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Amina Cachalia AUTOBIOGRAFÍA
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Amina Cachalia

Nov 16, 2015

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  • Amina Cachalia

    AUTOBIOGRAFA

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  • LA EDICIN DE ESTE LIBRO HA SIDO PATROCINADA POR

    La traduccin de este libro ha sido realizada por la Direccin General de Relaciones con frica del Gobierno de Canarias en el marco del proyecto Saln Internacional del Libro Africano (SILA), iniciativa que se enmarca en el Programa de Cooperacin Transnacional Madeira Azores Canarias PCT MAC 2007-2013, cofinanciado por el fondo FEDER en un 85%.

    DISEO DE COLECCIN: ESTUDIO PREZ-ENCISODISEO DE CUBIERTA: JACOBO PREZ-ENCISO

    WHEN HOPE AND HISTORY RHYME AMINA CACHALIA. FIRST PUBLISHED IN ENGLISH IN 2013 BY PAN

    MACMILLAN SOUTH AFRICA

    TRADUCCIN DE ROCO LPEZ

    CASA FRICA, 2015

    LOS LIBROS DE LA CATARATA, 2015 FUENCARRAL, 70 28004 MADRID TEL. 91 532 20 77 FAX 91 532 43 34 WWW.CATARATA.ORG

    AMINA CACHALIA.AUTOBIOGRAFA

    ISBN: 978-84-8319-996-1DEPSITO LEGAL: M-9113-2015IBIC: JPCH/BGHA/1HFMS

    ESTE MATERIAL HA SIDO EDITADO PARA SER DISTRIBUIDO. LA INTENCIN DE LOS EDITORES ES QUE SEA UTILIZADO LO MS AMPLIAMENTE POSI-BLE, QUE SEAN ADQUIRIDOS ORIGINALES PARA PERMITIR LA EDICIN DE OTROS NUEVOS Y QUE, DE REPRODUCIR PARTES, SE HAGA CONS-TAR EL TTULO Y LA AUTORA.

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  • Este libro est dedicado a la memoria de mi difunto marido Yusuf y a todos aquellos que ayudaron a crear la rima de esperanza e historia durante los aos de nuestra lucha

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  • La historia dice: no hay esperanzaa este lado de la tumba.Pero, entonces, una vez en la vidapuede crecer el anhelo por una marejada de justicia,y hacer que rimen la esperanza y la historia.

    seamus heaney

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  • AGRADECIMIENTOS

    Estoy agradecida a muchas personas de todo tipo de profesiones por sus contribu-ciones y su ayuda. Leyeron, aconsejaron, investigaron, hicieron gestiones y facili-taron fotografas e hicieron contribuciones.

    Liberty, en particular, proporcion un fondo inicial generoso para cotejar, transcribir y pagar por ayuda profesional. Sin seguir un orden en particular, estoy en deuda con las siguientes personas por sus inestimables contribuciones: Philip Bonner, Delia Robertson, Cynthis Kross, Shireen Hassim, Dasantra Pillay, Louise Gubb, Nadine Gordimer, Rory Bester, Rica Hodgson, Hedwig Barry, Sarah Hudd-lestone y Audrey Mothupi. Quiero dar las gracias a todos los que contribuyeron escribiendo comentarios y ancdotas para el libro, y me gustara nombrar entre ellos a Paul Joseph, por su considerable contribucin.

    Sin la enorme ayuda y dedicacin paciente de mi hijo, Ghaleb, esta tarea ha-bra sido considerablemente ms ardua.

    Muchas gracias a todos.

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  • NDICE

    PRLOGO, por Nadine Gordimer 15

    PREFACIO 19

    ORANIA, AGOSTO DE 1995 21

    LOS PRIMEROS AOS 25

    LA DCADA DE 1950 81

    LA DCADA DE 1960 119

    LA DCADA DE 1970 171

    LA DCADA DE 1980 199

    LA DCADA DE 1990 223

    EL NUEVO MILENIO 281

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  • EPLOGO 295

    EL ARCHIVO DE AMINA, por Hedwig Barry 299

    BIBLIOGRAFA 303

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    PRLOGO

    La bsqueda de la libertad ha formado parte de la vida familiar de muchos de aque-llos que obtuvieron la libertad para todos nosotros en Sudfrica.

    Una colegiala llamada Amina, nacida en el seno de la familia Asvat, eligi ir a la crcel por las protestas acaecidas durante la Campaa de Resistencia Pacfica, pero sus compaeros adultos la consideraban demasiado joven. Unos aos ms tarde, ofrecieron a Amina Asvat una beca para estudiar en la India, pero el Gobier-no Sudafricano le neg el pasaporte. Sin que esto le amilanase, Amina se adentr ms en la lucha. Siendo una mujer joven, fue cofundadora de la Unin de Mujeres Progresistas, convirtindose posteriormente en su secretaria; se uni al Congreso Juvenil Indio, llegando a alcanzar una posicin alta como miembro de la ejecutiva nacional. Su audaz coraje era una fuerza que superaba a su edad; en la Campaa de Desafo de 1952, fue la mujer ms joven enviada a prisin. En 1954 jug un papel decisivo en la puesta en marcha de la Federacin Nacional de Mujeres de Sudfri-ca junto con Lilian Ngoyi y Helen Joseph.

    Un matrimonio hecho no en el cielo, sino en la tierra: el esplndido y duro campo de batalla de la lucha. En 1955 Amina Asvat se convirti en Amina Cachalia, esposa de Yusuf Cachalia. Un matrimonio que fue compartido absolutamente. A pesar de llevar una vida de accin implacable y de desafo del miedo, ejercieron una maternidad y paternidad cariosa hacia sus hijos. El peligro formaba parte de su vida diaria. Yusuf se encontraba entre los lderes de la lucha por la libertad, en

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  • compaa de Tambo y Mandela. Amina pas 15 aos vetada, con las restricciones de un exilio interno en Fordsburg. Fordsburg era un suburbio gueto del centro de Jo-hannesburgo donde los sucesivos regmenes racistas haban permitido vivir, ir y venir a los ciudadanos indios sudafricanos, en algn lugar entre el ms bajo estatus de los vastos guetos donde se mantena a raya a los sudafricanos negros en un pas abierto a la minora de la poblacin que era blanca.

    Yo, una persona blanca, fui a la casa de los Cachalia de la calle Lutting en Fordsburg antes de conocer a Amina, y fue debido a unas circunstancias que me parecieron curiosas.

    Reinhold Cassirer mi marido y yo nos habamos hecho muy amigos de Bettie du Toit, una luchadora por la libertad que era la exesposa de Yusuf Cachalia. A pesar de que entonces estaban divorciados, Bettie mantena la mistad con el her-mano mayor de Yusuf, Molvi Cachalia, miembro distinguido de la comunidad india sudafricana y del movimiento de liberacin y fue con ella con quien fui por prime-ra vez a su casa de la calle Lutting para conocerle. Nos llevamos bien desde el pri-mer momento y fui lo suficientemente afortunada para que este sabio me diera la bienvenida siempre, incluso despus de que Bettie se exiliase en Ghana. A travs de l, conoc y empec a tener la oportunidad de apreciar las maravillosas persona-lidades de Amina y Yusuf.

    NADINE GORDIMER CON ANTHONY SAMPSON Y DON MATTERA EN LA CELEBRACIN DEL DA DEL VETERANO.

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    Amina y yo no nos vemos lo suficiente: ambas tenemos unas vidas llenas de compromisos. Aparte de otras cosas, tenamos en comn que las dos habamos compartido con nuestros maridos, Yusuf y Reinhold la decisin de enviar a los jvenes Cachalia, Ghaleb y Coco, y a nuestro hijo Hugo lejos de la distorsin de la educacin del apartheid a la Escuela Waterford Kamhlaba, en Suazilandia. En los ltimos aos, Amina y yo coincidamos con los amigos para celebrar los cumplea-os ms sealados. Siento el vnculo de nuestra amistad, y su presencia aqu en la ciudad es significativa para todos nosotros. Me alegro por el premio que recibi de la Orden de Luthuli y por su distincin de ser (no solo la mujer ms joven enviada a prisin por rebelda!) la primera mujer india en recibir un ttulo honoris causa en Derecho de la Universidad de Witwatersrand. De todas sus distinciones y lo-gros, el mayor de ellos es su identidad de luchadora por la libertad, durante toda la vida, activa en el pasado y en el presente. Ahora, despus de obtener la libertad, cranme que se la necesita tanto como entonces en la lucha. Viva Amina!

    NADINE GORDIMER

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    PREFACIO

    Un da me di cuenta de que era el momento de hacer algo ms que revivir el pa-sado, lo cual haca de vez en cuando. Haba ancdotas de recuerdos que inunda-ban mi mente, algunos de los cuales haba puesto por escrito y estaban esparcidos por mi escritorio y por algn sitio ms. Sola en casa, cuando los reflejos del pa-sado y los recuerdos se convertan en una realidad actual, o cuando me relajaba en un bao caliente aromtico o, incluso, estando en la cama leyendo, viajaba atrs en el tiempo.

    El ambiente de mi casa favoreca que aflorasen mis recuerdos. Cuadros en las paredes y fotografas sobre los escritorios y las mesillas, en los libros de las estan-teras, as como la enorme cantidad de material que haba ido reuniendo en carpe-tas, todo ello, me llevaba a recordar. En mi mente, yo era capaz de visualizar nume-rosos y trascendentales momentos que forman parte del mosaico de mi vida y era capaz de escribir sobre ellos.

    Hace unos aos, despus de su salida de prisin, Nelson Mandela vino a comer. Durante el transcurso de su visita, mencion que estaba pensando en escri-bir un libro.

    Sobre qu vas a escribir?, me pregunt. Yo contest: Mi vida me hars un prlogo?. Con una condicin, dijo. Me mantienes fuera. Me re y brome: De qu tienes miedo? Puedes guardarte tu prlogo si tienes miedo!. l musit: Yo no te mencion en mi libro. Por qu? Pensaste en hacerlo?. l contest:

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    Quera, pero no lo hice. Con toda seguridad escribir para ti, pero debes mantener-me fuera.

    Entonces, un da me di cuenta de que era el momento de hacer algo ms que revivir el pasado a partir de unos pocos momentos robados y de algunas notas es-parcidas aqu y all y meterme en negocios ms serios. Quera que mis nietos y sus hijos conocieran sus races, quera viajar al pasado, tan lejos como me lo permitie-ran mis recuerdos para dejar constancia de mi extraordinario viaje.

    Era una de esas maanas perfectas de octubre de Johannesburgo cuando decid que no poda posponer durante ms tiempo el escribir mis recuerdos. De hecho, era el dcimo octavo da de Ramadn y todava quedaban un par de semanas hasta el Eid. Aquel da me haban invitado a la celebracin del Diwali en la plaza Mary Fitzgerald en Newtown, pero pens que quiz no podra ir a causa de mi rodi-lla artrtica, pues tendra que caminar bastante. Sin embargo, estaba de buen humor y conduje por las carreteras cubiertas de jacarandas, carreteras plagadas de flores de color prpura que parecan ofrecer a mi coche una lujosa alfombra prpu-ra para sus ruedas.

