticas del Estado, en qué medida la expresión de demandas recibe por sí
misma la protección política del Estado, y hasta qué punto la traducción de
demandas en prácticas compromete a ambas partes, ciudadanos y Estado”
(C.Tilly, 2010:45). Estos elementos son nombrados por Tilly como amplitud,
igualdad, protección y consulta mutuamente vinculante:215 “La democratización
significa el movimiento neto hacia una consulta más mutuamente vinculante,
más protegida, más igual y más amplia” (C.Tilly, 2010:45).
Si existe una idea de lo que sería una democracia estable y sólida, la
evaluación de un estado actual y el potencial movilizador existente, se hace
más observable. Relacionado con este punto es que por ejemplo M. Garretón y
R. Garretón (2010) reconocen en Chile una paradoja básica en relación a los
supuestos del desempeño exitoso de los gobiernos en temas como el
crecimiento económico, superación de la pobreza, inserción en la economía
global en contradicción con una democracia tan incompleta. Los autores
plantean que: “pese al éxito registrado por Chile en términos internacionales
con respecto a los indicadores sobre calidad democrática, aún subsiste una
democracia incompleta. Ello no puede ser despachado con el argumento que
toda democracia real es perfectible, porque se trata de elementos constitutivos
del régimen vigente que, más allá de la vida democrática que el país
215
Amplitud: Desde un único pequeño segmento de la población disfrutando de amplios derechos, permaneciendo el resto ampliamente excluido de la política pública, hasta una inclusión política muy amplia de la gente bajo la jurisdicción del Estado.
Igualdad: Desde una gran desigualdad dentro de y entre las categorías de ciudadanos hasta una amplia igualdad en ambos sentidos.
Protección: desde escasa a mucha protección frente a la arbitrariedad del Estado.
Consulta mutuamente vinculante: desde no vinculante y/o extremadamente asimétrica hasta mutuamente vinculante.” (C.Tilly, 2010:45 y 46).