    Estaba de camino a la tienda de Dhariwalla de la calle Bree en mi antiguo ba-rrio de Fordsburg para comprar bhindi (okra), karela (una especie de calabaza) y secta (un tipo de juda silvestre), las cuales no poda conseguir en ninguna de las tiendas de las grandes cadenas de la zona en la que vivo ahora. Dhariwalla fue fun-dada por un comerciante indio que deba de haber lucido una impresionante barba para ganarse el nombre de Dhariwalla (dhari significa barba en gujarati). Hasta hoy es mi tienda favorita.

    Acab serpenteando a travs de Newtown y Mayfair, as como a travs de Fordsburg antes de volver a casa con mis preciadas verduras y algunos mangos ver-des para hacer achar.

    Fordsburg hizo estallar en m un torbellino de recuerdos de los aos pasados y sent que tena que aprovecharlo y ponerlos por escrito, comenzando por el prin-cipio, o por lo menos lo que yo recordaba que era el principio.

    Hubo momentos en los que me acompaaba un espritu aventurero, hubo momentos de dolor, hubo momentos de felicidad y, en otras ocasiones, una enor-me tristeza se apoderaba de m.

    Lo que estoy viviendo ahora, en los primeros aos del siglo XXI es la edad do-rada que Nelson Mandela mencion en una de las cartas que me escribi. l haba soado con ello toda su vida. Estamos viviendo la edad dorada? Desde luego espero que s, aunque no siempre me siento como si as fuera.

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    ORANIA, AGOSTO DE 1995

    Cuando Nelson Mandela se convirti en presidente de Sudfrica en 1994, l saba que contaba con el apoyo de todo el pas. All estaba la alegra, la fuerza y el amor que todo el mundo le ofreci, pero l saba que se sentira verdaderamente libre solo si la libertad de los oprimidos pudiera liberar al opresor tambin.

    Con estos pensamientos siempre presentes, decidi visitar a la seora Betsie Verwoerd y me invit a acompaarle. Me conmovi la invitacin, pero me pregun-taba por el motivo de la visita. Orania era una zona en la que se haba asentado un grupo de unos pocos afrikners de la lnea dura que queran que se perpetuase la idea del desarrollo por separado.

    Pregunt a Nelson si iba a tener en cuenta tambin a los judos y musulmanes. Su respuesta fue que Sudfrica pertenece a todos los que la habitan. Pens frvola-mente que estaba llevando la reconciliacin demasiado lejos. Pens, he aqu un hombre que fue encarcelado por un rgimen ilegtimo y depravado durante 27 aos. Toda su vida de adulto la orient hacia la justicia y la libertad de las gentes de nuestro pas; y ahora l quera visitar a la esposa de uno de los arquitectos del apar-theid. No necesit sus explicaciones sobre el hecho de que ella le invitase a visitar-la cuando l estaba cerca de su parte del mundo.

    Me contextualic a m misma; me di cuenta de que ahora encajaba en este as-pecto ms amplio de su vida y que l quera que yo fuera parte de esta nueva era y que compartiese con l el paisaje actual de sus pensamientos e ideas. Debo comentar

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    mi escepticismo, el cual perteneca a otra poca de mi vida. Quiz el prejuicio resi-da an en m contra una gente que fue la principal causa de la vida indigna que mi estirpe y yo habamos soportado. Me pregunto por qu me haba pedido que estu-viera con l durante este viaje. Me di cuenta de que nos encontrbamos en el um-bral de un nuevo comienzo; yo estaba feliz y orgullosa de estar a su lado en este viaje a Orania.

    Me dije a m misma que este viaje era un hito en nuestras vidas. El da en que estaba programado el inicio de nuestro viaje me enter de que en primer lugar iramos a visitar a Veronica Sobukwe, la viuda de Robert Sobukwe, que viva en Alice, en Cabo del Este, y de que a la vuelta de Orania visitaramos a la seora Luthuli, viuda de Albert Luthuli, en Stanger, en la provincia de KwaZulu-Natal. De repente, empec a mostrar ms inters por el viaje.

    Despus de que vinieran a buscarme a casa, me llevaron a Sandton a una reu-nin de negocios a la que Madiba se diriga. Tan pronto como termin, fui escolta-da al avin en el que tena que embarcar. Nelson se uni pronto a Albertina Sisulu y a m y comenzamos la primera etapa de nuestro viaje. Llegamos a Alice y nos lle-varon en coche a casa de los Sobukwe. Una humilde, aunque muy amable, Veronica Sobukwe nos recibi e invit a su sencilla casa. Estuvimos charlando y Madiba mantuvo una larga conversacin con ella; tras una refrescante taza de t nos fuimos para continuar nuestro viaje.

    Cuando el avin hizo parada en el aeropuerto de Orania, me di cuenta al mirar a travs de la ventana de que haba un pequeo grupo de gente que haba venido para conocer a Madiba. l nos pidi que bajramos primero, pero yo rehus di-ciendo: No, Nelson, ve t primero, t eres a quien han venido a dar la bienvenida. Aparte, tengo miedo, qu pasa si alguien me pega un tiro?.

    Me mir incrdulo y dijo: Amina, las seoras primero. No poda discutir ms, as que sal del avin. La gente esper hasta que Nelson apareci antes de ponerse a aplaudir. Fuimos recibidos con mucha educacin y nos escoltaron hasta el centro social. La seora Betsie Verwoerd, junto a hija Anna, nos dio la bienveni-da a Nelson, a Albertina, a Joel Netshitenzhe y a m hacindonos pasar al hall; no se permiti la entrada al reducido contingente de periodistas.

    Nos pusimos cmodos en unas sillas y un sof. Nelson empez una conversa-cin con Ouma Betsie1, preguntndole por su salud y por la familia. Su yerno, Carel Boshoff, fundador de Orania, andaba rondando. No paraban de decir que toda su gente estaba feliz.

    El puado de personas que vivan en Orania no pareca tan feliz, pero supongo que una debe conceder el beneficio de la duda despus de todo, eran los primeros

    1. N. del t. Ouma hace referencia a grandmother, que es abuela.

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    tiempos de su campamento de colonos usurpadores. Me preguntaba si Ouma Betsie suspiraba por el tiempo pasado en su hogar en el complejo de los edificios Union, en Pretoria, y en Groote Schuur, en Ciudad del Cabo, que distaba mucho de aquel estilo de vida, porque miren dnde estaba viviendo entonces. Aquel hombre negro alto, elegante, muy bien vestido y sentado a su lado en ese momento viva en Mahlambandlovu, lo que una vez fue su hogar. Solo haba cambiado el nombre; todo lo dems, en el hogar presidencial se haba mantenido intacto los preciosos muebles antiguos, las alfombras, las obras de arte, los candelabros, la plata inclu-so las camas seguan siendo las mismas.

    Estuve a punto de decirle que haba utilizado una de las habitaciones de invi-tados de Mahlambandlovu no haca mucho, pero decid reservarme mis pensa-mientos y no restregrselo.

    Nos ofrecieron melktert, koeksisters, caf y otras golosinas y nos llevaron a co-nocer el Museo de Orania. Tras las vitrinas se exponan los uniformes llevados por diferentes hombres y mujeres blancos y haba pistolas de todos los tamaos, pero casi todas viejas y oxidadas, menudas historias terribles se podan contar sobre aquella exposicin!

    De repente, comenc a tener nuseas y sal fuera a respirar el aire polvoriento de Orania. Despus caminamos un poco hasta el monumento de Verwoerd. All, en lo alto de un koppie, estaba aquella estatua minscula del hombre que haba gobernado nuestras vidas con puo de hierro. Madiba se par y, mirando hacia abajo como un gigante a aquella pequesima estatua, dijo bromeando: No me haba dado cuenta de que era tan pequeo. Control el estallido de una carcajada mirando alrededor, in-tentando encontrar una distraccin.

    Dejamos atrs a Ouma Betsie y Orania, pero no antes de que nos llevaran a Albertina y a m a una tienda. Era como un almacn de ultramarinos con existencias limitadas; haba unas pocas prendas de vestir para nios fabricadas por un par de locales, algunas barras de jabn casero, galletas y tarros de mermelada y un par de productos de limpieza del hogar. Era una industria nacional a pequea escala y en ese momento pens en el viejo dicho: N boer maak n plan (Un agricultor hace siempre un plan).

    De vuelta en el avin, di un suspiro de alivio y susurr a Madiba por encima del ruido del motor: Nunca, jams vuelvas a traerme aqu!. Ech la cabeza hacia atrs y se rio.

    Entonces, ya nos encontrbamos de camino hacia nuestro destino final para visitar a la seora Luthuli. Cuando llegamos nos recibi un grupo bastante nutrido de personas que haban estado esperando para ver, aunque solo fuera de pasada, a Nelson y quiz, si fuera posible, estrecharle la mano. Los ojos de Nelson brillaban

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    con deleite cuando saludaba a la gente y se paraba a hablar con ellos mientras le llevaban a la casa. La seora Luthuli haba estado enferma durante algn tiempo y se encontraba postrada en la cama; fue muy conmovedor ver a Madiba sentarse junto a ella, cogerle la mano y hablarle dulcemente. Su hija Albertina estaba en la habitacin con nosotros y, despus de saludar a la seora Luthuli, la seora Sisulu y yo nos excusamos dejando a Madiba hablar.

    Fuera reinaba la alegra; mi sobrina Fatima Bhorat, que lideraba junto a otras un grupo local de mujeres en Stanger, haba preparado un banquete digno de un rey. Percib el aroma del biryani mientras daba una vuelta y hablaba con la gente. Despus de despedirse de la seora Luthuli, Madiba se uni a nosotros para disfrutar de aque-lla comida espectacular. Cuando estbamos a punto de marcharnos, Gori (Fatima) me dio una tartera con golosinas para que Madiba las disfrutase ms tarde en casa. l, muy impresionado por su gesto, le dio las gracias muy cariosamente.

    Llegamos al aeropuerto de Waterkloof mucho despus de que oscureciera. Mientras nos llevaban a casa, Madiba, que estaba sentado junto a m, pareca muy tranquilo, sujetaba mi mano y le dije: Ests muy callado! Ests cansado?.

    Apret mi mano mientras me responda: No, no estoy cansado, es que estoy pensando en varias cosas. Llegamos a su casa de la Avenida 13 en Houghton y dijo adis a Albertina Sisulu, a quien llevaban a su casa en otro de los coches. Yo entr en su casa con l y nos sentamos; se quit los zapatos y los calcetines mientras charlba-mos y yo me ofrec a hacerle algo de comer antes de marcharme, ya que sus amas de llaves, Xoliswa y Gloria, se haban ido a dormir. No tena hambre y me hizo un gesto para que me sentase a su lado; le dije que estaba cansada y que necesitaba irme a casa; me mir accediendo a mis deseos. Me di cuenta de que sus ojos reflejaban tristeza y preocupacin. Avis a su agente de seguridad para que me llevara a casa: Rory, quie-ro que la lleves a casa. No te marches hasta que compruebes que todo est bien y es seguro!. Tras darle un beso de buenas noches, me march con Rory.

    Cuando llegu a casa, reflexion sobre los acontecimientos de las pasadas 24 horas e incluso record momentos del pasado. Pens en los aos trascendentales cuando formaba parte de la lucha. Record tambin los aos que Nelson y yo pasa-mos juntos con Yusuf, quien fue la persona ms importante de mi vida, pero en ese momento los tiempos haban cambiado, tanto en lo personal como en los histrico y poltico. No era as?

    Me pregunt cmo yo, aquella joven activista de los aos ya pasados, encajaba en la actual escena de pompa y esplendor. Me di cuenta de que tena que reconci-liarme con el presente, ya que esa era una nueva era, muy diferente de la que mi familia haba experimentado luchando sin descanso para mejorar sus vidas y supe-rar la indignidad del apartheid.

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    LOS PRIMEROS AOS

    VIAJANDO AL PASADO

    Mi padre, Ebrahim Asvat, vino a Sudfrica desde Kafleta, en Gujarat, la India, a raz de la fiebre de los diamantes y del oro. Las bodas de la familia y otros compromisos le haban dejado endeudado y vino a Sudfrica a buscar fortuna, dejando mujer y un hijo en la India. Ebrahim se estableci en lo que hoy es Newtown, entre la calle Bree y la avenida Road. Eligi esa zona porque conoca a otros gujaratis que ya vivan all y estaba cerca de una mezquita. Para mi padre era una vida dura y muy pronto se dio cuenta de que estar rompindose la espalda por las calles con la venta ambulante de productos para el hogar era su nica opcin. La zona en la que trabajaba era exten-sa, desde Newtown viajaba hacia el oeste hasta Fordsburg, Vrededorp, Mayfair y Brixton.

    Uno de los das en que estaba trabajando, llam a la puerta de una casa en la calle 12, en Vrededorp. Le abri la puerta una muchacha preciosa y pequea, se llamaba Fatima Essack, que con el tiempo se convirti en su mujer. Mi abuelo ma-terno, Mohammed Essack, haba llegado a Sudfrica desde Gujarat en la dcada de 1880, se cas y form un hogar con mi abuela y sus hijos. Los Essack tenan seis hijos: Ebrahim, Fatima, Cassim, Ghasant, Ghadija y Aisha.

    La madre de Fatima, mi abuela, era una mujer holandesa que vino desde Ho-landa con sus padres para establecerse en Sudfrica, casi de la misma forma que los

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    hombres y mujeres gujarati venan buscando una vida ms prspera aqu. Su nom-bre era Katrina de Bruin, pero se convirti en Naseera Essack cuando se cas con mi abuelo.

    Mi madre y mi padre se casaron en 1910 en los tiempos de la Unin de Sudfri-ca; l era unos 30 aos mayor que mi madre, se establecieron en Vrededorp y muy pronto empezaron a formar una familia. Seis de mis hermanos nacieron mientras vivan all y a principios de los aos veinte la familia se mud a Vereeniging, a unos 65 kilmetros del sur de Johannesburgo. Pap, que haba ahorrado suficiente dinero para empezar su propio negocio, abri un ultramarinos en la calle Voortrekker, en el corazn de Vereeniging. Su negocio prosper y mi madre, mis hermanos y hermanas disfrutaban de una vida bastante cmoda; adems, mi padre tena una granja fuera de Vereeniging que se llamaba Visgat (agujero de pez) en la que la familia, a menudo, pasaba fines de semana.

    A travs de los aos, otros miembros del clan Asvat llegaron a Sudfrica. Hubo muchas otras familias indias que llegaron, pero no todas ellas se afincaron en el Transvaal; otros encontraron su camino hacia Colonia del Cabo, pero en direccin al Transvaal, donde se encontraban los Asvat, Baroochi, Bhukharia, Varachia, Desai, Nagdee, Jaibhay, Dadoo, Docrat, Badat, Methar, Gardee, Mehta, Patel, Vandeyar y los Pillay. Ninguno de ellos eran trabajadores contratados.

    Mientras el negocio de mi padre iba prosperando, hizo socios a algunos de ellos. La vida iba bien econmicamente para la familia Asvat, pero seguan siendo indios viviendo en un pas adoptado. Se introdujeron leyes por los seores coloniales ingle-ses que cambiaran a peor las vidas de la poblacin india en Sudfrica.

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    Pap era un haji, haba estado en La Meca antes de venir a Sudfrica y co-noca de memoria el Corn. Rondando 1925, durante sus aos buenos, pap haba arreglado todo para la construccin de una mezquita que todava se en-cuentra en pie majestuosamente en la calle Voortrekke. Para poder llevar a la prctica sus convicciones religiosas, pap se dio cuenta de que no poda seguir prestando durante ms tiempo total atencin a su lucrativo negocio de la calle Voortrekker, en Vereeniging. El resultado, casi no hace falta ni comentarlo: el negocio se vio afectado. Los primos y sobrinos en los que pap haba confiado para que se encargaran del negocio faltaron a sus promesas y el resultado fue la insolvencia ms o menos en 1928. Pap asumi que era el fin de un negocio exitoso y se comprometi a pagar a sus acreedores; mi madre vendi muchas de sus posesiones y la familia se mud de su cmodo hogar a uno modesto que estaba ubicado en un patio grande adyacente a la mezquita.

    Ahmed Cachalia, el padre de mi marido Yusuf, lleg a Sudfrica en 1890 con Khatija Patel, con quien se haba casado en la India. Para 1893, Cachalia ya tena su propio negocio de distribucin en Johannesburgo con una sucursal en Pretoria y posteriormente adquiri otra en Nylstroom. Cuando fue encarcelado por resisten-cia pacfica, su negocio fue declarado en quiebra y sus acreedores, principalmente blancos, ejecutaron sus deudas. Cuando sali de la crcel, por una cuestin de honor, lo primero que hizo fue pagar a los acreedores de las deudas ms significa-tivas; de hecho, Ahmed iba a jugar un papel significativo durante todo el tiempo que Mahatma Gandhi estuvo en Sudfrica. Ahmed y Khatija tenan seis hijos, siendo el quinto Yusuf. Uno de los hermanos mayores de Yusuf, Ali, haba vivido con Gandhi en Lawley, un suburbio a las afueras de Lenasia, muriendo muy joven, a los 16 aos.

    Gandhi sola sealar a Ahmed como ejemplo de persona que haba sufrido mucho y que estaba preparado para hacer sacrificios muy duros. En 1903, Cachalia ayud a establecer la Asociacin de Indios Britnicos de Transvaal con el fin de cuestionar las leyes discriminatorias del Gobierno, actuando en algn momento como presidente, con Gandhi como secretario.

    Existe una historia acerca de Ahmed Mohamed Cachalia que cuenta su desafo al Gobierno del general Botha. El 31 de julio de 1907, Ahmed recibi un mensaje de los generales Smuts y Botha en el que le advertan de que deba decir a los indios que resistan que se romperan la cabeza contra una piedra. Ahmed estaba sen-tado a la sombra de un rbol cercano a la mezquita y al escuchar el mensaje declar: En el nombre de Al quiero manifestar que, aunque mi cabeza pueda ser separada del tronco, yo nunca voy a obedecer la Ley de Registro de Asiticos. Considero im-propio de un hombre y deshonroso suscribirse a una ley que prcticamente me re-duce a la esclavitud.

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    Despus de aquel preciso momento, Cachalia obtuvo un respeto generalizado, incluso por parte de los europeos con los que entraba en contacto. Cuando Ahmed Cachalia muri en 1918 durante la epidemia de gripe, Gandhi le escribi un tributo en el Bombay Chronicle, llamando a su prdida irreparable. Se deca de Cachalia que nunca se inmut en aquellos largos y tediosos aos de sufrimientos no conta-dos se redujo a s mismo a la pobreza. Dijo adis a todas la comodidades de la vida a las que estaba acostumbrado y trabaj da y noche por una causa que consideraba sagrada.

    Antes de su muerte, Ahmed y pap se hicieron amigos y colegas, ya que Gandhi los haba unido durante su estancia en Sudfrica. Como musulmanes y, de acuerdo a las enseanzas del Corn, Ahmed y pap se juraron a s mismos resistir y luchar con-tra la injusticia all donde existiese. Fue una lucha que ya haba comenzado a finales del siglo XIX y que continuara durante otros 100 aos.

    LA LUCHA POR LOS DERECHOS DE LOS INDIOS EN SUDFRICA

    La provincia de Transvaal donde mis padres y mis (futuros) suegros vivan, se en-contraba bajo la soberana britnica, lo que supona que el Gobierno local tena que obtener la aquiescencia britnica para la aprobacin de leyes. Los gobernantes de Transvaal nunca lucharon por obtener la aprobacin necesaria. Los indios trataron en vano de poner de relieve que por el hecho de ser sbditos del Imperio britnico, tenan el derecho a ser tratados como cualquier sujeto britnico. En Sudfrica, la vida de la poblacin india y negra se haca ms difcil a medida que la discrimina-cin racial aumentaba. El Gobierno de Transvaal quera forzar a que todos los asiticos se asentaran en un mismo emplazamiento. Desde 1891, el estado de Orange Free haba prohibido a los indios (adems de a los rabes y chinos) la pro-piedad del suelo o el comercio en la provincia. Los indios podan permanecer en la provincia un mximo de 72 h en cada ocasin; los comerciantes indios de Natal ya haban empezado a protestar contra el Gobierno y contra las psimas condiciones que sufran los trabajadores indios en las plantaciones de caa de azcar.

    Pero estbamos en los albores de un periodo reseable. Un joven abogado indio que se haba graduado en Inglaterra estaba a punto de darse cuenta de que una disputa en Sudfrica cambiara el curso de su carrera dramticamente. Un conflicto entre una empresa con sede en Durban y un comerciante indio en Trans-vaal se volvi intenso y, al no contar con el acceso a abogados, solicitaron asistencia a la India. Quin debera ser el hombre en quien recayera la resolucin del con-flicto? No fue otro que el joven abogado Mahatma Gandhi. En 1893 hizo las maletas

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    y vino a Pretoria a mediar en la disputa entre las familias enfrentadas; su fluidez en ingls y en gujarati era indispensable.

    Gandhi haba puesto fin al conflicto entre las dos familias y planeaba volver a la India, pero aquello no iba a ocurrir. La noche de su partida, en la funcin de despedida que se haba organizado en su honor, le persuadieron para quedarse en Sudfrica con el fin de ayudar a la poblacin india local a comprender y resistirse a las injustas leyes que les haban sido impuestas por el Gobierno colonial. Estoy segura de que Gandhi no necesit que le persuadieran mucho para quedarse. Acep-t ayudar y se qued en Sudfrica durante los siguientes 21 aos. Dej su impronta en Sudfrica, en la India, en el mundo y en millones de personas que naceran en las dcadas siguientes.

    Gandhi fue trascendental en la creacin del Congreso Indio de Natal (NIC) en 1894, en la de la Asociacin de Indios Britnicos de Transvaal (ms tarde el Con-greso Indio de Transvaal, TIC) en 1903. El NIC se cre para luchar contra la Ley de Sufragio, la cual persegua privar de derechos a los indios en la provincia. En aquel momento, el Gobierno en la provincia estaba intentando hacer ms difcil a los inmigrantes llegar a Sudfrica. A los indios recin llegados se les exiga que demos-traran que saban escribir en una lengua europea antes de permitirles entrar en el pas. El Gobierno tambin quera imponer un impuesto a los exesclavos, el cual les dificultara sobrevivir como hombres y mujeres libres en Sudfrica.

    En 1902, lord Milner lleg a Transvaal tras la victoria britnica en la guerra anglo-boer para tomar posesin del puesto de gobernador. Lejos de revocar la le-gislacin discriminatoria aprobada por el Gobierno anterior, fue un paso ms all; propuso que los asiticos solicitaran cada ao un certificado de registro a un precio de tres libras. Si el Gobierno tena cierta aversin a un solicitante asiti-co, se le poda denegar el certificado y desde ese momento se le poda impedir permanecer en el pas de forma legal. En 1906, el sucesor de Milner sugiri que adems se deba tomas las huellas digitales de los 10 dedos a los asiticos. Mu-chos indios pensaron que se trataba de algo humillante y de un insulto no solo para ellos individualmente, sino para el honor de la India.

    En 1906, Gandhi hizo un llamamiento a los indios en Sudfrica para que se opusieran a la Ley del Registro Asitico, que exiga a los indios que se registraran y se sometieran a la humillacin de la toma de huellas. Esto marc el principio de la filosofa de la resistencia pacfica de Gandhi.

    Gandhi llam a los indios a que dejasen de poner en primer lugar sus propios intereses y a que se unieran en contra de estas nuevas leyes que les consideraban extranjeros y criminales. Les advirti de que deban estar preparados para hacer sa-crificios. Hacia finales de 1906, la lucha haba cobrado impulso y en una reunin en

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    la mezquita de Hamidia en Johannesburgo, en 1908, 3.000 indios declararon que preferan ir a la crcel que solicitar los certificados de registro. Fue el comienzo de la Campaa de Resistencia Pacfica de Gandhi, por la cual la gente se arriesgaba a ser encarcelada por negarse abiertamente a registrarse. Pap se sum a la lucha poltica y fue a la crcel por negarse a registrarse. Mi padre era un hombre muy sabio e instrui-do y siempre le recuerdo diciendo seriamente: Si no te resistes a la injusticia, es como la muerte. Mi padre y Gandhi fueron colegas muy cercanos en la lucha, pero Ahmed Cachalia era su ms querida mano derecha. Gandhi dej Sudfrica en 1914 y unos aos ms tarde yo me casara con el hijo de su mano derecha.

    VEREENIGING Y NEWCLARE, 1930-1940

    En 1930 vine al mundo. Yo era la novena hija de mis padres: Ismail, Saleh, Suliman, Ghadija, Zainab, Abdurahman, Hajira, Omar y yo; Yusuf y Dawood fueron los si-guientes. A pesar de que mi madre haba estado constantemente embarazada, era tan pequea cuando nac que me podan meter en una caja de zapatos de la talla tres. Mis primeros recuerdos de la casa de Vereeniging son vagos y escasos. Para salir a la calle, tenamos que caminar a travs del jardn, a travs de una tienda que perteneca a la familia Ghatoo y bajar unas escaleras hasta la polvorienta y pavi-mentada calle. Las mujeres se reunan en las escaleras de las distintas casas por la tarde. Se sentaban all y hablaban entre ellas mientras hacan punto, cosan vesti-dos y limpiaban y escogan las lentejas y las verduras. Los nios jugaban en la acera y en la calle. Durante aquel tiempo nunca vi ninguna persona blanca.

    A principios de 1935, mi madre y mis hermanos mayores estaban muy ocupa-dos empaquetando todas nuestras pertenencias en cajas de cartn; la familia se mudaba nuevamente. Lleg un camin enorme para los muebles y las cajas, nos metieron a algunos de los nios en otro vehculo y as empez el viaje. No tena ni idea de qu era o dnde estaba Newclare.

    Descubrir Newclare fue extrao e interesante. Al principio ocupamos una casa grande en una esquina de la carretera de Davey. Al otro lado de la carretera solo haba campo y lo llambamos die Italianer se veld (el campo italiano). Trepbamos por la cerca de alambre de pas para coger setas silvestres. Mis hermanas saban cules eran comestibles y siempre volvamos a casa con las cestas llenas, luego se frean y servan para la cena.

    Contiguas a nuestra casa haba filas de apartamentos de dos habitaciones que contaban con varios retretes colectivos en la parte de atrs. Los cuartos de bao eran inexistentes nosotros solo tenamos una habitacin a la entrada de la cocina

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    con un lavabo con grifo de agua fra y un desage. Solamos llamar a estos baos chokrees. Tenamos que calentar el agua en la cocina para lavarnos. Una enorme cocina de carbn ocupaba una posicin privilegiada en la cocina. Con su gran mesa de madera y sus bancos, esta era mi estancia favorita de la casa. En Newclare tam-bin tenamos que utilizar el sistema de cubos higinicos. Unos hombres pasaban a primera hora de la maana para cambiar los cubos que estaban en el patio. Sola-mos levantarnos y les tombamos el pelo, lo cual a mi madre le horrorizaba; pensa-ba que verteran los cubos a propsito y tendramos que limpiarlo nosotros mis-mos.

    Me enter aos ms tarde que mi madre haba heredado esta propiedad, ade-ms de la habitacin sencilla y la doble, de su padre, Mohammed Essack; mi abue-lo deba estar razonablemente bien econmicamente. Me dijeron despus que haba entregado a cada uno de sus hijos una casa en la zona de Newclare y entonces cobr sentido para m el cambio de Vereeniging a Newclare. Mi madre tena pro-piedades; mi padre haba perdido todo lo que tena.

    Mis hermanos mayores encontraron trabajo donde pudieron. No recuerdo muy bien al mayor de mis hermanos, Ismail; cuando yo estaba viviendo en Newcla-re l ya se haba marchado de casa para trabajar en Klerksdorp. Se cas con una cristiana tamil que se llamaba Amy Francis. A su educada manera, mi padre sugiri que ella deba venir a vivir con nosotros de manera que se pudiera convertir al islam. Tuvieron su primer hijo en nuestra casa, antes de trasladarse. Fueron muy felices juntos y tuvieron muchos hijos.

    Saleh, el segundo de mis hermanos mayores, adoraba el criket, era el encar-gado del wicket para uno de los equipos indios en Transvaal el Club de Cricket Kohinoor. Fue gracias a mis hermanos que desarroll una pasin por el cricket que me durara toda la vida. Ms tarde, cuando estaba en Durban, durante la Cam-paa de Resistencia Pacfica (1946-1948), tuve el privilegio de ver jugar a dos equipos indios. Los jugadores estaban muy apuestos con sus equipos de cricket y fue un verdadero placer verles jugar.

    A mis hermanos les encantaba tambin el ftbol y a menudo estaban en la calle jugando en equipos mixtos. Uno de ellos era Suliman, uno de mis hermanos mayo-res, que me llev por primera vez a ver una pelcula al cine Lyric en Fordsburg. Fuimos en tren desde Newclare a Fordsburg; la pelcula era No Greater Sin, una pe-lcula de bajo presupuesto sobre un mdico que intentaba parar el contagio de sfi-lis en una pequea ciudad americana.

    Por entonces se haba tomado la decisin de que mi hermana mayor, Ghadija, dejara de asistir a la escuela para encargarse de cocinar y limpiar mientras mi madre se dedicaba a la costura para ganar dinero. A pesar de que mi madre fue

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    afortunada por poder asistir a la escuela primaria, tambin tuvo que dejarla para ayudar a su propia madre con las tareas de la casa. Otras chicas en ese momento, especialmente las chicas musulmanas, ni siquiera iban al colegio o se les permita asistir durante unos pocos aos.

    Ghadija era como una segunda madre para nosotros. Fue la que me dio mi primer regalo de cumpleaos. Otro de los regalos que recuerdo especialmente es un juego de t con las caras de las jvenes princesas inglesas, Isabel y Margarita. Cuando era nia, sola pensar que su nombre era Apa (hermana mayor) y me enter mucho ms tarde de que su nombre realmente era Ghadija, un da que escuch a mam llamarla.

    Zainab y Abdurahman (Tengo) solan pelearse por la corteza caliente del pan recin horneado de mi madre. Tengo adoraba el ftbol. Era un pillo en el sentido de que haca cosas tales como saltarse la madraza y animarnos a tomar parte en sus travesuras. Hajira (Hajoo) era una nia dcil que se mova por casa muy silencio-samente. Omar era un joven muy serio que escriba magnfica poesa en afrikans y era excelente en matemticas. Mis hermanos ms jvenes nacieron despus de que llegramos a Newclare.

    Oh, mis hermanos! Recuerdo, cuando era todava muy joven, que se juntaron para comprar una radiogramola enorme. Era 1938, el mundo estaba al borde de la Segunda Guerra Mundial, pero mis hermanos no estaban muy interesados por las noticias internacionales. Ellos queran escuchar lo que se deca sobre los combates del boxeador Joe Louis en Amrica. Cuando trajeron la radio a casa, mi padre se enfad mucho. Har aicos esa cosa!, dijo, no podis tener una radio! Eso es haraam (impo). Pero mis hermanos supieron cmo convencerle de su valor. Pap, t quieres or las noticias de lo que est ocurriendo en el mundo y esta es la manera de hacerlo, dijeron. Nuestros peridicos nos dan algunas noticias, pero, con esto, puedes sintonizar emisoras de radio del extranjero. Mi padre obviamen-te pens que aquello tena sentido y permiti a los chicos cualquier emisora que diera noticias acerca de la guerra que se avecinaba. Pero lo que ellos verdadera-mente queran or eran noticias sobre Joe Louis. Era el 22 de junio de 1938 y pare-ca que el mundo entero estaba esperando que Louis venciese al alemn Max Sch-meling, que le haba noqueado un par de aos antes. Todo el mundo se levant pronto esa maana de jueves y escuch los comentarios con pelos y seales desde el Yankee Stadium de Nueva York. Despus de haber sido noqueado por tercera vez en el primer round, la esquina de Max Schmeling tir la toalla y la pelea se termin. Desde aquel momento, siempre me ha desagradado la idea de dos personas pelean-do hasta que una de ellas estuviera seriamente daada o noqueada; eso no est en sintona con mi forma de vivir no-violenta. Pero me encantaba Joe Louis porque

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    mis hermanos me dijeron que era un afroamericano. Decan que era negro como nosotros. Ms tarde, tambin admir a Cassius Clay, pero no por el boxeo; me gus-taba porque l se mantuvo firme en materia de derechos humanos y estuvo dis-puesto a ir a la crcel por sus ideas en contra de la guerra de Vietnam.

    Newclare era un tipo de sociedad muy integrada y vivamos entre muchas fa-milias negras y de color que se convirtieron en nuestros amigos. La ta Sophie viva a la vuelta de la esquina en la avenida Wanderers; era una mujer grande y amistosa que siempre estaba sentada fuera en su stoep. Haba un ir y venir constante de hom-bres y mujeres que pasaban por el lateral de la casa hacia la parte de atrs y que, despus de un rato, salan otra vez; haba mucho ruido en la parte de atrs. Mi madre sospechaba que se trataba de un shebeen y nos advirti de que nunca nunca furamos a la parte de atrs de la casa de la ta Sophie.

    Mis hermanos y hermanas mayores, Omar, Tengo, Zainab y Hajoo, asistan a una escuela de primaria al otro lado de las vas del tren en Westbury, mientras que a m me llevaban a la guardera de la seora Lepear; fue all donde empec a aprender ingls. En casa, mi madre, al ser hija de una holandesa, nos hablaba en afrikans. A pesar de que hablaba gujarati e ingls, el afrikans sigui siendo su lengua preferida. Mi padre nos hablaba en gujarati, mis hermanos mayores po-dan tambin hablar en ingls, ya que lo haban aprendido en el colegio.

    La hermana de mi madre, Ghadija, viva cerca de Zdtigis Dig (DiggersDig) en la pendiente donde la calle Russel cae de forma pronunciada. Solamos ir a visitar a mi ta bastante a menudo y, de camino a su casa, siempre pasbamos por delante de grupos de jvenes que estaban practicando el deporte de la lucha con palos. Nunca nos molestaron, siempre combatan entre ellos. Mi ta conoca los nombres de todos ellos y algunas veces les haca algo de comer.

    Ms tarde, en 1937, nos mudamos desde la carretera de Davey a una casa en la avenida Bevan. Era una casa preciosa y grande. ramos muy pobres, pero, en aquel momento, no saba la diferencia entre pobreza y riqueza; yo era simplemente una nia contenta con un montn de amigos. El afrikans era la lengua que los nios utilizbamos en la calle. La calle era nuestro patio de recreo, donde jugbamos a un montn de cosas. Jugbamos a vyf klippies, juego en el que lanzas una piedra e in-tentas coger las que estn en el suelo antes de atrapar la que has tirado. Blikkies era un juego de pelota en el que tenas que derribar latas. Estaba el wegkruipertjie o es-condite. En el tok-tokkie, los chicos se cubran con sbanas como si fueran fantas-mas, llamaban a la puerta de las casas y asustaban al que abra antes de salir co-rriendo. Hay un poema que comienza as: Tok-tokkie by aan die voordeur, dar is iemand by die gang (Toc-toc en la puerta principal, hay alguien en el pasillo). Y en el kennetjie, lanzabas un palito al aire y lo tenas que golpear con otro palo.

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    En la puerta ms prxima a la nuestra en la avenida Bevan, vivan los Symours, que eran angloparlantes. Su hija Marjorie y yo nos hicimos grandes amigas. Ella an vive en Newclare, una casa ms all de la que era la suya en nuestra infancia. La familia Francis viva en la esquina. Grace Francis fue una de mis profesoras en la escuela pri-maria, y su hermana y su padre eran profesores tambin. Los Visagies vivan al otro lado de la calle; mi amiga Joy Visagie era de una familia de color de piel clara. Eran conscientes de parecer casi blancos y la madre de Joy insista en que llevara un gorro para evitar que su piel se volviera ms oscura. Se cas con un hombre que jugaba a ser blanco, alguien que hablaba ingls o afrikans sin acento, tena el tipo de pelo correc-to y su piel era lo suficientemente clara como para cruzar la lnea del color. El marido de Joy era de color, pero haba asistido a un instituto para blancos, jugando al ftbol para el equipo del colegio y posteriormente para equipos de blancos de un nivel supe-rior. Tengo tambin tena la piel muy clara y podra haber pasado por blanco si hubie-ra querido.

    Yo era intensamente feliz en aquellos aos y la vida para m realmente empez en Newclare. Saba que era musulmana por el tipo de vida que llevbamos en casa. Mi madre era bastante religiosa, pero no daba abasto con 11 nios. Mi padre, por otro lado, era muy religioso, pero ms en lo prctico que en lo dogmtico. Aunque l lea el Corn regularmente y rezaba cinco veces al da, nunca nos oblig a cubrir-nos la cabeza y solo nos peda que nos vistiramos con modestia. Tambin nos animaba a tener conocimientos sobre otras religiones como el cristianismo, el ju-dasmo o el hinduismo, bajo la premisa de que ninguna religin ensea a ser una mala persona y de que todas las religiones deban ser respetadas. El hecho de que l creyese en un solo Dios, pero que respetase todas las creencias, me caus una profunda impresin.

    En 1938, pap fue a ensear a una de las madrazas de Newclare. Ya tena 70 aos y haca mucho que se haba retirado despus de perder su negocio. Por las tardes, despus del colegio nosotros tambin bamos a otra madraza en la misma zona, en la parte de arriba de Newclare, pasado Zdtigis Dig. La madraza no me in-teresaba nada, el imn se sentaba all hacindonos leer todos los separas (libretes) en el Corn desde el principio hasta el final. Todo estaba en rabe, y yo no poda enten-derlo (y no estoy segura de si el imn poda tampoco). Debido a que no poda com-prender lo que lea y no haba nada parecido a un Corn en ingls disponible para nosotros, lo encontraba todo muy confuso. Si conseguas leer un captulo al da, tardabas unos 30 das en terminar y cuando llegabas al final se organizaba una gran celebracin en la madraza. Recuerdo a mi madre haciendo tarros de mermelada para estas celebraciones, pero ninguno para m: yo era tan lenta que termin de leer el Corn cuando estaba en Fordsburg aos despus.

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    Mis hermanos no podan entender tampoco nada de lo que lean y todos nos aburramos como ostras. Un da, mi hermano Tengo decidi ensearnos cmo hacer novillos de la madraza. No iremos a la madraza, dijo. En su lugar iremos a pescar a la presa. As que aquella tarde nos sentamos bajo el puente de la estacin de ferrocarril y esperamos a que mi padre pasara de camino a la otra madraza. Cuando pas, caminamos a lo largo del arroyo pequeo y sucio entre Newclare y Westbury hasta una antigua presa tambin sucia, donde cogimos renacuajos que llevamos a casa en tarros.

    A la vez que estaba claro que yo era musulmana, yo no me haba dado mucha cuenta de que era india. Simplemente pensaba que era una de las nias del vecin-dario. Yo iba a una escuela para gente de color en Westbury, pero fue ms tarde cuando me enter de que se designaba para gente de color. Todo el mundo de la zona iba a aquella escuela gente de color, negros e indios y, por aquella poca, yo era ajena a esas diferencias raciales.

    FORDSBURG, 1940-1944

    En 1940 nos mudamos otra vez, en esta ocasin a Fordsburg. No estoy segura de por qu nos mudamos, pero quiz fue porque estbamos mejor. Tambin pudo haber sido porque no haba institutos en Newclare para mi hermana Zainab. Nos alojamos en una casa vieja en la carretera Central, pero poco despus nos muda-mos a la vuelta de la esquina a la calle Lillian. Una de las primeras cosas que me sorprendieron de Fordsburg es que no haba ni un solo rbol a la vista.

    La vida en Forndsburg era diferente que la de Vereeniging y Newclare. Y des-pus de un tiempo empec a darme cuenta por primera vez de que era una india. Mientras que Fordsburg estaba integrada de una manera que era habitual a lo largo del East Rand y el West Rand, all las escuelas no eran mixtas. Tengo, Omar, Yusuf, Hajira y yo fuimos matriculados en el Colegio Indio Bree Street, que por aquella poca era solo de primaria, y Zainab fue a una escuela para gente de color cerca de Vrededorp. Unos pocos indios musulmanes fueron a quejarse a mi padre: No la mandes a esa escuela, no es para nuestras hijas. Solo conocer no-musulmanes all. A lo cual mi padre respondi: No, ir a esa escuela. Conocer a otra gente y seguir con su vida. Siempre ser una musulmana porque la hemos enseado a serlo. As era mi padre, devotamente religioso, aunque liberal y prctico en sus pensamientos y acciones.

    Cruzando la calle desde nuestra casa en Fordsburg, haba un colegio afrikans solo para blancos por el que pasbamos de camino al Colegio Indio

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    Bree Street. Aquellos chicos venan desde Mayfair, Brixton y Newlands. Nos daban muchos problemas y a veces haba peleas entre nios indios y blancos. Nos gritaban y se burlaban de nosotros dicindonos Kyk hoe lyk sy! (Mira qu pinta tiene ella!) y Jou pa is n coolie! (Tu padre es un coolie!). Era la primera vez que escu-chaba la palabra coolie (aunque desde luego no sera la ltima) y al principio no tena ni idea de qu significaba. En una ocasin, Apa se meti y acab golpeando a un hombre que se haba puesto de parte de los chicos blancos. Era una chica grande que no aguantaba las tonteras de nadie. Ms tarde, cuando la polica vino buscando a Apa, los vecinos la escondieron y nosotros dijimos que no sabamos nada de lo que haba ocurrido. La experiencia de pasar por la escuela de los blancos me hizo sentir que algo estaba terriblemente mal en nuestra sociedad. Me hizo hacer preguntas sobre mi familia, y me explicaron que en Fordsburg nosotros ramos diferentes de los blancos.

    Pero para m, mi colegio coolie era estupendo. La mayora de los nios de mi clase eran super- coolies y vivan en el mismo Fordsburg, que era muy grande, o en Vrededorp (conocido como Fietas). En el nivel 3, tena una profesora blanca de afrikans que se llamaba Kitty van den Bergh que me tena mucha simpata. Est-bamos obligados a hablar ingls en el colegio, pero ambas nos sentamos ms c-modas hablando afrikans. La vida de Kitty tuvo un final muy trgico, ya que fue atacada por una leona en un parque durante una de las vacaciones escolares. Yo estaba profundamente conmocionada por su muerte y la echaba de menos terrible-mente. El ao siguiente, tuve a la seora Waterman. A pesar de que era una profe-sora excelente que nos animaba a leer peridicos y libros, era tambin muy seria, estricta y disciplinada, raramente sonrea e insista en separar a los chicos de las chicas en su clase. La llambamos Murghi (gallo) dado que su cara estaba siempre roja y llevaba anteojos, lo que haca que algunas veces pareciese un murghi!

    Un da, la seora Waterman invit a cinco de nosotros a una pequea fiesta en su casa en el Rand Este. En la comodidad de su hogar, se dej ver tal y como era, incluso nos dej atiborrarnos de las bayas que crecan en su seto. Ella me hizo darme cuenta de que la gente blanca no era diferente de nosotros, aunque su casa era mayor que la nuestra y tena un precioso cuarto de bao con una baera, ino-doro y un lavabo. Nosotros tambin tenamos un inodoro con cisterna en Fords-burg (a diferencia del sistema de cubos que tenamos en Newclare) pero yo nunca haba visto una baera antes!

    A pesar del acoso diario por parte de los chicos blancos, yo empec a adorar vivir en Fordsburg. Tenamos dos cines, el Lyric y el Majestic (o bioscopes, como los llambamos nosotros) y mi madre nos dejaba ir algunas veces los sbados por la tarde. Y aunque haba madraza todas las tardes, no supona el conflicto que haba

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    sido antes. Yo haba terminado el Corn, y el imn en Fordsburg era mucho ms interesante de escuchar que el de Newclare. Nos dirigamos a l como Arab-Sahib y nos explicaba los versculos y captulos de una forma muy sencilla en ingls, por lo que al final comprend lo que lea.

    En 1941 nuestra familia sufri una terrible tragedia. Mientras cruzaba la cal-zada de la calle President, pap fue golpeado por un coche que iba por la calle. Cay sobre las vas del tranva, sufri una fuerte contusin y muri en el hospital un da despus como consecuencia de las lesiones. Todo el mundo se reuni en nuestra casa de la carretera de Lillian, incluido mi hermano mayor Ismail, que se haba marchado de casa haca bastante tiempo y al que no haba visto desde haca algn tiempo. Puesto que eran las vacaciones de invierno, Ismail pens que sera bueno para m pasar algo de tiempo alejada de Fordsburg. As que viaj a Klerksdorp con l y pas dos semanas con su familia. En mi cabeza, inocentemente decid que Is-mail podra llenar el hueco que haba dejado mi padre.

    No mucho despus de la muerte de mi padre sufr otro golpe. Mi hermana Apa, que se haba convertido en una joven preciosa, se cas. Apa era la columna vertebral de la familia, cocinaba para todos, haca las tareas del hogar y se asegu-raba de que yo llevara ropa limpia cada da. Guard como un tesoro todos los re-galos que me haba hecho. Me qued vaca cuando se march y me preguntaba quin iba a trenzarme el pelo por las maanas o quin iba a hacerme regalos por mi cumpleaos y en Navidades. Ella nunca haba olvidado un cumpleaos o col-gar los calcetines para que Pap Noel los llenase. Cuando se march, saqu todas las muecas que me haba regalado a lo largo de los aos, las mir y me dije a m misma, utilizando mi apodo: Minki, ahora t eres una chica mayor.

    Debido a que el suyo fue un matrimonio concertado, Apa no conoca al hom-bre con el que se iba a casar. Yo no comprenda por qu ella tena que ser adoptada por una familia extraa cuando tena una perfectamente buena all en Fordsburg. Yo esperaba ntimamente que eso no me ocurriera nunca a m o a alguna de mis otras hermanas. Zainab logr escapar de un matrimonio concertado cuando cono-ci a alguien durante el ltimo ao de instituto. Simplemente se acept que se ca-saran en algn momento. Hajoo y yo tambin nos casamos con parejas de nuestra eleccin.

    Tal y como ocurra en Newclare, el afrikans era la lengua habitual en Fords-burg, lo que una a gente diferente de diversas comunidades. Haba algunos per-sonajes maravillosos y vecinos generosos en Fordsburg. Una de nuestras vecinas ms prximas era la ta Nagama Naidoo, que se convirti en la mejor amiga de mi madre y nos introdujo en los curries de pescado de Madras originarios del sur de la India. Tenan mucho sabor a tamarindo, ajo y a chilis verdes enteros. Tambin

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    haca un curry de cangrejo de la misma forma. Ms lejos, por la carretera Central, estaban el seor y la seora Bookaria. l era un caballero digno con el pelo gris y ella era una dama pequea que siempre llevaba un pauelo alrededor del cuello que a veces le cubra parte de la cabeza como a mi madre. Su hija, Fatima Booka-ria, y yo nos hicimos amigas. Tenan un precioso piano en la sala de estar en el que Shah, el hermano tmido de Fatima, tocaba msica clsica. Recordando lo furioso que pap se haba puesto con la radio que mis hermanos haban compra-do, me preguntaba cmo el seor Bookaria permita el piano en aquella casa. Aos despus, el hijo del seor Bookaria de un matrimonio anterior, Essop, que llevaba una imprenta en la calle Wolhunter, hizo muchos trabajos para el Congre-so Indio de Transvaal (TIC). Fue un gran partidario de la lucha y el Congreso trabaj con su imprenta.

    Luego, haba un hombre mayor, Motan, y su familia, tambin en la carretera de Lillian. Se sentaba en su stoep cada tarde y observaba a los nios que jugaban en la calle. Confiscaba todas las pelotas que caan en su stoep y las guardaba en una caja bajo su banco. Todos los nios le tenan pavor y nos advertan de que nos alejramos de l. Pero su mujer era una seora mayor encantadora que daba ga-lletas a los nios y que pareca tenerle tanto miedo a su marido como nosotros. En la esquina de la carretera de Lillian viva una familia malay que se llamaba Gasieps, cuyas races enlazaban directamente con los primeros esclavos que ori-ginalmente se haban enviado al Cabo. La seora Gasieps, a la que solamos lla-mar Kuyam, haca apetitosos koeksisters (confitera dulce frita).

    Los vecinos que estaban inmediatamente a nuestro lado en la esquina de las calles Lillian y Bree eran la familia Ally. La seora Ally era una viuda con tres hijos y una hija llamada Valda. La seora Ally y mi madre se hicieron grandes amigas y Valda se convirti en un miembro ms de nuestra extensa familia. Tena unos cua-tro aos ms que yo y yo pensaba en ella como en una hermana. Cuando fui inves-tida con el doctorado honoris causa de la Universidad de Witwatersrand (Wits) en 2003, la joven que entreg la mencin no fue otra que la hija de Valda Ally Glenda Fick, una profesora de derecho en la universidad. Fue una bonita sorpresa.

    La gran familia Nagdee viva al otro lado de la calle, en la carretera de Lillian. Parte indios, parte malay, eran una familia de piel clara que no socializaba mucho con otros indios en Fordsburg. Una de las hijas, Janie, una chica reservada y tran-quila, era mi compaera de clase; su hermano Chimpee era el compinche de Tengo; y su hermano ms pequeo, Fazel, era amigo de mi hermano Yusuf. La mayor de todas sus hermanas, Ghadija, fue enviada a Ciudad del Cabo para completar sus estudios y graduarse como la primera mujer india doctora en Sudfrica. Ghadija se march del pas tras haberse graduado y nunca volvi, como dijo Janie, su hermana

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    ms pequea. Otra hermana mayor, Amina, se hizo activa en la lucha y, a principios de los setenta, pas cinco aos en la prisin de Kroonstad por ser cmplice de un joven como Ahmed Timol, que fue asesinado por la polica de seguridad del apar-theid. En prisin, sus contemporneas fueron Winnie Mandela y Joyce Mashamba. Amina se mud a Irlanda y muri en 2009 a la edad de 89 aos.

    A lo largo de toda la calle principal de Fordsburg haba colmados que llam-bamos cafs (pronunciado kafiis). Vendan productos bsicos como leche, pan y cigarrillos. En el paseo Lovers haba una tienda en la esquina llamada Caf Barsel que regentaba un hombre judo. Muchos aos despus conoc a su hijo, Hymie Barsel; l y su mujer Esther eran ambos miembros del Partido Comunista y del Congreso de Demcratas. Al otro lado de la calle del caf Barsel, la farmacia de Ben, donde mi madre me mandaba a menudo a comprar medicinas. La llevaba otro hombre judo que se convirti en un amigo durante muchos aos. Ms tarde, en 1947, puso una silla en la puerta de la tienda para que yo pudiera ver al rey, la reina de Inglaterra y a sus dos hijas pasar en coche con motivo de la visita real a Sudfrica. Nunca cant God Save the King en los cines, pero quera ver al rey y a la reina en persona. Fue una ocasin para recordar!

    COMENTARIO DE ADRIAAN TURGEL

    Mi madre (Phyllis Liebermann) era una comunista, siempre bromeaba diciendo que se haba

    unido al partido porque tena los chicos ms guapos. Pero era tambin una revolucionaria

    genuina y rebelde. En 1943, aproximadamente, escap a Kimberley con P. K. Naidoo Gopalan.

    El hijo de uno de los hombres que eran la mano derecha de Gandhi. En aquellos das, era an

    posible para una juda y un tamil casarse legalmente en la provincia del Cabo. Fue a travs

    de la madre de P. K. que ella conoci a la ta Amina y al to Yusuf. Todos vivan muy cerca en

    Fordsburg o donde fuera, y se vean mucho durante y despus de la Segunda Guerra Mundial.

    No lo s con certeza, porque yo nac en 1954. Por aquella poca, el matrimonio de mi madre

    con P. K. haba salido mal. P. K. simplemente no poda seguir con ello y se mud a Inglaterra.

    No mucho tiempo despus, mi madre se cas con el arquitecto Donald Turgel y tuvo otros

    seis nios con l. Cuando ramos pequeos, solamos visitar a la ta Amina y al to Yusuf y

    jugar con sus hijos. Vivan en una casa que estaba bajo un puente de ferrocarril, salvo que

    mi memoria me est engaando. El to Yusuf estaba bajo vigilancia y tena que presentarse

    en la comisara cada da. Tambin recuerdo que era una persona callada y seria que habra

    desaprobado, si lo hubiera sabido, que jugbamos en el patio de atrs con Coco y Ghaleb. Yo

    estaba enamorado de Coco, lo que constitua una de las razones por la que visitar a la ta

    Amina era muy excitante. La otra era que mi madre tena unas ideas poco comunes sobre la

    correcta manera de vivir en un pas en el que la mayora de la poblacin era negra, pobre y

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    luchadora. Sola hacernos ir descalzos, dormir en el suelo, como sardinas, porque eso es lo

    que los nios negros hacan en Soweto. Tambin tenamos que comer pap y marog (espina-

    cas) en platos de hojalata. Aquello se convirti en algo muy aburrido despus de un tiempo,

    pero en casa de la ta Amina nos daban de comer comida deliciosa. Curry y arroz! Qu

    emocin para unos pequeos bolcheviques descalzos! Alguna vez nos llevaban al cine.

    Segn recuerdo, una de las primeras pelculas que vi por primera vez se llamaba Bye Bye

    Birdie. Cuando tena seis o siete aos, tuvo lugar la masacre de Sharpeville, y despus de

    aquello, todo pareci oscurecerse. Las conexiones comunistas de mi madre tomaron las

    armas en contra del apartheid, y el estado de nimo en casa se torn reservado, con revolu-

    cionarios famosos escondindose de la Seccin Especial en nuestro tejado. Tal y como

    recuerdo (Arthur) Goldreich y (Harold) Wolpe vinieron derechos a nuestra casa despus de

    escapar de Marshall Square, donde estaban detenidos, a la espera de juicio por cargos deri-

    vados de la redada en Rivonia. Ruth al principio se escondi con nosotros tambin. Aquello

    fue muy extrao y excitante para un nio de siete aos. Tambin recuerdo a Marcina, Minnie

    y Sissy Gool y a su padre, el doctor Gool, que fue la primera persona ms vieja que yo haba

    visto de cerca. Al final de los sesenta, mi madre tuvo una experiencia religiosa que la oblig

    a mudarse a Jerusaln, donde vivi durante algn tiempo en una cueva con msticos religiosos.

    Una vez que se march, dejamos de ver tanto a los Cachalia. Para m, aquello fue una trage-

    dia en muchos sentidos. Echaba de menos la buena comida y los juegos, pero por encima de

    todo, echaba de menos a ta Amina, que permanece en mi memoria como la mujer ms bella

    y misteriosa.

    DOORNFONTEIN, 1944-1945

    En 1944, en los primeros aos de mi adolescencia, nos fuimos a vivir a Doornfon-tein. Yo creo que mi madre quera una casa mayor y en Doornfontein tenamos tres habitaciones grandes en la parte de arriba y un buen cuarto de bao, con dos retre-tes, uno abajo y otro arriba. La casa se la alquilbamos a un hombre indio que se llamaba seor Ebrahim Surtee, que deba haber usado el sistema de testaferro para comprar la propiedad, puesto que de otra manera no le habra sido permitido comprar una propiedad en una zona blanca.

    Doornfontein era un poco ms pintoresco que Fordsburg, ya que la mayora de las casas tenan jardn. Nuestra casa estaba en la calle Nind y nosotros ramos la nica gente de color que viva en la parte blanca de Doornfontein. Era una es-tructura adosada, de dos plantas, con una familia afrikans llamada Van Rooyens que viva en el otro adosado. Entrbamos y salamos de las respectivas casas y los

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    fines de semana pasbamos la noche bebiendo caf y cantando canciones popula-res en afrikans y en ingls. La mayor parte de la gente blanca en Doornfontein era juda. A la vuelta de la esquina, en la calle Beit, haba una tienda pequea que ven-da deliciosos helados artesanos y la panadera Crystal, donde comprbamos pan recin hecho y maravillosos pasteles. Tambin haba un cine que se llamaba Apollo. Algunas veces me aventuraba a ir hasta el cine, siempre queriendo entrar, pero no podamos hacerlo porque no se nos permita, ya que era un cine solo para blancos. Entonces, finalmente, un da el encargado, harto de que mi hermano y yo anduvi-ramos siempre merodeando, acept que entrramos y viramos una pelcula. Pero os tenis que sentar en el suelo, justo en la parte de adelante, dijo. Sentaos en el suelo y no dejis que nadie os vea! No puedo recordar lo que vimos aquella prime-ra vez, pero yo estaba emocionada de estar en el Apollo. Despus de aquello, me convert en una habitual. A pesar de ser un cine solo para blancos, ocasionalmente conseguamos asientos, pero tenamos que pagar.

    Viajbamos en tren desde Doornfontein a nuestra antigua escuela en Fords-burg. Despus de llegar a la estacin de Braamfontein, caminbamos por el tnel y salamos a la calle Bree, y el colegio estaba justo bajndola. Yo pensaba que era muy divertido, pero tenamos que pasar el colegio de los blancos afrikans y los nios de all siempre nos sometan a abusos verbales. Confibamos en mi hermano Tengo para que nos viniera a rescatar. Irnicamente, cuando volvimos a vivir en Fords-burg, tras un ao en Doornfontein, el colegio afrikans se convirti en un instituto indio al cual asistira despus.

    FORDSBURG, 1945

    Cuando volvimos a Fordsburg a mediados de los cuarenta, vivimos en dos aparta-mentos contiguos con un gran balcn. Estaban en el primer piso de un edificio que no tena nombre, en la esquina de la avenida Road y Park Lane. Haba seis familias en el bloque y todas ellas eran muy agradables. Mirza Chacha y su mujer, a quien llama-ban Mamma, vivan arriba, en el apartamento que haca esquina, y sus nietas, Zayboon y Bibi Kotwal, que vivan a unas pocas calles en el paseo de Lovers, eran compaeras mas de clase. Mirza, bibliotecario, era un hombre muy culto que llevaba el mismo gabn todos los das. Al lado de su puerta, vivan Essop y Wareldia Bhayat. Essop era un hombre alto y callado, completamente opuesto a su burbujeante y en-trometida esposa. Le gustaba visitar a los vecinos y charlar en voz muy alta para que todo el mundo oyera lo que deca. Wareldia siempre hablaba con el seor King, un vecino chino que viva en el apartamento opuesto al suyo. Abajo, justo a la vuelta de la

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    esquina de la avenida Road, viva la seora Vandeyar y su nico hijo, Kenneth. La seora Vandeyar tena una voz preciosa y a menudo nos entretena tocando el piano al que acompaaba con su maravillosa voz de soprano. Algunas veces el seor Vande-yar vena de visita, pero la mayor parte del tiempo estaba en Vrededorp con su prime-ra mujer y sus hijos.

    La familia con la que entabl ms amistad eran los Joseph, que vivan al otro lado de la calle. Ama Joseph haba estado casada con el seor Iyer que muri algo antes de que volviramos a Fordsburg. Ella era la columna vertebral de la familia. Dahli, la mayor de todos los hijos y una de las dos hijas del primer matrimonio de Ama, era maestra en el Colegio Indio de Bree Street. Dahli debi ser una de las primeras mujeres indias en graduarse como maestra en Johannesburgo y fue una de las dos nicas mujeres indias en nuestro colegio. Siempre digna y extremada-mente formal y correcta. Dahli se cas tarde con un buen hombre de negocios de Durban.

    Ama despus se cas con el seor Verasamy Joseph, que tambin muri antes de que nosotros volviramos a Fordsburg. Tuvieron cuatro nios ms: Violet, Peter, Paul y Dasoo. Chella, la hermana de Dahli del primer matrimonio, era completa-mente opuesta a Dahli. Era una persona feliz, fcil de tratar, que entablaba conver-sacin con cualquiera con el que se encontraba. Violet tambin estaba llena de vida y de risas y vea el lado divertido de casi cualquier situacin. Los tres chicos con el tiempo se convirtieron en activistas polticos dedicados.

    Peter era chef en un restaurante y fue una de las pocas personas a las que llam al principio de mi vida de casada cuando tena que entretener amigos en casa, era una joya! Paul Joseph tena ms o menos la misma edad que yo y nos haramos grandes amigos en el futuro; durante muchos aos trabaj para el padre de Ruth First, Julius First, en una fbrica de muebles. Posteriormente fue detenido y dej Sudfrica a mediados de los aos sesenta.

    A pesar de que parte de m siempre estar en Fordsburg, aquel lugar tambin me ense algunas duras lecciones y me hizo darme cuenta de que tendra que tomar decisiones difciles en mi vida. Fue cuando yo estaba en el colegio en Fords-burg que empec a comprender que Sudfrica era un pas en el que todas las per-sonas de color eran ciudadanos de segunda clase. Tenamos algunas profesoras blancas maravillosas como la seorita Waterman, pero yo estaba aprendiendo que ramos considerados diferentes. Era muy confuso para m que mientras toda la gente a nuestro alrededor en Doornfontein haba sido blanca, por otro lado, no haba gente blanca en Fordsburg. En el colegio haba maestros de diferentes colo-res y, sin embargo, todos eran maestros. Estaban el director, el seor Niemand, y el seor Chossac, nuestro profesor de msica, que eran ambos blancos. Luego

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    estaba el seor Naidoo que era marrn, la seora Pillay que era negra y el seor Thandray, que era muy negro. Y cmo no mencionar a la seorita Waterman cuya cara era normalmente roja! Por qu ramos todos considerados diferentes cuando todos ramos profesores y alumnos?

    Yo tena un sentido de la justicia instintivo desde muy joven. Una vez, cuando vi a un chico pegando a mi hermano Yusuf con una vara en el recreo, me entr una tremenda indignacin, le arrebat la vara y la romp contra una columna. Pero realmente empec a recibir lecciones polticas serias en el colegio del profesor Mervy Thandray, quien, segn descubr aos despus, formaba parte del Partido Comunista. Un da en el que la seorita Waterman falt, en el nivel 4, el seor Thandray vino a supervisar entremedias de sus propias clases. Nos dijo: Chicos y chicas, quiero que os levantis, uno tras otro, y que me digis vuestros nombres. As que lo hicimos. Yo me levant y dije que mi nombre era Amina Asvat. l asinti y al da siguiente, cuando estaba vigilando el recreo, me llam y me dijo: Qu Asvat eres t? Eres la hija de Ebrahim Asvat y la hermana de Saleh Asvat?. S, le contest, y despus de aquello tuvimos regularmente conversaciones. Me daba literatura sencilla del Partido Comunista para leerla y pasarla a los amigos cuando hubiera terminado. Me pidi que trajera a mis amigos para que se unieran a nues-tras conversaciones.

    Nos hablaba acerca de Sudfrica y de lo que significaba ser negro en este pas, lo cual reforz mi impresin de que algo extrao y desagradable estaba ocurriendo en mi pas de nacimiento. Lo que deca me sonaba a algunas de las cosas que le escuchaba a pap y, por primera vez, realmente comenc a comprender la implica-cin de mi padre con Gandhi y la Campaa de Resistencia Pacfica. Pregunt a mi hermano Saleh si poda ir a las reuniones polticas con l. En los aos cuarenta, un nmero de jvenes indios pertenecan al Partido Comunista Krishna Pillay, Cas-sim Patel, Hamid Bhayat y mi hermano Saleh eran algunos de ellos. Mis herma-nos y hermanas mayores estaban muy versados en la filosofa gandhiana y en las polticas de Congreso Indio.

    COMENTARIO DE PAUL JOSEPH

    Amina o Minki, ya que la conoca por su apodo y yo ramos amigos, camaradas y

    vecinos en la poca en la que ramos adolescentes. La familia Asvat viva al otro lado de

    la avenida Road y Park Lane, en Fordsburg. Desde luego, nuestras calles no tenan nada

    que ver con las calles ms elegantes de Londres que tenan esos mismos nombres.

    Fordsburg era el suburbio negro ms cercano al enorme mercado de Newtown, as que

    siempre haba afluencia de personas que se dirigan al mercado, algunas de lugares tan

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    alejados como Soweto y Sophiatown. Se pareca mucho al Distrito Seis de Ciudad del Cabo.

    Haba similitud en la apariencia las casas pequeas, las tiendas de la esquina regenta-

    das por indios y chinos, muchas carniceras halaal y un desfile de tiendas de especias y

    caramelos, verduras y frutas. Siempre haba maravillosos olores a comida e incienso

    flotando en el aire. Algunas veces, uno se encontraba con el olor a skokiaan (una bebida

    alcohlica ilegal casera) que vena de algunos patios, y el olor a dagga que tambin estaba

    a menudo en el aire. En los fines de semana, Fordsburg tena msica india y jazz y algo de

    msica opskit que sonaba en las radios. Nuestra comunidad estaba compuesta por indios,

    gente de color (algunos preferan que se les llamara malays), maronitas, unos pocos afri-

    canos y algunas familias chinas. Haba bastante revuelo de gente yendo a la mezquita, a

    un templo hind situado en una casa vieja o yendo a un par de iglesias cristianas, una de

    las cuales era sobre todo para la comunidad maronita. Las calles, aceras y farolas estaban

    en buenas condiciones. Pero esas instalaciones no estaban inicialmente destinadas a

    nosotros. Fueron el legado de la antigua ocupacin blanca. Haba algunas casas de buena

    construccin, pero respecto al resto, muchas eran casuchas deterioradas heredadas de

    antiguas comunidades afrikner y judas. Fordsburg haba adquirido la reputacin de ser

    un suburbio de primera lnea para la militancia. Los blancos contaban con una rama fuer-

    te del entonces Partido Laborista para blancos, con un miembro del Parlamento represen-

    tando a Fordsburg. Pero no haba duda alguna de que los trabajadores blancos y el Partido

    Laborista seguan manteniendo an los prejuicios acerca de la poblacin negra. Fordsburg

    fue uno de los baluartes de los mineros blancos. Fue noticia, durante 1922, la huelga que

    hicieron los trabajadores blancos, que hicieron paros contra las empresas mineras

    que queran que se transfiriesen muchos puestos de trabajo a africanos pagando salarios

    ms bajos. La huelga fue brutalmente reprimida por el general Jan Smuts. Los trabajado-

    res fueron tiroteados, asaltados, encarcelados y bombardeados. Smuts tena caones

    situados en las colinas de Hillbrow para bombardear las propiedades de la gente en

    Fordsburg. Todo aquello fue en inters de los Randlords los capitalistas de la industria

    minera. Los blancos estaban traumatizados y desilusionados por la brutalidad del

    Gobierno de Smuts, su hroe de la guerra Boer. Los trabajadores empezaron a mudarse.

    Muchos pasaron a formar parte del problema de los blancos pobres. Lo que se dej atrs

    fue un resto de lumpenproletariado. La mayora de las viviendas quedaron vacas (aunque

    todava pertenecan a propietarios blancos) y pronto, varios indios, gente de color, chinos y

    algunos africanos se mudaron a ellas. Entre aquellos indios que se mudaron haba gente

    cuyos padres tuvieron relacin con M. K. Gandhi, el Frente Unido No Europeo o el Bloque

    Nacionalista una faccin de izquierdas liderada por el doctor Yusuf Dadoo, en el TIC.

    Estos incluan a los Asvat, los Cachalias, el T. N. clan Naidoo, la familia Ali, los Baroochi y

    los Nagdee.

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    LAS POLTICAS DEL CONGRESO

    En la primera carta que me escribi desde la crcel, con fecha 8 de abril de 1969 y sabiendo lo enferma que haba estado durante algn tiempo, Nelson Mandela deca que esperaba que algn da las chicas Asvat seran capaces de volver a entrar en batalla. En los aos cuarenta y cincuenta, tal y como l recordaba, estbamos en medio de ella.

    Cuando muri pap en 1941, yo tena solamente 11 aos y Zainab tena un des-canso de seis meses para preparar sus exmenes. Ella tiene recuerdos ms claros de l que yo y recuerda cmo imparta sin descanso la filosofa de la resistencia pacfica que haba adquirido por su relacin cercana con Gandhi. Como parte de nuestra edu-cacin poltica, pap sola leernos la correspondencia que reciba de Gandhi quien, en una carta, sugera que Zainab fuera a la India a estudiar medicina. Estaba tambin el famoso reloj de oro que haba recibido de la Asociacin India Britnica de Trans-vaal y que ya se haba recuperado en una ocasin despus de un robo gracias a la aguda vista de un hombre que se haba dado cuenta de la inscripcin que haba en la parte de atrs cuando lo estaban vendiendo en la calle; pero, junto con las cartas de Gandhi, este se le perdi a la polica de seguridad, que no tena reparos a la hora de confiscar pertenencias personales durante sus incursiones a nuestra casa.

    Zainab recuerda sentarse alrededor de la mesa por la noche y escuchar a nuestro padre decir que las luchas india y africana deban hacer causa comn, haciendo la siguiente observacin: Es su (se refera a los africanos) pas. Esto sali de las con-versaciones que l estaba teniendo a finales de los aos treinta con su buen amigo Yusuf Dadoo, que haba regresado de realizar sus estudios de medicina en Edimburgo en 1936. Dadoo y Monty Naicker haban vuelto a Sudfrica alentados por la idea de luchar contra la opresin colonial y contra toda forma de injusticia. Dadoo haba ledo a Marx, Engels y a Lenin mientras estaba en el extranjero y estaba profundamente influenciado por sus anlisis de la explotacin capitalista tanto que se haba afiliado al Partido Comunista a finales de los aos treinta. Siempre afirm haber aprendido mucho de su compaero J. B. Marks, que jug un papel importante en la creacin del Sindicato de Mineros Africanos en 1941. Pero Dadoo haba ledo tambin el trabajo de Jawaharlal Nehru, y en Gran Bretaa se haba involucrado en las protestas contra el Gobierno britnico en la India. A su vuelta a este pas, lleg a hacerse miembro de la ejecutiva de TIC, mientras que Monty particip en la ejecutiva del NIC. Dadoo di-rigi campaas polticas desde su casa de la calle End en Doornfontein, donde tam-bin realizaba las operaciones quirrgicas. Si no hubiera sido por el asistente de Dadoo, Boxer Lunat, ninguno de sus pacientes habra pagado nunca! Seguro que hubiera acabado tratando a todo el mundo gratis.

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    Pap estuvo involucrado en la creacin del Frente Unido No-Europeo, que fue lanzado en 1938 para unir a todas aquellas personas que sufran las peores formas de discriminacin racial en Sudfrica. Moses Kotane fue el secretario del Frente Unido No-Europeo y Dadoo fue el lder de Transvaal. l y pap formaron tambin el Bloque Nacionalista dentro del TIC, junto con Molvi Cachalia, T. N. Naidoo, P. S. Joshi y Nana Sita. Tenan la determinacin de desbancar a los conservadores que controlaban el TIC liderados por Suleman Nana y Mohammed Jajbhai. Nana no quera hacer nada que molestase al Gobierno, as que l y sus secuaces trataron de frenar la protesta cuando el Gobierno propuso una legislacin ms restrictiva. Es-taban preparados para aceptar hasta las migas ms pequeas que apareciesen en su camino. El conflicto entre esta faccin conservadora y el Bloque Nacionalista fue bastante serio. En junio de 1939, hubo un choque violento entre ellos en Johannes-burgo en una reunin convocada para discutir el lanzamiento de la Campaa de Resistencia Pacfica. Uno de los partidarios de Dadoo, Dahyabhai Govindji, muri en la escaramuza. Para mediados del mes siguiente, unos pocos miles de indios se comprometieron a embarcarse en la Campaa de Resistencia Pacfica, pero el pro-pio Gandhi envi un telegrama desde la India advirtiendo a los lderes indios loca-les que esperasen, ya que l estaba convencido de que Smuts retirara la Ley del Gueto. Luego vino la Segunda Guerra Mundial y todo qued en suspenso.

    En 1945, las facciones conservadoras del TIC y del NIC fueron desbancadas en elecciones separadas. El total de la comunidad india de Fordsburg se vio apoderada por la fiebre de las elecciones. Recuerdo estar en la eleccin final que tuvo lugar en el campo deportivo de Natalspruit. Aparecieron bastantes incondicionales de la era Gandhi, incluidos el viejo Nagdee y Roy Naidoo. Aquel da Dadoo obtuvo una victo-ria fcil. Fue su idea de unir a toda la gente que no era blanca lo que le hizo ganar aquel da. Yo era muy joven, pero entenda lo que pasaba gracias a las enseanzas de Mervy Thandray y a su visin de un mundo mejor. Sent que estbamos en los albores de una nueva era y yo quera ser parte de ella.

    COMENTARIO DE VASSIE MORAR

    A mi regreso de Durban, despus de haber terminado mis estudios all, comenc mi educa-

    cin superior en la Escuela Superior de Profesores de Transvaal, en Johannesburgo, donde

    hice buenos amigos, uno de los cuales fue Miriam Vally, la hija de Molvi Saloojee. Fue a travs

    de mi relacin con ella que conoc a Amina Cachalia, la mujer de Yusuf Cachalia. Atesoro mi

    relacin con Miriam y Amina hasta el da de hoy. A diferencia de su marido Yusuf, que era alto

    y un caballero perspicaz, Amina era pequea, de voz suave y an hoy con una buena dispo-

    sicin, siempre lista para relacionarse con cualquiera que conociese. Aparte de su vida

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    poltica, siempre estaba dispuesta a cocinar y entretener a las visitas. Mientras que nuestra

    otra amiga tena decoraciones indias por la casa, la casa de Amina estaba toda ella decorada

    con artilugios sudafricanos. Estaba orgullosa de ser sudafricana incluso entonces. Recuerdo

    claramente su alfombra del saln que iba de pared a pared hecha de unos juncos sudafrica-

    nos tejidos bellamente con un diseo indgena. Una vez volviendo a casa desde la escuela,

    Miriam y yo decidimos ir a ver a Amina sin avisar. Estaba ocupada cocinando khichdi; sin

    dudarlo, nos dio la bienvenida y nos llev directamente a la cocina, donde nos ense cmo

    cocinar aquel sencillo, pero nutritivo plato. En menos de una hora, Miriam y yo estbamos

    sentadas a la mesa disfrutando de una abundante comida. Admiraba a Amina por muchas

    razones, especialmente cuando llevaba sus vivos saris de cachemira, cuando estaba de pie

    en el podio dando sus puntos de vista, cuando intentaba mostrarnos al resto lo urgente de

    obtener la libertad. Estaba llena de empuje, vigor y vivacidad. Nada le molestaba, ni siquiera

    que la metieran en la crcel, algo que ambos, ella y Yusuf, experimentaron. Tambin sufrie-

    ron un arresto domiciliario durante varios aos y fueron privados de una vida normal y sana.

    COMENTARIO DE VALLABH JAGA

    Durante mis aos en la Universidad de Witwatersrand, primero en la Facultad de Ciencias y

    despus en la Escuela de Medicina, viv con la romntica pareja formada por Abdulhaq Patel

    y Zainab Asvat. Vivamos en un apartamento en Zohra Mansions, en la calle Bree, en

    Johannesburgo. Estaba en una parte residencial tranquila de Fordsburg, lejos del ajetreo, el

    bullicio y el zumbido constante del trfico de las calles de Johannesburgo. Aquel apartamen-

    to era a menudo el punto de encuentro de alumnos, personalidades del deporte y puestos

    polticos. Amina, al ser la hermana pequea de Zainab, visitaba con frecuencia el apartamen-

    to. Abdulhaq y Zainab eran eminencias acadmicas en Wits y una fuente de inspiracin para

    la sociedad. No vivan en una torre de marfil, sino que se guiaban por el dictado de su con-

    ciencia social y poltica. Estaban muy involucrados en las aspiraciones y la lucha de las

    masas desposedas de sus derechos. Sacrificaron parte de su ao acadmico y se unieron a

    muchos colegas polticos a la Campaa de la Resistencia Pacfica de 1946. Este fue un hito

    histrico en la lucha no violenta del movimiento de liberacin contra la injusticia.

    CAMPAA DE RESISTENCIA PACFICA, 1946-1948

    En 1946, mi hermana Zainab fue llamada, junto con un pequeo grupo de otras mujeres indias, para continuar con el trabajo de Gandhi y pap en una nueva Cam-paa de Resistencia Pacfica contra la Ley de Tenencia Asitica de la Tierra y de

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    Representacin India (o la Ley de Gueto, como se la conoca vulgarmente). En aquel momento, yo haba odo mucho acerca de la Ley del Gueto que el Gobierno estaba planeando. Esta ley ampliaba las restricciones sobre la propiedad de bienes por los indios en Natal. Entend que hara las vidas de la gente ms difciles y que el Gobierno haba roto una serie de promesas. Convert en mi labor hacer tantas preguntas como fuera posible sobre ello.

    En Sudfrica, las restricciones fundamentadas en la raza sobre la propiedad te-nan una larga historia y afectaban a todos los no europeos, como se les llamaba en aquel momento. A los asiticos se les impidi la adquisicin de ms tierras en el antiguo Transvaal ya en 1885. En los aos treinta, el Gobierno estaba tratando de endurecer las restricciones raciales sobre la titularidad de la propiedad, pero sus polticas no se implementaron de forma efectiva; se podan evitar mediante la figura del testaferro, que compraba la propiedad para otro en su nombre o a nombre de personas que, como yo, eran gemeng (de descendencia mixta) y por lo tanto no eran estrictamente asiticos. La ley que aprob finalmente el Gobierno en 1946 preten-da poner fin a todas esas prcticas ampliando el trmino asitico a los descendien-tes de los matrimonios mixtos.

    Esta ley constituy uno de los tantos intentos que el Gobierno intent llevar a cabo con el fin de hacer que la gente se asentase en las reas que haban programa-do, de ah su nombre popular de Ley del Gueto, que desde luego era un nombre ms adecuado que el oficial. De facto, la legislacin estaba conduciendo a la poblacin india a guetos. Por supuesto, esto tambin le estaba ocurriendo a otras poblaciones no-blancas. El Gobierno de Smuts intent mitigar algunas partes restrictivas de la ley mediante el ofrecimiento representacin india en el Parlamento a travs de blancos. Pero a nadie le interes aquel acuerdo.

    Esta segregacin racial fue toda llevada a cabo bajo la retrica del Gobierno de proteger la civilizacin blanca de la amenaza asitica. Smuts intent defender la poltica de su Gobierno en una carta al primer ministro indio Jawaharlal Nehru en 1947, alegando que el propsito de la ley era mantener la paz entre las di